Como Cazar Conejos 14 de Marzo 2015

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Como cazar conejos 14 de Marzo 2015 LA PELÍCULA EL FRANCOTIRADOR, dirigida por Clint Eastwood y considerada la más taquillera en EE.UU en 2014, cuenta la vida de Chris Kyle, un texano dueño de una extraordinaria puntería que en 1999 fue admitido en la unidad de élite de la Armada de Estados Unidos y enviado como francotirador a la guerra de Irak. Kyle a quien su padre le regaló su primera arma a los ocho años se jacta en sus memorias de guerra de haber dado de baja a 255 iraquíes, a 40 de los cuales abatió en un solo día en la batalla de Fallojah. (Algunos cínicos llevan cuenta del número de amantes y otros de los muertos por mano propia. Para estos raros coleccionistas esta es su idea de lo que es la hombría). Por sus hazañas le otorgaron dos estrellas de plata y cinco de bronce. Y la veneración local por él es tal, que el gobernador de Texas, Greg Abbott, decidió después de su muerte, en 2013, que el 2 de febrero fuera declarado el día ‗Chris Kyle‘ y las banderas ondearan a media asta para honrar su memoria. De Kyle se sabe, también, que se lamentaba de no haber matado más iraquíes, a los que llamaba ―malditos salvajes‖. Parecería raro que a un campeón de la muerte a distancia se lo considere un héroe, pero empezamos a entender cuando recordamos algunas cosas: que en Texas existe una gran pasión por las armas y que conseguir una es muy sencillo. (―Si usted es un candidato calificado para la posesión y manejo de armas, vamos a hacer lo más fácil posible que pueda obtener su licencia‖, dijo en 2013 Four Price, representante estatal de los Republicanos); que Eastwood, el director de El francotirador, que muestra al personaje como un héroe, es un hombre de posturas conservadoras que apoya ese partido; y que el gran público norteamericano está impregnado de un chovinismo que a menudo el cine alimenta sensibleramente. El historiador militar Martín Pegler explicó así el éxito de la película: ―…el país tiene una verdadera cultura de las armas con la que los estadounidenses se suelen sentir cómodos‖. Por supuesto que muchas personalidades liberales alzaron su voz contra lo que representa Kyle como exaltación de la violencia. El director Michael Moore, por ejemplo, escribió en twitter: ―desde pequeño me enseñaron que los francotiradores son unos cobardes que matan a la gente a distancia‖. La patética Sarah Palin les respondió recordándoles a los ―izquierdistas de Hollywood‖ que ―América sabe que no servirían ni para limpiarle las botas de combate a Chris Kyle‖. La muerte de este no fue, como podría esperarse, en territorio de guerra, sino en Texas, mientras tiraba al blanco, ―como terapia‖, con dos excombatientes de Irak. Uno de ellos, Eddie Ray Routh, con estrés postraumático causado por la guerra, le pegó seis tiros. Su hermana había advertido que sufría de psicosis y paranoia. El mismo Kyle, al ver sus delirios, había enviado un Whats App asustado a su amigo: ―este tipo está chiflado‖. Sin embargo, el jurado desestimó la enfermedad mental y en sólo tres horas de deliberaciones condenó a Routh a cadena perpetua. Porque es más fácil aplastar sin piedad a una víctima del horror de la guerra, que atreverse a derrumbar el mito patriotero que la sostiene.

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  • Como cazar conejos 14 de Marzo 2015

    LA PELCULA EL FRANCOTIRADOR, dirigida por Clint Eastwood y considerada la ms taquillera en EE.UU en 2014, cuenta la vida de Chris Kyle, un texano dueo de una extraordinaria puntera que en 1999 fue admitido en la

    unidad de lite de la Armada de Estados Unidos y enviado como francotirador a la guerra de Irak. Kyle a quien su padre le regal su primera arma a los ocho aos se jacta en sus memorias de guerra de haber dado de baja a 255 iraques, a 40 de los cuales abati en un solo da en la batalla de Fallojah.

    (Algunos cnicos llevan cuenta del nmero de amantes y otros de los muertos por mano propia. Para estos raros coleccionistas esta es su idea de lo que es la hombra). Por sus hazaas le otorgaron dos estrellas de plata y cinco de bronce. Y la veneracin local por l es tal, que el gobernador de Texas, Greg Abbott, decidi despus de su muerte, en 2013, que el 2 de febrero fuera declarado el da Chris Kyle y las banderas ondearan a media asta para honrar su memoria. De Kyle se sabe, tambin, que se lamentaba de no haber matado ms iraques, a los que llamaba malditos salvajes.

    Parecera raro que a un campen de la muerte a distancia se lo considere un hroe, pero empezamos a entender cuando recordamos algunas cosas: que en Texas existe una gran pasin por las armas y que conseguir una es muy sencillo. (Si usted es un candidato calificado para la posesin y manejo de armas, vamos a hacer lo ms fcil posible que pueda obtener su licencia, dijo en 2013 Four Price, representante estatal de los Republicanos); que Eastwood, el director de El francotirador, que muestra al personaje como un hroe, es un hombre de posturas conservadoras que apoya ese partido; y que el gran pblico norteamericano est impregnado de un chovinismo que a menudo el cine alimenta sensibleramente. El historiador militar Martn Pegler explic as el xito de la pelcula: el pas tiene una verdadera cultura de las armas con la que los estadounidenses se suelen sentir cmodos.

    Por supuesto que muchas personalidades liberales alzaron su voz contra lo que representa Kyle como exaltacin de la violencia. El director Michael Moore, por ejemplo, escribi en twitter: desde pequeo me ensearon que los francotiradores son unos cobardes que matan a la gente a distancia. La pattica Sarah Palin les respondi recordndoles a los izquierdistas de Hollywood que Amrica sabe que no serviran ni para limpiarle las botas de combate a Chris Kyle. La muerte de este no fue, como podra esperarse, en territorio de guerra, sino en Texas, mientras tiraba al blanco, como terapia, con dos excombatientes de Irak. Uno de ellos, Eddie Ray Routh, con estrs postraumtico causado por la guerra, le peg seis tiros. Su hermana haba advertido que sufra de psicosis y paranoia. El mismo Kyle, al ver sus delirios, haba enviado un Whats App asustado a su amigo: este tipo est chiflado. Sin embargo, el jurado desestim la enfermedad mental y en slo tres horas de deliberaciones conden a Routh a cadena perpetua. Porque es ms fcil aplastar sin piedad a una vctima del horror de la guerra, que atreverse a derrumbar el mito patriotero que la sostiene.

  • Jess Antonio Guzmn, el maestro 21 de Marzo 2015

    No deja de ser sorprendente que en un pas donde cada quien tiende a defender slo sus intereses, alguien escoja ser maestro: el camino de la generosidad, una carrera que no promete a nadie ni riqueza ni reconocimiento, y que ni siquiera tiene asegurada la gratitud de sus beneficiarios.

    En Colombia se rinden pocos homenajes, y a quienes menos se brindan es a los educadores. Pero si alguien ha salvado al pas son ellos, en condiciones adversas, con presupuestos mnimos, entregados a una labor abnegada, siempre menos valorados que los polticos y los guerreros, pero cada noche preparando el da que viene, cada ao pensando en el siguiente, transmitiendo lo que ha aprendido la humanidad y esforzndose porque las nuevas generaciones sean tambin creadoras de conocimiento.

    Jess Antonio Guzmn, el seor Guzmn, como lo llamamos siempre, representa ese conjunto de valores que le permitieron a esta sociedad sobrevivir mucho tiempo: la responsabilidad, el sentido de comunidad, el inters por el porvenir, el afn de transmitir la herencia de la civilizacin.

    Una obsesin de la literatura y el arte en Colombia es el tema de la casa perdida. Desde nios omos: Ya no vive nadie en ella, y a la orilla del camino silenciosa est la casa. Colombia es un pas de desplazados, de desterrados, un pas de despojo y de olvido. Cmo no rendir homenaje a alguien que dedic su vida a la construccin de una casa que fuera el hogar de generaciones de jvenes, una casa de conocimiento y convivencia, destinada a compartir todo lo que tiene sentido para la comunidad?

    Muchas grandes hazaas de nuestro pas tienen protagonistas secretos, que no reclaman publicidad; artfices como este maestro, que por pura vocacin dedic su vida a lograr que Fresno, en el norte del Tolima, tuviera un centro educativo digno de su historia.

    En un pas que cada cierto tiempo sucumbe a la barbarie, era navegar contra la corriente, pero l lo logr. Si hemos visto caer la vieja arquitectura de la zona cafetera, si hemos visto desaparecer instituciones y morir tantas costumbres, son en cambio muy contados los ejemplos de empresas generosas, de trabajos hechos en beneficio de la comunidad sin vanidad y sin estruendo.

    Yo soy beneficiario de ese esfuerzo. A comienzos de 1965 llegamos de Cali, con mi familia, de uno de los cclicos desplazamientos a que nos obligaba la violencia poltica. Yo era apenas uno de los bulliciosos muchachitos que llegaban a iniciar su bachillerato, y l era ya ese varn serio y firme que nos haca sus alocuciones al comenzar la semana. Nosotros venamos a poner en duda el mundo: l saba responder por lo establecido.

    Cre que acababa de aparecer en nuestra vida, pero despus supe que era de tiempo atrs amigo de mis padres. El seor Guzmn encarnaba la seriedad, cuando haba seriedad en el mundo, la responsabilidad, una autoridad con la que yo, ms de una vez, como buen adolescente, estuve en conflicto.

    Mi relacin con el colegio era difcil: las clases siempre comenzaban antes de que yo acabara de despertar, muchas veces vi la gran puerta cerrarse antes de que pudiera

  • cruzarla, y siempre volv a casa con un fardo de culpas, las tareas que al final no alcanzara a hacer, por andar pensando en las lunas de Jpiter. Pero lo importante es que en aquellos tiempos alguien encarnaba el orden, el centro de gravedad de nuestra vida. El rector, el seor Guzmn, asuma esas tareas con conviccin y con profunda responsabilidad.

    Hay seres cuya presencia llena el espacio, cuyo espritu se funde con el sueo que han realizado. l le dio forma a esa institucin; y en un pueblo cambiante, en una edad violenta, supo trazarle un rumbo generoso al tiempo y un sentido a la vida.

    Nombrarlo es nombrar una poca. Era la lnea firme y vertical que nos permita jugar con el espacio, la tradicin que nos permita experimentar, inventar, incluso levantarnos contra la tradicin. Yo le agradezco al misterio del mundo poder estar ahora, tantos aos despus, expresndole mi gratitud.

    En sus tiempos, por ese colegio flua el mundo. Habamos ido all a buscar la historia, el lenguaje, los rudimentos de la filosofa, las perplejidades de la psicologa, la ciencia inalcanzable de los nmeros, el lgebra, palacio de precisos cristales como la llam un poeta, y de pronto, como un viento poderoso e inesperado, pasaron los aos sesenta, que educaban tanto como las escuelas: el despertar de la juventud planetaria, la invasin a Checoslovaquia, las canciones de los Beatles, que olan a hierba y a incienso oriental.

    Y mientras veamos pasar los wadis, los ros que no llegan al mar, y perseguamos los cardmenes, y examinbamos el abdomen de las abejas en el patio lleno de Leonardo Favio y de Javier Sols, aparecieron las proclamas de Camilo Torres, la voz de Piero cansada de la tarde, la cercana explosin del boom latinoamericano, y vimos sin entenderlo cmo lo personal se funda con lo colectivo.

    La muerte de Martin Luther King y la llegada a la Luna se mezclaban con esos primeros amores que siempre amenazan con ser los ltimos: los ojos de Alba Luz, los labios de Marln, la voz de Lila. Y las primeras flores de nieve neoyorquina de las cartas de Gonzalo Jaramillo cayeron sobre las flores de fuego que iba abriendo el sodio en el agua, y el viento de pinares de Arizona que nos trajo Colleen Crone a Julin Santamara y a m, se llev de pronto la adolescencia.

    Era la edad de las grandes tormentas. Y yo recordar siempre que Jess Antonio Guzmn all, arriba, entre rayos y tempestades, mantena el cielo en su sitio, mientras a nosotros se nos desbarataba entre las manos nuestro improvisado cielo de cada da.