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8/10/2019 Honneth_-_Critica_del_Agravio_Moral.pdf http://slidepdf.com/reader/full/honneth-criticadelagraviomoralpdf 1/15 Critica del agravio moral Patologias de la sociedad contemporán . ea Axel Honneth .. · . ....; · . . ,_ -- - .. . '--< > ... .. , ' . - .;,._ ' :_ ' , - · . . ....- .... · •°> ' · . . . .. .J. . ,_. J .1 -  > 1  , n 9)4 2009 .... . . ) '• •\ · ' . e . e

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Critica del agravio

moral

Patologias de

la

sociedad contemporán.ea

Axel Honneth

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¡

1

1

VI.

LA DINÁMICA SOCIAL DEL

DESPRECIO.

PARA DETERMINAR LA POSICIÓN

DE

UNA

TEORÍA CRÍTICA

DE LA SOCIEDAD*

QUIEN HOY INTENTA determinar la posición

de

la Teoría C rítica

se

expone

fácilmente a

la

sospecha

de desconocer

con nos

talgia

la

situación actual del

pensamiento

filosófico; porque hace

much

o

que esa tradición dejó de existir en su

sentido

original,

es

decir,

como

empresa con

un

enfoque interdisciplinario para

hacer

un

diagnóstico

crítico de la realidad social. A continuación e mpren

deré

de todas maneras ese intento;

por

consiguiente,

éste

no

puede

ir

unido

al propósito de explorar las condiciones

de

la

vieja

tradi

ción teórica de Fráncfort para

resucitar.

Tampoco creo que el pro

grama de

investigación original merezca seguir

siendo de

sa rr

o

llado

sin ruptura alguna, ni estoy convencido de que la realidad ,

que se

ha

vuelto

compleja

y está cambiando rápidamente, pueda

estudiarse

sin

más ni

me

nos

en el m

arco de una

teoría única, au n

que ésta tenga

un

enfoque interdisciplinario.

Por

lo

tanto

,

Teoría

Crítica de la

sociedad no se

utilizar

á a

continuación en

el sentido

del

programa

original de la Escuela d e Fráncfort. Por otra

part

e,

este

término denominará algo más que cualquier

forma

de teoría

social

que

so meta su objeto a una rev isión o

diagn

ós

tico

crítico,

porque

esto

corresponde de manera ca si

natural

a toda clase de

teoría sociológica de

la sociedad

que

realmente

merezca s u nom

br e: es decir, tanto a Weber y a Marx como a Durkheim

y

a Tonnies.

•Texto

de

mi

tedr

a inaugural en el Otto-S

uh r

-Institut de la Freie

Univer

sitat Berlín, dictada en noviembre

de 199

3; una primera versión se publicó en

Leviathan . Zeitschrift für Sozialwissenschaft 22 1), 1994, pp . 78-93 y po s terior

mente en mi Das Andere der Gerechtigkeit.

uf

siitze zur praktischen Philosophie

Fráncfort

del Meno, Suhrkamp, 2000,

pp.

88-109.

249

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250

CRfTICA DEL AGRAVIO MORAL

Aquí,

con Teoría

Crítica

de

la sociedad nos referiremos

más bien

sólo a aquella clase

de reflexión teórica

sobre la

sociedad

que con el

programa original de la Escuela de Fráncfort y tal vez con la tradi

ción de

la izquierda

hegeliana en su conjunto

comparte

una deter

minada

forma de crítica normativa:

a saber,

una crítica

normativa

tal

que

al mismo tiempo es capaz de informar sobre la instancia

precientífica

en que se encuentra arraigado de

modo

extrateórico

su

propio

punto de

vista

crítico en

cuanto interés empírico o

expe

riencia moral. En el

primer paso

recordaré sólo brevemente dicho

componente de la Teoría

Crítica

heredado de la izquierda hege

liana, por

considerarlo

el único

elemento teórico

que

hoy

puede

seguir

fungiendo

en

el sentido

de una

característica

de

identidad,

de

una

premisa irrenunciable

de

la vieja tradición. La teoría social

de

la

tradición de Fráncfort

se distingue

de

todas

las

otras

corrientes o

vertientes

de

crítica social

por su

forma específica

de crítica.

Sólo

después de haber hecho este

recordatorio metodológico

podré

co

menzar

a esbozar

la

situación

en que

la Teoría Crítica

de la

socie

dad

se

encuentra

en

la actualidad. Esto lo haré

-delimitando con

prudencia mi posición con respecto a la teoría de la comunicación

de Habermas- al trazar paso por paso los supuestos fundamenta

les de un enfoque que pueda

satisfacer

los requerimientos

metodo

lógicos de la teoría original; la esencia de este enfoque consiste

en

el desarrollo

de

la

circunstancia social

que se

afirma en

el

título de

mi

contribución: la dinámica social del desprecio .

l. LA

CRÍTICA

Y

LA PRAXIS PRECIENTfFICA

El

punto de partida

metodológico de

la

teoría

que

Horkheimer

trató de encaminar

a principios

de

los

años

treinta

se determina

por

un problema que

se

debe a la adopción

de

un legado de

la iz

quierda hegeliana. Entre

los discípulos izquierdistas

de

Hegel, es

decir,

desde Marx hasta Georg

Lukács,

se sobrentendió que la

teoría

de

la sociedad debía someter

su

objeto a

una

crítica sólo

en

la

medida en que ella

fuera

capaz de

redescubrir

en

él

como

reali-

LA DINÁMICA SOCIAL DEL

DESPRECIO

251

dad

social

un

elemento

de su perspectiva

crítica

propia; por

es o,

dichos teóricos requerían siempre

de

un diagnóstico de la socie

dad

que

estuviera en condiciones de revelar un momento de la

trascendencia intramundana. Horkheimer se

refiere

a

la tarea

así

descrita

cuando en uno de

sus famosos ensayos tempranos define

la particularidad de

la

Teoría Crítica caracterizándola como

la

parte

intelectual

del

proceso histórico

de

emancipación ¡t

por

que para ser capaz de

semejante esfuerzo la teoría

debe

tener

en

cuenta,

en

cada momento, tanto su origen en

una

experiencia pre

científica como su

aplicación

en una futura praxis. No

obstante,

Horkheimer

está

consciente a

diferencia

de

Lukács-

de que

con

tal determinación inicial

no

sólo plantea

una

exigencia metodoló

gica,

sino

que

exhorta

también a la

cooperación

regulada con las

diferentes ciencias sociales,

porque

la Teoría Crítica

no puede sos

tener

su

referencia propia a una dimensión precientífica

de

eman

cipación

social sino

dando

cuenta,

en

forina

de un

análisis

socio

lógico,

del estado de conciencia de la

población o la disposición

de ésta de

emanciparse.

La relación específica

en

que Horkheimer

puso

la teoría y

la

práctica,

continuando

el izquierdismo hege

liano,

presupone una

definición

de

las fuerzas motrices

sociales

que en

el proceso histórico pujan por

mismas hacia la crítica y

superación de las

formas establecidas

de

dominación;

por ello, la

Teoría

Crítica depende

en su

esencia intrínseca -

al no importar

sus

posibles

coincidencias con otras formas

de

crítica social-

de

la

determinación

casi

sociológica

de un

interés emancipador

dentro

de

la realidad social misma.2

1

ax Horkheimer, Traditionelle

und

kritische

Theorie

  (1937), en Gesammelte

Schriften 

vol. 4, Fráncfort

del

Me

no

, 1988,

p.

189 [trad

.

es p

.:

Teoria tradicional

y

teoria

crítica , en

eoría

crítica

Buenos

Aires, Amorrortu, 1990);

sobre

el

concepto

de crítica de

Horkheimer

 

véase

Ger d-

Walter

Küsters,

Der Kritikbegrijfder Kritischen

Theorie ax Horlcheimers  

Frán

cfort del

Meno,

1980; contribuáones interesantes se

encuentran

en

la compilaáón

d e

artículos

de

Seyla

Benhabib, Wolfgang

Bonfi

y

John McCole

(eds

.), On ax Horkheimer. ew Perspectives

Cambridge

(MA), 1993.

2

Al

respecto, véase Helmut Dubiel, Wissenschaftsorganisation und politische

Erfahrung 

Fráncfort del Meno,

1978, parte A.

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252

CRíTICA DEL AGRAVIO MORAL

Mientras tanto, una

se

rie

de estudios relativos a la historia de

la teorí

a han

podido

d emostrar

que

los

recursos de explicación

social-filosóficos

que

desarrolló el Instituto

de

Fráncfort

no

basta

ron para realizar científicamente esta ambiciosa meta

:

Horkhei

mer permanece en sus inicios

ligado

a una filosofía

marxista

de la

historia que no podía adm itir

sino únicamente

en

la clase del pro

letariado un

interés

precientífico

por

la

emancipación

social;

3

Adorno había

c-Onvertido

de

s

de temprano de manera tan

deter

minante la crítica

del

fe tichismo de Ma rx

en

el punto de

partida

de su crítica de la sociedad que ya

no

podía detectar ni una

huella

de tr a

sce

nd encia

intramundana en

la cultura

so

cial cotidiana;

4

y

sólo los colaboradores marginales

del

Instituto, es decir, Walter

Benjamin o bien Otto Kirchheimer, podrían haber proveído los im

pulso

s teó ricos

para buscar otro

acceso

más productivo

a los po

tenciales

de

emancipación de la

realidad

social cotidiana.

5

De

esta

forma,

Horkheimer y

su círculo en

general permanecieron ligados

a

un

funcionalismo marxi

s

ta que

los

indujo

a

suponer dentro

de

la

realidad

social un

ciclo

de

dominación

capitalista y manipula

ción cultural

tan cerrado que en él ya no

había

margen para una

zona

de

crítica práctico-moral. El problema así ca

usado a

saber:

el

de

la aporía

de depender

, por

una

parte,

de una

instancia pre

científica de emancipación cuya existencia, por otra parte,

no

po

día

ser co mprobada empíricamente- tenía que agudizarse para

la

tradición de teoría

fund

ada por Horkheimer aún

más en la

m e

dida

que

la

s

esperanzas

d e cambio alguna vez

abrigadas en

la

pr ác

tica

habían de

perdel, su

plausibilid

ad

y po d

er

de

convicción:

3

Véase

Se y

la Benhabib, Critique orm and Utopía. A

St

udy of he Foundations

of

Criti

ca

/ Theory

Nueva

York, 1986,

pp.

14

7 y

ss. [trad

.

esp.

:

Crítica  norma y

utopía Buenos Aires, Am o r

rort u

, 2005 .

4

Véase Jürgen H abermas, Theorie des kommunikativen Handelns  t . 1, Fránc

fort

del Meno,

1981,

cap.

1v, 2

[tr

ad . esp.:

eoría

de la acci

ón

comun icativa 2

vo

ls.,

Madrid, Taurus, 1987).

s Véase a manera de res

um

en Axe Honneth, Kritische

Th

eo rie. Vom Ze

n

t ru

zur Peripherie eines Denktradition", en Die zerríssene We/t des Sozialen

Fráncfort d el Meno,

2

1999, pp. 25 y

ss

.

LA DINÁMICA SOCIAL DEL DESPRECIO

253

con la victoria del

fascismo

y la

impo

sición d efin

itiva

del estali

nism o se había desvanecido cualquier pos

ibilidad

de pr oveer la

pe r

s

pectiva

crítica

de

la teoría

de un soport

e objeti

vo

en

un

a

in

s

tancia precientífica,

ya sea

en

un

movimi

e

nto

social

o

en

un

inte

rés

existente.

La conver

si

ón de

la Teoría Crítica en el negativismo

de

Adorno

en

términos d e la teoría

de

la

hi

s toria marca finalmen te

el

punto

histórico en que

la

empresa

de

un reaseg

uro hist

órico

social

de

la crítica

queda

páralizada

por comp

le to;

en

las re fle

xio

ne

s de la Dialéctica de la Ilu stración

queda

la experiencia d el a rte

moderno como único lugar

donde

puede realizarse algo así como

una

trascendencia intramundana.6

De re

greso en la

República Federal

de

Alemania,

de

spués del

exilio, Horkheimer y Adorno ya no hicieron cambios sustanciales

en

estas premisas empíricas

de su empres

a c

rítica. Si bien pu

ed e

disc

utir

se si

efectivamente

ambos pensadores

sostuvieron

sin co

rrección alguna

el

enfoque

de

la

Dialéctica de la Ilustración ha

s ta el

fin

de sus vidas, probablemente no se pued

e c

ue

s

tionar la

circuns

tancia de

que

ambos ya no

quisieron

creer en una

posibilidad

in

tramundana de emancipación: en Adorno

, es to

lo

indica la

Dialéc-

tica negativa; en Horkheimer, su reorien tación tardía hacia e l

p

es

imismo filosófi co d e Sc

ho p

e

nhauer

.

7

Sean

como fueren los de

talles, con la

orientación

fundamental negativ

ista

de

sus

obras ta r

dí a

s,

Horkheimer y Adorno dejaron un

probl

ema que desd e en

tonces tiene que estar en el in i

cio

de cualquier

in t

ento

de

reconectar

con la Teoría

Crítica:

porque mientras se prete

nda

conservar

des

pués

d e

todo

el

model

o

de

crítica

de

la izquierda heg eliana , ten

drá

que volver a crearse un acceso teórico a aquella esfera social

dond

e un interés por la emancipa

ción

pu ede es tar arraigado

en

6

Max

Horkheimer

y Theodor W. Adorno, Dia/ektik der Aufkliirung Fráncfort

del Meno, 1969 [trad. esp.: Dialéctica de la Ilustración Madrid, Trotta, 1998).

7

Theodor W.

Adorn

o, Negative Dialektik Fráncfort

del

Meno, 1%6 [trad.

esp.: Dialéctica negativa Madrid, Akal, 2006); ax Ho rk he irner,

"Pessimi

smus

heute" (1971),

en

Gesammelte Schriften vol. 7, Fráncfortd el Meno, 1985. Sobre la

Teoría Críti

ca de la

época

de

la posgue

rra

, véase,

en

gen eral,

Rolf Wiggershaus,

Die Fráncforter Schule Múnich, 1986, cap. 6.

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  54

CRÍTICA DEL

AGRA

VIO MORAL

términos precientíficos. Hoy ya

no

es posible

de

ninguna manera

continuar la

Teoría

Crítica

sin

demostrar

de

la forma

que

sea

que

dentro de la realidad social

hay

una

necesidad

o un movimiento

que se ajusta

a

la perspectiva

crítica;

pues ésta se distingue de

otros enfoques

de

crítica social ya

no por una

superioridad del

contenido

sociológico explicativo

o del

procedimiento de

funda

mentación

filosófica, sino

única

y exclusivamente

por

el

propósito

no abandonado de

proveer

las pautas de crítica de un

soporte

ob

jetivo en

la

praxis

precientífica.

Pero

como

esta esfera fue ente

rrada a

lo largo de

la historia

de

la

Teoría Crítica se tiene

que

vol

ver

a desenterrar

hoy

en

día

en un arduo trabajo conceptual;

por

eso

yo

considero

que

el problema

clave para

actualizar la Teoría

Crítica

de

la sociedad es la tarea

de

explorar

en

términos catego

riales la realidad social

de

manera

tal que en ella

vuelva a apare

cer un momento de la trascendencia intramundana. En este sen

tido

la

pregunta de cómo

se está reaccionando

en

la actualidad

principalmente

a

dicho problema podrá servir como hilo

rector

teórico por

el

que podrá orientarse por el momento

el intento

de

determinar

la posición

de

la Teoría

Crítica.

2

CA M I N O S ALTERNATIVOS DE RENOVAR LA TRADICIÓN

Con respecto de la problemática planteada con anterioridad pode

mos distinguir

hoy

en

día

sin

gran dificultad

dos actitudes de

res

puesta

opuestas.

En la primera de estas dos corrientes la crítica

social negativista

que

Adorno

practicó en sus obras tardías

se

radi

caliza

aún

con otro giro adicional al pronosticarse una autodisolu

ción

del

núcleo social de

la sociedad

en general;

los fenómenos

que

con

ello

se

enfocan

son el aumento de sistemas

técnicos

grandes

que ha quedado

totalmente

fuera de control la

independización

del control

de los

sistemas

an t

e el

mundo de

vida social y, final

mente el vaciamiento

d e

la

personalidad

humana que avanza

ra

pidísimo . Si bien la enumeración

de

tales tendencias evolutivas

recuerda

la

índole de diagnósticos de su época que

alguna

ve

z d

e-

LA

DINÁMICA

SOCIAL

DEL

DESPRECIO 255

sarrollaron

autores

conservadores como

Arnold

Gehlen ésta se

en

cuentra

en

la actualidad principalmente

en ciertos

círculos teóricos

que

tratan

de

apoyarse

en

el legado

negativista de Adorno

;

esta

corñente es

representada

en

el

ámbito de

habla alemana

en primer

lugar por las obras de Stefan Breuer mientras que en el

marco

in

ternacional

no

pocas veces son los seguidores del postestructura

lismo francés los que ponen

aquellos

fenómeno

s

sociales

en

el cen

tro

de

sus diagnósticos

de

la sociedad.

8

La

imagen

teórica

que estas

diferentes variantes de una crítica social negativista producen so

bre el

mundo de vida social

está

siempre

impregnada del mismo

modo por una

tendencia de deshumanización: en Breuer es la fe

casi religiosa en

la

omnipotencia de la tecnología

y la ciencia;

en el

Foucault

intermedio

la

reacción

pasiva a la estrategia de

los

apa

ratos

de

poder y

finalmente en

Baudrillard la

muy

difundida

propensión a

la

mera simulación lo

cual hoy en

día hace de

los

hombres

en

su conjunto meros objetos de un poder de sistema que

se

reproduce

de modo

autopoiético. Sin embargo

si

la realidad so

cial es pensada así es obvio cuál

es

son

las

consecuencias teóricas

para

nuestro

problema que derivan de ello: cualquier

forma de

crí

tica que trata de localizarse

a sí

misma

dentro

de la realidad social

tiene que ser

considerada

como

imposible

tan sólo porque

ya no

es

de una

cualidad

tal

que

en

ella

puedan

encontrarse desviaciones

sociales

o

hasta intereses

o actitudes

emancipadores

.

La radicaliza

ción de la crítica de cosificación

del Adorno

tardío

sustrae

definiti

vamente

la

base de

teoría social a

cualquier esfuerzo de denominar

todavía

un

momento intramundano

de

trascendencia para

proveer

con

él la crítica de un soporte

social;

el intento de entrar

en

una

re

lación reflexiva

con la

praxis precientífica

habría llegado a

su fin

con esta forma de una Teoría Crítica de la sociedad

.

s Vé

ase de modo ejemplar

Stefan Breuer,

Die Gesellschafl des Verschwinden s.

Von der Selbstzers Orung der technischen Zivilisation,

Hamburgo

, 1992;

Mi

c

hel

Foucault Oberwachen un Strafen, Fráncfort del Meno

, 1976

[trad. esp.: Vigilar

y

s

ti

gar, México Siglo XXI, 1976 ; sobre la relación entre

Adorno Foucault

,

vé a

se

el artículo correspondiente en este volum

e

n pp

. 125-149.

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258

CRíTICADEL AGRAVIO MORAL

sistemáticamente

en el

nivel

reflexivo

estas

experiencias

morales

 

estas sensaciones

de

injusticia

  para proveer un

soporte

objetivo a

su

crítica. Ahora bien,

hoy en día

sabemos y Horkheimer

podía

saberlo al contemplarlo con

sobriedad- que

las

clases sociales

no

adquieren experiencias como lo hace

un

sujeto individual,

y

me

nos

aún tienen

un

interés objetivo común; y

en

general

se nos ha

perdido con mucha

razón la

idea de que existan intereses o expe

riencias emancipadores

atribuibles

a

un grupo de

personas

que no

comparten más

que

la situación socioeconómica. ¿Pero

qué

es lo

que hoy en la construcción de la

teoría

podrá

reemplazar aquellas

experiencias

morales

de las que

todavía

Horkheimer

-que

en

este

punto era

totalmente discípulo

de

Georg

Lukács-vio dotada

a la

clase obrera en

su

conjunto?

La Teoría

Crítica

debe creerse capaz

-como

en

nuestra

retrospectiva

nos

dimos

cuenta-

de

denominar

las experiencias y actitudes

empíricas que en

términos

precientífi

cos

ya

proporcionan un indicador de que

sus

criterios normativos

no

carecen

de algún soporte en

la realidad. ¿Qué experiencias

de

índole sistemática y -me

permito preguntar- qué

fenómenos en

general cumplen en

la teoría

de Habermas la

función,

antes de

toda

reflexión

científica, de dar

un testimonio cotidiano en favor

de

la congruencia de

la

crítica? Tengo

la

sospecha

de

que

en

este

punto se abre

una

brecha en la teoría del actuar

comunicativo

que

no

es

de procedencia

casual, sino

de

carácter sistemático.

PRAXIS

PRECIENTÍFICA Y

EXPERIENCIAS

MORALES

Al cambiar la Teoría

Crítica del paradigma

de la

producciónal para

digma

de

la comunicación, Habermas abrió la perspectiva hacia una

esfera

social que cumple con

todas las

condiciones previas

para

sos

tener una

trascendencia intramundana; porque

en el actuar comuni

cativo los sujetos se encuentran

en

el horizonte

de

expectativas nor

mativas cuyo incumplimiento puede convertirse

siempre

de nuevo

en fuente de

reclamaciones

morales que van más allá de

las

respecti

vas formas

de

dominación establecidas. Lo

que para

Horkheimer

LA DINÁMICA

SOCIAL

DEL DESPRECIO

259

eran las relaciones

de

producción

capitalistas que imponen

límite

s

injustificados al desenvolvimiento

de

la capacidad

de trabajo hu

mana,

para

Habermas son las relaciones

de comunicación

sociales

que

limitan

de

manera

no ju

stificable el potencial emancipador d e

la

comunicación

intersubjetiva. Ahora bien, Habermas d educe las

justificaciones

normativas concretas que contiene el proceso

de

in

t e r ~ i ó n

s o i ~ l apoyándose en

su

concepción

de una

pragmática

uruversal; segun ésta, las reglas lingüísticasen que se basa el

actuar

comunicativo tienen

un carácter normativo en

tanto

establecen

al

mismo tiempo las condiciones previas

de una

comunicación libre

de

dominación entre

los hombres.

 

Al considerar

estas condiciones

dispuestas

en

el lenguaje como el núcleo

normativo

estructural

ment

e dispuesto en la

comunicación

interhumana, se perfila con

mayor exactitud la perspectiva crítica que se encuentra

insertada

en la teoría

de

la sociedad

de

Habermas:

para

ella se

trata de

anali

zar

las

restricciones

sociales y cognitivas que oponen límites a una

libre aplicación

de aquellas

reglas lingüísticas

.

Habermas tomó con

su

giro hacia la pragmática universal un camino

que

conduce a

equiparar el potencial

normativo

de

la interacción social a las

con

diciones lingüísticas

de una

comunicación libre

de dominación.

Por grandes

que

se an las ventajas

que pueden

unirse a semejante

versión del paradigma del lenguaje, también

son

graves las

des

ventajas que se asocian

internamente

a ella. Una primera

dificultad

ya se

manifiesta  pues,

cuando

nos planteamos

en

el sentido

de

Horkheimer la pregunta de qué experiencias

morales

corresponde

rían a este criterio crítico dentro

de

la realidad social.

Para Habermas,

la instancia precientífica

que

proporciona a

su

perspectiva normativa un soporte

social

en la

realidad

tiene

que ser aquel

proceso soc

ial que hace que

las

reglas

lingüísticas

de

co munica

c

ión se

desenvuelvan;

en

la teoría

d e

la acción

comuni-

 

Véase especialmente

Jürgen Habermas, Diskursethik

-

Notizen

zu ei

nem

Bgründungsprogramm , en

Moralbewusstsein

un

kommunikatives Han-

deln Fráncfort d el Meno, 1983  pp. 53 ss. [trad. esp.: Conciencia moral y acci6n

comunicativa

Madrid, Trotta 2008].

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260

CRÍTICA

DEL

AGRAVIO

MORAL

cativa este proceso es denominado racionalización comunicativa

del

mundo de

vida.

Sin embargo, este

proceso

es

típicamente un

suceso del cual,

de

acuerdo con Marx, puede decirse que se realiza

a

espaldas

de

los

sujetos participantes;

su

transcurso

no

so_p_or-

tado por intenciones

individuales

ni está

dado

de

modo

mtuihvo

en

la conciencia

del

individuo. El

proceso

emancipador

en que

Habermas arraiga socialmente la perspectiva normativa su

Teoría

Crítica

no se

plasma

en

absoluto como tal

en

las experien

cias morales de

los

sujetos participantes,12

porque

éstos experi

mentan un detrimento de lo

que

podemos

considerar sus

expecta

tivas morales,

su

moral point

of

view

  ,no como

una

restricción a

las

reglas lingüísticas dominadas

intuitivamente

, sino como

~ n ~

violación

a reclamaciones

de

identidad

adquiridas por la

sociali

zación . Es posible que un proceso de

racionaliz

ación comunicativa

del

mundo

de

vida

se haya realizado o s e realice históricamente,

pero

de ninguna manera

se

refleja como un hecho moral

en

las ex

periencias

de

los

sujetos

humanos. Por eso

no

puede

n c o n t r ~ r s e

dentro de la realidad

social

un elemento que corresponda a la

n s -

tancia precientífica a

la

que remite de modo

reflexivo la

e r s ~ e c -

tiva normativa de Habermas; su concepción

no apunta

hacia la

idea

de ayudar a que una experiencia

ex i

s tente de injusticia social

se exprese, como fue el

caso

de

la

teoría de o r k ~ e i m e r é s t ~ in

fluida, sin embargo,

por una

ilusión que era también e s ~ c h v _ a

.Sólo

la idea

de desarrollar el

paradigma de

comumcacion

creado por

Habermas

en

mayor medida en dirección a

sus

puestos relativos a la teoría de la

n t e r t i v i ~ a d

e

~ n c l u ~ o

so:io

lógicos indica una salida

del

dilema

a sí

descrito;

dicha i d ~ a

im

plica de manera provisional s ó l ~ la p r o p ~ s t a e q ~ i p a r a r

simplemente el

potencial

normativo de

la

mteraccion o c i a l ~ las

condiciones lingüísticas

de una

comunicación libre

de

domma-

12 Georg

Lohmann

hizo la

misma

obj

eció

n , unq_u

e_ con

otro,,matiz: _ v é ~

Georg

Lohmann, Zur Rolle von Stimmungen n Z e1td1agnosen , en H m n

ch

Fink-Eit

el

(ed

.

), Zur Philosophie der Gefühl

e Fránc

fort

del

Meno

, 1993, c

on

c

reta

-

mente p.

288.

LA

DINÁMI

CA SOC

IA

L DEL DESPRECIO

261

ción. En

esta

dirección iba ya la tes is de que

las ex

periencias mora

les no se

generan

con

la restricción

de competencias

lingüísticas,

sino que se forman con la violación de reclamacionesde identidad

adquiridas durante la

socialización;

pero en la misma

dirección

van hoy

también investigaciones como

las

de Thomas

McCarthy

,

quien

busca

proveer al paradigma de comunicación de Habermas

de

una versión

más

cercana

a la experiencia,

al

reconstruir

las

con

diciones

normativas previas

de

la

interacción

apoyándose

en

la

etnometodología.

13

Para entender m ejor qué expectativas morales

se

encuentran insertadas

en

el

pr o

ceso

cotidiano de

la comunica

ción

social

,

se

recomienda como primer paso conocer los estudios

históricos y sociológicos que se ocupan de las acciones de

resis

tencia de las

clases sociales baja

s; pues

como sus integrantes

no

están especializados culturalmente en la articulación de experien

cias morales, sus expresiones manifiesta n

antes de cualquier in

fluencia

filosófico-académica , por así decirlo, hacia dónde van di

rigidas las expectativas

normativas en

la

v

ida

social

cotidiana

.

La

discus ión de tales estudios

aclara muy

bien que lo que subyace en

términos de motivación a

la

actitud de protesta social de las clases

sociales

bajas no es la

orientación por

principios de

moral

formula

dos de

manera

positiva,

sino

la experiencia de la violación de ideas

de justicia

intuitivamente dadas;

y e l

núcleo normativo

de

seme

jantes ideas de

justicia

lo constituyen

un

a y otra vez las expectati

v as asociadas

al resp

e

to

a

la

dignidad, al honor o a la

integridad

propios.

  4

Al

generalizar es

tos

res

ultados

más allá de su

respecti

vo

13

Thom

as McCarthy, Phil

os

ophie und

kritische

Th

eo

rie. Eine Rep

rise

  ,en

Ide

a/

e

und

Illusionen, Dekonstru ktion u

nd Rek

ons

trukt io

n in der kri tischen Theorie

Fr

án cfort del Meno,

1

993 [trad. esp

 :

Ideales e si

o11es

. Reconstni cción y decons'.

tru cción en la teoría co

nt

emporánea,

M ad r

id

, Te

cn

os,

1

99

2).

14

V

éase

de modo ejemplar

Barrin

g ton Moore,

Ungereclitigkeit. Die sozali

en

Unt

erordnung und Widerstand, F

rá n

cfo rt del Men o,

19

82

[t r

ad. esp .:

La

m¡11shc  . Bases sociales de

la

obediencia y

la

rebelión,

M

éxico

, UN

AM

/

lnstituto

d e Inv es tigac

io n

es Sociales, 1989); a és

te

m e referí

tambi

é n en A xel Honneth

M o

ralbew

usstsein und so

zial

e

Klasse

nh err

schaft

  ,

en Das An dere der Gerech'.

tigkeit. Au

fs

iit

ze zur

praktischen Philosophie,

Fráncfort, 2000, pp . 110-129.

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264

CRíTICA

DELAGRAVIOMORAL

pretende analizar las relaciones sociales

bajo el

aspecto de qué for

mas estructurales de desprecio ellas producen, tendrá

que

cam

biar ante el enfoque

de Habermas también

la

perspectiva crítica

del diagnóstico

de la

é

poca:

en el

centro

ya no deberán estar las

tensiones

entre

el

sistema y

el

mundo de vida,

sino las

causas so

ciales

responsables

de

la

vulneración

sistemática

de las

condicio

nes del reconocimiento . La atención del análisis diagnóstico de la

época

deberá

transferirse

de la independización de

los

í s t e ~ a s a

la

distorsión y

lesión

de las relaciones de

reconocimiento

sociales.

Esto conducirá frente a Habermas, como veremos, también a una

revaloración

del papel que

la experiencia del trabajo

desempeñará

en

el marco

categorial

de

una

Teoría Crítica.

4.

PATOLOGÍAS

DE LA

SOCIEDAD CAPITALISTA

En

la

tradición

de la

Escuela

de

Fráncfort

se

formó

la

tendencia

de

suponer

como la "distorsión decisiva de las sociedades modernas

el hecho de

que la

razón instrumental ha llegado

a

predominar so

bre

otras formas del

actuar

y saber: todos los fenómenos de la re a

lidad

social

que

puedan parecer

patológicos

son

interpretados

como efectos de una independización de ciertas actitudes sociales

ligadas

a la

meta

de dominar la naturaleza.

Esta

misma tendencia

continúa

todavía con Habermas en

tanto

él hace desembocar el

proyecto de

su

eoría de

l

acción comunicativa

en un

diagnóstico

de

la

época que parte del peligro de

una

co lonización del

mundo

de

vida

por parte

d e sistemas organizados con racionalidad instru

mental;

de nuevo se considera

la

tendencia de una creciente domi

nación de

las orientaciones instrumentales

como la

"

distorsión

que

presuntamente

amenaza

el

ne

xo

de

vida

de nue

s

tra

o c i e d a ~

aunque

su surgimiento

ya

no es

explicado

simplemente

con

fin

de

domin

ar

la naturalez a

,

sino

con

el aumento

de la

rac10nahdad

organizacional. Finalmente,

apenas se

necesita

menci

ona r que por

supuesto también

las t

eo

rías

sociales ne gativ

i

stas que sigu

en a

Adorno

están

fijadas en un

cuadro

de diagnósticos de la época en

LA DINÁMICA

SOCIAL DEL DESPRECIO

265

que un

tipo determinado

de razón instrumental

ha crecido

en la

tecnología,

la

ciencia

y

los sistemas de

control al

punto

de

formar

un

poder

que amenaza la vida.

Como característico de

todos

estos

e

nfoques

de

un diagnóstico crítico de

la

época tiene que conside

rarse

el hecho de que

las patologías

o

anomalías

sociales

siempre

se

miden

sólo

con

el

estado

que marca

la evolución de la

racionali

dad humana;

en

este caso pueden considerarse desviaciones de un

ideal

que debe presuponerse

en

término

s

categoriales como pauta

de una forma sana o intacta de

la

sociedad únicamente las par

cialidades

que se

ejecutan en las orientaciones cognitivas del

hom

bre. Semejante perspectiva conlleva

en

consecuencia

-como

otro

legado más del

hegelianismo

de

izquierda

- una

reducción

del

diagnós tico

de la

época

en

términos

de la

teoría

de la racionalidad,

porque todas las

patologías

sociales

que

no afecten

el

nivel

de

v -

lución de la racionalidad

humana ya no

entrarán en

consideración.

En

la

tradición de

la

Escuela de Fráncfort necesariamente

estará

ausente cualquier

sensibilidad para

un

diagnóstico de

la época

acerca

de las distorsiones

de

la vida

social

que, por ejemplo,

Durkheim tenía

en

mente

al

estudiar el proceso de individualiza

ción, porque

éstas

se

realizan c

omo

la

disolución de una

fuerza

de

cohesión social

que sólo guarda una relación

muy indirecta

con

los

cambios

de

la

racionalidad humana.

16

Con los

supuestos que

he desarrollado

en

mi intento

de

deter

minar

la

pos

ición

de una

Teoría

Crítica de la sociedad,

no

puede

ser

útil conformarse con una perspectiva tan

reducida de

las distorsio

nes

y

patologías de

nuestra

sociedad, pues

¿cómo

se evidenciarán

las

evoluciones

desacertadas de

la

vida social

que tienen que

ver

con las

condiciones

estructurales del reconocimiento recíproco

cuando sólo

se

dispone de criterios para medir las desviaciones que

se refieren al

estado

de

la racionalidad

humana?

Cuando el para

digma

de

comunicación

ya

no se

concibe

únicamente

en

el sentido

1

6

Sobre e l

problema

de determinar

la

s

patologías

sociales,

véase

Axe

Hon

neth,

Pa

tologías de lo soc ial. Tradición actualidad de la fil

osofía social ,

en

este mismo volumen,

pp

. 51-124.

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266

CRÍTICA

DEL

AGRAVIO MORAL

de

una

concepción de la comunicación racional sino de una

con

cepción de las condiciones de

reconocimiento tampoco el

diagnós

tico c

rític

o de

la

época debe

se

r reducido al estrecho es quema de

una

teoría

de

la racionalidad

porque como

criterio

de

lo

que

de b

e

considerarse un

trastorno o una ev olución desacertada de

la

vida

social

ya no pueden servir

a

las cond

ici

ones racionales

de la

comu

nicación libre de dominación sino que se tiene que recurrir a las

condiciones

previas intersubjetivas del

desarrollo

de

la identidad

humana en general.

Dichas condiciones

previas

se

encuentran

en

las formas de

comunicación

sociales en las

que el

individuo crece 

alcanza una identidad social y finalmente tiene que aprender a

con

cebirse

como

integrante -igual y a

la

vez singular- de una socie

dad. Si estas formas de comunicación

son

de una cualidad

tal que

no proveen el grado necesario de reconocimiento para poder cum

plir

con esas

diversas

tareas de

identidad esto

debe

considerarse

un

indicador

de la evolución de s

acertada

de una

so c

iedad. Por

ende el

diagnóstico

de

la época

se

centra

en

las patologías

de

reco

nocimiento

cuando el

paradigma

de

comunicación

ya

no es conce

bido en términos

de la

teoría lingüística

sino de la

teoría

del

reco

nocimiento; los

conceptos

fundamentales de un análisis de la

sociedad tienen que construirse en consecu encia de tal forma que

permitan captar desfiguraciones o

deficiencias

en la s t r u ~ t u r so

cial de reconocimiento mientras que el proceso de

la

rac1onahza

ción

socia

l

pierde

su importancia central.

No

obstante estas reflexiones dejan

aún

totalmente indeter

minada la re l

ación

que

aquellas patologías

de reconocimiento

guardan

con la

estructura

socia

l de una

sociedad

dada.

Si

se

quiere que el

mo delo de una Teoría Crítica esbozado

hasta

ahora

sea capaz de brindar

un

análisis de la actualidad que sea más que

meramente normativo deberá

poder mo

s

trar sobre todo

l

as

cau

sas de estructura

social

que son

responsables

de la

respectiva

dis

torsión en la estructura de reconocimiento social 

porque só

lo en

tonces

podrá

determinarse si existe

un

nexo sistemático entre

ciertas experiencias de desprecio y la evolución estruct

ural

de la

sociedad

en

general. Aquí tendré que limitarme a unas pocas ob-

LA DINÁMICASOCIAL DEL DESPRECIO

267

servaciones que sobre todo

pretend

en cumplir la función de pre

parar un

último paso de

distanciamiento a la

versión

de l

para

digma de comunicación que de

sa

rrolló

Habermas. Remitiéndome

al

joven Hegel

he

distinguido como

ya

mencioné

 

entre tres

for

mas de

reconocimiento

social que pueden considerarse condicio

nes

comunicativas

de una

formación

atinada

de

identidad:

el

afecto emocional

en

las relaciones sociales íntimas como el

amor

y

la

amistad el reconocimiento jurídico

como un miembro de una

sociedad que es moralmente responsable de sus acciones y

final

mente la valoración social del desempeño y las capacidades indi

viduales. La pregunta

por

el

estado

de

la estructura de

reconoci

miento

de una sociedad

determinada

no puede contestarse sino

con

estudios que

analicen

el

estado

empírico que guardan las

con

creciones institucionales de cada uno d e estos tres patrones de re

conocimiento. Esto requeriría

para nue

s

tra socie

dad estudios pr i

mero

sobre

las prácticas de socialización las

formas

de familia y

las

relaciones

de

amistad; segundo sobre

el

contenido

y

la

cultura

de

aplicación

del derecho po s itivo y

finalmente

  sobre

los

patro

nes

fácticos

de

la

va l

oración

social. Con

respecto

a esta última di

mensión del

reconocimiento

  no sólo se puede

suponer

sino afir

mar con

bastante seguridad ba s

ándose en

estudios equiparables

 

que

la

valoración social de una persona se mide en

gran parte

por

la aportación que ella hace a

la

sociedad en forma de

un trabajo

formalmente

organizado.

Las relaciones de reconocimiento

se

en

trelazan

en

lo que atañe

a la valoración

social

en

gran medida

con

la

distribución y organización del trabajo social. Esto exige que

dentro del programa aquí desarrollado de una

Teoría

Crítica se dé

mayor importancia a la categoría del trabajo de

la

que la teoría

de

la

acción

comunicativa le

otorga.

5· TRABAJO

Y RECONOCIMIENTO

Incluso

una

breve revisi

ón

de los

estudios que se

ocupan de las

con

secuencias psíquicas

del desempleo

arrojará

sin r

iesgo

d e

equivo-

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268

CRÍTICA DEL

AGRAVIO MORAL

carse que a

la

experiencia

del

trabajo

le

debe

corresponder un

lugar

central

en

el concepto que

se

está perfilando, pues

la oportunidad

de

realizar un

trabajo

económicamente

remunerado y,

por

ende,

so-

cialmente regulado,

va

unida aún hoy en

día

a

la

adquisición

de

aquella

forma

de reconocimiento

que he

denominado

valoración

so

cial.

Por

otro lado, esta

revaloración

de la

experiencia

laboral no

debe conducir

a

que se

vuelva a abandonar

el

nivel que Habermas

estableció hace ya veinte años con su depuración categorial del con

cepto de trabajo,

porque en la tradición marxista, e

incluso

todavía

con Horkheimer,

el

trabajo social fue elevado en términos de

la

filo

sofía

de la

historia para ser un

factor educativo en un grado tal

que

sólo

el

antídoto

de

un concepto de trabajo lo más

escueto

y purifi

cado posible

de implicaciones normativas podrá proteger contra el

peligro de

semejante

formación

de

ilusiones.

De estas tendencias

contrarias surge

la

pregunta

de

hasta qué umbral el

concepto

de tra

bajo

podrá

ser neutralizado sin perder al mismo tiempo

el signifi

cado de ser una

fuente

central

de experiencias

morales; pues, por

un

lado, el

proceso

del trabajo

social como

tal

ya

no

debe ser elevado

-como

ocurre todavía en

la tradición del marxismo occidental- a un

proceso

de formación de conciencia emancipadora;

por otro

lado, en

el

aspecto categorialdebe permanecer insertado en las

relaciones

de

experiencia

morales en un grado

tal que

su importancia

para la ob

tención de reconocimiento social no pueda perderse de vista.17

Es

cierto

que en

la teoría

social reciente de

Habermas ya

no

desempeña un papel sistemático el concepto de

la

acción instru-

 

Véanse

mis

reflexiones

en

Axe Honneth, Arbeit

und

instrumentales

Handeln ,

en

Axe Honneth Urs Jaeggi (eds.),

Arbeit Handlung Normativitiit

Fráncfort del Meno, 1980. as objeciones de Habermas Gürgen Habermas, Re

plik

auf

Einwande (1980],

en Vorstudien und Ergiinzungen zur Theorie des kom-

munikativen Handelns

Fráncfort del Meno,

1984, pp.

475

ss.;

al

respecto,

véan

se

pp.

475 476,

n.

14

[trad

. esp.:

Teoría de l acción comunicativa. Complementos y

estudios previos Madrid,

Cátedra,

2001]) me parecen justas en o que

atañe

a las

cuestiones

normativas

de la organización del

trabajo;

no obstante, su

respuesta

no

me

parece verdaderamente instructiva con respecto al problema de cómo

d ebe se r el contenido descriptivo

de

un

concepto

del

trabajo

que

cumpla

toda

vía con la tarea de

un

registro crítico de las relaciones laborales existentes.

LA DINÁMICA SOCIAL

DEL

DESPRECIO

269

mental

en el

que él había conducido el

concepto

marxista del tra

bajo; las diferenciaciones centrales que él hace hoy

en

día en

la

praxis del hombre ya no se orientan por

las

diferencias

en

la res

pectiva

parte opuesta,

es decir, en

la

naturaleza

o

el

co-sujeto,

sino

en

las diferencias

en

la coordinación

de acciones

que principal

mente son pensadas como teleológicas. Pero esta

estrategia

con

ceptual

conduce a

que

la experiencia del trabajo en

el marco cate

gorial de

la teoría

ya no se manifiesta de ninguna manera en

términos sistemáticos;

así

como para

el

concepto de Habermas de

la formación de

identidad

personal no importan las experiencias

que se

adquieren en

el

tratamiento con la

naturaleza

exterior,

tam

poco

importa para su teoría de

la

sociedad cómo el trabajo social se

distribuye,

organiza y evalúa en

el

caso respectivo. Pero si

la

for

mación de

la

identidad individual depende también de

la

valora

ción social

que el

trabajo propio experimenta dentro

de

la sociedad,

entonces el concepto de

trabajo

no debe concebirse de tal manera

que pase

totalmente por alto

este

nexo psíquico;

porque la

conse

cuencia indeseable sería que a la teoría de la sociedad

le

resultarían

incomprensibles

e

incluso

invisibles todos los

esfuerzos que pre

tenden

lograr una revaloración o un rediseño de ciertos procesos

de

trabajo. Determinadas zonas de la crítica

precientífica se perci

ben sólo

en la

medida

en

que son analizadas a

la luz

de un con

cepto de trabajo que incorpora

de

modo categorial la

dependencia

individual del reconocimiento social de

la

actividad

propia.

Para

el

análisis

ulterior

de la conexión

que guardan entre

el

trabajo y el reconÜci.miento

importa

en

la

actualidad sobre

todo

el de

bate

que se está desarrollando

-en

conexión con

el

feminismo- so

bre

el

problema

del

trabajo

doméstico

no remunerado.

18

En

el

trans

curso de este debate ha quedado claro desde dos vertientes que

la

18

Véanse

de

modo ejemplar

las

contribuciones

de

Friedrich Kambartel,

Angelika Krebs

e Ingrid Kurz-Scherf

en

el

contexto

del

tema

Zur

Sozialphilo

sophie

der Arbeit ,

en Deutsche Zeitschrift

für

Philosophie 2/1993,

pp

. 237 ss.

Además, me parece una obra pionera para

·

el

análisis

de la conexión entre

el

trabajo el reconocimiento André Gorz, Kritik der okonomischen Vernunft Ber

lín,

1989, secciones

11 111, entre

otras.

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27

CRÍTICA

DEL AGRA

VIO MORAL

organización

del trabajo

social

está ligada de manera muy estrecha

con

las respectiva

s

normas

éticas

que regulan el sistema de valo

ración

social: bajo

perspectivas

hlstóricas el hecho de

qu

e

la

ed uca

ción

de

los hijos

y

el

trabajo doméstico

no

h

ay a

n

sido valorados

como

tipos d e

trabajo social

perfectamente válidos y

nece

s

arios

para la

reproducción no puede

explicarse

sino señalando el menos

precio

social a

que se han visto

expuestos

en el marco de

una

cul

tura dominada

por

valores

masculinos

; bajo criterios psicológicos,

deriva de la

misma circunstancia que, con

un

reparto tradicional

de

ro

les las mujeres podían contar sólo con escasas oportunidades de en

contrar

en

la sociedad el grado de respeto

social

que constituye la

condición necesaria para una autocomprensión positiva. e

ambas

sucesiones

de

ideas

puede

sacarse

la conclusión de que

la organiza

ción

y evaluación del trabajo social desempeña

un

papel central

para la

estructura de

reconocimiento

de una sociedad, pues

como

la definición cultural de la jerarquía de las tareas de

acción

esta

blece

el

grado de

valoración

social

que

el

individuo

podrá

obtener

por

su actividad y

las

propiedades

asociadas

a és ta,

las

oportunida

des

de formación de

la id

e

ntidad individual

a través de la expe

riencia del reconocimiento

dependen

de

forma

directa de la

dispo

sición y

distribución

social

del trabajo. Sin embargo, lo que

abre la

perspectiva hacia esta zona precientífica de reco

nocimi

ento y des

precio no

es

sino

un

concepto

de trabajo

que

en términos normati

vos es concebido todavía en forma lo suficientemente ambiciosa

como

para poder

incorporar la dependencia

de la

confirmación so

cial de los propios logros y

las

propiedades en general.

6. CONCLUSIÓN

Todas

la

s reflexiones que

he

expuesto has ta

ahora

confluyen en la

tesis de

que son l

os

múltiples esfuerzos de

una lucha

por

el

recono

cimie

nto

con los que una Teoría Crítica podrá

justificar

sus reclama

ciones

normativas:

la

s experiencias morales

que lo

s

sujetos

hacen

cuan

do

son despreciadas sus reclamaciones de

id

entidad constitu-

LA

DINÁMICA

SOCIAL

DEL

DESPRECIO

271

yen, por así decirlo 

la

ins tancia precientífica

qu e

  al señalarla, per

mite demostrar que una crítica

de

las

relaciones

de

comunicación

sociales

no

carece

totalm

ente

de

un soporte en la realidad social.

Sin embargo, esta tesis sugiere

que

las sensacio n

es

de despre

cio son como tales

algo moralmente bueno,

a lo cual la teoría

en

su

autojustificación

socia

l

puede

referirse de manera directa y sin

reservas. Sin embargo, una cita demostrará

la

equivocación de tal

suposición,

la

extrema

ambivalencia

que

tales experiencias de

in

justicia

presentan en realidad:

La mayoría de

los adolescentes

que se dirigieron a nosotros

esta

ban frustrados.

No

tenían

ninguna

perspectiva

para el

futuro.

o

los

levantéy ocasionalmente

los

elogié para elevar

el sentimiento

de

su valor propio. Este

reconocim

iento los

hizo

totalmente de

pendientes de

la

comun idad que denominamos grupo de

com

pañeros . Este grupo se convierte

para

muchos en

una

especie

de

droga

de

la que ya no pueden

prescindir.

Como fuera del

grupo de compañeros no reciben ningún reconocimiento están

en gran medida

aislados

y carecen de otros

contactos

sociales.19

Estas frases provienen de un libro que Ingo Hasselbach, originario

de Berlín oriental, escribió sobre las experiencias

que hizo

en las

agrupaciones del ámbito juvenil neonazi

antes de abandonarlas;

si

bien

la

de scripción de sus impresiones puede se r influida por

el

lenguaj

e

del

periodista que lo ayudó a redactar el manuscrito, evi

dencian con gran claridad hacia d ónd e puede conducir en térmi-

nos políticos

la experiencia

de desprecio

socia

l:

la

valoración

social

puede

ser

buscada tanto en pequeños

grupos

militaristas cuyo có

digo de honor

es impregnado por

la

pr axis de la

violencia como

en

las arenas públicas de una sociedad democrática. La sensación de

haber caído

de

alguna manera

por

las

rede

s

de

reconocimiento

so

cial

rep resenta en sí una fuente d e m otivación extremadamente

19

lngo Hasselbac

h

y Wmfried

Bonengel, Die Abrechnung Ein Neonazi sagt

aus Berlín

y Weim

ar  1993,

pp

.

121y122.

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