LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y LA MÁQUINA DE
VAPOR.
MARÍA ALEJANDRA GONZALES HERRERA.
MILENA RODRÍGUEZ GÓMEZ.
DECIMO.
INSTITUCIÓN EDUCATIVA DISTRITAL, SAN JOSEMARÍA
ESCRIVA DE BALAGUER.
2014
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y LA MÁQUINA DE
VAPOR.
MARÍA ALEJANDRA GONZALES HERRERA.
MILENA RODRÍGUEZ GÓMEZ.
DECIMO.
INSTITUCIÓN EDUCATIVA DISTRITAL, SAN JOSEMARÍA
ESCRIVA DE BALAGUER.
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LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y LA MÁQUINA DE
VAPOR.
La Revolución Industrial es un periodo histórico comprendido entre la segunda
mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que Inglaterra en primer lugar, y el
resto de Europa continental después, sufren el mayor conjunto de
transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la Historia de la
humanidad.
Pero ¿Por qué se le llama la Revolución Industrial?
Le llamaron así principalmente por la invención e introducción de la máquina de
vapor, de forma que lo que hacía el hombre, hasta ese momento de forma
manual, ahora lo hacia la máquina. Hubo una transformación de una economía
basada en el trabajo manual y artesanal por otra dominada por la Industria y la
mecanización de las tareas.
La primera fase de la revolución industrial.
La primera gran etapa de la Revolución Industrial fue la que se desarrolló entre los
años 1760 y 1870. Fue un periodo marcado por los continuos inventos. En el año
1800, Volta inventaría la pila eléctrica. Stephenson inventó la primera locomotora
de vapor en el año 1814. En 1825 se inauguró la primera línea de pasajeros.
En 1834 fue Richard Roberts el que ideó el telar y la máquina de hilar. En
1837, Morse inventa el telégrafo y se da el primer gran impulso a las
comunicaciones. En 1863 se inaugura el primer sistema de metro del mundo
en Londres. En 1868 se lanza el primer ferrocarril transcontinental…
Pero al mismo tiempo, la sociedad comienza a sufrir profundas transformaciones
marcadas por hechos que conducían a la implantación de unas ideas mucho más
modernas y liberales. La Revolución Francesa fue fundamental para que esas
ideas se propagaran por Europa.
Pero también la victoria de los ingleses en la Batalla de Trafalgar sirvió en cierto
modo para fomentar el auge de la Revolución Industrial. Lo que a simple vista
parecería una catástrofe para franceses y españoles, hizo que Gran Bretaña, la
gran propulsora de la Revolución, se hiciera con el dominio del mar en
el Mediterráneo. Se abrieron así las vías para un comercio global y al mismo
tiempo los canales necesarios como para que las ideas librecambistas que tanto
se defendían en Inglaterra llegaran aún más lejos.
Poco a poco, la semilla de una sociedad más avanzada basada en la tecnología
iba floreciendo. En aquella primera etapa de la Revolución Industrial, la luz
eléctrica, el gas y el transporte público (tres elementos básicos de cualquier
sociedad hoy en día) habían venido al mundo. Se había pasado de ciudades
alumbradas por petróleo y donde el único medio de transporte eran los carros de
caballos, a viajar en máquinas de vapor y a tener alumbrado eléctrico.
Nos acercábamos al siglo XX con la ilusión de nuevos descubrimientos; con una
febril actividad industrial y con una sociedad que se estaba acomodando a las
ventajas que suponía gozar de unos avances tecnológicos que laboral y
socialmente ofrecían una mayor libertad, confort y ocio. El optimismo creciente
retroalimentaba la maquinaria de la Revolución Industrial.
Segunda etapa de la Revolución Industrial
Comenzó en 1870 aproximadamente. Y quizás fuera el invento de la dinamo la
que diera un nuevo empujón a la carrera por la modernización tecnológica. La
obtención de fuerza hidroeléctrica gracias a estas dinamos permitieron
transformarla en luz, y por ende, en energía para los nuevos transportes que iban
surgiendo.
La era de los transportes daba un nuevo salto adelante, y por otro lado, la
sociedad se veía recompensada con un nuevo elemento desconocido hasta
entonces: el alumbrado. Las horas de oscuridad, de candiles y cera, quedaban
atrás. Cuando en 1879, Thomas Edison presentó la lámpara incandescente la
sociedad ya se había preparado para los grandes avances que, uno tras otro, iban
a llegar en aquellos años de finales del XIX y principios del siglo XX.
Aquel desarrollo industrial se centró en Europa, donde el Reino Unido era el gran
dominante; la potencia mundial cuyos tentáculos se adentraban en todos los
continentes. Ellos fueron el perfecto ejemplo del significado de la Revolución
Industrial.
En primer lugar porque crearon una industria textil con la que acumularon capital
suficiente como para continuar con los estudios e innovaciones tecnológicas, y en
segundo lugar, porque su vasto imperio colonial otorgaba el material económico y
en materias primas como para afrontar con garantías la llegada de esta segunda
fase en la que la siderurgia y el ferrocarril serían los elementos principales.
Sin embargo, aquella Revolución Industrial también tuvo sus puntos negros, que
en este caso se reflejaban en la cada vez mayor explotación laboral. Jornadas de
quince horas y el nacimiento de lo que Karl Marx definió como alineamiento de los
trabajadores.
El éxito de la Revolución Industrial estuvo sustentado desde muchos puntos de la
economía y la cultura, pues si la sociedad supo acoplarse y recibir con
expectación todos aquellos avances y desde el punto de vista económico se
estaba en una época de bonanza, también la apertura de nuevas rutas
comerciales favoreció el engrandecimiento de todas aquellas naciones que se
alineaban a ese nuevo progreso. En ello fue importantísima también la apertura
del Canal de Suez, en Egipto, en 1869, que permitió un comercio más fluido
entre Europa y Asia.
Además las redes ferroviarias iban en aumento, y se comenzó una carrera loca
por conseguir conectar, por un lado, las dos costas de Estados Unidos, y por el
otro lado, los principales puntos comerciales de Europa. Por último, la
presentación en sociedad de las primeras líneas telefónicas de larga distancia
permitió conectar en el instante a distintos puntos del mundo agilizando de este
modo el comercio.
El ritmo de aquellos años parecía por momentos frenético. Era una carrera
contrarreloj por ser los primeros en la que Inglaterra, Estados
Unidos y Francia habían adquirido ventaja. Pero aquel imperialismo; aquella
supremacía, no hizo sino crear más tensiones entre determinados países.
Alemania e Italia se veían relegados y pronto surgieron los conflictos
políticos… estábamos ante las puertas de la Primera Guerra Mundial.
El gran invento:
La primera máquina de vapor fue inventada por Eduard Somerst (marqués de
Worcester, Inglaterra) en 1663, este proyecto tenía como propósito elevar el agua
de los pisos superiores de la construcción, no sacar el agua de las minas, pero fué
el inicio de la máquina de vapor, usada posteriormente en las minas.
En 1663 presentó su libro "Un siglo de invenciones”, donde ya plantea los
principios de su máquina a vapor que elevaba volúmenes de agua.
De todas maneras Somerset no pudo recaudar los capitales suficientes para
vender y producir su máquina. Ni siquiera la patento, lo que hace que la mayoría
de la gente no le considere el inventor de la máquina.
Podríamos decir que Somerset fue el ideólogo (el que tuvo la idea) de la primera
máquina de vapor.
Máquina de Newcomen
En la máquina de Newcomen vemos como utiliza el cilindro con un pistón en su
interior. El vapor mueve el cilindro hacia arriba y cuando está en la parte superior
se echa agua fría, procedente del pequeño depósito de agua y lo condensa
haciendo el vacío en el interior del cilindro y haciendo que este baje. También se
ve el balancín que separaba la caldera de la bomba que estaría en el otro extremo
del balancín haciendo el vacío con el movimiento de arriba-abajo y sacando el
agua de la mina (la bomba no se ve en el dibujo).
La Máquina De Watt
Podemos apreciar como el vapor entra por los dos lados del pistón. En la carrera
ascendente entra el vapor por A y empuja el pistón hacia arriba. Una vez arriba
entra el vapor por C y lo empuja hacia abajo, haciendo que el vapor anterior pase
al condensador por D enfriandolo fuera del cilindro. Cuando metemos de nuevo
vapor por debajo (por A) sube empujando el vapor de la parte superior hacia el
condensador ya que C está cerrada y B abierta. Esto hace que empuje el agua
que hay dentro del condensador por D de nuevo hacia la caldera. También se
aprecia el mecanismo de biela-manivela para transformar el movimiento rectilineo
en circular. La mejor forma de entender el funcionamiento es viendo el video del
enlace superior llamado LA MAQUINA.
Consecuencias de la revolución industrial.
Con la invención de la máquina de vapor y la semi-automatización se facilitaron
los procesos de elaboración y abaratando los precios finales de los productos.
Donde antes había 20 personas trabajando en un telar, ahora hay una máquina
que lo hace sóla o con un sólo técnico
La consecuencia social principal de la revolución industrial fue la aparición de las
dos clases sociales: La burguesía industrial y el proletariado fabril, es decir, los 2
grandes grupos sociales: capitalista y obrero. También surgieron las Fábricas que
atrajeron a miles de campesinos, los cuales emigraron del medio rural a las
ciudades en busca de trabajo. Los centros urbanos crecieron con gran rapidez y
de manera desordenada.
El desarrollo impetuoso de la economía acarreó un incremento del lujo y la riqueza
de la burguesía y a su vez, de la pobreza y la indigencia en las masas
trabajadoras, condenados por la miseria a apretujarse en hileras de casas
malolientes. El aire impuro que se respiraba en los barrios obreros (suburbios) y la
carencia de servicios elementales, como agua potable y drenaje, acortaba la vida
de sus habitantes. Comienza a nacer ante tanta injusticia para el trabajador la
organización obrera, en forma de sindicatos.
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