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Suplemento Especial Mayo 14, 2009 Boston, Massachusetts El periódico hispano más leído de Nueva Inglaterra 1-B 2-B Earnest Hammond con algunas de las latas que almacena en su destartalado edificio en Nueva Orleans, y quien ha sido informado por la FEMA que pronto recobrará el remolque que es, por ahora, su único hogar. Sin viviendas temporales Víctimas de Katrina Lee Celano, The New York Times 4-5-B 12-B Además... Alcohólicos altamente funcionales Salud personal: Crisis que no conocen fronteras

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Suplemento Especial Mayo 14, 2009 • Boston, Massachusetts El periódico hispano más leído de Nueva Inglaterra1-B

2-BEarnest Hammond con algunas de las latas que almacena en su destartalado edificio en Nueva Orleans, y quien ha sido informado por la FEMA que pronto recobrará el remolque que es, por ahora, su único hogar.

Sin viviendas temporales

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más

... Alcohólicos altamente funcionales

Salud personal:

Crisis que no conocen fronteras

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Mayo 14 al 20, 2009 • Suplemento Especial2-B

NUEVA ORLEANS. Earnest Hammond, conductor de camiones ya retirado, no recibió nada del dinero que se destinó a titulares de propiedades tras los huracanes Katrina y Rita.

Él no logró calificar para un programa federal, y le dijeron que había perdido el plazo para otro. Con todo, sí le proporcio-naron un remolque para vivir mientras él pone en marcha su propio plan de recuperación: recolectar latas en un carrito de supermercado para cubrir los gastos de las renovaciones de su apartamento dañado por la tormenta, almacenándolas de a cuartos llenos en el destripado edificio del que es dueño.

Es un proceso lento, pero constante antes que el precio del aluminio se desplomara de 85 a 30 centavos por libra, él ya había reunido más de 10,000 dólares, contó, lo cual casi bastaba para pagarle al electricista. Pero a pesar de dicho progreso, un trabajador de la Dependencia Federal de Manejo de Emergencias, la FEMA, ha presentado ahora reciente una carta en la cual le informaba que en poco tiempo recuperaría el remolque que, por ahora, es su único hogar.

“Necesito el remolque”, dijo Hammond, de 70 años de edad. “Yo no voy a ir a ninguna parte si ellos se llevan el remolque”.

Aunque más de 4,000 propietarios de viviendas en Luisiana han recibido dinero para la reconstrucción solamente en los últimos seis meses, o están luchando con insuficientes otorgamientos o absolutamente nada de dinero, FEMA está determinada a qui-tarles sus remolques para finales de mayo. El plazo, que pone fin a la vivienda temporal antes que una vivienda permanente la haya reemplazado, se ha convertido en un claro ejemplo de programas de recuperación que, al parecer, funcionan casi en contra de cada cual.

Miles de unidades de alquiler aún deben ser restablecidas, y ni una sola de las 500 “cabañas Katrina” que se planean ha sido terminada o habitada. El programa Road Home (Camino a Casa) para propietarios uni-

familiares, que le ha costado al contribuyente fiscal de la rama federal 7,900 millones de dólares, tiene un nuevo contratista que se está esforzando por revisar una abundancia de apelaciones, al tiempo que trabajadores que ayudan a los indigentes están encontrando cada vez más ancianos invadiendo edificios abandonados.

No obstante lo anterior, FEMA quiere que le devuelvan sus remolques, aun cuando planea desecharlos o venderlos por una fracción de lo que pagó por ellos.

“Todo lo que yo puedo decir es que es un programa temporal, que su propósito siempre fue como un progra-

ma temporal, y en cierto punto todos los programas tempo-rales deben terminar”, dijo Brent Colburn, el director de asuntos externos de la misma dependencia. Agregó que no habría extensiones.

Hasta la semana pasada, había dos grupos que aún estaban en el programa de vivienda temporal de FEMA: más de 3,000 personas en remolques y casi 80 que han estado en hoteles pagados por FEMA desde mayo pasado, cuando cerró sitios de remol-ques grupales. En su mayoría son ancianos, discapacitados o ambos, incluidos personas con amputaciones dobles, pa-cientes diabéticos, enfermos

mentales, gente proclive a convulsiones o ataques y otras personas que dependen de tanques de oxígeno.

De las personas que están en remolques, más de 2000 son propietarios de viviendas que temen que el progreso que están logrando en la reconstruc-ción se detenga si se llevan sus remolques.

“Ellos me habían ayudado hasta este punto, y yo no podía creer que hubieran decidido repentinamente que no, no te vamos a permitir terminar la casa, sencillamente nos vamos a llevar el remolque, y puedes quedarte aquí, sentado en un lote vacío”, dijo Phillip Seelig, factótum septuagenario que

dijo estaba aproximadamente a dos meses de ser capaz de mudarse de nuevo a su dúplex en el barrio Broadmoor. Los recursos para elevar su casa a la altura requerida no llegaron sino hasta diciembre.El progreso en cuanto a las renovaciones ha sido lento por muchas razones: contratistas que hicieron trabajos deficientes o sencillamente se marcharon con el dinero, agobiante bu-rocracia y cambios de normas, aunado a subvenciones insu-ficientes. La inauguración de nuevas unidades para alquilar se empezó a acelerar este año, pero muchos proyectos han sido frustrados por la recesión.

En tanto, la dependencia de manejo de emergencias dice que ha hecho todo lo que está en su poder por ayudarles a quienes están en viviendas temporales. Pero, como suele ocurrir cuando se trata de te-mas relacionados con Katrina, los clientes de esta dependen-cia federal ofrecen una versión diferente. Funcionarios de la dependencia insisten, por ejemplo, en que han estado trabajando “ampliamente” para ayudarles a familias en remol-ques y hoteles a que encuen-tren soluciones permanentes.

“Hay mucha gente involu-crada en el proceso de asegu-rarnos que nadie caiga entre las grietas del sistema”, dijo

Manuel Broussard, uno de los portavoces de esta dependencia en Luisiana. “A todos se les ha ofrecido vivienda hasta este momento en varias ocasiones. Y por diversas razones, ellos no las han aceptado”.

No obstante lo anterior, los 12 ocupantes de viviendas tempo-rales que fueron entrevistados para este artículo dijeron que habían recibido escasa atención, si es que de hecho habían recibido alguna, de trabajadores de FEMA y habían tenido la fortuna de recibir una lista de caseros, ya no digamos una oferta de vivienda permanente.

El año pasado, se suponía que la Autoridad de Recupe-ración de Luisiana introduciría un sistema más intensivo de trabajadores de casos para gen-te que estuviera en viviendas temporales, pero eso nunca se materializó. Ahora, la autoridad ya les pidió a organizaciones de servicio a indigentes como la Unidad de Nueva Orleans y la Zona Conurbada y la Alianza del Area Capital para los Indi-gentes, en Baton Rouge, que ayuden a encontrar viviendas estables para los ocupantes de hoteles.

Funcionarios de FEMA tam-bién dicen que los residentes pueden comprar sus remolques, a veces por apenas 300 dólares. Sin embargo, prácticamente to-dos los residentes entrevistados dijeron que les habían ofrecido hacerlo así y después les habían dicho que no podían hacerlo.

Los residentes dicen que tra-bajadores de FEMA empezaron a visitarlos en los últimos dos meses, aconsejándoles que no se mudaran de ahí y asegurando que habría extensiones disponi-bles para aquéllos que demos-traran penuria o progreso en la reconstrucción. No obstante lo anterior, funcionarios de la dependencia citada aseguraron que eso no era cierto.

A Jane Batty, casera de Seelig por largo tiempo, la cual tiene su remolque junto al de él, no le sorprendía. “Solamente hay una forma de categorizar este tipo de conducta: es enloque-cedor”, dijo. “Ellos siempre han tenido una respuesta diferente o han tenido una estratagema diferente para sacarnos de los remolques que ya habíamos aceptado comprar”.

Listas o no

Shaila DewanThe New York Times/Siglo21

Earnest Hammond con algunas de las latas que almacena en su destartalado edificio en Nueva Orleans, y quien ha sido informado por la FEMA que pronto recobrará el remolque que es, por ahora, su único hogar.

Jane Batty discute con un trabajador de FEMA fuera del remolque donde vive en Nueva Orleans.

Foto

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Víctimas de Katrinasin viviendas temporales

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Suplemento Especial • Mayo 14 al 20, 2009 PUBLICIDAD 3-B

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Mayo 14 al 20, 2009 • Suplemento Especial

Sarah Allen Benton difícilmente es una alcohólica estereotípica. Tiene una maestría de ciencias por la Universidad Northeas-tern y es asesora licenciada en salud mental por el Colegio Emmanuel en Boston. En recuperación del alcoholismo desde hace cinco años, acaba de escribir un iluminador libro acerca de personas como ella misma: “Entendiendo al alcohólico altamente funcional” (“Understanding the High-Functioning Alcoholic”), de la editorial Praeger Publishers.

Con base en la descripción de Benton sobre ellos, los alcohólicos altamente funcio-nales son capaces de llevar vidas respetables, incluso de alto perfil, normalmente con un hogar, una familia, empleo y amigos. Ese acto de mala-barismo continúa hasta que ocurre algo terrible que revela la verdad -- a sí mismo o a ter-ceros -- y obliga a la persona a ingresar a un programa de tratamiento o perder todo lo que significa algo.

Problema ocultoLos típicos alcohólicos altamen-te funcionales, o AAF, como los llama Benton, viven en la negación con respecto al abuso del alcohol. Colegas, parientes y

amigos a menudo facultan o fa-cilitan que continúe la conducta abusiva al negarse a reconocerla y enfrentarla directamente.

“La historia del AAF se cuenta muy rara vez”, escribe Benton, “ya que no suele ser de una tragedia evidente, sino de sufrimiento silencioso”.

Con base en sondeos y experiencia profesional, ella estima que casi la mitad de todos los alcohólicos son tipos altamente funcionales. El abuso puede continuar por décadas hasta y a menos que ocurra alguna crisis relacionada con el alcohol, como ser arrestado por conducir en estado de ebriedad, ser expuesto por haber hecho indeseadas propuestas de tipo sexual o que le pidan el divorcio al alcohólico cuando sus cón-yuges ya no pueden tolerar el exceso de bebida.

O, como Benton, pudieran buscar ayuda luego de reco-nocer que sin consideración a lo que prueben, son incapaces de beber normalmente y temen que tarde o temprano su buena suerte se agotará.

Muchas personas bien conocidas han reconocido en público sus batallas en contra del alcohol e ingresaron antes que sus vidas terminaran des-truidas. Entre quienes fueron mencionadas por Benton están Bett y Ford, el astronauta Buzz Aldrin, las actrices Elizabeth

Taylor y Mary Tyler Moore, el actor Robin Williams, los cantantes Keith Urban y Eric Clapton, la leyenda del fútbol americano Joe Namath y el ex Presidente George W. Bush.

Sin embargo, hay millones más -- incluidos dentistas y médicos, catedráticos y profesores, abogados y jueces, periodistas y escritores, bom-beros y directores ejecutivos de grandes empresas -- que trabajan por años mientras abusan del alcohol, poniendo a veces sus vidas, y las vidas de otros, en gran riesgo. Se ha sabido de cirujanos que operan con manos temblorosas, e incluso así colegas que sabían o sospechaban que la causa era el abuso de alcohol, no llegaban a enfrentar al médico al respecto.

Los empleados que sospechan de un problema a menudo encubren a sus jefes. Benton hizo énfasis en que la gente en posiciones de poder a menudo termina siendo la más difícil de detectar y ayudar, debido a que tienden no estar bajo estrecha supervisión en el trabajo, se asume que son capaces de lidiar exitosamente con la presión de sus trabajos, sus altos salarios les permiten escapar de las consecuencias financieras del consumo exce-sivo de alcohol, y ven la bebida como su recompensa por el duro trabajo.

Como dijo en su memoria el escritor Pete Hamil, “Una vida de bebida” (“A Drinking Life”), “Si yo era capaz de funcio-nar, de lograr que el trabajo se hiciera, no había razón de preocuparme por la bebida. Era parte de la vida, una de las recompensas”.

En algunos casos la cultura del lugar de trabajo fomenta el alcoholismo altamente funcio-nal. En otros tiempos, el abuso de la bebida era común entre los periodistas, quienes salían por

“almuerzos líquidos” y con fre-cuencia se reunían después del trabajo para tomar unas copas. Cuando se mezclan las vidas laboral y social, el consumo excesivo de alcohol pudiera ser considerado parte del empleo.

Doble vidasUn problema ulterior para identificar y conseguirles ayuda a los alcohólicos altamente fun-cionales es que, con frecuencia, ellos no cumplen con los crite-rios de abuso alcohólico según

se describen en el manual de diagnóstico psiquiátrico. Tienen buenos empleos, desempeñan las tareas esperadas de la vida cotidiana y evitan las complica-ciones legales.

En las propias palabras del Dr. Mark L. Willenbring del Instituto Nacional de Abuso del Alcohol y Alcoholismo en el libro de Benton: “La gente puede ser dependiente y no tener problemas de abuso ni en lo más mínimo. Son estu-diantes exitosos. Son buenos

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Salud personal:

Alcohólicos altamente funcionales

Jane E. Brody The New York Times/Siglo21

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Suplemento Especial • Mayo 14 al 20, 2009

Esta es la corbata

que deben usar todos

los hombres que golpean

mujeres.mujeres.

El periódico hispano más leído de Nueva Inglaterra

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padres, buenos trabajadores. Cuidan su peso. Van al gim-nasio. Después vuelven a casa y beben cuatro martinis o dos botellas de vino. ¿Son alcohó-licos? Por supuesto que sí”.

En cuanto a sí misma, Benton dijo: “El hecho de tener logros externos me llevó tanto a mí como a otros a excusar mi consumo alcohólico y evitar clasificarme como alcohólica. Mi éxito era la máscara que ocultaba al demonio subyacente y alimentaba mi negación”.

Incluso quienes reconocen que tienen un problema con el alcohol pudieran evitar buscar ayuda, debido a que lo perciben como una señal de su debilidad.

Los alcohólicos altamente funcionales están altamente capacitados para llevar vidas dobles, escribió Benton. Para el mundo exterior aparentan que llevan su vida bien y desafían el estereotipo del alcohólico vistiendo a la moda, física-mente atractivos, e incluso con elegancia. De manera similar, tienden a ocultar su consumo excesivo bebiendo solos o introduciendo furtivamente alcohol antes o después de un evento social, así como disfra-zando o dando excusas por el olor etílico de su aliento.

Los alcohólicos altamente funcionales también pudieran

no ser adictos al alcohol en términos físicos, dejando de beber por días o semanas sin presentar síntomas de abstinencia. Pero dependen psicológicamente del alcohol, a menudo se concentran en cuándo pueden beber de nuevo y están convencidos de que necesitan beber en ciertos am-bientes. Aunado a lo anterior, es probable que experimenten lagunas, que no recuerden nada al día siguiente con respecto a una noche de bebida en abun-dancia, quedando solamente con una cruda como evidencia de su conducta abusiva.

“Pero, sólo porque estas personas son altamente fun-cionales no significa que no se estén poniendo en riesgo tanto a ellos mismos como a otros”, dijo Benton en una entrevista.

Bajo la influencia de can-tidades excesivas de alcohol, pudieran operar vehículos motorizados o peligrosa maquinaria o tener encuen-tros sexuales de alto riesgo. Pudieran ser detenidos por conducir bajo la influencia del alcohol, perder importantes obligaciones profesionales o familiares, o llegar tarde al trabajo de manera constante. Asimismo, dijo Benton, “Pueden enfrentar los mis-mos riesgos de salud que un alcohólico poco funcional”.

Conozca las señalesEn la entrevista, Benton enumeró varias características que pueden ayudarle a la gente a reconocerse como alcohólicos altamente funcionales:◗ Tienen dificultad para controlar su consumo incluso después de haber decidido que no beberán mas alcohol que una cantidad dada.◗ Se descubren pensando obsesivamente en la bebida: cuándo y dónde y con quién beberán el siguiente trago.◗ Cuando beben, se comportan de maneras que no corresponden con su ser acostumbrado en estado de sobriedad.◗ Experimentan lagunas, incapaces de recordar qué ocurrió durante una parranda de exceso alcohólico.◗ “No es el número de tragos lo que define al alcohólico”, destacó Benton. “Es lo que te ocurre cuando estás bebiendo”.

Betty Ford. Elizabeth Taylor.

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Mayo 14 al 20, 2009 • Suplemento Especial6-B REPORTAJE

Ganador del primer lugar

Jorge GonzálezSiglo21

En una competencia rápida efectuada por Boston Globe, entre su audiencia lectora, la ya tradicional cadena de Pollos al estilo Peruano “El Chalán” resultó como la preferida entre varios restaurantes cuya especialidad es el Pollo.

Cada país tiene su sazón particular, la cual ha sido comercializada masivamente por diferentes cadenas de comida rápida, que han mostrado un significativo crecimiento incluso a nivel internacional. Si bien es cierto, franquicias como McDonalds, Burguer King y Wendy’s se ven a lo largo de todo Latinoamérica, también es innegable la añoranza que producen los sabores de las cadenas oriundas de cada país.

Prueba de lo anterior es la reciente apertura de la cadena Pollo Campero, hecho que ha causado conmoción entre la población de Chelsea y sus alrededores, sin embargo, en este país, “cuna de la libre competencia”, los consumido-res inician a comparar sazones y a dar calificaciones entre sus favoritos.

En una competencia rápida efectuada por Boston Globe, entre su audiencia lectora, la ya tradicional cadena de Pollos al estilo Peruano “El Chalán” resultó como la preferida entre varios restaurantes cuya especialidad es el Pollo.

Aunque los sabores para al-gunos de los consumidores son

cercanos a celestiales, uno de los principales inconvenientes que afrontan las cadenas que se asientan en este país, es el ac-ceso a las materias primas que les permiten dar esos sabores “especiales”, principalmente por la dificultad de obtener cierto tipo de especies. Pese a dicha limitación, los ingeniosos comerciantes hacen uso de su creatividad para lograr dar ese “toque especial” que hace la diferencia, en muchos casos importando las materias desde sus países.

William Puma, propietario de “El Chalán”, en una entrevista a Siglo21 explica como el sabor especial que caracteriza la re-ceta ganadora del concurso en

men-c i ó n , e s p r o -ducto de una receta f a m i l i a r que fue af inándose hasta llegar a lo que hoy es. Puma explica que el sabor de la receta no se basa únicamente en las especies que utiliza, sino en factores tales como tiempo de cocimiento, combustible utilizado en su preparación, tiempo de marinación y toda una lista de elementos que Puma prefiere dejarlos en secreto.

La buena aceptación de Pollos a la Brasa “El Chalán” es evidente, a tal punto que, pese a que esta no es una franquicia de la magnitud de Campero, su cre-cimiento es evidente, prueba de esto son los dos sitios de venta en el área de Boston y planes

de expansión de la misma.

De acuerdo a William Puma, uno de los secretos de su éxito ha sido aten-der a las diferentes grupos de pobla-ción que le visitan, satisfaciendo sus preferencias, de tal

forma que, el Pollo a la Brasas lo comercia-

liza con Yuca cocida y cebollas curtidas para la población Dominicana que así lo prefiere, con arroz y frijol negro para la población centroamericana que lo solicitan así, con papas fritas para los comensales Sudamericanos y para el grupo

anglo con “mashed potatoes” como acompañante.

La receta es sencilla “darle al cliente lo que espera y… un poco más”. El micromarketing de Pollos a la Brasa “El Chalán” se está convirtiendo en el David que puede derrotar a varios “Goliats”. A propósito, la analogía sienta perfectamente puesto que Puma da todo el crédito de su éxito a su fe en Dios, su aliado principal.

Si desea probar el pollo a las brasas al estilo peruano, calificado como el mejor en su categoría, no deje de visitar “El Chalán” en sus localidades en el 405 Chelsea Street, en East Boston y en el 22 Washington Avenue, en Chelsea.

La buena

de expansión de la misma.

William Puma, uno de los secretos de su éxito ha sido aten-der a las diferentes grupos de pobla-ción que le visitan, satisfaciendo sus preferencias, de tal

forma que, el Pollo a la Brasas lo comercia-

“El Chalán”, el mejor pollo asado al carbón en Boston

ducto de una receta f a m i l i a r que fue af inándose hasta llegar a lo que hoy es. Puma explica que el sabor de la

Puma valora el incomparable apoyo que recibe de su familia.William Puma, propietario de “El Chalán”.

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Suplemento Especial • Mayo 14 al 20, 2009 7-BPUBLICIDAD

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Mayo 14 al 20, 2009 • Suplemento Especial8-B LIBROS

T o d a m a d r e d e b i e r a l lamarse maravilla. Asi escri-bió el ilustre Jo-sé Martí. Acabo de

leer esta frase, pero me doy cuenta que yo la he vivido toda mi vida. Mi madre vive en la República Dominicana, pero aún en la distancia sus palabras hacen magia cuando su voz resuena a través de las ondas telefónicas.

Hace dos años que vine a vivir a los Estados Unidos, y en ese tiempo que llevo separado de mi madre, he llegado a entender su forma de ser y su afán de saber “a dónde vas, con quién vas, a qué hora vuelves”.

Siempre he considerado el vínculo madre-hijo como uno de los grandes misterios del mundo. Yo crecí en una familia de escasos recursos, pero eso no impidió para que mi madre

me diera una educación que no siendo la mejor, es muy buena. No me dio viajes, ni lujos ni ropas caras, pero me dio lápices, libros, cuadernos y un abrazo cuando las dificultades parecían arruinarlo todo.

Y fue inmerso en estas reflexiones como empecé a relacionar las palabras “libros” y “madre”, y descubrí en mi memoria a grandes autores que han convertido la maternidad en su musa o en su símbolo para representar momentos, situaciones o conflictos.

La poesía, la novela, el cuento, en casi todos los gé-neros literarios se ha abordado el tema de la madre, y muchas de estas obras que se han escrito hoy son consideradas grandes piezas de la literatura universal.

Sin embargo, no todos los autores han caracterizado a las madres por su perfil maternal, sino que han tomado otros rasgos para reflejar su esencia real. Muchas veces estas mu-jeres son vistas en la literatura

como parte de un mundo en el que se ven envueltas por situaciones comunes, pero que se hacen más relevantes por el solo hecho de ser mamá.

El caso de “Anna Karénina” del escritor ruso Lev Tolstoi, el personaje de Anna se ve envuelto en un dilema: renun-ciar a su pasión como mujer —pues está enamorada de un hombre que no es su marido— o renunciar a su hijo y a su consecuente amor de madre,

pues su esposo amenaza con separarla de su hijo si llegara a abandonar el hogar.

También dentro de la lite-ratura rusa se encuentra uno

de los más leídos clásicos: “La madre”, de Máximo Gorki, uno de los grandes exponentes del realismo socialista. En esta obra, Gorki utiliza el personaje

de una madre campesina para reflejar el despertar del pueblo ruso a la realidad socialista y para atacar a las instituciones zaristas.

En la literatura latinoame-ricana, la madre ha sido evo-cada más en la poesía que en cualquier otro género. Poetas como Gabriela Mistral, Salomé Ureña de Henríquez, Miguel Hernández, Rafael Alberti, han dedicado su pluma a exaltar la imagen materna, adornándola con la estética y delicadeza de la poesía.

Aunque el abordaje del tema de la madre que se ha hecho en el mundo de las letras es innumerable, creo que no es suficiente, ya que mucho más incalculable es lo que un sentimiento puede inspirar, y tanto más en este caso. Así lo dijo Salomé Ureña:

“Mi voz escucha: la lira un día un canto alzarte quiso feliz, y en el idioma de la armonía débil el numen ¡oh, madre mía! no hallo un acento digno de ti”.

Rafael Rodríguez Hernández*

*raFaEl roDrÍGUEZ HErNÁNDEZ nació en 1986 en la vega, república Dominicana. Es autor de la novela “la cruz de nadie”, publicada por Isla Books Publishing.

Una mujer me dio la vida

La madre en la literatura

Oficinas Legales

Inmigración• Visas basadas en negocios• Visas basadas en estudios y contratos de trabajos• Visas temporales y extensiones• Visas permanentes• Ciudadanía Americana• Defensa en casos de deportación• Asilo Político

Criminal (Casos Criminales / DUI)

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´´

El ejercicio y las actividades regulares son esencialesno sólo para proteger y fortalecer la articulación de la rodilla, sino para evitar el aumento de peso yla pérdida de músculo que pueden contribuir a ladegeneración de las rodillas. Aun que cualquierdolor de la rodilla debe evaluarse médicamenteantes de comenzar un programa de ejercicios, es alentador saber que la mejor manera deproteger sus rodillas es usarlas. Un mensaje deservicio público de la American Academy ofOrthopaedic Surgeons y The Knee Society.

Para obtener más información, visite orthoinfo.org y kneesociety.org.

Puesto que usted sólo tiene dos rodillas,aprenda lo que debe hacer para que le duren toda la vida.

THE KNEE SOCIETY

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Máximo Gorki.

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Mayo 14 al 20, 2009 • Suplemento EspecialOPINIÓN10-B

De Luis M a n u e l Ledesma t e n g o un vago recuerdo de a principios de los años no-

venta en el alto Manhattan. Su nombre sin embargo resuena en mi memoria desde mucho antes. Es uno de los llamados poetas de posguerra; es decir, de aquellos jóvenes que en vez de levantar armas o lanzar piedras llenaron de versos las calles de Santo Domingo durante las luchas sociales y políticas que siguieron a la Revolución de Abril y luego los sangrientos Doce Años de Joaquín Balaguer.

El nombre de Luis Manuel Ledesma sonaba constante-mente en los círculos literarios que comencé a frecuentar a

principios de los años ochenta en Nueva York. Había publi-cado algunos poemas en la desaparecida revista ¡Ahora!, y algunos de sus amigos, como Alexis Gómez, lo exaltaron de tal manera que llegaron a “ca-nonizarlo”. Pero de Ledesma no aparecía nada, ni en libros, ni en revistas, ni en suplemen-tos culturales.

Desde que ganó en 1974 el Premio de Poesía de Editora La Razón, Ledesma se convirtió en un ser tan misterioso que habría dado la misma impre-sión toparse con él que con un fantasma en medio de la noche. Por eso creo que este libro que acaba de publicar, y que leí con atención colegial, fue escrito por aquel fantasma que hoy regresa o retoma la vida de poeta anunciando una obra final aun inédita: “La muerte vendrá mañana”.

Mientras tanto ”Facturas y otros papeles” lleva un prólogo

excelente del también poeta Enriquillo Sánchez, fallecido en 2004. El prólogo es una merecida presentación para la entrada triunfal de un buen poeta a grandes escenarios, sólo que cuando fue escrito en 1991, y como ejercicio memo-rioso de una época, Ledesma no estaba ahí, ni aquí, ni allá, ni en ninguna parte; porque el hombre había puesto a dormir al hacedor de versos para poder sacar adelante una familia numerosa; recuerdo que son muchos, pero muchos sus hijos.

Eso último me impresionó mucho la única vez que lo vi personalmente en su aparta-mento de Washington Heights. No recuerdo qué me llevó a ese lugar en lo alto de un edificio decimonónico, pero el hombre que me abrió la puerta medía unos siete pies y tenía una tupida cabellera lacia peinada hacia atrás, además de bigotes.

Sus manos eran grandes, con dedos de yemas gruesas que comenzaban a tomar la forma de las llavecitas del teclado que aún hace resonar en el silencio de la noche en la sala de redac-ción de un diario neoyorquino donde es editor nocturno.

De modo que los poemas que esperaban ansiosamente sus compañeros de la posguerra fueron postergándose de ma-nera indefinida. No había prisa; la hoja en blanco de Ledesma podía tardar una eternidad, aunque amigos suyos como En-riquillo Sánchez quisieran leer un poema del Superbaby, como le llamaban cariñosamente los cuasi protectores de una obra que por poco pasa totalmente inédita a la posteridad.

Para mí, “Facturas y otros papeles” no es más que un exorcismo literario para sacar del interior de Ledesma esos demonios que no lo dejaron escribir durante muchos años,

más de treinta.Esos demonios, que a me-

nudo se confunden con la falta de motivación, se convierten con los años en una condición psicológica que los expertos es-tadounidenses llaman “writer’s block” o bloqueo creativo, origi-nado muchas veces por un afán desmedido de la perfección o el miedo a fracasar. No sé si

Ledesma buscaba la perfección o temía fracasar.

En todo caso los versos de Ledesma salieron con la misma frescura de cuando los escribió, ya fuera ayer o hace treinta años. Lo malo al final de todo esto es que con la publicación de este libro no nace, sino que comienza a morir un poeta que regresa del purgatorio.

* José CarvaJal, periodista y escritor dominicano. Ha residido en Nueva York, rhode Island y Miami.

José Carvajal*

El poeta regresa del purgatorio

Luis Manuel Ledesma.

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Suplemento Especial • Mayo 14 al 20, 2009 11-BPUBLICIDAD

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Mayo 14 al 20, 2009 • Suplemento Especial

Un escalofrío recorrió la colum-na del mundo cuando se descu-brió que una cepa de influenza totalmente nueva, desconocida tanto por el hombre como por cualquier bestia, estaba causando destrozos a lo largo de México. En el tiempo que le toma a un avión transportar pasajeros a través de vastos océanos, la cepa había apare-cido en Canadá, España, Israel, Hong Kong y otra docena de países, incluyendo a la prístina y aislada Nueva Zelanda, donde les han aconsejado a maoríes indígenas que dejen de rozar narices, como lo dicta su saludo tradicional. La epidemia se estaba acercando a pandemia, advirtió la Organización Mun-dial de la Salud.

Nadie sabe con certeza cómo se desarrollarán gérmenes que saltan entre especies. De la misma forma que las hojas secas sucumben rápidamente al fuego, aterradoras cepas del ébola desgarran a una población, hasta quemarse a sí mismas por completo. Otras enfermeda-des, como el SIDA, han sido comparadas con un incendio en una mina de carbón, que arde lenta pero constantemente a través de la población, quizá por cientos de años.

Los virus de la influenza a ve-ces se tornan menos virulentos con el paso del tiempo. Otros se volverán más peligrosos a me-dida que cambien y se ajusten a sus anfitriones. Las enfermeda-des respiratorias pueden tener su origen en patos salvajes, ga-llinas comunes, así como cerdos, particularmente en poblaciones donde las personas viven cerca de sus animales, infectándose mutuamente en interminables ciclos de mutación.

Los epidemiólogos, de la misma forma que los california-nos que viven sobre la zona sís-mica de la Falla de San Andrés, siempre temen la llegada de “el grande”: una repetición de la gran pandemia de 1918 que llegó en una convulsiva oleada la primera vez, solamente para disminuir y regresar con un tsunami de muerte en su segunda oleada.

Sin embargo, nadie quiere reaccionar exageradamente, como hicieron en 1976, cuando una olea de inmunización en Estados Unidos terminó siendo mucho más letal que la influen-za que se proponía prevenir.

Los países se comportan de maneras diferentes cuando es-tán ante la sombra de una letal enfermedad. México, podría parecer, se ha conducido bien, corriendo la voz rápidamente, cerrando prácticamente una de las mayores ciudades del mundo durante cinco días para prevenir la propagación. China, cuando estuvo ante el SRAS hace unos cuantos años, lo primero que hizo fue intentar ocultarlo.

Por su parte, la adminis-tración Obama reaccionó con cautela. El Presidente Obama, quien está emergiendo como la gran figura paterna de la república, nos dijo que no cayéramos en pánico y que nos laváramos las manos. El Vicepresidente Joe Biden, como suele ser su costumbre, se expresó audazmente y dijo que él no querría estar en un atestado avión, dando pie al acostumbrado: A lo que él se refería era”.

Si hubo algún consenso fue que ya es demasiado tarde para contener la nueva cepa, misma que al parecer es capaz de pasar de persona a persona, de continente en continente, con facilidad. Las comunica-ciones modernas han acabado por completo con cualquier esperanza de aislarla. Lo que ahora hace falta es mitigar las consecuencias y prepararse para manejar lo peor, si el virus se torna más peligroso mientras buscamos una vacuna.

Cuando se piensa en lo an-terior, se podría decir lo mismo de todos los grandes peligros de seguridad nacional que los estadounidenses enfrentamos actualmente.

Escuché a un panel de distin-guidos ancianos especializados en seguridad nacional en el templo de la ciencia estadouni-dense, el Instituto Tecnológico

de Massachusetts, que incluyó al ex secretario de la Defensa Harold Brown y al ex asesor de Seguridad Nacional Brent Scowcroft, entre otros. Ellos identificaron tanto a las armas de destrucción masiva como al cambio climático, quizá, como los dos desafíos más formida-bles ante nosotros.

Sin embargo, los maniobras del paquistaní A.Q. Khan, han demostrado que la tecnología de armas nucleares puede colarse a través de fronteras nacionales para aparecer repentinamente en Pyongyang, Teherán y Trípoli antes que el mundo sea consciente de ello. Además, el panel de MIT terminó con el sombrío pensamiento en el sentido que el máximo proble-ma que no conoce fronteras, el cambio climático, no puede ser revertido, y que el mundo ahora debe aceptar que tiene que ajustarse a eso.

El terror, de igual forma, no conoce fronteras. La inconfor-midad de musulmanes, por ejemplo, no puede ser contenida en las montañas de Afganistán y Pakistán. Se disemina, con la ayuda de las comunicaciones modernas, hasta los rincones más distantes del archipiélago de Indonesia, así como a los desgastados poblados industria-les de Inglaterra y los jóvenes en Estados Unidos que se registran para pelear en fallidos estados en lugares remotos.

Incluso la fallida economía, que no pudo ser contenida en los focos rojos de Manhattan y Londres, ha mutado a lo largo del mundo. En el mundo actual, nuestros mayores problemas y, por necesidad, soluciones, se han vuelto transnacionales.

*La columna de H.D.S. Greenway aparece mensualmente en el Boston Globe.

ATLANTA. Jasmine Caldwell tenía 14 años de edad y vendía servicios sexuales en las calles cuando surgió una oportunidad de escapar de su proxeneta: un agente de policía encubierto la recogió.

El agente podría haberla rescatado del proxeneta, quien tenía una red de 13 niñas y les quitaba cada centavo que ganaban. Si el policía hubiera llevado a Jasmine a un refugio, ella podría haber reanudado su educación e intentado poner su vida en orden nuevamente.

Pero, en vez de ser así, el oficial de policía le mostró sus esposas y la amenazó con enviarla a la cárcel. Aterrada, ella lloró y suplicó que no la encarcelaran. Entonces, dijo, él le ofreció liberarla a cambio de favores sexuales.

Posteriormente, el policía la hizo regresar a las calles. Des-pués, su proxeneta la golpeó por no haber reunido dinero.

“Eso ocurre con mucha frecuencia”, destacó Jasmine, quien actualmente tiene 21 años de edad. “Los policías a veces sólo quieren chantajearte para que tengas relaciones sexuales con ellos”.

Con frecuencia he informado del tráfico sexual en otros paí-ses, y eso suscitó mi curiosidad con respecto a la situación aquí, en Estados Unidos. La prosti-tución en Estados Unidos no es tan brutal como lo es, por decir, en la India, Nepal, Pakistán, Camboya y Malasia (donde las jovencitas son secuestradas de manera rutinaria, encerradas y torturadas por propietarios de burdeles, incluso siendo asesinadas ocasionalmente). Pero el ambiente en las calles estadounidenses sigue siendo alarmante; y continúa en buena medida porque ni las autoridades ni la sociedad en general demuestran gran inte-rés en adolescentes de 14 años de edad que son “padroteadas” en las calles.

Los estadounidenses tien-den a pensar en la prostitución forzada como la dura situación de mujeres mexicanas o asiá-ticas que fueron introducidas ilegalmente a Estados Unidos y encerradas en burdeles. Este tipo de tráfico es un problema, en efecto, pero el escándalo mucho mayor y la peor vio-lencia involucra a adolescentes estadounidenses.

Si una jovencita blanca,

de clase media, desaparece, estaciones de radio transmiten alertas ámbar, al tiempo que la televisión por cable se llena de actualizaciones de “belleza perdida”. Sin embargo, jovencitas latinas o negras de 13 años, de barrios pobres, desaparecen todo el tiempo, y los proxenetas están entre las pocas personas que muestran cualquier interés. Estas jóve-nes del país con frecuencia huyeron de su hogar o son lo que trabajadores sociales denominan “descartadas”: adolescentes que pelean con sus padres y después son expulsadas del hogar. Estas niñas tienden a ser mucho más jóvenes que las mujeres provenientes del tráfico ilegal del exterior y, hasta donde sé, enfrentan mayores proba-bilidades de ser controladas mediante la fuerza.

Los proxenetas no son los socios de negocios que pre-tenden. Típicamente se quedan con cada centavo que ganan las chicas. Ellos las obligan a trabajar los siete días de la semana. A veces tatúan a sus chicas de la misma forma que los ganaderos marcan a su ganado, y respaldan su modelo de negocios con puños y ame-nazas. “Si no ganas suficiente dinero, te golpean”, dijo Jasmi-ne, afroestadounidense que ya cambió su vida radicalmente con la ayuda de la Covenant House, organización que trabaja con niños de la calle. “Si dices algo que se considere fuera de lugar, te golpean. Si permaneces demasiado tiempo con un cliente, te golpean. Y si intentas dejar al padrote, te golpean”.

El modelo de negocios de los proxenetas es notablemen-te similar ya sea en Atlanta o en Calcuta: Toma jóvenes vulnerables y desechables, por las que nadie se interesa, usa una mezcla de “amistad”, hu-millación, golpizas, narcóticos y amenazas para romperles la voluntad e inducir una obediencia al 100 por ciento, y después alquila sus partes corporales.

La violencia no es el único

elemento que mantiene a las jovencitas trabajando para sus proxenetas. Jasmine huyó de un hogar lleno de abuso a los 13 años de edad, y dijo que ella -- al igual que la mayoría de las chicas -- se había quedado con el padrote mayormente por su manipulación emocional. “Pensé que me amaba, así que quería estar cerca de él”, contó.

Eso es común. Las joven-citas sin autoestima conocen finalmente a un hombre que las llena de regalos, drogas y módicas demostraciones de afecto. Eso, aunado a una falta de opciones, las mantiene trabajando para él; y si eso no basta, él le mete la pistola a la boca y la amenaza de muerte.

Las soluciones son compli-cadas y requieren de esfuerzos mayores para superar la pobreza urbana, incluyendo el mejoramiento de escuelas e intentar apuntalar la estructura familiar. Sin embargo, uno de los primeros pasos consiste en dejar de tratar a estas ado-lescentes como delincuentes y más bien centrarse en detener a los proxenetas y sus clientes así como a los agentes de policía corruptos.

“El problema no está en las jóvenes en las calles; son los hombres tras bambalinas”, nota Stephanie Davis, quien ha trabajado con la alcaldesa Shirley Franklin para ayudarle a coordinar una campaña enfocada a sacar de las calles a prostitutas adolescentes.

Dos amigables prostitutas adolescentes, las cuales trabajan sin proxeneta por el “dinero fácil”, me dijeron que probablemente siempre habrá mujeres y niñas dispuestas a vender sexo de manera vo-luntaria. Probablemente estén en lo cierto. Empero, nosotros podemos reducir considera-blemente el número de ado-lescentes de 14 años que son aterrorizadas por proxenetas y violadas por muchos hombres las siete noches de la semana. Eso es factible, si se convierte en una prioridad nacional, si estamos dispuestos a crear el equivalente de una alerta ámbar en el ámbito nacional.

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H.D.S. Greenway*The Boston Globe The New York Times/Siglo21

Nicholas D. KristofThe New York Times/Siglo21

Niñas en nuestras calles

Crisis que no conocen fronteras