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La Espondilitis Anquilosante y las Terapias Naturales. Asunción Romero. Aux. Spa 2009-2010

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La

Espondilitis

Anquilosante y

las Terapias

Naturales.

Asunción Romero.

Aux. Spa 2009-2010

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¿Qué es? La espondilitis anquilosante es un proceso inflamatorio crónico de carácter reumatológico que afecta principalmente las articulaciones de la columna vertebral, tanto entre las vértebras de la columna y en las articulaciones entre la columna y la pelvis (sacroileacas). Esta enfermedad finalmente hace que las vértebras afectadas se fusionen. También puede afectar otras articulaciones como tobillos, rodillas, muñeca, caderas, etc. La enfermedad tiene más predominio en extremidades inferiores. Espondilitis indica la inflamación que afecta las articulaciones de la columna vertebral y deriva de las palabras griegas que describen las partes constituyentes de la columna vertebral junto con el sufijo -itis que significa inflamación. Anquilosante significa que tiende a la fusión rígida de dos o más partes (anquilosis)

También se le conoce como “espondilitis anquilopoyetica” o “espondiloartritis anquilosante” .

Causas Al día de hoy no se conoce con exactitud la causa directa de la espondilitis anquilosante; se habla de tres posibles factores que tienen un papel importante en el desarrollo de la enfermedad: 1-Predisposición genética: Es habitual encontrar en la persona afectada el antígeno de histocompatibilidad HLA-B27. Solo un 6% de la población es portadora del antígeno, además un 5% de enfermos de espondiloartritis no es

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portador del HLA-B27, hecho que evidencia que no es necesaria la presencia de esta glicoproteína para desarrollar la enfermedad. 2-Bacterias: Se habla de que la penetración en el organismo de fragmentos de bacterias aprovechándole de la debilidad del sistema digestivo. 3-Respuesta inmunitaria anormal: El cuerpo lucha contra tejidos del propio cuerpo que tienen semejanza con el antígeno HLA-B27, o con los antígenos de las bacterias anteriormente mencionadas. La enfermedad comienza con mayor frecuencia entre los 20 y los 40 años de edad, pero puede ocurrir antes de la edad de 10 años y afecta más a hombres que a mujeres . Los factores de riesgo abarcan:

• Antecedentes familiares de espondilitis anquilosante

• Sexo masculino

La espondilitis anquilosante en los niños En Gran Bretaña y los Estados Unidos, al 90% o más de los pacientes se les manifiesta la espondilitis después de los dieciséis años. Al revés que en el mundo subdesarrollado, en GB y los EE.UU., un 25-30% presentan los primeros síntomas durante la infancia. La diferencia entre la aparición de la enfermedad en los adultos y los niños tiene que ver con el hecho de que a los niños se les suele presentar, no con dolor de espalda, sino de las articulaciones periféricas, generalmente la rodilla, la cadera, el tobillo u otras articulaciones mayores. Por lo que respecta a la prognosis a largo plazo, los niños que manifiestan espondilitis precoz son más proclives a sufrir una enfermedad de cadera persistente que puede hacer necesario reemplazarla totalmente. Dado que esta

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operación no suele presentar ninguna complicación, tal eventualidad no habría de preocupar excesivamente.

Las mujeres y la espondilitis anquilosante La principal diferencia entre sexos es que las mujeres tienden más a la espondilitis de las articulaciones periféricas (reminiscente de la de los niños) y tal vez sufren una espondilitis de columna menos agresiva. Así, a las mujeres se les solía etiquetar equivocadamente como pacientes de "artritis seronegativa" o una de las demás enfermedades inflamatorias de las articulaciones. En general, el tratamiento es el mismo para ambos sexos aunque, por supuesto, hay que tener un cuidado especial con las mujeres en edad de gestar. El embarazo En general, el embarazo no constituye un problema si se tiene espondilitis. En algunas clases de artritis, especialmente en la artritis reumática, la enfermedad remite durante el embarazo. Esto no es así en el caso de la espondilitis, por desgracia. Como sea que la mayoría de nacimientos se producen cuando se es más joven, la espondilitis muy a menudo no ha alcanzado la etapa en que podría determinar un nacimiento difícil. Sin embargo, en el caso que afecte a la cadera, podría requerirse una cesárea.Normalmente es aconsejable dejar de tomar anti-inflamatorios durante las primeras 12 semanas y las últimas 4 semanas del embarazo. Intenten aumentar el programa de ejercicios durante este período a fin de intentar reducir la tendencia del dolor a aumentar por no tomar los agentes anti-inflamatorios. La reanudación de la medicación después del nacimiento depende de si se da el pecho al niño.

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PROGRESION DE LA ENFERMEDAD

El proceso inflamatorio ocurre donde hay una articulación o donde los tendones y/o ligamentos se cogen al hueso. Por ejemplo, el proceso inflamatorio se produce alrededor de las articulaciones de las vértebras y áreas de fijación de los ligamentos, por ejemplo, en el hueso (isquial) de las nalgas sobre el que se sientan, o en el esternón, o donde el tendón se inserta en el talón. Como resultado de la inflamación se produce una pequeña erosión de¡ hueso. Cuando la inflamación disminuye, se produce una cicatrización que ocasiona el crecimiento del hueso (hueso reactivo). Después de repetidos ataques, este hueso desarrollado puede llegar a rodear el disco. Entonces, dos vértebras pueden convertirse en una mediante un proceso de fusión. El examen físico Cuando se sospecha que alguien tiene espondilitis, el médico le examina la columna, postura y movilidad y busca indicios de la enfermedad en otras partes de¡ cuerpo. Los tres diagramas de la pelvis ilustran lo que puede ocurrir en el transcurso de algunos años. 1) Antes de la enfermedad: articulaciones normales entre el sacro y la parte superior de la pelvis o ilium. También se da el espacio normal entre las vértebras. A algunas personas (sobre todo a quienes les sobreviene la espondilitis entre la adolescencia y los 20 años) puede afectarles las articulaciones de la cadera, pero esta complicación es relativamente rara. 2) La enfermedad en sus etapas iniciales: cambios en el sacro y la parte superior de la pelvis. También se observan indicios de cambios que empiezan a producirse en las articulaciones de las vértebras inferiores. 3) La enfermedad en su estadio avanzado: las

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articulaciones sacroilíacas están soldadas y las articulaciones de las vértebras se han unido mediante desarrollos óseos (osificación). Esto es lo que se conoce a veces como "columna de bambú". ¿Qué pruebas efectúa el médico? El diagnóstico de la espondilitis anquilosante lo confirman los rayos X. Los cambios característicos se producen en las articulaciones sacroilíacas, pero es posible que tarden muchos meses en desarrollarse y puede que no se manifiesten durante la primera consulta. No hay una opinión unánime sobre si se pueden registrar los síntomas característicos antes del cambio radiológico o si, cuando el paciente va de hecho al médico y le radiografían, ya se han producido cambios. Es posible que el médico también les pida un análisis de sangre, que puede manifestar el grado de actividad de la enfermedad. Esto se llama "análisis de la velocidad de sedimentación de los eritrocitos". A veces puede presentarse la anemia. En algunos casos, sobre todo en los que pudiera haber dudas sobre el diagnóstico, el médico puede pedirles que se hagan la prueba para localizar el antígeno HLA B27. Si éste está presente, el diagnóstico podría confirmarse. Si el HLA B27 no está presente, es muy probable que se trate de la espondilitis anquilosante, aunque no es imposible (en la proporción de 24:1, para quienes les gusten las apuestas).

Síntomas La enfermedad comienza con un dolor de espalda baja o lumbalgia que va y viene.

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• El dolor y la rigidez son peores en la noche, en la mañana o cuando no se está activo.

• El dolor mejora particularmente con ejercicio o actividad.

• El dolor de espalda puede comenzar en las articulaciones sacroilíacas (entre la pelvis y la columna).

• Fatiga • Inflamación de los ojos • Dolor en los talones • Rigidez y dolor en la cadera • Dolor e inflamación articular de los hombros,

rodillas y tobillos • Inapetencia • Fiebre leve • Pérdida de peso

Puede haber disminución de la movilidad en la columna lumbar y es posible la persona afectada no sea capaz de expandir completamente el tórax, debido al compromiso de las articulaciones intercostales.

Pruebas de diagnóstico Los exámenes para hacer un diagnostico de espondilitis anquilosante son:

• CSC • Tasa de sedimentación eritrocítica • Antígeno HLA-B27 • Radiografías de la columna y de la pelvis

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Tratamiento Se prescriben antinflamatorios no esteroides (AINES) para tratar la inflamación y el dolor. También se puede da terapia con corticosteroides o medicamentos que inhiban el sistema inmunitario. Los fármacos inhibidores del FNT (etanercept, adalimumab, infliximab), que bloquean una proteína inflamatoria, han demostrado que mejoran los síntomas de la espondilitis anquilosante. La cirugía se considera cuando el dolor o el daño de las articulaciones es severo. El Terapia Física podrá utilizar sus conocimientos en el campo del ejercicio terapéutico para ayudarle al paciente. Los ejercicios pueden ayudar a mejorar la postura y la respiración. Sin olvidar por supuesto, el fortalecimiento de los músculos paravertebrales del paciente. El uso de agentes físicos como la termoterapia y la crioterapia se utilizan para ayudar a controlar el dolor y la inflamación.

El masaje terapéutico descontracturante es de gran beneficio también, tanto para mejorar la condición de la piel y músculo como para aliviar el dolor. La electroterapia puede ayudar al tratamiento y evolución del paciente por poder emplearse con los siguientes fines:

• Analgesia • Desinflamación • Descontracturante • Fortalecimiento muscular

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Muchas personas han probado remedios alternativos. La acupuntura puede actuar como una barrera temporal contra el dolor y su efectividad radica probablemente en la habilidad del experto. Evite manipulaciones, pues pueden ser peligrosas, sobre todo para las personas con problemas graves de cuello. El masaje suave sobre las partes blandas puede ser beneficioso, ya que puede ayudar a relajar los músculos que se han vuelto tensos como reacción ante una articulación inflamada. Sabemos que muchos afectados han probado, en alguna ocasión, dietas, acupuntura, aromaterapia, reflexología, homeopatía, etc. No se ha demostrado que ninguna de estas terapias tenga un efecto de curación al 100% pero si una enorme mejoría. Aunque en un articulo de Discovery DSalud numero 41 , el Doctor Castelló de Mora, un especialista en Radioterapia Radiodiagnóstico de Sevilla, ha presentado un caso de espondilitis en una mujer de mediana edad, que llevaba un año sin trabajar, no podía agacharse y tenia completamente agarrotada la espalda, y las pruebas medicas y la calidad de vida de la paciente indican que la enfermedad ha remitido con una hora diaria de masaje para flexibilizar la musculatura, un recuperador electrónico, y controles de alimentación. Básicamente, se recomienda una alimentación cuidada sin carnes, ejercicios de estiramientos diarios, un masaje descontracturante también todos los días.

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Aromaterapia: Lavanda y mejorana para relajar y aliviar. Flores de Bach: Rock Water, Chicory y otras esencias según paciente. Homeopatia: Bryonia 9CH y Connium 7CH como medicamentos base. También se le pondría su medicamento tipologico según el terreno. A continuación presentamos una serie de autoestiramientos que pueden ir acompañados del masaje para mantener la flexibilidad de los tejidos.

Girar la cabeza hacia la derecha tanto como le resulte cómodo, intentando mirar por encima del hombro. Efectuar el ejercicio girando también hacia la izquierda. Repetir el ejercicio 10 veces.

Inclinar la cabeza hacia la derecha y hacia la izquierda alternativamente intentando aproximar la oreja al hombro. Repetir el ejercicio 10 veces.

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Flexionar la cabeza hacia delante presionando con las manos hasta llegar al limite de la comodidad. Mantener postura 10 segundos.

De pie, con brazos estirados delante del cuerpo, elevar uno para cada lado. Repetir el ejercicio 10 veces.

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Postura "a cuatro patas" . Ejercicio del gato:

1: Arquear la columna hasta el limite de la comodidad intentando tocar con la barbilla el pecho.

2: Encorvar la columna intentando tocar con la nuca la espalda. Repetir 10 veces.

Tendido boca arriba, con piernas flexionadas y apoyado sobre los codos y la cabeza, extender el tronco, elevando el pecho. Mantener postura 10 segundos.

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De pie, con codos flexionados y cada una de las manos apoyadas en el hombro contrario. Sin mover el tronco llevar codo derecho a la izquierda y codo izquierdo a la derecha. Repetir 10 veces.

Tumbado boca arriba con los brazos en cruz. Talón del pie derecho sobre la punta del pie izquierdo. En esta postura sin mover el tronco, intentar tocar el suelo con el dedo gordo del pie derecho. Mantener postura 10 segundos.

Luego repetir con el pie izquierdo.

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Sentado con piernas estiradas al frente. Doblar rodilla derecha intentando llevarla al hombro izquierdo. Mantener 10 segundos.

Luego repetir con pierna izquierda.

Sentado en una silla, intentar tocar el centro de la espalda con la mano izquierda. En esta postura se saca la palma de la mano hacia afuera, mientras estirando del codo hacia el techo. Mantener 10 segundos.

Luego repetir con mano derecha..

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1: Sentado en una silla, brazo derecho estirado al frente. En esta posición echar los dedos hacia atrás, mostrando hacia fuera la palma de la mano. Mantener la postura 10 segundos. Luego repetir con brazo izquierdo.

2: Hacemos el ejercicio a la inversa, flexionando la muñeca y mostrando el dorso de la mano. Mantener la postura 10 segundos. Luego repetir con brazo izquierdo.

Sentado y con las manos en la nuca, llevar los codos hacia atrás, y hacia arriba, hasta llegar al limite de la comodidad. Mantener la postura 10 segundos.

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Tumbado boca arriba, rodillas flexionadas y pies apoyados en el suelo. Inspirar por la nariz abombando el abdomen. Mantener el aire dentro durante 3 segundos y expulsarlo lentamente por la nariz apretando suavemente nuestro abdomen con las manos. Repetir el ejercicio 10 veces.

De pie con los brazos estirados a lo largo del cuerpo. Coger aire por la nariz mientras elevamos los brazos hasta juntar las manos por encima de nuestra cabeza. Mantener la respiración durante 3 segundos y vamos expulsando lentamente el aire por la boca, mientras bajamos los brazos. Repetimos el ejercicio 10 veces.

Antebrazos y manos apoyadas contra la pared. El pie que esta adelantado apoyándolo firmemente en el suelo con la rodilla flexionada. Pierna de atrás estirada hasta el limite de la comodidad, apoyando solo la punta del pie. En esta postura intentar apoyar el talón en el suelo. Mantener postura 10 segundos. Repetir

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ejercicio con el otro pie.

Tumbado boca arriba, codos flexionados, apoyando antebrazos y manos en el suelo. Piernas abiertas, rodillas flexionadas y las plantas de los pies enfrentadas una contra otras. En esta postura sacar pecho, separando la espalda del suelo. Mantener postura 10 segundos.

Sentado con piernas estiradas al frente. Doblar rodilla derecha intentando llevarla al hombro izquierdo. Mantener 10 segundos.

Luego repetir con pierna izquierda.

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Sentado con piernas estiradas al frente, rodilla derecha flexionada y planta del pie derecho tocando muslo izquierdo. En esta postura tocar con la mano derecha la pierna izquierda y con la mano izquierda la pierna derecha. Mantener la postura 10 segundos. Repetir el ejercicio flexionando la rodilla izquierda.

Sentado en un silla. Intentar tocar el centro de la espalda con la mano izquierda. En esta postura se saca la palma de la mano hacia afuera, mientras estiramos del codo hacia el techo. Mantener postura 10 segundos.