Deja de Refunfuñar

259

description

autoayuda

Transcript of Deja de Refunfuñar

  • Para Philippe, mi marido, el Amor de mi vida.

    2

  • sociedad donde desde la inf ancia es habitual destacar loserrores del alumno durante el aprendizaje, en lugar de v alorarsus aciertos, no se contribuy e a la f alta de autoestima deladulto en que se conv ertir?

    El quejica obtiene pocos benef icios secundarios por su actitud,pero no sabe que expresndose de ese modo, cav a su propiadesgracia cotidiana. Aunque quejarse compensasuperf icialmente ciertas heridas del ego, no las cura

    En un momento u otro, todo el mundo puede dejarse atrapar enese engranaje inf ernal que, si no estamos prev enidos,rpidamente puede conv ertirse en una f orma de f uncionar. Perosolo con tomar conciencia de ello no basta: y a que en ese casoexiste el peligro de agrav arlo quejndose de uno mismo. Porconsiguiente, la nica pregunta pertinente es: Cmo librarsede ello?.

    Christine Lewicki ha escrito este libro para todos aquellos que noquieren pasar quince aos en un div n que un da abandonarnquejndose de su psiquiatra. Tiene un gran mrito, unacaracterstica irremplazable que lo ha conv ertido en una obraineludible: su autora conoce el tema, porque ella misma haaf rontado el problema En resumen, sabe de lo que habla! Demanera que, lejos de ser la obra de un terico distante, quedirige una mirada f ra y analtica sobre un f enmeno extraopara f ormular recomendaciones racionales surgidas de unrecorrido puramente intelectual, este libro se apoy a por elcontrario en una v iv encia, en una realidad sensible, unaconf rontacin con lo cotidiano: tiene el sabor, el olor y la f uerzade la experiencia. Es precisamente eso lo que lo conv ierte en unlibro v alioso, un libro necesario. No solamente para uno mismo;tambin para el mundo: y a que quejarse es degradar el mundo

    4

  • llamando la atencin de cada uno sobre lo que no f unciona.What you focus on expands,1 dicen los norteamericanos. Af uerza de resaltar los problemas, los olv idos, los f allos, lasimperf ecciones y dems def ectos, de darles una importanciaque no tienen, les damos la oportunidad de dominar nuestrasv idas.

    Es la propia v ida la que se impregna de ese modo del perf umede la decepcin y se v iste con el color sombro de lainsatisf accin.

    Al f in y al cabo, deberamos emitir una nica queja en la v ida: laltima.

    LAURENT GOUNELLE, especialista en desarrollo personal.

    5

  • cansada y v aca por todo lo que haba suf rido a lo largo delda. Tena la impresin de haber experimentado durante toda esajornada una especie de lucha permanente para tener a los nioslistos para ir al colegio, para av anzar en mi trabajo, para llegarpuntual, para organizar la logstica de la casa y del trabajo y delos div ersos conf lictos. Me acostaba preguntndome si en eltranscurso de ese da haba tenido momentos de calidad. Y elbalance era ms bien negativ o.Sin embargo, mi jornada haba sido muy normal. No habapasado nada grav e. Al contrario, aquella haba sido una jornadaordinaria, lo cotidianoEntonces me pregunt qu me impeda disf rutar de mi v ida co-tidiana. Los das se sucedan unos a otros, de un mododemasiado gris, y y o tena la tendencia de decirme que, msadelante, cuando mis tres hijos f ueran may ores (sobre todo lapequeita), cuando mi empresa estuv iera ms asentada,cuando pudiera dedicarme ms tiempo a m, cuando estuv ierade v acaciones, en v erano cuando tuv iera a mi f amilia paraay udarme, etc. En resumen, ms adelante, solo ms adelante,podra v iv ir ms serenamente, mejor.Despus empec a decirme: por qu esperar a maana parasentirme ms f eliz? En cualquier caso es una lstima, porque locotidiano es la v ida real, no?Ayer ya no est, maana no existe solo existe hoy. Esasson las palabras de un sabio. La v erdad es que y o y a las habaodo, pero desde ese momento decid ponerlas en prctica.Yo soy una mampresaria2 y mi da a da est abarrotadoentre mi empresa (o coaching), mis tres hijos que v an a tresescuelas distintas, las activ idades de cada uno (piscina,guitarra, piano), las responsabilidades como v oluntaria en laof icina de direccin de la Federacin de Coaching de Losngeles (ICFLA), mi v ida como mujer, como esposa, comomam y todo eso con la posibilidad de apoy o f amiliar a diez

    8

  • mil kilmetros de distancia, y en una ciudad tentacular dondetodo v a muy rpido!Esa noche, estaba en la cama con la cabeza sobre la almohaday los ojos abiertos de par en par, y pens cmo hacer para quemi cotidianidad me proporcionara ms alegra y satisf accin queen el presente, cuando tantas cosas en mi v ida parecancaticas.Todos nosotros v iv imos momentos particularmente alegres yf elices. Los f ines de semana, las v acaciones, las f iestas, lascenas con amigos que terminan entre grandes carcajadas, lasv eladas romnticas, las bodas, los v iajes pero tambin todosesos pequeos momentos preciosos como un masaje, esemomento en el que uno se ocupa de s mismo. Todos esosmomentos son instantes de f elicidad y de plenitud que nossacan de nuestra rutina cotidiana. Pero hay que reconocer queesos placeres tienen una duracin relativ amente limitada, y quedesgraciadamente estn condicionados por un contexto exteriorpoco comn, si no excepcional.Y qu hay del resto de nuestra v ida? De nuestra cotidianidadbastante banal y pautada por nuestros dif erentescompromisos Al pensar en eso, me di cuenta que era un granderroche permitir que se escurrieran todas esas horasnormales de mi v ida y an ms suf rirlas, como carentes detodo atractiv o.Yo deseo la f elicidad cotidianamente porque s que un da uotro me morir. Cada minuto es extremadamente v alioso. Miv ida es un regalo y y o cuento con disf rutarla plenamente.Me di cuenta de que lo que me consuma ms eran todos esosmomentos en los que me quejaba. Hacer las cosasref unf uando, enf adarse con el ordenador, protestar cuando v asen coche, comentar los ltimos chismes con los dems,lamentarse de los nios, suspirar, renegar, gruir, lloriquear,ref unf uar Eso me amargaba la v ida y, seamos realistas, era

    9

  • totalmente estril.Sin lev antar la cabeza de la almohada, mirando f ijamente lalmpara que hay encima de mi cama me pregunt sobre miv ida. Yo soy el tipo de persona que dice siempre que la v idaes bella, entonces por qu quejarse? No estaba deprimida,sino en buena f orma, ms bien alegre y positiv a, f eliz en mimatrimonio, se me caa la baba con mis hijos, me encantaba mitrabajo y sin embargo, al margen de las circunstancias,segua encontrando el modo de protestar y acostarme v aca,f rustrada, agotada

    La sensacin de ser feliz o desgraciado raramente dependede nuestro estado en abstracto, sino de nuestra percepcinde la situacin, de nuestra capacidad de estar satisfechos

    con lo que tenemos.Dalai Lama

    Fue entonces cuando me dije: y si simplemente dejara deref unf uar?S, lo s, he escrito simplemente, pero ahora que escriboestas lneas, despus de haber realizado el desaf o, s que noes as de f cil. La idea es sobre todo escoger entre f ilosof arsobre la f elicidad, leer un montn de libros y asistir a seminariossobre el tema, o bien decidir empezar hoy a hacer todo loposible para comprometerse a no quejarse en absoluto,durante v eintin das consecutiv os!!! Y despus, v er qupasa!En Estados Unidos, donde v iv o desde hace diez aos, ese tipode desaf o en v eintin das para dejar de protestar (o f umar, oempezar a meditar, o perder peso, o expresar gratitud) sonbastante corrientes,3 y me dije: y a no puedo echarme atrs, y otambin tengo que hacerlo hasta el f inal, por m, por mi v ida,

    10

  • En todo momento, pase lo que pase, tenemos la opcin de v iv irla v ida como deseemos. Tristezas, f racasos, penas,dif icultades Podemos optar por considerarnos v ctimasimpotentes o actuar en f av or de nuestra f elicidad. Podemosoptar por rendirnos o coger las riendas y saborear, v aloraraquello que la v ida nos da.Por el contrario, me doy cuenta demasiado a menudo de quecuando se plantea el tema de optar por la f elicidad nos sentimosincmodos. Eso es porque estamos rodeados de personas quepref ieren quejarse, lamentarse, considerarse v ctimas. Existeuna especie de cultura de la queja constante, de manera que alf inal escoger la f elicidad es ser dif erente.

    No hay nada vergonzoso en escoger la felicidad.Albert Camus, La peste, 1947

    Esta cultura nos empuja a ref unf uar para mitigar nuestrasf rustraciones. No nos planteamos preguntas realmente,seguimos la tendencia, hacemos lo que todo el mundo, nosquejamos como todo el mundo.Para m, este desaf o ha puesto v erdaderamente en ev idenciahasta qu punto tenemos tendencia a sentirnos ms seguroscuando comulgamos con los dems f rente a nuestrosproblemas. Tenemos tal costumbre de quejarnos juntos, quedesde el primer momento pensamos que hacer otra cosasignif icara salirnos de la norma, que nos marginara.La norma es tranquilizadora, uno sabe a qu atenerse cuando sequeja: sentir la compasin de nuestro interlocutor, o bien que lo ella alimente todav a ms nuestras af irmaciones y se una anosotros en nuestro suf rimiento.Adems, una conv ersacin compuesta de quejas se queda en lasuperf icie, nos permite no descubrirnos, no amenaza a los

    17

  • En este sentido, habis notado que a menudo tambin nosquejamos automticamente de nuestros prov eedores o de losorganismos del Estado? La excusa de que somos clientes ociudadanos nos da derecho a quejarnos, nos autoriza alamentarnos, a subir el tono, a env iar cartas agresiv as, nosindignamos para estar digamos mejor atendidos o para que serespeten ms nuestros derechos. Eso prov oca la sensacin deque ref unf uar es la nica f orma de cambiar las cosas.Optamos por desarrollar unos argumentos amenazadores,estriles y automticos para hacer v aler nuestro punto de v ista.O bien nos sentimos v ctimas y dedicamos el tiempo aquejarnos.Personalmente, he podido constatar claramente que dejar deref unf uar me ha permitido mejorar muchsimo las relacionescon mis prov eedores y con las dif erentes instituciones con lasque trabajo. Mi calma y mi determinacin se han conv ertido entriunf os en mi mano. Cuando tengo un problema, lo abordo conclaridad y f irmeza, pero sin quejarme. Expongo mi deseo deencontrar una solucin y me muestro abierta a sus propuestas.Podemos pues mantener un estado de nimo de respeto y decolaboracin f ructf era.

    Testimonio

    Cuando yo trabajaba en una empresa de servicios, solamos tener clientesdescontentos, porque hay que reconocer que cometamos errores duranteel proceso. Algunos clientes venan a quejarse de forma estril, por puroautomatismo, creyendo que esa era la nica manera de conseguir algo denosotros, y otros venan a explicarnos el problema y apelaban a nuestracolaboracin para resolverlo. Quiero destacar que al final siempreacabbamos encontrando soluciones para los que no se quejaban Con

    25

  • necesidad de realizacin. Nos f ijamos metas y plazos porquequeremos conseguirlo, marcar la dif erencia, demostrar a losdems nuestra utilidad o nuestras capacidades Ydesgraciadamente, demasiado a menudo, no damos lo mejor denosotros mismos. Nos desv iamos y nos quejamos, porquenuestras necesidades de estima, de uno mismo y de los demsno han sido satisf echas.Nuestra necesidad de estima deber ser satisf echa antes denuestra necesidad de realizacin (y no al contrario!). Esperar aobtener el reconocimiento ajeno debido a nuestro estatus, anuestra reputacin al f inal del camino, despus de haberalcanzado nuestros objetiv os es extremadamente dif cil. Ya queen estas condiciones hay muchas posibilidades de que no losalcancemos. Por ejemplo, imaginemos que tenis unaautoestima baja y que intentis conseguir un ascenso quesuponga f inalmente un reconocimiento. Y que os encargis deun asunto clav e pensando que ese proy ecto os permitir por f inel reconocimiento y el ascenso (lo cual aumentara v uestraautoestima). Rpidamente os daris cuenta de que corris elpeligro de perder f uelle y de que os costar mucho acabar esef amoso proy ecto y obtener el ansiado ascenso, porqueterminaris dudando de v osotros mismos, aplazndolo(dejndolo para maana) y probablemente tambinsabotendoos a v osotros mismos con un trabajo mediocre queno est a la altura de v uestro potencial. Si, por el contrario,consegus llenar v uestro depsito de autoestima en la v idadiaria, entonces tendris ms gasolina para llegar a realizaros.

    La gente es tonta, la gente es nula, la gente es mala.Pero a lo mejor ellos dicen lo mismo de usted, sabe!

    Ah! Y encima la gente tiene la lengua muy larga!Geluck, Le Chat

    29

  • Cuando el niv el del depsito est demasiado bajo, nosquejamos porque es un modo de v alorizarnos, de ganar estima.Para obtener reconocimiento intentamos colocarnos por encimade los dems, a distancia de los dems. Diciendo, por ejemplo:Aunque yo ya haba dicho que esta idea era una ridiculez otambin: La gente conduce fatal (sobrentendido: Yo conduzcobien). Quejarse es una estrategia para generar reconocimiento,estima. Nos colocamos a nosotros mismos por encima de losdems. Queremos destacar. He podido constatar que cada v ezque hablamos de la gente, as en general, podis estarseguros de que nos estamos quejando para destacar ms.Los lectores del blog tambin se han dado cuenta:

    Testimonio

    Est claro que no se puede arreglar el mundo, ellos no cambiarn pornosotros, del mismo modo que nosotros somos los ellos de los otros, yno necesariamente queremos cambiar para ir en su misma direccin.Moraleja: dejemos de refunfuar sobre ellos, tratemos nicamente devivir con inteligencia y de comprender nuestras divergencias de criterio, yesperemos que ellos, impulsados por nuestro buen humor, dejen dequejarse de nosotros!.Laetitia

    La pregunta importante que plantea este desaf o es: cmoconseguir reconocimiento y aumentar mi autoestima sin aceptarlas quejas?Y si empezramos por apreciarnos a nosotros mismos un pocoms? Y si cada da dedicamos un rato a v alorar lo que hemosconseguido, incluso los xitos ms pequeos?

    30

  • v ctimas impotentes y los momentos en que nos rebelamos conla energa, las acciones y la v oluntad de crear un mundo mejor.Yo pienso que s, que no hay que seguir siendo v ctimas, y quesi algo no nos conv iene es importante actuar para cambiarlo. S,es f undamental adquirir conciencia de las aberraciones denuestra sociedad y cuestionarlas. No obstante, estoyntimamente conv encida de que la queja en s no aporta nada aeste paso hacia el cambio, y querra mostraros cmo apuntarun cambio de punto de v ista sobre este tema.Martin Luther King no intent soliv iantar a las masas acusandoy diciendo: Esto es detestable e injusto, hemos de combatir aquienes nos martirizan. Todo lo contrario, l opt por compartirsu sueo del da en que todos los nios de todas las razasjugaran y v iv iran juntos en armona y en paz. Su mensajecambi el mundo. Compartir su sueo ha hecho queadquiriramos conciencia de que era posible crear un mundomejor. l consigui atraer a otras personas a su mov imiento ycambiar las cosas.Si v osotros queris generar un cambio, dedicad tambin tiempoa describir claramente v uestra v isin y compartidla con pasiny conv iccin con el mximo de gente posible. Sin olv idaros,ante todo, de actuar para que se realice. Esto no tiene nada quev er con quejarse.No obstante no os quedis limitados por el resultado exactoque deseis obtener, ni por la manera exacta como las cosasdeben desarrollarse f inalmente. Encontraris obstculos,obligaciones, rodeos, pero lo que cuenta es persev erar env uestra v isin y obrar en consecuencia.

    Aspirad siempre a la luna. Aunque no la alcancis,aterrizaris entre las estrellas.

    Les Brown, escritor y conferenciante norteamericano

    33

  • que nos pasa, y de ese modo podemos aceptarlo mejor yconcentrarnos en una solucin ante un accidente, si perdemosel trabajo, si tenemos un problema en carretera, un retraso, untrastorno de salud No son nuestros pensamientos, sino elapego que tenemos a nuestros pensamientos lo que provoca elsufrimiento, dice ella. Cuando nos dejamos llev ar por la queja,dejamos que nuestros pensamientos negativ os cobren v ida. Atrav s de nuestras quejas interf ieren en nuestrasconv ersaciones, en nuestras relaciones, en nuestracotidianidad y poco a poco se conv ierten en nuestra v ida, ennuestra identidad. Acabamos incluso por crernoslos!Para tener xito en este desaf o es importante adquirirperspectiv a en relacin con nuestras quejas y ev itar que se nospeguen a la piel y nos inv adan. Hay que aprender a soltarlastre, hay que aprender a cuestionrnoslos. No se trata, os loaseguro, de reprimir v uestros pensamientos negativ os. Soyabsolutamente consciente de que es casi imposible impedir quesurjan en nosotros y este no es el tema de este libro.Nuestro cerebro es un rgano sper activ o que piensa, piensa ypiensa durante das. Nuestros pensamientos v an y v ienen sinque nosotros seamos conscientes de ello. Entran en nuestracabeza a miles, y nosotros no podemos ev itar que estn ah.Algunos son positiv os y otros son negativ os. Y al f inal esto notiene mucha importancia, y a que los pensamientos no noshacen ningn dao. Solo estn en nuestra cabeza. Por eso eneste desaf o, quejarse mentalmente no cuenta. Simplementedejamos que pase la queja y seguimos con nuestra jornada.El mal aparece cuando empezamos a af errarnos a nuestrospensamientos, a darles importancia y a expresarlos en nuestrasquejas. A partir de este momento, anclamos nuestrospensamientos negativ os en nuestra v ida. Los cristalizamos.Este desaf o, por el contrario, nos inv ita a encontrar un espaciosano para v iv ir plenamente nuestros pensamientos negativ os y

    47

  • nerv iosos al v olante quejndonos porque nuestra cita es muyimportante (o bien no es tan importante, pero dramatizamos). Noobstante no pensamos que, quizs, estando bloqueados en unatasco acabamos de ev itar un accidente de carretera. Tenemosprisa y no queremos hacer cola, pero tal v ez la persona queespera detrs de nosotros es una persona marav illosa que v alela pena conocer. A v eces nos decimos que v erdaderamente notenemos suerte. Tenemos la impresin de que somos unosgaf es, de que todo se tuerce. Algunos pierden su trabajo, tienenpreocupaciones f amiliares y /o de salud, y parece que todo seles acumula. En momentos como estos, puede que tengamos laimpresin de que nos han echado mal de ojo. Pero, en el f ondo,podemos af irmar al cien por cien que sabemos realmente loque es bueno para nosotros? Verdaderamente supone unbenef icio querer controlar toda nuestra v ida y gobernarla porentero?He aqu dos cuentos (cuy os orgenes desconozco) que nosabrirn los ojos.

    Hace mucho tiempo, haba un rey que tena un consejerosabio. Este tena la costumbre de repetirle al soberano: Todo

    lo que te pasa es por tu bien.Y sucedi que, durante un desfile, el rey solt su sable y se

    cort un dedo del pie. Muy contrariado, fue a casa de suconsejero y le pregunt si ese accidente le haba sucedidopor su bien. El sabio le repiti una vez ms: Todo lo que tepasa es por tu bien. Enfurecido, el rey consider que sus

    palabras eran una afrenta y decidi encarcelarlo paracastigarlo.

    Al cabo de cierto tiempo, el soberano se fue de caza rodeadode su corte. El grupo se dispers rpidamente por el inmenso

    bosque, y cuando cay la noche el rey se vio solo, y lo que espeor, perdido. Busc, busc y busc una vez ms la salida en

    52

  • vano. Cuando estaba al lmite de sus fuerzas, atisb por fin elresplandor de una hoguera. Salvado, estoy salvado!, sedijo. Avanz hacia la luz y descubri una tribu de su reino

    que no conoca. Se present como el rey y les prometi unagran recompensa si le ayudaban a volver a su palacio.

    Pero las cosas no sucedieron como estaba previsto.Los indgenas no hablaban su idioma. Se mostraron

    agresivos y el rey comprendi enseguida que haba ido aparar a una tribu de canbales de la que sus soldados ya lehaban hablado. Ellos hicieron pues los preparativos para

    comrselo, y antes de cocerle, le desnudaron.Fue en ese momento cuando descubrieron su pie mutilado. Y,

    como todo el mundo sabe, los canbales nunca devoran apersonas tullidas. As que le soltaron, no sin lamentarlo puespareca muy apetitoso. Despus de diversos periplos, el reyacab encontrando su palacio. Se apresur a ir en busca desu consejero y le liber: Es verdad, t tenas razn; incluso

    ese accidente con el sable result ser por mi bien. Pero dudomucho que t puedas considerar que estas semanas que haspasado en prisin han sido por tu bien!. A lo cual respondi

    el sabio: Majestad, todo lo que me pasa es por mi bien. Si nohubiera estado en la crcel, os habra acompaado de caza.

    Pero yo no os habra dejado solo y nos habramos encontradolos dos en territorio de los canbales. Y yo sigo teniendo los

    diez dedos del pie.Un anciano granjero posea un caballo viejo con el quelabraba sus campos. Un da el caballo se escap a las

    colinas. Al vecino que le compadeca, le respondi el anciano:Buena suerte? Mala suerte? Quin sabe?. Al cabo deuna semana, el caballo volvi de las colinas con una manada

    de caballos salvajes, y esta vez los vecinos felicitaron alanciano por su buena suerte. l volvi a contestar: Buenasuerte? Mala suerte? Quin sabe?. Despus, cuando suhijo, queriendo domar uno de los caballos salvajes, se cay y

    se rompi una pierna, todo el mundo crey que era una grandesgracia. El granjero, por su parte, se content con decir:

    53

  • Buena suerte? Mala suerte? Quin sabe?. Variassemanas despus, el ejrcito entr en el pueblo y moviliz a

    todos los jvenes aptos. Cuando vieron al hijo del ancianocon la pierna rota, le dispensaron del servicio. Fue buena

    suerte? Mala suerte? Quin sabe?

    Esta moraleja que nos of recen el consejero del rey y el v iejogranjero tambin es aplicable a las pequeas desgracias, a loscontratiempos, a los retrasos y a otros sinsabores de nuestrav ida cotidiana.He aqu cmo y o misma he podido ponerla en prctica duranteel desaf o.

    Testimonio

    Un da de mi desafoHoy me he trasladado con mis tres hijos. Solo era un traslado de cienkilmetros, pero pareca una mudanza. Mis hijos se van nueve das devacaciones con sus abuelos, y yo me instalo en el apartamento de estosltimos en Pars para trabajar durante unos das. Esta maana he tardadouna hora y media en recoger mis cosas y hacer las maletas. He encontradoropa sucia que he puesto a lavar, he buscado los calcetines, heamontonado los peluches,he escogido qu ropa llevarAl final de la maana, pens que ya estaba casi lista y con las maletas casicerradas. Solo tena que terminar un par de cosillas. Tena la situacincontrolada. Entonces he ido a relajarme unas horas con mi familia. Mstarde, hacia las cuatro me he dicho que ya haba llegado el momento deespabilarme y ponerme en camino. Finalmente he necesitado una hora ymedia ms antes de poner la llave en el contacto de mi coche. Y durantetodo ese tiempo he tenido que soltar lastre para no refunfuar. Me sentafrustrada porque me pareca fcil hacer las maletas, y de hecho he tardadomucho ms tiempo del que crea. Haba mucho que hacer No olvidar el

    54

  • Deja que te cuente una historia Yo tambin, a veces,siento odio contra los que se portan mal y no sienten el menorremordimiento. Pero el odio te agota, y no hiere a tu enemigo.

    Es como tragar veneno y decidir que sea tu amigo quienmuera. Yo he combatido a menudo

    esos sentimientos.Continu: Es como si tuviera dos lobos en mi interior; el

    primero es bueno y no me hace ningn dao. Vive en armonacon todo lo que le rodea y no se ofende cuando no tiene

    motivos para ofenderse. Pelea nicamente cuando es justoque lo haga, y lo hace de forma justa.

    Pero el otro lobo, ahhh! Est lleno de clera. La cosa msinsignificante le provoca ataques de ira. Se pelea con todos,

    constantemente, sin motivo. No es capaz de pensar porque suira y su odio son inmensos. Est desesperadamente rabioso,

    y sin embargo su rabia no cambia nada.A veces es difcil vivir con esos dos lobos en mi interior,

    porque los dos quieren dominar mi espritu.El nio mir atentamente a los ojos de su abuelo y pregunt:

    Cul de los dos lobos domina, abuelo?.El abuelo sonri y respondi con dulzura:

    El que yo alimento.

    Y v osotros, qu lobo alimentis? A menudo os sents dolidosu of endidos por lo que os hacen suf rir los dems? Solis estarenf adados? Os sents juzgados, rechazados, acusados,desatendidos? Tenis ganas de castigar a quien os ha hechodao? O bien os negis a hablarle para protegeros?Esta ley enda de los dos lobos nos inv ita a comprender quecuando sentimos rencor o nos af erramos a nuestras quejas, noscastigamos a nosotros mismos. Al f inal somos nosotrosmismos quienes escogemos seguir af errados a nuestrosuf rimiento. Somos muy sensibles, nos of endemos a la mnimay al f inal estamos con los nerv ios a f lor de piel y somos

    57

  • gente. Entre nosotros, eso es falso: todos los estudiosdemuestran que nos sentimos ms atrados por quienes

    asumen sus opciones y viven lo que han escogido vivir. Alfinal tus lloriqueos solo te conmueven a ti.

    Estas palabras me impresionaron prof undamente porque lasconsidero absolutamente ciertas. S, mis lloriqueos solo meconmuev en a m. Yo amargo a todo el mundo con mis suspiros.Tambin he notado que todas mis quejas crean distancia entrem y las personas que me rodean, y cuando he dejado deref unf uar he notado claramente que los dems se acercaban am.Esto ha sido especialmente f lagrante con mis hijos. Como y oy a no me quejaba, ellos han debido pensar que era msaccesible y me hacan carantoas. De repente, tuv e el placerde disf rutar regularmente de conv ersaciones cariosas y demomentos de ternura con ellos. Pudimos salir del modoconf licto o gestin de logstica y v iv ir una may or intimidad.Leo las palabras que acabo de escribir y me chocan. Me digoque haca aos que ellos guardaban las distancias conmigo.Antes de este desaf o, v iv amos una cierta ternura,ev identemente, pero debo admitir que he notado una mejorasignif icativ a desde que mis quejas contaminan menos nuestracotidianidad.Finalmente, ahora s que a v eces a los dems les asustaacercarse a nosotros porque temen que les ahuy entemos connuestras quejas. Estn tan acostumbrados a ornos rechazar loque nos es dado v iv ir que tienen miedo de que les rechacemostambin a ellos si se nos acercan.

    61

  • ms palabras, habr que explicitarla. Y sobre todo ser nica ydif erente de los pensamientos de aquellos que estn en elandn con v osotros.

    Estudios realizados por psiclogos han demostrado que laspersonas pesimistas tienen un vocabulario menos rico y

    menos variado que las optimistas, otros estudios handemostrado que el grado de violencia en los jvenes es

    proporcional a la pobreza de su vocabulario: cuando nopodemos expresarnos con palabras, pegamos y rompemos!

    Yves-Alexandre Thalman,Petit cahier d exercices pour voir la vie en rose, ditions

    Jouvence, 2010

    Vosotros podrais deciros: De acuerdo, pues entoncestelefonear al despacho para que me manden el expedienteDupond y por fin podr terminarlo tranquilamente en casa sin quenadie me moleste. Casi mejor. Estar muy bien saber que ya esthecho. Tambin telefonear a Paul para anular nuestra cita dehoy a las diez de la maana. Seguramente al medioda la lnea yavolver a funcionar y podr estar en el despacho por la tarde.Otra persona del andn podra decir: Vale, telefonear a mi jefey le dir que me tengo que tomar el da libre porque no tengomedio de transporte para llegar al trabajo. No es lo que tenaprevisto, pero casi mejor. Estoy cansada y nunca me dedicotiempo a m. Voy a aprovechar para ir a la peluquera, hacecuatro meses que deba haber ido. Y tambin aprovechar parallamar a mi hermana. Esta tarde cocinar y llenar el congeladorde platos, hace mucho tiempo que tengo ganas de hacerlo.Como v eis, en estas dos ltimas situaciones, primero ha sidonecesario aceptar el cambio imprev isto, luego elaborar unaref lexin bastante ms sof isticada que una simple queja tan

    63

  • Dav id D. Burns, psiquiatra especialista en terapia cognitiv a,llama esa distorsin del pensamiento binocular trick11 (el trucode los prismticos). Tenemos tendencia a observ ar losacontecimientos negativ os de tal manera que aumentamos sutamao y su importancia. En ese momento hacemos unamontaa de algo que es realmente cargante, pero no tan enormeni tan catastrf ico.Observ ad los dibujos de las pgs. 70 y 71. El primero ev ocaaquello que muchos de nosotros habran podido decirse: Ay,acabaris matndome con vuestras exigencias!, y sin embargonuestra encantadora herona est llena de recursos. Ella haescogido no resistirse sino adaptarse. Es v erdad que estoexige ms esf uerzos que simplemente ref unf uar! Pero seamosclaros, al f inal del da la satisf accin no es la misma.Del mismo modo, el mecanismo del truco de los prismticosse activ a tambin si tenis tendencia a quejaros comparndooscon los dems. Cuando decs: No sirvo para nada, Soytonto, Quin me creo que soy, Pensarn que soy tonta,No soy lo bastante profesional, Yo no saba nada. En esosmomentos, probablemente tenis tendencia a magnif icar losxitos de aquellos con quienes os comparis, sintindoos anms disminuidos por la comparacin.En ese caso, miramos por el otro lado de los prismticos (alrev s, por el lado que reduce) para pensar en nuestros logros,en nuestros xitos o en las imperf ecciones de nuestroscompetidores, y los disminuimos hasta conv ertirlos en polv oinsignif icante.Cuando ref unf uamos sobre nosotros mismos, nos destruimosen lugar de construirnos. Del mismo modo que a menudo nossometemos a una gran presin, y modif icamos nuestrasaf irmaciones porque no nos sentimos a la altura de lo quecreemos que los dems esperan de nosotros.Con este desaf o, se nos inv ita a aprender a v alorar nuestros

    68

  • Emitimos un mensaje apropiado, o estamos dramatizando,exagerando o generalizando un problema?Cuando nos comunicamos con los dems, es importante quenos demos cuenta de hasta qu punto nuestras emociones,nuestras f rustraciones y nuestras dudas entran en juego y que,muy a menudo, nuestra interpretacin est alejada de loshechos tangibles.Nosotros lo v emos todo a trav s de nuestro f iltro personal(ligado a nuestra historia, nuestra v ida, nuestra naturaleza). Porlo tanto, estemos atentos a lo que escogemos decir. Porque unav ez se hay an dicho las palabras, y a no podemos atraparlas, nirecuperarlas. Nuestras quejas cambian el rumbo de unaconv ersacin. Cambian el modo en que se v iv e unacontecimiento. A partir del momento en que se dicen, adquierenf orma en nuestra cotidianidad y nos parecen ms v erdaderasde lo que son.Este desaf o os exhorta de ese modo a comunicaros de f ormams autntica. Dado que y a no podemos quejarnos, hemos detener cierta perspectiv a respecto a aquello que tenemos ganasde compartir con el mundo. As, da tras da, aprendemos acontar hasta diez antes de abrir la boca para hablar. A no decirdemasiado, ni usar palabras sesgadas por nuestras quejas.Igualmente, aprendemos a v er en perspectiv a las quejas queomos en boca de los dems. Tomamos conciencia de queestas tambin son sesgadas y no dicen la v erdad.Por tanto, es importante aprender a dudar tanto de lo que omoscomo de lo que dice uno mismo y v erlo en perspectiv a. Lasaf irmaciones pertenecen a quien las dice, y por ello no debemostomrnoslo todo al pie de la letra, sino otorgar al otro laresponsabilidad tanto de su palabra como de sus actos. Esopuede ev itarnos el deseo de alimentar nuestras f rustraciones abase de la queja.

    71

  • Testimonio

    Por una parte, me di cuenta de que me costaba expresar lo que no ibabien, y hacer que los dems respetaran mi terreno, y de que la nica formade hacerlo era quejndome y poniendo mala cara. Por otra parte siemprehe visto a mi padre quejndose, y para m, eso es smbolo de poder(cuando de hecho sera lo contrario). Es difcil modificar las creencias.Esta toma de conciencia me ha permitido avanzar realmente.Cline

    Habra otro modo, ms ef icaz, de satisf acer mis necesidades?Puede ser muy interesante distinguir entre: por un lado, lasnecesidades que pueden satisf acerse sin recurrir a una tercerapersona, como la necesidad de descansar que requiere, porejemplo, que nos acostemos ms temprano, y depende sobretodo de nosotros en este caso quejarse no sirv e de nada,hemos de optar por no v er esa pelcula para meternos en lacama ms pronto; la solucin a nuestro problema est ah,totalmente en nuestras manos y, por otro, las necesidadesque requieren la colaboracin de otras personas para podersatisf acerlas. Si no quiero que ignoren mi necesidad, tendr queconseguir comunicarla y conv encer a los dems de que meay uden.Yo f ui prof undamente consciente de eso cuando comprend quenecesitaba ay uda en casa. Yo necesito un mnimo de ordenpara v iv ir, y entre mis tres hijos pequeos y mi f alta de interspor lo domstico, no consigo estar atenta y ordenar todo lo quese desordena en cuanto me v uelv o de espaldas. He intentadoquejarme, sin grandes resultados, he intentado ordenarlo y omisma, pero eso f ue un f racaso rotundo (no soy una gran amade casa!), intent ignorar el caos, pero no era f eliz Tena queencontrar el modo de comunicar esa necesidad y de sentirmeescuchada y apoy ada. Para eso recurr a los instrumentos de

    75

  • comunicacin no v iolenta de Marshall B. Rosenberg, y empeca expresar claramente lo que me pasaba, sin reproches, nijuicios de v alor. Un da, por ejemplo, entr en el saln ydescubr que el suelo estaba lleno de papelitos que se quedaronall despus de un taller de recortables. Tuv e ganas deref unf uar porque esa misma maana haba barrido el saln.Marshall B. Rosenberg, psiclogo y f undador de laComunicacin No Violenta (NVC: Non Violent Communication),explica en su libro Les mots sont des fentres (ou bien ce sontdes murs),12 que si queremos comunicar sin v iolencia y que nosescuchen, hay que seguir las cuatro etapas siguientes:

    1. Describir la situacin que contribuy e o no a mibienestar: Cuando veo todos los papelitos devuestro taller de recortables en el suelo del saln.Fijaos en que cuando describo, hablo de m, de loque y o v eo, de lo que y o v iv o. No hablo del otro yno lo juzgo. No digo: Cuando dejas todo tudesorden por el suelo.

    2. Expresar cmo me siento ante esa situacin: Mesiento desanimada porque yo haba ordenado elsaln esta maana. Una v ez ms hablo utilizando ely o y no el t y reprimo cualquier tipo de juicio.No digo: Considero que te burlas de m o Tsiempre lo desordenas todo, nunca recoges tuscosas.

    3. Expresar las necesidades que estn en el origende mis sentimientos: Yo necesito un mnimo deorden para poder funcionar, sentirme feliz y disponiblepara mi familia.

    4. Expresar claramente mi peticin (sin exigencias)de aquello que podra contribuir a mi bienestar. Decir

    76

  • las acciones concretas, con un lenguaje positiv o,que querra v er emprendidas en este mismomomento (esta etapa primordial se olv ida a menudo)podras pasar la escoba por el saln antes decenar (decir cundo queremos que se haganaumenta enormemente las posibilidades de xito,porque v uestro interlocutor tiene una imagen clarade lo que esperamos de l).

    Y a esto y o querra aadir una ltima etapa que es una especiede negociacin. Dado que nuestra peticin no es una orden, elotro tiene todo el derecho a contestarnos no. En ese casohay que continuar el proceso para llegar a un acuerdo.Las personas que me rodean saben muy bien a partir de ahoralo que quiero decir cuando digo que es necesario que lleguemosa un acuerdo. Ellos oy en mi f irmeza y que asumo miresponsabilidad para satisf acer mi necesidad. Yo les digo: Novoy a rendirme ante mi necesidad, hemos de encontrar unasolucin, y al mismo tiempo: Yo no voy a obligarte, seamoscreativos y lleguemos a un acuerdo. A v eces la persona puederechazar mi primera peticin, y sugerir otra cosa que estdispuesta a hacer, como: Mam, t pasas la escoba y yopongo la mesa.Como podis v er, esto exige adoptar cierta perspectiv a antenuestra propia f rustracin. Ya no tenemos una reaccin brutal,por la f uerza. Aqu, para conseguir no quejarnos, debemosaprender a conectar realmente con nuestras necesidades ynuestras emociones para poderlas dominar. Hemos de conseguirdecirnos: En el fondo, no debemos olvidar hacer nuestrapeticin aceptando que quizs ser negociada.Intentando poner esto en prctica, seris rpidamenteconscientes de que lo que prov oca v uestra queja raramente esaquello de lo que os quejis! En ef ecto, constataris

    77

  • rpidamente que lo que os crispa rara v ez es lo que tenisdelante. Los papeles por el suelo no me crispan realmente.Podra incluso recogerlos y o misma o dejarlos en el suelo.Podra ignorar mi f rustracin y obligarme a v er la v ida de colorde rosa. Pero eso sera ignorar lo que me crispa realmente yque es mucho ms prof undo: la f alta de colaboracin paraordenar mi casa y mi necesidad de orden para f uncionar. Si nosatisf ago esa necesidad, no hay ninguna posibilidad de quepueda estar v eintin das sin ref unf uar!Todos tenemos necesidades prof undas de seguridad, derespeto, de orden, de consuelo, de descanso, de libertad, deintegridad, de consideracin, de pertenencia y cuando esasnecesidades no se satisf acen pasamos por div ersasemociones. Si intentis este desaf o, dedicis tambin tiempo av er qu hay en el ncleo de v uestras emociones y qunecesidad no est satisf echa. La situacin que os hacequejaros no hace ms que rev elar v uestra necesidadinsatisf echa. Aprov echad entonces esta oportunidad paraidentif icar esa necesidad prof unda y reaccionar de maneraef icaz.Una cosa muy importante que Marshall B. Rosenberg nosensea es que una emocin no es ni buena ni mala. Es! Nohay nada v ergonzoso en sentirse asqueado, agobiado,consternado, contrariado, desmoralizado, incmodo, despojado,espantado. Es importante dedicar tiempo para def inir nuestraf rustracin (v ase la lista detallada de emociones ynecesidades en pg. 175). Lo importante de este desaf o sonnuestras reacciones ante nuestras f rustraciones. Podemos, obien quejarnos, acusar o intentar obligar a los dems, o biencoger las riendas de nuestra necesidad, comunicarla de f ormasaludable y av anzar, respetando a todo el mundo. Este desaf onos inv ita a ser prof undamente conscientes de que ref unf uarno nos permitir satisf acer nuestra necesidad y suprimir nuestra

    78

  • Una vez que habis hecho las paces con el instante presente,observad lo que sucede, lo que podis hacer o escoger hacer,

    o mejor, lo que la vida hace en vosotros.El secreto del arte de vivir, el secreto del xito y la felicidad

    se resume en cinco palabras: hacerse uno con la vida.Hacerse uno con la vida, es hacerse uno con

    el momento presente.En ese momento, os dais cuenta de que no sois vosotros

    quienes vivs vuestra vida, sino la vida quien os vive.La vida es el bailarn y vosotros, el baile.

    Eckhart Tolle, Nouvelle Terre, Ariane, 200513

    Nuestro cerebro es un rgano f antstico. Absorbe y procesatoneladas de datos.Y sin embargo, lo sabis muy bien, no tenemos concienciapermanente de lo que nuestro cerebro est haciendo yalmacenando.De hecho, es nuestra atencin lo que determina aquello de loque tenemos conciencia. Nuestra atencin es un poco como unradar que se pone en marcha. Un radar que recoge determinadainf ormacin y la coloca f rente a nuestra conciencia, como ungran f oco que ilumina ciertas cosas para que las v eamosclaramente. Eso que el radar pone en ev idencia se conv ierte ennuestra realidad. Podemos optar por dirigir el f oco sobre todoaquello que hace dif cil nuestra v ida, que nos ralentiza, nosbloquea, nos limita, nos f rustra, o bien podemos optar por dirigirla luz sobre todo lo que f unciona, todo lo que es bonito yagradable en nuestra v ida.Adems nuestra conciencia acta un poco como un imn. Sinuestro radar nada v a bien est en marcha, entonces nuestraatencin se concentra en detectar y colocar el f oco en todosnuestros problemas. Este radar es agudo y ef icaz. Y muy amenudo, cuando est encendido, corremos el riesgo de atraer

    81

  • an ms quejas a nuestra v ida (probablemente porque noshemos colocado en esa disposicin de nimo). Mientras que sipor el contrario est encendido nuestro radar todo v a bien,tenemos la oportunidad de atraer ms motiv os para ser f elices.Nuestra experiencia de cada instante de nuestra jornadadepende de nuestro radar, de nuestra conciencia. Ya quef inalmente, segn aquello que enf oque nuestro radar, podemospasar una jornada muy agradable o espantosa.

    Sed, a partir de ahora, vuestro amigo nmero uno. Cuando osdispongis a hablar mal, cuando un sentimiento de ira os

    invada, pensad: Me gustara que los efectos de estepensamiento volvieran a m y se manifestasen en mi vida?.

    Detenedlo inmediatamente y sustituidlo por su opuestoluminoso.

    Marcelle Auclair, Le libre du bonheur, Seuil, 2003

    Esa es exactamente la razn por la cual y o he querido empezareste desaf o. Quejndome, me colocaba en situaciones en lasque se me presentaban multitud de razones para quejarme!He aqu un dibujo (v ase pg. 85) que ilustra una maanav iv ida durante el desaf o, una maana en la que tuv e queescoger qu radar quera poner en marcha. Dejad que os locuenteHaba olv idado sacar la basura. Al or que el camin entraba enmi calle, sal corriendo en pijama y descalza, y con las prisasme hice dao en el pie y v olqu la basura. En aquel momento,sent realmente que estaba en una encrucijada y que podaescoger el camino. La reaccin normal habra sidoref unf uar y sin embargo escog no dejarme llev ar y noempezar una jornada con mal pie.

    82

  • conv enga ms. A nuestra conciencia no le gusta el v aco, y sinos contentamos con suprimir las quejas, seguro que ella llenareste v aco. Remplazad v uestras quejas por agradecimientos!Para ay udarnos a adoptar la costumbre de encender el radar dela v aloracin, y o he optado por crear un ritual f amiliar. Todas lastardes, reunidos alrededor de la mesa para cenar, dedicamos unrato a celebrar las cosas buenas que hemos v iv ido ese da. Losnios quieren celebrar sus momentos de ocio, y sobre todo laalegra de tener amigos con quienes pueden contar, nosotros,los padres, celebramos esa reunin ef icaz o el placer de haberav anzado en nuestros proy ectos, ese chiste que nos haexplicado un colega o el lado div ertido de la v ida, el nuev ocontrato que hemos f irmado o la satisf accin de habercontribuido a ello.Es un ritual establecido desde hace v arios meses, aunque notodo el mundo est obligado a participar (uno puede sentirseincmodo y raro celebrando algo, sobre todo al principio!).Finalmente, sealo que ahora todo el mundo disf ruta de ello,incluido mi marido. A nuestra hija pequea de cuatro aos legusta mucho ese ritual, y si nos olv idamos, nos llama al ordendiciendo: Mam, mam, yo tengo una cosa que celebrar!.Dejar de ref unf uar y empezar a celebrar es optar por creer quela v ida es bella y que est ah para nosotros. Einstein dijo unda que la pregunta ms importante que nos podemos planteares: La vida es amiga nuestra?. S, la v ida est llena decomplicaciones, de guerras y de atrocidades, y muy a menudoen los medios de comunicacin encienden el radar que activ a laalarma y nos muestran los peligros y los horrores de la v ida. Yno obstante, cuando escuchamos a los sabios de todos lostiempos (Buda, Gandhi, Madre Teresa), ellos nos transmitenmensajes de esperanza, de paz y de la belleza de la v ida. Alescoger entre los medios de comunicacin y los sabios, y oescojo escuchar a los sabios porque su mensaje hace que surja

    86

  • har f elices. Daniel nos transporta al pas de los engaos, de laracionalizacin y de las ilusiones mentales que nos demuestracmo subestimamos aquello que esperamos conseguir de lascosas que queremos obtener. Ya sean unas v acaciones en unaisla paradisaca o ese ascenso tan esperado. Finalmente esealgo nuev o nos aporta bastante menos f elicidad de la quecreamos. Sus inv estigaciones, basadas en la psicologa, lasciencias del conocimiento y las neurociencias, nos demuestranque, cuando prev emos el f uturo, nuestra imaginacin suf re unailusin ptica. Daniel Todd Gilbert nos hace entender quenosotros somos incapaces de controlar el porv enir, aunquenuestro nimo no suee con otra cosa.Dejo de ref unf uar es un desaf o que os inv ita a salir de esaespiral que os impide disf rutar plenamente de cada da que osof rece la v ida, tal como se presenta ante v osotros con susdif icultades, sus contratiempos, sus f rustraciones Estaespiral que os empuja a querer siempre algo distinto y aconv ertiros en eternos insatisf echos. Habis notado que muya menudo nos quejamos porque hace demasiado calor cuandoun par de das antes nos quejbamos del mal tiempo?Con este desaf o, podis explotar v uestra enorme capacidad deadaptacin (a menudo ignorada) sin tener que lamentaros pordesear algo distinto.

    Testimonio

    Entonces, lo que me ha decidido a dejar de quejarme ha sido ante todo elambiente en casa, que se haba vuelto muy crispado, por no decirinsoportable. Con tres hijos, entre uno muy pequeo y un preadolescente,me costaba gestionar los momentos de crisis, y me di cuenta de que micomportamiento no arreglaba las cosas, que aunque todo no dependa de

    90

  • prof esional para todo el ao; cuando mi hotel no tena en cuentami reserv a; cuando mis hijos me despertaban de noche; cuandolos serv icios de urbanismo hacan obras y y o llegaba tarde amis citas por culpa de los atascos; cuando la economa iba maly mis f inanzas se v ean af ectadas. Cuando me cortaban la luzporque me haba retrasado unos das en pagar la f actura;cuando mi conexin de Internet iba mal; cuando mi contactohaba olv idado anular nuestra cita y y o haba perdido un tiempopreciosoTodos esos momentos a lo largo de das y das eran comof lechas que me atacaban. Y muy a menudo tena tendencia aquerer rendirme. A decirme que es realmente un da echado aperder o a pensar que estoy segura, este tipo de cosas solome pasan a m o tambin: Hala, una complicacin ms.El descubrimiento de esta historia del asno en el f ondo del pozome ha ay udado mucho a cambiar de perspectiv a. Es unahistoria que haba ledo hace unos aos, pero de repente, en elcontexto de este desaf o, poda apropirmela y aplicarlaconcretamente a mi v ida.

    La leyenda del asno y el pozoUn da, el asno de un granjero se cay dentro un pozo.

    El animal gimi penosamente durante horas y el granjero sepregunt qu poda hacer. Finalmente decidi que el animal

    era viejo y que el pozo deba desaparecer. De todos modos,para l no era rentable recuperar el asno. Entonces invit a

    todos sus vecinos a venir a ayudarle, y empezaron a tapar elpozo con una pala.

    Al principio, el asno se dio cuenta y se puso a rebuznar.Despus, ante la estupefaccin de todos, se call. Algunas

    paletadas ms tarde, el granjero mir dentro del fondo delpozo y lo que vio le dej atnito. Con cada paletada de tierra

    que le haba cado encima, el asno haba hecho una cosa

    92

  • deje de gritarme al odo. Encajo y en otro momento del da,mi otra hija me reclama cualquier cosa y all, exploto!: Estoyharta, esto no puede ser, yo no puedo hacerlo todo, estoycansada, podras espabilarte!. Mi respuesta esdesproporcionada en relacin a su exigencia, est relacionadacon una f rustracin anterior, reprimida durante demasiadotiempo. Esta f rustracin irrumpe abruptamente en otra situacin.La olla ha explotado sobre mi otra hija, que no tiene nada quev er Ella acusa el golpe de esa f rustracin que y o he retenidotodo el da, porque no me he ocupado de m y de misnecesidades. No he sabido hacer respetar mis lmites, entoncesme siento v ctima y an ms triste por haberme enf adado.Otra situacin (tambin v iv ida) para los que no tienen hijos.Desde hace das trabajo en un proy ecto dif cil, las horas pasany nunca termino. Podra buscar ay uda, pero no s cmo ytengo miedo de que eso me cueste demasiado caro (es mssencillo hacerlo uno mismo que f ormar a alguien). Me saltocomidas, me acuesto tarde, rev entada. Empiezo a cansarme ya estar f rustrada. Tanto ms cuando no es la primera v ez queme encuentro en esta situacin. Adems, otras personasacuden a m y reclaman mi ay uda. No es gran cosa, solo unpoquito por aqu y por all, y y o digo que s porque no quierodecir que no. Son personas a quienes tengo ganas de ay udar. Alcabo de cierto tiempo empiezo a sentirme cansada en todos lossentidos. Finalmente, un da, al acabar la jornada, mi ordenadorme abandona y ah exploto. Empiezo a ref unf uar, estoyprof undamente indignada. El problema inf ormtico es la gotaque hace desbordar el v aso, el disparador que hace saltar laolla. Pero la presin estaba all desde haca das, subaprogresiv amente, y y o no he hecho nada para reducirla poco apoco. Dejo que la situacin empeore.Con este desaf o, he tomado v erdadera conciencia de laimportancia de v aciar la presin de la olla poco a poco. A estar

    97

  • hacemos pagar a alguien por algo que nos v emos obligados ahacer.Lo que siempre me sorprende es que todos sabemos quesomos nosotros mismos quienes debemos procurarnos placeren nuestra v ida, y sin embargo solemos resistirnos muy amenudo. Una parte de nosotros tiene muchas ganas de dejarseir y permitirse placer, y otra se dice: No, esto no est bien,no hay que hacerlo. Tenemos muchas excusas: No tenemostiempo, hemos de ocuparnos de los nios, hemos de trabajar,hemos de hacer esto o aquello en su lugar, estas cosas sonms importantes. Y al f inal nos sacrif icamos, da tras da.Anne Duf ourmantelle, f ilsof a y psicoanalista, nos dice quedarse placer implica poder vivir plenamente el instante sin estarbajo vigilancia interna.16 Y s, para triunf ar en ese desaf o deno ref unf uar durante v eintin das seguidos, hay que saberacallar a v eces a nuestro pequeo polica interior, que nosmantiene concentrados en esa lista de cosas por hacer y ennuestras responsabilidades. Hay que saber recuperar el deseode obtener ese placer disponible en el momento presente.Insisto en precisar que el placer es, en primer lugar, unaexperiencia carnal y sensual, que a menudo no tiene nada quev er con el hecho de comprarse un objeto nuev o ni conconseguir alguna cosa nuev a. No digo que no se os caiga lababa por un regalito que os hacis a v osotros mismos, por unartilugio tecnolgico o por un v estido nuev o que realmente oscomplacer; todo lo contrario.Pero recordad que el placer se halla sobre todo en el instantepresente, en v uestro cuerpo, en las cosas a las que tenis f cilacceso. Puede consistir en buscar tiempo para echarse unasiesta o leer un libro con tranquilidad, o contemplar obras de arteo dedicar un rato al deporte, salir a tomar el aire a la naturaleza(algunos creen que caminar resuelv e todos los problemas y y oquiero creerles), o bailar con regularidad (esa es mi activ idad

    103

  • bailando esa disciplina. La clase tambin se imparte los martesy juev es por la maana a partir de las 9.30, pero y o nuncatengo posibilidad de ir porque me coincide con horas de trabajo.Aquel juev es tena la agenda v aca y me sent div idida entrelas ganas de permitirme ir a esa clase de danza y miresponsabilidad de av anzar en mi interminable lista de cosasimportantes y urgentes por hacer. Era incapaz de decidirme,pero cuando me lev ant me puse ropa de deporte. Una horadespus, cuando v olv a de dejar a los nios en el colegio, metuv e que enf rentar a la decisin. Iba al v olante de mi coche endireccin al despacho cuando di media v uelta, hacia el estudiode baile, dicindome: Esto es una tontera, por una v ez quepuedo ir a bailar entre semana, si me paso todo el dasoando con eso. En el siguiente semf oro v olv a dar mediav uelta en direccin al despacho, con un nudo en el estmago.No, verdaderamente esto no es serio, tengo un montn decosas que hacer, no puedo permitirme ir a danza esta maana.Recuerdo que incluso telef one a mi marido para que ldecidiera por m! (cosa que no hizo, naturalmente). Me sentamuy culpable por desear permitirme ese placer. Por no presionarlas cosas y desear solo disf rutar, div ertirme, reconectarme conmi cuerpo Finalmente me dije: Hago lo que quiero, y me f uia bailar. Aquel da, no me quej. Me senta como una millonaria,porque me haba permitido el lujo de ir una hora a danza, unamaana entre semana! La clase me sent muy bien y meaport mucho placer. En cuanto termin v olv a trabajar,motiv ada, concentrada f eliz.Vosotros permitos tambin, a v eces, hacer lo que queris.Sed capaces de relajaros y de hacer callar a v uestro v igilanteinterior. La v ida est hecha para v iv irla plenamente, ynuestras listas interminables de cosas por hacer para ay er opara maana no deben ocupar todo el espacio. Dedicad tiempopara que en v uestra cotidianidad quepan esas cosas

    105

  • importantes que os aportan alegra y bienestar. Os correspondea v osotros conv ertir tales cosas en prioridades y no dejar quedesaparezcan sepultadas bajo ese montn de tareas por cumplir.Esto me recuerda a una historia que me contaron: la metf oradel jarrn y de las piedras grandes

    Un da, un profesor encargado de formara sus alumnos en la gestin del tiempodecidi llevar a cabo una experiencia.

    De debajo de la mesa que le separaba de sus alumnos, sacun jarrn grande que coloc con cuidado frente

    a s. Despus sac varios guijarros grandes y los meti concuidado, uno por uno, dentro del gran jarrn. Cuando el jarrn

    estuvo lleno hasta el borde y eraimposible aadir una piedra ms, levant la vista hacia sus

    alumnos y les pregunt:El vaso est lleno?

    Todos contestaron:S.

    l esper unos segundos y aadi:Seguro?

    Entonces se inclin de nuevo y sac de debajo de la mesa unrecipiente lleno de grava. Ech lentamente la grava sobre las

    piedras grandes y despus agit levemente el jarrn. Lagrava se col entre las piedras hasta el fondo del jarrn. El

    profesor volvi a levantar la vista hacia su pblico y repitisu pregunta:

    Est lleno este jarrn?Sus alumnos empezaron a comprender su tejemaneje. Uno de

    ellos contest:Seguramente no!

    Bien! contest el profesor.Se inclin otra vez y en esta ocasin sac de debajo de lamesa un saco de arena. Con cuidado, ech la arena dentro

    106

  • del jarrn. La arena llen los espacios entre los guijarrosgrandes y la grava.

    Una vez ms, pregunt:Est lleno este jarrn?

    Esta vez, sin dudar y en coro,los atentos alumnos contestaron:

    No!Bien! respondi el profesor.

    Y cogi la jarra de agua que estaba sobre la mesa y llen eljarro hasta el borde. El viejo profesor levant entonces la

    mirada hacia su grupo y pregunt:Qu gran verdad demuestra esta experiencia?Un alumno, reflexionando sobre el tema del curso,

    contest atrevido:Eso demuestra que cuando creemos que tenemos la agenda

    totalmente llena, si realmente lo queremos, podemos aadirms citas, ms cosas que hacer.

    107

  • quejarse es darse cuenta de que, de hecho, la v ida est llena decosas marav illosas y optar por disf rutarlas plenamente; estambin salir de uno mismo y v olv er la mirada hacia la v ida,hacia los dems, hacia aquellos que nos necesitan. Dejar delloriquear por nuestra propia suerte y concentrarnos en nuestraf elicidad y en la de los dems. Dejar de intentarconstantemente saber si los dems nos hacen f elices o si estna la altura de lo que esperamos de ellos, y en lugar de esoempezad a pensar en los otros, en su f elicidad, en lo quepodemos hacer para ay udarles. Intentadlo y constataris depronto que la v ida se v uelv e mucho ms bella, ms serena.Todos estamos constantemente batallando para sobrev iv ir:las f acturas, el alquiler o la hipoteca de la casa, los gastos delos estudios de los hijos, esa lista de cosas que hay quehacer y todos podemos, en un momento dado, sentirnosacorralados en esta carrera inf ernal, hasta el punto deolv idarnos de nosotros mismos.Y sin embargo, y o creo sinceramente que el mejor modo dedejar de quejarse es aportar nuestra piedra, nuestra contribucina la v ida. La v ida nos ha dotado de talento a todos, de regalos,y el mejor modo de ser f eliz (y de aportar f elicidad a nuestrav ida y a la de los dems), estoy prof undamente conv encida, escompartirlos con la sociedad. Cuando ay udamos a alguien,cuando utilizamos nuestro talento para triunf ar en algo, ennuestro trabajo o en nuestra v ida priv ada, cuando mejoramos lav ida de los dems, perdemos todo motiv o para ref unf uarporque nos sentimos tiles.Este desaf o inv ita tambin a aquellos que lo desean a hacerbalance y a preguntarse todos los das: Cmo puedo hoyponerme al servicio de los dems y de m mismo? o Qupuedo aportar hoy a los dems o a m mismo?.Hay un montn de cualidades en nosotros que tenemostendencia a dar por sentadas. Hay quienes estn dotados para

    111

  • las relaciones humanas o para las v entas, otros para el arte o lainv estigacin, otros para ocuparse de los dems eso nosparece tan natural y f cil que no nos damos cuenta siquiera deque es un talento concreto que tenemos. Abrirse consiste enponerse en situaciones en las que podamos sacar esostalentos, para participar y contribuir a un proy ecto queconsideremos interesante para la sociedad.Y todos tenemos en nosotros ese prof undo deseo de contribuira la f elicidad de todo el mundo. Ese desaf o nos inv ita a v aloraresos talentos y a ponerlos al serv icio de los dems en nuestrav ida diaria, y a que cuando nos damos a nosotros mismos, nonos quejamos. Todos hemos nacido con cualidades nicas,mbitos en los que destacamos, y lo que mejor podemos hacercon ellas es compartirlasAhora bien, hay muchos que no son conscientes siquiera de sustalentos, y por lo tanto no los aprov echan. Nuestra v ida es unaoportunidad marav illosa para descubrirnos y compartir un pocode nosotros mismos, para reconocer los talentos y lascualidades que nos han sido dadas y ponernos en situacionesque nos permitan explotarlos al mximo.Ev identemente, compartir exige a menudo salir de nuestra zonade conf ort. Esa zona en la que no corremos riesgos, ni nosexponemos realmente, ni intentamos superarnos. Paracompartir, contribuir, ay udar, hay que tomar la iniciativ a y salirun poco de uno mismo. Hemos de hacer callar a esa v ocecitainterior que nos dice: Por quin te tomas, t no eres mejor quelos dems, eso que quieres hacer no cambiar gran cosa, t noeres capaz de aportar algo distinto, ni mejor.Y sin embargo, cuando centramos la atencin en la contribucinque deseamos aportar a la v ida, perdemos todo motiv o para laqueja. Ya que, de repente, la v ida se conv ierte en un terreno dejuego en el cual podemos abrirnos, y cada da tenemos lalibertad de optar por cmo queremos compartirnos a nosotros

    112

  • mismos con los dems. As estamos al serv icio de la v ida y y ano somos v ctimas de sus v icisitudes.Para eso hay que superar nuestro may or miedo: el miedo af racasar (o quizs ms bien el miedo a triunf ar). En ef ecto, av eces nos decimos: Qu pensarn los dems?. Educarse esalgo que puede v erse con cierta prev encin, porque tenemosmiedo de que los dems no nos sigan y nos juzguen.

    Nuestro miedo ms profundo no es no estar a la altura.Nuestro miedo ms profundo es ser poderosos, ms all de

    cualquier lmite.Es nuestra propia luz y no nuestra oscuridad lo que nos

    aterroriza ms.Nos planteamos la pregunta: quin soy yo, para ser

    brillante, radiante, inteligente y maravilloso?En realidad, quin eres t para no serlo? Eres un hijo de

    Dios!Reprimirse, vivir a medio gas, no es til para el mundo. Laidea no es encogerse para no intranquilizar a los dems.

    Hemos nacido para hacer manifiesta la gloria de Dios queest en nosotros.

    Ella no se encuentra solo en algunos elegidos; est en cadauno de nosotros y, a medida que dejamos que brille nuestra

    propia luz, otorgamos inconscientemente a los dems elpermiso de hacer lo mismo. Y al liberarnos de nuestro propio

    miedo, nuestra presencia libera automticamente a los dems.Marianne Williamson, Un retour l amour. Manual de

    psychothrapie spirituelle: lcher prise, pardonner, aimer,

    Amrita, 199418

    Este texto de Marianne Williamson cambi mi v ida. Puede quepara algunos sea demasiado espiritual, pero y o estoyprof undamente conv encida de que tiene razn. Todos tenemos

    113

  • en nosotros, y de manera igualitaria, todo lo necesario para serbrillantes, radiantes, inteligentes y marav illosos. Y la f uente deese bienestar y el mejor modo de no quejarse ms espermitirnos serlo!Tenemos que dejar de tener miedo a tomar la iniciativ a, miedode ser brillantes y geniales. Tomemos conciencia de nuestrotalento y compartmoslo. Demos de nosotros mismos ydmonos permiso para educarnos. Dejemos de culpabilizarnoscuando triunf amos, abandonemos esa creencia anclada en loms prof undo de nosotros mismos de que triunf ar espretencioso. Dmonos permiso para sacar partido de nuestrotalento, ese es el mejor modo de dev olv er y compartir.En mi activ idad prof esional en la que me entrego en undoscientos por cien, en que todos los das comparto un pocoms de m misma, de mis talentos, y estoy constantementesaliendo de mi zona de conf ort, consigo importantes xitos. Y alo largo de todo el ao me planteo esta pregunta: Qu puedohacer yo para que los dems me acompaen en mis xitos, paracompartir an ms, para ayudar an mejor?.Por ejemplo, he optado por destinar, determinados meses, el 10por ciento de mis ingresos a personas u organizaciones que mehan inspirado. Por ejemplo, lo doy a una asociacin que hahecho alguna cosa que me ha gustado, o bien a una personaque me ha dicho alguna cosa que me ha conmov idoprof undamente. O env iar un taln al autor de un libro que me hainspirado, a v eces dev uelv o dinero a mis clientes, que meensean tanto todos los das. Por ejemplo, el mes pasado,destin dinero a Make a Wish Fundation19 porque una niita delcolegio de mis hijos enf erma, v aliente y con una v oluntadextraordinaria ha v isto su deseo realizado gracias a estaf undacin. Ella nos env i un mensaje para ay udar a recogerf ondos para esta asociacin sin nimo de lucro y eso meconmov i. Distribuir parte de mis ingresos es un modo que

    114

  • descubrir que lo que me resultaba ms dif cil de combatir era elimpulso de encender y f umar un cigarrillo, eso era mucho msduro que la f alta de nicotina. Echaba en f alta ese gesto. Elhecho de tener un cigarrillo entre los dedos, de estar ocupadacon el acto de f umar. En el despacho, cuando sala a cenar,senta las manos v acas. Y durante aos he tenido unapesadilla que se repeta casi todas las noches: encenda uncigarrillo por costumbre (y no por f alta de nicotina), porquehaba olv idado que haba dejado de f umar.Esta historia ilustra bien hasta qu punto nuestras costumbresestn prof undamente ancladas en nuestro inconsciente y cmodeshacerse de ellas requiere un esf uerzo permanente. Con elimpulso de quejarse pasa lo mismo. Y cambiar una costumbre ycrear una nuev a no es tan f cil. Al principio uno tiene laimpresin de tener que hacer esf uerzos titnicos.

    La costumbreLa costumbre es una extranjera

    que suplanta en nosotros a la razn:es una vieja sirvienta

    que se instala en nuestra casa[].

    Pero imprudente quien se abandonea su yugo una vez adquirido!

    Esa vieja de pasos montonosadormece a la joven libertad [].

    Ren-Franois Sully Prudhomme,Stances et pomes, 186520

    Para liberarse de una costumbre y sustituirla por otra haranf alta entre v eintiuno y v eintiocho das. Entre v eintiuno yv eintiocho das para crear una costumbre nuev a, un nuev o

    120

  • comportamiento que se conv ierta en automtico. Veintin das,v eintiocho das eso no es lo importante. Lo importante esengendrar un autntico cambio que se prolongue en el tiempo.Resistir durante el tiempo suf iciente (como mnimo tressemanas consecutiv as) para pasar de obligarse a no quejarsea crear una segunda naturaleza, eso es encaminarse hacia uncambio duradero.En ef ecto, dejar de ref unf uar durante un da est bien ysupondr una pausa, pero enseguida v eris que recais, sindaros cuenta siquiera, en v uestras costumbres, v uestros actosref lejos. Y al f inal estaris en el mismo punto que al principio.Muchas de las personas que han intentado el desaf o se hansentido agobiadas y a v eces desanimadas por ese hbitodeterminado que siempre terminaba por imponerse. Al principioconseguirlo durante v eintin das consecutiv os parece casiimposible.Veintin das es un plazo largo y por eso y o reca repetidasv eces. Al f inal me cost ms de dos meses cumplir con eldesaf o. Si v osotros tambin queris lanzaros, no os juzguis ysed pacientes. Asumir la duracin es la garanta de que nohacis el esf uerzo por nada. Es la garanta de que v uestra v idav a a transf ormarse prof undamente.Querra que quedara muy claro entre nosotros: este libro no esun texto que inv ita a v er la v ida de color de rosa de un da paraotro. Sera irreal creer que tal cosa es posible. De igual f ormano podis correr el maratn o perder 10 kilos de un da paraotro. Y sin embargo, no porque no podis hacerlo de un da paraotro v ais a rendiros, v erdad? Sea cual sea el desaf o salir acorrer todas las maanas o dejar de comer bollos con chocolatepara desay unar, debis hacer lo necesario para conseguirlo.Aceptando el desaf o de no ref unf uar durante v eintin dasconsecutiv os os crearis hbitos nuev os, impulsos nuev os y,segn los cientf icos, incluso crearis nuev as conexiones en

    121

  • diccionario, v emos que la def inicin de quejarse es: Emitirmanif estaciones de pesar, gruir, hacer un ruido sordo alrespirar. Protestar de f orma spera.Y los sinnimos son: agonizar, gruir, enf urruarse, ref unf uar,lloriquear, criticar, rabiar, indignarse, echar humo, rezongar,rebuf ar, mascullar, echar pestes, murmurar, pernear, protestar,buf ar, reclamar, renegar, marmullar, clamar, murmurar,encorajarse, lamentarse, encorajinarse, rebelarse.Para este desaf o hay que tener en cuenta que quejarse pasapor ser la expresin de v uestra f rustracin. Es v erdad, nosiempre podis impedir que os sobrev enga la f rustracin. Poreso, en el desaf o, se os inv ita a no f ormular v uestrairritacin. Ya que si ref unf uis en silencio eso no cuenta comouna queja, y no estis obligados a cambiar de mueca elbrazalete.Al principio de mi desaf o, intent cambiarme el brazalete demano cada v ez que me quejaba por dentro (mentalmente,sintiendo un nudo en el estmago), pero enseguida me dicuenta de que a ese ritmo no lo conseguira nunca. Finalmentecomprend que era irreal pensar que poda ev itar que mesobrev inieran las f rustraciones, salv o que estuv iera sin hijos, niobligaciones y bebiendo un cctel al borde de una piscina al sol(y ni as!).A lo largo de v uestra jornada encontraris muchos motiv os parala queja, e incluso si os v olv is ms selectiv os en la v ida coneste desaf o, es imposible pretender que suprimis cualquiercausa de f rustracin o todo pensamiento negativ o. As que osinv ito a empezar por no expresar v uestras f rustraciones conuna queja. Si os expresis a base de quejas, eso tiene unimpacto en v uestra v ida. Esas palabras que empleis son lasque recordaris al acostaros por la noche. Son esas palabrasque marcan v uestro entorno. Son esas palabras negativ as quehan amargado v uestra jornada e inf ectado v uestras

    126

  • aprovechado a fondo!. Tena una enorme sensacin def racaso. Mi v ida estaba llena de f rustracin, de decepcin, deremordimientosCuando nos quejamos, hablamos de lo que no f unciona, y alf inal, poco a poco, y a solo v emos eso. Hacemos una montaade un incidente sin importancia. Nos af erramos a nuestrasdesgracias y as tenemos ms motiv os para quejarnos denuestra v ida.

    Vuestra calidad de vida no est tan determinada por aquelloque la vida os aporta, como por la actitud que adoptis en

    vuestra vida; no tanto por lo que os pasa sino por cmovuestro nimo percibe lo que ha pasado.

    Khalil Gibran

    135

  • Dejar de ref unf uar nos permite f ijarnos en lo que y a tenemos,y en lo que queremos en nuestra v ida en lugar de en lo que noqueremos. Eso nos permite detectar en nuestra jornada lo quepuede hacernos f elices y v alorar aquello que apreciamos.Yo creo prof undamente que aquello a lo que dedicamos nuestraatencin ocupa ms espacio en nuestra v ida y se conv ierte ennuestra realidad, en nuestra cotidianidad, en nuestra v ida.Si queris ser prof undamente f elices, debis aportar f elicidad alas experiencias de v uestra v ida en lugar de intentar obtenerf elicidad de esas mismas experiencias.22 Este es un cambio depunto de v ista f ascinante, no?Dedicad tiempo a releer esta f rase que puede cambiaros lav ida. A menudo, cuando nos quejamos, es porque estamosdecepcionados porque nuestras experiencias no nos hanaportado suf iciente f elicidad. Pero de hecho, nos corresponde anosotros aportar f elicidad a la experiencia y no lo contrario.Nos corresponde a nosotros cultiv ar nuestra f elicidad en elpresente, y a que nuestra f elicidad est en nosotros, no ennuestro f uturo ni en los azares de la v ida.

    Es vano que busquemos nuestra felicidad lejos,si nos olvidamos de cultivarla en nosotros mismos.

    Jean-Jacques Rousseau,Lettres sur la vertu et le bonheur, obra

    y correspondencia inditas

    Cuando dejamos de ref unf uar, dejamos espacio a la f elicidad.Suprimiendo las quejas de nuestras conv ersaciones, liberamosenerga, generamos v ida, espacios en blanco (a v ecesincmodos al principio) y a partir de ah podemos empezar anotar todas esas pequeas cosas que anteriormente podanpasar inadv ertidas. Podemos plantar poco a poco las semillas

    138

  • f inal basta con renov ar cada maana v uestro compromiso deno quejaros durante un da o, para empezar, durante la horasiguiente. Y, poco a poco, paso a paso, hora a hora, harisprogresos y ese desaf o ser cada v ez ms simple y f cil,hasta el punto de que un da podris celebrar v uestro v igsimoprimer da.Los v eintin das no son un objetiv o en s mismos. Son unaref erencia para generar un cambio en v uestra v ida. Por otraparte y o deseo que pasis cuatro mil das sin quejaros!Recordad que cada hora, cada da sin ref unf uar es un regalopara v uestra v ida personal. Pase lo que pase, aunquenecesitis dos aos para conseguir v eintin das, v eris, desdeel primer da, que obtenis v entajas de este desaf o.Mark Twain dijo: No nos deshacemos de una costumbre tirndolapor la ventana, hay que hacer que baje la escalera peldao apeldao,23 y como una lectora del blog escribi: Hayescaleras ms largas que otras!.Y s, a v eces cambiar supone un largo camino lleno de pruebasy de f racasos, y al f inal del camino llegar el xito paraaquellos que hay an sabido persistir, porque saban que eraimportante continuar. Para ilustrar este punto, suelo decir queThomas Edison no habra inv entado nunca la electricidad si sehubiera rendido por culpa de sus f racasos. Cada f racaso era laprueba de que haba intentado algo, cada f racaso gener unresultado, un poco ms de conocimiento que le acercaba alobjetiv o. De manera que, tambin v osotros cada noche,planteaos la pregunta de qu habis aprendido durante el da. Sios habis quejado, os ha permitido eso aprender algo sobrev osotros mismos, y sobre lo que prov oca que os pongis amil? (Ahora que sois conscientes, sois capaces de ponerosen marcha v osotros mismos, para no v olv er ms a ese tipo desituaciones?). Si no os habis quejado habis aprendido cmogestionar una situacin de otro modo. (Qu habis aprendido?).

    142

  • personas que intentan el desaf o. En ef ecto, los nios tienen eldon de querer traspasar los lmites, ignoran nuestras peticiones,corren riesgos, tienen apetencias irracionales. Y f orzosamenteeso puede generarnos ganas de ponerlos otra v ez en v ereda abase de disciplina. La disciplina, poner lmites a nuestros hijos,es una tarea muy importante de nuestro papel de padres y enningn caso deseo que este desaf o os incite a bajar la guardiaen este terreno con el pretexto de que quejarse no estpermitido!Sin embargo, v eo que muchos de nosotros tenemos tendencia aconf undir la disciplina con quejarnos. Estoy prof undamenteconv encida de que hay una f orma de educar a nuestros hijossin quejarnos. Hay un modo de decirles no, cuidado, estono puede ser, yo no estoy de acuerdo, este comportamientono es aceptable sin ref unf uar. Noto que muy a menudo nosquejamos de nuestros hijos antes de tiempo. Ellos, por otraparte, son desgraciadamente las primeras v ctimas de nuestrasquejas. Con la excusa de educarles, les acusamos de todos losmales: nunca nos escuchan, crean desorden en todas partes,solo piensan en ellos, nunca nos ay udan, son maleducados,malos, egostas, trav iesos, despistados, cansinosFui a buscar la def inicin de disciplinar en el diccionario y hede decir que me sorprendi bastante lo que encontr:Disciplinar: someter a alguien, un grupo a obedecer, a una seriede normas que garantizan el orden en la colectiv idad a la quepertenece.Sinnimos: someter, dominar, domar, educar, criar, f ormar,controlar, ordenar, doblegar, sojuzgar.Realmente la disciplina tiene demasiado a menudo unaconnotacin de dominio y sometimiento, y a m eso me pareceuna lstima. Yo no estoy en contra de centrar a nuestros hijos,de guiarles, de ponerles lmites claros, pero me parece que, conla excusa de que ellos son ms jv enes y que nosotros somos

    144

  • sus padres, nos permitimos decirles palabras muy duras. Nosquejamos de ellos y les juzgamos. Nos quejamos, y noobstante les queremos mucho y solo deseamos su bien.Finalmente, al quejarnos cortamos la comunicacin. Lesahuy entamos porque a nadie le gusta que se quejen de l.Tratamos de f orzar el cambio sealando con el dedo susdebilidades. Y desgraciadamente haciendo eso no lesimpulsamos a actuar mejor.Yo no digo que sea f cil. Ese es un desaf o cotidiano para mtambin. Es ms, haciendo este desaf o he constatado que, amenudo, nos quejamos incluso antes de haber dedicado tiempoa decirles claramente lo que esperamos de ellos, y sobre todosin estar seguros de que lo han entendido. Nos quejamosporque nuestros hijos no hacen lo que se espera de ellos, peroen realidad muchas v eces no les hemos dado los medios parahacerlo. No estis de acuerdo?Tambin he notado que, muy a menudo, nuestros hijos sonv ctimas de nuestra desorganizacin. Vamos con retraso y lesacusamos. Estamos desbordados y entonces les gritamos,porque proy ectamos nuestro estrs sobre ellos. Tambintenemos a v eces tendencia a dejar que una situacin sedesborde por miedo (o por pereza) de gestionarla. Yseguidamente explotamos y nos quejamos. Imponer disciplinasin ref unf uar es tratar de poner realmente lmites a nuestroshijos, pero dndonos a todos los medios para conseguirlo.Querra inv itaros a observ ar todas las v eces en que os dirigs av uestros hijos quejndoos, todas las v eces que les juzgis,ref unf uis, gritis y suspiris. Os conv iene eso? Yo no digoque tenga la solucin a todos los problemas de la educacin. Loque s, es que con el simple hecho de poneros un brazalete enla mueca y comprometeros a no ref unf uar durante v eintindas consecutiv os, os implicis en el camino deldescubrimiento, de la puesta en duda, de la admisin de

    145

  • tranquilice.Cuando estamos juzgando a una persona que no est, entramosen la zona prohibida del desaf o.Esta ref lexin me ha recordado un texto sobre la prueba deltriple f iltro24 que mi madre guardaba en casa cuando y o erapequea y que haba colgado en la pared, a la v ista de todos.Lo encontr, y aqu est:

    Testimonio

    Los tres filtros de ScratesScrates, en la Grecia antigua, valoraba mucho la prudencia. Alguien fueun da al encuentro del gran filsofo y le dijo:Sabes lo que acabo de saber sobre tu amigo?Un momento contest Scrates. Antes de que me lo cuentes, megustara hacerte una prueba, la de los tres filtros.Los tres filtros?S contest Scrates. Antes de contar todo tipo de cosas sobre losdems, vale la pena que dediquemos un momento a filtrar lo que nosgustara decir. Es lo que yo llamo la prueba de los tres filtros. El primerfiltro es el de la verdad. Has verificado que lo que quieres decirme esverdad?No, simplemente lo he odo decirMuy bien, por tanto no sabes si es verdad. Intentemos aplicarle otro filtro,el de la bondad. Lo que quieres que sepa de mi amigo, es algo bueno?No, no! Todo lo contrario.O sea continu Scrates, que quieres contarme cosas malas sobrel y ni siquiera ests seguro de que sean ciertas. Todava puedes pasar laprueba porque queda un filtro, el de la utilidad. Es til que me cuenteseso que mi amigo habra hecho?No, la verdad es que no.Entonces concluy Scrates, si lo que me tienes que contar no esni verdadero, ni bueno, ni til, por qu quieres decrmelo?.

    147

  • Quejarse es dif undir energa negativ a, y la energa negativ a nopuede generar un resultado positiv o. Tambin, cuandoconsegus pasar de ref unf uar a v alorar, eliminis de v uestrav ida todos esos momentos de tensin, de nerv iosismo, deansiedad. Consegus pasar de una v ida f arragosa y tensa a unav ida liv iana y abierta. Eso coincide con un mensaje del blog enel que hablo de la v ida como un jardn que hay que cultiv ar. Siplantis semillas de zanahoria en v uestro jardn, recogeriszanahorias. No esperis recoger f resas.En la v ida pasa lo mismo. Cuando os quejis, plantis semillasde f rustracin, de negativ idad, de crtica, de v ictimizacin portanto no podis esperar recoger serenidad, f elicidad, respeto yxito en la v ida.

    Imponindose cierta disciplina interior, uno puede cambiar suactitud, sus criterios y su manera de estar en la vida []. Seempieza por aislar los factores que conducen al sufrimiento.Despus de lo cual, es posible dedicarse a eliminar poco a

    poco los factores de sufrimiento y a cultivar aquellos queconducen a la felicidad. Ese es el camino.

    Dalai Lama, El arte de la felicidad

    Para poneros un ejemplo de la f orma en que este desaf o halogrado cambiar mi v ida, retrocedamos un poco y dejad que oscuente el f inal de mi desaf o. Despus de dos meses deintentos, acababa de pasar diecisiete das consecutiv os sinref unf uar. Estaba con mis padres y mi f amilia, reunida paracelebrar la boda de mi prima. Estbamos comiendo a la orilla deun ro, y mi corazn rebosaba f elicidad. Me senta abierta, comosi f uera a estallar de alegra. Saboreaba cada instante. Y sinembargo el da no haba sido especialmente f cil, pero y o habaadquirido la costumbre de cultiv ar las semillas de f elicidad de la

    151

  • jornada, en lugar de regar y cuidar todas las f rustraciones.Gracias al desaf o, aquel da haba optado por no quedarmebloqueada en el hecho de que mi habitacin de hotel no secorresponda con mi reserv a, que ese hotel que tena unasf otograf as f antsticas en Internet en realidad estaba encimadel aparcamiento en una zona comercial, que acababa depasarme unas cuantas horas en un atasco y que echaba demenos a mi marido porque llev aba v arias semanas sin v erle,que estaba cansada despus de una semana intensa detrabajo Pref er saborear, celebrar el momento presente,disf rutar de aquel bonito da. Estaba rebosante de alegra. En unmomento dado, aquel sentimiento me pareci tan f uerte yextraordinario que me sent incluso v ulnerable (una v ocecita,que enseguida consegu acallar, me deca: Te mereces estafelicidad? Ocurrir una desgracia que lo estropear todo?).Yo estaba muy f eliz, muy presente. Fue una jornada de mi v idaque y o v iv plenamente. Este desaf o me ha permitido saber,en el f ondo de mis entraas, que esa f elicidad prof unda esaccesible. He conseguido crear una f uerte conexin en micerebro que a partir de ahora me permite v iv ir mi v ida con unaf elicidad de una intensidad completamente nuev a yprof undamente deliciosa.Ahora, imaginemos el impacto que este desaf o puede tener enla sociedad en un sentido amplio. Recordis que nuestraspalabras tienen un poder enorme sobre la v ida (v ase pg. 74)?Si todos los habitantes de esta tierra optaran por la palabra justay v erdadera, nuestras realidades seran completamentedif erentes. Podis imaginar qu pasara si pudiramos hacerabstraccin de nuestras pequeas desgracias? Si pudiramosv er la v ida como un regalo que nos ha sido dado? Sipudiramos coger las riendas de nuestras v idas, hacer todo lonecesario para cambiar aquello que no nos conv iene y, si nopodemos hacer nada, cambiar entonces al menos nuestra

    152

  • este desaf o (si bien no tengo nada en contra de la idea dedejar de quejarme durante el resto de mi v ida!).Este desaf o est ah para ay udaros a cambiar de hbitos, poreso exige tolerancia cero con las quejas durante v eintin dasconsecutiv os. Seguidamente v eris que de f orma natural, y a notendris prcticamente ningn motiv o para la queja.Algunos de v osotros me han dicho alto y claro que en ciertoscasos quejarse puede tener sentido. Y estoy de acuerdo, perotambin quiero poneros en guardia ante el hecho de esconderosdetrs de esa excusa. Analizad v uestras quejas a conciencia.Constataris sin duda que la may ora son intiles e incluso msbien dainas. Creis que al ref unf uar castigis a los dems,pero de hecho al f inal os castigis v osotros mismos. Encualquier caso, si sents que pasis una etapa muy dura dev uestra v ida (duelo, dolor intenso, depresin, insatisf accinprof unda), quizs no sea un buen momento para empezar estedesaf o. Procuraos el apoy o que necesitis (un psiclogo, unmdico, un coach, un representante de v uestra comunidadreligiosa). No os quedis solos, pedid ay uda.Para todos los dems que v iv en una v ida ms normal o no lesest pasando nada grav e: os apetece tratar de estar v eintindas sin ref unf uar en absoluto?Tras v eintin das consecutiv os y v arios f racasos, y o tengorealmente la impresin de haberme librado de una pesada cargade quejas que llev aba sobre los hombros. A partir de ahoratengo un nimo ms ligero, y sobre todo puedo dedicar energaa aquello que tiene autntica importancia para m: mi v ida.Con toda sinceridad, todav a me quejo, pero realmente mucho,mucho menos que antes. Este desaf o con tolerancia cero meha permitido cambiar mis impulsos y, ante todo, siento en elf ondo de m misma el impacto que tienen las quejas sobre m ymi entorno, y las paro inmediatamente o pido perdn enseguida.Creo poder decir que en la actualidad mi zona de tolerancia a la

    158

  • queja se ha reducido muchsimo. Comportamientos quetodav a me parecan aceptables antes del desaf o y a no lo son,porque s que mis quejas son sntoma de una f alta de respetohacia m misma y hacia mi v ida.Algunos amigos siguen tratando de pillarme en una queja o,incluso, me incitan a quejarme con ellos. Recientemente estabaen un atasco, conduca el coche y mi amiga, en el asiento delcopiloto, herv a de impaciencia. De repente me mir y me dijo:Ahora al menos hay que quejarse, no?. Fijaos que sucomentario me sorprendi. Yo no haba sentido la ms mnimanecesidad de ref unf uar, ni un nudo en el estmago, ni estrsViv a el momento tal como era: un momento en un atasco.Queris v osotros tambin intentar el desaf o y comprobar suimpacto en v uestra v ida?Cuidado, y o no estoy aqu para hacer de polica, ni paraconv enceros de nada. Si creis que quejaros contribuy e av uestro bienestar (a f in de cuentas es posible), entonces os lopido por f av or, seguid! Yo solo os inv ito a hacer balancepersonal, a observ ar v uestra cotidianidad y a preguntaros:aprov echo mi v ida o la suf ro? Tenis la impresin de v iv irlaplenamente, de sacar partido de cada da? O por el contrario,estis siempre esperando otra cosa ms, mejor, menos,distinta? Cuntas v eces al da os quejis?Vosotros sois v uestro propio juez. Yo no estoy ah paraconv enceros (enseguida abandon ese desaf o imposible,aunque aparec en el programa de radio Dos minutos paraconvencer de RMC en abril de 2010). Sed sinceros con v osotrosmismos. Os corresponde a v osotros v er si os quejisdemasiado y si tenis ganas de cambiar.

    Testimonio

    159

  • Testimonio

    Bien, sencillamente he de reconocer que estoy orgullosa de m, nadamenos! De hecho me siento mucho mejor en mi interior y mis hijastambin se sienten mejor! ! Desde que intento quejarme menos, he sidocapaz de recuperar un estado de nimo dialogante. Vuelvo a explicar mslas cosas. Siento que vuelvo a ser aquella que quera ser en mi interior,aquella que quiero ser. Me siento feliz de ser esta persona. Mucho msque cuando me quejo y tengo la impresin de parecer una bruja mala!.N. J.

    No todo ser de color de rosa a partir de maana, pero harisprogresos cada da y descubriris nuev as f ormas de f uncionar.Lo importante es empezar.Este desaf o es un manual de uso con unas instrucciones muysimples. Y y o querra inv itaros a no af rontar el desaf o por smismo, como un reto, sino ms bien a ganar serenidad. Tenedpresente que los objetiv os son v uestra f elicidad, v uestrasatisf accin, v uestra alegra por saborear la v ida y disf rutarplenamente de cada da que os es dado v iv ir.Y eso f unciona! Yo he podido constatarlo en mi propia v ida, yregularmente recibo mensajes de personas que, como y o, hanintentado el desaf o. Modif icando su f orma de comunicar yenf rentndose a los orgenes de sus f rustraciones cotidianas,ellas han empezado a coger las riendas de su v ida y a crear unacotidianidad que les hace f elices. Estas personas son genteabsolutamente normal que ha tenido sed de una v idaextraordinaria.Viv ir la v ida sin quejarse es una opcin que enseguida seconv ierte en una especie de higiene v ital. Eso exige disciplinaen el da a da. Debemos recordar en todo momento nuestrosobjetiv os y nuestros v alores.

    163

  • Nosotros somos aquello que repetimos sin cesar.La excelencia no es, por tanto, un acto

    sino una costumbre.Aristteles, tica a Nicmaco, II, 1

    Este desaf o no es algo que podamos hacer a medias. Hay queestar prof undamente comprometido. Hemos de persev erar ymejorar en los mbitos que nos importan realmente. En la ltimaparte de este libro, encontraris unos ejercicios para ay udaros aello, y la trama de un diario ntimo para hacer un balance cadada y sacar conclusiones de nuestra jornada, como y o pudehacer con el blog cuando af rontaba el desaf o. Igualmente, soistodos bienv enidos al blog para compartir v uestra experiencia.La persev erancia es una cualidad que encontramos en todas laspersonas realizadas (aquellas que han sabido av anzar y superarlos obstculos para triunf ar; como Thomas Edison, que inv entla electricidad despus de una serie de f racasos increble), ycon este desaf o le corresponde a cada uno av anzar paso apaso, aceptando los obstculos, no rindindose ni abandonandodemasiado pronto, sacando conclusiones tanto de nuestrosxitos como de nuestros f racasos.

    El pesimismo es un estado de nimo,el optimismo es voluntad.

    Todo hombre que se abandona est triste.Alain, 44 propos sur le bonheur, Gallimard, 2007

    Para lograr este desaf o, hay que empezar por creer. Creer env uestra capacidad de crear una v ida en la que y a no tengismotiv o para quejaros.Cumpliendo este desaf o seris cada v ez ms conscientes de

    164

  • aspectos internos o externos que os impiden v iv ir plenamentev uestra v ida. Y, da tras da, cambiaris v uestras costumbres yconstruiris una v ida que os haga totalmente f elices. Estedesaf o es v uestro. Os corresponde a v osotros coger lasriendas y creer. No tengo ninguna duda de v uestra capacidad deconseguirlo.

    Testimonios

    Yo decid dejar de refunfuar el 1 de enero de 2011.Conoca el desafo desde el principio y tena muchas ganas de hacerlo,pero no me senta capaz. He necesitado seis meses para conseguirlanzarme y crermelo.Me frenaba lo siguiente: ser demasiado difcil, no me dar cuenta de misquejas, porque estn demasiado arraigadas en mi vida cotidiana. Ytambin: yo no estoy preparada para vivir los grandes cambios que tendrnlugar, como un distanciamiento de mi cultura familiar de origen, dondedeterminadas relaciones estn basadas en las quejas.Finalmente decid que quera vivir una vida feliz y que distanciarme de misrelaciones negativas sera ciertamente beneficioso. Sin rechazar a los quese quejan, soy consciente todos los das de que he optado por no ahondaren esa cuestin que considero txica. Puedo escuchar a alguien que sequeja, pero, al contrario que antes, establezco tranquilamente mis lmitescuando noto que su queja me contamina. Aprendo, pues, a respetarme. Yeso deriva en mejor autoestima. Solo estoy al principio de lareprogramacin, pero el hecho de haber sabido escoger el buen momentopara lanzarme me aporta cierta confianza, y me reafirma en mi eleccin:quiero vivir feliz y rodeada de gente positiva, o mejor rodeada del ladopositivo de las personas.Marie-Laure

    Una epidemia mundial se est propagando a una velocidad vertiginosa.La OMB (Organizacin Mundial del Bienestar) prev que durante los

    165

  • prximos diez aos se contagiarn millones de individuos.Los sntomas de esta terrible enfermedad son:

    1. Tendencia a dejarse guiar por su intuicin personal, en lugar de actuarbajo la presin de los miedos, por ideas aprendidas y condicionamientosdel pasado.2. Falta total de inters por juzgar a los dems, juzgarse a s mismos einteresarse por todo lo que genera conflictos.3. Prdida completa de la capacidad de crearse preocupaciones (este esuno de los sntomas ms graves).4. Placer constante por apreciar las cosas y los seres tal com