Maslow

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PIRÁMIDE DE MASLOW La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra Una teoría sobre la motivación humana (en inglés, A Theory of Human Motivation) de 1943, que posteriormente amplió. Obtuvo una importante notoriedad, no sólo en el campo de la psicología sino en el ámbito empresarial del marketing o la publicidad. 1 Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide) Pirámide deMaslow: jerarquía de necesidades.

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PIRÁMIDE DE MASLOW

La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es

una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra Una teoría sobre

la motivación humana (en inglés, A Theory of Human Motivation) de 1943, que

posteriormente amplió. Obtuvo una importante notoriedad, no sólo en el campo

de la psicología sino en el ámbito empresarial del marketing o la

publicidad.1 Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y

defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior

de la pirámide), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más

elevados (parte superior de la pirámide)

Pirámide deMaslow: jerarquía de necesidades.

Índice

1 Jerarquía de necesidades

o 1.1 Necesidades básicas

o 1.2 Necesidades de seguridad y protección

o 1.3 Necesidades sociales (afiliación)

o 1.4 Necesidades de estima (reconocimiento)

o 1.5 Autorrealización

1.5.1 Personas autorrealizadas

2 Metanecesidades y metapatologías

3 Características generales de la teoría de Maslow

o 3.1 Ciclo de proceso

4 Críticas a su teoría

5 Véase también

6 Referencias

7 Bibliografía

8 Enlaces externos

Jerarquía de necesidades]

La escala de las necesidades se describe como una pirámide de cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit» (deficit needs o D-needs) (primordiales); al nivel superior lo denominó por última vez «autorrealización», «motivación de crecimiento», o «necesidad de ser» (being needs o B-needs). La idea básica es: sólo se atienden necesidades superiores cuando se han satisfecho las necesidades inferiores, es decir, todos aspiramos a satisfacer necesidades superiores. Las fuerzas de crecimiento dan lugar a un movimiento ascendente en la jerarquía, mientras que las fuerzas regresivas empujan las necesidades prepotentes hacia abajo en la jerarquía. Según la pirámide de Maslow dispondríamos de:

Necesidades básicas

Son necesidades fisiológicas básicas para mantener la homeostasis (referentes a la supervivencia):

Necesidad de respirar, beber agua (hidratarse) y alimentarse.

Necesidad de dormir (descansar) y eliminar los desechos corporales.

Necesidad de evitar el dolor.

Necesidad de mantener la temperatura corporal, en un ambiente cálido o con vestimenta.

Necesidades de seguridad y protección]

Surgen cuando las necesidades fisiológicas están satisfechas. Se refieren a sentirse seguro y protegido:

Seguridad física (asegurar la integridad del propio cuerpo) y de salud (asegurar el buen funcionamiento del cuerpo).

Necesidad de proteger tus bienes y tus activos (casa, dinero, automóvil, etc.)

Necesidad de vivienda (protección).

Necesidades sociales (afiliación)

Son las relacionadas con nuestra naturaleza social:4

Función de relación (amistad, pareja, colegas o familia).

Aceptación social.

Necesidades de estima (reconocimiento)

Maslow describió dos tipos de necesidades de estima, una alta y otra baja.

La estima alta concierne a la necesidad del respeto a uno mismo, e incluye sentimientos tales como confianza, competencia, maestría, logros, independencia y libertad.

La estima baja concierne al respeto de las demás personas: la necesidad de atención, aprecio, reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso dominio.

La merma de estas necesidades se refleja en una baja autoestima e ideas de inferioridad. El tener satisfecha esta necesidad apoya el sentido de vida y la valoración como individuo y profesional, que tranquilamente puede escalonar y avanzar hacia la necesidad de la autorrealización. La necesidad de autoestima es la necesidad del equilibrio en el ser humano, dado que se constituye en el pilar fundamental para que el individuo se convierta en el hombre de éxito que siempre ha soñado, o en un hombre abocado hacia el fracaso, el cual no puede lograr nada por sus propios medios.

Autorrealización

Este último nivel es algo diferente y Maslow utilizó varios términos para denominarlo: «motivación de crecimiento», «necesidad de ser» y «autorrealización». Es la necesidad psicológica más elevada del ser humano, se halla en la cima de las jerarquías, y es a través de su satisfacción que se encuentra una justificación o un sentido válido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles anteriores han sido alcanzados y completados, o al menos, hasta cierto punto.

Personas autorrealizadas

Maslow consideró autorrealizados a un grupo de personajes históricos que estimaba cumplían dichos criterios: Abraham Lincoln, Thomas Jefferson, Mahatma Gandhi, Albert Einstein,Eleanor Roosevelt, William James, entre otros.

Maslow dedujo de sus biografías, escritos y actividades una serie de cualidades similares. Estimaba que eran personas:

Centradas en la realidad, que sabían diferenciar lo falso o ficticio de lo real y genuino.

Centradas en los problemas, que enfrentan los problemas en virtud de sus soluciones.

Con una percepción diferente de los significados y los fines.

En sus relaciones con los demás, eran personas:

Con necesidad de privacidad, sintiéndose cómodos en esta situación.

Independientes de la cultura y el entorno dominante, basándose más en experiencias y juicios propios.

Resistentes a la enculturación, pues no eran susceptibles a la presión social; eran inconformistas.

Con sentido del humor no hostil, prefiriendo bromas de sí mismos o de la condición humana.

Buena aceptación de sí mismos y de los demás, tal como eran, no pretenciosos ni artificiales.

Frescura en la apreciación, creativos, inventivos y originales.

Con tendencia a vivir con más intensidad las experiencias que el resto de la humanidad.

Metanecesidades y metapatologías

Maslow también aborda de otra forma la problemática de lo que es autorrealización, hablando de las necesidades impulsivas, y comenta lo que se necesitaba para ser feliz: verdad, bondad, belleza, unidad, integridad y trascendencia de los opuestos, vitalidad, singularidad, perfección y necesidad, realización, justicia y orden, simplicidad, riqueza ambiental, fortaleza, sentido lúdico, autosuficiencia, y búsqueda de lo significativo.

Cuando no se colman las necesidades de autorrealización, surgen las metapatologías, cuya lista es complementaria y tan extensa como la de metanecesidades. Aflora entonces cierto grado de cinismo, los disgustos, la depresión, la invalidez emocional y la alienación.

Características generales de la teoría de Maslow

Sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de todas las personas, pues la necesidad satisfecha no genera comportamiento alguno.

Las necesidades fisiológicas nacen con la persona, el resto de las necesidades surgen con el transcurso del tiempo.

A medida que la persona logra controlar sus necesidades básicas aparecen gradualmente necesidades de orden superior; no todos los individuos sienten necesidades de autorrealización, debido a que es una conquista individual.

Las necesidades más elevadas no surgen en la medida en que las más bajas van siendo satisfechas. Pueden ser concomitantes pero las básicas predominarán sobre las superiores.

Las necesidades básicas requieren para su satisfacción un ciclo motivador relativamente corto, en contraposición, las necesidades superiores requieren de un ciclo más largo.

Ciclo de proceso: Maslow definió en su pirámide las necesidades básicas del individuo de una manera jerárquica, colocando las necesidades más básicas o simples en la base de la pirámide y las más relevantes o fundamentales en la cima de la misma, a medida que las necesidades van siendo satisfechas o logradas surgen otras de un nivel superior o mejor. En la última fase se encuentra con la «autorrealización» que no es más que un nivel de plena felicidad, armonía y amor

Críticas a su teoría: Acorde con Manfred Max Neef y Martin Hopenhayn en el libro Desarrollo a escala humana (1986), y también con Paul Ekin sen Riquezas sin límites, Atlas Gaia de la economía verde, a esta concepción de Maslow se le atribuye la legitimación de la piramidalidad social. Si las necesidades están jerarquizadas y son infinitas, la sociedad se configurará también jerárquicamente donde sólo la cúspide accede a más y a más a costa de mantener abajo a una base cuanto más amplia y desposeída más conveniente. Esto se contrapone a la visión del desarrollo a Escala humana, donde se esgrime que las necesidades son pocas, finitas, clasificables y universales. Forman un sistema de nueve necesidades con cuatro formas de realización: subsistencia, protección, afecto, comprensión, participación, creación, recreo, identidad y libertad, mediante el ser, el tener, el hacer y el relacionarse. Mahmoud A. Wahba y Lawrence G. Bridwell realizaron en Maslow Reconsidered: A Review of Research on the Need Hierarchy Theory (1976) una revisión extensa de la teoría de Maslow y encontraron escasas evidencias de que este orden de necesidades de Maslow fuese así o de que existiera jerarquía alguna. La felicidad es subjetiva e independiente de necesidades y estereotipos culturales, así como también la autorrealización aún es posible ante carencias materiales, pero no espirituales.

ACTUALIZACIÓN DE LA PIRÁMIDE DE MASLOW (2015)

(ENSAYO)

La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es

una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra Una teoría sobre

la motivación humana de 1943, que posteriormente amplió. Obtuvo una

importante notoriedad, no sólo en el campo de la psicología sino también en el

ámbito empresarial del marketing o la publicidad.

Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y

defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior

de la pirámide), los seres humanos desarrollaron necesidades y deseos más

elevados (parte superior de la pirámide).

La tradicional pirámide de Maslow tiene este aspecto:

(«Pirámide de Maslow» de J. Finkelstein, vía Wikimedia Commons)

Maslow definió en su pirámide las necesidades básicas del individuo de una

manera jerárquica, colocando las necesidades más básicas o simples en la base de

la pirámide y las más relevantes o fundamentales en la cima de la misma, a

medida que las necesidades van siendo satisfechas o logradas surgen otras de un

nivel superior o mejor. En la última fase se encontraría con la «autorrealización»

que no es más que un nivel de plena felicidad, armonía y amor.

Actualización de la Pirámide de Maslow (2015)

Según Maslow, para suscitar un concreto nivel de necesidad supuestamente

has de tener satisfechas las necesidades inferiores a dicho nivel. Maslow afirma:

“Cuando pienso en el hombre auto-actualizado, no imagino a una persona

ordinaria con un elemento añadido, sino a esta misma persona sin ninguna

privación. El hombre promedio es un ser completo cuyas capacidades y

facultades han sido inhibidas y obstaculizadas”.

Al tenor de la frase anterior, Maslow parece pasar por alto que las facultades

propias (dones), la mayoría de las veces son inhibidas u obstaculizadas por

nosotros mismos (por nuestro propio egoísmo), y no necesariamente por la

supuesta intervención privativa por parte de terceros o de la sociedad (actitud

victimista). No es que la sociedad nos prive del reconocimiento, sino que existe

una premisa previa que apunta directamente a nuestra propia responsabilidad

(realización). Desde mi punto de vista la necesidad de realizarse parece

imponerse a otras supuestamente más básicas. Es previa y prioritaria frente al

resto de necesidades de carácter externo. Nuestra prioridad es “ser” y hacer,

antes que “tener”; y no al revés.

Cobra así sentido que Jesús dijera en el desierto frases tales como “No sólo

de pan vive el hombre” aludiendo claramente a necesidades fisiológicas.

“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne (fisiológicos), los

deseos de los ojos (pertenencia), y la vanagloria de la vida (reconocimiento), no

proviene del Padre, sino del mundo.” Juan 2:16

Jesús también afirmó con claridad: “Buscad primero el Reino (haced la voluntad

del Padre -autorrealización-) y lo demás (necesidades básicas) se os dará

por añadidura”. Se trata de consignas esenciales para cualquier persona que

realmente desee establecer un verdadero principio de coherencia en su interior. Y

no tenerlas en cuenta conduce de manera inexorable a la “venta” del alma al

diablo (la división de motivaciones) quedando apresado (tullido), dividido por

dentro, limitado, adulterado, desnaturalizado, cruelmente destinado a una vida de

mayor o menor sufrimiento. Por eso Jesús también decía que era necesario “volver

a nacer”, comenzar de nuevo, renunciar a la codicia (externa), desprenderse,

negarse a uno mismo y conectar con nuestra genuina motivación (interna).

“Más es la vida que el alimento, y más es el cuerpo que el vestido” Lc 12:23

Con todo, parece necesario matizar que el acceso a la vía de la auto-realización no

tiene por qué implicar necesariamente una renuncia definitiva a las satisfacciones

sensoriales (como sería el caso de un ermitaño).

Por el contrario, basta únicamente con que sean trascendidas -que no es lo

mismo- en favor de lo que de verdad importa. La necesidad de auto-actualizarse

tiene un carácter fundamental: es la “roca firme”, el para qué soy, el “cimiento”

del que todo el “edificio” de la vida debe partir si queremos que sea

verdaderamente consistente.

He aquí un ejemplo claro de lo que significa trascender: “El reino de los cielos es

semejante a un tesoro escondido en un campo; el cual, hallándolo un hombre, lo

esconde y, contento por ello, vende todo lo que tiene y compra aquel campo”.

Trascender significa que has encontrado dentro de ti algo de tal valor, que todo lo

de fuera, que antes te parecía importante, ahora palidece.

El propio Jesús fue ejemplo extremo de trascendencia. Hasta tal punto trascendió

que tuvo a bien aceptar voluntariamente el sacrificio de sus necesidades

fisiológicas (la muerte física) antes que renunciar a su misión, a sus principios y

sus valores. Por eso él decía aquello de “mirad las aves del cielo, que ni plantan ni

siegan ni guardan el granero”. El mensaje de Jesús era potente, de total

confianza, de proactividad sin contemplaciones.

En mi opinión las terapias enfocadas estrictamente a la satisfacción de las

necesidades básicas (cambio terapeútico) pueden resultar extremadamente

contraproducentes para muchas personas, especialmente si antes no ha tenido

lugar un potente trabajo cognoscitivo (cambio evolutivo). No es de extrañar que

algunas personas puedan llegar a experimentar una profunda frustración tras un

proceso de coaching mal enfocado. Es sabido que por apego a sus seguridades o

a sus pertenencias una persona perfectamente puede llegar a sacrificar para

siempre el pleno desarrollo de sus genuinas potencialidades.

Un énfasis excesivo puesto en la seguridad o en la super-vivencia puede

constituirse en el mayor enemigo de la vivencia (la experiencia). Por ejemplo,

alguien psicológicamente inseguro puede dedicar su vida a acumular dinero, sin

embargo es muy posible que nunca haya logrado vivir de verdad. Por tanto es

evidente que la necesidad de seguridad no sería una constante universal a

satisfacer -tal y como parece plantear Maslow- sino algo extremadamente variable

y subjetivo en función de la psiquis de cada persona.

Hay personas que pueden sentirse seguras con muy pocos recursos. Otras en

cambio nunca llegan a estarlo por más que acumulan. También puede haber

personas que, aún teniendo familia, se sienten muy solos.

Otras en cambio, aún sin familia, cuentan con tantas amistades que llegan a

sentir que el mundo es su casa. Con respecto a la satisfacción instintiva de

necesidades Erich Fromm afirma lo siguiente en “El Miedo a la Libertad”: “Así el

individuo, solo y autosuficiente, entra en relaciones económicas con el prójimo, en

tanto éste constituye un medio con vista a un fin: vender y comprar. El

concepto freudiano de las relaciones humanas es esencialmente el mismo: el

individuo aparece ya plenamente dotado con todos sus impulsos de carácter

biológico que deben ser satisfechos. Con este fin entra en relación con otros

“objetos”. Así, los otros individuos constituyen siempre un medio para el fin

propio, la satisfacción de tendencias que, en sí mismas, se originan en el individuo

antes que éste tenga contactos con los demás. El campo de las relaciones

humanas, en el sentido de Freud, es similar al mercado; es un intercambio de

satisfacciones de necesidades biológicas, en el cual la relación con los

otros individuos es un medio para un fin y nunca un fin en sí mismo.

Contrariamente al punto de vista de Freud, el análisis que se ofrece en este libro

se funda sobre el supuesto de que el problema central de la psicología es el que

se refiere al tipo específico de conexión del individuo con el mundo (mediante su

espontánea creatividad), y no el de la satisfacción o frustración de una u

otra necesidad instintiva per se.”

Erich Fromm parece aludir al egoísmo (o etnocentrismo) subyacente a la

esforzada satisfacción de necesidades básicas. Desde éste enfoque uno se percibe

como un ente separado y solo frente a un mundo hostil que tiende a privarle de

sus derechos. El contrapunto de la hostilidad y la instrumentación interesada del

otro es la aceptación, el amor incondicional y la hospitalidad. (Es muy curioso que

hostilidad y hospitalidad compartan un mismo origen etimológico). Por su parte

John Whitmore, en su famoso libro “Coaching”, nos alerta de lo erróneo que

resulta plantear la gerencia de personas desde la cultura del aleccionamiento o del

palo (castigo) y la zanahoria (premio).

Whitmore asocia este tipo de gerencia (para él ya anticuada) directamente

con la satisfacción de necesidades básicas (emociones reactivas y motivación

externa). Por ese motivo, Whitmore viene a afirmar que la actividad del Coaching

debe enmarcarse estrictamente en el marco de la autorrealización maslowniana

(motivación interna). Y para dejarlo aún más claro incluye en su libro el siguiente

esquema de la pirámide de Maslow:

Desde pequeños nos llenamos de apegos. Al principio son juguetes, y más tarde

también, aunque desde otro poder adquisitivo. Queremos conquistar el mundo.

Queremos una buena cuenta corriente, propiedades, estatus social, fama…

Queremos “trepar” por la escala social. El deseo (EROS) nos arrastra a

imponernos nuevas metas cada vez más ambiciosas. Y si fracasamos llega la

decepción, la rabia, la depresión, el tedio, la ruptura o la soledad (TÁNATOS). Y

así, subimos y bajamos, como las ondas de la SERPIENTE bíblica (las aguas de

la inestabilidad emocional). [Ethos, Logos y Phatos = moral, con Eros, Philia y

Ágape = Psicológico; (Padre, Hijo Espíritu Sto = Espiritual]

Esta senda serpenteante es la vía del conseguir o del “TENER”. Por esta senda no

hay realización personal posible. Podemos permanecer en ella el tiempo que

deseemos, pero todos nuestros esfuerzos serán en vano. Aunque desde fuera

podamos aparentar progreso, en el fondo sentiremos que nuestras vidas siguen

estancadas en la división interior, el conflicto con los demás, la dificultad y la

limitación. Incluso es muy posible que por dentro intuyamos que algo importante

se nos está pasado por alto.

En ocasiones, a algunas personas, la vida les da un palo difícil de superar

(CRISIS). Es un toque de alerta. Puede ser por ejemplo el anuncio de padecer una

enfermedad grave, un despido o la muerte de un ser querido. En esos momentos

es posible que decidan parar y replantearse la vida. Comienzan a pensar en si lo

que habían estado haciendo hasta ese momento realmente tenía sentido para

ellos. Es precisamente en esa etapa vital cuando puede acontecer lo que Jesús

denominaba TESHUVÁ(en griego Meta-noia).

Teshuvá (en hebreo הבושת, significa literalmente retorno) es la práctica de

volver a los orígenes (a nuestra fuente original de motivación). También se le ha

dado el sentido de arrepentirse de los pecados propios de una forma profunda y

sincera. Si antes hablaba de la conquista del mundo, ahora, por el contrario, estoy

aludiendo a la noble conquista de uno mismo. Aquél que pasa por el proceso de

teshuvá con éxito vuelve a nacer desde un impulso distinto. Es una especie de

retiro en el desierto bíblico (donde no hay nada) o de recuperación de un cierto

estado de virginidad interior. Cuando se analiza la palabra con el sentido de

“arrepentirse”, esta consiste en un proceso en el cual la persona identifica las

áreas en las cuales se encuentra débil, examina sus actitudes y controla sus

deseos e instintos que lo desvían del camino recto, así se reconcilia consigo mismo

y retorna a su propósito previo al nacimiento (misión). Teshuvá es el retorno al

“Yo” original, y las tensiones o complacencias sensoriales de las personas son un

ocultamiento de su alma verdadera.

Cuando el ser humano retoma el contacto con su alma entonces comienza a

“saber”. Esa certeza interna (confianza) que está más allá de la razón analítica

(del interés) es la que Jesús denominaba EMUNAH. La Emunah está más allá del

entendimiento en el sentido común de la palabra. Implica mucho más que una

comprensión intelectual de la situación, es más que una creencia basada en la

consideración lógica de los hechos.

La mayoría de nosotros, por ejemplo, entiende que si luchamos por nuestros

objetivos ocurrirán cosas positivas como resultado de nuestros actos. Mientras

más conscientes seamos de que nuestras acciones tienen efectos positivos en el

mundo, más posibilidades hay de que nos sintamos eufóricos. Hay una lógica de

causa y efecto en esta forma mundana de operar.

Sin embargo Emunah implica Fe y Certeza de que los efectos de nuestras acciones

positivas se prolongan mas allá de lo imaginable.

La Emunah es la que puede hacer que las aguas (inestabilidad

emocional– serpiente) del mar Rojo se dividan.

Entonces dijo Dios a Moisés: “Tira tu cayado al suelo” y al instante se convirtió en

una serpiente. Luego le dijo que la cogiera por la cola y de nuevo era un

bastón de madera.

La división del Mar Rojo en el libro de Éxodo es tal vez el ejemplo más asombroso

del poder de la fe. Solo imagine la escena: los aterrorizados hijos de Israel

estaban atrapados en la orilla del mar mientras el poderoso ejército egipcio les

pisaba los talones (miedos). Entonces Moisés estiró el brazo levantando su

CAYADO. Dijo a las aguas que se dividieran, ¿y qué ocurrió?. Según las

enseñanzas cabalísticas, nada. Ni una gota de agua retrocedió. Para provocar un

milagro en el mundo natural la gente tuvo que crear primero un milagro en su

propio corazón. De acuerdo con esto, la Biblia relata que cuando Moisés dijo a los

israelitas: ¨No temáis, quedaos tranquilos y veréis la salvación, pero el Creador

respondió, ¨¿Por qué me clamas a mi? Di a los hijos de Israel que se pongan en

marcha¨.

“¿Y por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que os digo?” Lc 6:46

La EMUNAH por sí sola no es suficiente para esto. Para poder obtener los

beneficios de esa certeza debemos ACTUAR en cumplimiento de nuestra particular

MISIÓN (Voluntad Esencial). Esa fuerza, esa Fe, ese coraje es el de nuestro

espíritu interior. Así es como operan las denominadas sincronicidades (conexiones

cuánticas no locales). En contraposición a la ya mencionada vía del “TENER”, esta

otra es la vía del “SER”.

En la medida que empezamos a ser fieles a nosotros mismos, a menudo sucede

que nos decidimos a emprender una senda profesional mucho más vocacional,

orientando nuestra existencia al bien común (desde el corazón) y no tanto a

nuestro propio interés (desde la mente). Lo curioso es que tarde o temprano el

éxito también acontece, pero ahora sin haberlo buscado.

He querido reflejar todo lo comentado en un dibujo de una pirámide que a mi

juicio refleja con mayor precisión la verdadera naturaleza del ser humano. Es uno

de los recursos en los que me baso para desarrollar un coaching más efectivo, y

es lo que hoy quería compartir con ustedes como primicia. En esta nueva pirámide

se pueden apreciar los diferentes tipos de motivaciones que pueden llegar a

impulsarnos en la vida:

Si la observamos con detenimiento no resulta demasiado difícil intuir una

“inmersión” en las “aguas” de la inestabilidad emocional, para luego emerger de

las mismas renovados. Ahora ya puedes comprender el sentido del rito cristiano

del bautismo como anticipo teatralizado del reto que más tarde nos espera en la

vida.

Finalizo este post con una sencilla anécdota. También sería posible la comparación

con la pirámide que aparece en los billetes de un dólar. Esta pirámide consta de

dos partes que no se tocan entre sí. El triángulo superior de la misma hace

referencia algo que aún está por consumar: la providencia y el Campo Unificado

de Conciencia, representado en este caso por el ojo que todo lo ve.

En el siguiente post continuaré hablando de esta nueva pirámide, aunque enfocándolo desde la

comprensión del papel que juegan las emociones y los sentimientos.