La Mirilla - Número 11

34
INCLUSIÓN EDUCATIVA EN COLOMBIA MEJOR HABLAR DE CIERTAS COSAS Arquitectura e Inclusión social CERVEZA ARTESANAL Tres x Tres EL TRABAJO COLECTIVO COMO BIEN COMÚN HACIENDO CIUDAD HISTORIAS DE AUTOSTOP relatos Viernes Santos en Humahuaca Centro Minka Año 1 - Número 11 / Abril 2015

description

 

Transcript of La Mirilla - Número 11

Page 1: La Mirilla - Número 11

INCLUSIÓNEDUCATIVA

EN COLOMBIA

MEJOR HABLARDE CIERTASCOSASArquitectura e Inclusión social

CERVEZA ARTESANALTres x Tres

EL TRABAJOCOLECTIVO COMOBIEN COMÚN

HACIENDOCIUDAD

HISTORIAS DEAUTOSTOP

relatosViernes Santos en

HumahuacaCentro Minka

Año

1 -

Núm

ero 1

1 /

Abril

201

5

Page 2: La Mirilla - Número 11

]5[ La chica de la libretita

]22[ Relatos

]6[ Mejor hablar de ciertas cosas

Staff

Directora y editora responsable Jessica Conde

Editora responsable - ArgentinaCarolina Noya

Consejo de redacción Diego Obispo, Carolina Noya,

Jorge Luis Galeano, Analía Fernández,Catalina López Fernández,

Sebastián Walch, Mariana Gioiosa,Analía Dobrov, Romina Cirillo,

Juliana Fitzgerald, Cecilia DP, Belén Fourment Playnes, Maxi Fleitas, Rodrigo

Spa, Nicolás Marrero, Javier Pérez Seveso, Carlos Lazo, Rodrigo díaz

Diseño

Jessica Conde

[email protected]

www.revistalamirilla.com

Sumario

]10[ ¿Hay inclusión educativa en Colombia?

]16[ Haciendo Ciudad

]12[ El trabajo colectivo como bien común

]20[ En los zapatos del otro

]28[ Tres x Tres

]33[ Danzar y cantar a la memoria de Jesús

]29[ Historias de Autostop

Page 3: La Mirilla - Número 11

A veces, hablar de inclusión social es hablar de la utopía. De ese “algo” inalcanzable, de una realidad que nos recuerda día a día nuestra deuda con el otro. La inclusión social es construir comunidad, es pensar en el otro como parte nuestra construcción como individuos y como sociedad. Todos los días, diferentes colectivos, personas, organizaciones, trabajan denodadamente para mostrarnos aquello que nos negamos a ver; para ayudar a quienes no pueden gozar plenamente de sus derechos a luchar; para proteger a aquellos a quienes excluimos. Hablar de exclusión social supone reconocer que hay sectores marginados: personas con discapacidades físicas y/o mentales, personas de distinta raza, distinto credo, quienes tienen una condición sexual diferente, quienes no tienen determinado nivel económico, en fin, aquellos que nos empecinamos en dejar de lado por diversas razones. Allí radica uno de los pasos fundamentales para crecer como individuos y sociedad: la aceptación de la diversidad y del otro como partes de nuestra vida; como sujetos de derecho; como personas cuya realidad es tan importante como la nuestra.La desfragmentación social y la exclusión es responsabilidad de todos y es el gran desafío de Latinoamérica de cara al futuro. En ese sentido, los Estados son responsables de promover y apoyar políticas que contribuyan a reducir y superar las brechas sociales y a atender las desigualdades con todos los recursos disponibles. Eso es una inversión a futuro. Pero el cambio cultural y social también está en nuestras manos.

Nos leemos

Page 4: La Mirilla - Número 11

9

Page 5: La Mirilla - Número 11

5

Qué le hace unamancha más al zurdo

LA CHICA DE LA LIBRETITA

Hay momentos en nuestras vidas donde debemos enfrentarnosa nuestras imperfecciones, a nuestras deficiencias, a todoaquello que nos hace disfuncionales frente al común delmundo. A veces, esas batallas nos dejan marcados parasiempre; a veces, por suerte, solo son manchas temporales,como serán las de quien escribe estas líneas cuando termine elboceto de esta columna, y deba, mientras se queja de loborroneadas que quedaron las hojas, lavarse las manos paraquitar las manchas de tinta. Quienes estén suponiendo que estaescena es un mal menor: felicidades, pertenecés al casi 90% dela población diestra —cifra estimada a nivel mundo—, y por esemotivo probablemente nunca sufras —ni hayas sufrido— unataque de pánico frente al pedido de que ese escrito a entregarquede "prolijo y sin manchones". Es que sí, la Chica de laLibretita es zurda.

La vida de un zurdo está marcada desde que es pequeño.Literalmente marcada. Las tijeras para no-diestros son algo rarode ver, lo cual fomenta el uso de tijeras comunes, que dejanmarcas —¡y hasta ampollas!— en nuestras manos. Y no nosolvidemos de las manchas. Desde grises del grafito de loslápices hasta coloridas de marcador, pasando por las clásicasazules de cartucho de lapicera. Lapicera que está condenada adurar bastante menos que sus afortunadas compañeras, ya quelas plumas están diseñadas para funcionar siendo presionadas"al derecho". Por intentos que haga, el niño que escriba con lamano izquierda verá sus trabajos siempre borroneados enalgún renglón. Años enteros de escolaridad primaria arreglandolas hojas de cuadernos y carpetas, para que las manchas sevean menos.Toda esta situación no mejorará cuando el individuo pase aescribir con birome. Objeto tirano que además dejará de cumplirsus funciones con frecuencia —sí, la tinta fluye cuando searrastra sobre el papel, no cuando empuja...—. Con los años,tras sufrir por largas temporadas la carpeta con anillos, sellegará a un momento de felicidad, en el cual, si el alumno encuestión escribe en hojas sueltas y luego las abrocha, nadiedirá nada. Claro, llegar a la facultad libererará de pequeñascuestiones a nuestro particular individuo. Salvo que en el aulase usen pupitres individuales. ¡Hola dolor de espalda! Losbanquitos individuales para diestros tienen dosparticularidades: tienen tablas chicas, donde es imposibleapoyar más que el cuaderno, y están pensados para apoyar elbrazo derecho. Sí, ya sé. Existen mesitas para zurdos. Donde yoestudié había tres de hecho. Si llegabas temprano podíasrecorrer las aulas hasta que dabas con alguno y lo llevabas a tucurso, sabiendo que corrías el riesgo de que hubiera otroscomo vos en la comunidad estudiantil.

Comunidad, que linda palabra. Sí, se genera un sentimiento dehermandad entre todos los siniestros. De hecho, ahora que lodigo así: ¿les parece bonito que en gran parte del mundo loscalificativos que se utilizan para quienes son mas hábiles consu lado derecho hagan referencia a cualidades desagradablescomo desafortunado, inútil, incorrecto o lisa y llanamentemalvado? Decía: existe un sentimiento de hermandad zurda, que serompe al momento de apoderarse del último pupitre adecuado,o de la única guitarra con las cuerdas "al revés". Es bueno queseamos pocos, porque seguro que si fuéramos mas, las guerrasserían mucho mas frecuentes...Pero bueno, no todo en la vida son problemas, y es seguro quetodo este palabrerío te dio hambre. "¿Hacemos tarta de atún?Ah, no, claro, hay que abrir la lata y vos..." La cantidad de vecesque habré soñado con un abrelatas eléctrico. Díganmematerialista, pero no tener que pensar cómo abrir una lata esuna de esas cosas que creo que me simplificarían la vida. Vida que va a ser mucho más entretenida, sobre todo ante cadanueva máquina a utilizar o técnica a aprender —y "domesticar"a mis costumbres—, pero también más corta. Al menosteóricamente. Los estudios varían pero se habla de hasta 10años menos de supervivencia, cifra que empeora cuando sedebe emplear maquinaria —que casi siempre será paradiestros—. La probabilidad de provocar o sufrir un accidente poresta condición también esta ampliamente estudiada en esosexperimentos teóricos que todos conocemos.Sí. Los mismos estudios que para compensar todo esto dicenque los zurdos son más creativos. ¡¿Cómo no vamos a sercreativos si cada pequeña cosa que vamos a hacer nos cuestael doble?! Ya esta, ya solucioné mi problema con el almuerzo, comemosen el bar de la esquina. Total a esta hora en la barra no haynadie, solo nos tenemos que fijar de qué lado te sentás paraque no nos choquemos. ¿Vamos cerrando? No sea cosa quealgún habitué ocupe la esquinita izquierda y lo codeeaccidentalmente.Por cierto, si algún alma bondadosa tiene en cuenta mis sueñosde abrelatas el 13 de agosto es el Día Internacional de laZurdera, aunque en Facebook circule la placa conmemorativatodos los días...

Page 6: La Mirilla - Número 11

MEJORHABLAR DE

CIERTASCOSAS

Por Belén Fourment

6

Page 7: La Mirilla - Número 11

¿Montevideo es inclusivo con los músicos? ¿Hay suficientes lugares para que las bandas medianas logren mostrar su

producto o el sacrificio siempre es demasiado para el resultado final? ¿Qué hay que cambiar? Diego Moreira de Juana

Grey, Betina Sánchez de Nameless y Nicolás Molina de Molina y los Cósmicos buscan las respuestas.

fuerza en el léxico de los artistas, pues también lo usaráBetina Sánchez, líder de Nameless, una de las bandasmás convocantes en el circuito nacional del rockalternativo metalero desde 2005. “Lo que da másresultado actualmente son los toques autogestionados.Es un mercado muy chico con muchas propuestasmusicales, de muchos géneros distintos y pocos lugaresen buenas condiciones para shows medianos”, le dice aLa Mirilla.Con unos cuántos años sacudiendo las nochescapitalinas, Nameless tiene un público muy fiel que losigue a donde vaya, sea bar o teatro, sea en formatoeléctrico o acústico. “Es un porcentaje bastante chico delmercado musical, aunque por otro lado es un públicobastante acostumbrado al under y a las propuestas deboliches”, rescata.Nameless, que acaba de hacer fechas en Brasil, siempreencuentra dónde tocar, con las exigencias y esfuerzosque eso implique. Igualmente, Betina reconoce que hayfalencias en Montevideo a la hora de escoger dóndehacer un show, y también apunta a los medios paradifundir actividades. “Lo principal es la falta de lugarespara shows prolijos, con buen sonido e iluminación. Porotro lado la falta de opciones de apoyo y el hermetismode los medios de publicidad para la comunicación detodo esto tampoco ayuda, y generalmente tenés queautogestionar tu campaña en base a herramientasgratuitas como las redes sociales”, dice.

Dice Lalo Mir en “Encuentro en el estudio”, el programaque conduce en el canal argentino Encuentro, que enUruguay levantás una piedra y salen tres músicos, quees el país con más músicos per cápita. Y sin entrar endetalles ni hacer estudios numéricos, su afirmaciónparece ser cierta. Basta salir a caminar una tarde por unacalle de Montevideo para encontrarse con guitarreros,tamborileros, trompetistas y últimamente violeros quemuestran su arte para divertirse, ganarse la vida osimplemente compartir.Otra alternativa para verlos es tomar ómnibus urbanos.Es cierto que suben muchos hombres y pocas mujeres aejecutar y cantar de mejor o peor manera puñados de lascanciones de moda, pero siempre aparece alguno queacaricia una fibra íntima u ofrece algo diferente: unaversión moderna de la clásica “Para Elisa” de Beethovenen un teclado o un combo de “Angie” de los RollingStones más algún hit de Michael Jackson en versióninstrumental con guitarra y violín.Claro que en estas circunstancias planteadas vivir deeso puede no ser posible, así como tampoco cumplir elsueño de tener una banda o ser solista con un buensoporte de músicos. Para eso es necesario otro tipo deinfraestructura y, sobre todas las cosas, un presupuestoque no cualquiera en el mercado uruguayo logra cubrir.De cierta manera, Montevideo tiene problemas para serinclusivo con las bandas emergentes, aunque elpanorama ya no es tan oscuro para los músicos.De eso hablaron con La Mirilla Diego Moreira, cantantede Juana Grey; Betina Sánchez, vocalista de Nameless;y Nicolás Molina, la cabeza del proyecto Molina y losCósmicos.

Conceptos alternativos

Diego Moreira, quien desde 2013 es el frontman de labanda de pop rock Juana Grey, sabe de los dolores decabeza que pueden generarse tratando de conseguirfechas en la movida nocturna para bandas que reciénestán empezando. Puede que les hagan ofertas que noimpliquen rédito económico, puede que tengan quesolventar gastos o, en el peor de los casos, que nuncales contesten las llamadas o los mails.Sin embargo, él siente que la reducida escena que habíahace algunos años ya no es tan limitada. “El cambio seestá dando. Aparecen oportunidades que creo que antesno existían. Pero más allá de eso, estoy viendo cadavez más músicos con proyectos artísticos muy buenosque buscan su lugar por sí mismos, autogestionándose.Está en el público ahora indagar ahí y ver qué pasa: aveces le cuesta, pero creo hay muestras de que de apoco se va soltando”, dice.El término “autogestión” parece haberse instalado a la

Betina Sánchez7

Page 8: La Mirilla - Número 11

8

Diego comparte la visión, aunque no cree que eso tengaque ver con algún tipo de discriminación ni por parte deotros artistas ni por los productores. “Los músicosconsagrados se han ganado su lugar en base a méritospropios, al aporte cultural que han hecho. El sistema ensí marca un poco la cancha en todo el mundo, pero creoque acá esa brecha no es tan amplia; cualquiera puededifundir su música si se lo propone”, afirma.

Las cosas son como son

A cientos de kilómetros de Montevideo, Nicolás Molinaconvive con el fenómeno en que se transformó en losúltimos meses su banda de folk Molina y los Cósmicos,aunque aturdido por la paz que reina en Aguas Dulces,balneario en el que habita y que fuera de temporada secompleta por 300 habitantes. El mercado fue generosocon él, pero a pesar de su éxito puede ver los problemas,identificarlos y evaluar soluciones.Para él, la capital es inclusiva con los músicos delinterior siempre y cuando los necesite: “la industriamusical uruguaya no escapa a la centralización del país.Nosotros hemos tenido mucha suerte y estamossorprendidos con la aceptación del público y la prensacapitalina, aunque quizás sea por fetichismo de ver unproyecto nuevo de un pueblo de Rocha”. Además, élsintió la inclusión desde los músicos que viven enMontevideo, al punto tal que cuando publicó enFacebook que necesitaba determinada guitarra paragrabar, los primeros que se la ofrecieron fueron Santiago

Nicol

Tavella, artista integrante del Cuarteto de Nos y de OtroTavella Trío, y Garo Arakelián, ex La Trampa.“Sé que nuestro caso es particular, pero creo que hemossabido usar algunas herramientas que hoy en día existenen el interior y que hace unos años atrás era imposible”,destaca Nicolás, contando que en Castillos cuentan conuna usina cultural del Ministerio de Educación y Cultura -una infraestructura “interesante” que le permitió darle vidaa “El desencanto”, su primer disco- y con el ComplejoCultural “2 de Mayo”, en el que pueden crear sus propias“movidas”.

“Pero es importante destacar que es en mi casopersonal”, avisa Molina: “sé que el mercado musicalmontevideano es injusto, no sólo con el interior. Y losproductores y los curadores de las salas, en su granmayoría, se basan a la hora de la selección de bandasen el amiguismo y la conveniencia propia. Lo vemosmucho”.

Molina y los Cósmicos consiguió rápida aceptación en elpaís y fuera de fronteras, al punto de que en abril, julio yagosto tiene varias fechas agendadas en Brasil. “Pero deUruguay no nos podemos quejar: en mayo tocaremos enPaullier y Guaná junto a Diego Rebella y en agostoestaremos haciendo algo junto a Diego Drexler, yestamos muy contentos por ello”, admite.“Como dice el dicho: sarna con gusto no pica. Larealidad es que en este momento la concreción de untoque en Montevideo no es el principal problema para

Nameless - Cápsula

nosotros, pero sí somos muy cuidadosos a la hora deseleccionar dónde y con quién tocar. Vivir a casi 300kilómetros de Montevideo nos hace más complicada lalogística para la realización de un show. Cada fecha esuna quijotada: cargar la camioneta, intentar no olvidarnosde nada, pasar por varios departamentos, llegar aMontevideo, ver dónde nos quedamos, dónde comemos,armar.... Tenemos muchos gastos de arranque (tantofísicos como económicos). Esa es la principal dificultad,pero nos sentimos muy apoyados y nos gusta lo quehacemos”.El panorama no es tan gris para los artistas, que estándispuestos a sudar la gota gorda y sacrificarse parahacer lo que les gusta. Y aunque haya puertas cerradas -para unos más, para otros menos-, siempre hay tiempopara golpear insistentemente. Es casi un leitmotiv.

Nicol

Nameless - Cápsula

No sólo los toques salen mejor cuandoson autogestionados. En la última décadase afianzaron los sellos colectivos quepermiten que decenas de artistasindependientes saquen al mercado sutrabajo. El caso más célebre es el deEsquizodelia Records, que hasta tiene supropio festival de música, el Peach andConvention.

Nicolás Molina - KVK Fotos

Juana Grey - Maggie Mae

Diego Moreira-Guille Rbb

Page 9: La Mirilla - Número 11

10

nosotros, pero sí somos muy cuidadosos a la hora deseleccionar dónde y con quién tocar. Vivir a casi 300kilómetros de Montevideo nos hace más complicada lalogística para la realización de un show. Cada fecha esuna quijotada: cargar la camioneta, intentar no olvidarnosde nada, pasar por varios departamentos, llegar aMontevideo, ver dónde nos quedamos, dónde comemos,armar.... Tenemos muchos gastos de arranque (tantofísicos como económicos). Esa es la principal dificultad,pero nos sentimos muy apoyados y nos gusta lo quehacemos”.El panorama no es tan gris para los artistas, que estándispuestos a sudar la gota gorda y sacrificarse parahacer lo que les gusta. Y aunque haya puertas cerradas -para unos más, para otros menos-, siempre hay tiempopara golpear insistentemente. Es casi un leitmotiv.

Nicol

Nameless - Cápsula

No sólo los toques salen mejor cuandoson autogestionados. En la última décadase afianzaron los sellos colectivos quepermiten que decenas de artistasindependientes saquen al mercado sutrabajo. El caso más célebre es el deEsquizodelia Records, que hasta tiene supropio festival de música, el Peach andConvention.

Nicolás Molina - KVK Fotos

Juana Grey - Maggie Mae

Diego Moreira-Guille Rbb

Page 10: La Mirilla - Número 11

11

Page 11: La Mirilla - Número 11

12

La Declaración Universal de los Derechos Humanosdefine a la educación como un Derecho Fundamental, delque son sujetas todas las personas sin distingo de etnias,ideologías políticas, condición social o ninguna otra, esdecir que es obligación de los Estados fomentar lascondiciones necesarias para hacerlo accesible a todos ytodas. En Colombia, el Artículo 67 de la ConstituciónPolítica dice: "A través de éste se busca el acceso alconocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demásbienes y valores de la cultura".

Por otro lado, existen otras leyes que promueven laigualdad en la educación, incluyendo a las personas conalgún tipo de discapacidad: "El Estado apoyará yfomentará la integración al sistema educativo de laspersonas que se encuentren en situación de discapacidada través de programas y experiencias orientadas a laadecuada atención educativa y asimismo la formación dedocentes idóneos" (Artículo 47 de la Ley 115 de 1994).

Esta ley, que se consagró hace más de 20 años, afirmaque los docentes recibirán una formación idónea paraapoyar los procesos educativos de las personas con algúntipo de discapacidad, ya sea síndrome de Down, autismo,limitación auditiva o visual, entre otras. Además, en el2013 se aprobó la Ley 1618, que hace énfasis en lainclusión educativa en Colombia, afirmando que laspersonas con alguna discapacidad cognitiva tienenderecho a ser parte del sistema educativo convencional,de igual forma dice que la educación de calidad es aquellaque tiene en cuenta las necesidades educativasespeciales, y en la que estas personas no son excluidas.

Sin embargo, nos encontramos con que institucioneseducativas y docentes no se sienten preparados ycapacitados para atender a esta población, ya que hay undesconocimiento sobre las diferentes metodologías deaprendizaje que se pueden emplear con estos niños, portanto hay temor al recibirlos y trabajar en igualdad decondiciones con niñas y niños que no tienen ningún tipode discapacidad.

"No quiere decir que las personas con discapacidadcognitiva no puedan aprender a leer o a escribir; de hecholo logran, pero a un ritmo y metodología diferente a laconvencional", afirma la docente y educadora especialNatasha Calero, quien ya lleva trabajando alrededor deocho años con personas con discapacidad cognitiva. Elderecho a la inclusión educativa se ha convertido en unreto para los docentes por su falta de capacitación y lasexigencias que el tipo de discapacidad tiene en el métodode enseñanza.

"Es un desafío hacer inclusión en las escuelas y colegiosprivados, requiere apoyo del Ministerio de Educación encuanto a la capacitación de los docentes, adecuar laplanta física para los niños con discapacidades visuales o

auditivas; se requiere de un equipo interdisciplinar, unterapeuta, una fonoaudióloga, una psicóloga", afirmaBeatriz Eugenia Materón, docente titular de jardín.

Pese a la existencia de leyes y decisiones judiciales enlas que se enfatiza que las personas con algunadiscapacidad cognitiva deben recibir una educación concalidad y adecuada para su tipo de discapacidad, lapregunta que surge es: ¿qué ha pasado con la aplicaciónde estas leyes? ¿Dónde quedó la preparación para losdocentes y las instituciones para recibir a estos niños yniñas, y así poder cumplir con la Ley de InclusiónEducativa?

De acuerdo a las cifras suministradas por la Secretaria deEducación, el año pasado en Cali se invirtieron 658.000millones de pesos, dinero con el que se culminó laformación en el uso pedagógico de las TIC de 540docentes vinculados al sistema educativo oficial, y se dioinicio a la capacitación en apropiación de las nuevastecnologías a mil 700 docentes en 65 sedes educativas,además de la dotación de computadores a distintasinstituciones.

Así como en el 2014 se invirtió este dinero para fortalecerel uso de las TIC en el sistema educativo oficial, ¿por quéno se ha tenido la misma prioridad para invertir en lacapacitación de docentes y adecuación de lasinstalaciones de las instituciones para que esténacondicionadas para recibir a las personas condiscapacidad cognitiva, y poder implementar conefectividad la Ley de Inclusión Educativa?Lastimosamente pareciera que primero se piensa en crearlas leyes sin tener las herramientas y recursos paraimplementarlas; ha pasado más de un año desde lapromulgación de la Ley de Inclusión Educativa, y en loscolegios continúa el temor y rechazo para recibir apersonas con discapacidad cognitiva, y los padres alquerer matricular a sus hijos tienen que soportar un NOpor parte de las instituciones y seguir en la búsqueda deuna educación de calidad y en igualdad de condiciones.

"Toda persona tiene derecho a la educación. La

educación debe ser gratuita, al menos en lo

concerniente a la instrucción elemental y

fundamental. La instrucción elemental será

obligatoria. La instrucción técnica y profesional

habrá de ser generalizada; el acceso a los

estudios superiores será igual para todos, en

función de los méritos respectivos".

Artículo 26, Declaración Universal de Derechos

Humanos

Page 12: La Mirilla - Número 11

Por Carolina Noya

Page 13: La Mirilla - Número 11

Los Centros Comunitarios surgen como una modalidad alternativa para dar soluciones aproblemas propios de un barrio o localidad. Brindan servicios que permitan la construcción alargo plazo, fomentando el voluntariado y apoyando la inclusión, con un marcado perfil social. El Centro Comunitario Minka, en Buenos Aires, nos abre sus puertas para conocer cómotrabajan y qué los motiva a seguir construyendo.

El ser humano no es un ente solitario, todosformamos núcleos sociales y relaciones conotros. Ya desde la intimidad de nuestro núcleofamiliar se generan relaciones de solidaridad entrelos integrantes, en busca del bien común. Enmuchas ocasiones, la familia opera como elprimer formador del trabajo en equipo,desarrollando el espíritu de cooperación y launión.

Los Centros Comunitarios parten de esta realidadcomo premisa, para actuar como agentes decambio ante las problemáticas de la comunidad endonde se encuentran. Se caracterizan por tratar alas personas como individuos, y por fomentar lacooperación entre sus miembros. A través deldiálogo y de la participación ciudadana, que lespermite acercarse a su comunidad y conocer enprofundidad qué temas necesitan solución,procuran reconstruir el tejido social y lacooperación entre unos y otros. La realidadconcreta del barrio y sus vecinos es el motor desu nacimiento, lo que permite identificar ciertosrubros en donde existan falencias: educación,salud, desarrollo de la mujer, medio ambiente,entre otros. La cooperación y el trabajo en equipoes la clave para encontrar las respuestas, paracrear conciencia sobre lo que al vecino – símilnúcleo familiar – le sucede y en qué medida sepuede hacer la diferencia.

Un caso concreto

Silvina Lutterotti, presidente de la asociaciónMinka, marca un lineamiento fundamental paraentender la filosofía detrás del trabajo comunitario:no se trata de asistencialismo, sino de promocióny trabajo en conjunto. Si bien brindan servicios, elobjetivo de Minka es la construcción y el trabajocolectivo. “Un concepto que es crucial para

nosotros es el tema del vínculo: priorizamos ellazo con el otro más allá de los servicios oactividades que podamos hacer. Se prioriza a lapersona”, indica Silvina, lo que nos da a entenderla importancia del hombre en lo que sucede en suentorno y lo diferenciador de trabajar desde lo queel vecino necesita dando contención y apoyo. Noes genérico ni hay fórmulas mágicas, esrelevamiento y trabajo puntual. Otra característicaque los identifica es el voluntariado, al que definencomo: “el trabajo hecho por convicción y amor,porque quiero y creo en el proyecto y en un mundomás inclusivo”. Ya desde el nombre Minka decidecon firmeza a qué apuntan: Minka en quechua es"trabajo colectivo hecho en favor de la comunidad".Sin más ni menos.

¿Qué motivó la creación del centro y cómo fueel inicio? El centro comunitario -o la idea del centro- surgeen 2006. Desde el año 2000 se venía trabajandoen apoyo escolar pero surge la necesidad dehacer algo más grande y atender otrasnecesidades que veíamos en el barrio. Veíamosmucho asistencialismo y comenzamos a pensaren otra forma de construcción social y cambio.

Page 14: La Mirilla - Número 11

¿Cuánta gente forma parte del centrocomunitario? ¿Cuáles son sus pilares? Somos alrededor de 35. Nuestros tres pilaresfuertes son: educación, salud y hábitat.Dentro de cada uno de esos pilares hay distintasactividades.

¿Sobre qué necesidades de la comunidadtrabaja el centro? ¿Hay alguna temáticapuntual que encuentren más urgente desolucionar? Las necesidades son varias y trabajamos en lostres pilares anteriores. Hábitat, acceso a la saludy género son las cosas más urgentes.

¿Cómo es la operativa de investigación paraconocer las necesidades de la comunidad?Existe un equipo de territorio que se encarga delmapeo y vinculación con otras instituciones y elbarrio.

¿Qué importancia tiene el trabajo colectivopara la integración?El trabajo comunitario favorece la integración, elcompartir y no el competir. Permite la inclusión yque se escuche la voz de todos.

¿Cómo es la relación con el barrio? ¿Se ve elinterés de la gente y la participación?Hay interés, pero es complejo. Muchos años depasividad y asistencia a veces dificultan que laspersonas se pongan en marcha, que seanprotagonistas de su vida. Es un cambio de

paradigma, los procesos son lentos y largos perose ve un impacto positivo.

¿Tienen nuevos proyectos para este año?¿Trabajan con objetivos para cada proyecto? Este año reforzaremos todo lo que venimoshaciendo. Recuperaremos nuestro lugar, porque loprestamos al Municipio para alojar un jardínmunicipal que está en obra, y eso nos va a permitirrearmar la biblioteca popular. También reabre elproyecto de huerta comunitaria y un área de APS(atención primaria de la salud) con talleres ycharlas en dos ejes fundamentales: saludreproductiva y nutrición. A su vez se estáarmando un grupo de mujeres.

¿Ya están operando como asociación sin finesde lucro? De hacerlo, ¿en qué los favoreceríacomo centro comunitario?Sí, ya somos asociación civil. Esto nos ayuda aconseguir recursos, donaciones de empresas opadrinos a través de RSE (responsabilidad socialempresaria) y poder presentar proyectos a nivelnacional y provincial. Pero nos auto gestionamos a través de la feriapopular.

Si tuvieras que definir: ¿cuál es el espíritu deMinka? Creo que los valores reflejan el espíritu de Minka.Si tuviera que buscar palabras diría AMOR -ALEGRÍA- COMUNITARIO.

Si querés conocer más sobre el trabajo deMinka, los encontras en:

https://www.facebook.com/minkacentrocomunitario

Page 15: La Mirilla - Número 11

Los valores que hacen a Minka

- Creemos en el amor como forma de vida, de construcción de vínculos sinceros yauténticos.- Creemos en el valor de las personas, en su capacidad de crecimiento y promoción.- Creemos en la igualdad de condiciones desde la diversidad de género, cultura, origen,religión, razas, creencias, etc.- Creemos en el voluntariado, en el trabajo hecho por convicción y amor.- Creemos en las relaciones horizontales, en el diálogo y el debate como forma deconstrucción colectiva.- Creemos en la expresión popular, en la voz de todos. Creemos en dar voz a aquellosque les han robado o han perdido su voz- Creemos en la educación popular, donde todos aprendemos de todos; todos tenemosalgo que aprender y enseñar al mismo tiempo.- Creemos en la palabra dada, el valor de la transparencia y credibilidad de lo quedecimos a través de lo que hacemos.- Creemos en el buen vivir, en una economía sustentable, que respete al medioambiente, promueva la reutilización y el consumo responsable.- Creemos en la economía popular, justa y solidaria.

Page 16: La Mirilla - Número 11

HACIENDOCIUDAD

Page 17: La Mirilla - Número 11

En 1982 y producto de una experiencia gestada en elmarco de investigaciones en psicología social porPhilip Zimbardo -profesor de la Universidad deStanford-, George Kelling y James Wilsondesarrollaron la Teoría de las Ventanas Rotas. Lamisma indica que “si una ventana rota se deja sinreparar, la gente sacará la conclusión que a nadie leimporta y que el lugar no tiene quien lo cuide. Prontose romperán más ventanas, y la sensación dedescontrol se contagiará del edificio a la calle,enviando la señal de que todo vale y que allí no hayautoridad”. Esta teoría permitió que Kelling fueracontratado para asesorar al gobierno de la ciudad deNew York con respecto a la problemática quereinaba en el subte de la ciudad: la inseguridad. Eldesafío fue cambiar la perspectiva del problema ymostrar que la solución no era aumentar la presenciapolicial y la represión del delito sino reacondicionar elsubte e impedir sistemáticamente los grafitis, lograrque todos los usuarios abonarán su boleto y evitarque la gente pernoctara allí. A pesar de la cantidadde críticas que recibió la propuesta, latransformación del Metro de New York se llevó acabo y, valiéndose de símbolos y detalles concretospero muy visibles, consiguió restablecer el orden y laautoridad e incluso se convirtió en un modelo deespacio público que conjuga seguridad y eficiencia,y en un ícono de la cultura popular neoyorquina.

Este es un ejemplo que, a pesar de que puedaparecer lejano, se ha aplicado en nuestro país y esel caso de la Plaza Líber Seregni. La manzana queotrora albergó la Estación de Trolebús deMontevideo y luego dos galpones municipalesabandonados que transformaron la zona en “tierra denadie”. La iniciativa fue ejecutada a través delPresupuesto Participativo de 2007 y se invirtieronunos $54 millones de dólares en su construcción,constituyendo una de las más fuertes apuestas delgobierno capitalino en materia de recuperación deespacios públicos y que rescató al barrio de laindiferencia y de la inseguridad. Actualmente, laplaza se convirtió en un ejemplo de discurso cuyocentro es la comunidad y como bastión de la idea deconvivencia y promoción cultural. Es así que, en2010, la Plaza Líber Seregni fue seleccionada -junto

En el año 2009, la Intendencia de Montevideo inauguró la plaza Líber Seregni que rápidamente se convirtió en un

símbolo de convivencia y de recuperación del espacio público. En tanto, el pasado 7 de abril, la comuna presentó el

plan de recuperación del barrio Casavalle -considerado zona roja- con el cual busca promover la recuperación

ambiental, la revitalización y reestructuración de la zona y su integración con la ciudad. La pregunta que se plantea

es: ¿puede un buen espacio público determinar una mayor inclusión social y contribuir a la seguridad de la ciudad?

a la Plaza de la Estación Peñarol, antiguo barrio detradición ferroviaria-, para representar a Uruguay enla VII Bienal Iberoamericana de Arquitectura yUrbanismo de Medellín, cuyo eje fue, justamente, laintegración ciudadana

Réplicas

En un evento denominado 'Convivencia, unaestrategia para la seguridad' - organizado porAsamblea Uruguay, sector frenteamplista, hace unosaños-, el Ministro del Interior, Eduardo Bonomi,indicó que “El PIAI (Programa de Integración deAsentamientos Irregulares), en el período pasado,hizo un montón de estructura para la convivencia.Cuando el PIAI se fue, se la apropiaron los narcos.No la gente. Y si la gente la usaba los corrían.Entonces si se hace estructura para la convivenciahay que darle protección, hay que llevar adelantepolíticas policiales'. El éxito de la Plaza Seregni fue, en cierta forma,adoptado como modelo a replicar en gran parte delas intervenciones en el espacio público en el marcode la “Estrategia por la Vida y la Convivencia”, cuyocomponente central es la seguridad, producto de lacreciente violencia de los últimos años. Laproblemática de la inclusión social y la convivencia,en el documento presentado, se reduce a laseguridad, legitimando de alguna forma la utilizaciónde métodos represivos para conservar los espaciosrecuperados por la ciudadanía.

De esta forma, podemos deducir que en el Uruguayactual, es muy difícil avanzar en zonas deconvivencia sin la actuación policial que permita laprotección de los logros, de los espacios, de lasestructuras y de los ciudadanos. Sin embargo,también podemos pensar en nuestra ciudad y en laconvivencia, en la inclusión social y la participaciónciudadana a través de las ventanas rotas. ¿Cuántasveces somos indiferentes ante el deterioro denuestra ciudad? ¿Cuántas veces contribuimos aeste proceso? El problema de la convivencia estácompuesto por múltiples factores y sin dudas laseguridad es uno de ellos, pero no el único.

Page 18: La Mirilla - Número 11

Sacudiendo Casavalle

“Dijeron que iba a durar dos días”, recordó laalcaldesa de la zona en una entrevista a Subrayado.La plaza Casavalle se encuentra en uno de losbarrios más excluidos y estigmatizados de la ciudad.Actualmente, a más de un año de su inauguración,se mantiene estoica y es mantenida por unacooperativa, demostrando a toda la ciudadanía quees posible la convivencia y la reconstrucción deltejido social. La plaza constituye la piedrafundacional del “Plan Cuenca Casavalle”, quecomenzó a gestarse en 2009 con el objetivo derecuperar el barrio -alguna vez barrio jardín-,promover la integración social de sus habitantes yre-conectarlo con el resto de la ciudad.El plan también prevé la creación de un eje cívico-cultural, mejoras en el sistema vial, alumbrado y sere-alojarán los asentamientos existentes; sumar a laplaza un eje cívico sobre la calle Martirené quevincule espacios públicos existentes con lospropuestos y que va desde el complejo Sacude -conorientación hacia las actividades culturales y deintegración social- al Cedel -con foco en el área detrabajo y educación-. En el centro de ese eje está laplaza, tres escuelas, una policlínica y próximamentetambién un centro cívico que se encuentra enconstrucción.

Todo esto constituye una fuerte apuesta para revincular a la población residente en el barrio al restode la sociedad, que los ha marginado yestigmatizado durante años. Mejorar la calidad devida de las personas mediante infraestructura yservicios, así como mediante formación y acceso ala cultura, es fundamental para construir sentido depertenencia y comunidad.

Construcción colectiva

La solución entonces sería generar conciencia denuestras conductas e involucrarnos de maneraactiva junto a las autoridades para avanzar ensoluciones ante los problemas de convivencia, deexclusión social, generando un sentido decomunidad. Sin dudas se debe reivindicar el rol delEstado en la regulación y control de un ámbito en elque debe privilegiarse el interés general por sobrecualquier apropiación particular –pequeña o grande-.El fin debería ser el disfrute colectivo.

Por eso, el desafío actual no solo reside en lasautoridades, que deben brindar protección a laciudadanía, sino en aquellos encargados deplanificar, de pensar nuestras ciudades y debe seruno de los retos de la arquitectura y la obra pública.No solo se deben planear nuestras ciudades en basea lo estrictamente estético, sino que debe ser unafusión de eficiencia, seguridad, integración ycreatividad. La respuesta a la inclusión no escomenzar un proceso de apartheid que varias vocesproponen. Algunas investigaciones demuestran lacorrespondencia entre diseño urbano, comunidad yespacio público y cómo estos elementos constituyenuna base sólida a la hora de planificar una política deinclusión consistente. Y en esa línea, repensar elespacio público como el eje de la vida de losciudadanos es vital. Repensar calles, plazas,parques, paisajes, aquello que nos permite construiruna identidad y ser partes del encuentro, delintercambio y la diversidad.

El 24 de marzo de este año, seinauguró el "Parque de laAmistad", que forma parte delproyecto de remodelación delzoológico Villa Dolores. Es elprimer parque inclusivo deMontevideo con accesibilidaduniversal abierto a todopúblico.

Page 19: La Mirilla - Número 11

TECNOLOGÍA

Por Analía Dobrov Vasilieff

Page 20: La Mirilla - Número 11

Click!

Si querés formar parte de la sección"Click!", podés enviar tus trabajos (máximo6 fotos) a [email protected],indicando nombre o seudónimo, datos delas fotos y tus páginas de contacto(fanpage, flickr, web, etc). Lasseleccionadas formarán parte de nuestropróximo número.

La tecnología está puesta al servicio de la inclusión social y en este caso particular de quienes tienen una

disminución visual. La disminución parcial o la pérdida total de la visión restringen y limitan la vida de la persona

afectada, debiendo depender de otro para que lo asista y ayude. El desarrollo de este calzado permite su autonomía

para trasladarse por la ciudad.

Trasladarse por las calles de una ciudad no es sencillopara quien presenta una discapacidad: muchasciudades tienen sus veredas rotas y muchas de suscalles no están preparadas -por ejemplo con rampas-,o no tienen semáforos para personas con disminuciónvisual. La vida en la ciudad no resulta sencilla paraestas personas que precisan ser ayudadas por otraspara trasladarse de un sitio a otro, ir a estudiar o hacerun trámite.

Ponerse en los zapatos del otro

Ponerse en el lugar del otro o estar en sus zapatos noes algo que hacemos seguido. Podríamos decir quehubo un estudiante de Ingeniería que sí lo hizo ydecidió diseñar un dispositivo para mejorar la calidadde vida quienes padecen una disminución visual o queson no videntes. El dispositivo que desarrolló es uncalzado háptico: se trata de unos zapatos diseñadospara que puedan trasladarse por la vía pública de lamanera más autónoma posible.Fernando Berretti desarrolló el prototipo de un calzadopara personas con discapacidad visual como su tésisde grado de la Licenciatura en Informática de laFacultad de Informática de la UNLP (UniversidadNacional de la Plata, en la Provincia de Buenos Aires).A este par de zapatos lo llamó calzado hápticoporque funciona a través del reconocimientogenerado por el sentido del tacto.

¿Cómo funciona este calzado?

Este calzado funciona sincronizado con unsmartphone con GPS (conectado a través debluetooth), donde se ingresa una dirección de origen yotra de destino a través del reconocimiento de voz.Este calzado guía a la persona a lo largo del recorridohasta llegar a su destino mediante unas vibraciones

que se sienten en el pie: por ejemplo, si el sujeto estácaminando alineado con el recorrido sentirá unavibración en la parte delantera del pie, mientras que sidebe doblar hacia la derecha, sentirá una vibración enel lado derecho de su pie. Este calzado hápticotambién detecta los obstáculos físicos que existana lo largo del recorrido.

Hardware Libre

El zapato se construyó utilizando tecnología dehardware libre: tecnología que está a disposicióndel público en general y que puede usarse yadaptarse de acuerdo a las necesidadesparticulares. El uso de hardware libre permite queeste calzado háptico pueda desarrollarse a un bajocosto, ya que está hecho de componentes yesquemas que están al alcance de todos los quequieran hacer uso de ellos.Si bien este calzado fue diseñado, desarrollado ytesteado, todavía no se encuentra en desarrolloindustrial. Se trata sólo de un prototipo, el punto departida para poder desarrollar el producto a nivelindustrial.

Con los pies en la tierra

Maximiliano Vázquez es un alumno no vidente de laUniversidad de La Plata (de esta misma Facultad deInformática a la cual pertenece Fernando Berretti,quien desarrolló los zapatos) que utilizó este calzado ydio cuenta de su experiencia. Contó que es un modelomuy cómodo, de fácil uso y que no requiere de muchotiempo para su adaptación. Maximiliano Vázquez dijo que la tecnología esfundamental para mejorar la independencia de laspersonas con discapacidad. Ojalá nos enteremospronto de nuevas aplicaciones de ésta para mejorar lavida de las personas.

Composición del calzado:

Zapatos

Celular inteligente o smartphone

Tecnologías hápticas

Software libre: mapas, geocoding y ruteo

Hardware libre

Page 21: La Mirilla - Número 11

20

Click!

Si querés formar parte de la sección"Click!", podés enviar tus trabajos (máximo6 fotos) a [email protected],indicando nombre o seudónimo, datos delas fotos y tus páginas de contacto(fanpage, flickr, web, etc). Lasseleccionadas formarán parte de nuestropróximo número.

Page 22: La Mirilla - Número 11

Tres países, trespropuestas

TRES X TRES

Las cervezas artesanales estánviviendo su momento de máximoesplendor y qué puede ser mejor quedisfrutar de exquisitos sabores, en unambiente que invita a compartir yescapar de la vorágine de la ciudad.Te recomendamos tres espacios paraque no vuelvas temprano a casa.

Page 23: La Mirilla - Número 11

Tres países, trespropuestas

TRES X TRES

Las cervezas artesanales estánviviendo su momento de máximoesplendor y qué puede ser mejor quedisfrutar de exquisitos sabores, en unambiente que invita a compartir yescapar de la vorágine de la ciudad.Te recomendamos tres espacios paraque no vuelvas temprano a casa.

PERFOMANCE

RELATOS

Ocultar la verdad es mentir. ¿Lo es? Porque si tengo que ser así de literal, no creo que la perdone.

Nunca los mencionó; creo que dijo algo al pasar, solo una vez, sobre las perfomances que organizaban en lafacultad. Se reunían los cinco, ellos interpretaban una serie de imágenes que ella captaba con su cámara;posteriormente armaban un collage enorme con esas fotografías, que colgaban en el centro de la sala deexposiciones. Él se movía en esa clase de círculos que deciden qué puede ver la luz y qué no; con un par dellamadas conseguía armar un poco de alboroto, sobre todo asegurarse siempre el centro de la sala, frente alacceso de entrada.

Entiendo poco lo que hacían. Luego que supe realmente lo que había pasado me puse en la tarea de buscarinformación sobre ellos. Un manual que describía sus técnicas los catalogaba como expertos en la fusión demateriales tradicionales y elementos inquietantes de la era moderna. Emparentados con la violencia descritaen videojuegos, este grupo, según el manual, sacrificaba la belleza en favor de estéticas degradadas.

Pero la realidad es que solo veo perversión, veo máscaras de calaveras mexicanas abusando de jóvenesescondidos detrás de cabezas de osos de peluche. Veo anarquía y un tipo que se esfuerza por fingir unamasturbación: abre la boca tan grande, tensa su cuerpo, que puedo descubrir la angustia. Nada de orgasmo, laviolencia se reproduce en el caos de un montón de basura que se pudre en el rincón del escenario. La cámarase mueve, enfoca a una actriz que con nariz de conejo comienza a ordenar que aten a las víctimas vestidas deosos; su voz es muy aguda, finge. Imagino el collage, meciéndonos en una sala blanca y bien iluminada.

Ella me explicó todo cuando una noche de verano imprimí un par de fotos para mostrárselas; las puse sobre lamesa para concentrarme en su reacción. Se tapó la boca y comenzó a llorar. Abrí una botella de vino y mesenté para escuchar: no iba a preguntar, los curiosos tienen que dominar la situación, saber más que quiénresponde, de otra forma las respuestas te abruman tanto que terminan matando el interés, sepultan cadapalabra en el olvido. Estuvieron saliendo varios años y él la empujó a esas prácticas, y más allá de todalectura estética prefirió alejarse cuando el grupo decidió ir más lejos. Le dio miedo, estaba sola y las mujeresaccionan cuando tienen miedo, son más pragmáticas en eso. Los hombres bebemos y soñamos con alguienque venga a rescatarnos sin más, porque no tenía otra cosa que hacer, y justo pensó que necesitábamos unamano.

Él no la perdonó por alejarse y estuvo atormentándola varios años, hasta que por fin las cosas se salieron decontrol y tuvo que desaparecer. "Vos decís que yo te miento", me dijo bañada en lágrimas, "pero mataron untipo". No quería detalles; en los manuales decían poco, no dejaba de pensar en la voz de la conejilla que dabaórdenes. No era el tono, eran las decisiones incorrectas.

Page 24: La Mirilla - Número 11

21

RELATOS

Por Carlos Lazo

45Ilustración: Rodrigo Díaz

El morral repleto de baratijas me parecía una frivolidad. Loúnico que se destacaba per se entre tanta pelusita, tantafragancia a San Telmo nocturno, la petaca vaciada de unwhisky que no recuerdo y volantes que acepto siempre porcompasión era un llavero; mi mamá me lo regaló unos díasantes de eternizarse. Mis ineludibles sugestiones internas y algunos reflejos queson como molestos resortes, verdaderos disparadores de laconciencia, insisten en recordarme su partida cada tanto,aunque yo no lo quiera. Entonces me veo obligado acontrarrestar esas manifestaciones punzantes levantandointrincados laberintos mentales en los que ansío perdermepara evadirme del mundo y de mi calendario de pastillasobligatorias. Pretendo escarbar en la tierra húmeda yesconder mi cabeza en ella, como los ñandúes. Y consteque si no lo hago es solo por temor a que el ente que regulalas experiencias de todos los seres, ese ovillo supremo porel que pasan todos los hilos, se aproveche aún más de míy me encaje una patada certera en el culo. Sin embargo, cuando a uno le entran por la mirilla de los

Page 25: La Mirilla - Número 11

sesos para escudriñar sus memorias, llega un punto en quetodo da igual, y no se puede hacer más que tirarse de lospelos, cachetearse uno mismo como si se detestaraíntimamente y sentirse un poco violado. Después de todo, laúnica privacidad que tenemos está adentro de la cabeza, y niaún así, por momentos, hay derecho a descansarnos unratito… Qué se yo.

A veces, en noches imperecederas que se estiran comochicles, al cerrar los ojos puedo verme en Irigoyen y Ramos,y las imágenes se acumulan: Rita adormecida de gloria sobreel pavimento, sangre brotando con una intensidadirreprimible, murmullos de los transeúntes, miradas atónitas,congregación de las viejas chismosas del barrio en laesquina y los cabellos de Rita como entrelazados,abrasándose en busca de consuelo.También me sucede que a veces yo la veo. En una levereminiscencia que me instigan dos hamacas que nosremontaban al cielo en mis años de infante, en el olor aestofado (era su fuerte en lo referido a la gastronomía), enuno de esos anuncios que me parece de mal gusto ypromociona el día de la madre (festividad inútil si las hay, ami criterio), en Kamikaze, pero a veces la veo. Y ya quehablamos de ver, tengo que rendirme ante otro aspectoadmirable suyo y me refiero a su mirada. No se me va a irmás del paladar lo impetuoso de sus ojos saturados depasión, la suntuosidad aparatosa de sus pupilas (parecíanengullir el universo al dilatarse, lo juro) y ese aura degrandiosidad y nebulosa que simbolizaba su iris.Resumiendo, desarrollé por ella un amor sin tapujos, de esos que son exclusivos de un solo ser-libro-Dios-durazno-elixir;pero ese amor…Noches enteras me vi trasnochado entre culpas y ansiedades, atormentado por fantasmas de la mente y la vulgaridad;desbordado por un ansia irracional de aceptación social, ansia que a su vez me generaba rechazo y a veces temor. Habíaen esa sed un aire a falsedad, a imposición, a injusticia. Algo indeseable que solo podía tomar forma de anhelo por graciade mortificaciones y exigencias que, de imperantes y redundantes, se me manifestaban ya autómatas e inconscientes. Yconjugado a todo eso, un oprobio convertido en represión interna y anhelo de ser una copia, una puta copia, de quienpudiera ignorar sus instintos con tal de conservar una partícula de moralidad que siempre me supo más a totalitarismo quea Verdad. Y todo este divague se repetía cada vez que trataba de entender los celos que sentía al ver a mi viejo besandoa Rita o sentándola en su regazo.

De repente el 45 frenó a lo bruto, en seco, relincho de caballo y a otra cosa. Y ni hablar de cómo esto hizo enfurecer a lospasajeros. <<Cornudo>>, gritó un hombre que casi se dio la jeta contra el respaldo de un asiento. <<Bostero tenía que serel forro este>>, le comentó un pibe a su compañero. El chofer, pobre alma la suya, se excusó diciendo: << ¿Y que mierdapretenden que haga? ¡Si esta chica para el colectivo estando yo a dos metros de distancia! Tengo que parar, loco, tengoque parar ¿no la ven? Es una pasajera, una dama, un cisne blanco, un cuarzo hexagonal que anida en las cortezas, unpino invernal que acaudala cristales inocentes…. Una dama, hijos de puta>>.Al oírlo, estuve a punto de acotar que él podría haber seguido de largo, que no tenía la culpa de la naturaleza despistadade la chica, que la empresa no sentiría los efectos insignificantes de saltearse un pasajero… No obstante, desistí. Laréplica me sabía innecesaria e intrascendente, y además sentí algo parecido a un regaño, a un lejano y hondo regaño quenacía en algún lugar de mi vasta forma física y apuntaba a mi actitud inicial; algo que trataba de persuadirme sobre loimportante que fue que el colectivero pegara esa frenada para que la piba suba. Importante para mi, no para los demás,que se exhibían alterados y rabiosos. Pero ellos no importan, tampoco sus sensaciones.Lo que ahora tenía importancia para mi era, por cosas ajenas a mi entendimiento, conocer a la nueva pasajera.Superficialmente, claro está. De vista, de reojo, de pasada, como se dice. Más allá de esas intenciones que se sucedían,algún divino presagio dejó entrever que aquella presencia traía consigo un misticismo incapaz de ser comprendido por unpúber ignorante de sí mismo como era yo.Antes de que la chica subiera decidí acomodarme un poco el aspecto para causar una buena impresión, en el caso de que

Page 26: La Mirilla - Número 11

me viera. Así que me retoqué el pelo hasta donde me fue posible, me refregué los ojos que andaban un tantoachinados a causa de un insufrible madrugar y mejoré mi postura radicalmente, pasando de estar replegado en misextremidades a erigirme en la réplica orgánica de una columna jónica.

Tengo la suerte de decir que después de tanto bolonqui, al fin el momento que yo idealicé tomó forma, y el primercruce de miradas no hizo más que confirmar lo inminente: como una ecuación que indefectiblemente tenía queresolverse a si misma, nos desnudamos incógnitas y nos descubrimos misterios, y en ese proceder, en esta especiede nacimiento que significaba el encuentro, percibimos algo que nos supo primigenio e inabarcable ¿Cómo saber si nonos habíamos admirado ya en algún valle sanjuanino hace miles de años, bajo un telón de estrellas, a la luz de esanovedad revolucionaria que ahora llaman fogata? ¿Cómo acercar al plano lógico esto que era como un deja vuanárquico e individualizado hasta de sí mismo? Vastedad, intragable vastedad, infumable dádiva de un Dios cursi ynovelero.Ya estaba todo dicho. Absolutamente todo dado. Y yo, con la terquedad de un pendejo de mierda, ahora deseabatenerla frente a mí para contemplarla como se deben contemplar las grandes cosas. De repente, un aluvión de sentimientos encontrados y atados uno al otro con cuerdas de alambre de fuego se disparópor todo mi cuerpo. Es que, al contemplar yo su semblante atiborrado de esquinas tenuemente resplandecidas ypernoctares, sus gestos y expresiones que me remitían a cabaret parisiense y cigarrillos y licores, la pecaminosidadque me inspiraban sus curvas y la libido inusitada que afloraba en mí al recorrer sus piernas, quedé sumamenteimpactado. Ella (me lo buchoneaban sus mejillas coloradas) advirtió el carnaval carioca de depravación que desató enmí y enseguida bajó la mirada, más por timidez que por otra cosa, mientras una tierna sonrisa le dibujaba un hoyueloen la carita.

Segundos después, un frío intenso me resquebrajó sin piedad alguna, comenzando en mis pantorrillas y acabando enmis parietales, víctimas de un dolor incontrolable y despiadado. Quizás aquello se debía al terror que me generabapensar en el momento de nuestra separación, porque, claro, hasta ahora yo no había considero esa realidad y solo alhacerlo caí en la cuenta de que esta placidez y bienestar que me inspiraba su figura era algo temporal, caduco,inevitablemente forzado a acabarse. Vislumbrado el ineludible desenlace, la cobardía que siempre me definió empezó a aflorar. Comprendí que no meanimaba a desprenderme de su presencia ni de su aura espléndida. Me rehusaba a no admirarla jamás, o peor aún, aque alguien que no fuese yo tuviera la chance de contemplarla dado el vínculo que mantenían, como decir amantes,esposos o amigos más pasionales que los amigos comunes. Por ende, si algún genio hubiera aparecido ante mí, con toda la desfachatez típica de los genios, para ofrecermedesear por única vez algo que yo quisiese sin ningún tipo de restricción, sé que no hubiese deseado un mar de guita,miles de hectáreas en Entre Ríos o La Pampa ni el poder necesario para controlar la órbita de los planetas. De rodillasle hubiese rogado que entrelazara de alguna manera a esa chica con este manojo de pajas mentales y amor que erayo, que intercediera con todo el autoritarismo posible en sucorazón e implantara en él la necesidad de vivirme entre suspechos, de interpretarme con el alma, de serme con los días,todos los días de su vida.Sin embargo, debí resignarme a la idea de que el genio noaparecería, de que el adiós tomaba forma real en cada metrorecorrido y de que, una vez descendida mi amada, lamediocridad que me caracterizaba retornaría a mi vida, estavez potenciada por la intensidad de la experiencia.

No sé si de tanto lamentarme o qué, pero, a esta altura deltrayecto faltaban dos paradas para terminar el trayecto, y yoni la cuenta había llevado de ellas; me parecía una burla. Al percatarme de eso, de esa jugarreta desafortunada, de lagran náusea que me significaba la situación, sentí como siuna guillotina dividiera limpiamente mi cuerpo en dos, sindejarme chance de nada, ni siquiera de gritar o apretar losdientes.Realmente fatídico, como la gangrena y los mocos aguados.Ya no cabía la mínima cavilación en este embrollo. Sobrepasado ese sacudón, empecé a razonar de ciertasformas y contemplar algunas posibilidades que me animaban

Page 27: La Mirilla - Número 11

me viera. Así que me retoqué el pelo hasta donde me fue posible, me refregué los ojos que andaban un tantoachinados a causa de un insufrible madrugar y mejoré mi postura radicalmente, pasando de estar replegado en misextremidades a erigirme en la réplica orgánica de una columna jónica.

Tengo la suerte de decir que después de tanto bolonqui, al fin el momento que yo idealicé tomó forma, y el primercruce de miradas no hizo más que confirmar lo inminente: como una ecuación que indefectiblemente tenía queresolverse a si misma, nos desnudamos incógnitas y nos descubrimos misterios, y en ese proceder, en esta especiede nacimiento que significaba el encuentro, percibimos algo que nos supo primigenio e inabarcable ¿Cómo saber si nonos habíamos admirado ya en algún valle sanjuanino hace miles de años, bajo un telón de estrellas, a la luz de esanovedad revolucionaria que ahora llaman fogata? ¿Cómo acercar al plano lógico esto que era como un deja vuanárquico e individualizado hasta de sí mismo? Vastedad, intragable vastedad, infumable dádiva de un Dios cursi ynovelero.Ya estaba todo dicho. Absolutamente todo dado. Y yo, con la terquedad de un pendejo de mierda, ahora deseabatenerla frente a mí para contemplarla como se deben contemplar las grandes cosas. De repente, un aluvión de sentimientos encontrados y atados uno al otro con cuerdas de alambre de fuego se disparópor todo mi cuerpo. Es que, al contemplar yo su semblante atiborrado de esquinas tenuemente resplandecidas ypernoctares, sus gestos y expresiones que me remitían a cabaret parisiense y cigarrillos y licores, la pecaminosidadque me inspiraban sus curvas y la libido inusitada que afloraba en mí al recorrer sus piernas, quedé sumamenteimpactado. Ella (me lo buchoneaban sus mejillas coloradas) advirtió el carnaval carioca de depravación que desató enmí y enseguida bajó la mirada, más por timidez que por otra cosa, mientras una tierna sonrisa le dibujaba un hoyueloen la carita.

Segundos después, un frío intenso me resquebrajó sin piedad alguna, comenzando en mis pantorrillas y acabando enmis parietales, víctimas de un dolor incontrolable y despiadado. Quizás aquello se debía al terror que me generabapensar en el momento de nuestra separación, porque, claro, hasta ahora yo no había considero esa realidad y solo alhacerlo caí en la cuenta de que esta placidez y bienestar que me inspiraba su figura era algo temporal, caduco,inevitablemente forzado a acabarse. Vislumbrado el ineludible desenlace, la cobardía que siempre me definió empezó a aflorar. Comprendí que no meanimaba a desprenderme de su presencia ni de su aura espléndida. Me rehusaba a no admirarla jamás, o peor aún, aque alguien que no fuese yo tuviera la chance de contemplarla dado el vínculo que mantenían, como decir amantes,esposos o amigos más pasionales que los amigos comunes. Por ende, si algún genio hubiera aparecido ante mí, con toda la desfachatez típica de los genios, para ofrecermedesear por única vez algo que yo quisiese sin ningún tipo de restricción, sé que no hubiese deseado un mar de guita,miles de hectáreas en Entre Ríos o La Pampa ni el poder necesario para controlar la órbita de los planetas. De rodillasle hubiese rogado que entrelazara de alguna manera a esa chica con este manojo de pajas mentales y amor que erayo, que intercediera con todo el autoritarismo posible en sucorazón e implantara en él la necesidad de vivirme entre suspechos, de interpretarme con el alma, de serme con los días,todos los días de su vida.Sin embargo, debí resignarme a la idea de que el genio noaparecería, de que el adiós tomaba forma real en cada metrorecorrido y de que, una vez descendida mi amada, lamediocridad que me caracterizaba retornaría a mi vida, estavez potenciada por la intensidad de la experiencia.

No sé si de tanto lamentarme o qué, pero, a esta altura deltrayecto faltaban dos paradas para terminar el trayecto, y yoni la cuenta había llevado de ellas; me parecía una burla. Al percatarme de eso, de esa jugarreta desafortunada, de lagran náusea que me significaba la situación, sentí como siuna guillotina dividiera limpiamente mi cuerpo en dos, sindejarme chance de nada, ni siquiera de gritar o apretar losdientes.Realmente fatídico, como la gangrena y los mocos aguados.Ya no cabía la mínima cavilación en este embrollo. Sobrepasado ese sacudón, empecé a razonar de ciertasformas y contemplar algunas posibilidades que me animaban

y desanimaban con llamativa facilidad. Posibilidades que pronto podían definir mi suerte y esa clase de cosas en lasque solo creo cuando mi existencia se comprime o estruja gravemente por algo y los conceptos se me nublan, al igualque los sentidos y la inteligencia. Para dejarlo totalmente claro, mecanismos para lograr que esta especie de forasterapermaneciera a mi lado y no huyera de este episodio confuso que significaba mi realidad.En fin, bien cabía la posibilidad de que ella descendiera en la anteúltima parada, despojándome para siempre de supresencia, o podría descender junto a mí en el final del viaje. Contemplando la última opción, comencé a idear unaestrategia. Debería yo hablarle, claro que debería. Lamentablemente, uno suele saber lo que quiere, pero parece no saber lo que hace para alcanzar aquello que pretende.Esta contradicción no es más que una fatalidad que da a luz un contraste entre el pensamiento y la acción y lo hacesentir a uno el ser más idiota e indigno en la faz de la Tierra. Entonces era posible que yo me hubiese decidido a entablar charla con esta Afrodita de la modernidad, proponiendo eldiálogo más impecable en la historia de los diálogos, honrando con el a los inventores de las lenguas y las palabras, deforma tal que toda ella se sintiera cortejada por mi intachable elocuencia. También podía hacer el ridículo totalmente ante su figura y suicidarme a la hora siguiente, preso de un pudor lapidario yuna desesperanza de ensueño. Claro que podía.

Todo este divague se acabó cuando el 45 arribó a la anteúltima parada y las puertas se abrieron, asemejándose acuchillos que se abren paso entre la carne. Entre las personas que se apretujaban en las salidas la vi escurrirse comopez en un cardumen, aunque segundos antes de bajar volteó y me sonrió. Como perlas perfectamente dispuestas porla gracia de alguna deidad dejó ver sus dientes alineados con la rigurosidad de una formación militar, pero tanblancuzcos como la Luna en sus noches de esplendor.Esa expresión colmada de una ternura única (hasta entonces solo conocía a una sola persona capaz de generar en miun nivel de ternura como el que experimentaba yo ahora, y había sido mi madre) y ese par de ojos encantadores mellevaron a considerar la idea de que aquel era un rostro conocido, familiar y hasta propio de mi entorno.Con una delicadeza que le agradecí enormemente, dejó caer un papel ante mí. Sé que aquella nota me correspondía,su mirada me lo insinuó. Me apuré a ficharla por última vez, antes de levantar el papelito del suelo. Grande de muzzafue mi sorpresa cuando no encontré vestigio de su humanidad, lo que me pareció ilógico porque antes de perderla devista yo la estaba contemplando, y de repente zas, a otra cosa mariposaUna impresión de auténtica angustia me recorrió enteramente, mientras mi mente intentaba socavar todas las teoríasque se me acumulaban en el matute y jugaban conmigo con la insensibilidad de quien tira un chiste en medio de unfuneral. Y si se encuentran confundidos a esta altura, sea por lo que fuere, afirmen bien la silla sobre el suelo porque con estose van a caer de traste, se los garantizo. El papelito que la chica me ofrendó, con sus respectivas palabras escritas en letra cursiva de fino grosor en donde lospuntos de las ies eran siempre desalineados, puntitos con aspecto de linyera, decía así:

"La eternidad no es un concepto donde yo me encuentro: es una realidad, como esa carita tuya de desconcierto. "

Entonces comprendí que las pasiones desmedidas nunca son el mejor ejemplo para la cordura.

Page 28: La Mirilla - Número 11

22

Page 29: La Mirilla - Número 11

23

He aquí, a modo de ejemplo, la historia de un día normal deautostop. Lo invito a sentarse, tomarse cinco minutos de suvida y leer esta simple crónica: no se arrepentirá (y si lo hace,el daño ya estará hecho).La soledad me golpeaba. Hacía dos días que estaba en laLaguna de los Siete Colores de Bacalar, Quintana Roo,México. Había llegado luego de haber estado unos meses enla Rivera Maya, disfrutando de la playa, el Caribe, la arena, elcalor y en compañía de mucha gente: amigos que uno vahaciendo en el camino, compañeros de viaje casuales de laruta, compartiendo casas y comidas con personas que metomaban de huésped sin conocerme. Cosas necesarias quese convierten en habituales cuando se vive de viaje. Pero allíen Bacalar todo cambió: ya no habían amigos, ni Caribe, nicompañeros de ruta, ni nadie que me alojara. Solo estaba enaquella posada destinada a escritores, tan vacía y sin vida.La laguna era paradisíaca, es cierto, con sus siete tonosazules y turquesas; tan calma y mágica. Pero yo estaba solo,nada de toda esa magia me era suficiente si no tenía conquien compartirla.Pasé dos noches y decidí irme hacia Palenque, en el estadode Chiapas. Necesitaba interactuar con la vida, matar elsilencio de mis conversaciones unilaterales. La ruta, es unagran compañera, una escuela desconocida y una compañíapara aquellos que la viajamos en solitario. Iban a ser cuatrocientos setenta y siete kilómetros en un díaa puro autostop. Nunca había hecho más que cuatrocientosen un día y las veces que había hecho tramos largos habíasido en Rumania, el país más fácil del mundo para hacerdedo (Rumania es de esos países en que más probabilidadesse tiene que el auto que te pare sea el primero al que le hacésdedo). El desafío estaba planteado, la adrenalina en “modoencendido” y la soledad, apaciguada.

La mañana comienza lenta, mucho sol y con la promesa deque el calor sería un constante acompañante del camino. Unauto para. Tiene aire acondicionado. Le agradezco por eso.Me deja en una intersección de una ruta nacional con unpuente. Quedo naufragado en medio de una ruta desierta ycon los vehículos pasando a mil kilómetros por hora.Comienzo a sacar mis mejores herramientas para el autostop:sonrisas, bailes, movimientos sincronizados entre mis dosbrazos, el cartel y las piernas. Comienzo a saltar, llamar laatención, a hablar con los autos que pasan. Luego de unahora, para una pickup.

Subirse a una pickup siempre es como esa frutilla de la tortaque hace a la delicia de la libertad de viajar a dedo, porquese tiene una panorámica del paisaje de trecientos sesentagrados, se siente la velocidad en la cara y el viento quedespeina la sonrisa. Me deja por ahí, en un pueblo. La selva va desapareciendo.El llano del Caribe ya está muchos kilómetros a mi espalday en frente las sierras comienzan a despuntar el relieve. Unauto me frena; lo hace porque no tengo aspecto demexicano, me aclara el conductor. Me avanza unoskilómetros y me deja en otro pueblo desconocido. Esmediodía y aún quedan más de trecientos kilómetros parahacer. Paro a comer algo, sentarme cinco minutos ydisfrutar la sombra que da un árbol al costado de la ruta. El calor aplasta todo. Mis mochilas comienzan a pesar y elmediodía empieza a avanzar lentamente. Comencé a dudarsi el día sería suficiente para llegar a mi destino, losvehículos paraban pero las distancias eran cortas.Necesitaba de esos seres salvadores de las rutas, loscuales todo mochilero que viaja en autostop añora: uncamionero. “El poder del querer, pudo. La Ley de la atracción; fue eso,mijo”, diría alguna de esas tías que estudian metafísica. Nolo sé, pero a los cinco minutos de retomar el dedo me paróun camión: “¿Mochilero?”, me pregunta al abrir la puerta.“Pos claro carnal”, le contesté en un perfecto dialectomexicano. Tiré mi mochila para adentro, me trepé a lasescaleras y me subí. “Nicolás, de Uruguay”; “Max, deMonterrey”, nos presentamos.

La música sonaba alta, tapando todos los ruidos existentesen el mundo aledaño. Max cantaba, era percusionista ytocaba el piano. “Me dicen 'cumbio', porque estoy todo eldía escuchando cumbia, y cantando y bailando y tocando elbandoneón y sintiendo. Tengo una banda en Monterrey.Amo la cumbia, sabes”, me dijo para seguir presentándose,mientras entonaba “…amo su inocencia/amo suserrores/soy su primer novio/su primer amor…” de la bandaLos Ángeles Azules (una de las mejores cosas que tieneMexico junto al Mezcal y el Chavo del Ocho).

La ruta es esa parte del mundo donde la magia se hace carne

y las historias fluyen como el agua en una cascada. Necesario

es para todo buen viajero pisarla, caminarla y sentirla.

Apropiarse de todo lo que tiene para regalar. Aprender a

romper prejuicios que tenemos sobre cosas que no

conocemos, porque la ruta es esa caja de Pandora donde todo

es posible y las historias son una fuente inagotable para la

vida (y para un escritor, ni que hablar).

Page 30: La Mirilla - Número 11

24

“Anoche dormí acá cerca, hacía dos noches no dormía. Mevine porque acá tengo una novia ¿y sabes qué? La huevoname dice que deje a mi esposa por ella. Wey, y está bienchingona esa cabrona. Sabes que yo me enamoré de ella yme pide que deje a mi mujer. Aunque yo no la dejo a misanta esposa que es más buena que el pan la pobre. Sabes,mi esposa me llama en todo momento. Es una compañera,mi mejor compañera”. Así comenzó la charla, sin muchofiltro. “Andale Nicolás, échate unas chelitas carnal”, meinvitó luego de terminada la introducción. “Salud”, dije. “…Ella me olvidó/yo me muero por su amor/no tengocompasión/Hey…”, cantaba Max. “Es que a mí me encantala música”, me repite. “Para mi la vida es esto carnal, es lalibertad de cantar sobre la ruta. Aquí me siento libre. Amoeste trabajo”, me decía mientras la sonrisa en su carairradiaba felicidad.“Pero debe ser duro estar tanto tiempo sobre la ruta, sin vera tu familia, noches sin dormir, estar soportando el calor, elfrio, la incomodidad...eh, bueno, algo de parecido tenemosvos y yo”, le dije. “Pos claro carnal, cuando te gusta lo quehaces todo lo demás se soporta”, me contestó.Le voy a explicar algo, querido lector: el camionero es unaespecie de raza que comparte ciertos patrones con suspares de viajeros: se pasan horas, días o semanas sobre laruta. Pasan muchas horas manejando. No duermen mucho.Conocen lo que implica una vida en movimiento y elcompartir muchas charlas con desconocidos. Saben de quése trata el mundo del viajero, muchas veces te comprendenmucho mejor que tu familia o tus amigos. La mayoría deellos tiene familia. Muchos tienen varias, en distintoslugares. Siempre tienen historias que contar. Siempre tienenrespuestas para todo. No reparan en compartir con otros loque tienen, porque tienen incorporada la solidaridad en sucotidiano. Ese camionero es la mejor compañía cuando seestá viajando a dedo por la ruta. Ese te va a llevar muchoskilómetros hacia adelante. Podrás llegar a viajar uno o dosdías enteros con él. No importa.Acto seguido me mostró unas pastillas. “¿Conoces el'Perico' Nicolás? Estas son las que tomo para no dormir.Eso es lo malo de mi trabajo, que tengo que drogarme paratrabajar. Ay diosito mío, perdóname que me tenga quedrogar para darle de comer a mi familia”, exclamó al final yse mandó una de las pastillas con Coca Cola. “¡Oye! ¿Y tu por qué no vas a Norteamerica?”, me preguntó.“¿No te dejan entrar o qué?”, finalizó. Le expliqué que notenía planeado en este viaje hacerlo y me contó que él eradeportado. “¡Ah! Que lástima eso”, le dije. “Pues para mí no,porque yo hacía diez años que estaba preso. La condenaera mayor pero me sacaron y me deportaron. Era másbarato para ellos. Y fíjate, Nicolás, yo ahora hace tres añosque salí y trabajo en libertad. Tengo treinta y un años y caípreso a los dieciocho por recibir marihuana allá ¡Oye! ¿Tufumas mota?”, me terminó preguntando. Fue mucho paraasimilar en dos segundos, le respondí que fumaba y le hiceel cuento de cómo Uruguay iba camino a la legalizaciónluego que aprobara la ley que regulaba su cadenaproductiva. En todo eso comenzaba a entender por qué Maxirradiaba tanta felicidad trabajando tantas horas seguidas,

“¿Conoces el 'Perico' Nicolás? Estás sonlas que tomo para no dormir. Eso es lomalo de mi trabajo, que tengo quedrogarme para trabajar. Ay diosito mío,perdóname que me tenga que drogarpara darle de comer a mi familia”

sin dormir ni descansar: de los dieciocho a los veintiochoencerrado, etapa en que comenzás a salir a la vida,aprender sobre el mundo, donde muchos sueños se vancumpliendo y otros quedando por el camino; tiempos de tusprimeras novias, tus primeros sueldos, cuando te mudássolo y conoces a esa mujer que crees que será tucompañera por el resto de tu vida. Esos años cuando estáscomenzando a encajar en un mundo que ya tiene sus reglasy te encontrás resolviendo cosas importantes, cuando esacompañera con la que te pensaste para siempre te dejó yquedaste solo, cuando querés mandar todo a la mierda,cuando te enamorás otra vez, volvés a quedar todo roto yasí sucesivamente. Tantas cosas en diez años. Yo a losdieciocho casi ni barba tenía y me daba miedo ir solo a lacapital de mi país. Diez años después, a los veintiocho,estaba preparando las valijas para abandonar la vida esaque ya me había aburrido.

Pues bien, mientras sonaba “…Yo quiero bailar/lahuaracha/con una linda muchacha que sepa bailarhuaracha…”, Max me dijo que íbamos a conseguir mota,porque la que tenía la había regalado a su novia del pueblode atrás. Llegamos a una caseta de cobro (un peaje, paraque me entienda usted lector que no es mexicano) (¡Ah!Mota es marihuana. Carnal significa hermano. Alguienchingón puede interpretarse como muy bueno, buena onda,piola, macanudo. Una mujer chingona es una mujer muybella, por decirlo de una manera políticamente correcta). “Zetas, zetas, zetas, zetas, zetas. Todo zetas por aquícarnal.”, me murmuraba Max (otra cosa por si no sabe: losZetas son una organización de narcotráfico). Hizo una señaal exterior y un flaquito se colgó del camión. “Piedra, café,talco, coco. Tengo”, le dice a Max. “Mota dame ¿traessábanas?” “Sí, traigo. ¿Café quieres entonces? ¿Una onzaquieres? Espérame tantito”, dijo el flaquito. Por lo bajo, Maxsiguió murmurando “Zetas, zetas, zetas, zetas”. Luego decinco minutos se llevó a cabo la transacción. Prendió elcamión y salimos. “Pues ya, ármate un churro hombre”, y me tiró todos losimplementos encima para que trabaje (¡Ah! Sábanas sonhojillas de fumar). Mientras el camión avanzaba lento, yo ibaarmando el porro. Cuando terminé de armar, me dice

“Pues préndele hombre”. “Pero estamos aún en la caseta yestá lleno de controles acá”, contesté. “Oye, aquí no pasanada. Aquí no manda la policía, aquí es de los Zetas. Si teprendes un porro y la policía te para, al otro día ese policíaamanece muerto. La policía no se mete con el negocio. Aquíes legal.”, argumentó. Un excelente argumento,“extremadamente lógico”, piensé. Dos segundo después, lacabina se llenó de humo dulzón.

Las horas pasaban, el calor comenzaba a invadir el poquitoaire fresco de las ventanas. La música sonaba intensa. “¡Ah!Esa la conozco. Simón, el gran varón”, le dije. Comenzamosa cantarla juntos a todo volumen. “…En la sala de unhospital/a las nueve y cuarenta y tres/nació Simón/es elverano del cincuenta y seis/el orgullo de Don Simón por servarón…”. Mientras la cantaba con ese camionero cantantepensaba en aquella casa donde me crié y las mañanas de“Sonido Tropical” en Galaxia FM y los parlantes de la radio atodo volumen, la cumbia, las trompetas, los coros y el“alereleleley arelelere” del cantante de turno. Recordé elfastidio que me daba a las ocho de la mañana esa música.Pero en ese momento, arriba del camión, era felicidad. Erahacer links con mi vida que estimulaban mi sonrisa. Era eso, o el porro que me había fumado.Luego de parar a comer bistec a la mexicana y tras dos horasmás de charlas que incluyó la carne asada del norte deMéxico versus la carne asada del resto del país, la vida enEstados Unidos, la vida del viajero, Luis Miguel, ChicharitoHernandez, Suárez e Inglaterra, el Mundial, la educación delos hijos, lo que significaba cada uno de los eufemismos delas drogas: qué era talco, piedra, café, etc. De hablar deBreaking Bad y que me dijera: “Si, yo cociné meta. Era muybuena”. Luego de atravesar sierras de bosques y entrar a zonaselvática nuevamente, me dejó en la entrada a Palenque. Midestino. Nos saludamos, nos dimos un abrazo y nosagradecimos el habernos conocido. Yo quedé en la intersección esperando que alguien melevantase para llegar al centro de la ciudad y Max en sucabina, con su mundo de cumbias, disfrutando de esa libertadque había recuperado hacía tres años, consciente de ella y deque la vida siempre te da segundas oportunidades.

Page 31: La Mirilla - Número 11

13

sin dormir ni descansar: de los dieciocho a los veintiochoencerrado, etapa en que comenzás a salir a la vida,aprender sobre el mundo, donde muchos sueños se vancumpliendo y otros quedando por el camino; tiempos de tusprimeras novias, tus primeros sueldos, cuando te mudássolo y conoces a esa mujer que crees que será tucompañera por el resto de tu vida. Esos años cuando estáscomenzando a encajar en un mundo que ya tiene sus reglasy te encontrás resolviendo cosas importantes, cuando esacompañera con la que te pensaste para siempre te dejó yquedaste solo, cuando querés mandar todo a la mierda,cuando te enamorás otra vez, volvés a quedar todo roto yasí sucesivamente. Tantas cosas en diez años. Yo a losdieciocho casi ni barba tenía y me daba miedo ir solo a lacapital de mi país. Diez años después, a los veintiocho,estaba preparando las valijas para abandonar la vida esaque ya me había aburrido.

Pues bien, mientras sonaba “…Yo quiero bailar/lahuaracha/con una linda muchacha que sepa bailarhuaracha…”, Max me dijo que íbamos a conseguir mota,porque la que tenía la había regalado a su novia del pueblode atrás. Llegamos a una caseta de cobro (un peaje, paraque me entienda usted lector que no es mexicano) (¡Ah!Mota es marihuana. Carnal significa hermano. Alguienchingón puede interpretarse como muy bueno, buena onda,piola, macanudo. Una mujer chingona es una mujer muybella, por decirlo de una manera políticamente correcta). “Zetas, zetas, zetas, zetas, zetas. Todo zetas por aquícarnal.”, me murmuraba Max (otra cosa por si no sabe: losZetas son una organización de narcotráfico). Hizo una señaal exterior y un flaquito se colgó del camión. “Piedra, café,talco, coco. Tengo”, le dice a Max. “Mota dame ¿traessábanas?” “Sí, traigo. ¿Café quieres entonces? ¿Una onzaquieres? Espérame tantito”, dijo el flaquito. Por lo bajo, Maxsiguió murmurando “Zetas, zetas, zetas, zetas”. Luego decinco minutos se llevó a cabo la transacción. Prendió elcamión y salimos. “Pues ya, ármate un churro hombre”, y me tiró todos losimplementos encima para que trabaje (¡Ah! Sábanas sonhojillas de fumar). Mientras el camión avanzaba lento, yo ibaarmando el porro. Cuando terminé de armar, me dice

“Pues préndele hombre”. “Pero estamos aún en la caseta yestá lleno de controles acá”, contesté. “Oye, aquí no pasanada. Aquí no manda la policía, aquí es de los Zetas. Si teprendes un porro y la policía te para, al otro día ese policíaamanece muerto. La policía no se mete con el negocio. Aquíes legal.”, argumentó. Un excelente argumento,“extremadamente lógico”, piensé. Dos segundo después, lacabina se llenó de humo dulzón.

Las horas pasaban, el calor comenzaba a invadir el poquitoaire fresco de las ventanas. La música sonaba intensa. “¡Ah!Esa la conozco. Simón, el gran varón”, le dije. Comenzamosa cantarla juntos a todo volumen. “…En la sala de unhospital/a las nueve y cuarenta y tres/nació Simón/es elverano del cincuenta y seis/el orgullo de Don Simón por servarón…”. Mientras la cantaba con ese camionero cantantepensaba en aquella casa donde me crié y las mañanas de“Sonido Tropical” en Galaxia FM y los parlantes de la radio atodo volumen, la cumbia, las trompetas, los coros y el“alereleleley arelelere” del cantante de turno. Recordé elfastidio que me daba a las ocho de la mañana esa música.Pero en ese momento, arriba del camión, era felicidad. Erahacer links con mi vida que estimulaban mi sonrisa. Era eso, o el porro que me había fumado.Luego de parar a comer bistec a la mexicana y tras dos horasmás de charlas que incluyó la carne asada del norte deMéxico versus la carne asada del resto del país, la vida enEstados Unidos, la vida del viajero, Luis Miguel, ChicharitoHernandez, Suárez e Inglaterra, el Mundial, la educación delos hijos, lo que significaba cada uno de los eufemismos delas drogas: qué era talco, piedra, café, etc. De hablar deBreaking Bad y que me dijera: “Si, yo cociné meta. Era muybuena”. Luego de atravesar sierras de bosques y entrar a zonaselvática nuevamente, me dejó en la entrada a Palenque. Midestino. Nos saludamos, nos dimos un abrazo y nosagradecimos el habernos conocido. Yo quedé en la intersección esperando que alguien melevantase para llegar al centro de la ciudad y Max en sucabina, con su mundo de cumbias, disfrutando de esa libertadque había recuperado hacía tres años, consciente de ella y deque la vida siempre te da segundas oportunidades.

Page 32: La Mirilla - Número 11

D A N Z A R YC A N T A R A

L AM E M O R I AD E J E S Ú S

V I E R N E S S A N T O S E N H U M A H U A C A

POR DIEGO OBISPO

Page 33: La Mirilla - Número 11

“Nosotros cantamos y danzamos, celebramos cuando

alguien que amamos muere, porque sabemos que al

mismo tiempo que muere de este lado, nace del otro”.

Kuarayju, anciano paje Guaraní.

Estudiar la cosmovisión andina y romper el murode silencio a la que ha sido sometida desde lacolonización es una tarea que se presenta comoimpostergable, si es que pretendemos ir enbúsqueda de la parte más importante de nuestraidentidad.Con esta certeza me he acercado tantas vecescomo pude a los territorios andinos. Cada viajeme ha nutrido de interrogantes que he intentadoresponder durante la travesía pero, sobre todo,en los meses posteriores.Refiriéndonos en términos periodísticos, toda lainformación que plasme en estas líneas no hasido contrastada entre mis libros ni en debatescon amigos. Ni siquiera enfrenta la deformaciónque sufre con el tiempo, o con el pasaje pordiferentes capas de razonamientos yconclusiones. Este relato, rodeado deconclusiones apuradas y preguntasincongruentes, puede ser tan subjetivo comovacío, pero es el más puro que pueda escribirsobre estos aconteceres.Una vez más trato de entender algo cuyaexistencia abre la puerta a una compleja ydiversa realidad. La cosmovisión andina es muydiferente a la eurocentrista que todosconocemos y practicamos. Aquí es comúnencontrarnos con alegría cuando debería haberdolor, con colores vivos cuando debería habergrises, con música frente a nuestro silencio, conbailes enfrentando nuestra solemnidad.Desde nuestra postura resulta difícil entendercómo es posible que el día que se conmemora lacrucifixión de Jesús, Humahuaca se hayaconvertido en una fiesta popular, con decenas decomparsas desfilando desordenadamente entrecientos de fieles festejándolas.Los afiches anunciaban: “Viernes Santo,peregrinación y fiesta popular”; en otro de misviajes, un anciano me había comentado que enel norte toda reunión del pueblo estabacondenada a terminar en baile. Gran parte de lospobladores del norte jujeño saben tocar algúninstrumento, principalmente quenas, bombos yflautas. La música es parte de sus vidas: es lamanera en que se comunican con el entorno. A

través de ella veneran, agradecen y protestanpero por sobre todo, celebran.Ese viernes Humahuaca se transformó en uncarnaval: desde temprano, en todos los rinconesdel pueblo, se escuchaba el sonar de bombos yflautas. “Es el himno a la virgencita y cadacomparsa tiene el suyo”, me dijo una jovenhuamaqueña. A las 10 de la noche y luego de unlargo peregrinar, todas las comparsas estabanen la plaza frente a la iglesia. Allí el cura párrocoy las monjas vivaban y aplaudían las alabanzasque llegaban de los más alegres y diversosmodos.“Todos sabemos que detrás de esa alegría estáel reconocimiento al sufrimiento de Jesús en lacruz”, me dijo una de las monjas en el patio de laiglesia.Otra vez vienen a mi memoria los festejos por eldía de los muertos, los funerales y loscementerios de estas regiones. Esa extrañarelación con el mundo de los muertos y lanecesidad de celebrar el hecho de estar juntosen comunidad me muestra la diversa riquezaque habita en estas tierras.Sus pobladores supieron callar sus costumbres ypor sobre todo su cosmovisión, por más demedio siglo. Pero para no olvidarlas la mezclaroncon las que traían los españoles y formaron estehermoso sincretismo.

En Huamahuaca el cementerio es un jardín

hermosamente florido, frente al gris y al marrón del

adobe y la tierra reinante.

Page 34: La Mirilla - Número 11

/La-Mirilla @_lamirilla La Mirilla