sembradoras

download sembradoras

of 52

Transcript of sembradoras

Editorial JACQUELINE ALENCAR

1

Si de un matrimonio se tratase, estaramos celebrando las Bodas de madera, ya que cumplimos un lustro desde que en 2007 iniciramos la publicacin de esta revista. Y continuamos agradeciendo al Seor por usarnos en esta tarea de difundir su mensaje. Y es que sa fue la peticin de Jess antes de partir: Por tanto, id y haced discpulos a todas las naciones, bautizndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo(Informacin ms amplia sobre nuestros objetivos y actividades, pueden verse en: http://www.lapalabraenel surco.blogspot.com)

editorial

COLABORACIN: 5 (ms gastos de envo)

Sembradoras

Anuario del Grupo de Mujeres de la Iglesia Evanglica [Paseo de la Estacin, 32] DIRECTORA: Jacqueline Alencar Polanco CONSEJO DE REDACCIN: Lidia Gonzlez, Elena Gil, Dori Alonso, Carmen Criado, lide Tapia, Ana Llanos, Gloria Silva, Loida Paz, Elena G. Acevedo y Gloria Snchez. DIBUJOS DE CUBIERTA: Miguel Elas DISEO: Javier Torre MAQUETA: Irene Martn EDICIN: Betesda Ediciones ASESOR EDITORIAL: A. P. Alencart IMPRESIN: Kadmos CONTACTO C/ Abastos, 7 portal 6 1 B 37008 Salamanca (Espaa) Telf. 923 192349 Depsito Legal: S. 889-2007

Somos conscientes de lo grande que es ese mandato? Y es que desde Gnesis la Palabra nos recuerda que Dios nos ha dado una responsabilidad. Nos dio la misin de seorear, administrar sobre todo lo creado, y eso incluye a los seres humanos. Velar por ellos. Pero debemos hacerlo como criaturas hechas a su imagen y semejanza. Luchando por ser como Dios. Actuando como l: con misericordia, amor, sabidura, compasin Excelencia. Excelencia en cumplir la misin encomendada. Por todo ello es que el especial de este nmero se dedica a la Misin en sus diversos aspectos. Contamos con excelentes artculos de hermanos que laboran en este campo (en cuanto a reexin teolgica y prctica), conscientes de que la existencia de la Iglesia en este mundo tiene como objetivo difundir las Buenas Noticias de Salvacin. Traspasar fronteras, ir de Norte a Sur, de Este a Oeste y viceversa. De la misin nos escriben sobre sus fundamentos teolgicos, pasando sobre experiencias personales, apuntes histricos, hasta abordar la actividad misionera desde Espaa y Amrica Latina, as como acercarnos a la problemtica de una Europa poscristiana, posmoderna y secularizada. Y no nos olvidamos de la Misin integral, aquella que resurgi en el encuentro de Lausana de 1974 y que, como dice Ren Padilla, es la misin orientada a la satisfaccin de las necesidades bsicas del ser humano, incluyendo su necesidad de Dios, pero tambin su necesidad de amor, alimento, techo, abrigo, salud fsica y mental, y sentido de dignidad humana. Tambin el nmero incluye aspectos como el liderazgo, poesa, reseas y testimonios de vida personal. Encerramos con noticias de eventos importantes en nuestro mbito evanglico.

Miguel Elas

Cuando llegue el otoo sereno de mi vida...BEATRIZ GARRIDO

Cuando llegue el otoo sereno de mi vida, cuando las hojas, lentas, se caigan a mis pies; me sentar a tu lado y me echar en tu hombro, y recordar aquel da cuando te comenc a querer.

AireMARA GLORIA SNCHEZ

Cuando llegue el otoo sereno de mi vida, ya lejos de trabajos, problemas y ansiedad, recordaremos juntos, con el rostro cansado, los momentos de luchas, problemas y pesar. Cuando llegue el otoo sereno de mi vida y el mar en la ventana se vuelva espuma gris, recordar momentos de juventud intensa, cuando en sus eras aguas inmersa me sent. Cuando llegue el otoo sereno de mi vida, y los das corran lentos en tonos pastel, te tomar las manos suaves y cansadas, e igual que aquella tarde las acariciar. Cuando llegue el otoo sereno de mi vida, recordaremos juntos nuestro servicio a Dios, en diferentes formas, maneras y colores; pero siempre pensando ofrecerte lo mejor. Cuando llegue el otoo sereno de mi vida, me quedar dormida tranquila, junto a ti; y si es que en la otra vida existe amor alguno, volvera a buscarte, por siempre inmersa en ti.

______________ Quiero beber el aire enamorado, El aliento de Dios bajando sobre m, Quiero que ese aire sembrado de caricias Susurre en mis odos Que me hable con su dulce voz. Que lo sienta en mis sienes y me hable de Ti Que no calle! Que me hable de amor. Que hable! Que hable!

2

Miguel Elas

Quiero ver el aire, que invisible Hizo su morada a mi alrededor, Quiero que no hable, Que con su caricia de suave brisa Yo sienta la calma en el corazn. Que calle! Que no levante su voz. Quiero que mi rostro pueda suavemente Sentir su regalo de viento envolvente, Quiero que acaricie mi piel Cuando quema la sangre, Cuando arde mi ser, Que refresque mi alma en mi padecer. Que calle! Que no quiero que hable. Quiero suavemente sentir ese soplo De clida caricia, que vida me da, Quiero que me aliente, Quiero que refresque mi mente Que no me atormente en su devaneo, Que sienta la calma de la dulce paz. Que calle! Que lo sienta quedo Que no levante su voz Que no quiero que hable Que lo sienta quedo Que calle! Que calle!

Hacia una teologa evanglica de la misinSAMUEL ESCOBAR

Miguel Elas

3

especial misin

Durante el siglo veinte estuvimos acostumbrados a pensar en la teologa protestante como una disciplina que se elaboraba en los grandes centros acadmicos y en las universidades de Europa. Las grandes guras como Karl Barth, Emil Brunner y Jrgen Moltmann fueron ante todo catedrticos universitarios aunque tambin eran cristianos activos en sus iglesias. Dietrich Bonhoeffer es ms conocido por su actividad como lder eclesistico y activista social que lo llev eventualmente a la crcel y la muerte. En el siglo veintiuno, en que se ha tomado conciencia de la realidad de una iglesia global, como resultado de la accin misionera del siglo veinte, los desarrollos teolgicos ms frescos y desaantes vienen de personas que fueron misioneros y forjaron su teologa en relacin con su actividad misionera. En esta breve nota voy a mencionar a tres de estos telogos, y aunque podra alargar la lista mucho ms me limitar a aquellos cuyas obras existen en castellano. Por razones de espacio y tiempo apenas s puedo enumerarlos brevemente. Lesslie Newbigin (1909-1998), enviado por la n Iglesia de Escocia lleg a la India en 1936 como misionero. En su autobiografa narra sus primeros aos como evangelista de casa en casa y de puerta en puerta, y cmo luego vio surgir una iglesia nacional en India que tom su identidad propia como Iglesia del Sur de la India, y que lo nombr obispo en 1947, cargo en el que sirvi hasta 1959. Sus libros se fueron escribiendo como respuesta a cuestiones que surgan en foros como el Consejo Misionero Internacional. Su libro La familia de Dios, publicado en castellano en 1961, es un estudio magistral de la naturaleza de la iglesia. En aquella poca en que tanto ecumnicos como evanglicos consideraban a los pentecostales como secta, Newbigin reconoci que su nfasis en la presencia y poder del Espritu Santo era indispensable para entender bien el concepto bblico de iglesia.

Al volver al Reino Unido fue a ministrar en una parroquia de obreros industriales y encontr que haba en Inglaterra una avanzada secularizacin, la cual haca de ese pas un campo misionero ms difcil que la India. Su libro Religin autntica para el hombre secular da cuenta de r su reexin sobre el tema. Se puede decir que su obra es un esfuerzo por formular una teologa trinitaria para una poca pluralista. En su breve libro Una verdad que hay que decir formula lo que debe ser la misin cristiana r en el mbito del pluralismo. Pone en guardia contra el peligro de privatizar la fe reduciendo el cristianismo a una ms entre varias otras opciones. Newbigin empieza por armar que es posible conocer la verdad y no quedarse en el relativismo. Propone una triple tarea. Primero Creer y conocer la verdad desarrollando la base de una d verdadera epistemologa cristiana que tome en cuenta los desafos de la losofa de la ciencia actual. Luego Afirmar la verdad en la Iglesia sealando el camino de un dilogo que nos lleve ms all de los estriles debates entre liberalismo y fundamentalismo. Finalmente, Decir la verdad al Csar explorando lo que signicara el r intento de probar la validez de la fe cristiana en la vida pblica de una nacin. Ren Padilla (1932- ), ecuatoriano, ancado a en Argentina, fue misionero entre estudiantes

universitarios desde 1959 hasta 1981. En 1965 se doctor en Ciencias Bblicas bajo la direccin de F.F. Bruce, con una tesis sobre la relacin entre la iglesia y el mundo en los escritos del Apstol Pablo. La riqueza de esta exploracin inicial aparece en sus obras sobre misin integral que se fueron forjando como respuesta a las necesidades de su ministerio. Estuvo entre los fundadores de la Fraternidad Teolgica Latinoamericana (FTL) en 1970, y en el Congreso de Evangelizacin de Lausana en 1974 su ponencia sobre El Evangelio y la evangelizacin abri una nueva etapa en la comprensin de lo que es evangelizacin, en contraste con la imposicin de un molde cultural estadounidense por medio de tcnicas de venta. Pese a la polmica que despert su postura al mismo tiempo bblica y crtica de conceptos falsos de misin, varias ideas claves de su ponencia fueron incorporadas en el Pacto de Lausana. Varios de los trabajos teolgicos que Padilla present en las diferentes conferencias y consultas que siguieron en el movimiento de Lausana, aparecen en su libro Misin integral: ensayos sobre el Reino y la Iglesia, cuya nueva edicin en ingls acaba de aparecer y fue presentada en el Congreso Lausana 3 de Ciudad del Cabo en octubre pasado. Esta obra traducida tambin al sueco, alemn, coreano y portugus es el fundamento de lo que hoy se conoce como Misin Integral. Como Secretario General de la FTL, de 1984 a 1992, Padilla particip intensamente en el dilogo con telogos evanglicos de Asia, frica y Amrica Latina. Sus convicciones sobre la autoridad de la Biblia y la actualidad del mensaje bblico le han llevado tambin a una tarea editorial fructfera en Ediciones Kairs. De consultas bblicas que l organiz surgieron, por ejemplo, dos sustanciosos volmenes que l tambin edit: Las bases bblicas de la misin (1998), un libro de casi quinientas pginas con trabajos de biblistas y telogos latinoamericanos o radicados en Latinoamrica. Le sigui Ser, Hacer y Decir: las bases bblicas de la misin integral (2006), otro volumen colectivo con la colaboracin de nueve biblistas y telogos latinoamericanos y un estadounidense. Christopher Wright (1947-), naci en Belfast, t Irlanda, y sus padres fueron misioneros en Brasil. Doctorado en Antiguo Testamento, fue l mismo misionero y educador teolgico. Ense en el Seminario Bblico Unido de Pune en la India de 1983 a 1988 y luego dirigi All Nations Christian College, centro universitario dedicado a la formacin de misioneros de 1993 a 2000. Es actualmente el sucesor de John Stott al frente de la

Fundacin Langham que promueve la educacin teolgica y produccin de literatura en frica, Asia y Amrica Latina. Su agenda de viajes intensos de docencia y formacin no le ha impedido la produccin de una obra teolgica notable. Wright ha conseguido con sus libros la difcil meta de hacer del estudio del Antiguo Testamento algo atractivo. La calidad de su erudicin y la habilidad pedaggica de su estilo se puede advertir en libros como Conociendo a Jess a travs del Antiguo Testamento y Viviendo como o pueblo de Dios, que explora la tica del Antiguo Testamento. Tenemos tambin en castellano su comentario al libro de Ezequiel. Hace poco apareci simultneamente en Espaa y Latinoamrica su obra de 735 pginas La misin de Dios. Para Wright el mensaje de toda la Biblia slo se puede entender si se aplica a su estudio una hermenutica misional. Explica lo que ha sido su intencin al escribir este trabajo monumental: He procurado identicar algunos de los temas subyacentes que estn entretejidos en todo el gran relato de la Biblia, temas que constituyen los pilares fundacionales de la cosmovisin bblica y por consiguiente tambin de la teologa bblica: el monotesmo, la creacin,

especial misin4

la humanidad, la eleccin, la redencin, el pacto, la tica, la esperanza futura. En cada caso he procurado prestar plena atencin a sus races en el Antiguo Testamento, antes de proceder a considerar el desarrollo, cumplimiento o extensin neotestamentario en cada caso. Estos telogos no se limitan a pasarnos un volumen ordenado de conocimientos teolgicos para nuestra informacin. En sus pginas vibra el espritu misionero que ha movido sus vidas y nos desafan no slo a explorar una temtica misional, sino que consiguen comunicarnos algo de esa pasin por la iglesia y su misin hoy en da que ha sido el motor de su actividad teolgica. Si la teologa ha de servir a la iglesia del maana, ha de ser una teologa marcada por el espritu misionero.

*Samuel Escobar es catedrtico emrito de Misionologa en el Seminario Teolgico Bautista del Este, en Pennsylvania, EEUU; y profesor del Semii nario Teolgico de la UEBE en Madrid. Naci en Arequipa (Per). Estudi en las Facultades de Letras y Educacin de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, obteniendo el ttulo de Profesor de Educacin Secundaria en 1966. Doctorado en losofa y ciencias de la educacin por la Universidad Complutense de Madrid, donde se gradu (cum laude) en 1990, con una tesis acerca del educador brasileo Paulo Freire. Desde 1959 a 1985, Escobar y su esposa trabajaron como asesores estudiantiles con la Comunidad Internacional de Estudiantes Evanglicos (IFES). En 1958 presidi el Congreso de Estudiantes Evanglicos en Cochabamba (Bolivia). Es uno de los rmantes de la Declaracin de Chicago sobre la Responsabilidad Social Evanglica en 1973, y form parte de la Comisin de Programa del Congreso de Evangelizacin de Lausana (1974), siendo uno de los cuatro redactores del histrico Pacto de Lausana. En 1970 particip en la fundacin de la Fraternidad Teolgica Latinoamericana. Fue Presidente de las Sociedades Bblicas Unidas de 1986 a 2004. Entre sus libros publicados estn: Dilogo entre Cristo y Marx (1967); Decadencia de la religin (1973); Evangelio y realidad social (1988); La fe evanglica y las teologas de la liberacin (1987); Paulo Freire: una pedagoga latinoamericana (1993); La Palabra: vida de la iglesia (2006); Cmo comprender la misin (2008) o Santiago. La fe viva que impulsa a la misin (2011).

5

especial misin

Bibliografa citadaLesslie Newbigin, La familia de Dios, Mxico: CUP, 1961. Lesslie Newbigin, Religin autntica para el hombre secular, Bilbao-Mensajero, 1969. r Lesslie Newbigin, Una verdad que hay que decir, Santander: Sal Terrae, 1994. C. Ren Padilla, Misin integral, Buenos Aires: Nueva Creacin, 1985. C. Ren Padilla, Ed., Bases bblicas de la misin. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires: Nueva Creacin, 1998. C. Ren Padilla, Ed. Ser, Hacer y Decir: las bases bblicas de la misin integral. Buenos Aires: Ediciones Kairs, 2006. Christopher Wright, Conociendo a Jess a travs del Antiguo Testamento. Redescubriendo las races de nuestra fe, Barcelona: Andamio, 1996. Christopher Wright, Viviendo como pueblo de Dios, Barcelona: Andamio. Christopher Wright, La misin de Dios, Barcelona: Ediciones Certeza Unida, 2009. Miguel Elas

Los desafos misioneros de la Europa de hoyJESS LONDOO

Antes de esgrimir cualquier argumento sobre este tema es necesario traer a la mesa la difusa tarea de hablar de Europa como un todo. Este continente nunca ha tenido una identidad profunda, real y prctica en lengua, etnicidad, poltica, religin, etc. Sin embargo, es pensar en un conjunto extenso de naciones (griego ethnias) que viven bajo una realidad geogrca llamada Europa. El historiador y telogo Bernard Coster se reere al tema de la siguiente manera: La pregunta por la identidad de Europa es la pregunta por los valores bsicos de su cultura, por lo que todos los europeos tenemos en comn. La identidad europea no es tnica. No formamos un slo pueblo con por ejemplo un antepasado comn, sea histrico o mitolgico. Cada pueblo occidental es una mezcla de orgenes tnicos diferentes en la cual ciertamente reconocemos algunos rasgos de las tribus que en su tiempo la compusieron: ibricas, italianas, celtas, germnicas, eslavas y otras, pero que apenas tienen relevancia para la identidad cull tural. Europa tampoco es una unidad lingstica, ni histrica. Las experiencias histricas de cada pas son diferentes y adems hay diferencias importantes dentro de los pases. Europa no es una unidad poltica: nunca ha formado un slo estado. Etnia, idioma, historia y poltica son los factores variables de la cultura occidental, que por ellos es una cultura tan variada y diversa, pero ninguno de ellos determina lo esencial de la cultura europea1. Esto, desde luego, trae implcito un gran reto, sobre todo cuando intentamos abarcar en este pequeo artculo la realidad de un proceso misionero que tiene y tendr mltiples desafos

que enfrentar. Al mismo tiempo, podemos ver cmo la mano de Dios se sigue moviendo de formas creativas y diferentes slo con el objetivo de presentar una palabra de esperanza en Dios a cada pueblo, en sus propias formas culturales, lingsticas y sociales. Por lo tanto, trataremos de desarrollar un anlisis que provoque una reexin general sobre la situacin de Europa pero, que al mismo tiempo, genere una preocupacin por el estudio, anlisis y desarrollo de proyectos evangelsticos a cada pueblo segn corresponda. Estoy seguro de que todos alguna vez hemos ledo, escuchado o experimentado que estamos viviendo en una Europa posmoderna, poscristiana y secularizada como nunca antes. Esta clase de deniciones sobre la Europa del siglo XXI merecen, por lo menos, una mencin u acercamiento que nos ayude a entender los detalles de la vida cotidiana de los europeos. Posmodernidad es bsicamente una reaccin a la modernidad cuyos fundamentos fueron la razn y el conocimiento. Este nuevo movimiento intenta desarticular toda estructura o sistema con el objetivo de dar la mayor fuerza posible a la libertad individual por encima del bienestar colectivo. La posmodernidad se arraiga en conceptos como el relativismo y la bsqueda de experiencias personales que satisfagan los diferentes deseos personales. Es por eso que, hoy da, el culto al cuerpo, el nihilismo, los juegos electrnicos, la incredulidad hacia las metanarrativas o las doctrinas del xito individual se venden en cada esquina con frenes. Poscristiandad es una prdida de todo sentido de pertenencia a una identidad espiritual basada en principios de vida que en este caso, que nos ocupa de Europa, sera Cristo y la Biblia como palabra inspirada. Dice Bonhoeffer: La encarnacin de Dios en Jesucristo determina el pensamiento consciente o inconsciente de Europa. El Jesucristo histrico es la continuidad de nuestra historia2. La conexin entre la Europa de todos los tiempos y el mundo antiguo no fue otra que el camino de las misiones. Todo el desarrollo de la mentalidad cristiana, antes y despus de la Reforma, se debe al peregrinaje de aquellos humildes pero valientes misioneros que transportaron el evangelio hasta lejanas tierras. Nosotros podemos considerarlo como un continente poscristiano porque sus races fueron cristianas2 Bonhoeffer, Dietrich. tica, 2000, Editorial Trotta.

especial misin6

1 Coster Bernard. Europa, identidad y necesidad. Ponencia presentada en la ESMT Febrero 2006, Barcelona.

y su fundamento fue el conocimiento de la verr dad en Cristo Jess. En ltimo lugar hablemos un poco de la secularizacin: A este fenmeno se le conoce como el proceso que experimentan las sociedades a partir del momento en que la religin y sus instituciones pierden inuencia sobre ellas, de modo que otras esferas del saber van ocupando su lugar. Con la secularizacin, lo sagrado cede el paso a lo profano y lo religioso se convierte en secular3. Esta secularizacin ha tenido un fuerte y progresivo avance sobre la totalidad de la vida europea. Tanto las guerras en el siglo pasado como los desastrosos modelos evidenciados por las religiones tradicionales han abierto un camino expedito para este movimiento seglar. Adems, se suman todos los elementos trados por la globalizacin que en conclusin estn formando un sincretismo universal basado en multitud de religiones, losofas y expresiones culturales. Yo dara un paso ms all al unir estas tres deniciones de posmodernidad, poscristiandad y secularizacin para decir que estamos frente a una prdida total del sentido de la vida de la raza humana tal como Dios lo plante. Al mismo tiempo, estos conceptos nos dejan ver que el hombre no tiene un destino seguro para su vida aqu en la tierra y mucho menos para la eternidad. El vivir da a da esperando qu sucede maana, es la base de estas tres corrientes o movimientos que envuelven hoy la mayor parte de Europa. Todo lo anterior ya nos da algunos resquicios de los desafos de la misin cristiana en la Europa del siglo XXI. Muchos han acertado al decir que en este momento de la historia no solo es el continente ms oscuro de la tierra (en la perspectiva cristiana evanglica) con menos del 1% de creyentes; sino tambin el ms reacio al evangelio por estar experimentando las corrientes anteriormente descritas. Predicar el evangelio en nuevas tierras trae ya sus propios retos, pero compartir el evangelio de Cristo en un continente que piensa que ya vivi esa etapa de la religin y que ahora ha madurado en su apreciacin sobre la existencia de Dios, es an ms complicado. Uno de los mayores desafos de la misin de hoy en Europa es reconocer y entender que estamos frente a una nueva forma de pensar, frente a una cosmovisin totalmente diferente a

7

especial misin

la que acostumbrbamos. Los siglos de historia nos aportan mucha informacin sobre la cosmovisin de nuestros antepasados, pero la verdad es que hoy vivimos en otro continente, uno dimensionalmente diferente. Tanto los propios cristianos europeos, como los misioneros que estn llegando de nuevas tierras, deben hacer un anlisis de este nuevo sistema de valores que cobija las entraas de la nueva Europa. Misionolgicamente solemos hablar de la necesidad de inculturizacin o inmersin cultural de parte de cualquier misionero que quiera compartir el evangelio de Cristo en nuevas tierras. El problema aqu es que pensamos que al tratarse de Occidente o Primer Mundo no es necesario hacer esta clase de acercamiento para entender cmo transmitir de manera relevante el evangelio. Al mismo tiempo, un gran nmero de las iglesias existentes hoy en Europa han nacido bajo la inuencia del pensamiento moderno. Quirase o no, gran parte del pensamiento cristiano evanglico de nuestros das, tiene trazos del modernismo que lo permean y que, por lo menos en su forma (no en su fondo), dejan visibles marcas. Esto produce un irremediable choque con la nueva cosmovisin predominante que no logra entender el mensaje del evangelio bajo esos parmetros. El evangelio es y ser el mismo siempre. Pero el mundo, los misioneros y los pueblos sin el evangelio se encontrarn siempre en un profundo y constante cambio. Esa es la razn por la que algunos mtodos tradicionales ya no son aplicables en la misin hacia Europa. El europeo de hoy en da es muy diferente: crecido en un tiempo de muchos cambios, conectado con toda la nueva tecnologa, con altos niveles acadmicos, ha viajado y conocido otras culturas, abierto a lo nuevo, sensible, autocrtico, muy creativo, muy motivado y capaz de trabajar con personas de otras latitudes. Busca la comunin y la perseverancia, al igual que la

3

Wikipedia.

autodisciplina le resulta difcil. Al mismo tiempo, hay que tomar en cuenta que un porcentaje de la sociedad se compone de personas que vienen de hogares y familias destruidas y disfuncionales y de relaciones parentales que son la base de muchos males modernos. Ahora lo que vale son las emociones momentneas, la aceptacin de todas las opiniones y estilos de vida. Esto llev al quiebre de la sociedad en s ya que todos tienen su propia verdad y mantienen relaciones cortas y sin importancia. La libertad religiosa es muy importante en este tiempo, y cada uno se fabrica su propia realidad espiritual tratando de saciar su necesidad interna sin dejar de lado la expresin propia de su pecado a travs de sus pasiones. Esta es la cruda realidad que tenemos frente a nosotros como desafo de fe, tal como lo expusiera el apstol Pablo: Pues habiendo conocido a Dios, no le gloricaron como a Dios, ni le dieron gracias... Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entreg a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen Romanos 1: 21, 284. Sin embargo, ste no es un tema de juicio o de desesperanza, al contrario, es un aliciente para pensar que Dios est ms preocupado ahora por Europa que tal vez en ningn otro momento en la historia. El amor de Dios es suciente para volver a traer luz espiritual a un continente que fue usado por Dios por siglos para llevar de esa luz sanadora a las naciones de la tierra. Otro de los mayores desafos, viendo el panorama anterior, es el de aceptar que la evangelizacin masiva no es la solucin. El desarrollo y fortalecimiento de las relaciones personales sanas y duraderas es uno de los caminos para confrontar al posmodernismo arraigado en muchas personas, y que los est llevando a vidas de extrema soledad. La amistad verdadera, la vida de comunidad y la comunicacin efectiva y transparente es uno de los puentes ms efectivos de la evangelizacin en Europa. Muchos eruditos europeos en religin estn diciendo que el verdadero rechazo del europeo promedio no es hacia Dios como tal, sino hacia la institucionalizacin de la Iglesia y la sacramentalizacin de los principios divinos. Honestamente, esto es muy posible que est pasando. Por estas razones la gente se siente menos cohibida de hablar de Dios cuando se encuentra en un crculo pequeo de amigos que en un centro religioso cualquiera que ste sea.4 Tomada de la Biblia Reina Valera, versin 1960.

Esto me lleva a recordar con prontitud las palabras de Jess hacia sus discpulos cuando les insta a entrar en las ciudades y luego llegarse hasta las casas para saludar a sus habitantes (Mateo 10:5-12). Esta es la clase de misin que contemplo dentro del marco de la Europa que he explicado anteriormente. La misin es parte de nuestra vida diaria, es parte de lo que somos y lo que hacemos en el cotidiano vivir. No se puede evangelizar sin seguir siendo humano, no se puede comprender a Dios dejando afuera el elemento humano que nos acompaa. Este elemento humano es primordial para mostrar el amor de Dios a una Europa descristianizada y alejada de los principios fundamentales de Dios que no tienen nada que ver con una simple religin. Nuestras iglesias deben reconocer y recuperar con urgencia un alto sentido de humanizacin dentro de sus perspectivas (por no llamarlo planes) de evangelizacin. Tenemos que reconocer a esta nueva Europa y tratar con ella desde sus necesidades y no desde nuestros dogmas o liturgias, cosas bastante lejanas y raras para un posmoderno. El dolor de este continente hoy, no es econmico (no todava, o no a profundidad); no es un dolor de rechazo o separacin (como lo sufren otros continentes); no es un dolor de persecucin (como lo sufren otras religiones), es un dolor de ser humanos y no entender para qu. No lograr descifrar cul es la razn y objeto de estar sobre esta tierra y vivir una vida con propsito. Esto ha sido bsicamente el resultado de la mezcla de posmodernismo, poscristianismo y secularizacin. Pero ste es precisamente el objeto del amor de Dios traducido en la muerte de su Hijo Jesucristo y encomendado a sus discpulos para transmitirlo hasta lo ltimo de la tierra. Un ltimo desafo en mi mente es el de aceptar la operacin de Dios en medio de las grandes olas migratorias del mundo. Hoy vivimos en una aldea global, como la llaman los socilogos, y podemos armar que los movimientos de gente alrededor del mundo no tienen precedentes. En medio de estas olas de migracin estamos viendo el arribo de miles de personas que han conocido el evangelio y que han gustado de las riquezas espirituales de la Biblia en sus propios pases. Muchos de estos hombres y mujeres (lamentablemente no todos) estn intentando vivir sus vidas cristianas en medio del nuevo contexto. Esto trae testimonio de vida a lugares o sociedades donde la mencin de Dios es poca o nula. Por otro lado, la creciente iglesia del mundo mayoritario (Asia, frica y Latinoamrica) est

especial misin8

9

especial misinJess Londoo es colombiano. Fue director ejecutivo de COMIBAM Internacional desde el ao 2001 hasta el ao 2009. En su pas, fungi como director ejecutivo del Centro Colombiano de Misiones Mundiales, y director del proyecto de misiones del consejo evanglico colombiano por 7 aos. Ha sido profesor de institutos y seminarios bblicos en el rea de teologa y misiologa. Misionero de campo desde el ao 1989, fundador de la agencia misionera Avancemos y de la iglesia Torre Fuerte en su pas. Es miembro de OC Internacional SEPAL (para Latinoamrica). Tiene una licenciatura en teologa de Vision Bible College University y una Maestra en misionologa. Realiz un diplomado en Lingstica y antropologa, adems de uno en administracin de la educacin superior. Actualmente es el director de SEPAL Espaa y director Asociado para las relaciones globales de COMIBAM. Coordina la iniciativa Back to Europe que rene varias organizaciones europeas trabajando en la evangelizacin de Europa.

siendo llamada por Dios a regresar a Europa con el evangelio, el que un da les fue llevado desde estas latitudes. Cientos de creyentes alrededor del mundo estn sintiendo un genuino llamado de Dios para volver con un evangelio fortalecido y con mucho denuedo. Creo, que a pesar de las profundas diferencias culturales, y en muchos casos doctrinales con aquellos que estn llegando, podemos ver la mano de Dios abriendo ros en medio del sequedal. El trabajar juntos como un cuerpo es uno de los desafos de la misin en Europa debido a que los nuevos misioneros no tienen un alto compromiso con las iglesias nacionales, y a su vez, sufren el rechazo de los creyentes europeos. Estamos perdiendo una herramienta muy valiosa para cooperar en esfuerzos evangelsticos que, de manera contextual, ayuden a este continente a encontrar el camino de regreso a Dios.

Misin integralC. REN PADILLA

sino gente de carne y hueso con mltiples necesidades humanas. En el otro extremo, ha habido iglesias (las menos, pero de todos modos las ha habido) que se han dedicado a servir a la comunidad a su alrededor de diferentes maneras, pero han olvidado la evangelizacin. Hace un tiempo fui invitado a una de esas iglesias en Buenos Aires. Aunque es reconocida en todo el barrio como una iglesia que sirve con diversos programas (jardn de infantes, escuela primaria, hogar para madres solteras, programas de prevencin del sida, etc.), tena un gran problema: se estaba quedando sin miembros! Cuando les pregunt a los lderes qu se estaba haciendo en cuanto a la evangelizacin, me respondieron que nada porque no queran ser proselitistas. Su crisis era el resultado de un mal enfoque de la misin de la Iglesia, a partir del cual haba que escoger entre no evangelizar y hacer proselitismo.

Hasta hace unas tres dcadas, poco o nada se hablaba de misin integral en crculos evanglicos. Se daba por sentado que la misin tena que ver con la tarea de proclamar el Evangelio de Jesucristo a las naciones, preferentemente de ultramar, que todava no lo conocan. La situacin ha cambiado: hoy se habla mucho del tema, especialmente en conferencias internacionales. Sin embargo, no siempre hay claridad en cuanto al significado de esta expresin y hay el peligro de que se convierta en una frase de moda, vaca de sentido. En realidad, la frase misin integral fue acuada ms que nada en el seno de la Fraternidad Teolgica Latinoamericana (FTL) con la idea de hacer justicia a la enseanza bblica respecto a la misin de la Iglesia. Fue el resultado de una toma de conciencia de la necesidad de volver al texto bblico en busca de elementos que ayudaran al pueblo de Dios a cumplir su papel en la historia a la luz de su compromiso con Jesucristo y de su situacin concreta en Amrica Latina.

En busca de equilibrioLa teora y la prctica de la misin integral son un esfuerzo por corregir las distorsiones de los dos extremos mencionados integrando la evangelizacin con otras dimensiones de la misin. Se considera que los varios elementos de la misin se complementan entre s; pueden distinguirse pero no separarse. Para su integrae cin como elementos constitutivos, esenciales de la misin de la Iglesia, hay dos enfoques, el uno desde la perspectiva del propsito de Dios y el otro desde el punto de vista de la naturaleza del ser humano.

Dos extremosCualquiera que conozca las iglesias evanglicas en nuestros pases sabe bien que a lo largo de los aos estas iglesias, en general, se han especializado en la evangelizacin. Han considerado que su tarea prioritaria, si no nica, es ganar almas para Cristo y plantar iglesias. Y muchas de ellas hasta han sospechado de quienes han sostenido que la misin incluye otros elementos esenciales. Hay por lo menos dos razones histricas que explican esta actitud. Por un lado, la mayora de los misioneros que nos trajeron el Evangelio tenan esa visin de la obra misionera y de la tarea de la Iglesia. Por otro lado, era lgico que el pueblo evanglico, como una pequea minora muchas veces menospreciada y perseguida, quisiera crecer numricamente para ganar espacio en la sociedad. El problema es que a la iglesia no llegan almas descarnadas,

La misin integral y el propsito de DiosEl primer enfoque arma que el propsito de Dios es la redencin de la creacin. Como Juan Stam ha mostrado en su enjundioso librito Las buenas nuevas de la creacin (Nueva Creacin, 1995), el mensaje bblico de la salvacin culmina en el anuncio de nuevos cielos y nueva tierra. En el pensamiento bblico dice la creacin no se contempla aparte de la salvacin, ni la salvacin aparte de la creacin. Por eso, la teologa bblica de la creacin es absolutamente indispensable para nuestra fiel comprensin tanto del evangelio como de la misin de la iglesia. Jams podremos entender bblicamente la salvacin y la misin si las desvinculamos de la creacin. Esto quiere decir, entre otras cosas, que el propsito de la misin no es meramente la salvacin del alma, sino la transformacin de la persona de modo que sta glorique a Dios

10

especial misin

en todas las dimensiones de la vida humana: en su relacin con Dios, pero tambin en sus relaciones interpersonales, en su relacin con la creacin de Dios y en su manera de concebirse a s misma. La conversin de la persona a Jesucristo es la irrupcin de la nueva creacin que convierte al ser humano en una manifestacin del propsito de Dios de hacer nuevas todas las cosas. Hablar de misin integral, por lo tanto, es hablar de la misin orientada a la reconstruccin de la persona en todo aspecto de su vida, tanto en lo espiritual como en lo material, tanto en lo fsico como en lo psquico, tanto en lo personal como en lo social, tanto en lo privado como en lo pblico. Vista as, la misin no se limita a asegurar un lugar en el cielo, en el hogar ms all del sol, sino apunta a transformar a la persona en un colaborador de Dios, en un agente del propsito de Dios de colocar todas las cosas bajo el mando del Seor Jesucristo (ver Ef 1:10). Esta manera de ver las cosas tiene importantes consecuencias para la evangelizacin. Una de ellas es que el propsito de la evangelizacin no es hacer de las personas individuos religiosos que se separan del mundo para disfrutar de su salvacin. El propsito de la evangelizacin es, ms bien, formar comunidades que conesan a Jesucristo como Seor de la totalidad de la vida y viven a la luz de esa confesin; comunidades que no slo predican acerca del amor de Dios sino que lo demuestran concretamente en trminos de buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a n de que las pongamos en prctica (Ef 2:10).

11

especial misin

necesidades en otros aspectos (por ejemplo, en el corporal o el material). Santiago reconoce esto y por lo tanto asevera que la fe que no reconoce las necesidades del cuerpo y se limita a expresar buenos deseos est muerta: Supongamos que un hermano o una hermana no tienen con qu vestirse y carecen del alimento diario, y uno de ustedes les dice: Que les vaya bien; abrguense y coman hasta saciarse, pero no les da lo necesario para el cuerpo, de qu servir eso? As tambin la fe por si sola, si no tiene obras, est muerta (Stg 2:15-17). Desde esta perspectiva, la misin integral es la misin orientada a la satisfaccin de las necesidades bsicas del ser humano, incluyendo su necesidad de Dios, pero tambin su necesidad de amor, alimento, techo, abrigo, salud fsica y mental, y sentido de dignidad humana. Adems, este enfoque toma en cuenta que el ser humano es un ser social, hecho para vivir en comunin en Dios y con el prjimo. Consecuentemente, presupone que no basta ocuparse del bienestar espiritual individual de una persona sin a la vez prestar atencin a sus relaciones interpersonales y su ubicacin en la sociedad. El amor a Dios es inseparable del amor al prjimo: De estos dos mandamientos dijo Jess dependen toda la ley y los profetas (Mt 22:40). Pero, cmo puede la persona crecer en su capacidad de amor al prjimo si la nica ayuda que recibe est enfocada en su relacin con Dios a nivel individual, sin referencia a su relacin con los dems? Desde este ngulo, hablar de misin integral es hablar de la misin orientada a formar perr sonas solidarias, que no viven para s sino para los dems; personas con la capacidad de recibir y de dar amor; personas que tienen hambre y sed de justicia y que trabajan por la paz (shalom), que no es meramente ausencia de conicto sino vida en abundancia (Mt 5:6, 9).

La misin integral y la naturaleza del ser humanoEl segundo enfoque toma en cuenta que el ser humano es una unidad de cuerpo, alma y espritu, inseparables entre s. Esto es algo que la Biblia da por sentado tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Y es tambin algo que hoy la ciencia conrma; por ejemplo, cuando en el campo mdico se habla de enferr medades psicosomticas, aquellas en las cuales un problema psicolgico repercute en la salud fsica, o una enfermedad fsica repercute en la salud mental. Porque el ser humano es una unidad, no se puede pretender ayudar a la persona dando atencin a sus necesidades en un solo aspecto de lo que es (por ejemplo, su necesidad de perdn de Dios, una necesidad espiritual), pero dejando completamente de lado sus

Qu es, entonces, la misin integral?La confusin en cuanto al significado de la misin de la Iglesia se deriva de un falso concepto del propsito de Dios y de la naturaleza del ser humano. Se supone que lo que Dios quiere hacer es salvar almas, en vez de reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que estn en la tierra como las que estn en el cielo (Col 1:20); que el ser humano slo necesita ser reconciliado con Dios, en vez de recibir todo lo que precisa para disfrutar de la vida en abundancia que Dios quiere darle. En ltima instancia, es una confusin emparentada con ideas importadas de la losofa griega, una confusin que pone en evidencia el abandono de la enseanza bblica. La misin slo hace justicia a la enseanza bblica y a la situacin concreta cuando es integral. En otras palabras, cuando es un cruce de fronteras (no slo geogrcas sino culturales, raciales, econmicas, sociales, polticas, etc.) con el objetivo de transformar la vida humana en todas sus dimensiones, segn el propsito de Dios, y de empoderar al ser humano para que disfrute la vida plena que Dios quiere darle.

En su monumental obra misionolgica intitulada Misin en transformacin, David Bosch seala que cuando se busca una comprensin abarcadora de la misin se corre el riesgo de acercarse demasiado a la idea que todo es misin, dando as pie al famoso refrn de Stephen Neill: Si todo es misin, nada es misin. La solucin del problema, segn Bosch, no es volver a una denicin estrecha y reduccionista de la misin, sino armar que la misin es un ministerio multifactico respecto al testimonio, el servicio, la justicia, la sanidad, la reconciliacin, la liberacin, la paz, la evangelizacin, el compaerismo, el establecimiento de nuevas iglesias, la contextualizacin y mucho ms. La misin de la Iglesia es multifactica porr que depende de la missio Dei: la misin de Dios que abarca la totalidad de la creacin y de la vida humana, que tienen su fuente en l y que dependen de l para su realizacin plena. Dios, quien se encarn en su Hijo Jesucristo y que contina actuando en la historia por medio de su Espritu, es el misionero por excelencia: nosotros somos meros colaboradores de l llamados a participar en lo que l ha hecho y est haciendo para cumplir su propsito transformador.C. Ren Padilla es ecuatoriano, doctorado (Ph. D) en Nuevo Testamento por la Universidad de Manchester. Fue Secretario General para Amrica Latina de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evanglicos y, posteriormente, de la Fraternidad Teolgica Latinoamericana (FTL). Ha dado conferencias y enseado en seminarios y universidades en diferentes pases de Amrica Latina y alrededor del mundo. Actualmente es Presidente Honorario de la Fundacin Kairs, en Buenos Aires, y coordinador de Ediciones Kairs. Entre sus libros, podemos citar: Misin integral: ensayos sobre el Reino y la Iglesia; Las bases bblicas de la misin (1998); Ser, Hacer y Decir: las bases bblicas de la misin integral (2006).

especial misin

12

Miguel Elas

La visin misioneraAMABLE MORALES

centroeuropeos. Y ya en las 2 primeras dcadas del siglo XX la de distintos misioneros bautistas, primero desde Suecia y luego desde Estados Unidos. Su ministerio fundando iglesias fue el embrin de la actual UEBE. La Ley de Libertad Religiosa, primero, y ms tarde la normalizacin democrtica, facilit en la segunda mitad del siglo XX la implantacin de otros muchos grupos denominacionales, especialmente los de trasfondo Pentecostal. En apenas 3 prrafos acabamos de resumir 140 aos de historia, desde luego no con el propsito de ser exhaustivos, sino de llamar nuestra atencin sobre la importancia que la visin misionera de otros ha tenido en el desarrollo del testimonio evanglico en nuestro pas. Y es que necesitamos recordar nuestros orgenes, para armar un espritu de gratitud al Seor en el presente, que nos mueva a una visin misionera para el futuro de la Iglesia en Espaa. Extender el Evangelio ms all de nuestras Jerusaln, Judea y Samaria sigue formando parte del mandato directo y expreso de nuestro Seor a todos los que le siguen. El hasta la ltimo de la tierra se mantiene como reto y misin para todos sus discpulos. Y es que sin importar las condiciones sociales o econmicas por las que podamos atravesar, cada una de nuestras iglesias locales (pequeas o grandes, ricas o pobres, nuevas o antiguas) deberan mantener una visin y preocupacin por la obra misionera en general, pues sa es parte esencial de nuestra razn de ser y estar en esta tierra, como Iglesia del Seor. Aunque nuestra fuerza siga siendo muy escasa como minora en nuestro propio pas, los cambios sociales y econmicos vividos por Espaa en los ltimos 30 aos nos colocan en una posicin privilegiada, como instrumento de bendicin para nuestros hermanos en otros pases, donde la misericordia de Dios permite una sed espiritual que parece inexistente en nuestra opulenta y secularizada Europa. Nuestro Dios, como Soberano de la Historia con sus naciones y gobernantes, quiere en su gracia que pases empobrecidos materialmente, sean ahora enriquecidos por el mensaje de su Palabra, recibida por aquellos que han experimentado la inutilidad de conar en el hombre. Son ventanas de oportunidad para extender el Evangelio, que hemos de aprovechar mientras permanezcan abiertas desde nuestros respectivos lugares. De un lado, las iglesias nacionales de esos lugares, perseverando en un ministerio de proclamacin que nos hace sonrojar en nuestra aptica comodidad. Y de otro, nosotros, apoyando espiritual y materialmente a aquellos

13

Al hablar de misiones, necesariamente hemos de comenzar con una mirada hacia el pasado, recordando que nuestra realidad presente como pueblo de Dios en Espaa es el fruto de la visin y el compromiso misioneros de quienes percibieron la necesidad espiritual de nuestro pas, y respondieron generosamente a ella. Siglos de prohibicin de la lectura de La Biblia por la Iglesia Catlica, junto a ms de 300 aos de intransigencia y persecucin inquisitorial, dejaron a Espaa casi al margen de los efectos de la Reforma, y prcticamente sin ningn testimonio evanglico a nales del siglo XVIII. Pero la misericordia de Dios (que an quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad) quiso tocar el corazn de su pueblo en otros pases, guiando sus pensamientos y manos hacia la obra misionera aqu. En los inicios del siglo XIX se produce un espectacular despegue en el sector minero espaol, por medio de concesiones estatales a empresas extranjeras. De ese modo comienza el traslado de ingenieros y tcnicos, principalmente desde Inglaterra, a las diferentes zonas mineras (Jan-La Mancha, Huelva, Len, etc.). Muchos de ellos eran creyentes evanglicos, y comienzan de un modo natural a propagar su testimonio por medio de sus reuniones y actos clticos. En poco tiempo comienzan a transmitir a las iglesias de su pas la realidad de una Espaa profundamente necesitada del conocimiento del Evangelio. Y as empieza a armarse, especialmente entre las iglesias de Los Hermanos, una visin misionera hacia Espaa, coincidiendo con un excepcional momento histrico de proyeccin mundial entre ese grupo de iglesias en el Reino Unido. En torno al 1840 comienza una larga y extensa llegada de misioneros: larga por su prolongacin en el tiempo, y extensa por los muy variados lugares de ministerio. Aunque separados geogrficamente, existi un buen nivel de colaboracin y comunin entre todos esos misioneros, de cuyo trabajo result el gerr men de la actual FIEIDE y de las Asambleas de Hermanos. En la segunda mitad del siglo XIX coincide la llegada de distintos misioneros de iglesias reformadas, desde diferentes pases

especial misin

a los que el Seor brinda la oportunidad de crecimiento, pero que carecen de los medios que a nosotros nos sobran. (Para que la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que tambin la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra 2Co 8:14) Los medios actuales nos permiten acceder fcilmente a informacin sobre el campo misionero, y la sociedad global facilita enormemente las comunicaciones con casi cualquier lugar del mundo. De ese modo, como iglesias tenemos la oportunidad accesible de involucrarnos en el conocimiento y la oracin intercesora, y se es siempre el primer e imprescindible paso para armar en una congregacin una visin misionera, ms all de su geografa inmediata. Una iglesia que conoce y ora por la obra misionera, despertar antes o despus a una comprometida comunin prctica con esa obra, y estar ms cerca de ver cmo el Seor quiz llame a algunos a servirle lejos. Debemos dar gracias al Seor por las distintas iniciativas misioneras entre las iglesias espaolas en los ltimos aos. En unos casos, mediante el llamamiento de creyentes espaoles para servir en otros pases. Y en muchos otros casos, estableciendo canales de ayuda estables para el sostenimiento del ministerio de las iglesias locales en aquellos lugares. Aun a riesgo de olvidar injustamente otras realidades, merecen ser recordadas las siguientes:z

Toda la gloria a Aquel que nicamente la merece, pero sirva lo anterior para levantar nuestra mirada agradecida, recordando que como iglesias espaolas tenemos ante nosotros una oportunidad muy especial de sostener materialmente la proclamacin del Evangelio en otros lugares. Exactamente como otros hicieron en el pasado, permitiendo que llegase a nosotros la bendicin espiritual. Las enormes diferencias econmicas entre el rico occidente y la mayora del resto de pases, nos convierten a nosotros en autnticos millonarios, por muy escasos que puedan parecernos nuestros recursos. Como ejemplo, con unos 100/150 euros mensuales se sostiene a una familia de 4 miembros en la mayora de los pases citados anteriormente, lo que parece un reto al alcance de muchas congregaciones, y en el que todas podran participar a travs de los programas conjuntos de los distintos grupos de iglesias. Sin dejar de atender a nuestra Jerusaln y nuestra Judea, vivimos un tiempo muy especial para fomentar el inters por la obra misionera en nuestras congregaciones. La oracin de los ancianos-pastores ser siempre la mejor forma de comenzar toda estrategia. Pero a ella le pueden seguir algunas ideas prcticas:z

z

z

z

z

Desde las Asambleas de Hermanos hace aos que el Seor levant y envi obreros nacionales para trabajar en Turqua, Marruecos y Per, y como grupo de iglesias mantienen canales de apoyo misionero en Cuba y Costa de Marl. La FIEIDE mantiene un comprometido ministerio misionero en el Sahara, y desde hace aos vnculos de apoyo a Argentina, Albania y Kosovo. Las Asambleas de Dios han visto extenderse su obra misionera en Per (Trujillo) y Burkina Faso, a la vez que mantienen lazos de apoyo a Rumania. La UEBE tiene actualmente un programa misionero en Guinea, y est alentando la visin con viajes misioneros (el ltimo a Cuba). Aunque no como iglesias propiamente dichas, tambin cabe destacar la participacin de miles de creyentes espaoles en los programas misioneros de ayuda a la infancia promovidos por la Alianza Evanglica Espaola en Per, Colombia, Bolivia y Honduras. Programas que completan la atencin social con la proclamacin del Evangelio a las comunidades locales.

z

z

z

especial misin

Facilitar la distribucin de noticias misioneras entre los miembros, ya sea en reuniones de oracin, mediante el reenvo por correo electrnico, etc. Buscar la oportunidad de ser visitados por los que estn sirviendo en otros pases, fomentando en la congregacin lazos de comunin y compaerismo con ellos. Dedicar peridicamente alguna reunin a conocer con detalle el trabajo y las necesidades misioneras en algn lugar especco. Promover la participacin de miembros de la congregacin en viajes misioneros, para conocer la realidad del campo y establecer vnculos con los creyentes nacionales.

Mantener una visin misionera como iglesia local nos traer crecimiento espiritual, mayor compromiso con nuestro propio entorno y por encima de todo la bendicin de estar obedeciendo a nuestra misin y vocacin.*Amable Morales es anciano de una iglesia de las Asambleas de Hermanos en el barrio de Vallecas. Escritor y colaborador habitual de la revista Edicacin Cristiana (representativa de las Asambleas de Hermanos en Espaa), es uno de los lderes reconocidos del movimiento nacional de Asambleas de Hermanos. Es tambin uno de los impulsores y responsables de Fe y Ministerio (FyM ), una entidad federativa de las Asambleas de Hermanos que sirve de soporte legal al Fondo Juan Sol y cobertura legal al Fondo de Locales, dedicado a la nanciacin de adquisiciones de lugares de culto de las Asambleas de Hermanos.

14

El esfuerzo misionero en y desde Amrica LatinaFEDERICO BERTUZZI

de dicha expresin) o el mundo de los Dos Terr cios. Este fenmeno de rotacin evanglica del Norte hacia el Sur se ha dado con mayor intensidad en los ltimos cincuenta aos, y particularr mente en las dos ltimas dcadas. En la tabla siguiente observamos de manera elocuente este cambio: ROTACIN DE EVANGLICOS T V DEL NORTE AL SUR

15

especial misin

Al referirme al esfuerzo misionero que actualmente se lleva a cabo en y desde nuestra Amrica latina, har en primer lugar un breve anlisis de lo que podemos observar al respecto, siguiendo luego con una evaluacin crtica, y terminando con algunos presupuestos teolgicos que, a mi entender, son cruciales para el sano desarrollo de nuestra misin al mirar hacia el futuro. Por razones de simplicidad y tradicin (aunque sabemos lo discutible que es la cuestin) haremos uso de la acepcin misin como la que clsicamente hemos utilizado, es decir, entendindola como la tarea de evangelizacin que se lleva a cabo en los lugares adonde el mensaje de Jesucristo no ha irrumpido an, y que conlleva, generalmente, algn tipo de esfuerzo transcultural.

(Las cifras expresan porcentajes)AO Hemisferio Norte Hemisferio Sur TOTAL 1800 99 1 100 1900 90 10 100 1950 75 25 100 1975 50 50 100 1990 25 75 100

La misma tendencia que se da en general con la cantidad de evanglicos, se da tambin de manera particular con la cantidad de misioneros. Segn la tabla de ms abajo, de continuar con los ndices de crecimiento misionero del Tercer Mundo observados durante los ltimos aos, al cambio de siglo la cantidad de misioneros del Sur ha superado a la fuerza misionera anglosajona. ROTACIN DE MISIONEROS T DEL NORTE AL SURAO Hemisferio Norte Hemisferio Sur TOTAL 1988 85.000 36.000 121.000 1995 100.00 85.000 185.000 2000 120.000 160.000 280.000

Un anlisis del avance misionero actualEn las ltimas dcadas se han producido importantsimos cambios en lo que hasta entonces era considerado como campos misioneros, segn la perspectiva de los evanglicos anglosajones del Atlntico norte.

Rotacin del Norte al SurAl analizar la historia y geografa del avance del evangelio, observamos una acentuada rotacin del centro de gravedad del cristianismo evanglico, clsicamente ubicado en el hemisferio Norte durante siglos, al hemisferio Sur. Con hemisferio Norte hacemos referencia mayormente al sector que comprende a Europa central y nrdica, y Estados Unidos y Australia, lugares donde el protestantismo hizo casa a lo largo de siglos, mientras que con hemisferio Sur hacemos alusin a las regiones comprendidas por Amrica latina, frica y Asia, rea comnmente conocida como el Tercer Mundo (la reciente disolucin de la URSS ha desactualizado el uso

Pareciera que el Espritu Santo estuviera obrando como el agente viajero de la santsima Trinidad, a quien le ha placido derramar ahora de su rica bendicin a esta parte Sur del mundo, sedienta de la Palabra de Dios, que incluye, obviamente a nuestra Amrica Latina. Si rastreamos los antecedentes de esta rotacin hacia el Sur, es innegable que se dejan ver las huellas de incontables queridos gringos, de cabello rubio, que vinieron a nuestras tierras, abandonando las del Noratlntico que les vieron nacer, para hacerse uno con nosotros, los de tez morena, negra, o amarilla, de estas latitudes australes. Si la cosecha es abundante aqu y hoy, no olvidemos que la siembra que ellos hicieron, tambin lo fue. Reconozcamos, con gratitud y emocin, a tantos de estos que dejndolo todo, cruzaron los mares para traernos este glorioso evangelio.

Aumento de la actividad misioneraEs evidente que se palpa simultneamente, a lo largo y ancho de Iberoamrica, junto al sorr prendente crecimiento evanglico, un incrementado sentido de participacin misionera, ms all de las fronteras que nos eran habituales hasta entonces. Esto se est vivenciando mediante las numerosas consultas, congresos, conferencias y dems eventos misioneros que se llevan a cabo, como as mismo por los hombres y mujeres que Dios est enviando desde nuestras latitudes a otras partes del mundo. Si nos acercamos ms a esta realidad, obserr varemos algunas caractersticas: 1. Los misioneros. La cantidad de misioneros que han salido va en franco aumento. Si bien es cierto que como tercermundistas no contamos con buenas y sucientes informaciones y que a los del Norte, amantes naturales de las estadsticas, seguro que se les pas incluir datos que nosotros no andaramos publicando, lo cierto es que la cantidad de misioneros del Sur, en comparacin con la del Norte, lleva un ritmo de crecimiento tal, que de continuar la tendencia actual, en pocos aos superar a la de aqullos. Ya no resulta infrecuente cuando se viaja por Europa, frica o Asia, encontrar obreros latinos que estn sirviendo al Seor en una nueva cultura. En Bangalore (India) me top con una misionera brasilea; escuch de un matrimonio de misioneros costarricenses sirviendo en Camboya; un matrimonio santafecino residiendo en Uzbekistn (Asia central); y suman ya ms de setenta los latinos viviendo en el norte de frica y Medio Oriente, testicando como misioneros clandestinos entre los musulmanes. 2. Los seminarios. En stos tambin se estn dando importantes cambios. Antes, en la Argentina no haba seminario ni instituto bblico que enseara misiones, pero en 1989 tuvimos una consulta para rectores de seminarios (asistieron directivos de ms de sesenta instituciones teolgicas del Cono Sur), y fue sorprendente constatar que, prcticamente, no haba ahora institucin que no ofreciera siquiera alguna materia de misionologa o estuviera a punto de iniciarla. 3. Las agencias misioneras. La aparicin de nuevas agencias misioneras es otro aspecto de la dinmica que evidencia este sentir misionero de Amrica latina. Algunas agencias aparecen como simples iniciativas misioneras, otras son eles calcos de modelos copiados todava del Norte; en algunos casos el misionero sale a ttulo personal, en otros, es enviado por su iglesia, asociacin o denominacin, mientras que en otros se une a alguna multinacional misionera.

Caractersticas del movimiento misioneroEn el accionar del avance misionero de nuestro continente se dan, entre otros, cuatro patrones tpicos que deseo destacar: 1. Un visionario. Generalmente Dios levanta a un visionario, que con tesn y empuje parte a los campos lejanos. Inicia la misin golpeando puertas, buscando apoyo por aqu y por all; y encontrndolo poco, sale para el campo con promesas de apoyo de algunos que reaccionan y deciden comenzar a hacerlo, tmidamente. Pero no es extrao observar que el misionero se da cuenta tarde que lo prometido por sus hermanos era simplemente eso: promesas. Son pocos los misioneros que han salido en respuesta a un plan preestablecido, organizado por alguna agencia o junta misionera. 2. nfasis eclesiolgico y denominacional. Los esfuerzos misioneros estn centrados desde la perspectiva de la iglesia local y no tanto en las organizaciones o agencias misioneras. Esto es explicable, por un lado, porque no hay todava sucientes organizaciones misioneras; y por otro, debido al fuerte concepto denominacional que nos marca an en Amrica latina.

16

especial misin

3. La juventud. Pareciera tambin notarse que la juventud est ms lista para involucrarse de lleno en las misiones, mientras que la pastoral (los mayores) an no lo est y responden de manera ms lenta y cautelosa. La presin viene desde abajo, con jvenes que estn dispuestos a dejarlo todo, prepararse y ser enviados por sus iglesias, pero... encuentran a sus pastores y lderes que no los comprenden, o no saben cmo encaminarlos, o sus estructuras denominacionales no tienen an los canales preparados hacia los campos misioneros. 4. Lugares preferidos. Tratndose de misiones transculturales y al exterior, los latinos que estn saliendo lo hacen mayormente a los siguientes lugares: Espaa, la menos evangelizada de las naciones de Hispanoamrica (cabe aqu reexionar que algunos, triste es decirlo, comprobaron con lgrimas que no es tan fcil trabajar all; aunque con el mismo idioma y races, sin embargo, pertenece a un Primer Mundo); Marruecos, como cabecera de playa, es nuestra nacin islmica ms cercana; otros pases de Latinoamrica, mayormente vecinos (algunos pocos estn comenzando a trabajar con grupos aborgenes, luego de que los anglos nos abrieran el camino hacia ellos dcadas atrs); el ex-imperio comunista de Europa oriental y Asia Central. 5. El mundo islmico. Otra caracterstica que resalta, es la gran atraccin maniesta por el mundo musulmn en general, y por el pueblo rabe en particular. Dios ha dado un amor especial a los latinos por los descendientes de Ismael. Algunos se han aventurado a decir, incluso, que los latinos somos la clave para la evangelizacin de los musulmanes, aseveracin sta, que si bien contiene una elevada dosis de exitismo, no deja de tener sus buenos argumentos de peso.

Un ultramarino, el ms viejo del mundo en funcionamiento, el Doulos, patrocinado por Operacin Movilizacin (OM), comenz all por 1979 a recorrer los puertos de nuestra Amrica, por el lado del Atlntico y del Pacco, de arriba abajo una y otra vez por espacio de casi cinco aos. 2. COMIBAM. En Mxico, auspiciada por CONELA y otras entidades conocidas, se lanza en 1984 la idea de realizar un gran congreso continental que ayude a las iglesias en su desarrollo misionero. Nace as COMIBAM (Congreso Misionero Iberoamericano) que se celebrara tres aos despus en San Pablo, Brasil. Desde su concepcin, se procur que COMIBAM no fuera slo un evento, sino un proceso que llevara a la madurez misionera. Esto se dio a travs de varios aos de preparacin en que se fueron realizando numerosas consultas y congresos misioneros en veintin pases de Iberoamrica. Luego, en 1987 se realiz el congreso. Despus de COMIBAM 87 qued formalizado un pequeo comit de continuidad, que manteniendo la misma sigla COMIBAM, cambi de Congreso a Cooperacin. Esto ha favorecido la aparicin de nuevas iniciativas y movimientos misioneros autctonos en casi todos los pases, cada uno con sus propias caractersticas e identidades como COMHINA, COMIMEX, CONAMI, CNM, CONEMM, Misiones Mundiales, etc. 3. Etapas en el desarrollo misionero. En el desarrollo hacia la madurez misionera de la iglesia, se dan tres etapas complementarias: La concientizacin misionera; la capacitacin misionera a varios niveles, y la canalizacin de recurr sos humanos y materiales al campo misionero.

17

especial misin

Una evaluacin crtica Algunos puntos fuertesComo todo movimiento relativamente joven, la iglesia latina se encuentra en su etapa de vigor y avance, transitando un camino que no le ser muy fcil proseguir. Tiene la ventaja de construir sobre bases nuevas. 1. Capacidad de mimetizacin. Los latinos contamos con una destacada capacidad para mimetizarnos en gran parte de los lugares ms necesitados del evangelio de frica, Medio Oriente y Asia. De esta manera resulta menos difcil una identicacin ms plena con el pueblo al que se va a servir. No se nos asocia necesariamente con los grandes poderes colonialistas que caracteriz a los anglosajones de los ltimos doscientos aos.

El desarrollo de la visin1. Algunos antecedentes. Tuve un grandsimo privilegio, al estar dando mis primeros pasos en Cristo, cuando pude entrar como observador al primer Congreso de Evangelizacin Mundial que Billy Graham celebr en 1966 en la ciudad de Berln (Alemania), donde resid durante cuatro aos. A la edad de dieciocho aos eso marc mi vida. Ms adelante, otros importantes eventos internacionales continuaron impulsando la visin mundial de la evangelizacin: Lausana, Suiza (1974); CLADE I, Bogot, Colombia (1978), por mencionar slo dos a los que no tuve igual privilegio de concurrir.

2. Conanza en los recursos sobrenaturales. El fenmeno del crecimiento pentecostal, con su nfasis en el poder del Espritu Santo, otorga al evanglico latinoamericano promedio un tipo de actitud que le permite confiar ms en lo sobrenatural del evangelio y menos en las capacidades humanas o el poder del dinero. Algunos puntos inquietantes. No todo es color de rosas. Ya estamos notando algunos puntos preocupantes de nuestros primeros aos de hacer misiones al extranjero. 1. ndice de deserciones. El ndice de los que abandonan el campo misionero es relativamente alto. 2. El factor econmico. El gran temor contina siendo el factor econmico. La salida y el sostenimiento en el extranjero puede resultar de tres a diez veces ms costosa que lo que el mismo obrero necesita en su propia tierra. 3. Escasas conexiones directas. Tenemos casi nulas conexiones directas con nuestros otros hermanos del Sur (frica y Asia); todava nos seguimos moviendo bajo el paraguas del Norte, pero pocas noticias y vnculos directos tenemos con los africanos y asiticos, siendo que entre ellos se dan las mayores y ms apremiantes necesidades.

sealar que algunos salen por salir noms, como disparados para cualquier parte, sin un plan o una estrategia establecida (y menos pensar en una coordinacin a nivel nacional). Presupuestos teolgicos que afectan a las misiones Hacemos algunas consideraciones de orden teolgico y conceptual, que a mi entender deben pergear nuestras convicciones misionolgicas para que se sustenten sobre fundamentos rmes. Una buena misionologa debe partir de una sana teologa.

La necesidad del enfoque transcultural1. En el Antiguo Testamento. Desde las primeras pginas de las Sagradas Escrituras se trazan las diversas razas y grupos tnicos que conformarn, por los siglos subsiguientes, a la especie cada de Adn y Eva. En Babel (Gnesis 11) se confunden las lenguas y el hombre se desparrama por sobre la faz de la tierra, dando origen de esta manera a cada uno de los diversos componentes de la polifactica especie humana. Luego aparece en escena Israel una nacin ms, entre las tantas que ya existan, pero que sealara el verdadero camino hacia el conocimiento de Dios. Todos los dems pueblos eran paganos e idlatras. Los profetas, entre ellos Jeremas (1.5), as como Jons, Isaas y otros, tenan un claro llamado a las naciones. 2. En el Nuevo Testamento. En el tiempo del Nuevo Testamento, nuestro Seor y Salvador Jesucristo, llamando primeramente a las ovejas perdidas de la casa de Israel, visita una y otra vez a la Galilea de los gentiles (ethn en gr.: naciones, Mateo 4.15), y reconviene a los de su nacin, recriminndoles que si en Tiro y Sidn (naciones paganas) se hubieran hecho los milagros que acontecieron en Israel, ya se hubieran arrepentido hara tiempo (Mateo 11.21). A todas luces, no fue fcil para la iglesia apostlica, como tampoco lo fue para Israel en el Antiguo Testamento, el debido relacionamiento para con la gentilidad. Mereci todo un arduo y extenso tratamiento en Jerusaln (Hechos 15), para aceptar nalmente (nalmente?) que los gentiles podan ser admitidos por igual en el seno de la iglesia. Sin embargo, la iglesia de los grandes lderes en Jerusaln demostr tener poco inters en llevar el evangelio ms all de sus fronteras. Fue as que el Seor levant otra congregacin, con una mentalidad distinta y multitnica, en Antioqua (Hechos 11.19-21;

Algunas sugerencias1. Capacitacin. Sera conveniente tener muy en cuenta que los misioneros salgan con la mejor capacitacin que les sea factible. Nuestros seminarios estn marcados por modelos anglosajones, de neto corte acadmico, desvinculados grandemente de la praxis, y orientados fundamentalmente a preparar pastores monoculturales.

especial misin18

2. Cooperacin. Si bien mencionamos anteriormente el generalizado sentido comunitario y familiar que nos caracteriza, tambin debemos decir que sa es solo parte de la verdad. En el campo misionero ya se hace evidente el individualismo latino, renuente a cooperar con otros, y procurando llevar a toda costa los sellos distintivos de su propia iglesia u organizacin. Nuestra misin no admite dudas: es extender el reino de Dios y no la organizacin a la que respondemos! Por lo tanto, habremos de estrechar los vnculos de cooperacin, tanto ac en nuestra tierra como all en el campo de misin. 3. Enfoque pionero. No es cuestin de salir por salir. Sabido es que el Seor es quien llama a la obra y quien enva, pero las evidencias parecen

13.1-3), desde donde verdaderamente se iniciara la labor misionera mundial, tal como el Seor lo haba mandado, siendo Pablo (indiscutible modelo de todos los tiempos) el apstol a los gentiles por excelencia. Por n, en el Apocalipsis, se nos trazan pinceladas magistrales de aquella escena final cuando, en la consumacin de los tiempos, habr quienes alabarn al Cordero de Dios, provenientes de todo linaje y lengua y pueblo y nacin (Apocalipsis 5.9). Para cumplir la misin redentora de Dios debemos ver al mundo tal cual l lo ve. l ve y reconoce a todas las razas y etnias, y desea que en cada una de ellas haya quienes le conozcan y le alaben en comunin con los santos. Tomar distancia de la hereja universalista Nunca ser demasiada la insistencia al reiterar la imperiosa necesidad de tomar distancia de toda tendencia a concepciones universalistas. Si alguna vez descubrimos, cuando estemos cara a cara frente al Juez eterno, que lo que identicamos como hereja universalista no era tal, creo que nada se habr perdido. En cambio, si por el contrario, no encontramos frente al Trono a muchos de toda tribu, pueblo, lengua y nacin, que podran haber ocupado all su lugar si tan slo alguien les hubiera dado la posibilidad de conocer el Camino al cielo...

Miguel Elas

19

especial misinComo ya lo hemos expresado antes: Porque l quiso salvar a los hombres por la locura de la predicacin; porque anhela que sus criaturas le den la gloria que l se merece; porque el mandato est dado, debemos y podemos llegar con el mensaje de Jesucristo hasta lo ltimo de la tierra en esta generacin! Los cuantiosos recursos humanos que disponemos de norte a sur y de este a oeste en las tres Amricas, ms el notable acercamiento que se da entre los pueblos con el aumento de la tecnologa moderna, nos ponen en condiciones de afectar drsticamente el curso de la historia de la obra misionera mundial. Dios ayude a su iglesia latina a hacer su parte con abnegacin y urgencia!

Amalgamar la misionologa con la escatologaSostengo que deberemos amalgamar en nuestro debate, de una manera ms coherente, a la misionologa con la escatologa. Desde que se anuncia el evangelio, hemos irrumpido en el n de los tiempos. El n propiamente dicho no vendr, sin embargo, hasta tanto el evangelio sea predicado a todas las naciones. Mantener un sentido de urgencia Frente al desafo que se nos abre respecto a nuestro involucramiento en los campos misioneros de todo el mundo, es probable que nosotros, los latinos, podamos incidir decisivamente en la meta de terminar la Gran Comisin en nuestros das.

Federico Bertuzzi es coordinador de PM Internacional en Europa y experto en Islam.

La iglesia local y la misin cristianaTIMOTEO GLASSCOCK

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criaturaId, pues, y haced discpulos de todas las naciones Me seris testigos en Jerusaln, en toda Judea y Samaria, y hasta los connes de la tierra Como el Padre me ha enviado, as yo os envo (Mr. 16:15; Mt. 28:19; Hch. 1:8; Jn. 20:21). Las palabras del Seor Jesucristo, dirigidas a sus discpulos, son inequvocas, y el reto es ineludible. El Seor quiere que su pueblo redimido lleve las buenas noticias del evangelio de la gracia de Dios a todas las naciones, a todas las personas, hasta el ltimo rincn de la tierra. Es una tarea que se comenz a partir del momento, en el Da de Pentecosts, cuando Dios envi su Espritu Santo sobre los discpulos y se form la primera iglesia cristiana en Jerusaln, y cuya realizacin plena, casi veinte siglos despus, sigue pendiente. Cul es el papel de la iglesia local en esta tarea? La manera de enfocar el tema de la obra misionera en los ltimos tiempos ha priorizado la creacin de organizaciones misioneras para-eclesiales o estructuras denominacionales, muchas de los cuales, sin lugar a dudas, han hecho una labor magnca. Pero, puede ser el caso que, al asumir estas organizaciones un mayor protagonismo en el campo de la misin, las iglesias locales han reaccionado desentendindose de su responsabilidad a la hora de promover el esfuerzo misionero? Volvamos al Nuevo Testamento. Cul es el papel de la iglesia local en la obra misionera, segn el patrn que aparece all? Resumamos algunos de los aspectos ms importantes bajo cuatro epgrafes.

(en el caso de Pablo, este llamamiento se relata en Hch. 9:15-16; 22:12-21; 26:15-18). Pero Dios quiso que el comienzo de su servicio misionero fuese cuestin de una iniciativa no slo individual, sino de toda la iglesia de Antioqua. El momento elegido por el Espritu para poner en marcha la iniciativa fue cuando un grupo de herr manos destacados de la iglesia estaban reunidos para buscar en oracin y ayuno la direccin del Seor. Su palabra fue clara: Apartadme a Bernab y a Saulo para la obra a la que los he llamado. La reaccin de los hermanos fue unnimemente positiva, aunque el paso signic perr der para el ministerio de la iglesia local dos de los hombres ms valiosos de los que disponan. La iglesia expres su plena identicacin con la salida de los dos misioneros mediante la oracin y la imposicin de manos, de manera que el texto inspirado puede armar que en el envo de los dos particip no slo el Espritu Santo (4), sino tambin la iglesia (3). Al comenzar el segundo viaje misionero del apstol, vemos el mismo patrn: Pablo escogi a Silas y parti, siendo encomendado por los hermanos a la gras cia del Seor (Hch. 15:40; 14:26). Otro pasaje donde discernimos algo parecido relata la manera en que Timoteo se uni al equipo misionero (Hch. 16:1-3). La iniciativa para llamar al joven a la obra parti de Pablo (seguramente guiado por el Espritu de Dios), pero la iglesia local de Timoteo, la de Derbe, juntamente con las congregaciones vecinas de Listra e Iconio, no slo le recomendaron verbalmente como alguien con la madurez y los dones suficientes para acometer la tarea, sino que recalcaron su apoyo mediante el acto simblico de la imposicin de manos (1 Ti. 4:14). De estos textos podemos inferir que la iglesia local tiene un papel clave en discipular y formar a creyentes jvenes, enseando a los hombres con toda sabidura, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo (Col. 1:28; 2 Ti. 2:2). De las las de las personas as formadas surgirn los instrumentos que Dios escoger y utilizar en la proclamacin del evangelio y la extensin de su reino en distintas partes del mundo. Cuando esto ocurra, la iglesia respaldar la salida de estos nuevos misioneros a la obra, identicndose con ellos y encomendndolos al Seor y su gracia.

especial misin

El envo de misionerosEl texto ms iluminador se encuentra en Hechos 13:1-3. Es el momento cuando Bernab y Saulo fueron enviados a la obra misionera conforme a la gua explcita del Espritu Santo. Ambos haban recibido previamente una vocacin de parte de Dios para dedicarse a esta obra

El apoyo econmico de los misionerosLas Escrituras sealan muy claramente que las personas dedicadas al servicio del Seor y a la proclamacin de su evangelio son dignos de su salario (Mt. 10:9-10; Lc. 10:7; 1 Co. 9:7-14;

20

hemos visto que al enviar a Bernab y a Pablo a la obra de evangelizacin, la iglesia en Antioqua realiz esta encomendacin en un ambiente saturado por la oracin (Hch. 13:1-3). El apstol solicitaba reiteradamente el apoyo de las iglesias en oracin para que me sea dada palabra al abrir mi boca, a n de dar a conocer sin temor el misterio del evangelio que al proclamarlo hable con denuedo, como debo hablar (Ef. 61920), y para que la palabra del Seor se extienda rpidamente y sea gloricada (2 Ts. 3:1). Al nal de su primer viaje misionero Pablo y Bernab volvieron a Antioqua para informar detalladamente a la iglesia de todo lo que haba ocurrido, de todas las cosas que Dios haba hecho con ellos, y como haba abierto a los gentiles la puerta de la fe (Hch. 14:27). Esta informacin era esencial para que los hermanos pudieran dar gracias a Dios y orar especcamente y con conocimiento de las necesidades de las congregaciones establecidas. De la misma manera es esencial que las iglesias encomendantes reciban visitas regularmente de los misioneros que han enviado al campo misionero, como tambin cartas de oracin que enven desde su lugar de ministerio. Esta informacin fomenta la identicacin de la iglesia en oracin con sus enviados, y es un ingrediente imprescindible en el xito de la labor realizada. Encargar a algn hermano o hermana de la congregacin, que tiene un inters evidente en la obra misionera, la labor de mantener un contacto regular con las familias encomendadas, por carta, correo electrnico, Skype u otros medios, ser igualmente una manera de tener informacin fresca y detallada para orar.

21

especial misin

G. 6:6; 1 Ti. 5:17-18). Pablo recibi con agrado en muchas ocasiones los donativos enviados de iglesias locales para contribuir a su sostenimiento en la obra misionera (Fil. 4:10, 14-16; 2 Co. 11:8-9), aunque tambin renunci a esta ayuda en algunos momentos con el n de que, al predicar el evangelio, pueda ofrecerlo gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho en el evangelio (1 Co. 9:18). Cuando comenta con la iglesia de Corinto sus planes para futuros viajes, y su intencin a pasar un tiempo con ellos antes de proseguir su viaje, el apstol les pide que le encaminen hacia su destino siguiente (1 Co. 16:5-7). Podemos suponer que esto involucraba el proveerle con los suministros necesarios para realizar el viaje. Otro tanto pide a favor de Timoteo cuando ste aparezca en Corinto (1 Co. 16:10-11). Es cierto que en los casos citados se reere a donativos recibidos o suministros aportados de iglesias que el mismo apstol haba fundado, pero parece de lo ms lgico que a stas se una la iglesia encomendante, expresando su apoyo para el misionero y su familia de una forma explcitamente material y regular. Claro que esto puede suponer un gran esfuerzo para la iglesia de origen, pero tambin expresa la solidaridad de sta con otras zonas del mundo donde se busca extender el evangelio, y abre la posibilidad y el privilegio de ser partcipes en el esfuerzo misionero mundial. Ms bienaventurado es dar que recibir (Hch. 20:35), y la iglesia que apoya decididamente la obra misionera y a los hermanos enviados a las misiones ser ampliamente recompensada por el Seor.

La supervisin y el pastoreo de los misionerosEn el contexto de la iglesia local, la obra pastoral y la supervisin de los ministerios y de los que los llevan a cabo son esenciales para la salud del Cuerpo de Cristo. Los ancianos de la iglesia son epskopoi, sobreveedores o supervisores, con la responsabilidad de velar por el desarrollo positivo de los ministerios y la sanidad espiritual de los miembros de la congregacin. De hecho, aunque los guas de la iglesia local son los mximos responsables del cuidado pastoral, el Nuevo Testamento subraya que en gran medida la obra pastoral es tarea de todos (1 Co. 12:25-26; 1 Ts. 5:14; G. 6:2). Esta responsabilidad no desaparece cuando un miembro o una familia de la congregacin son enviados por parte de la iglesia a la obra

La oracin por la obra misioneraDe nuevo encontramos abundantes referencias en el Nuevo Testamento a esta prctica. Ya

misionera. Aunque la ubicacin geogrca de los misioneros puede suponer un distanciamiento geogrco considerable, stos siguen en cierta medida bajo la autoridad espiritual de los ancianos de su iglesia de origen (aunque es cierto tambin que si se incorporan a una iglesia ya constituida en la zona donde desarrollan su actividad misionera, estarn igualmente bajo la autoridad espiritual de los lderes de aquella congregacin). Cmo se ejerce el cuidado pastoral en una situacin semejante? Asegurando que haya una comunicacin buena y constante en ambas direcciones, consultando y aconsejando sobre dificultades que puedan surgir y decisiones que hay que tomar, y visitando a los misioneros en su zona de misin, para conocer a primera mano las caractersticas, las necesidades y las demandas de la obra. Sin este conocimiento directo, ser muy difcil que los lderes de la iglesia de origen estn capacitados de orientar con acierto a sus enviados. Un ejemplo bblico de esta prctica se encuentra en Hechos 11:22-24, con referencia a la iglesia de Antioqua, formada por la actividad evangelizadora de unos hermanos annimos que haban sido miembros de la iglesia en Jerusaln antes de la persecucin que surgi a raz de la muerte de Esteban (Hch. 8:1-4; 11:19-21). Al recibir noticias del xito que haba coronado sus esfuerzos, la iglesia de Jerusaln tom la decisin de enviar a un representante suyo para informarse de lo que suceda y orientar a la nueva congregacin. Para esta tarea designaron a una persona muy adecuada, Bernab, el hijo de consolacin (Hch. 4:26), quien destacaba por sus dones pastorales. La visita de Bernab, y la labor de exhortacin y conrmacin que realiz en Antioqua tuvo como resultado que grandes multitudes fueron agregadas al Seor (Hch. 11:24).

ConclusinSin lugar a dudas, las Escrituras insisten en el protagonismo que deben tener las iglesias locales en la obra misionera, enviando a los que el Seor ha llamado a esta labor, proveyendo un apoyo constante tanto econmico como tambin emocional y espiritual, sosteniendo la obra y a los obreros a travs de la oracin, y ejerciendo un papel clave en la supervisin de la obra y el pastoreo de los misioneros.Timoteo Glasscock es licenciado en Derecho por la Oxford University. Nacido en Inglaterra, lleva ms de 30 aos de ministerio pastoral en Espaa, prii mero en Marn (Pontevedra), y ahora en Salamanca como Anciano de la Iglesia Cristiana Evanglica de Paseo de la Estacin 32. Algunos de sus ensayos publicados son: Malaquas, Hageo y Zacaras (en colaboracin), CEFB, 1985; Elas, Editorial Andamio, 2007; tica Cristiana para una Sociedad en Crisis (en colaboracin), Andamio, 2007. Escribe en las Notas Diarias de la Unin Bblica desde 1982, y tambin en Edicacin Cristiana.

22

especial misin

Miguel Elas

El servicio misionero como escuelaP PABLO WICKHAM O

La escuela y los maestrospara m, al igual que mi matrimonio y vida familiar, el servicio misionero ha sido como las distintas etapas de un largo proceso educativo. La primera, que fueron los aos 1958-1964 en Barcelona, fue la primaria, un puro aprendizaje en el que todo era excitante, con nuevos descubrimientos casi cada da. Las materias eran abundantes y muy exigentes, a menudo tuve que aprender deprisa y corriendo, pero gracias a Dios, tena muy buenos maestros, modelos y compaeros que me ayudaron mucho: don Ernesto Trenchard y su esposa doa Gertrudis, Pedro Gelabert y Fernando Pujol del equipo de Cursos de Estudio Bblico, Jos Luis Aguirre y otros lderes y hermanos de la iglesia de Verdn, y distintos obreros y lderes a quienes empec a conocer y apreciar y con algunos trabar amistad, como Mariano San Len, Joaqun Guerola, Juan Federico, Francisco Martn, Joaqun Dolz y otros muchos. Fueron aos inolvidables que me moldearon profundamente. La etapa secundaria coincidi con los primeros aos en Madrid, 1964-1973. Se consolid una amplia labor de equipo en dos frentes: el de la enseanza y literatura bblicas en torno a los Trenchard que ya se haba iniciado en la etapa anterior, y el del grupo de ancianos de Duque de Sesto-Vallecas, sobre todo Saturnino Martnez y Juan Sol. Fueron aos fecundos en los que aprend a poner en prctica ms de lo que iba cursando, amn de comenzar o seguir profundizando amistades con los matrimonios Gelabert, Stunt, Escobar, Lematre y otros. Los aos 1973-1983, tambin en Madrid, fueron la etapa universitaria. Mi buen amigo Juan Sol llen el hueco en el equipo de Cursos de Estudio Bblico y Literatura Bblica dejado por los Trenchard, y otros ms jvenes, como Antonio Ruiz, Timoteo Glasscock, David Burt y Ricardo Clark, iban agregndose a los respectivos equipos, lo cual nos enriqueca mucho ms. Me inici en este tiempo como escritor de libros

adems de cursos. Coincidieron estos aos con el desarrollo o inicio de otros muchos trabajos de coordinacin, administracin y enseanza: la secretara de la Alianza Evanglica, la Unin Bblica, la redaccin de la revista Edicacin Cristiana, el Consejo de Fondevan, la compaa Continental Lands, la Asociacin de Escritores y Periodistas Evanglicos de Espaa (AEPEE), la coordinacin de la revisin del Himnario Evanglico, y la enseanza en varios seminarios y escuelas bblicas. En todas estas reas, algunas muy conictivas, segua aprendiendo a trabajar con otros de variada experiencia. Algunas de mis ms hermosas amistades empezaron en estos aos, como la de Jos M. Martnez y su hijo Pablo, Pedro Puigvert, Bernardo Snchez, Gabino Fernndez, Eduardo Bracier, Miguel y Una Herbage, Jaime y Carolina Fasold y muchsimos ms, demasiados para nombrar aqu. No s si me licenci como es debido en esta etapa, pero s que me curti y prepar para la siguiente, que result ser la ms dura de todas. La etapa de posgraduado, en la que coincidieron los ltimos aos en Madrid con los primeros en Valencia, de 1983-1992, fueron aos muy difciles por el estrs y la frustracin producidos en varias reas. Al separarse Duque de Sesto y Vallecas en dos congregaciones independientes, me encontr por primera vez como Ernesto Trenchard en Barcelona, con otros colegas ms jvenes y de menos experiencia. Fue una situacin nueva para m que requiri un replanteamiento de mi labor como anciano, y no fue fcil, aunque s todo un reto, el esforzarme para lograr consensos y tomar decisiones pastorales que haba aprendido previamente con otros de mayor o igual experiencia en consejos anteriores. Describ esta etapa en el mensaje que di en la celebracin de los 51 aos de nuestro ministerio en Espaa en mayo de 2010: (Hubo) muchos problemas, tanto en la iglesia local, con varios retos pastorales de difcil solucin, como en otros aspectos la obra literaria y de enseanza (que) estaban sufriendo unos cambios importantes, la (casi) paralizacin de la revisin del himnario por falta de voluntarios capacitados, y lo que complic an ms todo, nuestra creciente involucracin en la obra en Valencia, . Aadira a esta lista el terrible conicto que sufrimos en las iglesias en Madrid, en la cual Juan Sol y yo, como apoderados de la compaa Continental Lands, nos vimos involucrados directamente. Nos caus gran dolor de corazn a los dos, no slo por la maniesta divisin de criterios entre las iglesias, sino porque acab con la hermosa unanimidad del equipo del Centro de Formacin Bblica que se haba

23

especial misin

mantenido en gozoso compaerismo desde los tiempos del matrimonio Trenchard. El equipo de CEFB se redujo a una mnima expresin, pero segua siendo equipo porque sus componentes no sabamos trabajar de otra manera, gracias a Dios! La etapa valenciana, de aplicacin y transmisin de lo aprendido, desde 1992 en adelante. No quiero insinuar que ya dejaba de aprender en la escuela divina; al contrario, no ha pasado un solo da que no haya tenido que corregir el rumbo, asimilar nuevas lecciones e intentar pasar a otros lo aprendido. Creo rmemente en el texto que don Ernesto nos inculc a todos sus discpulos repetidas veces: Lo que has odo de m en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres eles que sean idneos para ensear tambin a otros (2 Ti. 2:2, Biblia Las Amricas). As he ido avanzando en las tareas propias de un largo posgraduado: investigando, reexionando, enseando, escribiendo, procurando dar ejemplo. Ha sido una nueva fase de discipulado en la que he estado pendiente diariamente del Espritu de Dios, quien me ha ido enseando por la Palabra y por medio de otros, especialmente por varios ntimos amigos y colegas a quienes admiro y de quienes procuro aprender mucho, que son Samuel Escobar, Juan Tens, Eduardo Dels y otros. Los casi veinte aos en Valencia han pasado por distintas fases, en las que mis responsabilidades han ido cambiando, primero cuando todava simultaneaba el trabajo entre Madrid y Levante, luego cuando Eduardo y yo fuimos reconocidos ancianos y se pusieron los fundamentos del liderazgo y el desarrollo eclesial que ha habido hasta la fecha. Pero conforme pude ir dejando la mayor responsabilidad de las tareas pastorales en las manos de otros hermanos, iba aceptando otros compromisos fuera y ayudando a otras congregaciones, especialmente en las Islas Canarias. En este tiempo me he dado cuenta que a veces es necesaria una labor proftica de reedicacin o reconstruccin de una congregacin que anda a la deriva y cuyos lderes precisan apoyo y consejo, y el poder prestrr selo ha sido una experiencia muy hermosa. La ltima fase en la ciudad del Turia es la actual, desde 2004 en adelante, cuando he dejado la tarea activa de anciano y estoy en la reserva, por si mis colegas me pidan ayuda. Es un tiempo de reciclaje, de volver al principio como un miembro ms en la congregacin, intentando no siempre con xito poner en prctica lo que yo mismo he enseado durante tantos aos: que hay que respetar y acatar

siempre la autoridad de los ancianos, de acuerdo con las directrices de la Palabra del Seor, aunque, como todos nosotros, se equivoquen a veces. Pero de todos mis maestros y modelos, a lo largo de todos los aos de nuestro servicio conjunto en la obra en Espaa, la persona que ms me ha inuido, excepto el mismo Seor, ha sido mi amada esposa, Catalina (Kathleen); ha sido ella, adems de ayuda idnea, una verdadera maestra y modelo para m. Su dulzura, su lealtad inquebrantable pero a la vez absolutamente objetiva para conmigo, me ha ido corrigiendo y orientando en multitud de situaciones de toda suerte que se nos han presentado a lo largo de todos estos aos, y muchas veces sus consejos me han frenado a tiempo de cometer errores que hubieran sido difciles de corregir despus. Doy muchas gracias al Seor por tenerlas a mi lado para poder seguir caminando y sirviendo al Seor juntos en este ltimo tramo de nuestras vidas y servicio.

especial misin

Asignaturas asimilndose y pendientesEs decir, cosas que he comenzado a asimilar u observar o que todava no he aprendido del todo.

a. Conocer a Espaa y sus gentesAunque haba ledo mucho acerca del tema antes de arribar a sus costas, no me enamor de Espaa hasta conocer sus gentes, contemplar sus hermosos y variados paisajes, zambullirme

24

en las frescas aguas de su riqusima lengua, y aprender ms de su cultura y sus costumbres de primera mano. Me gustaba todo y m