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Morir matando Entrevista a Pau asanel as por Salvador López Arnal
Doctor en Historia por la UAB, Pau Casan ellas es autor de Morir matando. El franquismo ante la práctica armada, 1968-1977. Actualmente trabaja como investigador en el Instituto de Historia Contemporánea (lHC) de la Universidad Nova de Lisboa. Su interés como investigador se ha centrado
especialmente en los años sesenta y setenta del siglo XX, período que ha abordado tanto desde la perspectiva de las políticas de orden público como desde la vertiente de la movilización social, la cultura revolucionaria y las prácticas armadas.
-Morir matando ... ¿quiénes murieron matando? ¿De dónde el título del libro? -Hace referencia a la manera como el franquismo se fue debilitando y, en última instancia, murió. Ya desde finales de los años sesenta y, especialmente a medida que avanzaron los setenta, la dictadura se vio cada vez más amenazada, sus dirigentes dudaban sobre la capacidad de las instituciones franquistas para perpetuarse muchos años más, y todo ello hizo que el régimen respondiera agresivamente, mediante un incremento sustancial de la represión. Se trataba de una reacción casi desesperada en respuesta no sólo a la práctica armada -que también-, sino principalmente a la amplitud de la movilización antifranquista.
- "El franquismo ante la práctica armada, 1968-1977"es el subtítulo del ensayo. ¿Por qué desde 1968 y no antes? -Es el año en el que se produjeron las dos primeras acciones con consecuencias mortales en la historia de ETA, sucesos que constituyen el punto de partida de un período en el que la práctica armada volvió a tomar un protagonismo notable. Aunque siempre, a lo largo de los cuarenta años de dictadura, hubo quienes estuvieron dispuestos a combatirla por las armas, desde los años cincuenta, cuando el maquis se dio prácticamente por desarticulado, la contestación armada mermó sustancialmente. Hubo acciones puntuales y de hecho
no fue hasta 1965 cuando fue abatido el último guerrillero que quedaba en activo, Xosé Castro Veiga, apodado O Piloto. Pero fue especialmente a partir de finales de los sesenta cuando la práctica armada volvió al primer plano de la vida política.
-1977 es lafecha límite. Pero... ¿no murió el general golpista en 1975? -Ésa es una cuestión en la que merece la pena especialmente detenerse. FrancQ murió en noviembre de 1975 y lo hizo en la cama, pero el franquismo no murió con él, sino que lo hizo en la calle a lo largo de los meses siguientes, fruto de la magnitud de las movilizaciones que se desarrollaron especialmente durante la primera mitad de 1976 (con episodios que desbordaron por completo a las autoridades, como las huelgas generales de Vitoria, Sabadell o el Baix Llobregat). Fue solo entonces cuando las elites del régimen concluyeron que los proyectos de reforma limitada que impulsaban -de los que era principal arquitecto Manuel Fraga y que preveían un escenario a medio camino entre la "democracia orgánica" y la democracia parlamentaria- no iban a concitar el apoyo social necesario. De hecho, tampoco el propio Suárez previó inicialmente -cuando fue nombrado presidente, en julio de 1916-unas elecciones como las que se celebraron en junio de 1977, con la presencia en las urnas del PCE y de todos los partidos a su izquierda que quisieron presentarse.
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-¿Qué debemos entender por ''práctica armada"? ¿Por qué no lucha armada? -Es una cuestión de matiz. En la época, algunos grupos ,consideraban que la lucha armada tenía un componente marcadamente militarista. En contraste, se formularon concepciones como la de agitación armada,que, por lo menos sobre el papel, implicaba una menor institucionalización del ejercicio de la violencia, así como una menor jerarquización en las estructuras del grupo u organización que la llevaba a cabo. Aunque mucho más genérico, práctica armada es un sintagma que permite referirse a diferentes usos de la violencia en un mismo contexto y que no implica -por lo menos no tan claramenteuna concepción política determinada, como sí es el caso de lucha armada o agitación armada.
- ¿El régimen franquista seguía siendo un régimen fascista en esos años o era más bien un régimen autoritario como algunos sociólogos e historiadores han afirmado? -Que el franquismo fue fascista en sus orígenes es una asunción que ha ido ganando terreno en las últimas décadas, si bien no puede considerarse hegemónica entre la historiografía . En cambio, mucho más extendida es la tendencia a considerar que el régimen se "desfascistizó" en años posteriores, especialmente tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, a grandes rasgos, la arquitectura institucional de la dictadura, con sindicatos únicos en los ámbitos laboral y estudiantil y con otros organismos de encuadramiento y adoctrinamiento de masas
sensiblemente diferente al que lo había visto nacer.
-¿Estaba legitimada la lucha armada en ese período? Según algunas personas no alejadas de esas acciones en su momento, sus practicantes -ellos mismos no excluidos- fueron unos vanguardistas iluminados. -Más que la legitimidad o ilegitimidad de esas acciones -que queda en el ámbito de las convicciones o de la perspectiva política de cada uno-, lo que creo que puede ser interesante señalar es que, especialmente cuando lo que entonces se denominaba "movimiento de masas" empezó a tomar protagonismo, crecieron los recelos ante las acciones armadas. Estas desavenencias, existentes en algunos sectores del antifranquismo -señaladamente en el PCE- ya desde finales de los sesenta o principios de los setenta, se hicieron particularmente palpables en 1976, cuando las movilizaciones profundizaron de forma muy clara en la práctica asamblearia, horizontal. Al suscitar un incremento de la represión, las acciones armadas dificultaban la consolidación de esas prácticas, por lo que algunos atentados recibieron entonces críticas frontales en ese sentido.
-¿Nos recuerda algunas de estas críticas? Por ejemplo, en octubre de 1976, la OlCE [Organización de Izquierda Comunista] calificaba el atentado mortal contra el presidente de la Diputación de Guipúzcoa, Juan María Araluce, como un "error político de extrema gravedad", al considerar que ponía "en grave crisis la continuidad de las prácticas polí
ticas de la democracia directa (Oo .) con-
Femenina), sobrevivió a la derrota militar de los fascismos en 1945. Igualmente, el peso del personal político
Me cuesta mucho creer que Estados Unidos tuviera ni tan siquiera conocimiento sobre
de mucha sangre". También desde las páginas de Punto y Hora de Euskal HeTria se criticó tanto ese atentado como el
de filiación falangista continuó sien la preparación del atentado que acabó con la vida del presidente de do muy elevado en las décadas poste- la Diputación de Vizcaya, Augusto Un
(el Frente de Juventudes, la Sección quistadas por las propias masas al precio
riores, como demuestra el caso de los gobernadores civiles (yen Barcelona tuvimos uno en concreto, Rodolfo Martín Villa, que todavía en los años setenta conservaba bien visibles en su despacho oficial y en su domicilio sendos retratos de José Antonio con los que no tenía problema en ser fotografiado). Ciertamente, el franquismo no era el mismo en 1975 que en 1939: el mundo entero había cambiado mucho entre una fecha y otra. Pero de la misma forma que en sus orígenes la dictadura tuvo al fascismo como referencia innegable, en el tramo final tuvo como inspiración las propuestas de la extrema derecha europea. Podría decirse que el franquismo posterior a 1945 fue un "fascismo después de los fascismos": un fascismo superviviente a la capitulación militar de los fascismos, que se afanó por adaptarse a un mundo
ceta, en octubre de 1977, lo que es significativo de las reticencias suscitadas por la lucha armada incluso entre los sectores revolucionarios abertzale.
- ¿Yel uso de la fuerza gozó de un apoyo social amplio en algún momento? -No, o por lo menos no en los términos en los que la lucha armada gozó de apoyo en las guerras de liberación nacional del Tercer Mundo, por ejemplo. Bien es verdad que en el caso del País Vasco cabría matizar esa respuesta. En este sentido, podría decirse que al principio, a finales de los sesenta, las acciones armadas tal vez contribuyeran a incrementar el rechazo a la dictadura, al suscitar un incremento de la tensión y hacer todavía más evidente el carácter represivo del régimen. En el
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momento del proceso de Burgos (diciembre de 1970), los militantes de ETA aparecían a ojos de algunos sectores de la sociedad vasca -y, en menor medida, también de la española- como iconos de la lucha contra el franquismo. En cambio, a medida que fueron pasando los años y el conflicto armado se fue recrudeciendo, seguramente el efecto de las acciones armadas fue el contrario: el de retrotraer, por lo menos parcialmente, la extensión de las movilizaciones.
El atentado de la calle Claudia CoeUo aCarrero Blanco, 1973
Calle del Correo, 1974
-Habla de práctica armada pero, en realidad, salvo error por mi parte, el grupo político que vertebra centralmente su investigación es ETA. ¿Por qué? -El libro se plantea como un análisis de la política del franquismo ante el resurgir de la práctica armada, lo que incluye a)
los ámbitos policial y de espionaje; b) legislativo; y c) político. El protagonismo de ETA -y de sus distintas escisiones que ejercieron la lucha armada: ETA(V), ETA-m, ETA-pm, comandos Berezi- en la época es central, por lo que el trabajo debía necesariamente dedicar una atención prioritaria a esas organizaciones y a la realidad del País Vasco en general. Las cifras de VÍctimas mortales son elocuentes: las siglas que acabo de mencio
nar son responsables de 59 de las 81 personas muertas por grupos y organizaciones armadas entre 1968 y junio de 1977 de las que puede establecerse claramente la autoría. Igualmente, 23 de los 30 militantes armados muertos en acciones de represión policial y judicial son también integrantes de las distintas organizaciones armadas abertzale. De hecho, puede decirse que hasta 1972-1973 el conflicto armado estuvo circunscrito casi exclusivamente al País Vasco.
-¿Tuvieron importancia política las acciones armadas de otros grupos como el FRAP, MIL,FAC o GRAPO? -Por su repercusión política tuvieron importancia algunas acciones de los GRAPO (especialmente en 1975-1977) y, en menor medida, del FRAP (en 1975); otra cosa es si, pese a ese impacto público, ambas organizaciones contribuyeron o no a la erosión del franquismo. Más allá de estos dos casos -y del ámbito abertzale-, el resto de grupos y organizaciones armadas que actuaron entre finales de los sesenta y 1977
tuvieron una incidencia mucho más limitada. Comentario aparte merece el caso del MILGAC: si bien mientras actuó apenas pudo incidir políticamente -periodísticamente era conocido simplemente como "la banda de las Sten", por los subfusiles que usaban-, la condena a muerte y posterior agarrotamiento de Salvador Puig Antich dieron al grupo una notoriedad que de otra forma no habría conseguido.
- y en su opinión, ¿contribuyeron el GRAPO y el FRAP a la erosión del franquismo. -Contribuyeron sin duda a poner en apuros al régimen, pero en determinados momentos también dieron al Gobierno una excusa perfec
ta para desencadenar una amplia represión. Fue así en el caso de los atentados -principalmente a cargo del FRAP- del verano de 1975, a los que el régimen dio respuesta mediante los fusilamientos del 27 de septiembre. Y muy especialmente en el caso de los secuestros y atentados protagonizados por los GRAPO entre finales de 1976 y principios de 1977, que fueron aprovechados para llevar a cabo una amplia operación represiva contra la izquierda radical y que, a la vez, dieron alas a la violencia parapolicial.
-¿Terra Lliure actuó durante esos años? ¿Hubo lucha armada en Cataluña en ese período?
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-Terra Lliure como tal no surgió hasta 1979 (y de hecho inicialmente no lo hizo bajo esta denominación). En el campo del independentismo catalán, durante los últimos años del franquismo actuaron dos organizaciones armadas: el Front d'AJliberament Catala (FAC) y un núcleo al que la policía bautizaría como Exercit Popular Catala (EPOCA). Esta última organización fue la responsable de la muerte del importante empresario Josep Maria
En las organizaciones deBultó, el 9 de mayo de 1977, cuando intentaba deshacerse del explosivo que le izquierda revolucionaria existía habían adherido al cuerpo. Tal vez éste una aceptación teórica de la fuera el atentado con más trascendencia violencia insurgente pública cometido a lo largo del período por alguna organización independentista catalana.
Fuera del ámbito nacionalista, pero con implantación básicamente en Cataluña, habría que añadir el caso de los grupos autónomos -o grupos autónomos revolucionarios- policialmente bautizados como Organització de Lluita Armada (OLLA), adheridos a los presupuestos de la autonomía obrera y activos entre 1972 y 1974, momento en el que fueron prácticamente desarticulados. Aunque mucho menos conocidos que el MIL-GAC, con el que mantuvieron contacto y colaboración, estos grupos autónomos fueron sin embargo más activos.
-¿No habría que distinguir entre cierto tipo de acciones armadas y otras muy distintas? ¿No son cosas diferentes atracar un banco con armas que matar a un policía, asesinar a un general o acabar con un confidente? -Sin duda son acciones muy distintas y la valoración que se haga de cada una de ellas -tanto a nivel moral como políticono puede ser la misma. Por lo que respecta al período del que estamos hablando, hay que tener en cuenta que el franquismo daba a todas estas modalidades de lucha un tratamiento no excesivamente diferenciado. De hecho, a nivel legislativo, en determinados momentos estuvo vigente una equiparación casi absoluta entre cualquier forma de disentimiento político y el delito de "rebelión militar", por lo que acciones pacíficas como un encierro o una huelga de hambre podían ser juzgadas en consejo de guerra y ser objeto de altas penas de reclusión, como así sucedió en algunas ocasiones. Ello actuaba como incentivo a la asunción de formas cada vez más elevadas de lucha, si bien es también pertinente señalar que el trato con el que eran recibidos los militantes armados en comisaría era por lo general todavía peor al dispensado a los demás militantes de la oposición.
-¿Los servicios secretos usamericanos permitieron el asesinato
de Carrero Blanco, el sucesor de Franco, en 1973? ¿Supieron de alguna forma los planes de ErA? -Antes que nada habría que precisar que Carrero estaba llamado a sustituir a Franco -como así sucedió en junio de 1973
en la jefatura del gobierno, pero no en la del Estado, que desde 1969 se estableció que, una vez muerto el dictador, ocuparía
Juan Carlos de Barbón. Dicho esto, a mí me cuesta mucho creer que los Estados Unidos tuvieran ni tan siquiera conocimiento sobre la preparación del atentado. Tal vez dentro de un tiempo aparezca documentación que me contradiga, pero no me parece una hipótesis plausible teniendo en cuenta todo lo que sí conoce
mos y puede documentarse sobre la actitud de Estados Unidos en aquellos años respecto al régimen de Franco. Lo único que le interesaba al gobierno estadounidense era la salvaguarda de sus intereses en el país -las bases militares y los contratos económicos-, y un atentado como el que puso fin a la vida de Carrero Blanco iba en la dirección diametralmente opuesta a estos intereses, al suscitar una gran incertidumbre sobre la evolución política española.
Significativamente, tras los fusilamientos del 27 de septiembre de 1975 el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, aseguraba en una conversación privada que no veía "base alguná' para criticar oficialmente al régimen español y que, aunque consideraba un error el carácter militar de los juicios, se trataba de un "asunto interno" y además los "terroristas" fusilados habían matado a policías. En esa misma línea, y como demuestra la documentación diplomática disponible, en los momentos posteriores a la muerte de Franco los Estados Unidos pusieron especial énfasis en que el gobierno mantuviera en todo momento el control del orden público y no acelerara las reformas. Asimismo, los estadounidenses veían especialmente con buenos ojos la posibilidad de que el Partido Comunista no fuera legalizado, o por lo menos no hasta después de la celebración de unas elecciones generales.
-¿Las organizaciones armadas contaron con el apoyo de sectores de la ciudadanía para sus acciones en aquellos momentos? ¿Grupos del movimiento obrero se mantuvieron en algún momento próximos a esas acciones? -Algunos sectores indiscutiblemente sí vieron con buenos ojos acciones como el atentado contra Carrero, si bien no puede decirse que fuera una posición generalizada en el seno de la sociedad. Por lo general, la aceptación tácita de los atentados mortales fue perdiendo apoyos sociales poco a poco. Si el atentado contra un torturador tan señalado como Melitón
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Manzanas, en 1968, fue recibido con alegría por muchos -sobre todo en el País Vasco-, acciones como la de la calle del Correo de Madrid, en septiembre de 1974, en la que murieron trece personas, generaron recelos muy notables.
-¿Quiénes fueron responsables de esa acción de la calle del Con'eo? ¿Qué sentido tuvo? ¿No fue entonces cuando se torturó salvajemente a Eva Forest, Alfonso Sastre, Lidia Falcón, Eliseo Bayo entre otros? -El atentado fue llevado a cabo por ETA(V), aunque sin el conocimiento de la dirección. De hecho, en el seno de la orga
nización se generaría un intenso debate sobre la conveniencia o no de reivindicarlo. En cierta medida, el atentado fue tambi.én el catalizador de la escisión entre ETA-m y ETA-pm, aunque ésta tenía un trasfondo que venía de lejos. La acción se enmarcaba en la voluntad de dar respuesta a las detenciones y muertes que estaban sufriendo los militantes de ETA(V): justamente dos días antes, un militante de la organización, Jon Urzelai, había sido abatido en el transcurso de un tiroteo con guardias civiles. Inicialmente se quiso atentar contra la Dirección General de Seguridad, pero al comprobar las dificultades que esto comportaba, se decidió colocar la bomba en la cafetería Rolando, situada aliado de la DGS y que era frecuentada por policías (si bien entre las trece víctimas mortales sólo había una funcionaria administrativa del Cuerpo General de Policía).
Tras la explosión se desencadenó una operación policial en el
marco de la cual, efectivamente, fueron detenidas y torturadas las personas que comentas, aunque la única que realmente había colaborado con ETA(V) era Eva Forest. El régimen aprovechó esas detenciones para vincular de manera burda al Partido Comunista tanto con el atentado de la calle deL Correo como con el de Carrero Blanco, lo que carecía de cualquier base.
-¿Fueron vistas con alguna comprensión estas acciones por alTas fuerzas políticas que no las practicaron? -En general, entre los grupos y organizaciones de izquierda revolucionaria existía una aceptación teórica de la violencia
insurgente. También en el plano práctico, por lo menos hasta cierto momento, no se formularon Cliticas abiertas a esa opción de lucha. Ello empezó a cambiar, como ha quedado reflejado anteriormente, a partir de 1976, si bien no puede decirse que hubiera una posición común entre las diferentes organizaciones de ese espacio político.
En lo que se refiere a la principal fuerza del antifranquismo, el Partido Comunista, su postura ante la emergencia ue la práctica armaua a finales de los sesenta fue de recelo y oposición frontal casi desde el primer momento, por más que, públicamente, el partido hubiera calificado el atentado mortal contra Manzanas como un "acto justiciero". La opción por la vía de las armas, abandonada por el partido desde una fecha tan lejana como 1948, chocaba frontalmente con su apuesta por acabar con la dictadura por medio de la movilización pacífica.
-¿Hicieron lo necesario el PSUC y otras fuerzas políticas antifranquistas para salvar a Puig Antich? -Ni el PSUC ni otras fuerzas del antifranquismo hicieron seguramente todo lo que podían. Por citar el caso de un hombre que está últimamente en boca de todos: Jordi Pujol no ha tenido problemas en reconocer en sus memorias que se quedó deliberadamente al margen de las protestas contra la ejecución de la pena de muerte dictada contra el militante del MIL-GAC. Es por ello por lo que la actual reivindicación de la figura de Puig Antich por sectores muy alejados de sus convicciones políticas puede ser considerada cuanto menos como interesada.
-Ignoraba lo que acaba de señala¡: ¿Y por qué cree que el molt ex honorable se quedó deliberadamente al margen? -Según ha escrito él mismo, porque era contrario a las armas y al anarquismo. Aquí, si me permites añadir algo, hay otro
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equívoco: el MIL-GAC no era propiamente un grupo anarquista, sino que si situaba en el ámbito de la autonomía obrera. En él hubo tanto gente procedente del mundo libertario como personas con una formación marxista heterodoxa.
-Vuelvo un poco atrás. ¿Quiénes se movilizaron en el caso del Consejo de Burgos? -Fue seguramente el momento más crítico para el franquismo desde 1939. En el País Vasco la movilización fue muy amplia, con proliferación de huelgas, manifestaciones en las calles y muestras de protesta de todo tipo. A pesar de la llegada de refuerzos
-¿Lo intenta? -Como es propio de cualquier actitud política o social, intervinieron varios factores. Por una parte, en el seno de las organizaciones armadas abertzale que continuaron activas (ETApm por una parte, y ETA-m y los comandos Berezi, fusionados a finales de 1977, por la otra) pervivía una tendencia al militarismo y una lectura bastante simplista y distorsionada de la realidad, que equiparaba de manera casi absoluta la nueva democracia parlamentaria con la dictadura. Por otro lado, no puede minusvalorarse la pervivencia de prácticas represivas
impropias de un Estado de derecho, lo que contribuyó a la deslegitimación de
La actual reivindicación depoliciales procedentes de otras zonas, las instituciones parlamentarias y al Puig Antich por sectores muylas autoridades se vieron en ocasiones mantenimiento del apoyo social hacia la
desbordadas, y el régimen se vio aboca alejados de sus convicciones lucha armada. Anteriormente, tampoco do a la declaración del estado de excep políticas es cuanto menos interesada. la importante represión impuesta por los ción, primero en Guipúzcoa y luego en dos gobiernos del franquismo sin Franco todo el territorio español. En el resto de España las protestas fueron menores que en el País Vasco, pero también de notable importancia. Se trató de un momento de generalización de la solidaridad ante la represión entre sectores sociales varios (intelectuales, sectores profesionales) más allá de los movimientos sociales, y de la cristalización de una sociedad civil antifranquista que se había ido gestando en los meses y años precedentes. Son muestras de ello, en el caso de Cataluña, la creación de la Assemblea Permanent d'Intel.lectuals Catalans en el marco del encierro de Montserrat, o la posterior creación, en 1971, de la Assemblea de Catalunya.
-¿Por qué cree que se siguió practicando la acción armada tras las elecciones legislativas de 1977? -Esto que voy a decir puede parecer una perogrullada, pero si la lucha armada se mantuvo tantos años en un contexto de democracia parlamentaria fue porque en el País Vasco hubo gente dispuesta a continuar empuñando las armas y, sobre todo, un sector social que daba apoyo a esa práctica. De la misma forma, el cese definitivo de la actividad armada por parte de ETA no puede leerse más que como el fruto del progresivo convencimiento entre los sectores que le habían dado apoyo de que esa violencia se había convertido en contraproducente y ya no cabía ampararla (ya fuera esto fruto de una convicción moral, ya por cálculo político, ya por necesidad, ya por una mezcla de todo ello). Ninguna organización armada puede sobrevivir demasiado tiempo sin cierto respaldo social. Pór qué un sector de la población vasca creyó que era preciso continuar dando respaldo a la vía armada tras las elecciones de junio de 1977 y la promulgación de la ley de amnistía de octubre de aquel año no es una cuestión fácil de responder.
(noviembre de 1975 - junio de 1977), reticentes primero a caminar hacia un contexto democrático y luego a conceder libertades plenas, contribuyó demasiado a serenar la situación, sino más bien todo lo contrario.
-En su opinión, ¿las acciones armadas formaron parte de lo que solemos llamar lucha antifranquista o fueron otra cosa, deben ser ubicadas en otro ámbito? -Conceptualmente, no cabe otra respuesta que considerar esas acciones como parte de la lucha contra el franquismo. Esto no quita que, como ya ha quedado dicho anteriormente, sobre todo a partir de un determinado momento pueda considerarse que la práctica armada fue en detrimento del crecimiento y la capacidad de incidencia política del antifranquismo en general.
Si me permites añadir algo más en relación a tu pregunta, no estoy de acuerdo ni con aquellos que intentan hegemonizar para sí mismos la consideración de antifranquistas, ni tampoco con aquellos otros que, desde la izquierda radical, rechazan este apelativo, al considerar que luchaban por una revolución que iba mucho más allá del derrocamiento de la dictadura. El hecho de que muchos militantes abogaran por una transformación social mucho más profunda no quita que su lucha fuera, también, contra la dictadura bajo la que les tocó vivir y que contribuyeron a derrocar, si bien lo que vino luego no colmó -en algunos casos ni de lejos- sus expectativas.
-¿ y quiénes son esos, en tu opinión, que intentan hegemonizar para sí mismos la consideración de antifranquistas? -Me refería sobre todo a antiguos militantes del Partido Comunista (o del PSUC) o a algunos de quienes se consideran
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herederos del patrimonio político de este partido. Cabe precisar que no se trata tampoco de una actitud general entre ellos y que, ciertamente, el PCE fue el principal vertebrador de los movimientos sociales que emergieron en los años sesenta y, por lo tanto, el principal actor del antifranquismo.
Por otra parte, creo que vale la pena recordar que muchos militantes del Partido Comunista compartían con personas encuadradas en organizaciones de izquierda revolucionaria unas aspiraciones parecidas de transformación social radical. No por casualidad, con el paso del tiempo muchos de ellos acabaron abandonando la disciplina del partido.
-Le he preguntado poco (más bien nada) por las prácticas parapoliciales (algunas de ellas criminales). ¿Hubo o no hubo fomento de la guerra sucia desde instancias oficiales, como la policía? -Ya desde principios de los años setenta empezaron a producirse actos de violencia -algunos con consecuencias mortalescontra personas y bienes vinculados con el antifranquismo. Incluso se llevaron a cabo acciones de ese tipo en territorio francés. Normalmente, se ha atribuido esa violencia a comandos "incontrolados" de extrema derecha, aunque la mayor parte de esos grupos estaban dirigidos -o directamente integrados- por miembros de instancias policiales o de los servicios secretos. Creo que una de las cosas novedosas del libro es haber aportado documentación inédita y concluyente en este sentido. Por ejemplo, un documento de la Jefatura Superior de Policía de Barcelona de finales de 1977 señala claramente que funcionarios de policía controlaban directa o indirectamente la gran mayoría de grupos de extrema derecha que operaban en la región.
nueva estructura de espionaje -al margen de los órganos de información militares, policiales y del Movimiento ya existentes- directamente dependiente del Gobierno. Aunque inicialmente pensado para combatir a la "subversión" universitaria, progresivamente ese gabinete -germen'del SECED, precedente del CESID- iría ampliando sus ámbitos de interés y actuación, En ese contexto, en 1969 se crea un gabinete específicamente dedicado a ETA y al nacionalismo vasco. El "Plan Udaberri" es uno de los primeros documentos que se redactan desde ese núcleo del espionaje franquista . Se trata de una especie de plan general para terminar con el "terrorismo" en el País Vasco, en el que se concluye que es preciso trabajar en una doble dirección: por una parte, el ámbito propagandístico (al que llaman "acción psicológica") y, por el otro, las acciones de contrainsurgencia (infiltración, "eliminación" de activistas de ETA, etc.), incluso si era necesario en territorio de soberanía francesa. Así pues, no solamente cabe atribuir al Estado la responsabilidad de la "guerra sucia", sino que esta fue planificada ya desde finales de los años sesenta.
-¿Hasta cuándo duró la guerra sucia? -Hay una clara continuidad entre la "guerra sucia" que nace en el franquismo y la que se desarrolla en democracia parlamentaria. Aunque las siglas utilizadas para reivindicar atentados cambian, el hilo de continuidad es evidente, tanto bajo los gobiernos de la UCD como en los del PSOE. Así lo han reconocido algún antiguo agente y algún ex alto mando policial, como José Antonio Sáenz de Santa María. No fue hasta finales de los años ochenta cuando se decidió poner fin a este tipo de acciones.
-Por cierto, ¿y la red Gladio? ¿Actuó en Fuentes diplomáticas francesasIgualmente, fuentes diplomáticas fran España?
cesas daban por hecho que cabía atri daban por hecho que cabía atribuir -La red Gladio operó principalmente en buir básicamente al Estado la autoría de básicamente al Estado los atentados el marco de la OTAN, y la España franlos atentados cometidos por la extrema quista no formaba parte de la Alianzade la extrema derecha derecha. Por lo tanto, más que de Atlántica. Sin embargo, el régimen de "incontrolados" habría que hablar principalmente de violencia parapolicial. Y no puede decirse que fuera una violencia improvisada. Un documento de los servicios secretos llamado "Plan Udaberri", redactado a finales de los sesenta, ya preveía acciones de este tipo tanto en suelo español como francés.
-En el libro habla precisamente de ese plan, del "Plan Udaben'i': Yo mismo no conocía su existencia.¿En qué consistió ese plan? -En 1968, ante el auge de las movilizaciones y la radicalización de una parte de la oposición, el franquismo creó una
Franco cumplía a la perfección la función de dique de contención ante el avance del comunismo, que es exactamente la razón de ser de Gladio. Asimismo, entra dentro de la lógica, como se ha publicado alguna vez, que España colaborara de una u otra forma con la red Gladio, aunque yo no he encontrado ninguna pista documental al respecto. Igualmente es bien sabido que el franquismo acogió a destacados elementos de las tramas de extrema derecha que operaron en Europa durante los años sesenta y, sobre todo, setenta.
-Quedan mil preguntas que me gustaría formular pero no abuso más. Gracias, muchas gracias •
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