Espiritualidad Del Catequista

5/18/2018 Espiritualidad Del Catequista

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Algunas sugerencias

A ESPIRITUALIDADEL CATEQUISTA

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La fe se ha de transmitir conla palabra, pero, sobre todo,con el ejemplo.

Por eso el catequista debe

congurar su vida y supersona conforme a aquellomismo que ensea ytransmite, de manera que,aunque maestro de la fe,sea, por encima de todo,testigo de la fe.

Introduccin

ndic


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!"#citamente o a grandes gritos, perosiempre con fuer$a, nos preguntan%&'re(is verdaderamente en lo queanunci#is) &*iv+s lo que cre(is &Predic#isverdaderamente lo que viv+s) oy m#sque nunca el testimonio de la vida se haconvertido en una condici-n esencial convistas a una ecacia real

de la evangeli$aci-n/Pablo *0, Evangelii nuntiandi, 123

Introduccin

ndic


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'omo toda espiritualidadcristiana, tambi(n la de

los catequistas se sustenta en4ltimo t(rmino en la pr#ctica yel ejercicio de las virtudesteologales% la fe, la esperan$ay la caridad.

*irtudes por las que todobauti$ado participa de la vidadivina y, como el sarmiento

que est# unido a la vid,es capa$ de dar fruto y fruto

El catequista, testigo de la fe,testigo de la eseran!a,

testigo de la caridad

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"# El catequista, testigo de la fe

Si la tarea $ funcin del

catequista es,funda%ental%ente, iniciaren lo esencial de la fe'

6. La fe del catequista se

tiene que alimentarnecesariamente delencuentro vivo con

5esucristo, que es quien

nos conduce al Padre ynos entrega el 8sp+ritu9anto para que podamoscreer queJess es el Seor,el enviado por :iosparasalvar y rescatar lo que ndic


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a. 8n consecuencia, elcatequista habr# de cuidar,sobre todo, el encuentro con

5es4s en la celebraci-n delos sacramentos, y tambi(nen la oraci-n personal ycomunitaria.

b. La oraci-n del catequistaestar# imbuida de esp+ritulit4rgico. :ebe saberencontrarse a gusto enla esta, en la asamblealit4rgica, en las celebraciones

sacramentales, ndic


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Si la tarea $ funcin del catequista es,funda%ental%ente, iniciar en lo esencial de lafe'

;. La fe del catequista se tiene que alimentar

asimismo de todo aquello que por voluntad delPadre nos ha sido revelado a los hombres a lolargo de la historia de salvaci-n, tal y como nosha sido transmitido en la 9agrada 8scrituray en la "radici-n de la 0glesia.


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a. :e ah+ la necesidad de una meditaci-n asiduade las realidades b#sicas de la fe% Los aconteci%ientos sal()*cosonte.


Las actitudessu-$acentes alPadrenuestro

conguradoras de todaoraci-n y espiritualidadcristianas.

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b. a de conocer y meditar asiduamente loscontenidos -sicos de la fe de la Iglesiatal ycomo los profesamos en el 'redo.

c. La oraci-n del catequista entraar# normalmenteun tipo de meditaci-n que sea fuente de unconocimiento vivo de los contenidos de la fe,entra.ados en una e/eriencia ersonalroiaque, luego, habr# que transmitir a otros.8sta oraci-n meditativa deber# ser alimentadapor una cultura b+blico?teol-gica s-lida.


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0# El catequista, testigo de la eseran!a

ndic

!La esperan$a es lavirtud teologal por la queaspiramos al @eino delos cielos y a la vida

eterna como felicidadnuestra, poniendonuestra conan$aen las promesas de

'risto y apoy#ndonos, noen nuestras fuer$as, sinoen los auAilios de lagracia del 8sp+ritu9anto /''8 6B613.


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La eseran!a del catequista nace, ues, dela %is%a fe que est lla%ado a anunciar'

6. 'onf+a en la palabra de 'risto, que nos aseguraque el @eino de :ios es como una semilla quecrece de modo imperceptible /cfr. >c C,;2?;B3.

Dna semilla que, como en caso del grano demosta$a, est# destinada a desarrollarse y crecerhasta convertirse en un gran #rbolE o como lapequea cantidad de levadura que una mujerpone en la masa, y que es capa$ de fermentarlatoda y convertirla en sabroso pan.


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La eseran!a del catequista nace, ues, de la

%is%a fe que est lla%ado a anunciar';. *ive de la seguridad de que, al igual que Cristo

resucit, tambin nosotros resucitaremos, y siperseveramos hasta el nal, heredaremos con

'risto%a. 8sta seguridad nos lleva, por un lado, a

valorar, a trabajar y a esfor$arnosdecididamente por conservar y acrecentar

tantas cosas buenas que el 9eor hasembrado y puesto para los hombres en estavida como signo de su amor y providencia. Porotro lado, hace que los sufrimientos

del momento presente sean tenidos en nadaen com aracin con la ecelencia de lo ue un


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b. 0nspir#ndonos en el ap-stol san

Pablo, podemos decir que laesperan$a cristiana ha de infundiren el catequista una energ+ainterior que se maniesta

singularmente en la alegr+a +ntimade saberse ministro del 8vangelio,aunque ello mismo sea a la ve$ lacausa de algunos /o muchos3sufrimientos.!Fjal# que el mundo pueda percibir la =uena nueva,

no a trav(s de evangeli$adores tristes y desalentados,impacientes o ansiosos, sino a trav(s de ministros del

8vangeliocuya vida irradia el fervor de quienes han recibido la

alegr+a de 'risto


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La eseran!a del catequista nace, ues,de la %is%a fe que est lla%ado aanunciar'

H. Ipoyado en esta esperan$a, el catequista, est#

seguro de poder superar los obst#culos ydicultades inherentes a su tarea. Jo le faltar#n#nimos para asumir e incluso dar sentido a lossufrimientos que le sobrevendr#n en el ejerciciode su funci-n%


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Las malas disposicioneso limitaciones de loscatec4menos ycatequi$andos a

quienes les cuestaresponder al 8vangelio.

La propia falta de fe,creadora de una

distancia dolorosa entreel 8vangelio queanuncia y su vivenciareal

Los contrasignos


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Ilgunas dicultades con las que el catequista se

encuentra habitualmente%


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Las condiciones pobres y a menudo insucientes

en las que ha de reali$ar y desarrollar lacatequesis.

La oposici-n o el descr(dito del hecho mismoreligioso por parte de una sociedad cada ve$ m#s

seculari$ada y laicista, que ha olvidado o, almenos, vive de espaldas a sus ra+ces cristianas.

Las nuevas escalas de valores imperantes, tanalejadas de los criterios evang(licos cuando no

claramente en contradicci-n.


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8l catequista est# llamado a vivir del amor de :ios

que siempre se anticipa y se adelanta.

Dn amor que se alimentacada d+a del tratopersonal e +ntimo con el9eor en la 8ucarist+a yen la oraci-n personal,en la que el catequista

dedica largos ratos ahablar con el Padre comolo hac+a 5es4s durantesu ministerio p4blico.

1# El catequista, testigo de la caridad

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'omo 5es4s, tambi(n el catequista, ora e intercedeante el Padre por los que le han sido conados /cfr. 5n

613%Para que no se pierda ninguno de ellos y que se

vean libres de todo mal.


Para que catec4menos ycatequi$andos sean

santicados en la verdad.

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'omo 5es4s, tambi(n el catequista, ora e intercedeante el Padre por los que le han sido conados /cfr. 5n

613%Para que sean uno por el amor, como uno es :ios.

K, por 4ltimo, tambi(n como 5es4s, el catequista lepide al Padre para que los catec4menos o los

catequi$andos alcancen y contemplen un d+a, cara acara, la gloria de :ios, tal y como 5es4s les prometi-a los suyos.


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>ucho m#s que el de un pedagogoE !es el amor deun padreE m#s a4n, el de una madre. "al es el amor

que el 9eor espera de cada predicador del8vangelio, de cada constructor de la 0glesia/Evangelii nuntiandi 13.

8l catequista conoce a los catequi$andos, se

alegra y sufre con ellos, y comparte susproblemas y preocupaciones.

8l catequista conf+a en las posibilidades de todosy cada uno de los catec4menos o catequi$andos.


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9e trata de un amor paciente, sabedor de que

madurar en la fe eAige tiempo. 'omo 5es4s, elcatequista sabe esperar, por tanto, con paciencia aque madure la semilla de la fe, y no se frustra si losfrutos no llegan tan inmediatamente como a vecesse imaginaba que llegar+an.

8l catequista procura amar a todos y a cada unode los catequi$andos o catec4menos con un amorincondicional, sabiendo que este amor constituye depor s+ un signo muy importante de la gratuidad del

amor de :ios.


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La vocaci-n del catequista tiene una profundadimensi-n eclesial, que es necesario destacar.

Di%ensin eclesial de la esiritualidaddel catequista

8l amor a la 0glesia

congura de maneraparticularla espiritualidad delcatequista. 'omo 'risto

am- a la 0glesia y seentreg- por ella/8f 7,;73, el catequistaes sostenido en su tareacatequi$adora por

este mismo amor. ndic


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La misi-n del catequista 4nicamente tiene sentido enel seno de la 0glesia y desde la 0glesia.

La misi-n del catequista, de hecho, solo tiene sentidocuando se la percibe entroncada dentro de una

"radici-n viva que le precede y trasciende a su propialabor%

'uando el m#s humilde catequista ... re4ne su pequeacomunidad, aun cuando se encuentre solo, ejerce un acto de

0glesia y su gesto se enla$a mediante relaciones institucionalesciertamente, pero tambi(n mediante v+nculos invisibles y ra+cesescondidas del orden de la gracia, a la actividad evangeli$adorade toda la 0glesia /Pablo *0, Evangelii nuntiandi2G3.


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8l catequista sabe que es un testigo y un eslab-n m#s

de una larga tradici-n que deriva de los ap-stoles /cfr.#ei $erbum B3.

Muien catequi$a transmite el 8vangelio que, a su ve$,ha recibido /cfr. 6 'o 67,H3. La predicaci-n apost-lica

se ha de conservar por transmisi-n continua hasta eln de los tiempos /cfr. #ei $erbum B3.

8n la tradici-n apost-lica hay ciertas constantes,inalterables al paso del tiempo, que conguran toda la

misi-n de la 0glesia y, por tanto, de la catequesis.


8l catequista, al catequi$ar,transmite la fe que la 0glesia cree,celebra y vive.

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!8l catequista ha de conformar su acci-neducadora con estas constantes si no quiere

eAponerse a correr en vano /cfr. N#l ;,;3. "odo

catequista deber+a poder aplicar a s+ mismo lamisteriosa frase de 5es4s% O>i doctrina no es m+asino del que me ha enviadoO /5n 1, 623. Mu(

contacto asiduo con la Palabra de :ios transmitidapor el >agisterio de la 0glesia, qu( familiaridad

profunda con 'risto y con el Padre, qu( esp+ritu deoraci-n, qu( despego de s+ mismo ha de tener el

catequista para poder decir Omi doctrina no es m+aOQ /Catec%esi tradendae23.


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8l catequista vive su inserci-n con la "radici-n viva

de la 0glesia desde su inserci-n en una comunidadcristiana concreta y, como miembro activo de ella.


Junca, por tanto, elcatequista puedeentenderse como

un evangeli$ador aisladoque act4a por libre. 8s,

m#s bien, como un #rbol

arraigado en el terrenorme de la comunidadcristiana. 9olo desde esa

vinculaci-n su acci-n

podr# producir fruto. ndic


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8l sentido eclesial del catequista


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8l catequista ha de contar y prestar atenci-n a las

otras realidades educativas que colaboran y ayudanen el proceso de fe de los catec4menos ycatequi$andos% la familia, la escuela, las asociacionesy movimientos eclesiales, etc.

8sto le llevar# a relacionarsecon esos educadores% padres,maestros, profesoresde religi-n y responsablesde movimientos.


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8l catequista ha de educar

tambi(n la relaci-n concretaque se va estableciendoentre las personas de sugrupo y propiciar as+

la vivencia comunitaria yeclesial del grupocatequ(tico. 9u funci-ncomo catequista es facilitarque esa vivencia

comunitaria vaya creciendoy madurando, movida porese motor vitali$ador que esel amor fraterno, desde

donde habr# que superar


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La espiritualidad delcatequista tambi(n ynecesariamente, se ha decongurar desde su

apertura a los problemas ysituaciones de los hombresy mujeres de su tiempo,a quienes quiere

transmitirles la fe de la0glesia, adapt#ndose a sulenguaje, mentalidad ycultura.

La esiritualidad del catequista'a-ierta a los ro-le%as del 2o%-re $ desu tie%o

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8l catequista, por tanto, no puede entenderse a s+mismo como un ser aislado y fuera de su tiempo, quetransmite una tradici-n muerta como si fuera una

reliquia del pasado.Il contrario, puesto que el 8vangelio es unainterpelaci-n siempre actual para los hombres ymujeres de cada (poca, el catequista necesita estar

abierto a los problemas y deseos de los hombres y delentorno social en que vive. 8sta apertura a lo humanoes una eAigencia del 8sp+ritu ya que es Rl Oquien hacediscernir los signos de los tiempos ?signos de :ios?

que la evangeli$aci-n descubre y valori$a enO ndic

i i lid d d l i


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8nrai$ado en su ambiente, el catequista comparte losgo$os y las esperan$as, las triste$as y las angustiasde los hombres de su tiempo /cfr. &audium et spes63y se compromete con ellos.

8s precisamente esta sensibilidad para lo humano laque hace que su palabra catequi$adora pueda echarra+ces en los intereses profundos del hombre eiluminar las situaciones humanas m#s acuciantes,

promoviendo una respuesta viva al 8vangelio.8l propio testimonio del compromiso social delcatequista, compatible con su dedicaci-n a lacatequesis, tiene


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8sta atenci-n al hombre por parte del catequistaempie$a por conocer a los catec4menos ocatequi$andos de su grupo catequ(tico.

'onocer su modo de ser, sus circunstancias

personales, sus eAperiencias humanas m#sprofundas, su entorno familiar, el ambiente y medioen que viven.

8s fundamental que el catequista cono$ca asimismoel presente y el pasado de cada catec4meno ocatequi$ando de su grupo, y deber# tenerlo muypresente para ayudar a integrarlo dentro del procesode la catequesis.


ndic

L i it lid d d l t i t


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Procurar# conocer igualmente las vivencias religiosasde los miembros de su grupoE sobre todo, intentar#descubrir cu#l es la imagen de :ios que les ha sidotransmitida, qu( idea tienen del 8vangelioE cu#l es su

eAperiencia personal de oraci-n y cu#les sonlos criterios morales que rigen su vida personal y social.

9i se trata de personas alejadas, convendr# que elcatequista cono$ca cu#les fueron los motivos quellevaron a sus catequi$andos a alejarse de :ios o de lavida de la 0glesia.

8l conocimiento de todos estos elementos ayudar#, ensu momento, a los discernimientos que el procesocatecumenal necesariamente lleva consigo.

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8l servicio educativo del catequista no se detiene en laspersonas aisladas. 8l catequista ha de estar interesadoen educar tambi(n las relaciones que se vanestableciendo entre las personas del grupoE es decir, ha

de favorecer y propiciar las primeras eAperienciascomunitarias entre los miembros de su grupo que lesayuden a crear su sentido de pertenencia a la 0glesia.

8l catequista ha de conocer la din#mica concreta de sugrupo y las tensiones que surgen dentro de (lE estando,adem#s, atento a c-mo los respectivos miembros vanmadurando e integrando en su personalidad creyentelas distintas circunstancias y momentos de crisis por losque pasa el grupo.



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8l catequista procurar# no crear un grupo cerrado, sinoabierto a las necesidades humanas y religiosas de suentorno.

8l servicio educativo que presta el catequista ha de

estar vinculado con la acci-n educativa que ejerceninSuencia en los catec4menos y catequi$andos que lehan sido conados. 8l catequista ha de saber, portanto, situar su acci-n catequi$adora dentro de la m#samplia tarea de la educaci-n humana y cristiana deaquellos a quienes catequi$a. 8sto le llevar# arelacionarse con esos otros educadores% padres,maestros, profesores de religi-n, responsablesde movimientos, sacerdotes, ...


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El t i t t id d l


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I veces el catequista puede verse tentado por lasospecha de si su servicio es un verdaderocompromiso con los hombres, y, tambi(n, si supuesto, sobre todo siendo laico, no estar+a mejor en

asumir responsabilidades sociales m#s directas, sinperder tiempo en la tarea de educar la fe, m#spropia de otras vocaciones y ministerios m#sintraeclesiales.

El catequista, en cuanto ser(idor dele(angelio,sir(e al 2o%-re $ al %undo

ndic

El t i t t id d l


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Jing4n catequista debe caer en esa tentaci-n, ya que latarea catequ(tica es profundamente humani$adora.

:ar a conocer y vincular a una persona con 5esucristo,que es quien de verdad revela al hombre lo que es el

hombre /&audium et spes ;;3 y transmitir el 8vangelio,que es un mensaje que encierra un sentido profundopara la vida y responde a los deseos m#s hondosdel cora$-n humano, es la mejor contribuci-n que la0glesia puede prestar al mundo y a la sociedad /cfr.

&audium et spes CG?C73."ambi(n es el mejor modo como cada creyente puedecontribuir a humani$ar su entorno y las personas que en(l viven.

ndic

La humanidad ciertamente anda necesitada demuchas cosas, pero, sobre todo, est# necesitada

de :ios.

El t i t t id d l


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Por otra parte, junto a estadimensi-n social, lacatequesis colabora a unainserci-n m#s humana del

cristiano en la trama de locotidiano. 'entrado comoest# el 8vangelio en el amor,con los innumerables

aspectos de esta dimensi-ncristiana fundamental /6 'or6H,6?6H3, la vida evang(licaen la que inicia el catequistaa catec4menos y


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