Michael Apple Redefinición de la igualdad

download Michael Apple Redefinición de la igualdad

of 16

Transcript of Michael Apple Redefinición de la igualdad

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    1/16

    REDEFINICION DE LA IGUALDAD:POPULISMO AUTORITARIO Y RESTAURACION CONSERVADO i l l kK

    MICHAEL W. A P P L E * )

    INTRODUCCIONLos conceptos no permanecen fijos mucho tiempo. Tienen alas, por as decir-

    lo, y puede hacrseles volar de lugar en lugar. Este contexto es el que define susignificado. Tal como nos recuerda Wittgenstein tan atinadamente, hay que bus-car el significado del lenguaje en su uso especfico contextual. Esto es especialmen-te importante para la comprensin de los conceptos polticos y educativos, ya queestos forman parte de un contexto social ms amplio, que est cambiando cons-tantemente y que est sujeto a graves conflictos ideolgicos. La misma educacines un campo de batalla en el que se dirimen esos conflictos ideolgicos. Es uno delos principales mbitos en el que diferentes grupos, con distintas visiones polticas,econmicas y culturales, tratan de definir cules han de ser los medios y fines so-cialmente legtimos de la sociedad.

    En este artculo pretendemos situar la preocupacin por la igualdad dentrodel marco de estos conflictos ms amplios. Situaremos sus significados cambiantestanto en el marco de la ruptura del consenso, en gran parte de origen liberal, quegui sustancialmente la poltica educativa y social desde la Segunda Guerra Mundialcomo en el marco del crecimiento de la nueva derecha y de los movimientos con-servadores durante los dos ltimos decenios, que han logrado bastante xito en laredefinicin de los objet ivos de la educacin y en el desplazamiento profundo de latextura ideolgica de la sociedad hacia la derecha Apple, 1986 b; Giroux, 1984). Ala vez, deseamos documentar cmo nuevos movimientos sociales consiguen rede-finir con frecuencia, aunque no siempre, por caminos retrgrados los trminosdel debate en materias de educacin, bienestar social y otros campos del bien co-mn. Fundamentalmente, trataremos de demostrar que es imposible comprenderplenamente el destino cambiante del armazn de los conceptos relacionados conla igualdad igualdad de oportunidades, equidad, etc.), si no se tiene una imagenclara de la dinmica cultural, econmica y poltica, ya desigual, que sirve de centrode gravedad en torno al cual acta la educacin.

    Segn hemos expuesto con mucha mayor extensin en otros escritos, lo queestamos presenciando hoy es nada menos que el conflicto recurrente entre dereUnivelsidad de Wisconsin-Madinson.

    s ii ta de Educacin, num. 286 19881, pgs. 167.18267

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    2/16

    o de propiedad derecho de la persona fuente central de tensiones en nuestra eco-noma Apple, 1982; 1986 a; 1986 b). Gintis 1980) define las diferencias entre dere-chos de propiedad y derechos de la persona en los trminos siguientes:

    Un derecho de propiedad confiere al individuo el poder de entablar relaciones so-ciales sobre la base y en la medida de su propiedad. Ese poder puede incluir dere-chos econmicos de uso no restringido, de libertad de contratacin y de inter-cambio voluntario; derechos polticos de participacin influencia, y derechosculturales de acceso a los medios sociales de transmisin de los conocimientos yde reproduccin y transformacin de la consciencia. Un derecho de la persona con-fiere al individuo el poder de entablar esas relaciones sociales sobre la base de lasimple pertenencia a la colectividad social. As, los derechos de la persona impli-can el tratamiento igualitario de los ciudadanos, la libertad de expresin y de mo-vimiento, el acceso igual a la participacin en la toma de decisiones en las institu-ciones sociales y la reciprocidad en las relaciones de poder y de autoridad pg.1 93) .

    No es sorprendente que en nuestra sociedad los grupos dominantes hayandefendido bastante sistemticamente las prerrogativas de la propiedad, mientrasque los grupos subordinados hayan tratado de hacer progresar las prerrogativasde las personas Gintis, 1980, pg. 194; vase tambin Bowies y Gintis, 1986). Enpocas de perturbaciones graves, estos conflictos se tornan ms intensos. As,dado el equilibrio actual de poder en la sociedad, los defensores de los derechosde propiedad han sido capaces, una vez ms, de hacer progresar sus aspiraciones ala restauracin y expansin de sus prerrogativas no slo en la educacin, sino entodas nuestras instituciones sociales.

    La economa de Estados Unidos se halla inmersa en una de las ms fuertes cri-sis estructurales que ha experimentado desde la Depresin. Con el fin de resolver-la en condiciones aceptables para los intereses dominantes, es necesario presionarsobre tantos aspectos de la sociedad como sea posible, para que se ajusten a las exi-gencias de la competencia internacional, de la reindustrializacin y en palabras dela National Commission on Excelence in Education) del rearme. Ha de ponersefin a los avances logrados por mujeres y hombres en el empleo, en la salud y la se-guridad, en los programas de bienestar, en la accin afirmativa, en los derechosreconocidos y en la educacin, ya que son demasiado caros, tanto econmicacomo ideolgicamente.

    Las dos ltimas palabras son importantes. No slo son escasos los recursos fis-cales en parte, porque la poltica actual los transfiere al gasto militar), sino quehay que convencer a la gente de que su idea de que lo primero son los derechosde la persona es simplemente falsa o anticuada, dada la realidad presente. Porello, hay que presionar fuertemente para imponer leyes, criterios persuasivos, nor-mas administrativas y maniobras ideolgicas mediante las cuales se creen las con-diciones que los grupos de derecha consideran necesarias para hacer frente a talesexigencias Apple, 1 9 86 b).

    Por este camino, no slo en Estados Unidos, sino tambin en Gran Bretaa yAustralia, la poltica no insiste ya tanto en las cuestiones referentes al uso del Esta-do como en la superacin de las desventajas. La igualdad, ya se tenga una concep-

    1 68

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    3/16

    cin limitada o amplia de ella, ha sido definida desde nuevas bases. Y no est vin-culada a una opresin y unas desventajas co lec t i vas Lo que importa hoy es garanti-zar la e l e c c i n i n d iv i d u al en condiciones de libre mercado Anderson, 1985, pgi-nas 6-8). As, la actual insistencia en la excelencia palabra con mltiples signifi-cados y usos sociales) ha desplazado el discurso educativo de forma que los malosresultados se atribuyen cada vez ms a un fracaso del alumno. El fracaso escolar,que al menos en parte se interpretaba como un fallo de polticas y prcticas edu-cativas gravemente deficientes, se considera hoy resultado de lo que podra deno-minarse mercado biolgico y econmico. As lo pone de manifiesto el desarrollode formas de pensamiento social darwinista en la educacin y en la poltica pbli-ca en general Bastian, Fruchter, Gittell, Greer y Haskins, 1986, pgina 14 . Anlo-gamente, tras el artificio retrico de la preocupacin por los niveles de rendimien-to, por ejemplo, en las escuelas urbanas, empiezan a desarrollarse ideas de elec-cin segn las cuales algunos viejos problemas escolares se resolvern establecien-do la libre competencia por los alumnos. Se supone que, ampliando el mercadocapitalista a las escuelas, compensaremos de alguna manera los decenios de aban-dono econmico y educativo experimentados por las comunidades en las que seubican estas escuelas 1). Finalmente, hay ataques concertados a los profesores y alos currculos) basados en una profunda desconfianza con respecto a su calidad ycompromiso.

    Todo esto ha llevado a un conjunto de conflictos educativos que ha servidopara desplazar el debate sobre la educacin profundamente hacia la derecha. Losefectos de este desplazamiento pueden verse en ciertas polticas y propuestas edu-cativas que en la actualidad estn ganando impulso en todo el pas: 1) propuestasde sistemas de tickets y de crditos fiscales para que las escuelas se aproximen ala economa idealizada de mercado libre; 2) actuacin de las cmaras legislativas yde los Departamentos de Educacin de los Estados en favor de una elevacin delos niveles y de una delegacin de las competencias y objetivos curriculares b-sicos, tanto de los profesores como de los alumnos, centralizando as an ms a ni-vel de Estado el control de la enseanza y de los currculos; 3) crticas cada da mseficaces a los currculos por su supue sto sesgo contra la familia y la libre empresa,por su humanismo secular y por su falta de patriotismo, y 4) crecientes presio-nes para que las necesidades de la empresa y de la industria constituyan los obje-tivos primarios del sistema educativo Apple, 1986 a). Se trata de alteraciones im-portantes que han tardado aos en mostrar sus efectos. Aun cuando aqu vamos adibujarla slo a grandes rasgos, quedar clara una imagen de la dinmica social eideolgica que ha dado lugar a esta situacin.

    POLITICA DE RESTAURAC ION DEL POPULISMO AUTORITARIOLo primero que hay que preguntarse sobre una ideologa, no es qu es lo que

    tiene de falsa, sino lo que tiene de verdadera. Cules son sus conexiones con laexperiencia viva? Las ideologas, adecuadamente concebidas, no engaan al pue-

    Deseo agradecer a Walter Secada sus comentarios sobre este punto

    69

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    4/16

    blo. Para ser eficaces, han de conectar con problemas reales, con experiencias rea-les Apple, 1979; Larrain, 1983). Segn documentaremos ms adelante, el abando-no de principios sociales democrticos y la aceptacin de posiciones ms a la dere-cha en la poltica social y educativa se producen precisamente porque ciertos gru-pos conservadores han sido capaces de actuar sobre los sentimientos populares,de reorganizar autnticas convicciones y con ello ganar partidarios.

    Los cambios ideolgicos importantes no son siempre obra de poderosos gru-pos que sustituyan por otra una concepcin global del mundo. Con frecuencia,son el fruto de una nueva combinacin de elementos antiguos y nuevos Hall,1985, pgina 122). Tomemos como caso extremo las posiciones de la Administra-cin Reagan, pues, segn han demostrado en educacin Clark y Astuto, y en lasms amplias zonas de la poltica social Piven y Cloward 1982) y Raskin 1986), sehan producido alteraciones significativas y duraderas en el modo de aplicacin deestas polt icas y en su contenido 2).

    El xito de la poltica de la Administracin Reagan, lo mismo que el del that-cherismo en Gran Bretaa, no debiera valorarse slo en trminos electorales. Hayque estimarlo en relacin con la desarticulacin de otros grupos ms progresistasy con el desplazamiento de los trminos del debate poltico, econmico y culturalhacia el terreno defendido por el capital y la derecha Hall y Jacques, 1983, pgina13). En estas condiciones, no puede haber duda de que el resurgimiento actual dela derecha ha logrado bastante xito en su intento de crear las condiciones que lasiten en una posicin hegemnica.

    La derecha se ha renovado y reformado por completo en Estados Unidos y enGran Bretaa. Ha desarrollado estrategias que podran muy bien denominarse popu l ismo utorit rio Hall, 1980, pginas 160-161). Segn la definicin de Hall, estapoltica se basa en una relacin cada vez ms estrecha entre el gobierno y la eco-noma capitalista, en una decadencia radical de las instituciones y el poder de lademocracia poltica y en unos intentos de recortar libertades ganadas en el pasa-do. A esto se unen ciertos intentos de crear un consenso generalizado en apoyo detales acciones Hall, 1980, pgina 160. El populismo autoritario de la nueva de-recha 3) tiene races excepcionalmente largas en la historia de Estados Unidos. Lacultura poltica de este pas ha sido influida desde siempre por los valores del pro-testantismo disidente del siglo XVII. Esas races son an ms evidentes en pero-dos de cambio social intenso y de crisis Omi y Winant, 1986, pgina 214). En pala-bras de Burnham 1983):

    2) larky Astuto 1986) sealan que durante el actual mandato de Reagan han caracterizado su po.litica educativa las siguientes iniciativas: reduccin del papel federal en la educacin, estmulo de lacompetencia entre los centros escolares con el fin de romper el monopolio de la escuela pblica, fo .mento de la competencia individual para conseguir excelencia, aumento de la utilizacin de nivelesde rendimiento en relacin con los alumnos y los profesores, insistencia en los aspectos bsicos delcontenido, reforzamiento del poder de decisin de los padres sobre qu , d nde y cmo aprenden sushijos, vigorizacin de la enseanza de valores tradicionales en las escuelas y ampliacin de la polticade transferencia de la autoridad educativa a los niveles estatal y local pg. 83)Somos conscientes de que existe un debate sobre la idoneidad de esta expresin. V ase Hall1985) Jessop Bonnett Bromley y Ling 1984).

    17 0

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    5/16

    Siempre que las presiones de la modernizacin secularidad, urbanizacin,creciente importancia de la ciencia han sido anormalmente intensas, se han des-lizado en el paisaje social episodios de revivalismo y de poltica cultural. En to-dos estos casos, al menos desde el final de la Guerra Civil, dichos movimientoshan sido ms o menos explcitamente reaccionarios, y con frecuencia han estadoligados a otras clases de reaccin por vas explcitamente polticas (pgina 125) .

    La nueva derecha acta sobre estas races de manera creativa, modernizndo-las y creando una nueva sntesis de sus variados elementos mediante su vincula-cin a determinados miedos actuales. Con ello, la derecha ha podido rearticularlos temas tradicionales polticos y culturales y ha movilizado eficazmente un granapoyo de las masas.

    Segn hemos indicado, parte de la estrategia ha consistido en el intento dedesmantelar el Estado de bienestar y los beneficios que la masa trabajadora, laspersonas de color y las mujeres (obviamente, estas categoras no son mutuamenteexcluyentes han obtenido en decenios de duro esfuerzo. Todo esto, bajo el disfrazdel antiestatalismo, del alivio de la carga del gobierno y de la libre empresa.Pero al mismo tiempo el gobierno actual es, en muchas reas valorativas, polticasy econmicas, extremadamente estatalista, tanto en sus aspiraciones como, loque es muy importante, en su funcionamiento cotidiano (Hall. 1985, pgina 117 .

    Uno de los principales objetivos de la poltica de restauracin derechista tiene lu-gar en varios campos simultneamente, no slo en la esfera econmica, sino tam-bin en la educacin y en otros sectores. Este objetivo se funda en la conviccinde que el dominio econmico ha de ir de la mano del liderazgo poltico, moral eintelectual para que un grupo pueda ser verdaderamente dominante y reestruc-turar genuinamente una formacin social. As, tal como reconocen claramentetanto el reaganismo como el thatcherismo, para ganar el Estado hay que ganar lasociedad civil Hall 1985, pgina 119 . Tal como dira el politlogo italiano AntonioGramsci, lo que estamos viviendo es una guerra de posiciones. Tiene lugar cuan-do toda la relacin del Estado con la sociedad civil, con el pueblo y con las lu-chas populares, con el individuo y con la vida econmica de la sociedad, ha sidoreorganizada totalmente, cuando todos los elementos cambian (Hall 1980, pgi-na 166 .

    Dentro de este proceso de reestructuracin, el reaganismo y el thatcherismono han creado una especie de falsa consciencia ofreciendo visiones escasamenteconectadas con la realidad. Ms bien, han actuado directamente sobre las expe-riencias reales y manifiestamente contradictorias de una gran porcin de la po-blacin. Han conectado con las necesidades, miedos y esperanzas percibidos porgrupos de personas que se sentan amenazadas por el alcance de problemas aso-ciados con las crisis de las relaciones de autoridad, de la economa y de la polticaHall, 1983 .

    Se ha conseguido as una traduccin afortunada de una doctrina econmica allenguaje de la experiencia, del imperativo moral y del sentido comn. Se ha com-binado la tica del mercado libre con una poltica populista. Se ha logrado una

    17 1

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    6/16

    rica combinacin de temas con una larga historia nacin, familia, deber, auto-ridad, normas y tradicionalismo con otros elementos temticos que tambin ha-cen vibrar una sonora cuerda en pocas de crisis. Entre estos ltimos temas se in-cluyen el egosmo, el individualismo competitivo lo que en otro lugar hemos de-nominado el individuo posesivo) Apple, 1982) y el antiestatalismo. De esta manerase crea parcialmente un sentido comn reaccionario Hall, pginas 29-30).

    La esfera de la educacin ha sido una de las reas en las que la derecha haconseguido mayores progresos. El objetivo democrtico-social de ampliacin de laigualdad de oportunidades de suyo, una reforma limitada) ha perdido mucho de supotencial poltico y de su capacidad de movilizacin de la gente. El pnico antela baja de los niveles y el analfabetismo, el miedo a la violencia en las escuelas, lapreocupacin por la destruccin de los valores familiares y de la religiosidad, todoello ha surtido efecto. Estos miedos los exacerban, y se sirven de ellos, los gruposdominantes en la poltica y en la economa, que han sido capaces de trasladar eldebate sobre la educacin y sobre todos los temas sociales) a su propio terreno, elde la normalizacin, la productividad y las necesidades industriales Hall, 1983, p-ginas 36-37) 4). Estando tan razonablemente preocupados los padres por las pers-pectivas econmicas de sus hijos en una economa cada da ms condicionadapor los bajos salarios, el desempleo, la fuga de capitales y la inseguridad Apple,1986 b), el discurso derechista conecta con las experiencias de muchas personasde la clase trabajadora y media baja.

    Sin embargo, aun cuando este aparato conceptual e ideolgico conservadorparece estar ganando rpidamente terreno, queda por responder una de las cues-tiones ms crticas. Cmo se legitima y acepta esa visin ideolgica? Cmo se halogrado esto? Jessop, Bonnett, Bromley y Ling, 1984, pgina 49).

    El resurgir de la derecha no es un simple reflejo de la crisis actual, tal comoacabamos de describirla y como la describe Hall 1983). Ms bien, es una respuestaa esa crisis Hall, 1983, pgina 21). A partir de los aos inmediatamente siguientesa la Segunda Guerra Mundial, la cultura poltica de Estados Unidos se caracterizcada vez ms por el poder imperial norteamericano, por la opulencia econmica ypor el optimismo cultural. Ese perodo dur ms de dos decenios. Social y poltica-mente, fue una poca de lo que se ha denominado acuerdo social democrtico en laque el gobierno se convirti progresivamente en un campo de batalla en el que sedebatan las condiciones requeridas para la igualdad de oportunidades. La prospe-ridad inducida por la abundancia, la ampliacin de los derechos y libertades anuevos grupos y la expansin del sistema de bienestar aportaron las condicionesnecesarias para este compromiso, tanto entre el capital y el trabajo como con losgrupos histricamente ms desposedos, como los negros y las mujeres. Dichoacuerdo entr en crisis a finales de los aos sesenta y principios de los setentaHunter, 1987, pginas 1-3 .

    Allen Hunter 1987) ofrece una excelente explicacin de todo ello en su des-cripcin del citado acuerdo.

    4) Vase en Hunter 1984) una descripcin ilustrativa de cmo han sido manipuladas estas cuestiones por algunos grupos poderosos.

    172

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    7/16

    Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta principios de los aos setenta, el capitalismo mundial experiment el ms largo perodo de crecimiento econ-mico sostenido de toda su historia. En Estados Unidos se articul una nueva es-tructura social de acumulacin el entorno institucional especfico en el que seorganiza el proceso de acumulacin capitalista en torno a varios aspectos destaca-dos: el objetivo, ampliamente compartido, de crecimiento econmico sostenido, elkeynesismo, la democracia pluralista elitista, la Amrica imperial empeada en laguerra fra, el anticomunismo en el interior y en el exterior, la estabilidad o el cam-bio gradual en las relaciones raciales y una estable vida familiar en una culturaboyante y orientada al consumo. Junto con estos aspectos, critalizaron un consensobsico y un conjunto de instituciones sociales y polticas que predomin durantedos decenios pgina 9).

    Este acuerdo hegemnico se sustentaba en el compromiso alcanzado entre elcapital y el trabajo, por el cual este ltimo aceptaba lo que podra llamarse la l-gica de rentabilidad y mercado como principios de orientacin de la asignacin derecursos. A cambio, reciba un seguro de proteccin de los niveles mnimos devida, de los derechos sindicales y de los derechos liberales democrticos Bowles,1982, pgina 51). Tales derechos democrticos se extendieron a los pobres, lasmujeres y las personas de color al ampliar estos grupos su propia lucha para supe-rar las prcticas de discriminacin racial y sexual Hunter, 1987, pgina 12). Sinembargo, tal ampliacin de derechos limitados) no poda durar, dadas las crisiseconmicas e ideolgicas que pronto acosaron a la sociedad norteamericana yque pusieron en peligro el mismo ncleo del acuerdo social democrtico.

    Las dislocaciones de los aos sesenta y setenta la lucha por la igualdad racialy sexual, aventuras militares como la de Vietnam, Watergate, la persistencia de lacrisis econmica generaron a la vez crisis y miedo. La cultura convencional seestremeci de varias formas en sus propias races. Conceptos ampliamente com-partidos de la familia, la comunidad y la nacin se alteraron radicalmente. Porotra parte, no apareci ningn principio de cohesin que fuera lo bastante pode-roso para recrear un centro cultural. Al desaparecer aparentemente la estabilidadeconmica, poltica y valorativa y la supremacia militar), tambin se balcaniz laciudadana. Aparecieron con mayor claridad movimientos sociales basados en lasdiferencias: regionales, raciales, sexuales, religiosas Omi y Winant, 1986, pginas214-215). Quebr el sentido de lo que Marcus Raskin 1986) han llamado el biencomn.

    Las soluciones democrtico sociales tradicionales de carcter estatalista, queen los campos de la educacin, el bienestar, la sanidad y otros similares adoptaronla forma de intentos en gran escala de intervencin federal para aumentar lasoportunidades o proporcionar un nivel mnimo de ayuda, se consideraron partedel problema, no parte de la solucin. Las posiciones conservadoras tradicionalesse desecharon con mayor facilidad. Despus de todo, la sociedad en la que se basa.ban estaba modificndose claramente. El centro cultural poda onstruirse y tenaque serio mediante una accin poltica y cultural bien financiada y bien organiza-da) en torno a los principios de la nueva derecha. Esta se enfrent al caos moral,existencial [y econmico] de los decenios precedentes con una red de institucio-nes notablemente bien organizadas y financieramente seguras que acogen un es.

    173

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    8/16

    tilo poltico agresivo, un declarado tradicionalismo religioso y cultural y un clarocompromiso populista Omi y Winant, 1987, pginas 215-216; Hunter, 1984).

    En otras palabras, el proyecto aspiraba a construir una nueva mayora quedesmantelase el Estado de bienestar, legislase el retorno a la moralidad tradicio-nal y contuviese la ola de dislocacin poltica y cultural resultante de los aos se-senta y setenta. Utilizando una estrategia poltica populista ahora en combina-cin con un poder ejecutivo agresivo), se organiz un asalto al liberalismo y hu-manismo secular y se vincul dicho asalto a lo que algunos observadores han ca.lificado de obsesin por la culpa y responsabilidad individuales en relacin conlas cuestiones sociales delincuencia, sexo, educacin, pobreza), con fuertes convic-ciones contrarias a la intervencin del gobierno Omi y Winant, 1986, pgina 220) 5 .

    En este aspecto tienen importancia ciertas caracteristicas especficas de clase,raciales y sexuales. El movimiento para la creacin de un consenso cultural con-servador se basa en parte en la hostilidad de la clase trabajadora y media baja con-tra quienes estn por encima o por debajo de ellas, y se nutre de un sentido muyreal de antagonismo frente a la nueva clase media. Los burcratas y administrado-res pblicos, los educadores, los periodistas, los planificadores, etc., todos elloscomparten la culpa de las dislocaciones sociales experimentadas por esos gruposOmi y Winant, 1986, pgina 221) 6). Los temas de la raza, el sexo y la clase seprodigan, punto sobre el que volveremos en el prximo apartado de este anlisis.

    Por supuesto, este movimiento se ha visto favorecido en los crculos acadmi-cos y gubernamentales por un grupo de neoconservadores de orientacin polticaque se han convertido en los intelectuales orgnicos de gran parte del resurgi-miento derechista. Estas corrientes asientan su obra en un sociedad basada en elindividualismo, en las- oportunidades ofrecidas por el mercado y en la reduccinradical de la intervencin y de la ayuda del Estado Omi y Winant, 1986, pgina227). Son la contrapartida de la nueva derecha y a su vez forman parte de la alian-za, inestable por naturaleza, que se ha formado.

    CONSTRUCC1ON DEL NUEVO ACUERDOCasi todos los movimientos sociales reformistas incluidos el feminista, el gay,

    el lesbiano, el estudiantil y otros de los aos sesenta se sirvieron de la lucha delos negros como un hecho organizativo central o una metfora e inspiracin poli:tica Omi y Winant, 1986, pgina 164). Infundieron nuevos significados sociales ala poltica, la economa y la cultura. No conceban estos mbitos como esferas se-paradas. Los tres coexisten. Un nuevo sentido social de la importancia de los dere-

    5) Vase una exposicin ms completa de cmo ha afectado este aspecto concretamente a la polti-ca educativa en Clark y Astuto 1986) y Apple 1986 b). 6) Sin embargo, en otros escritos hemos afirmado que algunos miembros de la nueva clase mediaconcretamente, expertos en eficiencia, evaludores, comprobadores y muchos de los expertos en materias tcnicas y gestin formarn parte de la alianza con la nueva derecha. Esto se debe simplemente aque de ella dependen sus puestos de trabajo y su movilidad. Vase Apple 1986 b).

    17 4

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    9/16

    chos de la persona impregn la identidad individual, la familia y la comunidad, ypenetr en las instituciones pblicas y en las relaciones de mercado. Los movi-mientos sociales citados ampliaron las preocupaciones de la poltica a todos los as.pectos de la vida cotidiana. Los derechos de la persona reforzaron su importan-cia en casi todas las instituciones, tal como se puso de manifiesto en programasafirmativos de accin, en programas activistas de bienestar y educacin generaliza-dos, etc. Omi y Winant, 1986, pgina 164; vase tambin Bowies y Gintis, 1986)7). En la educacin, todo esto se manifest en el auge de los programas bilingesy en el desarrollo, en las high schools y los colleges, de los temas relativos a la mu-jer, a los negros, a los hispanos y a los aborgenes americanos.

    Varias razones explican que el Estado fuera el objetivo principal de estos movi-mientos sociales en su lucha por los derechos de la persona. En primer lugar, elEstado era el factor de cohesin de la sociedad y haba mantenido y organizadoa lo largo de la historia prcticas y polticas que acogan la tensin entre derechosde propiedad y derechos de la persona Apple, 1982; 1986 a; 1986 b;). En su condi-cin de factor de cohesin, era lgico centrar en l la atencin. En segundo lugar,el Estado estaba imbuido por los mismos antagonismos que a su vez eran resul-tado de ciclos pasados de lucha Isociall. Por esto podan lograrse oportunidadesen el Estado. Podan profundizarse las cabezas de puente en instituciones pbli-cas dedicadas a la educacin y los servicios sociales Omi y Winant, 1986, pginas177.178).

    No obstante, a pesar de esos avances, comenzaron a desintegrarse las primiti-vas coaliciones. En las comunidades minoritarias se profundiz la polarizacin declases. La mayora de los residentes en los barrios y guetos segua encerrada enla pobreza, mientras que una porcin relativamente pequea de la poblacin ne-gra y morena pudo aprovecharse de las oportunidades educativas y nuevos pues-tos de trabajo estos, principalmente en la administracin pblica) Omi y Winant,1986, pginas 177-178). Al aparecer la crisis econmica, se desarroll algo pareci-do a un juego de suma nula en el que los movimientos sociales progresistas hubie-ron de luchar por una escasa participacin en los recursos y en el poder. Entre losgrupos se desarrollaron relaciones ms bien antagnicas que complementarias.As, por ejemplo, los grupos minoritarios y el movimiento feminista, en gran par-te formado por personas de raza blanca y clase media, tropezaron con dificultadespara integrar sus programas, objetivos y estrategias.

    La situacin se exacerb cuando, dada la construccin de un juego de suma nulapor parte de los grupos dominantes, se comprob que los avances logrados por lasmujeres a veces lo eran a expensas de los negros y morenos. Adems, los lde-res de muchos de estos movimientos fueron absorbidos por programas patrocina-dos por el Estado, lo cual aun cuando la adopcin de tales programas representa-se en parte una victoria tuvo el efecto latente de separar a los lderes de su electo-rado de base y de reducir la militancia de ste. Se produjo as con frecuencia unaguetizacin de los movimientos dentro de las instituciones publicas, en la medi-

    7)La exposicin por Bowies y Gintis 1986) de la fttransportabilidad de las luchas por los derechosde la persona, por ejemplo, de la poltica a la economia es muy til en este contexto. Hemos ampliadoy criticado algunas de sus afirmaciones en Apple 1988).

    175

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    10/16

    da en que las exigencias de aqullos eran adoptadas parcialmente en sus formasmas moderadas en el marco de programas patrocinados por el Estado. La militan-cia se transform en electorado Omi y Winant, 1986, pgina 180).

    Las divisiones dentro de esos movimientos se debieron tambin a desacuerdosestratgicos, que, paradjicamente, fueron resultado del propio xito de los movi-mientos. As, por ejemplo, las mujeres que aspiraban a trabajar en los canales po.lticos/econmicos existentes pod n marcarse como objetivo el progreso en elempleo dentro del Estado y en la esfera econmica. Otros miembros, ms radica-les, entendan que este progreso era insuficiente y tardo.

    En ningn otro campo se advierte esto tan claramente como en el movimien-to negro. Vale la pena reproducir en su totalidad uno de los anlisis mejores de lahistoria de tales discordias.

    Los lmites de los movimientos se debieron tambin a las discordias estratgi-cas que les sobrevinieron a consecuencia de su propio xito. Puede servir de ejem-plo el destino del movimiento negro. Solamente en el Sur, en lucha contra una es-tructura poltica anticuada y contra la opresin cultural, pudo el movimiento ne-gro mantener una unidad descentrada, aun en momentos de ardoroso debate. ncuanto se traslad al Norte, comenz a dividirse, ya que diferentes proyectos pol-ticos rivales, vinculados a diferentes segmentos de la comunidad, buscaban, biensea la integracin en la forma tradicional de vida reformada), bien sea una trans.formacin ms radical del orden social dominante.

    Despus de lograr victorias iniciales contra la segregacin, uno de los sectoresdel movimiento se retonfigur como grupo de intereses, buscando el fin del racis-mo entendido como discriminacin y perjuicio y volviendo la espalda a la polticade identidad de la oposicin. Pero, una vez que el movimiento negro organizadose convirti en simple electorado, se encontr entre los brazos de hierro de lasinstituciones pblicas cuyos programas haba exigido, a la vez que aislado de lasinstituciones bsicas del Estado moderno Omi y Winant, 1986, pgina 190).

    En el proceso, los sectores ms radicales del movimiento fueron marginados olo que no debe olvidarse, simplemente reprimidos por el Estado Omi y Winant,1986, pgina 190 .

    Aunque supuso avances importantes la integracin de ls movimientos en eiEstado cre ciertas condiciones que fueron desastrosas para la lucha por la igual-dad. El movimiento de masas basado en la militancia de las bases perdi su impul-so y se convirti en simple electorado, dependiente del Estado. Y, lo que es s im -portante cuando los movimientos neoconservador y derechista evolucionaron con sus tesis de-cidid mente antiestatalistas los avances logrados en el Estado fueron progresivamente objetode t ques y se debilit consider blemente l c p cid d p r recre r un movimiento de b seen gr n esc l Omi y Winant, 1986, pgina 190). As, cuando se producan ataquesde la derecha a la poltica y la prctica nacional y local ms progresistas que ha-ban beneficiado a personas de color, resultaba cada vez ms difcil desarrollar,coaliciones de base amplia que contrarrestasen tales ofensivas.

    176

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    11/16

    Al no conseguir la consolidacin de una nueva poltica democrtica radical,dotada de aspiraciones mayoritarias los nuevos movimientos sociales de los aossesenta y setenta proporcionaron el espacio poltico en el qe la reaccin de laderecha poda incubar y desarrollar su agenda poltica (Omi y Winant, 1986, p-gina 252). As pues, las reformas pblicas logradas, por ejemplo, por los movi-mientos de las minoras en los aos sesenta en Estados Unidos y las nuevas defini-ciones de los derechos de la persona incorporadas a tales reformas proporciona-ron una formidable gama de objetivos a los `contrarreformadores de los aos se-tenta. Los neoconservadores y la nueva derecha llevaron a cabo su propioproyecto poltico. Fueron capaces de rearticular tesis ideolgicas particulares yde reestructurarlas en torno a un movimiento poltico una vez ms (Omi y Wi-nant, 1986, pgina 155). Y esas tesis se vincul ron los sueos, esperanzas y temo-res de muchas personas.

    Examinemos este punto con mayor detalle. En la restauracin conservadorasubyace un claro sentimiento de prdida: prdida de control, de la seguridad eco-nmica y personal, de los conocimientos y valores que debieran traspasarse a loshijos, de la concepcin de los textos sagrados y de la autoridad. La oposicin bina-ria nosotros/ellos refuerza su importancia. Nosotros somos cumplidores de laley, trabajadores incansables, decentes, virtuosos y homogneos. Ellos sonmuy diferentes. Son perezosos, inmorales, permisivos, heterogneos Hunter,1987, pg. 23). Estas oposiciones binarias distancian a la mayor parte de las perso-nas de color, las mujeres, los gays, etc., de la comunidad de personas valiosas. Ladiscriminacin no se dirige ya contra los grupos que han estado oprimidos histri-camente, sino contra los americanos reales que incorporan las virtudes idealiza-das de un pasado visto romnticamente. Ellos son indignos. Reciben algo a cam-bio de nada. Las medidas que no amparan estn minando nuestra forma devida, la mayor parte de nuestros recursos, y creando un control pblico de nues-tra vida Hunter, 1987, pg. 30).

    Estos procesos de distanciamiento ideolgico permiten que sentimientos anti-negros y antifeministas ya no parezcan racistas y machistas, por estar tan estrecha-mente ligados a otras cuestiones. Una vez ms, recurriremos al Allen Hunter1987).

    La retrica racial va unida a sentimientos contrarios al Estado de bienestar y en-caja en el impulso hacia el individualismo econmico: as, muchos votantes queafirman que no tienen prejuicios (y que quiz no los tengan en algunos aspectos)se oponen al gasto en bienestar por considerarlo injusto. La retrica antifeministase articula en torno a la defensa de la familia, de la moralidad tradicional y del fundamentalismo religioso pgina 33).

    Todos estos elementos pueden integrarse mediante la formacin de coalicio-nes ideolgicas que permiten a muchos americanos que se sienten amenazadosvolverse contra grupos de personas que son menos poderosas que ellos. Al mismotiempo, les permiten atacar el predominio de las lites estatalistas liberalesHunter, 1987, pgina 34).

    Esta capacidad para identificar una serie de otros como enemigos, como lafuente de los problemas, es muy significativa. Uno de los principales elementos de

    177

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    12/16

    esta formacin ideolgica ha sido ciertamente la idea de que las lites liberales delEstado se entrometan en la vida familiar, trataban de imponer sus valores. Conello se causaban graves daos en los valores morales y en la familia tradicional.Gran parte de las crticas conservadoras contra los libros de texto y contra los cu-rrculos se basan en estos sentimientos, por ejemplo. Aun cuando tal posicin exa-gera la incidencia de la lite liberal y desconoce el poder del capital y de otrasclases dominantes Hunter, 1987, pgina 21), hay en ella parte de verdad, la sufi-ciente para que la derecha la utilice en sus intentos para desmantelar el acuerdoprevio y construir el suyo propio.

    Se alcanza as un nuevo acuerdo hegemnico. Este conjuga la actuacin de laslites econmicas y polticas dominantes en su intento de modernizar la econo-ma, de los grupos blancos de la clase trabajadora y media preocupados por la se-guridad, la familia y los conocimientos y valores tradicionales, y de los conservado-res en materia econmica Hunter, 1987, pgina 37). Acoge asimismo a una frac-cin de la nueva clase media cuyo progreso depende de la ampliacin del uso delos procedimietnos de rendicin de cuentas, de eficiencia y de gestin que cons-tituyen su propio capital cultural. Vase Apple, 1986 a; 1986 b.) Esta coalicin halogrado en parte alterar el verdadero significado del objetivo social de igualdad. Elciudadano, como consumidor libre ha reemplazado al ciudadano encuadrado enunas relaciones de dominio generadas estructuralmente. As, el bien comn ha deser regulado tan slo por las leyes del mercado, la libre competencia, la propiedadprivada y la rentabilidad. En esencia, las definiciones de libertad e igualdad ya noson democrticas, sino comerc i les Hall, 1986, pginas 35-36). As se advierte enparticular en las propuestas del sistema de ticket como la solucin para unasrelaciones masivas e histricamente enraizadas de desigualdad econmica y cul-tural

    TENDRA EXITO LA DERECHA?Hasta aqu hemos esbozado a grandes rasgos muchas de las razones polticas,

    econmicas e ideolgicas por las que se desintegr lentamente el consenso socialdemocrtico que haba llevado a una ampliacin limitada de los derechos de lapersona en los campos de la educacin, la poltica y la economa. Al mismo tiem-po, hemos documentado cmo se est forMando un nuevo bloque hegemnicoen torno a tcticas y principios de la nueva derecha. Ahora se plantea la cuestin:Durar mucho este acuerdo? Ser capaz de inscribir sus principios en el mismocorazn de la poltica norteamericana?

    Hay obstculos muy reales que se oponen a la consolidacin total del progra-ma de la nueva derecha poltica. En primer lugar, se ha producido una especie degran transformacin, por ejemplo, de las identidades raciales. Omi y Winant1986) la describen de la manera siguiente:

    La forja de nuevas identidades raciales colectivas durante los aos cincuenta ysesenta ha constituido el legado duradero de los movimientos de las minorias racia-les. Hoy, cuando se retrocede en los avances logrados en el pasado y la mayora delas organizaciones se muestra incapaz de reunir un gran electorado en las coinuni-

    178

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    13/16

    dades raciales minoritarias, la persistencia de las nuevas identidades raciales desa-rrolladas durante ese periodo se presenta como el nico obstculo verdaderamenteformidable a la consolidacin de un orden racial nuevamente represivo pg. 165).

    As, aun cuando los movimientos sociales y las coaliciones polticas estn escin-didos, aun cuando sus lderes son cooptados, reprimidos y a veces asesinados, hanadquirido carta de naturaleza el subjetivismo racial y la consciencia propia que de-sarrollaron esos movimientos. Ningn nivel de represin o de cooptacin [puede]cambiar esto. En palabras de Omi y Winant, el genio ha escapado de la botellaOmi y Winant, 1986, pgina 166). La razn es que, en esencia, se ha creado unanueva clase de persona dentro de las comunidades minoritarias 8). Se ha forjadouna nueva y ms consciente identidad colectiva. As, por ejemplo, en las luchas queen los ltimos tres decenios han mantenido las personas de color para conseguirun mayor control de la educacin y para que sta responda ms directamente asu propia cultura e historia colectivas, estas mismas personas han experimentadoimportantes transformaciones vase tambin Hogan, 1982). As

    los movimientos sociales crean una identidad colectiva al ofrecer a sus afiliados unavisin diferente de si mismos y de su mundo; diferente respecto de la visin delmundo y de los conceptos de si mismos ofrecidos por el orden social establecido.Lo hacen mediante el proceso de rearticulacin que genera una nueva subjetividadal servirse de informacin y de conocimientos ya presentes en la mente del sujeto.Toman elementos y tesis de su cultura y tradiciones y les infunden un nuevo senti-do. Omi y Winant, 1986, pgina 166).

    Todo esto hace muy difcil que la derecha consiga incorporar las perspectivasde las personas de color bajo su paraguas ideolgico y crea continuamente ten-dencias opositoras dentro de las comunidades negras y morenas. El lento peroconstante crecimiento del poder de las personas de color en esas comunidadescontrarresta la solidificacin del nuevo acuerdo conservador.

    Adems, incluso dentro del nuevo bloque hegemnico, dentro de la coalicinde la restauracin conservadora, existen tensiones ideolgicas que pueden afectara su capacidad para mantener la primaca por un perodo largo. Esas tensionesson generadas en parte por la dinmica de clases dentro de la coalicin. Los com-promisos frgiles pueden romperse a causa de las ideas, a veces directamente con-trarias, de los participantes en el nuevo acuerdo.

    As se advierte con dos de los grupos actuales comprometidos en el apoyo delacuerdo. Uno y otro pueden calificarse respectivamente de sistema o cdigo ideo-lgico residual y emergente. La cultura y las ideologas residuales de la anti-gua clase media y de una porcin ascendente de la clase trabajadora y media bajacon su insistencia en el control, en el rendimiento individual, en la moralidad,etc. se han fundido con el cdigo emergente de una porcin de la nueva clasemedia p rogreso, tcnica, eficiencia, avance burocrtico, etc. Apple, 1986 a).

    8) Hablamos aqu de nueva, pero tambin merece subrayarse la continuidad, por ejemplo, de lasluchas negras por la libertad e igualdad. Vase un autorizado tratamiento de la historia de estas luchasen Harding 1981).

    179

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    14/16

    Estos cdigos mantienen entre s una relacin inestable por naturaleza. La in-sistencia en la moralidad por parte de la nueva derecha no encaja necesariamentebien con la insistencia amoralista en el profesionalismo y en las normas econmi-cas. La fusin de estos cdigos slo puede durar mientras no se bloqueen lastrayectorias que permiten la movilidad. La economa debe garantizar puestos detrabajo y movilidad a la nueva clase media; en otro caso, peligrar la coalicin. Nohay seguridad, dada la naturaleza inestable de la economa y la clase de puestos detrabajo que se crean, de que se d tal garanta (Apple, 1986 b; Carnoy, Shearer yRumberger, 1984).

    Esta tensin puede verse desde otra perspectiva, que indica que, a largo plazo,las probabilidades de pervivencia de la coalicin ideolgica no son necesariamen-te buenas. Bajo el nuevo acuerdo, ms conservador, la actividad del Estado ha defomentar tanto como sea posible las condiciones de acumulacin de capital y debeneficio. El libre mercado debe quedar libre de trabas. Han de ajustarse a losprincipios privados del mercado tantos mbitos como sea posible de la vida priva-da y pblica, entre ellos la educacin, la sanidad, la asistencia social, la vivienda,etc. No obstante, para generar beneficios, el capitalismo en conjunto exige, ade-ms, la subversin de valores tradicionales. La norma ser la compra de bienes ylas relaciones de mercado; habrn de dejarse de lado valores ms antiguos de co-munidad, de conocimiento sagrado y de moralidad. Esta dinmica contiene lasemilla de posibles conflictos en el futuro entre los modernizadores econmicos ylos tradicionalistas culturales de la nueva derecha, que constituyen una parte signi-ficativa de la coalicin construida (Apple, 1986 a) (9). Adems, el individualismocompetitivo que hoy se fomenta con tanto ardor en los movimientos de reformaeducativa en Estados Unidos quiz no responda bien a las ideas, algo ms colecti.vistas, de la clase trabajadora tradicional y de los grupos pobres.

    Finalmente, existen movimientos contrahegemnicos en formacin dentro dela misma educacin. El antiguo acuerdo democrtico-social acoga a muchos edu-cadores, lderes sindicales, miembros de grupos minoritarios, etc. Hay seales deque la escisin de esta coalicin puede ser slo temporal. Tomemos a los profe-sores, por ejemplo. Aun cuando sus sueldos se han elevado en todo el pas, esteaumento se ha visto contrarrestado por un rpido aumento del control externo desu trabajo, por una racionalizacin y des-calificacin de sus puestos de trabajo, ypor la acusacin, cada da ms frecuente, de que tanto ellos como la educacin engeneral son los principales causantes de los grandes males que aquejan a la econo-ma (Apple, 1982; 1986 b). Muchos profesores han coordinado sus puntos de vistasobre estas cuestiones, de un modo que recuerda el caso del Boston Women sTeachers Group (Grupo de Profesoras de Boston) (Freedman, Jackson y Boles,1982). Adems, hay signos en todo el pas de la formacin de coaliciones multirra-ciales, integradas por profesores de enseanza primaria y secundaria, profesoresuniversitarios y miembros de la comunidad, que tratan de actuar colectivamentesobre las condiciones en que trabaja el profesorado y para apoyar la democratiza-cin del currculo y de la enseanza y una nueva atencin a la igualdad de las

    9) Vase en Levine 1984) un extenso anlisis de la lgica del capitalismo, en el que se le comparacon otras tradiciones politicias y econmicas

    180

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    15/16

    oportunidades de acceso y a los resultados de la escolarizacin. La Public Educa-tion Information Network Red de Informacin sobre Educacin Pblica), con sedeen St. Louis, y el grupo Rethinking Schools Reconsideracin de la Enseanza), consede en Milwaukee, son ejemplos de ello Apple, 1986 b; vase tambin Bastian,Fruchter, Gittell, Greer y Haskins, 1986, y Livingstone, 1987

    En realidad, corremos el peligro de olvidar los decenios de duro trabajo quefueron precisos para conseguir una visin limitada de la igualdad en los progra-mas sociales y educativos y de olvidar asimismo la realidad de las condicionesopresivas en que actan muchos de nuestros compatriotas norteamericanos. Latarea de mantener viva en la mente de todos la memoria colectiva de la lucha porla igualdad, por los derechos de la persona en todas las instituciones de nuestra so-ciedad, es una de las ms significativas que puedan realizar los educadores. En unapoca de restauracin conservadora, no podemos permitirnos prescindir de ella.Exige una renovada atencin a importantes cuestiones relacionadas con el cu-rrculo. Qu conocimientos se ensean? ePor qu se ensean de este modo parti-cular a este grupo concreto? Qu hacemos para que la historia y la cultura de lamayora del pueblo trabajador, de las mujeres, de la gente de color obviamente, tam-poco en este caso estos grupos son mtuamente excluyentes) se enseen de maneraresponsable y perceptible en las escuelas? Dado que la memoria colectiva que actu lmente se conserva en nuestras instituciones educativas acusa la fuerte influen-cia de los grupos dominantes en la sociedad Apple, 1979 , los esfuerzos continua-dos para promover unos currculos y una enseanza ms democrticos sonahora ms importantes que nunca. Debiera ser claro que el movimiento hacia unpopulismo autoritario aumentar su legitimidad si los valores incorporados a larestauracin conservadora se ponen a disposicin de todos en nuestras institucio-nes pblicas. El reconocimiento generalizado de que ha habido, hay y puede ha-ber modos ms iguales de vida econmica, poltica y cultural slo se lograr me-diante la organizacin de los esfuerzos dirigidos a ensear y expandir este senti-miento de diferencia. Evidentemente, queda tarea educativa por hacer.

    REFERENCIASANDER SON, M. 1985). Teachers Unions and Industrial Politics. Tesis doctoral indita. School ofBehavioral S ciences, Macquarie University, Sydney.APPLE, M. W . 1979). Ideology and Curriculum. Boston, Routledge and Kegan Paul. Ideologa y

    Currculum Mad rid, Akal, 1986.) 1982). Educaton and Power. Boston, Routledge and Kegan Paul Educacin y Poder. Barcelo-na, Pados / MEC , 1987): 1986a). National reports and the construction of inequality. B ritish Journal of S ociology ofEducation, 7, pp. 171-190. 1986b). T eachers and Texts: A Political Econom y of dais and Gender R elations in Education. NewYork, Routledge and Kegan Paul.APPLE, M. W. 1988). Facing the complexity of power: For a parallelist position in critical

    educational studies. En Cole, M. Ed.). Rethinking Bowies and Gintis Philadelphia, FalmerPress.BASTIAN, A., FRUCHTER, N., GITTELL, M., GREER, C. y HASKINS, K. 1986). ChoosingEquality: T he Case fr Dem ocratic S chooling. Philadelphia, Temple University Press.

  • 8/13/2019 Michael Apple Redefinicin de la igualdad

    16/16

    BOWLES, S. ( 1982 ) . T he pos t keynes ian capital labor s ta lemate . Socialist Review, 65, pp.4 5 . 7 2 .BOW LES, S. y G IN TIS , H. 1 9 8 6 ) . Dem ocracy and Capitalism . New York, B a s i c B o o k s .B U R N H A M , W . ( 1 9 8 3 ). P o s t conserva t ive America. Social ist Review 72, pp. 1 2 3 - 1 3 2 .C A R N O Y , M . , S H E A R E R , D. y R U M B E R G E R , R. (1984) . A New Social Contract. New York,H a r p e r a n d R o w .C L A R K , D., y ASTUTO, T. (1986) . The s ign i ficance and permane nce of changes in federaleducat ion pol icy. Educational Researcher, 15, 8, pp. 4 . 1 3 .F R E E D M A N , S., J A C K S O N , J. y BOLES, K. (1982) . The ef f ec ts of he institutional structure ofschools on teachers. Somerv i l le , MA, B oston Women s Teachers Group.GINTIS, H. 1 9 8 0 ) . K om m unication and politicsr. Socialist Review, 10, 2 /3 , pp. 1 8 2 2 3 2 .G I R O U X , H. (1984) . P ub l ic ph i losophy and t he crisis in educat ion. Harvard Educational

    R e-view, 5 4 , pp. 1 8 6 . 1 9 4 .HALL, S. (1980) . Po pular -demo crat ic vs .author ita r ian pop u l ism : Two ways of tak ing demo-c racy se r ious ly. En A. H u n t E d . ) M arxi sm and Dem ocracy . London, Lawrence and W is-hart, pp. 1 5 7 - 1 8 5 .- ( 1983 ) . The g r ea t m ov ing r igh t show. En Hall S. y J acques , M . E d . ) , The Politics of That-cher ism . London: Lawrence and W isha rt , pp. 1 9 - 3 9 .- (1985) . A uthor i ta r ian popu l ism: A reply. New Le f t Review, 151, pp. 1 1 5 - 1 2 4 .- 1 9 8 6 ) . Popular cu l tu re and the s ta te . En Bennet t , T., M e r c e r , C. y W ool lacot t, J . (Eds.) .Popular Culture and Social Retations. London, Open Un ive r s it y Press, pp. 2 2 . 4 9 .HALL, S. y JACQUES, M. (1983) . In t roduct ion . En Hall, S. y Jacques, M. E d . ) . T he Pol it ic s ofThatcher i sm. London, Lawrence and W isha r t, pp. 9 - 1 6 .HARDING, V. (1981) . T here is a Riv er: T he B lack S truggle for Freedom in the Uni ted S tates. NewYork, Vintage Books .H O G A N , D. (1982 ) . Educat ion and dass f o r m a t i o n . In Ap p le , M. (Ed . ) . Cultural and EconomicReproduction in Education. Boston, Rou t ledge and Kegan Paul, pp. 3 2 - 7 8 .HUNTER, A. (1984) . V irtue W i th V engeance: The Pro-Family Politics o f h e N e w Right Tesis docto-ral indita, Department of Socio logy , Brande is Un ivers i ty , W a l tham .- (1987) . The pol i t ics of resen tment and the const ruc t ion of m i d d l e America. Ar t i cu lo in-dito, A m e r i c a n Institutions Program, Department of H is to ry , Un i ve rs it y of Wiscons in ,Madison.J E S S O P , B., BONNETT, K ., B R O M L E Y , S. Y LING, T. (1984 ) . A uthor i ta rian popu l ism, twonat ions, and Th atcher ism . N e w f l Review, 147, pp. 3 3 - 6 0 .LAR RA IN, J . (1983) . Marxism and Ideology. A t l a n t i c Highlands, H u m a n i t i e s Press.LEVINE, A N DREW . ( 1984 ) . A rguing for Socialism . New York, Rou t ledge and Kegan Paul.LIVINGSTONE, D. Ed.).1987) . Critical Pedagogy and Cultural Power. Sou th H ad ley , Be r g inand Garvey .OMI, M . y W I N A N T , H. (1986). Racial Formation in he United S tates . New York, Rout ledgeand Kegan Paul.P 1 V E N , F. y C L O W A R D , R. 1 9 8 2 ) . The New Class War. New York, Pantheon B o o k s .RA SK1N, M. (1986) . The Com mon Good . New York, Rou t ledge and Kegan Paul.

    182