Modern i Dad

22
Modernidad Llamamos Modernidad al período histórico que se va constituyendo a partir de una serie de acontecimientos (económicos, tecnológicos, sociales, culturales, políticos, legales, artísticos, filosóficos y científicos), que parecerían reflejar una transformación radical en el modo en que se hallaba estructurada la realidad del Occidente europeo. Hay un cambio, es evidente. La cuestión es analizar la profundidad del mismo. A veces los cambios que ostentan grandes rupturas no son más que modalidades ocultas de lo mismo. Durante varios siglos y la periodización es un problema, se va constituyendo el proyecto moderno. Surge y se va estableciendo el capitalismo, se produce la revolución copernicana, se inventa y socializa la imprenta, los grandes descubrimientos geográficos, el Renacimiento, la filosofía racionalista, eventos que en diferentes siglos van produciendo aceptación y rechazo. Pero hay como una unidad subyacente, la posibilidad de capturar una nueva imagen de la realidad que aparece distinta a la hasta entonces vigente. O, al decir de Heidegger, la época en la cual por primera vez el hombre como sujeto constituye una “imagen” del mundo. La Modernidad es, en este sentido, secularización. Secularización y desencantamiento. Pensemos la palabra "moderno" en esta primera acepción como sinónimo de racional, de terrenal, de mundano, de entendible y transformable por los hombres. Modernidad nace como sinónimo de racionalidad; de hecho, el mundo moderno se va a entender como el mundo laico, aquel en el cual la ley no depende de lo revelado, aquel en el cual la ciencia es portadora del conocimiento. Esta Modernidad racional y secular se ve a si misma como “proyecto”, como triunfo frente a los prejuicios, impotencias y actitudes retrógradas del mundo medieval anterior. Es la Modernidad que denomina -con Petrarca- a los años cristianos como Edad Media y Edad Oscura, y es aquella que en un primer momento se pretende como una versión mejorada de la Antigüedad. Es que, para los primeros modernos, los antiguos habían descubierto la razón y con

description

documentos

Transcript of Modern i Dad

Modernidad

Llamamos Modernidad al perodo histrico que se va constituyendo a partir de una serie de acontecimientos (econmicos, tecnolgicos, sociales, culturales, polticos, legales, artsticos, filosficos y cientficos), que pareceran reflejar una transformacin radical en el modo en que se hallaba estructurada la realidad del Occidente europeo. Hay un cambio, es evidente. La cuestin es analizar la profundidad del mismo. A veces los cambios que ostentan grandes rupturas no son ms que modalidades ocultas de lo mismo. Durante varios siglos y la periodizacin es un problema, se va constituyendo el proyecto moderno. Surge y se va estableciendo el capitalismo, se produce la revolucin copernicana, se inventa y socializa la imprenta, los grandes descubrimientos geogrficos, el Renacimiento, la filosofa racionalista, eventos que en diferentes siglos van produciendo aceptacin y rechazo. Pero hay como una unidad subyacente, la posibilidad de capturar una nueva imagen de la realidad que aparece distinta a la hasta entonces vigente. O, al decir de Heidegger, la poca en la cual por primera vez el hombre como sujeto constituye una imagen del mundo. La Modernidad es, en este sentido, secularizacin. Secularizacin y desencantamiento. Pensemos la palabra "moderno" en esta primera acepcin como sinnimo de racional, de terrenal, de mundano, de entendible y transformable por los hombres. Modernidad nace como sinnimo de racionalidad; de hecho, el mundo moderno se va a entender como el mundo laico, aquel en el cual la ley no depende de lo revelado, aquel en el cual la ciencia es portadora del conocimiento. Esta Modernidad racional y secular se ve a si misma como proyecto, como triunfo frente a los prejuicios, impotencias y actitudes retrgradas del mundo medieval anterior. Es la Modernidad que denomina -con Petrarca- a los aos cristianos como Edad Media y Edad Oscura, y es aquella que en un primer momento se pretende como una versin mejorada de la Antigedad. Es que, para los primeros modernos, los antiguos haban descubierto la razn y con ella muchas de las grandes verdades, pero el cristianismo las opac, las desterr. Por ello, estos primeros modernos renacentistas y hasta el neoclasicismo francs en el siglo XVII, tienen aun una conciencia de modernidad todava ligada hacia el pasado. Ser moderno es ofrecer una versin mejorada de lo antiguo. La famosa metfora de Bernardo de Chartres del enano a espaldas del gigante es ilustrativa: el gigante es la tradicin y el enano la novedad; el gigante es ms grande, pero el enano ve ms lejos. Sin embargo, hay un redireccionamiento de la mirada que se va a manifestar ms adelante, en especial, despus del Iluminismo y en profundidad con los primeros modernismos y vanguardias. Va a surgir otra mirada de lo moderno que va a poner el acento en el futuro y en la destruccin de lo pasado. Es la modernidad futurista que propone la construccin de un mundo y de un hombre nuevo. Asistimos de este modo a una lectura de lo antiguo y de lo medieval como igualmente ingenuo y oscuro. Es ms, el presente se vuelve tradicin, y el ser moderno habita la realidad del futuro por venir. El presente siempre es obstculo y la tarea humana por excelencia consiste en la innovacin permanente; en todos los planos: el empresarial, el artstico, el poltico. El hombre moderno es visto ahora como un animal de progreso ilimitado, y todo progreso implica una idea de novedad y por ello de ruptura. Si hay innovacin, hay ruptura. La misma idea de lo antiguo se modifica: el presente inmediato ya constituye algo a superar. La segunda modernidad nace como bsqueda y resistencia. Es oposicin y transgresin, es transformacin de lo establecido. Las dos modernidades entran en escena: la primera racional, secular y antimedieval; la segunda, amante de lo nuevo, del progreso y de la transgresin. Las dos modernidades entran en conflicto: una va a hablar el lenguaje de la ciencia, y la otra el lenguaje del arte.

Excurso sobre el sujeto moderno

Uno de los trminos con los que abordamos la comprensin de la Modernidad es la nocin de sujeto. La homonimia entre sujeto e individuo, o entre sujeto y yo, o sujeto y persona, supone un giro filosfico importante, que es aquel que se va produciendo en el pensamiento moderno. Es que sujeto etimolgicamente remite a sub iectum, aquello que est por debajo de lo eyecto, fundamentando lo que aparece a la vista. De nuevo, la idea de un fundamento de lo real oculto que da sentido a lo ilusorio que nos rodea. El sujeto as entendido, para el cristianismo medieval era Dios, y para la Antigedad griega, todo aquel fundamento que desde lo metafsico, se ofreciera como principio de todas las cosas. As se entiende la idea de cosmocentrismo, en tanto el sentido ltimo para los antiguos estaba dado por la existencia de un Orden (cosmos) exterior al hombre que legislaba el universo. Si en Platn, el sujeto consista en el Mundo de las Ideas, en Aristteles lo conformaba la nocin de sustancia (sub stare, por debajo de lo que est).Pero qu es lo que sucede para que el sujeto se vuelva el yo? O dicho de otro modo, qu es lo que sucede para que el individuo sea el hombre? Individuo es otro trmino latino que significa lo que no est dividido; en griego: a-tomo. Es decir; la idea misma de individuo remite tambin a la realidad misma con total independencia del hombre. De hecho, los tomos son sujeto de la materia.Queda claro que est operando un proceso de transformacin en la explicacin de las cosas. Cuando identificamos sujeto con yo, ya estamos en al final del proceso, en pleno pensamiento moderno. De qu se trata este pasaje?Si pensamos que la esencia de la rosa est en la rosa, suponemos que la rosa misma, con independencia de rol del hombre, posee algo que la hace ser rosa y no otra cosa. Aunque no hubieran hombres en el mundo, la rosa seguir siendo lo que es, ya que su esencia es autnoma, rige por si misma, independientemente de la percepcin humana y hasta de las modificaciones que sufra en lo emprico: la esencia es justamente lo que permanece ms all de los cambios. Pero, si pensamos que las esencias no existen, sino que son construcciones de sentido hechas por el hombre; esto es; si pensamos que el sentido de las cosas no est en las cosas, sino en los modos en que el hombre va constituyendo los significados de lo real, entonces, nos encontramos ya en la Modernidad, desde Descartes, pasando por Kant y hacia adelante. Las esencias no son ms que formas de entender el mundo puestas por el hombre. De este modo, lo que entendamos por rosa, estar en lnea con las maneras en que el hombre fue constituyendo el sentido de rosa a lo largo de la historia. El sujeto, ahora, es el hombre.En realidad, podemos hablar de dos momentos en la consolidacin de esta filosofa antiesencialista. Por un lado, en especial en Kant, la construccin del objeto rosa, es un acto de conocimiento resultante de un hombre que cuando conoce ejerce un papel activo, esto es, moldea la realidad desde las categoras de su entendimiento. As visto, toda objetividad se vuelve intersubjetividad, pero esta ltima supone una estructura racional comn en todos los hombres que no es histrica. Es como si dijramos que todos los hombres a eso que est all afuera, lo constituyen como rosas. Si alguien no lo viera as, el causal del error perceptivo debera ser analizado y sanado. Kant hasta entiende que el tiempo y el espacio son construcciones subjetivas de nuestra sensibilidad, y llama a esta esfera con el nombre de esttica trascendental.Pero por otro lado, despus de Kant va a consolidarse una tradicin ms historicista, que va a poner el acento en el carcter poltico del sujeto. La realidad se convierte entonces en un campo de batalla en el cual los contendientes intentan imponer su subjetividad como objetividad, buscan hacer pasar su mirada situada e interesada como si no fuese una mirada, sino como si fuese la Verdad. Los contendientes pueden ser una clase social, una cultura o hasta un gnero, pero siempre va a permanecer la modalidad de convertir una apariencia (en el sentido de una mirada situada de las cosas) en una realidad verdadera. Es ms, la historia antigua se relee, entonces, desde este paradigma, y todas las filosofas de la poca son vistas como intentos de fijacin de verdades. El giro moderno devel una situacin inconciente y formaliz la equivalencia entre el sujeto y el yo, as como en una segunda instancia, devel que este yo tambin es un constructo. La idea de un sujeto sujetado al decir de Foucault, pone en evidencia que la dimensin esttica del saber, en tanto que apariencia, no puede ser escindida de la cuestin del poder. Persona es un nombre que surge en el mbito jurdico y que remite a la nocin de mscara teatral. Ser persona es ocupar un rol en la estructura jurdico institucional; rol que no equivale a lo que supuestamente uno es. Rousseau nos habla directamente de alienacin, en cuanto en la sociedad surgida del pacto, los hombres siempre estn ocupando roles y por ello pierden autenticidad: la sociedad nos corrompe porque nos arroja a la mscara, esto es, a ser persona, esto es, a parecer, a la apariencia. La alienacin alcanza en el pensamiento marxista su radicalidad: el yo no es ms que el sujeto burgus y la libertad individual una funcin de los aparatos de dominacin. En nombre de la autenticidad descubrimos que el yo como sujeto, est sujeto al poder. Pero la estetizacin, que es al mismo tiempo una politizacin de nuestra condicin, nos permite vislumbrar esa zona autntica desde alguna perspectiva posible?

II.La primera modernidad con el correr de los aos se va institucionalizando, se va convirtiendo en poder pblico, en "verdad". La racionalidad se torna fundamento ltimo de la realidad, reemplaza a Dios, ocupa el lugar de la religin. La ley se va manifestando racional; la educacin, la salud, la economa, se vuelven asuntos cientficos. La primera modernidad se establece, se vuelve "sistema", se implementa como nueva tradicin. Lo que nace contra la tradicin se transforma en tradicin. Desplaza a la religin para ocupar su trono. Destierra el dominio de la fe y lo reemplaza con argumentacin, destrona al teocentrismo y erige el antropocentrismo. El hombre toma las riendas del saber y de la accin. Gana en confianza, cree en si mismo. Se emancipa de la religin para volverse autnomo y darse la tarea de construir un mundo mejor.Sin embargo, la segunda modernidad no se qued dormida. Se refugi en el arte. Se inmuniz de todo vestigio tecnocientfico, que rpidamente pas a conformar parte del sistema imperante. Si la ciencia y la ley racional se institucionalizaron, lo irracional se torn delito. La tradicin moderna racional cre su propia diferencia y con ello, sus propios excluidos: el primitivo, el incivilizado, el pasional, el impulsivo, el mbito de lo corpreo, lo no expresable y por lo tanto no operable por la razn. Con el destierro de lo religioso y su confinamiento al mundo privado, el arte toma su lugar, y en el romanticismo del siglo XIX se presenta a dar batalla. "Dios no es un matemtico", dice Hamman, "es un poeta". La poesa retoma el tema religioso por excelencia: hay algo ms all de lo pensable y solo el arte puede acceder a esa instancia. Pero para el universo de las instituciones, esta reaccin esttica no era ms que un retorno encubierto de la religin. Para el hombre del Iluminismo triunfante, todo el espectro de lo irracional se halla cortado por la misma tijera: no es ms que un acto reaccionario.Con las paradojas mismas del romanticismo y con el desarrollo del siglo XIX va naciendo el modernismo, la segunda modernidad, la modernidad esttica. Un modernismo que rescata el espritu transgresor de lo moderno y lo enfoca ahora contra la nueva tradicin, contra la Modernidad misma. Ser modernista es entender a lo moderno como un estado de rebelda y transgresin incesante. Ser modernista es tambin confinar el progreso material y econmico a la esfera de la modernizacin del sistema. Vamos a tomar el trmino modernismo en su sentido ms amplio como segunda modernidad, como actitud de "ser moderno", como el espritu de lo moderno en tanto espritu de transgresin, como cuando Baudelaire insista en el carcter normativo del trmino, y Rimbaud exiga moralmente al artista a serlo (Il faut etre absolument moderne). La actitud moderna es una decisin y eleccin de vida.El proyecto de esta segunda modernidad, que Habermas llama modernidad esttica, es de arremetida contra un mundo europeo decimonnico que crey haber podido reemplazar a Dios como principio ordenador de todas las cosas. Reemplazar a Dios signific el desplazamiento del poder de la religin y la consolidacin de una sociedad basada en los pilares de la primera modernidad: racional, laica, cientfica, argumentativa, planificadora, instrumental, productiva. La sucesin de estos adjetivos, sin embargo, deja a las claras un proceso en el cual las utopas ilustradas de una razn que se haca cargo de un mundo sin Dios, fueron virando hacia un uso de la misma en sus aspectos instrumental y eficientista. La flamante Modernidad recubri lo catico de una realidad desbordante, con variables cartesianas y papel cuadriculado. Esto es; reemplaz el relato religioso funcional al poder de algunos, por un relato cientfico funcional al poder de muchos: en el capitalismo moderno nace el sujeto individual. De este modo se va produciendo un proceso de desencantamiento, en el pasaje de lo misterioso a lo explicable, de lo milagroso a lo natural, y de lo emocional a lo cientfico. La Modernidad como desencantamiento significa el emanciparse de lo ilusorio, pero tambin implica la prdida de sentido ltimo. El precio que paga el hombre por hacerse cargo del mundo es el desgarramiento de lo absoluto. La muerte de Dios es el endiosamiento del hombre, pero con el costo que supone ahora haber renunciado al absoluto. En otras palabras: cuando el hombre reemplaza a Dios, al mismo tiempo acepta que no todo cierra. Esta resignacin existencial puede ser vista desde la emancipacin, o bien desde la angustia.Pero, quin se hace cargo de esta angustia? Quin canaliza y contiene a un hombre desarraigado, desgarrado (separado del absoluto), en desasosiego existencial? La razn proyecta su lgica para comprender solo el mundo que decide comprender, pero, y lo que desborda? Cmo resolvemos la llamada de lo otro, de aquello que asoma en los confines y nos habla con el lenguaje de lo que no tiene palabras? Cuando la razn, por si sola, admite sus propias limitaciones y fija los trminos de sus posibilidades, cmo resolvemos la presencia inefable de lo que est ms all? Es como si comparsemos nuestra capacidad racional con el alcance de nuestra mirada. Se abriran cuatro respuestas posibles: a) solo existe aquello hasta donde mi mirada alcanza, b) ms all de donde mi mirada alcanza hay algo, pero renuncio a querer conocerlo, dada la imposibilidad, c) habilito otra forma de conocimiento que me permita pensar ese ms all, d) vivo y expreso este dilema como la razn de ser de mi humanidad en conflicto. Est claro que las posturas c) y d) son aquellas que aparecen como alternativa a la b): o la religin, o el arte. Y entre ellas, la novedad especficamente moderna, es la apuesta por el arte.El arte va a tomar la posta de una religin que o bien se encierra en el mundo privado, o bien no se aparta de su camino fundamentalista. Muchos modernos, descredos del papel de la ciencia, encuentran en el arte una manera de poder expresar, en lo individual y en lo poltico, su estupor frente a la modernizacin avasallante. No solo la renuncia a un saber absoluto, sino la constatacin de la presencia de una sociedad cada vez ms regida por los criterios propios de la tecnoeconoma, es lo que genera la bsqueda de un refugio en el arte frente a la impotencia de la religin. El modernismo se presenta en sociedad a travs de este grito, de este clamor frente a ese mundo del que Marx deca que todo lo sagrado se profana, pero sobre todo que todo lo slido se desvanece producto de las transformaciones tecnolgicas. Surge as esta segunda modernidad, o modernidad esttica, o modernismo, primero en un movimiento como el Romanticismo, y luego, a lo largo del siglo XIX, en una serie de corrientes y movimientos artsticos (simbolismo, impresionismo, decadentismo, etc) que asumen la proclama de ser modernos contra la institucionalizacin de lo moderno. Y, de algn modo, de heredar la inercia de una relacin con el mundo que la religin ya no puede abastecer: una relacin esttica.El espacio de la cultura se va a ir constituyendo en un espacio de enfrentamiento contra la modernizacin. Hay una primera estetizacin moderna de lo real que entiende lo esttico como resistencia contra el sistema. Esta dimensin poltica de lo esttico (que es exactamente el anverso de la posmoderna estetizacin de lo poltico) va a ir conformando el lugar social del artista en los finales del siglo XIX y principios del XX. La gran afrenta de la modernizacin ser el contraste con este modernismo emergente: pelear con l o lo asimilar a sus categoras? Continuar siendo el arte un lugar contra o se convertir en un nicho ms del mercado de consumo?

Posmodernidad

I.Las dos modernidades van a confrontar a lo largo de fines del siglo XIX y gran parte del XX. El desarrollo de ambas va constituyendo, por un lado los procesos de modernizacin tpicos de la sociedad capitalista, y por el otro la emergencia de una cultura (o contracultura) de transgresin. Hay un esquema que une a las dos en su propio debate: el progreso. Pero si por un lado, progresar es desarrollar una tecnologa ms eficiente al servicio de la acumulacin de mercado, por el otro, progresar es encontrar espacios de transgresin ms revolucionarios. El conflicto entre la modernizacin y el modernismo supone la posibilidad de un mundo mejor y ms verdadero, y aunque la cuestin pasa por definir la naturaleza de la mejora, en ambos casos se parte de un compromiso epistemolgico y ontolgico con la verdad y por ello, con lo real. O bien de aproximacin paulatina, o bien de desenmascaramiento radical. Con la modernizacin se apuesta a la construccin de sociedades tecnolgicamente dedicadas al bienestar general que progresivamente acercaran al hombre a los niveles ms prximos a su naturaleza ideal. Con el modernismo se lucha por nuestra realidad oculta y enmascarada por un proceso de alienacin que invade las zonas ms emblemticas de la cultura humana. En sus diversas versiones y salvando ciertos casos, lo moderno no se desembaraza todava de la idea de verdad. No tiene por qu hacerlo tampoco.Es la verdad, la nocin que con su crisis marcar el agotamiento de las dos modernidades. Es la secularizacin (hipersecularizacin) de la verdad la que deja a ambas sin contenidos. La modernizacin se convierte en un dispositivo para la destruccin material y espiritual del hombre, y el modernismo culmina su empresa de ruptura convirtindose en un espectculo tele-circense en el gran mercado global. El capitalismo hiperconsumista no se ofrece como democracia social, mientras que todos los espacios de la contracultura son fagocitados por el nuevo mercado de consumo cultural creciente. Las grandes utopas modernas van perdiendo su energa a la par de sus distintas frustraciones. El sistema tampoco funciona mejor. El escepticismo parece reinar nuevamente, pero esta vez ms que nunca acompaado por un hedonismo en alianza con el consumo y la irona. Es como si las dos modernidades finalmente implotaran, y para ello mucho tuvo que ver la crisis de la idea de verdad, quitndole al hombre de la Modernidad su fundamento ltimo. Sin la verdad, ni hay progreso ni hay revolucin. Es el agotamiento de la verdad lo que da inicio a la posmodernidad.

Daniel Bell en Las contradicciones culturales del capitalismo lo plantea de otro modo: el desarrollo de la modernizacin estuvo histricamente contenido por la tica protestante. El progreso tecnoeconmico estaba regido por un ideal asctico que entenda la acumulacin de una manera limitada y pensaba al capitalismo como un sistema que se desenvolva en un marco comunitario. Exista una moral capitalista, donde el progreso individual jams podra haberse entendido escindido de la comunidad. Hay dos elementos que van a ir minando esta contencin axiolgica del desarrollo desmedido de la ambicin y del lucro: por un lado, el sistema de crdito, que rompe la ecuacin esfuerzo / consumo y permite una vivencia ms hedonista del consumo de productos en una sociedad cada vez ms orientada al consumismo. Pero fundamentalmente, y a partir de la sinonimia que postula Bell entre vanguardia y modernismo, la irrupcin del esteticismo modernista con su proclama de ruptura radical de todas las instituciones burguesas, incluyendo primordialmente a la ruptura con las costumbres. El modernismo esttico infect al capitalismo y lo liber de su moral. Bell culpa a la vanguardia de haberse constituido como opcin esttica en la dinamita de un sistema econmico que funcionaba correctamente. En ltima instancia, la ambicin desmedida de la burguesa, as como su preocupacin hedonista, son producto del trasvasamiento de la lgica esttica al dominio de lo social. Nietzsche, para Bell, es la expresin de esta responsabilidad: si la esttica suplanta a la tica, todo vale, y por ello el nihilismo aniquila el orden social.

IIHay un punto en el que Daniel Bell integra modernismo y posmodernismo como un todo, puntualizando el nexo de continuidad que existe entre dos concepciones que, en definitiva, se erigen desde la confrontacin contra los valores del sistema vigente. De alguna manera, el posmodernismo estara visto como la desembocadura natural de un proceso de atenuacin de las normas que alcanza su extremo en el todo vale posmoderno. El neoconservadurismo de un Bell que apuesta a la reestructuracin de una sociedad basada en lazos fuerte y parmetros rgidos, necesita recuperar la esfera axiolgica, que constituye uno de los focos ms vulnerados tanto por el modernismo como por el posmodernismo. Las identidades estticas que se van gestando en la Modernidad, en cualquiera de sus formulaciones, se hallan o bien descaragadas de valores o bien regidas por el deseo de un trasvaloracin de los mismos.De hecho, muchos ven en algunas vanguardias el origen del posmodernismo . Tambin es cierto que el trmino viene siendo usado por cierto espacio literario de la poca vanguardista, especialmente latinoamericana, y tambin fue importante el uso que le ha dado Arnold Toynbee con un tono ms bien apocalptico en la dcada del 50; pero ya en los aos 60, comienza a explotar como concepto proveniente del mundo de las artes (arquitectura especialmente), y ms preocupado alrededor de la idea del post en lo esttico y en lo poltico.La explosin del post se produce en los aos 70 y fundamentalmente en los debates filosficos de los aos 80. Hay nuevas condiciones materiales y transformaciones culturales que impactan en la conformacin de una nueva sensibilidad. Es cierto que el posmodernismo nace en el arte; pero es cierto tambin que uno de los pilares posmodernos la estetizacin de la existencia- supone un desbordamiento de lo esttico a todas las dimensiones de lo social. Gilles Lipovetsky entiende el surgimiento del posmodernismo ms cerca del Mayo Francs, ya que en aquella gesta, hubo un giro en hacia cierto neoindividualismo creativo , ponderando de este modo el aspecto esttico de la revuelta, a partir de los graffitis, por ejemplo. Pero de lo que hablamos es de otro tipo de giro: la estetizacin de la existencia supone el traspaso de las categoras del arte a la realidad toda, y especialmente a las nuevas condiciones de produccin tardocapitalistas. Un nuevo capitalismo global, avanzado e hiperconsumista se presenta como productor de un nuevo tipo de mercancas: la imagen . Una nueva realidad vaca al arte de su potencial utpico y se va pergeando como una realidad estetizada y desprovista de alternativa. Fredric Jameson postula la tesis del posmodernismo como lgica cultural del capitalismo tardo . El posmodernismo no es una mera reaccin propia del mundo del arte. No puede ser analizada solo como una polmica entre artistas, sino que lo que se plantea es una modificacin sustancial en nuestra dimensin esttica, que no es lo mismo. El espacio y el tiempo posmodernos suponen una ruptura fundamental con el modo en que los percibamos en la Modernidad. La poca de la informtica, la ontologa de la imagen y el auge del hiperconsumismo, subvierten nuestra percepcin elemental de la realidad. La estetizacin general de la existencia tiene ms que ver con los procesos de consolidacin de un mundo de trabajo intangible, donde las empresas reemplazan a las fbricas y la produccin de marcas a la produccin de bienes . La nueva mercanca voltil -la imagen- se entronca con el surgimiento de un pensamiento dbil, voltil y etreo. La celebracin de lo esttico que se opera en lo posmoderno se condice con una nueva realidad donde desaparece la opcin por fuera del sistema de consumo. Las identidades posmodernas, fragmentadas y tribales , son creadas por el hiperconsumo. Como las gndolas de los supermercados, todo lo consumible se nos aparece con sus mejores artilugios de seduccin. Tambin las ideologas, tambin las identidades, tambin la ciudadana. De eso se trata la estetizacin posmoderna: de mostrarse del modo ms seductor para que la pose venda.Pero entonces qu es la posmodernidad? Una poca? Una nueva sensibilidad? Una nueva querelle? Es un acto de ruptura para con la Modernidad o es el fin de lo moderno? Y si fuera un acto de ruptura, no estara aprisionada en una Modernidad que nunca puede completarse? Tiene razn Jameson en pensar lo posmoderno en conexin con el capitalismo avanzado, o la posmodernidad es el evento, al estilo heideggeriano, del fin de toda la metafsica occidental?Jean Francois Lyotard habla de la condicin posmoderna a partir de la incredulidad con los grandes relatos o metarrelatos. Como si el hombre hubiese perdido ya toda utopa de un cambio radical; o bien por considerarla impracticable, o bien por entender a toda utopa como dogma. En el primer caso, hablamos de un posmodernismo de la resignacin, pero en el segundo caso de un posmodernismo de resistencia. La imagen del posmoderno como un yuppie de los ochenta, egosta, materialista y consumista, es una simplificacin de la temtica que reduce un cambio de clima en la sensibilidad colectiva, a una de sus caricaturas. Si se pudiera resumir en un concepto la idea de posmodernidad, diramos que, es la poca en la cual, el fin de los absolutos despeja el camino para la irrupcin de una diversidad radical. La muerte de la Verdad permite el surgimiento de lo diverso, decretando el carcter dogmtico de todo discurso que se pretende nico. Pero, este extremismo de lo diferente, pone en jaque la posibilidad de un compromiso con la construccin de utopas, ya que, ante la conciencia de un mundo donde lo real se vuelve aparente, lo esttico desplaza a lo tico. Salvo que, visto desde el anverso, se considere que la exaltacin de lo esttico implique la revuelta final contra la apariencia de la Verdad con la cual los grandes discursos occidentales intentaron fundamentar la realidad. En este ltimo sentido, el esteticismo es la nica tica posible, y la fragmentacin se convierte en una resistencia frente a los dogmas.

El libro de Lyotard La condicin posmoderna, de 1979, marca un inicio de una problemtica que se puede rastrear bien hacia atrs, pero que sin embargo se oficializa en los finales de los setenta. La conferencia que Habermas pronuncia en 1980 y que luego se edita con el ttulo "La modernidad, un proyecto incompleto", desde la crtica a lo posmoderno, lo coloca en el frente de batalla. De 1982 es El pensamiento dbil de Vattimo y Rovatti y tambin de 1979 es La filosofa y el espejo de la naturaleza de Richard Rorty. Es cierto tambin que la escuela postestructuralista en las ideas sobre todo de Jacques Derrid y de Gilles Deleuze, viene trabajando desde los aos 60. Muchos quieren ubicar el final de Las palabras y las cosas de Michel Foucault, un libro que data del ao 1966, con su declamacin sobre la muerte del hombre (podra apostarse a que el hombre se borrara, como en los lmites del mar un rostro de arena) como la aparicin conceptual fuerte de lo posmoderno. El pensamiento posmoderno se va consolidando con el correr de las dcadas. Siempre ser un pensar desconstructivo, siempre buscar el desmarque, la crtica institucional al estilo nietzscheano, la desdogmatizacin, la apelacin a la diferencia. Reconocer en Foucault a un precursor es ms que lcito. Su trabajo genealgico, su mirada "desviada", son fuentes del abordaje posmoderno. Es cierto que es posible encontrar manifestaciones posmodernas de derecha. El lazo entre posmodernismo y conservadorismo o reaccionarismo es fcilmente encontrable en mucho de la produccin neotomista y en algunos idearios hipernacionalistas que ven a la modernidad ilustrada como socialdemocracia europea, pero el tema es ms arduo: una cosa es antimodernidad y otra posmodernidad. Una cosa es un retorno a la Edad Media y otra cosa es un retorno al pasado desde el ludismo propio de la distancia irnica y el pastiche.

Excurso sobre un corpus posmoderno

1. Crisis del progreso, fin de las utopas, ausencia de fundamento ltimo, muerte del sujeto.

Estas son, tal vez, muchas de las ideas ms remanidas sobre lo posmoderno, que parten de la incredulidad hacia los metarrelatos, y que por ello mismo suponen una fuerte concentracin en el presente, desarticulndolo de todo proyecto hacia el futuro. La ausencia de un panorama futuro optimista, en tanto realizacin de un sujeto moderno transformando la realidad, no significa que el futuro sea peor, sino incierto. La falta de fundamento le quita previsibilidad a lo que viene, o en todo caso, desalienta la confianza en grandes gestas colectivas basadas en categoras ontolgicas fuertes. Nada prueba que haya una lgica verdadera ordenatoria de lo real, y por ello el hombre vira hacia un sentido ms pragmtico y en algn punto individualista o tribalista de las cosas. Pero al mismo tiempo, vira hacia el pasado: sin un futuro previsible, el pasado retorna descargado de verdad, y se permite, de ese modo, una distancia irnica y hasta ldica con las cosas. Si no hay progreso, sino relecturas, entonces el futuro no es ms que el pasado reledo. La nica novedad que resta es la novedad de la deconstruccin, esto es, de la desarticulacin de lo verdadero a travs de sus mviles escondidos. El pasado vuelve para mostrarse con sus otras mscaras. Toda construccin de conocimiento es una resignificacin: lo nuevo es pensar lo viejo de otro modo. Sin un fundamento ltimo y con una realidad descentrada, tampoco permanece en pie el sujeto moderno fuerte. En todo caso, el modernismo fue mostrando que este sujeto es un constructo y que como tal, tambin termin. Al mundo lo seguimos padeciendo los hombres, pero ya no lo controlamos; o para peor, ya no nos seguimos creyendo la ilusin de que lo hacamos. Ese sujeto no era sino el sujeto racional que excluy de si mismo todo aquello que no fuera racional, y por ello europeo (occidental). La irrupcin del otro hace trizas a este sujeto. Lo muestra en su proyecto sometedor. Lo denuncia como avasallamiento de o Mismo sobre lo Otro. Los textos de Levinas, Derrid y Blanchot son elocuentes al respecto. Se puede ver a esta serie de caractersticas como el fin de un paradigma hegemnico que intent imponer su modelo desde la violencia de la lgica, desde la sumisin del otro.

2. Exaltacin de la diversidad y de la diferencia: deconstruccin y desnaturalizacin de los dogmas

Ese otro imposible, excluido o aniquilado, es el faro de la bsqueda posmoderna. Su presencia implica la ruptura con las formas tradicionales (modernas) del saber, y la erupcin de los discursos minoritarios o subdiscursos (dialectos) que en la diversidad, se muestran lo otro de lo propio. Occidente (lo propio) se apropia de lo otro en el proyecto de la metafsica. Cmo reivindicar lo desapropiado? La lucha contra lo unilateral de un pensamiento cosificador comienza con la aceptacin de lo histricamente confinado a lo diferente. Diversidad y diferencia que se rastrean en su silencio desde la Antigedad, pero que se manifiestan en los discursos reverdecidos de los gneros secundarios o mal llamados subgneros del saber: las voces de los oprimidos en lo social, lo cultural, lo religioso, lo metafsico, lo cientfico. Desde este lugar es que el posmodernismo, en palabras de David Harvey se regodea con lo fragmentario ; ya que posibilita la aparicin de un gesto emancipatorio frente a los dogmas de una identidad, que ms all de sus particulares formulaciones, no puede no ser idem, o sea, hacer mismo. Si la identidad moderna, como secularizacin de la identidad antigua, permanece sin embargo atada a una desacreditacin de lo diferente (ante la crisis del ideal comunitario antiguo, el individuo moderno igual crea metarrelatos omniabarcantes), lo posmoderno va a insistir en la necesidad de ir deconstruyendo los grandes discursos para liberar, uno a uno, a los fragmentos all oprimidos. La emancipacin de los fragmentos, los arroja a un escenario catico de dispersin y autonoma local. La celebracin de esta anarqua define una preferencia por lo esquizofrnico y por el pastiche; esto es, as como a veces de lo que se trata es de ir recorriendo esquizofrnicamente (sin buscar una lgica que los una) los distintos fragmentos, a veces los fragmentos ms inconmensurables entre si se yuxtaponen generando una fusin de partes que no se entienden entre si. Pero entonces, todo vale? El posmodernismo da vuelta la pregunta: cuando no todo vala, quin impona el valor? Pero entonces, ya no hay canon? De nuevo el reverso: cuando haba canon, al servicio de quines estaba? La diversidad y la diferencia catalogan a toda verdad fuerte como dogma, replanteando el rol del conocimiento, ms preocupado entonces por comprender cmo se formaron los dogmas histricamente, que abocado a la reproduccin de los mismos.

3. Desenmascaramiento del carcter poltico del saber: relativismo y extraamiento

Si la construccin del saber es una pelea entre relatos, el conocimiento cada vez menos tiene que ver con la verdad y cada vez ms con el poder. O bien, se admite que hay una lucha de metforas (al estilo nietzscheano) donde algunos relatos se imponen sobre otros; o bien, aunque as sea de hecho, se proclama, con Vattimo, la necesidad de admitir que ante el carcter metafrico de las propias verdades (dbiles), no tiene sentido la guerra, sino el amor. Si yo se que mis verdades son no-verdades, mi apertura a una conversacin con el otro es mucha ms plena, ya que se halla despojada de todo dogma. Si el saber es siempre poltico, al desapropiarme de mi mismo, puedo amar al otro, en el sentido ms elemental del amor como bsqueda sin punto de llegada. Amar como quien recorre, conocer como quien pregunta. El extraamiento con mis propias verdades me permite salirme de mi mismo al estilo de Levinas y poder conectar entonces con ese otro que tambin est en el mismo proceso. Dimensin utpica de lo posmoderno? Puede ser, pero tambin es cierto que no hay concepto ni teora: solo bsqueda (amor)

4. Retorno de lo dionisaco y del hedonismo

Scott Lash acenta el rol del deseo en el origen mismo del pensamiento posmoderno. Michel Maffessoli, Gilles Lipovetsky y Michel Onfray colocan a lo dionisaco y al hedonismo como los motores de sentido de una poca que evade los sentidos. Hay un criterio de autenticidad bastante paradjico: si tomamos la autenticidad en el sentido de lo ms propio y lo dotamos de palabra, nos encerramos en un crculo sin salida. De lo que se trata es de poder alcanzar lo autntico como lo otro de aquello que la razn vindica como lo propio. De ah la exaltacin del placer, de lo instintivo, de lo pasional, siempre que no se corporicen en discurso. El retorno del cuerpo en el mundo del capitalismo avanzado es evidente. La clave biopoltica es cmo colocarse en la tensin entre un cuerpo que pueda prescindir del encorsetamiento de la palabra, frente a un cuerpo al servicio de una sociedad del hiperconsumo que lo exprime y lo succiona. Lo dionisaco solo puede manifestarse en tanto arte, en cuanto se abandona la bsqueda de significado y se estalla expresivamente en la sensacin. Hay bsqueda de superficie, hay esttica en el sentido de aisthesis, sensibilidad exterior perceptiva. Si lo apolneo es la puesta en concepto y con ello la supuesta profundizacin del saber, lo dionisaco es la apuesta posmoderna a la sensacin ms salvaje, ms primitiva, ms virgen, ms inmediata. Hay posmodernismo siempre que se estetice nuestra inmediacin con el mundo.

5. Desdiferenciacin

Es Lash, quien en su libro Sociologa del posmodernismo, plantea la ofensiva posmoderna como un modo distinto de pensar la autonoma de las esferas, tal como se postul en la Modernidad ilustrada. En la misma, se rompi con la lgica medieval que subsuma las diferentes esferas del conocimiento humano al propsito religioso. La autonoma del arte, de la ciencia, de la poltica, como una afrenta del individuo libre frente a la sumisin cultural que haca de cualquier rea del saber un camino o medio hacia el nico objetivo ltimo con sentido: el amor a Dios.La diferenciacin es una estrategia (una necesidad) enfticamente moderna. La diferenciacin implica autonoma. Y la autonoma necesita de un sujeto libre. Con la cultura posmoderna la diferenciacin entra en crisis. Pero no es que aparece un nuevo telos final, sino que se va produciendo una tendencia a la des-diferenciacin, esto es, a la paulatina insistencia de cada mbito por mixturarse con otros. El pastiche, la fusin, la mezcla, la hibridez, pero tambin la disolucin de fronteras firmes entre disciplinas o entre lo serio y lo gracioso, lo acadmico y lo vulgar, lo autntico y lo vulgar, la cultura de elite y la cultura de masas. La mixtura o pastiche se manifiesta tambin en la vida cotidiana. La arquitectura, la decoracin y hasta las nuevas identidades fragmentadas suponen un contingencialismo donde el poder escapar de si mismo de Levinas encuentra una hendija posible en la fusin.

6. Nihilismo posreligioso

La hermenutica posmoderna, tan deudora de un Nietzsche y de un Heidegger, es tambin herencia de un pensamiento religioso que no re-une con nuestra herencia. Re-interpretar es estar siempre re-escribiendo un libro abierto. La disolucin de lo real o la muerte de la verdad determinan que esta escritura resignifica relatos sin origen, historias que hablan de otras historias, travesas de la enrancia infinita. Al no haber centro, todo es marginal, esto es, todo se convierte en una escritura de los mrgenes. La conciencia de este vaco no implica la ausencia de la pregunta. Quiero decir: la dimensin religiosa como una bsqueda por la trascendencia se manifiesta con total independencia del problema de la verdad. Se puede ser religioso y no sostener una idea de verdad. El retorno de la religin, en este sentido, se produce a travs de dos perspectivas. Por un lado, es notoria la adhesin a fundamentalismos que proponen respuestas firmes para el abismo de significado. Los fundamentalismos institucionales conviven con una fuerte proliferacin de sectas y religiosidades no tradicionales que se proponen como respuestas dogmticas frente a la carencia existencial. Pero por otro lado, tambin es posible pensar la misma situacin desde un nihilismo posreligioso que pueda fundar una tica de la otredad sin la necesidad de creer en la verdad y menos de erigirse en un dogma. Al final de cuentas, las religiones institucionales terminaron siendo ms funcionales al proyecto moderno, ya que ambos coincidieron en un mismo rgimen de control y monopolio de la verdad. Lo interesente es avizorar un horizonte de sentido donde cada bsqueda (religiosa, asctica, escptica, cientfica, artstica) socave un poco ms la firmeza de nuestras ideas y la dureza de nuestro yo. Un horizonte posreligioso permitira que, ante los lmites de una razn que se acepta impotente, se avance hacia una constelacin de fragmentos que en su contingencia van definiendo identidades cambiantes. Identidades emancipadamente contingentes.

Massmediatizacin de lo real

Vattimo caracteriza a la sociedad posmoderna como aquella que se estructura a partir de la massmediatizacin de la realidad . Para el autor, una serie de eventos fcticos concretos resultan "prueba" o manifestacin de la disolucin de la metafsica occidental. A lo largo de sus libros, Vattimo recurre a mostrar cmo nuestro mundo material y concreto "traduce" al pensamiento posmetafsico, dbil y nihilista. El papel que cumple la informtica en las sociedades postindustriales, el establecimiento de una cultura del consumo generalizado, la estetizacin de la existencia, el fin de los colonialismos hegemnicos, la irrupcin de minoras histricamente oprimidas (homosexuales, ecologismo, pueblos originarios, etc), son una muestra de un mundo en el cual la Verdad ha muerto. La massmediatizacin de la realidad marca el fin de la idea de una realidad en-si, ya que no hay otro acceso a la misma que no se produzca a travs de los media; con lo cual, la mirada del medio se convierte en la realidad misma. Hablar de una realidad objetiva se vuelve ingenuo, por no decir, ideolgico. Todo medio se presenta a si mismo como el nico portador de la Verdad, y esta actitud dogmtica y etnocntrica es la que entra en crisis. La pluralidad de los media, cree Vattimo, garantiza el antidogmatismo, ya que ninguno de ellos podr imponerse como si fuera el nico "verdadero", debido a la existencia de un mercado meditico que todo el tiempo est generando miradas diferenciadas con un objetivo competitivo.En la sociedad de los medios de comunicacin, la frase "no hay hechos, slo interpretaciones" se manifiesta, se hace patente. Cada propuesta meditica, que es siempre situada e interesada, se corresponde en el planteo nietzscheano, con una de las tantas posibles interpretaciones de las cosas. Por ejemplo, la "realidad latinoamericana" no es ms que el horizonte de las tantas miradas subjetivas que los medios nos proveen. Cul es el principal problema de la actual sociedad latinoamericana? La pobreza o la inseguridad? Depende de la fuerza y posicionamiento del medio. Lo nico cierto es la imposibilidad de hablar de "una" realidad latinoamericana, ya que siempre se habla desde algn lugar interesado, y ese inters constituye la realidad. Pero, frente a metforas triunfantes, siempre tambin emergen metforas alternativas. La garanta de una diversidad de miradas es esencial a un planteo sin verdades, y al revs, la verdad pareciera siempre estar descartando algunas miradas. Si toda verdad es un dogma, las apariencias emancipan. Pero no solo en cuestiones de agenda se percibe este fenmeno. Los reality shows, ciertas novelas de ficcin, los programas de chimentos, van marcando la otra agenda, aquella que tambin va penetrando en la dimensin identitaria. Los afectos, los valores, las necesidades y hasta la vida espiritual se va conformando a partir del entrecruzamiento de interpretaciones o de la construccin de consensos pblicos. Y en un plano mucho ms inmediato, no somos la lectura situada e interesada de otras lecturas situadas e interesadas con las que convivimos a diario?Pero Vattimo da un paso ms. Propone el intencional entrecruzamiento de los medios, refuerza la necesidad de un caos comunicativo, ya que a mayor confusin comunicativa, mayor irrupcin de puntos de vista no tradicionales. Cuanta ms competencia haya, ms posibilidad va a tener el homosexual o el mapuche de ver su cultura reflejada por algn canal televisivo o nota en un diario. La disolucin de la realidad finalmente se "entiende" con el mundo massmediatizado. No es que los medios disuelven la realidad, sino que la realidad siempre estuvo disuelta, pero recin ahora lo podemos entender. La oposicin al planteo adorniano es evidente: si los medios son utilizados para imponer una realidad, seguiramos atados a una concepcin de la Verdad nica que dijese que "en verdad" hay algunos que tienen el poder sobre los media y lo usan para mentirnos a todos. El planteo es inverso. Todos mienten, ya que no hay verdad y todo es una metfora. Pensar desde la dicotoma verdad contra falsedad es el problema. De lo que se trata es de repensar en un mundo sin verdades. En todo caso, la nueva dicotoma sera: apariencia (o verdad dbil) nica contra apariencias mltiples. El final es bien nietzscheano. "No hay hechos, sino interpretaciones", es tambin una interpretacin. De ah que el hombre posmoderno es un hombre extraado, enajenado de su propia "realidad"; es el primero en asumir que su manera de ver las cosas puede ser otra, que todas sus ideas son aparentes y por ello, que la primera otredad reside en su propio yo. El extraamiento, para Vattimo, es la condicin del hombre posmoderno: al reconocerse contingente, se abre al cambio permanente. Al no asumirse dogmtico, puede desligarse de su propiedad (de propio) e ir constituyndose en la conversacin con los otros. Su identidad es una identidad dbil, ya que no es dogmtica, y puede ir tomando y descartando aquello que va constituyendo su semblante. Estar extraado de si mismo es una forma de esteticismo.Est claro que en estas ideas, no slo partimos de una adecuacin de lo fctico (la sociedad de la comunicacin) a lo terico (la muerte de la verdad), sino que lo fctico "era previsible" en un marco en el cual, con la muerte de la verdad, se abre un mundo de apariencias. Que las apariencias hayan tomado la forma de productos mediticos es aleatorio. Tambin toman la forma de objetos de consumo. En el consumismo generalizado el valor de cambio destierra definitivamente al valor de uso. La marca desplazando al producto, el marketing a la produccin, los servicios a los emprendimientos industriales, la virtualidad a la realidad, en una palabra, la esttica a los contenidos, es sntoma de un mundo de simulacros. El consumismo generalizado desacredita la dicotoma entre necesidades naturales y artificiales. El mundo del capitalismo avanzado rompe definitivamente con la ilusin de una zona autntica que se diferencia de una impuesta. Hablar de necesidades naturales y necesidades construidas es todava creer en la Verdad. Toda hiptesis de una necesidad natural no es ms que un inters construido que se ha sabido instalar como esencial. En el mundo de la estetizacin y mercantilizacin de la existencia, el valor de uso desaparece y muestra de este modo en su apogeo y ocaso que, la mxima del relato marxista de la alienacin es insuperable. O bien, al revs, que su superacin es otra metfora. Desalienarse es alienarse de otro modo. Asumir la alienacin por el contrario, posibilita una descarga y una democratizacin. Habamos mencionado tambin muestras ms bien poltico culturales de constatacin de la adecuacin entre lo fctico y lo terico, como el fin de los colonialismos y la irrupcin de nuevas formas de agrupamiento cultural. La crisis de los discursos hegemnicos y de los modelos universalistas o internacionalistas son para Vattimo otra "prueba" a favor de sus ideas. La fragmentacin evidente de la escena poltica, tnica y cultural, resulta sntoma de un mundo que finalmente y por suerte, se ha resquebrajado. Hay una lnea que une la massmediatizacin, la mercantilizacin y la estetizacin, con la fragmentacin, el tribalismo y la emergencia de puntos de vista no tradicionales.