EL IMAGINARIO COLONIAL

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EL IMAGINARIO COLONIAL

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Fotografia en Filipinas Durante El Periodo Espanol 1860-1898

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EL IMAGINARIO COLONIALFotografía en Filipinas durante el periodo español

1860-1898JUAN GUARDIOLA

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EXPOSICIÓN

National Museum of Filipino People, ManilaDel 27 de noviembre de 2006 al 28 de febrero de 2007

COMISARIO

Juan Guardiola

COORDINACIÓN EN CASA ASIA

Sara Fernández

COORDINACIÓN EN NATIONAL MUSEUM OF FILIPINO PEOPLE (NMFP)

Corazon Alvina

MONTAJE E ILUMINACIÓN

Patrick D. Flores, Marcelo Cercado y equipo del NMFP

REGISTRO

Equipo de conservación del NMFP

RESTAURACIÓN

Arnulfo Dado y Ferdinand Peralta

LABORATORIO DE FOTOGRAFÍA Y ENMARCADO

Fotosíntesis

TRANSPORTE

T.t.i

SEGUROS

Stai

CATALÓGO

CONCEPTO Y TEXTO

Juan Guardiola

COORDINACIÓN EN CASA ASIA-SEACEX

Sara Fernández y Susana Urraca

TRADUCCIÓN

Robin GillJosephine Watson

CORRECCIÓN

Josephine Watson

DISEÑO GRÁFICO

Saura-Torrente

TRATAMIENTO DE TEXTOS Y MAQUETACIÓN

Edicions de l’Eixample

FOTOMECÁNICA

Color Net

IMPRESIÓN

I. G. Galileo

ISBN-13: 978-84-932950-5-9

ISBN-10: 84-932950-5-1

DEPÓSITO LEGAL: B-51714-2006

FOTOGRAFÍA DE LA CUBIERTA Albert Honiss: Vista del río Mariquina, ca. 1872. Museo Oriental. Real Colegio Padres Agustinos, Valladolid

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Mª Dolores Elizalde Pérez-Grueso, Museo del Ejército (Luis F. Núñez Martínez,Félix García, Matilde Arias Estevez, Carolina Beltrán), Museo Nacional deAntropología (Pilar Romero de Tejada, María Dolores Adellac, Juan Pedro, RomeroGutiérrez, Natividad García, Gema Obón Tolosa), Museo Nacional de CienciasNaturales (Carmen Velasco), Museo Naval (Teodoro de Leste Contreras, LuisaMartín, José María Moreno), Museo Oriental (Blas Sierra de la Calle), MuseoRomántico (Begoña Torres González, Antonio Grande), Sebastián Navarro,Patrimonio Nacional (Juan Carlos de la Mata, Margarita González, Reyes Utrera),Subdelegación del Gobierno en San Sebastián (Francisco Jordán, María RodríguezRodríguez).

FILIPINAS:Jonathan Best, Embajada de España en Filipinas (Embajador Ignacio Sagaz), InstitutoCervantes (José Rodríguez Rodríguez, José María Fons Guardiola), Carlos MadridAlvarez-Piñer, Mowelfund Institute (Nick Deocampo), Fundación Santiago (ChacoMolina), John Silva, Edwin Tan.

AGRADECIMIENTOS

ESPAÑA:Ander Permanyer, Archivo Benlliure (Lucrecia Enseñat Benlliure), Archivo Generalde Indias (María Isabel Simó, Mª Antonia Colomar), Archivo General Militar deMadrid (Rosendo Villaverde, Pilar Cabezón, Maria Jesús Sanz), Arxiu FotogràficCEC (Ramon), Javier Ayarza, Isabel Azkarate, Aitor Azúa, Biblioteca Arus,Biblioteca de l’Ateneu Barcelonés (Laura Nieto), Biblioteca Histórica Madrid (MªCarmen Lafuente, Gloria Donato), Biblioteca Hispánica AECI (Carmen Díez),Biblioteca-Museo Victor Balaguer (Monserrat Comas), Biblioteca Nacional (RosaRegás, Marisa Cuenca, Sergio Martínez, Isabel Ortega), Biblioteca de Cataluña(Ricard Marco), Centro de Documentación Museu Marítim de Barcelona (RogerMarcet Barbé, Enric García Domingo, Silvia Dahl), Colección FBS (Juan JoséSánchez García, Yolanda Fernández-Barredo Sevilla), Colección Photoarte.com(Mario Fernández Albarés), Embajada de Filipinas en España (Embajador JosephBernardo, Celia Feria, Sarah Salcedo), Fundación Telefónica (Santiago Muñoz),Hemeroteca Municipal Madrid (Carlos Dorado, Inmaculada Zaragoza), Institutode Patrimonio Histórico Español (Álvaro Martínez, Carlos Teixidor), JoanFontcuberta, José María y Luís Cano Trigo, Juan Carlos Rubio, Laurence Go See,

Agradecemos la colaboración de:Patrocina:

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Este proyecto de la Sociedad Española de Acción Cultural en el Exterior (SEA-CEX) con Casa Asia pretende ser el primero de muchos que, en el futuro,presenten la cultura histórica y contemporánea de España en Asia. Por razo-nes de lógica, sentido y memoria compartida, el primer país elegido no podíaser otro que Filipinas. La presentación de esta muestra cultural sobre Españaen un país en principio lejano y extranjero nos sirve para reflexionar sobrenuestra propia historia.

Desde la SEACEX entendemos la acción cultural de España en el exte-rior como una gran empresa de reflexión y divulgación de la memoria colec-tiva de nuestro país, marcada por dos vertientes. Por un lado, ha de refle-jar la riqueza y la complejidad de la historia que compartimos con otrospueblos, y por otro debe facilitar los medios para impulsar hacia el futurolos actuales vínculos con esos países. La relación de la SEACEX con Filipinasno es nueva; ya en el año 2004 tuvo el placer de organizar en el MuseoNacional del Pueblo Filipino en Manila la exposición Filipinas. Puerta deOriente. De Legaspi a Malaspina con motivo de la celebración del V Cen-tenario del Nacimiento de don Miguel López de Legaspi, el inicio de unafructífera colaboración con el Museo Nacional de Filipinas que ahora tienecontinuidad.

Esta vez, en ocasión del año Filipinas-España 2006 organizado por CasaAsia, se presenta El imaginario colonial. Fotografía en Filipinas durante elperiodo español 1860-1898, la primera exposición monográfica sobre laintroducción y el desarrollo de la fotografía en Filipinas durante el siglo XIX.El término imaginario designa un conjunto de imágenes y conceptos com-partidos por un grupo social determinado, pero aquí lo hacemos extensibleal creador de imágenes decimonónico, pues ésta es la idea que ha servidode inspiración a esta narración visual de una historia y una memoria com-partida entre España y Filipinas. La muestra se compone de fotografías reu-nidas por primera vez que pertenecen a colecciones particulares y públi-cas de España y que al término de la exposición serán donadas al MuseoNacional de Filipinas. Estas imágenes evocan la herencia cultural españo-la en las islas y la sociedad colonial, en concreto, el final de ese periodo araíz del surgimiento de políticas de identidad nacional que reclamaron suindependencia. Con este motivo se ha editado un libro que pretende ir másallá del catálogo al uso, pues reúne una abundante documentación y trazauna completa visión de la práctica de la fotografía en Filipinas durante elsiglo XIX. Esta exposición es una extensión de la muestra Filipiniana, orga-

IMAGINANDO UN FUTURO UNIDO

nizada por el Ministerio de Cultura y Casa Asia en el Centro Cultural CondeDuque de Madrid, que mostró una amplia panorámica del arte y la culturafilipinos de los siglos XIX y XX.

La relación cultural con Filipinas constituye un capítulo fundamentalde la proyección exterior de España, inspirado en un pasado en gran medi-da compartido que permite plantear enriquecedores proyectos y programasde cooperación cultural e internacional. Ambos países cuentan con un patri-monio cultural rico y diverso, de identidades propias y plurales. Nuestrodeber es cuidarlo y proyectarlo en una relación compartida que nos ilumi-ne mutuamente: imaginando un futuro, de nuevo, unido.

Corazón Alvinadirectora del Museo Nacional de Filipinas

Carmen Cerdeirapresidenta de SEACEX

Ion de la Rivadirector de Casa Asia

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Municipes de Ilocos en las primeras rancherías de Lepanto, ca. 1885, MUSEO NACIONAL DE ANTROPLOGÍA, Madrid

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LA IMAGEN COLONIAL 11

LA FOTOGRAFÍA EN FILIPINAS 17

UN PAISAJE NATURAL Y CULTURAL 27

MANILA, PERLA DE ORIENTE 32

CLAROSCUROS DEL COLONIALISMO 40

LA VIDA EN PROVINCIAS 73

EL PROBLEMA DE MINDANAO 85

ANTROPOLOGÍA Y CULTURAS INDÍGENAS 103

UN IMPERIO EN LA VITRINA 119

LA EDUCACIÓN EN FILIPINAS 146

LA IDENTIDAD MESTIZA 163

DEL MOTÍN DE CAVITE AL CONFLICTO EN CAROLINAS 166

LA REVOLUCIÓN KATIPUNAN 174

1898 194

LA INTRODUCCIÓN DEL CINE 196

LA GUERRA FILIPINO-NORTEAMERICANA 199

NOTAS 200

BIBLIOGRAFÍA 202

LISTA DE OBRAS EN LA EXPOSICIÓN 204

ENGLISH TEXT 209

ÍNDICE

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Ejecución de siete piratas en el Malecón del Sur, ca. 1860. COLECCIÓN FBS

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Durante el siglo XIX, con la invención dela fotografía, se va a producir una revo-lución en el modo de transmisión de lainformación y el conocimiento. El pasode una cultura de la palabra impresa auna cultura de la imagen va a suponerun cambio drástico y profundo sobrecómo se percibe y se entiende el mundo.La aparición en1839 del primer procedi-miento fotográfico –el daguerrotipo– vaa permitir por primera vez fijar la ima-gen, tras años de experimentos y dispo-sitivos ópticos. La divulgación del inventode Daguerre va a ser rápida y de reper-cusión mundial. En España, en 1939, «elmismo año de la presentación del dague-rrotipo, se publicaron tres traduccionesdel manual de Daguerre, dos anexos enlibros de física y numerosos artículos enlos que se hablaba de la nueva inven-ción»1. La primera toma documentada,realizada por Ramón Alabern, va a tenerlugar en Barcelona el 10 de noviembrede ese mismo año. Con la misma rapi-dez se va a divulgar el invento por elresto de Europa primero, para exten-derse algo más tarde por el resto delmundo. Las potencias coloniales euro-peas van a utilizar la fotografía como unmedio de información que permita dar aconocer sus dominios de ultramar. Peroel modo en que la colonia, tanto la geo-grafía como su población humana, va aser percibida por el público occidentalestará mediatizado por los intereses polí-ticos, económicos y culturales de lametrópoli. Es decir, no sólo se va a colo-nizar el paisaje físico y humano sino tam-bién su imagen, creándose de este modoun imaginario colectivo que perpetuarálas relaciones de control y poder sobreel territorio «conquistado».

LA IMAGEN COLONIAL

La introducción de la fotografía en Asiay el Pacífico se va a producir de la manode fotógrafos occidentales. La primeraimportación por Japón de una cámarade daguerrotipia ha sido datada en1848;un año más tarde F. Schranzhoferabre el primer estudio en la India. En ladécada de 1850 John MacCosh y elCapitán Linnaeus realizan tomas foto-gráficas en Burma (actual Myanmar).En 1860 Felice Beato fotografiaba Chinay en 1863 abrió estudio en Japón. Estemismo año, Samuel Bourne ascendió yfotografió el Himalaya. Dos años mástarde, el británico John Thomson llegóa Asia y pasó varios años fotografiandoChina, Camboya, Malasia e Indochina.Por lo tanto, las primeras imágenes quese van a difundir de Asia van a estar rea-lizadas por autores foráneos, quienesproporcionaran una visión oriental pin-toresca, salvaje y exótica del continenteque será cómodamente consumida porel público occidental a través de álbu-mes y revistas ilustradas. La cámarafotográfica es una tecnología ajena alcontexto local; su importación respondea unos intereses foráneos propios de lasociedad colonial que la inventó. Porello la práctica fotográfica es una prác-tica colonial que hace un uso funcionalde la imagen para instrumentalizar unavisión del mundo, es decir, de «su»mundo. Las relaciones entre colonia-lismo y representación visual son múl-tiples y diversas. La práctica fotográficadecimonónica tiende apoyar la retóricapolítica y cultural de la desigualdadracial entre Occidente y sus colonias.Esta diferencia es corroborada en unaamplitud de géneros y categorías foto-gráficas, desde el discurso «científico»

Chino vendedor ambulante de chucherías, ca. 1885. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

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de la antropología a la foto comercialvendida como postales para turistas. Deeste modo, la fotografía tuvo un papelesencial en la justificación y legitima-ción del discurso ideológico colonial.2

Hay que esperar hasta el último cuartode siglo para que la fotografía se con-textualice y de este modo se «indige-nice», lo cual significa que su hábito senaturalice y se haga autóctono de lamano de fotógrafos nativos.

De igual modo la fotografía se introduceen las Islas Filipinas de la mano de fotó-grafos europeos, quienes viajaron alarchipiélago por razones diferentes,proporcionando imágenes primero yabriendo estudios poco después. Sinembargo, me atrevo a aventurar que enel caso filipino, la aparición y divulga-ción de la fotografía, responde a unascircunstancias muy diferentes del restode Asia, a excepción del subcontinenteindio con el que comparte rasgos comu-nes. A saber, ambas geografías tienenla experiencia de una larga historiacolonial, española y británica, que yahabía introducido una cultura occiden-tal de la imagen y la representación an-terior a la fotografía. La percepción deuna imagen «natural» y «realista» queconlleva la fotografía debe contextuali-zarse con la introducción en Asia delarte académico occidental. Filipinas, conla llegada de los españoles (y los misio-neros religiosos), va a comenzar a des-arrollar un arte y una arquitectura civily religiosa desde el mismo instante quese va a materializar su estado colonial.La iconografía del cristianismo va a sercopiada, interpretada y, por lo tanto,transformada por los artesanos nativos

Chofré y Cía.: Academia de dibujo (Álbum Escuela Normal de Manila), 1887. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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ya desde el siglo XVI (factor que tambiénse da en los enclaves portugueses deGoa y Macao). No se produce una secu-larización del arte hasta el segundocuarto del siglo XVIII. A Filipinas, debidoal establecimiento de una Adminis-tración colonial, se la puede considerarel único país asiático que durante elsiglo XIX desarrolla una escena artísticaplenamente occidental, con la excepciónde India, aunque la aparición de un arteacadémico local se produce en el últimocuarto de este siglo. En 1821 se abre enManila la primera academia privada dedibujo en Asia, bajo la tutela del artistaDamián Domingo, autor de bellos cua-dernos de dibujos que representandiversas vestimentas nativas. La acade-mia se fusiona con la Escuela de Dibujo,creada al amparo de la Real SociedadEconómica en 1823, y poco después seconvierte en academia oficial de dibujohasta su cierre en 1834 con la muertedel artista. Años más tarde, en 1850, laJunta de Comercio de Manila inaugurala Academia de Dibujo y Pintura queseguía el modelo de la Academia deBellas Artes de San Fernando de Ma-drid (las academias de Madras y Calcu-ta abren en 1854 y Bombay en 1857).Durante la segunda mitad del siglo, laenseñanza de bellas artes se extiendey se incluye dentro en las institucioneseducativas, tal y como se aprecia en lasfotografías Academia de dibujo. EscuelaNormal de Manila o la Clase de Dibujo.Ateneo Municipal de Manila, ambas rea-lizadas por el estudio del fotógrafoChofré en 1887 e incluidas en sendosálbumes pertenecientes a la BibliotecaNacional. Junto a la tradición de la ima-ginería religiosa, realizada por artesa-

Pintores europeos con sus operarios indios (Álbum Filipinas. Retratos y Vistas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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nos locales al estilo de los modelosespañoles y latinoamericanos llegadosa través de la ruta comercial y culturalestablecida por el galeón de Manila,comienza a evolucionar una serie degéneros pictóricos autóctonos de tiposecular. Entre éstos destaca la pinturade letras y figuras, en origen vinculadaa los marinos y comerciantes extranje-ros que la encargaban a modo de sou-venir y recuerdo de su estancia en elpaís, y que con el tiempo, gracias a laobra del maestro José Honorato Lozano,evolucionó en género artístico que indi-caba estatus y clase social. Los tipos delpaís, así como las escenas y vistas cos-tumbristas, son otros de los géneroslocales que utilizan un estilo naturalista,detallado y miniaturista que, junto conel uso del color y la profusión decora-tiva, denotan toda una sensibilidadautóctona hacia la diversidad de tradi-ciones filipinas. A partir de la décadade 1870 diversos artistas filipinos sevan a trasladar a Europa para continuarsu formación: es el caso de Juan LunaNovicio, Félix Resurrección Hidalgo oMiguel Zaragoza. Se conserva una foto-grafía de 1881 en el Archivo Benlliureen donde aparecen posando en Romajunto a Pedro Paterno, J. Puerto y loshermanos Juan Antonio y Mariano Ben-lliure. La figura de Juan Luna Novicioencarna el prototipo de artista filipinofinisecular, cultivador de una pinturaacadémica y alegórica que va a evolu-cionar hacia el nacionalismo y la críticasocial. El año 1884 es una fecha clavepara la historia del arte filipino, pues elpintor Juan Luna Novicio gana una me-dalla de oro en la Exposición Nacionalde Bellas Artes, celebrada en Madrid,

Chofré y Cía.: Clase de Dibujo (Álbum Ateneo Municipal de Manila), 1887.BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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con su cuadro Spoliarium; mientras sucompatriota Félix Resurrección Hidalgoobtiene la medalla de plata por su pin-tura Vírgenes cristianas expuestas alpopulacho. La temática elegida en am-bas pinturas es vista como una alegoríacrítica sobre las condiciones de vida delos filipinos bajo el opresivo yugo delpoder colonial español. Este reconoci-miento oficial a la maestría (y superio-ridad) de dos artistas filipinos sobre sushomólogos españoles en la mismametrópoli no se da en ningún otro paíseuropeo ni colonial.

Sección 6ª: Bellas Artes (Álbum Exposición Regional de Filipinas), 1895. PATRIMONIO NACIONAL

Retrato de Juan Luna Novicio, Pedro Paterno, Félix Resurrección Hidalgo, Miguel Zaragoza, J. Puerto y hermanos Juan Antonio y Mariano Benlliure, 1881. ARCHIVO BENLLIURE, Madrid

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Albert Honiss: Tarjeta de visita Bartolo, ca. 1865. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Albert Honiss: Tarjeta de visita niños filipinos, siglo XIX (anverso y reverso).COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Retrato de un matrimonio, ca. 1860. MUSEO ROMÁNTICO, Madrid

Retrato de dos muchachos, ca. 1860. MUSEO ROMÁNTICO, Madrid

Retrato de mujer, ca. 1860. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Anuncio publicitario Antigua Fotografía de M.A.Honiss en Manual del Viajero en Filipinas(Ramón González Fernández, 1877).

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Esta introducción a la historia del arte enFilipinas, viene a colación de la llegada ydivulgación de la fotografía en el país. Avista de lo anterior, la recepción de laimagen fotográfica se produce en un con-texto social y cultural que difiere del con-junto asiático. La primera mención de lafotografía en Filipinas aparece en elInforme sobre el estado de las islasFilipinas en 1842, escrito por el españolSinibaldo de Mas en 1843.3 Es más, siatendemos a la bibliografía existente,4 eldaguerrotipo llega a Filipinas de la manode este mismo autor en 1841, es decir,dos años después de su primera presen-tación pública en Francia.

Sinibaldo de Mas es un personaje sin-gular de la España decimonónica, pro-totipo de viajero romántico que ademásde poeta y aventurero, ejerció de diplo-mático en Asia al servicio del gobiernoespañol. A comienzos de 1840 va a lle-gar a Manila, procedente de Bengala(India), y permanecerá en las islas Fili-pinas durante casi dos años y medio.Allí, se encontrará escaso de recursos ydesasistido por la burocracia guber-namental española, por lo que se veráobligado a realizar retratos fotográficoscomo medio de subsistencia. «Provistode una primitiva cámara de daguerroti-pia, deambula por las islas retratandoindígenas y forasteros; pero más debíade parecer un brujo, sobre todo cuandoescondía la cabeza bajo la tela negradispuesto a apretar el botón de la ma-gia».5 Si fuera cierta esta información,Filipinas y la India serían los primerospaíses de Asia donde se introduce lafotografía y, a varios años, por delantedel resto del continente. Pero ¿dónde

LA FOTOGRAFÍA EN FILIPINAS

Anuncio publicitario Fotografía Enrique Schurenen Manual del Viajero en Filipinas(Ramón González Fernández, 1877).

Anuncio publicitario Botica de D. Jorge Ludewigen Manual del Viajero en Filipinas (Ramón González Fernández, 1877).

Retrato de Sinibaldo de Mas i Sans, con el uniforme de diplomático, 1882. CENTRE EXCURSIONISTA DE CATALUNYA, Barcelona

Anuncio publicitario Fotografía Universal deAntonio Perelló en Manual del Viajero enFilipinas (Ramón González Fernández, 1877).

Francisco van Camp: Casa-Taller del fotógrafo Sr. Perelló en la calle de la Escolta después del terremotode Julio 1880, 1880. MUSEO ORIENTAL. REAL COLEGIO PADRES AGUSTINOS, Valladolid

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consiguió Sinibaldo de Mas la cámara dedaguerrotipia? Debió de comprar el equi-po técnico en la India, pues había salidode España en 1834 y durante 1839, añoen que se presenta el daguerrotipo, seencontraba en Bengala. Sabemos queen enero de 1840 la empresa Thacker &Company instalada en Calcuta publici-taba en prensa la disponibilidad de lacámara de daguerrotipia. Otra opciónpodría ser que le hubiera llegado víaManila con algún contacto en España,donde sí que se había introducido eldaguerrotipo en 1839. Lo que está claroes que ninguna de estas imágenes hansido localizadas, en parte debido a ladificultad de conservación en un climatropical, ni tampoco se tienen demasia-dos testimonios del uso de la fotografíadurante las siguientes dos décadas.

Las imágenes fotográficas más antiguasque se conservan de Filipinas se ads-criben a una fecha incierta de la décadade 1840; se trata de dos daguerrotiposque muestra una vista de la ciudad deManila en Intramuros, donde se puedeapreciar una bandera, y un retrato delfotógrafo W.W. Wood (aunque éste últimoprobablemente fuera realizado en elexterior y traído a Filipinas cuando elcitado autor instaló estudio en la capi-tal).6 Es durante la década de los se-senta del siglo XIX cuando el uso de lafotografía se generaliza, primero en laciudad de Manila para extenderse, pocodespués por el resto de las islas Fili-pinas. Prueba de ello son las cinco vis-tas estereoscópicas, datadas en el añode 1860, y que muestran a indígenas dela etnia tinguian en la provincia de Abra,situada al norte de la isla de Luzón El

E. M. Barretto: Calle Escolta en dirección a Santa Cruz (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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par estereoscópico, que consiste en lavisión simultánea de una misma ima-gen produciendo un efecto de relieve,fue una técnica muy popular en Europadesde la década de 1850 hasta los añostreinta del siglo XX. Estas cinco imáge-nes forman parte de un conjunto mayor,que muestran nativos de la Polinesia,tomadas por un ingeniero francés sinidentificar y vendidas comercialmente.Existen otros siete (falsos) pares este-reoscópicos realizados en Filipinas quepor estos años contienen imágenes delterremoto que afectó a Manila en 18637

y que junto a las magníficas vistas deeste desastre, conservadas en el PalacioReal de Madrid, constituyen las pocasmuestras de vistas urbanas realizadasen esta década. Algo similar ocurre conel género del retrato; entre los másantiguos que se conservan en coleccio-nes españolas, se encuentran tres foto-grafías datadas en el año de 1860. Setrata de dos ambrotipos, pertenecien-tes al Museo Romántico de Madrid; unoes el retrato de un matrimonio español,el otro retrata a dos muchachos con suuniforme escolar. La tercera fotografíacorresponde a un retrato oval de unadama burguesa, probablemente tam-bién de origen español, y que pertenecea una colección particular de Madrid.Dado que las tres imágenes son retra-tos, dato que nos indica el grado depopularización de la fotografía comomedio de representación y prestigiosocial, es posible que el establecimientode los primeros estudios fotográficos seprodujese en Manila durante la décadade 1850, expandiéndose rápidamentedurante la siguiente.8

Continuación de la vista anterior de las casas del sitio de la Escolta, en la margen del río Pasig (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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El estudio fotográfico más antiguo quese tiene identificado en Filipinas se en-contraba activo en 1865 y perteneció alfotógrafo británico, pero residente enManila, Albert Honiss. Muestras de sutrabajo comercial son las tarjetas devisita aquí reproducidas, como el ele-gante retrato del español Bartolo o elaún más bello retrato de dos jóvenesescolares; éste último lleva impreso enel reverso el anagrama publicitario y elnombre de la calle Escolta que es dondese encontraba ubicado. Este mismo au-tor recibió el encargo de fotografiar laRussell & Sturgis Company, la mayorempresa de cáñamo y azúcar de la épo-ca, lo que le permitió viajar por el paísy captar algunas de la imágenes másbellas de la fotografía filipina del sigloXIX. Fruto de este encargo fue la confec-ción del álbum Vistas de Manila quemuestra diversas partes de la ciudad ydel río Pasig. Albert Honiss fue el pri-mer fotógrafo en Filipinas que imprimióa sus imágenes consideraciones esté-ticas; su estudio se mantuvo activohasta su muerte el 3 de agosto de 1874,fecha en el establecimiento pasa amanos del fotógrafo de origen holandésFrancisco van Camp. En un anunciopublicitario de 1875 de esta firma seindica que, junto al trabajo de retrato,se venden vistas y tipos del país, segu-ramente procedentes de los archivos delfotógrafo británico. Otro de los pione-ros fue Manuel Maidin, quien practicóel retrato y el reportaje fotográfico.También en esta década de los sesentase encuentran documentados otros dosestudios fotográficos bajo el nombre desus propietarios, Pedro Picón, que prac-ticó el retrato en tarjetas de visita, y

W.W. Woods (más tarde rebautizado porsus herederos como Wood Hijos), quienademás de retratista, fotografió en elnorte de la isla de Luzón a los indíge-nas de Lyngoyen.

El acceso a la tecnología fotográfica y asus productos derivados procedía mayo-ritariamente del extranjero, de ahí lalimitación inicial de los autores autóc-tonos, y explica la llegada de fotógrafosextranjeros. A partir de la apertura delcanal de Suez en 1869, se reduce la dis-tancia y la tecnología europea se hacemás accesible, abasteciéndose de pro-

ductos adecuados las farmacias y dro-guerías, lo que permite el aumento delas firmas comerciales. El estableci-miento farmacéutico de Zobel, que fun-cionaba desde 1834 en la calle Real 13de Manila, vendía el manual de fotogra-fía de Cortecero y el formulario deBouchart; otras boticas que disponíande productos fotográficos fueron la deD. Pablo Sartorius, la de D. RafaelFernández y la D. Jorge de Ludewig. Ellibro Manual del viajero en Filipinas,publicado en 1875 y seguido de unasegunda edición dos años más tarde,9

contiene un índice en donde aparecen

seis estudios fotográficos y sus corres-pondientes direcciones; en la parte finaldel mencionado anuario se reproducenlos anuncios publicitarios de tres deellos. Los establecimientos mencio-nados son los de Filipina, Antigua Fo-tografía de M. A. Honis (sic), Meisic,Fotografía Universal y Enrique Schüren.10

Este último tenía un establecimiento enla calle Escolta y otro gabinete en lacalle Dulumbayan en Santa Cruz, «y co-nocemos que tuvo estudios, igualmenteen Singapur y Bangkok, en donde gozódel privilegio de los reyes de Sian (sic).Excelente retratista al gusto alemán,

E.M. Barreto: Autorretrato (Álbum Recuerdo deManila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

E. M. Barretto: Chalet de E.M. Barretto (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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nacionalidad que bien pudo ser suya,manejó magistralmente las luces. FueSchüren un especialista de grandesretratos con vestido blanco, retocandosus obras con tinta china, lápiz y acua-relas. Trabajó hasta finales del siglo XIX,llegando a realizar retratos de tamañonatural y especializándose en la porce-lana brillante».11 Otros fotógrafos de laépoca acreditados fueron C. Bonifás, conestudio en la calle Solana 20, y Valen-zuela, con gabinete en la calle Real 8.

Las siguientes décadas de 1870 y 1880fueron testigos de la expansión de ladisciplina fotográfica y de la profusiónde estudios comerciales en la bulliciosacalle Escolta y en los barrios burguesesanexos. Una fotografía, denominadaContinuación de la vista anterior de lascasas del sitio de la Escolta, en la mar-gen del río Pasig, fechada alrededor de1870, muestra la parte trasera de unestudio fotográfico situado en dichacalle. Lo curioso de esta imagen es quela palabra «Fotografía» aparece escritaen letras grandes en la pared exteriordel estudio, a modo de reclamo publici-tario sumamente visible para los pase-antes del puente de España, como paratodas aquellas personas que transita-ban las aguas del río Pasig.12 Una vistade la calle Escolta en dirección a SantaCruz, perteneciente a la firma CentroArtístico Fotográfico dirigido por su pro-pietario E. M. Barretto y fechado entorno a 1885, nos permite ver entre losnumerosos letreros comerciales la ubi-cación del estudio Fotografía Inglesa enla segunda planta del edificio del pri-mer término. Otras firmas operativasen estos años son Fotografía Española,

E. M. Barretto: Galería de Centro Artístico Fotográfico Calzada de San Sebastián (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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(Mestiza sangley-filipina), realizada entorno a 1875, perteneciente al MuseoOriental de Valladolid. Sin embargo, suactividad profesional fue más allá delretrato comercial. En 1880 realizó unespectacular reportaje sobre los dañoscausados por el terremoto que afectó aManila, en donde se incluía una imagende destrucción de la casa taller del fotó-grafo Antonio Perelló, quien ejercía laprofesión en la década de 1870, tal ycomo se anunciaba en su publicidad delcitado Manual del Viajero en Filipinas.Estas imágenes de violencia y devasta-ción reflejan un interés estético por elmedio fotográfico que va más allá delvalor documental que toda fotografíaconlleva. Una mirada artística que tam-bién compartieron otros tres fotógrafos,

Fotografía Venus, Fotografía Artística,Fotografía La Paz, La Fotografía Gustosao los estudios de Chofré y Cía., Ramirezy Giraudier, Peso y Soler o J. Delgado yCía., estos últimos en la calle San Roqueen el barrio de Binondo, lo cual nos dauna idea del efervescente ambientefotográfico-comercial de la Manila de laépoca.

Sin duda, el fotógrafo Francisco vanCamp puede ser considerado la figuramás destacada de la fotografía enFilipinas tras Albert Honiss. La especia-lidad por la que su estudio era conocidofue el retrato, especialmente el feme-nino; suya es una de imágenes másbellas que nos ha legado la fotografíadel siglo XIX, la Indígena de la clase rica

Dña. Rosa la Centenaria, grabado por Capuz eimpreso en La Ilustración Española y Americanap. 560, 1873.

Francisco van Camp: Tarjeta de visita, siglo XIX. AMNCN-CSIC: FOTOGRAFÍA CIENTÍFICA, 95659565

Fotografía Universal: Tarjeta de visita Ramón (anverso y reverso), ca. 1870. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Wood Hijos, Manila: Tarjeta de visita ca. 1865.BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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Mujer peinando a otra, ca. 1875. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Mujer con larga melena, ca. 1875. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Sangley echando líquido a un recipiente, ca. 1875. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Retrato de dos niños trabajando, ca. 1875.COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Retrato de niño filipino, ca. 1875. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Retrato de tres hombres, ca. 1875. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

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Félix Laureano, Manuel Arias Rodríguezy Francisco Pertierra, ya en la últimadécada del siglo XIX, y de los que sehablará más adelante. Con el paso delsiglo, la fotografía pasó de ser la fuentepara la ilustración y el grabado a con-vertirse en medio de comunicación ensí, una vez que el desarrollo de la téc-nica del fotograbado permitió incorpo-rar la imagen en los periódicos yrevistas ilustradas que inundaron elmercado del ocio y la información. Unbello ejemplo lo encontramos en el gra-bado de Capuz, reproducido en LaIlustración Española y Americana, rea-lizado a partir de una tarjeta de visitaproducida en el estudio fotográfico deWood Hijos en Manila. La fotografía queilustra el artículo representa a DoñaRosa «La Centenaria», una mujer hu-milde de origen malayo portugués y quemurió a la supuesta edad de 127 ó 128años. Como podemos apreciar, el gé-nero fotográfico del retrato presentabaya un gran desarrollo en los década de1860, pues el autor del artículo men-ciona que conoció a la anciana desde elaño 1862 hasta su muerte en 1866, porlo que la fotografía tuvo que ser reali-zada en dicho periodo.13

Fotografía Inglesa: Retrato de un teniente y un capitán, siglo XIX.MUSEO DEL EJÉRCITO, Madrid

Antigua Fotografía van Camp: Retrato de Alfredo Vara del Rey (reverso y anverso), siglo XIX.MUSEO DEL EJÉRCITO, Madrid

Francisco Pertierra: Tarjeta americana de Gejerto L. Zamora (anverso y reverso), ca. 1896-1898. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

Francisco Pertierra: Tarjeta de visita, ca. 1890 (reverso). COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

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Cubierta del álbum Tarjetas de visita, ca.1865-1875. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

Underwood & Underwood: Vista estereoscópica Un hogar hermoso en las Filipinas. Hijas españolas mestizas en su traje nacional, 1899. COLECCIÓN FBS

Portada de libro Viajes por Filipinas(Frederic Jagor, 1875).

Ilustraciones de tipos filipinos tomadas de fotografías e impresas en Viajespor Filipinas (Frederic Jagor, 1875).

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Portada de los libros Voyages autour du monde et naufrages célèbres (Gabriel Lafond, 1844) Aventures d’un gentilhomme breton aux îles Philippines (Paul Prost de la Gironiere, 1857), Una visita a las islas Filipinas (John Bowring, 1876), Voyage aux Philippines et en Malaise (Joseph Montano, 1879), Bosquejo geográfico e histórico-natural de archipiélago filipino (Ramón Jordana y Morena, 1885) y Voyage aux Philippines (Alfred Marché, 1887).

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una gran cordillera que se extiendedesde el sur de Japón hasta Indonesia.El origen del archipiélago fue la colisiónde las placas tectónicas asiática y pa-cífica, que dio lugar a una intensa y vio-lenta acción volcánica. El territoriofilipino comprende una rica y variadanaturaleza que sirvió de inspiración anumerosos fotógrafos nativos y extran-jeros. La apreciación estética de los fili-pinos por su paisaje natural es diversa:por un lado, se enmarca dentro de unacorriente artística occidental decimo-nónica que ve en la naturaleza unafuente de inspiración artística; por otro,esta mirada pictórica al paisaje verna-cular, con sus estudios al natural devegetación autóctona y arquitectura tra-dicional con chozas de nipa, conlleva unreconocimiento temprano de la geogra-fía en clave nacional. En paralelo a estamirada realista local, nos encontramosuna representación foránea que incideen el aspecto exótico y paradisíaco. Sehan conservado ejemplos de cómo algu-nos fotógrafos «construían» la natura-leza en sus estudios, «el desarrollo dela fotografía de paisajes tuvo que solu-cionar problemas técnicos como laplasmación de los cielos, pues las lar-gas exposiciones necesarias para regis-trar los detalles de un paisaje teníancomo consecuencia la desaparición delas nubes al quedar los cielos sobre-expuestos. Una solución fue la realiza-ción de dos negativos de un mismopaisaje: uno de ellos recogía los contor-nos del terreno y el otro, expuesto entiempo más corto, registraba cielo ynubes. Los dos negativos eran luegosuperpuestos, fundiéndose en unamisma copia. No faltó quien “mejoró” las

Uno de primeros ejemplos en Filipinasdel uso de la fotografía como fuente deilustración es la publicación en 1875 dela traducción al castellano del libroReisen in der Philippinen (Viajes porFilipinas) del alemán Frederic Jagor.Este autor viajó por el archipiélagodurante 1859 y 1860; fruto de su estan-cia fue uno de los mejores libros de via-jes escritos sobre Filipinas.14 A partir dela segunda mitad del siglo XVIII, en con-sonancia con el espíritu de la Ilustración,las monarquías europeas comienzan apatrocinar una serie de expediciones portodo el mundo, con el objetivo de reali-zar estudios de naturaleza científica. Enel caso que nos ocupa destaca la expe-dición dirigida por Alejandro Malaspina(1789-1794), que recorrió la Américameridional y septentrional y el área geo-gráfica de Asia-Pacífico vinculada a lacorona española, especialmente Filipi-nas. En ella, junto a los levantamientoscartográficos, hidrográficos y estudiosastronómicos, se realizaron numerososdibujos de historia natural, botánica, pai-sajes y escenas costumbristas. La im-portancia de estos dibujos consiste enque se trata de las primeras represen-taciones plásticas, realizadas en Fili-pinas, de carácter no religioso o militar.Son los precedentes de las imágenes«exóticas» que los viajeros románticosoccidentales divulgarán en las revistasilustradas y en los libros de viajes, tanpopulares en el siglo XIX. Representa-ciones, a veces reales y fidedignas, otrasen cambio imaginadas o inventadas.

Desde el punto de vista geográfico, Fili-pinas está formada por una extensiónde montañas semihundidas, parte de

UN PAISAJE NATURAL Y CULTURAL

Vista del volcán Mayón, ca. 1875. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Vista de la Catedral de Manila, 1875. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

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Taal, así como las vistas de cascadas,montañas o playas salvajes, contribuyea perpetuar una imagen romántica e idí-lica de las islas. Albert Honiss nos hadejado hermosas imágenes del paisajefilipino, como la vista del Puente delCapricho (Laguna) o la Cascada deMajaijai, ambas fechadas en torno a1872.

Una visión que esconde la dura realidadde unas condiciones de vida violentasbajo una naturaleza tropical, asoladapor terremotos, erupciones volcánicas,incendios forestales o baguios, ciclonesy tifones que amenazan constantemente

vistas de un determinado paisaje o ciu-dad con los cielos de otro remoto paraje(…) o del retoque de los negativos conacuarelas y tintas, en ocasiones evi-dente, pero en muchos casos impercep-tible para el espectador normal dada lamaestría del trabajo realizado en estu-dio».15 En la colección privada photo-arte.com de Madrid existe un ejemplode este intercambio de nubes; si secompara la Vista de la Catedral deManila con la Vista del volcán Mayón sepuede apreciar que se trata del mismocielo. La popularización de vistas pinto-rescas en grabados y fotografías de vol-canes como el Albay, Mayón o el cráter

Volcán Taal (Batangas), ca. 1885. MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, Madrid

Página interior del libro Le Tour du Monde (Edouard Charton, 1886).

Portada de la revista El Oriente (1876).

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sus costas, junto a las lluvias del Monzónque devastan el paisaje natural. La foto-grafía ha sido testigo único de esta vio-lencia, permitiendo captar y preservaren nuestra memoria los estragos cau-sados por dichos desastres naturales.Entre las imágenes más antiguas quese conservan de Filipinas, existe unreportaje único y de gran valor históricosobre los daños efectuados por elseísmo de 1863 firmado por el tallerMartínez Hébert, fotógrafo de la CasaReal española, y que se encuentra en elArchivo del Palacio Real de Madrid. El3 de junio de dicho año, un fuerte terre-moto destruyó o afectó en gran parte delos edificios civiles y religiosos de la ciu-dad de Manila. Las imágenes de la des-trucción causada en la fachada de lacatedral, la Antigua Dirección del Tabacoen Binondo, la Alcaicería de San Fer-nando, la casa del cónsul de Dinamarcao la espectacular imagen del interior delSalón de Corte del Palacio del CapitánGeneral, son vistas urbanas insólitasque pasaron desapercibidas para lospintores e ilustradores pero que no a laretina de los fotógrafos.16 El siguientegran temblor que se produjo en Manilafue en 1880, durante los días 14, 18, 20y 22 de julio. Sucesivas sacudidas sís-micas destruyeron numerosos edificiospúblicos y causaron grandes desperfec-tos como se aprecia en la serie de foto-grafías que realizó Francisco van Campen diversas zonas de la ciudad los díasposteriores al terremoto. La Catedralde Manila, reedificada y consagradaunos meses antes, quedó muy afectadael día 18, y se derrumbó su torre el día22. La impactante imagen de las ruinasde la torre de la Catedral, que habíaAlbert Honiss: Cascada de Majaijai, ca. 1872. MUSEO ORIENTAL. REAL COLEGIO PADRES AGUSTINOS, Valladolid

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Albert Honiss: Vista de San Francisco del Monte, ca. 1872. MUSEO ORIENTAL. REAL COLEGIO PADRES AGUSTINOS, Valladolid

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Ermita o Tondo en Manila quedaron casidestruidos. Las fotografías de Franciscovan Camp, tomadas para documentarlos efectos del ciclón, reproducían laviolencia ejercida sobre la refinería deazúcar de la Sociedad Manila YengariSugar en Mandaloyan o la vista desola-dora del barrio de Ermita, ambas a lasafueras de la capital. Testimonios grá-ficos del extremo valor documental dela fotografía, así como de la dureza delas condiciones de vida en Filipinas.

resistido al seísmo de 1863, sirve debase al grabado realizado por Rico queapareció en la revista La IlustraciónEspañola y Americana.17 Éste es buenejemplo del uso de la fotografía comoinformación de actualidad destinada aun medio de comunicación, tan popularen la segunda parte del siglo XIX, comoson las revistas ilustradas. Si se com-paran ambas imágenes podemos apre-ciar como el grabador es sumamentefiel a la fotografía en la reproducción delos detalles arquitectónicos, permitién-dose sólo la licencia de incluir figuraspara infundir algo de vida y drama. Lasvistas de las calles Quiotan, Centeno, lacarrocería de Garchitorena o el bazar deLuzón nos permiten apreciar los dañoscausados en diversos puntos de la ciu-dad, que tras los movimientos sísmicosse vio sometida a un temporal de lluviasque dificultó aún más la llegada demateriales de reparación, como la nipao la madera, obligando a muchos de sushabitantes a vivir a la intemperie.

A los temblores de tierra se le sumanlos baguios o huracanes que asolan confrecuencia las Islas Filipinas; entre éstoscabe destacar el que asoló no sólo aManila sino a toda la isla de Luzón el 20de octubre de 1882. La descripción queofrecía el corresponsal de La IlustraciónEspañola y Americana desde Santa Cruzde La Laguna era desoladora: «el ex-traordinario fenómeno se desarrolló conespantosa violencia, derribando casas,tronchando los árboles, arrancando lossembrados y, lo que es más sensible,ocasionando numerosas desgraciaspersonales».18 Muchas poblacionesquedaron arruinadas y los arrabales de

Albert Honiss: Puente del Capricho (Laguna) ca. 1870-1872. MUSEO ORIENTAL. REAL COLEGIO PADRES AGUSTINOS, Valladolid

Camino de la provincia de Laguna, 1885. COLECCIÓN PHOTOARTE. COM

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Frente a la naturaleza agreste e impre-vista, nos encontramos la relativa segu-ridad de la vida en la ciudad. Gracias ala fotografía se ha preservado una me-moria histórica de Manila que difícil-mente se podría intuir a la luz de suactual desarrollo y urbanismo. La ciu-dad de Manila fue fundada por MiguelLópez de Legazpi, quien tomó posesiónde la existente población de Maynilad el19 de mayo de 1571. Se le atribuye alpropio Legazpi las trazas de la actualIntramuros o ciudad amurallada, que seconservó hasta su destrucción casi to-tal durante el bombardeo y asedio nor-teamericano con el fin de liberar laciudad, ocupada por los japoneses, enla Segunda Guerra Mundial. Manila seencuentra situada a ambas orillas delrío Pasig y disfrutó de una envidiableposición geográfica, en medio de unagran y hermosa bahía, que privilegiósu desarrollo comercial y cultural. Supuerto era el lugar de encuentro e inter-cambio entre Japón, China, el archipié-lago malayo y la costa occidental deLatinoamérica, lo que situó a la ciudaden el centro de una incipiente economíaglobal. Hay que tener en cuenta que«antes de llegar a consolidarse comoun modelo agroexportador, la economíafilipina pasó de ser una economía agra-ria de subsistencia, a una economía deintermediación entre Asia, América yEuropa».19

Las imágenes que se conservan deManila durante la segunda mitad delsiglo XIX, nos dan una idea del esplen-dor que tuvo y, por el que recibió elsobrenombre de Perla de Oriente. Laciudad se encontraba rodeada de una

MANILA, PERLA DE ORIENTE

Vista de Zamboanga desde la punta del muelle, 1884. MUSEO NAVAL, Madrid

Vista del monte más próximo a Iligan desde el fondeadero del baño, siglo XIX. MUSEO NAVAL, Madrid

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gran muralla que, vista desde el mar,se asemejaba a una gran fortaleza. Lasobras se iniciaron en 1590 con el go-bernador Dasmariñas y concluyeronen 1594, según el sistema de Vauban.Disponía de fosos, caminos cubiertos,baluartes y reductos con seis puertas(Almacenes, Parián, Puerta Real, SantoDomingo, Santa Lucía e Isabel II) y dospostigos. La Vista de la Fuerza de San-tiago, tomada desde el malecón del sur,muestra el estado de la fortificacióndurante la segunda mitad del siglo XIX,

ciudad, ya desde la época de la Nao Aca-pulco o Galeón de Manila, y sus muelleseran testigos de un constante ir y venirde vapores y embarcaciones de todogénero que se agolpaban en ambas ori-llas del río.

La principal entrada a Intramuros, quees como se conoce en la actualidad a laciudad amurallada, era la Puerta delParián y la mayor parte de los edificiosoficiales se encontraban allí, en torno acalles amplias y trazadas a cuadrícula.

apenas remozado desde de finales delsiglo XVIII, cuando durante el reinadode Carlos III tuvieron lugar las últimasreparaciones. La Real Fuerza de San-tiago era la mayor fortificación de la ciu-dad; dentro del recinto existía un cuerpode guardia, alojamiento para la tropa,almacenes, capilla y polvorín; defendíala entrada del río Pasig y el ángulo nor-oeste de la ciudad, aunque durante eltiempo en que fueron tomadas estasfotografías apenas ya tenía valor defen-sivo. Se han conservado unas imágenes

del puerto anteriores a las obras deremodelación que tuvieron lugar a par-tir de la década de 1880 y continuarondurante la siguiente década. En Vista dela entrada del río Pasig se aprecia ladesembocadura y la entrada del puerto,con el faro al final del espigón. Como larada de Manila era poco segura, durantela temporada del monzón, los buquesde mayor cabotaje buscaban abrigo enel vecino puerto de Cavite, a la entradade la Bahía de Manila. No obstante, eltráfico marítimo era consustancial a la

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En un extremo se encontraba la Plazadel Palacio con un jardín central en tor-no al que se situaba la catedral, el pala-cio del ayuntamiento, las ruinas delantiguo palacio del gobernador generaly una manzana de casas particulares.La actual Catedral de Manila fue cons-truida en el mismo solar que ocupaba laque fue destruida por el terremoto de1863. Los trabajos de reconstrucción seiniciaron en 1871, bajo la dirección dediversos arquitectos y un proyecto apro-bado por la Real Academia de SanFernando, siendo inaugurada el 8 dediciembre de 1879. Se conserva una foto-grafía de su interior tomada el 15 deenero de 1886, con motivo de las exe-quias solemnes realizadas tras la muertedel rey Alfonso XII. La imagen reproduceel catafalco que proyectó y construyó ensu nave central el arquitecto municipalSr. Hervás, quien contó también con lacolaboración del escultor Tampinco, elpintor Fabrés y los maestros carpinterosCaro y Lorenzo del Rosario.20

Todas las comunidades religiosas pre-sentes en Filipinas tenían con un con-vento y una iglesia en Intramuros; entreestas destacan los agustinos, los fran-ciscanos, los agustinos recoletos y losdominicos. Debido a los numerosos de-sastres naturales y al bombardero du-rante la Segunda Guerra Mundial, tansólo se ha conservado el de San Agustín,construido entre 1587 y 1607 por elarquitecto Juan Macías siguiendo elmodelo de los templos agustinos deMéxico. Se trata de la construcción másantigua existente en Filipinas y ha su-frido numerosas guerras, tifones y seís-mos, aunque perdió una de sus dos

Martínez Hébert: Fachada de la Catedral de Manila, 1863.(Carpeta Terremotos de Manila). PATRIMONIO NACIONAL

Martínez Hébert: Vista de la fachada N.E.de la Aduana de Manila, 1863.(Carpeta Terremotos de Manila). PATRIMONIO NACIONAL

Martínez Hébert: Alcaicería de San Fernando, 1863.(Carpeta Terremotos de Manila). PATRIMONIO NACIONAL

Martínez Hébert: Antigua casa Dirección del tabaco, 1863.(Carpeta Terremotos de Manila).PATRIMONIO NACIONAL

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torres por el daño causado durante elterremoto que asoló la urbe en 1880. Noobstante, la presencia de la Iglesia cató-lica es evidente en toda la ciudad y susarrabales, como testifican las imágenesconservadas de Santa Cruz, Pambacan,Sampalog, Malabon o las mismas ruinasde la iglesia de la Compañía de Jesús.Otros edificios religiosos notables eranel Palacio Arzobispal, el hospital de SanJuan de Dios, así como la Universidad deSanto Tomás, el Colegio de San JuanLetrán o los beaterios de Santa Isabel ySanta Catalina, sin olvidar el bellocementerio circular situado en el barriode Paco.

La principal artería comercial era lacalle Escolta, situada en el barrio deBinondo, y conectada a la antigua ciu-dad amurallada a través del puente deEspaña. Su apogeo se sitúa a finales delsiglo XIX, una vez que el centro comer-cial y económico se hubo desplazado deIntramuros al otro lado del río Pasig, amediados de dicho siglo. Otras callesimportantes eran la Calzada del GeneralSolano, en torno a la cuales se estabanlas casas de la incipiente burguesíalocal, la Calzada de Malacañang, queconducía al palacio residencial del capi-tán general de Filipinas, la Calzada deSan Sebastián o la de Sampaloc. Asímismo, hay que destacar otros edificiosciviles como el teatro Príncipe Alfonsoen Arroceros, el observatorio de losjesuitas en Ermita, la cárcel de Bilibid ola fábrica de tabacos en Tondo. El urba-nismo decimonónico dio lugar a diversosy hermosos lugares de esparcimiento,entre los que destacan los paseos delMalecón, Sampaloc, Magallanes o el

Martínez Hébert: Salón de Corte del Palacio del Capitán General de Manila, 1863 (Carpeta Terremotos de Manila). PATRIMONIO NACIONAL

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famoso de la Luneta; todos ellos situa-dos alrededor de la ciudad amurallada,en donde también se situaron las tresvías principales que comunicaban con laantigua ciudad, el puente de España, elpuente colgante y el de Ayala. El primerodata de 1630 y fue el primer puente queunió ambas orillas del río Pasig; la fo-tografía nos muestra el construido enpiedra y hierro, para reemplazar al des-truido durante el terremoto de 1863,uniendo el paseo de Magallanes con lacalle nueva de Binondo. El puente col-gante, obra de avanzado desarrollo tec-nológico, era de propiedad particular ysu paso conllevaba el pago de un peaje;enlazaba el arrabal de Quiapo con el

de Arroceros. Por último, el puente deAyala, que debe su nombre el antiguoMinistro de Ultramar, fue inaugurado en1880; unía el barrio de San Miguel conel de Concepción y constaba de dos tra-mos descansando en su parte central enla isla de San Andrés. Otro puente, el dela Misericordia, era de hierro y estabaconstruido por un sistema patentado porla casa Eiffel.

A través de estos puentes se accedía alos arrabales de la ciudad, muchos deellos cruzados por esteros fluviales,como los de Binondo, Tondo, Ermita,Malate, Paco, Quiapo y Santa Mesacompuesto por pintorescos caseríos de

nipa. Se ha conservado una bellísimaVista de canal con casas reflejadas, deautor desconocido y fechada en torno a1865, que nos da una idea de este tipode urbanismo fluvial. El río Pasig tienesu origen en la llamada Laguna de Bay,desde donde se divide en cuatro brazosque se unen en el desagüe del río SanMatero para cruzar Manila y desembo-car en su bahía. Al paso por la ciudadbañaba los arrabales de Binondo, SanCarlos, Escolta e Intramuros. El río erafuente de comunicación, siendo nave-gable por pequeños barcos, bancas onavetas, como ilustran las fotografíasconservadas. También sus aguas supo-nían una fuente de de riqueza, pues tal

y como nos muestra la fotografía deAlbert Honiss, la pesca se realizaba porla técnica del sarambao, que consistíaen un tipo de red compuesta de caña ybejuco, muy popular en el área geográ-fica manileña. El tráfico fluvial y marí-timo, junto al terrestre, continuó siendoel más extendido, pero en el últimocuarto de siglo se sientan las bases deun nuevo y moderno medio de trans-porte y locomoción. Los primeros pasospara la creación de una red ferroviariapara la isla de Luzón se producen en1875, mediante un real decreto queestablecía tres líneas que partían desdeManila hacia Dugapan, Bicol y Batangasrespectivamente. Tres años más tarde,

Francisco van Camp: Torre de la Catedral (Carpeta Filipinas Terremotos: Temblores 18 y 20 de julio de 1880), 1880.ARCHIVO GENERAL MILITAR DE MADRID

Ruinas de la torre de la catedral, después del terremoto de julio de 1880, grabado por Rico e impreso en La Ilustración Española y Americana, p. 185, 1880, vol. II.

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Francisco van Camp: Calle de Quiotan, Santa Cruz (Carpeta Filipinas Terremotos: Temblores 18 y 20 de julio de 1880), 1880. ARCHIVO GENERAL MILITAR DE MADRID

Francisco van Camp: Carrocería de Garchitorena – Escolta, 30 (Carpeta Filipinas Terremotos:Temblores 18 y 20 de julio de 1880), 1880. ARCHIVO GENERAL MILITAR DE MADRID

Francisco van Camp: Esquina de la calle Centeno, Santa Cruz (Carpeta Filipinas Terremotos: Temblores 18 y 20 de julio de 1880), 1880. ARCHIVO GENERAL MILITAR DE MADRID

Francisco van Camp: Bazar de Luzón y Martillo Calero – Escolta, 22 (Carpeta Filipinas Terremotos:Temblores 18 y 20 de julio de 1880), 1880. ARCHIVO GENERAL MILITAR DE MADRID

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se creaba la Compañía de Tranvías deFilipinas que hacia 1889 contaba concuatro líneas que conectaban SantaCruz con Tondo, Sampoloc, Intramurosy Malate. El 31 de julio de 1887 teníalugar la colocación de la primera piedradel Ferrocarril de Manila a Dagupan, dela que se conserva una fotografía reali-zada por Francisco Pertierra; así mismose han conservado imágenes de estaprimera línea realizadas por el CentroArtístico Fotográfico de E. M. Barretto.

Portada de los libros Memoria sobre los temblores de tierra ocurridos en juliode 1880 en la isla de Luzón (José Centeno y García, 1881) y Baguíos o CiclonesFilipinos: Estudio teórico-práctico (P. José Algué, 1897).

Francisco van Camp: Vista del barrio de Ermita (Manila) tras el terremoto de 1880, 1882. MUSEO ORIENTAL. REAL COLEGIO PADRES AGUSTINOS, Valladolid

Francisco van Camp: Vista del barrio de Ermita (Manila) tras el huracán de 1882, 1882. MUSEO ORIENTAL. REAL COLEGIO PADRES AGUSTINOS, Valladolid

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Francisco van Camp: Camarines de la refinería de azúcar de la sociedad Mandaluyan tras el baguío o huracán del 20 de octubre de 1882, 1882.MUSEO ORIENTAL. REAL COLEGIO PADRES AGUSTINOS, Valladolid

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La colonización española de Filipinas seplanificó para que el país fuera una baseen la ruta de las especias y plataformade expansión hacia Asia. Una vez enten-dido que la proyección asiática era irre-alizable, la Corona decidió permaneceren las islas por su significación estra-tégica, vinculó el nuevo territorio alvirreinato mexicano de Nueva España yestableció una Administración colonialmínima, compuesta por militares, fun-cionarios y órdenes religiosas. Durantelos siglos XVII y XVIII, Filipinas pasó de seruna economía agraria de subsistencia auna de intermediación, puerta y puenteentre Asia, América y Europa a travésde la ruta comercial del galeón que uníaManila y Acapulco. Con el impulso delcomercio, la actividad empresarial y lasinversiones en el archipiélago crecie-ron, sobre todo a partir de la segundamitad del siglo XIX, gracias a la aperturadel canal de Panamá y al capital extran-jero. El Gobierno español no supo adap-tar la política colonial a la nuevasituación ni convertirse en el mercadopreferencial y mantuvo una Adminis-tración anquilosada enemiga de refor-mas autonomistas. No obstante, frentea la visión negativa y de injusticia quetodo proceso colonial implica, la incor-poración de Filipinas al imperio espa-ñol supuso la base de cohesión socialque daría lugar a una identidad nacio-nal. Además de la aportación de la reli-gión católica –de gran influencia en lasociedad filipina– y de la inmersión delas islas en una economía internacio-nal, también se impulsaron obras públi-cas, como la construcción de faros, lajunta del puerto de Manila o la ComisiónHidrográfica del Pacífico, y favoreció un

CLAROSCUROSDEL COLONIALISMO

Vista de la fuerza de Santiago, tomada desde el Malecón del Sur (Álbum de Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

E. M. Barretto: Muelles del Pasig San Gabriel (Asoleo del Ábaca)(Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885.

PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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Vista de la entrada del río Pasig (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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E. M. Barretto: Muelles del Pasig (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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Vista exterior de la puerta del Parián que da entrada a la ciudad (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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Francisco van Camp: Guardas urbanos frente a la Puerta de Isabel II, ca. 1880. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

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incipiente desarrollo científico con laconstrucción del Observatorio deManila.

Frente a la visión idílica y pintoresca deFilipinas, nos encontramos una seriede fotografías mucho más complejasque nos muestran un país en vías dedesarrollo. Muchos de estos progresostécnicos fueron captados por las cá-maras de los fotógrafos; en realidad, setrata de un fenómeno que se da a es-cala global. El primer reportaje fotográ-fico sobre unas obras públicas, bienpodría ser la documentación visual que

Merville realizó sobre la reforma ur-bana de Haussman en París. En el casoespañol, también se detecta esta tem-prana relación entre la fotografía y lamodernidad: «durante el reinado deIsabel II tuvo lugar un importante pro-ceso de modernización mediante larealización de grandes obras públicasque transformaron la imagen del terri-torio. Los ingenieros desempeñaron unpapel importante en la renovación ar-quitectónica. La construcción de esta-ciones, puentes, edificios y máquinasse realizó con nuevos materiales y estetipo de construcciones aportaron nue-

vos puntos de vista y nuevas concepcio-nes espaciales que los fotógrafos utili-zaron para realizar sus obras ».21 El casodel fotógrafo inglés Charles Clifford esparadigmático en este sentido; susimágenes de las obras públicas encar-gadas por la Corona española, especial-mente la construcción del Canal deIsabel II, fueron realizadas como docu-mentación y como testimonios del pro-greso y modernización de la monarquíaconstitucional. De igual modo, este pro-ceso de modernización a través de lasobras públicas estuvo presente enFilipinas. En la Biblioteca Nacional de

Madrid se encuentra un magníficoálbum titulado Obras del Puerto deManila, realizado en 1887 para laExposición de Filipinas, que tuvo lugardicho año en España. Con posteriori-dad, en 1896, la Junta del Puerto deManila publicó un libro con fotografíasde la situación de las obras del nuevopuerto tras la reanudación de las mis-mas en 1892, pero de menor interésfotográfico.22 El más interesante es elprimer álbum, de fabricación manual,que contiene treinta fotografías quemuestran vistas generales de las dis-tintas instalaciones del puerto de

Catedral de Manila (Álbum Manila), ca. 1889. MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, Madrid

E. M. Barretto: Catedral de Manila (Vista desde las ruinas del Palacio Antiguo) (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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Torre de la Catedral de Manila, ca. 1875. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Honras fúnebres en la Catedral de Manila por la muerte de Alfonso XII, 1886. PATRIMONIO NACIONAL

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Manila, embarcaciones, así como elestado de las obras. Se desconoce elautor del encargo fotográfico, pero susimágenes se despojan de cualquierintento de pintoresquismo y nos retra-tan una nueva realidad, el paisaje de lamáquina. Una de ellas, titulada Vistageneral de las canteras de Angono nosmuestra la ejecución de los barrenosen la piedra diorítica por medio de per-foradores. La imponente masa monta-ñosa destaca en la fotografía, em-pequeñeciendo a los trabajadores ydestacando sobre las máquinas, amodo de comentario sobre la insignifi-cancia del ser humano ante la «sublimenaturaleza». Pero una lectura metafó-rica de la imagen nos muestra como enrealidad, la montaña se encuentra des-nuda, despojada de su manto externo,enseñando su herida abierta; sobre ellase encuentra el hombre, sujeto artíficey responsable de esta nueva realidadindustrial. Otra imagen titulada, Dragade hierro de rosario central de setentacaballos de fuerza, va más allá, pres-cinde de toda referencia natural y seconcentra en el vigor, solidez y fortalezade la máquina, destacando sus valoresplásticos como si de una escultura setratara.

A través del género del paisaje industrial,«diversos fotógrafos del siglo XIX, inten-taron negociar los complejos cambiosque estaban ocurriendo a su alrede-dor. Sus fotografías se convierten en unpuente entre el pasado y el futuro, yencierran las contradicciones socialesde una época en profunda transición. Laestética de lo «sublime tecnológico» per-mitió una convivencia simultánea de dos

E. M. Barretto: Iglesia de Malabón (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

E. M. Barretto: Iglesia de Pambacan (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

E. M. Barretto: Iglesia de Santa Cruz Manila (Álbum Recuerdo de Manila),ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

E. M. Barretto: Hospital de San Juan de Dios (Álbum Recuerdo deManila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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Vista de las ruinas de la Iglesia de la Compañía de Jesús, ocasionadas por el terremoto del 3 de junio de 1863 (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

Vista de la fonda francesa situada en el sitio de la Barraca, pueblo de Binondo (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

pulsiones contradictorias: por un lado,la nostalgia por el pasado y, por otro, laesperanza de la mejora de vida que pro-metía el progreso tecnológico futuro».23

Para el caso que nos ocupa, existe otrointeresante reportaje fotográfico, perte-neciente al Archivo del Palacio Real enMadrid, titulado Obras públicas: Faros.Se trata de un álbum que contiene cua-renta y cinco vistas fotográficas de losprincipales faros de Filipinas en explo-tación y en construcción el 19 de julio de1893. Las fotografías comenzaron a rea-lizarse en 1889 y están firmadas por el

estudio parisino Marion. De nuevo, nosencontramos ante una empresa de granmagnitud; no debemos de olvidar que elarchipiélago filipino está formado pormás de siete mil islas. Una tarea faraó-nica como la emprendida por laComisión Hidrográfica del Pacífico que,iniciada unas décadas antes, logró car-tografiar todo el archipiélago filipino,documentación que fue entregada alnuevo poder colonial tras el fin de la pre-sencia española en 1898. De nuevo, loque nos llama la atención en estas foto-grafías es el enorme simbolismo de lasimágenes. Si bien, es verdad, que se

trata de tomas documentales sobre elproceso de construcción de los faros, nomenos cierto es la belleza estética y elvalor plástico que desprenden. Especial-mente, las tomas aisladas e individua-les que nos muestran sus arquitecturaslimpias, desnudas, sobrias (y modernas)destacando sobre la naturaleza circun-dante. Estas imágenes industriales dela construcción de faros en Filipinas o larenovación del puerto en Manila, mues-tran la ambivalencia entre tradición yprogreso, reflejo de las contradiccionespropias de cualquier sociedad colonialdecimonónica.

Al igual que la fotografía intentaba fijaruna realidad en perpetua transforma-ción, hubo otro fenómeno catalizador deeste nuevo orden visual: el ferrocarril.El viaje en tren sumergía al viajero enun estado hipnótico que le permitía per-cibir una visión abstracta y mecaniza-da del paisaje. La implantación de estenuevo medio de transporte no sólo cam-bió de un modo radical la mirada delsujeto decimonónico, sino que le per-mitió conocer de primera mano otrasrealidades diferentes a la urbana. Lainauguración del ferrocarril facilitó lascomunicaciones y puso más aún en con-

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Vista interior del cementerio general de Paco (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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Albert Honiss: Calle Escolta después de los terremotos de 1863, ca. 1870. MUSEO ORIENTAL. REAL COLEGIO PADRES AGUSTINOS, Valladolid

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Plaza de Manila (Álbum Manila), ca. 1889. MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, Madrid

E. M. Barretto: Calzada de San Sebastián (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

E. M. Barretto: Calzada del General Solano (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

E. M. Barretto: Calzada de Malacañang (en dirección al Palacio delGobernador General) (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885.PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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tacto la capital con las provincias. Fuerade Manila, la administración colonialdependía fundamentalmente de las co-munidades religiosas; aun existiendo lafigura del gobernador regional y los fun-cionarios locales nativos, la dirección ycontrol de las provincias era sustentadopor la Iglesia católica. Las diferentes ór-denes religiosas se repartieron el terri-torio, dando a cada una de ellas unaprovincia o un conjunto de éstas, peromanteniendo todas ellas sus casas prin-

cipales en Manila. Los misioneros tuvie-ron una gran influencia en las provin-cias, pues además de párrocos, eranmaestros, jueces, árbitros y, por lo ge-neral, gobernantes del barrio. Y es que«uno de los principales efectos de laevangelización en Filipinas fue la socia-lización, la creación de nuevos lazossociales, que conducirían a la creaciónde nuevos núcleos urbanos y ciudades.Para facilitar la evangelización, los mi-sioneros persuadieron a los nativos de

Vista del teatro Bilibid (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

Vista del teatro Príncipe Alfonso, en el sitio de arroceros (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

Vista de la cárcel pública, en el sitio de Bilibid (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

Vista de la fábrica de puros, en el Barrio de Meisic, del pueblo de Tondo (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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establecerse en grandes comunidadesque estuviesen “bajo la campana”, esdecir, alrededor de una iglesia, en unárea desde donde pudieran oír la cam-pana. Con el transcurso del tiempo es-tas comunidades se transformaron enparroquias, algunas de las cuales seconvirtieron después en ciudades. Losúnicos españoles que los filipinos defuera de Manila encontraban eran losmisioneros que se establecían en ellugar, la mayoría de los casos. Esto llevó

a que el misionero, frecuentemente, nosólo desarrollara una función religiosa,sino también una función civil».24 Losmisioneros españoles no sólo se preo-cuparon de convertir a los nativos de lastierras bajas, sino que extendieron laevangelización a las tribus de las mon-tañas, fundando «misiones vivas» alnorte de la isla de Luzón. Iglesia yEstado estaban de acuerdo que la cris-tianización era el principal deber de loscolonizadores, pero no siempre coinci-

Observatorio óptico de los jesuitas en Ermita, Manila, siglo XIX.BIBLIOTECA-MUSEO VÍCTOR BALAGUER, Vilanova i la Geltrú

Extranjeros en el Tiro al Blanco, San Juan del Monte (Álbum de Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

Vista del Monumento a Isabel II, siglo XIX. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

Vista del Paseo y Monumento a Hernando de Magallanes (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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dían en el modo en que ésta se debíallevar a cabo. Aun así, la evangelizaciónen Filipinas difirió de la realizada enAmérica Latina; fue más pacifica y uti-lizó la lengua vernácula como medio dedifusión de la doctrina cristiana, perotambién de represión en la educación.Ésta quedó en manos de las órdenesreligiosas, que además de impartir unaeducación cristiana a los hijos de losprincipales, extendieron la catequesisal resto de la población mediante lasescuelas parroquiales. Si bien es ciertoque la enseñanza en las diferentes len-guas no ayudó al aprendizaje del caste-

llano y lo que ello suponía en términosde emancipación y progreso social parala población nativa, tampoco se debedemonizar a la colonización y a la evan-gelización cristiana como la causantede la destrucción del tejido social fili-pino y de la degradación de su cultura.A pesar de la intransigencia de granparte de los misioneros, no debemosolvidar que la revolución filipina se alzócontra el estamento religioso puesencarnaba en todo su esencia al podercolonial; todo movimiento evangeliza-dor tiene sus claroscuros. A diferenciade Latinoamérica, donde los misione-

E. M. Barretto: Puente de España (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

E. M. Barretto: Puentecillo Eiffel para conducir la tubería (de aguas de Carriedo sobre el Pasig) (ÁlbumRecuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

Vista del puente colgante (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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Vista de canal con casas reflejadas, siglo XIX.COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

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Vista de la continuación del muelle de San Gabriel (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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Vista de los caseríos del barrio de Meisic, del pueblo de Tondo, en la orilla del río (Álbum Filipinas), ca. 1870. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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E. M. Barretto: Ría de Malabón. Balsa de cañas (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885.PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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E. M. Barretto: Río Pasig. Barrio de las Lavanderas (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

E. M. Barretto: Bahía de Manila vista desde Malate (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

Pesca con sarambao en el río Pasig de Manila, grabado por Riou e impreso en La Ilustración Española y Americana, p. 589, 1872.

Albert Honiss: Pesca con sarambao en el río Pasig de Manila, ca. 1872. CENTRE DE DOCUMENTACIÓ, MUSEU MARÍTIM DE BARCELONA

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E. M. Barretto: Barrio de San Antón Manila (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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ros impusieron la lengua castellanacomo elemento de unificación, la evan-gelización en Filipinas fomentó y exten-dió el uso de los diferentes idiomas. Deeste modo, cada orden se especializabaen las lenguas de su área geográfica deinfluencia, promoviendo el estudio ypublicación de gramáticas, vocabula-rios, diccionarios y catecismos en granvariedad de lenguajes.25 Su interés en lamedicina y la farmacología impulsó susinvestigaciones sobre botánica, sin tam-poco olvidar sus logros en el campo dela flora, fauna y geografía.26 Otro ejem-plo de este deseo de integración en lasociedad nativa es la hibridación esti-lística que se da en el terreno del artecon la escultura de «santos» y marfileso la arquitectura barroca filipina, cuyagénesis denota fuentes españolas, ame-ricanas, chinas y nativas.

E. M. Barretto: Tranvía de vapor de Manila a Malabón (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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E. M. Barretto: Tranvía de vapor a Malabón (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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E. M. Barretto: Ferrocarril de Manila a Dagupan (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

E. M. Barretto: Ferrocarril de Manila a Dagupan (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

E. M. Barretto: Ferrocarril de Manila a Dagupan (Álbum Recuerdo de Manila), ca. 1885. PALACIO LA CUMBRE, SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN SAN SEBASTIÁN

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Gómez Carrera: Interior de una fábrica, ca. 1895. COLECCIÓN PHOTOARTE.COM

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Portada del libro Situación de las obras del nuevo puerto en junio 1896 (Junta del Puerta de Manila, 1896)

Vista general del Muelle de las Canteras de Angono, Draga de hierro de Rosario Central de sesenta caballos de fuerza, Edificio de las obras del puerto en el Malecón del Norte o Muelle de la Farola, Vista de la Laguna de Bay y del muelle-embarcadero de las Canteras de Angono, Dique del Este, Grúa de vapor de diez toneladas-Ganguil de madera con pozo central (Álbum Obras del Puerto de Manila), 1887. BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid

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Marion: Faro de 1er orden de Cabo Engaño: Estado de las obras el día 10 de enero de 1892 (Carpeta Islas Filipinas. Obras públicas. Faros), 1893. PATRIMONIO NACIONAL

Marion: Faro de 1er orden de Cabo Bojeador (Carpeta Islas Filipinas. Obras públicas. Faros), 1893. PATRIMONIO NACIONAL

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Marion: Faro de 1er orden de Cabo Melville: Estado de las obras el día 3 de diciembre de 1890, Estado de las obras el día 6 de mayo de 1891 y Estado de las obras el día 18 de febrero de 1892 (Carpeta Islas Filipinas. Obras públicas. Faros), 1893. PATRIMONIO NACIONAL

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Marion: Faro de 1er orden de Cabo Melville: Camino de servicio (Carpeta Islas Filipinas. Obras públicas. Faros), 1893. PATRIMONIO NACIONAL

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Marion: Faro de 1er orden de Cabo Melville: Cantera de arenisca explotada para las obras (Carpeta Islas Filipinas. Obras públicas. Faros), 1893. PATRIMONIO NACIONAL

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Marion: Faro de 1er orden de Isla de Cabra, Faro de 2º orden de Isla Corregidor, Faro de 1er orden de Isla Capones, Faro de 4º orden de PuntaSantiago y Faro de 1er orden de Cabo Bojeador (Carpeta Islas Filipinas. Obras públicas. Faros), 1893. PATRIMONIO NACIONAL

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Marion: Faro de 6º orden de Río Pasig (Carpeta Islas Filipinas. Obras públicas. Faros), 1893. PATRIMONIO NACIONAL