Tus Manos Final

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 1  Tus Manos Gina Briceño

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Libro Tus Manos Final

Transcript of Tus Manos Final

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    Tus Manos

    Gina Briceo

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  • 3

    TUS MANOS Primera parte

    Gina Briceo

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    PQ8550.12

    R43T8 Briceo, Gina, 1955-

    Tus manos : primera parte : [Recurso electrnico] / Gina

    Briceo .-- Mrida, Venezuela : [s.n.], c2014

    1 recurso en lnea (79 p.) : il.

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    propiedad intelectual de la autora y citar la fuente

    en caso de su uso.

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    2014 Gina Briceo [email protected] Correccin: Algi Ocando, [email protected] Diseo de Portada: Rolando Mendoza Edicin electrnica: Rolando Mendoza, [email protected]

    Depsito legal: lfi0742014200973 Terminado 9 de Noviembre de 2013 Montado electrnicamente Mayo 2014

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    AGRADECIMIENTO

    A la vida porque me permite amar.

    Al Sol por alumbrarme el camino.

    A ti, Maestro del Amor Universal

    Baghavam Sri Sathya Sai Baba,

    por ayudarme a transformar mi existencia.

    Namasth

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    INDICE

    Introduccin 13

    Un verdadero Maestro Espiritual 15

    La partida 18

    En los albores del recuerdo 22

    El llamado del Maestro. 30

    Reencuentro con mi amado Baba. 35

    Preparada para servir.. 40

    La alfombra de Mndalas Doradas 43

    Reencuentro de almas 46

    El retorno 50

    Un libro muy ansiado.. 53

    Tiempo de servicio 56

    Omnipresencia en el servicio.. 57

    Vine a limpiar tu corazn. 61

    Tiempo de confusin 64

    Y sus manos surgieron del manantial... 67

    Regreso a la vida.. 72

    La evolucin... 74

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    No crean en nada simplemente porque lo diga la tradicin, ni siquiera aunque muchas

    generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan credo en ello durante muchos

    siglos.

    No crean en nada, por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen.

    No crean en nada porque as lo hayan credo los sabios de otras pocas.

    No crean en lo que su propia imaginacin les propone; pueden caer en la trampa de la mente

    No crean en lo que dicen las sagradas escrituras slo porque ellas lo digan. Indaguen sobre todo.

    No crean a los sacerdotes slo por lo que hablan, ni siquiera a ningn otro ser humano.

    Crean nicamente en lo que ustedes mismos hayan experimentado, verificado y aceptado

    despus de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia.

    BUDA

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    Con entrega, a mi Maestro

    TIEMPOS IMBORRABLES

    Donde est tu mirada est la ma,

    donde est tu misin, mi corazn est.

    En dnde quedaron aquellos tiempos felices colmados de alegra,

    los tiempos del reencuentro con tu delicada forma,

    los tiempos imborrables de Prassanthi Nilayam?

    Oh, Baba! Con Amor mi corazn te nombra,

    siente tu ausencia al ver que tus ojos ya no estn.

    Slo el Amor qued con mi melancola,

    slo tu andar silente va conmigo

    mi ser clama por ti de noche y da,

    necesito de ti Maestro del Amor, eterno amigo.

    DEDICATORIA

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    PRESENTACION

    Un pensador dijo en cierta ocasin que lo nico que nos puede garantizar el hecho de

    permanecer con vida es un estado de atencin y alerta constante. Para m, es esta una de las ms

    importantes certezas que uno como ser humano vivo puede llegar a tener, y creo tambin que el

    nico modo posible de acceder a otras de las dimensiones que comprenden nuestra realidad, es

    partiendo de un verdadero estado de atencin.

    Es as como Gina Briceo describe los cambios tan profundos que ha experimentado a raz

    de su encuentro espiritual y fsico con Sai Baba, de cmo empez a desarrollarse en ella ese

    estado de percepcin y de atencin que le ha permitido desde entonces ser testigo y a la vez

    protagonista de toda una serie de eventos y sucesos extraordinarios que rayan en lo increble y en

    lo inverosmil, pero que, como ella misma escribe en alguno de sus tantos momentos de

    incertidumbre: "... En esos momentos no saba qu hacer, o a quin acudir".

    Tambin debemos tener en cuenta que la autora de este trabajo es en esencia una poetisa

    de la ms pura expresin, donde su visin del orden en el mundo material se conjuga con una muy

    refinada sensibilidad, desembocando esto en dotes que tambin le resultan afines, como lo son la

    pintura y la escultura.

    De tal manera que, en este poder, en esta fuerza primordial, donde la energa vital del ser

    se canaliza a travs de las manos, Gina logra un campo para su encuentro con la divinidad; nada

    ms sorprendente, emotivo y aleccionador, que el hallazgo de un ser supremamente creativo como

    lo ha sido Sai Baba, quien, a pesar de haber tenido tantos detractores y crticos modernos, no ha

    podido resultar opacado, siendo que su vida y su obra se encuentran en vigencia hoy ms que

    nunca, quizs no tanto en algn lugar en particular, sino en los espritus, en los corazones, y en las

    manos de todas aquellas personas que le son fielmente devotas, y que, como Gina Briceo

    continan insistiendo en remontar la experiencia que trae el contacto con la divinidad, y que

    cuando la misma es transmutada y aplicada en virtud del bienestar de nuestros hermanos,

    funcionara como una extensin atemporal de ese ser divino.

    Para que esto resulte, Gina no cesa de recordarnos con sus relatos lo importante que

    resulta desarrollar el germen del amor incondicional, la comprensin hacia nuestros semejantes, la

    compasin en medio de nuestra condicin mortal, el esfuerzo para forjar una voluntad a prueba de

    la ignorancia, el desconocimiento, y la impaciencia que ciegan en un mundo donde se pregona

    avance y evolucin, pero cuya miseria realmente reside en el abismo que separa al ser de su

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    naturaleza divina, de sus virtudes espirituales, y por consiguiente de su capacidad de amar a

    plenitud.

    Tus Manos, adems de representar una obra que viene a refrescar lo que ha sido la

    presencia de Sai Baba entre nosotros, introduce al lector en el campo de los misterios divinos, de

    la certificacin de sus milagros, del ejercicio de la ms excelsa forma de practicar la alquimia, como

    lo es la creacin a partir de las sustancias primigenias del universo, la visualizacin y la

    transmutacin con las manos, poderes que Sai Baba supo mostrar y poner al servicio del mundo

    de manera desinteresada, y que ahora se recrean en esta obra sucedida de aventura, valor,

    creatividad, poesa y amor.

    Tus Manos, a mi juicio, debe ser tomada como punto de partida en la retrospeccin al

    momento de poder entender un poco ms lo que representa el poder de la divinidad aqu en el

    planeta Tierra, como expresin afectiva sobre las pasiones humanas, as como la fuerza suprema

    que inspira la prctica del amor y la confraternidad entre quienes perviven a partir de la condicin

    humana. El primer paso hacia el entendimiento y la comprensin del alcance de la fuerza que hay

    en la voluntad, conduce a la accin creativa, donde la palabra es la clave que sirve para afinar la

    resonancia que hay en los sentidos como un todo despierto y enterado de su propia historia, es

    decir, afianzado a la vivencia y al cambio que produce semejante experiencia humana.

    Hay an mucho trabajo por hacer, tanto en lo individual como en lo social, ambos retos que

    al final se trenzan... As, el camino andado es vala de vida para quien lo transita despierto e

    inocente a la vez, es referencia en la expansin del universo creativo, desde las manifestaciones

    ms simples y alertantes, hasta la crudeza y parentesco que encarna la percepcin femenina del

    mundo, con su propia capacidad de dar a luz, y su natural convenir de dispersar la semilla de la

    vida nuevamente.

    Douglas Uzctegui

    - Escritor y poeta -

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    COMENTARIO

    Definitivamente, dos almas pueden unirse desde dos distancias fsicas lejanas, cuando se

    encuentran conectadas en el espritu. Encontrarse con un ser al cual se le reconoce como Maestro

    es una gran obra de esfuerzo y de crecimiento espiritual.

    La sencillez marca la humanidad de Gina Briceo, quien ha desempeado mltiples

    facetas en su vida: hija, hermana, madre, amiga, poetisa, escultora, pintora, escritora y

    psicoterapeuta. Con gran esfuerzo, ella ha ahondado en los caminos de la espiritualidad, en la

    bsqueda por conocerse a s misma.

    Es pues, en este andar, donde su ser se reencuentra con el Maestro Sathya Sai Baba y

    comienza a desencadenarse un sinfn de aventuras que la llevan a viajes de peregrinaje como sus

    travesas a Puttaparthi, donde el Maestro construy su Asrham, Prassanthi Nilayam, la morada de

    la paz eterna; Himalaya, el camino hacia el cielo, como se le conoce; Mont Abu en Rhagastan,

    ciudad de los adoradores del sol, entre otros lugares ancestrales que marcaron las huellas de su

    sendero espiritual. Pero ms all de todo esto, en su incansable bsqueda, comienza el viaje ms

    importante, que la lleva al lugar donde muy pocos hombres han llegado: a lo ms profundo de su

    ser interior.

    Una gran conexin surge entonces entre ella como discpula y Sri Sathya Sai Baba como

    su Maestro, lo que da pie a que Gina sea ahora gua para muchos.

    En este libro, la autora nos deleita con sus vivencias y nos ilustra, de manera sencilla pero

    profunda, cmo su vida dio un giro con algunas de esas experiencias con su amado Maestro

    Espiritual, despus de que ella decidiera seguir sus enseanzas y tomar su palabra como la suya

    propia.

    Vctor M. Pea Idrobo

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    PRLOGO

    Es tiempo de escribir. Este libro ha estado esperando mucho tiempo para materializarse y

    salir a la luz pero, la orden divina no espera y, a veces, el tiempo tampoco.

    No escribir para alguien en especial, ni para un grupo de personas con distintivos;

    escribir para todas aquellas almas que, impulsadas por la divinidad de Sri Sathya Sai Baba y, a su

    debido tiempo, les toque leerlo.

    Muchos devotos y no devotos de Sai Baba, han tenido y siguen teniendo un sinfn de

    experiencias de todo tipo con l, unas ms sencillas, otras ms profundas. En este libro, uno ms

    de tantos escritos en su nombre, me dedicar a dejar por sentado la gloria y las huellas de mi

    Maestro en mi camino espiritual, mediante algunas de mis vivencias personales con l, quin sola

    expresar:Nada ms genuino que la propia vivencia. Les aseguro que no hay mejor garanta que la

    experiencia vivida de cada quien.

    Cada lector podr apreciar o rechazar el contenido de este libro, ya que cada quien es libre

    de hacer con esta informacin lo que considere a bien. S que algunos se identificarn con el

    mismo y que otros podrn llegar a descalificarme y hasta tildarme de loca, mas no importa, hoy s

    que todo forma parte del juego divino.

    Son muchos los que creen que con la partida fsica de Baghavam Sri Sathya Sai Baba,

    todo se detuvo en el tiempo, al contrario, me atrevo a asegurar que, minuto a minuto, hora tras

    hora, da tras da, nuestro Maestro sigue guindonos e impartiendo sus enseanzas desde el

    impulso glorioso de su corazn universal al corazn individual de cada uno de nosotros.

    Mientras tanto, el tiempo sigue transcurriendo inexorablemente, con sus altos y bajos, con

    sus grandezas y pequeeces, con sus desafos y sus miedos, con sus alegras y sus penas, con el

    desamor y el Amor Incondicional, ese que Sathya Sai Baba supo representar en este teatro de la

    vida con ntida lucidez, con aplomo y gallarda, como gran guerrero de la luz solar y que, a su vez,

    permiti que nuestros corazones tambin se contagiaran de l.

    En este nuestro tiempo terrenal, su misin contina y continuar. Es una misin que nunca

    tendr fin, ni all, ni aqu, ni ms all porque el Amor divino permea el tiempo y el espacio y porque

    por el Amor existimos, por el Amor somos y por y para el Amor nacemos.

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    INTRODUCCION

    Cada da la vida se levanta imponente sobre la Tierra con sus matices de colores

    entrelazados en luz, vibracin y sonido. Un sonido sutil que casi no se escucha, una suave

    vibracin que casi no se siente y un halo de luz que casi no se ve.

    Para poder escuchar, ver y sentir la magistral danza csmica de la vida, hay que apartar el

    velo que cubre nuestros ojos y que nos ha impedido comprender lo que la vida, con su significado

    profundo, nos viene repitiendo a lo largo de siglos y de manera idntica.

    Y para ayudarnos a apartar este velo, esta espesa neblina que nos mantiene sumidos en la

    obscuridad e ignorancia de quines somos en realidad, estuvo entre nosotros en forma humana, el

    Avatar Sri Sathya Sai Baba.

    Los Avatares o encarnaciones divinas, son seres con plena conciencia de su divinidad. De

    all que ellos pueden mostrarnos sus grandes dones, cualidades, y hasta las manifestaciones de

    poderes con los que vienen dotados. Las palabras se quedan cortas para expresar lo que

    realmente son estos seres divinos. En el caso de Sri Sathya Sai Baba, fueron tantos, pero tantos

    los roles que desempe mientras se encontraba con nosotros en un cuerpo fsico en este plano,

    que lleg a traspasar las fronteras de la Tierra para marcar sus huellas en el tiempo, con slo

    derramar su inmenso Amor compasivo sobre toda la humanidad.

    El servicio fue una constante en sus enseanzas, pues sola decir que servir a otros era lo

    mismo que servirse a uno mismo. l fue, es y seguir siendo el genuino ejemplo de Amor

    incondicional, que nos instaba continuamente a amar a todos.

    Mltiples facetas nos dej ver constantemente a quienes le seguamos. Lder humanista,

    Maestro Espiritual, gua, consejero, poeta, compositor, visionario, hermano, padre y hasta madre

    en ciertas ocasiones, ensendonos que todos los caminos espirituales tenan su valor, y que si

    bien ramos cristianos, evanglicos, musulmanes, o pertenecientes a cualquier credo, en el

    momento mismo que llegramos a l, seramos mejores cristianos, mejores evanglicos, mejores

    musulmanes; recordndonos siempre que l no haba venido a crear una nueva religin, sino a

    unificarlas mediante el Amor Universal pues, con difanas palabras repeta: La religin sin Amor,

    no es religin

    Sathya Sai Baba, para los que no lo saben, naci en un pequeo pueblo, al sur de la India,

    llamado Puttaparthi. Edific su Asrham (templo), el cual era conocido por todos como Prassanthi

    Nilayam, la morada de la paz eterna. En este lejano y apartado lugar de la India permaneci todos

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    los aos de su existencia. Desde muy nio comenz a mostrar sus dones, habilidades y poderes

    divinos y a la temprana edad de 14 aos, anunci su gran misin.

    Innumerables son los aportes que llev a cabo, dejndolos luego al servicio de la

    humanidad, todos ellos realizados con bases firmes y slidas en el servicio altruista. Sin embargo,

    la labor ms significativa e importante de este ser de luz fue conducirnos a la transformacin del

    carcter, el corazn y el alma.

    Todos los que llegamos a tener la dicha gratificante de haber recibido su llamado, podemos

    certificar que hoy, a tan poco tiempo de su partida fsica, nos dej un invalorable legado de sus

    enseanzas: la unidad a travs del Amor Universal y el Programa de los 5 Valores Humanos

    Universales para la transformacin del carcter del individuo.

    S, amados hermanos espirituales, Baghavam Sri Sathya Sai Baba dej un libro repleto de

    historia en la eternidad de la vida. l marc sus huellas en la Tierra con cada paso dado. Con su

    sencilla tnica anaranjada cual sol de otoo, se hizo reconocible en cada aparicin, con su

    compasivo Amor incondicional por todos los seres penetr hasta en los ms recnditos lugares del

    planeta, y con su gran dulzura invadi nuestros transformados corazones.

    Ahora, en el alba y el ocaso, su palabra resuena como un eco, recordndonos dulcemente:

    Despierten, despierten, despierten ya es la hora. Ustedes son mucho ms que ese cuerpo.

    Recuerden, cada uno de ustedes es un chispa del amor divino, slo que lo olvidaron y estn

    dormidos.

    Este sola ser tan slo uno ms de sus mensajes hacia quienes lo seguamos. Por lo tanto,

    bien vale la pena enfatizar sobre el mismo pues, el despertar es la esencia de todas las

    enseanzas de los grandes maestros espirituales y tambin, la leccin ms poderosa que

    debemos aprender. Estar despiertos equivale a redescubrirnos, a reconocernos, a hondar ms en

    nuestra verdadera realidad, quitndonos las caretas que nos hemos colocado al negarnos la luz,

    para as llegar a sincerarnos con nosotros mismos y con los dems y ser fieles a nuestra propia

    consciencia.

    HOSANA A SU GLORIA HOY Y SIEMPRE!

  • 15

    UN VERDADERO MAESTRO ESPIRITUAL

    La India es una de las culturas ms milenarias del Oriente, fue all dnde surgi el

    pensamiento filosfico del ser. En la India la espiritualidad se vive y ella impregna la vida de cada

    individuo, muy a pesar de que, muchos tergiversen su verdadera esencia. A la India se le conoce

    como la cuna de la espiritualidad por su amplia gama de creencias religiosas, por ende, mltiples

    maestros espirituales, genuinos y hasta falsos, desfilan por las calles y templos de India. Pero,

    cmo saber, cmo poder identificar a un verdadero Maestro Espiritual? El corazn lo sabe y lo

    siente, es como haber descubierto un amigo antiguo y eterno. Es algo as como identificarse con

    una gota de agua que va sumergindose en el ocano para sentirse parte de l.

    Un Maestro Espiritual es un blsamo de Amor para el corazn, es el verdadero vehculo

    para que el alma se conecte con la divinidad. Cuando un Maestro nos acoge bajo sus alas, es una

    bendicin en el proceso evolutivo de las almas.

    Un verdadero Maestro se reconocer por su magntica e inmensa aura que se compara

    con la luz del sol. Con ella, l puede llegar a equilibrar el ser y la psique de aquellos que se

    encuentran a su alrededor. Sus palabras son fuerzas celestiales que tocan el corazn y que

    emanan del manantial divino.

    En el plano terrenal, el Maestro es un ser diferente a todos, ya que su vida no le pertenece

    porque sacrifica su comodidad personal con el fin de servir y transmutar el karma de todos con

    quienes entra en contacto. l, dispone de mayores poderes cunto ms se entrega a su funcin

    divina y, aunque es la personificacin del sacrificio y la expansin de la conciencia divina, se

    encuentra sujeto a algunas de las limitaciones de la existencia humana. Durante su vida, sufre una

    transfiguracin que le permite despertar a su propsito divino. Su vida consiste en el servicio

    constante y en la comunicacin de la sabidura divina espiritual que se ha transmitido a travs de

    todos los tiempos.

    Un Maestro Espiritual nos ensea que nada ocurre por azar o, por casualidad, ya que casi

    todo lo que nos acontece en el camino de nuestras vidas, est relacionado con el aprendizaje del

    alma y la sincrona del destino. l sabe bien que ciertas dificultades que atravesamos son los

    obstculos que hemos creado con la accin equivocada y que, de no haber sido capaces de

    enmendarlas, se quedan acumuladas durante muchas existencias. El Maestro sabe cmo mitigar el

    dolor que generan estas acciones y, hasta puede aliviar el karma (accin positiva o negativa) de un

    discpulo pero no eliminarlo del todo pues violara las leyes celestiales. Sin embargo, en ocasiones

    el karma negativo puede convertirse en una bendicin con la ayuda del Maestro. Para l no cuenta

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    el tiempo que hayamos pasado en un proceso turbulento o, cunto ms necesitemos pasar, lo que

    cuenta es que no nos quedemos apegados a ese proceso doloroso.

    El Maestro entiende que cada alumno debe aventurarse en la parte positiva y negativa de

    las cosas pues es la nica manera de llegar a pulirse en el discernimiento, aspecto primordial para

    transitar el camino espiritual. A l no le interesa si somos buenos o malos, para el Maestro todo es

    bueno, y por ello, nos ensear a morir en lo negativo para luego aprender a vivir y morir en lo

    positivo. El Maestro jams reaccionar ni juzgar, por tal motivo, nos advertir que reaccionar slo

    crea ms karma adicional. De igual manera, nos guiar amorosamente para que enfrentemos

    todas las circunstancias con compasin hacia nosotros mismos y hacia los dems.

    Por consiguiente, se requiere de una voluntad tremenda por parte de un alumno realizar el

    trabajo exigente (y en ocasiones duro) que se necesita para conseguir una autntica

    transformacin.

    Al trabajar unidos con un Maestro Espiritual, ste se ocupar de nosotros en todos los

    sentidos, lo cual nos har suficientemente fuertes para soportar la presin que conlleva estar

    viviendo solamente afuera en el mundo. Pero, lo ms difcil de lograr es ganarse el corazn de un

    verdadero Maestro, pues la relacin que se desarrolla entre un Maestro y el alumno es un vnculo

    sanador, divino. A travs de sta unin, l nos ensear que el servicio y el Amor incondicional

    son los mtodos ms expeditos para sanar nuestras enfermedades fsicas y espirituales, como

    tambin nuestro desamor.

    Cuando con humildad y desinters le ofrecemos nuestros actos a un Maestro, a cambio, l

    nos brindar iluminacin pues, siempre estar plantando en nosotros las semillas de la bondad y la

    luz para que nosotros, a su vez, tambin nos convirtamos en conductores de Amor y luz.

    Sin ir ms lejos, un verdadero Maestro Espiritual nos ensear que todos somos chispas

    divinas y que, mientras vayamos andando por la vida de manera imperfecta, l nos estar

    dotando de alas para perfeccionar nuestro vuelo.

    Con su sabidura e inteligencia, un Maestro sabr todo cunto hayamos practicado en el

    camino, a l no se le puede engaar. l nos pulir como se pule una piedra y, en la metodologa

    que escoge para cada alumno, se mostrar en ocasiones severo, pero luego, su dulzura se

    derramar en el abrazo acogedor de una madre divina para aliviarnos el dolor.

    Es as, como la gratitud eterna se convertir en una parte natural de nuestra vida hacia

    aquel verdadero Maestro que, tan amorosa e incondicionalmente, nos ha liberado mostrndonos la

    senda hacia la luz celestial. Es cosa de cada quin elegir adherirse a la verdad de sus enseanzas,

    las que tanto se necesitan para alcanzar las cumbres ms elevadas del espritu; porque un

  • 17

    verdadero Maestro Espiritual nos ensear, exactamente, cul es la ciencia, la tecnologa y el

    conocimiento divino que necesitamos aprender y, por si fuera poco, nos entregar la llave dorada

    que abre las puertas dimensionales de los misterios del Amor.

    Todo esto junto y mucho ms, fue y sigue siendo nuestro amado Maestro, Baghavam Sri

    Sathya Sai Baba.

  • 18

    LA PARTIDA

    La desaparicin fsica de Sai Baba nos sorprendi a todos de una manera u otra. Siento

    que nadie lo esperaba y, a pesar de saber que se encontraba enfermo, tenamos la esperanza de

    que sanara, pues ya lo haba hecho en otras ocasiones.

    Y aunque muchas elucubraciones se hicieron y se siguen haciendo acerca del caso, unas

    buenas, otras malas y otras incluso equivocadas, este es un tema en el cual no ahondar, pues se

    escapa de mi entendimiento y comprensin y, como es bien sabido, los designios y los misterios de

    la divinidad son inescrutables y slo a ella le pertenecen.

    Lo nico que puedo expresar es que un vaco inmenso nos dej. No puedo, ni voy a negar

    que lo llor, cmo no hacerlo? No haba partido cualquier ser, haba partido nuestro amado gur,

    el eterno conductor. Llor desconsoladamente su partida porque llorando se limpia el corazn de

    dolor y porque, en este sentido y en otros, la materia de la ecuanimidad an no la he logrado

    pasar por completo.

    S que a algunos les anticip su partida. Con seales de todo tipo l se hizo sentir,

    solamente, que lo llegamos a comprender despus. En lo que a m respecta, me sucedi tres das

    despus de haberse ido.

    Esa maana mientras caminaba qued sorprendida al pasar frente a un inmenso rbol que

    desprenda una gran cantidad de hojas. Impresionada, me par frente a l y pensando, exclam: -

    Dios mo!... Qu cantidad de hojas hay aqu. Pero, si no es otoo!- fue entonces cuando

    present que, en ese momento, escribira un poema. Regres rpidamente a mi apartamento, tom

    lpiz y papel y dej fluir la musa:

  • 19

    HOJAS DE OTOO

    Qu cantidad de hojas hay aqu!

    Hay tantas, pero tantas,

    que no s si habr alguien que las recoja.

    Las hay verdes, claras y oscuras, negras, marrones, amarillas y rojizas,

    Hojas plidas y mustias, sin color y hasta sin vida.

    Y a pesar de sus muertes, van cargadas de Amor hoy, en tu despedida.

    Como un mgico sello llevan incrustado tu divino nombre: Sai Baba,

    conformando as las pginas del libro de tu vida.

    Pero no, Maestro, no fue en vano tu vida; no pasaste por ella tan slo por pasar,

    escribiste en sus pginas una historia completa,

    desde el principio al fin, repleta de Amor Universal,

    con susurros divinos de luz y de hermandad.

    Hoy partiste cual hoja en el otoo y en el vaivn del viento

    tu esencia danza ahora, colmada de alabanzas,

    suavizadas de armio, matizadas de odas

    tu misin en la Tierra la cumpliste, la labor de hermandad sigue latente,

    Hosanna en el cielo, Maestro!, hoy te fuiste,

    Hosanna a tu espritu que hoy est presente!

    Hasta pronto, amado Baghavam!

  • 20

    Terminado el poema llor desconsoladamente por dos motivos. Primero por la prdida de

    mi amadsimo Maestro y segundo por sentirme, una vez ms, tocada por l a travs de la musa.

    Fue as como se hizo evidente la dura realidad y comenc a sentirme deprimida. Los das pasaban

    y yo segua sintiendo un vaco profundo, acompaado de dolor fsico en mi corazn espiritual. Me

    senta fuera de lugar y, a pesar de que lloraba y hablaba con mi Maestro, los sntomas persistan y

    una sensacin de desubicacin me empez a acompaar.

    Si partimos desde la premisa de que en un universo hologrfico de interconexin, dnde

    todos somos uno, la partida de un ser querido es, en realidad un desprendimiento que se genera

    en el corazn espiritual de todos, era evidente pues, que algo se haba desprendido de m.

    En una ocasin, Sai Baba lo expres de esta manera: - Cuando alguien muere, tambin

    muere una parte de cada uno de ustedes.

    Intentaba consolarme hablndole: - Qu hago aqu ahora sin ti, Maestro? Todo esto

    termin. Estoy preparada para irme, Baba. - Me repeta una y otra vez y sin temor alguno a

    decirlo, ya nada me importaba. Mientras tanto, la punzada en mi corazn espiritual se haca ms

    fuerte cada da.

    Era el noveno da de la partida de Baba, y fue el da que peor me sent, entonces implor a

    Baba que me dejar ir o que si no, me diera todo el valor para seguir viviendo pero, que me dejar

    bien, porque as no poda seguir. Minutos despus, son mi telfono y era mi amiga Nancy, quien

    despus de saludarme, me pregunt:

    - Gina, ests en tu casa? Mi amiga Liliam desea conocerte ya que le he hablado mucho

    de ti.

    Le contest que s y, muy a pesar de mi malestar, le dije que con gusto las esperara. Una

    hora despus llegaron, les invit un t, conversamos de todo un poco y para nada les coment

    como me senta pero, el tema de la partida de Baba no tard en aparecer.

    - Por cierto, - dijo Liliam - en estos momentos estoy sintiendo que debo contarles una

    meditacin que tuve esta maana con Baba, no s por qu, pero siento que tengo que hacerlo. En

    esa meditacin, yo estaba parada con un diamante hermoso y brillante en mis manos, pero yo

    saba que no era mo y me preguntaba de quin era y a quin deba drselo. Haba muchas

    personas frente a m y comenc a buscar a quin drselo, entonces mir hacia una esquina y all

    estaba Baba. Al verlo sent que deba entregrselo a l y camin hasta dnde estaba y le dije: - Es

    para ti, Baba - y l me respondi: - No Entrgaselo a quien est sufriendo por mi partida.

  • 21

    Consternada por lo que estaba escuchando, romp a llorar desconsoladamente y exclam

    entre sollozos: - Oh, Baba, gracias! - Entonces pas a contarle a mis amigas cmo me haba

    estado sintiendo desde que l haba partido y que ahora, a travs de ella, yo estaba recibiendo su

    ayuda. Liliam me explic lo que tena que hacer con el diamante porque Baba le haba explicado a

    ella por qu deba usarlo lo antes posible y cmo deba hacerlo.

    A la maana siguiente comenc a realizar el trabajo descrito por Liliam. Al tercer da ya no

    tena dolor en el corazn espiritual y ya no haba ms depresin en m. Entonces le agradec a mi

    Maestro por venir en mi auxilio y por tanto Amor y le pregunt: - Si me he quedado aqu, indcame

    qu debo hacer ahora, Baba.

    Contest: - Hars un documental, escribe.

    Inmediatamente comenc a escribir y a contactar con las personas que me podan ayudar

    para llevar a cabo el documental. Muchas personas, a quines estoy sumamente agradecida,

    aportaron su valiosa colaboracin econmica para dar los primeros pasos y logramos hacer entre

    amigo Anthony y yo, el demo introductorio del documental, el cual presentamos para la fecha de

    cumpleaos de Baba despus de su partida. Luego lo retomamos para culminarlo, pero todo se

    paraliz. He de decir aqu que muchas cosas lo impidieron, pero no es necesario traerlas a

    colacin. Lo cierto es que la intencin estuvo, y slo Sai Baba sabe el por qu no debamos

    continuar. A lo mejor an no era el tiempo del documental sino, del libro.

    Y, retomando la ayuda valiossima que me brind mi Maestro para quedarme, lo honr y

    reconoc pues quin mejor que l comprende el dolor del mundo y el de cada uno en particular?

    y, quin mejor que l sabe como acceder a los canales de energa csmica para mitigar el dolor

    de sus seguidores? De no haber sido por l, no lo estuviera contando.

  • 22

    EN LOS ALBORES DEL RECUERDO

    El tiempo ha transcurrido y, en los albores del recuerdo, Baba se perpeta. Y cmo no?,

    si haber contado con su presencia fsica fue un enorme privilegio para todos nosotros y una

    oportunidad invalorable para el alma y el espritu.

    Una gran aventura se dio paso con su estada terrenal llena de retos, algunos dolorosos,

    otros de inmensa felicidad y otros misteriosos, pero todos necesarios para nuestro despertar. Pero,

    cmo fue que recib el llamado de este gran Maestro en mi vida? Les contar:

    Eran tiempos de espera para la llegada de mi tercera hija, Algi. Todos en la familia

    estbamos ansiosos por la llegada de aquel pequeo ser. Mi esposo Alfonso, mis amadas hijas,

    Luigina y Carolina, y yo, estbamos preparados con muchsimo amor para recibirla. Cuando por fin

    lleg, con inmensa delicadeza y ternura la cubrimos.

    A los dos aos de edad, la pequea Algi, repentinamente, comenz a mostrar unas

    manchas en los parpados. Rpidamente tomamos cartas en el asunto y la llevamos al

    dermatlogo. El diagnstico dado fue vitiligo (despigmentacin de la piel) y con el diagnstico una

    larga lista de mdicos y medicinas comenzaron a desfilar ante nosotros, y tambin todo aquello

    que pudiera servir para ayudarla.

    Noches enteras me mantena sumida en oracin y adherida a Dios como la hiedra se

    adhiere a la pared pues, no lograba entender qu pasaba, ni por qu. Cerraba mis ojos y repeta

    constantemente: - Mustrame el camino.

    Para aquel entonces, contaba con la compaa de Mara, un hermoso ser que aliviaba mi

    corazn con sus sabias palabras y que haba llegado a m con la buena intencin de preparar una

    crema para la piel de Algi. Solamos pasar horas hablando de temas espirituales.

    Un buen da, mi esposo Alfonso acababa de llegar a la casa y me coment que haba

    escuchado por la radio de un lugar que llevaba a cabo desintoxicacin y limpiezas de arcillas para

    la piel y me pregunt: - Te gustara llevar a Algi all? el lugar se llama El Tao, queda en La Azulita.

    - El camino a Dios - pens inmediatamente, y le respond que s.

    Har un parntesis para comentarles que, a la edad de 18 aos, por primera vez tuve un

    sueo premonitorio que, de tiempo en tiempo, apareca en mi vida. En el mismo me vea sola

    dirigindome al pe de una montaa para escarbar en un hoyo, del cual sacaba lingotes de oro y

    morocotas que acomodaba a un lado, ya que no me interesaban. Al despertar del sueo, tena la

    sensacin de vaco por no haber encontrado lo que buscaba y me senta muy extenuada. Hoy s

  • 23

    bien que lo que haca era trasladarme espiritualmente a ese sagrado lugar. Este sueo, no lo haba

    vuelto a tener por un buen tiempo y, tres das antes de partir al Tao, en La Azulita, volv a tenerlo.

    Pero por primera vez, me vi acompaada de mi pequea Algi y de la compasiva Mara.

    En esta ocasin, ellas estaban ubicadas a un lado y yo en el centro. Vean como

    escarbaba y acomodaba la tierra, a un lado los lingotes de oro y al otro lado las morocotas.

    Cansada de escarbar, quise dejarlo, pero una fuerza me invadi y me llev a meter profundamente

    la mano y, al sacarla se vino conmigo un hermoso anillo de plata con una piedra azul ndigo que

    ilumin todo el lugar. La expresin de asombro de las dos, me llev a mover la mano para que lo

    tocaran. Algi lo toc y cuando Mara intent hacerlo, el anillo rod y se enterr de nuevo.

    A la maana siguiente, movida por el sueo premonitorio, me dirig a casa de Mara y se lo

    cont, ella extraada expres: - Qu te deparar Dios a ti, Gina?

    Lleg el da de partir a la Azulita, bamos cargados de un cmulo de esperanzas, las

    maletas y tres frascos de Melagenina, la medicina de Cuba que tena por tratamiento en aquel

    momento Algi.

    El viaje transcurri sin inconvenientes. Llegamos al sitio y Alfonso se dirigi a hacer la

    reservacin en un hotel, mientras que yo me met en una tiendita naturista que haba en el sitio.

    Algi y yo entramos y tom una cesta para meter lo que bamos a comprar, estbamos paradas

    frente a un armario de galletas cuando intempestivamente apareci ante nosotras una seora que,

    de manera imprudente, me pregunto:

    - Seora, qu tiene su hija?

    Viendo lo atrevida que haba sido y tratando de proteger a Algi, le respond:

    - Mi hija no tiene nada. - Ella se percat de mi molestia y argument:

    - Disculpe seora, no la quise molestar pero, qu tiene su nia en los ojos?

    - Nada, ella no tiene nada - Y comenc a hablarle con una soltura y una seguridad, que no

    dud en explicarme sus motivos.

    - Ver, lo que pasa es que tengo una hija de 22 aos, que le empezaron a salir esas

    manchitas en el mismo lugar. Vitiligo creo que le llaman. Ella empez a mancharse toda,

    como ser que lleva dos meses encerrada en su cuarto y se niega a ver y a hablar con

    alguien. Est muy deprimida Pero, yo creo que a usted s la va a escuchar, usted

    podra hablar con ella? - me pregunt.

  • 24

    - Claro que s. Y dnde est ella? - le respond.

    - Aqu mismo en el hotel, yo soy la duea de este lugar. Espreme, voy a buscarla.

    Atnita, solt la cesta y me apresur a buscar a mi esposo. Le cont todo y le dije que no

    era necesario hacer las reservaciones. l no atinaba a decir nada, entonces, nos dirigimos al saln

    de espera y apareci la seora con su hija, y despus de presentrnosla, me invit a que les

    hablara. Me dirig a la chica de manera firme, segura y compasiva, igual que lo haba hecho con

    su madre. Ella me escuch atenta y dijo: - Estoy muy preocupada seora, he hecho de todo y nada

    me sirve. Hemos escuchado que existe una medicina cubana que est hecha a base de placenta,

    yo quisiera probar con esa medicina porque me han dicho que es muy buena pero, no s cmo

    conseguirla.

    Impresionada, le contest: - Yo la traigo conmigo, si me lo permites, te dejar dos frascos y

    te dar la direccin de dnde conseguirla. - Acto seguido, fui a buscarlos en la maleta y se los

    entregu.

    Nos despedimos con un abrazo fraternal, ellas quedaron inmensamente agradecidas y

    nosotros nos fuimos enmudecidos por aquel misterioso reencuentro.

    Una vez en el carro un silencio se apoder de nosotros, llevbamos un nudo en la garganta

    muy fuerte y le hice seas a Alfonso para que no tocara el tema, slo me pregunto: - Seguimos a

    Mrida o nos devolvemos a Maracaibo? a lo que respond: - Vamos a Mrida, ya es muy tarde

    para regresar.

    Nos instalamos en un lindo chalet de una amiga dermatloga que tambin le haba hecho

    tratamiento a la nia pero, sin resultados. El lugar era precioso y el nombre, Loma de los ngeles.

    Esa noche casi no cruzamos palabras pero los dos sabamos que algo ms all de nosotros estaba

    sucediendo.

    - Partiremos muy temprano por la maana - me dijo Alfonso.

    - S, est bien, contest.

    No pude conciliar el sueo. Me desahogue llorando en silencio y volv a pedirle a Dios que

    me enseara el camino.

    Amaneci y comenzamos a prepararnos para regresar a Maracaibo y, mientras Alfonso se

    afeitaba, sent la necesidad de salir al jardn y dirig m mirada hacia el cielo:

  • 25

    - Por qu, no me dicen lo que est pasando? S que algo extrao est pasndonos - y

    para mi sorpresa, escuch una voz clara que me orden:

    - Ve a visitar a Jos y a Lissi inmediatamente.

    Entr al chalet y le pregunt a Alfonso si podamos ir a visitar a Jos y a Lissi, antes de

    irnos.

    - No, respondi, si vamos para all no regresaremos hoy a Maracaibo, adems, qu vamos

    a hacer all? Cuando t ests con ellos, hablan y hablan y no paran nunca, como si te

    olvidaras de todo.

    - Por favor, vamos Alfonso, una voz me orden que lo hiciramos, qu sabemos nosotros?

    Vamos, te lo ruego.

    - Est bien pero, pero un ratito solamente, recuerda que tenemos que continuar el viaje.

    - Gracias, Amor - le respond.

    Eran las 9 de la maana. Montamos las maletas en el carro y nos dirigimos a la casa de

    nuestros amigos que vivan muy cerca de all. Jos y Lissi eran una pareja de esposos con un solo

    hijo. Tenamos muchas cosas afines, estaban impregnados de arte, l era escultor y yo tambin y

    ella, ceramista. Adems, compartamos el mismo camino espiritual de la metafsica.

    Llegamos a la casa de ellos y, apenas estbamos estacionando, cuando quedamos

    sorprendidos, al ver que Lissi sala a recibirnos con las manos unidas en oracin y diciendo: -

    Bienvenidos! Los estbamos esperando. Definitivamente, cuando algo est escrito, nadie puede

    evitarlo, a ustedes les tocaba hoy.

    Alfonso y yo nos miramos y dije en voz baja: - Alfonso, algo raro est pasando.

    Nos bajamos y Jos tambin sali a recibirnos, y reafirm lo que Lissi haba dicho: - S,

    definitivamente les tocaba.

    - Qu? De qu hablan? - les pregunt

    - Vern, lo que pasa es que hoy estamos esperando a un Maestro hind y pasaremos con

    l todo el da en la montaa. Nos impartir sus enseanzas. Qu bueno que vinieron!

  • 26

    Alfonso de inmediato dijo que no podamos quedarnos, ellos insistieron y Jos se llev a

    Alfonso para tratar de convencerlo. Mientras tanto, yo experimentaba un oleaje de energa

    palpitante en mi corazn, pues tena el presentimiento de que algo muy grato iba a suceder.

    Felizmente y para mi asombro, Alfonso accedi a que nos quedramos. Todas las

    personas estaban paradas en el frente de la casa de nuestros amigos esperando la llegada del

    Maestro, y era tanta la emocin que yo tena que me dio por quedarme sentada en una habitacin,

    asustada quizs, a la expectativa.

    El Maestro lleg, y todos comenzaron a saludarle y presentarse. Lissi se dio cuenta de que

    yo no estaba cerca y comenz a buscarme, y escuch: - Gina, dnde ests? Ven, te presento al

    Maestro Jerry.

    Entraron a la habitacin, el Maestro se acerc a m con las manos unidas en oracin, me

    levant e hice lo mismo intuitivamente. Me mir fijamente y con una dulce sonrisa, dijo: - Este es un

    reencuentro de otras vidas, tenemos mucho que hablar.

    Lo mir de la misma manera y, para mi mayor sorpresa, en su mano derecha vi el anillo de

    plata con la piedra azul ndigo con el cual haba soado pocos das atrs. Una fuerte impresin me

    movi y no pude decir nada, slo pens que me estaba volviendo loca.

    Todo fue muy rpido, salimos a la montaa y en el camino me acerqu a l y le dije:

    - Maestro, tengo tantas cosas que preguntarle, puedo hacerle aunque sea una sola

    pregunta? Por qu los seres de la montaa me hablan?

    Sonriendo respondi:

    - Lo s, s que lo hacen sac un papel de su bolsillo y me lo entreg. - Este jueves te

    espero en esta direccin a la 1 de la tarde, all hablaremos, lleva a tu nia.

    Regres al lado de mi esposo, le dije lo que el Maestro me haba pedido, l me mir

    extraado y, despus de un largo silencio, dijo: - Si eso es lo deseas, hazlo, qudate.

    Era da domingo y en santa armona terminamos de pasar las horas con aquel Maestro que

    haba llegado a nuestras vidas como cado del cielo. Alfonso regres solo a Maracaibo y yo me

    qued en casa de mis amigos con Algi para esperar el da jueves y asistir a la cita, con unas ganas

    inmensas de que se aclarara el camino.

    Los das pasaban lentos y el entusiasmo por volver a ver al Maestro creca. Ese jueves,

    cuando llegamos al lugar, no habamos terminado de entrar, cuando el apareci sonriendo y nos

    dijo: - Entren, las estaba esperando.

  • 27

    Una vez adentro, el amor se desprenda por toda la habitacin y nos coloc frente a l, nos

    observ detenidamente, nos habl de nuestras auras y algunas otras cosas importantes. Luego

    expres: - No olviden que este es un reencuentro de otras vidas, hemos estado muy unidos antes.

    - Es por eso que siento tanto amor ahora? - pregunt.

    - S, contest. Estars junto a m un tiempo y tu hija sanar, tardar pero sanar, no te

    preocupes.

    Mi corazn salt lleno de alegra y no titube en preguntarle: - Te puedo contar algo?

    Sin esperar respuesta, le cont acerca de mi sueo repetitivo y de cmo lo haba soado

    tres das antes de dirigirnos a La Azulita y que, lo que ms me asombraba, era que l llevaba el

    mismo anillo en su mano, a lo cual respondi sonriendo:

    - Cuando el alumno est preparado aparece el Maestro y esta era la seal para que me

    reconocieras.

    Qued estupefacta mirndole y, junto a mi pequea Algi, nos dimos un profundo abrazo de

    hermandad y le agradec su presencia en nuestras vidas. A partir de ese momento, el Maestro

    Jerry Bandhal, se convirti en una parte importante de mi vida. Llegamos a trabajar juntos un

    tiempo, me ense un sinfn de cosas. Me instaba a escribir y constantemente me repeta:

    - No olvides que t eres una rosa y que slo palabras hermosas deben salir de ti.

    Esto ltimo qued grabado en m de tal manera que comenc a enaltecer la palabra con

    ms ahnco.

    Pasaron los aos y un buen da me sorprendi una llamada telefnica de mi Maestro:

    - He de partir, maana salgo para India, no olvides que estamos unidos para siempre, dnde

    yo est t estars conmigo.

    Entr en sollozos y murmur: - Y ahora, que har sin ti?

    - Todo va a estar bien, vas a estar bien. Es parte de la enseanza que el Maestro te deje

    sola, nos volveremos a ver pronto, ocpate de escribir. Hasta pronto! Que el sol brille

    siempre para ti Hari Om.

    Solt el telfono y llor tristemente la despedida, sent como si me abandonara mi padre.

    Esta sensacin dur por varios das. Al amanecer del noveno da abr mis ojos al escuchar una voz

    que me dijo: - Es hora de buscar informacin sobre la India.

  • 28

    Me levant y fui hasta una librera cercana. Sin tener idea de lo que iba a buscar, le

    pregunt al encargado dnde estaban los libros de espiritualidad de la India y me seal el estante.

    Me puse a buscar entre todos los libros y nada; por mis ojos desfilaban libros de

    metafsica, de Krishna Murthi, de sanacin, de Reiki Pero ninguno de ellos me llamaba la

    atencin. Fue entonces cuando se desprendi un libro que estaba en el tercer peldao y cay en el

    suelo, un sonido extrao se produjo y cuando me agach para recogerlo, en la portada haba una

    foto de Sathya Sai Baba con una guirnalda de flores en su cuello. Como no era conocido para m,

    lo observ un momento y me pregunt quin podra ser este hombre.

    Acto seguido, lo met en el puesto vaco de donde observ que haba cado y, segu

    buscando, pero el libro volvi a caerse y esta vez, cay con la contraportada hacia arriba.

    Extraada, me agach de nuevo, lo tom en mis manos y comenc a leer: Bhaghavam Sri Sathya

    Sai Baba, Maestro Espiritual de la India, que ha venido a reunir todas las religiones en una sola, a

    travs del Amor Universal. Esto fue ms que suficiente para m. Entonces supe que se era el

    libro que estaba buscando o, mejor dicho, el que me haban mandado a buscar. Emocionada,

    llegu a la casa y empec a leerlo, pas leyendo casi todo el da. El libro me captur.

    Eran tiempos de navidad y a la hora del almuerzo coment a todos en la casa que estaba

    leyendo el libro de un Maestro hind muy especial y que estaba demasiado interesante. Les cont

    cmo haba llegado a mis manos y les ped a todos que para navidad no me dieran otro regalo que

    no fuesen libros de Baba. Para mi alegra, el 24 de diciembre haba bajo el rbol nueve libros de

    Sai Baba.

    Los das pasaban y, mientras ms lea sobre aquel Maestro, ms quera leer. Comenc a

    amarlo ms y ms, y entonces me percat de que el vaco de mi Maestro Jerry lo estaba llenado

    Sai Baba. Jerry era devoto de Shiva; lo curioso de todo es que habiendo compartido tanto tiempo

    juntos nunca me habl de Baba. Comprend entonces que era parte del camino que tena que ir

    descubriendo yo sola.

    Los lazos de Amor se consolidaron en mi corazn, sin ni siquiera conocer en persona a

    Sai Baba, y una apremiante necesidad por conocerlo se hizo presente en cada instante de mi vida

    y, de repente me vi teniendo visualizaciones con l. Sola aparecrseme por entre los pinos

    cuando llevaba a mi pequea Algi al colegio. Tambin se me mostraba en un camino polvoriento,

    montado en un autobs con muchas flores pintadas y llamndome con el dedo. Un buen da

    advert la llegada rpida y suave de la musa:

  • 29

    GUA, MAESTRO

    Fuente inagotable de Amor Universal,

    que esparces con tu luz, pura y divina,

    Tu Amor sublime y fraternal,

    alimenta a mi alma peregrina.

    Visualizo tu imagen por doquier,

    tu manto anaranjado me cobija;

    T eres para mi pequeo ser,

    gua, Maestro,

    Yo Tu hija.

  • 30

    EL LLAMADO DEL MAESTRO

    A partir de ese momento, comenc a escribir da y noche, y mi libro empez a crecer.

    Dediqu mi pequeo y sencillo poemario a mis dos Maestros, Sai Baba y Jerry Bhandal. Y fue Algi

    quien eligi el nombre del mismo, Camino a Puttaparthi, ttulo que me hizo intuir que un da lo

    conocera.

    Pero, cmo hacerlo? No tena dinero, Puttaparthi no estaba a la vuelta de la esquina,

    estaba al otro lado del mundo y eso costara una fortuna para m.

    Termin el libro, lo presentamos y con lo que recib de la venta del mismo, guard el dinero

    y empec a ahorrar. Para este momento, nos habamos trasladado a vivir en Mrida, mi ciudad

    natal.

    Con mi mente fija en el viaje, una noche, despus de tanto pensar cmo iba a hacer para ir

    a conocerlo, le dije a Baba: - Maestro, hazme saber si es verdad que ir.

    Entonces vino a m en un sueo. Me vi abriendo la puerta de una habitacin

    completamente vaca y en el centro del piso, haba tirada una revista. Con curiosidad la tom en

    mis manos y la hoje y, en una de las hojas, haba una foto grande de Sai Baba. Me impresion

    verla y me sorprend mucho ms cuando la foto comenz a moverse y a girar en forma circular

    rpidamente. Para ms asombro, Baba se sali de la revista y me llam con el dedo, dicindome: -

    Ven, ven, ven. - Asustadsima, tir la revista y sal corriendo. Corr y corr desesperadamente y

    divis a los lejos una cerca muy alta, intent saltarla, pero me costaba mucho, volv a intentarlo una

    y otra vez, hasta que lo logr. Pas al otro lado y comenc a temblar de fro; muy a pesar de eso,

    continu caminando hasta llegar cerca de un crculo de sillas blancas con personas vestidas de

    blanco sentadas en ellas. Fui acercndome ms y ms y me di cuenta de que el fro iba

    desapareciendo y una sensacin de tibieza me invadi. Me detuve y mir hacia el crculo y vi a Sai

    Baba sentado y a su lado una silla vaca. l, me mir y me indic con su mano que me sentara,

    obedec y una vez sentada, nos miramos al mismo tiempo, me gui el ojo y me pregunt: - Me

    viste en la revista?

    De un salto despert, entre el susto y la alegra, con la conviccin de que s ira a India

    pues, l haba venido a confirmrmelo a travs de la vivencia y entonces pens que hara todo lo

    que estuviera a mi alcance para lograrlo.

    Pasaba el tiempo y todo segua sin concretarse. Un buen da recibimos la visita de una

    seora francesa llamada Margaret que haba vivido algunos aos en Puttaparthi, me senta

    emocionada de recibirla en nuestro hogar. A travs de ella, tuve la dicha de recibir por primera vez

  • 31

    la ceniza sagrada que Baba emanaba de sus manos (Vibhuti). Margaret me hizo saber que en dos

    meses volvera a India, entonces le expres mi anhelo ferviente por ir y me dijo que nos furamos

    juntas.

    - No creo que pueda Margaret, no tengo dinero y ni siquiera s cunto cuesta el pasaje.

    - No te preocupes por eso, Baba se encargar. Una cosa es segura, que si te toca ir, l

    arreglar todo. Maana mismo averiguar el precio del pasaje.

    As lo hizo Margaret, al da siguiente, me llam y me dio el precio del pasaje. Qued ms

    asustada y preocupada an, porque de dnde iba yo a sacar tanto dinero?, me faltaba

    demasiado, no tena ni la cuarta parte.

    - Debo desistir - me deca en silencio a m misma - Debo estar volvindome loca al creer

    que puedo ir.

    Transcurri una semana y una maana muy temprano, recib otra llamada de Margaret

    pidindome que fuera hasta dnde ella viva, ya que necesitaba decirme algo y, as lo hice.

    Despus de un fraternal saludo, me invit a tomar el t. La not preocupada, presenta que algo

    no estaba bien, entonces, habl:

    - Sabes Gina, ayer me llamaron de la agencia de viajes y me dijeron que el pasaje haba

    aumentado el doble.

    Inmediatamente, un nudo se form en mi garganta y mi corazn comenz a acelerarse,

    senta que iba a estallar en llanto all mismo, no dije ni una sola palabra y sal corriendo sin

    despedirme. Me mont en mi carro y comenc a llorar como una nia. Las lgrimas no me

    permitan ver la carretera, entonces, detuve el carro y golpeando el volante gritaba: - Qu me

    pasa? Definitivamente debo estar loca, loca! Qu me hace pensar que yo puedo ir a la India?

    Baba, por qu me haces creer algo que despus resulta ser mentira? Vamos, Gina, abre los ojos

    y scate eso de la cabeza de una vez por todas. Todo es mentira, es mentira que vas!

    En medio de mi dolor y locura mir hacia el piso del carro del asiento de al lado y vi unos

    delicados pes descalzos, seguido a un color anaranjado, levant la cabeza y era Sai Baba, que

    estaba sentado a mi lado, me miraba y sonrea. Sin pronunciar palabras, toc mi cabeza tres veces

    y desapareci. Encend el carro y llegu a la casa extenuada y dorm profundamente por unas

    horas.

    Al despertar record todo lo que haba pasado y tom la decisin de dejarlo en manos

    de Baba. Me promet que no iba a preocuparme ms por ello. Y as lo hice.

  • 32

    Varios das despus, recib la llamada de mi hermana Norma para pedirme hospedaje en

    nuestra casa, ya que venan a Mrida con la intencin de comprar una casa. Prepar todo para la

    llegada de ella, mi cuado Aldo y su pequea hija Iraly, quien era de la misma edad de Algi.

    Tuvimos una cena en armona y varios temas empezaron a aparecer despus de la comida, y por

    supuesto los temas espirituales se hicieron presentes.

    - Por cierto - Dijo Aldo - Hblame un poco de Sai Baba.

    Lo hice e inmediatamente les pregunt si deseaban ver un video de l.

    - Y por qu no?

    Vieron el video con mucha atencin, contest algunas preguntas y les coment el anhelo

    que tena por ir a conocerlo. Terminado el video, nos fuimos a descansar.

    A la maana siguiente, me levant temprano para hacerles el desayuno, estaba

    preparando la mesa cuando apareci mi cuado Aldo, dndome los buenos das. Le serv caf, se

    acerc a la ventana a observar el paisaje y me pregunt:

    - Gina cunto cuesta el pasaje a la India?

    - Ay, cuado, no quiero hablar de eso. Imagnate que en una semana aument el doble, por

    mucho que lo desee, ya no podr ir.

    Me sonro y dijo: Por qu no?, nunca se sabe.

    Una vez terminadas las diligencias que se haban propuesto realizar, regresaron a

    Maracaibo. Al da siguiente senta demasiado a mi hermana Norma, telepticamente me haca

    saber que la llamara, ya que no tena telfono, fui hasta la casa de una ta, le ped prestado el

    telfono y llam. Inmediatamente me contest:

    - Gracias a Dios que llamaste, Gina! te estaba llamando con la mente. Dime, ests parada

    o sentada?

    - Por qu, Norma?, no entiendo, pasa algo? - le respond preocupada.

    - Es por lo que te voy a decir, sintate entonces. Sabes?, cuando regresbamos a

    Maracaibo, pasamos por tu montaa, nos detuvimos all un rato y despus en el camino

    Aldo me dijo que te regalara el pasaje para ir a India, que te lo hiciera saber.

    Tembl y el telfono casi se me cay.

  • 33

    - Qu? No lo puedo creer! Ests jugando conmigo, Norma?

    - No, Gina, es verdad, te lo juro! Anda a la agencia y pregunta cunto es el pasaje y nos

    avisas para darte un cheque.

    Cargaba una agenda en mis manos y de la alegra la lanc haca arriba y empec a rer y

    rer como loca. Mi ta Auxiliadora vino al cuarto sorprendida de mi locura y, gritando y saltando de

    alegra, le dije: - Me voy a India, Bendito Sathya Sai!

    Rpidamente fui a buscar a Margaret y le cont todo y fuimos a hacer la reservacin.

    Contenta me dijo: - No hay nada que temer, l se encarg.

    Ya con la seguridad de que ira, el panorama se despej y mi angustia ces. Comenc a

    hacer los preparativos.

    Cada vez que pude le hice saber en vida a mi cuado Aldo el agradecimiento eterno por el

    gesto de Amor incondicional que tuvo hacia m y el desprendimiento material que realiz para

    ayudarme a dar ese salto cuntico y, mientras escribo este captulo, lo recuerdo cmo si fuera hoy.

    Honro y bendigo su corazn tan noble. Tambin l ha tenido que partir fsicamente y en la unin

    del sendero de las almas mantengo el Gratitud eterna, compadre, como sola decirle, por haber

    sido el instrumento para llevarme a disipar la oscuridad.

    Despus de varios meses, una semana antes de viajar a India, mi amado Jerry regres, y

    nos vimos en Caracas. Llena de emocin le cont todo sobre Sai Baba. l, con su acostumbrada

    sonrisa me habl:

    - Sai Baba es un Maestro de alto rango, l puede pedirte que te quedes, si as lo considera

    necesario. Ests preparada para eso?

    - S, lo estoy - respond.

    - Bien, entonces sigue tu camino me dijo.

    Con el pasar de los aos, volv a ver a Jerry en distintas oportunidades y s bien que el

    mismo Sai Baba me brind la ltima oportunidad de estar a su lado cuando, en aquella ocasin,

    me traslad a Caracas.

    Lo haba llamado para acordar vernos de nuevo y me coment que estaba un poco

    afectado de los ojos. Le habl del servicio de cataratas, que se lleva a cabo desde hace muchos

    aos en la Organizacin Sai, y se entusiasm.

  • 34

    Con la ayuda invalorable de mi hermana Lilia, coordinadora de este servicio, y el apoyo

    inmediato del doctor oftalmlogo Marval, acompa a mi Maestro a hacerse el chequeo habitual

    para la operacin de cataratas. Luego nos trasladamos a la casa de mi hermana y cenamos en

    familia. Ese da fue demasiado significativo para m, porque, por ltima vez, lav las manos de mi

    amado Maestro, antes de cenar. Al da siguiente, escrib para l:

    TUS OJOS

    Amado Jerry, Amado Maestro de la Luz

    despierto y en mi nostalgia, evoco tu mirada y, me digo en silencio:

    Tus ojos, Maestro, tu divina mirada,

    clamo para que tus ojos se sanen

    e invoco al fuego sagrado y eterno de nuestro Maestro solar

    para que los diamantice con los hilos dorados de su esencia,

    que cada hilo penetre en ellos y el milagro aparezca,

    porque mi Amado Jerry,

    mi eterno amigo lo merece

    Hari Om!

    Lo llam y le le lo que le haba escrito, lo escuch en silencio profundo y me dijo: - Eso es

    divino, Gina, sigue escribiendo. No dejes de escribir.

    A mi regreso a Mrida, una semana despus, el 1ero de mayo, da de mi cumpleaos,

    Jerry me llam y estuvimos hablando sobre los preparativos para la operacin, me dijo que estaba

    muy entusiasmado. Se despidi dicindome: - No olvides nunca que te amo.

    Ocho das despus, el 9 de mayo, mi inolvidable Maestro tambin parti inesperadamente.

    Que el sol brille eternamente para l!

  • 35

    REENCUENTRO CON MI AMADO BABA

    Antes de realizar mi primer viaje hacia Puttaparthi, sola leer experiencias vividas por otros

    devotos de Sai Baba. Un da, despus de haber ledo, me pregunt por qu casi todos deseaban

    tocar los pies de Sai Baba. Dije para mis adentros: - Yo anhelo tocar tus manos.

    Da a da, como era mi costumbre, lea sus enseanzas antes de irme a dormir, sola cerrar

    el libro y en la portada haba una foto de Baba con su mano en posicin de proteccin, colocaba mi

    mano sobre la suya en el libro y expresaba anhelante: - S que un da tocar tus manos, es lo que

    ms anhela mi ser.

    El primero de Septiembre de 1995, por fin lleg el tan esperado momento, acompaada de

    Margaret y Margarita, la encargada del Centro Sai en Mrida, part al reencuentro de mi amado

    Maestro. Llevbamos tan slo nueve das en el Asrham, cuando fuimos llamados a entrevista con

    Sai Baba. Una de mis compaeras toc mi hombro para avisarme que estbamos siendo llamados

    a entrevista con l. Sbitamente, una fuerte energa de asombro y alegra invadi mi corazn y

    entr en un llanto interminable. No poda controlar mis lgrimas. Al entrar a la sala de entrevista,

    Baba nos reparti Amritha (una miel llamada nctar de dioses) y Vibhuti (ceniza sagrada)

    materializado por l. Al llegar mi turno intent guardarlo, se dio cuenta de m intencin y me dijo:

    - Cmelo, es para ti, no lo compartas.

    Obedec y, por primera vez, sent el sabor de la gloria en mi boca. No cesaba de llorar y,

    pas toda la entrevista de pie, admirando a mi tierno y dulce Baba. Observ como hablaba con

    todos los presentes, menos conmigo. Por un momento llegu a pensar que no me vea o que se le

    haba olvidado que yo estaba all. Llevaba en mis manos mi primer poemario, Camino a

    Puttaparthi, el cual estaba dedicado a l. En medio de tanta impresin haba olvidado entregrselo.

    Entonces, volvi su mirada hacia m y pregunt:

    - Y t, a qu has venido?

    - A nada, Baba. - respond llorando.

    Con un gesto de extraeza, volvi a preguntarme:

    - Y qu es lo que quieres?

    - Nada, nada, Baba contest.

  • 36

    - Oh! Nada? - exclam mirando a los presentes, y todos rieron. Volvi a preguntar:

    - Y eso que traes en tus manos, es para m?

    - S, Sai Baba, for you - respond

    Es importante acotar que Baba me hablaba en ingls y sus palabras llegaban a m en

    espaol.

    Tom el libro en sus manos, lo hoje y comenz a frotarlo con las palmas en diferentes

    hojas. Los golpes eran fuertes y secos, e hicieron retumbar la sala. Luego pregunt nuevamente,

    dirigindose a todos:

    - Quin es Gina Briceo?

    - Ella, Swami - respondieron algunos, sealndome.

    Mientras tanto, yo disfrutaba de lo hermoso que se haba odo mi nombre en sus labios

    pero, al mismo tiempo me preguntaba si acaso l no saba quin era yo. Pidi un bolgrafo a un

    hermano que tena cerca, firm mi libro y me lo devolvi diciendo:

    - Tmalo, es para ti, con Amor.

    Lo recib sorprendida y lo presion contra mi pecho. Este libro lo guardo desde entonces

    como un tesoro.

    Seguidamente, Baba se levant y fue en busca de una de sus tnicas anaranjadas para

    drsela a una devota que haba soado con tenerla y en el instante que Baba regresaba, yo le vea

    acercarse como un nio juguetn con la tnica en la mano. Fue en ese momento cuando record

    lo que tanto que le haba pedido a diario, en Venezuela, antes de irme a dormir: Tocar sus manos.

    Entonces cerr mis ojos y con las manos unidas en oracin, en silencio profundo le ped: - Oh,

    Baba! he venido de tan lejos para tocar tus manos Te ruego, permteme tocar tus manos!

    Sbitamente, una fuerza me llev a abrir los ojos y, para mi sorpresa, Baba estaba parado

    frente a m con su mano en mi cara. Colmada de devocin, lo mir y me dijo:

    - Quieres mi mano? Tmala!

    Y lo hice. La abrac con las mas acurrucndolas con inmensa ternura entre mi rostro y mi

    hombro y en medio de sollozos le susurraba: - Gratitud Maestro!

  • 37

    Nunca sabr cunto tiempo terrenal dur el tan anhelado momento. A lo mejor fue un

    segundo, un minuto, no lo s, slo s que en medio de tanto Amor y devocin el tiempo dej de

    existir y cuando reaccion escuch quedamente sus palabras:

    - Est bien, puedes irte.

    Acto seguido, le entregu la medicina que el Doctor Rao, un doctor indio me haba dado

    para Algi, para que la bendijera y me dijo:

    - No, no, t tomas mucha medicina. T no necesitas medicina.

    Sin embargo, puso su mano sobre el envase y lo bendijo.

    Cuando termin la entrevista, ya no era la misma. Senta que no poda ni tocar el piso. Otra

    Gina comenzaba a asomarse, preparada para emprender nuevos caminos que, de seguro, me

    llevaran a ahondar ms profundamente en m y a descubrir la inspiracin.

  • 38

    LA FLOR QUE CUBRE MI PIEL

    Ven, despierta a la esperanza,

    ven, despierta a la alegra,

    ven, descubre con Amor

    que tu eres energa.

    Anda, emerge sobre el loto

    y detente a meditar

    qu sera de tu vida

    sin poderte encontrar.

    Deshoja ptalo a ptalo,

    la flor que cubre tu piel

    y escucha la meloda

    de este un nuevo amanecer.

    Llnate de paz y gozo,

    Esparce luz por doquier

    Y observa cmo en reposo

    Tu eres alma, tu eres ser.

  • 39

    REFLEXION

    Un nuevo ser surgi en m desde aquel hermoso reencuentro espiritual. De aquel dulce

    contacto con mi amado Maestro, se origin en m una visin mucho ms profunda del significado

    de la vida y se abrieron portales de consciencia para poder estar ms alerta a mis actos, a mis

    pensamientos, a mis emociones y sufrimientos. Una luminosa claridad se dej entrever para poder

    comprender mi pasado, mi presente y, si se quiere, hasta mi futuro, ya que estos tres tiempos

    estn entrelazados y cada uno de ellos depende de las consecuencias de nuestros actos en la

    vida.

    Baba me hizo comprender que casi todo lo que el gnero humano ha construido va en

    contra de su propio ser, que por muchsimo tiempo hemos vivido contradicindonos a nosotros

    mismos. Y que nuestros sentimientos, pensamientos, palabras y acciones suelen ir siempre en

    diferentes direcciones y, por tal motivo, perdemos la integracin y la unificacin de nuestra trinidad

    conformada por mente, cuerpo y espritu, o lo que es igual, perdemos nuestro centro, y como

    consecuencia de ello, sufrimos. Y como el sufrimiento es un estado de inconsciencia, nos hemos

    convertido en adictos al sufrimiento, porque no somos conscientes de lo que sentimos, pensamos,

    hablamos y hacemos.

    Sathya Sai Baba me impuls a ir adentro, mediante la meditacin y el silencio. Pero, por

    qu la meditacin y el silencio? Porque es lo nico que nos garantiza no estar distrados. De igual

    manera, la auto-indagacin, auto-observacin y auto-reflexin se instalaron en m para que los

    cambios comenzaron a darse.

    Hoy ms que nunca s que profundizar en nuestro interior nos hace cada vez ms

    conscientes del valor de la vida, nos ayuda a recuperar la serenidad y la felicidad perdida, una

    felicidad que no tiene mucho que ver ni con el dinero, ni con las posesiones, ni con los ttulos, ni

    siquiera con el conocimiento intelectual propiamente dicho, porque la felicidad de la que nos hablan

    los Maestros se encuentra en los instantes ms sencillos, puros y profundos de la vida.

    Con este inolvidable reencuentro, Baba dej claro en m que desde la consciencia se

    ilumina todo nuestro ser, que desde all, todos nuestros actos se transforman en luz, que nuestras

    palabras adquieren belleza y poesa, que nuestro silencio se profundiza y se nos abren otras

    puertas en el cielo que el ojo humano, a veces, no puede, ni quiere ver.

  • 40

    PREPARADA PARA SERVIR

    Una vez instaladas en la habitacin, nos dirigimos al primer Darshan (bendicin divina). Lo

    disfrut un mundo, no poda creer que me encontrara en el templo sagrado de mis ancestros, los

    cantos devocionales penetraban en mis odos como la suave brisa del viento. La aparicin de Sai

    Baba conmovi todo mi ser, lo asoci de inmediato con la salida del sol, sutil, luminoso,

    esplendoroso. De alguna manera supe el paso a seguir, era buscar cmo servir en el Asrham y me

    conect con Baba pidindole que me indicara dnde sera mejor hacerlo.

    El tercer da, esperbamos la salida de Baba en el Mandir (templo) y vi acercarse a una

    india que parafraseaba palabras que no logr comprender, lo nico que atin a entender fue Seva

    Vibhuti.

    Seva, en el idioma sanscrito es servicio, entonces le pregunt a la chica del al lado:

    - Qu est diciendo ella?

    - Que se necesita personas para el servicio de empacar Vibhuti, que los que deseen hacerlo

    deben acudir a las 2:00 P.M. al frente de la casa de Baba.

    Mi consciencia se ilumin y dije para mis adentros: - Gracias por la seal, Baba! -

    Pregunt dnde estaba ubicada la casa de Baba y la chica me lo dijo.

    Esper emocionada la tarde, llegu al sitio y cuando entr estaban sentadas en crculo

    varias mujeres indias empacando la ceniza y entonando canticos vdicos. Con las manos en

    oracin les dije que quera servir y me recibieron con una sonrisa. - Sintate aqu - indic una de

    ellas, y me explic lo que tena que hacer. A partir de ese da, ese fue mi servicio fijo en Prassanthi

    Nilayam, La Morada de la Paz Eterna.

    El pequeo lugar donde empacbamos la ceniza sagrada quedaba exactamente frente a la

    casa de Sai Baba. Desde all, cada tarde lo veamos entrar a su casa, despus de terminar el canto

    del Arathi.

    Un da, en vez de entrar directamente a su casa, nos tom de gran sorpresa el que

    cambiara de rumbo y se acercara hasta donde nosotros estbamos, ca postrada de rodillas y

    embriagada de devocin y le supliqu mentalmente: - Amado Maestro, dame la musa para plasmar

    un poema de este sagrado momento.

    Y en el mismo acto, comenz a caer sobre m una lluvia sutil de diminutos puntos de luz y

    con ello, el poema:

  • 41

    L NOS DA SU BENDICION

    Al atardecer sale Sai Baba,

    lentamente caminando haca el Mandir,

    con su tnica pulcra anaranjada,

    a despedirse de todos

    porque ya se va a dormir.

    El Arathi se escucha alegremente,

    con Amor l nos da la bendicin,

    recibimos su saludo dulcemente,

    ofrecindole nuestra devocin.

    Hasta los pjaros muestran su alegra,

    porque Baba nos sale a despedir

    y entonamos con Amor la meloda,

    para maana volverlo a recibir.

  • 42

    REFLEXION

    Sai Baba fue y sigue siendo un dador de consentimientos. En lo que a m respecta, el

    haberme llevado a servir en el proceso de empaque del Vibhuti fue el regalo de Amor de una

    madre hacia una hija. Estar a diario con aquellas viejecitas que entonaban cantos vdicos y

    jugueteaban y rean alegres al verme tapada por el Vibhuti, era para m un inmenso placer. All me

    reencontr con la dulce Laksmhi quin desde los 9 aos, empacaba la ceniza sagrada para Baba.

    Ella me brind todo su Amor y atencin mientras serv en aquel lugar y, jams la olvidar por

    haberme abierto las puertas de su sencillo, pero clido hogar.

    Empacar Vibhuti no era un servicio que muchas deseaban hacer, pues al final de la tarde

    terminbamos cubiertas por l hasta los cabellos, sin embargo, yo lo disfrutaba un montn y al

    terminar de empacar corra para poder ir a despedir a Baba cuando el Arathi comenzaba a sonar,

    sin importarme como me vea.

    Un da, dirigindome a realizar mi servicio, mentalmente, le dije a Baba: - Hoy quiero

    empacar muchas bolsas de Vibhuti, Baba.

    Llegu y en enseguida me puse a trabajar. Los recipientes dnde se colocaba el Vibhuti

    eran bastante grandes y desde all, con las manos o cucharas, llenbamos las pequeas bolsas,

    pues la demanda era demasiada. Normalmente, dos personas trabajamos juntas en un recipiente

    pero, como yo deseaba llenar muchas bolsas esa tarde, tom un recipiente solo para m. Llenaba y

    llenaba bolsas y mientras ms bolsas llenaba, ms Vibhuti haba en el recipiente. Nunca se

    acababa. Las mujeres advirtieron el juego de Baba y empezaron a rer y a rer, viendo como yo me

    impresionaba al ver que me quedaba tanta ceniza y porque, adems de cansada, estaba toda

    cubierta de ceniza.

    Fueron momentos inolvidables, fueron tiempos hermosos de Prassanthi Nilayam.

  • 43

    LA ALFOMBRA DE MNDALAS DORADAS

    Otro servicio de Amor que realic en Prassanthi Nilayam, lleg a m de esta manera.

    Haba conocido a Robert, un australiano que ya tena varios das en India cuando

    llegamos. De la misma manera conoc a Argelia, una chica venezolana. Nuestro reencuentro fue

    hermoso y un sentimiento de hermandad se dej sentir entre nosotros.

    Yo sola escaparme diariamente al jardn de la flor de loto, all me embelesaba con la

    hermosura de la flor y aprovechaba la oportunidad para reflexionar sobre lo que me aconteca y

    aconteca en el Asrham. Una maana me invadi la necesidad de modelar en barro despus de

    haber contemplado la escultura de un Buda que estaba a mi lado. Mentalmente insinu a Sai Baba:

    - Cmo me gustara dejarte algo de mi arte aqu en tu hogar, Baba!

    Un rato despus, sala del jardn y me top con Robert, nos saludamos a la manera de

    India e intentamos hablar un poco, digo intentamos, porque l no hablaba nada de espaol y yo,

    nada de ingls, entonces, fue cuando experiment la gracia divina del idioma del corazn, pues

    nos estbamos entendiendo muy bien.

    Yo intentaba decirle lo que acababa de pedir a Baba y l no me comprenda, entonces,

    saqu una tarjeta de presentacin de mi pequea galera de arte Sai Bienaventuranza en

    Venezuela, para hacerle saber que era escultora y pintora y, segua sin comprender. Hubo

    confusin en l y, mientras yo insista en tratar de explicarle, con seales de mi mano y garabatos,

    vi aparecer a Argelia y la llam:

    - Gracias a Dios que apareces!, estoy vuelta loca tratando de explicarle a l que tengo una

    pequea galera de arte en Mrida, que soy trabajadora del arte, y no me entiende.

    Explcaselo, por favor.

    Ella me mir asombrada y me pregunta:

    - Qu haces t en el arte?

    - Soy escultora y pintora - le respond.

    - No puede ser! Acabo de hablar con una profesora de la Escuela de Arte de Baba y me

    pidi que le llevara artistas para un trabajo. Espera, no te vayas le explicar.

    Lo hizo, Robert comprendi y asintiendo con una sonrisa nos despedimos. Por el otro lado,

    salimos apresuradas Argelia y yo, y ella me manifest:

  • 44

    - No s lo que tienes que hacer all pero, vamos, ella te dir.

    Llegamos a una pequea oficina y vino a recibirnos una linda mujer hindi que habl en

    ingls con mi amiga. Luego, ella tradujo:

    - Dice que necesita que te quedes, que van a realizar un trabajo para el cumpleaos de

    Baba no tienes nada que hacer, te puedes quedar?

    - S - le contest, y se fue.

    Me qued sentada esperando a que me dijeran que era lo que tena que hacer. La mujer

    sali y me pidi que la siguiera, caminamos y llegamos a la cantina de las mujeres. En la parte alta

    haba un saln bastante amplio, dentro del saln estaban ocho chicas ms. Nos presentamos, eran

    siete hindis de la Escuela de Arte de Baba, una italiana y yo. La mujer comenz a explicar en

    ingls lo que haramos, como yo no entenda, le pregunt a la italiana que estaba diciendo. Ella, a

    su vez tradujo:

    - Que pintaremos con mndalas dorados 108 metros de alfombra por donde Sai Baba

    pasar el da de su cumpleaos.

    Una vez ms mi amado Maestro me haba escuchado y mi corazn se llen de felicidad.

    Empezamos a pintar en armona el grupo de nueve trabajadoras del arte, nos dejamos guiar de la

    mano del pintor de pintores, Sri Sathya Sai Baba.

    Fue entonces cuando Baba me hizo ver en otras vidas, como un musulmn pintando

    mndalas en una Mezquita. Desde ese momento retom la pintura y los mndalas, ya que todo

    ese tiempo, mi inclinacin era la escultura.

  • 45

    REFLEXION

    Hubo un tiempo dnde el mismo Baba sola decir que eran tiempos de los caramelos. l

    mismo se dio a la tarea de repartirlos en los Darsham. Fueron tiempos en donde la magia se

    desprenda de las estrellas para brindarnos su brillo; fueron tiempos dulces de Prassanthi Nilayam.

    Slo pedamos y apareca nuestro deseo y se haca realidad casi en el instante. Y como

    el Maestro casi nunca deja de pasar por alto el pedido de un alumno, Sai Baba nos colmaba de

    ellos con su ternura de nio juguetn.

    Me hubiera gustado tanto poder haber terminado la alfombra, pero lleg el momento de mi

    partida y tena que dejarla y darle paso a otro ser que Baba, seguramente, elegira para continuar.

    Sin embargo, me sent inmensamente agradecida y complacida, porque en sus acostumbrados

    juegos, me llev a hacer realidad otro de mis deseos.

    Y lo ms hermoso y significativo fue que nueve seres, trabajadoras del arte, dejramos

    nuestras huellas en aquella alfombra vino tinto y la adornramos con pinceladas cargadas de color

    dorado y rebozados de amor y ternura para que los pies de nuestro Seor Sai pasaran por ella.

  • 46

    REENCUENTRO DE ALMAS

    Muchas experiencias se viven en Prassanthi Nilayam, desde las ms pequeas, que

    parecieran no tener significado, hasta las ms profundas y misteriosas. La que contar a

    continuacin, es una de las experiencias ms enigmticas que pude vivir en ese sagrado lugar.

    Conoc a Mara en el consultorio del Dr. Rao, ella estaba en consulta porque se haba

    estado sintiendo un poco dbil y yo estaba recibiendo un curso all. Esta simptica espaola haba

    llegado unos das despus que yo, y surgi entre nosotras una empata especial llegando a

    compenetrarnos fraternalmente. El afecto mutuo que llegamos a compartir nos haca intuir que, en

    otras vidas, habamos disfrutado de una bonita relacin. Solamos ir juntas a todas partes y, por las

    maanas nos levantbamos temprano para ir al Darshan.

    Cierta tarde despus de la cena quedamos, en que a la maana siguiente, saldramos ms

    temprano para hacer cola y recibir nmeros para ver ms de cerca a Sai Baba, nos despedimos

    entusiasmadas y cada quien se dirigi a su habitacin.

    Al amanecer, despert y me alist para bajar y esperar a Mara, pero ella no llegaba. El

    tiempo pasaba y, extraada y cansada de esperar, part sola al Dharsan, pero ya no para tomar

    nmero, sino al Darshan normal. En el camino me preguntaba que le habra sucedido. Entr en el

    Mandir y mir a todas partes para ver si estaba en el sitio dnde todos los das solamos sentarnos

    y tampoco estaba. Casi no pude disfrutar la bendicin, pues me senta inquieta por Mara. El

    Darshan termin y me traslad a la cantina de mujeres para desayunar, al entrar vi a Mara

    sentada y entusiasmada por verla, le dije:

    - Buen da Mara, qu te pas, fuiste a Darshan? - y me acerqu a donde estaba. Para mi

    asombro, Mara se vea muy mal.

    - Qu tienes Mara, por qu ests as? pregunt

    Me mir decada y me respondi:

    - No me siento bien, Gina. Por favor, no me dejes sola, creo que me voy a morir, me siento

    muy mal. Toma mi cartera y cualquier cosa llama a Espaa. Acustame en el suelo.

    - Bendito Dios, Mara! por qu dices eso? Todo va estar bien, respira profundo. Voy a

    buscar ayuda.

  • 47

    Se tom de mis manos fuertemente y no me soltaba, mientras tanto yo no saba qu hacer.

    No poda moverme, tampoco poda dejarla sola. Miraba a todos lados de la cantina y todas las

    personas estaban muy tranquilas desayunando como si lo que estaba sucediendo no fuera con

    ellos. Como nadie nos miraba, comenc a gritar:

    - Por favor, traigan un doctor! Aydenme, ella est muriendo Pero nadie intervino.

    - No siento las manos Gina - deca Mara - Tengo mucho fro, no siento los pies.

    Fue entonces cuando cerr mis ojos y clam por Baba:

    - Oh Dios, Oh Baba! Mara se est yendo, siento como si me arrancara el corazn. Se va,

    Baba, no lo permitas, devulvele la vida!

    Y en ese justo momento aparecieron dos personas que se unieron a nosotras en el suelo y

    exclamaron:

    - Tranquila, somos doctores.

    Ellos comenzaron a darle vida a Mara moviendo algunos puntos de su cuerpo y,

    repentinamente, los tres advertimos como se dibujaba por dentro de la carne, en el punto vital

    entre la nariz y la boca, con un hilo de sangre la figura de un OM. Fue entonces cuando la doctora

    exclam:

    - Es Baba, es Baba!, est indicando el punto vital.

    Y comenzaron a masajearlo. Lentamente comenc a sentir las manos tibias de Mara e

    instantes despus entreabri los ojos, pero segua inconsciente. Minutos ms tarde, una

    ambulancia lleg y trasladamos a Mara al pequeo hospital de Baba. Una vez en el cuarto, la

    doctora hindi comento:

    - Es Baba, no hay ningn problema.

    Le indic que tomara tres cocos solamente y, se despidi amorosamente diciendo:

    - Baba se encarg, todo est bien.

    Mientras tanto, Mara volva completamente en s. Me mir dulcemente y pregunt:

    - Qu sucedi Gina, por qu estoy aqu?

  • 48

    Le hice saber todo cunto haba pasado en la cantina, le habl sobre la figura del OM que

    se haba dibujado encima de sus labios y, consternadas, lloramos abrazadas por un buen rato. Le

    dieron de alta y todo volvi a la normalidad.

    Por su puesto, la unin se fortific ms entre nosotras y cada vez que recordbamos el

    suceso, sonreamos por la magnitud de la experiencia.

    Como cosas del divino Maestro, nos toc partir en el mismo vuelo, al dejar Prassanthi

    Nilayam, ella sigui a Espaa y yo a Venezuela y con la despedida, la musa se apresur para dejar

    plasmada la estada en aquel lugar recndito y sagrado de la India.

    SENTIR TU AUSENCIA

    Oh, cielo de la maana!

    Oh, cielo de Puttaparthi!

    dej tu brisa temprana

    aquel da en que part.

    Tierra llena de nostalgia

    Oh, terruo de los santos!

    De encanto, de Amor y magia,

    de costumbres y de cantos.

    Es la tierra de Sai Baba,

    es la tierra del Seor...

    no sabes cunto anhelaba

    poder sentir su calor.

    Cmo me conmovi tu presencia!

    sent cmo me llenabas con tu Amor...

    Ya me tengo que ir

    sentir tu ausencia...

    Por favor Dime, cmo mitigo este dolor?

  • 49

    REFLEXION

    Todo aquello que sucede en el mbito de un Maestro Espiritual es necesario que pase, nos

    guste o no, lo comprendamos o no, lo queramos o no. Slo el Maestro sabe y, aunque en el

    avance del proceso de la vida el alumno vaya aclarando la intuicin para entender y comprender

    algunas cosas, otras son incomprensibles a la mente humana.

    Preguntas como: Por qu tuve que vivir esa experiencia? Qu sucedi en otras vidas

    entre nosotras? Acaso tenamos esa deuda pendiente y Baba nos estaba dando la oportunidad

    de cancelarla? La dej morir en alguna de esas vidas o viceversa, y se me estaba dando la

    oportunidad de enmendarlo? Por qu mientras pasaba todo eso, nadie hizo nada para ayudarnos

    y todos seguan tan tranquilos, saboreando su desayuno como si nada? Como vern, todas estas

    preguntas quedan en el misterio divino de las sin respuestas.

    Sin embargo, esta experiencia tuvo muchas repercusiones en m porque conmovi todo mi

    alma y mi ser a tal punto, que desde ese momento comenc a sentir el dolor de los dems.

    Mientras Mara se separaba de su cuerpo fsico, pude sentir y ver cmo los hilos dorados de mi

    corazn espiritual se desconectaban entre ella y yo, y un dolor punzante penetraba en m.

    Hoy, lo nico que s es por qu Sai Baba me permiti experimentar el dolor en ese

    momento. Y s tambin que esta experiencia pudimos pasarla tan slo por el Amor y la entrega

    hacia l.

    Mara, de alguna manera, qued agradecida a m por haber estado a su lado en un

    momento tan inesperado y yo, por mi parte, agradecida a ella por confiar en m y permitirme vivir

    aquella angustiosa, inexplicable y misteriosa experiencia.

    Tres meses ms tarde, despus de mi regreso, mi amada Mara me escribi una carta, la

    cual an conservo, donde me deca: No te imaginas, Gina. Aquella Mara, la de la cantina, no

    existe ms. All se qued, ahora soy otra. Volv a renacer, gracias a Baba.

  • 50

    EL RETORNO

    Al regresar a Venezuela, retom mi pequea galera Sai Bienaventuranza. En la misma,

    ms que vender arte, se comparta Amor y espiritualidad.

    Cantidad de seres desfilaban por ella, en busca de la palabra de Amor de Sai Baba, de

    fotos, de libros y de ceniza sagrada. Montones de experiencias se produjeron en este sitio y, como

    Baba est en todo y en todas partes, lo saba todo.

    Lleg un momento en que la galera como tal no funcionaba casi, no tenamos los ingresos

    necesarios, a veces, ni siquiera para el da a da, sino que se convirti en un consultorio espiritual,

    como solan expresar jocosamente mis compaeros de trabajo.

    Fueron muchos los casos atendidos. En una ocasin tuve que atender a un seor que

    vena de Barinas, en un estado anmico bastante depresivo. Dicho por l mismo, no quera seguir

    viviendo y me haca saber que se iba a suicidar. En mi angustia por ayudarle, rogu a Baba que

    intercediera a travs de m y le hablara para quitarle esa idea y, como por arte de magia, el seor

    comenz a cambiar de opinin. Este se fue mucho ms tranquilo y parti cargado de Vibhuti, fotos

    y hasta un libro de Baba.

    Meses despus este seor volvi a aparecer en mi vida, en un momento en que yo me

    encontraba angustiada por falta de dinero. La galera no estaba dando desde haca meses y tena

    que pagar algunas cuentas. Esa maana me quejaba con Baba en voz alta, mientras nos

    dirigamos en mi carro a la galera, y mi pequea hija Algi me mir y me dijo:

    - Mam, pareciera que no conoces a Baba.

    Sorprendida, la mir y sent pena. Entonces correg rpidamente dicindole:

    - Es verdad, hija, tienes razn. - Y continuamos el camino en silencio.

    En la pequea galera tena colocada una foto de Baba que daba mucho de qu hablar,

    pues en verdad era hermosa. Justo en el momento en que estaba limpiando la foto, veo a este

    seor venir. Se vea radiante, alegre, muy diferente de aquel seor que haba atendido meses

    antes. Con mucho cario me salud y de igual manera tambin yo lo salud.

    Parados frente a la foto nos quedamos hablando de su proceso, de cmo Baba lo haba

    hecho cambiar y de cmo se senta despus de haber pasado por ese mal momento. Con palabras

    llenas de agradecimiento y asombro expres:

  • 51

    - Sabe? Es muy raro, no s si me lo va a creer, pero yo no vena para ac hoy, iba a hacer

    una diligencia y un impulso de Sai Baba me hizo venir hasta ac para agradecerle y darle

    algo.

    Y sac de su bolsillo con el puo cerrado algo y me lo dio. Extraada y a la vez

    avergonzada, intu que era dinero le pregunt:

    - Qu es eso? por qu me da eso? No acostumbro a cobrar- El respondi sealando la

    foto:

    - l me mand, l me dijo que usted estaba necesitada, as que tmelo es suyo.

    En un gesto de admiracin y con un fuerte abrazo fraternal y de agradecimiento mutuo, nos

    despedimos. Y, por supuesto, con el dinero que me dej, pude solventar los pagos.

  • 52

    REFLEXION

    El Maestro de Maestros fue siempre as, y sigue siendo as; siempre pendiente de las

    necesidades de sus discpulos hasta en las cosas ms mnimas. l mismo nos lo recalc al dejar

    este hermoso mensaje:

    Cada persona que forma parte de las muchas circunstancias y situaciones difciles de la vida de

    ustedes es un maestro y un alumno a la vez. De esta manera, ustedes se proporcionan un mutuo y

    amoroso servicio, a fin de aprender y recordar lo que era importante para lograr despertar a los

    grandiosos misterios que los rodea y, as tambin, poder ayudarse a impulsar en el rol especifico que

    se necesita para el despliegue y evolucin del alma y del ser. Los ayudar siempre. Ustedes tienen

    que seguir avanzando cada da. Ayuden y ac