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C U L T U R A Y C A U D A D
GABRIEL ZAID
Miembro de
El Colero Naona l
Hasta m edia do s del s iglo XX, cu an do se co m pa rab an obras de a r te y pro
ductos industriales, no haca fal ta explicar de qu lado estaba la calidad.
Se supona que la indust r ia era e l mundo de la pr isa , los grandes vol
m en es , la pr eo cu pa ci n p o r los costos, las uti l ida des, la eficiencia, f irente
a la cultura art st ica, l i teraria, intelectual , cientf ica, donde pesaban las
preocupaciones contrarias: el amor al oficio, la excelencia sin l mites, el
r igor y la per fecc in has ta en el l t im o d etalle.
La si tuacin em pez a cambiar po r el lado industrial . La adm inistracin
de oligopolios descubri en la calidad una estrategia competi t iva, anali
zada en revistas como la Harvard Business
Rexew.
Cuando e l mercado se
re pa r te en tre unas cuantas emp resas qu e se con oc en y se es tud ian (haya
o no colusin) , compet i r con precios bajos es suic ida: e l nico que gana
es el consum idor, po rq ue los gran des co m petido res (a diferencia de los pe
q u e o s ) n o p u e d e n s e r e l i m i n a d o s b a j a n d o p r e c i o s h a s t a h a c e r l o s
quebrar. Respondern a la ofensiva bajando tambin los precios y dejando
al agresor en una posic in tan incmoda como la suya. Es mejor evi tar
las guerras de precios, y competir por otros medios: calidad del producto,
servicio al cl iente, prest igio de la marca.
Esto l lev a desarrollar pro gram as de adm inistracin amb iciosos: "C ero
defectos", "C al idad tota l" . Y co m o algu nas iniciat ivas ven an de J a p n
(que en t r a l mercado in te rnac iona l con imi tac iones bara tas , pero g i r
hac ia l a competenc ia con produc tos innovadores de mucha cahdad) se
l leg a deci r : Es natural . En un pas donde pesa tanto la cul tura es ms
fcil qu e los pro du ctos indu st r ia les sean co m o obra s de ar te .
Paradj icamente , en es tas dcadas que han vis to unirse (a l menos co
m o ideal) dos conc eptos que pa recan o puesto s ( ind ust r ia y cal idad) se
ha n ido sepa ran do los qu e parec an s inn imo s: cul tu ra y cal idad. En vez
de "Cero defectos" y "Cal idad tota l" , en la cul tura se ha extendido una
tolerancia inesperada para la mala cal idad. El gigant ismo que (por va
indirecta, para evitar guerras de precios) acab favoreciendo la calidad
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industrial no tuvo el mismo efecto en el caso del gigantismo cultural . La
cu ltur a artesana l (qu e hasta princip ios del siglo xx fue, simple y sencil la
mente , la cul tura) perdi terreno f rente a la gran indust r ia cul tural , las
u n i v e r s i d a d e s g i g a n t e s c a s , l as g r a n d e s a d m i n i s t r a c i o n e s c u l t u r a l e s ,
los sindicatos culturales, el Estado cultural , con resultados lamentables
para la calidad.
1. CALIDAD YCANTIDAD
Una pr imera di ferencia entre ambos gigant ismos proviene de que la
atencin personal t iene economas de escala en los productos indust r ia
les ms fcilmente que en las obras de arte. Es posible mejorar la calidad
de i as cmaras fo togrf icas dedicndoles cada vez menos t i empo de
atencin a cada una, s i e l mercado mundial se repar te entre pocos fabr i
cantes que producen cada vez m. Tambin es posible mejorar la cali
dad de una sola foto, dedicar le grandes cant idades de a tencin personal
en estu dio s y lab ora torio s y, au n as, bajar el costo p o r ejem plar, si la foto
va a reprodu cirse millones de veces. Pero la calidad de u n a foto n o com er
cial t iene un costo que no puede repart irse entre millones de ejemplares,
y po r lo mi smo nu nca d i spond r de m uch o p r e supues t o , de g r ande s
estudios y laborator ios , ni de m uc ha aten cin perso nal , a m en os q ue e l
art ista decida sacrif icarse y regalar su t iempo. La calidad se vuelve un
costo terrib le y pe rso na l, un sacrif icio q ue se ex en d e a la familia y qu e
no es fcil de justif icar. Es razo nab le de dica r u n da en te ro , com o Flau-
be r t , a rev isa r un a pgin a y no pro du c i r m s qu e e l cam bio de u n a
coma; y dedicar el da siguiente a revisar la misma pgina, y no producir
m s qu e la res t i tucin d e la coma?
Razonable o no, a lguien ene que pagar e l costo de la cal idad: e l
art ista o el pblico (dejemos, de momento, las otras soluciones: los me
cenas,
el Estado).
Y
esta disyuntiva se conv ierte en diferencias de pre cio s.
O el art ista subsidia al pblico, aceptando que su t empo t iene dos pre
c ios m uy d is tin tos : b ien pag ado c ua nd o pr od uc e pa ra e l g ran pbl ico
y mal pagad o cuan do pro duc e para una minor a ; o la m inor a e ne que
pagar muchas veces ms por e jemplar Esto l t imo puede darse en e l
caso de la pintura , que es de e jemplares nicos , pero no sucede con las
obras reproducibles , como las fotos o las novelas . Una novela minor i
tar ia de 200 pginas no se puede vender diez veces ms cara que un best
sellerde 200 pginas , pa ra co m pe nsa r l as ventas d iez veces m en or es .
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A u n q u e e l a u t o r d e l a o b r a m i n o r i t a r i a h a y a t r a b a j a d o m u c h o m s ,
t i ene qu e acep t a r m uch o m enos .
Hay revis tas del mismo tamao y nmero de pginas cuya c i rculacin
var a en tre mil y un mil ln de e jem plares . Es obvio qu e las l t imas pu e
dan gastar cien veces ms en el cuidad o de cad a pgin a y todava as ten er
costos de a tencin personal diez veces menores por e jemplar que las
pr imeras . No ser a di f c i l const rui r un ndice de cuntas horas de a ten
cin por cent metro cuadrado recibe e l mater ia l de unas revis tas f rente
a ot ras . O de cuntas horas por mil lar de palabras dedican unos escr i to
res f rente a ot ros . Y es de su po ne rse q ue es to afecta la cal idad. P ero las
cosas no son tan senci l las . Nada garant za que un poema publ icado en
The New Ibrfe^'sea mejor que otro publicado en una ttlemagazinede m il
e jemp lares , si en s ta hay un gr up o ta lentoso y sacri ficado. Au nq ue tam
poco nada garant iza lo contrar io: un es tudio publ icado en una revis ta
acadmica de mil e jemplares , con subsidios , becas , ayudantes , meses de
t rabajo y un gran apa rato cr co , pu ed e ser muy inferior a los ar t culos
semanales que publ icaba Edmund Wi l son en The NewYorker
Hay economas de escala en los medios masivos , que por eso lo son.
Y es to pue de favorecer l a ca l idad , pero n o n ecesa r iam ente . La n i t dez
de la im age n en las pantal las de te levis in h a mejo rado m uc ho y seguir
m ejor and o. P ero la calidad tecnolgica de un jug ue te qu e maravil la a mu y
dis t n tos pbl icos no es lo mismo que e l conten ido . Aunque t ambin
exis te e l contenido que le gusta a mil lones de personas de muy diversas
sociedades , lenguas , educacin, se t ra ta de un contenido l imi tado a lo
que t enen en comn: a lo ms bsico del gusto, la intel igencia, los sen-
tmientos, la cul tura . Los con tenid os qu e rebasan es te m n im o co m n
de no m in ad or van de jand o fuera a estos y aquel los sectores del p bl ico ,
v a n d e f i n i e n d o c o m u n e s d e n o m i n a d o r e s l i m i t a d o s a p b l i c o s m e n o s
amplios. Hasta l legar a nmeros imposibles para el cine o la televisin.
Si los interesados en c ier tos contenidos , planteamientos , formas de ver
y de t r a t a r lo s t emas , no son m s qu e uno s cuan t os mi l e s , p u e d en
ser suficientes p ara justificar el costo de u n libro , pe ro n o d e u n a pelc ula.
El problema fue sealado hace siglos por Lope de Vega. El teatro fue
el embrin de los medios masivos modernos. A diferencia de la poesa
l r ica, t iene costos de montaje que no puede sufragar el autor. Gngora
poda darse el lujo de escribir poemas difci les que muy pocos aprecia
ban , po rque "mon t a r l o s " en una cop i a manusc r i t a pa r a unas cuan t a s
personas costaba poqusimo; y porque aceptaba vivir escaso de al imentos.
(Hay que re leer "Los a l imentos terres t res": f ragmentos de su correspon-
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dencia , en e l
Confabulario
de Ju an Jos Arre la .) M on tar un a com edia
o p roduc i r una pe l cu l a r equ i e r e un p r e supues t o i ncomparab l emen t e
may or que copiar un poe m a. Y, para sufragar e l presup uesto, la ob ra t iene
qu e gustarle a much as ms personas de las qu e pued en apreciar un po em a
difci l . Por esto, en su "Arte nuevo de hacer comedias de este t iempo"
(1609) ,
dice Lope con toda c lar idad:
y escribo por el arte que inventaron
los que el vulgar aplauso prete ndie ron;
po rqu e, como las paga el vulgo, es justo
hablarle en necio para darle gusto.
Durante la revolucin industrial, Tocqueville seala cmo en "los siglos
aristocrticos, las artes tratan de hacer lo mejor posible, y no lo ms r
pid o y ba rato " par a un a m inor a es table y exigen te; m ientras qu e en la
dem ocrac ia aparece un a mul t i tud qu e no quie re se r m enos , au nq ue toda
va no teng a los recursos: qu e quiere (para dj ica m ente ) igualarse dis t in
gu in do se , y a la cual se pu ed e satisfacer con la simu lacin del lujo, lo
sublime barato, la dist incin al alcance de todos los bolsi l los. "No es que
en las democracias el arte no sea capaz de producir maravil las", es que el
negocio est en producir para la mult i tud. "En las aristocracias, los lec
tores son po cos y exigentes ; en las dem ocracias , cuesta me no s com pla
cer los y su n m er o es prodig ioso." (1840,De ladmocratieen Amque II, I
11 y 1 4.)
Tocqueville incluye en sus anlisis las artes aplicadas: "Casi todos los
re lo jes e ran exce len tes cuando no haba qu ien los tuv iese , fuera de
los r icos. Ah ora n o se hace n ms que relojes med iocres, pe ro todos t ien en ."
N o vivi para ver qu e la indus tria de l siglo XX re cu pe ra ra la ex igenc ia
"aristocrtica" de calidad, precisamente cuando la cultura, "democrtica
m en te" , emp ezab a a lavarse las m ano s an te un co nce pto t an du do so ,
pr eg un tn do se t i tubean te: Qu es la cal idad?
2. CALIDAD
Y
RELATIVISMO
El gigant ismo indust r ia l descubr i la cal idad buscando el xi to , como
una es t ra tegia compet i t iva que, adems, era t i l para es tandar izar . En
ca m bio , la cultu ra busca ba la calidad (la verd ad, la belleza, la pro fun di
dad) por s misma, como un absoluto que, al reiavizarse, la dej sin ms
rumbo que e l xi to operat ivo.
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El gran pbl ico (urbano, no e l de la cul tura popular dispersa por e l
campo) aparece con el tercer estado (los que no son aristcratas ni clri
gos) ,
la gente snob (sin t tulos nobil iarios), la burguesa, la clase media.
Y, a m ed ida qu e crece, el pb l ico de la cor te pie rde im po rtan cia re la t iva
en el vo lum en de la oferta y la d em an d a cultural . Pe ro n o slo en el volu
men. La nueva produccin cul tural , que empieza respetando los cr i ter ios
de ca l i dad de l a co r t e , l l ega a abandona r l o s , pa r a a f i rmar sus p ro
pios gustos . Todava Lo pe l lama n ecio a su pbl ico y M oliere se bu r la d e
los igualados que quieren a l ternar en la cor te {El burgus gentilhombre,
1670) , pero ya los romnt icos af i rmarn, contra los nobles , una nobleza
m s autnt ica: la del sent im iento, la naturaleza, los pu eblo s .
Este populismo del siglo xix l leg a ser en el la vulgata agresiva de
m uc ho s nacional is tas , nazis , com unis tas , terce rm un distas, m ul t icul tura-
listas: los criterios de calidad elitistas no son superiores; son degenerados,
antisociales, imperialistas, racistas, machistas. Su versin menos virulenta
es el relat ivismo: no hay diferencias de calidad, sino de gustos, culturas,
t radiciones . Cm o juzg ar la prod ucci n de los otros? Sen a af i rmar co m o
valores universales los cri terios part iculares de tales o cuales grupos.
A bu nd an las personas que razonan as, pe ro com pra n pro duc tos in
ternacionales de gran cal idad, por e jemplo: cmaras fotogrf icas , te levi
sores , r elojes , com putad oras . Ima ginem os ah ora un inspec tor qu e , en l a
fbr ica de es tas maravi l las , en vez de decir : Este lote es inaceptable ,
t rese a la basura; dijera: Po r un m ilme tro, no voy a herir los se ntim iento s
de dignidad de es tos seres humanos. Quin soy yo para imponer e l s is
tema mtrico decimal a todo el planeta? Ms que un error, esta diferencia
puede s e r l a exp re s i n de una i den t i dad d i f e r en t e : una au t en t i c i dad
ir repr imible , un mil metro prodigioso que as les naci.
Ta l escena impos ib le hace ver o t ra d i fe renc ia en t re e l g igant i smo
industrial y el cultural . Para la industria, la estandarizacin es deseable;
para la cul tura , lamentable: un mal necesar io , en e l mejor de los casos .
Esto facilita la insp ecci n d e la calidad in dustrial, pe ro com plica el ju ic io
sobre l a ca l idad cu l tura l . Cmo d i s t ingui r lo d i fe ren te de lo malo?
Dnde es tn las normas, pruebas , plant i l las , dechados, para la inspec
cin cul tural? Con qu autor idad se puede af i rmar que ta l t rabajo ar t s
tico,
l i terario, intelectual , no es ms que basura?
Estas dudas son anteriores al gigantismo cultural , pero antes no tenan
las mismas co nsecue ncias . En la cul tura ar tesanal , las di ferencias d e o pi
nin sobre la cal idad no t ienen el efecto mul t ipl icador del gigant ismo.
Si, para muchos respe tab les poe tas , l a poes a de Gngora no e ra ms
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que basura , nada poda impedi r que Gngora s igu ie ra produc iendo, sus
de t r ac t o r e s r ech azn do l o y sus ad m i rad ore s i mi t nd o l o . Pe ro s i de l
rechazo o la aceptacin depende un nombramiento, la as ignacin de un
presup ues to , el em pleo de num erosas personas , l a lucha por e po de r
en tre u no s grup os y otros, todo se complica al ha cer u n juic io de calidad.
Para juzg ar la cal idad, hay qu e ac eptar qu e exis ten cosas m al h ech as:
que hay produccin inaceptable , aunque t i rar t rabajo a la basura aumen
te los costos , ar ruine los presupuestos , ofenda la dignidad de personas
r e spe t ab l e s , p rovoque desp i dos , c ause dep re s i ones , a rme e scnda l os
o desemboque en un problema pol t i co . Pero ya l a s imple enumerac in
de consecuencias hace ver que e l gigant ismo cul tural no es un medio
ideal para la caUdad. N o hay que p er de r la paz por cuest ones tan re la ti
vas y discut ibles como la cal idad. Lo importante no son las obras mis
m a s ,
s ino sus efectos ope rat ivos: las ven tas , los pr em ios , los n o m br a
mientos , la aprobacin de presupuestos , e l curr culo. Esta sust i tucin
del juic io d e cal idad po r e l xi to operat ivo se observa tan to e n los me
dios acadmicos {no s s i es bueno o malo, pero cumple con todos los
requis i tos) como en los medios masivos (no s s i es bueno o malo, pero
se vende) y pol t icos (no s si es bueno o malo, pero apoya la l nea).
Lo m s notab le d e es te rela tivismo es qu e es un juic io d e valor qu e
niega las diferencias de valor, con todas las incongruencias del caso. Las
pers on as que raz ona n as, no slo rechazan los relojes qu e funcion an m al,
s ino (pr ivad am ente) toda la pro du cci n cu l tural qu e les pa rec e mala ,
au nq ue com o un rechaz o prct ico, subjetivo (ab an do na r la lectura de
u n l ibro) : n o com o un juic io objetivo de cal idad qu e pu ed an sustentar
en la i n s t it uc i n o em pre sa a la cua l pe r t en ec en . La i nc on gru en c i a
puede l legar a l ext remo de coronar objet ivamente , en vis ta de sus xi
tos, lo que ni siquiera acabaron de leer, porque les aburre. Esto l leva de
he ch o a aceptar e l xi to operativo co m o u n juic io objet ivo d e cal idad:
lo que se vende es bueno , lo que no se vende t an to es menos bueno; lo
qu e gana prem ios es bu en o , lo qu e tiene m eno s pu nto s cur r i cu la res n o
es tan bueno; lo que apoya la l nea es bueno, lo que es t en contra es
psim o. Al m ismo tiempo, se chism ean todos los enjuagu es q ue hay d e
por medio en el xito operativo. Lo cual no l leva a descalif icarlo, sino
a buscar lo indus t r iosamente aprovechando eseknow-how.
La pr isa por e l xi to operat ivo, eso que tanto disgustaba del mundo
indus t r i a l , se ha vue l to una ep idemia de l mundo cu l tura l . Empez por
unas cuantas personas de las cuales era e legante bur larse: las que ven
d an demas iado para se r respe tab les , ganaban todos los concursos , se
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metan a codazos en todos los repar tos , ent regaban curr culos de c ien
pg i na s y e s t aban s i em pre en l a pos i c i n po l t i c am en t e co r r ec t a . E l
fondo de las bur las era obvio: lo que importa es la obra , la cal idad, no
los supu estos indic ado res de ob ra y cal idad. Salvador No vo lo dijo cruel
mente de un personaje destacado: no t iene vida, t iene biograf a . Igual
pudo haber dicho: no t iene obra , t iene curr culo. Pero e l xi to operat ivo
es e l xi to operat ivo. Muchos de los que se bur laban empezaron a po
ners e nerviosos an te los xi tos de las m edia nas inf ladas po r los m to do s
indus t r iosos . Has ta que empez la es tampida . Hacer obras maes t ras?
Escribir para la historia? Sacrificarse por los siglos venideros? La idea
de la fama postuma, que tanto ha pesado en la cul tura occidental , y que
so co n la jus t ic ia de un futuro Juicio F inal, se fue eva po ran do hasta
reduc i r se a los qu in ce m inutos de ce lebr idad de And y Warhol .
Ser a absurdo c reer que en l a cu l tura nunca pesaron los in te reses
opera t ivos : econmicos , de poder , de pres t ig io inmedia to . Tan absurdo
co m o c reer q ue es tos intereses "reales" eran los valores de verda d, as tuta
o i nocen t emen t e enmasca rados . Los i n t e r e se s que pud i r amos l l amar
"i r reales" s iem pre ha n s ido im po rtan tes . D ante y sus lectores s cre an
en el cielo y el infier no . La ver da de ra n ov ed ad del siglo XX n o e st en la
aparicin descarada de los intereses "reales", sino en que se hayan vuelto
"irreales". El xito y el f i'acaso ya no son m er am en te opera tivos: son a lgo
as como el cielo y el infierno. No vender, no estar en las antologas o lis
tas del hitparade, no se r t an mencionado como o t ros , no t ener doc tora
dos y prem ios, no ser m iem bro de esto y aquello, n o salir en los perid icos
y la televisin, ser mal visto por una incorreccin pol t ica, es perder el
cielo y q u ed ar en los crculos da ntesc os d o n d e se to rtu ra a los f i"acasa-
dos;
aunque muchas obras val iosas es tn en e l mismo caso y, por e l con
t rar io ,
mucha basura t enga x i to .
Elknoxv howpa ra te ne r xi to se ha vuel to un a especie de sa ber d e sal
vacin, que logra cada vez ms conversos. Por lo mismo, buscar el xito
operat ivo dej de ser vergonzante en la cul tura , como antes en los nego
cios.
Hoy se escucha en los medios cu l tura les lo que an tes nada ms
de ca n los ejecutivos on theirway up.Vender , p rom ociona r , ga nar d in ero ,
recibi r premios , ganar votaciones , conseguir posic iones e levadas , fueron
aspiraciones m al vis tas en e l mu n d o cul tural , qu e se ha n vuel to leg t imas
y, po r lo m ism o, se m anif ies tan con n atura l idad y hasta inocen cia .
Es ta s nuevas a sp i rac i ones, qu e pue de n pa r ece r de sa g rad ab l em en t e
ambiciosas, son m odestas,
fi: ente
a l sueo de hac er a lgo que qu ed e (co m o
an tes se de ca ) . La nic a jus t i f icacin de escr ibi r , au n f ra casa ndo , es
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crear una obra maest ra , di jo contra s mismo Cyri l l Connol ly {La tumba
sin sosiego . Un l ibro del cual se vendan mil ejemplares al ao, a lo largo
de un siglo, es ms difcil de escribir que un bestsellerei cual se vendan
c ien mi l e jemplares en un ao , anot Erns t jnger {Autor y escritura .
Hay algo ms: se escriben de manera dist inta. El sueo de pasar a la his
toria ten a m uc ho d e i r rea l y de ino cente (com o hoy e l sue o d e t en er
x i to) ,
pero favoreca la calidad.
3. LA CULTURA ASALARIADA
La cu l tura asalar iada pr os pe r en la seg und a m itad d el s iglo XX gra
cias a l gigant ismo. En los s iglos anter iores , tener empleo de planta para
hacer un t rabajo cul tural no era desconocido, pero s excepcional . Lo
normal era la produccin independiente , subsidiada con recursos propios
o canonj as (ecles is t icas , cor tesanas) o sostenida como una act ividad
free lance
o mi c roem presa r i a l . E l t raba jo s e hac a pe r son a l m en t e . No
hacan falta administradores, funcionarios, sindicatos, financieros, ejecu
tivos, ve nd ed ore s , de l t r aba jo cu l tura l . La pr od uc c i n e ra a r t esa na l :
ind iv idua l o de grupos pequeos .
Cuando aparece la gran prensa en el siglo xix, y todava en los inicios
del cine y la televisin en el XX, la organizaci n tom a pr im ero la fo rm a de l
con t r a t i smo : un empresa r i o subcon t r a t a a p roduc t o r e s i ndepend i en t e s
(como en e l mundo de l a cons t rucc in) , que t raba jan con sus propios
recursos y ayudantes . Pero es ta forma evoluciona hacia la burocracia : la
gran corporacin que da empleo asalariado en sus propias instalaciones,
do nd e p rop orcio na los m edios de produc cin y los ayudantes . Evolucin
qu e cu lmin a en los consorcios trasnacionales de pren sa, l ibros, cine, rad io,
discos , videos , te levis in, te lfono s, sa t l ites , in ter ne t . Qu iz m a a n a
educac in .
En los pases sovit icos y en m uc ho s ot ros subd esarrol lad os tam bi n
se l leg al gigant ismo cul tural , aunque por razn de Estado: e l control
ideolgico , la af i rmacin naciona l . Por ot ra par te , con el ascenso d e los
universi tarios al poder, tanto en estos pases como en los otros, las uni
vers idades tuvieron una evolucin convergente: se mul t ipl ica la pobla
cin univers i tar ia , apa rece n los profesores e invest igadores de t iem po
completo, crece e l papel de la adminis t racin, surgen los s indicatos , la
ins t i tucin se vuelve gr an de y burocrt ica .
El gigantismo culmral debera producir mejores trabajos que la cultura
ar tesana l , porque t i ene ms recursos que un produc tor independien te ,
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po rqu e pu ed e rec lu ta r a gente d e m uc ho ta len to y po rqu e su re lac in
con el Estado o el mercado le da ventajas oligoplicas. Cmo explicar,
entonc es , qu e, a pesar de sus recursos y controles , produz ca tanta basura ,
ju n to a cosas excelentes? Cm o expl icar que la cul tu ra ar tesanal (qu e
tambin produce basura) pueda igua la r o superar en muchos casos lo
mejor del gigantismo cultural? En la cultura no hay ventajas de escala
para la calidad. El control burocrtico de las actividades culturales no
garantiza la excelencia. Por el contrario, u n a leyenda t pica del gig antism o
es la del hr oe q ue logra prod ucir algo excelente, a pesar de la buroc racia.
Pero hay que comprender la racional idad burocrt ica . La produccin
in te rconec tada de muchas personas requie re un mnimo de es tandar i
zacin, de objet ividad, de equidad, de controles . Con fundamento en
q u se va a apo yar esto y no aquello? C m o justif icar los pre su pu est os,
las decisiones? Desgraciadamente, la calidad cultural (a diferencia de la
indust r ia l ) no se pres ta al con trol operat ivo. N o hay cal idm etros: es tn
dares objet ivos integrables a l proceso de operacin. Cmo dis t inguir
(bu rocr t ica m ente ) a un gran mu ral is ta de cua lquie r ot ro contrat is ta?
Se puede obje t ivar e l nmero de met ros cuadrados de un mura l , medi r
el porcentaje de avance, controlar e l presupuesto, regis t rar la as is tencia
y puntualidad del pintor y sus ayudantes, verif icar los l i t ros de pintura,
pero cmo p lasmar en un es tndar impersona l ap l i cab le burocr t i ca
mente la cal idad pic tr ica? Se mide lo medible , aunque sea secundar io.
Se controla lo controlable , aunque la conexin entre los controles y la
ca l idad sea ind i rec ta , r emota , inex i s ten te o cont raproducente . En una
burocrac ia , lo qu e no se pu ed e m edi r y cont ro la r no es adm inis t rab le .
Lo cual sep ara el xito op erativo y la calidad , a costa de la calida d.
Pu ed en co incid ir , pe ro no es necesar io . C ua nd o hay qu e recor ta r un
pre sup ues to, y po r lo tanto los ensayos de un con cier to , lograr qu e p ue
da celebrarse en la fecha progra m ada y de ntro del presupu esto reco r tado
es un x i t o ope ra t i vo de l a ad m i n i s t r a c i n . Q u e l a o rq ue s t a t oq ue
m en os bien n o afecta ese xito: n o es algo cuantif icable. De igual m an er a,
cuando el s indicato de msicos anuncia a l di rector (poco antes de que
em pie ce el co ncie rto, y co n la sala l lena) qu e n o va a tocar si la adm inis
t racin no se r inde en a lgo que no quiere conceder , la imposicin es un
xi to . Lo m s nota ble de tod o es qu e ni la adm inis t racin ni el s indicato
tienen inters en qu e se toq ue mal . Sim plem ente , tienen m etas a jenas
a qu e se toqu e b ien o m al .
Supongamos que e l d i rec tor s busca l a ca l idad , que t i ene un o do
excepcional , que no deja pasar ni un detaUe menos que perfecto y que
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no se cansa de luchar por la msica, frente a la administracin, el s indi
cato, el pa tro na to y las l imitaciones de l gusto del p blic o y d e la cr ca.
Es to req uiere u na pas in, po r lo gene ra l mal co m pre nd ida : parec e des
mesura , voluntad de poder , egola t r a . En las burocrac ias presuntamente
democrt icas, la pasin por algo que los dems no ven, ni puede objet i
varse en cont ro les impersonales , parece un avasa l lamiento personal : un
exceso de subjetividad.
Y, s in em ba rgo , existe la cal idad objet iva, au n q u e no existan caUd-
m etros . Es pos ib le qu e un d i rec tor de orqu es ta (o de lo q ue sea) ha ga
juic ios capr ichosos , o aproveche e l poder que t iene para imponer sus
intereses, su nepotismo, sus malos gustos o su espr i tu gris . Pero tam
bin es posible que est viendo lo que los otros todava no ven, hasta
que logra presentar lo de manera convincente . Es pos ib le que un con
j u n t o d e c o n o c e d o r e s i n d e p e n d i e n t e s c o n c u e r d e n l i b r e m e n t e e n u n
juic io de ca l idad. Ms an : es pos ib le qu e un co no ced or reco noz ca qu e
a lgo es bueno , aunque no cor responda a sus gus tos pe r sona les , n i a l a
tradicin en la cual su gusto se form. El hecho de que no existan apara
tos para medir la cal idad en la cul tura no desmiente que la cal idad es
objetiva y apre ciab le. Tam po co existen apara tos p ar a catar vinos, y s in
embargo un catador puede hacer una apreciacin detal lada, que coincida
con la de m uch os otros catadores. Esta coinciden cia implica un refere nte
objetivo.
El problema es de in terconexin opera t iva . La obje t iv idad que opera
fc i lmente en un a burocra c ia es de reglas , de preferen cia meca nizables .
Cmo in tegrar un ca l idmetro personal en un proceso impersonal? En
la cul tura ar tesanal , e l prob lem a no existe. Cada pro du cto r ind ep en die nte
es su pro pio ca l idm etro , y cada u n o d e sus c l ientes y colegas tam bin .
Ni los clientes estn obligados a comprarle, ni los colegas a seguir sus
iniciativas. El l iderazgo consiste en hacer ver a oti 'os lo que no haban
visto, y el ase ntim iento (si se da) es volu ntario , au n q ue no sea explci to,
y a veces ni s iquiera cons ciente.
En la cultura asalariada, las cosas se complican. El liderazgo tiene que
ser recono cido y conver t ido en je rarqu izac in . Los crdi tos en las car te
leras {acadm icas, estatales, d e los m edi os masivos) tienen q u e ser je ra r
quizados , pac tados y formal izados . No p ue de ha be r du das (en las fo tos
oficiales, placas, marquesinas, desfiles, besamanos, l istas, orden de apari
cin, ta m a o de la letra , espacio de las oficinas y, de sde lueg o, sue ldos,
po de r y prerrogat ivas) de q ui n es el n m er o u n o , s iete , 23 o 104. El
valor de las personas y de las obras se reconoce en una escala unidimen-
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s iona l , donde se mide quin es ms . Los co legas subord inados t i enen
que disciplinarse, o renunciar, o sabotear, si no confan en la visin del
l der . Los co legas no subord inados t ambin pueden in te r fe r i r , y t am
bin p ue de n se r com pet idores en l a b squ eda d e poder , p res t ig io y pre
supues to . Los pos ib les saboteos de enf ren te , de aba jo , de a r r iba , de
afuera (donde t ambin hay co legas compet idores , p roveedores , c l i en
tes, reglamentaciones , prensa, re laciones pbl icas) se mul t ipl ican por la
interconexin. Ni la cal idad ni e l xi to operat ivo dependen de una sola
pe rson a . Las respon sabi l idades se en t rec ruz an y d i luyen . Lo cua l n o
favorece la calidad.
Cuando un cient f ico que t rabaja en su casa , en un exper imento deci
sivo,
n o a lcanza l a t em pera tura necesar ia en e l ho rn o y em pieza a ec har
al fuego los m ueb les , pu ed e ser un h ro e qu e busca la verda d, o un eg
latra que sacrif ica a su familia, o ambas cosas, pero el experimento no
depende ms que de l . En un contex to burocr t i co , su desmesura se r a
imposible o del ic tuosa. La adminis t racin no puede permit i r que e l pro
yec to consuma recursos no as ignados . El s ind ica to no puede permi t i r
que e l exper imento se pro longue ms a l l de l horar io convenido , o de
la fecha en que estal la la huelga.
La di ferencia de contexto afecta la cal idad. En una burocracia , e l m
sico o e l c ient f ico que t rabajan denodadamente por a lgo que los dems
n o ven, t ienen cargas mayo res (a cam bio de mayores recursos) ; lograr a l
mism o t i em po la ca lidad que buscan y e l cum pl im iento opera t ivo q ue l a
burocracia les impone. Lo cual no favorece la calidad, porque es pesado,
y porque induce a la salida fcil de limitarse al cumplimiento operativo, ol
vidando lo esencial .
En la cu l tura asa la r iada , hay que es ta r negoc iando cons tan temente
pa ra sacar ade lante lo que vale la pe na (mien tras se persis te en e l em pe
o ) . El qu e se pr eo cu pa p or e l proyecto A no se pr eo cu pa tanto p or e l
B;y, si est en p osicin d e votar po r algo qu e afecta a B, p u ed e co nc ed er
fcilmente algo que no es lo mejor para B, si el voto se lo pide un colega
qu e ha votado por lo mejor p ara A. Luc har p or la calidad de un concier to
o de un exper imento es pesads imo; aadir e l costo de las negociaciones
y los cum pl imientos b urocr ti cos , ex ten uan te ; mete rse en bron cas ad i
c ionales por lo que no me afecta di rectamente ser a excesivo. Hoy por
ti ,
maana por m , aunque l a ins t i tuc in se hunda a l a rgo p lazo . Las
mutuas dependencias , los chantajes , las pres iones amistosas , los paren
tescos, las alianzas, facilitan las negociaciones y la paz institucional, en
vez de la guerra, pero no la calidad.
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La cultura asalariada corroe el espri tu de sacrif icio porque la calidad
pu ed e que da r fue r a de l con t ro l de aque l l o s a qu i e nes r ea l m en t e l es
i mpor t a . Los bobos que no en t i enden nada de nada , l o s i r r e sponsa
bles qu e ven los da os posibles y no se m ueven pa ra im pedir los , los ma
leantes dedicados a sus fechor as , no apor tan nada a la cal idad, pero la
es torb an de m il m ane ras , que se vuelven o nerosas pa ra qu ienes s la bus
can. Onerosas operacionalm ente y tambin mo ralm ente , por e l e jemplo
corrosivo de ver el xito de los que se dedican al xito, olvidando todo
lo dems. Sacrif icarse por la calidad de un proyecto colectivo, con gente
q u e n o ve la difere ncia, ni est disp ues ta a sacrificarse, y q u e, en vez d e
ayudar, estorba o sabotea, no slo puede terminar en el f i~acaso de lo
que realmente importa, sino en el xito de quienes toman la cultura como
u n modus vivendi asalar iado igual que cualquier ot ro. Peor an: puede
terminar en sentirse ridculo frente al desprecio de los cnicos que creen
saber m ejor en qu consiste el Jue go y cm o gana r lo.
En las act ividades que requieren mucho personal es table o grandes
insta laciones , la s i tuacin no t iene ms remedio que dar la pelea por la
cal idad. Pe ro, cua nd o es posible , m uc ho s pref ieren sacr if icarse p or u n
proyecto propio de escala artesanal . Nadie me va a pagar un da dedicado
a qui tar u na co m a y ot ro a res ti tui r la ; m uc ho s ni s iquiera p u ed en ver la
diferencia; pero yo s la veo, y el resultado no depende ms que de m.
4. CALIDAD
Y
RECONO CIMIENTO
Los medios culturales se han vuelto menos entusiastas de la calidad
concreta de las obras que de sus xi tos abst ractos: los reconocimientos
que otorgan las univers idades , e l mercado, e l Estado, los medios . Hasta
las personas educadas , a l demostrar su admiracin por una obra , mu
ch as veces n o dice n: M ira q u maravilla Te fijaste en ese deta lle?; sino :
Sabes en c u nto se vendi? Ya viste en d n d e lo publica ron ? No c aba
tanta ge nte en la sala Lo me nc ion aro n para el pre m io M agno . Les te
el curr cu lo? Es D irector d e Invest igaciones I lus t res y m ie m br o d e la
Academi a Impe rmeab l e .
Pascal invent el clculo de probabilidades en su casa, como investiga
dor independiente . Pero hoy las matemt icas se hacen en cotos univer
si tarios cerrados para quienes no sean parte del sistema de acreditacio
nes.
Aunque las matemt icas , por su propia naturaleza, son ar tesanales
(u n trabajo p erso nal y m en tal , igual en casa qu e en la un ive rsid ad) , se
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ha canc e lad o la pos ib i l idad de hac er apor tac io ne s desde a fuera . N o
po rq ue n o se pu ed an produc i r , s ino po rqu e no hay quien l as rec iba . Los
fi lsofos, los historiadores, estn en un caso parecido, con la diferencia
de q ue su t rabajo p ue de interesar a l pb l ico n o grem ial . En es te caso, se
exponen a ser descalif icados como aficionados, periodistas, divulgadores,
aunque hayan hecho ms apor taciones que muchas medianas del c laus
t ro acadm ico. Esta peq uen ez de los me dios acadmicos desan ima, y es t
hecha para eso: para que nadie se meta en sus dominios ol igopl icos .
Tambi n l o s med i os mas i vos , como l a s un i ve r s i dades , consag ran
a personas valiosas y a mediocres lamentables, producen cosas excelentes
y toneladas de basura . Pero no es la misma clase de basura , ni e l mismo
t ipo de mediocres . Lo mejor de las univers idades suele ser minor i tar io;
y lo peor , toda\a ms mino r i tar io: n o le interesa abs olu tam en te a na die ,
se produce para e l expedien te de los cumpl imientos burocr t i cos , para
aad i r renglon es al cur r cu lo persona l y e l in forme dep ar tam enta l . Lo
m ejor de los m edio s suele ser m ayoritario; y lo peo r, an m s: se dirige
a los gus tos rud im entar ios , pa ra vender , aun qu e sea deg rada nte .
Las consagraciones of ic ia les , como el rating comerc ia l y e l c re den -
cia l ismo acadmico, pueden favorecer la cal idad o la mediocr idad. Los
Estados doctr inar ios pre m ian las posic iones correctas y pers ig uen la dis i
dencia , independientemente de la cal idad. Los ot ros , con ojo pol t ico,
m ide n el peso re la tivo de cada c l ientela y le co nc ed en (o no) refre nd ar
of ic ia lmente las consag raciones qu e pr op o ne n (sin olvidar las preferen
cias de los funcionar ios en turno, que tambin t ienen su corazonci to) .
Al cielo oficial ( l ibros de texto, museos, monumentos, nombres de calles,
sel los postales, nombramientos, premios, becas) se l lega de maneras muy
diversas: poli t iqueos, concursos, consensos, caprichos, azares, y hasta la
simple calidad.
Tanto las consagraciones of ic ia les como las comerciales y acadmicas
con verge n en los m edios de com unica cin : busc an la reson anc ia y t ie
nen los recursos necesar ios para hacer ruido. Adquieren as una especie
de equiva lencia en e l r en om bre . Ind ep en die n te m en te d e su or igen sec
tor ia l , y de los dis tintos procesos d e rec on oc im ien to, se convier ten en lo
mismo: noticia, notoriedad, repercusin social . En el mejor de los casos,
esto favorece la produccin valiosa del gigantismo, pero deja en si lencio
la produccin val iosa que no hace ruido, ya sea porque se concentra en
que la produccin sea val iosa , descuidando la repercusin, o porque no
t iene recursos para hacer ru ido , o porque no l e gus ta hacer lo . En e l
peor de los casos, la repercusin favorece la basura: la vacuidad que ya
ha tenido xi to , o que lo adquiere por la repercusin.
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Hay m uch as quejas po r la injusticia de to do esto, especialm ente cu an do
se comparan las obras valiosas que pasan en si lencio con las mediocres
qu e ha cen rui do . Pero lo ms pernicioso de to do n o es la injustic ia , s ino
la dis t raccin. C ua nd o la a tenc in pasa de la ob ra a su rep ercu sin , deja
de escucharse l a obra misma: p ie rde sen t ido haber la produc ido . Dis
traerse de la calidad hacia el xito es una especie de nihil ismo cultural
que da e l mismo valor (o sea ninguno) a lo que t iene e l mismo xi to .
U n cuad ro im portan te y ot ro s in importancia valen m uc ho , si se vendiero n
en un mi l ln de dla res . U n l ib ro im por tan te y o t ro s in im por tanc ia
valen po co , si se ve nd iero n po co .
Lo importante de un cuadro (s i es importante) es lo que dice y cmo
lo dice , no en cunto se vendi. Pero es di f c i l que los medios pongan
de mani fiesto eso im por ta n te , con una bu en a reprodu cc in y un a d i scu
sin interesante de la tcnica del pintor. Lo fcil es dar la nocia de la
subasta , com par ar los precios a lcanzado s, co m en tar la puja y los antece
dentes del comprador, fotografiar a las personas notables, difundir los
chismes. As , los indicadores de xito susti tuyen el aprecio concreto de
la calidad.
Por eso hay gen te que p ^ a ms po r un a pre nd a de vest ir mal diseada
o acabada, si t iene una e t iqueta de pres tigio, y gente q ue , pud ien do com
pra r cuadros bu eno s de p in tores m eno s conoc idos , se s i en te ms segura
comprando cuadros s in importancia de pintores con renombre. Las prue
bas de mercadotecnia han demos t rado que un bu en per fum e demas iado
bar ato p arece q ue h ue le m en os bien, y si a lguien se tom ara la mo lest ia
de hacer pruebas semejantes en la cultura l legara a resultados parecidos.
Por e jemplo : un cuadro admirad s imo, de l cua l se acaba de probar que
es falso, se deja en el m use o, pe ro co n el rtu lo co rre sp on di en te (falso
R em br an dt ) , y se hac e un a encuesta . El resul tado pred ecible es qu e e l
mism o cuad ro , en el mism o lugar , parecer m eno s bu en o .
De igual manera, una demostracin cientf ica publicada en una revista
aca d m ica de un pas de seg un da clase (ya no se diga fuera d e los me
dios acadmicos) no demuestra nada: nadie perder e l t iempo leyndola .
Y un f raude c ient fico pu bl icad o en u na revista de p r im era c lase ser
recibido como la verdad, por los indicadores externos, no por la verif ica
cin personal de su contenido. Esta ver i f icacin personal , que se da
tambin al leer , escuchar msica , ver un cuadro, andar en un espacio
arqui tectnico o sumergirse en una pel cula , es lo importante de la cul
tura , pero es precisamente aquel lo de lo cual nos dis t raen los indica
dores ex te rnos .
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El verd ade ro recono c im iento d e un a obra es recor re r la , cono cer la ,
ver que funciona maravi l losamente , exper imentar la . Lo importante de un
po em a im po rtante es lo qu e dice y c m o lo dice, n o el currcu lo del a utor.
Pero cada vez ms se leen currculos, no textos. En las solapas de los l i
bros, en las reseas, en las entrevistas, en las presentaciones ante el p
blico,
los t ex tos no aparecen como exper imentos de l ec tura , como ex
periencias dignas de ser vividas por el lector, sino como hitos en la carrera
de xi tos del autor . Los homenajes no consis ten en crear la s i tuacin
necesar ia para que se escuche la obra , s ino en const rui r mausoleos para
enterrarla viva, bajo una letana que enumera sus xitos: para que se escu
ch e e l obi tu ar io , no la obra . El c ie lo y e l inf ierno, q ue da ba n pre m ios
y castigos en el ms al l, han descendido aqu y ahora a la cultura. Sus
nge les pasan repa r t i end o ob i tuarios . Para que n o veamos cuadros , s ino
f irmas y precios . Para qu e n o leam os poem as, s ino cu rr culos .
En la cul tura del obi tuar io , lo importante de una beca no es la ayuda
prct ica para hacer a lgo val ioso: es e l hecho mismo de haber la recibido,
la medal la en e l pecho hasta e l f in de los empos. Con resul tados poco
prc t i cos . Los que rec iben becas pueden produc i r basura impunemente ,
porque las ins t i tuciones no se equivocan: la beca misma es la demostra
cin d el valor de la ob ra; y, en con secu enc ia, los qu e n o las pi de n, o n o
las reciben, aunque produzcan algo muy val ioso, no valen: quedan f lo
tando en e l l imbo o hundidos en e l inf ierno. De igual manera , lo impor
tan te de en t ra r a u na acade m ia no es l a op or tun ida d de hace r cosas
val iosas en su seno, s ino e l mero hecho de recibi r e l nombramiento: un
paso ms en la carrera de honores a la glor iosa cremacin.
En e l mundo de los negoc ios se publ ican manuales para t repadores ,
que inc luyen desde cmo ves t i r se , cmo presenta r un cur r cu lo que
vis ta , cmo planear una carrera de ascensos , cmo hacer pol t ica pru
dente y capital izar los xitos, cmo ganar amigos e influir sobre las per
sonas , c m o lograr las re laciones que p ro du ce n y dejar las q ue no pro
du ce n , cm o tene r ac t i tudes pos it ivas y neg oc ia r con pro ve ch o p ara
ambas par tes . En el mundo de la cul tura , muchas de es tas cosas ya se
prac t i can , au nq ue todava no aparece n los m anua les : Em pieza po r sacar
una l i cenc ia tura ; cu la te a como d lugar en t a les grupos , r euniones ,
publicaciones; corteja a Fulano y a Zutano, que t ienen las l laves de esto
y aque l lo; pub l ica en do nd e hay qu e publ icar y m en cio na a los qu e hay
que mencionar ; busca e l doc torado , p ide becas , smate a l as buenas
causas , observa a ten tamente hac ia donde sopla e l v ien to , no t e quemes
Jam s , gan a pu nto s y pos ic iones : de u n a cu m bre ga na da es m s fc il
sal tar a otras; acu m ula , ac um ula: esa es la ley y los pro fetas.
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Poco an t e s de su m ue r t e (y de spus de hab e r he ch o un a fo r t un a ) ,
Andy Warhol declar que "No hay ar te ms fascinante que ser bueno
pa ra los negocios". Dijo lo mism o con su obra, intel igente y vacua: N o hay
nada que dec i r , excepto que no hay nada que dec i r . Pero es ta nada
hay qu e decir la con el form ato y e l em pa qu e de es tar dic ie nd o algo, n o
con el si lencio; con todo profesionalismo, con aplomo sostenido, ganando
pu nto s y acum ulnd olos . Un a resea escanda lizada o de snobish apeal
l leva a las otras, genera entrevistas y nuevas exposiciones, monografas,
ventas , maravi l losas ventas . Qu mil lonar io esnob no exhibir orgul lo-
sm ente l a repro duc c in exac ta de un a la ta de sopa Ca m pbel l ' s firmada
por Warhol? El t ema ins l i to , su repercus in en los medios , l a con
sagracin d e m onograf as y m useos, el precio e levado, dicen m s que e l
cu ad ro y lo convier ten en u naconversation piecep ar a las visitas. El x ito es
todo lo que hay que decir .
Cuando Borges imagin a un Pierre Menard que volviera a escr ibi r
l i tera lmente e l Qui jote demostr que no era bueno para los negocios . De
haber dominado, como Warhol , e l ar te ms fascinante de todos, hubiera
conver t ido esa ocur re nc ia en u na indus t r ia posm ode rna : co brar rega l as
por e l Qui jote , reescr i to l i tera lmente por Borges , con un prlogo mara
villoso.
Buscar e l xi to por e l xi to es una vacuidad de larga t radicin, en
la prct ica . Lo novedoso es que se ha vuel to una aspiracin leg t ima
en la cultura, que distrae de la cultura misma, con efectos corrosivos
par a la calidad, hasta en aquellos qu e la busc an. Para qu esforzarse po r
la calidad, si nadie ve la diferencia? Cmo oponerse a las cosas mal he
chas, vacuas o mediocres, cua nd o t ienen todas las credenciales del m un do ?
La ap lanadora o l igocr t i ca de l reconoc imiento (acadmico , es ta ta l ,
comercial ) resuena en los medios y rebasa la s i tuacin descr i ta por Toc-
quevi l le (una ar is tocracia que exige cal idad, f rente a una democracia
que aspira a la cal idad, pero se conforma con las apar iencias) . Es una
nueva s i tuacin en la que ya no importa e l gusto concreto de la cal idad,
s ino e l reconocimiento abst racto del xi to .
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