FrankJackson-Qualiaepifenomnicos

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QU A L rA EPII.-ENOM ENICOS' FR.{NKJr\CKSoN Es innegable que l:rs cie'cias físicas,químicas y biológicas han proporcion¿rdo mucha infbrrnación acerca del nundo en ouc 'i'inros )' r( e'c. de .osorr,s mismos. utirizaré la etiqrrete .lin- fornación físic¿r" para esta clasede inforrnación y tarnúién parar la inforrnación que autom¿iticamente la acornpaña. por ejem_ plo, si 'n científico médico me dice lo suficiente acercir dé los procesos que ocurren en mi sistema nervioso, y acerca de có_ nlo se relacionan con los acontecimientos del rnund' que me rodea. con lo que ha srrtedido en el pltsaclo 1. 1,r qu. ", pr,,_ bable qne suceda en el futuro, con lo que les sucede ,, ot.,r, o'grnismos simil.r'es y disrintos. y r.otui senrejantcs, él o ella rne dice -si soy lo suficie'ter'ente inteligente para ensamblarlcr toclo npropiadamente- l' que se suele rlarnar el papel füncional de esos estados en mí (y en los organismos en general en casos similares). A est¿r inforrnación y ¿r otras del mismo tipo también las calificaré cle "físicas". No quiero decir que estasobserv¿rciones esquemáticas cons_ tituvan una definición de l¿r i.fo''ació. "físiCa", ni cle las no- ciones correlativas de pr-opiedad física, proceso físic', etc., sino que sirven para indicar lo que aquí estoy pensanclo. Es bien co_ nocido que existen problemas para dar una clefinición precisa de estir.s noci'nes y, por consiguiente, de la tesis clel fisic¿rlisrno * Est.1'e'deuda c.n R.bert pargetter po. varios corne.tarios y, pese a su clesacr¡crdo, con cl $IV de \{eehl lg(16.

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QU A L r A EPII.-ENOM ENI C OS'

FR.{NKJr\CKSoN

Es innegable que l:rs cie'cias físicas, químicas y biológicas hanproporcion¿rdo mucha infbrrnación acerca del nundo en ouc

' i ' inros ) ' r ( e 'c. de .osorr ,s mismos. ut i r izaré la et iqrrete . l in-

fornación físic¿r" para esta clase de inforrnación y tarnúién pararla inforrnación que autom¿iticamente la acornpaña. por ejem_plo, si

'n científ ico médico me dice lo suficiente acercir dé los

procesos que ocurren en mi sistema nervioso, y acerca de có_nlo se relacionan con los acontecimientos del rnund' que merodea. con lo que ha srr tedido en el p l tsaclo 1. 1,r qu.

" , pr , ,_

bable qne suceda en el futuro, con lo que les sucede ,, ot.,r,o 'grnismos simi l . r 'es y disr intos. y r .otui senrejantcs, é l o el larne dice -si soy lo suficie'ter'ente inteligente para ensamblarlcrtoclo npropiadamente- l ' que se suele rlarnar el papel füncionalde esos estados en mí (y en los organismos en general en casossimilares). A est¿r inforrnación y ¿r otras del mismo tipo tambiénlas calif icaré cle "físicas".

No quiero decir que estas observ¿rciones esquemáticas cons_tituvan una definición de l¿r i.fo' 'ació. "físiCa", ni cle las no-ciones correlativas de pr-opiedad física, proceso físic', etc., sinoque sirven para indicar lo que aquí estoy pensanclo. Es bien co_nocido que existen problemas para dar una clefinición precisade estir.s noci'nes y, por consiguiente, de la tesis clel f isic¿rlisrno

* Est.1 'e 'deuda c.n R.bert pargetter po. var ios corne.tar ios y, pese asu clesacr¡crdo, con cl $IV de \{eehl lg(16.

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. l \ 'éase, por c jcnrpkr,

. Part icul : r rmente en1976, p. d7.

r.R,\NK.JAC]KS()N

\ f e l lor 1973; y Cornnr:rn 1971.cl iscusioncs, pcro r.éase, por ejem¡rlo, Carnpbcl l

I :l:j:*l*:T".tun (corr.ecra) es informaci<in física.r perrr

f i n i c i <ir tras c i e' d e"1,,, p.o u.,i, ; ; ; #; * ; ":ü", J :; lscut l l 'et] este artículo.

,_..1?lU, O"e algunos l larnan un ,,fanárico cle los qualia,,. Cre<tclue hay ciertos rasgos cle las sensacione

pero ranrbién dc r .i".,r,ia " ." ; ;ilT::'"",ffiH.ffit:":,rffi "u. iJL*itodo lo.físi.o q.r. se puede decir acerc¿r de lo que ocurre enu' cerebro vi 'o, l 's t ipos cle estados, ,.r, pop"l., fu'ci.nales,sus relaciones con io qire ocllrr.e ""

;;.;cerebros, .,.., "r..,

y aunq.c- sea rodo,"i:ff;H?:"rtJ.::;:T:que ser par:r unir toda l:r inforrnación, no se r'e h¿rbrá dichonada acerca de lo cloloror., d.lor;;; i;;zones, de ras punzarra5 de ros ."i"r;-;;.t;,::tJJ:::1;:ii.tficaracte¡ística.de probar un l imón, oler una rosa, oír un ruicloIuerte o ver el cielo.

Existen muchos fánáticos cle ios tlualia,y algunos de ellos di_cen..que su rechazo al f isicalismo es unatos. 2'c reo q,,. ", ia,., si en clo i" j, ;; ^.;

illlftil:il1:q1""..1;el siguiente arqurnenro. N.ad.a áe l_ñ se pueda clecir en elárnbito de lo fí i ico caltta el olor de una rlo tanro, er risi.all-;::;,;";: '¿:-::"- '"" ' por ejemplo. Por

s u '" en ro p ",. ra.,n,,,l,l,nÍ::: TfH,l li?jili; i,:; ::n"::cllestionar. su valiclez, y la prernisa .r, á.r¿. un punto de vistaintuit ivo, obviarnente verdádera pu.o'.ff,r, y para mÍ...,_,.

t" embargo, debo aclmitir qrl. ",

á¿üil ¿"r¿. un punro dcvrsta polémico. por clesgracia pn.o "oroi-s,

hay rnuchos a quie_nes la premisa no les parece intuit ivamente obvia. La tareaconsiste entonces en ofrecer ur.r u.gurr"ñ cLlyas prernisas seanobvias para rodos, o a.l rne'os ;"i; i ;,"yor núrrnero posible.Es esro lo que rraro cle hacer en io ,"..;; l , con lo clue clenomi_no "el ar{rulnento clel conocimi."a'i.*¡r,, r" sección 2, contrast'el argumento del conocimienu,.on J-o.,ta 3 io. .l u.g,,,r,.,.io ,,.¿r,o "r:";,:'.;il':.:::,i'*:iil,lJ:

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Q¿.'A¿IA EPr¡-ENON{ÉNTCOS 97

ia cuestión del papel causal de los qualia. El principarl factorque impide que la gente admitalos qualia es la creencia de quedebería atribuírseles un papel caus¿rl respecto del mundo físico

1,, en especial, del cerebro;5 y es difíci l hacerlo sin sonar comoirlguien qlle cree en las hadas. En la sección 4, intento voltearesta objeción arguyendo que la idea de que los qualia son epi-fénornénicos es del todo posible.

l. El nrgumento del conocimiento en Jaaor de los qualia

La gente varía considerablemente en su capacidad para discri-rninar colores. Supóngase qlle en un experimento para catalo-gar esta variación se descubre ¿r Alfredo. Alfredo tiene la mejorvisión del color que cualquiera de los que se tiene registro; hahecho todas las discri lninaciones nunca antes hechas, y ademáshace otra qr.re el resto ni siquiera podemos ernpezar a hacer. Sise le muestra un montón de tomates maduros, los clasificaráen dos grupos aproximadamente iguales y lo hará con absolut¿rconsistencia. Es decir, si le vendan los ojos, se mezclan los toma-tes y luego se le retira Ia venda y se le pide que los clasifique denllevo, los clasificará exactarnente en los mismos dos grupos.

Le preguntamos a Alfredo cómo lo hace. El explica que notodos los tomates macluros se ven del mismo color para é1, y quede hecho esto es cierto de una gran cantidad de objetos que no-sotlos clasificamos juntos como lo.jos. El ve dos colores dondenosotros vernos uno, y en consecuencia ha desarroll¿rdo p¿u'asu propio uso dos palabras "rojo1" 1, "r 'ojo2" a fin de tnarcar l¿rdiferencia. Tal vez nos diga que a rnenLrclo ha tratac,lo de ense-ñar a sus arnigos la di ferencia entre "rojol" 1 '"r -o jo2", pero noha tenido éxito y ha l legado a Ia conclusión de que el resto delrnundo es daltónico respecto a los colores r-ojo1 y'rojo2 -o quizáhaya tenido un éxito parcial con sus hijos, pero no importa. Decualquier modo, nos explica que sería bastante equivocado pen-sar que porque "rojo" aparece tanto en "rojo1" como en "rojo2",amt¡os colores son tonos de un mismo color. El sólo usa el tér-rnino comúrn "rojo" para ajustarse con ma),or facil idad a nuestrouso lirnitado. Para é1, el rojol y el rojo2 son tan dif 'erentes entre

: i \ ¡óase, por c jenrplo, Dennett 1978.

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98 I t tANK.JACTKSON

sí y clel resto de los colores, colno lo es el arnaril lo del azul. ysu cornportarniento discri lninativo io confirrna: clistingue l<tstornates rojol de los rojo2 con Ia nlavor facil idad en Llnir arrnpliavaried:rci de circunstancias de observación. Adetn¿is, Lrna inves-tigación de la base f isiológica de la excepcional caparcidad cleAlfredo revcl¿r qlle su sistelna óptico es capaz cle scparar dossrupos de longitudes de oncla en el espectro del rojo con tanrarnitidez como los denrás solrros cap¿lces cle distinguir el irrn¿rri l l irdel azul .a

Creo que deberíarnos adrnitir que Alfi-cclo puecle ver-, r.eal-nrente Ver, al rnenos Ltn coior rnás qr,re nosolros; el rojol csdistinto del r-ojo2. Sortr<ts, para Alfi.edo, tan daltrinic<.rs cornolo son plu-a nosotl 'os quicnes no distinguen er)tre el r-ojo y cil 'erde. El cuento rlc FLG. \\ 'ells "EI país de los ciegos" tr¿rra cleLlna-persoll¿r qLlc ve en Lrna cornr-rnidad donde Locios son cie-gos.t ' Esta persona nur)cil logra convenccr.los de que puecle 'r,er,de que tiene un sentido rnás. I-<ts ciegos ridiculizan esLe senti-do tachánd<¡lo de b¿rsLenrc inconccbible, y toman su capaciclaclpara evitar caer en zanjas, para ganar peleas, etc., coltto csit cr:r-paciclad y n:lda rn/rs. Estaríanros colnetiendo ese rnisnro error.si nos rehusáramos ¿1 acepL¿rr que Alfrccio pr-rcde ver un colclrrnás qlle nosotros.

iQué clase de experiencia tiene Alireclo cuando ve el rojol

1'el r-<ijo2? iCórno es o cónlo son ios nllevos color-es? Cuántoclaríamos por saberlcl, pero l lo lo sabernos; y p¿lrece ciue no ha1,ninguna c¿utidad de inforrnación física acefc¿r del cer-ebro y clelsisterna óptico de Alfiedo que nos lo pueda decir. Tal vez descu-brirnos quc los conos de Alfi 'edo rcsponden diferenciahnentea ciertas ondas lurninos¿rs en I¿r seccirin clel rojo del espectroque en nosotl 'os no hacen diferenci¿r algunir (o quizá él teng:tun cono mlis), y que c'so l i irce que Alfi 'eclo tenga una garna rnltsarnplia cle los estados ntent¿rles r-esponsables del cornportarnien-t. visual disc'imi'atoric¡. Pero nacla de esto nos dice lo olle e'realidacl queremos sabel acerca de su experiencia de los colo-res. Ha1' ¿rlg<t ¿rcerca dc ellar que no sabernos. Pero sí sabernos,

4 Si así sc pref ierc, l r t i .gase éste, v las s i .p l i f icaci . r res s i ' r i l : r res q.c apu-rer:en nl l is adclantc. cn tér ' rDinos clc Ia tco¡ín dc Lancl . \ 'éasc, por. e jcrnplo,Land 1959.

5 \\,ells. s.f.

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QL'..-\¿¿'1 EPI liEi- O \f EN I C OS 99

supongámoslo, todo lo relacionaclo con el cuerp<_r de Alfi.eclo,c()n su comportamiento ) ,sus disposic iones conductuales. consu fisiología interna, I ' todo lo que tiene clue ver con su historiar su rel¿rción con los dernás clue puede figurar e. las explicacic-r-nes físic¿rs de las personas. f-enemos tocla la infbnnación física.Por consiguiente, saber todo esto izo equivale ¿r saber todo acer-ca de Alfredo. De aquí se sigue que el f isicalismo estír clejanclcil lgo fucra.

Para reforzar esta conclusión, imaginemos que corno resul-tado de nuestras investigaciones de los procesos i ' ternos de.\lfredo, descubrimos cónro hacer que la fisiología de cadacluien se aserneje a la de Alfredo en los aspectos relevantes;() tal vez Alfredo dona su cuerpo a la cienci¿t y al morir logra_mos trasplantar sll sistema ó¡rtico a alguien más -tarnpoco eneste caso irnportan mucho los detalles. Lo irnp<_,rtantc es queese suceso despertaría un interés enortne. Lu gente cliría: ,Al

fi 'vamos a saber córno es ver el otro color, al f in vamos a saber.en qué se diferenciaba Alfredo de nosorros ral corno él luchópor explicárnoslo durante tanto tiempo." Entonces, no puedeser que siempre h:ryamos sabido todo acerca de Alfredo. pero,er ir ipírtesis, sí supimos siernpre acerca de Alfreclo tocl' Io quef igu'a cn el csque'ra f is ical ista: por lo l rnr , . c l esqrema l is ica-lista deja algo fuera.

Planteérnoslo de la siguiente lnanera. Después de la opera_ción, sabremos más acerca de Alfredo y en especial aceria desus experiencias de los colores. Pero antes tuvirnos toda la in_formación física que podríamos desear acerc¿t de su cuerpo ysu cerebro, y de hecho todo lo que siempre he f iguraclo en lasexplicaciones fisicalistas de la mente y la conciencia. por lo tan_to, hay más por saber que todo eso. Por lo tanto, el f isicalisrnoes incornpleto.

.{lfredo y el (los) nuevo(s) color(es) sor-r, desde luego, enesencia, recursos retóricos. El misrno argllmento poclrízr hacer-se refiriéndonos a gente normal y a colores conocidos. Maríaes una bril lante científ ic¿r que, por alguna raz.ón, ha sido fbr_zada a investigar el mundo desde una habitación en blanco ynegro, mediante un monitor de televisión en blanco v negro.Se especializ.a en neurofisiología de la visión y aclquierc,-su-ponuárnoslo, toda la inforrnación física que hay que obtener

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r00 l. 'RANK.JACt(SON

acer-ca de lo que pasa cuando velnos tomates maduros, o el cie_lo, y trsamos térrninos como "rojo", "azLtl",1, dernás. Descubre ,por ejernplo, precisarnente qué combinaciones cle lonsitudesde oncla clel cielo estirnulan l¿r retina, y exactamente córno estoprodtrce, merLiante el sistema nervi.so central, Ia contracció'cle las cuerdas vocales y la expulsiótr de aire de los pulrnonesque dan por resultado qlle se pronuncie la oración ,,El cielo esazul". (Difíci lrnente se puecle negar quc en principio es posibleobtener toda esta inform¿rción fisic¿r por meclio del televisor enhlanco y negro; cle otro nroclc¡, por nei'esidar1, la Open Universitvbritánica tenclría que usar televisores a color.)

iQué pasarh cuando se l ibere a Nfaría cle su habit¿ición er,blanco y negro o cuando se le dé un monitor de televisión ¡.color? lAltrenderrí also o no? Parece perfectarnente obvio queaprcnderá ulgo acerca del mr_rndo y de la experiencia visual qu<,tenelrx)s de é1. Pero entonces es ineludible que su conocimie.top.evio era i.corrpleto. Sin entbareo, tenía toda, la infbrmaciónfísicir. Erqo, hay nr¿is conocinlientó p.,r obtener que eso, y elf isicalisnrr¡ es f¿rlscl.

Evidentcrnen[e, sc podría presentar un argll lnento del cono_cimie.to del rnismo tipo pirr:r el gusto, el oído, las sensacionescorporales y, en general, para los cliversos estaclos rnentales clelos que se dice t ienen (en los nruv diversos términos ql te selran usirclo) sens¿rcio.es crudas, rasgos fe'.*renicos o qtrulíaLa con. l t rs ión cn c:rr la.rs, es quc los t ¡ut t r i r r qrrctrrrn l -uera <lcla explicación fisicalista. Y la füerza polérnica del .rgurnenrodel .onocirnienlo t rnsisrc en ql le es muy rr i f ic i r ncgar l r a l i r .nración central de que se puede tener toda la inforrnici<i. físicasin tener toda la infonn¿rci<in que podría tenerse.

2. Iil argumento moclal

cua'do hablcl del argulnento rnod¿rl me ref ier-o ¿r un arsulne'-to clel siguiente tipo.ti Los escépticori Ace.c¿r de otras r'entes'oestán cornetiendo ningún erro. de lógica decluctiv:r, no i 'rpor-ta en qué otros aspecros esté equir,ocada su pt_rsición. Ningirnacantidad de inforrnaci<in física acerca d.e otro irnpl,i¿:ct lócicaitente

6 \ t¿,ansc, por ejenrplo, Ciarr iTrbel l l ! )70; v Kirk 197.{ .

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Q¿.:_.1¿l.4 ITPIITENONI E\ I( rOS 101

que él o ella sea col)sciente o qLre sienta algo en absoluto. En

consecuencia, hay un mundo posible con organislnos cxactr-nlente corno nosotros en todos los aspectos físicos (v recuér-cleseqlle esto incluye estados funcionales, historia física, ¿l a/.), pcrocFre difieren cie nosotros p[ofundarnente en que no tienen nin-

eúrn tipo de vida rnent¿ri consciente. Pero ir-rego, iqué es lo quenosotros tenenlos v cle lo cual ellos careccn? No es nacl:r físi-co e.x hipótesis. En todos los ¿lspectos físicos, ellos y nosotrossomos exactarnente igu:rles. En consecuencil, nosotr()s solnosrulgo más que lo puramente físico. Luego, el f isicalisnro es fhlso.T

A veces se objeta que el argumento modal interpreta inco-rrectamente el f isicalisrno sobre la base cle oue esa doctrina:e presenle c()r i lo unA verdrcl (onl ingrt t le.s l 'ero deci I csto sólocquivale a clecir que los fisicalistas restringen su afirrnación aalgunos rnundos posibles, entle los que se incluye especialmen-te el nuestro; y el argr-rrnento modnl se dirige sólo en contr¿I cleesta afirmación menor. Si nosotros en nuestro mundo, ya no secliga seres de cualqr-rier otro mundo, tenenlos rasgos adicion¿r-lcs a los de nuestras réplicas físicas de otros mundos posibles,entorrces tenernos rasgos no físicos o qlutl ia.

El problema con el argunlento rnodal es tnás bien que se apo-

,va en una intuici(rn modal discutible. Discr-rtible porque sc

discute. Algunos niegan since-l 'anrente que pueda h:rbet'réplicirsfísicas de nosotros en otros mundos posibles que, no obstante,carezcan cle concienci¿r. Ntlás aún, al rnenos un¿r persona queirlgr-rna vez tl lvo Ia intr,rición :rhclra tiene sus dudas.*'

Contar el número de seguiclores puede parecer un modo de-ficiente de enfoc¿rr la discusión del argumento modal. Pero amenuclo no podem<-is hacer otra cosa cuanclo se trat¿r de intui-ciones rnodales, y recuérdese que nuestro ob.jetivo inicial eraencontrar el argurnento con nla\¡or uti l idad polémica.

7 He p¡esentado el ¿rr-gumento uslndo una relaci<in entle rnundos y ncr

del m<¡dr¡ rna'rs usual dc intranrunclo con el f in cle evitirr cornplicaciotrcs innece-

sar ias que t ienen clue ver cun srrpcn'er icrrc iu, anontal ías c¿rus:r les t s imi lares.8 Vézrnse, por ejemplo, Lvcan 1979, p. 280; 1 ' l ,ocke l97t i .:J \ 'éase Ki lk 197!1. Véansc t¿rnrbién krs argumentos en contr- : r . t le le in-

tu ic ión rnodal en, por ejemplo, Shocrnakcr 1975 f incluido en est i r : tntología,

pp.183-2121.

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i02 FR.ANKJACKSON

Desde luego, qua protzrgonistas del argumento del conoci_rniento bien podemos aceptar la intuición r'oclal en cuesti<irr:pero ésta sería una conset:uencia cle clue ya teníamos un argu_nrento para la conclusión de que los qualirt quedan fuera clJiacxplicación fisicalista, no nuestra base para e sa conclusión. Acle-

' i i 'rs, el aslrnto se cornplica co. la posibit icrad de que la conexión

entre lo físico y los qualia sea corno la que a veces se consider¿rque se da entre cualidades estétic.s y crialidacles naturales. Dosmnndos posibles clue coincidan en todos los aspectos ,.natul.¿,_

les" ( incluso en las exper iencias de las cr iatu.as se.s ib les) t iene.que coincidir tarnbién en todas las cualidades estéticas, Der-o Scsostiene de un rnodo plausible que las cualidades estéricas nose pueden reclucir a las naturales.

3. EL rn'gumento "cómo es ser"

En "iCórno es ser un mr¡rciélago?,', T'hornas Nagel argumen_ta que ningu.a cantidad de inforrnación física puede crécirnoscómo es ser r 'urciélago, y que de hecho nosotros, los seres hu-nlanos, no podemos imaginarnos córno es ser un nrurciélago. t0Su razón es que cómo es ser esto sólo se pr-recle entender clesdeel punto de vist¿r de un rnur.ciélago, qré ,r., es nuesrro puntode vist.a y qlle tampoco puede cuptorré en rérrninos físicós queson, en esencia, términos que se pueden cornprendcr de igiralmodo desde rnuch<¡s puntos cle vist¿r.

Es irnportante distinguir entre éste y el argurnento del co_nocimiento. Cu¿rndo rne quejé cle que toclo el conocimientofísico acerca de Alf.edo no er¿l strf iciente para decirnos cór.c¡er¿r su especial experiencin del color, r ' i queja no se dirigí. aqlle no descubrirí¿uros cómo era.r¿.r Alfredo. Me quejaba r'ásU1e1 a¡ que hay algo acerca de su experiencia, una-cle'sus pro_piedades, respecto del cual nos quedarnos en la isnorancia. y si

l0_ Nagel 1974, pp..135-4110 [ incluic lo en esr i r ar) to logu], ¡ ;p. ,15_6l t l . Ha_vque clccir clos cosas a<:erca de este ¿utícr.llo. Una es qr.re, pesc a las crifércrciasclue cx¡;ci.dré, Ic clel¡o mucho. r-:r otra es cl,e el i 'nfaiis ca'rbi¿r a lo l^r.gcrdcl ¿ ' t ículo v, hacia el f i 'a l , Naucl ya n, .b jcta t¿rnto ¿i l f is ic¿rr isrn. conlo iLlas teorías de la nrcnte existentc: p()r ro tc ' ¡ f cn cuenta los ¡ Iu i tos c lc ' is ta,i r rc l r r idcrs los que achni ten los qual ia ( i r rccluct ib les).

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q{_r_.11_/.1 EPt IF,NOIf LN tCOS r03

acaso llegamos o cuandcl l leguemos a s¿rber. cu¿il es esta propie-clad, seguiremos sin sabcr córno es .i¿r Alfi-edo, per-o sabremos¡tás acet'ca d¿ é1. Ninsún con<tcirnieuto acerc¡r de Alfiedo, sea.físico o de otra índole, será conocimiento de Alfredo "clesdecl interior". No sornos Alfiedo. Por consisr-riente, hay, roclo unconjunto de trozos de conocimiento que se expresan rnedian-te fbrmas verbales como "que soy )o mistnc.¡ el que está. . . " que¡\lf iedo tiene y que nosotros simplemente no podentos tenerp() lque no solrros é1. '

Cuando Alfiedo ve el color que sólo él puede ver, Llna co-sa qlle s¿rbe es la rnanera en qlle su experiencia de dicho colordifiere de su experiencia de ver rqjo, y dem¿is, otra es que él rnis-mo est/r r, iénclolo. Los fisicalistas ,v tarnbién los fanáticos cle losqu.alia deberíirn reconocer que ninguna infornración de ningu-na clase qrre los demá.s tengan ecerca rl¿ Alfreclo es conocitnientodel segundo tipo. NIi quej:r, sin ernbargo, concernía irl primertipo y er¿r qlle la cualidad especial de su exper-iencia es cierta-rnente un hecho acerca de ella, y es Lln hecho que el f isicalisrnr,rclejir fuerzr porque ninsunir cantidacl cle inftrrrnación física nosdice qué es.

Nagel habla corno si el problema que está planteanclo fucr.ael dc extrapol¿rr clcl conocimiento de una experiencilt u otrl,de imaginar cómo sería un:r experiencia desconocida sobre labase cle otras conocidas. En térrninos clcl ejernplo de Hurne, clelconocimiento c le algunos t()n() \ c[e l rzrr lpoclernos extr i ier córn()sería ver otros tonos de azul. Nirsel zrrgrrnreut:r que el proble-nra con los murciélagos el a1. es que s<;n ciemasiacio clistintos clenosotros. Es difíci l \.er en esto una objeciírn al f isicalismo. hlf isicalisrno no hacc ninguna ¿rfirmaciórr especi:rl i lcerca cie lasfacultades irnasinativas o de extrapolación c1e los ser-es hulna-nos, v es difíci l ver por qué tendría que haccrlo.l2

De cualquier modcl, nllcstro ¿rrgumento clel conocimientono h¿rce ninguna suposición sobre este tema.. Si el f isicalislncrfuer¿r cierto, suficicnte infcrrmación acerca de All iedo obviaría

t t C<rnocinr icnt t t le.se, p¿rr¿l usar los términos quc entpleu Lclr . is l { )7g.l2 Véanse los cornentar- ios c le Larrrence Nernir .orv sobrc "( lórno es scr. l l r r

n l r t t 'c i í ' laÍ¡o" cn su reser i : r c lc 1980. En cste cuso, cstov en cleucle cn pal t icular 'con lu la c l iscusir in sostcnic la con Davic l Lc.rv is.

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104 IRANK.IACKSoN

cualquier necesidad de extrapolar o de realizan'actos especialesde imaginación o de entendimiento a fin de saber todo acercade su especial experiencia del color. Lct información 1a estat'ía ennuestras manos. Pero claramente no Io está. Ese er¿t el meollodel argumento.

4. El terror del epifenomenali.smo

iHay alguna razón reahnente buena para rehusarse a aceptar laide¿r de que los qualia son causahnente irnpotentes con respec-to al mundo físico? Defenderé la respuesta de que no Ia hay,pero al hacerlo no diré n¿rda acerca de dos puntos de vista aso-ciados con la posición epifenomenalista clásicar. El prirnero esque los estados nrentales son ineficaces con respecto al mundofísico. Todo lo que me propongo def'ender es que es posiblesostener que ciertas propiedades de ciertos estados mentales, asaber, aquellas a las que he l lamado c1ualia, son tales que su po-sesión o su ausencia no const i ru le ninguna di ferencia para elmundo físico. El segundo es que lo mental es totalmente ineficazcausalmente. Pese a todo lo que voy a decir, puede ser que setenga que sostener que la insranciación de los qualia ¿rf'ecta aotros estados mentales aunque no a algo físico. En efecto, l¿rs con-sideraciones generales que tienen que ver con la manera comose podría l legar a tomar conciencia de la instanciación de losqualia sugieren esa posición.13

Normalmente se dan tres razones para sostener que Llnquale como lo doloroso de un dolor debe ser causalmente eficazen el mundo físico, y así, por ejemplo, que su instanciación ¿rveces tiene que conllevar-urla dif 'erencia en lo que ocurre en elcerebro. Sostendré que nineuna tiene una fuerza real. (Estoymuy agradecido con Alec Hyslop y John Lucas por habermeconvencido de esto.)

(i) Se supone que es simplemente obvio que lo dolorosodel dolor es en parte responsable de que el sujeto busque evitarel dolor, diga "Duele", y demás. Pero, para invertir lo que diceHurne, una cosa puede no causar nada. Sea cual sea la fiecuen-cia con que B sigue a A, e independientemente de lo obvia que

13 Véase nr i reseña de Carnpbcl l 1970, en fackson 1972.

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Q¿.r.4¿1A Epil.-E¡'.OIf É^\ICOS 105

pllrezca irl principio la causaliclad de la conexión, la hipótesiscle que A causa -B puede invalidarse con una teoría enslobado-ra que rnuestl 'e que arnbos son efectos distintos de un proces()cnusal común subyacente.

Par¿r los no instruiclos, la irnagen en la pantall ir del ptrircrcle Lee Marvin moviéndose de izquierda a derecha. sceuidairtrnediatamente por la imagen de la cabez:r de John Wa1'nenroviéndose en la rnisma dirección general p¿rrece tan caus¿rlcorno cualquier otra. la Y, desde luego, en innumerables pelí-culas de vaqueros h;ry irnágenes sernejantes a l¿r plimera segui-cl:rs de irnágenes semejantes a la segunda. Todo esto no cllentapr-ecisamente rnucllo cualldo conocemos la teoría englobadoraconcerniente a cómo las imhgenes pertinentes son ambas ef'ec-tos de un proceso causal subyacente que involucra al proyectorr ir la película. El epifenomenalist¿r pr-rede decir exact¿unente lcrnrisrno acerca de la conexión, digarnos, entre lo doloroso y elcornp()rtati iento. Es simplernente Lln¿r collsecuencia del hechocle que ciertos acontecimientos dcl cerebro causan ambos.

(i i) La segunda objeción se relaciona con la reoría cie l¿r evo-Iución de Darwin. Según l¿r selección natrlral, los rasgos queclolucionan con el paso del t iernp<,r son los que firvoreccn lasttpervivencia física. Podenros suponer que los qualia evolu-cionaron con el t iempo -nosotlos kts tenenros, l irs primerastirrtt-tzr.s de vida no- )., así deberíarnos esperar que los ELalia [ 'a-r ore cieran la supervivencia. I-¿r obje ción es que clifíci lrnenre nosevuclarían a sobrevivir si no tienen ningún e{tcto en el muncloI is icc¡.

El :rtractivt.r de este argumento es innesable, pero ltav unzrbuena répliczr para el rnismo. Los osos polares tienen pelirjes

I)articularmente espesos y calientes. La teoría cle la evoluci<inexplica esto (suponemos) señalando que tener un pelaje espesov caliente favorece la superr, ' ivencia en el Artico. Pero tcner trnpelaje espeso se acompaña cle tener r-rn pelaje pesado, v tenertrn pelaje pesado no favorece lar supervivencia. Hace que el ani-nral sea más lento.

:Signific:r esto que hemos refirt¿rclo a Darrvin porque llctnosencontrado Lln rasgo evolucion;rdo -tener un pel:rje pesaclo-

11 C7i Piauet 1977.

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106 r.'RANK.J.\CKSON

que no favorece la supervivencia? Desde lueeo que no. Tenertrn peiaje pesado es inevitablemente concomitante cle teuer unpelaje caliente (en el contexto, el aisiamiento moderno no exis-tía), r ' las vent:i jas de tener un pelajc caliente para sobrevivircompensan con creces las desventajas de tener un pelaje pesar-do. La cucstión es que todo l<¡ qr,re podcrnos extraer de l¿r teoríade Darwin es que dcberíarnos espcrar que cualquier caracter-ís-tica evolucionadir o bien favoreciera la suDervivencia o bien fueritun producto secundario cle algunu ot.i que la favoreciera. Elepifenomenalista sostiene qlle los r1ualia caen dentro de estzr úl-t irna categoría. Son un producto secundalio de ciertos procesoscerebr-ales que son rnuy propicios p:rra la supervivcncia.

(i i i) La tercera objeción se basa en ulta cr¡estión acerc¿r clecómo liegarnos a saber de otras lnentes. Saltemos acerca de ot.r¿rsmentcs al conocer el cornpor-tamiento de esos otros, al rnenosen parte. La naturalez¿r de la ir-rf 'crencia es Lln asunto de ciert¿rcc-lntroversia, ])ero lo clue no es ¿lsultto cle contloversia es qucprocede clcl contltolteniiento. Eslt es le t 'azór-r por l:r que pen-salnos qlre lns pieclras no sienten 1' los perros sí. Pelo, clice laobjeción, córlo puecle el conrltort¿unientc.r clc una persona olie-cer algr¡na razón pare clecr quc ticne tlurr,l ia como los míos, <rde lrecho cualqtrier t ipo de qualio, a nlenos que sll compor[a-miento se vea cort)o conseutencia de los qua,lia. L¿rs huellas cielhornbre Viernes eran prueba del hornbre \¡iernes porque lashuellas son consecuencias causales de pies qLle pertenecen apcrsonas. Y un epifenomenalista no puede considerar al com-portarr.riento, ni a algo físicct, corno el resuhado dc los qualia.

Pcrcr considérese clue leo en ' l-he Ti'mes que el equipo Spursde Tottenharn gan<i. Esto ofiece excelentes pruebas de clue TheTbkgraph tarnbién h:r infbrma.do qne los Spurs ganalon, pescal lreclro dc que (confío en ello) 'I-he Tblegrapl¿ no obtiene losresultados de The ' l l intes. Ciada uno de cstos di¡rrios envía a susr-eporteros ai juego. I-:r noticia qr-rc da The Tblegrctpá no es enningúrn sentido consecLtencia cle la que da I 'he Titne.s, pero encualquier caso, est() últ im<t ofr-ece buenas prueiras de l<t pri-Inero.

El razonamiento que est.o involucra puede reconstruirse dela sisuiente lnanera. Leo en T'he Times que los Spurs ganaron.Esto rne da razón para pensar-que los Spurs ganaron porque

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Q{.,¡1-l..1 EI'ItrF,NONf ENICOS t07

sc< qlle la victoria de los Spzri cs el c¿rndicl¿rto mhs probable a,icr lo qrre cuusó clue apareciera la noticia en I-he Times. Perotarnbién sé que la victoria de los Spurs habría tenido muchoscf'ectos, incluyendo casi con toda certeza una noticia en 'fhe

Telegraph.Mi r¿rzonamiento va de un ef-ecto a su causa y de zrhí de nuevo

hacia otro efecto. El hecho de que ninguno de los ef'ectos causeel otro carece cle pertinencia. Ahora bien, el epifenomenalistareconoce que los qualia son efectos de Io que ocrln'e en el ce-rebro. Los Eto,l ia no causan nacla físico pero son causados poralgo físico. Por lo tanto, el epifenomenalista puede razonar yen-do del comportamiento de los otros a l<>s qualia de esos otrosnrediante Lln r¿rzonanriento que vava del cornportanricnto de iosotros hacia sLrs caus¿rs en los cerebros de los otros y luego clenuevo hacia sus quaLia.

Por una u otra razón, uno bien puede pensar que ésta esuna cadena de razonarniento rniis cliscutible que su rnoclelo delcascr de las noticias de los diarios. Y tenclría razón. El problemade otras rnentes es Lrno de los problernas f i losóf icos de rnayorinrportirncia, en cambio el problema de l¿rs notici¿rs de otroscliarios no lo es. Pero aquí no hay ningún problema especial deepif 'enomenalismo en cuanto opuesto, digamos, ¿rl interaccio-nismo.

Hay urur rcspllesta muy comprensible :r lirs tres r'éplicas qr-reacabo de hacer. "Est/r bien, no hay refi-rtación demoledora de l¿rexistencia de los qualia epifenoménicos. Pero el hecho es queson una excrecencia. No har:en n:rda ni explican n:rda; sirvenrneralnente para calmar l¿rs intuiciones de los dualistas, I ' siguesiendo un misterio total cómo enc¿rian en l¿r visión del rnundocle la cienciir. En pocas palablas, ni entenclernos ni poclemosentender su cómo v su porr¡ué."

Esto es absohltamente cierto; pcro no es ninguna objecicint los qualia, pues se apoy¿r en una visión dern¡rsi¿rdo optirnistaclel animal hurnano y sus facultades. Somos producto de la cxr-lución. Ent.endemos y sentirnos lo que tenemos que entenclcr ysentir para sobrevivir. Los qualia epifenornénicos c¿u'cccn tot¿rl-rnente de pertinencia para la supervivenci¿r. En ningur-ra etapaclc nuestr¿r evolución, la selecci<in natural f¿n'oreció a quietrcshan logrado entender cómo son causados, 1, las lel 'es clue los

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gobiernan o, de hecho, por c1ué existen. Y esto explica por quéno podemos entenderlo.

No sc ha comprendido lo suficiente qlre el f isicalisrno es unilvisión extrern¿rd¿rrnente optinrista de nuestt 'as fácult:rdes. Si es., 'ercladero, tenenlos, en iíneas lnuy generales desde luego, unaconrprensi<in de nuestro sit io en el esquema de l¿rs cosas. CiertosasLlntos de auténticir cornpiejidad nos vencen -hay rnuchísirnasneuronas-, pero en principio lo tcnernos todo. Pero c<tnsidé-rese la probabil idzrd ¿rntececlente de que todo lo clue hay en elUnir, 'elso sea cle una clase de algún nrodo pertinente para lasupervivencizt cIeI h.omo sapien.s. Será rnuy b{a sin duda. Pet'oentorlces uno ticne c¡ue aclurit ir-que es muv probable que hayuuna parte del esquema completo de las cosirs, tal vez un¿r partegrande, que jarniis ninguna evolución nos acercará a conocer <,rentender. Por la sencil la rltzón de clue ese conocirniento 1' eslrcornprensión cafeccn de pertinencia para i ir supervivencia.

l,os f isic¿rlist¿rs suelen h¿rcer hinc¿r.pié en que, scgúrr su opi-nión, somos Lrn:r p¿rr-te de la natulir lcza, lo qlle es bastantejusto.Pero si son-los ul)a parte de Ia naturaleza, som<-rs como l¿r n:rtu-l 'aleza nos h¿r dejado ser después de quién s¿rbe cll lrntos años deevolución, y cada peldaño de es¿r progresión evolutiva ha sidcrun;r cuestión de azar l irnitada sólo por la necesiclad de preservaro aufl lentar el v¿rlor de supervivencia. Lo increíble es que enten-damos todo Io que entenclerros; )¡ no es de sorprencler que hayaasuntos qlle escapzrn a nuestra comprensión. Quizá uno de elk¡ssea saber exactamente c<imo encajan los qualia epifén<inrénicosen el escluerna de las cosas.

Estcl puede pal'eccr una visión inclebiclarnente pesilnista denuestrlr capacidacl para articLllar Llna itnagen verdader¿rrnentegiobal cle nuestro nnrnckr 1' del luuar que ocupanlos en é1. Perosllpongirrnos clue clescubriéranr<ts qLle en el fondo de los rnásprofr-rnclos océ¿rncis vive urr¿r especie de babos¿r marin¿r que dier:rsignos de ser inteligente. Tal vez la supervivencia en esas condi-ciones requiriera fir.cultades lacionales. Pese a su inteligencia,cstas babosas rnarinas tienen sólo una concepción rnuy l intita-cla del mllndo en compar¿rción con la nuestra, lo que se explicapor l ir natur¿rleza de su entolno inmedi¿rto. No obstante, handesarroliado ciencias que funcionan sorprendentemente bierlen estos ténninos l inritadcls. También tienen fi lósc¡fos ¿r los oue

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l laman babosistas. Algr-rnos se autonornbran babosistas cre líne;rdura, y otros confiesan ser babosistas suaves.

Los babosistas de línea dura sosticnen que los términos l imi-tudos (o algr,rnos muy pareciclos a ell.s qr-re puedirn irse introcru-cienclo confbrrne sus ciencias progresen) bastirn en principicrpura clescribir toclo sin dejar nada fuera. En ciertos lnolnen_tos de clebil idacl, estos babosistas de línea dura reconocen quetiencn la impresión de que su teoría está dejanclo algo tuer-a.Luch¿rn contra esta idea y contra sus oponentes, los sLlaves,señ¿rlando -con tocla razón- que nunca ningún babosista ha l '-gr¿rdo descifi 'ar cómo encaja estc rnisterioso resicluo en la muvexitos¿r visión que sus cienci:rs han desarrolleclo, v siqrren clcsl-rrollando, de cótno funciona su munrlci.

Nuestras babosas rnarinas no existen, pero podríirn existir.;v también podrían existir sl lperselcs quc est:in en relacirin conDOSOtTOS corDo nosotros estarnos en relación cOn las bubos¿rs rn¿r-rinas. No podernos adoptar. la pcrspectiva de estos supcrseres,porque no sornos ellos, pero la posibil iclad de una perspectiv:rasí es, en rni opinión, Lln ?rntídoto contra el clptinrisrno excesivo.

lTrctrhrcción de Lautu ll. X[r.ntríqttezf

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