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Ambrose Gwinnett Bierce (1842-1914?) dedicó buena parte de su carreraliteraria al periodismo satírico, así como a escribir relatos de terror que leaseguraronunlugardestacadoenlahistoriadelaliteraturanorteamericanacomo un consumado maestro del humor negro. Su participación comoromántico voluntario en la Guerra Civil Americana, en cuyos horrores ysangrechapoteóhastacaermalheridoenlabatalladeKennesawMountain,le inspiróunaseriede relatosque recopilóañosmás tardeenunode suslibrosmásconocidos,Cuentosdesoldadosyciviles(1891).Estaexperienciatraumática impresionóal jovenBiercedetalmodoquesucaráctersetornópesimistaymisántropo,ysuhumor,siniestroycruel,alpuntodeganarseelapodode«BitterBierce».Trasabandonarelejércitoen1866,se instalaenSanFrancisco,dondecomienzaacolaborarendiversosdiarios,sobretodoenelNewLettersperiódicoquellegóadirigirde1868a1872yelArgonaut,en cuyas páginas publicó una serie de definiciones satíricas queposteriormentereuniríaensufamosoElDiccionariodelDiablo(1906).Alossetenta años, agobiado por el asma y hastiado de la vida, Bierce decideviajaraMéxico,queestabaenplenarevolución.Nuncamássesupodeél,lafechadesumuertesedesconoce.Elpresentevolumen,¿Pueden sucedertalescosas?,es lamásampliarecopilacióndecuentosdeBiercepublicadaen España, y reúne los cuarenta y dos relatos de terror escritos por elsingular autor norteamericano, desde los más conocidos (La muerte deHalpinFrayser,ElclandelosparricidasoUnhabitantedeCarcosa)hastalosinéditos(Unanochedeverano,UnhorrorsagradooCuerposdelamuerte).

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AmbroseBierce

¿Puedensucedertalescosas?Valdemar:Gótica-57

ePubr1.0Titivillus04.03.17

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Títulooriginal:Cansuchthingsbe?AmbroseBierce,1893Loscuentoshansidotraducidospor:JavierSánchezGarcía-Gutiérrez:LamuertedeHalpinFrayser,ElsecretodelbarrancodeMacarger,Unacarreterailuminadaporlaluna,Undiagnósticodemuerte,ElmaestrodeMoxon,Unodegemelos,Elvalleencantado,Lajarradesirope,LossucesosnocturnosenelbarrancodelMuerto,Alotroladodelapared,Unnaufragiopsicológico,ElfuneraldeJohnMortonson,Elreinodeloirreal,ElrelojdeJohnBartine,Elengendromaldito,UnhabitantedeCarcosa,Algunascasasencantadas,Desaparicionesmisteriosas,Laelocuenciadelosfantasmas,Visionesdelanoche,Elclandelosparricidas;JoséLuisMoreno-Ruiz:Unanochedeverano,SucesoenelpuentesobreelríoOwl,Elhombrequesaledelanariz,Unaluchatenaz,AventuraenBrownville,ElfamosolegadodeGilson,Elsuplicante,Consuncióndeunaidentidad,Elhombreylaserpiente,Unhorrorsagrado,Circunstanciasapropiadas,Laventanasellada,Haîta,elpastor,Losojosdelapantera,Cuerposdelamuerte,Soldadescadelpueblo;RafaelLassalettaCano:LaalucinacióndeStaleyFleming,Unvagabundoinfantil,Unvigilantejuntoalmuerto,Eldedocorazóndelpiederecho,Eldesconocido

Editordigital:TitivillusePubbaser1.2

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NOTICIASOBREELAUTOR

AmbroseGwinnettBierce(1842-1914?),soldado,periodistasatírico,escritorderelatosymisántropodesaparecidoencircunstanciasmisteriosas,seinscribecontodomerecimientoen loquealgunoscríticosconsideranunacorrientedepesimismodelpensamientoy la literaturaamericanos, juntoaescritoresnomenossombríoscomoNathanielHawthorne,HermanMelville,EdgarAllanPoeoStephenCrane.

Suinfancia,quetranscurrióenelsenodeunamodestafamiliaruralcalvinista,ysu juventud, como romántico voluntario en la Guerra Civil americana, en cuyoshorroresysangrechapoteóhastacaermalheridoenlabatalladeKennesawMountain,marcarondefinitivamentesucarácteryconstituyeronunafuenteinagotabledelaquesenutrenmuchosdesusrelatossiniestros.

Trasabandonarelejércitoen1866,seinstalaenSanFrancisco,dondecomienzaacolaborar endiversos diarios, sobre todo en elNewLetters y elArgonaut.De estemodo inicia su largae irregularcarreraperiodística.De1868a1872dirigeelNewLetters.EldíadeNavidadde1871secasaconlahijadeunricominero,MollieDay,yenmarzodelañosiguiente, financiadopor susuegro, se trasladaa Inglaterra.Sucortaestanciade tresaños lebrindaelperiodomás felizyprósperodesuvida.Suporte elegante y su ingenio fascinan a los ingleses y enseguida se convierte en unactivo periodista y editor. En este corto intervalo de felicidad, Bierce no pierde eltiempo:publicacolaboracionesenLeFígaro,FunyAltaCalifornia;recopilaentreslibros,TheFiend’sDelight(Lasdeliciasdeldiablo),NuggetsandDustPannedOutinCalifornia (Pepitas ypolvodeoroextraídosenCalifornia), yCobwebs fromanEmpty Skull (Telarañas de una calavera vacía), sus mejores sketches, epigramas,relatos breves y fábulas, aparecidos anteriormente en publicaciones periódicas; ytienedoshijos, dejandoa sumujer embarazadadel tercero.En1875, enparte—yparadójicamente—comoconsecuenciadetantafertilidad,sumujer,agobiadaporlacarga familiar, decide regresar a California; cinco meses después Bierce se veobligadoaabandonar la tierraprometiday regresaaAméricapara reunirsecon sufamilia. Su humor amargo ymordaz se ha agudizado y comienza a publicar en elArgonautunaseriededefinicionessatíricas,quemástardereuniríaensufamosoTheDevil’s Dictionary (El diccionario del diablo). Tras un intento fallido por hacercarreraenelterritoriodeDakotacomoagentedeunacompañíaextractoradeoro,laBlackHillsPlacerMiningCompany,cuyodirectoracabódandoconsushuesosenlaprisióndeSingSingacusadodeestafaycorrupción,BierceregresadenuevoaSanFrancisco.En1877seconvierteendirectorasociadodelArgonautyposteriormenteendirectordeWasp.En1887el jovenWillianRandolphHearst,queconel tiempollegaríaa serunode losgrandesmagnatesde laprensaamericana,adquiereelSanFrancisco Examiner y ofrece a Bierce un atractivo salario para que escriba en él.«BitterBierce» (el«amargoBierce»,como lebautizaron los ingleses)encuentraenestatribunaellugaridóneodesdeelqueimpartirsudesprecio,tantohacialosladinos

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políticos ymagnates locales y nacionales, como hacia los poetastros y ambiciososescritoresdesegundafila.DesdeestemiradorimplacableBierceseafianzacomoelárbitro literario de la Costa Oeste. Pero en este periodo, los ases que le entran alpersonajepúbliconoproducendividendosensuvidaprivada,queatraviesaunamalaracha:lasaluddeBierceseresiente,suasmacrónicoleobligaaabandonarlaciudady residir en solitarios hoteles perdidos en las montañas; su mujer le abandonaofendidaporunasospechadeinfidelidad,yunodesushijosmuereenundueloporunamujer.Bierceafrontaconenterezaestastragediasy,de1888a1891,escribelosrelatos que le harán pasar a la historia de la literatura americana. Entre ellos «AnOcurrenceatOwlCreekBridge» («Sucesoenelpuente sobreel ríoOwl»)y«TheDeath ofHalpinFrayser» («LaMuerte deHalpinFrayser»).En 1897 se traslada aWashingtonD.C.,dondetrabajacomocorresponsaldelosdiariosdeHearst.Enestaciudad pondrá fin a su carrera periodística. En 1906 aparece suTheCynic’sWordBook(Elvocabulariodelcínico),quemástardesetitularíaTheDevil’sDictionary(Eldiccionariodeldiablo).

Losúltimosañosdesuvidalosdedicóaprepararconesmero—recopilar,revisar,editar y corregir— sus obras completas (Collected Works). Culminada esta laborexhaustiva y agotadora, Bierce cierra su libro. Entonces, y sólo entonces, a sussetentaaños,agobiadoporelasmayhastiadodelavida,iniciaunviajealpasadodelque no regresará. Con la calma que caracteriza al que ha tomado una decisiónirrevocable, recorre en solitario los campos de batalla de su juventud, los lugares,ahora plácidos, en los que su joven espíritu romántico había recibido, como unmazazo, las impresiones de tantas atrocidades como genera una guerra. Cumplidaestavisitaritual,obtieneunaacreditaciónparaviajaraMéxico,queseencuentraenplenarevolución.Afinalesde1913—noseconocelafechaconexactitud—pasalafrontera. El día de Nochebuena de ese mismo año envía dos telegramas queconstituyensucantodecisne,comoelúltimoecodeunavozquesepierdeenunasimadesconocidaymisteriosa.Nuncamássesupoacercadesusuerte.Lafechadesumuertesedesconoce.

LamisteriosadesaparicióndeAmbroseBierce

Undíade1913AmbroseBiercecruzólafronteraconMéxico.Alparecer,teníadosmildólaresenoroyunascredencialesquelepermitíancruzarelterritoriodelosconstitucionalistas. Dejó un equipaje en Laredo, pero jamás se ha encontrado.EscribiódoscartasdesdeChihuahua;unafechadaeldíadeNochebuenade1913,ylaotradosdíasmástarde.Pocomássesabe.Losmotivospersonalesqueleimpulsarona emprender esta especie de aventura sin retorno y las circunstancias en que se

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produjosudesapariciónestáncondenadasasermerasconjeturas.Haceunosaños,elescritormexicanoCarlosFuentestramóunasugestivahistoria

acerca de un «GringoViejo» que en su última carta repudia la indignidad de unamuerte por enfermedad o accidente y viaja a México atraído por la irresistiblefascinacióndeunparedónmexicano.«¡Ah, serungringoenMéxico;esoesmejorquesuicidarse!».

LaobradeCarlosFuentes—llevadaporfinalterritorionomenosmisteriosodelceluloide—no es, desde luego, la primera que se ha escrito sobre este tema, y sepuedeafirmarcontotalseguridadquenoserálaúltima.AligualquelamuertedelzarNicolás,ladesaparicióndeBiercellevacaminodeconvertirseenungéneroliterario:BenjamínDeCassereslosentóenelCaféGambrinus,enMéxicocapital,regalándosecon un par de copas debrandy;MiriamStorm pone en escena a un viejo soldadocamarada de Bierce y presenta un montón de detalles tan triviales como pococonvincentes; el propio Carlos Fuentes pone en sus manos un Colt 44 y le haceatravesarlimpiamenteunrelucientepesodeplata;inclusoThomasBurke—unautoraficionadoalofantástico—hasugeridounaexplicaciónsobrenaturalalamisteriosadesaparición.YlaverdadesqueenpocasocasioneslarealidadsehaacercadotantoalartefantásticocomoenladesapariciónysupuestamuertedeAmbroseBierce.Unviejogringodesetentayunaños,unanómaloyexcéntriconorteamericanoquesehapasadolavidaescribiendorelatossobredesaparicionesmisteriosas,cruzalafrontera,no se sabe por qué, y desaparece tan misteriosamente como uno de sus propiospersonajes.Es inevitable imaginarqueun tipodotadodeun ingenio tansiniestroycorrosivocomoBiercesesintiesetentadoaofrecer—estavezconsupropiamuerte— una última y magnífica broma. Tal premeditación supondría calificar sudesaparición de obra maestra del «estilo». La literatura está poblada de hermosossuicidios.Al fin y al cabo, si el asesinato puede ser considerado como una de lasbellasartes,conigualmotivohadeserloelsuicidio,quenoesnimásnimenosqueunasesinatoperpetradoenlapropiapersona.Mataraotrotieneunméritorelativo…Dejarse matar, ser un gringo viejo y provocador en México tiene todos losingredientesdeunactosublime.

Pero ¿se puede hablar de suicidio en el caso Bierce? ¿Acaso de unamagistrallección de osadía? ¿O simplemente, enfermo, desengañado y harto de sus odiososcontemporáneos,emprendióunlargoviajeporlacostadelPacífico,bajandosiemprehaciaelsur,hastallegaraMéxico,dondelamuertelesorprenderíadeformafortuita?

LadesaparicióndeBiercehahechocorrerríosdetintayhadadolugarahipótesisque lo sitúan tanto en el bando de Pancho Villa—donde encontraría una muerteheroica en el campo del honor— como en el de Carranza, y de acuerdo con estaúltimahipótesishabríasidoejecutadosumariamenteporunpelotóndefusilamientode las tropas deVilla. El responsable de la difusión de esta historia fue JamesH.Wilkins,unfamosoperiodistadelacostadelPacífico,quefueenviadoaMéxicoparaaveriguardetallessobreladesaparicióndeBierce.LahistoriadeWilkins,aparecida

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en elBulletin de San Francisco el 24 de marzo de 1920, tiene su origen en unaentrevistaconEdmundMelero,editorasociadodelaMexicanReview,puescorríaelrumordequeMelerohabíaconocidoaBierceenElPasoyquehabíanestadojuntosdurante algún tiempoenMéxico.Pero resultóqueMeleroapenas sabíanada sobreBierce. Posteriormente—y aquí la historia de Wilkins pierde toda credibilidad—apareció un misterioso personaje, cuyo nombre ni siquiera se cita, enviado —alparecer— por Villa para capturar un tren de municiones que iba a socorrer a lasfuerzasdeCarranza.Juntoa lasmunicionessehicierondosprisioneros,quefueronejecutados sumariamenteporunpelotónde fusilamiento.Este sucesohabría tenidolugarcercade Icamoli, enelcaminoaMonterrey,en1915.LomáscuriosoesquemientraselpersonajemisteriosocontabalahistoriaaWilkinsunafotografíacayóalsuelo.Wilkinsafirmaque se tratabadeAmbroseBierce.Laprincipalobjeciónquepuede hacerse a esta historia es que parece poco probable que Bierce deambularadurantedosañosporMéxicosinqueningunodeloscorresponsalesnorteamericanosdetectarasupresencia,habidacuentaademásdequeelgobiernohabíaordenadounainvestigación.Porotraparte,ningunodelosallegadosalbandodeCarranzarecuerdalapresenciadeuntipocomoBierceenelestadomayordelosconstitucionalistas.

La historia más famosa sobre la supuesta adhesión de Bierce a las tropas dePanchoVilla sedebealdoctorDanziger,undentista judíoconelqueBiercehabíamantenido durante años acaloradas polémicas acerca de los derechos de unatraduccióndelalemán(setratadeElmonjeylahijadelverdugo),queeldoctorhabíarealizadoyqueBierceadaptóyreescribióasumanera.EnestaversiónseatribuyenaBiercemotivospsicológicosuntantooscuros,queparecenmásbienunproductodeladesbocadaimaginacióndeldoctor.DanzigersostienequeBiercesentíaenvidiadelgeneralHarrisonGrayOtis,antiguopropietariodelTimesdeLosÁngeles,quehabíaadquirido terrenosenMéxicohalagandoaDíaz.ElmotivodequeBierceviajaraaMéxicoconlaintencióndeunirseaVillaporquesentíarencorhaciaelgeneralOtisparece tanpocoprobable como fatuo.Pero lomás absurdode todoesqueVilla lehabía confesado personalmente que Bierce se aficionó al tequila y que se habíaconvertido en un borracho. Sin embargo, Villa no sabía nada sobre la muerte deBierceosobrequiénlohubieramatado.Estahistoria,quetuvounagrandifusión,fueelresultadodeunaentrevistadeH.DavisconeldoctorDanziger,publicadaen1928.Lomásalarmanteesque las investigacionesdeDanziger tuvieron lugaren1923…portanto,parasertanpocodiscreto,seguardóelsecretodurantecincoaños.

Probablemente nunca se llegarán a aclarar las verdaderas circunstancias de lamuertedeAmbroseBierce.Entretanto,ydondequieraquereposensusrestos,valgaesteepitafio:

Paratodosycadaunodeustedes,lapazquenomeperteneció.AMBROSEBIERCE

Uncaminoalaluzdelaluna

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LOSEDITORES

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LAMUERTEDEHALPINFRAYSER

I

Porque la muerte provoca cambios más importantes de lo quecomúnmente se cree. Aunque, en general, es el espíritu el que, trasdesaparecer, suele volver y es en ocasiones contemplado por los vivos(encarnadoenelmismocuerpoqueposeíaenvida),tambiénhaocurridoqueelcuerpohayaandadoerrantesinelespíritu.Quieneshansobrevividoatalesencuentros manifiestan que esas macabras criaturas carecen de todosentimiento natural, y de su recuerdo, a excepción del odio. Asimismo, sesabedealgunosespíritusque,habiendosidobenignosenvida,setransformanenmalignosdespuésdelamuerte.—Hali.

Unaoscuranochedeverano,unhombrequedormíaenunbosquedespertódeunsueño del que no recordaba nada. Levantó la cabeza y, después de fijar lamiradaduranteunraroenlaoscuridadquelerodeaba,dijo:«CatherineLarue».Noagregónadamás;nisiquierasabíaporquéhabíadichoeso.

Elhombre se llamabaHalpinFrayser.Vivía enSantaHelena, pero suparaderoactual es desconocido, pues ha muerto. Quien tiene el hábito de dormir en losbosques sin otra cosa bajo su cuerpo que hojarasca y tierra húmeda, arropadoúnicamentepor las ramasde lasquehancaído lashojasyelcielodelque la tierraprocede,nopuedeesperarvivirmuchosaños,yFrayseryahabíacumplidolostreintay dos. Hay personas en este mundo, millones, y con mucho las mejores, queconsideran tal edad como avanzada: son los niños. Para quienes contemplan elperiplo vital desde el puerto de partida, la nave que ha recorrido una distanciaconsiderableparecemuypróximaalaotraorilla.Contodo,noestáclaroqueHalpinFraysermurieraporestaralaintemperie.

HabíapasadotodoeldíabuscandopalomasycazaporelestiloenlascolinasquehayaloestedelvalledeNapa.Avanzadalatarde,elcielosecubrióyFraysernosupoorientarse.Aunque lomás apropiado hubiera sido descender, como todo el que sepierde sabe, la ausencia de senderos se lo impidió y la noche le sorprendió en elbosque.Incapazdeabrirsecaminoenlaoscuridadatravésdelasmatasdemanzanitayotrasplantassilvestres,confusoyrendidoporelcansancio,seechódebajodeun

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granmadroñodondeelsueñoleinvadiórápidamente.Seríahorasmástarde,justoenlamitaddelanoche,cuandounodelosmisteriososmensajerosdivinosquesedirigíahacia el oeste por la línea del alba, abandonaría las Filas de las nutridas huestescelestiales y pronunciaría en el oído del durmiente la palabra que le haríaincorporarseynombrar,sinsaberporqué,aalguienquenoconocía.

HalpinFraysernoteníamuchodefilósofonidehombredeciencia.Elhechodequealdespertardeunprofundosueñohubierapronunciadounnombredesconocido,del que apenas se acordaba, no le resultó lo bastante curioso para analizarlo. Lepareció,esosí,extrañoy,trasunligeroescalofrío,enatenciónalaextendidaopinióndel momento sobre la frialdad de las noches, se acurrucó de nuevo y se volvió adormir;peroestavezsusueñosíibaaserrecordado.

Soñóqueibaporuncaminopolvorientocuyablancuraresaltabaenlaoscuridadde una noche de verano.No sabía de dónde venía aquel camino ni adónde iba, nitampoco por qué lo recorría, pero todo parecía de lomás normal y natural, comosuele ocurrir en los sueños: en el país que haymás allá del lecho las sorpresas noturban y la razón descansa. Enseguida llegó a una bifurcación: del primer caminopartíaotroqueparecíaintransitadodesdehacíatiempoporque,enopinióndeFrayser,debíaconduciraalgúnlugarmaldito.Empujadoporunaimperiosanecesidad,ysinlamenorvacilación,losiguió.

Según avanzaba, llegó a la conclusión de que por allí rondaban criaturasinvisibles cuyas formas no conseguía adivinar. Unos murmullos entrecortados eincoherentes,queapesardeseremitidosenunalenguaextrañaFraysercomprendióenparte, surgieronde losárboles laterales.Parecían fragmentosdeunamonstruosaconjuracontrasucuerpoysualma.

Aunqueyaestabamuyavanzadalanoche,elbosqueinterminableseencontrababañado por una luz trémula que, al no tener punto de difusión, no proyectabasombras.Uncharco formadoen la rodadadeuna carreta emitíaun reflejo carmesíque llamó su atención. Se agachó y hundió la mano en él. Al sacarla, sus dedosestaban manchados. ¡Era sangre! Sangre que, como pudo observar entonces, lerodeaba por todas partes: los helechos que bordeaban profusamente el caminomostrabangotasysalpicadurassobresusgrandeshojas;latierrasecaquedelimitabalas rodadasparecíahaber sido rociadaporuna lluvia roja.Sobre los troncosde losárboleshabíagrandesmanchasdeaquelcolorinconfundible,ylasangregoteabadesushojascomosifuerarocío.

Fraysercontemplabatodoestoconuntemorquenoparecíaincompatibleconlasatisfaccióndeundeseonatural.Eracomositodoaquellosedebieraalaexpiacióndeuncrimenquenopodíarecordar,perodecuyaculpabilidaderaconsciente.Yestesentimientoacrecentabaelhorrordelasamenazasymisteriosquelerodeaban.Pasórevistaasuvidaparaevocarelmomentodesupecado,perotodofueenvano.Ensucabezaseentremezclaronconfusamenteimágenesdeescenasyacontecimientos,perono consiguió vislumbrar por ningún lado lo que tan ansiosamente buscaba. Este

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fracasoaumentósuespanto;sesentíacomoelqueasesinaenlaoscuridadsinsaberaquiénniporqué.Tanhorrorosaeralasituación—lamisteriosaluzalumbrabaconunfulgoramenazadortanterrible,tansilencioso;lasplantasmalignas,losárboles,alosquelatradiciónpopularatribuyeuncaráctermelancólicoysombrío,seconfabulabantan abiertamente contra su sosiego; por todas partes surgían murmullos tansobrecogedoresylamentosdecriaturastanmanifiestamenteultraterrenas—quenolapudosoportarpormás tiempoy,haciendoungranesfuerzopor romperelmalignohechizoquecondenabasusfacultadesalsilencioylainactividad,lanzóungritocontoda la fuerza de sus pulmones. Su voz se deshizo en una multitud de sonidosextrañosyfueperdiéndoseporlosconfinesdelbosquehastaapagarse.Entoncestodovolvióasercomoantes.Perohabíainiciadolaresistenciaysesentíaconánimosparaproseguirla.

—No voy a someterme sin ser escuchado —dijo—. Puede que también hayapoderes nomalignos transitandopor estemaldito camino.Les dejaré una nota conunasúplica.Voyarelatarlosagraviosypersecucionesqueyo,unindefensomortal,unpenitente,unpoetainofensivo,estoysufriendo.

HalpinFraysererapoetadelmismomodoquepenitente,sóloensueños.Sacódelbolsillounpequeñocuadernorojoconpastasdepiel,lamitaddelcual

dedicabaaanotaciones,perosediocuentadequenoteníaconquéescribir.Arrancóunaramitadeunarbustoy,trasmojarlaenuncharcodesangre,comenzóaescribircon rapidez. Apenas había rozado el papel con la punta de la rama, una sorda ysalvajecarcajadaestallóenladistanciayfueaumentandomientrasparecíaacercarse;era una risa inhumana, sin alma, tétrica, como el grito del colimbo solitario amedianochealbordedeunlago;unarisaqueconcluyóenunaullidoespantosoensusmismosoídosyquesefuedesvaneciendolentamente,comosielmalditoserquelahabía producido se hubiera retirado de nuevo al mundo del que procedía. PeroFraysersabíaquenoeraasí:aquellacriaturanosehabíamovidoyestabamuycerca.

Unaextrañasensacióncomenzóaapoderarselentamentetantodesucuerpocomodesuespíritu.Nopodíaasegurarquésentido,deseralguno,eraelafectado;eracomouna intuición, como una extraña certeza de que algo abrumador, malvado ysobrenatural, distinto de las criaturas que le rondaban y superior a ellas en poder,estaba presente. Sabía que era aquello lo que había lanzado esa cruel carcajada, yahoraseaproximaba;perodesconocíapordóndeynoseatrevíaahacerconjeturas.Susmiedosinicialeshabíandesaparecidoysehabíanfundidoconelinmensopavordel que era presa. A esto se añadía una única preocupación: completar su súplicadirigidaalospoderesbenéficosque,alcruzarelbosquehechizado,podríanrescatarlesiselenegabalabendicióndeseraniquilado.Escribíaconunarapidezinusitadaylasangredelaimprovisadaplumaparecíanoagotarse.Peroenmediodeunafrasesusmanossenegaronacontinuar,susbrazosseparalizaronyelcuadernocayóalsuelo.Impotente para moverse o gritar, se encontró contemplando el rostro cansado ymacilentodesumadreque,conlosojosdelamuerte,seerguíapálidaysilenciosaen

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sumortaja.

II

En su juventud, Halpin Frayser había vivido con sus padres en Nashville,Tennessee. Los Frayser tenían una posición acomodada en la sociedad que habíasobrevividoaldesastrede laguerracivil.Sushijoshabían tenido lasoportunidadessociales y educativas propias de su época y posición, y habían desarrollado unasformaseducadasyunasmentescultivadas.Halpin,queeraelmásjovenyenclenque,estaba un poquito mimado; en él se hacía patente la doble desventaja del mimomaterno y de la falta de atención paterna. Frayser pare era lo que todo sureño debuenaposicióndebeser:unpolítico.Supaís,omejordicho,suregiónysuestadolellevabantantotiempoyleexigíanunaatencióntanespecialquesólopodíaprestarasufamiliaunosoídosalgosordosacausadelclamorydelgriterío,incluidoelsuyo,deloslíderespolíticos.

EljovenHalpineraunmuchachosoñador,indolenteybastantesentimental,másamigo de la literatura que de las leyes, profesión para la que había sido educado.AquellosparientessuyosquecreíanenlasmodernasteoríasdelaherenciaveíanenelmuchachoaldifuntoMyronBayne,subisabuelomaterno,quiendeesemodovolvíaarecibirlosrayosdelaluna,astroporcuyainfluenciaBaynellegóaserunpoetadereconocidavalíaenlaépocacolonial.Aunquenosiempreseobservaba,síeradignode observación el hecho de no considerar un verdadero Frayser a aquel que noposeyera con orgullo una suntuosa copia de las obras poéticas de su antecesor(editadaspor lafamiliayretiradashacía tiempodeunmercadonomuyfavorable);sinembargo,ydeformaincomprensible,ladisposiciónahonraralilustredifuntoenla persona de su sucesor espiritual eramás bien escasa:Halpin era considerado laovejanegraquepodíadeshonraratodoelrebañoencualquiermomentoponiéndoseabalarenverso.LosFrayserdeTennesseeerangentepráctica,noenelsentidopopularde dedicarse a tareas orientadas por la ambición, sino en el de despreciar aquellascualidadesqueapartanaunhombredelabeneficiosavocaciónpolítica.

Para hacer justicia al jovenHalpin, hayque confesar que, aunque él encarnabafielmente la mayoría de las características mentales y morales atribuidas por latradición histórica y familiar al famoso bardo colonial, sólo se le considerabadepositario del don y arte divinos por pura deducción.No sólo no había cortejadojamás a la musa sino que, a decir verdad, habría sido incapaz de escribir

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correctamenteunversoparaescaparalamuerte.Sinembargonadiesabíacuándoesadormidafacultadpodríadespertaryhacerletañerlalira.

Mientrastanto,elmuchachoresultababastanteinútil.Entreélysumadreexistíaunagrancomprensión,pues la señoraera,ensecreto,una fervientediscípuladesuabuelo; pero, con el tacto digno de elogio en personas de su sexo (algunoscalumniadoresprefierenllamarloastucia),siemprehabíaprocuradoocultarsuaficióna todosmenos a aquel que la compartía.Este delito común constituía un lazomásentreellos.SibienesciertoqueensuinfanciaHalpineraunmimadodesumadre,hayquedecirqueélhabíahechotodoloposibleporqueasífuera.Amedidaqueseacercabaalgradodevirilidadcaracterísticodelsureño,aquienledaiguallamarchade las elecciones, la relación con suhermosamadre—aquiendesdeniño llamabaKaty— se fue haciendo más fuerte y tierna cada año. En esas dos naturalezasrománticas semanifestaba de unmodo especial un fenómeno a veces olvidado: elpredominiodelelementosexualenlasrelacioneshumanas,querefuerza,embelleceydulcifica todos los lazos, incluso los consanguíneos. Eran tan inseparables quequienesnolosconocían,alobservarsucomportamiento,lostomabanamenudoporenamorados.

Undía,HalpinFrayser entró en el tocadorde sumadre, la besó en la frentey,despuésdejugarconunrizodesupelonegroquehabíaescapadodelashorquillas,dijo,intentandoaparentartranquilidad:

—¿Teimportaríamucho,Katy,simefueraaCaliforniaporunassemanas?ErainnecesarioqueKatycontestaraconloslabiosaunapreguntaparalaquesus

delatoras mejillas habían dado ya una respuesta inmediata. Evidentemente leimportabaylaslágrimasquebrotarondesusgrandesojosmarronesasíloindicaban.

—Hijomío—dijomirándoleconinfinitaternura—,deberíahaberadivinadoqueestoocurriría.Anochemepaséhorasyhorasenvela, llorando,porqueelabuelosemeaparecióensueñosy,enpie,tanjovenyguapocomoensuretrato,señalóaltuyoenlamismapared.Cuandolomiré,nopudevertusfacciones:tucaraestabacubiertaconunpañocomoelqueseponealosmuertos.Tupadre,cuandoselohecontado,sehareídodemí;pero,querido,túyyosabemosquetalessueñosnoocurrenporquesí.Seveían,pordebajodelpaño,lasmarcasdeunosdedossobretugarganta.Perdona,pero no estamos acostumbrados a ocultarnos tales cosas.A lomejor tú le das otrainterpretación. Quizá significa que no debes ir a California. O tal vez que debesllevarmecontigo.

Hay que decir, a la luz de una prueba recién descubierta, que esta ingeniosainterpretación no fue completamente aceptada por lamente,más lógica, del joven.Porunmomentotuvoelpresentimientodequeaquelsueñopresagiabaunacalamidadmássencillaeinmediata,aunquemenostrágica,queunavisitaalacostadelPacífico:HalpinFraysertuvolaimpresióndequeibaaserestranguladoensupatriachica.

—¿Nohay balnearios de aguasmedicinales enCalifornia—continuó la señoraFrayser,antesdequeélpudieraexponerelverdaderosignificadodelsueño—enlos

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quepuedancurarseelreumatismoylaneuralgia?Miraquédedostanrígidos;estoycasiseguradequehastadurmiendomeproducendolor.

Extendiólasmanosparaquelasviera.Elcronistaesincapazdeseñalarcuálfueeldiagnósticoqueeljovenprefirióguardarparasíconunasonrisa,perosesienteenla obligación de añadir, de su cosecha, que nunca unos dedos parecieron menosrígidosyconmenosaparienciadeinsensibilidad.

Elresultadofueque,deestasdospersonasconlosmismosrarosconceptossobreel deber, una se fue a California, tal y como demandaba su clientela, y la otra sequedóencasa,obedeciendoasíaldeseo,apenasconsciente,desumarido.

UnaoscuranocheHalpinFrayseribacaminandoporelpuertodeSanFranciscoy,deunmodotanrepentinocomosorprendente,sevioconvertidoenmarinero.Loqueocurrió en realidad fue que le emborracharon y le arrastraron a bordo de un barcoenormequezarpócondestinoaunpaíslejano.Perosusdesventurasnoacabaronconelviaje,pueselbarcoencallóenunaislaalsurdelPacíficoypasaronseisañosantesde que los supervivientes fueran rescatados por una goletamercante y devueltos aSanFrancisco.

Aunquevolvíaconlabolsavacía,Fraysernoeramenosorgullosodeloquehabíasido en los años anteriores, ya tan lejanos para él. No quiso aceptar la ayuda deextraños, y fue mientras vivía con otro superviviente cerca de la ciudad de SantaHelena,enesperadenoticiasydinerodesufamilia,cuandoseleocurriósaliracazarysoñar.

III

Laaparicióndelbosque—esacosatanpareciday,sinembargo,tandistintaasumadre—era horrible.No despertaba ni amor ni anhelo en su corazón; tampoco letraía recuerdos agradables de los días felices. En resumen, no le inspiraba ningúnsentimientoespecial,puescualquieremociónquedabaahogadaporelmiedo.Intentóvolverseyhuirperolaspiernasnoleobedecieron:nisiquierapodíalevantarlospiesdelsuelo.Losbrazoslecolgabaninertesenloscostados;sóloconservabaelcontroldelosojosynoseatrevíaaapartarlosdelasapagadasórbitasdelespectro,delquesabía que no era un alma sin cuerpo, sino lo más espantoso que aquel bosquehechizadopodíaalbergar: ¡uncuerpo sinalma!En sumiradavacíanohabíaamor,piedadointeligenciaalguna,nadaaloqueapelar.«Nohalugaraapelación»,pensó,rememorandoabsurdamenteellenguajeprofesionaltiempoatrásaprendido.Perode

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suocurrencianosededujoningúnalivio.La aparición continuaba frente a él, a un paso, observándole con la torpe

malevolencia de una bestia salvaje. Fue tan largo este momento que el universoenvejeció,cargadodeañosyculpas,yelbosque,triunfantetrasaquellamonstruosaculminacióndeterrores,desapareciódesumentecontodassusimágenesysonidos.De pronto, el espectro extendió sus manos y se abalanzó sobre él con terribleferocidad.Halpinrecuperósusenergías,peronosuvoluntad:supoderosocuerpoysus ágiles miembros, dotados de una vida propia, ciega e insensata, resistieronvigorosamente, pero su mente seguía hechizada. Por un instante vio ese increíbleenfrentamiento entre su inteligencia muerta y su organismo vivo como un simpleespectador;esto,comosesabe,suelesucederenlossueños.Peroenseguidarecobrósu identidad, y dando un salto hacia su interior, el valeroso autómata recuperó denuevosuvoluntadrectora,tanexpectanteyagresivacomoladesudetestablerival.

Pero ¿qué mortal puede derrotar a una criatura hija de su propio sueño? Laimaginaciónquecreaalenemigoestávencidadeantemano;elresultadodelcombatees su misma causa. A pesar de sus esfuerzos, de una fortaleza y actividad queparecían inútiles, sintió cómo unos dedos fríos se aferraban a su garganta. Deespaldas sobre la tierra, vio, a un palmo de distancia, aquel rostro muerto ydescarnado.Alinstantetodoseoscureció.Seoyóelsonidodetamboreslejanosyelmurmullodevocesbulliciosas,alosquesiguióungritoagudoydistantequeredujotodoalsilencio.HalpinFraysersoñóqueestabamuerto.

IV

Trasunanochetempladayclara,lamañanaamanecióconniebla.Eldíaanterior,hacialamediatarde,sehabíavistounacortinadevapor—elfantasmadeunanube—queseacercabaalaladeraoestedelmonteSantaHelena,asusestérilesalturas.Eraunacapa tan finay translúcida, tanparecidaauna fantasíahecha realidadqueunohabríaexclamado:«¡Miren,miren,rápido:enunmomentohabrádesaparecido!».

Pero enseguida empezó a hacersemayor ymás densa.Mientras un extremo seadheríaa lamontaña,elotroseelevabacadavezmásporencimade loscerros.Almismo tiempo se extendía hacia el norte y hacia el sur y se fundía con pequeñosjirones de niebla que, con la sensata intención de ser absorbidos, surgían de lasladeras.Fuecreciendoycreciendohastahacerimposiblelavisióndelacumbredesdeelvalle,quequedócubiertoporundoselgrisyopaco.EnCalistoga,queseextiende

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alpiedelamontaña,dondeelvallecomienza,tuvieronunanochesinestrellasyunamañana sin sol. La niebla se hundía cada vezmás y se extendía en dirección sur,cubriendo rancho tras rancho hasta alcanzar la ciudad de Santa Helena, a nuevemillasdedistancia.Elpolvosehabíaasentadosobreelcaminoylospájarosestabanposadosensilenciosobre losárbolesempapados.La luzde lamañanaerapálidayfantasmal,sincolorobrilloalguno.

Al despuntar el alba, dos hombres abandonaron la ciudad de Santa Helena endirección norte, hacia Calistoga. Aunque llevaban escopeta al hombro, nadie leshabríaconfundidoconunpardecazadores;eranelayudantedelsheriffdeNapayundetectivedeSanFrancisco,HolkeryJaralson,respectivamente.Sumisióneracazaraunhombre.

—¿Está muy lejos? —preguntó Holker, mientras sus pisadas dejaban aldescubiertolatierrasecaquehabíabajolasuperficiehúmedadelcamino.

—¿La iglesia blanca?Como amediamilla—contestó el otro—. Por cierto—añadió—,niesunaiglesianiesblanca;setratadeunaescuelaabandonada,grisporlos años y el descuido. En otro tiempo, cuando era blanca, se realizaban en ellaserviciosreligiosos.Tieneuncementerioqueharíalasdeliciasdeunpoeta.¿Adivinaustedporquémandébuscarleyleadvertíquevinieraarmado?

—Oh, nunca se me ha ocurrido preguntarle sobre esos temas. Sé que ustedsiempreinformaenelmomentooportuno.Perosise tratadehacerconjeturas,creoque lo que usted quiere es que le ayude a detener a uno de los cadáveres delcementerio.

—¿SeacuerdausteddeBranscom?—preguntóJaralson,respondiendoalingeniodesucompañeroconlaindiferenciaquesemerecía.

—¿Eltipoquedegollóasumujer?Yalocreo.Mecostóunasemanadetrabajoyunmontóndedólares.Ofrecenquinientosderecompensa,peronohemosconseguidoecharlelavistaencima.Noquerráusteddecirque…

—Exacto,lohantenidobajosusnaricestodoestetiempo.Porlasnochesvienealviejocementeriodelaiglesiablanca.

—¡Demonios!Esdondeestáenterradasumujer.—Bueno,deberíanustedeshabersupuestoquealgúndía tendría la tentaciónde

volver.—Eselúltimolugarquesenoshabríaocurrido.—Comoyahabíanrastreadotodoslosdemás,alconocersufracaso,leesperéallí.—¿Yleencontró?—¡Malditasea!Élmeencontróamí.Elmuybribónmetomóladelantera:seme

echó encima y me hizo correr a gusto. Fue una suerte que no acabara conmigo.¡Menudo pájaro! Me contentaría con la mitad de la recompensa, si es que ustednecesitalaotramitad.

Holker se echó a reír y dijo que sus acreedores estaban más impacientes quenunca.

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—Queríasencillamentemostrarleel terrenoyprepararunplanconusted—dijoeldetective—.Creíque,aunquefueradedía,eramejorirbienarmados.

—Esehombredebedeestarloco—dijoelayudantedelsheriff—.Larecompensaesporsucapturaycondena.Siestáloco,nolecondenarán.

El señor Holker, profundamente afectado por tal posibilidad, se detuvoinvoluntariamenteuninstanteyreanudólamarchaconmenosentusiasmo.

—Bueno, lo parece—asintió Jaralson—. Debo admitir que nunca he visto uncanallaconpeorpinta:malafeitado,conelpelototalmenterevuelto…Reúnetodolopeordelaviejayhonorableordendelosvagabundos.Perohevenidoaporélynoseme escapará. La gloria nos espera. Nadie más sabe que está a este lado de lasMontañasdelaLuna.

De acuerdo —dijo Holker—, Vamos allá e inspeccionemos el terreno dondeprontoyacerás—añadióempleandolaspalabrasqueentiemposfuerantanusadasenlas inscripciones funerarias—. Quiero decir, si es que el viejo Branscom llega acansarsedeustedydesuimpertinenteintromisión.Porcierto,elotrodíaoídecirquesuverdaderonombrenoesBranscom.

—Entonces¿cuáles?—Nomeacuerdo.Habíaperdidotodointerésporeserufiánynolograbéenla

memoria.EraalgocomoPardee.Lamujeralaquetuvoelmalgustodedegollareraviudacuandoéllaconoció.HabíavenidoaCaliforniaabuscaraunosparientes.Yasabe,haygentequelohace.Perobueno,ustedyaconoceesahistoria.

—Naturalmente.—Pero si no sabía suverdaderonombre, ¿por qué feliz inspiración encontró la

tumba?Elmismoquemedijoelnombrecomentóqueestágrabadoenlalápida.—Yono sé dónde está esa tumba—contestó Jaralson, algo reacio a admitir su

ignorancia acerca de un detalle tan importante en el plan—. He estadoinspeccionandoel lugar,nadamás.Precisamente identificaresa rumbaesunapartedeltrabajoquehemosderealizarestamañana.Aquítenemoslaiglesiablanca.

El camino había estado bordeado por campos hasta entonces. Ahora, a laizquierda,seveíaunbosquedeencinasymadroños,yunosabetosgigantescoscuyaparteinferioreradifícildedistinguirentrelaniebla.Losarbustos,bastanteespesos,no llegaban a ser impracticables. Al principio Holker no veía el edificio pero, aladentrarse en el bosque, sus vagos contornos, que parecían enormes y distantes,aparecieronentrelabruma.Unoscuantospasosmásyahíestaba,claramentevisible,oscurecido por la humedad y de un tamaño insignificante. Era la típica escuela dealdea con un basamento de piedra y forma de caja de embalar. Tenía el tejadocubierto de musgo, y los cristales y marcos de las ventanas rotos. Su estado eraruinoso,peronoeraunaruina,sinounodelostípicossucedáneoscalifornianosdeloquelasguíasextranjerasllaman«monumentosdelpasado».Trasunrápidovistazoauna construcción tan poco interesante, Jaralson se dirigió hacia la parte posterior,llenademalezahúmeda.

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—Levoyamostrardóndemesorprendió—dijo—.Ésteeselcementerio.Por todaspartessurgíanpequeñosrecintoscontumbas,enocasionesnomásde

una,entrelosmatorrales.Unasvecesselasreconocíaporlaspiedrasdescoloridasylastablaspodridasque,cuandonoestabanenelsuelo,descansabansobresuscuatroángulos;otras,porlasestacascarcomidasquelasrodeabany,másraramente,porunmontículodehojarascabajolaquesepodíandistinguiralgunoscascotes.Enmuchoscasosel lugarqueacogía losrestosdealgúnpobremortal—quien,conelpasodeltiempo, había sido abandonado por el círculo de sus afligidos amigos—no estabaindicadomásqueporunadepresiónenlatierra,másduraderaqueladesuspropiosdeudos.Lossenderos,siesquealgunavezloshubo,nohabíandejadohuellaalguna.Entre las tumbas crecían unos grandes árboles que arrancaban con sus raíces lascercas de los recintos. Por todas partes reinaba esa atmósfera de abandono ydecadenciaqueenningúnotrositioparecetanindicadaysignificativacomoenunaaldeademuertosolvidados.

Losdoshombres,conJaralsonalacabeza,atravesaronlosespesosmatorrales;depronto, aquelhombredecidido sedetuvoy, tras levantar la escopeta a la alturadelpecho,musitóunapalabradealertaypermanecióconlavistaclavadafrenteaél.Sucompañero,encuantopudolibrarsede lamaleza, le imitóy,aunquenohabíavistonada, sepusoenguardiaante loquepudiera suceder.Un instantedespuésJaralsoncomenzóaavanzarcautelosamente,conHolkertrasél.

Bajolasramasdeunenormeabetoyacíauncuerposinvida.Losdoshombres,ensilenciojuntoaél,examinaronlosdetallesqueenunprimermomentosuelenllamarlaatención:elrostro,laactitud,laropa:todoaquelloquemásrápidamenterespondealasmudaspreguntasdeunacuriosidadsana.

Elhombreestababocaarriba,conlaspiernasseparadas.Teníaunbrazoextendidohaciaarribayelotrodobladoenánguloconlamanocercadelagarganta.Suspuñosestaban fuertementeapretados,enactituddedesesperadapero inútil resistenciaa…nosesabequé.

Juntoaélhabíaunaescopetayunmorraldecazadoratravésdecuyasmallasseveían plumas de pájaros muertos. A su alrededor había rastros de una luchaencarnizada; unos pequeños brotes de encina venenosa aparecían tronchados, sinhojas ni corteza. Alguien había acumulado con sus pies hojarasca en torno a suspiernas.Unashuellasderodillashumanasaparecíanjuntoasuscaderas.

Laferocidaddelaluchaeraevidenteconsoloobservarlagargantayelrostrodelcadáver.Adiferenciadelcolorblancodesupechoymanos,aquellosteníanuncolorpúrpura, casi negro. Sus hombros descansaban sobre una leve prominencia delterreno, loquehacíaque lacabezacayerabruscamentehaciaatrás,con losojosendireccióncontrariaaladelospies.Unalengua,negraehinchada,surgíadeentrelaespumaquellenabasubocaabierta.Sobrelagargantahabíaunasmarcashorribles:noeran las simpleshuellasdeunosdedos, sinomagulladurasyheridasproducidasporunasmanosfuertesquedebíandehabersehundidoenlacarne,manteniendosu

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terribletenazahastamuchodespuésdeproducirlamuerte.Elpecho,lagargantayelrostroestabanhúmedos;teníalaropaempapadayunasgotasdeagua,condensacióndelaniebla,salpicabanelpeloyelbigote.

Los dos hombres observaron todo esto casi de un vistazo, sin hacer ningúncomentario.DespuésHolkerrompióelsilencio.

—¡Pobrediablo!Debiódetenerunfinalhorroroso.Jaralson,conlaescopetafirmementeagarradayeldedoenelgatillo,inspeccionó

atentamenteelbosqueconlamirada.—Estoesobradeunloco—dijosinapartarlavistadelaespesura—.Laobrade

Branscom…Pardee.Algo que había en el suelo, semicubierto por las hojas, llamó la atención de

Eíolker.Erauncuadernorojoconpastasdepiel.Locogióyloabrió.Conteníahojasen blanco para anotaciones en la primera de las cuales estaba escrito el nombre«Halpin Frayser». Con tinta roja y garabateadas a lo largo de varias páginas,aparecíanlassiguienteslíneas,queEíolkerleyóenvozalta,mientrassucompañeroseguíavigilandolososcurosconfinesdeaquelentornoyescuchabaconaprensiónelgoteardelosárboles.Decíaasí:

Víctimadealgúnocultomaleficio,meencontréentrelastinieblascrepuscularesdeunbosqueencantado.Elciprésyelmirtoentrelazabansusramasensimbólicayfunestahermandad.Elsaucecavilantemurmurabaaltejo;debajo,lamortalbelladonaylaruda,consiemprevivastrenzadasenextrañasformasfunerarias,crecíanjuntoahorriblesortigas.

Nohabíanicantosdepájarosnizumbidosdeabejas,nihojassuavementemecidasporlafrescabrisa.Elaireestabaestancadoyelsilencioeraunservivoquerespirabaentrelosárboles.

Losespíritusconspiradoresmurmurabanenlastinieblas,deunmodoinaudible,lossecretosdeLastumbas.Losárbolessangrabanylashojasexhibían,alaluzembrujada,unfulgorrojizo.

¡Grité!Elhechizo,aúnsinromper,dominabamiespírituyvoluntad.¡Desamparado,sinalientoniesperanza,luchécontramonstruosospresagiosdemaldad!

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Alfin,loinvisible…

Holkersedetuvo.Nohabíanadamás.Elmanuscritoseinterrumpíaamitaddeunverso.

—SuenaaBayne—dijoJaralson,que,asumanera,eraunhombreculto.Habíadejadodevigilaryestabaobservandoelcadáver.

—¿QuiénesBayne?—preguntóHolkersinmuchointerés.—MyronBayne,untipoqueescribióenlaépocacolonial,hacemásdeunsiglo.

Sus poemas eran tremendamente tétricos. Tengo sus obras completas. Este poema,poralgúnerror,noapareceenellos.

—Hacefrío—dijoHolker—.Vámonos.DebemosavisaraljuezdeNapa.Sindecirpalabra,Jaralsonsiguióasucompañero.Alpasar juntoa laelevación

del terreno sobre la que descansaban la cabeza y los hombros del muerto, su pietropezóconunobjetoduroquehabíabajolahojarasca.Eraunalápidacaídasobrelaque,condificultad,sepodíanleerlaspalabras«CatherineLarue».

—¡Larue, Larue! —exclamó Holker con excitación repentina—. Ése es elverdaderonombredeBranscom,noPardee.Y,¡Diosmío!,ahorameacuerdodetodo:¡elnombredelamujerasesinadaeraFrayser!

—Aquíhayalgoquemehuelemuymal—dijoeldetective Jaralson—,Nomegustannadaestashistorias.

Deentrelaniebla—yalparecerdesdemuylejos—lesllegóelsonidodeunarisasofocadaydesalmada,tandesprovistadealegríacomoladeunahienaquerondaenlanochedeldesiertoenbuscadepresa.Unarisaqueseelevópocoapocoysefuehaciendocadavezmásnítida,fuerteyterrible,hastaquepareciórozarloslímitesdelcírculo de visión de los dos hombres. Era una risa tan sobrenatural, inhumana ydiabólicaquelesprodujounpavorindescriptible.Nomovieronsusarmas,nisiquierapensaronenellas:laamenazadeaquelhorriblesonidonoeradelasquesecombatenconellas.Trasungritoculminantequepareciósonar juntoa susoídos,comenzóadisminuir paulatinamente hasta que sus débiles notas, tristes y mecánicas, seextinguieronenelsilencio,aunadistanciaenorme.

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ELSECRETODELBARRANCODEMACARGER

Al noroeste de IndianHill, a unas nuevemillas en línea recta, se encuentra elbarranco de Macarger. No tiene mucho de barranco, pues se trata de una meradepresiónentredossierrasboscosasdeunaalturaconsiderable.Desdelabocahastala cabecera, porque los barrancos, como los ríos, tienen una anatomía propia, ladistancianoessuperioralasdosmillas,ylaanchuraenelfondosólorebasaenunpunto las doce yardas; durante la mayor parte del recorrido, a ambos lados delpequeñoarroyoquefluyeporéleninviernoysesecaalllegarlaprimavera,nohayterrenollano.Lasescarpadasladerasdelascolinas,cubiertasporunavegetacióncasiimpenetrabledemanzanitaychamiso,notienenotraseparaciónqueladelaanchuradelcursodelrío.Nadie,anoserunocasionalcazadorintrépidodeloscontornos,seaventuraameterseenelbarrancodeMacargerque,cincomillasmásadelante,nosesabe ni qué nombre tiene.En esa zona, y en cualquier dirección, haymuchosmásaccidentes topográficos notables que no tienen nombre y resultaría vano intentardescubrir,preguntandoaloslugareños,elorigendelnombredeéste.

AmediocaminoentrelacabecerayladesembocaduradelbarrancodeMacarger,lacolinadeladerechasegúnseasciendeestásurcadaporotrobarranco,cortoyseco,ydondeambosseunenhayunespaciollanodeunosdosotresacres,enelquehaceunoscuantosañoshabíaunviejoalbergueconunasolahabitación.Cómohabíansidoreunidos losmaterialesdeaquellacasa,pocosysimplescomoeran,enaquel lugarcasi inaccesible, es un enigma en cuya solución habríamás de satisfacción que debeneficio.Posiblementeellechodelarroyoseauncaminoendesuso.Esseguroqueelbarrancofueexploradoenotraépocaconbastanteminuciosidadpormineros,quedebieron de conocer algúnmedio de entrar, almenos, con animales de carga paratransportar las herramientas y los víveres. Al parecer, sus beneficios no fueronsuficientes para justificar una inversión considerable y enlazar el barranco deMacarger con cualquier centro civilizado que disfrutara del honor de tener unaserradero. La casa, sin embargo, estaba allí; lamayor parte de ella. Le faltaba lapuerta y el marco de una ventana, y la chimenea de barro y piedras se habíaconvertido en un rimero desagradable sobre el que crecía una espesa maleza. Elhumildemobiliarioquepudierahaberhabidoylamayorpartedelabajatechumbrede madera había servido como combustible en los fuegos de campamento de loscazadores;cosaquetambiéndebiódeocurrirlealacubiertadelviejopozoque,enlaépoca de la que escribo, se abría allí bajo la forma de un hoyo cercano, no muyprofundoperobastanteancho.

Una tarde de verano, en 1874, siguiendo el lecho seco del arroyo, llegué albarrancodeMacargera travésdelestrechovalleenelquedesemboca.Ibacazandocodornicesy llevabayaunasdoceenlabolsacuandometopéconlacasadescrita,cuya existencia ignoraba hasta entonces. Después de inspeccionar las ruinas con

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bastanteatención, reanudémiactividadcinegéticay,comoquieraque tuveungranéxito,laprolonguéhastacasielanochecer,momentoenquemedicuentadequemeencontrabamuylejosdecualquierlugarhabitado,ydemasiadolejoscomoparallegaraunoantesdequecayeralanoche.Peroenelzurrónllevabacomidaylacasapodríaproporcionarme refugio, si es que era eso lo que necesitaba en una noche cálida ysecaenlasestribacionesdeSierraNevada,dondesepuededormircómodamentealrasosobreunlechodeagujasdepino.Tengotendenciaalasoledadymeencantalanoche;poresomiproposicióndedormiralairelibrefueprontoaceptada,ycuandolanocheseechóencimayoyateníamicamahechaconramasybriznasdehierbaenunaesquinadelahabitaciónyasabaunacodornizenelfuegoquehabíaencendidoenelhogar.Elhumosalíaporlaruinosachimenea,laluziluminabalahabitaciónconsuagradableresplandory,mientrasconsumíamisencillacomidaabasedeavesinmásaderezosybebíaloquequedabadeunabotelladevinotintoquedurantetodalatardehabía sustituido al agua de la que carecía la región, experimenté una sensación debienestarquealojamientosycomidasmejoresnosiempreproducen.

Sinembargo,faltabaalgo.Teníasensacióndebienestar,peronodeseguridad.Medescubríamímismomirandoalaentradaabiertayalaventanasinmarcoconmásfrecuenciade loque sería justificable.Fuerade estas aberturas todo estabaoscuro,por lo que fui incapaz de reprimir un cierto sentimiento de aprensiónmientrasmifantasía se hacía una imagen del mundo exterior y la llenaba de entidades pocoamistosas, naturales y sobrenaturales, entre las cuales destacaban, en los apartadosrespectivos,elosopardo,delqueyosabíaquetodavíaseveíadevezencuandoporla región, y el fantasma, del que tenía razones para pensar que no era así.Desgraciadamente, nuestros sentimientos no siempre respetan la ley de lasprobabilidades, y aquella noche lo posible y lo imposible resultaban para míigualmenteinquietantes.

Todoaquelquehayatenidoexperienciassimilaresdebedehaberobservadoqueuno se enfrenta a los peligros reales e imaginarios de la noche conmuchomenosreparoal aire librequeenunacasa sinpuerta.Eso fue loque sentímientrasyacíasobremifrondosocanapéenunaesquinadelahabitación,juntoalachimenea,enlaqueelfuegoseibaextinguiendo.Tanfuertellegóaserlasensacióndelapresenciadealgomalignoyamenazadorenaquel lugarquemedicuentadequeera incapazdeapartarlavistadelaentrada,queenaquellaprofundaoscuridaderacadavezmenosvisible.Cuando laúltima llamaprodujounchispazoyseapagó,agarré laescopetaquehabíadejadoamiladoydirigíelcañónhacialaentradayaimperceptible,conelpulgarenunodelospercutores,dispuestoacargarelarma,larespiracióncontenidaylosmúsculostensosyrígidos.Peroalcabodeunratodejéelarmaconunsentimientodevergüenzaymortificación.¿Dequé teníamiedo?¿Yporqué?Yo,paraquien lanochehabíasido

unrostromásfamiliar

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queeldeningúnhombre…

¡Yo, en quien aquel elemento de superstición hereditaria del que nadie estácompletamente libre había conferido a la soledad, a la oscuridad y al silencio uninterés y un encanto de lo más seductor! No podía comprender mi desvarío y,olvidándome en mis conjeturas de la cosa conjeturada, me quedé dormido. Yentoncessoñé.

Me encontraba en una gran ciudad de un país extranjero; una ciudad cuyoshabitantespertenecíanamimismaraza,conpequeñasdiferenciasenelhablayenelvestir.Enquéconsistíanexactamenteesasdiferenciaseraalgoquenopodíaprecisar;misensacióndeellasnoeraclara.Laciudadestabadominadaporuncastilloenormesobre un promontorio elevado cuyo nombre sabía, pero era incapaz de pronunciar.Recorrímuchas calles, unas anchas y rectas, con construcciones altas ymodernas;otras estrechas, oscuras y tortuosas, con viejas casas pintorescas de tejados a dosaguas,cuyasplantassuperiores,decoradasprofusamentecongrabadosenmaderaypiedra,sobresalíanhastacasiencontrarseporencimademicabeza.

Buscaba a alguien a quien nunca había visto, aunque sabía que cuando leencontraralereconocería.Mibúsquedanoeracasualysinobjeto.Teníaunmétodo.Iba de una calle a otra sin dudarlo y conseguía abrirme paso por un laberinto deintrincadoscallejones,sintemoraperderme.

De repenteme detuve ante una puerta baja de una sencilla casa de piedra quepodríahabersidolaviviendadeunartesanodelosmejoresyentrésinanunciarme.En la estancia, amueblada de unmodo bastantemodesto e iluminada por una solaventana con pequeños cristales en forma de diamante, no había más que dospersonas:unhombreyunamujer.Nosedieroncuentademipresencia,circunstanciaque, como suele ocurrir en los sueños, parecía completamente natural. Noconversaban; estaban sentados lejos el uno del otro, con aire taciturno y sin hacernada.

Lamujer era joven ymuy corpulenta, con hermosos ojos grandes y una ciertabellezasolemne.Elrecuerdodesuexpresiónpermaneceextraordinariamentevivoenmí,peroenlossueñosunonoobservalosdetallesdelosrostros.Sobreloshombrosllevabaunchal a cuadros.Elhombreeramayor,moreno, conun rostrodemaldadque resultaba aún más lúgubre debido a una gran cicatriz que se extendíadiagonalmente desde la sien izquierda hasta el bigote negro. Aunque enmi sueñodaba la impresión de que, más que pertenecer a la cara, la rondaba como algoindependiente (no sé expresarlo de otra manera). En el momento que vi a aquelhombreyaaquellamujersupequeeranmaridoymujer.

No recuerdo con claridad lo que ocurrió después; todo resultaba confuso einconsistente,debido,creo,aunatisbodeconsciencia.Eracomosidosimágenes,laescenadelsueñoymiverdaderoentorno,sehubieranmezclado,unaincrustadaenelotro, hasta que la primera fue desdibujándose, desapareció, y me encontré

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completamentedespiertoenlahabitaciónvacía,tranquiloyabsolutamenteconscientedemisituación.

Miestúpidomiedohabíadesaparecidoy, cuandoabrí losojos,viqueel fuego,quenoestabaapagadodeltodo,sehabíareavivadoalcaerunaramaeiluminabadenuevo la habitación. Debía de haber dormido sólo unos minutos, pero aquellapesadilla sin importancia me había impresionado tan vivamente que ya no teníasueño. Al cabo de un rato, me levanté, avivé el fuego y, tras encender una pipa,procedíameditarsobremivisióndeunmodotremendamentemetódicoyabsurdo.

Mehabríadejadoentoncesperplejotenerqueexplicarenquésentidoeradignadeatención.Enelprimermomentodeanálisisserioquedediquéalasunto,reconocíenEdimburgolaciudaddemisueño,ciudadenlaquenuncahabíaestado;portanto,sielsueñoeraunrecuerdo,loeradeimágenesydescripciones.Talreconocimientomeimpresionóbastante;eracomosihubieraalgoenmimentequeinsistieradeunmodorebelde, contra la razón y la voluntad, en la importancia de todo esto. Y aquellafacultad,fueralaquefuese,asegurabaademásuncontroldemidiscurso.

—Claro—dije en voz alta, de modo involuntario—, losMacGregor deben deprocederdeEdimburgo.

En aquel momento, ni la esencia de aquel comentario, ni el hecho de haberlohecho,mesorprendieronlomásmínimo.Mepareciócompletamentenormalqueyoconocieraelnombredemiscompañerosdesueñoyalgodesuhistoria.Peroprontocomprendí el absurdo de todo aquello. Empecé a reírme a carcajadas, vacié lascenizasdelapipaymetumbédenuevosobreellechoderamasyhierba,dondemequedéabsortocontemplandoeldébilfuego,sinvolverapensarnienelsueñonienelentorno.De pronto, la única llama que aún quedaba se redujo por unmomento y,elevándosedenuevo,seseparódelasascuasyseextinguióenelaire.Laoscuridadsehizoabsoluta.

Eneseinstante,almenosesomeparecióantesdequeelresplandordelallamahubieradesaparecidodemivista,seprodujounsonidosordoyseco,comoeldeuncuerpo pesado al caer, que hizo temblar el suelo sobre el que descansaba. Meincorporédegolpeytanteéenlaoscuridadenbuscadelaescopeta;penséquealgunabestia salvajehabríaentradodeun saltoa travésde laventanaabierta.Mientras laendeble estructura seguía temblandopor el impacto, oíun ruidodegolpes, depiesque se arrastraban por el suelo y, después, como si lo tuviera ahí al lado, elestremecedorgritodeunamujerenagoníamortal.Nuncahabíaoídoniconcebidoungritotanespantoso.Measustóprofundamente.Porunmomentonofuiconscientedeotracosaquedemipropioterror.Porfortuna,mimanohabíaencontradoelarmaqueestababuscandoyaqueltactofamiliarhizoquemerestableciera.Mepuseenpiedeun salto, entornando los ojos para ver algo a través de la oscuridad.Los violentossonidoshabíancesadopero, loqueera aúnmás terrible, seoía, a intervalosmásomenoslargos,eldébiljadeointermitentedeunacriaturavivaqueagonizaba.

Cuando mis ojos se acostumbraron a la lánguida luz de los rescoldos, pude

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distinguir las formas de la puerta y de la ventana,más negras que el negro de lasparedes.Luego, la distinción entre la pared y el suelo se hizo apreciable y por finconseguícaptarloscontornosytodalaextensióndelsuelo,deunextremoalotrodelahabitación.Noseveíanadayelsilencioeraabsoluto.

Conunamanountantotemblorosaylaotraagarrandotodavíalaescopeta,avivéel fuegoehiceunexamencríticode lasituación.Nohabía rastroalgunodeque lahabitaciónhubierasidovisitada.Sobreelpolvoquecubríaelsuelosepodíanvermispropias huellas, pero ninguna otra. Encendí de nuevo la pipa, me abastecí decombustible partiendo un par de tablones delgados del interior de la casa (no meatrevíaasaliralaoscuridadexterior)ypaséelrestodelanochefumando,pensando,y alimentando el fuego. Aunque me hubieran regalado años de vida, no habríapermitidoqueaquelpequeñofuegoseapagaradenuevo.

Algunos años más tarde conocí en Sacramento a un hombre llamadoMorgan,paraquienllevabaunacartadepresentacióndeunamigosuyodeSanFrancisco.Unanoche,mientrascenabaconélensucasa,observévarios«trofeos»en laparedqueindicabanqueeraaficionadoalacaza.Resultóqueasíeray,alrelataralgunasdesusproezas,mencionóhaberestadoenlaregióndondehabíatenidolugarmiaventura.

—SeñorMorgan—lepreguntébruscamente—,¿conoceustedunlugarallíarriballamadoelbarrancodeMacarger?

—Sí,y tengobuenasrazonesparaello—contestó—.Fuiyoquien informóa laprensa,elañopasado,deldescubrimientodeunesqueletoallí.

Noteníaconocimientodeello.La información,alparecer,habíasidopublicadamientrasyoestabafuera,eneleste.

—Porcierto—dijoMorgan—,elnombredelbarrancoesunacorrupción;deberíallamarse «deMacGregor». Querida—añadió dirigiéndose a su esposa—, el señorEldersonhaderramadosuvino.

Loquenoeradeltodoexacto.Sencillamentesemehabíacaído,concopaytodo.—En otro tiempo hubo una vieja choza en el barranco —prosiguió Morgan

cuando el desastre acarreado por mi torpeza había sido subsanado—, peroprecisamenteantesdemivisitafuederribada,omejordicho,desparramada,porquelosescombrosfuerondiseminadosportodosualrededor;hastalasplanchasdelsueloestabanseparadas.Entredostraviesasquetodavíaquedabanenpie,micompañeroyyo encontramos los restos de un chal a cuadros y, al examinarlo, descubrimos querodeabaloshombrosdeuncuerpodemujerde laqueapenasquedabanloshuesos,cubiertos en parte por restos de ropa, y por la piel, seca y marrón. Pero leahorraremoslasdescripcionesalaseñoraMorgan—añadiósonriendo.Enverdad,ladamahabíamostradoungestoqueeramásderepugnanciaquedecompasión—.Sinembargo —continuó—, es necesario decir que el cráneo apareció fracturado porvarioslugares,comosihubierasidogolpeadoconuninstrumentonomuyafilado;y

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queelpropio instrumento,unapequeñapiquetaconmanchasdesangre,yacíabajounostablonescercanos.

ElseñorMorgansevolvióhaciasuesposa.—Perdona, querida —dijo con afectación solemne—, por mencionar estos

desagradables detalles, incidentes naturales, aunque lamentables, de una discusiónconyugal,consecuencia,sinduda,deunadesafortunadainsubordinacióndelaesposa.

—Tendríaquesercapazdehacerlo—repusoladamaconserenidad—;melohaspedidotantasvecesyconesasmismaspalabras…

Mediolaimpresióndequeestabamuycontentodecontinuarconsurelato.—A raíz de éstas y de otras circunstancias—señaló—, el juez dedujo que la

difunta,JanetMacGregor,habíaencontradolamuerteacausadelosgolpesinfligidospor alguna persona desconocida para el jurado; pero añadió que las pruebasapuntabanhacialaculpabilidaddesumarido,ThomasMacGregor.Perodeélnosehavueltoasaberniaoírnada.SesupoquelaparejaprocedíadeEdimburgo,aunqueno…Pero,querida,¿notedascuentadequehayaguaenelplatodeloshuesosdelseñorElderson?

Yohabíadejadounhuesodepolloenmilavamanos.—En un pequeño armario encontré una fotografía deMacGregor, pero ello no

condujoasucaptura.—¿Mepermiteverla?—pregunté.La fotografía mostraba a un hombre moreno con un rostro de maldad que

resultabaaúnmáslúgubredebidoaunagrancicatrizqueseextendía,diagonalmente,desdelasienizquierdahastaelbigotenegro.

—Apropósito, señor Elderson—dijomi amable anfitrión—, ¿puedo saber porquémepreguntóustedporelbarrancodeMacarger?

—Perdíunamulacercadeallíunavez—contesté—,yeseinfortuniomeha…mehatrastornadobastante.

—Querida—dijoel señorMorgancon laentonaciónmecánicadeun intérpretequetraduce—,lapérdidadelamuíadelseñorEldersonlehahechoservirsepimientaenelcafé.

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UNANOCHEDEVERANO

ElhechodequeHenryArmstrongfueseenterradonosignificabaniprobaba,ensuopinión,queestuvieramuerto:siemprefueunhombredifícildeconvencer.

Sóloadmitíaestarenterrado,cosade laque leofrecían testimoniosussentidos.Suposición—yacientedeespaldas,conlasmanoscruzadasalaalturadelestómagoyatadasconalgoquepodíahaberrotofácilmentesinquesealterasesusituación—,asícomoelestrictoconfinamientodesupersona,laabsolutaoscuridadyelprofundosilencio,todoesoeralopropiodeuncadáver,unaevidenciaimposiblederebatirqueélaceptabasincavilar.

Pero lamuerte,no,esono loaceptaba, sóloqueestabaenfermo,muyenfermo.Tenía,afindecuentas,esaapatíapropiadelinválido,algoquenolehacíasentirbienporcuantoeraparaélunaespeciedemalasuerte,unacosaquelehabíatocadoenuninfausto reparto. No era un filósofo, sólo un hombre común hecho a los lugarescomunes, por lo que esa su apatía venía a resultar en una especie de indiferenciapatológica:elórganoque,segúnloquesetemía,lohabíadejadopostrado.Asíque,sin aprensiones especiales ni temores a propósito de su futuro inmediato, se creíadormidoytodoerapazparaHenryArmstrong.

Pero habría de acontecer algo. Era una oscura noche de verano en la que derepenteaparecióenelcielo,abajaaltura,unanubeluminosaqueveníaporeloestecargadadetormenta.Esabreveperointensailuminaciónsehabíadejadoverconunadistinciónrara,desvelandobajosuluzlosmonumentosfunerariosylastumbasconsus lápidas, que parecían tremolar, y hasta bailar, bajo aquella luminosidadextraordinaria y elegante. No era una de esas noches en las que cualquier sucesoextraordinariopuedeasombraraquienessontestigosdelmismo,porloqueaquellostres hombres que estaban allí, empleándose en la profanación de la sepultura deHenryArmstrong,sesentíanrazonablementeseguros.

DosdeelloseranjóvenesestudiantesdeunaFacultaddeMedicinaqueestabaavariasmillasdedistancia;elotroeraunnegrogigantescoalquellamabanJess.Jesstrabajabaenelcementeriodesdehacíamuchosaños,encalidaddealgoasícomounchicoparatodo,ysecomplacíamuyespecialmentepensandoydiciendoqueconocíaa todas lasalmasallí enterradas.De loquehacíaallí enaquelmomentopuededarcuentaelhechodequeaesashorasnadieacudiríaavisitarelcementerio,porloqueJesspodríaentregarseatratosdifícilesdehacerantetestigos.

Extramurosdelcementeriohabíauncaballoconunfurgón,alaespera.Excavar no era un trabajomuyduro para ellos; la tierra que pocas horas antes

habíacaídosobreelataúddeHenryArmstrongofrecíapoca resistenciay resultabafácilremoverla.Removerelataúd,oloqueesigual,abrirlo,fueunpocomásdifícil,peroallíestabaJess,quienseempleócontodassusfuerzas,queeranmuchas,parahacereso,yparadespuéssacarelcuerpovestidoconunpantalónnegroyunacamisa

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blanca.Masjustoenesemomentoelairesellenódealgoparecidoaunallamarada,sedejó sentir ungran truenoqueparecía ir a reducir a cenizas elmundo,yHenryArmstrong se puso en pie por sí mismo, tranquilamente. Aquellos tres hombres,incapaces de articular un grito, experimentaron no obstante un terror absoluto yecharon a correr, cada uno en una dirección. Dos de ellos, por nada del mundohubieransidocapacesdevolversobresuspasos.PeroJessestabahechodeotrapasta.

Alamañanasiguiente,ahoratemprana,losdosjóvenesestudiantessereunieronenlaFacultaddeMedicina,pálidos,conlosrostrosdeformadosporlaansiedadyelmiedo,conelterrorsufridodurantesuaventuracorriéndolesaúnporlasangre.

—¿Tefijasteenaquello?—dijouno.—¡Dios,claroquesí!¿Quévamosahacerahora?Después salieron a pasear alrededor del edificio de laFacultad, donde un poco

más allá vieron un caballo que tiraba de un furgón, detenido frente a la sala dedisección.

Entraronallímecánicamente.ApesardelaoscuridaddelasaladistinguieronalnegroJess,queestabasentadoenunasilla.Jessselevantócongestoagrio,todoojosytododientes.

—Estoyesperandoaquemepaguéis—dijo.Un poco más allá, desnudo sobre una gran mesa, yacía el cuerpo de Henry

Armstrong, con la cabeza ensangrentada y llena de barro, a consecuencia de losgolpesrecibidosconunapala.

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SUCESOENELPUENTESOBREELRÍOOWL[1]

I

Un hombre estaba en un puente ferroviario deAlabama delNorte,mirando alaguaquecorríarápidaunosveintepiesabajo.Teníalasmanosatadasalaespaldaconunacuerda.Teníaotracuerdaalcuello—sujetaaunareciavigatransversalquehabíasobre su cabeza— que bajaba floja hasta la altura de sus rodillas. Algunas tablassueltas,sobrelosdurmientes,proporcionabanunpuntodeapoyoasusverdugosyaélmismo;susverdugoserandossoldadosrasosdelejércitofederal,mandadosporunsargentoqueensuvidacivilbienpodíahabersidoayudantedeunsheriff.

Nomuylejosdeallí,sobreaquellaplataformaprovisional,aguardabaunoficialconlasinsigniasdesurango,armado.Uncapitán.Encadaextremodelpuentehabíauncentinelaconelrifleenposiciónde«prevenidos»,esdecir,enverticaldelantedelhombro izquierdo, la culata descansando sobre el brazo que cruzaba el pecho, unaposiciónpoconaturalqueobligaamantenerelcuerporígido,enalerta.Dabaigualsiaquellos dos centinelas sabían o no lo que estaba ocurriendo justo en mitad delpuente.Sumisiónconsistíaenbloquearelpasoporlosdosextremosdelmismo.

Másalládedondeseencontrabanloscentinelasnoseveíaanadie.Losraílesdeltrencorríanen línea rectaunascienyardas,hastaunbosque,pordondeentrabanydesaparecían.Sinduda,másadelantehabríaotropuestodecentinela.Laotraorilladelarroyoeracampoabierto;unasuavecolinasubíahastaunaestacadade troncosverticales, con troneras para los rifles y una abertura única a través de la cualasomabalabocadeuncañóndebroncequedominabaelpuente.Amitaddecaminoentre el fuerte y el puente estaban los espectadores del suceso: una Compañía deInfantería,enposicióndedescanso,sentadosloshombresenelsueloconlasculatasde los rifles apoyadas en el suelo, las bocachas de las armas levemente inclinadashacia atrás, sobre el hombro derecho, cruzadas sus manos sobre las culatas. Untenienteestabadepie,aladerechadelacompañía,conlapuntadelsableentierraylamano izquierda pasada sobre la derecha, que lo empuñaba. Salvo el grupo queformaban los cuatro hombres que había en mitad del puente, nadie se movía. LaCompañía entera miraba con absoluta fijeza hacia el puente, inmóviles todos sushombres.Loscentinelasquehabíafrentealaorillaparecíanestatuasqueadornasenlasinmediacionesdelpuente.Elcapitán,cruzadodebrazos,silencioso,observabael

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trabajodesushombressinnecesidaddehacerleslamenorindicación.Lamuerteesuna dignataria que, cuando se anuncia, debe ser recibida con la manifestación derespetomás formal, inclusoporpartedequienesmás familiarizadosestánconella.En ese código de etiqueta que son las ordenanzas militares, el silencio y lainmovilidadsonexpresionesdedeferencia.

El hombre al que se disponían a ahorcar aparentaba tener unos treinta y cincoaños.Erauncivil,ajuzgarporlasropasquevestía;seguramenteungranjero.Teníala nariz recta, la boca firme y el gesto duro, la frente amplia y despejada, con elcabellolargoydecolorcastañooscuropeinadohaciaatrás,cayéndolehastaelcuellode su chaleco bastante limpio y hasta elegante. Lucía grandes bigotes y la barbarecortada en punta, pero sin patillas; sus ojos, de un gris oscuro y muy grandes,poseíanunaextrañaexpresióndeafecto,algoquejamáshubierapodidoesperarunoen alguien que iba a ser ahorcado de unmomento a otro. Estaba claro que no setratabadeunvulgarasesino.Elcódigode justiciamilitar, tanamplioenelespírituqueloinforma,prevélahorcaparamuchostiposdegente,sinexcluiraltipodelosbieneducados.

Unavezconcluidoslospreparativos,losdossoldadossehicieronaunladoycadaunoretirólatablasobrelaquesehabíaapoyado.Elsargentosevolvióentonceshaciaelcapitán,losaludómarcialmenteysepusoasusespaldas,dandoeloficialunpasoalfrente.Esosmovimientosdejaronalcondenadoyalsargentodepiesobreambosextremos de la tabla que atravesaba tres durmientes del puente. El extremo dondeestabadepieelcivilalcanzaba,aunquesinllegararozarlo,uncuartodurmiente.Estatablasehabíamantenidohorizontalporelpesodelcapitán;ahoraseguíaigual,porelpesodelsargento.Aunaseñaldelcapitánelsargentodeberíahacerseaun lado, latablaseinclinaríaasí,ycaeríaelreoentredosdurmientes.Elpropiocondenadohabíaconsideradoaquellomuysencilloyeficaz.Nilehabíanvendadolosojosnilehabíancubierto la cabeza con una capucha. Consideró por unos instantes su posiciónprecariayoscilante,ydejódeinmediatovagarsumiradaporlasaguasenremolinodel río, que corrían vertiginosas bajo sus pies. Un trozo de madera flotante, queparecía debatirse en un remolino, llamó su atención por unosmomentos.Luego losiguieronríoabajosusojos…¡Concuántalentitudparecíairseconlacorrienteunavezsalvadoelremolino!¡Quémorosoparecíaelrío,despuésdetodo,apesardelosremolinos!

Cerrólosojoselcondenadoytratódepensarensuesposayensushijos.Elaguaque parecía de oro por el sol temprano de la hermosa mañana, las melancólicasbrumasqueaúnhabíaenlasorillas,corrienteabajo,másalládelpuente;elfuerte,lossoldados, el trozo demadera que flotaba…Cosas, en fin, que lo distraían. Y unadistracciónmás,delaquefueconscienteapenasintentópensarensuesposayensushijos.Conlaprimeraevocacióndesusseresqueridoslellegóunsonidoquenopodíacomprender,perotampocoeludir;eraunapercusiónseca,masnítida,comoelgolpequedescargasobreelyunqueelmartillodelherrero,conlamismaresonancia…Se

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preguntó qué sería y a cuánta distancia se producía. Tan pronto parecía próximocomolejano.Perodeloquenolecabíadudaeradequesulentitudsemejabaladeltañidodeunacampanaquellamaadueloporunmuerto.

Aguardó impaciente un golpe y otro; también —aunque no sabía por qué—temeroso.Losintervalosdesilenciosehicieroncadavezmáslargos.Creíapadeceruna alucinación enmedio de cada uno de aquellos intervalos de silencio.En tantoeranmenos frecuentes, lossonidosparecíancobrarmayorpotencia,mássonoridad,una nitidez extraordinaria. Sonidos que lastimaban sus oídos como una cuchillada.Tuvomiedodenopoder controlarsey empezar agritar.Entonces sedio cuentadequeloqueoíanoeraotracosaqueeltictacdesureloj.

Abrió los ojos y contempló una vezmás el agua que corría bajo sus pies. «Silograra desatarme las manos—pensaba—, podría quitarme la cuerda del cuello ylanzarme al agua…Zambulléndome, eludiría las balas; nadando con fuerza podríaalcanzar la orilla, más abajo; allí me adentraría en el bosque y volvería a casa…Gracias a Dios, mi casa está aún lejos del territorio copado por sus fuerzas…Mimujerymishijosaúnestánasalvodesuinvasión».

Mientras estos pensamientos relampagueaban en la mente del reo, más quedesarrollarse—aunquedebanserexpuestosaquíconpalabrasquelosdesarrollan—,elcapitánhizolaseñaconvenidaalsargento.Elsargentodiounpasoaunlado.

II

Peyton Farquhar era, en efecto, un granjero acomodado, que pertenecía a unafamilia de rancio abolengo ymuy respetada enAlabama.Dueño de esclavos, y aligualqueotrosdueñosdeesclavoserapolítico:unsecesionista,unpartidariode lacausasudista.Ciertascircunstanciasmuyimperiosas,quenovienenahoraalcaso,lehabían impedido unirse a las filas del valeroso ejército que combatió en lasdesastrosascampañasqueculminaronenlacaídadeCorinth[2];molestopornohaberpodido alistarse, soñando con lo que tenía por la vida libre del soldado, ansiaba laoportunidad de protagonizar alguna acción heroica. Estaba seguro de que esaoportunidad,enunaguerra,siempresepresenta.Mientras,hacíacuantoestabaasualcance.Nada leparecíahumilde,ninguna tarea lehacía sentirse inferior, si era enbeneficiodelacausasudista;tampocoleparecíapeligroso,loquefuese,puesaunqueeracivilestabaenposesióndelcorazóndeunsoldadoquedebuenafeysinmayoresescrúpulos acepta en granmedida ese dicho realmente infame según el cual en el

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amoryenlaguerratodovale.Unatardecer,mientrasFarquharysuesposadescansabanenunbancoalaentrada

desupropiedad,unsoldadoacaballo,uniformadoengris,llegóhastaelportóndelagranja y pidió un poco de agua. La señora Farquhar se alegró de poder prestarleayuda y fue a servirle el agua ellamisma con sus delicadasmanos. Sumarido seacercóentoncesaljinetesudorosoycubiertodepolvoylepidiónoticiasdelfrentedebatalla.

—Losyanquisestánreparandolasvías—dijoeljinete—;yasedisponenaseguirsuavance…HanllegadoalpuentesobreelríoOwl,lohanreparadoyhanlevantadounaestacadaenlaorillanorte.Sucomandantehizopúblicounbando,diciendoquecualquiercivilqueseacapturadoentorpeciendoelpasopor lavía, suspuentes, sustúneles o sus trenes, será ahorcado de inmediato, sin juicio… Yo he leído esebando…

—¿AquédistanciaestáelpuentesobreelríoOwl?—preguntóFarquhar.—Atreintamillas,másomenos.—¿Nohaytropasporesteladodelarroyo?—Sólo un destacamento de avanzada, a media milla de distancia, sobre las

mismasvíasdeltren…Yuncentinelaeneseladodelpuente.—Supongamosqueunhombre,uncivildecididoaenfrentarsealpeligrodeser

ahorcado, eludiera la vigilancia de esos soldados e incluso pudiese matar alcentinela…¿Quéconseguiría?—preguntóFarquharconunamediasonrisa.

Elsoldadoreflexionóduranteunossegundos.—Yo estuve en ese punto hace unmes—dijo—, y observé que la crecida de

aguasdelinviernohabíaamontonadograncantidaddemaderascontralapilastradetroncos que sostiene el puente por ese extremo…Esamadera, seca ahora, arderíacomolapajaseca…

LaesposadeFarquharregresóconelaguaquelehabíapedidoelsoldado.Aquelhombre bebió con ansia y dio las gracias a la mujer, muy ceremoniosamente. Sedespidió del granjero y prosiguió su camino. Una hora más tarde, cuando yaanochecía,pasódenuevoporallí,enlamismadirecciónporlaqueanteshabíaido.EraunexploradordelejércitoConfederado.

III

Cuando Peyton Farquhar se desplomó a través del puente, quedó inconsciente

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peronomuerto.Lodespertó—tuvolaimpresióndequehabíanpasadosiglos—unfuerte dolor en el cuello, una presión inaguantable, sobre todo por el ahogo quesentía. Fuertes punzadas, agudas punzadas hirientes, recorrían su cuerpo desde lacabezaalosbrazos,lospiesyeltronco.Eraundolorcomounrelámpago;undolorque se hacía más intenso por segundos, con cada una de sus pulsacionesenloquecidas; era comosiungran fuego loabrasarademanera intolerable.Noeraconsciente, en lo que a su cabeza se refiere,más que de la fuerte presión, de algoparecidoaunaterriblecongestión.Supensamiento,sinembargo,noibaalapardesussensaciones.Sehabíaborradoyadesuserlaparteintelectual.Únicamentesentía,ysentir lesuponíaun tormento.Sentíamoverse.Envueltoporunaespeciedenubeluminosa,de la cualnoeramásqueel centro inflamado, sin sustanciamaterial, secolumpiaba a través de alucinantes arcos oscilantes, como si fuese un pénduloenorme.Degolpe,demaneraterriblementeinopinada,laluzqueloenvolvíadisparóhacia arriba con el sonido de algo muy pesado que se zambulle; sintió unescalofriante rugido en los oídos y todo fue oscuridad y frío. Pero recuperó así lacapacidaddepensar.Supoquelacuerdadelaquependíapocoantessehabíaroto,que había caído al agua. No eramayor la sensación de estrangulamiento; el nudocorredizo alrededor de su cuello impedía que entrara agua en sus pulmones, peropodíaasfixiarlo.Temiómorirahorcadoenunrío.Leparecióunaideaabsurda.Abriólosojosenlaoscuridadycreyóverunaluzporencimadesucabeza,unaluzlejanaeinalcanzable. La luz desaparecía poco a poco, hasta no ser más que un leveresplandorlejanoyturbio.EraasíporqueFarquharsehundíaysalíaalasuperficie,unayotravez…Despuéslavolvióaverintensa,ysupoasupesarquehabíasalidodenuevoalasuperficie,puespodíarespirarmejor,apesardeaquellasensacióndeasfixia.«Serahorcadoyahogado—pensó—noestá tanmal…Peronoquieroqueme acribillen a balazos, no, no dejaré que me acribillen a balazos, no es justo nidigno…».

Noeraconscientedesupropioesfuerzohastaqueunagudodolorenlamuñecaleindicóquetratabadeliberarsusmanos.Seconcentróenesapugnaquelibrabacontrasus ligaduras, como un observador perezoso podría contemplar las proezas de unmalabarista, aunque sin interesarse por el resultado final de las mismas. ¡Quéesfuerzo tan espléndido! ¡Qué magnífica fuerza, casi sobrehumana! ¡Sí, cuánhermosaeraaquellaempresa! ¡Bravo!Lacuerdacedió;susbrazosquedaron libres,separadassusmuñecas,yflotaronhaciaarriba,lasmanosacadalado,crecienteahorala luz. Se miró con gran interés las manos, primero una, después la otra…Comenzaronatirarsusmanosdelalazadaqueaúnlerodeabaelcuello.Laaflojarondel todoparadespuésarrancarladeallí; lacuerdasealejó,serpenteandoenelaguacomounaanguila.«¡Atadlodenuevo!»,creyóoírquegritabaasuspropiasmanos,porque al aflojarse la cuerda y quitarla de su cuello había experimentado un dolorinsoportable, el más espantoso que hubiera tenido jamás. El cuello le dolíaespantosamente;sucerebroparecíaincendiarse;sucorazón,quehastaentonceshabía

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latidodébilmente,diounvuelcoensupechoyparecíaquerersalírseleporlaboca…Todo su cuerpo se dolía estremecido en una angustia intolerable. Pero susmanos,desobedientes, no acataron aquella orden. Golpeaban el agua con vigor. Violentosmanotazosqueimpulsabantodosucuerpohacialasuperficie.Supoqueemergíadenuevosucabeza;susojossecegaronporunosinstantesbajolaluzdelsol;supechose expandió convulsivamente; haciendo un supremo esfuerzo llenó de aire suspulmones;desugargantabrotóentoncesunalarido.

Ya estaba en pleno dominio de sus sentidos, que parecían sobrenaturalmentealerta, agudizados. Algo, en medio de aquella espantosa perturbación de suorganismo,habíaexcitadosussentidosdeformatalqueregistrabancosasnuncaantespercibidas.Sentía lasondasdel aguaen sucarayeracapazdeoírlaspor separadocuandolegolpeaban.Miróendirecciónalbosque,másalládelaorillaaúnlejana,yviolosárbolesunoauno;vioinclusosushojas; inclusolasvenasdecadahoja.Esmás, vio hasta los insectos que había en cada hoja: langostas, en una; moscasbrillantes, en otra; y arañas grises tejiendo sus telas, de ramita en ramita, entre lashojas.Percibióloscoloresprismáticosentodaslasgotasderocíoquehabíasobreunmillóndebriznasdehierba.Elzumbidodelosmosquitosqueparecíanbailarsobrelosremolinosdelarroyo,el tableteodelasalasdelas libélulas,elchasquidodelaspatas de las arañas de agua, cual remos de un bote…Todo le sugería unamúsicaarmónica,perfectamenteaudible.Unpezsedeslizóantesusojos;oyóperfectamentecómoalpasarpartíaelaguaendos.

Habíaemergidosucuerpobocaabajo;poreso,enunsegundoelmundovisiblepareciógirarlentamenteteniéndoloporeje;vioelpuente,elfuerte,dossoldados—sus verdugos—, un capitán, un sargento… Eran siluetas contra el cielo azul,recortadas nítidamente. Gritaban y gesticulaban, señalándole. El capitán habíadesenfundadosupistola,peronoabríafuego;losdemásparecíandesarmados.Hacíanmovimientosgrotescosyhorribles.Seagigantabansusformas.

Deprontooyóunruidoseco;algogolpeóelaguaapocaspulgadasdesucabeza,salpicándole la cara. Oyó una segunda detonación y observó que uno de loscentinelasteníaelriflealaalturadelacara;unanubecitaazulsalíadelabocachadelarma.Farquharviodesdeelaguaelojodelhombrequeestabasobreelpuente,quemirabaatravésdelamirilladesurifle.Recordóhaberleídoquelosojosgriseseranlosmás penetrantes, y que losmejores tiradores con rifle tenían los ojos grises…Aquél,sinembargo,habíaerradoeltiro.

Un remolino le hizo girar; otra vezmiraba a la orilla opuesta al fuerte. A susespaldas se dejó sentir claramente una voz fuerte y rotunda, como un cánticomonótono que se imponía sobre los demás sonidos.Aunque no era soldado, habíafrecuentadoloscampamentosylosfuertesporloqueconocíaperfectamentecuálerael significado de aquel cántico deliberado y repetitivo, arrastrado, aspirado; elteniente que estaba en la orilla iniciaba su trabajo matinal. ¡Qué fría ydespiadadamente,conquéentonaciónjustaycalma,queimbuíadetranquilidadasus

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hombres, con qué intervalos medidos con extremada exactitud, decía tan cruelespalabras!

—¡Atención,Compañía!¡Levanten…armas!¡Preparados!¡Apunten!¡Fuego!Farquharsezambulló tanprofundamentecomo le fueposible.Elagua rugióen

sus oídos como la explosión delmismoNiágara; oyó el trueno amortiguado de ladescarga de fusilería. Al salir de nuevo a la superficie vio pedazos de metal,extrañamente achatados y brillantes, que descendían lentamente, oscilando…Algunosdeesospedazosdemetaltocaronsucaraysusmanosysiguieroncayendoalfondo.Unodeellossealojóentresucuelloylacamisa;lonotóaúncalienteyrápidoseloquitódeallí.

Amedida que subía a la superficie, faltándole el agua, supo que había estadomuchotiemposumergido;lacorrientelohabíaarrastradomáslejos,máscercadesusalvación.Lossoldadosyahabíancargadodenuevosusarmas;brillabanlasbaquetassimultáneamente al sacarlas ellos de los cañones de sus rifles; giraban luego en elaire,conelmismobrillo,yloshombreslasmetíancasialunísonoensusvainas.Losdoscentinelasdispararondenuevo,primerounoyluegoelotro,perosinacertareltiro.

Percibía todo esto Farquhar por encima de su hombro. Nadaba entoncesvigorosamente a favor de la corriente. Poseía su cerebro la energía necesaria paramoversusbrazosysuspiernascomolohacía;pensabaconlarapidezdelrayo.«Eloficial—sedecía—norepetirásuerrorporunexcesodedisciplinamalentendida;estanfácilesquivarunadescargacerradacomounsolotiro.Probablementehayadadolaordendedispararadiscreción,enfuegograneado…¡QueDiosmeampare,asínopodréevitarlasbalasdetodoslostiradores!».

Adosyardasdedistanciaoyóunchasquidoimpresionante,seguidodeunsilbidofuerte,agudoyprolongado,quedesaparecióalcaboendiminuendohastaparecerquesedesplazabahaciaatrás,porelaire,enretrocesohaciaelfuerte,paraextinguirsealpoco con una explosión que sacudió el río hasta lomás profundo.Una cortina deagua se elevó primero y se dobló después para caerle encima como si fuera aestrangularlo.Supoquehabíandisparadoelcañón.Mientrassacudía lacabezaparalibrarsede laconmocióncausadapor lacortinadeaguaquelehabíacaídoencima,oyóeltirodesviadoquezumbabaenelaire,frenteaél,paraadentrarsedeinmediatoenelbosque,provocandootrochasquidounísono,eldelasramas.

«Noloharándenuevo—pensó—;lapróximavezpondránunacargademetralla.Debovigilarlabocadelcañón;elhumomeavisarádeladireccióndeltiro;elsonidodeldisparollegademasiadotarde;vienecuandoyahasalidoelproyectil…Tienenunbuencañón,porcierto…».

Sintiódegolpequedabavueltasyvueltas,quegirabaenelaguacomountrompo.Elagua,lasorillas,elbosque,elpuentequeahoraveíaaúnmáslejos,elfuerteylossoldados, todo, en fin, se confundía hasta parecer difuminarse. Las cosas sóloquedabanrepresentadasporsuscolores;vetascircularesyhorizontalesdecolor,eso

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era cuanto veía… Atrapado en un remolino, giraba a tal velocidad que parecíadescomponerseenmediodeunmareoquenopodíadominar.Pocodespuésseveíaarrojadocontra laspiedrasde laorilla izquierda, laorilla sur, detrásdeun salientequealmenosleocultabadesusenemigos.Unaquietudrepentina,rasparlasmanossobre la hierbaque crecía entre las piedras, esas sensacionesnuevas le ayudaron avolver en sí.Lloróde felicidad.Enterró los dedosde lasmanoshasta sacar cantosrodadosquelanzóalaireenseñaldejúbilo,bendiciéndolosenvozalta.Loscantosrodadosparecíandiamantes,rubíes,esmeraldas;nopodíapensarenalgohermosoyricoaloquenoseparecieran.Losárbolesdelaorillaeranaltos,inmensos;másaún,erancomo lasplantasdelmásbellode los jardines;vioensudisposición lamejordefinicióndelordenexquisito;aspirócongranplacerlafraganciadelasflores.Unaextrañaluzdecolorrosapálidobrillabaatravésdelosespacios,entrelostroncosdelosárboles;elvientotañíaensusramasmúsicadearpaseólicas.Noteníaelmenordeseo de seguir la huida; estaba feliz de poder quedarse allí, en un lugar al finencantador,hastaquelovolvieranacapturar.

Un zumbido y el fragor de la metralla tronchando las ramas lo sacaronabruptamentedesuencantamiento.Elartillero,frustradoporeltiroerradodeantes,lehabíalanzadoaqueladiós,quepretendíadefinitivo,aunquemásbienparecíahechoalazar,demaneramásqueimprovisada…Farquharseirguiódeunsalto,subióvelozlalevependientequellevabaalbosquedesdelaorillayseperdió.

Caminótodoaqueldíaguiándoseporelsol.Elbosqueparecía interminable;nopudodescubrirniunclaro,niunsenderodeleñadores…Nuncahabíasupuestovivirenunaregióntansalvaje.Aquellarevelaciónteníaalgodeestremecedor.

Cuandollególanocheestabaagotado,hambriento,teníalospiesdoloridos…Elrecuerdodesumujerydesushijosleanimabaaseguiradelante,sinembargo…Porfin encontró un camino que lo llevaba en la dirección que sabía necesaria. Era uncaminoanchoyrecto,comounacalle;parecía,encualquiercaso,quenadielohabíatransitado antes.No lo bordeaban campos abiertos ni se veía una sola casa en losalrededores. Las negras presencias de los árboles semejaban formar una pared, unmuro,unparedónimpenetrable,aamboslados;algoquesóloparecíahallarfinenunpuntodelhorizonte,comoundiagramaenunaleccióndeperspectivasobreelplano.Por encima de su cabeza, al mirar a través de una grieta en el bosque, brillabangrandesestrellasqueparecíandeoro;peroleresultabandesconocidas,agrupadasenconstelaciones extrañas. Las creyó dispuestas en algún orden cuyo significado erasecreto y también maligno. El bosque repetía sonidos singulares, raros, entre loscuales,unayotravez,oíavocesclaras,deexpresiónmuynítida,perodichasenunalenguaquedesconocíaporcompleto.

Ledolía de nuevo terriblemente el cuello; al levantar lamanoy tocárselo notóqueloteníamuyhinchado.Palpóconsusdedoselnegrocírculoquelehabíadejadoallílasoga.Notópesadoslosojos,comoatacadosporunafuertecongestión;noeracapazdecerrarlos,nideentornarlossiquieraunpoco.Teníahinchadalalenguaporla

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sed que le torturaba; quiso aliviar aquella hinchazón como de fiebre sacándola unpocoentrelosdientes,paraqueledieraelairefrío.¡Concuántasuavidadelcéspedalfombraba aquel desierto camino, tan ancho, no como una calle sino como unaavenida!¡Tansuaveeraquenosentíayaelcaminobajosuspies!

Apesardelsufrimiento,sindudasehabíaquedadodormido,auncaminando;locreyóasíporqueahoraveíaunpaisajedistinto.Oquizáhubierasalidodeundelirio.Seviofrenteaunportón,quenoeraotrosinoeldesupropiacasa.Todoestabacomoél lohabíadejado; todoerabrillante, limpio, tranquiloyhermosobajoel solde lamañana.Supusohaber caminado sin descanso toda la noche.Al empujar el portónparaabrirloyentraratravésdelpequeñosenderoanchoyblancopercibióelalegrerevoloteodeunvestidodemujer;suesposa,bella,fresca,radiante,salíaarecibirlocon losbrazosabiertos.Alpiede lasescalerasdeaccesoa lacasa loesperabaconunasonrisadeinmensasatisfacción,incomparablementegrácilydignaensumayorhermosura.¡Québellaera!Fuehaciaellaconlosbrazosextendidos.Perocuandoyaestabaapuntodeestrecharlasintióungolpeen lanucaysedesvaneció…Una luzblancaycegadoralo incendiabatodoenderredorsuyomientrasseoíaelestruendodeldisparodeuncañón.Unmomentodespuéstodofueoscuridadysilencio.

Peyton Farquhar estaba muerto. Su cuerpo, con el cuello roto, colgaba y sebalanceaba suavemente de un lado a otro bajo lasmaderas del puente sobre el ríoOwl.

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UNACARRETERAILUMINADAPORLALUNA

TestimoniodeJoelHetmán,Jr.

Soyunhombredelomásdesafortunado.Rico,respetado,bastantebieneducadoydebuenasalud(apartedeotrasmuchasventajasgeneralmentevaloradasporquieneslasdisfrutany codiciadaspor losque lasdesean).Avecespiensoque seríamenosinfeliz si tales cualidades me hubieran sido negadas, porque entonces el contrasteentremividaexterioreinteriornoexigiríacontinuamenteunaatencióningrata.Bajolatensióndelaprivaciónylanecesidaddelesfuerzo,podríaolvidarenocasioneseloscurosecreto,cuyaexplicación—siempremisteriosa—élmismohaceinevitable.

Soy hijo único de Joel y Julia Hetman. El primero fue un rico hacendado, lasegundaunamujerbellaybiendotada,alaqueestabaapasionadamenteligadoporloqueahoraséquefueunadevocióncelosayexigente.Elhogarfamiliarseencontrabaa unas cuantas millas de Nashville, en Tennessee, en una vivienda amplia,irregularmenteconstruida,sinningúnordenarquitectónicodefinido,yalgoapartadadelacarretera,conunparquedeárbolesyarbustos.

EnlaépocaalaquemerefieroyoteníadiecinueveañosyestudiabaenYale.Undía recibí un telegramademipadre tanurgenteque, obedeciendo a su inexplicadasolicitud,partíinmediatamentecondirecciónacasa.EnlaestacióndeferrocarrildeNashville,unparientelejanomeesperabaparaponerenmiconocimientolarazóndelallamada:mimadrehabíasidobárbaramenteasesinada;elmóvilyelautornadielosconocía,perolascircunstanciasfueronlassiguientes:

MipadrehabíaidoaNashvilleconlaintencióndevolveraldíasiguienteporlatarde.Algoimpidióquerealizaraelnegocioqueteníaentremanos,porloqueregresóesa misma noche, antes del amanecer. En su testimonio ante el juez explicó que,como no tenía llave del cerrojo y no quería molestar a los sirvientes que estabandurmiendo,sehabíadirigido,sinningúnpropósitoespecial,hacialapartetraseradelacasa.Aldoblarunaesquinadeledificio,oyóelruidodeunapuertaquesecerrabaconsuavidadyvioenlaoscuridad,nomuyclaramente,lafiguradeunhombrequedesapareciódeinmediatoentrelosárboles.Comounaprecipitadapersecuciónyunabatidarápidaporlosjardines,enlacreenciadequeelintrusoeraalguienquevisitabaclandestinamenteaunsirviente,resultaroninfructuosas,entróenlacasaporlapuertaabiertaysubiólasescalerasendirecciónaldormitoriodemimadre.Lapuertaestabaabiertay,alpenetrarenaquellaintensaoscuridad,tropezóconunobjetopesadoquehabía en el suelo y cayó de bruces.Me ahorraré los detalles; erami pobremadre,¡estranguladaporunasmanoshumanas!

No faltaba nada en la casa, los sirvientes no habían oído ruido alguno y, salvo

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aquellas horriblesmarcas en la garganta de lamujer asesinada (¡Diosmío! ¡Ojalápudieraolvidarlas!),noseencontrónuncarastrodelasesino.

Abandonémisestudiosypermanecí juntoamipadreque,comoesdesuponer,estabamuycambiado.Decaráctersiempretaciturnoysereno,cayóenunabatimientotanprofundoquenadaconseguíamantenersuatención,aunque,cualquiercosa,unapisada,unportazorepentino,despertabanenéluninterésdesasosegado;selepodríahaber llamado recelo. Se sobresaltaba visiblemente por cualquier pequeña sorpresasensorial y a veces se ponía pálido, y luego recaía en una apatíamelancólicamásprofundaquelaanterior.Supongoquesufríaloquesellama«unatremendatensiónnerviosa». En cuanto a mí, era más joven que ahora, y eso significa mucho. LajuventudesGalad,dondeexisteunbálsamoparacadaherida.¡Ah!¡Sipudieravivirdenuevoenaquellatierraencantada!Alnoestarhabituadoaldolor,nosabíacómovalorarmiaflicción.Nopodíaapreciardebidamentelapotenciadelimpacto.

Cierta noche, unos meses después del fatal acontecimiento, mi padre y yovolvíamos andando de la ciudad. La luna llena llevaba unas tres horas sobre elhorizonte,eneleste;loscamposmostrabanlaquietudsolemnedeunanocheestival.Nuestraspisadasyelcanto incesantede laschicharrasenladistanciaeranelúnicosonido. Las negras sombras de los árboles contiguos atravesaban la carretera, quetenía un brillo blanco y fantasmal en las estrechas zonas del centro. Cuando nosencontrábamos cerca de la verja de nuestra hacienda, cuya fachada aparecía enpenumbra, y en la que no había ninguna luz, mi padre se detuvo de repente y,agarrándomedelbrazo,dijoconuntonoapenasperceptible:

—¡Diosmío!¿Quéeseso?—Nooigonada—contesté.—Peromira,¡mira!—exclamóseñalandohacialacarretera,delantedenosotros.—Allínohaynada—dije—.Venga,padre,entremos.Estásenfermo.Mehabíasoltadoelbrazoysehabíaquedadorígidoeinmóvilenelcentrodela

carreterailuminada,absortocomoalguienprivadodeljuicio.Alaluzdelaluna,surostropresentabaunapalidezyfijezainefablementepenosas.Lediunsuavetiróndelamanga,perosehabíaolvidadodemiexistencia.Alratocomenzóaretroceder,pasoapaso,sinapartar lavistaniuninstantedeloqueveía,ocreíaqueveía.Dimediavueltaparaseguirle,peromequedéquieto,indeciso.Norecuerdoningúnsentimientodemiedo,anoserqueunfríorepentinofuerasumanifestaciónfísica.Fuecomosiunviento helado hubiera rozadomi cara y envueltomi cuerpo de arriba abajo. Pudesentirsurevueloenelpelo.

Enaquelmomentomiatenciónfueatraídaporunaluzqueaparecióderepenteenunaventanadelpisosuperiordelacasa;unodelossirvientes,despertadoporquiénsabe qué premonición misteriosa, y obedeciendo a un impulso que nunca pudoexplicar, había encendido una lámpara. Cuando me volví para buscar a mi padre,habíadesaparecido;en todosestosañosniunrumordesudestinohaatravesado lafronteradelaconjeturadesdeelreinodelodesconocido.

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TestimoniodeCasparGrattan

Hoysedicequeestoyvivo.Mañana,aquí,enestahabitación,habráuna formainsensible de arcilla quemostrará lo que fui durante demasiado tiempo. Si alguienlevantaelpañoquecubriráelrostrodeaquellacosadesagradableseráparasatisfacerunameracuriosidadmalsana.Otros,sinduda,iránmáslejosypreguntarán:«¿Quiéneraése?».Enestosapuntesofrezcolaúnicarespuestaquesoycapazdedar:CasparGrattan. Claro, eso debería ser suficiente. Ese nombre ha cubierto mis pequeñasnecesidades durante más de veinte años de una vida de duración desconocida. Escierto que yomismome lo puse, pero, a falta de otro, tenía ese derecho. En estemundounodebetenerunnombre;evitalaconfusión,inclusohastacuandonoaportauna identidad. A algunos, sin embargo, se les conoce por números, que tambiénresultanserformasdedistincióninadecuadas.

Undía,porejemplo,caminabaporunacalledeunaciudad,lejosdeaquí,cuandome encontré a dos individuos de uniforme, uno de los cuales, casi deteniéndose ymirándomealacaraconcuriosidad,ledijoasucompañero:«Esehombresepareceal 767».En aquel númeromeparecióver algo familiar y horrible.Llevadopor unimpulsoincontrolable,toméunabocacalleycorríhastacaeragotadoenuncamino.

Nuncaheolvidadoaquelnúmero,ysiempremevienealamemoriaacompañadoporunguirigaydeobscenidades,carcajadasderisastristesyestruendosdepuertasdehierro. Por eso creo que un nombre, aunque sea unomismo quien se lo ponga, esmejorqueunnúmero.Enel registrodelcampodelAlfareropronto tendré losdos.¡Quériqueza!

Aquienencuentreestepapelhederogarlequetengaciertaconsideración.Noeslahistoriademivida;lacapacidaddehacertalcosameestánegada.Estonoesmásqueunarelaciónderecuerdosquebradosyaparentementeinconexos,algunosdeellostannítidosyordenadoscomo losbrillantesdeuncollar;otros, remotosyextraños,presentan las características de los sueños carmesí, con espacios en blanco y ennegro,yconelresplandordeaquelarrescandentesenmediodeunagrandesolación.

Situado en los límites de la eternidad, me doy la vuelta para echar un últimovistazo a la tierra, a la trayectoria que seguí hasta llegar aquí.Hay veinte años dehuellasinconfundibles,impresionesdepiessangrantes.Eltrazadosiguecaminosdepobrezaydolor,tortuososypocoseguros,comolosdealguienquesetambaleabajounacarga,

remoto,sinamigos,melancólico,lento.

Ah,laprofecíaqueelpoetahizosobremí.¡Quéadmirable!¡Quéespantosamenteadmirable!

Retrocediendo más allá del principio de esta via dolorosa, esta epopeya de

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sufrimiento con episodios de pecado, no puedo ver nada con claridad; sale de unanube.Séquesólocubreveinteaños,ysinembargosoyunanciano.

Uno no recuerda su nacimiento, se lo tienen que contar. Pero conmigo fuediferente.Lavidallegóamíconlasmanosllenasymeotorgótodasmisfacultadesypoderes. De mi existencia previa no sé más que otros, porque todos balbuceaninsinuaciones que pueden ser recuerdos o sueños. Solamente sé que mi primerasensacióndeconsciencialofuedemadurezencuerpoyalma;unasensaciónaceptadasin sorpresa o aprensión. Sencillamente me encontré caminando por un bosque,mediodesnudo,conlospiesdoloridos,tremendamentefatigadoyhambriento.Alverunagranja,meacerquéypedícomida,quealguienmediopreguntandominombre.No lo conocía, aunque sí sabía que todo el mundo tenía nombres.Me retiré muyazoradoy,alcaerlanoche,metumbéenelbosqueymedormí.

Al día siguiente llegué a una gran ciudad cuyo nombre no citaré. Tampocorelataré otros incidentes de la vida que ahora está a punto de acabar; una vida deperegrinaje continuo, siempre rondada por una imperante sensación de delito en elcastigodelmalydeterrorenelcastigodeldelito.Veamossisoycapazdereducirloalanarrativa.

Parece serqueunavezviví cercadeunagranciudad.Erauncolonopróspero,casadoconunamujeralaqueamabaydelaquedesconfiaba.Tuvimos,alparecer,unhijo,unjovendetalentobrillanteyprometedor.Paramí,siempresetratadeunafiguravaga,nuncaclaramentedefiniday,confrecuencia,fueradeescena.

Unadesafortunadanochesemeocurrióponerapruebalafidelidaddemiesposadeunaformavulgarysabidaportodoelmundoqueconocelaliteraturahistóricaydeficción.Fuia laciudaddespuésdehaberledichoamimujerqueestaríaausentehastaeldíasiguientepor la tarde.Peroregreséantesdelamanecerymedirigía lapartetraseradelacasaconlaintencióndeentrarporunapuertaquehabíaestropeadosin que nadie me viera, para que pareciera encajar y en realidad no cerrara. Alacercarme,oíunapuertaqueseabríaysecerrabaconsuavidad,yviaunhombrequesalíasigilosamentealaoscuridad.Conlaideadelasesinatoenlamente,saltésobreél, pero desapareció sin que consiguiera ni siquiera identificarle. A veces, ni aunahoraconsigoconvencermedequesetrataradeunserhumano.

Loco de celos y rabia, ciego y lleno de todas las pasiones elementales de lahombría humillada, entré en la casa y subí precipitadamente las escaleras hasta eldormitorio de mi esposa. Estaba cerrado, pero como también había estropeado elcerrojo,conseguíentrarfácilmentey,apesardelaintensaoscuridad,enuninstanteestabajuntoasucama.Tanteandoconlasmanosdescubríqueestabavacía,aunquedeshecha.

«Debedeestarabajo—pensé—;aterrorizadapormipresenciasehaocultadoenlaoscuridaddelrecibidor».

Con el propósito de buscarla,me di la vuelta paramarcharme. Pero tomé unadirecciónequivocada.¡Correcta!,diríayo.Golpeésucuerpo,encogidoenunrincón,

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conelpie.Enuninstantelelancélasmanosalcuelloy,ahogandosugrito,sujetésucuerpoconvulsoentrelasrodillas.Allí,enlaoscuridad,sinunapalabradeacusaciónoreproche,laestranguléhastalamuerte.

Aquíacabaelsueño.Lohecontadoen tiempopasado,peroelpresentesería laforma más apropiada, porque una y otra vez aquella triste tragedia vuelve a serrepresentadaenmiconsciencia;unayotraveztrazoelplan,sufrolaconfirmaciónydesagravio la ofensa. Después todo queda en blanco; ymás tarde la lluvia golpeacontra los mugrientos cristales, o la nieve cae sobre mi escaso atavío, las ruedaschirríanporcallesasquerosasdondemividasedesarrollaenmediodelapobrezaydelostrabajosmezquinos.Sialgunavezbrillaelsol,nolorecuerdo.Sihaypájaros,nocantan.

Hayotrosueño,otravisióndelanoche.Estoydepie,entrelassombras,sobreunacarreterailuminadaporlaluna.Soyconscientedelapresenciadealguienmás,peronopuedodeterminarexactamentedequién.Entrelapenumbradeunagranvivienda,perciboelbrilloderopasblancas;entonceslafiguradeunamujeraparecefrenteamíen la carretera. ¡Esmi asesinada esposa!Haymuerte en su rostro y señales en sugarganta. Tiene los ojos clavados en losmíos con una seriedad infinita, que no esreproche,niodio,niamenaza;noesalgotanterriblecomoelreconocimiento.Anteestahorrorosaaparición,retrocedoconterror;unterrorquemeasaltacuandoescribo.Nopuedodarlaformacorrectaalaspalabras.¡Fíjate!Ellas…

Ahora estoy tranquilo, pero en verdad ya no haymás que contar. El incidenteacabadondeempezó:enmediodelaoscuridadydeladuda.

Sí,denuevotengoeldominiodemímismo:«elcapitándemialma».Peronosetrata de un respiro, sino de otro estadio y fase de la expiación. Mi penitencia,constante en grado, esmutable en aspecto: una de sus variantes es la tranquilidad.Despuésde todo,se tratadecadenaperpetua.«Al infiernoparasiempre»,éseeselcastigoabsurdo:elculpableescogeladuracióndesupena.Hoymiplazoexpira.

Atodosycadauno,lesdeseolapazquenofuemía.

TestimoniodeladifuntaJuliaHetmanatravésdelmédiumBayrolles

Me había retirado temprano y había caído casi inmediatamente en un sueñoapacible, del que desperté con una indescriptible sensación de peligro, lo que es,según creo, una experiencia común de otra vida anterior. También me sentíconvencidadesusinsentido,aunqueesonolodesterraba.Mimarido,JoelHetman,estabaausente;lossirvientesdormíanenlaotrapartedelacasa.Peroéstaserancosasnormales;nuncaantesmehabíanpreocupado.Sinembargo,aquelextraño terrorse

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hizotaninsoportableque,venciendomiescasadisposición,meincorporéenlacamayencendílalámparadelamesilla.Encontradeloqueesperaba,estonosupusounalivio; la luz parecía añadir aún más peligro, porque pensé que su resplandor seadvertiríapordebajode lapuerta, revelandomipresenciaacualquiercosamalignaqueacecharadesdefuera.Vosotrosquetodavíaestáisvivos,sujetosaloshorroresdelaimaginación,osdaréiscuentadequémonstruosomiedodebedesereseque,enlaoscuridad, busca seguridad contra las existenciasmalévolas de la noche. Es comobatirsecuerpoacuerpoconunenemigoinvisible.¡Laestrategiadeladesesperación!

Despuésdeapagarlaluz,mecubrílacabezaconlacolchaymequedétemblandoensilencio,incapazdegritar,ysinacordarmesiquieraderezar.Enesepenosoestadodebí de permanecer durante lo que vosotros llamaríais horas; entre nosotros noexistenhoras:eltiemponoexiste.

Finalmenteapareció:¡unruidosuaveeirregulardepisadasenlasescaleras!Eranpausadas,dubitativas,inseguras,comosifueranproducidasporalguienquenovierapor dónde iba; para mi mente confusa eso era mucho más espantoso, como laproximidaddeunamalignidadciegayestúpida,paralaquenovalenruegos.Estabacasiseguradequehabíadejadolalámparadelrecibidorencendidayelhechodequeaquellacriaturacaminaraatientasdemostrabaqueeraunmonstruodelanoche.Estoeraabsurdoynocoincidíaconmianteriorterroralaluz,pero¿quéqueréisquehaga?Elmiedonotienecerebro;esidiota.Elobservadorsombríoquecontieneyelcobardeconsejoque susurranoguardan relación.Nosotros,quehemosentradoenelReinodel Terror, que permanecemos ocultos en el crepúsculo eterno rodeados por las xescenasdenuestravidaanterior, invisibles inclusoparanosotrosmismosypara losdemás, y que sin embargo nos escondemos desesperados en lugares solitarios, losabemos muy bien; anhelamos hablar con nuestros seres queridos, y sin embargoestamos mudos, y tan temerosos de ellos como ellos de nosotros. A veces esteimpedimentodesaparece,laleyquedaensuspenso:pormediodelpoderinmortaldelamor o del odio conseguimos romper el hechizo. Entonces, aquellos a los queavisamos, consolamos o castigamos, nos ven. Qué forma adoptamos es algo quedesconocemos;sólosabemosqueaterrorizamoshastaaaquellosquemásdeseamosreconfortarydelosquemásanhelamosternuraycompasión.

Perdona, te lo ruego, este paréntesis inconsecuente de lo que una vez fue unamujer.Vosotrosquenosconsultáisdeestemodoimperfecto,nocomprendéis.Hacéispreguntasabsurdassobrecosasdesconocidasyprohibidas.Lamayorpartedeloquesabemos y podríamos reflejar en nuestro discurso no tiene ningún sentido paravosotros. Debemos comunicarnos con vosotros por medio de una inteligenciabalbucienteenaquellapequeñazonadenuestrolenguajequevosotrossabéishablar.Creéisquesomosdeotromundo.Perono;noconocemosotromundoqueelvuestro,aunqueparanosotrosnoexistelaluzdelsol,nicalor,nimúsica,nirisa,nicantosdepájaros, ni compañía. ¡Dios mío! ¡Qué cosa es ser un fantasma, encogido ytemblorosoenunmundoalterado,presadelaaprensiónyladesesperación!

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Perono,nomorídemiedo:aquellacosasediolavueltaysemarchó.Laoíbajar,creo que apresuradamente, por las escaleras, como si ella también se hubieraasustado.Entoncesmelevantéparapedirayuda.Apenasmi temblorosamanohuboencontradoeltiradordelapuerta…¡cielosanto!,oíquevolvíahaciamí.Suspisadasporlasescaleraseranrápidas,pesadasyfuertes;hacíanquelacasaseestremeciera.Huíhaciaunaesquinadelaparedymeacurruquéenelsuelo.Intentérezar.Intentégritarelnombredemiqueridoesposo.Entoncesoíquelapuertaseabríadeungolpe.Hubo un intervalo de inconsciencia y, cuando me recuperé, sentí una opresiónasfixiante en la garganta, advertí que mis brazos golpeaban lánguidamente contraalgo queme arrastraba, ¡noté que la lengua seme escapaba por entre los dientes!Despuéspaséaestavida.

No,noséloquepasó.Lasumadeloqueconocemosalmorireslamedidadeloque sabemos después de todo lo que hemos vivido. De esta existencia sabemosmuchascosas,peronuncahaynuevaluzsobreningunadeesaspáginas:todoloquepodemosleerestáescritoenelrecuerdo.Aquínohaycimasdeverdadquedominenelconfusopaisajedeaquelreinodudoso.TodavíavivimosenelValledelaSombra,ocultosensusespaciosdesolados,observandodesdedetrásde laszarzamorasy losmatorralesasushabitantesmalvados,locos.¿Cómoíbamosatenerconocimientodeaqueldesvanecidopasado?

Loqueahoravoya relatarocurrióenunanoche.Sabemoscuándoesdenocheporqueosmarcháisacasaypodemosaventurarnosasalirdenuestrosescondrijosydirigirnos sinmiedohacianuestras antiguas casas, asomarnos a las ventanas, hastainclusoentraryobservarvuestrosrostrosmientrasdormís.Habíamerodeadoduranteunbuenratocercadelacasaenlaquesemehabíatransformadotancruelmenteenloqueahorasoy,comohacemoscuandoalguienaquienamamosuodiamosestádentro.Envanohabíaestadobuscandoalgunaformademanifestarme,algúnmododehacerquemiexistenciacontinuada,migranamorymiprofundapenafuerancaptadospormimaridoymihijo.Sidormían,siempresedespertarían,osi,enmidesesperación,me atrevía a acercarme a ellos una vez despiertos, lanzarían haciamí sus terriblesojosvivos, aterrorizándomecon lasmiradasqueyoanhelabayapartándomedemipropósito.

Esanoche leshabíaestadobuscandosinéxito, temerosadeencontrármelos.Noestaban en la casa, ni en el jardín iluminado por la luna. Porque, aunque hemosperdido el sol para siempre, todavía nos queda la luna, completamente redonda oimperceptible.Avecesbrillaporlanoche,avecesdedía,perosiempresaleyseponecomoenlaotravida.

Dejé el jardín y me fui, acompañada por la luz blanca y el silencio, hacia lacarretera, sin dirección definida y entristecida. De repente oí la voz de mi pobreesposoque lanzabaexclamacionesdesorpresa, juntoa lademihijoqueprocurabatranquilizarleydisuadirle.Yallíestaban,alasombradeungrupodeárboles.Cerca,¡tancerca!Teníansuscarasvueltashaciamí,losojosdemiespososeclavabanenlos

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míos. Me vio, ¡por fin, por fin me vio! Al advertir esta sensación, mi miedodesapareciócomounsueñocruel.Elhechizodelamuerteestabaroto:¡elAmorhabíavencidoalaLey!Locadealegría,grité,debídehabergritado:«Meve,meve:¡mecomprenderá!». Entonces, tratando de controlarme, avancé hacia él, sonriente yconsciente de mi belleza, para arrojarme en sus brazos, consolarle con palabrascariñosas y, con la mano de mi hijo entre las mías, pronunciar palabras querestauraranloslazosrotosentrelosvivosylosmuertos.

Pero,¡ay!¡Aydemí!Sucaraestabapálidadeterror,susojoserancomolosdeunanimal acorralado.Mientras yo avanzaba, él se alejaba demí, y por fin se dio lavueltaysalióhuyendoporelbosque.Haciadónde,esalgoquedesconozco.

Ami pobre hijo, abandonado con su doble desolación, nunca he sido capaz decomunicarle ninguna sensación de mi presencia. Pronto, también él, pasará a estaVidaInvisibleylehabréperdidoparasiempre.

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UNDIAGNÓSTICODEMUERTE

—Yonosoytansupersticiosocomoalgunosdesuscolegasuhombresdeciencia,comoaustedeslesgustaqueselesllame—dijoHawverenrespuestaaunaacusaciónquenohabíasidohecha—.Algunosdeustedes,aunquehedeadmitirquesólounospocos, creen en la inmortalidad del alma y en apariciones a las que no tienen lahonradez de llamar fantasmas.Mis convicciones no vanmás allá de afirmar que aveces se ve a los vivos donde ya no están, aunque han estado; donde han vividodurantetantotiempo,ytalvezcontantaintensidadquehandejadosushuellassobretodoloquelesrodeaba.Sé,claroestá,queelentornoenqueunovivepuedeversetanafectadopor la propia personalidadquepuedeproducir una imagendeunomismoante los ojos de otro, mucho después. Sin duda la personalidad que produce laimpresiónhadeserdeltipoapropiado,comolosojosquelapercibenhandesereltipoadecuadodeojos.Losmíos,porejemplo.

—Sí, el tipo adecuado de ojos, enviando sensaciones a la clase de cerebroinadecuada—dijoelDr.Frayleysonriendo.

—Muchasgracias;dagustovercomplacidaslasesperanzasqueunotiene.Esmásomenoslarespuestaquesuponíaqueustedcortésmentedaría.

—Losiento.Peroustedafirmaquesabe.Esoesmuchodecir,¿nocree?Talveznotengainconvenienteenrevelarcómolosabe.

—Usteddiráqueesunaalucinación—dijoHawver—,peronoimporta.Yentoncescontólahistoria.—Comoustedyasabe,elveranopasadofuiapasarlatemporadadecalorenla

ciudad de Meridian. El pariente en cuya casa tenía intención de residir estabaenfermo, por lo que busqué otro alojamiento. Tras diversas dificultades, conseguíalquilarunaviviendavacíaquehabíasidoocupadaporundoctorexcéntrico,llamadoMannering, que se había marchado años antes sin que nadie supiera dónde, nisiquierasuagente.Élmismohabíaconstruidolacasayhabíavividoenellaconunviejo criado durante unos diez años. Su práctica, nunca muy amplia, había sidoabandonadacompletamentetraslosprimerosaños.Ynosóloeso,sinoquesehabíarecluidoysehabíaapartadocasitotalmentedelavidasocial.Elmédicodelpueblo,únicapersonaconlaquehabíatenidoalgunarelación,mecontóquedurantesuretirosehabíadedicadoaunsolocampodeestudioyexpusosusresultadosenunlibroqueno contó con la aprobación de sus colegas profesionales quienes, evidentemente,considerabanquenoestabaensuscabales.Nohevistoellibroyahoranorecuerdoeltítulo,peromehandichoqueexponíaunateoríabastanteasombrosa.Manteníaque,enmásdeuncaso,eraposiblepredecirconprecisiónlamuertedeunapersonaconbuenasalud,mesesantesdequeseprodujera.El límite,creo,eradieciochomeses.Existían leyendas locales sobre el ejercicio de sus poderes de pronóstico, aunqueusted tal vez prefiera llamarlo diagnóstico. Y se decía que en todos los casos la

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persona a cuyos amigos él había avisado, murieron repentinamente, en la fechaestablecida,sincausaaparente.Todoesto,sinembargo,notienenadaqueverconloquevoyacontarle;penséquepodríaresultarledivertidoaunmédico.

»Lacasaestabaamuebladatalycomoéllahabíadejado.Resultabaunaviviendabastantelúgubreparaalguienquenoeraniunreclusoniunestudiante;creoquemetransmitíaalgodesucarácter,delcarácterdesuanteriorocupante,puessiemprequeestabaenellasentíaunaciertamelancolíaquenosedebíaniaminaturaldisposiciónni,meparece,alasoledad.Yonoteníacriadosquedurmieranenlacasa,sinoque,como usted sabe, siempre he disfrutadomucho conmi propia compañía y he sidomuyaficionadoa la lectura,aunquemenosalestudio.Fueracualfuera lacausa,suefecto fue el abatimiento y la sensación de un mal inminente; esto ocurríaespecialmente en el despacho del doctor Mannering, a pesar de que aquellahabitacióneralamásluminosayaireadadelacasa.Elretratodeldoctor,unóleodetamaño natural, colgaba de una de las paredes y parecía dominar el cuartocompletamente.Nohabíanadaextrañoenelcuadro:el individuoerabastantebienparecido,deunoscincuentaaños,conelpelogris,unacarabienrasuradaylosojosseriosyoscuros.Sinembargo,habíaalgoenélqueatraíamiatención.Elaspectodeaquelhombrellegóaresultarmefamiliar,ymerondaba.

»Unatarde,cuandomedirigíaalamía,paséporesahabitaciónconuncandil(enMeridian no hay gas). Como siempre, me detuve ante el cuadro que, a la luz delcandil, parecía tener una nueva expresión, difícil de describir, aunque claramentemisteriosa.Aquellomeinteresó,peronollegóapreocuparme.Movílaluzdeunladoaotroyobservélosefectosquedichomovimientoproducía.Mientraslohacía,tuveelimpulsodevolverme.Cuandolohice,viqueunhombrecruzabalahabitación¡endirecciónamí!Encuantoestuvolosuficientementecercaparaquelaluzdelcandilleiluminara la cara vi que se trataba del propio doctor Mannering; ¡era como si elretratocaminara!

»—Perdón—ledijeconciertafrialdad—,perosihallamadoalapuertanoleheoído.

»Pasó a mi lado, a muy corta distancia, levantó el dedo índice en señal deadvertenciay,sindecirunapalabra,saliódelahabitación,aunquenovisusalidamásdeloquehabíavistosuentrada.

»Porsupuesto,nohace faltaque ledigaqueesto fue loqueusted llamaríaunaalucinaciónyyounaaparición.Lahabitaciónnoteníamásquedospuertas,unadelas cuales estaba cerrada con llave; la otra conducía a un dormitorio que no teníasalida.Loquesentíaldarmecuentadeestonoesparteimportantedelsuceso.

»Indudablemente lepareceráuna típicahistoriade fantasmas,construidacon latramacaracterísticaestablecidapor losviejosmaestrosdeestearte.Siasífuera,nodeberíahaberlacontado,aunque fuesecierta.Peroaquelhombrenoestabamuerto;hoylohevistoenlacalledelaUnión:melocrucéenmediodeunamultitud.

Hawverhabíaterminadosurelatoylosdoshombrespermanecieronensilencio.

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EldoctorFrayley,abstraído,dabagolpecitossobrelamesaconlosdedos.—¿Ledijoalgohoy—preguntó—,algodeloqueustedpudieradeducirqueno

estabamuerto?Hawverselequedómirando,sindecirnada.—Talvez—prosiguióFrayley—lehizounaindicación,ungestolevantandoun

dedoenseñaldeadvertencia…Esunamaníaqueéltenía,algoqueacostumbrabaahacercuandodecíaalgoserio,cuandoanunciabaelresultadodeundiagnóstico,porejemplo.

—Sí, eso fue lo quehizo.Lomismoquehabía hecho su aparición.Pero ¡Diossanto!¿Esqueustedleconoció?

EraevidentequeHawverestabaponiéndosenervioso.—Sí, leconocí.Yhe leídosu libro,como tendránquehacer todos losmédicos

algúndía.Setratadeunadelasmássorprendenteseimportantescontribucionesdeestesigloalacienciamédica.Sí,leconocí;leatendícuandoestuvoenfermohacetresaños.Murió.

Hawver,claramenteturbado,abandonósusilladeunsaltoysepusoarecorrerlahabitacióndeunladoaotro;luegoseacercóasuamigoyledijoconuntonopocofirme:

—Doctor,¿tieneustedalgoquedecirmecomomédico?—No, Hawver; es usted el hombre más sano que he visto. Como amigo, le

aconsejoquesemarcheasuhabitación.Tocaustedelviolíncomounángel.Tóquelopues;toquealgoalegreyanimado.Aparteestemalditoasuntodesumente.

AldíasiguienteHawverfueencontradomuertoensudormitorio,conelviolínenelcuello,elarcosobrelascuerdasyunapartituraconlamarchafúnebredeChopinanteél.

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ELHOMBREQUESALEDELANARIZ

En la interseccióndedoscallesenaquellapartede la ciudaddeSanFranciscoconocidaporelnombre,nomuybienpuesto,deNorthBeach,seveunterrenobaldíoque está bastantemás nivelado de lo que están en general los terrenos, sean o nobaldíos,enesaregión.Apesardeello,justodetrásdelmismo,haciaelsur,elsueloseelevaenunángulointerrumpidoportresterraplenestalladosenlablandapiedra.Esunlugardondehabitancabrasypobres.Hayvariasfamiliasquelovienenocupando,sucesivamente,osucesoriamente,desdelosdíasdelafundacióndelaciudad.

Unade lashumildesmoradasdel terraplénmásbajosedestacaporsugrotescoparecidoconunrostrohumano,omásbien,conlaimitaciónquedeunrostrohumanopudierahaberhechounniño,cortandounacalabazaahuecada,aunsinquererhacerburladelosdesupropiaespecie.Losojossondosventanascirculares,lanarizesunapuerta, la boca una abertura causada por el saliente de una tabla que asoma pordebajodelapuerta,paranopisarelbarro…Nohayescalones.Comorostro,estacasaes demasiado grande; como vivienda, demasiado pequeña. La mirada hueca einexpresivadesusojossincejasnipestañasresultaturbadora.

Avecessaleunhombredelanariz,dalavuelta,pasapordondedebieraestarlaoreja derecha, y a través del guirigay de niños y cabras que se amontonan en elestrecho pasaje que hay entre las puertas de sus vecinos y el borde del terraplén,accedealfinalacallebajandoporunadudosaescalerona.Allíseparaunosinstantesy mira su reloj; quien pase por allí en esos momentos se preguntará por qué sepreocupa por saber la hora un hombre así, que vive en semejante lugar. Pero unaobservaciónmásatentadeestehombrenosdemostraráquelahoraes,paraél,cosadesumaimportancia:todoslosdías,alasdosdelatarde,durantelos365díasdelaño,hacelomismo,saledesucasa.

Cualquierdía, trascomprobarquenosehaequivocadodehora,guardasurelojparacaminarendirecciónsurabuenpaso.Doscallesmásallágiraaladerecha;alaproximarsealaesquinasiguientefijalosojosenlaventanamásaltadeunedificiode tres pisos que hay frente a la calle. Es un edificio feo y sucio, construido enladrillorojoqueenuntiempofuebrillanteperoqueahoraestotalmentegris.Unodeesosedificiosenlosqueresultaevidentelahuelladeltiempoyelpolvo.Oquesonúnicamentetiempoypolvo.Yanoalbergaviviendas.Esunafábrica,aunquenotengolamenor ideadequése fabricaallí.Supongoqueesascosasquepor logeneral sefabricanenlasfábricas.Sóloséquealasdosdelatardedetodoslosdías,exceptolosdomingos,hayeneseedificiounagranactividad,ungranbarullo;parececomosilosacudieranhastaloscimientoslaspulsacionesdealgunamáquinagigantescamientrasseproducensincesarloschillidosdelamaderatorturadaporlasierra.

Anadiesevejamásenlaventanaenlacualfijasusojosestehombre,conunamirada aparentemente intensa. Sigue mirando hacia allí cuando echa a andar,

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volviendomásymáslacabezaparanoperderdevistalaventana,hastaalejarse.Alpasarporlaotraesquina,alaizquierda,dalavueltaalamanzanayvuelvealpuntoenque, diagonalmente, a través de la calle, puede encarar la fábrica, puntoqueyahabía recorrido antes, sin embargo, y que atraviesa ahora mirando de nuevo conabsolutafijezaalaventana,hastaperderladevistasegúnvacaminando.

Hacemuchosañosqueestehombrenovaría su ruta,ni laalteramínimamente.Quinceminutosdespuésregresaalabocadesucasa;unamujerqueestáfrentealanarizleayudaaentrar.Noselevuelveaver,comodecostumbre,hastalasdosdelatardedeldíasiguiente.

Esamujer es su esposa. Semantiene ymantiene almarido lavando la ropa deotros.Enrealidadlavalaropadelospobresentrelosqueviven,cobrandotanpocoqueechaportierraeltrabajodeloschinosydeotrasmujeresqueseempleanenlomismo.

Estehombretendráunoscincuentaysieteaños,aunqueparecemuchomásviejo.Tiene el pelo completamente blanco. Siempre va perfectamente afeitado. Lleva lasmanoslimpiasymuycuidadaslasuñas.Sevistemuyporencimadeloqueindicasuposición,unaposiciónqueesfácilsuponerviendosóloellugarenelqueviveconsumujer.Vistemuypulcramenteestehombre,aunquenosepuededecirquevayaalaúltimamoda. Su sombrero de seda tiene apenas dos años, sin embargo; sus botas,muybienlustradas,nomuestranelmenorremiendo.Mehancontadoqueeltrajequeviste para hacer ese diario recorrido de quinceminutos no es el mismo que llevacuandoestáencasa.Comotodoloquetiene,eltrajeselocuidatambiénconmuchomimo sumujer, que le hace los arreglos oportunos sin que apenas se note que loshace.

Treintaañosatrás,JohnHardshawysuesposavivíanenRincónHill,enunadelasmejoresmansionesdetanaristocráticazona.Élhabíadesempeñadosuprofesióndemédicohastapocoantes,cuandosupadreledejóunafortunaconsiderable,porloquedecidióabandonaralosenfermosconsusenfermedadesyaqueteníacosasmásimportantes en las que desempeñarse, como velar por su fortuna, por ejemplo…Tanto él como su esposa eran personas de gran educación; a su casa acudían confrecuenciahombresymujeres,enmuyselectogrupo,querespondíanporcompletoalrefinamientodelmatrimonio.EstagentepensabaqueelseñorylaseñoraHardshawvivíannadandonoyaenlaabundanciasinoenunocéanodefelicidad,yenverdadloparecía, pues la señora Hardshaw se dedicaba en cuerpo y alma a su marido,atendiéndoleorgullosahastaenlasmásinsospechadasminucias.

EntresusamistadessecontabalamuynoblefamiliaBarwell—esposo,esposaydoshijos—,deSacramento.ElseñorBarwelleraingenierodeminasysusasuntosloalejabanamenudodeSanFrancisco,ocasionesenlasqueeradelomáshabitualquesu esposa y la del señorHardshaw se vieran. La señoraHardshaw, como no tenía

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hijos, adoraba a los de su amiga, a los que cuidaba como si fueran suyos.Lamentablemente, también sumarido llegóaquerermuchoa lamadredeaquellosniños.Sepodríadecir,incluso,quellegóaquererlademasiado…Y,máslamentableaún,aquellaatractivadama,lamadredelosniños,fuemenossensataquedébil.

Aesodelastresdelamadrugadadeundíadeotoño,elagentenúmero13delapolicíadeSacramentovioaunhombrequesalíasigilosamenteporlapuertatraseradelaresidenciadeunconocidoingenierodeminas,yloarrestó…Elhombre—quellevaba un sombrero ajado y un abrigo viejo— ofreció al policía cien, luegoquinientos y al finalmil dólares, para que lo dejara en paz.Como llevaba consigomenos de la suma ofrecida al agente,menos de la suma ofrecida en primer lugar,quierodecir, el representantede la autoridadnopudopormenosque tratar aquellaproposición conundesprecio en el que resplandecía lavirtud.Antesde llegar a lacomisaría,elarrestadoofrecióextenderleunchequepordiezmildólares,acambiodepermanecer atado con grilletes a cualquiera de los sauces que se alzaban en lasmárgenes del río hasta que el agente pudiera hacer efectivo el cobro. Como esteofrecimiento no provocó en el honesto policíamás que un renovado desprecio, elarrestadoguardósilencio,dandoalrepresentantedelaautoridad,comodebehacerseenestoscasos,unnombrefalso.Cuandoloregistraronenlacomisaríahallaronqueloúnicodevalorque llevaba consigo eraun retratominiadode la señoraBarwell, laesposa del dueño de la casa en la que había sido arrestado. El estuchito teníaengastadosmuycarosdiamantes,yalgoinherentealacalidaddeltrajedelarrestado,algo impensable al ver su abrigo y su sombrero, con los que trataba de pasarinadvertido, estremeció con un arrepentimiento al parecer ya inútil el corazón delincorruptible agente de policía. Ni las ropas ni la persona misma del detenidopermitían identificarlo, por lo que fue acusado de robo, con la evidencia única delretratominiadode ladama,bajoelnombre falsoquedio, elde JohnK.Smith.Lasuponíaunainspiracióndelaquesesentíamuyorgulloso.

Mientras,lamisteriosadesaparicióndeJohnHardshawdabapábuloachismesycotilleos de lo más variado entre el vecindario de Rincon Hill, San Francisco. Sellegóadecirenundiariolocalqueaquelloolíarealmentemal…Noseleocurrióalaseñora—aquienelperiódicoyahabíaseñaladocomoposibleviuda—irabuscarloalaprisióndeSacramento,puesnoteníalamenorideadequesumaridodebierairallíparanada.

Unas dos semanas antes del juicio contra JohnK. Smith, la señora Hardshaw,habiendodescubierto accidentalmente—por cierta confidencia—que sumarido sehallabadetenidoenSacramentoalaesperadejuicio,ynoconsunombresinobajootro totalmente falso,aunque rimbombante,yencimaacusadode robo, sedirigióatodaprisa adicha ciudad sin atreverse adecir palabradel asunto aningunade susamistades,ysepresentóenlaprisiónsolicitandopermisoparaverasuesposo,JohnK.Smith.Desencajadayenfermadeansiedad,vestidaconunasencillacapadeviajequelecubríadesdeelcuelloa lospies,yquebuenserviciodeabrigolediopor la

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noche,durantelatravesíaenelvaporríoarriba,nodejabaentreverquiénera,perosuestado de ánimo clamaba a su favor con mucha más intensidad que todo lo quedecidieradecirparademostrarsuderechoaentrevistarseconJohnK.Smith.Alfinselepermitióquelovieraasolas.

Nunca trascendió lo que hablaron en tan triste encuentro. Los hechos, sinembargo,demostraronposteriormentequeHardshawhabíahallado losmediosparasometer lavoluntadde suesposa.Ella salióde la cárcel, aqueldía, conel corazónroto,sinquererresponderalaspreguntasquelehicieronsusallegados.Regresóasuhogar, a su desolado hogar, simulando que retomaba la búsqueda de su esposodesaparecido. Y una semana más tarde desapareció ella misma, habiendo dicho aalguien,nadamás,quevolvía«asutierranatal».Esofuetodo.

Duranteeljuicio,JohnK.Smithsedeclaróculpable,siguiendoelconsejodeunabogado llamado urgentemente para asistirle, y según dijo el propio letrado… Eljuez,sinembargo,encuyamentevariascircunstanciaspococomuneshabíancreadounadudarazonable,insistióenqueelfiscalllamaseadeclararalagentenúmero13,yladeclaracióndelaseñoraBarwell,quesehallabaenfermaporaquellosdías,segúncertificóoportunamente,fueleídaaljuradoporpartedeunoficialdelacorte.Eraunadeclaración muy breve: sólo sabía que el retrato miniado era suyo, y que creíarecordar haberlo dejado en la mesa de la sala de su mansión antes de retirarse adescansarasusaposentosenlanochedeautos.Erasuintención,seguíadiciendo,ladeobsequiarcondichoretratoasuesposo,quienporaquellosdíasseencontrabaenEuropa,enviajedenegocioscomorepresentantedeunacompañíademinas.

La actitud de la testigo en el momento de hacer aquella declaración en suresidenciafuedescritamástardeporelayudantedelfiscalcomo«untantoextraña,fueradelocomún».Pordosvecessehabíanegadoatestimoniar,ycuandoalfinlohizo y sólo quedaba su firma, arrancó el papel de las manos del escribiente delayudantedelfiscalylohizopedazos…Llamóentoncesasushijos,queacudierondeinmediato, se abrazó a ellos llorando desconsoladamente, y luego, de repente, lespidióquesefuerandeallí,ratificósudeclaraciónbajojuramento,lafirmóysufrióundesmayo… Llamaron a su médico, que acudió presto. El médico, un hombre tansabio,ynosóloenasuntosdesuprofesión,comoparadarsecuentaalinstantedeloque ocurría, tomó por el brazo al ayudante del fiscal, lo llevó a un aparte, ycambiandodeopinión,sindecirleunapalabra, locondujodespuésa lapuertadelacalle, llevándoselo de una solapa, y lo echó de la casa. Hizo lo mismo con elescribiente, pero dándole además un puntapié… La majestad de la ley no recibióninguna reparación por semejante insulto; la víctima de tal indignidad ni siquieramencionóel casoanteel jurado.Ambicionabael fiscal triunfar como fueseanteeltribunal,ylascircunstanciasbajolascualeshabíatomadodeclaraciónaladamanoeran lasmáspropiascomoparaqueaumentasesucredibilidad.Al finyalcabo,elacusadohabíacometidounaofensacontralamajestaddelaley,menor,encualquiercaso,queladeliracundomédico.

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Deacuerdoconlosugeridoporeljuez,eljuradodeclaróculpablealacusado;nopodíahacerotracosa,apesardesusdudasrazonables,alavistadelaspruebasydeladeclaraciónde ladama,por loque JohnK.Smith fue condenadoa tres añosdecárcel en la penitenciaría. Su abogado, que no presentó alegaciones ni pidió unasentenciamenor—laverdadesqueapenasabriólabocaduranteeljuicio—,estrechólamanodesuclienteysefuetantranquilodelasala.Paratodoslosqueasistieronaljuicioresultóclaroquenoteníaelmenorinterésenejercerladefensa.

JohnHardshawcumplióíntegramentesucondenaenSanQuintín,ycuandosaliólibresuesposaacudióarecogerloanteelportóndelacárcel.Habíaregresadodesutierranatalsóloparaeso.SecreequeviajarondeinmediatohaciaEuropa,puesdesdeParísseextendióunpodergeneralaunabogadoqueaúnsecuentaentre losvivos,hombre del que, por lo demás, he recibido unos cuantos datos para desbrozar estahistoriatansimplecomoapasionante.

Este abogado vendió, en muy poco tiempo, todo cuanto tenían los Hardshaw,todas sus posesiones de California, y durante varios años nada se supo de lainfortunadapareja,aunquemuchagenteacuyosoídoshabíanllegadovagas,yporlotanto inexactas especulaciones a propósito del caso, habiéndoles conocido tiempoatráslosrecordabanconcariñoycomentabanconciertaconmiseraciónsuinfortunio.

Volvieronañosmástarde,enruinacompleta;él,paracolmo,teníaquebrantadalasalud.Nuncahe sabido con certeza el porquéde su regreso.Durante algún tiempovivieron,bajoelapellidoJohnson,enunbarriorespetable,aunqueuntantoalejado,alsurdeMarketStreet;nuncaselosveíalejosdelvecindario.

Aúndebíandeteneralgodedineroporaquelentonces,porquenadiepodíadarfedequeelmarido trabajase, aunque tambiéneraprobable,decían,queno lohicieradebidoasumalasalud.Ladevocióndelaesposahaciaéleracosaquecomentabancon admiración sus vecinos; jamás lo dejaba solo, siempre se la veía en actitudcariñosa, diciéndole las palabras más amables y confortadoras. Solían sentarsedurantehorasenunodelosbancosdeunapequeñaplazoleta,ellaleyendounlibroyélmirando a lo lejos, con lamano libre de ella entre las suyas.A veces rizaba delevesarrugasellasupálidafrentey levantabasusojosaúnhermososdel libroparamirar al marido, o lo cerraba con una sonrisa para hablar con él… ¿Pero de quéhablaban?Nuncalopudodecirnadie.

Elpacientelectorquehayallegadohastaestepuntopuedeencontraralgúnplacer,quizá, haciendo conjeturas… Quizá hubiese algún tema de conversación que noquisieranabordar.Laexpresióndelhombre,aveces,eradeunprofundodesconsuelo;lapococomprensivajuventuddelvecindario,coneseagudosentidoquedetectalosrasgosmás visibles, común a losmás jóvenes de nuestra especie, sobre todo a losmachos,lepusoelmotedeElAgoníasEnamorado.

Sucedióundía,empero,queelespíritudela inquietudtomódenuevoposesiónde JohnHardshaw. SóloDios sabe qué lo llevó a deambular; cruzóMarket Streethaciaelnorte,atravésdelasbajascolinas,ydescendiósusladerashacialaregiónde

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NorthBeach.Doblandosinrumbohacialaizquierda,comosisólosiguieraasuspies,llegódespuésaunacalledesconocida,porlaquecontinuócaminandohastadarsedefrenteconloqueporaquelentonceseraunbrillanteedificiodetresplantas,quehoyesunasuciafábrica.Al levantar losojosviocasualmenteunaventanaabiertaenlaúltimaplanta,queseguramentehabríasidomejorparaélnover:allíestabalaseñoraBarwell.Susmiradasseencontraron.Dandounchillido,comounpájarosorprendido,ladamacasisecaeporlaventana,sacandomásdemediocuerpoporella.Algunaspersonas que pasaban en esemomento por la calle no pudieron evitarmirar haciaarriba.Hardshawestabadepie,inmóvil,conlosojosencendidos.

—¡Cuidado!—gritóalguien.La mujer se asomabamás y más. En realidad, se inclinaba más y más, como

vencida, sin controlar sus fuerzas, desafiando la silenciosa e implacable ley de lagravedad, casi como una vez había desafiado aquella otra ley queDios promulgó,tronante,enelSinaí.

Loconvulsodesusmovimientoshabíahechocaersobresushombrosuntorrentedecabellososcuros,queelvientomecíasobresusmejillasocultándolelasfacciones.Unmomentomás, y luego…Un alarido terrible resonó en la calle cuando perdiódefinitivamente el equilibrio y cayó de cabeza, en un confuso remolino de brazos,piernas, enaguas, vestido, cabellos… Y su blanco rostro que se estrelló contra elpavimentohaciendoun ruidohorrible.Un impactoque sedejó sentir a lo largodetodalacalle.

Iodos los ojos, al unísono, rehusaron ver aquello, en un primer instante. Peroatraídosdenuevopor aquelhorror, lo contemplaronextrañamente acrecentado.Unhombreestabasentadoenelsueloyapretabacontrasucuerpoeldelamujer,besandosus laceradas mejillas y su boca a través de las crenchas ensangrentadas de suscabellos,empapándosedesangreélmismo.

Aquí concluye, prácticamente, mi labor como reportero. Los Barwell habíanregresado esamismamañana, después de una ausencia de dos años en Perú. Unasemana más tarde, el viudo, ahora doblemente desolado, por cuanto le resultabaimposiblenopercatarsedelhorriblesignificadodelcariñoqueHardshawdemostróasu mujer ya muerta, partió a no sé cuál de los puertos más distantes del mundo.Nunca regresó. Hardshaw —ya no Johnson— pasó un año en el manicomio deStockton, donde pudo seguir cuidándolo su esposa, que recibió a tales efectos, ymediandounoscuantosamigosparaello,eloportunopermiso.CuandorecibióelaltaHardshaw, no curado, aunque sí del todo inofensivo, volvieron a la ciudad, comopresoslosdosdeunaextrañafascinaciónporella.Duranteuntiempovivieroncercade la Misión Dolores, sumidos en una pobreza poco menos abyecta que la quepadecenahora.Peroestabanaúnmuylejosdelpuntoqueeselcaroobjetodeladiariaperegrinación del hombre.Ni para tomar un ómnibus tenían dinero.Demodo queaquelpobrediablo,oángeldelcielo,laesposadeestecondenadolunático,consiguióa un precio razonable la choza de rostro indiferente en la parte inferior de Goat

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Hill[3].Deallíalacasaquefueraresidenciayhoyesfábricanohaymuchadistancia.En realidad hay un paseo nomuy desagradable, una leve caminata; al menos esopareceporlamiradaansiosayalegredelhombrequerecorretaldistanciaadiario.Elregreso,sinembargo,selehaceunpocomáspesado.

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ELMAESTRODEMOXON

—¿Hablasenserio?¿Realmentecreesqueunamáquinapiensa?Noobtuveunarespuestainmediata.Moxonparecíaestarabsortoenlasascuasde

la chimenea, dándoles golpes hábiles con el atizador aquí y allá hasta quemanifestaronconun fuerte resplandorhaber recibidosuatención.Llevabasemanasobservandoenélcierta tendenciaa la tardanzaa lahoraderesponder inclusoa laspreguntasmástriviales.Sinembargo,suaspectoparecíamásdepreocupaciónquedereflexión:sepodríahaberdichoque«estabadándolevueltasaalgo».

Enesemomentodijo:—¿Quéesuna«máquina»?Lapalabrahasidodefinidadediversasmaneras.La

definicióndeunconocidodiccionariodice:«Instrumentouorganizaciónpormediodelcualseaplicaysehaceefectivalaaccióndeunafuerzaoseproduceunefectodeterminado». Bien, entonces ¿no es el hombre una máquina? Y admitirás quepiensa,ocreequepiensa.

—Si lo que deseas es no contestar a mi pregunta —dije en un tono bastantemalhumorado—,¿porquéno loreconoces?Todoloqueestásdiciendonosonmásqueevasivas.Sabesdesobraquecuandodigo«máquina»nomerefieroalhombre,sinoaalgoqueelhombrehacreadoycontrola.

—Cuando no es ella la que le controla —repuso poniéndose en pierepentinamente y asomándose a una ventana desde la que no se veía nada en laoscuridaddeaquellanochetempestuosa.Alcabodeunratosevolvióydijoconunasonrisa—:Lo lamento.No tenía intencióndemostrarmeevasivo.Consideréqueeldiccionario,testimonioinconscientedelhombre,erasugerenteyteníaalgúnvalorenladiscusión.Peropuedodaratupreguntaunarespuestadirectadeunmodobastantesencillo:creoqueunamáquinapiensaeneltrabajoquerealiza.

Ciertamente,aquello fuebastantedirecto.Noeraagradableenabsoluto,porqueveníaaconfirmar la tristesospechadeque ladedicacióndeMoxonalestudioysutrabajoeneltallernohabíansidobuenosparaél.Enprimerlugar,sabíaquesufríadeinsomnio, que no es desgracia pequeña. ¿Habría eso afectado a su mente? Larespuestaamipreguntameparecióunapruebadequeasíhabíasido.Talvezahoraloconsiderara de otromodo. Pero entonces yo eramás joven, y entre los favores nonegados a la juventud está la ignorancia. Movido por ese gran estímulo a lacontroversia,dije:

—Y,porfavor,dime,¿conquépiensa,sinotienecerebro?Lacontestación,queseprodujoconmenosretrasodeloacostumbrado,tomóla

forma,preferidaparaél,deunanuevapregunta:—¿Conquépiensaunaplanta,sinotienecerebro?—¡Así que las plantas también pertenecen a la clase filosófica!Me encantaría

conoceralgunasdesusconclusiones;puedequeomitaslaspremisas.

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—Talvez—contestó,sinsentirsealparecermuyafectadopormiironíasimplona—;sepuedeninferirsusconviccionesapartirdesusactos.Teahorrarélosconocidosejemplos de la sensible mimosa, de varias flores insectívoras y de aquellas cuyosestambres se inclinan y sacuden el polen sobre la abeja que las penetra para quepueda fertilizar a sus lejanos cónyuges. Pero presta atención a esto.En un espacioabierto demi jardín planté una parra. Cuando apenas había salido a la superficie,clavé una estaca en el suelo a una distancia de una yarda. Enseguida la parra sedirigió hacia ella, perounos días después, cuandoya estaba a puntode alcanzarla,retirélaestacaunoscuantospies.Laparravariórápidamentederumbo,formandounángulo pronunciado, y se encaminó de nuevo hacia la estaca. Repetí la maniobravarias veces pero, al final, como si estuviera desanimada, la parra abandonó lapersecución, e ignorando mis posteriores intentos por desviarla de su camino, sedirigióhaciaunpequeñoárbolalejado,alquetrepó.

»Las raíces de los eucaliptos se extienden de un modo increíble en busca dehumedad.Unfamosohorticultorrelataqueunadeellassemetióporunviejodesagüeylosiguióhastaunlugarenelqueseinterrumpíaporqueunaseccióndeltubohabíasidoretiradaparadejarespacioaunmurodepiedraconstruidoensu recorrido.Laraíz abandonó entonces la cañería y recorrió elmuro hasta encontrar una aberturaproducida por una piedra que se había desprendido. La atravesó y, después deserpentear por el otro lado de la pared, se dirigió de nuevo hacia la tubería, seintrodujoporlaparteinexploradayprosiguiósutrayecto.

—¿Ytodoeso,qué?—¿Cómopuedespasarporaltosusignificado?Demuestra laconscienciadelas

plantas.Sindudaesunapruebadequepiensan.—Y aunque así sea, ¿qué? Estábamos hablando de las máquinas, no de las

plantas.Puedequeesténhechasenpartedemadera,maderaalaqueyanolequedavitalidad,ocompletamentedemetal.¿Esqueelpensamientoestambiénunatributodelreinomineral?

—¿De qué otramanera si no explicas fenómenos, por ejemplo, como el de lacristalización?

—Yonolosexplico.—Porque no puedes hacerlo sin afirmar lo que pretendes negar, a saber, la

cooperacióninteligenteentreloselementosconstitutivosdeloscristales.Cuandolossoldados forman filas, o cuadrados, lo llamas razón. Cuando los gansos salvajesvuelanenformadeV,dicesqueesinstinto.Perocuandolosátomoshomogéneosdeun mineral, al moverse con libertad en una solución, se disponen en estructurasmatemáticamenteperfectas,o laspartículasdehumedadcongeladaseorganizanencopos de nieve de bellas y simétricas formas, no sabes qué decir. Ni siquiera hasinventadountérminoparaocultartuheroicainsensatez.

Moxon hablaba con una animación y seriedad inusuales. Cuando se detuvo,escuché un extraño ruido sordo, procedente de una habitación contigua conocida

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como el «taller» en la que a nadie más que a él le estaba permitido entrar, querecordabaelsonidodeunmanotazosobreunamesa.Moxon,visiblementeagitado,también lo oyó, se puso en pie y, acto seguido, entró en la habitación de la queprocedía.Mepareció raroquehubieraalguienallídentro,por loqueel interésqueteníaenmiamigoy,sinduda,unaciertacuriosidadinjustificable,meimpulsaronaescuchar atentamente, aunque, me alegra decirlo, no a través de la cerradura. Seprodujeron unos ruidos confusos, como de lucha o de pelea. El suelo tembló.Distinguí claramente el sonido de una respiración penosa y una voz ronca queexclamó:«¡Malditasea!».Despuéstodoquedóensilencio.Moxonreaparecióy,conunasonrisabastantetriste,dijo:

—Perdonaporhaberteabandonadodeunmodotanbrusco.Tengounamáquinaahídentroqueperdiólapacienciayseenfadó.

Con la vista fija en su mejilla izquierda, que estaba atravesada por cuatroarañazosparalelosdelosquebrotabasangre,pregunté:

—¿Yquétalsisecortaralasuñas?Podríahabermeahorradoelchiste,pues,sinprestarlelamenoratención,sesentó

de nuevo en la silla que había abandonado y reanudó su interrumpido monólogocomosinadahubieraocurrido.

Seguramentenoestásdeacuerdoconaquellos(aunhombretanaficionadoalalectura como túnohace falta que le diga susnombres) quehan reveladoque todamateriaessensible,quecadaátomoesunsetvivo,conscienteysensible.Yo sí.Noexiste la materia muerta, inerte: toda está viva. Toda imbuida de energía, real opotencial;todasensiblealasmismasfuerzasdesuentornoypropensaalcontagiodeotrasmáselevadasysutilesqueresidenenorganismossuperioresconlosquepuedeestablecerrelaciones,comoeldelhombrecuandolatransformaenuninstrumentodesuvoluntad.Lamateriaabsorbepartedesuinteligenciayresoluciónenproporciónalacomplejidaddelamáquinaresultanteyaladelatareaquerealice.

»¿RecuerdasporcasualidadladefiniciónquedioHerbertSpencerde«Vida»?Laleí hace treinta años. Puede que la haya alterado después, eso no importa, perodurante todoeste tiempohe sido incapazdeencontrarenellauna solapalabraquepuedasermodificada,añadidaosuprimidaconvenientemente.Paramínoessólolamejor definición, sino la única posible. «La vida —dice— es una combinacióndeterminadadecambiosheterogéneos,simultáneosysucesivos,encorrespondenciaconsecuenciasycoexistenciasexternas».

—Esodefineelfenómeno,peronoexplicasucausa.—Eso—replicó—estodoloquepuedehacerunadefinición.ComoindicaMili,

no sabemosnada de la causamás que como antecedente, nada del efectomás quecomoconsecuente.Endeterminadosfenómenos,unonuncaocurresinelotro,loqueesdispar.Alprimeroeneltiempolollamamoscausa;alsegundo,efecto.Alguienquehayavistomuchasvecesaunconejoperseguidoporunperroynohayavistonuncaalos conejos y a los perros en otras circunstancias, consideraría que el conejo es la

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causadelperro.»Pero me temo—añadió con una risa muy natural— que mi conejo me está

alejandomuchodelapistademilegítimapresa.Meestoyentregandoalplacerdelapersecución en sí misma. De lo que quiero que te des cuenta es de que en ladefiniciónqueHerbertSpencerdade«vida»laactividaddelamáquinaestáincluida.Nohaynadaentaldefiniciónquenoseaaplicableaella.Segúnesteobservadortaningeniosoyestepensadortanprofundo,siunhombreestávivoduranteelperiododesu actividad, también lo está la máquina cuando funciona. Como inventor yconstructordemáquinasconsideroqueesoescierto.

Moxonsequedóensilenciodurantelargorato,conlamiradaperdidaenelfuego.Seestabahaciendotardeyconsideréqueerahorademarcharme,peronomegustabalaideadeabandonarleenaquellacasaapartada,completamentesolo,anoserporlapresencia de alguien de cuya naturaleza únicamente podía conjeturar que era pocoamigable,talvezmaligna.Meinclinéhaciaély,mirándolealosojosconseriedad,hiceungestoconlamanohacialapuertadesutallerypregunté:

—Moxon,¿aquiéntienesahídentro?Parasorpresamía,esbozóunaligerasonrisayrespondiósinvacilar:—Anadie.Elepisodioenelqueestáspensandofuecausadopormiestupidezal

dejarunamáquinaen funcionamiento sinnada sobre loque funcionar,mientrasyoacometía la interminable tareade ilustrar tuentendimiento.¿Acasonosabesque laConscienciaeslacriaturadelRitmo?

—¡Aldiabloconlasdos!—exclaméponiéndomeenpieycogiendomiabrigo—.Te deseo buenas noches y espero que la máquina que dejaste en marchainadvertidamente tenga los guantes puestos la próxima vez que creas necesariopararla.

Sinesperaracontemplarelefectodemiobservación,salídelacasa.Estaba lloviendoyhabía unagranoscuridad.En el cielo,más allá de la colina

hacia la que avanzaba a tientas por unas aceras inseguras, hechas con tablones enaquellascallessinpavimentaryllenasdelodo,sepercibíaeldébilresplandordelaslucesdelaciudad,peroamisespaldasnoseveíamásqueunaventanadelacasadeMoxon.Aquellaluzparecíatenerunsignificadomisteriosoyfatídico.Yosabíaquehabíaunaaberturasincortinasenel«taller»demiamigoynodudabadequehabríareanudadolosestudiosquehabíansidointerrumpidosparacumplirsusobligacionescomoinstructormíoenlaconscienciamecánicaylapaternidaddelRitmo.Aunquesus convicciones entonces me parecían extrañas y, en cierto modo, divertidas, nopodíaevitartenerlasensacióndequeguardabanalgunarelacióntrágicaconsuvidaysu carácter, y tal vez también con su destino, y ya no consideraba que fuerandivagaciones de una mente desordenada. Se pensara lo que se pensara de susopiniones,suexposiciónresultabademasiadológicacomoparaeso.Unayotravez,susúltimaspalabrasmeveníanalamente:«LaConscienciaeslacriaturadelRitmo».Aunqueestaafirmacióneraescuetayconcisa, laencontrabaentonces infinitamente

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atractiva.Cadavezqueaparecíaenmicabeza,crecíasusignificadoysufascinaciónseahondaba.Bueno,pensé,aquíhayalgosobreloqueestablecerunafilosofía.Silaconscienciaeselproductodelritmo,todaslascosassonconscientes,porquetodassemueven,ytodomovimientoesrítmico.MepreguntésiMoxonconocíaelsignificadoyamplitudde supensamiento, la envergaduradeestageneralización trascendental;¿ohabríallegadotalvezasucreenciafilosóficaporelcaminotortuosoeinciertodelaobservación?

Aquellacreenciaeraentoncesnuevaparamí,ytodalaexposicióndeMoxonnohabía conseguido hacerme un converso; pero ahora era como si una gran luz,semejante a la que cayó sobre Pablo de Tarso, resplandeciera ami alrededor. Allífuera,entre la tormenta, laoscuridady lasoledad,experimenté loqueLewesllama«lainterminablediversidadyemocióndelpensamientofilosófico».Meregocijabaenunanuevasensacióndeconocimiento,enunnuevoorgullodelarazón.Parecíaquemispiesapenasrozabanelsuelo;eracomosiunasalasinvisiblesmeelevaranymetransportaranporelaire.

Cediendoalimpulsodebuscarnuevaluzenaquelaquienahorareconocíacomomimaestro y guía,me había dado inconscientemente la vuelta y, antes de quemedieracuenta,meencontrédenuevoantelacasadeMoxon.Estabaempapado,peronome sentía incómodo. Incapaz en mi entusiasmo de encontrar el timbre, probéinstintivamenteconelpomo.Giróy,unavezdentro,subípor lasescalerashasta lahabitaciónquehabíaabandonadohacíapocotiempo.Estabaaoscurasyensilencio;Moxon,comohabíasupuesto,seencontrabaenlahabitacióncontigua,enel«taller».Fuitanteandoporlaparedhastadarconlapuertadeaquelcuarto,alaquellamécondecisión varias veces sin recibir respuesta; lo atribuí al estruendo exterior, pues sehabía levantadounvendavaly la lluviaseestrellabaconfuerzacontra lasdelgadasparedes.Elgolpeteosobreelentabladodelacubiertaqueprotegíaaquellahabitaciónsintechoeraestrepitosoeincesante.

Nuncahabíasidoinvitadoaentrarenaqueltaller;másbiensemehabíanegadoelacceso,comoatodaslasdemáspersonas,conunasolaexcepción,ladeunhabilidosometalistadequiensólosesabíaquesellamabaHaleyyquesuhábitoeraelsilencio.Pero, debido ami exaltación espiritual, olvidé toda discreción y cortesía y abrí lapuerta. Lo que vi hizo que cualquier especulación filosófica desaparecierarápidamente.

Moxon estaba sentado delante demí, en el extremomás alejado de unamesapequeña sobre la que una sencilla vela proyectaba toda la luz que había en lahabitación.Frenteaél,yconlaespaldahaciamí,sesentabaotrapersona.Entrelosdos,ysobrelamesa,habíauntablerodeajedrez:estabanjugando.Nosémuchodeajedrez,perocomosólohabíaunascuantaspiezassobreeltablero,eraobvioquelapartida estaba a punto de terminar. Moxon se mostraba sumamente interesado,aunque me pareció que su interés no se centraba tanto en la partida como en suantagonista,sobreelquemanteníaunamiradatanfijaque,apesardeencontrarmeen

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mediodesucampodevisión,sentíquepasabacompletamentedesapercibido.Teníaelrostroterriblementepálidoysusojosbrillabancomodiamantes.Asuantagonistasóloloveíadeespaldas,peroerasuficiente.Nomehabríagustadoverlelacara.

Nomedíamásdecincopiesysusproporcionesrecordabanlasdeungorila:unatremenda anchura de hombros, un cuello grueso y corto, y una cabeza grande yabultada,sobrelaquecrecíaunamarañadepelonegrocubiertaconunfezdecolorpúrpura.Unatúnicadelmismocolor,muyceñidaalacadera,ocultabaelasiento,uncajónalparecer, sobreelquedescansaba;no se leveían lospiesni laspiernas.Elantebrazo izquierdo se apoyaba sobre el regazo, y con la mano derecha,desproporcionadamentelarga,movíalaspiezas.

Yohabíaretrocedidoyahorameencontrabajuntoalapuertayenpenumbra.SiMoxonhubieramiradomásalládesuoponentenopodríahabervistonada,salvoquela puerta estaba abierta. Había algo que me impedía avanzar o retirarme, unsentimientoque,no sécómoapareció,mehacíapresentiruna tragedia inminenteymesugeríaquesimequedabapodríaayudaramiamigo.Conciertosentimientoderebeliónconscienteporloindecorosodemiactitud,mequedéallí.

La partida fue rápida. Moxon apenas miraba al tablero antes de hacer susmovimientos y, según mi ojo inexperto, daba la impresión de que escogía, conmovimientos rápidos, nerviosos y faltos de precisión, las piezas que tenía más amano.Larespuestadesucontrincante,aunqueigualmenteinmediataalprincipio,erarealizada con unmovimiento pausado, uniforme,mecánico y, segúnmi impresión,algoteatraldelbrazo,loquesuponíaunadurapruebaparamipaciencia.Habíaalgomisteriosoentodoaquello,ydeprontosentíescalofríos.Estabamojadoyteníafrío.

Después de haber realizado dos o tres movimientos, el extraño inclinóligeramente la cabeza y observé que tras cada uno de esos movimientos, Moxoncambiaba su rey de lugar. De repente descubrí que aquel hombre era mudo y,enseguida, que se trataba de una máquina: ¡un autómata que jugaba al ajedrez!Entonces recordé queMoxonme había contado una vez que había inventado unamáquina de jugar al ajedrez, aunque entonces yo no entendía que tal cosa fuerarealmente posible. ¿No habría sido toda su charla sobre la consciencia y lainteligenciadelasmáquinasunpreludioaunaeventualexhibicióndesuartilugio,untruco para acrecentar el efecto de la acciónmecánica de tal aparato sobremí, queignorabasusecreto?

Unbuenfinal,éste,paratodomiéxtasisintelectual,mi«¡interminablediversidadyemocióndelpensamientofilosófico!».Estabaapuntodemarcharmeavergonzadocuandoocurrió algoqueprovocómi curiosidad.Observé que aquella cosa encogíasus grandes hombros como si estuviera enojada.Y su ademán fue tan natural, tanasombrosamente humano que, considerado desde mi nuevo punto de vista, mesobresaltó.Peronofueesotodo,porquealmomentodioungolpesobrelamesaconelpuñoapretado.Despuésdeesegesto,Moxonparecíaestarmásasustadoqueyo:alarmado,echósusillahaciaatrás.

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EntoncesMoxon,aquienletocabajugar,levantólamanoporencimadeltablero,se abalanzó sobre una de las piezas como un gavilán y con una exclamación de«¡jaquemate!» sepusoenpiey se colocódetrásde la silla.El autómata sequedóinmóvil.

Elvientohabíaamainado,aunqueaúnseescuchabaaintervalosreducidosycadavezconmásfuerza,elretumbardelostruenos.Enelparéntesisqueseproducíaentreellosadvertíun suavemurmulloozumbidoque,comoeldel trueno, sehacíacadavezmásfuerteyrotundo.Parecíaprovenirdelcuerpodelautómatayrecordabadeunmodo inconfundible al rechinar de engranajes. Me dio la impresión de que aquelmecanismodesordenadohabíaescapadoalaacciónrepresivayreguladoradealgúncontrol; un efecto semejante al que se podría esperar si un trinquete saltara de losdientesdeunarueda.Peroantesdequetuvieratiempoparahacerconjeturassobrelanaturaleza de ese ruido,mi atención fue atraída por los extrañosmovimientos quehacíaelautómata.Parecíaqueunasconvulsionesligeras,perocontinuadas,sehabíanapoderadodeél.Elcuerpoylacabezarecordabanlosdeunhombreconparálisisoescalofríosdemalaria,yesemovimientofueaumentandoprogresivamentehastaquetodosucuerpofuepresadeunaagitaciónviolenta.Derepente,sepusoenpiedeunsaltoy, conuna rapidezcasi imposiblede seguir con lavista, se abalanzó sobre lamesay la silla, con los brazos completamente extendidos, adoptando la postura desalidadeunsaltadordetrampolín.Moxonseechóhaciaatrás,intentandoapartarse,perofuedemasiadotarde:lasmanosdeaquellacosahorriblecomenzabanacerrarsesobresugargantamientrasMoxon intentaba liberarseagarrándolasde lasmuñecas.Entonceslamesadiolavuelta,lavelafueapararalsueloyseapagó,ylahabitaciónquedóaoscuras.Peroelruidodelalucharesultabamanifiesto,ylomásterribledetodoeran lossonidosroncosyestentóreosproducidosporelesfuerzodeMoxonalintentarrespirar.Dominadoporaquellabarahúndainfernal,medispuseaayudaramiamigo, pero apenas había dado un paso en aquella oscuridad cuando toda lahabitaciónseinundódeunaluzcegadoraqueinflamóenmicerebro,enmicorazónymimemorialaimagenvividadeloscombatientesenelsuelo:Moxon,debajo,conlagarganta todavía rodeada por aquellasmanos férreas, tenía la cabeza echada haciaatrás, losojosdesorbitadosy labocacompletamenteabiertaconla lenguafuera.Y,¡quéterriblecontraste!,sobreelrostropintadodesuasesinohabíaunaexpresióndeconcentración intensa y calmada, ¡como si estuviera resolviendo un problema deajedrez!Estofueloquevi;despuéstodofueoscuridadysilencio.

Tresdíasmástarderecuperélaconscienciaenunhospital.Mientraselrecuerdodeaquellanochetrágicaretornabalentamenteamiafligidocerebro,reconocíenmiacompañanteaHaley,elmetalistaconfidentedeMoxon.Enrespuestaaunamiradamía,seacercósonriendo.

—Cuéntemeloqueocurrió—conseguídecir,enuntonomuybajo—todoloqueocurrió.

—Desde luego—dijo—.Le trajeron inconscientedesdeunacasaqueestabaen

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llamas,ladeMoxon.Nadiesabequéhacíaustedallí.Puedequetengaquedaralgunapequeñaexplicación.Elorigendelfuegotambiénesalgomisterioso.Miimpresiónesquecayóunrayosobrelacasa.

—¿YMoxon?—Loenterraronayer;bueno…loquequedabadeél.Al parecer, aquella persona reservada podía abrirse en ciertas ocasiones. Para

comunicar unanoticia espantosa a los enfermos era un tipomuy afable.Tras unosinstantesdelmásintensosufrimientomental,meaventuréahacerleotrapregunta.

—Yamí,¿quiénmesalvó?—Bueno,siquieresaberlo…fuiyo.—Gracias,señorHaley,yqueDios lebendigaporello.¿Salvóusted tambiéna

aquelencantadorobjetoproductodesudestreza,eljugadordeajedrezautómataqueasesinóasuinventor?

Elhombresequedócalladodurantelargorato,conlavistaapartada.Entoncessevolvióhaciamíyentonogravedijo:

—¿Estáustedseguro?—Sí—contesté—,levihacerlo.Estoocurrióhacemuchosaños.Simepreguntaranhoy, responderíaconmenos

seguridad.

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UNALUCHATENAZ

Unanochedeotoñode1861habíaunhombresentadoasolasenelcorazóndeunbosque,aloestedeVirginia.Laregiónesunadelasmássalvajeseinexploradasdelcontinente, por susmontañas.No había apenas pobladores en aquella zona, pero aunamilladedondeseencontrabaaquelhombreacampabaunabrigadafederal.Porallí, lo que quiere decirmuy cerca, había también una fuerza enemiga, sin que sesupiesedecuántoshombresconstaba.

Eraafindesaberprecisamenteesoporloqueaquelhombresolitarioandabaporelbosque,yaquesetratabadeunjovenoficialdelaInfanteríafederaldelnortequetenía comomisión velar para que nada interrumpiese el sueño de sus compañerosacampados. Estaba al mando, pues, de un grupo de hombres en avanzadilla,dispuestosallápordondepudieranpercatarsedecualquiermovimientodelenemigo.

Loshombresdeesecomandohacíansuguardiaenunalíneadudosa,definidaporlosaccidentesdelterreno.Habíaentreellosvarioscientosdeyardasdedistancia,demanera que pudieran cubrir una zona suficientemente amplia. Eran en total unosquince o veinte hombres, que tenían comomisiónmirarlo todo con los ojos muyabiertosyguardarunsilenciocompleto.Cuatrohorasdespués,sinohabíanovedadreseñable, serían relevados por hombres de refresco que ahora descansaban,custodiadosasuvezporsucapitán.

Eljovenoficialalquealudimos,despuésdeasignaracadaunodesushombresunpuestodeguardiaydedarórdenesprecisasasusdossargentos,sedirigióaeseclaro del bosque donde nos lo hemos encontrado. Era, en cualquier caso, terrenopeligroso, al alcance del fuego enemigo. Habría que preguntarle, pues, por qué sedetuvo y se sentó tranquilamente allí, o si acaso era necesaria su presencia en eselugar, pues podía haber aguardado el relevo en la zona convenida, mucho más acubierto.

En cualquier caso, el claro en pleno corazón del bosque parecía un lugartranquilo. A ambos lados se extendía una larga fila de árboles, en cuyo extremoestabanapostados los sargentos.Eraunaposiciónestratégica,desde laquepodríandaravisorápidamenteencasodequeavanzaseporallíunafuerzaenemiga.Eljovenoficial,ordenándolesmontarguardiadondelohabíahecho,demostrabaserunbuenestratega. Seguro que si Napoleón llega a actuar con tanta calma y previsión enWaterloo,habríaganadounabatallamemorabledelaquejactarseelrestodesuvida.

El tenienteBrainerdByringeraunoficial valientey eficaz, ademásde jovenypocoexperimentadoenesenegociohabitualdeconduciralossoldadosaunamuertesegura.Sehabíaenroladocomosoldadorasoen losprimerosdíasde laguerra, sinhallarse en posesión delmenor conocimiento sobre los asuntosmilitares, pero susmuchas virtudes, entre ellas su educación y sus excelentes maneras, lo llevaronpronto al ascenso a sargento, y además tuvo la suerte de que una bala de los

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confederados le quitara de en medio a su capitán. Eso le sirvió para seguirascendiendo.Eso,yelvalordemostradoenbatallastandurascomolasdePhilippi,RichMountain,Carrick’sFordyGreenbrier[4],delasquesaliósiemprebienlibrado,no obstante haber combatido con tanta furia como elegancia y acatamiento de lasórdenesrecibidasdesussuperiores.Laverdadesquelegustabaentrarencombate,legustaba la excitación de la batalla. Pero la proximidad de la muerte, esas señasinequívocasquetehacelamuerteenelcampodebatalla,tantosrostrosdesencajados,tantosojosfueradesuscuencas,tantoscuerposdestrozados,loalterabandemaneracasi insoportable.Sentíahacia todoesounaantipatíaque ibamuchomásalláde larepugnancia espiritual o de la repugnancia física que es común a todos los queentramosencombate.

Sin la menor duda, esos sentimientos se debían a que el joven oficial era unhombredeacusadasensibilidad,deungransentidodelobello,deunidealismoqueestabaporencimadecualquiercosa.Sealaquefuerelacausa,enfin,eraincapazdecontemplar un cuerpo destrozado en combate sin piedad y con resentimiento. Esaatribución de dignidad que otros hacían a lamuerte no era de recibo para él. Eraimpensableenunhombrecomoél.Lamuertedebíaserodiada.Noerapintoresca,noteníaunaspectonisolemnenitierno,sinoasqueroso,repugnanteencualquieradesusmanifestaciones, y especialmente en la guerrera.El tenienteByring era un hombrevaliente,todospodíandarfedeello;peronadiesabíadesuhorroranteaquelloparalo que mostraba un arrojo temerario, para aquello hacia lo que estaba siempredispuesto,justoloquemásodiaba.

Habiendoyaapostadoasushombres,habiendoyadadoórdenesconcisasymuyconcretas a sus sargentos, y cuando iba de vuelta al campamento, decidió sinembargo tomar asiento sobre un árbol caído en aquel claro del bosque, en lomáshondodelbosque,aunquesincederensuvigilia,contodossussentidosalerta.Paraestarmáscómodo,sinembargo,sedesabrochóelcinturóndelsableydejóelpesadorevólveraun lado.Sesentíamuybien; inclusomejorqueantes,paraasíestarmásatento a cualquier ruido que supusiera una amenaza, unos pasos, un disparo, lacarrera de uno de sus sargentos para dar cuenta del peligro que se cernía sobre elcampamento. Del vasto e invisible océano que la luz de la luna agitaba sobre sucabeza,aquíyallá,caíanluminososrayosqueencendíandeluzblancalasmatasdelaurel que le rodeaban. Pero lo cierto es que aquello no hacía sino acentuar laoscuridad imperante… Y sus presentimientos de las desgracias que podríansobreveniralagentedecuyabuenaventuraeraresponsable.Lassombrasdelanochenosiempresongrotescas.Tambiénpuedenseramenazantes.

Para alguien como el joven oficial, a quien no era extraña la portentosaconspiración de la noche, la soledad y el silencio en el corazón del bosque, no espreciso referir cuántoycómocambianenmediode laoscuridadcosascon lasqueestamosfamiliarizados.Losárbolessemuestranporcompletodiferentes,adquierenunacondicióndemasaqueloshacemástemibles.Yelsilencioensímismotieneuna

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cualidadúnicaque lodiferencia extraordinariamentedel silenciodiurno.Y todo sellena de susurros y de suspiros que son los fantasmas de un sonido largamentemuerto.Perotambiénhaysonidosvivientes,únicos,extraños;sonidosquejamásseescuchanbajootrascondicionesquenoseanlasdelanoche.Vienenaserelcantoderarasavesnocturnas,elgritodeanimalespequeñosquehubierandespertadoenmitaddeunapesadilla.Yelrumordelashojasmuertasypisadasporunarata…oporunapantera.¿Quées loquecausa todoeso, tantaalarmaenunambientequepareceenpaz? ¿Qué es lo que hace que todo parezca lleno de pájaros demal agüero? Hayruidosqueno tienenunnombre, formassinsustancia, traslacionesdeobjetosenelespacio a los que es imposible observar en su tránsito, movimientos que no sedetectan… ¡Ah, criaturas que todo lo comprendéis bajo la luz del sol, qué pocosabéis,sinembargo,delmundoenelquevivís!

Aunhallándoseamuypocadistanciadegentesfielesybienarmadas,Byringsesentíaenabsolutasoledad.Sedejaballevarporelsolemneymisteriosoespíritudelmomentoydel lugar en elqueestaba;había llegado incluso, al cabodeun rato, aolvidarsedelanaturalezarealdesusrelacionesconloaudibleyconlovisible,conlos aspectos y fases propios de la noche. El bosque parecía vacío; no había nihombresnihabitáculosposiblesparaéstos.Eluniversoenteronoeraotracosaqueoscuridad misteriosa y primigenia, sin forma ni voz, la soledad en sí misma, lasoledadnegándosearevelarsueternosecreto.

Absorto en pensamientos nacidos en ese légamo viscoso, el joven oficial ibaquedándosedormidolentamentemientraslaleveyblanquecinaluzdelalunaseguíaauspiciando cambios de forma en las cosas, en los árboles, en los matojos… Yaestaba a punto de vencerlo el sueño por completo cuando su ojos, sin embargo,detectaronalgoquehastaentoncesnohabíanvisto.Algoquelehizoponerseenpierápidamente, espantándose el sueño. Podía jurar que no había visto aquello hastaentonces,nicuandomásfuerteerasuvigilia.Eraalgoparcialmentecubiertoporlassombrasyparcialmentedescubiertoporlablanquecinaluzdelaluna.Ypudoveralcaboquese tratabadeuna figurahumana. Instintivamenteseajustóelcinturóndelsabley echómanoa su revólver.Denuevoestabadispuestopara el combate,pararesponderaloquefueseaquelloconellenguajedelaguerra.

La figura permanecía inmóvil. Lentamente, con el revólver bien empuñado, seaproximóeloficial.Aquelloestabatiradoenelsuelosobresuespalda,cubiertaporlassombrassupartesuperior.Seacercóaúnmáseljovenoficial,guardandosiemprelas precauciones necesarias, y al fin descubrió que se trataba de un cadáver. Giróalrededor del cuerpo con un sentimiento de incomodidad, como si enfermarasúbitamente al considerar definitivamente ido su estado de paz anterior. Olvidóentonces la prudenciamilitar y prendió un cigarro enmitad de la noche.La llamaleve de la cerilla, al hacerlo, le ofreció una visión diferente, un sentimiento derevelación: ya no vio lo que había sido poco antes la causa de su incomodidad yaversión.No obstante, siguiómirando al lugar en donde había visto el cadáver.Y

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obtuvo el éxito apetecido. Volvió a verlo no mucho después, aunque con unaaparienciacompletamentedistintayalgomásallá,comosisehubiesedesplazado.

—¡Malditosea!—murmuró—.¿Quédemoniospasa?Sólonecesitabamantenersupresenciadeánimo.Byring giró sobre sus talones para reconocer lo que más próximo tenía;

necesitaba cerciorarse de que almenos todo lo demás seguía como antes y dondeantes.Unavezhubohechoacopiodefuerzastrasesereconocimientovolvióamiraral cadáver. Pero experimentó un anonadamiento aúnmayor ante aquella presenciainmóvil,anteaquellacompañíasilenciosa.Eraconscientedequesentía,sinembargo,algomuydistintoaloquesiemprehabíaexperimentadoanteuncuerposinvida.Noeraprecisamentemiedo,nitristeza,nirepugnancia…Eraunaextrañasensación,unsentimientodecomprensióndelosobrenatural,algoenloquejamáshabíacreído.

«Bueno, se trata de un sentimiento heredado —se dijo—; supongo que lahumanidadnecesitarámilaños,acasodiezmilaños,paradespojarsedeunavezportodasdeestetipodesensaciones…¿Dóndeycuándoseoriginaron?Seguramente,enloquellamamoslanochedelostiempos,enelnacimientodelarazahumana,enAsiaCentral… Y con el tiempo, esa superstición, esa herencia recibida de nuestrosantepasadosbárbarosdevinoenunaespeciederazonableconvicción…Nohaydudade que ellos, nuestros ancestros, necesitaban creer para justificar hechos concretosqueno comprendían, peronosotrosnodeberíamos acudir a tandébil razonamientocomo lo es suponer algomaligno, alguna intención perversa en un cadáver, en uncuerposinvida…Uncuerposinvidaquedacompletamentedespojadodecualquierformadepoder.Peroyasabemoscuántohanhechodesdeantiguolossacerdotesparaextender su doctrina y convicciones acerca del alma.Y para demostrarnos que lasalmas también pueden ser profundamente inmorales y perversas. Cuando los arioscomenzaron su expansión por Europa, a través del Cáucaso, se dieron lascircunstancias precisas para que surgieran nuevas formas de la creencia, nuevasexpresionesdelsentimientoreligioso.Lasantiguascreenciasacercadelamaldaddeloscadáveresse transformaronasíenfuentedenuevas tradiciones,dejándonosunaherencia terroríficaque se transmitedegeneración engeneración.Esohapasadoaformarpartedenosotrosmismos,comolasangreyloshuesos».

Amedidaqueseguíalaformulacióndesuspensamientos,eljovenByringparecíaolvidarquéloshabíaoriginado.Peroencuantofueconscientedesuolvidovolvióamiraralcadáver.Lasombraqueanteslocubríaparcialmentehabíadesaparecido.Leveía ahora la barbilla apuntando al aire, el perfil afilado, la palidez del rostroacentuada por la luz de la luna. Vestía uniforme gris, el de los soldados de laConfederación.Desabotonada la guerrera,mostraba el cuerpo la camisa blanca. Elpecho parecía extrañamente hinchado, pero el abdomen estaba hundido. Eso hacíaquelascostillasselemarcasenaunconlacamisapuesta.Teníalosbrazosabiertosyla rodilla izquierda quebrada.La posición del cuerpo impresionó aByring, que nopodía sino experimentar una sensación horrible a medida que lo examinaba

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detenidamente.—¡Bah! —exclamó al fin—. Seguro que era un actor… Sabía bien cómo

morirse…Apartóentonceslamiradaysedirigiódenuevoaltroncodelárbolenelqueantes

se había sentado, tratandode reírse de sus impresiones primeras unavez supoqueaquello que le había espantado el sueño era un muerto. No volvió a sentarse, sinembargo,sinoquesiguiócaminando,entregándosedenuevoasuspensamientos.

«PareceserquenuestrosancestrosdeAsiaCentral—sedecíaeljovenoficial—notenían lacostumbredelenterramiento.Esfácilcomprender,pues,suhorrorantelosmuertos,quealnoserenterradosseconvertíanenunaauténticaamenaza,enalgoperfectamentediabólico.Losmuertosexpandíanlapeste.Cuandolapestesecebabaen una población había que evacuar a los niños, que así experimentaban unarepulsiónno sólo físicaante loscadáveres,pueseranéstos losculpablesdeque sevieran obligados a dejar el lugar donde vivían… Pero creo que haría mejorocupándomedeotrascosasydejandoaunladoestasreflexiones».

Sedispusoahacerlo.Pensóensussargentosyrecordóqueunpocomásalládelclaroendondesehabíasentado,enunazonamáscubierta,lorelevaríadesuguardiaotrooficial cuando llegase elmomento.Pero aúnno sedirigiría a esepunto.Si lohacía,sedijo, tendría lasensaciónde irseporelmiedoque le inspirabaelcadáver,comosifueraélmismounodeaquellosancestrosalosquehabíaevocado.Esmás,no tendría inconveniente en que el oficial almando de los hombres de refresco lehicieraelrelevodelaguardiaallímismo,cercadedondeestabaelcuerposinvidadelsoldadode laConfederación.Nadiepodríadecirquesehabíaasustadoaldescubrirun cadáver en mitad de la noche. No era un cobarde y bajo ningún conceptoconsentiría que alguien pudiera pensarlo. Detestaba el ridículo. Así que volvió asentarseenelmismo tronco,aún faltaba tiempoparael relevode laguardia.Teníaqueprobarse,unavezmás,suvalor.

Selevantóentoncesparadirigirsealcadáver.Amedidaqueseacercabalomirabacon bastante desprecio. El brazo derecho del cuerpo estaba oculto ahora por lassombras, pero se le veía bien lamano, junto a las raíces de un laurel.No parecíahaberseproducidocambioalgunoensuposición,másalládeloquepudierasugerirel capricho de las sombras. Eso hizo que el oficial se sintiese más seguro de símismo, aunque no quería preguntarse el porqué de esa sensación. Tampoco queríapreguntarseporquénoeracapazahoradequitarsusojosdelmuerto,atraídoporunafascinaciónirresistible.Peronopodíahacerloquehacenlasmujeres:lanecedad—olasabiduría—detaparselacaraymirarentrelosdedos.

Byringsintióderepenteunagudodolorensumanoderecha.Apartóentonceslosojosdelmuertoparamirarselamanoycomprobóquelahebilladelcinturóndelsablele había hecho una pequeña herida. Se descubrió entonces en una actitud extraña,como un gladiador dispuesto a rebanar el pescuezo a un contrario. Respirabaagitadamente y le rechinaban los dientes. Se recuperó pronto, sin embargo; sus

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músculos se relajaron y volvió a respirar con calma; incluso lamentó el incidente,másalládeldolorcausadoporlaheridadelamanoderecha.Inclusorió.¡Portodosloscielos!¿Quésonidoeraése,eldesurisa,antelapresenciadeuncadáver?¿Cómopodíamostrarsetandiabólicamentesarcásticoanteaquellaevidenciaincontestabledelapodredumbrehumana?¿Aquéveníaolvidarelrespetodebidoalosmuertos?

Semiródearribaabajo,comosilefueseimposiblereconocersupropiarisa.No pudo ocultarse por mucho tiempo la verdad, el hecho tan horrible como

incontestabledesucobardía.¡Estabamuertodemiedo!Quisoirsedeallí,peronolerespondieronlaspiernas;apenaspudohacerotracosaquellegartrabajosamentehastael troncodelárbolcaídopara tomarasientodenuevo.Temblabade lacabezaa lospies.Teníaelrostroempapadoensudor,sucuerpoenterotranspirababrutalmente.Nohabríapodidogritar,aunquequisiera.Sentíaasusespaldasalgosemejantealacechodeunanimalsalvaje,anteelquenadapodíahacer.¿Habíacobradoánimatodoloquele rodeaba, el alma de la propia muerte? ¿Sentía el acecho de un alma o de unanimal? ¡Ah, si hubiera podido explicarse aquellas sensaciones! Pero sólo podíadecirse que nada veía, realmente, salvo el rostro afilado y pálido de aquel soldadomuerto.

Repitamos, porque es de justicia hacerlo, que el teniente Byring no era uncobarde, sino un militar valiente y un hombre de probada inteligencia. Y por elmismoafándejusticia,preguntémonosquéharíamosensulugar.Imaginémonosenlasoledaddelbosque,enmitaddeunanocheoscuralevementeiluminadaporlaluna;imaginémonosrodeadosdesilencioysombras,odesusurrosirreconocibles,quenoseparecenalrumorquereconocemosenlaforesta.Imaginémonos,además,ante lapresencia de la muerte, ante la evidencia de un cadáver. ¿Quién, en esascircunstancias,noescucharíael latidoatávicodesusancestros,quiénnoescucharíaloscantos funerariosmásantiguos,quiénnoexperimentaríaun terrorpróximoa lacobardía y sentiría vencida su sangre, y su fuerza, y derrotados sus aceros? Loextraño,lodesconocido,nosevenceconelvalorpersonal,porgrandequesea.

El cadáver sehabíamovido.Eso era loúnicode loque estaba seguro el jovenoficial.Ahoraestabaamerceddela luna,eraperfectamentevisibleensutotalidad.Pero los brazos no se le veían. Había movido los brazos, resultaba evidente. Uninsólitoairefríoazotólacaradelteniente.Lasramasdelosárbolesquelerodeabanparecieronmusitarunaoraciónfúnebreoexhalarlamentosysollozos.Unaespeciedeluzamarillentacruzólentamentesobreelcadáverparadejarlodenuevoensombrasalinstante.YenestetránsitoobservóByringcómosemovíahorriblementeelcuerposinvida.Justoeneseinstantesedejósentirundisparodesdelalíneadecombate.Unúnico disparo, muy lejano, sin embargo; tanto que parecía imposible que un oídomortalcomoelsuyolohubiesepercibido.Perosirvióparaqueserompieseelbrutalencantamientoenquesehallabasumidoel jovenoficial.Comosise tratasedeunarevelación común a las que experimentaron sus ancestros de Asia Central, unarevelacióndelpeligroquellegabadesdelanochedelostiemposalahumanidaddel

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presente.Ysoltandoungritopropiodeungranpájarosorprendidoporelfuegodeloscazadores,eloficialcorrióaponerseasalvo,dispuestoapasaralaacción.

Llegaronmásdisparosdelalíneadefuego.Todoeraconfusiónytiros,lamentos,órdenes dadas en la distancia, gritos de ánimo y maldiciones. En el campamentodondehastaentoncesdormíalatropasonabanlostamboresllamandoaloshombresal combate.Entre la hilerade árboles aparecieronpocodespués los sargentosyunpiquetedesoldadosquesedisponíanaresistirenlalíneadecombate.Otrosmásseapostaronentrelosárbolesparaderribarconsussablesalossoldadosdelacaballeríaenemiga que comenzaban a alcanzar la posición. Algunos de ellos, no obstante,consiguieron llegar hasta el lugar del bosque donde estabaByring, disparando susarmasadiscreción.Unmomentodespuéstodoloinvadíaeltruenodelosrifles;yanomucho tardar comenzóa sentirse el fuegode la artillería enemiga.Eraevidenteque los soldados de la Confederación habían descubierto el campamento de losfederales,inclusosuslíneasdecontenciónylasavanzadillas.Elsilenciodelbosquequedóabsolutamenterotoporelfuegoincesante,porloscascosdeloscaballos.

Loshombresderefrescollegadosdesdeelcampamento,prontamentedispuestosen línea de combate, consiguieron repeler el ataque. El comandante de la tropafederal,alfrentedesusoficiales,hizoactodepresenciaenlanuevalíneadecombatefijadaaraízdelaretiradadelenemigoalasposicionesdesdelasquehabíalanzadosuataque.Elcomandantehizounascuantaspreguntasa loshombresquedefendían lalínea,dionuevasórdenesyseretiró.Unahoradespués todoestabaencalma,y loshombres,salvolosquesemanteníanenlanecesariaalerta,volvieronalcampamentoparaseguirdurmiendo.

A la mañana siguiente, una partida, al frente de la cual iban un capitán y unmédico, rastreaba la zona en donde se había librado la escaramuza, en busca demuertosyheridos.Juntoauncaminoentrelosárbolesencontrarondoscuerposqueyacíanjuntos.UnoeraeldeunoficialdelosfederalesyelotroeraeldeunsoldadodelaConfederación.Eloficialteníaunaheridadesableenelcorazón.Todoparecíaindicarqueamboshabíanlibradoundurocombatecuerpoacuerpo.Eloficialyacíaenuncharcodesangreyaúnteníaclavadoelsableenelpecho.Elmédicoechópieatierradesdesucaballoparareconoceralmuerto.

—¡Diosmío!—gritóasucapitán—.¡EsByring!Hadebidomantenerunaluchatenaz,hastalamuerte—añadiómirandoconmuchatristezaalcapitán.

El médico se acercó más al cuerpo para examinar el sable que Byring teníaclavadoenelpecho.Eraunsabledelosqueformabanpartedelaimpedimentadelosoficialesdelejércitofederaldelnorte.Era,enrealidad,elsabledelpropioByring.Enlacartucheraseguíasurevólver,quenohabíasidodisparado.

El médico sacó el sable del pecho de Byring y se acercó al otro cadáver.ComprobóquellevabamuertomástiempoqueByring,noteníasangrereciente.Letomódelapiernaizquierda,laqueteníaquebrada,paratratardeenderezársela.Consu esfuerzo hizo que el cuerpo se moviera. Al parecer, aquel tirón en su pierna

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quebradamolestó almuerto, que protestó así,moviéndose.Y expeliendo un hedorpestilente. Vieron que un montón de gusanos manifestaban una actividad imbécilsobreelcuerpo.

Elmédicomiróalcapitán.Elcapitánmiróalmédico.

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AVENTURAENBROWNVILLE[5]

Yoeramaestro enunapequeñaescuela ruralpróximaaBrownville,que, comotodoelquehayatenidolabuenasuertedevivirallísabe,eslacapitaldeunamplioterritorioenelquepuedenverselosmáshermosospaisajesdeCalifornia.

Duranteelverano,elpueblovellegaraesetipodegentequeelperiódicolocaldescribecomo«buscadoresdelplacenterodescanso»,peroqueenrealidaddebieranser conocidos como «los enfermos y los que plantan cara a la adversidad».Brownvillepodríaserdescrito,desdeluego,comounlugarenelquepasarunbuenverano, siempre y cuando no haya otro…Está bastante bien provisto el pueblo dehotelitos agradables, en el menos pernicioso de los cuales llevaba yo a cabo, dosvecesaldía—yaquealmorzabaenlaescuela—,elritotanhumildedefortalecerlaalianzaentreelcuerpoyelalma.

Desdedondeestánestosvarioshotelitos(comolosllamaelperiódicolocal,pornodecirposadas)hastalaescuela,ladistanciaeradeunamillaymedia,siguiendouncaminoparacarretasycaballos.Había,sinembargo,unsenderodeusomenoscomúnque llevabaa travésdebajas colinasmuyarboladas,ypor el cual sepodía acortarconsiderablemente la distancia. Por aquel sendero volvía yo un atardecer, bastantemás tarde de lo que enmí era costumbre. Era el último día de clases yme habíademorado en la escuela casi hasta la puesta de sol, preparandoun resumendemisactividades para la Junta directiva, dos de cuyos integrantes, pensaba yo no sinorgullo,podríanleerlo,yeltercero(unejemploclarodeldominiodelamentesobrelamateria) severíaenminoríaen suhabitualantagonismohaciaelmaestro,yo,alqueporotrapartehabíaformadoél.

Nohabíarecorridoaúnmásdelacuartapartedelcamino,cuandomeintereséporlosjuegosdeunafamiliadelagartosquesindudateníanporallísuhogar,loscualesparecíanrebosardealegríareptilporsuinmunidadantelosmalesinherentesalavidaenBrownville.Tantomeinteresé,quemesentébajounárbolparaobservarlosmejor.Mientrasmerecostaba,untantofatigadoporlamuchaactividaddeaqueldía,eneltronco,lapenumbraaumentóenelbosqueyauntantosombrío,ylatenuelunanuevacomenzóalanzarsombrasapenasperceptiblesyateñirlashojasdelosárbolesconunaluztantiernacomofantasmal.

Oí voces: la de unamujer enfadada,muy aguda, levantándose contra los tonosbajos de un hombre, ricos ymusicales. Forcé la vista, escudriñando la sombra delbosque con la esperanza de avistar a los que interrumpían así mi descanso y medecíanquenoestabasolo,peronopudeverlos.Podíamirarsinobstáculoenambasdirecciones del sendero, y como sabía que no había otro amenos demediamilla,supusequeaquelhombreyaquellamujerdebíandeacercarseatravésdelbosque.Loúnicoqueescuchabaeralavozdeella,ahora,ylavozdeél,siempredespués;unasvocestannítidasacadapocoquemepermitíanentenderperfectamenteloquedecían.

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Lavozdelhombremedaba la impresióndeenojo, aunqueatemperado, loqueeraperceptible,además,porelasuntodelquehablaban.

—No aceptarémás amenazas; no puedes hacer nada, lo sabes perfectamente…Dejalascosascomoestán,nohagasquesufráislasdos…

—¿Quéquieresdecir?¿Esquepiensas…asesinarnos?Nohuborespuesta,oporlomenosyonopudeoírla.Enelsilencioquesiguióa

aquellas palabrasmiré hacia el bosque con la esperanza de vislumbrar a la pareja,convencido de que trataban acerca de un asunto tan grave como para que no meimportasen losescrúpulosqueamenudohayqueobservarenestassituaciones.Meparecióque lamujer estabaenpeligro;por lomenos,nadahabíadichoelhombre,creía yo, para desmentir su posible afánde cometer un crimen…Total, cuandounhombre asume su papel de asesino en potencia no tiene derecho a elegir a susespectadores.

Pasóunmomento,sinembargo,ylosvialfin,aunquedesdibujadosalaluzdelaluna,entrelosárboles.Elhombre,altoydelgado,parecíavestidodenegro;lamujer,hastadondepodíaverla,ibavestidadegris.Nisiquierasospechabandemipresencia,esoparecíaclaro,agazapadocomoestabayoentre lassombras,aunque,poralgunarazón que aún no acierto a explicarme, cuando reanudaron su conversación lohicieronenun tonomásbajo,por loquenooí loquesedecíanentonces.Unpocodespués,lamujerpareciódesplomarsederodillas,levantandolasmanosensúplica,esegestoque tanamenudovemosenel teatro,y sóloenel teatro, almenosen lamedidademisexperiencias;inclusoahoramismonoestoycompletamentesegurodequelohiciera.Elhombrefijósusojosenella;parecíanbrillardébilmentealaluzdela luna, con una expresión que me hizo temer que los volviera hacia mí,descubriéndome. No sé qué impulsomemovió, más allá de ese temor, pero saltéfuera de las sombras, poniéndome de pie. Entonces las figuras se desvanecieron.Busqué en vano entre los árboles y la maleza. El viento de la noche incipientecomenzaba a hacer crujir las hojas y las ramas; los lagartos se habían retiradotemprano, pues son reptiles de costumbres ejemplares. La pequeña luna ya seescondíadetrásdeunanegracolina,haciaeloeste.

Volvíamialojamientountantopreocupado,dudandoamediashaberoídoovistoalgoquenofueranloslagartos.Todomeparecíaextrañoeinquietante.Comosientrelosvariosfenómenos,objetivosysubjetivos,quecomponíanlasumatotaldelcaso,hubierahabidounelementoinciertoquedifundiesesucarácterdudososobrelovisto,parateñirlodeirrealidad.Nomegustónadaaquellasensación.

Aldíasiguiente,cuandobajéadesayunar,viunacaranueva.Frenteamíestabasentadauna jovenen laqueapenasreparéenunprincipio.Perocuandohablóparadirigirsealamujeraltayfondonaquenosservíalamesacomosinoshicieseungranfavor, tan condescendiente ella, la voz de aquella joven no pudo por menos quesorprenderme y hasta alterarme. Era una voz muy parecida, aunque no estaba endisposicióndeasegurarquefueseigual,aladeaquellamujerdelanocheanterior.Un

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poco después llegó otra joven, algo mayor, y tomó asiento a la izquierda de laprimera tras darle los buenos días. Su vozme sobresaltó del todo: era sin lugar adudas la quemehabía evocado la otra, lamismavozqueoí,más aguda, la nocheanterior.Allí tenía, pues, a la dama que había protagonizado aquel incidente en elbosque,sentadaantemí,vivísimaensucarneyensushuesos.

Estabaclaroqueeranhermanas.Conunainquietudnodeltododeclarada,loquequieredecirquenotemíaenrealidadserdescubiertoporella,serreconocidocomoelmudotestigoynadagloriosohéroedeunaaventuraqueteníaenmiconcienciayenmirecuerdocomolapropiadeunespíacobarde,mepermitísólounaapuradatazadecafétibioybastanteaguado,servidodemalamaneraporladamaaltayfondona,ymelevantéde lamesa.Entonces,alsaliral jardínescuchéunavozmasculina,bientimbradayfuerte,quecantabaunariadeRigoletto.Tengoquedecir,enestepunto,que cantaba muy bien aquel tipo; pero había algo en su voz que me desagradóprofundamente,aunquenosupieradecirmequéeraniporquémemolestaba.Seguícaminandosindarmelavueltaparamirarlo.

Volvínomuchodespuésyvialamayordelasjóvenes,depie,meditabundaenlaterraza;cercadeellahabíaunhombremuyaltovestidodenegro:eltipoqueesperabaver. Durante el día entero, el afán de saber algo de esa gente ocupó un lugarprincipalísimoenmispreocupaciones,ydegolpedecidíenterarmedecuantopudiera,noimportabadequéformalohiciese,aunquesí,laverdadesquenoqueríahacerlodemaneradeshonrosaniartera.

Aquelhombrehablaba tranquilamente,conafabilidad incluso,a lamujer;aloírmispasos, sinembargo,secalló,dándose lavueltaparamirarmefijamente.Eraunhombremaduro,de tezoscuraybastantebienparecido.Vestía impecablemente; suactitud, relajada y elegante, sumirada—clavada enmí— abierta y desprovista decualquieragresividad,hicieronquenomesintiesedel todoincómodo.Noobstante,meafectócausándomeunaemociónmásquesobresaliente,queunrepasoposterioramissensacionesmedijoquesedebíaaunamezcladeodioytemor,pornollamarlosimplemente miedo. Un segundo más tarde aquel hombre y la mujer habíandesaparecido de la escena… Era como si tuviesen la facultad de esfumarse avoluntad.Peroalentrarenelhotelitolosvialpasar,atravésdelapuertaabiertadelsalón de la planta baja; sólo habían salido por una puerta, no se habían esfumado.Nuestra anfitriona, en cualquier caso, no pareció molesta cuando le preguntécautelosamente por aquellas nuevas huéspedes, las dos hermanas. Relatados loshechos con bastante reverencia en honor de la gramática inglesa y lamás correctapronunciación, supongo,medijoque lasmuchachas se llamabanPauline, launa,yEva, laotra,queseapellidabanMaynardyqueveníandeSanFrancisco.LamayoreraPauline.ElhombreteníapornombreRichardBenning,eratutordelashermanasyhabíasidoelamigomásíntimo,comounhermano,delyadifuntopadredeambas.El señor Benning las había acompañado a Brownville con la esperanza de que elclimademontaña favorecieseaEva,dequiense temían losmédicosque le faltara

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pocoparaenfermardetuberculosis,dadalagrandebilidadquemostraba.Con tan escuetos y sencillos datos la patrona tejió un bordado de elogios que

dabanfedelaprodigalidaddelseñorBenning,quiennoreparaengastosparadarasuspupilaslomejorquehubieseenelhotelito.Queteníaunbuencorazóneracosaevidente,más que comprobada, para la buena señora y dueña del hotelito, dada ladevoción que, según ella, demostraba el hombre por sus dos bellas y delicadaspupilas,ylaconmovedorapreocupaciónqueteníaconstantementeporsucomodidad.Tales evidencias nome parecieron suficiente cosa, pero preferí no decir nada a laentusiástica patrona. En silencio fallé mi veredicto, bastante a la escocesa, deboadmitirlo:faltabanpruebas.

El señor Benning era un hombre muy atento con sus pupilas, eso es cierto…Frecuentementemelosencontréen losdíassucesivosdurantemis largascaminatasporelcampo—avecesibanencompañíadeotroshuéspedesdelhotel—,explorandolosbarrancos,pescando,cazandoconrifle,haciendotranscurrirdediversasformaslamonotoníadelavidaretirada…Yaunquelesobservabacontantaatencióncomomelo permitían los modales necesarios, no vi nada que pudiera explicar las extrañaspalabrasquelesoídecirenelbosqueaquellanoche.Lleguéaconocerbastantebienalas jóvenes y hasta pude intercambiarmiradas con ellas, e incluso saludos con sututor,sinsentirdesagradoalhacerlo.

Pasóunmesycasihabíadejadodeinteresarmeensusasuntos,cuandounanochetodanuestrapequeñacomunidadfueduramentesacudidaporunhechoquemellevódeinmediato,vívidamente,aaquellanocheenelbosque.

Lamayordelashermanas,Pauline,murió.Ambas, Pauline y Eva, ocupaban el mismo dormitorio en el tercer piso del

hotelito.AldespertarenlapenumbradelamadrugadaEvaencontróaPaulinemuertaenlacamacontiguaalasuya.Mástarde,cuandolapobremuchachallorabajuntoalcadáver entre una multitud de personas compasivas pero muy poco consideradas,como suele ser común en estos casos, personas ávidas de protagonismo en losmomentosmásluctuosos,elseñorBenningentróenlahabitaciónyparecióapuntode tomar su mano… Ella se alejó entonces de la fallecida y se movió lenta,pesadamente,muyabatida,hastalapuerta.

«Hassidotú—oíqueledecíaentonces—.Hassidotúquienhahechoesto…».Estádelirando—dijoélenvozbaja,temerosodellamarlaatención.Lasiguió,pasoapaso,mientrasellaretrocedía,fijossusojosenlosdelajoven

con una mirada firme en la que no había nada de ternura ni compasión. Ella sedetuvo;lamanoquehabíalevantadoacusadoramentecayóaunlado,susojosantesdilatados se contrajeron vertiginosamente, cayeron sus párpados con gran lentitud,comovelandolaextrañaysalvajebellezadeaquellamirada,yquedódepie,inmóvil,casi tan pálida como la joven muerta que yacía en el cuarto. El hombre la tomóentonces de la mano y le pasó suavemente el brazo por los hombros, como parasostenerla.La joven, repentinamente, estalló en sollozosy se aferró a él comouna

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criaturaseaferraasumadre.SonrióentonceselseñorBenningconunasonrisaqueme pareció siniestra, francamente desagradable —aunque puede que en aquellosmomentos cualquier sonrisa me hubiera afectado de igual manera— y se la llevólentamentefueradelahabitación.

Hubo, claro está, una investigación de los hechos. El veredicto fue elacostumbrado en estos casos: muerte por fallo del corazón. Fue antes de queinventaranlodelaparadacardíaca,aunqueeraevidentequealapobrePaulineselehabía parado el corazón. El cuerpo fue embalsamado para su traslado a SanFrancisco;alguiendedicadoaesascosasacudiódesdeallíparallevárselo;niEvanielseñorBenningacompañaronelcadáver.Algúnchismosodelosmuchosquehabíaenelhotelseatrevióasugerirqueaquelloparecíaporlomenosuntantoextraño,einclusohuboquienseaventuróaopinarqueeradeltodoextraño.Peroladueñadelhotelitorefutóaquellaspalabrasasegurandoquetodoesosedebíaalaprecariasaludde la joven. No ha quedado registrado, por lo demás, que las dos personas másafectadas por lamuerte, y en apariencia también lasmenos preocupadas, diesen lamenorexplicacióndesucomportamiento.

Unasemanamástarde,aproximadamente,salíalaterrazadelhotelito,unatarde,pararecogerunlibroquehabíadejadoallí.VialseñorBenningbajounaenredaderaque bloqueaba la luz de la luna incipiente; yo estaba preparado para su aparición,porquehabíaescuchadoanteslabajaydulcevozdeEvaMaynard,aquientambiénvientonces,frenteaél,conunamanoapoyadaensuhombroyfijossusojos,porloqueme pareció, en los del hombre. El señor Benning sostenía su otramano y sucabezaestabainclinadaconunadignidadygraciasingulares.Laactituddeamboseralapropiaentrelosamantes,ymientrasmedeteníaenlatinieblaparaobservarlosmesentí aún más culpable que en aquella memorable y jamás olvidada noche en elbosque. Estaba a punto ya de retirarme, sin embargo, cuando habló la joven; elcontrasteentresuspalabrasysuactitudfuetansorprendente,quenopudehacerotracosaquequedarmedondeestaba,porquemeolvidédequeibaamarcharme.

—Mequitaráslavida—dijoella—comoselaquitasteaPauline.Sécuálessontus intenciones, sémuybien cuáles son tus poderes, y nopidonada,maldito; sólopidoqueterminestuobrasinmásdemoraymedejesdescansarenpaz…

NadalerespondióelseñorBenning;selimitóaabandonarlamanoquesostenía,retirólaotradesuhombroy,volviéndose,descendiólosescalonesqueconducíanaljardínpara perderse a través de losmatorrales.Apenasunos segundosdespués, noobstante,oísuclaraybientimbradavoz,queparecíallegardesdeunagrandistancia.Lanzabaunaespeciedecantobárbaro;mientrasloescuchabamevinoalacabezalaidea de alguna tierra lejana, extraña, poblada por seres que detentan poderesprohibidos entre nosotros… Aquel canto me paralizó, como víctima yo de unaespecie de encantamiento, pero cuando concluyó pude recuperarme y al instantepercibíloquesuponíaeraunaoportunidadúnica.Salídelassombrasymedirigíalamuchacha.Sediomediavueltaymemiróconojosque,mepareció,teníanbastante

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semejanzaconlosdeunaliebreacorralada.Peropuedeque,simplemente,seasustaraalverme.

—SeñoritaMaynard—ledijemuyceremonioso—,leimploroquemedigaquiénesesehombreycuálessuspoderes,cuálsuinflujosobreusted…Quizáleparezcaunatrevimientopormiparte,peronoveaenmiactitudvanacortesía…Todohombretieneeldeberdeactuarcuantíoveaunamujerenpeligro.

Meescuchósinningunaexpresión,comosininterés;cuandohubehabladocerrósusgrandesojosazulescomosisesintieraterriblementecansada.

Nohaynadadeeso—selimitóadecir.Latomédelbrazo,sacudiéndolasuavementecomoparaevitarquesesumieraen

unsueñoletal.—Rebéleseusted,señoritaMaynard—ledije—;permítamequeintervenga,hay

que hacer algo…Ustedmisma acusó a ese hombre dematar a su hermana, y yotambiénlocreo…Ytemoquetambiénlamataráausted.

Selimitóaclavarsusojosenlosmíos.—¿Esquenovaacontarmeloqueocurre?—lesupliqué.—No hay nada que contar, caballero, se lo repito. Nada… Además, qué

importa… Estaremos aquí unos pocos días más y luego nos marcharemos… ¡tanlejos!Peroleruegoqueguardesilencio;nocomentenadadeloquepuedasospechar.

—Esoesunalocura,miqueridajoven—tratabaderompersuentrega,sucalmamortal,conmibrusquedad,paraquereaccionase—.Ustedhaacusadodeuncrimenaesehombre.Salvosimecuentadequésetrata,notendrémásremedioqueacudiralasautoridades.

Mis palabras sirvieron para despertar su indignación. Levantó la cabezaorgullosamentey,conuntonoquemehizosentirrealmentemal,medijo:

—Nosemetaenloquenole incumbe,caballero…Esteasuntomeconcierneamíysóloamí,señorMoran.

—Setratadeunasuntoqueconcierneacualquierpersonadecentedelpaísyhastadelmundo—repliqué con gran frialdad—.Si usted no amaba a su hermana, debodecirlequeyo,almenos,mepreocupoporusted,señorita…

—Escuche,señorMoran—meinterrumpió, inclinándosehaciamíahoraconungestodemayordelicadeza—.Yoamabaamihermana,bienlosabeDios…Peromásqueaella,másqueacualquiercosa,másqueamipropiavida,leamoaél…Deunamanera inexplicable, lo sé, pero le amo…Ustedha escuchadoun secreto, peronopuedesertanvilcomoparautilizarlocontraél…Lonegarétodo…Serásupalabracontralamía,caballero…¿Estásegurodequesusautoridadeslecreeránenvezdecreermeamí,quesoyparteinteresada?

Sonreía como un ángel. ¡Diosmío!Me había enamorado de ella. ¿Acaso Eva,mediante alguno de los tantos métodos conocidos por su sexo, había leído mispensamientos?Suactitudcambióradicalmente.

—Vamos—medijocasiimplorante—;prométamequenovolveráamostrarsetan

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descortésconmigo—ysecolgódemibrazo,cálidamente—.Venga,leacompaño…Pierdacuidado,queélnoseenterarádeesto…Pasaráfueratodalanoche…

Paseábamosdeaquíparaallá,osea,deunladoaotrodelaterraza,alaluzdelaluna;ella,aparentementedesaparecidasurecientecongoja,coqueteabaconmigoyalhablar me susurraba al oído poniendo voz de niña para reírse de las tonteríasprovincianas de Brownville. Yo, silencioso, me sentía arrebolado, no sabía quédecir…Perotemíaformarpartedeunaintrigapeligrosa.Fuetodaunarevelaciónqueaquella criatura tan hermosa como frágil, tan encantadora y aparentemente tanvirtuosa, engañara conmigo, finalmente, al hombre del que decía estar enamoradamásalládecualesquieralímites;inclusomásalládelamuerte.

Antes de separarnos, cuando la luna comenzaba a dejar su lugar al nuevo día,conseguíquemeprometieseacompañarmelatardesiguiente—antesdequesefuerapara siempre— hasta el Old Mill[6], una de las más respetables antiguallas deBrownville,aunquedatarasólode1860.

—Si él no ha llegado aún para entonces, nos veremos—me dijo gravemente,mientras yo soltaba sumano para separarnos, y de la que traté, queme perdonentodoslossantosquehayaenelcielo,deapoderarmeunavezmáscuandoacabódehacermeaquellapromesa,queparamínopodíasersinodedicha.

La verdad es que siempre nos parecerá encantadora la infidelidad femenina—comolohaseñaladoalgúnsabiofrancés—,siempreycuandoseamossusobjetosynosusvíctimas…Enelrepartodesusbienes,elmaravillosoÁngeldelosSueñosmeolvidóporcompletoaquellanoche.

EnlaCasaBrownville,nuestrohotelito,sealmorzabatemprano.DespuésdelalmuerzodeldíasiguientelaseñoritaMaynard,quenohablaacudido

alamesa,porcierto,meabordóenlaterrazavestidaconunatuendomuysobrio,sindecirpalabra.Eraevidentequeélnoestabaporallí…LuegocaminamosdespacitoporelsenderoquellevabaalOídMili.Evaparecíadébilyseapoyabadescansandotodosupesoenmibrazo,delqueiba,soltándomelodevezencuandoparavolverseaagarrar,untantocaprichosamente,segúnmepareció…Suestadodeánimo—omejordicho,lasucesióndesusestadosdeánimo—eratancambiantecomolaluzdeldíasobrelamarrizada.Bromeabacomosinuncahubieraoídoquéeralamuerte,yreíaante la cosamás tonta que seme ocurriese decir, para luego ponerse a cantar lospocoscompasesdeunamelodíatriste,contalternuraenlaexpresiónqueyomeveíaforzado a apartar los ojos para que no comprobase queme enternecía.Y decía lascosas más extrañas de la manera menos acostumbrada, bordeando por momentosinsondables abismos del pensamiento, a los que yo apenas tenía el valor deasomarme.Enunapalabra,me fascinódemildistintasmaneras; a talpunto,queacadapasomeatrevíaejecutarunalocuranuevaymásdesquiciada,deslizándomeporuna aventurada indiscreción espiritual que me hacía incurrir en nuevas faltas,susceptiblestodasdepenaparalapolicíadelaconciencia,todavezquenohacíasinopropiciarunainfraccióntrasotracontraelcódigodemipropiapaz.

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UnavezhubimosllegadoalOldMill,Evanodiomuestrasdequererdetenerse,sino que anduvo rauda por un sendero que cruzaba un campo de rastrojos endirecciónalarroyo.Pasamosporunrústicopuentedemaderaparaseguirelsendero,que ascendía por la colina. Era uno de los lugaresmás hermosos de la región. LollamabanelEagleNest[7],lacumbredeunbarrancoqueseelevabaabruptamenteenelairehastaunaalturadecientosdepiessobreelbosquequequedabaensufalda.Desde aquella notable elevación del terreno teníamos una vista magnífica de otrovalle; las colinas resplandecíanauténticamentebajo losúltimos rayosdel sol en supuesta.Mientras observábamos la luz que parecía huir hacia planos cada vezmásaltos,enla invasorapenumbradelassombrasdelvalleoímosunospasos;notardómuchoenunírsenosRichardBenning.

—Oshevistodesdeelcamino—dijocomosinada,sindarleimportancia.Comoavecessoyunpocotontomeolvidédeagarrarloporelpescuezoyhacerle

rodarhastalosárbolesquesealzabanmásabajo.Melimitéamurmurarunamentiraque pretendía ser cortés. El efecto que su aparición causó en Eva fue inmediato,brutal, muy evidente. Su rostro se congestionó, transformado por esa gloriosamanifestación del amor que denota la rendición de las personas. La roja luz de lapuesta de sol no hubiera podido resultarmás obvia en sus ojos que lo que en eseinstanteeraelbrillodelamorquelareemplazaba.

—¡Cuánto me alegro de que al fin estés aquí! —dijo ella al señor Benningtomándoleconcariñolasmanosparademostrarquesualegríaeraverdadera.

RichardBenningsesentóentoncesenelsueloycomenzóadisertaracercadelasfloressilvestresdeaquellaregión,delasqueyatraíaunascuantasagavilladasenlamano.Perocomosihicieraunparéntesismásomenoschistoso,dadasusonrisa,dejódehablarderepentesobreloquealparecertantoloentretenía,yfijósusojosenEva,que trenzaba distraídamente hierbas con sus dedos, apoyada en un árbol.No tardómucho en levantar los ojos hacia él, como si hubiera sentido clavársele aquellamirada,nodiréquedemanerasorprendente,nimuchomenoshiriente…ArrojólejoslashierbasqueteníaentrelosdedosyfuehaciaBenninglentamente.Selevantóélsindejardemirarla.Yoparecíanoexistirparaellos.Benningaúnsosteníaensusmanoslagavilladeflores.Ellasediomediavuelta,parecióqueibaadeciralgo,peronolesalióningunapalabra.Recuerdoahora,sinembargo,algoqueentoncesnomeparecióreseñable:elespantosocontrasteentrelasonrisaqueteníansuslabiosylamiradadeterrorquehabíaensusojosalclavarseenelloslamiradafirmeyhastaimperativadelhombre.

Nosécómosucedió;nisécómonolocomprendíantes;sóloséqueconlasonrisade un ángel en los labios y aquella mirada de terror en sus bellísimos ojos, EvaMaynardselanzódesdelacolinaycayócomounagranpiedrasobrelascopasdelospinos,anuestrospies.Nosécómonicuántotardéenbajarhastadondehabíacaído,no lo sé,perocuando lohiceRichardBenningyaestabaallí,de rodillas juntoa lamuchachaespantosamentedesfigurada.

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—Parece que está muerta —dijo Benning con mucha frivolidad, inclusosonriendo—.Iréabuscarayuda.Tengalabondaddequedarsejuntoaella.

Sealejó,peronofuemuchomásallápuesvolvióalospocospasos.—Seguro que habrá observado, mi querido amigo, que Eva decidió arrojarse

desdeallíarriba…Quierodecirquehabráobservadoquefueunactovoluntario—medijo—. Lamento no haberme podido percatar de cuáles eran sus intenciones paradetenerla…Claro, usted, comono estaba al tanto de su estadomental, nada podíahabersospechado…

Suspalabrasmeenfurecieron.—Esusted un asesino—le solté a bocajarro—; en realidad ha sido como si la

hubiesedegollado.Se encogió de hombros sin responderme; se volvió, metió las manos en los

bolsillos y se fue silbando.Un poco después oí a través de las sombras que caíansobre el bosque por el que había desaparecido, una voz fuerte, bien timbrada, debarítono,quecantabaLadonnaemobile,deRigoletto.

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UNODEGEMELOS

UNACARTAENCONTRADAENTRELOSPAPELESDELDIFUNTOMORTIMERBARR

Mepreguntassienmiexperienciacomomiembrodeunaparejadegemelosheobservadoalgunavezalgoqueresulteinexplicableporlas leyesnaturalesalasqueestamosacostumbrados.Túmismojuzgarás;talveznotodosestemosacostumbradosalasmismasleyesdelanaturaleza.Puedequetúconozcasalgoqueyonosé,yqueloqueparamíresultainexplicableseamuyclaroparati.

ConocíasamihermanoJohn,esdecir,leconocíascuandosabíasqueyonoestabapresente;puescreoquenitúniningúnotroserhumanopodíadistinguirnoscuandodecidíamosserexactamenteiguales.Nuestrospadrestampoco;elnuestroeselúnicocaso que he conocido de un parecido tan completo. Hablo de mi hermano John,aunquenoestoydel todo segurodeque sunombreno fueraHenryy elmío John.Fuimosbautizadosdelmodonormal,perodespués,enelmomentodetatuarnosunaspequeñasmarcasparadistinguirnos,elindividuoquelohizosedespistó;yaunqueyotengoenelbrazounapequeña«H»yélllevabauna«J»,esonoquieredecirquelasletras no pudieran haber sido traspuestas. Durante la infancia nuestros padresintentaron distinguirnos por la ropa y otros detalles simples, pero solíamoscambiarnoslasprendascontantafrecuenciayburlábamosalenemigodeformastandiversas que abandonaron todos esos intentos ineficaces, y durante los años quevivimosjuntosencasatodoelmundoreconocíaladificultaddelasituaciónyhacíalo que podía llamándonos a ambos «Jehnry». A veces me he asombrado de lapacienciademipadre al nomarcarnosdeunmodovisible sobrenuestras indignascejas, pero como éramos buenos chicos y utilizábamos nuestra capacidad dedesconciertoeirritaciónconunamoderacióndignadelmayorencomio,conseguimosescaparalhierro.Dehecho,mipadreeraunhombreespecialmenteafableycreoqueenelfondodisfrutabaconaquellabromadelanaturaleza.

Después de llegar a California y establecernos en San José (donde la únicafortunaquenosesperabaeraconoceraunamigotanagradablecomotú),lafamilia,comoyasabes,seviodestrozadaporlamuertedemispadres,acaecidaenlamismasemana.Mipadremurióinsolventeylapropiedadfamiliarfuesacrificadaparahacerfrentealpagodelasdeudas.Mishermanastuvieronquevolveravivirconnuestrosparientes del este, pero John y yo, que por entonces teníamos veintidós años,conseguimosgraciasatuamabilidadunempleoenSanFrancisco,endistintosbarriosde la ciudad. Las circunstancias no nos permitieron vivir juntos y nos veíamos detardeentarde,avecesnomásdeunavezporsemana.Comoteníamospocosamigosencomún,elhechodenuestroextraordinarioparecidoeraapenasconocido.Yahora

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voyaltemadetupregunta.Undía,alacaídadelatarde,pocodespuésdellegaraestaciudad,ibaporlacalle

Market cuando seme acercó un individuo demediana edad, bien vestido, quemesaludócordialmenteymedijo:«Stevens,séquenosalesmucho,perolehehabladode ti a mi mujer y le encantaría que vinieras a casa. También sé que mis hijasmerecenserconocidas.¿Porquénovienesacenarconnosotros,enfamille,mañanaalas seis? Después, si las damas no consiguen divertirte, te prestaré mi apoyoofreciéndotejugarunaspartidasdebillar».

Todoestolodijoconunasonrisatansimpáticaydeunmodotanatractivoquenotuve valor para rehusar; y aunque no había visto a aquel tipo en mi vida dijeinmediatamente: «Es usted muy amable, señor, y me complace mucho aceptar suinvitación.Por favor, presentemis respetos a la señoraMargovanydígaleque allíestaré».

Tras un apretón demanos y unas amables palabras de despedida, el individuocontinuósucamino.Eraevidentequemehabíaconfundidoconmihermano.Éseeraunerroralqueestabaacostumbradoyquenosolíacorregiramenosqueelasuntofueraimportante.Pero¿cómohabíadescubiertoyoqueelnombredeaquelindividuoeraMargovan?Ciertamentenoeseltipodenombrequeunoaplicaríaaunindividuoescogidoalazarcon laesperanzadeacertar.Dehecho,aquelnombremeresultabatanextrañocomoelpropioindividuo.

A la mañana siguiente me dirigí rápidamente al lugar en que mi hermanotrabajabaymeloencontrécuandosalíadelaoficinaconunmontóndefacturasparacobrar. Le conté cómo le había «comprometido» y añadí que si no teníainconvenienteenmantenerlacitaestaríaencantadodeseguirsuplantándole.

—Sí que es raro—dijo pensativo—. Margovan es el único de la oficina queconozcobienyquemeagrada.Cuandoentróestamañana,despuésdeintercambiarlossaludoshabituales,unextrañoimpulsomeanimóadecirle:«Oh,perdone,señorMargovan,peroolvidépedirlesudirección».Tengoladirección,aunquehastaahoranoteníalamenorideadeloqueibaahacerconella.Meparecebienqueteofrezcasaaceptar las consecuencias de tu atrevimiento pero, si no te importa, seré yo quienacudaaesacena.

Asistióavariascenasenelmismo lugar;amásde lasque leconvenían,hedeañadir sinmenospreciar sucalidad,porqueseenamoróde la señoritaMargovan, lapidióenmatrimonioysupeticiónfueaceptadasinningunapiedad.

Unascuantassemanasdespuésdehabersidoinformadodelcompromiso,aunqueantesdequefueraoportunoqueyoconocieraalajovenyasufamilia,meencontréundíaenlacalleKearneyaunindividuobienparecido,aunquedeaspectodisoluto,alquemesentí impulsadoaseguiryvigilar,cosaquehicesinelmenorescrúpulo.SubióporlacalleGearyycontinuóporellahastallegaralaplazadelaUnión.Unavez allí, consultó su reloj y entró en la plaza.Comenzó a pasear de acá para allá,señalevidentedequeesperabaaalguien.Entoncesseleacercóunajovenmuyguapa,

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vestidaalamoda,ylosdossedirigieronhacialacalleStockton,yyotrasellos.Sentíla necesidad de ser precavido en extremo porque, aunque la joven me resultabadesconocida, me dio la impresión de que podría reconocerme si me veía. Dieronvarias vueltas yendo de una calle a otra y, finalmente, después de echar un rápidovistazoalrededor(queyoevitédemilagroescondiéndomeenunportal),entraronaunacasadelaqueprefieronoconsignarsusituación.Éstaeramejorquesuaspecto.

Declarosolemnementequemiactitudalespiaraaquellosdosextrañosnoteníaningún motivo especial. Es algo de lo que podría avergonzarme o no, según yoestimaraelcarácterdelapersonaquelodescubriera.Perocomoesunaparteesencialde la narración surgida a raíz de tu pregunta, se relata aquí sin vacilaciones nivergüenzas.

Una semana más tarde John me llevó a la casa de su futuro suegro, y en laseñorita Margovan, como ya debes de haber supuesto, reconocí a la heroína deaquella aventura deshonrosa, lo cual me causó gran asombro. He de admitir enjusticia que se trataba de la heroína verdaderamente bella de una aventuradeshonrosa; pero el hecho era sólo importante por eso: su belleza fue tansorprendenteparamíquearrojóunasombradedudasobresusemejanzaconlajovenquehabíavisto.¿Cómopudolamaravillosafascinacióndesurostrohaberdejadodesorprenderme en aquella ocasión? Pero no; no había posibilidad de error. Ladiferenciasedebíasóloalaropa,alaluzyalentornogeneral.

John y yo pasamos la tarde en la casa, aguantando las bromas que nuestroparecido suscitaba con ayuda de la fortaleza adquirida tras una larga experiencia.Cuando aquella joven dama y yo nos quedamos a solas unos minutos, la mirédirectamentealacaray,conunaseriedadrepentina,ledije:

—SeñoritaMargovan,ustedtambiéntieneunadoble:lavielmartespasadoenlaplazadelaUnión.

Por unmomento apuntó sus enormes ojos grises haciamí, pero sumirada eramenosfirmequelamíaylaretiró,dirigiéndolahacialapuntadesuzapato.

—¿Separecíamuchoamí?—preguntóconunaindiferenciaquemeparecióunpocoforzada.

—Tanto—dije—quesentítaladmiraciónporellaquefuiincapazdeperderladevista,yconfiesoquelaseguíhastaque…SeñoritaMargovan¿mecomprendeusted,verdad?

Estaba pálida, aunque completamente tranquila.Entonces levantó la vista ymemiróconunosojosquenovacilaban.

—¿Qué quiere usted que haga?—preguntó—. No tenga miedo en señalar suscondiciones.Lasacepto.

Estaba claro, aun con el poco tiempo del que disponía para reflexionar, queutilizarmétodosordinariosconestajovennoservía,yquelosrequerimientosusualesresultabaninútiles.

—SeñoritaMargovan—dijeconunavozquedenotabalacompasiónquesentía

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enmicorazón—,es imposiblenoconsiderarlevíctimadealgunahorriblecoacción.Másqueimponerlenuevasturbaciones,preferiríaayudarlearecuperarsulibertad.

Dijoquenomoviendolacabeza,contristezaydesesperación,yyocontinuémuyagitado:

—Subellezameacobarda.Meencuentrodesarmadoporsufranquezaysudolor.Siesustedlibredeactuarenconciencia,creoqueharáloqueconsideremejor;sino,¡queelcielonosayude!Notienequetemerdemíotracosaquelaoposiciónaestematrimonio,quepuedointentarjustificarpor…porotrosmotivos.

Éstasnofueronexactamentemispalabras,perosusentido,contodalaprecisiónquemisemocionesrepentinasyconflictivasmepermitíanexpresar,eraése.Mepuseenpiey, sinvolveramirarla,medirigíhacia lapuertadondemeencontrécon losdemás,queentrabanenlahabitación.Contodalacalmadelaquefuicapaz,dije:

—HeestadodandolasbuenasnochesalaseñoritaMargovan;esmástardedeloquecreía.

Johndecidióvenirconmigo.YaenlacallemepreguntósihabíaobservadoalgodeparticularenlaactituddeJulia.

—Creoquesesentíamal—ledije—.Poresomemarché—añadísindecirnadamás.

Lanochesiguientevolví tardeal lugarenquemealojaba.Losacontecimientosdel día anterior habían conseguido que me sintiera nervioso y enfermo; habíaintentadocurarmeprocurandoaclararlasideasconunpaseoalairelibre,perosentíalaopresióndeunterriblepresentimientomaligno,unpresentimientoqueeraincapazde formular. Hacía una noche fría y reinaba la niebla; yo tenía el pelo y la ropahúmedosysentíaescalofríos.Cuandomeencontréenbatayzapatillasanteunfuegoqueardíaconviveza,mesentí todavíamásincómodo.Yanoteníaescalofríos,sinoquetemblaba;yhaydiferencia.Eltemordeunacalamidadinminenteeratanfuerteydesalentador que intenté desembarazarme de él convocando alguna tristeza real.Procurabadisipar la ideadeun futuro terrible sustituyéndolaporel recuerdodeunpasadodoloroso.Rememorélamuertedemispadrese intentéconcentrarmimenteenlasúltimasescenastristesjuntoasuslechosysustumbas.Todomeparecíavagoeirreal, como si le hubiera ocurrido a otra persona hacíamuchos años. De repente,surgiendo enmi pensamiento y partiéndolo como se parte una cuerda tensa por elgolpe del acero (no encuentro otra comparación), oí un grito agudo parecido al dealguienqueestuvieraenagoníamortal.Lavozerademihermanoyparecíaprocederde la calle.Meacerqué rápidamente a laventanay la abrí degolpe.La farolaquehabíaenfrenteproyectabaunaluzmortecinayhorriblesobrelaacerahúmedayenlasfachadasdelascasas.Unpolicía,conelcuellodeluniformelevantado,seencontrabaapoyadoenunposte,fumandouncigarro.Noseveíaanadiemás.Despuésdecerrarlaventanaybajarlapersiana,mesentéfrentealfuegoeintentéconcentrarlamenteen lo que había a mi alrededor. Para ayudarme, como si fuera un acto familiar,consultémi reloj;marcaba las onceymedia.Unavezmás ¡volví a oír aquel grito

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terrible!Parecíahaberseproducidoenlahabitación,amilado.Measustéyduranteun rato fui incapaz de realizar unmovimiento. Unosminutos después, aunque norecuerdo con precisión el tiempo transcurrido, me encontré corriendo a todavelocidad por una calle desconocida. No sabía dónde estaba, ni hacia dónde medirigía,peroenesemomentosubídeunsaltolosescalonesdeunacasa.Habíadosotres carruajes,vi lucesque semovíanyoíunmurmullodevocesapagadas.Era lacasadelseñorMargovan.

Yasabes,buenamigo,loquehabíaocurridoallídentro.EnunahabitaciónyacíaJulia Margovan, muerta hacía horas por envenenamiento; en otra John Stevenssangraba por una herida de bala en el pecho infligida por su propia mano. Entréprecipitadamenteenlahabitación,apartéalosmédicosylepuselamanoenlafrente;Johnabriólosojos,memirósinexpresión,volvióacerrarloslentamenteymuriósinhacerelmenorgesto.

Nosupenadamáshastaseissemanasmástarde,cuandofuidevueltoalavidaentupropiacasagraciasaloscuidadosdetusantaesposa.Todoestoyaloconoces,peroloquenosabesesloqueahoracontaré,y,sinembargo,notienenadaqueverconeltemadetusinvestigacionespsicológicas;almenosconlapartedeellasparalaque,conunaconsideraciónydelicadezacaracterísticasdeti,hassolicitadomenosayudadelaquecreoqueteheprestado.

Unanochedelunallena,variosañosmástarde,paséporlaplazadelaUnión.Eratardeylaplazaestabadesierta.Naturalmente,alacercarmeallugarenqueunavezhabía sido testigo de aquella cita fatídica, me vinieron a la mente recuerdos delpasado y, con esa perversidad inexplicable que nos incita a darle vueltas apensamientos del caráctermás doloroso, me senté en un banco para entregarme aellos. Entonces apareció un hombre en la plaza y se dirigió haciamí. Llevaba lasmanos cogidas por la espalda y la cabeza inclinada; parecía no observar nada.Cuandoseacercóalasombraendondeyoestabasentado,reconocíenélalindividuoquesehabíaencontradoconJuliaMargovanenaquel lugarañosantes.Peroestabamuycambiado:triste,agotadoyojeroso.Ladisipaciónyelvicioseasomabanensusojos; la enfermedad no eramenos evidente. Ibamuy desastrado, y el pelo le caíasobrelafrentedeunmodoqueresultabaalavezmisteriosoypintoresco.Teníaunaspectoqueparecíamásapropiadoparaelcomedimientoqueparalalibertad;paraelcomedimientodeunhospital,claro.

Sinningúnpropósitodefinidomepuseenpieymeacerquéaél.Entonceslevantólacabezaymemiróalacara.Notengopalabrasparadescribirelhorriblecambioqueseapoderódeél;sumiradaeradeunhorrorindescriptible.Creyóencontrarsefrenteafrente con un fantasma. Pero era un hombre valiente. «¡Maldito John Stevens!»,exclamóy,levantandosubrazotembloroso,descargósudébilpuñosobremirostroycayódebrucessobrelagravamientrasyomealejaba.

Alguienleencontróallí,másmuertoqueunapiedra.Nadamássesabedeél,nisiquiera su nombre. Aunque saber de un hombre que está muerto debería ser

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suficiente.

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ELVALLEENCANTADO

I

CómotalanlosárbolesenChina

Amediamillahaciaelnortedesdeelbardejo.Dunfer,enelcaminodeHuttonaMexicanHill, la carretera baja hacia un barranco al que no llega el sol, y que sedespliega a derecha e izquierda de unmodo semiconfidencial, como si tuviera unsecreto que revelar en un periodo más conveniente. Nunca cabalgaba por allí sinmirarprimeroaunladoyluegoalotro,paraversihabíallegadoelmomentodelarevelación.Sinoveíanada,ynuncavinada,nomedecepcionaba,puessabíaquelamanifestaciónsencillamenteestabasiendoretenidauntiempoporalgunabuenarazónqueyonoeraquiénparaponerenentredicho.Queundíasemerevelaríantodasesasconfidenciaseraalgodeloquenodudaba,nomásquedelaexistenciadelpropioJo.Dunfer,porcuyastierrasdiscurríaelbarranco.

Se decía quejo, había intentado una vez levantar una cabaña en alguna remotaparte de él, pero por alguna razón había abandonado la empresa y construido suactualestablecimientohermafrodita,mitadbar,mitadvivienda,juntoalcamino,enelextremo más alejado de su propiedad; lo más alejado posible, como si tuviera elpropósitodemostrarcuánradicalmentehabíacambiadodeidea.

Este Jo. Dunfer, o Whisky Jo., como era conocido familiarmente en loscontornos, era un personaje muy importante por estos parajes. Aparentaba unoscuarenta años, y era un tipo alto, greñudo, de facciones contraídas, con un brazotorcidoyunamanonudosacomounmanojode llavesdeprisión.Eraun individuoconmucho vello, que andaba encorvado, como alguien que está a punto de saltarsobrealgoparadestrozarlo.

Aparte de la peculiaridad a la que debía su apodo local, la característica másdestacada del señor Dunfer era una antipatía, profundamente arraigada, hacia lochino. Una vez le vi sufrir un ataque de rabia porque uno de sus vaqueros habíapermitido a un asiático rendido por el viaje saciar su sed en el abrevadero de loscaballos que hay delante del establecimiento de Jo. Me atreví a reconvenirle consuavidadporsufaltadeespíritucristiano,peroélselimitóaresponderqueelNuevo

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Testamentonodecíanadaacercadeloschinos,ysemarchóapagarsuenfadoconelperro,aquiensupongoquelosinspiradosescribastambiénhabíanolvidado.

Algunos días después le encontré sentado en el bar, solo, y saqué de nuevo eltemaconprecaución;observé,paragranaliviomío,quelaausteridadhabitualdesuexpresiónsehabíatransformadoenalgoqueamímepareciócondescendencia.

Vosotros, los jóvenesdeleste—dijo—,vivísmuyalejadosdeestas tierrasynocomprendéisnuestraactividad.Lagentequenodistingueaunchilenodeunkanakapuedepermitirseexpresarideasliberalessobrelainmigraciónchina,peroeltipoquetienequelucharporsusustentoconunmontóndemestizos«coolies»notienetiempoparaperderloentonterías.

Estegranbebedor,quecontodaprobabilidadnohabíarealizadoundíadetrabajohonrado en su vida, hizo saltar la tapa de una caja de tabaco china y sacó con elpulgar y el índice un pedazo que parecía un almiar de heno. Sosteniendo elestimulanteaciertadistancia,arremetiódenuevoconrenovadaconfianza.

—Porsinolosabías,sonunaplagadelangostasdevastadorasqueatacantodoloverdequehayenestabenditatierradeDios.

Enestepuntoseechóeltacoalaboca,ycuandosumecanismoparlanteestuvodenuevolibre,reanudósuinspiradodiscurso.

—Hacecincoañostuveaquíauno,enelrancho,ytevoyahablardeélparaquecomprendas loesencialdeesteasunto.Enaquellaépoca lascosasnomeibanmuybien; bebía más whisky del que tenía prescrito y no parecía preocuparme, comopatriota, de mis obligaciones de ciudadano americano. Así que contraté a aquelpagano para que fuera algo así como el cocinero. Pero cuando me convertí enreligiosopracticanteenMexicanHillymehablarondepresentarmecomocandidatoa laAsambleaLegislativa,medi cuenta demi error. Pero ¿qué podía hacer?Si ledespedía, algún otro le contrataría, y no iba a tratarle bien. ¿Qué podía hacer yo?¿Quéharíacualquierbuencristiano,especialmenteunneófitorebosantedeideastalescomolahermandadentreloshombresylapaternidaddeDios?

Jo. hizo una pausa antes de contestar, poniendo una expresión de frágilsatisfacción,comoladealguienqueharesueltounproblemausandounmétodonomuydignodeconfianza.Entoncesselevantó,bebióunvasodewhiskydeunabotellallenaquehabíaenelmostradoryprosiguiósurelato.

—Ademásnoservíademucho,nosabíanadayencimapresumía.Todoslohacen.Ledijequenones,perosepusotestarudoysiguióenesalíneamientrasduro;despuésde poner la otra mejilla setenta y siete veces truque los dados para que no fueraeterno.Ymealegrahabertenidoelvalordehacerlo.

LaalegríadeJo.,queporalgunarazónnomeimpresionó,fuecelebrada,debidayostentosamente,conlabotella.

—Haceunoscincoaños empecéa levantarunachoza.Eso fue antesdeque seconstruyera ésta, y en otro lugar. Puse aAhWee y a un tipo pequeño a cortar lamadera.NiquedecirtienequenoesperabaqueAhWeeayudaramucho,porquetenía

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unacaracomoundíadejunioyunosgrandesojosnegros;creoquedebíandeserlosojosmásendemoniadosdelaregión.

Mientras lanzaba este ataquemordaz contra el sentido común, el señorDunferobservabaconaireausenteunagujeroeneldelgadotableroqueseparabaelbardelcuarto de estar, como si se tratara de uno de los ojos cuyo tamaño y color habíandejadoasusirvienteinútilparaelservicio.

—Ahoravosotros, las torpesgentesdeleste,noqueréiscreernadaquevayaencontrade losdiablosamarillos—estallóde repenteconun tonodeseriedadnodeltodoconvincente—,pero teaseguroqueaquelchinoeraelcanallamás infamequepuedesencontrarfueradeSanFrancisco.Aquelmiserablemogolconcoletaempezóahoradar los árboles jóvenes alrededor del tronco, comoungusanoque royera unrábano.Leindiquésuerrorcontodalapacienciaquepudeyleenseñécómotalarlossólopordosladosparaquecayeranderechos;peroencuantolevolvíalaespalda,así—dijo volviéndome la espalda y reforzando su explicación con un nuevo trago delicor—,volvíaalasandadas.Ocurríadelsiguientemodo:mientraslemiraba,así—explicómirándomedeformauntantoinsegurayconproblemasevidentesdevisión—, todo estababien; pero cuandoapartaba lavista,así—añadió echandounbuentragodelabotella—,medesafiaba.Entonceslemirabaconcaradereproche,así,yparecíaquenuncahubierarotounplato.

Sindudael señorDunferpretendíadeunmodohonradoque lamiradaquemehabíadirigidoerasencillamentereprobatoria,peroenrealidaderadelomásadecuadapara provocar seria aprensión en cualquier persona inerme que la recibiera; comoademáshabíaperdidotodointerésensunarrativafútileinterminable,medispuseamarcharme.Antesdequehubieraterminadodeponermeenpie,sevolviódenuevohaciaelmostrador,yconuncasiinaudible«así»,vaciólabotelladeuntrago.

¡Cielosanto!¡Quéalarido!Fuecomountitánensuúltimaagonía.Jo.retrocediódespuésdeemitirlo,igualquehaceuncañóntraseldisparo,ysedejócaerensusilla,como si le hubieran «golpeado en la cabeza», igual que a una vaca, con los ojosdesviadosoblicuamentehacialaparedymostrandounamiradadeterror.Aldirigirlavistaenesadirecciónobservéqueelagujerode laparedsehabíaconvertidoenunojohumano,grandeynegro,que seclavabaen losmíosconuna total ausenciadeexpresión, más desagradable que cualquier brillo diabólico. Creo que yo debía detenerlacaratapadaconlasmanosparahacerqueaquellahorribleilusión,siesqueeraeso,sedesvaneciera,cuandoelpequeñotipoblanco,elhombreparatododeJo.,entró en la habitación y rompió el hechizo; entonces salí de la casa algo aturdido,pensandoqueeldeliriumtremenspodríasercontagioso.Micaballoestabaamarradojunto al abrevadero; lo desaté, subí a él y le di rienda suelta, puesme encontrabademasiadoasustadoparapreocuparmedehaciadóndemellevaba.

No sabía qué pensar de todo esto y, como le ocurre a todo el que no sabe quépensar, pensé mucho, y con pocos resultados. La única reflexión que parecía sercompletamentesatisfactoriaeraquealdíasiguientemeencontraríaavariasmillasde

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allí,yconmuchasprobabilidadesdenovolvernunca.Un frío repentinome sacó demis abstracciones y, al levantar la cabeza,me di

cuenta de que estaba llegando a las oscuras sombras del barranco. El día erabochornoso,yestecambio,desdeelcalordespiadadoyvisibledeloscampossecosalafrescaoscuridad,llenadelaausteridaddeloscedrosydelcantodelospájarosquehabían sido conducidos a su frondoso asilo, resultaba exquisitamente refrescante.Busqué el misterio, como siempre, pero al no encontrar el barranco muycomunicativo, desmonté, llevé ami sudoroso caballo hacia la espesura, lo até confirmezaaunárbolymesentéenunarocaameditar.

Comencéporanalizarconvalormisupersticiónpreferidasobreaquellugar.Unavez que hube desglosado sus elementos integrantes, los dispuse en un númerooportunodetropasyescuadronesy,reuniendotodaslasfuerzasdelalógica,avancéhacia ellos desde unas premisas inexpugnables, acompañado de un estruendo deconclusionesirresistibles,deungranruidodecarrosydelclamorintelectualgeneral.Entonces,cuandomistremendoscañonesmentaleshabíanvencidotodaoposiciónysurugidoreverberabadeunmodocasiimperceptibleenlalejaníadelhorizontedelapuraespeculación,elderrotadoenemigosedesplegóporlaretaguardia,concentrósusfuerzassigilosamente formandouna falangecompacta,ymecapturó,con todos losbártulos.Measaltóunasensaciónde terror indescriptible.Paradeshacermedeella,mepuseenpieyempecéaabrirmepasoporlaestrechavaguada,siguiendounaviejacañada llena de hierba que discurría por el fondo, en sustitución del arroyo que lanaturalezahabíaolvidadoproveer.

Losárbolesentrelosqueseperdíanloscaminoserannormales,plantasdebuencomportamiento,unpocoperversaseneltroncoyexcéntricasenlasramas,perosinnada de misterioso en su aspecto general. Unos cuantos peñascos se habíandesprendidode las laderasdelbarrancoparaestablecerse independientementeenelfondo, habían destrozado la cañada, aquí y allá, pero su pétreo reposo no tenía enabsolutolarigidezdelamuerte.Habíaunsilenciosepulcralenelvalle,escierto,yporencimadeélseescuchabaunmisteriososusurro:eraelviento,queacariciabalascopasdelosárboles;esoeratodo.

NosemehabíaocurridorelacionarelrelatodelborrachoJo.Dunferconloqueahorabuscaba;sólocuandolleguéaunespacioabiertoytropecéconlostroncosarasdesuelodealgunosárbolespequeños,tuvelarevelación.Eraelemplazamientodelacabañaabandonada.Eldescubrimientoquedóverificadoal advertir que algunosdelos podridos tocones estaban mellados alrededor, de un modo que nunca se leocurriríaaunleñador,mientrasotrosaparecíancortadoslimpiamente,ylosextremosde los troncos correspondientes tenían esa forma de cuña roma producida por elhachadeunmaestro.

Elclaroquehabíaentrelosárbolesnoabarcabamásdetreintapasos.Aunladohabíaunpequeñootero,unmontículonaturalsinarbustos,aunquecubiertodeplantassilvestres,sobrelasquesobresalía¡lalápidadeunatumba!

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No recuerdo haber sentido por aquel descubrimiento nada parecido a sorpresa.ObservéaquellatumbasolitariaconunasensaciónsemejantealaqueColóndebiódeexperimentar cuando vio las colinas y promontorios del NuevoMundo. Antes deacercarmeaellaacabédeexaminarconcalmalosalrededores. Inclusofuiculpablede la presunción de dar cuerda al reloj en aquella hora tan insólita, sin tomarprecaucionesnidecisionesinnecesarias.Después,meaproximéalmisterio.

Latumba,bastantepequeña,seencontrabaenmejorestadodelquecabríaesperarporsuedadyaislamiento,yhubounpequeñogestodesorpresaenmisojoscuandodescubrieron un manojo de inconfundibles flores cultivadas que daban prueba dehaber sido regadas recientemente.Sin lugar a dudas la lápidahabía servido algunavez como escalón. Sobre ella aparecía grabada, o mejor dicho excavada, unainscripciónquedecíalosiguiente:

AHWEE—CHINO

Edaddesconocida.TrabajóparaJo.Dunfer.Estemonumentofueerigidoporélparamantenerfrescalamemoriadel

chino.AsimismocomoavisoalosCelestialesparaquenopresuman.

¡Queeldiabloseloslleve!Ellaeraunbuentipo.

Soyincapazdeexpresarmiasombroanteaquellaextrañainscripción.Laescasa,aunque suficiente, identificación del difunto, el candor atrevido de la confesión, elbrutal anatema, el absurdo cambio de sexo y sentimiento: todo indicaba que esteprotocolo era obra de alguien que, como mínimo, debía de haber estado tan lococomo afligido. Pensé que cualquier revelación posterior sería una miserabledecepción,porloque,conunrespetoinconscienteporelefectodramático,medilavueltacompletamenteymealejédeallí.Novolvíporaquellapartedelaregiónencuatroaños.

II

Quienhacealosbueyescuerdosdeberíaélmismoestarlo

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—¡Arre,viejoFuddy-Duddy[8]!Estaorden singular salióde los labiosdeunextrañohombrecillo sentadoen lo

alto de un carro lleno de leña, tirado por una yunta de bueyes, que avanzabanlentamente simulando un poderoso esfuerzo que evidentemente no engañaba a suamoyseñor.Comoenaquelmomentodabalacasualidaddequeaquelindividuomeestabamirandoamí,quemeencontrabajuntoalacarretera,directamentealacara,no quedaba del todo claro si era amí a quien se dirigía o a sus bestias; tampocopodría decir si se llamaban Fuddy y Duddy, y eran las dos sujeto del imperativo«arre». De cualquier modo, la orden no tuvo ningún efecto sobre nosotros y elextraño hombrecillo apartó sus ojos de los míos mucho antes de golpearalternativamenteaFuddyyaDuddyconunavaralarga,mientrasjurabaenvozbajapero con decisión: «¡Maldita sea vuestra piel!», como si disfrutaran de aqueltegumento en común. Al comprobar que la petición de que me llevara no habíaatraídosuatención lomásmínimoy sintiendoqueme ibaquedandocadavezmásrezagado,coloquéunpiesobrelacircunferenciainteriordeunaruedatraseraque,algirar,meelevólentamentehastalaalturadelcentro,desdedondeabordélaempresa,sanscérémonie,dearrastrarmehastasentarmealladodelcochero,quenomeprestóatención hasta que hubo administrado otro castigo indiscriminado a su ganado,acompañadodelconsejode«¡esforzaos,malditos incapaces!».Después,elamodelcarromato (o mejor dicho, el amo anterior, porque no pude evitar un sentimientocaprichoso de que todo aquel tinglado erami legítimopremio) apuntó sus grandesojos negros hacia mí y, mostrando una expresión extraña y en cierto mododesagradable, familiar, dejó a un lado la vara (que ni floreció ni se convirtió enserpiente, como yo casi había esperado), se cruzó de brazos y preguntósolemnemente:

—¿QuéhizoconelviejoWhisky?Mi respuestanaturalhabría sidoqueme lohabíabebido,perohabía algoen la

preguntaquemesugirióunsignificadooculto,yalgoenelhombrequenoinvitabaahacer un chiste fácil. Por eso, al no tener ninguna otra respuesta preparada,simplemente contuve la lengua, aunque sentí como si seme estuviera acusandodealgoymisilencioseinterpretaracomounaconfesión.

Enesemomentounasombrafríamecubriólamejilla,loquemeobligóalevantarlavista.¡Estábamosentrandoenelbarranco!Nosécómoexpresarlasensaciónquemeprodujo:nohabíaestadoallídesdequemeabriósupechocuatroañosantes,yahora me sentía como alguien a quien un amigo afligido ha confesado un delitoacaecido hace tiempo, y al que, por consiguiente, se ha abandonado vilmente.Losviejos recuerdos de Jo. Dunfer, su revelación incompleta y la insuficiente notaaclaratoriaenlalápida,volvieronsobremíconunaclaridadmeridiana.MepreguntéquéhabríasidodeJo.Medilavueltarápidamenteypreguntéamiprisionero.Estabavigilandosusbueyesconatencióny,sinapartarlavistadeellos,contestó:

—¡Arre, vieja tortuga! Yace al lado de Ah Wee, ahí delante, en el barranco.

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¿Quieresverlo?Siemprevuelvenallugar;teestabaesperando.¡Sooo!Aloírlalargavocal,Fuddy-Duddy,latortugainútil,sedetuvieron,yantesdeque

el sonidoseperdieraporelbarrancohabíandobladosusochopatasyyacíanenelcaminopolvoriento, sin tenerencuenta lasconsecuencias sobre sumalditapiel.Elextrañohombrecillosedeslizódelasientoalsueloyechóaandarporelbarrancosindignarseavolverlacabezaparaversiyoleseguía.Yasíera.

Eramásomenos lamismaestacióndel año,y casi lamismahoradeldía,quecuandolovisitéporúltimavez.Losarrendajosvociferabanconfuerzaylosárbolessusurrabanmisteriosamente,comolaotravez.Poralgunarazón,enlosdossonidosobservéunafantásticaanalogíaconlaabiertajactanciadelaverborreadelseñorJo.Dunferylasecretareticenciadesusmodales,yconlaindistintaseveridadyternurade su única producción literaria: el epitafio. Todo parecía seguir igual en el valle,salvo lacañada,queestabaprácticamentecubiertademaleza.Sinembargo,cuandollegamos al «claro» la alteración era mayor. Entre los tocones y troncos de lospequeños árboles caídos, aquellos quehabían sido cortados«al estilo chino»no sedistinguían ya de los que lo habían sido «al modo mexicano». Era como si elbarbarismodelViejoMundoy la civilizacióndelNuevohubieran reconciliado susdiferencias pormediodel arbitrio deundeterioro imparcial, comoocurre entre lospuebloscivilizados.Eloteroseguíaallí,perolospeñascostudescoshabíaninvadidoycasiarrasadolaslaciashierbas.Ylapatriciavioletadejardínhabíacapituladoantesuhermanoplebeyo(talvezhabíaretornadoasuformaoriginal).Otratumba,untúmulograndeyvigoroso, había sido construida junto a la primera, queparecía encogerseantelacomparación.Alasombradeunanuevalápida,laviejayacíapostrada,consumaravillosa inscripción ilegible por la acumulación de hojas y tierra. En cuanto alméritoliterario,lanuevaerainferioralaantigua,resultandoinclusorepulsivaporsuhumorlacónicoysalvaje:

JO.DUNFER.ELIMINADO.

Meapartédeellaconindiferenciay,retirandolashojasquecubríanlalápidadelpaganodifunto,devolvíalaluzlaspalabrasburlonasque,frescasaúndespuésdesulargo olvido, daban la impresión de tener un cierto patetismo. Mi guía tambiénpareció adoptar una seriedad añadida al leerla y creí detectar bajo su actitudcaprichosa algo de honorabilidad, casi de dignidad. Peromientras le observaba, suaspecto anterior, tan sutilmente inhumano, tan atormentadamente familiar, volvió asurgirdeaquellosenormesojos,repugnantesyalavezatractivos.Decidíponerfinaaquelmisterio,siesqueeraposible.

—Amigo—dije señalando la tumbamáspequeña—, ¿asesinó Jo.Dunfer a esechino?

Estabaapoyadocontraunárbol,conlavistaenlacopadeotrooenelcieloazulquehabíamásallá.Noapartólavista,nivariósupostura,mientrasdecíalentamente:

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—No,señor.Cometióunhomicidiojustificado.—Entonces,realmentelemató.—¿Matarle?Deberíadecirquesí,claro.¿Nolosabeyatodoelmundo?¿Nose

presentóaljuezyloconfesó?¿Ynohubounveredictode«encontrólamuerte»porun saludable sentimiento cristiano que actuaba en el corazón caucasiano? ¿Y norechazó la iglesia de Mexican Hill a Whisky por eso? ¿No le eligió el pueblosoberanoJuezdePazparaqueajustaralascuentasconlosevangelistas?Nosédóndesehacriadousted.

—Pero ¿hizo Jo. eso porque el chino no quería, o no quiso, aprender a talarárbolescomolohacenlosblancos?

—¡Claro!Así consta en el protocolo, lo que lo convierte en verdadero y legal.Queyoconozcamejorloshechosnosuponeningunadiferenciarespectoalaverdadlegal;nofuemifuneralynadiemeinvitóapronunciarunaoración.PeroelhechoesqueWhiskyteníacelosdemí—añadióaqueltunante,henchidodeorgullocomounpavo real,mientraspretendía ajustarseun imaginario lazodecorbata, añadiendoelefectoproducidoporlapalmadesumano,colocadadelantedeélcomosifueraunespejo.

—¡Celosdeusted!—repetíconunaasombrosamalaeducación.—Esohedicho.¿Porquéno?¿Notengoyobuenaspecto?—adoptóunaactitud

burlona con estudiada gracia y se estiró el raído chaleco para quitarle las arrugas.Después,haciendoqueeltonodesuvozdecrecierahastaunnivelmuybajo,deunadulzuraexcepcional,prosiguió—:Whiskypensabamuchoenaquelchino;nadiemásque yo sabía cómo le mimaba. No podía soportar dejar de verle, ¡el malditoprotoplasma! Y cuando un día vino a este claro y nos encontró a él y a mídescuidandoel trabajo (aéldormidoyamíquitándoleuna tarántulade lamanga),Whiskyagarrómihachaynossacudió,bienyfuerte.Yoconseguíesquivarelgolpe,porque laarañamepicó,peroaAhWee lediode llenoenuncostadoyempezóarevolverse.Whisky iba a asestarme un hachazo cuando vio la araña agarrada amidedo.Entoncessediocuentadequehabíahechounabarbaridad.TiróelhachaysearrodillójuntoaAhWeequien,dandounpequeñopuntapiéyabriendolosojos(queeran iguales que los míos), estiró los brazos, agarró la desagradable cabeza deWhisky y lamantuvo asímientras estuvo allí. Lo que no durómucho, porque untemblorlerecorrióelcuerpoy,trasemitirunquejido,laespichó.

Durante el desarrollo de la historia, el narrador se había ido transfigurando. Elelementocómico,omejordicho,sardónico,habíadesaparecido,ymientrasrelatabaaquellaextrañaescenamefuedifícilmantenerlacompostura.Esteactorconsumadomehabíamanejadodetalmodoquelacompasióndebidaasusdramatispersonaelefueotorgadaaél.Avancéparaagarrarlelamano,peroderepenteunaampliasonrisaaparecióensurostro.

Conunarisaligeramenteburlona,continuó:—Cuando Whisky consiguió sacar el gaznate de allí, verle era todo un

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acontecimiento.Suselegantesropas(vestíadeunmododeslumbranteporentonces)estabancompletamentedestrozadas.Teníaelpelorevueltoylacara(loquepudeverdeella)estabamásblancaquelaflordelis.Melanzóunalargamiradayapartólavistahaciaotrolado,comosiyonocontara;yentoncessentíunosagudospinchazosquemesubíandesdeeldedohastalacabeza,yGopherseviorodeadodeoscuridad.Poresonoestuvepresenteenlainvestigación.

—Pero¿porquécontuvolalenguadespués?—Milenguaesasí—replicó,sindecirunapalabramássobreello.»—Después de aquello—continuó aquel individuo—Whisky se dio cada vez

másalabebidayllegóaconvertirseenunfanático«anti-coolie»,aunquenocreoquese alegrara especialmente de haberse deshecho de Ah Wee. Nunca se dio tantaimportanciaporellocuandoestábamossoloscomolavezenqueconsiguióunoídotan atento, de unamaldita «extravaganza espectacular», como el suyo. Levantó lalápidayexcavócon lagubia,deacuerdoconsucaráctermutable,esta inscripción.Tardó tres semanas, trabajandocuandonoestababorracho.Yograbé la suyaenundía.

Entoncespreguntécondescuido:—¿CuándomurióJo.?Larespuestamedejósinrespiración:—Pocodespuésdequeyolevieraatravésdelagujerodeltablón,cuandoustedle

pusoalgoenelwhisky,¡malditoBorgia!Una vez repuesto de mi sorpresa por tan asombrosa acusación, estaba casi

dispuestoaestrangularaaqueldifamadoraudaz,perolarepentinaconvicciónquemeasaltóalaluzdeaquellarevelación,mereprimió.Lemiréseriamenteylepregunté,conlamayortranquilidadquepude:

—¿Ycuándosevolvióustedloco?—¡Hacenueveaños!—exclamó,extendiendosuspuñoscerrados—.Hacenueve

años,¡cuandoaquelsalvajematóalamujerqueleamabaaél,ynoamí!Amí,quelehabíaseguidodesdeSanFrancisco,¡dondeelviejoWhiskylahabíaganadoenunapartidadepóquer!Amí,quemehabíapreocupadoporelladuranteaños,¡cuandoelcanallaalquepertenecíaseavergonzabadereconocerlaytratarlabien!Amí,queporel bien de ella mantuve oculto su terco secreto ¡hasta que la devoró! A mí, quecuandoustedenvenenóalabestia¡cumplísuúltimodeseodeyaceralladodeellaycolocarunalápida juntoasucabeza!Ydesdeentoncesnuncahevueltoavisitar latumbadeAhWee,porquenoquieroencontrarmeconélaquí.

—¿Encontrarseconél?Pero,Gopher,mipobreamigo,¡élestámuerto!—Poresoletengomiedo.Seguíaaqueldesgraciadohasta lacarretayestrechésumanoparadespedirme.

La noche empezaba a caer y, mientras me encontraba allí, junto al camino,observando los vagos contornos del carro que se alejaba en aquella crecienteoscuridad,mellegóunsonidoatravésdelvientovespertino,unsonidosemejanteal

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deunaseriedegolpesvigorosos,yunavozsaliódelanoche:—Arre,malditoviejoGeranio[9].

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ELFAMOSOLEGADODEGILSON

Gilsontuvoundestinocruel.Ésefueeljuiciobreve,fríoaunquesimpático,delaopiniónpúblicamáscualificadadeMammonHill,loqueequivaleadecirquetalfueeldictamendelasgentesmásrespetables.

El veredicto del grupo contrario, aunque puede que haya que hablar de losimpugnadores de dicho dictamen—la gente que se aparta con los ojos hinchados,inquieta, para meterse en el tugurio deMolí Gurneymientras los más respetablesbebenenelespléndidosaloondelseñorJoBentley—,fueprácticamenteelmismo,aunqueexpresadoconciertaymayorelaboraciónestilística,porasídecirlo,graciasalusodepintorescasexclamacionesquenovienealcasorepetirahora.MammonHillsehallabaasívirtualmenteunido,enestaocasión,almenosenunsentido:elasuntoGilson.Ydebeseñalarseaquíque,almenosenunaspecto,alseñorGilsonnoleibanadabien.

Brentshawlohabíaconducidohastaelpuebloaquellamañana,dondeloacusaronpúblicamente como cuatrero; mientras tanto, un oficial pasaba el rato cerca de unárbol,conunasoganuevaquemanoseabacondeleite,mientrasPete,elcarpintero,entretragoytrago,massincesarunsegundoensuactividad,ibamontandounacajadepinodeunlargoyunanchoenlosquepodíacaberperfectamenteelseñorGilson.Yaemitido el veredicto social, sóloquedaba entreGilsony la eternidad ladignaybreveformalidaddeunjuicio.

Heaquílabrevehistoriadelreo:habíaresidido,hastapocotiempoatrás,enNewJerusalem,sobreelbrazonortedelLittleStony,perojustoantesdequelacorrida[10]delorodespoblaraellugarenbuscadenuevasvetas,habíallegadoélaloslavaderosde oro recién descubiertos en Mammón Hill. La nueva de los yacimientosdescubiertos había resultado de lo más oportuna para el señor Gilson, puesto queacababadeserlenotificado,porlapolicíadeNewJerusalem,quemejoraríamuchosuvida, y aun sus posibilidades de seguir viviendo, si se largaba de una vez paradirigirseacualquierotrolugar.Lalistadelossitiosalosquepodíadirigirsuspasossinmayorpeligronoincluía,empero,cualquieradelosviejoscampamentos.PoresotuvoqueinstalarseenMammónHill.Ycomolefueronsiguiendotodossus jueces,bajo tenaz vigilancia, hubo de mantener una conducta intachable, inclusocircunspecta.Noobstante,jamásselehabíavistolaborarencualquierindustriadelasmuchas y muy honestas que habían superado la prueba del código de estrictamoralidad de la región, un lugar en el que, salvo jugar al póquer, todo resultabagravementesospechoso.Másaún,sepresumíaqueeraGilsonelautordelasmuchasymuyaudacesdepredaciones,queasí las llamabaalguien,quesehabíancometidorecientementeenlospropioslavaderosdeoro.

El señorBrentshawsobresalíade entre losdemásen loquea sus sospechas serefiere, lascuales,porotraparte,dejarondesertalesparaconvertirseenunafuerte

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convicción. En todo momento, fuese o no oportuno, Brentshaw manifestaba suconviccióndequehabíaunas relaciones evidentes entre el señorGilsony aquellasnadasantasempresasnocturnas,manifestandoa lavezqueestabadispuestoacrearlosorificiosnecesarios—abalazos,incluso—paraquepenetraseelsoldelaverdadatravésdequienmostraseunaopinióncontrariaalasuya…Comoallítodoelmundoamaba la paz por encima de cualquier cosa, nadie osó llevarle la contraria en losucesivo.

Sin entrar en el caso, al menos a fondo, cabe decir que Gilson perdía confrecuenciamásdineroenlamesadejuegodeJoBentleyquetodoelquesesupierahabía ganado honestamente jugando al póquer durante sus días de estancia en elcampamento. Pero al fin el señor Bentley —temiendo, es probable, perder elpatronazgo más rentable del señor Brentshaw— se negó perentoriamente a seguirjugandoyalegóalmismotiempo,consuestilofrancoysencillo,queelprivilegiodeperderdineroen«estebanco»,decía,eraunabendiciónquepertenecía,proveníaenbuena lógica—yera sinónimo—deuna condicióndenotoria rectitud comercial ypreclarareputaciónsocial.

Los vecinos de Mammon Hill pensaron que ya era hora de ocuparse de unapersonaalaqueelmáshonorableciudadanodelavillahabíatenidoabiendesairardetalmanera,aunacostadeunsacrificiopersonalconsiderable.EnespecialparaelgrupodeNewJerusalemcomenzóadisminuir entonces lagraciaquehiciera a suscomponentes su propio disparate de exiliar a un vecino indeseable al lugar dondeellosmismos habían ido a residir.Llegó elmomento en que la opinión pública deMammonHillfueunánime.Nosehablabamuchodeello,peroqueGilsondebíaserahorcadoestabafueradetodaduda;eraalgoque,aunsindecirlo,flotaba«enelaire»detodaslasconversaciones.

Enestemomentocríticoycrucialparasusasuntos,dioseñalesdeuncambioensuformadevida,sinodesuconciencia.Quizánofuesesóloqueelcierredelbancoya no le permitía encontrar uso para su polvo de oro… En cualquier caso, losdepósitosajenosdepolvodeorodejarondeverseamenazados,esoesverdad…Peroera imposible reprimir las abundantes energías de una naturaleza como la suya, ycontinuó, seguro que por costumbre, nada más, discurriendo por los tortuososcaminosquehabíarecorrido,dandomásdeunagananciaconsiderableaBentley.Trasun par de fallidas tentativas de asalto en los caminos —si es que puede unoaventurarse a dar tan terrible nombre a sus intentos de hacerse con algo en lossenderosvecinales—,hizootropardeintentosmás,aunqueproduciéndoseahoraenel robo de caballos… Fue en el desarrollo de una prometedora empresa de estecarácter, justamente cuando lamareamás alta parecía alejarlo ya de los arrecifes,cuandonaufragó…Porqueenunabrumosanochedeluna,elseñorBrentshawapareósucaballoaldeunapersonaqueevidentementeestabaabandonandoesa regióndelpaís, puso unamano sobre la cuerda que unía lamuñeca del señor Gilson con layegua baya del señor Harper, lo golpeó levemente en sumejilla con el cañón del

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revólver de grueso calibre, y le rogó que le diera el placer de acompañarle en ladirecciónopuestaaaquellaenqueviajaba.

Eldestino,sí,fuerealmenteduro,cruel,conelseñorGilson.Alamañanasiguientefuejuzgado,condenadoysentenciado.Sóloquedaba,enlo

que tenía que ver con su carrera terrenal, ahorcarlo, dejando para narrar con másdetalle su testamento, que con gran esfuerzo escribió entre rejas, y en el cual, sinduda por causa de una confusa e imperfecta noción sobre los derechos de suscaptores, legócuanto teníaasu«verdugo legal», segúnescribióélmismo,el señorBrentshaw. El legado, cabe destacarlo, estaba sometido en cualquier caso a lacondicióndequeel legatarioquitara el cuerpodel testadordel árboldel ahorcado,paradarle«cristianasepultura».

AsíesqueelseñorGilsonibaaser…,ibaadecirqueibaasercolumpiado,perono me parece este informe el más adecuado para hacer uso del argot; además, laformaenquelaleyllegóasumeta,quenoesotraqueelnecesarioresplandordelajusticia, queda mejor descrita en las palabras del juez que dictó sentencia:«condenadoalahorca».

Asudebidotiempo,elseñorBrentshaw,untantoconmovidoporaqueldetalledelreo,yseguramenteporelvanoelogiorepresentadoporellegado,sedirigióadondese alzaba el árbol del ahorcado para hacerse con su fruto… Cuando descolgó elcuerpoencontróenelbolsillodelchalecoqueaúnteníapuestoelcadáveruncodicilodeltestamento,debidamenteautentificadoantelossuficientestestigos.Lanaturalezadesusprescripcionesexplicabalaformaenquesehabíaocultado,porquedehabersabidoBrentshawlascondicionesbajolascualesibaaheredarlosbienesdeGilson,es más que probable que hubiera rehusado semejante responsabilidad legal. Enresumidascuentas,lomássustanciosodelcodicilodemarraseralosiguiente:

Dado que, en diversas oportunidades, y en varios lugares, diferentes personashabíanafirmadoquedurantesuvidaeltestadorleshabíarobadosusdepósitosdeoroenpolvo,sienloscincoañossiguientesalafechadeaqueldocumentoalguienpodíaprobar talafirmaciónanteuntribunal,dichapersonadeberíarecibirenconceptodeindemnizacióntodaslaspropiedades,deordenpersonalyreal,queeltestadordejabaalmorir,sinquehubierandetenerseencuenta,porotraparte,nilascostasdeljuicio,niciertacompensaciónparaelalbaceaybeneficiario,HenryClayBrentshaw;ysisediera el caso de que más de una persona aportase tal prueba, la sucesión deberíarepartirseenpartesigualesentretodasellas.Peroenelsupuestodequenadiepudieraestablecer tal forma de culpa del testador, todos los bienes, menos los gastos deljuicio, como ya se dijo, debían ir amanos deHenryClayBrentshaw, para que deellosdispusieracomoseestablecíaenaquellasúltimasvoluntadesdelreo.

Admito que la sintaxis de este documento, sucintamente expuesto, pueda sersusceptible de dura crítica, pero me parece que su significado queda expuesto deforma muy clara. La ortografía, por lo demás, no atendía a norma alguna, masresultando ser esencialmente fonética, al menos no era ambigua. Como bien hizo

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notarelprobojuezquevioelcaso,sóloconcincoasesenlamanosepodríarebatirlalógica del documento… Al oír esto, por cierto, el señor Brentshaw sonrióampliamenteytrasoficiarlosritospóstumosrequeridoscongranostentación,inclusocon una ostentación más jocosa que risueña, juró solemnemente como albacea yherederocondicional,deacuerdoconlostérminosdeunaleyrápidamenteaprobadaconciertosentidodelhumor, todohayquedecirlo,porunlegisladordeldistritodeMammonHill. Esta ley, se descubrió posteriormente, había creado también tres ocuatro empleos de lo más lucrativos, y autorizado a su vez el gasto de unaconsiderable suma de dineros de fondo público para la construcción de un puentesobrelavíadelferrocarrilquequizáconmayorventajapodríahaberselevantadoenunlugardondehubiera…víasdelferrocarril,precisamente.

Claroestá,BrentshawnoesperabaenriquecerseconellegadodeGilson,niqueríalitigar como consecuencia de tan insólitas disposiciones. Gilson, aunque era unhombrealquetodosdecíanadinerado,avecessehabíamostradocomounodeesostiposconquienesloscobradoresdeimpuestossedabanpormásquecontentossólosinoperdíandinero…Perouna investigacióndesuspapeles,hechanomuya fondo,revelolaexistenciadetítulosdepropiedadsobrevaliosastierrasenelestedelestado,asícomounoscuantoscertificadosdedepósitospor sumas increíblesenbancosnotanescrupulosamenteseveros,paradójicamente,comoeldelseñorJoBentley.

Noticias tan sorprendentes no podían por menos que conocerse de inmediato,dejando a los habitantes deMammon Hill en un estado de excitación próximo alfebril…ThePatriot,elperiódicodeMammonHill,cuyoeditorhabíasidounadelaspersonalidadesmásseñaladasenelprocesosocialmedianteelqueseechóaGilsondeNewJerusalem,publicóunanecrológicaentérminoshartoelogiososparaconelya muerto, y tuvo a bien, incluso, destacar que su más despreciable colega, TheClarion,deSquawGulch,seburlabadelosvirtuososaladularaquienenvidahabíadespreciadoelvilpasquín,expulsándolodesuhogar.Sindejarseamedrentarporlasinvectivasdelaprensa,lospostulantes,deacuerdoconlodispuestoeneltestamento,notardaronmuchoenpresentarseconsuspruebas;yfastuosacomoeralaherenciadeGilson, pareció notablemente mezquina en comparación con el vasto número dedepósitosdeoroenpolvodeloscualessepretendíaafirmarquehabíasidoobtenida.¡Laregiónsealzó,pues,comounsolohombre!

El señor Brentshaw supo estar a la altura de las circunstancias. Con una muyastuta aplicación de unos cuantos manejos, digamos que de orden secundario, alpunto erigió sobre los restos mortales de su benefactor un fastuosomausoleo quesobresalía por encima de los más grandes del cementerio, haciendo escribir unepitafio, compuesto por él mismo, en el que alababa la honradez del muerto, suespíritu benefactor para con la comunidad, y las innumerables y muy notablesvirtudesdequienallíhabía recibido tierra,«víctimade las injustascalumniasde laviperinarazadelosdifamadores».

No conforme, contrató a los mejores abogados del estado para defender la

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memoria del finado, y así, durante cinco largos años, los tribunales se vieronocupados en los litigios suscitados por el legado de Gilson. A las finas arguciasleguleyas,elseñorBrentshawoponíaarguciasaúnmásfinamenteleguleyas,yhastaforenses; a la puja por los favores venales, ofrecía precios que descalabraban elmercado;losjuecesencontraronensuhospitalariamesaacogidaparaloshombresypara las bestias, con unamunificencia jamás registrada en todo el territorio. Cabedecirquefueronenfrentadoslosfalsostestigosconotrosdefalsíaaúnmayor.

Peronoquedoconfinadalabatallaenel templodelaciegadiosadelaJusticia,no;porelcontrario,invadiólaprensa,lospulpitosdelasiglesias,lassalasdeestardelascasas;corriópor feriasymercados, tomóasientoen las salasde reuniónde losmásimportanteshombresdenegocios,enlasaulasdelasescuelas;inclusosedetuvolargo rato en las esquinas de las calles…Cuando llego al fin el último día de tanmemorablelapsodetiempoalquesereducíanlasaccioneslegalesseguidasentodoloreferidoallegadodeGilson,sepusoelsolsobreunaregiónenlaqueelsentidodelamoralidadhabíamuerto irremisiblemente,en laque laconcienciasocialsehabíaenquistado,enlaquelacapacidadintelectualdelasgentessehabíadisueltocomounazucarilloenel^gua,detantadebilidadyconfusióncomohabíavenidomostrando.Brentshaw,empero,ganóentodoslossentidos.

Ocurrió aquella noche que el cementerio, en uno de cuyos rincones yacían losahora memorables restos mortales del buen Milton, el señor Gilson, el caballeroGilson,sevioinundadoporunasúbitatrombadeagua,loqueescomodecirporunatormenta fulminante. Crecido por la lluvia incesante, el arroyo, llamado del Gato,había lanzado a través de susmárgenes agua en auténtica furia, incontenible agua,que después de hacer huecos enormes donde la tierra era menos firme, se habíaremansado en parte, pero sólo en parte, como avergonzada del sacrilegio, masdejando a la vista unas cuantas cosas—las imaginará el lector—que antes habíanpermanecido piadosamente ocultas. Hasta el muy famoso monumento fúnebrededicadoaGilson,orgulloygloriadeMammonHill,habíadejadodeserunclamorcontra«laviperinarazadelosdifamadores»,sucumbiendoantelapoderosacorrienteen tromba, o lo que es igual, derrumbándose parcial pero suficientemente… Elfantasmagórico torrentehabía exhumado, en fin, elpobrecajóndepino,queahorayacía,amediasexpuesto,enunpenosocontrasteconelpomposomonolitoquecomounagigantescanotaadmirativadestacabatalaparición.

Hastaeselugartandeprimente,comollevadoporalgúnsutilinflujoquenohabíaintentadosiquieraresistir,nianalizarmínimamente,sedejóirelseñorBrentshaw.Ungran cambio había experimentado, por cierto, el señor Brentshaw. Cinco años deesfuerzo,deansiedad,deinsomnio,habíanteñidosusnegrosrizosconondasymotasblancas,encorvándoseademássuelegantefigura,afilándoseleelrostroyrebajadosuandarantesfuerteyseguroauntitubeantearrastredelospies.Aquellustrocompletodeferozbatallarnohabíadejadohuellasmenoshirientesensucorazón,ycabedecirque en su intelecto…Elbuenhumorde antaño, aquellas carcajadas conquehabía

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aceptadoel legadodeGilson,habíacedidoelsitioaunamelancolíaqueparecíayaperfectamenteenraizadaensuespíritu.Suintelectofirmeyvigoroso,inclusoretador,acasoenexcesomaduro,habíacaídoenunablanda,pastosasuavidad,máspropiadeesa segunda infancia que es la vejez mal llevada. Su amplia capacidad decomprensiónsehabíaestrechadoaunoslímitesinimaginablescincoañosatrás,paraacomodarseenunaúnicaymuyfijaidea;yenvezdelaincredulidadcalladaycínicade otros tiempos, de sus días demayor esplendor,mostraba una fe obsesiva en losobrenatural; una fe que volaba y revoloteaba en su espíritu, sombrío como unmurciélagodeominosalocura.Erráticoentodo,suentendimientoseaferrabaaunasola convicción con la tenacidad de un intelecto tan arruinado como pugnaz: lacreencia inamovible en la total inocencia deGilson. Había jurado frecuentemente,defendiéndola en los tribunales, la había sostenido de tal manera en susconversaciones privadas además, la había establecido tan frecuentementemediantetestimonios quemucho dinero le habían costado (esemismo día, sin irmás lejos,habíapagadoelúltimodólaralseñorJoBentley,elúltimoentestimoniaracercadelbuencarácteryabsolutaprobidaddeGilson),queelasuntofueparaélunaespeciededogmareligiosode imprescindibledefensaporelbiende lahumanidad.Leparecíaserlaúnicaverdadgrande,centralybásicadelaexistencia;laúnicayserenaverdadenunmundopobladoporlamentira.

Aquella noche, al sentarse pensativo sobre el mausoleo en ruinas, tratando dedescifraralainciertaluzdelalunaelepitafioqueélmismohabíaescritocincoañosatrásconunayamuyolvidadasonrisaen los labios, lágrimasdeunremordimientoindecibleasomaronasusojoscuandorecordóqueélmismohabíasidoelprincipalinstrumento para arreglar, mediando un falso testimonio, la muerte de aquel buenhombre, porque en uno de los procedimientos judiciales, el señorHarper, por unarazónolvidada había jurado y declaradoque en la transacción sin importancia queconcerníaasuyeguabaya,elmuertohabíaactuadoestrictamentedeacuerdoconlosdeseosdigamosharperianos,comunicadosconfidencialmentealmuertoyocultadosfielmenteporéste,aunqueesolecostaralavida.¡TodoloqueBrentshawhabíahechodesde entonces por la memoria del muerto parecía ya a sus ojos penosamenteinadecuado, sumamente mezquino, despreciable y hasta empañado por su propioegoísmo!

Mientrasestabaallísentado,torturándoseconinútilesrecriminaciones,unavagasombracubriósusojos.Miróhacialoalto,alalunaquecomenzabaabrillar,yvioalgoparecidoaunadesdibujadayacuosanubequelaoscurecía,unanubeuntantolechosa;peroalmoversepercibiólaimagenclara,nítida,deunafigurahumana.Laaparición sedestacóporunmomentoycrecióvisiblemente; seacercaba.Ofuscadocomo estaba, atrapado a medias por el miedo y el aturdimiento, Brentshaw pudopercibir también, o creer que así ocurría, que se trataba de una forma ultraterrena,algo que tenía almenos una extraña similitud con el aspectomortal del recordadoMiltonGilsonpocoantesdequelobajaradelárboldondehabíasidoahorcado.

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Elparecidoeragrande,ciertamente;inclusoseparecíanenlosojosgrandesydemiradafija;hastaenciertocírculooscuroalrededordelcuello…Nollevabachaleco,lafigura,nisombrero,talycomonolucíadichasprendaselpobreGilsoncuandolometieronsinmuchascontemplacionesenelcajóndepino.APeteelcarpintero,porcierto, alguien había tenido que hacerle semejante servicio tiempo atrás… Elespectro,siesqueloera,parecíallevarenlasmanosalgoqueBrentshawnolograbadistinguir.Seacercóy sedetuvo finalmente juntoal cajónquehabíacontenido losrestosmortales del señorGilson, cuya tapa estaba amedio levantarmostrando uninterior incierto. Inclinándose sobre el cajón, el fantasma, si es que lo era, pareciómeterlamanoallí,comosibuscasealgo,perono,loquehizofuemeteralgo,aquelloquellevabaenlamano,omejordicho,loquehizofueverterloquellevabaenunaespeciedecuenco,unasustanciaoscuraydeconsistenciamásquedudosa…Luegosedeslizófurtivamentehacialapartemásbajadelcementerio;allí,eltorrentequeseremansabahabíaregadoliteralmentedeataúdeslatierra,entreloscualeschapoteabapocodespuéselfantasmaconsuavessollozosyahogadossusurros.Laapariciónseinclinó sobre uno de los ataúdes, cepilló cuidadosamente su contenido, parameterunascenizasenelmismocuencodeantes,yregresóasupropiocajóndepino,dondevació el recipiente como lo había hecho antes. Repitió esta misma operación contodos los ataúdesabiertos, remojandovariasvecesel cuencocargadoenel agua,yagitándolosuavementeparaliberarlodelsuciobarro,ysiempreatesorandoelresiduoen su cajón. En resumen, la parte inmortal del recordadoMiltonGil— son estabalimpiando el polvo de sus vecinos del cementerio y agregándolo generosamente alsuyopropio.

Quizáeraelfantasmadeunamentedesequilibradaenuncuerpoconsumidoporlafiebre…Quizásetratósólodeunasolemnefarsaurdidaporjuguetonasexistenciasdeesasquemoranenlassombrasalolargodelafronteraconelotromundo…SóloDiossabedequésetrató.Anosotrosnosqueda,únicamente,observarquecuandoelsoldeldíasiguientetocócongraciaáureaelarrasadocementeriodeMammonHill,su rayomás dulce se posó sobre el blanco e inmóvil rostro de Henry Brentshaw,muertoentretodoslosmuertos.

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LAJARRADESIROPE

Esterelatocomienzaconlamuertedesuprotagonista.SilasDeemerfallecióel16de julio de 1863 y, dos días después, sus restos recibieron sepultura. Su entierro,segúnelperiódico local, fue«muyconcurrido»,pues todos loshombres,mujeresyhasta losmás jóvenesde supueblo le habían conocidopersonalmente.De acuerdoconunacostumbrede laépoca,el féretrofueabierto juntoa la tumbaparaque losamigosyvecinosasistentesdesfilarananteélypudierancontemplar,porúltimavez,el rostro del finado.Después, a la vista de todos, SilasDeemer fue inhumado. Sepuedeafirmarque,aunquenotodoslospresentesestuvieronmuyatentos,elsepeliono pasó inadvertido y cumplió las formalidades exigidas: Silas estabaindudablementemuertoynadiepodríamencionarunsolofalloenlaceremoniaquehubiera justificado su regreso desde la tumba. Sin embargo, y a pesar de que eltestimoniohumanotienesiempreunagranvalidezencualquiersituación(inclusounavezconsiguióacabarconlabrujeríaenSalem),Silasregresó.

Olvidé señalar que estos hechos tuvieron lugar en el pueblecito de Hillbrook,dondeSilashabíavividodurantetreintayunaños.SuprofesiónfuelaqueenalgunaspartesdelaUnión(paíslibrereconocido)seconocecomotendero;esdecir,teníauncomercio en el que vendía lasmercancías propias de este tipo de negocios.Nadiepusonuncasuhonradez,almenosporloquesabemos,enteladejuicio,puestodoelmundo le tenía en gran estima.Losmás exigentes hubieran podido reprocharle uncelorigurosoensuactividad.No lohicieron,aunqueaotrosquemostrabanmenosinterésensutrabajoselesjuzgabaconmásseveridad.ElnegociodeSilasera,ensumayor parte, de su propiedad, y eso, probablemente, pueda haber supuesto unadiferencia.

Enelmomentodesufallecimientonadierecordabaunsolodía,exceptuandolosdomingos, que no hubiera pasado en la tienda desde su apertura, veinticinco añosantes. Su salud había sido siempre estupenda y nunca había sentido una tentaciónsuficientementefuertecomoparaabandonarelmostrador.Secuentaqueunavezselecitócomotestigoenunimportantecasoynosepresentó.Elabogadoquetuvolaosadía de pedir que se le amonestara fue informado solemnemente de que la salaconsideraba dicha petición «con extrañeza». Como a los abogados no les gustaprovocar la sorpresa judicial, la moción fue rápidamente retirada y se llegó a unacuerdoentrelaspartessobreloqueelseñorDeemerhabríadichosihubieraestadopresente (acuerdoque fueaprovechadohasta el límitepor la acusaciónparaqueelsupuestotestimoniodañaraclaramentelosinteresesdeladefensa).Enresumen,todalaregióncoincidíaenqueSilasDeemerrepresentabalaúnicaverdadinamovibleenHillbrookyenque sudesplazamientopodría traerconsigounadesgraciapúblicaounacalamidadfatal.

LaseñoraDeemerysusdoshijasmayoresocupabanelpisosuperiordelatienda,

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peroaSilasnuncaselehabíaocurridodormirenotrolugarquenofuerasucatretrasel mostrador. Y fue precisamente allí donde una noche le encontraron, casi poraccidente,agonizando,ydondeexpirósintiempoapenasparaecharelcierre.Aunquenohablaba,parecíaconsciente,ylosquemejorleconocieroncreenque,sisufinalsehubiera retrasadomásalláde lahoranormaldeapertura, lasconsecuenciasque talsituaciónhubieraproducidosobreélhabríansidolamentables.

TaleraelcarácterdeSilasDeemerytallaprecisióneinvariabilidaddesuvidaycostumbres que el humorista del pueblo (que hasta había estado una vez en launiversidad)propusootorgarleelsobrenombredeViejoIbidem,yseñalósinningúnánimodeofender,enlaedicióndelperiódicolocalposteriorasumuerte,queSilassehabíatomado«undíalibre».Enrealidadfuemásdeundía,aunquesinosremitimosa laspruebas,parecequeel señorDeemerdejóbienclaro,ensólounmes,quenodisponíadetiempoparaestarmuerto.

Uno de los ciudadanos más respetables de Hillbrook era Alvan Creede, elbanquero.Residíaenlacasamáselegantedelalocalidad,disponíadecarruajeyeraconsiderado digno de aprecio por muchas razones. Como solía ir a Boston confrecuencia,conocíalasventajasqueproporcionaviajar.SedecíainclusoqueunavezhabíaestadoenNuevaYork,perorechazabaconmodestiatanadmirabledistinción.El asunto se menciona aquí con el único propósito de subrayar la valía del señorCreedeyaque,encualquiercaso,honraasuinteligencia,siesquehabíaentradoencontacto,aunquefueratemporalmente,conlaculturametropolitana;yasufranqueza,encasocontrario.

Unaagradablenochedeverano,sobrelasdiez,elseñorCreede,despuésdecruzarlaverjadesu jardínyrecorrerbajo la luzde la lunaelpaseodegravilla,subió losescalonesdepiedradesuelegantemansión.Sedetuvouninstanteymetiólallaveenla cerradura. Al abrir la puerta se encontró con su esposa, que se dirigía a labiblioteca. Ella le saludó amablemente y sostuvo la puerta para que entrara. PeroAlvanCreedesevolvióy,mirandohaciasuspies,exclamóconsorpresa:

—Pero¿quédiabloshasidodelajarra?—¿Quéjarra,Alvan?—preguntósumujer,quenoleentendía.—Unajarradesiropedearcequetraíadelatiendaydejéahíparaabrirlapuerta.

¿Dóndediablos…?—Alto,alto,Alvan.Dejadehablarasí—dijolaseñora,interrumpiéndole.HayqueseñalarqueHillbrooknoeselúnico lugarde lacristiandadenqueun

politeísmorudimentarioprohíbetomarelnombredeldiabloenvano.La jarra que, gracias a un relajado estilo de vida provinciano, el más ilustre

vecinohabíatraídodesdelatienda,habíadesaparecido.—¿Estásseguro,Alvan?—Pero, querida, ¿crees que un hombre no sabe cuándo lleva una jarra en las

manos?CompréelsiropeenlatiendadeDeemer.Élmismolallenó,meladioy…La frase permanece hasta hoy inconclusa. El señor Creede entró en la casa

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tambaleándose, cruzo el recibidor y se dejó caer sobre un sillón.Le temblaban lasextremidades. De pronto se había dado cuenta de que Silas Deemer llevaba tressemanasmuerto.

La señora Creede, en pie junto a su esposo, le observaba con sorpresa ypreocupación.

—PorelamordeDios—dijo—,¿quétepasa,Alvan?Como susmales no tenían una relación aparente con un pase amejor vida, el

señorCreedenoconsiderónecesariodarunaexplicaciónypermanecióensilencio,conlamiradaperdida.Hubounlargosilencio,rotoúnicamenteporelrítmicotic-tacdel reloj que,más lentoquede costumbre, parecía concederle cortésmente algodetiempopararecuperarlacordura.

—Jane,mehevueltoloco,esoesloqueocurre—farfullóconvozapagada—,Melopodríashaberdichoantesdequelossíntomasllegaranatalextremoqueyomismolos descubriera. Imaginé que pasaba por delante del comercio de Deemer; estabaabierto y había luz dentro, almenos asíme lo pareció.Ya, ya sé que lleva tiempocerrado.PeroSilasestabadepiedetrásdelmostrador.Levicon lamismaclaridadqueteestoyviendoati.Recordéquenecesitabasunpocodesiropedearce,asíqueentré y lo compré. Eso fue todo. Compré dos cuartos a Silas Deemer que, desdeluego,estábienmuertoyenterrado;pero,apesardeello,echóelsiropedeltonelalajarraymeladio.Inclusomedirigiólaxpalabra;conuntonomásgrave,esosí,másgravedelqueera su tonohabitual…peronomeacuerdode loquemedijo. ¡Diossanto!, le vi.Le vi y hablé con él… ¡Y estámuerto!Bueno, todo esto lo imaginé,porqueestoyloco,máslocoqueunacabra.Ytúsindecirmenada.

EstemonólogodiotiempoalaseñoraCreedepararecuperarse.—Alvan—dijo—,túnuncahasdadomuestrasdelocura,créeme.Sindudatodo

hasidounailusión.Nopuedeserotracosa,¡seríahorrible!Peronoestásloco;loquepasaesque trabajasdemasiado.Nodeberíashaberasistidoesta tardealconsejodeadministración.Nosécómonosedieroncuentadequeestabasenfermo.Sabíaquealgoibaaocurrir.

El señor Creede seguramente pensó que el presentimiento de sumujer llegabademasiadotarde.Peronodijonadaporqueestabapreocupadoporsusituación.Habíaconseguidotranquilizarseyahoraempezabaapensarconcoherencia.

—Sindudaelfenómenofuesubjetivo—explicó,conridículostérminosdeargotcientífico—,pues,aunquelaaparicióndeunespíritueinclusosumaterializaciónsonposibles,lavisiónytangibilidaddeunajarrademediogalón,hechadetoscayrudacerámica,salidadelanada,esdifícilmenteconcebible.

Cuando estaba acabando de hablar, su hija pequeña, en camisón, entrócorreteandoenlahabitación.Seechósobresupadrey,rodeándoleelcuello,dijo:

—Papimalo, olvidaste entrar a darme un beso. Te oímos abrir la puerta y noslevantamos—. Y añadió—: Papi, Eddy dice que si se puede quedar con la jarritacuandoestévacía.

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Mientras el significado completo de aquella revelación llegaba al cerebro deAlvanCreede,ésteseestremeciópalpablemente.Eraevidenteque laniñanopodíahaberentendidounasolapalabradelaconversaciónanterior.

Como las propiedades de SilasDeemer estaban enmanos de un administradorqueconsiderabaquelomejoreradeshacersedelnegocio,latiendahabíasidocerradaalamuertedesupropietario,ylosartículosvendidosaotrocomerciantequeseloshabíallevadoenbloque.Tambiénestabanvacíaslashabitacionessuperiores,pueslaviudaysushijassehabíanmarchadoaotraciudad.

LatardesiguientealaaventuradeAlvanCreede(quedealgúnmodoyaeradedominiopúblico)unamultituddehombres,mujeresyniñosllenabalaacerafrentealatienda.Aunquemuchossemostrabanincrédulos,todosloshabitantesdeHillbrooksabíanqueelespíritudeSilasDeemerrondabaporellugar.Losmásagresivosy,engeneral, los más jóvenes lanzaban piedras contra la fachada, poniendo especialcuidadoennodaralasventanasqueaúnteníanlaspersianassubidas:laincredulidadtodavíanollegabaamaldad.Unaspocasalmasaudacescruzaronlacalleygolpearonen la puerta. Tras encender unas cerillas, las acercaron al escaparate con el fin depoderveralgoeneloscurointerior.Otrosespectadoreshacíanalardedesuingeniodesafiandoalfantasmacongritosychillidosaunacarrera.

Pasado un rato sin que ocurriera nada, y cuando algunos comenzaban amarcharse,losquequedabanadvirtieronqueelinteriordelatiendaestababañadoporunaluzamarillentaydifusa.Eneseinstantetodaslasmanifestacionescesaron.Losintrépidosquesehabíanacercadoalapuertayalasventanasretrocedieronhastalaaceraysemezclaronconelgentío;losjóvenesdejarondetirarpiedras.Ahoranadielevantaba lavoz sinoque, connerviosos susurros, señalabanhaciaaquellaclaridadque iba en aumento. Era difícil saber cuánto tiempo había pasado desde el primerresplandor, pero al final la luz fue suficiente para iluminar todo el interior de latienda.Yenella,depietraselmostrador,juntoasumesa,sepudoverclaramenteaSilasDeemer.

El efecto sobre la multitud fue increíble. La gente comenzó a dispersarse conrapidez por ambos flancos, y los más asustadizos abandonaron definitivamente ellugar.Muchos corrían con todas las fuerzas que les daban sus piernas; otros, conmayordignidad,semarchabandespacioyvolvíandevezencuando lacabezaparaecharunúltimovistazoporencimadelhombro.Alfinalsóloquedaronunosveinte,casi todoshombres,quepermanecíanensilencio,absortos,ymostrabanunaspectonervioso. El fantasma no les prestó la más mínima atención: al parecer estabaocupadoconsulibrodecuentas.

Alcabodeunosinstantes,treshombressalierondelgrupoquehabíaenlaaceray,llevados por un mismo impulso, cruzaron la calle. Cuando uno de ellos, el másrobusto, estaba a punto de derribar la puerta con el hombro, ésta, al parecer sinmediaciónhumana,seabrióylosaudacesinvestigadoresentraron.Apenascruzaronel umbral, según pudieron observar los timoratos observadores exteriores,

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comenzaronaactuardeunmodoinexplicable:tendíansusmanosenbuscadeayuda,seguíantrayectoriastortuosas,chocabanentreellos,conelmostrador,conlascajasytoneles…Ibandeunladoparaotroenbuscadeunasalida,peroparecíanincapacesdevolversobresuspasos.Apesardesusgritosymaldiciones,elfantasmadeSilasDeemerseguíasinmostrarelmenorinterésenloqueocurría.

Guiados por no se sabe qué impulsos, los de fuera hicieron una simultánea ytumultuosa acometida hacia la puerta. Como todos querían ser los primeros, laentradaquedóbloqueada,porloquefinalmentedecidieronponerseenfilayavanzardeunoenuno.Poralgúnextrañoarteespiritualofísicolaobservaciónsetransformóenacción:losespectadorescomenzaronatomarparteenelespectáculoyelpúblicoocupóelescenario.

AlvanCreede, único espectador que quedaba al otro lado de la calle, pudo verclaramenteloqueocurríaenelinteriordelatienda,queaparecíainundadodeluzycadavezconmásgente.Paralosdedentro,porelcontrario,laoscuridaderatotal:eracomo si los que cruzaban el umbral quedaran ciegos y enloquecieran por taldesgracia. Andaban a tientas e intentaban salir contra la corriente, a empujones ycodazos,porloquesecaíanypisoteabanunayotravez.Seagarrabandelaropa,delpelo, de la barba; luchaban como fieras y gritaban y se insultaban furiosamente.CuandoelseñorCreedevioalaúltimapersonapenetrarenaquelespantosotumulto,laluzqueantestodoloiluminabaseconvirtióenunaoscuridadtanpalpableparaélcomoparalosdelinterior.AlvanCreedediomediavueltaysealejódeaquellugar.

A lamañana siguiente,unamultituddecuriosos se reunióen tornoa la tienda.Entre ellos se encontraban los que habían huido la noche anterior, envalentonadosahora por la luz del sol, y los que iban a sus labores cotidianas. La puerta delinmueble seguía abierta, pero el lugar estaba vacío. Por todo el suelo, sobre lasparedes y muebles, se veían jirones de ropa y mechones de pelo. Los virulentoshabitantesdeHillbrookhabían conseguido, no se sabe cómo, salir de allí y habíanvueltoacasaacurarsusheridas;seguroquehabíanpasadounamalanoche.Traselmostrador,sobrelamesapolvorienta,estabaellibrodecuentas.Lasanotaciones,conletra de Deemer, acababan el dieciséis de julio, fecha de su muerte: no quedabaconstanciadeunaposteriorventaaAlvanCreede.

Yestaestodalahistoria.Laspasionesdelagentesecalmaronylarazónvolvióaprevalecer.TodoHillbrookcoincidíaenque,teniendoencuentaelcarácterrespetablee inofensivo de su primera transacción comercial bajo las nuevas condiciones, sepodíapermitirqueSilasDeemer,despuésdemuerto,continuaraconsunegocioenelviejolocal,perosinatropellos.Elcronistadelalocalidad,decuyaobrainéditasehaextraídoelrelatodeloshechos,tuvolaprecaucióndemostrarsedeacuerdoconesaidea.

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LAALUCINACIÓNDESTALEYFLEMING

Delosdoshombresqueestabanhablando,unoeramédico.—Lepedíqueviniera,doctor,aunquenocreoquepuedahacernada.Quizápueda

recomendarmeunespecialistaenpsicopatía,porquecreoqueestoyunpocoloco.—Puespareceustedperfectamente—contestóelmédico.—Juzgueustedmismo:tengoalucinaciones.Todaslasnochesmedespiertoyveo

enlahabitación,mirándomefijamente,unenormeperronegrodeTerranovaconunapatadelanteradecolorblanco.

—Dice usted que se despierta; pero ¿está seguro de eso? A veces, lasalucinacionestansólosonsueños.

—Oh, me despierto, de eso estoy seguro. A veces me quedo acostado muchotiempomirandoalperrotanfijamentecomoélamí…siempredejolaluzencendida.Cuando no puedo soportarlo más, me siento en la cama: ¡y no hay nada en lahabitación!

—Mmmm…¿quéexpresióntieneelanimal?—Amímeparecesiniestra.Evidentementeséque,salvoenelarte,elrostrode

unanimalenreposotienesiemprelamismaexpresión.Peroesteanimalnoesreal.LosperrosdeTerranova tienenunaspectomuyamable, comousted sabrá; ¿qué lepasaráaéste?

—Realmentemidiagnosisnotendríavaloralguno:novoyatrataralperro.Elmédicoseriódesupropiabroma,perosindejardeobservaralpacienteconel

rabillodelojo.Después,dijo:—Fleming,ladescripciónquemehadadodelanimalconcuerdaconladelperro

delfallecidoAtwellBarton.Fleming se incorporó amedias en su asiento, pero volvió a sentarse e hizo un

visibleintentodemostrarseindiferente.—MeacuerdodeBarton—dijo—.Creoqueera…se informóque…¿nohubo

algosospechosoensumuerte?Mirandoahoradirectamentealosojosdesupaciente,elmédicorespondió:—Hacetresaños,elcuerpodesuviejoenemigo,AtwellBarton,seencontróenel

bosque, cerca de su casa y también de la de usted. Habíamuerto acuchillado.Nohubo detenciones porque no se encontró ninguna pista. Algunos teníamos nuestra«teoría».Yoteníalamía.¿Pensóustedalgo?

—¿Yo?Porsualmabendita,¿quépodíasaberyoalrespecto?RecordaráquememarchéaEuropacasiinmediatamentedespués,yvolvímuchomástarde.Nopuedepensar que en las escasas semanas que han transcurrido desdemi regreso pudieraconstruiruna«teoría».Enrealidad,nisiquierahabíapensadoenelasunto.Pero¿quépasaconsuperro?

—Fueelprimeroenencontrarelcuerpo.Muriódehambresobresutumba.

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Desconocemos la ley inexorable que subyace bajo las coincidencias. StaleyFlemingno, o quizá no se habría puesto enpie de un salto cuando el viento de lanoche trajo por la ventana abierta el aullido prolongado y lastimero de un perrodistante.Recorrióvariasveceslahabitaciónbajolamiradafijadelmédico,hastaque,parándoseabruptamentedelantedeél,casilegritó:

—¿Qué tiene que ver todo esto con mi problema, doctor Halderman? Se haolvidadodelmotivodequelehicieravenir.

Elmédico se levantó, pusounamano sobre el brazodel pacientey le dijo conamabilidad:

—Perdóneme. Así, de improviso, no puedo diagnosticar su trastorno… quizámañana.Hágameelfavordeacostarsedejandolapuertasincerrar,yopasarélanocheaquí,consuslibros.¿Podrállamarmesinlevantarsedelacama?

—Sí,hayuntimbreeléctrico.—Perfectamente. Si algo le inquieta, pulse el botón, pero sin erguirse. Buenas

noches.Instaladocómodamenteenun sillón, elmédico sequedómirando fijamente los

carbones ardientes de la chimenea y meditando en profundidad, aunqueaparentementesinpropósito,puesfrecuentementeselevantabayabríalapuertaquedabaalaescalera,escuchabaatentamenteydespuésvolvíaasentarse.Sinembargo,acabóporquedarsedormidoyaldespertarhabíapasadoyalamedianoche.Removióel fuego, cogió un libro de lamesa que tenía a su lado ymiró el título. Eran lasMeditacionesdeDenneker.Loabrióalazaryempezóaleer.

«LomismoquehasidoordenadoporDiosquetodacarnetengaespírituyadopte por tanto las facultades espirituales, también el espíritu tiene lospoderesde lacarne,aunquesesalgadeéstayvivacomoalgoaparte,comoatestiguan muchas violencias realizadas por fantasmas y espíritus de losmuertos.Yhayquiendicequeelhombrenoeselúnicoenesto,puestambiénlosanimalestienenlamismainducciónmaligna,y…».

Interrumpiósulecturaunaconmociónenlacasa,comosihubieracaídounobjetopesado.El lectorsoltóel libro,saliócorriendode lahabitaciónysubióvelozmentelas escaleras que conducían al dormitorio deFleming. Intentó abrir la puerta pero,contrariandosusinstrucciones,estabacerrada.Empujóconelhombrocontalfuerzaqueéstace—dio.Enelsuelo,juntoalacamaendesorden,vestidoconsucamisón,yacíaFlemingmoribundo.

Elmedicolevantolacabezadeéstedelsueloyobservóunaheridaenlagarganta.—Deberíahaberpensadoenesto—dijo,suponiendoquesehabíasuicidado.Cuandoelhombremurió,elexamendetalladorevelólasseñalesinequívocasde

unoscolmillosdeanimalprofundamentehundidosenlavenayugular.Peroallínohabíahabidoanimalalguno.

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ELSUPLICANTE

Unniñorobusto,saltandoconmuchaalegríaenlanievecaídadurantelanoche,yalentado por la alegría de su hermanita, que seguía las huellas hechas por él en lanieve, un robustomuchachito, el hijo del ciudadanomás distinguido deGrayville,tropezóconunobjetodelquenohabíasignovisibleen lanieve.Estanarraciónnotieneotrafinalidadqueladeexplicarcómollegóaquellacosaadicholugar.

Nadie que haya tenido alguna vez el privilegio de atravesar Grayville de díapuede haber dejado de observar al menos una vez el gran edificio de piedra quecoronalabajacolinaalnortedelaestacióndelferrocarril,aladerecha,endirecciónaGreatMowbray.Esunedificiodeaspectountantoopaco,noexactamenteoscuro,claro,yparecehabersidopensadoporunarquitectoquerehuyótodapublicidad,peroque,incapazdeocultarsutrabajo—inclusoobligadoenesaocasiónaemplazarloenuna elevación a la vista de todo elmundo—, hizo cuanto estuvo en sumano paraevitarquefuesemiradomásdeunavez.Enloqueconcierneasuaspectoexterioryvisible,elAsiloparaAncianosAbersush,que taleselnombredeledificio, resulta,cuando menos, inhóspito. Pero se trata de un edificio grande, que costó a sumagnánimo fundador lasgananciasdemuchoscargamentosde té, sedasyespeciasquesusbarcostraíandeotrosmundoscuandoélsededicabaalcomerciodesdesusoficinasdeBoston…Aunquehabríaqueseñalarquesugastoprincipalno fueotroqueeldelainauguración,puestanaudazbenefactorhabíarobadoasusherederosnomenos de medio millón de dólares, para repartirlo en donaciones de lo másextravagantes.Es posible que con la idea de alejarse del gran testigo silencioso sedeshicierapocodespuésdetodaslaspropiedadesquelequedabanenGrayville,quedieseluegolaespaldaallugarobjetodesuderroche,yquepartiera,cruzandoelmar,ocultoenunodesuspropiosbarcos…Perolosaficionadosalcotilleo,querecibíansuinspiraciónmásimportantedelcielo,aloqueparece,declararonquehabíapartidoenbuscadeesposa.Semejanteteoría,sinembargo,nocasabafácilmente—nuncamejordicho— con la del humorista más notable de la villa, quien señaló con hartasolemnidad que aquel filántropo soltero había dejado esta vida—o sea, que habíaabandonadoGrayville—porquelasseñoritascasamenterasdellugarloperseguíanenexceso,másalládelodebido,queescomodecirmásalládelahonestidaddebida…Fuesenlasquefueransusrazones,novolvió;yaunquedevezencuandocorríanporGrayville rumores, tan vagos como desganados, a propósito de sus andanzas portierras extrañas, nadie parecía saber con certeza de él, por lo que para las nuevasgeneracionesnoera sinoun simple apellidoque seveía en lapiedradelportaldelasiloparalosancianosdellugar.

A pesar de todo, sin embargo, el asilo era un lugar de retiro suficientementecómodo para sobrellevar esas enfermedades con las que tenían que cargar sushuéspedesporelsimplehechodeserpobresyviejos.Enlaépocaalaqueserefiere

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estabrevecrónicanohabíaallímásdeveinteviejos,loscuales,noobstante,porsuamargurae ingratitudengeneralparecíanmásdecien…Esoera loqueopinabaelsuperintendente,SilasTilbody[11].Sumásfirmeconvicciónconsistíaenquesiempre,aladmitiranuevosviejosparareemplazaralosquesehabíanidoaotroasilomejor,aldefinitivo,losmiembrosdeldirectorioteníanlaevidenteintencióndeperturbarsupaz y de poner a prueba su paciencia. En verdad, cuanto más tiempo permanecíarelacionadocon la institución,más sentíaque labenevolenciadel fundador seveíadesvirtuadapor elhechodeaceptarquehubieseancianosviviendoenel asilo.Delpobrehombrenosepuededecirquefueseuntipoimaginativo,perousabalaspocaslucesqueteníaparahacerdelasiloparalosancianosunaespeciedecastilloespañol,enelcualélysóloéleraelcastellano,yrecibíaconhospitalidadaunaveintenadeelegantesyprósperosseñoresdeedadprovecta,quegozabandeunexcelentesentidodel humor y que tenían, naturalmente, el mejor de los deseos de pagar por sualojamiento y manutención. En tal proyecto filantrópico, los directores, a quienesdebía su cargo y ante los cuales era responsable de su conducta, no aparecían,felizmente…Enloquelesconcernía,elyamencionadohumoristalocaldecíaquelaforma en que administraban tan encomiable obra de caridad era en sí misma unainvitación al ahorro. Nada tenemos que ver con la indiferencia que el humoristaesperaba se extrajera de su puntode vista; los ancianos del asilo noopinabanni afavorniencontra,aunsiendolosmásinteresadosenelasunto.Vivíanlopocoquelesquedaba de vida, entraban silenciosamente en tumbas numeradas con prolijidad, yeransucedidosporotrosancianostanparecidosaellos.Sielasiloeraunlugarenelque se sancionaban los pecados devenidos de la prodigalidad, los veteranostransgresoresbuscabanjusticiaconunapersistenciaqueatestiguabalasinceridaddesupenitencia.Queremospedirlaatencióndellectorparaunodeellos.

Enloqueasustrazasserefiere,esapersonanoeraprecisamenteatractiva.Anoser por la estación, pleno ymuy frío invierno, un observador desaprensivo podríahaberloconfundidoconaquellainteligentetretadelgranjeroquenoestádispuestoacompartirlosfrutosdesuesfuerzoconloscuervos,queniseesfuerzanninada…Unerror que no se habría disipado sin una observaciónmás aguda que la que parecíajustificar, ya que su desplazamiento por la calle Abersush, hacia el asilo, en laespesuratenebrosadelanocheinvernal,noeramásrápidoqueelquehubierapodidoobservarse en un espantapájaros dotado de mucha salud, de mucha juventud y demuchodescontento.

Aquel hombre iba, desde luego,muymal vestido; ir bien vestido hubiera sidoimpropiodeél,aunquenoesmenosverdadque,asíytodo,nocarecíadeciertobuengusto,yaquepostulabaal asilo,donde lapobrezaconstituía todaunacualificaciónnecesariaparahacerseconunpuesto.Enelejércitodelosindigentes,eluniformenoes otro que los harapos; sirven para distinguir a los soldados de los oficiales dereclutamiento.

Alcruzarlosportones,arrastrandolospiessobrelaanchaveredayablancaporla

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nievequecaíacopiosamente,elancianofueinspeccionadoporelgranglobodeluzquesiemprequedabaencendidoalaentrada.Paraevitarserdescubiertoporaquellaluzgiróa la izquierda,y luegodecaminarunadistanciaconsiderablealrededordeledificiollamóaunapuertamáspequeña.AbrióelpropioTilbody.Alveralhombrequellamaba,quedeinmediatosequitóelsombreroenseñalderespeto,yquehastase enderezó un poco, muy dignamente, el gran hombre, Tilbody, no dio la menormuestra de asombro, ni de sorpresa leve, ni siquiera de disgusto.El señorTilbodyestaba demuy buen humor, algo que podía atribuirse a la alegre circunstancia delmomento,yaquecelebrabalaNavidadconsufelicidaddebuencristiano,loqueescomo decir dispuesto a propagar por el mundo la bondad y la alegría. Tilbody sehallabatanrebosantedeespíritunavideñoquedesurostroredondoydesusojosdeun azul muy pálido emanaba un resplandor extraordinariamente amable; unresplandorquedesdeluegoeraunalástimaquenopudieraconvertirseenunaespeciedeefluviocontagioso.Ibaconsombrero,botas,abrigoyparaguas,comocorrespondeaunapersonaqueestáapuntodeexponersealosrigoresdelanocheinvernal,todopor llevar a cabo alguna acción de índole inequívocamente caritativa. Así era.Tilbody acababa de despedirse de su mujer y de sus hijos para bajar al pueblo ycomprar cuanto fuesemenester para confirmar esa falsedad anual que concierne alsanto barrigón que se cuela por las chimeneas para premiar a los niños que sonbuenos,yenespecialalosquedicenlaverdadytodoeso.Asíquenohizoentraralanciano,sinoquelosaludóconmuchaalegría:

—¡Bien,amigo!Justoatiempo…Hatenidosuerte;llegaavenirunpocodespuésyyanomeencuentra…Vamos,notengotiempoqueperder.Demosunpaseo…

—Gracias—dijo el anciano, sobre cuyo rostro consumido, pálido, pero no deltodoembrutecido,esmás,bastantenobleporelcontrario,laluzquesalíadelinteriordemostrabaunaexpresiónacasodemuchodesaliento—,Perosituvieraabien,simiruego…

—Bueno,esquelosdirectores—dijoTilbodycerrandolapuerta—handecididonoadmitirloaustedaquí…

QuizáhayasentimientosquenosonlosmásapropiadosparalaNavidad,peroelhumor,comolamuerte,hacesuyostodoslosmomentos.

—¡Oh,Diosmío!—exclamó el anciano con una voz tan débil y ronca que suinvocacióntuvodetodomenosdeimpresionante,einclusoparecióaTilbodyrisible.

—Sí —prosiguió Tilbody, acomodando el paso al del anciano, quemecánicamente,ydemanerabastantepesada,desandabasobresuspropiashuellaselcamino de ida recién hecho—. Los directores han decidido que, a la vista de lascircunstancias, deberá comprender usted la inconveniencia de que sea recibido ennuestra institución. Como superintendente y secretario ex officio del honorabledirectorio, es mi deber informarle que el diácono Byram, presidente de honor delasilo,consideraquesupresenciaennuestrobeneméritohogar,queridoamigo,sería,dadaslasactualescircunstancias,repito,particularmenteembarazosa.Creíqueerami

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deber poner en conocimiento del honorable directorio el relato queme hizo ustedayer mismo acerca de sus necesidades presentes, de su estado de salud y de lasdificultadesquelaProvidenciahatenidoabienoponerasupropósitoperfectamenteaceptabledeexplicarsusrazonesenpersona;masluegodeunamuycuidadosaymeatrevoadecirquedevotaconsideraciónde sucaso,y siempreconelmayorde losespíritusdebidosaestasfiestasnavideñas,sedecidióquenonospodíamospermitirhacernadaquepudieradisminuir lautilidaddenuestra institución,confiada,conelbeneplácitodelaProvidencia,anuestroscuidados.

Yasehabíanalejadodelasilo;lafaroladelacalle,frentealportón,apenasseveíade tanto como nevaba. Parecía dudar el anciano a qué lugar dirigirse. Tilbody sehabía alejado un poco, pero se detuvo y giró a medias hacia él, aparentementedispuestoanodejarpasarlaocasióndeseguirhablando.

—Dadaslascircunstancias,pues,ladecisiónadoptada…siguiódiciendo.Peroelancianoparecíainaccesiblealapersuasióndesuverbofluido;cruzabaen

aquelmomentolacallehaciaunterrenobaldíoyproseguíaavanzandocondificultadentrelanieve,aunqueseguíasinsaberaquépuntocardinaldirigirsuspasos.Cosa,porlodemás,enlaquenadadeirracionalhabía;laverdadesquenoteníaunmalditolugaralqueir.

Fue así como sucedió que a la mañana siguiente, cuando las campanas de lasiglesiasdetodoGrayvilletañíanconredobladofervor,unfervortanenconsonanciacon las fiestas que se celebraban, el robusto hijito del diácono Byram, abriéndosepasoentrelanievehacialaiglesia,golpeóconsupieelcuerpodeAmasaAbersush,filántropo.

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CONSUNCIÓNDEUNAIDENTIDAD

I

Larevistacomounamaneradelabienvenida

Unanochedeverano sehallabaunhombre enunabaja colinadesde la que sedominabanelbosqueyloscampos.Graciasalalunallena,quependíabajadelcielo,por el oeste, supo que aquella noche no sería como las otras; en realidad lo habíaintuidodesdeelcomienzodelapuestadesol.

Laleveluzdelalunaseextendíasobrelatierra,velandoparcialmenteelpaisajequeseavistabadesdelacolina,perolosárbolespodíancontemplarseaúnincólumesen sus masas de hojas oscuras, ofreciendo un evidente contraste con la todavíaperceptibleclaridaddelcielo.Tambiénseavistabandesdeallí tresocuatrogranjas,aunque en ninguna de ellas hubiera luz. Nada sugería vida, existencia, salvo elladridolejanodeunperro,elcual,mecánicoensusrepeticiones,acentuabalasoledaddeaquelescenario.

Elhombremirabaconmuchacuriosidadentodaslasdirecciones,comoalguienque, aun hallándose en un escenario que le es suficientemente familiar, no puededeterminarsulugarexactoenesemundoysupapelentretodaslascosasquepercibe.Algoparecido,suponemos,aeseinstanteenque,tocadosporlamuerte,aguardamoslallamadapararendircuentaseneljuicio.

Acienyardashabíauncaminoestrecho,iluminadoenblancoporlaluna.Afindeorientarse,comoloharíanunexploradorounnavegante,elhombreechóunvistazohastadondeleeraposiblever,yaunadistanciaaproximadadeuncuartodemillaendirecciónsurvioqueungrupodehombresacaballoponíarumbohaciaelnorte.Trasellos iban hombres a pie conformando una columna, con los rifles al hombro.Marchabandespacioyensilencio.Otrogrupodehombresacaballo,pocodespués,seguidodeotracolumnadeInfantería.Yotramás,apocadistancia.Yotra.Yotra…Yalfinal,unabateríadeartillerosconloscañonestiradospormuías.Unaprocesiónincesante,alcabo,quedelsursedirigíaalnorteenmediodeunaoscuridadcadavezmáscerrada,delaquenosedejabasentirunavoz,ni,porcuriosoquepuedaparecer,uncascodecaballo,niunrechinarderuedas.

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El hombre que observaba aquel desfile semostró, por ello, asombrado, sin darcréditoaloqueveía.Llegóacreerquesehabíavueltosordo,yalpreguntarseenvozalta siasíera,comprobóqueno,queoíaperfectamente,comosiempre.Suvoz tanconocidalollenó,porello,detranquilidad,inclusoleconfortóespecialmente.Nieltimbrenilaresonancialehabíanabandonado.Noobstante,yprecisamenteporquenose había quedado sordo, aquel desfile silencioso volvió a concitar su atenciónalarmada.

Recordóentonces,sinembargo,haberoídohablaralgunavezdeunfenómenoalque llaman «sombra acústica». Algo así como que, si te encuentras en una ciertadirección de algo, puede que no oigas lo que de allí proviene, por iniciarseprecisamenteenunazonade«sombraacústica».EnlabatalladeGainesMili,unadelasmásdurasdelaguerracivilamericana,unabatallaenlaquetomaronpartecientosde cañones, gentes que estaban a milla y media de distancia, en el valle deChickahominy,nadaoíandeloqueestabanviendo.ElbombardeodePortRoyalsedejósentirenSt.Agustine,acientocincuentamillasalsur,peronofueaudiblehaciaelnorte,alamismadistancia.Pocosdíasantes,enlascercaníasdeAppomattox[12],se desencadenóunagran tormentade truenos.Las fuerzas deSheridan[13] y las dePickett[14] apenas estaban a una milla de distancia entre sí, pero las del segundogeneralnosepercatarondeaquello.

El hombre del que hablamos no estaba al cabo de estos pormenores concretos,perocomohabíaoídohablardelfenómenoalquealudimosalgoeracapazdecolegir,por lo que el silencio de la tropa que veía pasar no podía escapar a susconsideraciones.Apesardeese leveconocimientoquesobreel fenómeno tema, sesintióinquieto.Aunquehabríaqueseñalarquetambiénacausadealgodistintoauntemoralatropaquemarchababajolaluzdelaluna.Untemordifícildeprecisar,unaangustiaparecidaaladerivadadeunapremonición.

«¡Diosmío!», exclamopara sí, pero sintió que sus pensamientos no eran tales,sinounavozqueselosdecía.«Siesostiposvantranquilamenteenladirecciónquesiguen,quieredecirquehemosperdidolabatallaysedirigenentriunfoaNashville».

Entoncessintióunaagudaaprensión,unaconscienciaclaradelpeligro,comosialguien leavisarade loquepodría sucederle.Se refugióalamparodeunárbol.Elbatallónpasabaahoramuycercadedondeestaba.

Elsilbidodelabrisalehelóelcuelloylaespalda.Sevolvióhaciaelesteyvioalo lejos una leve franja de luz, el primer signo que avisaba del retorno de la luzdiurna.Aquelloaumentósuaprensión.

«Debolargarmedeaquícuantoantes—pensó—,oserédescubiertoyapresado».Sedirigióaunazonaaúnmásoscuraapretandoelpaso,haciaeleste.Desdela

segura cubiertaque leofrecíauna formaciónde cedrosquisoobservardenuevoelpasodeaquellacolumnasilenciosa.Peroelcaminoestrechoyblancoalaluzdelalunaparecíadesnudoydesolado.

Estabaatónito.Eraimposiblequeaquellanutridafuerzahubieraconcluidoyasu

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marcha.Nopodíacomprendernada.Losminutospasabansinquesepercatasedequelo hacían. Había perdido la noción del tiempo. Pensó en varias soluciones para elenigma en que se debatía, pero sin hallarlas. Cuando al fin logró salir de suabstracciónelsolcomenzabaabrillarsobrelascolinas,peroenotroordendecosascabe señalarque aquella luz era laúnicaqueveía, ladel sol; su entendimiento, sucapacidaddecomprensiónseguíaenlapenumbra,sometiéndoloatantasdudascomoantesdequeamaneciera.

Pordoquier,sinembargo,loscamposnomostrabanrastroalgunodelaguerra,nohabían sido arrasados ni había en ellos cadáveres, caballos muertos, armasabandonadas…Delaschimeneasdelasgranjassalíanpequeñascolumnasdehumoazulado,loquedabacuentadelapacíficadisposiciónalatareadiariadelasgentesque allí vivían.Después de habermantenido su diálogo inmemorial con la luna, abasedeladridos,elperroguardiándeunadeaquellasgranjasladrabadenuevo,peroparasaludarahoraaunnegroque,trasponerlosaperosdelabranzaadosmuías,sedisponíaatrabajarelcampo.

El héroe de nuestra historia parecía en éxtasis, estúpidamente en éxtasis, anteaquellaescenapastoril,comosinuncahubiesevistoalgosemejanteentodasuvida.Al fin semovióunpoco, lo justoparaecharse lasmanosa lacabeza,ahuecarseelcabellocon losdedosy luegocontemplarsesinmás laspalmasde lasmanos,cosa,seguramente,muyinteresante.

Recuperado en apariencia por la escena que contemplaba, comenzó a caminarlentamentehaciaelcamino.

II

Cuandohayasperdidolavida,consultaaunmédico

EldoctorStillingMalson,deMurfreesboro,volvíadevisitar aunpacientequevivíaaunasseisosietemillasdedistancia,enelcaminoquellevaaNashville,traspasar la noche entera a su lado.Al amanecer, había salido de vuelta a casa en sucoche tirado por un caballo, como era costumbre hacerlo entre los doctores enaquelloslaresyenaqueltiempo.HabíapasadoasíentrelasaldeasdeStone’sRiver,peroenunadeellaslesalióalpasounhombreagitandolosbrazos.Detuvosucaballo

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elmédico y aquel hombre se cuadró ante él y lo saludómilitarmente. Pero no ibatocadoconunagorramilitar,nivestíauniformemilitar,niteníaprecisamenteunairemarcial.

Eldoctorrespondiócivilmenteasusaludo,suponiendoqueaqueltipolesaludabapor respeto,porquehabíaoídohablarde lamuchaconsideraciónquese le teníaenaquellas aldeas. Como era evidente que el extraño quería hablarle, el médico seinclinócortésmentehaciaél.

—Señor —le dijo el extraño—, aunque sea usted civil me parece más queprobablequeseaunenemigo…

—Sólosoymédico—fuelarespuestalacónicadeldoctorStillingMalson.—Gracias—dijoelotro—.SoytenientealasórdenesdelgeneralHazen—hizo

unapausaymiróinquisitivamentealmédico—.Soytenientedelejércitofederaldelnorte.

Elmédiconodiomuestrasdesorpresanidealteración.—Dígame,porfavor—siguióelextraño—,quéhapasadoaquí,dóndeestánlos

ejércitos,quiénhaganadolabatalla…El médico pareció hacer memoria con los ojos entornados. Tras someter a

escrutinioalextraño,másalláinclusodelocorrecto,respondió:—Perdone—dijo sonriendo—, pero antes de responder a sus preguntas quiero

hacerleotra…¿Estáustedbien?—Sí,nadaimportante,meparece.Elhombresequitóelsombreroquellevaba,nadamilitar,porcierto,sellevóuna

mano a la cabeza, se ahuecó el cabello con los dedos y pasó a contemplarse conmuchaatenciónlapalmadelamano.

—Me rozó una bala y perdí el conocimiento, sólo eso—dijo—. Fue como siviese una luz, algo que flotaba por encima demí: pero cuando desperté no sentíadolorni teníasangre…Noleheinterrumpidoelviajeparapedirleayudamédica…Lepido,porfavor,quemellevehastamiscompañeros,acualquierlugardondehayaunafuerzafederal…siesquesabeusteddóndehayacampadossoldadosdelosmíos.

Tampocoestavezrespondióelmédicodeinmediato:estabaaprendiendomuchomásdeloquehabíaleídoenloslibrospropiosdesuprofesión;aprendíaalgoacercade la pérdidade la identidadyde los efectosqueproduce en la personaque la haperdidounaescenafamiliarperodistinta.Miróalfindirectamentealosojosdeaquelhombre,lesonrióydijo:

—Teniente, no va usted vestido con el uniforme que por su rango lecorrespondería.

Pareciórepararelhombre,entonces,ensusropasciviles,bajolosojosydijocongranexcitación.

—Esverdad…Yo…yo…¡Nopuedoentenderlo!Mirándolo de nuevo conmucho interés y con bastante simpatía, el hombre de

ciencialepreguntó:

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—¿Quéedadtiene?—Treintaytresaños…siesqueesotienealgunaimportancia.—Nolosaparenta,mehubierasidomuydifícilsuponerleesaedad.Elextrañoparecíaimpacientarse.—No es preciso que discutamos por cosas como ésa—dijo—. Responda, por

favor, a laspreguntasque lehice antes.Hace apenasdoshorasviuna columnadetropasconfederadasavanzandohaciaelnorteporestemismocamino…Seguroquesehacruzadoustedconellos.Tengalabondad,porfavorse lopido,dedecirmealmenoscualeraelcolordesuuniforme,leprometoquenolemolestaremás.

—¿Estáustedsegurodehabervistoloquedice?—¿Quesiestoyseguro?¡PorDios,señor!¡Sihastaloshecontado!—Bien,realmenteloquedicetienemuchointerés…Perolaverdadesquenome

he cruzado con ninguna columna de soldados —dijo el médico rememorando elpasajedelbarberodeLasmilyunanoches.

Elextrañolomirófríamente,comosivieraenelmédicoalmentadobarbero.—Estáclaro—dijo—quenoquiereustedatenderamiruego…Señor,¡queselo

lleveaustedeldiablo!Semarchóabuenpasoatravésdeloscamposferacesmientraselmédico,quien

había sido para él mitad penitente, mitad verdugo, lo veía alejarse hasta quedesaparecióporcompletoentrelosárboles.

III

Elpeligrodemirarelaguadeunaacequia

Despuésdeabandonarelcaminoaquelhombresesintiómásenpaz,porloquesiguióandandoabuenpaso,sinexperimentarfatiga.Nopodíaexplicarsecuáleralarazóndeaquellalocuacidaddeldoctor,quedenada,sinembargo,lehabíaservido.Niunarespuestaobtuvoalaspreguntasquelehiciera.

Finalmentetomóasientoenunaroca,descansólasmanossobresusrodillas,conlas palmas hacia arriba, y como casualmente reparó en ellas…Eran blanquecinas,muy lisas. Se llevó ambas manos a la cara y comenzó a recorrerse el rostro,lentamente, con las puntas de los dedos. ¡Qué extraño era todo!Una bala le había

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rozado,haciéndoleperderelsentido,perosindejarunaleveseñalniensucaraniensucabeza.

—Puedequehayapasadomuchotiempoenunhospital,queallímecurasenyqueno lo recuerde ahora—se dijo en voz alta—. ¿Cómo puedo ser tan imbécil? Labatalla fueendiciembreyestamosenverano—yseechóa reír—.Seguroqueesemédicome tomó por un lunático… Pero se equivoca… Sólo soy un paciente quequizásefugódelhospital.

A poca distancia, una pradera en la que había unmonolito de piedra llamó suatención.Conunaintenciónnomuyclara,selevantódespacioeigualmentedespaciosedirigióhastaallí.Enelmismocentrodeaquellapraderahabíaunapequeñaplazadepiedra,querodeabaalmonolito.

Senotabaelpasodelosaños;entrelaspiedrashabíamusgoylíquenes,crecíanlahierba y losmatojos.Como respuesta a las ambiciones de los hombres, el tiempo,simplemente, se había dedicado a destruir lentamente la belleza primera delmonumento.Habíaenelmonolitounainscripciónquecaptódeinmediatolaatenciónde aquel hombre,más que nada porque lo que vio primero fue un nombre que leresultaba familiar.Y agitadode la cabeza a los pies, se aferró almonolito para nocaerseyleyó:

ALABRIGADADELGENERALHAZEN

Enmemoriadelossoldadosquecayeronencombate

enStone’sRiverel31dediciembrede1862

Elhombrecayódefinitivamente,desesperadoyenfermo.Unpocomásalládelapequeña plaza de piedra que rodeaba al monolito, el terreno mostraba una levedepresión,comoconsecuenciadeunasfuertestormentasrecientes.

Porallírodódesmadejadoelextraño,hastallegaraunapequeñaacequiadeaguamuyclara.Quisobeber,ensuafánde recuperarel resuello,y logróponerseenpiehaciendoungranesfuerzoconbrazosypiernas.Entoncesseacercóalaacequiayviosu rostro reflejado en el agua, como si de un espejo se tratase. Lanzó un gritoespantoso.Lafuerzaabandonósusbrazos.Cayóalaguayallíperdiólavidaqueyahabíaperdidomuchotiempoatrás.

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UNVAGABUNDOINFANTIL

DifícilmentehabríaadmiradoustedalpequeñoJosilohubieravistodepieenlaesquinadeunacallebajolalluvia.Aparentementesetratabadeunatormentaotoñalordinaria,peroelaguaquecaíasobreJo(quenoeralobastantemayorparaserjustooinjusto,porloquequizánoentrarabajolaleydeladistribuciónimparcial)parecíatener una propiedad peculiar: uno diría que era oscura y adhesiva; pegajosa. Peroresultadifícilquefueraasí,inclusoenBlackburg,dondeocurríanalgunascosasquesesalíanbastantedelocomún.

Porejemplo,diezodoceañosanteshabíacaídounalluviaderanaspequeñas,talcomo atestiguó creíblemente una crónica contemporánea, que concluía con unaafirmación,algooscura,enelsentidodequeelcronistaconsiderabaquesignificabaunbuenmomentoparaelprogresodelosfranceses.

AñosmástardehabíacaídosobreBlackburgunanevadacarmesí;enBlackburghacefríoduranteelinviernoylasnevadassonfrecuentesycopiosas.Masnocabíaninguna duda al respecto: en aquel caso la nieve tenía el color de la sangre y alfundirseenaguaseguíamanteniendoesatonalidad,aunquefueraaguaynosangre.Elfenómeno había atraído una amplia atención y la ciencia había dado tantasexplicacionescomocientíficoshuboquesepreocuparonporello,sin llegarasabernada. Pero los hombres deBlackburg—hombres que durantemuchos años habíanvividoprecisamentedondecayólanieveroja,ypodíasuponersequesabíanmuchosobreelasunto—sacudieronlacabezaydijeronquealgoibaapasar.

Yalgopasó,pueselveranosiguiente fuememorablepor laprevalenciadeunaenfermedadmisteriosa—epidémica,endémicaoDiossabráqué,porquelosmédicosnolosupieron—quesellevóalamitaddelapoblación.Lamayorpartedelaotramitad se había alejado voluntariamente de la ciudad, y empezaron a retornarlentamente,y finalmente lohicieron todos,y seentregaronacrecerymultiplicarsecomoantes,aunquedesdeentoncesBlackburgnohallegadoaserlamisma.

Deuntipomuydistinto,aunqueigualmente«fueradelocomún»fueelincidentedel fantasma de Hetty Parlow. El nombre de soltera de Hetty Parlow había sidoBrownon,queenBlackburgsignificabamásdeloqueunopodríapensar.

Desde tiempo inmemorial, desde los primerísimosdías de los antiguos tiemposcoloniales, losBrownonhabíansido lafamiliaprincipalde laciudad.Eran losmásricosylosmejores,hastaelpuntodequeBlackburghabríaderramadohastalaúltimagotadesusangreplebeyadefendiendolajustafamadelosBrownon.Quesesupiera,muypocosmiembrosdeesa familiavivieronpermanentemente lejosdeBlackburg,aunquecasi todossehabíaneducadoenotro lugaryhabíanviajado losuyo,por loqueelnúmerodemiembrosdelafamiliaeraabundante.Loshombresseencargabande la mayor parte de las funciones públicas, mientras las mujeres se dedicabanprimordialmentealasbuenasobras.Deestasúltimas,Hettyeralamásamadaporla

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dulzuradesudisposición,lapurezadesucarácterysusingularbellezapersonal.SecasóenBostonconunjovenbribónllamadoParlowy,comounabuenaBrownon,lollevó inmediatamente a Blackburg, haciendo de él un hombre y un consejeromunicipal. Tuvieron un hijo al que pusieron de nombre Joseph y al que amarontiernamente,comoacostumbrabanahacerentonceslospadresdetodaaquellaregión.Murierondespuésdelamisteriosaenfermedadyamencionada,porloquealaedaddeunañoJosephquedóhuérfano.

PordesgraciaparaJoseph,laenfermedadqueledejósinpadresnoseconformóconeso;acabóprácticamentecontodoelcontingentedeBrownonysusaliadospormatrimonio;ylosquehuyeron,noregresaron.Rotalatradición,losbienesraícesdelosBrownonpasaronamanosextrañasylosúnicosBrownonquequedaronenaquellugarestabanbajotierraenelCementeriodelaColinadelRoble,dondeciertamentehabíaunacoloniadeelloslobastantepoderosacomopararesistirsealainvasióndelas tribus que les rodeaban y retener la parte mejor de aquellos terrenos. Perovolvamosalfantasma:

Unanoche,unostresañosdespuésdelamuertedeHettyParlow,variosjóvenesdeBlackburgpasaronenuncarro juntoalcementeriode laColinadelRoble; siellector ha estado allí, recordará que la carretera que conduce aGreenton bordea superímetromeridional.HabíanasistidoaunafiestadeldíademayoenGreenton;esonossirveparafijarlafecha.Entotaldebíandeserunadocena,yformabanungrupobienalegre,sitenemosencuentaellegadodetristezaquehabíandejadolasrecientesysombríasexperienciasdelaciudad.Alpasarporelcementerio,elqueconducíaelcarro tiródeprontode las riendas lanzandounaexclamacióndesorpresa.Sindudahabíamotivos suficientes para la sorpresa, puesdelante de ellos, casi al ladode lacarretera, aunque por la parte interior del cementerio, estaba el fantasma deHettyParlow. Nadie dudó al respecto, pues la habían conocido personalmente todos losjóvenes y doncellas del grupo. Aquello sirvió para establecer la identidad delfantasma; su carácter de fantasma se significó con todos los signos habituales: elsudario, el cabello largo y despeinado, la «mirada perdida»… es decir, todo. Lainquietanteapariciónextendíalosbrazoshaciaeloeste,comosiestuvierasuplicandoal lucero de la tarde, que aunque era ciertamente atractivo resultaba a todas lucesinalcanzable. Mientras permanecieron sentados y en silencio (así lo cuenta lahistoria),todoslosmiembrosdeaquelgrupodejuerguistas—aunquesólosehabíanalegradoconcaféylimonada—escucharonclaramentealfantasmagritarelnombrede Joey. Un momento después, allí no había nadie. Evidentemente, nadie estáobligadoacreertodoesto.

Ahorabien,enesemomento, talcomoseaveriguómástarde,Joeydeambulabaporunosmatorralesdeartemisaalotroladodelcontinente,cercadeWinnemucca,enelestadodeNevada.Lohabíanllevadoaesaciudadunasbuenaspersonas,queeranparienteslejanosdesufallecidopadre,ylehabíanadoptadoyatendidotiernamente.Peroaquellatardeelpobreniñosehabíaalejadodesucasayseencontrabaperdido

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eneldesierto.Suhistoriaposteriorestáinmersaenlaoscuridadytienevacíosquesólopodemos

llenarconconjeturas.Sesabequefueencontradoporunafamiliadeindiospiute,quesequedaronconelinfortunadopequeñodurantealgúntiempoyluegolovendieron;lovendieronrealmentepordineroaunamujerqueibaenuntrenhaciaeleste,enunaestaciónbastantealejadadeWinnemucca.Seaseguraquelamujerhizotodotipodeinvestigaciones,peroenvano,porloque,comoeraviudaynoteníahijos,loadoptó.En este punto de su historia da la impresión de que Jo se aleja bastante de sucondicióndehuérfano; la interposicióndeunamultituddepadresentreélmismoyese infortunado estado le prometía una prolongada inmunidad con respecto a susdesventajas.

Su madre más reciente, la señora Darnell, vivía en Cleveland, Ohio. Pero nopermaneciómuchoconellasuhijoadoptivo.Unatarde,unpolicíaqueeranuevoenla ronda por aquella zona, lo vio alejándose deliberadamente de su casa, y alinterrogarleelniñorespondióque«volvíaasuhogar».Debióviajarentren,puestresdíasmástardeseencontrabaenlaciudaddeWhiteville,quecomoellectorsabeestámuy lejosdeBlackburg.Sus ropas seencontrabanenbastantebuenascondiciones,pero él estaba terriblemente sucio. Incapaz de explicarlo, fue detenido por vago ysentenciadoaprisiónenelHogarRefugiodeNiños,dondelelavaron.

JoescapódelHogarRefugiodeNiñosdeWhitevilleinternándoseenelbosque,porloqueelHogarnovolvióasabernuncadeél.

Volvemos a encontrarle, o más bien lo recuperamos, desamparado bajo la fríalluviaotoñalenlaesquinadeunacalledeunbarriodeBlackburg;enestosmomentosparece adecuado explicar que las gotas de lluvia que caían sobre él no eran enrealidadnioscurasnipegajosas;loúnicoquesucedíaesquenoservíanparaquesurostroysusmanosdejarandeestarmenosnegrosniviscosos.PueslociertoesqueJoestabaterribleymaravillosamentemanchado,comosihubierasalidodelamanodeun artista.Además, el pequeño y desamparado vagabundo no tenía zapatos, por loquesuspiesestabandescalzos,rojizosehinchados,yalcaminarcojeabadeambos.Encuantoalaropa…ah,nocreoqueellectortuvieracapacidaddedescribirniunasoladelasprendasquellevaba,odecirporquéactodemagiasemanteníanencimade él.Estaba absolutamente helado, lo que no admitía duda alguna; y élmismo losabía.Cualquierahubieratenidofríoallíaquellatarde;peroésaeratambiénlarazónde que no hubiera nadie allí. Cómo había llegado hasta allí el mismo no podríahaberlodichoniporlaescasayvacilantevidaquelequedaba,aunquehubieraestadodotadodeunvocabularioqueexcedieradelascienpalabras.Peroporlamaneraenquemirabaasualrededorcualquierasehubieradadocuentadequenoteníalamenorideadedóndeestaba(niporqué).

Sinembargo,noeratontodeltodoparasuedadygeneración;comoteníafríoyhambre, y todavía era capaz de caminar un poco doblando mucho las rodillas yapoyandoprimerolosdedosdelospies,decidióentrarenunadelascasasquehabíaa

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largos intervalos a un ladode la calle y queparecía tan iluminaday caliente.Mascuando intentó llevaracabo tan sensatadecisión, sepresentóun fornidoperroquetiraba de una cadena y le disputo su derecho.Aterrado, y creyendo sin duda (conciertarazón)quelosquesonbrutosporfueratienenunabrutalidadinterior,sealejócojeandodetodaslascasasy,comoteníaasuderechacamposgrisesyhúmedos,yasu izquierda camposhúmedosy grises, y como la lluvia casi le cegabay la nochevenía envuelta en niebla y oscuridad, tomó el caminoque conduce aGreenton.Esdecir,elcaminoquellevaaGreentonalosqueconsiguendejaratráselcementeriodelaColinadelRoble.Perotodoslosañoshabíaunnúmeroconsiderabledepersonasquenoloconseguían.

Jonolologró.Leencontraronalamañanasiguientemuyhúmedo,muyfrío,peroyasinhambre.

Porlovistohabíacruzadolapuertadelcementerio—esperandoquizáquecondujeraaunacasaquenotuvieraperro—,lorecorriótorpementeenlaoscuridad,cayósobremuchas tumbas, sin duda, hasta que se cansó de todo y se abandonó. El pequeñocuerpoyacíadecostado,conunamejillamanchadaapoyadaenunamanosucia,ylaotramanometidaentrelosharaposparacalentarla,mientraslamejillarestanteestabapor fin limpiayblanca, como si la hubierabesadounode los ángelesdeDios.Seobservó que el pobrecillo yacía sobre la tumba deHetty Parlow, aunque en aquelmomentonosepensóqueaquellosignificaranada,pueselcuerpotodavíanohabíasidoidentificado.Perolatumbanoseabriópararecibirle.Unodesearía,sinllegaraserirreverente,queesacircunstanciahubierasidodistinta.

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UNVIGILANTEJUNTOALMUERTO

I

Enunahabitacióndelpiso superiordeunaviviendadesocupada situada en esapartedeSanFranciscoqueseconoceconelnombredeNorthBeach,yacíabajounasábanaelcadáverdeunhombre.Lahoraestabapróximaalasnuevedelanoche;lahabitación,apenasiluminadaporunasolavela.Aunqueeltiempoerabueno,lasdosventanasestabancerradasconlaspersianasbajadas,contrariandolacostumbrededarmuchoairealosmuertos.Elmobiliariosecomponíatansólodetrespiezas:unsillón,una pequeña mesita de lectura sobre la que estaba la vela y una mesa de cocinaalargadasobrelacualestabaelcadáverdelhombre.Lostresmuebles,lomismoqueelcadáver,parecíanhabersidollevadosrecientemente,puesunobservador,dehaberexistido alguno, habría visto que no tenían polvo, mientras que el resto de lahabitación tenía una capa espesa, e incluso había telarañas en los ángulos de lasparedes.

Bajolasábanapodíanperfilarselosrasgosdelcuerpo,inclusolosdelrostro,puesteníanesadefinicióntaninnaturalmentenítidaquepareceperteneceralosrostrosdelos muertos, aunque en realidad es característica sólo de aquellos que han sidodesgastados por la enfermedad. Por el silencio de la habitación se podía deducir,correctamente,quenoestaba situadaen lapartedelanterade lacasanidabaaunacalle:enrealidadsólodabaaunpromontoriorocoso,pueslapartetraseradeledificiosehabíaasentadoenunacolina.

Cuando el reloj de una iglesia cercana dio las nueve con una indolencia queparecíadaraentendertalindiferenciaporelpasodeltiempoqueunonopodíadejardepreguntarseporquésetomabalamolestiadedarlashoras,seabriólaúnicapuertade la habitación y entró por ella un hombre que se dirigió hacia el cadáver. Alhacerlo, lapuerta secerró,dando laaparienciadeque lohacíapor sí sola;pero seescuchótambiénunrechinarmetálico,comodeunallavequegiraracondificultad,yelchasquidodeuncerrojoalencajarse.Despuéssonaronunospasosquesealejabanpor el pasillo y el hombre dio toda la impresión de haber quedado allí como unprisionero. Al dirigirse hacia la mesa, se detuvo un momento para examinar elcadáver;perodespués,conunligeroencogimientodehombros,fuehaciaunadelasventanasylevantólapersiana.Laoscuridadexterioreraabsoluta,puesloscristales

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estaban cubiertos de polvo, pero al limpiarlos pudo ver que la ventana estabafortificada con fuertes barras de hierro que la cruzaban a escasos centímetros delcristal, incrustándose a cada lado en la mampostería. Examinó la otra ventana,encontrando lamismadisposición.Nomanifestógrancuriosidadporelasuntoynisiquierallegóalevantarelmarcodelaventana.Sieraunprisionero,parecíabastantedócil.Trashabercompletadoelexamendelahabitación,sesentóenelsillón,sacóunlibrodelbolsillo,acercólamesitaconlavelayempezóaleer.

Eraunhombre joven,denomásde treintaaños,de tezoscura,bienafeitadoycabelloscastaños.Surostroeradelgadoy lanarizalta,conuna frenteanchayuna«firmeza»delabarbillaylamandíbulaquesedicedenotaresoluciónenlosquelatienen.Losojos,grisesyfirmes,nosemovíansinoeraconunpropósitoconcreto.Lamayorpartedeltiempolosmanteníafijosenellibro,aunqueocasionalmentelosapartabaparadirigirloshaciaelcadáverde lamesa,aunqueeraevidentequeno lohacía con esa fascinación tétrica que se supone que esas circunstancias podríanejercerinclusosobreunapersonavaliente,niconesarebeliónconscientecontraunainfluenciacontrariaquepodríadominarauntímido.Locontemplabacomosidurantela lectura hubiera encontrado algo que le recordara la sensación de su entorno.Evidentemente, este vigilante del muerto estaba desempeñando su cometido coninteligenciaycompostura,talcomolecorrespondía.

Trasllevarleyendoquizáunamediahora,parecióllegaralfinaldeuncapítuloydejó tranquilamente el libro. Se levantó, alzó del suelo la mesita de lectura y latrasladóaunaesquinadelahabitaciónqueestabajuntoaunadelasventanas,cogiólavelayregresófrentealavacíachimeneadelantedelacualhabíaestadosentado.

Unmomentomástardefuehaciaelcuerpodelamesa,levantólasabanaylediolavueltadesdelacabeza,dejandoaldescubiertounamasadecabellososcurosyunfinopañoque lecubríael rostroybajoelcual los rasgosse revelaban todavíaconmayor definición que antes.Dando sombra a los ojos, al interponer sumano libreentre éstos y la vela, se quedó mirando a su compañero inmóvil con unacontemplación grave y tranquila. Satisfecho con la inspección, volvió a cubrir elrostro con la sábana y regresó a la silla, cogió algunas cerillas que había junto alcandelera, lasmetióenelbolsillo lateralde suabrigoy se sentó.Levantó luego lavela separándola del candelera y la examinó críticamente, como si estuvieracalculando cuánto tiempo duraría. Apenas medía cinco centímetros, por lo que alcabodeunahoraseencontraríaenlaoscuridad.Volvióaponerlaenelcandeleraysoplóparaapagarla.

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II

Enlaconsultadeunmédico,enKearnyStreet,habíatreshombressentadosjuntoaunamesa,bebiendoponcheyfumando.Erayabastantetarde,casilamedianoche,ydesdeluegoqueelponchenohabíafaltado.ElmássolemnedelostreseraeldoctorHelberson,queeraelanfitrión,puesseencontrabanensushabitaciones.Teníaunostreintaaños;losotroseranmásjóvenes,aunquetodoseranmédicos.

—El temor supersticioso con que los vivos consideran a los muertos eshereditario e incurable —decía el doctor Helberson—. Uno no tiene por quéavergonzarse de eso, como tampoco debería hacerlo por el hecho de heredar, porejemplo,unaincapacidadparalasmatemáticasolatendenciaamentir.

Losotrosdosseecharonareír.—¿No debería un hombre avergonzarse de ser mentiroso?—preguntó el más

jovende los tres, que en realidad era un estudiante demedicina que todavía no sehabíagraduado.

—MiqueridoHarper,yonohedichonadasemejante.Unacosaeslatendenciaamentiryotraelhechodehacerlo.

—Pero¿piensaustedqueesesentimientosupersticioso,esemiedoalosmuertos,tanirracionalcomonosparece,esuniversal?—intervinoeltercerhombre—.Nosoyconscientedetenerlo.

—Ah, pero pese a todo está «en su sistema» —contesto Helberson—. Sólorequiere de las condiciones adecuadas —lo que Shakespeare llama «la estaciónconfederada»—paramanifestarse de algunamaneramuydesagradable que le abralosojos.Aunquedesdeluegolosmédicosylossoldadosestánmásliberadosquelosdemásdeesemiedo.

—¡Los médicos y los soldados! ¿Por qué no añadir a los decapitadores y losverdugosdelahorca?Añadamosatodoslosgruposdeasesinos.

—No,mi queridoMancher; los jurados nopermitenque los verdugospúblicoslleguenaadquirirunafamiliaridadsuficienteconlamuertecomoparanosentirseenabsolutoconmovidosporella.

EljovenHarper,quehabíaidojuntoaunamesadeservicioparacogerunnuevocigarro,volvióasuasiento.

—¿Cuáles consideraría usted que son las condiciones bajo las que cualquierhombrenacidodemujerllegaríaatenerunaconcienciainsoportabledecompartiraeste respecto nuestra debilidad común? —preguntó con un exceso, quizá, deverbosidad.

—Bien,diríaquesiunhombreseencontraraunanocheenteraencerradoconuncadáver,asolas,enunahabitaciónoscuradeunacasavacía,sincobertoresdecamaconlosquetaparselacabeza,ypasaraportodoellosinenloquecertotalmente,podríajactarse entonces de no haber nacido demujer ni ser tampoco, comoMacduff, unproductodelacesárea.

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—Pensé que no terminaría nunca de añadir condiciones—intervino Harper—.Puesconozcoaunhombrequenoesnimédiconisoldadoyquelasaceptaríatodasporcualquierapuestaquequisieranustedeshacer.

—¿Dequiénsetrata?—SellamaJarette:aquíesundesconocido;procededelamismaciudadqueyo,

enelestadodeNuevaYork.Carezcodedineroparaapoyarleenlaapuesta,peroélmismolasostendrácontodoloquehagafalta.

—¿Cómosabeeso?—Antespreferiríaapostarquecomer.Yencuantoalmiedo…meatrevoadecir

que opina que es algún trastorno cutáneo, o quizá un tipo particular de herejíareligiosa.

—¿Qué aspecto tiene? —preguntó Helberson que, evidentemente, se estabainteresandoporelasunto.

—SepareceaManchen,hastapodríasersuhermanogemelo.—Aceptoeldesafío—respondiódeinmediatoHelberson.—¿Porque se parece a mí? Muy agradecido por el cumplido —dijo Mancher

arrastrandolaspalabras,puesteníacadavezmássueño—,¿Puedointervenir?—Nocontramí—contestóHelberson—,Noquieroganarsudinero.—Deacuerdo—replicóMancher—,Entoncesyoseréelcadáver.Losotrosseecharonareír.Elresultadodeaquellalocaconversación,yalohemosvisto.

III

La intención del señor Jarette al apagar su magra ración de vela fue la deconservarlaparaalgunanecesidadimprevista.Tambiénpudopensar,ointuir,quelaoscuridadnoseríapeorenunmomentoqueenotro,yquesi lasituación llegabaavolverse insoportable sería mejor contar con algún medio de alivio o incluso deliberación. En cualquier caso, era prudente guardar una pequeña reserva de luz,aunquesólofueraparapodermirarsureloj.

Nada más apagar la vela y dejarla en el suelo, a su lado, se arrellanócómodamenteenel sillón, seechóhaciaatrásycerró losojosesperandodormirse.Peroenestosedecepcionó:jamásensuvidahabíasentidomenossueño,porloquealcabodeunosminutosabandonóelintento.¿Quéhacer?Nopodíapasearatientasenunaoscuridadabsolutaconriesgodeherirse,odechocarcontralamesayturbar

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descortésmentealmuerto.Todos reconocemoselderechoque tienenaldescanso,asalvo de todo lo que sea duro y violento. Jarette consiguió casi hacerse creer a símismoqueeranconsideracionesdeestetipolasquelellevabananocorrerelriesgodelacolisiónylepermitíanpermanecerinmóvilenelasiento.Mientraspensabaenestetema,creyóhaberoídoundébilsonidoqueprocedíadelamesa…noeracapazdeexplicarsedequé tipode sonido se trataba.Novolvió la cabeza. ¿Dequé ibaaservirleenlaoscuridad?Peroescuchócongranatención:¿porquénoibaahacerlo?Ymientrasescuchaba,sefuesintiendomareadohastaelpuntodequeseaferróalosbrazosdelsillónenbuscadeapoyo.Percibíaporsusoídosunzumbidoextraño;teníalasensacióndequelacabezaleibaaestallar;laropaquellevabapuestaleconstreñíay oprimía el pecho. Se preguntó por el motivo de todo aquello; y si serían lossíntomasdelmiedo.Luego,trasunalargaypotenteespiración,tuvolaimpresióndeque el pecho se le hundía, pero con la gran inspiración con la que rellenó suspulmonesagotadosperdióelvértigoysediocuentadequehabíaestadoescuchandocontantaintensidadquehabíaretenidolarespiracióncasihastaelpuntodeahogarse.Aquella revelación le resultó vejatoria; se levantó, empujó el sillón con el pie ycaminóhastaelcentrodelahabitación.Peronoesposiblecaminarazancadasenlaoscuridad; empezó a avanzar a tientas, encontró una pared y la siguió hasta unángulo, giró, pasó junto a las dos ventanas y en la otra esquina entró en violentocontacto con la mesita de lectura, derribándola. Produjo un estrépito que le hizosobresaltarse.Sesintiómolesto.

—¿Cómo diablos pude olvidar dónde estaba?—murmuró, y empezó a abrirsecaminoatientas,alolargodelatercerapared,hastalachimenea—.Hedeponerlascosasensusitio—añadiómientrasbuscabalavelaporelsuelo.

Tras recuperarla, la encendióyvolvió inmediatamente lamiradahacia lamesa,dondecomoesnaturalnadahabíacambiado.Lamesitadelecturapermanecióenelsuelo: se había olvidado de «ponerla en su sitio». Miró por toda la habitacióndispersandolassombrasmásprofundasconelmovimientodelavelaquellevabaenlamanoy,cruzándolahastalapuerta,lacomprobógirandoelpomoytirandodeélcon toda su fuerza. No cedió y aquello pareció proporcionarle cierta satisfacción,incluso la aseguró con mayor firmeza mediante un pestillo que antes no habíaobservado. Regresó al sillón y miró el reloj, comprobando que eran las nueve ymedia.Sesorprendióaldarsecuentadequesehabía llevadoelrelojaloído:nosehabía parado. La vela era ahora visiblemente más corta. La volvió a apagar y lacolocóenelsueloasulado,lomismoqueantes.

ElseñorJarettenoseencontrabatranquilo;sesentíaclaramenteinquietoeneseentorno,einsatisfechoconsigomismoporello.

—¿Qué he de temer? —pensó en voz alta—. Esto resulta ridículo; no voy acomportarmecomounestúpido.

Peroelvalornoveníaporelhechodequesedijera«voyaservaliente»,niporreconocer que la valentía era lo más apropiado para la ocasión. Cuanto más se

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condenabaJaretteasímismo,másrazonesseestabadandoparacondenarse;cuantomayoreraelnúmerodevariacionesquehabíaintentadosobreelúnicotemadequelos muertos son inofensivos, más insoportable se volvía la discordancia de susemociones.

—¿Cómo?—gritóenvozaltaporlaangustiadesuespíritu—.¡Cómo!¿Esqueyo,quenotengolamenorsombradesupersticiónenminaturaleza,yo,quenocreoenlainmortalidad,yo,quesé(ynuncalosupecontantaclaridadcomoahora)quelaotravidaeselsueñodeundeseo,voyaperdermiapuesta,mihonoryelrespetoqueamímismometengo,quizáhastamirazón,porquealgunosantepasadossalvajesquehabitabanencuevasymadriguerasconcebíanlaideamonstruosadequelosmuertoscaminanporlanoche?…Eso…

Claraeinequívocamente,elseñorJaretteoyótrasélelsonidoligeroysuavedeunospasosdeliberados,regularesycadavezmáscercanos.

IV

Pocoantesdelamanecerdelamañanasiguiente,eldoctorHelbersonysujovenamigoHarperavanzaban lentamenteenelcoupé deldoctorpor las callesdeNorthBeach.

—¿Sigueteniendolaconfianzadelajuventudenelvalorolaimperturbabilidaddesuamigo?—preguntóeldemásedad—,¿Creequeheperdidoestaapuesta?

—Séquelahaperdido—contestóelotrocondébilénfasis.—Puesbien,pormialmaqueesperoqueasísea.Habíapronunciadoaquelloconseriedad,casisolemnemente.Despuésseprodujo

unsilenciomomentáneo.—Harper,nomesientototalmentetranquiloconesteasunto—volvióahablarel

doctor,queparecíamuyseriobajolaslucescambiantesydébilesquepenetrabanenel carruaje cuando pasaban junto a los faroles de la calle—. Si su amigo no mehubierairritadoconlaactituddespreciativaconlaquetratómisdudasacercadesuresistencia,unacualidadpuramentefísica,yconlafríadescortesíadesusugerenciade que el cadáver fuera el de unmédico, no habría seguido con ello. Si sucedieracualquiercosa,estamosarruinados,ymetemoquemerecidamente.

—Pero¿quépuedesuceder?Aunqueelasuntohubieratomadoungirograve,loquenotemoenabsoluto,Manchersolotendríaque«resucitar»yexplicarelasunto.Conun«sujeto»auténticodelasaladedisección,ounodesusúltimospacientes,la

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cosapodríaserdistinta.DemodoqueeldoctorMancherhabíacumplidosupromesa:sirvióde«cadáver».EldoctorHelbersonguardósilenciodurantemuchotiempomientraselcoche,a

pasodetortuga,siguiódeslizándoseporlamismacallequeyahabíarecorridoendosotresocasiones.Finalmente,rompióelsilencio:

—Bien,esperemosqueMancher,sihatenidoquelevantarsedeentrelosmuertos,lohayahechodiscretamente.Unerrorenesadirecciónpodríahaberempeoradolascosas,enlugardemejorarlas.

Ciertamente, Jarette le mataría —contestó Harper—. Pero doctor, son ya lascuatroenpunto—añadiómirandosurelojcuandopasaronbajounfaroldegas.

Unmomentodespuésamboshabíanbajadodelvehículoysedirigíanapasovivohacialacasaquellevabamuchotiempodesocupada,quepertenecíaaldoctor,enlaquehabíanencerradoalseñorJarettedeacuerdoconlostérminosdelalocaapuesta.Alacercarseaellaseencontraronconunhombrequecorría.

—Por favor, ¿saben dónde puedo encontrar un médico? —gritó deteniendorepentinamentesucarrera.

—¿Quéhasucedido?—preguntóHelbersonenuntonoquenolecomprometía.—Vayanaverloporsímismos—contestóelhombrereanudandolacarrera.Echaronacorrer.Alllegaralacasavieronavariaspersonasqueentrabanenella

conprisayexcitación.Enalgunasde lascasascercanas,a lo largodelcamino, lasventanasestabanabiertasysalíanporellasvariascabezas.Todashacíanpreguntas,aunque sin dirigírselas unos a otros. Algunas ventanas que tenían las persianascerradas estaban iluminadas; los que habitaban en ellas se estaban vistiendo parabajar.Directamenteenfrentedelapuertadelacasaquebuscaban,unfarolarrojabasobrelaescenaunaluzamarillentaeinsuficiente,queparecíadecirquepodíarevelarmuchomássilodeseaban.Harpersedetuvojuntoalapuertaypusounamanosobreelbrazodelcompañero.

—Todoestáperdidoparanosotros,doctor—dijopresadeunaagitaciónextremaquecontrastabaextrañamenteconlatranquilidadconlaquepronuncióesaspalabras—.Eljuegosehapuestoennuestracontra.Noentremosallí;prefieronoasomarlacabeza.

—Soy médico y puede que necesiten uno —contestó con calma el doctorHelberson.

Subieron las escaleras de la casa y se dispusieron a entrar. La puerta estabaabierta; la farola de la acera de enfrente iluminaba el pasillo. Estaba lleno dehombres. Algunos habían subido las escaleras hasta el final y, como no se lespermitíaentrar, aguardabanmejor suerte.Todoshablabanyningunoescuchaba.Deprontoseprodujounagranconmociónenelrellanodearriba;unhombrehabíasalidode una puerta y trataba de abrirse paso entre los que se esforzaban por retenerle.Llegó abajo por entre la masa de hombres ociosos y espantados, apartándolos,aplastándoloscontralapareddeunladoocontralabarandilladelaescaleradelotro,

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aforrándolosporlagarganta,golpeándolossalvajemente,lanzándolosescalerasabajoycaminandosobrelosquehabíancaído.Susropasestabanendesordenynollevabasombrero.Sumirada,salvajeeinquieta,conteníaalgomásaterradortodavíaquesufuerzaaparentementesobrehumana.Surostro,afeitado,carecíadecolor,suscabelloshabíanencanecido.

Cuandolamasadegentequehabíaalpiedelasescaleras,quedisfrutabandemáslibertaddeespacio,seapartóparadejarlepasar,Harperseadelantó.

—¡Jarette!¡Jarette!—gritó.EldoctorHelbersoncogióaHarperporelcuelloylehizoretroceder.Elhombre lesmiróal rostrosinquepareciera reconocerlosysalióa todaprisa

por la puerta, bajó los escalones hasta la calle y se perdió.Un robusto policía quehabía tenidomenos éxito para bajar las escaleras apareció unmomento después einició la persecución, ayudado por los gritos indicativos de todas las cabezas quesalíanporlasventanas,queahoraeransólolasdemujeresyniños.

Comolaescalerasehabíavaciadoparcialmente,pueslamayorpartedelagentese había precipitado a la calle para observar la fuga y la persecución, el doctorHelbersonsubióalrellanoseguidoporHarper.Enunapuertadelpasillosuperiorunoficiallesimpidióelpaso.

—Somosmédicos—dijoeldoctor,yasípudieronentrar.La habitación estaba llena de hombres, apenas visibles por la oscuridad,

amontonados junto a una mesa. Los recién llegados se acercaron y miraron porencimadeloshombrosdelosqueestabandelante.Sobrelamesa,conlosmiembrosinferiorescubiertosporunasábana,yacíaelcuerpodeunhombre,bieniluminadoporelhazdeunojodebueyquesosteníaunpolicíasituadoalospies.Losdemás,salvolosqueestabancercadelacabeza,yelpropiooficial,seencontrabanenlaoscuridad.¡El rostro del cuerpo parecía amarillo, repulsivo, horrible! Los ojos estabanparcialmenteabiertos,mirandohaciaarriba,ylamandíbulacaída;rastrosdeespumamanchaban los labios, la barbilla y las mejillas. Un hombre alto, evidentementemédico,seinclinabasobreelcuerpointroduciendolamanobajolapartedelanteradelacamisa.Laretiróycolocódosdedossobrelabocaabierta.

—Estehombrellevamuertounasseishoras.Esuncasoparaelforense—dijo.Sacóuna tarjetadelbolsillo, se la entregóaloficialdepolicíay sedirigióa la

puerta.—¡Salgande lahabitación… todos!—gritó eloficial, y el cadáverdesapareció

comosialguienlohubieraarrebatadocuandolalinternadesviósushacesdeluzaquíy allá contra los rostros de lamultitud. ¡El efecto fue sorprendente! Los hombres,cegados, confusos y casi aterrados, corrieron tumultuosamente hacia la puerta,empujándoseytropezandounosconotrosensuhuida,comolashuestesdelanocheantelosrayosdeApolo.Elpolicíaderramósuluzsinpiedadeincesantementesobrelamasa que luchaba y tropezaba. Atrapados en esa corriente, Helberson yHarperfueronbarridosfueradelahabitaciónydescendieronlasescalerashastalacallecomo

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impulsadosporuntorrente.—¡Diosmío, doctor! ¿No le dije que Jarette lemataría?—exclamóHarper en

cuantosehubieronalejadodelamultitud.—Creorecordarquelodijo—contestóelotrosinningunaemociónaparente.Caminaronensilenciorecorriendounamanzanatrasotra.Enelorientegrisáceo

sepercibían lassiluetasde lascasasde lascolinas.Laconocidacarretade la lecherecorría ya las calles; el panadero aparecería pronto en escena; el vendedor deperiódicosyaestabaenella.

—Meparece,jovencito,queustedyyoúltimamentehemosrespiradodemasiadolos aires de la mañana. No son muy sanos y necesitamos un cambio. ¿Qué lepareceríaunviajeporEuropa?

—¿Cuándo?—Me da lo mismo. Aunque supongo que las cuatro de esta tarde sería

conveniente.—Entoncesnosencontraremosenelbarco—añadióHarper.

V

Sieteañosmástarde,losdoshombresestabansentadosenunbancodeMadisonSquare en Nueva York, conversando amistosamente. Otro hombre, que llevabaobservándolesalgúntiemposinservisto,seacercóaellosy,levantandocortésmentesusombrero,quedejóaldescubiertouncabellotanblancocomolanieve,dijo:

—Les ruego queme perdonen, caballeros, pero cuando uno vuelve a la vida ymata a un hombre, lomejor es cambiar la ropa con él y a la primera oportunidadbuscarlalibertad.

HelbersonyHarperintercambiaronmiradassignificativas;evidentementeaquellolesdivertía.Peroelprimeromiróamablementealosojosdeldesconocidoycontestó.

—Siemprehepensadoqueéseeraelmejorplan.Estoytotalmentedeacuerdoconustedencuantoalasventajas…

Deprontosedetuvo,selevantóysequedóblancodeasombro.Sequedómirandofijamentealdesconocido,conlabocaabiertaytemblandovisiblemente.

¡Ah!—exclamóeldesconocido—.Meparecequeestáustedindispuesto,doctor.Si no es capazde tratarse a símismo, estoy segurodeque el doctorHarper podráhaceralgoporusted.

—¿Quiéndiablosesusted?—preguntóHarperenérgicamente.

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Eldesconocidoseacercómás,einclinándosehaciaellosdijoconunmurmullodevoz:

—AvecesdigoqueminombreesJarette,perodadanuestraantiguaamistadnomeimportadecirlesquesoyeldoctorWilliamMancher.

LarevelaciónhizoqueHarpersepusieraenpiedeunsalto.—¡Mancher!—gritó.—¡Diosmío,escierto!—añadióHelberson.—Asíes—añadióeldesconocido,sonriendovagamente—.Sindudaescierto.Vacilómientrasparecía tratar de recordar algo, pero enseguida empezó a silbar

unamelodíapopular.Porlovistosehabíaolvidadodelapresenciadelosotrosdos.—Mancher,se loruego—dijoelmayordelosotros—.Díganosloquesucedió

aquellanoche…aJarette,yasabe.—Ah, sí, a Jarette. Resulta extraño que me haya olvidado de contárselo… lo

cuento tanta veces. ¿Saben?, al oírle hablar consigo mismo me di cuenta de queestabaterriblementeasustado,asíquenopuderesistirlatentacióndevolveralaviday divertirme un poco con él… de verdad que no pude evitarlo. Estuvomuy bien,aunquelociertoesquenopenséquefueraatomárselotanenserio;deverdadquenolo pensé. Y después… bueno, fue un trabajo duro cambiar de puesto con él, yentonces…¡malditasea!¡Ustedesnomeayudaronasalirdeaquello!

Nadapodríaexcederalaferocidadconlaquefueronpronunciadasestasúltimaspalabras.

Amboshombresretrocedieronalarmados.—¿Nosotros?…Pero…¿por qué?—dijoHelberson tartamudeando, pues había

perdidototalmenteeldominiodesímismo—.Nosotrosnotuvimosnadaquever.—¿NodijequeeranustedeslosdoctoresHell-bornySharper[15]?—preguntóel

hombreechándoseareír.—MinombreesHelberson,ciertamente;yestecaballeroesel señorHarper—

replicóelprimeroquesehabía tranquilizadoconaquella risa—.Peroyanosomosmédicos;somos…bueno,quemeahorquen,anciano:somosjugadores.

Yésaeralaverdad.—Unaprofesiónmuybuena;verdaderamentebuena;ydichoseadepaso,espero

queesteseñor,Sharper,hayapagadosudineroaJarettecomounapostadorhonesto.Unaprofesiónmuybuenayhonorable—repitiópensativamente,mientrassealejabacondespreocupación—.Yosigosiendo loque fui.Soyel jefemédicodelAsilodeBloomingdale;esmidebercuraralsuperintendente.

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LOSSUCESOSNOCTURNOSENELBARRANCODELMUERTO

Unrelatoqueesfalso

Hacíaunanocheespecialmentefríayclara,comoelcorazóndeundiamante.Lasnochesclarastienenlapeculiaridaddeserperspicaces.

En la oscuridad puedes tener frío y no darte cuenta; sin embargo, cuando ves,sufres.Esanocheerasuficientementesagazparamordercomounaserpiente.Lalunasemovíademodomisterioso tras lospinosgigantesquecoronaban lamontañadelsur,haciendoqueladuracortezadelanieveprodujeradestellosysubrayandocontraelnegrooeste loscontornos fantasmalesde lacordillerade lacosta,másalláde lacualseextendíaelPacíficoinvisible.Lanieveseamontonabaenlosclarosdelfondodel barranco, en las extensas sierras que subían y bajaban, y en las colinas, dondeparecíaqueelrocíomanabaysedesbordaba.Rocíoqueenrealidaderalaluzdelsol,reflejadadosveces:unadesdelaluna,yotradesdelanieve.

Sobreésta,muchasdelasbarracasdelabandonadocampamentomineroaparecíandestruidas (un marinero podría haber dicho que se habían ido a pique). La nievecubría a intervalos irregulares los altos caballetes que una vez habían soportado elpeso de un arroyo al que llamaban «flume»; porque «Hume», claro está, viene deflumen. El privilegio de hablar latín se cuenta entre las ventajas de las que lasmontañas no pueden privar al buscador de oro. Éste, al referirse a un compañeromuertodice:«Sehaido“flume”arriba»,queesunabonitaformadedecir:«SuvidaharetornadoalaFuentedelaVida».

Mientras se ponía la armadura contra los ataques del viento, la nieve no habíadescuidadoningunaposiciónestratégica.Cuandoesperseguidaporelviento,lanievenoesmuydistintaaunejércitoqueserepliega.Encampoabiertosealineaengradosybatallones.Sipuedeganarunaposición,oponeresistencia;dondepuederefugiarse,lohace.Detrásdeun trozodeparedderruidapuedenversepelotonescompletosdenieve encogidos demiedo.La vieja carretera tortuosa, excavada en la ladera de lamontaña,estaballenadeellos.Unescuadróntrasotrosehabíanafanadoporescaparporesteflanco,peroelhostigamientohabíacesadoderepente.Esimposibleimaginarun lugar más desolado y espantoso que el Barranco delMuerto en una noche deinvierno.Apesardeello,elseñorHiramBeeson,suúnicohabitante,eligióvivirallí.

Enlaladeradelamontañadelnorte,muyarriba,supequeñacabaña,construidacontroncosdepino,proyectabaundelgadorayode luzdesdeelúnicocristalde laventana,yparecíaunescarabajonegrosujetoalaladeraconunflamanteyluminosoalfiler.Enelinterior,elseñorBeesonsesentabadelantedeunalumbrequeardíacon

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fuerza,conlavistaclavadaenelfococandente,comosinuncahubieravistounacosaigualen todasuvida.Noeraunhombreatractivo.Teníaelpelocanoysuatuendoestabaraídoysucio.Lacarateníaunaspectopálidoyojeroso,ylosojoslebrillabancon excesiva fuerza. En cuanto a su edad, si alguien hubiera intentado adivinarla,primero podría haber dicho que rondaba los cuarenta y siete, después corregiría ydiría setentaycuatro.En realidad teníaveintiocho.Estabademacrado;quizá,hastadondepodíaarriesgarse,puesenBentley’sFiathabíaunafunerariamuynecesitadayenSonoraunforensemuyemprendedor.Lapobrezayelcelosoncomolaspiedrassuperioreinferiordeunmolino.Espeligrosocolocarunaterceraenesaespeciede«sandwich».

MientraselseñorBeesonpermanecíaallísentado,consusraídoscodosapoyadossobreunasrodillasaúnmásraídasysusesqueléticasmandíbulashundidasentresusesqueléticasmanos,sinningunaintenciónaparentedeirsealacama,parecíaqueelmás ligeromovimientopodíadejarlohecho añicos.Sin embargo, durante la últimahorahabíapestañeadonomenosdetresveces.

Entonces se oyeron unos golpes secos en la puerta. Esto, a aquella hora de lanocheyconaquel tiempo,podríahaber sorprendidoacualquiercomúnmortalquellevaraviviendodosañosenelbarrancosinverunacarahumanayque,portanto,nopodíadesconocerque lazonaestaba intransitable;peroel señorBeesonni siquieraapartólavistadelfuego.Inclusoalabrirselapuerta,selimitóaencogerseunpocomás,comoquienesperaalgoquepreferiríanover.Sepuedeobservarestegestoentrelasmujeres,enunacapillamortuoria,mientrassecolocaelféretroenelpasilloquehayjuntoaellas.

Perocuandounancianoaltoenvueltoenuncapote,conlacabezarodeadaporunpañuelo y la cara prácticamente oculta por una bufanda, con anteojos verdes y uncolor de tez (donde se podía apreciar) de una blancura deslumbrante, entrósigilosamente en la habitación y colocó una mano rígida y enguantada sobre elhombrodel señorBeeson,olvidó susbuenosmodaleshasta elgradode levantar lavistayponerunaexpresióndeconsiderableasombro;fueraquienfueraaquelaquienestabaesperando,evidentementenocontabaconencontrarseaalguiensemejante.Apesardeello, lavisióndeaquel inesperado invitadoprodujoenel señorBeeson lasiguiente secuencia: una sensación de asombro; después un sentimiento degratificación;y,porúltimo,unaimpresióndeprofundabuenavoluntad.Levantándosedel asiento, retiró aquellamano nudosa de su hombro y la estrechó con un fervorinexplicable, pues el aspectodel ancianono tenía nadade atractivoy símuchoderepulsivo.Sinembargo,laatracciónesunacaracterísticademasiadogeneralparaquenoseacompartidaporlarepulsión.Elobjetomásatractivodelmundoeselrostroqueinstintivamente cubrimos con un paño. Cuando se hace incluso más atractivo,fascinante,echamossietepiesdetierrasobreél.

—Amigo —dijo el señor Beeson soltando la mano del anciano, que aldesplomarse contra su muslo produjo un golpe seco—, hace una noche muy

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desagradable.Porfavor,tomeasiento;mealegromuchodeverle.El señor Beeson habló con un tono bastante educado, un tono que uno nunca

habría esperado teniendo en cuenta la situación. Realmente, el contraste entre suaspecto y sus modales fue suficientemente sorprendente para ser uno de losfenómenos sociales más comunes en las minas. El anciano dio un paso adelante,haciael fuego,que se reflejaba sobre losanteojosverdescomoenunacaverna.ElseñorBeesonañadió:

—¡Yalocreoquemealegro!La elegancia del señor Beeson no era muy refinada; había hecho razonables

concesionesalgustolocal.Hizounapausayrecorrióconlavistadesdelaembozadacabezadesuinvitado,pasandoporlahileradeenmohecidosbotonesquecerrabansucapote,hastasusverdosasbotasdecueromanchadasdenieve,quehabíaempezadoafundirseyescurríaporelsueloformandopequeñosregueros.Hizouninventariodeaquelpersonajeyquedósatisfecho.¿Yquiénnohabríaquedado?Entoncesprosiguió:

—La comida que puedo ofrecerle está, por desgracia, en relación con misposibilidades;peromesentiríatremendamenteagraciadosisedignaraaaceptarlaenvezdebuscaralgomejorenBentley’sFiat.

Conunespecialrefinamientodehumildadhospitalaria,elseñorBeesonhablabacomosilaestanciaensucálidacabañaunanochecomoaquélla,comparadaconunacaminatadecatorcemillasconlanievehastaelcuelloyunmendrugoenelbolsillo,fueraunadesgraciainsoportable.Enrespuesta,elinvitadosedesabrochóelcapote.Elanfitrión echó leña seca al fuego; después barrió el hogar con una cola de lobo yañadió:

—Aunquecreoqueseríamejorqueselargara.El anciano tomó asiento junto al fuego y, sin quitarse el sombrero, acercó las

grandessuelasdesusbotasalasllamas.Enlasminassólosequitaunoelsombrerositambiénsequitalasbotas.Sinmáscomentarios,elseñorBeesonsesentóenunasillaquehabíasidoanteriormenteun tonelyque,porsucarácteroriginal,parecíahabersido diseñada para recoger sus cenizas cuando quisiera desmenuzarse. Durante unratonohubomásquesilencio;luego,desdealgúnlugarentrelospinos,llegóelfuertegruñidodeuncoyotey,simultáneamente,elcrujidodelapuertaenelmarco.Entrelosdosincidentesnohabíaotrarelaciónquelaaversióndelcoyoteporlastormentasy el alboroto del viento; sin embargo, parecía existir una especie de conspiraciónsobrenatural entre los dos, y el señor Beeson se estremeció con una imprecisasensacióndeterror.Enunmomentoserecuperóyvolvióadirigirseasuinvitado:

—Aquíocurrencosasextrañas.Voyacontárselo todo,y sidecidemarcharse leacompañaréduranteelprimertramodelcamino;hastadondeBaldyPetersondisparócontraBenHike;seguroqueconoceelsitio.

Elancianoasintióconampulosidad,comosidieraaentenderquenosóloconocíaellugar,sinoqueloconocíadeverdad.

—Hace dos años —comenzó el señor Beeson—, otros dos compañeros y yo

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ocupamos esta casa; pero cuando todo el mundo se marchó hacia Bentley’s Fiat,nosotros nos fuimos con ellos. En diez horas el barranco quedó desierto. Aquellatarde,sinembargo,medicuentadequehabíaolvidadounapistolamuyvaliosa(ésa)yvolvíaporella;pasélanochesoloaquí,talycomohehechotodaslasnochesdesdeentonces. He de explicar que unos cuantos días antes de que nos marcháramosnuestrocriadochinotuvoladesgraciademorircuandolatierraestabatanheladaqueera imposible cavar una tumba de la manera habitual. Así que el día de nuestraprecipitada partida cavamos ahí, en el suelo, y le enterramos como pudimos. Peroantesdehacerlo,tuveelmalgustodecortarlelacoletayclavarlasobresutumba,enaquellavigadondeustedlaveahora;omejordicho,ahoraqueelcalorlehadadoaustedlaoportunidaddeverla.

»¿He dicho ya (creo que sí), que el chino murió por causas naturales? Porsupuesto,yonotuvenadaqueverconeso,yvolví,noporunaatracciónirresistibleopor una fascinaciónmorbosa, sino sencillamente porque había olvidado la pistola.Estoquedaclaro¿verdad,amigo?

Elvisitanteasintiósolemnemente.Parecíaserhombredepocaspalabras,casideninguna.ElseñorBeesoncontinuó:

—De acuerdo con la religión china, el hombre es como una cometa: no puedesubiralcielosinsucoleta.Bien;paraabreviarestatediosahistoria(que,apesardetodo, creomiobligación relatar), aquellanoche,mientrasmeencontrabaaquí solo,pensandoencualquiercosamenosenél,elchinovolvióporlacoleta.

»Peronoselallevó.EnestepuntoelseñorBeesoncayóenunsilencioincomprensible.Quizáestaba

fatigadopor el insólito ejerciciodehablar; oquizáhabía evocadoun recuerdoqueexigía su total atención.El viento soplaba ahora cercade la casay los pinosde laladerasusurrabanconsingularclaridad.Elnarradorprosiguió:

—Usteddicequenovenadaespecialenello,ydeboconfesarqueyotampoco.»¡Perolacuestiónesquesigueviniendo!Se produjo otra larga pausa, durante la cual se dedicaron a mirar fijamente al

fuego,sinmoverunmiembro.Entonces,clavandolosojossobreloquepodíaverdelacaraimpasibledequienleescuchaba,elseñorBeesonestalló,casiconfiereza:

—¿Dársela? Mire, no tengo ninguna intención de molestar a nadie pidiéndoleconsejo sobre este asunto. Usted me perdonará, estoy seguro (aquí se mostróespecialmentepersuasivo),peromehearriesgadoasujetarconclavosesacoletayheasumido, en cierto modo, la onerosa obligación de conservarla. Por tanto, me esimposiblellevaracabosuconsideradasugerencia.

»¿Esquemetomaustedporunpelele?Nada podría superar la repentina ferocidad con que hundió este reproche

indignadoeneloídodesuinvitado.Eracomosilehubieragolpeadoenlacaraconunguanteletedeacero.Se tratabadeunaprotesta,pero tambiéndeundesafío.Serconfundidoconuncobarde, ser tomadoporunpelele:estasdosexpresionesson la

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misma.Avecesesunchino.«¿Esquemetomaustedporunchino?»,esunapreguntaquesehaceconfrecuenciaalosquemuerenbruscamente.

LabofetadadelseñorBeesonnotuvoningúnefecto,ytrasunapausadurantelacual el viento estuvo resonando en la chimenea como si echaran terrones de tierrasobreunataúd,prosiguió:

—Aunque,comousteddice,estáacabandoconmigo.Sientoquemividadurantelosdosúltimosañoshasidouncompletoerror,unerrorquesecorrigeasímismo;yavecómo.¡Latumba!No;nohayquienlacave.Elterrenotambiénestáhelado.Peroseaustedbienvenido.Aunquenoesimportante,puedeusteddecirloenBentley’s.Sí,fuedifícilcortarla:suelencolocarsedatrenzadadentrodesuscoletas.Uaagh.

ElseñorBeesonhablabaconlosojoscerradosmientraspaseabadeunladoaotro.Suúltimapalabrafueunronquido.Alcabodeunrato,respiróhondo,abriólosojoshaciendounesfuerzoy,trasunsimplecomentario,sequedóprofundamentedormido.Loquedijofuelosiguiente:

—¡Estánrobandomiscenizas!Entonceselextrañoanciano,quenohabíadichounapalabradesdesullegada,se

levantó del asiento y, pausadamente, se quitó la ropa de abrigo, dejando ver unafiguraenropainteriordelanatandelgadacomoladeladifuntaSignorinaFestorazzi,unamujerirlandesadeseispiesdealturaycincuentayseislibrasdepeso,quesolíaexhibirse en camisola ante la gente de San Francisco. Luego, después de habersituadounrevólveramanosegúnlacostumbredelaregión,semetióenunodeloscamastros.Lohabíacogidodeunarepisa,yeraelrevólverqueelseñorBeesonhabíamencionadoyporelquehabíavueltoalbarrancodosañosantes.

ElseñorBeesonsedespertóalcabodeunratoy,alverquesuinvitadosehabíaretirado,hizolomismo.Peroantesseacercóallargoytrenzadomechónpaganoylediounfuertetirónparaasegurarsedequeestababiensujeto.Lasdoscamas(merastablascubiertasconmantasnomuylimpias)estabansituadasunafrentealaotraensendosextremosdelahabitación,ylapequeñatrampillacuadradaquedabaaccesoala tumba del chino quedaba entre ellas. Ésta, por cierto, estaba atravesada por unadoble fila de clavos. En su resistencia a lo sobrenatural, el señorBeeson no habíaolvidadotomarprecaucionesmateriales.

Elfuegohabía languidecidoysus llamasazuladasymortecinascentelleabandevez en cuando proyectando sombras espectrales en las paredes; sombras quedeambulabanmisteriosamente,separándoseojuntándose.Sinembargo,lasombradela coleta, suspendida del tejado en el extremo más alejado de la habitación,permanecía melancólica y distante, como si fuera una llamada de admiración. Elsusurrodelospinosenelexteriorhabíaaumentadohastaalcanzarladignidaddeunhimnotriunfal.Enlosmomentosdepausaelsilencioeraespantoso.

Fue precisamente en uno de esos momentos cuando la trampilla del suelocomenzó a levantarse. Se iba alzando lenta pero ininterrumpidamente, del mismomodo que la embozada cabeza del anciano se elevaba del camastro para verla.

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Entonces,conungolpetazoqueestremeció lacasahasta loscimientos, fue lanzadacompletamente hacia atrás y se quedó con las puntas de los clavos, horrorosas yamenazantes,haciaarriba.ElseñorBeesonsedespertóy,sinlevantarse,setapólosojos con los dedos. Temblaba; los dientes le rechinaban. Su invitado descansabasobreuncodomientrasobservaba laevoluciónde loshechoscon losanteojos,querelucíancomolámparas.

De pronto, el bramido de una ráfaga de viento se precipitó por la chimenea,desparramando cenizas y humo en todas direcciones y dejando la habitación aoscuras durante un rato. Cuando el fuego de la chimenea volvió a iluminar lahabitación,sepudover, sentadocalladamenteenelbordedeun taburetequehabíajuntoalhogar,aunhombrepequeño,detezmorena,aspectoagradableyvestidoconbuengusto,queasentíaendirecciónalancianoconunasonrisaamigableysimpática.«De San Francisco, claro está», pensó el señor Beeson, que había conseguidorecuperarse del susto e intentaba buscar una solución a aquellos acontecimientosnocturnos.

Pero en ese momento apareció otro actor en escena. Desde el negro agujerocuadradoquehabíaenmediodel suelosurgió lacabezadeldifuntochinoque,conojos vidriosos y concentrado en la coleta que pendía sobre él, dirigió desde suspronunciadas hendiduras la mirada hacia arriba con un gesto de ansiedadindescriptible.ElseñorBeesonemitióungemidoyvolvióacubrirselacaraconlasmanos.Unsuaveoloraopio inundaba lahabitación.El fantasma,vestidosóloconuna corta túnica azul de seda acolchada, cubierta del moho de la sepultura, seincorporólentamente,comoimpulsadoporundébilresorte.Teníalasrodillasaniveldelsuelocuando,trasdarunrápidosaltohaciaarribasemejantealdeunallamaqueardederepente,estiróelcuerpo,agarrólacoletaconlasdosmanosymordiólapuntacon sus horribles dientes amarillos. Así quedó colgado, con aparente frenesí y sinemitirsonidoalguno;gesticulabadeunmodoespantoso,saltandoyhundiéndoseunayotravezensusesfuerzospordesengancharsupropiedaddelaviga.Eracomouncadáver convulsionado artificialmente por medio de una batería eléctrica. ¡Elcontrasteentresuactividadsobrehumanaysusilencioresultabahorroroso!

ElseñorBeesonseencogióen lacama.Elhombrecillode tezmorenadescruzólas piernas, dio con impaciencia unos cuantos golpes con la punta de la bota yconsultó su pesado reloj de oro. El anciano se incorporó y cogió el revólver consigilo.

¡Bang!Comouncuerpoquesedesplomaenlahorca,elchinosehundiópesadamenteen

elagujerooscuro,conlacoletaentrelosdientes.Latrampillagiróysecerródeunfuertegolpe.ElhombrecillodeSanFranciscodiounágilbrincodesdesu taburete,atrapó con el sombrero algo en el aire, como un niño caza una mariposa, ydesaparecióporlachimeneacomosihubierasidosuccionado.

A travésde lapuerta abierta, desdealgún lugar lejanoen laoscuridad llegóun

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gritodébilydistante,unlamentodesollozos,parecidoaldeunniñoestranguladoeneldesierto,oaldeunalmaperdidacapturadaporelAdversario.Aunquepudohabersidoelcoyote.

Durantelosprimerosdíasdelaprimaverasiguiente,ungrupodeminerosquesedirigíahacialasnuevasexplotacionespasóporelbarrancoy,alrecorrerlascabañasabandonadas,encontraronenunaelcuerpodeHiramBeeson,tendidosobreuncatre,yconunagujerodebalaenelcorazón.Labalahabíasidodisparada,evidentemente,desdeelotroextremodelahabitación,puesenunadelasvigassuperioresderoblehabía una pequeña abolladura de color azul: la bala había dado en un nudo de lamaderaysehabíadesviadoposteriormentehaciaabajohastaalcanzarelpechodelavíctima. Sujeto fuertemente a la misma viga, se encontraba lo que parecía ser elextremodeuna trenzadepelode caballo, quehabía sido segadapor la bala en sutrayectoria. No se descubrió nada más de interés, salvo unas ropas mohosas yestrafalarias, de las que varias prendas fueron después identificadas por testigosrespetables como las que llevaban ciertos ciudadanos del Barranco del Muertocuandofueronenterradosañosantes.Peronoesfácilcomprendercómopudoocurrireso,amenosque,claroestá,lasprendashubieransidoutilizadascomodisfrazporlamismaMuerte,loqueresultadifícildecreer.

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ALOTROLADODELAPARED

Hacemuchosaños,cuandoibadeHongKongaNuevaYorkpaséunasemanaenSanFrancisco.Hacíamuchotiempoquenohabíaestadoenesaciudadydurantetodoaquel periodomis negocios enOriente habían prosperadomás de lo que esperaba.Comoerarico,podíapermitirmevolveramipaíspararestablecerlaamistadconloscompañeros de juventud que aún vivían y me recordaban con afecto. El másimportante paramí eraMohumDampier, un antiguo amigo del colegio con quienhabía mantenido correspondencia irregular hasta que dejamos de escribirnos, cosamuy normal entre hombres. Es fácil darse cuenta de que la escasa disposición aredactarunasencillacartade tonosocialestáenrazóndelcuadradode ladistanciaentreeldestinatarioyelremitente.Setrata,simpleyllanamente,deunaley.

Recordaba a Dampier como un compañero, fuerte y bien parecido, con gustossemejantesalosmíos,queodiabatrabajarymostrabaunaseñaladaindiferenciahaciamuchasdelascuestionesquesuelenpreocuparalagente;entreellaslariqueza,delaque, sinembargo,disponíaporherenciaencantidad suficientecomoparanoecharnada en falta.En su familia, unade lasmás aristocráticas y conocidas del país, seconsideraba un orgullo que ninguno de sus miembros se hubiera dedicado alcomercioo a lapolítica, ohubiera recibidodistinciónalguna.Mohumeraunpocosentimental y su carácter supersticioso le hacía inclinarse al estudio de temasrelacionadosconelocultismo.Afortunadamentegozabadeunabuenasaludmentalque le protegía contra creencias extravagantes y peligrosas. Sus incursiones en elcampode lo sobrenatural semanteníandentrode la regiónconociday consideradacomocerteza.

La noche que le visité había tormenta. El invierno californiano estaba en suapogeo: una lluvia incesante regaba las calles desiertas y, al ser empujada porirregularesráfagasdeviento,seprecipitabacontralascasasconunafuerzaincreíble.Elcocheroencontróel lugar,unazona residencialescasamentepobladacercade laplaya,condificultad.Lacasa,bastantefea,seelevabaenelcentrodeunterrenoenelque,segúnpudedistinguirenlaoscuridad,nohabíanifloresnihierba.Tresocuatroárboles,quesecombabanycrujíanacausadeltemporal,parecíanintentarhuirdesutétrico entorno en busca de mejor fortuna, lejos, en el mar. La vivienda era unaestructuradedospisos,hechadeladrillo,queteníaunatorreenunaesquina,unpisomásarriba.Era laúnicazona iluminada.Laaparienciadel lugarmeprodujociertoestremecimiento, sensaciónque se vio aumentadapor el chorrode aguaque sentíacaerporlaespaldamientrascorríaabuscarrefugioenelportal.

Dampier,enrespuestaamimisivainformándoledemideseodevisitarle,habíacontestado: «No llames, abre la puerta y sube». Así lo hice. La escalera estabapobremente iluminada por una luz de gas que había al final del segundo tramo.Conseguíllegaraldescansillosindestrozarnadayatraveséunapuertaquedabaala

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iluminadaestanciacuadradadelatorre.Dampier,enbatayzapatillas,seacercó,talycomoyoesperaba,asaludarme,yaunqueenunprincipiopenséquemepodríahaberrecibidomásadecuadamenteenelvestíbulo,despuésdeverle,laideadesuposibleinhospitalidaddesapareció.

No parecía el mismo. A pesar de ser de mediana edad, tenía canas y andababastante encorvado. Le encontré muy delgado; sus facciones eran angulosas, y supiel, arrugada y pálida como lamuerte, no tenía un solo toque de color. Sus ojos,excepcionalmentegrandes,centelleabandeunmodomisterioso.

Meinvitóasentarmey,trasofrecermeuncigarro,manifestóconsinceridadobviaysolemnequeestabaencantadodeverme.Despuéstuvimosunaconversacióntrivialdurantelacualmesentídominadoporunaprofundatristezaalverelgrancambioquehabía sufrido.Debió captarmis sentimientos porque inmediatamente dijo, con unagransonrisa:

—Tehedesilusionado:nonsumqualiseram.Aunquenosabíaquédecir,alfinalseñalé:—No,quéva,bueno,nosé:tulatínsigueigualquesiempre.Sonriódenuevo.—No —dijo—, al ser una lengua muerta, esta particularidad va aumentando.

Pero,porfavor,tenpacienciayespera:existeunlenguajemejorenellugaralquemedirijo.¿Tendríasalgúninconvenienteenrecibirunmensajeendichalengua?

Mientrashablabasusonrisaibadesapareciendo,ycuandoterminó,memiróalosojosconunaseriedadquemeprodujoangustia.Sinembargo,noestabadispuestoadejarme llevar por su actitud ni a permitirle que descubriera lo profundamenteafectadoquemeencontrabaporsupresagiodemuerte.

—Supongoquepasarámucho tiempoantesdeque el lenguajehumanodejedesernosútil—observé—,yparaentoncessunecesidadyutilidadhabrándesaparecido.

Mi amigo no dijo nada y, como la conversación había tomado un girodesalentador y no sabía qué decir para darle un tono más agradable, también yopermanecíensilencio.De repente,enunmomentoenque la tormentaamainóyelsilenciomortalcontrastabadeunmodosobrecogedorconelestruendoanterior,oíunsuave golpeteo que provenía delmuro que tenía amis espaldas. El sonido parecíahabersidoproducidoporunamano,peronocomocuandosellamaaunapuertaparapoder entrar, sino más bien como una señal acordada, como una prueba de lapresenciadealguienenunahabitacióncontigua;creoquelamayoríadenosotroshatenidomásexperienciasdeestetipodecomunicacióndelasquenosgustaríacontar.Miré a Dampier. Si había algo divertido en mi mirada no debió captarlo. Parecíahaberme olvidado y observaba la pared con una expresión que no soy capaz dedefinir, aunque la recuerdo como si la estuviera viendo. La situación eradesconcertante.Melevantéconintencióndemarcharme;entoncesreaccionó.

—Porfavor,vuelveasentarte—dijo—,noocurrenada,nohaynadieahí.Elgolpeteoserepitióconlamismainsistencialentaysuavequelaprimeravez.

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—Losiento—dije—,estarde.¿Quieresquevuelvamañana?Volvióasonreír,estavezunpocomecánicamente.—Esmuy gentil por tu parte, pero completamente innecesario. Te aseguro que

éstaeslaúnicahabitacióndelatorreynohaynadieahí.Almenos…Dejó la frase sin terminar, se levantó y abrió una ventana, única abertura que

habíaenlapareddelaqueproveníaelruido.—Mira.Sinsaberquéotracosapodíahacer,leseguíhastalaventanaymeasomé.Laluz

deunafarolacercanapermitíaverclaramente,atravésdelaoscuracortinadeaguaquevolvíaacaeraraudales,que«nohabíanadie».Ciertamente,nohabíaotracosaquelaparedtotalmentedesnudadelatorre.

Dampiercerrólaventana,señalómiasientoyvolvióatomarposesióndelsuyo.El incidente no resultaba en sí especialmente misterioso; había una docena de

explicaciones posibles (ninguna de las cuales se me ha ocurrido todavía). Sinembargo, me impresionó vivamente el hecho de que mi amigo se esforzara portranquilizarme,puesellodabaalsucesounaciertaimportanciaysignificación.Habíademostrado que no había nadie, pero precisamente eso era lo interesante. Y no lohabíaexplicadotodavía.Susilencioresultabairritanteyofensivo.

—Queridoamigo—dije,metemoqueconcierta ironía—,noestoydispuestoaponerencuestióntuderechoahospedaratodoslosespectrosquedeseesdeacuerdocon tus ideas de compañerismo; no es demi incumbencia. Pero como sólo soy unsimplehombredenegocios,fundamentalmenteterrenales,notengonecesidadalgunade espectros para sentirme cómodo y tranquilo. Por ello, me marcho a mi hotel,dondeloshuéspedesaúnsondecarneyhueso.

No fue una alocuciónmuy cortes, lo sé, peromi amigo nomanifestó ningunareacciónespecialhaciaella.

—Teruegoquenotevayas—observó—.Agradezcomuchotupresencia.Admitohaberescuchadounpardevecesconanterioridadloquetúacabasdeoírestanoche.Ahora séquenoeran ilusionesmíasyestoesverdaderamente importanteparamí;másdeloqueteimaginas.Enciendeunbuencigarroyármatedepacienciamientrastecuentotodalahistoria.

La lluvia volvía a arreciar, produciendo un rumor monótono, que erainterrumpidode vez en cuandopor el repentino azote de las ramas agitadas por elviento.Erabastantetarde,perolacompasiónylacuriosidadmehicieronseguirconatenciónelmonólogodeDampier,aquiennointerrumpíniunasolavezdesdequeempezóahablar.

—Hacediezaños—comenzó—,estuveviviendoenunapartamento,enlaplantabajadeunadelascasasadosadasquehayalotroladodelaciudad,enRincónHill.Esa zona había sido una de las mejores de San Francisco, pero había caído endesgracia,enparteporelcarácterprimitivodesuarquitectura,noapropiadaparaelgusto de nuestros ricos ciudadanos, y en parte porque ciertas mejoras públicas la

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habíanafeado.Lahileradecasas,enunade lascualesyohabitaba,estabaunpocoapartada de la calle; cada vivienda tenía un diminuto jardín, separado del de losvecinosporunascercasdehierroydivididoconprecisiónmatemáticaporunpaseodegravillabordeadodebojes,queibadesdelaverjaalapuerta.

»Unamañana, cuando salía, vi a una chica joven entrar en el jardín de la casaizquierda.Erauncalurosodíadejunioyllevabaunligerovestidoblanco.Unanchosombrerodepajadecoradoalestilodelaépoca,confloresycintas,colgabadesushombros.Miatenciónnoestuvomuchotiempocentradaenlaexquisitasencillezdesus ropas,pues resultaba imposiblemirarla a la cara sin advertir algo sobrenatural.Perono,notemas;novoyadeslucirsuimagendescribiéndola.Erasumamentebella.Toda la hermosura que yo había visto o soñado con anterioridad encontraba suexpresión en aquella inigualable imagen viviente, creada por la mano del ArtistaDivino.Me impresionó tanprofundamenteque, sinpensaren lo impropiodelacto,descubrí mi cabeza, igual que haría un católico devoto o un protestante de buenafamiliaantelaimagendelaVirgen.Aladoncellanoparecíadisgustarlemigesto;mededicóunamiradaconsusgloriososojososcurosquemedejósinaliento,y,sinmás,entróen lacasa.Permanecí inmóvilporunmomento,conelsombreroen lamano,consciente de mi rudeza y tan dominado por la emoción que la visión de aquellabelleza incomparableme inspiraba,quemipenitencia resultómenosdolorosade loquedeberíahabersido.Entoncesreanudémicamino,perodejéelcorazónenaquellugar.Cualquierotrodíahabríapermanecidofueradecasahastalacaídadelanoche,peroaquél,aesode lamedia tarde,yaestabadevueltaenel jardín, interesadoporaquellaspocasfloressinimportanciaquenuncaantesmehabíadetenidoaobservar.Miesperafueenvano;lachicanoapareció.

»Aaquellanochedeinquietudlesiguióundíadeexpectaciónydesilusión.Peroaldía siguiente,mientrascaminabaporelbarrio sin rumbo,me laencontré.Desdeluegonovolvíahacer la tonteríadedescubrirme;ni siquierameatrevíadedicarleunamiradademasiadolargaparaexpresarmiinterés.Sinembargo,micorazónlatíaaceleradamente.Tenía temblores y, cuandomededicó con sus grandes ojos negrosuna mirada de evidente reconocimiento, totalmente desprovista de descaro ocoquetería,mesonrojé.

»Notecansaréconmásdetalles;sóloañadiréquevolvíaencontrármelamuchasveces,aunquenuncaledirigílapalabraniintentéllamarsuatención.Tampocohicenadaporconocerla.Talvezmiautocontrol,querequeríaunsacrificiotanabnegado,noresulteclaramentecomprensible.Esciertoqueestabalocamenteenamorado,pero¿cómopuedeunocambiarsuformadepensarotransformarelpropiocarácter?

»Yo era lo que algunos estúpidos llaman, y otros más tontos aún gustan serllamados,unaristócrata;y,apesardesubelleza,desusencantosyelegancia,aquellachicanopertenecíaamiclase.Meenterédesunombre(notienesentidocitarloaquí)ysupealgoacercadesufamilia.Erahuérfanayvivíaenlacasadehuéspedesdesutía,unagruesaseñoradeedad, inaguantable,de laquedependía.Mis ingresoseran

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escasosynoteníatalentosuficientecomoparacasarme;debedeserunacualidadquenuncahetenido.Launiónconaquellafamiliahabríasignificadollevarsuformadevida,alejarmedemislibrosyestudiosy,enelaspectosocial,descenderalniveldelagentedelacalle.Séqueestetipodeconsideracionessonfácilmentecensurablesynomeencuentropreparadoparadefenderlas.Aceptoquesemejuzgue,pero,enestrictajusticia, todos mis antepasados, a lo largo de generaciones, deberían ser miscodefensoresydeberíapermitírseme invocarcomoatenuanteelmandato imperiosode la sangre. Cada glóbulo de ella está en contra de un enlace de este tipo. Enresumen,misgustos,costumbres,instintoeinclusolasensatezquepuedaquedarmedespués de haberme enamorado, se vuelven contra él. Además, como soy unrománticoincorregible,encontrabaunencantoexquisitoenunarelaciónimpersonalyespiritualqueelconocimientopodríaconvertirenvulgar,yelmatrimoniocon todaseguridaddisiparía.Ningunacriatura,argüíayo,podríasermásencantadoraqueestamujer.Elamoresunsueñodelicioso;entonces,¿porquérazónibayoaprocurarmipropiodespertar?

»Elcomportamientoquesededucíadetodaestaapreciaciónyparecereraobvio.Mihonor,orgulloyprudencia,asícomolaconservacióndemisidealesmeordenabanhuir,peromesentíademasiadodébilparaello.Lomásquepodíahacer—ycongranesfuerzo— era dejar de ver a la chica, y eso fue lo que hice. Evité incluso losencuentrosfortuitoseneljardín.Abandonabalacasasólocuandosabíaqueellayasehabíamarchadoasusclasesdemúsica,yvolvíadespuésdelacaídadelanoche.Sinembargo,eracomosiestuvieraentrance;dabariendasueltaalasimaginacionesmásfascinantes y toda mi vida intelectual estaba relacionada con ellas. ¡Ah, queridoamigo! Tus acciones tienen una relación tan clara con la razón que no puedesimaginarteelparaísodelocuraenelqueviví.

»Una tarde,eldiablomehizoverqueeraun idiota redomado.A travésdeunaconversacióndesordenada,ysinbuscarlo,meenteréporlacotillademicaseraquelahabitaciónde la jovenestabaal ladode lamía, separadaporunaparedmedianera.Llevado por un impulso torpe y repentino, di unos golpecitos suaves en la pared.Evidentemente, no hubo respuesta, pero no tuve humor suficiente para aceptar unrechazo.Perdí lacorduray repetíesa tontería,esa infracción,quedenuevo resultóinútil,porloquetuveeldecorodedesistir.

»Una horamás tarde, mientras estaba concentrado en algunos demis estudiossobreelinfierno,oí,oalmenoscreíoír,quealguiencontestabaamillamada.Dejécaerloslibrosydeunsaltomeacerquéalapareddonde,contodalafirmezaquemicorazónmepermitía,ditresgolpes.Larespuestafueclaraycontundente:uno,dos,tres,unaexactarepeticióndemis toques.Esofue todo loquepudeconseguir,perofuesuficiente;demasiado,diríayo.

»Aquella locura continuó a la tarde siguiente, y en adelante durante muchastardes,ysiempreerayoquienteníalaúltimapalabra.Durantetodoaqueltiempomesentícompletamentefeliz,pero,conlaterquedadquemecaracteriza,memantuveen

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ladecisióndenoveralachica.Undía,talycomoeradeesperar,suscontestacionescesaron.«Estáenfadada—medije—porquecreequesoy tímidoynomeatrevoallegarmáslejos»;entoncesdecidíbuscarlayconocerlay…Bueno,nisupeentoncesni sé ahora lo que podría haber resultado de todo aquello. Sólo sé que pasé díasintentandoencontrarmeconella,perotodofueenvano.Resultabaimposibleverlauoírla. Recorrí infructuosamente las calles en las que antes nos habíamos cruzado;vigilé el jardín de su casa desde mi ventana, pero no la vi entrar ni salir.Profundamente abatido, pensé que se había marchado; pero no intenté aclarar miduda preguntándole a la casera, a la que tenía una tremenda ojeriza desde quemehablódelachicaconmenosrespetodelqueyoconsiderabaapropiado.

»Yllególanochefatídica.Rendidoporlaemoción,laindecisiónyeldesaliento,meacostétempranoyconseguíconciliarunpocoelsueño.Amedianochehuboalgo,unpodermalignoempeñadoenacabarconmipazparasiempre,quemedespertóymehizo incorporarmepara prestar atención a no sémuybien qué.Mepareció oírunos ligeros golpes en la pared: el fantasma de una señal conocida. Unmomentodespuésserepitieron:uno,dos,tres,conlamismaintensidadquelaprimeravez,peroahoraunsentidoalertayentensiónlosrecibía.EstabaapuntodecontestarcuandoelEnemigodelaPazintervinodenuevoenmisasuntosconunapicarasugerenciadevenganza. Como ella me había ignorado cruelmente durante mucho tiempo, yo lepagaríaconlamismamoneda.¡Quétontería!¡QueDiossepaperdonármela!Duranteelrestodelanochepermanecídespierto,escuchandoyreforzandomiobstinaciónconcínicasjustificaciones.

»A lamañana siguiente, tarde, al salir de casame encontré con la casera, queentraba:

»—Buenos días, señor Dampier—dijo—; ¿se ha enterado usted de lo que hapasado?

»Ledijequeno,depalabra,perolediaentenderconelgestoquemedabaigualloquefuera.Nodebiócaptarloporquecontinuó:

»—Alachicaenfermadeallado.¿Cómo?¿Nohaoídonada?Llevabasemanasenfermayahora…

»Casisaltosobreella.»—Yahora…—grité—,yahora¿qué?»—Estámuerta.»Peroaúnhayalgomás.Amitaddelanoche,segúnsupemástarde,lachicase

habíadespertadodeunlargoestupor,trasunasemanadedelirio,yhabíapedido—éstefuesuúltimodeseo—quellevaransucamaalextremoopuestodelahabitación.Los que la cuidaban consideraron la petición un desvarío más de su delirio, peroaccedieron a ella.Y en ese lugar aquella pobre alma agonizante había realizado ladébil aspiración de intentar restaurar una comunicación rota, un dorado hilo desentimientoentresuinocenciaymivilmonstruosidad,queseempeñabaenprofesarunalealtadbrutalyciegaalaleydelego.

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»¿Cómopodíarepararmierror?¿Sepuedendecirmisasporeldescansodealmasque,ennochescomoésta,estánlejos,«porespíritusquesonllevadosdeacáparaalláporvientoscaprichosos»,yqueaparecenenlatormentaylaoscuridadconsignosypresagiosquesugierenrecuerdosyauguriosdecondenación?

»Ésta ha sido su tercera visita. La primera vez fui escéptico y verifiqué pormétodosnaturaleselcarácterdelincidente;lasegunda,respondíalosgolpes,variasvecesrepetidas,perosinresultadoalguno.Estanochesecompletala«tríadafatal»delaquehablaParapeliusNecromantius.Estodoloquepuedodecir.

Cuando hubo terminado su relato no encontré nada importante que decir, ypreguntarhabríasidounaimpertinenciaterrible.Melevantéyledilasbuenasnochesde tal forma que pudiera captar la compasión que sentía por él; en señal deagradecimientomediounsilenciosoapretóndemanos.Aquellanoche,enlasoledaddesutristezayremordimiento,entróenelreinodeloDesconocido.

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ELHOMBREYLASERPIENTE

Enfuentesbieninformadasseasegura—yloconfirmantantaspersonasquenosería ni sabio ni prudente contradecirlas—, que los ojos de la serpiente tienen lapropiedadmagnéticadeatraer,auncontrasuvoluntad,aaquellosquecaenbajosumirada,pereciendomiserablementeacausadesumordedura.

I

Recostado plácidamente en el sofá del cuarto, en bata y zapatillas, HarkerBrayton sonrió al leer ese párrafo en el viejo libro deMorrister,Maravillas de laciencia.«Laúnicamaravillaentodoesto—sedijo—esqueloshombresdeprobadainteligenciayculturade laépocadeMorristerhayancreído tonteríasde lasque seríenennuestrostiemposhastalosmásignorantes».

Siguió reflexionando, pues era Brayton un hombre muy reflexivo;inconscientementebajóellibro,sincambiarladireccióndesumirada,sinembargo,yapenas hubo apartado el volumen de la altura de sus ojos, algo captó su atencióndesdeunrincónenlapenumbradelcuarto.Loqueveía,hundidosenlasombra,bajosucama,erandospequeñosdestellos,separadosentresíapenasporunapulgadadedistancia.Acasonofuesemásqueelreflejodelalámparadegasquedabalaluzjustaparaquepudieraleer,colgadadeunclavoenlapared.Noreparómásenelloysiguióleyendo.

Unmomentodespués,algo,unimpulsoquenosedetuvoaanalizar,noobstantetratarsedeunhombremuyreflexivo,leobligódenuevoabajarellibroparabuscarconlamiradaloquehabíaobservadoantes.Allíseguíanlosdestellos.Parecíanaúnmásbrillantesyposeíanunciertoresplandorverdosoquenohabíapercibidoantes.Inclusolediolaimpresióndequesehabíanmovido,quesehallabanalgomáscerca.Pero tampoco leconcediómayoratención;cosasde lapenumbra,pensó;unaciertapereza,porlodemás,lehizopensarquenomerecíalapenalevantarseparaescrutarenlapenumbra.

Depronto,algo,cualquiercosaeneltexto,lehizoconcebirunaideainquietante;por terceravezbajó el libro, dejándolo reposar sobre el brazodel sofá.El libro sedeslizó entonces y cayó ruidosamente sobre el suelo de madera. A medias

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incorporado, Brayton escrutó la oscuridad debajo de su cama, donde los destellospersistían—lepareció—einclusoeranmásintensos.Ahorasísemostrabaenverdadatento;ahorasíeraansiosaeimperativasumirada.Tanto,quealfinsepercatódelapresencia de una gran serpiente, enrollada sobre símisma, bajo su cama, sobre lapequeña alfombra. Los destellos eran sus ojos. La horrible cabeza se erguíapesadamentedesdelaparteinteriordelrollodesucuerpoydescansabaenlaúltimavuelta de la espiral, dirigida en todo momento hacia él, como para observar susmovimientos. El contorno de la mandíbula, ancha y estremecedora, su estúpidafrente, servían pata advertir la dirección de la perversa mirada. Los ojos de laserpiente ya no eran dos simples puntos luminosos, puesmiraban a los suyos conaviesaintención.

II

Encontrarse una serpiente en el dormitorio de un edificio de la mejorconstrucción,yenunaciudadmoderna,noescosatancomúncomoenlascasasdecampo,porloquecabehaceralgunasobservaciones.

HarkerBrayton,hombresoltero,detreintaycincoaños,culto,eleganteybastanteocioso, atlético, rico y famoso, de buena salud, había regresado a San Franciscodespuésdeviajarpor losmásrecónditosyextrañoslugaresdelmundo.Susgustos,siempre un poco extravagantes, incluso los propios de un sibarita, se habíanexacerbado a causa de ciertas privaciones padecidas durante alguno de aquellosviajes, y como ni siquiera todo lo que ofrecía elCastleHotel bastaba para dejarlosatisfecho,aceptócongustolahospitalidaddesuamigo,undistinguidocientífico,eldoctorDruring.LacasadeldoctorDruring,grande,antigua,situadaenloqueeshoyunbarriooscuroytristedelaciudad,tanlejosdelesplendordeotrotiempo,mostrabaunaspectoexteriordeorgullosadignidadybuenafortuna.Era,atodasluces,lacasamásllamativadetodoelvecindario,queporaquelentoncescomenzabaavenirseamenos,sibienlentamente…Era,igualmente,unacasaatravésdecuyaobservaciónsepodíasuponerquelahabitabaunexcéntrico,comosuelenserloloscientíficos.

Lacasatenía,enfin,algunadeesascaracterísticasdebidasalaislamientocomúndelosexcéntricos…Unadeesascaracterísticaseraunpabellón,irrelevantedesdeelpunto de vista de su arquitectura, y hasta incongruente en cuanto a su porqué:constituíaensímismounamezcladelaboratorio,dezoológicoydemuseo.Allíeradondeeldoctordaba rienda suelta a suvocación, estudiando las formasde lavida

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animalquemayorinterésdespertabanenélyhastacoincidíanconsusgustos;unosgustosquepropendían,hayqueseñalarlo,hacialasespeciesinferiores.Losanimales,paracaerengraciaasusrefinadossentidosdecientíficoexcéntrico,debíanconservaralgunas características rudimentarias que los vincularan con los dragones de laprehistoria,comoeselcasodelossaposydelasserpientes.Lassimpatíasdeldoctor,pues, estaban decididamente volcadas en el género de los reptiles. Adoraba lasespecies digamos pedestres; se describía, muy orgulloso él, como «el Zola de lazoología». A su esposa y a sus hijas, que para su desgracia no compartían taniluminadacuriosidadporlostrabajosymuchomenosporloshábitosdetannotablecientífico, las excluía austera e inútilmente del serpentario—no habían pretendidojamáspisarlo,ésaeslaverdad—,sentenciándolasalacompañíadesuspares,aunqueparaaligerarlosrigoresdesusuerte,ymercedalagranfortunadequeeradueño,lesdabaautorizaciónparaquesuperasenenlacasaelbrilloquesusreptilesmostrabanen el serpentario, por lo que todas ellas, es cierto, lucían con gran esplendor subelleza.

Enloquea laarquitecturaymobiliarioserefiere,elserpentariogozabadeunaseverasencillez,deacuerdoconlahumildecondicióndesusocupantes,amuchosdeloscuales,comoeslógico,noselespodíadejarenlibertad,porcuantoatesorabanlamolestaparticularidaddeque estabanvivos.En supropiohábitat, sin embargo, nosufríanningúntipoderestricción,digamospersonal,salvoaquellaquelosprotegiesedel funesto hábito de morderse los unos a los otros. Y como le habían advertidoprolijamenteaBrayton,eracomúnencontrarseaalgunodeaquellosseres,avecesenlugaresdonderesultabauntantocomplicadoexplicarsupresencia.Peroapesardelserpentario y sus pavorosas asociaciones—a lo que no diomucha importancia, encualquiercaso—,BraytonencontrabamuydesugustolaestanciaenlamansióndelosDruring.

III

Másalládelaprimerasorpresaydeunciertoestremecimiento,provocadoporlarepugnancia, el señorBrayton no pareciómuy afectado al descubrir a la serpiente.Pensóprimeroenhacersonarlacampanillaparallamaraunsirvientedelacasa,peroaunque el cordón colgaba a su alcance, desistió de inmediato. Quizá le habríantomadoporuncobarde,aunquenopodíadecirseotracosaqueaceptarque,almenosallíyeneseprecisomomento,loeraenciertamedida…Teníaalgodemiedo…Pero

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preferíaaguantarseelmiedoahacerelridículo.Unasituacióntandesagradablecomoabsurda.Peronoqueríaquedarmalantelasdamasdelacasa,tanexquisitas.

El reptil,por lodemás,pertenecíaaunaespeciedesconocidaporBrayton.Sólopodíaconjeturarsulongitud;enlazonamásgruesaparecíadeltamañodeunbrazo.¿Ycuálycuántoseríasupeligro,silotenía?¿Eraunaserpientevenenosa?¿Eraunaconstrictor?Suconocimientodelasseñalesquedelpeligrodelanaturalezatenía,nolepermitíadarseunarespuestafiel.Nuncaantessehabíavistoobligadoadescifrarun código semejante, a pesar de lomucho y enmuymalas condiciones que habíaviajado.

Lacriatura,encualquiercaso,leresultabarepugnante,fueseonopeligrosa.Unacriaturafueradelugar,detrop…Unaimpertinenciamásqueevidente.Nisiquieraelbárbarogustoimperanteennuestrotiempoyennuestropaís—quehasobrecargadolasparedesconcuadros,elpisoconmueblesylosmueblesconadornos—dabalugara ese trozo de vida salvaje… Además —¡oh, qué insoportable idea!—, lasexhalaciones de su aliento semezclaban con elmismo aire que él respiraba.Talespensamientosfueroncobrandoformaensumentedeformatanafilada,queBraytonno tuvo otro remedio que decirse que había que hacer algo, que era necesarioabandonar aquellashirientesmeditacionesypasar a la acción.Es, en suma, loquesolemosllamarunprocesodeconsideracióndelascircunstancias;algoquerequieredeunaltogradodedecisión,endefinitiva.Asíes,porlodemás,comosediferencianloslistosdelostontos,losjuiciososdelosaletargadosporsupropiomagmamental;asíescomounahojamarchitayarrastradaporlosvientosdelotoñomuestramayoromenorinteligenciaquelasdemáshojas,cayendosobrelatierraosobrelasaguasdeun lago, sin dejarse arrastrar por el viento hasta los vertederos. El secreto de lasacciones humanas no es tal, pues se trata de un secreto a voces; un espasmo quecontraenuestrosmúsculos.¿Tienealgunaimportanciaquealoscambiosnecesariospara ello, que hacen instintivamente nuestras moléculas, les demos el nombre tansimpledevoluntad?

Brayton se incorporó, alerta para retroceder lentamente y sinmolestar con susmovimientos a la serpiente, para poder llegar bien a la puerta. Así es como loshombresseretirandelapresenciadelosmásgrandes,pueslagrandezasuponepodery el poder es, siempre y en cualquier circunstancia, una amenaza. Brayton estabaseguro de que conseguiría retroceder sin tropezarse con nada. Si la criaturamonstruosa lo seguía, aquelmalgustoquedecoraba lasparedesconcuadroshabíaprovistoigualmentealahabitacióndeunamásquenotablepanopliaenlaquehabíaarmas orientales que no podían por menos que evocar actos sanguinarios; lo másnecesario,ensucaso,paradefenderse.Mientras,losojosdelaserpienteardían,másperversosymalévolosqueantes.

Braytonlevantósupiederechoparadarelprimerpasohaciaatrás.Peronopudoevitarsentirseinundadoporuninequívocosentimientodevergüenzaalhacerlo.«Enestacasasemeconsideraunhombrevaliente—pensó—,peronoestoymuyseguro

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de que el valor sea otra cosa que orgullo… ¿Me puedo permitir la cobardía deretroceder poco a poco y con mil precauciones, sólo porque no hay nadie ahoramismoquemepuedaver?».

Teníalamanoderechasobreelrespaldodeunasilla,suspendidoenelaireelpie.—¡Estoesabsurdo!—dijoentoncesenvozalta—.Nosoytancobardecomopara

tenermiedodedescubriralosotrosmistemores…Levantóelpieunpocomás,doblandoligeramentelarodilla,yloplantóentonces

condecisiónenelsuelo,algomásatrás,sólounpocomásatrásqueelotropie…Nopudosabercómolohizo.Unintentoconelpieizquierdotuvoelmismoresultado:lequedóalgomásatrásqueelderecho.Lamanoaferrabaelrespaldodelasilla,conelbrazo más extendido ahora, levemente, apenas perceptible aquella extensión; elbrazo, rígido, tiraba de la silla, como si no se atreviese a soltar aquel apoyo. Lapérfida cabeza de la serpiente se erguía comopara contemplar lamaniobra.No sehabíamovido,nosehabíadesenrolladoaún,perosusojosteníandestelloseléctricos,comosilanzasencontraélunsinfíndeagujasluminosas.

Braytonestabamuypálido;másbien,teníasurostrountonocolorceniza.Volvióaretrocederunpaso,yluegootro,siempremuylentamente,arrastrandoconsuavidadla silla. No pudo, empero, evitar que la silla cayese al suelo, haciendo un granestrépitoalestrellarsecontralamaderadelpiso.Sintióelpobrehombrequelanzabaungemido;mas la serpiente no emitió ruido alguno, ni semovió, aunque sus ojoseranahoradossolesdeslumbrantes;todalaserpiente,enfin,parecíaagazapadatrassus ojos, que emitían ondas concéntricas de ricos y vividos colores, los cuales, amedidaquecrecíansucesivamente,sedesvanecíancomolaspompasdejabónalcaeralsuelo.Ondasqueparecíanacercarsehastacasitocarsucara,peroquedeinmediatosealejabanadistanciasquedeseabaBraytoninimaginables.Enalgúnlugarsonabauntambor, con súbitas interrupciones de una música lejana e inusitadamente dulce,comosisalieradelasnotasdeunarpa.Reconociólamelodíadelsolnacienteenlaestatua deMemmon y tuvo la grata sensación de hallarse junto al Nilo, entre losjuncos de sus riberas, escuchando a través del silencio de los siglos aquel himnoinmortal.

Lamúsica cesó. Poco a poco fue transformándose insensiblemente en el ruidodistantedeunatormentadetruenosquesedesvanece.Antesusojosseextendíaunpaisajebañadoporelsolylalluvia,surcadoporunhermosoarcoirisqueenmarcabaensucurvaexcesivahastauncentenardebellasciudades.Amitaddecamino,unainmensa serpiente lucía una gran corona y levantaba la cabeza desde susespectaculares circunvoluciones paramirarlomejor…Tenía losmismos ojos de sudifuntamadre.Depronto,aquelpaisajeencantadoparecióocultarsetraseltelónenelactofinaldeundramaydesaparecióenelvacío.Algogolpeóconmuchadurezasucaraysuplexo.Cayóalsuelo.Sangrabaporlanariz,quesupoteníarota,yporloslabios hinchados. Así estuvo un momento, aturdido, con los ojos cerrados y labarbillahundidaenelpecho,peroserecuperópronto.Advirtióentoncesquelacaída,

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al desviarle la vista del prodigio, había roto aquel encantamiento que le habíacautivado. Tuvo la certeza de que si mantenía apartados de allí los ojos podríaretroceder.Perolaideadeteneraunaserpienteatancortadistancia—aunquenolaviera—,unaserpientequequizápretendieseenroscarseensucuello,eraenverdadterrible.Levantólacabezaymiró,valiente,aquellosojosmalditos.Yquedóotravezencantado.

La serpiente no se había movido. Parecía haber perdido sus poderes sobre laimaginación: ya no se repetían aquellas magníficas imágenes de unos momentosantes.Bajoaquellacabezaachatadayestúpida,descerebrada,lascuencasnegrasdelos ojos simplemente resplandecían como antes, con una expresión de malignidadinefable.Eracomosilacriaturamonstruosa,seguradesuinminentetriunfo,hubiesedecididonoponerenprácticasuastuciaseductoraúltima.

Perosucedióunaescenaespantosa.Elhombrepostradoenelsuelo,amuycortadistanciade la vil criatura, levantó la parte superior del cuerpo, apoyándose en loscodos, hacia atrás la cabeza, extendidas las piernas almáximo…Tenía la cara tanblancaqueparecíaenharinada,yhabíapuntitosrojos,desangre,ensufrente,enlanariz,enlabarbillayenlasmejillas;susojosestabandesmesuradamenteabiertosyde sus labios goteaba lenta y espesa espuma mientras unas fuertes convulsionessacudían su cuerpo, haciéndolo temblar como tiemblan en el aire las serpentinas.Consiguió doblarse sobre el estómago, buscando a la vez acercarse cuanto máspudieraalaserpiente,moviendoparaellolaspiernashacialosladoseimpulsándosesobreloscodos,aunqueconlasmanosabiertasyextendidascomosiquisieraevitaraquelavance.

IV

El doctorDruring y su esposa estaban sentados en la biblioteca de la casa. EldoctorDruringteníamuybuenhumoraqueldía.

—Querida, acabo de hacerme con un magnífico ejemplar de ophiophagus —anuncióasuesposa.

—¿Yquéeseso?—preguntóellasinmostrarelmenorinterés.—¡Cuán grande es tu ignorancia, cariño! Si después de casarse, un hombre

descubrequesuesposanadasabenidelatínnidegriego,tendrátodoelderechodelmundo a pedir el divorcio…El ophiophagus, querida, como su propio nombre loindica,esunaserpientequesecomealasotras…

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—Puesaversisecomeatodaslasquetienes—dijoellamientrasseacercabalalámpara con aire ausente—. ¿Y cómo se las come? Bueno, me imagino quehipnotizaráprimeroalasotrasserpientes,¿no?

—Unatonteríasemejantesólosetepodríaocurrirati,cariño—dijoeldoctorconciertapetulancia—.Parecementiraquedigasesascosas,sabiendolomuchoquememolestacualquieralusiónvulgaralassupersticionespopularesquehablandelpoderhipnóticodelasserpientes…

Interrumpió tangrataconversaciónunalaridoque rompióde rincóna rincónelsilenciodelacasa.Eracomolavozdeundemonioquegritaseensutumba.Sedejósentir una y otra vez, claramente.Ambos saltaron para ponerse en pie, confuso elhombre y muy asustada la mujer. No había desaparecido el eco del último gritocuando el doctor ya estaba fuera del salón, subiendo la escalera de dos en dospeldaños.Enelcorredor,antelahabitaciónquehabíanofrecidoaBrayton,yahabíaalgunossirvientes.Selanzaroncontralapuerta,quecediófácilmente.Braytonyacíadebruces,muerto.Tenía lacabezay losbrazosparcialmenteocultosbajo lacama.Tirarondelospiesydieronlavueltaalcuerpo.Sucaraestabacubiertadesangreyespuma,desorbitadossusojos.

—Ha debido de morir de un síncope —dijo aquel gran hombre de ciencia,dejándose caer de rodillas junto al cadáver y poniendo lamano sobre el pecho deBraytonparacomprobarsiaúnlelatíaelcorazón.

Mascuandoasíestabase leocurrióapartar lavistadelcadáver, loque llevósumiradabajolacama.

—¡Santocielo!—gritóeldoctorDruring—.¿Quédemonioshaceestoaquí?Raudometióelbrazobajo lacama,sacóa laserpientey laarrojóhaciaelotro

extremodelahabitación.Conunsonidoásperosedeslizósobrelamaderadelpisoencerado hasta chocar contra la pared, donde quedó inmóvil. Era una serpientedisecada.Poresoteníadosbotonesporojos.

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UNNAUFRAGIOPSICOLÓGICO

Enelveranode1874meencontrabaenLiverpool,dondehabía idoenviajedenegociosrepresentandoalasociedadmercantilBronson&JarretdeNuevaYork.MinombreesWilliamJarret,yeldemisocioeraZenasBronson.Lacompañíaquebróelaño pasado y Bronson, incapaz de soportar el salto de la opulencia a la pobreza,murió.

Una vez concluidos mis asuntos financieros y viendo cercana una crisis deagotamiento y desaliento, decidí que una larga travesíamarítima podría resultar almismotiempoagradableybeneficiosaparamí;porello,envezdeembarcarmealavuelta en uno de aquellos excelentes buques de pasajeros, hice una reserva paraNuevaYorkenelveleroMorrow,dondehabíahechocargarunaabundanteyvaliosaremesade losartículosquehabíacomprado.ElMorroweraunbarcoinglésdotadocon pocos camarotes para pasajeros, entre los que sólo nos contábamos yo y unajovenconsudoncella,unamujernegrademedianaedad.Meparecióextrañoqueunajoveninglesaviajaratanbienatendida,peroellameexplicómástardequeladoncellahabíaestadoalserviciodeunmatrimoniodeCarolinadelSur,yquefuerecogidaporsufamiliaalmoriramboscónyugeselmismodíaencasadesupadre,enDevonshire.Dicha circunstancia, por su rareza, permanecería en mi memoria con bastanteclaridad, aunque no hubiera salido a relucir en una posterior conversación con lajoven dama que elmarido se llamabaWilliam Jarret, igual que yo. Sabía que unarama de mi familia se había establecido en Carolina del Sur, pero desconocíacompletamentesuhistoriayloquehabíasidodeellos.

ElMorrow partió del estuario del río Mersey el 15 de junio y durante variassemanas tuvimosbrisas ligerasycieloscubiertos.Elpatróndelbarco,unmarineroadmirable (pero nada más), no nos ofreció, salvo a la hora de comer, demasiadahospitalidad, por lo que la joven señorita Janette Harford y yo hicimos amistadenseguida.Adecirverdad,estábamoscasisiemprejuntosy,conunadisposicióndeánimointrospectiva,procurévariasvecesanalizarydefinirelsentimientonovelescoqueme inspiraba: una atracción secreta y sutil, pero poderosa, queme impulsabaconstantementeabuscarla.Misintentosfueronvanos.Sólopudeasegurarmedeque,almenos,nosetratabadeamor.Unavezconvencidodeestoyconfiandoenqueellame era bastante incondicional, una tarde (recuerdo que era el 3 de julio),mientrasestábamos sentados en cubierta, me aventuré a preguntarle entre risas si podríaayudarmearesolverunadudapsicológica.

Alprincipiosequedócallada,mirandohaciaotrolado.Empecéatemerquehabíasidoextremadamentedescortéseinoportuno.Peroentoncesclavósumiradasolemnesobre lamía. En un instantemimente se vio dominada por una ilusión extraña ynunca registrada en la consciencia humana. Daba la impresión de quememiraba,desde una lejanía inconmensurable, no con sino a través de sus ojos, y que otras

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personas,hombres,mujeresyniños,encuyos rostroscreíverefímerasexpresionesextrañamente familiares, searremolinabana sualrededor,pugnando todos,conunaligeraimpaciencia,pormirarmeatravésdelasmismasórbitas.Elbarco,elocéano,elcielo: todo había desaparecido. No era consciente más que de las figuras de esaextraordinariay fantástica escena.Entonces, de repente, unaprofundaoscuridad seabatió sobre mí, y desde ella y poco a poco, como quien se va acostumbrandodespacioaunaluzmásdébil,elentornoanteriordelacubierta,elmástilylasjarcias,fue reapareciendo lentamenteantemivista.La señoritaHarford,quehabíacerradolos ojos y parecía estar dormida, seguía sentada en su silla con el libro que habíaestadoleyendoabiertosobresuregazo.Impulsadopornoséquémotivo,mefijéenlaparte superior de la página; era un ejemplar de una obra rara y curiosa, LasmeditacionesdeDenneker,yeldedoíndicedeladamadescansabasobreestepasaje:

«Atodosyacadaunoselesconcedealejarseysepararsedelcuerpounatemporada;porque,igualqueenlosriachuelosqueconfluyenunoenotro,elmás débil es arrastrado por el más fuerte, existen ciertos parientes cuyoscaminos se entrecruzan y sus almas guardan relaciónmientras sus cuerpossiguencaminosanteriormentefijados,sinquelosepan».

La señorita Harford se despertó temblando; el sol se había ocultado tras elhorizonte, pero no hacía frío. Tampoco hacía nada de viento ni había nubes en elcielo; sin embargo, no se veía una estrella. Unos pasos precipitados resonaronfuertementesobrelacubierta;elcapitán,alquehabíanhechosubir,sereuniójuntoalbarómetroconelprimeroficial.«¡Diosmío!»,leoíexclamar.

Una hora más tarde, la figura de Janette Harford, invisible en medio de laoscuridadylaespuma,mefuearrebatadadelasmanosporelvórticecrueldelbarcoalhundirse,mientrasyoperdíaelconocimientoentrelasjarciasdelmástilflotantealquemehabíaamarrado.

Me despertó la luz de una lámpara. Yacía en una litera rodeado por elcaracterísticoambientedelcamarotedeunbuque.Frenteamí,unhombresentadoenuncanapéymediodesnudoparairseadormir,leíaunlibro.Reconocíelrostrodemiamigo Gordon Doyle. Me había encontrado con él el día que me embarqué enLiverpool, cuando estaba a punto de subir al buqueCiudaddePraga, yme habíapedidoencarecidamentequeleacompañaraenél.

Pasadosunosinstantes,pronunciésunombre.Élselimitóadecir«bien»,ypasólahojadellibrosinapartarlavistadelapágina.

—Doyle—repetí—,¿lasalvaronaella?Entonces sedignómirarmey sonriódivertido.Evidentemente creyóque estaba

mediodormido.—¿Aella?¿Aquiénterefieres?—AJanetteHarford.

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Sudiversiónseconvirtióenasombro;memirófijamente,sindecirnada.—Melodirásdentrodeunrato—proseguí—;supongoquemelodirásdentrode

unrato.Unmomentodespuéspregunté:—¿Québarcoeséste?Doylevolvióamirarmefijamente.—ElCiudaddePraga,quepartiódeLiverpoolconrumboaNuevaYorkylleva

tres semanas de travesía con el eje de una hélice roto. Principal pasajero: el señorGordonDoyle;ídemlunático:elseñorWilliamJarret.Estosdosdistinguidosviajerosembarcaronjuntos,peroestánapuntodesepararse,siendoladecisiónirrevocabledelprimerotirarporlabordaalsegundo.

Meincorporéderepente.—¿Quieresdecirquellevotressemanascomopasajerodeestebarco?—Sí,casitres.Hoyes3dejulio.—¿Esqueheestadoenfermo?—Sanocomounamanzanaysiemprepuntualenlascomidas.—¡Diossanto!Doyle,aquíhayalgúnmisterio.Porfavor,teruegoqueseasserio.

¿NofuirescatadodelnaufragiodelveleroMorrou?ADoyle le cambióel color, se acercóamíymecogiópor lamuñeca.Al rato

preguntóconcalma:—¿QuésabesdeJanetteHarford?—Primerodimequésabestú.El señorDoyleme observó durante unos instantes como si estuviera pensando

quéhacer.Despuéssevolvióasentarenelcanapéydijo:—¿Porquéno?EstoycomprometidoconJanetteHarford,alaqueconocíhaceun

añoenLondres.Sufamilia,unadelasmásricasdeDevonshire,seofendióporelloynos fugamos, o mejor dicho, estamos fugándonos, porque el día que tú y yo nosdirigíamosalembarcaderoparasubiraestebarco,ellaysufieldoncella,unamujernegra,nosadelantaronysedirigieronalveleroMorrow.Noconsintióquefuéramosenelmismobarcoycreyómásoportunoembarcarenunveleroparaevitarquenosvieranyreducirel riesgodeserdescubiertos.AhoraestoymuypreocupadoporqueesamalditaroturadenuestramaquinariapuedequenosretrasetantoqueelMorrowllegueaNuevaYorkantesquenosotrosy,enesecaso,lapobrechicanosabrádóndeir.

Mequedéquietoenla litera, tanquietoqueapenasrespiraba.PeroelasuntonoparecíadesagradaraDoylepues,trasunabrevepausa,continuó:

—Apropósito,ellaes sólohijaadoptivade losHarford.Sumadremurióensutierraalcaerdeuncaballoduranteunacacería,ysupadre,locodetristeza,sesuicidóel mismo día. Nadie reclamó a la niña y los Harford la adoptaron después de untiemporazonable.Aunqueellahacrecidoenlacreenciadequeessuhija.

—Doyle,¿quélibroestásleyendo?

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—Oh,se llamaLasmeditacionesdeDenneker.Esmuyraro; Janetteme lodio.Porcasualidadteníadosejemplares.¿Quieresverlo?

Mearrojóelvolumen,queseabrióalcaer.Enunadelaspáginashabíaunpasajesubrayado:

«Atodosyacadaunoselesconcedealejarseysepararsedelcuerpounatemporada;porque,igualqueenlosriachuelosqueconfluyenunoenotro,elmás débil es arrastrado por el más fuerte, existen ciertos parientes cuyoscaminos se entrecruzan y sus almas guardan relaciónmientras sus cuerpossiguencaminosanteriormentefijados,sinquelosepan».

—Tenía,esdecir,tiene,ungustomuysingularalahoradeleer—conseguídecir,dominandominerviosismo.

—Sí.Talvezahoratengaslaamabilidaddeexplicarmecómollegasteaconocersunombreyeldelveleroenqueseembarcó.

—Teoíhablardeellosensueños—señalé.Una semana después atracamos en el puerto deNuevaYork. Pero delMorrow

nuncasevolvióasabernada.

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ELDEDOCORAZÓNDELPIEDERECHO

I

EsbiensabidoquelaviejacasaMantónestáhechizada.Entodalazonaruralquelarodea,einclusoenlaciudaddeMarshall,situadaaunamilladedistancia,nohayuna sola persona de mente imparcial que tenga la menor duda al respecto; laincredulidad se limita a esas personas que recibirán el término de «chifladas» encuanto esta útil palabra haya penetrado en la esfera intelectual del Advance deMarshall. La evidencia de que la casa está hechizada es doble: el testimonio detestigosdesinteresadosquehanaportadolapruebaocular,yeldelapropiacasa.Losprimerospuedenser rechazadosporcualquierade lasdiversasobjecionesquese leocurraplantearalingenuo;peroloshechosqueestánalalcancedelaobservacióndetodossonmaterialesypuedencontrolarse.

Enprimerlugar,lacasaMantónnohasidoocupadaporlosmortalesdesdehacemás de diez años, y junto con sus edificios exteriores está entrando lentamente endecadencia: circunstancia que, por sí sola, nadie en su sano juicio se aventuraría aignorar.EstáunpocoalejadadeltramomássolitariodelacarreteraqueuneMarshallconHarriston,enunclaroqueenotrotiempofueunagranja,ysiguedesfiguradoporseccionesdevallapodridaymediocubiertaporzarzasqueantañocercabaunsueloestérilypedregosoquehaceyamuchísimotiempoquenosabeloqueesunarado.Lacasaseencuentraencondicionestolerablementebuenas,aunquemuydespintadaporel tiempo y con una gran necesidad de atención del vidriero, ya que la poblaciónmasculinainfantildelaregiónhadadopruebas,delamaneraqueleeshabitual,desudesaprobaciónaesacasasinhabitantes.Tieneunaalturadedospisos,esdeplantacasicuadradaylafachadadelanteraestátraspasadaporunasolapuertaflanqueadaacada ladoporunaventana, totalmente recubiertas ambasde tablones.Lasventanascorrespondientesdelpisosuperior,quenoestánprotegidas,permitenlaentradadelaluzylalluviaenlashabitacionesdelsegundopiso.Hierbasbuenasymalascrecenasu antojo por todas partes, y algunos árboles de sombra, algo estropeados por elviento,seinclinantodosenlamismadirección,dandolaimpresióndequeestuvieranhaciendo un esfuerzo concertado por escapar de allí. En resumen, tal como elhumorista de la ciudad de Marshall explicaba en las columnas del Advance, «laproposicióndequelacasaMantónestáhechizadaeslaúnicaconclusiónlógicaque

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puedeobtenerse».El hechodeque fuera en aquellamismamoradadonde al señorMantónleparecióadecuadounanochedehaceunosdiezañoslevantarseycortarlelagarganta a su esposa y a sus dos hijos pequeños, yéndose a vivir enseguida a otraparte del país, tiene sin duda su parte de responsabilidad en el hecho de que a laatenciónpúblicaellugarleparezcaadecuadoparalosfenómenossobrenaturales.

Unatardedeveranollegaronalacasacuatrohombresmontadosenunacarreta.Tres de ellos se bajaron enseguida, y el que iba conduciendo ató la yunta al únicopostequequedabadeloquehabíasidounavalla.Elcuartopermaneciósentadoenelcarro.

—Vamos—dijounodesuscompañerosacercándoseaél,mientraslosotrosdossedirigíanalacasa—.Ésteesellugar.

—¡Diosmío!—respondiósinmoverseelotro—.Estoesunabromaymeparecequeestántodosenelajo.

—Quizá yo lo esté —contestó el otro mirándole directamente a la cara yhablándoleconuntonoqueteníaalgodedesprecio—.Perorecordaráquelaeleccióndellugarseladejabaalosotrosconsuconsentimiento.Claroquesitienemiedodelosespectros…

—Yonoletengomiedoanada—leinterrumpióelotroconunjuramentoantesdesaltaralsuelo.Losdosseunieronalosotrosenlapuerta,queunodeelloshabíaabiertoya conciertadificultadporque la cerradura estabaoxidada.Entraron todos.Dentroestabaoscuro,peroelquehabíaabiertolapuertasacóunavelaycerillasylaprendió.Abriódespuésunapuertaqueteníaasuderechaencuantoestuvieronenelpasillo.Dabapasoaunahabitacióngrandeycuadradaquelavelasólopodíailuminarmuydébilmente.Elsueloteníaunaespesacapadepolvoqueahogabaparcialmenteelruidodesuspisadas.Habíatelarañasenlosángulosdelasparedesycolgandodeltechocomotirasdeunencajepodrido,yqueconlaagitacióndelairequeprodujosuentradainiciaronunosmovimientosondulantes.Lahabitaciónteníadosventanasenlos lados, pero desde ninguna de ellas podía verse nada salvo la tosca superficieinteriordelostablonesclavadosaescasoscentímetrosdelcristal.Nohabíachimeneanimuebles;nohabíanada:apartedelastelarañasyelpolvo,loscuatrohombreseranlosúnicosseresquenoformabanpartedelaestructura.

Debíandetenerunaspectoextrañobajo la luzamarillentade lavela.Elquesehabíabajadodelcarroconmayordesganaresultabaespecialmenteespectacular:casipodríadecirsequesensacional.Erademedianaedad,defuerteconstitución,pechoyhombrosanchos.Viendosufiguracualquierahabríadichoqueteníalafuerzadeungigante,y si se lemirabaa los rasgosde lacara,cualquiera seconvenceríadequeestabadispuestoautilizarlacomotal.Ibabienafeitadoyconelpelo,grisáceo,muycorto.Su frentebajaestabacruzadaporarrugasencimade losojos,quesevolvíanverticalessobrelanariz.Lascejas,negrasyespesas,seguíanlamismaley,ysólounúltimogirohaciaarribaimpedíaloquesehabríaconvertidoenunpuntodecontacto.Muyhundidosbajo lascejas,brillandobajo la luzoscura,habíaunosojosdecolor

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inciertoperoevidentementedemasiadopequeños.Suexpresiónteníaalgoformidableque no mejoraba con la boca cruel y las mandíbulas anchas. La nariz estaba, sinembargo, bastante bien, en cuanto que nariz; pero nadie espera demasiado de lasnarices.Todo loque teníadesiniestroel rostrodeaquelhombreparecíaacentuadoporunapalidezquenoeranatural:dabalaimpresióndequecarecieratotalmentedesangre.

Elaspectode losotroshombreserabastantecomún:eranpersonasdeesasqueunoconocey seolvidadehaberconocido.Todoseranmás jóvenesqueelhombrequehemosdescrito,yentreellosyeldemayoredad,quesemanteníaapartado,noparecíaexistirningúnsentimientoamable.Evitabanmirarseelunoalotro.

—Caballeros—dijoelhombrequesosteníalavelaylasllaves—.Creoquetodoestábien.¿Estádispuesto,señorRosser?

Elhombrequeseencontrabaapartadodelgrupoinclinólacabezaysonrió.—¿Yusted,señorGrossmith?Elhombrepesadoinclinólacabezayfruncióelceño.—Simehacenelfavordequitarselasprendasexteriores.Enseguidasequitaronlossombreros,abrigos,chalecosypañuelosdecuello,que

arrojaron fuera de la puerta, al pasillo. El hombre que llevaba la vela asintió y elcuarto hombre—el que había presionado aGrossmith para que bajara del carro—sacó del bolsillo de su abrigo dos largosmachetes de aspecto asesino que extrajoinmediatamentedesusvainasdecuero.

—Son exactamente iguales —dijo dándole a cada uno de los dos personajesprincipalesunodeloscuchillos,puesenesemomentohastaelobservadormástorpehabríacomprendidolanaturalezadelareunión.Ibaaserundueloamuerte.

Cada luchador cogió un cuchillo, lo examinó críticamente cerca de la vela ycomprobó la fuerzade lahojaydelmango sobre su rodilla levantada.Después, elayudantedecadaunodeellossedirigióalotro.

—Sileparecebien,señorGrossmith—dijoelhombrequesosteníalaluz—,secolocaráustedenesaesquina.

Indicóelángulode lahabitaciónmásalejadode lapuerta,yhaciaallí se retiróGrossmith,despuésdequesuayudantesedespidieradeélconunapretóndemanosquenoteníanadadecordial.EnelángulomáscercanoalapuertasecolocóelseñorRosser,ytrasunaconsultaensusurrosconsuayudante,ésteledejóyseunióalotroayudantejuntoalapuerta.Enesemomentoseapagólaveladejandolahabitaciónenuna oscuridad profunda. Quizá se debiera a una corriente provocada por la puertaabierta,peroconindependenciadecuálfueralacausa,elefectoresultósorprendente.

—Caballeros —dijo una voz que parecía extrañamente desconocida en esascondicionesalteradasqueafectana lasrelacionesdelossentidos—:nosemoveránhastaqueoiganquesehacerradolapuertaexterior.

Seescucharonsonidosdepisadas,despuéselde lapuerta interioralcerrarsey,finalmente,lapuertaexterior,conungolpequesacudióeledificioentero.

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Unosminutosmástarde,elhijodeungranjeroquesehabíaretrasadoseencontróconuncarroligeroqueconducíanfuriosamentehacialaciudaddeMarshall.Afirmóquetraslasdospersonasdelasientodelanterohabíaunatercera,conlasmanossobreloshombros inclinadosde losotros,quienesparecían lucharenvanopara liberarsedeltercero.Adiferenciadelasotras,esafiguraibavestidadeblancoysinlamenordudasehabíasubidoalcarrocuandoéstepasó juntoa lacasahechizada.Comoelmuchachopodíajactarsedehaber tenidomuchísimasexperienciasanterioresenesazonasobrenatural,supalabrateníaconjusticiaelpesodeltestimoniodeunexperto.La historia (en relación con los acontecimientos del día siguiente) apareció en elAdvance,conalgunosligerosembellecimientosliterariosylasugerencia,amododeconclusión, de que a esos caballeros se les permitiría utilizar las columnas delperiódicoparadarsuversiónacercadelaaventuranocturna.Peronadiereclamóeseprivilegio.

II

Losacontecimientosquehabían llevadoaaquel«dueloen laoscuridad»fueronbastantesimples.Unanoche,tresjóvenesdelaciudaddeMarshallestabansentadosen una tranquila esquina del porche del hotel del pueblo, fumando y discutiendoacercade losasuntosqueesnatural interesenahombres jóvenesyeducadosdeunpueblo del sur. Sus nombres eranKing, Sancher y Rosser. A una distancia escasadesdelaqueerafácilescucharles,perosintomarparteenlaconversación,sesentabauncuartohombrequeaquellos tresnoconocían.Simplementesabíanquecuandoaprimerahoradelatardehabíallegadoenladiligencia,sehabíaregistradoenelhotelconelnombredeRobertGrossmith.Noselehabíavistohablarconnadiesalvoconel recepcionista del hotel. Sin embargo, parecía apreciar singularmente su propiacompañía; o tal como lo expresó elpersonnel delAdvance, era «muy adicto a lasmalignas asociaciones». Pero habría que añadir entonces, para hacer justicia aldesconocido, que elpersonnel era de una disposición demasiado alegre comoparapoderjuzgaraalguiendiferentementedotado,yqueademáshabíaexperimentadounligerorechazocuandointentóhacerleuna«entrevista».

—Odiocualquiertipodedeformidadenunamujer—estabadiciendoKing—.Yaseanaturalo…adquirida.Sostengolateoríadequecualquierdefectofísicotienesucorrelativodefectomentalymoral.

—Deduzco de ello —intervino con solemnidad Rosser—, que una dama que

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carezcadelaventajamoraldeunanarizencontraríaquelaluchaporconvertirseenlaseñoraKingseríaunaempresaardua.

—Desdeluegoquepuedeexpresarlodeesemodo—lerespondióelotro—.Perohablando en serio, en una ocasión abandoné a una jovende lomás encantadora alenterarmeaccidentalmentedequehabíasufridolaamputacióndeundedodeunpie.Miconductafuebrutal,siquierenconsiderarloasí,perosimehubieracasadoconesajovenmehabríasentidodesgraciadodurantetodalavida,yhabríahechoquetambiénellasesintieraasí.

—Mientrasquealcasarseconuncaballerodeopinionesmásliberales,escapóaesedestinoyseencontróconqueleabrieronlagarganta—intervinoSancherconunaligerarisotada.

—Ah,yasabeaquiénmerefiero.Ciertamente,secasóconMantón,peronadasédesuliberalidad;noestoysegurodequenolecortaralagargantaaldescubrirquelefaltabaesoqueestanexcelenteenunamujer:eldedocorazóndelpiederecho.

—¡Fíjense en ese tipo! —dijo Rosser en voz baja fijando su mirada en eldesconocido.

Evidentementeaqueltipoestabaescuchandolaconversaciónintensamente.—¡Vayadescaro!—murmuróKing—.¿Quépodemoshacer?—Eso es fácil—contestó Rosser levantándose— Señor—dijo dirigiéndose al

desconocido—: creo que seríamejor que se fuera con su silla al otro extremo delporche.Lapresenciadeunoscaballerosesunasituaciónque,evidentemente,no leresultafamiliar.

Elhombresepusoenpieyavanzóhaciaellosconlospuñoscerradosyelrostroblanco por la rabia. Ahora estaban todos en pie y Sancher se interpuso entre losbeligerantes.

—Hasidoustedapresuradoeinjusto—ledijoaRosser—,Estecaballeronohahechonadaquemerezcaeselenguaje.

PeroRossernoretiróningunapalabra.Dadalacostumbredelpaísydelaépoca,aquelladisputasólopodíatenerunaconsecuencia.

—Exijo la satisfacción debida a un caballero —dijo el desconocido, ya mástranquilo—.Notengoningúnconocidoenestaregión.Quizáusted,señor,tendrálaamabilidadderepresentarmeenesteasunto—añadióhaciendoungestoaSancher.

Sancher aceptó lamisión; hay que confesar que con cierta desgana, pues ni elaspecto ni las maneras de aquel hombre eran totalmente de su agrado. King, queduranteelcoloquioapenashabíaapartadolamiradadelrostrodeldesconocidoynohabía dicho ni una sola palabra, consintió con un gesto actuar como ayudante deRosser, y como consecuencia de todo aquello, una vez se hubieron retirado loselementosprincipales,seacordóunencuentroparalanochesiguiente.Lanaturalezadelasdisposicionestomadasyaseharevelado.Eldueloacuchilloenunahabitaciónoscurafueenotrotiempoalgocomúnenlavidadelsuroeste.Loqueveremosmásadelante es la delgada capa de barniz de «caballería» que ocultaba la brutalidad

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esencialdedichocódigo.

III

Bajo el calor de un mediodía de verano, la antigua casa Mantón resultabaverdaderamente fiel a sus tradiciones. Era terrena, de la tierra. La luz del sol laacariciabacálidayafectuosamente,despreciandoevidentementesumalareputación.Lahierbaqueverdeabatodaeláreafrontalparecíacrecernosóloespesamente,sinoconuna exuberancia natural y gozosa,mientras lasmatas florecían como si fueranplantas.Formandoencantadoresjuegosdelucesysombras,ypobladosdepájarosdeagradablescantos,losolvidadosárbolesdesombrayanoluchabanporescapar,sinoque se inclinaban reverentemente bajo su carga de sol y de cantos. Incluso en lasventanas altas, sin cristales, había una expresión de paz y alegría debida a la luzinterior.Sobre loscampospedregososelcalorvisibledanzabaconun temblorvivoincompatibleconesagravedadqueesatributodelosobrenatural.

ÉseeraelaspectoquepresentabaellugaranteelsheriffAdamsylosdoshombresquelehabíanacompañadodesdeMarshallparairaverla.UnodeelloseraelseñorKing,ayudantedelsheriff; elotro, llamadoBrewer, eraunhermanode la fallecidaseñoraMantón.SegúnunabenéficaleydelEstadorelativaacualquierpropiedadquehubierasidoabandonadaduranteunciertoperiododetiempoporunpropietariocuyaresidencianopodíaaveriguarse,elsherifferaelcustodiolegaldelagranjaMantónyde las dependencias que le pertenecieran. Aquella visita se debía a una simpleconformidad superficial al mandato de un tribunal al que había acudido el señorBrewerconel finde tomarposesiónde lapropiedadencuantoqueherederodesuhermanafallecida.Porunasimplecoincidencia,lavisitaserealizóaldíasiguientedelanocheenqueelayudantedelsheriff,King,habíaabiertolacasaconunpropósitomuy distinto. Su presencia actual no la había decidido él: le habían ordenado queacompañaraasusuperioryenaquelmomentonoseleocurriónadaquefueramásprudentequesimularprontitudenobedecerlaorden.

Abriendo cuidadosamente la puerta principal, que para su sorpresa no estabacerrada,elsheriffsealarmóalverenelsuelodelpasilloalquedabaéstaunconfusomontóndeprendasmasculinas.Elexamenrevelóquesecomponíadedossombrerosyelmismonúmerodeabrigos,chalecosypañuelosdecuello,todosenunestadodeconservaciónnotablementebueno,aunquealgomanchadosporelpolvosobreelqueyacían.ElseñorBrewerquedóigualmenteasombrado,peronoseregistrólaemoción

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del señor King. Con un renovado y vivo interés por aquel acto, el sheriff abrió yempujó una puerta que daba a la derecha y los tres hombres entraron por ella. Lahabitaciónparecíavacía…perono,cuandosusojosseacostumbraronalaescasaluzpudieronveralgoenelángulomásalejadodelapared.Eraunafigurahumana:ladeun hombre acurrucado en la esquina. Había algo en su actitud que obligó a losintrusos a detenerse cuando apenas habían traspasado el umbral. La figura fuedefiniéndose con mayor claridad cada vez. El hombre estaba apoyado sobre unarodilla,laespaldacontraunángulodelapared,loshombroselevadoshastalaalturade las orejas, las manos delante del rostro con las palmas hacia afuera, los dedosextendidosycurvadoscomosi fuerangarras;el rostroblancoyvueltohaciaarribasobreelcuelloechadohaciaatrásteníalaexpresióndeuntemorindescriptible,conlabocaabiertaamediasylosojosincreíblementeabiertos.Estabamuerto.Sinembargo,conlaexcepcióndeunmachetequehabíacaído,evidentemente,desupropiamano,nohabíaningúnotroobjetoenlahabitación.

Sobreelespesopolvoquecubríael sueloencontraronalgunashuellasconfusascerca de la puerta y a lo largo de la pared que daba a ésta.Enuna de las paredesadjuntas,más allá de las ventanas entabladas, estaba el rastro que élmismo habíahecho hasta llegar a aquella esquina. Para acercarse al cuerpo, los tres hombressiguieroneserastro.Elsheriff tocóunode susbrazosextendidos;estaba tan rígidocomoelhierro,ylaaplicacióndeunafuerzasuavehizooscilarelcuerpoenterosinalterar la relación de sus partes. Brewer, pálido por la excitación, contemplófijamenteelrostrodistorsionado.

—¡QueDiosseapiadedenosotros!—gritódepronto—.¡EsMantón!—Tiene usted razón —añadió King, en un evidente intento de mantenerse

tranquilo—.ConocíaMantón.Entoncesllevababarbayelcabellolargo,peroesél.Podríahaberañadido:«LoreconocícuandodesafióaRosser.LedijeaRosserya

Sancher quién era él antes de que le preparáramos esta trampa horrible. CuandoRosser salió de esta habitación oscura detrás de nosotros, olvidando sus prendasexterioresporlaexcitación,yviniéndoseconnosotrosenmangasdecamisa,durantetodo aquel deshonroso procedimiento, sabíamos que estábamos tratando con esecobardeyasesino».

PeroelseñorKingnodijonadadeaquello.Estabaesforzándoseporpenetrarenelmisteriodelamuertedeaquelhombre.Quenosehabíamovidodelaesquinaquelehabíanasignado;quesuposturanoeranideataquenidedefensa;quehabíadejadocaer el arma; que evidentemente había perecido por un horror terrible a algo quehabíavisto:éstaseranlascircunstanciasquelainteligenciaturbadadelseñorKingnopodíacomprendercorrectamente.

Buscandoatientasensuoscuridadintelectualunapistaquelepermitierasalirdeese laberinto de dudas, su mirada, dirigida mecánicamente hacia abajo comoacostumbraahacerquienmeditaprofundamente,vioalgoqueallí,alaluzdeldíayenpresenciadesuscompañeros,leafectópoderosamentellenándoledeterror.Enel

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polvoquesehabíaacumuladoenelsueloalolargodetantosaños,desdelapuertaporlaqueelloshabíanentrado,cruzandolahabitaciónydeteniéndoseaunmetrodelcadáveracurrucadodeMantón,habíatreslíneasparalelasdehuellas:lasimpresionesligeras pero claras de unos pies desnudos, las dos del exterior, de unos niñospequeños, y la interior, de unamujer. No habían regresado desde el punto en queterminaban: todasseñalabanenunadirección.Brewer,quesehabíadadocuentadeellas en esemismomomento, se inclinó hacia adelante en una actitud de atenciónreconcentrada,perohorriblementepálido.

—¡Miren! —gritó señalando con ambas manos la huella más cercana del piederechodelamujer,dondeéstaevidentementesehabíadetenido—.Faltaeldedodelcentro…¡eraGertrude!

GertrudeeralafallecidaseñoraMantón,lahermanadelseñorBrewer.

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UNHORRORSAGRADO

I

Nadie mostró el menor interés por aquel recién llegado a Hurdy-Gurdy. Nisiquieralomotejaronconesospintorescosapodosquetanamenudosonlaexpresiónde bienvenida cordial que se da al recién llegado a un campamento minero. Encualquierotrocampamentodelosalrededoreslepodíanhaberllamado,porejemplo,Elenigmade lacabezablancaoNoSaber, expresiónque, suponían ingenuamentemuchos,aludíaalquiénsabeespañol.LlegósinprovocarelmásmínimotemblorenlasuperficiesocialdeHurdy-Gurdy,lugardondesedabaacasocomoenningunaotraparteesegeneralizadodespreciocalifornianoporlahistoriaylosantecedentesdesuspobladores.Hacíayamuchotiempoquenointeresabalallegadadealguien,siesquellegaba alguien…Ocurría, simple y llanamente, que ya nadie habitaba en Hurdy-Gurdy.

Dos años antes, el campamento se vanagloriabade tener unapoblaciónde casitresmilhombresyunadocenademujeres.Lamayoríadeloshumanosmencionadosenprimerlugar,loqueescomodecirloshombres,habíantrabajadoconahíncounaspocassemanasparadescubrir,paraelmayordisgustodeloshumanosmencionadosen segundo lugar, lo que es como decir las mujeres, el carácter singularmenteembusterodeesapersonacuyasingeniosashistoriasacercadelosricosyacimientosdeoroquehabíaenlaregiónloshabíallevadohastaallí.Unasituación,enfin,delaquenosepodíasacarsatisfacciónnimaterialniespiritual.Seguramenteporeso,altercerdíadeacampadaenvano,unabaladerevólver,disparadaporunciudadanoalque preocupaba seriamente el bien público, puso al caballero de las ingeniosashistorias acerca de los ricos yacimientos de oro más allá de cualquier posibledifamación… No obstante, fueron unos cuantos los que aún siguieron en Hurdy-Gurdyuntiempo,aunquepocoapocoacabaronmarchándose.

Quedaron,encualquiercaso,abundantesvestigiosdeaquellasacampadas.Desdedonde las aguas del InjunCreek se precipitan al río St. JohnSmith, hasta el lugardondeseencuentraelcañónqueledaorigen,seextendíaunadoblefiladecabañasdemadera desiertas, levantadas en otro tiempo por quienes consideraron que eranmejores ymásduraderas que las tiendasde lona, cabañasqueparecían a puntodecaerselasunascontralasotrasllorandoentresíaquelabandono.Unnúmerosimilar

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parecía haber trepado con dificultad a ambos lados de la colina, desde cuyosdesfiladerosseestirabanparatenerunabuenavisióndelpaisaje,realmenteúnico…Digamosquecasitodasaquellascabañas,ensuma,mostrabanunaspectoparecidoalde las personas que han perdido la salud, a causa de la inanición o de cualquierenfermedadgrave.Endefinitiva,quelascabañashabíandesmejoradobastante,hastaquedarreducidasensumayorparteaauténticosesqueletos.

Elpequeñovalle,heridodemalamaneraporpicosypalas,mostrabaunaspectodesolador, el propiodeldesarrollo interrumpido,que enunpaísnuevoes lagraciarealquesustituyealagraciasolemne,sólosolemne,delasruinasdevenidasdelpasodel tiempo.Donde no habían cavado aquellos ilusos con pico y pala, abundaba lamaleza; de entre sus sombras húmedas ymalsanas, el viajero curioso podría haberobtenidoinnumerablesrecuerdosdelagloriapasadadelcampamento:botascubiertasdemusgo,algúnviejosombrerodefieltro,trozosdecamisasdefranela,cajasdelatasdesardinasenconserva,yunaenormecantidaddebotellas,distribuidaconrigurosaimparcialidad,diríamosqueconunaimparcialidadmuycatólica,portodaspartes.

II

El recién llegado a Hurdy-Gurdy no parecía tener interés alguno en eldescubrimientodeaquellasuertedearqueología.Másbienexperimentócansancioydesazónalcontemplartodoaquello.Retiródesuviejoburroelequipodemineroquellevaba—unequipoqueabultabamásqueelpropioburro—,atóalapobrecriatura,ytomandounhachadeentresusherramientassedirigióconbríosrenovados,atravésdellechosecodelInjunCreek,hacialacimadeunaloma.

Al cruzar entre los arbustos una cerca de la que ya sólo quedaban maderascarcomidas, tomó un tablón, lo dividió en cinco partes y afiló las puntas. Parecióiniciardespués labúsquedadealgo, inclinándosedevezenvezcomosiexaminaraalgo conmayor interés, algoquehabía en el suelo.Tanpacientebúsquedapareciócoronadaporelmásgrandedeloséxitos,yaquedeprontoseirguió,hizoungestodeevidente satisfacción,ygritó«¡yaestá!», alejándosede inmediato agrandespasos,que iba contando. Se detuvo y clavó en el suelo una de las estacas obtenidas deltablón. Miró con mucha atención en torno suyo, midió cierto número de pasos atravésdelterrenodespejado,yclavóotra.Ahora,midiendoeldobledeladistancia,enángulorectoconladirecciónquellevaba,clavóunaterceraestaca,yrepitiendoelprocedimiento clavó la cuarta y luego la quinta. Hizo una hendidura en la parte

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superior de la última estaca clavada e insertó en ella un viejo sobre de correoscubierto con un intrincado sistema de instrucciones escritas a lápiz. En definitiva,habíamarcado sobre la colina el área sobre la que hacía constar sus derechos, deacuerdoconlasleyesdeHurdy-Gurdyparalasexplotacionesmineras.

Hayquedecir,sinembargo,queunadelasdependenciasdeHurdy-Gurdy,delacualelpueblosehizomástardedependienteasuvez,erauncementerio.Habíasidotrazado concienzudamente por un comité de probos ciudadanos, ya en la primerasemanadelcampamento.Aldíasiguientedehacerlosesuscitóundebateentredosmiembrosdedichocomité,apropósitodelaeleccióndeunsitiomejor,yaltercerdíaquedóinauguradaalfinlanecrópolisconlacelebracióndeunpardefuneralesconsucorrespondiente entierro. A medida que la actividad decrecía en el campamento,aumentabalaclienteladelcementerio.

Ymuchoantesdequeelúltimominero,vencedordeunamalariainsidiosaydealgúnqueotrorevólverhumeante,hubieradadolagrupadesuburroaInjunGreek,ladependenciasehabíaconvertidoenunpopuloso—aunquenopopular—suburbio.

Conaquellaespeciedesenilidadquehabíacaídosobreel lugar,comounahojaamarillenta,elcementerio—sibienirreconociblecomoytalconelpasodeltiempoyese afán por desenterrar que tienen los coyotes— respondía perfectamente a lashumildes necesidades de sus habitantes, digamos que con razonable entereza…Comprendía el camposanto dos generosos acres de tierra, seleccionados con unsentidodelahorrotanextraordinariocomorecomendable,einútil,encualquiercaso,porsunulovalormineral,ycontabacondosotresárbolessecos—unodeloscualesteníauna robusta ramaenparaleloal suelo,de laquecolgabaunacuerdamásqueelocuente, bastante desgastada ya, sin embargo, por el paso del tiempo y a buenseguroporelmuchousoquesehabíahechodeella—,mediocentenardetúmulosdepiedrasamontonadas,unaveintenadegroserastablasconlaspeculiaridadesliterariasygramaticalespropiasdelosmineros,yunamásqueenfermizacoloniadehiguerasde tuna.En conjunto, la partemás poblada de tan interesante heredad fue el lugarescogido por el señor Jefferson Doman para establecer sus derechos. Difícilmentehubiera podido encontrar un punto en donde hubiese mayor desolación que en elcamposanto; no obstante, parecía contento. Ya enterrarían a los muertos, a buenseguro,enotrolado,máscercadelpueblo.

III

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ElseñorJeffersonDomaneranaturaldeElizabethtown,NuevaJersey,dondeseisaños atrás había dejado su corazón al cuidado de una joven de cabellos dorados ymodalesmuydulces,llamadaMaryMathews,comoprendaqueasegurabasuregresoparapedirlaenmatrimonio.

—Sé bien que no regresarás ami lado, que no regresarás con vida…Eres unfracasado, nunca te salen bien las cosas—le había dicho la dulceMissMathews,ilustrandoalasclarascuáleseransusconcepcionesapropósitodeléxitoenlavida,ydelasquesepodíainferirsupuntodevistasobrelasactividadesdelhombre—.Perotenpor seguroque si no regresas, yo también iré aCalifornia…Puedoayudarte…Por ejemplo, a ir metiendo las moneditas que ganes, y las pepitas de oro, en lossacos…

Estavoluntad,oacasoteoría,tantípicamentefemenina,apropósitodeloquehade hacerse con los depósitos auríferos, no parecíamuy brillante a una inteligenciamasculina como la de Jefferson Doman. Creía él, por el contrario, que el oro sehallaba en estado líquido. Reprobó las intenciones de la joven dama con granentusiasmo, trató de enjugar sus sollozos acariciándole la boca, rió al besar suslágrimas,yconunmuyalegre«bueno,bueno,yaestábien…»,selargóaCaliforniaatrabajar para ella, en definitiva, aun a despecho de tantos y tan largos años sin suamor, conel corazónempecinado,conunaesperanzaentusiásticayunamuy firmedisposiciónalafidelidad,queenningúnmomentocedióalastentaciones.

Durantetodoesetiempo,laseñoritaMathewsleotorgóelmonopoliohumildedesu talento para embolsar las moneditas al señor J. Seeman, de Nueva York, unauténticotahúrqueacabódandoconsushuesosenlacárcel,comoconsecuenciadeserdescubiertoenvariasfechorías.LaseñoritaMathews,afuerzadeperderdineroenlas timbas que organizaba el señor Seeman, se ganó el sobriquet de Molí CaraCortada,yfueporaquel tiempocuandoescribióalseñorDomanunaconmovedoracarta,enlaqueleadjuntabaunafotosuyamostrandociertacicatrizquedabafedelporquédelmote recibido,conunacuriosadedicatoriaen laque ledecíaqueyanotenía razones para seguir soñando con ella, pues no era digna de convertirse en laseñora de Doman, jugadora empedernida con aquellos dineros tan duramenteganados,yhastaborracha.Perofracasólacartaensuspropósitos.Lafidelidad,cosaquehabía sidoparaDomanhasta esemomentouna cuestiónde amor, se convirtióentonces en una cuestión de orgullo y honor. La fotografía quemostraba a la queantesfuerabella,desfiguradaahoraporloqueparecíaunbuentajohechoacuchillo,arraigómuyprofundamenteenel sentirdelhombre,quepasóa tratarconabsolutodesdénotrafotoquedeellatenía,enlaqueaparecíabellísima,alpuntodequeundíaacabó rompiéndola enmil pedazos. No obstante, fue haciéndosemás espaciada lacorrespondencia entre ambos, hasta que cesó por completo. Cosas del paso deltiempo.

Domanteníaotrocorresponsal,elseñorBarneyBree,deHurdy-Gurdy,queanteshabíaresididoenRedDog.Elcaballeroencuestión,aunquemuyconocidoentrelos

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mineros,nosededicabaalnegocio.Delamineríasabíasóloelargotdelosmineros,alquehacíamásquenotablescontribucionesconsusfrasesafortunadas,sibienmásreseñablesporsupropiedadqueporsurefinamiento;frasesqueimpresionabansobretodoa losnovatos,quede inmediatoparecían rendidosante loque teníanporgraninteligenciadeaquelhombreextraño,superioraellos…Unhombrequesededicaba,por otra parte, a barrer las pistas de baile y a limpiar los retretes de unos cuantoslocales,siempreycuando,naturalmente,noestuvieraentreteniendoconsuscosasalosmineros.

Barney no teníamás que dos pasiones en la vida: el amor a JeffersonDoman,quienalgunavezlehabíaprestadoayudaconalgunasmonedas,yelamoralwhisky.FuedelosprimerosenponerrumboaHurdy-Gurdy,peronologróprosperarlomásmínimo,porloqueprontohubodecompaginarsutrabajocomolimpiadorderetretesconeldeenterrador.Noesque tuvieravocacióndeenterrador,perono lequedabamásremedioquehacerlo,aunconlasmanostemblorosasyelcorazónencogido,porejemplo cuando un par de jugadores se liaban a tiros en lamesa de juego.Undíarecibió Doman, que se hallaba en Red Dog, una carta con un sencillo matasellospostal:Hurdy,California.Quizáporestarocupadoenalgúnasuntodeimportancia,ladejó en algún rincón de su cabaña, para leerlamás tarde. Unos dos años despuésencontrólacartaaccidentalmente,entreunmontóndepapelesydecamisassucias,ylaleyó.Decíaasí:

Hurdy,6dejunio:MiqueridoamigoJejf,meencontrédellenoconellaenelcementerio.Es

ciegaypiojosa.Estoydispuestoadividir.Asísoyyo.Nodirénadahastaquesilbes.

Tuamigo,Barney

ES.LaenterrébajounletreroqueponeLaCortada.

Comoalgosabíadelargotdelosmineros,ydelaparticularmaneradeexpresarsedeBarney,supoDomanqueéste,enelcumplimientodesudebercomoenterrador,habíadescubiertounavetaintactadecuarzo,loquesuponíaquepodíatratarsedeunterrenoricoenoro;yquellevadodesuamistadestabadispuestoacompartirconélelproductodetanimportantehallazgo,sindecirpalabraanadiedelmismohastaqueelotro se pronunciase.De la posdata se infería fácilmente que para ocultar el tesorohabíaenterradoenellugarprecisolosrestosmortalesdealguienaquienllamabanLaCortada.

De algunos hechos más, tal como le fueron referidos a Doman en Red Dog,podríacolegirsequeantesdetomartalesprecaucioneselseñorBreedebiódeextraeral menos una modesta cantidad de oro; no obstante, fue más o menos por aqueltiempocuandodioendedicarseaunasmemorables libacionesybrindisquesehan

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convertidoentodaunaleyendapopularenlaregióndelSt.JohnSmith,ydelaquesehablaconrespetoenlugarestanlejanoscomoGhostRockyLoneHand.Altérminode sus días, los devotos ciudadanos de Hurdy-Gurdy tuvieron a bien hacerle sitioentrelosmuchosalosqueélhabíaenterrado,inclusocuandoseencontrababorracho,paraquetambiénéltuvieraunbuendescanso.

IV

Despuésde señalar el terreno sobre el quehacíavaler susderechos,Doman sedirigió al centro de la extensión y se detuvo una vez más en el punto donde subúsquedaentrelastumbashabíaterminadoconlaexclamaciónde«¡yaestá!».Allí,enefecto,habíaun túmulodepiedrassobreelqueun letreroescritomalamenteenuna tabla ponía La Cortada. Se inclinó entonces sobre el mismo, y como parareforzar lossentidosde lavistaydeloído,dejódeslizarsu índicea lo largode lasletras toscamente escritas. Irguiéndose luego, agregó a la inscripción este epitafio,llamativoporlaagresividadquedesprendía:

«¡Eraunhorror!».

Si se lehubierapedidoaDomanqueexplicarael sentidodeaquello,nohabríapodido sino decir que era lo que le sugerían las historias oídas de labios de otros.CuandoLaCortada se hizo famosa en los campamentos demineros de la región,Domantrabajabaduramentebuscandooro,sobretodoenlasmontañas,asociadohoyauntipoymañanaaotro.NadasabíaéldeLaCortada,aunquevariosdesussocioshablabansinparardeella,porloquesísehizounaopinión.Nuncatuvo,empero,ladudosa ventaja de tratarla, ni la oportunidad, en consecuencia, de gozar de sus nomenosdudososfavores.YcuandoundíaleyóporcasualidadunaelegíadedicadaatansingulardamaenelHerald,selimitóDomanasonreír,rindiendoasíhomenajealabuenaplumadelautordeaquelrecuerdoalamujerzuelamuerta.

Ahora,depieantelatumbadeaquellaMesalinadeloscampamentosdemineros,recordóloshechosdesumásturbulentatrayectoria,comoloshabíaoídocelebrartanamenudo al amparode las hogueras nocturnas de los campamentos; acaso conuninconscienteesfuerzoporjustificarse,repitióquetodoaquelloeraunhorror,ungranhorror, y hundió su pico entre el túmulo de piedras que cubría la tumba, para

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comenzar a destrozar la tumba. Justo en ese preciso momento, un cuervo, que sehabía posado silencioso en la ramade un árbol, hizo crujir su pico solemnemente,comoparaopinarconungraznidodeaprobaciónacercadelaspalabrasdelhombre.

Entusiasmado con el descubrimiento de la veta de oro, con un celo sin dudaatribuible a su empeño como enterrador, el señor Barney Bree había cavado unatumbamás honda de lo que era común; casi anochecía cuandoDoman, trabajandoconlafirmezadequiensabequehadeobtenerbeneficiodesuesfuerzo,llegóalfinhasta la modesta caja, lo que le hizo reparar en la dificultad que ahora se lepresentaba: el ataúd—una especie de cáscara de tablas de pino—no tenía asas yllenabaelfondo.Lomejorquepodíahacer,sincometerunaimpíaprofanación,eraampliar el hoyo como para poder situarse ante el ataúd y, metiendo sus manospoderosas bajo el mismo, levantarlo sobre su extremo más angosto; eso fue,naturalmente,loquehizo.

La proximidad de la noche apresuró sus esfuerzos. No tenía intención deabandonar su tarea para continuarla a la mañana siguiente bajo condiciones másfavorables.Elestímulofebrildelacodiciaylafascinacióndelterrorlomantuvieronatadoasulúgubrepropósitoconunavoluntadférrea.Yanodescansaba,sinoqueseempleaba con una feroz dedicación. Con la cabeza descubierta, desabrochadas sucamisaysuchaquetahastadescubrirleelpecho robustoporelquecorríangruesoschorros de sudor, el sufrido buscador de oro y ahora profanador de tumbas seempleaba con una energía inusitada; la más necesaria, suponemos, cuando uno seempeñaenconsumarunpropósitosiniestro,aunquenosepadeltodoqueloes…Ycuandoel solcomenzabaaextinguirseen los límitesde lasmontañasoccidentales,cuandolalunayaempezabaamostrarsesobrelallanurateñidadepúrpura,levantóelataúd,apoyándolodepiecontralapareddelhoyo.Entonces,frentealacaja,mientraspercibíaensustablaselbrilloincipientedelaluna,quedóparalizadodegolpe,presodeunespantoindecible,alobservarcómosereflejabalasombradesupropiacabezaen la madera. Algo tan sencillo y comprensible, sin embargo, lo desconcertó. Supropiarespiraciónlediomiedo,detanagitadaydifícilcomoselehacía.Nopodíacontenerla, pormás que se esforzaba. Se echó a reír sinmucho entusiasmo, comoparadarseánimos,ehizovariosmovimientosconlacabeza,paravercómosemovíasu sombra y convencerse de que, naturalmente, nada de extraño había en todoaquello.Peronopodíaapartardesílasensacióndequeinvisiblesfuerzasdelmalloacechaban.Sentíalavaganecesidaddeganartiempo,aunquenopodíanidecirseparaqué.

Unsegundodespuéscomenzóapercatarsedehechosextraños,incomprensibles.Lasuperficiedelcajónsobrelaquesusojosestabanfijosnoeraperfectamentelisa;presentaba dos salientes, uno longitudinal y otro transversal. Donde los salientesconfluían,en lapartemásanchade lacaja,habíaunaplacametálica,mohosa,quereflejabalaluzcadavezmásintensadelalunaconunbrillosiniestro,fúnebre.Alolargodelosbordesexterioresdelcajón,aintervaloslargos,seveíanlasherrumbrosas

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cabezasdelosclavos.Tanfrágilproductodelartedelcarpinteroestaba,empero,enelladoquenosecorrespondíaconlatapa.

Quizá se tratase de una de esas bromas a las que son tan dados, por igual, loscarpinterosquehacencajasparamuertosylosenterradores…Unamanifestacióndeljocoso espíritu del pueblo, como la elegía publicada por aquel poeta satírico deHurdy-GurdyenelHerald…Oquizátuvieseaquellounsignificadoespecial,ocultoala capacidadde comprensiónde losqueno conocían las tradiciones locales…Unahipótesismáspiadosa,sinembargo,lehizosuponerquenoeramásqueunerrordelseñor Barney Bree, quien, al haberse visto obligado a hacer el enterramiento sinayudadeotrasmanos(bienparaquenadiepudieradescubrirsusecreto,bienporqueningún hombre quisiera echarle una mano), había cometido aquella torpeza, nopudiendo después repararla, o no queriendo hacerlo… Cualquiera que fuese elmotivo, lo cierto ^ es que la pobremuerta,LaCortada, había sido enterrada bocaabajo,mirandoalatierraenvezdealcielo.

Cuandoelterroryelabsurdosealían,elresultadosueleserbastantemalo,pornodecir horrible… Aquel hombre de valeroso corazón, de gran audacia, de tanestupendafortalezafísica,aqueldenodadobuscadordeoro,pacienteexcavadorahoraentre los muertos, aquel desafiante antagonista de la oscuridad, las sombras y ladesolación, acabópor sucumbir ante una sorpresa ridícula.Sintió el latigazodeunescalofrío paralizante, que lo sacudió de arriba abajo agitando sus hombrospoderosos,queparecíansentirsobreellosunamanohelada.Yanorespiraba.Ensusvenas,lasangre,incapazdeabatirsuímpetu,corríacalientebajosupielfría.Carentede oxígeno, se le agolpó la sangre en la cabeza hasta congestionarle el cerebro.Digamosquesusfuncionesfísicassehabíanpasadoalenemigo;sucorazóntambiénparecía haber desertado. No se podía mover. No podía gritar. Sólo necesitaba unféretro para estar completamente muerto, tan muerto como la muerte que loenfrentabaconnadamásqueaquelhoyoylasuperficiedeunacajademuertos.

Poco a poco, sin embargo, fueron volviendo sus sentidos a someterse a la enprincipio débil voluntad del hombre; poco a poco, la marea de terror que habíaanulado sus facultades mentales empezó su reflujo. Pero con el regreso de sussentidossevolvióespecialmente inconsciente,comosi seolvidaradelobjetodesuterror.Vio la luzde la luna,quepatinabacadavezmás intensamentesobre lacaja;levantó los ojos y contempló, con sorpresa no exenta de curiosidad, las ramas delárbolseco.Tratódecalcularentonceslalongituddelacuerdaquependíadelaramaparalela al suelo,mientras elmonótono aullido de los coyotes le pareció algo quehabíaescuchadoantes,enunsueñoreciente.Unalechuzavolósobresucabeza.Susoídos percibieron los pasitos silenciosos de un ratón de campo.Loobservaba todoconunaintensidadqueaélmismoleparecíaextraña.Estabaenunaalertamáxima.Peronoveía el ataúd. Igualquepuedeunomirar al solhastaquepareceunpuntonegroysedisipa,así,sumente,agotadalacapacidaddetemer,yanoteníaconcienciadelaexistenciaseparadadenadatemible.Elasesinosiempreocultasucuchillo.

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Fueduranteaquellaespeciede treguaen labatallacuandocomenzóasentirunolorasqueroso.Alprincipiopensóquepodríaserunaserpientedecascabelymiróasus pies, que por lo demás resultaban invisibles en la oscuridad cada vez másacentuadadelhoyo.Un sonido ronco,gutural, comoelpropiodel estertorhumanoqueantecedealamuerte,parecióprovenirdelcielo,yalinstanteunasombraenorme,comosi aquel sonido se le aparecieraante losojos, sedejócaer encurvadesde laramadelárboldelaquependíalacuerda,aleteóamuycortadistanciadesurostroyremontódeinmediatoelvueloparaperderseenlabrumaquecomenzabaaexhalarelarroyo.Eraelcuervo,evidentemente…Elincidentedevolvióalhombrealarealidad,yunavezmássusojosbuscaronelataúd,iluminadoahoracasiensutotalidadporlaluna.Observódenuevoelbrillodelaplaca,ytrató,casisinmoverse,dedescifrarlainscripción. No pudo hacerlo, por lo que comenzó a preguntarse quién sería lapersonaallímetida…Suimaginación,cadavezmásextravagantementedesbocada,acausadelaoscuridadcreciente,lepresentóunavividaimagen.Lastablasdelacajayanoparecíanunobstáculoparasuvisión;contempló,así,elcuerpoamarillentodelamuerta,depie,envueltaensupobremortajadearpillera,mirándoloconlosojosvacíos,sinpárpados,arrugados…Lamandíbulainferior,caída;losXdientes,dondetuvoellabiosuperior.Pudodistinguirperfectamenteenlasmejillaslashuellasdelaputrefacción.Mediantealgúnmisteriosoproceso,sumenterecordóporprimeravezesedíalafotodeMaryMathewsconlacaracortada…Contrastóensuevocaciónlarubiabellezadelamuchacha,enotrotiempo,conaquelladolientefazquepresentabaen esa foto. Comparó aquel rostro, también, con el de la muerta: el rostro másadorablequehabíaconocidoconelmásespantosoquepodíaconcebir.

Peroelasesinoavanzóentoncesparaponerlahojadesucuchilloenelcuellodela víctima; es decir, el hombre, primero de forma vaga y luego indefectiblementecierta, cobró conciencia de una impresionante coincidencia —una relación, unparalelismoevidente—entreelrostrodelafotoyelnombrequehabíaensutumba.LaCortada.Ladelacaracortada.Unrostroyunacicatriz.Unrostrodesfiguradoporelpasodeltiempoylavoracidaddelamuerte.AquellaideaseapoderódeDoman,sacudiéndoledenuevoelcuerpo,revolviéndolelastripas.Aquellaideatransformóelrostroquesuimaginaciónhabíaforjadoparasuponerelquesehallabaocultoporlastablasdelacajademuertos.Elcontrastesetrocóensimilitud.Lasimilituddiopasoala convicción. La convicción se hizo identificación. Recordó de golpe lasmuchasdescripciones que de LaCortada había oído a sus socios y otros compañeros deaventura; lo que faltaba en su memoria quedó prontamente sustituido por suimaginación, torrencial entonces. De nuevo la más firme convicción, eldesvelamiento de la duda, la confirmación plena de sus temores. En el esfuerzoenloquecedorpor recordaraquellos retazosde lahistoriade lamujerque lehabíansido referidos en los campamentos, a la luz y el grato calor de las hogueras, losmúsculosdesusbrazosylasmanosquedaronatalpuntoyertos,peroentensión,queparecíahubieraacabadodelevantarelmásgrandedelospesos.Sucuerposedoblaba

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yretorcíaporelagotamiento.Lostendonesdelcuelloaparecíantantirantescomolascuerdasanudadasdeunlátigotemible;larespiracióndeDomansehizomuchomásentrecortada, jadeante de pavor. No podía demorarse mucho más la proclamacióninevitable de la catástrofe que todos aquellos signos anunciaban; de otra forma, laagonía de la anticipación no dejaría nada para concluir en el coup de gráce de laverificación.Elrostrodesfiguradolomataría,aunatravésdelamadera.

Unmovimiento del ataúd lo distrajo de sus funestas meditaciones. Se inclinó,corriéndoseenlatierra,hastaquedarapenasaunpalmodesucara,haciéndoseaúnmásvisiblelaplacaconaquellainscripción,queparecíamirarlofijamentealosojos.Oesolepareció.Decididoanoretroceder,noobstante,tratódeapoyarloshombrosconmayorfirmezacontralaparedcontrariadelhoyo,yapuntoestuvodecaerhaciaatrás al hacerlo. Nada había que le pudiera dar apoyo, ya que él mismo habíaagrandadolatumbaconsupicoylapalacuandocreyóconvenientelevantarelataúd,porloquedecidióenfrentarsedecaraaltemibleenemigo,empuñandoconfuerzaelmachete que había sacado de su cinturón. En realidad no se había inclinado haciadelanteelataúd,habíasidounaimpresiónsuyaauspiciadaporlaoscuridad,ysonrióalpercatarsedequehabíaagrandadoelhoyodetalmaneraqueahoranoencontrabaunpuntodeapoyoasuespalda.Levantóelmachete,golpeócontodassusfuerzaslaplaca metálica. Se produjo una especie de percusión aguda, restallante con unestrépitosordoentodalamaderadelacaja…Elataúdsehizopedazos.Elcadáveryquienaúnvivíaseenfrentaronalfincaraacara.Unhombredesesperado,quegritabasu pánico. Una mujer tranquila, inmóvil, de pie, en absoluto silencio. He ahí laescena.¡Eraunhorror!

V

Variosmesesdespués,ungrupodehombresymujeresquepertenecíanalamejorsociedaddeSanFranciscopasaronporHurdy-GurdyendirecciónaYosemiteValley,siguiendo una nueva ruta muy ponderada por los excursionistas en los últimostiempos.Hicieronunaltoparacenar,cuandocomenzabaacaerlatarde,ydurantelapreparacióndelacomidaexploraronelcampamentodesierto.

Unode losmiembrosdelgrupodeexcursionistashabíaestadoenHurdy-Gurdyen los días de su dudosa gloria; había sido, en realidad, uno de los pocos que sebeneficiaron con aquella avalancha de gente que hubo cuando se creyó en laexistencia de una mina extraordinaria. Se decía que por su mesa de juego habían

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pasado más gente y dinero en una sola noche que por todas las mesas juntas delestado.Millonarioahora, sededicabaaempresasmás importantes,comoes lógico,por lo que nada contaba de aquellos tiempos a las gentes que ahora buscaban suamistad.Suesposa,inválida,unamujermuyconocidaenSanFrancisco,anfitrionaderecepciones de un lujo extraordinario por las que pasaba lo mejor de la ciudad,formaba parte de la expedición. En el transcurso del paseo entre las chozas delcampamentoabandonado,el señorPorfer llamó laatencióndesumujerydel restodelgrupohaciaunárbolseco.

—Comocreoqueyaleshedicho—señaló—,paséporestecampamentoen1852,y me contaron que no menos de cinco hombres fueron ahorcados, todos en esteárbol…Acerquémonosmás,puedequeaúnsigaahílacuerda…

ElseñorPorfernodijo,empero,quelacuerdaencuestióneralamismadecuyoabrazofatalhabíaescapadosupropiocuello,unavezportanpocoqueunahoradedemoraenalejarsedeaquellaregiónhubieraservidoparaverlocolumpiándose.

Caminando con tranquilidad arroyo abajo—bien acomodada en la silla de uncaballolaesposainválidadelprócerPorfer—,elgrupollegóhastaelesqueletodeunanimal perfectamente descarnado; un meticuloso examen que hizo Porfer de loshuesos le permitió comunicar a los demás que se trataba de un burro. Las largasorejashabíandesaparecido,claroestá,perobuenapartede lagrancabezadelasnoestabaintacta,almenosenloqueasuestructuraóseaserefiere,aligualquelabridaylaestacaalaqueestabaamarrada.Cercadelasnohabíavariasherramientasyotrosútiles comunes entre losmineros. Las observaciones de la concurrencia fueron lasnormalesenestoscasos:cínicasporpartedeloshombresypiadosasporpartedelasmujeres. Un momento después, ante el árbol seco, Porfer rebajó su dignidad losuficientecomoparacolocarsejustobajolacuerdayponérseladespreocupadamentealrededor del cuello, entre sonoras carcajadas. Su esposa, por el contrario, parecióhorrorizadaanteaquellapantomima.

Un grito de alguien del grupo, a buen seguro una mujer, los llevó a todos enreuniónalrededordeunatumbaabierta,encuyofondovieronunaconfusamasadehuesos humanos y tablas. Los coyotes y los búhos habían llevado a cabo sulamentableritualalimentario.Seveíanperfectamentelascalaveras,yparainvestigarenellasyenlootrounodelosmásjóvenessemostrólosuficientementeaudazcomoparasaltarallíycomenzara tirarhuesosa losdemásentre lasrisasde todos,hastaque laseñoraPorfer,desdeaquellaespeciede tronoqueera lasilladesumontura,gritó con sumamajestadpidiendoquecesara el jovenenaquel acto evidentementeimpío…Eljoven,noobstante,siguióbuscandoentreaquelosario,aunquesinarrojarni un solo hueso más a los otros, y encontró así una herrumbrosa placa con unainscripción groseramente grabada, que Porfer pudo descifrar con dificultad, y queleyóenvozalta,aguantándoselarisaparaquesuesposanoloreprendiera.Decíaasí:

ManuelitaMurpby

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NacidaenlaMisiónSanPedro.MurióenHurdy-Gurdy,alos47añosdeedad.Elinfiernoestállenodemujerzuelascomoella.

PorrespetoalosprobablementepíossentimientosdellectoryalosnerviosdelosdelicadosintegrantesdelahermandadintegradaporpersonastanbondadosascomolamismaseñoraPorfer,nonosextendemossobreladolorosaimpresiónproducidaporaquella inscripción grabada toscamente en la placa.Baste decir que la oratoria delseñorPorfernuncaanteshallóreconocimientotanespontáneoyapabullantecomoelqueseprodujotrasleeraquello,tansimple,porlodemás.

El morboso joven que rebuscaba en la tumba obtuvo un nuevo trofeo: unaabundantematadepelonegroparcialmentecubiertodebarroseco.Eratanpocacosael premio, sin embargo, que apenas le prestaron atención los otros. Mucho másimportantehabíasidolodelaplaca…Peroderepente,amediasentrelasorpresaylaalegría,eljovengritóparallamarlaatencióndesusamigosmientrasdesenterrabaunfragmento de roca gris, que después de limpiarlo entregó a Porfer. Al alumbrarlo,resplandeció con un brillante color amarillo. Tenía puntitos luminosos, destellosinequívocos bajo el candil que le arrimaron y bajo el sol en poniente de la tarde.Porfer se lo arrancó de lasmanos al joven, inclinó la cabeza paramejor ver aquelfragmento,yluegoloarrojólejosconestaexclamacióndespectiva:

—¡Bah!Piritasdehierro,elorodelosincautos…Elhombresequedóuntantodesconcertado.LaseñoraPorfer,entonces,incapaz

desoportarpormástiempolasestupidecesdeaqueljovenmorboso,hizocaminarasucaballohastaelárbolsecoyallípidióquelaayudaranasentarsesobrelasraíces.Mientrasseacomodabapartedeldoradocabelloquehabíaescapadodelaprisióndesu pañuelo, fue atraída por lo que parecía ser y era realmente un trozo de abrigo.Mirandoa sualrededor,paraasegurarsedequenadie laobservaba,alargó lamanollenadevaliosasjoyas,metiólamanoenelbolsillodeloquequedabadelabrigoyextrajounaviejabilletera.Conteníaloqueacontinuaciónserefiere:

VariascartasconelmatasellosdeElizabethtown,NuevaJersey.Unmechóndecabellorubio,atadoconunacinta.Lafotografíadeunamuchachadesfigurada,conunadedicatoriaescritaaldorso:

«ParaJeffersonDoman».Unos momentos más tarde todos rodeaban a la señora Porfer, presos de gran

angustia. Yacía la dama con una arrugada fotografía apretada entre los dedos. Sumarido le levantó la cabeza, y vieron todos cómo aquella cicatriz, que ningún artehabíalogradoocultar,aquellacicatriztanconocidadetodos,cobrabaunaintensidadespantosa en la lividez de su rostro.Una intensidadmás terrible que la que nuncahabíatenidoantes.

MaryMathewsPorferhabíatenidolamala,lapésimafortunademorirse.

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ELFUNERALDEJOHNMORTONSON[16]

John Mortonson había muerto: había recitado su parlamento en la tragediatitulada«Hombre»yhabíaabandonadoelescenario.

Su cuerpo descansaba en un rico ataúd de caoba cubierto con una lámina devidrio.Todoslospreparativosparaelfuneralhabíansidotanbienejecutadosquesieldifunto los hubiera conocido, sin duda los habría aprobado. Su rostro, tal y comoaparecía bajo el cristal, no resultaba desagradable a la vista: mostraba una ligerasonrisay,comolamuertenohabíasidodolorosa,noparecíadesfiguradodespuésdelatareareparadorallevadaacaboporlafuneraria.Alasdosenpuntodelatarde,susamigosibanareunirseparaofrecerelúltimotributoderespetoaunhombrequeyanoteníanecesidaddeamigosniderespeto.Losmiembrosquequedabandelafamiliase fueron acercando uno tras otro al ataúd con aspecto serio para derramar suslágrimassobrelosplácidosrasgosquereposabantraselcristal.Estonolesservíadenada;nitampocoaJohnMortonson.Peroenpresenciadelamuerte,lafilosofíaylarazóntienenpocoquedecir.

Cuando eran casi las dos, los amigos empezaron a llegar y, después de ofrecerconsuelo a los afligidos familiares tal y como mandan los cánones, tomaronsolemnementeasientoenlahabitaciónconunaelevadaconscienciadesuimportanciadentro del esquema fúnebre. Entonces llegó el ministro y, ante su ensombrecidapresencia, lasmáspequeñas lucescomenzaronaeclipsarse.Suentrada fue seguidapor la de la viuda, cuyos lamentos inundaron la habitación. Se acercó al ataúd y,después de apoyar su rostro contra el frío cristal durante un rato, fue conducidagentilmente a un asiento junto a su hija.Tristemente, y en voz baja, el hombre deDioscomenzóahacerelelogiodelosmuertosysutonolúgubre,mezcladoconlossollozos que pretendía estimular y mantener, se elevaba y descendía, iba y venía,comoelmurmullodeunmarpesaroso.Ellúgubredíaseoscurecíaaúnmásamedidaque hablaba; una cortina de nubes cubrió el cielo y unas sonoras gotas de lluviaempezaronacaer.EracomosilanaturalezalloraraporJohnMortonson.

Cuandoel reverendoconcluyósuelogioconunaoración,secantóunhimno,ylosqueibanallevarelféretroahombrosocuparonsusitiojuntoalmismo.Mientrasseextinguían lasúltimasnotasdelhimno, laviudacorrióhaciael féretro,searrojósobreélyempezóallorardeunmodohistérico.Pocoapoco,sinembargo,cedióaladisuasión y adquirió una cierta compostura.Mientras elministro la conducía a suasiento, los ojos de lamujer buscaron la cara delmuerto bajo el cristal. Entoncesestirólosbrazosy,dandoungrito,cayóhaciaatrásyperdióelconocimiento.

Los dolientes se precipitaron hacia delante, sobre el féretro, y los amigos trasellos. Entonces el reloj que había sobre la repisa de la chimenea dioceremoniosamente las tres y todos se quedaron observando el rostro de JohnMortonson,difunto.

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Cuandosedieronlavuelta,todoslospresentesparecíanenfermosypálidos.Unode ellos, intentando escapar aterrorizado de aquella horrible visión, tropezó con elataúdcontalfuerzaquederribóunodesusfrágilessoportes.Elféretrosefuealsueloyelcristalsehizoañicosporelgolpe.

PorlaaberturasalióarrastrándoseelgatodeJohnMortonson;saltóalsueloconpereza, se sentó, se atusó con calma su hocico color carme— sí con una zarpa yabandonódignamentelahabitación.

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ELREINODELOIRREAL

I

En un tramo que hay entre Auburn yNewcastle, siguiendo en primer lugar laorilladeunarroyoyluegolaotra,lacarreteraocupatodoelfondodeundesfiladeroqueestáenparteexcavadoenlaspronunciadasladeras,yenparrelevantadoconlaspiedrassacadasdellechodelarroyoporlosmineros.Lascolinasestáncubiertasdeárbolesyelcursodelríoessinuoso.

Ennochesoscurashayqueconducirconcuidadoparanosalirsedelacarreteraeirsealagua.Lanochedemirecuerdohabíapocaluz,yelriachuelo,crecidoporunareciente tormenta, se había convertido en un torrente. Venía de Newcastle y meencontrabaaunamilladeAuburn,enlazonamásoscurayestrechadeldesfiladero,conlavistaatentaalacarreteraqueseextendíapordelantedemicaballo.Depronto,y casi debajo del hocico del animal, vi a un hombre; di un tirón tan fuerte a lasriendasquepocofaltóparaquelacriaturaquedarasentadasobresusancas.

—Ustedperdone—dije—,nolehabíavisto.—No se podía esperar que me viera —replicó con educación el individuo

mientrasseaproximabaalcostadodelacarreta—;yelruidodeldesfiladeroimpidióqueyoleoyera.

Aunque habían pasado cinco años, reconocí aquella voz enseguida. No meagradabaespecialmentevolveraoírla.

—UstedeseldoctorDorrimore¿verdad?—pregunté.—Exacto; y usted es mi buen amigo el señorManrich. Me alegra muchísimo

verle —añadió esbozando una sonrisa—, sobre todo porque vamos en la mismadireccióny,comoesnatural,esperoquemeinviteairconustedenlacarreta.

—Cosaqueyoleofrezcodetodocorazón.Loquenoeraverdadenabsoluto.El doctor Dorrimore me dio las gracias mientras se sentaba a mi lado, y yo

reanudé lamarcha como antes, con precaución. Sin duda son imaginacionesmías,peroahorameparecequerecorrimosladistanciaquenosquedabaenmediodeunanieblagélida;yopaséunfríoespantoso.Elcaminoresultómáslargoquenuncaylaciudad,cuandollegamosalfinaella,aparecíasombría,lúgubreydesolada.Debíadeestar cayendo la noche, y sin embargo no recuerdo haber visto luz en las casas ni

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ningúnservivoporlascalles.Dorrimoremeexplicóconciertodetenimientoporquéseencontrabaallíydóndehabíapasadolosañosanteriores,desdequelehabíavistoporúltimavez.Recuerdoquemelocontó,peronoconsigoacordarmedeloquemedijo. Se había ido al extranjero y había vuelto; eso es todo de lo que conservomemoria, y era algo que ya sabía. En cuanto a mí, no recuerdo haber dicho unapalabra,aunqueseguramentelohice.Hayalgodeloquesítengoconcienciaclara:lapresencia de aquel hombre a mi lado me resultaba singularmente desagradable einquietante; tantoque,cuandopor findetuveelcarrobajoelanuncio luminosodelHotelPutnam,experimentélasensacióndehaberescapadoaalgúnpeligroespiritualde naturaleza especialmente funesta. Esa sensación de alivio se vio modificada aldescubrirqueeldoctorDorrimoretambiénsealojabaenelmismohotel.

II

ComoexplicaciónparcialdemissentimientoshaciaeldoctorDorrimore,relatarébrevementelascircunstanciasenlasqueleconocíunosañosantes.Unanoche,mediadocena de hombres, yo entre ellos, estábamos sentados en la biblioteca del ClubBohemio de San Francisco. La conversación había derivado hacia el tema de ladestrezamanualylasproezasdelosprestidigitateurs,unodeloscualesactuabaporaquelentoncesenunteatrodelalocalidad.

—Esostiposnosonmásqueaspirantesenundoblesentido—dijounindividuodelgrupo—;nosabenhacernadaaloquemerezcalapenaprestaratención.ElmáshumildemalabaristaambulantedelaIndiapodríadejarlesperplejosyalbordedelalocura.

—¿Porejemplo…?—Pues,porejemplo,ejecutandosusjuegosmásusualesyconocidos:lanzandoal

airegrandesobjetosquenovuelvenacaer;haciendoquelasplantasbroten,crezcanyflorezcanenunterrenoestérilelegidoporlosespectadores;poniendoaunhombreenunacestademimbreyatravesándolounayotravezconunaespadamientrasgritaysangra, y luego, al abrir la cesta, revelando que no hay nada dentro; agitando elextremolibredeunaescaladesedaenelaire,ascendiendoporellaydesapareciendo.

—¡Tonterías!—exclamé,deunmodobastantegrosero,me temo—.¿Nocreeráustedtalescosas?

—Desdeluegoqueno:lashevistoconmuchafrecuencia.—Peroyosí—dijounperiodistaqueteníafamaenlalocalidadcomoreportero

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pintoresco—. Las he relatado tantas veces que sólo la observación directa podríadebilitarmiconvicción.Bueno,caballeros,vamipropiapalabraenello.

Nadieserió;todosmirabanaalgoquehabíadetrásdemí.Aldarmelavueltaenelasientoviaunhombrecontrajedeetiquetaqueacababadeentrarenlasala.Supiel era atezada, casi oscura; llevabaunabarbanegraypoblada, unamatadepelonegroalgo revuelto,y tenía lanariz afiladayunosojosque resplandecíanconunaexpresión tandesalmadacomo losdeunacobra.Alguiendelgrupose levantóy lopresentócomoeldoctorDorrimore,deCalcuta.Mientrasíbamossiendopresentadosuno a uno, él contestaba a nuestro saludo con una profunda reverencia al estilooriental,alaquelefaltabalasolemnidaddeOriente.Susonrisameresultócínicayunpocodespectiva.Sólosédescribirsuconductacomodesagradablementeatractiva.

Supresenciahizoquelaconversaciónderivarahaciaotrostemas.Hablópoco(norecuerdo nada de lo que dijo). Su vozme pareció especialmente rica ymelodiosa,peromeprodujolamismaimpresiónquesusojosysusonrisa.Trasunosminutosmepuseenpieparamarcharme.Éltambiénselevantóycogiósuabrigo.

—SeñorManrich—dijo—,voyensumismadirección.—¡Menudodiablo!—pensé—,¿Cómosabeustedenquédirecciónvoy?—Estaréencantadodequemeacompañe—contesté.Salimos juntos del edificio. No había ningún coche a la vista, los tranvías se

habíanidoaacostar,habíalunallenayelairefrescodelanocheresultabadelicioso.Subimos caminando por la calle California. Naturalmente, tomé esa direccióncreyendoqueéltomaríaotra,haciaunodeloshoteles.

—Usted no cree lo que se dice de los malabaristas hindúes —dijo sin máspreámbulo.

—¿Yustedcómolosabe?—pregunté.Sincontestaramipregunta,apoyóunamanoligeramentesobremibrazomientras

conlaotrameseñalabalosadoquinesdelaaceraporlaquecaminábamos.Enella,ycasianuestrospies,¡yacíaelcuerpomuertodeunhombre,conunacaramuypálidapor la luz de la luna, vuelta hacia arriba! Tenía una espada, en cuya empuñadurarelucían piedras preciosas, clavada en el pecho; sobre los adoquines de la acera sehabíaformadouncharcodesangre.

Me quedé pasmado y aterrorizado, no sólo por lo que veía, sino por lascircunstanciasenlasquelohacía.Durantenuestraascensión,misojos,almenosesocreía, habían recorrido varias veces toda la distancia de la acera, de calle a calle.¿Cómohabíanpodidoserinsensiblesaaquelobjetohorrorosoahoratanvisiblebajolaluzdelaluna?

Cuando recobrémis aturdidas facultades observé que el cuerpo vestía traje deetiqueta.El abrigo, completamente abierto, dejabaver el frac, la corbata blanca, laamplia pechera penetrada por la espada. Y (¡horrible revelación!) la cara,exceptuandolapalidez,¡eralademiacompañante!HastaelmásdiminutodetalleycaracterísticacoincidíaconelmismísimodoctorDorrimore.Perplejoyhorrorizado,

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medilavueltaparabuscaralhombrevivo.Noseleveíaporningúnsitio;congranespanto,mealejédeaquellugarcalleabajo,enlamismadirecciónporlaquehabíavenido.Apenashabíadadounoscuantospasoscuandosentíquemeagarrabanporelhombro;me detuve. Por poco no grité de terror: elmuerto, con la espada todavíaclavadaenelpecho,estabaallí,¡amilado!Despuésdesacarseelarmaconlamanolibre,laarrojólejos:laluzdelalunacentelleósobrelasgemasdelaempuñadurayelinmaculado acero de la hoja.Al estrellarse sobre la acera, ¡la espada desapareció!Aquelindividuo,conlateztanmorenacomoantes,retirólamanodemihombroymemiróconlamismamiradacínicaqueyohabíaobservadolaprimeravezquelevi.Losmuertosno tienenesamirada;esomereanimóy,alvolver lavistahaciaatrás,contemplélaamplitudlisayblancadelaacera,vacíadecalleacalle.

—¿Quéesestainsensatez,malditodiablo?—inquiríconfiereza,apesardequemetemblabantodoslosmiembros.

—Es lo que algunos gustan llamar malabarismos —contestó con una sonoracarcajada.

SemetióporlacalleDupontynolevolvíaverhastaquemeloencontréeneldesfiladerodeAuburn.

III

Novi al doctorDorrimore al día siguiente demi segundo encuentro con él: elrecepcionistadelhotelmedijoqueunaligeraenfermedadleteníaconfinadoensushabitaciones. Aquella tarde, en la estación de ferrocarril, me vi sorprendido ycomplacidoporlainesperadallegadadelaseñoritaMargaretCorrayysumadre,queveníandeOakland.

Estonoesunahistoriadeamor.Nosoyuncuentista,yunsentimientocomoelamor no puede ser descrito en una literatura dominada y cautivada por la tiraníadegradante que «condena a las letras» en nombre de la Joven. Bajo el marchitoreinadode la Joven,omejordicho,bajoelgobiernodeesos falsosMinistrosde laCensuraquesehannombradoasímismoscustodiosdesubien,elamor

cubreconunvelosussagradosfuegos,e,ignorante,laMoralidadexpira,

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famélica sobre la comida pasada por el tamiz y sobre el agua destilada de unasprovisionesmelindrosas.

Bastedecirque laseñoritaCorrayyyonoscomprometimosenmatrimonio.Sumadreyellasedirigieronalhotelenqueyomealojabaydurantedossemanaslaviadiario.Nohace falta decir lo feliz queme sentía; el únicoobstáculo ami perfectaalegríadeaquellosdíasdoradoseralapresenciadeldoctorDorrimore,aquienmeviobligadoapresentaralasdamas.

Evidentementefuemuybienaceptadoporellas.¿Quépodíadeciryo?Noconocíanada que pudiera desacreditarle. Sus modales eran los de un caballero culto yconsiderado;yparalasmujereslosmodalesdeunhombresonloesencial.EnunpardeocasionesenquevialaseñoritaCorraypaseandoconélmepusefurioso,yenunadeellastuvelaindiscrecióndeprotestar.CuandolaseñoritaCorraymepreguntóporlasrazones,nopudedarningunaycreíverensuexpresiónunasombradedespreciohacia los caprichos de una mente celosa. Entonces empecé a volverme hosco ydesagradable a conciencia y, en mi locura, decidí regresar a San Francisco al díasiguiente.Sinembargo,nodijenadadetodoelasunto.

IV

EnAuburnhabíauncementerioviejoyabandonado.Estabacasienelcentrodelaciudad, pero por la noche resultaba un lugar tan horroroso que sólo podría seranheladoporelmástétricodelostemperamentoshumanos.Lasverjasqueseparabanlasdistintasparcelasestabancaídas,podridaseinclusoalgunashabíandesaparecido.Muchasdelastumbassehabíanhundido;enotrascrecíanpinosrobustoscuyasraíceshabíancometidounpecadohorrible.Laslápidassehabíandesplomadoysuspedazosyacían desperdigados por el suelo; la valla que rodeaba el cementerio habíadesaparecidoyloscerdosylasvacasrondabanporallíaplacer.Aquellugareraunavergüenza para los vivos, una calumnia sobre los muertos y una blasfemia contraDios.

Eldíaqueciegoderabiatomélalocadecisióndesepararmedetodoloquemásquería,deambuléporlanocheporaquelagradablelugar.Laluzdelamedialuna,alatravesarel follajede losárboles,producíaunefectofantasmal, formandomanchasdeclaridadyoscuridadquerevelabanlaszonasmásrepugnantes;lasnegrassombrasparecían conjuraciones que ocultaban, hasta que llegara el momento oportuno,revelacionesdeun significado lúgubre.Cuandocaminabapor loquehabía sidoun

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camino de grava, vi surgir de la oscuridad la figura del doctor Dorrimore. Yomeencontraba en la penumbra ymequedé allí, inmóvil, con los puños cerrados y losdientesapretados, intentandocontrolarel impulsodesaltarsobreélyestrangularlo.Alcabodeunratounasegundafiguraseleunióylecogiódelbrazo.¡EraMargaretCorray!

Soyincapazderelataradecuadamenteloquesucedió.Séquesaltéhaciadelante,dispuesto al asesinato. También sé que me encontraron al amanecer, magullado yllenodesangre,con lasmarcasdeunosdedosen lagarganta.Me llevaronalhotelPutnam,dondeestuvedelirandodurantevariosdías.Todoestoloséporquemelohancontado.Loquesírecuerdopormímismoesquecuandorecobrélaconsciencia,aúnconvaleciente,mandébuscaralrecepcionistadelhotel.

—¿EstánlaseñoraCorrayysuhijatodavíaaquí?—pregunté.—¿Quénombredijousted?—Corray.—Nosehaalojadoaquínadieconesenombre.—Leruegoquenojuegueconmigo—ledijeconciertomalhumor—.Yaveque

estoybien;hagaelfavordedecirmelaverdad.—Ledoymipalabra—repusoconevidentesinceridad—dequenohemostenido

ningúnhuéspedconesenombre.Suafirmaciónmedejóestupefacto.Permanecíensilencioduranteunosinstantes;

despuéslepregunté:—¿DóndeestáeldoctorDorrimore?—Semarchólamismamañanaenqueustedessepelearon,ydesdeentoncesno

sabemosnadadeél.Desdeluego,ledioaustedconganas.

V

Talessonloshechosdeestecaso.MargaretCorrayesahoramiesposa.Nuncahaestado en Auburn, y durante las semanas en que tuvo lugar la historia que heintentadorelatar,talycomofueconcebidapormicerebro,permanecióensucasa,enOakland, preguntándose dónde se encontraba su amor y por qué no le escribía. ElotrodíaleíenelSundeBaltimoreelsiguientepárrafo:

«El Profesor Valentine Dorrimore, hipnotizador, reunió una gran audienciaanoche. El conferenciante, que ha pasado la mayor parte de su vida en la India,realizóvariasdemostracionesdesupoder,hipnotizandoatodoaquelqueseprestóal

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experimentoúnicamenteconmirarle.Dehecho,hipnotizóatodoelpúblico(salvoalosperiodistas)endosocasiones,haciendoque todosconcibieran las ilusionesmásextraordinarias.Lacaracterísticamásvaliosade laconferencia fue la revelacióndelosmétodosempleadosporlosmalabaristashindúesensusfamosasactuaciones,muyconocidas por boca de los viajeros. El profesor declaró que estos taumaturgos hanadquirido taldestrezaenelartequeélaprendiódeellos,que realizansusmilagrosarrojandoalos“espectadores”aunestadodehipnosisydiciéndolesloquedebenveryoír.Suafirmacióndequeunsujetoespecialmentesensiblepuedemantenerseenelreinodeloirrealdurantesemanas,meses,einclusoaños,dominadoporlasilusionesyalucinacionesqueeloperadorpueda sugerirledevezencuando, resultaun tantoinquietante».

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CIRCUNSTANCIASAPROPIADAS

Lanoche

Unanochedeverano, elhijodeungranjeroquevivía aunasdiezmillasde laciudad de Cincinnati atravesaba un oscuro y muy denso bosque por una estrechasenda. Se había perdido mientras buscaba algunas vacas extraviadas, y ya casi amedianocheseencontrabaaúnlejosdesucasa,enunazonaqueleeraporcompletodesconocida.

Setrataba,enrealidad,deunmuchachofuerteyvaliente,decorazóntemplado;poreso,intuyendoapenasenquédirecciónestabasucasa,seadentrósinvacilarenelbosque, guiado por las estrellas. Al llegar al sendero pudo apreciar que iba en ladireccióndeseada,porloqueechóacaminarconfiado.

Lanocheeraclara,peroenelbosquenopodíaevitarsobrecogerse,noobstantesucarácterdecidido.Elmuchachoavanzabaporelsenderoguiadomásporeltactoqueporlavista.Encualquiercaso,noeradifícildesorientarse,porquelamaleza,aambosladosdelcamino,resultabatanespesacomoimpenetrable.Habíarecorridoyamásomenosunamillacuandolesorprendióver,atravésdelfollaje,undestellodeluzalaizquierda. Aquello hizo que le diera un vuelco el corazón, que comenzó a latirdesbocado.

«LaviejacasadeBreede;éstedebedeserelextremocontrariodelcaminoquedaanuestracasa…¿Cómoesquehayluzahí?»,sedijo.

Siguióadelante, tratandodesobreponersea la impresión recibida.Unmomentodespués accedía a un claro del bosque donde se veían los restos de una cerca demadera.Acortadistanciadel sendero, enmediodel claro, estaba lacasade laquesalíaaquellaluzatravésdeunaventanasincristales.Loshabíatenidotiempoatrás,pero habían sucumbido ante las piedras de los niños de la región, que daban asítestimoniodesuvalentíayhostilidadhacialosobrenatural.LacasadeBreedeteníalamalafamadehallarseencantada.Esmásqueseguroqueaquellofueseunapatraña,peronielmásescépticopodíanegarquelacasaimpresionaba.

Mientras contemplaba lamisteriosa y débil luz que brillaba tras la ventana sincristalesdelacasa,recordóelmuchacho,conbastantemiedo,quetambiénélhabíaapedreadoenrepetidasocasioneslacasayaquellamismaventana,inclusocuandoyano teníauncristal sano.Ahoramostrabaarrepentimiento, tan tardíocomo ineficaz.Casi esperaba verse rodeado por todas las malas bestias ultraterrenas yfantasmagóricas a las que había enfurecido turbando su paz a pedradas… Pero eljoven, empecinado, aunque temblaba apenas sin poder controlarse, no parecíadispuestoabatirseen retirada.La sangrequecorríapor susvenas teníamuchodel

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buentemplepropiode lospioneros.Sóloestabaadosgeneracionesdedistanciadequieneshabíansometidoalosindios.Asíquesiguiócaminando.

Mientraslohacía,sinembargo,nopodíaquitarojodelaventanaabierta,loquehizoqueviesealgorealmenteextraño…Yterrible…Unhombreestabasentadojustoenmedio de la habitación, ante unamesa sobre la que había unas hojas de papel.Descansabasuscodossobrelamesamientrasconlasmanossesosteníalacabeza.Acada lado, los dedos se hundían en su poblada cabellera. Su rostro parecíamortalmenteamarilloalaluzdelaúnicavelaqueardíasobrelamesa.Ladébilllamaalumbrabaeseladodelrostro,peroelotroquedabaporcompletoenlapenumbra.Elhombreparecíatenerclavadoslosojosenlaventana,yensumiradaunobservadormás viejo y probablemente menos impresionable podría haber discernido algo detemor. Al muchacho, sin embargo, le pareció la mirada de un muerto. Creyórealmentequeaquelhombreestabamuerto.

Lasituaciónleparecíahorrible,aunquetambiénleatraía.Elmuchachosedetuvoyrespiróprofundamente,dispuestoasaberdequédemoniossetratabaaquello.Habíaestado a punto de desvanecerse a consecuencia delmiedo y de la agitación de suslatidos,aúnnotabaquelasangrenolehabíavueltoalrostro,perosepidiócalma,sedijoqueyaestababiendetantacobardía.Asíqueapretólosdientesysedirigióalacasa.Enrealidad,másqueparaenterarsede loquepasaba, ibaparaprobarse,paradominar su miedo. Llegó hasta la ventana y asomó su cabeza. Pero justo en eseinstante un chillido áspero rompió el silencio de la noche. No era más que unalechuza.Elhombre,entonces,sepusoenpie,volcólamesaalhacerloyseapagólavela.Elmuchachonopudosoportaraquello.Echóacorrerdespavorido.

Eldíaantes

—Buenosdías,Colston…Parecequeestoydesuerte…Ustedsueledecirquemiselogiosasutrabajoliterarionosonmásqueundetalle,unamuestrademieducación,peroleaseguroqueestoyabsorto,realmenteembobadoconelcuentoqueacabadepublicarenelMessenger…

—Lapruebaesmássignificativadeloqueustedsupone—dijoelotro—.Tantaes su ansiedad por leer mi cuento, que está dispuesto a dejar de lado todaconsideraciónegoístayrenunciaralplacerquesulecturapodríaproporcionarle.

—No lo entiendo —dijo el otro, doblando el periódico y metiéndoselo en elbolsillodelachaqueta—.Ustedeslosescritoressongenteextraña…Dígamequéhedicho que pueda molestarle… ¿Es que depende de mí, y sólo de mí, el que yoobtengaungranplaceralleerunodesuscuentos?¿Nadatienequeverenellousted?¿Tanpocovalorasutrabajo?

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—Tododepende,amigomío…¿Creeustedquepodríadisfrutarrealmentedesudesayuno, por bueno que sea, si lo tomara en este tranvía? Imaginemos que elfonógrafofuesetanperfectocomoparaofrecerleunaóperacompleta,consuscoros,la orquestación…, todo, en fin… ¿Cree usted que, así y todo, obtendría elmismoplacerdelfonógrafosilopusieraensuoficinamientrasseaplicaasutrabajo?¿Deveras cree que le resultaría grato oír una serenata deSchubertmientras atiende lasreclamacionesdeunitalianoinoportuno?¿Acasoestáustedsiemprepreparadoparadisfrutardetodo?Permítamerecordarle,miqueridoamigo,queelcuentoqueustedmehahechoelhonordecomenzaraleer,paraolvidarsedeloincómodoqueesviajarenestetranvía,esunahistoriadefantasmas,nadamás…

—¿Yqué?—¡Vaya!¿Acasono tieneel lectorningúndeberproporcionalasusprivilegios?

Ustedhapagadocincocentavosporesediario,asíquelepertenece…Porlomenoslepertenece ese ejemplar…Tiene todo el derecho a leerlo cuando quiera y donde levengaengana.Granpartede loquecontienenosevefavorecidonidañadoporelmomentoyellugar,niporelestadodeánimo;inclusopartedelmaterialquecontieneeldiariodebeserleídoprontamente,paraquenosepasedeactualidad…Peronomicuento;noesexactamentelomismo.NoesunaespeciedeprontuarioacercadeunahipotéticaFantasmalandia…Noseesperaqueustedsemantengaaucourantsobreloque sucede en la tierra de los espíritus improbables… Es un asunto que puedeesperar,pues,hastaqueustedtengael tiempodisponibleparacaerenunasituaciónmental apropiada al espíritu de ese cuento, lo que respetuosamente le sugiero nopuede hacerse en un tranvía, aunque fuese usted el único pasajero…Creo que unautortieneciertosderechosquedeberespetarellector.

—¿Cuálessonesosderechos?—Enprimerlugar,elderechoalaatencióncompletaporpartedellector.Negarle

eso a un autor es inmoral. Obligarlo a compartir su obra con el traqueteo de untranvía, con el fluido paisaje de lasmultitudes en las aceras y los edificios que sealzanacadaladodelacalle,concualquieradelasmildistraccionesquecomponennuestro entorno habitual…, todo eso, en fin, es tratar al autor con una groseríaimperdonable.¡Unainfamia,caballero!

Sehabíapuestoenpieeloradory lograbamanteneraduraspenaselequilibrioagarrándoseaunadelascorreasquecolgabandeltechodeltranvía.Elotrolomirósorprendido, preguntándose cómo una ofensa tan leve, en cualquier caso, podríajustificarunaexpresióntanviolentaporpartedelescritor.Observóqueelrostrodesuamigoestabapálidoyquelebrillabanlosojoscomobrasasalrojovivo.

—Creo que usted puede comprenderme —siguió diciendo el escritortorrencialmente,atropellándoseincluso—.Ustedpuedecomprenderme,Marsh.EnelMessenger de esta mañana se avisa claramente que mi escrito es una historia defantasmas. Creo que es suficiente. Un lector honesto comprendería que ahí seexplicitantodaslascondicionesbajolascualeshadeserleídoelcuento.

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Elhombre apellidadoMarsh se estremeció levemente.Luegopreguntó conunasonrisaquepretendíaseramable:

—¿Dequécondicionesmehabla?Ustedsabequesólosoyunhombrenormalycorriente,dedicadoasusnegocios;unhombre,en fin,delquenocabeesperarqueatiendaalasrazonesdeloshombresdeletras…Soyunsimplelector,amigomío…¿Cómo,cuándo,dónde,segúnusted,deberíaleeryosucuento,suexcelentehistoriadefantasmas?

—Asolas,caballero…Denoche,a la luzdeunavela…Ysinpensarenqueleaguardasumujerenlacama…Hayciertasemocionesqueunescritorpuedesuscitarfácilmente, tales como la compasión, o la risa… Puedo hacerle llorar o reír encualquier circunstancia. Pero para que mi historia de fantasmas resulte eficaz, esprecisohacerlesentirmiedo—ounafuertesensacióndepresenciadelosobrenatural—,yesoresultamuydifícil…Tengo,pues,elderechodecreerquesiustedllegaraaleermecomoselosugiero,medaríalaoportunidaddedemostrarlemitesis.

El tranvía había llegado a sudestino.El viaje que acababade completar era elprimerodeldíaylaconversacióndelosdospasajerosseguía.

Lascallesaparecíanaúnbastantesilenciosasyuntantodesoladas;elsolapenasrozabalasazoteasdelascasas.Albajardelcocheyalejarsecaminandojuntos,Marshmiródetenidamentealotro,dequiensedecía,comodecasi todoslosliteratos,queeraadictoaunoscuantosvicios,muydañinostodosellos.Taleslavenganzadelosdébiles de mente sobre los más brillantes y originales. Tal es la muestra de suresentimientoante la evidente superioridad intelectualde losotros.Todos teníanalseñorColstonporunhombredeprobadogenio.Yhaypobresespíritusquecreenqueelgenioesunexceso.Sesabía,porlodemás,queColstonnobebíaalcohol,peronoeranpocoslosquedecíanqueerauncomedordeopio…Ylaverdadesquealgoensu aspecto, aquella mañana —una cierta ansiedad en la mirada, una palidez másacusadadeloacostumbradoenél,unaciertadificultadenlaexpresiónysumuchayparadójica verbosidad—, confirmó aMarsh esa opinión que la gente sostenía. Noquiso, empero, renunciar al tema de discusión que suscitaba el escritor, y que taninteresanteleparecía,pormásqueelotropudieraenojarse.

—¿Quiere usted decir—comenzó— que sime tomo lamolestia de seguir susindicaciones,lasoledad,lanoche,unavela…,puedelograrconsucuentoquetengayo la desagradable sensaciónde lo sobrenatural, de lo incontrolable? ¿Puedehacerusted,así,quesemeacelereelpulso,quemesobresalteconcualquier ruido,hastaconelmáscomún,queunescalofríomerecorralaespaldacomounlatigazoyquesemeericeelvello?

Colstonsediomediavueltarepentinamenteylomiróconmuchadureza.—Ustedno se atrevería, no tiene el valor necesario para hacer todo eso que le

sugiero—ledijoconmuchodesdén—.Ustedsóloesvalienteparaleeresahistoriaenuntranvía,rodeadodegente…Peroenunacasaabandonada,soloenelbosque,denoche…¡Bah!Mire, llevoconmigounmanuscritoinédito,queenesascondiciones

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lomataríaausteddelsusto,seloaseguro…Marshpareciómolesto.Sesabíavalienteylaspalabrasdelescritorloherían,lo

humillaban.—Si sabe usted de un lugar verdaderamente aislado—dijo retador—, lléveme

estanocheydéjemeallíconsumanuscritoyunavela.Yaverá,ya…Vayaavermecuando haya pasado el tiempo suficiente como para que lo lea, que le relataré elargumentoyloecharéaustedapatadasdeallí,porhaberdudadodemihombría…

Fueasícomosucedióqueelhijodelgranjero,mirandoa travésdeunaventanasincristalesenlacasadeBreede,vioaunhombresentadoalaluzdeunavela.

Eldíadespués

Yamuytarde,aldíasiguiente,treshombresyunmuchachoseacercaronalacasade Breede, de donde había salido corriendo el muchacho la noche anterior. Loshombres parecían contentos; hablaban en voz alta y no paraban de reírse y hacerchistes. Sus observaciones eran jocosas, más que irónicas; incluso groseras yvulgares,noobstantelocual,pordirigirsealmuchacho,resultabanbienintencionadasaunquepuedaparecerlocontrario,peroasíes lagentedelasgranjas.Elmuchachoaceptabaaquellasbromasserioperosinrechistar.Erabastanteecuánime,apesardesujuventud,ysabíaquequienafirmahabervistoaunmuertolevantarsedeunasilladegolpeyvolcarunamesa,noesuntestigoqueseamuydignodeconfianza…Alllegaralacasayencontrarseconquelapuertateníauncerrojo,aquellapandilladeinvestigadores tan sorprendentesentró sinmayorespreámbulos, loquequieredecirqueecharonlapuertaabajo.Enelcorredorhaciaelqueseabríalapuertadeentradahabíadospuertasmás, una a la derechayotra a la izquierda.Entraron en la de laizquierda,laqueteníalaventanasincristales.Encontraronelcadáverdeunhombre.

Elmanuscrito

Antes de hacer lo que, acertada o equivocadamente, he decidido; antes depresentarmeanteelSumoHacedorparaserjuzgado,yo,JamesR.Colston,creomidebercomoperiodistahacerunadeclaraciónpública.Supongoqueminombreserábastante conocido como el debido a un escritor de cuentos macabros, pero ni laimaginaciónmássombríapodríadaralaprensaunahistoriatanterriblecomoesade laquesoyculpableanteDiosyante loshombres.Nohablodehechos,puesmi

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vidajamássehavistoinmersaenaventurasdestacables,sinodemicarreradigamosintelectual, que ha sido espantosa, jalonada de experiencias de las que matan ycondenan.No las relataréaquí, puesalgunas ya están escritas y sóloaguardan elmomentooportunoparaverlaluzpública.Elobjetodeestacartanoesotroqueeldeexplicaraquienpuedaserledeinterésquemimuertevoluntariaesfrutodemisacciones intelectuales.Moriréa lasdoceenpuntode lanochedeldía15de julio,aniversariosignificativoparamí,yaquefueenesafechayenesahoracuandomiamigoporencimadeltiempoydelaeternidad,elbuenCharlesBreede,cumpliólapromesa que me había hecho mediante el mismo acto que su fidelidad a nuestrojuramento me obliga a tomar la decisión antes expuesta. Terminó sus días en lacasitadelbosqueCopetón.Sedioelacostumbradoveredictodeenajenaciónmentaltransitoria.Massiyohubiesedadomitestimoniodurantelainvestigación,sihubieraconfesadocuantosabía,mehabríancondenadoamíporloco.

Despuésseguíaunpárrafolargo,queellectorsóloleyóparasí.Elrestolodijoenvozalta.

Aúnme resta una semana de vida, que aprovecharé para ordenarmis asuntosterrenales así como para prepararme para el JuicioFinal. Será tiempo suficiente,porque tengo pocas cosas de las que ocuparme; además, la muerte, desde hacecuatroaños,esparamíunasunto tan ineludiblecomo imperioso.Quienencuentreestemanuscritojuntoamicadáver,quetengaabienentregárseloalforense.

JamesR.Colston

R S. WillardMarsh, en este fatal 15 de julio le hago entrega a usted de estemanuscrito, para que lo abra y lea bajo las condiciones acordadas en nuestraconversaciónyenellugarconvenido.Renuncioamipropósitodeconservarloparaquedéexplicacióndemimuerte,cosaquecarecedelamenorimportancia.Servirá,noobstante,paraexplicarcómomurióustedmismo…Lovisitarédurante lanocheparaasegurarmedequelohaleído.Ustedmeconocelosuficientecomoparasaberque lo haré…Pero,mi querido amigo, será después de las doce… ¡YqueDios seapiadedenuestraspobresalmas!

J.R.C.

Antesdequeacabaralalectura,alguienrecogiólavelaylaencendió.Cuandoelhombreacabóentoncesdeleer,pusotranquilamenteelpapelsobrelallamay,apesardelasprotestasdelosotros,lomantuvoallíhastaquesóloquedaroncenizas.QuienhizoesoydespuéssoportótranquilamenteunaseverareprimendadelasautoridadeseraunodelosyernosdelfallecidoCharlesBreede.Durantelainvestigaciónnohubonada que permitiera extraer de los hechos una versión inteligible de cuanto aquel

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papelcontenía.

DelTimes

Enel díadeayer, laComisióndirectivadel Sanatoriopara enfermosmentalesdecidió el ingreso en dicha institución del señor James R. Colston, escritor yperiodista muy conocido, habitual en las páginas del Messenger. Recordarán loslectores que durante la noche del 15 de julio, el señor Colston fue conducido almanicomioporunodesusamigos,conquiencompartíaviviendaenlaBaimeHouse,quien le observó actuando demanera sospechosa, con el cuello desnudo, afilandounanavajabarberayprobandosufiloenlapieldesubrazo,comoyaseinformóensu momento. Al ser entregado a la policía, el infortunado escritor se resistióviolentamente,ydesdeentonceshamostradouncomportamientotanvesánicoqueesobligatorio reducirlo con una camisa de fuerza. Obsérvese, sin embargo, que sonmuchoslosescritores,contemporáneosdelseñorColston,queandanaúnsueltos.

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ELRELOJDEJOHNBARTINE

Elrelatodeunmédico

—¿Lahoraexacta?¡Diosmío!¿Porquéinsiste,amigo?Unocreería…peroquéimportaeso;escasi lahoradeirsealacama.¿Lesirveasí?Aunque,mire:si tienequeponerelrelojenhora,tomeelmíoyvéaloustedmismo.

Entoncesseparóelreloj(tremendamentepesadoymuyanticuado)delacadenayme lo entregó; luego se dio la vuelta y, cruzando la habitación, se dirigió hacia laestanteríayempezóaexaminar los lomosde los libros.Sunerviosismoyangustiaevidentesmesorprendieron;noparecíantenermotivo.Despuésdeponerenhoramirelojporelsuyo,meacerquédondeélestabaydije:

—Gracias.Mientras cogía el reloj y lo volvía a enganchar a su cadenilla observé que le

temblaban lasmanos.Conunadiscreciónde laquemeenorgullecíengradosumo,meaproximélentayperezosamentealaparadorymeservíunpocodecoñacyagua;luego,pidiéndoleexcusaspormidescuido,leroguéquetomaraalgoy,dejandoquesesirvieraélmismotalycomoteníamosporcostumbre,volvíamiasientojuntoalfuego.Unavezservido,seunióamíjuntoalhogartantranquilocomosiempre.

Estepequeñoincidentetuvolugarenmiapartamento,dondeJohnBartineestabapasandolanoche.Habíamoscenadojuntosenelclubyllegadoacasaencoche;enresumen:todohabíasidohechodelmodomásprosaico.ElporquéJohnBartineteníaqueinterrumpirelordennaturalyestablecidodelascosasparallamarlaatenciónconunalardedeemoción,alparecerparaentretenerse,eraalgoquedeningunamanerapodía entender. Cuanto más pensaba en ello, mientras sus brillantes dotes deconversaciónseencomendabanamifaltadeatención,máscuriosidadmeproducíay,porsupuesto,no tuveningunadificultadenconvencermedeque talsentimientonoeraotracosaquesolicitudamistosa.Ésteeseldisfrazquelacuriosidadadoptaparaeludirelresentimiento.Poreso,sinmásceremonia,arruinéunadelasmejoresfrasesdesumenospreciadomonólogo.

—John Bartine —dije—, perdóneme si me equivoco, pero con los datos quetengo hasta ahora no puedo concederle el derecho a sufrir un ataque de nervioscuando le pregunto la hora. No puedo admitir que sea aceptable mostrar unamisteriosa renuencia a consultar su propio reloj y a abrigar, enmi presencia y sinexplicación, emociones dolorosas que están ocultas para mí y que no son de miincumbencia.

Bartinenodiounarepuestainmediataaesteabsurdodiscurso,sinoquesequedósentado mirando el fuego con preocupación. Temiendo haberle ofendido, estaba a

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puntodepedirleexcusasyrogarlequeolvidaraelasuntocuando,tranquilamente,memiróalosojosydijo:

—Querido amigo, la ligereza de susmodales no atenúa en absoluto la terribleinsolenciadesurequerimiento;pero,afortunadamente,yoyahabíadecididocontarlelo que quiere saber, y ninguna manifestación de su indignidad modificará midecisión.Seatanamabledeprestarmeatenciónysabrátodoloreferenteaeseasunto.

»Este reloj —dijo—, antes de que me fuera legado, perteneció a mi familiadurante tres generaciones. Su primer propietario, el hombre que lo hizo, fue mibisabuelo, Bramwell Olcott Bartine, un colono acomodado de Virginia, y unConservador tan leal como ningún otro: pasaba las noches sin dormir, tramandonuevas formas de maldecir la jefatura del señor Washington e ideando nuevosmétodosparaayudaryapoyaralbuenreyJorge.Undíaestedignocaballerotuvolamalafortunaderealizarunserviciodecapitalimportanciaparasucausa,quenofueconsideradolegítimoporaquellosquesufrieronsusinconvenientes.Loqueimportano es de qué se trataba, sino que entre sus consecuencias secundarias se cuenta elarrestodemiilustreantepasado,llevadoacabounanocheensupropiacasaporlasfuerzas rebeldes del señor Washington. Se le permitió despedirse de su afligidafamilia,yluegodesaparecióenlaoscuridad,queselotragóparasiempre.Nuncaseencontró el más mínimo indicio de su destino. Después de la guerra, ni unainvestigación diligente ni la oferta de grandes recompensas consiguieron revelar laidentidad de quienes le capturaron o algún hecho relacionado con su desaparición.Habíadesaparecido,esoestodo.

Noséquéfue,perohuboalgoenlaactituddeBartine,noensuspalabras,quemeimpulsóapreguntarle:

—¿Ycuálessuopinióndelasunto,desujusticia?—Miopinión—exclamóacalorado,golpeandoconelpuñoen lamesacomosi

estuvierajugandoalosdadosconunapandadepillosenuncasino—,¡miopiniónesque fue un vil asesinato cometido por el maldito traidor, Washington, y por losgranujasdesusrebeldes!

Duranteunosminutospermanecimosensilencio:Bartinesededicóarecuperarsutempleyyoaesperar.Despuéspregunté:

—¿Yesofuetodo?—No;huboalgomás.Unassemanasdespuésdeladetencióndemibisabuelose

encontrósurelojenelporchedelapuertaprincipaldelacasa.Estabaenvueltoenunpapel de carta que llevaba escrito el nombre de Rupert Bartine, su único hijo, miabuelo.Yahoralotengoyo.

Bartinehizounapausa.Susinquietosojosnegros,conundestellodeluzrojaencadauno, reflejo del carbón candente,miraban fijamente el fuego.Parecía haberseolvidadodemí.Larepentinasacudidadelasramasdeunárboldetrásdeunadelasventanas y, casi al mismo tiempo, el golpeteo de la lluvia contra el cristal, ledevolvieronlaconscienciadeloquelerodeaba.Precedidaporunaráfagadeviento,

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sehabíalevantadounatormentay,trasunosinstantes,elcontinuochapoteodelaguasobre laacerasehizoclaramenteperceptible.Realmentenoséporquécuentoesteincidente,peroparecía tenerunciertosignificadoyrelevanciaqueactualmentesoyincapazdediscernir.Almenos,añadíaunelementodeseriedad,casidesolemnidad.Bartineprosiguió:

—Siento algo especial por este reloj, una especie de cariño hacia él.Me gustatenerlocercaaunque,enparteporloquepesayenparteporunarazónqueahoraleexplicaré,casinuncaloutilizo.Larazóneslasiguiente:cadanoche,cuandolollevoencima, siento un inexplicable deseo de abrirlo y consultarlo, incluso cuando notengo ninguna razón especial para querer saber la hora. Pero si cedo a él, en elmomentoenquemivistadescansasobrelaesfera,mesientollenodeunamisteriosaaprensión, de una sensación de calamidad inminente. Y ésta se hace más y másinsoportableamedidaqueseacercanlasonceenpuntoporestereloj;noimportalahoraque realmentesea.Después,cuando lasmanecillashanpasadode lasonce,eldeseodemirardesaparece;medaexactamenteigual.Entoncespuedoconsultarloconlafrecuenciaquequiera,sinsentirmásemociónquelaqueustedsientealconsultarelsuyo.Naturalmentemeheacostumbradoanomirarelrelojporlanocheantesdelasonce;nadaconseguiríainducirmeahacerlo.Suinsistenciahaceunmomentometrastornó un poco. Siento lo que un consumidor de opio, supongo, sentiría si laansiedadporsuespecialyparticularinfiernosevierareforzadaporlaoportunidadyelconsejo.

»Bien,éstaesmihistoria,y laherelatadoeninterésdesufútilciencia;perosialguna noche de aquí en adelante me ve llevando este maldito reloj y tiene eldescuido de preguntarme la hora, le ruego queme dé permiso para ponerle en latesituradesergolpeado.

Su sentido del humor no me hizo gracia. Pude observar que al relatar suensoñación se había sentido molesto de nuevo. Su sonrisa final era claramentehorrible,ysusojoshabíanevidenciadoalgomásquelaprimitivainquietud;recorríandeun ladoaotro lahabitación sinobjetivoaparenteymedio la impresióndequehabíanadoptadounaexpresiónsalvaje,semejantealaqueavecesseobservaenloscasos de demencia.Quizá fuera sólomi imaginación, pero de todosmodos estabaconvencidodequemiamigoseveíaafectadoporunamonomaníadelomássingulare interesante. Sin ninguna disminución en mi afectuosa solicitud hacia él comoamigo,almenosconfíoqueasífuera,comencéaconsiderarlecomopaciente,yviqueteníamuchasposibilidadesdeestudiarloconprovecho.¿Porquéno?¿Acasonohabíadescritosuensoñacióneninterésdelaciencia?Ah,pobreamigo,estabahaciendoporla ciencia más de lo que se imaginaba: no sólo su historia, sino también él, eranpruebadeello.Teníaquecurarle, si esquepodía, claro,peroantesdebíahacerunpequeñoexperimentopsicológico;no, inclusoelpropioexperimentopodía suponerunpasoensurecuperación.

—Bartine—ledijecordialmente—,esoesmuyfrancoyamigableporsuparte,y

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me siento muy orgulloso de su confianza. Realmente, es todo muy raro. ¿Leimportaríaenseñarmeelreloj?

Losacódesuchaleco,concadenaytodo,ymelopasósindecirunapalabra.Lamonturaeradeoro,muygruesaydura,yteníaunosgrabadosmuycuriosos.Despuésdeexaminardetalladamente laesferayobservarqueerancasi lasdoce, loabrípordetrásyresultóinteresantedescubrirunacajainteriordemarfil,sobrelacualhabíaunretratoenminiatura,pintadodeaquelmodoexquisitoydelicadoqueestuvotandemodaduranteelsigloXVIII.

—¡Caramba! —exclamé, mostrando un profundo placer artístico—. ¿Cómoconsiguióquelehicieranesto?Creíaquelaminiaturapintadasobremarfileraunarteperdido.

—Ésenosoyyo—replicóconunasonrisasolemne—;esmiilustrebisabuelo,eldifuntocaballeroBramwellOlcottBartine,deVirginia.Entonceseramás joven;demiedadmásomenos.Dicenquemeparezcoaél.¿Ustedquécree?

—¿Que si se parece a él? ¡Desde luego!Aparte de las ropas, que suponía queustedhabíaadoptadoenhonoral arteoporvraisemblance,porasídecirlo,yde laausencia del bigote, este retrato es el suyo en cada rasgo, detalle, y hasta en laexpresión.

Nadamássedijoenaquelmomento.Bartinecogióunlibrodelamesayempezóa leer.Yo seguía oyendo el incesante chapoteo de la lluvia en la calle.De vez encuandoseescuchabanpasosapresuradospor lasaceras;entoncesunaspisadasmáslentas y firmes se detuvieron ante la puerta. «Será un policía», pensé, «que buscarefugioenlaentrada».Lasramasdelosárbolesgolpeabandeunmodosignificativo,comosipidieranentrar,contraloscristalesdelasventanas.Despuésdeañosyañosdeunavidamásprudenteyseria,lorecuerdoperfectamente.

Aprovechandoquenomeprestabaatención,cogílaanticuadallavequecolgabade la cadenilla y, girando hacia atrás lasmanecillas del reloj, lo retrasé una hora;luegocerrélacaja,devolvíaBartinesupropiedadyvicómoselaguardaba.

—Creo que usted ha dicho —comencé, con una fingida indiferencia— quedespuésdelasoncelavisióndelaesferayanoleafecta.Comosoncasilasdoce—añadímirandomireloj—,quizá,siesquenotomaamalmisganasdecomprobarlo,podríamirarlaahora.

Sonrió en tono amistoso, sacó el reloj de nuevo, lo abrió e inmediatamente sepusoenpiedeunsaltoysoltóungritóqueelCielonoha tenido lacompasióndepermitirmeolvidar.Susojos,deunanegruraacrecentadademodosorprendenteporla palidez del rostro, se quedaron clavados sobre el reloj, que agarraba con ambasmanos.Duranteunos instantespermaneció en esa actitud sin emitir sonido alguno;luego,conunavozquedeberíanohaberreconocidocomosuya,exclamó:

—¡Maldición!¡Faltandosminutosparalasonce!Yomeestabapreparandoparaunarrebatocomoése;sinlevantarme,repliquécon

bastantetranquilidad:

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—Losiento;debodehabervistomalalponermirelojenhoraporelsuyo.Cerró la tapa de golpe y se guardó el reloj en el bolsillo. Entoncesmemiró e

intentósonreír,peroletemblabaellabiosuperioryparecíaincapazdecerrarlaboca.Después apretó lasmanos, también temblorosas, y se lasmetió en losbolsillosdelchaqué.El espírituvalientepugnabaclaramentepordominar al cuerpocobarde.Elesfuerzo fue demasiado grande; Bartine, como si tuviera un ataque de vértigo,comenzó a tambalearsedeun lado aotroy, antes dequepudiera levantarmede lasillaparasostenerle,lasrodillaslefallaron,seinclinóviolentamentehaciadelanteycayódebruces.Mepuseenpieparaayudarlealevantarse;perocuandoJohnBartineselevante,todosloharemos.

Laautopsiano revelónadaespecial; todos losórganoserannormalesyestabansanos. Sin embargo, cuando se preparó el cuerpo para el entierro, se le apreció unligero círculo de color oscuro alrededor del cuello; al menos eso fue lo que measeguraronvariaspersonasquedecíanhaberlovisto,sibien,basándomeenmipropioconocimiento,nopuedoafirmarquefueraverdad.

Tampocopuedoponerlimitacionesalaleydelaherencia.Nosési,enelmundoespiritual, un sentimiento o emoción podrá sobrevivir al corazón que lo cobijó ybuscarexpresiónsiglosmástardeenunavidasemejante.Ciertamente,situvieraqueimaginareldestinodeBramwellOlcottBartine,deberíasuponerquefueahorcadoalasoncedelanocheyquelehabíanconcedidovariashorasparaprepararseparaelcambio.

EncuantoaJohnBartine,miamigo,mipacientedurantecincominutosy,¡queelCielo me perdone!, mi víctima para la eternidad, no hay más que decir. Estáenterrado, y su reloj con él; me encargué de eso. Que Dios acepte su alma en elParaísoyelalmadesuantepasadodeVirginiasi,claroestá,realmentesetratabadedosalmas.

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ELENGENDROMALDITO

I

Nosiempresecomeloqueestásobrelamesa

A la luz de una vela de sebo colocada en un extremo de una rústicamesa, unhombre leíaalgoescritoenun libro.Eraunviejo librodecuentasmuyusado,yalparecersuescrituranoerademasiadolegibleporqueaveceselhombreacercabaellibroalavelaparavermejor.Enesosmomentoslamitaddelahabitaciónquedabaensombray sólo era posible entrever unos rostros borrosos, los de los ochohombresqueestabanconellector.Sietedeellossehallabansentados,inmóvilesyensilencio,junto a las paredes de troncos rugosos y, dada la pequeñez del cuarto, a cortadistanciadelamesa.Dehaberextendidounbrazo,cualquieradeelloshabríarozadoaloctavohombre,tendidobocaarribasobrelamesa,queconlosbrazospegadosaloscostadosestabaparcialmentecubiertoconunasábana.Eraunmuerto.

Elhombredellibroleíaenvozbaja.Salvoelcadávertodosparecíanesperarqueocurrieraalgo.Unaseriedeextrañosruidosdedesolaciónnocturnapenetrabanporlaaberturaquehacíadeventana:el largoaullido innombrabledeuncoyote lejano; laincesante vibración de los insectos en los árboles; los gritos extraños de las avesnocturnas, tandiferentesdel cantode lospájarosdurante eldía; el zumbidode losgrandesescarabajosquevuelandesordenadamente,y todoesecoro indescifrabledelevessonidosque,cuandodegolpese interrumpe,creemoshaberescuchadosóloamedias,conlasospechadehabersidoindiscretos.Peronadadeestoeraadvertidoenaquellareunión;susmiembros,segúnseapreciabaensusrostroshoscosconaquelladébil luz, no parecíanmuypartidarios de fijar la atención en cosas superfluas. Sindudaalgunaeranhombresdeloscontornos,granjerosyleñadores.

Elqueleíaeraunpocodiferente;teníaalgodehombredemundo,sagaz,aunquesu indumentaria revelabauna cierta relación con los demás.Su ropa apenashabríaresultadoaceptableenSanFrancisco; sucalzadonoerael típicode laciudad,yelsombreroquehabíaenelsueloasulado(eraelúnicoquenolollevabapuesto)nopodía ser considerado un adorno personal sin perder todo su sentido. Tenía unsemblante agradable, aunquemostraba una cierta severidad aceptada y cuidada en

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funcióndesucargo.Eraeljuez,ycomotalsehallabaenposesióndellibroquehabíasidoencontradoentrelosefectospersonalesdelmuerto,enlamismacabañaenquesedesarrollabalainvestigación.

Cuandoterminósulecturaseloguardóenelbolsillointeriordelachaqueta.Eneseinstantelapuertaseabrióyentróunjoven.Seapreciabaclaramentequenohabíanacidonisehabíaeducadoenlamontaña:ibavestidocomolagentedelaciudad.Suropa,sinembargo,estaballenadepolvo,yaquehabíagalopadomuchoparaasistiraaquellareunión.

Sóloeljuezlehizounbrevesaludo.—Le esperábamos —dijo—. Es necesario acabar con este asunto esta misma

noche.—Lamentohaberleshechoesperar—dijoeljoven,sonriendo—.Memarché,no

paraeludirsucitación,sinoparaenviaramiperiódicounrelatodeloshechoscomoelquesupongoquiereustedoírdemí.

Eljuezsonrió.—Eserelatotalvezdifieradelquevaahacernosaquíbajojuramento.—Como usted guste—replicó el joven enrojeciendo con vehemencia—. Aquí

tengo una copia de la información que envié a mi periódico. No se trata de unacrónica,queresultaríaincreíble,sinodeunaespeciedecuento.Quisieraqueformarapartedemitestimonio.

—Perousteddicequeesincreíble.—Esonoesasuntosuyo,señorjuez,siyojuroqueescierto.Eljuezpermanecióensilencioduranteunrato,conlacabezainclinada.Elresto

delosasistentescharlabanenvozbajasinapartarlamiradadelrostrodelcadáver.Alcabodeunosinstanteseljuezalzólavistaydijo:

—Continuemosconlainvestigación.Loshombressequitaronlossombrerosyeljovenprestójuramento.—¿Cuálessunombre?—lepreguntóeljuez.—WilliamHarker.—¿Edad?—Veintisieteaños.—¿ConocíaustedaldifuntoHughMorgan?—Sí.—¿Estabaustedconélcuandomurió?—Sí,muycerca.—Y¿cómoseexplica?…supresencia,quierodecir.—Había venido a visitarle para ir a cazar y a pescar. Además, también quería

estudiar su tipo de vida, tan extraña y solitaria. Parecía un buen modelo para unpersonajedenovela.Avecesescribocuentos.

—Yyoaveceslosleo.—Gracias.

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—Cuentosengeneral,nomereferíasóloalossuyos.Algunosdelospresentesseecharonareír.En un ambiente sombrío el humor se aprecia mejor. Los soldados ríen con

facilidad en los intervalos de la batalla, y un chiste en la capilla mortuoria,sorprendentemente,suelehacernosreír.

—Cuéntenos las circunstancias de la muerte de este hombre—dijo el juez—.Puedeutilizartodaslasnotasoapuntesquedesee.

El joven comprendió. Sacó un manuscrito del bolsillo de su chaqueta y, trasacercarloalavela,pasólaspáginashastaencontrarelpasajequebuscaba.Entoncesempezóaleer.

II

Loquepuedeocurrirenuncampodeavenasilvestre

…Apenas había amanecido cuando abandonamos la casa. Íbamos en busca decodornices,cadaunoconsuescopeta,ynosacompañabaunperro.Morgandijoquelamejorzonaestabadetrásdeuncerro,queseñaló,yquecruzamosporunsenderorodeado de arbustos. Al otro lado el terreno era bastante llano y estaba cubiertoespesamente de avena silvestre. Cuando salimos de la maleza Morgan iba unascuantasyardaspordelantedemí.Derepenteoímos,muycerca,anuestraderechaytambién enfrente, el ruido de un animal que se revolvía con violencia entre unasmatas.

—Esunciervo—dije—.Ojaláhubiéramostraídounrifle.Morgan,que sehabíaparadoaexaminar los arbustos,nodijonada,perohabía

cargado los dos cañones de su escopeta y se disponía a disparar. Parecía algoexcitado, y esto me sorprendió, pues era célebre por su sangre fría, incluso enmomentosdesúbitoeinminentepeligro.

—Venga —dije—. No esperarás acabar con un ciervo a base de perdigones,¿verdad?

No contestó, pero cuando se volvió hacia mí vi su rostro y me quedéimpresionadoporsuexpresióntensa.Comprendíquealgoserioocurría,yloprimeroquepensé fuequenoshabíamos topado conunoso.Colguémi escopeta y avancé

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hastadondeestabaMorgan.Losarbustosyanosemovíanyelruidohabíacesado,peromiamigoobservaba

ellugarconlamismaatención.—Pero¿quépasa?¿Quédiabloses?—lepregunté.—¡Ese maldito engendro! —contestó sin volverse. Su voz sonaba ronca y

extraña.Estabatemblando.Ibaadeciralgocuandoviquelaavenaquehabíaentornoallugarsemovíadeun

modoinexplicable.Nosécómodescribirlo.Eracomosi,empujadaporunaráfagadeviento,nosólosecimbrearasinoquesetronchabaynovolvíaaenderezarse;yaquelmovimientoseacercabalentamentehacianosotros.

Aunque no recuerdo haber pasadomiedo, nada antesme había afectado de unmodotanextrañocomoaquelfenómenoinsólitoeinenarrable.Recuerdo—ylosacoa colación porque me vino entonces a la memoria— que una vez, al mirardistraídamenteporunaventana,confundíuncercanoarbolitoconotrodeungrupodeárboles,muchomásgrandes,queestabanmáslejos.Parecíadelmismotamañoqueéstos,peroalestarmásclaroymarcadamentedefinidoensusdetalles,noarmonizabaconelresto.Fueunsimpleerrordeperspectiva,peromesobresaltóyllegóinclusoaaterrorizarme.Confiamostantoenelbuenfuncionamientodelasleyesnaturalesquesususpensiónaparentenospareceunaamenazaparanuestraseguridad,unavisodealgunacalamidadinconcebible.Delmismomodo,aquelmovimientodelamaleza,alparecer sincausa,y suaproximación lentae inexorable resultaban inquietantes.Micompañeroestabarealmenteasustado;apenaspudedarcréditoamisojoscuandolevi arrimarse la escopeta al hombro y vaciar los dos cañones contra el cereal enmovimiento.Antesdequeelhumode ladescargahubieradesaparecidooíungritoferoz —un alarido como el de una bestia salvaje—, y vi que Morgan tiraba suescopeta y desaparecía a todo correr de aquel lugar. En ese mismo instante fuiarrojadoalsueloporelimpactodealgoqueocultabaelhumo:unasustanciablandaypesadaquemeembistiócongranfuerza.

Cuandomepuseenpieyrecuperémiescopeta,quemehabíasidoarrebatadadelas manos, oí a Morgan gritar como si agonizara. A sus gritos se unían aullidosferoces, como cuando dos perros luchan entre sí. Completamente aterrorizado,meincorporécongrandificultadydirigílavistahaciaellugarporelquemiamigohabíadesaparecido.¡QueDiosmelibredeotroespectáculocomoaquél!Morganestabaaunas treinta yardas: tenía una rodilla en tierra, la cabeza, con su largo cabellorevuelto,descoyuntadaespantosamentehaciaatrás,yerapresadeunasconvulsionesque zarandeaban todo su cuerpo. Su brazo derecho estaba levantado y, por lo quepude ver, había perdido la mano. Al menos yo no la veía. El otro brazo habíadesaparecido. A veces, tal como ahora recuerdo aquella escena extraordinaria, nopodía distinguir más que una parte de su cuerpo; era como si hubiera sidoparcialmente borrado (ya sé, es extraño, pero no sé expresarlo de otra forma) y alcambiardeposiciónvolvieraaapreciarsedenuevoensutotalidad.

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Debiódeocurrirtodoenunospocossegundos,duranteloscualesMorganadoptótodaslasposturasposiblesdelobstinadoluchadorqueesderrotadoporunpesoyunafuerzasuperiores.Yosóloleveíaaélynosiempreconclaridad.Duranteelincidentesoltaba gritos y proferíamaldiciones acompañadas de unos rugidos furiosos comonuncaanteshabíaoídosalirdelagargantadeunhombreodeunabestia.

Permanecíenpieporunmomentosinsaberquéhacer,hastaquedecidí tirar laescopetaycorrerenayudademiamigo.Creíqueestabasufriendounataqueounaespeciedecolapso.Antesdellegarasulado, levicaeryquedar inerte.Losruidoshabían cesado, pero volví a ver, con un sentimiento de terror como jamás habíaexperimentado,elmisteriosomovimientodelaavenaqueseextendíadesdelazonapisoteada en torno al cuerpo deMorgan hacia los límites del bosque. Sólo cuandohubo alcanzado los primeros árboles, aparté la vista de aquel insólito fenómeno ymiréamicompañero.Estabamuerto.

III

Unhombre,aunqueestédesnudo,puedeestarhechojirones

Eljuezselevantóyseacercóalmuerto.Tiródeunextremodelasábanaydejóelcuerpo al descubierto. Estaba desnudo y, a la luz de la vela, mostraba un coloramarillento. Presentaba unos grandes hematomas de un azul oscuro, causados sindudaalgunaporlascontusiones,yparecíaquelehabíangolpeadoenelpechoyloscostados con un garrote. Había unas horribles heridas y tenía la piel desgarrada,hechajirones.

El juez llegó hasta el extremo de la mesa y desató el nudo que sujetaba unpañuelo de seda por debajo de la barbilla hasta la parte superior de la cabeza. Alretirarlovimos loque teníaen lagarganta.Losmiembrosdel juradoquesehabíanlevantadopara vermejor lamentaron su curiosidadyvolvieron la cabeza.El jovenHarkerfuehacialaventanaabiertayseinclinósobreelalféizar,apuntodevomitar.Despuésdecubrirdenuevolagargantadelmuerto,eljuezsedirigióaunrincóndelahabitaciónenelquehabíaunmontóndeprendas.Empezóacogerunaporunayaexaminarlasmientraslassosteníaenalto.Estabandestrozadasyrígidasporlasangre

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seca.Elrestodelospresentesprefiriónohacerunexamenmásexhaustivo.Adecirverdad,yahabíanvistoestetipodecosasconanterioridad.LoúnicoquelesresultabanuevoeraeltestimoniodeHarker.

—Señores—dijoeljuez—,éstassontodaslaspruebasquetenemos.Yasabensucometido;sinotienennadaquepreguntar,puedensaliradeliberar.

El presidente del jurado, un hombre de unos sesenta años, alto, con barba ytoscamentevestido,selevantóydijo:

—Quisiera hacer una pregunta, señor. ¿De quémanicomio se ha escapado esteúltimotestigo?

—SeñorHarker—dijoeljuezcontonograveytranquilo—;¿dequémanicomiosehaescapadousted?

Harkerenrojeciódenuevo,peronocontestó,ylossieteindividuosselevantaronyabandonaronsolemnementelacabañaunotrasotro.

—Si ha terminado ya de insultarme, señor—dijo Harker tan pronto como sequedóasolasconeljuez—,supongoquepuedomarcharme,¿noesasí?

—Enefecto.Harkeravanzóhacialapuertaysedetuvoconlamanoenelpicaporte.Susentido

profesionaleramásfuertequesuamorpropio.Sevolvióydijo:—Ese libro que tiene ahí es el diario de Morgan, ¿verdad? Debe de ser muy

interesante, porque mientras prestaba mi testimonio no dejaba de leerlo. ¿Puedoverlo?Alpúblicolegustaría…

—Estelibrotienepocoqueañadiranuestroasunto—contestóeljuezmientrasseloguardaba—;todaslasanotacionessonanterioresalamuertedesuautor.

AlsalirHarker,eljuradovolvióaentrarypermanecióenpieentornoalamesaen la que el cadáver, cubierto denuevo, se perfilaba claramentebajo la sábana.Elpresidente se sentó cerca de la vela, sacó del bolsillo lápiz y papel y redactólaboriosamente el siguienteveredicto,que fue firmado, conmásomenos esfuerzo,porelresto:

«Nosotros, el jurado, consideramos que el difunto encontró la muerte al seratacadoporunpuma,aunquealgunocreequesufrióuncolapso».

IV

Unaexplicacióndesdelatumba

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EneldiariodeldifuntoHughMorganhayciertosapuntesinteresantesquepuedentenervalorcientífico.Enlainvestigaciónquesedesarrollójuntoasucuerpoellibronofuecitadocomopruebaporqueel juezconsideróquepodríahaberconfundidoalosmiembrosdeljurado.Lafechadelprimerodelosapuntesmencionadosnopuedeapreciarseconclaridadporestarrotalapartesuperiordelahojacorrespondiente;elrestoexponelosiguiente:

«… corría describiendo un semicírculo, con la cabeza vuelta hacia elcentro,ydeprontosedeteníayladrabafuriosamente.Alfinalechóacorrerhaciaelbosqueagranvelocidad.Enunprincipiopenséquesehabíavueltoloco, pero al volver a casa no encontré otro cambio en su conducta que nofueraellógicodelmiedoalcastigo».

«¿Puedeunperroverconlanariz?¿Esquelosoloresimpresionanalgúncentrocerebralconimágenesdelascosasquelosproducen?».

«2sept.Anoche,mientrasmirabalasestrellasenloaltodelcercoquehayal este de la casa, vi cómo desaparecían sucesivamente, de izquierda aderecha.Seapagabanunaaunaporuninstante,yenocasionesunaspocasalavez,pero todas lasqueestabanaungradoodosporencimadelcercoseeclipsabantotalmente.Fuecomosialgoseinterpusieraentreellasyyo,peronoconseguíverlo,pueslasestrellasnoemitíansuficienteluzparadelimitarsucontorno.¡Uf!Estonomegustanada…».

Faltantreshojasconlosapuntescorrespondientesavariassemanas.

«27sept.Haestadoporaquídenuevo.Todoslosdíasencuentropruebasde su presencia. Me he pasado la noche otra vez vigilando en el mismopuesto, con la escopeta cargada. Por la mañana sus huellas, aún frescas,estaban allí, como siempre. Podría jurar que no me quedé dormido ni unmomento… en realidad apenas duermo. ¡Es terrible, insoportable! Si todasestasasombrosasexperienciassonreales,mevoyavolverloco;ysisonpuraimaginación,esqueyaloestoy».

«3oct.Nomeiré,nomeecharádeaquí.Éstaesmicasa,mitierra.Diosaborrecealoscobardes…».

«5 oct. No puedo soportarlo más. He invitado a Harker a pasar unassemanas.Éltienelacabezaensusitio.Porsuactitudpodréjuzgarsimecreeloco».

«7oct.Yaencontrélasoluciónalmisterio.Anocheladescubríderepente,comoporrevelación.¡Quésimple,quéhorriblementesimple!».

«Hay sonidos que no podemos oír. A ambos extremos de la escala haynotasquenohacenvibrareseinstrumentoimperfectoqueeseloídohumano.

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Sonmuyagudasomuygraves.Hevistocómounabandadademirlosocupanlacopadeunárbol,devariosárboles,ycantantodosalavez.Derepente,yalmismotiempo,todosselanzanalaireyemprendenelvuelo.¿Cómopuedenhacerlosinosevenunosaotros?Esimposiblequeveanelmovimientodeunjefe.Debende tenerunaseñaldeavisoounaorden,deun tonosuperioralestrépito de sus trinos, que es inaudible paramí. He observado también elmismo vuelo simultáneo cuando todos estaban en silencio, no sólo entremirlos, sino también entre otras aves como las perdices, cuando estánmuydistanciadas entre los matorrales, incluso en pendientes opuestas de unacolina».

«Losmarineros sabenqueungrupodeballenasque se calienta al sol ojugueteasobrelasuperficiedelocéano,separadaspormillasdedistancia,sezambullen al mismo tiempo y desaparecen en un momento. La señal esemitidaenuntonodemasiadograveparaeloídodelmarineroqueestáenelpalomayoroeldesuscompañerosencubierta,quesientenlavibraciónenelbarcocomolaspiedrasdeunacatedralseconmuevenconelbajodelórgano».

«Y loquepasacon los sonidos,ocurre tambiéncon los colores.Acadaextremodelespectroluminosoelquímicodetectalapresenciadelosllamadosrayos“actínicos”.Representancolores—coloresintegralesenlacomposicióndelaluz—quesomosincapacesdereconocer.Elojohumanotambiénesuninstrumento imperfecto y su alcance llega sólo a unas pocas octavas de laverdadera“escalacromática”.Noestoyloco;loqueocurreesquehaycoloresquenopodemosver».

«Y,Diosmeampare,¡elengendromalditoesdeunodeesoscolores!».

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LAVENTANASELLADA

En1830,apocasmillasdeloquehoyeslagranciudaddeCincinnati,habíaungranbosquecasivirgen.Laregiónenteraestabapocopobladayquienesallívivíanerangentesde la frontera,espírituspionerosquedespuésdealzarcabañasbastanteconfortablesenlatierraconquistadaalbosque,ydespuésdealcanzarunaprosperidadquehoynonosparecía tal,sinopuraindigencia,abandonabantodo,empujadosporunaciertainquietud,poralgomisteriosoaunqueprobablementedebidoasuafándeaventura, para dirigirse al oeste y hacer frente a nuevos peligros y a mayoresprivaciones,hastaconquistaresasescasascomodidadesquehabíanabandonado.

Muchas de aquellas gentes ya se habían marchado hacia tierras remotas, peropermanecía en la región unode los primeros hombres en llegar.Vivía solo en unacabañahechadetroncosyrodeadanoyadebosquesinodeselva,podríadecirse…La cabaña de aquel hombre parecía formar parte del bosque, de tan silenciosa yoscura;yélmismo.

Nadielehabíavistojamásesbozarunasonrisaynadielehabíaoídodecirnuncaunapalabrademás, nimuchomenosuna lisonja.Satisfacía sus pocasnecesidadesmedianteeltruequeolaventadepielesdelosanimalesquecazaba,unaactividadalaquesededicaba,puesnadacultivabaenaquellatierraque,porderecho,podríahaberllamado suya sin que ninguna autoridad pudiera reclamársela. El hombre, encualquiercaso,noerauntipodeesosqueseabandonan;habíahechomejorastales,alrededor de su casa, como despejar un espacio de bosque mediante la sencillaaunqueduratareadetirarconsuhachaalgunosárboles,demaneraquelostroncosylas raícesyapodridasdeaquéllos sevieroncubiertasdemalezaconelpasode losmeses.Eraconocidoqueaquelhombrenoesquenosepreocuparadelaagricultura,sinoquemostrabaciertodesdénhacialosagricultores.

Sucabaña,enlaqueteníaunabuenaestufadeleñaparacalentarseeninvierno,unacabañadetechodetablonessostenidosporvigastransversales,yconlostroncosdelasparedesrecubiertosdebarroagrietadoconelpasodel tiempo,teníasólounapuerta y una ventana. La ventana, sin embargo, quedó tapiada muy pronto, pordecisióndelhurañohabitantede lacabaña,a talpuntoquenadierecordabahaberlavistoabiertaalgunavez;enrealidadcasinadierecordabahabervistoallíunaventana.Ynoesqueaaquelhombreledisgustasenlaluzdiurnaoelairepuroyvivificante;en laspocasocasionesenquecualquierotrocazadorde la regiónseadentrabaporaquellugarenlomásprofundodelbosque,habíavistoalhurañotomandoelsolalapuertadesucasa,conelrifledescansandosobresuspiernas.Supongoquesonpocoslosqueconocenelsecretodeaquellaventana.Yosí.Hablarédeello.

DecíanquesellamabaMurlock.Aparentabaunossesentaaños,aunquesóloteníacincuenta.Algoquenoeranprecisamentelosañoshabíacontribuidoahacerqueeltiemposeleecharaencima,envejeciéndolo.Teníalargoselcabelloylabarba,muy

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grises; sus ojos, de un azul grisáceo y muy apagados, parecían hundidos en suscuencas;surostro,completamentesurcadoporarrugasmuyprofundasqueparecíanpertenecer a sendos sistemas convergentes, en cualquier caso, era el quemejor sehubiera podido imaginar para su delgadez y su gran estatura. Tenía los hombroscaídos, como los hombres que se han desempeñado mucho tiempo cargando ydescargandoenlosmuelles.

Yonuncalovi,debodecirloantesquenada;todoloquesédeélmelocontómiabuelo,graciasalcualsupetambiénsuhistoria.Miabueloinclusolotuvoporvecinountiempo,antesdequeelhurañodecidieralevantarsucabañaenlomásapartadodelbosque.

UndíaencontraronaMurlockmuertoensucabaña.Noerauntiempoenelqueabundaranlosperiódicos,nimuchomenoslosforenses,porloquesupongoquetodoelmundopensóquehabíamuertoporcausasnaturales.Denoserasímelohabríandichoysupongoqueaúnlorecordaría,tengobuenamemoria…Sóloséquegraciasaloqueprobablementeerasimplesentidocomún,sucuerporecibiósepulturacercadelacabañaquehabíahabitado,dondeél,asuvez,habíaenterradotiempoatrásalaquefuerasuesposa; tanto tiempoatrásqueapenas la recordabayanadiecuandomurióMurlock.Consumuerte,pues,secierraelcapítulofinaldesuhistoria.Aunqueañosdespués, acompañado por un alma igualmente audaz, entré en el bosque y meaproximé losuficientea lacabañaabandonadaycasiapuntode irsealsuelo,paratirarunapiedrayalejarmeatodaprisa,comohacenlosniñosbieninformadosacercadelaexistenciadefantasmasenlascasasabandonadas.

Hablemos, sin embargo, de algo más importante, de aquel capítulo referido aMurlockquemecontómiabuelo.

Cuando el hombre levantó su choza y empezó a emplearse con el hachaenérgicamente para hacerse un claro, cosa a la que se dedicaba cuando dejabadescansar el rifleque ledabadecomer, era joven, fuerte; inclusoalbergabaciertasesperanzas,comocualquieraventureroentierrasextrañaseinhóspitas.Enlaregióndelestedelaqueproveníasehabíacasado,comoeracostumbreenaqueltiempo,conuna joven digna, desde luego, de la mayor de sus devociones. Aquella mujercompartíaconélpeligrosyprivaciones, siempreconelmejorespírituyelcorazónalegre, henchido también de esperanzas. No sabemos cuál fue su nombre. Latradición,porlodemás,guardasilencioapropósitodesusencantosfísicos,porloquecadacualeslibredecreeronoquelostenía.PeronopermitaDiosqueyocompartaesas dudas. De su alegría, probable consecuencia de su belleza, hay testimoniossuficientesporloquesabemosdelavidadeMurlockunavezquedóviudo.Sóloelmagnetismodeun recuerdo imborrablepudohaberencadenado suespíritu siempreaventureroaaquellugar,unavezqueellasehuboido.

UndíaregresóMurlockdecazarenalgúnlugardistantedesucabaña,yencontróasuesposaenferma,delirandoporculpade la fiebre.Nohabíaunsolomédicoenmuchasmillasalaredonda;tampocoteníanvecinos.Noestabaellaenunestadoque

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permitiese dejarla sola para ir en busca de ayuda, por lo que Murlock se dio aprestarleloscuidadosdebidos.Altercerdía,empero,lamujerperdióelconocimientoyfalleciópocodespuéssinvolverarecuperarlo.

Gracias a lo que sabemos de un carácter como el de aquel hombre, podemosatrevernosainterpolaralgunosdetallesenelesbozodelcuadrohechopormiabuelo.Cuandocomprobóqueestaba irremisiblementemuerta,Murlockconservó la calmanecesaria,apesardesudolor,pararecordarquelosmuertosdebentenerentierro,yno sólo eso, sinoquedeben ser preparadospara recibir sepultura.Pero al tratar dellevar a cabo un deber tan sagrado, se equivocó repetidamente; hizo unas cuantascosas mal, y las que hizo bien, simplemente, las repitió. Sus fracasos en cosassencillasy comunesnodejabande sorprenderle, comoelborrachoque se asombraante la aparente suspensión de las leyes naturales más conocidas, como la delequilibrio. Se sorprendió igualmente de no haber llorado una sola lágrima al verlamuerta, apesardelgrandolordecorazónque sentía,una sorpresa en laquehabíamucho de vergüenza, pues al fin y al cabo puede que no resulte un detalle, unademostracióndecariñoycompungimientonollorarporlosmuertos.

—Mañana—dijoMurlock en voz alta, como si quisiera convencerse—, tendréquehacerleunacajaycavarlatumba;entonceslaextrañarémás,cuandoyanopuedaverla.Ahoraestámuerta,peroyahadejadodesufrir.Lasituaciónnopuedesertanterrible,porello,comoparece.

De pie junto al cuerpo de su esposa, en la luz que se desvanecía, la peinómecánicamente,conuncuidadodesprovistodevoluntad.Mientraslohacíacorríaporsuconciencia,comountorrentesubterráneo,laconviccióndequelascosassucedíandelamaneramásnatural,dequetodoibasegúndebía,dequeelhechodetenerlaasulado,aunquemuerta,explicabasuaparente tranquilidad.Enrealidad,nosabíacuánfuertementelehabíagolpeadolapérdidadelaesposa.Esanoción,esaconcienciadesudolor,lellegaríadespuésparanoabandonarloyanunca.

Lapenaesunartistaquemanejapoderestandiversoscomolosinstrumentosdelosquesevaleparaejecutarlamarchafúnebre,evocandoenalgunossereslasnotasmásbrillantesyagudasyenotroslasmássuavesygraves,esasquevibrandemanerarecurrente,comoelritmoquemarcanlos tambores.Algunosespíritus,enuntrancedolorosocomoaquelporelquehubodepasarMurlock,sesobresaltan;otros,quedanestupefactos, sin capacidad de reacción. A algunos un trance doloroso como el deMurlock les llega cual si la heridadeuna flecha se tratase, unaheridaque irrita yalertatodasusensibilidad,agudizándosela;aotros,comounmazazoquealaplastarinsensibiliza.PodemossuponerqueMurlocksevioafectadodeestamanera,yaque—y en esto tenemos certezas, no hacemos conjeturas—apenas hubo terminado supiadosotrabajo,sedejócaerenunasillajuntoalamesadelacabaña,dondehabíapuestoelcuerpodesumujer,ynotandocuánblancoparecíasuperfilenlaespesuradelassombrasdelatarde,pusolosbrazossobreelbordedelamesaysedejócaerentreellos,conlosojossinderramaraúnunalágrima,perocompletamenteexhausto.

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Entonces llegó a travésde laventana abiertaun sonido largoy sollozante comoelgritodeunniñoperdidoenlomáshondodelbosque…Aquelbosquequeempezabaasumirseenlaoscuridad.Maselhombrenosemovió.Otravez,máscercaqueantes,sedejósentiraquelgritoultraterreno.Quizáfueseunabestiadelbosque.Quizáfueseunsueño.Murlock,agotado,sehabíaquedadodormido.

Horasdespués,comosellegóasaberposteriormente,elquevelabaelcadáverdemaneratandescuidadadespertó,ylevantandolacabezadeentresusbrazosescuchócon atención, sin saber por qué lo hacía… En la negra oscuridad que se hacíaalrededordelamuerta,recordandocuantohabíapasado,aunquesinsobresaltarseporesa constatación, esforzó sus ojos para ver no sabía bien qué…Tenía los sentidosalerta, la respiración entrecortada; la sangre, detenida en su circulación, parecíaahondar el silencio… ¿Quién se le había aparecido? ¿Qué le había despertado?¿Dóndeestaba?

Repentinamente,lamesatemblóbajosusbrazos;justoenesemomentoescuchó,ocreyóoírlo,unpasosuaveyotroyotro…Lospasosdeunospiesdescalzos.

Aterrorizadoeimpotenteparagritarentonces,oparamoversesiquiera,tuvoqueesperaryasílohizo,enlamáscompletaoscuridadya,alolargodeuntiempoquefue como siglos de terror. Intentó decir en vano el nombre de la esposa muerta;intentó, también en vano, alargar lasmanos para tocarla, para comprobar si seguíaallí.Creíahabersevueltomudo.Susbrazosysusmanosparecíandeplomo.

Lo que sucedió fue realmente espantoso.Algo sumamente pesado pareció caersobrelamesa,deformatalqueésta,estrellándosecontrasupeso,apuntoestuvodetirarloalsuelodeespaldas;mientras,seoyóysintiólacaídadealgoalsuelo,conungolpetanviolentoquetodalacasapareciósacudidaporelimpacto.Sucedióatodoaquelloalgoparecidoaunforcejeoyunaconfusióndesonidosdifícilesdedescribir.Murlockconsiguióponersedepie.Elpánicosehabíaapoderadoporcompletodesusfuerzas.Haciendounesfuerzoenverdaddenodadoconsiguióponerlasmanossobrelamesa.Ycomprobóqueestabavacía.

Hayunextremoenelqueelterrorpuedellevaralalocura;ylalocuraincitaalaacción.Sinunpropósitofirme,sinotromotivoquenofueseeldesorientadoimpulsodeunloco,Murlockselanzócontralapared,conalgunadificultadlogróhacerseconsurifleylodisparórepetidamenteaunladoyaotro,sinpreocuparsedehaciadóndeapuntaba.Alaluzdelosfogonazosquesalíandelabocachadelarmaconcadatirovioun felinosalvajeyenormequearrastrabaa lamuertahacia laventana,con loscolmillosclavadosensugarganta.Después, laoscuridadmásnegraqueantes;yelsilencioaúnmáshondo.Cuandovolvióensíelsolestabaaltoyelbosqueresonabaconloscantosdelospájaros.

Elcadáverdelaesposayacíacercadelaventana,dondelohabíadejadoaquellabestiacuandohuyóasustadapor losdisparosdel rifledeMurlock.Lamuerta teníadesordenadas las ropas y completamente despeinado el cabello. Mostraba undesmadejamiento absoluto. Desde su cuello, espantosamente destrozado, había

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manadosangrehastahaceruncharco.Susdientessosteníanaúnunpedazodeorejadelafiera.

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HAÎTA,ELPASTOR

Las ilusiones de su juventud nunca pudieron ser superadas, en el corazón deHaîta, por la experiencia queotorga la edad.Suspensamientos eranpuros, felices;perosuvidaeraramplonaysualmasedebatíaendiversasambiciones.SelevantabaconelsoleibadeinmediatoarezaraHastur,eldiosdelospastores,querecibíacongranplacersuspreces.Despuésdeentregarsealpiadosoritual,Haîtaabríalapuertaasurebañoypartíafeliz.Comía,mientraspastabaelrebaño,carneyalgúnpasteldefrutas,ybebíaelaguadeunarroyoquenacíaenlascolinasycruzabaelvalledondeseapacentabansusovejas.

Durante los largosdíasdelverano,mientrassuganadodabacuentade labuenahierbaquelosdiosesleprocuraban,Haîtasetumbabatranquilamenteconlasmanosentrelazadasa laalturadelpecho,o seechabaa la sombradeunárbol, sinmás,otomabaasientoenunarocaysacabadesugaitadulcesmelodías,todoellosinperderde vista a su rebaño, que vigilaba por el rabillo del ojo, atento a cualquier ruidoextraño que pudiera dejarse sentir. También, en ocasiones, le parecía descubrir deprontolapresenciadealgunadeidadremota,masencuantofijabalavistaalládondehabíacreídoverla,lavisiónsedesvanecía.

De ahí—de su pensar que cualquier día iba a convertirse en una más de susovejas,tanmonótonaerasuvida—extrajolaconsecuenciadequesibienlafelicidadenocasionesllegasinqueselabusque,probablementefuesemejortratardever,dedescubrir algo que jamás había visto. Y cuando estos pensamientos le ocupaban,pedíaconfervoraHastur,quenuncaledefraudaba,seguirsiendotanapreciadoporsusvecinosygozarpormuchotiempodela inmortalcompañíadelarroyoydelosárboles, ya que otra cosa, estaba seguro, no le podía ser dada.Después, al caer lanoche,agrupabaasurebañoyloconducíadenuevoasucorral,seasegurabadequelapuertaquedasebientrancadaeibaasucasapararefrescarseysoñarplácidamente.

Así era su vida, así transcurrían sus días uno tras otro, a salvo en su moradacuando las tormentas parecían la ira de algún dios ofendido. Si tronaba, Haîta secubríaconlamantahastaelcuelloysetapabalacaraconlasmanos,yrezabacomosi sólo él fuera culpable de los pecados delmundo, pidiendo clemencia y rogandoparaqueesemundodecuyospecadossehacíaresponsablenofuesedestruidoporlafuria de la tormenta. En ocasiones, cuando llovía sin tregua, cuando el arroyo sedesbordaba,cosaqueleobligabaaconducirsuganadohastazonasmásaltas,rezabatambiénporlagentequevivíaenlasciudadesqueseextendíanentrelasdoscolinasquesealzabanalextremodelvalle.

—¡Tepido,oh,Hastur—suplicaba—,quemantengassiemprecercademíestasmontañasquedanamparoamicasayamicabañadeovejas,paraqueasípodamosestarasalvode lasriadas…Ytepidotambiénporesemundodelquenadasé,delquetú,sinembargo,losabestodo,puesyonopuedosalvarlo!

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Y Hastur, sabedor de que Haîta era un joven que mantenía su palabra bajocualquiercircunstancia,salvabalasciudadesyhacíadesembocarlosríosenelmar.

Vivíaasídesdesiempre,porloquenopodíarecordaryconcebirotramaneradeexistir.Laermitaquesealzabaalaentradadelvalle,apenasaunahoraapiedesdesucabaña,eracuantoteníaporhorizonte.Yavecespensabacondolorenesasciudadesde lasquealgunavezhabíaoídohablar,esasgrandesciudadesen lasque lagente,¡pobresalmas!,noteníaganado,yenlasqueesaspobresalmasquelashabitabanseveían tan desamparadas como un corderillo recién nacido cuando se desataba latormenta.

Perofuepensandoenesosmisteriosyenesasmaravillas,envueltoporelsilencioque loenvolvía,mientrascuidabaunamañanadesurebaño,unamañanaen laquesóloseoíaelcantodelospájaros,cuandoHaîtafueconscientedecuánmiserableycarentedeesperanzaserasuexistencia.

«Espreciso—sedijoentonces—quesepadedóndevengoycómolleguéaquí,antesdequemeatrevaa juzgarcosasde lasquenadasé…¿Cómohedehacerunjuiciojustosilodesconozcotododelpasadodemilinaje,tantocomodesconozcoloqueocurremásalládelvalle?Quizápuedacambiardeparecerydedicarmeaotrascosas,aunque,entonces,¿quiéncuidarádemisovejas?¿Yquéserádemí?».

Esasconsideraciones,másquedecidirleauncambiodevida,hicierondeHaîtaunsermelancólicoymoroso.Pocoapocodejódehablarasurebañoconladulzuradeantes.YanorezabaaHasturconladevocióndeotrotiempo.Ahoraoíaenlabrisaelsusurrodedeidadesmalignas.Cadanubeeraunportentoquesugeríadesastresylaoscuridadseleantojaballenadeterrores.Cuandosellevabaaloslabiossugaita,noextraía de ella una dulcemelodía, sino silbidos carentes de lamenor armonía.Lasinteligenciasqueantescreíahallarenlaspiedrasyenlahierba,enlosárbolesyenlacorriente del arroyo, aquellas inteligencias que siempre había supuesto que loarropaban, incluso las flores y las hojas de los árboles, se le antojaban ahoraestúpidas,siempreenelmismolugar,sinnadainteresantequedecirle.Dejóinclusodevelarporsuganado,ymuchasdesusovejasseperdieron,sinquehicieranadaporhallarlas.Todoleparecíaenfermo,sinomuerto;losbuenospastosnoeranotracosaque una condena que día tras día lo llevaba almismo lugar. Todo le resultaba tanabstractoquecomenzóapensarenlavidayenlamuerte,olvidándosedelaeternidaden laquesiemprehabíacreído,algoqueyanise tomaba lamolestiadeconsiderarcomoposibleporquenoloconocía.

Undía,sumidoenestasreflexiones,sepusodepiesúbitamenteenlarocaenlaque se había sentado y proclamó a los cuatro vientos con gesto de tantadeterminacióncomocrispado:

—¡Nuncamáspediréalosdiosesquemealumbrenconsusabiduría!¡Nuncamáspermitiré queme lleven a considerar erróneamente el mundo, como lo han hechohastaahora!¡Haréloquemevengaenganay,simeequivoco,queseayoysóloyoquienlohaga!

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Derepente,mientrasasíhablaba,unagranoscuridadcayósobreél,obligándoleaalzar losojosalcieloporcreerqueelsolsehabíaocultadotras lasnubes.Peronohabía nubes.Y apenas a un brazo de distancia de donde se encontraba observó lapresenciadeunahermosaVirgen.Tanhermosaera,quelasfloresquehabíaasuspiesse despojaron de sus pétalos para ofrecérselos e inclinaron sus tallos como quieninclina la cabeza en señal de sumisión.Tan dulce era su presencia que los pájaroshastafueroncapacesdeentornarlosojosyhaceraúnmásmelodiosoyfinosucanto,ylasabejasacudieronaloslabiosdelaVirgenparalibarsudulzura.Ytanluminosaeraquetodoasualrededorparecíaencompletapenumbra.

Haîtaentróentrance.Cayóderodillasparaadorarla.Ellalepusounamanoenlacabeza.

—Vamos —le dijo la Virgen con una voz que era la música de todas lascampanillasdesurebaño—,vamos…Nodebesadorarme,yonosoyunadivinidad,perositienesfeybuencorazónestarésiemprecontigo.

HaîtatomólamanodelaVirgen,yambossesonrieronmirándosealosojos.Éllamirabaenunraptoreverenciosoyledijo:

—Te rezaré siempre,damaadorable…Dimecómo te llamas,ydedóndeyporquéhasvenidohastaaquí.

Ella se puso un dedo en los labios y le pidió silencio. La hermosa presenciacomenzóatransformarseentonces,mostróunasalteracionesclaramenteperceptibles,que no iban sin embargo en detrimento de su belleza. Todo parecía en penumbra,comosiunagransombrasehubieracernidosobreelvalle.EnlaoscuridadcadavezmásacusadalahermosaVirgensugeríaestaraquíyallá,irrápidamentedeunlugaraotro,porloquesuvozparecíallegarledesdemuyvariadosydistantespuntos.Ylaoyódecir,entonodereprochedolorido:

—¡Joven presuntuoso e ingrato! ¿Y si te dejara solo? ¿Por qué te empeñas enromperlaarmoníaeterna?

Haîta,conlaexpresióncongelada,cayódenuevoderodillasyrogóalaapariciónquesiguieraasulado,perofueenvano.Nopudoverlapormuchomástiempo,peroenelfondodesucorazónresonabalavozdelaVirgen,queledecía:

—No,nopuedoquedarmeahoraatulado…Veatulabor,pastorsinfe,vuelveasereldeantes,onuncamásvolverásaverme.

Cayólanoche.Aullabanloslobosenlacolinayelrebaño,aterrorizado,rodeóaHaîta.Anteaquello,olvidósusreprochesalosdioses,suacrituddeantes,condujosurebañohastaelcorraldondeestaríaasalvodeloslobosalacecho,ydespuésoróparadardenuevograciasaHas—tur,estavezporhaberleiluminadoatiempodeponerasalvoasusovejas.Luegosefuealacamaysequedódormido.

CuandodespertóHaîta,elsolestabaen lomásaltoy lo llenaba todocon tintesgloriosos.Y allí, a su lado, vio a la dulceyhermosaVirgen.Ella le sonreíade talmaneraquesurostroparecíalamúsicamásexquisitadesugaita.Nohabló,temiendoofenderlayporquenadaeracapazdedecirantetanventurosapresencia.

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—Comocuidastebiende tusovejas,poniéndolasasalvode los lobos—dijo laVirgen—,yporqueluegodistegraciasaHasturporhaberteiluminadoparahacerlo,hevenidoavertedenuevo…¿Teagradamicompañía?

—¿Quién no querría estar a tu lado para siempre?—dijo al fin Haîta—. ¡Oh,nuncavuelvasadejarme!Almenos…hastaque…hastaque…dejedehablarydemoverme…

Haîtanoquisohablardelamuerte.—Además quisiera—siguió diciendo el pastor— que tú fueses alguien de mi

sexo, de manera que resultáramos idénticos y corriésemos juntos por el campo ynuncanoscansáramoselunodelotro.

Aloíresaspalabras,laVirgensefuedelahabitacióndeHaîta,quesaliótrasellaechandoaunladolamanta,embelesadoporlafraganteestelaquelabellaaparicióndejabaasupaso.SalióHaîtaalapuertadesucasayvioatónitoquelalluviacaíaconfuerzayquelasaguasdelarroyocomenzabanadesbordarse.Ensucorral,lasovejastemblabanygemíanaterrorizadaspueselaguacomenzabaallegarhastaallí.Pensótambién Haîta en la amenaza que podría suponer el torrente desbordado para lasciudadesquehabíamásalláyquenoconocía.

Pasaron varios días hasta queHaîta volvió a ver a laVirgen.Volvía del valle,dondehabíaalmorzado lecheyunpasteldecarne,ysedesvióhacia laermitaparaprocurarsearándanosde losquecrecíanmuycercadeallí, sabrosoalimentoque ledabaelviejoermitaño.

—¡Pobreanciano!—dijoHaîtaenvozbajarecordandolasdificultadesqueteníaelancianoparallevaracabosutarea—.Vendrémañanaylollevarésobremiespaldahastamipropiacasa.Viviráconmigoyasípodrécuidardeél.SeguroqueparaesoHasturmehadadosaludyfuerza.

Ymientrasasídecía,laVirgen,vestidaconunosropajespreciosos,seleapareciósonrienteenelsendero.

—Aquímetienesotravez—ledijo—;hevenidoparaestarcontigo,siesqueasíloquieres…Hasdemostradotantasabiduríacomobondad,perodeberástomarmetalycomosoy,sinhacermáspreguntas.

Haîtacayórendidoasuspies.—¡Belleza indecible! —clamó—. Si te quedas conmigo te daré la mayor

devociónnacidademialmaydemicorazón,teadoraréporsiempreyparasiempre,en tanto Hasturme permita hacerlo… Pero temo que seas caprichosa y vuelvas adejarmesolomañana,cuandoamanezcaysalgaelsol…Dimesiesque,acasoenmiignorancia,teofendíelotrodía…Siasífue,perdóname,nuncavolveréahacerlo…Yquédateamiladoparasiempre.

Apenas había dicho estas palabras cuando varios osos bajaban de una colinapróxima,dirigiéndosehaciaélconlasbocasfierasylosojosamenazantes.DenuevodesapareciólaVirgenyHaîtatemióporsuvida.Echóacorrerynoparóhastallegara la ermita. Entró aprisa, cerró la puerta cuando los osos ya estaban a punto de

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alcanzarle,ysearrojódebrucesalsuelo,echándoseallorar.—Hijomío—oyóentonceslavozdelermitaño,queleofrecíaarándanosamanos

llenas—,nocreoquelloresprecisamenteporculpadelososos…Dimequéteafligeytratarédedarteconsuelo…Aveceslaedadesmejorbálsamoquelajuventud…

Haîtasesinceróconél,contándoselotodo:lasvecesqueselehabíaaparecidolaradiante Virgen, las veces que lo había abandonado… También contóminuciosamentealancianolospormenoresdelasconversacionesquehabíantenido,sinomitirunasolapalabra.

Cuando acabó de hablar, el santo ermitaño guardó silencio unos instantes ydespuésdijo:

—Hijomío,ahoraentiendobienquéteocurre…ConozcoalaVirgen.Lahevistomuchasveces.Debessaberquesunombre,aunquenoquieradecirlo,esFelicidad.Escaprichosa,bienescierto,pues imponecondicionesque loshombresmuchasvecesno pueden cumplir. Por eso se va, cuando se siente contrariada o decepcionada.Aparece cuando le viene en gana y jamás admite una pregunta. Una simpledemostracióndecuriosidad,ounaseñaldeduda,porlevequesea,ounaexpresióninquisidora,ydesaparece…¿Cuántotardóenesfumarse,cadavezquelohizo?

—Nada,uninstante—respondióHaîtacongestodesumatristeza—.Apenasmediotiempodedarmecuenta,laperdíenunmomento.

—¡Desventuradojoven!—dijoelsantoermitaño—.Porculpadetuindiscreciónlahasperdidoparanosotrosdos.

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LOSOJOSDELAPANTERA

Nosiempresecasaunocuandoestáloco

Ciertavez,al caer la tarde,unhombreyunamujer—unidospor lanaturaleza,como es costumbre— estaban sentados en un banco. Él era ya maduro, delgado,moreno;teníalaexpresiónpropiadeunpoetaylacomplexiónfísicadeunpirata.Unhombreenelquerepararíacualquiera.Lamujererajoven,rubia,hermosa,conalgoen su cuerpo y en su manera de moverse que sugería de inmediato el términoflexibilidad.Lucíaunvestidogris con lunaresmarrones.Puedequeenotro tiempofueseaúnmáshermosa.Susojos,detanexpresivos,llamabanlaatenciónporencimade cualquier otra cosa. Eran de un verde suave, grandes, un poco rasgados,indescifrables. Sólo se podía decir que aquella mujer tenía la mirada inquieta.Cleopatrapudohabertenidounosojoscomolossuyos.

Elhombreylamujerhablaban.—Sí,claroqueteamo—decíaella—;biensabeDiosqueteamo,notequepala

menorduda…Perocasarme…no,nopuedo,noloharé…—Irene,siempredices lomismoperonuncamedasuna razón.Creoque tengo

derecho a saber el porqué; no temas decírmelo, soy fuerte…Dameuna razón, porfavor,teloruego…

—¿Unarazónparaamarte?Lamujersonreíauntantoburlonamente,apesardelaslágrimasqueaflorabana

susojos,apesardesupalidez,desuexpresióndisgustada.Suspalabras,empero,noconsiguieronhacersonreíralhombre.

—No, para eso supongo que no hay razones, se ama o no se ama—dijo él,molesto—.Quieroquemedigasporquénodeseascasarteconmigo,porquédicesquenopuedeshacerlo…Estoyenmiderechoapreguntártelo…Quierosaberlo…Ytejuroquelosabré,deunauotramanera.

Se había puesto de pie y estaba frente a ella, apretados los puños con fuerza,fruncidosuceño,enunaactitudquehacíaevidentesuenojo.Alguienqueloshubieravistoaciertadistanciahabríapensadoqueibaaestrangularla.

Elladejódesonreír,limitándoseamirarlofríamente,conbastantedurezaahora;sialguienlahubieseobservadoaunaciertadistanciahabríasupuestoqueeraunserdesprovistodesentimientosyemociones.Peroalgohuboensumiradaqueconsiguióqueelhombresecalmase.

—¿Deverasquieresquetedigaporqué?—dijoellaenuntonomecánicoyfrío,comosisehubiesehechopalabrasumirada.

—Hazlo,porfavor,creoquenoesmuchopedir…

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Elhombre,aparentemente,elhombre,osea,unreydelacreación,comenzabaacederpartedesudominioenfavordelamujer.

—Muybien,telodirésinmás:esqueestoyloca.El hombre pareció sobresaltarse, dando un pasito atrás; luego, sin embargo,

mostróunaexpresióndeabsoluta incredulidad,yhastasonrió,comosi laspalabrasde la mujer tuvieran forzosamente que hacerle gracia, que parecerle una bromaingeniosa.Masnotuvo,denuevo,sentidodelhumor,pormuchoquelonecesitaraenaquellosmomentos.Noobstantelaincredulidadquedenotabasuexpresión,sequedóanonadado,turbadoporlaspalabrasdeella,quenoparecíacomprender.Laverdadesque a veces resulta muy difícil aunar convicciones, emociones y capacidad decomprensión.

—Eso,queestoyloca;esloquediríanlosmédicos,seguro—prosiguiólamujer—.Sisupieran…Peroparamíquesetratadeuncasodeposesión,esoesloquemeocurre…Siéntateyescuchapacientemente.

El hombre obedeció, sentándose de nuevo a su lado en silencio. Detrás y porencimadelbanco,enlaregiónmásorientaldelvalle,lascolinasparecíaninflamarsecon el crepúsculo; la quietud del ambiente era la propia de los momentosinmediatamente anteriores al ocaso. Algo de aquella misteriosa y significativasolemnidad de la tarde se había impuesto al estado de ánimo del hombre. En elmundoespiritual,comoenelmaterial,haysiempresignosypresagiosinequívocosdelanoche.

Casisinversusojos,conscientedeltemorinexplicablequesiemprelecausabanapesardesufelinabelleza,JennerBradingescuchóensilenciolahistorianarradaporIreneMarlowe…Paraevitarleallectoresfuerzos,einclusoprejuicios,elautortrataráde aquí en adelante de ofrecer la historia de la maneramás verosímil posible, noexenta,empero,deinterpretaciones.

Unahabitaciónpuedesermuypequeñaparatres,aunqueunodeellosseencuentrefuera

En una pequeña cabaña de troncos que tenía sólo un cuarto, de dimensionesreducidas y amueblado lo justo, se hallaba una mujer acurrucada en el suelo demadera,contraunadelasparedes,sosteniendoaunaniñacontrasupecho.Lacabañaestaba en un bosque que se extendía a lo largo de muchas millas. Un bosqueimpenetrable. Era de noche y la habitación estaba a oscuras. Un ojo humano nohubierapodidocontemplarnialamujernialaniña.Peroeranobservadasdecerca,persistentemente, sinquedecayera la atencióndeaquellamirada.Sobreestehechoconcretogiralanarración.

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CharlesMarlowe pertenecía a la estirpe, ya extinguida en nuestro país, de lospionerosdelbosque,esoshombresqueencontrabanelambiente idealparavivirensoledadesquepodemosllamarselváticasmásqueboscosas,oloqueesigual,enlastierras que se extienden a lo largo de las colinas al este delValle delMississippi,desde los Grandes Lagos hasta el Golfo de México. Durante más de cien añosaquelloshombres fueron acercándose lentapero tenazmente al oeste, enun avanceimparable, generación tras generación, con sus rifles, sus machetes y sus hachas,reclamando la rendición de la Naturaleza y de sus criaturas salvajes, y trabajandotierras en las que poder hundir el arado para hacerlas más feraces. Tierrasconquistadas, tierras cultivadas, de las que con el paso de los años sacarían buenprovechosussucesores,quizánotanvalientesperosímásahorrativos.Salieronalfina campo abierto aquellos hombres, una vez consumada su conquista, ydesaparecieroncomosiseesfumaran,ocomosisehubiesenprecipitadodesdelomásaltodeunbarranco.

Yanoexiste la figuradelpionerode losbosques; elpionerode las llanuras—aquelcuyafáciltareaconsistióensometeralacivilizaciónlasdosterceraspartesdelpaíseneltranscursodeunageneración—esdistinto…Yprobablementeinferiorensuscualidades.

ConCharlesMarlowecompartían lospeligrosdelbosque—oacasohabríaquehablardelospeligrosdelaselva—sumujerysupequeñahija,alasqueamabaporencima de cualquier cosa, como todos los de su raza, para los que las virtudesdomésticaseranunaespeciedereligión.Lamujereraatractivaylosuficientementejovencomopara serlo; llevaba tanpoco tiempoenaquella soledaddelbosquequeaún se mostraba contenta. Encontraba provisiones abundantes para cumpliradecuadamentesustareasdomésticasyerafelizatendiendoasuhijitayasumarido,yleyendoaratosperdidosensuspocosysencilloslibros.

UnamañanadeveranoMarlowedescolgósuriflede laperchademaderaen laqueloteníaydijoqueseibadecaza.

—Haycarnesuficiente,nohacefaltaquevayasacazar—ledijosuesposa—.Nosalgas,porfavor;anochesoñéalgoterrible…Nopuedorecordarlobien,peroestoyseguradequepasaráalgomalositevas…

Resulta doloroso tener que decir queMarlowe recibió aquella confesión de suesposaconmenosseriedaddelaquecabíaesperaranteelanunciodealgorealmentecalamitoso.Seechóareírconganas.

—Intentarecordartusueño—dijoasuesposa—.Nohabrássoñadoquelaniñasequedabamuda,¿verdad?

Decir aquello se lo sugirió precisamente su hijita, que colgada de su chaquetaparecía expresar sus opiniones al respecto diciendo alegremente gu-gu mientrastratabadeecharmanoalgorrodepieldecoatíquellevabasupadre.

Lamujerserindió:carecíadelsentidodelhumorsuficientecomoparadarréplicaal marido. DioMarlowe un beso a la mujer y otro a su hijita, y dejó la cabaña,

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abandonandoelhogarylafelicidaddelmismo.Cayó la noche y no había regresado. La mujer preparó la cena y esperó.

TranscurriólargoratosinqueaparecieseMarloweyacostóalaniña,arrullándolaconunacanciónmuydulcehastaque sequedódormida.El fuegodelhogar, en el quehabíahecholacena,seextinguióal fin;nohabíaen todalacasa,porello,más luzque la que daba una vela, que puso en la ventana abierta con la esperanza de quefueseel faroqueguiarael caminode regresoa casade suesposo.Había tenido labuena esposa la precaución de cerrar y trancar bien la puerta, por el temor de queentrase en la casa alguna bestia salvaje del bosque. En realidad no tenía idea decuáles eran las costumbres de los animales salvajes, pero creía que ninguno seatreveríaaentrarporunaventanaen laquehabíaunavelaencendida.Algodeesohabíaoídodecir.

Según corría la noche aumentaba su inquietud. Y al cabo aumentó también sucansancio,quedándoseal findormida,con losbrazosy lacabezasobre lapequeñacamadelahija.Ardiólaveladelaventanahastaextinguirse.Lamujersoñaba.

Soñóqueestabasentadajuntoa lacunadeunsegundohijo,unvarón,yquelaniña había muerto. Y que su marido también estaba muerto. No se hallaba en lacabañadelbosque,sinoenunacasaqueleresultabaporcompletodesconocida.Unacasa con puertas de roble grandes ymuy pesadas que siempre estaban cerradas, yfueradelasventanas,sujetosalasgruesasparedesdepiedra,habíabarrotesdehierro,unaprecauciónnecesariacontraelposibleasaltodelosindios.

Todoaquelloleproducíaunagranpena,aunquenosorpresa;unaemoción,ladelasorpresa,quejamássedaenlossueños.Nopodíaveralacriaturaqueestabaensucuna,bajolamanta.Peroalgolaobligóadescubrirla,ycuandolohizovio,envezdelacabezadesuhijovio ladeunanimal salvaje.El sobresaltoproducidoporaqueldescubrimiento hizo que la mujer despertase de golpe de su sueño, temblorosa,angustiada.

Mientrasrecobrabaelsentidodelascosaseidentificabadenuevolacabañacomola suya, palpó a su hijita, aquella criatura que no era un sueño sino real, paraasegurarseasí,escuchandoatentamentesurespiración,dequenadamaloleocurría.Nopudoevitar rozarle ligeramente lacarita.Luego,movidaporalgún impulsoqueno hubiera podido explicarse, se puso de pie y tomó a la niña en sus brazos,apretándolacontrasupechoconunagranternura.Lacabeceradelacamaseapoyabacontralapareddetroncos,alaquedabalaespaldalamujer.Yallevantarlosojosviodos botones que iluminaban la oscuridad como dos estrellas brillantes, con unresplandorverdesobreunfondorojizo.Pensóqueseríandosbrasasdelfuego,masgraciasasusentidode laorientaciónadivinóde inmediato,congranmiedo,queelhogarnoestabaenladireccióndeaquellosdosbotonesluminososqueseveíancasialamismaalturadesusojos.Eranlosojosdeunapantera.

Labestiatemibleestabaenlaventanaabierta,amenosdecincopasosdedondeseencontrabalamadre.Sóloseleveíansusojosterribles,peroenelhorribletumulto

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desussentidos,amedidaque lasituacióndepeligrosehacíamásevidentepara lamujer, supo ésta que la fiera estaba sobre sus patas traseras y se apoyaba con susgarras delanteras en el alféizar de la ventana.Eso suponía, desde luego, un interésperverso de la bestia por lo que ocurría en la casa, no lamera satisfacción de unacuriosidad indolente. Aquello supuso para la mujer un horror que acentuaba laamenazade losojosde lapantera, unosojos en losque el fuegode su fortalezaycorajedemujerentusiastadesaparecían.Bajoaquella silenciosa interrogaciónde lamiradadelafiera,lamadresedescompusoestremecida.Seleaflojaronlasrodillas,ytratandodeevitarunmovimientoconvulsoquealentaraelataquedelapantera,tomóa la niña en brazos y se acurrucó contra la pared, mientras trataba de hurtar sucuerpecito a los ojos pérfidos que no dejaban de mirarla. Ningún recuerdo de sumaridolellegóduranteaquellaagoníaespantosa;ningunaesperanzadequealguienoalgolarescatasedesudestinofatal.Sucapacidadderaciocinioyhastasucapacidaddesentirsehabíandebilitadoatalpuntoquesólocabíaenellaelterrorparalizante,elabandono ante el salto inminente del animal. Ya inmóvil y en absoluto silencioaguardósudestino.Lossegundosselehacíanhoras,años,siglos;losdiabólicosojosdelapanteramanteníasuacecho.

Marlowe regresómuy tarde a la cabaña, cargando un pesado ciervo sobre sushombros.Tratódeabrirlapuerta,quenocedió.Llamóparaquesuesposaleabriese,sinobtenerrespuesta.Dejóelciervoenelsueloysedirigióalaventana.Aldoblarlaesquina de la casa creyó oír un sonido como de leves pisadas y el susurro de lamalezacercana.Peronisiquierasusoídos,acostumbradosalaselvayalaoscuridad,pudieron decirle de qué se trataba.Al llegar a la ventana y comprobar que estabaabierta,pasóunapiernaporelalféizaryentró.Todoestabaoscuroyensilencio.Fuea tientas hasta el hogar, prendió un fósforo y encendió una vela.Miró en derredorsuyoconlavelaenlamano.Contralapared,congestoido,conexpresióndeterror,sumujerapretabaalahijitacontrasupecho.Corrióhaciaella,quealverasumaridosepusodepieprorrumpiendoenunarisadesencajada,desprovistaporcompletodealegría; una risa que sonaba como las cadenas cuando alguien las arrastra por elsuelo. El hombre extendió sus brazos y ella le puso en ellos a la criatura. Habíamuertoasfixiadaporelabrazodelamadre.

Teoríadeladefensa

Esofuecuantosucedióenelbosque,ciertanoche,peroIreneMarlowenoselocontótodoaJennerBrading;laverdadesquetampocoellalosabíatodo…Cuandohubo concluido su relato el sol se encontraba casi bajo el horizonte y el largocrepúsculo estival empezaba a sumergirse en las profundidades de los valles.

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Brading,porunosmomentos,sequedóensilencio,esperandoquelanarracióndelamujerprosiguierahastadarsentidoalaconversaciónquelahabíasuscitado.Maslanarradoratambiénpermanecíaensilencio,conelrostroapartadoahoradelamiradadel hombre, abriendo y cerrando susmanos de continuo sobre su regazo, como siactuaranindependientemente,almargendesuvoluntad.

—Esunahistoriaterrible—dijoBradingalfin—,peronoséquétienequever…LlamasaCharlesMarlowetupadre,cosaquesabetodoelmundo;queestámásviejodeloqueenrealidades,tambiénlopuedecomprobarcualquiera…Perodijistequetú,tú…

—Que estoy loca—dijo lamujer impávida, sin hacer elmenormovimiento aldecirlo.

—Irene, por favor, querida… Mírame… Dices que la niña estaba muerta, nocomprendo…¿Ylodetulocura?

—Laniñamurió…Yosoysuhermana,lasegundahijademispadres.Mimadreestabaembarazadaentonces,nací tresmesesdespuésdeaquellaespantosanoche…Mimadreentregópiadosamentesuvidaaldarmelamía.

Brading sequedóotra vez en silencio.Parecía aturdido, no sabíaquédecir.Lamujerseguíasinmirarle.Confundido,fueatomarlasmanosdeellaentrelassuyas;lasmanosdelamujerseguíanabriéndoseycerrándosemecánicamente,cadavezconmayor rapidez y violencia. Algo —no hubiera podido decir qué— lo detuvo.Vagamenterecordóentoncesqueellanuncahabíaqueridoqueélletomaralasmanos.

—¿Tepareceposiblequeunapersonanacidaentalescircunstanciasseanormal?—le preguntó ella—. ¿Crees que alguien que haya nacido como yo puede estarcuerdo?

Bradingnorespondió.Estabapreocupadoporunaideaquetomabacuerpoensumente:loqueunhombredecienciallamaríaunahipótesisyparaundetectiveseríauna teoría. Algo que podría arrojar luz sobre el asunto de la cordura o no de suamada,perounaluzterrible.

La región era aún casi virgeny estaba escasamente poblada.El cazador era unpersonajefamiliar;entresustrofeossecontaban,comoeslógico,cabezasypielesdelas fieras de mayor tamaño que conseguía abatir. Aún corrían de boca en bocahistoriasquehablabandeencuentrosnocturnosconanimalessalvajesenloscaminosmássolitariosyangostosdelbosque.Historiasquepasabanporlashabitualesetapasde mayor interés, para seguir otras etapas de progresiva decadencia y sepultarsedefinitivamenteenelolvido.Unahistoriarecientequeañadiralasmáspopulareseinclusoalasapócrifasaúnvigentes;unahistoriaoriginada,alparecer,porgeneraciónespontáneayalmismotiempoenvarioshogares,hablabadeunapanteraquehabíaaterrorizadoalosmiembrosdevariasfamiliasobservandoporlasventanaselinteriordesuscasaspor lanoche.Elcuentohabíacausadoun impactoestremecedorennopocascomunidadesdelaregión,yhastahabíaobtenidoloshonoresdeaparecercomoun relato en el periódico local. PeroBrading no le había prestadomayor atención,

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leyéndolosuperficialmente;enrealidadnoprestabamayoratenciónalosperiódicos.Su semejanza con la historia que acababa de escuchar de labios de su amada leparecióahora,sinembargo,algomásqueunasimplecoincidencia.¿Ysiunahistoriarealhubiesesugeridoaquellaqueteníatodalapintadeserficticia?¿Ysiunatrágicahistoria realhubiese inspiradoa la imaginaciónmorbosadeunescritoraquelloquehabíaleídosindarlemayorimportanciaentonces?

Bradingrecordóalgunascircunstanciasdelpasadode lamuchacha,ydeciertasactitudes suyas que hasta entonces, con la falta de curiosidad crítica del amor, nohabíatenidoencuenta:suvidasolitariaconelpadre,elviejooavejentadoMarlowe,encuyacasanadieparecíaserbienrecibido,detanhoscocomosemostrabaelviejo;elextrañotemorqueinvadíaalamujercuandocomenzabaaanochecer,loquehacíaque rara vez aceptase salir de su casa cuando ya se había puesto el sol…A buenseguro, la imaginación, una vez desatada, podría arder demanera incontrolable enunamentecomoladeBrading,hastainvadir,hastaconsumirfebrilmentetodosuser.YanodudabadequeIreneestuvieseloca,pormuchoqueesaconvicciónleprodujerael más agudo dolor; simplemente, había confundido un efecto de su enfermedadmentalconlacausadelamisma,relacionandoensuimaginacióndesbordada,conlapersonalidad de la mujer, las vaguedades fantásticas de los hacedores locales demitos.Así,con lanodel todoexplícita intencióndeprobarunanueva teoría,ysinunanociónclaradecómohacerlo,dijosinvacilar,gravemente:

—Irene,amormío,dimeunacosa,aunqueteruegoquenoteenfades…—Yatehedicho—lointerrumpióellaconfirmeza,conunapasiónqueélnole

conocía— que no podemos casarnos… ¿Qué más quieres que te diga? ¿Por quéinsistes?

Antes de que pudiera evitarlo, se había levantado ella para alejarse entre losárbolessindecirunapalabramás,hacialacasadesupadre.Bradingseincorporóconlaintenciónderetenerlaasulado,perohubodeconformarseconverlairsehastaquedesapareció en la oscuridad. Y repentinamente se estremeció como si acabara degolpearlounabala;adquiriósurostroentoncesunaexpresióndeasombroyalarma.Enunade lasnegrassombrasen laqueellahabíadesaparecido,advirtióun rápidorelámpago, eldeunosojos encendidos.Duranteunos instantes se sintiómareadoeindeciso;luegoselanzótrasella,adentrándoseenelbosque.

—¡Irene!¡Irene!—gritaba—,¡Cuidado,Irene!¡Hayunapantera!Llegócorriendoaunpequeñoclaro justoparaver cómoelvestidode lamujer

entrabaenlapuertadelacasadesupadre.Novioalapanteraquetemíaver.

Apelaralacomprensióndivina

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JennerBrading,abogado,vivíaenunacasitaalbordedelpueblo.Inmediatamentedetrásdeellaestabaelbosque.Inmediatamentedetrásdelacasa,elbosqueysóloelbosque…Porsersoltero,yestarporellosujetoaesaespeciedecódigodraconiano—códigomoral de aquel tiempo y de aquellos lugares—, según el cual le estabannegados los servicios de una criada, comía en la fonda del pueblo, donde tambiénteníasudespacho.Lacasitajuntoalbosquenoeramásqueunaviviendamantenidaabajo coste como prueba de su prosperidad, como prueba de que era un hombrerespetable.Noeraconvenientequeunhombrealqueelperiódicolocalllamabaconorgulloindisimulado«elmejorjuristadenuestraépoca»notuvieseunhogarpropio,aunquesospecharaél,conmásquefundadasrazones,quelostérminoshogarycasanosonnecesariamentesinónimos.Porelcontrario,suconvicciónacercadeelloysuvoluntad de armonizar dichos términos eran cosas lógicamente inferibles, ya quepoco después de construir la casita su propietario había hecho un intento vano decontraermatrimonio;enrealidadhabíasidorechazadoporlahermosaperoexcéntricahijadelviejoMarlowe,comotodoelmundosabía.Elmismoselohabíacontadoasía quienes querían escucharle; ella, por el contrario, jamás se dignó contestar laspreguntasque,másomenostímidamente,selehicieronalrespecto.

EldormitoriodeBradingdabaalapartetraseradelacasa,conunaúnicaventanaqueseasomabaalbosqueprofundo.Unanochelodespertóunruidoenlaventana.Un ruido que no supo identificar pero que le causó el suficiente temor como parasentarseenlacamayempuñarelrevólverqueteníabajolaalmohada,precauciónquedebeobservartodoaquelquevivaenelbosque,enunaplantabaja,yduermasolo.Lahabitación estaba en lamás completa oscuridad, pero supo hacia dónde dirigir susmiradas expectantes, tratandodedominar su terror, a la esperadeotro ruido acasoparecido.Tan abiertos tenía losojosquemuyprontopudodiscernir la ventana, uncuadradomás claro que el resto de la habitación. Poco después aparecieron en elbordeinferiordeaquelcuadradodosojosresplandecientesqueardíanconunbrillomaligno,inefablementedemoníaco.ElcorazóndeBradingpegóunvuelcoypareciódetenerse. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal y erizó sus cabellos mientrasnotabacómolasangreabandonabadegolpesusmejillas.Nohubierapodidogritar,aunqueensugritolefueselavida.Perocomoesciertoquesetratabadeunhombrevalienteycapazde sobreponerseacualquier impresiónangustiosa, tampocoeradelosquegritanalasprimerasdecambio.Sucuerpo,comoacobardado,comovencidoporelpánico,másbien,podíaecharseatemblar,perosuespíritueradeunbarromásnoble, por así decirlo… Los ojos malignos se elevaron lentamente con unmovimientofirmedeaproximación;masaltiempo,tambiénlentamente,seelevabalamanoderechadeBradingempuñandoelrevólver.Yapretóelgatillo.

Cegadoporelfogonazodeltiroyaturdidoporladetonación,Bradingnodejódeoír,sinembargo,oacasopensabaqueoía,elagudoysalvajechillidode lapanteraherida,tanhumanoensutimbre,tandiabólicoencuantosugería…Saltórápidamentedelacama,sevistióaprisa,ysiempreempuñandoconfesurevólverselanzóhaciala

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puerta… Vio venir entonces a tres hombres que corrían por el sendero quedesembocabaensucasaalertadosporeltiro.UnabreveexplicacióndeBradingfueelpreámbulodeunaminuciosainspeccióndelacasaysusalrededores.Lahierbaestabahúmedaderocío;bajo laventananacíaunahuellasinuosaqueseprolongabahastadesaparecerentrelosarbustos.Unodeloshombrestropezóycayósobresusmanos;al levantarse se las frotó; le resbalaban; se las miró a la luz del candil y vio queestabanrojasdesangre.Unasangrequenoerasuya.

Temían,claroestá,encontrarseinopinadamenteconunapanteraherida,algoquetemen sobremanera los cazadores, por lo queno fueronmás allá…SalvoBrading,que con luz en una mano y el revólver en la otra se adentró valientemente en elbosque.Pasóatravésdeunamalezaenmarañadahastallegaraunbreveclaro,dondesuvalentíahallóelmerecidopremio:elcuerpode lavíctimadesucerterodisparo.Noeraunapantera,sinembargo.Hastadondesesabeadíadehoy,bajounalápidadel cementerio del pueblo, parcialmente resquebrajada, yace la hija del viejoMarlowe, el cual acude allí a orar a diario.Que haya paz para su alma y la de suinfelizyextrañacriatura.Pazyalgunacomprensióndelcielo.

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ELDESCONOCIDO

Unhombresaliódelaoscuridadypenetróenelpequeñocírculoiluminadopornuestrolánguidofuegodecampamento,sentándoseenunaroca.

—Nosonlosprimerosenexplorarestaregión—comentóconvozgrave.Nadiepusoendudasuafirmación;élmismoerapruebadeesaverdad,puesno

formabapartedenuestrogrupoydebíadeencontrarseenalgúnlugarcercanocuandoacampamos.Además,debíadetenercompañerosnomuylejos,puesnoeraunlugarenelqueresultaraconvenienteviviroviajarsolo.Duranteunasemana,sincontarnosa nosotros ni a nuestros animales, los únicos seres vivos que habíamos visto eranserpientes de cascabel y sapos cornudos. En un desierto de Arizona no se puedecoexistir demasiado tiempo tan sólo con criaturas como aquéllas: uno debe llevaranimales, suministros, armas: «un equipo». Y todo eso significa camaradas. Pudosurgirquizáunadudaconrespectoaquétipodehombrespodíanserloscamaradasde aquel desconocido tan escasamente ceremonioso, a lo que hay que añadir quehabíaensuspalabrasalgoquepodía interpretarsecomoundesafío,yquehizoquecadaunode lamediadocenade«caballerosaventureros»queéramosnosotrosnosirguiéramos,sindejardeestarsentados,ylleváramosunamanoalarma:unactoqueenaqueltiempoylugarerasignificativo,unaposicióndeexpectativa.Eldesconocidono prestó ninguna atención a aquel acto y volvió a hablar con el mismo tonomonótonoycarentedeinflexiónconelquehabíapronunciadosuprimerafrase:

—Hace treinta años,RamónGallegos,WilliamShaw,GeorgeW.KentyBerryDavis,todosellosdeTucson,cruzaronlosmontesdeSantaCatalinayviajaronhaciael oeste, hasta el punto más lejano que permitía la configuración del país. Nosdedicábamosalaprospecciónyteníamoslaintenciónde,sinoencontrábamosnada,cruzarelríoGilaenalgúnpuntocercanoaBigBend,dondeteníamosentendidoquehabía un asentamiento. Llevábamos un buen equipo, pero carecíamos de guía: tansóloRamónGallegos,WilliamShaw,GeorgeW.KentyBerryDavis.

Elhombrerepitiólosnombreslentayclaramente,comosipretendierafijarlosenlamemoria de su público, cada uno de los cuales le observaba ahora atentamente,puessehabíareducidoalgolaaprensióndequesusposiblescompañerosestuvieranenalgúnlugardelaoscuridadqueparecíarodearnoscomosifueraunmuronegro;enlasmanerasdeesehistoriadorvoluntarionosesugeríaningúnpropósitonoamistoso.Susactosseasemejabanmásalosdeunlunáticoinofensivoquealosdeunenemigo.Noéramostannuevosenelpaíscomoparanosaberquelavidasolitariademuchoshombresdelasllanurashabíaproducidounatendenciaadesarrollarexcentricidadesdeconductaydecarácterquenosiempreeranfácilesdedistinguirdelaaberraciónmental.Unhombreescomounárbol:dentrodeunbosquedecompañeroscrecerátanrectocomosunaturalezaindividualygenéricaselopermita,peroasolasyencampoabierto cede a las tensiones y torsiones deformadoras que le rodean. Pensamientos

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semejantescruzaronmimentemientrasobservabaalhombredesdelasombrademisombrero,queteníainclinadoparaquelaluzdelfuegonomedieraenlosojos.Sindudasetratabadeungrillado,¿peroquépodíaestarhaciendoallí,enelcorazóndeundesierto?

Puestoquehedecididocontarestahistoria,megustaríasercapazdedescribirelaspecto de ese hombre: eso sería lo natural.Desgraciadamente, y en ciertamedidaextrañamente,mesientoincapazdehacerloconalgúngradodeconfianza,puesmástardeningunodenosotroscoincidióencuantoalaropaquellevabaoelaspectoquetenía; y cuando traté de anotar mis impresiones, ese aspecto me fue esquivo.Cualquiera puede contar una historia: la narración es una de las facultadeselementalesdenuestraraza.Peroeltalentoparaladescripciónesundon.

Comonadierompieraelsilencio,elvisitantesiguióhablando:—Elpaísnoeraentonces loquees ahora.Nohabíaniun solo ranchoentre el

GilayelGolfo.Habíaunpocodecazadesperdigadaporlasmontañas,ycercadelasinfrecuentescharcas,hierbasuficienteparaevitarquenuestrosanimalesmurierandehambre.Si teníamos la suerte deno encontrarnos con los indios, podríamos seguiravanzando. Pero al cabo de una semana el propósito de la expedición habíacambiado:enlugardedescubrirriquezas,intentábamosconservarlavida.Habíamosllegadodemasiadolejosparapoderregresar,demaneraqueloqueteníamosdelanteno podía ser peor que lo que nos aguardaba detrás; así que seguimos avanzando,cabalgandoporlanocheparaevitaralosindiosyelcalorintolerable,yocultándonosdurante el día lomejor que podíamos. En ocasiones, cuando habíamos agotado elsuministrodecarnedeanimalessalvajesyvaciadonuestrascantimploras, teníamosquepasarvariosdíassincomernibeber;luego,unacharcaounapequeñalagunaenel fondo de un arroyo nos permitían restaurar nuestras fuerzas y salud, por lo queéramoscapacesdedisparar a algúnanimal salvajeque tambiénhubierabuscadoelagua. A veces era un oso, otras un antílope, un coyote, un puma… lo que Diosquisiera:todoeracomida.

»Una mañana, cuando rodeábamos una cordillera tratando de encontrar algúnpaso, nos atacó un grupo de apaches que había seguido nuestro rastro hasta unbarrancoquenoestálejosdeaquí.Sabiendoquenossuperabanennúmerodediezauno, no tomaron ninguna de sus habituales y cobardes precauciones, sino que selanzaron sobre nosotros al galope, disparando y gritando. La lucha era inevitable:presionamos a nuestros débiles animales para que subieran el barranco mientrashubiera espacio para poner una pezuña, bajamos de nuestras sillas y nos dirigimoshacia el chaparral que había en una de las pendientes, abandonando todo nuestroequipoalenemigo.Perotodosconservamoselrifle:RamónGallegos,WilliamShaw,GeorgeW.KentyBerryDavis.

—Elmismoyviejogrupo—comentóelhumoristaquehabíaentrenosotros.Eraunhombredeloestequenoestabafamiliarizadocon lascostumbresdecentesde larelaciónsocial.Ungestodedesaprobacióndenuestrojefelehizocallar,permitiendo

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aldesconocidoproseguirelrelato:—Los salvajes también desmontaron y algunos de ellos subieron el barranco

hastamásalládelpuntoporelquenoshabíamosido,cortándonoscualquierretiradaenesadirecciónyobligándonosaascender.Desgraciadamente,elchaparralsóloseextendía una corta distancia por la pendiente, y cuando llegamos al campo abiertoquehabíamásarribarecibimoslosdisparosdeunadocenaderifles;perolosapachesdisparabanmuymalcuandolohacíandeprisa,yquisoDiosqueningunodenosotroscayera.Veintemetrosmás arriba,más allá del bordede losmatorrales, habíaunosriscosverticalesy,directamenteenfrentedenosotros,unaestrechaabertura.Corrimoshacia ella y nos encontramos en una caverna tan grande como una habitaciónordinariadeunacasa.Allíestaríamosasalvodurantealgúntiempo:unsolohombrecon un rifle de repetición podría defender la entrada contra todos los apaches delmundo.Perocontraelhambreylasednoteníamosdefensa.Conservábamoselvalor,perolaesperanzaerauntérminodelrecuerdo.

»No vimos después a ninguno de aquellos indios, pero por el humo y elresplandor de las hogueras que habían encendido en el barranco, sabíamos día ynochequenosvigilaban,conlosriflespreparados,desdeelmargendelosmatorrales:sabíamosquesiintentábamossalir,niunosolodenosotrospodríadartrespasossincaer abatido. Resistimos durante tres días, vigilando por turnos, hasta que nuestrosufrimiento se hizo insoportable. Entonces, la mañana del cuarto día, RamónGallegosdijo:

»—Señores, no sé mucho del buen Dios ni de lo que a éste le complace. Hevividosinreligiónynoconozcoladeustedes.Perdónenme,señores,silessorprendo,peroparamíhallegadoelmomentodeganarlelapartidaalapache.

»Searrodillóenelsuelorocosodelacueva,acercólapistolaasusienydijo:»—MadredeDios,venaporelalmadeRamónGallegos.»Yasínosdejó:aWilliamShaw,GeorgeW.KentyBerryDavis.»Yoeraeljefeymecorrespondíahablar.»—Fueunhombrevaliente.Supocuándomorirycómo.Esunaestupidezmorir

desedycaerbajolasbalasdelosapaches,oserdespellejadosvivos:esoesdemalgusto.UnámonosaRamónGallegos.

»—Tienerazón—dijoWilliamShaw.»—Tienerazón—dijoGeorgeW.Kent.»ExtendílosmiembrosdeRamónGallegosylepuseunpañuelosobreelrostro.

EntoncesWilliamShawdijo:»—Megustaríaseguirteniendoeseaspecto…unpocomás.»YGeorgeW.Kentdijoquepensabalomismo.»—Asíserá—dijeyo—,losdiablosrojosaguardaránunasemana.WilliamShaw

yGeorgeW.Kent,venidyarrodillaos.»Asílohicieron,yyoquedéenpiedelantedeellos.»—DiosTodopoderoso,PadreNuestro—dijeyo.

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»—DiosTodopoderoso,PadreNuestro—dijoWilliamShaw.»—DiosTodopoderoso,PadreNuestro—dijoGeorgeW.Kent.»—Perdónanosnuestrospecados—dijeyo.»—Perdónanosnuestrospecados—dijeronellos.»—Yrecibenuestrasalmas.»—Yrecibenuestrasalmas.»—¡Amén!»—¡Amén!»LescoloquéjuntoaRamónGallegosycubrísusrostros.Se produjo una rápida conmoción al otro lado del fuego del campamento: un

miembrodenuestrogruposehabíapuestoenpiepistolaenmano.—¿Y tú te atreviste a escapar?—gritó—. ¿Has tenido el valor de permanecer

vivo?¡Eresunperrocobardeyyoharéqueteunasaellosaunqueluegomeahorquenamí!

Perosaltandocomounapantera,nuestrocapitánse lanzósobreély lesujetó lamuñeca.

—¡Detente,SamYountsey,detente!Todosnoshabíamospuestoenpie,salvoeldesconocido,quepermanecíasentado,

inmóvilyaparentementesinprestaratención.AlguiencogióaYountseyporelotrobrazo.

—Capitán,aquíhayalgoquenoconcuerda—dijeyo—.Estetipoesunlunáticoosimplementeunmentiroso:unsencillomentirosoalqueYountseynotienederechoamatar.Siformópartedeesegrupo,esquehabíacincohombres,ynohanombradoaunodeellos,probablementeasímismo.

—Cierto—contestóelcapitánsoltandoal insurgente,quesesentó—.Aquíhayalgo… inusual. Hace años encontraron cuatro cuerpos de hombres blancos,vergonzosamentemutiladosysinelcuerocabelludo,enlosalrededoresdelabocadeesacueva.Losenterraronallí;yomismohevistolastumbasymañanalasveremostodos.

El desconocido se levantó y nos pareció muy alto bajo la luz del fuegomenguante, pues por prestar atención a su historia nos habíamos olvidado dealimentarlo.

—Habíacuatro—repitióél—:RamónGallegos,WilliamShaw,GeorgeW.KentyBerryDavis.

Reiterandosulistademuertos,caminóhacialaoscuridadynovolvimosaverle.Enesemomentoseaproximóanosotrosunmiembrodelgrupoquehablaestado

deguardiallevandoelrifleenlamanoyalgoexcitado.—Capitán,durantelaúltimamediahorahevistoatreshombresallíarriba—dijo

señalando en la dirección que había tomado el desconocido—. Pude verlosclaramente,pueslalunaestáalta,perocomonoteníanarmasyyolescubríaconlamía, pensé que les correspondía a ellos hacer cualquier movimiento. ¡Pero no

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hicieronninguno,malditasea!Ymehanpuestonervioso.—Vuelve a tu puesto y quédate allí hasta que vuelvas a verlos —contestó el

capitán—.Losdemásacostaosdenuevouosarrojaréalfuegoapatadas.El centinela se retiró obediente, lanzando juramentos, y no regresó en toda la

noche. Cuando estábamos preparando nuestras mantas, Yountsey, que era untemperamental,dijo:

—Leruegoquemeperdone,capitán,¿peroquiéndiablospiensaustedqueson?—RamónGallegos,WilliamShawyGeorgeW.Kent.—¿YquémedicedeBerryDavis?Tendríaquehaberledisparado.—Habríasido

totalmenteinnecesario:nopodríashaberlematadootravez.Duérmete.

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CUERPOSDELAMUERTE

SobreGrannyMagone

A unas diez millas al sudeste de Whitesburg, Kentucky, junto a una pequeñacuevadelasmontañasCumberland,viviómuchosañosunamujerllamadaSarah(oMary)Magone. Su casa, hecha de leños, tenía dos habitaciones y estaba amilla ymedia de la casamás próxima, en la partemás agreste de la región, y rodeada debosque excepto por un lado, donde un pequeño campo baldío, casi un sendero deapenasmedioacre,servíaa lamujerdehuerto.Cómolograbasubsistirescosaquenadie supo jamás; la anciana tenía fama de miserable y huraña; es cierto, sinembargo,quepagabaporlaspocascosasquecomprabaensusmuyespaciadasvisitasalastiendasdelpueblo.

Muchosdesusignorantesvecinoslateníanporunabruja,opensabanqueposeíaalgún tipo de poder sobrenatural. Murió en noviembre de 1881. Por suerte, uncazador encontró su cuerpo aún caliente tras ver la puerta de la cabaña abierta, ycorrióacomunicarlanuevaaloslugareños.

Variaspersonasacudieronalacabañaconlapiadosaintencióndeenterrarla;otrasdijeronqueselimitaríanaseguirelcortejofúnebrecuandosedieratierraalosrestosdelaanciana.EntrelaspersonasquefueronalacabañaconlaintencióndeenterraraGranny[17] Magone estaba el reverendo Elias Atney, ministro metodista deWhitesburg, que se hallaba en la región montañosa por haber ido a visitar a unpariente.Oficiaríaéllasmodestasexequias.ElseñorAtneyes,ofue,másbien,muyconocidoenWhitesburgyotraslocalidadescercanas,ytodoslosquesupierondesuvida leconsiderabanunhombrepiadoso,debuenacunaymejoreducación.EstabamuyunidoalosMarshallyotrasfamiliasdistinguidas,ygraciasaélseconocieronlos hechos que a continuación se relatan; hechos que, punto por punto, han sidoconfirmadosyampliadosinclusoporgentesdignasdetodocrédito,talescomoJohnHershaw,WilliamC.WrightmanyCatharineDoub,vecinosdelaregióntodosellosytestigosprincipalísimosdelcaso.

El cuerpo sin vida deGrannyMagone yacía sobre un tablón puesto entre dossillas, al fondode lahabitaciónmásgrandede lasdosque tenía sucabaña, alotroextremodellugardondeestabalachimenea.Laspersonasantesmencionadasvelabanelcadáver,segúnlatradiciónlocal.Unextremodelahabitación,eldelachimenea,se hallaba bien iluminado por el fuego del hogar y por abundantes velas; el otroquedabaenlapenumbra.Quienesvelabanalamuertasehabíansentadocercadelachimeneayhablabanenuntonodevozbajo.Derepente,unruidoextraño,quesalíadel otro extremo, donde estaba el cadáver, hizo que todos se callaran y dirigiesen

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haciaallísusmiradas.EnunanegrasombraquehabíajuntoalosrestosmortalesdeGranny vierondosojos flotantesque lesmiraban fijamente; antesdequepudieranexhalarungritodeespanto,cuandosólosehabíanpodidoponerenpiealunísono,ungrangatonegro saltó sobre el cadávery clavó susdientes en elveloquecubría elrostrode laancianamuerta.Quienesallíestabanobservaronaterradosque lamanoderecha del cuerpo, entonces, se alzó violentamente y, con los dedos crispados,agarróalgatoylolanzóconfuerzainusitadacontralapared,estrellándolo.Elgatohuyó maullando lastimeramente a través de una ventana abierta de la habitacióncontiguaparaperderseenlaoscuridaddelanocheynovolveraservisto.

Profundamentehorrorizados,losquevelabanelcadáversiguierondepieunbuenrato,incapacesdearticularunapalabra;finalmente,haciendoacopiodetodoelvalordelqueerancapaces,seacercaronalcuerpodelaanciana.Elveloquehabíacubiertoelrostrodelamuertaestabaenelsuelo;susmejillasmostrabanterriblesmordiscos;el brazoderechopendía a ese lado…Nohabía en aquel cuerpoelmenor signodevida. Los que velaban aGranny volvieron a cubrirle con el velo la frente y lasmejillaspálidasmordidasporelgatoylatrasladaronmáscercadelachimenea,comosiquisieranponerlaasalvodelassombras.Elfuneralseretrasóhastaelcuartodíaposterioralamuertedelaanciana,porsiacasovolvíaalavida,envistadecómosehabíadefendidodelataquedelgato.Perofueenvano.HubodeserenterradaGrannyalfin,puessucuerpocomenzabaamostrarlasevidenciasdeladescomposición.

—¡Ah,tusojosdelatantudecepción!—dijoaquelaquienelreverendocontólosucedido—. El cuerpo quedó bastante maltrecho por culpa del gato, y aunque sedefendieralanzándolocontralapared,noresucitó.

—No—dijo el reverendo—. La mano derecha se le tronchó en el esfuerzo…Teníalasuñasmuylargasylapielquelacubríaeramuynegra.

Dormiralaluzdelaesperanza

JohnHoskinvivíaenSanFranciscoyestabacasadoconunamujermuybella,porla que sentía un amor rayano en la devoción. En la primavera de 1871 la señoraHoskin viajó al este, sin su marido, para visitar a sus padres que vivían enSpringfield. Una semana después de su llegada murió de repente, a causa, segúndijeronlosmédicos,dealgúnmaldecorazón…Esofuetodoloqueacertaronadecirlosmédicos…ElseñorHoskinfueavisadodeladesgraciamedianteuntelegrama,ycontestó rápidamenteordenandoqueel cuerpode suesposa fuese trasladadoaSanFranciscocuantoantes.

Nadamás llegar seprocedió a la aperturadel féretrometálicoque contenía losrestos.Elcuerpoyacíacomonoescomúnque lohagan losmuertos: sobreel lado

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derecho,conlamanoderechabajolamejilladelmismoladoyconlamanoizquierdaenelpecho.Eralaposturaenlaquesuelendormirlosniños,yenunacartaenviadaalseñorMartinL.Whitney,deSpringfield,padredeladifunta,elatribuladoviudodeéstaleexpresabasugratitudporhaberpuestoelcuerpodetalmanera,deformaquenadaenélexpresaralatorturadelamuerte.

Aquellacarta,sinembargo,sorprendiómuchoalpadredelamuerta,puesélnohabíahechonadadeeso.Sehabíalimitadoacolocarelcadávercomosuelehacerse,yacientedeespaldasyconlosbrazosextendidosalosladosdelcuerpo.Cuandollegóaquella carta al señorMartin L.Whitney, el cadáver ya estaba en el depósito delcementeriodeLaurelHill,alaesperadequeseconcluyeselatumbaencargadaporelviudo.

Hoskin,muyinquietoalrecibirdelpadredesudifuntaesposalanoticiadequeelcadávernohabíasidocolocadoenelféretrocomoéllohabíahallado,nopudosinocolegirquelanaturalidaddeaquellaaparienciadelamuerta,laplácidaexpresiónquemostraba, todo eso, en fin, no era otra cosa que la manifestación de la vidasimplementesuspendida,yporellorecuperable,loquepodríaproducirlealcabounamuerte cierta por sofocación si no se la sacaba cuanto antes del féretro metálico.Insistióenquesuesposanohabíamuerto,enquetodoaquelloeralaconsecuenciadela incapacidadde losmédicos, loquedesatóenelpobreviudounodiodesmedidohaciaaquéllos.BajoelinflujodesussentimientosvolvióaescribiralseñorWhitney,expresándole en términos de dolorido apasionamiento su horror y su profundodesamparoanteloocurrido.Díasdespués,algolesugirióqueacasoelféretrofueraabiertoenroute por alguien, probablemente, que había querido robar al cuerpo lasjoyasquellevaba.Perosedijopocodespuésquehubierasidomuydifícilhacertodoesorápidamenteenel reducidoespaciodel féretroyhallándoseéstecontinuamentevigilado.Decidióentoncesabrirelféretro.

Aquelloledeparóunnuevohorror:elcuerpoyacíaahorasobresuladoizquierdo.Laposturaparecíamuyforzada,hartoincómodainclusoparacualquiervivo.Sucaramostraba una expresión evidente de dolor. Los dedos, en efecto, tenían todos losanillos y las sortijas con que había sido depositada allí la muerta. Profundamenteconmocionado por lo que viera, el señor Hoskin perdió la razón, muriendo añosdespuésenelasiloparalocosdeStockton.

Unmédico que decidió investigar por su cuenta el caso, haciendo para ello unreconocimiento minucioso del cadáver, aseguró que la mujer estabaindefectiblemente muerta, ordenando acto seguido que el féretro fuese cerrado yselladodefinitivamente.

—Estámásquemuerta—dijo.ElcuerpohabíasidoembalsamadoenSpringfield.

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ElmisteriodeCharlesFarguharson

Unanochedelveranode1843,WilliamHaynerGordon,deFiladelfia,sehallabatumbadoenlacamaleyendoElviajero,deGoldsmith,alaluzdeunavela.Erancasilasoncedelanoche.SuhabitaciónestabaenlaterceraplantadeaquelhotelyteníadosventanasquedabanalacalleChestnut;noteníabalcones;tampocoloshabíaenlasplantasinferiores.

Alsentirquelellegabaelsueño,Gordondejóaunladoellibro,apagólavelayse dispuso a dormir. Poco después, sin embargo, y cuando ya estaba a punto dedormirse,recordóquenohabíadadocuerdaasureloj,porloqueselevantóenmediode laoscuridadparadirigirse al abrigo, enunodecuyosbolsillos tenía el reloj.Elabrigoestabaenelrespaldodeunasilla,alfondodelahabitación,juntoaunadelasventanas.CuandocruzabaGordonlahabitaciónsuspiestropezaronconalgograndey pesado y cayó de bruces al suelo. Se levantó, encendió una cerilla, prendió lavela…Enelcentrodelahabitaciónyacíaelcuerpodeunhombre.

Gordonnoeraprecisamenteuncobarde,comolohabíademostradocombatiendoen Chapultepec[18] tras más de un parapeto, pero aquella aparición súbita de uncadáverallí, algoquenopodíaexplicarsedeningunamanera, fuealgo insuperablepara sus nervios y gritó enloquecido… Henri Granier, que ocupaba la habitacióncontigua,corrióhastalapuertadeGordoneintentóentrar.Lapuertateníaelpestilloechado,ycomoGordonnoacertabaaabrirla,Granierladerribó.

Gordon,enunprincipio,fuearrestado,esposadoeinvestigado,aunqueelcasonofuemásalláyprontoquedóenlibertad.Noacertóarelatarmásdeloqueaquísehacontado.Lospolicíasy losperiodistascentrarontodossusesfuerzosensaberquiénera el muerto. Los médicos se limitaron a declarar que el fallecimiento de aquelhombre se había producido pocas horas antes de queGordon se tropezase con él,aunqueningunopudoaventurarsiquieralacausa.Todoslosórganosdeaquelcuerpoestaban,alparecer,enbuenestado,puesnomostrabasignoalgunodeviolencianideenvenenamiento.

Ochoodiezmesesdespués,GordonrecibióunacartadesdeBombay,escritaporCharlesRitcher.Enella lehablabade lamuertedeCharlesFarguharsonenaquellaciudadlejana,unhombredelqueamboshabíansidoamigosenlosdíasdesuniñez.Conlacartaleenviabaundaguerrotipodeldifuntoyvariosdesusefectospersonales.Todoesonohizomásquealertar aGordon sobremanera,quecomenzóacavilaryhacer cálculos a propósito de la distancia entre Bombay y Filadelfia, y acerca decuándodebióhaberseproducidoelfallecimientodeFarguharson.Escribiódespuésavariosconocidos,pidiéndolesnoticiadeloquesehabíadispuestohacerconelcuerpodeFarguharson,parasabersisehabíancumplidodichasdisposiciones.

«Yasabes—lerespondióRitcher—quesehabíahechoparsi;porello,sucuerpodesnudoquedóexpuestoenlaTorredelSilencio,comoesdepreceptohacerloentrelosparsis.Allívia losbuharrosdisputarsesusrestosapicotazos, luchandoentresí

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lasbandadasparahacersecontrozosdesucarnemuerta».Gordon y sus amigos obtuvieron la autorización necesaria para exhumar el

cadáver.El ataúd estaba intacto.En su interior no había cuerpo alguno, ni un solorestodeuncuerpohumano.

Murióysefue

En lamañanadel 14de agostode1872,GeorgeL.Reid, un jovendeveintiúnañosresidenteenXenia,Ohio,cayómuertoderepenteenelcomedordelacasadesus padres. La familia constaba de padre, madre, dos hermanas y un primo, unmuchachodequinceaños.Todos, incluidoelquemurió, sedisponíanadesayunar.Georgeacababadeentrarenelcomedorypocoantesdequeocupaseenlamesaellugarquesolía,seasomóporunadelasventanasconunpropósitoquesenosescapa.Habíapasadoantesjuntoalamesa;diounospasosmás,despuésdeasomarseporlaventana,ahoraendireccióna lamesa,ycayófulminado.Susfamiliares llevaronelcuerpoaldormitoriodelmuchacho,dondetratarondereanimarloenvano.Eljoventeníaamoratadosloslabiosymuypálidoelrostro.

No obstante, avisaron a unmédico, que llegó a la casamás de veinteminutosdespués. Pasado el tiempo recordarían algunas circunstancias extrañas relacionadasconsuvisita.Porejemplo,quecuandollegóalacasa,losatribuladosfamiliaresdelinfortunadojoven—elpadre,lamadre,lasdoshermanasyelprimo—sehallabanenuna habitación contigua a esa donde yacía el muerto, que tenía la puerta abiertaaunqueelpadrelahabíacerrado.Elmédicoentróareconocerelcadáveryobservóquelasropasquevestíaelmuchachoaquellamañanaestabanenelsuelo,haciendounmontón.Viotambiénelcuerpo,perfectamentecontorneadobajolasábanaconquelo había cubierto el padre. Y observó igualmente que el perfil del cadáver eraclaramentediscerniblebajo la sábanaque le tapabael rostro.Eraunperfil afilado,comosuelentenerlolosmuertos.

Elmédicolevantólasábana.Nohabíanada.Aventólasábana.Nada.Lafamiliaacudió a la habitación. Aquel asombroso descubrimiento—si así puede decirse—hizoquesemirasenatónitos.Yquemirasenalmédico.Yqueelmédicolosmirase.Yquemirasen todos a la cama, alternativamente,mientrasmusitaban algo, ahora sinllorar.

Unosinstantesdespués,lastresmujeresdelafamiliarequirieronlaatencióndelmédico.Elpadre,sinembargo,sehallabaenmejorestado.Depie,presodelestupor,permanecíaensilencio,conlosojosmuyabiertos,comounidiota.

Confortadasya lasmujeresporelmédico, éste seasomóa laventana, laúnicaquehabíaenlahabitacióndelmuchacho,quedabaaunjardín.Nohabíanada.Todo

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estabacomoescomúnqueloestéenlosjardinessolitariosporlamañana.Nosehizoinvestigacióndeningunaespecie—laverdadesquenohabíamucho

que investigar—, pero elmédico y otros que se interesaron por el caso intentarondarsealgunarespuestaalenigma,algunarespuestaqueaclarasealmenoslevementelas circunstanciasde lamuertedel joveny laposteriordesapariciónde sucadáver.Todo,sinelmenorresultado.GeorgeReidmurióysefue,sinmás.Yestodoloquehastahoyhemossabidodeaquello.

Nochefría

ElprimerdíadelabatalladeStone’sRiverfuedesastrosoparaelejércitofederaldelnorte,quehabíacubiertomuybienlalíneadefuego,salvoensuflancoizquierdo.Lasfuerzasquecubríandichoflancoestabanmásalládelasvíasdeltrenporhaberretrasadosuposicióntemiendoseratacadasporlaretaguardia,dedondeyasehabíanvistoforzadasarepelersucesivas intentonasdelenemigo.Tras la líneadefuego,elcamposeabríarocoso.Habíancaídoyamuchossoldadosdelnorteenaquel flancoizquierdoyhabíatambiéncientosdecadáveresdesoldadossudistas.Aúnnohabíansido retirados del campo de batalla por sus respectivos ejércitos, al no haberseproducidolatreguanecesaria.

Entrelosmuertosenelflancosur,másalládelasvíasdeltren,habíaunoalquenadie acertaba a reconocer, un sargento del ejército federal del norte que tenía unbalazoenlafrente.Unodenuestroscirujanos,llenodecuriosidad,oacasollevadodeun sentimiento piadoso, o puede que por la insistencia de los oficiales (a vecesnecesitamos divertirnos con cosas así cuando estamos en pleno combate), echó unsombrerosobrelacaradelmuerto.Elcuerpoyacíadeespaldas,apuntandosubarbillaalaire,conloslabiosapretados,rígidocomoelacero,heladodelacabezaalospies,con rocío en los cabellos y en la barba.Algún cristianode buen corazón fue pocodespués y le echó una manta por encima, pero cuando cayó la noche, quien estoescribe, en compañía de varios hombres más, lo descubrimos pues necesitábamosaquellamantaparacuidardenosotros,aúnvivos.

Aexcepcióndenuestraprimeralíneadefensiva,unalíneaqueacudióenrefuerzodelflancoizquierdo,todosestábamosensilencio.Teníamosprohibidohablar,paranodelatarnos ante las posibles avanzadillas enemigas que pudieran llegar por laretaguardialuegodehabersuperadonuestradébildefensaenaquellazona.Teníamosprohibidohacer fuegooencenderunapipa.Haceralgoasípodía ser tomadocomoalgomuchomásgravequeofenderaunsuperiorjerárquico.

El silencio era absoluto; tanto como el que se percibía entre los montones decaballosmuertosquehabíaporallí.Muchos,ademásdesilenciosos,permanecíanpor

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completo inmóviles. Todos habíamos perdido amigos, sólo parecía vivir lamuerte.Debe señalarse muy especialmente esto, pues la verdad es que a medida queavanzabalanochenadieparecíatenerganasdebromas.

Conelamanecerseabrióelcielolimpiamente.—Eldíaesalfinsoleadoycálido—dijounodelosqueacompañabanalescritor

deestahistoria,desperezándose—.Echaddenuevolamantasobreesepobreinfeliz.El cuerpo del infortunado sargento estaba a un par de yardas de donde nos

encontrábamos.Peronoparecíaelmismoquehabíamosvisto.Yacíaentoncessobresucostadoderechoconlasrodillaspegadasalpechoyconlasmanosenlagarganta,a laalturadelúltimobotónde laguerreradeluniforme,conelcuellode laprendasubidohastacubrirselasorejas.Teníaloshombrosencogidos,lacabezainclinada,labarbillapegadaalpecho.Suposturaindicabaquepadecíaunfríointenso.

De no ser por el balazo que tenía en la frente, cualquiera de nosotros hubieradichoqueaquelpobrehombremuriódefrío.

Unacriaturadecostumbres

EnHawley’sBar,uncampamentomineropróximoaVirginiaCity,Montana,unjugador llamado Henry Graham, pero conocido por todos como Gray Hank[19],conocióundíaaunmineroapellidadoDreyfuss,conquienaquellamismanochetuvounabroncaduranteunapartidadecartas,broncaqueseresolviódespuésinvitándoleGraham a tomar un trago en su barracón. El infortunado minero, considerandoaquello una propuesta pacífica, aceptó complacido. Cuando Dreyfuss bebíatranquilamente,Grahamlepegóuntiro.Fueen1865.

ApenasunahoradespuésdecometidoelcrimenGrahamestabaenmanosdelosguardiasdelcampamento,yaquellanoche,a lapuestadesol, trasunjuiciorápido,fuecolgadodelárbolmásaltoporunadocenadebrazos.Poralgunarazón,sedejódeladolaintenciónprimeradedarlesólounescarmiento,ysedecidiócondenarloalahorca.

El cuerpo permaneció suspendidomedia hora, con buena parte de losminerosconversando a su alrededor. Entonces ordenó el «juez» que fuese descolgado.Doshombresacudieronacumplirlaorden.Creyeronquetanprontotocaranelsuelolospiesdelahorcado,ylefuesequitadalasogadelcuello,elcuerpocaeríadesmadejado.Pero no fue así. Apenas tocaron el suelo los pies del ahorcado, su cuerpo echó acorrer hacia donde, un poco más allá, estaba el grueso de la multitud que habíacontempladosuejecución.Arrastrabalasogaquellevabaalcuello,sucabezagirabade ladoa lado, tenía losojossaltonesy la lenguafuera,el rostromostrabaun tonopúrpurafantasmagórico,suslabiosestabanteñidosdeunasalivasanguinolenta.Sus

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piernas, que parecían ir a quebrarse en cualquier momento mientras corría sinsentido,añadían terrora laescena.Yloshombresqueallíestabanecharonacorrerdespavoridosendirecciónalbosque,sinmiraratrás.

En medio de tanta confusión surgió entonces de la multitud la figura de unhombre altoydistinguido,que apasos rápidos salióde allí paraponerunpocodeorden. Inmediatamente fue reconocido comounmaestro del espíritu.Era el doctorArnoldSpier,quienencompañíadeotrosdosmédicoslogróinmovilizaralahorcadoy conducirlo hasta el campamento. Se había dirigido al muerto tranquilamente, ycuandoéstecorrióasuencuentroabriólosbrazosylorecibió.Aquellonoaplacóaloshombresdelcampamento.Variosdeellostomaronelextremodelacuerdaqueelmuertollevabaalcuello,ytirarondeellaconlaintencióndellevárseloycolgarlodenuevo.Peronohallaron resistencia.Elmédicohabíacortado la sogadelcuellodelmuerto y poco después el cuerpo yacía en tierra, sobre su espalda, con los ojosabiertosmirandoalasestrellas,conesarigidezpropiadelamuerte.Laverdadesquelohabíanahorcadobien,teníarotoelcuello.

—Losmuertossoncriaturasdecostumbres—dijoeldoctorSpier—.Uncadáverquetoqueconsuspieselsuelopuedecorrerunrato…Hastaquealguienlotumbedeespaldas.

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UNHABITANTEDECARCOSA

Porque hay varias clases demuerte. En unas el cuerpo permanece; enotras, desaparece con el espíritu. Esta última sólo suele ocurrir en lugaressolitarios (tal es la voluntad de Dios) y, como nadie ha visto nunca eldesenlace,decimosqueelhombreandaerranteoqueestáenunlargoviaje,cosa que en realidad es cierta. Pero a veces se ha producido a la vista demuchos, tal y como lo acreditan numerosos testimonios. En cierto tipo demuerteelespíritu tambiénmuere,ysesabequeestohasucedidoaunqueelcuerpohayaconservadosuvigordurantemuchosaños.Enotrasocasiones,yexistenpruebasdeello,muereconelcuerpo,pero,alcabodeciertotiempo,resucitaenellugarenqueelcuerposedescompuso.

Concentrado en estas palabras deHali (a quienDios tenga en su gloria), cuyoverdaderosignificadointentabadescubrir—comocuandotrasunainsinuaciónunosepreguntasinohabráalgodetrásdeloquehacreídoentender—,nomedicuentadehaciadóndemedirigíahastaqueunvientoheladormegolpeóelrostroymedevolvióa la realidad. Observé con sorpresa que todome resultaba desconocido. A ambosladosseextendíaunafríaydesiertallanuracubiertaporunacapaaltadehierbasecaquecrujíay silbabaenelvientootoñal con sabeDiosquémisteriosae inquietantealusión.Sobreesallanuradestacabanlasextrañasformasdeunasrocassombríasqueparecíancomunicarseentresíeintercambiarmiradassignificativas,comosihubieranalzadosuscabezasparacontemplarelresultadodeunacontecimientoprevisto.Unospocos árboles carcomidos aquí y allá parecían ser los líderes de esa malditaconspiracióndeexpectaciónsilenciosa.

«Aunqueel solnoseve, tienequeestaravanzadoeldía»,pensé.Sentíaelairehúmedoyfrío,peromiconscienciadeesehechoeramásmentalquefísica:nonotabamalestaralguno.Undoseldenubesbajasyplomizascolgaba,comounamaldiciónvisible, sobre el sombríopaisaje.En todo ellohabíauna amenaza, unpresagio: unauguriodemaldad,unainsinuacióndemuerte.Nohabíapájaros,animales,niinsectoalguno. El viento suspiraba entre las ramas desnudas de los árboles muertos y lahierbagrissecurvabaparasusurraralatierrasuhorriblesecreto.Ningúnotrosonidoomovimientorompíalaespantosaquietuddeaquellugar.

Sobrelahierbahabíavariaspiedrasdesgastadasporlaerosión,alasquealgunaherramienta parecía haber dado forma. Estaban rotas, cubiertas demusgo ymediohundidas en la tierra, ninguna en posición vertical. Evidentemente eran lápidas detumbas, aunque de éstas no quedaban túmulos ni depresiones: el paso de los añoshabía nivelado el terreno. Unos cuantos bloques dispersos, de mayor tamaño,indicabanloslugaresdesdelosquealgúnricosepulcroounmonumentoambiciosohabía lanzado su débil desafío al olvido. Tan viejos parecían esos vestigios, esosrestosdevanidad,esosmonumentosdeafectoypiedad,ytanabandonado,solitarioy

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olvidadoeraelaspectodellugar,quenopudeevitarsentirqueyoeraeldescubridordel cementerio de una raza de hombres prehistóricos cuyo nombre llevabamuchotiempoolvidado.

Hacíaunratoque,ocupadoenestasreflexiones,habíaabandonadoelhilodemispropiasexperiencias,perodeprontopensé:«¿Cómohellegadohastaaquí?».Trasunbreveexamendelasituacióntodoparecióaclararseypudeexplicarme,aunquedeunmodoinquietante,elcaráctersingularquemiimaginaciónhabíaatribuidoa todoloque estaba viendo y oyendo. Estaba enfermo. Recordé entonces que, debido a unataque de fiebre, había desfallecido y que mi familia me había dicho que enmomentosdedeliriopedíaagritosaireylibertad,porloqueteníanquesujetarmealacama para que no me escapara. Ahora había conseguido eludir la vigilancia dequienesmecuidabanyvagaba…¿haciadónde?Noteníalamenoridea.Seguramentemeencontrabaaunadistanciaconsiderabledelaciudadenqueresidía,laantiguayconocidaciudaddeCarcosa.

Por ningún lado aparecían signos audibles o visibles de vida humana: ni unacolumnadehumo,niunladridodeperro,nimugidosdeganado,nigritosdeniñosjugando…nada.Sóloelcementeriotétricoconsuairedemisterioyterror,obrademi propia mente desquiciada. ¿No estaría delirando de nuevo, sin posibilidad deconseguirayuda?¿Noseríatodounailusióndemilocura?Gritélosnombresdemimujer y de mis hijos y, mientras caminaba entre las piedras caídas y la hierbamarchita,estirémismanosenbuscadelassuyas.

Unruidoamisespaldasmehizovolverlacabeza.Unanimalsalvaje,unlince,seaproximaba.Sisufrounarecaídaaquíeneldesierto,pensé,sivuelvelafiebreymedesmayo, esta bestia se lanzará sobremi garganta. Salté hacia ella, gritando; pasótranquilamenteamiladoydesapareciódetrásdeunaroca.

Alcabodeunratovisurgirdelatierra,muycerca,lacabezadeunhombrequesubía la suave pendiente de una colina cuya parte superior apenas sobresalía porencimadelnivelgeneraldelterreno.Sufigurasehizoprontovisiblesobreelfondode una nube gris. Iba medio desnudo, cubierto únicamente con algunas pieles.Llevabaelpelorevueltoysubarbaeralargaydescuidada.Conunamanosujetabaunarcoyunaflecha;conlaotrasosteníaunaantorchaencendidaquedespedíaunalargaesteladehumonegro.Caminabadespacioyconpreocupación,comositemieracaerenalgunatumbaocultaporlaaltahierba.Suextrañaapariciónmesorprendió,peronomeasustó.Decidíencaminarmehaciaély,cuandoestabacasiasulado,leabordéconunsaludofamiliar:

—Diosteguarde.Nomehizocasoycontinuósumarcha.—Buendesconocido—añadí—,meencuentroperdidoyenfermo.Indícamepor

dóndepuedovolveraCarcosa,teloruego.Elhombreempezóacanturrearenunalenguaextrañaydesapareció.Entonces una lechuza comenzó a ulular sobre la rama de un árbol seco y fue

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contestadaporotramáslejana.Cuandolevantélavistavi,atravésdeunclaroenelcielo,Aldebarán y las Elíadas. En todo lo anterior había un indicio de noche—ellince,elhombredelaantorcha,lalechuza—;inclusoveíalasestrellas,peronohabíaoscuridad. Veía, pero no parecía que nadie me viera u oyera. ¿De qué horriblesortilegioeravíctima?

Mesentéalpiedeungranárbolparapensarquédebíahacer.Eraevidentequeestabaloco,aunqueenestaconvicciónhabíaunatisbodeduda.Nosentíayarastrodefiebre;alcontrario,meencontrabaexultantey llenodeunvigorcomo jamáshabíaconocido,unsentimientodeexaltaciónfísicaymental.Missentidosestabanalerta:elairemeparecíaunasustanciapesada.Podíaescucharelsilencio.

Una de las grandes raíces del enorme árbol en cuyo tronco me apoyaba teníaincrustadounbloquedepiedra,partedelcualasomabaporelhuecoquedejabaotraraíz. De este modo, la piedra, aunque bastante deteriorada, quedaba parcialmenteprotegidadelasinclemenciasdeltiempo.Teníalosbordesredondeados,lasesquinascorroídas y su superficie estaba profundamente agrietada. A su alrededor habíabrillantes partículas de mica, restos de su descomposición. La losa parecía habercubierto el sepulcro del que había surgido el árbol, siglos atrás. Las raíces habíansaqueadolatumbayaprisionadolalápida.

Una ráfaga de viento barrió algunas ramitas y hojas secas que había sobre susuperficie.Entoncesviunainscripciónymeinclinéaleerla.¡Diossanto!¡Minombrecompletoylasfechasdeminacimientoymimuerte!

Mientrasme ponía en pie lleno de terror, un rayo horizontal de luz iluminó eltroncodel árbol.El sol estaba saliendopor el este rosáceo.Aunquemeencontrabaentreelárbolyelampliodiscorojo,¡ningunasombraoscurecíaeltronco!

Uncorodelobosaullantessaludabaelamanecer.Losvisentados—unossolos,otrosengrupo—sobrelostúmulosymontículosirregularesquellenabanlamitaddeaquella desierta perspectiva que se extendía hacia el horizonte. Entonces supe queaquellasruinaseranlasdelaantiguayconocidaciudaddeCarcosa.

TalessonloshechosqueelespírituHoseibAlarRobardintransmitióalmédiumBayrolles.

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SOLDADESCADELPUEBLO

Elhombrecondosvidas

He aquí la curiosa historia de DavidWilliamDuck[20], contada por él mismo.DuckesunancianoqueviveenAurora,Illinois,respetadoportodos.Seleconocedecomún,sinembargo,comoelmuertoDuck.

«Enelotoñode1866erasoldadorasodeladecimoctavacompañíadeInfantería.Mi compañía era una de las que estaban acantonadas en Fort Phil Kearney[21], almandodelcoronelCarrington.Laregiónenteraestámásomenosfamiliarizadaconlahistoriadelfuerte,sobretodoenloqueserefierealosataquesdelossioux,ymásaúnallamentableepisodiodelosmismosenelqueacabaronlosindiosconlavidadeochenta y un hombres, entre soldados y oficiales, los cuales, imprudentes ellos,desoyeron las órdenes juiciosas de su oficial, el muy valiente aunque despistadocapitán Fetterman. Cuando ocurrió aquello, me dirigía con importantes despachoshacia el Fuerte C. F. Smith, en el Big Home[22]. Como la región entera estabainfestadadeindioshostiles,viajabadenoche,ocultándomeduranteeldíacomomeeraposible.Lomejor, en esas circunstancias, era cubrir apie ladistancia,presto adispararmirifleHenryyconnomásraciónenlamochilaqueparatresdías.

»Elsegundolugarenelquemeescondífueloqueenlaoscuridadmeparecióuncañónestrechoentreauténticascolinasrocosas.Habíaallímuchashondonadasleves,apenasvisiblesdesde las faldasde lascolinas,yenunadeellas, en laquecrecíanalgunosarbustos,mehicecomopudeunlechoparadormirbajolaluzdeldía.Prontomequedédormido.Esoquieredecirqueteníalosojosfuertementecerrados,aunqueestuvieseaplenaluzdelsol.Nollevabamuchotiempodormidocuandomedespertódegolpeundisparoderifle.Labaladiomuycercadedondeestaba tumbado.Unabanda de indios me había descubierto; reptaron hasta acercarse a mí lo suficientecomo para tenerme a tiro; miré al lugar de donde venía el fuego y vi una señalinequívoca,elrastrodehumodelcañón.Aquellolosdelató.Sabiéndosedescubiertoeltipoquemehabíadisparado,echóacorrercolinaabajo.Yohicelomismo,conmirifledispuesto,corriendomedioencuclillasentrelosarbustosylashondonadas,puesun montón de enemigos invisibles, conocedores de mi posición, comenzaban alanzarmeuna tormentadebalas.Aquelloscanallasnohabían tratadodesubirhastadonde me hallaba, cosa que supuse harían pues sabían que estaba solo, que notendríanquevérselasmásqueconunhombre.Prontomeresultóevidenteelporqué

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deaquello.Nocorrímásdecienyardashastaencontrarmesinposibilidaddeseguiradelante:loqueyocreíuncañónnoeramásqueunaquebrada.Aquelloterminabaenunasuertedelechoderocasymásalláenunaparedverticalypeladadevegetación.En aquelcul-de-sac sería tan fácil de cazar como un oso en una jaula.No les eranecesarioperseguirme.Podíanesperartranquilamente.

»Esperarondurante dosdías y dosnoches, protegiéndomeyo la espalda en esetiempocontraunarocatanaltacomounamezquita.Allísufrílasagoníasdelasedyla desesperanza, disparando de vez en cuando contra ellos o, mejor dicho, haciadondeveíaelhumodesusrifles,quetambiéndevezencuandoabríanfuegocontramiposición,sinmás.Naturalmente,enningúninstantedelanochecerrélosojos,porloquelafaltadesueñofueunatorturaañadida.

»Recuerdo bien aquella mañana del tercer día, que creí el último de mi vida.Recuerdoqueenmidelirantedesesperacióncomencéadispararmi rifleunayotravez, aunque no viese a nadie contra quien abrir fuego. Sólo puedo rememorar eseextrañocombate.

»Ylosiguientequerecuerdonoessinoquemevienlaorilladelríocuandocaíalanoche.Estabacompletamentedesnudo,sinnadadeloquellevaba,peroasíytodoanduve toda la noche, muerto de frío y descalzo, en dirección norte. CuandoamanecíaalcancéelFuerteC.ESmith,midestino,peronollevabalosdespachosquesemehabíanencomendado.Aquienprimerovi fueaunsargento llamadoWilliamBriscoe,alqueconocíabien.Esfácilimaginarsusorpresacuandomevioenaquellascondiciones.Ylamía,cuandomepreguntóquiéndiablosera.

»—SoyDave[23]Duck—lerespondí—.¿Quiénibaaser?»Memirabaimpávidocomounbúho.»—Sí, te pareces a él —me dijo, pero observé que daba un paso atrás para

apartarsedemí—,¿Quétehaocurrido?—mepreguntó.»Lecontéloquemehabíapasadoeldíaantes.Meescuchóigualmenteimpávido,

sinobservarnada.Alfinaldijo:»—Querido amigo, si tú eres Dave Duck, es mi deber informarte de que te

enterramos hace dosmeses. Salí con una partida de rastreadores y hallé tu cuerpoagujereado por un montón de balas y sin cabellera, incluso con unas cuantasmutilaciones,lamentocontártelo,yaqueenverdadparecesserelquedices…Anda,venconmigo,que tedaréropaparaque tevistasyunascuantascartasquedeberásllevar de vuelta…Debo añadir que el comandante recibió los despachos que se tehabíanencomendado.

»Elsargentocumpliósupromesa.Medioropa,ymevestídeinmediato.Yunascartas,quemetíenmisbolsillos.

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Tresyunosonuno

En1861,BarrLassiter, un jovendeveintidós años, vivía con suspadresyunahermana mayor cerca de Carthage, Tennessee. La familia, que pasaba porcircunstanciasdifíciles,subsistíaaduraspenascultivandounapequeñaplantación,nomuy fértil.Alno teneresclavosno se lesconsiderabaentre«lamejorgente»de lacomunidad,aunqueeranhonestosyeducados,yrespetablescomocualquiera,dadassusbuenasmaneras,sibienesciertoquedepuertasadentrotodoestabasometidoaladominacióndeHam,elpadre.

El viejo Lassiter era un hombre inflexible, aunque jamás perdía las formas, yparecía hecho de hierro, como losmártires.Hay que decir, no obstante, que en elfondodesucorazónelmetalqueatesorabaeranoble,aunquenose reflejaraensucara,ensuduraaparienciaexterna.Deunapartelaherencia,ydeotralaexperiencia,habíanhechodeaquelhombreunserinflexible,cuyocaráctercontagiabaalrestodela familia.Lacasade losLassiter,en laquenoparecíahaberunmínimodeafectodoméstico, era una auténtica ciudadela del deber.Y el deber, ¡ah, el deber!, es tancruelcomolamuerte.

Cuandoestalló laguerra,enaquella familia,al igualqueenotrasmuchasde laUnión, se dividieron los sentimientos. El joven era leal a la Unión. Los otros,brutalmentehostiles.

Aquella infelizdivisión llenó la casadeunaamargura insuperable,y cuandoelhijoyhermano,sintiéndoseofendidoensussentimientos,abandonóelhogarconeldecididopropósitodeenrolarseenelejércitofederaldelnorte,niunamanolededicóuna caricia, ni una voz le dio un adiós cálido, ni un buen deseo le fue dicho, quecomounconjurocontralosmaloshadosleacompañaseensusalidaalmundo.

Se dirigió aNashville, ocupada entonces por el cuerpo del ejército del generalBuell,ysealistóenelprimerregimientoqueencontró,eldeCaballeríadeKentucky,pasandoainstruirsedeinmediatoentodocuantoserequiereparaalcanzarprontoelconocimiento propio de un soldado de tropa. Fue, en efecto, muy buen soldado,aunquenadadeellodijera jamáscuandodabacuentadepalabrade loshechosqueprotagonizó,odelosquefuetestigo.Suscompañerossobrevivientessíseexplayanhablando de todo eso. Sus compañeros aún dicen ¡presente! también por BarrLassiter,cuandoesesargentollamadomuertepasalistaynombraaunodeellos.

Dos añosdespuésde alistarse en su regimientopasópor la regióndondehabíacomenzado todo para él. La región entera había sufrido extraordinariamente losavataresdelaguerra,siendoocupadaalternativamente,yhastasimultáneamente,enocasiones, por las dos fuerzas beligerantes, con los sanguinarios acontecimientosderivadosdetodoello.Sanguinariohabíasido,porcierto,elsucesoocurridoenlasinmediacionesdelacasadelosLassiter.Peroel jovensoldadoaúnnohabíatenidonoticiadelcaso.Viéndoseenunagrancampapróximaa suhogar, sintióelnaturalimpulsode ir aver a suspadresy a suhermana, con la esperanzadeque ellos, al

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igual que lo había hecho él, hubieran olvidado ya aquellas desavenencias de otrotiempotraslamuylargaseparación.Unavezobtenidoelpertinentepermiso,saltódelcaballoysedirigióapiehaciasucasaenaquelatardecerveraniego,cuandolalunacomenzaba a insinuarse sobre la hierba del sendero por el que se dirigía el jovensoldadohaciaelhogarenelquehabíanacido.

Laguerrahacequemadurenprontamente los jóvenessoldados,yparaunjovensoldadodosañosdeguerrasonunaeternidad.BarrLassitersesentíaviejo,comosifuera un anciano, después de tantas batallas como había librado, y quizá por esoalbergabaenlomáshondodesíeltemordequesucasahubiesequedadoreducidaacenizas. Sin embargo, amedida que se acercaba todo parecía indicar lo contrario,comosinosehubieraproducidoelmenorcambio.Ycuandotuvoalavistalacasa,elpequeñohuerto,todocuantoleerafamiliar,sesintióprofundamenteconmovido.Casiseoíanlos latidosdesucorazón, laemociónparecíasofocarle, teníaunnudoenlagarganta…Acelerabaelpasodetalmanera,quesusombraparecíahaceresfuerzosgrotescosparanodespegarsedeél.

Lacasaestabaaoscuras,teníalapuertaabierta.Amedidaqueseacercabaaella,pugnabapor recuperar el controlde símismo,por sosegarse.Yaestabaapuntodeentrarcuandosupadrelesalióalencuentrobajolaluzdelaluna.

—¡Padre!—exclamóel jovendirigiéndosealancianoconlasmanosextendidas—,¡Padre!

Elancianolomiróconexpresiónmuydura,ytrasunsilenciosediolavueltaparaentrardenuevoenlacasa.Amargado,humillado,desoladoyconlasonrisaheladaenelrostro,eljovensoldadotomóasientoenunrústicobancodemadera,sosteniendosu cabeza con manos temblorosas. Pero aquella desolación no era lo propio enalguiencomoél:eraunbuensoldado,porloquenopodíaconsentirqueunaespeciedeactoderepulsahaciasupersonafueseunaderrota.Sepusoenpielentamenteysedirigióalacasa,entrandoalsalóndelamisma.

Todoestabaenpenumbra,puesnohabíaallímásluzqueladelaluna,colándoseatravésdeloscristalesdeunaventanasinvisillos.Enunamecedora,elúnicomueblequehabíaenlahabitación,estabasentadasumadre,muycercadelachimeneaenlaquenohabíamásquecenizafríayleñaapagadayrenegrida.Elsoldadohablóa lamujer,tiernamente,preguntándoleunsinfíndecosas,anhelanteynervioso,perosinrecibir la menor respuesta de ella, que tampoco se movía ni denotaba la menoremoción o sorpresa ante la presencia del hijo.Había habido tiempo suficiente, sinembargo,comoparaqueelpadreavisaraalamadredelapresenciadelhijorebelde.El joven se acercó a ella, con la intención de tomarle una mano entre las suyas,cuandodeunahabitacióncontiguasaliólahermana,quelomiróypasóasuladosindecirleunasolapalabra,perdiéndosedeinmediatotrasabrirotrapuertaquehabíaaespaldas de donde estaba el soldado. Él se había vuelto para seguir con ojosexpectantesasuhermana,ycuandoéstadesaparecióvolvióamiraralamadre.Peroyanoestabaallí.

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BarrLassitersedirigióatónitoalapuertaporlaquehabíaentrado.Laluzdelalunaeratrémula,loquedabaaloscamposunaspectodemarencrespada.Losárbolesy sunegra sombra se agitabanbatidospor labrisanocturna.El senderopor elquehabía accedido a la casa apenas se avistaba ahora, parecía un paso inseguro ysiniestro. Pero el soldado sabía cuántas son las ilusiones ópticas que causan laslágrimas. Las sentía correr por sus mejillas, las veía caer sobre la pechera de suuniforme.Abandonóellugarparadirigirseadondehabíanlevantadoelcampamento.

Al día siguiente, con una intención no del todo definida, sin un sentimientoespecialqueledominara,sinsaberquépalabrapodíaexpresarbienloquelepasaba,saliódenuevoendirecciónasucasa.Apenasllevabacaminadamediamillacuandose topó con BushrodAlbro, un compañero de juegos de la infancia que le saludócálidamente.

—Voyavisitarmicasa—dijoelsoldado.Elotrolemirócongestosombrío,peronadadijo.—Yasé—prosiguióLassiter—quelascosasnohancambiadomuchoporaquí,

comonohacambiadomifamilia,pero…—Ha habido muchos cambios —lo interrumpió Abro—; en realidad, todo ha

cambiado…Teacompañaré,sinotienesinconveniente…Hablaremosmientrastanto.PeroAbrohizotodoelcaminoensilencio.Dondedebíahallarselacasanovieronmásquepiedrasquemadasymontonesde

cenizaapelmazadaporlaslluvias.LaconmocióndeLassitereramáxima.—No sabía cómo decírtelo—habló entoncesAbro—.Hace un año, el ejército

federaldelnortearrasótucasaenunadesusincursiones.—Ymifamilia,¿dóndeestá?—Enelcielo,confíoenello…Fueronasesinadosporlossoldados.

Unaemboscadafrustrada

EntreReadyvilleyWoodbury,elcamino,deunasnueveodiezmillas,erabueno.Readyville era el puesto demando del ejército federal del norte enMurfreesboro;WoodburyeraelpuestodemandodelejércitoconfederadoenTullahoma[24].Durantemeses,traslagranbatalladeStonesRiver[25],ambospuestosdemandoguerreabanentre sí constantemente, dándose en aquel camino muchos de los choques que seproducían entre los destacamentos de Caballería de ambos ejércitos. A vecesinterveníanigualmente laInfanteríay laArtillería,másquenadaparadarcuentaalenemigodesusbuenosdeseos.

Ciertanoche,unescuadrónacaballodelasfuerzasfederales,almandodelMayor

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Seidel, un oficial elegante y arrojado, partió de Readyville para llevar a cabo unamisióntanduracomosecreta,querequeríaellógicosilencioylasnomenoslógicasprecauciones.

UnavezdejadosatráslospuestosdeguardiadelaInfantería,elescuadrónavistóen la oscuridad a otros dos hombres a caballo, que iban a unirse a la fuerzaexpedicionariaenelpuntoconvenido.Peroloacordadoerantreshombres,nodos.

—¿Dónde está el otro?—inquirió elMayor—. Ordené a Dunning que se nosuniera.

—Salió en avanzadilla, señor —respondió uno de los hombres—. Hubo unaescaramuza sin importancia, aunque muy lejos del frente, y dijo que preferíaadelantarseparatraernovedades.

—Dunninghaactuado,nosóloencontradelasórdenesrecibidas,sinoencontradelmenorsentidocomún—dijoeloficial,evidentementecontrariado—,¿Porquélohahecho?

—No lo sé, señor…Parecíamuy cansado…Oquizá debiera decir que parecíaextraño,asustado…

Con tan reseñable exposición, el compañero del que no había comparecidoresumía perfectamente lo ocurrido. Dejaron de hablar, mientras avanzaban.Procuraban no hacer el menor ruido, por lo que los caballos iban cuan despaciopodíanhacerlo.Lanocheeramuycerrada,sólodevezenvezseveía la lunaentremasasdenubes.

Dosotresmillasmásallá,lacabezadelacolumnallegóaunbosquedensoquecerrabaelcaminoensusdosdirecciones.ElMayoralmandodelatropaordenóunalto, y no sin cierta aprensión él mismo se dispuso a hacer un reconocimiento,seguido, sin embargo, por su ayudante y tres soldados, que mantenían entre sí lanecesariadistanciayunaltogradodeprevención.

Después de adentrarse en el bosque unas cien yardas, el Mayor se detuvosúbitamente, permaneciendo sentado en su montura, sin que se le moviera unmúsculo.Cercadelazonaboscosaquedabaalcamino,enunleveclaro,sealzabalafiguradeunhombretaninmóvilcomoél.ElprimerimpulsodelMayorfueirhaciaél,puesde tratarsedeunenemigohabíaquecapturarloantesdequepudieradar lavozdealarmaalossuyos.

Sinembargo,nolohizo,atraídoporalgoquehabíaalospiesdeaquelhombre,noobstanteloconfusoqueresultabaverloclaramenteacausadelaoscuridad.YconeseinstintopropiodelossoldadosdeCaballería,quenosuelenhacerusodesusarmasdefuegosalvosisevenenunanecesidadextrema,desenfundóelsable.Aquelhombreque estaba allí de pie no hizo el menor movimiento para responder al reto. Lasituacióneratensayuntantodramática.Súbitamentelalunasaliódeentreunagruesamasa de nubes y el oficial de Caballería pudo ver con absoluta nitidez a aquelhombre.EraelsoldadoDunning,desarmadoydestocado…Loquehabíaasuspies,sucaballomuerto;yaladerechadelcaballomuerto,alaalturadelcuellodeéste,un

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cadáveralquelebrillabalacaraalaluzdelaluna.«Dunningacabade librarel combatede suvida», sedijoelMayormientras se

ponía en marcha de nuevo. Dunning estrechó su mano con un gesto deagradecimiento. Después, con el brazo, señaló a su oficial el lugar por dondeatravesarmejorelbosquehastasalirdenuevoalcamino.

El Mayor dio marcha atrás para comunicar a los otros la nueva, creyendocomprenderperfectamentequéhabíapasado.Despuéssiguióhablandoentonomuybajoconsucapitánayudante.

—Dunningsigueallí,atento—dijoalcapitán—.Matóaunexploradorenemigoyseguroqueenbreveacudiráadarnosmásinformación.

Esperaron pacientemente a que Dunning regresara para dar novedades,enfundadoslossables,perofueenvano.Unahoradespuésamanecíaylatropasiguiósumarcha,congrancautelasiempre.Eloficial,sinembargo,comenzabaadudardesufeenelsoldadoDunning,quenohabíaacudidoadarlasnovedadesesperadas.

Cuando pasaron por aquel claro vieron al caballomuerto.Y a su derecha, a laaltura del cuello del animal, el cadáver del soldado Dunning con un balazo en lacabeza.Llevabahorasmuerto.

Media hora después de aquello, cuando la tropa ya había salido del bosque, loocupabaunabiennutridafuerzaconfederalparatenderunaemboscadaatodaslucesfrustrada.

Dosejecucionescastrenses

Enlaprimaverade1862elejércitomandadoporelgeneralBuell[26]acampabaala espera de librar la que sería la victoriosa batalla de Shiloh. Era una tropacompuestafundamentalmenteporvoluntariosconpocainstrucciónmilitar.Apesardeello,muchasde sus secciones combatíanconarrojo extraordinario;yahabíandadomuestrasdesuvalorcasitemerarioeneloestedeVirginiayenKentucky.Laguerraeraporaquelentoncesunnegocioreciente,ylossoldadosunanuevaindustrianodeltodobienconocidapor los jóvenesamericanosde la época,queveíanen lascosasrelacionadasconlavidamilitar,amenudo,algoextraño,incomprensible,nomuydesu agrado. Sus jefes, por ello, tenían que hacer frecuentes demostraciones de suautoridad para que aquellos muchachos comprendiesen que la disciplina y lasubordinación son aspectos fundamentales de la vidamilitar. Para alguien imbuidodesdelainfanciaeneseasertofalazperofascinante,segúnelcualtodosloshombresnaceniguales,lasubordinaciónaunaautoridadnoescosafácildesobrellevar,ylosjóvenesvoluntariosamericanos,enlaflordesuvida,nopodíansobrellevarlodebuengrado.

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Asíocurrióqueunode loshombresdeBuell,elsoldadoBennettStoryGreene,cometiólaindiscrecióndegolpearaunoficial.Dehaberllevadomásguerraacuestasesseguroqueno lohubiesehecho,pero,comosirAndrewAguecheek[27], no tuvotiempomásqueparacontemplarsudesgracia,sinqueseleconcedieselaoportunidadde retractarse. Se le negó el tiempo necesario para que corrigiera esas sus nadamilitaresmaneras,ensuma…Fuearrestado,acusadodeinsubordinación,juzgadoporuntribunalmilitarycondenadoamorirfusilado.

—Deberías haberme devuelto el golpe y en paz—dijo el condenado al oficialagredido—.Esoes loquehacíamosen laescuela,deniños,cuandotúnoerasmásque Will Dudley, cuando yo era tan bueno o tan malo como tú… Nadie me viosacudirte…Ladisciplinanodeberíaconduciralsufrimiento.

—Ben[28]Greene,tienesrazóneneso—dijoelteniente—,¿Podrásperdonarme?Sóloparasaberturespuestahevenidoaverte.

Nohuborespuestaporpartedelcondenado;pocodespuésotrooficialasomabalacabeza por la puerta del calabozodonde estaba el reo para anunciar que el tiempoconcedidoalteniente,paralaentrevista,habíaconcluido.

A lamañana siguiente, cuando el soldadoGreene fue fusilado en presencia detodasubrigada,porunpelotónreclutadoentrevariosdesuscompañeros,eltenienteDudley volvió la cabeza, cerró los ojos y musitó una oración suplicando piedad.Tambiénpedíapiedadparasímismo.

Unas semanas después de aquello, mientras la división de Buell se paseabavictoriosaa lo largodel ríoTennesseeyacudíaensocorrode las fuerzasdeGrant,queseveíansometidasaundurohostigamientoporpartedelenemigo,unanoche,deacampada loshombres,cayóunagran tormenta.Se tomóladecisióndeavanzardenoche,aunadespechodelafuertetormenta,puesllegaroninformesalmandosegúnloscualeselenemigosedisponíaamodificarsuposición,retrasandolaslíneas.Así,entre cadáveres y armas abandonadas, los hombres de Buell siguieron bajo latormentapasoapaso,endirecciónalenemigo.Laoscuridaderacompleta.Nocesabalalluviaycadatruenohacíaqueaquelloshombresaguerridosseestremecierancomosi cayese sobre ellos una granmanta de balas. Todo significabamuerte; lamuerteacechabapordoquier,eraunsentimientogeneralizadoentrelatropa.

Con las primeras luces de lamañana, cuando escampaba, la división de Buelldetuvo su marcha para estudiar los informes de los exploradores y hacer unadefinición de la línea de fuego.Aprovecharon entonces los sargentos para ordenarformar a los soldados y pasar lista. El sargento primero de la compañía en la queestabaeltenienteDudleycomenzóanombrarasussoldadosporordenalfabético.Nolos llevaba escritos, pero tenía una muy buena memoria. Los hombres ibanrespondiendo«¡presente!»unoaunoyasísellegóalaletraG.

—¡Gorham!—¡Presente!—¡Grayrock!

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—¡Presente!Labuenamemoriadelsargento,sinembargo,seviosúbitamenteafectadaporel

hábitodepasarlista.—¡Greene!—¡Presente!Larespuestafuenítida,perfectamenteaudible,nohabíamargenparaelerror.Seprodujounmovimientosúbitoeinevitableentrelatropa,comosacudidoslos

hombresporunacorrienteeléctrica.Elsargentopalidecióyguardósilencioporunosinstantes.Llegóasuladoelcapitányledijoconrostrocolérico:

—¡Repitaesenombre,sargento!ParececlaroquelaSociedaddeInvestigacionesFísicasnoseocupa,almenosde

maneraprincipal,delosfenómenosrelacionadosconlodesconocido.—¡BennettGreene!—gritóelsargento.—¡Presente!Todas las caras sevolvieron endirección al lugardel que salía aquellavoz tan

familiar.LosdossoldadosentrelosqueformabaGreene,enrazóndesuestatura,semirabanconelhorrordibujadoensusrostros.

—¡Diga otra vez ese nombre completo, sargento!—gritó de nuevo el capitán,convertidoenunaespeciedeinexorableinvestigadordelooculto—.¡Digaotravezelnombredeesemuerto!—añadió,ahoraconlavoztemblorosa.

—¡BennettStoryGreene!—llamóelsargento.—¡Presente!Enese instante sedejó sentirundisparode rifle,unsolodisparo,queveníade

más allá del frente. Los hombres no oyeron sólo el disparo, sino que sintierontambiénelsilbidoinequívocodelabala.

—¿Quédemonioshasidoeso?—inquirióelcapitán.EltenienteDudleyseacercólentamentehastaelcapitán.—Aquí tiene la respuesta—dijo,mientras se abría la guerrera paramostrar un

balazoenmitaddelpecho,delquemanabasangre.Acto seguido, el teniente Dudley cayó de rodillas e instantes después yacía

muerto.Pocomás tardeaquelejército llegabaa laprimera líneadefuegopararelevara

los hombres que hasta entonces habían sostenido el frente. Y en breve, victoriosaaquellatropa,novolvióasonaruntiro.

De Bennett Greene, experto en ejecuciones castrenses, no se volvió a tenernoticia.

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ALGUNASCASASENCANTADAS

LaIsladelosPinos

Durantemuchos años, cercade la ciudaddeGallipolis,Ohio, vivióun ancianollamadoHermánDeluse.Pocosesabíadesuvida,porqueélnoqueríanihablardeellaniaguantaralosdemás.Eracreenciaextendidaentresusvecinosquehabíasidopirata, aunque nadie sabía si ello se debía a que no existían más pruebas que sucoleccióndegarfiosdeabordaje,susalfanjesysusviejaspistolasdeserpentín.Vivíacompletamentesoloenunapequeñacasadecuatrohabitacionesquesedesmoronabaapasosagigantadosyenlaquenoserealizabamásreparaciónquelaqueexigíanlascondicionesmeteorológicas. Se elevaba enmedio de un gran pedregal cubierto dezarzamoras,conunascuantasparcelascultivadasdelmodomásprimitivo.Ésaseransus únicas propiedades visibles, suficientes para vivir, pues sus necesidades eranpocas y elementales. Siempre disponía de dinero contante y sonante, y todas lascomprasquehacíaen las tiendasde laplazadelpueblo laspagabaenefectivo, sincomprarmásdedosotresvecesenelmismositiohastaquehabíapasadounlapsoconsiderable de tiempo. Sin embargo, esta distribución tan equitativa de supatrimoniono recibíaningúnelogio; lagente la considerabaun intento ineficazdeocultar su riqueza. Que el anciano guardaba enterrada en algún lugar de sudestartaladaviviendaunaenormecantidaddeoroadquiridodeformadeshonrosa,eraalgoqueningunapersonasincera,altantodeloshechosdelatradiciónlocalyconunsentidodelaproporcióndelascosas,podíaponerendudasensatamente.

El 9 de noviembre de 1867, el anciano murió; al menos su cadáver fuedescubiertoaldíasiguiente,ylosmédicostestificaronquelamuertehabíaocurridoen lasveinticuatrohorasprecedentes.Cómo,esalgoquenosupierondecir,pues laautopsia mostraba que todos los órganos estaban sanos, sin ningún indicio deanomalíaoviolencia.Ensuopinión,lamuertedebíahabertenidolugaralmediodía,yaqueelcuerpoestabaenlacama.Elveredictojudicialfuequeaquelhombre«habíaencontrado la muerte por un castigo de Dios». El cuerpo fue enterrado y eladministradorpúblicosehizocargodelaherencia.

Unainvestigaciónrigurosanorevelónadanuevoacercadeaquelhombremuerto,ygranpartedelasexcavacionesllevadasacaboensuspropiedades,aquíyallá,porsussolícitosyahorradoresvecinos,nodieronningúnfruto.Eladministradorcerrólacasahastaelmomentoenquelosbienes,raícesypersonales,fueranaservendidosdeacuerdoconlaley,convistasasufragarenpartelosgastosdetalventa.

Lanochedel20denoviembrefueborrascosa.Untremendovendavalsacudióloscampos,azotándolosconunadesoladoraventiscadenieve.Enormesárbolesfueron

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arrancadosderaízyarrojadossobre loscaminos.Nuncasehabíaconocidoen todaaquellaregiónunanochetantormentosa,aunquea lamañanasiguienteelvendavalhabíaamainadoyamanecióundíaclaroysoleado.Hacialasochodelamañana,elreverendo Henry Galbraith, un conocido y muy estimado pastor luterano, llegóandando a su casa, que estaba a milla y media de la casa de Deluse. El señorGalbraithveníadepasarunmesenCincinnati.Habíasubidoporelríoenunvapory,despuésdedesembarcarenGallipolislatardeanterior,habíaconseguidounacalesayse había puesto en camino hacia su casa. La violencia de la tormenta le habíaretrasado toda la noche y por la mañana los árboles caídos le habían obligado aabandonarsumediodetransporteycontinuarelviajeapie.

—Pero¿dóndehaspasadolanoche?—lepreguntósuesposa,unavezquehabíarelatadosuaventurabrevemente.

—ConelviejoDeluseenla«IsladelosPinos[29]»—fuesualegrerespuesta—,yresultóbastantetriste.Nopusoningunaobjeciónaquemequedara,peronoconseguíquedijeraunapalabraentodalanoche.

Afortunadamente,yeninterésdelaverdad,estabapresenteenlaconversaciónelseñorRobertMoselyMaren,abogadoylittérateurdeColumbus,queeraelautordelosdeliciososMellowcrafiPapers.Advirtiendo,aunquesincompartirlo,elasombrocausadoporlarespuestadelseñorGalbraith,esteindividuoingeniosorefrenóconungestolasexclamacionesquenaturalmentesehabríanproducido,yconvoztranquilapreguntó:

—¿Cómoconsiguióentrarallí?ÉstaeslaversiónqueelseñorMarendiodelarespuestadelseñorGalbraith:—Viunaluzquesemovíaenelinteriordelacasa,ycomonopodíavercasinada

acausadelanievey,además,estabamediocongelado,medirigíhacialaentradaydejémi caballo en el viejo establo, donde permanece todavía. Entonces llamé a lapuerta. Al no recibir respuesta, entré. La habitación estaba a oscuras, pero teníacerillas;encontréunavelaylaencendí.Intentéentrarenlahabitacióndeallado,perolapuerta estabaatascada.Elviejono respondía amis llamadas, aunqueyooía susfuertespisadasenelinterior.Nohabíafuegoenlachimenea,demodoquehiceuno,meechéenelsuelo(sic)delantedeél,apoyélacabezasobreelabrigoymedispuseadormir.Unosinstantesdespués,lapuertaquehabíaintentadoabrircediólentamenteyelviejoentróconunavelaenlamano.Medirigíaélentonoamable,pidiéndoleexcusaspormiintromisión,peronomeprestóatenciónalguna.Parecíabuscaralgo,aunquesusojosestabaninmóvilesensusórbitas.Talvezandabaensueños.Hizounrecorridoalrededordelahabitaciónysefuedelamismamaneraquehabíaentrado.Regresó a la habitación dos veces más antes de que me durmiera, actuandoexactamentedelmismomodo,ymarchándosedenuevocomolaprimeravez.Enlosintervalos le oí deambular por la casa, pues sus pisadas resultaban claramenteperceptiblescuandolatormentaaflojaba.Aldespertarporlamañanayasehabíaido.

El señorMaren intentó hacer unas cuantas preguntas más, pero fue imposible

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contener las lenguasde los familiares pormás tiempo.Lahistoria de lamuerte deDeluseysuposteriorentierrosalieronalaluz,congranasombroporpartedelbuenpastor.

—La explicación de su aventura esmuy sencilla—dijo el señorMaren—.Nocreoque el viejoDeluse ande en sueños, almenosno en el actual; evidentemente,quiensoñófueusted.

El señor Galbraith, considerado así el asunto, se vio obligado a asentir aregañadientes.

A pesar de todo, a última hora del día siguiente estos dos caballeros seencontraban,encompañíadeunhijodelpastor,enelcaminoquehaydelantedelacasadelviejoDeluse.Allídentrohabíaluz;aparecíaoraenunaventana,oraenotra.Lostreshombresavanzaronhacia lapuerta.Al llegaraella,del interiorsurgióunabarahúnda de ruidos aterradores: un rechinar de espadas, de acero contra acero,acompañado de fuertes explosiones, como las de las armas de fuego, de gritos demujeres, de maldiciones y gemidos lanzados por hombres en combate. Losinvestigadores se quedaron inmóviles por un momento, indecisos, asustados.Después,elseñorGalbraithprobóaabrirlapuerta.Estabaatrancada.Peroelpastoreraunhombrevaliente,unhombre,además,conunafuerzahercúlea.Retrocedióunoodospasos,selanzócontralapuertay,asestándoleungolpeconelhombroderecho,laarrancódesumarcoconunsonorozambombazo.Enuninstantelostreshombresestabanenelinterior.¡Todoeraoscuridadysilencio!Noseoíamásqueellatidodesuscorazones.

ElseñorMarensehabíaprovistodefósforosydeunavela.Conciertadificultad,causada por la emoción, consiguió alumbrar una luz con la que procedieron aexplorar el lugar, recorriendo habitación por habitación. Todo se encontraba enperfectoorden,talycomohabíasidodejadoporelsheriff;nadahabíasidoalterado.Unaligeracapadepolvocubríalosobjetos.Lapuertatraseraaparecíaentreabierta,comopordescuido,porloquesuprimeraideafuequelosautoresdeaquelterribletumultohabían conseguido escapar.Abrieron la puerta del todoy la luzde la velailuminó la superficie del exterior. El resultado ya concluido de la tormenta de lanoche anterior había sido una somera capa de nieve. No había huella alguna. Lablancasuperficieestabaintacta.Entoncescerraronlapuertaysedirigieronhacia laúltimahabitaciónde lascuatroquehabíaen lacasa, lamásalejada,situadaenunaesquinadeledificio.Alentrarenella,lavelaqueelseñorMarensosteníaenlamanoseapagóderepente,comoporunacorrientedeaire.

Inmediatamenteseoyóunfuerteimpactocontraelsuelo.Unavezquelavelafueencendidadenuevoatodaprisa,sepudoveraljovenseñorGalbraithpostradoenelsuelo,nomuylejosdedondeseencontrabanlosotros.Estabamuerto.Conunamano,el cuerpo agarraba un pesado saco de monedas que, tras un posterior examen,resultaronprocederdelaviejacecaespañola.Sobreelcuerpoyacentedescansabauntableroquehabía sido arrancadode sus sujeciones a la pared, y resultaba evidente

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queelsacohabíasalidodelhuecoqueallíquedaba.Sellevóacabootrainvestigaciónjudicial:lanuevaautopsiatampococonsiguió

revelarenestaocasiónlascausasdelamuerte.Unavezmás,elveredictode«castigodeDios»dejóatodoslalibertaddesacarsuspropiasconclusiones.ElseñorMarensostuvoqueeljovenGalbraithmurióacausadelaemoción.

Unatareainfructuosa

Henry Saylor, que resultó muerto en Covington durante una discusión conAntonio Finch, fue un reportero del Commercial de Cincinnati. En 1859, unavivienda deshabitada de la calle Vine, en Cincinnati, se convirtió en centro de lainquietudlocalacausadelasextrañasvisionesysonidosque,segúndecían,podíanobservarseenellaporlasnoches.Deacuerdoconel testimoniodemuchosvecinosrespetables, dichos fenómenos no concordabanmás que con la hipótesis de que lacasa estaba encantada. La multitud podía ver desde la acera cómo unas extrañasfiguras entrabany salíandel local.Nadie sabíadecir exactamente enqué lugardelcésped,desdeelquesedirigíanhacialapuertaprincipal,aparecían,niporquépuntodesaparecíanalsalir.Y, loqueesmás,aunquecadaespectadorporseparadoestabacompletamentesegurodeesosacontecimientos,nohabíadosquecoincidieran.Todosvariabanensusdescripcionesdelasfiguras.Algunosdelosmásosadoselementosdeaquellamuchedumbrecuriosaseaventuraronvariastardesasituarseenlosescalonesde entradapara impedirles el pasoo, si no lo conseguían, para verlesmejor.Estosvalerososindividuos,segúnsedecía,eranincapacesdederribarlapuertauniendosusfuerzas y siempre resultaban arrojados de los escalones por un impulso invisible,gravemente heridos. Inmediatamente después, la puerta se abría, al parecer por sísola,dejandoentrarosaliraalgúninvitadofantasmal.Aquellocaleraconocidocomola casa Roscoe, en la que durante algunos años había vivido una familia de talnombre, cuyosmiembros habían desaparecido uno tras otro, siendo una anciana laúltima en abandonar la casa. Las historias sobre acontecimientos horribles yasesinatossucesivoshabíanabundadosiempre,peronuncasehabíacomprobadosuautenticidad.

Enunodeaquellosdíasenquelaagitaciónpredominaba,Saylorsepresentóenlaredacción del Commercial para recibir instrucciones. Se le entregó una nota deldirectorquedecíalosiguiente:«VayaapasarlanochesoloenlacasaencantadadelacalleVineysiocurrealgointeresanteredactedoscolumnas».Saylorobedecióasusuperior:nopodíapermitirseellujodeperdersupuestoenelperiódico.

Despuésde informara lapolicíadesus intenciones,se introdujoen lacasaporuna ventana trasera antes del anochecer, recorrió las habitaciones desiertas, sin

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muebles,cubiertasdepolvoydesoladasy,sentadoenelsalónsobreunviejosofáquehabía llevado arrastrando desde otra habitación, observó cómo la oscuridad seimponíaamedidaqueavanzabalanoche.Antesdequetodoestuvieraaoscuras,enlacallesecongregó,comosiempre,unamultitudcuriosa,silenciosayexpectante,enlaque algún que otro bromista hacía gala de su incredulidad y valentía profiriendocomentariosdesdeñososogritosobscenos.Nadie teníaconocimientodelambiciosoobservador del interior. No se atrevía ni a encender un fósforo; las ventanas sincortinashabríanreveladosupresencia,sometiéndolealinsultoyposiblementealosgolpes.Además,erademasiadoconcienzudoparahaceralgoquepudieradebilitarsusimpresionesoalterarcualquieradelascondicionesacostumbradasenlasquesedecíaqueseproducíanloshechos.

Habíacaídolanoche,aunquelaluzdelacalleiluminabapartedelahabitaciónenlaqueseencontraba.Saylorhabíaabiertotodaslaspuertasdelinterior,lasdearribaylas de abajo, pero las de fuera estaban cerradas y atrancadas. Unas repentinasexclamaciones de la muchedumbre le impulsaron a acercarse a una ventana yasomarse.Entoncesviolafiguradeunhombrequeatravesabaelcéspedatodaprisaysedirigíahaciaeledificio.Leviosubirlosescalones.Despuésquedóocultoporunsaliente de la pared. Hubo un ruido, como si abrieran y cerraran la puerta delrecibidor; oyó unas pisadas firmes y rápidas en el pasillo, por las escaleras y,finalmente, en la habitación sin alfombras quehabía inmediatamente encimade sucabeza.

Saylorsacódecididamentesupistolay,trassubiratientasporlasescaleras,entróen aquella habitación, débilmente iluminada desde la calle. Allí no había nadie.Entoncesoyópisadasenlahabitacióndealladoyentróenella.Todoestabaoscuroyensilencio.Conelpiegolpeóunobjetoquehabíaenelsuelo;searrodillóylotocóconlamano.Eraunacabezahumana,demujer.Trasagarrarlaporloscabellos,aqueltipo de nervios de acero regresó a la habitación de abajo y acercó la cabeza a laventanaparaexaminarlaatentamente.Mientrassededicabaaello,fueconscientedelrápido abrir y cerrar de la puerta de entrada y de las pisadas que se oían a sualrededor.Alapartarlavistadeaquelobjetofantasmal,seencontrórodeadoporunamultitud de hombres y mujeres a los que apenas podía ver; la habitación estabainundadadeellos.Entoncescreyóquelagentehabíaentrado.

—Señorasycaballeros—dijoconserenidad—:ustedesmeestánviendoenunascircunstanciassospechosas,pero…

Enesemomentosuvozfueahogadaporunascarcajadas:unascarcajadascomolasqueseoyenenlosmanicomios.Laspersonasqueseencontrabanasualrededorseñalaban al objeto que tenía en lamano y su alborozo aumentó cuandoSaylor lodejó caery fue rodandoentre suspies.Entonces comenzaronabailar alrededordeaquellacabezacongestosgrotescosyactitudesobscenaseindescriptibles.Ledieronpatadasenviándoladeunladoaotrodelahabitación,yensuafándegolpearla,seempujaban y derribaban los unos a los otros. Maldecían, gritaban y cantaban

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fragmentosdecanciones indecentes,mientras lamaltratadacabeza ibadandosaltosde acápara allá como si estuviera aterrorizadayquisiera escapar.Finalmente saliódisparadaporlapuertahaciaelrecibidor,seguidaportodoslosdemás,dandolugarauna precipitación tumultuosa. En aquel momento la puerta se cerró con un fuertegolpeySaylorsequedósoloenmediodeunsilenciosepulcral.

Guardóconcuidadolapistola,quehabíaestadoensusmanostodoelrato,ysedirigióalaventanaparaasomarse.Lacalleestabadesiertayensilencio.Laslucessehabíanapagado.Lostejadosylaschimeneasdelascasasserecortabannítidamenteenelestea la luzdelamanecer.Saliódelacasa(lapuertacedióconfacilidadasuempuje)yseencaminóhacialaredaccióndelCommercial.Eldirectorestabatodavíaensudespacho,dormido.Saylorledespertóydijo:

—Vengodelacasaencantada.Eldirectorlemirósincomprender,comosiaúnestuvieradormido.—¡Diosmío!—exclamó—,pero¿erestú,Saylor?—Claro,¿porquéno?Eldirectornorespondió,perosiguiómirándole.—Pasélanocheallí…,segúnparece—añadióSaylor.—Dicen que las cosas estuvieron extraordinariamente tranquilas ahí fuera —

señalóeldirectorjugueteandoconunpisapapelessobreelquehabíaposadolavista—,¿ocurrióalgo?

—Nadaenabsoluto.

Unaparrasobreunacasa

AunastresmillasdelapequeñaciudaddeNorton,enMissouri,enelcaminoquellevaaMaysville,selevantaunaviejacasaquefuehabitadaporúltimavezporunafamilia llamadaHarding.Desde1886nohavividonadieallí,ynoesprobablequenadievuelvaahacerlo.El tiempoy lacondenade losqueporallíhabitan laestánconvirtiendoenunaruinabastantepintoresca.Unobservadornofamiliarizadoconsuhistorianisiquieralaincluiríaenlacategoríade«casasencantadas»;ysinembargoésaes la reputacióndequegozaen la regiónque la rodea.Lasventanasno tienencristales,ynohaypuertasenlasentradas.Haygrandesgrietaseneltejadodemaderaylostablonessondeuncolorgrispardoporfaltadepintura.Peroestosindefectiblessignos de lo sobrenatural están ocultos en parte y bastante suavizados por elabundantefollajedeunaenormeparraquerecorretodalaestructura.Estaparra,deuna especie que ningún botánico ha conseguido nombrar, desempeña un papelimportanteenlahistoriadelacasa.

La familia Harding estaba formada por Robert Harding, su esposaMatilda, la

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señoritaJuliaWent,hermanadeaquélla,ydosniños.RobertHardingeraunhombrecallado, de costumbres reservadas, sin amigos en la vecindad y, al parecer, sinintención de hacerlos. Tenía unos cuarenta años, era comedido y diligente, y seganaba la vida con una pequeña granja, actualmente cubierta de maleza y dezarzamoras. Él y su cuñada eran bastante criticados por sus vecinos, a quienes lesparecíaqueandabandemasiadotiempojuntos.Elvecindarionoeraculpabledeltodo,porqueenaquellosmomentosningunodelosdosrefutabatalobservación.ElcódigomoraldeloscamposdeMissouriesrígidoysevero.

LaseñoraHardingeraunamujeramableydeaspectotriste,alaquelefaltabaelpieizquierdo.

Unciertodíade1884sesupoquehabíaidoaIowaavisitarasumadre.Estoeralo que su marido contestaba cuando se le preguntaba, y su forma de decirlo nosuponíaningúnestímuloparaseguirpreguntando.LaseñoraHardingnuncaregresó,ydosañosmástarde,sinvenderlagranjaoalgunadesusposesiones,ninombrarunagentequeseencargaradesusinteresesosellevarasusenseresdomésticos,Hardingabandonólacasaconelrestodelafamilia.Nadiesupodóndehabíaido;nianadielepreocupaba en aquella época. Naturalmente, todos los objetos móviles de la casadesaparecieron enseguida y la casa abandonada se convirtió en «encantada» a sumanera.

Unatardeestival,cuatroocincoañosdespués,elreverendoJ.Gruber,deNorton,yunabogadollamadoHyattseencontraronacaballodelantedelacasadeHarding.Comoteníannegociosquediscutirataronlosanimalesysedirigieronhacialacasa,en cuyo porche se sentaron a charlar. Hicieron algún comentario jocoso sobre lamisteriosareputacióndelacasa,perolaolvidaronenseguidaysepusieronahablarde sus asuntos hasta que se hizo casi de noche.Hacía un calor agobiante y no semovíaunamotadeaire.

Enesemomento losdoshombres,sorprendidos,sepusieronenpiedeunsalto:unalargaparra,quecubríalamitaddelafachadadelacasaycuyasramascolgabandelbordesuperiordelporche,seagitabadeunmodoqueresultabavisibleyaudible,sacudiendoviolentamenteeltalloytodaslashojas.

—Vamosatenertormenta—comentóHyatt.Gruber,sindecirnada,dirigiólaatencióndeHyatthaciaelfollajedelosárboles

cercanos,quenosemovían;hastalosdébilesextremosdelasramasquedestacabansobre el cielo claro estaban inmóviles. Rápidamente, bajaron los escalones quellevabanaloquehabíasidounapequeñapraderadecéspedydirigieronlavistahaciaarriba, hacia la parra, cuya total longitud era ahora visible. Seguía agitándoseviolentamente,peronopodíancomprenderlacausadetaltrastorno.

—Marchémonos—dijoelpastor.Y eso hicieron. Olvidaron que habían venido en direcciones opuestas y se

marcharonjuntos.LlegaronaNorton,dondecontaronsuextrañaexperienciaavariosamigos discretos. Al día siguiente por la tarde, más o menos a la misma hora,

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acompañadosporotrasdospersonascuyosnombresnoserecuerda,seencontrabandenuevoenelporchedelacasaHardingyelfenómenoseprodujounavezmás:laparraseagitabaviolentamente,comodemostróuncuidadosoexamen,desde la raízhasta la punta, y ni siquiera uniendo sus fuerzas sobre el tronco consiguieroncalmarla. Después de estar observándola durante una hora, se retiraron, nomenosinteligentes,segúnsecree,quecuandohabíanllegado.

No hizo falta mucho tiempo para que estos hechos singulares provocaran lacuriosidad de toda la vecindad. De día y de noche, multitud de personas secongregaban en la casaHarding«buscando alguna señal».Nopareceprobablequealguien la encontrara, aunque los testimonios mencionados resultaban tan creíblesquenadiepusoendudalarealidaddelas«manifestaciones»delasqueellosdabanfe.

Ya fuera por una feliz inspiraciónopor un afándestructivo, undía se propuso(nadie parecía saber de quién partió la idea) arrancar la parra y, tras un calurosodebate, así se hizo. Sólo se encontró la raíz y, sin embargo, nada podría haberresultadomásextraño.

Desdeeltronco,queteníaenlasuperficieundiámetrodevariaspulgadas,laraízse hundía, sencilla y recta, unos cinco o seis pies en un terreno suelto y friable;después sedividíay subdividía en raicillas, fibrasy filamentos, entrelazadosdeunmodoextraño.Unavezqueseleshubosacadocuidadosamentedelsuelo,mostraronuna disposición singular. Sus ramificaciones y plegamientos sobre sí mismasformabanunaredcompacta,querecordabasorprendentementeensuformaytamañoaunafigurahumana.Allíestabanlacabeza,el troncoylasextremidades;hastalosdedosdelospiesymanosaparecíanclaramentedefinidos.Muchosafirmabanverenladistribuciónydisposicióndelasfibrasdelamasaglobularqueformabalacabezalainsinuacióngrotescadeunrostro.Lafiguraerahorizontal;lasraícesmáspequeñashabíancomenzadoaunirsealaalturadelpecho.

Ensuparecidoconunaformahumana,laimagenerasinembargoimperfecta.Aunasdiezpulgadasdeunade las rodillas, loscilia que formabanaquellapierna sedoblabanbruscamentehaciaatrásyhaciadentrosobrelalíneadecrecimiento.Alafiguralefaltabaelpieizquierdo.

No habíamás que una conclusión, la única posible. Pero, debido a la emociónsubsiguiente, sepropusieron tantas formasdeprocedercomonúmerodeconsejerosincapaces había. El asunto fue resuelto por el sheriff del condado que, en sucondición de custodio legal de la hacienda abandonada, ordenó que se volviera acolocarlaraízensusitioyselacubrieraconlatierraquehabíasidoextraída.

Una posterior investigación sacó a la luz un único hecho importante ysignificativo:laseñoraHardingnuncahabíavisitadoasusparientesdeIowa,niellosteníannoticiadequefueraahacertalcosa.

DeRobertHardingydelrestodelafamilianosehavueltoasabernada.Lacasaconservasureputaciónfunesta,aunquelaparraquesevolvióaplantarseaunvegetalmetódicoyformal,debajodelcuallegustaríasentarseaunapersonanerviosaenuna

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nochetranquila,cuandolaschicharrashacenrechinarsurevelacióninmemorialyellejanochotacabrasexpresasuideadeloquedeberíahacerseconella.

EncasadelviejoEckert

PhilipEckertviviódurantemuchosañosenunaviejacasademaderaennegrecidaporlasinclemenciasdeltiempo,queseencontrabaaunastresmillasdelapequeñaciudaddeMarión,enVermont.Aúndebendequedarvivasalgunaspersonasquelerecuerden(confíoenquenodeunmododesagradable)ysepanalgodelahistoriaquevoyacontar.

«El viejo Eckert», como todos le llamaban, no tenía un temperamento muysociableyvivíasolo.Alnohaberleoídohablarnuncadesuspropiosasuntos,nadieen los contornos sabía nada acerca de su pasado ni de sus parientes, si es que lostenía. Sin resultar especialmente grosero ni desdeñoso en sus maneras o en suspalabras, conseguía ser inmune a una curiosidad impertinente, aunque libre de lamalafamaconlaquenormalmenteaquéllasuelevengarsecuandoseladesconcierta;porloqueyosé,elrenombredelseñorEckertcomoasesinoreformadoocomopirataretiradodelCaribenohabíallegadoaoídosdenadieenMarión.Sumediodevidaeraelcultivodeunapequeñagranja,nomuyproductiva.

Un día desapareció, y la búsqueda prolongada de sus vecinos no consiguióencontrarleniarrojó luzalgunasobresuparaderoo lasrazonesdesudesaparición.Nada indicaba que hubiera hecho preparativos para la marcha: todo estaba comopodríahaberlodejadopara ira lafuentea llenaruncubodeagua.Durantealgunassemanas poco más se habló de ello en la región; después, «el viejo Eckert» seconvirtió en un relato local para los oídos de los forasteros.Desconozco lo que sehizoconsuspropiedades;sinduda,locorrecto,loquelaleymandara.Lacasaseguíaallí, todavíavacíay en condicionesmuydeterioradas, cuandooíhablarde ellaporúltimavez,unosveinteañosmástarde.

Desde luego, llegó a considerarse que estaba «encantada», y se contaban lasacostumbradas historias de luces que se movían, sonidos lastimeros y aparicionesasombrosas.Enciertomomento,unos cincoañosdespuésde ladesaparición, estosrelatos de tinte sobrenatural llegaron a ser tan abundantes, o por algunascircunstancias que los confirmaban parecieron tan importantes, que algunos de losciudadanosmásseriosdeMarióncreyeronconvenienteinvestigaryorganizaronatalfin una reunión nocturna en el local. Los interesados en esta empresa eran: JohnHolcomb, boticario; Wilson Merle, abogado; y Andrus C. Palmer, maestro de laescuelapública.Todoselloshombresde importanciayreputación.Su intenciónerareunirseencasadeHolcombalasochodelatardedeldíafijadoydirigirsejuntosal

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escenario de su vigilia, donde se habían hecho algunos preparativos para sucomodidad,comounabastecimientodeleñaysimilares,pueserainvierno.

Palmerfaltóalacita,ytrasmediahoradeesperalosotrosdossemarcharonalacasadeEckertsinél.Seacomodaronenlahabitaciónprincipal,dondeencendieronun fuego vivo y, sinmás luz que la que él producía, se dispusieron a esperar losacontecimientos.Sehabíaacordadohablarlomenosposible:nisiquieravolvieronaintercambiar opiniones sobre la deserción de Palmer, tema que había ocupado susmentesenelcamino.

Debía de haber pasadouna hora sin que se produjera incidente alguno, cuandoescucharon(nosinemoción,desde luego)el ruidodeunapuertaqueseabríaen laparteposteriordelacasa,seguidoporeldeunaspisadasenlahabitacióncontiguaaaquella en la que se encontraban. Los investigadores se pusieron en pie y seprepararonparaloquepudieraocurrirsinhacermovimientoalguno.Hubounlargosilencio, aunque ninguno de los dos supo luego definir lo que duró. Entonces lapuertaqueconectabalasdoshabitacionesseabrióyentróunhombre.

EraPalmer.Estabapálido,comoasustado;tanpálidocomosehabíanquedadolosotrosdos.Suactituderatambiénsingularmentedistraída:norespondióasussaludosni les dirigió la mirada, sino que cruzó despacio la habitación a la luz del fuegoagonizantey,trasabrirlapuertaprincipal,seperdióenlaoscuridad.

Parece que la primera explicación que se les ocurrió a ambos era que Palmerhabía sufrido un fuerte susto por algo que había visto, oído o imaginado en lahabitación trasera, que le había privado de los sentidos. Impulsados por elmismosentimientodeamistadecharonacorrertrasél.¡PeroniellosniningunaotrapersonavolvióaveroasaberdeAndrusPalmer!

Esto fue lo que se descubrió a lamañana siguiente. Durante la reunión de losseñores Holcomb y Merle en la «casa encantada» había caído una capa de nievelimpiadevariaspulgadasdeespesorsobrelaantigua,yasucia.SepodíanapreciarenellalashuellasdePalmerdesdesucasaenelpueblohastalapuertatraseradelacasadeEckert.Peroallí terminaban:apartirdelapuertaprincipalnohabíamásmarcasquelasdejadasporlosdoshombresquejurabanirdetrásdePalmer.LadesaparicióndePalmerfuetancompletacomoladelpropio«viejoEckert»,aquien,comoeradeesperar, el director de un periódico acusómuy gráficamente de haber «alargado lamanoyhabérselollevado».

Lacasaespectral

EnlacarreteraquevadesdeManchester,alestedeKentucky,haciaelNorte,aBooneville,queseencuentraaveintemillas,habíaen1862unaplantaciónconuna

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casademadera,enciertomododemejorcalidadquelamayoríadelasviviendasdelaregión.AlañosiguientelacasafuedestruidaporelfuegocausadoprobablementeporunosrezagadosdelascolumnasdelgeneralGeorgeW.Morgan,queseretirabanhacia el ríoOhio después de ser expulsados del desfiladero deCumberland por elgeneralKirbySmith.Enelmomentodesudestrucciónllevabadeshabitadacuatroocincoaños.Loscamposdealrededorestabanplagadosdezarzamoras, sinvallas,yhasta las pocas viviendas de los negros, y el resto de los cobertizos en general,aparecíanenparteenruinasacausadelabandonoydelpillaje.Porquelosnegrosylos blancos pobres de la vecindad encontraban en el edificio y en las vallas unabundante suministro de combustible, del que se aprovechaban sin dudarlo,abiertamente y a la luz del día. Y sólo de día; después de anochecer ningún serhumano,salvolosforasterosqueporallípasaban,seacercabaallugar.

Selaconocíacomola«CasaEspectral».Queenellamorabanespíritusmalignos,visibles, audibles y activos, no era puesto en duda por nadie en aquella región, nomás que lo que el predicador ambulante decía los domingos. La opinión delpropietarioaesterespectoeradesconocida;élysufamiliahabíandesaparecidounanoche y nunca se había encontrado rastro de ellos. Dejaron todo: los enseresdomésticos,laropa,lasprovisiones,loscaballosenelestablo,lasvacasenelcampo,los negros en sus viviendas; todo tal y como estaba. No faltaba nada, excepto unhombre,unamujer,tresniñas,unchicoyunbebé.Noerasorprendenteenabsolutoque una plantación en la que siete seres humanos podían desaparecer al mismotiempo,ynadiesedieracuenta,resultarasospechosa.

Una noche de junio, en 1859, dos ciudadanos de Frankfort, el coronel J.C.McArdle, abogado, y el juezMyronVeigh, de laMiliciaEstatal, se trasladabandeBoonevilleaManchester.Susasuntoserantanimportantesquedecidieroncontinuarelviajeapesardelaoscuridadydelretumbardeunatormentaqueseaproximaba,yquefinalmenteestallósobreelloscuandopasabanpordelantedela«CasaEspectral».Elrelampagueoeratanincesantequeencontraronsindificultadelcaminodeentradaque llevaba a un cobertizo, donde ataron los caballos y les quitaron los arreos.Después,bajolalluvia,sedirigieronhacialacasayllamaronatodaslaspuertassinrecibirrespuestaalguna.Atribuyéndoloalcontinuotronardelatormenta,decidieronempujarunapuerta;éstacedió.Entraronsinmásceremoniaylacerraron.Enaquelmomentoseencontraronaoscurasyensilencio.Porlasventanasygrietasnoseveíani un destello del resplandor de los incesantes rayos; ni unmurmullo del horribletumultoexteriorllegabahastaellos.Eracomosisehubieranquedadociegosysordosde repente, y McArdle dijo más tarde que por un momento creyó haber sidoalcanzado por un rayo cuando traspasaba el umbral. El resto de la aventura quedórelatadoensuspropiaspalabras,enelAdvocatedeFrankfortdel6deagostode1876:

«Cuando conseguí recuperarme del aturdimiento de la transición deltumultoalsilencio,miprimerimpulsofuevolveraabrirlapuertaquehabía

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cerrado, de cuyo pomo no era consciente de haber retirado lamano. Podíasentirloclaramentetodavíaentre losdedos.Miideaeraaveriguaralsalirdenuevobajolatormentasihabíaperdidolavistayeloído.Giréelpomoyabrílapuertadeuntirón.¡Perodabaaotrahabitación!

»Estaestanciaestabainundadaporunatenueluzverdosa,cuyafuentenopudedeterminar,quehacíaque todosevieraconclaridad,aunquenodeunmododefinido.Digo todo, aunque en realidad los únicos objetos quehabíadentrodelasdesnudasparedesdepiedradeaquellahabitaciónerancadávereshumanos.Eranunosochoodiez(sepodrácomprenderfácilmentequenoloscontara).Susedadesy tamañoserandiversos,desdeniñosparaarriba,ydeambossexos.Todosestabanpostradosenelsuelo,salvouno,eldeunamujerjovensentadaconlaespaldaapoyadaenunaesquinadelapared.Habíaotramujermayorqueagarrabaaunniñoensusbrazos.Unmozodemedianaedadyacíabocaabajoentrelaspiernasdeunhombrebarbudo.Unoodosestabanprácticamente desnudos, y en lamano de unamuchacha había un trozo decamisónquedebíadehabersearrancadodelpechoellamisma.Loscuerpospresentabandistintosgradosdeputrefacción,ytodosellosteníanlacaraylafiguramuyapergaminadas.Algunoseranpocomásqueesqueletos.

»Mientrasobservabahorrorizadoelespantosoespectáculo,conel tiradordelapuertaaúnenlamano,poralgunaperversióninexplicablemiatenciónsedesviódeaquellahorribleescenaypasóaocuparsededetallesypequeñeces.Tal vezmimente, por un instinto de conservación, buscó alivio en asuntosque pudieran relajar su peligrosa tensión. Entre otras cosas, observé que lapuertaquemanteníaabiertaestabahechadepesadasplanchasdehierro,conremaches.Equidistantesunosdeotrosydearribaabajo,tresfuertescerrojossobresalíandelcantobiselado.Dimediavueltaalpomoyse retiraronhastaquedaralniveldelborde;losoltéysalierondisparados.Teníaunsistemademuelles.Pordentronohabía agarrador,niningún tipode saliente, sólounalisasuperficiedehierro.

»Mientras advertía estas cosas con un interés y atención que ahora measombrarecordar,mesentíapartadobruscamente,yeljuezVeigh,delquemehabíaolvidadopor completodebidoa la intensidady lasvicisitudesdemisimpresiones,meempujóhaciaelinteriordelahabitación.

»—¡Por Dios! —exclamé—. ¡No entre ahí! ¡Marchémonos de estehorrorosolugar!

»Pero no hizo caso de mis ruegos, y (tan intrépido como cualquiercaballerodel sur) sedirigió con rapidezhacia el centrode lahabitación, searrodilló junto a uno de los cuerpos para examinarlo con detenimiento ylevantó suavemente la arrugada y ennegrecida cabeza entre susmanos. Unolorfuerteydesagradablellegóhastalapuerta,apoderándosecompletamentedemí.Missentidossetrastornaron;notéquemederrumbabay,alagarrarme

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albordedelapuertaparanocaerme,secerróconunchasquido.»No recuerdo nadamás. Seis semanas después recuperé la razón en un

hotel de Manchester al que había sido llevado al día siguiente por unosextraños. Durante todo aquel tiempo había sufrido una fiebre nerviosaacompañada de un constante delirio. Me habían encontrado tirado en lacarreteraavariasmillasdelacasa;cómohabíaescapadodeallíhastallegaralcamino es algo que nunca supe. Una vez repuesto, o tan pronto como losmédicos me permitieron hablar, pregunté por el destino del juez Veigh, dequien(paratranquilizarme,segúnséahora)medecíanqueseencontrababienyencasa.

»Nadiecreyóunapalabrademirelato,pero¿quiénpuedeasombrarse?¿Yquién podría imaginarmi tristeza cuandome enteré, al llegar ami casa enFrankfortdosmesesmástarde,dequenosesabíanadadeljuezVeighdesdeaquella noche? Entonces lamenté amargamente el orgullo que me habíaimpedido repetirmi increíble historia e insistir en su realidad, ya desde losprimerosdíasquesucedieronamirecuperación.

»LoslectoresdelAdvocateyaestánfamiliarizadoscontodoloqueocurriódespués: el examen de la casa, el fracaso en encontrar una habitación quecorrespondieraalaqueyohabíadescrito,elintentodedeclararmeloco,ymitriunfosobremisacusadores.Despuésdetodosestosañostodavíaconsideroque las excavaciones que no tengo derecho legal de iniciar, ni la riquezasuficiente para llevar a cabo, revelarían el secreto de la desaparición demiinfelizamigo,yposiblementedelosanterioresocupantesypropietariosdelaabandonada y hoy destruida casa.No desespero sin embargo de realizar talbúsqueda, y es una fuente de profunda tristeza para mí el que haya sidoretrasada por la hostilidad inmerecida y la incredulidad imprudente de losfamiliaresyamigosdelfallecidojuezVeigh.

ElcoronelMcArdlemurióenFrankforteltrecedediciembrede1879.

Losotroshuéspedes

—Para coger ese tren—dijo el coronelLevering, sentado en el hotelWaldorf-Astoria—tendráquepasarcasitodalanocheenAtlanta.Esunaciudadbonita,peroleaconsejoquenosealojeenelBreathittHouse,unodeloshotelesmásimportantes.Esunviejoedificiodemaderaque tieneunaurgentenecesidadde reparación.Haygrietasenlasparedesporlasquecabeungato.Lashabitacionesnotienencerrojosenlaspuertas,nimásmueblesqueunasimplesillayunsomiersinropadecama,ysólo

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uncolchón.Nisiquierapuedesestarsegurodedisfrutardeestasescasascomodidadesenexclusiva.Amigo,esunhoteldelomásabominable.

»Lanochequepaséallífuemuyincómoda.Lleguétardeyfuiconducidoaunahabitación del piso bajo por un portero de noche lleno de disculpas que, con granconsideración,medejó lavelade seboque llevaba.Dosdíasyunanochededuroviajeporferrocarrilmehabíanagotadoytodavíanomehabíarecuperadototalmentede una herida de bala en la cabeza recibida en un altercado. En vez de buscar unalojamientomejor,meechéenelcolchónsinquitarmelaropaymedormí.

»Me desperté de madrugada. La luna había salido y brillaba a través de unaventana sin cortinas, iluminando la habitación con una suave luz azulada queproducía un cierto efectomisterioso, aunque he de decir que su apariencia no erainusual;laluzdelalunasiempreesasísitefijas.¡Imaginamisorpresaeindignacióncuando vi el suelo ocupado por al menos una docena más de huéspedes! Meincorporé maldiciendo con la mayor seriedad a la administración de aquel hotelincreíble, y cuando estaba a punto de ponerme en pie para ir amontarle un lío alportero, el de las disculpas y la vela, hubo algo en aquella situación queme hizosentirunaextrañaindisposiciónamoverme.Supongoque,comodiríaunescritor,mehabía quedado «helado por el terror». ¡Porque obviamente todos aquellos hombresestabanmuertos!

»Yacíandeespaldas,dispuestosordenadamenteentresladosdelahabitación,conlospiesmirandoalapared;enelotrolado,elquequedaba,estabanmicamayunasilla. Tenían las caras cubiertas, pero debajo de aquellos paños blancos lascaracterísticasdelosdoscuerposquereposabancercadelaventana,sobrelamanchacuadradadelaluzdelaluna,presentabanunperfildenarizybarbillaafilado.

»Creíaquesetratabadeunapesadillaeintentégritar,comosehacecuandounotieneunmalsueño,peronopodíaemitirsonidoalguno.Porfin,haciendounesfuerzodesesperado,me puse en pie, pasé entre las dos filas de rostros tapados y los doscuerposquehabía juntoa lapuertayhuídeaquel lugar infernalcondireccióna laoficina.Elporteroestabaallísentado,detrásdeunescritorio,alaluzdeotraveladesebo; sentado ymirando.Ni se levantó:mi brusca irrupción no pareció producirleefecto alguno, aunque supongo que yo debía tener el aspecto de un verdaderocadáver.Entoncesmedicuentadeque realmenteantesnomehabía fijadobienenaquel tipo. Era pequeño, con una cara descolorida y los ojos más blancos einexpresivosquenuncahevisto.Nohabíaenélmásexpresiónqueeneldorsodemimano.Llevabauntrajedeunsuciocolorgris.

»—¡Maldición!—exclamé—¿Quéesloquepretende?»Perodabalomismo,estabatemblandocomounahojaagitadaporelvientoyno

reconocímipropiavoz.»El portero se puso en pie, se inclinó (con aire de pedir perdón) y, bueno…

desapareció;enaquelmomentosentípordetrásquealguienapoyabasumanosobremi hombro. ¡Imagínatelo si puedes! Con un miedo cerval, di media vuelta y me

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encontréconuncaballerogordo,decaraagradable,quemepreguntó:»—¿Quélesucede,amigo?»Notardémuchoendecírselo,pero,antesdequeterminara,él tambiénsepuso

pálido.»—Míreme—dijo—,¿estáusteddiciendolaverdad?»Enesemomentoyoyahabíaconseguidosobreponerme,yelterrorhabíadejado

pasoalaindignación.»—¡Siseatreveadudarlo—leespeté—lemachacoagolpes!»—No—contestó—,nolohaga;siénteseyyolecontaré.Estonoesunhotel.Lo

fue, y después un hospital. Ahora está deshabitado, a la espera de alguien que loquiera alquilar. La habitación a la que usted se refiere era la habitación de losmuertos;allísiemprehabíamuchosmuertos.Eltipoalqueustedllamaporterosolíaserlo, pero más tarde se encargaba de registrar a los pacientes que llegaban. Nocomprendoquéhaceahoraaquí.Haceunascuantassemanasquemurió.

»—¿Yustedquiénes?—lepregunté.»—Oh, yo me encargo de cuidar el local. Pasaba por aquí, vi luz y entré a

investigar. Vamos, echemos un vistazo a esa habitación —añadió levantando delescritorioaquellavelaquechisporroteaba.

»—¡Antes vería al mismísimo demonio!—exclamé saliendo rápidamente a lacalle.

»Amigo,eseBreathittHousedeAtlantaesunlugarmaldito.Nosealojeallí.—¡No quiera Dios! La visión que usted ha dado de él no sugiere comodidad,

desdeluego.Apropósito,coronel,¿cuándoocurriótodoeso?—Enseptiembrede1864,pocodespuésdelestadodesitio.

UnacosaenNolan

AlsurdedondesecruzanlacarreteraquevadeLeesvilleaHardy,enelestadodeMissouri,yelbrazoestedelríoMay,existeunacasaabandonada.Nadiehavividoenelladesdeelveranode1879,porloqueseestádesmoronandoapasosagigantados.Durantelostresañosanterioresalafechamencionadaestuvoocupadaporlafamiliade Charles May, uno de cuyos antepasados dio nombre al río junto al cual seencuentra.LafamiliadelseñorMayestabaformadaporlaesposa,unhijomayorydoschicas.ElhijosellamabaJohn;losnombresdelashijassondesconocidosparaelautordeestosapuntes.

JohnMayeradecaráctertaciturnoymalhumorado,pocopropensoalaira,yconun don inusual: un odio resentido, implacable. Su padre era todo lo contrario. Detemperamentoalegreyjovial,aunqueconungrangenioqueseincendiabacomouna

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llama en una brizna de paja.No abrigaba resentimientos y buscaba rápidamente lareconciliaciónunavezaplacadasuira.Teníaunhermano,quevivíacercadeallí,yqueposeíauncaráctermuydistintoalsuyo; toda lavecindaddecíaqueJohnhabíaheredadolaformadeserdesutío.

Undíaseprodujounmalentendidoentrepadreehijo;huboduraspalabras,yelpadrediounpuñetazoalhijoen lacara.Johnsesecócon lentitud lasangreque lehabíacausadoelgolpe,clavólosojosenelagresoryaarrepentidoydijoconfrialdad:«Morirásporesto».

EstaspalabrasfueronoídasporloshermanosJackson,queseacercabanaellosenaquelmomento; pero, al verles enzarzados en unadiscusiónpasaronde largoy, alparecer,inadvertidos.CharlesMayrelatódespuéseldesgraciadoacontecimientoasuesposay le explicóque lehabíapedidoexcusas a suhijopor elprecipitadogolpe,perohabíasidoinútil.Eljovennosólorechazabalasdisculpas,sinoquesenegabaaretirarsuterribleamenaza.Apesardetodonohubounarupturaabiertaderelaciones:Johnsiguióviviendoconlafamiliaylascosascontinuaroncomosiempre.

Undomingoporlamañana,enjuniode1879,unasdossemanasdespuésdequeocurrieran estos hechos,CharlesMay salió de la casa inmediatamente después deldesayuno, con una pala. Dijo que iba a abrir un agujero en una fuente que seencontrabaaunamilladedistancia,enelbosque,paraqueelganadotuvieraagua.Johnsequedóenlacasaduranteunashoras,ocupadoenafeitarse,escribircartasyleer el periódico. Su disposición era la usual, quizá parecía un poco másmalhumoradoyhosco.

Semarchóalasdos.Regresóalascinco.Poralgunarazónnorelacionadaconuninterésespecialensusmovimientos,lahoradesalidaydellegadafueadvertidaporsumadreysushermanas,talycomoquedóatestiguadoensuprocesoporasesinato.Lesllamólaatenciónquesuropaestuvierahúmedaenalgunaszonas,comosi(asíloseñaló la acusación) hubiera intentado borrar manchas de sangre. Su actitud eraextraña,suaspectosalvaje.Aduciendoqueseencontrabaenfermo,sefueasucuartoyseacostó.

CharlesMaynoregresó.Losvecinosmáscercanosfueronalertadosalacaídadelatarde,yduranteaquellanocheyeldíasiguientesellevóacabosubúsquedaporelbosque donde se encontraba la fuente. No se produjo otro resultado que eldescubrimientodelashuellasdelosdoshombresenlaarcillaquehabíaalrededordela fuente. John May, mientras tanto, había empeorado de lo que el médico localdenominófiebrecerebral,yensudeliriohablabadeasesinato,perosindecirquiéncreía que había sido asesinado, ni a quién culpaba del hecho. Pero los hermanosJackson sacaron a relucir aquella amenaza; fue arrestado como sospechoso y unsheriffseencargódevigilarleensucasa.Laopiniónpúblicasepusorápidamenteencontra de John y, de no haber sido por la enfermedad, habría sido colgado por lamuchedumbre.Estandoasílascosas,elmartesseconvocóunareunióndelosvecinosy se nombró un comité para que se encargara del caso y tomara lasmedidas que

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fueranoportunas.Paraelmiércoles todohabíacambiado.De laciudaddeNolan,queestáaunas

ochomillas, llegóunahistoriaquearrojóuna luzcompletamentediferentesobreelasunto.Nolanconstabadeunaescuela,unaherrería,una tiendaymediadocenadeviviendas.LatiendaeradirigidaporuntalHenryOdell,primodeCharlesMay.LatardedeldomingoenquedesaparecióMay, el señorOdell y cuatrovecinos suyos,hombresdeconfianza,estabansentadosenlatienda,fumandoycharlando.Eldíaeracaluroso,ylasdospuertas,ladedelanteyladeatrás,estabanabiertas.Aesodelastres,CharlesMay,aquientresdeellosconocían,entróporlapuertaprincipalypasóhaciael fondo. Iba sinabrigoni sombrero.No lesmiró,y tampoco lesdevolvióelsaludo,circunstanciaquenolessorprendióporqueestabagravementeherido.Sobrelaceja izquierda teníaunaherida,unprofundocortedelquebrotaba sangreque lecubría toda la parte izquierda de la cara y del cuello y empapaba su camisa gris.Aunqueparezcamentira,laideapredominanteenlasmentesdelospresenteseraquehabíamantenido una pelea y se dirigía al arroyo que había detrás de la casa paralavarse.

Tal vez se produjo un sentimiento de delicadeza, un detalle característico de laetiquetade lasregionesapartadas,que lescontuvoa lahoradeseguirleyofrecerleayuda;lasactasdeljuicio,dedondeestáextraídoprincipalmenteesterelato,tansolomencionanelhecho.Esperaronaquevolviera,peronolohizo.

Limitandoelarroyo,detrásde la tienda,unbosqueseextiendeunasseismillashastalascolinasdeMedicineLodge.TanprontocomosesupoenloscontornosdelacasadeldesaparecidoquehabíasidovistoenNolan,seprodujouncambiorepentinoenelestadodeánimoyenladisposicióndelagente.Elcomitédevigilanciadejódeexistir sin cumplir la formalidad de llegar a una resolución. La búsqueda por lastierrasboscosasentornoalríoMayseinterrumpióycasitodalapoblaciónmasculinadelaregiónsetrasladóalazonadeNolanydelascolinasdeMedicineLodge.Peronoseencontrórastroalgunodeaquelhombre.

Una de las extrañas circunstancias de este extraño caso es el procesamientoformalyposteriorjuicioporelasesinatodeunhombrecuyocuerponadieafirmabahaber visto, ni nadie sabía que hubiera muerto. Conocemos más o menos loscaprichosyextravaganciasdelaleyfronteriza,peroesteejemplo,segúnsecree,esúnico.Seacomofuere,estáconstatadoquealrecobrarsedesuenfermedadJohnMayfueprocesadoporelasesinatodesupadre.Elabogadodeladefensa,alparecer,notuvonadaqueobjetaryelcasofueconsideradoenrelaciónconsuscircunstancias.Elfiscalsemostróapocadoysuperficial;ladefensaestableciófácilmenteunacoartadaenloreferentealocciso.SienelmomentoenqueJohnMaydebíadehaberasesinadoa Charles May, si es que lo hizo, Charles May se encontraba a varias millas dedistanciadedondeJohnMaydebíadehaberestado,esevidentequeeloccisodebiódeencontrarlamuerteamanosdealgúnotro.

JohnMayfueabsuelto,abandonóelpaísenseguidaynosehavueltoasabernada

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deéldesdeaqueldía.Pocodespués,sumadreyhermanasdejaronSt.Louis.Alpasarlagranjaamanosdeunindividuo,queesdueñotambiéndelastierrascolindantes,enlasquetienesupropiavivienda,lacasaMayquedóvacíaydesdeentoncestienelamisteriosareputacióndeestarencantada.

Undía,despuésdequelafamiliaMayhubieradejadoaquellatierra,unosniñosquejugabanenlosbosquesquehayentornoalríoMay,encontraronocultabajounacapadehojassecas,aunqueparcialmentea lavistaporelhozarde loscerdos,unapala.Estabacasinuevaylimpia,anoserporunamanchadesangreyorínqueteníaenelborde.Lasiniciales«C.M.»aparecíangrabadasenelmangodelaherramienta.

Estedescubrimientoreavivóenciertogradolaemociónpúblicasuscitadaenlosmeses anteriores. Se examinó cuidadosamente la tierra del lugar en que había sidoencontrada lapala,y el resultado fueeldescubrimientodel cadáverdeunhombre.Había sido enterrado a unos dos o tres pies de profundidad y el lugar había sidocubiertoconunacapadehojassecasyramas.Noparecíamuydescompuesto,hechoqueseatribuyóaalgunapropiedadconservadoradeaquelterreno,ricoenmineral.

Encima de la ceja izquierda presentaba una herida, un profundo corte del quehabíamanadosangre,quelecubriótodalaparteizquierdadelacaraydelcuelloymanchósucamisagris.Elcráneohabíaresultadopartidoporelgolpe.EsecuerpoeraeldeCharlesMay.

Pero¿quéfueentoncesloquepasóporlatiendadelseñorOdellenNolan?

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DESAPARICIONESMISTERIOSAS

Ladificultaddecruzaruncampo

Unamañanade juliode1854un colono llamadoWilliamson, quevivía a unasseismillasdeSelma,Alabama,estabasentadoconsumujerysuhijoenlaterrazadesu vivienda.Delante de la casa había una pradera de césped que se extendía unascincuentayardashastallegaralacarreterapública,o«lapista»,comosolíanllamarla.Más allá de esta carretera había un prado de unos diez acres, recién segado,completamentellanoysinunárbol,roca,ocualquierotroobjetonaturaloartificialen su superficie. En aquel momento no había en el campo ni siquiera un animaldoméstico.Alotroladodelprado,enotrocampo,unadocenadeesclavostrabajabanbajolavigilanciadeuncapataz.

Arrojandolapuntadeuncigarro,elcolonosepusoenpieydijo:—HeolvidadohablarleaAndrewdeloscaballos.Andreweraelcapataz.Williamsonechóaandarconcalmaporelpaseodegravilla,arrancandoalguna

florasupaso,cruzólacarreterayllegóalprado.MientrascerrabalaverjadeentradasedetuvounmomentoasaludarasuvecinoArmourWren,quevivíaenlaplantacióndealladoypasabaporallí.ElseñorWrenibaenuncocheabierto,acompañadodesuhijoJames,unmuchachode treceaños.Cuandosealejaronunasdoscientasyardasdellugarenelquesehabíanencontrado,elseñorWrendijoasuhijo:

—HeolvidadohablarlealseñorWilliamsondeloscaballos.El señorWrenhabíavendidoal señorWilliamsonunos caballosque ibana ser

enviadosesemismodía,pero,poralgunarazónqueahoranoserecuerda,noibanapoderserentregadoshastaeldíasiguiente.ElseñorWrenindicóalcocheroquedierala vuelta y, mientras el vehículo giraba, los tres vieron a Williamson cruzandolentamentelospastos.Enaquelmomentounodeloscaballosdelcochediountraspiéy estuvo a puntode caer.Nohabía hechomásque recobrarse cuando JamesWrenexclamó:—Perobueno,padre,¿quéhasidodelseñorWilliamson?

Noeselpropósitodeestanarraciónresponderaesapregunta.La extraña relación que el señor Wren hizo de los hechos, expresada bajo

juramentoduranteelcursodelosprocedimientoslegalesvinculadosconlaherenciadeWilliamson,eslasiguiente:

«Laexclamacióndemihijomeobligóadirigirlamiradahaciaellugarenelquehabíavistoaldifunto(sic)uninstanteantes,peroyanoestabaallí,nien ningún otro sitio visible. No puedo afirmar que en aquel momento

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estuviera muy sorprendido, ni que fuera consciente de la gravedad de lasituación, aunque la consideré extraña. Mi hijo, sin embargo, estaba muyasombrado y siguió repitiendo la pregunta de diversas maneras hasta quellegamos a la verja. Mi cochero negro, Sam, también se encontraba muyafectado, inclusoenmayorgrado,pero tuvemásencuenta la actituddemihijoqueloqueelotropudierahaberobservado.(Estafraseaparecíatachadaenladeclaración).Cuandobajamosdelcarruaje,ymientrasSamcolgaba(sic)eltiroalavalla,laseñoraWilliamson,consupequeñoenbrazosyseguidadevarioscriados,veníacorriendoporelpaseo,muyexcitadaygritando:“¡Sehaido! ¡Se ha ido! ¡Oh, Dios mío! ¡Es horrible!”; y otras exclamacionesparecidasqueahoranorecuerdoconclaridad.Mediolaimpresióndequesereferíanaalgomásquealameradesaparicióndesumarido,auncuandoéstahubieraocurridoantesuspropiosojos.Suactituderaalocada,aunquenomás,creo,de lonormalenaquellascircunstancias.No tengorazonesparapensarqueenaquelmomentohubieraperdido la cabeza.DesdeentoncesnuncahevueltoaverniasabernadadelseñorWilliamson».

Estetestimonio,comopodíaesperarse,fuecorroboradoencasitodoslosdetallesporelotroúnicotestigopresencial(siesqueésteeseltérminoapropiado),eljovenJames. La señora Williamson había perdido la razón y, por otra parte, no eraadecuado tomardeclaracióna loscriados. JamesWrenhabíadeclaradoalprincipioquevio ladesaparición,peronadadeelloapareceen ladeclaraciónquehizoeneljuicio.NingunodelosbracerosqueestabantrabajandoenelcampoalqueelseñorWilliamsonsedirigíalehabíanvisto,yelregistrorigurosodetodalaplantaciónydeloscamposcolindantesnoproporcionólamenorpista.Losrelatosmásmonstruososygrotescos, inventadospor losnegros, fueron frecuentes en aquella partedelEstadodurante muchos años, y probablemente todavía lo son; pero lo que aquí ha sidorelatadoestodoloquesesabeconcertezadeaquelasunto.LosjuecesdecidieronqueWilliamsonhabíamuertoysuherenciasedistribuyódeacuerdoconlaley.

Unacarrerainacabada

JamesBurneWorsoneraunzapateroquevivíaenLeamington,enelcondadodeWarwickshire, Inglaterra. Tenía un pequeño taller en uno de los caminos pocotransitados que confluían en la carretera que llevaba a Warwick. En su humildeactividad se le consideraba un hombre honrado, aunque comomuchos otros de suclaseenlospueblosingleseseramuyaficionadoalabebida.Cuandoestabaebrioeracapazdehacerlasapuestasmásalocadas.Enunadeaquellasocasiones,demasiado

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frecuentes, hizo alarde de su habilidad como caminante y atleta, y el resultado fueunapruebacontralanaturaleza.PorunsoberanosecomprometióaircorriendohastaCoventryyvolver,unadistanciadealgomásdecuarentamillas.Estoocurrióel3deseptiembrede1873.Sepusoencaminoenseguida;elhombreconelquehabíahecholaapuesta,cuyonombrenoserecuerda,acompañadodeBarhamWise,comerciantedepaños,yHamersonBurns,fotógrafo,lesiguieronenunacarreta.

Durante varias millas Worson marchó muy bien, con paso suelto y sin fatigaaparente,puesverdaderamenteteníaunagranresistenciaynoibalosuficientementeebriocomoparamenoscabarla.Lostresindividuosdelacarretasemanteníanacortadistancia detrás de él, tomándole el peloo animándoledevez en cuando, según elhumordelmomento.Derepente,enmediodelacarretera,amenosdedoceyardasdedonde ellos se encontraban con los ojos fijos en él, Worson dio un traspié y,desplomándose hacia delante, emitió un tremendo grito y desapareció. No llegó acaeralsuelo;desaparecióantesderozarlo.Nuncaseencontrónirastrodeél.

Despuésdedarvueltasporellugarduranteuntiemposinsaberquéhacer,lostreshombres regresaron a Leamington, donde contaron la asombrosa historia y fueronposteriormente arrestados. Pero tenían buena reputación, siempre se les habíaconsideradosinceros,estabansobriosenelmomentodelsucesoynuncasedescubriónadaquedesacreditaralaexposiciónquehicieronbajojuramentodesuextraordinariaaventura, en relación a cuya verdad, sin embargo, la opinión pública apareciódividida a lo largo delReinoUnido. Si tenían algo que ocultar, su elección de losmétodoses,con todaseguridad,unade lasmássorprendentes jamás realizadasporhombrescuerdos.

ElrastrodeCharlesAshmore

La familia deChristianAshmore estaba formada por su esposa, sumadre, doshijasmayores y un hijo de dieciséis años. Vivían en Troy, en el estado deNuevaYork, eran gente pudiente y respetable, y tenían muchos amigos, algunos de loscuales,alleerestaslíneas,sindudatendránnoticiaporprimeravezdelextraordinariodestino de aquel joven.DesdeTroy, losAshmore se trasladaron en 1871o 1872 aRichmond,enIndiana,yunañoodosmástardea laregióndeQuincy,enIllinois,dondeelseñorAshmorecompróunagranjaenlaquevivió.Acortadistanciadeesagranjahabíaunafuentedelaquemanabaconstantementeunaguaclarayfresca,delaquelafamiliaseabastecíaparausodomésticoentodaslasestacionesdelaño.

En la nochedel 9 de noviembre de 1878, a eso de las nueve, el jovenCharlesAshmoreabandonóelcírculofamiliarentornoalfuego,cogióuncubodeestañoyseencaminóhacialafuente.Comonoregresaba,lafamiliacomenzóaintranquilizarse

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y,dirigiéndosealapuertaporlaquehabíasalido,supadreempezóagritarsinrecibirrespuesta alguna.Encendió entonces una linterna y, en compañía de la hijamayor,Martha,queinsistióenirconél,emprendiósubúsqueda.Habíanevadoligeramentey,aunqueel caminohabía sidoborrado, sepodíadistinguirel rastrodel joven: sushuellasaparecíanmarcadasconclaridad.Despuésderecorrerpocomásdelamitaddel camino, unas setentay cincoyardas, el padre, que iba el primero, se detuvoy,elevandolalinterna,escrutóenlaoscuridadqueseabríaanteél.

—¿Quépasa,padre?—preguntólamuchacha.Estoeraloquepasaba:elrastrodeljoventerminabaderepente,ymásadelante

todoeranieve lisa, sinhollar.Lasúltimashuellas sedistinguíancon tanta claridadcomo las del restode la estela; hasta las señalesde los clavos eran apreciables.ElseñorAshmoremiróhaciaarriba,colocandosusombreroentrelosojosylalinterna.Lasestrellasbrillaban;nohabíaniunanubeenelcielo.Laexplicaciónquesehabíadadoasímismo,pormuydudosaquehubierasido(unanuevanevadaconunlímitetan claramente definido), cayópor su propio peso.Describiendoun amplio círculoalrededordelasúltimashuellas,conelfindedejarlascomoestabanparaunposteriorexamen, el hombre prosiguió su camino hasta la fuente, con la joven detrás,desfallecida y asustada. Ninguno había dicho una palabra acerca de lo que amboshabíanvisto.Lafuenteaparecíacubiertaporunhielodehoras.

Deregresoalacasaadvirtieronquehabíanieveaambosladosdelcaminoyentodosurecorrido.Nohabíaningunahuellaenél.

La luzdeldíanoevidenciónadamás.Lisa, sinhuellas, intacta, la finacapadenievelocubríatodo.

Cuatro días después la afligida madre en persona fue a por agua a la fuente.Cuando regresó contó que, al pasar por el lugar en el que las huellas habíandesaparecido,escuchólavozdesuhijoyqueellalehabíallamadoconimpacienciamientras daba vueltas por el paraje, pues le había parecido que la voz venía unasvecesenunadirecciónyotrasenotra,hastaquesesintióagotadaporelcansancioylaemoción.Alpreguntarleloquehabíadicholavoz,fueincapazderepetirlo,aunqueafirmóque laspalabraseranperfectamenteclaras.Enun instante toda la familiasedirigióallugar,peronooyeronnada,yllegaronalaconclusióndequelavozeraunaalucinaciónproducidapor lagranansiedadde lamadrey sus trastornadosnervios.Peroluego,durantemeses,aintervalosirregularesdeunoscuantosdías,lavozvolvióaseroídaporvariosmiembrosdelafamiliayporotragente.Todosdeclararonque,sinlugaradudas,setratabadelavozdeCharlesAshmore;todoscoincidieronenqueparecíavenirdemuylejos,pueseramuydébil,yenquelaclaridaddesuarticulacióneracompleta.Sinembargo,ningunopudodeterminar suprocedencia,ni repetir suspalabras.Losintervalosdesilenciosehicieroncadavezmayores,ylavozcadavezmásdébilylejana,hastaque,hacialamitaddelverano,dejódeoírse.

Si alguien conoce el destino deCharlesAshmore, es probablemente sumadre.Perohamuerto.

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Conlacienciaalfrente

En relación con este asunto de la «desaparición misteriosa», de la que hayabundantesejemplosencadamemoria,vienealcasocitarlateoríadeldoctorHern,deLeipsic;noamododeexplicación, ano serqueel lectorquiera tomarla enesesentido, sinopor su intrínseco interés comoespeculación singular.Este distinguidocientífico ha expuesto sus opiniones en un libro titulado Verschwinden und SeineTheorie,quehaatraídociertaatención,«enespecial—diceunescritor—,entre losseguidores de Hegel y los matemáticos que defienden la existencia del llamadoespacio no euclídeo, es decir, el que tiene más dimensiones que las de longitud,anchurayespesor;espacioenelqueseríaposiblehacerunnudoenunacuerdasinfiny darle la vuelta a una pelota de goma sin “solución de continuidad” o, en otraspalabras,sinromperlaniabrirla».

EldoctorHerncreequeenelmundovisiblehaylugaresvacíos,vacuaoalgoasí,agujeros,comosidijéramos,atravésdeloscualeslosobjetosanimadoseinanimadospuedencaerenunmundoinvisibleynovolveraservistosnioídos.Lateoríadicemásomenosasí:elespacioestáimpregnadodeéterlumínico,queesalgomaterial;una sustancia parecida al aire o al agua, aunque infinitamentemás atenuada. Todafuerza,todaslasformasdeenergíadebenpropagarseenesemedio;todoprocesoquetienelugar,tienelugarenél.Perosupongamosqueexistencavidadesenestemedio,porotraparteuniversal,delmismomodoqueexistencavernasenlatierraoagujerosenelquesosuizo.Entalescavidadesnohabríaabsolutamentenada.Seríaunvacíotalquejamáspodríareproducirsepormediosartificiales;porquesiextraemoselairedeun recipiente, el éter lumínico permanece en él. A través de dichas cavidades nopodríapasarlaluz,porquenoencontraríaningúnsoporte.Elsonidotampocopodríasalir de ellas; no sepodría percibir nada.Nohabría ni una solade las condicionesnecesariasparalaaccióndenuestrossentidos.Enresumen,enunvacíodeesetiponopodría ocurrir nada. Ahora, en palabras del escritor anteriormente citado, pues elsabio doctor no lo explicó en ningún sitio de un modo tan conciso: «Un hombreencerradoenunespacioasínopodríaverni servisto;oírni seroído; sentirni sersentido;nivivirnimorir,porquetantolavidacomolamuertesonprocesosquesólopueden tener lugar donde hay energía, y en un espacio vacío la energía no podríaexistir». ¿Son éstas las horribles condiciones (preguntará alguno) bajo las que losamigosde losdesaparecidoshandepensarqueellosexisten,yestaránporsiemprecondenadosaexistir?

Demodoescueto e imperfecto comoaquí seha enunciado, la teoríadeldoctorHern, en tanto que declara ser una explicación adecuada de «misteriosasdesapariciones»,estáexpuestaamuchasobjecionesevidentes;almenostalycomolaenuncia en la «espaciosa volubilidad» de su libro. Pero incluso la exposición quehacesuautornoexplica loshechosrelatadosenestosapuntesy,adecirverdad,esincompatible con algunos de ellos: por ejemplo, el sonido de la voz de Charles

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Ashmore.Peroyonosoyquiénparaotorgarafinidadaloshechosyalasteorías.

A.B.

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LAELOCUENCIADELOSFANTASMAS

Testigodeunahorcamiento

Un anciano llamado Daniel Baker, que vivía cerca de Lebanon (Iowa), fueacusadoporsusvecinosdeasesinaraunvendedorambulantealquehabíapermitidopernoctar en su casa. Esto ocurrió en 1853, cuando la venta ambulante eramuchomásusualqueahoraeneloesteyrealizarla implicabaunpeligroconsiderable.Losbuhoneros, con sus fardos al hombro, recorrían el país por caminos desiertos y seveíanobligadosabuscarlahospitalidaddelosgranjeros.Deestaformaentrabanencontactoconextrañospersonajes,algunosdeloscualesnoteníanelmenorescrúpuloa la hora de ganarse la vida por medios que consideraban aceptables, como porejemplo el asesinato.De vez en cuando se oía contar que uno de esos vendedoreshabía llegadoacasadeun tipoviolentoconsuhatovacíoysubolsa llenaynadiehabíavueltoasabermásdeél.Esofueloqueocurrióenelcasodel«viejoBaker»,como todos le llamaban (en los poblados del oeste sólo se da tal apelativo a losancianos a los que, al ser rechazados socialmente, se les echa en cara la edad): unbuhonerollegóasucasaynovolvióasalir.

Sieteañosmástarde,elreverendoCummings,sacerdotebaptistaconocidoenlaregión,ibaunanocheconsucarretaporlosalrededoresdelagranjadeBaker.Noeranochecerrada,puesporencimadelvelodenieblaquecubríaelterrenosepodíaverla luna. El reverendo, tan alegre como siempre, iba silbando una canción que decuandoencuandointerrumpíaparadirigirunaspalabrasdealientoasucaballo.Alllegar a un pequeño puente sobre una rambla vio una figura humana claramenteperfiladacontrael fondogrisdelbosquebrumoso.Sindudaeraunbuhonero,puesllevaba algo a la espalda y empuñaba una gruesa vara. Parecía abstraído, como siestuviera sonámbulo. El reverendo detuvo la carreta al pasar a su lado y, con unamablesaludo,leinvitóasubir,«siesquevamosenlamismadirección»,añadió.Elindividuolevantólacabezaylemiróalacara,perosiguióinmóvilyensilencio.ElseñorCummings,consucaracterística insistencia, repitió la invitación.Entonces lafigura señaló con su mano derecha en dirección a la parte inferior del puente. Elreverendoechóunamiraday,comonoveíanadaespecial,fueadirigirsedenuevoalbuhonero: pero el buhonero había desaparecido. El caballo, que hasta entonces sehabíamantenidosorprendentementetranquilo,soltóunrelinchoysaliódespavorido.CuandoelseñorCummingsquisohacerseconél,yaestabanenloaltodeunacolina,acienyardasdelpuente.Almirarhaciaélvolvióaverlafigura,enelmismositioycon la misma actitud que la primera vez. Entonces, consciente de que algosobrenaturalestabaocurriendosedirigióhaciasucasaatodabrida.

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Alllegarcontóasufamilialoocurridoyalamañanasiguiente,muytemprano,volvióallugaracompañadopordosvecinos,JohnWhiteCorwellyAbnerRaiser.Elcuerpo del viejoBaker colgaba por el cuello de uno de los travesaños del puente,justodebajodellugarenelqueelreverendohabíavistolaaparición.Unagruesacapade polvo, húmeda a causa de la niebla, cubría el suelo, pero las únicas huellasapreciableseranlasdelcaballo.

Al descolgar el cadáver, los hombres removieron con sus pisadas el terrenoblandoymovedizoydescubrieronunosrestoshumanosque,debidoalaaccióndelaguayde laescarcha,estabanyacasia lavista.Fueron identificadoscomolosdelbuhonero desaparecido. En la doble investigación que se llevó a cabo, el juezdictaminóqueDanielBakersehabíaquitadolavidaenunmomentodeenajenaciónyqueSamuelMoritzhabíasidoasesinadoporalguiencuyaidentidadsedesconocía.

Unsaludofrío

ÉsteeselrelatoqueeldifuntoBensonFoleydeSanFranciscocontó:

«Enelveranode1881conocíauntipodeFranklin(Tennessee)llamadoJamesH.Conway. Había venido a San Francisco en busca de un clima saludable (¡pobreiluso!)ytraíaunacartadepresentacióndelseñorLawrenceBarting,alqueyohabíaconocidodurante la guerra civil.En aquella época el señorBarting era capitándelejército federal; al acabar la guerra se estableció en Franklin y, con el tiempo, seconvirtió en un abogado de prestigio. Siempre me pareció un hombre sincero yhonrado,ylacordialamistadqueexpresabaensucartaporelseñorConwayfueparamípruebasuficientedequeéstemerecíamiestimayconfianza.Unanoche,mientrascenábamos,ConwaymecontóqueBartingyélhabíanacordadosolemnementequeelprimeroquemurieraintentaríacomunicarseconelotrodesdeelmásallá;lamaneradehacerlohabíaquedadoalaeleccióndeldifunto(loquemepareciómuysensato)yenfuncióndelasoportunidadesquelasnuevascircunstanciasleofrecieran.

»UnassemanasdespuésdeestaconversaciónmeencontréconelseñorConwayque, con aspecto abstraído, como si fuera pensando en algo, bajaba por la calleMontgomery.Mesaludófríamenteconunligeromovimientodelamanoycontinuósu camino, dejándome plantado en medio de la acera en actitud de estrecharle lamano.Naturalmente,mesorprendíymesentíofendido.AldíasiguientemelovolvíaencontrarenlarecepcióndelHotelPalaceycomoviqueibaarepetirladesagradableescenadeldíaanterior,lebloqueéelpasoenelquiciodelapuertayconunsaludoamigablelepedíunaexplicaciónsobrelaalteracióndesusmodales.Despuésdeunmomentodeduda,memiróconfranquezaymedijo:

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»—Nocreo,señorFoley,quetengayaningúnderechoasuamistad,puesparecequeelseñorBartingmeharetiradolasuya.Leaseguroquenoséporquérazón.Siaúnnolehainformado,nocreoquetarde.

»—NohetenidonoticiaalgunadelseñorBarting—repliqué.»—¡Noticias!—repitióconaparentesorpresa—.Perosiestáaquí.Meloencontré

ayer, diezminutos antes de cruzarmeconusted.Por eso le saludé exactamentedelmismomodoqueéllohabíahecho.Hacemenosdemediahoraquemelohevueltoaencontrarysugestohasidoelmismo:unasimpleinclinacióndecabezayseacabó.Graciasporsuamabilidad,señorFoley.Buenosdías,omejordicho,adiós.

»El comportamiento del señor Conway me pareció de una delicadeza yconsideraciónsingulares.

»Comolassituacionesdramáticasysusefectosliterariosnosonmicometido,hede decir que el señor Barting había muerto. Su fallecimiento se había producidocuatro días antes de mi conversación con el señor Conway. Decidí visitarle einformarledeladesaparicióndenuestrocomúnamigo,mostrándolelacartaqueasílo comunicaba. Le afectó de tal modo que resultaba imposible dudar de sussentimientos.

»—Parece increíble—dijo, tras unmomento de reflexión—.Debí confundir aotrapersonaconBartingyaquelfríogestonopudoserotracosaquelacontestaciónqueundesconocidohacíaamisaludo.Adecirverdad,recuerdoqueaquelindividuo,adiferenciadeBarting,nollevababigote.

»—Sindudaeraotrohombre—asentí—,ynovolvimosamencionarelasunto.Pero yo guardaba en el bolsillo una fotografía de Barting que su viuda me habíaenviado en la carta: había sido tomada una semana antes de su muerte y en ellaBartingnollevababigote.

Untelegrama

Enelveranode1896elseñorWilliamHolt,unindustrialricodeChicago,estabapasando una temporada en una pequeña ciudad en el centro del estado de NuevaYork, cuyo nombre no recuerdo. Holt había tenido «problemas conyugales» quehabían conducido a su separación un año antes. Si aquello fue algomás serio que«incompatibilidaddecaracteres»,éleselúnicoquelosabe,puesnoeshombrealquele guste hacer confidencias. Sin embargo, sí contó el incidente aquí registrado almenos a una persona, sin exigirle compromiso de silencio alguno. El señor HoltresideactualmenteenEuropa.

Una tarde salió de casa de su hermano, en donde estaba residiendo, con laintencióndedarunpaseoporelcampo.Hayquesuponer(cualquieraqueseaelvalor

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delasuposiciónenrelaciónconloquesedicequeocurrió)quesumentedebíaestarocupada en reflexiones sobre su infelicidad conyugal y los cambios que ello habíaproducido en su vida. De cualquier modo, fueran cuales fueran sus pensamientos,estabatanabsortoenellosquenoreparóenelpasodeltiemponienladirecciónquellevabansuspasos:sólosabíaquehabíatraspasadoloslímitesdelaciudadyqueseencontrabaenalgunacomarcasiguiendounacarreteraquenoseparecíaennadaalaquehabíatomadoalsalirdelaciudad.Enresumen,sehabíaperdido.

Aldarsecuentadelasituación,sonrió:elcentrodelestadodeNuevaYorknoesuna región peligrosa ni tampoco una zona por la que se pueda andar extraviadomuchotiempo.Diomediavueltayvolviópordondehabíavenido.Alcabodeunratoobservóqueelpaisajese tornabamásnítido,más reluciente.Todoparecíacubiertoporunsuaveresplandorrojizoquehacíaquesusombraseproyectaradelantedeél,sobrelacarretera.«Lalunaestásaliendo»,sedijo.Entoncesrecordóqueeraépocadelunanuevayque,aunqueeseglobojuguetónestuvieraenunodesusmomentosdevisibilidad,yadeberíahabersepuestohacíatiempo.Sedetuvoyempezóabuscarlafuentedeaquelfulgorqueseextendíacontantarapidez.Almoverse,susombragiróyvolvióaaparecersobrelacarretera,delantedeél.Laluzseguíaasuespalda,loquele resultó sorprendente e incomprensible. Dio media vuelta varias veces, con lamirada puesta en cada punto del horizonte: la sombra estaba siempre delante y elresplandor,«unresplandorinmóvil,deunrojoterrible»,detrás.

Holt estabaasombrado—pasmado es la palabraque empleó—,aunqueparecíaconservar una cierta sensatez curiosa. Para comprobar la intensidad de aquelfenómenocuyanaturalezayorigendesconocía,sequitóel reloje intentódistinguirlos números de la esfera. Se veían con claridad y las agujas señalaban las once yveinticinco. En aquel instante la luz misteriosa emitió un intenso destello, casicegador,ytodoelcieloenrojeció;lasestrellasseapagaronysudesfiguradasombrasaliódisparadaporelpaisaje.Juntoaél,aunqueaunnivelconsiderablementemáselevado,estaba la figuradesumujerque,encamisón,abrazabaa suhijocontraelpecho.Lemirabaconunaexpresiónque,comomástardereconocería,eraincapazdedescribir,puesnoparecíadeestemundo.

Eldestellomomentáneofueseguidoporunarepentinaoscuridadenlaqueaúnsepodíadistinguir la apariciónblancae inmóvil; luego,desapareció lentamentecomoocurreconlasimágenesquepermanecenenlaretinadespuésdecerrarlosojos.Másadelante,elseñorHoltrecordaríaalgoqueapenashabíaadvertidoenaquelmomento:sólopudoverlamitadsuperiordelafigura.

Laoscuridadnoera absoluta, pues todos losobjetosque le rodeaban se fueronhaciendovisiblesgradualmente.

Alamanecer,Holtvioqueestabaentrandoenlaciudadporelcaminoopuestoalquehabíaseguidoparasalir.Llegóacasadesuhermano,queapenas lereconoció,conlosojoshinchadospornohaberdormido,ygrisescomolosdelasratas.Congranincoherencia,relatóloquelehabíaocurrido.

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—Vetealacama—ledijosuhermano—,yespera.Yahablaremosdeesto.Unahoramástardellegóeltelegramapredestinado:lacasadeHolt,situadaenun

barrio residencial de Chicago, había sido destruida por un incendio. Su mujer,cercadaporlasllamas,seencaramóenunadelasventanassuperioresconsuhijoenbrazos. Allí permaneció un rato, inmóvil y aturdida. Cuando los bomberos seacercabanconlaescalera,elsuelocedióynoselavolvióaver.

Enelmomentoenqueestehorroralcanzabasupuntoculminanteeranlasonceyveinticinco.

Unadetención

OrrinBrower,deKentucky,huyódelajusticiatrashaberasesinadoasucuñado.Una noche, después de golpear al carcelero con una barra de hierro y robarle lasllaves,abriólapuertayseescapódelacárceldelcondado,dondelehabíanencerradoenesperadejuicio.Comoelcarceleronollevabaarmas,nopudoconseguirnadaconloquedefendersurecobradalibertad.Unavezfueradelaciudad,cometiólalocuradeinternarseenelbosque.Estoocurrióhacemuchosaños,cuandolaregióneramásfrondosaqueenlaactualidad.

Lanocheeracerrada,sinlunaniestrellas,ycomonovivíaporallíniconocíalazona,notardómuchoenperderse.Nosabíasisealejabaoseacercabaalaciudad,algo fundamental en su situación. En cualquier caso, era consciente de que unapartidadeciudadanosconunajauríadeperrosestaríaprontotrassupistayquesusposibilidadesdeescapareranmínimas.Peroaunasínoteníalaintencióndecolaborarensupropiacaptura:unahoramásdelibertadmerecíalapena.

Al salir del bosque se encontró de repente en una vieja carretera. Ante élvislumbró la figura de un hombre inmóvil en la oscuridad. No podía retroceder:sentíaquealmenormovimientoderetirada,segúnexplicaríadespués,«lellenaríadeplomo». Los dos permanecieron rígidos como palos; a Brower casi se le salía elcorazónporlaboca;delotro,nuncasesupieronsusemociones.

Alcabodeunmomento,quepodríahabersidounahora,lalunaaparecióenunclarodelcieloyelfugitivovioalrepresentantedelaleylevantarsuarmayapuntarhacia él. Comprendió perfectamente y, tras dar media vuelta, comenzó a caminarsumisamenteenladirecciónqueleindicaban,sinatreverseamirarnialaderechania la izquierda.Ledabamiedohasta respirar,puesnoqueríaver sucabeza llenadeperdigones.

Browererauncriminal tanvalientecomocualquierade losquevana lahorca;esto se deducía de las condiciones extremadamente peligrosas en las que habíaasesinadofríamenteasucuñado.Notienesentidoalgunorelatarlasaquí,perocuando

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salieron a relucir en el juicio, la revelación de la calma que había demostrado endichascircunstanciascasilesalvaelpescuezo.Enfin,quéselevaahacer:cuandounhombrevalienteesvencido,nolequedaotrasoluciónquerendirse.

Continuaronsucaminohacialacárcelsiguiendolaviejacarreteraatravésdelosbosques.Unasolavezsearriesgóavolverlacabeza:cuandopasabaatravésdeunasombra y sabía que el otro estaba recibiendo la luz de la luna. El que le habíacapturado eraBurtonDuff, el carcelero.Estaba pálido como lamuerte y tenía unaostensiblemarcasobre laceja,producidaporelgolpecon labarradehierro.OrrinBrowernovolvióaexpresarsucuriosidad.

Alfinalllegaronalaciudadque,aunqueiluminada,estabadesierta.Enlascasassóloquedabanlasmujeresylosniños.Elcriminalsedirigióhacialacárcel.Cuandollegóalaentradaprincipal,pusosumanosobreelpicaportedelapesadapuertadehierroy laabrió: frenteaélhabíamediadocenadehombresarmados.Entoncessediolavuelta:nohabíanadietrasél.

Enelpasillo,sobreunamesa,yacíaelcuerposinvidadeBurtonDuff.

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VISIONESDELANOCHE

Tengolaconviccióndequeeldondelossueñosesunvaliosoobsequioliterario,pues,siconalgunatécnicaaúnnodescubiertapudiéramoscaptar,fijaryutilizarlasinsólitasimágenesqueproporciona,tendríamosunaliteratura«muyporencimadelocorriente». Del mismo modo que los animales adiestrados adquieren nuevascapacidadesyaptitudes,esedonpodríamejorarsesensiblementeunavezcapturadoydomesticado. Con ello, doblaríamos las horas productivas y realizaríamos nuestramásfructíferalabormientrasdormimos.Pero,inclusoenlascondicionesactuales,elmundodelossueñosesunterrenoqueproducerentas,talycomodemuestra«KublaKhan».

¿Yquéesel sueño?Puesunadesordenadadisposiciónde recuerdos inconexos,una embrollada sucesión de pensamientos que una vez estuvieron presentes en laconciencia insomne.Esuna resurrecciónde todos losmuertosen tropel (pasadosyrecientes, justose injustos)que,emergiendodesus tumbasresquebrajadas«con lasmismas ropas que llevaban en vida», corren desordenadamente para conseguir unaaudiencia del director de todo ese bailemientras se desgarran los vestidos unos aotros. Pero ¿es que realmente hay un director? En absoluto; el que debía serlorenuncióa suautoridady lamasa sehaapoderadode suvoluntad.Murió,peronoresucitaconlosdemás;sucapacidaddejuicioydesorpresahadesaparecido.Puedesentirdoloryalegría,terroryatracción,peronoasombro.Lomonstruoso,absurdoyantinatural se convierte entonces en sencillo, correcto y razonable. Ni lo ridículodivierteni loimposibledesconcierta.Elúnicopoetaverdaderoqueencontramoses,pues,elsoñador;enél«laimaginaciónescompacta».

Perolaimaginaciónnoesotracosaquerecuerdo.Sino,intentaimaginaralgoquenuncahayasvisto,sentido,oídooleído.Pruebaaconcebir,porejemplo,unanimalque no tenga cuerpo, miembros o cola, o una casa sin paredes ni techo. Cuandoestamos despiertos dirigimos y ordenamos nuestros pensamientos pormedio de lavoluntadyeljuicio;seleccionamosysacamosdelalmacéndelosrecuerdosaquelloquenossirve,yexcluimos,nosindificultad,loquenonosinteresa.Porelcontrario,cuando dormimos nuestras fantasías «nos suceden». Aparecen tan agrupadas ymezcladas,tanimpregnadasdesusmutuoselementos,queelconjuntoparecenuevo;perolasviejasyconocidasunidadesdepensamientosonlasmismas.Tantodespiertoscomodormidos,loquesacamosdenuestraimaginaciónsonnuevascombinaciones;«la materia de la que están hechos los sueños» es reunida por los sentidos yalmacenadaenlamemoriadelmismomodoquelasardillasalmacenannueces.Perohayalmenosunsentidoquenocontribuyealafábricadelossueños:nadiehasoñadonunca un olor. La vista, el oído, el tacto, e incluso el gusto trabajan para asegurarnuestro entretenimiento nocturno; pero el sueño no tiene nariz. Sorprende queobservadorestansagacescomolosantiguospoetasnodescribieranaladivinidaden

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actituddurmiente,yque susobedientes siervos, losescultores,no la representaran.Puedequeestosúltimos,al trabajarparalaposteridad,intuyeranqueel tiempoylafatalidad revisarían inevitablemente su obra, y por ello la conformaran a hechosnaturales.

¿Quién es capazde relatar un sueñode tal formaque loparezca?Nocreoqueexistaunpoetaconunestilo tan fino; escomo intentar transcribir lamúsicadeunarpa eólica. Existe una especie conocida del género Pelmazo (Penetratorintolerabilis)quedespuésdeleerunanarración—talvezdealgúngranescritor—selasveyselasdeseaparaexponersuargumentoconelfindeinstruirydeleitar.Alfinal considera (¡qué buen espíritu!) que no hace falta leerla. «Bajo condiciones ycircunstanciassustancialmentesemejantes»(comorezaunaleyquerigeelcomerciointerestatal) yo no debería incurrir en una falta similar. Con todo, me propongoexponerenestashojas la tramadealgunosdemispropios sueños, sibienhayquetenerencuentaqueaquí«lascondicionesycircunstancias»sondiferentes,puesmisfantasíasnosonaccesiblesallector.Algunosfragmentospareceránpobresyséquealcomentarlos no alcanzaré un gran éxito, pero he de reconocer que me resultaimposibleapresaraunespíritutanesquivocomoéste.

Caminaba durante el crepúsculo por un enorme bosque de árboles antes nuncavistos, sin saber de dónde venía ni adónde iba. Sentí la desmesurada extensión deaquel lugar y me di cuenta de que estaba completamente solo. La idea de algúnhorriblehechizo,comocastigoauncrimenolvidadoquedebíadehabercometidoalamanecer,meobsesionaba.Avancémecánicamenteysinesperanzasbajolosárbolessiguiendo una senda que atravesaba las embrujadas soledades de la espesura. Untenebrosoarroyocruzabaperezosamentemicamino:erasangre.Giréhacialaderechay lo seguí durante un largo trecho; al cabo de un rato llegué a un abierto espaciocircular, inundadoporuna luz tenuee irreal, encuyocentro sepodía reconocerundepósitodemármolblanco.Estaballenodesangreyelriachueloquehabíaseguidoera su desagüe. En torno al depósito, entre él y el bosque circundante, había unespaciodeunosdospiesdeanchuracubiertoporgrandeslosasdemármolsobrelasqueyacíanunosveintecuerposhumanossinvida.Aunquenolosconté,sabíaquesunúmero tenía alguna relación clara y portentosa con mi crimen. Posiblementeindicabaensiglos la fechaen laque lohabíacometido; laprecisiónde lacifraerapuesevidente.Loscuerposestabandesnudosydistribuidossimétricamentealrededordeltanquecomosifueranlosradiosdeunarueda:reposabansobrelaespaldaconlospieshaciaafuera,ysuscabezas,abatidassobreelbordedelacubeta,mostrabanuncorte en lagargantadelquebrotaba sangre lentamente.Observé toda la escena sinhacerelmenormovimiento.Eraelresultadonaturalynecesariodemipecadoy,porello, no me afectaba. Pero había algo que me llenaba de aprensión y temor, unapulsaciónmonstruosa que tenía un ritmo lento e inexorable. No sé si se dirigía a

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algunodemissentidososillegabadirectamenteamiconocimientoatravésdealgúncaminodesconocidoparalaciencia.Lalastimosaregularidaddesuampliacadenciaera enloquecedora e invadía todo el bosque. Parecía la manifestación de un malgigantescoeimplacable.

No recuerdo nada más de este sueño. Dominado probablemente por el pánicocuyoorigendebíadeserelmalestarpropiodeunamalacirculaciónsanguínea,gritéymipropiavozmedespertó.

Esteotrosueñoacontecióenlosprimerosañosdemijuventud.Notendríamásdedieciséisañosy,apesardeltiempotranscurrido,recuerdoloqueenélocurríaconlamismaclaridadquecuandoapenashabíapasadounahorayyacíaencogidodemiedobajolacolcha.

Me encontraba solo en una inmensa llanura y era de noche (enmis pesadillassiempre suelo estar solo y normalmente es de noche).No había árboles, ni ríos nicolinas, ni rastro alguno de presencia humana. El terreno estaba cubierto de unavegetaciónralayoscura,unaespeciederastrojos,querecordabaquelallanurahabíasido arrasada por el fuego. El camino por el que deambulaba mostraba algunoscharcosquedesaparecíanyvolvíanaaparecer,comosialfuegolehubieraseguidolalluvia.Unososcurosnubarronesdesplazabanaquellaspartesdecieloreflejadasenloscharcos.Aldesaparecer,dabanpasoalbrilloaceradodelosastros,acuyaluzálgidalas aguas mostraban un lustre sombrío.Me dirigí hacia el oeste, donde un fulgorescarlata resplandecía en el horizonte bajo largas franjas nubosas, produciendo unefectode lejanía inconmensurable,semejantea laquehabíaaprendidoaescudriñaren los dibujos de Doré, quien, con cada trazo, formulaba un presagio y unamaldición.Mientrasavanzabavisiluetasdetorresyalmenasqueseperfilabancontraeseescenariomisteriosoyquecrecíancadavezmáshastaalcanzarunasdimensionesinimaginables.Aquellaconstrucciónqueiballenandomiamplioángulodevisiónnoparecía, sin embargo, estar más cercana. Desesperado y sin ánimos, continuéavanzando con dificultad por la condenada y lúgubre llanura, mientras la enormeestructura siguió creciendo hasta resultar inabarcable con la vista. Sus torreseclipsaron completamente las estrellas. Entonces atravesé un pórtico descomunalcuyascolumnasestabanconstruidasconsillaresciclópeos.

Elinterior,completamentevacío,mostrabaelpolvopropiodelabandono.Unaluzdifusa—esaluzquesóloexisteenlossueños,yquetienevidapropia—mepermitiórecorrerlargospasillosqueparecíannotenerfinyatravesarestanciasenormescuyaspuertascedíanamipaso.

Mispisadasresonabanconelmismoecoqueenlasmansionesabandonadasyenlascriptashabitadas.Caminédurantehorasporaquellahorriblesoledad,conscientede que buscaba algo desconocido. Por finme encontré en lo que supuse el últimorincóndeledificio:unahabitacióndedimensionesnormalesconunaúnicaventana.A

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través de ella volví a ver el resplandor rojizo que, como un signo inequívoco, seextendíahaciaeloccidente,yreconocíenélalfuegoinmutabledelaeternidad.Porencimadeaquelfulgorsiniestroyamenazantellegabalaterribleverdadqueañosmástarde,comouncaprichoextravagante,intentéexpresarenverso:

Hacetiempoelhombredesapareciódelorbe.Lacortedeángelescayóentumbasignoradas.Tambiénlosdiabloshanquedadofríosalfin,yhastaelmismoDiosyacealpiedelgrantronoblanco.

A pesar del resplandor, era difícil ver en la oscuridad reinante y pasó algúntiempo antes de que descubriera, en el rincón más alejado de la habitación, loscontornosdeunacamaalaquemeacerquéconunfatalpresentimiento.Sospechabaquelapartefunestademiaventuraterminaríaconunclímaxespantoso,peronopuderesistirmealhechizoquemeempujabaaconcluirla.Sobrelacama,mediodesnudo,yacía el cadáver de un hombre. Estaba boca arriba, con los brazos pegados a loscostados.Alinclinarmesobreél,cosaquehiceconascoperosinmiedo,descubríqueestaba horriblemente descompuesto. Las costillas sobresalían entre la carneapergaminada y, a través del vientre hundido, asomaban las protuberancias de laespinadorsal.Teníaelrostrorenegridoyacartonado,ysuslabios,algoseparadosdeunos dientes amarillentos, castigaban su semblante con una sonrisa horrenda. Unabultamiento bajo los párpados parecía indicar que los ojos habían escapado a ladestrucción general. Y así era, pues cuando me acerqué a verlos, se abrieronlentamente y se clavaron en losmíos conunamirada sólida y tranquila.Tratad deimaginarmi espanto,puesme resulta imposibledescribirlo: ¡aquellosojos eran losmíos!Esossomerosrestosdeunaespeciedesaparecida,eseengendrohorriblequenieltiemponilaeternidadhabíanconseguidodestruir,aqueldesperdiciotanodiosoyaborreciblequecontinuabavivotraslamuertedeDiosydelosángeles…¡erayo!

Haysueñosque se repiten.Deelloshayuno[30] quemeparece suficientementerarocomoparajustificarsurelato,aunquemetemoqueellectorllegueapensarqueel reinode los sueñosescualquiercosamenosun terreno felizporelquemialmavaga a altas horas. Y no es así. Un gran número demis incursiones en elmundoonírico, y supongo quemuchas de las de los demás, van acompañadas de losmásfelicesfinales.Miimaginaciónretornaalcuerpocomolaabejaalacolmena,cargadadeunbotínque,con laayudadelazar, se transformaenmielysealmacenaen lasceldasdel recuerdocomoungozoeterno.Peroel sueñoquevoya relatar tieneuncarácterdoble;setratadeunaexperienciaextrañamentehorrorosa,peroelhorrorqueinspira es tan absurdamente desproporcionado al incidente que lo provoca que, alrecordarlo,sufantasíadivierte.

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Atraviesounclaroenunazonaescasamenteboscosa.Entreelcordóndeárbolesdiseminadosalrededordeeseespacioirregular,sevenalgunoscamposcultivadosyviviendas en las que habitan inteligencias extrañas. Debe de estar a punto deamanecerporque,a travésdelasneblinasquellenancaprichosamenteelpaisaje,seveunalunacasillenaque,deuncolorrojosanguinolento,desciendeporeloeste.Lahierbaquepisoestáhúmedaporelrocíoytodalaescenatienelaluzdepleniluniodeunamañanaestival.Juntoalcaminohayuncaballoquepastaruidosamente.Cuandopaso a su lado levanta la cabeza y, sin hacer el menor movimiento, me observaduranteun rato.Después se acerca.Esblancocomo la leche,mansodeporteydeaspectoamigable.«Estecaballoesunalmaapacible»,medigomientrasmedetengoaacariciarlo. Con los ojos fijos en los míos, se aproximamás y me habla con vozhumana, con palabras articuladas. Esto, más que sorprenderme, me aterroriza, yrápidamentemedespierto.

El caballo siemprehablami lengua, peronunca entiendo lo quedice.Supongoqueseráporquesalgodesumundoantesdequeseacabedeexpresar.Seguroqueaélle asusta tantomi repentina desaparición como amí su forma de hablarme.Daríacualquiercosaporconocerelsignificadodesuspalabras.

Talvezunamañanalohagayyanoregresenuncamásaestenuestromundo.

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ELCLANDELOSPARRICIDAS

Aceitedeperro

Me llamo Boffer Bing. Mis respetables padres eran de clase muy humilde: élfabricaba aceite de perro ymimadre tenía un pequeño local junto a la iglesia delpueblo, endonde sedeshacíade losniñosnodeseados.Desdemiadolescenciameinculcaronhábitosdetrabajo:ayudabaamipadreacapturarperrosparasuscalderosy a vecesmimadreme empleaba para hacer desaparecer los «restos» de su labor.Para llevar a cabo esta última tarea tuve que recurrir con frecuencia a mi talentonatural,puestodoslosguardiasdelbarrioestabanencontradelnegociomaterno.Nosetratabadeunacuestiónpolítica,yaquelosguardiasquesalíanelegidosnoerandelaoposición;erasólounacuestióndegusto,nadamás.Laactividaddemipadreera,lógicamente, menos impopular, aunque los dueños de los perros desaparecidos lemiraban con una desconfianza que, en ciertamedida, se hacía extensible amí.Mipadre contaba con el apoyo tácito de losmédicos del pueblo, quienes raras vecesrecetaban algo que no contuviera lo que ellos gustaban llamarOil can. Y es querealmenteelaceitedeperroesunadelasmásvaliosasmedicinasjamásdescubiertas.Apesardeello,muchagentenoestabadispuestaahacerunsacrificioparaayudaralosafligidosynodejabanquelosperrosmásgordosdelpueblojugaranconmigo;esohiriómijovensensibilidad,ymefaltópocoparahacermepirata.

Cuando recuerdo aquellos días a veces siento que, al haber ocasionadoindirectamentelamuertedemispadres,tuvelaculpadelasdesgraciasqueafectarontanprofundamentemifuturo.

Una noche, cuando volvía del local de mi madre de recoger el cuerpo de unhuérfano, pasé junto a la fábrica de aceite y vi a un guardia que parecía vigilaratentamentemismovimientos.Mehabíanenseñadoque losguardias,hagan loquehagan, siempre actúan inspirados por los más execrables motivos; así que, paraeludirle,me escabullí por unapuerta lateral del edificio, quepor casualidad estabaentreabierta.Unavezdentrocerré rápidamenteymequedéa solas conelpequeñocadáver.Mipadreyasehabíaidoadescansar.Laúnicaluzvisibleeraladelfuegoque,alarderconfuerzabajounodeloscalderos,producíaunosreflejosrojizosenlasparedes.Elaceitehervíaconlentitudydevezencuandountrozodeperroasomabaalasuperficie.Mesentéaesperarqueelguardiasefuerayempecéaacariciarelpelocorto y sedoso del niño cuyo cuerpo desnudo había colocado enmi regazo. ¡Quéhermosoera!Apesardemicortaedadyamegustabanapasionadamentelosniños,yalcontemplaraaquelangelitodeseécontodomicorazónquelapequeñaheridarojaquehabíasobresupecho,obrademiqueridamadre,hubierasidomortal.

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Mi costumbre era arrojar a los bebés al río que la naturaleza había dispuestosabiamente para tal fin, pero aquella noche nome atreví a salir de la fábrica pormiedoalguardia.«Seguroquesiloechoalcalderonopasaránada—medije—.Mipadrenuncadistinguirá sushuesosde losdeun cachorro, y laspocasmuertesquepuedaocasionarlaadministracióndeuntipodeaceitediferentealincomparableOilcan no pueden ser importantes en una población que crece con tanta rapidez». Enresumen,dimiprimerpasoenelcrimenyarrojéalniñoalcalderoconunatristezainexpresable.

Aldíasiguiente,yparaasombromío,mipadrenosinformó,frotándoselasmanosdesatisfacción,quehabíaconseguidolamejorcalidaddeaceitenuncavistayquelosmédicosalosquehabíaenviadolasmuestrasasíloafirmaban.Añadióquenoteníalamenor ideade cómo lohabíahecho,pues losperros erande las razashabitualesyhabíansidotratadoscomosiempre.Considerémideberdarunaexplicaciónyesofuelo que hice, aunque de haber previsto las consecuencias, me habría callado. Mispadres,traslamentarhaberignoradohastaentonceslasventajasquelafusióndesusrespectivosquehaceressuponía,pusieronmanosa laobrapara reparar talerror.Mimadre trasladó su negocio a una de las alas del edificio de la fábrica y misobligacionesrespectoaellacesaron:nuncamásvolvióapedirmequemedeshicierade los cuerpos de los niños superfluos. Como mi padre había decidido prescindirtotalmentedelosperros,tampocohubonecesidaddecausarlesmássufrimientos.Esosí, aún conservaban un lugar honorable en el nombre del aceite. Al encontrarmeabocado,tanrepentinamente,allevarunavidaociosa,mepodríahaberconvertidoenunchicoperversoydisoluto,peronofueasí.Lasantainfluenciademiqueridamadresiguió protegiéndome de las tentaciones que acechan a la juventud, y además mipadreeradiáconode la iglesia. ¡Ay! ¡Ypensarquepormiculpaunaspersonas tanestimablestuvieranunfinaltantrágico!

Debidoaldobleprovechoqueencontrabaensuactividad,mimadreseentregótotalmenteaella.Nosóloaceptabaencargosparaeliminarbebésnodeseados, sinoqueseacercabaalascarreterasycaminosenbuscadeniñosmáscrecidos,einclusoadultos, a los que conseguía arrastrar con engaños hasta la fábrica. Mi padre,encantadoconlasuperiorcalidaddelproducto,tambiénsededicabacondiligenciaycelo a abastecer sus calderos.La transformación de sus vecinos en aceite de perrollegó a ser, en pocas palabras, la pasión de sus vidas; una codicia absorbente yarrolladora se apoderó de sus almas y pasó a ocupar el lugar antes destinado a laesperanzadealcanzarlaGloria,que,porcierto,tambiénlesinspiraba.

Sehabíanhechotanemprendedoresquellegóacelebrarseunaasambleapúblicaen laque se aprobaronvariasmocionesde censura contra ellos.Elpresidentehizosaber que en lo sucesivo los ataques contra la poblaciónhallaríanuna contundenterespuesta.Mispobrespadresabandonaronlareuniónconelcorazónpartido,sumidosenladesesperaciónycreoquealgodesequilibrados.Apesardeello,creíprudentenoacompañarlesalafábricaaquellanocheypreferídormirfuera,enelestablo.

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Hacialamedianoche,unmisteriosoimpulsomehizolevantarmeyespiaratravésde una ventana el cuarto en el que, junto al horno, mi padre dormía. Los fuegosardíanvivamente,comosilacosechadeldíasiguientefueraaserabundante.Unodelos enormes calderos hervía lentamente, con un misterioso aire de contención, enesperadelahorapropiciaparadesplegartodassusenergías.Lacamaestabavacía:mipadresehabíalevantadoy,encamisón,estabahaciendounnudoenunasoga.Porlasmiradas que lanzaba hacia la puerta de la habitación demimadre, adiviné lo queestabatramando.Mudoe inmóvilporel terror,nosupequéhacerparaevitarlo.Depronto, la puerta de la alcoba se abrió sin hacer el menor ruido y los dos, algosorprendidos, seencontraron.Mimadre tambiénestabaencamisónyblandíaen lamanoderechasuherramientadetrabajo:unalargadagadehojaestrecha.

Ella,comomipadre,noestabadispuestaaquedarsesinlaúnicaoportunidadquelaactitudpocoamistosadelosciudadanosymiausencialedejaban.Poruninstantesusmiradas encendidas se cruzaron e inmediatamente saltaron el uno sobre el otrocon una furia indescriptible. Lucharon por toda la habitación como demonios: mimadre gritaba y pretendía clavar la daga a mi padre, que profería maldiciones eintentaba ahogarla con sus grandesmanos desnudas.No sé durante cuánto tiempotuveladesgraciadecontemplaraquellatragediafamiliarpero,porfin,despuésdeunforcejeoparticularmenteviolento,loscombatientessesepararondepronto.

Elpechodemipadreyladagamostrabanpruebasdehaberentradoencontacto.Duranteunmomentomisprogenitoressemirarondelaformamáshostil;entonces,mipobrepadre,malherido,al sentir laproximidadde lamuerte,diounsaltohaciadelante y, sin prestar atención a la resistencia que ofrecía, agarró a mi madre enbrazos,lallevóhastaelcalderohirvientey,sacandofuerzasdeflaqueza,seprecipitóconellaensuinterior.Ensolouninstantelosdosdesaparecieronysuaceiteseunióal del comité de ciudadanos que habían traído la citación para la asamblea del díaanterior.

Convencidodequeestosdesafortunadosacontecimientosmecerraban todas laspuertas para llevar a cabo una carrera honrada en aquel pueblo, me trasladé a laconocida ciudad deOtumwee, desde donde escribo estos recuerdos con el corazónllenoderemordimientoporaquelactoinsensatoquediolugaraundesastrecomercialtanespantoso.

Unaconflagraciónimperfecta

Enjuniode1872,unamañanatemprano,asesinéamipadre,actoquemeprodujounatremendaimpresión.Fueantesdemiboda,cuandoaúnvivíaenWisconsinconmi familia. Estábamos mi padre y yo en la biblioteca de casa repartiéndonos el

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productodeunroboquehabíamoscometidoaquellanoche.Setrataba,ensumayorparte, de enseresdomésticos, y la tareadedividirlos equitativamente sepresentabadifícil. Al principio nos entendimos muy bien sobre el reparto de las servilletas,toallasycosasasí,einclusoelrepartoquehicimosdelaplatafuebastantejusto;perocuando le tocó el turno a una caja de música, vimos que era muy problemáticodividirla entredos sinqueestadivisióndieramucho resto.Aquella caja fue laqueocasionó el desastre y la desgracia demi familia: si no la hubiéramos robado,mipadreaúnestaríavivo.

Era una obra de lamás bella y exquisita artesanía, con incrustaciones de ricasmaderas labradas con gran trabajo.No sólo tocaba una gran variedad demelodíassino que, incluso sin haberle dado cuerda, podía silbar como una codorniz, ladrarcomounperroycacarearalamanecer,ademásderecitarlosdiezmandamientos.Estaúltimacaracterística fue laquemásgustóamipadrey le llevóacometerelúnicoacto deshonroso de su vida (aunque de haber seguido viviendo habría cometidoalguno más): trató de ocultarme la caja y me juró por su honor que no la habíacogido.Sinembargo,yosabíadesobraquesuintenciónalintervenirenelrobonohabíasidootraqueladehacerseconella.

La había escondido bajo su capa (nos las habíamos puesto para evitar serreconocidos)yafirmabasolemnementequeno la tenía.Yosabíaqueeramentirayademásestabaaltantodealgoqueéldesconocía:siconseguíaprolongarelrepartodelosbeneficioshastaelamanecer,lacajacacarearíayledelataría.Yasífue.Cuandolaluzdegasde labibliotecaempezabaapalidecery se adivinaban las formasde lasventanastraslascortinas,unlargokikirikísaliódelacapademipadre,seguidodeunos cuantos compases del Tannhauser que terminaron en un sonoro «click». Elhachaquehabíamosutilizadoparaentrarenladesafortunadamansiónestabasobrelamesa. La cogí. El anciano, al comprender que era inútil ocultar la caja por mástiempo,lasacóylapusosobrelamesa.

—Bueno, pártela por la mitad si así lo prefieres —dijo—. Yo sólo intentabasalvarladeladestrucción.

Mipadre era un apasionado amante de lamúsica: tocaba el acordeón congransentimiento.

—Nodiscuto lapurezade tus razones.Seríapresuntuosopormiparte juzgarte.Perolosnegociossonlosnegociosyestoydispuestoadisolvernuestrasociedadconestehachaamenosqueconsientasllevaruncascabelenlosrobosfuturos.

—Imposible—dijodespuésdereflexionar—.No,nopodríahacerlo,seríacomounaconfesióndemideshonra.Lagentediríaquenoconfiabasenmí.

Su carácter y sensibilidad resultaban admirables.Me sentí orgulloso de él y apuntoestuvedepasarpor alto su falta.Perounamirada rápidaa la caja ricamenteadornada me decidió y, como dije, despaché al viejo de este valle de lágrimas.Después de hacerlo me sentí un poco a disgusto. No sólo era mi padre —miprocreador—, sino que además iban a descubrir su cuerpo. Era ya pleno día ymi

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madrepodíaentrarenlabibliotecaencualquiermomento.Entalescircunstancias,lomásoportunoeraacabartambiénconella,yesofueloquehice.Después,paguéaloscriadosylosdespedí.

Aquellamisma tarde fui a ver al comisario de policía; le conté todo y le pedíconsejo.Seríamuydolorosoparamíqueloshechossalieranalaluz.Todoelmundocondenaríamiconductay,sialgunavezintentabapresentarmeaunaselecciones,losperiódicos sacarían a relucir el asunto. El comisario comprendió el peso de estasconsideraciones;él tambiéneraunasesinocongranexperiencia.Trasconsultarconel magistrado que presidía el Tribunal de Jurisdicción Variable, me aconsejó queocultaraloscadáveresenunadelasestanteríasdelabiblioteca,quehicieraunbuenseguroalacasayleprendierafuego.Enseguidamepusemanosalaobra.

Enlabibliotecahabíaunaestanteríaquemipadrehabíacompradoauninventorchifladohacíapocotiempoyqueaúnestabavacía.Suformaytamañorecordabanalosarmariosantiguosquehayen losdormitoriosqueno tienen ropero.Seabríadearriba abajo, como los camisones de señora, y las puertas eran de cristal. Habíaamortajadoamispadreshacíaunashorasysuscuerposestabanbastanterígidosparamantenerse erectos.Entonces losmetí enuna estantería, a laquehabíaquitado lasbaldas,ytapésuscristalesconunascortinas.Aunqueelinspectordelacompañíadesegurospasómediadocenadevecespordelante,nosediocuentadenada.

Porlanoche,despuésdeobtenerlapóliza,prendífuegoalacasay,atravésdelbosque,medirigíalaciudadquequedabaaunasdosmillas.Allímelasingeniéparaquemevieran en elmomento en quemás animaciónhabía.Dos horas después dehaber provocado el incendio,me uní a lamultitud y, dando gritos de dolor por lasuertedemispadres,volvíalacasaenllamas.Cuandollegué,todalaciudadestabaallí. El fuego había arrasado la casa, pero entre los rescoldos aún incandescentes,cerrada y en pie, estaba la estantería, completamente intacta. Las cortinas,evidentemente,habíanardidoy,alquedarloscristalesalavista,laluzdelasascuasiluminabasuinterior.Allíestabamiqueridopadre,«talycomoera»,yasuladolacompañeradesuspenasyalegrías.Noteníanniunsolopelochamuscadoysusropasestabancomonuevas.Lasheridasquemeviobligadoacausarlesparallevaracabomisplanessepodíanapreciarclaramente,enlacabezayenlagarganta.Lagentesehabía quedado sin habla, como en presencia de unmilagro. El respeto y el temorhabíanparalizadosuslenguas.Yotambiénmesentíamuyafectado.

Unos tres años después, cuando los sucesos aquí relatados ya casi se habíanborrado de mi memoria, fui a Nueva York para ayudar a pasar unos bonosfalsificados.Un día, almirar el escaparate de una tienda demuebles, vi la réplicaexactadelaestantería.

—La compré por una miseria a un inventor arrepentido —me explicó elpropietario—.Decía que era una estantería a prueba de fuego, que los poros de lamaderahabíansidorellenadosconalumbreyqueelcristalestabahechodeasbestos.Supongoquenoserácierto.Seladejoalpreciodeunaestanteríanormal.

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—No—dije—.Sinomepuedegarantizarqueesapruebadefuego,nolaquiero.Ledilosbuenosdíasymemarché.Nomelahabríaquedadopornadadelmundo.Despertabaenmíunosrecuerdos

excesivamentedesagradables.

Micrimenfavorito

Despuésdehaberasesinadoamimadreencircunstanciassingularmenteatroces,fuiarrestadoy tuvequehacer frenteaun juicioqueduraría sieteaños.El juezdelTribunaldeAbsolución,alencomendaraljuradosutarea,señalóquemicrimeneraunodelosmásespantososquelehabíatocadoresolverensuvida.

Enesemomento,miabogadoselevantóydijo:—Con la venia de Su Señoría, los crímenes son horribles o agradables sólo

cuandoseloscompara.Siustedconocieralosdetallesdelanteriorasesinatoquemicliente cometió, el de su tío, apreciaría en su último delito (si es que así puededenominarse) una cierta compasión paciente y consideración filial hacia lossentimientosdelavíctima.Delaespantosacrueldadqueacompañaalprimercrimenno podía deducirse, si se quería ser consecuente, más que un veredicto deculpabilidad.Denohaber sidoporque elmagistradopresidente del tribunal dirigíauna compañía de seguros que aceptaba pólizas contra el ahorcamiento (una de lascuales había sido suscrita pormi cliente) no sé de qué otramanera decente podríahaber sido absuelto. Si Su Señoría fuera tan amable de escuchar, a título deilustraciónyasesoramiento,elrelatodeloshechos,midesdichadoclienteaccederíaaexponerlosbajojuramentoapesardelgrandolorquelecausa.

Elfiscalintervino:—Protesto, Su Señoría. Tal declaración sería considerada como prueba

testimonial y éstas ya han sido cerradas. El relato del acusado debía haber sidoexpuestohacetresaños,enlaprimaverade1881.

—Deacuerdoconelprocedimiento—dijoeljuez—,tieneustedtodalarazón,yenunTribunaldeImpugnacionesyDetallesTécnicoselfalloseríaasufavor.PeronoenunodeAbsolución.Portantonoseaceptalaprotesta.

—Entonces,disiento—replicóelfiscal.—Nopuede—continuóeljuez—.Debetenerencuentaqueparadisentirprimero

hadeconseguirqueestecasoseatransferidoalTribunaldeDisensionespresentandounamociónformaldebidamenteacompañadadedeclaraciones juradas.Lerecuerdoqueasupredecesorenelcargoledeneguéunamociónsimilarduranteelprimerañodeestejuicio.Oficial,tomejuramentoalacusado.

Unavez cumplida esta formalidadhabitual, hicemideclaración, tras lo cual el

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juezsesintiótanimpresionadoalverlatrivialidaddeldelitoquesemeimputabaqueno tuvo necesidad de buscarmás circunstancias atenuantes y solicitó al juradomiabsolución.Después,abandonélasalaconmireputaciónlimpiadetodamancha.

«Nací en 1856 enKalamakee,Michigan.Mis padres (a uno de los cuales aúnconservo,graciasaDios,paraconsuelodemisúltimosaños)eranpersonashonradasy cumplidoras. En 1867 nos trasladamos a California y nos establecimos cerca deNiggerHead,dondemipadreabrióunalbergueparacaminantesconelqueprosperómásdeloquecodiciosamenteesperaba.Aunqueeraunhombrereservadoytaciturno,suausteridadseharelajadounpococonelpasodelosaños;creoqueesúnicamenteel recuerdo del triste acontecimiento por el que se me juzga el que le impidemanifestarauténticaalegría.

»Cuatroañosdespuésdeabriraquelnegocio,aparecióunpredicadorambulanteque,alnotenermejorformadepagarsualojamientonocturno,nosobsequióconunsermóndegrancategoría.Inmediatamentemipadreenvióabuscarasuhermano,elhonorableWilliamRidleydeStockon,aquiencedióelalberguesincobrarlenadaporeltraspasoniporlosútilesqueenélhabía,estoes,unWinchester,unaescopetadecañonesrecortadosyunconjuntodemáscarashechasconsacosdeharina.EntoncesnosmudamosaGhostRockyabrimosun salóndebaile.Se llamabaElorganillo:reposodelossantos.Elespectáculocomenzabacadanocheconunaoraciónyfueallídondemisantamadreseganó,porsugraciaenelbaile,elsobrenombredeLaMorsaSaltarina.

»Enelotoñode1875toméladiligenciaenGhostRockparairaCoyote,queestáen el camino de Mahala. Iba con otros cuatro pasajeros. Tres millas más allá deNiggerHead,unos individuos, a losque identifiquécomoel tíoWilliamy susdoshijos, nos asaltaron y, al no encontrar nada en la saca del correo, decidieronregistrarnos.Mi actuación fue de lomás honrosa:me puse en fila con los demás,levanté lasmanos yme dejé robar cuarenta dólares y un reloj de oro.Nadie pudosospechar pormi comportamiento que conocía a los caballeros que organizaban elespectáculo.AlcabodeunosdíasfuiaNiggerHeadareclamarladevolucióndelorobado.Mi tíoysushijosme juraronquenosabíannadadelasuntoyaparentaroncreerquehabíamossidomipadreyyolosque,conelánimodeviolarlabuenafeporlaqueelcomerciohaderegirse,habíamoscometidoelasalto.EltíoWilliamllegóaamenazarmecon laaperturadeotrosalóndebaileenGhostRockcomovenganza.Me di cuenta enseguida de que esta operación, que parecía ventajosa, iba a sernuestraruina,puesElreposodelossantoshabíaperdidomuchoprestigio.Entoncesledijeami tíoquesimeaceptabaensuproyectoynolehacíaningúncomentariosobre ello a mi padre, estaba dispuesto a olvidar lo ocurrido. Pero rechazó mirazonableofertayfueentoncescuandoempecéapensarquelascosasiríanmejoryseríanmásagradablescuandomitíoestuvieramuerto.

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»Alcabodeciertotiempodedicadoaperfeccionarlosplanesparaacabarconél,se los comuniquéamispadresy tuve lagran alegríade contar con su aprobación.Papádijoqueestabaorgullosodemíymamámeprometióque,aunquesureligiónprohibía colaborar en la destrucción de una vida humana, rezaría para que todosalierabien.Loprimeroquehice,paraevitarserdescubiertoycomomedidacautelar,fue solicitar mi ingreso en la poderosa orden de los Caballeros del Crimen. A sudebidotiempofuinombradomiembrodelacomandanciadeGhostRock.Eldíaquemi periodo de prueba terminó, tuve acceso, por primera vez, a los archivos de laorden y pude conocer quiénes eran sus miembros (hasta entonces los ritos deiniciación habían sido dirigidos por individuos enmascarados). Cuál no sería misorpresa cuando, al examinar la lista, descubrí que el vicecanciller segundo de laordeneramipropiotío,cuyonombreaparecíaentercerlugar.Eraalgoquesuperabatodasmisansiasdegrandilocuencia:alasesinatopodríaañadirlainsubordinaciónylatraición.Mimadrelohabríallamado«uncaprichoespecialdelaprovidencia».

»Poresosdíasseprodujounacontecimientoquehizoquemialegríadesembocaraenunavoráginedefelicidad:arrestaronatresforasterosporelasaltoaladiligencia.Se les juzgó y, a pesar de mis esfuerzos por salvarles e inculpar a tres de losciudadanos más dignos y respetables de Ghost Rock, fueron condenados con lasmínimaspruebas.Desdeaquelmomento,micrimenpodríaser todo lo infundadoydisparatadoqueyoquisiera.

»Unamañaname eché elWinchester al hombro yme dirigí a casa demi tío.PreguntéamitíaMary,suesposa,siélestabaencasayañadíqueteníalaintencióndematarle.Mitíareplicó,consuhabitualsonrisa,queerantantosloscaballerosquellegabanconlamismaideaysemarchabansinobtenerningúnresultado,quedudabademis intenciones.Agregó que no tenía aspecto de querermatar a nadie, así que,parademostrarlemibuenafe,cogíelrifleylepeguéuntiroaunchinoquepasabaporallí.Entoncescomentóqueconocíaafamiliasenterasquepodíanhacercosasasí,peroqueBillRidleyeraharinadeotrocostal.Sinembargo,trasindicarmequepodíaencontrarleenelredil,alotroladodelrío,sedespidiódemídiciendoqueesperabaqueganaraelmejor.

»Desde luego, la tía Mary era una de las personas más ecuánimes que heconocido.

»Encontré al tíoWilliam arrodillado, enfrascado en la tarea de esquilar a unaoveja. Estaba desarmado y no tuve el valor de dispararle. Me acerqué, le saludéamablemente y le sacudí un fuerte culatazo en la cabeza. Como suelo golpearbastantebien,ledejétiradosobreuncostado.Despuéssediolavuelta,desentumeciólosdedosyseencrespó.Antesdequerecuperaralaposesióndesusmiembros,agarréel cuchillo que había estado utilizando y le corté los tendones. Como usted sabrá,cuando se rompe el tendón deAquiles, el paciente ya no puede usar la pierna, escomosinolatuviera.Bien,pueslecortélosdos,ycuandoquisorecobrarse,estabatotalmentebajomivoluntad.Encuantosepercatódelasituacióndijo:

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»—Samuel,metienesentusmanosypuedespermitirtesergeneroso.Sóloquieropedirteunacosa:llévameacasayacabaconmigoenelsenofamiliar.

»Lecontestéquesupeticiónmeparecíarazonableyqueestabadispuestoahacerlo que me pedía si me dejaba meterle en un costal de trigo: sería más fáciltransportarleyllamaríamosmenoslaatenciónsinoscruzábamosconalgúnvecino.Unavezquehuboaceptado,mefuialgraneroaporelsaco.Peronoerafácilmeterledentro, puesmi tío era grueso y bastante alto. Decidí doblarle las piernas con lasrodillascontraelpechoyembutirledentro,traslocualhiceunnudosobresucabeza.Aunque empleé todas mis fuerzas para llevarlo sobre la espalda, me resultababastantepesado.Fuidando trompiconeshasta llegarauncolumpioqueunosniñoshabían colgado de la rama de un roble. Lo puse encima y me senté sobre él adescansar.Alverlacuerdasemeocurrióunafelizidea.Veinteminutosdespués,mitío,aúnenelsaco,sebalanceabaamerceddelviento.

»Habíabajadolacuerday,trasatarunodesusextremosalabocadelsacoypasarel otro por encima de la rama, levanté el fardo a una altura de unos cinco pies.Amarré el último cabo de nuevo en el saco y tuve el placer de ver ami parienteconvertidoenunpesadoyhermosopéndulo.Noparecíamuyconscientedelcambioquehabíasufrido,aunque,paraserjustoconsurecuerdo,debodecirquenocreoquemehubierahechoperdermuchotiempoconsusvanasprotestas.

»Mitíoteníauncarneroqueerafamosoenlaregiónporsusdotesparalalucha.El animal estaba en un constante estado de indignación crónica: algún profundodesengañodurantesusprimerosañosdevidahabíaamargadosucarácterylehabíallevado a declarar la guerra a todo ser viviente.Decir que siempre estaba dándosetopetazoscontracualquierobjetonoseríamásquedarunaligeraideadelanaturalezayalcancedesuactividadbélica.Todoeluniversoerasuenemigoysusmétodoseranlosdeunproyectil.Peleabacomolohacenlosángelescontralosdemonios,amediaaltura; surcaba el aire como un pájaro, describiendo una parábola tras la quedescendíasobresuvíctimajustosobreelánguloexactodeincidenciaenelquemejoraprovechabasufuerzayvelocidad.Suimpulso,calculadoenkilográmetros,eraalgoincreíble.Selehabíavistodestrozarauntorodecuatroañosconunsimpleimpactosobre su frente rugosa. No se conocía una sola pared de piedra que aguantara suembestida,nihabíaárbolessuficientementedurosparasoportarla:loshacíaastillasyarrastraba sus frondososgalardonespor el suelo.Esabestia irascibleydespiadada,esapersonificacióndelrayo,estabaechadaalasombradeunárbolcercano,ansiosadeconquistaygloria.Yprecisamentesemeocurriócolgarasudueñotalycomohedescritoconlaideadecitarlamásadelanteenelcampodelhonor.

»Unavez terminados los preparativos, transmití al péndulo avuncular un suavebalanceo,ytrasbuscarprotecciónenunarocacercana,soltéunlargoyagudogritocuyadébilnotafinalfueahogadaporunchillidoque,procedentedelsaco,recordabaaldeungato furioso. Inmediatamente, aquel formidablemorueco sepusoenpieycomprendiólasituaciónbélicadeunsolovistazo.Trasunbreveinstante,seacercó

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piafando hasta unas cincuenta yardas del bamboleante adversario quien, con suavanceyretroceso,parecíainvitaralcombate.Viqueelanimalderepentedoblabalatestuz como si le pesara la enorme cornamenta: desde aquel lugar, como unaondulante franjablancaapenasperceptible,searrancóendirecciónhorizontalhastallegar a poco menos de cuatro yardas del punto sobre el que se encontraba elenemigo. Entonces asestó una fuerte cornada hacia arriba y, antes de que pudierapercibirconclaridadellugarenelquehabíacomenzadoelmovimiento,oíungolpeterribleseguidodeunprofundoalarido.Mipobretíosaliódisparadohaciadelanteylacuerdaseelevóporencimadelaramaalaqueestabasujeta.Alcaer,setensódegolpe y el vuelo se detuvo. Entonces comenzó a balancearse de nuevo lentamentehaciaelotroextremodelarcodescrito.Elcarnerohabíacaídodebrucesyapenassedistinguíamásqueunaamalgamadelana,cuernosypatas;peroserecobróy,unavezesquivadalacaídadesuantagonista,seretirósacudiendolacabezaydandopatadascontra el suelo.Retrocediómás omenos hasta elmismopunto desde el que habíalanzado el primer ataque y se detuvo; como si estuviera rezando para conseguir lavictoria,agachólacabezaysaliódenuevodisparado.Estaveztampocolepudeverconclaridad:sólocaptélamismafranjablancaque,trasextenderseenmonstruosasondulaciones, terminabaenunabruscaelevación.Sutrayectoriaformabaunángulorectoconlaanteriorysuimpacienciaeratangrandequegolpeóalenemigoantesdeque éste hubiera alcanzado el punto más bajo del arco. Esto hizo que el fardoempezaraadarvueltasymásvueltasensentidohorizontalconunradiodeunosdiezpies, la mitad de la longitud total de la cuerda. Los alaridos demi tío, crescendocuandoseacercabaydiminuendoalalejarse,hacíanquelarapidezdelgirofueramásperceptibleconeloídoqueconlavista.Debidoalaposturaqueteníayaladistanciadel sueloa laqueestaba, recibía losgolpesen lasextremidades inferioresyen losriñones:semoríalentamentedeabajoarriba,comounaplantaquedaconsusraícesenterrenoponzoñoso.

»Trasestesegundogolpeelanimalnoseretiró.Lafiebredelabatallahervíaensu corazóny su cerebro estaba ebrio de sangre.Comounpúgil que llevadopor larabiaolvidalomejordesudestrezayluchacuerpoacuerpo,intentabaalcanzar,contorpessaltosverticales,alfugazenemigoquelepasabaporencima.Aunqueavecesconseguíagolpearledébilmente,casisiempreacababaenelsuelo,puessuardoribamalencauzado.Cuandoempezabaaagotarse, loscírculosqueel fardodescribíaseestrecharony lavelocidaddegiro se redujo.Todoello,unidoal escaso trechoquehabíaentreelsacoyelsuelo,hizoquesutácticaprodujeramejoresresultadosyseconsiguieraunacalidaddealaridosuperior.Yodisfrutabaconplacer.

»De repente, como si hubieran tocado retirada, el carnero suspendió lashostilidades y se alejó resoplando. Arrancó unas cuantas briznas de hierba y lasmasticólentamente.Parecíacansadodelfragordelabatallaydecididoacambiarlaespadaporelaradoyacultivarlasartesdelapaz.Desdeelcampodelafamaavanzóconpaso firmehasta unadistancia deun cuartodemilla.Entonces, de espaldas al

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enemigo,sedetuvoycontinuórumiando,mediodormido.Sinembargo,apreciéquedevezencuandovolvíaligeramentelacabeza,comosisuapatíafueramásfingidaquereal.

»Mientrastanto,losgritosdeltíoWilliam,ysumovimiento,habíandisminuido:no se oían más que unos largos y débiles lamentos junto a los que aparecía minombre pronunciado en un tono suplicante que resultaba de lo más agradable.Evidentementemitíonoteníalamenorideadeloqueocurríayestabaaterrorizado;ciertamente,cuandolamuerteseacercarodeadademisterioresultaterrible.Pocoapocoelbalanceofuereduciéndosehastaquesedetuvo.Cuandomeibaacercandoalfardo para darle el golpe de gracia, sentí una sucesión de rápidos temblores quesacudíanlatierra,algoasícomounpequeñoterremoto.Mevolvíhaciadondeestabaelcarneroyviunanubedepolvoqueseaproximabaaunavelocidadtan inusitadaque resultaba alarmante. Como a unas treinta yardas, se plantó bruscamente ymeparecióverqueunenormepájaroblancoseelevabaporlosaires.Suascensofuetansuave, sencillo y regular que, admirado de su donaire, apenas pude captar suextraordinaria celeridad. Recuerdo que su movimiento era lento, intencionado. Elmorueco,puesnoeraotroqueél,seelevabaconunafuerzadistintaaladesupropioímpetu y parecía ser sostenido en el aire con una ternura y cuidado infinitos. Suascensión producía un gran placer, igual que antes había resultado aterrador verleaproximarse por tierra. El noble animal surcaba los cielos con la cabeza entre lasrodillasy laspezuñas inclinadashaciaatráscomosi fueraunagarzaenvertiginosoascenso.

»Aloscuarentaocincuentapies,segúnrecuerdoconternura,alcanzósucénitysequedóinmóvilporuninstante;entonces,sesgóelcuerpohaciadelantey,sinvariarlaposicióndesusmiembros,saliódisparadohaciaabajoconunatrayectoriacadavezmásoblicuayunavelocidad frenética.Pasópor encimademí conel estruendodeunabaladecañónygolpeóamipobretíoexactamenteenelcentrodelacabeza.Tanespantosofueelimpactoquenosólolepartióelcuello,sinoqueinclusolacuerdaserompió. El cuerpo del difunto se estrelló contra el suelo y fue deshecho por lascornadas del meteóricomusmón. La sacudida detuvo todos los relojes entre LoneHand y Dutch Dan y el profesor Davidson, que andaba por el lugar y era unaautoridadentemassísmicosexplicóquelasvibracionesibandenorteasudoeste.

»Enresumen,creoque,enloqueaatrocidadartísticaserefiere,elasesinatodeltíoWilliamhasidosuperadoenmuycontadasocasiones.

Unatumbasinfondo

MellamoJohnBrenwalter.Mipadre,queeraunborracho,teníalapatentedeun

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inventoparahacergranosdecaféconarcilla;perocomoeraunhombrehonrado,noquisodedicarsepersonalmenteasufabricación.Poresonuncallegóaserrico,yaquelosderechosdesuvaliosoinventoapenaslealcanzabanparapagarlascostasdelospleitos entablados contra los granujas que los violaban. En consecuencia, no pudedisfrutardemuchasdelasventajaspropiasdeloshijosconpadresindecentesysinescrúpulosy,denohabersidoporunamadrejustaycariñosaquerelegóalrestodelos hermanos y se encargó personalmente de mi educación, habría crecido en laignoranciaymehabríavistoobligadoadedicarmealaenseñanza.Verdaderamente,serelhijodeunamujerbuenavaleuntesoro.

Papá tuvo la desgracia de morirse cuando yo tenía diecinueve años. Comosiemprehabíadisfrutadodeunasaluddehierro,élfueelprimersorprendidoporelhecho, que se produjo de repente durante la comida. Precisamente aquella mismamañana le habían comunicado la concesión de la patente de un artefacto quereventaba cajas fuertes por medio de presión hidráulica sin el menor ruido. ElComisariodePatenteshabíaconsideradoelinventocomoelmásingenioso,efectivoydignodeméritoquejamáslehabíanpresentado,ymipadre,comoeradeesperar,sehabíahechola ilusióndeunavejezllenadeprosperidadyhonores.Surepentinamuerte le supuso por tanto una gran decepción, aunque a mi madre, piadosa yresignadaantelavoluntaddelaProvidencia,leafectóbastantemenos.Alfinalizarlacomida,yunavezretiradoelcuerpodemipobrepadre,nosllevóalahabitacióndealladoysedirigióanosotrosdelsiguientemodo:

—Hijos míos, el extraño suceso que acabáis de presenciar es uno de los másdesagradables acontecimientos en la vida de un hombre de bien, y uno de los quemenosmegustan,osloaseguro.Creedmesiosdigoquenadatuvequeverenello.Pero desde luego —añadió tras una pausa, bajando los ojos como en profundameditación—esmejorquehayamuerto.

Dijo esto con un sentimiento tan claro de la naturalidad del fallecimiento quenadieseatrevióaprovocarsudesconciertopidiéndoleunaexplicación.Yesquelaactitud de sorpresa que mi madre adoptaba cuando nos equivocábamos en algoresultabaterrible.Recuerdoqueundía,despuésdeunaccesodemalhumorenelqueme había tomado la libertad de arrancarle una oreja a mi hermano pequeño, susúnicaspalabrasfueron:«John,¡mesorprendes!».Meparecióunreprochetanseveroque, trasunanocheenvela,medirigíaellay,entre lágrimas,mearrojéasuspiesexclamando:«Madre,perdónameporhabertesorprendido».Todos,pues,incluyendoalcríodesorejado,consideramosquenosiríamejorsiaceptábamoslamanifestaciónqueacababadehacersinelmenorpestañeo.Yprosiguió:

—Debéissaber,hijosmíos,queencasodemuerterepentinaymisteriosa la leyexigequesepresenteun forense, troceeelcadáveryentregue lospedazosavariosseñoresque, despuésdehaberlos analizado, certifican lamuertede lapersona.Poreste trabajo el forense cobra unmontón de dinero.Desearía en nuestro caso evitarestaformalidadtandolorosa,puesesalgoquenuncahabríatenidolaaprobaciónde

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vuestropadre.John—dijodirigiéndoseamíconcaraangelical—, túeresunchicoeducado y muy discreto. Ahora tienes la ocasión de mostrar tu gratitud por lossacrificiosquetueducaciónnoshasupuestoatodoslosdemás.Asíqueveyacabaconelforense.

Nopuedoexpresarconpalabrasloquedichamuestradeconfianzamecomplació,puesmedabalaoportunidaddedistinguirmeconunactoqueibaperfectamenteconmidisposiciónnatural.Entonces, arrodillándomeanteella,besé sumanoy labañécon lágrimas de emoción. Poco antes de las cinco de aquella misma tarde habíaacabadoconelforense.

Fuidetenido inmediatamenteyenviadoa lacárcel,dondepaséunanochede lomás incómoda, incapaz de conciliar el sueño por las blasfemias que soltaban miscompañerosdecalabozo,doscuras,cuyaformaciónteológicaleshabíadotadodeunsinfíndeideasimpíasydeundominiosinpardellenguajeirreverente.Peroentradaya la noche, el carcelero, que dormía en una habitación contigua y estaba siendoigualmente importunado, entró en la celda y, lanzando un tremendo exabrupto,advirtió a aquellos reverendísimos caballerosque si volvía aoírmáspalabrotasnotendría en cuenta su condición y los pondría de patitas en la calle. Sólo entoncesbajaron el tono de su insoportable conversación y sacaron un acordeón,permitiéndome así dormir el sueño pacífico y refrescante de la juventud y lainocencia.

A la mañana siguiente me llevaron ante el juez superior, que era quien teníacompetencia en el caso, y me sometieron a los interrogatorios preliminares. Medeclaré inocente alegando que el hombre al que había asesinado era un demócratacélebre (mi madre, que era republicana, me había instruido, desde mi más tiernainfancia,enlosprincipiosdeungobiernohonradoyenlanecesidaddeacabarconlaoposiciónfacciosa).Aljuez,quehabíasidofraudulentamenteelegidoenuncolegioelectoralrepublicano,mialegatoleimpresionósensiblementeymeofrecióunpitillo.

—Con la venia, Su Señoría —comenzó el fiscal—. No considero necesariopresentarpruebaalgunaenestecaso.Ustedpresidelasalacomomagistradoy,conlaleyenlamano,sumisiónesresolver.Testimoniosypruebassupondrían,porigual,ponerendudalavoluntaddeSuSeñoríadellevaracabodichamisiónaceptadabajojuramento.Portantonotengomásqueañadir.

Miabogado,hermanodeldifuntoforense,poniéndoseenpiedijo:—Con laveniade laSala.El representantede la acusaciónhamanifestado tan

clarayelocuentementequeestareadelaleyentenderenestecasoquesólomequedademandarhastaquépuntoélmismosehaajustadoaella.Ciertamente,SuSeñoría,usted ha de resolver. ¿Y qué va a resolver? Eso es algo que la ley deja sabia yjustamente a su elección, e inteligentemente usted siempre se ha eximido de lasobligacionesquelalegislaciónimpone.Desdequeleconozco,SuSeñoríaharesueltocometercohecho,hurto,incendio,perjurio,adulterio,asesinato,endefinitiva,todosycada unode los delitos previstos en el código y todos los excesos típicos de seres

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desaprensivos y depravados, entre los que incluyo al representante del ministeriopúblico.Ha cumplido, pues, ampliamente, el cometidode resolver y, comonohaypruebascontramirespetablejovencliente,solicitosulibreabsolución.

Hubounsilencioimpresionante.Eljuezselevantó,sepusoelbirretey,conunavoz llena de turbación,me condenó de por vida, ordenandomi puesta en libertad.Entoncessevolvióhaciamiabogadoyleespetófríaperosignificativamente:

—Yanosveremos.A la mañana siguiente, aquel que tan concienzudamente me había defendido

contralaacusacióndehomicidioenlapersonadesuhermano(conelque,porcierto,había tenido un altercado por la propiedad de unas tierras), había desaparecido yhastaeldíadehoyseignorasuparadero.

Entretanto, el cuerpo de mi padre había sido clandestinamente enterrado amedianocheenelpatiodesuúltimodomicilio,consusbotaspuestasylasvíscerassin analizar. «Estaba en contra de todo exhibicionismo—dijo mi madre mientrasacababadeapisonar la tierra sobre sucuerpoyayudabaa sushijosaesparcirpajasobresutumba—;susinstintoseranhogareñosyamabalavidatranquila».

En la solicitudquemimadre hizodel acta de defunciónmanifestabaque teníabuenas razones para creer que mi padre había fallecido, pues hacía días que noaparecíaporcasaacomer;peroeljuezdelaSaladeUsurpasucesiones—comomástarde mamá siempre la llamaría con desprecio— decidió que las pruebas eraninsuficientes y puso la herencia en manos del Administrador Público, que era suyerno. Se comprobó que los haberes eran iguales a las deudas; sólo quedaba lapatentedelartilugioparareventarcajasfuertessilenciosamente,quehabíapasadoapertenecerahoraaljuezqueintervinoenelasuntoyalAdministradorPúblico,comoamimadrelegustaballamarlo.Deestemodo,unafamiliadignayrespetableseviorebajada del bienestar al delito en unos pocos meses: la necesidad nos obligó atrabajar.

Enlaseleccióndequehaceresnosregimosporunaseriedeconsideracionestalescomo capacidad personal, preferencias, etc. Mi madre abrió una selecta escuelaprivadaenlaqueenseñabaelartedecambiarlaspintasenlasalfombrasdepieldeleopardo;mihermanomayor,GeorgeHenry,aficionadoalamúsica,sehizocornetaen un asilo para sordomudos que había cerca;mi hermanaMaryMaría aprendió apreparar la Esencia de Llavines del Profesor Pan de Centeno, que daba diferentessaboresalasaguasminerales,yyomeestablecícomoajustadorydoradordevigasparahorcas.Elrestodeloshermanos,demasiadojóvenesaúnparatrabajar,siguieronrobandopequeñosartículos,talycomoseleshabíaenseñado.

Durantelosratosdeocioengañábamosalosviajerosparaquesealojaranencasay,despuésderobarles,enterrábamossuscuerposenlabodega.

En una parte de esta estancia teníamos vinos, licores y provisiones. Como seagotaban con mucha rapidez, creímos supersticiosamente que las personas allíenterradassalíanporlanocheycelebrabanunafiesta.Másdeunamañana,apesarde

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que la puerta había sido cerrada y atrancada contra cualquier intruso, descubrimostrozosdecarneadobada,latasdeconservavacíasydesperdiciosporelestilotiradosporelsuelo.Alguienpropusocogerlasprovisionesyalmacenarlasenotrolugar,peronuestramadre,siempretangenerosayhospitalaria,dijoqueeramejorhacerfrentealas pérdidas que exponernos arriesgadamente. Si les negábamos esa insignificantegratificaciónalosfantasmaspodríanponerenmarchaunainvestigaciónqueacabaríaconnuestroesquemadedivisióndeltrabajoydesviaríalasenergíasdetodalafamiliahacialatareaqueyoejercía:pasaríamosunoaunoadecorarconnuestroscuerposlasvigas de las horcas. Aceptamos pues su decisión con sumisión filial, ya quereverenciábamossuastuciaypurezadecarácter.

Unanocheque estábamos todos en la bodega (ninguno se atrevía a bajar solo)dedicadosalalabordedarcristianasepulturaalalcaldedeunalocalidadcercana,mimadreyloscríos,conunavelacadauno,yGeorgeHenryyyoconelpicoylapala,mi hermana soltó un alarido y se cubrió la cara con las manos. Todos nossobresaltamosysuspendimoslasexequiasdelalcaldeenelacto;pálidosyconvocestemblorosas, pedimos a Mary María que nos dijera qué le había asustado. Lospequeñosestaban tannerviososque lasvelas temblequeabanensusmanosyen lasparedes las sombras de nuestras figuras parecían bailar conmovimientos toscos ygroseros, adoptando unas actitudes de lo más extrañas. La cara del interfecto tanprontomostraba a la luz su tez cadavérica como desaparecía por efecto de algunasombra:cadaveztomabaunanuevaexpresiónmáscondenatoria,unceñomásladino.Lasratas,aúnmásasustadasquenosotrosporelgrito,corríanentropeldeunladoaotro, emitiendo agudos chillidos, o se quedaban inmóviles con los ojos fijos en laoscuridadde algún rincón.Esospequeñospuntosde luzverdehacían juegocon ladébil fosforescencia de la descomposición que llenaba la fosa a medio cavar yparecíanlamanifestaciónvisibledelligerooloramuertoqueimpregnabaaquelairemalsano. Los pequeños soltaron las velas y comenzaron a lloriquear mientras seagarrabanalaspiernasdesusmayores,ynoshabríamosquedadoentretinieblasdenohabersidoporaquellaluzsiniestraquebrotabadelatierraeinundabalosbordesdelafosacomosideunmanantialsetratara.

Mi hermana, en cuclillas sobre la tierra que habíamos sacado, se habíadescubiertolacaraymirabafijamenteconojosdesorbitadosaunhuecooscuroentredosbarriles.

—¡Ahíestá!¡Ahíestá!—gritómientrasseñalaba—.¡Diossanto!,pero¿esquenoloveis?

¡Claroquelovimos!Unafigurahumanaapenasreconocibleenlaoscuridad,quesetambaleabacomosisefueraacaeryseagarrabaalosbarrilesenbuscadeapoyo,dio un paso y por unmomento se hizo visible a la luz de las pocas velas que nosquedaban;después,se incorporóconesfuerzoycayódebrucessobreelmontóndetierra. Todos habíamos reconocido ya la apariencia, el rostro y el porte de nuestropadre(muertohacíadiezmesesyenterradoconnuestraspropiasmanos),enpie—sin

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ningunaduda—ycompletamenteborracho.Noquisieraextendermesobrelosincidentesdenuestraprecipitadahuidalejosde

aquellugarespantoso;sobreladesaparicióndetodosentimientohumanoenaquellatumultuosayenloquecidaascensiónporlashúmedasescalerasdesvencijadas,enlasque nos escurrimos, tropezamos y caímos, empujándonos y encaramándonos unossobreotrosmientraspisoteábamosaunascriaturasquefueronrechazadasyenviadasalamuerteporsupropiamadre.Sóloella,mishermanosmayoresyyoconseguimosescapar.Losdemásperecieronabajo,unosporlasheridas,otrosdemiedoyelrestoabrasados,yaque,despuésdededicarunahoraarecogeralgunasropasyloquedevalorteníamos,pegamosfuegoalacasayhuimoshacialascolinas.Nisiquieranosdetuvimos a coger la póliza del seguro, único pecado de omisión que mi madrereconoceríaañosdespuésensu lechodemuerte,muy lejosdeallí.Suconfesor,unsanto, nos aseguró que, teniendo en cuenta las circunstancias, Dios perdonaría sudescuido.

Unosdiezañosdespuésdenuestrapartida,ysiendoyaunprósperofalsificador,volvídeincógnitoaaquellugarconlaintencióndeconseguirlosefectosdevalorquehabían quedado enterrados en la bodega. Todo fue en vano; el descubrimiento derestos humanos entre las ruinas había movido a las autoridades a continuar lasexcavaciones, por lo que acabaron encontrando nuestras riquezas, apropiándose deellas honestamente. La casa nunca se reconstruyó y el barrio estaba, de hecho,abandonado.Sehabíahabladode tantasvisionesyruidossobrenaturalesenaquellazona que nadie quería vivir allí. Al no encontrar a quién preguntar o importunar,decidísatisfacermipiedadfilialechandounúltimovistazoalrostrodemipadreporsi, después de todo, nuestros ojos nos habían traicionado y seguía todavía en sutumba.Recordé,además,quesiemprellevabaunenormeanillodediamantesy,comonohabíavueltoasabernadadeéldesdesumuerte,penséquepodríaestarenterradoconél.Unavezconseguidaunapala,localicérápidamentelatumbaenloquehabíasidoelpatioycomencéacavar.Llevabapocomásdeunmetrocuandoelfondocedióy,atravésdeunlargoconducto,fuiacaeraunacloaca.Nohabíaningúncuerponirastrodeél.

Sinpoder salirdeallí,mearrastréporel sumideroy,despuésde retirar,no sindificultad,algunosescombroschamuscadosyrestosdemamposteríaennegrecidaqueobstruíanelhueco,aparecíenloquehabíasidolafatídicabodega.

Por fin todo estaba claro.Mi padre, cualquiera que fuera la causa que le habíahecho«caerenfermo»durantelacomida(ycreoqueeltestimoniodemisantamadrepodríahaberarrojadoalgunaluzsobreelasunto)habíasidoenterradovivo.Sutumbase cavó accidentalmente sobre el centro de la bóveda de una alcantarilla y —enterradosinataúd—rompió,ensusesfuerzosporvolveralavida,lapodridaparedyconsiguiódeslizarsehastallegarfinalmentealabodega.Alcomprobarquenoerabienvenidoensupropiacasa,ycomonoteníaotra,vivióensuencierrosubterráneo,testigo de nuestros ahorros y sustentado por nuestros alimentos; era él, ¡el muy

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ladrón!, el que se apoderaba de nuestra comida y se bebía nuestro vino. En unmomentodeembriagueznecesitó compañía, como lepasaa todos losborrachos,yabandonósuescondrijosindarsecuentadelasfunestasconsecuenciasqueacarreabaasufamilia:unerrorquefuecasiuncrimen.

Elhipnotizador

Algunosamigos,conocedoresdemiaficiónafenómenoscomoelhipnotismoy,engeneral,alaslecturasquetratansobrelospoderesdelamente,mepreguntanconfrecuencia si tengo una idea clara de cuáles son sus fundamentos. Siempre lesrespondo que ni la tengo, ni deseo tenerla, pues no soy de esas personas que, porsimple curiosidad, pegan el oído a la puerta del laboratorio de la naturaleza. Losinteresesdelacienciameimportantanpococomoaellalosmíos.

Sin duda dichos fenómenos son bastante simples y, si somos capaces deinterpretarsushuellas,nuncaescaparánanuestracapacidaddecomprensión.Porloqueamí respecta,prefieronohacer talcosa,pues,dadomicarácterespecialmenteromántico, encuentro mayor satisfacción en el misterio que en el conocimiento.Cuando era niño, debido a mis frecuentes momentos de abstracción y a laindiferenciaquemostrabahacialoqueocurríaamialrededor,lagentedecíaquemisgrandesojosazules,extraordinariamentebellos,dabanlaimpresióndeindagarenmiinteriorenvezdemirarhaciafuera.Creoqueenesoseparecíanalalmaquehaytrasellos,siempremásatentaaalgunaatractivaideacreadaporsuimaginaciónquealasleyes naturales y al aspecto material de las cosas. Todo esto, aunque parezcairrelevanteyegoísta,sirveparaexplicarmiescasahabilidadalahoradedilucidaruntema que siempreme ha llamado la atención y en torno al cual existe una hondacuriosidadgeneral.Cualquierotrapersonaconmispoderesyoportunidadespodríasindudaexplicargranpartedeloshechosqueyomelimitaréaexponeramododenarración.

Laprimeravezquefuiconscientedemisextrañospoderesfuealoscatorceaños,enelcolegio.Mehabíaolvidadoelbocadilloencasaycontemplabaconhambreelque una niña se iba a comer. La cría levantó los ojos y nuestras miradas seencontraron: parecía anulada e incapaz de apartar la vista. Tras un momento deindecisión, seacercóymecediósubolsa,queestaba llenademanjares tentadores.Luego,semarchó.Enormementecomplacido,matéelhambreyalterminardestruílabolsa.Desdeaquelmomentonovolvíapreocuparmedelalmuerzo,puesaquellaniñapasóasermiproveedorahabitual.Confrecuenciaprovechoygozosecombinaban:mientras apuraba el frugal sustento, la hacía asistir al banquete con ilusoriosofrecimientosdeunasviandasquealfinalsóloyoconsumía.Ellaestabaconvencida

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dequeselocomíatodo,perohorasmástarde,suslastimososquejidoshambrientossorprendíanalprofesor,divertíanalaclase(quelallamaba«Barrigacomilona»),yamímeproducíanunaplacidezdifícildecomprender.

Lomásdesagradableera lanecesariadiscreciónconque teníamosquehacereltraspaso de la comida lejos del mundanal ruido, por ejemplo en el bosque. Meproduce rubor recordar los muchos otros subterfugios a los que tuve que recurrir.Dadomicarácterfrancoyabierto,talestretasmeresultabancadavezmásviolentasy,simispadresnosehubieranempeñadoenaprovecharsedelasventajasdelnuevorégime, de buena gana habría vuelto al antiguo. El plan que finalmente ideé paraliberarme de las consecuencias demis poderes provocó un gran interés en aquellaépoca;sólolapartereferentealamuertedelachicamotivólamásseveracondena.Peronolavoyacontarporqueapenastienerelaciónconmirelato.

Durantelosañossiguientestuvepocasocasionesdepracticarelhipnotismo.Lospequeñosensayosquerealizabacasisiempreeranrecompensadosconunencierroapan y agua. En otras ocasiones lo único que conseguí fueron unos cuantoszurriagazos.Perocuandoyaestabaapuntodeacabarconestospequeñosdesengaños,tuvolugarmihazañamásimportante.

Me habían llevado al despacho del alcaide para darme ropa de paisano, unaridículacantidaddedineroyunmontóndeconsejosque,tengoquedecirlo,erandemejorcalidadquelaropa.Cuandoporfinsalíaporlapuerta,caminodemilibertad,medilavueltayclavélamiradaenlosojosdelalcaide.Enuninstantelotuvebajomicontrol.

—Eresunavestruz—ledije.Cuandolepracticaronlaautopsiaencontraronensuestómagovariosobjetosde

madera y metal, difícilmente digeribles. Atascado en el esófago apareció lo que,segúnelforense,habíasidolacausainmediatadelamuerte:unpicaporte.

Pornaturaleza,yoeraunhijobuenoycariñoso,perocuandoregreséalmundodelquemehabíanapartadodurantetantotiemporecordéquemistacañospadreshabíansido los responsables, desde el asunto de los almuerzos en el colegio, de todas lasdesgracias que me habían ocurrido. Y nada parecía indicar que se hubieranreformado.

EnelcaminodeSuccostashHillaSouthAsphyxiaexisteunpequeñosolarenelquehabíaunachabolaconocidacomo«lacovachadePeteGilstrap»;enelladichocaballerosededicabaaasesinarcaminantesparaganarselavida.LamuertedelseñorGilstrapyeldesvíodecasi todoel tránsitohaciaotrocaminotuvieronlugarentanbreveespaciodetiempoquenadiesabedecircuálfuelacausaycuálelefecto.Decualquier modo, el solar estaba desierto y la covacha había sido quemada hacíatiempo.Fueprecisamenteenaquellugar,decaminoaSouthAsphyxia,pueblodeminiñez, donde me encontré con mis padres, que iban a Succostash Hill. Habíanamarradoloscaballosyestabanalmorzandobajounroblequehabíaenelcentro.Lavisióndelacomidametrajodesagradablesrecuerdosescolaresydespertóalafiera

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quedormíaenmi interior.Meacerquéaaquellosdosculpables,queenseguidamereconocieron,ylesindiquéquequeríacompartirsuhospitalidad.

—De esta comida, hijo mío —dijo mi progenitor con la pomposidad que lecaracterizaba,patenteaúntraselpasodelosaños—,sólohayparados.Noesqueseainsensiblealhambrequetusojosreflejan,pero…

Nopudo terminar la frase.Loque él llamaba el reflejodel hambreno eraotracosaquelamiradafirmedeunhipnotizador.Enpocossegundosletuveamimerced.Cuando,trasunospocosmás,tuvelistaamimadre,medispuseaefectuarloquemijustoresentimientomedictaba.

—Expadre—dije—,supongoqueeresconscientedequetúyestaseñorayanosoisloqueerais.

—Sí, he observado un ligero cambio—fue la dudosa respuesta del anciano—.Debedeserlaedad.

—Esmásqueeso—leexpliqué—.Esalgoquetienequeverconelcarácter,conlaespecie.Enrealidadtúyestamujersoisdosbroncos,doscaballossalvajesbastantebrutos.

—PeroJohn—exclamómimadre—,noestarásdiciendoquesoy…—Señora—repliquéconmisojosclavadosenlossuyos—,sí,asíes.Apenashabíaacabadodedeciresto,sepusoacuatropatasy,gritandocomouna

posesa, reculó hacia el viejo al que lanzó una tremenda coz en la barbilla. En unsegundo,mipadreadoptólamismapostura,sedirigióhaciaellayempezóacocearconambaspiernas.Mimadremanejabalassuyasconlamismasolemnidadaunque,debidoalaropaquellevaba,conmenossoltura.Suscrucesyentrelazamientosenelaireerandelomásasombroso:avecessuspieschocabandellenoamediaaltura,traslo cual, sus cuerpos, proyectados hacia delante, se desplomaban y quedabanexhaustos.Unavezrecuperados,volvíanalataqueemitiendoentonodeliranteunosirreconocibles sonidos,propiosde lasbestiasquecreíanser,que inundaban toda laregión con su clamor. Dieron vueltas y vueltas mientras sus patadas caían «comorayos».Seencabritabanyretrocedíanparagolpearconambosremos;después,caíansobrelasmanosqueresultabandemasiadodébilesparaaguantarsupeso.Lahierbaylos chinarros habían desaparecido bajo sus pies; su ropa, al igual que el pelo y elrostro,estaballenadesangre.Aldarlascocessoltabansalvajesgritosderabiaqueseconvertían en bufidos y gruñidos cuando las recibían. Nada había más parecido aWaterloooGettysburgqueaquelcampodebatalla.Elvalorquedemostraronentodomomento siempre fue para mí un motivo de orgullo y satisfacción. Al final, susrostrosensangrentadosydeshechostestificabanqueelresponsabledelapeleahabíaquedadohuérfano.

Medetuvieronporperturbarelordenpúblico,ydesdeentoncessiemprehesidojuzgadoporunTribunaldeDetallesTécnicosyAplazamientos.Porello,despuésdequinceaños,miabogadoestámoviendocieloytierraparaconseguirquemicasoseatransferidoalTribunaldeRevisióndeNuevosProcesos.

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Éstoshansidoalgunosde losexperimentosquehe realizadoenelcampode lasugestión hipnótica. Que ésta pueda emplearse con malos propósitos, es algo quedesconozco.

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AMBROSE BIERCE (Ohio, 1842 - ¿1914?). Escritor, periodista y editorestadounidense,prestóserviciosenelEjércitodelaUnióndurantelaGuerraCivil,enla que fue herido de gravedad. Su primer cuento, «The Haunted Valley», fuepublicado en 1871 en la revistaOverland Monthly. En 1877 inauguró su famosacolumna «Prattle» en el semanarioArgonaut. En 1887 empezó a trabajar para losperiódicosdeWilliamRandolphHearsty su fructífera relacióndurómásdeveinteaños, período en el que su envenenada pluma combatió la impostura de políticos,predicadores,abogados,racistas,capitalistas,poetas,anarquistaseinescrupulososdetodotipo.LaprosadeBierce—herederoliterariodePoe,MelvilleyHawthorne—secaracterizaporlalucidezyelcinismoyciertafascinaciónporelhorrorylamuerte.EntresusobrassobresalenCuentosdesoldadosyciviles(1891),Elmonjey lahijadelverdugo(1892)yEldiccionariodeldiablo(1906).

LamuertedeAmbroseBierceestárodeadadeincertidumbre.Afinesde1913,alos71 años, viajó aMéxico, en plenaRevolución, y en su última carta dice que va atrasladarseaOjinaga,ciudaddondeunosdíasdespuésselibróunasangrientabatalla.Bierceescribió:«Debedeserhorriblemorirentresábanas;siDiosquiere,amínomeocurrirá».

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Notas

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[1]Owl: búho. De ahí que este cuento haya sido traducido en ocasiones comoUnsucesoenelpuentesobreelríodelBúho.(N.delT.)<<

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[2]A137kilómetrosalestedelaciudaddeMemphis.Enladurabatallalibradadel3al4deoctubrede1862,elgeneralunionistaW.S.RosencransderrotóallíalgeneralsudistaE.VanDorn.Entancortoespaciodetiempocomodurólabatallamurieronmásdeseismilsoldadossudistas.(N.delT.)<<

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[3]Colinadelascabras.(N.delT.)<<

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[4]LocalidadesdeVirginia.(N.delT.)<<

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[5] Escribí esta historia en colaboración con Miss Ina Lillian Peterson, a quiendeberánatribuirselosméritosquepuedatener.(N.delA.)<<

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[6]Elviejomolino.(N.delT.)<<

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[7]NidodelÁguila.(N.delT.)<<

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[8]Fuddy-Duddy.Enslang tieneelsignificadodepersona timorata,conservadoraycarentedeimaginación,especialmentereferidoaunapersonadeedad.Algoasícomouncarcamal.(N.delT.)<<

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[9] «Geranium». Además de referirse a la planta, en slang se emplea para haceralusiónaunachicabonita.(N.delT.)<<

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[10]Eneloriginal.Léasepormuchedumbre.(N.delT.)<<

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[11]Tilbody, literalmente, el cuerpoqueprotegedeuna intrusión.Delverbo to tile,cubrirdetejasydesaguarpormediodelastejas,aunquehayunaterceraacepción,que es la que Bierce quiere hacer patente: to tile significa, así, proteger de losintrusos.Severáprontoporquédasemejanteapellidoaestepersonaje.(N.delT.)<<

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[12]TodaslaslocalidadesalasquealudeBierce,enTennessee;noconfundirconotrasdeigualnombreperoquepertenecenaEstadosdistintos.(N.delT.)<<

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[13] PhilipHenrySheridan (1831-1888), general deCaballería, unode losmilitaresmásbrillantesdelnorteporsugrancapacidadtácticayporsuesmeradaeducación,mandó los ejércitos de la Unión destacados en el sur, obteniendo brillantes ydefinitivasvictoriassobrelaConfederación.(N.delT.)<<

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[14] George Edward Pickett (1825-1875), general de la Confederación de Estadossudistas.Obtuvopocasvictoriassobrelosejércitosdelnorteyfueestrepitosamentederrotadoen labatalladeFiveForks,en1865,definitivapara inclinar labalanzaafavordelaUnión.Unavezacabadalaguerratrabajócomoagentedeseguros.(N.delT.)<<

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[15] Les ha alterado el nombre, puesHell-born significa «nacido en el infierno», ySharper«fullero».(N.delT.)<<

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[16]Entre lospapelesdeldifuntoLeighBierceseencontróunesbozopreliminardeeste relato. Aparece aquí sólo con las revisiones que el propio autor podría haberhechoaltranscribirlo.(N.delA.)<<

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[17]Abuela;tieneotrasdosacepciones:comadre,vieja.(N.delT.)<<

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[18]AludealaguerradeEstadosUnidosconMéxico.(N.delT.)<<

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[19]Hanksignificamadejadehilo;también,lazoyfreno,perotieneotraacepción,ladepoder,influencia,inclinación…Gray,comogrey,significagris.(N.delT.)<<

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[20] Pato, ánade en general, pero comúnmente se refiere a la hembra, encontraposiciónaDrake,queeselmacho.(N.delT.)<<

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[21] Phil Kearny (1794-1848), general del ejército norteamericano, artífice de laconquistadeCaliforniadurantelaguerracontraMéxico.MuriódefiebreamarillaenVera—cruz.El fuerte levantado en sumemoria sededicaba a la protecciónde losviajerosdelferrocarrildeOregón.(N.delT.)<<

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[22] Literalmente, Gran Cuerno. Uno de los tres subafluentes del Yellowstone, queatraviesaWyomingyMontana.(N.delT.)<<

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[23]HipocorísticodeDavid.(N.delT.)<<

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[24]MurfreesboroyTullahoma,enTennessee.(N.delT.)<<

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[25]LlamadatambiénbatalladeMurfreesboro,selibródel31dediciembrede1862al2 de enero de 1863, suponiendo una importante derrota de las fuerzas del surmandadasporelgeneralBraxtonBragg,compuestasporuntotalde38000hombres.Las fuerzas del norte, al mando del victorioso general William S. Rosencrans,constaban de 45 000 hombres, de los cuales murieron 12 900, mientras laConfederaciónperdiómenos:11700.(N.delT.)<<

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[26]DonCarlosBuell(1818-1898),generaldelaUniónorganizadordelosejércitosdel Potomac. Sustituyó al general SHermán en Kentucky, en 1861, haciéndoseposteriormentecargoigualmentedelosejércitosdelaUniónenOhio.LabatalladeShiloh, también conocida comobatalla dePittsburg, se libró del 6 al 7 de abril de1862.(N.delT.)<<

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[27]PersonajedeShakespeare,enNochedeEpifanía.(N.delT.)<<

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[28]HipocorísticodeBennett.(N.delT.)<<

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[29]LaIsladelosPinosfueentiemposunfamosonidodepiratas.(N.delT.)<<

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[30]Porsugerenciamía,ladifuntaFloraMcdonaldShearerpusoesterelatoenformadesonetoensulibrodepoemasLaleyendadeAulas.(N.delA.)<<

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