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Psiquiatría es el órgano de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, A.C. Los artículos y fotografías son la responsabilidad exclusiva de los autores. La reproducción parcial o total para uso personal podrá hacerse siempre que se cite a la revista y su autor como fuente; para uso publicitario o promocional requiere la autorización del editor. Toda correspondencia debe ser dirigida a: Dra. Ma. del Carmen Lara Muñoz, Periférico Sur 4194 1er. piso, Jardines del Pedregal, Deleg. Álvaro Obregón, C.P. 01900, México D.F. Tels.: 5652 5576 y 5652 5586. [email protected]. La revista Psiquiatría es diseñada e impresa por Diseño3, Valle de San Juan del Río 10, Vista del Valle, C.P. 53290, Naucalpan, Estado de México, Tels.: 5364 5835 y 5364 6174, e-mail: [email protected]

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Comité Ejecutivo de la Asociación (2010-2011)

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Secretarías AuxiliaresActividades AcadémicasDr. Claudia Becerra PalarsActividades EspecialesDr. Wascar Verduzco FragosoAsuntos InterinstitucionalesDr. Aldo Suárez MendozaAsuntos InternosDr. Eduardo Nuñez BernalPublicacionesDr. Enrique Chávez LeónEducación Médica ContinuaDr. Juan José Cervantes NavarreteOperación y OrganizaciónDr. César Enrique Gaspar BarbaEditora Revista PsiquiatríaDra. María del Carmen Lara Muñoz

Ex-presidentes: Dr. Ramón de la Fuente Muñiz (Fundador) †; Dr.Guillermo Calderón Narváez †; Dr. Darío Urdapilleta Bueno †; Dr. Rafael Velasco Fernández; Dr. Héctor H. Tovar Acosta †; Dr. Carlos Pucheu Regis †; Dr. Raymundo Macías Avilés; Dr. Carlos Campillo Serrano; Dr. Antonio Ruiz Taviel de Andrade; Dr. Alejandro Díaz Martinez; Dr. Salvador González Gutiérrez; Dr. Lauro A. Castanedo de Alba; Dr. Armando Vázquez López-Guerra; Dr. Gilberto Salgado Arteaga; Dr. Enrique González Ruelas; Dr. Luis Guillermo Ruiz Flores †; Dr. Enrique Camarena Robles; Dr. Marco Antonio López Butrón; Dr. Luis Enrique Rivero Almanzor; Dr. Jesús del Bosque Garza; Dra. Martha Patricia Ontiveros Uribe.Capítulos Estatales: Aguascalientes, Dr. Eduardo Velasco Yañez; Baja California, Dra. Luz del Carmen Ochoa Muñoz; Baja California Sur, Dr. José Luis Estrada Figueroa; Campeche, Dr. Roque Durán del Rivero; Coahuila, Dra. Refugio Josefina Piña Saucedo; Colima, Dr. Moisés Rozanes Tassler; Chiapas, Dr. Rolando Arguello Aguilar; Chihuahua, Dr. Hector Manuel Melendez Portillo; Durango, Dra. Martha Palencia Núñez; Estado de México, Dr. Jorge Manuel Cano Garduño; Guanajuato, Dra. Ana Bertha Meza Pérez; Hidalgo, Dra. Aracely Granados Díaz; Jalisco, Dr. Ismael Eduardo Herrera Torres; Nayarit, Dr. Eduardo Corona Tabares; Nuevo León, Dr. Felipe Corpus Martínez; Oaxaca, Dr. Horacio Santiago López Flores; Querétaro, Dr. Juan Ignacio Romero Romo; San Luis Potosí, Dr. José Sergio Viera Niño; Sinaloa, Dr. Jesús Ramón Lomeli Díaz; Sonora, Dr. Ariel Francisco Fierro Ramírez; Tabasco, Dr. José Joaquín Jiménez Alayola; Tamaulipas, Dr. Alejandro Cruz Rosas; Veracruz, Dr. Rodrigo Morales García; Yucatán, Dr. Rodolfo Briones Castro; Zacatecas, Dr. José Luis Barrón Contreras.Secciones Académicas (2010-2011): Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, Dr. Óscar Sánchez Guerrero; Farmacodependencia y Alcoholismo, Dra. Esperanza Patricia Sierra Aguilar; Psicoterapia, Dra. María Regina Monroy Solis; Psicofarmacología, Dra. Luz María Coronado Sosa; Enseñanza, Dra. Silvia Ortiz León; Psiquiatría Familiar, Dra. Elizabeth Landeros Pineda; Sexología Médica, Dr. Juan Carlos Rueda García; Mujer y Psiquiatría, Dra. María del Pilar García Huizar; Psicogeriatría, Dr. Francisco Shimasaki Martínez; Psiquiatría Legal, Dra. Ma. Aurora Contreras Garza; Urgencias Psiquiátricas, Dr. Alejandro Molina López; Suicidio, Dr. Hector Senties Castella; Psiquiatría y Espiritualidad, Dr. Alejandro Córdova Córdova; Esquizofrenia, Dr. Soledad Rodríguez Verdugo; Trastorno Afectivo Bipolar, Dra. Claudia Becerra Palars; Trastornos de la Conducta Alimentaria, Dra. Marcela Blum Ortiz; Guerra, Trauma y Desastre, Dr. Javier Zambrano Ramos.Asesores: Dr. Jorge Caraveo Anduaga; Dr. Gerardo Heinze Martín; Dra. Ma. del Carmen Lara Muñoz; Dr. Eduardo Nuñez Bernal.Comité Científico: Dr. Fernando López Munguía; Dra. Martha Patricia Ontiveros Uribe; Dr. Antonio Ruíz Taviel de Andrade; Dr. Salvador González Gutiérrez; Dr. Javier Zambrano Ramos; Dr. Enrique Chávez León; Dr. Juan José Cervantes Navarrete; Dra. Claudia Becerra Palars; Dra. María del Carmen Lara Muñoz.Página Web: Dr. Juan José Cervantes Navarrete, Lic. Norma Beatríz Cabrera Mancilla, Ing. Ricardo Ledesma.Distribución: SEPOMEX.

Favor de enviar solicitud y pago a:Asociación Psiquiátrica Mexicana, A.C.Periférico Sur 4194 - 104, Jardines del PedregalDel. Álvaro Obregón, C.P. 01900, México, D.F.e-mail: [email protected]

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ÓRGANO OFICIAL DE DIFUSIÓN DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA, A.C.

3 ELECTROCONVULSIVE THERAPY: REVIEW OF INTERNATIONAL CLINICAL GUIDELINES OF DIAGNOSTIC INDICATIONS Angélica Ramírez Cárdenas, César González González

8 RISK PERCEPTION, EMOTIONAL IMPACT, MASS MEDIA EFFECT AND HEALTH RECOMMENDATIONS COMPLIANCE IN A-H1N1 INFLUENZA CONTINGENCY Sergio Ponce de León, Minou Arévalo-Ramírez, Yuridia Santiago-Ventura, Judith González, María del Carmen Lara Muñoz

14 PREVALENCE OF TRAUMATIC EXPERIENCES IN WORKERS FROM A UNIVERSITY OF THE STATE OF MEXICO Octavio Márquez Mendoza, Sheila Adriana Mendoza Mojica, Marcela Veytia López, Gerardo Huitrón Bravo, Israel Valdés Gil

17 ATTENTION DEFICIT HYPERACTIVITY DISORDER (ADHD) IN PARENTS OF ADHD CHILDREN IN COMPARISON WITH PARENTS OF HEALTHY CHILDREN Mirna Araceli Trancoso Hernández, Diana Molina Valdespino, Silvia Ortiz León

22 PARTIALISM DISORDER AS PART OF THE OBSESSIVE-COMPULSIVE SPECTRUM: A CASE REPORT Ferran Padrós Blázquez, Luis González Contreras, Núria Espluga Frigola, María Ángeles Malagón Amor, Juan Castaño Asins, María Patricia Martínez Medina

25 AutoTEST

Contents

April-June, 2010 l 3th Epoch, Vol. 26, No. 2

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3 TERAPIA ELECTROCONVULSIVA: INDICACIONES DIAGNÓSTICAS, REVISIÓN SISTEMÁTICA DE GUÍAS CLÍNICAS INTERNACIONALES Angélica Ramírez Cárdenas, César González González

8 PERCEPCIÓN DEL RIESGO, IMPACTO EMOCIONAL, EFECTO DE LOS MEDIOS DE INFORMACIÓN Y CUMPLIMIENTO DE LAS RECOMENDACIONES SANITARIAS EN LA CONTINGENCIA POR INFLUENZA A-H1N1 Sergio Ponce de León, Minou Arévalo-Ramírez, Yuridia Santiago-Ventura, Judith González, María del Carmen Lara Muñoz

14 PREVALENCIA DE EXPERIENCIAS TRAUMÁTICAS EN TRABAJADORES UNIVERSITARIOS DEL ESTADO DE MÉXICO Octavio Márquez Mendoza, Sheila Adriana Mendoza Mojica, Marcela Veytia López, Gerardo Huitrón Bravo, Israel Valdés Gil

17 FRECUENCIA DEL TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD (TDAH) EN PADRES DE NIÑOS CON DIAGNÓSTICO DE TDAH EN COMPARACIÓN CON PADRES DE NIÑOS SANOS Mirna Araceli Trancoso Hernández, Diana Molina Valdespino, Silvia Ortiz León

22 TRASTORNO DE PARCIALISMO COMO PARTE DEL ESPECTRO OBSESIVO-COMPULSIVO: UN ESTUDIO DE CASO Ferran Padrós Blázquez, Luis González Contreras, Núria Espluga Frigola, María Ángeles Malagón Amor, Juan Castaño Asins, María Patricia Martínez Medina

25 Autoevaluación

Contenido

Abril-Junio, 2010 l Época 3, Vol. 26, No. 2

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TERAPIA ELECTROCONVULSIVA: INDICACIONES DIAGNÓSTICAS, REVISIÓN

SISTEMÁTICA DE GUÍAS CLÍNICAS INTERNACIONALES

ELECTROCONVULSIVE THERAPY: REVIEW OF INTERNATIONAL CLINICAL GUIDELINES OF DIAGNOSTIC INDICATIONS

Angélica Ramírez Cárdenas, César González GonzálezCentro de Atención Integral en Salud Mental de Estancia Breve

del Instituto Jalisciense de Salud Mental.

RESUMEN

Objetivo: Determinar las indicaciones diagnósticas de la terapia electroconvulsiva (TEC) con base en el análisis de guías clínicas internacionales.

Material y métodos: Revisión sistemática de la literatura para identificar guías internacionales para la aplicación de TEC.

Resultados: Se encontraron siete guías internacionales para el uso de la TEC; en ellas se describen los diagnósticos en los cuales debe utilizarse como primera opción esta mo-dalidad terapéutica. Se encontró consistentemente como pri-mera opción de tratamiento en el trastorno depresivo mayor grave cuando la integridad de la persona está en riesgo.

Conclusiones: Las siete guías analizadas en esta revisión sistemática demuestran ser una herramienta útil en la prác-tica clínica para la prescripción de la TEC. Sin embargo, aún no existe consenso sobre en qué momento indicar la TEC en trastornos como manía y/o esquizofrenia.

Palabras clave: Terapia electroconvulsiva, consenso, guías clínicas.

SUMMARY

Objective: To determine the diagnostic indications of electroconvulsive therapy (ECT) based on the analysis of in-ternational clinical guidelines.

Material and methods: Systematic review of literature to identify international clinical guidelines for the application of ECT.

Results: Seven international clinical guidelines were found for the use of ECT. The entities where ECT can be used as a first choice for treatment are described. We found that in all guidelines ECT is considered the first choice for treatment for major depressive disorder with high risk of personal injury.

Conclusions: The seven guidelines analyzed are useful in the clinical practice for prescribing ECT. However, there is no consensus yet regarding the timing for prescribing ECT in mania and schizophrenic disorders.

Key words: Electroconvulsive therapy, consensus, clini-cal guidelines.

INTRODUCCIÓN

La terapia electroconvulsiva (TEC) es una herramienta terapéutica activa que actúa sobre el sistema nervioso cen-tral (Bertolín y Peiró, 2001). Este tratamiento se utiliza en general en hospitales psiquiátricos para tratar diversos tras-tornos mentales. Su principal indicación diagnóstica es en el trastorno depresivo mayor grave con tentativa suicida de alta letalidad y/o ideación suicida persistente, así como en la manía (Abrams, 2002).

Se estima que en los Estados Unidos alrededor de 2.4% de la población con enfermedades mentales que ingresa a un hospital es tratada con TEC (Abrams, 2002). En México no existen estadísticas del número de pacientes con enfer-medad psiquiátrica tratados con TEC.

La decisión de recomendar el uso de TEC deriva de un análisis del riesgo-beneficio para cada paciente en particular. Este análisis debe considerar el diagnóstico del paciente y la gravedad de la enfermedad, la historia clínica del paciente, la rapidez de acción y la eficacia prevista para la TEC, los riesgos médicos y los efectos adversos previstos (American Psychiatric Association, 2001).

Hoy en día existe una considerable variabilidad entre fa-cultativos y regiones geográficas respecto al uso de la TEC como tratamiento de primera línea, o sólo de forma secun-daria cuando se observa que los pacientes no responden a otras intervenciones (Bertolín, 2004).

En diferentes países se han desarrollado recomendacio-nes y estrategias de consenso acerca de la TEC que tienen por objetivo estandarizar las condiciones de su aplicación. Sin embargo, al revisar la información científica disponible en artículos de revisión o guías clínicas, encontramos dife-rencias significativas sobre su uso en los diferentes trastor-nos psiquiátricos así como cuándo debe utilizarse la TEC como intervención primaria.

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Como en México no existe aún un consenso para el uso y aplicación de la TEC, los profesionales de la salud debemos recurrir a los consensos internacionales para basar nuestra práctica.

El presente trabajo tiene como objetivo hacer un análisis de los consensos internacionales para el uso y aplicación de la TEC, conocer sus diferencias y similitudes así como la metodología usada en su desarrollo.

MATERIAL Y MÉTODO

En 2008 se realizó una revisión sistemática de la litera-tura para identificar las guías clínicas o consensos interna-cionales para la aplicación de TEC en las bases de datos OVID: MEDLINE (de 1950 a la actualidad) y PUB-MED. Las palabras clave utilizadas en la búsqueda fueron terapia elec-troconvulsiva, consenso y guías clínicas. Una vez obtenidas las referencias bibliográficas de las guías clínicas y/o consen-sos, se procedió a conseguirlos en extenso, así como a hacer una revisión y un análisis de éstos.

RESULTADOS

Se encontraron siete guías clínicas para el uso e indica-ciones de la TEC: 1. El Consenso Español sobre la Terapia Electroconvulsiva; 2. la Práctica de la Terapia Electroconvul-siva: recomendaciones para el tratamiento, formación y ca-pacitación, Informe del Comité Elaborador de la Asociación Psiquiátrica Americana; 3. el Tercer Reporte del Real Cole-gio de Psiquiatras del Reino Unido, Comité especial en TEC; 4. la Guía del Instituto Nacional para la Salud y Excelencia Clínica” (NICE) del Reino Unido; 5. la Guía Clínica para la Aplicación de la TEC de la Asociación Médica Alemana; 6. la Posición ante la TEC de la Asociación Canadiense de Psiquiatría, publicada en 1992; y por último 7. la Guía para la aplicación de la TEC del Real Colegio de Psiquiatras de Australia y Nueva Zelanda. Exceptuando la guía clínica de la Asociación Alemana de Psiquiatría, todas las demás se revisaron en extenso.

En el cuadro 1 se describe la metodología con la cual se realizaron las guías y/o consensos, así como el año de su publicación.

Cuadro 1. Descripción de las guías clínicas internacionales para la aplicación de la TEC.

Guía clínica Metodología para su elaboración Idioma de publicación Año de publicación

Asociación Canadiense Revisión sistemática de la bibliografía disponible Inglés 1992de Psiquiatría en el momento Sociedad Española de Participación de 48 personas (psiquiatras, Español 1999Psiquiatría anestesiólogos, enfermeros, licenciados en Derecho, magistrados). Revisión exhaustiva sobre la situación actual de esta modalidad terapéutica, para a continuación presentar los procedimientos necesarios para su aplicación, personal necesario y equipamiento, criterios de calidad, formación y divulgación de procedimientos.

Asociación Psiquiátrica Actualizado en 1999. Inglés 2001Americana Búsqueda de todas las citas clínicas relacionadas con TEC publicadas entre 1989 y 1998 y registradas en MEDLINE, así como sugerencias recibidas en un Seminario del Comité Elaborador en la Reunión Anual de la APA de 1996 y de organizaciones profesionales.

Instituto Nacional para Revisión exhaustiva de la evidencia clínica Inglés 2003la Salud y Excelencia disponible.Clínica (NICE) RU Consulta al Real Colegio de Psiquiatras.

Asociación Médica No se consultó Alemán 2004Alemana

Real Colegio de Revisión sistemática para la administración Inglés 2005Psiquiatras de Australia de la TECy Nueva Zelanda

Real Colegio de Tercer reporte. Creación de un comité en Inglés 2005Psiquiatras,(Inglaterra) TEC. Consulta a psiquiatras con experiencia académica y clínica en TEC. Revisión sistemática de la información disponible.

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Indicaciones generales para el uso de la TEC

En el cuadro 2 se describen estas indicaciones, las cuales varían de una guía clínica a otra. La Sociedad Española de Psiquiatría basa la decisión de indicar la TEC en criterios clínicos como la gravedad de la enfermedad, la valoración de situaciones especiales como el embarazo o riesgo grave de suicidio, antecedentes de buena respuesta en un episodio anterior y la preferencia del paciente. Por otro lado, el Real Colegio de Psiquiatras de Inglaterra y el Consenso de Aus-

tralia y Nueva Zelanda sólo hacen referencia a indicaciones clínicas. La Asociación Americana de Psiquiatría refiere que se debe usar cuando exista la necesidad de una respuesta rápida y definitiva, cuando haya una pobre respuesta a fár-macos o cuando sea mayor el riesgo a otros tratamientos. El Consenso de NICE menciona que la TEC sólo debe usarse una vez que haya fallado un esquema farmacológico o esté en riesgo la integridad del paciente. La publicación canadiense considera otros trastornos no mencionados en las otras cinco como el trastorno esquizoafectivo y esquizofreniforme.

Cuadro 2. Indicaciones Generales para el uso de la TEC.

Asociación Psiquiátrica Española

• Sebasaráencriteriosclínicos

• Indicacionesmédicas.

• Resistenciaaotrostratamientos.

• Situacionesespeciales.

• Antecedentesdeunabuena respuesta.

• Preferenciadelpaciente

Asociación Psiquiátrica Americana

• Respuestarápidaydefinitiva.

• Riesgoaotrostratamientos es mayor.

• Pobrerespuestaafármacos.

• Antecedentesdebuena respuesta.

• Preferenciadelpaciente.

Real Colegio Psiquiatras, UK

Indicaciones clínicas:

1. Depresión* 2. Manía*3. Esquizofrenia*

*Especificaciones para estas indicaciones.

Asociación Psiquiátrica Canadiense

• Indicacionesclínicas:

1. Depresión.2. Trastorno bipolar.3. Esquizofrenia no

crónica.4. Trastornos

esquizoafectivos.5. Trastornos

esquizofreniformes.

NICE

•Debeusarsecuandose requiera una respuesta rápida y se haya probado que el esquema farmacológico es ineficaz o cuando el estado del individuo se considere de riesgo en enfermedades como depresión grave, catatonia o episodio de manía grave o prolongado.

Real Colegio Psiquiatras Australia

y Nueva Zelanda

• Evaluaciónfísicay psiquiátrica del individuo.

• Indicaciónprimariaes depresión mayor.

Principales indicaciones diagnósticas

Las guías clínicas dividen la información por trastornos. Tanto el consenso de la APA como el consenso Británico

se refieren a la información científica publicada en relación con la eficacia y la predicción de respuesta. En el cuadro 3 se describen las indicaciones diagnósticas consideradas por cada una de las guías clínicas.

Cuadro 3. Indicaciones diagnósticas consideradas por las Guías Clínicas Internacionales para la aplicación de TEC.

Asociación Psiquiátrica Española

• SíndromesDepresivos.

• Trastornosesquizofrénicos.

•Maníaaguda.

•Otrasindicaciones.

Asociación Psiquiátrica Americana

•DepresiónMayor.

•Manía.

• Esquizofreniayotraspsicosis.

•Otrasindicaciones.

Real Colegio Psiquiatras, RU

• Trastorno/episodiodepresivo mayor.

•Manía.

• Esquizofrenia.

•Otrasindicaciones.

Asociación Psiquiátrica Canadiense

•Depresión.

• Trastornobipolar.

• Esquizofrenianocrónica.

• Trastornosesquizoafectivos.

• Trastornosesquizofreniformes.

NICE

•Depresióngrave.

• Catatonia.

• Episodiodemaníagrave o prolongado.

*Considerar cuando la integridad del individuo esté en riesgo.

Real Colegio Psiquiatras Australia

y Nueva Zelanda

•Depresiónen especial con

síntomas melancólicos, psicosis o riesgo suicida.

• Agudizaciónmaníayesquizofrenia.

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Uso de TEC como primera opción de tratamiento

La Asociación Española, la APA y la Asociación de Aus-tralia sugieren su utilización en episodios depresivos graves con o sin síntomas psicóticos cuando exista inhibición intensa, alto riesgo de suicidio o agitación grave, a diferencia del con-senso británico donde de manera más específica se menciona que la TEC debe utilizarse en episodios depresivos graves con tentativa suicida y/o ideación suicida persistente, en las depre-siones psicóticas, o bien si el paciente se rehúsa a comer o tomar líquidos. El consenso de la NICE no considera la TEC como primera opción de tratamiento en ningún trastorno.

Uso de TEC en depresión

De acuerdo con cinco de las guías clínicas, la TEC debe usarse como primera opción de tratamiento en los episodios depresivos graves, con ideación suicida persistente o tentati-va suicida de alta letalidad, en depresiones psicóticas, cuando esté en riesgo la integridad del sujeto. Como se mencionó con anterioridad, la NICE no considera la TEC como prime-ra opción terapéutica.

Uso de TEC en la manía La APA, el Real Colegio de Australia y Nueva Zelanda

y la Asociación Canadiense son muy inespecíficos ya que sugieren que la TEC es efectiva en todos los subtipos de manía, aunque no mencionan la gravedad u otros datos del episodio. En tanto, la Guía Clínica Española, el Real Colegio de Psiquiatras del Reino Unido y el de NICE refieren que la TEC deberá reservarse para manía aguda cuando sea insufi-ciente la respuesta farmacológica, cuando se haya utilizado la sujeción mecánica de manera prolongada y/o cuando sean muy elevadas las dosis de los fármacos.

Uso de TEC en esquizofrenia

Como se describe en el cuadro 4, el uso de la TEC en la esquizofrenia varía de manera importante de una guía a otra. Por ejemplo, la Guía Clínica del Real Colegio de Psiquiatras del Reino Unido deja a la TEC como cuarta línea de tratamiento en este trastorno, o cuando hay catatonia y no hay respuesta al lorazepam. El consenso de NICE refiere que no existe información científica que sustente el uso de la TEC en esquizofrenia.

Uso de TEC en otras situaciones clínicas

Los consensos consideran otras situaciones clínicas no psiquiátricas para la aplicación de la TEC como la enfer-medad de Parkinson, la epilepsia refractaria o la discinesia tardía, más no como primera línea de tratamiento.

DISCUSIÓN

A pesar de que la TEC se ha utilizado por más de 70 años, aún hay controversia sobre sus indicaciones especí-ficas. Por ello, las asociaciones psiquiátricas de diferentes naciones como Estados Unidos, Reino Unido, Australia y España se han dado a la tarea de realizar guías de “recomen-daciones” para su uso.

En el presente trabajo se analizaron seis guías clínicas para la aplicación de la TEC provenientes de las naciones antes mencionadas, y no se encontraron grandes diferencias entre ellas en cuanto a las recomendaciones sobre el empleo de la TEC en los trastornos depresivos mayores graves. Por otro lado, sí se observaron diferencias en indicaciones como la esquizofrenia.

A excepción de la guía clínica de la NICE, todas las aso-ciaciones coinciden en que la decisión de utilizar la TEC se basará en la gravedad del trastorno (agitación grave, tenta-tiva suicida o ideación suicida), y la valoración de situaciones especiales como embarazo. Estas seis guías refieren a la TEC como primera línea de tratamiento en trastornos depresivos graves y cuando se requiera una respuesta rápida; por ejem-plo, en cuadros depresivos con tentativas suicidas, ideación suicida persistente o cuando el paciente se rehúse a comer o tomar líquidos.

A diferencia de la APA y de la Asociación Española, el consenso británico, no considera como primera opción de tratamiento la TEC por preferencia del paciente; sólo refiere que es importante valorar esta situación.

En cuanto a la indicación de la TEC para la manía, las guías clínicas la ubican como segunda línea de tratamiento, excepto el consenso de la APA, donde sólo se menciona su eficacia en este trastorno.

De acuerdo con el Real Colegio Británico, la TEC deberá usarse como cuarta línea de tratamiento de la esquizofrenia, a diferencia de las otras guías que la refieren como indicación primaria en los casos graves en que se presente agitación o estupor, desorganización conductual o antecedentes de bue-na respuesta a la TEC.

Las guías clínicas analizadas en esta revisión sistemática fueron realizadas con base en la información científica dispo-nible en su momento, así como en la experiencia de exper-tos en el área. Cabe destacar que el Consenso Británico se hizo con rigor científico analizando la información publicada sobre el uso de la TEC para el desarrollo del mismo.

Aunque la publicación de estos consensos no es reciente, constituyen una herramienta sumamente útil para el clínico.

Por último, es importante mencionar que la eficacia de la TEC ha quedado demostrada en los trastornos depresivos graves y en la manía, y debe considerarse como primera línea de tratamiento cuando exista en estos dos trastornos

Cuadro 4. Indicaciones de la TEC en la esquizofrenia.

Asociación Psiquiátrica Española

• Casosgravesconagitación o estupor catatónico.

• Episodiosagudoscon agitación grave y gran desorganización conductual.

• Antecedentesdebuena respuesta.

Asociación Psiquiátrica Americana

Efectiva en el tratamiento de exacerbaciones.

• Catatonia.

• Episodiosagudoscon agitación grave y gran desorganización conductual.

• Antecedentesdebuenarespuesta.

Real Colegio Psiquiatras, UK

Cuarta línea de tratamiento.

• Encatatoniacuando no hay respuesta al lorazepam.

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un riesgo agregado como tentativa suicida, ideación suicida o desorganización conductual importante. En cuanto a la utilización de la TEC en la esquizofrenia, de acuerdo con la

REFERENCIAS

ABRAMS R. Electroconvulsive Therapy. New York, Oxford University Press, 2002.

AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION. The Practice of ECT: recommendations for Treatment, Training, and Privileging. A Task Force Report of the American Psychiatric Association, Wa-shington DC, 2001.

BERTOLÍN JM, PEIRÓ S. Variabilidad en actitudes y condicio-nes de utilización de la terapia electroconvulsiva. Resultados de un estudio preliminar. Actas Esp Psiquiatr 2001; 29:390-5.

BERTOLÍN JM. Terapia Electroconvulsiva; Estudio de las Evi-dencias Científicas de su Eficacia; actitudes y patrones de uso en España. Generalitat Valenciana, 2004.

CANADIAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION. Position Paper on Electroconvulsive Therapy.1992.

Consenso Español sobre la Terapia Electroconvulsiva: Docu-mento Revisado el 02.07.99.

información científica disponible, debemos tomar en cuenta la recomendación del consenso británico, dejando a la TEC como cuarta línea de tratamiento.

NATIONAL INSTITUTE OF CLINICAL EXCELLENCE TECH-NOLOGY. Guidance on the use of Electroconvulsive Therapy. Lon-don: NICE, 2003.

ROYAL COLLEGE OF PSYCHIATRISTS. ECT handbook. The Third Report of the Royal College of Psychiatrists’ Special Com-mittee on ECT (Council Report CR128). London: Royal College of Psychiatrists, 2005.

WISSENSCHAFTLICHER BEIRAT DER BUNDESÄRZTEKA-MMER. Stellungnahme zur Elektrokrampftherapie (EKT) als psychia-trische Behandlungsmassnahme (Statement on ECT as a psychiatric treatment measure). Stand: 21.02.2003.

THE ROYAL AUSTRALIAN AND NEW ZEALAND COLLEGE OF PSYCHIATRISTS. Clinical Memorandum #12. Electroconvul-sive Therapy. Guidelines on the administration of electroconvulsive therapy (ECT). February 2005.

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RESUMEN

Introducción. El virus de la Influenza A parece ser el úni-co con el potencial de causar una pandemia en el ser huma-no. Tras la contingencia por virus de la influenza A-H1N1, ocurrida del 27 de abril al 7 de mayo de 2009, se publicaron una serie de artículos que abordaron aspectos históricos, clínicos y epidemiológicos. En ninguna de estas revisiones se consideraron los aspectos psicológicos y sociales.

Objetivo. Identificar la percepción del riesgo, impacto emocional, influencia de los medios de información y cum-plimiento de las recomendaciones sanitarias después de la contingencia en estudiantes y residentes médicos.

Procedimiento. Se realizó un escrutinio transversal. Se administró un cuestionario diseñado ad hoc para evaluar las variables objetivo.

Resultados. Se encuestaron 219 alumnos, 122 mujeres y 95 hombres, con edad promedio de 23.04 años. La per-cepción de riesgo de mayor preocupación fue la de contagiar a la familia (27.83%); el puntaje promedio en impacto emo-cional fue de 1.48; el efecto de los medios de comunicación fue con mayor frecuencia un efecto “inquietante”, sobre todo la televisión; y sólo 11.5% siguió siempre las recomen-daciones sanitarias.

Discusión. Ante el bajo seguimiento de las recomenda-ciones sanitarias, es necesario identificar los elementos que motivan la conducta de los sujetos para adoptar acciones que permitan una contención adecuada de los problemas de salud.

Palabras clave: Influenza, medios de información, im-pacto emocional.

SUMMARY

Introduction. Influenza A virus appears to be the only one with the potential to cause a pandemics among humans. After the contingency for influenza virus A-H1N1, occurred from April 27 to May 7, 2009, several articles with clinical or epidemiological aspects or historic overviews of the pan-

demics were published. No psychological or social aspects are considered in any of these articles.

Objective. To identify risk perception, emotional im-pact, influence of media and compliance with health recom-mendations after the contingency by medical students and residents.

Methods. Cross-sectional study where an ad hoc ques-tionnaire was administered to assess the target variables.

Results. 219 students, 122 female, 95 male, mean age 23.04 years. The perceived risk of greater concern was the possibility of infecting the family (27.83%); the average score was 1.48 in emotional impact, the effect of the media was most frequently “disturbing”, especially television, and only 11.5% followed always the health recommendations.

Discussion. We believe in the need to identify the ele-ments that motivate the behavior of subjects so that actions that allow the adequate containment of health problems can be taken.

Keywords: Influenza, media, emotional impact.

INTRODUCCIÓN

El virus de la influenza A parece ser el único con el po-tencial de causar una pandemia en el ser humano debido a su redistribución de la cepa aviar y humana, típicamente a través de la coinfección en un animal intermediario (cerdo). Esto lleva a una expresión súbita de una cepa antígena nueva que toma a la población desprevenida, lo que lleva a una rápida propagación del virus, como sucedió con la influenza española en 1918-1919 y en 2003-2004 en varios países asiáticos (Krilov, 2004).

Habitualmente, los preparativos para una epidemia han enfatizado aspectos como el desarrollo de planes nacionales, la vigilancia epidemiológica, los requerimientos de vacunas y medicamentos, el mejoramiento de la cobertura de vacu-nación en los grupos de alto riesgo, así como el impacto económico (OPS, 2006).

En México, los planes para el manejo de la gripe pan-démica empezaron en 2001. Las actividades incluyeron la

PERCEPCIÓN DEL RIESGO, IMPACTO EMOCIONAL, EFECTO DE LOS MEDIOS DE INFORMACIÓN Y CUMPLIMIENTO DE LAS RECOMENDACIONES SANITARIAS EN LA CONTINGENCIA POR

INFLUENZA A-H1N1

RISK PERCEPTION, EMOTIONAL IMPACT, MASS MEDIA EFFECT AND HEALTH RECOMMENDATIONS COMPLIANCE IN A-H1N1 INFLUENZA CONTINGENCY

Sergio Ponce de León* **, Minou Arévalo-Ramírez***, Yuridia Santiago-Ventura ***,Judith González*, María del Carmen Lara Muñoz ** ***

*Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán ** Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México

*** Facultad de Medicina, B. Universidad Autónoma de Puebla

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introducción de vacunación de gripe anual y un programa para desarrollar la producción de una vacuna nacional. En 2006 se estableció una reserva estratégica de antivirales, antibióticos, y artículos protectores para el personal de asis-tencia (Pérez-Padilla et al., 2009) y en 2008 Kuri-Morales planteó un estimado de posibles casos y defunciones y la necesidad de desarrollar un plan de contingencia.

Ramos (2009) hace una breve reseña de la historia de la pandemia de influenza tipo A del 2009 en México y en el mundo, con casos confirmados, muertes, cuándo se declara formalmente la pandemia, etc.

Algunos artículos publicados se refieren a aspectos clíni-cos y epidemiológicos de los casos. Ejemplo de ello es el documento de Fajardo et al. (2009), quienes realizaron un análisis epidemiológico de 122 defunciones por influenza. A su vez, Bello–Carrera et al._(2010) estudiaron retrolectiva-mente a 16 pacientes embarazadas infectadas con H1N1. Salvador_et al. (2010) describen el perfil epidemiológico de los casos de influenza en Querétaro. Por su parte, Garrido et al. (2010) reportan el estudio retrolectivo de 36 niños diagnosticados con influenza A-H1N1.

Las medidas preventivas incluyen recomendaciones gene-rales para personas sanas (Mossad, 2009): 1. Mantener una distancia de al menos un metro con una persona enferma. 2. Utilizar una máscara mientras se cuida a una persona con una enfermedad parecida a la influenza. 3. Evitar tocarse los ojos, la nariz o boca ya que éstos son portales de entrada po-tenciales para el virus. Ésta es una recomendación difícil de seguir ya que requiere vigilancia constante de un hábito hu-mano común. 4. Lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón o soluciones con alcohol durante 20 a 30 segundos, particularmente después de tocarse los ojos, nariz o boca, o después de tener contacto con secreciones respiratorias de personas, incluidos niños, con enfermedades parecidas a la influenza. 5. Si es posible, reducir el tiempo pasado en con-tacto estrecho con personas enfermas y en hacinamiento. 6) Si es posible, abrir las ventanas y mantener las habitaciones ventiladas.

Padilla et al. (2009) analizan el comportamiento de los usuarios de Internet en la búsqueda de información sobre la influenza durante los primeros días de contingencia, y el resultado fue de 41,340 usuarios en los 10 primeros días, de los cuales 58.7% fueron del continente americano y, de éstos, 7.7% fueron mexicanos.

Sin embargo, en todas estas revisiones no se consideran los aspectos psicológicos y sociales, a pesar de que muchos de los problemas que afligen a las personas se originan en el temor. Por otro lado, hay una gran falta de información, y es común escuchar a la gente decir “tengo un virus” antes que nombrar una enfermedad. La gente no distingue entre la causa de infección y la enfermedad en sí, lo que conduce a diferencias en la comprensión de la patogénesis de las enfer-medades infecciosas (Dumais y Abdelkrim, 2009). Además, no se toma en cuenta la vulnerabilidad, que es la condición interna de un sujeto o grupo expuesto a una amenaza o evento traumático y que corresponde a su disposición in-trínseca para ser dañado.

La ocurrencia de gran cantidad de enfermos y muertes y las vastas pérdidas económicas en el contexto de una epi-demia o pandemia generan un riesgo psicosocial elevado. Una aproximación racional en la atención en salud mental

implica el reconocimiento de los distintos grupos poblaciona-les, en especial los relacionados con el género, la edad y el nivel socioeconómico. Existen también riesgos de origen ocu-pacional, como lo son los propios miembros de los equipos de respuesta que trabajan en la emergencia (OPS, 2006).

En el invierno de 2003, tras la epidemia de influenza que provocó un síndrome respiratorio agudo severo (SARS, por sus siglas en inglés) en la ciudad de Toronto, hubo un impacto social significativo entre los trabajadores de la sa-lud, además del impacto económico producido al cancelarse conferencias y disminuir el turismo general. También hubo un impacto sobre el sistema de salud por el cierre virtual de los hospitales de tercer nivel a pacientes sin SARS y la imple-mentación de medidas de control para evitar contagios en los mismos hospitales con la consecuencia de una marcada alteración de la operación habitual de los servicios de salud. En una encuesta realizada a trabajadores de la salud, se en-contró que 45% de las enfermeras obtuvieron un puntaje por arriba de 12 (punto de corte) para estrés psicológico en el cuestionario de salud general (GHQ, por sus siglas en inglés); 65% de los encuestados mencionaron preocupación por la salud propia y de sus familiares. La mayoría manifestó que las medidas de control de la infección fueron intrusivas y que restaban calidad a su trabajo. Por ello, consideraron que las medidas impuestas estaban más allá de lo que podían tolerar y pensaron incluso en cambiar de empleo (Upshur, 2005).

Es necesario desarrollar estrategias para mitigar el im-pacto psicológico que provocan en las personas las medidas de control de infecciones, principalmente en lo que respecta al aislamiento, el sentirse estigmatizados y bajo escrutinio, así como la evaluación de rasgos de personalidad que con-tribuyen a la vulnerabilidad (Maunder, 2004).

Lancee et al. (2008) evaluaron a 139 trabajadores de la salud dos años después del brote epidémico de SARS de Toronto. Evaluaron la prevalencia de trastornos psiquiátricos antes y después de la epidemia, y encontraron que 30% de los encuestados cumplían con criterios diagnósticos para un trastorno del eje I (depresión, ansiedad o abuso de sustan-cias) antes del brote epidémico. De éstos, 33% experimentó ataques de pánico después del brote de SARS comparado con sólo 12 de 93 (13%) trabajadores en quienes no se iden-tificaron antecedentes psiquiátricos.

Es necesaria una mejor comprensión de las respuestas de los grupos que tienen a su cargo la salud de la población o que en el futuro la tendrán.

El objetivo del presente trabajo fue identificar la percep-ción del riesgo, el impacto emocional, la influencia de los medios de información y el cumplimiento de las recomenda-ciones sanitarias después de la contingencia por virus de la influenza H1N1, ocurrida del 27 de abril al 7 de mayo 2009, en estudiantes y residentes médicos.

MATERIAL Y MÉTODO

Se realizó un escrutinio transversal

SujetosEstudiantes del sexto y séptimo semestres de la carrera

de Medicina de una universidad pública y estudiantes de pos-grado de la misma facultad, hombres y mujeres.

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InstrumentoSe aplicó un cuestionario diseñado ad hoc para identificar

las variables de interés. La percepción del riesgo se evaluó en seis áreas: 1. preocupación por contagiar a la familia, 2. con-tagiarse en el trabajo, 3. contagiarse en el transporte, 4. las repercusiones económicas de la enfermedad, 5. la posibilidad de tener que hospitalizarse y 6. la posibilidad de morir. Se les pidió que asignaran un número del 1 al 6, considerando 1 como la mayor preocupación y 6 como la menor.

El impacto emocional se evaluó pidiendo que calificaran su estado emocional en el momento actual ante la situación sanitaria vivida en la ciudad: 1. tranquilo, 2. preocupado, 3. temeroso, 4. aterrado, 5. enojado, 6. desorientado, 7. emo-cionado, con las opciones de respuesta: nada, muy poco, poco, regular, mucho y muchísimo. El efecto de los medios de información -periódicos, televisión, radio, Internet, bo-letines y conferencias de prensa de las autoridades de la SSA, boletines o circulares de la dirección o institución/sitio de trabajo, información de los superiores inmediatos e infor-mación de los compañeros- se evaluó con tres opciones de respuesta: tranquilizador, inquietante, ninguno, y por último, el cumplimiento de las recomendaciones sanitarias, con las opciones de respuesta: siempre, casi siempre, a veces sí/a veces no, casi nunca y nunca.

Cuadro 1. Contacto con enfermos con cuadros gripales

Frecuencia Porcentaje

Contacto con enfermos por razón laboral

108 50.0

Contacto con enfermos por uso de transporte público

117 54.2

Alguna persona en el hogar con cuadro gripal en los

últimos siete días

29 13.4

ProcedimientoLos alumnos de pregrado y posgrado fueron reunidos

en seis salones de clase con una capacidad para 40 alumnos cada uno, el 8 de mayo de 2009, un día después del regreso a clases tras la contingencia, donde se les invitó a participar y contestar los cuestionarios. Todos los alumnos de pregrado y posgrado que estuvieron presentes durante la invitación aceptaron participar. Las encuestas se capturaron en una base de datos y se procesaron con SAS.

RESULTADOS

Se encuestaron 219 alumnos, de los cuales 192 (87.7%) eran estudiantes de medicina y 27 (12.3%) estudiantes de posgrado, 122 (56.2%) mujeres y 95 (43.8%) hombres. Para todo el grupo, el promedio de edad fue de 23.04 años, aunque hubo diferencia significativa en el promedio de edad entre los alumnos de pregrado (21.9 años) y posgrado (30.7 años) (p<.0001); 89.9% eran solteros. El 71.5% calificó su estado de salud en 8-9 y 41.1% recibió vacuna de influenza estacional. La frecuencia de contacto con enfermos con cuadros gripales se muestra en el cuadro 1.

La percepción de riesgo de los encuestados se muestra en la gráfica 1. La preocupación que con mayor frecuencia se calificó con el número 1 (mayor preocupación) fue la posi-bilidad de contagiar a la familia (27.83%) y en segundo lugar la posibilidad de morir (25.12%). La preocupación que con mayor frecuencia se calificó con el número 6 (menor preo-

cupación) fue la posibilidad de morir (43.13%) (gráfica 1). Se encontraron diferencias por sexo estadísticamente significati-vas en la percepción del riesgo de contagiar a la familia. Los hombres calificaron con mayor frecuencia que las mujeres el “contagiar a la familia” como su principal preocupación al momento de la evaluación (35.48 vs. 22.03%, p=0.04).

4540353025201510

50

Percepción de riesgo

Contagio en el trabajo

Contagio en el transporte

Repercusiones económicas

Muerte

Hospitalización

Contagio a familia

Porc

enta

je

Mayor 2 3 4 5

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Para la evaluación del impacto emocional, se extrajo el promedio de los reactivos 1, 2, 3, 4 y 6, (tranquilo, preo-cupado, temeroso, aterrado, desorientado) con los que se obtuvo un alpha de Cronbach de 0.82. El puntaje promedio en impacto emocional fue de 1.48 (DE=0.94), que corre-spondería a “muy poco”-“poco”. Aunque no fue estadísti-camente significativa, hubo una tendencia a puntuaciones

mayores en las mujeres más que en los hombres (1.58 vs. 1.36, p=0.09), y en los de pregrado más que en los de pos-grado (1.50 vs. 1.35, p=0.43).

Es interesante observar que las fuentes de información masiva generaron con mayor frecuencia un efecto inquietan-te, principalmente la televisión. Por el contrario, las fuentes de información en el lugar de trabajo no tuvieron efecto.

Cuadro 2. Efecto de los medios de comunicación

InquietanteN %

NingunoN %

TranquilizadorN %

Periódicos ( n=217)

98 45.58 95 43.98 23 10.69

Televisión (n=218)

127 58.79 59 27.33 30 13.88

Radio (n=218)

105 48.62 76 35.18 35 16.20

Internet (n=217)

98 45.58 73 33.95 44 20.46

Boletines y conferencias de prensa de las autoridades de la SSA

(n=218)87 40.28 59 27.32 70 32.40

Boletines o circulares de la dirección de miinstitución/sitiodetrabajo

(n=218)67 31.01 85 39.36 64 29.63

Información de mis superiores inmediatos

(n=218)61 28.25 87 40.27 68 31.48

Compañeros(n=217)

60 27.91 117 54.42 38 17.67

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Al analizar el efecto de los medios de información por sexo, se observó que la televisión producía un efecto inquie-tante con mayor frecuencia en las mujeres y que la infor-mación proveniente de la Secretaría de Salud producía un

TelevisiónInquietanteN %

NingunoN %

TranquilizadorN %

Mujeres 81 66.94 23 19.01 17 14.05

Hombres 46 48.42 36 37.89 13 13.68

Boletines y conferencias de prensa de las autoridades de la SSA

Mujeres 49 40.50 26 21.49 46 38.02

Hombres 38 40.00 33 34.74 24 25.26

Cuadro 3. Efecto de los medios de información por sexo

efecto tranquilizador también con mayor frecuencia en las mujeres. Estas diferencias fueron estadísticamente significa-tivas (p=0.0065 y p=0.04, respectivamente) (cuadro 3).

En cuanto al cumplimiento de las recomendaciones sanitarias, sólo 11.5% cumplió “siempre” con las medidas recomendadas para evitar el contagio, 6.88% “nunca” o “casi nunca”, y el resto de los encuestados (81.5%) “a veces” (36.4%), o “casi siempre” (45.16%).

Aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa, se observó una mayor tendencia de los hombres a cumplir “siem-pre” con las recomendaciones sanitarias (13.68 vs. 9.92%). Por otro lado, los estudiantes de posgrado tendieron con mayor frecuencia a cumplir siempre con las recomendaciones más que los estudiantes de pregrado (14.81% vs. 11.05) (cuadro 4).

Si se compara a los que recibieron vacuna contra la in-fluenza estacional con los que no la recibieron, se observó que 14.61% de los primeros cumplían “siempre” con las recomendaciones sanitarias y 9.38% de los segundos. Esta diferencia no fue estadísticamente significativa.

Al determinar la relación entre el estado emocional y la percepción de riesgo, hubo una correlación inversa estadís-

ticamente significativa entre estado emocional y la preocu-pación de ser hospitalizado (r=-0.139, p=0.04).

Al determinar la relación entre el efecto de los medios de comunicación y el cumplimiento de las recomendaciones sanitarias, cabe señalar que 58.64% de los encuestados, a quienes les pareció “inquietante” la información de la tele-visión, y 46.60%, de aquellos a quienes les pareció “inquie-tante” la información de Internet, no siguieron siempre las recomendaciones sanitarias.

Aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa, los que siguieron “siempre” las recomendaciones sanitarias tenían un puntaje promedio más alto en impacto emocional que el resto de los sujetos (1.61 vs. 1.47, p=0.48).

En el cuestionario de impacto emocional, las puntua-ciones más elevadas se observaron de manera consistente y estadísticamente significativa en los sujetos que refirieron un efecto inquietante de los medios de información.

NuncaN %

Casi nuncaN %

A vecesN %

Casi siempreN %

Siempre N %

Mujeres 0 0.0 5 4.13 47 38.84 57 47.11 12 9.92

Hombres 3 13.16 7 7.37 32 33.68 40 42.11 13 13.68

Posgrado 0 0.0 1 3.70 8 29.63 14 51.85 4 14.81

Pregrado 3 1.58 11 5.79 71 37.37 84 44.21 21 11.05

Cuadro 4. Cumplimiento de recomendaciones sanitarias por sexo y nivel

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DISCUSIÓN

En general ha sido dejado de lado el impacto emocional de las pandemias. Hasta donde sabemos, éste es el único estudio que se realizó en México a raíz de los eventos ocurridos en abril del 2009 en que se evaluaron la percepción del riesgo, el impacto emocional, el efecto de los medios de información y el cumplimiento de las recomendaciones sanitarias.

Deben resaltarse dos hallazgos. En primer lugar, a pe-sar de que se trata de personal de salud, incluidos médicos titulados, sólo un pequeño porcentaje de los sujetos que respondieron al cuestionario siguieron “siempre” las reco-mendaciones sanitarias. En segundo lugar, debe subrayarse el efecto de los diferentes medios de información, resaltan-do que todos los medios de información masiva, como los periódicos, la televisión, la radio e Internet, tuvieron con mayor frecuencia un efecto “inquietante” más que “tranquili-zador”. Ninguno de los medios evaluados tuvo con mayor frecuencia un efecto “tranquilizador”.

Deben señalarse algunas limitaciones de este estudio. El grupo que se entrevistó sólo incluyó a estudiantes de pregra-do y posgrado de una facultad de medicina, y los hallazgos no representan a toda la población. Sin embargo, considerando que los médicos y los estudiantes de medicina son actores importantes en la contención de los problemas epidémicos y pandémicos, deben desarrollarse estrategias dirigidas es-pecíficamente a este sector para lograr que 100% de los

estudiantes de medicina y de los médicos sigan “siempre” las recomendaciones sanitarias que se hacen en estos casos.

El instrumento empleado se desarrolló para esta investi-gación sin un análisis clinimétrico previo. Sin embargo, dado que el interés era evaluar algunas conductas muy claramente definidas, consideramos que con este tipo de cuestionarios podemos obtener la información de interés.

Este estudio identifica algunas situaciones que facili-tarán la toma de decisiones a partir de algunos aspectos psicológicos. Navarro (2009) enfatiza la importancia de dar información veraz y oportuna, y sobre todo de tranquilizar a la gente, al notar la preocupación de personal del Hospital General, quienes deseaban estar en su casa y, sin embargo, continuaron atendiendo a los pacientes. Esto corresponde con nuestro hallazgo de que la mayor preocupación de los sujetos era la posibilidad de contagiar a su familia.

La Secretaria de Salud (2009) establece una Guía de manejo de la influenza A-H1N1 en la que define la enfer-medad, identifica los grupos de alto riesgo, los síntomas, establece las acciones básicas en las unidades de atención, el manejo en casa y hospitalario y los sitios donde consultar información. Sin embargo, la guía omite considerar los as-pectos psicológicos de la pandemia.

Nos parece que, mientras no se identifiquen claramente los elementos que motivan la conducta de los sujetos, será difícil la adopción de conductas que permitan una conten-ción adecuada de los problemas de salud.

REFERENCIAS

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MAUNDER R. The experience of the 2003 SARS outbreak as a traumatic stress among frontline healthcare workers in Toronto:

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RESUMEN

En la actualidad, la mayoría de la gente ha experimentado al menos un evento traumático en algún momento de su vida. Las secuelas pueden afectar el desempeño general del individuo y, dependiendo de múltiples factores, contribuir a que desarrolle un trastorno mental. Por medio de un cuestionario se determinó la prevalencia de experiencias traumáticas de vida en trabajadores de la Universidad Autónoma del Estado de México. Se encontró que 42% de la población estudiada había vivido experiencias que pusieron en peligro su vida o la de otros. 40.7% respondió haber sido víctima directa de dichas situaciones y 34.5% respondió que pensó morir en ese momento. Los resultados permitieron detectar los acontecimientos traumáticos asociados a trastornos mentales como el trastorno por estrés postraumático.

SUMMARY

Nowadays, most people have experienced a traumatic event at some point in their lives. The aftermath may affect the overall performance of the individual and depending on multiple factors may contribute to the development of a mental disorder. Through a questionnaire, the prevalence of traumatic life experiences in employees of the Autonomous University of the State of Mexico was obtained. It was found that 42% of the population studied had lived experiences that endangered their lives or that of others. 40.7% responded that they had been direct victims of such situations, while 34.5% said they thought they would die at that time. The results allowed the detection of traumatic events associated with mental disorders like PTSD.

INTRODUCCIÓN

Cada vida tiene experiencias que explican los actos manifiestos en una comunidad. Detectar aquellas que resulten traumáticas para el individuo permite un conocimiento reflexivo del proceso salud-enfermedad.

El comportamiento individual se considera producto único en un contexto social. De ahí que los sucesos estresantes sean más comunes en unas sociedades que en otras según la valoración y reacción ante ellos.

La Organización Mundial de la Salud recomienda ma-yor apoyo a las investigaciones en salud mental en aspectos biológicos, psicosociales y de prestación de servicios de salud mental, necesarios para comprender las causas, curso y pronóstico de los trastornos mentales (Vargas et al., 2002).

Asimismo, Prieto (2002) menciona que las condiciones de la salud mental se relacionan en primera instancia con la velocidad propia del mundo actual (incluida la dimensión laboral); en segundo lugar, con la pobreza (como la concibe el Banco Mundial), y, por último, con el envejecimiento (tras-tornos mentales).

En México, la Encuesta Nacional de Epidemiología Psi-quiátrica encontró que 68% de la población urbana adulta ha experimentado al menos un suceso estresante alguna vez en la vida. El 20% manifestó haber estado expuesto a uno, 15% a dos y 33% a tres o más (Medina-Mora et al., 2005).

En este mismo estudio se encontró mayor prevalencia de sucesos violentos, por lo que los autores lo consideraron un factor que ha estado presente de manera directa o indirecta tanto en el plano individual como en el colectivo en la mayoría de la población mexicana. Sin embargo, sus consecuencias en la salud mental se han estudiado poco.

Un trastorno relacionado directamente con la violencia es el trastorno por estrés postraumático (TEPT). El DSM-IV-R (APA, 2005) lo considera como un trastorno de ansiedad caracterizado por la respuesta sintomatológica que una perso- na desarrolla después de haber estado expuesta a un suceso altamente estresante, debido a que ha amenazado su inte-gridad física, su vida o la de otras personas.

El primer criterio para diagnosticar el trastorno refiere que: “La persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más) acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los de-más” (American Psychiatric Association, 2005-).

Los riesgos de exposición a experiencias traumáticas y TEPT posterior son generados por factores demográficos y

PREVALENCIA DE EXPERIENCIAS TRAUMÁTICAS EN TRABAJADORES UNIVERSITARIOS DEL ESTADO DE MÉXICO

PREVALENCE OF TRAUMATIC EXPERIENCES IN WORKERS FROM A UNIVERSITY OF THE STATE OF MEXICO

* Octavio Márquez Mendoza, ** Sheila Adriana Mendoza Mojica, *** Marcela Veytia López, *** Gerardo Huitrón Bravo, **** Israel Valdés Gil

* Centro de Investigación en Ciencias Médicas, Universidad Autónoma del Estado de México (CICMED, UAEMEX), ** Facultad de Medicina, UAEMEX, *** Centro de Investigación en Ciencias Médicas UAEMEX,

**** Facultad de Ciencias de la Conducta, UEMEX

Autor correspondiente: Dr. Octavio Márquez Mendoza.Correo electrónico: [email protected]

Av. Jesús Carranza, No. 205, Col. Universidad. Toluca, México.

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socioeconómicos que hacen posible una prevalencia sustan-cial en la sociedad moderna (Hidalgo y Davidson, 2000).

Por ello, los autores de este estudio consideraron perti-nente detectar la frecuencia de experiencias traumáticas en una población trabajadora universitaria. Esto permitirá refle-xionar en las posibles consecuencias que pudieran acarrear para su salud mental.

MATERIAL Y MÉTODOS

Se realizó un estudio transversal descriptivo a partir de una cohorte de trabajadores de la UAEMex, 2004. Dicho estudio forma parte de un proyecto interinstitucional entre el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto Mexicano de Salud Pública y la UAEMex.

La población universitaria estuvo integrada por 7405 tra-bajadores de todas las categorías laborales: administrativos, docentes, investigadores, personal médico, de conservación e intendencia, residentes de 13 localidades del Estado de México. Ya se han publicado otras investigaciones relaciona-das con la cohorte (Cerecero et al., 2009).

La muestra para este estudio en particular fue por con-veniencia, dependiendo de la voluntad de los trabajadores a participar en el proyecto. Esto se explicó a través del consen- timiento informado que cumplió con los requisitos del Comi-té de Ética e Investigación del CICMED. Fueron hombres y mujeres, con edades de 18 a 79 años.

A partir del cuestionario general autoaplicable empleado en el proyecto, se utilizó la sección “Experiencias traumáticas”, específicamente las preguntas: 94-A, 94-B, 94-C y 94-D. Su estructura fue dicotómica y de opción múltiple a partir del criterio A del DSM-IV referente al evento traumático generador del TEPT.

Los cuestionarios se aplicaron al interior de los centros de adscripción de los diferentes planteles de la UAEMex, previa explicación de objetivos de la investigación. Posteriormente se capturaron con un lector óptico mediante procedimientos autorizados por el CICMED.

La información obtenida se analizó con el paquete estadístico SPSS versión 16. Se describe la frecuencia de las experiencias traumáticas que ha sufrido este grupo de trabajadores.

RESULTADOS

Se incluyen en este análisis 2281 trabajadores.En el cuadro se presenta la prevalencia obtenida de

experiencias traumáticas vividas por trabajadores universi-tarios. Las experiencias a las que se refirieron fueron: agre- sión, hecho de violencia, accidente grave o desastre na-tural. También se muestran la frecuencia y el porcentaje de trabajadores que manifestaron tener participación directa en alguna de estas experiencias traumáticas y aquellos que pensaron que su vida estaba en peligro por haber vivido algún asalto, agresión, herida, accidente o desastre natural.

De manera específica, se obtuvo la frecuencia de cinco experiencias traumáticas relacionadas con el TEPT. El ma-yor porcentaje correspondió a la experiencia ser asaltado o agredido violentamente. El menor porcentaje de estas experiencias correspondió a ser atacado sexualmente.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Los trabajadores universitarios demostraron una alta prevalencia de experiencias traumáticas cercanas a lo largo de su vida. El impacto de ellas no es sólo a corto plazo.

Además de la vulnerabilidad que se adquiere por meca-nismos psicobiológicos, al llegar a la vida adulta, las víctimas han tenido un desarrollo permeado por la inestabilidad emo- cional generada. Así, en la adultez se pueden detectar tras-tornos psicopatológicos graves como ansiedad, trastornos de sueño y conducta antisocial (Levav, 2009).

Los resultados de la Encuesta Nacional de Epidemio-logía Psiquiátrica en México (Medina-Mora et al., 2003) demostraron que la prevalencia de trastornos de ansiedad resultó más elevada en las tres áreas metropolitanas en com-paración con otras regiones. A pesar de que el estudio no corresponde a una población específica de cualquiera de estas áreas, sí corresponde a la zonas metropolitanas de la Ciudad de México y Toluca.

La creciente urbanización que se ha venido observando responde a la ubicación de los Centros Académicos de la UAEMex. Por ello, es importante considerar la relación exis-tente entre trastornos específicos como los de ansiedad y la ubicación del centro de trabajo.

Por otra parte, el porcentaje de la población estudiada que respondió afirmativamente ser víctima directa de expe- riencias traumáticas (40.7%) es alto. Si se considera que cualquier experiencia traumática puede constituir una discon-tinuidad súbita en la vida de una persona, después de un suceso traumático es necesario intervenir precozmente en el ámbito de la salud mental además del jurídico.

Mediante un estudio para corroborar el origen y dirección de los eventos traumáticos en reclusos, Borja y Ostrosky-Solis (2009) destacaron que los individuos con rasgos psicopáticos sufrieron más abuso como forma de castigo a su comportamiento o el medio influyó para potenciar dichos abusos en comparación con individuos sin rasgos psicopáticos. Esto refiere que el haber sido víctimas directas de eventos traumáticos puede conducir a modificaciones en

Respuesta N (%)

Experiencias traumáticas cercanas

958 42.0

Participación directa en experiencias traumáticas

929 40.7

Pensaron que su vida estaba en peligro

788 34.5

Asaltado o agredido violentamente

688 30.2

Accidente serio 437 19.2

Ver de cerca como muere una persona

119 5.2

Atacado sexualmente 78 3.4

Suicidio de familiar cercano

89 3.9

Frecuencia y porcentaje de trabajadores con experiencias traumáticas

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la personalidad de los individuos. La interacción entre las reacciones psicobiológicas y un medio ambiente hostil puede ser causa de ello.

Sin embargo, las experiencias traumáticas no dependen sólo de su origen y desarrollo, sino de la importancia que el individuo les brinda. Cuando permanece inmerso en una situación que va más allá de su propia comprensión y pre- paración psíquica y emocional, el trauma va ligado común-mente al sufrimiento (Sigales, 2006).

Más de un tercio de los trabajadores universitarios parti-cipantes mencionaron que pensaron que podrían morir cuan- do vivieron la experiencia traumática. En lo posterior, sería conveniente detectar cuántos de ellos se quedaron fijados en ese sufrimiento. La validación de la experiencia y la oportunidad de llevar a cabo un proceso para comprenderla son factores que intervienen en el desarrollo de un TEPT después de ocurrido el evento (Sosa y Capafóns, 2005). Por ello, es importante precisar los pensamientos generados res-pecto al evento y la propia vida, en ese momento y posterior a ello.

Ser asaltado o agredido violentamente fue la experien-cia traumática más frecuente, lo cual coincide con estudios anteriores en población mexicana (Medina-Mora et al., 2005) donde se reportó una mayor prevalencia de estos sucesos violentos.

Considerando que los trabajadores universitarios han pre-senciado eventos violentos, es evidente que se encuentren cercanos a las consecuencias de la violencia, las que según Ca- ballero y Ramos (2004) varían en su expresión. Así, se incluyen trastornos graves como la depresión mayor, la ansiedad gene-ralizada y el trastorno por estrés postraumático.

Sin embargo, las manifestaciones de la violencia también incluyen problemas en el funcionamiento social, síntomas somáticos y problemas psicosociales que pueden persistir durante muchos años y afectar la calidad de vida de las personas, sin que llegue a manifestarse un síndrome de estrés

postraumático (U.S. Department of Health and Human Services, 1999).

Estas manifestaciones tienen relación con las relaciones interpersonales existentes en aquellos individuos que han presenciado cualquiera de estos eventos. El impacto generado en la comunidad laboral se relaciona con los problemas psicosociales que en mayor o menor grado se presentan en cualquier centro de trabajo. Asimismo, las experiencias para enfrentarlos variarán según las vivencias anteriores.

Por otra parte, el suceso traumático con menor pre-valencia fue ser atacado sexualmente y 3.4% de la pobla-ción mencionó haberlo vivido. A pesar de ser baja, es digna de consideración la generación de reacciones posteriores.

Dicho suceso se relaciona con los abusos sexuales y físicos vividos durante la infancia y que tienen consecuen-cias posteriores como depresión, ansiedad, ideación suicida, impulsividad-agresividad, delincuencia y abuso de sustancias en la adultez (Palacios y Heinze, 2002). Ello sugiere que este porcentaje de la población es más vulnerable a padecer algún trastorno mental.

Para concluir, el estudio permitió aproximarse a la can-tidad de experiencias traumáticas que han padecido los trabajadores universitarios y su relación con los trastornos mentales, principalmente con el TEPT.

A partir de ello, se comparte la idea de Pérez-Benítez et al. (2009) respecto a la importancia de desarrollar estudios epidemiológicos transculturales. Éstos serán útiles para exami-nar las diferencias de prevalencias encontradas entre países de raíces similares como los latinoamericanos. Éstas pueden deberse a factores socioeconómicos respecto a la gran desi-gualdad entre ricos y pobres, violencia, crimen y pobreza.

Estudios posteriores tendrán que dirigirse hacia el diag- nóstico precoz de los trastornos relacionados con experien-cias traumáticas y principalmente en la atención de ellos, misma que deberá incluirse en el ámbito social-laboral y no exclusivamente a nivel personal.

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RESUMEN

El objetivo de este estudio es describir la frecuencia del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en padres de niños con TDAH en comparación con padres de niños sanos. Métodos: Los casos fueron los padres de 67 niños con TDAH; los controles fueron los padres de 35 niños sanos. Todos los niños fueron evaluados con una entrevista clínica semiestructurada con los criterios de DSM-IV-TR (American Psychiatric Association, 1994). Los padres fueron evaluados con la Escala Wender-Utah de autorreporte (WURS) y la entrevista de Weiss y Murray, basada en la evaluación de la historia del desarrollo del paciente. Resultados: No se encontraron diferencias significativas entre ambos grupos respecto al sexo (p=0.37) o edad media de los niños (p=0.98). Se encontraron 48 padres con diagnóstico retrospectivo de TDAH en el grupo de casos (35.8%) y siete padres con este trastorno (10%) en el grupo control. Conclusiones: En el grupo de TDAH, 35.8% de los padres resultaron positivos para TDAH, lo cual es mayor que la frecuencia reportada por otros autores. La frecuencia del diagnóstico de TDAH fue significativa tanto en padres como en madres. No se encontraron diferencias significativas en el género de los niños y el TDAH de los padres.

Palabras clave: TDAH, padres.

SUMMARY

Objective: To describe the frequency of attention-deficit/hyperactivity disorder (ADHD) in parents of ADHD children versus parents of healthy children. Methods: The sample group consisted of parents of 67 ADHD children. The control group consisted of parents of 35 healthy children. All of the children were evaluated with a clinical semi-structured interview with DSM-IV-TR criteria. Parents were assessed via a self-report using the Wender- Utah Rating Scale (WURS) and an assessment of patient’s developmental history based on Weiss and Murray. Results: No differences between

groups were observed for children mean age (p=0.98) or gender (p=0.37). Parental retrospective childhood diagnoses were found in 35.8% parents of the ADHD group. The rate of ADHD in parents in the control group was of 19.5%. ADHD diagnosis showed statistical significance between parents of ADHD children in comparison with parents in the control group (p=0.003). Conclusion: In the ADHD children group, 35.8% of the parents were positive for ADHD, which is higher than the frequency reported by other authors. Frequency of ADHD diagnosis was significant for mothers and fathers. No differences were found by children’s gender and parental ADHD.

Key words: Parents, ADHD.

INTRODUCCIÓN

En el adulto, el trastorno por déficit de atención e hiper- actividad (TDAH) tiene una prevalencia de 3.4% a nivel mundial (Fayyad et al., 2007). Hace algunos años se pen-saba que el TDAH no continuaba en la adolescencia. Sin embargo, estudios controlados a largo plazo han demostrado que el trastorno persiste en un gran número de adultos diagnosticados como TDAH en la infancia (Wilens et al., 2004). McGough et al. (2004) sugieren que el trastorno persiste en los adultos jóvenes hasta en 60 a 70% de los casos, aunque frecuentemente no se diagnostica, por lo que no reciben el tratamiento adecuado y la evolución es más tórpida (Lamberg, 2003). Los resultados de la Encuesta Mundial de Epidemiología Psiquiátrica indican que la persis-tencia del trastorno es en promedio de 50% en la vida adulta (Lara et al., 2009).

Los síntomas del adulto con TDAH son similares a los mostrados en la infancia; en aproximadamente 50% de los pacientes se observan niveles importantes de impulsividad e hiperactividad y en más de 90% se observan síntomas de inatención (Murphy et al., 1996). La expresión de la sinto-matología cambia naturalmente cuando la persona es adulta (Millstein et al., 1997). Los adultos inatentos con TDAH

FRECUENCIA DEL TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD (TDAH) EN PADRES DE NIÑOS CON

DIAGNÓSTICO DE TDAH EN COMPARACIÓN CON PADRES DE NIÑOS SANOS

ATTENTION DEFICIT HYPERACTIVITY DISORDER (ADHD) IN PARENTS OF ADHD CHILDREN IN COMPARISON WITH

PARENTS OF HEALTHY CHILDREN

Mirna Araceli Trancoso Hernández*, Diana Molina Valdespino**, Silvia Ortiz León****Hospital de Salud Mental de Tijuana, B.C.N.

**Instituto Nacional de Pediatría***Universidad Nacional Autónoma de México

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encuentran dificultades para enfocar, planear, organizar y terminar tareas previamente designadas tanto en el trabajo como en el hogar o pierden artículos de uso diario (Adler, 2004; Weiss et al., 2003). Sin embargo, algunos adultos podrían no quejarse de los síntomas de inatención ya que aprenden a compensarlos hasta cierto punto con algunos síntomas obsesivos, como el uso de agendas electrónicas (Montano, 2004).

Los adultos con diagnóstico de TDAH pueden experi-mentar una intranquilidad interior subjetiva, otros son adic-tos al trabajo o funcionan solamente en trabajos muy activos y con frecuencia tienen dificultades para relajarse (Adler 2004). Los síntomas de impulsividad que persisten en el adulto se manifiestan con pobre tolerancia a la frustración, relaciones interpersonales inestables, mayores tasas de di-vorcio y cambios frecuentes de trabajo. Pueden tener conse-cuencias graves como accidentes de tráfico y algunos se “automedican” con el consumo de sustancias estimulantes como cafeína (Montano 2004; Barkley, 2002; Faraone et al., 2004). Los trastornos comórbidos son comunes tanto en la infancia como en la edad adulta (Biederman, 2004). La mayoría presenta al menos un trastorno psiquiátrico comórbido como ansiedad, abuso de sustancias, trastorno bipolar, trastorno depresivo mayor e incluso algunos tienen dos o más de estos trastornos (Montano, 2004).

Algunos investigadores han demostrado que los hallazgos neurocognitivos y biológicos en los adultos con TDAH son similares a las anormalidades de los niños con el mismo tras-torno, incluidos patrones de transmisión genética y anor-malidades de imagen cerebral (Faraone, 2002; Doughtery et al., 1999; Swanson et al., 1998). Se ha estudiado una importante variedad de genes que codifican para diversas proteínas cerebrales (Lanau et al., 1997), como los alelos DAT10R, DRD4, DRD5 148bp y SNAP25 (Doughtery et al., 1999; Swanson et al., 1998). La heredabilidad del trastorno es cercana a 70%, lo que representa uno de los más altos porcentajes para los trastornos psiquiátricos (Hudziac et al., 1998). Estudios en familias han mostrado que los hijos biológicos de padres con TDAH tienen mayor riesgo de presentarlo (Biederman et al., 1995; Faraone et al., 1996). Más de la mitad de los padres con TDAH tendrá un niño con TDAH y aproximadamente un cuarto de los niños con TDAH tendrá un padre con el mismo trastorno (Weiss et al., 2000), y en muchas familias más de un hermano tiene TDAH. También se ha reportado una alta correlación de los reportes de los niños con sintomatología de TDAH y la de sus padres (R>0.75) (Murphy et al., 2000).

La identificación de los casos requiere una entrevista cuidadosa para establecer si los síntomas de TDAH estuvie-ron presentes desde la infancia (Faraone et al., 2004). Se requiere que el adulto tenga actualmente un deterioro signifi- cativo en el funcionamiento escolar, laboral, familiar o en las relaciones interpersonales (Montano, 2004). El diagnóstico de TDAH en adultos basado en reportes retrospectivos es un método que ha mostrado validez. Wender desarrolló un cuestionario para el diagnóstico de TDAH en adultos. Para caracterizar la sintomatología del adulto con TDAH, se propusieron siete grupos de síntomas: 1. inatención, 2.

hiperactividad, 3. labilidad emocional, 4. irritabilidad y tem-peramento explosivo, 5. baja tolerancia a la frustración, 6. desorganización y 7. impulsividad (Wender, 1995; Stein, 1995). McCann et al. (2000) han mostrado que este instru-mento tiene alta sensibilidad, especificidad y consistencia interna, por lo que se ha validado en varios idiomas, incluido el español por Lara et al. en México (1998) y Rodríguez et al. en España (2001).

MATERIALES Y MÉTODOS

Se trata de un escrutinio clínico, transversal y comparati-vo. Se entrevistó a 102 familias: 67 del grupo de casos y 35 del grupo control. Los padres de los niños con diagnóstico de TDAH fueron seleccionados de la clínica de TDAH del servicio Salud Mental del Instituto Nacional de Pediatría (INP). Los padres de los niños del grupo control fueron seleccionados de una escuela local. A todos los padres se les realizó una historia clínica psiquiátrica semiestructurada basada en la evaluación de la historia del desarrollo de Weiss y Murray (2000), la cual recoge información del sujeto en el momento actual y en la infancia sobre datos escolares, sociales, laborales y familiares. A los hijos se les realizó una entrevista semiestructurada para pacientes pediátricos y un cuestionario estructurado para criterios de TDAH en niños, el cual se aplicó al paciente que acudía a consulta, a los niños control y a sus hermanos. Asimismo, se proporcionó a los padres un instrumento autoaplicable: la Escala de Wender-Utah (WURS: Wender-Utah Rating Scale).

Las variables nominales se describieron con porcentajes y la comparación de dichas variables entre grupos se efectuó con x2. Las variables ordinales, que incluye el WURS, se calificaron mediante una escala tipo Likert; se obtuvieron medias y desviación estándar (D.E.). Para la comparación entre grupos, se utilizó la prueba t de Student, previo análisis de varianzas.

RESULTADOS

No se encontraron diferencias significativas entre los da- tos demográficos de los niños de cada grupo. La media de edad para los casos fue de 8.9 + 2.9 versus 9.2 + 2.4 en controles (p=0.98), sexo (p=0.37) o grado escolar (80% cursaban la escuela primaria y 16%, secundaria).

En los resultados de los padres, usando un punto de corte de 32 en la WURS para el diagnóstico retrospectivo de TDAH, 43.3% de los padres y 28.4% de las madres de los niños con TDAH fueron positivos para este trastorno en comparación con 16.7% de los padres y 2.8% de las madres del grupo control. Ninguno de los padres con TDAH había sido diagnosticado previamente. Con respecto a las subescalas del WURS, en el análisis comparativo de acuerdo con el género de los progenitores, los padres de los niños con TDAH mostraron mayores puntajes en comparación con los padres de niños sin TDAH, en problemas emocionales subjetivos (p=0.0001), impulsividad y trastornos de conducta (p=0.0001), impulsividad e hiperactividad (p=0.006), dificultades atencionales (p=0.01) y en el puntaje total (p=0.0001) (cuadro 1).

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Las madres de los niños con TDAH mostraron mayores puntajes en comparación con las madres de los niños sin TDAH en problemas emocionales subjetivos (p=0.02), im-pulsividad e hiperactividad (p=.003), dificultades atenciona-les (p=0.007), y puntaje total (p=0.003) (cuadro 1). En los padres con diagnóstico positivo para TDAH se encontraron diferencias significativas en el empleo de agresividad verbal (p=0.0001) y física (p=0.01) como métodos disciplinarios, en comparación con los métodos empleados por los padres sin este trastorno.

En el análisis de la historia del desarrollo basada en Weiss y Murray, en el grupo de padres de niños con TDAH en comparación con los padres de niños sin el trastorno se en-contraron diferencias significativas en la infancia: en quejas frecuentes de los maestros (p=0.01), inconsistencia en los estudios (p=0.002), problemas de aprendizaje (p=0.001) y suspensiones o expulsiones escolares (p=0.02). En los datos actuales se encontró diferencia significativa en el reporte de problemas como padre o esposo (p=0.01), la presencia de ataques frecuentes de ira (p=0.04) y problemas en el trabajo (p=0.04) (cuadro 2).

Padres caso control Valor P

Problemas emocionales subjetivos 9.8 5.6 0.001

Impulsividad - Trastornos de conducta 8.1 4.3 0.001

Impulsividad – hiperactividad 7.8 5.6 0.006

Dificultades atencionales 4.4 2.8 0.01

Total WURS 30.5 18.2 <0.0001

Madres

Problemas emocionales subjetivos 9.3 6.3 0.02

Impulsividad - Trastornos de conducta 3.7 2.6 0.1

Impulsividad – hiperactividad 6.1 3.8 0.003

Dificultades atencionales 3.9 2.0 0.007

Total WURS 23.2 14.6 0.003

Cuadro 1. Medias de las subescalas de la WURS de padres de niños con TDAH vs. padres de niños sin el trastorno

Cuadro 2. Datos de los padres de niños con TDAH vs. padres de niños sin el trastorno

Infancia caso control Valor P

Quejas de los maestros 26 5 0.01

Inconstante en los estudios 30 5 0.002

Problemas de aprendizaje 19 1 0.001

Recibió apoyo psicopedagógico 5 2 1.0

Reprobó algún grado escolar 30 11 0.2

Fue suspendido o expulsado 19 3 0.02

Actualidad

Ha sido despedido 16 5 0.3

Problemas en el trabajo 15 2 0.04

Le disgusta estar callado 14 6 0.7

Adicto a juegos de azar 10 3 0.5

Consumo de sustancias 49 23 0.2

Problemas para organizarse 13 4 0.4

Problemas para vivir con otros 13 5 0.5

Problemas como padres o esposos 34 8 0.01

Ataques de rabia o ira 27 7 0.04

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Los reportes del grupo de madres de niños con TDAH en comparación con las madres del grupo control mostraron di- ferencias significativas en el antecedente de problemas de aprendizaje en la infancia (p=0.01), dificultades en el desempeño como madres o esposas (p=0.02) y la presencia de ataques de rabia (p=0.03) (cuadro 3). No se encontraron diferencias sig-nificativas entre ambos grupos en reportes de problemas para

organizarse, adicción a los juegos de azar, abuso de sustancias, accidentes automovilísticos o problemas financieros.

De los pacientes con TDAH, 21 niños (44.6%) y ocho niñas (40%) tuvieron padres positivos para TDAH, y 11 niños (23.4%) y ocho niñas (40%) tuvieron madres con TDAH. Es-tas diferencias por géneros no resultaron estadísticamente significativas.

Infancia caso control Valor P

Quejas de los maestros 6 2 0.7

Inconstante en los estudios 11 4 0.5

Problemas de aprendizaje 11 0 0.01

Recibió apoyo psicopedagógico 4 1 0.6

Reprobó algún grado escolar 14 6 0.7

Fue suspendido o expulsado 7 2 0.7

Actualidad

Ha sido despedido 7 4 1.0

Problemas en el trabajo 10 3 0.5

Le disgusta estar callado 12 4 0.5

Adicto a juegos de azar 4 2 1.0

Consumo de sustancias 23 6 0.1

Problemas para organizarse 21 7 0.2

Problemas para vivir con otros 8 4 0.1

Problemas como padres o esposos 34 9 0.02

Ataques de rabia o ira 33 9 0.03

Cuadro 3. Datos de las madres de niños con TDAH vs. madres de niños sin el trastorno

DISCUSIÓN

En cuanto a las características sociodemográficas de los niños con TDAH, se aprecia que la media de edad fue de 9.05 + 2 (p=0.98), con una proporción de género 2:1 a favor de los varones. Estos datos son semejantes a los reportados en otros estudios, aunque se ha descrito una relación de hasta 4:1 a favor de los varones (Rodríguez et al., 2001). La mayoría de las familias eran nucleares, ya que, como el presente estudio requería de los datos de ambos progenitores, fueron excluidas las familias en que faltaba alguno de los padres por muerte o abandono del núcleo familiar. En cuanto a los resultados de los progenitores, 35.8% de los padres de los niños con TDAH dieron positivo para el mismo trastorno. Estos datos sostienen la elevada heredabilidad del TDAH planteada por diversos autores. Sin embargo, esta frecuencia resulta superior a la observada por Romero et al. (2002), quienes encontraron que 23.1% de los padres de niños con TDAH tenían el mismo diagnóstico comparados con 3.8% de los padres de niños control. Encontramos una mayor frecuencia de asociación del trastorno con el antecedente de padres (varones) con TDAH, factor que pudiera estar influido por la relación hombre-mujer del trastorno. La relación por género de los padres positivos para TDAH en el grupo muestra es de 2:1, manteniéndose la diferencia a favor de los varones. Weiss (2003) menciona que en estudios sajones se observa un aumento en la frecuencia de mujeres, con una relación de 3:2, mientras que Rodríguez et al. (2001) describen una

persistencia de relación de 3:1. Ninguno de los padres con TDAH de cada grupo había sido diagnosticado.

Otros autores han hecho referencia al subdiagnóstico de TDAH en la población adulta. Los reportes en la etapa adulta son escasos y la mayoría de los sujetos que solicitan ayuda lo hacen por la presencia de una comorbilidad egodistónica, (Montano, 2004), lo que explicaría por qué este grupo de padres, entre los que no se encontró psicopatología grave, no hubiera buscado ayuda anteriormente. Con respecto a las subescalas del WURS, tanto los padres como las madres de los niños con TDAH mostraron puntajes significativos en los reactivos de problemas emocionales subjetivos, impulsividad e hiperactividad, inatención y en puntajes totales. Los padres mostraban diferencia significativa en impulsividad y trastornos de conducta, elemento que no se encontró pre- sente en las madres con TDAH. Lo anterior señala que, en forma parecida a lo que ocurre en la población infantil con TDAH, los varones muestran una frecuencia mayor de problemas conductuales en comparación con las mujeres. En el análisis de la historia del desarrollo basada en Weiss y Murray, en el grupo de padres de niños TDAH se encon-traron diferencias significativas en la infancia en quejas fre- cuentes de los maestros, inconsistencia en los estudios, problemas de aprendizaje y suspensiones o expulsiones es-colares. Aunque las madres con TDAH también presentaron problemas de aprendizaje, no se observaron diferencias en quejas frecuentes de los maestros, inconsistencia en los es-tudios, suspensiones o expulsiones escolares. Lo anterior

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sustenta que las manifestaciones de las mujeres repercutan básicamente en el área de la atención y el desempeño académico, no así en la expresión de conductas disruptivas, que es más evidente en los pacientes del sexo masculino. En los datos actuales se encontró que los padres de niños con TDAH tuvieron más problemas como padres o esposos, presencia de ataques frecuentes de ira y problemas en el trabajo en comparación con padres controles. Las madres de niños con TDAH también mostraron con mayor fre-cuencia dificultades en el desempeño como madres o esposas y la presencia de ataques de rabia, lo que repercutía en su desempeño familiar, no así en el área laboral. Aquí se observó nuevamente que las manifestaciones femeninas pu-dieran tener mayor asociación con la inatención, pero con menor repercusión por factores conductuales en el ambiente social. En los padres de niños con TDAH con diagnóstico positivo para el mismo trastorno se encontró que había una diferencia significativa en los métodos disciplinarios, con mayor utilización de agresión verbal y física hacia los hijos. Esto pudiera estar motivado tanto por la conducta disruptiva de los niños con TDAH como por la mayor frecuencia de ataques de ira y la impulsividad de los padres. Lo anterior sugiere una necesidad de psicoeducación de los padres, y la detección de TDAH en los progenitores podría formar parte de las estrategias preventivas ante el mayor riesgo de maltrato en los menores con TDAH.

Wilens et al. (2004) describen que aproximadamente 50% de los adultos con TDAH no tratado presentan abuso de

sustancias. En esta muestra no se observan datos de disrup-ción grave en la vida cotidiana. Probablemente el hecho de que todos los casos sean padres de familia, preocupados por resolver los problemas de salud de sus hijos, sugiere un nivel de responsabilidad y capacidad para constituirse como proveedores y cuidadores. Lo anterior explica que existan menos problemas sociales o problemas adictivos, observados en sujetos con TDAH más graves o con mayores limitaciones para el funcionamiento social esperado en la etapa adulta (Biederman, 2004). No se observaron diferencias estadísticas en cuanto al género de los pacientes pediátricos con TDAH en asociación con el género de los padres que presentaron TDAH.

En el grupo de TDAH, 35.8% de los padres resultaron positivos para TDAH, lo cual es mayor que la frecuencia repor-tada por otros autores y sustenta la elevada heredabilidad del trastorno. La frecuencia del diagnóstico de TDAH fue signifi-cativamente mayor tanto para el grupo de padres como para el de las madres. La relación por sexos en padres con TDAH fue de 2:1 a favor de los varones. Tanto los padres como las madres con TDAH mostraron antecedentes de problemas de aprendizaje y problemas en la actualidad como padres y espo-sos y en el control de la ira. Los varones con TDAH mostraron con mayor frecuencia antecedentes en la infancia de problemas conductuales que las madres con TDAH. Asimismo, los varones con TDAH presentaron en la actualidad mayor frecuencia de problemas de impulsividad, trastorno de conducta y dificultades laborales que el grupo de madres con TDAH.

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AGRADECIMIENTOSAl servicio de Salud Mental del Instituto Nacional de Pediatría.

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RESUMEN

El trastorno de parcialismo es una parafilia poco frecuente y su manifestación es muy similar al fetichismo. Actualmente, las teorías explicativas, las evaluaciones y los tratamientos propuestos son comunes a todas las parafilias. Se ha sugeri-do que las parafilias podrían considerarse dentro del espectro obsesivo-compulsivo. En este artículo se revisan los argumentos que apoyarían dicha consideración. Se describe, asimismo, el caso de un paciente diagnosticado con trastorno de parcialismo con sintomatología de tipo obsesivo-compulsivo. Se explican la evaluación realizada, la intervención farmacológica y psico-terapéutica y los resultados obtenidos. Finalmente, se realizan sugerencias para casos futuros.

Palabras clave: Parcialismo, parafilia, espectro obsesivo-compulsivo.

SUMMARY

Partialism disorder is an unusual paraphilia which pre-sents a symptomatology similar to that of fetishism disorder. Nowadays, explanatory theories, assessments and treat-ments for paraphilias are common. About the diagnosis, it has been suggested that paraphilias can be part of the obse-ssive-compulsive spectrum. In our study, we review some arguments favorable to this position. At the same time, we present the case of a patient diagnosed with partialism disor-der with obsessive-compulsive symptomatology. We explain our assessment, psychopharmacology and psycotherapeu-tic treatment, and their results. Finally, we suggest practice parameters for future cases.

Key words: Partialism, paraphilia, obsessive-compulsive spectrum.

INTRODUCCIÓN

La característica esencial de la parafilia es la presencia de repetidas e intensas fantasías sexuales de tipo excitatorio,

de impulsos o comportamientos sexuales que se presentan durante un periodo de al menos seis meses y que en general engloban: 1. objetos no humanos, 2. el sufrimiento o la hu-millación de uno mismo o de la pareja, o 3. niños u otras personas que no consienten. En el DSM-IV-TR (APA, 2000), el trastorno de parcialismo se incluye en el apartado de trastornos de parafilia no especificada (302.9), y se le define como atención centrada exclusivamente en una parte del cuerpo. Teniendo en cuenta la similitud de esta definición con el fetichismo, se puede decir que el objeto inanimado que genera el deseo en el fetichismo se cambia por una parte corporal determinada en el parcialismo.

De este modo, los criterios diagnósticos podrían ser: a) Durante un periodo de al menos seis meses, fantasías sexua-les recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos ligados a la percepción de una parte del cuerpo (p. ej., pies, cuello, boca); b) las fantasías, los im-pulsos sexuales o los comportamientos provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

Hay poca experiencia sobre el tratamiento del parcialis-mo (McGuire et al., 1998). La evaluación de los casos de parafilia incluye desde la entrevista y el uso de cuestionarios hasta la plestimografía peneana (Seligman y Handerburg, 2000). Los tratamientos que se sugieren para estos trastor-nos son comunes a todas las modalidades con muy poca va-riabilidad. En Marshall et al. (2006) puede verse una revisión de la eficacia de los tratamientos de las parafilias.

Se ha sugerido que las parafilias podrían incluirse dentro del espectro del trastorno obsesivo-compulsivo (Balyk, 1997; Bradford, 1999) debido a que hay diversas similitudes entre ambos tipos de trastornos como: 1. las intrusiones se viven como pensamientos invasivos y egodistónicos (aunque en las parafilias no siempre); 2. ambos trastornos dan lugar a com- portamientos compulsivos que son reforzantes y que tienden a repetirse, incrementarse y perpetuarse a modo de rituales; 3. suelen iniciarse en la adolescencia; 4. suelen tener comor-bilidad entre ellos y con otros trastornos de ansiedad y la depresión; 5. se ha sugerido que pueden compartir sistemas neurobiológicos, especialmente el sistema septo-hipocampal

TRASTORNO DE PARCIALISMO COMO PARTE DEL ESPECTRO OBSESIVO-COMPULSIVO: UN ESTUDIO DE CASO

PARTIALISM DISORDER AS PART OF THE OBSESSIVE-COMPULSIVE SPECTRUM: A CASE REPORT

Ferran Padrós Blázquez*, Luis González Contreras**, Núria Espluga Frigola***, María Ángeles Malagón Amor****, Juan Castaño Asins*****, María Patricia Martínez Medina******

*Facultad de Psicología. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, Mich., Mexico. [email protected]**Centro Fórum del Hospital del Mar. INA. Parc Salut del Mar, Barcelona, España. [email protected]

***Área de Psiquiatria Infantil i Juvenil. Salud Mental. Corporació Sanitária Parc Taulí. Sabadell, Barcelona, España. [email protected]**** EMSE (Equipo Multidisciplinario de Soporte Especializado), Parc de Salut del Mar, Barcelona., España [email protected]

***** Centro de Salud Mental de Sant Martí Sud, Parc de Salut del Mar, Barcelona., España [email protected]******Centro Michoacano de Salud Mental CEMISAM, Secretaría de Salud, Morelia, Mich., Mexico. [email protected]

Correspondencia: María Patricia Martínez Medina

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y el de la base del córtex prefrontal y el circuito tálamo-ganglios de la base; 6. se han relacionado con una alteración serotoninérgica, y 7. en ambos trastornos hay una respuesta eficaz a tratamientos con tricíclicos y con ISRS.

Por medio de un caso clínico, en el presente artículo se pretende analizar la relación entre los trastornos parafílicos y el espectro obsesivo-compulsivo, a la vez que se favorece la reflexión sobre cómo proceder en estos casos.

CASO CLÍNICO

Datos personales y motivo de consultaSe trata de un varón de 21 años de edad, soltero y sin

hijos. Estudios primarios finalizados con dificultad; trabaja como mozo de almacén. Procede de una familia de nivel socioeconómico medio bajo. Vive con su madre y un her-mano dos años mayor; sus padres se separaron hace más de diez años.

El paciente acudió por propia iniciativa y acompañado de su madre al servicio de urgencias de nuestro centro. Pre-sentaba sintomatología ansioso-depresiva relacionada con pensamientos de tipo sexual, que describe como intrusivos, egodistónicos y recurrentes al ver los pies de mujeres por la calle. Manifestó que estos pensamientos le generaban un importante malestar, a la vez que lo excitaban sexualmente. Refirió también temores de tipo impulsivo respecto a su propia conducta. Explicó que el problema actual le generaba dificultades en las relaciones sexuales con su anterior pare-ja debido a que se centraba exclusivamente en los pies de ella. Asimismo, le ha ocasionado alguna dificultad al mirar fijamente a los pies de alguna mujer en la vía pública.

HISTORIA CLÍNICA, EVALUACIÓN Y DIAGNÓSTICO

Durante la exploración, el paciente se manifiesta atento, colaborador y temeroso; se observa nulo contacto visual y otros signos de ansiedad durante la entrevista. De inicio comenta la presencia de pensamientos obsesivos de contenido sexual relacionados con la parafilia antes mencio-nada. Posteriormente, la familia y el paciente refieren otros pensamientos en la esfera obsesiva (referidos a la higiene y a la imagen corporal). No existen otras alteraciones del pensamiento ni alteraciones sensoperceptivas; refiere dis-foria frecuente, insomnio global, hiporexia con pérdida ponderal no cuantificada, pensamientos de muerte sin la presencia de ideación suicida estructurada; niega gestos o intentos suicidas.

Respecto a los antecedentes personales destacan difi-cultades en el rendimiento académico desde los primeros años. Es descrito como un niño introvertido, con un círculo social muy limitado y dependiente. También presenta desde hace años sonidos guturales (tipo carraspeos) y marcadas expiraciones nasales cuando está nervioso. Niegan la pre-sencia de tics motores en la infancia. Refieren ausencia de antecedentes psiquiátricos familiares.

Desde el Servicio de Urgencias se derivó el caso a aten-ción ambulatoria (unidad de crisis), donde se realizaron un seguimiento farmacológico, una exploración psicológica y una primera intervención psicológica.

La exploración psicológica se realizó a través de entrevistas clínicas y de la administración de los siguientes instrumentos: el MMPI-2, 16 PF y el Y-BOCS. Las escalas de validez del MMPI-2 y el 16PF sugieren que el paciente contestó con atención y comprensión los distintos reactivos. Además, los indicadores sugieren que el paciente respondió con la intención de pedir ayuda. Se observa en general un perfil de las escalas clínicas anormalmente elevado: Código de Hathaway: 687415’0293-. El perfil obtenido en ambos cuestionarios de personalidad y de detección de psicopatología describe a una persona extremadamente introvertida, individualista, solita-ria, con elevada autorreferencialidad y suspicaz. De modo menos extremo, pero de forma notable, destacan rasgos como inestabilidad emocional, seriedad, represión, timidez, ansiedad elevada, autoestima baja, dudas acerca de la propia capacidad, dificultad para tomar decisiones, incapacidad pa-ra quitarse pensamientos o imágenes molestos, rumiación excesiva, insatisfacción con las relaciones interpersonales y dificultades con el control de los impulsos.

Respecto a los datos extraídos de la administración del Y-BOCS, los resultados son compatibles con una alteración de la sintomatología obsesiva-compulsiva en grado moderado. Debe tenerse presente que se le administró la escala cuatro semanas después de que el paciente iniciara el tratamiento farmacológico, y que éste refirió mejoría parcial.

Se le realizaron los diagnósticos siguientes, según crite-rios del DSM-IV-TR: en el eje I, parafilia no especificada (302.9), y en el eje II, trastorno de personalidad no especi-ficado (301.9).

OBJETIVOS DE TRATAMIENTO Y PLAN DE TRATAMIENTO

El objetivo principal del tratamiento fue la reducción significativa de los pensamientos intrusivos con temática sexual, así como de la sintomatología ansioso-depresiva y de los pensamientos de muerte poco estructurados derivados de los mismos.

El tratamiento farmacológico consistió en 150 mg de clormipramina (Anafranil) al día. El tratamiento psicológico se centró en el manejo de la parafilia como sintomatología obsesiva con temática sexual.

Se ofreció y se discutió con el paciente una explicación de cómo pudo generarse la situación actual. De modo re-sumido se infirió que probablemente la situación actual (el motivo de consulta) había desbordado al paciente influido en parte por la fragilidad psicológica de base (en el caso, sobre todo por influencia biográfica y en menor grado genética) y también por el hecho de que casi no tiene oportunidad de compartir sus intimidades, lo cual lo ha obligado a pedir ayu-da profesional.

Se hizo psicoeducación sobre la ansiedad y la preocu-pación. Se puso especial atención al origen fortuito y la naturaleza incontrolable de los pensamientos intrusivos. Asi-mismo, se le explicó que los esfuerzos que realizaba para eliminar y controlar dichos pensamientos no sólo eran in-fructuosos, sino que aumentaban la frecuencia de los mismos. Se subrayó que los pensamientos no son amenazantes ni se asocian a mayor riesgo, y que éstos se desvanecerían a medida que los percibiera como menos amenazantes.

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Se prescribió que programara un tiempo para preocu-parse y que durante el resto del día simplemente utilizara la autoinstrucción de “Ahora no toca”. Ante las preocupaciones, se le indicó que detectara y concretara la amenaza que percibía.

Se prescribió masturbación programada. Consistía en que imaginara escenas de contenido sexual donde aparecie-ran diferentes partes del cuerpo de las mujeres, y, en caso de que apareciesen los pies, no les debía dar mayor importancia y debía seguir visualizando otras partes del cuerpo.

RESULTADOS

Después de la instauración de la pauta farmacológica, se observó una franca mejoría a las tres semanas. Remitió considerablemente la frecuencia de los pensamientos intru-sivos tanto de tipo sexual como las obsesiones referidas a la higiene y a la imagen corporal. Consecuentemente, se observó también una remisión parcial respecto al resto de la sintomatología ansioso-depresiva y remitieron completa-mente los pensamientos de muerte.

Al finalizar el tratamiento psicológico, se valoraron como satisfactorios los resultados obtenidos, debido a que refirió una disminución casi total respecto a las imágenes intrusivas sobre los pies. Asimismo, refirió que podía excitarse y lle-gar al orgasmo sin dificultades tanto en masturbación (con fantasías variadas y no exclusivas) como en relaciones sexua- les (con actos varios no exclusivos).

Se derivó el paciente al centro de salud mental de refe-rencia para realizar seguimiento y tratamiento de exposición si precisara.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

En el caso presentado se observa un trastorno parafílico asociado a sintomatología de tipo obsesivo-compulsivo, siendo la manifestación y el funcionamiento de la alteración parafí-lica compatible con el espectro obsesivo-compulsivo, como se describe en un inicio. Además, el tratamiento farmacológico y la psicoterapia utilizados son los propios de algunos trastornos de ansiedad con matices obsesivo-compulsivos y los resultados obtenidos preliminares son positivos.

Debe tenerse presente la peculiaridad del caso, especial-mente la comorbilidad. Nótese que se han descrito casos en los cuales se relaciona la parafilia con espectros y patrones muy distintos, como el psicopático (Darwin, 1998) y el fóbico social (Hoyer et al. 2001).

Después de observar el caso y revisar la literatura relativa a los casos de parafilia, se sugiere que ante este tipo de casos se realice una evaluación funcional y se diseñe el tratamien-to considerando las comorbilidades presentes como pudiera ser el caso de sintomatología ansiosa y de orden obsesivo. Se propone revisar el patrón de funcionamiento psicológico del caso; en un porcentaje importante de casos, éste podrá incluirse dentro del espectro obsesivo-compulsivo (Borges et al., 2007), en cuyo caso se sugiere que se pudiera dar un tratamiento según estos criterios.

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1. Son similitudes entre las parafilias y el trastorno obsesivo compulsivo, excepto:

a. Comportamientos compulsivos que son reforzantes y tienden a repetirse, incrementarse y perpetuarse a modo de rituales b. Comorbilidad con los trastornos de ansiedad y depresiónc. Comorbilidad con el trastorno esquizo-TOCd. Su fisiopatología incluye el sistema septo-hipocampal, el de la base del córtex prefrontal y el circuito tálamo-ganglios de la basee. Respuesta a tratamientos con tricíclicos y con ISRS

2. El parcialismo es: a. Una parafilia, sinónimo de fetichismob. Atención sexual centrada exclusivamente en una parte del cuerpoc. Forma sub-sindromática del trastorno obsesivo compulsivod. La manifestación parcial de una parafiliae. Atención sexual intermitente y variable

TRASTORNO DE PARCIALISMO COMO PARTE DEL ESPECTRO OBSESIVO-COMPULSIVO: UN ESTUDIO DE CASO.

3. ¿Cuál fue el riesgo percibido con mayor frecuencia ante la contingencia de la influenza H1N1?

a. La posibilidad de contagiar a la familia b. La posibilidad de morirc. Contagiarse en el trabajod. Contagiarse en el transportee. Las repercusiones económicas de la enfermedad

PERCEPCIÓN DEL RIESGO, IMPACTO EMOCIONAL, EFECTO DE LOS MEDIOS DE INFORMACIÓN Y CUMPLIMIENTO DE LAS RECOMENDACIONES SANITARIAS EN LA CONTINGENCIA POR INFLUENZA H1N1

4. ¿Cuál de las siguientes aseveraciones es cierta con respecto a la prevalencia de las experiencias traumáticas en trabajadores universitarios del Estado de México?

a. El 52% ha vivido experiencias traumáticasb. El 35% ha sido víctima directa de experiencias traumáticas c. El mayor porcentaje de las experiencias traumáticas vividas correspondió a haber sido atacado sexualmented. El 5.2% vio de cerca la muerte de una persona e. El 40% fue asaltado a agredido violentamente

PREVALENCIA DE EXPERIENCIAS TRAUMÁTICAS EN TRABAJADORES UNIVERSITARIOS DEL ESTADO DE MÉXICO

5. ¿Cuál de las siguientes aseveraciones es falsa en relación a los padres de niños con TDAH al ser comparados con padres de hijos sin TDAH?

a. Las madres tienen mayor proporción de impulsividadb. Las madres tienen más problemas atencionales c. Los padres tuvieron mayor proporción de problemas de conductad. Uso de agresividad verbal y física como método disciplinarioe. Mayor frecuencia de adicción a los juegos de azar

FRECUENCIA DEL TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD (TDAH) EN PADRES DE NIÑOS CON DIAGNÓSTICO DE TDAH, EN COMPARACIÓN DE PADRES DE NIÑOS SANOS

6. Son indicaciones de TEC, excepto:

a. Depresión psicóticab. Enfermedad de Parkinsonc. Catatonia sin respuesta a clonazepam d. Ideación suicida persistentee. Manía aguda sin respuesta farmacológica suficiente

TERAPIA ELECTROCONVULSIVA: INDICACIONES DIAGNÓSTICAS, REVISIÓN SISTEMÁTICA DE GUÍAS CLÍNICAS INTERNACIONALES

Autoevaluación

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INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES

La revista Psiquiatría, Órgano Oficial de Difusión de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, A. C., publica artículos previamente aceptados por su Comité Editorial, es-critos por sus socios o profesionistas afines a la psiquiatría y cuyo contenido esté en relación con la salud mental. La pu-blicación se hará en sus diferentes secciones: contribuciones originales, revisiones, ensayos o casos clínicos. La revista cuenta con una sección de Cartas al Editor, en la que se publi-cará correspondencia que resulte de interés, además de otra en la que se publicarán los eventos relevantes de la vida de la Asociación.

Sobre los manuscritos. Las contribuciones deberán ser es-critas en español, en un lenguaje sencillo, preciso y claro que esté de acuerdo con las normas de la Real Academia de la Lengua. Se acompañará de un resumen en español e inglés no mayor de 150 palabras y título en inglés.

Se enviarán al Editor en versión electrónica, en fuente courier new número 12 a doble espacio. Las páginas se nu-merarán en forma consecutiva empezando por la del título. La primera página contendrá los nombres de los autores y las instituciones de adscripción.

Los cuadros y las figuras irán en hojas separadas, se nu-merarán dentro del texto con número arábigos. El título de los cuadros y el pie de las figuras deben ser breves, claros y acompañarse siempre del número que les corresponda.

Las figuras que vayan fotografiadas deberán estar bien contrastadas, impresas en papel mate y no ser mayores de 20.3 x 25.4 cm. Las fotografías en color sólo se publicarán cuando el (los) autor(es) pague(n) el costo. Las figuras en for-mato eletrónico se podrán enviar por e-mail o entregar en CD como archivos JPG o TIF.

Los manuscritos de las contribuciones originales deberán incluir, además de los resúmenes con título tanto en español como en inglés, las siguientes secciones: 1) introducción, 2) material y métodos, 3) resultados, 4) discusión y conclusiones y 5) referencias bibliográficas. Su longitud no debe ser mayor de 20 cuartillas. Los agradecimientos deben escribirse en hoja aparte.

Las referencias bibliográficas se anotarán en el texto con apellido del autor y año de publicación. Se ordenarán alfabé-ticamente de acuerdo con el apellido del primer autor. El(los)

autor(es) deberá(n) apegarse estrictamente al orden y puntua-ción de las referencias bibliográficas que a continuación se dan como ejemplo.

(a) Cita de revistas científicas:ENDICOTT J, SPITZER R L: What, Another rating scale?

The Psychiatry Evaluation Form. J Nerv Mental Disord 1972; 154: 88-104.

(b) Cita de Libros. Llevarán el nombre de los autores o de la corporación autora, del editor o recopilador y de la institución que la publica. Ejemplo:

EASTWOOD M R: Psychiatric Morbidity and Physical State in General Practice Population. En: Hare E H y Wing J K, (eds). Psychiatric Epidemiology, Londres y Nueva York, Oxford University Press, 1959, pp 253-261.

Toda correspondencia debe ser dirigida a la Dra. María del Carmen Lara Muñoz, Editora Responsable, a la siguiente dirección electrónica: [email protected]

Se dará acuse de recibo al autor y se le enviará, posterior-mente, el informe del dictamen rendido por el Consejo Edito-rial. Todo material aceptado para su publicación quedará en propiedad de la revista, por lo que la reproducción del texto o sus partes y las ilustraciones, en otras publicaciones, requerirá de la autorización previa del Editor.

Las instrucciones precedentes se sujetan a los “Nuevos requisitos para la publicación de manuscritos en las revistas bio-médicas” que aparecieron en Annals of Internal Medicine, 1988; 108: 258-273 y dis-ponibles en la página electróni-ca://www.icmje.org/.

Los ensayos clínicos controlados deberán presentarse de acuerdo a los estándares consolidados para el reporte de en-sayos clínicos (JAMA. 1996; 276(8):637-9,). Los estudios de pruebas diagnósticas deberán seguir los estándares para el re-porte de estas pruebas (BMJ. 2003; 326(7379):41-4).

Se sugiere a los autores cumplir satisfactoriamente con los requisitos de publicación.

El autor y el coautor recibirán dos ejemplares de la revis-ta en la que aparezca su artículo sin costo. Si desean más ejemplares o la elaboración de separatas, deberán contactar al Editor para ordenarlas. El costo dependerá del tamaño del artículo y el número de ejemplares.

CUOTAS DE INSCRIPCIÓN A CONGRESOSCifras en pesos moneda nacional

CATEGORÍA

Socios activos $2,500.00Socios afiliados $ 500.00Socios en adiestramiento $ 500.00(Médicos residentes)Médicos No Socios $4,000.00Profesionistas afines No Socios $1,000.00Médicos Residentes No Socios $1,000.00Estudiantes $ 500.00

Cursos Precongreso $ 350.00

CONGRESONACIONAL

CUOTAS ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANACifras en pesos moneda nacional

CATEGORÍASOCIOS

Activo $ 600.00 $600.00 $750.00

Afiliado $350.00 $350.00 $440.00

En Adiestramiento $350.00 $350.00 $440.00

Médicos residentes

INSCRIPCIÓN CUOTA ANUAL En los primeros 6 meses del año

CUOTA ANUAL A partir del mes de julio 25% más

ÓRGANO OFICIAL DE DIFUSIÓN DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA, A.C.

Abril-Junio, 2010 l Época 3, Vol. 26, No. 2

PSIQuIAtríA

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