Conversaciones con Octavio Paz: crónica y anédota · de Medrano» y nos dijeron que, según...

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Anales de Literatura Hispanoamericana 15514: 0210-4547 ¡999, nY 28: 1441-l451 Conversaciones con Octavio Paz: crónica y anédota GEORGINÁ SABAT DE RIVERs ELÍAS L. RIVERS State University of New York at Stony Brook A la memoria de Octavio Paz: siempre admirada, siempre agradecida. Uniéndonos al homenaje de los amigos sorjuanistas, Luis Sáinz de Medrano y Giuseppe Bellini. Escribe Georgina Cuando recibimos la invitación a colaborar en el «Homenaje a Luis Sáinz de Medrano» y nos dijeron que, según estipulaciones de la editorial, los artí- culos debían ceñirse a temas relacionados con el siglo todavía actual, Elías y yo decidimos que no podríamos sino colaborar en alguna otra forma. En abril de 1999, estuvimos en Madrid con motivo de otro congreso; el día antes de nuestra salida, nos dio tiempo para llegarnos a la apertura del homenaje dedi- cado a Octavio Paz, y en honor de Giuseppe Bellini así como del catedrático de la Complutense ya nombrado. Tuvimos la alegría de ver allí a muchos amigos; conversando con algunos me di cuenta, de momento, de que podrí- amos hacer algo en relación con Octavio Paz. Siempre había querido hacer una reseña de mis conversaciones con el crítico mexicano sobre Sor Juana Inés de la Cruz, ¡y ya habían pasado 15 años! Elias había tenido que ver con los preparativos míos para enfrentarme a esa gran aventura, pero no había ido 1441

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Conversacionescon OctavioPaz:crónicay anédota

GEORGINÁSABAT DE RIVERsELÍAS L. RIVERS

StateUniversityof NewYork atStonyBrook

A lamemoriade Octavio Paz:

siempreadmirada,siempreagradecida.

Uniéndonosal homenajede los amigos sorjuanistas,Luis Sáinzde Medranoy GiuseppeBellini.

EscribeGeorgina

Cuandorecibimosla invitacióna colaboraren el«Homenajea Luis SáinzdeMedrano»y nos dijeron que,segúnestipulacionesde la editorial, los artí-culosdebíanceñirsea temasrelacionadosconel siglo todavíaactual,Elías yyo decidimosqueno podríamossino colaboraren algunaotra forma. En abrilde 1999, estuvimosen Madrid con motivo de otro congreso;el día antesdenuestrasalida,nos dio tiempoparallegarnosa la aperturadel homenajededi-cadoaOctavioPaz,y en honorde GiuseppeBellini así como del catedráticode la Complutenseya nombrado.Tuvimos la alegríade ver allí a muchosamigos;conversandoconalgunosme di cuenta,demomento,de quesí podrí-amoshaceralgo en relacióncon Octavio Paz. Siemprehabíaqueridohaceruna reseñade mis conversacionescon el crítico mexicanosobreSor JuanaInésde la Cruz, ¡y ya habíanpasado15 años!Elias habíatenidoque ver conlos preparativosmíos paraenfrentarmea esagranaventura,perono habíaido

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a México conmigo,así que suvisiónpodíaserla quese percibíadesdeafue-ra, la que se veíaen televisión;de esemodo hemosdividido el trabajo.

En 1984,el año enel que OctavioPazcumplió 70 años,TelevisaMéxicole hizo un homenajeconstituidopor distintas«Conversacionescon OctavioPaz»,sobredistintostemasy condiferentesespecialistas;yo en esemomen-to era la directoradel Departamentode LenguasHispánicasy Literaturadela State University of New York en Stony Brook. Un buen día del mesdeabril, estabayo limpiando muebles(paracolocarlosen los despachosde losestudiantesbecadosavanzados),con la ayudade una profesoracompañera,cuandola secretariasalvadoreñadel departamentose llegó corriendo hacianosotrasy me dijo:

—Georgina,OctavioPazla llama.—¿OctavioPaz?—,le contesté;—vamos,Esperanza.—Bueno, eso es lo queme handicho.

Mientrasyo caminabatranquilamentehaciael teléfono,pensabaenquiénseriael guasóncubanoquequeríagastarmeesabroma;tomoel aparatoy pro-nuncioel ¿Diga.Sb>.Del otro lado,unavoz que,efectivamente,teníaacen-to mexicanoy me parecíaconocidaa través de cintas,me preguntó: «¿EsGeorginaSabat?»Octavio Paz,en efecto,me invitaba a tenercon él unas«Conversaciones»sobreSor Juanaen el mesdejunio.

Despuésde colgar el auricular, debo habermequedadoconsternada;nohice apenascomentariosconnadie.Pensándoloahorabien,y remontándomea quinceañosatrás,eraésaunainvitacióncapazde anonadaracualquieraqueno ftera o másatrevidao másinconscientequeyo; ésteera, comodiría SorJuanaen el Sueñorefiriéndosea su magnaintenciónde «comprehender»eluniverso,un «osadopresupuesto».OctavioPazhabíadicho quededicaríamosel tiempo a hacercomentariosa su famosolibro sobrela monja: SorJuanaInésde la Cruz o Las trampasde la fe.Todo el tiempoquetuve libre, a par-tir de la llamadae invitación, lo dediquéa volver a leerconcuidadoel libro,haciendoapuntes;haciaalgúntiempo quehabíacompradoen Españala edi-ción de Seix Barral de 1982. Leí ademássupoesía,susensayos.Y me com-pré, parasalir en la pantalla,un vestidonegro,muy sobrio, que teníaciertoaspectomonjil.

El día de la partida,mientrasesperabaen el aeropuertocon Elías, se meacercóalguiendeAerovíasMexicanasparadecirme:«We aregoing to upgra-de you, II’ you agite»(«La vamosa promover si_Ud acepta»);lo miré sin

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entender.Lo queme proponíaerapasarmea primeraclase,por interesesdeventade la compañíaenesemelo.Acepté; es la únicavez en mi vidaqueheviajadoen esa clase.Cuandosubí a sentarmeen el lugar correspondiente,viallí a un grupo de hermosasmujeresmexicanasmuy vestidasy enjoyadas,hablandoanimadamente,que me llamaronla atención.En todo caso, inter-pretélo de la promocióny todo ello comoun signopositivo, un buenaugu-río.

En el aeropuertode México me esperabaRamón Larrosa,hermanodeEmilio Larrosa,directorde Televisa,5. A., compañíaque habíaorganizadola seriede «Conversacionescon OctavioPaz»paracelebrarlos 70 añosdelpoetay ensayista.En el tránsitoal hotel,hizo algúncomentarioreferentea loqueyo sabíasobreSorJuana;le contestéqueno habíaqueexagerarConros-tro un tantoasustado,memiré diciéndome:«Perono me diga Ud. ahoraqueno sabemuchosobrenuestramonja».Entoncesfui yo quiense asustó,y novolvimos a hablarsobreel asunto.Al llegar al hotel, me dijo que mástardepasaríana recogerme,lo cual se cumplió puntualmente;la casade Paznoquedabalejosdel hotel y creo quefuimos caminando.

Esa noche llamé a dos o tres amigosmexicanos;uno de ellos me dijo:«Peroesasconversacionesno son tales,Georgina,son monólogos;no dejesque te callen».No contesténada;no le dije queeradifícil callar a unacuba-na. Volviendoaver el videoparaesteartículo,creo que sí, que Pazme dejóhablarbastante.

La casade Pazeraun hermosopiso, como dirían los españoles,adorna-do congustoy elegancia,porque,apesardelos muchosrecuerdosy regaloscoleccionadosa travésde los años,no me pareciórecargado.Me presentóaMaría José,suesposa.La reunióntuvo lugar en su amplia biblioteca(ahora,al rememoraría,no puedoevitar ver ya incendiadosesoslibros valiososquehabían de ser devoradospor las llamas). Paz fue afectuosoconmigo. Sirecuerdobien, HéctorTajonar estabapresente;probablementefue quien merecogióen el hotel. Hablamosde todo un poco durantemuchotiempo, unastres o cuatrohoras: de Rulfo, de CabreraInfante, de Dorothy Schons,dealgúnpoetacontemporáneo,de misproyectosfuturos...Fuetan amablecomoparapreguntarmeen lo quetrabajabaElías Rivers,mi marido,enesasfechas.Creoquefue unaespeciede toma depulsoantesdel rodaje;Pazno me cono-cía.

Yo le habíaconocidoa él personalmente,haciamuchosaños cuandoyotodavíaestudiaba,en unauniversidadvecinaala mía a la quevino a dar unaconferencia;él no podíaacordarse.Tengo un recuerdodeeseprimer encuen-

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tro: el ejemplardeEl laberinto de la soledadque llevabaparaque lo firma-ra, lo quehizo rápidamente,consólo sunombre.Su muchosabery susagu-daspercepcionesme volvían aadmirar,a impresionar;me encantaron.A los70 años,OctavioPazeraaúnun hombreguapo.Yo no sabia—enaquellapri-meraocasiónapenaslo vi de cerca—que tenía los ojos azules;al compro-barIo,penséenseguida,claro, en sucuento«El ramo azul».

Volví al hotel; al día siguiente,a la hora concertada,me vinieron a bus-car. La películase iba a rodarenel Claustrode SorJuana,hoy sedede launi-versidaddet mismo nombre,es decir, el Conventodc SantaPaula(que sehapreferidollamarde SanJerónimo)en el quevivió SorJuanadesdeelmomen-to de suentradaen lasjerónimas.El marcodel rodajeseriael patio colonial,dondehabíaalgúnpequeñoárbol, conun aljibe y brocalhermososen el cen-tro; por allí andabany trepabanvarios gatos.Cercadel aljibe habíancoloca-do una mesaantigua,cubiertade terciopelorojo oscuro,conlibros y papelesencima,y tressillas. OctavioPazse sentóen la silla del medio, yo,ala dere-chasuyay HéctorTajonar,el que hacíaoficio de moderador,a su izquierda.Aprovechéel rato duranteel cual se hacianlos preparativosparadecirleaPazque habíacompradoun ejemplarde la edición mexicana(1983) de su librosobreSorJuana;a estaediciónse le habíaañadidoun apéndice,«SorJuana:testigo de cargo»y «La Carta»(o «Cartade Monterrey»),que no teníala deBarcelona.Me lo dedicó, poniendoal final entreparéntesis:« (Sor Juanadebesonreírallá en su celda)»,queriendodecirdesdearriba, como si estu-viera la monja asomadaaunade las ventanasdel piso superiorde suceldade dos niveles.La fecha: 12 dejunio de 1984.

Había muchaspersonasfuera del tente de la cámara,frente a nosotros,creo que delantede uno de los muros del convento, auditorio que siguió la«toma»desdeel principio hastael final, lo cualduró alrededorde seishoras.Al final, una joven que seguramentehubieraquerido entregarlea Paz unmanuscritosuyo sobrela monja, como no tuvo oportunidadde acercársele,me lo pusoen lasmanos.No recuerdola horaexactaen la que terminamos,pero sería tarde; entoncesnos fuimos María José,Octavio Paz (nuncahepodido llamarloOctaviosolamente),HéctorTajonary yo a un restaurante;norecuerdosi hablaalguienmás,perocreoqueno. Allí seguimoscharlandounpocode sobremesahastadespedirnos.

Una amiga cubanaqueera entoncesprofesorade la Universidadde Pue-blame habíainvitado a sucasa.Ella habíavenidoa CiudadMéxico; creoquea lamañanasiguientede la toma de lapelículanosreunimosy nos fuimos enautobúsparaPuebla,dondepermanecíunosdos días.El domingo fuimos al

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mercadode las pulgas,dondecompréuna sortija sencillade ónix y oro quehacíajuegoconun pequeñorelicarioy unosaretesquehabíaheredadodemiabuelacatalanapaterna,RemediosClaramunt,y unavieja estatuillade made-ra deSanSerónimopararegalárselaa Elías de recuerdo;la conservamosentrelos libros antiguosde nuestrasala.A todosestoshallazgosles encontrabayosignificación.

Comono deseaballevarmepesosmexicanosa EstadosUnidos, unaviejaamigamexicana(a quienhabíaconocidoen la travesíaatlánticavolviendo,hacíaaños,de Españaa Cuba)me llevó al Monte Pío, que siguehallándoseen laaceradeenfrentede la CatedralMetropolitana;yo en esemomentopen-sabaenel arco,el Neptunoalegórico de Sor Juana,levantadoallí en noviem-bre de 1680 pararecibir a los marquesesde la Laguna.Allí compré,siemprede recuerdo,unapulserade moneditasmexicanas.

La película, vista por Elias

Paralas dos sesiones,de unahora cadauna, sobreSor JuanaInés de laCruz, sesionesrodadasenjunio y emitidasenjunio y julio de 1984, OctavioPaz(O?) y GeorginaSabatde Rivers(GSR)dialogaronsobreel yamencio-nado libro de OP, publicadohacíaañoy mediocon Seix Barralen Barcelo-na, En ese mismo año de 1982, GSR, autoraya de El «Sueño»deSor Jua-na Inés de la Cruz: tradicionesliterarias y originalidad (Londres, 1976) yeditora,consumarido,dcunasObrasselectas(Barcelona,1976)deSorJua-na, habíapublicadoen Madrid su edición de Inundación castálida,primertomo de la obra poéticade la monja. (En 1982 tambiénse publicaron,enParis,la tesisdoctoral de Marie-CécileBénassy-Berling,Humanismeet reli-gion diezSorJuanaInés de la Cruz: la femmeetla Culture au xviie siécle,y, en México, la de RosaPerelmuter,NocheintelectuaLla oscuridadidio-mática en el «Primero sueño»).En México conocíanbien a Sor Juana;elterreno internacionalparecíaestarbienpreparadoparauna largaconversa-ción sobrela monja.

Ya se ha descritoel marcoy los personajes.En el centroestabasentadoOP. A la izquierdade la pantallaestabaGSR, sobriamentevestidade negroconperlas;paraleer, se poníadevez encuandosuslentes.A la derechaesta-ba HéctorTajonar,conlentessiemprepuestos,quienpresidíaa los interlocu-tores, conocasionalesintervencionespropias.La cámarase movíade caraacara, cambiabade ángulo,presentabadevez encuandoun grabadopertinen-

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te. og naturalmente,llevabalavoz cantante,consolturay elocuencia,dandoa vecesuna versión habladade ciertos pasajesde su libro; GSR hacia suscomentarios,contestabaapreguntas,y a vecestomabala palabra.

HéctorTajonar(HT) abrió la primerasesiónconpresentacionesy expli-caciones.TambiénOP explicó la elecciónde su interlocutoracubano-ameri-cana: le hablaparecidopreferibleelegir a unamujer nacidaen 1-lispanoamé-rica, pero no mexicana.HT fijó el primer temade discusión:la infanciadeSor Juana.Se hablóde la fechade su nacimiento—1648 o 1651—y de sumadresoltera y emprendedora;de que ella tuvo dos compañeros(sólorecientementese ha habladode tres)y, conellos,dos juegosde hijos, obser-vandoOP que algunashijas fueron luego mal casadas...OP sugirió el con-trasteentreel rigor que se exigíacon respectoa la ortodoxiaen religión y lalaxitud de las costumbressocialesde la época.ParaGP, la figurade lamadrefuerterepresentabaa la tierra,mientraselpadreestabamásbienausente,sus-tituido por el abuelomaterno,consubiblioteca,su sexualidadmenosfuerte,su influjo másespiritual.Los interlocutorescelebraroncon sonrisasestaapli-caciónde Freuda unafamilia del siglo XVII enNepantía.

La niñaJuana,quienya desdejovencita leíay escribía,eraevidentemen-te excepcional;sumadreseguramentefue quienla mandóala capitala casade suhermana,casadaconJuanMata, y los Mataprontole encontraroncolo-cación con la virreina. Eraguapala joven, y se hizo famosaen la corteporsu inteligenciay por su poesía.OP comentósomeramentela vanidady falsamodestiade Juana,reflejadaen el autorretratode Leonor, personajede sucomediaLosempeñosde una casa.¿Tuvoamoríosen la corte?Quizá, quiénsabe;su poesíaamorosaparecea vecessurgir de unaexperienciano pura-menteliteraria, tal vez deun peligrosoflirteo cortesano.Peroel hechoes que,segúnseñalóGSR,fue por suvocaciónintelectualporlo quela joven se fugódel mundode la corte, de loshombresy la posibleamenazadel matrimonio,parair al convento;comoañadióOP, «el palaciofue un escalónparael con-vento».Todoestoestáavaladopor suautobiográficaRespuestaa SorFilotea,escritaañosmástarde,en 1691.

De su primer convento, el de las carmelitas(habitadopor españolasycriollas), pasóSor JuanaInésde la Cruz al de las criollas jerónimas,dondehabíacierta laxitud de disciplina, con costumbresbastantemundanas;luegocompróahí unacelda,o mejordicho un pequeñoapartamentode dos pisos,que duranteunosañoscompartiríaconunaesclavaque le regalósumadrealentrarde monja. Ahí, sobretodo, podíadedicarsea leer y escribir La monjaya conocíabienla tradiciónpoéticadel amorcortés,de la adoraciónhumana

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y divina, de lasublimaciónerótica;escribíapoesíacortesanay de celebraciónocasional,aceptabaencargosliterarios.Brillaba especialmenteen su poesíade retratos,en la que dibujabacon amorplatónicola hermosurade la virrei-na, sumecenas,conquienmanteníaunarelaciónpersonal.Cuandola virrei-na volvió a Españay publicó en Madrid la primera edición del primer tomode susversos(Inundacióncastálida, 1689), la famadela monjamexicanaseextendiópronto atodala amplituddel imperio español.

HéctorTajonarcerró —con la promesade abordaren la segundasesiónla crisis de las cartas—la primerasesiónde estaconversaciónentreOctavioPazy GeorginaSabatde Rivers sobreSor JuanaInésde la Cruz.

El texto impresode esta«carta»polémicaiba acompañadode otra cartafirmada por «Sor Filotea de la Cruz» (pseudónimodel obispo de Puebla,ManuelFernándezde SantaCruz),en la cual encontramostantoelogio comocrítica dirigidos a Sor Juana.El obispo alabalas grandeshabilidadesintelec-tuales de la monja, pero le dice que no debededicara las frívolas letrashumanassugran inteligenciay estudiossino a las letrasdivinas: la SagradaEscritura,la teología,lasobrasde devoción. La intenciónpolítica de estacar-ta se entendíamejor, segúnexplicabanlos interlocutores,en el contextodelcaráctermisóginodel arzobispode México Aguiar y Seijas, quien veía conmuy malosojos la publicaciónen Madrid de la poesíaamorosadeunamon-ja. En su conversaciónparecequetanto OP comoGSRestabande acuerdoenque,a pesardel carácterambiguode la cartay del regañodel obispode Pue-bla, lapublicaciónde la Carta atenagórica constituyóun apoyoa Sor Juana.

El hechoes quela cartade Sor Filoteale dio pie a Sor Juanaparaescri-bir sudocumentoautobiográficomásimportante,que es la basede su famamodernaentre feministasde América y Europa; se titula Respuestade lapoetisaa la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz y fue publicadapóstuma-mente,en 1700, en el tercer tomo de sus obras (Famay obraspóstumas).Los interlocutoresno gastaronmucho tiempo haciendoel resumende estedocumentotan bien conocido en México y en otras partes: la niñaprecozqueva a la escuelacon suhermanamayor a aprendera leer, la joven que seimponeleccionesde latín, que se interesapor todoslos fenómenosnatura-les, que defiendeelocuentementelos derechosintelectualesde las mujeres.Explicó GSRcómola monja afirmabaque, si haymujerestontas,hayhom-brestontostambién,y muchosde ellossoberbios,que,por sólo serhombres,creíansersabios.En el diálogo se aclaró el contextoeclesiásticode estadefensade la mujercontrael ascetismomisóginode ciertosjesuitas,comoel confesory el arzobispomencionados,queeranlos antagonistasprincipa-

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les de la monja y de sus letrashumanas(segúnhan comprobadoinvestiga-ciones recientesconreferenciaa los añosfinalesde SorJuana).En su escri-tura, prosay verso,nuestramonja alababaa mujeresintelectuales,aunqueno fuerancristianas:a Isis, a Hypatia,aSantaCatalinade Alejandria. (Isiseradeidadadoradapor los egipcios,quienparaSor Juanaencerrabaladupli-caciónsimbólicadel varón,quenecesitadel principio femeninoparasuexis-tencia, es decirque Isis es,doblado, el pronombre is en latín; de ella dice,en su Neptunoalegórico, que fue madre de Neptunoy que «tuvo no sólotodaslas partesde sabia,sino de la misma sabiduría,que se idcó en ella».Hypatia era matemáticade los siglos IV-V que por su neoplatonismofuefísicamentedestrozadapor unaturba de cristianosfanáticosbajo el mandode su obispoCirilo. SantaCatalinade Alejandríaeraconocidaporsu saber,suhermosuray su fe cristiana;fue martirizadapor el emperadorMagenciopor no accederacasarseconél ni a renunciaral cristianismo).La variedadde origeny circunstanciasde estasmujeres,conquienesse puedeestablecerparaleloscon SorJuana,nos demuestranla amplitudde mentede la monja,quien sólo reparaen el ser fundamentalde la mujer famosay sabia.Estasalabanzasde la mujer intelectualno podíangustarnadaal misóginoarzo-bispo de México, pero le aseguraal lector moderno el proto-feminismodeSor Juana.

Sor Juanamisma, en su gran poemafilosófico titulado Primero Sueño,reconoció los límites de la mentehumana,pero sólo despuésde expresardetalladamentesudeseode comprenderel universoentero.Ella se identifi-cabacon la figura mitológica de Faetón,castigadopor su atrevimientoperosegurode supadrey destinodivinos: el castigomismodel osadohijo de Apo-lo incita a la imitación de su valentía.Aunque las Soledadesde Góngoraledabanel modeloformal de sumagnaobrapoética,OP subrayabaquelapoe-ta mexicanasuperóen profundidadintelectualla obra española,deliberada-mentesuperficial; resumióesta obradiciendo «¿tanto,paratan poco?»y lacontrastóconel Sueño,quenosdicetanto en tantosniveles.

SegúnOP, la defensade la libertad intelectualque predicabaSor Juanateníaque chocarcontra la autoridadde la Iglesia, apoyadaen la Inquisición,choquecomparableal de losjuicios del Partidoen Moscú contralos intelec-tualescomunistas:seapor miedodel castigo,seapor contricióny deseode lasalvaciónespiritual,nuestramonja (creyentecatólica,comorecordabaGSR)tuvo que sumirseen un silencio final, poco antesde morir de la peste.Peroparael mundo moderno ella sigue siendo la primera figura femeninadelmundohispánico,la voz de un feminismouniversal.Y paraMéxico, añadió

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Georgina Sabaty Elias 1?. Rivers Conversaciones con Octavio Paz: crónica y anécdota

OP,Sor Juanatieneun sentidomásparticular: es la granpoetaquerepresen-ta mejorqueningúnotro artistael misterio de! barroco,las raícesde la mexi-canidad; fue «un Narciso corregidopor la razón»,el espejode su nacientepaís.Contalespalabrasterminó¡a segundaconversacióntelevisadasobreSorJuanaInésde la Cruz, suvida y suobra.

Epílogode Georgina

A mi regresoa EstadosUnidos le escribíaOctavioPazdándolelas gra-cias por su invitación; y continuómi vida normal.Unosquincedíasdespués,desdeunaoficina, creo quela del prevoste,me llamaron parasugerirmequeinvitara a Paza unaconferenciade una serie importanteque coordinabalaalta administraciónde la universidad;lo habían invitado previamentedosveces,pero, en una de esasocasiones,habíacanceladosuactuaciónpocosdías antes,Pero estabaescrito que Octavio Pazno viniera a Stony Brook.Cuandolo llamé por teléfonoparahablarlede ello, percibícierta tensiónensuvoz y se negóa aceptarla invitación. Un mesy pico mástardecreí hallarla explicacióna estospequeñosmisterios:correosmedevolvió la cartaenvia-da a OP a México. Me sentíavergonzadade quePazhubieracreído,todo esetiempo,queyo no habíatenidola cortesíade darlelas gracias;enseguidavol-vi a escribirleacompañandola primeracartaa mi nuevoenvíopor ver si acla-rabalo quele pareceríaun increíblesilenciode mi parte.SupequePazhabíatratadode comunicarseconmigodespuésdel rodaje,pero que le habíasidoimposibleencontrarmeenel hotel. Másde un mesdespués,recibí de Televí-sa la películaque sehabíatomadoen el patio del Conventode SanJerónimo:habíasido editadaparasu emisiónpública(se habíaestadotelevisandoporvaríassemanasen México) reduciéndolaa dos horasde duración. Tambiénfui recibiendootras comunicacionesde Televisae información de todo elconjuntode las «Conversacionescon OctavioPaz».

Empezaronapasartos años;saludéa Paz,muy brevemente,en un home-naje quese le ofreció en México unosañosdespuésde esami granaventuracon Televisa.Mástarde,estandoen StonyBrook, supimosdel PremioNóbelquePaz habíaganadoy le mandamosun telegramade felicitación a NuevaYork, dondese hallabaen esaocasión.

En 1995,año de la conmemoraciónde los 300 añosde la muertede SorJuana,viajévarias vecesaMéxico. Comomuchos,recibíunainvitación paraasistira la lecturade la «Oraciónfúnebre»en honorde Sor Juanaque iba a

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Georgina Sabat y Elias R. Rivers Conversaciones con Octavio Paz: crónicay anécdota

leerOctavioPaz,a las 19: 30, en la Universidaddel Claustrode Sor Juanaenla misma fechaen que se conmemorasu muerte;eraunapequeñapieza depapel pergaminoen forma rectangular,impresoen negro. Yo estabaen unhotel cercanocon unaprofesoraamiga,historiadora,quienhablarecibido lamisma invitación (estábamosallí paraasistir, al día siguiente,a un congresoenToluca).Esatardeeralluviosay estuvimosun buenrato afueraesperandoparapoder entrar. Cuando,por fin, entramos,dentro, en el salón contiguodondese encuentrala tumbade la monja,habíanpuestounatarimade made-ra y todoshabíamosde estarde pie encimade ella durantela lecturade laconmemoracióndel óbito; de este modo cabíanmáspersonas.CuandoentróPaz se establecióinstantáneamenteun silencio respetuoso;en aquellaoca-sión, comprobéel desfaseque existíaentrepersonasde la altaclaseintelec-tual quese oponíanal critico-poeta,y las del letradomedioquelo admirabany aplaudían,quese enorgullecíandesermexicanospor Sor Juanay por Octa-vio Paz.Me vino a la menteun parangónconla situaciónvital de la mismamonja. Despuésde visitar a la hermosaexhibición«Oyem con los ojos»,esedia, mástarde, cuandoya cajala noche,estabayo con mi amigay alguienmás, cuandoaquéllame dijo: «Mira, viene Paz, ¿nolo vas a saludar?»Conciertaprevención,cohibición, caminéhacia el grupo queveníaacercándose;Pazllegabarodeadode gente.«Maestro»,le dije aúnsin poderlover El con-testó: «¿Quiénes?»,y yo le respondícon mi nombre. Nosacercamosense-guida parasaludarnosy sólo me dijo esto que ha quedadograbadoen mimemoria,conagradecimiento:«Georgina,se laconsidera».

Años después,ya jubilados nosotrosen la Florida, Pazvino a Miami auna lecturade poesíaen la que participabanotros dos premiosNóbel deliteratura.Sinlugar a dudas,elpoetamexicanofue el quemejor leyó susver-sos, el que ofreció la mejor traducciónal inglés y el que mejor se entendióconel público, hispanoen su mayoría.Al día siguientepresidió,en un cen-tro estudiantil,unalecturadepoetascubanosenel exilio. Elias y yo nos acer-camosa saludarloa él y a su esposa.Pazfue muy amable;mc parecióquesobrepasabalos límitesde la cortesíamexicana.Y éstafue la última vez quelo vimos.

Octavio Pazhabló de la «seducción»que la monjaejercíasobreaquéllosque se acercabana suvida y suobra, a conocerla.Sor Juanaenla ColoniayOctavioPaz,nuestrocontemporáneo,son ejemplosliterarios de la universali-dadque alcanzael pensamientohumano. Hoy, a esosdos mexicanosilustres,se les unen, por amor a Sor Juana,un italiano, un español,unacubanay unnorteamericano,rindiéndolestributo.

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Georgina Sabat y Elias R. Rivers Conversaciones con Octavio Paz: crónica y anécdota

GeorginaSabatde Rivers y Elías L. Rivers, catedráticoseméritosde laStateUniversity of New York at Stony Brook.

BIBLIOGRAFíA

Octavio Paz, SorJuana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, Barcelona: SeixBarral, 1982 (658 págs.).

Octavio Paz,SorJuana Inésde ¡a Cruz o Las trampasde la fe, México: Fondo deCultura Económica,1983 (673 págs.,con apéndiceañadido),reseñadopor GSRenModernLanguageNotes,tomo 100 (1985),págs.417-423.

OctavioPaz,SorJuana:or rile Traps ofFaitil, trad. de MargaretSayersPeden,Cam-bridge, MA: Harvard University Press,1988, reseñadoen inglés por GSR enSiglo XX/2OthCentury,tomo 8(1990-1991),págs.153-164;reseñatraducidaalespañolen su libro Estudiosde literatura hispanoamericana:SorJuanaInésdela Cruzy otrospoetasbarrocosdela colonia (Barcelona:PPU, 1992),págs.341-355, y en su libro Bibliografla y otras cuestiánculassorjuaninas(Salta, Arg.:Biblioteca de TextosUniversitarios,1995),págs. 106-120.Véasetambién,en elmismolibro Estudios...de 1992,págs.327-339,«Biografias:SorJuanavistaporDorothy Scbonsy OctavioPaz».

Anales de Literatura Hispanoamericana1999, nY 28: 1441-1451

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