Bonafe Jaume - El Valor Educativo de La Muerte

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    ATENCIN, PODER Y TRABAJO DOCENTEEl valor educativo de la muerte

    Ensayo para la asignatura: Discursos de Conocimiento y Poder en el Trabajo Docente(Prof. Jaume Martnez Bonaf). Inserta en el Programa de Doctorado (2002/03) Crisis deLegitimidad del Pensamiento y Prcticas Educativas del Departamento de Didctica yOrganizacin Escolaraa de la Facultad de Pedagoga de la Universidad de Valncia

    MAR CORTINA SELVABeniarbeig, abril de 2003

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    NDICE

    1. Introduccin

    2. Breve lectura del momento socio-histrico

    3. Percepcin social de la muerte

    4. Actitudes Individuales

    5. El valor educativo de la muerte

    6. Claves formativas para el profesorado

    7. El destierro de la muerte en la escuela como estrategia de poder

    8. Conclusiones

    9. Bibliografa consultada.

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    ATENCIN, PODER Y TRABAJO DOCENTE

    El valor educativo de la muerte

    De quien quiero ocuparme no es de lo humano ni de la humanidaddel hombre de carne de hueso, el que nace, sufre y muere sobre todomuere-, el que come, bebe, juega, duerme, piensa y quiere, el hombreque se ve y se oye, el hermano, el verdadero hermano. Unamuno(1982: 26)

    Introduccin

    De lo que trata este ensayo es del valor formativo que tiene la muerte, entendiendocomo formativo todo aquello que facilite y permita el desarrollo pleno de laspotencialidades del sujeto.

    Este ensayo se deriva del intento de dar respuesta a una serie de preguntas: Por quse elude el tema de la muerte en la sociedad y por tanto en la escuela? Siempre ha sidoas? Es as en todos los lugares? Si no es as en todas las civilizaciones qu relacinhay entre esta ocultacin y el sistema socioeconmico imperante? Cul es ese poderformativo de la muerte que hace que el mercantilismo la niegue? Puede la escuela, ansiendo una institucin que reproduce el poder, recuperar el valor formativo de la muerte?De qu manera recuperar la conciencia de mortalidad nos aporta claridad al momentosociohistrico que vivimos y al papel que desempeamos en l? Puede llegar a ser, eleducar para la muerte, una herramienta de transformacin social y de evolucin? Pensaren el morir contribuye a un vivir menos deshumanizado que el actual?

    Ya s que el dar respuesta a todas esas preguntas requerira de una investigacin msprofunda y extensa que la que aqu se har, pero vamos a tomar este ensayo como undisparo de salida que invite a cada uno a hacer su propio recorrido, sus propiaspreguntas. Son muy pocos los/as maestros/as o pedagogos/as que hayan dedicadoatencin al binomio educacin-muerte y que esto sea as, tambin da para pensar.

    El recorrido que aqu haremos entrelaza lo universal con lo social, lo individual y loeducativo en el siguiente orden: Se inicia con una breve lectura del momento socio-histrico que estamos viviendo para desde ah, ver cul es la percepcin social de lamuerte y cunto de esta percepcin tenemos impreso en nuestras creencias ypensamientos vivindolo como nuestro, lo que nos llevar, segn el grado deidentificacin con las creencias sociales a tomar actitudes individuales diferentes ante elhecho de vivir teniendo en cuenta la muerte. El paseo por las consecuencias que se

    derivan de vivir considerando la muerte justificar el valor formativo de sta y msconcretamente el valor (en sus dos acepciones de valioso y de coraje) de introducir unaeducacin para la muerte en las escuelas, lo cual no puede hacerse de cualquier maneray desde cualquier adulto o docente, sino que aqul o aquella que se adentre en laaventura debe saber qu grado de compromiso personal y profesional y quresponsabilidad moral y social est asumiendo, por lo que revisaremos algunas clavesformativas para el profesorado desde la aportacin de algunos autores. Toda estatravesa nos permitir llegar a algunas respuestas para las cuestiones planteadas al iniciodel ensayo que concluye con la idea de que esta percepcin y concepcin actual de lamuerte no es algo inherente al ser humano como especie sino que ese ocultamiento esotra estrategia ms de poder.

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    Breve lectura del momento socio-histrico

    El mercantilismo en su exacerbado cultivo del materialismo y el individualismo, nos hallevado a situaciones de desigualdad extremas y el desarrollo tecnolgico nos permiteestar enterados de ello y darnos cuenta de que lo que ocurre en cualquier lado del mundonos incumbe y nos afecta, facilitando ese sentimiento de especie que habita un lugarcomn. Prueba de ello son los Foros Sociales Mundiales que se vienen celebrando enPorto Alegre (Brasil) desde hace 3 aos, as como las manifestaciones a favor de la pazdel 15 de febrero de este mismo ao, despus de la violacin del Derecho Internacional (yde todos los derechos) por parte de los EEUU en la guerra contra Irak. Por otro lado, laadhesin a ella del actual Gobierno de este pas, ha puesto en mayor evidencia el estarviviendo en una pre-democracia (A. de la Herrn, comunicacin personal, 05/02/03)donde se toman las decisiones sin tener en cuenta la opinin de los que, en teora, son

    representados. Este hecho, escogido por haber provocado por primera vez en la Historiauna reaccin de protesta unificada, pone de manifiesto un sentimiento comn de injusticia.Ms significativo que en otras ocasiones porque ahora se ha dejado ver y or. O sea, quela propuesta que antepone el bienestar econmico de unos pocos ante cualquier otracosa est llegando a unos extremos que nos hace reaccionar. Y este reaccionar no yaslo en busca de nuestro propio inters, confiere a las personas que as lo hacen, unsentido.

    Por un lado, hemos tomado conciencia de que ese bienestar del que algunos gozamosest basado en el no-bienestar de ms de medio mundo, tambin de que este modo devivir en el que slo se cultivan algunas ramas del rbol de la vida y se ignoran otrasesenciales nos conduce a un estado de desorientacin y desnimo,manifiesto en muy

    diversas formas de conflicto, consumo de drogas, enfermedades y violencia. En la calle,en las escuelas, en la familia, en las relaciones, en el trabajo,... La situacin actual estclamando un cambio. El cambio debe ser profundo, estable, de largo alcance eirreversible como deca Dewey, J. (1958)

    Percepcin social de la muerte

    Por qu no se habla de la muerte de una manera abierta y sincera si es algo que todostememos y nos preocupa?

    Hablar de la muerte es algo delicado y complejo, y a la vez absolutamente simple yaque es el final ineludible de nuestras vidas. Algunas culturas han dado una explicacin alhecho de morir por medio de los sistemas de creencias, integrando la muerte en undilogo profundo con la vida y los dems seres humanos. En nuestra cultura es unarealidad sobre la que no trabajamos abiertamente, contina siendo un tema tab por loque hace ms evidente revisar nuestra relacin con la muerte y con las personas queestn cerca de ella. Sorprende el hecho de que siendo la muerte un aspecto tan decisivoen la historia de nuestras vidas como el mismo nacimiento, que celebramos puntualmentecada ao y que, habiendo sido la muerte un punto culminante del simbolismo ritual detodas las culturas de la Tierra hoy sea una temtica marginal. Podemos entender que seaas si nos paramos a pensar que la muerte tiene dos caractersticas que la convierten enangustiante: es impredecible, nadie sabe con certeza cuando ser el ltimo da de su vida

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    y, por otro lado tiene un carcter absolutamente misterioso. Impredecible y misteriosa ensu esencia, la muerte ataca la misma raz fundamental de los valores que estamospersiguiendo en nuestras sociedades: la seguridad planificada y la predictibilidad.

    Los sistemas socioeconmicos condicionan el modo de pensar, de sentir y de hacer delas personas pero tambin son condicionados por ellas. A las pocas de florecimientoeconmico, poltico y social le han sucedido contextos de caos y confusin; los idealesque en una poca parecen vlidos e inamovibles, son cambiados por un manotazo de lahistoria. Este estado cambiante de las situaciones que nos recuerda de manera constantela impermanencia de las cosas, de los pensamientos, de los sentimientos, de lascreencias,...cuya cumbre es la muerte, produce como contrapartida una constantebsqueda de seguridad que ha permanecido como una corriente de fondo a lo largo de lahistoria de la humanidad. Nuestra poca es uno de los mayores exponentes de esabsqueda manifestndolo a travs de la preeminencia del tener, del poseer.Paradjicamente, mientras por un lado intentamos que nuestra existencia sea cada vez

    ms larga y ms confortable, las patologas personales y sociales- relacionadas con elsinsentido de la vida, con el sentimiento de vaco, de insatisfaccin, de ansiedad van enaumento.

    Es verdad que somos el fruto de la influencia que las diferentes instituciones (estatal,familiar, escolar) han dejado en nuestra vida pero entre huella y huella de estasinstituciones hay rendijas, espacios vacos (F. Beltrn, comunic. en aula, 26/03/03) porlos que podemos asomarnos a lo que somos esencialmente, ms all de la poca y ellugar en el que nos haya tocado vivir, ms all de la raza y del gnero, ms all denuestro estatus y nuestra profesin y que nos une en la diversidad como seres humanos.Somos, entonces, adems de seres culturales y pensantes, cazadores de conocimiento(homo sapiens), seres biolgicos y sociales, buscadores de la cooperacin, la libertad y el

    amor (homo amans, Maturana, 1995) y seres intuitivos, relajados, buscadores del yo, dela identidad, de la comunidad (homo ludens, G. Steiner, 2001:128) esto hace quetengamos en comn algunos aspectos muy bsicos que a veces el ritmo de vida nos haceolvidar: necesitamos ser valorados, queridos y escuchados; necesitamos tener unarelacin armnica y con sentido con nosotros mismos, con los dems y con el entorno;necesitamos una explicacin ya sea cientfico-racional o espiritual-trascendental- paraeste mundo. Estas necesidades bsicas del ser humano se ponen ms en relieve enmomentos de crisis, ya sea personal, social o mundial y entonces nos damos cuenta deque hay aspectos de nosotros que el poder del sistema socioeconmico actualhiperdesarrolla en detrimento de otros que al ser silenciados impiden un desarrolloequilibrado. El haber puesto el acento en nuestra capacidad pensante, en esa mitadizquierda de nuestro cerebro, verbal, ambiciosa, dominadora ha silenciado pero nunca

    anulado, la mitad derecha, el amor, la intuicin, la misericordia, las formas orgnicas yms antiguas de experimentar el mundo sin agarrarlo por el cuello (G. Steiner, 2001:128).Y el hombre es todo eso:

    El ser humano es un ser racional e irracional, capaz de mesura y de desmesura;sujeto de una afectividad intensa e inestable; sonre, llora y re, pero tambin es capazde conocer de una manera objetiva; es un ser serio y calculador, pero tambin ansioso,angustiado, gozador, ebrio, exttico; un ser de violencia y de ternura, de amor y de odio;un ser invadido por lo imaginario y que puede reconocer lo real; que sabe de la muertepero no puede creer en ella, que segrega el mito y la magia, pero tambin la ciencia y lafilosofa (...). El ser humano es complexus (E. Morin, 1999, p:72)

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    Actitudes individuales ante el vivir teniendo en cuenta la muerte

    Vistas algunas razones por las cuales la idea de la muerte se ha ido arrinconando,vamos a ver que las actitudes individuales ante ella, a pesar de la invitacin social adejarla de lado, pueden ser de dos tipos: considerarla o no considerarla. Antes de entraren ello, quiero detenerme en la etimologa de la palabra considerar ya que ha sidoelegida conscientemente. Me baso para ello en J.A.Marina (2000: 127): Procede desideral y debi de significar el atento examen de los astros en busca de augurios. Aprincipios del siglo XVII, mi admirado Covarrubias lo define como pensar bien las cosas,pero durante el siglo siguiente se fue convirtiendo en un modo de evaluarlas y el curiosPanlxico de 1843 lo relaciona con el respeto hacia las cualidades de los seres.Considerar algo o a alguien es concederle atencin y tiempo, creer que es presuntamentevalioso

    Empezaremos por la segunda opcin:

    a) No considerarla. Utilizando la terminologa de J.H.Newmann (1892:36, citado porJ. Gevaert, 1981) y esta no consideracinde la muerte equivale a una conciencianocional. Si la conciencia de la muerte es meramente nocional es vlida paratodos sin una relacin especial con mi existencia individual. Es como todas esascosas que se saben por haberlas odo decir a otros, pero que no implican unconocimiento real y personal. La conciencia general de la muerte no es unaverdadera conciencia, no es darse cuenta en el sentido propio de la palabra, no esuna realidad que me estruja el corazn, desconcierta mi existencia y condicionamis acciones. sta es la opcin de esta sociedad nuestra y eso provocacomportamientos de huida y evasin. Es obvio, la muerte est ah, forma parte de

    la vida desde el mismo momento en que nacemos y si uno no quiere enterarse, leda la espalda. Esta tentacin de la huida hace que las personas se dejen llevarpor la disipacin exterior. M. Heidegger (1984 :277,370) ha insistido en el hecho deque esta huida en la mentalidad de las masas, en el trabajo, en la diversin, etc.es, a su modo, una confirmacin de la conciencia universal de la muerte. Huirsignifica de alguna manera darse cuenta del peligro inminente y de la amenaza.Muchos intentan no pensar en ello, apartan la idea de la muerte, como la decualquier otro mal. La negacin de la muerte es caracterstica para una parte de lacivilizacin occidental intensamente industrializada, actualmente es la realidad quems se arrincona en la vida social. Pascal (1972) deca:

    No habiendo podido encontrar remedio a la muerte, a la miseria, a la ignorancia,

    los hombres para ser felices, han tomado la decisin de no pensar en elloHay muchas manifestaciones de este proceder: ya no se muere en casa, se

    muere en los hospitales, clnicas o residencias. En cualquier caso, se separarpidamente el cadver de sus familiares, algunos de los cuales ni siquiera quierenverlo. Se aleja a los nios del horror de la muerte. No se la nombra, se dancuriosos y forzados circunloquios para evitar la palabra muerte: Me he enteradode lo de tu padre, cundo sucedi la desgracia?, etc. O en el caso de losenfermos graves o terminales que, an empendose el personal sanitario y losfamiliares a no nombrarla pero buscando a alguien con quien compartir sustemores, en algunos casos se atreven a comentar que sienten que se estnmuriendo y se les contesta con un No digas tonteras, Todos nos vamos a

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    morir, etc. Incluso las exequias se han simplificado hasta lmites casi inhumanos.La frialdad y asepsia de los mortuorios o sanatorios para evitar las molestias a losfamiliares evitan tambin el contacto con el difunto que tantos recuerdos

    despertaba y le haca vivir entre nosotros.

    As que, por un lado parece lgico y comprensible que uno quiera olvidar que esmortal, ya que la muerte siempre nos humilla, es la dolorosa constatacin denuestra total impotencia ante no sabemos qu. Es el fracaso, la derrota de todoslos esfuerzos y los logros de la ciencia mdica o de las plegarias y promesas. Dehecho, ya Freud sealaba que esa verdad ineludible no tiene cabida en nuestroinconsciente y de ah que todos nuestros mecanismos vitales y racionales estndestinados a olvidar, negar o reprimir la idea misma de la muerte (Magda Catal,2001). Tambin para Sartre (1943:617) la muerte no puede quedar nunca asumidae integrada en un proyecto existencial, la muerte viene radicalmente desde fuera einterrumpe radicalmente la existencia que se proyecta hacia la libertad y en la

    libertad, es la aniquilacin siempre posible de mis posibilidades.

    Es de sentido comn saber que la huida del problema no lo hace desaparecer,slo lo posterga hasta que el discurrir de la vida, ms tarde o ms temprano, nosgira la espalda y nos lo pone delante.

    An as:Nuestra poca niega simplemente la muerte y, juntamente con ella un

    aspecto fundamental de la vida. En lugar de permitir que la conciencia de muertey del sufrimiento se conviertan en uno de los estmulos ms poderosos de la vida(...) el individuo es obligado a reprimirla. (...) pero los elementos reprimidos nodejan de existir (...). As el temor de la muerte goza de una existencia clandestinaentre nosotros (Fromm, 1979: 222 citado por Mlich, 1989: 132)

    Dnde est precisamente el punto en que la conciencia nocional de la muertese convierte en conciencia real y concreta? Cundo queda desenmascarada lahuida y la ignorancia?

    b) Considerarla: Siguiendo de nuevo a Newmann, considerarla equivaldra alconocimiento real de la muerte. Lo que quiere decir haber vivido la muerte dealguien querido y que ese hecho haya cuestionado la jerarqua de valores con losque, antes de esa muerte, nos movamos; que ese hecho haya removido cimientosde creencias, formas de relacionarnos, interpretacin del futuro, valoracin delpresente. As pues, el punto de inflexin donde quedan desenmascaradas la huida

    y la ignorancia es cuando, a travs del vaco que deja esa persona preciada, lamuerte se revela como una amenaza real. Aqu es donde el hombre se daexistencialmente cuenta de lo que significa ser mortal y de cul es la verdaderanaturaleza de la muerte. No basta con perder a un ser querido, es necesario quenos abramos a lo que eso significa para nosotros, a todos los cuestionamientosque esa muerte suscita. G.Marcel (1959:182) ha insistido en el hecho de que elnico planteamiento real y concreto del misterio de la muerte es el misterio de lamuerte de la persona amada:

    Lo que importa no es mi muerte, sino la muerte de las personas que amamos. Enotras palabras, el problema , el nico problema esencial es el que plantea elconflicto del amor y la muerte

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    Si optamos por vivir en la conciencia de la muerte Qu beneficios existenciales

    nos reporta? No es mejor olvidarse del asunto y ya sufriremos cuando nos

    llegue?

    Retomamos aqu el concepto de experienciapara poder dar respuesta a estaspreguntas, es decir, ms all de creencias, preconceptos, filosofas, psicologas,pedagogas, antropologas, est lo que vivimos, la apertura y disposicin con quelo hacemos, la conciencia que le ponemos y la interpretacin que hacemos de elloque luego puede ser corroborado, ratificado, intensificado o desmentido por otrosa travs de sus experiencias o sus escritos.

    La experienciaha sido una palabra clave en el pensamiento de autores comoJ.Dewey, Leonardo da Vinci, A. Einstein, Buda, Lao-Ts, entre muchos otros:

    La experiencia no miente nunca; es nuestro juicio el que yerra prometindosecosas de lo que no es capaz. Los hombres se equivocan al quejarse contra laexperiencia y tacharla de engaosa. Dejad a la experiencia tranquila y volved lasquejas contra vuestra propia ignorancia que os lleva a fantasas e insensatos deseosy esperis de la experiencia cosas que no estn en su poder( Leonardo da Vinci,citado por Racionero, L., 1986, p. 94)

    Desde nuestra occidental manera de pensar, de entender lo que sucede queno es ms que una entre tantas otras posibles- es muy difcil percibir la muertecomo algo no catastrfico. Para ampliar esa idea fatal de la muerte, es precisopues que ampliemos nuestra manera de mirar, de pensar, de sentir y esto empiezapor abrirse a la experiencia.

    Partiendo pues de esa apertura, puedo decir que vivir en la conciencia de lamuerte permite:

    1.-A nivel individual:

    o Percibir la vida como un regalo y por tanto no desperdiciarla.o No dejar para otro momento lo que verdaderamente se considera

    importante: Resolver conflictos interpersonales, decir lo siento o tequiero antes de que sea demasiado tarde.

    o Vivir desde la sinceridad y la autenticidad, as como desde elrespeto profundo por cualquier otra vida que entre en relacin con lade uno.

    o Practicar el desapego y la no acumulacin como entrenamiento a loque vendr sin previo aviso.

    o Preguntarse si estoy viviendo cmo, con quin y dnde quiero ytomar decisiones ms coherentes con nosotros mismos.

    2.-A nivel social:

    Impulsa a reaccionar. En contra de la inseguridad fundamental de laexistencia, permanentemente expuesta a la muerte, el hombre hacreado las estructuras y los elementos de una gran civilizacin. El

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    tiempo no es solamente amenaza sino distancia y retraso de lamuerte, de ah su lucha contra las enfermedades y el alargar la viday sus condiciones. H. Marcuse (1968, p:231-233) y M. Verret (1961,

    p : 175) y otros muchos insisten en este poder estimulante de lamuerte. Toda la empresa cultural de la humanidad es vista comolucha en contra de la muerte.(J. Gevaert, 1981:318). Segndemuestran una cantidad de historiadores recientes, entre ellos A.Ballesteros en su Historia de la Serenidad, el habitante normal ycorriente de la Edad Media era especialmente festivo, en parte poresta presencia constante de la muerte a travs de la peste, lasguerras y las hambrunas, esto creaba en muchas mujeres y hombresdel medievo un deseo ms acendrado y autntico de disfrute de lavida en trminos generales, acogindose a una actitud de carpe diemy a un ideal de existencia ms gozoso.

    Reconoce un determinado valor a lo material: El significado de laexistencia humana no puede estar en la acumulacin de bienesprivados para uso exclusivo de algunos individuos. Tampoco resideen la acumulacin de xitos sociales y profesionales. Nadie se llevaconsigo al morir los bienes conseguidos ni los xitos cosechados. Meparece importante, sin embargo, sealar que la muerte no descalificael tener como tal sino el tener como objetivo absoluto del individuocon exclusin de los dems. En realidad lo nico que dejamos almorir es el recuerdo y las huellas de una vida cuya profundidad ycalificativos estarn en estrecha relacin con la conciencia demuerte con la que hayamos vivido.

    La libertad: Segn Jaspers (citado por Mlich, 1989:136), la libertadabsoluta es un sueo; unicamente hay libertad desde la aceptacinprofunda de mis condicionamientos, es decir, del lmite, en este caso,de la muerte. Tambin Camus compartia esta opinin:

    Frente a la muerte, la libertad es ilimitada. Ella le confiere alhombre la responsabilidad total y exclusiva de sus propiasacciones (A. Camus, 1943: 49)

    Amplia el concepto de amor. Si basamos nuestro vivir en el amor aotra persona y se la lleva la muerte, nuestra existencia deja de tenersentido. No es que este amor est privado de grandeza y de valor,

    pero buscar en ello el sentido ltimo de la propia vida significaperderla.La muerte amenaza a toda existencia individual e invita aampliar el circuito cerrado de un amor puramente entre dos personaspara abrirse a la definicin de amor de H. Maturana (1995): Laapertura de un espacio de existencia digna del otro junto a m

    Confiere orientacin y seriedad a la vida. El hecho irreversible de lamuerte le confiere un lmite al tiempo existencial y por eso le da unagran seriedad e importancia a cada uno de los momentos limitadosque estn disponibles y a cada uno de nuestros pensamientos,sentimientos y acciones.

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    Ser la muerte un hecho ineludible no conlleva a la persona, alheideggeriano ser-para-la muerte, sino, contrariamente a ser parala vida y a hacer de ella como nico escenario posible ese hacer

    (Castilla del Pino, 1981: 39, citado por Mlich, 1989 p.136)

    Da sentido al compromiso y responsabilidad social. Podemos llegara sentir que la vida puede no tener sentido si la muerte nos laarrebata en cualquier momento, pero es indudable que este absurdoqueda anulado por la experiencia concreta de la solidaridad, del estardisponible al otro, del realizar acciones que contribuyan a aminorarlas desigualdades, del asumir nuestra parte de responsabilidad moralante las injusticias y hacer nuestra contribucin para que el mundosea menos inhspito.

    Nos iguala como seres humanos. La muerte nos nivela a todos en la

    misma prueba, hayamos hecho lo que hayamos hecho y sido lo quehayamos sido. En este sentido, la muerte nos invita a fomentar laconvivencia humana donde se reconozca la igualdad fundamental detodos.

    La muerte desenmascara al egosmo y a la explotacin, a lavoluntad de poder y a la sed de dominio. Nos invita a la tolerancia, adejar sitio para todos, ya que nadie es indispensable en lacomunidad humana. Quedan borradas todas las diferencias entrepobres y ricos, poderosos y miserables (J. Gevaert, 1981, p: 321)

    Fomenta el pensamiento crtico, la perplejidad, la decisin individualy, por tanto, la responsabilidad.Potencia la duda, el cuestionamiento,de cualquier filosofa o creencia social o religiosa para devolver elvalor de la constante bsqueda y de la experiencia.

    Plantea cuestiones esenciales sobre el sentido de la vida. Qusignifica vivir si todo acaba? Para qu estoy aqu? Y por tantofomenta la indagacin y la bsqueda que ganan terreno sobre ladesesperacin y la apata. Tambin podemos invertir la pregunta, taly como propone V. Frankl (2001) desde su experiencia en loscampos de concentracin nazi:

    Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestraactitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismosy, despus, ensear a los desesperados que en realidad noimporta que no esperemos nada de la vida, sino si la vida esperaalgo de nosotros (...). En ltima instancia, vivir significa asumir laresponsabilidad de encontrar la respuesta correcta a losproblemas que ello plantea (...) Resulta completamente imposibledefinir el significado de la vida en trminos generales, elsignificado de la vida difiere de un hombre a otro y de un momentoa otro

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    El valor educativo de la muerte

    Voy a desarrollar este punto a travs de varios aspectos que se derivan y se

    interrelacionan con los ya desarrollados en el punto anterior:

    A. Educar para la muerte es educar para entender la vida

    La muerte forma parte de la vida y de la evolucin . Cualquier ser viviente,independientemente de si vive ms o menos, acaba muriendo. No hay vuelta de hoja.Desde el momento en que se entra en la existencia cclica, no hay manera de vivir almargen de ella. Aunque las cosas sean bellas y hermosas, acaban desapareciendo otransformndose porque forma parte de su naturaleza y de la nuestra que disfrutamosde ellas.

    Por sentido comn, si la escuela no tiene en cuenta el sufrimiento, la adversidad o el

    dolor descarta importantes cantidades de vida y por tanto, una enseanza que notenga en cuenta la muerte, no se est dirigiendo a los seres humanos. Impide unamirada global, un percibir al ser humano como perteneciente a una especie que habitaun lugar que nos condiciona y al que condicionamos, que nos nutre y al que nutrimos,como habitantes de un planeta inserto en un universo, el cual tanto planeta comouniverso- evoluciona a travs de la muerte, del cambio ,de la transformacin, de laextincin. Estas reflexiones invitan al alumno a observar la naturaleza y sentirse partede ella, por tanto a respetarla as como les motiva cuando se les habla de lastransformaciones fsicas y qumicas, de la evolucin de las especies desde la pticadel continuum vida-muerte. Les despierta el inters sobre la evolucin .

    VIA, VERITAS ET VITAVer en todas las cosasDe un espritu incgnito las huellas;ContemplarSin cesarEn las dfanas noches misteriosas,La sana desnudez de las estrellas...Esperar! Esperar!Qu? Quin sabe! Tal vez una futura y no soada paz...Sereno y fuerte

    AMADO NERVO (Poesa Selecta)

    Deca A. Oliver (1996): Es el desconocimiento de la vida el que nos hace concebir elterror de la muerte

    B. Educar para la muerte, aminora su temor.

    Si la educacin es formacin, introducir la muerte en los estudios es proveerles deuna perspectiva ms cierta e intensa de la vida, es dotarles de recursos existencialespara cuando suceden las pequeas muertes: perder dinero, rompimiento de lafamilia, fallo de la salud, decepcin amorosa, fracaso escolar, profesional, etc.

    El miedo a la muerte requiere de dosis homeopticas, es decir, de pequeasmuertes continuadas que poco a poco nos revelan el sentido de la vida, porque

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    nos empuja a vivir inteligentemente, yendo un poco ms all de nuestraslimitaciones egticas (Magda Catal, 2001:6)

    Tambin J. Krishnamurti habla del temor a la muerte en dos sentidos: La relacin entre temor a la muerte y vivir con plenitud:

    Si amara los rboles, la puesta de sol, la hoja que cae, si amara los pjaros; siestuviera atento a los hombres y mujeres que lloran, a los pobres, y si de verassintiera amor en su corazn, temera la muerte? La temera? (1995:12 denoviembre)

    El morir cada da a lo conocido:

    El miedo engendra dolor, terminar con el dolor es entrar en contacto con lamuerte mientras se est vivo, muriendo para su nombre, para su casa, su

    propiedad, su causa, su sociedad esto es lo que va a ocurrir cuando unomuera-, de modo que est fresco, joven y claro y, desde ese estado puedaconsiderarla y pueda ver las cosas como son, sin distorsin alguna (...) Vivircada da muriendo es estar en verdadero contacto con la vida (1995: 15 denoviembre)

    Pero nos aferramos a nuestras creencias aunque no tengamos unacomprobacin cierta de ellas-, nuestros hbitos, como si eso furamos nosotrosy desde esa identificacin, aparece el miedo a perderlo.

    La muerte como dice tantas veces Heidegger- no es un hecho puntual que serealiza en un momento fugaz y preciso. La muerte se instala en nosotros desdeel momento que vivimos; mientras vivimos, tambin morimos. Avanzamosgracias a aquello que dejamos y abandonamos detrs nuestro. Vivir esdespedirse y no solamente de las cosas y de los otros sino de uno mismo,vamos cambiando, evolucionando. Como dijo Montaigne La muerte es ms fcilpara aquellos que se han ocupado de ella durante la vida.

    Llevar esto a la escuela no es nada ms que facilitar el espacio para que losalumnos se expresen en momentos de sufrimiento, dolor o fracaso. Con elrespeto y el cuidado de no introducir ninguna nueva creencia, slo en esepermitir su expresin y el hecho de compartirlo, le garantiza un espacio clido yseguro para que elabore lo que tenga que elaborar segn su madurez.

    C. Educar para la muerte abarca:

    C.1.-La educacin emocional.Ya que abre ese espacio donde se puedenexpresar y compartir miedos, angustias y temores en un entorno deconfianza, seguridad, respeto y afectividad.

    Los chicos y las chicas, los adultos cambiaran su forma de comportarse yjuzgar el mundo si fueran imbuidos de su final. Y tampoco se trata deamargarlos sino de espabilarlos. La razn de introducir la muerte en lasescuelas sera la de proveerles de una perspectiva ms cierta e intensa de lavida real . La idea de la solidaridad, del dinero, del amor, ganara elincalculable valor que proporciona la presencia de la mortalidad (VicenteVerd La enseanza del fin,artculo para El Pas, 5 de julio de 2002

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    C.2.-La educacin para la democracia.Ya que hemos visto como fomenta el

    pensamiento crtico, la participacin, la responsabilidad, el respeto, el

    considerar al otro igual a m y diferente

    C.3.-. La educaci para la interculturalidad. A travs del estudio de otras culturas yde la nuestra a travs del tiempo (Antropologa comparada) podemosrelativizar el poder hegemnico de nuestra manera de pensar y de nuestrascreencias y enriquecernos con la diversidad de formas de encarar la muerte.

    C.4.- La educacin esttica.Pensar en la muerte, nos devuelve la mirada alpresente y a apreciar la belleza de lo que nos rodea y de los que nosrodean.

    D. Educar para la muerte es abrir un espacio al sentido de trascendencia.

    El hombre ha generado desde siempre mitos y dioses, las iglesias y lascorrientes cristianas organizaron en gran medida la visin occidental de laidentidad humana y de nuestra funcin en el mundo, pero estaremos de acuerdoen que han perdido gran parte del control sobre la sensibilidad y existenciacotidiana. Steiner (1974) nos habla de que esa prdida de control ha generado unvaco que han intentado llenar otros grandes movimientos de explicacin delmundo, el marxismo y el psicoanlisis, entre ellos, pero que al no haberloconseguido, seguimos perdidos, desorientados. Lipovetsky (1986) nos hablatambin de la era del vaco donde predomina el culto al yo (narcisismo) y laindiferencia pura o apata.

    Si partimos de esa premisa bsica de abrir un espacio para que el alumno seexprese, sin introduccin de ninguna nueva creencia, sino relativizando lasexistentes y animndole a la investigacin y a su propia experiencia ydescubrimiento, se deduce que no ignoraremos, censuraremos, descalificaremosni desvirtuaremos cualquier manifestacin espiritual o trascendental del nio o deladolescente.

    Ciertamente, el desprestigio que sufren hoy en da las religiones es fruto de susacciones incoherentes, pero tambin es la consecuencia de una culturamercantilista. Permitir ese sentimiento religioso en el modo en que lo hicieronEinstein y Krishnamurti slo puede resultar beneficioso y el pensar en el morir abre

    ese espacio ntimo de comunicacin con lo misterioso, donde el poder no penetra:La experiencia ms bella y profunda que pueda tener el hombre es el sentido de lo

    misterioso (...) Percibir que, tras lo que podemos experimentar se oculta algo inalcanzablea nuestros sentidos, algo cuya belleza y sublimidad se alcanza slo indirectamente y amodo de plido reflejo, es religiosidad. En este sentido, yo soy religioso (A. Einstein, 1980:35,citado por A. de la Herrn, 2002, p.152)

    Ser religioso es simplemente tener una mente indagadora, en constante bsquedade la verdad, que es lo mismo que afirmar el deseo pleno de mejora y de superacin deuno mismo para el bien de los dems (sentido msticoantropolgico de la propuesta deKrishnamurti) (Colom, A.J. y Mlich, J.C.,1994)

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    Claves formativas para el profesorado

    Pedagogos de todos los tiempos hablan de la importancia del cambio de mentalidad quese debe dar en los docentes que pretendan una educacin que contribuya a un mundoms habitable. Ya que incluyo el educar para la muerte en ese tipo de educacin y ya queson pocos los pedagogos o maestros que hayan investigado en el tandem educacin-muerte, citar a estos y a otros autores (filsofos) que han contribuido de una manerams o menos directa a elaborar estas claves formativas.

    Edgar Morin (1999):

    Este autor lanza una propuesta de siete saberes necesarios para la educacin delfuturo, que, al parecerme significativas, las he adaptado a caractersticas que se

    presuponen han de tener los educadores del futuro, que es donde sito esta propuesta:

    a) Capacidad de ver los hechos de una manera global, multidimensional y compleja.b) Capacidad de ver los errores e ilusiones del conocimientoc) Capacidad de ensear la condicin humana (csmica, fsica, terrestre y humana)d) Capacidad de ensear la identidad terrenale) Capacidad de ensear a afrontar las incertidumbresf) Capacidad de ensear la comprensing) Capacidad de ensear la tica del gnero humano.

    J. Krishnamurti (en Colom y Mlich,1994)

    Las notas caractersticas del nuevo modelo antropolgico, posibilitador de latransformacin social son:

    a) Franqueza emocionalb) Sensibilidadc) Responsabilidadd) Amore) Diligenciaf) Libertadg) Bondad

    Para lograr estas actitudes, Krishnamurti aconseja la soledad, pues ayuda a ver conclaridad los problemas, amn de que estabiliza la mente y conforma el carcter. Ademsla soledad propicia un alto nivel de aprendizaje ya que est en atencin interna, es decir lamente se encuentra en estado de investigacin constante (Colom, A. y Mlich, J.C.,1997: 152)

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    C. Poch (1996):

    La persona que se adentre seriamente en el tema de educar para la muerte ha de tener

    algo ms que voluntad y conviccin positivas frente a la muerte ya que a menudo lapropia angustia inconsciente que tiene el adulto frente a ella puede hacer fracasar elmejor de los propsitos (1996:94)

    J. A. Marina (2000)

    Este autor llama a la poca que estamos viviendo ultramodernidad, desde ella defiende laidea de la creacin de una tica universal . Ambos conceptos son ampliamentedesarrollados en su libro del cual, rescato y adapto, cuatro ideas sumergidas en sustextos que me parecen pertinentes:

    a) Inteligencia compartida.-La autonoma personal slo puede construirse dentro

    de un proyecto social. Slo podemos ser libres viviendo en sociedadmanteniendo relaciones que limiten nuestra libertad.b) Inteligencia tica.-Ser copartcipe de la invencin de formas de vida dignas,

    estimulantes y felicitarias. Las altas torres de la generosidad. El fulgor de labondad. La enrgica agilidad de la virtud.

    c) Capacidad para adentrase en el palpitante corazn de los conflictos, sintiendonuestra limitacin y soledad, para desde ah, sentir la urgente necesidad de darel salto tico

    d) Estar atentos a las velocidades y los ritmos, propios y ajenos, individuales ysociales: La Naturaleza tiene sus propios ritmos explosivos como elflorecimiento del hibiscus, encalmados como el granar del trigo, solemnescomo el despliegue poderoso de la secuoya. Lo mismo ocurre con los asuntos

    humanos. (...) Hay que ser rpido en responder a la injusticia y paciente alescuchar. Veloz en ejecutar lo decidido pero tener calma para decidir. Laeficacia es rauda, la ternura es lenta

    A. de la Herrn (2002)

    Para este pedagogo, la educacin para la muerte es uno de los temas radicales (deraz) que deber tener presencia en este siglo al que l mismo denomina el siglo de laeducacin ya que considera que La mayora de los problemas humanos tienen una razeducativa; es lgico, pues que la institucin de la educacin sea la encargada deprotagonizar el proceso de cambio profundo ( 2002) y aade Para supera el rango de lo

    disciplinar, entre esa educacin global y el cambio curricular, media un cambio en eldocente centrado en su egoy en su conocimiento .(2002:385)

    Los ejes del sistema de coordenadas formativas complejo y aspirante a total son:

    a. Formacin tcnica y crticab. Desempeoramiento egtico-tcnicoc. Autoconocimiento y mejora profunda

    Por otro lado, en los nuevos campos de objetivos que seala (2002: 387)describiremos los que se relacionan con la transformacin docente:

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    1. Crtica y duda2. Autocrtica y rectificacin

    3. Reflexin y complejidad4. Realizacin de sntesis dialcticas5. Cooperacin y convergencia6. Comprensin y generosidad7. Enriquecimiento y aportacin8. Adaptacin y produccin.

    J.C. Mlich (1989)

    Desde la Pedagoga Existencial que desarrolla, basada principalmente en las ideas delfilsofo alemn Karl Jaspers, se defiende el concepto de educacin problematizadora, de

    lo que se deduce que el docente ha de estar en continuo cuestionamiento, bsqueda einvestigacin de cual es nuestra estructura existencial sin dar por acabado nunca eltrabajo de la bsqueda de la verdad. La educacin es tambin, y sobre todo, realizarse yautorrealizarse (1989:114).

    Derivada de esta Pedagoga, se realiz una experiencia en torno a la Pedagoga de lassituaciones-lmite en la escuela Normal de Pedralbes durante el curso 1987-88 por lasprofesoras M A. Miret; A. Espina y M P. Prez. Segn ellas, el docente (Mlich,1989:188):

    a. No debe sentirse inhibido, sino que debe participar en esa pedagogaactiva donde el discente investiga, descubre, soluciona

    problemas,...siendo l mismo, en parte, responsable de su propiaeducacin.b. Invita, motiva al educando a investigarc. Debe mantener una sana relacin con el educando, de eso depender el

    resultado positivo o negativo de la experiencia.d. Debe saber que el entorno que rodea al discente es el objeto de la

    experiencia

    J. Dewey (citado en De la Herrn, A.(2002:271)

    Propuso tres actitudes como requisitos de la accin reflexiva ya que para l, la reflexin:

    nos emancipa de la actividad meramente impulsiva y meramente rutinaria.Formulado en trminos positivos, el razonamiento nos permite dirigir nuestrasacciones de forma previsora y planificar segn los fines a la vista o los objetivos delos cuales somos conscientes (...). Nos permitimos saber qu pretendemos cuandoactuamos

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    Estas tres actitudes son:

    1. Imparcialidad, entendida como

    1.1. Amplitud de mente y flexibilidad1.2. Deseo sincero y activo de escuchar ms que a una parte, seaquien sea y venga de donde venga.

    1.3. Detenerse en los hechos1.4. Creer en la posibilidad de error, aun de aquello que tenemos

    por ms cierto .2. Responsabilidad, entendida como examen de las posibles

    consecuencias a que nos puede llevar una accin y buen hacer en lascircunstancias actuales.

    3. Entrega, entendida como generosidad profesional, en clave de amplitudy responsabilidad

    Tambin quiero hacer una aportacin, desde mi experiencia y sealar cules son lascaractersticas que, adems de las ya vistas, me han sido necesarias a la hora de trabajaren el sentido que venimos sealando:

    a. En una pedagoga de la muerte, hay que valorar y fomentar en elalumno una serie de actitudes que hoy por hoy se consideraninadecuadas en el aula, algunas de ellas son:

    -El pensamiento crtico.-El pensamiento individual-El conflicto-Los silencios

    -La interiorizacin

    b. Entender el aprendizaje como el aprender a ser mejor.c. Saber del poder de la Escuela como Institucind. Sentido de la utopae. Humildadf. Paciencia y respeto profundo por los compaeros/as y por los

    alumnos/asg. Capacidad de dejarse sorprender.h. Comunicacin clara y efectiva con los compaeros/as y con los

    alumnos/asi. Amplio conocimiento social.

    j. Saber que toda relacin es una relacin de intercambio.k. Coherencia y honestidad yl. Sentido del humor

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    El destierro de la muerte en la escuela como estrategia de poder

    Para detectar las estrategias de poder (poder en el sentido en el que lo defini Weber: laimposibilidad de imponer la propia voluntad al comportamiento de otras personas)podemos seguir algunas sugerencias que el propio Foucault escribi (1994:387):

    Soltad las amarras de las viejas categoras de lo negativo que el pensamientooccidental ha sacralizado durante tanto tiempo como forma de poder y de acceso a larealidad. Preferid lo que es positivo y mltiple, la diferencia a la uniformidad, los flujos alas unidades, las articulaciones mviles a los sistemas. Considerad que lo que esproductivo no es sedentario sino nmada

    As que para empezar, pongamos todos los conceptos del revs, dudemos de todo ypongamos atencin. Por qu la muerte tiene una acepcin tan terrible? Es la muerte unfracaso? Un fracaso es necesariamente algo negativo?

    En una sociedad mercantilista donde lo que interesa es el individuo como productor yconsumidor, la muerte es un fracaso. Como todo aquello que no implique lozana,

    juventud y capacidad de trabajo.

    Fomentar el vivir en la conciencia de la muerte impedira el modelo de vida actual. Sivivimos como si fuera el ltimo da, el mercantilismo no tendra ninguna razn de ser, nolo tendra el consumo ni el acumular ni la competitividad sino la cooperacin, el trabajo notendra el mismo valor y las relaciones entre humanos se daran no desde la jerarqua y elpoder sino desde el respeto de nuestra unidad de nuestra igualdad siendo diversos

    Vivir en la conciencia de la muerte implica, ya lo hemos visto, el planteamiento decuestiones esenciales para las que este modelo de vida no tiene respuesta. No interesade ninguna manera, potenciar el conocimiento y an menos el autoconocimiento, porquesi entramos en ese terreno de la atencin, de la conciencia y de la observacin, elmontaje se desmorona.

    La sociedad actual no es la sociedad del conocimiento, sino del acceso a lainformacin en funcin del propio inters y orientada hacia lo propio. Elconocimiento est enterrado bajo este humus organizado sobre un tejido desistemas rentables, eficientes y pseudoabiertos, y necesita sujetos (des) educadoso egotizables para nutrirse (A. de la Herrn, 2002:272)

    Basta que nos fijemos en qu situaciones nos sentimos ms capaces, animados,inteligentes, generosos Son las que se potencian desde el poder?

    No interesa pues que nos hagamos grandes preguntas sobre el sentido de la vida. Enrealidad las estrategias de poder son tcnicas de despistaje y adormecimiento sobre loque realmente nos importa y a lo que los seres humanos volvemos la mirada siempre quepodemos y queremos, en la medida en que esas rendijas entre condicionamiento ycondicionamiento se van volviendo ms amplias y claras.

    La muerte remueve todos los cimientos conceptuales, religiosos, polticos,educativos,...Conviene pues mantenernos apartados de su sola idea para seguircomprando tranquilos.

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    En la eterna vigilancia de la que habla Dewey, en el estar al acecho del brujo Don

    Juan en los libros de C. Castaneda, en la atencin profunda, en la experiencia, en la

    soledad y el silencio, en la visin directa de Rossellini, en la observacin de lanaturaleza y sus ritmos, de minaturaleza como humano y sus ritmos, en el estudio de losgrandes pensadores de todas las pocas, en esa experiencia religiosa de Einstein, esdonde el poder se desenmascara.

    La visin directa nos permitir tomar conciencia de que el sexo y la muerte,que representaron siempre los nudos psicolgicos ms graves de nuestra vida,garantizan por el contrario la riqueza de la especie humana (R. Rossellini,1977:65)

    Conclusiones

    1.El valor educativo de la muerte entra en la categora de reivindicacin moral: Lasreivindicaciones morales buscan el reconocimiento de un derecho, el acceso a un valormerecido, la abolicin de una presunta injusticia, ponen de manifiesto una carenciaindebida. No es conquistar una situacin o aceptar un privilegio, sino que se nos devuelvaalgo que nos pertenece. (Marina y Vlgoma, 2000:24)

    2.Hay sntomas de esperanzapara empezar a creer que tambin el tab de la muerte sesuperar:

    2.1. Las autoridades sanitarias han aprobado en algunas ComunidadesAutnomas Valencia es una de ellas- algunos Documentos como elTestamento Vital y Ultimas Voluntades.

    2.2. Las publicaciones sobre el tema son cada vez ms abundantes, as comoCongresos, Jornadas, Ciclos de Conferencias y Cursos Formativos.

    2.3. Sacar a colacin el tema, provoca debate e inters.

    3.Los tiempos estn muy revueltos, se ha llegado a situaciones muy extremas dedesigualdad y violencia. Aprovechemos este aparente desmoronamiento para lanzarpropuestas y acciones que reedifiquen este mundodesde otras bases: El respeto, elamor y el compromiso. Una de esas propuestas es no desterrar la muerte de las escuelas

    ni de la sociedad, darle el espacio digno que se merece como condicionante de nuestravida para enriquecernos y fortalecernos moralmente, para no sentirnos solos ydesorientados, para adquirir una solidez vital, emocional y cognitiva que nos permitaafrontar retos, desafos, desengaos, prdidas,...para mantener siempre ese espritucrtico, indagador y buscador que poseen los nios.

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