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Pregón de las fiestas de moros y cristianos de Benamahoma (Cádiz), Agosto de 2001

Riqueza del hombre de pueblo Por Jesús Benítez

Alcalde de Benamahoma, autoridades, vecinos de este pueblo entrañable, amigos, gracias por estar aquí en una noche especial, en un día señalado, en un marco tan oportuno para la nostalgia y también para el reencuentro con las tradiciones, con el pueblo, con la cal, con los andaluces, con los moros, con los cristianos. pero también para el reencuentro obligado con un final de siglo en el que flota sobre nuestras cabezas fenómenos como el Internet, los teléfonos móviles, la telebasura y, en general, todos esos tamagochis cibernéticos del absurdo que no nos permiten ver el bosque.

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Hay algo más en este mundo que no debe pasar desapercibido, que no debería escurrirse de nuestras manos. Y es algo tan simple como la comunicación entre los seres humanos, cara a cara, gesto a gesto, dejando hablar al otro, aprendiendo, escuchando, mirándose, leyendo si es preciso poemas, textos o conocimientos adquiridos que permitan enriquecerse al que se comunica con nosotros. Pasear con ellos y descubrir el entorno que nos rodea. Hay que observar y dedicarse a los demás.

Por ello, os invito a que en estos días de fiesta, miréis a vuestro alrededor. Que disfrutéis paseando por un pueblo que ofrece tanto y tanto. Que habléis con sus viejos y sus jóvenes. Porque la historia habla en cada esquina de Benamahoma, en cada trozo de cal, en esas puertas, umbrales, balcones, rejas y tejados que perpetúan la belleza. Y, cómo no, con el ancestral rito de los combates en calles empedradas entre el rey moro y el rey cristiano.

No en vano, la referencia a una fiesta de moros y cristianos celebrada en la ciudad de Jaén, en 1463, nos da a entender la antigüedad de este fenómeno festivo en Andalucía. Se interpreta la fiesta como forma de "cultura de conquista". En sus cimientos fue cultura de élite, que celebraban las clases nobles y que sobre el siglo XVIII fue pasando a la cultura popular, ligadas fundamentalmente a las celebraciones de los santos patronos.

En la actualidad, los cambios socioeconómicos que han experimentado los pueblos de Andalucía, han dado lugar a la desaparición de numerosas fiestas populares. Lejos de ese quietismo, la fiesta de moros y cristianos en Benamahoma ha ido a más en los últimos años.

Este precioso pueblo, balcón de tonos verdiblancos de la sierra gaditana, se abre al mundo con su fiesta, se abre a sus visitantes sin perder la identidad que le diferencia de los pueblos vecinos. Esa unión de vecinos y visitantes, forasteros como decimos nosotros, junto con el gran protagonismo que han tomado los jóvenes, sin perder las costumbres y las tradiciones, hace que el futuro de esta fiesta sea inmenso. Y sois vosotros, los que trabajáis por la fiesta y los que habéis venido a vivirla, los que permitiréis que las nuevas generaciones la mantengan orgullosos ajenos al paso del tiempo.

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Quisiera terminar este pregón con el verso inteligente y acertado de un sevillano universal como Antonio Machado que poco antes de iniciarse este siglo que ahora está a punto de acabar escribió una de esas verdades como templos que nunca se olvidan:

Poned sobre los campos

un carbonero, un sabio y un poeta.

Veréis como el poeta admira y calla,

el sabio mira y piensa.

Seguramente, el carbonero busca

las moras o las setas.

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Llevadlos al teatro

y sólo el carbonero no bosteza.

Quien prefiere lo vivo a lo pintado

es el hombre que piensa, canta o sueña.

El carbonero tiene

llena de fantasías la cabeza.

Por todo ello, y ensalzando el mensaje de este sublime poema de la generación del 98, quisiera gritar a los cuatro vientos de la serranía gaditana: “Que vivan los que piensan como un carbonero”, “ que vivan los que una vez llegados a un rincón de la historia, de la cal, de la piedra, del agua, de los pinos, de los moros, de los cristianos, como es Benamahoma, aprendan a saborear las riquezas del hombre y del pueblo”.

Felices fiestas.

© Jesús Benítez - Benamahoma (Cádiz), agosto de 2001

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