El poder y nosotros.doc

6
La cuestión del poder ha sido desde siempre un tema de gigantescas discusiones y controversias, desde aquella época donde comenzaron a surgir los Estados a partir de dos premisas fundamentales, cómo limitar el poder y cómo distribuirlo. Así pues, por entonces, la distribución del poder entre todos sus ciudadanos fue llamado pomposamente “libertad”. Posteriormente, se perfiló un fin igualmente perseguible, la seguridad de los goces privados. De este modo surgió la puja entre libertad e igualdad cuya controversia y antagonismo perdura hasta nuestros días. El Estado liberal es justificado como el resultado de un acuerdo entre individuos en principio libres que convienen en establecer los vínculos estrictamente necesarios para una convivencia duradera y pacífica. Mientras el curso histórico camina de un estado inicial de servidumbre, a estados sucesivos de conquista de espacios, de libertad por parte de los sujetos, mediante un proceso de liberación gradual, la doctrina transita el camino inverso, ya que parte de la hipótesis de un estado inicial de libertad, y sólo en cuanto concibe al hombre naturalmente libre llega a constituir la sociedad política como una sociedad con soberanía limitada. En definitiva, la doctrina, bajo la especie de teoría de los derechos naturales, invierte el recorrido del curso histórico, poniendo al inicio como fundamento y por consiguiente como primero lo que históricamente es el resultado, luego une la doctrina de los derechos del hombre y el contractualismo (concepción individualista de la sociedad), de acuerdo con la cual primero está el individuo con sus intereses y necesidades, que toman la

Transcript of El poder y nosotros.doc

La cuestin del poder ha sido desde siempre un tema de gigantescas discusiones y controversias, desde aquella poca donde comenzaron a surgir los Estados a partir de dos premisas fundamentales, cmo limitar el poder y cmo distribuirlo. As pues, por entonces, la distribucin del poder entre todos sus ciudadanos fue llamado pomposamente libertad. Posteriormente, se perfil un fin igualmente perseguible, la seguridad de los goces privados. De este modo surgi la puja entre libertad e igualdad cuya controversia y antagonismo perdura hasta nuestros das.

El Estado liberal es justificado como el resultado de un acuerdo entre individuos en principio libres que convienen en establecer los vnculos estrictamente necesarios para una convivencia duradera y pacfica. Mientras el curso histrico camina de un estado inicial de servidumbre, a estados sucesivos de conquista de espacios, de libertad por parte de los sujetos, mediante un proceso de liberacin gradual, la doctrina transita el camino inverso, ya que parte de la hiptesis de un estado inicial de libertad, y slo en cuanto concibe al hombre naturalmente libre llega a constituir la sociedad poltica como una sociedad con soberana limitada. En definitiva, la doctrina, bajo la especie de teora de los derechos naturales, invierte el recorrido del curso histrico, poniendo al inicio como fundamento y por consiguiente como primero lo que histricamente es el resultado, luego une la doctrina de los derechos del hombre y el contractualismo (concepcin individualista de la sociedad), de acuerdo con la cual primero est el individuo con sus intereses y necesidades, que toman la forma de derechos en virtud de una hipottica ley de naturaleza, y luego la sociedad, y no al contrario como sostiene el organicismo en todas sus formas, de acuerdo con la cual la sociedad es primero que los individuos, o con la frmula aristotlica, destinada a tener un gran xito a lo largo de los siglos, el todo es primero que las partes. En la esfera econmica se concretiza fuertemente la controversia entre el derecho a la libertad y el derecho a la igualdad, como sucede en las doctrinas opuestas del liberalismo y del igualitarismo, libertad e igualdad son valores antitticos, en cuanto no se puede realizar con plenitud uno sin limitar fuertemente el otro: una sociedad liberal es inevitable que sea inigualitaria as como una sociedad igualitaria por fuerza limita la libertad. Liberalismo e igualitarismo tienen sus races en concepciones del hombre y de la sociedad profundamente diferentes: individualista, conflictiva y pluralista la liberal; totalizante, armnica y monista la igualitaria. Para el liberal el fin principal es el desarrollo de la personalidad individual, aunque el desarrollo de la personalidad ms rica y dotada puede ir en detrimento de la expansin de la personalidad ms pobre y menos dotada; para el igualitario el fin principal es el desarrollo de la comunidad en su conjunto, aun a costa de disminuir la esfera de libertad de los individuos.En este marco se ha desarrollado la historia, la economa y la poltica a nivel mundial, por lo tanto deviene inevitable pensar la problemtica del poder como crucial para definir las posibilidades de un proyecto de ciudadana plena, de tal modo de influir en las decisiones pblicas y de controlar la construccin de un rumbo. Esto se plantea de manera muy distinta hoy de como se lo haca en la etapa del Estado de Bienestar, de la sociedad industrial y del movimiento obrero como sujeto histrico. Por entonces, el poder era localizado en el Estado-nacin, estaba ms vinculado a los actores nacionales y al antagonismo central entre el sector trabajador y el capital, habilitando as perspectivas de transformacin poltica mediante la conquista del poder, apoderndose del Estado. En las ltimas tres dcadas se produjo una profunda metamorfosis de las estructuras de poder. El fenmeno de la globalizacin neoliberal habilit un proceso de radicales desestructuraciones y reestructuraciones del capital global, debilitando tanto la soberana del Estado-nacin como el poder de los actores sociales clsicos del contrato social keynesiano. As, el Estado-nacin perdi capacidad de regulacin sobre las fuerzas globales financieras, econmicas y comunicacionales, generando una autonomizacin de las instancias de poder respecto de los controles populares democrticos tradicionales.

En este contexto, el neoliberalismo procur desideologizar la poltica, planteando el fin de la guerra fra como el fin de una etapa histrica de antagonismos, el fin de la historia. El triunfo global del capitalismo vena a confirmar el fin de la problemtica del poder y la posibilidad de una democracia de mercado donde los individuos acudieran libremente a la satisfaccin de sus intereses individuales sin que ninguno de ellos intentara imponer al resto sus preferencias privadas (polticas o ideolgicas).

As es cmo, durante la etapa de hegemona del modelo neoliberal, se eludi la problemtica del poder y toda cuestin poltica pareca reducirse a un problema tcnico, econmico y sobre todo gerencial. La temtica de la gobernabilidad alcanz, en este marco, especial relieve desde el momento en que la globalizacin apareca como un fenmeno natural frente al que los Estados-nacin deban acomodarse, desembarazndose de sus estructuras burocrticas y respondiendo con agilidad y dinamismo. El Estado mnimo y, posteriormente, el Estado-amigo-del-mercado o Estado Promotor aparecan como la solucin inevitable frente a un contexto global incontestable.

Sin embargo, la globalizacin y los procesos de ajuste estructural, particularmente para Amrica Latina, fueron inducidos y asimtricos: inducidos porque nuestros pueblos y gobiernos no tuvieron el control sobre este proceso y asimtricos porque hay un doble estndar de presionar por la apertura de los mercados perifricos pero no as de los pases desarrollados.

As, una vez en crisis el modelo neoliberal, el redescubrimiento de la dominacin, los antagonismos y las asimetras nos exigen comprender la metamorfosis de las estructuras mismas del poder. En el preciso momento en que volvemos a pensar en el poder, notamos sin embargo que sus asientos clsicos se hallan vacos. Hoy, ms que nunca, el poder se evidencia como una relacin social y no como un objeto depositado en instancias institucionales. En este marco cambia dramticamente la misma nocin de poder, habilitando el concepto del poder como relacin social y la posibilidad de constituir, a partir de la cooperacin y la sociabilidad genrica, nuevas fuentes de poder.

Por lo tanto, es necesario abandonar una concepcin simplificadora que ve el poder exclusivamente en el Estado, y que lo concibe como algo negativo, para percibirlo como una relacin dinmica entre actores que actan a nivel global, nacional y tambin territorial.

En el capitalismo global el poder se construye mediante la internalizacin de su perspectiva en los individuos y la reduccin progresiva de expectativas, el aumento del desnimo, el enclaustramiento, la prdida de confianza y subalternizacin de los sectores populares, hacindoles perder su sentido de portadores de derechos. Esta concepcin promueve una exacerbacin de la conflictividad y diferenciacin de intereses entre los sectores medios y populares, mientras que el poder tecnocrtico, ejercido por los organismos multilaterales de crdito, configura perspectivas despolitizantes y tcnicas de los asuntos pblicos. Todo esto desemboca en la profundizacin de la distancia entre pobres y ricos, entre incluidos y excluidos, entre pases industrializados cada vez ms opulentos frente al ochenta por ciento de la poblacin mundial asentada en pases pobres y en desarrollo.

Frente a esta realidad, no debe considerarse al poder en el capitalismo global en forma omnmoda e irreversible sino que, en l, se observan grietas y contradicciones pasibles de ser utilizadas en distintos niveles. La misma crisis de hegemona del modelo neoliberal en los ltimos aos as parece evidenciarlo en la regin, a partir de una serie de sntomas que permiten pensar otro mundo posible.