Tesis Emma Ruiz Torija Enah 2012
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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
INAH SEP
Antropología de los desastres: el caso de las inundaciones de agosto y septiembre de 2010 en la Ciudad de Tlacotalpan,
Veracruz.
TESIS
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE
MAESTR (A) EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL
PRESENTA
Emma Leticia Ruíz Torija
DIRECTOR DE TESIS: Maestra Adriana López Monjardin
MEXICO, D.F. 2012
Índice general
Índice general 2
Agradecimientos 3
Introducción 4
1. Primer apartado
1.1 El estado del Arte 10
1.1.1 Políticas de enfrentamiento a desastres en México 22
1.2 La propuesta de Análisis 32
2. Segundo apartado
2.1 Ubicación en el espacio y tiempo 41
Un poco de historia 43
En la actualidad 44
La Fiesta 50
Actividades económicas 56
El Patrimonio Cultural 57
Un poco de organización social 59
2.2 Las inundaciones de 2012 en Tlacotalpan 60
2.2.1 Antes de la emergencia 61
2.2.2 La emergencia 62
2.2.3 Después de la emergencia 65
2.3 Dos inundaciones distintas voces 70
2.3.1 Aquí hubo mucha ayuda… 72
2.3.2 Si ayudaron pero… 80
2.3.3 Según el sapo es la pedrada 88
Análisis 100
2.4 Conclusiones 113
Bibliografía 116
2
“...tal vez lloré o tal vez reí, tal vez gané o tal vez perdí. Ahora se que fui feliz, que si lloré también
amé. Puedo seguir hasta el final, a mi manera. …” (Anka Paul, “My Way” trad. al español ¿?: 1960)
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo no hubiera podido ser realizado sin la colaboración de muchas personas.
Gracias a la gente de Tlacotalpan por permitirme escuchar su voz, compartir saberes y
pérdidas. Muy en especial agradezco a Fallo, Anabel y Rafita.
También quisiera darle las gracias a mi familia por su amor en todo momento. Gracias
Leticia, Fidel, Tania, Armando y David. Muy en especial agradezco a las princesas de mi
vida, Valentina y Maite, por darme momentos enormes de felicidad. Los amo con todo mi
ser.
De la misma forma agradezco a mi asesora y guía en este trayecto, Adriana López
Monjardín. Gracias Adriana por realizar este trabajo conjunto. Tus sugerencias y críticas
han sido la médula de mi aprendizaje en la maestría.
Gracias Esme, Yuritzi, Alberto, Arturo, Yuriko, Luna y Terioska por siempre escucharme,
retroalimentar ideas y darme su amistad. Agradezco a todos mis compañeros y
compañeras de la maestría1 por ayudarme con sus reflexiones en clase, así como
también en nuestro “pino seco”. Son un plus que me llevo del posgrado. ¡Es un honor
hacer mi estudios en la Escuela Nacional de Antropología e Historia!
Además, quisiera darle las gracias a mis grandes complices, Sara, Yoatzin y Jimena. Por
su apoyo, cariño y siempre estar ahí incondicionalmente. Las amo mucho.
Muy en especial agradezco a Xóchitl Ramírez, Reyna Sánchez, Myriam de la Parra y
Rocío Hidalgo por su tiempo en comentar mi trabajo. Gracias por guiarme y aguantar mis
insistentes correo electrónicos.
Por último, quiero decir: mil gracias nuevos hermanos y compañeros de viaje. Ahora
empiezo a comprender que la vida te da lecciones, pero hay que continuar trabajando
para ser feliz cada día. Me queda claro que poco a poco se va lejos.
A orillas del Papaloapan mi Tlacotalpan, refleja en sus quietas aguas su caserío, el sauce llorón se inclina mirando al río que murmura al pasar una historia de amor que se vuelve
1 Gaby, Ilezzo, Ckib Café, Diana, Liliana, Yois, Vero, Lu, Violeta, Raúl, Oli, Luz, Mario, Rodrigo, Mike, Sai, Fabi, Toñito, Ana Hilda, Mayra, Jorge, Diego, Luis Fernando, Juris, Julio, Jessi y Amanda.
3
canción…. Para cantar, para bailar sólo mi Tlacotalpan, siempre serás, siempre serás Perla del Papaloapan, tierra de amor, tierra de paz, gente de fe que le canta a su Dios, es mi tierra jarocha, mi tierra natal. (Salamanca, Memo, “Mi Tlacotalpan”, 2008
Introducción
En la temporada de lluvias de 2010 la ciudad de Tlacotalpan sufrió un
evento sin precedentes en la ciudad, esas quietas aguas de las que habla la
canción citada inundaron la ciudad en dos ocasiones. De esta forma, mi inquietud
sobre el tema nace a raíz de observar que tres meses después de las
inundaciones, el gobierno de Veracruz promueve en los medios de comunicación
masivos la Fiesta de la Candelaria 2011. Al respecto, me pregunté cómo es que la
ciudad se restableció tan pronto en comparación a otros municipios de Veracruz,
qué se hizo para que el gobierno local reparara los impactos del desastre2. Con
estas y otras preguntas hago trabajo de campo y me topo con historias diversas
sobre lo que ocurrió. El escenario era diferente al que me había imaginado. A
primera vista el restablecimiento era un hecho, sin embargo, la recuperación
planteada por las autoridades parecía haber tenido intereses específicos, los
cuales no correspondían del todo con lo que la población necesitó. Esta, entre
otras ideas especulativas impulsó el presente trabajo.
Así, esta investigación tiene dos objetivos. El primero es indagar la forma en
que la población de Tlacotalpan enfrentó la experiencia del desastre frente a las
acciones del poder local, dando cuenta de la manera en que reconstruyeron su
vida cotidiana y orden simbólico que la sustenta. El segundo objetivo busca
dilucidar si tal experiencia fue vivida de igual manera por todos los pobladores de
la ciudad, dado que habitan una localidad susceptible de ser dañada por la
presencia de fenómenos naturales.
2 “…El munícipe expuso que en los últimos meses se han realizado labores de recuperación y restauración del lugar, tras los fenómenos hidrometeorológicos del 2010, “…y les podemos asegurar que la ciudad está al 100% lista para recibir a todos los visitantes para la que es nuestra celebración más grande el año.” (“Veracruz está listo para la fiesta de la Candelaria 2011 en Tlacotalpan”, veracruz.com.mx; 14 enero, 2011)
4
En aras de lograr lo anterior parto de dos supuestos importantes. El primero
es que, la población concibió de forma distinta la normalización de la vida después
del desastre, frente a la manera en que la definió el gobierno local. Esto debido a
que los pobladores valoraron y otorgaron un significado distinto a la experiencia.
La segunda suposición resalta que, el desastre evidencia la dinámica en la que
vive la gente e intensifica las condiciones vulnerables que experimentan algunos
de los habitantes de la ciudad. Cabe mencionar que la investigación la realicé en
dos pistas. En el terreno de la memoria colectiva y bajo la descripción etnográfica.
Esto debido a que no estuve durante las inundaciones de Tlacotalpan. Mi trabajo
se concentró en un tiempo posterior. Por tal motivo, decido recoger las narrativas
del desastre, así como recurrir al método etnográfico para rastrear la forma en que
la población reconstruye la experiencia vivida. Es menester mencionar aquí que si
bien no estuve ahí durante las inundaciones, los colaboradores se interesaron
mucho por la investigación post-desastre, no sólo dando sus testimonios, sino
también pidiendo leer el trabajo concluido en la biblioteca de la ciudad o en
algunas redes sociales.
De esta forma, destaco que el trabajo se realizó en la ciudad de
Tlacotalpan, la cual se localiza en el estado de Veracruz. Se ubica en medio de
superficies de agua como el Río Jamapa y el Papaloapan, además de sistemas
lagunares. Tiene una superficie urbana de 0,88 km2 en comparación con 384,32
km2 de pastizal. Para el 2010 tiene una población total de 13,284 habitantes.
(INSTITUTO NACIONAL DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA (INEGI), 2010a:
www.inegi.com.mx) Dadas sus características geográficas Tlacotalpan ha estado
expuesta a innumerables fenómenos hidrometeorológicos. Su gente ha convivido
con el agua acumulando saberes que transmite generacionalmente. Además, se
caracteriza por su actividad en el sector turístico. La fecha más sobresaliente de
arribo foráneo es el 2 de febrero, para realizar la Fiesta de la Candelaria en honor
a la virgen con el mismo nombre. En el año de 1998 la UNITED NATIONS
EDUCATIONAL, SCIENTIFIC, CULTURAL AND ORGANIZATION (UNESCO) declara a la
ciudad como parte del patrimonio cultural de la humanidad. No sólo sus calles y
5
avenidas del centro histórico sobresalen por tal declaratoria, sino también el
conjunto de viviendas, llamadas coloquialmente el caserío de Tlacotalpan.
El trabajo de campo lo realicé en dos estancias en el lugar. La primera
abarcó el mes de abril de 2011 y la segunda los meses de enero y febrero de
2012. Para cumplir mis objetivos contacté con 17 colaboradores que me
permitieron entablar pláticas informales sobre la dinámica de la localidad, así
como también, entrevistas a profundidad sobre temas específicos tales como:
actividades productivas, prácticas culturales, organización social entre otros. De
las 17 personas3, fueron 11 las que pudieron compartir su narración sobre la
experiencia del desastre. Me acerqué a varios grupos de edad, de ambos géneros,
personas habitantes en colonias del centro, periferia y ribera, así como también,
gente que se desarrolla en diversas actividades económicas de la ciudad. Lo que
deseé hacer con esto es indagar la existencia de un abanico de posibles
experiencias vividas. Cabe destacar que mi trabajo lo focalicé en las colonias
céntricas y su periferia inmediata, debido a que la ayuda proporcionada a la ciudad
se concentraba ahí para distribuirse después a los alrededores y porque la mayor
cantidad de habitantes se ubica en esas colonias. Además, realicé de forma
sucinta un trabajo hemerográfico de las inundaciones, también una investigación
documental y biográfica de la localidad, sobre su historia contada por los
habitantes y cronistas del lugar. De igual forma, hice una búsqueda detallada
sobre el desastre con su respectiva etapa de reconstrucción vía foros, blogs y
redes sociales virtuales.
Con base en lo anterior, el ensayo quedó organizado en un par de
apartados. El primero se encuentra dividido en dos secciones. En la primera
expongo el estado del arte, el cual versa sobre las principales investigaciones
sobre desastres. Destaco aquí que, mi intención fue construir una base teórica que
permitiera entender y mostrar la experiencia de desastre vivida por las personas,
frente a las medidas que tomó el estado en Tlacotalpan. Por tal motivo, sólo
destaco algunos trabajos que respondían al caso etnográfico. En la segunda
3 Es importante mencionar que para cuidar el anonimato de algunos de los colaboradores tuve que poner seudóminos, los cuales está escritos en cursivas.
6
sección construyo la base teórica de mi análisis, para ello rescato algunas
nociones acerca de los desastres como el concepto de vulnerabilidad, proceso de
la emergencia, etcétera. Igualmente, traigo las propuestas que darán soporte a la
idea del desastre como una crisis social, que permite la reconfiguración simbólica.
También, abstraigo algunos planteamientos para argumentar que la población
afectada por una crisis, en este caso causado por los impactos de un fenómeno
natural, construye diferentes significaciones de la experiencia en contraposición
con las ideas del poder local. De igual manera, destaco la importancia de las
nuevas formas de asociación cultural en la búsqueda de sentido colectivo, como
son las redes sociales virtuales.
El segundo apartado está organizado en cuatro secciones. En la primera
expongo la ubicación de la ciudad de Tlacotalpan y las que considero son sus
principales características. En la segunda sección muestro, de manera general, un
relato de las emergencias. En la tercera parte intento que las narraciones de los
actores, sobre su experiencia del desastre, hablen por si mismas. Así, traigo las
bases teóricas que desarrollé en la primer parte para dar soporte a los distintos
planteamientos que los relatos evocan. Para finalizar, expongo una conclusión
sobre el trabajo. Me enfoco en resaltar los alcances y las limitaciones de la
investigación, así como también, algunas vetas importantes que se quedan en el
tintero para próximos proyectos.
Por último, quisiera destacar que, con base en lo anterior considero que mi
investigación intenta recuperar la voz de los actores que experimentaron el estado
de emergencia, así como el desastre en agosto y septiembre de 2010 en la ciudad
de Tlacotalpan, Veracruz. Además, intento aportar al tema de los desastres un
trabajo que sugiera una mirada simbólica a estos fenómenos, es decir, profundizar
todavía más en las ideas, opiniones y saberes que las personas ponen en juego,
al verse afectadas por el daño a su orden material y simbólico.
7
8
1. Primer apartado
1.1 El estado del arte
Con el objetivo de entender algunos procesos sociales suscitados en el
transcurso de las inundaciones, expondré nociones que plantean algunos autores
estudiosos sobre el tema de los desastres. Específicamente, considero necesario
comprender las acciones emprendidas por los actores sociales involucrados. Para
lograr esto, como primer punto resalto, de forma general, tres enfoques
planteados. Así, expongo el estructural-funcionalista y alternativo o de
vulnerabilidad generado en las ciencias sociales; el tercero ha sido discutido
principalmente dentro de la geografía como la visión fisicalista. De lo anterior se
desprende una sección, cuyo objetivo es exponer los planteamientos básicos que
influyeron la toma de desiciones del los tres niveles de gobierno, frente a las
inundaciones en el municipio. Por último, doy paso a la exposición de mi
propuesta de análisis, señalando las ideas centrales que desarrollaré en la parte
etnográfica; centro mi atención en el tema de la reconstrucción simbólica de la
cotidianeidad de Tlacotalpan.
El antecedente más importante del estudio de los desastres desde el punto
de vista social, fue el trabajo realizado en Estados Unidos de Norteamérica, por la
escuela de investigación sobre riesgos naturales en geografía, dirigida por White
en la década de los cuarenta. Sin embargo, a mediados del siglo XX los análisis
que se desarrollaban, principalmente por geógrafos, centraban sus investigaciones
en los fenómenos naturales. Con base en el desarrollo de la tecnología
relacionada con la ingeniería se comenzaron a formular planes y políticas de
mitigación. (Calderón, 2001: 22)
Específicamente, dentro de la antropología, el tópico referido se ha
abordado desde la década de los cincuenta. El interés se centró en el cambio
social que sufrían las sociedades afectadas por los desastres, así como también,
en mostrar una serie de causas que establecen su escenario. Con ayuda de un
9
análisis sincrónico, sin perder de vista la dimensión diacrónica de la emergencia,
la disciplina ha dado cuenta de cambios generados en sistemas religiosos,
políticos, económicos, etc., provocados por los impactos4. (Cuevas, 2007: 31)
Aunado a lo anterior, para varios autores, entre ellos Macías (1993), se
pueden diferenciar dos importantes enfoques sociales desde los cuales se ha
estudiado el tema de los llamados desastres naturales. Estos son el dominante y
el alternativo o de vulnerabilidad. Es importante mencionar que tal diferenciación
es pertinente para este trabajo porque, da señal sobre las características que
presentaron las acciones gubernamentales respecto al desastre de Tlacotalpan.
En la revisión que hace Cuevas (2007) sobre las investigaciones de
desastres, señala que el enfoque dominante observa a estos a partir de la llegada
del fenómeno natural. Su base fundamental es pensarlo como una situación
extraordinaria, la cual rompe con la cotidianeidad y pone a prueba la capacidad de
respuesta de la sociedad ante una emergencia. (Cuevas, 2007: 14) El desastre se
considera como un suceso monocausal. Es así como, para la autora los estudios
fueron en ciencias sociales fueron basados en un supuesto común: “…entender el
desastre como resultado de la presencia de una amenaza natural.” (Cuevas, 2007:
14) Esta propuesta parte desde una mirada estructural-funcionalista, en donde el
ideal de sociedad sin clases o conflictos implica “…reducir el desastre a la
naturaleza, a la tecnología y al individuo… lo cual obstaculiza la discusión
sociológica y científica de los desastres… y reconozca[n] su causas sociales…”
(García, 1997 en: Cuevas, 2007: 23) Principalmente, en este enfoque se considera
a los agentes físicos o a los accidentes como los causantes.
4 En este tenor, existe una perspectiva de análisis que se centra en la interacción sociedad-ambiente-cultura. Esta es la ecología política. Aquí, se pondera el análisis de la relación entre la población y el ecosistema en el que habita. Se reconoce además que “…parte del proceso del desastre se debe a la manera en cómo la sociedad accede a los recursos naturales, de tal manera que altera el ambiente físico.” (Cuevas, 2007: 31) Es por ello que, los desastres son entendidos en términos de una red de relaciones que vinculen sociedad-ambiente-cultura. Entre otras cosas, diversas investigaciones refieren que, “…un desastre puede funcionar como un ejemplo favorable para reorganizar y desarrollar nuevas relaciones de poder.” (Cuevas, 2007: 31) Y así, permitan la absorción de los impactos. En relación a lo anterior, Cuevas alude a las investigaciones que ponderan las respuestas culturales en favor de la recuperación y las medidas de prevención, por ejemplo las organizacionesuyó civiles.
10
De la misma forma, Lavell (1996) hace una revisión sobre un enfoque que
domina la forma en que se conciben los desastres y su influencia para organizar
acciones frente a estos. Su revisión resalta la concepción “fisicalista5” de los
desastres, que según el autor seguía constituyendose como el sustento de la
acción tecnocrática prevaleciente hace diez años. (Lavell, 1996: 7) Cabe destacar
que el enfoque fisicalista no se considera parte de los estudios en ciencias
sociales, sin embargo, es pertinente la exposición de algunos de sus
planteamientos para entender ideas clave respecto a la presente investigación.
En su reflexión, Lavell hace referencia a tres facetas de la visión fisicalista
que deseo detacar. La primera es que equipara o reduce a los desastres a un
evento físico natural, tecnológico o antrópico con las cuales están asociados. En
segundo término, conlleva a pensar en la inevitabilidad de su venida, además de
tratarlos como “inmanejables” e “impredecibles”6. La tercera implicación es que su
análisis puede recaer sólo en el desarrollo de las ciencias de la tierra, (geofísica,
geología, climatología, hidrología, etc.) y de la ingeniería. La gestión de los
desastres ha retomado en su totalidad esta visión con las implicaciones antes
mencionadas; bajo los modelos de prevención, pronóstico del clima o construcción
de diques, muros de contención, etc., se puede observar esta circunstancia.
Desde el punto de vista del autor, la visión fisicalista tiene la consecuencia de no
indagar de manera profunda lo que es un desastre o los procesos sociales que
permiten su concreción. (Lavell, 1996: 8-10) Con esto deseo destacar que ya sea
dentro de las ciencias sociales o las ciencias de la tierra, el paradigma de mayor
aceptación y que ha permeado la definición de desastre, es la que considera a los
agentes físicos o los accidentes como las causantes de los mismos. (Calderón:
2001: 22)
Es menester mencionar que, a partir del trabajo realizado por la escuela
pionera de investigación geográfica dirigido por White en 1945, los analistas
comienzan a voltear su mirada al elemento humano. Con el trabajo del geógrafo,
5 “…los eventos físicos en sí fueron concebidos como los principales culpables de los desastres…” (Lavell: 1996: 8)6 Entrecomillado del autor
11
su equipo de investigadores dio cuenta de que el gasto realizado por el gobierno
de Estados Unidos en aplicaciones tecnológicas durante 10 años, con el objetivo
de controlar las inundaciones en ese país, no había disminuido los daños
ocasionados sino al contrario, continuaban en ascenso. (Calderón, 2001: 22) Este
aporte derivó en la formulación de diferentes paradigmas, constituidos como la
base de investigaciones preocupadas por la problemática social de los desastres.
(Calderón, 2001: 23) Dentro de las ciencias sociales, “…a partir de la década de
los setentas…se hizo el reconocimiento más específico de lo relevante de los
factores sociales para la comprensión de los desastres.” (Calderón: 2001: 24) Así,
se desarrolló entonces un cambio fundamental.
Uno de esos paradigmas es el denominado alternativo o de la
vulnerabilidad. Los estudios de caso tuvieron un aporte importante al respecto y es
una reacción a la mirada estructural-funcionalista mencionada con anterioridad.
Aquí se observa al desastre como multicausal y como proceso social.
Resaltando la necesidad de explicar a los desastres en su perspectiva diacrónica, estos estudios encontraron en las condiciones sociales, políticas y económicas… el referente empírico para mostrar que la interacción de dichas condiciones conforma la vulnerabilidad de los países ante la presencia de una amenaza natural peligrosa. (Cuevas, 2007: 27)
Ahora bien, la vulnerabilidad de la sociedad empezó a ser vista como un
componente esencial en la conformación de las condiciones que propician los
desastres. Se realizó un cambio en el acercamiento conceptual, en donde los
fenómenos naturales (o también denominados como amenazas naturales) no
fueron considerados más como la causa, sino como un precipitador para la crisis y
el detonante del desastre. En las ciencias sociales se hizo un reviraje conceptual,
ahora los elementos culturales fueron considerados como relevantes. Los
fenómenos naturales son vistos como factores externos que ayudan a
desencadenar el desastre, sin ser causa directa de los mismos. (Calderón, 2001:
24) En este sentido, el enfoque alternativo o de la vulnerabilidad observa al
desastre como proceso social.
Desde el punto de vista de Cardona (2003) la vulnerabilidad está
relacionada con el riesgo. Para el autor, este concepto debe observarse bajo una
12
teoría hoslítica y multidisciplinaria, ya que no ha sido conceptuado de forma
integral sino fragmentada, de acuerdo con el enfoque de cada disciplina que lo
analiza. Según Cardona representa algo que parece irreal en tanto que está
relacionado con el azar, con posibilidad y con algo que aún no ha sucedido. Si hay
certeza no hay riesgo, es algo en la mente íntimamente ligado a la psicología
personal o colectiva, aún cuando se le intente dar sentido de objetividad. Las
discuciones acerca del riesgo tocan las raíces de la sociedad, el conocimiento, los
valores, las emociones y la propia existencia. (Cardona, 2003:11) Según el autor,
desde la perspectiva de los desastres naturales el riesgo se ha intendo
dimensionar, por efectos de la gestión, como las posibles consecuencias
económicas, sociales y ambientales que pueden ocurrir en un lugar y en un tiempo
determinado. Sin embargo,
Para estimar el riesgo de acuerdo con su definición, es necesario tener en cuenta, bajo un punto de vista disciplinar, no sólo el daño físico esperado, las posibles víctimas equivalentes, sino también factores, sociales, organizaciones e institucionales relacionados con el desarrollo de las comunidades. (Cardona, 2003: 12)
El riesgo equivale a una situación de crisis7 potencial que depende, no
solamente de la acción de un agente perturbador o detonante como la amenaza,
sino también de las condiciones de inestabilidad, que son los agentes que
favorecen o facilitan que se desencadene la crisis ante la ocurrencia del suceso
detonante. (Cardona, 2003:14)
Así, el riesgo de desastre se constituye por dos factores: la amenaza y la
vulnerabilidad. Para entender esto, es menester definir, de forma sencilla, la
amenaza. Esta refiere a un peligro latente o factor de riesgo externo de un sistema
o sujeto expuesto, que se puede expresar de forma matemática como la
probabilidad de exceder un nivel de ocurrencia de un seceso de cierta intensidad,
en un sitio específico y con cierto tiempo de exposición determinado. (Cardona,
2003: 2) Las amenazas naturales son aquéllas que forman parte del entorno
natural, generalmente no se puede intervenir sobre ellas para que no sucedan.
Éstas tienen diferente origen: a) Geotectónicos: sismos, actividad volcánica,
7 Surge “cuando dentro de la dinámica o proceso de interacción ocurren cambios, transformaciones o alteraciones que no se pueden absorver por falta de flexibilidad o capacidad de adaptación. (Wilches-Chaux, 1989 en: Cardona 2003:14)
13
tsunamis; b) Geomórfico: deslizamientos, avalanchas, hundimientos; c)
Meteorológicos: huracanes, tormentas tropicales, granizadas, sequías, entre otros;
e d) Hidrológicos: inundaciones, desbordamientos y anegamientos. Existen cuatro
categorías básicas de la amenazas, las “naturales”, “socio naturales”, antrópico-
contaminantes” y “antrópico-tecnológicas.” (Lavell, 1996 en Cuevas, 2007: 38) En
otras palabras, la amenaza es un factor de riesgo externo el cual no puede
detenerse.
En relación a lo anterior, la vulnerabilidad sería un “…factor de riesgo
interno …matemáticamente está expresado como la factibilidad de que un sistema
o sujeto expuesto sea afectado por el fenómeno que caracteriza la amenaza.”
(Cardona, 2003: 2)
…es la predisposición o susceptibilidad física, económica política o social que tiene una comunidad de ser afectada o de sufrir en caso que un fenómeno desestabilizador de origen natural o antrópico se manifieste. La diferencia de vulnerabilidad del contexto social y material expuesto ante un fenómeno peligroso determina el carácter selectivo de la severidad de los efectos de dicho fenómeno. (Cardona, 2003: 2)
Retomando a Maskrey (1989), Cardona reflexiona que, para hablar de
vulnerabilidad y no caer en confusiones es necesario establecer la pregunta
¿vulnerable a qué?, ya que se puede tomar como sinónimo de condiciones de
desventaja social. Es pertiente saber que en el caso de las desastres, debe existir
la amenaza para efectos de que se presente una situación condicional de riesgo.
En otras palabaras, si no existe una amenaza no es factible ser vulnerable, en
términos del potencial daño o pérdida que significa la ocurrencia de un desastre.
(Cardona, 2003: 3) Además, “…un terremoto sólo causa desastre cuando afecta
directamente o indirectamente al hombre y sus actividades en un lugar y tiempo
determinado.” (Maskrey, 1989: 19) En este sentido, la vulnerabilidad no es una
característica o una propiedad, sino una condición, circunstancia o predisposición,
resultado de una susceptibilidad, unas fragilidades y una falta de capacidad para
recuperarse. Para Cardona debe quedar claro que, sin amenaza, es decir sin el
fenómeno detonante factible, -y aunque la vulnerabilidad apareciera como
característica eterna en el tiempo-, no habría riesgo, mucho menos desastre.
(Cardona, 2003: 10)
14
En este sentido, desde la perspectiva de los desastres, aunque algunas
circunstancias sociales están asociadas con la vulnerabilidad, no siempre pueden
ser consideradas como la vulnerabilidad misma. Ésta última, se constituye por
condiciones de inestabilidad del sistema, es decir, debilidades o deficiencias que
pueden ser de carácter ambiental o ecológico, demográfico o social, económico,
institucional o político, cultural o idoelógico, entre otras. (Cardona, 2003: 12, 14)
Por tal motivo, la vulnerabilidad de los asentamientos humanos está ligada a los
precesos sociales que ahí se desarrollan y se encuentra relacionada con la
fragilidad, la susceptibilidad o la falta de resiliencia de los elementos expuestos,
ante amenazas de diferente índole; se encuentra ligada a la degradación
ambiental del entorno natural intervenido o en proceso de transformación. Para
Cardona, existe una alta relación entre las carencias de desarrollo y el concepto
en cuestión. (Cardona, 2003: 12)
Las causas de fondo de la vulnerabilidad o causas subyacentes que le dan origen …son procesos económicos, demográficos y políticos que afectan la atribución y distribución de recursos entre diferentes grupos de personas y, reflejan la distribución del poder. (Cardona, 2003: 13)
Desde el punto de vista de Cardona, existen procesos sociales globales a los que
se les debe tomar más atención para desentrañar las causas de la vulnerabilidad,
estos son: el crecimiento de la población, la urbanización rápida, presiones
financieras internacionales, degradación de la tierra, cambio ambiental global y
guerra. (Cardona, 2003: 13)
Además, existen diferencias entre la vulnerabilidad de una sociedad a otra.
Las condiciones particulares de cada una vuelven posible esta diferenciación.
Para el autor, ésta se conforma por varias causas o factores y puede evidenciarse
a través de diferentes dimensiones. (Cardona, 2003: 13)
a) Fragilidad física o exposición8, que es la condición de susceptibilidad que
tiene el asentamiento humano de ser afectado por estar en el área de
influencia de los fenómenos peligrosos y por su falta de resistencia ante los
mismos.
8 Cursivas del autor
15
b) La fragilidad social, se refiere a la predisposición que surge como resultado
del nivel de marginalidad y debilidad relativa por factores socioeconómicos.
c) La falta de resiliencia, que expresa las limitaciones de acceso y
movilización de recursos del asentamiento humano, su incapacidad de
respuesta y sus deficiencias para absorber el impacto. (Cardona, 2003: 13)
Por otro lado, desde la perspectiva de Calderón, la reflexión sobre el riesgo-
desastre no puede estar desligada de la relación entre naturaleza y la forma en
que el hombre se apropia de ella. La autora, considera que la sociedad ha
construído sus espacios estimando la posibilidad de reproducción, en donde se
consideran las ventajas compartivas de un sitio a otro, tanto en términos de
sustentos materiales como mítico religioso. En este sentido, el hombre crea un
espacio social que lleva implícito un proceso de significación.
Desde esta perspectiva, el espacio está creado a través de prácticas y
procesos materiales, los cuales sirven para reproducir la vida social. Por lo tanto,
las relaciones de producción y las relaciones sociales de producción modifican
históricamente un espacio, estas van indicando qué espacios se convierten en
riesgosos y vulnerables. En este sentido, para Calderón existen condiciones
específicas de vulnerabilidad, originadas por las relaciones de producción y las
relaciones sociales de producción, dichas condiciones provocan que, cuando se
presente un fenómeno natural, se manifieste el desastre. (Calderón, 2001: 81)
Para la autora los aspectos de la estructura social del modo de producción
son los que permitirán “…comprender y deshojar el proceso histórico que dio lugar
a un determinado espacio…” (Calderón, 2001: 81) y a ciertas condiciones de
vulnerabilidad, de entre ellos se destacan los aspectos económicos, sociales,
políticos e incluye a los culturales y cosmovisiones específicas. (Calderón, 2001:
81)
En este sentido, Calderón define a la vulnerabilidad como una condición
relacionada con el derecho a la seguridad, “…tendría que ser contemplada desde
una explicación de cómo se garantiza el acceso a la seguirdad social de la
16
población…” (Calderón, 2001: 81) Es menester poner atención a las condiciones
de edad, género, diferencia de grupos culturales porque son las diversas
caracterísitcas de la población, diferenciadas por las relaciones sociales
capitalistas que les determinan el acceso a los recursos. (Calderón, 2001: 81)
Así, la autora considera que las relaciones de producción y las relaciones
sociales de producción han modificado la apropiación de un espacio. En el modo
de producción capitalista, con relaciones de producción, división del trabajo, una
organización social jerarquizada, en donde se tiene el objetivo inmedianto de la
acumulación y que se confronta con el ritmo de la naturaleza9, la apropiación del
espacio se va diferenciando jerárquicamente. Debido a que se crean condiciones
para que una sociedad elabore tipos específicos de apropiación de acuerdo con la
diferencia de clases; a su vez estás definen la diferenciación social de la
vulnerabilidad. (Calderón, 2001: 81)
Uno de los autores que dirige su mirada al tema es Maskrey (1989) Para él
los fenómenos naturales peligrosos no son eventos anormales e impredecibles,
sino que son caracteríticas físicas normales de las áreas donde ocurren. La
vulnerabilidad no está determinada por fenómenos peligrosos, sino que se
configura por determinados procesos sociales, económicos y políticos. (Maskrey,
1989: 22) Esta visión ha sido capaz de explicar los procesos y cambios sociales.
Dicho marco teórico es el proceso de acumulación y concentración de capital en un mundo regulado por mecanismos de mercado, caracterizado por un sistema de división socio-territorial del trabajo entre los gruops sociales, países y regiones diferentes. (Maskrey, 1989: 22)
Sin embargo, para Maskrey la vulnerabilidad no puede estar desligada de la
amenaza, porque “un terremoto sólo causa un desastre cuando afecta
directamente o indirectamente al hombre y sus actividades en un lugar y tiempo
determinado”. (Maskrey, 1989: 22) Asimismo, recalca que el análisis de los riesgos
específicos a un peligro (amenaza) determinado, y el análisis de los procesos
socioeconómicos globales no son y no deben ser actividades incompatibles.
Ambos niveles de reflexión son necesarios para explicar las percepciones y
9 Debido a que introduce elementos que modifican el ritmode la naturaleza. (Calderón, 2003: 80)
17
acciones de la población misma frente a los desastres naturales. (Maskrey, 1989:
23)
De la misma forma que Cardona, Maskrey señala que la vulnerabilidad no
puede estar desligada de la amenaza. Para una población no es posible
encontrarse en peligro de padecer un desastre, sin que esté expuesta un factor de
riesgo externo y ostente una condición de vulnerabilidad, conceptualizada como
factor de riesgo interno. En cambio, para Calderón, el riesgo y las condiciones de
vulnerabilidad han sido originadas históricamente por una forma de apropiacion
del espacio, la cual fue modificado por las relaciones de producción y las
relaciones sociales de producción. Tales condiciones son las que vuelven posible,
con la presencia de un fenómeno natural, el desastre.
La vulnerabilidad existe con independencia de los fenómenos naturales.
Esto debido a que, sus causas de fondo son los aspectos estructurales que dieron
origen a una determinada forma de apropiación del espacio, las cuales, generaron
a su vez, el riesgo y condiciones de vulnerabilidad dentro de la población. El
desastre es visto como “…la manifestación de las condiciones de vulnerabilidad de
sectores de la sociedad, producto del proceso social que las ha ido conformando.”
(Calderón, 2001: 15) Con base en estas ideas y como lo mencioné anteriormente,
concuerdo con la idea de que las condiciones de vulnerabilidad existen
independientemente de los fenómenos naturales, estos sólo las hacen evidentes a
través del desastre.
Por otro lado, de forma general, es probable que cuando un fenómeno natural
se manifieste al interior de una localidad ocasione daños materiales y personas
afectadas, sin embargo, es posible que procesos de otra índole aparezcan en
escena. En este sentido, si pensamos en la intervención de diferentes actores
sociales en el transcurso de la emergencia, me parece visible que no sólo
sobresalgan las manifestaciones naturales e impactos desencadenados por el
agente destructor, si no que además, se distingan ciertas relaciones sociales. Al
respecto, Macías realizó una investigación sobre el riesgo como elemento en
18
disputa política, alrededor del Plan de Preparativos para la Emergencia del Volcán
Popocatépetl.
El innegable desconocimiento científico de los síntomas y el cuadro de comportamiento del volcán, junto con la situación de un gobierno recién llegado al poder con un brutal “error” económico, arrojó una serie de acciones que precedieron decisiones equivocadas y también muy costosas… Ahí comenzó un nuevo capítulo de relación con el Popocatépetl y una disputa por el riesgo. (Macías, 2009: 14)
En la investigación, Macías pudo observar que la definición y comprensión
del riesgo del volcán, tenía como finalidad responder de forma adecuada en todos
los terrenos, incluso el político. Las reformas a la Ley del Sistema Estatal de
Protección Civil Poblana en el año de 2000, se realizaron con la intención de
recuperar el control de la actividad global, respecto de la “operación”10 del riesgo
volcánico, para la vieja guardia de políticos locales. (Macías, 2009: 27) Puede
pensarse que el riesgo de erupción se produce independientemente de los
individuos o que es una realidad ontológicamente observable, sin embargo,
Macías sugiere que además de esto, existen intereses específicos, incluso,
alrededor de la construcción teórica sobre lo que es susceptible de ser dañado y
puesto en riesgo. (Macías, 2009:28) De estas reflexiones se desprende que,
cuando hablamos de vulnerabilidad y riesgo es importante la especificidad
contextual, ya que a partir de aquí se desarrollarán aquéllas percepciones sobre lo
que es susceptible a la afectación.
De esta forma, puedo mencionar de forma sintetizada que existe una
diferencia radical entre el dominante y el alternativo vulnerabilidad. Su distinción
recae fundamentalmente en lo siguiente: el primero sólo contempla un aspecto
como causa del desastre. Incluso, este es utilizado como sinónimo de inundación,
sismo, etc., como si constituyera el fenómeno natural en sí. Además, su relación
con el mundo de la naturaleza justifica que se caracterice como un suceso
impredecible, inesperado, inevitable y destructor. Por consiguiente, su
enfrentamiento se dirige a prevenir, así como también, preparar a la población
para enfrentar la emergencia. Por el contrario, el enfoque de vulnerabilidad ha
pretendido profundizar en procesos que van más allá del momento en que un
10 Entrecomillado del autor
19
fenómeno natural recae en una población. Aquí se considera al desastre como un
proceso. Se dice que existen condiciones sociales, culturales, económicas y
políticas que históricamente van generando que una localidad sea vulnerable a las
manifestaciones de un huracán, terremoto, etcétera.
Para este enfoque la especificidad histórica y contextual es importante, ya
que plantea la diferenciación entre afectaciones causadas por el desastre en cada
sociedad, debido al tipo de condiciones en que éste se manifieste. Por tal razón,
proponen que el estudio de los desastres contemple las condiciones de
vulnerabilidad como un instrumento de análisis para entender y prevenir con
eficacia emergencias de este tipo. Otras de las reflexiones importantes a
considerar de esta propuesta, es la postura crítica que asumen respecto a las
acciones, planes y programas de emergencia implementados por los organismos
estatales. Además, advierten sobre la importancia de observar los intereses
alrededor de acciones de planeación sobre la emergencia.
Es importante mencionar que las posturas respecto al estudio de los
desastres se extienden más allá de la diferencia entre el enfoque dominante y de
vulnerabilidad, sin embargo, para intentar comprender los procesos sociales
generados a raíz de las inundaciones aquí estudiadas es indispensable su
mención.
En relación a lo anterior, para Calderón la idea básica que se ha constituido
como referencia de la gestión y manejo de los desastres a nivel gubernamental es
la que considera a los agentes físicos o los accidentes mismos como los
causantes de desastres. (v. Calderón, 2001: 22) Desde su punto de vista, la
intervención del Estado ha permeado no sólo las investigaciones académicas –
orientándolas hacia aspectos percibidos necesarios como la prevención- sino que
sobre todo, han impuesto conceptos e ideas afines a la ideología de control
necesario para su modo de participación (v. Calderón, 2001: 14) El tema del
control es particularmente importante para mi propuesta de análisis, porque
coincido con el planteamiento de Macías (1993) sobre la actitud que toma el
gobierno alrededor del tópico. En este sentido, el Estado como instancia
20
reguladora de la vida social en tiempos de normalidad, tiende a aplicar sus
acciones con el objetivo de continuar manteniendo el control en situación de crisis.
Aquí subyace la idea de que el único actor social capaz de enfrentar una
emergencia es este órgano. De esta forma, la necesidad y responsabilidad de
mantener el control hace pensar como un dogma que, los organismos estatales
son los encargados de administrar exclusivamente la crisis de los desastres, sin
embargo, es pertinente preguntarse si sólo el aparato estatal puede intervenir para
realizar dicha tarea. (v. Macías, 1993: 100) Entonces, ¿qué papel juegan los
saberes, experiencias y acciones emprendidas por las personas afectadas?
De esta forma, según Calderón, los gobiernos toman acciones para manejar
las emergencias, minimizando la verdadera situación de desastre, éste sólo se
acepta si la infraestructura de una localidad o ciudad está dañada, pero deja de
lado en los hechos, no en los discursos, las condiciones de vida de las personas.
Además, el procedimiento de análisis por medio de los daños nunca logra capturar
la esencia característica del desastre, debido a que obvia todas las percepciones y
subjetividades que encierra, además de no considerarlo como proceso. (Calderón,
2001: 28-29) Recordemos que el enfoque de la vulnerabilidad insiste en que, es el
efecto de las condiciones desiguales de la sociedad lo que se puede
conceptualizar como situación de desastre; debo volver a mencionar que el
gobierno opta por el enfoque dominante-tecnócrata. (v. Calderón, 2001: 37) Al
respecto, es necesario saber cuáles son los referentes de los Planes de
emergencia para comprender su funcionamiento y las repercusiones al interior de
la ciudad de Tlacotalpan.
21
1.1.1 Políticas de enfrentamiento a desatres en México
Desde el punto de vista de Calderón, desde la experiencia de la Segunda
Guerra Mundial y en el contexto de una guerra fría se originó el primer plan de
emergencia en Estados Unidos. La finalidad era proporcionar un sistema de
defensa civil para la protección de la vida y propiedades. (Calderón, 2001: 38)
Esta perspectiva asemeja la guerra con los desastres, además, tiene la hipótesis
de que son los agentes externos los que lo causa. En este sentido, esos agentes
son comparables con las bombas lanzadas en los conflicto bélicos, por lo tanto, la
población se perjudica por igual con los fenómenos naturales y es vista como
víctima de los ataques o inundacione, esto explica la intervensión de los
burócratas desde la posición de la administración de la guerra. (Calderón 2001:
38) Según Macías, esta idea de defensa civil es el principal referente de la relación
entre los gobiernos y el desastre. Este plan surgió como respuesta a la pregunta
de cómo defenderse de los ataques enemigos.
El objetivo de la defensa civil fue la guerra, pero en tanto mantenían la paz, los recursos de la defensa civil, que era de alto costo, requerían de un aprovechamiento racional y éste estaba justificado en la atención a los desastres. (Macías, 1999a: 23)
Este modelo llega tardíamente a México en el marco de los sismos de 1985,
pero su referente fue la defensa civil de Europa y Estados Unidos. (v. Macías,
1999a: 23)11 Desde el punto de vista del autor, la protección civil mexicana recoge
los supuestos de estos modelos, tiene una orientación “emergencista”,
“asistencialista” centrada en la “atención al desastre”12. (v. Macías, 1999a: 25) La
protección civil se ha convertido no sólo en un esquema de organización de
funciones públicas, sino, sobre todo, en una ideología confusa que gravita en las
administraciones públicas y en ámbitos de organizaciones rescatistas e incluso en
algunos investigadores de temas sobre riesgos y desastres. Se relaciona con toda
emergencia sin importar sus dimensiones, con cuerpos de seguridad pública como
los bomberos, o ayuda médica como la Cruz Roja y con actividades generales de
prevención de desastres o su atención. (Macías, 1999a: 22)
11 “En América Latina la su asimilación fue diferencial: defensa civil en el cono sur y protección civil en México y algunos países de Centro américa.” (Macías, 1999a: 23)12 Entrecomillados del autor
22
Para Mansilla, (1996) la prevención y atención de desastres en el país,
conceptuada como protección civil13, se encuentra directamente relacionada con
las líneas generales de la política de cada uno de los sexenios gubernamentales y
con la presencia de desastres de gran magnitud. Según la autora, los planes de
atención a desastres no ha sido una de las prioridades de los lineamientos
políticos. Con base en esto, su prevención ha caído en la improvisación,
desarticulación e ineficiencia, ya que las políticas al respecto dentro del juego
político son cartas que regularmente se tiran aleatoriamente. (Mansilla, 1996: 222)
Es importante destacar que, a pesar de los tres niveles de gobierno existentes en
México, o tres posibles ángulos de respuesta, todas las iniciativas que han surgido
para la atención de desastres provienen desde las instancias federales, lo que
evidencia la poca capacidad de los estados o municipios para elaborar sus propios
planes y programas. (Mansilla, 1996: 222) A lo largo de la historia del país se han
creado políticas de atención a desastres en donde se delimitan dos cosas:
responsabilidades y ámbitos de competencia. Para construir dicha definición las
políticas se han dedicado sólo a caracterizar el tipo de desastre y el área
impactada. “En este contexto intervienen todas las secretarías de estado y los
organismos descentralizados del gobierno federal…”. (Mansilla, 1996: 222) A cada
uno de estos órganos se les establecen tareas específicas de atención y
preparación. Por ejemplo, según algunos pobladores, la ayuda que llegó a
Tlacotalpan de manera inmediata y antes de la primera inundación14 fue a través
de la COMISIÓN NACIONAL DEL AGUA (CONAGUA). Este organismo realizó actividades
de contención para que el desbordamiento de ríos circundantes, como el
Papaloapan, hicieran menos daño a la ciudad. En este caso fue la Comisión quien
organizó tareas de protección. El CONSEJO DE DESARROLLO DEL PAPALOAPAN
(CODEPAP)15 se encargó de los avisos de alarma o llamados de evacuación. La
Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y la Secretaría de Marina Armada de
13 Cursivas de la autora14 Cabe aclarar que, la ciudad sufrió dos inundaciones, una en el mes de agosto y otra posterior en septiembre. Este tema se verá en la parte etnográfica.15 Éste es un órgano vinculado con la SECRETARÍA DE DESARROLLO AGROPECUARIO, RURAL, FORESTAL Y PESCA (SEDARPA).
23
México realizaron evacuaciones y prestaron la ayuda posterior a la inundación. El
Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) tiene como objetivo primordial,
…proteger a las personas y a la sociedad ante la eventualidad de un desastre provocado por agentes naturales o humanos, a través de acciones que reduzcan o eliminen la pérdida de vidas humanas, la destrucción de bienes materiales y el daño a la naturaleza, así como la interrupción de las funciones esenciales de la sociedad. (Mansilla, 1996: 236)
De esta manera, se observa que el enfoque dominante es el que permea
las acciones del Estado frente a los desastres, ya que si se concibiera como un
proceso social, se buscaría erradicar las condiciones de vulnerabilidad que lo
propician. Al respecto considero que, es más fácil pensar sobre la inevitabilidad e
imprevisibilidad del desastre, que definirlo como la manifestación de procesos
históricos de condiciones desiguales, porque entonces, lo que se tendría que
transformar son las condiciones sociales, económicas y políticas de las personas
afectadas, en otras palabras, reducir su condiciones vunerables.
Por su parte, Maskrey (1993) al hacer una reflexión sobre mitigación, la cual
se refiere a las medidas que pueden tomarse para minimizar los efectos
disruptivos o destructivos de los desastres, y por lo tanto reducir su magnitud,
(Maskrey, 1989: 9) tiene otro punto de crítica. Este autor se pregunta, si las
acciones de mitigación pueden reflejar el interés de mantener inalterables las
mismas condiciones, que fueron responsables de generar vulnerabilidad social de
la población. “En cierta forma es probable que sea este mismo interés el que haya
determinado el carácter político de la mayoría de las acciones de mitigación
llevadas acabo en diferentes contextos…” (Maskrey, 1993: 116)
Según el autor, para que la mitigación sea efectiva debe convertirse en una
actividad inmersa en el desarrollo, que permita a la mayoría de la población el
acceso a condiciones de vida y actividades economicas seguras y estables. Sin
embargo, para él, las evidencias tienden a demostrar que la poca mitigación
llevada a cabo se limita a las medidas que afectan las manifestaciones externas y
visibles de la vulnerabilidad, dejando de lado los procesos sociales y económicos
que la generan. Así, tales procesos sólo quedan disimulados en el fondo.
(Maskrey, 1993: 116) Además, expone que dichos planes tienen el objetivo de
24
evitar que los desastres asociados a las amenazas naturales, no se conviertan en
agentes desestabilizadores de la economía política. Por ejemplo, para el autor
existen dos tipos de acciones contrapuestas, -en razón de la mitigación del
desastre-, estas son, la mitigación para el cambio, o “mitigación popular” en
contraposición de la mitigación contra el cambio u “oficial”16. (Maskrey, 1993: 117)
Para Maskrey la mitigación para el cambio (popular), no debe considerarse como
un proyecto específico, con objetivos limitados al riesgo presentado por elementos
vulnerables a una amenaza dada, si no como un proceso de transformación de las
condiciones de vida -económicas, ecológicas, sociales, culturales, políticas, etc.- y
de relaciones de producción que determinan tales condiciones. La mitigación
oficial tendría las características de “…tratar los síntomas externos mediante
analgésicos mientras la infección se apodera de todo el cuerpo.” (Makrey, 1993:
117)
Es importante mencionar que la mitigación popular podría verse como una
actividad con dos ejes: el primero consite en la aplicación de medidas específicas
de mitigación, el segundo consiste en la profundización de la conciencia de la
vulnerabilidad y de la organización necesaria para reducirla. La mitigación popular
no se trata de llevar a cabo medidas, como defensas ribereñas, que utilizan mano
de obra de la comunidad, reduciendo costos y logrando una tregua temporal entre
los objetivos contradictorios de mitigar riesgos, sin afectar los procesos causales
de la vulnerabilidad. (Maskrey, 1993: 118) Se trata de convencer al Estado y a las
agencias para que participen efectivamente en los programas y propuestas de las
propias poblaciones, a través de sus organizaciones. (Maskrey, 1993: 118) El
problema central en realidad es “quién decide”17 las acciones. (Maskrey, 1993:
120) Al respecto es importante destacar que, la mitigación popular debe
organizarse bajo los programas generados desde el nivel local, mediante sus
propias organizaciones y/ saberes acumulados. Además, las propuestas que la
conforman tendrían que generar cambios a largo plazo para disminuir las
condiciones de vulnerabilidad de la población; no deben ser sólo una forma de
16 Entrecomillado del autor17 Entrecomillado del autor
25
mitigación temporal, aunque pueden ser subsidiadas por el Estado u
Organizaciones no Gubernamentales18 (ONGS). (Maskrey, 1993: 120) El autor, en
este caso resalta que la toma de desiciones debe darse desde el nivel local. “El
mismo hecho de que sea el gobierno central el que tome desiciones propiamente
locales y aplique medidas de mitigación muy específicas, debería de por si llamar
la atención.” (Maskrey, 1993: 121)
Por otro lado, es sugerente la propuesta que defiende Linayo (2011), sobre
la gestión del riesgo en la ciudad de Caracas, Venezuela. Su planteamiento
destaca que, con la actual concepción sobre la gestión del riesgo se pretende
promover formas de vinculación humana con la naturaleza que generen menos
tensión. Además, se incita a focalizar esfuerzos en la reducción del riesgo urbano,
actuando solamente en los aspectos físicos de la vulnerabilidad. En este sentido,
el concepto tal cual se implementa actualmente no ataca el problema de fondo,
aún y se consideren las condiciones vulnerables de una sociedad. Para el autor, si
lo que se pretende es crear un conjunto de actividades que conduzcan a minimizar
los efectos destructivos y disruptivos de un desastre en una sociedad, entonces,
debe contemplarse como tema nodal de la gestión del riesgo “…el modo en cómo
la sociedad se organiza, hace uso de sus recursos y fortalecer entre los
ciudadanos el desarrollo de prácticas que les permitan convivir en armonía con su
entorno…” (Linayo, 2011: 74)
En este sentido, la propuesta de Maskrey y Linayo contemplan de diferente
forma la participación de las personas directamente afectadas por el desastre. Ya
que, para Maskrey la mitigación popular puntualiza que la toma de desiciones de
los programas deben provenir de las localidades, por medio de sus propias
organizaciones y formas de participación. No es suficiente que las acciones se
realicen en el ámbito local, también deben generarse en la población. En cambio,
Linayo postula que la participación de las localidades se restringe a que el Estado
tome en cuenta sus modos de organización, las formas de acceso a los recursos y
18 “Muchas comunidades deciden implementar sus propias medidas de mitigación locales. A través de sus propias organizaciones demandan recursos necesarios de los organismos nacionales y regionales del gobierno central.” (Maskrey, 1993: 121)
26
les fomente prácticas de convivencia armónica con el entorno. (Linayo: 2011: 74)
Sin embargo, a pesar de sus diferencias, explicitan que la población tiene, maneja
y aplica sus propias formas de enfrentar las amenazas socio-naturales, así como,
construye una manera particular de vivir la experiencia del desastre.
Al respecto, es menester mencionar que existen investigaciones actuales,
sobre la forma en que localmente se enfrenta eficazmente el riesgo, sin la
necesidad de requerir la intervención de órganos estatales. Mansilla (2011)
documentó el caso de la localidad de Holbox, Quintana Roo. En esta pequeña isla
localizada en el extremo norte del estado se realizaron acciones locales que
posibilitaron la prevención de desastre con la llegada del huracán Wilma en 2005.
La autora hace una comparación entre la ciudad de Cancún y la localidad de
Hilbox. Mansilla sugiere cuatro puntos en los que se observan diferencias
radicales, respecto a la forma en que ambos emplazamientos sortean el riesgo.
1.- Los ritmos de crecimiento poblacional. En el caso de Cancún se observa
un aumento considerable, ya que de tener 167, 730 habitantes en 1990,
incrementó su número a 628, 306 en 2010. En cambio en Holbox de 972
habitantes en la década de los noventa aumentó a 1,486 en 2010.
2.- El modelo de desarrollo turístico. Para la autora, Cancún, junto con otros
corredores turísticos como la Riviera Maya, se caracterizan por un desarrollo
turístico depredador e irracional. Esto ha incrementado los niveles de riesgo, la
vulnerabilidad por el aumento exponencial de elementos expuestos y el deterioro
ambiental. Por su parte en Holbox existe una clara preocupación por el medio
ambiente, algunos hoteleros utilizan tecnología rudimentarias y limpias19, son parte
de la Reserva de la Biosfera y Área de Protección de Flora y Fauna Yum, Balam,
creada por decreto federal en 1994. (Mansilla, 2011: 2)
3.- Las modalidades de ocupación del territorio. En Cancún esta modalidad
está determinada por las necesidades del turismo en gran escala. El modelo de
desarrollo urbano de la zona no ha sido concebido a partir de las características
19 Ejemplo de ello son: “…celdas solares y sistemas combinados para la reutilización de aguas residuales”. (Mansilla, 2011: 5)
27
físicas del lugar, sino que prevalece el modelo tradicional de ciudad con
sobredensificación de áreas, calles amplias y pavimentadas e invasión de zonas
naturales de absorción o de recarga de mantos acuíferos, así como el deficiente
sistema de drenaje en toda la ciudad. En contraste, Holbox presenta un cuidado
respecto al límite requerido para construir cerca de la playa, situación que según la
autora proporciona cierta seguridad frente al impacto de fenómenos
hidrometeorológicos. Las calles no están pavimentadas porque, al decir de los
habitantes, eso posibilita que la lluvia sea absorbida por la arena, reduciendo el
riesgo de inundaciones. Para Mansilla dichas acciones le parecieron al principio
muy obvias, destacando posteriormente su importancia.
4.- La organización social y gobernabilidad. En el texto se destaca que el
sentido de comunidad en Holbox permite que la gente se organice, para evacuar
por su cuenta cuando la alarma del servicio meteorológico lo indique; cuando la
ocasión lo requiere se pone en práctica un servicio de traslado local a otros
municipios. Esto es parte de la gobernabilidad que se indica. En cambio, Cancún
presenta bajos indicios de solidaridad y organización social entre la población.
Esta sólo se produce espontáneamente cuando hay emergencias y no como una
forma de vida cotidiana. (Mansilla, 2011: 8)
De esta forma, a mi parecer dos cosas importantes quedaron implícitas bajo
los planteamientos de Mansilla: a) existen varios factores propiciadores del
escenario de riesgo que los programas de prevención no contemplaron, desde el
crecimiento poblacional, pasando por la ocupación territorial hasta llegar a las
formas de gestión local, b) los saberes de las personas, acumulados por el
constante contacto con innumerables fenómenos naturales, son puestos en
práctica independientemente de la intervención del Estado. En este sentido, con
dicho trabajo se evidencia la necesidad de rescatar tales prácticas como una
forma racional de gestión del riesgo. (Mansilla, 2011: 9) Al respecto, considero que
la experiencia de la gente puede delimitar, definir o re-construir también
planteamientos académicos respecto al desastre. Como lo muestra el caso de la
isla Holbox,
28
… donde sorpresivamente parece existir un sistema muy claro y eficiente de reducción de riesgo, sin que sus habitantes hayan oído hablar jamás del término “gestión” o “reducción” del riesgo, sin que hayan sido ‘intervenidos’ por ONGs u organismos de cooperación o hayan escuchado conferencia alguna de los especialistas internacionales más versados sobre el tema. (Mansilla, 2011: 1)
Respecto al tema, en opinión de Macías, las etapas del desastre pueden
ser desbordadas por lo que sucede empíricamente.20 Así, para el autor la
investigación del riesgo-desastre debe conceptualizar a éste último como un
proceso, en el cual, se observa la transformación de fenómenos. Su característica
particular es su regeneración, transformación cualitativa y cuantitativa. Por tal
razón, debe indagarse en por lo menos tres momentos: la prevención, la
emergencia y la normalización.21 De manera general, en la etapa de prevención
las nociones de riesgo y peligro son centrales. En primer lugar, se observa el tipo
de relación existente entre las instituciones científicas y las gubernamentales para
definir los planes de acción; se hacen evidentes los avances tecnológicos,
conceptuales, históricos y empíricos y su vínculo con las políticas de atención a
desastres. “Aquí se plantean otros problemas que tienen que ver con el
“paternalismo”, “legitimidad”, “gobernabilidad”, etc., pero sobre todo se pone de
relieve la cuestión de la conciencia sobre el riesgo…” (Macías, 1993: 99) De
manera simplificada, la etapa de emergencia es cuando se presenta la
eventualidad, el desastre puede considerarse como inédito, crítico y criticista, por
ende “…los planes operativos deberían contener ciertos parámetros de
flexibilidad…” (Macías, 1993: 103) La fase de normalización es determinada por la
eventualidad. “En este plano, el papel de la autoridad es definitivo de manera
inmediata, pero relativo en el mediano y el largo plazo.” (Macías, 1993: 103)
También aquí se estrechan lazos entre el aparato científico y el administrador.
Aunado a lo anterior, considero que para Macías es claro que el desastre
desata procesos sociales en que debe mantenerse una relación estrecha entre la
población afectada, los instrumentos de autoridad y el aparato científico. Al
20 Comentarios del autor realizados al presente proyecto, en el marco del Coloquio interno de Antropología Social, agosto de 2010.21 Se eligió esta diferenciación de etapas porque coincide con las acciones que efectuaron las instancias gubernamentales frente a las inundaciones en Tlacotalpan y por que “…están calificados desde el punto de vista del dominio social, de manera que incluso pueden observarse en forma desagregada por otras condiciones asociadas.” (Macías, 1993: 95)
29
respecto plantea en La Disputa por el riesgo del Volcán Popocatepétl, la
importancia capital de que el aparato científico conozca sobre las formas locales
de percepción de la amenaza y riesgo, para así crear planes de emergencia
eficaces y “…entender que los seres humanos son mucho más que sus cuerpos
vivos que rescatar” (Macías, 2009: 21) Con base en esta premisa básica del
autor, a mi juicio es crucial dar una vuelta de tuerca a la distinción del proceso de
desastre en tres etapas. Si la pretensión es incluir los saberes y experiencias
locales en los planes de acción, entonces, tomemos en cuenta las subjetividades
sobre lo vivido.
30
1.2 La propuesta de análisis
Aquí, las preguntas importantes son ¿en qué medida continúa el tiempo de
vida habitual? ¿Qué aspectos de la dinámica social permanecen? ¿Cómo se
regresa a la normalidad si se perdieron dos meses de trabajo, objetos diversos y
llega la incertidumbre de otra inundación? Queda claro que “…con nada me pagan
dos meses que estuve fuera de mi casa…” (Entrevista realizada a la sra. Anabel
Lara, abril 2010)22. A mi juicio, esta aseveración no tiene resonancia, en ningún
momento se constituye como referente y ni siquiera entra como sugerencia dentro
de los planes de enfrentamiento al desastre. Por tal motivo, concuerdo con los tres
últimos autores expuestos en que escuchar la voz de las personas afectadas es
imperativo, para crear los programas estatales de prevención de desastres. Si bien
es cierto que estas experiencias pueden o no garantizar el éxito de las acciones
locales, si pueden constituir una base importante para que la toma de desición
estatal responda a necesidades concretas definidas por la población de
Tlacotalpan.
Al respecto, quisiera mencionar que no es mi intensión hacer una reflexión
que, por un lado, victimice a las personas afectadas por las inundaciones o que
por el otro, designe al Estado como el órgano protector frente a los desastres. Lo
que si deseo establecer es una discusión sobre la ineludible participación de las
personas afectadas y su relación con el Estado. Ya que, concuerdo con Linaya
respecto a que, existen dos elementos centrales que socavan los esfuerzos que
se hacen y que están referidos al tratar de instrumentar soluciones respecto al
tema, estos son: a) los organismos públicos llenos de “actores institucionales
pícaros” y unos damnificados también infiltrados por muchos “actores sociales
pícaros”23. Es decir, en el tema de las inundaciones de Tlacotalpan se debe
contemplar a los actores bajo su justa dimensión.
22 La sra. Anabel Lara vive en la colonia centro histórico en la ciudad de Tlacotalpan, tiene 44 años de edad, se dedica al hogar y trabaja en la venta por catálogo.23 El autor se refiere, por un lado, a la corrupción con la cual se mueven algunos funcionarios de gobierno encargados de los programas de normalización al desastre, y por el otro, explicita la existencia de actores que se benefician de la ayuda dada para emergencias sin haber sido afectados por los daños. (Linaya, 2011: 76)
31
Teniendo en cuenta esta revisión teórica sobre el tema de los desastres, me
gustaría lanzar una pregunta, incluso a las investigaciones que observan las
implicaciones sociales de tales procesos, ¿en dónde queda la voz de los actores,
grupos sociales que padecen la pérdida de objetos, seguridad y que observan
interrumpida su cotidianeidad al enfrentarse con las inundaciones? Cabe destacar
que mi estudio pretende ser una contribución al tema de los desastres, poniendo
énfasis en testimonios de las personas afectadas por los eventos en cuestión;
persigue saber cómo dieron sentido al desastre, en otras palabras, cómo lo
vivieron y pensaron. Si bien es cierto que, actualmente existe más atención sobre
las formas en que las personas responden a inundaciones, sismos, etc., también
es verdad que se vuelve necesaria una revisión acerca de las experiencias,
saberes y prácticas generadas localmente por convivir con la presencia de
fenómenos naturales. No es mi intensión diseñar políticas públicas sobre planes
de emergencia, sino comprender que en este contexto las políticas ponen en
desventaja estructural a la gente que las vive.
Así, mi interés es introducir la voz de los actores que se enfrentan con los
desastres. Para ello, es necesario observar el nivel de la vida cotidiana de las
personas, es decir, ¿qué pasa con su diario vivir cuando la manifestación de una
inundación genera impactos en su ciudad? ¿Cómo enfrentan el hecho de que su
casa se dañe, sus objetos se destruyan y vean interrumpida su dinámica diaria?
Para responder estas interrogantes es menester caracterizar al desastre24 como
un evento que irrumpe, causa destrucción (sea parcial o total) de la vida material y
cotidiana de las personas. Lo más importante es mencionar que rompe con
algunos de sus referentes culturales. Y que, a pesar de lo anterior, genera al
mismo tiempo, prácticas concretas que permiten la re-construcción simbólica.
En relación a esto, el trabajo que Nordstrom (1985) hace sobre la guerra en
Mozambique es fértil para mi trabajo. En su planteamiento sobre la violencia
desatada por un conflicto armado, resalta que las personas no son simples
espectadoras del suceso, tampoco las victimiza quitándoles su capacidad de re-
24 Recuerdo al lector que anteriormente especifiqué que iba a retomar la definición de Calderón de desastre. Ahora le incorporo está característica. Calderón [op. cit.: 6]
32
configuración simbólica. Desde su punto de vista, cuando se suscitan problemas
generados por la crisis social, se pone en juego un poderoso código en su contra,
esta es la resistencia.
Yo entiendo a la naturaleza y la cultura de la violencia no como fue retratado ficticiamente en los medios de comunicación y relatos literarios sino como la experimentaron. Porque el encuentro con la violencia es profundamente un evento personal, esto está fundamentalmente ligado al proceso de construcción de la propia identidad y de la personalidad política –en última instancia, las víctimas de guerra me enseñaron, que la violencia es acerca de la destrucción de la cultura y la identidad que se ofrece para el control (o aplastamiento) político. La gente en el epicentro de la violencia me demostró que la resistencia aparece en el primer momento de la opresión o agobio, y es el más poderoso código en la re-creación cultural e identitaria contra las vicisitudes de la violencia y la opresión. Es la creatividad, en la construcción de sí mismo y del mundo, que esas personas encuentra su más potente arma contra la guerra. (Nordstrom, 1997: 4)25
En relación a lo anterior, para Nordstrom las historias sobre la guerra,
relatadas por las propias víctimas son importantes. Por medio de la comunicación
de esos relatos “…la gente reconstruye su mundo después de que la violencia
destruyó todo lo que aprecian.” (Nordstrom, 1997: 79) En este sentido, las
personas otorgan, por medio de la creatividad, significado a un frágil y
reconstruido mundo. (v. Nordstrom, 1997: 79) Aunado a lo anterior, la antropóloga
plantea que los relatos pueden contener cierta información que, a primera vista, no
tienen relación con el conflicto en sí, describen otros temas para poder evitar el
peligro de narrar sobre el movimiento armado. Sin embargo, descubre que la
gente discute en su historia la complejidad del proceso de guerra. Para ella, dichas
historias contienen metáforas y parábolas que están cargadas políticamente. (v.
Nordstrom, 1997: 84-85) “La parábola, metáfora e insinuaciones son el medio a
través del cual la gente… protege su seguridad y necesidad de silencio al mismo
tiempo.” (Nordstrom, 1997: 85)
En el caso de esta investigación, podría trasladar los planteamientos de
Nordstrom exponiendo que, el proceso de desastre es una crisis social que suscita
problemas de tipo material y de orden simbólico. Esto se genera porque se
interrumpe la cotidianeidad; con las evacuaciones se desarticulan temporalmente
relaciones sociales, las actividades laborales se paralizan, además, la
comunicación terrestre es suspendida, etcétera. En cierto sentido, el mundo de las
25 Traducción mía
33
personas, tal cual lo vivían antes del evento es destruido. A pesar de estos
obstáculos, de alguna manera la gente afectada no es víctima de las
circunstancias, porque pone en juego un poderoso código en contra de la crisis,
esta es la creatividad. En otras palabras, las personas, a pesar de vivir un suceso
que irrumpe su cotidianeidad y quiebra sus significados, tiene la capacidad de
crear y re-significar su mundo. Según Nordstrom, los relatos sobre la guerra les
permiten otorgar significado a lo ocurrido. En el caso de las inundaciones aquí
estudiadas, las personas se explican el desastre a través de sus propios relatos
sobre lo que sucedió. Para la antropóloga, esas narrativas están conformadas por
parábolas y metáforas que evitan los peligros de hablar sobre cuestiones políticas
en el centro del conflicto. En mi investigación, puedo rescatar dos cosas al
respecto: a) los relatos vuelven entendible la emergencia, por qué pasó, qué o
quiénes son los responsables y si pudo haberse evitado, es decir le otorgan
sentido al evento, b) las narraciones contienen insinuaciones de una realidad
social específica, puesta en escena a través de metáforas y parábolas que
advierten sobre peligros políticos o hechos al interior de la dinámica diaria. En
otras palabras, disfrazan una realidad en la que se desenvuelve su experiencia
social día a día.
Como lo mencioné en líneas anteriores, lo que me interesa destacar es que
los impactos del desastre no sólo se dan a nivel material y social, sino también en
el terreno de lo simbólico. En términos de pérdida material se puede observar
dañada la infraestructura de las localidades, sin embargo, existe una estructura
que también se ve afectada. Para argumentar este supuesto es necesario traer a
la discusión los planteamientos de Douglas (1979) sobre el consumo en términos
culturales. Para la antropóloga, los bienes materiales tienen una función utilitaria,
pero además, “…sirven para establecer y mantener relaciones sociales.” (Douglas,
1979: 74) Es decir, contienen un significado social. Si el individuo consume para
decir algo sobre sí mismo, su familia, localidad, entonces los bienes son tan
portadores de significado como el baile o la poesía. (v. Douglas, 1979: 75) Los
bienes conforman un sistema clasificatorio, porque son utilizados para marcar
categorías y valores. “Hasta la elección de los utensilios de cocina se basa en
34
profundas ideas preconcebidas respecto al hombre y naturaleza.” (Douglas, 1979:
88) Además, el significado de los objetos radica en la relación entre ellos. No
puede pensarse la significación de un objeto aislado, se debe pensar en relación
con los demás. Para Douglas, las mercancías están dotadas de un valor acordado
entre innumerables consumidores de manera generacional. “El flujo de bienes
consumibles deja un sedimento que pone las bases de la estructura cultural, a la
manera de islas coralígenas.” (Douglas, 1979: 91)
Extrapolando dichas ideas a la presente investigación, considero que las
poblaciones afectadas por un desastre conciben sus bienes materiales de acuerdo
a una propia significación social. No resguardan objetos, ni protegen sus casas o
documentos de inundaciones solamente por ordenes de la autoridad, los cuidan
debido a que explicitan relaciones sociales y por que, a través de ellos, clasifican
el mundo social y sus valores. En relación a lo anterior, los objetos se cuidan no
sólo porque se desean utilizar posteriormente, sino porque sirven para establecer
y seguir manteniendo sus vínculos sociales. Por ejemplo, los documentos oficiales
de cada miembro o estudios clínicos de la familia hablan sobre cada integrante,
acerca su historia de vida, estado de salud, etc., son documentos que explicitan su
parentesco, los vínculos afectivos más cercanos con su pueblo, además de
permitirles seguir existiendo oficialmente en la sociedad con los documentos de
identidad (cartillas militares, actas de nacimientos, actas de matrimonio, boletas de
calificaciones) etcétera. Las personas cubren sus muebles del agua o los protegen
de sismos porque conforman un sistema con el que clasifican el mundo.
En relación a lo anterior, automóviles, enseres de cocina o herramientas de
trabajo no fueron puestos a salvo sólo por su valor monetario. Estos bienes, a
parte de poder contener valor emocional, son evidencia de valores y categorías.
En este sentido, puedo comprender que el desastre no sólo daña, al nivel material
la vida de las personas, sino que también rompe con un sistema clasificatorio
contenedor de significaciones sociales.
Especificado lo anterior, es imprescindible transitar por una parte
fundamental sobre la voz de los actores. Ahora, me gustaría sentar las bases para
35
explorar sobre las maneras en la gente afectada puede generar sus propias ideas
sobre el desastre, más allá de lo que maneja discursivamente el Estado, bajo la
forma de políticas públicas, planes de emergencia, etcétera. Desde mi punto de
vista, es menester destacar su opinión sobre lo que decide y hace el aparato
Estatal respecto a una situación como esta.
Por otro lado, quedó asentado anteriormente que, considero al desastre
como un proceso que repercute a nivel simbólico, por lo tanto, la gente tiende a
elaborar en términos discursivos lo que sucedió. El acercamiento empírico será útil
para rescatar estas narrativas. Y las menciono en plural porque considero que la
población y lo que dice tiene que ser concebido de manera diversa, haciendo a un
lado el enfoque fisicalista de los desastres, -donde para todos, sin excepción, es
necesario restablecer urgentemente vías de comunicación, lugares de trabajo,
escuelas, hospitales, etcétera.
Desde mi juicio, lo que impregna la dinámica social cotidiana es la
diversidad, debido a los diferentes grupos de edad, experiencias de vida, géneros,
lugares de residencia y/o de origen. Como lo señala implícitamente Mansilla en su
estudio de Holbox, Quintana Roo, la cotidianeidad no es la misma para toda la
gente, hay diferentes lugares de empleo o jerarquías sociales. No es lo mismo ser
hotelero que empleado y no es lo mismo vivir en Holbox que en Cancún. Existen
diferencias radicales entre la ciudad con un turismo depredador y la pequeña isla
ubicada en la península. A mi parecer, esto desencadena desigualdades sociales
y también versiones diferentes del desastre. En este sentido, el evento si afecta a
toda la ciudad, pero de manera diversa. Tan simple como esto, la persona dueña
de un hotel vive de forma distinta el desastre respecto a sus empleados; aunque
ambos experimenten sentimientos de incertidumbre por la inundación, el primero
tiene distintos recursos para enfrentarlo. En la lectura de Mansilla, los empleados
del hotel donde se hospedó durante el paso del huracán Wilma, fueron los que la
llevaron al aeropuerto bajo una fuerte tormenta tropical y no el dueño del hotel.
Efectivamente, el desastre se vive de forma distinta y desigual, así, los relatos
sobre el evento serán expuestos bajo esta advertencia. En este sentido, mi propio
36
acercamiento se encuentra imbricado por posturas personales sobre los desastre.
Porque lo que me interesa no es relatar lo que sucedió supuestamente de verdad,
sino poner en escena las narrativas, a partir de las cuales, la gente se explicó lo
sucedido y la forma en que canalizó el sistema de frustraciones.
Sobre la especificidad mencionada debo exponer un hecho particular, bajo
el cual, viven algunos habitantes en las ciudades, este es, el resguardo del
Patrimonio Cultural. De forma general, respecto al tema, expondré que el interés
por la herencia indígena26 se desarrolla en México en el siglo XIX, como resultado
de la independencia política y el estable crecimiento de la Nación. (Yañez, 2003:
45) Para la década de los veinte y de acuerdo con la Ley Orgánica, el Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH) quedó conformado como organismo
que debía desarrollar la exploración de las zonas arqueológicas, vigilancia,
conservación, restauración de monumentos arqueológicos, históricos y artísticos.
(Yañez, 2003: 53) Ya para el 28 de abril de 1972 el establecimiento de la Ley
Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos precisó
la política cultural del gobierno mexicano hasta la fecha. (Yañez, 2003: 57) Según
Yañez, la importancia de la cultura y políticas culturales ha crecido de manera
considerable en los ámbitos nacional e internacional, porque existe un peso
creciente de los hechos y procesos culturales en la explicación de situaciones
económicas, políticas y sociales. En otras palabras, existe un aumento del peso
del sector cultural en la economía de las naciones. Para 2005, el Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes (CONACULTA) presenta una iniciativa de Ley que versa
sobre dos acciones del Estado, estos son, el fomento y la difusión cultural.
(Cotom, 2003: 89) Tales propuestas recibieron muchas críticas porque
… al ser ingresada a la cámara de diputados, en términos formales para su aprobación, me pareció políticamente una provocación a la comunidad cultural, por lo menos la que había participado en aquéllas consultas. Y me parecía porque la forma en cómo se había construido aquélla iniciativa de ley éticamente siempre seguirá cargando con el estigma de la mentira y la ignorancia de nuestra experiencia histórica… (Cotom, 2003: 99).
26 Cabe destacar que, Tlacotalpan cuenta con arquitectura básicamente de herencia colonial, sin embargo, es importante exponer, de forma general, los planteamientos que sirvieron como plataforma de acciones de protección, conservación y fomento de la herencia histórica nacional tanto de origen prehispánico como colonial.
37
Lo que deseo apuntalar con esto es la dimensión conflictiva que desata el
tema del patrimonio cultural en nuestro país. Si tomamos en cuenta que las
políticas culturales están teniendo mayor relevancia en el ámbito de lo económico
y político, entonces, es entendible que la difusión y preservación cultural se vea
enmarcada por disputas políticas e intereses económicos. Aunado a lo anterior,
cuando trasladamos los conflictos a escala mundial los problemas se agudizan por
la cantidad de intereses que se manejan. Ahora bien, dentro del tema que me
compete es menester introducir esta especificidad del contexto social estudiado.
Tlacotalpan no sólo vivió las inundaciones de agosto y septiembre de 2010, sino
que observa su dinámica enmarcada bajo la Ley de Patrimonio Cultural, por ser
considerada para la difusión y el resguardo por la UNESCO. Hasta este momento,
sólo tengo preguntas respecto a ¿Cómo se puede comprender el desastre en este
tipo de condición particular? ¿De qué manera delinea esta característica de la
ciudad el proceso de desastre? Evidentemente, estas y otras interrogantes
intentaré resolverlas con el trabajo etnográfico. En relación a esto, uno de los
elementos que más resultan de mi interés es indagar, si las etapa del desastre
dictadas por el Estado coinciden con la experiencia vivida por la gente en una
ciudad patrimonio.
Ahora bien, es menester mencionar aquí que, en aras de rastrear el
proceso que llevaron las inundaciones de 2010 en la localidad, topé con algunos
espacios en redes sociales virtuales, que presentan opiniones e imágenes sobre la
inundación y sus repercusiones. Estas nuevas formas de participación y
agrupamiento social en internet han sido investigadas por antropólogas como
Raad (2004). Ella plantea que, las distintas formas culturales que desarrollan los
jóvenes se ven afectadas y adquieren innovadoras manifestaciones, gracias a los
cambios culturales generados por efecto de la denominada “mediatización de la
sociedad”27, -es decir, la introducción de los medios de comunicación en la vida
cotidiana-. (Raad, 2004: 43) Respecto a su planteamiento disiento sobre que el
internet sea utilizado exclusivamente por los jóvenes. A pesar de ello, concuerdo
con Raad acerca de que no sólo es necesario saber qué pasa con las nuevas
27 Entrecomillado de la autora
38
maneras de asociarse, sino además, es indispensable conocer cuáles son los
sentidos que estas relaciones generan en las personas, dónde están los puntos de
encuentro, cómo es el proceso de identificación que se da entre los miembros.
Extrapolando esto a mi tema, centrar el análisis de espacios virtuales en los
sentidos que le son otorgados por las personas que los re-crean, puede sentar las
bases para conocer ¿qué piensan sobre el proceso de desastre?, ¿qué dicen
sentir sobre lo ocurrido y la forma en que el Estado respondió a la emergencia? o
si ¿Es una forma de canalizar ideas y emociones respecto a lo ocurrido?
Respecto a lo anterior, un elemento a tomar en cuenta es lo que exponen
las etnografías de internet sobre este espacio de asociación. Aquí, se maneja
como un espacio que emerge con base en la búsqueda de sentido colectivo,
movido por las emociones se orientan a reivindicaciones, no de clases, sino
postmaterialistas. Lo que importa es la expresión de sensibilidades más que
racionalidades, los universos simbólicos, más que los objetos materiales, las
valoraciones más que las ideologías. (Raad, 2004: 52)
Por último quisiera destacar que, con base en la revisión teórica anterior
considero que mi investigación intenta no sólo recuperar la voz de los actores y
grupos que vivieron las inundaciones de agosto y septiembre de 2010 en
Tlacotalpan, sino aportar al tema de los desastres una mirada simbólica sobre lo
ocurrido. Es decir, indagar la forma en que se condensan ideas, opiniones y el
sistema de frustraciones que las personas afectadas crearon por la irrupción de su
vida material y simbólica.
39
2. Segundo apartado
2.1 Ubicación en el espacio y tiempo
Esta parte tiene como objetivo mostrar las principales características de la
ciudad de Tlacotalpan, las cuales, se encuentran en estrecha relación con el
desastre de 2010. De esta forma, señalo su emplazamiento dentro de un territorio
del país, muestro su ubicación geográfica y varios aspectos que considero
cruciales, tales como, la recurrencia de inundaciones a lo largo de su historia, su
actividad turística, la celebración de la Fiesta de la Candelaria, así como, el
contexto generado respecto a su declaración como ciudad patrimonio cultural de la
humanidad. Además, resalto varias actividades económicas, artísticas y los más
importantes rasgos de su vida cotidiana. Todo esto con la finalidad de plantear los
aspectos que hicieron posible una particular experiencia de desastre.
Imagen 1, Mapa digital de México; calles y avenidas de Tlacotalpan, www.inegi.gob, consultado 20 julio de 2012
40
Tlacotalpan se ubica en el estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, el
cual ocupa el 37% del territorio mexicano. Colinda al norte con el estado de
Tamaulipas y el Golfo de México, al este con el Golfo de México, Tabasco y
Chiapas, limita al sur con Chiapas y Oaxaca y al oeste con Puebla, Hidalgo y San
Luis Potosí. Su vasta extensión territorial es de 71, 699 Km2, y se divide
geopolíticamente en 212 cabeceras municipales. (Ruíz, 2009: 53) Para el 2010
cuenta con una población de 7 millones 638 mil 378 habitantes. Es atravesado por
numerosos ríos, entre los que resaltan en la parte norte el río Pánuco, Tuxpan,
Cazones, Tecolutla, Nautla, en el centro el río Actopan, la Antigua y el Jamapa, en
el sur, el Papaloapan, Coatzacoalcos entre otros. Cuenta con grandes superficies
de agua, así como también zonas lagunares, manglares, esteros, etcétera.
Veracruz mantiene una oferta turística todo el año. A escala nacional ocupa
el primer lugar en ofrecer servicios de restaurantes. Según el Censo de 2010, es
visitado mayormente por población del interior del país. (Sitio de internet
Tlacotalpan, Veracruz. Gobierno del estado de Veracruz, oc4jver.veracruz.gob.mx:
2012) Su diversidad de ecosistemas ha sido la base para que la Secretaría de
Turismo, Cultura y Cinematografía del Estado desarrolle programas que atraigan a
los visitantes. Ofrece la experiencia de ecoturismo, el turismo de aventura28 y sitios
de riqueza cultural e histórica, como las zonas arqueológicas o el Puerto de
Veracruz entre otros. Sobre este tema, la entidad ostenta dos declaraciones
realizadas por la UNESCO, una de ellas distingue a la ciudad de Tlacotalpan como
Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad y la otra, declaró al ritual de los
voladores de Papantla como Patrimonio Cultural Intangible. (Folleto Veracruz mi
estado ideal, Secretaría de Turismo, Cultura y Cinematografía, 2011:14) Tiene
aproximadamente 26 sitios de playa por toda la costa de norte a sur.
De la misma forma en que mantiene la oferta turística abierta la mayor parte
del año, debido a su asentamiento geográfico, también se encuentra expuesta a
28 Según el folleto Veracruz mi estado ideal, el turismo de aventura como el montañismo, el paseo en moto, alpinismo, kayac y rapel se pueden realizar en 12 zonas del estado, como en el Pico de Orizaba, Dunas de Chachalacas, Cañon de Tecoac, Maltrata, etcétera.
41
amenazas29 constantes como las de origen natural y las que se caracterizan por la
intervención humana. Para fines de esta investigación sólo me centraré en la
categoría de amenaza socio natural.
En relación a lo anterior, uno de los municipios del estado que está en
constante amenza y sufrió los impactos de las inundaciones ocurridas en agosto y
septiembre de 2010, fue Tlacotalpan. En este sentido, se tiene registro documental
de que su asentamiento geográfico potencializa dichas circunstancias.
Un poco de historia
Antes de referirme al tema anterior, es necesario exponer que según Corro
(1973), para el siglo XVI el margen izquierdo del río Papaloapan constituía el límite
remoto del Totonacapan y llevaba casi un siglo de dominación mexica. Durante la
etapa colonial fueron tierras de encomienda, dotadas a varios españoles en la
Cuenca del Papaloapan. Gaspar Rivadeneyra fue uno de ellos, “…fundó la
dilatada hacienda de “La Estanzuela” a la cual pertenecía la isla de Tlacotalpan.”
(Corro, 1973: 12) La ciudad perteneció al Obispado de Tlaxcala. En la primera
mitad del siglo XIX un grupo de pescadores de Alvarado, asentados en las
márgenes del río y organizados en la cofradía de Nuestra Señora de la
Candelaria, hacen la compra de la isla a Gaspar Rivadeneyra30.
Como mencioné anteriormente, las inundaciones han sido parte de la vida
cotidiana en temporada de lluvias. Se tiene registro histórico de las implicaciones
de esta situación. En el siglo XVI, Juan Medina, alcalde mayor del pueblo de
Tlacotalpan y de la Villa de Tuxtla y Cotaxtla, realizó una relación de numerosos
acontecimientos, estado económico, social, político, así como de las estancias que
integraban al lugar. Destaca en el informe que Tlacotalpan
…esta junto al rrio de Alvarado quatro leguas de la boca de la mar. Es rrio muy caudaloso; no tiene regadío este pueblo; quando sale el rrio de madre lo aniega todo y se pierden las
29 Cuevas op. cit. 12-13 30 El sr. Rivadeneyra se quejó en varias ocasiones a la Audiencia de México porque los pescadores se asentaron dentro de sus tierras. Para el año de 1833 accede a la compra de esa zona a condición de que se construyera una capilla en honor a la Virgen de la Candelaria, -dependiente del curato de Alvarado- y que cada año “…el día de la Purificación de la Señora, se le cediese el cirio bendito que se renovaba de las manos de la imagen…” (Corro, 1973: 9)
42
sementeras de maíz e camotes, que son batatas, y este es casi horinario los mas de los años. (Medina, 1580: folio 1fte., en Corro, 1973: 11)
Para 1859 el cronista Juan N. César (1959) comenta que el lugar, como
toda tierra caliente, se anega “… vienen a refluir aquí las aguas que corren por los
ríos. Repletos así los cauces las aguas se sobreabundan se derraman y buscan
su nivel en los terrenos inmediatos…” (N. César, 1959: 20) Con esta agua se
formaban extensas lagunas. Según N. César las poblaciones se encontraban
sujetas a esta calamidad, se cubrían todas de agua, la cual llegaba al interior de
las casas alcanzando una altura de una vara más o menos.
Las calles se convierten en canales y nadie puede moverse: las camas y demás muebles se transportan a los tapancos de las casas, y allí como en otras tantas arcas las pobres familias con sus animales domésticos, sus provisiones, sus muebles y vestidos se ponen a cubierto de la inundación. Las familias acomodadas tienen otros medios para libertarse y vivir con menos incomodidad, siendo uno de ellos el poner tarimas a manera de puentes, por donde transitan y hacen sus quehaceres dentro de las casas. (N. César, 1959: 20-21)
En la actualidad
La población de Tlacotalpan ha convivido siempre con las inundaciones,
construyendo un cúmulo de experiencias y saberes al respecto. En la actualidad,
este municipio se asienta en la región hidrológica llamada Papaloapan, en la cual
coexiste la Subcuenca denominada Río Jamapa entre otros. Cuenta con una
superficie de cuerpos de agua de 28.35 km2. (INEGI, www.inegi.org.mx, 2010b) Se
ubica a 5 m sobre el nivel del río Papaloapan.
La ciudad se localiza en medio de superficies de agua como el río
Papaloapan y el Jamapa, sistemas lagunares, VER INEGI. Colinda al norte con el
municipio de Alvarado, al sur con Santiago Tuxtla y Saltabarranca y al oeste con
Amatitlán, Acula y, Cosamaloapan. Para el año 2010 tiene 13,284 habitantes.
(INEGI, www.inegi.org.mx, 2010b) Actualmente es cabecera municipal de 149
asentamientos entre ranchos y colonias31.
31 Arroyo de la Barranca (Colonia los Cobos), Boca de Martinela, Boca de San Antonio, Boca del Barco, (Boca de San Juan), Bodeguillas, Buena Vista, Buganvilia, Cerro de la Calavera, Chapultepec (Chapultes, Consolación, El Ciruelo, El espinal, El Guayabo, El Hueso, El Jobo, El Limón (San José de Cházaro), El Marqués, El Paraíso, El Pepe, El Rincón Gertrudis, El Saladito (Ejido el Saladito), El Súchil Uno, El Vergel (La Berenjena), El Zapotal (Puente), Hacienda Vieja, La Barranca, La Candelaria, La
43
Las colonias del centro histórico y su periferia inmediata que tiene
aproximadamente 8006 habitantes, mientras que algunos ranchos llegan a tener
de 1 a 10 pobladores. Como por ejemplo Rancho Viejo que para el 2010 cuenta
con un habitante. La mayor parte de la población se concentra en las
inmediaciones del centro de Tlacotalpan y su periferia.
Estás se distinguen por estar alejados de la cabecera municipal. Algunas
son compuestas por tan sólo 6 casas, como Palo alto. Según Omar Morales32,
Director de la Biblioteca Pública Municipal Juan Malpica Mimendi, son
asentamientos con población muy pobre. (Entrevista realizada a Omar Morales,
enero de 2012). Con base en las estancias en campo, observé que algunos
varones, de entre los 18-50 años, se trasladan a las colonias cercanas al
municipio para realizar trabajos en diferentes oficios, principalmente en la
carpintería, albañilería y plomería. Según la sra. Anabel Lara, existen muy buenos
carpinteros que trabajan el cedro, material con que se producen los muebles
tradicionales de la ciudad. Varias mujeres, sobre todo jóvenes de entre 15-25 años
también se trasladan a la zona céntrica para trabajar en el servicio doméstico, de
recamareras en hoteles o como empleadas de establecimientos comerciales.33 Los
jóvenes y niños tienen contacto con la cabecera municipal porque asisten a las
escuelas. Cabe destacar que, varios habitantes del centro histórico y la zona
Cerquilla, La Discordia, La Esperanza, La Gallarda, La Herradura, La Morelos, La Paciencia, La Paloma, La Paz (Poblado Grupo la Paz), El Puente, La Quinta María, La Vuelta de San Mateo, Las Amapolas, Lina Aguirre Pérez, Loma de Chumiapa, Los Amates, Los Jobos Altos (Sal si puedes), Mano Perdida (La Nueva Reforma), María Ofelia, Mata de Caña, Milpero, Mundo Nuevo, Palma Sola, Paraíso de la Silva, Pérez Y Jiménez, Playa de las Águilas (La Vuelta del Águila), Pueblo Nuevo, Rancho Viejo, Remolina de Paván, San Agustín, San Bernardino, San Felipe, San Isidro, San José de Cházaro, San Mateo, San Pedro, San Rafael, San Ruperto, Santa Fe, Santa Rita, Seis de Enero, Tierra Nueva (Ejido Zapotal) Tres Bocas, Vuelta de Piotitán, Antonio Vicente, Barranca de Limón, Boca de San Miguel, Boca del Sauce, Buenos Aires, Casas Viejas, Cerro de la Gallarda, Chinalco, Doña Celia, El Cable, El Ciruelo, El Estero, El Hornero (Francisco J. Moreno), El Jarocho, El Maneadero, El Nacaste, El Pájaro, El Piotitán, El Sacrificio, El Súchil Dos, El Triunfo (Camarón), El Volantín, El Zapote, Isleta del Gavilán, La Candelaria, La Carbonera, La Corriente, La Esperanza, La Galera, La Guadalupe, La Magdalena, La Mulata, La Palmita, La Patrona, La Providencia, La Punta del Dormido, La Vuelta de la Iguana, Laguna Verde, Las Palmas, Linda Vista, Loma del Peité, Los Cocos, Los Zapotillos, María Elvira, Martín Delgado, Mata de Chile, Montepío, Nueva Era, Palo Alto (Barranca del Limón), Paván, Playa de la Gloria, Playa Martínez, Rancho Bonito (Casa Blanca), Remolino de Aguilera, Rodolfo Muñoz Montalvo, San Antonio, San Bernardo (Camino Real), San Francisco de los Cocos (La Guadalupe) San Jerónimo, San Joaquín, San Julián, San Modesto, San Pedro, San Rodrigo, Santa Elena, Santa Rosalía, Tamos Aguilera, Tlacotalpan, Triana, Venustiano Carranza, Cuauhtémoc.32 El joven Omar Morales es habitante de la colonia Cuauhtémoc, centro histórico, tiene 31 años de edad y es director de la Biblioteca Pública Municipal Juan Malpica Mimendi.33 Como en tiendas de abarrotes, locales de comida tradicional, etcétera.
44
alrededor tienen una forma de distinguirse respecto a la población de las
rancherías, para ellos son gente diferente por su forma de vestir y su color de
piel.34 En un primer acercamiento, para hacer entrevistas a la gente que vive lejos
del centro, sólo tuve que acercarme a los maestros albañiles y pintores de brocha
gorda que trabajaban ahí.
Aunado a ello, las colonias periféricas a la cabecera desarrollan sus
actividades diarias alrededor de ésta. Es el centro histórico de la ciudad donde
confluyen actividades cotidianas como ir a la escuela, hacer cualquier trámite
oficial, hasta la realización de fandangos semanales; ahí se ubican tanto las
instalaciones municipales, COMISIÓN FEDERAL DE ELECTRICIDAD (CFE) CONAGUA,
escuelas, así como también el mercado local, establecimientos comerciales de
oferta turística y cultural, plazas públicas, lugares de recreación, principales
templos de oración35, panteón municipal, sitios de taxis, embarcadero, etcétera.
Ahí, se distribuyen las viviendas denominadas como el caserío de Tlacotalpan, es
decir, el conjunto de casas-habitación que intenta conservar la traza tradicional. El
centro histórico está conformado por calles y avenidas principales, como la calle
Gonzalo Aguirre Beltrán, Venustiano Carranza, Juan Enríquez, etcétera. Contiene
dos principales parques públicos, estos son el parque Hidalgo y Zaragoza. En
medio del primero se encuentra el kiosco de la ciudad. Alrededor de esta
construcción se delinea el centro. Al oeste se localiza el palacio municipal, al norte
un conjunto de cafeterías, restaurantes, heladerías, farmacias, etc., al este se
ubica el santuario de la virgen de la Candelaria y al sur la iglesia de San Cristóbal.
34 Por ejemplo, cuando pregunté cómo es que logran distinguir a la gente habitante de las rancherías me respondieron que ellos siempre usan chanclas de baño para salir a la calle, andan en bicicleta, son morenos y usan ropa hecha con tela sencilla.35 Existen en Tlacotalpan tres plazas públicas, cuatro parques, un santuario, tres iglesias, un teatro, la Casa de la Cultura Agustín Lara y tres museos.
45
Imagen 2: Colonia centro histórico, Calle Juan Enríquez, Emma Ruíz 2012
El parque Hidalgo es punto de concentración de los tlapacolteños. Entre
semana constituye el camino obligado para ir a la escuela, al municipio, banco, a
pagar la luz, comprar en el mercado o salir de paseo. Se tiene que pasar por ahí
para ir a pie al barrio de abajo36, ir a la iglesia y disfrutar del fandango los días
sábados. Los fines de semanas se realizan conciertos de música veracruzana, son
en su mayoría jóvenes de distintas agrupaciones quienes se reúnen a cantar
sones, huapangos, declamar décimas37 y bailar el zapateado jarocho. Para el ello,
el gobierno local otorga el permiso de tocar en la vía pública, no hay un escenario
especial, los jóvenes ponen sus instrumentos musicales y su danza. Pero, por
ejemplo, en semana santa el municipio instala un pequeño escenario para los
grupos que tocan en el fandango. Desde muy tempranas horas, se organizan
clases de zapateado y de composición de décimas.
La Casa de la Cultura fomenta el aprendizaje de la jarana y el zapateado, a
través de sus clases diarias a personas de todas las edades. Por lo regular, los
36 La gente de Tlacotalpan hace una distinción entre las colonias del centro y las de la periferia, aludiendo que los asentamientos de arriba son las que están en el centro y abajo es en la periferia, especialmente rumbo a la iglesia de San Miguelito. Visiblemente no se alcanza a percibir que el centro esté en una parte alta. Al contrario esta parte de la ciudad se ubica más alejado del río Papaloapan.37 Por lo regular esta práctica es realizada por gente con más experiencia en la creación artística.
46
alumnos de esos cursos se reúnen a tocar cada ocho días junto con otros músicos
con más experiencia. En el fandango puede participar cualquier persona que sepa
zapatear al estilo jarocho. Las tarimas para la danza están abiertas a todo el
público asistente. Durante la semana se puede escuchar por las calles los
ensayos de los jóvenes para el día sábado. En mi estancia en campo me tocó ver
y escuchar las reuniones familiares en donde se toca música. Esta circunstancia,
no excluye el gusto o disfrute de otro tipo de géneros musicales en la población.
Sólo la colonia Cuauhtémoc intenta imitar dicha traza, las demás presentan
una estructura disímil al centro. Observé que mientras más se alejan las colonias
de la cabecera municipal, aumenta la diferencia respecto a ella en la construcción
de las casas, el color de las fachadas, incluso el tamaño de los templos de
oración, la cantidad de gente que habita una vivienda y el empleo en el que se
inserta su población. En la misma circunstancia están los asentamientos de la
ribera, como la llamada por lo lugareños colonia del Gas38. Estas colonias se
ubican a un costado de la carretera federal No. 175, que va de norte a sur al
municipio de Cosamalopan. Son habitadas por algunos pescadores. Colindan con
el embarcadero del lugar, las pescaderías, restaurantes a la orilla del río y bares
locales.
38 Se le llama así porque en sus inmediaciones se localiza la Gasera Tlacotalpan que suministra de tanques de gas metano a la población.
47
Imagen 3: Casas de lámina sobre la carretera federal N. 175, Ribera de Tlacotalpan, Emma Ruíz 2012
En la opinión de casi todos los habitantes entrevistados para mi
investigación, las colonias de la ribera son consideradas como una franja o
cinturón de pobreza, que demerita la belleza de la ciudad patrimonio cultural. De
hecho, a partir del 10 de febrero del 2012 se pretendía la demolición de esa parte
de la ciudad, para dar paso al nuevo proyecto turístico del municipio, en donde el
embarcadero y restaurantes serán reconstruidos por completo; las familias de las
colonias serán reubicadas en casas de interés social. La imagen 3 señala una
casa localizada en la colonia del Gas, la cual, comunica con el centro histórico y
su caserío. En pocos minutos de caminata sobre la carretera el panorama del
paisaje cambia a la imagen 4.
48
Imagen 4: Centro histórico, Malecón de Tlacotalpan, Emma Ruíz, enero 2012
La Fiesta
De esta forma, Tlacotalpan es una ciudad de arribo turístico. Una de las
temporadas sobresalientes de visita fuereña se da en el marco de la Fiesta de la
Candelaria. Dentro de ella se realizan actividades religiosas y culturales en honor
a la virgen de Candelaria39. Aunque también se organiza un carnaval en el mes de
mayo, no tiene la misma atracción que la fiesta del 2 de febrero. En ésta sobresale
la organización del Encuentro de Jaraneros y Decimistas, que en 2012 constituyó
el numero XXXIII, Encuentro de Escritores del Sotavento, Encuentro Infantil de
Jaraneros y Decimistas, la Cabalgata Tradicional, etcétera. En 2012 la fiesta
comenzó el 31 de enero y finalizó el 9 de febrero. Las actividades más esperadas
por el público de otros lugares son el recorrido en lancha de la imagen de la virgen
y la Pamplonada40. Para la población local las actividades más atractivas son la
Cabalgata Tradicional, la Pamplonada, corridas de toros y los bailes organizados
39 La virgen de la Candelaria no es la patrona del pueblo, el santo patrono es San Cristóbal, el cual también tiene su celebración, de la misma forma que San Miguel Arcángel; sus celebraciones se hacen con audiencia mayormente local.40 Se sacan toros o vaquillas por las principales calles de la ciudad para que la gente las persiga.
49
por el gobierno local.41 La fiesta se vive de forma distinta para los lugareños. El día
que más disfrutan es el de los toros. En la fecha última se vuelven a sacar a los
animales por todo Tlacotalpan exclusivamente para ellos. Además de estos
eventos cada año se realizan conciertos en el Auditorio Netzahualcóyotl, en el que
caben 350 personas, y donde sólo puede asistir gente invitada por el ayuntamiento
de Tlacotalpan42. Al concierto asisten principalmente figuras públicas y políticas de
la ciudad, además del gobernador, su esposa y equipo de trabajo.
Asimismo, llega población de varios municipios de Veracruz y de otros
estados de la República. Principalmente de los municipios de Alvarado,
Cosamaloapan, Carlos A. Carrillo, Xalapa y Puerto de Veracruz. En 2012, a pesar
de que la fiesta oficialmente comenzó el 31 de enero, los preparativos de la
población empezaron un año antes, terminando la fiesta del 2011. Pude observar
que dos semanas anteriores al evento, la población dio su último esfuerzo para
comenzar con la celebración. El gobierno municipal limpió las calles, cortó el pasto
de los jardines, instaló escenarios para los conciertos de jarana y los bailes,
coordinó la instalación del tianguis y los juegos mecánicos, además, organizó el
plan de seguridad. Durante mi estancia en la ciudad, pude observar que se
arreglaron calles y avenidas principales. En relación a esto, un dato importante
que pude saber es que algunas vías de comunicación43 son destruidas por el
gobierno local en días anteriores, para después reconstruirlas. En opinión de
algunos pobladores, muchas de las calles remodeladas no hubieran necesitado
arreglo porque estaban en buenas condiciones, sin embargo, es una acción que
se hace habitualmente.
Por su parte, las personas limpian y pintan sus casas para las festividades.
La población que cuenta con cuartos excedentes para rentar al turismo
acondicionó sus instalaciones44. Esta acción fue realizada, de forma general, por 41 En 2012 hubo tres bailes principales amenizados por el cantante de música grupera Espinoza Paz, la cantante Yuri y el grupo de música merengue Merenglass.42 Este año el concierto fue realizado con la participación del cantante Francisco Céspedes en honor al compositor Agustín Lara y su vínculo musical con la cultura cubana. El personal del municipio regaló una o dos horas antes del evento algunos boletos, al público en general, en la plaza Hidalgo.43 De entre ellas puedo mencionar la calle José María Iglesias.44 La labor de limpieza y acondicionamiento va desde limpiar, desechar cosas viejas, limpiar baños y comprar toallas de baño, sábanas, jabones, papel higiénico, decorar con objetos de segunda mano,
50
personas de la colonia centro y asentamientos aledaños. Las labores se
efectuaron por los integrantes de la familia, parientes y/o amigos. Por ejemplo, la
familia con la que me quedé en campo debatió en conjunto el color con el que se
pintó la estancia del lugar y los precios de la renta45; el padre de familia y su hijo
menor pintaron, las mujeres limpiamos habitaciones, pasillos, escaleras y
escogimos objetos decorativos. Es decir, fue una labor que se hizo en conjunto.
Cabe destacar que en algunos casos la familia se sale de su vivienda para
rentarla, por tal razón, sólo alquilan a personas que ya conocen pues están al
pendiente de quién entra en sus viviendas. Varias personas se emplean en
conseguir a vecinos o familiares que deseen rentar, llevándose una comisión por
trato. De forma general, las personas que no tienen una propiedad para alquilar se
dedican a la venta de artículos diversos, los cuales van desde ropa que ya no
utilizan hasta comida y bebidas tradicionales46. En 2012, realizaron su venta
afuera de sus casas o entre las calles del centro histórico. También, participó
población de otros municipios que fue a trabajar a Tlacotalpan, ellos se emplearon,
sobre todo, en restaurantes, bares y tiendas de recuerdos.
Para mucha gente la ciudad se ensucia y maltrata con la llegada de turistas.
Del 31 de enero al 4 de marzo las calles estaban repletas de transeúntes. El
tianguis, junto con los juegos mecánicos, se instalan en las avenidas Lerdo de
Tejada y Venustiano Carranza principalmente. Pude observar que la dinámica
cambia por completo durante la fiesta. Pasa de la presencia de sus pocos
pobladores a la muchedumbre, al desvelo del baile, al ligue, encuentro de amigos
que regresan a Tlacotalpan, la ingesta de alcohol, a la basura por todas las calles
del centro y el mal olor generado por los baños públicos que se limpian hasta
terminar la celebración. La fiesta en la ciudad ha cambiado con el pasar de los
años. Para el sr. Rafael Vázquez47 la tradición se está perdiendo. En su opinión,
etcétera.45 Los precios oscilan entre los 200 hasta los 1600 pesos la noche, dependiendo el tamaño, la ubicación y condiciones del lugar.46 De entre la comida se destacan los tamales, chiles rellenos, volovanes, agua de horchata, bebidas tradicionales como el popo, hecha con polvo de cacao, o el torito (licor de sabores como la guayaba o cacahuate).47 El sr. Rafael Vásquez habita en la colonia del centro histórico, tiene 44 años de edad y trabaja de taxista en el municipio.
51
ya no es como antes, ahora la gente sólo va a alcoholizarse. Los puestos del
tianguis dan todo muy caro. Y según él, se incrementa la inseguridad en la ciudad.
Además, el encuentro de jaraneros o el fandango quedaron en segundo plano.
Ahora es el baile popular el que se espera disfrutar, sobre todo por los jóvenes
tlapacolteños y de municipios aledaños. A pesar de que las opiniones pueden
diferir, la vida cotidiana cambia y lo pude observar. Por ejemplo, en el transcurso
de vida “normal” la gente acostumbra dejar los cerrojos de sus casas abiertos, en
cualquier momento los vecinos y familiares entran a sus viviendas, mantienen
poca desconfianza en comparación con la dinámica en la fiesta. Durante la llegada
de turismo cierran bien las puertas de entrada, no pasean a altas horas de la
noche en las plazas y están vigilando a sus hijos adolescentes durante el día, por
medio de los celulares. Los y las jóvenes menores de edad mantienen otro ritmo
de vida, no asisten a la escuela por dos semanas, van a los puestos del tianguis a
comprar comida, ropa, bebidas alcohólicas y a ligar. La fiesta tradicional es
publicitada en la televisión del estado de Veracruz e intenta atraer turismo
extranjero, situación que concuerda con la política del gobierno de Javier Duarte.
La fiesta de la Candelaria no sólo es esperada por el gobierno del estado, sino
también, por un sector de población local, gracias a la derrama económica que
deja.
52
Imagen 5: Virgen de la Candelaria hecha con flores naturales, Emma Ruíz, Febrero 2012
Imagen 6: Gente esperando la salida de los toros, Emma Ruíz, 01 de Febrero de 2012
Imagen 7: Recorrido por el río Papaloapan de la virgen de la Candelaria, Emma Ruíz, 2 de febrero 2012
En este sentido, las ventajas que podrían suponerse de la derrama
económica no se dan para todos. Sólo se benefician ciertas familias dueñas de
53
hoteles, restaurantes, bares, tiendas de ropa, recuerdos, etcétera. Para el resto de
la población, la visita de turistas deja basura y crea un escenario de desconfianza
por la llegada de gente de fuera.48 Con base en los datos recogidos en campo,
pude observar que dicha situación se agudiza para la zona de la periferia y los
habitantes de la ribera. Así, algunas personas que habitan en estas colonias
reciben poco o nada de esta derrama, a excepción de la zona ribereña donde hay
bares, cantinas o la denominada zona roja49. En las colonias periféricas como la
de los Cocos, si hay venta de antojitos o bebidas alcohólicas, pero, en
comparación con la oferta turística del centro, son pocos los establecimientos que
ofertan productos a fuereños.50 Podría decir que, de manera general, el centro
abastece la mayoría de las cosas que el turista requiere para vacacionar pocos
días.51 Considero que la población de la periferia sólo accede a la derrama
económica de manera subalterna, como empleadas(os) de establecimientos
comerciales, o vendedores ambulantes52.
Actividades económicas
En Tlacotalpan, aparte del explotar el ramo turístico, existe la producción
agrícola y ganadera. Hay dos asociaciones de ganaderos en la ciudad. Para el
2009, el municipio siembra 5359.89 hectáreas de tierra. Los productos
cosechados son la caña de azúcar, el maíz, sorgo en grano, sandía y frijol. El
sector ganadero se dedica al cuidado de ganado bovino, porcino, caprino y aves
principalmente. Para el 2009 se registra el valor de la producción de carne en 101
076.1 millones de pesos. (Servicios de Información Agroalimentaria y Pesquera,
(SAGARPA), oc4jver.veracruz.gob.mx, 2009) Cabe destacar que las tierras
dedicadas al ganado están repartidas en pocas manos.
48 Roberto Contreras, taxista de la localidad, me relato cómo asaltaron a uno de sus compañeros en febrero 2010 durante el marco de la Fiesta de la Candelaria. Los asaltantes eran presumiblemente de otro municipio. (Entrevista realizada a Roberto Contreras, habitante de la colonia del Gas, edad 29 años, trabaja de taxista local, abril de 2011)49 Esta es ubicada en un callejón atrás del mercado local, se conforma de varias cantinas y bares.50 Estos establecimientos son poco visibles para el que no habita ahí, sólo puedes localizarlos después de varios días de recorrer esa parte de la ciudad.51 Desde los alimentos, ropa, calzado, bebidas, recargas telefónicas, antojitos, teléfonos públicos, diversión nocturna, recintos para orar, museos, recorridos por el río Papaloapan, etcétera.52 En el Parque Hidalgo se concentra la mayoría de los vendedores ambulantes. Se ofrecen desde alimentos como: nieves de coco, golosinas, elotes, esquites, tamales hasta imágenes religiosas.
54
La población de Tlacotalpan no sólo obtiene sus principales ingresos trabajando
en el servicio turístico, ganadero o agricultor. Algunos habitantes obtienen un
empleo en el conjunto de establecimientos comerciales como la tienda de material
de construcción, el banco, el Centro de Salud del municipio, Casa de la Cultura
Agustín Lara, papelerías en la zona centro, etcétera. Además, existe la presencia
de población en el sector educativo público un privado. En la ciudad se encuentra
una Escuela Normal de Maestros. No existe ninguna industria, solamente una
pequeña empresa de producción de plástico. Parte de la población ha migrado a
otras ciudades para conseguir empleo. Los que no lo hacen se las ingenian para
subsistir. Por ejemplo, vecinos de las colonias periféricas pueden trabajar en los
comercios antes mencionados, la gente de las rancherías limítrofes trabaja en el
servicio doméstico en el centro, pitando casas-habitación, en la madera, plomería
y otros oficios. Parte de la población del centro tiene la oportunidad de crear algún
negocio, porque esa es la zona más visitada por el turismo. Según el sr. Rafael
Vázquez, la opción más eficaz es la migración. Existe la emigración estacionaria al
Puerto de Veracruz, Xalapa, Jalisco y Ciudad de México. En su opinión, los
jóvenes no tienen muchas alternativas de trabajo. Pueden ser profesores
normalistas, esperar a que les den una plaza de maestros en los ranchos
aledaños, para después acceder a un puesto en las escuelas de la ciudad; o bien,
tener contactos en las oficinas municipales para entrar a trabajar ahí, emplearse
de dependientes en los distintos negocios de la ciudad, o migrar, de hecho esa fue
la opción que a él se le presentó años atrás. (Entrevista realizada al sr. Rafael
Vásquez, febrero de 2012).
EL Patrimonio Cultural
Otra de las características sobresalientes de la ciudad es que, desde 1986
varias de sus edificaciones son consideradas por el INAH como Patrimonio
Edificado53. Dentro del patrimonio edificado se encuentra la arquitectura
53 “…el conjunto de edificios públicos o privados que se distinguen por tener valores históricos, arquitectónicos, estéticos o de valor ambiental o bien por ser el ejemplo de alguna corriente, estilo o época. Incluye también a los conjuntos de arquitectura vernácula y popular.” (Reglamento Permanente del Plan regional de Desarrollo Urbano y de Conservación de la Ciudad de Tlacotalpan, 1998: 15)
55
monumental, relevante, tradicional y vernácula54. Además, desde el año de 1998 la
UNESCO declara a Tlacotalpan como Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Aunado a ello, también existe la protección del Patrimonio Natural55. En el artículo
20 del Reglamento Permanente del Plan Regional de Desarrollo Urbano y de
Conservación de la Ciudad de Tlacotalpan, “…la delimitación de la Ciudad para…
su aplicación… comprende 484 has. Que incorporan los cuerpos de agua de los
Ríos Papaloapan y San Juan, con aproximadamente 75 has…” (Reglamento
Permanente del Plan Regional de Desarrollo Urbano y de Conservación de la
Ciudad de Tlacotalpan, 1998: 11) Con base en ello, el patrimonio edificado está
constituido por 547 edificaciones y 409 han sido anexadas desde 1998 por el Plan
Regional de Desarrollo. (v. Reglamento Permanente del Plan Regional de
Desarrollo Urbano y de Conservación de la Ciudad de Tlacotalpan, 1998: 34)
Sin embargo, ser considerado de esta forma tiene sus condiciones. El
Reglamento Permanente del Plan Regional de Desarrollo Urbano y de
Conservación de la Ciudad de Tlacotalpan, se caracteriza por contener “….un
conjunto de normas, determinaciones, lineamientos y programas establecidos para
la conservación y mejoramiento de la Ciudad.” (Reglamento Permanente del Plan
Regional de Desarrollo Urbano y de Conservación de la Ciudad de Tlacotalpan,
Ver., 1998: 10) Para este plan, la ciudad contiene arquitectura tradicional y
prácticas culturales relevantes, amenazadas por el desarrollo inmobiliario. Por tal
motivo, se tienen una serie de normas y lineamientos que la población debe
respetar. Los encargados de regular la aplicación del plan son las autoridades del
municipio de Tlacotalpan, principalmente el director de obras públicas, el
arquitecto Roberto Antonio Sánchez Herrera. En el nivel estatal es el INAH-
Veracruz el órgano capacitado para aconsejar, promover y vigilar que el plan se 54 La arquitectura monumental: edificaciones con características arquitectónicas y antecedentes históricos únicos en la totalidad de conjuntos, son hitos visuales. Arquitectura Relevante: edificaciones de menor escala, con calidad arquitectónica y/o antecedentes históricos y características estilísticas de gran valor; arquitectura vernácula: inmuebles de características modestas, su importancia radica en el conjunto y por constituir testimonios de la arquitectura popular de la ciudad. (Reglamento Permanente del Plan regional de Desarrollo Urbano y de Conservación de la Ciudad de Tlacotalpan, 1998: 14)55 “Se entiende por Patrimonio Natural a todos los elementos de la naturaleza presentes en la Ciudad como: topografía, los cuerpos de agua, el arbolamiento, etc. y que conforman el medio ambiente en que se desenvuelve la vida de la población, y que además influye determinantemente en el patrimonio edificado.” (Reglamento Permanente del Plan regional de Desarrollo Urbano y de Conservación de la Ciudad de Tlacotalpan, 1998: 14)
56
cumpla. Desde el punto de vista del director de obras públicas, “…el INAH actúa
como un padre.” (Entrevista realizada a Arquitécto Sánchez, abril, 2011) Por tal
motivo, se tienen restricciones sobre el uso de las calles y avenidas, acerca de
cómo y con qué materiales reconstruir, remodelar o decorar las fachadas y
algunos interiores de la casa-habitación del centro histórico56. La población tiene
que acatar los lineamientos y en caso de que no se cumplan existen sanciones
económicas y la clausura de construcciones. Para varios pobladores del centro
estas restricciones sólo benefician a la comunidad en la limpieza y apariencia del
lugar. En opinión de varios habitantes de las colonias periféricas y ribereñas está
situación no los beneficia en nada.
Un poco de organización social
Por otra parte, la ciudad de Tlacotalpan es gobernada por el Partido
Revolucionario Institucional. Su alcalde actual es Hilario Villegas. Existen dos
facciones priístas en disputa por el poder local. Hay competencia partidista
durante las elecciones, pero no es muy visible la representación de otros partidos
políticos fuera de la contienda. En una primera visita observé que se ubica una
organización de ganaderos. Hasta antes del 2012 existía una asociación civil que
disputaba al municipio algunos terrenos. Tanto la organización como sus líderes
desaparecieron de la ciudad, quedando pendiente la entrega de algunos terrenos.
La sra. Elvira Muños Malpica57 me comentó que la organización le quedó a deber
5000 pesos, y que hasta los primeros días de febrero de 2012 no sabía cómo iba a
recuperarlos. (Entrevista realizada a la sra. Elvira Muñoz, enero de 2012). Las
organizaciones que más sobresalen son la de grupos con perfil cultural, es decir,
representantes de jaraneros y decimistas. Existen varios grupos como el
denominado “Estanzuela”, “Sikisirí”, entre otros, los cuales participan en los
fandangos locales los días sábado y han estado presentes en las emergencias
56 Sólo es considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad el centro histórico de la ciudad57 La sra. Elvira Malpica, antes de las inundaciones era habitante de la colonia INFONAVIT, en el momento de la entrevista residía en la colonia Venustiano Carranza, tiene 40 años de edad, es madre soltera y trabaja en una papelería del centro histórico.
57
como las inundaciones de 2010. Cabe resaltar que no se generaron asociaciones
civiles relacionadas con las inundaciones.
58
2.2 Las inundaciones de 2010 en Tlacotalpan
Lo establecido anteriormente da los elementos básicos para exponer la
forma en que la gente enfrentó las inundaciones del 2010 bajo ese contexto
específico. Para ello, es necesario presentar un relato sobre las dos inundaciones.
Este fue construido con base en el trabajo de campo, en donde realicé entrevistas
a profundidad y entablé pláticas informales con la gente afectada. El esquema
bajo el cual construí la narración fue el de las etapas del desastre, la cual expuse
en líneas anteriores58. La finalidad es jugar un poco con la idea de etapas, para
después poder cuestionarlas y mostrar la exclusión de ciertos elementos.
Así, el eje de construcción del relato se constituye bajo las tres etapas del
proceso del desastre. Estos son la prevención, emergencia y normalización. La
primera alude a las acciones de contención y/o protección para la inminente
entrada de agua. El segundo momento es la emergencia como tal. Y el tercer
episodio corresponde a las acciones realizadas para normalizar la vida después
de la crisis. Se narrarán de manera breve y conjunta las respuestas de la
población afectada y la puesta en marcha de acciones por parte de autoridades
locales, estatales y federales.
58 Macías [op. cit.: 17]
59
2.2.1 Antes de la emergencia
Antes de la primera inundación del 28 de agosto, la gente protegió documentos
oficiales y objetos que consideraron de valor59. La alarma emitida por CONAGUA
permitió hacerlo con anticipación. Según algunos pobladores, la ayuda que llegó
de manera inmediata y antes de la primera inundación fue a través de esa
Comisión. Este organismo realizó actividades de contención para que el
desbordamiento de ríos circundantes, como el Papaloapan, hicieran menos daño a
la ciudad. En este caso es CONAGUA la que organizó tareas de protección, se
encargó de los avisos de alarma y/o llamados de evacuación. Las personas
monitorearon la información respecto a lo sucedido; la televisión se constituyó
como el medio más eficaz para saber del desenvolvimiento de la emergencia. Sin
embargo, algunos habitantes, principalmente de la ribera, dicen no haber
escuchado avisos para salirse. Cabe mencionar que, la gente no creía que la
temporada de lluvias desatara un desastre como el que aconteció. Según la jefa
administrativa de Capitanía de Puerto, la sra. Cecilia Mayo Martínez60, este órgano
es el encargado de medir el nivel del río, desde la entrada de temporada de lluvias
en el mes de julio hasta noviembre. Esta actividad se realizó en 2010 diariamente
y a cada hora. (Entrevista realizada a la sra. Cecilia Mayo Martínez, enero 2012).
59 Estos fueron muebles, aparatos electrodomésticos, así como ropa y zapatos fueron resguardados en lugares altos de las viviendas. En caso de que la casa no contara con estos, se improvisaron suelos elevados con tabiques y madera.60 La sra. Cecilia Mayo, habitante de la colonia Venustiano Carranza, tiene 50 años de edad y es jefa administrativa de Capitanía de Puerto.
60
2.2.2 La emergencia
El 28 de agosto sucedió la primera inundación. El agua subió a 2.75 cm y
rebasó el nivel crítico. Según la sra. Mayo, por la gravedad de las cosas se realizó
una reunión donde estuvieron Protección Civil, La Secretaría de Marina, la Armada
de México y Capitanía de Puerto, con el fin de coordinarse para el plan de
emergencia. A pesar de ello, desde el punto de vista de otro funcionario del
municipio, Juan Salcedo61, CONAGUA fue el órgano estatal más sobresaliente que
se encargó de acciones de prevención; desde su propia experiencia ninguna otra
institución figuró de manera importante. (Entrevista realizada a Juan Salcedo,
funcionario del municipio, abril 2011).
Varios habitantes me relataron que la primera evacuación masivas se
realizó el 5 de septiembre. Algunas personas se quedaron en los niveles más altos
de sus viviendas a cuidar sus cosas. Según me platicaron los habitantes, hubo
mucha renuencia para salir de sus casas. De forma general, existió la incredulidad
sobre los avisos del gobierno local de una posible inundación. Cabe aclarar que, si
hubo población que se fue a resguardar con vecinos de otras localidades como
Alvarado.
Sin embargo, para la funcionaria Rosa Ríos62, algunas personas no salieron
de sus casas en la primera inundación por desidia, ya que, a pesar de que las
autoridades advirtieron se hizo caso omiso. Ella escuchó que decían “…qué nos
vamos a inundar, están locos…”. Posteriormente, el ejército no se daba abasto por
tanta gente que quería salir. (Entrevista realizada a la sra. Rosa Ríos, enero
2012). Al paso de los días la población que todavía quedaba se refugió fuera de su
ciudad, porque desde que entró el agua cortaron el sumistro de todos los
servicios. No podían subsistir sin agua potable para asearse, preparar alimentos, o
electricidad. Me platicaron que todo Tlacotalpan se mantuvo en penumbras
muchos días.
61 Juan Salcedo vive en la colonia centro histórico, tiene 38 años de edad y tiene un cargo en el municipio.62 La sra. Rosa Ríos es habitante del centro histórico, tiene 50 años de edad y trabaja en una dependencia federal ubicada en el municipio.
61
Antes de evacuar, la mayoría de las personas aseguraron las entradas de
sus casas con cadenas y/o candados para evitar el saqueo. Sin embargo, esto no
se pudo evitar63. Los evacuados se refugiaron en albergues del puerto de Veracruz
o casas de familiares y amigos en diversos municipios aledaños, principalmente
en Alvarado. El gobierno de Fidel Herrera64 dispuso albergues en algunos hoteles
en el puerto de Veracruz donde se proporcionaba alimento y comida65. Cuando el
nivel disminuyó la población comenzó a regresar a sus hogares. Se hicieron
labores de limpieza y sacado de escombros, sin embargo, no se preveía la
segunda inundación relacionada, al parecer, con las manifestaciones del huracán
Mattew; el día 11 de septiembre de 2010 sorprendió a los habitantes. Para
algunos lugareños era impensable lo sucedido, no era esperado y tomó a la
población desprevenida66. Y no sólo aconteció, si no que el agua rebasó los 3 m
en algunas partes de la ciudad. Al respecto, Capitanía de Puerto tiene registrado
en su bitácora que el nivel oficial llegó a los 3.19 m.
Fue entonces cuando la Secretaría de Marina y el Ejército Mexicano
evacuaron a los habitantes del municipio por segunda ocasión67. Es importante
mencionar que, tal parece la población no había vivido una entrada de agua de tal
magnitud desde 1969. La gente fue trasladada en lanchas desde sus viviendas
hacia el barco proporcionado por la Secretaría de Marina, el cual los llevaría de
vuelta a los albergues. Hubo que llevar a personas enfermas a la ciudad de
Veracruz en helicóptero. Los mismos pobladores se ayudaban entre sí para
trasportar objetos pequeños y embarcarse. Varias personas estuvieron durante
dos meses en viviendas ajenas a la suya. Sin embargo, la gente necesitó más que
techo y comida. Prueba de ello es que algunos decidieron trabajar durante ese
periodo. Otros gastaron ahorros de años. Existió el apoyo estatal y de
63 Se acusó a los vecinos de colonias periféricas de dicha acción.64 Fidel Herrera fue gobernador de Veracruz del 1º de diciembre de 2004 - al 31 de noviembre de 201065 Hubo personas evacuadas que no se quedaron en los albergues, ya que disponían de redes sociales en el puerto que les proporcionaron techo y alimento.66 Como ya se había realizado la limpieza del lodo y escombros que dejó la primer entrada de agua, muchos muebles y enseres se encontraban aseados y desprotegidos.67 Llegaron soldados y marinos a rescatar gente y animales domésticos de casas anegadas.
62
asociaciones civiles de diversas partes de la República Mexicana68. Al respecto,
considero que cada familia evacuada construyó un escenario alterno de respuesta
frente a la crisis, en contraposición con la lógica estatal.
Fueron dos meses en que las personas evacuadas tuvieron que vivir en una
dinámica social distinta a la suya y con escasos recursos económicos.69. Vivían
bajo la angustia de perder sus cosas a causa de saqueos o el maltrato ocasionado
por el agua. Por ello, monitoreaban la información del desastre todos los días por
la televisión y a través de llamadas telefónicas. Los rumores no se hicieron
esperar. Entre la población evacuada circulaba uno sobre la inminente
desaparición de Tlacotalpan. Para la emergencia se reúne la alcaldesa en turno, la
contadora pública Esperanza Burela Villegas, con el Subdirector de Vinculación de
SECRETARÍA DE PROTECCIÓN CIVIL DEL ESTADO DE VERACRUZ, con el Director de
Secretaría de Salud del estado, la Secretaría de Marina, SECRETARÍA DE
SEGURIDAD PÚBLICA DEL ESTADO DE VERACRUZ, el CODEPAP y CONAGUA. Esta
reunión tuvo la finalidad de diseñar un plan de trabajo para la atención a los
damnificados. Así, paulatinamente y de acuerdo a su experiencias del desastre, la
población se trasladó a sus casas; en el mes de octubre la mayoría de la
población ya había llegado70.
Por último, es importante destacar que no acontecieron pérdidas humanas.
Sin embargo, aunque para varias personas afectadas no hubo muertes directas
por la inundación, si las hubo de manera indirecta. Algunos habitantes, sobre todo
ancianos, murieron o enfermaron por la depresión que les causó la evacuación, el
traslado a un lugar distinto y la pérdida total de objetos.
68 Estas asociaciones llevaron ropa, zapatos, alimento y bebidas enlatadas, así como medicinas y agua embotellada.69 Incluso, se me relató que diversa gente enfermó de gripas y alergias estando fuera de su hogar.70 Cabe destacar que hay población evacuada que vivió la inundación de Tlacotalpan y la del puerto de Veracruz. Las personas que sufrieron la entrada de agua en aquélla ciudad fueron los que se resguardaron en casa de familiares, porque las que estuvieron en albergues no padecieron esa situación.
63
2.2.3 Después de la emergencia
El nivel del agua no bajó hasta después de dos semanas de la llegada de la
población. No había comida, servicios como agua, luz, gas, teléfono e internet. La
luz y el agua fueron restablecidas prontamente en comparación con los demás71.
De forma literal, con el agua entre las piernas comenzaron a intentar normalizar la
vida. Para ello, la labor de limpieza fue sobresaliente72. La basura y los escombros
fueron un problema importante. Cúmulos de desechos fueron el escenario que las
personas damnificadas vieron por varias semanas frente a sus casas. La tarea de
limpieza fue la más extenuante para ellos, ya que nadie externo a las viviendas
apoyó. Hubo que limpiar desde el más pequeño traste de cocina hasta pisos,
paredes, autos, etcétera. Según algunos pobladores, ese fue uno de los aspectos
que descuidó el ejército, ya que hubieran preferido que la ayuda se extendiera a la
limpieza. La basura, además de contener cacharros viejos, tenía objetos que sí
servían antes del desastre y que después estaban tan maltratados que resultaron
inutilizables.
Aunado a lo anterior, sólo se podía adquirir comida mediante la ayuda del
ejército mexicano. Las filas para ello eran interminables. El Ejército se encargó de
cocinar, distribuir comida y agua de consumo humano. Era la única forma de tener
alimento, ya que las tiendas de comestibles tenían poca mercancía apta para
ingerir73. Según lo relatado, el Ejército y la Secretaría de Marina se dedicaron a
limpiar todo el centro histórico, específicamente, los monumentos considerados
parte del patrimonio cultural de la ciudad.74. Se aproximaba la fecha de arribo
71 A pesar de que si había agua en las tuberías, ésta no podía utilizarse por estar sucia.72 Ésta no se redujo a las casas-habitación, también se hizo en los establecimientos comerciales, oficinas municipales, instituciones públicas como escuelas y Centro de Salud; así como también el Auditorio Netzahualcóyotl, la Casa de Cultura, la Casa Artesanal y edificaciones consideradas monumentos históricos (de entre ellos se encuentran el santuario de la virgen de la Candelaria y la iglesia de San Miguelito).73 Esto debido a los daños ocasionados por la inundación, los saqueos y las ratas que roían los alimentos.74 El Ejército Mexicano se puso a limpiar cada uno de los monumentos históricos, así como también, los lugares considerados recintos culturales y de arribo turístico como la Casa de Cultura, El Auditorio Netzahualcóyotl, la Casa Artesanal, etcétera.
64
turístico más importante, esta es, la celebración de la fiesta de la Candelaria del 2
de febrero. Además del encuentro anual de jaraneros y decimeros, en 2010 se
tuvo el compromiso de alcanzar el Record Ginnes del dulce de leche más grande
del mundo. A razón de ello, considero existió una urgencia de parte de varios
organismos del Estado por reparar edificios y limpiar todas las construcciones
dañadas en el centro histórico. Por ello es que el restablecimiento de los sitios en
donde tendrían lugar estas prácticas tuvo que hacerse lo más rápido posible. A
dos años de distancia, el actual alcalde de la ciudad, Hilario Villegas, sigue
reclamando fondos de la UNESCO para que se restauren las edificaciones dañadas
por las inundaciones de 2010, insiste en que el INAH mantenga la atención
necesaria al patrimonio cultural en Tlacotalpan.
Ahora bien, las acciones realizadas por los organismos estatales para la
normalización de la ciudad se dirigieron a:
1. Limpiar calles y avenidas principales
2. Dotar de apoyo en varios rubros:
Botes de pintura para las fachadas de las viviendas
Costales de cemento para la reconstrucción de algunas bardas y paredes
en casas-habitación
Cheques canjeables por enseres domésticos
Vales de limpieza
Ayuda monetaria para los comercios
“Regalos” de dinero en efectivo
Promesas para restablecer equipo de trabajo perdido
Los botes de pintura fueron otorgados por la Secretaría de Desarrollo Social
(SEDESOL). Fueron asignados en correspondencia con el número de medidores de
65
luz. Es decir, por cada medidor de luz se daba un bote de pintura75. Así, la pintura
donada a las personas damnificadas era para restablecer las fachadas de las
casas, exclusivamente las ubicadas en el centro histórico de la ciudad. En algunas
colonias a la orilla del río se puede observar ese apoyo. Sin embargo, conforme la
mirada se aleja del centro hacía la periferia es notable la falta de este
mantenimiento. Existió una exclusión de las colonias periféricas por no ser
consideradas parte del centro histórico. Así, los botes de pintura fueron objeto de
tensión entre el municipio y la gente. Existieron condiciones para que la ayuda
fuera entregada. En primer lugar, los dueños del medidor de luz tenían que estar
al corriente con sus pagos del servicio eléctrico. En segundo término, los
beneficiarios del material tuvieron que comprobar su presencia durante la
inundación, es decir, quienes hubieran experimentado personalmente los efectos
del fenómeno natural. La población que no se encontró durante la emergencia
habitando sus casas no fue vista como afectada. Existía una lista en la que las
personas tuvieron que anotarse para recibir el material. Paralelo a ello, hubo
quienes se alistaban varias veces y recibían el doble. Cuestión que fue detectada
y a veces detenida por los repartidores.
Cabe destacar que, para muchos vecinos del centro, pintar la fachada de
las casas de más de 4 m de altura requirió pagar mano de obra. Este costo no
estuvo contemplado por las autoridades que dieron el apoyo y la gente asumió el
gasto. Además, algunas personas decidieron vender el material a sus vecinos
para invertir en pintura de mejor calidad. Es importante destacar que las
autoridades municipales insistían constantemente en que se terminara de pintar
en el menor tiempo posible. Así, se destaca que tanto la población del centro
histórico como los de la periferia no estuvieron del todo conformes con esta ayuda.
Otra de las aportaciones que hizo el Estado, por medio de SECTUR y SEDESOL, fue
un cheque por la cantidad de 10000 pesos para gastar exclusivamente en
muebles domésticos y aparatos eléctricos. La mecánica para repartir el cheque fue
la misma que en la pintura. Las autoridades municipales regulaban este apoyo, sin
75 Oficialmente estos aparatos de la CFE son ubicados por casa-habitación. Sin embargo, hay casos en que una vivienda puede tener dos medidores por contar con un establecimiento comercial.
66
embargo, una parte de la población respondió ante este hecho esquivando la
vigilancia del municipio, anotándose dos veces en las listas.
Los regalos de dinero en efectivo fueron hechos por el gobernador en turno,
es decir, Fidel Herrera y gente de su equipo de trabajo. Cada vez que llegaba a
Tlacotalpan a inspeccionar en qué etapa iban las acciones de normalización, se
dedicaba a regalar dinero en efectivo, desde 100, 200 y hasta 500 pesos. También
asignó becas a jóvenes que exponían casos de abandono familiar, pocos recursos
económicos, etcétera. Para varios pobladores, este gesto era una “…actitud
humillante…” (Entrevista realizada a la sr. Andrea Olvera, abril 2011)76, ya que la
ayuda proporcionada así, pareció una limosna. Según ellos, los apoyos que daba
el gobernador tendrían que haber sido otorgados por medios adecuados, porque
finalmente, ese dinero y los víveres les correspondían como personas
damnificadas. Para otros la ayuda fue buena, porque “…nadie te regala dinero por
nada...” (Entrevista realizada a Jorge Gamboa, febrero 2012)77.
Paralelo a ello, los costales de cemento que otorgó la SEDESOL sólo
sirvieron para levantar algunas bardas. Para abril de 2011, las casas a orillas del
río que se derrumbaron estaban siendo reconstruidas con recursos de la gente. En
2012, varios hogares están siendo derrumbados para realizar el proyecto de
modernización de la ribera. El dinero en especie para establecimientos
comerciales se entregó a condición de que los pagos de impuestos estuvieran al
corriente, y sólo se otorgaron a algunos negocios. Hubo casos en que pequeños
empresarios, específicamente dueños de hoteles, no recibieron ninguna ayuda.
Las despensas de comida fueron repartidas a toda la población, sin embargo, no
estuvieron de acuerdo con los alimentos que proporcionaban, ya que no
correspondía con la alimentación en sus hogares. Hubo atención inmediata a
todos los ranchos limítrofes del municipio, a donde tenían que trasladarse los
funcionarios atravesando la ciudad en lanchas desde muy tempranas horas.
76 La sra. Andrea Olvera es habitante de la colonia centro histórico, tiene 45 años y es ama de casa.77 Jorge Gamboa es habitante de la colonia del gas, tiene 23 años de edad y trabaja en distintos oficios; en el momento de la entrevista pintaba la casa de un vecino del centro histórico.
67
Según el director de obras públicas, después de la inundación llegó recurso
de La Secretaría de Turismo, CODAPEP, SEDESOL y FONDO NACIONAL PARA LA
CULTURA Y LAS ARTES (FONCA). Además, la ciudad de Tlacotalpan fue declarada
zona de desastre y por ello, los recursos del FONDO NACIONAL PARA DESASTRES
NATURALES (FONDEN) dictaminó que era merecedora del recurso federal.78
78 Para abril de 2011, según el arquitecto Sánchez, este recurso iba a ser entregado en los próximos meses del año, después de haber cumplido con las reglas de operación establecidas, sin embargo, en enero-febrero de 2012 ningún funcionario entrevistado sabía sobre ese recurso.
68
2.3 Dos inundaciones distintas voces
Este es tan sólo una forma de exponer las cosas. Desde mi juicio, las
etapas aquí descritas corresponden con el tratamiento que el Estado otorgó a las
inundaciones. Desde el primer momento en que se ubica el peligro de inundación
se tomaron medidas. Sin embargo, en este relato falta algo importante, la voz de
quienes vivieron el desastre de agosto y septiembre de 2010. Considero que lo
sucedido no puede entenderse de manera esquemática. En primer lugar, no es
posible pensar en una sola historia sobre lo ocurrido, ya que no hay una forma
particular de vivir el desastre dentro de una localidad. Desde mi punto de vista, en
el caso que me compete, eso dependió de las condiciones de vida de los actores,
estas son, edad, sexo, experiencia anterior en otras inundaciones, empleo, la
ubicación de su vivienda, redes sociales fuera de la ciudad, etcétera. Es así como
el relato unívoco de la emergencia no existe. En segundo lugar, no es mi intención
dejar de lado las contradicciones que implicó la experiencia. En los relatos se
podrán observar encuentros y desencuentros entre los propios actores y frente al
gobierno local. Aquí, se vieron expuestos discursos, estereotipos, dinámicas
sociales, e intereses bien delineados en un momento de crisis, tanto desde el
aparato de poder como por parte de la población.
Aunado a lo anterior, con base en el trabajo etnográfico, es factible
cuestionar los estudios sobre los desastres que no voltean la mirada a la
experiencia de los actores. En este sentido, cuantificar o cualificar los daños en
cierto nivel implica dirigir y poder controlar la emergencia, sin embargo, sólo es
una forma de ordenar una pequeña parte del deterioro. En este momento sólo
puedo mencionar que, si nos agarramos totalmente a cualquier esquema que
analice este tipo de emergencias, sin profundizar en lo que experimentó la gente,
caeremos en la reducción de la memoria colectiva a historias de tragedia
ocasional; además que cometeremos el mismo error que realiza el Estado, este
es, aplicar formas de administración de desastres sin conocer y respetar
69
necesidades prioritarias desde el punto de vista de la población. Las personas no
son sujetos vulnerables sólo por una situación de emergencia. En este sentido, la
experiencia de la localidad frente a las inundaciones en Tlacotalpan, pueden
mostrar la forma en que la gente es doblemente vulnerable.
De esta manera, las narrativas no dejan de lado los momentos de
frustración, desconsuelo e ira, así como también, los instantes donde se tomaron
decisiones, asumieron posturas con base en formas de experiencia y maneras de
pensar distintas. ¿Quién escucha sobre el daño que sufrieron las personas, es
decir, el que vivieron día a día mientras esperaban a que bajara el agua de nivel o
durante la limpieza de los hogares? Hablar de desastres sin profundizar en esta
experiencia significa reducir el entendimiento de estos fenómenos, -sin contar con
la subordinación de la gente frente al investigador-. Por tal motivo, a continuación
pretendo exponer la voz de los actores, sus impresiones y la forma en que logré
entender cómo han sorteado los daños de agosto y septiembre ocurridos en la
Perla del Papaloapan79.
79 Así se le denomina coloquialmente a la ciudad de Tlacotalpan en escritos literarios, sones, décimas, etcétera.
70
2.3.1 Aquí hubo mucha ayuda…
Los relatos que a continuación presentó intentan exponer cómo vivieron las
personas de forma individual y colectiva el desastre de 2010. Muestro cómo,
desde su contexto específico, experimentaron este fenómeno. La exposición
estará dividida en dos partes, la primera intenta resaltar la opinión que tiene la
gente sobre la labor de las autoridades estatales y municipales, principalmente. La
segunda focaliza su atención en la forma en que se tejió la experiencia de la
población, con base en la dinámica de la ciudad y frente a las acciones
emprendidas por el Estado.
Según Cecilia Mayo Martínez, por la gravedad de las cosas hubo una
reunión donde estuvieron Protección Civil, La Secretaría de Marina, el Ejército y
Capitanía de Puerto en Tlacotalpan para realizar el plan de emergencia. Se acordó
que CONAGUA daría la señal de alerta a la población. Ella y su equipo de trabajo
estuvieron a cargo de medir el nivel del río Papaloapan diariamente y cada hora.
Desde el 21 de julio el agua fue subiendo hasta llegar casi a los 3 m en
septiembre. El 28 de agosto de 2010 fue la primera inundación, el agua subió a
2.75 m, rebasando el nivel crítico. Según ella, las primeras colonias que se
inundaron fueron la del Gas, las rancherías, colonias populares a la orilla del río y
hasta el último la colonia Los Cocos por estar en la parte alta. Cecilia mencionó
insistentemente sobre que la gente fue muy desidiosa para salir en la primera
inundación. El gobierno les advirtió que se iba a inundar y no hicieron caso. Ella
escuchó que decían “…qué nos vamos a inundar, están locos…”.Ya después el
ejército no se daba abasto por tanta gente que quería salir. (Entrevista realizada a
la sra. Cecilia Mayo Martínez, enero, 2012)
Para ella, la Secretaría de Marina estuvo al pendiente todo el tiempo por
teléfono de la situación en Tlacotalpan. Recuerda mucho la inundación del año
1969 porque tenía 10 años de edad, dice que ahí si hubo disentería, diarreas y las
cosas estuvieron peores, debido a que el gobierno no ayudó para nada. Al
contrario con lo que pasó en 2010, “…el Lic. Fidel Herrera gobernador en turno
demostró que Tlacotalpan no había desaparecido…” (Entrevista realizada a
71
Cecilia Mayo Martínez, enero 2012) En este caso, los saberes acumulados de
Cecilia sobre las inundaciones le sirven para explicar la eficacia de la labor de la
Secretaría de Marina y Ejército Mexicano en la actualidad. Su experiencia en la
inundación de 2010 está enraizada en los sucesos del pasado. (v. Necoechea,
Pozzi, et. al, 2008: 306) Para reforzar este hecho distingue la participación de la
Capitanía en la emergencia; en esas instalaciones hubo 5 familias refugiadas
durante la primer entrada de agua.
En el mismo tono se ubica la experiencia de la sra. Margarita Herrera80,
directora de la Casa de Cultura de la ciudad. Para ella la participación del Ejército
y la Marina fue ejemplar. Me dijo que sin el apoyo de las autoridades no se hubiera
podido hacer nada. Su relato estuvo bien fijado en cómo el gobierno ayudó
eficazmente a la población. La figura de Fidel Herrera fue una constante es su
narración. De la misma forma que en el relato de Sonia Romero81, funcionaria del
municipio, quien menciona que no le importan los rumores que se generaron
alrededor del ex gobernador, como por ejemplo si le dio la puerta abierta al crimen
organizado en Veracruz, lo que valora es que si ayudó a la gente. Prueba de ello
es el apoyo de diferentes instituciones del gobierno desde el primer momento de
inundación y tiempo después. La directora de la Casa de Cultura concuerda con la
necesidad de agradecimiento que inspira el ex funcionario. De hecho, cuando tuvo
oportunidad de decirlo personalmente a Fidel Herrera lo hizo, regalándole una
décima compuesta por ella, la cual hizo el favor de trascribir en mi cuaderno de
campo82.
80 La sra. Margarita Herrera, tiene 50 años de edad y es directora de la Casa de Cultura Agustín Lara.81 La sra. Sonia Romero, habita en la colonia Venustiano Carranza, tiene 55 años de edad y es funcionaria del municipio.82 “Salieron a retozar contentos por la llanura y a la Casa de Cultura. Todos vinieron a dar y aunque causó malestar el gran encuentro de ríos, ahora es todo un desafío poder reparar la duela, pero mucho nos consuela que contemos con el tío. Lo digo con alegría, pues es más firme que un riel, es nuestro amigo Fidel, en él mi pueblo confía, pues con singular porfía, en la mera contingencia nos demostró su querencia, siempre vino a visitarnos, a resguardar a auxiliarnos, nos tiene mucha paciencia. Por eso a Dios yo le ruego que lo premie con grandeza y su singular nobleza conozca México, luego su ser vivo como el fuego merece la presidencia. Él ya demostró su ciencia mejorando nuestro estado, el país a su cuidado alcanzará la excelencia. Ya nuestro amigo cumplió y lo hizo con soltura, a la Casa de Cultura toda la ayuda llegó, su palabra aquí rindió, la duela está reparada, también domos y fachada quedaron resplandecientes, que contenta está mi gente, tiene el alma restaurada.” (Herrera Margarita, “Inundación 2010”, 2011)
72
Como lo mencioné en líneas anteriores, el gobierno federal, estatal y
municipal dotó de ayuda desde el comienzo de la contingencia del 28 de agosto
de 2010. Pusieron en marcha un plan de emergencia que incluía las llamadas de
alerta y evacuación, un muro de contención hecho por costales de arena, con la
finalidad de retrasar la inminente entrada de agua.
Imagen 8: Muelle de Tlacotalpan, Capitanía de Puerto, 28 de agosto de 2010
Durante la evacuación la gente sintió el respaldo de la Secretaría de Marina
y Ejército Mexicano. Cuenta la sra. Elvira Muñoz Malpica, la cual residía en ese
momento en la colonia llamada INFONAVIT83, que su casa se inundó junto con la
colonia de los Cocos desde la primera inundación, porque su vivienda es de un
solo piso. Por la noche y con todo a obscuras por el corte de servicios, se fue a
refugiar en la Escuela Primaria Cuauhtémoc con su madre enferma de
hipertensión. Para ella, el traslado fue muy dramático porque no se veía por dónde
ir, “…unos soldados me ayudaron a sacar a mi mamá en lancha”. (Entrevista
realizada a la sra. Elvira Muñoz, febrero de 2012) Ella lo cuenta con algunos
sollozos y me dice que en el transcurso de la evacuación se la pasaron llorando su
madre, hija y ella. Elvira me dice no haber tenido otra opción por las condiciones
de salud de su madre, le daba miedo que si quedaba no hubiera podido sacarla
83 INSTITUTO DEL FONDO NACIONAL DE LA VIVIENDA PARA LOS TRABAJADORES (INFONAVIT)
73
ella sola. La Secretaría de Marina llevó a mucha gente como Elvira al puerto de
Veracruz y al municipio de Alvarado desde la primera evacuación.
Imagen 9: Cortesía de El Universal.mx, 06 de septiembre, 2010, consultado en internet el 16 mayo de 2011
De hecho, resalta el apoyo recibido en los albergues del puerto. Ahí, sufrió
la falta de alimentos, agua, ropa, etcétera. Pero, dice entender tal situación, ya que
fue mucho el tiempo que estuvieron ahí los damnificados. “Era lógico que se
acabara la comida”. (Entrevista realizada a la sra. Elvira Muñoz, febrero de 2012)
Los servicios médicos fueron excelentes, a su madre no le faltó nunca medicinas
ni visitas médicas. Cuando se acabaron los víveres en el Wall Trade Center del
puerto, se dirigieron al Club de Leones por ropa y zapatos. Cabe destacar que la
labor de la Secretaría de Marina no se restringió a la labor de rescate, también
abarcó la labor de limpieza del centro histórico y sus principales recintos. Cuando
la gente regresó a sus hogares después de la primera inundación el Ejército y la
Marina estuvieron a cargo de preparar comida y distribuirlas junto con el agua de
consumo humano. (Entrevista realizada a la sra. Elvira Muñoz, febrero de 2012)
Lo mismo pasó con la segunda entrada de agua. Desde la bitácora de
Capitanía de Puerto, la segunda inundación se suscitó el 11 de septiembre,
llegando el agua a los 3.19 m. A todos los tomó por sorpresa porque nadie creía
que la ciudad se fuera a inundar doble vez. De nuevo se evacuó a la población
que había regresado de los albergues. Se les dotó de despensas, de medicinas,
74
etcétera. Según la sra. Cecilia Mayo, la Armada de México y el Centro Médico de
Tlacotalpan actuaron prontamente en todo sentido. Cabe destacar que la
Secretaría de Marina trasladó a los afectados que habían regresado a Tlacotalpan
en un barco hasta el puerto de Veracruz.
Desde ese lugar las cosas parecían controladas por las acciones de Fidel
Herrera. Nelly Sánchez Lara84, me relató que para la segunda inundación, todo el
puerto estaba pendiente de la televisión; era el medio por el cual las personas se
enteraban de lo que pasaba en los lugares de origen. Cuando entró por primera
vez el agua a Tlacotalpan, la gente en el puerto no creía que fuera real el
pronóstico visto en la televisión.85 Según Nelly, las cosas cambiaron cuando Fidel
Herrera dijo en las noticias que Tlacotalpan tenía que evacuar en 24 horas porque
iba a desaparecer. La gente se preocupó por el destino de sus lugares de origen.
Para ella, las imágenes y los discursos del ex gobernador fueron la única
información que tenía del evento, porque a la semana de la primera inundación en
Tlacotalpan, por el mes de agosto, cortaron las líneas de comunicación que tenía
con sus padres. Ni por las redes sociales se podía, eran pocos los que tuvieron
ese acceso cuando todavía no cortaban la luz, teléfono e internet. Desde su punto
de vista, la incredulidad de la gente en una segunda inundación propició que no
levantaran sus cosas de nuevo y evacuaran prontamente. “El gobierno se los
advirtió…” (Entrevista realizada a Nelly Sánchez, febrero 2012)
De regreso a la ciudad la gente se puso a limpiar de lodo sus casas. Dicha
labor será expuesta más adelante. Lo que deseo mostrar aquí es una parte de las
consideraciones que tiene la gente sobre la labor de las autoridades en el
desastre.
84 Nelly Sánchez Lara es habitante de la colonia centro histórico, tiene 30 años de edad y estudia derecho en la ciudad de Veracruz, pero es oriunda de Tlacotalpan; en el momento de la entrevista se encontraba ahí de vacaciones.85Al respecto dijo que, un compañero de su trabajo oriundo de Paso del Toro, Ver. un día llegó al trabajo angustiadísimo porque por la noche se inundó su casa en aquélla localidad y sus padres perdieron todo. Nelly comenta que se burló de su compañero porque todos apostaban que no iba a pasar nada y si sucedió. A la semana le tocó a Nelly, se dio cuenta de que Tlacotalpan se había inundado y sus compañeros hicieron mofa de ello. (Entrevista realizada a Nelly Sánchez Lara, febrero 2012)
75
La sra. Cecilia Mayo cuenta que en el mes de octubre regresó la mayoría
de la gente de los albergues a Tlacotalpan. Hubo centros de acopio en la Casa de
Cultura y el Centro de Salud. Fidel Herrera se movió prontamente para restablecer
las cosas, ya que dio instrucciones para recoger la basura, otorgó dinero a los que
no podían limpiar sus viviendas con recursos propios, a través de varias
dependencias repartió colchones, etcétera. Pero la prioridad fue la limpieza y para
ello se utilizó mucha cal y cloro para lavar. El gobernador demostró que
Tlacotalpan no había desaparecido del mapa, como se estuvo diciendo en las
noticias por esos días. (Entrevista realizada a Cecilia Mayo, enero de 2012).
Cecilia vio las cosas tan dañadas que para explicármelas tuvo que hacer una
analogía entre lo que pasó en Tlacotalpan y lo que vio sobre el hundimiento del
Titanic en la película del director James Camerón. Y expresamente me dijo “…
haga de cuenta que se veía todo como en la película esa del Titanic. Me comentó
además que como empleada del gobierno se les dio un préstamo de 30000 pesos
para que repusieran sus cosas materiales. (Entrevista realizada a Cecilia Mayo,
enero 2012)
De la misma forma, Omar Morales, dice haber vivido la inundación
repartiendo la ayuda que el gobierno local destinó a las rancherías. Recorrió casi
todas para repartir las despensas de comida, agua, ropa, colchones, etcétera. Son
aproximadamente 40 rancherías a las que dotaron de ayuda. De entre ellas me
mencionó las siguientes: Anacaste, Hacienda Vieja, Palo de Alto (con
aproximadamente seis casas) Casa Vieja, etcétera. Omar me mencionó la
participación de los medios de comunicación como Televisa y Televisión Azteca-
Veracruz, pues no sólo los mantuvieron informados, sino que además donaron
agua embotellada, comida, etcétera. Además, según él, la labor del Partido
Revolucionario Institucional, al que pertenece el alcalde en turno Hilario Villegas,
fue encomiable en las inundaciones. Pero, no sólo los funcionarios mencionan la
labor del Estado a nivel municipal, la gente que vivió la emergencia respalda dicha
información. Para Anabel Lara, “…Fidel ha hecho negocios… ha dado mucho a la
ciudad, los ciudadanos lo apoyan porque él les ha dado.” (Entrevista realizada a la
sra. Anabel Lara, enero de 2012)
76
Jorge Gamboa, fue una de las personas que recibió dinero personalmente
de Fidel Herrera. Para Jorge el gobierno si ayuda, debido a que el ex gobernador
repartió dinero y despensas bastantes veces después de la segunda inundación
(Entrevista realizada a Jorge Gamboa, febrero, 2012). Jorge, constata la forma en
que el gobierno local distribuyó víveres a los ranchos lejanos, debido a que la
gente estaba incomunicada y no podía acceder a las despensas. De hecho, él y
otros amigos se dedicaron a ayudar a los que repartían despensas en las
rancherías. Me dijo que diario hacían esa labor corriendo riesgos, pues estaba
peligroso pasar en lancha por el nivel del agua, “…llegaba arriba del pecho,
además de que había mucha corriente” (Entrevista realizada a Jorge Gamboa,
febrero 2012). La sra. Margarita Herrera, recalca que si hubo apoyo desde el
primer momento de inundación, hasta después de ello. Según ella las despensas
duraron seis meses en entregarse. A diferencia de las otras personas que dice
que fueron tres.
Esta parte de la situación no puede negarse, en opinión de la población el
gobernador en turno y su equipo de trabajo, así como órganos estatales y
federales como CONAGUA, la Secretaría de Marina, Ejército Mexicano
respectivamente, tuvieron una participación importante. En su propia
consideración la evacuación, los víveres y la limpieza fue apoyo inmediato del
Estado. Sin embargo, la referencia más notable en todos los relatos y en cada una
de las secuencias cronológicas en que la gente va narrando su historia, es la
figura del ex gobernador del estado de Veracruz, Fidel Herrera.
En relación a lo anterior, la gente que me apoyó con sus testimonios, da a
conocer las vicisitudes o los detalles sobresalientes ocurridos a ellos y al grupo
familiar. Casi siempre mencionan a los padres, hijos, amigos, vecinos, los cuales
constituyen colectivos sociales significativos por ser redes de apoyo, contener
vínculos afectivos, etcétera. (v. Necoechea, Pozzi, et. al, 2008: 308) Sin embargo,
un personaje que aparece en cada una de las narraciones es la del ex funcionario.
Desde mi juicio, las inundaciones y la experiencia del desastre logran delinear una
identificación entre la ciudad de Tlacotalpan y aquel personaje de la política, -cabe
77
destacar que antes de las inundaciones ya existía un vínculo con él-. Las personas
han construido relatos diversos sobre el origen de tal relación. Al respecto, la
gente dice que Fidel fue adoptado por la familia Herrera, la cual es oriunda de
Tlacotalpan. En ese lugar transcurrieron su niñez y adolescencia. Cuando se fue
de la ciudad para seguir estudiando, dejó recuerdos hermosos sobre el pueblo y la
familia adoptiva. Una modificación al relato maneja que el ex gobernador tiene
familia en Tlacotalpan; ellos son unos tíos que lo criaron cuando quedó huérfano
de pequeño. Por tal motivo siempre está agradecido con la ciudad.
Así, considero que el desastre refuerza el vínculo existente, pero además,
evidenció dos caras de la misma moneda. La primera es resumida con el
testimonio de la sra. Andrea Olvera,
…Fidel ha hecho negocios -incluidos dejar entrar al narcotráfico al estado- y ha dado mucho a la ciudad… Pero…es un interés mutuo. La gente se interesa por Fidel y él por la gente, pero es un interés económico. Él consiente a Tlaco porque aquí lavó dinero y la gente le tapó sus negocios turbios. (Entrevista realizada a Andrea Olvera, febrero de 2012).
Considero que es el interés económico mutuo una de las caras de la
relación entre Fidel y la población del municipio. Antes de continuar es menester
aclarar que, en esta investigación no me compete sugerir qué clase de vínculo
existe entre la población tlapacolteña y Fidel Herrera, además, no es mi objetivo
saber si los relatos al respecto son verídicos; son las personas involucradas las
que saben muy bien cómo mueven y utilizan esa relación. Lo que si es importante
señalar es que ésta se encuentra cargada de sentido. Por tal motivo, la segunda
cara de la moneda es de orden simbólico -cuestión en la que profundizaré más
adelante-. De esta forma, doy paso a la mención de varios elementos que
conformaron la experiencia del desastre en Tlacotalpan.
2.3.2 Si ayudaron pero…
78
Anteriormente, intenté exponer de qué forma observaron algunas personas
la labor del Estado, frente a los daños causados por los efectos de los huracanes
Andrew y Mathew. Los impactos en la ciudad fueron muchos, pero, para poder
reconstruir lo perdido hubo que realizar una labor inicial, esta fue, la limpieza de
absolutamente todo; las calles, avenidas y viviendas estaban obstruidas por el
lodo, animales muertos y otros desechos. Este trabajo lo realizó toda la población
y es un elemento que permitió al actor situarse en un colectivo simbólico, debido a
que expresa la forma en que se piensa a sí mismo, identifica con los suyos y se
distingue socialmente de los otros, tanto al interior de la ciudad como al exterior.
Para la sra. Andrea Olvera, es importante resaltar que se levantaron del
desastre en tres meses, ya que eso los enorgullece mucho, además, los distingue
de otros lugares. Por ejemplo, para ella Tlacotalpan es un lugar muy limpio, es
bello en comparación con otros municipios como Alvarado, en donde la traza de
las casas no es igual o pareja, porque se encuentran viviendas chicas y grandes
una junto a la otra. Se ve todo de color gris, debido a que las casas no están
pintadas de colores como en su ciudad. La gente en Tlacotalpan es limpia todo el
tiempo, no tira basura.86 “Alvarado no es como aquí,87 en donde el caserío tiene
uniformidad y hay una separación entre las casas del centro y las demás.
Tlacotalpan es muy limpia aunque no haya dinero para comer…” (Entrevista
realizada a la sra. Andrea Olvera, febrero 2012). Y me puso el ejemplo de una
vecina suya que tiene una casa que abarca una esquina completa. La señora se
gasta todo su dinero en pintar la fachada, en mantener limpio el corredor, etcétera.
“…Dice que no tiene dinero y que hasta miedo tiene de que los delincuentes vayan
a creer que es rica y la vayan a secuestrar.” (Entrevista realizada a la sra. Andrea
Olvera, febrero 2012). Paralelo a esto, doña Andrea destaca que, al interior de la
ciudad existen los de abajo y los de arriba. Esta es una forma de catalogar a las
86 Cabe destacar que el camión de la basura pasa dos veces o hasta tres veces por semana en Tlacotalpan y que en cada esquina de las calles en el centro histórico hay un bote de basura. 87 Omar Morales me comentó que siempre ha habido una rivalidad entre los dos municipios, cuestión que se observa durante la Fiesta de la Candelaria en la carrera de veleros, la famosa regata. Alvarado siempre es el pueblo que reta a Tlacotalpan en esa competencia. Me dijo que ha habido violencia física entre la gente durante la Fiesta anual de Alvarado. (Entrevista realizada a Omar Morales, enero de 2012)
79
colonias del municipio, las que no se ubican en el centro histórico pertenecen
abajo y las del centro son consideradas de arriba.
Por su parte, Nelly Sánchez considera que la ciudad se levantó tan pronto,
que se destaca de los demás pueblos inundados en el estado. Las cosas que lo
diferencian de los otros son su cercanía con el río Papaloapan, la limpieza de la
gente y ser una ciudad patrimonio cultural. Para ella, los municipios de Alvarado,
Cosamaloapan, Carlos A. Carrillo no tienen esas características y por eso están
muy sucios. La población en su ciudad es diferente, por ejemplo, Nelly asegura
que su madre limpió y pintó su casa mucho tiempo antes de que las autoridades
locales dotaran de pintura a las colonias del centro. Según Anabel, su prima, esta
situación se logró porque “…a la gente de Tlaco si le gusta vivir bien, trabajamos
mucho para ello y no vas a estar esperando a que el gobierno te de como en otros
lugares.” (Entrevista realizada a la sra. Anabel Lara, abril 2012). Para Nelly si hay
desigualdad al interior de Tlacotalpan, entre los que viven en el centro y los que
no, pero afirma que así son las cosas. (Entrevista realizada a Nelly Sánchez, abril
2012). Estos comentarios están muy presentes en varios relatos, resaltan que el
municipio no se deja, se levanta, no necesita del gobierno para estar limpio,
etcétera.
Para Nelly Sánchez las inundaciones, junto con los daños que dejan,
conforman una situación que nunca se va a acabar, “…siempre va haber
inundaciones porque Tlacotalpan es una isla… además…es tan bello que un
defecto tenía que tener”. (Entrevista realizada a Nelly Sánchez, febrero de 2012).
En el mismo tono se ubica la opinión de la sra. Cecilia Mayo, para ella queda bien
claro que la ciudad se levantó, prueba de esto es el contraste entre lo que fue en
la inundación y lo que es ahora88. Al preguntar sobre cuál es la razón de que
Tlacotalpan se haya restablecido en tres meses, respondió diciendo que,
…en la ciudad la gente es muy buena, dicharachera, solidaria y es catalogada así en todo el mundo, esto genera que los quieran y deseen ayudar sus vecinos. El gobierno te ayuda
88 Recuerdo al lector que, las entrevistas realizadas el presente año tienen como marco la celebración de la Fiesta de la Candelaria 2012, por tal motivo la sra. Cecilia se refiere a las condiciones en que se encontraba la ciudad para la fiesta.
80
pero tampoco quieras que todo te de. (Entrevista realizada a la sra. Cecilia Mayo, enero de 2012).
Imagen 10: Recorrido de la Escuela Primaria Miguel Z. Cházaro, Emma Ruíz, 31 de enero de 2012
En este sentido, Omar Morales, no sólo señala la iniciativa de la gente para
reparar los daños, sino que además, exaltó la labor del PRI durante la emergencia
y después de ella. Omar cuenta que desde la primera inundación fue evacuado
hacia Alvarado junto con sus padres y esposa, pero se regresó para ver en qué
ayudaba como funcionario. Como director de la biblioteca sacó algunas cosas de
ahí, pero se perdieron 15 computadoras y la mayoría de los libros. Omar señaló
que la gente en Tlacotalpan “…nunca nos vamos abajo, siempre salimos adelante
a pesar de los problemas, si otros lugares no se restablecieron prontamente es
porque esperan que el gobierno les de todo sin que ellos hagan nada”. (Entrevista
realizada a Omar Morales, enero de 2012).
En el mismo sentido se encuentra la opinión de la sra. Margarita Herrera.
Aunque reconoce que la participación del Ejército y la Marina fue ejemplar,
recuerda que la frustración y coraje que sintió, cuando las cosas de la Casa de
Cultura se destruyeron,89 sólo se calman con una fuerza distinta. “Es desesperante
89 De entre ellas se encuentran tres pianos y la duela del salón de zapateado. Uno de los pianos pertenecía al compositor oriundo del lugar, Agustín Lara.
81
ver la destrucción sin poder hacer nada. Pero la fe consuela mucho y la fuerza
espiritual también; los tlapalcolteños la tienen, por eso se levantaron tan pronto.”
(Entrevista realizada a la sra. Margarita Herrera, enero de 2012).
Desde mi juicio, parte de la población de Tlacotalpan maneja un sentido de
identidad90 y orgullo sobre su pertenencia a la ciudad. Esta característica atravesó
sus historias sobre las inundaciones, el restablecimiento de daños, así como la
labor de limpieza. Considero que, los valores como el orden, la pulcritud, apoyo
mutuo y fuerza espiritual son características que los tlapacolteños reclaman como
propias. Aquéllos valores se mezclan con el significado que la gente otorga a la
música y al arte en general producido en el municipio. Son elementos que
configuran el eje bajo el cual construyeron las narraciones. Y como muestra
presento el siguiente testimonio:
90 “Identidad sociocultural: Es aquel aspecto de la conciencia individual de sí mismo, que surge del reconocimiento de la pertenencia de un sujeto a su comunidad o grupo social, y que dimensiones emotivas axiológicas (valores). La identidad cultural es un proceso común a todos los seres humanos y transcurre en cualquier época histórica o zona geográfica. Forma parte de la conciencia del yo, de la conciencia de pertenencia a una colectividad, de la diferencia específica con otros con otros, y está ligada a espacios ideológicos. La identidad es un laberinto, una complejidad de ámbitos distintos, no es posible establecer una definición cerrada, sino intentar acercársele a través de diversos aspectos que la convierten en un “collage cultural” (un resultado de la cultura). La identidad está vinculada a la alteridad, puesto que el “yo” se manifiesta con la existencia del “otro”. A partir de esta toma de conciencia aceptamos o nos preguntamos ¿quién soy yo?, ¿quién es el otro? Este otro presenta límites de lo que no se es y al mismo tiempo conexiones con aquello que es similar, porque la diversidad también es un factor preponderante en lo que se refiere a identidad, demostrando los rasgos distintivos culturales y, en ocasiones, idealizándolos. La identidad, también hace referencia a la historia de un grupo específico, convirtiendo ciertos sucesos de esa sucesión temporal en algo perenne, que agrupa a los miembros de esos pueblos y naciones bajo diversas formas cívicas. Inserta al yo del sujeto en la cultura, ya que es producto tanto del mito como de la vida comunitaria. Este rasgo mítico se expresa en la fusión de lo geográfico con lo histórico –unión del espacio u el tiempo- y que en vuelve al yo individual. Además, la identidad posee una dimensión trascendente/sagrada. Se percibe una esfera religiosa, fundiendo las diferencias de los individuos en la identificación con lo divino, con lo que puede ser, con el deseo de alcanzar una totalidad más metafísica. La identidad no se define por una sola característica, de forma aislada, sino que se compone de todas las nombradas, sincrónicamente, de ahí su carácter de totalidad. Por otro lado, el rito –en cuanto visión, sensación, palabra, movimiento, objetos, cuerpos y representación de acción participa en la construcción de la identidad porque tiene por fin reafirmar una constancia de la existencia humana frente a lo desconcertante de la vida. Así, el rito surge en la contemplación del yo y del otro, en la conciencia de la alteridad. Pero esta última puede referirse al encuentro con un mundo Otro, el de la muerte. En tal situación, el rito, ostentando toda la creatividad humana por medio de tus diferentes expresiones, traspasa ficticiamente los límites humanos e ingresa al mundo Otro, experimentando un encuentro transmundano de alteridad (algunas veces con la muerte, el gran otro). Y esto tiene mucha relación con la dimensión trascendente y sagrada, que posee la identidad al proponer que, en la muerte, ese yo se funde y equipara al otro divino, alcanzando la totalidad…” (Campo, A. Lorena, 2008: 95-95)
82
Cuando la gente entregaba las despensas a los ranchos más alejados, se hacía el recorrido en lancha porque estaba todo inundado. En una de las lanchas iba tocando la jarana y declamando décimas un sonero muy famoso de Tlacotalpan, César Lara Corro91. El iba tocando mientras se entregaban las despensas. Se sentía mucha tristeza en las décimas, pero él tocó como demostrando que Tlacotalpan seguía de pie a pesar de todo. (Entrevista realizada a la sra. Anabel Lara, febrero de 2012).
Cada una de las características que los define, identifica y diferencia de los
demás municipios son utilizados para justificar el reparto de ayuda, así como el
restablecimiento en tres meses. Ahora bien, en líneas precedentes mencioné que
la relación con el ex gobernador tiene una parte simbólica. Esto es debido a que
para la gente el vínculo contiene un sentido, éste es, legitimar la pronta ayuda del
Ejército, justificar tres meses de dotación de despensas, así como el reparto de
dinero en efectivo en comparación con otras localidades de Veracruz. Aquí deseo
recordar que todo el estado sufrió severas inundaciones y muchos de sus
poblados no fueron atendidos de la misma forma que Tlacotalpan. No es algo que
las personas de esta ciudad desconozcan, sin embargo, la gente construyó su
propia experiencia a partir del contexto en el que está ubicada.
Ahora bien, otra forma de mostrar esos valores que la población define
como sus características, ha sido a través de las redes sociales virtuales. En la
página de facebook.com se encuentra un perfil denominado Simeón Cruz
González (Embajador solidario de Tlaco), el cual es utilizado como foro para
enaltecer la belleza, limpieza, orden, además de la solidaridad al interior del
municipio. También, aparecen comentarios resaltando el lugar y emitiendo
opiniones sobre la administración del gobierno local. El perfil tiene 469 fotografías
de la ciudad, 296 de ellas están dedicadas exclusivamente a exponer las
diferentes calles, atractivos turísticos, recintos religiosos, culturales, el río
Papaloapan, plazas públicas, el caserío y las fiestas, en la que destaca la Fiesta
de la Candelaria. Existe un álbum de fotos que se titula “Nuestra Historia de
Tlacotalpan, Veracruz”, en el cual se muestran imágenes de gente tocando la
jarana, bailando zapateado o fotos del compositor Agustín Lara; resaltan dos
cosas importantes, estas son, la Fiesta de la Candelaria y las inundaciones que
sufrió la ciudad en 2010. En relación a esto, la gente encargada del perfil se 91 César Lara Corro, es un artista del municipio. Es director de un grupo musical en Tlacotalpan llamando Estanzuela. Desgraciadamente no pude contactarme con él durante la investigación.
83
dedicó a subir fotos de las calles inundadas, la evacuación y la manera en que
poco a poco la ciudad presentaba menos nivel de agua. Pero no sólo eso,
ocuparon su tiempo en buscar fotos de inundaciones pasadas como las de 1950 ó
1957. Existen 158 fotografías sobre las diferentes inundaciones que ha tenido
Tlacotalpan a lo largo de su historia.
Retomando lo que postula Raad92, el perfil antes señalado es un espacio
que emerge con base en la búsqueda de sentido colectivo, movido por las
emociones se orienta a reivindicaciones, no de clases, sino postmaterialistas. Lo
importante es observar cómo expresa la forma en que la gente se piensa y se
siente como tlacotalpeña. Además, muestra todo su universo simbólico a través de
las imágenes. Y, lo más importante, aglutina las valoraciones que tiene parte de la
población sobre su ciudad, la fiesta, el río Papaloapan, la música, el baile, así
como también, la manera en que observa la labor del gobierno en relación a la
experiencia del desastre. (v. Raad, 2004: 52)
Afortunadamente, las personas que manejan el perfil me ofrecieron su
ayuda para la investigación y otorgaron su consentimiento para compartir las
siguientes imágenes.
Imagen 11: Simeón Cruz González (Embajador de Tlaco), 1950
92Raad [op. cit: 25]
84
Imagen 12: Simeón Cruz González (Embajador de Tlaco), 1950
Imagen 13: Simeón Cruz González (Embajador de Tlaco), 2010
De la misma forma en que las personas exaltan las características de la
población en Tlacotalpan, no puedo negar que explicitaron su satisfacción con el
reparto de ayuda que hizo el Estado. Sin embargo, la experiencia del desastre no
es tan plana, está llena de fisuras, baches y contradicciones. No toda la población
vive de la misma forma las condiciones que la hacen vulnerable frente a
fenómenos hidrometeorológicos, incluso dentro del municipio. Existe una
85
vulnerabilidad agravada que experimenta parte de la población. En el siguiente
apartado expongo dicha circunstancia.
2.3.3 Según el sapo es la pedrada
Considero que no se puede ocultar que las personas quedaron complacidas
con el apoyo otorgado desde los tres niveles de gobierno. Pero, tampoco puedo
dejar de mencionar que hubo exclusión y diferenciación social. La experiencia
humana está llena de contradicciones. Esta diferenciación se comenzó a notar
desde la inundación de agosto.
Al respecto la sra. Elvira Muñoz me dijo que, la casa que rentaba en la
colonia INFONAVIT se inundó junto con la colonia de los Cocos desde la primer
entrada de agua, porque las viviendas están muy bajitas, son de un solo piso. Por
tal motivo, se fue a refugiar a la Escuela Cuauhtémoc por la noche, a obscuras,
con su madre enferma de hipertensión. El traslado fue muy difícil porque no se
veía por dónde ir, unos soldados la ayudaron a sacar a su mamá en lancha. Doña
Elvira lo contó con algunos sollozos, además, me dijo que en el transcurso de la
evacuación se la pasaron llorando su madre, hija y ella. Dijo que una lancha de la
86
Marina trasladó a sus familia a Veracruz, porque no tuvo otra opción dadas las
condiciones de salud de su mamá, le daba miedo que si se quedaba, después no
hubiera podido sacarla sola. Durante el relato recalca mucho sobre su condición
de madre soltera y que sus decisiones tiene que tomarlas sin ayuda de nadie. Así,
junto a su hija mayor regresó después de ocho días de la primera inundación para
ver sus cosas y se tuvo que volver a ir porque ya venía la otra entrada de agua.
No pudo resguardar nada porque ya estaba inundada su casa hasta el techo.
(Entrevista realizada a la sra. Elvira Muñoz, febrero 2012).
En cambio, la mayoría de las personas habitantes en las colonias del centro
histórico, tuvieron oportunidad de resguardar sus cosas en la planta alta de sus
casas, quedarse a dormir en ahí y posteriormente, evacuar con la seguridad de
tener sus bienes protegidos. Como el sr. Ramiro Cortés93, quién dice haber subido
en la segunda planta de su vivienda todos sus objetos de valor antes de la primera
inundación. Además, vivió dos semanas ahí junto con su familia para asegurarse
de que no saquearan su hogar. Él si pudo conservar, aunque sucios, sus muebles
de madera de cedro porque los resguardó a tiempo. (Entrevista realizada a Ramiro
Cortés, febrero 2012). En cambio a la sra. Elvira le robaron su tanque de gas
porque no le dio tiempo de amarrarlo. Esto no quiere decir que las personas del
centro histórico no hayan perdido objetos de valor, simplemente, tuvieron
oportunidad de protegerlos.
Algunas casas de la ribera desaparecieron por completo, como la de Jorge
Gamboa. Su relato presenta otras diferencias en la experiencia del desastre. Para
él, CONAGUA no avisó a tiempo, las alarmas eran emitidas por radio y televisión,
pero Jorge no las vio ni las escuchó. Según su experiencia, la comisión anunció
que se iba a inundar cuando el agua ya estaba adentro de las viviendas. Además,
su casa desapareció totalmente del mapa porque fue arrasada por el río
desbordado, quedó inundada por completo. Jorge perdió todo, lavadora,
refrigerador, estufa, ropa, radio, etc., sólo se quedó con ropa que llevaba puesta.
Junto a su familia lo llevaron a un albergue ubicado en el municipio de Alvarado.
93 El sr. Ramiro Cortés vive en la colonia centro histórico, tiene 50 años de edad y es taxista del municipio.
87
Recuerdo al lector que, las colonias donde residían estos dos últimos
colaboradores se ubican en la periferia del centro histórico y tienen una diferencia
radical respecto a éste.
Imagen 14: Ribera de Tlacotalpan, Emma Ruíz, 2012
Imagen 15: Casas de INFONAVIT, Emma Ruíz, 2012
88
Imagen 16: mexicoenfotos.com, 2011
Las divergencias no se quedan solamente en la ubicación dentro del
municipio, construcción y fachadas de las casas, existen diferencias sociales
importantes, las cuales, fueron evidenciadas por las inundaciones, así como
también, por la experiencia del desastre.
Subir las cosas en la parte alta de las viviendas, o resguardarlas de una
forma u otra puede parecer el primer movimiento en estas circunstancias, pero,
mucha gente ni siquiera tuvo la oportunidad de hacerlo, como en el caso de la sra.
Elvira Muñoz y Jorge Gamboa. En cambio, las señoras Rosa Ríos, Andrea Olvera,
Sonia Romero y el sr. Ramiro Cortés tuvieron el tiempo suficiente para guardar
todo en la segunda planta de su casa en el centro histórico. Es innegable que ellos
también perdieron bienes, se les dañaron sus muebles y enseres domésticos, pero
viven en otra situación social y económica. Por ejemplo, la sra. Rosa Ríos dice
que “…hasta la fecha no termino de restaurar los muebles de cedro que tengo en
la sala de la casa.” (Entrevista realizada a la sra. Rosa Ríos, enero 2012). En
cambio la Sra. Elvira Muñoz apenas logró obtener, una semana antes de la
entrevista que mantuve con ella en febrero de 2012, el colchón para su hija mayor.
Ella no lo tenía porque en el reparto de ayuda sólo le dieron uno. A doña Elvira no
le alcanzó el dinero para comprar este mueble. Una vecina se lo obsequió porque
89
ya no le servía. La sra. Muñoz cuenta que su vecina estaba a punto de tirarlo a la
basura cuando le pidió de favor que se lo diera. (Entrevista realizada a la Sra.
Elvira Muñoz, febrero 2012). El testimonio de doña Elvira y Jorge nos muestran la
forma en que la gente de la periferia tuvo que sortear la emergencia en
comparación con otras colonias. Sus familias fueron evacuadas a los albergues,
no tenían redes en otros municipios de Tlacotalpan o viviendas fuera de la
localidad. Como si sucedió en el caso de la Sra. Sonia Romero quien se fue a
refugiar a la casa que tiene en Xalapa.
La estancia en los albergues fue difícil, aunque les dieran tres comidas al
día y servicio médico. Jorge, junto con otros damnificados, decidió ponerse a
trabajar de albañiles en Alvarado. Iban a solicitar empleo diciendo que eran
damnificados de Tlacotalpan y los dejaban laborar un día o dos. (Entrevista
realizada a Jorge Gamboa, febrero de 2012). Por su parte, la sra. Elvira no tuvo
queja sobre el trato en el albergue, sobre todo le resultó efectivo el servicio médico
para su madre enferma, pero, se acabó la comida del lugar y tuvo que pedir ropa,
zapatos, etc. en otros sitios de acopio. Mientras la población de Tlacotalpan
estaba evacuada, ella no pudo regresar a su casa para ver sus bienes o cuidar de
su hogar. A diferencia del sr. Ramiro Cortés que, junto con su cuñado y vecinos,
se trasladaban a su lugar de origen, sin que se diera cuenta la Marina94 a ver si
sus bienes seguían ahí. Para esquivar la vigilancia de los marinos y soldados
pagaban el viaje en una lancha, la cual rodeaba la localidad para entrar, el dueño
les cobrara 100 pesos ida y regreso. Este pago no podía ser costeado por muchas
gentes como Jorge y la sra. Elvira, es más, ellos ya no tenían cosas qué cuidar.
Cuando comenzó a bajar el agua, la gente regresaba a sus casas, pero no
toda la población pudo hacerlo porque en muchas zonas tardó más tiempo en
bajar de nivel, doña Elvira fue una de ellas. Esto implicó que tales personas no
recibieran el apoyo otorgado en la ciudad. Durante las labores de limpieza el
gobierno no dejó de repartir cloro, jabón en polvo, despensas, agua embotellada,
cobijas, colchones y alimentos preparados por el Ejército. Sin embargo, no todos
94 La Armada de México y el Ejército tenían acordonada la zona para que no pasara ningún civil.
90
obtuvieron el apoyo porque no se encontraban ahí. Al respecto, el municipio
impuso una regla excluyente, esta decía que, si no estuviste durante las
inundaciones no eres damnificado y acreedor a la ayuda. Dicha situación no me la
comentó doña Elvira, sino Nelly Sánchez. A sus padres les negaron parte del
apoyo por no estar ahí durante la inundación. Ellos evacuaron desde el primer
aviso que dio CONAGUA y no regresaron hasta que bajó completamente el nivel de
agua en su casa. Para ella, “…hubo una exageración en la ayuda y fue mal
repartida… se entregó mucho pero desigual.” (Entrevista realizada a Nelly
Sánchez, febrero de 2012).
El reparto de apoyo es un tema importante. La labor sobresaliente fue
limpiar todo Tlacotalpan, desde el más pequeño utensilio hasta las iglesias y
avenidas. El gobierno de Fidel Herrera dotó a varias personas con un bono de
limpieza porque no podían costear este servicio, sin embargo, de entre los
colaboradores de la investigación, el monto de dinero sólo lo obtuvo Julio César
Hesca95 y su familia. Julio vive en la colonia Venustiano Carranza, centro histórico.
Su madre es secretaria de un funcionario público en el municipio. (Entrevista
realizada a Julio César Hesca, febrero de 2012). Esto me da la pauta para
puntualizar un aspecto. No estoy diciendo que la gente del centro histórico no
haya sufrido pérdidas importantes de bienes, o que no padeció fuertemente las
inundaciones y sus impactos, sin embargo, tiene una ubicación social aventajada
en relación con la gente de la periferia. Esto no es algo nuevo, los cronistas del
siglo XIX ya se habían dado cuenta diciendo que, las familias acomodadas tienen
otros medios para liberarse y vivir con menos incomodidad las inundaciones. (v. N.
César, 1959: 20-21) Cuentan con otras alternativas para refugiarse, así como
también, costear gastos durante la estadía fuera de casa, etcétera.
En este sentido, la gente de la periferia no sólo vive la vulnerabilidad que la
ciudad de Tlacotalpan presenta, debido a que no se garantiza el acceso a la
seguridad social de su población y porque se han originado históricamente
condiciones específicas de vulnerabilidad, las cuales generan la manifestación del
95 Julio César Hesca habita en la colonia Venustiano Carranza, centro histórico, tiene 24 años de edad y trabaja con su amigo Jorge Gamboa en varios oficios.
91
desastre con la venida de un fenómeno natural. (v. Calderón, 2001: 81) Además
de esto, viven una vulnerabilidad96 agravada, dado que se intensifican aquéllas
condiciones, es decir, no pueden tener las mismas oportunidades para resguardar
a tiempo sus bienes, o para refugiarse en otras casas de su propiedad, tener
dinero ahorrado para solventar gastos durante su estancia en los albergues u
obtener la ayuda incluyéndolos de forma igualitaria.
Se parte de la premisa de que los efectos de la crisis ya se encuentran potencialmente presentes bajo aspectos específicos de una estructura social definida: en las maneras en que los grupos están constituidos y contectados en la estructura de parentesco, en los procesos de toma de decisiones institucionalizados, en el papel activo del sistema de creencias y del esquema de relaciones económicas y políticas que influyen en los comportamientos cotidianos de las personas. (Ligi, Gianluca: 2005: 72)
Algo que pareciera que puede repartirse de forma equitativa como unos
colchones, no fue hecho así. A la familia nuclear de la Sra. Andrea Olvera, la cual
se compone de tres personas, los marinos entregaron colchonetas, cobertores,
entre otras cosas en una cantidad mayor que a otra gente; es así como pudieron
regalar cobijas a varios integrantes de su familia extensa residentes en Tuxpan,
Veracruz. (Entrevista realizada a la Sra. Andrea Olvera, febrero 2012). En el caso
de la familia Muñoz, compuesta por cinco personas, los cobertores sólo fueron
otorgados uno a cada miembro.
Esta situación podría ser debatida argumentando que fueron casos
aislados, pero no es de esta forma. Desde mi juicio, el municipio de Tlacotalpan
enfocó sus esfuerzos en restablecer lo que constituye un lugar sobresaliente, este
es el centro histórico, debido a que deja más derrama económica que la periferia y
es considerado por la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad. No es
circunstancial que se hiciera todo lo posible por limpiar y acondicionar este
espacio, el centro tenía que estar listo porque se acercaba la llegada de la Fiesta
de la Candelaria 2011.
Una de las cosas que se otorgaron haciendo diferencias, así como
exclusiones, fueron los botes de pintura. Estos utensilios sólo se repartieron a la 96 El concepto de vulnerabilidad es un factor antes que nada sociocultural variable que caracteriza los sistemas sociales, políticas, económicas, ambientales que sirven para disminuir el riesgo, y acciones sociales, políticas, económicas, ambientales que apuntan hacia el aumento del riesgo mismo. (Ligi Gianluca, 2005:72)
92
gente habitante del caserío tradicional en el centro de la ciudad. Nadie más pudo
tener acceso a ese apoyo, ni siquiera la ribera, la cual es la primera imagen del
municipio de norte a sur. La sra. Anabel Lara comenta que se formó muchas horas
en el centro para que le dieran los galones de pintura. (Entrevista realizada a
Anabel Lara, abril de 2011). Si la gente de la periferia tiene pintada sus casas de
acuerdo a los colores del centro histórico, es porque ellos mismos compran la
pintura para hacerlo en víspera de la fiesta anual. La sra. Elvira Muñoz dice que
“…los botes de pintura sólo se los dan a los del centro, a los demás no, ser
patrimonio no nos sirve a nosotros…” (Entrevista realizada a la sra. Elvira Muñoz,
febrero de 2012).
Y continuando con las diferencias, Roberto Contreras me platicó que le
dieron costales de cemento para la construcción de la barda de su casa, la cual se
dañó por la fuerza del agua. Pero, él ha tenido que costear la mano de obra, las
varillas y demás materia prima para levantar sus paredes. (Entrevista realizada a
Roberto Contreras, abril 2011). A diferencia de Roberto, a Jorge Gamboa no le
dieron ninguna ayuda extra para reconstruir su casa, tampoco le facilitaron botes
de pintura, ni vales para la limpieza, etcétera. Respecto al vale por 10000 pesos
para enseres domésticos, los colaboradores me hicieron saber que se repartió a
todo Tlacotalpan, incluso a los ranchos más alejados. Sin embargo, sus
testimonios siguen evidenciando diferenciación social y exclusión.
A la sra. Andrea Olvera le dieron varios vales, por ejemplo, le otorgaron uno
para que restableciera su tienda de abarrotes, sólo tenía que comprobar el pago
de impuestos. Esta ayuda no se les dio a todos los comerciantes. La sra. Abigail
Gutiérrez97 me comentó que su hija, dueña de un pequeño hotel en el centro
histórico, no obtuvo ningún cheque para reparar su negocio. (Entrevista realizada
a la sra. Abigail Gutiérrez, febrero de 2012). En el caso de la sra. Rosa Ríos, como
empleada de gobierno le dieron un préstamo de 30000 pesos para que terminara
de restituir sus bienes materiales. (Entrevista realizada a la sra. Rosa Ríos, enero
2012). Los funcionarios públicos o empleados del municipio gozaron de ayuda que
97 La sra. Abigail Gutiérrez es oriunda de la Ciudad de México pero tiene veinte años viviendo en Tlacotalpan y tiene 81 años de edad.
93
no obtuvo otra gente. Dentro de la propia burocracia local, no es lo mismo ser
empleado del municipio que funcionario público en un nivel jerárquico alto, como lo
da a demostrar Omar Morales. Según su relato, a él no le otorgaron ningún vale, o
dinero en efectivo, sólo despensas. Omar considera que como empleado del
gobierno no le toca recibir nada. (Entrevista realizada a Omar Morales, febrero
2012). Esto contradice con el relato de doña Rosa, a quien si le dieron toda la
ayuda para adquirir el préstamo.
En el mismo caso se encuentran los maestros de la ciudad, su sindicato les
otorgó despensas más bastas que al resto de la población. También se
presentaron casos de extremo abuso, por ejemplo, la sra. Andrea Olvera supo que
un vecino, maestro de la localidad, llevaba acumuladas más de 100 latas de atún
de las despensas, las cuales vendería a los turistas en la Fiesta de la Candelaria
2011. Él, aparte de tomar los víveres otorgados por el Ejército, se llevó las
despensas dadas por su sindicato. (Entrevista realizada a la sra. Andrea Olvera,
febrero 2012). Según algunas personas entrevistadas si hubo mecanismos de
control para que la ayuda fuera repartida igualitariamente, pero la realidad es que
existieron organismos públicos llenos de “actores institucionales pícaros” y unos
damnificados también infiltrados por muchos “actores sociales pícaros” (v. Linaya,
2011: 76)
A pesar de ello, la exclusión estuvo presente en la experiencia del desastre.
Los testimonios de la sra. Elvira Muñoz, Jorge Gamboa y su familia son la
evidencia de ello. Jorge me dijo que sólo obtuvo las despensas, el vale de 10000 y
los 200 pesos en efectivo que le regaló directamente Fidel Herrera. En la misma
situación está su padre pescador, quién perdió su atarraya y redes en un remolino
de agua, el cual enfrentó sólo para salvar sus instrumentos de pesca. Después de
la inundación, el gobierno local reunió a los pescadores para prometer que los
ayudarían a recuperar sus instrumentos de labor, sin embargo, para febrero de
2012 no había llegado el apoyo. El padre de Jorge no esperó tanto y compró sus
cosas mucho antes de esa fecha. (Entrevista realizada a Jorge Gamboa, febrero
2012)
94
La diferenciación, así como la exclusión dentro de la dinámica social en
Tlacotalpan existe independientemente de las inundaciones y los daños, pero, la
experiencia del desastre las hizo evidentes. La misma población marca estas
diferencias al interior del municipio.
Una de las diferencias repetidas constantemente en los relatos de la gente
del centro está dirigida a lo que denominan como cinturón de pobreza. Ésta zona
no es otra que la ribera. Las casas que se ubican ahí son el primer paisaje que
como visitante observas al llegar a Tlacotalpan de norte a sur, -el camión de
Autobuses de Oriente (ADO) que va de la Ciudad de México hacia el municipio
pasa por ahí-. La sra. Rosa Ríos me comenta que, “…las casas a la orilla se ven
humildes y sin ayuda, pero son puro parapeto98”, porque dentro de sus casas
tienen cosas.” (Entrevista realizada a la sra. Rosa Ríos, enero 2012). Doña Rosa
niega la versión de que sufren de pobreza. Según ella, esas viviendas deben ser
tiradas porque dan una imagen de miseria a una ciudad como Tlacotalpan.
Al respecto Jesús Olvera99, funcionario público, me dijo que las colonias
sobre la orilla del río Papaloapan, la de los Cocos y el gas fueron a las que más se
les dotó de ayuda. Según él, la razón por la cual se apoya a la ribera es porque se
inunda antes que toda la ciudad y el auxilio que se otorgó a la colonia de los
Cocos es debido a que su líder100 exigió el apoyo. Desde su experiencia vivida, a
las colonias de la orilla, además de recibir las despensas, se les concedió el vale
por 10000 pesos, programas sociales como 70 años y más, así como el de
Oportunidades. De hecho, me dijo que sus habitantes utilizan su cercanía con el
río, como justificante para exigir se les atienda primero que a los demás
asentamientos (Entrevista realizada a Jesús Olvera, febrero 2012).
Otro de los testimonios que demarca una diferencia es el de la sra. Sonia
Romero, quien menciona que para algunos habitantes es conveniente estar
98 Esta palabra insinúa que el deterioro de las casas es sólo una simulación de pobreza, que en realidad tal condición no existe.99 El sr. Jesús Olvera es habitante de la colonia Cuauhtémoc, tiene 30 años de edad y trabaja en el municipio.100 En estas colonias existía una organización civil que peleaba terrenos al municipio y su líder era una mujer.
95
inundado, “…esas personas son algunos pobres que se conforman con las
despensas y lo que el gobierno les da…” (Entrevista realizada a la sra. Sonia
Romero, enero 2012). Puso de ejemplo a su empleada doméstica o su jardinero
que ya no querían ir a atrabajar con ella después de las emergencias, porque
encontraron comida gratis de las despensas en la inundación. La sra. Romero no
ubicó a los pobres en una colonia en específico, pero, durante el trabajo de campo
pude saber que sus empleados vivían en ranchos periféricos al centro. Para doña
Sonia “…el lado obscuro del desastre fue la rapiña de algunos con las despensas
y que varias gentes que tienen y siempre ha tenido siguieron exigiendo más”.
(Entrevista realizada a Sonia Romero, enero 2012).
Dentro de las pláticas informales que pude establecer con varias personas,
se insinúan constantemente las divergencias entre los habitantes de Tlacotalpan.
Por un lado, se ubican los que residen en la parte alta y por el otro, los que se
asientan en la sección baja o la ribera. Geográficamente el centro de la ciudad,
junto con su caserío (parte alta) se ubica a 5 m sobre el nivel de río Papaloapan.
Los ranchos periféricos también se localizan a la misma distancia de él, pero,
están más cerca del municipio de Alvarado que del centro histórico de Tlacotalpan.
La zona periférica no se localiza en una parte baja. Por ejemplo, el cementerio de
la ciudad se utilizó, en el transcurso de las inundaciones, para estacionar toda
clase de automóviles porque se ubica en un asentamiento alto, es decir, en la
periferia. Con esto quiero argumentar que las divisiones entre colonias bajas y
altas explicitan solamente las diferencias sociales que existen entre la población
de Tlacotalpan.
Ahora bien, un punto también importante es que los procesos de
organización social atraviesan el fenómeno de la diferenciación. Durante su relato,
Omar Morales resaltó las divergencias que existieron en la dotación de ayuda.
Para él, se apoyó más a la ribera y colonias que presionaron al gobierno local a
través de sus líderes101. (Entrevista realizada a Omar Morales, febrero 2012). En el
mismo sentido se ubica la opinión de la sra. Romero quien me platicó sobre el
101 Según Omar, existen varias asociaciones civiles que mantenían conflictos con los municipios por dotación de terrenos.
96
Consejo Municipal de Turismo en Tlacotalpan. Este es una organización civil que
intenta fomentar el turismo de forma equitativa, es decir, que beneficie a más
negocios y no sólo a unos cuantos. Sus miembros son pequeños empresarios
locales, los cuales, consideran que el gobierno local no les otorga las mismas
concesiones que a los grandes comerciantes. (Entrevista realizada a Sonia
Romero, febrero 2012). En relación a esto, la diferencia se observó en la falta de
apoyo para restablecer los pequeños comercios.
Las diferencias sociales no terminan ahí. El discurso de que Tlacotalpan es
susceptible frente a fenómenos hidrometeorológicos, ha impregnado las opiniones
de la población, sobre todo a las de funcionarios públicos o pequeños
empresarios. La sra. Cecilia Mayo me contó que después de la inundación el
gobierno cree conveniente tirar las casas a la orilla del río, “…porque ellos siempre
sufren las inundaciones cada año.” (Entrevista realizada a la sra. Cecilia Mayo,
enero de 2012). Para enero de 2012 se tuvo contemplado realizar la
reconstrucción de toda la zona de la ribera. El proyecto102 estaba planeado para un
año. Un albañil me dijo que cuando regresara en 2013 a la Fiesta de la Candelaria
todo iba a estar cambiado. Las inundaciones de 2010 se han utilizado para
justificar este proyecto de reconstrucción del malecón. Cabe destacar que la
decisión de reubicar y tirar las casas de esa zona no devino por el desastre, es
una acción que se tiene contemplada hace tiempo. (Entrevista realizada a
arquitecto Sánchez, jefe de obras públicas, abril 2011). Sin embargo, la
experiencia del desastre legitima esta postura del poder local. La gente no ha
querido salir de sus casas desde que se les dijo sobre la demolición, incluso con la
llegada de las dos inundaciones siguen viviendo ahí. Omar dice que “…no se van
a sus casas que ya están construidas, porque prefieren rentarlas a otros.”
(Entrevista realizada a Omar Morales, febrero de 2012). Así, cabe destacar que
parte del caserío tradicional pertenece a la zona ribereña, sin embargo, nunca se
ha considerado derrumbarla por el riesgo de su asentamiento, al contrario existe
un reglamento que exige conservar su estructura.
102 Este plan lleva el nombre de Proyecto de reconstrucción del Malecón de Tlacotalpan, el cual no se está llevando a cabo según el perfil de Simeón Cruz González (Embajador de Tlaco).
97
De esta manera, queda asentado que el gobierno local si dio apoyo durante
las inundaciones y la etapa de restablecimiento de la ciudad, pero, esto no
descarta que la experiencia vivida estuviera impregnada de diferencia y exclusión
social. Como lo mencioné anteriormente la experiencia fue ambivalente, llena de
fisuras, además de contradictoria. Incluso, la propia gente del centro histórico no
estuvo de acuerdo en los mecanismos de apoyo o la forma en que fueron tratados
por el gobierno local.
Para la sra. Anabel Lara, uno de los aspectos que descuidó el Ejército fue la
limpieza, hubiera preferido que la ayudaran a sacar escombros porque era mucho
el trabajo. Ellos sólo se dedicaron al aseo de las construcciones atractivas para el
turismo visitante de la fiesta. Además, no le gustó la forma en que se repartieron
los cheques canjeables y botes de pintura, debido a que estuvo condicionado a
pagar impuestos, el servicio de luz, agua, etcétera. Asimismo, le pareció erróneo
el mecanismo bajo el cual Fidel Herrera dio dinero. Este personaje, cada vez que
llegaba a Tlacotalpan a inspeccionar las acciones de normalización, se dedicaba a
regalar dinero en efectivo, desde 100, 200 hasta 500 pesos. También asignó
becas a jóvenes que exponían casos de abandono familiar, bajo nivel económico,
etcétera. Para la sra. Anabel, “…este “gesto” era una actitud humillante, la ayuda
parecía una limosna. Los apoyos que daba Fidel tendrían que haberse hecho de
otra forma, porque de todos modos ese dinero y los víveres nos correspondían
como damnificados.” (Entrevista realizada a la sra. Anabel Lara, abril de 2011).
Análisis
Con base en lo anterior hay dos cosas que puntualizar. La primera se
refiere al tema de la vulnerabilidad. Los relatos aquí presentados especifican que
la vulnerabilidad es algo movible y diverso. Todos los habitantes de la ciudad de
Tlacotalpan la experimentan, pero no se vive en el mismo nivel, ni los afecta de
igual forma a todos. Considero que en este caso, el desastre es la punta de lanza
para agravar las condiciones de vulnerabilidad que la población en general
98
padece, al vivir en un asentamiento en constante amenaza socio natural103. La
experiencia del desastre en Tlacotalpan se vivió de acuerdo a la edad, género,
ubicación de la vivienda, condiciones económicas, redes sociales y saberes
acumulados en inundaciones precedentes. Desde mi juicio, nos muestra que para
entender este tipo de fenómenos sociales, es importante conocer más allá sobre,
si la organización política de la localidad permite manejar recursos, o si cuenta con
una integración social adecuada, etcétera.104 Es necesario indagar la forma en
que, al interior de la población, se experimentan cada una de las condiciones que
vuelven posible a la localidad ser susceptible al daño, con la llegada de un
fenómeno desestabilizador; porque sino, se corre el peligro de actuar de acuerdo
al tamaño del sapo. Es decir, tomar acciones y condicionando el apoyo
dependiendo del lugar en que habita la gente, si las personas estuvieron o no en
el decurso de las inundaciones, si se es un empleado del gobierno o un
funcionario público de nivel alto, pequeño o mediano empresario, si pagaste o no
los servicios e impuestos, etcétera. Como lo evidencia acertadamente Mansilla en
su estudio de Holbox, Quintana Roo105, la cotidianeidad no es la misma para toda
la gente, hay diferentes lugares de empleo o jerarquías sociales. No fue lo mismo
ser damnificado de la periferia que del centro histórico. Es muy diferente la ayuda
que dotaron a cada vecino dependiendo del lugar en que se ubicaba su vivienda.
Esto marcó una diferencia crucial en el restablecimiento de la vida cotidiana.
El segundo punto que deseo problematizar en esta parte, es acerca del
tratamiento que dio el Estado a las inundaciones y al restablecimiento de los
daños. Considero que el aparato de poder enmarcó su plan de emergencia con
base en la dinámica de la población. Todas las etapas en las que el Estado dividió
sus acciones para rescatar a Tlacotalpan de la desaparición, se realizaron de
forma desigual, excluyente y desde el punto de vista de la población,
orgullosamente en tres meses. Aquí, la rapidez no implicó la eficacia. El modelo
tecnócrata bajo el cual manejaron el desastre los organismos federales, estatales
103 Según Lavell, las expresiones más comunes de estas amenazas se encuentran en las inundaciones, debido a la deforestación y destrucción de cuencas entre otras variables explicativas. (Lavell, 1996: 34)104 Cardona [op. cit.: 8]105 Mansilla [op. cit.: 15-16]
99
y municipales se desestructuró desde el principio, debido a que no hubo una sola
inundación, sino dos. En este sentido, sólo me interesa abordar en el presente
ensayo la idea de etapas del desastre. Recuerdo al lector que Macías plantea que
el desastre debe indagarse en por lo menos tres momentos: la prevención, la
emergencia y la normalización.106 Sin embargo, posteriormente me dijo que éstos
pueden ser desbordadas por lo que sucede empíricamente. Y en efecto, la
información recogida en campo da la pauta para plantear que esa
conceptualización se desdibuja. Desde mi juicio, las acciones de normalización
explicitan que las etapas del desastre, definidas por el Estado, no coincidieron con
la experiencia vivida por la gente. En otras palabras, la relación que se gestó entre
el poder y la población en la ciudad de Tlacotalpan se topó con evidentes
desencuentros.
El Estado no sólo continúo segregando a varias personas con sus
mecánicas de reparto, sino que además, no tomó en cuenta que la gente valora y
concibe de diferente forma su restablecimiento. Como primer punto, la población
no considera que lo más importante sean las construcciones denominadas
patrimonio cultural, son sus propios bienes lo que les interesa rescatar. Al respecto
retomo lo que plantea Douglas sobre los bienes. Estos contienen un significado
social. Desde su propuesta, el individuo consume para decir algo sobre sí mismo,
su familia y localidad. Los bienes culturales son tan portadores de significado
como el baile o la poesía,107 conforman un sistema clasificatorio, porque son
utilizados para marcar categorías y valores. Cómo no van a ser importantes para
la población si condensan sus relaciones familiares, los momentos más
importantes a nivel emocional, así como a las personas más queridas.
Para la sra. Anabel es muy importante destacar la frustración y el
sentimiento de impotencia que experimentó cuando observaba que el agua
entraba a su vivienda. Y me ejemplifica su experiencia con la película del Titanic:
el miedo de perderlo todo, la frustración del agua alrededor y la tristeza por no
poder hacer nada. Señaló con algo de coraje en la voz que “…todo tu esfuerzo de
106 Macías [op. cit.: 17]107 Douglas [op. cit.: 22]
100
años se pierde…” (Entrevista realizada a la sra. Anabel Lara, febrero de 2012).
Para darnos cuenta de lo difícil que es comprender la experiencia de la gente, bajo
un evento de esta magnitud, le comparto al lector una anécdota. Durante la
entrevista entablada con la sra. Anabel quise hacer un comentario alentador sobre
la pérdida de objetos, diciendo que estos se pueden reponer, pero que la vida no.
Ella reaccionó un poco a disgusto, primero me recordó que perdió a su madre
durante la inundación porque se deprimió mucho. Además, me señaló lo siguiente
“…Emma, los objetos no te los llevas a la tumba, pero si te sirven ahorita…” Por
supuesto que me dejó sin palabras. Lo menciono porque sé que no es fácil saber
cuáles son las primeras acciones que deben tomarse bajo estas circunstancias, ni
siquiera dentro de las redes familiares, pero, si en principio el Estado no escucha
la voz de los actores respecto a sus propias necesidades, la situación se complica
aún más.
Por ejemplo, doña Elvira Muñoz me platicó que, no pudo resguardar nada
en la primera inundación porque el agua llegó de repente hasta el techo. Ella
sentía horrible ver anegada su casa y su boiler flotando. Cerraba los ojos y veía
pura agua a su alrededor, lloraba y lloraba por sus cosas. Perdió sala, estufa,
colchones, trastes, horno de microondas, etcétera. Si le dieron el vale por 10000
pesos, pero no le alcanzó para reponer todo, además esa ayuda sólo la obtuvo
mucho tiempo después que los demás porque no estaba en la ciudad. La líder de
su colonia, INFONAVIT, reunió a los vecinos y fueron a hablar con Hilario Villegas,
delegado actual, para que les dieran el apoyo, porque se lo negaron varias veces.
Como lo dije anteriormente, ella apenas en enero de 2012 adquirió un colchón que
le hacía falta desde hace dos años. Y dice, “…aparentemente nos levantamos
pero vamos al día poco a poco.” (Entrevista realizada a la sra. Elvira Muñoz,
febrero de 2012).
Jorge Gamboa está en la mima situación, él no pudo reconstruir su casa,
tuvo que rentar otra. Para él la ayuda estuvo bien, sin embargo, me dijo que nunca
va a obtener todo lo que perdió, que jamás y con nada le van a reponer el tiempo
o lo que sintió cuando el agua arrasó su casa. Cuando platiqué con Jorge
101
Gamboa, en repetidas ocasiones me cuestionó sobre las preguntas que le estaba
plateando. Le llamaba la atención que fuera tan insistente sobre el tema de la
ayuda que dio el gobierno. Lo que me interesaba saber es qué le pareció el apoyo,
o si le quedaron a deber algo. Y fue muy tajante al respecto, “…el gobierno si
ayuda, pero hay más cosas de valor que una ayuda no da.” Le pregunté cuáles
eran esas cosas para él y me respondió “…pues mi radio, mis cosas…” (Entrevista
realizada a Jorge Gamboa, febrero de 2012).
Así, lo que es importante resguardar y restituir para la gente, no concuerda
con lo que el Estado considera como prioridad para la reconstrucción. Tengo que
recordar al lector que esto no implica que las personas hayan estado en
desacuerdo con la ayuda otorgada. Al contrario, estuvieron satisfechos, pero esto
no excluye que sus necesidades encuentren disonancias frente a las prioridades
del Estado. Por tal motivo, la experiencia del desastre en Tlacotalpan estuvo llena
de baches, contradicciones, discursos estereotipados, diferenciación y exclusión
social. En este sentido, el desencuentro entre el poder y la población es el eje bajo
el cual se vivió el desastre. De esta forma, desde mi juicio, tal disonancia encontró
a nivel simbólico una contestación.
Las inundaciones de 2010 en la ciudad de Tlacotalpan son un hito histórico.
No se compara con otra inundación porque en temporada de lluvias de 2010 el
agua entró dos veces. La crisis en que se sumergió la ciudad junto a sus
habitantes fue causada por la pérdida material y de las certezas. Es decir, se
suscitó la desestabilización de la vida cotidiana.
Cuando le pregunté doña Anabel cómo ha enfrentado la pérdida de sus
bienes, me respondió clasificando entre la pérdida de los objetos y pérdida de la
tranquilidad. Me dijo que lo material con el tiempo se repone, pero el resto cuesta.
Para ella el temor a una posible inundación continúa. Me narró que en la
inundación del 28 de agosto literalmente, junto con las ratas, durmió dos semanas
en la parte alta de su vivienda, por el miedo que le causaba que saquearan su
casa. Esto provocó que ese lapso de tiempo ingiriera agua embotellada, comiera
galletas saladas y atún en lata, principales alimentos de las despensas. Junto a su
102
familia, conformada por su esposo, madre e hijo vivieron una pérdida fuerte de
peso. En el caso de la madre de la sra. Anabel, Mercedes de Lara, la situación se
agravó. La sra. Mercedes no se ahogó, ni fue embestida por el agua de río, pero,
murió a causa de la agudización de problemas respiratorios, cardiacos, etcétera.
Me cuenta doña Anabel que cuando llegó la primera inundación su familia y ella
estaba pasando por un duelo a raíz de la pérdida de su padre, en los primeros
días de agosto de 2010. Tal situación llevó a la familia entera, no sólo a su mamá
a un estado de profunda depresión. Aunado a la muerte de su familiar, la primera
entrada de agua provocó mucha ira en la familia. Para ella es muy importante
destacar la frustración y el sentimiento de impotencia que experimentó cuando
observaba que el agua entraba a su vivienda. (Entrevista realizada a la sra.
Anabel Lara, febrero de 2012)
La sra. Cecilia Mayo, durante las entrevistas, no podía contener el llanto
que le produce recordar el agua destruyendo sus bienes. Para ella, la
recuperación aparentemente fue rápida, pero el rastro de la inundación seguirá por
años. Según su testimonio, hasta enero de 2012, no terminaba de restaurar sus
muebles de cedro. (Entrevista realizada a la sra. Cecilia Mayo, enero de 2012)
El desastre no sólo se observa en la infraestructura dañada, o los recintos
culturales maltrechos, también se inserta en la vida cotidiana de la gente, en sus
emociones, relaciones familiares, debido a que no sólo está la situación de la
pérdida de bienes, queda el miedo y la incertidumbre de otra inundación.
En este sentido, al igual que los objetos, la vida cotidiana sufrió una ruptura.
Como señalé en el primer apartado no hubo personas muertas por ahogamiento,
pero la gente adjudica varias muertes y enfermedades físicas al desastre vivido. El
caso de la madre de la sra. Anabel no es el único. La directora de la Casa de
Cultura, Margarita Herrera, sufrió la muerte de su madre después de la segunda
inundación. Ella me relató que cuando la trasladan al puerto de Veracruz su mamá
le dice “…si se inunda de nuevo mejor que me recoja Dios…” y la sra. muere en el
puerto de Veracruz antes de presentarse la inundación del 11 de septiembre.
(Entrevista realizada a Margarita Herrera, febrero de 2012) Otro caso le sucedió a
103
una vecina de doña Anabel, la cual sacaron en helicóptero de Tlacotalpan y al
llegar al hospital en el puerto murió. Todas estas personas fueron mujeres
enfermas de enfermedades avanzadas. Sin embargo, la población del municipio
las menciona cada vez que les pregunto si hubo muertos a causa del desastre. La
sra. Anabel simplemente me dijo que “…no hubo muertas directas, sino
indirectas.” (Entrevista realizada a la sra. Anabel Lara, febrero de 2012)
Del mismo modo, doña Elvira Muñoz cuenta que cuando regresó del
albergue estaba muy triste, tardó 15 días en limpiar todo. No la ayudó nadie
externo a su familia con la limpieza de la casa. Su hija mayor y ella la asearon
toda. Se encontró con animales muertos dentro de su vivienda, además, a su hijo
pequeño lo sorprendió una serpiente coralillo dentro de un calcetín y otra en el
techo de la casa. Según doña Elvira, si hubo diferencias en la ayuda, no le dieron
pintura como en el centro histórico. Las despensas las recibió hasta que regresó
después de dos meses de ausencia. Recuerda que en ninguna ocasión pudo
regresar a ver cómo estaba su casa como algunos otros vecinos. Para ella la vida
no se ha normalizado, porque no ha recuperado todo lo que perdió, además, las
cosas que pudo reponer son más chicas que las que tenía; sólo pudo comprar una
tele, un refrigerador pequeño y una estufa. Según la sra. Elvira, “…la vida si ha
cambiado en Tlacotalpan, porque la gente era más bullangera108, la gente resiente
lo que pasó y todavía no se repone de la crisis.” (Entrevista realizada a la sra.
Elvira Muñoz, febrero de 2012). Actualmente, no ha podido obtener una vivienda
propia, porque la organización a la que pertenecía se desintegró llevándose 5000
pesos que le hicieron pagar como adelanto para un terreno.
En el mismo tono están las consideraciones de Jorge Gamboa, durante la
entrevista me preguntó, un poco molesto, por mis inquietudes que considero
obvias, “¿cómo te sentirías tú si perdieras todo lo que hay en tu casa, que llegara
el agua y arrasara con todo lo que hay en tu cuarto?” (Entrevista realizada a Jorge
Gamboa, febrero de 2012). Lo único que se me ocurrió decirle es que sentiría
108 Según la Academia Mexicana de la Lengua la palabra bulla significa “gritería o ruido que hacen una o más personas” (Academia Mexicana de la Lengua, www.academia.org.mx, 2012) De esta forma infiero que bullangero se refiere a una persona muy alegre que se expresa con un tono de voz alto.
104
mucha frustración. Esto me hace reflexionar que la dinámica no puede ser la
misma cuando un fenómeno hidrometeorológico y sus manifestaciones dañan todo
lo que conoces. El orden social y simbólico se desestructuran.
Aquí retomo un poco lo que dice Nordstrom acerca de la violencia de la
guerra109. El encuentro con ésta es un evento personal y se encuentra
fundamentalmente ligado al proceso de construcción de la propia identidad y de la
personalidad política, es acerca de la destrucción de la cultura y la identidad. La
crisis social que desencadena esta violencia es la que retomo en mi investigación.
Por una parte, sugiero que el desastre generó un tipo de crisis para la gente de
Tlacotalpan, irrumpió su vida cotidiana, así como también el orden simbólico. Se
destruyó lo que aparentemente estaba dado, la dinámica diaria, la seguridad de
que, si era el caso, sólo habría alguna inundación fácil de enfrentar como cada
año, que las cosas no se salen de control mientras resguarden sus documentos o
que el nivel del agua nunca llega tan alto. Sin embargo, todas estás certezas se
desvanecieron por completo.
Al respecto, para Nelly Sánchez, la incredulidad de la gente en un segundo
desbordamiento, fue lo que propició que no evacuara y levantara sus cosas otra
vez. Aunque el gobierno advirtió sobre lo que sucedería, las personas no creían
nada porque nunca pasaba nada. (Entrevista realizada a Nelly Sánchez, febrero
de 2012). Fue la segunda entrada de agua donde las cosas cambiaron, se
comienza a observar lo difícil de las evacuaciones, las avenidas inundadas, calles,
parques, gente damnificada, etcétera.
109 Nordstrom [op. cit.: 20-21]
105
Imagen 17: Capitanía de Puerto, agosto de 2010
Imagen 18: Simeón Cruz González (Embajador de Tlaco), agosto 2012
Este desorden si causa frustración, miedo, ira y demás emociones, sin
embargo, Nordstrom postula que la crisis social no implica que las personas se
queden impávidas frente a lo que están experimentando. En el caso que me
compete la gente no actuó como víctima, paralizándose frente a la falta de
certezas. Las personas generaron una respuesta frente al epicentro del caos. Aquí
se puso en juego un poderoso código de re-creación cultural e identitaria contra
las vicisitudes del desastre. Es la creatividad, en la construcción de sí mismo y del
mundo, que esas personas encontraron su más potente arma contra los impactos
de las inundaciones de agosto y septiembre de 2010 en el municipio veracruzano.
(v. Nordstrom, 1997: 4)
106
Esta respuesta simbólica tiene una expresión particular en el caso
etnográfico de Nordstrom sobre la guerra de Mozambique. Como lo expuse en la
primer parte del ensayo, para la antropóloga los relatos sobre la guerra permitieron
a la gente otorgar significado a lo ocurrido. En el caso de mi investigación,
considero que las narrativas sobre el desastre son un medio, a través del cual se
explican lo que ocurrió en su ciudad, sólo así adquiere sentido tanto daño
ocasionado. En otras palabras, las personas, a pesar de vivir un suceso que
irrumpe su vida cotidiana y quiebra sus significados, tienen la capacidad de crear y
re-significar su mundo. Para la antropóloga estadounidense, esas narrativas están
conformadas por parábolas y metáforas que evitan los peligros de hablar sobre
cuestiones políticas en el centro del conflicto. En mi investigación, esto se
desdobla en dos aspectos expuestos en la primer parte.
a) Los relatos vuelven entendible la emergencia, es decir, le otorgan sentido al
evento. Se contestan por qué sucedió el desastre, qué o quiénes son los
responsables y si pudo haberse evitado,
b) Las narraciones insinúan una realidad social específica. En este caso son
expresadas a través de rumores que evidencian la opinión de las personas,
en relación a las acciones que tomó el Estado frente a las emergencias y su
desenvolvimiento.
Los relatos que abstraje en campo otorgan un orden a lo que vivió la
gente.110 Algo muy importante es que expresan rumores sobre lo que paso. Estos
son una narrativa que condensa explicaciones. En su contenido se observa por
qué ocurrieron dos inundaciones, se menciona a los autor(es) intelectual(es) de la
desgracia. Así, la gente expresó su opinión sobre el desenvolvimiento de los
hechos sin meterse en complicaciones, es decir, sin correr el peligro de parecer en
desacuerdo con la repartición de ayuda hecha por el gobierno de Fidel Herrera.
La sra. Andrea Olvera me dijo que el ex gobernador provocó la segunda
inundación de 2010, con el afán de llevarse una tajada de la ayuda federal dirigida
110 Según Necoechea la memoria selecciona ciertos hechos del pasado a la luz del presente y lo más importante, vinculan la experiencia individual y particular con un yo colectivo. (v. Necoechea, Pozzi, et. al, 2008: 305-306)
107
a enfrentar desastres naturales. Él decidió acumular el agua de lluvia en la Presa
Cerro de Oro, para después, abrir las compuertas en una sola ocasión, y no
paulatinamente, e inundar la ciudad. (Entrevista realizada a la sra. Andrea Olvera,
abril de 2011)
En relación a lo anterior, Nelly Sánchez me dio una explicación sobre las
causas de la inundación. “…Fidel Herrera decidió inundar la cuenca para evitar un
desastre en los estados de Oaxaca y Veracruz. Pero lo que debió haber hecho es
despejar la presa desde antes y no en ese momento cuando llego el huracán Karl.
Esto lo hizo para poder salir de su administración con dinero.” (Entrevista realizada
a Nelly Sánchez, febrero de 2012)
Por su parte, doña Rosa Ríos platicó lo mismo que otras personas
entrevistadas. El ex gobernador Lic. Fidel Herrera mandó abrir las compuertas de
la presa Cerro de Oro, en Temazcal, Oaxaca en una sola ocasión y no
paulatinamente como debiera ser. Eso provocó la segunda inundación en
Tlacotalpan. “…Él ya sabía con anticipación sobre la segunda entrada de agua,
porque estuvo muy insistente y seguro de la necesidad de evacuar al 100% la
ciudad y en 24 horas. Sabía que Tlacotalpan iba a desaparecer, porque lo
aseguraba hasta en la prensa y la televisión. Por eso mandó 6 carros del Ejército
para desalojar a la gente que quedaba. Fue a propósito, porque, qué casualidad
que ya supiera…” (Entrevista realizada a la sra. Rosa Ríos, enero de 2012)
En el mismo tono se ubica la versión de la sra. Margarita Herrera, diciendo
que “…el desfogue de la presa nunca se hizo a tiempo, se realizó en un momento
equivocado, cuando el agua podía ser evacuada por las lluvias intensas.”
(Entrevista realizada a la sra. Margarita Herrera, enero de 2012) Ella si cree que
hubo negligencia humana pero no hace responsable a Fidel Herrera.
También se rumora que un gran empresario de Tlacotalpan mandó dragar
parte del río Papaloapan, -acción que beneficiaría algunos de sus negocios en el
municipio-, y que los residuos de la draga obstruyeron la salida del agua por las
alcantarillas. Existe otra historia respecto al monto real del dinero que
108
correspondía a los damnificados. La sra. Andrea Olvera mencionó que el gobierno
había designado 50000 pesos para cada familia y no 10 000, pero que la
administración del alcalde en ese momento, Esperanza Burela Villegas, se los
quedó. (Entrevista realizada a la sra. Andrea Olvera, abril de 2011)
Estos son los rumores más importantes que se ubican en los relatos de las
personas sobre las inundaciones, no se excluyen explicaciones sobre el cambio
climático o sobre la obstrucción de la basura que provoca que el agua no fluya a
las alcantarillas, etcétera. Por ejemplo, para Omar Morales la gente de la ciudad
tiene la culpa de la inundación porque “…tira mucha basura al río y las coladeras,
por eso se tapan y se inunda. Eso causó que tanto el río Papaloapan, el Blanco,
San Juan y El río Teichacán se desbordaran rápido.” (Entrevista realizada a Omar
Morales, febrero de 2012)
Desde mi juicio, estas historias se construyen no sólo para dar sentido al
evento, sino además, nos advierten sobre las inconformidades de la gente frente a
la mencionada irresponsabilidad de su gobernador. No es un reclamo al poder de
frente y tácito. Sin embargo, el rumor es una forma de responder al poder de
forma simbólica, es una contestación a su negativa de escuchar la voz de los
actores. De la misma forma estas respuestas se pueden encontrar en otros
medios, con los cuales contamos en la actualidad para informarnos, dar nuestra
opinión o hacer reclamos. Estas contestaciones frente a la falta de oídos del
gobierno local se realizan por medio de las redes sociales electrónicas. Como ya
lo mencioné anteriormente, es crucial ver el cúmulo de significados que son
depositados en estos espacios. Así como existe un perfil en facebook.com para
resaltar el ser tlacotalpeño, también hay otro perfil con diferente contenido.
…Esta página tiene en común que es controlada por 5 personas desde Europa, Canadá, Estados Unidos y México y tiene como fin efectivamente, ventilar todo lo mal hecho por los gobiernos de Tlacotalpan, sus tranzas que hicieron con la ayuda de las inundaciones. y ventilamos a personas que roban al más pobre de Tlacotalpan, si en algo nos podemos ayudar estamos a tus ordenes saludos. Atte. Lic. Jorge (A Tlaco apoyemos (Salvemos a Tlaco), www.facebook.com, revisado 08/febrero/2012)
Este perfil no solamente tiene el objetivo de denunciar las arbitrariedades
que la gente detectó durante las acciones de salvamento, restablecimiento del
109
desastre en la ciudad, sino que además pretende continuar con la exposición de
los malos manejos por la administración municipal, estatal y federal. La siguiente
información aparece en el muro del perfil:
YA MERO SALEN RESULTADOS. DE NUESTRAS INVESTIGACIONES. CUIDADO CON LAS ELECIONES FEDERALES. SE PRONOSTICAN FRAUDE. ALERTA CON TUS VOTOS.-- (A Tlaco apoyemos (Salvemos a Tlaco), www.facebook.com, revisado 08/abril/2012)
Y las respuestas no se hacen esperar. Hay en contra y a favor de la
información vertida en el muro. Lo que deseo resaltar aquí es que hay distintas
formas en que la gente utilizó su creatividad para explicarse su entorno caótico. La
experiencia del desastre no sólo se queda en la pérdida, el desorden o la crisis, la
gente reconstruye su orden simbólico con lo que tiene a la mano, su capacidad de
construir sentido y significación a la experiencia de vida. Un ejemplo más de esto
fue la labor que hicieron los grupos culturales de la ciudad de Tlacotalpan. El
conjunto Siquisiri, Estanzuela, así como el artista César Corro Lara entre otros, se
organizaron para que con sus conciertos de música jarocha, realizados en el
puerto de Veracruz y la ciudad de Xalapa, contribuyeran para los centros de
acopio. Cabe destacar que también en la Ciudad de México hubo eventos
realizados por asociaciones artísticas, con el objetivo de apoyar a los
damnificados de todo Veracruz. Y la gente que se organizó no sólo era oriunda de
Tlacotalpan, pueblos vecinos como Alvarado fueron elemento clave para dar
soporte a la reconstrucción de la vida cotidiana de los actores.
Como lo plantea Nordstrom al comienzo de su propuesta teórica, no fue mi
intención mostrar cómo fue retratado ficticiamente en los medios de comunicación
y en el discurso de Estado la experiencia del desastre en Tlacotalpan. No me
interesó descubrir la verdadera historia de los sucedido, mi objetivo era mostrar
aquí cómo experimentaron las personas el desastre, desde su muy particular
ubicación social, económica, así como desde sus saberes acumulados y orden
simbólico; en donde cada familia evacuada construyó un escenario de respuesta
frente a la crisis, estableciendo un desencuentro con la lógica estatal.
110
2.4 Conclusiones
Para finalizar con este ensayo es pertinente destacar que logré conocer
cómo es que las personas afectadas enfrentaron la experiencia del desastre frente
a las acciones del Estado. Exponiendo la disonancia entre los intereses del poder
local y la población se sabe que para los actores las etapas en que se dividen las
emergencias no pueden cuantificarse, se desdibujan bajo la experiencia vivida. La
supuesta normalización que tanto destacaron las autoridades con la organización
de la Fiesta de la Candelaria 2011, no se alcanzó a lograr. Desde el punto de vista
del gobierno la ciudad se restableció en tres meses. Sin embargo, con base en la
opinión de los actores, el orden, la dinámica de la ciudad no es la misma que
antes del desastre. En este sentido, hubo un desencuentro entre las acciones de
normalización impuesta por los organismos del Estado y las necesidades definidas
por la población para restablecer su vida. Sin embargo, estas dos visiones
pudieron coexistir. Las ideas de la gente sobre la respuesta inmediata del Estado
en las emergencias no excluyen sus desacuerdos.
Además, con base en las narrativas considero quedó evidenciada la
diversidad en la experiencia del desastre. Ésta fue atravesada por la diferenciación
y exclusión social, pero además, estuvo cargada de valores que diferencian e
identifican a la población, tanto al interior como al exterior de la localidad. De igual
manera, los relatos permitieron saber que las condiciones vulnerables en las que
vive la gente dentro de su municipio, son agravadas por el desastre. Con esto
111
mencioné la noción de vulnerabilidad agravada, el cual, posibilita entender que los
impactos desencadenados por un fenómeno natural, son una punta de lanza para
observar la lógica en la que se inserta una población.
Dicha dinámica fue transformada en una crisis social. Los impactos de las
inundaciones causaron estragos a nivel material y simbólico, sin embargo, las
personas utilizaron su capacidad creativa para resignificar el orden vuelto caos.
Las formas en que la gente de Tlacotalpan pudo hacer frente al desorden y al
desencuentro con el Estado, fue a través de las narrativas de las inundaciones.
Los relatos aquí presentados son un intento para saber cuáles fueron las causas
de los eventos, quién las provocó y cómo. Pero además, encierran una manera
simbólica de responder al poder sin meter ruido, sin el peligro que acarrea hablar
mal del ex gobernador del estado de Veracruz.
Asentado lo anterior, es necesario hacer un recuento de lo que no hice o se
quedó en el tintero. Hubo muchos temas que no toqué de manera profunda, entre
ellos están el tópico de la identidad o patrimonio cultural. Debo exponer que en el
transcurso de la investigación sobre el desastre en Tlacotalpan topé con estos dos
elementos. Casi al final de la investigación me doy cuenta que son aspectos que
suelen atravesar algunas prácticas culturales, actividades artísticas o proyectos de
desarrollo social en la ciudad. Sin embargo, no tenía tiempo de prestarles la
atención debida, ya que estaba centrada en indagar sobre las inundaciones y los
impactos que tuvieron en la vida de la gente. Pero, se convirtieron en una veta
importante por la cual transitar en siguientes investigaciones. Ahí les daré la
atención y el trabajo que merecen.
Aunado a lo anterior, reconozco que no pude contactar con muchos actores
que colaboraron indirectamente con el trabajo, por ejemplo, no entrevisté al sr.
César Corro Lara, quien fue el jaranero que iba declamando décimas en el
trayecto en lancha para repartir despensas por el municipio. Otras personas que
no puede contactar fueron la líder de la asociación civil, que estaban en pugna con
el gobierno local para la dotación de terrenos. De estas asociaciones sólo pude
saber que hubo una especie de negociación con las autoridades del municipio
112
para que dejaran atrás las demandas; situación que afectó a varios lugareños
porque se quedaron sin terrenos.
Por último, considero que este trabajo me deja muchas preguntas por
responder. Pero, me quedo satisfecha con la labor realizada. Fue difícil terminar
este proyecto porque los tlapacolteños no fueron los únicos que tuvieron una
crisis, mi labor como antropóloga también estuvo atravesada por un desorden
simbólico personal, sin embargo, al igual que ellos la vida, aunque ya no es igual,
comienza a tener una reconfiguración en todos sus niveles.
113
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