Creyendo mentiras se niegan verdades
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“CREYENDO MENTIRASSE NIEGAN VERDADES.”
Juan 8:32
¿Es posible que haya creyentes
en Dios creyendo,
defendiendo y enseñando mentiras?
¿Es posible que existan
creyentes que se aferran a negar
la Verdad demostrada en las Escrituras?
OBSOLETO.
“Y José dijo a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron, y él dijo: Yo soy vuestro hermano José, a quien vosotros vendisteis a Egipto. Ahora pues, no os
entristezcáis ni os pese por haberme vendido aquí; pues para preservar vidas me envió Dios
delante de vosotros. Porque en estos dos años ha habido hambre en la tierra y todavía
quedan otros cinco años en los cuales no habrá ni siembra ni siega. Y Dios me envió
delante de vosotros para preservaros un remanente en la tierra, y para guardaros con
vida mediante una gran liberación. Ahora pues, no fuisteis vosotros los que me
enviasteis aquí, sino Dios; y El me ha puesto por padre de Faraón y señor de toda su casa y
gobernador sobre toda la tierra de Egipto.” Génesis 45:4-8
¿Conoce usted la historia de José? ¿Qué hicieron sus hermanos
con él?¿Qué mentira le inventaron a su
padre que le había pasado a José? Note usted que después de lo que hicieron
con José, sus hermanos
continuaron sus vidas como si José ya no existiera, es decir, creyeron su propia mentira.
Cuando José se revelo a sus hermanos, les
dijo que todo lo sucedido era parte del
plan de Dios. ¿Les había revelado Dios
dicho plan a los hermanos de José antes? ¡¡Si!! Por
medio de los sueños de José, (Génesis
37:6-11) pero, ¿Cuál fue la reacción de los hermanos de José a dicha revelación? Lo
odiaron más y lo envidiaron.
Hay impresionantes paralelos en la vida de
José y Yeshúa el Mesías.
Yeshúa también fue rechazado por los
suyos, también fue vendido, también
sufrió para llegar a ser el preservador de la vida de su pueblo,
también fue puesto en un hoyo y también es exaltado como Rey.
¿Terminaron las mentiras de los
hermanos de José luego de asimilar el
plan perfecto de Dios para ellos como pueblo? ¡¡No!! Inventaron otra
mentira (Gn 50:15-18) Pues dudaban de
José y al dudar de José, dudaban
también del plan de Dios.
José el varón hebreo que fue transformado en egipcio y al que le fue dado un nombre
egipcio (Zafnat-panea) con muchas dificultades y dudas
pudo ser reconocido y creído por sus
hermanos. Yeshúa, El Mesías hebreo que fue
transformado en el Jesús griego, esta
pasando también por las mismas dificultades.
Veamos ahora una conversación
fascinante acerca de mentir.
Esto revela otras verdades acerca de mentir y creer sus
propias mentiras. Este diálogo es entre
Yeshua y un grupo de "Creyentes" Judíos, o al menos ellos creían que eran creyentes.
El texto es Juan 8 :31-59
Aquellas personas fueron “Creyentes”
hasta que escucharon algo que no les gusto.
¿Qué fue eso? La necesidad que tenían
de ser libres.Yeshúa fue muy claro y específico respecto a aquello de lo cual
ellos necesitaban ser libres, pero ellos
rechazaban la oferta pues tenían sus
propias convicciones.
Ellos creían que: “No eran ni habían sido esclavos de
nadie”(Sin embargo, la
historia de su pueblo dice todo lo contrario
a lo que era su declaración)
“Eran hijos de Abraham”
(Pero distaban mucho de ser como Abraham en su humildad, fe y
obediencia)
Ellos creían que: “Eran hijos de Dios”(Pero no practicaban la esencia misma de Dios que es el amor y además no discernían
el lenguaje y las palabras dadas por
Dios)
“Quienes no creyeran lo mismo que ellos, eran del diablo.”
(Aunque la realidad era todo lo contrario)
El perfil de aquellos falsos creyentes
queda bien delineado en los últimos
versículos de nuestro texto:
Incrédulos.Soberbios.Groseros.Agresivos.
No conocen a Dios y no quieren conocerlo.
Confrontar la mentira con la verdad es una tarea monumental y nada fácil.
Decirle a un creyente que muchas de sus convicciones son mentiras
inventadas y manipuladas por el mismísimo Satán, es una invitación a
ser odiado.Sin embargo, nuestro deber es
declarar la verdad, y aquellos en quienes opere el Santo Espíritu,
escucharán, escudriñarán y creerán.
¡Cuán bendecido el que lee, y los que oyen las palabras de la profecía, y guardan las cosas en ellas escritas, porque el
tiempo para ser cumplidas está cerca!
Ap. 1:3