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  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    1/90

    Tome

    XIII

     1903)

    1

    1

    L1vraison

    ACTES

    DE LA

    SOCIÉTE

    SCIENTIFIQUE

    DU CHILI

    .~P3~~

     ACTAS DE

    LA

    SOCIEDAD

    CIENTÍFICA

    DE

    CHILE)

    TREZlÈME

    ANNÉE

    PROCÉS-VERBAUX

    DES

    SÉANCES GENÉRALES ET

    ANNEXES

      Feuilles

    A)

    NOTES

    ET MEMOIRES

      Feuilles

    1—

    234)

    ^SANTIAGO

    IMPRENTA CERVANTES

    CALLE

    DE LA

    l .ANDEKA,

    50

    Agosto

    de

    1903

    Les

    Actes

    paraissent

    par

    livraisons

    bimestrielles

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    2/90

    LAS

    PIEDRAS HORADADAS

    CUATRO PALABRAS

    Desde

    hace

    algun

    tiempo,

    los

    estudios

    etnolójicos

    i

    antropolójicos

    han tomado un vuelo

    considerable en

    el

    campo

    mui

    estenso del

    pasado.

    Las

    investigaciones

    practicadas

    en tan vasta

    esfera

    han

    dado, como es

    sabido,

    solucion a

    numerosos

    proble

    mas

    i

    de

    tal

    forma,

    que

    gran

    parte

    de

    la

    historia

    de

    tiem

    pos

    hasta hace

    poco

    ignotos,

    reposa

    hoi dia

    sobre

    hechos

    claros,

    concretos

    i

    todos ellos

    concordantes.

    Refiriéndonos

    a

    solo la

    América,

    cuyas

    razas han

    sido

    por

    larguísimos

    años el

    gran

    misterio

    de

    la

    historia,

    la

    antropolojía

    tiene

    averiguada

    la

    antiquísima

    existencia

    de

    su

    poblacion,

    la unidad

    de

    las razas

    americanas

    i

    es

    tablecido estos hechos sobre sólidas

    bases,

    perfectamente

    comprobadas.

    En

    Chile

    la

    antropolojía

    se

    inició con un

    notable i

    pro

    lijo

    estudio

     a

    i

    han

    seguido

    a

    él

    investigaciones

    sobre

    diversos

    puntos

    de hechos

    que

    aun no habian sido

    escla

    recidos

     b .

    En los anales de esta Sociedad se hallan

    consignados

    algunos

    trabajos

    de mérito

    indisputable,

    que

    acusan

    en

    sus

    autores conocimiento exacto

    de las

    materias

    por

    ellos

    tratadas

    i

    una

    preparacion

    a

    todas luces

    vasta.

     a

    Los

    Aborljenes

    de Chile,

    por

    el

    señor

    Medina,

     h

    El

    notable

    trabajo

    del señor don

    Tomas

    Guevara,

    intitulado

    wHistoria

    de

    la civilizacion

    de

    la

    Araucaria,

    »

    TOMO XIII

    14

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    3/90

     94

    A. CAÑAS

    PINOCHET

    Entre

    los

    tópicos

    tratados

    por

    el

    señor

    Medina en su

    libro citado i

    posteriormente

    por

    el

    señor

    Guevara

    en el

    suyo

    se

    encuentran

    estudios

    mui

    someros

    que

    pudiéra

    mos

    llamar

    ensayos de la

    arqueolojía

    de las

    piedras hora

    dadas

    sobre las cuales

    los

    pacientes

    investigadores

    han

    agrupado

    las

    opiniones

    sustentadas

    por

    diversos

    anti

    cuarios emitiendo

    despues

    de

    discutirlas

    sus

    opiniones

    individuales.

    Aunque dignas

    de consideracion

    estas

    opiniones

    es

    dado

    no

    obstante a

    todos

    estudiar el

    juicio

    que

    el

    punto

    les

    ha

    merecido

    despues

    de

    haber sentado en el terreno

    de

    los

    hechos

    como a nosotros

    nos ha

    sucedido

    el

    fun

    damento

    de una

    opinion

    que

    hemos

    creído racional.

    El criterio individual

    no

    puede

    siempre

    someterse

    incondicionalmente

    a

    las

    decisiones

    dictadas

    aunque

    sean

    éstas espresadas con

    autoridad porque ello

    seria

    renun

    ciar

    a

    la condicion de autonomía

    que constituye

    especial

    mente

    la

    razon

    i

    porque

    importaría

    la esclavitud de las

    facultades ante

    la

    autoridad

    de un

    majisterio

    superior.

    El

    majister

    dixit

    perteneció

    a

    otros

    tiempos.

    El

    estudio

    de las

    piedras

    horadadas

    ha

    sido

    tambien

    tema

    de

    meditacion

    de

    muchos

    otros

    anticuarios

    los cua

    les

    sobre su

    oríjen

    i

    sobre

    las

    funciones

    a

    que

    ellas

    estu~

    vieron

    dedicadas

    han emitido

    diversos

    juicios

    que

    hasta

    hoi

    no

    han

    podido

    concordar

    en

    una

    opinion

    comun.

    En

    el

    presente

    estudio

    se da

    cuenta

    deesas

    opiniones

    i

    se

    esponen

    las

    razones

    que

    las

    hace

    poco

    sólidas

    pues

    que

    no han resistido

    algunas

    de éstas al mas

    superficial

    exámen.

    Por nuestra

    parte

    tenemos

    una

    opinion

    sobre

    el

    papel

    que

    en

    las

    sociedades

    primitivas desempeñaron

    estas

    pie

    dras;

    opinion

    que

    se afirma en

    el

    prolijo

    estudio

    que

    nos

    han

    impuesto.

    Para

    que

    nuestra

    opinion

    haya

    adquirido

    el

    carácter

    do una

    profunda

    conviccion

    ha sido

    menester

    el

    estudio

    mas

    prolijo

    de

    todas las

    circunstancias

    caracteres

    i

    de

    talles que se

    reunen

    en estas

    piedras

    que

    como

    es

    sabi

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    4/90

    LAS PIEDRAS HORADADAS

     95

    do,

    se han

    hallado

    desparramadas

    por

    casi todo

    el

    globo,

    en el fondo

    de

    los

    lagos

    ,

    como sucede en las

    estaciones

    lacustres

    de

    Suiza,

    en el

    asiento

    de

    antiguas

    ruinas,

    como

    las

    de

    Troya,

    que las

    investigaciones modernas

    han

    dado

    el

    carácter de

    históricas,

    a lo

    que

    se ha

    creido

    por

    mu

    chos

    una

    creacion

    mitolójica.

    El

    medio

    en

    que

    hemos hecho nuestro

    estudio

    ha

    sido

    para

    nosotros

    el

    principal

    factor

    que

    ha

    jenerado

    la

    so

    lucion

    que

    hemos dado

    a

    este

    problema;

    i,

    a

    ménos de

    equivocarnos,

    creemos

    que

    no

    todos

    los

    que

    han

    opinado

    sobre su

    empleo

    durante

    la

    Edad de

    Piedra,

    no

    habrán

    tenido

    a

    la mano

    tantos

    elementos

     a).

    En

    efecto,

    con

    un

    caudal

    de la

    paciencia indispensable

    que

    se

    requiere

    para

    todo

    estudio

    relacionado con

    épocas

    en

    que

    faltan en

    absoluto

    documentos

    escritos,

    hemos

    podido

    examinar,

    teniéndolas en la mano, 360 de estas piedras, pertene

    cientes a

    diversas instituciones

    i

    personas,

    entre las cua

    les

    entra el

    que

    habla con

    su

    variada coleccion de 66

    pie

    dras.

    Despues

    de

    la

    larga

    jornada,

    de casi diez años

    ocupa

    dos

    en

    coleccionar,

    en buscar

    i

    recojer

    elementos

    por

    to

    das las

    partes

    adonde

    nos han llevado

    mas

    de veinte años

    de

    viajes

    por

    todo el

    pais;

    de

    razonar,

    de

    estudiar

    cues

    tiones

    históricas relacionadas con las funciones

    de

    las

    piedras

    horadadas,

    volvemos hoi

    al

    punto

    de

    partida,

    recorremos el

    campo

    esplorado

    para

    preguntarnos

    si

    hemos acertado,

    si

    hemos

    herido la

    dificultad,

    si no

    esta

    remos

    hoi

    tan

    distantes de

    la

    verdad como lo

    estábamos

    hace

    tiempo.

    Vosotros

    juzgareis,

    s

    como

    l

    o

    espero,

    teneis

    l

    a

    bene

    volencia de

    oirme

    i

    me

    acompañais

    hasta

    e

    l

    fin,

    desde

    l

    a

    esposicion

    hasta

    l

    a

    solucion de este

    problema.

     

    no se

    crea

    que

    es

    baladí o sin

    importancia

    e

    l

    buscar

    t

    valor

    que

    se

    asignó

    a

    estas

    piedras

    en los

    primeros

    tiempos

    de

    las

    sociedades

    humanas;

    i

    s

    como nosotros lo

     a)

    Darwin,

    segun

    Medina, aseguró

    a l

    a

    vista de

    una

    sola

    de

    estas

    piedras,

    que

    han

    debido

    ser

    empleadas

    como instrumentos

    de

    agri

    cultura.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    5/90

    1g6

    A.

    CAÍ

    AS

    PINOCHE1

    pensamos,

    nuestra teoría fuese

    aceptada,

    la solucion del

    importante

    problema

    de los

    oríjenes

    del

    trabajo

    i de

    los

    oríjenes

    del comercio i

    todo

    lo

    demas

    que

    con

    esto

    se

    relaciona, habría dado

    un

    gran

    paso.

    No

    queremos

    adelantar

    i en

    consecuencia vamos

    a

    entrar

    en

    materia

    I.

    DESCRIPCION

    DE

    LAS PIEDRAS

    Las

    piedras

    horadadas,

    coleccionadas con

    intencion

    científica en

    Chile,

    afectan formas

    diversas,

    como son

    variados en

    el

    peso específico

    los

    ejemplares

    de

    que

    constan los

    grupos

    en

    que

    están

    clasificadas.

    Las

    hai

    circulares, obóideas,

    esféricas,

    poligonales

     i

    diversificándose

    su

    altura entre

    0.008

    i

    o.

    105

    metros,

    su

    diámetro

    entre

    0.04

    i

    0.76

    i su

    peso

    entre

    30

    gramos

    i

    t

    10

    kilogramos

     2

    Estas cifras las hemos deducido

    de

    las

    medidas

    prol1jas que

    personalmente

    hemos

    practicado

    en

    360

    ejemplares

    que

    hemos

    tenido a

    nuestra

    disposi

    cion,

    procedentes

    2

    19

    del

    Museo

    Nacional,

    10

    del

    Museo

    del

    Liceo

    de

    Valparaíso,

    35

    de

    la

    coleccion

    del

    doctor

    don

    Francisco

    Fonck

    de

    Quilpué,

    66 de nuestra

    colec

    cion i

    4

    de

    un aficionado.

    La

    masa,

    en

    jeneral,

    se halla en todas

    perforada

    por

    un

    agujero

    que afecta

    comunmente

    la

    forma

    de

    dos

    conos

    truncados,

    unidos

    en el

    interior de

    la

    piedra por

     1

    Las

    piedras

    horadadas,

    de

    las

    que

    hai

    numerosas en

    Santa

    Bárbara,

    California,

    son

    ocasionalmente

    mas

    o

    ménos

    globulosas,

    otras

    tienden a la forma

    piramidal,

    pero

    casi

    siempre son

    circulares

    o

    casi

    circulares

    i

    a

    veces

    son

    oblongas irregulares.

    En

    este

    último caso

    apa

    recen

    haber

    sido

    dejadas

    en su

    forma

    orijinaria,

    viéndose

    algunas

    especies

    que

    son

    dos

    o tres

    veces

    mas

    largas

    que

    anchas

    i

    con

    contor

    nos

    irregulares. Henry

    W.

    Henshaw,

    Perforattd stonesfrom California.

     2

    1.a

    piedra

    de este

    peso

    i

    de

    0.76

    centímetros

    de

    diámetro,

    la

    hen1os estud1ado en

    Concepcion.

    De ella

    nos

    ocuparemos

    mas

    ade

    lante

    i

    será uno

    de los

    mejores

    fundamentos de la

    opinion

    que

    susten

    tamos sobre las funciones

    que desempeñaron

    las

    piedras

    horadadas en

    los tiempos

    en que

    fueron trabajadas.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    6/90

    LAS

    PIEDRAS

    HORADADAS

     97

    sus

    respectivos

    vértices,

    siendo la

    perforacion,

    en

    conse

    cuencia,

    mas

    estrecha

    en

    el

    centro

    de

    la

    masa

      i).

    Los

    diámetros máx1mos

    i mínimos

    de

    las

    horadacio

    nes

    son mas

    uniformes

    que

    los de las

    piedras

    en

    jeneral,

    i

    éstas dan estas

    cifras:

    Diámetro máximum

    0.07

    metros

    11

    mínimum

    0.01

    11

     2)

    Es visible

    que

    el

    trabajo

    de

    perforacion

     3)

    se

    hacia

    por

    ámbos

    lados i

    que

    ésta,

    en

    la

    mayoría

    de los casos,

    no

    se

    desviaba

    del

    eje

    de la del

    lado

    por

    donde se

    co

    menzaba

     4).

     1)

    El

    agujero

    de

    las de

    California

    es

    tubular

    en la

    jeneralidad

    de

    los

    casos,

    aunque

    se

    encuentren

    algunas que

    en

    la

    horadacion tienen

    mayor

    escote

    en la

    boca,

    sien

    io,

    en

    consecuencia, btcónicas.

     2)

    En

    la

    coleccion

    del

    Museo Nacional

    hai

    cuatro

    piedras

    de

    horadacion

    cónica

    i

    en nuestra

    colecc1on tres

    que

    se separan

    de las

    demas en

    cuanto

    a la

    forma

    1

    naturaleza de

    su

    masa

    i a

    la

    de su

    hora

    dacion: todas

    en

    el asiento

    son

    planas

    i

    en la cara

    cónicas,

    de

    forma

    lijeramente agudas;

    la

    perforac1on

    en

    la

    base es de o

    037

    metros

    i

    en

    la

    parte

    superior

    de

    0.027

    m.tros.

    Estas

    piedras

    son las

    anotadas

    bajo

    los

    números

    133,

    141,

    142

    i 182

    dela

    Planilla

    de

    mediciones.

    La

    1. ,

    2.* i

    4.*

    han s1do

    perforadas

    con

    instrumento

    que

    obraba

    en el

    sentido

    vertical

    de la masa

    1

    la

    3

    *

    con instrumento rotativo:

    indican

    estas

    circunstancias huellas

    manifiestas

    que

    se

    notan

    en la

    perforacion, que

    no

    han

    desaparecido por

    el trascurso

    de

    los

    tiempos.

    Las

    de nues

    tra

    coleccion tienen

    19

    x

    17, 27

    x 21,

    27

    x 21.

    Aquellas

    i

    estas

    sonde

    esteatita

    i

    de

    color chocolate.

    El

    doctor don R.

    A.

    Philippi,

    ha

    dicho

    en

    un

    estudio sobre estas,

    que

    no

    conoce

    ninguna

    piedra

    de

    esta natu

    raleza

    i cita como

    caso

    raro una

    que

    hai en

    el

    Museo

    de

    Berlin,

    lleva

    da

    allí desde

    el Aflica; el

    doctor

    no ha

    visto

    las

    que

    hai en

    nuestro

    Museo

    nacional.

     3)

    Ratzel,

    en

    su

    notable

    obra

    Las

    Razas

    Humanas,

    cap.

    III,

    dice

    que

    estas

    perforaciones

    fueron

    pract1cadas por

    los

    indios,

    val1éndose

    de

    tubos de hueso o

    de madera.

    Nosotros

    pensamos

    que,

    en el

    abso

    luto

    desconocimiento

    de los metales en

    que

    se hallaba

    el

    hombre

    pri

    mitivo,

    debió

    valerse

    en éste,

    casi

    siempre

    rudo

    trabajo,

    de otras

    pie

    dras

    mas

    duras

    que

    las

    que

    iban a recibir

    el

    trabajo

    de

    perforacion

    i

    pulimentacion.

    En

    el

    Perú,

    segun

    Tschudi,

    en

    su

    Diccionario

    de la

    lengua

    quichua,

    los

    indios

    se

    valian

    de

    una

    piedra

    mui dura

    llamada

    salluk-rumi

    para

    labrar

    otras

    piedras.

     4)

    Es notable

    la

    que

    anotamos

    bajo

    el

    número

    8

    de la

    coleccion

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    7/90

    A. CAÑAS PINOCHET

    En

    el

    número

    de

    las

    que

    hemos

    estudiado

    aparecen

    12

    con

    el

    trabajo

    de

    perforacion

    comenzado;

    de

    estas,

    9

    pertenecen

    al

    Museo Nacional

    i

    3

    forman

    parte

    de

    nuestra

    coleccion.

    En

    casi todas se nota que

    el

    trabajo

    de horadacion se

    hacia con

    instrumento cónico

    que

    obraba

    por

    ámbos

    lados, a

    fin de

    que

    diera

    a

    aquella

    la

    forma de

    un

    cono doble

    como las

    que

    tienen

    la

    perforacion

    termi

    nada.

    La masa de las

    piedras

    espresadas

    es

    variada,

    hallán

    dose muchas

    construidas

    en

    basalto,

    en lavas

    volcánicas,

    en

    areniscas,

    en

    pórfido,

    en

    ónix,

    esteatita

     1)

    i

    hasta

    en

    una

    sustancia

    semejante

    al

    carbonato de

    cal o

    tiza

     2).

    Las

    piedras

    horadadas

    que

    describimos

    carecen

    de

    toda manifestacion esterior

    de

    ornamentacion

    i solo se ve

    en

    ellas las

    huellas

    de los instrumentos

    que

    sirvieron

    para su

    construccion

    i

    pulimiento. En ciertas

    especies

    en

    que

    la

    masa

    es

    dura

    i

    en

    otras

    que

    proceden

    de la

    época primitiva

    o

    paleolítica

    juzgando

    por

    su

    aspecto

    tosco,

    no han

    desaparecido

    aun los

    vestijios

    del instru

    mento con

    que

    fueron

    fabricadas

     3).

    Esta ausencia de

    toda

    decoracion induce a

    la

    creencia

    de

    que

    estas

    piedras

    fueron destinadas

    a

    usos

    puramente

    civiles,

    que

    este

    del Museo del Liceo de

    Valparaíso.

    La

    masa de ésta es de

    ónix;

    la

    horadacion fué

    comenzada

    por

    ambos lados a la

    vez,

    habiéndose des

    viado esta

    operacion

    de la d1reccion

    vertical,

    por

    lo

    que

    resultó oblicua.

    La

    perforacion

    conserva aun

    las

    huellas del

    instrumento

    que

    obraba

    en sent1do

    vertical

    i

    ésta no

    resultó cónica sino

    de furn1a

    tubular. Las

    caras de la

    piedra

    no son l1sas

    sino

    disparejas,

    con

    infl¡-xiones notab es,

    así como su forma no

    es

    circular

    sino la de

    un

    polígono irregular:

    todo

    indica haber

    sido labrada en la

    época

    paleolítica.

     1)

    Las de ónix existentes en el Museo Nacional son las

    cuatro

    correspondientes

    a

    los números

    105, 109,

    136

    i

    151,

    en

    la Planilla de

    mediciones

    i

    es de notarse

    que

    todas

    ellas, como

    la del Muieo

    del

    Liceo

    de

    Valparaíso,

    llegan

    a

    cifras altas de

    peso.

     2)

    Las

    especies

    de

    California,

    segun

    H.

    W. Henshaw,

    han

    sido

    trabajadas

    de

    areniscas,

    cuarc1ta,

    esteatita

    i

    de

    otras clases de

    piedras,

    frecuentemente,

    aunque

    de

    ninguna

    manera

    siempre,

    fácilmente

    labo

    rables.

     3)

    Las

    piedras

    perforadas

    halladas

    en

    California

    son

    en

    cierto

    número ornamentadas con

    l íneas solas

    o con líneas formando

    cruces

    o cruzadas.

    H.

    VV.

    Henshaw, Perforated

    síones

    from

    Cal1fornia.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    8/90

    LAS PIEDRAS HORADADAS

    199

    objeto

    tuvieron en las

    edades

    prehistóricas

    i

    escluye,

    en

    consecuencia,

    toda

    idea de fines

    ceremoniales,

    que

    algu

    nos les

    han

    atribuido.

    ORÍJEN

    O

    PROCEDENCIA

    A

    ciencia cierta

    nada ha

    podido

    establecerse

    acerca

    del

    oríjen

    de estas

    piedras,

    siendo limitadísimo

    el

    cono

    cimiento

    que

    se tiene

    de

    ellas.

    En el

    estado actual del

    estudio

    de esta clase de

    piedras

    en

    Chile,

    ignórase

    en

    absoluto si las

    que

    han sido halladas

    aquí

    fueron

    traba

    jadas

    en

    esta

    tierra o si

    proceden

    de tierras estrañas.

     i

    Las

    investigaciones

    hasta

    ahora

    practicadas

    se

    han

    dirijido

    mas

    a

    fijar

    el uso

    que

    de

    ellas

    hicieron los

    pue

    blos

    primitivos

    en

    que

    han sido

    halladas,

    que

    a determi

    nar los

    lugares

    en que

    tuvieran oríjen.

    Juzgando

    por

    la

    circunstancia de haber

    sido encon

    tradas

    en diversos

    i

    apartados

    puntos

    de

    la

    tierra,

    no

    seria

    aventurado establecer

    que

    las halladas en

    Chile

    tuvieran su

    oríjen

    en

    este

    pais,

    i

    concurre

    a dar funda

    mento

    a esta

    opinion

    la

    circunstancia

    de

    que

    la natura

    leza

    de

    la

    masa de estas

    piedras corresponde

    a

    la

    de

    las

    que

    encontramos

    a

    cada

    paso,

    por

    ser estas

    porfídicas,

    como la masa de los

    Andes

    t hílenos

    de

    donde

    proceden.

    De las

    360

    que

    han formado

    la

    base de nuestro estu

    dio,

    a las

    que

    a

    muchas les

    falta indicaciones

    de

    proce-

     1

    El

    señor Medina

    en

    sus

    Aboríjenes

    de

    Chile, pájina

    141,

    dice que

    estas

    piedras

    se

    han hallado en el

    Perú,

    Boliv1a,

    sur

    del

    Africa,

    1sla

    de

    F1jí,

    etc.,

    i

    en

    el

    Museo Nacional

    las hai

    de la

    Arjentina,

    de

    Buli-

    via i

    el Perú.

    Cronau,

    en su

    importante

    i

    reciente

    obra América

    tomo

    I,

    pájinas

    25

    i

    27,

    afirma que

    se han

    hallado

    de estas

    piedras

    en

    los

    sambaquis

    o

    colinas

    de

    conchas en las

    costas

    de

    Santa

    Catalina del

    Brasil. N1lsen en su obra Les

    habitants

    primitifs

    de

    la Scandinavie ofrece

    constancia de haberse hallado de estas

    piedras

    en los

    paises

    escandi

    navos

    i

    como

    comprobacion,

    da

    la

    ñgura

    de

    ellas, en

    todo

    semejantes

    a

    las

    que

    hemos

    estudiado

    L

    Figuier

    i

    Z1mmermann

    en su notable

    obra El

    mundo ántes

    de

    la creacion del

    hnmbre,

    tomo

    II,

    pájinas

    122

    i

    123,

    nos hablan

    de haberse hallado tamb1en de

    estas

    piedras,

    a

    princi

    pios

    del

    pasado

    siglo,

    en

    terrenos

    de

    formacion

    cuaternaria

    en

    Francia.

    Mas

    adelante daremos a conocer

    las

    que

    últimamente han sido

    halla

    das en

    algunas

    islas de la

    Oceanfa.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    9/90

    200

    A. CAÑAS PINOCHET

    dencia,

    puede

    deducirse

    que

    estas

    piedras

    se

    han hallado

    desde Atacama a

    Valdivia

    esclusive.

    En

    las

    provincias

    australes

    de

    Valdivia i

    Llanquihue,

    en

    donde hemos hecho

    prolijas

    investigaciones

    en nues

    tros

    repetidos

    viajes,

    no hemos

    encontrado

    noticia

    algu-

    11h

    de

    haber

    sido

    conocidas

    estas

    piedras.

     

    i

     

    N

    o

    tenemos

    tampoco

    datos

    de

    haber sido halladas

    en

    el territorio de

    Atacama ni en la

    provincia

    de

    Antoíagasta;

    de

    Tarapacá

     Guaneras

    de

    Punta

    Pichalo

    poseemos

    dos

    ejemplares

    recojidos

    en

    nuestro último

    viaje,

    hace dos

    años,

    por

    esa

    provincia.

    Lo

    que

    está

    comprobado

    por

    la

    existencia

    de

    estas

    pi1

    dras en tan

    diversas

    partes,

    es

    que

    ellas no han teni

    do

    oríjen

    en

    un

    solo

    centro,

    sino

    en

    puntos independien

    tes,

    como

    lo

    comprobaremos,

    por

    mas

    que

    se

    hayan je-

    11t-rado

    en la idea de un

    solo

    i

    esclusivo objeto.

    Las colecciones

    que

    hemos observado nos suministran

    datos

    para

    establecer

    que

    en

    el

    territorio

    comprendido

    entre los rios Malleco

    i

    Acqncagua

    fueron mas

    numero

    sas,

    como lo vamos

    a

    manifestar

    con las cifras

    siguien

    tes,

    que

    indican

    las

    recolectadas en los museos

    i

    en

    las

    colecciones

    que

    han estado

    a

    nuestro alcance.

    Así,

    de

    Mulchen tenemos 21

    recojidas

    por

    nosotros en

    pocos

    dias de

    permanencia

    en los

    campos

    de ese

    departamen

    to;

    28

    de

    Curicó

    en el

    Museo

    Nacional;

    4

    de

    los

    Baños

    de

    Cauquenes;

    2

    de San

    Fernando;

    8

    de

    Santiago;

    36

    del

    doctor

    Fonck,

    de

    Quilpué,

    i en

    el

    Museo,

    varias

    mas.

    Del

    Norte

    del

    Aconcagua:

    2

    de

    la

    Ligua

    en el

    Museo

    i

    3

    en

    nuestra

    coleccion;

    2

    de

    Choapa;

    1

    de

    Serena;

    4

    de

    Casablanca

    entre

    las

    nuestras.

    Al Sur

    del

    Maule:

    3

    de

    Linares;

    3

    de

    Cauquenes

    en

    nuestra

    coleccion;

    1

    del

    Parral;

    7

    de Itata entre las nues

    tras;

    4

    de

    Collipulli;

    etc.,

    etc.

     1

    Noticias suministradas

    por

    personas

    que

    han vivido durante

    toda su vida en

    Chiloé,

    dignas

    de todo

    crédito,

    nos autorizan

    para

    creer,

    aunque

    no

    para

    añrmar,

    que

    en

    las

    islas de

    aquel

    Archipiélago

    se han

    hallado

    piedras

    horadadas.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    10/90

    LAS PIEDRAS

    HORADADAS

    20 I

    Las

    indicaciones de las colecciones señalan

    el

    hecho

    de haberse hallado

    desparramadas

    por

    todas

    partes,

    ya

    en

    la

    costa,

    ya

    en el

    centro,

    ya

    en

    la

    cordillera,

    ya

    en

    terrenos

    boscosos, ya en las

    pampas desprovistas

    de ve

    jetacion

    arborescente

     i .

    Hánse

    encontrado

    tambien

    en

    terrenos

    primitivos,

    en

    formaciones

    de

    aluvion a

    poca

    i

    a

    considerable

    profundidad

     2 ;

    i el señor

    Medina dice

    que

    casi la

    totalidad

    de

    las

    que

    se

    rejistran

    en

    las

    colec

    ciones

    han

    sido halladas en las

    quebradas,

    algunas

    en

    los cauces de los

    rios,

    otras como

    perdidas

    en los cam

    pos,

    algunas

    enterradas,

    otras

    en

    las

    sepulturas

    i

    no

    po

    cas

    guardadas

    en los

    troncos

    de

    añosos

    árboles,

    especial

    mente

    de boldos

     3 .

     1

    Informaciones

    de

    personas

    sérias

    que

    hemos

    recojido

    en

    diver

    sas

    partes

    nos

    aseguran que

    en

    La

    Guardia,

    al

    pié

    del

    volcan

    Peteroa

    0 Planchon,

    en

    el

    camino

    que separa

    Chile

    de la

    Arjentina,

    hai mu

    chas de estas

    piedras,

    a

    las

    mas

    pesadas

    de

    las

    cuales

    se

    amarran

    las

    sogas

    o

    lazos de

    las

    cabalgaduras

    de

    los

    viajeros,

    para

    soltarlas

    al

    cam

    po

    i

    cojerlas

    con facilidad.

    En la

    provincia

    de

    Coquimbo

    suelen

    traer

    los

    cateadores

    de

    regreso

    de sus

    espediciones

    de cateo en

    la

    cordillera,

    1

    en

    Papudo

    se

    han

    hallado

    varias

    en

    diversos

    sitios de

    la

    serranía

    de

    la

    costa. Nosotros

    mismos

    hemos hallado

    dos

    en

    la montaña

    de la

    costa de

    Itata.

    El

    catálogo

    de

    objetos

    históricos

    del

    que

    fué

    Museo

    del

    Santa Lucfa,

    señala como sitio

    en

    que

    se

    ha

    encontrado

    un

    conside

    rable

    número

    de estas

    piedras

    el valle

    de

    Abarca,

    en

    la costa de

    San

    Antonio,

    del

    departamento

    de

    Melip1lla.

     2 Practicándose

    un

    corte

    en la

    Cuesta histórica de Villagran

    para

    abrir

    la vía férrea de

    Concepcion

    a

    Curanilahue,

    fué

    hallada una

    piedra

    de éstas

    como

    a

    la

    profundidad

    de

    un

    metro

    50

    centímetros,

    que

    el

    injeniero

    don

    Jorje

    Hicks

    envió

    al

    Museo

    Britán1co.

    La

    número

    12

    de nuestra

    coleccion

    fué

    hallada

    tambien enterrada

    en una

    colina

    cuyo

    terreno

    se

    cultivaba

    profundamente

    para

    plantarlo

    de

    viña en el

    campo

    de

    Curimaqui

    del

    departamento

    de Itata;

    i la número

    8

    de

    las

    del

    Museo

    del

    Liceo de

    Valparaíso,

    que

    fué

    obsequiada por

    el

    profesor

    don

    R.

    Nordenflycht,

    fué

    hallada

    juntamente

    con

    otra,

    segun

    el

    pro

    fesor,

    abriendo

    los

    heridos

    para

    los

    cimientos

    del

    grupo

    escolar

    en

    la

    calle

    de

    Maipú,

    en un

    lecho

    de arena a siete

    metros

    de

    profundidad.

     3

    Los

    Aborijenes

    de Chile,

    cap.

    VII,

    páj.

    141.

    En

    corroboracion

    de

    este aserto

    debemos decir

    que

    nosotros encontramos

    la

    número

    10

    de

    nuestra

    coleccion

    en

    el hueco

    de

    un

    corpulento

    roble,

    en

    la cuesta

    de

    la

    Rica-China,

    en la

    montaña

    de

    la

    costa

    del

    departamento

    de

    Itata.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    11/90

    A.

    CAÑAS PINOCHET

    Edad de Piedra

    Esta

    faz del

    problema

    de las

    piedras horadadas,

    en

    el

    estado en

    que

    se encuentran las

    investigaciones

    tenden

    tes

    a

    hacer

    la

    historia de la Edad de Piedra en

    América,

    no es

    posible

    esclarecerla

    a

    ciencia

    cierta.

    Todo cuanto a este

    respecto

    se

    diga

    no

    ha de salir

    del

    campo

    de las

    inducciones,

    sin

    que

    sea

    posible

    afirmar

    hecho

    alguno que

    establezca

    a

    firme

    la

    solucion

    que

    se

    anhela.

    El hecho

    mas

    antiguo

    de

    la

    existencia

    de

    estas

    piedras

    que

    conocemos

    es el

    de haberse encontrado

    algunas

    en

    los

    sambaquis,

    esas colinas de conchas de moluscos

    ma

    rinos

    que

    se hallan

    en las costas

    de Santa Catalina del

    Brasil,

    en

    muchos lugares

    del estado de

    Ohio

    en

    Norte

    América,

    en

    varios

    puntos

    de

    la

    costa

    de

    Chile

    i

    cuya

    existencia

    se

    remonta

    a

    remotísimos

    tiempos.

    La

    opinion

    de

    Lubbock,

    de ser dudoso

    que

    las

    piedras

    horadadas

    pertenezcan

    a la Edad de

    Piedra,

    respetable

    como

    es,

    tiene

    que

    ser

    modificada

    por

    lo

    que

    a

    América

    se refiere.

    En

    este continente las denominaciones corres

    pondientes

    a

    esos

    larenísimos

    períodos

    jeolójicos

    de Edaa

    de

    Piedra,

    Edad

    de

    Hierro,

    Edad de Bronce

    por

    las

    apli

    caciones

    esclusivas

    que

    hacía

    el

    hombre dentro

    de esos

    períodos,

    de

    objetos

    de estos

    metales,

    no han

    tenido

    la

    sucesiva

    existencia

    que

    tuvieron en

    Europa,

    por

    ejemplo.

    En

    América,

    dice

    Ratzel

     i ,

    no

    hubo

    edad de metal;

    esto

    quiere

    decir

    que

    el

    hombre

    americano vivió en

    lar

    guísima

    edad

    de

    piedra,

    de la

    que

    no salió hasta

    que

    adquirió

    dentro de la Edad

    Europea,

    para

    valemos de

    su

    denominacion,

    el

    conocimiento

    i

    el

    uso de los metales.

    No debe ser

    tomada esta

    opinion

    de

    Ratzel

    en

    un

    sen

    tido

    absoluto

    sino

    en

    el

    relativo,

    de

    que

    los

    metales,

    el

    oro

    i

    el

    cobre,

    ya que

    el

    hierro lo

    desconocian del

    todo,

    figuraban

    mui en

    segundo

    término

    comparados

    con

    la

    piedra.

    Rau,

    sabio

    aleman,

    mui conocedor de

    la

    etno-

     1

    Las

    Razas

    humanas,

    tomo

    II,

    páj. 40.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    12/90

    LAS

    PIEDRAS HORADADAS

    203

    grafía

    americana,

    citado

    por

    Ratzel,

    opina

    que

    por

    cada

    mil

    utensilios de

    piedra

    habia unos

    pocos

    de cobre

     1

    Pero si

    cupiera

    discutir esta

    opinion

    por

    loque

    respec

    ta

    a

    Méjico

    i

    el

    Perú,

    en

    donde

    el

    uso de los metales pre

    ciosos

    llegó

    a

    cierto

    desarrollo,

    por

    lo

    que

    hace

    a

    Chile

    habrá de reconocérsele la mas absoluta exactitud.

    Los

    aboríjenes

    de este

    pais

    vivieron

    siempre

    ignoran

    tes

    del uso de los

    metales:

    la

    piedra

    fué

    el

    único

    material

    de

    sus

    utensilios,

    si no

    debiéramos hacer mencion de sus

    conocimientos en

    alfarería,

    que

    fueron tambien elemen

    tales.

    Las

    piedras horadadas,

    estableciendo su

    fabricacion

    en

    Chile,

    fueron

    construidas

    aquí

    en

    plena

    Edad

    de

    Piedra,

    sin

    que tenga

    asidero idea

    alguna

    en

    contrario,

    dentro

    de

    ese

    larguísimo

    período

    en

    que

    tradicion

    alguna

    oral,

    ya

    que

    no

    es

    dable tenerla

    escrita,

    pueda fijar

    la

    fecha.

    La

    opinion

    casi uniforme

    de haber

    sido

    practicada

    la

    horadacion con instrumento de hueso

    i la

    que

    sustenta

    mos

    de haberse servido de otra

    piedra,

    lo

    que

    significa

    desconocer

    el

    uso de los

    metales

    para

    la

    construccion de

    instrumentos

    perforantes,

    da

    consistencia

    a la

    opinion

    que

    hace

    proceder

    estas

    piedras

    de la edad

    primitiva.

    Las manifestaciones

    de

    su

    aspecto

    físico,

    ásperas,

    tos

    cas

    e

    irregulares

    unas,

    pulidas,

    ovaladas

    i

    esféricas

    otras,

    inducen

    a

    la

    creencia

    de

    que

    hubo dos

    épocas,

    remotí

    simas

    por

    cierto,

    en

    que

    fueran

    trabajadas:

    la

    época

    paleolítica

    o de la

    piedra

    tosca

    i

    la

    neolítica

    o de

    la

    pie

    dra

    pulimentada,

    términos

    que para

    la

    designacion

    de

    las

    edades

    jeolójicas. segun

    el

    antropólogo

    Tylor,

    ha in

    troducido

    John

    Lubbock

     2 .

    LA HORADACION

    El

    estudio

    de

    las

    piedras

    horadadas ha

    de

    hacerse

    en

    todos

    sus detalles si

    se

    quiere llegar

    con acierto

    a

    la so-

     1

    Ibid,

    páj.

    39.

     2

    Tylor.

    Antropología,

    cap.

    I,

    páj. 35.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    13/90

    204

    A.

    CAÑAS PINOCHKT

    lucion del

    oscuro

    problema

    del

    objeto

    con

    que

    fueron

    fabricadas.

    Hemos

    dicho mas atras

    que

    la

    horadacion afecta una

    forma

    singular,

    i

    ella

    dificulta especialmente

    el

    avanzar

    ideas

    que

    se

    aproximen

    a

    la verdad

    que

    se

    ha buscado.

    ¿Para

    qué

    este

    agujero

    ancho

    en

    sus comienzos

    i

    estre

    cho

    en

    el

    medio

    que

    no

    permite

    la

    adaptacion

    de

    un

    mango

    para

    emplearlas

    en

    algun

    fin

    útil?

    El

    señor Medina

    tiene

    en su

    notable

    libro

    que

    hemos

    citado,

    unas

    pocas

    líneas

    que

    no

    es

    posible aceptar

    sin

    exámen,

    ya

    que

    de

    la

    forma de

    la

    horadacion dice

    que

    se

    ha

    pretendido

    deducir

    el

    objeto

    con

    que

    estas

    piedras

    fueron

    elaboradas.

    Dice así:

     Hai

    algunos que

    han in

    dicado

    que

    deben

    haberse usado como arma

    arrojadiza,

    circunstancia

    que

    parece

    deducirse

    de

    la

    forma

    que

    ha

    adquirido

    la

    horadacion, ensanchándose

    en los

    bordes,

    merced al

    frotamiento

    con el hilo

    que

    ha servido

    para

    lanzarlasn

     i).

    El

    ensanchamiento

    de

    los bordes de la

    perforacion

    no

    ha sido

    en

    manera

    alguna

    adquirido

    a

    consecuencia

    del

    uso

    de

    estas

    piedras;

    ello se debe

    a

    un

    sistema uniforme

    empleado por

    los hombres de

    la

    Edad

    de

    Piedra,

    no solo

    en este

    pais,

    sino en

    toda

    la

    América.

    En las

    numerosas láminas de

    objetos

    agujereados

    que

    ilustran el testo del señor

    Medina,

    se ve demostrado lo

    que

    acabamos de

    opinar:

    la

    perforacion

    bicórnca,

    sea

    que

    esta

    perforacion

    haya

    sido hecha

    en

    objetos

    que

    han

    po

    dido servir de armas

    arrojadizas,

    sea

    que

    aparezca

    en

    otros

    que

    evidentemente

    han

    tenido distinto uso.

    Las

    hachas de

    piedra

    llamadas

    thoquí

    que

    corresponden

    a

    los

    números

    4,

    11 i 21

    de esas

    láminas, la

    piedra

    aguje

    reada número

    73,

    el

    objeto

    de

    aplicacion

    desconocida

    número

    77,

    los

    instrumentos

    de

    sonido

    79,

    80

    i

    81,

    la

    piedra

    de

    aplicacion

    ignorada

    98,

    las

    copas

    de

    piedra

    102 i

    no,

    el

    anzuelo 120, la número

    154,

    de

    uso

    igno

    rado,

    aunque

    talvez

    haya

    servido

    de

    plomada

    para

    las

     1) Aboríjenes

    de

    Chile,

    cap.

    VII,

    páj. 142.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    14/90

    LAS PIEDRAS

    HORADADAS

    redes,

    todas

    tienen la

    perforacion

    bicónica

    de

    vértices

    opuestos,

     i

    En

    nuestra

    coleccion de

    hachas

    tenemos

    cuatro con

    el

    agujero practicado

    de

    igual modo

    que

    confirman

    la

    uni

    formidad en

    el

    trabajo

    de

    perforacion,

    i dos

    cuya

    hora

    dacion

    es vertical

    a la masa,

    circunstancia

    de

    que

    parti

    cipan

    el hacha

    número

    22

    i

    los

    objetos

    números

    58

    i

    59

    dibujados

    por

    el

    señor Medina en

    su obra

    citada.

    Continuando nuestras

    investigaciones

    para

    demostrar

    que

    el

    sistema

    de horadar

    era concordante en

    la

    vasta

    rejion

    del

    continente

    americano,

    que

    confirma,

    por

    otra

    parte,

    la

    exactitud de

    la

    teoría de Lubbock

    de

    la seme

    janza

    del

    grado

    de cultura de los

    pueblos

    que

    producen

    los

    mismos

    objetos,

    haremos

    a

    este intento una corta es-

    ploracion

    en

    apoyo

    de lo

    que

    acabamos

    de

    opinar.

    En

    la

    curiosa

    i

    paciente obra

    que sobre

    el

    imperio

    de

    los

    Incas

    publicaron

    hace

    algunos

    años

    los señores Ri-

    vero i

    Tschudi,

    consignan

    una

    importante

    lámina de

    un

    objeto

    que

    los

    autores

    creen

    sea un

    calendario

    astronó

    mico de los

    muiscas,

    con

    una

    perforacion

    en

    todo seme

    jante

    a las

    que

    hemos descrito

     2 .

    El

    esplorador

    frances

    capitan

    Duplaix

    describe una

    serpiente esculpida

    en

    peñasco

    aislado

    que

    se

    encuentra

    en

    un

    pueblo

    de

    Méjico

    llamado

    Quanhquelchula.

    Hácia

    la

    parte

    de la cabeza se

    ve

    una

    horadacion buiónica en

    un

    todo

    semejante

    a

    las

    anteriores

     3 .

    Todos

    los

    objetos

    de

    piedra

    que

    se

    han

    hallado

    en

    los

    sambaquis

    de las costas del Brasil

    i

    en

    la

    América

    del

    Norte

    afectan,

    en

    la

    horadacion,

    la forma

    jeométrica

    indicada,

    i

    solo en raros casos se

    apartan

    de

    esta

    regla

    jeneral.

    Ratzel

    dibuja

    varios

    objetos

    de

    piedra

    encontrados en

     1

    Véanse

    algunos

    de estos

    objetos

    en las

    láminas

    del

    fin,

    i

    para

    mayores ilustraciones,

    las de la

    obra del

    señor

    Medina

    i

    las demas ci

    tadas

    a

    continuacion.

     2

    Atlas,

    lámina XLI

    de las

    Antigüedades

    Peruanas.

     3

    Anliquiíés Mexicaines, lámina

    XVII.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    15/90

    2o6

    A.

    CAÑAS PINOCHET

    los

    sepulcros

    de Colombia

    i

    entre éstos

    un hacha con la

    horadacion cónica

     i .

    El

    mismo,

    páj,

    88,

    tomo

    I,

    trae

    piedras

    horadadas en

    tre

    los

    bosquimanos

    del

    Africa

    del

    Sur.

    Llevando

    la

    investigacion

    fuera de la América

    podría

    mos

    citar tambien en nuestro

    apoyo

    la

    magnífica

    obra

    de

    Charton

    titulada

    Los

    Viajeros

    Modernos,

    cuyo

    tomo

    I,

    páj.

    363,

    manifiesta

    dibujos

    de armas

    de

    los

    habitantes

    de

    Nueva

    Zelandia,

    cuyas

    perforaciones

    coinciden en

    la

    for

    ma bicónica con las anteriormente citadas, i la de

    Nilsen

    sobre los

    primitivos

    habitantes

    de la

    Escandinavia,

    que

    hemos citado.

    Pero lo

    que

    viene

    a

    destruir

    la

    opinion

    emitida de

    que

    el ancho

    mayor

    de los bordes

    corresponda

    al

    desgaste

    na

    tural de la

    cuerda

    que

    se

    pasó

    por

    el

    agujero

    para

    em

    plear

    las

    piedras como

    arma

    arrojadiza,

    son dos

    razones

    que

    en

    nuestro

    sentir

    tienen mérito

    o

    valor

    decisivo.

    La

    piedra

    usada

    en

    esa

    forma

    no

    jira

    al

    rededor de la

    cuerda;

    permanece

    estática

    con

    respecto

    a

    la

    cuerda:

    jira

    al rededor de la mano

    que

    la

    impulsa

    describiendo círcu

    los i

    de

    los

    que

    la

    cuerda

    viene

    a

    ser

    el radio. No ha

    habido

    frotacion;

    no ha

    habido

    desgaste.

    Entre

    las

    colecciones de

    piedras

    que

    han

    servido de

    base

    a

    este estudio hai

    algunos ejemplares

    con horada

    cion

    incompleta, que

    no ha sido atravesada

    por

    la

    masa

    que,

    sin

    embargo,

    afectan la forma cónica.

    Era

    pues

    ésta

    la manera como

    el

    hombre

    de

    la

    Edad

    de

    Piedra agujereaba

    los

    objetos de

    que

    se

    servia,

    i

    no

    una

    consecuencia

    del uso

    a

    que

    esos

    objetos

    estaban

    destinados.

    USOS

    A

    QUE

    HAN

    ESTADO

    DESTINADAS;

    SUPOSICIONES

    DE

    SU

    APLICACION

    Variadas han sido

    las

    aplicaciones

    a

    que

    han sido

    de

    dicadas

    en

    época

    reciente

    las

    piedras

    horadadas,

    i

    aun-

     1

    Las

    razas humanas,

    t.

    II,

    páj. 425.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    16/90

    LAS

    PIEDRAS

    HORADADAS

    207

    que

    se ha

    pretendido

    encontrar en ellas

    un instrumento

    destinado

    a

    la

    guerra,

    menester es convenir

    en

    que

    du

    rante

    la edad

    europea

    en Chile

    i en el

    Perú,

    al ménos

    han

    estado

    destinadas

    a

    usos

    esclusivamente civiles

    i

    hasta

    domésticos.

    El

    erudito aleman

    don

    J.

    D.

    von

    Tschudi,

    que

    ha estu

    diado

    la

    etnolojía

    i

    la

    antropolojla

    peruanas,

    dice

    que

    en

    el

    Perú llaman

    huypuhu

    a

    estas

    piedras agujereadas,

    que

    puestas

    en un

    palo

    sirven

    para

    quebrantar

    la

    gleba

    en

    las

    tierras removidas

    por

    el arado

     i .

    I

    un autor

    desco

    nocido,

    que

    las llama

    huypu,

    confirma

    lo

    afirmado

    por

    Tschudi

     2 .

    Cuando

    la industria

    minera

    estaba en

    sus

    comienzos

    en

    Chile,

    las

    piedras

    perforadas suplían

    el

    uso del

    combo

    de fierro

    en

    las

    labores,

    así

    como

    se

    valian

    los

    mineros

    del

    guayacan

    para

    la

    construccion

    de las cuñas.

    En

    la

    construccion

    de taladros

    para

    perforar

    el

    fierro

    se han

    utilizado

    las

    piedras

    horadadas como

    volantes,

    así

    como se

    las ha

    empleado

    para

    diversos

    usos

    domés

    ticos.

    Estas

    aplicaciones

    modernas

    no

    revelan

    en

    absoluto

    el

    uso

    antiguo,

    el uso

    primitivo

    a

    que

    estaban

    destina

    das,

    como suelen ser indicaciones de

    una tradicion

    en

    muchas

    ocasiones

    elocuentes,

    que

    no

    debe

    despreciarse

    i

    ántes

    por

    el contrario

    utilizarse,

    a

    fin

    de

    que

    pueda

    ser

    vir

    de

    base en

    la

    solucion

    de

    algunas investigaciones

    oscu

    ras.

    Por lo

    demas,

    la

    mencion de

    estos usos

    recientes,

    si

    es

    necesario

    en

    un

    estudio

    comprensivo

    o

    jeneral

    de

    es

    tas

    piedras,

    ello no revela en absoluto el

    fin con

    que,

    en

    nuestro

    sentir,

    fueron

    fabricadas.

     

    1

     

    Die.

    Rechua-Sprache.

    en l

    a

    palabra

    citada.

     2

    Arte

    i

    vocabulario

    de

    la

    lengua

    jeneral

    del

    Perú

    llamado

    Qui

    chua

    ien

    lengua

    española.

    Lima,

    por

    F.

    del

    Canto,

    1614.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    17/90

    A. CAÑAS

    PINOCHET

    II.

    OPINIONES

    QUE

    SOBRE

    LAS PIEDRAS

    HORADADAS

    SE

    HAN

    EMITIDO

    Como

    es

    oscuro

    su

    oríjen,

    lo

    es

    en alto

    grado

    difícil

    determinar

    el

    fin

    u

    objeto

    de la

    construccion

    de estas

    piedras.

    Puede afirmarse

    sin incurrir en

    error,

    que

    en

    el

    gran

    número de los

    que

    han dedicado

    alguna

    medita

    cion a

    las funciones

    que

    desempeñaron

    estas

    piedras,

    no

    hai

    sobre este

    punto

    dos

    opiniones

    concordantes.

    La

    propension

    que se

    despierta

    en

    el

    espíritu cuando

    un

    objeto

    de uso desconocido se

    presenta,

    en

    jeneral

    es

    la

    de

    atribuir

    a

    este

    objeto

    o

    un

    uso económico

    o un

    uso

    guerrero,

    i

    en

    especial

    este

    último

    si el

    objeto

    por

    su

    forma

    puede

    ser

    adaptado

    como

    arma,

    porque

    no

    pode

    mos concebir

    la

    vida

    salvaje

    sin la

    constante

    preocupa

    cion

    de

    la

    guerra.

    De

    aquí

    errores

    de

    concepto

    tan

    difundidos,

    porque,

    en

    jeneral,

    las

    opiniones

    vertidas

    con

    mayor

    o

    menor

    autoridad

    son

    casi

    siempre

    aceptadas

    sin

    exámen,

    sin la

    crítica

    necesaria

    al

    esclarecimiento

    i

    afianzamiento de la

    verdad.

    Las

    opiniones emitidas sobre

    estas

    piedras

    son, al

    par

    de

    erróneas,

    numerosas.

    En

    un estudio

    publicado

    por

    el

    doctor

    don

    Rodulfo

    A.

    Philippi

     1

    se han

    agrupado

    todas

    esas

    opiniones,

    i

    encontrando

    que

    ellas no resisten

    a

    un

    lijero

    exámen,

     1

    Sobre

    las

    piedras

    horadadas

    de

    Chile,

    por

    el doctor don

    R. A.

    Philippi,

    Anales

    de la Universidad,

    Octubre

    a

    Diciembre

    de

    1884.

    Solo

    en Noviembre del año

    próximo pasado

    hemos tenido conoci

    miento de este trabajo,

    cuando

    nuestra

    opinion

    la

    teníamos formada

    por

    el estudio

    que

    a

    este

    punto

    de

    la

    arqueolojía

    le habíamos

    dedicado.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    18/90

    LAS

    PIEDRAS

    HORADADAS

    209

    vamos a

    discutirlas,

    para poder

    dar

    base a

    la

    que

    noso

    tros

    aceptamos

    i

    sostenemos.

    Son

    éstas

    las

    siguientes:

    1.

    a

    El

    empleo

    de

    torteras;

    2.

    a

    El de

    peso para

    mantener en el

    telar

    los

    hilos ten

    didos;

    3.

    a

    Para hundir las

    redes

    en

    la

    pesca;

    4

    a

    Idolos

    que

    representaban

    el

    órgano jenital

    de la

    mujer,

    al

    cual

    los

    aboríjenes

    rendian

    culto en

    Chile;

    5.

    a

    Como

    proyectiles

    de

    guerra;

    6.

    a

    Como

    porra

    para

    usos

    guerreros;

    7.

    a

    Para

    juegos

    domésticos,

    que

    consisten

    en

    arrojár

    selas

    mutuamente

    por

    medio de bambúes

    elásticos;

    8

    a

    Como instrumentos de

    molienda;

    9.

    a

    Como

    martillos

    o

    cabeza

    de

    martillo;

    10. Como

    peso

    en

    la

    extremidad de

    un

    palo, cuya

    pun

    ta

    opuesta

    se

    hendía en la tierra

    para

    removerla

    en

    la

    operacion

    agrícola

    de

    arar;

    1

    1. Como

    adorno.

    Examinaremos

    una

    a

    una

    estas

    opiniones

    a

    fin

    de

    que

    se vea

    que

    son todas mui

    inconsistentes:

    1.a

     El

    empleo

    de torteras.

    n

    Los naturales de Chile

    conocían,

    hácia la

    época

    del

    descubrimiento de este

    continente,

    el

    arte

    de hilar

    i

    de

    fabricar

    telas.

    Cuando

    los

    conquistadores llegaron

    a

    Chile

    encon

    traron en

    muchas

    partes

    a

    los indios cubiertos con sus

    tejidos.

    Esto

    comprueba

    que

    hilaban

    la lana

    i

    que

    en

    tendían,

    por consiguiente,

    el

    manejo

    del

    huso.

    Aunque

    relativamente

    corta

    la

    dominacion de los

    In

    cas

     70

    años)

    algunos

    creen

    que

    los

    naturales de Chile

    aprendieron

    el arte de utilizar la

    lana,

    hilarla i conver

    tirla

    en

    telas

    de

    los

    peruanos,

    sin

    considerar

    quedurante

    casi

    todo este

    tiempo

    fué de

    guerras

    i

    olvidando la

    re

    sistencia

    con

    que

    los

    pueblos

    vencidos

    o

    conquistados

    aceptan

    los conocimientos

    del

    conquistador.

    Sin

    atribuir

    gran

    valor

    a

    esta

    opinion

    parécenos

    que

    el

    arte de

    hilar

    ha

    sido conocido

    en

    Chile

    desde una re-

    tomo

    x111

    15

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    19/90

    210 A.

    CAÑAS

    PINOCHET

    mota

    antigüedad,

    i certifica

    esta

    opinion

    el

    hecho

    de

    ha

    berse encontrado torteras

    enterradas a diversas

    profun

    didades

    a orillas

    de la

    laguna

    de

    Llanquihue

    i donde no

    se han

    hallado

    ni

    vestijios

    de

    habitaciones humanas.

    El huso

    exije

    tortera

    adecuada

    a

    su

    peso

    i

    tamaño,

    tor

    tera

    siempre

    liviana,

    en razon de

    lo

    deleznable

    que

    es

    la

    lana aun no

    torcida i

    de

    que

    el

    peso

    del

    huso

    crece

    a

    me

    dida

    que

    aumenta el hilado

    que

    en él

    se

    va

    envolviendo.

    El

    tamaño

    de las

    piedras

    horadadas i su

    peso

    (4.000

    i

    mas

    gramos),

    habrian sido inconvenientes insubsana

    bles

    para

    darles

    la

    aplicacion

    de

    tortera.

    Los

    peruanos

    usan

    para

    hilar torteras de

    madera

    que

    resultan

    adecuadas en razon de

    su

    poco peso

    i

    de

    su

    corto

    diámetro,

    0,08

    de

    metro.

    2.

    a

     El

    de

    peso

    para

    mantener en

    el

    telar

    los hilos

    tendídost1.

    La

    circunstancia

    de

    haber sido encontradas

    algunas

    bolas de

    greda

    semejantes

    a

    las

    piedras

    horadadas,

    sir

    viendo al fin

    indicado,

    ha

    inducido a

    álguien

    a

    pensar

    que

    estas

    piedras

    hubiesen

    servido

    a

    este

    objeto.

    Ha

    sido éste, sin

    duda,

    un

    empleo

    accidental i

    en

    modo

    alguno permanente.

    De esta

    ocupacion

    o

    servicio

    transitorio no

    es

    dable

    imajinar

    que

    estas

    piedras,

    traba

    jadas cuando

    el

    mecanismo empleado para tejer no

    ha

    bia sido aun

    inventado,

    hubiesen sido

    fabricadas con tal

    fin.

    No

    puede,

    por

    esto,

    asignarse

    valor

    alguno

    a

    esta

    opi

    nion.

     

    3.

    a

     Parahundir

    las redes

    en la

    pescan.

    Procediendo

    estas

    piedras

    de

    remotísimos

    tiempos,

    no

    puede

    concebirse,

    sin

    probarse

    primero,

    la

    invencion át

    la red, que

    hubiese sido fabricada

    a

    este

    intento.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    20/90

    LAS

    PIEDRAS

    HORADADAS

    211

    Ni

    los

    aboríjenes

    de América ni los de Chile en

    espe

    cial,

    rudos como eran en

    aquellas

    lejanas

    edades, sabian

    talvez

    aprovechar

    las fibras

    vejetales,

    hilarlas o

    torcerlas

    para

    fabricar el

    tejido

    de la

    red,

    que

    requería

    conoci

    mientos diversos en su

    aplicacion.

    Nuestras

    investigaciones

    a

    este

    respecto

    nos

    han

    con

    ducido

    a

    dejar

    establecida

    la

    existencia

    de un

    tejido

    de

    mallas en

    una

    época

    anterior

    al

    descubrimiento de

    Amé

    rica,

    sin

    que

    hayamos

    podido precisar

    su

    edad

    siquiera

    aproximada.

    El

    viajero ingles

    E.

    George Squier,

    en

    su

    reciente

    e

    importante

    obra titulada

    Viaje

    e

    investigacio

    nes

    en

    el

    pais

    de

    los

    Incas,

    al

    describir

    las ruinas

    del

    templo

    de

    Pachacamac,

    que

    aun existen cerca

    de

    Lima,

    dice haberse

    encontrado

    en un

    nicho

    del

    destruido

    tem

    pío

    varias

    momias,

    entre

    éstas la de

    un hombre

    que ha

    bía

    sido

    pescador, pues

    tenia al rededor del cuello i

    sobre

    las

    rodillas una red fabricada de

    finas fibras de

    agabe;

    las

    cuerdas estaban tambien

    anudadas

    i

    el

    tejido

    tan

    si

    métrico,

    tal como lo

    hacemos hoi dia. A

    los

    pies

    del

    ca

    dáver

    había cordeles

    i

    anzuelos de cobre

    provistos

    de

    contraganchos

    i

    algunas

    bolas

    de este metal

    destinadas

    al

    peso

    de las redes

     1 .

    Igual

    afirmacion hacen autores

    que

    nos son hasta

    cierto

    punto

    familiares

     2 .

    No

    obs

    tante

    esto,

    no

    podemos

    asignar

    una muí

    crecida edad a

    estas

    redes

    si tomamos

    en consideracion otras

    particula

    ridades

    que

    enuncia el autor

    ingles,

    cuales son

    la de ha

    berse

    encontrado envuelta

    la

    momia

    en

    dos telas de te

    jido

    de

    algodon,

    una

    de las

    cuales

    burda u

    ordinaria

    i

    la

    otra de

    un

    trabajo

    mas esmerado.

    Estos detalles establecen

    el

    hecho de

    haber

    sido

    de

    positada

    la

    momia

    en el

    templo

    en

    una

    época

    reciente,

    cuando los conocimientos

    de las artes habian

    llegado

    en

    el

    Perú

    a

    un

    grado

    tal

    de desarrollo

    que

    les

    permitían

    fabricar telas de

    algodon,

    que

    solo han

    podido

    elaborar

    pueblos

    de

    un

    grado algo

    avanzado de cultura.

     1

    Squier,

    obra citada,

    capítulo

    El

    Gran

    Chimu;

    Cronau, América,

    tomo

    I,

    páj.

    122.

     2

    Obra

    citada,

    capitula

    IV,

    titulado

    Pachacamac.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    21/90

    313

    A.

    CAÑAS

    PINOCIIET

    Yendo

    mas adelante en nuestras

    investigaciones

    sobre

    el

    oríjen

    de la

    red i su

    aplicacion

    en

    las

    operaciones

    de

    la

    pesca,

    el mismo

    viajero

    ingles

    i

    Cronau

    nos con

    ducen al pais del

    Gran Chimu;

    ese

    misterioso pueblo

    que

    habia

    desaparecido

    a

    la

    época

    del

    descubrimiento

    i

    del

    que

    Garcilaso dice

    haber

    precedido

    al

    gobierno

    de los

    Incas del Perú. Ese

    pueblo,

    que

    tenia entre

    sus creen

    cias

    el

    respeto

    i veneracion

    a

    los

    muertos,

    envolvía

    al

    gunas

    veces

    los cadáveres, ántes de su

    sepelio,

    en una

    especie

    de mallas hechas de cuerdas. Parece

    que,

    juz

    gando

    por

    esto

    i

    por

    la

    circunstancia de

    haberse notado

    en la momia de

    Pachacamac una envoltura en una red

    de

    totora

    i

    pasto,

    el uso de este

    tejido

    entraba

    en

    las

    costumbres

    funerarias

    i

    no fué

    aplicado

    como red sino

    con

    posterioridad, cuando

    las ideas

    sobre

    la pesca se

    habian desarrollado

    i

    perfeccionado

    hasta

    el

    grado

    a

    que

    han

    llegado

    al

    presente.

    Como

    lo hemos

    dicho

    ántes,

    las

    piedras perforadas

    son numerosas

    en

    California-

    i

    en

    especial

    lo

    han sido

    entre

    los indios de Santa Bárbara

    i

    en

    el condado Ven

    tura.

    Las

    prolijas investigaciones

    de

    Henshaw,

    practi

    cadas

    entre

    aquellos

    naturales a

    efecto de

    averiguar

    si

    han tenido estas

    piedras

    el

    objeto

    de

    hundir

    las

    redes,

    no le

    suministraron

    luz

    alguna.

    Todos los indios

    ignora

    ban la

    aplicacion

    a

    que

    en

    tiempos

    pasados

    hubiesen

    estado dedicadas

    estas

    piedras

     i .

    I esta

    ignorancia

    no

    es

    en manera

    alguna

    de

    estrañar-

    se,

    porque

    el

    salvaje

    solo

    recuerda

    o

    conserva

    trasmiti

    dos

    por

    la tradicion

    aquellos

    sucesos

    que

    han tenido

    resonancia

    escepcional

    en su tierra o

    que

    han

    influido de

    una

    manera

    considerable

    i

    poderosa

    en

    sus

    destinos.

    Por

    lo

    demas,

    el

    indio todo

    lo

    olvida:

    hechos,

    usos,

    cos

    tumbres,

    hasta su

    lengua

    misma

    huyen

    de su memoria

    i de la memoria de

    la

    tribu,

    aunque

    sea la

    lengua

    lo

    que

    mas

    persiste.

    Las

    circunstancias de

    un

    peso

    excesivo

    en

    muchos

    casos

    para

    ser

    manejadas

    con

    espedicion;

    del

    pulimiento

     1

    Henshaw.

    Perforated

    stone

    /rom

    California,

    páj.

    30.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    22/90

    LAS PIEDRAS

    HORADADAS

    213

    que

    ha

    exijido

    un

    trabajo

    discordante

    con el fin a

    que

    se las

    destinara,

    i

    el

    haber sido

    halladas casi

    siempre

    léjos

    del

    mar i de

    los

    rios en

    que

    pudiera

    habérseles

    utilizado

    en la pesca,

    110

    se

    acuerdan

    lógicamente con la

    idea de un

    fin

    que

    pudo

    satisfacerlo

    cualquier peso

    comun.

    En

    el Museo

    Nacional

    existen,

    segun

    el

    doctor

    Phí-

    lippi,

    algunas

    piedras

    destinadas

    por

    los indios a hundir

    las

    redes,

    estraidas de los

    sambaquis

    o colinas de con

    chas de Puchoco i todas

    difieren

    en la forma i

    en el

    silio

    de la

    horadacion

    de

    las

    piedras perforadas;

    i

    Cro-

    nau

    nos da el

    dibujo

    de otras

    halladas

    en

    Groenlandia,

    que

    no tienen

    ninguna

    semejanza

    con las

    de

    que

    nos

    ocupamos

     

    1

     .

    I

    por

    lo

    que

    hace

    a

    Chile,

    es del caso tener todavía

    en

    consideracion

    que

    la

    pesca

    no

    se

    practicó

    por

    la

    po

    blacion

    hictiofaga

    con redes ni con instrumentos de

    metal,

    en

    la edad

    primitiva,

    ni en

    la edad mediana,

    sino

    por

    un

    método

    completamente

    orijinal.

    Basados

    en

    la observacion del hecho de

    que

    todos

    los

    dias

    al

    volver la

    marea

    a

    las costas

    poco

    elevadas

    despues

    del

    flujo

    del

    mar,

    quedaban

    los

    peces

    aprisiona

    dos

    en

    los charcos de

    poca

    agua,

    como dice

    Tylor

     2

    formaban

    empalizadas

    de estacas en

    las

    playas que

    en

    las crecientes

    eran

    superadas por

    las

    aguas

    i en ¡as ba

    jas

    dejaban

    encerrado

    allí

    el

    pescado.

    En

    Chiloé,

    en

    Llanquihue

    i

    en

    las costas

    del sur

    de

    Valdivia

    se ven

    numerosas construcciones

    de

    éstas,

    de

    estacas

    i

    de murallas

    de

    piedra,

    semicirculares,

    que

    allí

    llaman

    corrales

    i

    que

    el

    autor citado hace estensivas

    hasta

    la

    Tierra

    del

    Fuego.

    En estas

    provincias

    el

    pescar

    en

    corrales

    es

    la

    manera

    o forma corriente de

    esta

    ope

    racion.

    Si,

    como

    lo

    dejamos

    espuesto,

    no se ha

    comprobado

    que

    la red

    fuese

    aplicada

    a la

    pesca

    antes

    de la construc

    cion de

    las

    piedras perforadas,

    no hai razon

    alguna

    por

     1

    Cronau,

    La

    América,

    tomo

    I,

    pájs.

    1Ó7

    i

    172.

     a

    Antropología,

    cap.

    IX,

    páj.

    241.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    23/90

    A. CAÑAS

    PINOCHET

    otro lado en

    que

    fundar la

    opinion

    de

    que

    éstas hubie

    sen tenido el

    fin

    que

    hemos

    analizado.

     

    4.a

     Idolos

    que

    representaban

    el

    órgano

    jenital

    de la

    mujer,

    al

    cual los

    aboríjenes

    rendian culto en Chile.

    n

    En

    el

    empeño por

    satisfacer

    su

    innata

    propension

    de

    rendir

    culto

    a

    un

    ser

    superior

    o

    benéfico,

    el

    hombre

    ha

    inventado

    los

    sistemas reí

    ij

    iosos

    i

    las

    prácticas

    mas ab

    surdas.

    La

    historia de los

    tiempos

    pasados

    nos señala al hom

    bre envuelto en las

    creencias

    i

    en las

    prácticas

    de un

    fetiquismo

    que

    así

    era

    variado

    e

    inconexo como

    ilójico

    i

    estúpido.

    Aunque

    no carece de

    precedentes

    el hecho

    de

    repre

    sentarse

    un

    objeto

    adorable

    por

    medio

    de

    una

    piedra

    en

    Chile

    i de

    rendirle

    un

    culto

    fetique

    o

    idolátrico,

    nos

    pa

    rece, sin

    embargo, que

    el

    papel

    nulo

    que

    desempeñaban

    las

    perforadas

    a

    la venida

    de

    los

    tiempos

    históricos,

    no

    se concilia

    con

    l

     

    funcion

    que

    se

    supone desempeñaron

    en edades

    anteriores,

    Haciéndonos

    cargo

    de

    l

     

    opinion

    en

    cuyo

    exámen nos

    ocupamos,

    no

    podemos comprender

    cómo han

    podido

    descender estas

    piedras,

    sin

    dejar

    huellas en las

    creen

    cias

    jenerales,

    del

    elevado

    pedestal en que

    e

    l

    culto

    hu

    mano

    las

    tuviera

    colocadas,

    para

    volver

     

    l

    papel

    de sim

    ples

    piedras,

    existiendo

    e

    l

    objeto por

    ellas

    representado,

    olvidadas

    por quienes

    las habian

    hecho

    objeto

    de un

    culto,

    indiferentemente

    miradas,

    yaciendo

    en los

    campos

    confundidas con las

    demas

    piedras

    que,

    n

    i

    con

    mucho,

    habian como

    ellas alcanzado los honores de

    l

     

    adoracion.

    No

    nos

    parece

    n

    i

    natural

    n

    i

    posible

    tan

    violenta tran

    sicion.

    Comprendemos

    e

    l

    elevarse

    una

    piedra,

    en

    un

    concepto

    inculto,

    de

    simple

    piedra

     

    l

    concepto

    de un

    dios;

    pero

    no

    es

    natural,

    sin

    mui

    poderosas

    razones,

    aceptar

    e

    l

    que

    descienda

    de este estado

     

    l

    de

    simple piedra:

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    24/90

    LAS PIEDRAS HORADADAS

    Por mas

    que

    el

    salvaje

    lo olvide casi todo

    i

    que

    la

    memoria

    de los sucesos

    pasados

    deje

    en

    su

    mente leví

    sima

    huella

    no olvida

    por completo

    a

    sus

    dioses

    sobre

    todo a

    aquellos

    que

    simbolizan

    los placeres

    superiores

    de

    su

    vida

    puramente

    material

    Si no

    han

    olvidado

    hasta

    hoi sus

    prácticas

    idolátricas

    ni sus

    árboles

    i

    piedras

    sagradas

    ni sus

    pájaros

    que

    re

    velan

    el

    porvenir

    ni sus sacerdotizas

    intérpretes

    de

    la

    voluntad de los dioses

    a

    que

    prestan

    adoracion

    ¿cómo

    presumir que

    perdiesen por

    completo

    el

    recuerdo de

    aquella

    divinidad

    i con él el culto

    que

    se le

    rendia?

    Nos

    esplicamos

    como fueron derribados

    los sistemas

    teogónicos

    de

    Grecia

    i

    Roma

    el

    de este

    imperio

    con su

    idolatría

    i

    con

    sus

    dioses

    impuros

    porque

    la fuerza

    mo

    ral

    de

    la

    verdad

    que

    nació con

    el

    cristianismo

    fueron

    irresistibles

    ¿Qué

    fuerza

    en este

    caso

    habria arrancado

    a estas

    piedras

    el

    prestijio

    que

    la

    adoracion del

    hombre

    les

    habria comunicado?

    No es

    sostenible lo dicho ni en

    presencia

    de

    un

    razo

    namiento sério ni en

    el

    hecho

    histórico

    que

    no

    hemos

    visto aducido en los relatos

    de

    los cronistas de

    la

    con

    quista

    de

    América

    En

    efecto

    a

    pesar

    de las mas

    pacientes

    investigacio

    nes

    en

    el

    campo

    de

    la

    historia

    de

    nuestros

    aboríjenes

    i

    en

    el

    de

    sus ideas

    o

    sentimientos

    rel1jiosos

    con

    el

    fin

    de

    encontrar

    el

    fundamento

    a esta

    opinion

    de las

    funciones

    de

    las

    piedras

    horadadas

    debemos declarar

    que ni una

    palabra

    hemos

    hallado

    del culto

    que

    ellos

    rindieran

    al

    útero de la

    mujer

    La circunstancia

    de haberse hallado votadas casi

    por

    todo

    el

    globo

    estas

    piedras

    induciría

    a

    la

    creencia de

    que

    ese culto

    impuro

    estuvo

    tambien

    estendido

    por

    todo

    el

    mundo;

    i

    aunque

    el

    hombre ha rendido adoracion a

    todos o

    a

    casi todos los

    objetos

    que

    le fueron útiles

    no

    consta

    que

    ni aun los

    salvajes

    colocados en los últimos o

    en los mas

    bajos

    peldaños

    de

    la

    civilizacion

    hubiesen

    rendido culto al

    órgano

    mencionado

    En los

    peores

    tiempos

    de la

    prostitucion

    romana he

    mos

    visto implantado

    en sus creencias un

    dios

    con el

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    25/90

    2l6

    A.

    CAÑAS

    PINOCHET

    cual

    se

    prostituía

    n

    las

    vírjenes,

    el

    dios

    Príapo,

    en

    cuyo

    falo

    se

    colgaban

    las

    ofrendas;

    pero

    ni en Roma ni en

    Babilonia,

    en

    que

    la

    prostitucion

    adquirió

    los

    caracteres

    de sagrada, el

    dios útero

    fué

    conocido.

     

    5.a

     Como

    proyectil

    de

    guerrau.

    Simple

    conjetura

    que

    no resiste

    a

    la

    crítica.

    Ni

    el número de estas

    piedras

    halladas, ni la

    forma,

    ni

    el

    peso

    dan solidez

    a

    esta

    opinion.

    Los

    indios

    jamas

    las

    usaron

    como

    proyectiles

    en las

    guerras

    de la

    conquista

    de Chile.

    Valdivia escribia

    sobre esto una línea a Cárlos

    V

    en

    una de sus cartas:

    »

    Estos indios de

    Chile,

    le

    decia,

    no

    pelean

    con

    piedrasn,

    i

    Ercilla,

    que

    vino

    a la

    conquista,

    confirma

    el

    aserto de aquel capitan,

    cuando

    al

    hablar de

    las

    armas

    que

    empleaban

    los

    indios,

    dice en

    el

    Canto

    I:

    Las

    armas de ellos

    mas

    ejercitadas

    Son

    picas,

    alabardas

    i

    lanzones,

    Con

    otras

    puntas largas

    enhastadas

    De la faicion

    i forma

    de

    punzones;

    Hachas,

    martillos, mazas

    barreadas,

    Dardos,

    sarjentas,

    flechas

    i

    bastones,

    Lazos

    de fuertes mimbres i

    bejucos

    Tiros

    arrojadizos

    i

    trabucos.

    Los tiros

    arrojadizos

    del

    poeta

    soldado no eran de

    piedra:

    Rosales,

    tan

    prolijo

    como

    historiador,

    hablando

    sobre

    las

    armas de

    que

    se valian

    en

    la

    guerra

    los

    aborí-

    jenes,

    dice

    que

    llevaban

    a

    ella,

    entre

    otras,

    unos

     garro-

    tillos

    arrojadizos11

    talvez trozos

    pequeños

    de

    madera mui

    pesada.

    Si

    no

    fueron

    empleadas

    las

    piedras perforadas

    como

    proyectiles

    en

    las

    guerras

    dela

    conquista

    ¿lo

    serian ántes

    del

    descubrimiento

    de

    este

    pais,

    en las

    guerras

    domésti

    cas de los naturales? La forma esférica

    de

    algunas

    i

    redondeadas

    i

    lisas de

    la

    mayor parte, escluyen

    las ideas

    que

    sobre

    la

    funcion

    de

    proyectiles

    se

    les ha

    asignado.

    Si

    para

    valerse de

    las

    piedras

    en

    la

    guerra

    hubiera

    habido empeño

    en

    fabricarlas,

    se

    las

    habria dejado

    toscas,

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    26/90

    LAS PIEDRAS HORADADAS

    ásperas

    i

    con todas sus inflexiones

    i

    aristas,

    como

    que

    así

    habrían llenado con

    mas

    eficacia el

    objeto

    con

    que

    se

    las

    buscaba.

    Las

    piedras perforadas

    de

    California

    son muchas de

    ellas

    ornamentadas,

    como

    hemos

    dicho,

    i

    si el

    que

    tuvo

    la

    opinion

    que

    examinamos

    quisiese

    jeneralizar

    sobre

    el

    uso

    que

    les

    ha

    atribuido,

    ménos verosímil

    habría

    de ser

    su

    opinion,

    dado

    este detalle de

    la

    ornamentacion de

    las

    piedras

    de

    aquella rejion.

    Si la examinamos tambien

    bajo

    el

    aspecto

    del

    núme

    ro en

    que

    se

    han

    hallado,

    mas insostenible se

    presenta

    aun la de haber servido

    de

    proyectiles.

    Unos

    pocos

    centenares

    de estas

    piedras

    no

    pueden

    dar

    motivo

    a

    la

    opinion

    dt;

    un

    empleo,

    que

    lo habrían

    espli-

    cado

    la

    existencia

    de

    muchos

    miles,

    si

    todavía hubiesen

    llenado otras condiciones,

    como

    la

    de

    la

    tosquedad

    este-

    rior

    i

    del

    peso

    apropiado,

    que

    no

    lo

    llenan

    seguramente

    el

    de todas

    las

    que

    se han

    recojido, algunas

    de las cuales

    son

    exesivamente

    pesadas

    i otras de

    peso

    insignificante,

    como

    dijimos

    al

    principio.

    La

    hipótesis

    de ser

    proyectil

    de

    guerra

    se

    desvanece

    ademas cuando

    se

    reflexiona

    en su difícil

    conduccion

    í

    manejo,

    en

    que

    usadas

    en una accion

    guerrera

    serian ar

    mas

    de

    recíproca

    hostilidad,

    i

    en

    que para

    servir

    con

    este

    fin,

    la

    horadacion no tendría

    objeto

    apreciable.

    Podria

    habérsele usado como

    proyectil

    atravesándola

    una cuerda

    por

    el

    agujero

    i

    lanzándola

    como se

    dispara

    con

    la

    honda;

    pero

    esta idea

    queda

    escluida de toda

    ve

    rosimilitud si

    se

    piensa

    en

    que

    para

    tal

    funcion,

    como

    dicen los señores

    Philippi

    i

    Medina,

    habría bastado

    la

    simple

    honda con

    la

    cual se habría

    podido aprovechar

    toda clase

    de

    piedras.

     

    6.a

     Como

    porra

    para

    usos

    guerrerosn.

    Como las

    anteriores,

    creemos

    inaceptable

    esta

    opi

    nion.

  • 8/18/2019 Las Piedras Horadadas

    27/90

    2l8

    A

    CAÑAS PINOCHET

    Una

    sola

    circunstancia

    comun

    a

    todas estas

    piedras

    la forma de

    su

    agujero

    es suficiente

    para

    inspirar

    ideas

    opuestas

    a

    la de

    una

    cabeza

    de

    porra

    El

    agujero como

    se ha

    visto reviste

    en

    jeneral una

    forma

    especial

    la

    de

    dos conos

    cuyos

    vértices

    converjen

    Esto

    quiere

    decir

    que

    siendo mas estrecha

    la

    perforacion

    en el

    centro d