3.1 La putación, estructura general - Universidad de...
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CAPÍTULO III
LA PARADOJA DE LA MODERNIDAD EN LA PUTACION
3.1 La putación, estructura general
La putación, publicada en 1984 en la Ciudad de México sería, según dice el autor, la
segunda parte de una trilogía que llevaría por nombre Llorona en Sonora y por
consiguiente la continuación de De oráculos dispares (1975), sin embargo este
proyecto nunca se concluyó. Este conjunto de relatos se caracteriza principalmente
como un contradiscurso polít ico con el toque irreverente e irónico que particulariza al
escritor; dicho texto; también se ocupa (al igual que Tiempo de soltar palomas) de
narrar distintos sucesos que habrían de incidir en las trasformación urbana de la Villa de
Pitic, tanto en su fisionomía como ideológicamente. Los temas referidos en las
narraciones van en su carácter ficcional desde ―la leyenda de la cerveza‖, hasta el
propio uso de la historia para mencionar la expulsión de los yaquis. La voz narrativa es
interesante y compleja, pues se ubica en distintos lugares de enunciación a los que se
mueve de manera aleatoria: se divide entre un narrador en tercera persona y otro —el
que asume gran parte de la denuncia— en segunda persona. En algunas ocasiones
incluso se completa con una voz en primera persona. De la misma manera, no pueden
sino llamar la atención los diálogos disparatados que aparecen a lo largo del texto y las
distintas formas de parodia que se pueden deducir, así como los epígrafes que van
dando un significado previo a cada relato. El índice nos ofrece diez tramas que en su
conjunto dan vida y forma a la Villa del Pitic, enfocadas mayormente en tiempos de la
Revolución Mexicana y el Porfiriato. Por otro lado , aunque los relatos pueden aparecer
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desvinculados unos de otros en un nivel de lectura aproximativo y superficial, en estos
es posible distinguir unidad temática en cuanto a los temas y las formas de
representación. Cada uno de los relatos adquiere un carácter significativo por sí mismo,
pero aquí se estudiarán mayormente en conjunto, ya que representan a una ciudad
simbólica que se va formando de relato en relato.
3.2 La ciudad como paradoja de la modernidad
De oráculos dispares (1975), La putación (1984), Tiempo de soltar palomas (1991) y
La niña de los tomates (2007) son textos que se asemejan en cuanto a la temática de la
conformación de la ciudad, tanto en un sentido simbólico debido al proyecto de
modernidad como en el de la fisonomía que caracteriza a las ciudades en progreso. Es
así como se le dará importancia a la preocupación del escritor por plasmar
obsesivamente los distintos momentos de la historia de tal ciudad y su desarrollo. Los
detalles recurrentes en ciertas narraciones se componen casi siempre de las mismas
particularidades que subrayan la llegada de la modernidad, pero es importante
mencionar que aunque este tema—el de la ciudad— es repetitivo, en la representación
de la realidad hay cierta variedad formal, es decir, los recursos literarios y formas
poéticas particulares del autor permiten figurar el espacio citadino en términos más
universales. Sergio Valenzuela nos ubica en distintos momentos, situaciones, hechos
históricos, que pertenecen a la historia de Hermosillo, dando importancia mayormente a
una nueva conquista ideológica y a la pérdida de las tradiciones regionales o nacionales.
Fácilmente se puede ubicar a Hermosillo dentro de esa lista de ciudades
latinoamericanas en proceso de progreso. Justamente el siglo XIX y XX —si de ciudad
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moderna18 se trata— se caracteriza en Latinoamérica, por las distintas guerras de
independencia, el orden político y económico, la búsqueda de la identidad como
ciudadanos, transculturaciones, exilios, la formación de élites o gremios, etc. En el
proceso o retroceso de la formación de la ciudad, tomando en cuenta la llegada de la
modernidad como una segunda conquista —la de la lucha ideológica—, se inicia lo que
será un eje temático de gran preocupación para los escritores de finales del siglo XIX y
del siglo XX.
En el contexto de las independencias de los países de ―tercer mundo‖ y las
continuas revoluciones nacionales de Latinoamérica causaron una desilus ión,
inconformidad, desesperación, en los artistas del siglo XX. La lucha por el rechazo a los
estragos ideológicos que había dejado la colonización, y una misma lucha por huir de
las tendencias sociales modernizadoras que se acercaban desde Europa, se convertirían
en ideas interminablemente mencionadas por artistas representativos de su cultura. La
urbanización llegó pronto, y las ciudades capitales serían el blanco perfecto para la
búsqueda del progreso y de la misma manera se convertirían en el territorio que los
autores debían valorar. Los escritores se pusieron a trabajar y la importancia de plasmar
el espacio citadino de manera crítica o contextual sería primordial en algunos.
Dice José Antonio Cegarra en su artículo titulado ―Modernización, ciudad y
literatura‖, en el cual plantea tres visiones de los distintos espacios citadinos
pertenecientes a la evoluc ión de la tradición literaria hispanoamericana:
18 Menciona José Antonio Cegarra: ―[…] la ciudad moderna no es sólo un espacio o
territorio sobre el cual actúan sus habitantes, constituye una construcción simbólica o mejor
una aprehensión simbólica de la sociedad‖. (105)
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[…] ya en pleno proceso modernizador encontraremos dos visiones que
signarán la lectura sobre la «ciudad». La primera, de escritores como
Sarmiento y Gallegos que la entenderán como sinónimo de progreso, de
lucha civilizatoria contra la barbarie, de entrada a lo moderno, de auge
económico y dominante legit imación de la cultura académica,
representando la noción más evidente del proyecto de Modernidad en el
continente. Incluso ese pensar quedará tan institucionalizado que
permitirá comprender las movilizaciones migratorias de grandes mayorías
a las ciudades latinoamericanas. […] La segunda visión de unos años
después, será la de los otros novelistas como García Márquez, Onetti,
Cabrera Infante, Salvador Garmendia, que crearán extrañas ciudades
llenas de conflictos entre la tradición y lo moderno, enajenadas por el
proceso modernizador, altamente destructivas y reductoras de lo humano
a simple mercancía o explotación. […] Sin embargo, debemos acotar que
existe una tercera visión más reciente, la cual presenta a las ciudades
desfiguradas y desacralizadas. Son las de autores como Mutis, Sarduy o
Puig, espacios urbanos desmitificados, sin valoraciones ni deificaciones.
(110-111)
En esta lista de características que describe la evolución de la temática de la
ciudad se pueden ubicar los distintos espacios citadinos que Sergio Valenzuela pone en
juego. Si de lugar o contexto se trata, este escritor se convierte en un experto para
personalizar el paisaje urbano y así vincularlo con los personajes-habitantes de la Villa,
creando con su estilo la trama que le corresponde a cada relato para después en su
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conjunto formar un espacio urbano19. En La putación, al igua l que en Tiempo de soltar
palomas, la ciudad como tema conceptualizado funciona en el sentido fisionómico y de
la misma manera como símbolo de unidad que caracteriza a una sociedad en vías de
desarrollo.
3.2 Origen y desarrollo de la Villa de l Pitic
Rescatando los conceptos ya explicados anteriormente y habiendo abierto el panorama
de la obra de Sergio Valenzuela, se dará paso al análisis del texto, haciendo hincapié en
las distintas concepciones de la ciudad como tema y se ejemplificará con los diversos
relatos que dan vida a tales fotografías dinámicas.
Sin duda alguna la Revolución Mexicana como hecho histórico ha sido un
momento privilegiado que los escritores nacionales han tematizado de manera constante
―desde la propia narrativa de la revolución hasta textos más contemporáneos como
Por debajo del agua (2002) de Fernando Zamora― dicho tema ha recibido diversos
tratamientos estéticos que varían según la perspectiva o tendencia en que se ubican los
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Dice Veronique Pitois en su estudio de la novela De oráculos dispares, haciendo hincapié en el tema de la ciudad: ―En su novela De oráculos dispares, publicada en España en 1975, Sergio Valenzuela hace, al igual que en La putación, un retrato poco ameno de la
sociedad de Pitic, una ciudad cuya localización e historia indican que se trata de Hermosillo, Sonora, antiguamente llamada Villa de Pitic‖ (33). De la misma manera,
caracterizando la escritura de Sergio, más bien el estilo, menciona: ―Lo que se desprende del torrente impetuoso de oraciones de este libro [De oráculos dispares] es, en primer lugar, la ola irreverente que lo cubre y lo anima. Esta irreverencia, característica de
numerosas obras del autor sonorense, es visible en distintos niveles de l texto, empezando por los recursos movilizados para desorientar al lector entre una multitud de voces
narrativas, o la imbricación de la novela dentro de la novela como si de cajas chinas se tratara; por otra parte el escritor juega con el lenguaje, lo convierte en un objeto lúdico de diversión, y de subversión (medio y fin de esta subversión)‖ (33-34). Estos dos puntos para
fortalecer lo dicho acerca del tema de la ciudad, y por otra parte, una de las características que describen la obra del autor.
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distintos autores. Sergio Valenzue la se sirve de este episodio de la historia y recalca de
la manera más original los grandes errores de los polít icos que pusieron en manos del
progreso al estado de Sonora y al resto del país, y de esta manera en algunos episodios
les otorga la palabra a los yaquis como conciencia objetiva que cuenta los sucesos
políticos de importancia. Los yaquis fueron expulsados, como se explicaba en el primer
capítulo de este trabajo, debido a las polít icas puestas en práctica por las ideas
modernas de Porfirio Díaz, porque eran rebeldes y defendían su cultura, pasado y tierras
de las que fueron despojados.
El papel lúdico que asume el narrador constituye una parte importante dentro de
los relatos, es decir, el discurso representado se focaliza en los distintos personajes que
mediante sus acciones y movimientos dan existencia a la urbe. Se debe reconocer
también que el discurso es de denuncia, casi siempre en contra de la ―polít ica global‖ y
las formas de vida que ésta provoca. Es un narrador ubicado en un presente que siempre
está dialogando con el pasado, una voz que recuerda los distintos hechos históricos y
representativos de la nación, ins istiendo en los estragos político-económicos que
dejaron el Porfiriato y la Revolución Mexicana. Tomando en cuenta que no son
solamente los elementos tangibles los que conforman a la ciudad, se hará el análisis de
la imagen simbólica que adopta la ciudad en la obra, es decir, se reconocerán las
variantes de la vida cotidiana que fue dando forma a la Villa de Pitic. Debemos resaltar
que los temas que abundan dentro del texto son aquellos que marcaron episodios negros
del devenir histórico del país como la persecución de los yaquis en tiempos del
Porfir iato o la matanza de chinos después de la Revoluc ión. Los textos que a
continuación se presentan son reflejo vivo de la forma poética con la que Sergio elabora
su realidad ficcional asociada con la conformación de la ciudad y sus distintos niveles
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de transculturación20 y aculturación21. Tales capítulos que emprenden de la manera más
subjetiva22 las circunstancias por las que desfiló la cultura hermosillense.
Uno de los episodios que más divierte y da explicación perfecta a l concepto de
aculturación es ―Chingala male‖ en donde se da una extensa explicación acerca de la
llegada de los chinos, a quienes caracteriza con adjetivos perfectamente modernos, y les
da atributos de trabajadores y buenos cocineros:
A diferencia de franceses italianos y belgas que internacionalizaron la
arena con desperdicios hispánicos los chinos con proverbial discreción al
margen de aquella sociedad estrafalaria que ya andaba pegándole al
sodomeo social y al gonorreo político con adulteramientos porfiristas
especializados en ultrajar ideas con verduguillos dialectales. […] Los
descendientes de mandarines y perlas cultivadas fueron los únicos que
pacientemente esperaron sentados a que la revolución terminara de pasar
y cuando comprendieron que era el cuento de nunca acabar promovieron
y organizaron la instalación de lavanderías en serie y pusiéronse a lavar y
a planchar ropa ajena pero siempre dentro de sus pagodas de carrizo
disfrazado de bambú… […] Roberto Lee emprendió ese mismo año una
carrera gastronómica tan loca […] La cocina china acaparó selectos y
20David Sobrevilla en su artículo ―Transculturación y heterogeneidad: Avatares de
dos categorías literarias en América Latina‖ define el concepto de transculturación: ―es el proceso por el cual una cultura adquiere en forma creativa ciertos elementos de otra ‖ (21) También refiere que ―[…] la transculturación sería una de las manifestaciones ideológicas
de la modernidad periférica.‖ (23) 21Dice David Sobrevilla que la aculturación: ―es el proceso por el cual una cultura
dominada recibe pasivamente elementos de otra‖. (21) 22
Sergio Valenzuela no hace un recuento de sucesos, sino que aprecia, califica a los protagonistas y los hechos. Además, elige consciente y voluntariamente una visión externa
a la historia oficial.
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exigentes paladares llegando a engolosinar hasta las ásperas glándulas
salivales de los revolucionarios que destrozaban el buen yantar con sus
chiles inconcebibles y su maíz mugriento. (La putación 61-63)
Descartando la carga polít ica que contiene tal discurso debemos tomar en cuenta
los encantos con los que se describen a los chinos. Es decir, la idea de establecimiento y
adaptación de esta comunidad son ejemplo de progreso y supervivencia en otro contexto
que se describe principalmente como desértico y como diría el mismo narrador
―pegándole al sodomeo social y al gonorreo polít ico‖ (La putación 61). Este mismo
relato contiene una trama y una historia, en donde los personajes principales son
Rosabel, hija de Roberto Lee y Emiliano ―un jefe revolucionario que dizque peleaba
por la tierra para quien la trabaje‖ (La putación 63). La historia desarrolla una trama de
amor descrita con la voz irreverente del narrador y desemboca en un d iálogo que
representa el choque de dos culturas, las dos en proceso de adaptación, es decir,
Rosabel como extranjera adquiriendo las nuevas tradiciones y costumbres que dejaba la
revolución y Emiliano que buscaba, a medias, la justicia que debía tener todo
campesino:
-¿Me quieres Rosa? ¿Te casarías conmigo y dejarías tu religión de
panzones y tus pinches quimonos? ¿Te olvidarías algún día de que China
es tu tierra y madre china sin ofender?
-Yo quelelte Emiliano quelelte con locula pelo si a ti no gustal aló nalajas
de la china. Tú tenel que olvidal tacos y toltas esas polquelías que lan
cagalela si quelel casalte con Rosabel.
-¿Porquerías? Que te la andas buscando Rosa que la andas y ¿cómo va
gustarme el arroz si el raice nace en el agua y yo peleo por la t ierra? Anda
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Rosa que se me chamuscan los guamúchiles. No puedo esperar La Patria
es Primero y la China su Profeta! (La putación 64)
La historia de los chinos y los yaquis como comunidades marginadas y
expulsadas de manera violenta de los espacios sociales a los que pertenecían forma
parte la historia negra de México. Estos grupos que apenas pensaban en sobrevivir y
progresar, y al mismo tiempo mantener sus tradiciones, fueron testigo de los retrocesos
que definen la evolución de las distintas ideas políticas que se originaron a partir del
Porfir iato. Este periodo histórico que trajo mucho más progreso económico y polít ico,
falló en la atención de los que apenas se formaban como ciudadanos del país. De la
misma manera la Revolución Mexicana sería el campo de batalla de los inconformes y
de los que buscaban justicia y democracia. El acomodo social que aquí se representa en
términos artísticos, enfoca de la manera más lúdica y cínica el origen de la formación de
los problemas culturales que una ciudad puede tener en su proceso de modernización así
como la influencia de tradiciones externas pertenecientes a distintos países que
conllevan a la formación de una cultura versátil y, por ende, a un principio de
tolerancia.
Sergio Valenzuela logra concretar la idea de migración y choque de culturas que
caracterizan a la sociedad Latinoamericana en proceso de progreso; estas sufr ieron un
reacomodamiento de las estructuras polít ico-social-económicas que dieron origen a un
replanteamiento del sentido de la vida y de la sociedad. La democracia, la justicia, la
igualdad, fueron ejes y principios que muchos quisieron defender para provocar la
génesis de una sociedad moderna y civilizada. Menciona Cegarra: ―…la «ciudad» será
por un lado, al menos dentro del marco del proyecto de la modernidad, el símbolo de lo
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civilizatorio en oposición a la «barbarie» de la provincia, pero por el otro será también
espacio de degradación, enajenación y destrucción del hombre‖ (11).
Otro episodio que también se describe con las anteriores palab ras de Cegarra es
el titulado ―Últimos resabios de un retablo‖, aquí refiere la expulsión de los yaquis y el
supuesto rescate que la modernidad plantea de las culturas indígenas. Este suceso
vergonzoso de la historia de México es tomado por Sergio Valenzuela para revivir los
errores que cometieron los dueños del poder y conquistadores de tierras ajenas: los
yaquis fueron víctimas de la intolerancia, y expulsados en distintas etapas del Porfiriato,
esto para apoderarse de sus tierras y tener un mayor progreso de la agricultura y
favorecer al capitalismo que tantos anhelaban:
La revolución los liquidó. En lenguas extrañas quedó escrita la leyenda de
los yaquis, no por universalidad de la raza sino para vergüenza e
ignominia del país. El medio millar de indios que escaparon de ser
enviados a servir a la casta divina del Mayab, deambulaban en circos y
ferias disfrazados de guerreros inmortales con pinturas de yodo y
mercurocromo, y se dejaban fotografiar semidesnudos luc iendo el
armazón raquítico de su historia y el purgatorio de la civilización. […]
Los indios bailaban adormilados, dentro del espejismo de la traición que
no olvidarían nunca… […]… los yaquis rejuntaron sus bártulos de cartón,
guardaron sus taparrabos de fibra sintética y taciturnos emprendieron lo
que en realidad nunca habían interrumpido: la trashumancia eterna. Pero
los muy viejos, hartos de rendir culto a la sobrevivencia y a la
humillación, buscaban refugio en campamentos acostados donde la
promiscuidad del olvido era preferible a la limosna de la historia. (94)
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Con este tipo de reconstrucción artística de la historia se puede comprobar la
contraparte de las sociedades en desarrollo, y por ende el paradójico retroceso que
puede causar el progreso impuesto por una sociedad hegemónica a sociedades o grupos
sociales periféricos y ajenos a la dinámica modernizante. En este tipo de discurso
descansa la paradoja de la modernidad, pues se pone en práctica el ideal moderno que
conlleva a veces a la perversión del mismo. Se deshumaniza al ―otro‖ dándole un nuevo
modelo de vida que es difícil de realizar. La ciudad representada como un universo
podría ser, como dice Rovira, un ―paisaje urbano, al que se dirige una mirada
descriptiva (o emocional, o memorial, o indicadora de sentidos…). Se entenderá por
‗teatro urbano‘ el escenario con sus actores, es decir, lo que hacen los personajes que
aparecen en el paisaje, sus comportamientos, sus actitudes, sus palabras, sus
costumbres‖. (15) Una de las peculiaridades y de los mayores méritos de la escritura de
Sergio Valenzuela es su creatividad poética, que se desarrolla plenamente a la hora de
describir a sus protagonistas; echando mano de metáforas tan sutiles como arriesgadas,
logra significativamente atribuirles una personalidad única que los refiere al mismo
tiempo como individuos y como actores sociales. Es así como la fachada de la ciudad se
va construyendo mediante sus actantes y el universo que se propone cobra vida a través
de los hechos que estos mismos viven. Los dos relatos anteriores presentan personajes
prototípicos de las distintas jerarquías que una metrópoli puede tener. Los indígenas,
quienes siempre son nombrados como salvajes e ignorantes , y los chinos, que
representan a esas sociedades que por sobrevivencia deciden cambiar su estilo de vida
para obtener uno mejor.
―Leyenda de la cerveza‖ se titula la séptima minificción, en donde una vez más
se presenta la inserción de un extranjero a tierras desérticas, esta vez para justificar la
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llegada de la bebida alcohólica indispensable para el hermosillense moderno. Esta
historia que describe el origen de toda una tradición alude a la reconstrucción de una
leyenda que es importante para narrar una de las características principales que
sobresalen en cuanto a la cultura y sociedad hermosillense. Lauro Kneffer es el alemán
que trae con él la industria de la cerveza a territorio yaqui. El narrador se focaliza en
Lauro:
En 1882, cargando de teodolitos y plomadas, llegó a Pitic un ingeniero
alemán cuyo barco en donde viajaba desde puerto ni lo busques, había
naufragado frente a las costas sinaloenses. Insolado hasta en sus perdidos
sueños de la selva negra y preguntando si de casualidad no habría por allí
algún judío que incinerar, pidió hospedaje a los libaneses que gustosos le
asignaron seis hectáreas para que estirase las piernas y calmara un poco
su paranoia antisemita. (79)
De este fragmento debemos destacar algunos puntos, el primero, la agudeza con
la que se describe al alemán, es decir, el tono cínico e irónico del narrador con el que
atribuye al pobre alemán su característica universal: ser racista y arrogante, la cual se
desprende digresivamente haciendo alusión con una especie de prolepsis a la
persecución de los judíos que se inicia antes de la segunda guerra mundial. Entonces se
presenta un narrador que juega anacrónicamente con elementos de la historia para
calificar las distintas características que determinan a un alemán. Otro punto digno de
ser mencionado, que también singulariza a los alemanes es su manera de beber cerveza;
aquí la intención del autor por dar importancia a esta leyenda podría ser la de hacer una
comparación con dos culturas altamente fanáticas de dicha bebida alcohólica, por un
lado los alemanes que anualmente tienen desde 1810 el festival de la cerveza más
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grande del mundo titulado Oktoberfest y por otro los sonorenses cuya tradición es la de
tomar cerveza llegado el fin de semana y así crear un símbolo que se representa en un
hombre sonorense: con características robustas, desde la perspectiva del imaginario
popular sonorense, al habitante de estos espacios : ― Desde entonces, la proverbial panza
del sonorense se lleva como símbolo de progreso y por supuesto también de desarrollo‖
(80).
Dentro de la trama de este capítulo de la historia de la industria del estado, se ve
el choque de dos culturas, una ignorante de cierta sustancia y la otra conquistadora, con
ambiciones de invertir y ganar en un país extranjero . Así el narrador para dar mayor
vida a dicho encuentro, al igua l que en el relato de los chinos, se desprende del discurso
en tercera persona y da la voz a empresarios: primeramente cuando termina de delimitar
la llegada del alemán y sus distintos recorridos por el desierto, abre paso directamente a
la voz del turista: ―—Estos pendejos —pensó concluido el examen —no saben ni en lo
que están parados‖ (La putación 79). Lauro Kneffer, cuando concluyó sus paseos por
las arenas desérticas e hizo exámenes de las tierras, decidió acercarse ―a los primeros
latifundistas de Sonora‖ (La putación 80), haciéndoles una propuesta de cultivos que
aunque fue fallida, debido a la ignorancia de los agricultores, se llevó a cabo cuando les
entró la gran duda de lo que la cerveza era realmente, y ―el alemán se encargó de lo
demás‖ (La Putación 80). Finalmente, concluye el narrador: ―En 1982, un siglo
después de la llegada del náufrago naufragado, en Sonora había más fábricas de cerveza
que agua en tuberías y canales de riego‖ (80). La manipulación de la información y la
exageración, son características que pertenecen al universo poético valenzueliano.
Si se toman en cuenta las distintas partes de las que se forma este relato,
delimitadas en discursos narrativos, caracterización de los personajes e inserción del
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contexto, se puede complementar lo que delínea a la cultura y sociedad de la Villa del
Pitic, haciendo hincapié en uno de los fenómenos sociológicos o antropológicos que
explican el comportamiento de una población que se incorpora en una urbe moderna.
Estos tres relatos que se han analizado forman parte de las circunstancias en las
que se vio la Villa de Pitic cuando estaba en proceso de acomodo socio-político-
económico. Esto implica que las ciudades y sus ideologías no sólo se van formando de
los mismos habitantes nativos o fundadores, sino también de aquellos que se atrevieron
a conquistar o invadir en un tono de exilio, éxodo o diáspora. Las ciudades capitales son
siempre ícono de modernidad y desarrollo urbano, y por consecuencia contenedoras de
todo tipo de movimientos políticos, económicos, antropológicos, sociológicos, etc.
A manera de conclusión, recordando los matices con los que Sergio Valenzuela
alude al tema de la ciudad definiéndola como un espacio representado, se debe
mencionar que dicho ―espacio […] se cargará de tantos sentidos y significaciones que
desbordará los límites mismos de la vida social para inundar al arte y la literatura‖
(Cegarra 109), dice Cegarra haciendo un acercamiento a las distintas formas en que la
ciudad se define dentro de la literatura; antes menciona a Rama, quien hace una síntesis
del origen de la ciudad de América Latina tomada en cuenta las novelas
latinoamericanas en donde la ciudad degrada al ser latinoamericano (112):
Si a eso le sumamos la escritura que sobre la ciudad, como sinónimo de lo
urbano, se consolida en el continente en los años sesenta y setenta,
encontraremos una revisión del espacio citadino desde el cual los
narradores cuestionarán a la sociedad, al hombre y a su entorno urbano.
Será el inicio de una narrativa de la violencia, demoledora de la idea
misma de progreso, señalando el proceso destructivo y marginalizador de
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estas sociedades con amplias desigualdades políticas, económicas,
sociales y culturales. (112)
Sergio Valenzuela, hace en su libro un recorrido en donde las características de
la sociedad que conforma a Pitic son una realidad que difícilmente se puede representar
como un paraíso. Las ciudades latinoamericanas fueron víctimas de procesos
supuestamente modernizadores que convergieron en distintas formas de retroceso y
crearon por consecuencia espacios sin proyectos polít icos o económicos y peor aún,
corruptos. En este libro, pero también en De oráculos dispares, y en Tiempo de soltar
palomas, el autor se dedica a corregir la versión oficia l de la historia; cambia a los
héroes en antihéroes y pone en ridículo a los grandes personajes, ideales y movimientos
políticos. De esta manera, se inscribe en la tendencia deslegitimadora que caracteriza a
muchos autores modernos o posmodernos que se alejan de la visión hegemónica del
progreso y denuncian lo paradójico y absurdo que es intrínseco.
3.3 Parodia e ironía
La intención deslegit imadora arriba mencionada tiene consecuencias literarias notables,
pues estos autores no solamente se apartan de las vías comunes y normativas en un
nivel temático, sino también estético; de esta manera, suelen excluir, por ejemplo, todo
discurso épico típico de los grandes relatos que sostenían el ideal moderno de desarrollo
social, político y económico, así como cualquier otra forma asimilable a la propaganda.
Desilus ionados más que vindicativos, su crítica del sistema no suele asociarse a un
proyecto capaz de sustituirle; esta desilusión causada tanto por un modelo social que no
cumplió con sus promesas como por la desconfianza hacia los discursos prometedores y
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polémicos los lleva a usar masivamente la ambigüedad, la no-afirmación. El sarcasmo
transcribe mejor la amargura, la decepción y la irreverencia que la diatriba polémica; la
ironía, la parodia y el pastiche abundan en la producción literaria de la segunda mitad
del siglo XX. Una de las constantes dentro de la obra de Sergio Valenzuela es
precisamente el uso de recursos literarios como la parodia y la ironía, es por esto que
este apartado se dedicará a la exploración de estas figuras, para justificar la escritura
moderna que se propone.
La parodia se caracteriza principalmente por hacer comparaciones burlonas con
otras obras de arte. El concepto de parodia como recurso literario ha evoluc ionado de
tal manera que dentro del marco de la literatura moderna ha diferido, es decir, el
objetivo principal de ellas puede variar según la intención del autor. En la antigüedad la
parodia era un recurso que se aplicaba principalmente a la poesía, se imitaba n las
formas poéticas de un poema para crear otro; para esto dice Linda Hutcheon, haciendo
una valorización del concepto de parodia en el siglo XVIII y afirmando que tal vocablo
se ha esparcido cambiantemente en las distintas formas de arte: ―The function of parody
was often to be the malicious, denigrating vehicle of satire, a role it continues to play to
this day in some forms of parody‖. (10-11)
Dentro de la literatura, aludiendo a la evolución de esta como arte, y
acercándonos a las distintas concepciones que se tiene de ella, podríamos decir que la
reelaboración de ésta con nuevas estructuras se ha vuelto una constante que caracteriza
a los escritores de la era moderna. En este sentido, los autores que proponen una
narrativa modernizada toman elementos del pasado para resemantizar el mundo referido
y tener por consecuencia los distintos niveles de parodia y demás recursos. Siempre
habrá más artistas que se encarguen de representar la realidad y las mentes que la
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simbolizan, ya sea de manera burlesca o crítica, para romper con la literatura del canon.
En este caso, si hacemos referencia estrictamente a La putación, confirmaremos que
Sergio Valenzuela pertenece a los autores de la era moderna, pues en sus distintas obras
ha jugado principalmente con los niveles discursivos de la narración, haciendo del
lenguaje un extraordinario laberinto para provocar en el lector el deseo de armar un
rompecabezas; también ha tomado elementos literarios sobresalientes de obras
representativas para hacer uso de ellas y subvertirlas lúdicamente. Rita Plancarte, al
estudiar la poética que define a Sergio Valenzuela, menciona que tal escritor ―parodia
los usos y costumbres sociales, presentando generalmente una imagen caricaturizada de
la sociedad, y de la misma manera escandaliza introduciendo temas socialmente
proscritos‖ (Una escritura 24). Ahora, reconociendo que Sergio Valenzuela es un
escritor moderno, podemos percatarnos de que su estilo roza con las formas poéticas
reconocidas como modernas, señala Linda Hutcheon, delimitando las distintas
connotaciones de parodia, se refiere a la moderna de la siguiente manera: ―In fact, what
is remarkable in modern parody is its range of intent – from the ironic and playful to the
scornful and ridiculing. Parody, therefore, is a form of imitation, characterized by ironic
inversion, not always at the expense of the parodied text‖. (6)
En el caso de Sergio Valenzuela, con lo lúdico e irreverente y el buen manejo de
lenguaje se obtienen distintas concepciones de parodia, ya sea, como dice Rita
Plancarte, ―caricaturizando a una sociedad‖, o bien tomando como objeto a obras
canónicas de la historia de la literatura como Cien años de soledad (1982), de lo cual
nos percatamos al principio de La putación, en donde ciertos vocablos con alusión a la
temporalidad, se dejan llevar por el narrador que prefiere no ser preciso en la ubicación
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del tiempo, así comienza Gabriel García Márquez su obra que marca la ola del realismo
mágico:
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel
Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre
lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte
casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas
diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y
enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que
muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que
señalarlas con el dedo. Todos los años por el mes de marzo, una familia
de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un
grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos.
(9)
Y por otra parte, La putación:
Después de que los siglos secaron las minas de plata. Mucho tiempo
después de que reconstruyera el andamiaje de cuento, volvieron los
recuerdos a incrustarse en las rendijas del desierto. Los pozos
entelarañados eran ya sarcófagos tragados por el abandono y la soledad,
donde cada veinte de noviembre se reunían los yaquis revolucionarios que
engañó el general Álvaro Obregón. Mientras revivían glorias e
inmensidades y maldecían al caudillo que comercializó la revolución, los
yaquis bebían bacanora en la cuenca de sus polvosas manos, robando a la
eternidad su impasible movimiento y a la sequía del alma la sal de su
fatalidad. (13)
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Debemos tomar en cuenta que Sergio Valenzue la no sólo utiliza esta manera de
empezar una trama en una sola ocasión, frases como ―siglos después‖, ―pero mucho
tiempo antes‖, ―pero pocos años después‖, ―después de que los siglos‖, ―años antes‖,
―mucho tiempo después‖, ―muchos años antes‖, se introducen en medio de otros relatos
para dar noción de tiempo-espacio, obviamente sin ser preciso, reafirmando entonces
que la exactitud del tiempo no tiene importancia. Lo principal es contar la historia sin
ubicarla en fechas exactas, pues la valorización de la ideología y los sucesos históricos
es lo que ubica al lector en un tiempo exacto, es decir no se le da importancia en estos
casos a la cronología de los hechos; Sergio Valenzuela se encarga de darle significado y
exactitud, tal vez verosimilitud con tales recursos poéticos de su autoría, como la
parodia. Una obra como Cien años de soledad, puede ser utilizada al igual que la Mona
Lisa (1503) para dar este tipo de giros y comparaciones, pues han marcado la historia
del arte y por consecuencia son fáciles de identificar ante los ojos del espectador, en
este caso el lector. Para esto debemos entender que el origen de la parodia se da con la
utilización de referentes con alusión al pasado, Linda Hutcheon recuerda este diálogo
entre obras artísticas: ―Often the Works of the past become aesthetic models whose
recasting in a modern work is frequently aimed at a satirical ridicule of contemporary
customs or practices (markiewicz 1967, 1265)‖ (11). Lo que es sorprendente de la
parodia es el manejo de referentes que un creador puede tener. El ir y venir en el tiempo
real, donde Sergio Valenzuela usa formas narrativas modernas y así da vida a hechos
históricos de la evolución de la ciudad que podrían ser llamados: ¿aburridos?, o que
pertenecen originalmente a la verdad hegemónica –luego seria y respetable–, originan
cuadros perfectamente creados que estimulan al lector en un tono de risa burlesca. La
intención de la parodia en esta obra va mucho más allá del tono burlesco pues asume un
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papel de crít ica a las obras canónicas que han formado parte de la historia de la
literatura hispanoamericana. La distorsión de frases pertenecientes a otros textos, la
modificación de la historia en un sentido hiperbolizado son características de la parodia
que Sergio Valenzuela elabora.
En otro nivel podría decirse que retoma la tradición literaria que consiste en
hacer descansar en un personaje, pueblo o tribu, el sentido común o el respaldo de los
valores antiguos u autóctonos23, como en La región más trasparente (1958) donde Ixca
Cienfuegos funciona como una especie de dios que se mueve entre los personajes y
representa la conciencia del pasado prehispánico de México o El reino de este mundo
(1949), que tiene como personaje principal a Ti Noel quien tendría es tá función de
personaje profético-eterno, cuidador de los valores del pasado. Sergio Valenzuela toma
a los yaquis, quienes forman parte de Pitic y quienes fueron derrocados de sus
tradiciones. Su historia está dispersa por los distintos relatos del texto, obviamente este
tópico se encuentra pervertido por el manejo paródico y lúdico que deslegit ima tal
tema. Siempre los yaquis son una voz colectiva lejana que va dando a conocer la
involución de sus tradiciones y la evolución de su vida cotidiana ante las distintas
formas de gobierno de los conquistadores; casi siempre aparece su voz ante vocablos
que figuran duda o poca credibilidad, tal es el caso del relato en donde se cuenta e l
asesinato del padre: ―Cuentan los yaquis que los hermanos Cruzado empezaron a rodar
por el mundo durante un eclipse lunar y en el más desgraciado lupanar de Pitic‖ ( La
putación 48). Los yaquis representan en esta obra a la conciencia de la historia y al
23
Rita Plancarte recuerda esta idea: ―Es también ostensible la intención de reelaborar los mitos sociales del imaginario colectivo sonorense, en la medida en que los
mundos representados deconstruyen también el conjunto de imágenes que se han creado como depositarias de la identidad regional‖ (Una escritura 25).
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pasado de Pitic, son retratados como humanos cómicos y decadentes; al mismo tiempo
pasan a ser seres marginados y olvidados que representan una identidad colectiva
regional.
Por otra parte, la parodia se prolonga en breves alusiones: a las putas que
participaron en la revolución se les da mayor importancia como parte de esta lucha al
igual que la que tuvo Helena de Troya al causar toda una guerra desastrosa. También el
de parodiar el título de una de las partes de En busca del t iempo perdido (1908- 1927),
que en su totalidad representa a una serie de novelas creadas por uno de los íconos de la
literatura francesa, Marcel Proust. Sergio Valenzuela le da como título a su primer
relato Bajo los sahuaros en flor, mientras Proust nombra a la segunda parte de esta
obra, A la sombra de las muchachas en f lor. ¿Romper con el canon? ¿Ridiculizarlo?
¿Dirigir les un guiño a un gran escritor y a sus numerosos lectores? Sergio Valenzuela es
parte de los escritores modernos que mantiene una escritura moderna, la parodia que
expande es característica del arte que vivimos actualmente y como diría Linda
Hutcheon:
While we need to expand the concept of parody to include the extended
―refunctioning‖ (as the Russian formalist called it) that is characteristic of
the art of our time, we also need to restrict its focus in the sense that
parody´s ―target‖ text is always another work of art or, more generally,
another form of coded discourse. (16)
La parodia es un recurso intencionado en todos sus sentidos; es parte de la
introspección que tiene el escritor en cuanto a las obras literarias: ―Parody is one of the
major forms of modern self- reflexivity; it is a form of inter-art discourse‖ (Hutcheon 2).
El discurso paródico que maneja Sergio Valenzuela puede interpretarse de distintas
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maneras debido a los matices y particularidades con la que está intencionada la parodia,
esto quiere decir que su estilo es una combinación de distintos ejes poéticos de los que
se sirve para dar una estructura crít ica a su discurso.
La ironía es otra de las técnicas literarias recurrentes que figuran en la prosa de
este escritor. Este recurso, que también pertenece a la serie de elementos literarios que
evolucionaron a partir de la modernidad24, se hace evidente ante el contradiscurso
político que desarrolla el narrador en las distintas voces. Estos niveles narrativos son
de gran importancia para la intensificación de este discurso irónico. Es por esto, que
esta última parte se dedicará a darle importancia a tal elemento discursivo que se define
perfectamente entre líneas.
Ahora, si la ironía se origina a partir de la angustia 25, debemos saber que no es
para menos que el escritor tome episodios de la historia de México para consolidar tal
24―La ironía como desenmascaramiento de las presuposiciones del mundo se
despliega en la estética (expresándose en el arte como la revelación estética de las
incongruencias) y en la filosofía (y, podríamos decir, en todas las formas del saber) y se convierte de este modo en rasgo fundamental de la modernidad‖ (Bravo 11).
25 Víctor Bravo hace un recuento del concepto de ironía aludiendo a sus distintas
etapas: ―Cicerón y Quintiliano estudiaron la ironía en la amplia tela de la retórica, pe ro el hombre moderno ha ido más allá de esos límites y ha trasformado la ironía en perspectiva
de una visión del mundo, en la expresión misma de la conciencia crítica que le ha dado, en los momentos de mayor lucidez o vértigo, el poder de separarse de las identidades, de los imperativos, de cuestionar las evidencias y presupuestos de lo real, y asomarse, con la
lámpara de la reflexividad, al abismo de la negatividad y de los estremecimientos; abismo donde el ser, en el resquebrajamiento de su identidad con lo divino, en ese proceso único en
la historia de las culturas que Weber ha llamado «desencantamiento», muestra su fragilidad y su escisión y asume la angustia como padecimiento y expresión. Es este contexto, la verdad, guía y certeza en su milenario pacto con la moral, revela, sin embargo, su condición
de simulacro, su continuada subordinación a la jerarquía y el poder; el tiempo, ese continuo discurrir de acontecimientos y repeticiones, muestra su poder devorador de toda
instauración del sentido; el espacio, la más inmediata de nuestras certezas, se muestra en la posibilidad de su división infinita, en su curvatura rozando la trasfiguración misma del tiempo, en la posibilidad de sorprendentes simultaneidades; y el lenguaje, ese fabricante
incesante de certezas y sentidos, mostrando su delirio de mundos imposibles, su capacidad de nombrar lo inexistente y de hacer de lo real un simulacro(9-10).
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afán. La Revolución mexicana y el Porfir iato fueron etapas que originaron acciones,
movimientos y formas de discurso que ha tomado la voz colectiva para ridiculizar la
política del país. En las distintas narraciones que comprende el texto de Valenzuela se
visualizan críticas hiperbólicas y exageradas de los personajes históricos, estas
mediadas por la voz narrativa, pues el narrador se da a la tarea de cederles la voz a
ciertos personajes.
Uno de los mejores juegos discursivos complejos es la introducción de una voz
en segunda persona que apunta a Faustino. Dentro de la voz denunciante casi establece
un diálogo directo con el sujeto, se encuentra una de las armonizaciones más llamativas
y extraordinarias del texto, en donde a partir de la ironía y la voz narrativa que se
despliega en la segunda persona, se origina el juego irónico del siguiente fragmento:
A las seis de la tarde, después de la ceremonia de inauguración,
preguntaste por el señor secretario de Educación Pública, representante
del primer magistrado de la nación y con aroma de presidenciable. Una
hora después te encontrabas con él y le comprabas por varios millones de
pesos, el derecho para editar las biografías de Villa (la revancha), Zapata
(la reivindicación), Obregón (la justicia social se llama como él manda) y
Calles (las instituciones permanecen cuando el resto del país se ha
marchado), cuatro de los meros-meros jefes revolucionarios que
descansaban bajo el escudo nacional del monumento en el noroeste de
Pitic, y por otros varios millones de pesos adquiriste también la concesión
para explotar lucrar, putas, rameras, hetairas, pirujas, suripantas y güilas
de todo el estado, incluyendo islas adyacentes.
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El apartado recién mencionado hace referencia a los consecutivos cambios de
poder que tuvo México; la ironía está marcada principalmente en las frases y
sustantivos que se encuentran entre paréntesis como si de sinónimos se tratara. Estos
detalles, que se dan a partir de hacer referencia a los grandes protagonistas de la historia
de México, se diseminan dentro del discurso político del cual Sergio Valenzuela toma
partido para reelaborar o alterar el verdadero significado de la situación polít ica
establecida. La carga negativa de lo dicho es lo que entra en juego al querer interpretar
el discurso irónico:
Sin duda que la fuerza negativa de la ironía pone en crisis el sentido, que
es consustancial con lo real, pero en esa negatividad, y el arte es uno de
los más claros expedientes de este hecho, se produce la reconciliación, el
proceso de reconstrucción del sentido. De esta manera es posible decir
que la expresión estética de la modernidad, a la par de irónica, es utópica:
en la negación de lo presupuesto busca la revelación de una realidad
esencial (Bravo 91)
La ironía como eje de significación de la realidad se caracteriza por la negación
de lo establecido, pues altera las suposiciones del orden e instituye a su vez un carácter
paradójico de lo jerarquizado. En el caso de la literatura moderna, en donde la imitación
de la realidad se destruye entre juegos de palabras, se da un fenómeno en donde se
reconstruye el sentido haciendo alusión al poder.
El proyecto de vida moderna se caracteriza por el afán de obtener una vida
mejor y estable. En este proceso en donde se busca la perfección, se dan las paradojas
que se originan a partir de lo establecido cuando lo hegemónico pretende ser lo
perfecto. Es así, que a partir del origen de la modernización, surgen nuevas realidades,
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nuevos mundos que interpretar dándoles por consecuencia un giro paródico o irónico
para tomar rumbo dentro del nuevo arte.
Sergio Valenzuela a partir de su poética toma estructuras literarias que son
representativas de la modernidad para introducir un discurso crítico. Las distintas
variaciones de estas figuras así como sus alteraciones son las que le dan un lugar
representativo dentro del conjunto de autores contemporáneos.