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Lic. Juan José Hernández Cuevas
MÉXICO 2011
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LÍDERES PATRIOTAS
UN LÍDER SIEMPRE GUARDA EN SU CORAZÓN LA DEFENSA DE LA JUSTICIA Y LAS CAUSAS QUE DE ELLA
EMANAN. SER UNA EXPANSIÓN DEL RAYO PARA ABRIR CIELO Y TIERRA, ABRIR BRECHAS A DISCRECIÓN, TAN
PLENO Y RADIANTE ¡FRANQUEAR CON UN ESTRIDENTE SONIDO LAS MÁS IMPENETRABLES BARRERAS!
EN UN INSTANTE QUE SE VUELVE ETERNO, EN LA NOCTURNA RETICENCIA DEL CIELO, VER CON GRAN
LUMINOSIDAD EL FIRMAMENTO. . . ¡LA CENTELLA! QUE, OPACANDO A LAS ESTRELLAS, DEJA EN AQUEL
RESPLANDOR LO MÁS DESNUDO AL MUNDO DE NUESTRAS ESPERANZAS.
UN ALMA REBELDE ES LA QUE INSPIRA A LOS MORTALES A CONTINUAR EL CAMINO Y UN ESPÍRITU DE
LUCHA QUE NUNCA SE DOBLA ANTE LOS OBSTÁCULOS. PODREMOS CAER, PERO JAMÁS DARNOS POR
VENCIDOS, PORQUE MIENTRAS LA VIDA SEA VIDA, EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO SON UNO, UNA
ESPADA AFILADA QUE SE PERFILA EN UNA SOLA DIRECCIÓN, EN CUYO TRAYECTO CORTA Y DESAJA AL
DEMONIO DE LA MEDIOCRIDAD, QUE MATA EL BRÍO DE LOS INDIGNOS, QUE RESUENA SOBRE ESTE MUNDO
COMO ACORDE DE GUERRA QUE CIMBRA LAS MEZQUINDADES QUE ENSUCIAN LA NUEVA ERA, UNA ERA DE FE
Y ESPERANZA, UNA ERA DONDE LOS HOMBRES DESPIERTEN DE SU LETARGO Y SE PERMITAN VIVIR DE VERDAD.
DESTRUIR DE TAJO, CON LA HOJA FULGURANTE DEL HUMANISMO, AQUÉL MONSTRUO LLAMADO
EGOÍSMO, AQUÉL QUE MATA Y ENVENENA NUESTRA JUVENTUD, AQUÉL QUE ENGAÑA Y NOS HACE PERDER DE
VISTA LO MAS VALIOSO DE LA VIDA.
SEMBRAR EL ESPÍRITU DE LA PATRIA EN NUESTRO SER ES LA MANERA DE CREER EN LA PROPIA
NACIÓN, PROPAGAR LA CULTURA POR DOQUIER, AQUELLA QUE SE FORMA COMO UN GRAN PRISMA IRISADO
DE MIL SENTIMIENTOS Y MIL PASIONES, REIVINDICAR EL AMOR AL ARTE QUE DE SENTIDO Y DIBUJE EN
NUESTROS ROSTROS UNA IDENTIDAD PARA VIVIR COMO CIVILIZACIÓN.
EL DEVENIR DEL SER HUMANO PROCLAMA POR SU PASIÓN, POR SU ESPÍRITU, POR SU ALMA:
¡LA EVOLUCIÓN!
“PARA VISLUMBRAR UNA NUEVA NACIÓN TENEMOS QUE DAR EL PRIMER PASO...
CREER EN ELLA”
Lic. Juan José Hernández Cuevas
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Índice de contenidoA MODO DE PREÁMBULO ..................................................................................................... 5 A la república sólo ha de salvarla pensar en grande, sacudirse de lo pequeño y proyectar hacia lo porvenir ......................................................................................................................... 8 Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad ............................... 16 Cuando no sabemos a qué puerto nos dirigimos, todos los vientos son desfavorables ............ 24 En estos tiempos tremendos ya no está permitido ser mediocre ni lavarse las manos como Pilatos. Debemos actuar. Asumir las responsabilidades que nos corresponden ...................... 27 Como fuerza social, un individuo con una idea vale por noventa y nueve con un solo interés 29 Atreveos el progreso solo se logra así………………………………………………………………..31 El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta……33 Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados .................................................... 36 ¿Cuál es el gobierno mejor? El que enseña a gobernarnos a nosotros mismos ...................... 39 Debemos obrar, no para ir contra el destino, sino para ir delante de él .................................. 41 El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad ....................................................................................................................................... 44 El patriotismo es el sentido generoso de la responsabilidad colectiva. El nacionalismo es el gallo jactancioso en su propio corral ....................................................................................... 47 El sentido común es el arte de resolver los problemas, no de plantearlos ............................... 51 El sueño de los hombres buenos de todas las generaciones es el de la libertad y la justicia .. 53 En los momentos difíciles es cuando puede medirse y conocerse el verdadero valor del sentimiento patrio y su capacidad de reacción ante los peligros ............................................. 55 En el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría de la masa física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia sí la balanza política.......................................................................................................................................57 El hombre superior es el que siempre es fiel a la esperanza; no perseverar es de cobardes ... 59 Engrandecerás a tu pueblo no elevando los tejados de sus viviendas, sino las almas de sus habitantes .................................................................................................................................. 60
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A MODO DE PREÁMBULO
Líderes patriotas es una forma de vida, una política en la que se inserta el sentido del
patriotismo. Busca actualizar los valores cívicos en la concepción de los jóvenes, de forma
consensada y práctica, en beneficio de todos los sectores de la sociedad y como parte de una
nación.
Con el objeto de generar tanto la conciencia como la cultura necesarias para analizar aquellos
problemas que afectan directa o indirectamente a nuestro entorno, es prioritario identificar las
necesidades que de la sociedad emanan, como miembros de una comunidad, dentro del marco
de la legalidad, el civismo, la concordia, el acuerdo y la tolerancia. Así también, es necesario
incorporar fórmulas y dinámicas de interacción con nuestras autoridades que incentiven
verdaderamente la participación política, el ejercicio de los derechos ciudadanos y el
acotamiento de instancias. Sólo a partir de lo anterior, podemos plantear de manera apegada a
los principios constitucionales, las solicitudes, necesidades, inquietudes y proyectos trabajando
conjuntamente con el gobierno. Siendo nuestra meta y objetivo común el mejoramiento de la
calidad de vida dentro de nuestra sociedad, por medio de la vinculación directa y efectiva con
las autoridades, debemos buscar juntos las vías idóneas para que el gobierno de una entidad se
vuelva responsabilidad de todos, y no sólo de nuestros representantes. Es necesario fomentar
una cultura de participación ciudadana y, para ello, replantearnos principios y valores,
partiendo de la primicia de una conciencia individual a través de las reflexiones que han
imprimido grandes pensadores a lo largo del tiempo. Reflexiones que quizá nos resulten
comunes o conocidas, pero sobre las cuales muy probablemente nunca nos hemos detenido a
pensar con profundidad y detenimiento. Por ello, el autor de la presente obra, ha planeado ésta
según una dinámica en la que se comparten con el lector las ideas que se han creído propicias
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para elevar su espíritu de lucha por la vida y levantar en él un cúmulo de inquietudes sobre el
papel que desempeñamos no sólo como ciudadanos en la vida del país, sino también como
seres humanos dentro de los múltiples roles sociales en los que participamos.
Esta obra está dirigida principalmente a la juventud, con el objetivo de, juntos,
estructurar o reestructurar una nueva idea de política para romper de una vez con el tabú, según
el cual observamos este concepto como algo sucio, ventajoso, mezquino, causa de todos los
vicios y corruptelas de males sociales e intereses egoístas. Por ello, es preciso recalcar que esta
palabra, política, no implica necesariamente ese significado coloquialmente atribuido por la
sociedad ni su connotación es egoísta. Al contrario, la política es o debería ser el resultado
práctico de todas aquellas propuestas, puntos de vista, criterios, principios y estrategias con
miras a la atención de las necesidades, problemas e inquietudes que, en un momento dado, se
presenten en una ciudad, comunidad o poblado siempre y cuando exista un esquema de
organización institucional y gubernamental. En otras palabras, para atender las necesidades de
una sociedad es menester que exista un orden dentro de ella.
Es común quejarse del gobierno y menospreciar el desempeño de los líderes políticos y
a ellos mismos. Sin embargo, debemos saber que el principal problema, el obstáculo más
grande a las soluciones, radica en gran medida en la fuerte apatía que se ha gestado en los
habitantes del país. Es menester recordar que la fuerza de un estado no sólo pertenece a su
extensión territorial, a su gobierno propositivo o a su normatividad inspirada en los mejores
sistemas legales a nivel mundial, sino también en la actitud de sus pobladores, que son todos
aquellos que le dan fuerza, sentido y vida al estado, aquellos que nutren nuestra república. Sin
este capital humano un estado no podría ser validado como tal por ningún analista, doctrinario,
politólogo o licenciado en derecho. La población es un elemento esencial para la existencia del
estado, inherente e imprescindible.
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Podríamos hablar de un estado sin territorio delimitado (caso Palestina) incluso
podemos imaginar un estado sin marco legal definido (estados en revolución), tal vez tengamos
el atrevimiento de pensar en un estado buscando su independencia, sin un gobernante por un
periodo determinado (México en el año 1810) e incluso, por absurdo que parezca, el estado
puede subsistir aun en plena lucha por su independencia, defensa de su soberanía, revolución,
golpe de estado y demás, pero es inconcebible un estado sin población, sin mujeres y hombres
que día con día le dan vida a esta inmensa maquinaria a la que llamamos Estados Unidos
Mexicanos.
Así pues, esta obra tiene la intención de formar nuevas conciencias respecto a nuestro
estado mexicano, que sin duda se encuentra en una nueva era informativa y de gran magnitud
comercial y lleva implícito un cambio de hábitos y costumbres en la sociedad. Por ello, es
necesario efectuar un replanteamiento de nuestros valores y comenzar a trazar nuevas líneas de
acción moral.
Bien dicen que el problema de México radica por un lado en la educación y, por otro,
en los valores. Comencemos, pues, reforzando estas dos vertientes. Ésta obra es una invitación
formal a tomar conciencia de los valores cívicos que deberán seguir nuestros hijos ante los
retos de las futuras generaciones.
Para terminar esta nota introductoria, hago mención de una frase célebre del gran
filósofo griego Pitágoras, tan sencilla y breve como cierta:
“Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres.”
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“A la república sólo ha de salvarla pensar en grande, sacudirse de lo
pequeño y proyectar hacia lo porvenir”.
José Ortega y Gasset
¿En dónde radica el verdadero problema de México? ¿Quién está mal y
quién está bien? ¿Por qué si nuestro país goza de tanta riqueza natural,
energética y mineral somos tan pobres?
¿En dónde radica el verdadero problema de México?
La respuesta, en realidad, es muy sencilla. El problema del país radica
en nosotros mismos y se expande como virus, por decirlo de alguna manera. En
palabras simples, los malos ejemplos son fórmulas fáciles de asimilar para
cualquier individuo, estos se trazan como obstáculos que nos impiden crecer
como personas dentro de una comunidad. Resulta frecuente encontrar
discrepancias entre vecinos cuando hablamos, por ejemplo, del problema de la
basura. Es decir, no es difícil que algunos vecinos, sin dar importancia a la
ausencia del vehículo recolector de la basura por varios días, dejen
indiscriminadamente sus bolsas, cajas o botes afuera de sus entradas, a los
lados en las jardineras o sencillamente recargadas en los árboles de la colonia.
O, lo que es más grave, depositen estos desechos en las esquinas de las calles,
afectando dramáticamente la vista de la colonia y generando a su vez un foco
de infección que repercute directamente en el medio ambiente y la salud de los
habitantes de la zona. Podríamos pensar, entonces, que los vecinos, ya por
comodidad o por las razones que sean, hicieron un consenso para tomar la vía
pública como tiradero de basura, o podría ser que simplemente la mala
El problema del
país radica en nosotros mismos
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costumbre de dejar la basura fuera de su casa es un proceder idóneo para así
esperar que de manera milagrosa desaparezca.
Desgraciadamente en éste y muchos otros casos, los malos hábitos subsisten
por una justificación por demás mezquina: “¡Porque el vecino de lado lo hace
también! ¿Por qué yo no habría de hacerlo?”. Esta absurda postura tras este
ejemplo tan simple suele ser lo que frecuentemente vemos y vivimos en la
vida cotidiana. Constantemente estamos siendo bombardeados por un alud de
malos hábitos que imperan en nuestra sociedad, y sin importarnos el mal que
nos hacemos y que provocamos a los demás actuamos por egoísmo,
inconsciencia y falta de interés por el bienestar colectivo. Cuando el mal o
virus está muy avanzado pensamos que estas conductas nos hacen mejores, nos
aventajan respecto de los demás o, simplemente, las asumimos por no
quedarnos atrás en una vana competencia por “ver quién puede más”. Basta un
poco de conciencia y respeto a nosotros mismos y a nuestro alrededor para
darnos cuenta de que no podemos seguir permitiendo tanto abandono y
descuido en nuestro actuar. Digamos, a modo de principio, que nosotros como
seres individuales debemos llevar a cabo una regla esencial, evitar todas
aquellas conductas que por irracionalidad, intolerancia o profundo egoísmo,
tiendan a perjudicar al prójimo. Es necesario saber respetar las reglas dentro
de la sociedad.
¿Quién está mal y quién está bien?
Podemos afirmar que esta pregunta resulta en suma subjetivista,
relativista y por supuesto difícil de responder, porque tendríamos que
Por respeto a nosotros mismos,
debemos evitar las conductas que
perjudican al prójimo
En nuestra conciencia, y no en la esperanza de un premio o el temor
de un castigo, debe estar el móvil de
nuestros actos
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enfocarnos en todos los casos en particular y cada uno de los acontecimientos
que ocurren dentro de nuestra sociedad, lo que trae como resultado una
respuesta poco ortodoxa, imposible y poco efectiva. Podemos, no obstante,
resolverlo de la siguiente manera: Los actos humanos siempre están rodeados
de conductas buenas y malas, con matices o contenidos dotados de cierta
bondad o maldad, cuestión de enfoques, tal vez. Es necesario y
significativamente importante asimilar que no hay hombre o mujer eximido de
conductas negativas y positivas dentro de lo que llamamos vida en sociedad.
Manejando estas vagas nociones, aclaremos que siempre habrá algo dentro del
archivo de nuestras vidas incorrecto o nutrido de cierta mala fe. Sin embargo,
vulgarmente se dice que las culpas deben ser compartidas y, por absurda que
parezca esta idea, resulta verdadera y útil para nuestro estudio. Es decir, de
nada sirve culparnos unos a otros, ni tratar de señalar quién es el bueno y quién
es el malo dentro de la obra teatral de la vida. Resulta improcedente y estéril
juzgar al buen o mal gobernante del país, del estado, de la colonia; el buen
trabajo o mal trabajo de un funcionario, maestro, licenciado y demás, cuando
para ello existe un sistema normativo y un organismo que se encarga de
impartir la justicia en un momento dado. Debemos aprender que cuando algo
es bueno por el sólo hecho de serlo, en sí y por sí sólo tiene su recompensa. No
debemos pues, vanidosamente celebrarnos por cada acto bueno que realicemos.
Aprendamos que estos actos deben ser una forma de vida, sin esperanza de
recompensa o reconocimiento. Hagamos el bien como un acto natural, propio
del hombre e inherente a él. Comencemos, pues, por desarrollar una conciencia
individual según la cual nosotros mismos evaluemos nuestros actos buenos y
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malos. Por otro lado, compartir la culpa más allá de lo bueno y lo malo es
destacable como un mero acto de responsabilidad y no implica la observación
mediocre de compartir un problema para sentirse menos agraviado
emocionalmente o menos culpable. Todos estamos atados por ese extraño lazo
karmático dentro de la vida en sociedad y no podemos hacer responsable a un
solo sujeto de hechos en que, por lo general, son culpables más de dos
personas, aunque bien es cierto que hay excepciones.
Aun cuando nuestros actos malos no sean percibidos por los demás o no
parezcan notoriamente públicos al grado de recibir una coacción social por la
conducta atípica, siempre habrá alguien al pendiente de ello, en constante
vigilancia. Ese alguien somos nosotros mismos. Cada uno de nosotros es su
propio juez, llamado conciencia. Así, cuando se trate de actos malos visibles
aprendamos a aceptar responsabilidades. Cuando se trate de lo bueno en toda la
extensión, simplemente dejémoslo ser. Creemos que en este sentido no hay
objeción alguna, no busquemos el reconocimiento de ello.
En conclusión, más allá de la perspectiva de quién está mal y quién está
bien, en su sentido más amplio, nadie está del todo mal y nadie está del todo
bien, es sólo cuestión de enfoques. Sin embargo, lo más importante son
nuestros actos y lo que con ello originamos. No es necesario que alguien nos
evalué moralmente para estar bien o mal con los demás, o tener una
“calificación en las escalas de los evaluadores del mundo de lo correcto y lo
incorrecto”. No es necesario darle un seguimiento minucioso a aquellos que no
cumplan con su deber puesto que, por el sólo hecho de que seamos más los
actores buenos que los actores malos, las minorías indiferentes tenderán a
La conciencia es el
juez de los propios actos
Nuestros actos determinan
quiénes somos. ¡Seamos más los
buenos que los malos!
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desaparecer o a extinguirse. Es muy cierto que la responsabilidad es de todos,
en lo individual y en lo común corresponde el consenso de esas buenas
acciones sin necesidad de un acuerdo general propiamente coercitivo o
riguroso, sino por la plena convicción de que lo que se hace, se está haciendo
bien y correctamente, según esa rectitud de la cual nos beneficiamos todos. Por
tal motivo, más allá de pretender juzgar quién está mal o quién está bien,
aprendamos a tomar los actos buenos, correctos y asumir las responsabilidades
como parte de nuestras vidas, por el solo hecho de que es mejor para todos.
Si tú puedes lograrlo, podemos todos.
¿Por qué, si nuestro país goza de tanta riqueza natural, energética y
mineral, somos tan pobres?
México tiene más de 18 millones de personas en pobreza alimentaria.
Mientras que las últimas cifras oficiales precisan que de una población total de
alrededor de 105 millones de habitantes en México, 50% vive en pobreza y
15% se ubica en el umbral de extrema pobreza, es decir, que viven con un
dólar o menos al día, de acuerdo a los datos ofrecidos por el Banco Mundial, en
marzo de 2007.
Más allá de que resulte irónico responder a una pregunta con otra,
reflexionemos si acaso no está en duda la riqueza material de nuestro país; más
allá el hecho de encontrarse en pobreza extrema en cuanto a materias primas, o
del famoso PIB. Seamos realistas. Por ejemplo, la inversión pública directa de
Petróleos Mexicanos (PEMEX) se redujo al mínimo; pasó del 2.9% del PIB en
1982, al 0.57 en el 2007. También en electricidad disminuyó del 1.2% del PIB
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en 1982 al 0.31% en el 2007. Es decir, en ese periodo la totalidad de la
inversión pública en el sector energético cayó del 4.12 al 0.88% del PIB. Esto
solo es un dato para tomar el lapso de 25 años anteriores y mostrarles la
diferencia tan notoria en tan breve espacio de tiempo. Siendo honestos, nuestro
país siempre ha tenido problemas financieros. En nuestros mejores momentos
económicos durante algunas etapas, por demás breves en la historia de nuestra
República, hemos sólo gozado de una aparente estabilidad económica, pero sin
resolver definitivamente los problemas de fondo.
Salvo algunas administraciones del estado mexicano, no es mentira
decir que nuestro territorio ha sido saqueado y sobreexplotado por aquellos que
han representado a nuestra nación a lo largo de la historia. Una gran verdad es
que el país ha sido robado desde la conquista española, se ha vendido, lucrado
y entregado a otros gobiernos. Por ejemplo, más de la mitad de nuestro
territorio corrió a cargo de un político y militar mexicano, 11 veces presidente
de nuestra República, Antonio López de Santa Anna. A eso, aunemos la
dictadura de José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, en la que permitió el acceso de
la famosa “modernidad” europea y la inclusión de la filosofía positivista muy
de moda en aquellos tiempos, la cual contribuyó a que México elevara su nivel
cultural y científico pero, ¿a qué costo? En aquellas fechas se llevó a cabo la
construcción de diversas vías de comunicación ferroviaria y demás avances
tecnológicos con los que no contaba el país, por lo que México se consideró
una de las ciudades más modernizadas del mundo. Probablemente todos estos
avances fueron positivos, sólo que la factura resultó muy elevada. De esta
manera, podríamos citar más casos de índole similar de múltiples y muy
Debemos pensar en grande
y desterrar la mediocridad de
nuestra forma de vida.
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variados atracos a la nación por conducto de diversos gobiernos y gobernantes,
pero abundar en ello no es de relevancia para la obra.
Debemos tomar conciencia de que en México, a pesar de sus múltiples
saqueos en diversas formas, sigue “respirando y vivo”. Así pues tenemos una
alternativa - atesorar lo que tenemos y buscar vías alternas de producción, a la
vez que restauramos en la medida de lo posible lo que hemos perdido de
nuestra vasta riqueza material- para ello, México cuenta con jóvenes
conocedores de las ciencias químicas, buenos investigadores y científicos,
grandes analistas, biólogos y estudiosos de los recursos energéticos quienes
podrán presentar proyectos para rescatar nuestras áreas verdes, salvar nuestros
energéticos y aprovecharlos de la mejor forma. Debemos también encontrar
nuevas alternativas de explotación energética, a costos más bajos y menos
agresiva al medio ambiente, de tal forma que podamos aprovechar materias que
por su naturaleza se consideran desechos o energéticos poco servibles.
México en verdad requiere que asimilemos la frase de Gasset, debemos
pensar en grande y alejar de nuestra forma de vida la mediocridad. Es necesario
sembrar ímpetus de grandeza en los niños y jóvenes, pero no grandeza soberbia
o mal intencionada, sino aquella que los haga sentir parte de una nación que
está en vías de crecimiento, desarrollo y evolución social. Una nación en la que
la nueva generación llegue rompiendo esquemas con tal fuerza, que los jóvenes
de hoy seamos los guerreros precursores de una nueva era, una educación
cívica nunca antes vista, formación de respeto y amor a la patria, porque esta
tierra nos pertenece, es nuestra, de nuestros ancestros y nuestros hijos. Seremos
soldados en batalla, para transformar con gran valor, entereza y orgullo la
No basta con creer, también
hay que actuar
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nueva nación mexicana. . . y los más jóvenes serán los encargados de hacer
que esta idea florezca y se desarrolle con tal valor, que sólo será necesario
creerlo para ponerlo en práctica. Sin duda la acción se efectuará por consenso,
por ello, primero debemos tener una filosofía de vida, un patrón ético y un
acuerdo de principios, digamos una especie de decálogo del buen ciudadano,
del buen mexicano, del hombre íntegro en toda su extensión viviendo en
sociedad.
Jóvenes de hoy y jóvenes del mañana: Es propicio que creamos, es
preciso que actuemos.
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“Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la
felicidad”.
José Martí
La felicidad de los hombres reside, para algunos, en las formas que
encuentran de satisfacer sus necesidades espirituales, morales, económicas, de
realización personal, sus deseos y aquellas metas que se proponen. Mientras
tanto, otros afirman que la felicidad es un estado propio de la mente, una
actitud. No obstante, es menester señalar que la felicidad parte de una decisión
del sujeto, algo que obedece al enfoque que tenemos de la vida y la
experiencia, madurez y actitud hacia la misma. En otras palabras, si queremos
ser felices basta con que, en nuestras mentes, decidamos realmente serlo. En sí,
no hay medida para la felicidad ni condición alguna que lo determine, sólo
podemos sostener que ésta sucede como un estadio placentero en nuestra
percepción sensible.
Sin embargo, consideramos que los elementos de actitud hacia la vida,
la realización de ciertas metas al igual que la satisfacción de nuestros deseos,
podrían otorgarnos ese estado de confort y satisfacción, a su vez que gozamos
de cierta estabilidad física y mental para recibir a plenitud dicha sensación
humana.
Por otro lado, el deber, una forma que se engendra en el campo de la
ética, nos brinda un modo de satisfacción mayor a cualquier condición material
o de tipo individual, cuando adoptamos algunas de las corrientes que tratan el
arte de lo correcto. Es en este punto donde encontramos al hombre virtuoso,
Ser felices es una
decisión de nosotros mismos
Así como el individuo es
parte del todo que es la sociedad, sacrificando la
satisfacción parcial individual
es como se logra la satisfacción total
colectiva
Podemos y debemos hallar la
felicidad siendo útiles a nuestros
semejantes
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aquel que es aceptable y bien visto por cualquier sujeto que vive en sociedad,
aceptado dentro de un grupo o por la mayoría de los seres humanos con los que
convive. En otras palabras, sacrificamos cierta parte de nuestra individualidad
para obtener una satisfacción mayor, que estriba en lo global sin que ello
provoque felicidad en sentido estricto. Existen factores, valores y conductas
aprendidas que generan en el hombre la capacidad de ser feliz (aunque
aclaremos nuevamente que la felicidad no tiene patrón de medición, sino de
convicción personal) y disfrutar siendo una persona que domina el arte de lo
correcto. Podemos entonces, y debemos, encontrar la felicidad siendo útiles a
nuestros semejantes. Por ejemplo, la ayuda al prójimo, el servicio que damos a
la sociedad, es el punto de enlace donde vienen a reunirse todas aquellas
sensaciones de placer y bienestar por medio de la sustitución de nuestros
intereses personales por los globales. Tal podría ser el caso de las enfermeras,
consagradas a dar parte de su tiempo y vida para cuidar y preservar la vida de
otros seres humanos, un acto que no implica una felicidad natural, debido a
que, como sentimiento en la naturaleza del hombre no podemos querer a
alguien que no conocemos pero, en las escalas de valores, en el arte
maravilloso del deber y lo correcto, así como de conciencia y reflexión se le
atribuye por añadidura un aprecio social y he de afirmar, que no solo a las
enfermeras, sino a la gente consagrada a ayudar, cuidar y tutelar el bienestar
del prójimo, pues sabemos que en la medida que se preserva la vida de un ser
humano, se realiza un acto noble y valioso, digno de reconocimiento que exalta
precisamente el valor a la vida misma. Invariablemente, esto provoca la
sensación de un agradable sentimiento de afecto, valoración y aceptación hacia
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aquellas personas consagradas a esta digna labor.
Teniendo bajo consideración al animal político propio de la teoría
aristotélica, la naturaleza del hombre es ser sociable, esto nos permite entender
la necesidad que tiene el hombre de convivir con sus semejantes. El ser
humano no puede estar aislado, siempre tiene la imperiosa necesidad de
relacionarse e interactuar con los demás seres de su misma especie.
Partiendo del estado natural del hombre, el ser primitivo busca alianzas
y estructuras de gobierno entre grupos de su especie, de aquí provienen
diversas teorías como la ley del más fuerte y la imposición de un líder para el
logro de ciertas finalidades comunes al grupo que encabeza. Podemos decir que
la prioridad absoluta ha sido la satisfacción de las necesidades básicas del
grupo, hombres y mujeres que se unieron para, juntos, protegerse y alimentarse
mejor, por medio de la división del trabajo. Por citar ejemplos, sembrando,
cazando o recolectando frutos surgieron los roles que a modo de funciones
tienen todos y cada uno de los integrantes de dicha agrupación. Es así como en
el ser humano surge esta fuerte necesidad de agruparse: Unidos somos más
fuertes. En consecuencia, afirmamos categóricamente que la búsqueda del bien
común es inherente al hombre desde que puede llamársele ser humano.
Posteriormente, estos grupos habrían de desarrollarse en tribus, aldeas,
pequeñas comunidades, pueblos, hasta formar estados y grandes formas de
gobierno con un sistema y un marco legal delimitado.
Pero, siendo objetivos, tenemos, en el lado opuesto, la famosa idea de
Thomas Hobbes quien afirma en el Leviatán, su obra más importante, que “el
hombre es lobo del hombre o el hombre es un lobo para el hombre”,
Unidos, somos más
fuertes
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aseveración que hasta hoy es motivo de discusión y debate en escuelas de
filosofía y letras de nivel superior, derecho y algunas otras materias
pertenecientes al campo de las humanidades, puesto que supone una postura
filosófico-política contraria a la teoría aristotélica.
Tenemos, pues, por un lado a Aristóteles con su concepto de animal
político y, por el otro, a Thomas Hobbes con su hombre lobuno, egoísta y
traicionero. Hobbes afirma que el hombre es egoísta por naturaleza, que busca
siempre su beneficio personal, desarrollando a partir de tal aserto, una teoría
totalmente contraria a la idea esencial de Aristóteles respecto a la naturaleza del
hombre. La postura de ambos autores resulta verdadera en cierta medida si
transportamos estos supuestos a la vida real y cotidiana. Por ejemplo, no es
difícil, por un lado, asegurar que nunca falta un traidor en el trabajo, en la
escuela o en las amistades a cambio de un beneficio particular o, lo que es más
absurdo, sin la consecución de tal beneficio. Así tampoco resulta ausente, por
otro lado, el cariño de un padre donde primero están sus hijos, donde es
preferible el sacrificio de su persona que un daño para ellos, como es el caso
extremo de elegir entre alimentarse a sí mismo o a sus hijos, por consiguiente
el padre decide no comer para repartirlo entre sus seres queridos. Con esta vaga
idea podemos hacer una analogía con el estado, puesto que el principio
aristotélico se cumple, por ser más importante el bien común (sus hijos, como
parte de su bienestar, más allá de sus necesidades propias) que su bien
personal. Ciertamente nuestro punto de vista coincide con Aristóteles; si nos
remontamos a las épocas primitivas, el hombre siempre ha tenido la
voluntariosa necesidad de convivir con los demás seres de su especie, e incluso
La jerarquización y
el orden son la base estructural
de las agrupaciones
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aliarse para cazar, recolectar alimentos, entre otras actividades en grupo, que
sin colaboración conjunta resultaban imposibles. Digamos que el hombre
efectivamente es un animal político, lo cual es connatural a su existencia; la
inteligencia lo dota de una capacidad de organización distinta a los demás
animales. El orden específico, la jerarquización y el manejo de roles en grupo
conforman la base estructural de cualquier agrupación humana ¡incluyendo a
las pandillas, en su forma más primitiva! Que, a pesar de no formar una
estructura estrictamente ordenada, presentan ciertos patrones de organización:
un grupo unido basado en jerarquías, un líder o cabecilla y una finalidad: la
protección común. Elementos de acción como fin último, aunque comúnmente
se utiliza el término “pandilla” para hacer mención a grupos de jóvenes que
realizan actos negativos en la mayor parte de los casos.
Podemos afirmar que el hombre busca primero estas alianzas por
necesidad, porque así conviene no sólo a él, sino a todos sus semejantes que
colaboran para el logro de un objetivo y la preservación de la especie, como
fenómeno inconsciente pero latente. Hasta este punto, los grupos humanos son
favorables porque nos ayudan a lograr el bien común y tienen como centro
esencial la colaboración de todos, lo que puede ser resumido en una frase:
alianzas para sobrevivir y vivir mejor. Todos los grupos o agrupaciones surgen,
por naturaleza, para la colaboración conjunta en beneficio de sus integrantes.
Sin embargo, retomando un poco las ideas de Thomas Hobbes, los grupos se
distorsionan y pierden su elemento esencial cuando se corrompen por intereses
egoístas originados en cualquier parte de sus escalafones o jerarquías. He aquí
el vicio de la humanidad como el elemento que provoca impureza en la
Los grupos humanos se
corrompen por intereses egoístas
Pero no necesariamente el
hombre debe ser el lobo para el
hombre
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conjunción de agrupaciones y desarmonía en la existencia de los mismos.
Con ello, nos percatamos que el vicio de la humanidad es posterior y
casi podemos afirmar que la naturaleza del humano no es ser el lobo de sí
mismo, sino que esto surge en el ocio de la inteligencia, cuando les resulta
idóneo cambiar su estado de naturaleza por el de la pereza y se somete a un
falso sentido de propiedad por medio del abuso de la fuerza. Las reglas se
basan en la capacidad de mantener el orden y armonía, ese elemento es
inherente al hombre y gracias a ellas hemos subsistido como especie, de lo
contrario, si la teoría de Hobbes fuera cien por ciento verdadera estaríamos
extintos desde hace mucho tiempo. Es una gran realidad que los seres humanos
traicionan y tienen intereses mezquinos, pero no es su naturaleza, se trata de
males y vicios adquiridos por la falta de disciplina primaria, desde nuestros
orígenes, a lo que llamamos con propiedad malas decisiones. Desde este
principio, refuto la teoría de Hobbes debido a que las malas decisiones son
aquellas que perjudican a los demás o donde se obtiene, de manera ventajosa,
un aparente beneficio que al final será contraproducente, dado que se obtiene a
costa del bienestar de otros.
Juan García del Río, gran pensador colombiano, también afirmaba algo
similar: Debemos conformar nuestras acciones a los intereses de nuestros
semejantes, o a los de la felicidad pública, de la cual resulta nuestra felicidad
particular. Inclusive podemos decir que fue un coincidente a plenitud con el
gran ejemplo que dejó José Martí en su natal Cuba.
Otra frase fabulosa de Platón, formulada hace más de 2000 años, viene
Buscando el bien de nuestros
semejantes, encontramos el
nuestro.
Hacer el bien es el camino
para obtener la felicidad
22
a reforzar el pensamiento de José Martí y dice: Buscando el bien de nuestros
semejantes, encontramos el nuestro. Podemos afirmar categóricamente que la
concepción de una mejor humanidad ya existía desde la época antigua con
Platón y subsiste hasta la actualidad. Con ello, nos damos cuenta que no somos
los únicos que creemos fielmente en este ideal que habrá de darnos mejor
calidad humana junto a nuestros semejantes.
Pitágoras, casi contemporáneo de Platón, por una diferencia de poco
más de un siglo, crea un punto medio entre las ideas anteriormente expuestas:
Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a
llevársela. Seamos útiles pero no solapemos. . .
Para terminar esta sección, concedamos a José Martí la gran razón que
manifiesta al decir que ayudar a los demás no versa únicamente en el deber
(primer concepto irrefutable y principio que debemos llevar con nosotros a
todos lados), sino que en su justa medida es la fórmula para obtener la
felicidad. Muchos amigos y colegas de trabajo solían reprochar al autor el ser
un idealista soñador debido a que nuestra filosofía para lograr el bien común
consiste en la sensación del bienestar moral, logrado básicamente a través de la
ayuda, el apoyo, la hermandad, la compasión, la comprensión y la tolerancia a
los demás, pero en realidad funciona y, sin temor a equivocarnos, podemos
asegurar que ser un idealista, un soñador, dejará siempre mejores resultados
que una fácil apatía.
Basta, solamente, con ejercitar este procedimiento en lo individual para
notar que, poco a poco, los demás van logrando sincronía. Si eso no nos da la
23
felicidad, al menos no nos perjudica. No debe preocuparnos mucho si se nos
reconocen nuestros buenos actos. La felicidad está en nosotros, no lo
olvidemos. Ayudemos, que nada nos cuesta y seguramente con un mínimo de
esfuerzo podemos vislumbrar esa nueva sociedad. Debemos ser más los útiles
que los inútiles, todos lo agradeceremos.
24
“Cuando no sabemos a qué puerto nos dirigimos, todos los vientos
son desfavorables”.
Lucius Annaeus Seneca
¿Por qué es importante saber a dónde nos dirigimos? Porque, más allá
de aquellos ideales que provocan al espíritu un extraño placer de emancipación
y esparcimiento, también hay obstáculos propios de la vida cotidiana que no
nos permiten mantener firmes, en la práctica, las posturas que vienen del
espíritu, del yo ideal (nuestros sueños y metas que parecen inalcanzables). Por
este motivo, proponemos esta frase de Séneca que adoptaremos como la frase
de la certeza para saber ¿Qué queremos de nuestra vida?, ¿Qué necesitamos
realmente para estar bien con nosotros mismos? Para valorar nuestras riquezas
en su sentido más amplio, ya sean físicas, materiales, morales, espirituales
entre todas las que consideremos de valor, ¿a dónde quiero llegar? Ésta es una
última pregunta muy importante que deberemos adoptar como base de la
realización de nuestras expectativas. Una vez resueltas las interrogantes
anteriores debemos preguntarnos ¿Cuál es, entonces, mi misión en este mundo?
Pues, precisamente a través de este ejercicio de reflexión es que seremos
capaces de hacer las cosas a conciencia. Notaremos que, aun habiendo
identificado nuestra misión por ende con expectativas de carácter muy
individual, llegaremos curiosa e inevitablemente al concepto de bienestar
general. Entonces nos daremos cuenta de que la reflexión sobre nuestra misión
en la vida consta de dos facetas: una, de contenidos individuales, es decir, lo
que queremos para nosotros exclusivamente y, otra, la que busca el bien
Si como individuo quiero mi plenitud, en su justa
medida la querré también para mi
sociedad
La constante
reflexión debe ser un ejercicio habitual en
Llevemos a buen puerto este
barco llamado México
25
común, que estriba en el valor de dejar un legado de enseñanzas y sana
armonía a los que siguen en este mundo. ¡Pero ambas cosas están unidas en esa
sola misión! Una vez que nuestro estado de conciencia ha comprendido las
causas últimas de la vida como entes sociales, sin problema alguno
entenderemos que, si como individuo quiero mi plenitud, como ser humano en
su justa medida lo querré también, como miembro de una sociedad, para mi
especie, mis semejantes.
Si imaginamos por un momento que la mayoría de los mexicanos
sabemos qué queremos de nuestra vida podemos, sin temor a duda, asegurar
que socialmente estaríamos mejor por el simple hecho de que estaríamos bien
centrados, o sea, con los pies en la tierra. De este modo ningún viento, por
contrario que fuera, sería tan desfavorable porque se trataría de llegar a un
acuerdo por vía de la constante reflexión y conciencia, algo que debe ser un
ejercicio habitual en la sociedad mexicana. Podemos también asegurar que la
libertad de elegir la misión de nuestras vidas, con todos estos elementos y
principios, nunca podrá ir en contra de la sociedad, a menos que el mal de la
ignorancia así como la bajeza humana contamine nuestras almas y ello nos
impida recorrer el camino del valor. Pero el autor de esta obra tiene fe en su
pueblo. Como pueblo, tengamos fe en nosotros mismos.
Por otro lado, al concebir las ideas de esta manera, mostrando las
similitudes que hay entre muchos pensadores a lo largo del tiempo, todos
sabemos que de México queremos muchas cosas. Podemos incluso imaginar a
qué puerto nos dirigimos o qué caminos debemos recorrer todos por consenso
26
y, casi me atrevo a afirmar que lo sabemos por el hecho mismo de estar dentro
de una colectividad. Todos coincidimos, aunque sea en una mínima parte, en
nuestro pensar relacionado con los demás. Entonces permitamos ahora que la
gran embarcación nacional zarpe hacia aquel futuro prometedor. Nosotros, los
mexicanos, tenemos los remos para trasportarnos a esa meta y los vientos son
propicios. No esperemos a que alguien nos diga a qué puerto dirigirnos porque
ya lo sabemos, hagamos de México un país de primer mundo. La grandeza de
una nación está en su gente.
Como un complemento a la frase de Séneca, regalémonos una más del
gran escritor y novelista ruso Fedor Dostoievski: El secreto de la existencia
humana no solo está en vivir, sino también en saber para qué se vive. De aquí
parte preciosamente la necesidad de encontrar esa misión en nuestras vidas, ese
rumbo definido de todo lo que hacemos. ¡Vamos rumbo al gran puerto de las
metas realizadas!
27
“En estos tiempos tremendos ya no está permitido ser mediocre ni
lavarse las manos como Pilatos. Debemos actuar. Asumir las
responsabilidades que nos corresponden”.
Peter Van Der Meer
Van Der Meer nació en la provincia holandesa de Utrecht, fue escritor,
literato y político, hijo de familia protestante. Siempre tuvo talento artístico y
una gran calidad humana. Posteriormente, por convicción, cambió su religión
de protestante a católico donde creó diversos grupos juveniles para formar “el
movimiento de los jóvenes católicos”. Más allá de su trayectoria y formación
religiosa, siempre cultivó en los seres humanos el amor, la concordia, la
solidaridad y hermandad. Esta frase viene a ser un acto de conciencia por
antonomasia. Conscientes estamos que en todo momento histórico y en cada
etapa de la humanidad ha habido y habrá tiempos difíciles pero, rescatemos lo
más provechoso de esta reflexión. Bien es cierto que la mediocridad es un mal
atemporal, es decir, que no es característica de una época en particular sino que
es un mal que atañe a la humanidad en cualquier época y en cualquier lugar. A
medida que la sociedad evoluciona, este mal resulta cada vez más perjudicial
por su misma inercia, entre tantas cosas nuevas por aprender y avances de la
ciencia. Definamos a la mediocridad como el término medio -negativo-,
consistente en la poca o nula aspiración, arraigada codependencia y miras a la
imitación de los actos escasamente simbólicos; entendidos como aquellos que
no permiten o carecen de la exaltación de los valores universales de la
humanidad, donde se adopta una postura de apatía al mundo que se vive, se
Ser mediocre es formar
parte de la masa anónima
Debemos ser libres para decidir,
pero debemos decidir lo correcto
28
suprimen los actos de tenacidad, lucha, persistencia y esperanza, se dejan las
circunstancias a la suerte, no se busca lo nuevo o innovador, es una vida sin
sentido, sin motivación por ser mejor y, en general, no existe el interés por
dejar este mundo en una situación más favorable a nuestros sucesores. Ser
mediocre es formar parte de la masa anónima en el devenir de la humanidad.
La responsabilidad lleva consigo un elemento inherente y esencial que
implica una obligación o un deber. El primero, es por un hecho imputable en
sentido directo (con quién o ante quién se obliga el responsable), porque se ha
contraído un compromiso y con ello se generan consecuencias que deben
conllevar al cumplimiento de lo acordado, sean de carácter legal, público,
privado, moral, religioso y todos aquellos. En suma, hechos que impliquen una
coacción directa en la que, en caso de incumplimiento, se derive en una
sanción o castigo. Por deber hay que comprender que existe la noción de
responder porque así lo dicta la conciencia, lo cual implica un hecho indirecto
(propiamente no hay un sujeto ante quien se contrae el deber) que mantiene al
individuo activo en estado de cumplimiento o respuesta por convicción.
Debemos insistir pero sin coacción, dejando ésta decisión en manos de la
humanidad, de la libertad individual: Conviene hacer lo correcto por sí
mismo, por la pura noción de lo correcto.
29
“Como fuerza social, un individuo con una idea vale por noventa y
nueve con un solo interés”.
John Stuart Mill
Mill, filósofo, político y economista, a través de su aguda percepción
de las cosas, formuló el concepto de lo que hoy conocemos dentro de la ética
como utilitarismo. Esta ideología le permitió asentar todas sus obras y trabajos
en este principio esencial de su vida, según el cual los actos humanos para ser
éticamente probos, deben generar el mayor de los beneficios en la sociedad. En
otras palabras: la producción del máximo bienestar para el máximo número de
personas. Apliquemos ahora, por analogía, a las ciencias sociales la ley básica
de la física según la cual podemos conceptualizar a la fuerza como aquella
influencia, movimiento o acción capaz de modificar el estado de movimiento o
reposo de algún objeto. El objeto será en este caso nuestra sociedad, esa masa
relativamente homogénea que se estructura y organiza de acuerdo a sus
necesidades e intereses. Irónicamente, un interés suele ser limitativo aunque
sea representado por noventa y nueve hombres entre cien. La pregunta es: ¿Por
qué es más valiosa una idea que un interés en común? Porque la fuerza para
mover a la sociedad se encuentra en las ideas, y podemos citar como ejemplo el
poder económico y político, entre otros, logrado por medio de la publicidad a
través de comerciales y anuncios, sea por radio, televisión, internet, material
impreso, espectaculares y demás medios que plasman una idea. Simplemente
mueven masas. Hay ideas tan buenas que solemos repetirlas a lo largo del
tiempo como las frases célebres o aquellas contenidas en algún anuncio
El utilitarismo busca
el máximo bienestar para el
mayor número de personas
Hay ideas que, por su ingenio,
se conservan en nuestra memoria
30
publicado en la calle, en revistas o en cualquier lugar; las cuales, por su
ingenio, logran conservarse en nuestra memoria.
¡Qué interesante es pensar que podemos generar conciencia en los
individuos a la vez que podemos consensar a una población con nuestras ideas!
Imaginemos, tan sólo, el poder de esas pequeñas frases pegajosas de nuestros
profesionales en publicidad y ahora traslademos estas capacidades al campo
político-social. Bástenos con afirmar que los avances en muchas problemáticas
sociales, como el orden común, el mayor bienestar social, la renovación de
sistemas obsoletos, entre otras necesidades, podrían ser abordadas desde otra
perspectiva más integral, conjuntamente con la población y en sincronía con
ella. Estamos seguros de que ésta creatividad mediática nos sería tan útil como
lo es para los publicistas sólo que, a diferencia de ellos, el beneficio redundaría
en pro de una mejor sociedad en general y no de una mejor o más amplia
ganancia para cierta empresa en particular.
Entonces, la sugerencia es: permitámonos de vez en cuando emancipar
nuestra imaginación para aportar cosas nuevas, desde cualquier rincón de este
país, desde cualquier trabajo o plano en el que nos desenvolvamos, en
beneficio de todos.
Usar la creatividad buscando
el beneficio de la sociedad, no una
ganancia particular
31
“ Atreveos, el progreso sólo se logra así”
Víctor Hugo
A modo de paréntesis, a lo largo de esta obra serán varias las ocasiones
en que se mencione la palabra conciencia. Probablemente, muchos de nosotros
no tengamos claramente definido este concepto por lo cual, sin tratarse esto de
una clase de español o gramática, proponemos la definición abordándola desde
el campo filosófico y ético que nos ha parecido más adecuada a los fines de
esta obra. Entendemos pues a la conciencia como la facultad de decidir y
hacerse sujeto, es decir, actor de sus actos y responsable de las consecuencias
que de ellos se siguen, según la percepción del bien y del mal. Ampliemos esta
definición de manera que podamos aplicarla empíricamente a nuestra práctica
cotidiana. Añadamos que conciencia es el estado de la razón que nos permite
analizar nuestro interior y nuestro entorno, lo que permite a su vez al ser
humano desarrollar la habilidad de percibir y decidir más sabiamente sobre
determinados acontecimientos, propios del plano en el cual se encuentra y
desenvuelve. “Conciencia es mil testigos”, afirmaba Richard Taveres, de lo
cual podemos desprender que la conciencia no sólo es un fenómeno dentro de
la psique humana, aunque de ahí proviene, sino que también en mayor o menor
grado obedece a un factor externo derivado y propio de la vida en común con
otros seres humanos. Algunos le llaman coloquialmente la voz interior, aquella
que nos señala si lo que hacemos es correcto o no. En otro caso, podemos
llamar conciencia a la noción de sí misma que, como su propio juez y testigo,
posee la humanidad que somos todos. Así pues, existe una cierta fuerza mental
que nos obliga a realizar lo correcto y, como un estado consciente, suele
Conciencia es la facultad de decidir y
hacernos responsables de nuestros actos
32
provocarnos una especie de conflicto interior entre los extremos del actuar
correcto en contracara al actuar incorrecto, a eso llamamos conciencia. Así
que permitamos que esta cualidad del ser humano sea más constante en la toma
de decisiones y en nuestros actos. Recordemos las palabras de Richard Taveres,
tenemos mil testigos a los cuales no podemos engañar.
33
“El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la
esperanza muerta”.
Federico García Lorca
La afamada generación del 27... Surgida para reivindicar la poesía
barroca de Luis de Góngora, cuyo tricentenario se conmemoró precisamente en
el año de 1927. En realidad, fueron varios los personajes y autores que
pertenecieron a esta generación. Sólo por mencionar algunos, y sin demeritar el
trabajo de los demás, estos representan la esencia conspicua del movimiento:
Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso
Alonso, Pepín bello, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre,
Manuel Altolaguirre y Emilio prados. El 27 fue un punto de partida para
avances que ya con anterioridad (finales del siglo XIX) habían comenzado a
gestarse, de tal suerte que se extendió por casi las tres cuartas partes del siglo
XX. Esencialmente, varios de estos autores llegaron a presentar trabajos a
principios de los ochentas y algunos pasaron el lustro llegando a los noventas.
Curiosamente Rafael Alberti (1902-199), Ernestina de Champourcín (190-
1999) y Felipe Alfau ( 1902-1999) formaron parte de la generación del 27, pero
lamentablemente ninguno de ellos llegó al siglo XXI, siendo estos últimos los
más cercanos a lograrlo. No obstante, a lo largo del siglo anterior nos dejaron
un gran legado, una herencia maravillosa para la literatura española y un gran
tesoro para la humanidad que hoy forma parte ya de la historia.
En cuanto a Federico García Lorca, como datos trascendentes,
perteneció a la ya mencionada generación del 27 y se volvió con ella uno de los
poetas favoritos en España. Fue amigo del pintor Eugenio Salvador Dalí y una
más de las lamentables víctimas de la Guerra Civil Española, ejecutado por su
afinidad al frente popular (movimiento republicano surgido en España como
una coalición electoral de los principales partidos de centro-izquierda). Lorca
fue también discriminado por la sociedad de su tiempo a causa de ser
abiertamente homosexual.
Como ciudadanos, debemos
preguntarnos: ¿Qué hemos hecho por
nuestro país?
El cambio comienza por
nosotros mismos
34
Pero retomemos la frase con que iniciamos este capítulo: “El más
terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza
muerta”. Nosotros ¡no perdamos la esperanza! El país, por difícil que parezca,
debe crecer, nosotros debemos de dar ese impulso. Una sociedad distinta es la
que proclama nuestra nación; los hombres y mujeres de este país debemos de
creer en nuestros cimientos culturales, debemos respetar el derecho de nuestros
semejantes. Más allá de la creencia, no siempre errada, de que la verdadera
actividad política se ha perdido en este país, México no sólo necesita un buen
administrador, capaz de decidir a dónde, cuándo y de qué manera canalizar los
recursos sino, también es necesario un líder que motive a sus más de cien
millones de habitantes, jóvenes, niños y adultos. Un estado significa identidad,
no hay nada mejor que valorar la propia patria y sentir ese toque de
pertenencia, porque sólo así cuidamos de lo que nos cuesta, lo que vale e
implica un sacrificio. Rompamos con la figura paternalista del estado hacia los
habitantes, ¡no tengamos la esperanza muerta! Lejos de preguntarnos ¿Qué ha
hecho el país por nosotros? mejor preguntémonos, parafraseando a John
Fitzgerald Kennedy, ¿Qué hemos hecho nosotros por México? Un consenso de
ideas, la unificación de las mismas dentro de nuestras funciones, cada uno en lo
individual, nos dará la categoría de “buenos ciudadanos”. Siguiendo este
camino muy pronto encontraremos a esos líderes patriotas que tanto necesita
el país, hombres y mujeres que portarán la bandera del nuevo mexicano,
ciudadanos cuyo ejemplo será digno de seguir. No es necesario morir en una
batalla armada para ser patriota, ni es indispensable pelear violentamente
contra el gobierno y sus instituciones corruptas porque seguramente, mexicano,
35
muchas de ellas funcionan con gente como nosotros. Recordemos también que
hay empleados en todos los niveles, comencemos simplemente a hacer el bien,
servir en lo posible al prójimo, ayudar al que lo requiere, respetar la ley y hacer
un esfuerzo por ser cada día mejor. No hay que cambiar los hechos, basta con
cambiar uno mismo para que todo lo demás nos secunde. No veamos lo malo y
nada más, sino que encontremos lo bueno dentro de cada ser humano y
tengamos siempre la esperanza viva, como el impulso que lleva al espíritu de
los hombres a alcanzar la meta. Infectémonos del virus de la nueva era, del
mejor ciudadano, del más consciente y dejemos a un lado al negativo,
quejumbroso y mediocre, es momento de decir ¡Ese mexicano ya pasó de
moda!
36
“Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados”
San Agustín
Aurelius Augustinus nació el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste,
pequeña ciudad de Numidia en el África romana, motivo por el que también
era conocido como Agustín de Hipona. Tanto a lo largo de su juventud llena de
pasiones como posteriormente, después de su conversión al cristianismo según
narra en sus Confesiones, la vida de este gran pensador estuvo marcada por
una pasión inextinguible por descubrir la respuesta al problema de la verdad.
Fue un buscador incansable de las causas primarias y últimas de la existencia
humana y en pos de ello pasó de una escuela filosófica a otra. Su gran
inteligencia y capacidad imaginativa le permitieron avanzar en el campo de la
elocuencia, puesto que era un hombre con pleno dominio de la buena
expresión, lo que le hizo destacar desde muy joven en las artes de la retórica.
Posteriormente encuentra en las cartas bíblicas de Pablo ciertas claves para la
verdad que buscaba, abandona el maniqueísmo y se dedica a la meditación. Al
adentrarse en la Biblia logra romper con todas aquellas dudas que obligaban a
su espíritu a cuestionarse de todo, con ello hace labor religiosa y
posteriormente se convierte en obispo, dedicándose de lleno a lo que sería su
destino como un gran precursor de la doctrina cristiana ortodoxa. Con ello
realizó un trabajo episcopal lleno de buenas obras que lo llevó a ser un hombre
respetado tanto por su inteligencia como por sus actos.
San Agustín tenía un conocimiento muy claro de lo que coloquialmente
Debemos luchar contra el error dentro de
nosotros mismos
Aprendamos de nuestros propios
errores
37
entendemos a través del dicho popular errar es de humanos. Ello, no exime a
los hombres de la responsabilidad de sus errores ni de la culpa, sino que ofrece
el camino para su reivindicación, siendo la idea de la espiritualidad la que nos
lleva a la realización para concebir una “deidad suprema” que nos permite
vencer todo aquello que nos mantiene en las sombras. En otras palabras, es
conveniente matar al error dentro de nosotros mismos. Ello implica librar una
constante batalla con nuestro yo interior. A través de este ejercicio depuramos
muchas sensaciones y sentimientos, pues nuestro interés y prioridad es detectar
y transformar aquellos que son negativos, para que generemos una evolución
del yo interior (más consciente) que nos permitirá salvarnos en todos los
aspectos, no sólo en el divino o religioso, sino también en nuestra subsistencia
como sociedad y en nuestra salud anímica y mental.
Esta visión viene a ser una forma de iluminar las conciencias y aprender
de los errores para que con ello evitemos a toda costa caer nuevamente en la
equivocación y, una vez logrado este objetivo, podamos contribuir lo necesario
para salvar a los que se han equivocado también, a los que van errados.
Lejos del formalismo que presenta la doctrina de San Agustín, rescato la
idea de hacer labor con la sociedad, de matar el error pero salvar a los que
están errados. La intención no es formar personas a réplica de la doctrina
agustiniana, sino contribuir, en la medida de lo posible, a que los mexicanos
aprendamos de los errores y colaboremos en el logro del bien común. Esa será
la manera en que salgamos todos juntos adelante.
Como contribución a la frase de San Agustín, asimilemos esta de
38
Harold Macmillan (1894-1986), primer ministro de Reino Unido por el periodo
19057 a 1963: “Deberíamos utilizar el pasado como trampolín y no como
sofá”. Aprendamos de los errores y aciertos del pasado para salvarnos del error
nuevamente, las vivencias deben ser un trampolín y no un sofá. La vida tiene
un principio y un fin, los errores deben cumplir un ciclo igual pero no deben
prevalecer vivos. Debemos matar el error pero jamás olvidarlo sino, de cierta
forma, superarlo rescatando siempre lo más favorable. Este proceso significa
activar la experiencia consciente que habrá de brindarnos un desarrollo humano
en plenitud.
39
“¿Cuál es el gobierno mejor? El que enseña a gobernarnos a nosotros
mismos”.
Goethe
Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), fue un personaje
polifacético como muy pocos, desde filósofo, poeta, botánico, funcionario
público alemán y amante del arte hasta diseñador, economista y científico,
entre sus actividades más importantes.
Un gobierno de cualquier estado o nación conforma una estructura
organizacional que frecuentemente suele adoptar figuras paternalistas. Esto trae
como consecuencia la obstrucción en el desarrollo participativo, interactivo y
dinámico de su población, lo cual deviene en la adopción de costumbres
similares a las de una monarquía, propiamente obsoleta en nuestros días.
Para ser más precisos, no abordaremos al gobierno como tal pero sí el
esquema de gobernabilidad conformado por las disposiciones políticas con
matices de orden y normatividad, un estado de derecho, principios rectores en
la dirigencia del estado, así como usos y costumbres propios de la población y
que son adoptados como normas morales o de trato social. La gobernabilidad
entra dentro de este marco de principios y preceptos, donde todos se
encuentran relacionados entre sí. Por obvias razones, la obstrucción de un
sistema provoca conflicto y, bajo esta tesitura, es el papel del gobierno, por
trascendencia e índole de la divergencia, intervenir para que prevalezca o se
mantenga un estado de armonía entre los habitantes miembros de una nación.
La gobernabilidad
depende del respeto a las normas establecidas
La conciencia es el
juez de los propios actos
40
Goethe es muy claro en su frase. Aunque esa actividad no compete sólo
al gobierno sino directamente a la población, podemos sugerir una diferencia
entre los ámbitos de competencia de cada sector, por un lado el gobierno y por
otro la población. El gobierno tiene la obligación de otorgar el ambiente
propicio para el desarrollo de la gobernabilidad y, participando activamente, la
población debe conocer el beneficio de interactuar con el mismo. La
enseñanza para crear un estado de gobernabilidad depende de los programas
de acción del gobierno, mientras que a sus pobladores compete la
participación y las ganas de concluir dichas tareas o labores. El criterio de la
población debe estar directamente enraizado en la participación con el
gobierno, lo cual le permitirá aprobar o reprobar programas, proyectos y
acciones a fin que éstos cumplan con las necesidades de la gobernabilidad. De
modo que, el buen gobierno, implica buenos planes que permiten la interacción
entre estos dos rubros, para que ello nos permita gobernarnos a nosotros
mismos y esto se traduzca en un óptimo camino para lograr estabilidad y orden
social.
Es papel del gobierno establecer
programas de acción.Es papel de la
población participar y proponer
41
“Debemos obrar, no para ir contra el destino, sino para ir delante de
él”.
Hebbel
Christian Friedrich Hebbel, (1863-1813) nació en Wesselburen,
Alemania. Este personaje tuvo una niñez y adolescencia económicamente muy
restringida. Gozaba, sin embargo, de un gran talento literario que finalmente le
abrió las puertas del éxito. Estudió derecho y filosofía y fue director teatral,
aspecto donde mejor desarrolló sus aptitudes y logró su mayor reconocimiento
como autor. Sin duda, Hebbel supo lo difícil y duro que es trabajar para
sostenerse y prepararse. Esto le otorgó un panorama más abierto sobre el valor
de las cosas, el esfuerzo para conseguirlas así como la conciencia necesaria
para adoptar una actitud distinta respecto a las clases más bajas de la sociedad.
Consideramos esta frase como parte esencial de su vida. Pues no existe
mejor inspiración que la superación de uno mismo a través de la propia obra, es
decir del trabajo, la constancia, el estudio y la tenacidad para lograrlo. Y es así
como se triunfa por sobre el destino, cuando éste pretende atraparnos en las
limitaciones económicas y las muy escasas oportunidades de éxito.
Esta reflexión aplica para todo aquello en lo que podamos tener una
participación. Por ejemplo, popularmente se dice que los hechos hablan más
que mil palabras. De aquí todo supuesto queda más que claro. Debemos ser
hombres de obra y no descansar o claudicar a nuestras esperanzas, metas y
proyectos, debemos mantener un espíritu de lucha constante hasta el último
Debemos superarnos a
nosotros mismos a través de nuestros
actos.
Para cambiar nuestras
vidas, debemos cambiar nuestra
actitud hacia ella
42
momento. Esta actitud de vida no pretende cambiar lo que es ajeno a nuestra
voluntad, o imposible de controlar por estar lejos de nuestro alcance o fuera de
nuestras manos. Tampoco nos otorga el poder de regresar el tiempo, pero sí nos
pondrá en un plano y actitud en el cual nuestro destino estará, más que nunca,
en nuestras manos, y con ello alejarnos cada vez más de la postura mediocre
según la cual muchos nos excusamos diciendo: “todo estaba escrito, no hay
nada qué hacer”.
Podemos lograr un cambio sustancial en nuestras vidas. El secreto está
en cambiar nuestra actitud hacia ella, creer en las posibilidades de ese cambio
y, sobre todo, hacer lo necesario para lograrlo. Un buen comienzo sería
concluir nuestras metas planeadas.
Nosotros somos, reflejamos y manifestamos lo que traemos en la mente.
Extraordinariamente existen teorías que llegan a sostener que el mundo
sensible no es crucial en nuestra vida, sino lo que define a la misma es nuestra
percepción sustancial de las cosas y esto se manifiesta hacia el exterior desde
dentro de nosotros mismos. Imaginemos que, desgraciadamente, dos personas
diferentes pero en circunstancias similares sufren un accidente automovilístico,
en el mismo lugar y con los mismos hechos, cambiando sólo la persona y más
allá de eso, la actitud de la misma. Supongamos que una de ellas decide salir
del vehículo para ser atendida y con ello facilita considerablemente el trabajo
de los paramédicos al momento de serle brindada la atención, mientras que la
otra se queda inmóvil, esperando la muerte que ya considera inevitable. Como
simple antecedente, el encontrase fuera de la unidad salva su vida mientras que
No sabemos lo que podemos lograr si no lo hemos intentado
El verdadero logro va más allá del
talento
43
la otra persona queda inmóvil de miedo por la impresión del hecho,
quedándose refugiada en la unidad hasta desmayar y posteriormente morir por
los contratiempos de la atención médica al tratar de desalojarla del vehículo.
Recuerden que en una situación de vida o muerte cualquier segundo marca la
diferencia, motivo por el cual una parte de nuestro destino sólo está escrita en
la medida de las decisiones y actitudes con que afrontamos las circunstancias
del mundo que nos rodea. Pues ¿cómo afirmar que no puedo cambiar mi
situación cuando no he hecho nada por cambiarla? En el obrar está la clave de
todo. Ningún destacado del deporte es bueno sin entrenar lo suficiente, aunque
también es verdad que hay talentos que no requieren un mayor esfuerzo para
lograr el éxito, pero no todos tenemos el tiempo de esperar a que el cielo nos
otorgue un talento. Es mejor buscarlo desde nuestro interior y si no lo hay
debemos seguir adelante. El verdadero logro va más allá del talento y se
inscribe en la constancia, concentración y disciplina. Estar delante del destino
es romper la barrera que nos limita. Muchas cosas que sabemos, se han vuelto
paradigma porque así nos lo han hecho saber y creer por cientos o miles de
años. Sin embargo, con gran motivación, podemos afirmar que muchas veces, y
en la mayoría de los casos, estos procedimientos, creencias o conductas
repetitivas no tienen ningún sustento verosímil.
44
“El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por
aquellos que permiten la maldad”.
Albert Einstein 14 de marzo de 1879- 18 de abril de 1955fue uno de los más
ilustres científicos del siglo XX. Nació en Alemania, pero se nacionalizó
estadounidense tras la toma del poder por los nacionalsocialistas en su país. La
mayor parte de su vida la dedicó al estudio de las partículas subatómicas. Este
hombre tuvo también un gran interés por la política, siendo cofundador del
Partido Liberal Democrático Alemán. La segunda guerra mundial empujó al
científico a tomar una posición poco consistente con sus ideas. Pregonaba
principios respecto de la concepción de la vida y sus valores, al mismo tiempo
apoyaba la iniciativa de Robert Oppenheimer para iniciar el programa de
desarrollo de armas nucleares conocido como Proyecto Manhattan por
considerarlo la única forma de amedrentar a los gobiernos alemán y japonés.
En realidad esta decisión gestó en él un profundo espíritu de lucha en contra de
las guerras y los conflictos que había entre estados, especialmente entre árabes
y judíos, buscando medios y alternativas para formar un estado común.
Gozar de una profunda inteligencia y una asombrosa imaginación son
cualidades peculiares del científico. En sus últimos años de vida, Einstein fue
un pacifista. Tenía una utopía, que podría resultar si la sociedad desarrollara lo
que tanto hemos tratado en esta obra: conciencia y respeto. Esta utopía
consistía en formar un gobierno mundial para que entre naciones se colabore y
haya apoyo mutuo para de alguna forma abolir la guerra.
A través del Manifiesto Russell Einstein, uno de sus últimos actos
precursores de paz que promovía la renunciación al armamento nuclear,
Einstein hizo una invitación a todos los científicos del mundo para apoyar esta
causa y desaparecer estos dispositivos que tanto daño hacen al mundo.
Su concepción de la vida y el universo así como su religión la
sintetizaba de la siguiente forma:
45
"Mi religión consiste en una humilde admiración del
ilimitado espíritu superior que se revela en los más pequeños
detalles que podemos percibir con nuestra frágil y débil mente.
“La más bella y profunda emoción que nos es dado
sentir es la sensación de lo místico. Ella es la que genera toda
verdadera ciencia. El hombre que desconoce esa emoción, que
es incapaz de maravillarse y sentir el encanto y el asombro, está
prácticamente muerto. Saber que aquello que para nosotros es
impenetrable realmente existe, que se manifiesta como la más
alta sabiduría y la más radiante belleza sobre la cual nuestras
embotadas facultades solo pueden comprender en sus formas
más primitivas, ese conocimiento, esa sensación, es la
verdadera religión.”
Hablemos, pues, acerca del mal. Aunque, por sí sola, esta palabra puede
ser sintetizada como lo opuesto a la bondad. Entendámoslo como un elemento
valorativo sobre ciertos hechos, actos, reacciones o consecuencias propias del
ser humano que perjudican el estado de armonía para sí y entre todos los seres
vivos.
No permitamos que la maldad sea primordial en el mundo. Podemos
comenzar por nuestra casa, con nuestros hijos, familiares y amigos. Es preciso
fomentar el respeto a los demás, es necesario dirigir las conciencias de los seres
humanos para llevar a buen término las reglas de no afectación al prójimo, sin
mermar sus estados individuales de bienestar a cambio del nuestro. Debemos
Son malos actos los que
perjudican el estado de armonía entre
los seres humanos
46
vislumbrar que la vida va más allá de ello, debemos entender que las
circunstancias que nos afectan sólo nos afectan, única y exclusivamente, a
nosotros. Ésta es la primera forma de evitar el mal, comencemos por nosotros
mismos. En segundo término, el mal se expande como una epidemia lo que
conlleva a formar cadenas de afectación para sí o los demás. En ciertos casos,
cuando se merman intereses personales de corte egoísta o se codician cosas o
características ajenas, se produce automáticamente un estado de riesgo latente,
porque existe la posibilidad de romper el respeto a la individualidad de cada
integrante de la sociedad, incluyendo pertenencias, bienes, posesiones o, lo que
puede ser peor, la vida.
Podemos, sin embargo, defendernos de agentes agresores externos.
Podemos vivir sin afectación al prójimo siempre y cuando llevemos las reglas
adecuadas para salir triunfantes a través del camino del no perjuicio. Esa es la
manera de no permitir el mal. No hay personas malas como tales, sólo sus
actos.
47
“El patriotismo es el sentido generoso de la responsabilidad colectiva. El
nacionalismo es el gallo jactancioso en su propio corral”.
Richard Aldington
Edward Godfree Aldington (8 de julio de 1892-27 de julio de 1962) es el
nombre de pila de este poeta y escritor inglés, cuyos textos narraban hechos de
la Primera Guerra Mundial. Su género estaba clasificado dentro de los
imagenistas.
La pregunta es ¿hemos alojado en nuestro ser el verdadero sentimiento
de patriotismo? , ¿Cuántos de nosotros realmente hemos llegado a sentir amor
por nuestra nación? y, lo que es mucho más importante ¿de verdad hemos
hecho algo por nuestro país? Pienso que muy pocos lo amamos, muy pocos lo
valoramos y muy pocos hemos verdaderamente actuado o hecho algo por él.
Tenemos que abrir la visión y darnos cuenta que este lugar llamado México es
de todos nosotros. Es triste e irónico pensar que lleguen extranjeros queriendo
más a nuestra tierra que nosotros mismos. Identifiquémonos con aquellos
mexicanos que, lejos de su patria, afirman añorantes que ¡Como México no hay
dos!
Más allá del divisionismo que pudiera fomentar esta idea, se trata de
hacer un rescate de la cultura mexicana con todas sus características y el
esmero que proclama una identidad nacional. Una forma de conocer nuestras
raíces es hacernos conscientes de que formamos parte de algo que es muy
nuestro y de nadie más en el mundo. No basta con jurar que queremos a esta
tierra, este lugar donde nos tocó vivir por azares del destino o por virtud de un
México nos pertenece a todos
Tenemos el derecho y el deber de
cuidar lo que es nuestro, nuestra
patria
Seamos actores y no sólo
espectadores de la gran escena nacional
48
todo poderoso enigmático que no somos capaces de comprender, comprobar o
demostrar su intención o causa justa. También hay que demostrarlo. Porque es
mejor amar que odiar, porque es mejor comenzar a creer para ser útil a una idea
positiva que se está gestando en la nación y que puede crecer. Porque la patria
es la tierra de nuestros ancestros, porque de ellos fue este lugar y gracias a ellos
lo seguimos disfrutando. Todos los seres vivos defienden lo que es suyo, lo que
les pertenece.
Cuesta trabajo edificar, crear y difundir lo positivo, por lo cual todos
tenemos que hacer algo por nuestra tierra y nuestra descendencia. Valorar es
cuidar, valorar es querer. Nuestra patria es un alma nacional, es un espíritu de
lucha histórica que no se detiene a pesar de los obstáculos, porque siempre el
alma del guerrero sabe que todo esfuerzo vale la pena, todo esfuerzo implica
recompensa, la verdadera voluntad nunca deja de creer ni permite defraudarse.
Los caminos pueden ser duros, el jactancioso nacionalismo nos podría dejar
sueltos, sin bases. El nacionalismo nos permite ver a México como una gran
nación o disfrutar sus triunfos, pero en las más de las veces, no es un logro
propio sino un trabajo que ya alguien hizo por nosotros. Los logros y las metas
de otros nos emocionan, nos brindan un confort nacional que nos permite
enorgullecernos diciendo “¡Qué grandes somos!” sin que nosotros hagamos
nada o hayamos hecho algo aún. Apropiémonos, pues, activamente de esas
metas y logros por medio de la acción. No seamos sólo otros espectadores
pasivos de los acontecimientos que se gestan en el país. Es muy fácil
enredarnos con ideologías que no sirven para nada, que nada de bueno dejan al
país, esas ideas que difunden el desprecio a nuestros semejantes por no pensar
Ser nacionalista no es
malo, pero es mejor ser patriota
49
como nosotros o por no tener el mismo color o los mismos gustos. ¡Tantas
veces se han llegado a la secesión y la violencia por causas de nacionalismos
torpes! La historia del mundo nos da muestras de ello con cada acto de guerra y
conflicto social.
Es preciso hacer una aclaración, el nacionalismo no tiene nada que ver,
en significación más pura, con los aspectos mencionados en el párrafo anterior.
Sin embargo, los nacionalismos manifestados a lo largo de la historia, se han
presentado en el devenir del ser humano para satisfacer los excesos de
individuos egoístas que, abanderados con esta noble razón de ser nacional,
juegan y tergiversan los contenidos por actos viles e inhumanos en nombre de
la nación. Peor aún, en nombre de la patria. Ser nacionalista no es malo,
siempre y cuando no se adopten radicalismos ni seamos presas de la
manipulación. Pero mejor es ser patriota.
Nuestros símbolos llenos de tanta energía y vida, el himno, nuestro
escudo y bandera, no es por mero amor a la patria pero, en verdad, ¡son los más
bellos entre todos los que hay en el mundo! Cuando presenciamos los honores
a nuestro lábaro patrio sabemos, mexicano, que detrás suyo hay una historia
llena de riqueza, acompañada de un sonido de guerra, de batalla, de conquista y
gestación de una nueva nación, de un pueblo que consiguió su libertad, que
instituyó un cuerpo normativo y una constitución que ampara a todos los
individuos del mundo dentro de su soberanía. Un escudo que a través de la
metáfora plasma un águila ferozmente devorando a una serpiente, interpretando
a la serpiente como aquel enemigo peligroso, pero débil y pequeño ante un ave
50
libre y capaz de todo por su tierra. No podemos dejar de lado los colores de
nuestra bandera que tienen, por sí solos, un simbolismo universal de vida,
libertad, paz, amor y pasión.
No cabe duda que tenemos fuertes elementos dentro de nuestra patria,
entonces ¿por qué no hacer honor a ellos? Ahora es cuando.
51
“El sentido común es el arte de resolver los problemas, no de
plantearlos”.
Yoritomo Tashi
Alguna vez en la vida todos hemos estado en alguna reunión escolar para
tratar los asuntos relacionados con la docencia o en las juntas de trabajo donde
se están tratando de resolver los problemas que afronta la empresa; quizá la
típica reunión familiar para resolver desacuerdos entre hermanos o, la clásica
reunión de vecinos, entre otros muchos ejemplos de reuniones para resolver
conflictos que tenemos en la vida. Como regla general, dichas juntas o reuniones
no suelen llevarnos a ningún lado, no se halla solución puesto que los
participantes se limitan (con sus honrosas excepciones) a únicamente a plantear
el problema una y otra vez desde diferentes enfoques; como si la solución
estuviera en los mil y un ángulos que le damos al asunto más que en
planteamientos objetivos para dar solución a lo que aqueja. Inclusive ya no es de
nuestro asombro que algunos le den un cierto énfasis y sentimiento para
conmover al auditorio sobre su propio planteamiento, que muy probablemente
había sido ya formulado por otro exponente. Sin embargo, pocas veces nos
atrevemos a dar una solución. Todos estamos más preocupados por darle vueltas
y vueltas al asunto pero nadie hace nada por resolver, no hay propuestas de
solución, sólo quejas y quejas y más quejas. . . ¿A dónde podría llevarnos esto?
Lo mismo ocurre a nivel nacional, desde el representante que tiene el
mando más elevado hasta el cargo más pequeño en el organigrama vigente de
cualquiera de los tres poderes que integran la Federación. Hemos olvidado o,
Busquemos soluciones, no
problemas
La solución está en nosotros
mismos
52
incluso, hasta perdido el sentido común y nos complicamos la existencia con
asuntos que, más que un estudio vasto y profundo, requieren inmediata solución.
La forma en que está estructurada nuestra burocracia es el ejemplo viviente y
resulta el peor de todos los males, junto con la corrupción, que prevalece en
nuestra nación. Pero eso sí, todos somos especialistas politólogos, expertos en
finanzas y lo que se quiera. Sin embargo, el único género de producción
documental y verbal que sabemos hacer con maestría es el de la crítica. Muchos
mexicanos planteamos la mejor crítica al gobierno en turno (raro es el que no lo
sepa hacer) sea cual fuere el color y el nombre cuando, ahora, sería mejor
concentrarnos en aportar soluciones antes que para el gobierno, prioritariamente
para nosotros mismos, en nuestras finanzas, inversiones, gastos y economía
personal.
Debemos dar solución a nuestros propios problemas y, entonces, el rumor
de los problemas solucionados llegará, tarde o temprano, a los oídos de todos y
tal vez se comience entonces a adoptar como una política de vida, en todas las
jerarquías, sectores, poderes, estratos y población en general. Basta con hacer lo
que nos corresponde, desde nuestro lugar y, una vez que hayamos solventado
nuestros conflictos individuales, entonces sí decidamos juntos las necesidades
colectivas, que para eso también se pueden proponer soluciones con reglas.
53
“El sueño de los hombres buenos de todas las generaciones es el de la
libertad y la justicia”.
Santiago Pérez
Efectivamente, esto es un sueño, sólo un sueño porque así lo hemos
creído pero, es un sueño que puede ser realidad. Más allá de los pragmatismos
¿qué necesita el ser humano para seguir esta vaga pero a su vez cierta idea? Al
analizar el comportamiento de los seres humanos podemos notar que, hoy en día,
lo que menos nos preocupa son los valores universales. No por el hecho de ser
innecesarios para vivir, no por el hecho de ser utopías inoperantes en la vida
actual, sino por el tedio propio de esta nueva sociedad, los trabajos, los modos
de desenvolvernos, la practicidad de dirigirse de una manera menos trabajosa
para nuestra mente presionada. Y no nos damos cuenta de que hemos comenzado
a evadir e ignorar la capacidad de cuestionarnos sobre el mundo. Actualmente, la
existencia suele ser tan particularmente monótona que la búsqueda de nosotros
mismos se encuentra en segundo término. La conciliación e interacción del yo
interior con el yo exterior parece algo tan extraño y alejado de nuestra realidad
cotidiana que, seguramente, muchos jóvenes ignoran por completo que hay un
espíritu dentro de cada uno de ellos, dentro de cada uno de nosotros. Un espíritu
en crecimiento, desarrollándose en nuestro ser, en forma de energía que da
sentido a nuestras vidas, nos motiva a seguir el camino y, en muchos casos, a
levantarnos de las caídas, fracasos o errores. Un espíritu que se ayuda de la
conciencia como el ímpetu de lograr, de conquistar, de crecer. Solemos pensar,
erróneamente, que este sentimiento ya no opera en la actualidad. Por otro lado,
constantemente libros, programas y terapias motivacionales y de superación
La enajenación de la vida moderna nos lleva a perdernos en la búsqueda de nosotros
mismos
Atraemos las cosas buenas o malas
por la fuerza de nuestros propios
pensamientos
54
personal son algunas de las nuevas corrientes que surgen anunciándose como
paliativos a la tiranía existencial de la vida actual. Incluso, determinadas
manifestaciones de la cultura popular, como algunos best-sellers, pretenden
demostrar la existencia de cierta “ley de la atracción” según la cual, nos
atraemos las cosas buenas o malas por obra de nuestros pensamientos, es decir,
por la fuerza de lo que está en nuestras mentes. De tal modo, que si alimentamos
una mentalidad positiva nuestro entorno será igual pero si es negativa no
esperemos algo hermoso en nuestra vida. Ideas que, de modo mucho más
profundo han sido, ya desde hace siglos, desarrolladas por la filosofía budista.
Lo importante de esto, para nosotros, lo que debemos rescatar es el
conocimiento de que somos capaces de romper el yugo enajenante de la era que
vivimos. Hay que tomarnos el tiempo para observar lo que sucede tanto a
nuestros alrededores como en nuestro interior. No ignoremos más a la voz
interna que nos avisa qué tan bien o mal encaminados andamos. Si creemos en la
libertad y en la justicia, podemos apostar que por medio de un único acto de fe,
inconscientemente la idea estará trabajando. Pero primero, debemos abrirnos al
cambio y a la capacidad de creer como una oportunidad más para el ser
humano.
55
“En los momentos difíciles es cuando puede medirse y conocerse el verdadero
valor del sentimiento patrio y su capacidad de reacción ante los peligros”.
Carlos E. Restrepo
La frase formulada por este autor nos hace reflexionar sobre el
sentimiento patrio más profundo. En realidad, el sentimiento que surge desde los
albores más profundos del alma, el cual podemos afirmar que es intemporal, no
radica en una sustancia en sí, no se gesta por completo en la historia, sino que se
mantiene en la cultura y en las herencias milenarias. Sin embargo, resulta ser una
forma de proyectar la evolución de nuestra sociedad en una simbiosis de valores,
la moral y esa potencial emoción por hacer perdurar lo que se considera como
propio y de todos los que provienen de la misma raíz. Es una fuerza que nos
hace proyectarnos hacia lo futuro, pero tomando en cuenta el pasado que
representa esa experiencia. En el devenir de esta nación que hoy llamamos
México, hay un sentimiento de pertenencia como el de un padre que incluso es
capaz de dar la vida por sus hijos. Por ello, coincidimos con el señor Restrepo,
debido a que el sentimiento patrio no necesariamente tiene que ser medido o
conocido como verdadero o falso, o un sentimiento de emergencia cuando nos
encontramos en peligro. Más allá de eso, tiene que ser una forma de vida
espontánea y mantenerse como valor tutelado por la misma esencia de los
pobladores de este país. Resulta ser algo en constante evolución y no siempre el
patriotismo implica un sentimiento que surge en la adversidad o en la crisis. Más
bien es algo natural que subsiste en la conciencia de todo aquel ciudadano con
capacidad de creer en sí mismo y poner su granito de arena para que las cosas
El sentimiento patrio
no puede ser medido en términos
cuantitativos
El patriotismo es natural
en cualquier ciudadano capaz de
creer en sí mismo
56
sean mejores en su país, por el simple y sólo hecho de que así debe ser para y
por bien de todos los habitantes, en lo común y en lo individual. No es necesario
pensar que la capacidad de reacción nos ofrece ser un buen patriota, más bien el
buen patriotismo se mide en razón de la prosperidad de un pueblo, sus valores y
las cadenas de ayuda que se brindan unos con otros para el bien común de la
nación.
Hay algo que de ninguna manera podemos negar, esto es, a pesar de que
en la actualidad aún se imparten clases de ética en los niveles medio superior
(sólo en algunos bachilleratos) y superior, la moral se ha dejado en segundo
término. La ética propiamente, va perdiendo cada día más terreno en la
formación de los jóvenes como materia de estudio, debido a que muchos
creemos que estos principios, valores y reglas de conducta social, son de sobra
conocidos por la misma sociedad de manera simple y práctica. Es decir, se da
por sentado, como un hecho real, que todos sabemos por qué debemos “actuar
bien” en la escena de lo social. Pero al igual que un loro, que repite las palabras
por simple memorización, no cavilamos en lo aprendido y en cualquier momento
lo olvidamos u omitimos la práctica del mismo porque no hay convicción,
conciencia, sensibilidad ni razonamiento de lo que implica un comportamiento
armonioso y de las reglas que han de seguirse tanto por el bien propio como el
de los otros.
57
“En el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría de la
masa física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que
inclina hacia sí la balanza política”.
Bolívar
“¡Mexicanos al grito de guerra, el acero a prestad y el bridón y
retiemble en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón!” Rememorando
este pequeño fragmento de nuestro Himno Nacional Mexicano, podemos notar
los matices de poesía y elevación del espíritu que lleva inmerso en su letra.
Todos aquellos que por derecho de suelo, derecho de sangre y por
nacionalización adquirimos la categoría de mexicanos, debemos reconocer que
lo que nos da la unión como nación son nuestros valores y nuestras esperanzas.
Aunque también existen uniones que se justifican contra actos de
inconformidad, imposición, transgresión de intereses, valores, moral o de
costumbres, y vienen a ser únicamente en justa causa parte de la historia como
hechos de la vida política y social del país, que en su mayor parte tienen
alcances poco significativos pues carecen de contenidos más profundos en el
momento de su gestación y trascendencia. Sin embargo, cuando existe real
superioridad de la fuerza moral podemos lograr cosas más substanciales y
trascendentales, como lo fue nuestra Independencia. Como ha sido ya
mencionado en apartados anteriores, no se trata precisamente de morir en la
lucha o por la defensa de un derecho transgredido sino, más bien, se trata de
forjar con bases sólidas los cimientos de la moral mexicana, de la nueva era del
mexicano, un individuo con una nueva actitud para afrontar la realidad nacional
con gran espíritu de lucha para comenzar a trabajar una revolución, pero no
Los valores y
esperanzas comunes son lo
que nos une como nación
Es momento de forjar
las bases de una nueva moral para
una nueva era
58
armada sino ideológica y, por ende, un ejemplo a seguir para los demás.
59
“El hombre superior es el que siempre es fiel a la esperanza; no
perseverar es de cobardes”.
Eurípides
Seamos fieles a la esperanza, creamos en México, luchemos por México, demostremos
a nuestra propia capacidad que podemos lograr objetivos benéficos para la nación.
Mantengamos la esperanza latente, no con deseos de mirar resultados prematuros sino
haciendo lo que nos corresponde con gran esmero y perseverancia. Ayudemos al
prójimo, cavilemos que el estado de bienestar de la nación corresponde también a su
población y a la ayuda mutua que nos brindemos unos con otros. Inculquemos esa
esperanza en nuestros sucesores y, sobretodo, forjemos la disciplina adecuada para
tomar cartas en el asunto. La esperanza es aquella constante que nos da fortaleza para
continuar nuestro camino, para seguir adelante a pesar de la adversidad, para no bajar
la guardia en momentos difíciles. Es tener siempre una razón para creer que será
posible. Sin embargo, por sí sola, la esperanza no será la solución puesto que debe de
acompañarse de otro factor esencial, la acción. Desde nuestro personal punto de vista,
consideramos que estas dos fuerzas, esperanza y acción, son características de los
hombres y mujeres de éxito porque potencializan y dan origen a una tercera que
llamamos perseverancia, una cualidad imprescindible para lograr los objetivos
planeados. Sin embargo, en muchos casos, la perseverancia no se practica o, peor aún,
no se desarrolla y de ahí se desprende que muchos proyectos, planes, esquemas de
trabajo, negocios y empresas, entre otros, vayan a la ruina o sean un fracaso. No
perseverar es de cobardes. Pero un líder que ama a su país, sabe que sólo con
perseverancia, al lado de sus compatriotas, la nación será más grande.
Esperanza y acción son
fuerzas característicaspropias de las
personas de éxito
60
“Engrandecerás a tu pueblo no elevando los tejados de sus viviendas,
sino las almas de sus habitantes”.
Epicteto
Nuestro pueblo está herido, la juventud está confundida. Es triste ver que
en nuestro país se antepone el dinero sobre la dignidad en la mayoría de los
casos. Hombres y mujeres de ésta era aspiran a “ser amigos o salir con el chico o
chica adinerado” como un modo de salvar nuestra deplorable realidad, salir del
bache o encontrar una manera de deleitarnos en lo que no poseemos. Dejamos de
ser realistas a tal grado que ésta muy peculiar y popular forma de ser es más
remarcada en nuestra actualidad, puesto que es incluso considerada como una
especie de virtud equiparable al valor del individuo.
Los amores hoy en día se compran con el dinero, como adquirir una
buena marca o consumir un producto en el “mercado humano”, fenómeno cada
vez más notorio entre los habitantes de este país. Cada vez desarrollamos con
más facilidad la capacidad de manejar una doble identidad, una doble moral, la
ficción y el engaño entre lo que es espiritual y lo que en realidad el grueso de la
población hace. La hipocresía se gesta como un engaño a nuestro propio yo, por
temor a la sanción de la moral falaz de la época contemporánea. Seamos francos,
no nos asustamos de la persona interesada ni de aquella que es ambiciosa, capaz
de cualquier cosa para obtener un mezquino beneficio personal. Nos asusta
nuestra deplorable circunstancia existencial, porque se ha llegado a utilizar el
dinero no como un simple medio para adquirir bienes y servicios que nos son
necesarios y, hasta cierto límite, algunas comodidades y lujos sino como un
todopoderoso generador de necesidades inútiles y falsa felicidad. Parece que
Debemos, como pueblo, abrir
los ojos a la realidad nacional
La hipocresía es un
engaño a lo mejor de nosotros
mismos
La felicidad plena se logra por uno
mismo, no a costa de los demás
61
vivimos para el dinero y terrible es pensar que un ser humano sin dinero es un
hombre que no vale nada. Paulatinamente hemos matado al hombre sensible,
noble, capaz de distinguir lo esencial de lo secundario. A medida que pasa el
tiempo nos volvemos cada vez más mezquinos y egoístas. Ya no compartimos
los sueños, ni luchamos juntos por un ideal en ésta era de apatía en que el
escepticismo impera: “el que no tranza no avanza”, “el vivo o vivaz es el
chingón”, “el güey de varo es el más buena onda y que siempre está a la moda”.
A raíz de todo esto, de concepciones como las mostradas, el país está cansado,
su pueblo, su gente, se sienten de esa manera pero nadie levanta la voz, nadie se
detiene un instante de verdad y trata de alertar a los demás de nuestro monótono
y cíclico suicidio de almas, de nuestro frívolo genocidio espiritual. Observemos
con detenimiento este terrible fenómeno que nos está matando aunque no lo
creamos. ¿Hemos, acaso, llegado al punto de pensar que hemos perdido el
camino de nuestra esencia y dejado de ver lo más valioso de la vida? Lo que
realmente vale, no se compra con dinero. Desgraciadamente, actualmente en las
finanzas de la sociedad esto ya resulta una mala inversión, tal vez porque
muchos ya creen y otros comienzan a creer que el amor hoy en día no existe y,
de esta resignación surge como consecuencia un mal mayor el miedo
inconsciente. Este temor de amar plenamente sin pedir ni recibir nada a cambio,
preocupación por el prejuicio, el constante acoso social del que dirán amigos,
vecinos, compañeros, primos y hasta los propios padres, nos va formando una
terrible y negativa duda en lugar de mantener vivo el ideal de la ilusión
encendida del amor, la amistad, el respeto y la constante búsqueda de una
felicidad plena, la cual se logra por uno mismo, no a costa de los demás.
Los problemas sociales de moda son miedo, prejuicio, complejos, reglas
Distinguir lo esencial debe ser una regla de aprendizaje
62
absurdas de status social, dinero como felicidad, drogas y modas que van y
vienen -algunas por demás ridículas-, lo cual sólo nos deja ver qué tan perdidos
estamos. De ello se desprenden dos interrogantes: ¿En qué momento perdimos
el rumbo? y ¿Cómo lo vamos a recuperar?
Cosas que son verdaderamente absurdas pero que ahora vemos como
dignas de admiración: Todo gira en torno al dinero. No negamos la necesidad de
éste, en una sociedad en que las crisis económicas y los malos manejos, no sólo
del gobierno sino de nuestros habitantes y los medios publicitarios -que son
como bombas de manipulación-, nos han provocado ir perdiendo los pies de la
tierra. Hemos regalado nuestra nación a la apariencia y hemos olvidado las
causas últimas que dan sentido al espíritu del ser humano. El amor, la libertad, la
vida, la felicidad, entre otros sentimientos positivos, nos brindan el regalo de la
espiritualidad. Distinguir lo esencial debe ser una regla de aprendizaje para todo
el mundo, porque nada de lo que hagamos fuera de estos dones del ser humano
nos permitirá vivir en plenitud. Con ellos se conforman las bases primarias para
estar en armonía con nuestro auténtico sentido existencial.
Siempre hemos sabido que hay una parte interesada del ser humano y que
ésta constituye un fragmento inherente a su naturaleza, pero es válido mencionar
que hay de intereses a intereses. El interés como fuerza motivadora ha formado
parte del devenir en la evolución de la humanidad y será, con toda seguridad, un
valor que sólo se extinguirá junto con la propia especie humana. Mientras este
valor, en su aspecto positivo, consiste en enfocarlo a la escala de valores de
autorrealización humana, en su aspecto negativo, se perfila como una
motivación simplista llena de la anteposición del yo sobre todas y por todas las
La ambición, en su
aspecto positivo, es el incentivo de
la autorrealización humana
México necesita elevar su alma nuevamente
Necesitamos valores y
también mucho valor
63
cosas. Ello supone “mi beneficio a como dé lugar y a costa de los demás” , una
cuestión netamente material y que no pertenece a aquello que cultiva el alma. De
esto parte la rotunda confusión que, en los espíritus de nuestros semejantes, se
opone como una muralla al mundo que queremos para vivir bien, donde lo
material se equilibre con lo espiritual. Pareciera que las aspiraciones del mundo
actual, obedecen a un frívolo ímpetu de consumo de bienes materiales carentes
de utilidad para la subsistencia del ser humano, que no provocan más que una
efímera satisfacción temporal, aparente bienestar y un vano simulacro de
felicidad. Traducido según la fraseología de los poderes mediáticos: “Si está
deprimido, se peleó con el novio(a), o simplemente siente usted ese vacío que no
puede llenar. . . vaya de compras, consiéntase y llénese de todo tipo de cosas que
le gusten, ¡Créame, se sentirá mucho mejor!”
Con un sin fin de ideologías burdas y vacías nos alimentamos todos los
días, creemos plenamente en lo que nos dicen individuos que buscan lucrar a
costa del alma de los hombres. Hemos olvidado el valor del ser por su ser
mismo. Es necesario retomar la solidaridad y la concordia. Creamos en la gente
pero, sobre todo, creamos en nosotros mismos.
México necesita elevar su alma nuevamente, es momento de mirar con
valor y sin miedo lo que más nos lastima. Todos debemos esforzarnos, tenemos
una labor con nuestra patria. Profesionistas, empresarios, autoridades, gobiernos,
necesitamos ayudar a los que lo requieren. No podemos hacernos de la vista
gorda, necesitamos la suficiente convicción para crear beneficios para el pueblo.
Necesitamos que esta generación y las que subsiguen formen un plan de rescate
para el país. Si tan sólo hiciéramos conciencia de los muchos males que nos
Lapatria es nuestro
mejor legado y el bien común nuestro ideal
64
afectan, como el no tirar la basura en su lugar, la corrupción, ser descuidados con
nuestra seguridad, no educar a los hijos, no respetar al prójimo, no ayudar al
prójimo que realmente lo necesita, no tener convicción de servir y, para aquellos
que desempeñan una profesión, un negocio o forman parte de alguna autoridad,
no llevar su cargo con dignidad. Como decíamos anteriormente, necesitamos
valores pero también mucho valor para hacerlo por nosotros mismos, porque
poco a poco debemos oponernos a estos males añejos. No esperemos a que
alguien lo haga por nosotros, empecemos nosotros y los demás nos seguirán. Ya
basta de ser los segundos, en todo comencemos a trazar la filosofía de los
primeros, en todo debemos sentirnos y ser ganadores porque el país tiene sed de
triunfo, tenemos hambre de salir victoriosos en cualquier competencia. Debemos
dar mucho más de lo que estamos dando. La vida es breve y, si nuestro único
interés es vivir por vivir, tomemos en cuenta que la intrascendencia será nuestro
único legado y el de nuestros hijos y nietos. México ya no quiere a esas
personas, México no necesita borrachos de esquina quejándose de su
existencia, México no necesita de ladrones amañados que se instruyen
profesionalmente para robar, México no necesita asesinos cuyas almas están
podridas por dentro, porque matan a gente inocente que, quizá en vida, si
creyó en un país mejor.
Sin duda es necesario un replanteamiento de los sistemas y estructuras
sociales, porque todo obedece a la misma ley de preservación y el descontrol
total de estos excesos en el país, si no lo detenemos, habrá de provocar serios
problemas en nuestra estructura como nación. La inseguridad del país resulta
uno de los peores males y cada vez gana más terreno. Es necesario replantear
un orden de inmediato por medio del cual la sociedad en su conjunto, la
65
población civil, el gobierno y la iniciativa privada, sincronicemos un plan
emergente de rescate para el país.
Por último, mujeres, señores, jóvenes y niños, México no significa nada
sin ustedes. México es México por ustedes. La patria es nuestro mejor legado y
el bien común nuestro ideal. Es cierto que muchos ya estamos cansados, que
estamos decaídos con esta vida que cada vez nos aprieta más y más, que hay
momentos en que aquellos que pretendemos iniciar una vida laboral activa
sufrimos por no encontrar un empleo, nos decepcionamos y parece que no hay
salida. Los jóvenes en muchos casos tenemos sueños e ideales, tenemos
esperanzas que con el pasar del tiempo se comienzan a olvidar. El poderoso
sistema influenciador al que hoy estamos habituados no nos permite salir del
atolladero y aquellos héroes que alguna vez levantaron su voz han sido callados
violentamente, sus protestas han sido disipadas en la nada. Desprecio e
ignorancia total hacia el que busca justicia, ese ha sido el único resultado que
han obtenido por su fe en el país. Es increíble pensar que los que buscamos un
orden mejor y diferente seamos los más castigados por el sistema. Nuestras
calles están infestadas por jaurías de lobos donde sólo es cuestión de tiempo para
ser víctima de algún delincuente o abusador. Simplemente la vida en el país es
difícil. Padres de familia que no saben cómo sacar adelante a sus hijos, hijos
confundidos por tanta manipulación, depresiones drásticas y profundas que
provocan suicidios, drogadicción, alcoholismo y libertinaje, en fin... Éste en su
mayor parte, es el escenario del país, lo que nos ha tocado vivir. Pero hoy nos
toca, también, actuar.
La desesperanza se apodera de todos y nadie ve la salida por más que la
Viviendo todos tan juntos
¿Por qué nos sentimos morir de
soledad?
66
busque. El abismo en el alma comienza a trabajar. Es el veneno y el desasosiego
la única sensación en nuestro interior. Realmente nos estamos muriendo por
dentro. Algo muy cierto que dijo Leo Buscaglia, autor contemporáneo
italoamericano, “Estamos todos tan juntos y, sin embargo, todos estamos
muriendo de soledad”. Sin duda el sentimiento está ahí, en el corazón del país.
Tal vez resulte este comentario muy controvertido, pero es tan común hoy en día
este sentimiento que ya incluso no lo notamos. Nos hemos acostumbrado a vivir
con él pero en algunas ocasiones sale a flote, como cada día que llegamos
cansados del trabajo y en aquellas noches que apagamos el televisor y nos
quedamos por unos instantes en soledad, de manera que podemos percibir esa
extraña sensación de abismo en la boca del estómago, ese miedo de salir a la
mañana siguiente al campo de batalla, con la incertidumbre de nuestro destino.
Simplemente hemos dejado de convivir con nuestro interior, ya no hay
tiempo para nosotros mismos. Todo el rededor de nuestra vida actual se
concentra en las preocupaciones y sufrimientos de nuestros menesteres.
Simplemente, amigos, el espíritu está sangrando por tanta banalidad,
por tanta soberbia, por tanta soledad, egoísmo y necesidad, en pocas palabras
por tanto dolor del alma...
Pero aún existe la esperanza, aquella que corre como manantial puro y
cristalino, aquella que transforma nuestro paisaje tenebroso en luz, la fuerza
interior que se sobrepone aun en plena batalla, el coraje de dignificar a nuestro
pueblo, la pasión de creer y tomar, aunque sea en lo individual, la dura misión de
querer cambiar y transformar nuestro entorno por algo mejor. Esa constante
batalla que libramos todos los hombres y mujeres que queremos a México,
El progreso debe ser nuestra bandera en la constante lucha que es la
vida
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aquellos que contribuimos para tener una sociedad mejor. No podemos claudicar,
no debemos detenernos, porque mientras la vida sea vida, la lucha por
evolucionar debe ser nuestra bandera hasta morir. La naturaleza es una constante
lucha. Incluso al nacer, para emerger exitosamente como un ser independiente
del seno de otro ser vivo, se gesta una lucha. Connaturalmente, la lucha por
subsistir es una característica esencial e inherente al ser humano por herencia
milenaria. Sin embargo, no es una cualidad exclusiva del hombre.
Por último y en conclusión, es necesario que reflexionemos a
profundidad, que vayamos un poco más lejos de la mera apariencia. Es justo
porque lo necesitamos no sólo los hombres y mujeres del país, sino del mundo
entero. Nuestra situación actual es tan sorprendente que me atrevo a decir que
hemos desarrollado un estado salvaje al mismo tiempo que civilizado, pero que
no es consciente de la realidad. Todos pareciéramos saber hacia dónde vamos
con ésta precaria situación del ser humano, pero a la vez estamos tan ciegos y
confundidos que parece que no nos damos cuenta de todo el daño que hemos
ocasionado a nuestro entorno. Por ello, hablamos aquí de una nueva era, una era
distinta que es posible vislumbrar y lograr porque, de una u otra forma, ya la
hemos concebido en nuestras mentes. Debemos ahora buscar la congruencia
existencial entre nuestro pensar ideal y nuestro actuar.
Vamos hacia una nueva y
posible era
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Las múltiples citas y frases llenas de sabiduría y fama a nivel mundial, recopiladas en
esta obra, refrendan el ejemplo más trascendente en nuestro pensar porque son el resultado de
asombrosas similitudes entre unos y otros pensadores, filósofos, políticos y sabios de diversas
partes del mundo y de distintas épocas. Sin embargo, más peculiar resulta que todos concebían
ideas positivas y útiles para nuestra subsistencia como entes individuales y parte de una
sociedad.
Ésta es la mejor muestra de que los seres humanos tenemos sueños e ideales y aún
tenemos la esperanza de una sociedad mejor junto a la preponderante misión de lograrlo. Bien
sabemos que debemos destruir al demonio de la apatía y del egoísmo. Es de gran utilidad
cambiar el enfoque anacrónico que tenemos de la vida en sociedad. Es fundamental comenzar
transformando nuestra cosmovisión del mundo que nos rodea, puesto que la que tenemos ya
resulta una versión obsoleta y llena de tabúes no apropiados para nuestra evolución. Aunado a
ello, debemos dar inicio a una nueva era en la que coexistamos todos los seres de manera más
armoniosa, de mejor y mayor calidad.
Es momento de transformar nuestra percepción del mundo que nos rodea y dar pauta a
la evolución, debemos dar inicio, sin sombra de duda, a la nueva era de nuestra civilización.
“Y así, se salvó este relato y no se perdió, y aún nos puede salvar a nosotros si le damos
crédito, con lo cual pasaremos felizmente el río del Olvido y no contaminaremos nuestra
alma. Antes bien, si os atenéis a lo que os digo y creéis que el alma es inmortal y capaz de
sostener todos los males y todos los bienes, iremos siempre por el camino de lo alto y
practicaremos en todas sus formas la justicia, juntamente con la inteligencia...”
Platón, República