Cuando el silencio es una buena solución. Una mirada sistémica a un supuesto caso de estrés...

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Una historia de estrés laboral que no tenía nada que ver con el estrés Cuando el silencio es una buena solución El director estaba bastante preocupado. Después de dos años de sacrificios y desafíos, que había significado la compra de la empresa por una firma mayor, encontraba en los colaboradores “altos niveles de estrés”, nos comentaba: “sé que aún hay mucho por resolver y que tenemos varios temas pendientes pero si no hablan de éstos no se van a resolver”. El director y su equipo de gerentes coincidían que eran necesarios “talleres de manejo del estrés” para los colaboradores, pues “se llevan los problemas en vez de comunicarlos”,“no hablan, se van a casa con todos los problemas”, “organizamos reuniones para que hablen y se quedan mudos”. La mirada lineal, causa-efecto, se hubiera agotado rápidamente en la conclusión:“efectivamente están estresados por toda la experiencia del cambio y por eso no hablan, recomendamos talleres para manejar el estrés y de comunicación efectiva”.Veamos que propuso la mirada sistémica. www.congruencia.pe Por Piero Alvarado Gervasi [email protected]

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Una historia de estrés laboral que no

tenía nada que ver con el estrés

Cuando el

silencio es una

buena solución

El director estaba bastante preocupado. Después de dos años de sacrificios y desafíos, que había

significado la compra de la empresa por una firma mayor, encontraba en los colaboradores “altos

niveles de estrés”, nos comentaba: “sé que aún hay mucho por resolver y que tenemos varios temas

pendientes pero si no hablan de éstos no se van a resolver”.

El director y su equipo de gerentes coincidían que eran necesarios “talleres de manejo del estrés”

para los colaboradores, pues “se llevan los problemas en vez de comunicarlos”, “no hablan, se van a

casa con todos los problemas”, “organizamos reuniones para que hablen y se quedan mudos”.

La mirada lineal, causa-efecto, se hubiera agotado rápidamente en la conclusión: “efectivamente

están estresados por toda la experiencia del cambio y por eso no hablan, recomendamos talleres

para manejar el estrés y de comunicación efectiva”. Veamos que propuso la mirada sistémica.

www.congruencia.pe

Por Piero Alvarado [email protected]

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La mirada sistémica propuso algunas preguntas al equipo de

líderes, que les aportó una comprensión más profunda de lo

que realmente estaba pasando:

• ¿Para qué puede ser una buena solución que los

colaboradores no hablen? La respuesta inmediata del

equipo fue “para nada”. Insistimos con la pregunta: ¿qué

pasaría si el equipo habla, se comunica efectivamente, y se

solucionan los problemas? Casi al unísono contestaron:

“mejoraría nuestro servicio y aumentaría

significativamente la cantidad de clientes”. Continuamos:

¿Y si aumenta “significativamente la cantidad de clientes”

qué pasaría con la empresa? El director y los gerentes se

miraron y en coro contestaron: “Colapsaríamos. Hoy

nuestra capacidad instalada y de recursos humanos ha

sido superada desde la absorción, no podríamos

manejarlo”.

Fue sólo en ese instante que los líderes pudieron

comprender que el sistema organizacional había creado el

síntoma “los colaboradores no hablan”; “no comunican”;

“se quedan mudos” para lograr algo que todos los

sistemas quieren: sobrevivir. Si hablaban, resolvían y

aumentaban los clientes la empresa colapsaba.

La mirada

sistémica

¿Para qué puede ser

una buena solución

que los colaboradores

no hablen?

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• Algo más. Las reiteradas expresiones: “se llevan los

problemas”, “se van a casa con los problemas”, “están

sobrecargados”, “cargan con todo”, revelaban una dinámica

adicional, los colaboradores se estaban haciendo cargo de la

solución, cargando literalmente con el destino y

sobrevivencia de la empresa. Surgió entonces la siguiente

pregunta: ¿qué lugar están ocupando los colaboradores

cuando se hacen cargo del destino y sobrevivencia de la

organización? Hubo silencio. Seguimos: ¿A quién le

corresponde mirar y atender el destino y la sobrevivencia

de la compañía? La respuesta inmediata del equipo de

líderes fue: “a nosotros”, “esa es nuestra carga, no la de

ellos”.

Con estas preguntas sistémicas, acompañamos al equipo de líderes a mirar más allá de la

superficie de los hechos aparentes. A tener una comprensión más profunda del verdadero

desafío. No era un tema de estrés, era un tema de liderazgo.

El director y su equipo comprendieron que tenían que tomar plenamente su lugar en la

organización, lo que implicaba cargar con el destino y la sobrevivencia de la empresa.

Empezando por mirar y atender todos esos pendientes aún irresueltos generados en el

proceso de absorción, porque si no lo hacían ellos lo seguirían haciendo los

colaboradores.