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TÍTULO GANADERÍA BOVINA LECHERA SUSTENTABLE: ¿BUSCANDO LA AGROECOLOGÍA O EL MONOCULTIVO PRODUCTIVISTA? AUTOR Agustí Mercadal López Esta edición electrónica ha sido realizada en 2013 Tutoras Gloria Guzmán Casado y Marta G. Rivera Ferre Curso Maestría en Agroecología: un enfoque sustentable de la agricultura ecológica ISBN 978-84-7993-916-8 Agustí Mercadal López De esta edición: Universidad Internacional de Andalucía Fecha documento Diciembre de 2010 Universidad Internacional de Andalucía, 2013 (documento de diciembre de 2010)

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TÍTULO

GANADERÍA BOVINA LECHERA SUSTENTABLE: ¿BUSCANDO LA AGROECOLOGÍA O EL MONOCULTIVO PRODUCTIVISTA?

AUTOR

Agustí Mercadal López

Esta edición electrónica ha sido realizada en 2013 Tutoras Gloria Guzmán Casado y Marta G. Rivera Ferre

Curso Maestría en Agroecología: un enfoque sustentable de la agricultura ecológica

ISBN 978-84-7993-916-8 Agustí Mercadal López De esta edición: Universidad Internacional de Andalucía

Fechadocumento

Diciembre de 2010

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TÍTULO:

GANADERÍA BOVINA LECHERA SUSTENTABLE: ¿BUSCANDO LA AGROECOLOGÍA O

EL MONOCULTIVO PRODUCTIVISTA?

AUTOR:

AGUSTÍ MERCADAL LÓPEZ

TUTORAS TESINA: GLORIA GUZMÁN CASADO MARTA G. RIVERA FERRE

CURSO 2009/2010 DEL MÁSTER OFICIAL: AGROECOLOGÍA: UN ENFOQUE SUSTENTABLE DE LA AGRICULTURA ECOLÓGICA.

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Mujer campesina elaborando el pan en la finca llamada “S’Ullastrar”. Foto: Toni Vidal.

MÁSTER: AGROECOLOGÍA: UN ENFOQUE SUSTENTABLE DE LA AGRICULTURA ECOLÓGICA

UNIVERSIDAD INTERNACIONAL DE ANDALUCÍA

SEDE ANTONIO MACHADO DE BAEZA

JAÉN. ANDALUCÍA.

Autor: Agustí Mercadal López Tutoras de tesina: Gloria Guzmán Casado y Marta G. Rivera Ferre Ciutadella de Menorca. Diciembre de 2010.

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AGRADECIMIENTOS:

A todas aquellas personas que me han ayudado y me ayudan a buscar y encontrar tantas cosas que merecen la pena. Especialmente a mis padres, hermanos, abuelos, familia y Ester, por estar ahí en mayúsculas. A Onofre Gonyalons y familia, por la paciencia incombustible, la visión y las ganas de tirar hacia adelante este estudio. A Jordi Bosch, solucionador de problemas incansable. A Ricard Cots i Eva Cardona, por vuestra implicación y dedicación a que no pierda el norte ni el sur. A mis amigos, tanto los que están en Ah!bonu como no. A Ernesto, Miquel Poza, José Manuel, Gorka, Ángel, Olivito y Amador. A Josep Seguí y secretariado. El Sr. Olives, Josep Capell y Bosco Martí. A Marta G. Rivera, por tu esfuerzo y contribución. A todas las personas amigas y compañeras de maestría, de convivencia en Jabalquinto. A “l’amo en Bep des Tudons” y “en Sebastià”. A todos los compañeros y compañeras de VSF, por vuestros aportes, comprensión y amistad. Eduardo Sevilla, Manuel González de Molina, Marta Soler, Mamen Cuellar, Jan Douwe, Angel Calle, Clara Nichols, Stephen Gliessman, Graham Woodgate y demás profesorado que me han ayudado a idear y dar forma a este trabajo. A Gloria Guzmán, además de contribuir a lo último, también por su trabajo en esta investigación. Ibai, Helena, Clara y Tuni, por vuestra atención. A Miquel Nicolau, Toni Nicolàs y Jaume Verdera. A la gente de Cuba y Bolivia.

Y tantas otras personas…

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ÍNDICE:

ÍNDICE DE FIGURAS…………………………………………………..5

ÍNDICE DE TABLAS………………………………………………...….6

ÍNDICE DE GRÁFICAS………………………………………………...7

ÍNDICE DE FOTOS……………………………………………………...7

LISTADO DE ANEXOS………………………………………………….8

1. INTRODUCCIÓN: LA EXPLICACIÓN DEL POR QUÉ ESTE ESTUDIO YSUS OBJETIVOS…………………………………………………………9 Pérdida de Soberanía Alimentaria………………………………………....10 Deforestación y pérdida de ecosistemas y biodiversidad……………….....14 Contaminación e intoxicaciones…………………………………………...19 Erosión e infertilidad de suelos………………………………………….....22 Deuda alimentaria……………………………………………………….....22 Motivación…………………………………………………………………24 Objetivos…………………………………………………………………...26

2. APROXIMACIÓN TEÓRICA: PERSPECTIVAS GENERALES YHERRAMIENTAS TEÓRICAS DESDE LAS QUE SE REALIZA EL TRABAJO………………………………………………………………...27 Agroecología……………………………………………………………….27 Metabolismo social/Metabolismo agrario………………………………….31 Soberanía Alimentaria……………………………………………………...35 Economía Ecológica………………………………………………………..38

3. ANTECEDENTES DE LA UBICACIÓN EN LA QUE SE REALIZA LAINVESTIGACIÓN Y SU ANÁLISIS…………………………………...45

4. CONTEXTO DE LA UBICACIÓN EN LA QUE SE REALIZA LAINVESTIGACIÓN Y SU ANÁLISIS……………………………………65 Características ecológicas…………………………………………………..65 La finca agraria menorquina………………………………………………..73 Cultivos agrícolas y el uso de la tierra……………………………………..80 La ganadería………………………………………………………………..84 La población agraria………………………………………………………..91 Otros aspectos……………………………………………………………...94

5. ANÁLISIS DE LA FICA DE ALGENDARET NOU……………….975.1. Inventario de la finca y diagnóstico clínico ecosistémico…………….97 5.2. Análisis de sistemas agrarios…………………………………………120 5.2.1. Identificación y manejo de los diferentes componentes el sistema predial, flujos entre ellos y entorno………………………………………………………120 5.2.2. Cuantificación y análisis de los flujos energéticos…………………129 5.2.3. Cuantificación y análisis de los flujos……………………………...144

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5.2.4. Análisis de los flujos monetarios…………………………………...146

6. METODOLOGÍA……………………………………………………..147

7. CONCLUSIONES…………………………………………………….159Conclusiones objetivo general…………………………………………….159 Conclusiones objetivo específico 1……………………………………….161 Conclusiones objetivo específico 2……………………………………….161

7. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………...162

8. ANEXOS……………………………………………………..(en carpeta adjunta).

ÍNDICE DE FIGURAS:

Figura 1.1.- Crecimiento del área de cultivo de soja 1995-2003………………………9 Figura 1.2.- Carreteras y vías navegables propuestas por programa Avança Brazil......13 Figura 1.3.- Mapa de ecosistemas de América del Sur. Extensión original de hábitats selectos de América del Sur afectados por la expansión del cultivo de soja………….16 Figura 1.4.- Desaparición del Cerrado imperturbado, 1900-1997…………………….17 Figura 1.5.- Desaparición del bosque atlántico interior……………………………….19 Figura 1.6.- Paralelismo entre el crecimiento en el consumo de glifosato y el incremento de la siembra directa, uso de variedades transgénicas RG e industrialización-intensificación del cultivo…………………………………………………………….20 Figura 1.7.- Estimación riesgo de contaminación por plaguicidas en la zona sojera argentina………………………………………………………………………………21 Figura 3.1.- Relaciones comerciales marítimas de Baleares con el exterior durante el siglo XIV……………………………………………………………………………..47 Figura 3.2.- Menorca bajo la ocupación británica, según un mapa de 1770…………53 Figura 4.1.- Mapa de zonas de Menorca según la temperatura media anual………...65 Figura 4.2.- Mapa de zonas de Menorca según la pluviometría total media anual….67 Figura 4.3.- Mapa de frecuencias anuales en la dirección del viento……………….68 Figura 4.4.- Mapa geológico de Menorca…………………………………………...70 Figura 4.5.- Distribución y densidad del ganado ovino en Menorca (2004)………..87 Figura 4.6.- Distribución y densidad del ganado bovino en Menorca (2004)………89 Figura 4.7.- Distribución y densidad del ganado equino en Menorca (2004)………90 Figura 5.1.- Ortofotomapa de Algendaret Nou……………………………………..98 Figura 5.2.- Mapa de distribución y delimitación de las unidades de rotación de cultivos o “sementers” de Algendaret Nou………………………………………………….101Figura 5.3.- Mapa de cultivos por “tanques” o parcelas/subparcelas, dentro dela rotación trianual de Algendaret Nou………………………………………………………...102 Figura 5.4.- Mapa de hidroestructura de Algendaret Nou………………………….106 Figura 5.5.- Mapa de cubiertas vegetales de Algendaret Nou……………………..111 Figura 5.6.- Mapa topográfico de Algendaret Nou………………………………...115 Figura 5.7.- Mapa de tecnoestructura de Algendaret Nou………………………....117

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Figura 5.8.- Funcionamiento energético del microagroecosistema finca de Algendaret Nou (en Gj/año)…………………………………………………………………….135 Figura 5.9.- Esquema de conversión de la energía solar incidente a través de los distintos componentes del microagroecosistema finca de Algendaret Nou……….137 Figura 5.10.- Funcionamiento energético del microagroecosistema finca convencional del “monocultivo” de vacuno lechero de la región belga de Flandes……………...141

ÍNDICE DE TABLAS:

Tabla 1.1.- Crecimiento de la superficie cosechada de soja en las provincias donde se practica la siembra no tradicional de la soja……………………………………….15 Tabla 1.2.- Evolución del mercado argentino de fitosanitarios……………………20 Tabla 3.1.- Evolución de las cosechas de trigo (1558-1700)………………………50 Tabla 3.2.- Evolución en la ganadería menorquina durante el siglo XIII...............52 Tabla 3.3.- Evolución cosechas de trigo del siglo XVIII en Menorca…………….52 Tabla 3.4.- Distribución renta agraria en municipio de Ferreries (1857)………….58 Tabla 3.5.- Ganado de tiro y carga en Menorca (1888 y 1930)…………………....61 Tabla 3.6.- Salida de queso por cabotaje (1857-1933)………………………….....63Tabla 3.7.- Evolución censal bovino, ovino, caprino y porcino (1930-2004)……..64 Tabla 4.1.- Variación de las fincas y de las dimensiones, 1872-1982……………..75 Tabla 4.2.- Evolución nº de fincas agrarias en Menorca (1962-1999)…………….76 Tabla 4.3.- Distribución del número de explotaciones con tierra por tramos de superficie…………………………………………………………………………..76 Tabla 4.4.- Superficie agraria útil por municipios según el régimen de tenencia de la tierra (1982)………………………………………………………………………..78 Tabla 4.5.- Evolución de la SAU desglosada en Menorca (1962-2004)…………..80 Tabla 4.6.- Evolución superf. destinada al cultivo de cereales para grano………...82 Tabla 4.7.- Evolución del uso del suelo en Menorca………………………………83 Tabla 4.8.- Evolución nº de cabezas ganadería de Menorca (1930-2003)…………84 Tabla 4.9.- Evolución de la ganadería bovina por fincas lecheras y desglosando vacas de leche y de carne……………………………………………………………………85 Tabla 4.10.- Evolución de la producción de leche en Menorca, en toneladas (1920-2003)……………………………………………………………………………….86 Tabla 4.11.- Situación censal ovina en Menorca (2004)…………………………...86 Tabla 4.12.- Situación censal bovina en Menorca (2004)………………………….88 Tabla 4.13.- Situación censal equina en Menorca (2004)………………………….89 Tabla 4.14.- Distribución sectorial de la población ocupada (afiliada a la Seguridad Social) entre 1960 y 2004……………………………………………………….....92 Tabla 4.15.- Gastos, beneficios e inversiones por explotación…………………….93 Tabla 4.16.- Evolución del número de operadores (fincas y elaboradores/as) y superficie en agricultura/ganadería ecológica…………………………………………………94 Tabla 4.17.- Evolución del número de fincas agrarias participantes en el CARB y su presupuesto (2005-2010)…………………………………………………………...96 Tabla 5.1.- Sistema de rotación trianual tradicional o de “tres hojas”………….....100 Tabla 5.2.- Alimento/Producto de origen ganadero……………………………….129 Tabla 5.3.- Contenido energético de los productos agrícolas……………………...130 Tabla 5.4.- Contenido energético de semillas utilizadas………………………......130 Tabla 5.5.- Contenido energético zona boscosa (acebuches, encinas, etc.) y vegetación silvestre…………………………………………………………………………….131

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Tabla 5.6.- Consumo animal del espacio agrícola cultivado………………………132 Tabla 5.7.- Consumo animal de pastizales (sin/con arbolado y/o arbustivo)………132 Tabla 5.8.- Contenido energético concentrado comprado fuera de la finca……….132 Tabla 5.9.- Importaciones de ganado (para evitar consanguinidad)……………….133 Tabla 5.10.- Trabajo humano total invertido………………………………………133 Tabla 5.11.- Consumo eléctrico importado………………………………………..134 Tabla 5.12.- Contenido energético importado derivado de mecanización………....134 Tabla 6.1.- Contenido energético de los productos agrícolas……………………...149 Tabla 6.2.- Contenido energético de los subproductos y residuos agrícolas……….150 Tabla 6.3.- Contenido energético de los pastizales………………………………...150 Tabla 6.4.- Contenido energético zona boscosa (acebuches, encinas, etc.) y vegetación silvestre…………………………………………………………………………….151 Tabla 6.5.- Alimento/Producto de origen ganadero……………………………….151 Tabla 6.6.- Contenido energético de semillas utilizadas…………………………..152 Tabla 6.7.- Consumo animal del espacio agrícola cultivado……………………....153 Tabla 6.8.- Consumo animal de pastizales (sin/con arbolado y/o arbustivo)……...153 Tabla 6.9.- Contenido energético concentrado comprado fuera de la finca……….153 Tabla 6.10.- Importaciones de fertilizantes químicos, productos fitosanitarios y zoosanitarios……………………………………………………………………….154 Tabla 6.11.- Trabajo humano total invertido……………………………………....154 Tabla 6.12.- Consumo eléctrico importado………………………………………..155 Tabla 6.13.- Contenido energético importado derivado de mecanización…………155 Tabla 6.14.- Importaciones de ganado (para evitar consanguinidad)……………...155

ÍNDICE DE GRÁFICAS:

Gráfica 1.1.- Caminando hacia el monocultivo. Evolución de distintos cultivos en Argentina 1996-2002……………………………………………………………...11 Gráfica 1.2.- Reducción de explotaciones agropecuarias totales y de una importante zona sojera………………………………………………………………………....11 Gráfica 1.3.- Pérdidas de establecimientos agrícolas y aumento de la unidad económica promedio…………………………………………………………………………..12 Gráfica 1.4.- Suministro interno de carne (Argentina)…………………………....12 Gráfica 1.5.- Suministro interno de huevos (Argentina)………………………….13 Gráfica 1.6.- Crecimiento de la soja sembrada en América del Sur entre 1950/51 y 2003/04……………………………………………………………………………14 Gráfica 3.1.- Primeras entradas abonos químicos en Menorca (1895-1930)……...60 Gráfica 4.1.- Curvas de temperaturas (en ºC) y precipitaciones (en mm) mensuales medias……………………………………………………………………………..66 Gráfica 4.2.- Evolución del CARB en número de fincas participantes y presupuesto (2005-2010)………………………………………………………………………..96

ÍNDICE DE FOTOS:

Foto 1.1.- Monocultivo de soja que es fumigado por vía aérea……………………24 Foto 3.1.- Los cerramientos de las fincas a través de las construcciones de “pared seca” en Menorca…………………………………………………………………………48 Foto 3.2.- Antiguas labores, como el esquileo, ligadas a ganadería ovina…………51

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Foto 3.3.- Trabajos “d’alt s’era”, donde se trillaba el trigo y se cuantificaba su cosecha en lo que se llamaba “ses mesurades”…………………………………………….55 Foto 3.4.- Ejemplares de bóvidos de raza menorquina…………………………....62 Foto 4.1.- Ejemplo de bienes etnológicos frecuentes en el campo menorquín…....77Foto 4.2.- Imagen de las fiestas de Sant Joan de Ciutadella……………………....91

LISTADO DE ANEXOS:

Anexo 1.- Distribución y densidad del ganado ovino en Menorca (2004). Anexo 2.- Tablas de datos a partir de los cuales se han elaborado los anexos 1, 2 y 3. Anexo 3.- Distribución y densidad del ganado bovino en Menorca (2004). Anexo 4.- Distribución y densidad del ganado equino en Menorca (2004). Anexo 5.- Entrevistas-visitas-trabajo de campo en la finca de vocación agroecológica “Algendaret Nou”). Anexo 6.- Ortofotomapa de Algendaret Nou. Anexo 7.- Analíticas de suelos de Algendaret Nou. Anexo 8.- Mapa de distribución y delimitación de las unidades de rotación de cultivos o “sementers” de Algendaret Nou. Anexo 9.- Mapa de cultivos por “tanques” o parcelas/subparcelas, dentro dela rotación trianual de Algendaret Nou. Anexo 10.- Mapa de Hidroestructura de Algendaret Nou. Anexo 11.- Últimas analíticas de agua de Algendaret Nou. Anexo 12.- Mapa de cubiertas vegetales de Algendaret Nou. Anexo 13.- Mapa topográfico de Algendaret Nou. Anexo 14.- Mapa de tecnoestructura de Algendaret Nou. Anexo 15.- Cartilla ganadera de Algendaret Nou. Anexo 16.- Composición concentrados ecológicos comprados por Algendaret Nou. Anexo 17.- Analíticas forrajes y granos de Algendaret Nou. Anexo 18.- Estudio “Energy use efficiency of specialised dairy, arable and pig farms in Flanders (Meul et al, 2006)”. Anexo 19.- Estudio “Operationalising eco-efficiency in agriculture: the example of specialised dairy farms in Flanders (Meul et al, 2007)”. Anexo 20.- Entrevista de la explotación productivista de monocultivo bovino lechero de Menorca.

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Partiendo de la cruda realidad de un desierto verde llamado monocultivo (intensivo) de soja, podríamos estar hablando de la provincia de Santiago del Estero en Argentina, el estado de Matto Grosso en Brasil, el municipio de San Julián en Bolivia o el departamento de Caazapá en Paraguay. Este conjunto de regiones están enmarcadas en lo que se llama el “Soya Valley” o granero de soja mundial. Corresponde al área central de América del Sur y todavía a día de hoy (después de la expansión exponencial de estos monocultivos) es la zona que presenta un mayor potencial de crecimiento de producción de soja del mundo. Mundialmente, las áreas que pueden dar cabida a una importante expansión de las tierras de cultivo están disponibles solamente en el Subsahara en África y en América del Sur, principalmente en Angola, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Congo y Sudán (International Institute for Applied Systems Analysis, 2002).

Figura 1.1: Crecimiento del área de cultivo de soja 1995-2003. Los datos de Paraguay han sido interpolados o extrapolados a partir de las estadísticas de 1984-2001. Las flechas indican la dirección de la expansión esperada. Fuente: WWF (Dros, J.M., 2004)

Introducción: la explicación del por qué este estudio y sus objetivos.1.

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Aunque el término “desierto verde” pueda parecer simpático, es una pieza indispensable del modelo de producción alimentaria agroindustrial basado en el máximo lucro de unos pocos (poderosos de la agroindustria) y que, a su vez, relega a un término totalmente marginal a las múltiples consecuencias sociales y ecológicas negativas que genera en su avance: a) Pérdida de Soberanía Alimentaria de los pueblos; b) Deforestación y pérdida de ecosistemas y biodiversidad; c) Contaminación e intoxicaciones d) Erosión e infertilidad de suelos; e) Deuda alimentaria; f) Otros efectos.

a) Pérdida de Soberanía Alimentaria:

Tiene un efecto sobre todo social de gran importancia y magnitud. El papel que juegan los grandes monocultivos de soja para exportación como oportunidad de lucro de la agroindustria hace que entren en competencia directa con los usos sociales de la tierra para abastecer de alimentos a sus poblaciones. La dedicación del espacio agrario argentino y brasileño para producir soja supone un coste social por sustitución (García, 2006: 20). Aun siendo para estas poblaciones la alimentación un factor limitante importante para su bienestar, esta competencia directa desgraciadamente acaba decantándose a favor de la agroindustria. Así, según los últimos datos disponibles de la FAO, solo en Brasil hay un total de 11,9 millones de personas que padecen subnutrición (FAO, 2004-2006). Si nos referimos a Bolivia, el nivel de subnutrición alcanza el 23% de su población (FAO, 2004-2006). Es decir, más de una de cada cinco personas bolivianas pasan hambre, agudizándose esta situación en las poblaciones rurales. En este mismo sentido apunta el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), en este caso refiriéndose al estado argentino:

Argentina es el segundo exportador agropecuario y el tercer productor agrícola de la región latinoamericana. Sin embargo, los beneficios que genera el sector no parecen revertir en el conjunto de la población. Se estima que la pobreza afecta a un 29,9% de los argentinos, siendo la incidencia mucho mayor en las zonas rurales. Allí, los datos disponibles de 2003 muestran que la pobreza extrema o indigencia afectaba al 40 por ciento de los hogares, en torno a 1,2 millones de personas (FIDA, 2004-2008).

Para ilustrar el hecho de que con la pérdida de la Soberanía Alimentaria la gran capacidad productiva agropecuaria de estos países cada vez más es aprovechada por las élites empresariales de la agroexportación de soja en detrimento de la agricultura y ganadería con vocación alimentaria local, nos vamos a centrar en el caso de Argentina como ejemplo. La siguiente gráfica nos muestra el aumento del cultivo de la soja concurrente con el retroceso de cultivos alimentarios como el arroz, el trigo, el girasol o el maíz:

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Gráfica 1.1

Otro indicador que nos puede dar idea de las circunstancias generadas por la expansión del cultivo industrial de soja es el número de explotaciones agroganaderas, viéndose en claro retroceso:

Gráfica 1.2

Pero no solo se reduce el número de explotaciones o establecimientos agroganaderos, sino que el tamaño medio de los mismos aumenta claramente como se muestra en el siguiente cuadro, evidenciándose una clara descampesinización o industrialización del campo argentino:

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Gráfica 1.3

El descenso en el suministro interno de carne por habitante también nos puede indicar la pérdida de vocación alimentaria local en la producción agropecuaria argentina:

Gráfica 1.4: Suministro interno de carne: producción – exportación + importación. Fuente: INDEC, 2002.

Paralelamente al suministro interno de carne, también desciende el suministro interno por habitante de huevos:

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Gráfica 1.5: Suministro interno de huevos: producción – exportación + importación. Fuente INDEC, 2002. Esta pérdida de Soberanía Alimentaria implica sobre todo que en estas zonas el poder de decisión de qué se produce y cómo se produce de la tierra no está en sus poblaciones sino en el oligopolio que representan las grandes corporaciones de la agroindustria y la complicidad, en ciertos casos, de los gobernantes de las respectivas instituciones públicas.

Figura 1.2: Carreteras y vías navegables propuestas por el programa Avança Brazil. A (carretera Cuiabá-Santarem), B (vía navegable Porto Velho-Manaus waterway) y E (vía navegable Araguaia-Tocantins waterway) están planeados para convertirse en los principales corredores de transporte de la soja. Fuente: WWF (Dros, 2004).

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Sin olvidar tampoco que esta pérdida de Soberanía Alimentaria implica a su vez que la transformación, transporte y consumo de la producción agropecuaria de esas regiones básicamente está también en manos de los citados oligopolios y lejos de la decisión democrática de sus habitantes. Ello conduce, por ejemplo, a la construcción de grandes infraestructuras para el suministro de energía o el transporte de la soja, arrasando bosques, ríos y pueblos enteros. Las hidroeléctricas abastecerán de energía a los Estados brasileños de Rondonia y Matto Grosso, permitiendo la extensión de la producción sojera de por sí muy importante en este último Estado, gobernado por Blairo Maggi, uno de los más grandes productores de soja del planeta (Vargas, 2008). Otro ejemplo es la inversión pública y privada en infraestructura de carreteras, tales como la autopista BR-163 destinada a facilitar las exportaciones de soja de Matto Grosso (Nepstad et al, 2002).

b) Deforestación y pérdida de ecosistemas y biodiversidad:

En 2000, Argentina había perdido el 46% de su cubierta boscosa original. Al mismo tiempo, quedaban 7,4 millones de ha o 2,7% de la superficie total. La deforestación ocurrida entre 1990 y 2000 ha sido estimada en el10% (World Resource Institute, 2003). Si estos datos los cruzamos con la información que nos aporta sobre el caso argentino la siguiente gráfica referente al aumento de superficie destinada al monocultivo de soja durante los mismos años, hallamos una clara relación causa efecto:

Gráfica 1.6

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Sin salir de Argentina, la siguiente tabla nos indica cómo esta deforestación está sobre todo relacionada con el crecimiento de superficie de cultivo de soja no tradicional o industrial:

Provincia Crecimiento del área en intervalo 1995/96-2002/03

Superficie de cultivo 2002/03 (x 1000 ha)

Entre Ríos 728% 1.100

Chaco 465% 740

Santiago del Estero 526% 260

Tucumán 188% 160

Salta 76% 290

Tabla 1.1: Crecimiento de la superficie cosechada de soja en las provincias donde se practica la siembra no tradicional de la soja. Fuente: SAGPyA (2004).

Podemos distinguir dos formas de deforestación asociadas al monocultivo de soja:

- La primera, que podemos denominar como deforestación directa, es la superficie de bosque talado para en su lugar dar cabida a los cultivos de soja.

- El segundo tipo de deforestación es la indirecta. Esta surge básicamente como consecuencia de la sustitución de otros cultivos vegetales o actividades ganaderas por nuevos cultivos de soja. Entonces estas actividades desplazadas por la soja recuperan la superficie a costa de los bosques. La superficie boscosa talada para la instalación de las infraestructuras vinculadas a la exportación de la soja también se enmarca dentro de este tipo de deforestación indirecta.

También es importante tener en cuenta la clara interrelación que existe entre la deforestación y la contaminación sobre todo de la atmósfera por la emisión de diferentes gases, de entre los que destaca el CO2 por sus elevadas proporciones y la contribución al efecto invernadero, agravando de esta forma la situación de cambio climático o calentamiento global. La deforestación, en la que se destaca la Amazonia, es la principal responsable de las emisiones brasileñas, con un 55% del total (Schlesinger, 2009).

No es difícil entender que la deforestación puede llevar y lleva consigo la desaparición de los ecosistemas que conforman esos bosques y la biodiversidad que albergan. Ecosistemas de incalculable valor que se ubican en el “Soya Valley” y que se ven afectados por esta deforestación son: El Cerrado, Bosque transicional del Amazonas, Bosque tropical lluvioso del Amazonas, Las Yungas, Bosque Chiquitano, El Chaco, Bosque Atlántico o El Pantan.

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Figura 1.3: Mapa de ecosistemas de América del Sur. Extensión original de hábitats selectos de América del Sur afectados por la expansión del cultivo de soja. Fuente: WWF / Banco Mundial, Evaluación de la conservación de las ecorregiones terrestres de Latinoamérica y el Caribe (1995).

El Cerrado está considerado como la sabana de mayor diversidad biológica en el mundo, ya que comprende una gran diversidad de tipos de vegetación (desde los Campo

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Limpo con zonas de pastos bajos, pasando por una variedad de campos de arbustos y sabanas leñosas hasta los bosques leñosos de los Cerradão o los cerradones), y un número excepcionalmente grande de aves y plantas. Ya para 1997, cerca del 80% o 160 millones de hectáreas del Cerrado habían sido antropizadas (White y Vanasselt, 2000). Cabe señalar que las áreas definidas como “antropizadas” incluyen diferentes grados de perturbación, que van desde el manejo de incendios en los pastizales naturales hasta la total conversión a la agricultura mecanizada. Se estima que dentro del área “antropizada”, ya en 1997 90 millones de hectáreas habían sido completamente taladas (Ratter, 1997).

Figura 1.4: Desaparición del Cerrado imperturbado, 1900-1997. © AIDEnvironment, con base en el Atlas Nacional 2000, IBGE. El bosque Chiquitano boliviano y brasileño constituye el bloque más grande de bosques caducifolios de Sudamérica y ha sido identificado como el que está más amenazado en Bolivia (Killeen y Schulenberg, 1999). Este bosque constituye uno de los

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más ricos ecosistemas de bosque seco en el mundo. La flora y la fauna se distinguen de la de la Amazonía, el Chaco y el Cerrado y contienen muchas especies endémicas (WWF, 2004).

Bosque transicional del Amazonas y Bosque tropical lluvioso del Amazonas: Como sucede con la mayoría de los ecosistemas amazónicos, estos bosques presentan una gran riqueza en su biodiversidad, en forma similar al bosque Chiquitano de Bolivia (Olsen y Dinerstein, 2000).

El bosque húmedo de las Yungas cubre casi 5 millones de hectáreas en las faldas de las sierras andinas de la zona norte y subtropical de Argentina, abarcando también parte del sur de Bolivia. Junto con la selva tropical del Atlántico, éstos poseen la más grande diversidad biológica y el más alto grado de endemismo (incidencia de plantas y animales únicos) de Argentina (Brown y Grau, 1993). Con las tasas de deforestación prevalecientes, del orden de 10.000 hectáreas anuales, es de esperar que para 2010 el bosque en las praderas bajas de las Yungas (la llamada Selva pedemontana bajo los 600 metros) desaparezca (Bertonatti y Corueca, 2000).

El Chaco está integrado por ecosistemas de sabanas secas y húmedas que cubren aproximadamente una extensión de 70 millones de hectáreas aproximadamente. Las estadísticas del gobierno de Argentina muestran que en las provincias de las regiones del Chaco y Yungas la soja es por mucho el cultivo de mayor expansión (Dros, 2004). Pese a que las zonas de cultivo de soja sean insignificantes, se espera que ocurra una fuerte expansión en el Chaco del Alto Paraguay, y los humedales de Ñeembucú aledaños al Pantanal (Rolón, et al., 2004).

El Bosque Atlántico es uno de los bosques tropicales húmedos más ricos del planeta. Grandes proporciones de animales y plantas (50% de plantas y 92% de anfibios) son endémicos en la ecorregión del Bosque Atlántico –por largo tiempo aislado de la cuenca del Amazonas por el Cerrado seco. Es más, varias especies se dan en áreas limitadas dentro de la región (WWF, 2004).

La expansión de la soja como cultivo predominante ha originado que casi desaparezca el Bosque Atlántico del sur de Brasil. En la actualidad, el Bosque Atlántico de Paraguay está amenazado por la expansión de la soja, así como también están amenazados los bosques del bajo Yungas (Argentina/Bolivia) y el bosque Chiquitano (Bolivia Brasil). Todos estos tipos de bosques combinan altos niveles de diversidad biológica con altas tasas de endemismos, y son únicos en su género a nivel mundial. La soja representa una seria amenaza ya sea directa o indirectamente para los bosques del Amazonas. Los biomas de las sabanas arbustivas de América del Sur se ven amenazados por la expansión del cultivo de soja, incluso en mayor medida que los biomas de la selva tropical.

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Figura 1.5

Se debe tener en cuenta que estos centros son base de la reserva mundial de genes y caracteres agronómicos de utilidad, y han sido fuente principal de recursos utilizados por los fitomejoradores en todos los planes de selección, de la conservación in situ de una inmensa variabilidad de especies y de una riqueza sociocultural de pueblos enteros que se nutren de estos recursos.

c) Contaminación e intoxicaciones:

El monocultivo industrial de soja lleva consigo un uso elevado de agroquímicos. La soja es el principal responsable del crecimiento de la utilización de agroquímicos en Argentina. El cultivo demandó en 1997 el 42,7% del total de productos fitosanitarios utilizados por los productores (Pengue, 2001).

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1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 % Variación 1997/1996

Herbicidas 19,7 22,9 26,2 31,8 42,0 57,6 75,5 31,1 Acaricidas 3,0 3,2 3,2 3,4 3,5 8,1 6,5 -19,9 Insecticidas 6,2 6,9 7,0 8,9 10,5 14,2 18,1 27,3 Fungicidas 5,9 7,4 7,4 7,3 7,2 8,0 8,6 7,9 Curasemilla0,4 0,4 0,4 0,5 0,7 1,1 1,6 37,9 Prod.Varios 4,1 5,2 6,1 7,3 8,7 10,9 13,7 25,5 Total 39,3 46,0 50,3 59,2 72,6 99,8 124 % Herbic/total

50,12 49,78 52,08 53,71 57,85 57,71 60,88

Tabla 1.2: Evolución del mercado argentino de fitosanitarios. En millones de kg/litros. Fuente: Elaboración Pengue, 2001 sobre la base de datos de CASAFE.

En un primer lugar con la siembra directa de la soja y posteriormente, con la llegada de las variedades de soja transgénica resistente a herbicidas (como las RG), el consumo de agroquímicos, y más concretamente el uso de herbicidas entre los cuales el glifosato es el producto estrella, se han disparado.

Figura 1.6: Paralelismo entre el crecimiento en el consumo de glifosato y el incremento de la siembra directa, uso de variedades transgénicas RG e industrialización-intensificación del cultivo.

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En Argentina, entre 1994 y 2003 se incrementó el uso de glifosato de 1 a 150 millones de litros. El uso generalizado, y a menudo indiscriminado, de glifosato ha causado docenas de casos de intoxicación, atribuyéndosele la destrucción de la vida microbiana de la tierra, lo que a su vez ha originado esterilidad en los suelos en donde los residuos del cultivo ya no logran descomponerse. Aquella maleza que ha desarrollado resistencia al glifosato ahora requiere, para su control, del uso de cócteles de herbicidas altamente tóxicos tales como la atrazina. Se han reportado casos de intoxicación de los trabajadores rurales y de las comunidades vecinas a lo largo y ancho de las provincias productoras de soja (Pengue, 2004).

Figura 1.7 En Brasil la contaminación del agua superficial por plaguicidas pone en peligro a las poblaciones humanas y la vida acuática. Las poblaciones indígenas que dependen de la pesca como sustento y del agua del río como fuente de abastecimiento de agua potable son especialmente vulnerables (García, 2006: 17). Respecto a la contaminación, no hay que olvidar el derroche energético que implica el modelo agroexportador respecto al modelo de producción y consumo local. Este derroche energético se traduce en más contaminación a través de la emisión de CO2 y otros compuestos químicos, contribuyendo al cambio global (cambio climático, pérdida de fertilidad de la tierra, cambios en las corrientes oceánicas, la química atmosférica, etc.).

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Actualmente se dan gran cantidad de casos de problemas respiratorios en la población humana fruto de las emisiones atmosféricas de diferentes compuestos químicos gaseosos.

d) Erosión e infertilidad de suelos:Los principales problemas vinculados con el proceso de agricultura intensiva, en este caso en el cultivo de la soja, han tenido relación con los serios problemas de erosión y pérdida de fertilidad en los suelos manifestados, por ejemplo, en las principales cuencas productivas de la Región Pampeana. La génesis del suelo es un proceso extremadamente lento. La formación de una capa de 30 cm de suelo puede durar de 1.000 a 10.000 años (García, 2006). Desde este punto de vista, se debe considerar el suelo como un recurso no renovable y, por lo tanto, como un bien a proteger. La producción agroalimentaria necesita de suelos agrícolas fértiles y los suelos no son infinitos. La extracción continua de nutrientes del suelo provocará que en veinte años las deficiencias de nitrógeno limiten los rendimientos en un 60 a 70 % de las áreas cultivadas del país, mientras que las deficiencias de fósforo serán severas a moderadas en un 70 % de los suelos cultivados y en un 60 % de los mejores suelos (Pengue, 2001). La solución a estos problemas se plantea a base de un uso masivo de fertilizantes y correctores de suelos procedentes de fuera del ecosistema, comportando a su vez un nada despreciable derroche energético y contaminación concurrente. Se llega así a una situación en que el suelo es inerte (eliminando la biodiversidad inherente al suelo original), y así seguirá una vez se deje de utilizar como tierra de cultivo intensivo de soja, siendo difícil, larga y costosa la posibilidad de revertir la situación. El sistema intensivo mayoritario en la producción de soja que importa España tiene un índice de renovabilidad (% de todos los recursos utilizados que son renovables) del 21%. Existen otros sistemas productivos que pueden llegar al 46% (Ortega et al., 2004).

e) Deuda alimentaria:

Centrándonos en el caso de la soja, podemos comparar la cantidad de personas que “alimenta” el modelo de monocultivo intensivo con los modelos agroecológicos. En este mismo sentido Ferran García (2006) afirma: todo indica que si Argentina dedicara la superficie agraria sojera actual a la producción de alimentos internos en base a explotaciones familiares agroecológicas el volumen de alimento disponible aumentaría de manera espectacular. Esta afirmación, entre otros trabajos que la sustentan, Ferran García (2006) la fundamenta en una serie de cálculos realizados en base al trabajo de Altieri (1991), el cual demuestra que con un buen manejo agroecológico un familia puede alimentarse con media hectárea bajo ciertas condiciones.

f) Otros efectos:

Hoy en día el modelo de producción de soja agroindustrial intensiva y las variedades de soja transgénica conforman un binomio prácticamente indisociable. Es sabida la gran dependencia que genera para los campesinos y campesinas el cultivo de variedades transgénicas:

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- Las semillas compradas no permiten que de sus plantas se puedan obtener semillas fértiles para el año siguiente, sino que las tienen que volver a comprar. Esta circunstancia fue posible gracias a numerosas investigaciones financiadas por las mismas multinacionales impulsoras de semillas transgénicas que abanderan sus iniciativas como soluciones a los problemas del hambre mundial. - Si se quiere tener buenas cosechas, el cultivo de estas variedades obliga a la compra de diferentes agroquímicos que venden las mismas compañías. El resultado es un negocio redondo para las grandes compañías y una ruina a largo plazo de las pequeñas y pequeños campesinos. Todo sin contar con: - Las contaminaciones incontroladas que se generan hacia otras variedades de soja naturales, siendo un grave peligro para la conservación de la biodiversidad a este nivel. - Las fundadas dudas en cuanto a su inocuidad a nivel sanitario.

Los impactos socioeconómicos de la monoproducción de commodities. Tomando una vez más el caso argentino como ejemplo, Pengue (2001), lo resume muy bien: Mientras por un lado Argentina ha incrementado su productividad física y expandido también sus áreas cultivadas, incluso a zonas ambientalmente susceptibles, de la mano de sus cultivos de exportación -–soja, girasol, maíz y trigo-– por el otro existen ya marcados indicadores socioeconómicos y ambientales que demuestran que Argentina está ingresando velozmente a un modelo de subdesarrollo sustentable, como ya lo indicó Cavalcanti para el Brasil.

Pérdida de fijación de población rural y sus consecuencias socioculturales. Esta “nueva revolución verde” impulsada por la agroindustria de la soja se fundamenta principalmente en las siguientes bases: la utilización de semillas modificadas genéticamente (MG), aumento de la intensidad de fertilizantes químicos, utilización del no laboreo+herbicidas, ocupación de áreas de cultivo mayores y de menor fuerza de trabajo/ha. Si bien se han analizado anteriormente de una forma u otra las consecuencias de estas bases, nos pararemos a profundizar un poco más en la última de ellas (menor fuerza de trabajo/ha). La disminución en el número de puestos de trabajo que lleva consigo la expansión de este modelo, conduce a la pérdida de fijación de la población rural. Esta circunstancia genera un gran desarraigo cultural de la gente que tiene que emigrar a los suburbios de pobreza de las grandes urbes e incluso, junto con las grandes infraestructuras que se construyen, pone en peligro la pervivencia de pueblos enteros integrados en la naturaleza (con toda la incalculable pérdida sociocultural que implica). Pero esta disminución no se refiere solo a la cantidad de mano de obra, sino también a la calidad de los puestos de trabajo que no se pierden: las grandes corporaciones de la agroindustria intensiva también son “intensivas” con sus trabajadores y trabajadoras. Las condiciones de trabajo, sometidas a las premisas de competitividad extrema, dejan mucho que desear. En muchos casos se juega con la salud de estas personas a largo y no a tan largo plazo. Solo basta imaginarse el hecho de tener que trabajar en campos sobre los cuales se irriga de forma masiva e indiscriminada (desde avionetas) toneladas de glifosato por ejemplo. Estas condiciones ponen en claro jaque la dignidad de estos puestos de trabajo a los que se ven abocadas a ocupar estas personas por razones de simple supervivencia.

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Foto 1.1: Monocultivo de soja que es fumigado por vía aérea. Fuente: http://filatina.wordpress.com

Toda esta cruda realidad (fruto del monocultivo intensivo de soja), aunque a veces incluso hoy parezca difícil de comprender hasta qué punto, está fuertemente relacionada con la realidad agraria de los países ricos. Todo este problema de la soja no sería tal si no fuera por la demanda que genera la ganadería intensiva bovina (no sólo la bovina pero nos centramos en esta especie por tratarse del caso específico de nuestro trabajo) y el consumo excesivo de carne, por ejemplo, de los países europeos o norteamericanos. Como ejemplo, solamente hay que consultar el anexo nº___, en el que queda reflejado el consumo desorbitante de soja de una sola explotación intensiva de bovino lechero en Menorca. Para más detalles también se puede consultar el apartado 5.2.3 del presente trabajo.

Y aquí está la principal motivación a la hora de realizar la presente tesina: poner un granito de arena a favor de la transformación de la realidad agraria de los países ricos del Norte para que ésta deje de perjudicar a los empobrecidos del Sur. Sin olvidar que, a su vez, esta transformación vaya también en el sentido de cortar con los efectos perniciosos que provoca el presente panorama agrario del Norte hacia su propia población y medio ambiente. La intención para la construcción de este granito de arena está en la búsqueda de datos y evidencias que demuestren que el modelo agroecológico y la soberanía alimentaria de los pueblos es el camino para la citada transformación. Pero para obtener estos datos y evidencias necesariamente nos vamos a tener que ceñir a una zona específica de la realidad agraria de los países ricos del Norte como marco de estudio en el que se desarrolle la investigación. Este marco de investigación se va a concretar en dos fincas situadas en la isla de Menorca, situada en el oeste del mar Mediterráneo. La elección de esta isla como la zona del estudio obedece a que es la

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realidad agraria que mejor conoce el autor de la citada tesina, a parte de ser el lugar de residencia. En los capítulos nº 3 y 4 se procede a contextualizar esta zona donde se va a realizar la investigación. Esta realidad agraria de los países ricos del Norte, siendo en general mucho menos diversa que hace 50 o 100 años, sigue teniendo algunas especificidades en función del territorio al que nos refiramos. Por tanto, las conclusiones que se puedan sacar de los datos obtenidos, van a ser válidas para el lugar específico de la investigación, Menorca, y más concretamente, para las dos fincas estudiadas. Aunque lógicamente podrán ayudar a dar una idea sobre cuál es el mejor camino a seguir: si la Agroecología o la producción intensiva. En primer lugar para otras fincas de la misma isla de Menorca, sin descartar tampoco que unidas a las conclusiones de otras investigaciones en otras regiones, ayuden a despejar las virtudes del modelo agroecológico campesino, en contraste con el modelo de producción intensivo. Entonces, el primer criterio para la elección de las dos fincas ha sido encontrar una que se acerque al máximo al perfil de la Agroecología, mientras que la otra obedezca al máximo a los criterios intensivos de producción impulsados por la llamada Revolución Verde. El segundo criterio ha sido la facilidad/disponibilidad para la obtención de los datos fidedignos necesarios para la realización del trabajo. En este criterio también entra el grado de confianza con la gente que está en las respectivas fincas, siendo importante tener antecedentes de trabajo conjunto. A este nivel, poder tener referencias lo más directas posible en cuanto a la predisposición y facilidad de las personas de las fincas para trabajar en la recopilación de datos aptos para la investigación tiene su importancia. El tercer criterio se refiere a la cercanía entre las dos fincas o similitud a nivel de orografía, posibles condiciones microclimáticas, de características del suelo, etc, que haga que sean más fácilmente comparables asumiendo el menor sesgo posible. El cuarto criterio ha sido que a la hora de elegir las fincas, las dos obedezcan al tipo de producción más característico de Menorca (la ganadería bovina de leche), siendo por tanto representativas de la realidad agraria actual de Menorca. Aunque la finca agroecológica sea más multifuncional que la intensiva, la base del sustento de las dos será el vacuno lechero.

Hay que añadir también que el hecho de seguir el cuarto criterio para la elección las dos fincas, a su vez, otorga un valor específico a la presente tesina. Dentro de las investigaciones relacionadas con la Agroecología hay un bajo porcentaje de las mismas que toquen directamente la ganadería, y ello le da valor puesto que va en la dirección de intentar llenar un cierto vacío a este nivel. Ello sin olvidar que este menor número de investigaciones implica una mayor dificultad por la falta de orientación que pueden proporcionar trabajos similares.

Una vez aplicados los criterios arriba explicados para la selección de las dos fincas, nos queda el siguiente resultado:

La finca que se acerca a los criterios de la Agroecología: Algendaret Nou. Esta finca ha sido históricamente pionera en la isla en cuanto al seguimiento y el avance hacia los criterios de la Agroecología. En ella viven 3 personas de una familia campesina. Se ha trabajado conjuntamente durante los últimos dos años antes de iniciar el presente trabajo. En esta familia hay motivación por seguir avanzando en la Agroecología y obtener/aportar datos para ello.

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Una finca que se acerca a los criterios de la producción intensiva: Es prácticamente un monocultivo de vacuno lechero. Parece que dicha finca tiene un registro más o menos riguroso en cuanto a sus datos productivos, compras, ventas, etc. Las personas que trabajan en esta finca son personas asalariadas a cargo de la familia empresaria que regenta la granja. Estos trabajadores no viven en la finca, sino en diferentes poblaciones de la isla. La filosofía de funcionamiento de esta granja se encuadra en líneas generales con la promovida por la extensión agraria de la Revolución Verde. Como veremos más adelante, por cuestiones relativas a la falta de tiempo y a la dificultad de acceso a la información, de esta finca solamente se han podido sacar ciertos datos específicos para estudiar el objetivo específico que se refiere a al caso de la soja. Para enmendar esta situación y poder comparar los datos clave obtenidos de Algendaret Nou, hemos recurrido a dos investigaciones realizadas fuera de Menorca. Estas dos investigaciones (Meul et al, 2006 y 2007) se desarrollaron en la región belga de Flandes y cumplen razonablemente con el perfil buscado como para llegar a un listado de conclusiones que respondan a los objetivos marcados. Obviamente, hemos tenido en cuenta las condiciones diferentes que afectan a las fincas de una y otra latitud (Menorca y Flandes).

En base a las motivaciones expuestas y una serie de justificaciones introductorias del por qué se pretende el presente estudio explicadas más arriba, los objetivos del mismo son los que siguen:

Objetivo general:

Comparar el grado de sustentabilidad entre Algendaret Nou (finca mayoritariamente dedicada al bovino lechero pero de vocación agroecológica) y las fincas de monocultivo vacuno lechero productivista, analizando principalmente los flujos de energía que generan y su balance.

Objetivos específicos:

1. Tener una perspectiva histórica y actual respecto a los dos modelos de producciónagrarios (monocultivos-agroindustria y agroecología) en el ámbito geográfico donde se efectúa el grueso de la investigación: Menorca.

2. El caso de la soja. Cuantificar en qué medida una y otra forma de producir en elNorte/Centro/Países ricos (Menorca) repercute en el Sur/Periferia/Países empobrecidos (Brasil, Argentina, Bolivia, Paraguay, etc) en forma de demanda de hectáreas de tierra destinadas al monocultivo intensivo de soja y sus repercusiones.

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Marco Teórico. Agroecología: Si queremos hablar del origen de la Agroecología con rigor, se puede decir que surgió como un “redescubrimiento” de la Agroecología o de formulación letrada (con el lenguaje científico convencional) de muchos de los conocimientos que atesoraban las culturas campesinas, de transmisión y conservación oral, sobre las interacciones que se producían en la práctica agrícola. La Agroecología surgió de la positiva interacción entre las Ciencias (Sociales y Naturales) y las propias comunidades rurales, principalmente de Latinoamérica (González et al, 2000). Por un lado, a finales de los años 70 se estaban evidenciando las primeras manifestaciones de la crisis ecológica del campo. Por otro lado, los movimientos ambientalistas proporcionaron los fundamentos éticos y filosóficos a la Agroecología, a través del pensamiento ecologista y la nueva ética ambiental que generaron. Estas dos circunstancias, unidas a la citada interacción de las Ciencias Naturales y Sociales con comunidades campesinas que aun conservaban y valoraban los conocimientos tradicionales de sus culturas campesinas, los recursos naturales de los que se sustentaban y la pervivencia de ese tejido social campesino, hicieron posible la génesis de la Agroecología (González et al, 2000). Así llegamos a la Agroecología como pensamiento pluriepistemológico que articula los contenidos históricos de las luchas liberadoras (campesinas y ambientales principalmente) y los saberes locales sobre el manejo de los recursos naturales con los de la ciencia (Sevilla, 2006).

La Agroecología puede entenderse de manera amplia o restringida, según la amplitud con la que se le otorgue a sus fundamentos teóricos. Podría considerarse como una técnica o como un instrumento metodológico para comprender mejor el funcionamiento y la dinámica de los sistemas agrarios y resolver la gran cantidad de problemas técnico-agronómicos que las ciencias agrarias convencionales no han logrado solventar. Esta dimensión restringida está consiguiendo bastante predicamento en el mundo de la investigación y la docencia como un saber esencialmente académico, desligado de compromisos socioambientales. En realidad esta Agroecología débil no se diferencia en mucho de la agronomía convencional y no supone una ruptura más que parcial de las visiones convencionales. Por el contrario, se puede ir más allá de esta concepción estanca, y entender que la Agroecología reivindica la necesaria unidad entre las distintas ciencias naturales entre sí y con las ciencias sociales para comprender las interacciones existentes entre procesos agronómicos, económicos y sociales; reivindicando, en definitiva, la vinculación esencial que existe entre el suelo, la planta, el animal y el ser humano (González et al, 2000). En un sentido amplio, la Agroecología tiene una dimensión integral en que las variables sociales ocupan un papel muy relevante, acabando por implicar también al investigador/a en la realidad que estudia. Esta concepción “sin limitación de miras”, desemboca normalmente en un fuerte compromiso ético con la solución de los problemas ambientales pero también de los sociales como forma perdurable de solventarlos. Nosotros consideramos esencial esta visión amplia y profunda de la Agroecología y de la sustentabilidad, óptica a través de la cual procedemos a realizar el presente estudio desde el principio hasta el final.

Desde la perspectiva ecológica y agronómica, pero considerando como un elemento central los aspectos sociales, seguimos en este trabajo el marco teórico del “contexto de la sustentabilidad de la agricultura y ganadería”, desarrollado en buena parte por Stephen Gliessman (Sevilla, 2006).

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Un fundamento básico de la agroecología es el concepto de ecosistema, definido como sistema funcional de relaciones complementarias entre los organismos vivientes y su ambiente, delimitado por fronteras definidas arbitrariamente, en un tiempo y espacio que parece mantener un estado estable de equilibrio, pero a la vez dinámico (Odum, 1996) y (Gliessman, 1998). Este equilibrio puede considerarse definitivamente, que sea sostenible. Un ecosistema bien desarrollado, maduro, es relativamente estable, autosostenible, se recobra de las perturbaciones, se adapta al cambio y es capaz de mantener su productividad usando insumos energéticos provenientes solamente de la radiación solar. Cuando extendemos el concepto de ecosistema a la agricultura, y consideramos los sistemas agrícolas como agroecosistemas, tenemos los fundamentos para ir más allá del foco primario de atención de los sistemas de medición tradicionales y fáciles de los productos del sistema (rendimiento ó retorno económico). En su lugar, podemos ver el complejo conjunto de interacciones biológicas, físicas, químicas, ecológicas y culturales que determinan los procesos que nos permiten obtener y sostener los rendimientos.

Los agroecosistemas son a menudo más difíciles de estudiar que los ecosistemas naturales, porque se complican con la intervención humana que altera la estructura y función de los ecosistemas normales. No hay disputa sobre el hecho de que para que cualquier agroecosistema sea sostenible, se deben tomar en cuenta una amplia serie de factores y procesos ecológicos, económicos y sociales interactuantes. No obstante, la sostenibilidad ecológica es la materia prima de construcción sobre la cual los otros elementos de la sostenibilidad dependen.

Un agroecosistema se crea, cuando la manipulación humana y la alteración de un ecosistema tienen lugar con el propósito de establecer la producción agrícola. Esto introduce varios cambios en la estructura y función del ecosistema natural, y, como resultado, cambia un número de cualidades clave al nivel del sistema. Estas cualidades se reconocen como cualidades emergentes o propiedades del sistema −cualidades que se manifiestan una vez que todos los componentes del sistema están organizados. Estas mismas cualidades pueden servir también como indicadores de la sostenibilidad del sistema (Gliessman, 2001). Algunas cualidades emergentes clave de los ecosistemas, y que son alteradas cuando se convierten a agroecosistemas son:

- Flujo de energía: Para lograr la sostenibilidad en los agroecosistemas, se deben maximizar las fuentes renovables de energía, suministrando energía como combustible para las interacciones tróficas esenciales que se necesitan para mantener las funciones del ecosistema.

- Reciclaje de Nutrientes: A diferencia de la agricultura moderna, que suele ser bastante disipadora de nutrientes y que se apoya fuertemente en insumos de nutrientes derivados del petróleo para reemplazar estas pérdidas, la sostenibilidad de los agroecosistemas requiere que estas pérdidas o “goteos” se reduzcan al mínimo y los mecanismos de reciclaje se reintroduzcan y se fortalezcan.

- Mecanismos de Regulación de Poblaciones: Enfocarse a la sostenibilidad requiere la reintroducción de las diversas estructuras y relaciones entre las especies que permiten el funcionamiento del control natural y los mecanismos de regulación. Debemos aprender a trabajar con, y beneficiarnos de la diversidad, más que enfocarnos a la simplificación del agroecosistema.

- Equilibrio Dinámico: La riqueza de especies o diversidad de los ecosistemas maduros proporciona un equilibrio que permite un grado de resistencia a todo menos a

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perturbaciones verdaderamente dañinas. Es en este momento en que se rompe el equilibrio, una vez superada su resistencia, cuando es necesaria la recuperación; y es precisamente esta misma diversidad la que proporciona la capacidad de recuperación de un ecosistema para llegar a un nuevo equilibrio adaptado a las condiciones cambiantes. El énfasis excesivo en maximizar la cosecha desordena el equilibrio dinámico mencionado. Para reintegrar la sostenibilidad, es necesario que las cualidades emergentes de la resistencia y recuperación del sistema jueguen otra vez un papel determinante en el diseño y manejo del agroecosistema.

El proceso de entendimiento de la sostenibilidad del agroecosistema tiene sus fundamentos en dos clases de ecosistemas: ecosistemas naturales y agroecosistemas tradicionales (también conocidos como locales o indígenas). Ambos proporcionan una fuerte evidencia de haber pasado la prueba del tiempo en términos de habilidad productiva en el largo plazo, pero cada uno ofrece una base de conocimiento diferente desde la cual entender esta habilidad. Los ecosistemas naturales son sistemas de referencia para el entendimiento de las bases ecológicas para la sostenibilidad en un lugar en particular. Los agroecosistemas tradicionales nos dan muchos ejemplos de cómo una cultura y su ambiente local han coevolucionado en el tiempo mediante procesos que balancean las necesidades de la gente, expresadas como factores ecológicos, tecnológico y socioeconómicos. La agroecología, definida como la aplicación de conceptos y principios ecológicos para el diseño y manejo de agroecosistemas sostenibles (Gliessman 1998) se alimenta de ambos para convertirse en un enfoque de investigación que se puede aplicar para convertir agroecosistemas convencionales o no sostenibles, en sostenibles.

La diversificación es una de las principales herramientas con que se cuenta en la agroecología para el diseño de sistemas agrícolas sustentables. La diversificación nos permite potenciar toda una serie de funciones ecosistémicas, como el reciclado de nutrientes, el equilibrio biológico entre de la micro, meso y macrofauna de los sistemas agrícolas favoreciendo la autorregulación de las poblaciones insectiles, de hongos, bacterias y otros organismos beneficiosos o potencialmente perjudiciales para los cultivos, el máximo uso de los espacios al combinar plantas y animales capaces de utilizar los diferentes recursos del sistema, el ciclo del agua y otros. La diversificación tiene una magnitud económica y social en los sistemas agroecológicos al disminuir los riesgos, aumentar los productos para la comercialización y permitir la suficiencia alimentaria.

Su magnitud ecológica está en el mantenimiento de la biodiversidad y en la estabilidad del clima, dependiendo esta última de la forma en que se incorpore el componente arbóreo especialmente, su magnitud y distribución.

Entre las técnicas para la diversificación espacial y temporal de los agroecosistemas tenemos, las rotaciones de cultivos, los policultivos y la agroforestería o el cultivo de productos alimenticios y fibras en combinación con árboles y la integración de estos con la ganadería. Éstas son prácticas en las que su uso se pierde en el tiempo, por tanto, en este punto se pone otra vez de manifiesto el importante papel de los agroecosistemas tradicionales a la hora de aportar a la agroecología. A nivel mundial, y en algunas zonas más que en otras, muchos de estos agroecosistemas agrícolas tradicionales han perdurado hasta nuestros días y contienen los principios que se emplearon y hoy emplean en los sistemas diversificados agrícolas con una alta eficiencia de utilización de los recursos sin deteriorarlos.

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La diversidad en estos sistemas agrícolas no solo se logra a través de las rotaciones de cultivos, policultivos, etc sino también al número de variedades de un mismo cultivo que siembran en franjas dentro de los mismos campos. Así, por ejemplo, en las poblaciones indígenas del Cusco, Perú, tenemos que cada agricultor puede llegar a sembrar en sus campos hasta cincuenta variedades de papas, pudiéndose encontrar hasta 100 variedades diferentes en una sola comunidad, lo cual reduce los riesgos de enfermedades y plagas así como de las variaciones del ambiente, etc.

Otro caso concreto muy ilustrativo son los cafetales tradicionales, cultivo tan extendido en toda la región tropical de Centro y Sur América y el Caribe. Es un ejemplo de un cultivo manejado a semejanza de como funcionan los bosques tropicales. Los cafetales por lo general tienen una alta diversidad planificada y asociada, son estructuralmente complejos con varios estratos de vegetación que incluyen árboles de sombra, árboles maderables, árboles frutales, arbustos de café, plátanos, yame, camote, etc, y un estrato herbáceo más bajo incluye especies muy tolerante a la sombra. En adición la poda de los árboles de sombra y de los arbustos de café así como la tala de algunos árboles maderables dentro de la plantación, se asemeja al proceso natural de la caída de los árboles en el bosque, el cual resulta en un claro de luz. En el cafetal estos claros son utilizados por los agricultores para sembrar algunas especies con alta demanda de luz como el maíz.

En el caso de la isla de Menorca los agroecosistemas agrosilvopastoriles tradicionales están mucho más degradados, manifestándose en la actualidad solamente en algunos pequeños reductos y padeciendo un claro peligro de extinción. Como veremos más adelante en el presente trabajo (a través del inventariado, diagnóstico clínico escosistémico y análisis de la finca de Algendaret Nou) estos agroecosistemas tradicionales presentan también una alta diversificación espacial y temporal gracias a recursos como las rotaciones de cultivos, los policultivos, la agroforestería o el cultivo de productos alimenticios en combinación con árboles y la integración de estos con la ganadería y la flora y fauna silvestre.

En el contexto más amplio de la sostenibilidad, debemos estudiar el fundamento ambiental del agroecosistema, así como la complejidad de procesos involucrados en el mantenimiento de la productividad a largo plazo. Necesitamos establecer primero la base ecológica de la sostenibilidad en términos de la conservación y el uso de recursos incluyendo suelo, agua, recursos genéticos y calidad del aire. Entonces debemos examinar las interacciones entre los muchos organismos del agroecosistema, empezando con las interacciones en el nivel de los individuos de una especie, y culminando al nivel del ecosistema a medida que se esclarece nuestro entendimiento del sistema en su totalidad. Nuestro entendimiento al nivel de los procesos del ecosistema se debe integrar entonces a los múltiples aspectos de los sistemas políticos, económicos y sociales dentro de los cuales los agroecosistemas funcionan, tornándolos en sistemas aún más complejos. Tal integración del conocimiento del sistema social y el ecosistema sobre los procesos agrícolas no sólo llevarán a una reducción en los insumos sintéticos que se usan para mantener la productividad. También permitirá la evaluación de cualidades de los agroecosistemas tales como los efectos a largo plazo de diferentes estrategias insumo/producto, la importancia de los servicios ambientales que proporcionan los paisajes agrícolas, y la relación entre los componentes ecológicos, sociales y económicos en el manejo sostenible del agroecosistema. Es en este punto en el que se articula la propuesta de Soberanía Alimentaria como marco teórico.

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Metabolismo social/metabolismo agrario: La Ciencias Sociales Ambientales se fundamentan en el principio de co-evolución social y ecológica (Norgaard, 1994), pero entienden la relación entre naturaleza y sociedad de manera integrada. Para describir esta relación de mutua determinación a todos los niveles se ha propuesto el concepto de metabolismo social. En analogía a la noción biológica de metabolismo, el concepto utilizado en el estudio de las relaciones entre la sociedad y la naturaleza, describe y cuantifica los flujos de materia y energía que se intercambian entre conglomerados sociales, particulares y concretos, y el medio natural (Toledo y González, 2007). Este concepto ha sido denominado “metabolismo social”, “metabolismo socio-económico” o “metabolismo industrial”. Las sociedades humanas producen y reproducen sus condiciones materiales de existencia a partir de su metabolismo con la naturaleza, una condición que aparece como pre-social, natural y eterna (Schmidt, 1976). En otras palabras... “El metabolismo entre la naturaleza y la sociedad es independiente de cualquier forma histórica porque aparece previamente bajo las condiciones pre-sociales o histórico-naturales de los seres humanos” (Schmidt, 1976). Dicho fenómeno implica el conjunto de procesos por medio de los cuales los seres humanos organizados en sociedad, independientemente de su situación en el espacio (formación social) y en el tiempo (momento histórico), se apropian, distribuyen, transforman, consumen y excretan, materiales y/o energías provenientes del mundo natural. Al realizar estas actividades, los seres humanos consuman dos actos: por un lado "socializan" fracciones o partes de la naturaleza, y por el otro "naturalizan" a la sociedad al producir y reproducir sus vínculos con el universo natural. Asimismo, durante este proceso general de metabolismo, se genera una situación de determinación recíproca entre la sociedad y la naturaleza, pues la forma en que los seres humanos se organizan en sociedad determina la forma en que ellos afectan, transforman y se apropian a la naturaleza, la cual a su vez condiciona la manera como las sociedades se configuran. El resultado de esta doble conceptualización (ecológica de la sociedad y social de la naturaleza) toma cuerpo en una visión cualitativamente superior de la realidad en base a dos hechos. Por un lado, porque deriva de un abordaje que supera el conocimiento parcelado y la habitual separación entre las ciencias naturales y las sociales y humanas al que nos tiene condenada la práctica dominante del quehacer científico, es decir permite adoptar un “pensamiento complejo” (Funtowicz y Ravetz, 1993; Morin, 1984 y 2001; Leff, 2000). Por el otro, porque inserta está visión abstracta en la dimensión concreta del espacio (planetario), es decir, sitúa cada fenómeno social y natural en un contexto donde la posición y la escala se vuelven también factores determinantes. Las relaciones que los seres humanos establecen con la naturaleza son siempre dobles: individuales ó biológicas y colectivas ó sociales. A nivel individual los seres humanos extraen de la naturaleza cantidades suficientes de oxígeno, agua y biomasa por unidad de tiempo para sobrevivir como organismos, y excretan calor, agua, dióxido de carbono y sustancias mineralizadas y orgánicas. Al nivel social, el conjunto de individuos articulados a través de relaciones o nexos de diferentes tipos se organizan

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para garantizar su subsistencia y reproducción y extraen también materia y energía de la naturaleza por medio de estructuras meta-individuales o artefactos, y excretan toda una gama de residuos o desechos (Toledo y González, 2007). Estos dos niveles corresponden a lo que Margalef (1993) ha llamado energía endosomática y energía exosomática, una distinción que es crucial para los fundamentos de la nueva economía ecológica (Martinez-Alier y Roca-Jusmet, 2000). Estos representan además los flujos de energía “bio-metabólica” y “socio-metabólica” respectivamente, y juntos constituyen el proceso general de metabolismo entre la naturaleza y la sociedad. Sobre el metabolismo social actual y sus características: a través del tiempo las sociedades humanas han tendido a incrementar la energía exosomática sobre la energía endosomática, de tal suerte que el cociente exo/endo puede ser utilizado como un indicador de la complejidad material de las sociedades. Mientras que en los primeros estadios societarios, la energía endosomática fue casi la única clase de energía arrancada a la naturaleza, con una mínima cantidad de energía transformada en instrumentos de uso doméstico, en las actuales sociedades industriales la energía exosomática sobrepasa de treinta a cuarenta veces la suma de la energía utilizada por los individuos que las conforman. Lo anterior queda corroborado por el hecho de que hoy en día a nivel global, la extracción de recursos minerales (combustibles fósiles y minerales metálicos y no metálicos) medido en tonelaje, triplica la extracción de la biomasa (los productos de la fotosíntesis) obtenida a través de las prácticas agrícolas, pecuarias, forestales, pesqueras y de recolección y extracción (datos para 1995 en Naredo, 2000). Dependiendo del momento histórico en el que se realiza el análisis, la apropiación será según sea el caso, el elemento determinante o determinado del proceso metabólico general. Por ejemplo mientras que en las sociedades agrarias la apropiación fue (y es) el elemento determinante, en las sociedades industriales es la transformación, el consumo y cada vez mas la excreción, los procesos que determinan a aquella. El metabolismo propio de las sociedades industriales utiliza como base energética los combustibles fósiles o la energía atómica, lo que le proporciona una alta capacidad intervención en la dinámica de los ecosistemas, una enorme capacidad expansiva, subordinante y transformadora (a través de máquinas movidas por combustibles fósiles). Ello explica que se haya producido con su introducción un cambio cualitativo en el grado de artificialización de la arquitectura de los ecosistemas. La investigación, aplicada a los suelos y a la genética ha dado lugar a nuevas formas de manipulación de los componentes naturales al introducir fertilizantes químicos y nuevas variedades de plantas y animales. Por primera vez, con la promoción de este tipo de metabolismo, la producción de residuos – producto de toda transformación de la energía y la materia—superó la capacidad de reciclaje y la velocidad en la extracción de recursos comenzó a ser muy superior al tiempo de producción. El tipo de organización propio de este modo de uso es bien conocido por actual; sólo resaltar que se basa en criterios esencialmente materiales de clasificación social, en la promoción de valores culturales antropocéntricos, en pautas de conducta urbanas y en lógicas o racionalidades maximizadoras, muy alejadas de las propias de los otros dos modelos: modo primario o propio de cazadores-recolectores y el modo secundario, campesino o agrario. Con estos tres grandes tipos de metabolismo social no se pretende reconstruir una nueva línea evolutiva más o menos lineal, entre otras cosas porque los tres coexisten en la actualidad. El primario es, no obstante, residual, en tanto que el secundario sigue siendo –si tomamos en cuenta el conjunto del planeta—la forma más numerosa en que se organiza el metabolismo con la naturaleza; aunque su hegemonía está amenazada por la capacidad expansiva del metabolismo industrial, que ha hecho que sea dominante en

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Occidente y que se encuentre en plena expansión en el Sur tanto en número de los que se ven involucrados en él como en superficie controlada. En este punto, se puede afirmar que actualmente hay, a nivel internacional, injusticia entre los países desarrollados y los pobres. Dentro de este marco teórico es cuando cobra sentido una parte de nuestro trabajo en el que analizamos la superficie demandada de cultivo agroindustrial de soja de Latinoamérica para alimentar los animales de una ganadería de monocultivo lechero vacuno de Menorca. Esta superficie la denominamos “superficie fantasma”, rescatando el término de G. Borgstrom al denominar “ghost acreage” (superficie fantasma) el área de fuera de Europa que se usaba para alimentar animales en Europa con harina de pescado importada del Perú en los años 1960 y 1970. Los trabajos de G. Borgstrom sobre este tema y sus ideas fueron más tarde aprovechadas por Rees (1992) para introducir el concepto de Huella Ecológica (Naredo, 2008). En el mismo sentido apuntan Guzmán y González (2007) con el término de “huella oculta”: “es conveniente distinguir entre la huella visible que todo metabolismo agrario tiene sobre el agroecosistema y la huella oculta, que es aquella parte del territorio, a veces muy distante, del que provienen recursos naturales o funciones ambientales que resultan imprescindibles para el funcionamiento del metabolismo estudiado”. No olvidemos que estas “huellas ocultas” o “superficie fantasma” implican vulneración de la Soberanía Alimentaria de los pueblos y graves consecuencias sociales y ecológicas. En nuestro trabajo, esta demanda de “superficie fantasma” por parte de la ganadería de monocultivo vacuno lechero de Menorca la comparamos con el bajo nivel de insumos de la otra finca estudiada en Menorca, Algendaret Nou, de vocación agroecológica. En este sentido, una distribución desigual entre el Norte y el Sur del acceso y disfrute de los recursos y servicios ambientales presiona hacia un esfuerzo metabólico mayor que el que provoca una distribución más igualitaria. Fruto de estos mayores esfuerzos metabólicos se generan más residuos, como por ejemplo una mayor liberación de CO2,

con un fuerte componente debido a la ganadería intensiva (Rivera, 2007). La evolución ha tendido hacia un grado mayor de complejidad en la organización social a nivel mundial, pero al contrario de lo que ocurre en la naturaleza, la complejidad no ha sido garantía de estabilidad, sino todo lo contrario. La prueba más evidente es la actual crisis energética, alimentaria, de valores, ecológica y el peligro, aún existente, de destrucción nuclear, por citar un ejemplo.

Sobre el metabolismo social sostenible y sus características: cualquier discurso renovado y, por tanto, consecuentemente reconciliado con la naturaleza debe replantearse los objetivos que han presidido hasta hoy (como por ejemplo el crecimiento económico de las naciones, etc.). El enfoque ambiental de las ciencias (naturales económicas y sociales) debe ocuparse también de si el logro de tales aspiraciones se ha hecho sin poner en riesgo su supervivencia a lo largo del tiempo, es decir, su sustentabilidad. Al hacerlo, se vuelven en ciencias comprometidas con los innumerables movimientos sociales y políticos que a lo largo y ancho del mundo luchan por construir una nueva “sociedad sustentable” (Toledo, 2003). Esto ha tenido repercusiones inmediatas sobre los análisis dedicados a estudiar la apropiación pues lo que en última instancia las sociedades se apropian no son elementos aislados y desarticulados, sino conjuntos o totalidades ecosistémicas. Ello obliga a reconocer que toda teoría del manejo de los recursos naturales, que no es sino el análisis de la apropiación como primer acto del fenómeno general de metabolismo entre la sociedad y la naturaleza, solo será efectiva cuando tome en cuenta las dinámicas, capacidades y umbrales de los

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ecosistemas que forman la base material de la producción, es decir, del metabolismo (Toledo, 2003) y (Holling, 2001). Existen por lo menos tres supuestos derivados de la teoría ecológica que marcan las pautas que debe seguir una apropiación adecuada y sustentable. En primer término deben reconocerse los paisajes o las unidades ambientales que conforman el predio, parcela, área o espacio (terrestre o acuático) que se pretende apropiar, lo cual se logra a través de la identificación de ciertos factores (geomorfológicos, bióticos, climáticos, de vegetación, etc) sobre una determinada escala. Lo anterior permite concretar el segundo supuesto que consiste en reconocer el potencial productivo de cada una de las unidades previamente distinguidas. Si aceptamos que cada ecosistema particular ofrece una cierta resistencia al uso humano resultado de su estructura, funcionamiento e historia, entonces debe reconocerse que una tarea crucial es la de identificar sus límites, umbrales y potencialidades. Ello permite finalmente reconocer lo que en la jerga geográfica se denomina “la vocación de los espacios naturales”. El último supuesto incluye la “optimización” de la apropiación con base a los supuestos anteriores. Ello implica obtener un adecuado flujo de energía y/o materiales del ecosistema apropiado con el mínimo nivel de insumos y esfuerzo (sin poner en peligro su capacidad de renovación).

Una de las principales perspectivas analíticas del presente trabajo procede del metabolismo social, que, según Cussó et al (2006), se enraíza en la tradición iniciada por los trabajos de Sacher (1881), Podolinski (1888) y Pfaunder (1902), recuperada por Ayres (1989) y Martínez Alier (1991, con Schlüpmann, 1995). Una tradición retomada por la antropología ecológica y la ecología humana hasta que en los años 1970 y 1980 aparecieron los estudios de Leach (1981), David y Marcia Pimentel (1979), Naredo y Campos1, que mejoraron la metodología para estimar balances energéticos. En los últimos años han aparecido otras contribuciones, como las de Smil o Giamprieto2.

Especial interés tienen los trabajos del grupo de investigación sobre Ecología Social del IFF de la Universidad de Viena3.

En España disponemos también de los trabajos de López Linaje (1998), Simón (1999:115-138), Carpintero (2002: 85-125; 2005 y en prensa), González & Guzmán (2006) y Guzmán & González (2007).

En el caso del presente trabajo nos hemos centrado en la escala predial o de finca, teniendo en cuenta los respectivos potenciales productivos y valorando la optimización de recursos (sobretodo energéticos) de la forma de producción de la finca de Algendaret Nou, de vocación agroecológica. Para una mejor valoración de los resultados, hemos procedido a compararlos con otros modelos de producción en finca (monocultivos convencionales más cercanos al modelo agroindustrial), gracias a los trabajos de Meul et al (2006 y 2007) en granjas de la región belga de Flandes. Por tanto, dadas las limitaciones de tiempo no hemos podido valorar a fondo el resto del campo de estudio al que se dedica el Metabolismo Social/Rural, que es el análisis del grado de

1 Campos y Naredo (1978:63-72); Naredo y Campos, P. (1980ª:17-114 y 1980b:163-256); Campos

(1981:241-277 y 1984); Puntí (1982:289-300); Naredo (1996); López Linaje (1982, 1985ª:75-126,

1985b:105-144, y 1990:69-80). 2 Smil (1987, 1991, 2001); Giampietro y Pimentel (1991:117-144); Giampietro, Bukkens y Pimentel

(1994:19-41). 3 Fischer-Kowalski (1998:61-78) y Fischer-Kowalski y Hüttler (1999:107-136); Haberl (2001a:107-136, y

2001b: 53-70); Fischer-Kowalski y Amann (2001:7-47); Haberl, Erb y Krausmann (2001:25-45);

Krausmann (2001:17-26, 2003, 2004 y en prensa); Krausmann y Haberl, (2002:177-201); Schandl y

Schulz (2002:203-221).

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exosomatismo de las organizaciones sociales humanas. Nuestro contexto de trabajo y análisis de da en el ámbito agrario, por lo que nos hemos referido más al término de Metabolismo Agrario que no tanto Metabolismo Social, tomando modelo de trabajos anteriores como González y Guzmán (2006) o Guzmán y González (2007). Otros trabajos (Tello et al, 2008) se refieren al Metabolismo Social Agrario, mientras que Toledo (2008) se refiere al Metabolismo Rural.

Soberanía alimentaria: Las personas que padecen hambre y desnutrición son, en su mayoría, campesinos de pequeña escala, trabajadores sin tierra, pastores o pescadores artesanales, con frecuencia desplazados a ambientes ecológicos marginales y vulnerables. Además, con frecuencia tanto las políticas nacionales como las internacionales los perjudican. Para muchos de ellos, la liberalización del mercado ha dado como resultado una competencia dañina e injusta con productores o entidades comerciales que han “adquirido” ventajas comparativas a través de décadas de subvenciones directas e indirectas. Las situaciones con frecuencia terminan en que los productores de pequeña escala son forzados a salir de sus tierras y a trasladarse a áreas todavía más marginales o a migrar a las chabolas o barrios pobres de áreas suburbanas (Windfuhr y Jonsén, 2005).

El concepto de Soberanía Alimentaria surge desde los movimientos sociales campesinos como un marco de reacción frente a la lógica capitalista neoliberal que tiene lugar desde los años 80. A lo largo de estos años se genera una oposición entre dos corrientes que avanzan a distintas velocidades. Por un lado, el fenómeno de globalización en la liberalización económica. Por otro lado, la voz de alarma ante este fenómeno, que comienza a expandirse y organizarse como movimiento social global y que culminaría en las revueltas de Seattle en el año 1999. El desarrollo del modelo capitalista neoliberal ha ido acompañado también de la creación de nuevas estructuras de acción colectiva en el campo para protestar frente al mismo (Dias et al, 2010). La Vía Campesina es una evidencia de este proceso de organización y de respuesta explícita frontal ante la situación explicada en el párrafo anterior, planteando a su vez una alternativa concreta, la Soberanía Alimentaria. El discurso de Soberanía Alimentaria a nivel internacional bebe del de este movimiento, cuyas posiciones a su vez están marcadas por la experiencia latinoamericana, debido a la potente presencia de sus colectivos en la Vía Campesina (Desmarais, 2008).

El concepto de Soberanía Alimentaria se hizo público como resultado de la Conferencia Internacional de la Vía Campesina en Tlaxcala, México en abril de 1996. En las palabras de la Vía Campesina, la Soberanía Alimentaria es “el derecho de cada nación de mantener y desarrollar su propia capacidad de producir alimentos que son decisivos para la seguridad alimentaria nacional y comunitaria, respetando la diversidad cultural y la diversidad de los métodos de producción”. Esta definición de Soberanía Alimentaria se centra en el derecho de los pequeños productores a producir alimentos, el cual se ve minado en muchos países por las regulaciones de políticas de comercio agrícola nacionales e internacionales. Para la mayoría de países en vías de desarrollo estas

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normas han sido impuestas por los programas de ajuste estructural de varios entes extranjeros o internacionales (Dias et al, 2010). Según García (2003), podemos encontrar diferentes definiciones en relación a la soberanía alimentaria, pero como expresa el propio término, finalmente todas conducen a un mismo concepto: “el derecho de cada pueblo a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de los alimentos que garanticen una alimentación sana, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria, comercialización y gestión de recursos.” Vemos, pues, que define un medio a través del cual se quiere acabar, entre otras cosas, con el hambre y la malnutrición, garantizando una seguridad alimentaria permanente y sostenible para todas las personas. De este modo la Soberanía Alimentaría se considera como la mejor vía para erradicar el hambre y la malnutrición, así como para garantizar la Seguridad Alimentaría y Nutricional duradera y sustentable para todos los pueblos. Para ello se considera necesario priorizar la producción de alimentos para los mercados domésticos y locales, basados en explotaciones campesinas familiares diversificadas y en sistemas de producción agroecológicos. Implica también garantizar al campesinado el acceso de la tierra, el agua, las semillas, los bosques y la pesca y otros recursos productivos. Se trata, en definitiva, de favorecer el control de la comunidad sobre los recursos productivos frente a los crecientes intentos de saqueo por parte de las corporaciones privadas. Todo esto implica el impulso de políticas acordes con esta estrategia. En este sentido, por ejemplo, es necesario proteger los mercados interiores del dumping (Cañadas, 2005). Ello nos induce a pensar en los puntos en común y complementarios existentes con la Ecología Política. Según resumen (Windfuhr y Jonsén, 2005), estos son los Siete Principios de la Vía Campesina para Lograr la Soberanía Alimentaria (ya que este documento básico ha servido de base para otras declaraciones venideras, vale la pena destacarlos):

1. Alimentación, un Derecho Humano Básico: Todos deben tener acceso a una alimentación inocua, nutritiva y culturalmente adecuada en cantidad y calidad suficientes para mantener una vida sana con plena dignidad humana. Cada nación debería declarar que el acceso a la alimentación es un derecho constitucional y debería garantizar el desarrollo del sector primario para asegurar el cumplimiento de este derecho fundamental.

2. Reforma Agraria: Es necesaria una reforma agraria auténtica que proporcione a

las personas sin tierra y a los productores, especialmente a las mujeres, la propiedad y el control sobre la tierra que trabajan y devuelva a los pueblos indígenas sus territorios. El derecho a la tierra debe estar libre de discriminación de género, religión, raza, clase social o ideología. La tierra le pertenece a aquellos que la trabajan.

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3. Protección de Recursos Naturales: La Soberanía Alimentaria implica el cuidado y uso sostenible de los recursos naturales, especialmente tierra, agua, semillas y razas de animales. Las personas que trabajan la tierra deben tener el derecho de practicar la gestión sostenible de los recursos naturales y de preservar la diversidad biológica libre de derechos de propiedad intelectual restrictivos. Esto solamente puede lograrse desde una base económica sólida, con seguridad en la tenencia, con suelos sanos y uso reducido de agroquímicos.

4. Reorganización del Comercio de Alimentos: Antes que nada, la alimentación

es una fuente de nutrición y solamente en segundo lugar un artículo de comercio. Las políticas agrícolas nacionales deben priorizar la producción para el consumo interno y la autosuficiencia alimentaria. Las importaciones de alimentos no deben desplazar la producción local ni reducir los precios.

5. Eliminar la Globalización del Hambre: La Soberanía Alimentaria está

socavada por las instituciones multilaterales y por el capital especulativo. El control cada vez mayor de las empresas multinacionales sobre las políticas agrícolas ha sido facilitado por las políticas económicas de las organizaciones multilaterales tales como la OMC, El Banco Mundial y el FMI. Por lo tanto, se requiere de la regulación y el establecimiento de impuestos sobre el capital especulativo y el cumplimiento estricto de un Código de Conducta para las ETNs (Empresas Transnacionales).

6. Paz Social: Todos tenemos el derecho de estar libres de violencia. La

alimentación no debe ser utilizada como un arma. Los niveles cada vez mayores de pobreza y marginalización en el área rural, conjuntamente con la creciente opresión de las minorías étnicas y poblaciones indígenas, agravan las situaciones de represión y desesperación. El desplazamiento continuo, la urbanización forzada, la represión y el racismo cada vez mayor hacia los productores de pequeña escala no pueden ser tolerados.

7. Control Democrático: Los productores de pequeña escala deben tener una

intervención directa en la formulación de políticas agrícolas en todos los niveles. La Organización de Naciones Unidas y las organizaciones relacionadas tendrán que pasar por un proceso de democratización para permitir que esto se haga realidad. Todos tenemos derecho a información certera y franca y a un proceso de toma de decisiones abierto y democrático. Estos derechos forman la base de una buena gobernanza, responsabilidad e igualdad de participación en la vida económica, política y social, libre de cualquier forma de discriminación. En particular se debe garantizar a las mujeres rurales la toma de decisiones directa y activa en cuestiones alimentarias y rurales.

8. En otros textos, la Vía Campesina le da mayor reconocimiento a la apreciación

de los derechos de las mujeres productoras, quienes juegan un papel trascendental en la producción agrícola y de alimentos. Esto puede incluirse dentro de los siete principios anteriores o ser visto como un octavo principio esencial.

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La incorporación de un número cada vez mayor de colectivos, la creación de redes, el intercambio de experiencias y las transformaciones del contexto global mundial, han provocado una evolución progresiva del discurso de Soberanía Alimentaria desde la Vía Campesina. Éste se ha ido enriqueciendo para pasar de una primera definición –la de 1996- centrada en el punto de vista del pequeño campesinado (“derecho a producir sus propios alimentos”), a una definición que representa, de hecho, un marco político para poner en práctica un nuevo modelo de sociedad. Por un lado, se considera así al aglutinar otras muchas luchas (movimientos ecologistas, urbanos, de justicia ambiental, de lucha contra empresas extractivas, de afectados por conflictos bélicos, etc.) que también tienen como objetivo el rechazo radical al sistema neoliberal. Por otro lado, se incorporan nuevas dimensiones (producción sustentable agroecológica, participación democrática en la toma de decisiones políticas, autogestión, etc.) basadas en la construcción de relaciones sociales libres de las opresiones y desigualdades actuales (de género, de clase, de raza y generacionales). Paralelamente, se amplía el enfoque desde la producción hasta la integración de los diversos eslabones de la cadena alimentaria, al incorporar aspectos de distribución y consumo (Dias et al, 2010). Como hemos señalado anteriormente, creemos que hay muchos puntos en común y complementarios con la Ecología Política.

Aunque en nuestro trabajo tengamos consideremos el concepto de Soberanía Alimentaria de forma transversal, lo hemos tenido especialmente en cuenta a la hora de querer medir y comparar (entre la finca de Algendaret Nou, de vocación agroecológica, y otra finca también de Menorca mucho más próxima a la ganadería agroindustrial) la superficie fantasma de monocultivo de soja generada en Latinoamérica, puesto que este tipo de cultivos en tales localizaciones está descrito que vulneran la Soberanía Alimentaria de sus pueblos y genera graves consecuencias sociales y ambientales (ver el capítulo anterior).

Economía ecológica y análisis de la actividad económica en términos biofísicos: La visión de la economía ecológica es una visión integral de la economía, que huye de separar artificialmente lo económico de su contexto natural como fórmula principal para resolver problemas como la crisis ecológica (cambio climático, etc) y las contradicciones existentes en la actualidad entre ecología y economía. Va más allá de la economía ambiental (que trata de valorar en términos económicos ordinarios las externalidades causadas por la actividad económica) y considera la economía como un subsistema de la biosfera, a la vez que defiende que no todas las externalidades son monetarizables. No es el momento de examinar en profundidad ambas disciplinas, pero identificamos en la Economía Ecológica un enfoque mucho más coherente con el amplio y profundo sentido de la sustentabilidad que plantea la Agroecología, como hemos visto más arriba. En palabras de uno de sus precursores de la economía ecológica, Karl Polanyi, "La economía es el estudio de cómo la gente transforma la naturaleza para satisfacer sus necesidades" (Polanyi, citado en Hall, 2008). Dentro de esta perspectiva, las actividades económicas ocurren, necesariamente, en conexión con los sistemas naturales, con lo cual, todas las leyes y procesos que ocurren en los sistemas ecológicos, como la Ley de la Entropía, deben ser variables a tener en cuenta en todo modelo de desarrollo (Simón, 1995).

Uno de los aspectos clave de la Economía Ecológica es la introducción de las leyes de la termodinámica en la economía, dentro de la senda iniciada en la décadas de los sesenta y setenta por Nicholas Georgescu-Roegen y otros autores. Para analizar la

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importancia de la termodinámica en la actividad económica, conviene repasar algunos conceptos. Partimos de que la Tierra es un sistema cerrado. Esto es, un sistema que intercambia energía con el entorno pero no materia, ya que podemos despreciar en términos cuantitativos el aporte de los meteoritos. La energía fluye hacia la Tierra en forma de radiación solar, donde parte de ella se transforma mediante la fotosíntesis en energía química, produciendo la compleja biosfera que conocemos. La energía es devuelta al espacio mediante la reflexión y la radiación infrarroja emitida por la superficie calentada. Los seres vivos o las sociedades humanas, en cambio, son sistemas abiertos, que para mantener su estructura necesitan un intercambio constante de materia y energía con el entorno. La cantidad de energía que puede tener un sistema puede variar a través del intercambio de energía con otros sistemas. Desde el punto de vista termodinámico se identifican dos estados cualitativamente distintos de la energía: la energía disponible o libre, que puede utilizarse, y la no disponible o disipada. "Debido a que esta distinción tiene una base antropomórfica, los puristas colocan a la termodinámica dentro de una categoría en sí misma, separada de la física. La verdad es que la termodinámica es la física del proceso económico" (Georgescu-Roegen, 2007). Estos estados de la energía están relacionados con el concepto de entropía. La energía libre está relacionada con un mayor orden o menor entropía, y la energía disipada se asocia a un mayor desorden o alta entropía. Pues bien, en cuanto a su relevancia para la economía, son importantes los dos primeros principios o leyes de la termodinámica. La primera ley se denomina principio de la conservación de la energía, y afirma que en un sistema aislado ésta ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Este principio nos advierte contra la posibilidad de llegar a encontrar una fuente ilimitada de energía, en un sistema cerrado como nuestro planeta, que no sea la proveniente del sol o de su propio calor interno acumulado -que no son en realidad ilimitadas, pero sí en la práctica-. La segunda ley afirma que, aunque la cantidad total de materia y energía es constante, durante cualquier transformación o transferencia de la energía una parte de ella se convierte en energía no disponible. En términos prácticos, lo que esto significa es que una parte se utiliza para realizar el trabajo que nos interesa, y la otra parte se pierde como calor residual que no puede ser aprovechado. Esto es, que no pueden existir sistemas de transformación de energía con una eficiencia del 100%. Como ejemplo gráfico podemos observar cómo los niveles tróficos de un ecosistema tienen forma de pirámide. Los organismos de niveles superiores sobreviven transformando la energía de los organismos de niveles inferiores. Como en estas transformaciones, que incluyen la energía necesaria para el mantenimiento de su propio metabolismo, parte de la energía se disipa, la biomasa que puede sustentarse con la energía disponible en cada nivel será decreciente a medida que ascendamos en la pirámide (Aguilera, 2009). Georgescu-Roegen (2007:66) ha expresado las implicaciones de este segundo principio: "Esto significa que la materia-energía disponible se degrada irrevocablemente en una forma no disponible. Si nos percatamos de que el complicado concepto de entropía es, en el fondo, un índice del nivel relativo de materia-energía no disponible, la anterior formulación es equivalente a la ley de la Entropía (…) la entropía de un sistema aislado tiende continua e irrevocablemente hacia un máximo, que se produce cuando el sistema, en última instancia, alcanza el equilibrio (no conteniendo entonces más materia-energía disponible)". Esta tendencia hacia un mayor desorden, o entropía, puede ser revertida por la vida, por organismos de la naturaleza como el cuerpo humano (así como también sus sistemas de organización en sociedad, ciudades, etc), mediante la importación de energía del

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entorno y la exportación de entropía (aumentándose como resultado el nivel global de Entropía de acuerdo con la segunda ley citada). El análisis de la naturaleza entrópica del proceso económico llevó a Georgescu-Roegen (1973, en Georgescu-Roegen 2007:43) a concluir que, desde un punto de vista físico, la actividad económica simplemente transforma los recursos naturales valiosos (baja entropía) en residuos (alta entropía). Este economista destacó que las personas pueden tener acceso a dos fuentes de energía libre diferentes, (ambas provenientes en última instancia del sol): la primera consiste en el stock terrestre, es decir, en las existencias de energía libre de los depósitos minerales ubicados en las entrañas de la tierra. La segunda es el flujo solar: la radiación solar interceptada por la Tierra. Esta distinción se corresponde con la de energía no renovable y energía renovable. La economía convencional no diferencia una de otra, e incorpora ambos tipos de energía al proceso económico bajo el término producción: "En efecto, no hay que confundir lo que es extracción con lo que es verdadera producción sostenible. Es por tanto erróneo, o al menos confuso, hablar de producción de petróleo de la manera como habitualmente lo hacen los economistas, al referirse por ejemplo a la extracción anual en Ecuador o México y a la destrucción posterior de ese petróleo. Es erróneo emplear la misma palabra, producción, para dos procesos distintos: la extracción de petróleo y la producción de biomasa en la agricultura mediante el flujo actual de energía solar y la fotosíntesis" (Martínez Alier, 1998). Partiendo de ese error de base, el proceso de industrialización que ha dado lugar a la sociedad moderna ha basado su desarrollo en la dilapidación del stock energético de la corteza terrestre, ocasionando problemas sistémicos derivados de la generación de residuos y el agotamiento del propio stock. Desde la Economía Ecológica se destaca que el alcance de las leyes de la termodinámica incluye también a la materia, además de a la energía. En efecto, los materiales están continuamente expuestos a unas condiciones ambientales que hacen que se oxiden y se desgasten, disipándose sus átomos en el medio. Esta degradación irrevocable de los materiales nos previene contra la idea de un reciclaje infinito: se puede reciclar la materia, pero no la materia disipada. En este sentido las limitaciones de la materia podrían llegar a ser más graves que las limitaciones de la energía, puesto que no tenemos un flujo constante de materia que nos garantice la disponibilidad en el futuro. Aquí cabe hacer algunas consideraciones sobre los materiales que usa la sociedad y su grado de renovabilidad. Si bien es cierto que no podemos volver a utilizar la materia disipada como tal, también lo es que hay materiales que sí que se renuevan -por ejemplo los productos orgánicos como la madera o los tejidos naturales- y otros que son tan abundantes en la corteza terrestre que son virtualmente ilimitados. Así, Bardi (2008) distingue por su abundancia tres tipos de elementos: elementos comunes, elementos raros y elementos traza. Los elementos comunes (hierro, aluminio, titanio, magnesio) son relativamente abundantes en la corteza terrestre, del orden de varios puntos porcentuales en casi cualquier tipo de roca. Incluso metales raros, como el cobre o el níquel, o elementos traza, como el galio, el selenio o el indio, están presentes en la Tierra en cantidades muy superiores a las usadas por la humanidad. Por tanto, no podríamos hablar de un "agotamiento" en el sentido en que lo hacemos de recursos como el petróleo. Sin embargo, históricamente se ha accedido a los metales más concentrados, que se han ido agotando. Los minerales que van quedando tienen concentraciones de metales cada vez menores, lo que significa que se tienen que movilizar cantidades de mineral cada vez mayores para obtener la misma cantidad de metal. Esto implica la utilización de mayores cantidades de energía, cuya

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disponibilidad se convertiría en el limitante último de la actividad minera. Para los metales comunes, sería necesaria por lo menos la misma energía empleada actualmente para mantener las tasas de extracción. Para elementos raros, haría falta un aumento considerable en la disponibilidad energética para mantener la extracción, y en el caso de elementos traza este aumento habría de ser realmente enorme. En la actualidad la minería representa aproximadamente el 10% del consumo global de energía primaria (Bardi, 2008). El problema del "agotamiento" de los materiales puede expresarse como "el coste físico en que incurriríamos si quisiéramos reponer en ciclo cerrado -esto es, devolviendo los recursos a su estado previo a la extracción y en las mismas condiciones de calidad en que nos los proporciona la naturaleza- todos los flujos de energía y materiales que utilizamos en un período determinado de tiempo" (Carpintero, 2005:161). Este coste, que puede ser el mínimo teórico o tener en cuenta la mejor tecnología disponible, se denomina "coste exergético", del cual existen varias aproximaciones en nuestro país (Naredo y Valero, 1999; Botero, 2000; Carpintero, 2005). Es por estas razones que resulta interesante buscar las formas de producción de alimentos (en el caso de nuestro trabajo, a escala predial) que movilicen bajas cantidades de nutrientes (tanto a nivel de importaciones como de exportaciones), al igual que sucede en los ecosistemas naturales sin la intervención directa del ser humano. La energía que nos ofrece la naturaleza está en formas que raramente pueden ser utilizadas directamente por la humanidad. Por ejemplo, si consideramos la luz solar tal cual nos llega, aunque posibilita la existencia de toda la biosfera, proporciona pocos usos para el ser humano más allá de permitir la visión o proporcionar un poco de calor en un día soleado de invierno (Aguilera, 2009). Por tanto, para llevar a la práctica las múltiples aplicaciones que se les da a las diversas fuentes de energía, éstas deben ser previamente transformadas en otra forma útil. En el caso de la energía solar, eso significa producir, por ejemplo, biomasa, electricidad o agua caliente. En el caso de los combustibles fósiles, que se hallan enterrados en puntos dispersos de la corteza terrestre, significa extraerlos, refinarlos y transportarlos hasta los lugares de consumo. Según el segundo principio de la termodinámica, esas transformaciones implican la pérdida de energía en forma de calor no aprovechable. Pero además, para llevar a cabo esa transformación, es necesario invertir energía útil en el proceso. Como vemos, de acuerdo al primer principio de la termodinámica, en estos procesos no se "genera" nada de energía en realidad, sino que se transforma la energía de la fuente en otra forma útil para nosotros (Ballenilla y Ballenilla, 2007). Además, hay que considerar que esa nueva forma de energía que hemos logrado (energía primaria) sólo será útil en la medida en que puede sufrir una o varias transformaciones ulteriores. Por ejemplo, la electricidad que hemos obtenido con una placa fotovoltaica puede transformarse para producir energía mecánica, lumínica o calórica. Pero volviendo a la primera etapa de la transformación, si asumimos que la fuente de energía nos viene dada –ya que no hemos tenido que invertir ningún esfuerzo en que esté ahí-, y que las pérdidas no pueden aprovecharse, tenemos que hemos invertido una determinada cantidad de energía útil para obtener otra cantidad de energía útil. Al cociente de la energía útil retornada entre la energía útil invertida, esto es, al cociente de las salidas de energía entre las entradas, lo llamamos rendimiento energético, eficiencia energética, TRE (Tasa de Retorno Energético - concepto desarrollado a raíz de las crisis petroleras de 1973-74 y 1980-81-), EROEI o EROI (Energy Return On Input) (Cleveland et al, 1984). El cálculo del balance energético, a través de la eficiencia energética, constituye uno de los elementos clave de cualquier análisis de sustentabilidad de una fuente de energía. Estos estudios se han realizado desde múltiples perspectivas en función de los

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objetivos y medios de los diferentes investigadores que han trabajado el asunto. A su vez, el balance energético es un problema de cálculo complejo en el que una gran cantidad de insumos y productos distintos han de ser cuantificados y valorados energéticamente (Prieto ,2006). Debido a la enorme cantidad de literatura publicada sobre las diferencias entre la eficiencia energética de la agricultura/ganadería tradicional y la industrial, y a la diversidad de metodologías empleadas, no vamos a intentar un repaso exhaustivo del estado del arte en este ámbito, ni a tratar de revisar la amplia variedad de indicadores que se han derivado del análisis energético, sino que nos limitaremos a repasar brevemente los orígenes de este enfoque y reseñar algunos trabajos que consideramos relevantes. El estudio de la eficiencia energética en la agricultura, y de la relación de la energía con la actividad económica en general, tiene como precursor a Podolinsky. Este autor ucraniano, implicado políticamente con el federalismo y los movimientos narodnistas contra el autoritarismo ruso en su país, ya explicaba en el siglo XIX cómo el carbón y el petróleo, la energía del viento y del agua eran transformaciones de la energía solar, y remarcaba la diferencia entre el flujo de energía solar y el stock de carbón acumulado en la Tierra. Podolinsky comparó la producción de pastos y trigo en Francia en 1870, y concluyó que cada kilocaloría de trabajo invertida en la producción de trigo contribuía a incrementar la producción en 22 kilocalorías (Martínez Alier, 2005). Hay que tener en cuenta que contabilizaba la energía de la mano de obra a partir del trabajo realizado, no de los alimentos consumidos, y que no incluía los fertilizantes que se empleaban en el sistema (guano de Chile o Perú). No obstante, el esquema básico es prácticamente el mismo que el de los balances energéticos modernos. Este enfoque fue retomado en la segunda mitad del siglo XX. En 1967 el antropólogo Rappaport calculó el ratio de la energía contenida en alimentos cultivados entre la gastada por los humanos en los Tsembagas de Nueva Guinea, argumentando que la energía obtenida en los alimentos había de ser mayor que la invertida en su producción para el mantenimiento de estas sociedades de subsistencia (Aguilera, 2009). Teóricamente, sin embargo, tal extremo no tenía por qué ser necesariamente así en un modelo de sociedad industrial que no obtenía la mayor parte de su energía de los alimentos sino de los combustibles fósiles. Las crisis energéticas de los setenta y ochenta avivaron el debate, y la conciencia del agotamiento y la dependencia de la energía fósil propició la proliferación de estudios sobre el uso de la energía en la agricultura (por ejemplo, Pimentel et al., 1973; Leach, 1976; Berardi, 1978; Fluck, 1979; Pimentel, 1980). Fluck (1979) identifica varias debilidades de la eficiencia energética como indicador en la agricultura/ganadería (Los alimentos no sólo proporcionan energía, sino también otros nutrientes como vitaminas y minerales. La alimentación -como por ejemplo en las sociedades industriales- puede tener un fuerte componente cultural en que la energía puede no ser el factor más importante). No obstante, hay que tener en cuenta que, a pesar del abrumador consumo exosomático de energía en nuestra sociedad, la agricultura/ganadería sigue y seguirá suponiendo la principal fuente de energía endosomática de la humanidad, y también una fuente de energía exosomática (sobre todo en sociedades no industrializadas, pero también en las industrializadas como por ejemplo el biogás resultante de los desperdicios cárnicos), por lo que sí es importante conocer la energía que obtenemos por cada unidad de energía que empleamos en esta actividad. En el citado trabajo de 1976, Gerald Leach estudiaba de manera sistemática el uso de la energía en la agricultura, identificando tres etapas en el proceso de intensificación

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energética asociado a la industrialización agraria, de los cuales, hoy en día, se pueden encontrar ejemplos en diferentes partes del mundo: un primer periodo preindustrial, en el que prácticamente el único insumo sería la mano de obra, a niveles relativamente bajos; otro semiindustrial, con altos insumos de fuerza animal y humana; y un tercero totalmente industrial, con insumos muy altos de combustibles fósiles y maquinaria. Como referencia, Bayliss-Smith (1982), en Altieri (1999), indica que la eficiencia energética de la etapa preindustrial del cultivo de maíz era de 30 en México, la eficiencia del cultivo semi-industrial -con tracción animal- en Mexico era de casi 5, y la de la agricultura mecanizada de EEUU de 2,5, incluso con rendimientos por hectárea varias veces superiores a los anteriores. En el ámbito español, los trabajos pioneros de Pablo Campos y José Manuel Naredo (Campos y Naredo, 1980; Naredo y Campos, 1980) analizaban los balances energéticos de la agricultura española en los años 1950-1951 y 1977-1978. Durante ese periodo se producía en el estado español una enorme expansión del input energético del sector agrario, mucho más espectacular que la de otros países industriales, incrementándose a un ritmo anual del 10,5% hasta multiplicarse por 16,6 entre 1950 y 1978, lo que contrasta con lo estimado por Leach (1976) para Reino Unido, donde este input se habría multiplicado por 1,6 entre 1952 y 1972. Ello se debió a que la agricultura española llegaba a 1955 en una fase que podría clasificarse de preindustrial, o semiindustrial, mientras que en otros países el proceso había comenzado mucho antes. Este trabajo ha sido complementado por los de Xavier Simón (Simón, 1999, en Carpintero, 2005: 278), Oscar Carpintero (2005) y Carpintero y Naredo (2006), abarcando la evolución de la intensidad en el uso de los inputs agrarios en la agricultura española de los últimos cincuenta años. Podemos constatar a lo largo del periodo una primera etapa -correspondiente a la estudiada por Naredo y Campos (1980)- en la que se produce una transición brusca desde una agricultura que era mayoritariamente de base orgánica solar, en la que los inputs externos eran muy escasos, a otra muy mecanizada y con un elevado consumo de fertilizantes. En el resto del periodo el consumo de carburante se estabiliza mientras que crece el consumo energético asociado a fertilizantes y maquinaria y se dispara el consumo de electricidad debido al incremento de la superficie de regadío. En total, el consumo energético por hectárea en la agricultura/ganadería española no cesa de crecer durante toda la segunda mitad del siglo XX, poniendo de manifiesto que el incremento en la producción alcanzado durante ese periodo ha sido a costa de un incremento mucho mayor de la energía empleada para lograrlo. Así, mientras en el conjunto de la agricultura española el output final (agrícola y ganadero) se cuadriplica entre 1950-1951 y 1993-1994, la energía asociada a los inputs externos se multiplica casi por 20 (Naredo y Campos, 1980; Simón, 1999; y Carpintero, 2005, en Carpintero, 2005:278). A pesar de la pérdida de importancia relativa durante el periodo de 1977-2000, el valor absoluto de consumo por hectárea relacionado con los carburantes no disminuye, y se mantiene en unos 5 GJ/ha, que representan aproximadamente 120 litros de gasoil anuales por hectárea. La agricultura ecológica, orgánica o biológica, ha significado en Europa la culminación práctica de la revisión crítica a las tecnologías de intensificación agraria, propias de la revolución verde (Guzmán, 2008). A un nivel más local, centrado en la evolución en el tiempo del agroecosistema municipal de Santa Fe (en la Vega de Granada) como unidad de análisis, este proceso de intensificación energética de la agricultura/ganadería puede observarse con claridad en el estudio realizado por Manuel González de Molina y Gloria Guzmán Casado (2006). En este agroecosistema se alcanzaba una eficiencia energética máxima de 9,24 en 1934 para luego descender a 1,75 en 1997. Esta caída tan acusada de la eficiencia energética se debió principalmente a la sustitución de la tracción animal, que utilizaba la energía local proporcionada principalmente por los

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cultivos de cereal de secano, por tracción mecánica. Esta entrada de energía correspondiente a la mecanización se vio necesariamente acompañada por la importación de más energía del exterior en forma de fertilizantes químicos, para suplir el estiércol que antes producía el ganado de labor y seguir incrementando los rendimientos, dentro de la mentalidad productivista que caracteriza la Revolución Verde agraria. Análogamente, se incrementó la superficie de regadío mediante la perforación de pozos y la construcción de pantanos y otras obras hidráulicas, suponiendo otro aspecto muy relevante en el proceso de intensificación energética. Esta investigación, efectuada desde la perspectiva del metabolismo agrario, ha sido un gran referente a la hora de poder elaborar el presente trabajo. Muchos estudios muestran una mayor eficiencia energética en la agricultura ecológica frente a la convencional (Pimentel et al., 1983, Serrano, 2005; Gündogmus, 2006; Kaltsas et al., 2007; Klimeková y Lehocká, 2007; Lacasta et al., 2008; Alonso et al., 2008; Guzmán y Alonso, 2008; Deike et al., 2008). Aunque esta situación no siempre está tan clara, podemos afirmar que por regla general la agricultura ecológica representa un avance muy importante en cuanto al uso de la energía respecto a la convencional, de forma que en la mayoría de los casos la primera supera la eficiencia de la segunda, y en muchos la duplica o triplica. Sin embargo, hay que reconocer que aún queda mucho por recorrer para lograr la autosuficiencia energética que busca la Agroecología. Factores como el consumo de recursos no renovables (combustibles fósiles, etc) limitan en cierta forma la sustentabilidad. Al menos en condiciones de secano semiárido como las que ocupan grandes extensiones de la SAU española, el camino hacia una agricultura de bajos insumos externos, sobre todo no renovables, como la que se perfila en el contexto de crisis ambiental y energética actual, pasa por la transición a la agroecología sin fertilización exógena (Lacasta y Meco, 2000; Meco y Lacasta, 2006; Lacasta et al., 2008). Alonso et al. (2008) afirman que uno de los factores que más compromete la eficiencia energética no renovable es el riego, y de ahí la importancia (para la sustentabilidad) de mantener los secanos en la región mediterránea, pues "estos espacios productivos han jugado un papel fundamental en la agricultura preindustrial generando la suficiente energía renovable para hacer funcionar al conjunto de los agroecosistemas y, en último término, a las sociedades" (González de Molina y Guzmán, 2006; Cussó et al, 2006, en Alonso et al, 2008). También señalan el potencial de ahorro mediante el acoplamiento de la agricultura al territorio en que se encuentra, a través de estrategias como el compostaje de residuos, el incremento de la biodiversidad funcional o el empleo de cubiertas vegetales. Igualmente, existe mucho potencial de mejora en la disminución del uso innecesario o inadecuado de la maquinaria. Se deberían de revisar las tecnologías y factores de producción que requieren mucha energía en su fabricación, o cuya energía inherente es simplemente muy elevada (combustibles fósiles, etc). De cara a efectos prácticos y a corto plazo no se puede obviar la valoración de mercado que articula el sistema capitalista actual, lo que conduce a que sean muy importantes los estudios de rentabilidad económica en base a los precios actuales asignados (o dejados de asignar, en el caso de externalidades obviadas como los residuos). No obstante, estudios como Bernesson (2004), Fredriksson et al (2006) y Hansson et al (2007) demuestran el grave desfase existente entre la riqueza biofísica real y la sesgada valoración que se hace de ésta desde el citado sistema económico.

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3. Antecedentes de la ubicación en la que se realiza la investigación.

Antes de entrar en el análisis de las dos fincas específicas de estudio, es indicado conocer e investigar la realidad del contexto en el que están inmersas, incluyéndose sus antecedentes históricos. Este ejercicio va en la línea de añadir rigurosidad al trabajo que se pretende, es preceptivo si nos queremos acercar y comprender (de la forma más holística que se pueda en la presente tesina) el funcionamiento y las circunstancias de las dos fincas en cuestión.

Cuando llegaron los primeros pobladores a la isla de Menorca (se estima que anteriormente al II milenio a. C.), sus civilizaciones ya conocían el cultivo de la tierra y la ganadería. Son repetidos los hallazgos de restos óseos de bóvidos y caprinos en las excavaciones arqueológicas practicadas en los poblados prehistóricos de la isla (Mascaró Pasarius, 1968). Esta información nos da idea de que se combinaba la agricultura con la ganadería. Teniendo en cuenta al respecto que según Marí, A. et al (1994) la base económica de la cultura pre-talaiótica fue la ganadería aunque ya se debían experimentar los primeros cultivos.

Esta importancia de la ganadería en la isla también se ve reflejada en la cultura talaiótica cuando los griegos llamaron a la isla “Meloussa”, lo que significa “tierra de ganado”. Ello era debido a que las descripciones de sus habitantes hacían referencia a que muchos de ellos estaban dedicados al pastoreo de ganado (Buenaventura, 2003). Pero también debía existir en la cultura talaiótica combinación entre la ganadería y la agricultura. Entre las ruinas de algunos poblados talaióticos de la isla vecina, Mallorca, se han encontrado molinos oblongos de piedra (Cerdà, 1973), que delatan la importancia que también tuvo la agricultura. En cuanto a las gramíneas/leguminosas que se cultivaban, en el poblado manacorense de “Son Amer” se hallaron semillas de trigo, cebada y vezas. Incluso es posible que el mítico y atormentado olivo balear fuera introducido en esa época por los cartagineses (Mascaró Pasarius, 1983).

Ya en tiempos del imperio Romano hay referencias no solo a cereales como el trigo sino a los viñedos de las islas Baleares. Durante esa época grandes poblados y pequeños asentamientos agrícola-ganaderos de la cultura autóctona sobrevivieron lánguidamente sin grandes transformaciones (de Nicolàs, 1983). Lo más reseñable puede ser que el régimen de subsistencia agrícola-ganadero experimentó algunas modificaciones como consecuencia del nuevo comercio romano, asentado junto a los puertos del momento en la isla.

Ya en la era Paleocristiana, en el siglo V (año 417), el obispo Severo documentó sus apreciaciones apuntando que el pastoreo ocupaba un lugar importante en la sociedad menorquina de aquel momento. La alimentación era rica en “lac, caseum, vaccineum, glandum”. Al respecto, según Seguí Vidal (1955), “el campo menorquín, poco profundo y muy apto para pastos, proporcionaba a los indígenas los productos más característicos de la isla, ganado vacuno, ovino, leche queso y frutos silvestres, en particular bellotas”. No debe extrañar el hecho de que la bellota fuera un producto básico, pues es sabido que en la protohistoria de islas cercanas como Cerdeña (o también en el norte de la península ibérica) comían pan de harina de bellotas (Mascaró Pasarius, 1983). En esta época pues, parece que la ganadería cobraba mayor importancia que la agricultura.

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En relación a los siglos de dominación árabe (del s. VIII al s. XIII), el historiador Al-Makkarí (1840), basándose en documentos como “Ja’rafiya” describe el mundo agrario de la Menorca árabe como “muy pequeña pero muy fértil y abundante en granos y frutos de todas clases, especialmente uvas”. También se refiere a la existencia de ganadería, sobretodo de vacuno y ovino. Si nos vamos al trabajo de Marí, et al (1994), señala que la economía de la Menorca musulmana se basaba en la agricultura y, sobretodo, en la ganadería. Aunque la importancia de la ganadería nos sugiere una baja densidad humana en el conjunto de la isla, la mayor parte de la población vivía dispersa por el campo menorquín en las “alquerías” y los “rafals”4, unidades de explotación agraria. Que la cabaña ganadera menorquina era importante y la producción cerealista nada despreciable al finalizar la dominación islamita lo prueba el hecho de que una vez conquistada Menorca por Alfonso III (1287), él mismo ordenó a Bernat Espanyol y a Guillem Cerdà la cosecha de trigo y la elaboración de la estadística del ganado que había en la isla (Parpal Marquès, 1964). Pere Martel, poco después y también en el siglo XIII, al describir Menorca documentó que “es muy provechosa y nodriza en ganados, mayor y menor…y la abundan carnes, leche y quesos” (Quadrado, 1950). En base al manuscrito de la Biblioteca de la Universidad de Barcelona “Liber Gestorum Jacobi I” Pere Marsili, al referirse al Tratado de Capdepera del 17 de junio de 1231 con el moxérif de Menorca, dice que disponía un tributo anual de 900 almudines de cebada, 100 de trigo, 100 cabezas de ganado vacuno de dos a seis años de edad, 300 cabezas de ganado caprino, 200 de nado lanar y dos quintales de manteca (Geografía e Historia de Menorca, 1980). Sin que al principio la cabaña ganadera sufriera grandes cambios, en el primer tercio del siglo siguiente todo apunta a que el campo menorquín se había orientado crecientemente a la producción de cereales de secano, básicamente como medida para garantizar el abastecimiento para la población resultante de la conquista de cristiana (es sabido que a partir del año de la conquista, 1287, empezó un proceso de repoblamiento de la isla a través de gentes de la zona del Empurdà de Catalunya principalmente). Esta mayor producción cerealista también hay que relacionarla con el cambio de hábitos alimentarios de su nueva población: la dieta de los repobladores catalanes, como la del resto de la civilización cristiana medieval, era básicamente cerealista; las frutas y hortalizas tenían un papel muy secundario (Montanari, 1993). Incluso Casasnovas, (2006) sugiere que para darse ese nivel de producción es muy posible que se tuviera que recurrir a la participación de un considerable contingente de mano de obra esclava. Pero a partir de entonces, la tendencia fue otra, la cual está fuertemente ligada a una nueva orientación ganadera de exportación fruto de la entrada de Menorca en los circuitos comerciales de la Europa Mediterránea. Esta nueva tendencia, asimismo tiene relación con la menor densidad agraria respecto a la Menorca musulmana y una política fiscal que no favorecía el cultivo de trigo en Menorca. La cosecha de trigo suponía una carga fiscal del 12% de la producción, mientras que en otras regiones como Mallorca, Catalunya, Valencia o Aragón era del 10% (Casasnovas, 2006). Este viraje en la vocación agraria de Menorca desembocó en un déficit de producción crónico de cereales (que duraría hasta finales del s. XVII). Se decidió relegar la garantía del suministro interno de trigo en favor de la divisa de una ganadería de exportación principalmente destinada al comercio lanar. Según apunta Braudel (1953), si las islas

4 Las “Alquerías” eran casi todas de una regular extensión, adaptada a una explotación familiar, mientras

que los “Rafals”, huertos y vergeles venían a ser propiedades más reducidas (Mascaró Pasarius, J., 1985).

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del Mediterráneo podían dedicarse a un monocultivo lucrativo, era porque contaban con el mar, a través del cual llegaban los barcos cargados de cereales. Una de las consecuencias de la inmersión de Menorca dentro de los circuitos comerciales de la Europa Mediterránea fue seguramente un cambio importante en el paisaje agrario: una clara expansión de las praderías en detrimento de los campos de cultivo de cereales de secano. La citada inmersión se traducía sobretodo en una fuerte demanda de lana, que se exportaba a Italia, Francia y Catalunya (Marí et al, 1994), pero principalmente a las ciudades italianas de la Toscana. “Lo más apreciado era la lana, que adquirían especialmente comerciantes italianos que la consideraban la de mejor calidad, después de la inglesa, para la fabricación de tejidos” (Mascaró Pasarius, 1985). A finales del siglo XIV encontramos en Menorca numerosos mercaderes italianos dedicados a la compra de lana, siendo especialmente importantes los de la casa Datini de Prato (Melis, 1962: 261-265) y Melis (1972).

Figura 3.1: Este mapa de las relaciones comerciales marítimas de Baleares con el exterior durante el s. XIV pone de manifiesto la inmersión de Menorca en los circuitos comerciales de la Europa Mediterránea. Fuente: página 185 del tomo V de Geografía e Historia de Menorca. Coordinada por J. Mascaró Pasarius, 1980-1985. De forma más secundaria la ganadería, y no sólo la ovina, proporcionaba otros productos ganaderos como el queso, la manteca, embutidos, carne salada, esta última fácilmente exportable al Perpiñán (REHE, 1992), incluyéndose animales vivos. En 1351, reinando Pedro IV de Aragón, se exportó desde Menorca a Cataluña mil vacas y dos mil cerdos (Riudavets Tudurí, 1889). Estos datos vienen a señalar que pese al predominio total del ganado ovino, situación que se mantuvo parecida hasta el s. XVII, otras especies como el bovino y el porcino, eran también excedentarias. Los datos

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disponibles hacen pensar que la ganadería de Menorca, en tiempos de la dominación musulmana, se fundamentaba en ganado bovino, con un componente relativamente importante, aunque no determinado, de ovejas y cabras. Entonces el cambio que parece que se dio a partir del segundo tercio del s. XIV fue un incremento progresivo de la ganadería ovina en detrimento de la bovina. Esta circunstancia cuadra con los datos de los que se disponen, que apuntan hacia una bajada en las densidades humanas agrarias, ya que las ovejas no requieren de muchos cuidados y el concurso de mano de obra, a diferencia del cultivo de cereales por ejemplo, es relativamente bajo. Además, es muy significativo el hecho de que sea durante la década de 1340 cuando encontramos las primeras disposiciones sobre los cerramientos (paredes de piedra que se disponen en cuadrícula en el campo para la guía y control de los animales sin necesidad de pastor5), que seguramente ganarían importancia como consecuencia del auge de esta ganadería.

Foto 3.1: Los cerramientos de las fincas a través de las construcciones de “pared seca”, dispuestas espacialmente en forma de retícula, como puede verse en la foto superior izquierda son a la vez retículas de vegetación silvestre que pueden actuar de corredores de comunicación entre zonas boscosas. Como nos muestra la comparación entre las dos imágenes, hay diferentes grados de “paredes secas” colonizadas por la flora silvestre. Fotos: Omar Mauro. De lo que se desprende de las fuentes musulmanas, la viña ya tenía importancia antes de la conquista de Alfonso III del año 1287, pero es muy posible que a partir de entonces los cristianos hubieran aumentado el cultivo de viñas, aunque también hay referencias a la importación de vino. Asimismo se importaba aceite, alimento que incluso con las facilidades fiscales que había, nunca se produjo en Menorca en cantidades apreciables (Casasnovas, 2006). Como consecuencia de dejar la producción de trigo en segundo término en favor de la divisa de exportación de la lana, hasta finales del s. XVII hubo años en que el abastecimiento interno de un producto tan básico como es el trigo para aquella cultura fue crítico. En este punto podría elevarse la mirada a una perspectiva histórica y geográfica más general, pudiendo verse claros paralelismos con los periodos de

5 Todavía a día de hoy es característica la presencia de estas denominadas “paredes secas” en el paisaje

de Menorca y que no solo cumplen la función de guía y control del ganado. También sirven para quitar

el exceso de piedra que existe generalmente en la tierra de Menorca fruto de un clima ventoso, es útil

como barrera para proteger del viento los cultivos sembrados y a la vez ejerce una importante función

de matriz en la que se asienta una importante biodiversidad de vida silvestre- sobretodo flora y fauna-).

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hambruna de Argentina de hace pocos años cuando su vocación agraria también era un monocultivo para la exportación (soja), vulnerándose la soberanía alimentaria. Si en el caso de Argentina esa situación fue creada y mantenida por el oligopolio de las multinacionales y sus guiños de administraciones públicas, en el caso de la Menorca del siglo XIV también es de suponer que la voluntad popular no debía ser dedicarse tan exageradamente a la ganadería de exportación sin garantizar el suministro interno de trigo, sobretodo porque sus consecuencias eran muy graves. Debiendo existir, por tanto, una maquinaria legal-institucional al servicio de unos importantes poderes fácticos del momento que seguramente estarían interesados en que el modelo agrario menorquín de aquella época fuera de aquella forma, vulnerándose también la soberanía alimentaria democrática de aquellas poblaciones. Una de las claves de cómo debía funcionar en aquella época esa maquinaria se puede extraer de lo que podría parecer una anécdota: el año 1373, Ramón de Bell-lloc, emisario de la Universidad de Menorca, explica al monarca cómo algunos particulares habían construido cerramientos en sus posesiones, habiéndolas mejorado mucho tanto en fuentes – agua para los animales – como en ganado. El hecho de que ello suponga un aumento en las rentas reales hace que Pedro IV acceda a las peticiones del síndico menorquín y otorgue, a los particulares que lo deseen, la posibilidad de cerrar sus posesiones, alquerías y “rafals”, con paredes de 6 palmos (Perelló, 1986: 54). Es decir, parece que entre otras razones, aquel sistema agrario que provocaba inseguridad alimentaria popular, era tal porque suponía unos notables ingresos para la monarquía gobernante. Para más detalles sobre el caso de los monocultivos de la soja en Argentina (como también en Brasil, Paraguay y Bolivia), consultar el capítulo número 1 de la presente tesina. Aunque los años de mayor penuria de existencias de trigo coincidieron con coyunturas climáticas adversas que desembocaron en malas cosechas, se puede decir que el déficit de producción de trigo era estructural (BSAL, 1998). Por otra parte Thomson (1979) señala que si las autoridades negaban sus propios deberes y funciones en la protección de los pobres, devaluaban la legitimidad de su gobierno. Se trataba, en definitiva, de dar cumplimiento a lo que era la costumbre culturalmente aceptada por la sociedad de la época: la resolución decidida sobretodo por parte de los gobernantes municipales del aprovisionamiento de cereales, de forma rápida y eficiente, con atención especial a los grupos más desfavorecidos. La transgresión de este principio implicaba la protesta y la resistencia de la población (en la que señala, a pesar del profundo machismo existente, participaban tanto los hombres como las mujeres), que veía vulnerado el sentido popular de justicia, con el peligro de subversión del orden social. De estas situaciones hay numerosos ejemplos en Menorca, véase M. A. Casasnovas, Historia vol. II De la conquista catalana a la Guerra de la Sucesión (1287-1714), tomo X, (2000). Entonces la monarquía, para seguir manteniendo ese modelo agrario recaudatorio para sus arcas sin llegar a provocar la sublevación popular fruto de las situaciones críticas de escasez de trigo, fue disponiendo una serie de reglamentaciones de “amortiguación” o “sedación” para esas poblaciones. El rey Pedro el Ceremonioso llego a otorgar un privilegio que autorizaba a la población isleña a forzar a cualquier comerciante que llegara a Menorca con un cargamento de trigo, a venderlo en la isla negociando el precio con los jueces. Más tarde se prohibió temporalmente la exportación de trigo menorquín y en el año 1374 Pedro IV incentivó, con la amnistía de crímenes cometidos, a los comerciantes a que llevaran trigo a Menorca. Si volvemos al paralelismo de las hambrunas en Argentina (y otros tantos países desfavorecidos), esta estrategia de “sedación” a las poblaciones en situación crítica, salvando las diferencias en las medidas concretas, podría hacernos recordar a la “sedación” o “amortiguación” de un

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problema estructural que se practica con las campañas de emergencia humanitaria actuales. Entonces, un recurso que no era infrecuente sobretodo en los años de mayor escasez de trigo, a finales del siglo XVI, era la ejecución por parte de las autoridades municipales de la confiscación de cargamentos autorizada por los antiguos privilegios reales. Pero esta práctica, que solía ser el último recurso si las políticas de importación habían sido malas, solamente aligeraba en un primer momento la situación; pues podían suponer a la larga una carga financiera difícilmente soportable para unos municipios endeudados, ya que los mercaderes damnificados podían recurrir a la vía judicial para exigir las indemnizaciones pertinentes. Cuando la deuda acumulada de los municipios fue lo suficientemente grande e insostenible, para salir del paso se recurrió a crear un nuevo tributo sobre el comercio exterior que recibió el nombre de “nuevo impósito” (BSAL, 1998). La subproducción de trigo en Menorca fue estructural durante los últimos dos tercios del s. XIV y no experimentó modificaciones durante el XV y la primera mitad del XVI. A finales del s. XVI se agravó la situación y a partir de entonces fue mejorando hasta finales del siglo XVII. Periodo Suficientes Déficit Importación Confiscación Exportación

1558-1575 7 11 10 3 0 1576-1600 5 20 16 9 0 1601-1625 12 13 13 1 0 1626-1650 13 12 10 3 0 1651-1675 12 13 13 3 0 1676-1700 14 5 5 0 6

Tabla 3.1: Evolución de las cosechas de trigo (1558-1700). Fuente: Casasnovas (2006), a partir de los Libros de Determinaciones de la Universidad General de Menorca y particular de Ciutadella (AHMC). El camino corrector hacia esa situación de vulnerabilidad alimentaria fue volver a aumentar la superficie destinada al cultivo interno de trigo y equilibrar el volumen de las cosechas con la población existente. Esta mejora es evidente en base a los datos que aportan algunos documentos del AHMC (Archivo Histórico Municipal de Ciutadella de Menorca) para esos años: si en la década de 1660 la producción media anual de trigo fue en Menorca de 37.975 cuarteras6, en el decenio de 1690 había aumentado a 57.386 cuarteras, lo que significa un aumento del 51,12% y que se pudiera llegar a fases de autosuficiencia de trigo. Hay que reseñar también que las cosechas de cebada experimentaron una evolución similar. Al ser la cebada un alimento básico para los équidos y bueyes destinados al arado, su evolución podría estar relacionada con el aumento necesario de este tipo de cabaña para poder asumir el crecimiento en la superficie destinada el cultivo de cereales. Entonces, el paisaje del campo menorquín substituyó parcialmente las extensiones de pastos (retrocediendo la cabaña ovina) por campos extensivos de cereal (trigo y cebada principalmente). De todas formas, hay que resaltar que esta mejora en la seguridad de abastecimiento de trigo para la población seguramente tuvo mucho que ver con la decadencia del sector textil italiano, lo que bajó

6 Cuartera: medida de volumen, de capacidad variable según las comarcas, pero aproximada a 70 litros

(70,34 en Baleares). Fuente: Diccionario Catalán-Valenciano-Balear de A. M. Alcover y F. de B. Moll,

1968.

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enormemente el valor de la lana de exportación, y por ende, los emolumentos fiscales percibidos por la corona.

Foto 3.2: A partir del segundo tercio del s. XIV hasta el s. XVII el modelo agrario menorquín dejó de primar el autoabastecimiento alimentario de su población y se dedicó principalmente a producir lana para exportación, lo que conduciría a situaciones críticas y de conflicto social. Durante el s. XVII, como consecuencia de la crisis de los principales centros mediterráneos de producción textil (Toscana, Génova y Barcelona), ese modelo se resquebrajó. Foto: F. Moragues. Como resultado de la guerra de la Sucesión y la firma del tratado de Utrecht (1713), Menorca pasó a manos de Inglaterra debido a los intereses estratégico-militares y comerciales de este país por la isla. Aunque durante el siglo XVIII Menorca, como consecuencia de los enfrentamientos entre las potencias europeas, se ve condicionada por los numerosos cambios de bandera (gobierno británico durante el periodo 1713-1756, francés entre 1756 y 1763, británico 1763-1782, español 1782-1798, británico 1798-1802 y finalmente español a partir de entonces), experimenta un fuerte crecimiento demográfico. Ello, entre otras razones, lleva a una notable variación en el panorama agrario. En primer lugar hay que señalar que la población campesina aumentó. Se crearon nuevos “llocs”7 mediante la subdivisión de los existentes. Los “llocs” siguen una orientación mixta fundamentada en la cerealicultura de secano combinada con la ganadería. Hay un ligero crecimiento en la producción de cereales, fuerte aumento de la vid y hortalizas (sobretodo en los alrededores de las poblaciones), introducción de nuevos cultivos y un cambio en la cabaña ganadera (un aumento sustancial del ganado bovino y porcino, mientras que retrocede el ovino). La existencia de los primeros censos

7 Los “llocs” son las unidades básicas de gestión agropecuaria, pero sin olvidar que a la vez también son

unidades básicas de residencia en el medio rural.

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ganaderos en la isla, a pesar de la supuesta imprecisión de los mismos, no permite observar la evolución en la ganadería menorquina durante el siglo XIII:

Bovino Ovino y caprino Porcino Censo agrario de 1713 4.344 48.014 1.051 Censo agrario de 1787 10.688 45.091 10.527

Tabla 3.2: Elaboración propia a partir de P. Riudavets, Historia de la isla de Menorca (1885-8: 239) y J. Vargas Ponce, Descripción de las islas Pithiusas y Baleares (1787: 133). Pese al ligero crecimiento en la producción de cereales, parece que éste no fue suficiente, ya que la demanda debió crecer a un ritmo superior. Según los cálculos del momento, para el año 1740 se importaron 35.000 cuarteras de trigo (Armstrong, 1752: 129). Lo que significa que para ese año, según Casasnovas (2006), la producción solamente llegaría a los dos tercios del consumo. Aunque Menorca no tuviera problemas (salvo circunstancias coyunturales) para aprovisionarse de trigo de fuera de la isla, documentos del AHM (Archivo Histórico de Maó) atestiguan que se tenía que comprar en muchas ocasiones a precios crecidos a causa de la especulación ya existente sobre este alimento de primera necesidad8. Aquí no queremos desaprovechar las enseñanzas que nos da la historia al recordar que las tesis “del progreso” defendidas por organismos como la OMC y basadas en la desregulación o supuesto libre comercio también de alimentos (los cuales son calificados como una mercancía más), no son tan innovadoras y ni los resultados tan bondadosos como pregonan. Más bien al contrario, poner en manos de la especulación los alimentos de primera necesidad y no considerarlos como bienes protegidos para garantizar el derecho a la alimentación de los pueblos de la tierra, trae consigo consecuencias negativas como las relatadas por los documentos anteriormente citados del AHM. Si durante el periodo 1701-1785 la producción de trigo había aumentado en un 32%, la población lo hizo en un 75,2% (Casasnovas, 2006).

Año Trigo (cuarteras) Nº índice 1701-1710 67.221 100 1711-1720 64.590 96,09 1721-1730 59.021 87,80 1731-1740 67.394 100,26 1741-1750 68.448 101,83 1751-1760 82.961 123,42 1761-1770 87.576 130,28 1771-1780 87.203 129,73 1781-1789 78.821 117,26

Tabla 3.3: Evolución de las cosechas de trigo a lo largo del siglo XVIII en Menorca. Para mayor claridad, se ha calculado la media de las cosechas anuales para cada década. El nº índice corresponde al % que representa cada media respecto a la media de las cosechas de la década inicial. Elaboración propia a partir de las siguientes fuentes: AHMC, libros de notas de 1678-1726, 1727-30 y 1730-58; Libro propio del Jurado Clavari 1758-84; AHN, Consejos, Legajo 3585.

8 Un grupo de campesinos presentó un memorial al gobernador Anuncivay el 29 de marzo de 1789. Según los instantes, la

Universidad de Maó << Vese por lo misma obligada a sujetarse a varios particulares negociantes, que traficando en granos

extranjeros, y teniendo la facultad de ponerlos a su arbitrio el precio que quieren, aprovechando la ocasión se los venden a la

Universidad a precios muy altos, y a veces excesivos.>> AHM, Universidad s. XVIII. Decretos de Gobernadores nº 161.

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Si durante el siglo XVII los cultivos de la vid y de hortalizas habían aumentado algo, en el siglo XVIII experimentaron una expansión espectacular por el estímulo del crecimiento de la población y por la demanda de las tropas militares. Aunque el trigo seguía siendo el fundamento de la dieta de la población menorquina, ésta se iba diversificando con un mayor consumo de legumbres, verdura y fruta (Armstrong, 1752: 174).

Figura 3.2: Menorca bajo la ocupación británica, según un mapa de 1770 (Museo de Menorca). Reproducción a pluma de Danielle Bisson. Cultivo de vid (en punteado denso); tierras de cultivo (en rayado) en medio de pastos, garrigas y bosques (punteado claro). Fuente: página 12 de La tierra y el hombre en Menorca. Jean Bisson, 1966. Ed. Institut Menorquí d’Estudis. Ya a principios del siglo XIX, la crisis que siguió 1820 tuvo como repercusión una fuerte bajada de la demanda tanto de vino como de productos hortofrutícolas. La crisis de estos productos afectó sobretodo a los hortelanos, jornaleros y pequeños propietarios que poseían pequeñas parcelas de tierra destinadas a la vid y la huerta, pero no a los “llocs” (las fincas), cuya orientación era la agricultura cerealista de secano combinada con la ganadería. Las plagas de “oídium”, primero, y de la filoxera después, acabaron de arruinar el sector vitivinícola. Se expandió el cultivo de trigo a costa de ganar terreno a los bosques y las garrigas (zonas arbustivas silvestres) hasta tal punto de llegar a cotas

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que se pueden enmarcar dentro del denominado monocultivo de trigo, eso si, complementado con un policultivo de subsistencia. Fruto de esta tendencia la producción de trigo aumentó considerablemente durante la primera mitad del siglo XIX, de manera que se obtuvieron excedentes significativos que eran destinados a los mercados de fuera de la isla. Aunque durante la segunda mitad del siglo XIX la producción de cereal se estanca (sobretodo debido a la imposibilidad de continuar aumentando la superficie de cultivo con nuevas deforestaciones y por la competencia de las tierras destinadas a forrajes), el trigo continua siendo, con mucha diferencia, el producto principal del campo menorquín hasta 1960. Otras transformaciones son, de hecho, una continuación de las tendencias iniciadas durante el siglo XVIII. Es el caso de la creciente importancia de la ganadería bovina, que desembocará en una auténtica especialización en la segunda mitad del siglo XX, mientras que el ganado ovino queda relegado a una posición muy secundaria. Pero también hay muchas características estructurales que son heredadas de siglos anteriores, como es la estructura latifundista de la propiedad, la orientación mixta agrícola/ganadera de los “llocs” (fincas) y la orientación mercantil de la producción (sin llegar a comprometer, por otro lado, la práctica de un grado no despreciable de auto subsistencia de los campesinos). En este punto hay que diferenciar lo que es la orientación de la producción hacia el mercado local, la cual se daba, de la orientación mercantil hacia el mercado exterior, la cual también se daba y si pudo llegar a comprometer el mercado local: - El trigo se convertiría en un producto de exportación. A excepción de los años de malas cosechas, desde 1836, justo después de eliminarse las restricciones al comercio de cereales de las Islas Baleares, se registran exportaciones de trigo (Soler, 1857)9. - El alto precio que al que llegaba el trigo en el mercado peninsular, 25 pesetas la cuartera, hizo que los propietarios exportaran una gran cantidad de trigo a Barcelona provocando subidas de precios en Menorca y el desabastecimiento del mercado insular (Casasnovas, 2006). - “…soliviantó [el exceso de salida de trigo] los ánimos de los mahoneses, que sin trabajo para ganar su subsistencia, y pagando los comestibles a elevados precios, hicieron presión sobre el Ayuntamiento para que prohibiera su extracción, temerosos de que les faltara el indispensable alimento. Y no bastando las indicaciones de la prensa para obtener de la Municipalidad la suspensión de la saca de granos, acudieron a una manifestación pacífica, paseándose por las calles durante las veladas, en los días del 16 al 19 de enero, unos grupos de hombres, pronunciando en voz algo baja, las palabras, trigo barato, trigo barato, que fue preciso disolver con la fuerza, pero que bastó para que fuesen atendidas sus quejas…” (Riudavets Tudurí, 1885-8: 223-224)10. La orientación mercantil exterior de una parte importante de la producción agraria (que provocó en varios momentos históricos serios problemas de autoabastecimiento alimentario) también es un rasgo heredado del pasado – concretamente se puede remontar al siglo XIV, que es cuando se da la inmersión de Menorca en los circuitos comerciales de la Europa Mediterránea – y que continuará durante el siglo XIX hasta prácticamente nuestros días.

9 Soler, J. (1857): Exposició de lo estad actual de l’agriculutra en la Isla de Menorca. Imprenta Fàbregues,

Maó. 10

Riudavts Tudurí, P. (1885-8): Historia de la isla de Menorca. Imprenta Fàbregues, Maó. Páginas 223 y

224 del tomo I.

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Foto 3.3: Trabajos “d’alt s’era”, donde se trillaba el trigo y se cuantificaba su cosecha en lo que se llamaba “ses mesurades”. Dentro de los siglos XIX y XX, el trigo fue, con mucha diferencia, el principal alimento producido en el campo menorquín hasta 1960. La foto ilustra la siguiente estructura de clases agraria (tema que trataremos más adelante): el “señor”, el campesino aparcero y los “missatges” o braceros. Foto: (Marí et al, 1991). Los datos disponibles sobre la evolución de la población activa ponen de manifiesto que hasta 1880 la población ocupada en la agricultura se mantuvo estabilizada en términos absolutos alrededor de los 7.500 activos. A partir del año 1880 la población agrícola experimentó una disminución y en el año 1887 era ya inferior a la mitad de los activos totales, concretamente el 45%.11 Es el proceso que Jean Bisson12, describe como “medio siglo de lenta disminución” (que se prolongaría hasta 1955, aproximadamente), seguido de un auténtico hundimiento de las densidades agrarias, sobretodo en el sur de la isla. En el año 1960 el número de activos agrarios era de 5.243 personas, el 29, 8% de la población activa total (Casasnovas, 2006: 288). Durante el siglo XIX, al igual que la situación general de la agricultura española, la agricultura insular se mueve dentro de unos parámetros tradicionales. Esta circunstancia, en la que solamente hay una lenta transformación perceptible a largo plazo, duraría hasta 1960. Aun así, durante el siglo XIX y principios del XX ya hay las primeras voces que se podrían enmarcar dentro de una mentalidad más afín o cercana a lo que luego se produciría y llamaría Revolución Verde13:

11

Es necesario considerar que los censos incluyen entre los activos agrarios los propietarios absentistas.

El censo de 1887, por ejemplo, registra 854 propietarios entre los 7.295 activos agrarios, la cual cosa

representa el 11,71%. La gran mayoría de estos propietarios no trabajaban directamente en el campo,

sino que era una especie de burguesía agraria que vivía de las rentas que producían sus fincas. 12

La tierra y el hombre en Menorca (1966). Edición: IME (Institut Menorquí d’Estudis). Página 13. 13

En círculos Internacionales se bautizó con el nombre de Revolución Verde al importante incremento

de la producción agrícola de ciertos productos que se dio en México a partir de 1943, como

consecuencia del empleo de técnicas de producción modernas, concretadas en la selección genética,

gran especialización productiva- monocultivos y la explotación intensiva permitida por el regadío y

basada en la utilización de fertilizantes, pesticidas y herbicidas.

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En los escritos de Josep Ramis (y otros autores posteriores) queda reseñada la crítica a la rutina de los campesinos/a de Menorca y su tradicionalismo.14 Antoni Ballester suponía que el problema de los payeses/as de Menorca radicaba en la falta de especialización: el payés tenía que ser a la vez agricultor y ganadero, dedicarse al policultivo de subsistencia y atender los cereales y la cabaña ganadera que se tenía que comercializar, hacer queso y dirigir sus “missatges” (jornaleros). Eso hacía que la agricultura fuera poco eficiente y que los buenos campesinos fueran escasos. La especialización era, según la opinión de Ballester, la solución a buena parte de los problemas de la agricultura insular.15 En el siglo XIX el “lloc” (finca) seguía siendo la unidad fundamental de explotación agraria. Cuenta con una extensión variable, pero siempre relativamente grande; en todo caso superior a las 20 ha, aunque muchos de ellos (teniendo en cuenta las continuadas subdivisiones desde el siglo XVII hasta entonces) tienen dimensiones que superan las 100 ha16. El “lloc” cuenta con terreno cultivable, estructurado en tres “sementers” (o áreas de rotación de cultivo de secano), integrado cada uno de ellos por diversas “tanques” (parcelas de terreno delimitadas por las paredes secas de piedra). Hay otras “tanques” de menor extensión, llamadas “pletes”, generalmente dedicadas al cultivo de árboles frutales y hortalizas para el autoconsumo de la familia campesina y del propietario del “lloc”. Los “llocs” tienen también una extensión de terreno de dimensiones variables sin cultivar, que recibe el nombre de “marina”. La superficie de marina es mayor en los “llocs” más grandes, sobretodo los cercanos a la costa y en especial los de la zona norte de la isla. Mientras que la marina es menor o inexistente en los “llocs” del centro de la isla y en los más cercanos a las poblaciones. La marina puede ser bosque y/o garriga y tener diferentes usos como son los de pasto, obtención de leña, carbón vegetal, terreno d caza, etc. En todos los casos el “lloc” cuenta con una micro urbanización formada por la casa para la familia campesina, en muchos casos la casa para la familia propietaria del “lloc” (utilizada como residencia estival), establos, boyeras, pajares, graneros, etc.17 Hasta la década de 1950 el “lloc” fue una unidad prácticamente autosuficiente, puesto que permitía la alimentación d la familia campesina y de los “missatges” o jornaleros que precisaba. Por otro lado, el ganado proporcionaba la mayor parte del abono a la vez que se alimentaba de los recursos que proporcionaba la propia finca. Eso no quiere decir que los “llocs” fueran simples unidades de auto subsistencia para la gente que allí abajaba y sus propietarios, ya que siempre había productos que generaban importantes excedentes comercializables: el trigo y los productos ganaderos (queso, lana y ganado vivo principalmente). Los huertos y las “estàncies” ocupaban un estadio intermedio, con superficies que oscilarían entre la 2 y las 20 ha. Las “estàncies” están más próximas a las poblaciones y por este motivo la mayoría no cuenta con la infraestructura de vivienda ni de instalaciones típicas de los “llocs”. Las “estàncies” solían tener un aprovechamiento mixto, agrícola y ganadero, pero menos diversificado que el del “lloc”. En todo caso el componente ganadero es minoritario, mientras que el cultivo agrícola es más intensivo.

14

Las «Cartas sobre diferentes puntos de agricultura y economía rural importantes para la isla de

Menorca», datadas del año 1819, fueron publicadas por F. Hernández Sanz en las páginas de la R. de M.

(Maó 1927). 15

Ballester, A. (1921): La agricultura de Menorca. R. de M. Maó. Páginas 332 y 333. 16

Adoptando los criterios de división de S. Marí, S. Florit i P. Pons (1979) en la sección «Agricultura de

Menorca » del tomo XII de la Enciclopedia de Menorca. Páginas 141-146. 17

Sobre la tipología de las viviendas campesinas, se puede consultar T. Vidal (1999) «Organización del

ámbito rural » del tomo XIV (Antropología I) de la Enciclopedia de Menorca.

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Las “estàncies” suelen carecer de zonas sin cultivar, la cual cosa compensa un tanto las menores dimensiones. Por lo que respecta a los huertos, en su mayoría tienen al menos una parte de la extensión en régimen de regadío destinada a los cultivos árboles frutales y hortalizas. Hasta la generalización de los motores eléctricos y las motobombas, las “sínies” (norias) y las fuentes eran los sistemas de regadío habituales, con la posibilidad de tener canalizaciones de piedra para el mejor aprovechamiento del agua. Un tercer grupo estaría formado por las explotaciones inferiores a las 2 ha. Son las “tanques”, “hortals”, “sínies” y similares, ubicadas en su mayor parte en las periferias urbanas. La mayoría son porciones de terreno muy reducidas, propiedad de residentes en las poblaciones y no son, en rigor, explotaciones agrarias. Los propietarios son personas que proceden de clases sociales muy diversas, pero en todo caso predominan los jornaleros, artesanos y obreros industriales. Aunque este tercer grupo de porciones de tierra tienen una finalidad eminentemente de autoconsumo, podemos encontrar algunas de ellas que también están cultivadas para fines comerciales, sobretodo para la venta local de hortaliza y fruta. Si bien las estructuras agrarias menorquinas, sobretodo desde el punto de vista social, no han permanecido inmutables, se puede decir que cuando comienza la edad contemporánea se ha generalizado la aparcería como forma de tenencia de la tierra – y, por tanto, de extracción de la renta agraria – por parte de los propietarios de “llocs” absentistas. Respecto a la estructura de clases agraria de la Menorca contemporánea podemos decir, en primer lugar, que una primera gran subdivisión sería diferenciar entre propietarios y payeses o campesinos. Los propietarios de “llocs”, prácticamente todos absentistas como ya se ha apuntado, procedían de estratos socioeconómicos diversos: pudiendo ser propietarios pertenecientes a la nobleza consolidada a lo largo del siglo XVII en Ciutadella, propietarios descendientes de negociantes de Maó enriquecidos durante el siglo XVIII, propietarios pertenecientes a la burguesía agraria de Maó o una nueva clase de propietarios surgidos entre las filas de los empresarios industriales. Respecto a los payeses o campesinos pueden considerarse cuatro grupos diferentes: los payeses que son propietarios del “lloc” que cultivan, los payeses aparceros de las principales explotaciones agrarias, los pequeños propietarios y pequeños aparceros, siendo un cuarto grupo el formado por jornaleros y “missatges” (los missatges son jornaleros que generalmente permanecen durante todo el año trabajando para un mismo “lloc”). La hegemonía socioeconómica de los propietarios absentistas, fueran estos miembros de la nobleza o de la burguesía, no entraba en conflicto social público con la clase de los payeses aparceros, a pesar de la imposición de un sistema que favorecía claramente a los primeros. Aunque no se pueda decir que los conflictos individuales fueran inexistentes – las arbitrariedades de ciertos propietarios con sus payeses acabaron en alguna ocasión en los tribunales (Casasnovas, 2006) – lo cierto es que no había un enfrentamiento social público de clases entre los dos grupos. Seguramente el alto grado de vasallaje histórico (se remonta a la conquista del rey Alfonso III, el reparto de tierras y títulos nobiliarios del siglo XIII) que perduraba y que, sorprendentemente, aun tiene sus manifestaciones, tuvo mucho que ver. Tampoco había conflictos entre los payeses aparceros de las grandes propiedades y los jornaleros que se veían obligados a vender su fuerza de trabajo, el coste de la cual iba a cargo de los payeses aparceros. Las relaciones entre los dos grupos de payeses no resultaban conflictivas atendiendo a los usos paternalistas que regían el campo menorquín hasta épocas muy recientes. En relación a las grandes desigualdades de género que había en el campo (si cabe más exageradas que

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en las poblaciones), también hay falta de evidencias públicas de tensión social entre hombres y mujeres. De una manera paralela a la del vasallaje, el patriarcado, que estaba intrincado en la sociedad, conducía (y aun conduce en muchos casos) a la discriminación (en este caso de la mujer campesina) y a que esta discriminación se quedara en sufrimiento personal sin poder ser manifestado a la esfera pública. La aparcería regía también en muchas “estàncies” y en algunos huertos. Los otros dos sistemas, propiedad y arrendamiento, eran - y son aun – muy minoritarios en los “llocs”, pero más frecuentes en las estàncies y, sobretodo, en los huertos y otras pequeñas propiedades. La aparcería menorquina es una variante de la aparcería que, genéricamente, puede definirse como la cesión de tierra a un/a campesino/a a cambio de una parte de la cosecha. Obviamente el sistema de aparcería puede incluir, no obstante, gran cantidad de variantes. Durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX ha sido un sistema impuesto por los propietarios absentistas – denominados habitualmente “señores”, incluso en tiempos actuales – favoreciéndolos claramente y abiertamente: véase la tabla 3.4.

Concepto Moneda: reales % de vellón

Producción agraria Producción ganadera

533.690 84,62 96.976 15,38

Producción total 630.666 100,00 Mitad del propietario Gastos del propietario Beneficio neto del propietario Mitad del aparcero Gastos del aparcero Beneficios del aparcero

315.333 100,00 90.625 28,73 224.708 71,27 315,333 100,00 276,866 87,80 48,488 12,20

Tabla 3.4: Distribución de la renta agraria en el término municipal de Ferreries (1857). Fuente: Elaborada por Casasnovas (2006) basándose en los datos de J. Soler (1857): Exposició de lo estad actual de l’agriculutra en la Isla de Menorca. Imprenta Fàbregues, Maó. Según los datos de la misma, los propietarios recibían un beneficio neto del 71, 27% de la mitad que les correspondía de la producción. En cambio, los payeses aparceros tendrían un beneficio del 12,2%, teniendo en cuenta los fuertes gastos del cultivo, que principalmente corresponderían al capítulo de mano de obra asalariada (jornales y manutención). Aunque, como matiza J. Soler, se tiene que considerar la manutención del payés aparcero y su familia, que cifra en 87.444 reales para el municipio de Ferreries, las familias campesinas sólo recibían, en efectivo y en especie, 135.932; una cantidad que solamente llega al 60,5% de la renta de los propietarios, aun trabajando en la finca la totalidad de los miembros de la familia del payés. Si consideramos también el grupo de jornaleros y “missatges”, la renta agraria total se reparte de la manera siguiente: 48% para el propietario, 27% para el aparcero (beneficio y manutención) y

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24% para todas las personas asalariadas (salarios y manutención). Las cifras son tan contundentes que prácticamente ahorran comentarios. Aunque la variante de aparcería menorquina de nuestros días (llamada Sociedad Rural Menorquina) respecto a la variante de aparcería del año 1857 ha experimentado cambios, su análisis es fundamental para entender la economía agraria de la Menorca contemporánea, pero también para entender las relaciones sociales de producción entre el campesinado aparcero y los propietarios: el sistema de aparcería explica perfectamente la extracción de la renta agraria y la canalización de los excedentes. Es lógico, pues, que el sistema de aparcería haya sido en ocasiones muy polémico y se haya cuestionado su vigencia, sobretodo en las últimas décadas. El debate permanece aun abierto y, de hecho, ha generado una notable literatura en torno a este peculiar sistema de tenencia de la tierra. En base a los datos aportados por Urech (1869), Habsburg-Lorena (1890) y Casasnovas (2006), se puede decir que el aprovechamiento del suelo en el periodo de 1830-1960 se caracteriza por el predominio de cultivos herbáceos de secano. Dentro de estos cultivos, el trigo tiene un predominio absoluto. Extrayendo las cifras y reflexiones de Soler (1857) y Casasnovas (2006), hay un importante factor causal que conduce a este predominio: este cultivo de cereales y su comercialización beneficiaba únicamente al propietario, que mantenía el monocultivo de trigo frente a otros cultivos que podían dar mejores resultados al campesinado. En este mencionado periodo de 1830-1960 se constata también el escaso peso relativo del cultivo de regadío y, finalmente, una estrecha asociación entre agricultura y ganadería a partir de un peculiar sistema de rotación ligado a la utilización de las “tanques” (o cuadrículas de terreno limitadas por las típicas paredes secas del paisaje agrario menorquín). Las principales características de este sistema de rotación, al ser muy parecidas a las del sistema de rotación seguido por la finca de vocación agroecológica del presente trabajo, serán explicadas en el capítulo nº 5. Durante el siglo XIX y primera mitad del s. XX la cebada y, más secundariamente, la avena, eran los otros cereales de secano sembrados habitualmente por el campesinado menorquín. Representaban una menor importancia respecto al trigo y, en su práctica totalidad, estaban destinados al consumo animal. El olivo, como sucedía en siglos anteriores, continuaba siendo testimonial. Mucho más importante era el cultivo de legumbres, las cuales significaban un componente esencial de la dieta de la población menorquina, especialmente de las clases populares. Respecto a los tubérculos, se cultivaba la patata básicamente para satisfacer la demanda interna, así como también el moniato (tanto para consumo humano como animal). Los cultivos arbóreos (frutales y de frutos secos como almendros, higueras, higueras chumberas o algarrobos) nunca tuvieron una finalidad comercial exterior, eran complementarios al resto de la producción agropecuaria, satisfaciendo el autoconsumo y como mucho llegando a la comercialización en el mercado insular. Había algo de producción de tabaco también para autoconsumo fundamentalmente. Los principales cultivos de regadío eran herbáceos (cereales y forrajes), las hortalizas y los frutales. Los huertos, según diversos autores, producían todo tipo de verduras, hortalizas y frutas de calidad excelente, cubriendo el consumo interior. Sólo cuando había excedentes de daban salidas de estos alimentos, las cuales no eran muy significativas. Los excrementos animales eran prácticamente los únicos abonos utilizados por el campesinado menorquín hasta comienzos del siglo XX. Si bien la primera entrada

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documentada de abonos químicos es del año 1895, no sería hasta el año 1907 cuando la entrada de estos abonos llegaría a tener una mayor trascendencia. En efecto, se observa un importante ascenso en las entradas de fertilizantes químicos a finales de la primera década del s. XX, el cual tendrá continuidad hasta el inicio de la Gran Guerra. Las dificultades de aprovisionamiento durante la Gran Guerra y los primeros momentos de la postguerra hizo bajar la entrada de estos fertilizantes hasta tal punto que prácticamente desaparecieron entre 1918 y 1919, para aumentar nuevamente a partir de 1920. Desde esta fecha la entrada de abonos químicos fue en aumento hasta sobrepasar las 1.600 toneladas el año 1930.

Gráfica 3.1: Primeras entradas de abonos químicos en Menorca (1895-1930). Escala logarítmica (en toneladas). Fuente: (Casasnovas, 2006), a partir de los datos de las Estadísticas de Comercio por Cabotaje (ECC) y el Boletín de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Menorca (BOCOCIN). La mecanización, la generalización de la maquinaria agrícola, fue más tardía que la introducción de los primeros fertilizantes químicos. Según Habsburg-Lorena (1890), la falta de interés por introducir maquinaria se debía al sistema de aparcería, que obligaba al payés aparcero a sufragar en exclusiva el coste del cultivo de la tierra –cuando generalmente no tenía capacidad económica suficiente como para asumir el desembolso que suponía la mecanización –. Esta circunstancia seguramente guarda relación con la abundancia de ganado de tiro apto para el laboreo de la tierra. Como se puede apreciar en la tabla 3.5, se dio un fuerte incremento del número de animales de cabestre en cuatro décadas. Aunque fuera posible que no todos estos animales trabajaran directamente en labores agrarias, habría que añadir a estas cifras un número

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indeterminado, pero sin duda importante, de bueyes utilizados profusamente para arar y, en ocasiones, para trillar18.

Ganado Año 1888 Año 1930 Caballos 197 1.995 Mulas 1.846 2.334 Asnos 1.702 2.417 Total 3.745 6.746

Tabla 3.5: Ganado de tiro y carga en Menorca en los años 1888 y 1930. Fuente: Casasnovas (2006), basándose en Habsburg-Lorena (1890) para el censo de 1888 y en el BOCOCIN (Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Menorca) nº 35-36 (1933) para el censo de 1930. Por otro lado, aspectos como el mantenimiento de las paredes secas y la abundante presencia de rocas en la tierra de Menorca en general, dificultarían el proceso de mecanización. Había terrenos especialmente rocosos que dificultaban incluso la utilización del arado tradicional. Hacia finales de los años 20 la introducción de maquinaria era aun muy tímida. La maquinaria introducida hasta después de la guerra civil era fundamentalmente de tracción animal. En el año 1954 no había más que una docena de tractores en toda la isla. La agricultura menorquina, hasta mediados del siglo XX, se movía fuera de la utilización de la energía fósil, basándose fundamentalmente en la energía solar. La cabaña ovina pierde importancia durante los siglos XIX y XX, aunque, por el nº de cabezas, continuaba siendo la más numerosa durante los primeros dos tercios del siglo XX. Aun así, su número iba bajando a causa de la declinante importancia económica de este tipo de ganado. No obstante, prácticamente todas las fincas poseían un nº variable de ovejas, de las cuales se comercializaba la carne y la lana, mientras que la leche se utilizaba para la elaboración de queso, aunque en pequeñas proporciones, mezclada con la de vaca. El ganado ovino tenía la ventaja que casi no requería del cuidado de los payeses y se alimentaba del herbaje y prados naturales de las tierras no cultivadas. La proporción de la leche de oveja bajó a lo largo del siglo XX hasta el punto que actualmente el queso de Menorca se elabora en la práctica totalidad con leche de vaca. Algo parecido pasó con la salida comercial de lana cuando actualmente el precio de venta de la misma no cubre los costes. La cabaña porcina tenía su importancia y se repartía tanto entre las explotaciones agrarias (“llocs” y “estàncies”) como entre los pequeños huertos familiares. Era rara la familia que, teniendo un pequeño trozo de tierra, no tuviera uno o dos cerdos que eran alimentados con los restos orgánicos de la casa. Su matanza (“porquejades”) se convertía en una auténtica fiesta familiar y proporcionaba una provisión de carne y embutidos para el consumo de la familia durante buena parte del año. Las fincas que tenían encinar soltaban los cerdos para aprovechar las bellotas. Y no sólo las bellotas, sino también restos de cultivo de la huerta, los residuos orgánicos de la familia campesina y el suero resultante de la elaboración del queso (llamado “cerigot”). En cuanto al ganado caprino, presenta una tendencia declinante.

18

Basándonos en las apreciaciones vertidas sobre el tema en la obra de Soler (1857): Exposició de lo

estad actual de l’agriculutra en la Isla de Menorca. Imprenta Fàbregues, Maó.

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La cría de conejos y pavos (para autoconsumo y mercados locales), aunque no representaba un porcentaje importante dentro de la renta de las fincas, suponía una línea más dentro de los ingresos. Los huertos familiares también disponían de este ganado. No sucedía lo mismo con las gallinas, que llegó a tener una cierta importancia exportadora. Las mujeres campesinas se encargaban del cuidado y venta de las gallinas y de los huevos que producían. Si bien lo normal era que las gallinas se criasen de forma endógena en gallineros cercanos a las viviendas de las familias campesinas y en los huertos, a partir de 1920 se crearon en Menorca diversas granjas avícolas dotadas de técnicas “modernas” que incluían incubadoras y criadores del tipo “Buckeye”. Para hacerse una idea de la pujanza de esa corriente, en el año 1918 se llegó a crear el Sindicato Avícola Menorquín (Mir, 1921). Ese tipo de avicultura al que se tendió entre 1920 y 1930 iba en la dirección de la industrialización productiva, basándose también en el desacople respecto a los recursos endógenos disponibles (se importaba maíz para su alimentación, que durante esa época llegaba a bajo precio). A partir de 1929 ese sector entró en una dinámica de crisis debido al encarecimiento del maíz que se importaba. La posterior prohibición de la importación de maíz extranjero en tiempos de la II República hizo que esa industrialización productiva avícola no creciera, mientras que la Guerra Civil le supuso un golpe mortal. Sin dejar de tener en cuenta lo arriba explicado respecto al ganado ovino, caprino, porcino y aviar, lo más reseñable de la época contemporánea respecto a la ganadería menorquina es que experimenta un proceso de especialización bovina.

Foto 3.4: Ejemplares de bóvidos de raza menorquina. La ganadería bovina menorquina empezó un proceso de crecimiento a partir de 1860. Posteriormente, en el s. XX, la gran explosión en el censo bovino se centró en la raza frisona, mientras que la raza de vaca menorquina pasó por momentos críticos. Actualmente, esta raza autóctona de aptitud mixta se va recuperando gradualmente. Foto: (Marí et al, 1991). Si bien entre 1820 y 1860 los productos ganaderos habían pasado a un segundo plano a causa de la apuesta por el monocultivo del trigo, a partir de entonces la ganadería

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bovina experimenta un crecimiento que llegará hasta la actualidad. La crisis del cultivo del trigo debido a la competencia del grano y de las harinas de importación se une a una cierta demanda exterior de productos ganaderos, lo que a la postre derivará en el desarrollo de la industria láctea a lo largo del siglo XX. Este desarrollo de la elaboración industrial de queso, que empieza a principios del siglo XX, culminó en el año 1931 con la fundación de Industrial Quesera Menorquina, la cual comercializaba el queso fundido en porciones de la conocida marca “El Caserío”. Así vemos que entre finales del siglo XIX y principios del s. XX se gesta el primer desacople entre la ganadería bovina y los recursos disponibles en Menorca para la misma: la importación de piensos y forrajes. En los años de la Primera Guerra Mundial entraba anualmente una media de 1.800 toneladas de cereales y 2.300 toneladas de forrajes para el consumo de la cabaña ganadera insular (Casasnovas, 2006). A pesar de la abundancia del ganado bovino, en Menorca no se dio la industria cárnica (Casasnovas, 2006). Al no haber prácticamente ganado bovino de aptitud cárnica, nos podemos basar en los datos de la evolución de la exportación de queso como indicador de la evolución de la cabaña ganadera vacuna menorquina entre 1857 y 1933, creciente tanto en su tamaño como en su vocación exportadora: tabla 3.6.

Periodo Toneladas Nº índice 1857-60 39,1 100 1861-65 63,3 162,3 1866-70 81,1 20,9 1871-75 54,4 139,5 1876-80 82,5 211,5 1881-85 127,1 325,9 1886-90 125,7 322,3 1901-05 199,6 511,8 1906-10 175,1 445,9 1911-15 180,8 463,6 1916-20 351,7 901,8 1921-25 334,1 856,6 1926-30 429,5 1.101,3 1931-33 443,5 1.137,2

Tabla 3.6: Salida de queso por cabotaje (1857-1933). Fuente: Casasnovas, (2006), basándose en las Estadísticas de Comercio de Cabotaje y en las Memorias de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Menorca. No se consiguieron encontrar los datos correspondientes a los años 1891-1900. La creciente importancia de la ganadería bovina desde 1950 comportó cambios drásticos en los cultivos y los sistemas de rotación, ya que implicó la extensión de los forrajes como cultivo prácticamente único de las fincas y el total abandono del trigo, antieconómico sobretodo a partir de 1960. Pero este importante incremento de la producción de alimento para el ganado vacuno no resolvió el déficit del mismo, puesto que el censo bovino también siguió creciendo y la importación no se interrumpió.

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Años Número de cabezas de ganado Bovino Ovino Caprino Porcino

1930 11.133 38.621 5.406 14.876 1947 10.000 (aprox.) - - - 1974 21.212 - - 16.222 1978 - 16.118 2.334 12.958 1982 22.353 - - - 1983 24.149 - - - 1987 21.841 17.060 - 7.539

2003-2004 22.579 25.444 - - Tabla 3.7: Evolución censal del ganado bovino, ovino, caprino y porcino (1930-2004). Elaboración propia en base al Boletín de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Menorca, Delegación Provincial MAPA, Enciclopedia de Menorca y el Departamento de Economía (Área de Agricultura, Ganadería y Pesca) del Consell Insular de Menorca (CIME). En la tabla 3.7, además de la evolución en el censo de ganado vacuno, se incluyen las evoluciones del ganado ovino, caprino y porcino. Esta tabla nos confirma lo expresado anteriormente. El ganado porcino y caprino pierde importancia. El ganado ovino también pierde peso específico, aunque se observa un cierto repunte en el año 2003-2004. El ganado bovino experimenta un crecimiento muy grande a partir de la segunda mitad del siglo XX (se duplica el número de cabezas), para estabilizarse a partir de la década de los ochenta hasta el año 2004.

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4. Contexto:

Antes de entrar en el análisis de las dos fincas específicas de estudio, es indicado conocer e investigar la realidad del contexto actual en el que están inmersas, incluyéndose también sus antecedentes más cercanos. Este ejercicio va en la línea de añadir rigurosidad al trabajo que se pretende, es preceptivo si nos queremos acercar y comprender (de la forma más holística que se pueda en la presente tesina) el funcionamiento y las circunstancias de las dos fincas en cuestión.

El estudio se va a realizar en Menorca, isla más oriental del archipiélago Balear, situado en el mar Mediterráneo occidental, con una superficie de unos 695,66 Km2 (sin contar las pequeñas islas o islotes satélite) y una población humana de unos 90.000 habitantes.

Figura 4.1: Mapa de zonas de Menorca según la temperatura media anual (en grados centígrados). Fuente: (Jansà, 1979).

Características ecológicas: Entendemos que es indispensable tener una visión holística de lo que representa la agricultura y ganadería. Por ello, una vez nos centramos en las bases ecológicas en las que se sustenta la agricultura y ganadería (en este caso de Menorca), entendemos que se tienen que tener en cuenta todos los factores ecológicos y sus múltiples y complejas interrelaciones. Sin querer renunciar a esta concepción holística de la agricultura y ganadería, nuestra pretensión en este punto no es desarrollar una exposición lo más completa posible del medio ambiente de Menorca, que fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 1993. Al tenernos que orientar hacia los objetivos del presente trabajo y ceñirnos a la extensión y tiempo disponibles, solamente trataremos de forma breve los elementos del medio natural que

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condicionan más fuertemente la actividad agraria de la isla: climatología, geología (recursos hídricos subterráneos y superficiales) y suelos. En cambio, otros parámetros ecológicos como la fauna y flora silvestre, paisaje, etc, los tendremos en cuenta igualmente de forma simbólica, pero no podrán ser desarrollados, ni tampoco las interrelaciones existentes entre todos los componentes ecológicos (tanto los desarrollados en el trabajo como los no desarrollados). Asimismo, y dicho sea de paso, aunque en la presente tesina se pueda emplear en algún momento la palabra explotación como sinónimo de finca, queremos dejar bien claro: el aprovechamiento que hace el ser humano de parte los recursos del planeta (y no solo en agricultura y ganadería) tendría que ser entendido como una gestión de los mismos que no riña con el respeto hacia los procesos ecológicos de la naturaleza, es decir, que no sea una explotación de los recursos.

Gráfica 4.1: Curvas de temperaturas (en ºC) y precipitaciones (en mm) mensuales medias. Por razones técnicas, las medias mensuales de temperaturas medias diarias se han multiplicado por 2. Fuente: (Marí et al, 1991) a partir de los datos de la Estación Meteorológica del Aeropuerto de Menorca y el tomo I de la Enciclopedia de Menorca. En cuanto a la climatología de la isla, si nos referimos sus temperaturas y a la oscilación media diaria, se evidencia su carácter marítimo. Las temperaturas invernales (diciembre-marzo) provocan una cierta parada de la vegetación, de importancia variable

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según el cultivo de que se trate, pudiendo provocar que los forrajes no sean abundantes en estos meses. De todas formas, las temperaturas no son lo suficientemente bajas como para producir muchas heladas, las cuales no son frecuentes; pero, por otro lado, tampoco permiten acumular un número suficiente de horas de frío, y esto es un factor limitante para una correcta fructificación de numerosas especies de árboles frutales. En la gráfica 4.1 encontramos los datos de las precipitaciones por meses y, si las referimos a estaciones, observamos que un 32% de las precipitaciones corresponden al invierno; un 21%, a la primavera; un 8% al verano y un 39% de ellas se dan durante el otoño (Marí et al, 1979). Hay que hacer constar que se detectan variaciones de más de 150 mm entre unas localizaciones y otras de la isla, siendo algunas zonas costeras las menos favorecidas por la lluvia: Figura 4.2. En definitiva, la observación de las temperaturas y pluviosidad nos confirman que el clima menorquín corresponde al tipo mediterráneo mesotérmico seco subhúmedo, con un exceso de agua moderado en invierno. Es un clima mediterráneo suficientemente húmedo como para dar cultivos de secano frescos cuando los suelos son suficientemente profundos.

Figura 4.2: Mapa de zonas de Menorca según la pluviometría total media anual (en milímetros). Fuente: (Jansà, 1979). El viento merece una mención especial porque, debido a que la isla en general no presenta barreras naturales de protección del mismo, recibe directamente su impacto. Esta circunstancia genera diferentes efectos. En primer lugar, los derivados de los efectos mecánicos que actúan sobre la vegetación herbácea alta y los árboles frutales.

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En segundo lugar, los derivados de los efectos químicos de depositar partículas de sal en suspensión (procedentes del mar) que provocan causticidad y deshidratación a la vegetación, pudiendo castigar a los pastos en poco tiempo. De todas formas, sus efectos sobre los forrajes, si son de variedades adaptadas al entorno, pueden ser más aparentes que reales. Estas variedades locales de forrajes, gracias a su adaptación, se pueden recuperar con cierta facilidad. Los efectos sobre los árboles frutales pueden ser más marcados y duraderos. De todas formas, como contrapartida, la sal depositada en los pastos implica un aporte mineral importante para el ganado (bovino, ovino, etc) y le da un matiz especial al sabor de la leche y el queso. Cabe citar los efectos fisiológicos y sobre la dificultad del trabajo que el viento ocasiona en ciertos procesos agrarios – siembra, germinación, abonado, tratamientos, riegos, recolección, etc. – así como también la gran importancia que tiene como factor desencadenante de la erosión, especialmente cuando actúa sobre terrenos desprovistos de cubierta vegetal. La dirección más frecuente del viento es la del norte, seguida de la del sur-oeste: véase la figura 4.3. Un 10% del tiempo a lo largo del año (864 horas) supera los 30 Km/hora, y un 1,5% (o sea, 130 horas) supera los 50 Km/hora. De los que sobrepasan los 50 Km/hora, las ¾ partes son del norte. Es interesante el estudio de las ráfagas máximas. Dos de cada tres días el viento llega a los 35 Km/h; uno de cada cuatro llega a los 55 Km/h; y nueve veces al año supera los 91 Km/hora. Los meses más ventosos son los de diciembre, febrero y marzo; y los menos: agosto, septiembre y octubre (Jansà, 1979).

Figura 4.3: Mapa de frecuencias anuales en la dirección del viento. Fuente: (Jansà, 1979). Otros efectos meteorológicos de carácter hídrico (nieve, granizo y nieblas) sobre la agricultura tienen poca importancia, pero sí la tiene la humedad relativa y el rocío. El frecuente rocío en la climatología de la isla es un importante factor para favorecer la permanencia de los pastos frescos, soliendo aguantar verdes entre septiembre y mayo. Durante dicho intervalo de tiempo, el rocío puede ejercer de aportador de agua a los

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pastos frescos, sustituyendo a las precipitaciones en los periodos en que las mismas pueden escasear. Si bien hay que apuntar también que la humedad relativa y el rocío pueden provocar enfermedades criptogámicas a la mayoría de los cultivos y dificultar procesos de conservación de forrajes (como recogida, embalaje y henificación) de cara a evitar proliferaciones fúngicas que puedan ser perjudiciales para el ganado una vez los consume. El heno debe guardarse de forma que se aísle del rocío o la lluvia, siendo frecuentes los pajares. La alta humedad relativa, la posibilidad de lluvias sobretodo de finales de primavera y la estación seca del verano son factores que hacen que la técnica de ensilaje de los forrajes sea bastante frecuente en Menorca. De todas formas hay que tener en cuenta que el ensilado puede conllevar problemas organolépticos a la leche y el queso, motivos por los cuales también hay algunas fincas que no recurren a esta técnica. Dado que no es del todo posible – ni es deseable – actuar directamente sobre las circunstancias climáticas, es evidente que son los cultivos, el ganado y las técnicas destinadas a su correspondiente aprovechamiento que tienen que adaptarse (y se han adaptado) a las condiciones derivadas del clima a lo largo de la historia. Debido a ello, hay que resaltar la existencia de multitud razas de ganado y variedades de cultivo autóctonas. Dentro de las razas de ganado autóctono están la vaca “vermella” o menorquina, la oveja menorquina, la gallina menorquina o el caballo menorquín, caracterizadas todas por su rusticidad y elevado aprovechamiento de los recursos existentes incluso en condiciones de dificultad o escasez. Lo mismo sucede con las variedades autóctonas menorquinas de las especies vegetales de cultivo. Muchas de estas variedades y razas autóctonas de la isla están, han estado en peligro de extinción o se han extinguido. Al igual que la cultura campesina y los saberes locales payeses y rurales (como la etnomedicina o etnoveterinaria populares), esta erosión a la que han sido objeto tiene mucho que ver con la llegada de las corrientes productivistas de la llamada Revolución Verde y su extensionismo agrario a partir de 1950-1960, y persiste hasta nuestros días. En este sentido, Menorca no fue y no es ajena al resto de Europa, en este proceso muy bien explicado por Sevilla Guzmán (2006: 175-223): “…solamente se desarrollan aquellas cuestiones en las que los esquemas funcionalistas permiten, como sistemas parciales que son, una aportación más aplicada; caso de la teoría de la comunicación agraria, la difusión de innovaciones y transmisión tecnológica en general. Es en esta década de los cincuenta cuando se produce el desarrollo institucional de esta orientación teórica (Rural and Social Life Study) en Europa, donde, al igual que sucedió en USA, la multitud de trabajos que aparecen con este enfoque ignoran el rico legado de la antigua tradición de los estudios campesinos”. Las variedades “mejoradas” de vegetales y las razas de ganado “especialistas productoras”, desplazaron a las variedades y razas autóctonas en muchos casos, dejándolas desatendidas, descuidadas u olvidadas por una parte importante de los técnicos agrarios y el campesinado. Solamente una minoría que resistió a los planteamientos de ese extensionismo agrario hizo posible la supervivencia de muchas razas y variedades autóctonas. Se dio y aun se trabaja en el sentido de uniformizar el panorama agrario en pocas variedades y razas “productoras”, provocando una fuerte erosión genética y disminución de la biodiversidad. Sin embargo, hoy en día existen iniciativas que van en el sentido contrario como el banco de semillas autóctonas de Menorca, asociaciones de razas autóctonas de ganado, los pagos por buenas prácticas agroambientales como el CARB (Contrato agrario de la Reserva de la Biosfera), contratos de custodia del territorio, etc.

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En cuanto a la geología, hay que decir que los suelos de la isla se dividen en dos zonas claramente diferenciadas: la de Tramontana, que abarca la mitad del norte y el noreste (aproximadamente 300 Km²), y la de “Migjorn”, que comprende toda la mitad del sur y parte del sector noroccidental hasta las playas de Algaierens (unos 400 Km²). La de Tramontana está constituida por terrenos paleozoicos y mesozoicos, mientras que la de “Migjorn” la constituyen formaciones calcáreas del mioplioceno.

Figura 4.4: Mapa geológico de Menorca. Fuente: (Llompart, 1979). Desde el punto de vista agrario, la base geológica tiene interés sobretodo por dos motivos básicos: la formación de los suelos a que da lugar y los recursos hídricos que almacena. La gran variedad de los suelos de la isla es consecuencia de los diferentes sustratos litológicos existentes y de la influencia del relieve, la importancia del cual, como generador de suelo agrícola, se ha maximizado a causa de la intervención humana, aspecto que ahora vamos a tratar. En la zona de Tramontana el relieve es ondulado, con pendientes medias de un 5 a un 10%, si bien pueden superar ampliamente el 15% en lo que se denominan “costers”. A causa de las pendientes, una gran parte de los suelos son poco profundos, siendo muy frecuentes los afloramientos de roca madre que constituye el sustrato litológico (rocas pizarrosas en los paleozoicos, y marés, calcáreas y dolomías en los mesozoicos). Los “costers” y terrenos con pendiente suelen formar pequeñas cuencas que dan lugar a llanos los suelos de los cuales son, en general, más profundos y, por tanto con mayor capacidad de retención de agua. Existe una gran variedad de texturas, dimensiones o partículas que constituyen el suelo, en función de la roca madre o del grado de evolución del suelo, desde arcillosas hasta arenosas, pasando por toda la gama de las francas. A efectos del uso agrícola de estos suelos, podemos considerar los siguientes factores como limitantes en la zona de tramontana:

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- La pendiente. Condiciona la forma de aprovechamiento de los suelos y su grado de intensificación en este sentido, sólo con una pendiente suave existe la posibilidad de mecanizar el aprovechamiento agrícola con trabajos como la siega con remolque autocargador, el ensilaje, la henificación, etc. Se estima que sólo entre diez mil y doce mil ha de la zona de Tramontana son susceptibles de ser mecanizadas adecuadamente (Marí, 1979). Por otro lado, actualmente se siguen arando con avidez terrenos con pendientes superiores al 10%, siendo frecuente que se siga la línea de máxima pendiente costa abajo, especialmente cuando la pendiente es elevada. Esta mala práctica ha provocado hasta día de hoy cuantiosas pérdidas de suelo en toda la Tramontana, de manera que muchos de los “costers” ya no recobrarán su fertilidad y una parte de ellos ya han sido abandonados como cultivo (pasando a formar parte de la lista de suelos desertizados con toda la importante degradación ecológica que conlleva). - La profundidad. En la zona de Tramontana la profundidad está ligada a la pendiente y a la erosión, de forma que se encuentran los suelos relativamente profundos en los llanos y partes bajas de los valles, mientras que los de escasa profundidad se encuentran a medida que aumenta la pendiente. - El drenaje. Existen problemas de encharcamientos motivados por el mal estado de la red de drenajes de la zona y por la impermeabilidad del sustrato. Las pérdidas ocasionadas por la falta de drenaje son cuantiosas pero mal percibidas y poco estudiadas. - La fertilidad. Normalmente son terrenos muy empobrecidos por lo que respecta a nutrientes fundamentales y materia orgánica, consecuencia lógica de una serie larga de años de cultivo sin que la reposición de los mencionados elementos sea suficiente (esta situación está estrechamente relacionada con la intensificación agraria). - Características físicas. Las características como la textura, la pedregosidad y la estructura, varían mucho de unos terrenos a otros y, con frecuencia, son factores limitantes de algunas prácticas de cultivo. La zona de “Migjorn”, litológicamente hablando, es una formación calcárea del mioplioceno que da lugar a un tipo de suelo muy habitual en todo el Mediterráneo. La textura es franca o franco- arcillosa. El relieve es bastante llano y, por tanto, no es un factor que facilite la erosión de los terrenos de cultivo. En las zonas donde la permeabilidad del sustrato es menor, la escorrentía ha creado barrancos abruptos como sucede en el sector central de la zona en cuestión. Las características del terreno que pueden significar factores limitantes para la agricultura son: - La profundidad. Aunque no hay datos objetivos disponibles al respecto, se puede estimar que, en más de un 80% de la superficie de la zona de Migjorn, han aflorado rocas con una densidad suficiente como para impedir o dificultar la mecanización en las tareas de cultivo. La superficie susceptible de ser mecanizada es la que está más o menos libre de tales afloramientos. Sin embargo, con este afán de mecanización, no es una práctica infrecuente la eliminación de estos afloramientos recurriendo a la maquinaria pesada. De todas formas, incluso donde no existen afloramientos de roca o los mismos son insignificantes, los suelos son poco profundos (de 20 a 30 cm.), con poca capacidad de almacenaje de agua, de manera que las precipitaciones relativamente altas de la isla no son aprovechadas en un alto porcentaje. Este factor limitante es, posiblemente, el más importante de los de la zona de Migjorn. - La pendiente. Normalmente, si exceptuamos puntos concretos como las vertientes de los barrancos, la pendiente de estos terrenos no es ningún obstáculo para la

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mecanización. Como hemos comentado anteriormente, la poca frecuencia de pendientes importantes contribuye a disminuir el riesgo de erosión del suelo. - El drenaje. El encharcamiento no obstaculiza los cultivos más de lo que es normal gracias a la gran permeabilidad de las rocas calcáreas del sustrato. - La fertilidad. Se puede aplicar en este punto lo que hemos explicado para la zona de Tramontana, es decir, que son suelos muy empobrecidos en nutrientes, minerales y en materia orgánica, aunque corregibles sobre todo si el grado de intensificación disminuye. - Características físicas. No son tan limitantes como en la zona de Tramontana. Aún así, se observa una mala estructura de muchos terrenos que origina problemas de germinación en los cultivos (aparecen costras, fenómeno también observable en la zona de Tramontana). Seguramente, este fenómeno esta ligado a la falta de materia orgánica que podría ser corregida, a largo plazo, con técnicas correctas de cultivo (es decir, teniendo en cuenta los componentes ecológicos que intervienen y sus interrelaciones). Respecto a los recursos hídricos subterráneos, las formaciones primarias de la Tramontana son prácticamente impermeables y ofrecen globalmente poco interés en lo que respecta al agua subterránea existente. De todas formas, se pueden detectar pequeños caudales de agua, especialmente en zonas fracturadas, que pueden solucionar, parcialmente, la escasez de agua que sufren la mayoría de fincas de esta zona del norte de la isla. En los terrenos mesozoicos de Tramontana hay dos unidades hidro-geológicas destacables denominadas unidad de “Algaiarens” y unidad de “s'Albaida”. En cuanto a los terrenos terciarios, que son los que forman la zona geológica de Migjorn, son los que dan formaciones acuíferas de mayor entidad a escala insular; se distinguen tres sectores (occidental, central y oriental), con diferente piezometría, nivel de explotación y peligro de intrusión marina. De estos recursos hídricos, son utilizables unos 37 hm³/año. En el año 1981 se utilizaban unos 22 hm³/año, o sea un 60% de los utilizables, si bien con diferencias notables en el grado de explotación de unos acuíferos a otros. De los 22 hm³/año, se calculaba que unos 15 estaban destinados a usos agrarios, mientras que el resto correspondía a usos urbanos e industriales: 7 hm³/año (Fayas Janer, 1982). Desde entonces el consumo urbano e industrial ha crecido mucho, sobretodo debido a la expansión del sector turístico. Pero el crecimiento en el consumo de agua también debe tener un componente agrario, sobretodo a causa de la intensificación ganadera bovina destinada a la producción lechera. Por ejemplo, esta intensificación lleva consigo que durante el verano muchas fincas destinan parcelas a cultivos de elevado consumo de agua, como el maíz forrajero, para intentar mantener el grado de producción lechera por vaca frisona-holstein y día durante todo el año. La prueba de que en muchos acuíferos se ha superado la cantidad de agua utilizable es la salinización de muchos pozos, sobretodo los más cercanos a núcleos turísticos importantes. Otra prueba del grado de degradación de los recursos hídricos subterráneos es la presencia de nitratos en muchos pozos, llegando al extremo de que hay poblaciones como Sant Climent en que el agua ha dejado de ser potable por esta razón. Este proceso de nitrificación de los acuíferos obedece a dos causas principales: la mala gestión de los purines en las granjas más intensivas (en las que la densidad ganadera es mayor) y la falta de canalización de las aguas fecales procedentes de núcleos de viviendas ilegales. La necesidad de una gestión global y racional del agua acorde a la ecología de la isla, teniendo en cuenta a su vez la consideración de la misma como bien escaso, es a día de hoy de extrema urgencia.

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Finalmente, si nos referimos a los recursos hídricos superficiales, los pocos cursos de agua más o menos constante en la isla se encuentran en la zona de Migjorn y circunscritos en los barrancos. En cambio, en la zona de Tramontana donde los problemas de abastecimiento de agua son más graves, se puede decir que prácticamente no existen tales cursos de agua permanente. Es por ello que tal vez ha llegado la hora de aprender de nuestros antepasados en que el agua de lluvia, a través de aljibes y cisternas, era aprovechada de forma mucho más generalizada y eficiente.

La finca agraria menorquina: Más allá de las estadísticas disponibles de las fincas agrarias de Menorca, en se han calculado las medias de todas las fincas sin tipificarlas, conviene marcar las diferencias entre los diferentes modelos de granjas que son corrientes en la isla. Para hacer una clasificación muy somera, en primer lugar podríamos diferenciar entre fincas con tierra y sin tierra. Dentro de las explotaciones sin tierra están las granjas de producción intensiva de carne (pollos y engorde de terneros) o huevos. Aquí no incluimos las granjas de vacuno lechero, que por razones históricas y de insularidad, incluso las de mayor intensificación en su producción disponen de alguna porción de tierra. Al haber sufrido el campo menorquín un proceso de gran especialización en bovino lechero durante las últimas décadas, este tipo de granjas sin tierra son minoritarias. Dentro de las fincas con tierra nos encontramos principalmente los “llocs” y alguna “estància”, huerto, “tanques”, “hortals” y “sínies”. Los “llocs” corresponden a fincas relativamente grandes (superiores generalmente a las 20 ha) que proceden de antiguas herencias de la nobleza, iglesia y burguesía, la distribución geográfica de las cuales se estableció en los siglos pasados, siendo las últimas divisiones del siglo XIX y principios del s. XX. Como hemos visto en el apartado histórico, el “lloc” fue a lo largo de los últimos siglos una unidad prácticamente autónoma que garantizaba la supervivencia de la familia campesina aparcera, los braceros o “missatges” a los que recurría y que, además, proporcionaba importantes rentas al propietario de las tierras (a través de la venta de los alimentos excedentarios al mercado local y/o exportación, variando según el momento histórico al que nos refiramos). Desde principios/mediados del siglo XX la evolución de estas unidades de cultivo prácticamente no ha alterado la estructura geográfica de las mismas, pero se han producido otros cambios importantes: a) Abandono generalizado del sistema tradicional de rotación de cultivo a 3 años,sustituyéndolo por la introducción de cultivos forrajeros y de cereales con semillas “mejoradas” compradas, intensificando el grado de exigencia a la tierra (no solo de nutrientes sino también de agua). b) Fuerte especialización en la producción de leche de vaca. Al principio era bastantefrecuente que la leche la transformara en queso directamente las familias campesinas y los braceros o “missatges” en el mismo “lloc”. Posteriormente, sin embargo, esta práctica pasó con cierta facilidad a manos de la industria. El empuje de la agroindustria demandaba de cada vez mayor producción láctea disminuyendo a la larga el precio de compra de la misma. El tener que subir la producción por parte del campesinado para satisfacer las demandas industriales y amortiguar las bajadas de precio les ocupaba más horas y no le quedaba casi tiempo para dedicarse a la elaboración del queso artesanal. El campesinado perdió entonces el valor agregado en favor de la agroindustria. Las familias campesinas que incluyen la elaboración de queso artesanal en sus labores diarias de trabajo, hoy en día representan una minoría. Si bien es verdad que en los últimos años algunas fincas se han sumado a la elaboración de queso artesanal como vía de escape para conseguir una mínima rentabilidad sin tener que recurrir a otra subida en

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la producción en respuesta a las últimas bajadas del precio de la leche al que paga la agroindustria, la situación está muy lejos de la del pasado en que no había prácticamente ninguna finca que no elaborara su propio queso artesanal. Esta fuerte especialización generalizada ha desembocado, además, en que la diversidad productiva que caracterizaba la gran mayoría de las fincas haya disminuido fuertemente. Las fincas que se han especializado en la producción láctea de vacuno han suprimido o reducido a la mínima expresión otras vías de ingresos complementarios procedentes de la producción de hortalizas, ganadería ovina, porcina, apicultura, etc. Esta circunstancia implica el gran riesgo económico del monocultivo, si falla la leche de vacuno como vía de ingresos, se puede decir que todas estas fincas tan especializadas tendrán que “cerrar”. Y si el riesgo ya es alto de por sí debido a esta tendencia hacia el monocultivo, hay que añadir que el mercado comprador de la leche o cuajada producida en las fincas está muy concentrado y se traduce en dos grandes plantas (Nueva Rumasa y COINGA) que absorben la gran mayoría de la producción, sumándose a éstas algunas pocas empresas pequeñas y medianas. c) Aumento del grado de mecanización e infraestructuras (riegos, estabulaciones, etc.), sobretodo destinadas a la intensificación productiva. Paralelamente, una notable disminución de la mano de obra asalariada, que ha sido absorbida (parcialmente) por la industria de calzado, bisutería, pero sobretodo por la construcción y el turismo. d) Se ha mantenido como régimen de “tenencia” principal la aparcería, que ha adoptado un estatus de legalidad bajo la denominación de Sociedad Rural Menorquina. Este régimen o sistema ha registrado, sin embargo, una cierta evolución muy circunscrita a los cambios tecnológicos y económicos que han afectado la agricultura y la ganadería menorquina. e) Se ha producido un cambio de propiedad de las tierras que en parte han pasado de las familias de la antigua Nobleza o Burguesía a manos de empresarios o industriales poco vinculados al sector agrario en su origen. Este cambio de manos en la propiedad de las tierras se puede decir que prácticamente no ha variado ni un ápice el reducidísimo porcentaje de campesinos que son titulares de las tierras que cultivan. Factores como la escasez de tierras y el mercado especulativo relacionado con el Turismo han tenido bastante influencia. El precio de la tierra es muy alto. f) Durante los últimos 50 años se ha producido un importante descenso en el número de fincas agrarias en activo, siendo las más pequeñas o con factores adversos para la producción (como por ej. alta pedregosidad en la tierra) las que han correspondido con las bajas generalmente. Muchas de estas tierras han sido alquiladas por las “supervivientes”, de manera que de cada vez hay menos fincas y, las que quedan, son de mayor tamaño (tanto en tierras como sobretodo en ganado). Las “estàncies” y huertos podemos considerar que abarcan un amplio abanico de tamaños medios, entre 2 y 20 hectáreas generalmente. Hasta 1960 aproximadamente este tipo de unidades agrarias presentaban un aprovechamiento mixto del suelo: unas cuantas vacas, gallinas, conejos y algún cerdo combinando con hortalizas y árboles frutales (casi siempre disponen de regadío) y los alimentos eran comercializados directamente en el núcleo de la población más cercana. Puesto que las “estàncies” y huertos generalmente se situaban cerca de los pueblos, era habitual que la gente que trabajaba esas tierras no pernoctara allí sino en esas poblaciones cercanas, aprovechando esos trayectos de ida y vuelta para el transporte de los alimentos producidos y su comercialización. A causa de la expansión de las construcciones urbanas, la citada proximidad de los pueblos con los huertos/ “estàncies” ha desembocado en que muchas de estas unidades

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agrarias hayan pasado a formar parte del terreno urbano o urbanizable. Este hecho ha disparado el precio de la superficie donde se ubican. Las fuertes presiones de sectores económicos como el industrial, pero especialmente el de la construcción y el turismo, han sido un fuerte factor desencadenante del abandono de su uso agrario. Ello nos conduce a que hoy en día estos huertos y “estàncies” son muy poco frecuentes y los que sobreviven, prácticamente han tenido que abandonar buena parte de su ganadería, quedándose básicamente con la producción de hortalizas y fruta. Las “Tanques”, “hortals”, “sínies” y similares y corresponden a superficies de tierra de dos hectáreas o menores. Pueden encajar dentro de la descripción y circunstancias que hemos desarrollado anteriormente para las “estàncies” y huertos, salvo que su tamaño es menor y que generalmente el ganado mayor (bovino) no suele estar presente en ellas. Dentro de este grupo de parcelas tal vez sea necesario aclarar también que coexisten los siguientes tipos: - Explotaciones principalmente agrícolas (dedicadas sobretodo a hortalizas y frutales) en que gran parte de los alimentos producidos son destinados al mercado local. En la mayoría de los casos son trabajados a tiempo parcial o por personas jubiladas y vinculadas al campo. Hoy en día, a diferencia del pasado, estas unidades agrarias son poco frecuentes. - “Hortals” pertenecientes a personas residentes en núcleos urbanos, que se cultivan con fines de autoconsumo. Una parte de ellos son “hortals” existentes ya en el pasado, aunque la mayoría proceden de parcelaciones de “llocs”, “estàncies” y huertos. - “Hortals” pertenecientes a residentes urbanos en los cuales edifican su segunda residencia, y no siempre cultivan la tierra que abarcan. Es la culminación del caso anterior, que acaba dando lugar a núcleos urbanizados, sin infraestructura (como por ejemplo alcantarillado e iluminación pública), que se pueden encontrar en alguna zona focalizada del medio rural. Debido a las dificultades en el acceso a datos actuales, en la siguiente tabla 3.8 los datos son de 1972 y 1982. Aunque estos datos no reflejen la realidad actual del campo menorquín, sí nos da claras señales de las evoluciones que se daban y que han continuado en el mismo sentido hasta la actualidad.

Municipio

Nº de explotaciones con tierra

Fincas de hasta 5 ha

Fincas de 5 a 50 ha

Fincas de más de 50 ha

1972 1982 1972 1982 1972 1982 1972 1982 Ciutadella 415 233 158 28 152 100 105 105 Ferreries 85 75 10 6 21 18 54 51 Mercadal 135 175 2 16 36 55 97 104 Alaior 302 287 86 95 147 117 69 75 Maó 328 278 122 100 145 118 61 60

Sant Lluís 131 122 68 57 53 51 10 14 Es Castell 71 61 10 13 60 45 1 3

MENORCA 1.467 1.231 457 315 613 504 397 412 Variación -16% -31% -18% +4%

Tabla 4.1: Variación de las fincas y de las dimensiones, 1872-1982. Fuente: Marí et al (1991), basándose en los datos de los Censos Agrarios de 1972 y 1982. INE.

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Los datos de la tabla 3.8 nos indican que el nº global de fincas bajó (16%), pero esta bajada fue desigual en función del tamaño de las mismas. Si bien la gran bajada se produjo en las de menos de 5 ha (31%), esta fue menor en las fincas de tamaño medio (18%), mientras que en las grandes no solo no se experimentó bajada alguna sino que subió el nº de ellas (4%). Si nos fijamos en las unidades agrarias de pequeña dimensión (menores de 5ha), su número ya era bajo en 1972 y su tendencia a la baja que se refleja en base a los datos de 1982 continuó hasta nuestros días. Esta tendencia es debida a casos en que estas pequeñas fincas han pasado a formar parte de otras mayores y otros casos, que no son pocos, en que la presión sobre el territorio ejercida con finalidades turísticas y constructivas han provocado su desaparición. Como ya hemos dicho anteriormente, en proporción, de cada vez hay más fincas grandes y menos fincas pequeñas, desembocando en el balance global a una clara disminución en el número de fincas totales: tablas 4.2 y 4.3.

Municipios 1962 1972 1982 1989 1999 Alaior 605 302 287 254 137

Ciutadella 852 415 233 254 284 Ferreries 225 85 75 69 79

Es Mercadal 436 135 175 143 171 Maó 679 328 278 235 176

Sant Lluís 483 131 122 116 65 Es Castell 93 71 61 54 50

MENORCA 3.373 1.467 1.231 1.125 962 Tabla 4.2: Evolución del número de fincas agrarias en Menorca (1962-1999). Fuente: Méndez (2007), basándose en los Censos Agrarios de 1962, 1972, 1982, 1989 y 1999. INE.

Hectáreas Año 1962 Año 1999 Variación 0,1-4,99 2.213 342 -84,5% 5-9,99 214 75 -65,0%

10-19,99 235 68 -71,1% 20-49,99 296 126 -57,4%

>50 415 351 -15,4% TOTAL MENORCA 3.373 962 -71,5% Tabla 4.3: Distribución del número de explotaciones con tierra por tramos de superficie. Fuente: Méndez (2007), basándose en los Censos Agrarios de 1962 y 1999. INE. Esta circunstancia puede ser vista como un avance hacia la lógica o cánones de producción de la llamada Revolución Verde: aboga por la industrialización del mundo agrario, descampesinización del campo en favor de un punto de vista puramente empresarial de las fincas, cuya rentabilidad se fundamenta en la economía de escalas y, por tanto, apuesta por agrandar los tamaños de las fincas como sinónimo de empresas. Apuesta por una forma de producir más especializada (monocultivos) y menos diversa. Con esta evolución las fincas dependen de manera creciente de unos mayores suministros de bienes y servicios externos a la explotación (bajando su nivel de autosuficiencia). Estas circunstancias implican una serie de repercusiones a nivel de infraestructuras y equipamientos rurales:

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- En las fincas de cada vez se construyen más comederos y zonas de cubículos cubiertos tipo nave industrial (con todo el impacto ambiental y visual que ocasionan) en detrimento de las construcciones tradicionales, como boyeras de menores dimensiones, etc, que en muchos casos su estado de conservación se va degradando. - También, por ejemplo, el hecho de que cada vez tengan que llegar más camiones (de piensos, agroquímicos, etc) a las fincas, degradan los caminos rurales. Estos se tienen que acondicionar (asfaltar, etc), y si sumamos otros factores, sobretodo turísticos, de cada vez hay más voces que demandan el ensanche de estas vías. - De cada vez hay más casas rurales tradicionales de familias campesinas deshabitadas, si bien actualmente el número de fincas en que una familia campesina no vive en ellas aún es una minoría. La población campesina esta muy dispersa en el ámbito rural, residiendo en las citadas viviendas unifamiliares existente en los “llocs” (ver foto 3.1 del capítulo anterior como ejemplo). En este sentido, evitar la despoblación rural debida en este caso por la industrialización agraria es vital. La fijación en el campo de la población payesa favorece objetivos de conservación de la naturaleza, algunos de ellos muy evidentes, como la limitación de una parte de la caza furtiva, pero también otras de tipo cultural, arquitectónico -conservación del valioso patrimonio que son las casas rurales-, etnológico-como la conservación de las paredes secas, “barraques”, etc.- o de identidad colectiva (hay que tener en cuenta que el origen de la mayoría de menorquinas y menorquines es campesino).

Foto 4.1: Ejemplo de bienes etnológicos frecuentes en el campo menorquín. La construcción cónica de la parte del centro de la foto es una “barraca”, cuya función es proporcionar cobijo a las ovejas. Más a la derecha, en una de las paredes secas, se observan huecos que corresponden a comederos. En la parte superior izquierda se observa un “pont”, cuya función es parecida a la de la “barraca”. También hay otros elementos que no se observan bien, como bebederas, etc. Como curiosidad, para la construcción de las barracas se utilizaban únicamente piedras secas, sin la ayuda de ni un gramo de cemento. Foto: Ll. Bertran. Régimen de tenencia de la tierra: los datos que ofrece el censo agrario de 1982 (véase

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tabla 3.11) reflejan la gran incidencia de la aparcería, que en Menorca ha adquirido la forma jurídica de Sociedad Rural Menorquina, representando el 76'19% de la superficie agraria útil (SAU) de la isla. El cultivo de la tierra y ganado en propiedad, en cambio, se encontraba muy poco desarrollada (19'31% de la SAU) y era casi nula la presencia del régimen de arrendamiento (4'19%). La dificultad para su obtención ha hecho que no dispongamos de datos más recientes, pero las apreciaciones de la payesía y demás gente vinculada al campo menorquín hacen pensar que el panorama actual en referencia a este tema ha cambiado poco si lo comparamos al del año 1982. Basándonos en la misma fuente, es interesante cruzar la variable de la dimensión en superficie de las fincas con el tipo de régimen de “tenencia” de la tierra.

Municipio

SAU

Régimen de tenencia de la tierra Propiedad Arrendamiento Aparcería Otros

Ha Ha % ha % ha % Ha Ciutadella 10.481 1.178 11,2 207 2,0 9.095 86,8 - Ferreries 3.974 340 8,6 90 2,2 3.545 89,2 -

Es Mercadal 7.307 934 12,8 101 1,4 6.271 85,8 - Alaior 6.191 1.798 29,1 386 6,2 4.007 64,7 - Maó 5.312 1.529 28,8 471 8,9 3.203 60,3 108

Sant Lluís 1.566 819 52,3 152 9,7 596 38,0 - Es Castell 732 269 36,7 84 11,5 379 51,8 -

MENORCA 35.563 6.867 19,31 1.491 4,19 27.097 76,19 - Tabla 4.4: Superficie agraria útil por municipios según el régimen de tenencia de la tierra (1982). Fuente: Marí et al (1991), basándose en los datos del Censo Agrario de 1982. INE. Este cruce de variables nos permite observar cómo el régimen de explotación en propiedad se da principalmente en las fincas pequeñas (alrededor del 94% de las menores de 1 ha se rigen con este régimen) y va disminuyendo gradualmente su peso a medida que aumenta la extensión de las fincas. El régimen de arrendamiento tiene solamente cierta importancia en explotaciones pequeñas, entre 1 y 20 ha; lo que podría ser interpretado como un intento por parte de algunos agricultores-ganaderos de reunir mayor superficie, alquilándola para incrementar la dimensión global de la finca, cuya situación y circunstancias ya se han comentado anteriormente. La aparcería, en cambio, tiene poca relevancia entre fincas pequeñas, mientras que su implantación crece a medida que aumenta la extensión predial. Características de los diferentes regímenes de tenencia de l tierra: Propiedad. Dentro de este régimen se encuentran dos grupos de predios bien diferentes en cuanto al factor social: - Aquellos en que el propietario trabaja físicamente en la explotación, a veces con la ayuda de personal asalariado, y que, en general, son las de menor dimensión. Se pueden dedicar a hortalizas, fruta y ganadería, siendo normalmente huertos o “estàncies”, aunque también puede haber algún “lloc” como Algendaret Nou. - Aquellos predios en que el propietario lleva la dirección de los mismos, mientras que el trabajo es realizado por asalariados. Normalmente se trata de propietarios empresarios

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que se dedican a otras actividades además de la granja, la cual no suele ser la principal. En general son fincas de mayor superficie y están destinadas, principalmente, al vacuno de leche, como puede ser el caso de la otra finca estudiada en Menorca (ver capítulo nº5). Arrendamiento. El sistema de arrendamiento se caracteriza por el hecho de que el uso se cede durante una temporada, prorrogable a otras en función de la voluntad de ambas partes (“d’un any per s’altre”), y, a la práctica, se aplica poco la duración que estipula la ley de arrendamientos rústicos. Suelen ser predios en que se ha liquidado la cabaña vacuna y con ciertas condiciones de adversidad para grandes producciones (tierras poco profundas y rocosas, etc), lo que en su día provocó que el propietario no encontrase familias payesas interesadas para estar en régimen de aparcería. Normalmente son fincas que alquila el propietario a otras granjas destinadas mayoritariamente a la producción de bovino de leche, recibiendo el nombre de “lloc de pastura” (fincas de pasto). Como el nombre indica, el uso de estas tierras es para que puedan pastar las vacas secas (es decir, fuera del periodo de lactación), novillas y terneras. Pero también se pueden dar casos de arrendamientos para ovino de carne o cultivo de cereales y forrajes para la venta. Aparcería. Este régimen de tenencia, mayoritario entre los predios superiores a 20 ha, adopta en Menorca una forma peculiar que, como ya hemos indicado, se denomina Sociedad Rural Menorquina (SRM). El sistema de SRM actual se basa en la aparcería del pasado (la cual se ha explicado en el apartado 3.1 de antecedentes), incluyéndose una serie de modificaciones. Dentro del último tramo histórico de la Menorca rural, el propietario aportaba la tierra, las inversiones en capital fijo inmobiliario (edificaciones, paredes, etc) y la mitad del capital semifijo no inmobiliario (como instalaciones, utillaje, herramientas y las diferentes especies de ganado). La familia campesina aparcera aportaba la otra mitad de este último capítulo (que tenía que comprar al aparcero que dejaba la finca), todo el trabajo y costes de cultivo realizado por si misma, los braceros o “missatges” contratados con carácter más o menos permanente y en los principios de la mecanización del campo español, también la maquinaria. El producto total o “treta” se repartía a medias entre las dos partes. Una característica fundamental era, y sigue siendo, la temporalidad del contrato, ya que éste es efectivo por temporadas agrícolas, si bien se prolonga tácitamente en el caso de ausencia de rescisión por una de las partes antes de una fecha determinada. Esta circunstancia de temporalidad es un fuerte “hándicap" de cara a la asunción de inversiones y tareas a largo plazo en las fincas que están bajo este régimen de explotación. Otra fuerte limitación de este sistema, es la dificultad de la familia aparcera entrante a la hora de poder asumir la gran inversión que implica la compra, que realiza a la familia campesina saliente, de la mitad del capital semifijo no inmobiliario. Desde los años treinta, paralelamente a la mecanización del campo y la especialización lechera de Menorca, se han introducido una serie de elementos nuevos y modificaciones que se van generalizando entre las explotaciones en aparcería. Estos elementos son:

a) Ayudas exteriores de trabajo financiadas a medias entre el propietario y el/la titular aparcero/a, aspecto que en algunos casos se extiende a los trabajos realizados por el/la consorte y sus hijos.

b) Maquinaria, productos fitosanitarios, zoosanitarios y, a veces, algunas tareas de

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cultivo pueden ser pagadas o bien a medias o bien dos tercios el propietario y un tercio el/la aparcero/a.

c) Nuevos criterios de valoración del ganado que tienen en cuenta su aptitudlechera y la fecha de parto. Tal valoración se deja hasta ahora al buen criterio de los “estimadors” (personas imparciales que tasan o ponen precio al capital semifijo no inmobiliario), que permiten la transacción entre la familia aparcera entrante y saliente.

d) Es frecuente que, en la negociación que mantienen la familia aparcera entrante yel propietario, se introduzcan otras condiciones particulares que derivan de las circunstancias y condiciones específicas de la finca y el acuerdo.

En definitiva, se puede decir que la Sociedad Rural Menorquina actual es una aparcería del pasado corregida. A pesar de estas correcciones, que mayoritariamente vienen a disminuir la falta de reconocimiento del trabajo y esfuerzo de la familia campesina aparcera, hay que decir que este sistema deja muy abierto el acuerdo a la capacidad de negociación de ambas partes sin suficientes limitaciones al abuso. Teniendo en cuenta que, sorprendentemente, aun perduran elementos de vasallaje en las relaciones existentes entre las familias campesinas aparceras y los propietarios (o también vigentemente llamados “señores”), la parte más débil de la negociación suele estar en las familias campesinas.

1962 1983-85 1989 1999 2000 2002-04 Cereales para grano 12.218 4.941

Leguminosas para grano 675 43 Hortalizas y tubérculos 1.682 958

Forrajes 9.652 22.277 18.424 16.884 “Guarets”* 9.825

(1) Cultivos herbáceos 34.052 28.219 29.231 29.991,2 22.412,1 20.831,6 Pastos sin árboles 15.738 Pastos con árboles 6.159 (2) Prados y pastos 21.897 6.387 3.386 132 2.161,9 5.872,6

Frutales 425 103 Viña 11 3

Otros frutales** 494 585 (3) Cultivos leñosos 930 691 114 129 (4) SAU= (1)+(2)+(3) 56.879 35.297 32.731 30.252,2 24.574 26.704,2

Tabla 4.5: Evolución de la superficie agraria útil (SAU) desglosada en Menorca (1962-2004). Elaboración propia a partir de los datos de los Censos Agrarios (1962, 1989 y 1999), Informe sobre la agricultura del Govern Balear (1983-85) y el Departamento de Agricultura del Consell Insular de Menorca (CIME). *Véase el capítulo de Algendaret Nou, donde se trata específicamente el sistema de rotación tradicional trianual de cultivos. **Otros árboles frutales son almendros, algarrobos, higuerales, higos cumbos, etc.

Cultivos agrícolas y el uso de la tierra: El uso de la tierra de Menorca, que en los últimos siglos había ido evolucionando más o menos lentamente dentro de unas coordenadas bastante definidas de cultivo cerealista combinadas con un destacado componente ganadero, el cual, no obstante, no pasaba de ser en cierta manera complementario, ha experimentado grandes y profundos cambios

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en poco tiempo. Además, no se ha tratado solamente de una transformación agraria, sino que los cambios se han ido sucediendo a gran velocidad, modificando de manera muy evidente el paisaje agrícola de la isla. Para reflejar este y otros cambios, presentamos la tabla 4.5 sobre el uso agrario de la tierra. Conscientes de que, sin negar la complejidad de la naturaleza, en cierta manera hay que simplificar para facilitar la comprensión y explicación, en este caso sólo nos referiremos a la SAU, sin abordar las superficies forestales y terrenos no agrícolas destinados a otros usos. El primer dato que puede llamar la atención son las 132 ha totales de prados y pastos en el año 1999, que si lo comparamos con los datos de los años más próximos, 1989 (3.386 ha) y 2000 (2.161, 9 ha), es una superficie muy escasa. Para entender esta incongruencia, en la estadística de 1999 seguramente debían incluir los pastos sin arboleda como “guarets” o forrajes, lo que explicaría la infravaloración en la superficie total de prados y pastos para ese año. Como desconocemos el procedimiento exacto que se ha seguido para la elaboración de los censos y estadísticas utilizadas, y conociendo la dificultad para obtener buena información de base sobre el sector agrícola sea cual sea la institución que la recopila, nos permitimos dudar de la exactitud de ciertos datos concretos; pero pensamos que, en términos generales, los resultados nos permiten una buena aproximación a las tendencias generales de la realidad agraria de Menorca. Si nos fijamos en la evolución de los datos totales de la SAU, se observa una disminución muy importante y manifiesta de la misma entre 1962 y 1983-85, que pasa de 56.879 ha a 35.297 ha. De esta tendencia ya se hizo eco Jean Bisson en el año 19641: “esta reducción del espacio cultivado de la isla muestra que la economía agrícola no tiene más que un papel secundario, pero este espacio agrícola ha sido revalorizado por

los cultivos forrajeros y el ganado vacuno”. Esta afirmación, a su vez, cuando hace referencia a los cultivos forrajeros y el ganado vacuno, evidencia la especialización ganadera bovina a la que ha tendido la actividad agraria de Menorca desde entonces. Los datos que muestra la tabla 4.5 coinciden con estas tesituras si nos fijamos en la notable subida que experimentó la superficie destinada al cultivo de forrajes entre 1962 y 1983-85, que pasó de 9.652 a 22.277 ha. Desde 1983-85 a 2002-04, al igual que sucede con la SAU total, la superficie destinada a cultivos forrajeros disminuye moderadamente para estabilizarse, disminuciones que podrían relacionarse con el incesante abandono de fincas pequeñas dedicadas a esta actividad que se ha dado durante este intervalo de tiempo. Siguiendo los datos de la tabla, se puede observar también una clara tendencia a la baja de los cereales para grano y las leguminosas para grano. En cuanto al descenso de superficie cultivada de cereales para grano, vemos como en 1962 había 12.218 ha, mientras que en 1983-85 y 2000 se pasó a 4.941 y 3.988,1 ha respectivamente. Si del año 1962 al 1983-85 el descenso es del 59,56%, del año 1983-85 al 2000 es del 19,29%. Entendemos pues, que primero hay una bajada muy brusca y evidente, mientras que a partir de 1983-85 hasta el 2000, sigue la bajada, pero de forma más moderada. Pero para entender mejor esta evolución en lo que es el cultivo de cereales para grano, veamos la tabla 4.6:

1 Bisson, J. “La utilización del suelo en las Baleares”, dentro el Boletín de la Cámara Oficial de Comercio

Industria y Navegación de Baleares, número 643, abril-junio 1964.

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Cultivos Año 1934 Año 1962 Año 1985 Año 2000 Trigo 10.961,8 7.323 523 Cebada 2.068,9 3.040,0 1.623,0 1.398,5 Avena 1.255,7 1.741 2.147 2.360,4 Otros 114 648 229,2 Suma 14.286,5 12.218 4.941 3.988,1

Tabla 4.6: Evolución de la superficie (ha) destinada al cultivo de cereales para grano. Fuente: Méndez (2007), a partir del Boletín de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Menorca (Estadística Comercial), Censo Agrario de España de1962, Informe sobre la agricultura del Govern Balear (1985) y el Departamento de Agricultura del Consell Insular de Menorca (CIME). Los datos de la tabla 4.6 nos indican, según Méndez (2007), “dos fenómenos: una sensible reducción de las tierras de cultivo de cereales y la práctica desaparición del cultivo de trigo para grano”. En la tabla no aparece el nº de ha cultivadas de trigo en el año 2000 por considerarse una superficie inapreciable o minúscula. El trigo se utilizaba sobretodo para consumo humano, por lo que su práctica desaparición nos indica una clara especialización hacia la producción láctea de bovino. La supresión del trigo como una línea de producción de alimentos por parte de las fincas de Menorca, implica necesariamente una bajada en el nivel de diversificación de los alimentos producidos. Mención aparte merece la evolución de la cebada, avena y otros cereales, que se puede decir que están destinados casi en su totalidad al consumo animal (bovino mayoritariamente, aunque también algo de equino). Si sumamos estas 3 categorías (cebada, avena y otros cereales) para los años 1962, 1985 y 2000, vemos que la superficie destinada a éstos baja, pero de forma muy suave: 4.895 ha en 1962, 4.418 ha en 1985 y 3.988,2 ha en el año 2000. Por tanto, el descenso en la superficie destinada a cereales para grano se debe mayoritariamente a la práctica desaparición del cultivo de trigo para grano. Pero esta bajada suave en la superficie destinada a cereales para grano (para consumo animal) entre 1962 y el año 2000, que bajó un 18,55%, hay que cruzarla con los datos de evolución dela SAU para esos mismos años, cuyo descenso fue del 56,80%. Lo cual nos indica que las mejores tierras que se destinaban al cultivo de trigo no pasaron prácticamente a otro cultivo que no fuera para alimentación bovina (cebada y avena principalmente), evidenciándose de esta forma el exagerado componente ganadero bovino. Llama la atención que mientras durante el periodo comprendido entre 1962 y el 2003 la cabaña ganadera pasa de 6.305 vacas de leche a 11.921, quedando patente la apuesta por este monocultivo, la superficie destinada para su alimentación, sin embargo, baja un 18,55% (teniendo en cuenta que la SAU baja un 56%, parece que la superficie destinada a la alimentación bovina podría haber subido perfectamente de una forma paralela al censo bovino lechero). Es en este punto del análisis es donde se evidencia que no sólo se hizo, y en muchos casos se mantiene, una apuesta por el monocultivo bovino lechero, sino también un monocultivo altamente dependiente de la importación alimentaria para mantener este ganado. Siendo esta apuesta una clara antítesis a los principios agroecológicos de diversificación y autosuficiencia. Respecto a la superficie cultivada de leguminosas para grano, se pasa de las 675 ha del año 1962 a las 43 ha del 1983-85, o lo que es lo mismo, una bajada del 93,63% para ese intervalo de tiempo. En los siguientes años este tipo de cultivo ni siquiera aparece en las estadísticas, lo que, unido a las impresiones de la payesía menorquina, se puede

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interpretar como que la superficie que ocupa es minúscula. Las leguminosas para grano eran utilizadas tanto para consumo humano (autoconsumo en las fincas y también venta a los merados locales), como para consumo animal (sobretodo en las harinas o concentrados caseros que se hacían para complementar la nutrición bovina). Igual que hemos señalado anteriormente respecto a los cereales para grano, esta bajada está relacionada con la pérdida de autosuficiencia alimentaria animal de la gran mayoría de granjas menorquinas y su pérdida de diversificación en los alimentos producidos. Pero no sólo eso, sino que las leguminosas para grano jugaban un papel muy importante en la tradicional rotación trianual por su fijación de nitrógeno en el suelo, por lo que esta tendencia también está relacionada con la intensificación agrícola y sus desajustes de nutrientes en el suelo, compra de fertilizantes químicos y problemas ambientales que conlleva. Por otro lado, también es interesante analizar la evolución de las tierras de secano y regadío. Como se observa en la tabla siguiente, Menorca sigue siendo una isla con predominio de cultivos de secano. Siendo, por otra parte, acorde con las condiciones de escasez de agua propias del clima mediterráneo de la isla. Sin embargo, en lo que puede ser interpretado como una tendencia contraria a las condiciones climáticas naturales y de disponibilidad de recursos hídricos de Menorca, queda patente el avance de los regadíos, aunque la cuantificación de los mismos sea problemática.

Años SAU Secano Regadío 1934 42.514,2 41.963,3 551 1962 56.879 55.692 1.187

1983-85 35.297,1 32.061,6 3.235,5 1988 32.314,6 30.066,9 2.247,7 2000 24.574 22.576,5 1.997,5

2002-04 26.704,2 26.032 672,2 Tabla 4.7: Evolución del uso del suelo en Menorca (ha). Fuente: Méndez (2007), basándose en el Boletín de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Menorca (Estadística Comercial), Censos Agrarios de España de 1962 y 1989, Informe sobre la agricultura del Govern Balear (1985) y el Departamento de Agricultura del Consell Insular de Menorca (CIME). La explicación de este hecho de debe principalmente al uso del suelo agrario. Los regadíos de Menorca se destinan básicamente a la producción forrajera, ya que los cultivos intensivos hortícolas y frutícolas, que a partir de 1980 se pueden considerar casi todos de regadío, ocupan poco más de 100 ha (que no están incluidas en las estadísticas de los últimos años – 1988, 2000 y 2002-04). En cuanto a la producción forrajera se pueden distinguir dos tipos de cultivos: los que requieren un consumo continuado de agua, principalmente el maíz, y los cultivos de secano que son regados para asegurar una producción forrajera durante la primavera y otoño, y son poco activos en el verano, principalmente la avena y el raigrás (Marí et al, 1991: 162). De esta manera, cifras bajas, como la del 2002-04 se refieren a regadío intensivo continuado, con una fuerte utilización de agua durante el verano, mientras que los valores altos incorporan los cultivos de secano que son regados puntualmente, los cuales suponen la mayor parte de los regadíos de la isla, y que oscilan alrededor de las 1.500 y las 2.000 hectáreas. Aunque es posible que los valores de 1983-85 estén sobredimensionados y los del año 2000 infravalorados, los datos parecen indicar una tendencia reciente a la reducción de los regadíos, pero teniendo en cuenta que se tratan de regadíos de uso temporal, es posible que realmente se trate de que hay menos tierras regadas, pero con una mayor

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intensidad y uso de agua, lo cual sería más coherente con la tendencia a la concentración de la actividad agraria (Méndez, 2007). De todas maneras, hay que tener en cuenta que históricamente se ha producido un crecimiento de regadíos forrajeros, ya que eran inexistentes antes del año 1936, aparecieron a partir de 1955; en el año 1962 aun no debían llegar a las 1.000 ha, valor que a finales del siglo XX como mínimo se ha doblado. En cuanto a la evolución del cultivo de hortalizas y árboles frutales, si nos fijamos en la tabla 4.5, a pesar de los vacíos de información estadística más reciente al respecto, se observa una caída en picado de ambas categorías. Si en 1962 había 1.682 ha destinadas a cultivos de hortalizas y tubérculos, en el año 1985 este número ya había descendido a 958 ha. A partir de entonces no se han encontrado datos referentes a esta superficie en las últimas estadísticas sobre el campo menorquín (que van de 1988 al año 2004), lo que puede ser interpretado como que su extensión ha pasado a ser residual si lo unimos a las impresiones de numerosos campesinos que van en el mismo sentido. Respecto a los cultivos leñosos (árboles frutales, viña y otros árboles frutales – almendros, algarrobos, higueras, higos chumbos, etc. –), los datos de la tabla 4.5 también nos muestran un significativo descenso en su superficie de cultivo. De las 930 ha dedicadas en el año 1962, se pasa a las 691 en 1983-85, por las 114 ha de 1989. Sin embargo, de 1989 a 1999 (año en que se registran 129 ha), se observa un pequeño repunte que puede coincidir con un tímido resurgir del cultivo de vid para producción de vino. A partir de entonces no disponemos de más datos, por lo que nos queda únicamente como referencia las impresiones del campesinado, las cuales apuntan a una continuación moderada del tímido resurgir de la vid, el cual puede verse compensado o incluso superado por el descenso del resto de cultivos leñosos, resultando que en los últimos 10 años, por tanto, se puede haber dado una cierta tendencia a la baja en la superficie global destinada a cultivos leñosos. Volvemos pues a lo mismo: las bajadas en el cultivo de hortalizas y frutales nos vienen a confirmar el monocultivo o la exagerada especialización bovina lechera del campo menorquín en los últimos 50 años.

La ganadería: En este caso las estadísticas disponibles son lo suficientemente abundantes como para reflejar un panorama bastante completo, ello sin contar que en algunos periodos faltan detalles para explicar algunos cambios.

Años Vacuno Vacuno adulto

Ovino Caprino Porcino Aves

1930 11.133 6.090 38.621 5.406 14.876 54.266 1939-40 11.013 25.538 3.013 11.110 1941-42 9.428 21.768 3.266 9.364 1945-48 10.723 6.140 20.488 2.910 9.793 190.252 1950-56 9.917 19.778 2.028 9.551 199.288 1960-64 12.326 6.621 20.542 1.984 11.387 194.067 1974-78 26.296 11.943 14.590 1983-87 22.977 12.126 17.060 1.863 7.539

1999-2003 23.799 13.580 22.346 2.509 11.132 72.859 Tabla 4.8: Evolución en número de cabezas de la ganadería de Menorca (1930-2003). Fuente: Méndez (2007), basándose en el Boletín de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Menorca, Censos Agrarios de 1962 y 1989, Marí et al (1991), Méndez (2003) y el antiguo MAPA.

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En la tabla 4.8 se presentan los datos sobre la evolución de la cabaña ganadera menorquina desde 1930 hasta casi nuestros días (2003), ello sin contar con la cabaña de équidos, a la cual se va a hacer referencia más adelante. A pesar de algunas lagunas de información y aunque se trata de censos realizados en diferentes épocas, con la ayuda de diferentes medios técnicos y con objetivos diferentes, los datos de la tabla 4.8 nos permiten dar una idea cabal de la evolución de la ganadería menorquina en los últimos tiempos. Los datos están agrupados por años próximos con un comportamiento homogéneo, con el objetivo de atenuar las diferencias de criterio en la elaboración de los censos. Como se desprende de la tabla anterior, la ganadería avícola en Menorca experimenta un notable crecimiento entre 1930 y 1945-48. Entre esta última fecha y los años 1960-64 permanece estable, mientras que a partir de entonces hasta 1999-2003 cae en picado. Hay que añadir además que el ganado aviar hoy en día está mucho más concentrado, sobretodo en 2 grandes explotaciones intensivas, mientras que en el pasado el ganado avícola estaba mucho más repartido en diferentes granjas campesinas. Respecto a la evolución del ganado porcino, si hacemos un análisis de la globalidad cronológica plasmada en la tabla, vemos como, más allá de algunas subidas y bajadas sucesivas, se da un relativo descenso. En cuanto al ganado caprino, aunque entre 1983-87 y 1999-2003 hay una cierta recuperación tardía, sí se observa una bajada pronunciada en cuanto a número de cabezas. De la evolución del ganado ovino podemos decir que, dejando de lado la alternancia de subidas y bajadas que se han dado a partir de 1950-1956, su bajada general en número de cabezas y peso específico dentro de la cabaña ganadera isleña es clara. Como último aspecto a comentar, en referencia a la tabla 3.15, es la evolución de la ganadería bovina menorquina. Es la única especie que ha crecido, y no poco. Tanto en número de cabezas adultas como totales se evidencia esta tendencia. Dentro de este crecimiento, destaca claramente la espectacular subida experimentada en apenas dos décadas (entre 1960 y 1978), pasando de 12.326 cabezas totales a 26.296. En resumen: la impresión general es, una vez más, la tendencia hacia el monocultivo bovino ganadero, a costa del debilitamiento general del resto de especies de ganado. Dentro de lo que es la ganadería bovina, en Menorca la gran mayoría es de vocación puramente lechera (de raza frisona–holstein). Para ilustrar esta alta especialización lechera dentro de la especialización bovina (incluso de raza, en detrimento de la raza de vaca autóctona Menorquina, la cual es de aptitud mixta), nos ayuda la siguiente tabla.

Años Fincas lecheras Vacas de leche Vacas de carne 1920 4.370 1930 5.281 1945 6.032 1962 1.372 6.305

1974-78 11.769 1987-88 607 11.506 35 1992 500 12.861 2003 304 11.921 1.659

Tabla 4.9: Evolución de la ganadería bovina por fincas lecheras y desglosando vacas de leche y de carne. Fuente: (Méndez, 2007), a partir de (Ballester, 1920), Boletín de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Menorca, Censo Agrario de 1962, (Marí et al, 1991), (Méndez, 1992), (IBABSA, 1992), (Méndez, 2003) y el antiguo MAPA.

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A parte de la ya comentada subida en número de cabezas bovinas a lo largo del siglo XX y el abismal dominio de la vaca lechera sobre la cárnica, la tabla nos evidencia un proceso muy profundo de concentración respecto al número de fincas lecheras. Entre 1962 y 1987 su número se redujo a un poco menos de la mitad, principalmente por abandono de las fincas más pequeñas, mientras que entre 1987 y el 2003 el número se volvió a reducir prácticamente a la mitad, pero esta vez se debió más a que las fincas se agruparon después de sufrir la población campesina otra migración hacia las poblaciones. Llama la atención, además, que en el periodo de gran abandono de fincas comprendido entre 1962 y 1987, es cuando la subida en el número de cabezas de vacuno es más espectacular. Por último, de la tabla 4.9 también se percibe, entre 1987 y 2003, un cierto crecimiento en el número de vacas reproductoras de carne o también llamadas nodrizas. Según Méndez (2007), esta situación se explica de la forma siguiente: “Frente a las dificultades para incrementar el número de cabezas lecheras (por el sistema de cuotas de la Unión Europea), crece el número de cabezas orientados a la producción cárnica”. Pero para hacerse una idea más completa de que el sector bovino lechero no sólo se ha incrementado en número cabezas, sino que también ha sufrido profundo proceso de intensificación productiva por vaca, veamos los datos que nos aporta la siguiente tabla: Años 1920-30* 1945-46 1960-64 1974-78 1987-88 1992-93 2000-03 Leche total

4.423,4 5.200 11.330,9 29.744,4 53.065,2 61.466,4 70.823,7

Tabla 4.10: Evolución de la producción de leche en Menorca, en toneladas (1920-2003). Fuente: (Méndez, 2007), a partir de (Ballester, 1920), (Marí et al, 1991), (Méndez, 2003), Censo Agrario 1948-49, Censos ganado de Maó y Cooperativa Virgen de Monte Toro. *Leche con un contenido de un 10% de leche de oveja. Como podemos ver, los datos hablan por si solos respecto a la gran explosión productora, que ha aumentado a un ritmo muy superior al censo. A pesar de los últimos descensos, la importancia censal ovina nos obliga a mostrar una representación, lo más reciente posible, de su situación en Menorca (Tabla 4.11): Total Hembras

reprod. Sementales Crías Cebo Recría

Alaior 4.461 3.173 136 825 108 219 Ciutadella 9.177 6.358 226 2.024 198 371 Es Castell 553 445 24 81 3 -

Es Mercadal 3.067 2.242 80 524 115 106 Es Mitjorn Gran 1.399 992 45 343 - 19

Ferreries 2.154 1.494 59 464 59 78 Maó 3.874 2.878 134 623 11 228

Sant Lluis 759 490 48 168 11 42 (Total) Menorca 25.444 18.072 752 5.052 505 1.063

Tabla 4.11: Situación censal ovina en Menorca (2004). Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del SIMOGAN (2004), CIME (Consell Insular de Menorca). A la hora de representar gráficamente la distribución del ganado ovino en Menorca Figura 4.5), optamos por coger los datos del número total de ovejas de cada explotación agraria y dividirlos por la superficie de cada una de ellas en que, a lo largo del año, se encuentran estas ovejas. Es decir, los datos de superficie utilizados para hallar la

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densidad de cada una de las explotaciones agrarias, son el resultado de la suma de la superficie destinada a los cereales* y de la superficie destinada a los pastos y forrajes de cada una de ellas. Por último, con la ayuda de los mapas de Menorca (Militar y Mascaró Passarius), se situó cada uno de los “llocs” dentro de la latitud y longitud que le corresponden. El resultado de todas estas acciones permitió la siguiente representación gráfica de la distribución del ganado ovino en Menorca (mucho más precisa y cercana a la realidad que la que se representa por términos municipales en otras publicaciones):

Figura 4.5: Distribución y densidad del ganado ovino en Menorca (2004). Fuente: Elaboración propia conjuntamente con Ricard Cots (2005), basándonos en SIMOGAN del 2004 (CIME) y Declaraciones de cultivos del 2003 de los agricultores o sociedades al Área de Ayudas de la Administración. *Aunque, en estas tierras inicialmente no se encuentra el ganado, después de la siega sí es soltado para el aprovechamiento del tallo de la planta resultante. Para su observación a mayores dimensiones, consultar el anexo 1. Hay que tener en cuenta que, como se observa en la leyenda, por cuestiones técnicas de representación gráfica, los valores de las densidades poblacionales (nº de pequeños rumiantes/hectárea) se han multiplicado por mil. También se puede observar que finalmente se decidió incluir al ganado caprino, y de esta manera representar las densidades de pequeños rumiantes. Hay que tener en cuenta que el censo de ganado caprino es mucho más reducido (en número de cabras y de explotaciones) que el censo de ganado ovino (mirar

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anexo 2). Fijándonos en esta representación, podemos observar que la mayor densidad de los pequeños rumiantes se centra básicamente en los extremos nor-occidental y sur-oriental, así como también en áreas del centro de la isla. Para consultar la tabla con los datos y cálculos que han servido para elaborar el mapa de distribución censal, mirar el anexo 2. Dada la importancia de la ganadería bovina dentro de la cabaña ganadera general menorquina, también hemos optado por su representación, lo más reciente posible, de su situación en Menorca (Tabla 4.12): Total Hembras

reprod. Sementales Crías Cebo Recría

Alaior 3.031 1.614 50 516 369 482 Ciutadella 8.003 4.675 124 921 1.014 1.269 Es Castell 217 133 8 27 19 30 Es Mercadal 4.954 2.758 59 510 651 976 Es Mitjorn Gran

793 470 8 110 76 129

Ferreries 2.443 1.510 36 261 155 481 Maó 2.916 1.604 74 466 285 487 Sant Lluis 222 134 13 42 20 13 (Total) Menorca

22.579 12.898 372 2.853 2.589 3.867

Tabla 4.12: Situación censal bovina en Menorca (2004). Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del SIMOGAN (2004), CIME (Consell Insular de Menorca). Las consideraciones, medios e instrumentos para realizar el siguiente mapa de distribución censal del ganado bovino en Menorca (figura 4.6), son los mismos que se han utilizado para la conseguir el anterior mapa de densidades de ganado ovino en Menorca. Para consultar la tabla con los datos y cálculos que han servido para elaborar el mapa de distribución censal, mirar el anexo 2. Para su observación a mayores dimensiones, consultar el anexo 3. Como se puede apreciar en el mapa correspondiente a la figura 4.6, la vertiente sur de la isla (exceptuando su porción más occidental) presenta menor densidad de ganado vacuno que otras partes de la isla. Las zonas de mayor densidad se concentran en:

• El término municipal de Ciutadella, exceptuando las áreas del sur-este y del extremo más al norte (comprendido entre “Far Nati” y “Es codolar de Biniatram”) del mismo.

• La zona central del término municipal de Ferreries. • Centro y norte del término municipal de Es Mercadal. • Las zonas septentrionales de los términos municipales de Alaior y Maó. • La porción occidental del término municipal de Es Castell.

Contrastando la distribución del ganado bovino y la del ganado ovino/caprino, se puede observar que, en general, los pequeños rumiantes ocupan zonas en que la tierra es menos productiva (como las zonas nor-occidentales y sur-orientales de la isla). Por contra, el ganado bovino está generalmente ubicado en áreas más fértiles, donde la tierra presenta mayor grosor.

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Figura 4.6: Distribución y densidad del ganado bovino en Menorca (2004). Fuente: Elaboración propia conjuntamente con Ricard Cots (2005), basándonos en SIMOGAN del 2004 (CIME) y Declaraciones de cultivos del 2003 de los agricultores o sociedades al Área de Ayudas de la Administración Para acabar con el apartado de ganadería, puesto que en las estadísticas y tablas anteriores que hemos aportado no aparece el ganado equino, vamos a optar por su representación, lo más reciente posible, de su situación en Menorca (Tabla 4.13):

Total Vacas Sementales Crías Otros Bueyes Recría

Alaior 295 114 52 61 10 34 24 Ciutadella 720 310 225 109 9 9 58 Es Castell 83 30 27 14 6 4 2

Es Mercadal 261 135 73 16 9 14 14 Es Mitjorn

Gran 115 64 20 16 1 1 13

Ferreries 201 96 43 30 3 10 19 Maó 243 113 75 19 15 9 12

Sant Lluis 115 42 25 11 19 4 14 (Total) Menorca

2.033 904 540 276 72 85 156

Tabla 4.13: Situación censal equina en Menorca (2004). Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del SIMOGAN (2004), CIME (Consell Insular de Menorca).

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Las consideraciones, medios e instrumentos para realizar el siguiente mapa de distribución censal del ganado equino en Menorca, son los mismos que se han utilizado para la conseguir los anteriores mapas de densidades de ganado ovino y bovino en Menorca (Figura 4.7).

Figura 4.7: Distribución y densidad del ganado equino en Menorca (2004). Fuente: Elaboración propia conjuntamente con Ricard Cots (2005), basándonos en SIMOGAN del 2004 (CIME) y Declaraciones de cultivos del 2003 de los agricultores o sociedades al Área de Ayudas de la Administración. Para consultar la tabla con los datos y cálculos que han servido para elaborar el mapa de distribución censal, mirar el anexo 2. Para su observación a mayores dimensiones, consultar el anexo 4. En líneas generales, el mapa anterior nos muestra que en el tercio de la isla más occidental hay una mayor densidad de équidos que en otras zonas, como la región septentrional del término municipal de Alaior. Dentro de este tercio occidental de la isla, podemos observar (en su zona norte) tres regiones con una densidad aun mayor. Dentro de los tres términos municipales más orientales (Maó, Es Castell y Sant Lluis) también hay una considerable densidad, salvo en la franja vertical central de Sant Lluis. Dentro del término municipal de Es Mercadal, en la zona que rodea su núcleo urbano, hay mayor densidad. Al sur-oeste del núcleo urbano de Es Mitjorn Gran se observa una zona con considerable densidad de équidos en comparación con el resto de la superficie de su término municipal. Al sur-este y sur-oeste del pueblo de Alaior, se observan dos núcleos con mayor densidad que el resto de su término municipal.

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Hay que añadir que se ha optado por incluir al ganado equino por ser un complemento de ingresos de muchas fincas, puesto que se crían para su posterior venta en vivo para su utilización como animal de silla. La gran mayoría de estos équidos son de raza menorquina y tienen un valor simbólico de autoestima del trabajo campesino, así como también fuertes huellas culturales en la sociedad menorquina en general. El rodillo del monocultivo y las lógicas de la Revolución Verde no han podido con este bastión, algo que sería muy interesante poder analizar pero que no puede ser tratado en más profundidad en este trabajo.

Foto 4.2: Imagen de las fiestas de Sant Joan de Ciutadella. Su origen se remonta a tiempos medievales, tras la conquista de Alfonso III en el s. XIII, y evidencia el origen campesino de gran parte de la sociedad menorquina actual. El caballo de raza menorquina es la figura central de las fiestas de Menorca, adquiriendo un símbolo de identidad cultural y reconoci- miento del trabajo campesino, puede que debido a ello ninguna raza “mejorada” o lógica de la Revolución Verde lo ha dejado en situación crítica. Foto: Ll. Bertran.

La población agraria: Como ya hemos comentado anteriormente, entre 1962 y 1999 el número de explotaciones agrarias se redujo en un 72%, mientras que según los cálculos de Méndez (2007): “Entre 1988 y 2000 su número ha disminuido en un 22,3%, y la tendencia ha continuado en los años siguientes”. Pero esta situación se ve agravada por el hecho de que el número de personas ocupadas por explotación ha disminuido de manera alarmante. Antes, hasta los años 50, había muchas explotaciones en que trabajaban la familia campesina, uno o más “missatges” y varios jornaleros, mientras que, actualmente, si da para dos puestos de trabajo ya es mucho (el padre de la familia y el “missatge”). Dentro lo que es la familia campesina la madre tiene que cargar en muchas ocasiones, además de con las tareas en la granja y el hogar, con otro trabajo fuera de casa. Muchos/as de los hijos e hijas trabajan fuera del sector agrario, y si no es así, el

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hijo que se queda trabajando en la granja tiene que desplazar el puesto de trabajo que ocupaba el anterior “missatge”. En la siguiente tabla se observa esta caída en la ocupación agraria, añadiendo los otros sectores para más contraste.

Sector 1960 1965 1975 1987 2004 Primario 29,8% 27,3% 15% 5,1% 2,5%

Secundario 53,2% 45,5% 48,2% 42,9% 30,5% Terciario 17% 27,2% 36,8% 52% 67% Total 100% 100% 100% 100% 100%

Tabla 4.14: Distribución sectorial de la población ocupada (afiliada a la Seguridad Social) entre 1960 y 2004. Fuente: (Méndez, 2007), basándose en Farré-Escofet 1960-75, López Casasnovas 1975-87 y Méndez 1990-2004. Como se puede comprobar, el peso de la población ocupada en el sector primario se ha visto reducido a menos de la décima parte de la que suponía en el año 1960. Hay que considerar que en la mayoría de las fincas aun están viviendo las familias y una parte importante del trabajo de la granja es aportado por las ayudas de los miembros de la familia no afiliados por esa actividad agraria. Estas estadísticas no reconocen este trabajo (de las madres de la familia y las hijas e hijos, tanto si están en edad escolar como trabajando en otro lugar) y consideramos que, frecuentemente son indispensables para el sostenimiento de la granja. Otro factor que tampoco reflejan los datos de la tabla anterior es el grado de envejecimiento de la población campesina, que cada vez es mayor. Aunque no dispongamos de datos concretos referentes a esta circunstancia, se desprende fácilmente del hecho que muchas hijas e hijos de familias campesinas se incorporan a otros sectores laborales que no sean el agrario, mientras que es bastante poco frecuente que empiece a trabajar en el sector agrario gente joven que no proceda de dichas familias. Esta migración campesina hacia las poblaciones y sus múltiples consecuencias era ya en los años 50 y 60 tan patente que en el trabajo de Bisson (1967: 7 y 65), se llega a afirmar: “En la historia del campo menorquín un acontecimiento capital se ha producido hacia el año 1955: el hundimiento brutal de las densidades agrícolas”. “El punto de partida de esta evolución es […] este éxodo rural sin precedentes”. La importantísima reducción de la población campesina está determinada por una serie de factores: a) La industria, sobretodo bisutera y del calzado (hasta 1975), así como la expansión de la construcción y el sector servicios, con sueldos relativamente altos si los comparamos con las rentas que se obtienen de la actividad agraria, lo que constituye, dentro del modelo socioeconómico en el que vivimos, un incentivo al abandono para bastante gente del campo (sobretodo para la más joven). Si además le unimos cierta comodidad a nivel de horarios de trabajo (fines de semana libres, etc) que tienen algunos trabajos como los de la construcción o industria respecto a la ganadería lechera que tratamos, el mencionado incentivo aun es mayor. b) Reducción generalizada de la rentabilidad de las fincas agrarias. La agroindustria (de producción – fertilizantes, semillas, fitosanitarios, zoosanitarios, genética y nutrición - transformación, distribución y venta) ha operado unas tijeras de precios que han extraído renta del campesinado. Esta caída de la renta está fuertemente relacionada con los cánones de producción de la llamada Revolución Verde, que ha abonado el terreno y ha permitido todo este desarrollo de la agroindustria. Si vamos un poco más a la raíz del problema, podríamos hablar del sistema capitalista neoliberal consumista e

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individualista que ha permitido que hayan cuajado dichas lógicas de la Revolución Verde y la pérdida de la Soberanía Alimentaria. A nivel local, para ilustrar esta situación de bajada de rentabilidad de las fincas agropecuarias (sin incluir los huertos de frutas y verduras, claramente minoritarios) de Menorca entre 1988 y 2000, veamos la tabla 4.15.

GASTOS 1988 1994 2000 Piensos 8.498,91 11.636,29 27.639,37

Paja y forrajes 2.067,35 Fertilizantes y semillas 2.297,19 3.571,52 4.401,80

Gastos bovino 905,31 911,12 1.149,48 Alquiler maquinaria 1.197,61 994,18 2.453,80

Carburantes 1.022,51 1.534,88 2.102,41 Reparación de vehículos 1.640,40

Sueldos y salarios 1.512,09 2.286,80 5.196,38 Electricidad 3.229,91

Otros 2.611,68 4.081,14 746,78 Suma 18.045,30 25.015,92 50.627,68

BENEFICIOS 12.533,23 12.935,87 18.955,71 INVERSIONES 4.831,97 11.646,47

Tabla 4.15: Gastos, beneficios e inversiones por explotación (euros). Fuente: (Méndez, 2002). Estos datos nos definen dos periodos diferenciados: entre 1988 y 1994, la moderación de los gastos, que crecen solo un 4,8% en términos reales no puede compensar la reducción de los ingresos reales, los cuales provocan una caída del 22% de los beneficios reales. En el segundo periodo, entre 1994 y el 2000, los gastos se disparan espectacularmente (lo que nos puede indicar una bajada enorme en la autosuficiencia de las fincas), que crecen hasta el 68,1% en términos reales. Esta gran subida en los gastos supera en mucho a la subida registrada de los ingresos en términos reales para este segundo periodo, que es del 21,7%. Esta evolución sería la continuación de la tendencia iniciada en 1973 en el Estado español (García Dory, 1988). Conviene observar, además, que la evolución global de los precios percibidos por las fincas del año 2000 al 2010 ha sido claramente negativa. Si a eso le añadimos el incremento de las inversiones, con el correlativo incremento de las amortizaciones (no consideradas en la tabla entre los gastos), que ha sido del 100,2% en términos reales entre 1994 y 2000, la conclusión sobre la disminución del beneficio real neto está ampliamente fundamentada. c) Las normativas que favorecen mayoritariamente un tamaño de explotación de cada vez más grande e industrializado, que genera menos mano de obra en contraposición de la vía campesina, agroecológica y artesanal de producir alimentos. Normativas en materia de sanidad por ejemplo, dificultan mucho que las fincas pequeñas puedan obtener permisos para la transformación y venta al público. d) La apertura del mercado único común a productos agroalimentarios de primera necesidad o básicos, procedentes de otros países de la UE y de fuera de la UE. Políticas favorecedoras de los modelos agroexportadores de producción de alimentos, como las de la OMC y últimamente los tratados bilaterales o regionales de libre comercio, han desajustado completamente los mercados y han contribuido al factor anteriormente explicado de la bajada de la rentabilidad de la actividad agraria. e) Falta de posibilidades de formación al campesinado y a las y los técnicos agropecuarios alternativas a las lógicas productivistas o de la Revolución Verde, como

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la agroecológica. El campesinado más joven aprende de sus padres o, hasta hace poco, del Centro de capacitación y experiencias agrarias “Sa Granja”, métodos y técnicas produccionistas implantadas por los extensionistas agrarios salidos principalmente de las Universidades españolas. A modo de recapitulación, la expulsión de población agraria, a la que nos acabamos de referir, creemos que es un hecho que nos debe hacer reflexionar a todas las personas, que de una forma más o menos directa estamos implicadas, desde el campesinado hasta los consumidores y consumidoras, pasando por la clase política, Universidades, técnicos, etc. Otros aspectos: El movimiento asociativo campesino menorquín, hasta la fecha, no ha sido muy fuerte. Se puede decir que el cooperativismo es la forma de asociacionismo más generalizada. En 1987 se constituyó la Unió de Cooperativas Agrarias de Menorca (UCAME), sociedad cooperativa de segundo grado limitada, que en un primer momento estaba integrada por ocho cooperativas de primer grado. Algunas de ellas como la de “Sant Cristòfol”, “Sant Lluís” o “Sa Roqueta Societat Cooperativa” se disolvieron posteriormente. Las otras cooperativas fundadoras de UCAME fueron “Sant Guillem i Santa Escolàstica”, “Sant Bartomeu”, “Sant Martí”, Sant Llorenç”, “COINGA” y “Mare de Déu del Toro”. Sin embargo, hay que decir que, hasta ahora, la mayoría de ellas han funcionado solamente como entes de información a las socias y socios, interlocución con los gobiernos locales y de centralización de compras de suministros (piensos, fertilizantes, semillas, fitosanitarios, zoosanitarios, etc). Otras formas de asociacionismo son sindicatos y otras entidades agrarias como son Unió de Pagesos-COAG Menorca, Federación Agrícola y Ganadera de Menorca (FAGME)-ASAJA y AGRENA (Asociación Profesional Agraria y de Recursos Naturales), con diferentes grados de análisis y capacidad reivindicativa.

Año Operadores/as Hectáreas 1992 0 0 1993 1 0 1994 1 0 1995 1 0 1996 2 52,2 1997 3 59,4 1998 5 137,9 1999 10 209,5 2000 15 684,2 2001 22 1.272,9 2002 26 1.396 2003 38 2.013,3 2004 42 2.348,9 2005 50 2.642,2 2006 56 2.923,9 2007 62 3.048,4 2008 80 4.254,4 2009 93 4.309,4

Tabla 4.16: Evolución del número de operadores (fincas y elaboradores/as) y superficie en agricultura/ganadería ecológica. Fuente: “Consell Balear de la Producció Agrària Ecològica” (CBPAE, 2009), organismo público dependiente del Govern Balear.

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Tampoco podemos olvidar un importante proceso, relativamente reciente, en el campo menorquín, que tiene que ver con la fundación de ECONURA-Cooperativa Agraria Ecológica de Menorca. El proceso al que nos referimos es el florecimiento y expansión de la agricultura y ganadería ecológica en Menorca. Para hacernos una idea más exacta de este proceso, veamos la tabla anterior 4.16. Las cifras de la tabla en cuanto al importante crecimiento tanto en operadores/as como en superficie destinada a la agricultura/ganadería ecológica, hablan por si solos. Es interesante desglosar la cifra del número de operadores/as del 2009: de las 93, 71 eran fincas ecológicas, por 22 elaboradores/as ecológicas. Según los datos facilitados por el mismo CBPAE, en el 2010 Menorca cuenta con 113 operadores/as y una superficie de 5.138 hectáreas dedicadas a agricultura/ganadería ecológica, lo que equivale al 10 por ciento de la superficie agraria útil de la Isla. Las fincas agrícola-ganaderas menorquinas ecológicas suman 877 cabezas de vacuno, 3.214 de ovino, 106 de caprino, 256 de porcino, 135 de otros animales y 100 casetas de abejas, siendo generalmente su actividad mucho más diversificada que el resto de fincas. Por tanto, esta expansión no cesa hasta el momento de escribir estas líneas. Esta tendencia y la demanda de estos alimentos, que de cada vez es mayor entre las personas consumidoras, ayudó a que el 30 de julio del 2008 se iniciara el proceso de constitución de la “Cooperativa Agrària Ecològica de Menorca-ECONURA”, con 18 socios/as promotores/as y un socio colaborador. En la actualidad el número de socio/as ya ha llegado a un total de 26, que comercializan localmente sus alimentos producidos en una tienda y se reparten cestas en diferentes puntos de entrega de varios municipios de la isla. Hay que tener en cuenta que en todo este florecimiento de la agricultura y ganadería ecológica en Menorca, como también pasa en otras regiones, hay una parte que persigue los principios de la Agroecología, pero hay otra que simplemente lo ve como una oportunidad para dar rentabilidad a la actividad agraria, sustituyendo los agroquímicos por productos biológicos, sin poner en duda las lógicas de producción que han conducido al ahogo de gran parte del campesinado, así como a serios problemas alimentarios, sociales, ecológicos, culturales, sanitarios, etc. Otro aspecto importante a resaltar son los pagos por buenas medidas agroambientales, que en Menorca, de forma bastante pionera, se han plasmado en la figura del Contrato Agrario de la Reserva de la Biosfera (CARB). Es una iniciativa impulsada en el año 2005 por la administración (el Área de Agricultura, Ganadería y Pesca del Departamento de Economía del Consell Insular de Menorca), con el apoyo inicial del grupo ecologista GOB-Menorca (Grupo Ornitológico Balear) y Unió de Pagesos Menorca. Pero el CARB no se limita a ser una medida concreta de pago por servicios ambientales, es un acuerdo mutuo entre la administración y los titulares de las explotaciones por el que la explotación se compromete a unas buenas prácticas agroambientales, mientras que la administración se obliga a conceder, además de los pagos, ciertos servicios a las explotaciones y formación específica a los campesinos que en ellas trabajan. Hay muchos aspectos que se favorecen como son el reconocimiento del papel de la mujer campesina, el relevo generacional, el uso de energías renovables, la protección y mantenimiento de bienes etnológicos existentes en el campo, prevención de incendios, etc. En cuanto a la evolución de fincas agrarias participantes y el presupuesto del CARB, veamos la siguiente tabla 4.17 y la siguiente gráfica 4.2.

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Años Presupuesto (€) Fincas participantes 2005 262.455 53 2006 339.892,26 68 2007 394.180,48 78 2008 703.801,75 115 2009 1.262.087,29 146 2010 1.559.007,08 180

Tabla 4.17: Evolución del número de fincas agrarias participantes en el CARB y su presupuesto (2005-2010). Fuente: Área de Agricultura, Ganadería y Pesca del Departamento de Economía del Consell Insular de Menorca, 2010.

Gráfica 4.2: Evolución del CARB en número de fincas participantes y presupuesto (2005-2010). Fuente: Área de Agricultura, Ganadería y Pesca del Departamento de Economía del Consell Insular de Menorca, 2010.

El porcentaje de territorio que gestionan las fincas con Contrato Agrario Reserva de la Biosfera respecto del total de territorio agrario declarado en la Declaración de Superficies de la PAC en Menorca es del 57,11% (exactamente 22.019,95 hectáreas sobre un total de 47.793,54 hectáreas de superficie declarada en Menorca). Hay que decir también que, en el año 2005, se declaró Menorca como zona libre de transgénicos. Por tanto, afortunadamente no todo es negativo, también hay tendencias, experiencias e iniciativas que van en el sentido de la agroecología, como son algunas de las que hemos explicado en esta parte final.

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5. Análisis de la finca de Algendaret Nou

5.1 Inventario de la finca y diagnóstico clínico ecosistémico: Dado que en la línea de la agroecología el presente estudio pretende evidenciar la necesidad de maximizar el uso de los recursos internos, minimizando la entrada de insumos desde el exterior, conocer cuales son los recursos naturales y humanos disponibles en el predio es muy útil. La importancia de la participación de la familia campesina en esta tarea es obvia.

Los componentes clave para el inventario son los que siguen:

A nivel de geo e hidroestructura: tipos de suelo, materia orgánica del suelo, estado de fertilidad del suelo, disponibilidad de agua y calidad de la misma, propiedades físicas y vida del suelo, residuos tóxicos, fuentes de materia orgánica y calidad de la misma.

A nivel de bioestructura: historial de cultivo, repaso de las semillas empleadas y posibilidad de acceder a otras más adaptadas a la producción ecológica, historial de malas hierbas, existencia de bosques, arbustos y cortavientos, inventario de plagas insectiles o no, y vida salvaje. Por último, el historial del ganado y sus enfermedades.

A nivel factores climáticos: temperatura, radiación solar, precipitación, evaporación y características microclimáticas.

A nivel de tecnoestructura: maquinaria, alojamiento, posibilidad de envasado y/o procesamiento.

A nivel de socioestructura agricultor/a y familia, trabajadores fijos o eventuales así como los mercados empleados.

Diagnóstico clínico ecosistémico: Simultáneamente a la tarea de inventariado arriba explicada, hemos procedido al diagnóstico clínico ecosistémico de la finca. Este diagnóstico permite profundizar en algunos aspectos del inventario; y, sobretodo, visualizar en el espacio la estructura del predio, ya sea, biofísica o tecnológica. Cabe decir que facilita el análisis de la situación de la finca, y consta de los siguientes pasos:

a) Visitas preliminares a la finca.

b) Análisis de la finca mediante el uso de fotos aéreas de la mayor resolución posible enbase a cuatro niveles de estudio: biogeoestructura (fundamentalmente aspectos edáficos y de cobertura vegetal), tecnoestructura (cercas, líneas eléctricas, etc.), hidroestructura (pozos, acequias, aljibes, etc.) y unidades de manejo (áreas de pastizal, cultivos perennes, herbáceos, etc.).

c) Trabajo de campo para elaborar una base de datos sobre la finca.

d) Digitalización de la finca y elaboración de los mapas temáticos: ortofotomapa,topográfico, cobertura vegetal de suelos, tecnoestructura, hidroestructura y rotaciones de cultivos.

e) Entrevistas con la familia agricultora para integrar su punto de vista sobre la finca.Para mayor detalle, en el anexo 5 se puede consultar el contenido de la entrevista en profundidad realizada.

5.1 Inventario de la finca y diagnóstico clínico ecosistémico:

Algendaret Nou es una finca familiar situada en el término municipal de Maó. Aunque tiene una producción multifuncional (huerta, gallinas, porcino, ovino, fruta, miel,

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cereales, etc), su producción mayoritaria está destinada al vacuno lechero, elaborando queso artesanal de gran parte la leche cruda que ordeña. Su producción es ecológica, pero la familia va más allá y tiene inquietudes/conciencia agroecológica. Ejemplos de ello es que está intentando cerrar ciclos, buscando una equidad social, etc. Tiene unas 14 vacas reproductoras, de raza autóctona (Menorquina). La familia campesina es propietaria de Algendaret Nou, finca que reúne unas 26 hectáreas, pero a la citada extensión hay que sumarle unas 40 ha correspondientes la finca de Biniall, cuya gestión es en régimen de arrendamiento. Tenemos pues que la familia campesina (Xisca, Onofre y Raül) gestionan una superficie rústica total de 66 hectáreas. Para hacernos una idea gráfica de las fincas de Algendaret Nou y Biniall juntas, veamos el siguiente ortofotomapa (figura 5.1). Siempre que no indiquemos que se trata de la finca de Algendaret sola, nos estaremos refiriendo a las fincas de Algendaret Nou y Biniall conjuntamente. Por tanto, el límite en rojo que se puede ver en la figura 5.2 corresponde a la suma de las dos fincas (aunque en dicha figura se adopte la denominación de “finca Algendaret Nou).” Para su observación en mayor tamaño y apreciación con mayor detalle, la lectora o el lector puede consultar el anexo 6.

Figura 5.1: Ortofotomapa de Algendaret Nou (fincas de Algendaret Nou y Biniall juntas). Fuente: Elaboración de Ricard Cots y propia a partir de los datos de las entrevistas.

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Pero, para mayor detalle y profundización en el análisis, pasemos a desarrollar los diferentes componentes clave de la finca:

A nivel de geo e hidroestructura: tipos de suelo, materia orgánica del suelo, estado de fertilidad del suelo, disponibilidad de agua y calidad de la misma, propiedades físicas y vida del suelo, residuos tóxicos, fuentes de materia orgánica y calidad de la misma.

Tipos de suelo, materia orgánica del suelo, estado de fertilidad del suelo: La zona en la que se asienta el suelo de la finca es de naturaleza caliza. Para más detalle, véase la figura 4.4 del presente trabajo: Mapa geológico de Menorca (Llompart, 1979), que se puede encontrar en el capítulo referente al contexto actual. Para reflejar con datos analíticos el tipo de suelo de la finca y sus características (como la materia orgánica, niveles de nitrógeno, fósforo, potasio, etc., que dan idea de su estado de fertilidad), véase el anexo 7, donde aparecen los diferentes análisis de suelos efectuados. No podemos dejar la ocasión para comentar brevemente los resultados de las analíticas realizadas en los últimos años: consultar el apartado 5.2.3. Entonces estos parámetros, al estar en general así de bien, ya nos pueden apuntar una cosa importante. Puede querer decir, que de un año al otro, después de labrar, sembrar, cosechar... la tierra no se empobrece (no hay grandes pérdidas de nutrientes ni procesos de erosión importantes sin sustitución). Y si la familia campesina, con su labor, no empobrece la tierra, el balance de nutrientes es correcto, lo que podría constituir un indicador de sustentabilidad a ese nivel. Pero para que el indicador fuera realmente de sustentabilidad, se tendría que ver la magnitud o cantidad de nutrientes movilizada. Se puede tener un buen balance de nutrientes (sin grandes pérdidas), movilizando grandes cantidades de nutrientes importados y exportados, lo cual no se le podría considerar un manejo del suelo sustentable. Sería el caso de cultivos intensivos que técnicamente mantienen la insustentabilidad que significa una enorme pérdida de nutrientes y materia orgánica, a base de grandes importaciones de fertilizantes. No es el caso del manejo campesino del suelo de la finca en estudio, puesto que no trae ni compra de fuera feltilizante alguno. Su sistema de rotación de cultivos está basado en las rotaciones tradicionales poco intensivas que ya se practicaban años atrás, como se puede ver en el capítulo nº 3 del presente trabajo (referente a los antecedentes históricos). Pero para mostrar mejor la baja intensificación del uso del suelo que sigue la familia campesina de Algendaret Nou, detengámonos un poco en cómo es dicho sistema de rotación trianual: El ciclo entero de rotación en las tierras abarca un espacio temporal total de tres años. A su vez, las tierras de la finca se dividen en tres partes o “semeneters”. Si por ejemplo el primer año de una de las tres porciones de la finca se dedica al cultivo de cereal, los dos años siguientes se deja como pasto. Lo que hace la familia normalmente, y que según su opinión les va mejor, es esparcir zulla en la tierra o “sementer” que en ese año toca sembrar cereal (dando lugar a un policultivo de gramíneas-leguminosas), y el año siguiente, si va bien, esa zulla rebrota de manera que hay bastante como para configurar un buen pasto. Eso sin contar el trébol y las demás gramíneas silvestres forrajeras que salgan. Durante el tercer año, la zulla normalmente suele aguantar en una proporción menor, pero suficiente. En el tercer año

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se puede llevar a cabo alguna labor típica de “guaret”, como es el arado superficial en las zonas donde se pueda detectar una importante subida en el nivel de malas hierbas. Hasta hace dos años esta labor se hacía con azada. Según el campesino Onofre, unas condiciones determinadas del año agrícola en estos últimos dos años han desembocado en una elevación en el nivel de una especie de mala hierba sobretodo. Para hacer frente a esa elevación de malas hierbas y la superficie que abarcaba, se ha recurrido al arado con tractor. Entonces, la rotación consiste en: Primer año: se siembra cereal, que puede ser cebada o avena, añadiéndose zulla. Como cereal también se siembra más o menos una hectárea de trigo. Segundo año: se deja la tierra destinada al pasto. Tercer año: también se deja la tierra destinada al pasto con la opción de arar la tierra durante la primavera de una a dos veces según el nivel de malas hierbas existente. Eso no quiere decir, que si en este segundo año no salen muchas malas hierbas, no haga falta practicar arado alguno. Va en función de las condiciones del año agrícola y de la observación de la familia payesa.

Para ver el grado de similitud de este sistema de rotación con el tradicional trianual o de “tres hojas”, veamos la siguiente tabla: ESTACIONES UNIDADES DE ROTACIÓN O “SEMENTERS”

“GUARET” (“Goret”)

“SEMBRAT” (Sembrado)

“ROSTOLL” (Rastrojo)

OTOÑO Rastrojo viejo Siembra Rastrojo y hierba para pasto

Eventualmente, cultivo de algún forraje

Cereal INVIERNO

PRIMAVERA “Guaret” “Estivades” Huerta de verano

Siega

VERANO Rastrojo nuevo

Tabla 5.1: Sistema de rotación trianual tradicional o de “tres hojas”. Fuente: (Vidal, 1999).

En efecto, como explica Miquel Àngel Casasnovas, 2006: “Desde finales del siglo XVII ganó importancia, de forma progresiva, el sistema de rotación trianual o de “tres hojas”, que ha sido el procedimiento clásico de la agricultura menorquina hasta mediados del siglo XX. La tierra de cultivo se dividía en tres partes o “sementers” de los cuales cada año se sembraba uno. Éste se denominaba “sementer sembrat” (sembrado), mientras que la porción sembrada el año anterior era el “sementer de rostoll” (de rastrojo”) y, la que hacía dos años que no se sembraba se conocía como “sementer de guaret”.

Las tres unidades de rotación o “sementers” corresponden a porciones de tierra de una extensión parecida. Las de mayor extensión corresponden normalmente a las que tienen mayor superficie forestal, más islas de vegetación silvestre o mayor pedregosidad, de manera que se intenta que la producción de cereal sea más o menos uniforme si

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hablamos de años agrícolas de similares características. En el siguiente mapa (figura 5.2) se puede observar la distribución de las tres unidades de rotación o “sementers” que maneja la familia de Algendaret Nou. Para su observación en mayor tamaño y apreciación con mayor detalle, la lectora o el lector puede consultar el anexo 8.

Figura 5.2: Distribución y delimitación de las unidades de rotación de cultivos o “sementers” de Algendaret Nou. Fuente: Elaboración de Ricard Cots y propia a partir de los datos de las entrevistas. El “sementer” nº3 es el que fue sembrado el otoño pasado y que se ha cosechado este año: “sementer sembrat”. El sementer nº 1 es el “de guaret”, es decir, el que hace dos años que no se ha sembrado y que se va a sembrar este otoño, mientras que el sementer nº 2 es el “sementer de rastrojo”, el cual será sembrado en el otoño del año que viene. Esta malla o retícula de pared seca permite complejizar y, en este caso, enriquecer el manejo de la tierra, pudiéndose manejar la rotación trianual de policultivos con integración agrosilvopastoril en varias líneas de ganado de diferente especie, y varios lotes dentro de cada línea de una misma especie. Eso sin contar que estas retículas actúan a modo de barreras de protección del frecuente viento (para los cultivos y el ganado), asentamiento y corredores de biodiversidad silvestre, así como disminución de

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la frecuentemente excesiva pedregosidad de la tierra cultivable. Para hacernos una idea de la citada complejidad, veamos el siguiente mapa de cultivos por “tanques” o parcelas/subparcelas (figura 5.3). Consultar el anexo 9 para su observación en mayor tamaño y apreciación con mayor detalle.

Figura 5.3: Mapa de cultivos por “tanques” o parcelas/subparcelas, dentro dela rotación trianual de Algendaret Nou. Fuente: elaboración de Ricard Cots y propia a partir de los datos de las entrevistas. Las “tanques” (subparcelas) y sus delimitaciones con las correspondientes paredes secas de piedra juegan un papel muy importante para posibilitar este sistema de rotación de policultivos con integración agrosilvopastoril. Como apunta Vidal, 1999: “Las “tanques”, en efecto, garantizan a la familia payesa que las tierras sembradas no se malmetan por el pasto del ganado sin pastor y, a su vez, el aprovechamiento del ganado, de forma dosificada y racional, de los pastos de los “sementers” no sembrados, juntamente con el acceso a los abrevaderos y a los refugios esparcidos por las diferentes “tanques” del “lloc” (“barraques”, puentes de ganado, pequeñas boyeras, etc)”.

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El sistema de “portells” o aperturas de pared (que se pueden abrir y cerrar con las típicas barreras de acebuche a modo de compuertas) que comunica todas las “tanques” garantiza que el ganado pueda tener acceso al agua y resguardo sin la ayuda del pastor, permitiendo también regular y decidir las tierras que va a poder pastar cada rebaño sin la ayuda de un pastor. Por otro lado, el tránsito continuado de ganado por las “tanques” de los “sementers” no cultivados (de rastrojo y de “guaret”), asegura el abono natural de la tierra. Como se puede apreciar en la figura 5.3, los cereales o se cultivan solos o en combinación con zulla (sobretodo la avena), formando policultivos. La finalidad de estos cultivos de cereal mayoritariamente es para consumo animal (concretamente para ganado bovino sobretodo), aunque hay una parte que es para consumo humano (el trigo, que se vende directamente en forma de harina o en forma de pastas elaboradas también con otros alimentos de la misma finca, como los huevos). Dentro de los cultivos de cereal con destino al consumo animal, principalmente bovino, unos son para el pasto de los terneros, otros para el grano y balas de paja, mientras que también hay cultivos de cereal que sirven para su henificado. Una vez se han cosechado los cereales, el rastrojo resultante servirá para el pasto del ganado bovino, en alguna zona para el ganado porcino, mientras que el ovino solo entrará en casos puntuales, cuando las “tanques” estén ya bastante limpias de rastrojo para su aprovechamiento final. En el caso del ganado porcino se lleva una rotación de zonas de pasto, puesto que el suelo, al aportar mucho potasio, agradece su aporte pero no en demasía. El “sementer” que corresponde a zonas de cultivo de cereal, como puede observarse, no forma una especie de micromonocultivo, sino que se intercalan zonas de forestales, pastos con y sin arbolado o frutales. Ideal como medida para evitar posibles plagas y enfermedades. En los otros dos “sementers” o unidades de rotación, llamados “de rastojo” y de “guaret”, su principal vocación es servir de pasto (con y sin arbolado) para el ganado. En el “sementer de guaret”, al hacer dos años que no se cultiva (tiene menos rebrotes de zulla y mayor aparición de malas hierbas), su pasto es de menor riqueza, por lo que sus parcelas o “tanques” menos productivas (tierra menos profunda, mayor pedregosidad, etc) van a estar destinadas al ganado ovino para su aprovechamiento, a la vez que reciben un buen abonado natural con sus heces. Se reserva normalmente al ganado vacuno los pastos de mayor riqueza, que corresponde a las mejores tierras del “sementer de guaret” y gran parte del “sementer de rastrojo”. Si bien los cerdos también pueden entrar en estos dos “sementers” con su rotación tierras de pastos. Pero, como se puede observar, no todo son pastos en estas dos unidades de rotación que ese año no han sido sembradas, sino que también hay zonas de cultivo de hortalizas, frutales y algunas zonas e islas forestales silvestres (aunque no quede reflejado en el mapa). La figura 5.3 no lo recoge, pero el cultivo de hortalizas está dividido en dos zonas separadas por tierras destinadas a otros usos, de manera que una zona es para cultivo de hortalizas de invierno y la otra para hortalizas de verano. Estas zonas de cultivo de hortalizas suelen ser cercanas a la vivienda campesina y son cambiantes a lo largo de los años, también siguen una rotación de cultivo. Como se puede observar, la hortaliza está asentada en tierras “descansadas”, que no han sido sembradas de cereal el año anterior. Aunque la figura 5.3 ya lo refleja de alguna manera, en la realidad es mayor el mosaico de usos del suelo de la finca, con numerosas rotaciones, combinaciones, interrelaciones e integraciones agrosilvopastoriles entre las diferentes “tanques” (parcelas), cultivos y especies de ganado. Siguiendo por tanto un patrón bastante parecido al ecosistémico, pudiéndose intuir una estabilidad bastante parecida también a la de un ecosistema, como

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autorregulación de plagas, enfermedades, etc. Propiedades físicas y vida del suelo, residuos tóxicos: A través de Jaume Vadell, persona dedicada a la investigación/docencia en la UIB (Universidad de les Illes Balears), se tomaron muestras de suelo para el estudio de su estructura, aunque aun no se dispone de sus resultados. En esas muestras se evidenció la presencia de vida macroscópica en el suelo (lombrices, etc), aunque tampoco disponemos de resultados analíticos correspondientes tanto a la vida macroscópica como microscópica del suelo y posibles residuos tóxicos existentes en el mismo. De todas formas, la constatación de vida macroscópica en el suelo, los buenos datos analíticos referentes a la materia orgánica y el hecho de que desde 1996 se siguen los patrones de cultivo ecológico (dejándose de añadir productos fertilizantes químicos o fitosanitarios que pudieran ser nocivos o tóxicos para la vida en el suelo y, por ende, para los demás eslabones de la biosfera), hace pensar que tanto la estructura como los indicadores de vida en el suelo y la presencia/ausencia de residuos tóxicos deben estar dentro de unos niveles aceptables. Fuentes de materia orgánica en el suelo y calidad de la misma: Las fuentes son las heces de los animales y los restos vegetales. Con las rotaciones de cultivos que se siguen, cuando los animales van a pastar, las van abonando. Aportan sobretodo el ganado bovino, las ovejas en momentos determinados y en algunos puntos los cerdos. Lo que son los restos vegetales, es lo que queda de los restos de los cultivos y de pastos. Hierba seca, que luego cuando llueve, se pudre. Luego también están los restos de la poda de los acebuches, matas y demás vegetación silvestre, que luego se trituran y se esparcen. Esta práctica de podar, triturar y esparcir por la tierra es más reciente y hay alguna “tanca” (parcela) que, de momento, se ha visto más beneficiada que otra. A la larga, la intención es que este aporte sea regular por toda la finca, pero esto se verá más de cara un futuro. Esta práctica de la poda, además, tiene sus beneficios en relación a la prevención de incendios. Cada año, de la zona que se tiene que sembrar, durante los meses anteriores se practica la poda de la vegetación de los bordes de las paredes secas (como por ejemplo zarzas o de las ramas que estorban) y de algunas islas o bosquecillos silvestres (básicamente de acebuches y matas). Posteriormente se tritura y se esparce, normalmente en las zonas de tierra cultivable más cercanas que luego se van a sembrar. Estas labores se inician cuando acaban las tareas de la siega y en el mes de septiembre siempre suele estar triturado, entonces se tiene que empezar a arar y tiene que estar listo. Además, el periodo de estas tareas coincide con el verano, que es la época en que menos trabajo hay, puesto que las vacas están secas y, por lo tanto, no se tiene que ordeñar ni elaborar el queso. Esta circunstancia no es casual, sino que tiene que ver con la racionalización del trabajo, a la vez que durante esa época seca el riego de incendios es alto, lo cual se integra con las dinámicas y ciclos naturales de los ecosistemas como los mediterráneos propios de la isla. En relación a estas labores, la parte de Algendaret Nou está más al día, mientras que la zona de Biniall es más complicado, hay sitios en los que no se ha podido llegar, pero la intención es, a la larga, ir manteniéndolo todo. Tanto para esparcir los restos de poda triturados, como para las tres o cuatro veces que se ara la tierra antes de sembrarla (que va en función de cómo llueve), no se profundiza mucho. Se labra la tierra con un arado que no va muy adentro, unos 20 cm como mucho. También hay una parte de las heces de los animales, cuando no están pastando, que se composta. Respecto al ganado bovino: se recogen las heces que se acumulan en la boyera donde se ordeñan las vacas mañana y tarde, establo donde están los terneros más

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jóvenes y en el patio o quintana adyacente a la boyera (donde esperan los animales que no se ordeñan durante el tiempo de ordeño). Respecto al ganado porcino y aviar, se recogen las heces que se acumulan en las pocilgas y gallinero respectivamente. Todas estas heces recogidas (bovina, porcina y aviar principalmente) se llevan al “femer”, zona semicerrada de acúmulo de las mismas y de los restos orgánicos, permaneciendo allí durante un tiempo. Posteriormente, se coge el material y se organiza en montones temporales para acabar el proceso de compostaje. Ese compost resultante se aprovecha luego para luego esparcir y abonar la tierra. Como nos comenta Onofre: “También hay parte del material de poda triturado que lo metemos en la boyera y lo utilizamos como cama sobre todo para los terneros, que generan más líquido, y así tienen un lugar seco. Luego, esa mezcla (de material de poda triturado, heces y orina) la recogemos y la metemos en el “femer” para compostar”. Respecto a la calidad del compostaje o características del abono verde realizado, etc. Para medir la calidad de las fuentes de materia orgánica del suelo, no disponemos de análisis sobre los que emitir una opinión fundamentada.

Disponibilidad de agua y calidad de la misma: Durante buena parte del año, el agua que utiliza la familia campesina procede del agua de lluvia recogida en los tejados y acumulada en cisterna. Mientras que, en la época más seca del año (durante el verano), cuando ésta se acaba, el agua que se consume es de pozo. La cisterna principal, cuya capacidad es de un poco más de 200 toneladas, recoge el agua de lluvia de lo que es el tejado de la casa de la finca, de la quesería, sala de curado, boyera y demás construcciones adyacentes a la casa. Salvo las primeras lluvias a finales de verano, en que se tapa la cisterna para que no entre la porquería acumulada durante la estación seca, el resto del año queda abierta y se aprovecha toda el agua recogida. Depende de lo que llueve en cada año, pero el agua de la cisterna principal suele durar hasta junio o julio. Entonces se utiliza agua de pozo hasta que empiezan las lluvias de nuevo, entre septiembre y octubre, en que se vuelve a aprovechar el agua de la cisterna. El agua de lluvia suele durar tantos meses, entre otras razones, porque se riega poco. Incluso para la huerta, la familia payesa mira de hacerla de secano. Al elaborar queso en la misma finca, por temas de prevención sanitaria, se hace un seguimiento diario de la cantidad del cloro que hay. Si se detecta que le falta cloro, se le añade el que toca para no tener problemas. En cuanto al agua de acuífero a la que se recurre en los meses secos, procede de un único pozo, cercano a la vivienda de la familia payesa. Disponen de una bomba y una canalización que permite bombear el agua del pozo hasta la cisterna principal (de arriba del tejado), de manera que las dos fuentes de agua (de lluvia y de acuífero) están interconectadas. Pero el aprovechamiento de agua de lluvia no se acaba con la cisterna principal de la vivienda. Hay hasta 7 cisternas secundarias-aljibes repartidas por toda la extensión del predio, cada una de las cuales desembocan a sus correspondientes abrevaderos o bebederas, con la finalidad de recoger y aprovechar el agua de lluvia, también para el consumo animal. Para consultar su situación y distribución, véase el mapa correspondiente a la hidroestructura de Algendaret Nou (figura 5.4). Consultar el anexo 10 para su observación en mayor tamaño y apreciación con mayor detalle. Aunque no todas estas cisternas secundarias-aljibes están en funcionamiento, la familia payesa está procediendo a su recuperación paulatina. Con la colaboración de la organización ecologista GOB-Menorca, últimamente se ha recuperado una de ellas, en la que se ha

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instalado una bomba y una placa solar para hacer llegar el agua acumulada a sus respectivas bebederas-abrevadero. En este punto hay que añadir una interrelación más entre la actividad agro-ganadera y la vida silvestre. Estos abrevaderos-bebederas son aprovechados como fuente de agua por aves silvestres, mustélidos, etc., factor claramente favorecedor del asentamiento y paso de esta fauna silvestre, la cual juega a su vez un importante papel regulador (como son plagas, etc) beneficioso también para la actividad agropecuaria. Viene a ser una especie de simbiosis agroecológica. Respecto al aprovechamiento del agua de estas cisternas secundarias-aljibes por parte de los animales domésticos, hay que decir que es sobretodo el ganado ovino y porcino el que bebe en estos abrevaderos diseminados. El ganado bovino bebe sobretodo, mañana y tarde (a las horas del ordeño), en los abrevaderos y bebederas dispuestos en la boyera de ordeño y el patio de espera adyacente-quintana. Esta agua procede de la cisterna principal.

Figura 5.4: Hidroestructura de Algendaret Nou. Fuente: elaboración de Ricard Cots y propia a partir de los datos de las entrevistas.

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Como se puede apreciar en la figura 5.3, en el predio existe un torrente temporal que nace en Biniaiets. Después de pasar por Algendaret Nou discurre por varias fincas más, llegando hasta Sant Joan y Sa Colàrsaga para desembocar al mar, en el puerto de Maó. Puesto que es terreno calizo, la roca madre filtra fácilmente el agua de lluvia, lo que dificulta los encharcamientos, erosiones por efecto del corrimiento de aguas y el llenado de dicho torrente temporal. Como se puede observar en el mapa, hay una parte del torrente que dispone de acequia y el mismo, a lo largo de su recorrido por el predio, dispone de encadenados. Estos encadenados no son nada mas que líneas de material pedregoso con la finalidad de frenar y amansar el flujo del agua del torrente, consiguiendo así reducir la erosión de los suelos. En cuanto a la calidad del agua, para su valoración y comprobación se realiza cada año un análisis de agua (consultar anexo 11). Lo único que estos análisis siempre corresponden al agua de lluvia de la cisterna principal, cuya razón reside básicamente en la necesidad de controlar lo que es la producción del queso. Respecto al agua de acuífero, solamente se hizo un análisis, cuando se hizo el pozo, en el año 1986, por temas de salinización, pero desde entonces no se ha hecho ninguna más. La calidad del agua de lluvia de la cisterna principal podemos decir que está controlada en el punto de origen, si bien no se han tomado muestras de diferentes puntos de distribución. De todas formas, resultados satisfactorios de otro tipo de análisis, como de la calidad del queso, hacen restar importancia al extremo apuntado. De las diferentes cisternas secundarias-aljibes no se dispone de analíticas. Del agua del acuífero, a falta de resultados analíticos mínimamente recientes, podemos decir que debe ser algo dura, como prácticamente casi todas las aguas de acuífero de Menorca. A nivel de bioestructura: historial de cultivo, repaso de las semillas empleadas y posibilidad de acceder a otras más adaptadas a la producción ecológica, historial de malas hierbas, existencia de bosques, arbustos y cortavientos, inventario de plagas insectiles o no, y vida salvaje. Por último, el historial del ganado y sus enfermedades Historial de cultivo, repaso de las semillas empleadas y posibilidad de acceder a otras más adaptadas a la producción ecológica: El campesino Onofre nos cuenta que la finca que actualmente gestionan en régimen de arrendamiento, Biniall, hace menos años que la cultivan ellos respecto a la finca en propiedad de Algendaret Nou. Hace menos tiempo que está trabajada bajo régimen ecológico. Anteriormente, Biniall, había sido explotada por otra finca que, según nos cuenta, llevaban un manejo bastante intensivo y agresivo con la tierra. Recurriendo a las entrevistas, en palabras textuales de Onofre: “iban a tirar abonos a punta pala y después segaban y se llevaban las balas y se lo llevaban todo. Claro se llevaban todas las semillas, abonos y se lo llevaban todo, dejando la tierra descubierta. Los primeros años que gestionamos la finca de Biniall encontrábamos debajo de matorrales restos de sacos de fertilizantes químicos...normalmente eran complejos que llevaban dos tipos de nitrógeno, fósforo y potasio. Entonces los primeros años que llevamos esas tierras no hacían nada, básicamente nada más que "flor d'avellana" y "margarita” (malas hierbas). Pero yerbas buenas no salían, aunque ahora ya si. Hemos ido mejorando, hay sitios que seguramente le tendremos que ayudar añadiendo abono natural, etc.”. Según Onofre, al llevar la finca en propiedad de Algendaret Nou más años que Biniall cultivándose de forma ecológica, su rendimiento es más alto en comparación con Biniall. La finca en propiedad de Algendaret Nou empezó el proceso de conversión en el año 1996, mientras

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que en el año 1998 ya fue inscrita como finca ecológica. El sistema explicado de rotación de cultivos trianual o de “tres hojas” se ha seguido de forma ininterrumpida desde que se empezó el proceso de conversión. Anteriormente, desde que la familia llegó a Algendaret Nou, en el año 1973, también se había practicado, pero de forma interrumpida, puesto que durante una época se cambió este sistema por otros más intensivos recomendados por el extensionismo rural productivista, basados en el cultivo con semillas híbridas mejoradas para la producción de forraje (como el raigrás). A la familia campesina no le convencieron esos esquemas productivistas y, posteriormente, ya a principios de la década de los 90, volvieron al sistema de rotación trianual. Es interesante, en este punto, reproducir una de las preguntas que le hicimos al respecto a Onofre en las entrevistas: “Y cuando os pusisteis a sembrar raigrás, ¿como varió vuestro régimen de rotaciones

en la tierra?

De todas formas nosotros no llegamos a hacer lo que realizan otras fincas, que es sembrar todo de raigrás y…no. Sembrábamos raigrás, pero no siempre. Dentro de la rotación de los tres años, una parte del cereal lo cambiábamos por raigrás y lo empacábamos por ejemplo. O también, las tierras que les tocaba estar dedicadas al pasto el año siguiente a la siembra de cereal, también sembrábamos raigrás para pastar, pudiéndose aprovechar también para empacar. Lo que pasa es que antes de empezar con la lógica del raigrás y de los fertilizantes, los años en que no sembrábamos nada salía trébol y yerbas buenas. Con la siembra de raigrás y añadiendo nitratos, vimos que en los años que nos sembrábamos nada de cada vez salían menos yerbas buenas como los diferentes tipos de trébol, como la “hierba delgada” que le llamamos aquí en Menorca (viene a ser una especie de raigrás espontáneo, margallo), como la oreja de liebre, como la cogula (una especie de avena salvaje) y estas cosas. Entonces fue cuando nos planteamos dejar esas prácticas, que era conveniente cambiar. Con el cambio, con el proceso de conversión y los años siguientes hasta día de hoy, hemos visto que de cada vez vuelven a salir más este tipo de hierbas buenas.” En este trozo de entrevista se aprecia claramente que, dentro del sistema de rotación de cultivos trianual o de “tres hojas”, la familia campesina (en este caso en palabras de Onofre) tiene interiorizada la voluntad de manejar la flora silvestre, que no ir en contra de ella. Su voluntad es favorecer la presencia de especies silvestres de interés forrajero (lo que él llama “hierbas buenas”) y mantener ese equilibrio (sin querer erradicar otras especies silvestres llamadas “malas hierbas”, que Onofre no considera malas hierbas si no aparecen en mucha proporción), en vez de intentar “artificializar” esos pastos con especies forrajeras alóctonas, que es cuando Onofre detecta que se le descompensa ese equilibrio en los pastos, una vez esas tierras no son sembradas dentro del sistema de rotación. Vemos pues, en esta manera de manejar la tierra, un claro ejemplo de cómo producir alimentos manteniendo una alta biodiversidad (no solo a nivel de especies vegetales domesticadas, sino también silvestres). Si hacemos un repaso de las semillas empleadas, en cuanto a los cereales, las semillas que más se utilizan son de avena, cebada y también algo de trigo. Su origen siempre es de semilla propia. En el caso de las leguminosas, la semilla de zulla es la más empleada. Respecto a la semilla de zulla, si pueden recoger suficiente, utilizan la suya. En el caso de que no se haya podido, la compran. Al no haber ningún sitio disponible para comprar semillas de zulla de Menorca, la tienen que acabar comprando de procedencia italiana. Cuando la familia campesina llegó a Algendaret Nou tenían costumbre de recoger la semilla de zulla. Cuando empezaron a sembrar raigrás y modificar el sistema de

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rotación de “tres hojas”, la fueron perdiendo. Luego, cuando constataron que no les iba esa lógica (por el año 1994 aproximadamente), volvieron a intentar recuperar el hábito de recogerla. El problema que hubo con la zulla fue que, aunque antes había tradición de gente que la recogía, cuando se empezó a subvencionar la semilla, una de las exigencias era que fuese semilla certificada, por tanto, si no se compraba la semilla de fuera no estaba certificada, y si la gente la compraba de la propia isla, no tenía subvención. Con la política de subvenciones de esa época se facilitó que se perdiera la costumbre de recoger la semilla. La semilla no le costaba nada a campesinado y además ya venía pelada. El extensionismo rural productivista fue también determinante en favor de la pérdida de la tradición de recoger semillas propias, en este caso de zulla. La modalidad de subvención citada se cambió, ahora en vez de subvencionar la semilla se subvenciona la superficie. Entonces, así, al no haber la exigencia de que sea semilla certificada, es mucho fácil que se vuelva a recoger la semilla propia, porque la superficie cultivada de zulla que tenga el campesinado puede ser a partir de su propia semilla o comprada de otra gente de Menorca. Desde el Consell Insular de Menorca se quiere impulsar la producción de semilla propia de Menorca, recogiendo de la zulla que sale espontánea en la isla, para repartirla y sembrarla en Menorca. Sobre el acceso a semillas adaptadas a la producción ecológica, la familia campesina dipone de variedades de trigo, avena o cebada llamadas “de Menorca”, que están adaptadas durante muchos años a las condiciones de la isla. Por ejemplo, según Onofre: “la variedad de avena de Menorca está adaptada a las condiciones de humedad de aquí y no saca el “óxido” (rovell) que otras si sacan. Con el objetivo de que las semillas cambien de tierras, de vez en cuando han podido traer semillas de fuera adaptadas a la producción ecológica, intercambiando con otros campesinos de Menorca. En el caso del trigo, hace bastantes años que siembran el mismo, el recogen del que siembran de año en año, ya que esta variedad se había perdido mucho y no quedaba. También está el banco de semillas autóctonas de Menorca (semillas que están adaptadas a la producción ecológica), que facilita su acceso a los agricultores de Menorca en general. Respecto al historial de malas hierbas: Según Onofre “Nosotros hablamos de malas hierbas cuando las hay en mucha cantidad e impiden casi que haya otras. Que haya cierta cantidad, tampoco es un problema. Son malas hierbas cuando se convierten en un problema. Por ejemplo, que haya “tanques” (parcelas) completamente llenas de “flor d’avellana/ fel i vinagre” (oxalis pes-caprae L. En castellano: agrios) o de “margarida” (Bellis sylvestris Cyr. En castellano: bellorita o margarita). Aún así la flor de avellana no lo es tanto como la margarita. Con la margarita es más complicado. De hecho, en Biniall, había muchísima y poco a poco ha ido a menos, hasta el punto de que ahora ya no es un problema. El “card blanc” (Silybum marianum L. Gaertn. En castellano: cardo de asno o mariano) puede ser un problema (si lo hay exageradamente), pero es un problema relativo. Si llueve muy pronto habrá más, pero puede haber un año en que haya mucho cardo banco y al año siguiente no tiene por qué haberlo. Las vacas, si no se lo comen cuando está verde, después en verano se lo comen cuando está seco, por tanto no hay tanto problema. Además aporta mucha materia orgánica, por lo que no lo consideramos tan mala hierba. Plantas como los “trepons” (Verbascum sinuatum L. En castellano: acigutre o cenicero), son un poco leñosas y pueden complicar. De hecho, los “trepons” son la principal causa de que, si hay tierras con una presencia importante de estas plantas, durante el verano anterior a ser sembradas, pasemos a ararlas en lo que llaman las tareas del guaret”.

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Entonces, dividiendo por partes: En la zona de Biniall hubo sobre todo al principio problemas al tener más margarita y flor de avellana de lo normal, teniendo también algo de trepons. En cambio, en la zona de Algendaret Nou, hay más problemas con los trepons, que han proliferado bastante. Antes, cuando sólo llevaban Algendaret Nou, iban regulando cada año, de manera que con la azada, si salía una margarita o trepons, las quitaban. Ahora esto no lo pueden hacer, y si se dan las condiciones, después proliferan. Es por esta razón que últimamante han recurrido al arado en sustitución de la labor con hazada. También están las llamadas “lletreres” (plantas del género Euphorbia). Está considerada como mala hierba, aunque, según la familia de Algendaret Nou, no les crea demasiados problemas. Existencia de bosques, arbustos y cortavientos: Por toda la finca existen, de forma diseminada, islas de vegetación silvestre, básicamente compuestas por “mates” (Pistacia lentiscus L. En castellano: lentiscos) y acebuches, aunque también hay “llampuguers” (Rhamnus ludovici-salvatoris Chodat) y “aladerns” (Rhamnus alaternus L. En castellano: aladiernos o coscollinos). A estas islas, en Menorca, se las suele llamar “bosquerrons” (lo que traducido sería: bosquecillos). Sus funciones, al igual que las de los bosques, son múltiples: Fuente de biomasa (en forma de rama, etc), que una vez podada, triturada y esparcida por la tierra, es aporte de abono para la misma. Producen leña y madera, para después poder ser vendida o aprovechada de forma endógena en la propia finca. Dentro de sus ámbitos de acción, protegen los pastos y cultivos del viento, provocando un efecto barrera contra la sal que lleva en suspensión (procedente del mar) en los días de temporal, disminuyendo así sus efectos. Pueden servir de refugio para el ganado, sobretodo para proporcionarles sombra durante los días más soleados y calurosos. Son en si mismas aporte y asentamiento de biodiversidad al microagroecosistema de la finca de Algendaret Nou. Alguna tanca (parcela), debido a su alto nivel de pedregosidad, la han dejado un poco y no la cultivan, entonces allí existe un poco más de vegetación silvestre (masa arbórea y arbustiva) que en el resto de la finca. En palabras de Onofre: “hay una tanca que no entra dentro de las rotaciones, de manera que no la sembramos”. Como areas en las que se asienta la vegetación silvestre, resaltan las zonas donde están construidas las “paredes secas”, habiendo allí sobre todo “abartzers” (zarzas), acebuches, lentiscos y, en alguna que otra zona, también “aritjes” (Smilax aspera L. En castellano: zarzaparrillas). Aparte del resto de zonas de vegetación silvestre como son los bosquecillos, estas paredes secas y su vegetación ejercen como importantes cortavientos. Como se puede apreciar en el siguiente mapa de cubiertas vegetales de Algendaret Nou (figura 5.5), hay alguna zona boscosa con encinas entremezcladas con los acebuches. Sin embargo, la mayoría de la superfície forestal es eminentemente de acebuchal. Para observar la figura 5.5 en mayor tamaño y poder apreciar mejor los detalles, consulte el anexo 12.

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Figura 5.5: Mapa de cubiertas vegetales de Algendaret Nou. Fuente: elaboración de Ricard Cots y propia a partir de las cubiertas del suelo Cornie Land Cover de Menorca del OBSAM (2002). La superficie correspondiente a pinar es minoritaria, mientras que como ya se ha podido ver en la figura 5.3, existen algunas zonas de masa arbórea correspondiente a higuerales e higos chumbos. En referencia a plagas insectiles: A nivel de finca, basándonos en las entrevistas, la familia no recuerda haber sufrido alguna en todos los años que viven allí (desde el año 1973). Sin embargo, a nivel insular si que ha habido en los últimos años algún brote de la oruga llamada “lagarta peluda”, y este año ha afectado a un par de líneas de la finca (zonas de mata y encinar). Según nos cuenta la familia: “Nos ha afectado relativamente, porque vemos que a lo mejor hay una racha que prácticamente no hay. En cambio después hay otra racha en que las matas y las encinas han sido perjudicadas. Respecto a la vida salvaje, en base a las entrevistas, podemos afirmar que la fauna existente en la finca es la propia del bosque mediterráneo insular menorquín: “Las

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especies de lagartijas, “marts” (martas), “mustels” (comadrejas), erizos, tortuga terrestre mediterránea, etc y lo que son las aves, lo propio de cada época: “xòrics” (cernícalos), “pardals” (gorriones), passarells (Carduelis cannabina), “cadarneres” (jilgueros), verderols (carduelis chloris. En castellano: verderón), busquerets (Sylvia melanocephala. En castellano: curruca cabezinegra), perdiz roja, etc. Aunque no críen en la finca, también se observan rapaces como milanos, “miloques” (alimoches), aguilas calzadas, etc”. En la finca, una serie de personas se dedicaron a hacer un inventario de vida salvaje, entre las que el ornitólogo Santi Catchot se dedicó al registro y anillamiento de aves. Nos cuenta Onofre que el resultado fue que detectaron una variedad importante de aves. La hipótesis que se maneja, una vez se tengan datos comparativos y concluyentes, es que en fincas que intentan llevar un manejo que tiende a la agroecología, como Algendaret Nou, hay más diversidad y riqueza en vida salvaje. Historial del ganado y sus enfermedades: Cuando la familia llegó, en el año 1972-1973, las vacas que había eran de raza Frisona, pero como nos cuenta Onofre: “De aquella Frisona europea, un poco más ancha, que no producía tanto. Después fue cuando empezamos con las inseminaciones…,fuimos “mejorando”… y lo que pasó fue que vimos que cuanta más leche, pues teníamos más pegas, más enfermedades, más mamitis… en conjunto era más lioso. Las vacas duraban menos, o por la ubre o por lo que fuera. Queríamos una vaca que no fuera tan productiva. Nos habíamos mirado la raza Jersey, lo que pasa es que habiendo la raza Menorquina, pues pensamos que igual podíamos probar con la de aquí. Lo único que para nosotros es diferente que uno que tiene una finca como un negocio y dice: me apetece probar esto, aquello…Como nosotros teníamos que vivir de aquello, pues no decidimos quitar las vacas frisonas y poner las menorquinas de golpe. Sino simplemente trajimos un toro menorquín e hicimos la prueba”. En los comienzos, con los cruces entre la raza Frisona y Menorquina, hubo algún problema con los partos: “salían terneros grandes, con las patas más anchas…Con las vacas menorquinas, en el parto nunca hemos tenido problemas, sino que el problema venía cuando la vaca frisona (que es más estrecha) tenía que parir un cruce con raza menorquina. No es que hubiera un gran problema, pero ahora que tenemos todos los animales de raza menorquina, no hay ninguno. Bueno, puede haber algún problemilla, pero normalmente ni siquiera pensamos en ello, nacen solos”. Sin embargo, con esta salvedad, el balance general de resultados con las primeras vacas mestizas menorquina-frisona fue bueno y, entonces, cuando vieron que les podía ir bien, fue cuando se decidieron por la raza autóctona y empezaron a comprar terneras y alguna vaca menorquina: “Eso fue en el año 80 y pico, al cabo de unos 12/ 14 años de empezar. El proceso de cambio lo hicimos muy despacio. Al principio, con los sementales y las vacas menorquinas puras tuvimos multitud de problemas, como pueden ser de fertilidad, etc. En el inicio había momentos como para desanimarse, fue porque realmente teníamos ganas que seguimos. Ahora esos problemas de fertilidad ya no los tenemos. Pero bueno, no ha sido un camino de rosas. Todo tiene sus dificultades y como lo hicimos despacio, no llegó a ser una catástrofe, pero problemas si que tuvimos. Después, desde que decidimos empezar con la raza autóctona hasta que tuvimos el rebaño y todo normal, pasaron 10 años seguro. Esos 10/12 años también fue el tiempo que transcurrió desde

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que iniciamos la introducción de la raza de vaca menorquina hasta que culminamos el proceso de conversión ecológica. Aunque cuando empezamos en ecológico aún había algún animal mestizo. Hará unos 10 años desde que tengo el rebaño bovino entero de raza autóctona, lo que significa que desde que empecé la introducción de esta raza hasta el día de hoy, han pasado unos 20 años”. Otro problema que tuvieron durante el proceso fue en los segundos partos, había animales que tenían dificultad a la hora de eliminar la placenta. La familia nos cuenta que cuando hicieron el cambio a ecológico, no había correctores minerales ecológicos, por lo que dejaron de administrarles. Entonces vieron que alguna vaca no se adaptaba y, tal vez por falta de minerales, tenía problemas a la hora de poder eliminar la placenta. Había años en que una vaca o dos tenían este tipo de dificultades. Ahora este problema, según Onofre, ha ido mucho a menos. Otro aspecto que influye mucho con este tipo de problemas es el cambio en el manejo reproductivo de los animales: “antes, cuando hacíamos leche, mirábamos que las vacas pariesen en el mes de agosto para que ya en el mes de septiembre pudiéramos empezar a sacar leche. Claro, si hace calor, es mucho más fácil que tengas problemas. Ahora esperamos, miramos de que los terneros normalmente nazcan a finales de septiembre/ octubre, y los problemas se reducen. Aunque haya alguna retención de placenta, le dejas un par de días, después tiras de ellas y suelen desprenderse solas. No hace falta que le metas ningún medicamento. En cambio sí se da el caso de una retención, y es durante el verano, puede haber infecciones”. Hoy en día la familia suele trabajar con entre 11 y 14 vacas menorquinas, más lo que es la recría (entre una y tres novillas) y las crías. Para la renovación de la sangre y evitar problemas de consanguinidad, el único macho semental o reproductor presente en Algendaret Nou se trae de fuera. Es el único animal que se trae de fuera de la finca, porque lo que son terneras y novillas siempre son de recría. Si el macho reproductor da buenos resultados, lo dejan durante tres años. Si les da malos resultados, lo quitan antes. La longevidad media de las vacas es un aspecto a destacar, indicador que nos señala que los animales no son forzados a producir al máximo, al límite: “Si todo va bien, duran bastante. Suelen durar entre 14 y 16 años. Esto significa que es bastante normal que una vaca llegue a entre 12 y 14 lactaciones”. Estos datos contrastan con las medias de longevidad de las vacas que se explotan en fincas intensivas de leche, que fácilmente a las 4-5 lactaciones son desechadas, llevadas al matadero. Es decir, suelen aguantar hasta los 6-7 años solamente. El número de hembras que se quedan anualmente para recría es variable: “Depende. Cuando traemos un semental, como los machos que nos quedamos como reproductores no están estudiados y no sabemos cómo nos irá, el primer año nos quedamos una hembra. Si va bien, los dos años siguientes que lo tenemos, aprovechamos para dejar más, según lo que veamos que vamos a necesitar. Suelen ser dos o tres, incluso un año en que había un macho que nos iba muy bien, dejamos cuatro”. En cuanto al historial de enfermedades: Como ya hemos comentado, los primeros años en ecológico (en los que no se les suministraba corrector mineral), a falta de adaptación de los animales, había algunos problemas de retención de placenta en las vacas. Ahora normalmente ya no hay. Aparte de estas complicaciones, de lo único que han tenido algún problema es de estafilococos aureus, en forma de mamitis subclínica: “Tuvimos que quitar dos vacas por culpa de las mamitis que les crearon los estafilococos. Aunque las vacas no tenían

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síntomas, nos contaminaban la leche”. Históricamente, como esta infección no provoca síntomas y en el pasado no se llevaba un registro periódico de analíticas de leche y queso, no sabemos el grado de permanencia o frecuencia de este problema. Hoy en día se lleva un registro periódico de la leche ordeñada, de cada a prevenir posibles nuevos contagios. En referencia al “mal groc2”, grupo de patologías que son muy frecuentes en Menorca: “Desde que dejamos de traer animales de fuera (exceptuando los sementales), ya no hemos tenido problemas de “mal groc”. Dentro del grupo patologías conocidas como “diarreas en los terneros3”, la familia campesina no ha detectado incidencias reseñables: “Se puede decir que no tenemos problemas de este tipo. Si ha habido algún caso, normalmente con un yogur o dos se suele solucionar”. Aparte de lo comentado, lo único que se puede añadir, que la familia campesina haya percibido, es algún problema patológico esporádico: “Tuvimos hace un par de años una bajada de calcio (hipocalcemia) en una vaca después del parto. Ese mismo año, también tuvimos otros dos casos puntuales de prolapso de matriz, en dos hijas de una misma vaca”. Otras patologías típicas del ganado vacuno, como timpanismos/meteorismos, torsiones de abomaso, etc., según Onofre, no las han sufrido. A partir del libro de registro de medicamentos utilizados por parte de la finca y de los resultados de las entrevistas, se desprende que los únicos medicamentos que normalmente se utilizan son productos para la desparasitación externa e interna de los animales: butox, eprinex y aceite de neem básicamente. En algunas ocasiones puntuales también se ha recurrido a tratamientos homeopáticos. Esta baja incidencia general de enfermedades seguramente tiene que ver con la rusticidad genética de la raza autóctona en si (resistencia a enfermedades y adaptación durante muchas generaciones a las condiciones y el ambiente de la isla), pero también puede estar relacionada con el manejo de los animales y su grado de intensificación en la producción láctea. La experiencia acumulada de más de 5 años como veterinario de campo en las ganaderías de Menorca me permite afirmar que las granjas con mentalidad más productivista, que llevan las vacas más al límite para producir leche, presentan un historial clínico mucho más abultado. Esta apreciación coincide con la de Onofre, fruto de su experiencia como ganadero (que ha vivido en primera persona las dos formas de producir leche), la cual es mucho más amplia, al llevar 37-38 años contando solamente los que lleva en la propia finca de Algendaret Nou (mirar la página 8 de las entrevistas).

Factores climáticos: temperatura, radiación solar, precipitación, evaporación y características microclimáticas. Una vez enmarcada la finca dentro de las condiciones y factores meteorológicos

2 La traducción literal de “mal groc” es “mal amarillo” y se refiere a un conjunto de infestaciones

parasitarias sanguíneas llamadas piroplasmosis (anaplasma, theileriosis o babesiosis), muy frecuentes en Menorca debido a razones climáticas, de la vegetación existente en la isla, etc. 3 “Diarrea de los terneros” es el nombre que recibe en Menorca el grupo de patologías

digestivas que cursan con diarrea en los bóvidos, principalmente dentro de los 6 primeros meses de edad. Su etiología suele ser vírica o bacteriana, siendo el Coronavirus bovino, el Rotavirus bovino y varias cepas de la bacteria Escherichia los microorganismos causales más frecuentes.

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generales propios del clima de la isla de Menorca (ver capítulo nº 4 del presente trabajo), según las apreciaciones de la familia campesina, no hay muchas características específicas propias de la finca que se puedan destacar y, por lo tanto, configuren un microclima diferenciado del general. La finca está situada en la zona oriental, pero más o menos ni en el sur ni en el norte de la isla, en lo que se llama zona de “mitjanía” (medianía). Asimismo hay bastantes cortavientos (como, además de las paredes secas, los árboles) que protegen de este fenómeno meteorológico. Según Onofre: “tenemos un clima ventoso, pero tampoco mucho. Es diferente de una zona del norte de la isla, donde allí la tramontana le pega de lleno y la sal que se transporta del mar quema mucho la vegetación. Aquí la sal también llega y se quema la vegetación, pero menos. Sobre el tema de las lluvias, donde llueve más es por la zona centro-norte de la isla. Aquí estamos en la zona llamada de “mitjania” (medianía). Es decir, en el sur llueve menos que por aquí y allí, por la zona centro-norte de la isla, llueve más. No tengo registros de pluviometría pero, más o menos, esta es la situación”.

Figura 5.6: Mapa topográfico de Algendaret Nou (escala 1:5000). Fuente: Elaboración de Ricard Cots y propia a partir del Mapa topográfico de las Illes Balears (2002).

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Si nos referimos al relieve de la finca, como se puede observar en el mapa topográfico de Algendaret Nou (figura 5.6), es un terreno bastante llano. En este mapa especialmente, es de utilidad su consulta a mayor dimensión (ver el anexo 13) para la apreciación de sus detalles. Como nos comenta Onofre: “No hay grandes alturas ni montaña. Lo que hace el terreno es tener algunas diferencias de nivel. Pero la “tanca” (parcela) que está más arriba es llana y la “tanca” que está más abajo, también es llana. Yo diría que las máximas pendientes que pueda tener el terreno no llegan a un 5%”. Tecnoestructura: maquinaria, alojamiento, posibilidad de envasado y/o procesamiento. Respecto a la maquinaria, la familia campesina dispone de la siguiente: Dos tractores. Uno es con tracción normal, que tiene 68 caballos. Mientras que el otro es de doble tracción y tiene 84 caballos. 3 arados (uno es el bueno, mientras que los otros dos están más para salir del paso). Hoz y rastrillo para la siega y recogida con el tractor. Una máquina empacadora (para hacer pacas pequeñas rectangulares). Una cosechadora. Una trituradora para el material de la poda. Un remolque de transporte (por ejemplo para transportar y almacenar las pacas). Un remolque para esparcir abono (material de poda triturado así como también el compost que hacemos). Un molinillo para triturar el grano que cosechamos y darlo en forma de concentrado (harina) a las vacas. Cuatro ordeñadoras. En cuanto a las instalaciones, alojamiento, posibilidad de envasado y/o procesamiento en la finca: Una boyera principal, donde se ordeñan las vacas, y otras 3 pequeñas boyeras secundarias en las que la familia campesina suele llevar terneros para engordar. Estas pequeñas boyeras tienen a su alrededor una serie de “tanques” (parcelas) de prados para pastar, pero allí donde les dan el concentrado y el agua es en estas pequeñas boyeras. Estas boyeras secundarias están repartidas estratégicamente por el predio, situándose dos en Algendaret Nou y una en Biniall. La casa vivienda de la finca donde vive la familia. La quesería. La sala de curado del queso. Una pequeña zona para la venta directa de queso, donde lo envasan y lo sirven. Una “païssa” (lo que significa pajar). Un granero. Una cuba de leche en la que le quitaron la parte de refrigeración y la utilizan para calentarla. Como nos explica Onofre en las entrevistas: “A través de un acumulador alimentado con dos placas de energía solar, y a la vez conectado a una caldera de calefacción de gasoil, calentamos la leche hasta los 32°C. Porque claro, desde que se saca la leche de las máquinas de ordeño y pasa por los tubos hasta la cuba, sobre todo en invierno, baja la temperatura de la leche. Entonces, para conseguir un buen cuajado, la calentamos hasta esa temperatura. Si la energía solar llega, pues no hace falta, pero si no llega se enciende la caldera de gasoil para conseguir ese calentamiento. Nosotros no necesitamos que la cuba refrigere la leche porque, durante la época en que ordeñamos,

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la gran mayoría de la leche la utilizamos para hacer queso mañana y tarde”. En relación a las instalaciones para la energía que se utiliza en la finca: Como ya se ha hecho referencia, hay dos placas solares grandes para calentar el agua, que están conectadas a un acumulador de agua caliente de 300 litros. Según nos cuenta la familia, para el verano estas dos placas producen energía de sobra, pero para el invierno van justas. Es por ello que el acumulador de agua caliente está conectado también a una caldera de gasoil, aprovechándose parte de su energía para la calefacción de la vivienda (como complemento a la chimenea de leña existente): “Tenemos una estufa de leña, pero para las habitaciones tenemos una caldera de gasoil, que es la misma que utilizamos para calentar la leche, va con el mismo circuito”. Hay otra placa solar pequeña que sirve para alimentar la bomba de agua de una cisterna secundaria-aljibe.

Figura 5.7: Mapa de tecnoestructura de Algendaret Nou. Fuente: Elaboración de Ricard Cots y propia a partir de los datos de las entrevistas.

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El resto de energía que utilizan procede de la fuente eléctrica convencional. Al respecto, la familia nos argumenta: "Cuando hubo subvenciones para adquirir placas solares, intentamos acogernos a esta iniciativa. Pero al estar nuestro transformador-contador más alejado de lo que la empresa eléctrica permite, Gesa-Endesa no lo hubiera aceptado”. Para una visualización gráfica de la tecnoestructura de Algendaret Nou, veamos el mapa correspondiente a la figua 5.7. En el anexo 14 se puede consultar su representación a mayores dimensiones, para mejor apreciación de los detalles. Respecto al mapa de tecnoestructura de Algendaret Nou (figura 5.7), hay que tener en cuenta que en el elemento correspondiente a la boyera principal (la que está junto a la vivienda), también quedan incluidas la quesería, sala de curado, zona de venta directa al público, “païsa” (pajar) y granero. Socioestructura: campesinos/as y familia, trabajadores/as fijos/as o eventuales así como los mercados empleados. Campesinos/as y familia, trabajadores/as fijos/as o eventuales: En Algendaret Nou vive y trabaja la misma familia (Xisca, Onofre y su hijo Raül). Xisca y Onofre tienen también una hija mayor, Laura. Aunque no vive en el campo, cada semana va a Algendaret Nou a ayudar un poco (trabajando algunas horas). Al respecto, Onofre nos cuenta: “Lo que es trabajo afuera y en la tierra estamos Raül mi hijo y yo, mientras que mi mujer, Xisca, es más trabajo de mantenimiento de aquí, curado del queso, limpieza del queso y de venta directa. Pero los tres estamos asegurados como autónomos. No tenemos trabajadores fijos a nuestra cuenta y normalmente no tenemos trabajadores eventuales. No quiere decir que no des un trabajo como hacer “enderrossalls” (arreglar paredes secas), pero para hacer los trabajos propios de la granja, no. Para lo básico estamos nosotros”. Mercados empleados: Como mejor muestra de la determinación y apuesta por el mercado local para dar salida a los alimentos que produce la familia, creemos que lo mejor es reproducir el contenido de las entrevistas que se refiere a este tema: “Nuestro principal mercado es la venta directa aquí en la finca. Tenemos licencias y registro sanitario de sanidad e industria para poder hacerlo. Luego también vendemos una parte en la cooperativa Econura (cooperativa de productores/as ecológicos de Menorca) y en el mercado de aquí de Maó, tenemos una amiga que se suele llevar queso, sobre todo en verano. Si bien el queso que vendemos aquí, en la propia finca, debe representar alrededor del 90%”. Por lo que respecta a la carne: “Antes, anteriormente a la constitución de la cooperativa Econura (de campesinas y campesinos ecológicos), la vendíamos en lotes directamente a los consumidores particulares. Pero a partir de entonces, hemos ido orientando a la gente a que vaya a comprarla allí, a través de la tienda de la cooperativa. A parte de potenciar la tienda cooperativa, también nos resulta más cómodo este tipo de venta. Este tipo de venta hoy en día representa prácticamente el 100% de la carne que vendemos”.

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Otros alimentos que vende la familia: Pastas que elabora Xisca, aprovechando los huevos de las gallinas y la harina de trigo de la finca. Los huevos resultantes después de descontar los que venden en forma de pastas y los de autoconsumo. La harina de trigo resultante después de descontar la que venden en forma de pastas y la de autoconsumo. Embutidos de cerdo (sobrasadas, “carn-i-xulla”, etc). “La leña y madera que hacemos en la finca. Parte de la leña la vendemos a algún mayorista local, pero también hay mucha que la vendemos directamente. Lo que es la madera la vendemos al “arader” (oficio tradicional dedicado a la elaboración de barreras de acebuche para su aprovechamiento agrario, azadas, etc), de manera que nos paga en forma de barreras hechas (trueque)”. La leche que no es aprovechada para elaborar queso ni para alimentar los terneros. Según Onofre, es un porcentaje (respecto al total de la leche producida) relativamente bajo, puesto que la mayoría se vende en forma de queso. Esta leche se vende directamente en la finca. Algo de huerta y fruta (higos, patatas, etc). Por último, Onofre nos cuenta: “Ya sea un producto, ya sea otro, todos los vendemos localmente, nuestro mercado es el mercado local. Bueno, hay que decir también que una buena parte del queso, si bien los vendemos aquí en la finca o localmente, lo compra gente que viene de fuera, sobre todo gente de Mallorca y Cataluña. Para nosotros, el mercado local es prioritario. Una vez me ofrecieron vender queso a Alemania en grandes cantidades y a un precio bastante superior al que lo vendo. Dije que no, porque o bien renunciaba al mercado local para vender a los alemanes, o bien tenía que aumentar bastante la producción, lo que desequilibraría la línea que estoy siguiendo. Es importante tener muchos clientes. Si me hubiera comprometido, por ejemplo, con esta gente de Alemania a servirles una cantidad importante y hubiera dejado a la gente de aquí para vender allí, después dependes de un cliente. En cambio aquí tienes muchos, y si te cambia uno, siempre hay clientes nuevos y no lo notas. El depender solo de uno o dos clientes no nos interesa porque te pueden fallar. Con el mercado local también evitas transportes y muchas cosas. Respecto a la diferencia de precios en los mercados entre los alimentos ecológicos y los convencionales, a veces si, pero no siempre tiene ser más caro. De hecho, no sé si conoces a Clemente Mata que ha hecho bastantes estudios… y él también lo decía: lo que hace que sea más caro o no, muchas veces es el manejo y el sistema que utilizas. Porque si realmente aprovechas mucho lo que tienes, no tiene por qué ser más caro. Ahora si tú quieres coger el sistema de producir como el convencional y hacerlo ecológico, después si que los precios se disparan. Si todo lo compras, dependes igual y eso es el gran problema. Además, si los alimentos ecológicos son más caros, es difícil que la gente más humilde tenga acceso a ellos”.

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5.2 Análisis de sistemas agrarios: La identificación de los diferentes componentes del sistema predial, y la cuantificación y el análisis de los flujos entre componentes, y entre éstos y el entorno (entradas y salidas de materia -nutrientes, agua, etc.-, energía - trabajo, combustible, etc.- y monetarios).

5.2.1: Identificación y manejo de los diferentes componentes del sistema predial, flujos entre ellos y el entorno.

El principal componente ganadero en la finca de Algendaret Nou es el bovino. En cuanto al manejo del mismo, se puede calificar que es prácticamente extensivo-semiextensivo, ordeñando y aprovechando la mayor parte de la leche para la elaboración de queso, aunque también se engordan unos diez terneros de media al año para su aprovechamiento cárnico (como se puede extraer de la tabla 6.5 del capítulo de Metodología). Los bóvidos son de raza autóctona Menorquina, reuniendo un macho semental, unas 12/14 vacas, más las respectivas crías, animales de cebo y recría (consultar la cartilla ganadera en el anexo 15). Sobre este manejo, mucho menos intensivo que el que se practica en general en la isla, nos cuenta Onofre: “Nosotros secamos las vacas y dejamos de ordeñar por el mes de junio. Si por ejemplo hay alguna vaca que haya tenido el ternero tarde, les damos un poco de comida y la leche la guardamos para nosotros o por si hay gente que viene a buscarla. Igual hacemos algún queso, y si no necesitamos la leche, soltamos el ternero y los terneros se la beben, ni siquiera las ordeñamos. Luego, cuando volvemos a empezar a ordeñar, que es cuando las vacas empiezan a parir, es hacia finales de septiembre/ octubre, que es cuando hemos visto que no hay problemas. También es más fácil que vuelva a haber hierba. Si no hay, pronto la hay”. A diferencia de las granjas con esquemas más produccionistas-intensivos, que ordeñan durante todo el año, este tipo de manejo de las lactaciones es el mismo que el que seguía tradicionalmente el campesinado de la isla, consiguiendo un buen aprovechamiento de los recursos locales de comida para el ganado y, a su vez, adaptarse a las condiciones climáticas de Menorca (evitando las lactaciones durante el periodo de estrés térmico por calor al que están sometidas las vacas durante el verano caluroso y húmedo de Menorca).

Siguiendo con el sistema de manejo del ganado bovino de la finca, hay que decir que las vacas están sueltas pastando todo el día, menos en las horas de ordeño (consultar las cantidades anuales de recursos alimentarios endógenos en forma de rastrojos y pastos, consumidos mayoritariamente por el ganado bovino, en las tablas 6.2 y 6.3 del apartado de Metodología). Es fácil pues imaginar que todo el estiércol que generan y esparcen durante el pastoreo es un importante componente para el abonado de la tierra. Además, durante la época en que no las ordeñan, las recogen igualmente dos veces cada día: “vienen a beber y luego las volvemos a soltar”. Cuando las ordeñan, les dan concentrado (parcialmente autoproducido: consultar las tablas 6.7 y 6.9), más o menos a razón de un kilo por vaca por la mañana y otro por la tarde (las explotaciones intensivas de bovino lechero llegan a dar de 7 a 10 Kg de concentrado comprado por vaca y día). Incluso si hay suficiente comida en las “tanques” (en los pastos), puede ser una cantidad menor. Se compran anualmente unos 1925 Kg de guisante y unos 2.456 de cebada para las vacas, mientras que para los terneros de engorde se compran unos 9.000 Kg de

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concentrado ecológico (para ver su composición, consultar anexo 16. El resto del concentrado que consume el ganado bovino es autoproducido (tabla 6.7). “En cambio, cuando no las ordeñamos, al recogerlas simplemente les damos de beber sin darles concentrados”, como nos comenta Onofre.

Cuando hay vacas que están en periodo de secado y otras que continúan en lactación, no las separan en dos grupos. Las recogen igualmente todas juntas, ordeñan las que tocan y luego las vuelven a soltar todas juntas. La explicación de este hecho la podemos encontrar en los resultados de las entrevistas del anexo 5: “Anteriormente, probamos de separarlas por grupos e irlas recogiendo en diferentes boyeras. Pero no nos iba bien, ya que luego, cuando las volvías a juntar, se peleaban. Entonces decidimos que estén siempre juntas, nos va mejor y así evitas el follón de las peleas”. La familia campesina procura que las novillas paran por primera vez al tener un mínimo de dos años, edad en que estos animales ya están lo suficientemente formados y desarrollados como para no tener problemas en la gestación y en el parto. Mientras tanto no llegan a esta edad, estos animales también van con las vacas y también las recogen mañana y tarde. Si hay sitio en la boyera, incluso también las sujetan y les dan un poco de comida suplementaria. Si no hay sitio, se quedan en el patio de la boyera-quintana esperando. Tanto la situación explicada de recoger igualmente las vacas dos veces al día durante la época en que no se ordeñan por estar en periodo de secado, como esta última circunstancia de empezar a acostumbrar a las novillas jóvenes a entrar o acercarse a la boyera cada día, tiene su importancia y justificación. Esta es la manera de que los animales sufran el menor estrés posible derivado del manejo del ordeño, de manera que se favorece el bienestar animal. Además, el bajo estrés tiene efectos positivos en cuanto a que se favorece que el ganado mantenga un estatus inmunitario elevado (prevención de enfermedades), se facilita la eyección láctea durante el ordeño y se consigue una mejor calidad de los alimentos derivados (carne, leche, queso, etc). Los terneros, en cambio, si que se mantienen en un grupo aparte, separados del grupo de las vacas y novillas, dejándoles que pasten también durante todo el día menos en las horas de ordeño. Como podemos extraer de los resultados de las entrevistas: “Durante el ordeño los terneros nos sirven para provocar el estímulo de la bajada de la leche en las vacas en lactación, de manera que los soltamos al principio del ordeño, para luego separarlos. Entonces enchufamos las máquinas de ordeño hasta que llega la hora del apurado, cuando volvemos a soltar los terneros a las vacas para que sean ellos mismos los que lo hagan. Si son terneros grandes sólo les dejamos que provoquen el estímulo de la bajada de la leche y el apurado, mientras que a los terneros más pequeños, una vez han provocado el estímulo, les dejamos que mamen un poco antes de separarles de las vacas (sin olvidar que también les tocará el apurado más tarde). Si las vacas nos suelen parir a finales de septiembre/octubre, sus terneros los mantenemos con este manejo hasta que dura la lactación, es decir, hasta el mes de junio normalmente. Nuestra experiencia nos dice que de esta forma evitamos muchas mamitis en comparación de si realizáramos todo el proceso del ordeño con las máquinas de ordeño”. Aquí detectamos entonces que hay un importante aprovechamiento de recursos alimentarios de forma endógena. La leche que beben los terneros para provocar el mencionado estímulo y para realizar el apurado de la leche de las ubres al finalizar el

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ordeño, es una parte importante de la dieta de los terneros (llegándose a estimar que el consumo anual por parte de todos los terneros de la finca llega a los 12.852 litros: consultar la tabla 6.5 del capítulo de Metodología). El estímulo de la eyección láctea en el ordeño que se provoca de forma natural, a través de los terneros, también es una técnica tradicional que se practicaba en el pasado. En la actualidad, sin embargo, la inmensa mayoría de las granjas menorquinas que producen leche de vaca, no siguen esta práctica. Habría que analizar profundamente el por qué, pero no se puede negar que en la situación actual exista un componente relacionado con los intereses económicos de empresas farmacéuticas que se dedican a producir oxitocina sintética. El estímulo de la bajada de la leche, provocado de forma artificial, se puede conseguir a través de la inyección de esta hormona sintética a las vacas. No obstante, de esta manera dicha hormona pasa a la cadena alimentaria humana. Respecto a este medicamento, a pesar de que, para garantizar la inocuidad sanitaria humana, esté reconocido un periodo de supresión o espera4 de 2 días para la leche, en multitud de casos no se ha respetado. Incluso en la actualidad hay ciertos casos de ciertas fincas en que se continúa con esta práctica sin respetar el debido tiempo de supresión o espera. De manera que, sobretodo en los últimos años, pero hoy en día también, está pasando a la cadena de consumo humana una cantidad de esta hormona que, por ejemplo, la Agencia Española del Medicamento considera como peligrosa para nuestra salud. Volviendo al sistema de manejo del ganado bovino de la finca, creemos que resulta muy ilustrativo reproducir textualmente las siguientes reflexiones recogidas en las entrevistas efectuadas (anexo 5): “Cuando empecé con el cambio, seleccionaba animales que no produjeran mucha leche, de manera que me quedaba animales que producían dentro una línea mínima (dentro de una media de entre 12 y 14 litros por vaca y día en la primera lactación), pero no los que mas. Había gente que decía: “Onofre se ha vuelto loco”. Pero tiene su lógica. Aparte de que si no vas a producir tanta leche te evitas problemas como por ejemplo muchas enfermedades en los animales, hay también otra razón. Si un sábado por la tarde quiero salir con mi mujer, no hace falta que tenga que ordeñar. Suelto los terneros y ellos ya ordeñan. Si tuviera unas vacas que produjeran mucha leche, los terneros no darían abasto y no se podría hacer”. O los terneros se empacharían (pudiéndoles generar problemas de diarreas), o se quedarían las urbes sin vaciar, con lo perjudicial que es para el tejido mamario y el riesgo de mamitis que conlleva. En cambio así, con unas vacas que no producen tantos litros de leche, se puede hacer. Como vemos, en su forma de manejo del ganado bovino, aparte de intentar no estar “esclavizado al trabajo”, busca evitar al máximo las enfermedades animales, lo que conduce a un bajísimo nivel de ímputs relativos a los productos zoosanitarios (consultar la tabla 6.11). Siguiendo con las explicaciones de Onofre: “De hecho, en relación a lo que te he comentado antes de no seleccionar a los animales que más producían sino a los que están dentro de una línea de unos 12-14 litros de leche diarios en la primera lactación, hay que tener en cuenta de cómo es la raza de vaca menorquina. Porque claro, la vaca menorquina, con el hecho de que dura más años, 4 Tiempo de supresión o espera de un medicamento dado: es el tiempo que debe transcurrir

entre su última administración a los animales y el posible aprovehamiento de los derivados de los mismos (como carne, leche, etc) para el consumo humano, sin que haya riesgos para la salud.

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también va aumentando de cada año después la producción. No es como la frisona que ya en el segundo año de lactación (a veces incluso en el primero) te produce más. De hecho, al final, la media de producción en todos los meses de ordeño suele ser de 14-16 litros por vaca y día. Que de hecho, comiendo hierba y poca cosa más, tampoco puedes esperar más. Si produjeran más, luego ya estarías obligado a añadir piensos comprados y más cosas. Claro, si vas con la mentalidad de “yo voy a producir al máximo”, puedes decir “esto que haces es una tontería”. Pero, para nosotros, que lo que queremos es una cosa más o menos estable y sin problemas, con esta producción no te crea estos problemas. A la hora de vender también sabemos que lo tenemos colocado aquí. Si produjésemos más también, pero no mucho más. Luego, si no, ya te tendrías que preocupar de ir fuera a preguntar “a ver si necesitáis esto...”. Así, la gente viene, se lo lleva y no tienes problemas. A la vez, te evita muchos costes. Porque si tienes que enviar afuera, entre que si la agencia…, que si ahora te pagan o no te pagan. En cambio aquí es muy tranquilo. Claro porque así, como es una finca que tiene mucha rama, pues siempre haces un poco de leña, vendes alguna tonelada o a veces hacemos sacos… Quiero decir, son muchas cositas, que al final, aprovechas las tareas que tienes que hacer y ya lo sacas. Lo que pasa que cuando uno tiene la mentalidad de decir “no, lo que tengo que hacer yo es ganar” choca un poco con todo esto. Respecto al régimen alimentario del ganado bovino, Onofre nos explica: “Nosotros no hacemos ensilados. Una vez hice y no me acabó de convencer. Si lo haces bien no tiene por qué, pero te puede llevar problemas de cara al queso. En nuestro caso no es por esta razón, sino porque cuando nosotros ordeñamos, los animales tienen hierba para pastar y no es tan necesario. Lo que a nosotros nos es más importante es recoger pacas. La paja y la hierba seca o henificada (suele ser de avena o un poco de zulla) de las pacas les empezamos a dar a las vacas a finales de agosto, que es más o menos un mes antes de las primeras vacas que paren. Pero esto también va un poco en función de la comida que tengan para pastar en ese año. Si ves que ese año tienen poca comida para pastar, pues las pacas les empezamos a dar antes. Luego, estas pacas les solemos dar hasta al menos el mes de marzo, incluso si aún tienes, el mes de abril. Piensa que, si la hierba comienza a tener fibra, luego ellas (las vacas) tampoco quieren. Lo que es concentrado (harina procedente de granos de cereal y leguminosa producidos parcialmente en la propia finca), también les podemos empezar a dar cuando empezamos con la paja (a finales de agosto), y continuamos dándoles hasta que las ordeñamos”. Como se extrae del párrafo anterior, se aprovechan los recursos endógenos de la finca en forma de paja y heno para completar la ración del ganado bovino. Si se consultan las tablas del capítulo de metodología (la 6.1 y 6.2 especialmente), podemos ver como toda la paja y todo el heno que consmen los animales procede de la propia finca.

Respecto a la línea de ganado ovino de Algendaret Nou, hay que decir que su vocación es básicamente de producción cárnica. No se ordeñan las ovejas y la lana, en la actualidad, no tiene salida en el mercado. Disponen de un macho reproductor, 8 hembras de reposición, 14/15 hembras reproductoras y sus crías (consultar su cartilla ganadera en el anexo 15). Se venden al año unos 25 ternascos (que pesan unos 10 kg a la canal), salen de la finca unos tres animales de desvieje al año, mientras que se trae de

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fuera un semental cada 3 años para renovar la sangre y evitar así altos niveles de consanguinidad. Su manejo es extensivo, estando prácticamente todo el tiempo pastando en las “tanques” (parcelas) de mayor pedregosidad, menor profundidad de la tierra o de pastos más pobres, presentando un buen aprovechamiento de los recursos existentes, a la vez que abonando sus tierras con las heces que generan. Respecto al buen aprovechamiento de los recursos existentes, hay que hacer referencia a que el ganado ovino es de raza menorquina. La rusticidad que caracteriza esta raza autóctona, sumada a su coevolución con el ambiente y condiciones climáticas de la isla, hacen que el grado de aprovechamiento de los recursos locales sea elevado. La necesidad de cuidados relativamente baja del ganado ovino destinado a la producción cárnica (si la comparamos con otro tipo de ganado o de aprovechamiento), hace que sea compatibilizable con la ganadería bovina de leche (en que cada día se tiene que ordeñar, elaborar el queso, etc). Además, el nivel de cuidados que requiere el ganado ovino por parte de la familia campesina se rebaja si tenemos en cuenta los siguientes factores: La citada rusticidad de la raza de oveja autóctona menorquina determina que estos animales presenten una mayor resistencia a enfermedades, parasitosis, etc. La red de paredes secas por toda la finca que forman las “tanques” (parcelas) unida a el sistema de “portells” i “barreres” (comunicaciones entre las percelas y sus compuertas), permite administrar las tierras de pasto sin la ayuda de una persona que ejerza de pastor. El sistema de cisternas de recogida de agua de lluvia-aljibes con sus correspondientes bebederas o abrevaderos, también repartidos por toda la extensión del predio, permite que las ovejas tengan acceso al agua sin que sea necesario que los campesinos/as las lleven hasta una fuente de agua cada día. El hecho de que tengan acceso abierto permanente a un lugar de refugio (establo para las ovejas), confiere mayor autonomía al ganado ovino respecto de los cuidados del campesinado. Si nos fijamos, los 3 últimos factores se refieren a elementos tanto de la tecnoestructura como de la hiroesctructura, las cuales no sólo son eficientes, sino que también están adaptadas al entorno. El hecho de que los citados 4 factores rebajen el nivel de cuidados requeridos por parte del ganado ovino no permite únicamente que sea combinable con el ganado bovino de leche, sino que también con muchas otras aptitudes o aprovechamientos de Algendaret Nou por parte de sus campesinos/as (ganado porcino, miel, leña, madera, repostería, algo de fruta y hortaliza, etc). Se consigue así una auténtica amalgama de alimentos producidos y sistemas agrarios en la finca, los cuales interactúan, se autorregulan e incluso coevolucionan. El ganado ovino de Algendaret Nou no consume concentrado alguno.

Respecto al componente de ganado porcino en la finca (de raza autóctono negra balear), hay que decir que su principal vocación es cárnica (tanto para la elaboración de embutidos como para la venta de carne fresca en canal). Como se puede ver en la cartilla ganadera (consultar el anexo 15), en Algendaret Nou disponen de un verraco,

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unos cuatro animales de cebo, de una a dos cerdas reproductoras, más las correspondientes crías, animales de reposición, recría/transición. En total supone un cifra que ronda las 20 cabezas o un poco menos.

Se puede decir que la ganadería porcina en Algendaret Nou es extensiva. Se habilitan una serie de “tanques” (parcelas), para que se puedan mantener a través del pasto que ofrecen. Estas zonas de pasto porcino tienen que estar muy bien cercadas mediante paredes secas que aseguren que no se puedan escapar. El sistema de cisternas de recogida de agua de lluvia-aljibes con sus correspondientes bebederas o abrevaderos, también repartidos por toda la extensión del predio, permite que los cerdos tengan acceso al agua sin que sea necesario que los campesinos/as las lleven hasta una fuente de agua cada día. Mientras aprovecha el pasto, el ganado pocino también abona la tierra, aportando con sus heces cantidades importantes de potasio. Las zonas de pasto de ganado porcino (que suelen abarcar la extensión de media hectárea aproximadamente: ver datos de la entrevista en profundidad) también son sometidas a rotación a lo largo del tiempo, de manera que así se reparte tanto el aprovechamiento de sus pastos como de abonado de la tierra. En estas rotaciones también entran las zonas de cultivo de hortalizas y frutales. Una vez cosechadas las hortalizas, se sueltan los cerdos para el aprovechamiento de los restos que quedan y para empezar el estercolado. Durante las épocas en que las zonas plantadas de higueras disponen de frutos que han caído en el suelo, también dejan al ganado porcino que los aprovechen. Queda escenificada entonces, también en este caso, la estrecha integración agroganadera existente en la finca Cuando empieza la época de ordeño (y de elaboración de queso), únicamente los cerdos de cebo se meten en las respectivas pocilgas durante un tiempo, para la finalización de su engorde. Durante este tiempo, dichos cerdos aprovechan el suero del queso llamado “cerigot” (conexiones con el componente bovino), así como las peladuras de hortalizas/frutas (residuos orgánicoas) resultantes del consumo humano de la familia campesina. A lo largo de esta fase finalización del engorde también se les da cebada cosechada en la misma finca (en total unos 800 Kg: consultar la tabla 6.7 del capítulo de Metodología), que es el único concentrado que se suministra a todo el ganado porcino. Este proceso de finalización del engorde suele enpezar cuando los animales llegan a casi el año de edad, mientras que posteriormente se realiza la tradicional matanza, en la que se elaboran los embutidos como la conocida “sobrassada”, “carn-i-xulla”, “cuixot”, “botifarró blanc”, botifarró negre”, etc. El número total de animales que se destinan a la elaboración de embutidos suele ser unos 5/6 al año, mientras que el resto se venden como lechones o más jovenes que el año de edad (para su aprovechamiento cárnico en forma de canal o para su venta a otras fincas en vivo). Tanto los embutidos como la carne en canal, hay una parte que se reserva para el autoconsumo, mientras que el resto se vende. Los embutidos se venden de forma directa en la finca, mientras que la carne en canal se vende a la coperativa ecológica “Econura”.

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El suero de leche (“cerigot”) que no es consumido por los cerdos de engorde, es llevado a la zona de pasto donde está el resto de ganado porcino, el cual lo aprovecha en su integridad. Es interesante señalar también el importante papel que desempeña en otras funciones el ganado porcino mientras realiza las labores de pastoreo, y que el campesino Onofre resalta en las entrevistas: “Mientras pastan, también se comen los caracoles, babosas y quitan raíces que molestan, etc”. Desarrollando así el ganado porcino una importante labor de control de plagas o de organismos que se comen las cosechas, así como el control de las llamadas “malas hierbas” y sus rebrotes a través de las raíces que quedan escondidas (función que, en el argot campesino menorquín, se llama “guaret”). Respecto al componente ganadero aviar, hay que señalar que la mayoría de los ejemplares son de raza autóctona Menorquina, reuniendo un macho semental, un grupo de unas 15/20 gallinas ponedoras, más las respectivas crías. En total suponen unas 30 cabezas (consultar la cartilla ganadera en el anexo 15). La vocación del ganado aviar es de puesta de huevos, no obstante también hay algún animal que se aprovecha para carne (autoconsumo). Estan en un gallinero suficientemente amplio como para evitar el hacinamiento y el estrés consiguiente. Su alimentación se basa en concentrado ecológico (consultar anexo 16 para ver su composición), en una cantidad anual media que ronda los 640 Kg anuales (ver tabla 6.9). Dicha ración puede estar complementada con algo ed pasto y peladuras de hortalizas/frutas resultantes del consumo humano de la familia campesina. Como hemos visto anteriormente, los purines que se recogen del gallinero son compostados para luego esparcirse para el abonado de la tierra. Hay que decir que los huevos que se producen tienen 3 destinos principales. El primero es el autoconsumo. El segundo es la venta directa a los consumidores que se acercan a comprarlos. Mientras que la tercera vía es a través de la repostería/pan y pastas que elabora Xisca para su posterior venta o autoconsumo, que además de utilizar los huevos propios de la finca, también utiliza la harina de trigo autoproducida y otros alimentos endógenos como la manteca de cerdo. Respecto al componente de la finca referente a las abejas, hay que decir que en Algendaret Nou hay unas 9 colmenas repartidas por el predio (en el anexo 15 se puede consultar la cartilla ganadera). Basándonos en encuestas realizadas a varios ganaderos de la Asociación de apicultores de Menorca, su producción media de miel por colmena y año es de unos 14,75 Kg. Lo que nos conduce a una producción anual media de la finca de unos 132,75 Kg de miel. Aunque su papel en la finca pueda parecer secundario, nada mas lejos de la realidad. A la vez que se alimenta del néctar de las flores, juega un papel fundamental a la hora de permitir la polinización de la vegetación existente en Algendaret Nou.

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Respecto al ganado equino, en Algendaret Nou hay un macho semental de raza autóctona Menorquina (consultar anexo 15 para ver la cartilla ganadera). A pesar de que en la actualidad el caballo en la finca no realiza prácticamente ninguna labor productiva (a diferencia del pasado en que se utilizaba el ganado caballar como animal de labor para ayudar en las tareas de labranza, etc), representa una fuente de consumo de recursos alimenticios endógenos (avena, paja, rastrojo, etc) que no es despreciable. Solamente el consumo de avena, paja y rastrojo suma un total de 11,731 Gj/año, sin contar el consumo de pastos, que representa una variable importante dentro de su ración (72,684 Gj). Para mayor información sobre estos datos, consulte las tablas 6.3, 6.7, 6.8 y sus comentarios en el capítulo de Metodología. Este cierto peso específico en el consumo alimentario global que genera un solo caballo, es debido a que la cabaña ganadera mayor (vacuno) no es numerosa (ver anexo 15). Esta circunstancia (el caballo como fuente no despreciable de consumo pero sin aportes prácticamente en la producción) es totalmente incongruente con los esquemas productivistas, y no solo se da en esta finca con vocación agroecológica. También se da en otras fincas de Menorca en que las lógicas de la Revolución Verde han penetrado con un grado de intensidad considerable. Como ya se ha comentado en el capítulo nº4 (referente al Contexto), esta circunstancia, que no puede ser entendida desde el punto de vista estrictamente productivo, puede ser explicada o debida a toda una simbología y enraizamiento cultural que representa el caballo Menorquín. El único pequeño aporte que realiza el caballo de cara a la producción agraria se refiere a la generación de estiércol que reparte por la tierra mientras pasta, o que se recoge y se composta mientras permanece en el establo. El componente que representa en la finca la huerta cuantitativamente no es muy importante. Como se puede ver en la tabla 6.1 del capítulo de Metodología, su extensión se reduce a 0,097 hectáreas, a la que hay que sumar la extensión dedicada a la siembra de la patata (0,021 ha). Aunque se produce algo de huerta durante el invierno, la mayor parte de hortalizas que se siembran son de verano (en lo que se llama en el argot campesino menorquín “estivada”, cuya traducción literal sería “veraneada”). Como se puede extraer del trabajo de (Marí et al, 1991), las hortalizas de verano que tienen mayor importancia en Menorca son el tomate, la berenjena, los pimientos, el calabacín, el melón y la sandía. Una parte muy importante de estas hortalizas está destinada al autoconsumo. El resto, sobretodo las patatas, se vende al consumidor local. Es importante resaltar la conexión que se da entre este componente (huerta) y otros componentes ganaderos de la finca. Como se ha comentado anteriormente, una vez se han cosechado las hortalizas, se suelta el ganado para que aproveche sus residuos y empiece a abonar la tierra. También hemos explicado que las peladuras de las hortalizas que se generan como consecuencia de su consumo humano (por parte de la familia campesina de Algendaret Nou), luego son aprovechadas también por el ganado (porcino y aviar principalmente).

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Hay que decir que la familia intenta racionalizar al máximo el uso de agua para estos cultivos, adecuando su consumo a las condiciones y disponibilidad hídrica del clima Mediterráneo propio de Menorca. Otro aspecto que la familia tiene en cuenta para la siembra de estos cultivos es la rotación de la tierra que los sustenta a lo largo del tiempo. El componente que se refiere a los árboles frutales tampoco es, a nivel cuantitativo, de los importantes en la finca de Algendaret Nou. Como se puede ver en la tabla 6.1 del apartado de Metodología, se reduce prácticamente a unas 30 higueras en producción, más las plantadas más recientemente. Los higos que producen las higueras están destinados tanto al autoconsumo como a la venta al consumidor local. En este componente de la finca también hay conexiones con el sistema ganadero de Algendaret Nou. Durante la época en la que hay higos que caen al suelo, las diferentes especies de ganado son soltadas para su aprovechamiento, para que pueden pastar y a la vez que abonen el terreno. Estos árboles frutales se aprovechan en régimen de secano. Como se ha comentado en el apartado 5.1 del presente capítulo, estos cultivo también ejecen una importante función de cortaviento para otros como el cereal, leguminosas, etc. Un componente importante para la finca es la vegetación silvestre y los pequeños bosques existentes en ella. De igual manera que se ha comentado en el párrafo anterior y en el apartado 5.1 del presente capítulo, dicha vegetación ejerce un importante papel de cortavientos para los cultivos así como un factor regulador de plagas (en este caso junto a la fauna silvestre como las aves). Como ya se ha comentado anteriormente, cada año la familia campesina procede a la poda de la vegetación silvestre de una parte de la finca. Todo este material de poda es triturado y aprovechado como abono verde. Este abono verde es una cantidad importante de reempleos de materia y energía (37.700 Kg de materia fresca por 939,617 Gj/año) al microagroecosistema en general, y de materia orgánica al suelo donde se esparce en particular. Para mayores detalles sobre estos datos, consultar la tabla 6.4 del capítulo de Metodología. Pero de la vegetación silvestre y pequeños bosques de Algendaret Nou la familia campesina no solamente saca material de poda, sino que también una cantidad considerable de leña (unos 13.000 Kg) y madera (7.000 Kg). Como se puede ver en la mencionada tabla 6.4, toda esta materia se traduce en una nada despreciable cantidad de energía. La leña es vendida a consumidores locales y a algún consumido mayorista local, mientras que una parte más pequeña se la queda la familia para su propia calefacción. En referencia a la madera, como se ha señalado con anterioridad, la familia realiza trueques con un “arader” (oficio artesano minoritario que se dedica a la elaboración de

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barreras de madera, azadas, etc. para su aprovechamiento agrario), de manera que el “arader” les paga la madera en forma de barreras de madera (acebuche principalmente). 5.2.2: Cuantificación y análisis de los flujos energéticos. Las siguientes figuras y tablas que, dentro de este apartado, aparecen en adelante, se han conseguido elaborar a base de toda una serie de cálculos a partir de los datos aportados por la familia campesina de Algendaret Nou principalmente. En los casos en que no hemos podido sacar directamente los datos referentes a la realidad del día a día a pie de campo de la finca, hemos recurrido a las fuentes bibliográficas lo más fidedignas posible. Los respectivos cálculos efectuados a partir de los datos conseguidos para llegar a los siguientes resultados, la lectora o el lector las pueden encontrar explicadas en el capítulo 6 (Metodología) del presente trabajo. Para una mejor comprensión, como ya se ha podido intuir anteriormente, hay que decir que la finca tiene un componente ganadero que es principal. Más concretamente, dentro de tal dominio ganadero, la cabaña vacuna es la de mayor importancia, puesto que el principal alimento que se produce es queso de vaca. No obstante, pese a tal dominio del queso de vaca, la finca presenta una importante diversificación en cuanto a su producto ganadero. Esta circunstancia la podemos apreciar en la siguiente tabla (5.2):

Alimento/producto Kg Kj/Kg Total (Gj)

Bovino Carne 2.525,6 8.926,67 22,545 Leche (venta directa)

2.973 2.590 7,700

Queso (curado)

5.157,89 18.890 97,433

Leche (para terneros)

12.852 2.590 33,287

Suero de queso (para cerdos)

41.650 1.003,2 41,783

Porcino Carne 531 15.874 8,429 Embutido 351,66 23.595 8,298

Ovino Carne 142,872 11.463,33 1,638 Lana 52,8 16.720 0,883

Gallinas (ponedoras)

Huevos 101,031 6.560 0,663

Carne. Su aprovechamiento se reduce al autoconsumo de alguna gallina o pollo de vez en cuando. Al ser una cantidad muy reducida, no la consideramos significativa. Su valor lo consideramos ~ 0.

Abejas Miel 132,75 12.040 1,598 Total 224,257 Tabla 5.2: Alimento/Producto de origen ganadero. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca principalmente, pero también a partir de Mataix Verdú et al (2009), González y Guzmán (2006), Cubiló et al (2007), Muñoz (1992), Panea et al (2010), Fálder (2004), Moreira et al (2005), Álvarez et al (1999) y Villar (2006).

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Tanto el suero de queso como la leche destinada al consumo de terneros son reempleos ganaderos dentro del mismo microagroecosistema referido a la finca. Los otros alimentos producidos se destinan una parte al autoconsumo, mientras que una vez está cubierto dicho autoconsumo, el resto se destina al mercado local. Pero la mencionada diversificación no se reduce al componente ganadero, sino que también está presente en el componente agrícola, como se puede ver en la tabla siguiente (5.3):

Superf. (ha)

RDTO (kg/ha)

Kg Totales

Kj/Kg Total (Gj)

Patatas 0,021 21.600 453,6 2.718,80 1,233 Hortalizas (estivada)

0,097 18.630 1.406,67 1.194,23 1,680

Frutales 0,132 (30 árboles)

14kg/árbol 357 2.840 1,014

Trigo 1,070 1.102 15.738 17,343 Avena 1,899 3.250 13.995 45,484 Cebada 2,267 2.997 12.594 37,744 Avena + Zulla

(forraje)

4,522 2.060,95 (M.S.)

9.319,62 (M.S.)

10.006,45 93,256

Avena + Zulla

(pacas heno)

1,355 6.436,08 (M.S.)

10.006,45 64,402

Total 262,156 Tabla 5.3: Contenido energético de los productos agrícolas. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca principalmente, pero también a partir de analíticas anexo 17, González y Guzmán (2006), MARM (2010), Mataix Verdú et al (2009), MARM (2010) y MAPA (1985) en Marí et al (1991).

Hay que apuntar que tanto las patatas, hortalizas, frutales y trigo tienen como destino el consumo humano (bien sea en forma de autoconsumo o de output al mercado local). En cambio, la cebada, la avena, el forraje y el heno son recursos alimentarios con destino al consumo ganadero. Respecto al grano, hay que descontar una pequeña parte del mismo que se utiliza como semilla para la siguiente siembra (reempleo del microagroecosistema), como se puede ver en la tabla 5.4.

Kg Kj/Kg Total (Gj) Patata 100 2.718,797 0,272

Cebada (secano) 325 12.594 4,093 Trigo (secano) 150 12.270,81 1,841 Avena (secano) 625 13.995 8,747

Total 14,953 Tabla 5.4: Contenido energético de semillas utilizadas. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca principalmente, pero también a partir de González y Guzmán (2006) y Mataix Verdú et al (2009).

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Al respecto de las semillas utilizadas, hay que apuntar que todas provienen de la misma finca (autoproducidas o reempleos), menos en la patata,que se compra de fuera de la finca.

Siguiendo con la diversificación de Algendaret Nou, esta no se acaba con los componentes ganadero y agrícola, sino que también se extiende al aprovechamiento forestal que se realiza, como podemos apreciar en la tabla 5.5.

Kg Kj/Kg Total (Gj) Leña seca 13.000 19.259,280 250,371

Madera seca 7.000 19.259,280 134,815 Material de poda (triturado para abono verde)

37.700 14.706,386 554,431 D1

Total 939,617 D Tabla 5.5: Contenido energético zona boscosa (acebuches, encinas, etc.) y vegetación silvestre. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca, Fernández (2003) y Cachadiña (2007).

Respecto a la tabla anterior, tanto la leña como la madera son para uso humano (autoconsumo o bien output al mercado local). En cambio el material de poda triturado para abono verde, corresponde íntegramente a reempleos del microagreocosistema.

Volviendo al tema que habíamos comentado sobre el consumo animal de recursos alimenticios producidos por la finca, hay que decir que no sólo se reduce al grano, el forraje y el heno que hemos visto anteriormente en la tabla 5.2, sino que también se extiende a subproductos del espacio agrícola cultivado como la paja, el rastrojo, restos de hortalizas y restos de frutales. Esta circunstancia queda reflejada en la siguiente tabla (5.6):

Harina de cebada (Kg)

Kg M.S. Kj/Kg (M.S.) E. Metab.

Total (Gj)

Vacuno 2.197 1.935,78 14.379,2 27,835 Porcino 800 704,88 14.379,2 10,136

Harina de avena (Kg)

Kg M.S. Kj/Kg (M.S.) E. Metab.

Total (Gj)

Vacuno 2.925 2.579,56 12.456,4 32,132 Caballar 325 286,62 12.456,4 3,570

Paja y/o rastrojo (Kg)

Kj/Kg Total (Gj)

Vacuno 23.005,891 14.095 324,268 Caballar 579 14.095 8,161 Porcino 1113,578 14.095 15,696

Kg Heno (avena + zulla) M.S.

Kj/Kg (M.S.) Total (Gj)

Vacuno 6.436,08 10.006,45 64,402 Kg restos de Kj/Kg (M.S.) Total (Gj)

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hortaliza Vacuno, porcino, caballar y ovino

81,74 (M.S.) 16.720 1,367

Kg restos de frutales

Kj/Kg Total (Gj)

Vacuno, porcino, caballar y ovino

357 2.840 1,014

Total 488,581

Tabla 5.6: Consumo animal del espacio agrícola cultivado. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca, pero también a partir de analíticas anexo 17, González y Guzmán (2006), Mataix Verdú et al (2009), SIGPAC-MARM (2008), Rodríguez Ventura et al (2004), MARM (2010) y MAPA (1985) en Marí et al (1991).

Respecto al consumo animal de los pastizales, en la siguiente tabla (5.7) vemos que es bastante importante:

Kg (M.S.) Kj/Kg Total (Gj) Bovino y ovino 39.726,400 16.720 664,225

Porcino 1.692,695 16.720 28,302 Caballar 4.347,150 16.720 72,684

Total 765,211 Tabla 5.7: Consumo animal de pastizales (sin y con arbolado y/o arbustivo). Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca, Passera Sassi et al (2001), Rodríguez Ventura et al (2004) y SIGPAC-MARM (2008).

Sin embargo, pese al importante consumo ganadero de los recursos alimenticios que produce Algedaret Nou, esta cantidad no es suficiente respecto a la producción de granos para concentrado. Este hecho conduce a que una parte del concentrado ecológico se acabe comprando de fuera de la finca, cuyos datos se reflejan en la siguiente tabla (5.8):

Kg pienso/grano comprados

Kj/Kg Total (Gj)

Para terneros Engorde

pienso 9.000 12.565,398 113,089

Para vacas Grano guisante 1.925 13.250 25,506 Grano cebada 2.456 12.594 30,931

Para gallinas pienso 640 12.488,370 7,993 Total 177,519 Tabla 5.8: Contenido energético del concentrado/grano comprado de fuera de la finca. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca, anexo 17 de composición de los piensos comprados, Mataix Verdú et al (2009), Villamide (2001) y Lavín et al (2007).

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Respecto a otras entradas de fuera (no consolidables) del microagoecosistema, como se puede ver en la tabla 6.10 del capítulo de metodología, las importaciones de fertilizantes químicos son inexistentes, mientras que la de productos fitosanitarios y zoosanitarios son tan bajas que las consideramos ~ 0 o no significativas. Respecto a las entradas de ganado para evitar consanguinidad, la familia campesina nos cuenta en las entrevistas que solamente introducen un macho bovino, ovino, porcino y aviar cada 3 años. Respecto al contenido energético del gallo introducido cada 3 años, su valor es tan bajo que lo hemos considerado ~ 0 o no significativo.

Kg/año Kj/Kg Total (Gj) Bovino 147,6 8.926,67 1,317 Porcino 5,13 15.874 0,081 Ovino 1,83 11.202 0,020

Total 1,418 Tabla 5.9: Importaciones de ganado (para evitar consanguinidad). Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca, González y Guzmán (2006), Panea et al (2010), Moreira et al (2005), Fálder (2004) y Orozco (2009).

En cuanto a la mano de obra, en la siguiente tabla (5.10) vemos como el porcentaje del trabajo humano externo respecto al trabajo humano total invertido es muy bajo.

Nº horas Kj/hora Total (Gj) Trabajo Interno

Trabajo fuerte 2.900 402,3 1,167 Trabajo suave 3.890,66 268,2 1,043

Trabajo externo

Trabajo fuerte 7,5 402,3 0,003 Trabajo suave 7,5 268,2 0,002

Total 2,215 Tabla 5.10: Trabajo humano total invertido. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca, Naredo y Campos (1980: 175) y Campos y Naredo (1980: 82).

En relación al consumo eléctrico importado, se puede decir que no es muy alto, hecho al que contribuyen las 3 placas solares instaladas en Algendaret Nou. La voluntad de la familia es que el grado de autosuficiencia eléctrica sea prácticamente total a través de más placas solares. Sin embargo, esta voluntad está dificultada por la lejanía de la finca respecto al núcleo urbano más cercano, lo que impide que las compañías eléctricas les compren la energía sobrante, circunstancia que complica la amortización de la importante inversión que implica la instalación de las placas solares. Sobre este tema se puede consultar la entrevista en profundidad en el anexo 5.

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Consumo eléctrico importado expresado en: Kw (h) Total (Gj) 5.787 20,833

Total 20,833 Tabla 5.11: Consumo eléctrico importado. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca y el Sistema Internacional de Magniutdes (2009).

Por último, en la siguiente tabla (5.12) podemos observar las cantidades de energía importadas como consecuencia de la mecanización de la finca:

litros Kj/litro horas Kj/hora Total (Gj) Gasoil 2.072 36.200 - - 75,006

Amortización maquinaria, aceites y reparaciones

- - 459,12 50.950 23,392

Total 98,398 Tabla 5.12: Contenido energético importado derivado de la mecanización. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca, Guzmán et al (2008) a partir de Andsley et al (1997), González & Guzmán (2006) y Naredo & Campos (1980: 237) a partir de Leach (1976).

Como consecuencia de todas las entrevistas efectuadas a la familia campesina de Algendaret Nou, de la labor de inventariado de la finca, diagnóstico clínico ecosistémico, la identificación de los diferentes manejos y componentes del sistema predial, la observación participante durante las múltiples visitas a la finca, la búsqueda bibliográfica y los resultados de los diferentes cálculos realizados que se han mostrado en las tablas anteriores, hemos podido llegar a elaborar el siguiente mapa conceptual de funcionamiento energético del microagroecosistema finca de Algendaret Nou (figura 5.8).

Como nos muestra la figura 5.8, a primera vista podemos observar un claro dominio de las flechas verdes, que corresponden a la circulación interna de energía. Mientras que las negras (inputs) y naranjas (outputs) son minoritarias. Los cálculos efectuados y sus números refrendan estas impresiones. Los reempleos suman 2.319,320 Gj, cifra que si la comparamos con la que se refiere a la conversión total agrosilvopastoril del microagroecosistema (2.723,935 Gj), nos podemos dar idea del alto nivel de reciclaje existente.

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Figura 5.8: Funcionamiento energético del microagroecosistema finca de Algendaret Nou (en Gj/año). Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las entrevistas principalmente y tomando modelo de (González de Molina y Guzmán, 2006).

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Sin contar el estiércol (cuya recirculación es íntegra), la recirculación de energía dentro del sistema representa el 85,15% respecto el total de energía convertida. Esta recirculación es mediada por el componente ganadero en un 93,17%. Estas circunstancias nos indican que en el microagroecosistema finca de Algendaret Nou existe un funcionamiento ecológico notablemente correcto. Si nos fijamos en los funcionamientos ecológicos de los ecosistemas naturales en donde la mano del ser humano no está directamente presente, podemos constatar la existencia de una gran mayoría de circulación interna de energía (y materia), mientras que las entradas y salidas de energía (y materia) del mismo son muy bajas.

Por lo que respecta a los resultados de los inputs no consolidables y los outputs finales, tenemos las cantidades de energía de 300,655 Gj y 553,802 Gj respectivamente. Cifras que nos permiten hallar el resultado de la eficiencia neta del microagroecosistema finca de Algendaret Nou, el cual es que por cada unidad de energía invertida, se obtienen 1,84198. Este buen resultado de eficiencia energética neta de Algendaret Nou tiene mayor mérito si tenemos en cuenta su importante vocación ganadera. Es sabida la baja eficiencia energética de los animales a la hora de transformar la energía, por lo que una finca que tenga vocación productiva de alimentos de origen animal ya tiene un cierto hándicap a la hora de conseguir una elevada eficiencia energética. Estos resultados positivos se entienden principalmente gracias a la estrecha integración agrosilvopastoril existente en la finca (crea sinergias interesantes por ejemplo en eficiencia energética) y su elevado nivel de autosuficiencia (se refleja en la baja cifra de inputs no consolidable), extremo último conseguido gracias al alto nivel de reciclaje/reempleos o aprovechamiento de recursos endógenos de la misma finca. Por citar un ejemplo, la finca es 100% autosuficiente a nivel del abonado de la tierra, uno de los conceptos que mayores importaciones les implica a las granjas de vacuno convencionales (Meul et al, 2006 y 2007). El hecho de que la familia de Algendaret Nou mantenga una producción de alimentos diversificada (sin reducirse al ámbito ganadero) también juega un papel esencial para conseguir la citada eficiencia energética neta. Los alimentos agrícolas, pero sobretodo las producciones forestales que se van de la finca en forma de outputs finales son clave para ello.

Volviendo al tema de los inputs no consolidables, aunque éstos sean reducidos, la figura 5.8 nos muestra como el principal origen de los mismos son los concentrados para la alimentación animal (59,04%), seguido de la electricidad y mecanización (39,66%), trabajo humano (0,74%), reposición del ganado (0,47%) y compra de semillas (0,09%).

Si nos queremos detener y profundizar un poco más en el análisis del funcionamiento energético de Algendaret Nou, podemos fijarnos en la figura siguiente (5.9).

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Figura 5.9: Esquema de conversión de la energía solar incidente a través de los distintos componentes del microagroecosistema finca de Algendaret Nou. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las entrevistas principalmente y tomando modelo de (González de Molina y Guzmán, 2006).

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A partir de ella extraemos que el sistema de rotación de cultivos seguido (llamado de 3 “fulls o sementers”) es bastante poco intensivo, puesto que el área cultivada (11,36 ha) respecto de la total utilizada significa sólo un 17,91% (por un 25,38% de la energía convertida), mientras que el área destinada a los diferentes pastizales representa un 77,87% (por un 65,68% de la energía convertida). En esta rotación juega un papel fundamental la zulla como leguminosa, puesto que se siembra cada 3 años, la cual suele aguantar hasta que vuelven a sembrarla (consultar el anexo 5 de la entrevista en profundidad). De esta manera, con la fijación de nitrógeno atmosférico por parte de esta leguminosa, se favorece la autosuficiencia de insumos externos fertilizadores de la tierra, lo cual es un factor fundamental para conseguir la alta eficiencia energética de Algendaret Nou. Por si fuera poco, en este sistema de rotación trianual algunas veces le introducen garbanzo o guisante en el tercer año, con lo que la afirmación anterior queda aun más reforzada.

Respecto a la zona boscosa, cuya superficie (2,68ha) representa solamente un 4,22% (por un 8,95% de la energía convertida) es oportuno comentar que este resultado puede ser engañoso. Con estas cifras puede parecer que la superficie de Algendaret Nou dispone de muy poca arboleda, cuya realidad es diferente. Hay que tener en cuenta que la finca dispone de 7,6 ha de pastizal con arbolado/arbusto. Al poder aprovechar el ganado dichas zonas, las hemos considerado como de pasto, aunque hay ciertas zonas que a la vez son boscosas. Por tanto, para evitar duplicidades a la hora de realizar los cálculos hemos tenido que recurrir a estas calificaciones en la superficie de la finca, lo que explica la alta cantidad de leña y madera que se aprovecha de los pastizales (285,24 Gj).

Siguiendo con la figura 5.9, podemos ver como, del total de la fijación fotosintética neta (2.723,9 Gj, lo que significa un 0,073% de la energía solar directamente incidente), un 64,25% es aprovechable para el ser humano a través del ganado. Otro 14,14% de la energía convertida total es aprovechable por las personas a través de la madera o la leña, mientras que sólo el 2,81% de la energía fijada por la superficie cultivada tiene un uso humano directo. Vemos pues como, tras el componente ganadero, el aprovechamiento forestal de Algendaret Nou tiene mayor peso específico que el aprovechamiento agrícola para uso humano directo (trigo, hortalizas, tubérculos y fruta principalmente). Sin embargo, si nos fijamos solamente en la cantidad de energía absoluta disponible directamente para el ser humano, vemos como el aprovechamiento forestal supera al ganadero (385,15 Gj por 149,19), siendo mucho menor la cifra correspondiente a producción agrícola para uso humano directo (19,43 Gj). Como ya se ha comentado anteriormente, el componente forestal adquiere mucha importancia de cara a conseguir la notable eficiencia energética citada de Algendaret Nou. Por último, la figura 5.9 nos muestra como la producción final agraria de Algendaret Nou llega hasta el 20,33% (553,8 Gj) de la energía total fijada por el microagroecosistema.

Como acabamos de comentar, hemos calificado el resultado relativo a la Eficiencia Neta de Algendaret Nou como notable o elevada. Para llegar a tal afirmación y contrastarla

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nos hemos basado en necesarias comparaciones con otras ganaderías. La literatura científica respecto a eficiencias energéticas ganaderas a la escala de finca es escasísima. La primera intención era poder llegar a analizar minuciosamente, de la misma manera que lo hemos podido hacer en la finca de Algendaret Nou, otra finca bajo condicionantes parecidos (mismo clima, misma tierra, etc., por tanto, en la misma isla de Menorca), pero que su manejo fuera diferente. Cuanta mayor fuera la diferencia en el manejo, mejor y más claras se podrían constatar las diferencias en cuanto a eficiencia energética y funcionamiento ecosistémico en función del modelo ganadero o productivo. Es decir, se buscaba una ganadería intensiva, especializada al máximo en la ganadería de vacuno de leche (“monocultivo de la leche de vaca”), que estuviera regida al máximo por los principios y lógicas de la llamada Revolución Verde. La falta de tiempo disponible y la dificultad en el acceso de los pertinentes datos necesarios en la misma finca han imposibilitado la mencionada intención.

Como alternativa, se ha llevado a cabo un rastreo bibliográfico, lo más riguroso posible, para llegar a encontrar alguna publicación científica en que, aunque no estuviera desarrollada en Menorca, se cumpliera al máximo con los objetivos explicados en el párrafo anterior. De la bajísima literatura científica al respecto se tuvo la suerte de encontrar dos publicaciones (Meul et al, 2006) y (Meul et al, 2007) que cumplían con los requisitos en un grado razonable. Para su consulta detallada, se encuentran íntegramente reproducidos en los anexos 18 y 19. De estos estudios nos hemos fijado en los resultados más recientes (de los años 2000 y 2001) para intentar conseguir el mayor grado de semejanza a nivel de condicionantes de las fincas. Estos estudios están basados en muestras de 78 fincas (año 2000) y 69 fincas (año 2001). Para intentar rebajar la oscilación en cuanto a las oscilaciones meteorológicas, etc. de los años agrícolas, hemos extraído una media de los datos de los dos años.

Parece ser que el modelo de producción de estas ganaderías está bastante alejado del de la finca de Algendaret Nou. Al empezar el estudio se seleccionaron precisamente la de mayor especialización o “monocultivo” lechero vacuno. Granjas en las cuales al menos el 95% de los ingresos provinieran de la actividad láctea (Meul et al, 2007: 44). Si bien no parece que en general sean granjas de un grado de intensividad máximo (la media de tierras disponibles por granja es de 32,25 ha y las vacas tienen acceso a pasto) importan grandes cantidades de piensos, fertilizantes químicos y pesticidas. Su media de producción de leche por vaca y año se sitúa en los 5.922 litros, por los 3.650 litros que estima Onofre de Algendaret Nou. Su media de concentrado consumido por vaca y año se eleva a los 1.145 Kg, por los 679 Kg que calcula Onofre. Su media de fertilizantes usados por ha, solamente contando los Kg de N, se eleva a los 248 kg, mientras que en Algendaret Nou no añaden nada de fertilizantes químicos. Su media de carga ganadera se eleva a 3,01 UGM (según cálculos de Meul et al 2007), mientras en la finca de Algendaret Nou no llegan a la unidad en todo el año (0,65 UGM según cálculos del Consell Insular de Menorca para el año 2010). Prácticamente toda la superficie de estas granjas está destinada al cultivo para el aprovechamiento de las vacas (cereales, especies forrajes, maíz, etc.). En resumen, podríamos calificar el tipo de granjas

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estudiadas en estas dos publicaciones como de semiintensivas o convencionales dentro del modelo de producción especializada o del “monocultivo” de la vaca de leche.

A la hora de considerar las posibles diferencias en cuanto a condicionantes (pluviosidad, temperatura, tierras, etc.) de las granjas estudiadas por (Meul et al, 2006 y 2007) respecto a los condicionantes de las ganaderías de Menorca, hay que tener en cuenta que las primeras proceden todas de la región belga de Flandes. Son sabidas las notables diferencias (mayor pluviosidad, menor estrés térmico de las vacas durante el verano, disponibilidad de pastos frescos durante todo el año, etc.) que tienen las granjas procedentes de esas latitudes norte-europeas respecto a las de la mitad sur española. Es de esperar pues que, dado un mismo grado de intensificación o condiciones de manejo semejantes, los resultados de eficiencia energética procedentes de una finca norte-europea sean más elevados que los de una granja del sur de Europa. Por citar un ejemplo, es normal que una granja convencional del “monocultivo” de la producción de leche de vacuno de Menorca tenga que importar bastante más alimento animal (piensos, henos, etc) que no una de la región belga de Flandes, dada su mayor disponibilidad de alimento en las tierras (forrajes, etc) de forma natural durante todo el año.

Una vez realizadas estas consideraciones, procedamos a contrastar los resultados obtenidos en el presente trabajo con los de las citadas publicaciones.

Si nos fijamos en los resultados de eficiencia energética neta, en primer lugar hay que señalar que al coger los resultados de los años 2000 y 2001, estamos trabajando con los datos más altos de las investigaciones, puesto que los resultados que se obtienen de los años 1989-1990 son menores. También hay que avisar que a la hora de calcular los inputs no consolidables y los outputs finales, no se contabilizaron las entradas y salidas de animales vivos ni las salidas en forma de carne en canal. La razón que aducen el grupo de investigación de Meul para justificar su no contabilización es que como se ha advertido antes, seleccionaron las granjas cuyos ingresos procedentes de las actividades lácteas fueran de como mínimo el 95%, por lo que consideran que las variaciones que habría en el caso de que se contabilizaran serían poco significativas.

Para el cálculo de los inputs no consolidables el equipo de investigación de Meul tampoco contabilizó las entradas de trabajo humano ni la energía solar, basándose su justificación en (Refsgaard et al, 1998): aplicando estos límites, más del 90% de la energía que entra en forma de input (no consolidable) está cubierta en los inputs propios del conjunto del proceso de producción de las granjas.

De esta forma, el que no se contabilice el trabajo humano en el capítulo de inputs no consolidables compensa de alguna forma la no inclusión en los cálculos de la energía de la carne de las canales que salen en forma de outputs finales. En definitiva, las diferencias en el método de la contabilización de entradas y salidas de energía entre los trabajos de Meul et al (2006 y 2007) y el presente trabajo, consideramos que no son significativas y, por lo tanto, los respectivos resultados son comparables.

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Figura 5.10: Funcionamiento energético del microagroecosistema finca convencional del “monocultivo” de vacuno lechero de la región belga de Flandes. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de (Meul et al, 2006 y 2007) y tomando como modelo el trabajo de (González de Molina y Guzmán, 2006).

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El resultado medio en cuanto a eficiencia energética neta de las granjas “monocultivo” vacuno lechero de Flandes están expresadas en litros de leche/100 Mj (27,1 litros/100 Mj). Tomando el mismo valor energético de la leche que el utilizado para realizar los cálculos del presente trabajo, 2.590 Kj/K (Mataix Verdú et al, 2009), da como resultado que, por cada unidad de energía que invierten, obtienen 0,6993. Si cruzamos este dato con la eficiencia energética neta de Algendaret Nou (del orden de 1,84198 unidades de energía obtenidas por unidad invertida), nos resulta que esta finca con vocación agroecológica es 2,634 veces más eficiente que las fincas convencionales de “monocultivo” vacuno lechero de Flandes. Por las razones que hemos expuesto anteriormente en cuanto a las diferencias entre las granjas del sur y del norte de Europa que se refieren a los condicionantes que les afectan (pluviosidad, temperatura, etc.), es esperable que si la comparación anterior la efectuáramos entre la finca de Algendaret Nou y una finca convencional del “monocultivo” vacuno lechero de Menorca (influenciada por similares condicionantes), la diferencia entre sus respectivas eficiencias energéticas netas sería mayor.

Pero nos vamos a centrar ahora en comparar el funcionamiento energético de Algendaret Nou con el de las granjas “monocultivo” de Flandes, profundizando un poco en su análisis a través de las figuras 5.8 y 5.10. A primera vista vemos como, sobretodo, las flechas negras (imputs no consolidables) han ganado protagonismo en la figura 5.10 respecto a la figura 5.8. Lo mismo, pero en menor medida, sucede con las flechas naranjas (outputs finales). Las flechas verdes (de circulación energética interna), en cambio, han disminuido considerablemente su importancia en la figura 5.10 respecto a la figura 5.8. Estas impresiones apuntan claramente hacia un peor funcionamiento ecológico y menor autosuficiencia (o lo que es lo mismo, mayor dependencia) del microagroecosistema de las granjas monocultivo de Flandes respecto a Algendaret Nou. Contrariamente a lo que sucede en los ecosistemas naturales que no son influenciados directamente por el ser humano, en las granjas monocultivo de Flandes hay importantes entradas y salidas energéticas (y de materia), mientras que las circulaciones internas no son muy importantes. Para dar soporte y refrendar estas afirmaciones, basémonos en los cálculos y los datos:

Para una finca “monocultivo” de vacuno lechero de Flandes con la misma superficie utilizada que Algendaret Nou, el total de entradas (inputs no consolidables) asciende a 2.839,58 Gj, por los 300,655 Gj de Algendaret Nou. O lo que es lo mismo, los monocultivos lecheros de Flandes importan 9,4 veces más energía que Algendaret Nou. En referencia a las salidas (outputs finales), una granja monocultivo de Flandes de igual superficie utilizada que Algendaret Nou sumaría un total de 1.617,3 Gj, por los 553,8 Gj de Algendaret Nou. Es decir, 2,9 veces más energía que sale de los microagroecosistemas monocultivo de Flandes que del microagroecosistema de Algendaret Nou.

Si tenemos en cuenta que en los trabajos de Meul et al (2006 y 2007) no se contabiliza la entrada de energía en forma de energía solar y trabajo humano, ni la salida en forma

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de carne en canal, así como tampoco las entradas ni salidas en forma de animales vivos comprados/vendidos, estos últimos resultados serían más abultados.

Las razones que pueden explicar la menor eficiencia energética de las granjas de monocultivo vacuno lechero de Flandes respecto a Algendaret Nou son una menor integración agrosilvopastoril, un menor nivel de reciclaje/reempleos o una menor autosuficiencia. Comparando el funcionamiento energético de los dos microagroecosistemas (contrastando las figuras 5.8 y 5.10), podemos observar en Algendaret Nou un metabolismo agrario mucho mejor estructurado, diversificado y compensado en sus diferentes componentes. Una mayor autonomía, mayor nivel de reciclaje/reempleos y un funcionamiento ecosistémico más complejo, notablemente más correcto y que lleva asociado un nivel de biodiversidad doméstica mucho mayor (a la vez que seguramente también debe llevar asociado un grado de biodiversidad silvestre mucho más elevado). La diversificación a la que hemos hecho referencia nos conduce, además, a que el microagroecosistema de Algendaret Nou presente una mayor estabilidad y resiliencia, abarcando también el ámbito de la viabilidad económica de la finca. Si por ejemplo nos fijamos en la figura 5.10 referente a los monocultivos de Flandes, concretamente en la única flecha naranja (de salidas-outputs finales), comprenderemos la vulnerabilidad de estos microagroecosistemas en comparación con Algendaret Nou. La flecha naranja básicamente hace referencia a las salidas-ventas de leche puesto que se seleccionaron las fincas en que los ingresos generados por estas ventas fueran de al menos el 95% (Meul et al, 2006 y 2007). Si se da un problema de mamitis más o menos generalizado en el rebaño de vacas de estas fincas monocultivo, las consecuencias serán importantes (baja estabilidad). Si hubiera alguna situación extrema que afectara directamente al ganado bovino (como por ejemplo enfermedades de alta mortalidad) de estas granjas belgas, las consecuencias serían aun peores (baja resiliencia). Es decir, hay cuellos de botella como la citada flecha naranja que conducen a una alta vulnerabilidad. Haciendo un símil médico (de igual forma que se hace con el metabolismo agrario), si la vascularización pasa por pocas arterias o incluso, en algunos segmentos, por prácticamente sólo una (como pasa en las granjas de monocultivo lechero bovino), un taponamiento de la misma puede ser fatal. En cambio, en el caso de Algendaret Nou hay muchas “arterias” o flechas (ver figura 5.8), lo que conduce a que si se da el taponamiento e alguna de ellas, otras se pueden engrosar o generar y compensar la situación sin consecuencias fatales.

Al fijarnos en la figura 5.10, vemos como entre el funcionamiento energético de las fincas convencionales de “monocultivo” lechero vacuno de Flandes y Menorca no hay muchas diferencias. La primera, como ya hemos comentado, básicamente se trata de los diferentes condicionantes (edáficos, climáticos - temperatura, pluviosidad, etc. -) que conducen a que, dado el mismo manejo, la cantidad de alimentos comprados para el ganado sea mayor en Menorca (por falta de disponibilidad de ellos durante algunas épocas del año) que en la región belga de Flandes. Las otras posibles diferencias son de escasa relevancia: en Menorca compran más heno y menos ensilados que en Flandes o en Menorca no se consume gas a diferencia de la región de Flandes (sustituyendo este

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consumo principalmente por electricidad). Por tanto, teniendo en cuenta sobretodo la primera de las diferencias citadas, las afirmaciones y consideraciones que hemos apuntado más arriba entorno a las fincas convencionales de “monocultivo” lechero vacuno de Flandes (y su comparativa con Algendaret Nou) son extensibles a las granjas menorquinas dedicadas al mismo tipo de monocultivo.

5.2.3: Cuantificación y el análisis de flujos de materia Para el análisis de sustentabilidad en la forma de producir alimentos de la finca de Algendaret Nou, hemos recurrido a la propuesta metodológica del metabolismo agrario del Instituto de Ecología Social de Viena. De las tres opciones que contempla esta propuesta, análisis de los flujos de energía, materiales y de la apropiación primaria neta, nos hemos centrado sobretodo en la primera por las razones que se explican en el capítulo nº 6 (Metodología) del presente trabajo. Aunque la cuantificación y el análisis de los flujos de materia no sea la opción metodológica que hayamos elegido para realizar el presente estudio, en base a una serie de analíticas de suelos efectuadas (ver anexo nº___), vamos a realizar unos breves comentarios al respecto (balance de nutrientes y materia orgánica en el suelo). Como se ha explicado anteriormente en este trabajo (ver el principio del presente capítulo), en Algendaret Nou se sigue el sistema de rotación trianual tradicional llamado de 3 “sementers”. Al tener los resultados de 2 analíticas de suelo de 2 “tanques” (parcelas) diferentes de la finca relativas al año 2007, optamos por realizar analíticas en esas mismas dos “tanques” al haberse completado el ciclo entero de rotación, al haber pasado esos 3 años. De esta forma podemos llegar a una aproximación respecto al balance de nutrientes y materia orgánica existente en el suelo bajo el manejo agrícola de la familia campesina de Algendaret Nou. Para evitar al máximo las fluctuaciones debidas al azar, y por tanto, emitir valoraciones sesgadas, hemos procedido a realizar la media de los valores de las dos diferentes parcelas para cada año. Respecto a los niveles de materia orgánica, si el valor medio en 2007 ya era alto (3,21%), en el 2010, al cabo de un ciclo entero de rotaciones, el nivel ha subido hasta el 3,61%. Es decir, con el manejo de tierras de vocación agroecológica que sigue la familia campesina de Algendaret Nou, no sólo han conseguido no empobrecer el suelo de materia orgánica, sino que en este sentido lo enriquecen (sin comprar ni traer ningún fertilizante de fuera de la finca). La integración agrosilvopastoril, a través del estiércol y el abono verde, es clave para dicha consecución. Si nos fijamos en los niveles de nitrógeno (N) total, determinados por el método Kjeldahl, vemos como al cabo de una rotación entera de 3 años sus niveles también suben un poco, pasando del 0,195% en el año 2007 al 0,205% en el año 2010. Además, dentro de esta subida moderada, las medias de las determinaciones de NO3 en los respectivos años nos señalan como la proporción de nitrógeno en forma de nitratos disminuye. El nitrógeno en forma de nitrato se lava facilmente del suelo (Thomson et al , 2002), lo que significa que esta forma de nitrógeno, a través del agua (de riego o lluvia), se puede perder fácilmente del alcance de las plantas. En Menorca hay

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problemas por nitrificación de las aguas subterráneas. Si tenemos en cuenta que hoy en día prácticamente toda el agua que se consume es de acífero, dichos problemas son más acuciantes aun. Por tanto, el hecho de que se pase de 30 mg/kg de N-NO3 (nitrógeno-nítrico) en el 2007 a 13,5 mg/Kg en el 2010 es positivo. En cuanto a los niveles de fósforo (P), se pasa de los 12,5 mg/Kg de hace 3 años a los 14 mg/Kg de 2010. Hay un cierto incremento y este útimo valor fósforo se considera normal. El potasio (K) experimenta una tímida bajada a lo largo de estos últimos 3 años, pasando de las 159 ppm (partes por millón) a las 147,5 ppm, sin embargo, este último valor se mantiene dentro de la normalidad. Recapitulando entonces, podemos decir que fruto del manejo de las tierras seguido por la familia de Algendaret Nou durante estos últimos 3 años, en lo que a nutrientes más limitantes se refiere (N-nitrógeno, P-fósforo y K-potasio), hay un balance correcto en general. En relación a otros nutrientes menos limitantes, como lo es el calcio (Ca), hay un incremento de las 3514 ppm de 2007 a las 4436 ppm de 2010. El sodio (Na), en cambio, experimenta una bajada de las 93 ppm a las 40 ppm. Por último, el magnesio (Mg) sube de las 412 ppm de 2007 a las 443,5 ppm. Dentro de este apartado también hemos considerado que sería interesante comparar las demandas de soja que genera el monocultivo de vacuno lechero en comparación con la finca de Algendaret Nou. Esta demanda de soja la hemos expresado en ha de cultivo (superficie fantasma) que se usa de Latinoamérica para producir leche en Europa. En este caso, al realizar los respectivos cálculos para los monocultivos lecheros, hemos podido acceder a la información de una explotación de este tipo en Menorca (ver la entrevista en el anexo 20). Los resultados de estos cálculos nos arrojan que sólo esta finca importa unas 725 toneladas de soja al año. Lo que significa que su producción total de leche al año (2.475.039 litros de leche) esconde 257,83 ha de monocultivo de soja, 257,83 ha fantasma que, como hemos visto en la introducción del presente trabajo, vulneran la soberanía alimentaria de los pueblos de origen (Brasil, Bolivia, Argentina o Paraguay) y generan repercusiones sociales y medioambientales muy serias. Eso sin contar el CO2 que se libera en la atmósfera durante el transporte de la soja, contribuyendo así al efecto invernadero. Si el tamaño de la citada explotación de monocultivo lechero fuera el mismo que el de Algendaret Nou (expresado en ha), las hectáreas fantasma sudamericanas sumarían un total de 50,96. Mientras que la propia finca de Algendaret Nou solamente demanda 0,42 ha de cultivo ecológico de soja de Italia. La finca de monocultivo lechero vacuno de Menorca requiere 0,8032 ha de monocultivo de soja latinoamericano por cada ha que utiliza. En cambio, Algendaret Nou sólo requiere 0,0067 ha de cultivo ecológico de soja de Italia por cada ha que utiliza. Para llegar a estos resultados, además de los datos obtenidos en las entrevistas de las respectivas fincas, hemos tomado como referencia el rendimiento del cultivo de soja aportado por Manfredi et al (2001), del Instituto nacional de Tecnología Agropecuaria del Gobierno de Argentina, situándolo en 2.812,5 Kg/ha. La comparativa entre esta finca de monocultivo lechero de Menorca y Algendaret Nou no sólo ha hemos realizado en base al nº de ha que utilizan sino también en base al número total de cabezas de vacuno y al total de leche producida. Si la finca monocultivo

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tuviera el mismo número de cabezas de vacuno que Algendaret Nou, su superficie fantasma de monocultivo de soja de Latinoamérica sería de 10,58 ha. Si la finca monocultivo tuviera la misma producción de leche que Algendaret Nou, su superficie fantasma de monocultivo de soja de Latinoamérica sería de 8,78 ha. 5.2.4: Análisis de los flujos monetarios Los flujos monetarios no se enmarcan directamente dentro de la opción metodológica elegida (análisis de flujos de energía). De todas formas, aunque no hayamos podido cuantificar los flujos monetarios y analizar sus resultados, creemos interesante aportar la siguiente información cualitativa. Es la reproducción de una parte de la entrevista en profundidad efectuada. Onofre nos cuenta: Un tiempo, al principio, venía un vendedor de pienso y claro veía un poco lo que hacíamos y todo…y decía: “y tu esto lo debes hacer por romanticismo”. Yo le contestaba: “no, yo pienso vivir de esto”. Después de tantos años, si sólo hubiese sido romanticismo, está claro que no hubiera cuajado… uno puede decir “yo haré esto, aquello…” pero si no funciona, muchos años no aguantarás porque, si no tienes otros ingresos, es imposible. Claro, miras de sacar cuatro subvenciones, pero bueno, esto lo tiene todo el mundo. Tanto si haces esto como no. Por tanto, tiene que funcionar, porque si no, no sería posible”. Si por ejemplo nos fijamos en la figura 5.10 referente a los monocultivos de Flandes, concretamente en la única flecha naranja (de salidas-outputs finales), comprenderemos la vulnerabilidad económia de estas granjas en comparación con Algendaret Nou. La flecha naranja básicamente hace referencia a las salidas-ventas de leche puesto que se seleccionaron las fincas en que los ingresos generados por estas ventas fueran de al menos el 95% (Meul et al, 2006 y 2007). Si hay fluctuaciones a la baja en el precio de la leche vendida, los monocultivos lecheros de Flandes se verían seriamente afectados (baja estabilidad). Si hubiera alguna situación extrema que afectara directamente al ganado bovino (como por ejemplo enfermedades de alta mortalidad) de estas granjas belgas, las consecuencias sobre su viabilidad económica (sin contar con las subvenciones) serían aun peores (baja resiliencia). En cambio la finca de Algendaret Nou, hablando no sólo en términos biológicos sino también económicos, tiene mayor estabiliad y resiliencia. En un estudio reciente realizado en la finca de Algendaret Nou (Nicolau, 2006) se determinó que el coste de producción por litro de leche es de 0,36 € mientras que el Kg de queso fresco es de 4 € (teniendo en cuenta gastos en Seguridad Social, sueldos, amortizaciones, etc.). El precio de venta del queso semicurado es de 9,00 €/Kg, cantidad que, según Onofre, permite un margen suficiente a la vez que no es más caro que el queso convencional. Como se puede ver en la entrevista en profundidad (ver anexo 5), la familia ha recibido ofertas de compras grandes de queso a precios bastante más elevados, lo que les podría llevar a subir el precio. Sin embargo, mientras el márgen sea suficiente su intención es no hacerlo: no hay que olvidar que la familia campesina tiene la clara conciencia de que los alimentos ecológicos no tienen que estar al alcance solamente de la gente más acomodada, sino de toda la población.

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6. Metodología

La perspectiva metodológica básica desde la que hemos trabajado es la que se llama distributiva, es decir, hemos recurrido a aquellas formas de indagación-intervención cuyo papel central es la caracterización sistemática del conjunto de datos obtenidos de la realidad para describirla de forma que pueda ser posible entender la situación de los hechos que son de interés para llegar a los resultados de los apartados analíticos y de conclusiones del presente trabajo. Hemos tratado de medir, con toda la sofisticación que las herramientas de las que hemos dispuesto nos han permitido, los fenómenos y las relaciones entre fenómenos, para expresarlos cuantitativamente, con el mayor apoyo estadístico posible. No podía ser de otra forma al tratarse básicamente de una investigación relativa a las ciencias agrícolas, pecuarias y forestales en sus aspectos técnicos respecto al funcionamiento de los recursos naturales (aunque siempre intentando no perder la visión holística que plantea la Agroecología).

Los niveles de análisis genéricos con los cuales hemos pretendido llegar al conocimiento respecto a esta perspectiva distributiva han sido las encuestas en profundidad, la recopilación de datos en finca, mediciones y tomas de muestras en finca (como por ejemplo de forrajes, rastrojos, etc) para su posterior análisis, observación participante y búsqueda bibliográfica básicamente.

Al fijarnos en la escala o nivel de análisis que corresponde a la explotación/predio, hemos inventariado el predio (a nivel de geoestructura, hidroestructura, bioestructura, factores climáticos, tecnoestructura y socioestructura), para su profundización también hemos usado la técnica llamada de “Diagnóstico clínico predial ecosistémico”. Asimismo hemos realizado un Análisis de sistemas agrarios: Identificación de los diferentes componentes del sistema predial, cuantificación y análisis de los flujos entre componentes, y entre éstos y el entorno (sobretodo entradas y salidas de energía, aunque también algunos aspectos de la materia y su balance-nutrientes y materia orgánica del suelo-, mientras que para los monetarios prácticamente no ha podido ser en esta ocasión).

Para el análisis de sustentabilidad en la forma de producir alimentos de la finca de Algendaret Nou, hemos recurrido a la propuesta metodológica del metabolismo agrario del Instituto de Ecología Social de Viena. De las tres opciones que contempla esta propuesta, análisis de los flujos de energía, materiales y de la apropiación primaria neta, nos hemos centrado sobretodo en la primera por varias razones. En nuestro caso permite llegar a un alto grado de entendimiento del funcionamiento interno del micro-agroecosistema finca de Algendaret Nou, así como también los distintos flujos que conectan a cada uno de sus componentes. Proporciona una idea de conjunto sobre su sustentabilidad que es coherente con la concepción que desde la Agroecología se tiene de ésta, permitiendo el análisis de sus diferentes atributos (González y Guzmán, 2006). Este último trabajo también ha sido clave de cara a afinar y orientar la mencionada propuesta metodológica a las características propias de la finca. La principal diferencia entre el enfoque de González & Guzmán (2006) y el presente trabajo radica en la escala. Si bien González y Guzmán (2006) analizan un municipio entero (Santa Fe), nuestro trabajo se centra a nivel de la escala finca. Esta es la razón por la que no hemos entrado en los aspectos que se refieren más a una sociedad en su conjunto de esta propuesta metodológica.

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Debido a las dificultades en el acceso de datos en otras explotaciones y las limitaciones de tiempo disponible, no ha sido posible realizar un análisis tan completo como el realizado en la finca de Algendaret Nou en otra explotación con una vocación más intensiva en Menorca. Aunque para un análisis más completo sería muy interesante poder hacer tal comparativa, se ha intentado substituir dicha comparativa por otra diferente. Para este análisis comparativo hemos recurrido a los trabajos de Meul et al, (2006) y Meul et al (2007), sobre eco-eficiencia (eficiencia energética y de N) en las explotaciones especializadas de vacuno lechero de la región belga de Flandes. Para consultar al detalle las características de funcionamiento de tales explotaciones, consultar los anexos 18 y 19. No obstante, se han podido extraer una serie de datos de una finca de Menorca (ver entrevista del anexo 5) dedicada prácticamente de forma exclusiva a la producción de leche y queso de vaca (monocultivo del vacuno lechero), cuyo manejo se rige principalmente por las lógicas productivistas de la Revolución Verde. Estos datos han sido suficientes como para calcular su demanda de soja anual en forma de superficie fantasma de campos latinoamericanos de monocultivo de soja. Dicha superficie fantasma la hemos hallado a partir del sumatorio anual de soja consumida en la finca para la alimentación de su ganado bovino (frisón-holstein de alta producción): 725 toneladas, dividido por el rendimiento medio de un monocultivo convencional de soja: 2.812,5 Kg/ha, dato obtenido a partir de Manfredi et al (2001), llegando al resultado de 257,83 ha. Dicho resultado lo hemos comparado con el resultado para la finca de Algendaret Nou. Para llegar a tal comparabilidad, la superficie fantasma que genera la explotación monocultivo de Menorca la hemos ponderado en base a la extensión que utiliza la misma, su censo ganadero y su producción lechera. Las siguientes tablas que, dentro de este apartado, aparecen en adelante, se han conseguido elaborar a base de toda una serie de cálculos a partir de los datos aportados por la familia campesina de Algendaret Nou principalmente. En los casos en que no hemos podido sacar los datos referentes a la realidad del día a día a pie de campo de la finca, hemos recurrido a las fuentes bibliográficas lo más fidedignas posible, cuyas referencias aparecen debajo de cada tabla. Hemos considerado como producción del sistema el contenido energético (entalpía) de las producciones físicas obtenidas de la actividad agraria en la finca de Algendaret Nou. Ello implica la totalidad de la superficie, excluyendo la urbanizada o dedicada a infraestructuras. El contenido energético de la producción del sistema se ha obtenido multiplicando la cantidad producida en Kg por el contenido energético (Kj/Kg) del producto, basándonos principalmente en Mataix Verdú et al (2009), Moreira et al (2005) y en las analíticas del anexo 17. Los datos de producción, distribución de cultivos y del manejo realizado provienen casi en su totalidad de las entrevistas en profundidad de la familia campesina, aunque haya algún dato obtenido de otras fuentes como de las analíticas del anexo nº___ y el MARM (2010). Los datos referentes a la cantidad obtenida anualmente de leña, madera y material de poda proceden de las entrevistas en profundidad, mientras que sus contenidos energéticos se han obtenido a partir de datos del MAPA (1991), Fernández (2003) y

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Cachadiña (2007). Siguiendo la obra de González y Guzmán (2006), la producción de pasto se ha calculado mediante los algoritmos de Passera Sassi etal (2001) para pastizales en el sureste español. Siguiendo a Campo y Naredo (1980: 82) y Naredo y Campos (1980: 175) el aporte energético del trabajo humano se ha considerado de 268,2 Kj/hora para el trabajo suave y 402,3 Kj/hora para el trabjo fuerte. Los reempleos de los alimentos consumidos por los animales son consolidables, sin que impliquen finalmente una entrada o salida del sistema, al ser flujos internos entre componentes. Por otro lado, los insumos de naturaleza industrial introducidos, con un alto conenido en energía no renovable, han de ser contabilizados. Elvalor energético d los tractores y cosechadoras es la suma de los gastos energéticos en las reparaciones, aceites y aomrtización de la maquinaria. Hemos considerado para los tractores de 90 o más CV este valor como de 125.476,9 Kj/hora de uso; y para los de menor potencia, 50.950 Kj/hora (Leach, 1976 en Naredo y Campos, 1980: 237). El consumo de gasoil se ha conocido a través de las entrevistas en profundidad y de los cálculos prácticos de la familia campesina. Por ejemplo, para el tractor de 85 CV, el consumo efectivo que ha resultado por hora de labranza ha sido de 5 litros. La diferencia existente respecto a los cálculos del MARM, que indican un consumo superior a los 6 litros/hora, se explica en base a que los mismos han partido de un nº de revoluciones del orden de 1.800, mientras que el manejo del tractor por parte de la familia campesina se sitúa entre las 1.100 y 1.300 revoluciones. Por su parte, el contenido energético del gasoil lo hemos situado en los 36,2 Mj/litro, basándonos en el trabajo de Guzmán et al (2008) a partir de Andsley et al (1997).

Superf. (ha)

RDTO (kg/ha)

Kg Totales

Kj/Kg Total (Gj)

Patatas 0,021 21.600 453,6 2.718,80 1,233 Hortalizas (estivada)

0,097 18.630 1.406,67 1.194,23 1,680

Frutales 0,132 (30 árboles)

14kg/árbol 357 2.840 1,014

Trigo 1,070 1.102 15.738 17,343 Avena 1,899 3.250 13.995 45,484 A1

Cebada 2,267 2.997 12.594 37,744 A2 Avena +

Zulla (forraje)

4,522 2.060,95 (M.S.)

9.319,62 (M.S.)

10.006,45 93,256 A3

Avena + Zulla

(pacas heno)

1,355 6.436,08 (M.S.)

10.006,45 64,402 A4

Total 262,156 A Tabla 6.1: Contenido energético de los productos agrícolas. Fuente: Elaboración propia a

través de los datos de las entrevistas en finca principalmente, pero también a partir de analítias

del 17, González y Guzmán (2006), MARM (2010), Mataix Verdú et al (2009), MARM (2010) y

MAPA (1985) en Marí et al (1991).

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Tabla 6.2: Contenido energético de los subproductos y residuos agrícolas.

Kg de subproducto o residuo agrícola

Kj/Kg Total (Gj)

Paja y rastrojo de trigo

5.870,89 14.095 82,750

Paja y rastrojo de avena

8.669,06 14.095 122,190

Paja y restrojo de cebada

11.631,96 14.095 163,952

Rastrojo de Avena + zulla

4.096,16 14.095 57,735

Restos hortaliza 81,74 (M.S.) 16.720 (M.S.) 1,367

Restos de frutales 357 2.840 1,014

Total 429,008 B

Tabla 6.2: Contenido energético de los subproductos y residuos agrícolas. Elaboración propia

a través de los datos de las entrevistas en finca, analítias del anexo 17, González y Guzmán

(2006), SIGPAC-MARM (2008), Mataix Verdú et al (2009), MARM (2010) y MAPA (1985) en

Marí et al (1991).

Tabla 6.3: Contenido energético de los pastizales.

Superf. (ha)

Kg M.S./ha Kj/Kg M.S. Total (Gj)

Pastizal sin arbolado 41,752 1.400 16.720 977,331 Pastizal con arbolado

y/o arbustivo 7,651 905,4 16.720 115,823

Total 1.093,154 C Tabla 6.3: Contenido energético de los pastizales. Fuente: Elaboración propia a través de los

datos de las entrevistas en finca, Passera Sassi et al (2001) y SIGPAC-MARM (2008).

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Tabla 6.4: Contenido energético zona boscosa (acebuches, encinas, etc.) y

vegetación silvestre.

Kg Kj/Kg Total (Gj) Leña seca 13.000 19.259,280 250,371

Madera seca 7.000 19.259,280 134,815 Material de poda

(triturado para abono verde)

37.700 14.706,386 554,431 D1

Total 939,617 D Tabla 6.4: Contenido energético zona boscosa (acebuches, encinas, etc.) y vegetación

silvestre. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca,

Fernández (2003) y Cachadiña (2007).

Tabla 6.5: Alimento/Producto de origen ganadero.

Alimento/producto Kg Kj/Kg Total (Gj)

Bovino Carne 2.525,6 8.926,67 22,545 Leche (venta directa)

2.973 2.590 7,700

Queso (curado)

5.157,89 18.890 97,433

Leche (para terneros)

12.852 2.590 33,287 E1

Suero de queso (para cerdos)

41.650 1.003,2 41,783 E2

Porcino Carne 531 15.874 8,429 Embutido 351,66 23.595 8,298

Ovino Carne 142,872 11.463,33 1,638 Lana 52,8 16.720 0,883

Gallinas (ponedoras)

Huevos 101,031 6.560 0,663

Carne. Su aprovechamiento se reduce al autoconsumo de alguna gallina o pollo de vez en cuando. Al ser una cantidad muy reducida, no la consideramos significativa. Su valor lo consideramos ~ 0.

Abejas Miel 132,75 12.040 1,598 Total 224,257 E Tabla 6.5: Alimento/Producto de origen ganadero. Fuente: Elaboración propia a través de los

datos de las entrevistas en finca principalmente, pero también a partir de Mataix Verdú et al

(2009), González y Guzmán (2006), Cubiló et al (2007), Muñoz (1992), Panea et al (2010),

Fálder (2004), Moreiras et al (2005), Álvarez et al (1999) y Villar (2006).

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Tabla 6.6: Contenido energético de semillas utilizadas.

Kg Kj/Kg Total (Gj) Patata 100 2.718,797 0,272 F1

Cebada (secano) 325 12.594 4,093 Trigo (secano) 150 12.270,81 1,841 F2 Avena (secano) 625 13.995 8,747

Total 14,953 F Tabla 6.6: Contenido energético de semillas utilizadas. Fuente: Elaboración propia a través de

los datos de las entrevistas en finca principalmente, pero también a partir de González y

Guzmán (2006) y Mataix Verdú et al (2009).

En el aporte energético de las semillas empleadas para la siembra, sólo se han tenido en cuenta los cultivos cuya reproducción implica el uso de la totalidad del fruto (cereales, patatas, etc.), ya que en el resto de cultivos (como el de la zulla) el contenido energético de la simiente respecto al producto total es insignificante.

Tabla 6.7: Consumo animal del espacio agrícola cultivado.

Harina de cebada (Kg) Kg M.S. Kj/Kg E. Metab.

Total (Gj)

Vacuno 2.197 1.935,78 14.379,2 27,835 Porcino 800 704,88 14.379,2 10,136 Harina de avena (Kg) Kg M.S. Kj/Kg

E. Metab. Total (Gj)

Vacuno 2.925 2.579,56 12.456,4 32,132 Caballar 325 286,62 12.456,4 3,570 Paja y/o rastrojo (Kg) Kj/Kg Total (Gj) Vacuno 23.005,891 14.095 324,268 Caballar 579 14.095 8,161 Porcino 1113,578 14.095 15,696 Kg Heno (avena + zulla)

M.S. Kj/Kg (M.S.) Total (Gj)

Vacuno 6.436,08 10.006,45 64,402 Kg restos de hortaliza Kj/Kg (M.S.) Total (Gj)

Vacuno,

porcino,

caballar

81,74 (M.S.) 16.720 1,367

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y ovino

Kg restos de frutales Kj/Kg Total (Gj)

Vacuno,

porcino,

caballar

y ovino

357 2.840 1,014

Total 488,581 G

Tabla 6.7: Consumo animal del espacio agrícola cultivado. Fuente: Elaboración propia a

través de los datos de las entrevistas en finca, pero también a partir de analíticas 17, González

y Guzmán (2006), Mataix Verdú et al (2009), SIGPAC-MARM (2008), Rodríguez Ventura et al

(2004), MARM (2010) y MAPA (1985) en Marí et al (1991).

Tabla 6.8: Consumo animal de pastizales (sin y con arbolado y/o arbustivo).

Kg (M.S.) Kj/Kg Total (Gj) Bovino y ovino 39.726,400 16.720 664,225

Porcino 1.692,695 16.720 28,302 Caballar 4.347,150 16.720 72,684

Total 765,211 H Tabla 6.8: Consumo animal de pastizales (sin y con arbolado y/o arbustivo). Fuente:

Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca, Passera Sassi et al (2001),

Rodríguez Ventura et al (2004) y SIGPAC-MARM (2008).

La producción de grano de cereal y leguminosa no es suficiente como para mantener al 100% todos los animales con las producciones ganaderas de la finca. Es por ello que se recurre a la compra de una parte del concentrado que se da a los animales (vacas, terneros de engorde y gallinas).

Tabla 6.9: Contenido energético del concentrado/grano comprado de fuera de

la finca.

Kg pienso/grano comprados

Kj/Kg Total (Gj)

Para terneros Engorde

pienso 9.000 12.565,398 113,089

Para vacas Grano guisante 1.925 13.250 25,506 Grano cebada 2.456 12.594 30,931

Para gallinas pienso 640 12.488,370 7,993 Total 177,519 I Tabla 6.9: Contenido energético del concentrado/grano comprado de fuera de la finca.

Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca, anexo 16 de

composición de los piensos comprados, Mataix Verdú et al (2009), Villamide (2001) y Lavín et

al (2007).

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Tabla 6.10: Importaciones de fertilizantes químicos, productos fitosanitarios y

zoosanitarios.

Total (Gj)

Fertilizantes químicos

No se compran ni utilizan fertilizantes químicos 0

Fitosanitarios Únicamente utilizan cantidades anuales mínimas (unos 2,25Kg/año) de una marca de salvagranos permitida por la certificación ecológica, cuya cuantificación energética es complicado determinar. Al ser tan baja la cantidad, su valor energético lo consideraremos nulo o no significativo.

~ 0

Zoosanitarios El uso de productos zoosanitarios es muy bajo, circunscribiéndose básicamente a antiparasitarios como el aceite de neem y otros permitidos por la certificación ecológica, cuya cuantificación energética es complicado determinar. Al ser tan baja la cantidad, su valor energético lo consideraremos nulo o no significativo.

~ 0

Total

~ 0 J

Tabla 6.10: Importaciones de fertilizantes químicos, productos fitosanitarios y zoosanitarios.

Fuente: Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca.

Las importaciones de fertilizantes químicos son inexistentes, mientras que la de productos fitosanitarios y zoosanitarios son tan bajas que las consideramos ~ 0 o no significativas.

Tabla 6.11: Trabajo humano total invertido.

Nº horas Kj/hora Total (Gj) Trabajo Interno

Trabajo fuerte 2.900 402,3 1,167 K1 Trabajo suave 3.890,66 268,2 1,043 K2

Trabajo externo

Trabajo fuerte 7,5 402,3 0,003 K3 Trabajo suave 7,5 268,2 0,002 K4

Total 2,215 K Tabla 6.11: Trabajo humano total invertido. Fuente: Elaboración propia a través de los datos

de las entrevistas en finca, Naredo y Campos (1980: 175) y Campos y Naredo (1980: 82).

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Tabla 6.12: Consumo eléctrico importado.

Consumo eléctrico importado expresado en: Kw (h) Total (Gj) 5.787 20,833

Total 20,833 L Tabla 6.12: Consumo eléctrico importado. Fuente: Elaboración propia a través de los datos de

las entrevistas en finca y el Sistema Internacional de Magniutdes (2009).

Hay una parte del consumo eléctrico que no es importado, sino que proviene de energía solar captada, a través de 3 placas solares, en la misma finca.

Tabla 6.13: Contenido energético importado derivado de la mecanización.

litros Kj/litro horas Kj/hora Total (Gj) Gasoil 2.072 36.200 - - 75,006

Amortización maquinaria, aceites y reparaciones

- - 459,12 50.950 23,392

Total 98,398 M Tabla 6.13: Contenido energético importado derivado de la mecanización. Fuente:

Elaboración propia a través de los datos de las entrevistas en finca, Guzmán et al (2008) a

partir de Andsley et al (1997), González & Guzmán (2006) y Naredo & Campos (1980: 237) a

partir de Leach (1976).

Tabla 6.14: Importaciones de ganado (para evitar consanguinidad).

Kg/año Kj/Kg Total (Gj) Bovino 147,6 8.926,67 1,317 Porcino 5,13 15.874 0,081 Ovino 1,83 11.202 0,020

Total 1,418 N Tabla 6.14: Importaciones de ganado (para evitar consanguinidad). Fuente: Elaboración

propia a través de los datos de las entrevistas en finca, González y Guzmán (2006), Panea et

al (2010), Moreira et al (2005), Fálder (2004) y Orozco (2009).

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Respecto a las entradas de ganado para evitar consanguinidad, la familia campesina nos cuenta en las entrevistas que solamente introducen un macho bovino, ovino, porcino y aviar cada 3 años. Respecto al contenido energético del gallo introducido cada 3 años, su valor respecto al total es tan bajo que lo hemos considerado ~ 0 o no significativo.

Conversión espacio agrícola cultivado = A+B = 691,164 Gj Conversión espacio forestal = D = 939,617 Gj Conversión pastizales = C = 1.093,154 Gj

Conversión total = A+B+C+D = 2.723,935 Gj Ñ

Reempleos = A1+A2+A3+A4+B+C+D1+F2 = 2.319,320 Gj O Input total consumido = O+F1+I+J+K+L+M+N = 2.619,975 Gj P Eficiencia bruta = Ñ/P = 1,03968

Output final = Ñ + E - E1 - E2 - O = 553,802 Gj Q Input no consolidable = P - O = 300,655 Gj R Eficiencia neta = Q/R = 1,84198

Hemos calificado el resultado relativo a la Eficiencia Neta de Algendaret Nou como notable o elevada en el pasado capítulo nº 5 de Análisis y, más adelante, también en las conclusiones. Para llegar a tal afirmación y contrastarla nos hemos basado en necesarias comparaciones con otras ganaderías. La literatura científica respecto a eficiencias energéticas ganaderas a la escala de finca es escasísima. Como hemos apuntado anteriormente, la primera intención era poder llegar a analizar minuciosamente, de la misma manera que lo hemos podido hacer en la finca de Algendaret Nou, otra finca bajo condicionantes parecidos (mismo clima, misma tierra, etc., por tanto, en la misma isla de Menorca), pero que su manejo fuera diferente. Cuanta mayor fuera la diferencia en el

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manejo, mejor y más claras se podrían constatar las diferencias en cuanto a eficiencia energética y funcionamiento ecosistémico en función del modelo ganadero o productivo. Es decir, se buscaba una ganadería intensiva, especializada al máximo en la ganadería de vacuno de leche (“monocultivo de la leche de vaca”), que estuviera regida por los principios y lógicas de la llamada Revolución Verde. La falta de tiempo disponible y la dificultad en el acceso de los pertinentes datos necesarios en la misma finca han imposibilitado la mencionada intención.

Como alternativa, se ha llevado a cabo un rastreo bibliográfico, lo más riguroso posible, para llegar a encontrar alguna publicación científica en que, aunque no estuviera desarrollada en Menorca, se cumpliera al máximo con los objetivos explicados en el párrafo anterior. De la bajísima literatura científica al respecto tuvimos la suerte de encontrar dos publicaciones (Meul et al, 2006) y (Meul et al, 2007) que cumplían con los requisitos en un grado razonable. Para su consulta detallada, se encuentran íntegramente reproducidos en los anexos 18 y 19. De estos estudios nos hemos fijado en los resultados más recientes (de los años 2000 y 2001) para intentar conseguir el mayor grado de semejanza a nivel de condicionantes de las fincas. Estos estudios están basados en muestras de 78 fincas (año 2000) y 69 fincas (año 2001). Para intentar rebajar la oscilación en cuanto a las oscilaciones meteorológicas, etc. de los años agrícolas, hemos extraído una media de los datos de los dos años. Parece ser que el modelo de producción de estas ganaderías belgas está bastante alejado del de la finca de Algendaret Nou. Al empezar el estudio se seleccionaron precisamente la de mayor especialización o “monocultivo” lechero vacuno. Granjas en las cuales al menos el 95% de los ingresos provinieran de la actividad láctea (Meul et al, 2007: 44). Si bien no parece que en general sean granjas de un grado de intensividad máximo (la media de tierras disponibles por granja es de 32,25 ha y las vacas tienen acceso a pasto) importan grandes cantidades de piensos, fertilizantes químicos y pesticidas. Su media de producción de leche por vaca y año se sitúa en los 5.922 litros, por los 3.650 litros que estima Onofre de Algendaret Nou. Su media de concentrado consumido por vaca y año se eleva a los 1.145 Kg, por los 679 Kg que calcula Onofre. Su media de fertilizantes usados por ha, solamente contando los Kg de N, se eleva a los 248 kg, mientras que en Algendaret Nou no añaden nada de fertilizantes químicos. Su media de carga ganadera se eleva a 3,01 UGM (según cálculos de Meul et al 2007), mientras en la finca de Algendaret Nou no llegan a la unidad en todo el año (0,65 UGM según cálculos del Consell Insular de Menorca para el año 2010). Prácticamente toda la superficie de estas granjas está destinada al cultivo para el aprovechamiento de las vacas (cereales, especies forrajes, maíz, etc.). En resumen, podríamos calificar el tipo de granjas estudiadas en estas dos publicaciones como de semiintensivas o convencionales dentro del modelo de producción especializada o del “monocultivo” de la vaca de leche.

A la hora de considerar las posibles diferencias en cuanto a condicionantes (pluviosidad, temperatura, tierras, etc.) de las granjas estudiadas por (Meul et al, 2006 y 2007) respecto a los condicionantes de las ganaderías de Menorca, hay que tener en cuenta que las primeras proceden todas de la región belga de Flandes. Son sabidas las notables

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diferencias (mayor pluviosidad, menor estrés térmico de las vacas durante el verano, disponibilidad de pastos frescos durante todo el año, etc.) que tienen las granjas procedentes de esas latitudes norte-europeas respecto a las de la mitad sur española. Es de esperar pues que, dado un mismo grado de intensificación o condiciones de manejo semejantes, los resultados de eficiencia energética procedentes de una finca norte-europea sean más elevados que los de una granja del sur de Europa. Por citar un ejemplo, es normal que una granja convencional del “monocultivo” de la producción de leche de vacuno de Menorca tenga que importar bastante más alimento animal (piensos, henos, etc) que no una de la región belga de Flandes, dada su mayor disponibilidad de alimento en las tierras (forrajes, etc) de forma natural durante todo el año. Por tanto, si la comparación que hemos efectuado, en vez de ser Algendaret Nou-ganadería monocultivo de Flandes hubiese sido Algendaret Nou-ganadería monocultivo de Menorca, las diferencias encontradas seguramente hubiesen sido mayores.

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Conclusiones:

Objetivo general:

Comparar el grado de sustentabilidad entre Algendaret Nou (finca mayoritariamente dedicada al bovino lechero pero de vocación agroecológica) y las fincas de monocultivo vacuno lechero productivista, analizando principalmente los flujos de energía que generan y su balance.

Conclusiones objetivo general:

Los datos obtenidos y los múltiples cáclulos efectuados nos permitió hallar el resultado referente la eficiencia neta del microagroecosistema finca de Algendaret Nou: por cada unidad de energía invertida, se obtienen 1,84198. Este buen resultado de eficiencia energética neta de Algendaret Nou tiene mayor mérito si tenemos en cuenta su importante vocación ganadera. Es sabida la baja eficiencia energética de los animales a la hora de transformar la energía, por lo que una finca que tenga vocación productiva de alimentos de origen animal ya tiene un cierto hándicap a la hora de conseguir una elevada eficiencia energética. Estos resultados positivos se entienden principalmente gracias a la estrecha integración agrosilvopastoril existente en la finca (crea una gran cantidad de sinergias interesantes que renundan en una mayor eficiencia energética) y su elevado nivel de autosuficiencia (se refleja en la baja cifra de inputs no consolidable), extremo último conseguido gracias al alto nivel de reciclaje/reempleos o aprovechamiento de recursos endógenos de la misma finca. Por citar un ejemplo, la finca es 100% autosuficiente a nivel del abonado de la tierra, uno de los conceptos que mayores importaciones les implica a las granjas especializadas en vacuno lechero (Meul et al, 2006 y 2007). El hecho de que la familia de Algendaret Nou mantenga una producción de alimentos diversificada (sin reducirse al ámbito ganadero) también juega un papel esencial para conseguir la citada eficiencia energética neta. Los alimentos agrícolas, pero sobretodo las producciones forestales son clave para ello.

Sin contar el estiércol (cuya recirculación es íntegra), la recirculación de energía dentro del sistema de Algendaret Nou representa el 85,15% respecto el total de energía convertida. Esta recirculación es mediada por el componente ganadero en un 93,17%. Estas circunstancias nos indican que en el microagroecosistema finca de Algendaret Nou existe un funcionamiento ecológico notablemente correcto, el cual es mayoritariamente posibilitado por el componente ganadero. Si nos fijamos en los funcionamientos ecológicos de los ecosistemas naturales en donde la mano del ser humano no está directamente presente, podemos constatar la existencia de una gran mayoría de circulación interna de energía (y materia), mientras que las entradas y salidas de energía (y materia) del mismo son muy bajas.

Es decir, el hecho de que en el microagroecosistema de Algendaret Nou mantengan un funcionamiento ecológicamente correcto, y que a la vez consigan una elevada eficiencia energética neta (1,84198) para ser una finca con una importante vocación ganadera (posibilitando en gran medida tal funcionamiento ecológico), coincide altamente con el amplio sentido de la palabra sustentabilidad.

Como acabamos de comentar, hemos calificado el resultado referente a la Eficiencia Neta de Algendaret Nou como notable o elevado. Para llegar a tal afirmación y poder

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achacarla al sistema de producción tendente a la Agroecología, hemos recurrido a necesarias comparaciones con otras ganaderías dedicadas al monocultivo de vacuno lechero productivista. Debido a la falta de posibilidades para realizar una comparación de Algendaret Nou con ganaderías de tales características en Menorca, hemos tomado como referencia las explotaciones de este tipo de la región belga de Flandes, en base a los estudios de Meul et al. (2006 y 2007). El resultado medio en cuanto a eficiencia energética neta de las granjas “monocultivo” de vacuno lechero de Flandes es de 0,6993 unidades de energía obtenidas por cada unidad invertida. Si cruzamos este dato con la eficiencia energética neta de Algendaret Nou (del orden de 1,84198 unidades de energía obtenidas por unidad invertida), nos resulta que esta finca con vocación agroecológica es 2,634 veces más eficiente que las fincas de “monocultivo” vacuno lechero de Flandes. Por las razones que hemos expuesto en el capítulo nº5 en cuanto a las diferencias entre las granjas del sur y del norte de Europa, que se refieren a los condicionantes que les afectan (pluviosidad, temperatura, etc.), es esperable que si la comparación anterior la efectuáramos entre la finca de Algendaret Nou y una finca convencional del “monocultivo” vacuno lechero de Menorca (influenciada por similares condicionantes), la diferencia entre sus respectivas eficiencias energéticas netas sería mayor. Las razones que pueden explicar la menor eficiencia energética de las granjas de monocultivo vacuno lechero de Flandes respecto a Algendaret Nou son una menor integración agrosilvopastoril, un menor nivel de reciclaje/reempleos o una menor autosuficiencia. Comparando el funcionamiento energético de los dos microagroecosistemas (contrastando las figuras 5.8 y 5.10), podemos observar en Algendaret Nou un metabolismo agrario mucho mejor estructurado, diversificado y compensado en sus diferentes componentes. Un funcionamiento ecosistémico más complejo, notablemente más correcto y que lleva asociado un nivel de biodiversidad doméstica mucho mayor (a la vez que seguramente también debe llevar asociado un grado de biodiversidad silvestre mucho más elevado). Factores como la diversificación a la que hemos hecho referencia nos conduce, además, a que el microagroecosistema de Algendaret Nou presente una mayor estabilidad y resiliencia, abarcando también el ámbito de la viabilidad económica de la finca. En cuanto al funcionamiento ecológico de uno y otro sistema de producción, son ilustrativos los siguientes datos: en una finca “monocultivo” de vacuno lechero de Flandes que utilizara la misma superficie que Algendaret Nou, la media del total de entradas (inputs no consolidables) ascendería a 2.839,58 Gj, por los 300,655 Gj de Algendaret Nou. O lo que es lo mismo, los monocultivos lecheros de Flandes importan 9,4 veces más energía que Algendaret Nou. En referencia a las salidas (outputs finales), una granja monocultivo de Flandes de igual superficie utilizada que Algendaret Nou sumaría un total de 1.617,3 Gj, por los 553,8 Gj de Algendaret Nou. Es decir, 2,9 veces más energía que sale de los microagroecosistemas monocultivo de Flandes que del microagroecosistema de Algendaret Nou. En definitiva, las fincas monocultivo de Flandes son menos eficientes energéticamente y tienen un funcionamiento ecológico peor que la finca de Algendaret Nou. Por tanto, el grado de sustentabilidad de esta última finca, de vocación agroecológica, es muy superior al de las fincas productivistas de monocultivo bovino lechero con las que se ha comparado.

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En cuanto al balance de circulación de materia, hemos podido evaluar los análisis de suelos efectuados en Algendaret Nou (ver anexo 7): Respecto a los niveles de materia orgánica, si el valor medio en 2007 ya era alto (3,21%), en el 2010, al cabo de un ciclo entero de rotación tradicional llamada de los 3 “sementers”, el nivel ha subido hasta el 3,61%. Es decir, con el manejo de tierras de vocación agroecológica que sigue la familia campesina de Algendaret Nou, no sólo han conseguido no empobrecer el suelo de materia orgánica, sino que en este sentido lo enriquecen (sin comprar ni traer ningún fertilizante de fuera de la finca). La integración agrosilvopastoril, a través del estiércol y el abono verde, es clave para dicha consecución. También fruto de dicho manejo de la tierra, en lo que a nutrientes más limitantes se refiere (N-nitrógeno, P-fósforo y K-potasio), hay un balance correcto en general.

Objetivos específicos:

1. Tener una perspectiva histórica y actual respecto a los dos modelos de producciónagrarios (monocultivos-agroindustria y agroecología) en el ámbito geográfico donde se efectúa el grueso de la investigación: Menorca.

Conclusiones objetivo específico 1:

Capítulo de antecedentes y su análisis: La historia nos enseña que, por lo menos en Menorca, los modelos agrarios muy especializados o poco diversificados en su producción de alimentos, a la vez que basados en inputs-outputs (importaciones-exportaciones), a la larga han sido ruinosos (tanto a nivel social, como medioambiental y económico). Capítulo de contexto actual y su análisis: La situación reciente y actual del sistema agrario menorquín, en general, coincide con el perfil ruinoso descrito en el párrafo anterior, si bien hay ciertos movimientos de cambio en los últimos años. Capítulo análisis de la finca de Algendaret Nou: Su funcionamiento se basa, dentro de su contexto, en diversificar su producción, la autosufuciencia y el mercado local (evitar importaciones-exportaciones), siguiendo la línea de la Agroecología en este sentido. Parece pues, que esta linea, al menos en el ámbito menorquín, va en contra del perfil ruinoso descrito más arriba.

2. El caso de la soja. Cuantificar en qué medida una y otra forma de producir en elNorte/Centro/Países ricos (Menorca) repercute en el Sur/Periferia/Países empobrecidos (Brasil, Argentina, Bolivia, Paraguay, etc) en forma de demanda de hectáreas de tierra destinadas al monocultivo intensivo de soja y sus repercusiones.

Conclusiones objetivo específico 2:

Hemos considerado que sería interesante comparar las demandas de soja que genera el monocultivo de vacuno lechero en comparación con la finca de Algendaret Nou. Esta demanda de soja la hemos expresado en ha de cultivo (superficie fantasma) que se usa de Latinoamérica para producir leche en Europa. En este caso, al realizar los respectivos cálculos para el monocultivo lechero, hemos podido acceder a la información de una explotación de este tipo en Menorca. Los resultados de estos cálculos nos arrojan que sólo esta finca importa unas 725

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toneladas de soja al año. Lo que significa que su producción total de leche al año (2.475.039 litros de leche) esconde 257,83 ha de monocultivo de soja, 257,83 ha fantasma que, como hemos visto en la introducción del presente trabajo, vulneran la soberanía alimentaria de los pueblos de origen (Brasil, Bolivia, Argentina o Paraguay) y generan repercusiones sociales y medioambientales muy serias. Eso sin contar el CO2 que se libera en la atmósfera durante el transporte de la soja, contribuyendo así al efecto invernadero. Si el tamaño de la citada explotación de monocultivo lechero fuera el mismo que el de Algendaret Nou (expresado en ha), las hectáreas fantasma sudamericanas sumarían un total de 50,96. Mientras que la propia finca de Algendaret Nou solamente demanda 0,42 ha de cultivo ecológico de soja de Italia. La finca de monocultivo lechero vacuno de Menorca requiere 0,8032 ha de monocultivo de soja latinoamericano por cada ha que utiliza. En cambio, Algendaret Nou sólo requiere 0,0067 ha de cultivo ecológico de soja de Italia por cada ha que utiliza. Si la finca monocultivo tuviera el mismo número de cabezas de vacuno que Algendaret Nou, su superficie fantasma de monocultivo de soja de Latinoamérica sería de 10,58 ha. Si la finca monocultivo tuviera la misma producción de leche que Algendaret Nou, su superficie fantasma de monocultivo de soja de Latinoamérica sería de 8,78 ha.

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