qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui
opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfgh
jklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvb
nmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwer
tyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas
dfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx
cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq
wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuio
pasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghj
klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbn
mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty
uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf
ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc
vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmrty
uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf
ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc
vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqw
“HISTORIOGRAFÍA DE LA
ARQUITECTURA EN LATINOAMÉRICA”
TRABAJO PRÁCTICO Nº 1
Docentes: ZWEIFEL, Teresa – LOYOLA, Omar
Alumna: GONZÁLEZ LLORENTE, Malena
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 2
Kenneth Frampton es un arquitecto y escritor inglés. Estudió
arquitectura en la Architectural Association School of
Architecture de Londres. Su actividad profesional se reparte
entre la de arquitecto y la de historiador y crítico de
arquitectura. En la actualidad desempeña labores docentes en
la Graduate School of Architecture and Planning, de la
Universidad de la Columbia de Nueva York. No obstante,
también ha impartido clases en centros tan importantes como
el Royal College of Art de Londres y la ETH de Zúrich, y,
últimamente en la University of Virginia.
El término “regionalismo crítico” no pretende denotar la tradición vernácula tal
como se produjo espontáneamente por la interacción combinada del clima, la cultura,
el mito y la artesanía, sino más bien identificar esas “escuelas” regionales
relativamente recientes cuyo propósito primordial consistió en ser el reflejo y estar al
servicio de las limitadas áreas en las que estaban radicadas. Entre los factores que
contribuyeron a la aparición de un regionalismo de este orden estaba no sólo cierta
prosperidad sino también una clase de consenso anticentralista, una aspiración a
alguna forma de independencia cultural, económica y política.
Paul Ricoeur sugiere que el mantenimiento de cualquier clase de cultura auténtica
en el futuro dependerá en última instancia de nuestra capacidad para generar formas
de cultura regional llenas de vitalidad al tiempo que se incorporan influencias ajenas,
tanto en el terreno de la cultura como en el de la civilización.
Ese proceso de asimilación y reinterpretación parece evidente en el arquitecto danés
Jern Utzon, considerado uno de los mejores arquitectos de su país, muestra una
tendencia hacia la arquitectura orgánica inspirada en Frank Lloyd Wright y Alvar
Aalto.
Se puede observar en su obra en la Iglesia de Bagsvaerd, en Copenhague en 1976.
Utzon utiliza elementos prefabricados de hormigón y de dimensiones normalizadas
que forman el cerramiento, y se combinan con bóvedas laminares de hormigón
armado realizadas in situ que cubren los volúmenes públicos principales. Se puede
afirmar que el montaje modular prefabricado no sólo concuerda con los valores de la
civilización universal, sino que también 'representa' su capacidad para la aplicación
normativa, mientras que una bóveda laminar realizada in situ es una invención
estructural 'excepcional' construida en un emplazamiento singular.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 3
Un buen ejemplo de regionalismo explícitamente anticentralista fue el movimiento
nacionalista catalán que surgió por primera vez con la fundación del Grupo R en 1952
en Barcelona.
La carrera del arquitecto barcelonés José Antonio Coderch fue
típicamente regionalista, osciló entre una tradición vernácula
del ladrillo, mediterraneizada y moderna, expresada por
primera vez en el bloque de viviendas para pescadores,
construido en la Barceloneta en 1951, de ocho plantas, con
persianas de suelo a techo y delgadas cornisas voladas; y entre
la composición vanguardista, mezcla de Neoplasticismo y Mies,
de la casa Catasús, en Sitges en 1956.
Otro arquitecto que se destaca es Álvaro Siza, arquitecto portugués, sus obras se
caracterizan por la concordancia con el entorno natural y cultural y por un estilo que
conjuga elementos del racionalismo y del organicismo.
Al tomar a Aalto como punto de partida, Siza ha basado sus edificios en la
configuración de una topografía específica y en la textura menuda del tejido local. Sus
obras son respuestas estrictas al paisaje
urbano, campestre y marítimo de la región
de Oporto. Respeta los materiales del lugar,
la artesanía y las sutilezas de la luz local.
Todos los edificios de Siza están
delicadamente situados en la topografía de
sus emplazamientos, su planteamiento es
táctil y tectónico, más que visual y grafico, y
se puede observar en la casa Beires, en
Póvoa do Varzím, de 1973-1976.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 4
Los proyectos de Raimund Abraham, un arquitecto austriaco afincado en Nueva
York, parecían inspirarse en preocupaciones similares, ya que siempre hacían
hincapié en la creación de lugares y en los aspectos topográficos de la forma
construida. Este interés por la forma tectónica y por su capacidad para transformar la
superficie de la tierra se traslado a los diseños hechos para la Exposición
Internacional de Arquitectura en Berlín, en su proyecto para Friedrichstadt sur,
diseñado en 1981.
Una actitud igualmente táctil impera en la obra del arquitecto mexicano Luis
Barragán, cuyas mejores casas adoptan una forma topográfica. Tanto como diseñador
de paisajes que como arquitecto, Barragán
buscó siempre una arquitectura sensual y
enraizada en la tierra; una arquitectura
compuesta de recintos, estelas, fuentes y
cursos de agua; una arquitectura situada entre
rocas volcánicas y una vegetación exuberante.
La afición por los grandes planos abstractos,
casi inescrutables, colocados en el paisaje,
tienen tal vez su exponente más intenso en la
obra Torres de Ciudad Satélite, en 1957.
El regionalismo se ha manifestado en otros lugares de América: en Brasil, durante los
años cuarenta, en las primeras obras de Oscar Niemeyer y Affonso Reidy; en
Argentina, en la obra de Amancio Willlams, La Casa del Puente, en Mar del Plata de
1943-1945, y más adelante, en la obra de
Clarindo Testa, Banco de Londres y América
del Sur, en 1959 en Buenos Aires; en Venezuela,
en la Ciudad Universitaria de Caracas, construida
entre 1945 y 1960, de Carlos Villanueva; en
Estados Unidos, en Los Ángeles en la obra de
Neutra, Schindter, Weber y Gill, y luego en la
escuela de la Bay Area fundada por William
Wurster, y en la obra de Harwell Hamilton
Harris en el sur de California.
Asimismo en Europa, también se pueden distinguir otros arquitectos, como por
ejemplo, Mario Botta, arquitecto suizo, su estilo es fuerte y geométrico, de plantas
simétricas ahuecadas para permitir el paso. Sus edificios combinan muros pesados,
como el hormigón y el ladrillo, con estructuras livianas de acero y vidrio. Influenciado
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 5
por Le Corbusier y Louis Kahn, Botta llego a adoptar la metodología neorracionalista
italiana como algo propio, al tiempo que conservaba, gracias a Scarpa, una inusitada
capacidad para el enriquecimiento artesanal de la forma. También evoca las
referencias primarias a la cultura del
paisaje del Ticino en el plano tipológico,
como en la obra la Casa de Riva San
Vitale, relacionada indirectamente con
las tradicionales casas campestres de
verano en forma de torre. Las casas del
arquitecto sirven como hitos en el paisaje,
como indicadores de limites o fronteras,
en lugar de adaptarse al emplazamiento,
lo “construye”.
Otro arquitecto que se puede observar es Tadao Ando, uno de los arquitectos con
más conciencia regionalista de Japón, la tensión que percibe como algo dominante
entre la modernización universal y la idiosincrasia de la cultura enraizada. En sus
pequeñas casas patio, Ando emplea el hormigón de manera que se acentúe la tensa
homogeneidad de la superficie más que el peso, ya que para él el hormigón es el
material más adecuado para realizar superficies creadas por los rayos del sol en las
que los muros se hacen abstractos, quedan anulados y se aproximan al límite último
del espacio. Lo que el arquitecto tiene en mente es el desarrollo de una arquitectura
en la que el carácter táctil de la obra trascienda la precepción inicial de su orden
geométrico. La precisión y la densidad de los detalles resultan cruciales para la
cualidad reveladora de sus formas bajo la luz. Se
puede ver en su obra Casa Koshino, en Ashiya, en
donde al igual que Barragán, el arquitecto busca
conciliar los postulados del modernismo
internacional con la tradición y el paisaje, en este
caso, japonés. Así, la Casa Koshino es un ejemplo de
arquitectura contemporánea construida en dos
pabellones paralelos que apenas interrumpen el
paisaje. El uso del hormigón, la sencillez y el
tratamiento de la luz, son rasgos característicos de la
arquitectura del japonés.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 6
El regionalismo crítico no es tanto un estilo como una categoría crítica orientada hacia
ciertos rasgos comunes. Estos rasgos pueden resumirse mejor como:
1. Práctica marginal, que todavía se niega a abandonar los aspectos
emancipadores y progresistas del legado arquitectónico moderno. La
naturaleza fragmentaria y marginal sirve para distanciarlo de la optimización
normativa y del utopismo ingenuo del primer movimiento moderno.
2. Arquitectura conscientemente delimitada, pone el enfoque en el territorio en
vez del edificio “forma de lugar”, reconocer la frontera física como límite
temporal.
3. Realización de la arquitectura como un hecho tectónico.
4. Resalta invariablemente factores específicos del lugar: desde la topografía,
hasta el juego variable de la luz local a través del edificio, condiciones
climáticas. Se opone a la civilización universal, y responde a condiciones de
emplazamiento, clima y luz.
5. Lo táctil como lo visual. Percepciones como calor, frio, humedad, aromas, aire,
etc. Se opone a reemplazar la experiencia por la información.
6. Toma elementos vernáculos reinterpretados como episodios disyuntivos
dentro de la totalidad. Cultura orientada al lugar.
7. Centro cultural dominante rodeado por satélites dependientes y dominados es
en última instancia un modelo inadecuado con el que valorar el estado actual
de la arquitectura moderna.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 7
Roberto Fernández es Doctor en Arquitectura de la
Universidad de Buenos Aires, Profesor Titular de
Historia de la Arquitectura&Urbanismo en la UBA y en
la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde dirige el
IHAM (Instituto del Hábitat el al Ambiente) y la Maestría
GADU (Gestión Ambiental del Desarrollo Urbano). Es
Académico de Bellas Artes en Argentina y España,
publicó más de 20 libros (El Laboratorio Americano,
Derivas, El Proyecto Final, Obra del Tiempo, La Noche
Americana, Lógicas del Proyecto, La Ciudad Verde,
Gestión Ambiental de Ciudades, La Naturaleza de la Metrópolis, Ecología Artificial,
Formas Leves, Mundo Diseñado, Ilusiones Ópticas, Inteligencia Proyectual, Modos del
Proyecto, etc.) y se dedica a la investigación en teoría y crítica de la Historia de la
Arquitectura y la Ciudad y trabajos de investigación en Gestión Ambiental Urbana y
Regional. Es Investigador de rango 1 en el sistema nacional. Es Director del Doctorado
de Arquitectura de Mar del Plata (UNMdP) y consejero y docente de los Doctorados de
Córdoba (UNC), Mendoza (UDM), Rosario (UNR), Santa Fé (UNL), Tucumán (UNT) y
Buenos Aires (UBA).
Dirige el CAEAU (Centro de Altos Estudios en Arquitectura y Urbanismo) de la UAI
(Universidad Abierta Interamericana), edita en tal Centro las revistas Modos del
Proyecto y Astrágalo y dirige el proyecto de investigación Imaginario técnico del
proyecto.
Fernández analiza tres ejes principales:
1. EMERGENTES PROYECTUALES POS-POSMODERNOS CONECTABLES CON
EL MEGATEMA DE LA COMUNICACIÓN
El modo Neobarroco
El Neobarroco se inserta en la segunda mitad del siglo XIX, es una corriente
principalmente europea, aunque luego se expande por todo el mundo. El termino se
utiliza para describir a la arquitectura que recupero algunas de las características
propias del Barroco, pero no es propiamente del periodo (siglos XVII y XVIII) y no
produjo una recuperación completa.
Desde un punto de vista estético posmoderno, la moderna vigencia del dualismo entre
racionalismo y expresionismo podría asumir la figura de la oposición entre ironía y
silencio, según fuera enunciado por L. Durrell, o incluso, entre un modo neobarroco y
un modo minimalista, el segundo siguiendo a O. Calabrese, quizá entendible como un
anti‐modo o un programa negativo respecto de la parafernalia discursiva neobarroca.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 8
Si asignamos el concepto de lógica a la sistematización de relaciones entre
condiciones del contexto global y el proyecto, y el de modo, a la deriva de las lógicas
como vías para dar cuerpo a la heterogeneidad de las múltiples relaciones de
proyectos con condiciones de contextos locales, podríamos hipotetizar la actual
vigencia, también dual, de un un modo neobarroco y un modo minimalista, el
primero positivo y redundante‐excedentario, el segundo negativo y
crítico‐esencialista.
En cuanto al modo neobarroco, estaríamos revisitando un modelo de propaganda fide,
funcional ahora a la expansión de los intercambios de mercado. Lo neo‐barroco,
fusionando elementos de las lógicas formalista y comunicacional, reelabora el núcleo
esencial del estilo barroco, en tanto como desarrolla Schorske, puede identificarse con
la cultura de la gracia o el modo católico contrarreformista de intentar resolver
situaciones intrínsecas de diferencia que el Iluminismo.
Refiriéndose a Hoffmannsthal, en lo que a fines del XIX en la Viena del apocalipsis
imperial también representaba, a su modo, una recaída neo‐barroca en lo barroco.
Hoffmannstahl aceptó la ruptura del propio lenguaje. En sus obras, al igual que en la
vida, cada personaje utiliza su propio dialecto. El problema no consiste en encontrar y
conservar la verdad única del lenguaje puro, sino en adaptar las voces, entre sí.
En el Barroco, los problemas más profundos de las relaciones de clase se abordaban a
través del reconocimiento de la diferencia , si bien creyendo en una unidad invisible
como fundamento de la reconciliación. La estructura multiforme e imprecisa del
lenguaje del Barroco se basaba en la diferencia social y personal y podía generar
unidad sin uniformidad.
En este modo neobarroco parecen verificarse las confluencias de las lógicas
formalista y comunicacional: el formalismo como consagración del arte inorgánico
que engendra su autonomía al suspender los efectos de representación y de
correlaciones entre forma y contenido, y el comunicacional como mayor énfasis en la
transmisión de comunicación en el aspecto discursivo del proyecto.
El primer aspecto es entonces el proyecto como work of art, como obra consecuente
de un obrar o trabajo definido por la praxis artística inorgánica explorada en la
estética adorniana. En este punto, el proyecto neobarroco bien puede entenderse
como el emergente o consecuencia de un obrar (working) visible como operación,
manipulación o flujo de formalización que concluye en un final provisorio u obra
(work).
El segundo aspecto considerado es el proyecto como soporte discursivo, que se ata
a sus ideas del proyecto como documento o palimpseto del tiempo y sus trazas y
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 9
también a la noción del collage histórico o de citas. Las maquetas no sólo son
endógenas (momentos del obrar) sino exógenas, o sea máquinas o instrumentos
comunicantes, suscitadoras de información y discursividad.
El modo Minimalista
El Minimalismo es una tendencia de la arquitectura caracterizada por la extrema
simplicidad de sus formas que surgió en Nueva York a finales de los años sesenta. La
arquitectura minimalista como su nombre lo dice tiene como objeto destacar lo
“mínimo” "less is more" o "menos es mas" de ahí deriva el termino y la tendencia de
conseguir mucho con lo mínimo indispensable; de reducir a lo esencial, sin elementos
decorativos sobrantes, para sobre salir por su geometría y su simpleza, utilizando
materiales puros, texturas simples y colores monocromáticos.
A esa posible genealogía de un ala posmoderna cifrada en la apología del esencialismo
del less is more miesiano y articulada con la estética del arte minimalista, nosotros le
habíamos agregado la lógica tipologista y una posible lógica estructuralista.
En esta revisión/superación del primer mapa de lógicas, intentando discernir un
después de la posmodernidad alrededor de la hipótesis de los modos, parece ser que al
fin de los 90, continuidades y reagrupamientos de las experiencias presenta una
nueva versión del sempiterno dualismo de raiz nietzcheana en torno del par
neobrarroco/minimalismo. Este dualismo informa quizá, acerca del estado del debate
estético en cómo articular lógicas con modos.
Así como la estética neobarroca se diluye como un aceite apto para diversas
condiciones de proyecto, la estética minimalista es compatible con diversos escenarios
depurativos.
El minimalismo es uno de los motores subyacentes en la generación de formas a lo largo
de todo el siglo. Pero el minimalismo que sobrevive no es el del coste o la construcción,
sino el de la forma. .. la geometría elemental se consigue forzando la evidencia
constructiva. En este campo, menos (forma) significa más coste. La simplificación de
formas, volúmenes y texturas se impone en todas las arquitecturas (modernas). La
variedad de materiales y de formas que exige la construcción se ha reducido
drásticamente en la arquitectura ejemplar de la segunda mitad del siglo.La continuidad
de las superficies exige una simplificación de volúmenes y texturas a las que pocas
técnicas pueden dar respuestas. La construcción está encontrando una respuesta a esa
cultura de exaltación de la piel: el veneer wall, la piel suspendida por fuera del volumen
edificado que viste el cuerpo del edificio. Pieles colgadas, ligeras e intercambiables que
sólo forman una cámara alrededor de la masa edilicia y que se tienden por igual sobre
elementos estructurales o de cerramiento. Pieles de acero, de plástico, de madera, de
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 10
cerámica o de cualquier otro material que ni siquiera tienen que respetar estrictamente
las exigencias de tamaño y forma de los huecos interiores.
2. EMERGENTES PROYECTUALES POS-POSMODERNOS DERIVADOS DEL
MEGATEMA DE LA PRODUCTIVIDAD
El modo Productivista
Parece evidente que como una de las características dominantes de lo posmoderno en
tanto acentuación de los fenómenos de performances retóricas y ligadas a la
omnipotencia del consumo, destaca una vía de proyecto que caracterizamos como
lógica tecnologista, con derivaciones hacia el exhibicionismo de records
prestacionales y funcionales del aparato construído (high tech) y hacia una utilización
semántica de tales supuestas innovaciones de mejores y mayores niveles de servicio,
en lo que puede discernirse como cierta confluencia de las lógicas tecnologista y
comunicacional.
Circunstancias como una hiper‐tecnología (arquitectura inteligente) y una
hiper‐comunicación (realidad virtual o ciberespacio) han representado quizá uno de
los momentos culminantes de la posmodernidad entendible como cultura global,
como desiderátum objetual de un consumo sofisticado emergente del fin de la historia,
esa expresión de Fukuyama que refiere al triunfo del pensamiento único.
Esta faceta de la globalización cultural y económica se revela como un eje dominante
de la posmodernidad, y esta concepción diverge tanto del concepto operativo de nudo,
como de la condición fundante del concepto de posmodernidad.
Si el concepto de lógica tecnológica, como se vio en su momento, está ligado a una
predominancia del atributo tecnológico en la conformación de la cosa arquitectónica,
al extremo de condicionar cualquier otro atributo y sobre todo, lo que podríamos
entender como insuficiencias de ciertos contextos locales, el descenso o consideración
de una noción de modo productivista apuntaría entonces, no tanto a aprovechar
resultados específicos de la clase de proyecto orientado por las lógicas tecnológicas,
sino más bien en replantear en cada contexto local, los términos de posibilidad de
cada tecnología y con ellos, el abordaje de un modo de pensar el proyecto que ponga
como cuestión final, no la exhibición o performance de un ejercicio de alta tecnología
(high tech) sino el modo de producción de un producto.
Es necesario enfatizar en primer término, las diferencias que existen tanto entre las
nociones de producción y construcción como entre las de producción y tecnología. Las
llamadas lógicas constructivo‐tecnológicas habrían asistido durante el proceso de la
modernidad, al sesgamiento de la categoría tecnológico‐constructiva como imperativa
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 11
frente a otros términos como la función‐uso, la forma, la relación contextual de
arquitectura‐ciudad o la expresión‐comunicación, hasta derivar en esa especie de
paroxismo uniatributivo que al borde de la irracionalidad respecto de la economía
proyectual moderna, vendría a significar el high tech y su desenfrenado
exhibicionismo corporativista.
La idea de producción está asociada no tanto al despliegue fáctico‐tecnológico o la
performance técnica sino a la recuperación de la racionalidad propia de los mejores
momentos modernos.
Por un lado, la relación producto/servicio se liga a toda una tendencia
cualicuantitativa transformativa del mundo genérico de la producción de acuerdo al
lema mas servicios/menos productos y a una conexión con aspectos como la
prestación funcional del producto, el modo de garantizar la continuidad de la
prestación (mantenimiento), los ajustes de funcionamiento del producto para
acogerse a cambios del contexto específico de demanda de prestación del producto, la
circunstancialidad y los distintos niveles de obsolescencia. Y por otra lado, la relación
producto/uso, en un sentido puede suponer un diseño adaptativo a cierta
hiperdeterminación del consumo (marketing del proyecto), pero en otro puede formar
parte de un modo de criticar esas hiperdeterminaciones, sobre todo cuando son
globales en detrimento de lo local.
Curiosamente es el avance del propio modo productivo capitalista en su grado de
mantenimiento o aumento de sus tasas de ganancias, lo que introduce de modo
preferente el concepto de productividad.
Otra diferencia sustantiva entre las lógicas tecnológicas y los modos productivos
puede ser aquella que genera la dicotomía industrial/artesanal, no tanto en cuanto
a la dependencia o no de pre‐productos industrialmente configurados, sino en cuanto a
alternativas, en cuanto a formas de ensamblaje de los pre‐productos.
El modo Reproductivista
Los prefijos latinos pro y re aluden respectivamente, al futuro y al pasado: los
presentes de la arquitectura de las ciudades y del mundo material en que las
sociedades se sumergen, dependen de acciones prospectivas – los proyectos – y
retrospectivas – la casi infinita saga de las re: restauración, refuncionalización,
rehabilitación, etc.
Algunas semicertezas se han ido constituyendo en el corto tiempo de maduración del
doble aparato de teorías y prácticas que conforman el sostén conceptual de la Gestión
Integral del Patrimonio, como ser:
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 12
[1] Hay un sistema de elementos de la cultura material que se acepta, deben
mantenerse intangibles (conservados) y activos en aquello que podría llamarse
patrimonio (de la humanidad) o heritage (heredad, aquello que cada generación
recibe, como legado, de las precedentes y que conforma su patrimonio).
La noción inglesa es más precisa que la hispano‐latina, dado que aquella exalta el valor
diacrónico, el pasaje temporal de generación en generación: lo valioso no es algo de
plena presentidad sino aquello que dura y pasa, aquello que queda y se transporta en
el tiempo, de una generación a otra.
El problema teórico de este punto es clarificar el alcance de este corpus, tanto como
estipular las colecciones o repertorios de elementos finitos que lo integran. El
problema práctico – la instancia de gestión – es como garantizar esa intangibilidad y a
través de qué medios culturales y técnicos.
[2] Hay un campo, menos nítido y sistemático, de elementos de la cultura material
cuya perdurabilidad es conveniente, no estrictamente necesaria y a menudo dificultosa:
en rigor, todo aquello propio del mundo material que tiene un determinado espesor
histórico, definible operativamente, por aquello que ocurrió como consecuencia de
unas prácticas sociales que ya no existen o que se han transformado radicalmente. Este
nivel de mundo material es el que sufre más tensión entre la voluntad
preservacionista.
[3] Finalmente, hay un tercer campo del mundo material que sería el fungible, el
reemplazable, el definido por las cosas que tienen un ciclo de vida (como un automóvil
o un electrodoméstico) y que es materia de fenómenos ligados al desarrollo de la
sociedad industrial y tardo‐industruial, como la obsolescencia física, funcional y
simbólica de los objetos, el devenir sucesivo de las modas como transformaciones del
gusto social mucho más rápidas que las que pre‐industrialmente, definían los estilos,
los cambios drásticos de la funcionalidad de la vida social.
Este mundo, que es el mundo emergente del capitalismo y sus formas de producción
(tecnologías) y consumo (culturas), tiene el aspecto positivo de la modernización y el
aspecto negativo inherente a una enorme presión transformativa que tiende a
desestabilizar la perdurabilidad del mundo 1 y la operacionalidad del mundo 2.
Entre otras múltiples producciones tecnológicas y culturales propias de la
modernidad, la arquitectura de este siglo – el llamado Movimiento Moderno – adhirió
entusiastamente al proyecto positivo de la generalización social de algunos logros
derivados de cambios en los modos de producción.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 13
Como sabemos, esa confianza de tipo político y cultural no sólo resultó infructuosa y
utópica sino que, al desmantelar vínculos con los espesores históricos de las sociedades
urbanas, propició la caída del interés en mantener y revitalizar los materiales propios
de la ciudad histórica: a ello confluyó tanto la propiciada voluntad de destruir las áreas
históricas centrales, como el plan para la renovación del Marais parisino propuesta por
Le Corbusier, y como la pretensión de construir una ciudad otra, ex novo, en los
suburbios periféricos y rompiendo toda unión con las armaduras urbanas, como trazas,
tejidos, delimitaciones de espacios públicos y privados, espacios sociales, etc.
3. EMERGENTES PROYECTUALES POS-POSMODERNOS DERIVADOS DEL
MEGATEMA DE LA SUSTENTABILIDAD
El modo Antropo-urbano
De las posibles confluencias de las lógicas contextualista y fenomenologista podría
tal vez, proponerse la emergencia de un foco de interés proyectual que, recogiendo
esa reciente tradición posmoderna implícita en las lógicas citadas se abre a intentar
operar en el contexto urbano, no ya como forma o estructura sino como una
imbricación lábil y cambiante entre hábitat y habitar, entre circunstancias soportantes
y modos sociales de habitar entendibles como conductas antropológicas que están
sufriendo crecientes presiones de homogeneizacón y pérdida de sus características de
identidad y relativismo cultural.
Con ser parte de la historia moderna y posmoderna de las relaciones
arquitectura‐ciudad, las condiciones regresivas de la calidad de la relación
hábitat‐habitar urbanas recientes o propias del entronizamiento de lo que llamamos
globalización, se abren con inusitada importancia a nuevas demandas de reflexión y
proyecto.
Quizá lo aparentemente negativo de la actual condición induce, incluso a los
proyectistas, a un tipo de pensamiento crítico, como parece darse en algunos artículos
recientes de R. Koolhaas, especialmente en El espacio basura. El producto construido
de la modernización no es la arquitectura moderna sino el espacio basura, que vendría a
significar el negativo de la utopía moderna, ya que ese concepto de basura es lo que
emerge como residuo indeseado.
Según Koolhaas, la experiencia contemporánea de la urbanidad ha terminado por
generar una saturación viscosa o densa en la que todo se ha trabado y articulado de tal
forma , a favor de la mercancía y de la generación de rentas, de manera que la libertad
ejemplarizante u orientada a proponer utopías alternativas en la calidad de las
relaciones entre el espacio y la sociedad ya es prácticamente imposible.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 14
Nuevas condiciones del hábitat/habitar urbanos emergen después de la utopía
moderna, sobre todo de cara a ciertas conquistas incompletas o truncas,
independientemente de considerar la conveniencia ex ante de beneficios en tal
sentido: aspectos como la expansión periférica de las ciudades mediante criterios
urbanos no tradicionales o contradictorios respecto de la urbanidad tradicional, la
relativa especialización de usos urbanos más o menos articulados con sistemas de
espacios de tipo conectivo o el propósito de segregar los distintos tipos de
circulaciones, han devenido en ciertos resultados al menos redundantes, en cambios
en las condiciones del habitar funcional y del hábitat físico, no sólo respecto de lo que
se propuso la modernidad sino incluso, en relación a la pérdida de calidades urbanas
pre‐modernas.
De estas situaciones emergen como aspectos significativos, la caída del valor y la
minimización de la dotación del espacio público y la reducción de la diversidad en las
relaciones arquitectura/ciudad. Koolhaas ha llamado a estas consecuencias, a menudo
indeseadas o por el contrario, en otros casos, programada, las causas generadoras de
lo que denomina espacio basura.
Frente a la reducción de una cualidad, en ocasiones solamente ideológica o utópica, de
los modos de hábitat/habitar premodernos unidos a los defectos y errores modernos,
la evidencia de un tipo de espacio basura puede dar lugar a varias actitudes, desde un
oportunista aprovechamiento de esa situación magmática, hasta la crítica
descalificatoria más radicalizada de la urbanidad moderna, pasando por actitudes
pro‐mercantiles de aprovechar oportunidades hasta los modelos relativamente
optimistas que programan modos de búsqueda e identificación de nichos, intersticios,
fronteras, derivas, terrain vagues, etc., como huecos, vestigios o residuos susceptibles
de una recolonización arquitectural tendiente no ya a satisfacer lo moderno
incumplido sino a acompañar los posmoderno.
Hay así, toda una gama relativamente nueva de volver a relacionarse con la ciudad y la
urbanidad, con la forma/estructura de la ciudad y con el plexo de relaciones
posmodernas de sus usuarios.
El modo Cultural-territorial
Aportes diversos emergentes de las lógicas deconstructivista y fenomenologista
convergen tanto como maneras alternativas y complejas de acometer el análisis
territorial, metropolitano y posurbano, y más incipientemente, en cuanto a la
perspectiva de fundar nuevas dimensiones de la práctica proyectual, al generalizado
efecto de la dispersión de las viejas concentraciones territoriales, la reconfiguración
de la cultura en complejos híbridos o multiétnicos.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 15
Si antes referimos al concepto de proyecto final, el desborde posurbano, la crisis de la
sustentabilidad y los cambios en los procesos generales de producción y consumo, tal
vez estén enunciando la proximidad de un concepto de proyecto de gestión
culturalizada del territorio, que podríamos subtitular ecologista, verde, sustentable o
pos‐posmoderno.
Una nueva conceptualización del paisaje emerge como resultado de actuar en relación
a cierto tipo de control de las transformaciones del territorio, ligado a que, las ideas
clásicas de planificación nunca fueron particularmente efectivas y en la situación
contemporánea, mucho menos.
La tradición moderna en relación a los territorios recoge por una parte, la visión
tecno‐productiva, de raigambre geoingenieril. Por otra, emerge una actitud de
modelación territorial vinculable a posturas ecologistas, en las que prevalece una
suerte de dispositivo anti o contraproyectual como es la metodología llamada EIA
(Evaluación de Impacto Ambiental), en tanto más que orientar la calidad de la
intervención se interesa por establecer límites a ciertas condiciones de impacto
negativo en la relación actividad-soporte.
Según el filósofo A. Wellmer, el origen de lo moderno estribaría en la diferenciación de
un aspecto estético y de un aspecto tecnológico, según el cuál, la arquitectura moderna
intentará conciliar, en su lenguaje, un modo de ser estético en la modernidad con los
recursos y posibilidades de la nueva tecnología disponible, luchando a su vez, con su
tendencia a una clase de banalización que sería aquella que consagraría el
funcionalismo y el International Style.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 16
Ruth Verde Zein es Arquitecta (1977) por la
Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la
Universidad de São Paulo, FAU-USP, Brasil; Máster
(2000) y Doctorado (2005) en Teoría, Historia y
Crítica por la Universidad Federal de Río Grande do
Sul del Programa de Investigación y Posgrado en
Arquitectura, PROPAR-UFRGS, Porto Alegre, Brasil;
y completó sus estudios post-doctorales (2008) en
la FAU-USP. Es profesora de Diseño y Arquitectura
Moderna y Contemporánea de grado y posgrado en
la Universidad Presbiteriana Mackenzie de São Paulo desde 1997 e investigadora
voluntaria en el PROPAR-UFRGS bajo la coordinación del Prof. Carlos Eduardo Dias
Comas.
Ruth Verde Zein pertenece a la nueva generación de críticos de arquitectura en Brasil
y se destaca en la escena internacional como una de las más reconocidas críticas
latinoamericanas contemporáneas por sus aportes al estudio de la arquitectura de la
Escuela Paulista Brutalista.
La Escuela Paulista Brutalista es el nombre que se le da a la corriente brutalista con
obras realizadas en Brasil entre los años 50 y 70. Este movimiento dejó una
arquitectura marcada por el énfasis en la técnica constructiva, por la adoración del
hormigón visto y por la valoración de la estructura. Las líneas maestras de esta
escuela se definen por la introversión hacia el entorno y la continuidad espacial fruto
de la adopción de rampas y iluminación cenital, y por el uso de grandes vanos,
generando grandes planos horizontales de hormigón visto. Estas características
exigían el uso de técnicas constructivas elaboradas como el hormigón pretensado. Más
que una búsqueda puramente estética o técnica estas características surgen de un
proyecto político para el país, que apostaba por la industrialización para superar el
subdesarrollo.
En Brasil, en la década del los 30, la arquitectura moderna resulto de un esfuerzo
bienpensante, unido a intereses progresistas más que a efectivas condiciones
productivas. La originalidad en la manera de abordar los temas de la arquitectura
racionalista, principalmente debido a Oscar Niemeyer, fue uno de los rasgos
caracterizadores de esa arquitectura.
Brasilia a través de la especialización de los postulados racionalistas de origen
corbusiano, realizó, sintética y simbólicamente, aquellos anhelos progresistas.
Las reflexiones críticas sobre los caminos de la arquitectura brasileña actual se han
limitado a dos actitudes: la de los que se obstinan a toda costa en recuperar los hilos
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 17
dorados que la realidad rompió, y la de los que proponen fugas, bien sea en discursos
políticos y sociológicos.
A partir de la década de los 70, con el “milagro económico” los arquitectos brasileños
adquirieron su madurez profesional. Se pasó de la teorización y del ejercicio a la
práctica en gran escala. Brasilia y el “milagro” tienen en común en deseo saludable de
superar las limitaciones históricas dando un salto hacia el futuro.
La diversidad parece ser la única afirmación genérica sobre la arquitectura brasileña
actual. Diversidad en los materiales y en las técnicas, en las características regionales,
en los énfasis estéticos.
Un arquitecto brasileño que se destaca es Joaquim Guedes, que ha rechazado el
formalismo a favor de una arquitectura que busca responder a las necesidades de la
vida cotidiana, y fue un abierto crítico de Oscar Niemeyer y la corriente principal del
pensamiento arquitectónico brasileño.
Su arquitectura rechaza lo fácil, las soluciones de armonía evidente, y sale en busca de
los nuevo, su arquitectura no elabora discursos, está aquí y ahora, respondiendo a la
influencia de las exigencias no arquitectónicas, cristalizando edificios y espacios
urbanos que son muestras de un esfuerzo social colectivo.
En el proyecto de la ciudad de Caraíba,
Bahía, para la explotación de minerales,
su objetivo es crear de la nada. Guedes
investiga para establecer parámetros,
cuidadosamente medidos a fin de no
limitar ni dejar el campo demasiado
abierto; parámetros físicos, urbanos,
arquitectónicos. Las tipologías
arquitectónicas son una sabia mezcla de
características regionales, simplicidad
constructiva, buen entendimiento del clima y de las costumbres. En el diseño de los
bloques, hay avances y retrocesos en las aceras, para la creación de pequeños jardines
y lugares para estar al frente de las casas, que dan forma a las paredes de cortina, con
las puertas y ventanas directamente sobre la acera.
Otro arquitecto brasileño que se destaca es Luis Paulo Conde, en donde en sus
trabajos se nota la disposición para replantear posturas y dogmas de la arquitectura
brasileña, buscando siempre acertar mucho en el concepto, en lo esencial del
proyecto, en el partido, en la escala, en el relacionamiento con la ciudad, con lo local.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 18
En el proyecto para la Universidad de Río de Janeiro, la propuesta es esencialmente
urbana, concisa, funcional sin ser fanática, y distinta de una visión culturalista y
compartimentada. Y en el conjunto de edificios de Alfabarra, la ausencia de un
ambiente urbano consolidado, y las directrices urbanísticas previendo “torres
sueltas”, son enfrentadas con creatividad y variedad, sin pérdida de la cohesión de la
idea. Se convierte un en “pedazo” de ciudad, donde las escalas variadas se adecúan al
habitante-usuario, y el color, formas, llenos/vacíos, estructuras ambientes nuevos.
En Guedes y en Conde se destaca la preocupación por lo urbano como matriz del
pensamiento arquitectónico. No teniendo nuestras ciudades el peso histórico de las
europeas, la noción de contexto está en ellas como invertida: corresponde en general
al edificio, que es implantado, “dotar” un contexto, en vez de adoptarlo. Será la
correcta inserción en su medio lo que constituirá la diferencia entre una arquitectura
que edifica la ciudad, o que la arrasa.
Algunos arquitectos brasileños se destacan por una preocupación mayor por el clima
y la tecnología. Uno de ellos es Severiano Porto, conocido como el "arquitecto del
bosque" o "arquitecto del Amazonas", fue el responsable de diseñar un modelo único
de Amazon y la arquitectura sostenible, que combina las técnicas desarrolladas por
fluviales y mestizos con las creaciones arquitectónicas más modernas e innovadoras.
Su formación, como la de Conde, acompaño los entusiasmos de la época “heroica” de la
arquitectura brasileña, coincidente con la creación de Brasilia.
En el Hotel de Ilha de Silves, en el interior del Amazonas, se exploran las
posibilidades de las maderas de la región; la forma de anillo circular cubierto de
madera recuerda algo las construcciones indígenas; las persianas venecianas y los
cristales coloreados son recursos de origen erudito. En la Universidad de Amazonas,
Porto utiliza el hormigón, coberturas de fibrocemento, mampostería, y el proyecto de
solado se adapta a los desniveles del terreno, disminuyendo la deforestación.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 19
Joao Filgueiras Lima, participo en la construcción de Brasilia trabajando con Oscar
Niemeyer; realizo varios proyectos empleando los prefabricados, y la racionalización
y la sistematización de los procesos constructivos. Su arquitectura se caracteriza por
el extenso desarrollo de componentes prefabricados de hormigón armado logrando
formas ligeras de bajo costo de producción muy utilizadas en proyectos de carácter
asistencial como escuelas, centros de salud e infraestructura urbana.
En el proyecto de las Secretarias del Centro Administrativo de Bahía, en Salvador,
el plazo corto y las condiciones topográficas son el tema de la propuesta; la solución
que emplea es el hormigón moldeado in situ, en las grandes plataformas en T que
independizan al edificio de la pendiente en que se encuentra. En el proyecto para las
Escuelas Transitorias Rurales, en Goiás, Río de Janeiro, propone la sistematización
de la producción de las piezas en dimensiones que faciliten su transporte.
Francisco de Assis Reis, tiene una obra particular y personalísima, pero de raíces
ahincadas en su hábitat, en el color, la luz, en el clima de la buena tierra bahiana. Con
preferencias sobre el ladrillo, no duda en emplear el acero y el hormigón; o cualquier
recurso adecuado a las condiciones de humedad y calor tropical, sustituyendo
ventanas por miradores, sombreando áreas y aprovechando el clima a su favor.
El edificio de apartamentos Solar Itaguá, se convierte en un volumen ricamente
facetado, jugando con la sombra y luz interna y externamente. En el edificio sede de la
CHEST, la solución para la oficina administrativa la protege del excesivo reflejo de la
luz. Las áreas destinadas a comedor común y ocio de los funcionarios, se agrupan bajo
construcciones moduladas de cobertura piramidal, en contrapunto con la volumetría
sobria y definida del edificio principal.
Las obras de Porto, Filgueiras y Reis, no pretenden ser tomadas como modelos o
soluciones simplistas, lo que estas obras nos enseñan es a confiar en nuestras
potencialidades, buscando soluciones en las posibilidades naturales de nuestro país y
en las culturas de nuestro pueblo.
Nuestros países se caracterizan por la presencia renovadora del inmigrante, uno de
ellos es la arquitecta Lina Bo Bardi, de origen italiana y que vive en Brasil desde la
Segunda Guerra Mundial. Sus obras de arquitectura no son muchas por su dedicación
al proceso del proyecto y construcción de cada una de ellas. Su arquitectura se
preocupa principalmente por la gente: sus gustos, como se van a usar, apreciar y
transformar los espacios destinados.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 20
En el proyecto del Centro de Ocio Fabrica de
Poméia, del SESC, en Sao Paulo, Lina Bo edifica un
nuevo conjunto vertical para uso deportivo, en dos
bloques: circulaciones verticales, vestuarios y salas
menores se agrupan en un volumen, interligado al
edificio de los campos deportivos y piscinas por
pasarelas dobles; en contrapunto a la simplicidad
monolítica, grandes aberturas irregulares dispuestas
en cuadrado abren vanos amplios de ventilación e
iluminación natural de los espacios de práctica
deportiva, mientras pequeñas ventanas cuadradas irregularmente dispuestas marcan
las aberturas del edificio de apoyo.
En Sao Paulo, la generación de arquitectos formados entre 1955 y 1975 estuvo
encabezada por la figura de un maestro, el arquitecto João Batista Vilanova Artigas.
Algunas características señaladas de la obra de Artigas, se pueden ver en el arquitecto
y urbanista brasileño Marcos Acayaba, como el uso extensivo del hormigón armado
en una arquitectura de volúmenes cerrados, vueltos hacia espacios internos, el énfasis
en las soluciones estructurales, en los elementos de circulación, en la interrelación de
los ambientes. Acayaba experimenta con nuevos materiales, estructuras de acero,
madera, bóvedas, ladrillo; luego, disgregando el volumen único, pero siempre en un
desmontaje de adentro para afuera. Mantiene la horizontalidad, la centralidad de la
composición, el color como demarcación funcional y las texturas aparentes de los
materiales.
Esto se puede observar en la obra Pavilhao Pindorama, una hacienda destinada al
ocio, donde cada ambiente previsto en el programa establece un volumen geométrico
diverso, dispuesto alrededor de una circulación-patio cubierto y abierto. Se utilizo
solo hormigón pintado de colores primarios, y el juego con la luz natural.
“Historiografía de la Arquitectura en América Latina” – Trabajo Practico N°1
Cátedra: ZWEIFEL – LOYOLA Página 21
Otro arquitecto que se destaca, pero en contraposición, de postura diferente con
relación a esa línea tradicional de la arquitectura paulista es, Carlos Bratke. Éste
sostenía que no es necesario que una obra de arquitectura este realizada en hormigón
armado y que tenga grandes vanos para que sea brasileña, sostenía que es un país de
grandes contrastes regionales y aun mayores contrastes dentro de cualquier cuidad.
Es por eso que Bratke es un arquitecto que lucha con la masa y el espacio,
componiendo ambos elementos para llegar a la forma.
Esto se puede ver en dos de sus obras. La Pre-escuela ORBI, en Marilia, Sao Paulo, de
clima bastante cálido, donde empleo materiales comunes de la región, como troncos
de eucaliptos y de pinos sobrepuestos y amarrados por abrazaderas; en donde la
planta se distribuye en anillos concéntricos con
ligazones radiales que pueden crecer y
extenderse a medida de las nuevas necesidades.
El Edificio de Oficinas, en Sao Paulo, que
contiene lajas opuestas de medio piso que se
apoyan en torres de circulación vertical que
definen la estructura del conjunto; a media
altura, un vano abierto para refectorio,
exposiciones, terrazas. El revestimiento en masa
raspada de color ceniza recuerda al hormigón,
pero más económico; y el ladrillo y el vidrio
conforman los demás cerramientos.
En estos 80 solo cinco vertientes o tendencias se identificaron: la cuidad en otras
modernidades; clima, tecnología y sensibilidad; brutalismo y minimalismo ético-estético;
lecturas eléctricas, desde lo popular a lo erudito; y nuevos arquitectos paulistas y sus
búsquedas. Si andamos en la búsqueda de una identidad latinoamericana, es necesario
que quede claro que sólo la amplia y variada participación puede garantizarla.
Top Related