INTRODUCCIÓN
Parménides nació en la ciudad de Elea (sur de Italia) hacia el año 510
a.C. Escribió un poema Sobre la Naturaleza, que no ha llegado hasta nosotros
en su totalidad, en el cual expone sus ideas más importantes.
Parménides estaba convencido de que con el pensamiento solo se
puede llegar a la verdad, ignorando los datos de los sentidos en la medida en
que no respondan a lo que la razón muestra como verdadero.
Parménides afirmaba que: “Es necesario decir y pensar que el ser es y
que el no ser no es.” Sólo este camino nos conduce a la verdad. Afirmar que el
ser no es y que el no ser es nos extravía, nos conduce al error, a la mera
opinión. Su Primer Principio no es el agua, el aire, o lo indeterminado, sino el
ser. Pero, ¿cómo es el ser? Parménides afirma que el ser es uno, inmutable,
inmóvil, indivisible e intemporal. Las razones en las que fundamenta esta
descripción son puramente lógicas. El ser es único porque, si hubiese dos
seres, ¿qué los diferenciaría? ¿El ser? No, porque es lo que tienen en común.
¿El no ser? Tampoco: si el no ser no es, no puede ser causa de la diferencia.
Por lo tanto el ser es uno. Además, el ser no puede cambiar: no puede cambiar
hacia el ser, pues ya es, y ¿cómo podría cambiar hacia el no ser, si el no ser no
es?
Pero, ¿qué hay del mundo sensible, en el que encontramos muchas
cosas, y de nosotros mismos, que somos muchos y estamos sometidos al
cambio? Parménides mantiene la rigidez de su lógica y afirma que este mundo
no es. Por ello sostiene que los sentidos nos engañan: nos muestran un mundo
de multiplicidad sujeto al cambio.
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PARMÉNIDES DE ELEA
1. Sus orígenes:
Nació en la ciudad de Elea (sur de Italia) hacia el año 510 a.C.
Escribió un poema Sobre la Naturaleza, que no ha llegado hasta nosotros en
su totalidad, en el cual expone sus ideas más importantes1.
2. Su Pensamiento
Parménides estaba convencido de que con el pensamiento solo se
puede llegar a la verdad, ignorando los datos de los sentidos en la medida en
que no respondan a lo que la razón muestra como verdadero.
Parménides afirmaba que: “Es necesario decir y pensar que el ser es
y que el no ser no es.”
Sólo este camino nos conduce a la verdad. Afirmar que el ser no es y
que el no ser es nos extravía, nos conduce al error, a la mera opinión. Su
Primer Principio no es el agua, el aire, o lo indeterminado, sino el ser. Pero,
¿cómo es el ser? Parménides afirma que el ser es uno, inmutable, inmóvil,
indivisible e intemporal. Las razones en las que fundamenta esta descripción
son puramente lógicas. El ser es único porque, si hubiese dos seres, ¿qué los
diferenciaría? ¿El ser? No, porque es lo que tienen en común. ¿El no ser?
1 Pelayo García Sierra “ Diccionario filosófico” http://www.filosofia.org/filomat/index.htm
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Tampoco: si el no ser no es, no puede ser causa de la diferencia. Por lo tanto el
ser es uno. Además, el ser no puede cambiar: no puede cambiar hacia el ser,
pues ya es, y ¿cómo podría cambiar hacia el no ser, si el no ser no es?
Pero, ¿qué hay del mundo sensible, en el que encontramos muchas
cosas, y de nosotros mismos, que somos muchos y estamos sometidos al
cambio? Parménides mantiene la rigidez de su lógica y afirma que este mundo
no es. Por ello sostiene que los sentidos nos engañan: nos muestran un mundo
de multiplicidad sujeto al cambio.
Parménides de Elea (540-470 a.c.), residió en Elea hasta su muerte,
se dice de él que fue pitagórico, abandonando posteriormente dicha escuela
para fundar la suya propia con claros elementos antipitagóricos.2
3. El ser y el no ser de Parménides
Lo primero que hay que hacer para entender la lógica de Parménides
y, en general, toda la filosofía de Parménides, es ponerla en relación polémica
con la filosofía de Heráclito de Efeso.
Para Heráclito el ser no es y el no-ser es, puesto que lo que es en
este momento ya no es en este momento, sino que pasa a ser otra cosa. Para
Parménides esto es absurdo y dice que “la filosofía de Heráclito no hay quien la
entienda ¿Cómo puede nadie entender que lo que es no sea y lo que no es
sea? Eso es imposible.”.
2 Siacca, Federico, M. “Historia de la filosofía” Editorial Luis Miracvles S.A. 1962, Barcelona 676 páginas
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Para Parménides el ser es y el no-ser no es.
Así en el texto se ve como Parménides se dirige a un alumno suyo y
como le explica la esencia de su filosofía. El maestro le dice al alumno que hay
dos vías de investigación, una que es la verdadera, es la del ser y la segunda
la del no-ser es totalmente impracticable.
Para Parménides el pensar y el ser son lo mismo pues todo lo que se
puede pensar es.
En el texto, además, se hace clara alusión a la Filosofía de Heráclito,
tachándose a este como “ignorante, bicéfalo, gente sin juicio”.
Así Parménides se dirige a su alumno diciéndole que se aparte de la
vía de Heráclito y juzgue con la razón la que él propugna:
“El ser es único, eterno, inmutable, ilimitado e inmóvil.”
4. Los Orígenes del Ser en Parménides
El ser no nace ni muere, pues si el ser nace, antes de nacer ¿Qué
era? Pues si no era ser, del no-ser no puede aparecer el ser pues este no es
ser, y si antes de nacer era no ha nacido pues ahora sigue siendo. De igual
modo no puede morir, porque si muere ¿Qué es? Si es ser, ahora también es
ser y, por tanto, no ha muerto y si es no-ser, ¡esto es imposible! porque lo que
es ser no puede ser no-ser, por todo esto el ser no nace ni muere es eterno.
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El ser es inmutable puesto que si es ser no puede ser no-ser, así que
si el ser cambia deja de ser y si no es pasa a ser no-ser y como si se es ser no
se puede ser no-ser el ser es inmutable, es decir, no puede cambiar o mutar.
Además, el ser es ilimitado, infinito. No puede tener limites porque si
los tiene ¿Qué es lo que hay allende los limites? o dicho de otro modo ¿Qué
hay mas allá de los limites del ser? Si pensamos que tiene limites por fuerza
tiene que ser el no-ser, ya que un limite, como su propio nombre indica,
delimita donde empieza y acaba una cosa, pero si fuera el no-ser el ser dejaría
de ser, cosa que es imposible porque si se es no se puede no-ser, por tanto el
ser es infinito, o también se puede decir que el ser no esta en ninguna parte,
pues si esta aquí, es decir, si aquí es ser no es allí y puesto que el ser es
imposible que sea no-ser el ser no esta en ninguna parte y a la vez es infinito.
Por todo lo anterior el ser es inmóvil, porque moverse es cambiar de un lugar a
otro, cosa imposible para el ser, pues, al igual que ocurría antes, si se es aquí
se es allí, pues el ser es ser en todos los sitios, pero como moverse es cambiar
de un lugar a otro si el ser está aquí no está allí, por tanto el ser sería aquí pero
no sería allí, y como es imposible que el ser sea y no sea, el ser no puede estar
en ningún sitio, es inmóvil.
Así, según la filosofía de Parménides, el nacimiento y la muerte no
existen pues si nosotros somos no podemos dejar de ser, y sabemos que
somos porque si pensar y ser son lo mismo y nosotros pensamos entonces es
que somos, por todo ello ¿Cuándo morimos dejamos de ser? No. Porque si
somos no podemos ser no-ser, y por la misma razón tampoco podemos nacer,
pues siendo seres como somos, tenemos la cualidad de ser eternos, por tanto,
ser eterno significa no morir y si no morimos tampoco nacemos.3
3 Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu. “Diccionario de filosofía en CD-ROM”. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. ISBN 84-254-1991-3
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5. Parménides y sus obras
Parménides escribió un extenso poema de 154 versos hexamétricos
dividido en dos partes y un proemio. Además de este proemio (compuesto por
32 versos), la primera parte se titulaba vía de la verdad y la segunda, vía de la
opinión. El proemio describe cómo Parménides fue raptado por entes divinos
que le conducen mediante un carro tirado por yeguas y guiado por las hijas del
Sol hacia la presencia de una diosa benevolente, más allá de las puertas del
día y de la noche. Estas aurigas inmortales franquean la puerta guardada por
Diké (la justicia) hasta llegar ante la diosa que le comunicará la verdad. La
diosa le acoge señalándole que ha sido el amor a la justicia y a la sabiduría
quienes le han llevado a su presencia y al auténtico camino del conocimiento.
Ahora, debe escuchar y entender ya que es necesario que aprenda a conocerlo
todo, «tanto el inconmovible corazón de la bien redondeada verdad, como las
opiniones de los hombres», a las cuales «no debe concederles ninguna
convicción verdadera». No obstante, debe conocerlas para saber qué juicio le
deben merecer dichas falsas opiniones. El discurso de la diosa referente a la
«bien redondeada verdad» constituye la vía de la verdad; el discurso sobre las
falsas opiniones de los hombres constituye la vía de la opinión. Este proemio
puede interpretarse de diversas maneras complementarias. Por una parte
podría ser realmente la expresión de una vivencia mística de Parménides que
nos narra, a la manera de la antigua tradición religiosa, su experiencia de
acceso a una verdad suprema. Por otra parte, este acceso a la verdad debe
entenderse en clave epistemológica: el viaje de la noche al día, hacia la
morada de la verdad es una alegoría del proceso del conocimiento. En este
sentido, el mito de la caverna de Platón , en el que el prisionero del fondo de la
caverna es raptado y obligado a la fuerza a salir hacia el exterior y enfrentarse
a una realidad más verdadera que la de las sombras proyectadas en el fondo
de la cueva, podría entenderse, en cierta forma, como un homenaje al poema
de Parménides. El ser se corresponde con la verdad, que es intemporal,
mientras que la noche o la oscuridad representaría el falso conocimiento
sometido a la variación, al cambio y la multiplicidad.
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6. La vía de la verdad en Parménides:
La vía de la verdad se muestra como el único camino realmente
practicable para el filósofo, pues, como dice la diosa, los dos únicos caminos
de investigación que se pueden concebir son: «El uno, que el ser es y que el
no-ser no es. Es el camino de la certeza, ya que acompaña a la verdad.
El otro, que el ser no es y que necesariamente el no-ser es. Este
camino es un estrecho sendero, en el que nada iluminará tus pasos. Ya que no
puedes comprender lo que no es, pues no es posible, ni expresarlo por medio
de palabras. Porque lo mismo es pensar y ser. Es necesario decir y pensar que
lo que es, es, ya que el ser es y el no-ser no es; afirmaciones que te invito a
considerar bien.» De esta afirmación de la diosa se derivan toda una serie de
consecuencias:
a) El ser es único. Sólo hay un ser, pues caso que no fuera así, ¿qué
los diferenciaría?. No podría diferenciarlos algo que es, puesto que, en cuanto
que esta diferencia es, es (sigue siendo ser y, por tanto, no es diferente del
ser). Ni menos aún podría diferenciarlos lo que no es, puesto que lo que no es
no es. Así, mediante un proceso de razonamiento por reducción al absurdo,
Parménides señala la unicidad del ser.
b) El ser es eterno: «No fue, ni será, porque es a la vez entero en el
instante presente, uno, continuo. Pues, ¿qué origen puedes buscarle? ¿Cómo
y de dónde habrá crecido? No te dejaré decir ni pensar que es del no-ser. Ya
que no puede decirse ni pensarse que no es. ¿Qué necesidad lo hizo surgir
más pronto o más tarde, si viene de la nada? Así pues, es necesario que sea
absolutamente, o que no sea en absoluto.» No puede, pues, haber tenido
origen ni puede tener fin. Si tuviese origen, ¿de dónde procedería? No puede
proceder de lo que es, ya que entonces no puede hablarse de origen (ya es el
ser), no puede proceder del no ser, ya que el no ser no es.
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c) Igualmente ha de ser inmóvil e inmutable. Si el ser fuese móvil
debería moverse en algo, pero este algo, ¿es o no es?. Si es, el ser es en el
ser y no puede ser móvil. Por otra parte no puede no ser puesto que lo que no
es no es. Además, la mutabilidad o el cambio consiste en dejar de ser para ser
otro. Pero el dejar de ser no es posible ya que sería aceptar el no ser.
d) Por las mismas razones, no puede tener principio ni fin.
e) Se da una identidad entre el pensar y el ser. Sólo el ser puede ser
pensado, ya que el no ser, en cuanto que no es, no puede ni tan sólo ser
concebido.
Esta identificación entre pensar y ser ha sido interpretada también
como una identificación de origen mágico entre el símbolo y lo simbolizado;
entre el pensar y el decir; entre las palabras y las cosas (como en la magia
simpática, por ejemplo). Pero también puede entenderse como una tesis
panlogista: el pensar determina qué es real en la medida en que el pensar
también es ya ser.
De esta manera, partiendo de la afirmación: el ser es y el no ser no
es, tomada como si de un axioma se tratase, se llega a la deducción de estas
propiedades. Y el movimiento, la pluralidad, la temporalidad, la generación y la
destrucción «no son más que nombres instituidos por los hombres en su
credulidad». En cuanto que ejercicio deductivo, se ha considerado el Poema de
Parménides como un acta de fundación de la lógica, ya que, además, según
esta interpretación, la verdad de la que habla Parménides sería la mera verdad
lógica derivada de los principios de no contradicción y del tercero excluido. En
este caso, el ser del que habla sería el ser del juicio.
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En la vía de la opinión, que es la parte peor conservada del poema,
Parménides elabora una filosofía de la naturaleza y una cosmología basada en
dos principios: el fuego y la noche oscura. Se ha discutido mucho el significado
de esta tercera parte del poema: ¿cómo se relaciona con la vía de la verdad?,
¿qué significado tiene?.
Para unos, es una parte meramente negativa en la cual Parménides
expone una cosmología para criticar y ridiculizar la especulación de sus
predecesores, en especial los pitagóricos. Para otros, más bien se trata de un
intento de racionalización del mundo en que vivimos tal como nos lo muestran
los sentidos. Si por la razón hemos de aceptar que el ser es único, mediante
los sentidos y la experiencia inmediata hemos de aceptar que, aunque ilusorio
en cierto sentido (abstracto), el mundo físico (concreto) presenta cambio,
multiplicidad y alteración. En esta parte, Parménides ofrecería una vía de
explicación de la realidad aparencial de los sentidos y de la opinión. En este
sentido podría entenderse como una explicación del saber humano que, no
obstante, debe ser superada a un nivel superior por el auténtico conocimiento
que nos ofrece la vía de la verdad.
De ser cierta esta interpretación, Parménides ofrecería una distinción
entre el ser y lo ente. El ser, pues, sería un principio ontológico que no debería
confundirse con los entes. Desde esta perspectiva no hay contradicción en
decir que el ser es único, eterno e inmóvil y decirlo mientras se está
caminando, puesto que el discurso sobre el ser y el discurso sobre los entes se
realiza en planos distintos. Parménides, según esta interpretación, no dice que
lo ente no cambia; es el ser quien es inmutable, puesto que lo concibe de forma
puramente conceptual, no como ente ni como cuerpo espacio-temporal. Por
ello, en el ser, el espacio y el tiempo quedan abolidos. Una posterior
interpretación religiosa del ser parmenídeo la identificará con el Dios del
monoteísmo. Como en el caso de Parménides, y usando sus mismos
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argumentos, se defenderá que Dios ha de ser único, eterno, inmutable e
imperecedero.No obstante, todas las interpretaciones del poema de
Parménides chocan con la ambigüedad del uso del término es («esti» en
griego) en las expresiones «lo que es es, lo que no es no es», ya que esti
puede tener tres acepciones:
a) una acepción copulativa, como en la frase «esto es una mesa».
b) una acepción existencial, como en la frase «existe algo».
c) una acepción de verificación, en el sentido de «es verdad».
Muchos autores que han destacado la posibilidad de estas confusiones han
interpretado que todo el Poema de Parménides es fruto de un equívoco
derivado de la confusión entre estas acepciones, de manera que Parménides,
según esta interpretación, habría llegado a la conclusión de que no es posible
realizar predicaciones negativas. Es decir, puesto que el no ser no es, no es
posible decir que «el árbol no es verde», ya que el «no es» es absurdo.
De ahí se seguiría que no hay posibilidad de ninguna distinción,
puesto que si algo X es distinto de algo Y, entonces, se tendría que X no es Y
pero, puesto que no es posible decir ni pensar lo que no es, no habría
distinción entre X e Y y todo formaría una única unidad idéntica, homogénea e
indivisible. Contra este equívoco se habría alzado Aristóteles, para quien en
todo proceso de cambio hay algo que siempre permanece (el sustrato), una
forma y una privación (ver texto ).
De esta manera un sustrato S que es P puede cambiar, puesto que
cambiar no es pasar de S a no-S, sino que es el proceso por el cual un S que
es P pasa a ser un S que es no-P (que se ha privado de la propiedad P).
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Así, el cambio siempre supone un sustrato que no cambia. Dicho
sustrato, en última instancia, es la materia primera. Pero, si bien es cierto que
Aristóteles supera el problema planteado por las ambigüedades del significado
del verbo esti y ofrece una importante elaboración de la noción de cambio a
partir de las nociones de acto y potencia , no está claro que conceptualmente
vaya mucho más allá de lo señalado por Parménides, pues el esti del cual
habla este autor podría referirse directamente al sustrato último que, también
para Aristóteles, siempre permanece. Por su parte, Platón, que había criticado
la concepción parmenídea del ser , sustituyó la dicotomía eleática entre ser y
no ser por una tricotomía: ser - no ser - devenir, clasificando el mundo sensible
como un eslabón intermedio entre el no ser y el ser, y clasificando de la misma
manera al conocimiento, atribuyendo el conocimiento a la región del ser, la
ignorancia a la del no ser, y la creencia a la región intermedia del devenir4 .
4 Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu., Op cit Idem
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CONCLUSIÓN
Analizando la lógica del ser según Parménides desde mi punto de
vista hay que considerar su error, porque si al describir las cualidades del ser
demuestra un asombroso poder de razonamiento, que en mí ha causado una
gran admiración, cuando dice que el pensar y el ser son lo mismo se equivoca;
porque para él existen dos mundos, el mundo sensible, que es el mundo que
conocemos por los sentidos el cual es un mundo absurdo porque tropieza a
cada instante con la lógica de que el ser es y el no-ser no es, y el mundo del
pensamiento que no vemos pero podemos comprender y es único y autentico.
Dicho esto, opino, que el pensamiento es igual de útil que los
sentidos para llegar al conocimiento de la verdad, entendida esta desde el
punto de la universalidad que su mismo nombre lleva implícito, y queda escrito
cual es, a mi juicio, la única forma de llegar al conocimiento de dicha verdad.
También y, únicamente en mi opinión personal, me parece la
exposición que Parménides hace del ser, la manera mas acertada de
demostrar la existencia de dios; un dios común a todos los hombres y que
forma parte de nosotros, igual que nosotros formamos parte de él.
Así mismo, todos tenemos en común la cualidad de ser uno con el
ser o dios, siendo este, un claro ejemplo de la igualdad entre todos los
hombres, pues, aunque los hombres pretendemos crear clases entre nosotros,
en la cuales unas son superiores a otras, olvidando que a lo que estamos
dando importancia es a lo que nosotros hemos confundido con nuestro ser, es
decir, nos empeñamos en llamar ser a nuestro no-ser, en la verdadera realidad,
esa que es despojada de artificios y mascaras cuando tenemos el valor de
reconocer al ser por encima del no-ser, todos somos iguales pues la misma
esencia nos une y al mismo ser pertenecemos, y si pertenecemos al mismo
12
ser, pues solo hay un único ser y todos lo llevamos en nuestro interior, ¿Por
qué queremos parecer diferentes unos de otros cuando en realidad somos
uno?
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BIBLIOGRAFÍA
Pelayo García Sierra “ Diccionario filosófico” On Line
http://www.filosofia.org/filomat/index.htm
Siacca, Federico, M. “Historia de la filosofía” Editorial Luis Miracle S.A. 1962,
Barcelona 676 páginas
Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu. “Diccionario de filosofía en CD-
ROM”. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. ISBN 84-
254-1991-3
14
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................2
PARMÉNIDES DE ELEA...............................................................................................3
1. Sus orígenes:.........................................................................................................3
2. Su Pensamiento.....................................................................................................3
3. El ser y el no ser de Parménides............................................................................4
4. Los Orígenes del Ser en Parménides.....................................................................5
5. Parménides y sus obras..........................................................................................7
6. La vía de la verdad en Parménides:.......................................................................8
CONCLUSIÓN...............................................................................................................13
BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................................15
ÍNDICE............................................................................................................................16
15
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