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CARÁTULA

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Descripcion del Neoliberalismo y la Globalizacion

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CARÁTULA

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ÍNDICE

Pág. Presentación....................................................................................................... 2 Carta descriptiva................................................................................................. 3 ¿Ha fracasado el neoliberalismo? Una breve historia. Perry Anderson………………………………………………………………… 4 Los síntomas del neoliberalismo y sus antecedentes históricos. Rafael Barajas (El Fisgón)................................................................. 14 La globalización: una tendencia histórica del capitalismo. Víctor Efraín Peralta Terrazas............................................................................. 29 Avanza la globalización; proliferan las protestas. La lucha contra el poder de las corporaciones. Roberto González Amador.................................................................................. 36 Los jóvenes y la antiglobalización. José Seoane y Emilio Taddei...................... 38 Imágenes.............................................................................................................. 42 Ejercicios de evaluación...................................................................................... 52

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PRESENTACIÓN

El cuadernillo que ponemos a tu disposición comprende la instrumentación didáctica del aprendizaje dos de la Unidad IV: Extinción del mundo bipolar. Neoliberalismo y globalización. Problemas y perspectivas (De 1979 a nuestros días), del nuevo Programa de Historia Universal Moderna y Contemporánea II.

Entre los materiales que se incluyen, aparece una carta descriptiva donde se indica el tiempo didáctico, el aprendizaje, los contenidos temáticos, sugerencias de estrategias y recursos didácticos, y de evaluación.

Se encuentran también cinco lecturas: de Perry Anderson, ¿Ha fracasado el

neoliberalismo? Una Breve Historia, donde el autor menciona el origen del neoliberalismo, sus principales teóricos, sus aspectos esenciales, los factores que le permitieron alcanzar la hegemonía como ideología y política económicas en las últimas dos décadas, tanto en los países de capitalismo imperialista, como en los países dependientes; de Rafael Barajas (El Fisgón), Los síntomas del neoliberalismo y sus antecedentes históricos, en que se abordan, en forma de historieta, las consecuencias de la política económica neoliberal, el origen de esta corriente teórica y sus principales promotores; de Víctor Efraín Peralta Terrazas, La globalización: una tendencia histórica del capitalismo, donde se trata los antecedentes de este proceso económico, su definición, sus características y la conformación de los bloques económicos mundiales; de Roberto González Amador, Avanza la globalización; proliferan las protestas. La lucha contra el poder de las corporaciones, breve texto que habla del inicio de las luchas de resistencia contra el dominio de las grandes empresas transnacionales, del carácter juvenil y peculiar de ese movimiento contra la expansión capitalista, y la incertidumbre histórica frente a este poder; de José Seaone y Emilio Taddei, Los jóvenes y la antiglobalización, en donde se destaca cómo los grandes estragos sociales de la globalización neoliberal han provocado múltiples movimientos de rebelión en el mundo (México incluido con la lucha de los indígenas zapatistas), acciones de masas en las que participan diferentes sectores sociales, sobre todo jóvenes, uno de los grupos mas golpeados por el capitalismo de hoy.

El cuadernillo contiene, además, imágenes significativas que ilustran las luchas de

resistencia anticapitalista que desafían el poder de las corporaciones internacionales y buscan la creación de un mundo mejor. Finalmente, se propone al docente varios ejercicios de evaluación.

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PROPUESTA DE APRENDIZAJE, CONTENIDOS TEMÁTICOS, ESTRATEGIAS Y EVALUACIÓN PARA LA UNIDAD IV: EXTINCIÓN DEL MUNDO BIPOLAR. NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN. PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS (1979 A NUESTROS DÍAS)

APRENDIZAJE

CONTENIDOS TEMÁTICOS

ESTRATEGIAS Y RECURSOS DIDÁCTICOS EVALUACIÓN

- Entenderá los principales aspectos del neoliberalismo y la globalización capitalista, sus costos y la creciente movilización en su contra.

4.3 Surgimiento y caracterización delneoliberalismo:

Inglaterra, EstadosUnidos y América Latina. La crisis de la deuda: costos sociales y políticos.

4.4 La globalización capitalista y la formación de los nuevos bloques comerciales: La Unión Europea, la Integración Asiática y el TLC. Los desafíos de China y Rusia frente a la globalización. 4.6 La sociedad actual: movimientos y luchas de los pueblos contra elneoliberalismo, la globalización capitalista y la guerra. Hacia un nuevo orden mundial: defensa de la

multilateralidad y búsqueda de una sociedad de nuevo tipo.

• Sesión Previa − Hacia la parte final, el profesor aplica por equipos de alumnos, un diagnóstico de conocimientos previos sobre el tema

del neoliberalismo. − El profesor deja como tarea la lectura e identificación de los aspectos esenciales del texto de P. Anderson: “¿Ha

fracasado el neoliberalismo?”, elaborando un cuestionario de cinco preguntas con sus respectivas respuestas.

• Sesión Uno − Mientras el profesor revisa la tarea-cuestionario, los alumnos llevan a cabo la lectura y subrayado del texto de El Fisgón:

“Los síntomas del neoliberalismo y sus antecedentes históricos” (30 minutos). − Ubicación por el profesor de las cinco preguntas más relevantes de la tarea y comentarios con la participación abierta de

los alumnos (30 minutos). − Resolución por los alumnos de un crucigrama, elaborado por el profesor, de la lectura “Los síntomas del

neoliberalismo...” (30 minutos). Evaluación colectiva del crucigrama (15 minutos). − Diagnóstico de conocimientos previos sobre el tema de la globalización, realizado por equipos (10 minutos). − Tareas: Repasar la lectura de P. Anderson sobre el neoliberalismo para un examen escrito de relacionar columnas, en

forma individual. Lectura y elaboración individual en doble carta, de un mapa conceptual del texto de V. E. Peralta sobre “ La globalización...”

• Sesión Dos − Aplicación del examen sobre el neoliberalismo. Paralelamente, el profesor hace una rápida revisión de los mapas

conceptuales. Evaluación grupal del examen (40 minutos). − De los mapas conceptuales, cada equipo seleccionará el que considere más completo. El profesor sorteará dos de los

mapas seleccionados para que sus respectivos autores los expongan ante el grupo; los demás alumnos irán comparando y enriqueciendo sus propios mapas. El docente concluye haciendo las aclaraciones pertinentes (40 minutos).

− Aplicación en forma individual de un examen breve sobre la globalización, relacionando columnas. Revisión grupal del examen (25 minutos).

− Asignación de tareas: de la lectura de R. González Amador, “La lucha contra el poder de las corporaciones”, subrayar los aspectos que se consideren más importantes; de la lectura de J, Seaone y E. Taddei, “Los jóvenes y la antiglobalización”, se entrega a los alumnos un ejercicio con el propósito de que lo ordenen lógicamente (15 minutos).

• Sesión Tres − Mientras se hace la revisión de las tareas y la evaluación grupal del ejercicio (30 minutos), los equipos trabajan las

siguientes preguntas de reflexión: ¿Por qué han surgido grandes movimientos sociales contra la globalización neoliberal? ¿Qué problemas ha traído consigo la globalización para los jóvenes? ¿Cómo sería una globalización que beneficiara a los pueblos y los trabajadores? (30 minutos).

− El profesor revisa que los equipos hayan concluido esta actividad; selecciona dos de ellos para que expongas sus respuestas y se promuevan conclusiones del grupo (30 minutos).

− Con base en la lectura de González Amador y las imágenes sobre las luchas de resistencia contra el neoliberalismo y la globalización, los equipos formularán un breve comentario escrito de la relación entre el texto e ilustraciones (20 minutos). Se plantea el siguiente aprendizaje.

- Como parte de la evaluación formativa, el profesor tomará en cuenta, como evidencia de aprendizaje, las diferentes actividades llevadas a cabo por los alumnos en cada una de las sesiones de trabajo. - Se registrarán como participaciones: los diagnósticos de conocimientos previos, los subrayados de lectura, la resolución del crucigrama, la elaboración y exposición del mapa conceptual, la solución de cuestionarios, la formulación de comentarios orales y escritos. - Se registrará como evaluación numérica: los resultados obtenidos en los dos exámenes.

TIEMPO DIDÁCTICO ASIGNADO: SEIS HORAS (3 SESIONES) APRENDIZAJE NÚMERO DOS

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¿HA FRACASADO EL NEOLIBERALISMO? UNA BREVE HISTORIA

Perry Anderson*

Comencemos con los orígenes de lo que se puede definir respecto del neoliberalismo, como fenómeno distinto del simple liberalismo clásico del siglo pasado. El neoliberalismo nació poco después de la segunda guerra mundial en la región de Europa y América del Norte donde imperaba el capitalismo. Fue una vehemente reacción teórica y política contra el estado intervencionista y de bienestar. Su texto de origen es El camino de la servidumbre de Friedrich Hayek, escrito en 1944. Se trata de un ataque apasionado contra cualquier limitación de los mecanismos del mercado por parte del Estado, denunciada como una amenaza letal a la libertad, no sólo económica sino también política. El blanco inmediato de Hayek en aquel momento era el Partido Laborista inglés, en vísperas de las elecciones generales de 1945 en Inglaterra, en las que dicho partido efectivamente vencería. El mensaje de Hayek es drástico: “A pesar de sus buenas intenciones, la socialdemocracia moderada inglesa conduce al mismo desastre que el nazismo alemán, es decir, hacia la servidumbre moderna”.

Tres años después, en 1947, mientras las bases del Estado de bienestar en la Europa de posguerra efectivamente se construían, no solamente en Inglaterra sino también en otros países, Hayek convocó a aquellos que compartían su orientación ideológica a una reunión en la pequeña estación de Mont Pélerin, en Suiza. Entre los célebres participantes estaban no solamente adversarios firmes del Estado de bienestar europeo, sino también enemigos férreos del New Deal norteamericano. Entre la selecta concurrencia se encontraban Milton Friedman, Karl Popper, Lionel Robbins, Ludwig Von Vises, Walter Eupken, Walter Lipman, Michael Polanyi, Salvador de Madariaga, entre otros. Ahí se fundó la Sociedad de Mont Pélerin, una especie de francmasonería neoliberal, altamente dedicada y organizada, con reuniones internacionales cada dos años. Su propósito era combatir el keynesianismo y el igualitarismo reinantes y preparar para el futuro las bases de otro tipo de capitalismo, duro y libre de reglas.

Las condiciones para ese trabajo no eran del todo favorables una vez que el capitalismo avanzado estaba entrando en una larga fase de auge sin precedentes –su edad de oro-, presentando el crecimiento mas rápido de la historia durante las décadas de 50 y 60. Por esa razón no parecían muy verosímiles las advertencias neoliberales del peligro que representaba cualquier regulación del mercado por parte del Estado. La polémica contra la regulación social, sin embargo, tuvo una repercusión un poco mayor. Hayek y sus compañeros argumentaban que el nuevo igualitarismo (muy relativo, como puede suponerse) de ese periodo, promovido por el Estado de bienestar, destruía la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia, de la cual dependía la prosperidad de todos. Desafiando el consenso oficial de la época, argumentaban que la desigualdad era un valor positivo –en realidad * Perry Anderson es un prestigioso historiador inglés, profesor de la Universidad de California (Los Ángeles), autor entre otros libros de “El Estado absolutista”, Consideraciones sobre el marxismo occidental” y “El fin de la historia: de Hegel a Fukuyama”. (Conferencia pronunciada en el seminario “Posneoliberalismo, las políticas sociales y el estado democrático”, realizado en septiembre de 1994 en San Pablo, Brasil. Los subtítulos son de los editores.)

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imprescindible-, del que precisaban las sociedades occidentales. Este mensaje permaneció en el campo de la teoría por mas de 20 años.

El neoliberalismo en los países de capitalismo avanzado

El arribo de la gran crisis del modelo económico de posguerra, en 1973, cuando todo el mundo capitalista avanzado cayó en una larga y profunda recesión, combinando por primera vez bajas tasas de crecimiento con altas tasas de inflación, lo cambió todo. A partir de allí las ideas neoliberales empezaron a ganar terreno. Las raíces de la crisis, afirmaban Hayek y sus compañeros, estaban localizadas en el poder excesivo y nefasto de los sindicatos, y de manera general en el movimiento obrero, que había corroído las bases de la acumulación capitalista con sus presiones reivindicativas sobre los salarios y con sus presiones parasitarias para que el Estado aumentase cada vez mas los gastos sociales.

Estos dos procesos destruirían los niveles necesarios de ganancia de los empresarios y desencadenaría procesos inflacionarios que no podían dejar de terminar en una crisis generalizada de las economías de mercado. El remedio, entonces, era claro: mantener un Estado fuerte, si en su capacidad de romper el poder de los sindicatos y en el control de dinero, pero parco en todos los gastos sociales y las intervenciones económicas. La estabilidad monetaria debería ser la meta suprema de cualquier gobierno. Para eso sería necesaria una disciplina presupuestaria con la contención de los gastos de bienestar y la restauración de la tasa “natural” de desempleo, es decir la creación de un ejército de trabajo de reserva para quebrar a los sindicatos. Además, eran imprescindibles reformas fiscales para incentivar a los agentes económicos. En otras palabras, había que reducir los impuestos sobre las ganancias altas y sobre las rentas. De esa forma una nueva y saludable desigualdad volvería a dar dinamismo a las economías avanzadas, a la sazón envueltas en la estanflación, resultado directo de los legados combinados de Keynes y de Beveridge, es decir la intervención anticíclica y la redistribución social, que habían deformado tan desastrosamente el curso normal de la acumulación y del libre mercado. El crecimiento retornaría cuando la estabilidad monetaria y los incentivos esenciales hubiesen sido restituidos.

La hegemonía de ese programa no se realizó de un día para el otro. Pasó aún mas o menos

una década, la de los años setenta, durante la cual la mayoría de los gobiernos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) trató aún de aplicar remedios keynesianos a las crisis económicas. Pero al final de esa década, en 1979, se presentó una oportunidad. En Inglaterra fue elegido el gobierno Thatcher, el primer régimen de un país del capitalismo avanzado empeñado públicamente en poner en práctica un programa neoliberal.

Un año después, en 1980, Reagan llegó a la presidencia de los Estados Unidos. En

1982, Kohl derrotó al régimen social liberal de Helmut Schmidt en Alemania. En 1983, en Dinamarca, el Estado modelo de bienestar escandinavo cayó bajo control de una coalición claramente de derecha, el gobierno de Schluter. Enseguida casi todos los países del norte de Europa occidental con excepción de Suecia y Austria, giraron a la derecha. A partir de ese momento la onda de derechización de esos años tuvo un fundamento político para enfrentar la crisis económica del período. En 1978, la segunda guerra fría estalló con la intervención soviética en Afganistán y la decisión norteamericana de incrementar una nueva generación de misiles nucleares en Europa occidental. El ideario del neoliberalismo siempre había

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incluido, como un componente central, el anticomunismo mas intransigente de todas las corrientes capitalistas de posguerra. El nuevo combate contra “el imperio del mal” –la servidumbre humana mas completa a los ojos de Hayek- inevitablemente fortaleció el poder de atracción del neoliberalismo político, consolidando el predominio de la nueva derecha en Europa y América del Norte. Los años ochenta vieron el triunfo mas o menos incontrastable de la ideología neoliberal en esa región del capitalismo avanzado.

¿Qué hicieron en la práctica los gobiernos neoliberales de ese periodo? El modelo

inglés fue, al mismo tiempo, el pionero y el mas puro. Los gobiernos Thatcher contrajeron la emisión monetaria, elevaron las tasas de interés, bajaron drásticamente los impuestos sobre las ganancias altas, abolieron los controles sobre los flujos financieros, crearon niveles de desempleo masivos, aplastaron huelgas, impusieron una nueva legislación antisindical y cortaron gastos sociales. Y, finalmente –como una medida sorprendentemente tardía- lanzaron un amplio programa de privatizaciones, comenzando por la vivienda pública y pasando enseguida a las industrias básicas como el acero, la electricidad, el petróleo, el gas y el agua. Ese paquete de medidas fue el mas sistemático y ambicioso de todas las experiencias neoliberales en los países de capitalismo avanzado.

La variante norteamericana fue bien distinta. En los Estados Unidos, donde casi no

existía un Estado de bienestar del tipo europeo, la prioridad neoliberal era mas la competencia militar con la Unión Soviética, concebida como una estrategia para quebrar la economía soviética y, por esa vía, derribar el régimen comunista de Rusia. Se debe resaltar que, en la política interna, Reagan también redujo los impuestos a favor de los ricos, elevó las tasas de interés y aplastó la única huelga seria de su gestión. Pero, decididamente, no respetó la disciplina presupuestaria; al contrario, se lanzó a una carrera armamentista sin precedentes, incluyendo gastos militares enormes, que crearon un déficit público mucho mayor que cualquier otro presidente en la historia norteamericana. Pero esa decisión de recurrir a un keinesianismo militar disfrazado, decisiva en la recuperación económica de las economías capitalistas de Europa occidental y de América del Norte, no fue imitada. Sólo los Estados Unidos, por su peso en la economía mundial, podían darse el lujo de un déficit en la balanza de pagos tan masivo como el que resultó de esa política.

En el continente europeo, los gobiernos de derecha de ese periodo –que a menudo

disponían de una base católica- practicaron en general un neoliberalismo mas cauteloso y matizado que las potencias anglosajonas, manteniendo el énfasis en la disciplina presupuestaria y en las reformas fiscales mas que en el recorte brutal de los gastos sociales o en el enfrentamiento deliberado con los sindicatos. Con todo, la distancia entre esas políticas y las de la socialdemocracia gobernante anterior ya era grande. Y mientras la mayoría de los países del norte de Europa elegía gobiernos de derecha empeñados en varias versiones de neoliberalismo, en el sur del continente –territorio de De Gaulle, Franco, Salazar, Fanfani, Papadopoulos, etc-, una región que previamente había sido mucho mas conservadora políticamente, llegaban al poder, por primera vez, gobiernos de izquierda, llamados eurosocialistas: Mitterrand en Francia, González en España, Soares en Portrugal, Craxi en Italia, Papandreou en Grecia. Todos se presentaban como una alternativa progresista apoyada en movimientos obreros o populares, contrastando con la línea reaccionaria de los gobiernos de Reagan, Thatcher, Kohl y otros del norte de Europa. No hay duda, en efecto, de que por lo menos Mitterrand y Papandreou, en Francia y en Grecia,

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se esforzaron genuinamente por llevar a cabo una política de deflación y redistribución, de pleno empleo y de protección social. Fue una tentativa de crear en el sur de Europa un equivalente de lo que había sido la socialdemocracia de posguerra en el norte del continente en sus años de oro. Pero el proyecto fracasó, y ya en 1982 y 1983 el gobierno socialista de Francia se vio forzado por los mercados financieros internacionales a cambiar drásticamente su curso y reorientarse hacia una política muy cercana a la ortodoxia neoliberal, con prioridad en la estabilidad monetaria, la contención del presupuesto, las concesiones fiscales a los propietarios del capital y el abandono del pleno empleo. Al final de la década, el nivel del desempleo en la Francia socialista era mas alto que en la Inglaterra conservadora, como Thatcher a menudo se enorgullecía de señalar. En España, el gobierno de González jamás trató de realizar una política keynesiana o redistributiva. Al contrario, desde el inicio el gobierno del PSOE (Partido Socialista Obrero Español, al que pertenecía Felipe González) se mostró firmemente monetarista en su política económica: gran amigo del capital financiero, favorable al principio de la privatización y muy tranquilo cuando el desempleo en España alcanzó, a gran velocidad, el récord europeo del 20% de la población económicamente activa.

Mientras tanto, en el otro lado del mundo, en Australia y Nueva Zelandia, el mismo

modelo asumió proporciones verdaderamente dramáticas. Sucesivos gobiernos laboristas superaron a los conservadores de derecha locales con programas de un neoliberalismo radical. En Nueva Zelandia, probablemente el ejemplo mas extremo en todo el mundo capitalista avanzado, desmontaron el Estado de bienestar mucho mas completa y ferozmente que Thatcher en Inglaterra.

Estas experiencias demostraban la hegemonía alcanzada por el neoliberalismo como

ideología. Al inicio, solamente gobiernos explícitamente de derecha radical se atrevieron a poner en práctica políticas neoliberales, después, cualquier gobierno, inclusive los que se autoproclamaban y se consideraban de izquierda, podían rivalizar como neoliberales. El neoliberalismo comenzó considerando a la socialdemocracia como su enemigo central en los países de capitalismo avanzado, despertando su hostilidad recíproca; pero después los gobiernos socialdemócratas se mostraron los mas resueltos en aplicar políticas neoliberales. Sin embargo, no toda la socialdemocracia actuó del mismo modo, al final de los años ochenta, en Suecia y Austria, la socialdemocracia todavía resistía la ola neoliberal de Europa. Y fuera del continente europeo, Japón también continuó exento de cualquier presión o tentación neoliberal. Pero en los demas países de la OCDE, las ideas de la Sociedad de Mont Pèlerin había triunfado plenamente.

Los logros del neoliberalismo

Se puede uno preguntar cuál es el balance efectivo de la hegemonía neoliberal en el mundo capitalista avanzado, por lo menos durante los años ochenta. ¿Cumplió sus promesas o no? Veamos el panorama de conjunto. La prioridad mas inmediata del neoliberalismo era detener la gran inflación de los años setenta. En este aspecto su éxito fue innegable. En el conjunto de los países de la OCDE la tasa de inflación cayó del 8.8% al 5.2% entre los años setenta y ochenta, y la tendencia a la caída continuó en los años noventa. La deflación, a su vez, debía ser la condición para la recuperación de las ganancias. También en ese sentido el neoliberalismo obtuvo éxitos reales. Si en los años setenta la tasa de ganancia de las industrias en los países de la OCDE cayó en cerca de 4.2%, en los años ochenta aumentó 4.7%. Esa recuperación fue incluso más

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impresionante en Europa occidental como un todo, de 5.4 puntos negativos para 5.3 puntos positivos. La razón principal de esa transformación fue, sin duda, la derrota del movimiento sindical, expresada en la caída drástica del número de huelgas durante los años ochenta y una notable contención de los salarios. Esa nueva postura sindical, mucho más moderada, era producto a su vez, en gran medida, de un tercer éxito del neoliberalismo: el crecimiento de las tasas de desempleo, concebido como un mecanismo natural y necesario de cualquier economía de mercado eficiente. La tasa media de desempleo en los países de la OCDE, que había permanecido alrededor del 4% en los años setenta, se duplicó por lo menos en la década del ochenta. También este fue un resultado satisfactorio. Finalmente, el grado de desigualdad –otro objetivo sumamente importante para el neoliberalismo- aumentó significativamente en el conjunto de los países de la OCDE la tributación sobre los salarios mas altos cayó una media del 20% en los años ochenta, y los valores en las bolsas de valores aumentaron cuatro veces mas rápidamente que los salarios.

En todos estos ítems, deflación, ganancia, empleo y salarios, podemos decir entonces

que el programa neoliberal se mostró realista y obtuvo éxitos. Pero, a fin de cuentas, todas estas medidas habían sido concebidas como medios para alcanzar un fin histórico, es decir, la reanimación del capitalismo avanzado a nivel mundial, restaurando altas tasas de crecimiento, como las que existieron antes de la crisis de los años setenta. En este aspecto, sin embargo, el cuadro se mostró absolutamente decepcionante. Entre los años setenta y ochenta no hubo ningún cambio –ninguno- en la tasa de crecimiento, muy baja en los países de la OCDE. De los ritmos de crecimiento alcanzados durante el largo auge de los años cincuenta y sesenta sólo queda un recuerdo distante.

¿Cuál es la razón de esta paradoja? Sin ninguna duda, el hecho de que –a pesar de

todas las nuevas condiciones institucionales creadas a favor del capital- la tasa de acumulación, es decir, la tasa de inversión efectiva en un parque de equipamientos productivos, no sólo no creció durante los años ochenta sino que cayó en relación a sus niveles medios de los años setenta. En el conjunto de los países de capitalismo avanzado, las cifras son de un incremento anual del 5.5% en los años sesenta, del 3.6% en los años setenta, y apenas un 2.9% en los años ochenta. Una curva absolutamente descendente.

Cabe preguntar por qué la recuperación de la ganancia no llevó a una recuperación de las

inversiones. Se puede decir que esencialmente se debió a que la desregulación financiera, que fue un elemento tan importante del programa neoliberal, creó condiciones mucho mas propicias para la inversión especulativa que para la productiva. Durante los años ochenta se produjo una verdadera explosión de los mercados de cambio internacionales, cuyas transacciones puramente monetarias hicieron perder peso al comercio mundial de mercancías reales. El volumen de las operaciones puramente parasitarias tuvo un incremento vigoroso en esos años. Por otro lado –y podemos decir que este fue el fracaso del neoliberalismo- el peso del Estado de bienestar no disminuyó mucho, a pesar de todas las medidas tomadas para contener los gastos sociales. A pesar de que el crecimiento de la proporción del producto nacional bruto consumido por el Estado se había desacelerado notablemente, su proporción absoluta no cayó sino que aumentó de mas o menos un 46% a un 48% del PNB medio de los países de la OCDE durante los años ochenta. Dos razones básicas explican esta paradoja: el aumento de los gastos sociales para paliar el desempleo, que le costaron billones al Estado, y el aumento demográfico de las familias sin vivienda, que llevó al Estado a gastar otros tantos billones en pensiones.

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Finalmente, cuando el capitalismo avanzado entró de nuevo en una profunda recesión, en

1991,irónicamente la deuda pública de casi todos los países occidentales comenzó de nuevo a asumir dimensiones alarmantes, inclusive en Inglaterra y en los Estados Unidos, mientras que la deuda privada de las familias y las empresas llegaba a niveles sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, con la recesión de los primeros años de la década del noventa, todos los índices económicos se vuelven muy sombríos en los países de la OCDE, donde, en la actualidad, hay cerca de 38 millones de desempleados, aproximadamente dos veces la población total de Escandinavia.

La segunda oportunidad del neoliberalismo

En esas condiciones de crisis muy aguda era lógico esperar una fuerte reacción contra el neoliberalismo en los años noventa. ¿Fue eso lo que aconteció? Al contrario, por extraño que parezca el neoliberalismo ganó un segundo aliento, por lo menos en su tierra natal, Europa. No sólo el thatcherismo sobrevivió a la propia Thatcher, con la victoria de Major en las elecciones de 1992 en Inglaterra. En Suecia, la socialdemocracia, que había resistido al avance neoliberal de los años ochenta, fue derrotada por un frente único de derecha en 1991. El socialismo francés salió bastante desgastado de las elecciones de 1993. En Italia Berlusconi –una especie de Reagan italiano- llegó al poder al frente de una coalición en la que participaba un partido al que oficialmente se le consideraba fascista hasta hace muy poco. En Alemania, el gobierno de Kohl probablemente continuará en el poder. En España, la derecha está a las puertas del poder.

Pero ademas de estos éxitos electorales, el proyecto neoliberal continúan

demostrando una vitalidad impresionante. Su dinamismo no se ha agotado todavía, como se puede ver en la nueva onda de privatizaciones en países hasta hace poco bastante resistentes a ellas, como Alemania, Austria e Italia. La hegemonía neoliberal se expresa igualmente en el comportamiento de partidos y gobiernos que formalmente se definen como sus opositores. La primera prioridad del presidente Clinton, en los Estados Unidos, fue reducir el déficit presupuestario; la segunda fue adoptar una legislación draconiana y regresiva contra la delincuencia, lema principal también de la nueva dirección laborista en Inglaterra. El temario político sigue siendo dictado por los parámetros del neoliberalismo, incluso cuando su actuación económica parece ampliamente estéril o desastrosa. ¿Cómo explicar este segundo aliento en el mundo capitalista avanzado? Una de las razones fundamentales fue, con toda claridad, la victoria del neoliberalismo en otras áreas del mundo, al producirse la caída del comunismo en Europa oriental y en la Unión Soviética, de 1989 a 1991, justo en el momento en que los límites del neoliberalismo en Occidente se volvían cada vez mas obvios. Porque la victoria de Occidente en la guerra fría, con el colapso de su adversario comunista, no fue el triunfo de cualquier capitalismo sino el de uno en particular, liderado y simbolizado por Reagan y Thatcher en los años ochenta. Los nuevos arquitectos de las economías poscomunistas en el Este, gente como Balcerovicz en Polonia, Gaidar en Rusia, Klaus en la República Checa, eran y son seguidores de Hayek y Friedman, con un menosprecio total por el keynesianismo y por el Estado de bienestar, por la economía mixta y, en general, por todo el modelo dominante del capitalismo occidental del periodo de la posguerra. Esas direcciones políticas preconizan y realizan privatizaciones mucho mas amplias y rápidas que las que se hicieron en Occidente. Para sanear sus economías, aceptan caídas de la producción infinitamente mas drásticas de las que habían sido aceptadas en Occidente. Y promueven grados de

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desigualdad –sobre todo el empobrecimiento de la mayor parte de la población- mucho mas brutales que las que habíamos visto en los países de Occidente.

No hay neoliberales mas intransigentes en el mundo que los “reformadores” del

Este. Dos años atrás, Vlaclav Klaus, primer ministro de la República Checa, atacó públicamente al presidente del banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos durante el gobierno Reagan, Allan Greenspan, acusándolo de demostrar debilidad y una inconsistencia lamentables en su política monetaria. En un artículo para la revista The Economist, Klaus fue incisivo: “El sistema social de Europa occidental está demasiado atado por reglas y por excesivo control social. El Estado de bienestar, con todas sus transferencias de pagos generosos desligados de cualquier criterio, de esfuerzos o de méritos, destrozó la moral básica del trabajo y el sentido de responsabilidad individual. Hay excesiva protección y burocracia. Se debe decir que la revolución thatcheriana, es decir, antikeynesiana o liberal, se detuvo –con un balance positivo- a mitad del camino en Europa occidental y es preciso completarla”. Este tipo de extremismo neoliberal, por influyente que sea en los países poscomunistas, también desencadenó una reacción popular, como se pudo ver en las últimas elecciones en Polonia, Hungría y Lituania, donde partidos ex comunistas ganaron y ahora gobiernan de nuevo sus países. Pero, en la práctica, sus políticas en el gobierno no se distinguen mucho de aquellas de sus adversarios declaradamente neoliberales. La deflación, el desmantelamiento de servicios públicos, las privatizaciones de empresas, el crecimiento del capital corrupto y la polarización social continúan, un poco menos rápidamente pero por el mismo rumbo. La analogía con el eurosocialismo del sur de Europa es evidente. En ambos casos hay una variante mansa –por lo menos en el discurso, ya que no siempre en las acciones- de un paradigma neoliberal que es común en la derecha y la izquierda oficial. El sostenido dinamismo del neoliberalismo como fuerza ideológica a escala mundial hoy se sustenta en gran parte en ese “efecto demostración” del mundo post soviético. El neoliberalismo se puede enorgullecer de estar al frente de una transformación socio económica gigantesca, que va a perdurar por décadas.

El neoliberalismo en América Latina

El impacto del triunfo neoliberal en el este europeo tardó en ser sentido en otros partes del globo, particularmente en América Latina, que hoy en día se convierte en el tercer gran escenario de experimentación neoliberal. Pero, aunque de conjunto le haya llegado la hora de las privatizaciones masivas después de los países de la OCDE y de la antigua Unión Soviética, genealógicamente este continente fue testigo de la primera experiencia neoliberal sistemática del mundo. Me refiero, por supuesto, a Chile bajo la dictadura de Pinochet. Ese régimen tiene el honor de haber sido el verdadero pionero del ciclo neoliberal de la historia contemporánea. El Chile de Pinochet comenzó sus programas de manera dura: desregulación, desempleo masivo, represión sindical, redistribución de la renta a favor de los ricos, privatización de bienes públicos. Todo esto comenzó en Chile casi un decenio antes de Thatcher en Inglaterra. En Chile, naturalmente, la inspiración teórica de la experiencia pinochetista era mas norteamericana que austriaca: Friedman y no Hayek, como era de esperar. Pero se debe destacar que la experiencia chilena de los años setenta interesó muchísimo a ciertos consejeros británicos importantes de Thatcher, y que siempre existieron excelentes relaciones entre los dos regímenes en los años ochenta. El neoliberalismo chileno, como puede entenderse, presuponía la abolición de la democracia y la instalación de una de las

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mas crueles dictaduras militares de la posguerra. Pero la democracia en sí misma –como explicaba incansablemente Hayek- jamás ha sido un valor central del neoliberalismo. La libertad y la democracia fácilmente podían tomarse incompatibles, decía Hayek, si la mayoría democrática decidiese intervenir en los derechos incondicionales de cada agente económico de disponer de sus rentas y de sus propiedades como quisiese. En ese sentido, Friedman y Hayek podían mirar con admiración la experiencia chilena sin ninguna inconsistencia intelectual o compromiso contra sus principios. Pero esa admiración fue realmente merecida, ya que –a diferencia de las economías del capitalismo avanzado bajo los regímenes neoliberales de los ochenta- la economía chilena creció a un ritmo bastante rápido bajo el régimen de Pinochet, como sigue haciéndolo con la continuidad de la política de los gobiernos post Pinochet de los últimos años.

Si Chile , en ese sentido, fue la experiencia piloto para el nuevo neoliberalismo de los

países avanzados de Occidente, América Latina también proveyó la experiencia piloto para el neoliberalismo del Oriente post soviético. Me refiero, por supuesto, a Bolivia, donde ya en 1985 Jeffrey Sachs perfeccionó su tratamiento de choque, mas tarde aplicado en Polonia y en Rusia, pero preparado originalmente para el gobierno del general Bánzer y después aplicado imperturbablemente por Víctor Paz Estenssoro, cuando este resulto electo presidente sorpresivamente en lugar de Bánzer. En Bolivia el fondo de la cuestión no era la necesidad de quebrar un movimiento obrero poderoso, como en Chile, sino parar la hiperinflación. Y el régimen que adoptó el plan de Sachs no era ninguna dictadura sino el heredero del partido populista que había hecho la revolución social de 1952. En otras palabras, América Latina también inició la variante neoliberal “progresista”, mas tarde difundida en el sur de Europa en los años del eurosocialismo. Pero Chile y Bolivia eran experiencias aisladas hasta fines de los años ochenta.

El giro continental hacia el neoliberalismo no comenzó antes de la presidencia de Salinas

en México, en 1988, seguido de la llegada al poder de Menem en Argentina en 1989, de la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez en Venezuela el mismo año, y de la elección de Fujimori en Perú en 1990. Ninguno de estos gobernantes confesó al pueblo, antes de ser electo, lo que efectivamente haría después de llegar al poder. Menem, Carlos Andrés Pérez y Fujimori prometieron en realidad exactamente lo opuesto de las políticas antipopulares que implementaron en los años noventa. Y Salinas no fue ni siquiera electo, sino que robó el triunfo en las elecciones con fraude.

De las cuatro experiencias vividas en esta década, se puede decir que tres registraron

éxitos impresionantes a corto plazo –México, Argentina y Perú- y una fracasó: Venezuela. La diferencia es significativa. La condición política para la desregulación, el desempleo, la privatización de las economías mexicana, argentina y peruana, fue una concentración de poder en el Ejecutivo formidable: algo que siempre existió en México con un régimen de partido único; pero Menem y Fujimori tuvieron que innovar en Argentina y Perú con una legislación de emergencia, autogolpes y reforma de la Constitución. Esa dosis de autoritarismo político no fue factible en Venezuela, donde existe una democracia partidaria mas continua y sólida que en cualquier otro lugar de América del Sur, el único país que escapó de dictaduras militares y regímenes oligárquicos desde los años cincuenta. De allí el colapso de la segunda presidencia de Carlos Andrés.

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Pero sería arriesgado sacar la conclusión de que solamente regímenes autoritarios pueden imponer con éxito políticas neoliberales en América Latina. Bolivia, donde todos los gobiernos elegidos después de 1985, tanto el de Paz Zamora como el de Sánchez Losada, continúan con la misma línea, está allí para comprobar lo opuesto. La lección que queda de la larga experiencia boliviana es esta: hay un equivalente funcional al trauma de la dictadura militar como mecanismo para inducir de manera democrática y no coercitiva a un pueblo a aceptar políticas neoliberales de las mas drásticas. Ese equivalente es la hiperinflación. Sus consecuencias son muy parecidas. Recuerdo una conversación que tuve en Río de Janeiro en 1987, cuando era consultor de un equipo del Banco Mundial que hacía un análisis comparativo de 24 países del Sur en lo que toca a políticas económicas. Un amigo neoliberal del equipo, sumamente inteligente, economista destacado, gran admirador de la experiencia chilena bajo el régimen de Pinochet, me confió que el problema crítico de Brasil durante la presidencia de Sarney no era una tasa de inflación demasiado alta –como la mayoría de funcionarios del Banco Mundial creía firmemente-, sino una tasa de inflación demasiado baja. “Esperemos que los diques se rompan”, decía él, “necesitamos de una hiperinflación aquí para condicionar al pueblo a aceptar la medicina deflacionista drástica que falta en este país”. Después, como sabemos, la hiperinflación llegó a Brasil, y las consecuencias prometen o amenazan –según se quiera confirmar- la sagacidad de este neoliberal indiano.

El futuro del neoliberalismo

La pregunta que está planteada es si el neoliberalismo encontrará en América latina mas o menos resistencia a la implementación duradera de sus proyectos que en Europa occidental o en la antigua Unión Soviética ¿Será el populismo –o el obrerismo- latinoamericano un obstáculo mas fácil o mas difícil de vencer que la socialdemocracia reformista o el comunismo para la realización de los planes neoliberales? No voy a entrar en esta cuestión, ya que otros aquí pueden juzgarlo mejor que yo. Sin duda, la respuesta va a depender también del destino del neoliberalismo fuera de América Latina, donde continúa avanzando en tierras hasta ahora intocadas por su influencia. En Asia, por ejemplo, la economía de la India comienza, por primera vez, a ser adaptada al paradigma liberal, y hasta el mismo Japón no está totalmente inmune a las presiones norteamericanas para abolir reglas. La región del capitalismo mundial que presenta mas éxitos en los últimos 20 años es también la menos neoliberal, es decir las economías del extremo oriente: Japón, Corea, Formosa, Singapur, Malasia. ¿Por cuánto tiempo esos países permanecerán fuera de la esfera de influencia del neoliberalismo? Todo lo que podemos decir es que se trata de un movimiento ideológico, a escala verdaderamente mundial, como el capitalismo jamas había producido en el pasado. Es un cuerpo de doctrina coherente, autoconsciente, militante, decidido lúcidamente a transformar todo el mundo a su imagen, en su ambición estructural y en su extensión internacional. En esto es mas parecido al movimiento comunista de ayer, que al liberalismo ecléctico y distendido del siglo pasado.

En este sentido, cualquier balance actual del neoliberalismo sólo puede ser provisorio. Es

un movimiento todavía inacabado. Mientras tanto, es posible dar un veredicto acerca de su actuación durante casi quince años en los países mas ricos del mundo, la única área donde podemos decir que sus frutos parecen maduros. Económicamente, el neoliberalismo fracasó, no

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consiguió ninguna revitalización básica del capitalismo avanzado. Socialmente, al contrario, el neoliberalismo consiguió muchos de sus objetivos, creando sociedades marcadamente mas desiguales, aunque no tan desestatizadas como quería. Política e ideológicamente, el neoliberalismo alcanzó el éxito en un grado con el cual sus fundadores probablemente jamas soñaron, diseminando la simple idea de que no hay alternativa para sus principios, y que todos, confesándolo o negándolo, tienen que adaptarse a sus normas. Probablemente ningún saber convencional consiguió un predominio tan amplio desde comienzos de siglo como el neoliberalismo hoy en día. A este fenómeno se lo llama hegemonía aunque, naturalmente, millones de personas no crean en sus recetas y resistan a sus regímenes.

La tarea de sus opositores es la de ofrecer otras recetas y preparar otros regímenes. No es

posible prever cuándo o dónde van a surgir éstos. Históricamente, el momento de cambio de una onda es una sorpresa.

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SÍNTOMAS DEL NEOLIBERALISMO Y SUS ANTECEDENTES HISTÓRICOS∗

∗ Tomado de: Barajas, Rafael (El Fisgón). Cómo sobrevivir al neoliberalismo sin dejar de ser

mexicano. Pról. de Adolfo Gilly, México, Ed. Grijalbo, 2004, 195 pp., pp. 25-35 y 43-46. (Título adaptado al texto).

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LA GLOBALIZACIÓN: UNA TENDENCIA HISTÓRICA DEL CAPITALISMO

Víctor Efraín Peralta Terrazas*

a) Los antecedentes Para entender el concepto de globalización, tal y como hoy se está usando, debemos comenzar por hacer una revisión del desarrollo del sistema económico capitalista. Esto significa que la globalización es un proceso1 ligado de manera estrecha al desarrollo del capitalismo, que es un modo de producción que tiene como características, entre otras, el de ser expansivo respecto de territorios, de poblaciones, de recursos y experiencias culturales. Y dado que el desarrollo del capitalismo se expresa en períodos históricos, la globalización también debe entenderse de manera histórica, como un fenómeno propio del desarrollo capitalista.

El primer período de la globalización lo ubicamos en el “siglo XVI, donde la dinámica expansiva del capitalismo europeo, asociada al nuevo espíritu intelectual y político de la época, impulsó la apertura de nuevas fronteras para los procesos metropolitanos de acumulación. El desarrollo de la ciencia y su aplicación a la producción favoreció la conquista de nuevas fuentes de materias primas y de productos de consumo suntuario, así como la implantación política en territorios cuyas poblaciones fueron incorporadas a esta primera ola de globalización por la vía del sojuzgamiento colonial y la mutación cultural”.2 La expresión de este proceso, en un primer momento, fue la conquista y colonización de la mayor parte de América por parte de España y Portugal. Un segundo momento fue la colonización por parte de Inglaterra, de la América del Norte, Australia, Tasmania y Nueva Zelanda. La consecuencia colonizadora fue la destrucción de la población y de la cultura aborigen de las tierras conquistadas y el saqueo de sus riquezas.

El segundo período de la globalización se inicia en el siglo XVIII como consecuencia de la Revolución Industrial, donde la producción masiva de minerales, la explotación de los recursos forestales y la elaboración de alimentos, se convirtieron en elementos fundamentales del capitalismo europeo, lo que trajo la necesidad de abrir nuevos mercados y apoderarse de los recursos naturales de las diferentes regiones de la tierra. Y culmina en el último tercio del siglo XIX con la aparición del imperialismo, el reparto del mundo por parte de las grandes potencias, con la llamada segunda revolución industrial, la ola de las migraciones y los importantes flujos de capital y mercancías que inundaron al mundo. Las consecuencias mas evidentes de este proceso fueron los conflictos sociales que se sucedieron en los diferentes países, y las contradicciones entre las grandes potencias que desembocaron en la Primera Guerra Mundial. En este período, el * Profesor de las materias de Historia y de Ciencias Políticas y Sociales en el Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Oriente 1 Aquí, “el proceso histórico se entiende como el conjunto de sucesos que se derivan unos de otros y se interrelacionan hasta formar complejos compactos de acontecimientos que surgen, se incrementan, alcanzan su plenitud, decrecen, desaparecen en el tiempo, y se distinguen de los que los preceden y los siguen, y cuya expresión se presenta en los diversos ámbitos de complejidad social: la economía, la política, la educación, la religión, el arte, etc.” Alfredo López Austin y Leonardo López Luján. “La periodización de la historia mesoamericana”. En Arqueología Mexicana. Tiempo mesoamericano (2500 A. C. – 1521 D. C.) Períodos, regiones y culturas prehispánicas. México, No 11, Septiembre de 2002. 2 Carlos M. Vilas. “Seis ideas falsas sobre la globalización. Argumentos desde América Latina para refutar una ideología”. En John Saxe Fernández, Coordinador. Globalización: crítica a un paradigma. México, UNAM/ Plaza y Janés, 1999. p. 73.

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papel del Estado proteccionista fue muy importante, ya que se constituyó en el elemento fundamental de apoyo para el crecimiento de las grandes empresas y fue el instrumento mas importante para el desarrollo de la política expansionista que se dio en el mundo.

Después de la Segunda Guerra Mundial, y como consecuencia de la existencia del mundo bipolar. Para contrarrestar el avance del socialismo en los Estados capitalistas se fortaleció al Estado de bienestar. Se establecieron bloques de influencia entre países capitalistas y países socialistas, de modo que hubo una época de “coexistencia pacífica” entre ellos. Esto permitió un gran desarrollo en los países capitalistas. Se alcanzaron grandes tasas de crecimiento, siendo las grandes empresas las principales beneficiarias de este auge económico, lo que permitió su transformación en grandes corporaciones multinacionales.

Estas corporaciones multinacionales comenzaron a modificar la economía mundial, porque adquirieron una cierta autonomía con respecto a sus Estados de origen y comenzaron a ejercer un control creciente de los recursos fundamentales de la vida económica: la tecnología de producción, el capital de financiación y la comercialización. La internacionalización de la producción significa que cada vez son mas numerosos los bienes y servicios del mundo que son producidos en un mayor número de países, y que el proceso de producción prescinde cada vez mas de las fronteras nacionales. La internacionalización del capital de financiación significa que las sociedades anónimas mundiales pueden tomar a préstamo dinero de casi todos los lugares del mundo. Mediante el empleo de sistemas de administración del numerario centralizado y ordenado electrónicamente, las corporaciones mundiales se encuentran en una posición única para jugar con el capital mundial y los mercados de divisas, arreglando las cosas, cuando es posible hacerlo; así, aceleran los tiempos de pago cuando las divisas de sus países de origen están al alza, y retardan sus cuentas deudoras, sus pagos, cuando es probable que las divisas bajen. Gracias a sus dimensiones y su poder consiguen atraer capital de financiación de los países en donde operan, principalmente de los países pobres, comprometiendo así los pocos fondos locales disponibles que bien podrían financiar proyectos locales, pero que entran al control de las multinacionales sin ningún beneficio para los países de origen. La internacionalización del comercio significa crear un centro comercial mundial en el que pueden venderse productos estándar a nivel mundial, para lo cual es vital contar con información suficiente acerca de la cultura local en las diferentes regiones que componen el planeta.3

El control de estos tres factores de la economía permitió a las corporaciones multinacionales, norteamericanas, alemanas, francesas, italianas, japonesas, inglesas, canadienses y de los demas países desarrollados, entablar una lucha por el predominio del mercado. En la segunda mitad de la década de los años setenta, la necesidad de mejores condiciones de competencia hizo posible la tercera revolución industrial: la revolución electrónica. Esta se caracterizó por el uso de los medio de comunicación electrónica en forma masiva, donde el desarrollo de la telefonía en gran escala y, con base en ello, el uso de la computadora personal, abrieron el camino para una nueva recomposición del sistema capitalista mundial. Nuevamente, como en la época del imperialismo decimonónico, se empezó a hablar de libertad y de democracia y se cuestionó al Estado de bienestar que predominaba en muchos países, sobre todo subdesarrollados.

3 Richard J. Barnet y Ronald E. Müller. Los dirigentes del mundo. El poder de las “multinacionales”. Barcelona, Editorial Grijalbo, 1976.

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La apertura a la inversión extranjera y a la libre circulación de mercancías permitió que la

nueva industria de la electrónica se desarrollara de manera inusitada. La electrónica japonesa, primero con el radio de transistores y luego con la producción masiva de productos electrónicos, inundó el mercado mundial. En esta misma década “se produjo una gran explosión industrial y empresarial con la integración de la microelectrónica y la informática. Transcurrida una década podía constatarse que el sesenta por ciento del mercado mundial de la electrónica de consumo correspondía al sector audiovisual, movilizando un negocio de 80 mil millones de dólares, hasta colocarse este sector, en Estados Unidos al término de la Guerra Fría, como el primer negocio y máximo exportador nacional, tras haber desbancado del liderazgo a la industria aeroespacial, muy ligada a las necesidades de la defensa”4 La nueva revolución tecnológica emprendía su fase de despegue, lo que provocaría que las economías que no contaran con ella se quedarían en el atraso y no pudieran competir en el mercado mundial.

La sobreproducción saturó los mercados y los países sufrieron una crisis económica que se caracterizó por una baja en las tasas de crecimiento y una elevada inflación. La salida que diseñaron las grandes potencias para salvar esta situación fue la de volver a las viejas ideas del liberalismo económico, adaptándolas a la nueva situación histórica: disminuir el gasto social del Estado; desregular el mercado con el propósito de ampliar los márgenes de inversión en los países del mundo y romper con la fuerza política de las organizaciones obreras a fin de no tener trabas en el proceso de acumulación, pues los nuevos avances tecnológicos exigían una mano de obra flexible, para lo cual la existencia de una gran ejército industrial de reserva es condición indispensable para mantener bajos los salarios y aumentar las tasas de ganancia de las empresas.

La aplicación de estas reformas permitiría a los grandes capitales contar con la libertad suficiente para invertir en los países carentes de recursos financieros, comercializar sus productos y tener las facilidades para establecer empresas donde se ofreciera la garantía de control social y de pagar bajos salarios. Los gobiernos de Inglaterra y Estados Unidos encontraron en las ideas de Frederich August Von Hayek, la justificación ideológica para implantar en el mundo al nuevo liberalismo.

Para aplicar los principios del nuevo liberalismo económico, los Estados dominantes: Estados Unidos, Alemania, Japón, Inglaterra, Italia, Francia y Canadá, que conforman el grupo de los siete (G 7), a través de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), diseñan las estrategias de política económica que deben seguir aquellos países que quieren “incorporarse” al primer mundo. Son estos organismos quienes han establecido como requisito esencial para apoyar el desarrollo económico de los países: la apertura y liberalización comercial; la privatización de las empresas estatales; la restricción de los salarios y prestaciones adquiridos por los trabajadores; el ajuste en el gasto público y un control mas centralizado en la política fiscal que permita el pago puntual por los servicios de la deuda. A cambio de la aplicación de estas medidas, los organismos internacionales otorgan préstamos cobrando un alto interés por este servicio.

4 Román Gubert. Eros electrónico. México, Editorial Taurus, 2000, p. 59.

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Contrariamente a lo que se piense, en la mayoría de los países del mundo, los gobiernos han aplicado como política económica los puntos propuestos por el FMI y el BM. La razón principal que los ha obligado a asumir esa política es que en este momento, de las vías posibles para alcanzar el “desarrollo”, la mas factible es la propuesta por estos organismos internacionales, pues la apertura y liberalización del comercio les permite flujos importantes de inversión por parte de las empresas multinacionales, en tanto que la privatización de las empresas estatales se ha convertido en el “gancho” que ha podido atraer esos capitales y la restricción de los salarios y las prestaciones de los trabajadores es la garantía de que al invertir su capital, los empresarios obtengan una alta tasa de ganancia.

La aplicación de la política neoliberal en los países subdesarrollados trajo como consecuencia el desmantelamiento del Estado de bienestar, la desregulación del mercado, el apoderamiento de los sectores básico de la economía por parte de los inversionistas extranjeros, el establecimiento de bajos salarios y el desempleo, lo que ha devenido en un crecimiento en los índices de pobreza en estas naciones.

También, quienes resintieron los cambios de esta nueva era económica fueron los países del llamado bloque socialista. Al no tener la capacidad de llevar a cabo una renovación tecnológica, como la de los países capitalistas desarrollados, su economía dejó de competir en el ámbito mundial, lo que desembocó en una crisis integral que dio al traste con la estructura económica, política y social imperantes: la caída del muro de Berlín marca el principio del fin de un sistema cuyo desgaste fue irreversible. La URSS se desintegró y en los demas países cayeron estrepitosamente los gobiernos y el sistema socialista.

b) La globalización

Con el derrumbe de los gobiernos socialistas y el desmantelamiento de los regímenes nacionalistas que promovieron el Estado de bienestar en los diferentes países del Tercer Mundo, asistimos al comienzo del despliegue de un tercer periodo de expansión del capitalismo, la que se ha denominado como globalización en la fase del imperialismo.

Existen diferentes definiciones de la globalización. Víctor López nos dice que “la globalización es el proceso de interrelación compleja entre diversos mercados, generalmente por conducto de agentes privados y cuyo objetivo primordial consiste en ensanchar su escala de ganancia por la venta de productos y servicios o el establecimiento directo de filiales con el fin de reducir costos o el de competir en mercados protegidos”.5 Con esto, la globalización económica es un proceso en el que predominan las empresas multinacionales que concentran una gran cantidad de riqueza porque ejercen el control de los diversos mercados regionales en el mundo. De hecho, no existe ninguna región económica que goce de autonomía, todas se encuentran integradas y en todas predominan las corporaciones multinacionales.

Como características mas generales de esta nueva etapa del sistema capitalista, se pueden señalar las siguientes:

5 Víctor López Villafañe. Globalización y regionalismo desigual. México, Siglo XXI editores, 1997, p. 13-14.

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- Existe una creciente homogeneización de los modelos de consumo y de formas de vida, de la información y, en alguna proporción, de la cultura. En las diferentes ciudades del mundo la vida cotidiana se construye casi con los mismos elementos: la mayoría ve las mismas películas, casi todas norteamericanas, en las mismas televisiones, casi todas japonesas, escuchan la misma música, en compacts que se comercializan simultáneamente en casi todo el mundo. Las marcas mas importantes de refrescos, de automóviles, de bancos, de artículos deportivos, etc., son las mismas en casi todo el mundo.

- Existen nuevos sistemas dentro de las formas de comunicación empresarial, donde las

tecnologías de la información permiten que los principales mercados financieros y bursátiles del mundo se comuniquen en forma instantánea y que los operadores puedan efectuar transacciones a distancia con la misma sencillez y seguridad que si estuvieran presentes en cada recinto. Aquí, la desregulación de los mercados financieros ha facilitado y promovido aplicaciones masivas de las tecnologías de la información y ambas han sido la plataforma de la creciente movilidad internacional de capitales.

- El uso de las nuevas tecnologías ha permitido a las grandes empresas ampliar su ámbito

de operación comercial y financiera. Sus actividades tienen una incidencia cada vez mas regional. Los mercados nacionales pierden valor para las transnacionales, que piensan cada vez mas en mercados homogéneos, constituidos por conjunto de países, en los que la gran difusión de productos idénticos se facilita, o dan pie a la instalación de nuevas plantas industriales, cada vez mas automáticas y flexibles, que permiten personalizar los productos sin aumentar los costos. Con diferentes implantaciones, que en muchos casos no duran mucho tiempo, las empresas también buscan ponerse a salvo de fluctuaciones monetarias, de políticas industriales de protección y de interferencias políticas.

- Existe una globalización de la tecnología, de la investigación y de los conocimientos. En

Canadá, por ejemplo, el 18% de los fondos en investigación y desarrollo (I+D) industrial que se invierten provienen de empresas extranjeras; en Gran Bretaña esa proporción supera el 15%, mientras que en Estados Unidos casi llega al 10% (lo que representa mas de 14 mil millones de dólares por año); de esta cifra, mas del 76% proviene de Europa, casi el 10% de Japón, y sólo un poco mas del 5% de América Latina. Por su parte, las empresas norteamericanas invierten en I+D en el exterior, sobre todo para industrias no manufactureras (el 26%), farmacéuticas (el 22%), otras químicas (el 20%), instrumental científico (el 11%) y eléctrico (casi el 10%).

Una economía global no es una economía mundial, que existe desde el siglo XVI. No es una

economía en la que el comercio, las inversiones y la explotación de los recursos naturales se pueden ejecutar, donde mas convenga, en cualquier lugar del mundo; ni siquiera es una economía en la que el sector externo es prioritario: una economía global es aquella cuyas funciones críticas se pueden ejecutar, en tiempo real, en cualquier lugar del mundo y pueden llegar a tener efectos a escala global. Por eso la globalización es un hecho tanto político como económico, social y cultural, donde las empresas multinacionales adquieren cada vez mas beneficios.6

6 Ricardo A. Ferraro. La marcha de los locos. Entre las nuevas tareas, los nuevos empleos y las nuevas empresas. México, Fondo de Cultura Económica, 2002, p. 14-17.

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c) los bloques económicos Este proceso de integración regional ha traído como consecuencia la conformación de

bloques económicos integrados por países en los que las grandes empresas multinacionales pueden desarrollar mejor su potencial financiero y comercial. América del Norte, Europa, y Asia son los principales mercados del mundo, pues en estas regiones se generan las tres cuartas partes de la producción mundial.

Aún cuando los procesos de integración regional se iniciaron desde principios de los años cuarenta en Europa, con la creación, entre Bélgica, Holanda y Luxemburgo de la BENELUX, el propósito de los países era, en un principio, el de proteger sus mercados nacionales y sus recursos naturales. En 1957, con el Tratado de Roma, se crea la Comunidad Económica Europea donde los países integrantes7 establecen diversas formas de cooperación económica. En 1959 se crea la Asociación Europea de Libre Comercio8, que es la primera organización regional que busca crear las condiciones para competir como bloque dentro del mercado mundial. En América, en 1960 se crea el Mercado común centroamericano, en 1969 la Comunidad Andina y en 1972 la Comunidad del Caribe. En África, en 1964 se funda la Unión Aduanera del África Austral, se crea la Comunidad económica de los Estados del África Occidental en 1975 y en 1993 el Mercado Común del África Oriental y Meridional. En Asia, se funda en 1967 la Asociación de naciones del Sureste Asiático, en 1985 la Asociación del Sur de Asia para la Cooperación Regional y en 1989 se firma el Tratado de Cooperación económica de Asia y el Pacífico. Los países exportadores de petróleo fundan en 1960 la OPEP.

Es a partir de 1990, que los países se integran no ya para proteger sus mercados nacionales, sino para incorporarse a la economía globalizada de forma agresiva. El Tratado de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico, que tiene como principal líder al Japón, integra a Corea del Sur, a la región china de Hong Kong, a Taiwan, Singapur, Malasia y Tailandia. Estas economías, aún cuando experimentaron un crecimiento inusitado en la década 1985– 1995, ha enfrentado ya su primera recesión económica en los cinco últimos años.

En Europa en 1993 la Comunidad Económica Europea se transformó en la Unión Europea, donde existe ya un sistema monetario único, con un Banco Central en el que participan todos los países integrantes, y se ha establecido ya el sistema de libre comercio. Sin embargo, en lo político cada uno de los países sigue manteniendo su soberanía, lo que ha traído ciertos problemas en el sistema de integración.

En el Continente americano, Estados Unidos, Canadá y México celebraron en 1994 el Tratado de Libre Comercio, y los países que integran el Cono Sur, también han celebrado ya tratados para promover el libre comercio regional, el Mercosur. Por su parte, México está promoviendo tratados bilaterales de libre comercio con los diferentes países de América Latina.

7 Bélgica, Dinamarca, Alemania, Grecia, España, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Holanda, Portugal y Reino Unido. 8 Los países que integraron esta organización fueron Noruega,, Finlandia, Suecia, Islandia, Suiza, Austria y Liechtenstein.

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Estos bloques económicos pudieran ser positivos en la medida en que los países que los conforman se integraran en igualdad de condiciones. Sin embargo, la realidad es muy diferente, ya que entre los países de cada uno de los bloques existen grandes desigualdades de carácter económico, tecnológico, de mercado interno, que hace que las repercusiones de su participación en la integración económica agudice sus problemas internos e incluso, a nivel regional los conflictos entre los países empiezan a demostrar las contradicciones que trae para ellos esta integración.

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Avanza la globalización; proliferan las protestas

LA LUCHA CONTRA EL PODER DE LAS CORPORACIONES

Roberto González Amador*

El libre comercio entre países y firmas multinacionales asentadas en distintas naciones creció en el 2000 casi con la misma fuerza en que aumentó la oposición de grupos organizados contra la mundialización de la economía.

La mecha de las protestas contra la globalización fue encendida en Seattle, ciudad de la costa Pacífico de Estados Unidos con una fuerte tradición de lucha sindical, ya que a finales de 1999 se realizó ahí un encuentro convocado por la Organización Mundial de Comercio (OMC) para lanzar una nueva ronda de negociaciones, cuyo fin era buscar una mayor apertura de las fronteras nacionales al intercambio de mercancías.

Así como en el final de la década de los ochenta se vivió la caída del Muro de Berlín y la

desintegración del bloque de países socialistas en Europa Oriental, al terminar el siglo XX vivimos el surgimiento de grupos organizados contra el poder de las corporaciones.

El movimiento mundial tiene varios personajes emblemáticos, y quizás el mas conocido sea José

Bové, un agricultor que dirige la Confederación de Campesinos de Francia. Bové, militante de los movimientos de los años sesenta, fue condenado en septiembre de 2000 a tres años de prisión por destruir un establecimiento de comida rápida de la estadunidense Mac Donalds. Su lucha, reseñada ampliamente en medios de comunicación de todo el mundo, se ha extendido a otros temas: desde la proliferación de organismos genéticamente modificados hasta el combate contra los “talleres del sudor”, que explotan la mano de obra infantil en países del Tercer Mundo. Bové ha librado una batalla contra la Mc Dominación.

Las protestas de Seattle frustraron la ronda de la OMC, y el movimiento encontró una amplia

percepción a nivel mundial. Desde entonces, los “amos del universo” –para utilizar la caracterización de Tom Wolfe- no encuentran sosiego para atender sus exclusivos encuentros.

Los grupos antiglobalización han realizado manifestaciones lo mismo en las reuniones del Fondo

Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (en Washington y en septiembre pasado en Praga), que en las citas del Foro Económico Mundial, en el exclusivo centro de esquí de Davós; en las cumbres del Foro de Cooperación Asia Pacífico y en las del Grupo de los 7, y recientemente en la cumbre de Niza de los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea.

Se trata de un movimiento atípico, organizado horizontalmente, con redes que se extienden por todo el mundo y que han encontrado en el Internet y el correo electrónico una novedosa forma de convocatoria. Jóvenes en su mayoría, ciudadanos de países desarrollados, con grados universitarios y de postgrado, han aglutinado en su entorno a poderosas agrupaciones sindicales –la AFL-CIO y los Teamsters, de Estados Unidos **, entre los mas representativos- y partidos y grupos socialistas, comunistas, anarquistas, de

* Tomado de Anuarios La Jornada, México 2000. Fin de Siglo. México D.F. Agencia de servicios Integrales de Comunicación, enero de 2001, 173p., 161 p. ** AFL-American federation of Labor (Federación Americana del Trabajo); CIO- Congress of Industrial Organizations (Congreso de Organizaciones Industriales); Teamsters- Organización que agrupa a cerca de 1.4 millones de trabajadores en estados Unidos y Canadá, y que lucha por defender sus derechos laborales. Su lema: “Empujando por una sociedad que funciona por y para los trabajajdores y trabajadoras”. (Nota de los recopiladores).

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ecologistas, homosexuales y lesbianas. El común denominador es la oposición al pensamiento único, a la proclama del “fin de la historia”, al creciente poder de las corporaciones mundiales y a los dictados de los organismos financieros internacionales.

El surgimiento de estos grupos, que buscan crear conciencia de los peligros de la globalización económica, han tocado fuertes intereses y las fibras de la nueva concentración del poder en grupos económicos mundiales, cada vez mas poderosos merced a las fusiones y adquisiciones de la última década.

En los últimos años, bancos, petroleras, empresas de telecomunicaciones, sociedades relacionadas con

Internet, industrias farmacéuticas y alimentarias han protagonizado una batalla por lograr un mayor crecimiento y apoderarse de una porción mas significativa del mercado. Baste decir que sólo en los últimos diez años el dinero que se ha movido en fusiones y adquisiciones entre corporativos asciende a 11 billones de dólares, cantidad que representa 20 veces el producto interno bruto de México.

“La paradoja es que, en busca de una mayor liberalización de los mercados, se produce una concentración de poder sin precedentes que, en última instancia, acabaría en una sola empresa mundial que controlaría todo: la competencia desembocaría en su autoanulación”, plantea el periodista y economista español Joaquín Estefanía en El poder en el Mundo, un libro editado en junio de 2000.

En el fondo del surgimiento de los grupos antimundialización está la certeza de que la globalización

limita el poder económico de los Estados en beneficio de las empresas y de los fondos de pensiones de los países desarrollados que mueven tal cantidad de dinero (21 billones de dólares en 1998) y son capaces de sumir en la crisis a una región entera, como sucedió con el sureste de Asia en 1997.

Los grupos que intentan acotar el poder mundial de las compañías y la incidencia de organismos

financieros en las políticas de los Estados nacionales han encontrado sus contrarios, precisamente, en los beneficiarios de esa integración y también entre algunos gobernantes. El ex presidente Ernesto Zedillo, por ejemplo, los bautizó como globalifóbicos.

Sin embargo, los promotores de la apertura económica sin restricciones siguen sin responder la

pregunta fundamental construida por este movimiento: ¿cuáles serán las consecuencias para la competencia y los consumidores de la formidable concentración de poder económico?

Existen evidencias de que los dueños del dinero pueden comprar a los hombres con poder político, y

sobre este riesgo han advertido los jóvenes que se enfrentan a gases y balas de goma de las policías de varios países del mundo. Ahí radica la esencia del movimiento, caracterizado por el pleno desarrollo de la imaginación para hacerse escuchar.

Así, se han logrado dar algunos pasos hacia la interlocución. En Praga, durante una reunión del FMI y

el Banco Mundial en septiembre de 2000, organizaciones no gubernamentales moderadas dialogaron con los máximos dirigentes de ambos organismos. No hubo compromisos concretos, pero al menos lograron hacerse escuchar en los centros de decisión que tan caros resultan para los países del Tercer Mundo, llamados ahora, eufemísticamente, “emergentes”.

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LOS JÓVENES Y LA ANTIGLOBALIZACIÓN

Por José Seaone y Emilio Taddei*

A una ciudad del norte, yo me fui a trabajar,

mi vida la dejé entre Ceuta y Gibraltar. Soy una raya en el mar, fantasma en la ciudad,

mi vida va prohibida, dice la autoridad.

Manu Chau. “Clandestino”

1. Del hedonismo yuppie a la revuelta juvenil El auge del liberalismo económico durante la década de los ochenta y de los noventa fue acompañado por la construcción y difusión a escala planetaria de nuevos iconos y “estilos de vida” que sirvieron de sustrato ideológico ( y visual) a la ideología del mercado. La publicidad es sin duda un poderosísimo vehículo de legitimación a escala planetaria del capitalismo mundializado. El vertiginoso aumento de gastos publicitarios de las principales empresas transnacionales en las décadas recientes son una muestra de ello.9 Ya desde la década de los ochenta (auge de los reaganomics y del thatcherismo en los países anglosajones) la figura del yuppie fue entronizada como el prototipo universal del “hombre nuevo” que el capitalismo postulaba para ser urbi et orbi. Puesto en perspectiva histórica, este icono del capitalismo anglosajón, aparecía estrechamente vinculado al proceso de financiación que se consolidaría en la década de los noventa. El yuppie, modelo de joven exitoso forjado al calor de las transacciones financieras de Wall Street, condensaba las “bondades” de un estilo de vida basado en la consecución de valores liberales: el consumo y la competencia. El yuppie se transformó en el nuevo portaestandarte de un american way of life reactualizado. El intento de universalización de la figura del joven exitoso, consumista, hedonista e individualista formó parte de una ofensiva cultural neoliberal tendente a borrar las huellas de una juventud rebelde que en décadas anteriores había participado activamente en las protestas y los movimientos sociales y políticos cuestionadores del orden capitalista que tuvieron lugar tanto en los países industrializados como en el Tercer Mundo.

La caída del Muro de Berlín y el desplome de los regímenes comunistas en Europa Oriental a fines de la década de los ochenta, procesos en los cuales las juventudes de estos países tuvieron un rol destacado, fue para los profetas liberales una nueva e inequívoca señal para proclamar a los cuatro vientos el “triunfo final”de los valores universales de la libertad y el consumo. No cabía duda, se decía, que si los jóvenes de esos países se revelaban contra los regímenes comunistas era, entre otras cuestiones, porque el socialismo realmente existente no permitía satisfacer sus ansias “naturales” de consumo. A inicios de los noventa el capitalismo recibía con los brazos abiertos a millones de jóvenes “desheredados” del consumo, prometía prosperidad, libertad, éxito económico y decretaba el “fin de la historia”. Ante las perspectivas de potenciales y millonarias ganancias que se abrían como consecuencia del triunfo universal del capitalismo y la desregulación del comercio mundial, las grandes empresas mundiales redoblaron sus esfuerzos publicitarios destinados a seducir a los jóvenes con su ingreso al “edén del consumo”. La osadía del mercado fue aún mas lejos de lo conocido hasta entonces: las imágenes del Che Guevara, de Lenin, de Marx, de Mao y de otros “rebeldes sociales” fueron utilizadas en muchos países del norte para promocionar la venta de “productos juveniles” (ropas, cosméticos, paquetes turísticos, música, etc.). Una inequívoca señal destinada a demostrar a los jóvenes de hoy que, tamizados por la lógica ahistórica del mercado, hasta los revolucionarios de antaño pueden ser convertidos en mercancías.

* Tomado de: Feixa, Carles, Joan R: Saura y Carmen Costa (eds.) Movimientos juveniles: de la globalización a la antiglobalización. Barcelona, Editorial Ariel, 2002, 171 pp., pp. 145-163. 9 Véase Klein (2001 : 35).

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Las multitudinarias protestas ocurridas en noviembre de 1999 en la ciudad de Seattle contra la reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC) pusieron en tela de juicio estas optimistas visiones de la mundialización capitalista vehiculizadas por los organismos internacionales y los gobiernos neoliberales de diferentes países del mundo. La “Batalla de Seattle”, acompañada por una brutal represión de las fuerzas policiales, puso de manifiesto la amplitud del descontento social a escala internacional generado por las políticas neoliberales y la agudización de la concentración de la riqueza durante la última década. Los hechos de Seattle marcan un punto de inflexión en las protestas internacionales contra la mundialización neoliberal.10 Un rápido repaso de la cronología11 de estas protestas muestra, para el año 2000, un significativo aumento de las acciones contra los organismos internacionales y el “gobierno de los poderosos” que se incrementa en el 2001. En perspectiva histórica este proceso de consolidación de las protestas internacionales ocurre en un lapso de tiempo muy corto en realción a los pronósticos de “paz social” augurados por los ideólogos del mercado. En menos de una década los prometidos efectos benéficos del neoliberalismo y de la desregulación comercial y financiera parecen haberse esfumado al calor de la recesión económica y de las recurrentes crisis financieras (Asia, Rusia, Brasil, Turquía, Argentina). Las “promesas incumplidas” del capital han dejado paso a un desolador panorama internacional signado por una escalofriante concentración de la riqueza y la difusión creciente de conflictos armados febrilmente orquestados y alentados por las potencias mundiales, especialmente los Estados Unidos.

En este escenario de creciente cuestionamiento de los regresivos efectos del modelo civilizatorio forjado por el neoliberalismo, la juventud aparece nuevamente como un destacado sujeto de las protestas. Las recientes protestas kabiles en Argelia, las movilizaciones estudiantiles en Indonesia que pusiera fin al despótico régimen de Suharto, la nueva Intifada palestina, las protestas de los inmigrantes ilegales latinoamericanos (“encerrados”) en España y en Europa en general, las revueltas juveniles de los inmigrantes africanos en las periferias de las ciudades francesas y el poderoso movimiento de los Tutte Bianche en Italia son algunas de las manifestaciones de la participación juvenil contra el impacto diferenciado del orden neoliberal sobre diferentes países y culturas. A estos ejemplos mencionados pueden agregarse otros que refuerzan esta perspectiva: las campañas de denuncia contra los sweatshops12 y el poder de las grandes multinacionales organizadas por sindicatos estudiantiles de las universidades norteamericanas, la activa participación de jóvenes en las protestas de los piqueteros en Argentina, la importante componente juvenil en organizaciones que denuncian los efectos del “capitalismo financiero de casino” como la red ATTAC, la lucha de los estudiantes coreanos junto a la KCTU contra los efectos de las políticas neoliberales en ese país, la reciente huelga estudiantil de la UNAM en México, las importantes movilizaciones juveniles en Irán a favor de la liberalización política del régimen islámico, etc.

En diferentes grados y niveles estas expresiones de rechazo denuncian las consecuencias del régimen social de acumulación impulsado a escala planetaria por el capitalismo en su actual fase neoliberal. Estas manifestaciones del conflicto son la expresión, entre otras, de tres tendencias simultáneas: en primer lugar, la ya citada precedentemente, en relación al “retorno de la protesta social” como consecuencia de la crisis de legitimidad del orden mundial forjado por el neoliberalismo. Esta tendencia da por tierra con las “optimistas” visiones del pensamiento liberal en relación a la estabilidad social y política de dicho orden y el “fin de la historia”. En segundo término, el lugar destacado que le cabe a los movimientos juveniles en la lucha contra las políticas neoliberales y sus consecuencias. Las revueltas de los jóvenes, Kabiles, palestinos, indígenas y campesinos de América Latina, inmigrantes ilegales en Estados Unidos y Europa desmitifican el proceso

10 Numerosos estudiosos de la protesta internacional coinciden en este aspecto. Véase Bello (2001). 11 Una detallada cronología de las protestas y campañas mas importantes contra la mundialización neoliberal desde 1996 (Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo en Chiapas, México) hasta inicios del 2000 (Foro Social Mundial de Porto Alegre, se encuentra en Seoane y Taddei (2001). 12 “Talleres del sudor”. Palabra con la que se designa los talleres de confección de las multinacionales en los países del Tercer Mundo, en los que predomina una explotación intensiva de la mano de obra, del trabajo infantil, y donde los trabajadores, fundamentalmente mujeres, carecen de los mínimos derechos laborales.

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globalizador en curso. El joven trabajador clandestino de la canción de Manu Chao parece ser el “rostro oculto” que hoy comienza a hacer sentir su voz. Por último, es importante señalar el destacado papel que les cabe a los muchos de estos movimientos de resistencia juvenil en la dinámica del movimiento antimundialización neoliberal13 y, mas específicamente, en las protestas internacionales que han acontecido en Seattle, Washintong, Praga, Niza, Porto Alegre, Gotemburgo y Génova. En la mayoría de estos casos la participación juvenil se ha revelado como un elemento decisivo de la dinámica de estas movilizaciones y ha favorecido, a través de la introducción de novedosas y vistosas formas de protesta, una creciente visibilidad de las mismas. La participación en el movimiento antimundialización neoliberal de nuevos actores juveniles –articulados en torno a la defensa de los derechos indígenas y campesinos, del medioambiente, de las identidades de género, del combate contra las multinacionales, contra la discriminación de los inmigrantes en los países industrializados, etc.- constituye un aporte de gran valor a la dinámica de este movimiento que da cuenta de la pluralidad reivindicativa que presenta la lucha contra el neoliberalismo a escala internacional.

La protesta juvenil ha cobrado una nueva dimensión a inicios del siglo XXI y ha iniciado un proceso de confluencia con sectores sociales que hasta hace poco tiempo veían con reticencia los reclamos de estos nuevos colectivos (como por ejemplo, los sectores sindicales tradicionales de Europa y Estados Unidos). Esto resulta en gran medida del hecho que la juventud es uno de los sectores mas golpeados (junto con las mujeres y los pueblos indígenas) por las transformaciones del capitalismo mundializado, La precarización del trabajo y la difusión de la “pluriactividad” laboral juvenil, la pérdida de derechos sociales, la privatización y mercantilización de la educación, la falta de perspectivas laborales estables, el padecimiento de los conflictos armados y de enfermedades endémicas, la exclusión de los espacios públicos de recreación como consecuencia de la privatización de los mismos, etc., son la cruda cotidianidad que enfrentan millones de jóvenes en todo el mundo, excluídos de un modelo promotor de una ciudadanía restringida que reposa en la capacidad de consumo.

El desempleo juvenil de masas y la precarización laboral son piezas clave en la reproducción del modelo de acumulación promovido por el neoliberalismo en la medida en que garantizan un “disciplinamiento” creciente de la mano de obra juvenil, forzada a aceptar el desempleo crónico o bien los “trabajos basura” temporales carentes de toda perspectiva de estabilidad y desprovistos de derechos sociales. Frente a la protesta y rebelión juvenil que derivan de esta situación el capitalismo neoliberal responde con una creciente criminalización de la misma y una demonización de la figura del joven a través de la asociación cada vez mas manifiesta entre juventud y delincuencia. Prueba de esto es el vertiginoso aumento de la población carcelaria juvenil en Estados Unidos y en numerosos países latinoamericanos. El asesinato por parte de la policía italiana del joven italiano de 23 años Carlo Giuliani durante las masivas protestas ocurridas en Génova durante la cumbre de G 8 es un ejemplo emblemático acerca de la respuesta del neoliberalismo a la protesta juvenil y señala también la difusión de una política represiva y de criminalización del conflicto como respuesta del modelo capitalista actual ante las demandas sociales, aún en las “doradas” democracias de los países centrales.

Bibliografía Aguiton, C. (2001): Le monde nous appartient, Plon, París. Bello, W. (2001): “Present a the creatión: Focus on the Global South, Annual Report 2001, Bangkok.

13 En relación al origen del movimiento contra la mundialización neoliberal y al lugar que le cabe a las protestas de Seattle en este proceso véase Seaone y Taddei (2001: 191-200).

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Ceceña, A. E. (2000): “Para una arqueología de los nuevos movimientos sociales”, en E. Rajnechenber y C. Fazio (eds), Presente ¿Futuro?, México. Klein, N. (2001): No logo. La tyrannie des marques, Actes Sud, París. Movimientos de Resistencia Global & Invisibles (2001): En Génova, volveremos a asaltar los cielos, España, mimeo. Seoane, J. y Taddei, E. (eds. ): Resistencias Mundiales. De Seattle a Porto Alegre, CLACSO, Buenos Aires.

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IMÁGENES

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EJERCICIO SOBRE EL APRENDIZAJE NÚM. 2 DE LA UNIDAD IV: EXTINCIÓN DEL MUNDO BIPOLAR. NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN. PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS (DE 1979

A NUESTROS DÍAS)

INSTRUCCIÓN: De la lectura, Los síntomas del neoliberalismo y sus antecedentes históricos, resuelve el siguiente crucigrama.

1 2 3 1

2 4 3 5 4 5 6 6 7 7

HORIZONTALES

1. Se le denomina también monetarismo ortodoxo

o darwinismo económico: 2. Uno de los rasgos esenciales del neoliberalismo

es la: 3. Según los neoliberales, lo que en última

instancia determina todo es el: 4. Participó en las reuniones de Mont-Pélerin,

teórico del monetarismo y obtuvo el Premio Nobel de Economía en 1976:

5. Para los neoliberales es buena, necesaria e inevitable:

6. Presidente que aplicó las políticas neoliberales en México:

7. Es el abuelo de los neoliberales, defensor del capitalismo y del libre mercado:

VERTICALES

1. Con las políticas neoliberales crece el: 2. El neoliberalismo es la reacción teórica y política

contra el: 3. Con las políticas neoliberales, los países del

Tercer Mundo pierden su: 4. La política económica neoliberal sacrifica a las: 5. Primer teórico del neoliberalismo, furioso

anticomunista, ganó el Premio Nobel en 1974 6. Los neoliberales combaten las teorías de: 7. Se cierran instituciones de seguridad social y

baja la inversión en (invertido): Mayo de 2004

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EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE NÚM. 2 DE LA UNIDAD IV: EXTINCIÓN DEL MUNDO BIPOLAR. NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN.

PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS (DE1974 A NUESTROS DÍAS) NOMBRE DEL ALUMNO:_____________________ GRUPO:_________ INSTRUCCIÓN: De la lectura ¿Ha fracasado el neoliberalismo?, relaciona la columna de la izquierda con la columna de la derecha. 1. El propósito del neoliberalismo era

combatir la: 2. Según Hayek y sus compañeros, la

libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia es destruida por el :

3. Una de las causas de la crisis de 1973, según los neoliberales, es:

4. El Estado de bienestar promovió: 5. Para los neoliberales, la meta suprema

de cualquier gobierno es: 6. El primer régimen de un país del

capitalismo avanzado en poner en práctica un programa neoliberal:

7. Es uno de los síntomas del neoliberalismo:

8. Tipos de gobierno que primeramente se atrevieron a poner en práctica políticas neoliberales:

9. Gobierno que no respetó la disciplina presupuestaria y se lanzó a una carrera armamentista para quebrar la economía soviética:

10. País donde un gobierno socialista siguió una política cercana a la ortodoxia neoliberal:

11. Es uno de los éxitos del neoliberalismo: 12. Es uno de los fracasos del

neoliberalismo: 13. Régimen que tiene el “honor” de

haber sido el pionero del ciclo neoliberal de la historia contemporánea:

14. Una de las razones que explican la victoria del neoliberalismo en los años 90´, es:

15. Reacción teórica y política contra el Estado intervencionista y de bienestar, un modo de dominación a escala mundial y nacional

( ) La estabilidad monetaria. ( ) Gobierno de Reagan. ( ) La política antisindical. ( ) De derecha radical. ( ) Gobierno de Thatcher. ( ) Dictadura de Pinochet en Chile. ( ) Reducir la inflación. ( ) Teoría Keynesiana. ( ) Francia. ( ) La caída de la tasa de crecimiento. ( ) Estado de bienestar. ( ) El movimiento obrero. ( ) Un nuevo “igualitarismo”. ( ) El neoliberalismo. ( ) La caída del comunismo.

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EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE NÚM. 2 DE LA UNIDAD IV: EXTINCIÓN DEL MUNDO BIPOLAR. NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN. PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS (DE 1979

A NUESTROS DÍAS) INSTRUCCIÓN: De la lectura, La globalización: una tendencia histórica del capitalismo, relaciona correctamente ambas columnas.

( ) 1. Se ubica en el siglo XVI, donde la dinámica expansiva del capitalismo europeo, asociada al nuevo espíritu intelectual y político de la época, impulsó la apertura de nuevas fronteras para los procesos metropolitanos de acumulación. ( ) 2. Es una consecuencia de la Revolución Industrial, donde la producción masiva de minerales, la explotación de los recursos forestales y la elaboración de alimentos, se convirtieron en elementos fundamentales del capitalismo europeo, lo que trajo la necesidad de abrir nuevos mercados y apoderarse de los recursos naturales de las diferentes regiones de la tierra. ( ) 3. Se establece como una forma de contrarrestar el avance del socialismo después de la Segunda Guerra Mundial. ( ) 4. La tecnología de producción, el capital de financiamiento y la comercialización se consideran: ( ) 5. Se caracterizó por el uso de los medios de comunicación electrónica en forma masiva, donde el desarrollo de la telefonía en gran escala y, con base en ello, el uso de la computadora personal, abrieron el camino para una nueva recomposición del sistema capitalista mundial. ( ) 6. La disminución del gasto social, la desregulación del mercado con el propósito de ampliar los márgenes de inversión en los países del mundo y el rompimiento de la fuerza política de las organizaciones obreras, son algunas ideas del: ( ) 7. Son los organismos que han establecido como requisito esencial para apoyar el desarrollo económico de los países: la apertura comercial; la privatización de las empresas estatales; la restricción de los salarios y prestaciones adquiridos por los obreros; el ajuste en el gasto público y un control más centralizado en la política fiscal que permita el pago puntual de la deuda. ( ) 8. El desmantelamiento del Estado de bienestar, la desregulación del mercado, el apoderamiento de los sectores básicos de la economía por parte de los inversionistas extranjeros, el establecimiento de bajos salarios y el desempleo, que ha devenido en una mayor pobreza, son consecuencias de: ( ) 9. Es un proceso en el que predominan las empresas multinacionales que concentran una gran cantidad de riqueza porque ejercen el control de los diversos mercados regionales en el mundo. ( ) 10. Son los principales mercados del mundo, pues en estas regiones se generan las tres cuartas partes de la producción mundial.

a) La globalización. b) América del Norte, Europa y Asia. c) La aplicación de la política neoliberal

en los países subdesarrollados. d) La OCDE, el FMI y el BM. e) El primer período de la globalización. f) El Estado de bienestar. g) Los recursos fundamentales de la

vida económica actual. h) El segundo período de la

globalización. i) La tercera revolución industrial. j) Neoliberalismo económico.

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EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE NÚM. 2 DE LA UNIDAD IV: EXTINCIÓN DEL MUNDO BIPOLAR. NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN. PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS (DE 1979

A NUESTROS DÍAS) INTRUCCIÓN: Lectura sobre Los jóvenes y la antiglobalización. Los siguientes enunciados están en desorden; ustedes deben anotar en cada paréntesis el número, del 1 al 15, que le corresponde, reconstruyendo la secuencia lógica de los hechos. ( ) Frente a la movilización juvenil, el capitalismo neoliberal responde criminalizando a los

jóvenes. ( ) La caída de los países socialistas da mayor impulso a la ideología neoliberal. ( ) Empezaron a surgir grandes movilizaciones contra la globalización neoliberal. ( ) A partir de Seattle, crece y se organiza mejor la antiglobalización. ( ) Los movimientos juveniles antiglobalización se unen a organizaciones sindicalistas,

ecologistas, proindígenas, etc. ( ) Noviembre y diciembre de 1999: la gran movilización de Seattle. ( ) Las protestas contra la globalización neoliberal se multiplican en Estados Unidos, Italia,

Argelia, México, etc. ( ) El neoliberalismo impulsa el modelo del yuppie contra el joven inconforme. ( ) Enero de 2001: gran foro antiglobalización en Porto Alegre, Brasil. ( ) El neoliberalismo no logra resolver la crisis: crece la pobreza, las minorías se

enriquecen, surgen nuevas guerras, etc. ( ) Auge del neoliberalismo en las décadas de los ochenta y los noventa. ( ) Se ofrece libertad y consumo a los jóvenes de los países exsocialistas. ( ) Surgen organizaciones como ATTAC y Red de Acción Directa. ( ) Primer Encuentro Internacional por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, organizado

por el EZLN. ( ) Por diversas causas más y más jóvenes se unen a los movimientos contra la globalización

neoliberal. Mayo de 2004