UTOPÍA
Adrián Cruz Rafael Gallardo
Gonzalo DíazSergio BujalanceÁngel González
índice
1.Utopías modernas
1.1 Utopía económica
1.2 Utopía ecologista
1.3 Utopía política e histórica
1.4 Utopía religiosa
2. Introducción
3. Las utopías sociales
4. Concepto de utopía
5. Funciones de las utopías
6. Sociedades utópicas
6.1 El socialismo utópico
7.Crisis de las utopías
7.1. Crítica de las utopías
8.Ideales utópicos
8.1.1 Pacifismo
8.1.2 Ecologismo
8.1.3 Solidaridad
8.1.4 Igualdad de derechos y oportunidades
Utopías modernas
Muchos autores como Arnhelm Neusüss han indicado que las utopías modernas son esencialmente diferentes a sus predecesoras. Otros en cambio, señalan que en rigor las utopías sólo se dan en la modernidad y llaman cronotopías o protoutopías a las utopías anteriores a la obra de Moro. Desde esta perspectiva, las utopías modernas
están orientadas al futuro, son teleológicas, progresistas y sobre todo son un reclamo frente al orden cósmico entendido religiosamente, que no explica adecuadamente el
mal y la explotación. Así las utopías expresan una rebelión frente a lo dado en la realidad y propondrían una transformación radical, que en muchos casos pasa por
proceso revolucionarios, como expresó en sus escritos Karl Marx.
Las utopías han tenido derivaciones en el pensamiento político -como por ejemplo en las corrientes socialistas ligadas al marxismo y el anarquismo-, literario e incluso cinematográfico a través de la
ciencia ficción social. La clasificación más usada, aunque todas ellas comparten su origen en la reacción a la revolución industrial,
especialmente a la condición del proletariado, siendo su vinculación al movimiento obrero.
Utopía económic
a Las utopías socialistas y comunistas se centraron
en la distribución equitativa de los bienes, con frecuencia aboliendo
completamente la existencia del dinero.
Las utopías capitalistas o de mercado libre se centran en la libre empresa, en una sociedad
donde todos los habitantes tengan acceso a la actividad productiva, y unos cuantos (o incluso ninguno) a un gobierno limitado o mínimo. Se relacionan en especial al ideal del
liberalismo libertario.
Utopía ecologist
a
La utopía ecologista se ha plasmado en el libro Ecotopía,
en el cual California y parte de los
estados de la costa Oeste se
han secesionado de los Estados
Unidos, formando un nuevo estado
ecologista.
Utopía política
e histórica
Una utopía global de paz
mundial es con
frecuencia considerada uno de los
finales de la historia
posiblemente inevitables.
Utopía religiosa
La visión que tienen en el cristianismo respecto al
paraíso es el de una utopía, en especial en las
manifestaciones populares: encantadoras especulaciones de una vida libre de pobreza, pecado o de cualquier otro sufrimiento, más allá de la
muerte. En un sentido similar, el nirvana del
budismo se puede asemejar a una utopía. Las utopías
religiosas, concebidas principalmente como un jardín de las delicias, una existencia libre de toda preocupación con calles cubiertas de oro, en una gozosa iluminación con poderes casi divinos, se perciben siempre como motivos suficientes para
permanecer fiel a una religión y convertir a nuevos
miembros.
IntroducciónSe puede definir la utopía como la descripción de una sociedad ideal situada en una abstracción de tiempo o de espacio. En este sentido, es posible distinguir dos grandes géneros: los que apuntan a la construcción global de
una sociedad ideal futura y los que describen una sociedad ideal situada en un espacio delimitado. En las utopías espaciales, el ideal constituye un modelo para valorar las insuficiencias del orden existente; mientras que en las
utopías de futuro el ideal se concibe frecuentemente como un fin a conseguir en el curso de la evolución humana.
Estas utopías, estos lugares que no existen en ningún lugar más allá de los sueños de quienes los imaginan, serán el colofón a todas las reflexiones que nos han ocupado.
Reflexiones que, en definitiva, responden a una necesidad completamente humana de desear mundos mejores, más justos y más felices.
Las utopías sociales
Íntimamente relacionadas con el deseo de dar un sentido a la vida y alcanzar la felicidad, se encuentran la necesidad y la búsqueda de un
mundo mejor, más solidario y más justo.
Existe una estrecha relación entre la justicia y las utopías. Ya Platón puso de manifiesto que un mundo ideal en el que todos sus miembros viviesen felices y
satisfechos sólo era posible si ese mundo era un mundo justo, pues un Estado es ideal (constituye una
utopía) si en él reina la justicia.
Concepto de utopía Existen utopías desde siempre, incluso antes de que se acuñase este nombre para referirse a ellas. El término utopía se
debe a Tomás Moro, quien titulo así una de las obras más importantes de este género. Literalmente significa “no lugar” y, por tanto, designa una localización inexistente o imposible de encontrar. Moro bautizó con este término una isla perdida
en medio del océano cuyos habitantes habían logrado el Estado perfecto: un Estado caracterizado por la convivencia pacífica, el bienestar físico y moral de sus habitantes, y el disfrute común de los bienes.
Sin embargo, Moro dio a esta isla idílica el nombre de Utopía (“en ningún lugar”), por lo que muchos pensadores han querido ver en esto el deseo de dejar claro que, por muy deseable que fuese un
Estado de este tipo, Utopía es un sueño imaginario e irrealizable. Desde entonces suele considerarse utópico lo que, además de perfecto y modélico, es imposible de encontrar o construir.
Funciones de las utopías
Función orientadora. Las utopías consiste, básicamente, en la descripción de una
sociedad imaginaria y perfecta. Y, aunque para muchos pensadores la realización
completa de este sistema sea imposible, algunos de los procedimientos que se describen pueden aplicarse a posibles
reformas y orientar la tarea organizadora de los políticos.
Función valorativa. Aunque las utopías son obras de un autor determinado, a
menudo se reflejan en ellas los sueños e inquietudes de la sociedad en la que el
autor vive. Por esta razón, permiten reconocer los valores fundamentales de
una comunidad en un momento concreto y, también, los obstáculos que éstos
encuentran a la hora de materializarse.
Función crítica. Al comparar el Estado ideal con el real, se advierten las limitaciones de
este último y las cotas de justicia y bienestar social que aún le restan por alcanzar. De
hecho, la utopía está construida a partir de elementos del presente, ya sea para evitarlos
(desigualdades, injusticias…) o para potenciarlos (adelantos técnicos, libertades…).
Por eso, supone una sutil pero eficaz crítica contra las injusticias y desigualdades.
Función esperanzadora. Para algunos filósofos, el ser humano es esencialmente un
ser utópico. Por un lado, la necesidad de imaginar mundos mejores es exclusiva de la
especie humana y, por otro, esta necesidad se presenta de forma inevitable. El hecho de ser
libres, de poder soñar con lugares mejores que el que nos rodea y de poder actuar en la dirección de estos deseos está íntimamente conectado con nuestra naturaleza utópica.
Sociedades utópicas
El socialismo utópico Otro de los momentos fecundos en la ideación de sociedades utópicas fue a finales del siglo XVIII
y principios del siglo XIX. Los profundos cambios sociales y económicos producidos por el industrialismo cada vez más individualista e insolidario abonaron el terreno del descontento y la
crítica, así como el deseo de sociedades mejores, más humanas y justas.
A diferencia de muchas de las utopías anteriores, la de estos socialistas fueron diseñadas con el objetivo inmediato de llevarse a la práctica. Más que relatos fantásticos de mundos perdidos o inalcanzables, constituyeron descripciones detalladas de comunidades igualitarias que, en ocasiones, fueron copiadas en la realidad. Algunos compaginaron la
reflexión teórica con labores prácticas y concretas de reforma social. Así, por ejemplo, Fourier propuso comunidades autosuficientes, a las que llamó falansterios, y Owen llegó a fundar Nueva Armonía, una pequeña comunidad en la que se
abrió el primer jardín de infancia y la primera biblioteca pública de EEUU.
Crisis de las utopías
Crítica de las utopías Poseen un carácter fantasioso e ingenuo.
Una de las críticas más habituales a la utopía es su distanciamiento respecto a la
cruda realidad. En ellas su autor imagina un mundo perfecto, pero tan irreal que resulta
difícil establecer vínculos entre lo que propone y lo que hallamos efectivamente..
Están históricamente condicionadas. Las críticas contra las utopías pueden ir en otra línea. Para
algunos filósofos, por ejemplo, el mayor inconveniente de las utopías es su incapacidad
para trascender las limitaciones de la época histórica en la que fueron concebidas. Para los que así argumentan, las utopías se alejan de la realidad mucho menos de lo que pensamos.
Provocan estatismo social. Si las anteriores razones no eran suficientes, se añade todavía la de que la utopía
se fundamenta en una concepción estática de la sociedad. El cambio sólo está justificado hasta alcanzar
la utopía. Una vez conseguida la sociedad perfecta, justa y feliz, ¿qué sentido tendría que ésta siguiese
transformándose? Ahora bien, ¿es posible y deseable, aunque sea en utopía como organización
completamente estática?
Lindan con el totalitarismo. El filósofo Karl Popper destaca el peligro que encierran las utopías.
Aunque su crítica se centra básicamente en La República de Platón, ésta es extensiva a casi todas
las utopías posteriores. Por muy paradójico que parezca, este mundo feliz y perfecto puede
convertirse en el más terrible y totalitario de los Estados.
Ideales utópicos
PacifismoLa esperanza en el mundo que no viva desolado por las guerras ha sido constante en la historia de la humanidad.
Casi todas las culturas han valorado la convivencia pacífica como un ideal digno de alcanzar. Actualmente, este deseo es mucho más intento. La trágica experiencia de las guerras mundiales y la aparición de armas cada vez
más devastadoras(bombas atómicas, minas anti personas, armas químicas...)han hecho concienciarse del horror de los conflictos bélicos.
A pesar de que sigue habiendo multitud de guerras, la paz ha sido reconocida por los recientes movimientos pacifistas como un valor y un derecho. Estos pacifistas se
caracterizan por condenar la guerra como forma de solucionar los conflictos, por defender la desaparición de los ejércitos y por reivindicar el derecho a la objeción de conciencia.
Ecologismo
La relación entre el ser humano y la naturaleza ha sido desde
siempre muy especial: desde la admiración al temor, pasando por el amor y el respeto. Sin
embargo, a partir de la modernidad esta relación se ve profundamente alterada. Con
el desarrollo técnico e industrial, el interés explotador
sustituye a la admiración y el respeto. Entonces empieza una
relación de opresión y dominación que hace peligrar no sólo a la misma naturaleza, sino a todos los seres vivos que perviven gracias a ella. En ese
trágico momento, la protección y la reivindicación de un
espacio natural inalterado y salubre se convierte en un
ideal, en un valor, en un derecho que hay que
reivindicar. Es entonces cuando nacen los movimientos
ecologistas, desconocidos y ausentes antes del siglo XX.
Solidaridad
La actualidad se caracteriza también por
una creciente actitud cosmopolita y solidaria.
El desarrollo de los medio de comunicación y el
sabernos más cerca que nunca del resto de
habitantes del planeta han hecho que se
extienda un sentimiento de fraternidad humana.
Gracias a este sentimiento, el ser
humano de cualquier lugar se siente ciudadano del mundo y, por tanto,
ligado al destino de cualquier otro ser
humano, sea cual sea su cultura, religión, raza o
lugar de origen.
Igualdad de derechos y oportunidades
Muy ligada a las reivindicaciones anteriores está la defensa de un ideal igualitario que alcance a todos los
habitantes del planeta. Este ideal se asienta en la convicción de que todo ser humano, sean cuales sean sus peculiaridades personales, ha de gozar de las condiciones
que le permitan llevar una vida rica y digna.
“La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro
mejor” (Anatole France)
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