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    BFUCh

    XXXR

    (2002-2003): 329-337

    Las fuentes p r el estudio histrico

    del espaol del Uruguay1

    Virginia Bertolotti

    Magdalena Col1

    Universidad de la Repblica Montevideo

    1. EL ESTUDIO HISTRICO DEL ESPAOL EN EL URU GUAY

    El estudio del desarrollo del espaol en el Uruguay2 e ha centrado en

    una primera instancia en el anlisis de fuentes primarias, entre las cuales se

    incluyen diferentes tipos de docum entos de carcter formal, como partes

    militares, querellas civiles y penales, inventarios, testamentos, as como

    tambin documentos no-formales, principalmente cartas familiares. Sin

    embargo, pronto se vio la necesidad de recurrir a o tro tipo de fuentes que

    aportasen informacin que no puede ser directamente extrada de las men-

    cionadas. En este sentido, cobran importancia las fuentes secundarias, en-

    tre las que destacamos, en este trabajo, los diarios de viajeros.

    Esta investigacin forma parte del proyecto Historia del espaol del Uruguay que

    dirige el profesor Elizaincin en el Instituto de Lingstica de la Facultad de H umanidades y

    Ciencias de la Educacin, Universidad de la Repblica, Montevideo. Asimismo, integra el

    macroproyec to Historia del espafiol de Amrica , ausp iciadopor la Asociacin de Ling stica

    y Filologa de Amrica Latina (ALFAL).

    Cabe recordar que la colonizacin del actual territorio del Uruguay, la entonces llamada

    Banda

    Oriental, fue realizada tardamente ya en trado el siglo XVIII El proceso fundacional

    de Montevideo se extiende entre los aos 1 724 y 1730.

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    VIRGINIA BERTOLOTTI

    y

    MAG DALEN A COLL

    La descripcin de los procesos que conllevaron al esp ol riopl tense

    ha sido estudiada, durante los ltimos aos, principalmente por Beatriz

    Fontanella de Weinberg y su equipo, en Baha Blanca, Argentina,

    y

    por

    Adolfo Elizaincn y el suyo, en Uruguay. Estos estudios han permitido un

    sustancial avance en el conocimiento de la implantacin y transplante de

    las variedades del espafol a esta regin de Amrica.

    El marco terico en el que se inscriben los estudios que venimos reali-

    zando sobre la historia del

    espalol en el Uruguay combina la historia exter-

    na de la lengua con la historia interna, lo cual confluye en estudios

    diacrnicos de carcter sociolingi5istico. En consecuencia, se ha trabajado

    con una metodologa que puede calificarse como de sociolingstica hist-

    rica Romaine

    1982 ,

    es decir, como una lingstica diacrnica que con-

    templa tambin la variacin regional, social y situacional; una lingstica

    propiamente histrica entonces, que para serlo cabalmente se apoya en apor-

    tes demogrficos, sociales, histricos, estilsticos y filolgicos.

    En este sentido, para la confeccin del Corpus de las fuentes primarias

    de nuestra investigacin tuvimos en cuenta diferentes cuestiones:

    i

    Por razones ligadas a la permanencia de los productos lingsticos, est

    claro que solamente es posible utilizar textos escritos como fuentes para

    el estudio de diversos estados de lengua. Dentro de estos, el texto litera-

    rio, al cual ha recurrido tradicionalmente la filologa, no puede ser con-

    siderado la nica fuente para el estudio de la oralidad o de la lengua no

    culta ya que suele estar sujeto a cuidadosos procesos de planificacin y

    suele ser producido por personas altamente alfabetizadas.

    ii) El carcter arcaizante y conservador de la lengua escrita literaria relativiza

    su valor como fuente ideal para la reconstmccin de la oralidad, siem-

    pre ms gil en sus cambios que la escritura. Por otra parte, la ausencia

    de produccin literaria autctona en la mayor parte del siglo XVIII en

    la Banda Oriental se hubiera transformado, si hubisemos tomado ese

    camino, en un obstculo insalvable.

    iii)La reconstruccin de la oralidad, y de eso se trata cuando se intenta

    describir la sincrona de, por ejemplo, el siglo XVIII oriental3,aunque

    se base necesariamente en el registro escrito, buscar entonces encon-

    trar formas de escritura lo ms cercanas posibles a la oralidad. Desde el

    punto de vista situacional, el documento ms prximo una situacin

    El

    adjetivo oriental refiere a lo relativo a la Banda Oriental

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    LAS FU NT S ARA EL

    ESTUDIO H IS T ~ R IC O

    DEL

    ESPAOL

    DEL

    URUGUAY

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    de cercana y, en consecuencia, d e informalidad, parece ser la carta fa-

    miliar. El papel de las cartas familiares como fuentes primarias en la

    descripcin del e s p a o l del Uruguay ya fue descripto por Elizaincn y

    Groppi (1992).

    iv) Asimismo, el buen manejo de la norma culta y el conocimiento de la

    normativa ortogrfica van en detrimento de la posibilidad de recupera-

    cin de lo oral, en la mayora de los casos, por lo cual, desde

    un

    punto

    de vista intralingistico, el nivel sociocultural de los hablantes/escri-

    bientes es de la mayor pertinencia.

    En esta oportunidad, presentaremos los resu ltados obtenidos en el pla-

    no fnico y en el lxico a partir tanto de las fuentes primarias como de las

    fuentes secundarias.

    Por lo explicado anteriormente la informalidad del evento de comuni-

    cacin y el bajo nivel de instruccin del escritor resultan especialmente

    valiosos para analizar el p lano fnico.

    A

    modo de ejemplo, y con respecto

    a las fuentes primarias, un informante culto, que sea seseante, aunque diga

    [sjlo] no escribir sino , en tanto que a uno con bajo nivel

    de instruccin, probablemente le sea indiferente escribir o

    si pronuncia [sjlo], es decir, si es seseante.

    As, en los documentos del siglo XVTII, pertenecientes a espaiioles pro-

    venientes de zonas seseantes, pero tambin a espafioles provenientes de

    zonas distinguidoras, encontramos el seseo ampliamente extendido como

    uno de los rasgos propios de la etapa fundacional del espafol en el Uru-

    guay. Tambin hay grafias seseantes en criollos provenientes de la regin.

    A la hora de dar cuenta de la extensin del seseo, cobra un valor excep-

    cional el hecho de que incluso un hablante criollo de los ms cultos para

    aquel entorno, como lo fue Juan Manuel Prez Castellano, considerado

    como el primer escritor nacional, escriba ofiescan sensillo poblasin

    (1787). De esta manera, no cabe duda acerca de la gran extensin del seseo

    en la poca.

    Por o tra parte, encontram os en nuestro Corpus del s iglo XVTII prdida

    de /S / en diferente contextos. Se destaca su ausencia a final de palabra

    como en

    tr

    e

    abril

    (1 748),

    heran contrabandista

    (1 797) y en implosiva

    interna como en

    uridicion

    (por

    jurisdiccin

    797) y

    harretaron

    (por

    arres-

    taron -1750). Lo que no podemos saber de estos testimonios pertenecien-

    tes a fuentes primarias es si esta ausencia grfica denota una ca da total de

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    VIRGINIA BERTOLOTTi

    y

    MAGDALEN A COLL

    /S o una aspiracin4.S nos proveern datos sobre esta cuestin las fuentes

    secundarias, entre ellas, los viajeros.

    La importancia de estos ha sido destacada por Horacio Arredondo, quien

    se habia apoyado en ellos para la reconstruccin del pasado uruguayo y

    americano:

    Es interesante conocer la opinin que la observacin del pas ha merecido a

    quienes lo visitaron durante el transcurso de los siglos XVI, XVII, XVIII

    y

    XIX. En los relatos publicados en las ms distintas lenguas, se encuentran inte-

    resantsimas noticias, jugosos pormenores, informaciones sobre personas cos-

    tumbres desaparecidas ...) Se trata de una fuente en la que debe abrevarse, pues

    son impresiones fiescas, de contemporneos, expresadas con toda libertad, sin

    eufemismos, fuera de los convencionalismos del documento 1

    95

    1 5-6 .

    Llamamos viajeros a todos aquellos quienes han hecho de su pasaje por

    nuestras tierras un relato5.

    Las

    motivaciones de su visita al Plata son diver-

    sas: a veces cientficas, a veces polticas, a veces comerciales; siempre, sin

    embargo, nos aportan el mirar del otro, el mirar extraado.

    Como es de suponer, la informacin sobre aspectos fnicos o fonolgicos

    que se presenta o podemos deducir de los diarios de viajes al Ro de la Plata

    no es la ms frecuente. No es de extraar que

    u

    viajero se ocupe ms de la

    descripcin de la vestimenta que de la de la pronunciacin. Por otra parte,

    el hecho de que la mayora de los viajeros no fueran hispanoparlantes y de

    que no pasaran temporadas demasiado extensas los hace poco sensibles a

    los matices lingisticos sonoros, por ejemplo, a la realizacin del yeismo y

    su eventual

    rehilamiento.

    Empero, aun los viajeros poco sensibles a matices de una lengua que en

    la mayora de los casos les era extraa pueden aportar informacin intere-

    sante. Podemos distinguir, por un lado, los datos obtenidos a travs de las

    formas en que los viajeros transcriben las palabras espaolas inexistentes

    en las lenguas de origen a veces ajenas tambin al espaol patrimonial);

    por otro, los comentarios explcitos que hacen acerca de la pronunciacin o

    la entonacin de la sociedad que visitan. Estos dos tipos de informaciones

    Otras apreciaciones concretas acerca del sistema fnico del espailol de la Banda Oriental

    -extraidas de fuentes primarias- se encuentran recogidas en Elizaincn, Malcuori y Coll

    19 98 ), Malcuori y Coll 1994) y Elizaincn, Malcuori y Bertolotti 19 97 ).

    Consideramos viajeros incluso a los diplomticos cuyos informes pueden ser vistos

    como relatos.

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    LAS FUENTES

    PARA

    EL

    ESTUDIO

    HISTORICO

    DEL ESPAOL

    DEL

    URUGUAY

    fnicas pueden complementarse entre s. Tal es el caso de los datos relacio-

    nados con el sonido aspirado, que presentamos a continuacin.

    El hecho de que un viajero ingls escriba

    an

    por

    San

    en the ancient

    town of Jan Carlos 6 quizs nos pueda estar hablando acerca de su percep-

    cin sobre la aspiracin del fonema /S/ en contexto inicial. Podra pensarse

    que un viajero ingls, con escasos conocimientos de la lengua castellana,

    encontrar en la grafia del espafiol una buena representacin de la aspi-

    racin.

    Aunque escasos, los comentarios explcitos acerca de la pronunciacin

    permiten

    ir

    confirmando hist6ricamente algunos datos, en esta ocasin, la

    realizacin del sonido aspirado, hecho que no hemos podido deducir de las

    fuentes primarias, como ya dijramos.

    Un viajero francs, Arsene Isabelle, quien visita nuestro pas en la ter-

    cera dcada del

    XIX,

    escribe: Este paseo se prolonga en

    un

    camino que

    llega muy lejos y que bordea la costa poco elevada de la ciudad: el llamado

    Bajo . Y en cita al pie da la siguiente recomendacin a sus coterrneos, a

    quienes va dirigida su obra:

    . I

    T sta palabra desig-

    na un terreno bajo. La j (llamada ota) delan te de todas las vocales, y la g ante la

    y la i, tienen un sonido gutural, como en

    bajo,

    que slo se puede captar des-

    pus d e residir mucho tiempo en el pas. Posiblem ente sea la nica dificultad

    que ofrece la bella y rica lengua castellana, pero es tambin una dificultad insu-

    perable para muchas personas y la ocasin para las porteas d e rerse a carcaja-

    das; stas se divierten haciendo pronunciar a los extranjeros ciertas palabras

    que se prestan a equvocos por las dificultades con que tropiezan al pronunciar

    la jota (el subrayado es nuestro).

    Por otra parte, la entonacin, marca clara de las diferencias a nivel

    prosdico entre las variedades iberoamericanas, tambin es percibida por

    algunos viajeros. De todas formas, los datos lingsticos que pueden pro-

    veer no pueden ir ms all de un comentario poco tecnico, tal como se

    consigna en este pasaje en el cual se vienen describiendo las costumbres

    de los montevidenses :

    (...)

    Gustan mucho de andar caballo hombres y mujeres; beben mate

    a

    todas

    horas; h bl n conciert

    n

    o&4za&s se resienten de la

    Murray J.H. 1871).

    Travels in Uruguay.

    Londres: Longman Co.

    Isabelle

    A. 1943). Viaje a Argentina

    Uruguay

    y Brasil en 1830: 190.

    Buenos Aires

    Editorial Americana.

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    3

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    VIRGINIA BERTOLO iTi

    y

    MAGDALENA COLL

    falta de trato, que produce cierto encogimiento. Por lo dems son de buena

    disposicin, tanto de potencias como de cuerpo8 (subrayado nuestro).

    En la misma obra

    y

    destacando similares caractersticas en este caso

    del habla rural se representa la lentitud en el ritmo del habla a travs de

    guiones que separan las slabas:

    No ser suprfluo exponer el d ilogo que acostumbran para presentarse al ran-

    cho ms desconocido. Se ponen

    caballo delante de la puerta de

    l:

    le dice el

    amo:

    Di-os lo guarde aa-mi-go, pronunciado con mucha lentitud.

    R

    Y

    Vd. lo mis-mo.

    A-pe-ese si gusta.

    R.

    No hay para qu.

    Va-ya, no sea son-so.

    R. Valdreme de su fa-vor.

    Deje

    ah

    el ca-ba-110, no ms 9.

    En casos como este las fuentes secundarias cobran especial importan-

    cia en la medida en que presentan informacin que no podra haber surgido

    en nuestras fuentes primarias.

    3 . EL PL NO LXICO

    Tal como en el plano fnico el lxico ha sido analizado tanto en fuentes

    primarias como en fuentes secundarias.

    Estudiamos en las fuentes primarias el lxico relacionado con algunos

    campos semnticos como el de la alimentacin lo que nos llev a privile-

    giar -en esta etapa de la investigacin- ciertos tipos de fuentes como los

    inventarias de pulpera los listados de cargas de los barcos

    y

    los partes

    militares. Estas fuentes muestran que de la nueva realidad regional el colo-

    no tom bsicamente dos elementos: la carne vacuna -alimento central en

    la dieta- y el mate. La primera fue introducida a travs de la ganadera que

    Malaspina, A

    1885).

    Viaje poltico-cient co alrededor del mundo por las corbetas

    Descubiertay Atrevida al mando de los capitanes de navo

    D

    Alejandro Malaspina D

    Jos de Bustamente y Guerra desde 789 1794 Publicado con una introduccin por Don

    Pedro de Novo

    y

    Colson: 560. Segunda edicin. Madrid: Imprenta de la viuda e hijos de

    Abienzo.

    ibd., p.

    560.

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    LAS FU NT S

    PARA

    EL ESTUDIO HIS T~R ICO

    EL ESPAOL DEL URUGUAY

    335

    trajeron los espafloles ya e n el siglo XVII; el segundo fue tomado de los

    guarm es a travs de las m isiones jesuiticas. Con estos dos alimentos pene-

    tr6

    obviamente, el lxico relacionado con los mismos.

    En las fuentes primarias analizadas se pone de manifiesto el carcter

    predominantemente peninsular del lxico de la alimentacin. En el mismo

    sentido, y a d iferencia de otras zonas donde se observa una apreciable can-

    tidad de prstamos indgenas, no aparece en nuestras fuentes mayor acer-

    camiento a las lenguas de los nativos como a la de los char r a, por ejem-

    plo. Son prcticamente excepcionales los prstamos de otras lenguas

    amerindias, destacndose entre ellos los quechuismos mate 1767) y poro-

    to (175 3) y los sustantivos de origen tano man (1 758) y aj (1758). Estos

    indigenismos no provienen de una lengua nativa regional sino que son in-

    troducidos, desde lenguas amerindias ms o menos lejanas, a travs de los

    colonos que so n en su mayora de origen canario y andaluz, o a travs de

    miembros de otros grupos indgenas.

    Por otra parte los canarios y andaluces introdujeron, junto a sus produc-

    tos, su m anera de nombrarlos

    y

    as se registran durazno (1767), damasco

    (1796), arveja (1758), formas que caracterizaron al espalol de la Banda

    Oriental y que caracterizan al espaol actual del Uruguay.

    En los viajeros la informacin lxica es notoriamente ms abundante

    que informaciones de otro nivel lingstico. Este hecho se vincula con la

    necesidad de manejar una terminologa apropiada para designar una reali-

    dad nueva. Estos trminos se encuentran resaltados tanto en los textos es-

    critos en lenguas extranjeras como en textos escritos en la propia lengua

    espaola. En general aparecen explicados o parafiaseados en diferentes

    grados. He aqu algunos ejemplos de la pluma de viajeros que visitaron la

    Banda Oriental a finales del XVIII

    y

    principios del XIX:

    estancialo

    ropiet de plusieurs lieues d tendu, formant une imm ense prairie

    naturelle, ou pa issent de nom breux tropeux,

    a

    ciel ouvert en toute saison

    alheva :

    rain-water well which stands by itself in the front or back of the

    house

    algibesI2 invariably rain-water wells

    l o

    Bruyssel

    E.

    Van. apud. 1 889).La pb liqu e orientale e

    Unrguay.

    ruselas: Librairie

    Europnne C. Muquart.

    l

    Murray

    J.H.

    op. c i t . ) .

    l 2

    Clarck,

    E

    19 78 ). Visit to South America.

    Londres: Dean and Son.

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    VIRGINTABERTOLOTTIy MAGDALENA COLL

    becho

    colorad^ ^ a species of harvest bug, that s w m s among the dry grass

    and bushes and burying itself in the flesh, principally about the legs, produces

    most intense irritatios

    charquear14

    cortar [la came] a tiras delgadas como el dedo para secarla al sol

    y al aire; as las conservan y comen cuando les acomode

    china15

    mujer mestiza en primer o segundo grado.

    4.

    CONSIDERACIONES FINALES

    Conocer cmo se transplant la lengua espaola a tierras uruguayas

    implica hurgar en los archivos de la historia. Las fuentes primarias y secun-

    darias se complementan para brindarnos un rico panorama a nivel fnico y

    lxico, aunque no solamente. Nos aportan datos para la caracterizacin

    lingstica de esa variedad del espaol que cniz el Atlntico y que se

    desarroll en tierras americanas de manera particular.

    Esperamos haber mostrado que las fuentes literarias, que se inscriben

    en una rica tradicin filolgica, as como los viajeros, que presentamos en

    este trabajo, deben ser reconsideradas como fuentes secundarias para el

    estudio de la historia del espaol de Amrica.

    l 3

    Clarck, E

    ibd.).

    l

    Azara

    F

    de 1962) .

    Descripcin del Paraguay y del Ro de la Plata. En Biblioteca

    Indiana. Viajes y viajeros. Viajes por Amrica del Sur. Madrid: Aguilar.

    l Isabelle op.cit.p.

    246 .

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    LAS FUENTES PARA EL ESTLJDIO HISTIUCO DEL ESPAOL DEL U RUGU AY

    337

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