La ministración de los deseos -...

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La Ministración De Los Deseos Cuarto Servicio Santa Cena Pastor y Evangelista Héctor Dubón Guatemala, 3 de junio del Año De La Revelación www.ebenezer.org.gt 1 Creemos que cada Santa Cena es una ministración de parte de Dios y así como todas las ofrendas tienen un propósito, la ofrenda del Padre, que fue su hijo, también tiene propósito cada Santa Cena. Lucas 22:14-16 LBLA Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa, y con El los apóstoles, 15 y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; 16 porque os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios. En una de las versiones de la Biblia, dice “tengo una intensa necesidad de estar con ustedes esta noche”, el Señor Jesucristo tenía un ardiente deseo de celebrar la pascua con sus apóstoles, sin embargo, es importante indicar que ahora ya no celebramos la pascua, sino la Santa Cena, pues ese día se instituyó, ese día se celebró la última pascua y la primera Santa Cena. Esta era una especie de despedida de la ley para poder entrar en la gracia, el Señor quería cambiar el tiempo para la humanidad, pues es un regalo que Dios nos dejó para limpiarnos, para perfeccionarnos. Él anhelaba llegar a ese día para darnos la gracia salvadora, la gracia que restaura, por ello el anhelo profundo del Señor, que también debía ser ministrado a los apóstoles. Vemos en la Palabra que no solo hay mandamientos, leyes e instrucciones de Dios, sino también deseos, los cuales únicamente se le revelan a aquel que está enamorado, por lo que no son impuestos. La Santa Cena nos lleva al corazón del Señor Jesucristo, ver sus deseos y de esa manera poder llegar a un nivel espiritual diferente, para cambiar la dimensión de la ley, a la dimensión de la gracia. La Santa Cena no es para que las personas la dejen de tomar porque se sienten acusadas, sino que es para que podamos reconocer nuestra condición, arrepentirnos y poder participar de esta maravillosa bendición. Isaías 26:9-10 RV 1960 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. 10 Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. Este es un pasaje profético mesiánico, que de alguna manera expresa el deseo del Señor, pues indica que fue de noche y el Señor Jesucristo pasó una noche donde entregó su vida, donde su alma batalló toda la noche, y clamó de madrugada por nosotros, porque había un deseo en su corazón; pensaba que nos libraría de los juicios que vienen sobre la tierra. Recordemos que estamos en un tiempo peligroso pues para muchos nuestra vida no tiene un precio alto, pero vemos que Dios tiene en Su corazón el deseo de que antes que venga el juicio sobre los moradores de la tierra, haya salvación y restauración para todos los que la quieran. Hageo 2:5-7 RV 1960 Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis. 6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; 7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.

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Creemos que cada Santa Cena es una ministración de parte de Dios y así como todas las ofrendas tienen un propósito, la ofrenda del Padre, que fue su hijo, también tiene propósito cada Santa Cena. Lucas 22:14-16 LBLA Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa, y con El los apóstoles, 15 y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; 16 porque os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios. En una de las versiones de la Biblia, dice “tengo una intensa necesidad de estar con ustedes esta noche”, el Señor Jesucristo tenía un ardiente deseo de celebrar la pascua con sus apóstoles, sin embargo, es importante indicar que ahora ya no celebramos la pascua, sino la Santa Cena, pues ese día se instituyó, ese día se celebró la última pascua y la primera Santa Cena. Esta era una especie de despedida de la ley para poder entrar en la gracia, el Señor quería cambiar el tiempo para la humanidad, pues es un regalo que Dios nos dejó para limpiarnos, para perfeccionarnos. Él anhelaba llegar a ese día para darnos la gracia salvadora, la gracia que restaura, por ello el anhelo profundo del Señor, que también debía ser ministrado a los apóstoles. Vemos en la Palabra que no solo hay mandamientos, leyes e instrucciones de Dios, sino también deseos, los cuales únicamente se le revelan a aquel que está enamorado, por lo que no son impuestos. La Santa Cena nos lleva al corazón del Señor Jesucristo, ver sus deseos y de esa manera poder llegar a un nivel espiritual diferente, para cambiar la dimensión de la ley, a la dimensión de la gracia. La Santa Cena no es para que las personas la dejen de tomar porque se sienten acusadas, sino que es para que podamos reconocer nuestra condición, arrepentirnos y poder participar de esta maravillosa bendición. Isaías 26:9-10 RV 1960 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. 10 Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. Este es un pasaje profético mesiánico, que de alguna manera expresa el deseo del Señor, pues indica que fue de noche y el Señor Jesucristo pasó una noche donde entregó su vida, donde su alma batalló toda la noche, y clamó de madrugada por nosotros, porque había un deseo en su corazón; pensaba que nos libraría de los juicios que vienen sobre la tierra. Recordemos que estamos en un tiempo peligroso pues para muchos nuestra vida no tiene un precio alto, pero vemos que Dios tiene en Su corazón el deseo de que antes que venga el juicio sobre los moradores de la tierra, haya salvación y restauración para todos los que la quieran. Hageo 2:5-7 RV 1960 Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis. 6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; 7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.

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Todo aquel que espera la venida del deseado de las naciones, es porque le fue ministrado el deseo del amado. Hay muchos que lo que menos quieren es que venga el Señor, hacen burla de la venida de Cristo, se burlan porque no tuvieron la oportunidad de ser ministrados por una Santa Cena, para poder desear al Amado. Cantares 2:3-5 RV 1960 Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar. 4 Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mí fue amor. 5 Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; Porque estoy enferma de amor. Bajo la sombra del deseado me senté… dice la mujer del Cantar de los Cantares, …me senté a la mesa del Señor y su fruto fue dulce a mi paladar… esta es la iglesia que se enamora más cada vez que toma la Santa Cena. Debemos amar y buscar al Señor como el deseado, no buscarle para obtener un beneficio o el resultado de una petición, sino a la manera de los 3 jóvenes hebreos en Babilonia cuando dijeron: “Dios es poderoso para librarnos del horno, pero si no lo hace, no nos postraremos ante ti, rey”. Lo que debemos anhelar es poder cumplir los deseos de Dios; lamentablemente casi todos lo que quieren es que el Señor les cumpla sus deseos y les responda a sus peticiones, pero no todos quieren hacer o cumplir los deseos del Señor. Algunos hemos recibido llamados y vamos en pos de ese llamamiento; el problema es que hay otros que Dios los llamó y van de tras de lo que les gusta no de aquello para lo que fueron llamados, por ello, si amamos al Señor, haremos lo que Él desea que hagamos, no lo que queramos. El deseado nos ha de llevar a la mesa del banquete, de la forma en que un hombre le pide a una mujer que sea su esposa, y le expresa el deseo de casarse. La iglesia del Señor, es una virgen doncella que está vestida de lino fino y el Señor le pide en la mesa, en la intimidad que el Señor nos pedirá que nos casemos con Él. El Amado abre Su corazón y expresa lo que desea en la Santa Cena. A una mujer normal, siempre le gustará que su esposo le recuerde cómo se conocieron y cómo inició su amor; por eso el Señor nos recuerda de dónde nos sacó, que Él nos amó primero, y por ello nos pide que recordemos el primer amor, las primeras experiencia que tuvimos en Él; estas son las pasas; una versión dice “vuelve a tu primer amor”, en otra dice “extraño mucho como eras antes”. Hoy hemos sido invitados al banquete donde recordaremos las experiencias hermosas que hemos tenido en el Señor, la primera vez que servimos, la primera vez que lloramos en su presencia, la primera vez que predicamos, la primera vez de todo. Las manzanas son experiencias nuevas. Dios quiere reconfortarnos con este tipo de experiencias para darnos su Revelación. Salmos 45:10-11 RV 1960 Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre; 11 Y deseará el rey tu hermosura; E inclínate a él, porque él es tu señor.

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Para conocer el deseo de Dios, hay que pagar un precio, que puede ser movernos de un lugar. Pero cuando Dios nos muestra su deseo, y nos dice “oye hijo(a), inclina tu oído, olvidate de la casa de tu padre”, esto significa un cambio de dimensión, tal como le dijo a Abraham: “deja tu tierra y tu parentela”, sin darle un destino específico, y Abraham se movió en fe, dejando lo que tenía, pagando el precio de la gloria que vería después. Un día también nos puede pasar, que nos envíen a otro lugar, por eso debemos estar preparados pues Dios usa a los hombres que quieren cumplir los deseos de Su corazón. Hoy, cuando comamos el pan y el vino podemos pedirle al Señor que nos revele sus deseos, es algo atrevido, pero recibiremos muchas bendiciones por hacer lo que el Señor desea. Ester 6:7-8 RV 1960 Y respondió Amán al rey: Para el varón cuya honra desea el rey, 8 traigan el vestido real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza… Este pasaje nos relata el momento en que Amán le dice al rey cómo honrar a Mardoqueo. Dios quiere honrar a aquellos que son fieles, que hacen lo que Él quiere y son obedientes. Debemos saber que si Dios tiene algo para nosotros no debemos arrebatar, a su tiempo el Señor honrará la fidelidad y cumplirá su propio deseo. Otro de los deseos del Señor es que ninguno perezca, sino que todos lleguemos al arrepentimiento y salvación de nuestras almas. La Santa Cena es para poder ver el deseo del Amado, restauración de nuestras almas, restauración para los matrimonios. Dice la Palabra que Dios quiere que el impío y aquel que está en un error, se vuelva hacia Él, hoy nos dice el Señor que regresemos a Él y que por medio de la Santa Cena podamos tener la revelación de los deseos que Él tiene para nosotros.