En un laberinto sombro
Lilith Cohen
2015
Esta historia contiene algunos dilogos que podran incomodar a
los catlicos devotos y creyentes en general.
Los pasajes de la Biblia aqu citados pertenecen a la traduccin
"Reina - Valera 1960"
Tanto los nombres de los personajes y lugares mencionados en
esta obra son producto de la imaginacin de la autora, cualquier
similitud con sitios y personas existentes en la vida real es mera
coincidencia.
Agradecimientos y dedicatorias
Para mi mejor amiga Rebe quien desde que comenc a escribir ha estado pendiente de mis historias, ella siempre es la primera en leerlas y darles el visto bueno antes de que las d a conocer al
resto del pblico.
"Un misterio existe slo para resolverse. Si nadie lo resuelve, la verdad muere con los que conocen la
realidad."
Introduccin
Mi nombre es Olga y acabo de cumplir quince aos, cualquiera
dira que la vida de una adolescente de mi edad es estupenda y la
ma lo era, hasta hace poco tiempo. Todo cambi cuando mis
padres decidieron enviarme a otra escuela, el problema no era el
colegio donde estaba estudiando, al contrario, era un instituto
privado con un nivel educativo bastante bueno.
La razn por la que me sacaron de ah fue porque queran
castigarme y con justa razn, mi forma de ser haba dado un giro
de 360 grados desde que comenc a salir con Ral quien era el
chico rebelde del saln y por lo tanto fue una mala influencia para
m. En el poco tiempo que anduve con l mis calificaciones se
fueron de picada: de ser la alumna ms aplicada del saln pas a
ser la ms irresponsable.
En casa dej de ser la nia obediente que escuchaba los sermones
de sus paps con la cabeza agachada sin rezongar, dej de
quedarme callada para empezar a discutir con ellos a punta de
groseras. No voy a decir que me enorgullezco de haberme
comportado as, incluso yo estaba sorprendida de lo lejos que
haba llegado haciendo cosas que antes ni siquiera me hubieran
pasado por la cabeza, como volver a casa hasta las tres de la
maana cayndome de borracha, escaparme de las clases e
incluso consumir drogas.
Un da mientras estaba en la escuela mi mam encontr un churro
en uno de los cajones de mi cuarto y como era de esperarse se
puso furiosa y le cont todo a mi pap. En cuanto volv a casa me
acomodaron la ms grande reganiza de mi vida, yo por
supuesto llor, ped perdn, les promet que ya no saldra con
Ral y volvera a ser como antes.
Por el momento me haban castigado quitndome mi laptop, mi
celular y mi dinero de la semana, pero parece que eso no fue
suficiente y decidieron que lo mejor sera encerrarme en el
Colegio de la Inmaculada Concepcin el cual es un internado de
religiosas que tiene fama de ser muy estricto con la educacin y
muy severo a la hora de castigar la indisciplina.
Por supuesto yo les ped que no lo hicieran, que me llevaran a un
grupo de apoyo, a ver un terapeuta, un psiclogo o lo que fuera
pero que no me internaran en ese lugar; sin embargo mis splicas
fueron en vano. Ese mismo da hablaron por telfono con la
directora del internado y les dijo que me recibira el domingo por
la tarde para que el lunes a primera hora ya estuviera tomando
clases. As que no me qued otra alternativa, tena que estudiar
ah me gustara o no.
Captulo I
En todo el tiempo que hicimos de camino en el coche rumbo al
internado no pronunci ni una sola palabra, lo cual le sorprendi
a pap, tanto que hasta disminuy la velocidad para poder
echarme un vistazo por el espejo retrovisor - Por qu ests tan
callada? - slo suspir profundamente como respuesta - S que
no ests contenta por nuestra decisin pero slo buscamos lo
mejor para ti. En tu nueva escuela aprenders a comportarte y
sers una mujer de bien el da de maana - me dijo mientras
continuaba manejando con mucha cautela pues la intensa lluvia
del otoo no haba dado tregua desde que habamos salido de la
casa. Pareca que el dichoso colegio se encontraba hasta el quinto
infierno, no tena idea de cunto tiempo faltaba para llegar y ya
comenzaba a perder la paciencia.
Me daba cuenta que viajar en auto era de lo ms aburrido que
poda existir en este mundo, sin embargo cuando era nia sola
divertirme asomando mi cabeza por la ventana para contemplar
el paisaje Por qu ser que en la infancia los viajes por carretera
parecen de lo ms divertidos y excitantes? Tal vez porque en esas
pocas aquellos viajes en familia se realizaban por otras
circunstancias mucho ms emocionantes que las de ahora o a lo
mejor porque siempre iba acompaada de Tammy y se nos
pasaba el tiempo cantando la cancin de los elefantes.
Tammy fue mi primer amiga, no me acuerdo exactamente cmo
era fsicamente, de los pocos recuerdos de ella que an quedan
claros en mi mente fue cuando un da la encontr dentro de mi
clset echa un ovillo y en cuanto me vio se asust y me dijo que
haba elegido ese lugar para esconderse de todo aquello que le
causaba temor, yo la tranquilic y le dije que poda quedarse ah
todo el tiempo que quisiera.
Slo cuando mis paps estaban conmigo Tammy se iba sin dar
explicaciones y cuando ellos se marchaban volva otra vez al
cuarto a jugar. No quera que ellos la vieran y me deca "los
adultos me dan mucho miedo porque son malos y castigan a los
nios" a pesar de eso un da decid contarle a mi mam sobre ella
y no le dio demasiada importancia, slo me sonri y dijo que era
normal que los nios de mi edad tuvieran amigos imaginarios y
ms an cuando no tienen hermanos ni otros chicos cerca para
jugar.
Pero despus cuando entr al jardn de nios, a pesar de que ya
poda tener amigos de verdad con quienes convivir, yo segua
hablando con Tammy. Entonces mis paps se empezaron a
inquietar por mi comportamiento y me dijeron: "ya ests yendo al
knder, ah hay muchas nias para que juegues, no es necesario
que sigas inventndote a esa amiga" y me di cuenta que a ellos
no les gustaba Tammy y se lo tuve que decir, ella con tristeza me
dijo "est bien, lo comprendo" y poco a poco dej de buscarme
hasta que ya nunca ms volvi.
No entiendo cmo es que despus de tantos aos me volvan
todos estos recuerdos superfluos de mi niez, pero al menos pude
animarme un poco. El sonido de las gotas que chocaban contra el
auto era tan montono que comenz a relajarme, cerr los ojos,
recargu mi cabeza en la ventanilla y empec a tararear
mentalmente: "Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araa,
como vea que resista fue a llamar a otro elefante..."
En ese momento me encontraba tan tranquila, hasta que mi
corazn se sobresalt al escuchar otra voz que canturreaba con un
tono que se me haca bastante familiar "...dos elefantes se
columpiaban sobre la tela de una araa, como vean que resista fueron a
llamar a otro elefante..." Era la voz de Tammy! Saba
perfectamente que era ella porque nosotras acostumbrbamos
turnarnos para entonar esa cancin, yo empezaba con la primera
parte, luego ella continuaba con los dos elefantes, despus yo
cantaba otra vez y as sucesivamente.
Me qued ah esttica como si hubiera entrado en una especie de
trance y volv a escuchar su voz que me deca: "Olga Se te olvid
la parte que sigue?" No me quedaba ninguna duda, Tammy estaba
ah en el auto conmigo e intent abrir la boca para decir algo pero
no pude, estaba totalmente paralizada y no logr articular ni una
palabra.
Tammy no haca otra cosa ms que llamar mi nombre, su voz se
escuchaba cada vez ms desesperada e insistente "Olga, Olga,
Olga!" de repente sent una mano que me tocaba el hombro y
comenzaba a zarandearme con fuerza - Olga, despierta! Ya
estamos por llegar - abr los ojos y me di cuenta que no era mi
amiga quien me hablaba sino mi mam.
Todo haba sido un sueo nada ms, pero yo lo haba sentido tan
real que para cerciorarme de que as haba sido volte a ver a mi
alrededor, afuera segua lloviendo y ya no bamos en la carretera
sino por un amplio camino de tierra en medio de un bosque lleno
de rboles frondosos. Esta clase de paisajes siempre me han
parecido perturbadores, me aterrara la idea de perderme entre su
espesura ya que en cualquier momento podra toparme con un
animal salvaje, un chaneque o cualquier criatura malvola de las
que se dice que viven en estos lugares deshabitados; en fin, mi
imaginacin estaba trabajando horas extra.
No pareca que hubiera algn internado ni nada por el estilo entre
tanta arboleda, hasta que apareci la altsima barda de piedra que
rodeaba el colegio la cual estaba toda cubierta de hiedra, tan alta
era que me pareci una antigua fortaleza como las de los castillos
medievales.
Pap disminuy la velocidad y el auto se fue aproximando a la
entrada en donde a pesar de la intensa lluvia aguardaba un seor
de edad considerable que iba cubierto con un impermeable verde
militar y unas botas de plstico. El hombre se acerc para
averiguar quines ramos y mam baj el vidrio para explicarle -
Venimos a traer a nuestra hija, la madre superiora qued de
recibirla hoy - el portero slo asinti con la cabeza y nos abri
lentamente el portn de hierro que estaba custodiado por un par
de horrorosas grgolas de piedra que me hicieron estremecer
todo el cuerpo "Son slo unas tontas esculturas!" me dije a m
misma avergonzada por haber sentido un terror tan infundado al
verlas.
En cuanto pudimos ingresar observ detenidamente el internado,
era una construccin antigua de estilo gtico y estaba un poco
descuidada lo cual le daba un aspecto bastante siniestro. De todo
lo que pude observar hubo algo en particular que me llam
mucho la atencin: una imponente torre erguida sobre el ala
oeste.
Mi pap tuvo que dar casi toda la vuelta por el patio para poder
estacionar el coche justo enfrente de la puerta principal pues nos
habamos olvidado de traer el paraguas y queramos empaparnos
lo menos posible. A pesar de la intensa lluvia pude observar el
jardn principal que no era precisamente muy hermoso pero se
notaba que al menos le daban buen mantenimiento y en el medio
haba una gran fuente que con el diluvio que caa en ese momento
no necesitaba estar en funcionamiento - Bueno, finalmente hemos
llegado - dijo mi pap mientras apagaba el motor.
De nuevo me invadi una sensacin extraa que no sabra como
describir exactamente, senta como si alguien me estuviera
vigilando de cerca y me qued totalmente inmvil por varios
minutos. Cuando por fin me recuper del shock gir mi cabeza
hacia todas direcciones mientras mi mam me observaba
preocupada - Olga Te sientes bien? Ests plida! - No es nada,
slo estoy un poco mareada - contest ya estando otra vez en mis
cinco sentidos. Salimos rpidamente del carro a ponernos bajo
techo.
Al bajar not que del otro lado del jardn haba una mujer de edad
avanzada que llevaba un impermeable amarillo y que acarreaba
cubetas donde haba juntado toda el agua que resbalaba de los
techos. En cuanto nos vio dej los cubos de agua en el suelo y
camin lo ms rpido que pudo hacia nosotros. Cuando nos dio
alcance pregunt con la voz jadeante - Buscan a la hermana
Guillermina? - As es - respondi mi pap - Podra avisarle que..?
-
No pudo terminar de formular la pregunta cuando se escuch un
rechinido de esos que te ponen los pelos de punta, eran las
gruesas puertas de madera que se abran y de ellas sali una
monja vieja y prepotente, mir a la seora con cara de muy pocos
amigos y vocifer - Antonia, vuelva enseguida a sus labores! - S,
hermana - le respondi con la voz entrecortada por los nervios y
ella volvi a gritarle - Rpido! Qu espera? - Se me encogi el
estmago al escuchar a esa religiosa gritarle de ese modo a esa
pobre mujer, no me pareca que hubiera ningn motivo para
reprenderla.
Cuando la monja se tranquiliz un poco se volvi hacia nosotros -
Ustedes deben ser la familia Delgadillo Verdad? - As es - le
contest mi pap - Yo soy la hermana Ramona. La reverenda los
espera en su oficina, vengan por aqu si son tan gentiles - dicho
esto nos hizo seas para que la siguiramos y nos condujo por un
largo y lgubre pasillo que yo no poda dejar de observar, por
donde girara mi cabeza poda ver montones de cuadros con
imgenes de santos los cuales tenan una mirada penetrante como
si fueran jueces implacables a punto de condenar a alguien a la
pena capital.
Percib un ligero olor a humedad que comenzaba a marearme de
verdad, decid que lo mejor sera caminar mirando hacia el frente.
Cuando llegamos a la oficina de la madre superiora, la hermana
Ramona llam a la puerta - Permiso, ha llegado la nueva alumna
con sus padres - Hgalos pasar enseguida - nos abrieron la
puerta, entramos y ah sentada en su despacho estaba la
directora, que al igual que la otra era una mujer anciana pero con
mucha energa, alta, rolliza de mirada dura e intimidante.
Se levant inmediatamente de su lugar para estrecharnos la
mano, despus de eso nos permiti tomar asiento y nos
acomodamos en los enormes e incmodos sillones que haba ah
frente a su escritorio; yo qued justo enfrente de ella y sent como
su fra mirada me escudriaba de pies a cabeza - As que t eres
Olga - yo slo me limit a asentir con la cabeza porque por lo que
vea esas monjas se encolerizaban fcilmente y no quera que me
reprendieran a pocos minutos de mi llegada.
- Yo soy la hermana Guillermina y estoy al frente de este plantel
educativo - volvindose hacia mis paps agreg - tengo entendido
que traen a esta jovencita aqu porque quieren corregir su mala
conducta - mi pap fue el primero en responderle - As es
hermana, mi esposa y yo decidimos traer a nuestra hija a este
colegio porque necesita una buena disciplina, comenz a juntarse
con un muchacho que no fue buena influencia para ella y no
queremos que el da de maana sea una persona de mal actuar. -
- Comprendo perfectamente, no se preocupen seores, en este
colegio hemos corregido a muchas muchachitas descarriadas y las
llevamos por el buen camino. Su hija est en buenas manos y
haremos todo lo que est a nuestro alcance para ayudarle. - Pues
se lo agradeceramos mucho hermana - contest mam haciendo
un esfuerzo por no llorar mientras yo segua callada con la cabeza
agachada hasta que pap me diriji la palabra - Bueno Olga,
tenemos que despedirnos por ahora - S, lo s - respond
mientras los abrazaba fuertemente sin poder evitar soltar las
lgrimas como si nunca ms en la vida fuera a volver a verlos, mi
llanto fue tan fuerte que al final ellos tampoco pudieron
contenerse.
- Me prometes que te portars bien y sers una buena
estudiante? - pregunt pap al mismo tiempo que me daba un
beso en la frente y solamente puede decir que s cuando
realmente lo que quera era gritar: "Por favor, no me dejen aqu!
No me gusta este lugar! No me agradan las monjas! Quiero
regresar a casa!" - Confamos en ti, hija - fue lo ltimo que me dijo
mam antes de salir con mi pap de vuelta a casa.
Me hubiera quedado ah toda la vida quieta como una estatua sin
pronunciar ni una palabra de no haber sido por la enrgica voz de
la hermana Guillermina que me hizo volver a la realidad - Basta
ya de lloriqueo! - S, hermana - le contest al mismo tiempo que
sacaba un pauelo que siempre llevaba en el bolsillo de mi abrigo
y me sequ las lgrimas lo ms rpido que pude. - Bien seorita,
ahora que vas a formar parte de las alumnas de esta prestigiosa
institucin quiero hacerte saber cules son las reglas que tendrs
que obedecer mientras ests aqu:
- De lunes a viernes la campana suena a las seis de la madrugada
en punto, a esa hora todas deben de levantarse para asearse,
vestirse y bajar al comedor a desayunar.
- De siete a ocho se lleva a cabo una lectura diaria de las Sagradas
Escrituras en el saln de clases antes de empezar el da.
- Todas las alumnas deben asistir siempre puntuales a las clases.
- Los domingos tienen que acudir a misa en la capilla a las diez de
la maana sin un minuto de retraso.
- Est terminantemente prohibido poseer telfonos celulares, CDs,
libros, revistas, fotografas o cualquier otro material que no sea de
utilidad para los estudios.
- Se debe guardar absoluto silencio en el aula de clases, la
biblioteca, la capilla y en los pasillos.
- La hora de dormir es a las nueve y media de la noche, despus
de esa hora deben de estar todas las luces apagadas y todo en
completa quietud, absolutamente nadie debe andar deambulando
fuera de los dormitorios.
- Est prohibido hacer y recibir llamadas telefnicas entre semana
a menos que se trate de una emergencia.
- nicamente es permitido llamar a los padres o tutores los fines
de semana.
- El ltimo domingo del mes es el nico da en que las alumnas
pueden salir del colegio con la autorizacin de las hermanas y de
sus propios padres Te ha quedado claro?
- Perfectamente - contest con la voz temblorosa y la cabeza
agachada en seal de obediencia y sumisin - De acuerdo, ahora
la hermana Ramona te llevar a tu habitacin, haz el favor de
acompaarla. - y como por arte de magia apareci en la puerta y
me mir con la misma expresin rgida que cuando reprendi a la
seora Antonia en la entrada - Anda, vamos! -
La profesa me tom de la mano con aspereza y me llev casi a
rastras hacia las habitaciones del internado. Doblbamos a diestra
y siniestra por los oscuros corredores donde a pesar de la poca
iluminacin pude distinguir los grotescos cuadros que adornaban
las paredes, tan terribles me parecieron que me atrevera a decir
que ni siquiera las pinturas de la galera secreta de Henri
Beauchamp pudieran ser ms espeluznantes que esos. Todas las
pinturas eran alusivas al infierno y la ira de Dios: la Tierra
inundada durante el diluvio universal, la lluvia de fuego sobre
Sodoma y Gomorra, la Tierra destruida en el Apocalipsis y Dios
juzgando a los pecadores desde su trono en el juicio final.
Lo que ms me turb de todo lo que vi fue un mural donde estaba
representado el lago de fuego con todas las almas perdidas
quemndose en medio de las llamas; quise pasar de largo y no
prestarle atencin pero fue intil, sobre todo a uno de los
condenados al que le salan montones de asquerosos gusanos por
las orejas, narices, boca y las cuencas de los ojos y en la parte
inferior estaba escrito el siguiente versculo: "Donde el gusano de
ellos no muere y el fuego nunca se apaga. - San Marcos 9:48"
Un terrible escalofro invadi todo mi cuerpo y se me revolvi el
estmago, me dieron ganas de vomitar pero tuve que
aguantarme. Despus de ver eso me qued ms claro que el
agua que mi estancia en ese lugar no iba a ser nada agradable.
Captulo II
La hermana aminor un poco el paso para hacerme subir por las
estrechas escaleras que conducan a los dormitorios. Caminamos
por todo el largo pasillo hasta que me hizo detenerme en la
ltima puerta. De su bolsillo sac un llavero donde tena un
montn de llaves antiguas, de esas que medan casi medio metro
de largo, y las revolvi mientras refunfuaba algo entre dientes
hasta encontrar la que buscaba y abri la cerradura con un poco
de esfuerzo, empuj la puerta y sta emiti un leve rechinido -
Entra! - me orden con voz autoritaria mientras yo avanzaba a
paso lento - Vamos! Qu esperas? - volvi a vociferar al ver que
no me apresuraba y entonces reaccion.
Mi habitacin era bastante espaciosa, en el centro haba una cama
individual, delante de sta se encontraba un armario pequeo, a
la derecha un escritorio viejo con varios cajones y estantes para
poner libros y enfrente haba una gran ventana desde la cual se
vean el montn de rboles que poblaban la parte trasera del
colegio y tambin se alcanzaba a divisar lo alto de la torre.
La monja se dirigi a abrir las gruesas y pesadas cortinas que
cubran la ventana para que as al menos pudiera entrar un poco
de luz, luego se volvi hacia donde yo estaba - Ahora debes
cambiarte y ponerte el uniforme, en el ropero tal vez encuentres
alguno que te quede. Esperar afuera mientras te cambias y
despus bajars conmigo a la biblioteca. - me orden con el
mismo tono pedante- Debo usar desde ahorita el uniforme?
Pero si todava no empiezo a tomar clases! - Son las reglas del
colegio! Todas las estudiantes deben andar siempre uniformadas
Ms vale que lo vayas entendiendo! - me grit mientras sala de
la habitacin.
En cuanto me dej sola abr el armario y all encontr varios
uniformes colgados que olan un poco a guardado, me los fui
probando hasta encontrar uno que me quedaba como guante,
aunque el modelo no me agradaba mucho que digamos: era un
vestido color azul marino de mangas largas y cuello de tortuga,
de largo me llegaba un poco abajo de la rodilla, en la cintura tena
una cinta blanca que deba atarme formando un moo enorme
como el que usa Minnie Mouse en la cabeza. En la parte superior
tena una pechera blanca con encaje de seda en la orilla, tambin
un liston del mismo tono de azul del vestido que deba
amarrarme en el cuello formando un pequeo moo.
Para rematar deba de ponerme unas mallas blancas de nylon
sper incmodas y unos zapatos negros acharolados con correa,
me vi en el espejo antes de salir y agradec profundamente que
ninguna de las amigas de mi vieja escuela pudiera verme en ese
momento porque la palabra "ridiculez" no bastaba para describir
el modo exacto en que me vea, pareca la mucama de una
mansin victoriana en lugar de una colegiala. En cuanto abr la
puerta la hermana me tom bruscamente el brazo como era su
costumbre y me jal - Anda ms aprisa que no tenemos todo el
tiempo! - Como usted ordene - le respond al mismo tiempo que
me haca caminar a paso de gacela por el corredor, para mi buena
suerte no volvimos a pasar por el pasillo del mural siniestro.
Estuvimos caminando durante varios minutos para llegar al
dichoso lugar. Al entrar pasamos a travs de los numerosos
libreros que haba en ese sitio, que aunque tambin era sombro
como el resto del internado, al menos el delicioso aroma a libros
viejos lo haca menos escabroso. Todo estaba en tan completa
tranquilidad que nuestras pisadas resonaban por todo el
ambiente y daba la impresin de que no haba ni una sola alma
hasta que llegamos a la zona de las mesas de lectura donde
solamente tres alumnas estaban sentadas murmurando entre
ellas. Apenas nos vieron llegar inmediatamente guardaron
silencio y se levantaron de sus asientos para saludar.
- Buenas tardes, hermana Ramona - dijeron al unsono mientras
hacan una pequea reverencia de manera armoniosa. Ella no
respondi el saludo y slo les pregunt de manera dspota -
Dnde est la hermana Genoveva? - Cuando una de ellas iba a
responderle se escucharon desde el fondo unos pasos
apresurados que venan en nuestra direccin, era otra religiosa
quien supuse sera la antes mencionada.
- Ay, por favor! Le ruego que me disculpe. Estaba all al fondo
acomodando y desempolvando algunos libros; pero como puede
ver todo marcha estupendamente, las seoritas estn haciendo
sus deberes tranquilamente y ... - Silencio! Sus explicaciones
salen sobrando, bien sabe que su obligacin aqu es mantener el
orden, por esta vez no voy a reportarla con la madre superiora
porque tengo muchas cosas ms importantes en que ocuparme -
volteando a ver a las muchachas que seguan ah de pie agreg -
Slo he venido a presentarles a una nueva compaera, se llama
Olga Delgadillo. A partir de maana se integrar a su grupo y
necesita ponerse al tanto con sus estudios, as que les voy a pedir
que le ayuden a repasar. -
- Por supuesto - respondi la otra hermana con un nerviosismo
ms que evidente - Bien, la dejo a su cargo. Con permiso -
Propio! - contestaron las muchachas otra vez con perfecta
unanimidad. En cuanto el sonido de los pasos de la neurtica se
fue alejando todas volvieron a sentarse - Qu tal Olga? Yo soy
la hermana Genoveva - Mucho gusto - le respond mientras le
daba la mano. Esta profesa si bien ya no estaba en la primavera de
la vida era mucho ms joven que las otras dos y su carcter ms
accesible. - Chicas, yo debo seguir con lo mo, por favor ayuden a
Olga y les suplico que no hablen en voz alta o tendremos serios
problemas De acuerdo? - Todas asintieron con la cabeza.
Una de las muchachas que tena el tipo de ser la que siempre
acostumbraba hablar por todas se present - Hola, yo me llamo
Imelda y estoy aqu desde que comenc la secundaria -
volteando a ver a las otras aadi - esta es Malena, tambin est
aqu desde el primer grado y ella es Estrella, es un amor de
persona aunque para que logres sacarle ms de una palabra est
en ruso. - Pues mucho gusto en conocerlas, yo soy Olga - Ven,
sintate - sugiri sealando una de las sillas vacas para que me
acomodara - Y cuntanos Por qu te trajeron aqu? - Por qu me
trajeron? - As es, debe haber algn motivo. Seamos honestas,
ninguna adolescente hoy en da viene por voluntad propia a un
internado catlico, mucho menos a uno tan mocho y estricto
como ste. Por ejemplo en nuestro grupo slo hay diez
estudiantes y bueno, ahorita once contndote a ti. -
- Pues tienes toda la razn - contest carraspeando un poco - Mis
paps fueron los que decidieron por m, ya saben, para meterme
en cintura - Todas se voltearon a ver como dicindose "era ms
que obvio" y Malena no se quiso quedar con la duda de cul
haba sido el motivo exacto por el que me haban trado - Pues
qu hiciste? Te expulsaron de tu otra escuela? - No, nada de eso -
Y entonces? - Pues, es que tena un novio y... - Hmm, ya me
imagino... - interrumpi Imelda en tono morboso - Eh, no
exactamente - le dije al mismo tiempo que me sonrojaba.
- Lo que pas fue que me met con el chico rebelde del saln, ya
saben; el tpico que se emborracha, se va de pinta y fuma mota de
vez en cuando y pues como dice el dicho "el que con lobos anda a
aullar se ensea" - Oh ya! Te peg sus maas - exclam Malena -
As es, pero nunca pasaba de que me regaaran y castigaran, pero
el da en que me encontraron un churro en mi cuarto, esa fue la
gota que derram el vaso. -
Al escuchar eso Imelda y Malena abrieron la boca por la
impresin que les caus - Te las tronabas?! - Estrella, que no
haba pronunciado palabra alguna en todo el rato, les reclam -
Shhh! No griten que las van a or las hermanas - Bah, esas perras
infames! Ahorita deben de estar entretenidas con un vibrador
entre las piernas teniendo una "experiencia religiosa" - contest
Imelda al mismo tiempo que pona los pies sobre la mesa
tomando una actitud fresca y despreocupada mientras el resto
tratbamos de contener una carcajada estruendosa que para
fortuna nuestra se nos ator en la garganta.
- Te pasas Ime! - le dijo Malena con una risilla maliciosa - T
sabes que a m esas brujas me tienen sin cuidado - Hazte la
valiente ahora! Pero bien que no te atreveras a decirles eso en su
cara por miedo a que te vayan a acomodar unos buenos latigazos
- Pero si ya me han azotado varias veces y mrame - respondi
mientras doblaba los brazos como un fisicoculturista al presumir
sus msculos.
Al escuchar eso no pude evitar preocuparme y con la voz
temblorosa les pregunt - Las han golpeado con un ltigo?? -
Las dos se voltearon a ver entre ellas y luego a Estrella que slo se
limit a agachar la cabeza y al final slo Imelda me respondi
mirndome fijamente a los ojos - La verdad es que eso no es nada
comparado con otros castigos, los hay peores, mucho peores.
Auschwitz era un parque de diversiones comparado con este
internado. Una vez en segundo ao una de las compaeras no se
termin la comida de su plato y le ordenaron comrselo todo, ella
volvi el estmago y la obligaron a ingerir su vmito ah delante
de todas. -
Con eso bast para que me pusiera an ms temerosa de lo que
ya estaba - Eh, creo que prefiero no saber ms. - Como quieras -
replic mientras se encoga de hombros.- Es que, bueno, se dice
cada cosa de los colegios religiosos que ya no s ni que pensar. Y
vaya que este sitio en s ya es un horror. - Pues prparate! - me
dijo mientras se me acercaba de modo acechante - En este
instituto hay muchas cosas que dan miedo a parte de las
religiosas, por ejemplo: Doa Antonia, la seora que se encarga
de la limpieza y el mantenimiento. -
- En serio? Por qu? A ella la conoc apenas entrando, la verdad
me dio mucha lstima, a su edad y trabajando tan duro y esas
malditas insensibles que la tratan con la punta del zapato. -
- Pues ellas dicen que la seora est mal de la cabeza, a veces
cuando anda por aqu trapeando se nos queda viendo con una
mirada bastante inquietante que te enchina todo el cuero, pero la
verdad yo no sabra decirte qu es lo que realmente le pasa
porque nunca he hablado con ella. -
- Mejor dicho... - la corrigi Malena - Ninguna de nosotras ha
cruzado ms de dos palabras con ella, las viejas no nos lo
permiten y cuando hemos querido hacerlo se ponen ms
energmenas de lo que ya son. -
- Perdn, pero a m no me parece que otra cosa pueda ser ms
escabrosa a parte de las reverendas y las pinturas del infierno. -
Quieres que te lo diga? - cuestion Imelda en tono desafiante -
Anda dime! - repliqu con osada - Qu puede ser peor? - Pues
los... Faaantaaasmaaas! - exclam mientras engrosaba la voz
como los presentadores de las series televisivas de terror y haca
ademanes extraos con las manos.
Enmudec sin saber que argumentar al respecto, nunca me he
considerado una persona crdula pero tampoco soy cerrada con
respecto al mundo de lo sobrenatural. El escuchar a mi
compaera decir que ah en el colegio haba espritus me hizo
reflexionar que tal vez fuera esa la razn por la que tuve la
sensacin de que alguien me observaba cuando recin llegu.
Pens en comentarlo en ese momento pero Estrella, a quien se le
notaba a leguas la intranquilidad, tom la palabra.
- Oigan, en serio. Djense de parloteo que nos van a castigar. -
Imelda slo le sob la cabeza - T tranquila que... - Shhh ah viene
la hermana Genoveva - les susurr Malena mientras todas
tomaban de nuevo sus libros y cuadernos para hacerle creer que
habamos estado estudiando todo ese tiempo.- Muchachas dense
prisa por favor, ya es hora de cerrar la biblioteca y ya saben que si
me retraso tendr problemas con la hermana Guillermina - Pierda
cuidado, ya estbamos terminando - la tranquiliz Estrella
mientras Malena me pona su libreta en las manos - Te la presto
para que sigas repasando en tu cuarto. Maana tenemos la lectura
de la Biblia a primera hora, vamos a empezar con la primera
epstola a los Corintios. -
Salimos de la biblioteca y nos dirigimos en silencio a nuestros
respectivos dormitorios. En cuanto entr lo primero que hice fue
dirigirme al escritorio y sacar de mi maleta uno de mis cuadernos
nuevos para ponerme a hacer lo que supuestamente deb haber
hecho en lugar de andar echando la pltica con las compaeras.
Trat de concentrarme en mi tarea y no distraerme, les haba
jurado a mis paps que mis notas volveran a subir y no quera
faltar a mi promesa. No me di cuenta de cunto tiempo estuve ah
sentada hasta que escuch un golpeteo insistente en mi puerta y
me levant a ver quin llamaba, abr la puerta y me encontr a la
hermana Ramona ah parada mirndome con el ceo fruncido -
Acaso tienes idea de la hora que es? - me puso tan angustiada
que solamente me limit a encogerme de hombros sin saber que
contestarle hasta que me salieron las palabras de la boca - Lo
siento mucho, no tuve tiempo ni de estar pendiente de la hora,
cuando me haba dado cuenta ya haba oscurecido. -
- Son veinte para las diez! Ya pas la hora de apagar las luces
Qu andabas haciendo? Debera darte vergenza! No llevas ni
veinticuatro horas aqu y ya ests desobedeciendo las reglas. -
Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para morderme la
lengua y no gritarle que era una exagerada, apenas haban pasado
diez miserables minutos despus de la media hora y vena hecha
una fiera a reprenderme como si hubiera cometido el peor de los
crmenes.
- De verdad, disclpeme. Estaba leyendo la Biblia, como maana
tenemos que... - Mira jovencita, slo por ser tu primer da en el
colegio no te impondr el castigo que te mereces, pero si te voy a
ordenar que en cuanto cierre la puerta inmediatamente apagues
la luz y te acuestes. - Despus de que prcticamente me azotara la
puerta en las narices, corr a apagar la lmpara del escritorio, me
puse mi pijama y me met en la cama a pesar de que no tena ni
una pizca de sueo.
Me puse a dar tumbos para tratar de encontrar una posicin
adecuada para dormir ya que soy de las personas que no pueden
conciliar el sueo fcilmente en una cama ajena a la suya. Tena
que descansar lo ms que me fuera posible porque con el fro que
haca se me iban a pegar las sbanas y sera todo un martirio tener
que levantarme por la madrugada.
Pero por ms intentos que haca no poda pegar los ojos, a donde
quiera que volteaba slo perciba la oscuridad que envolva toda
la habitacin. Afuera segua lloviendo, la temperatura haba
descendido mucho y me acomod en posicin fetal para
calentarme un poco, cerr los ojos y me puse a pensar; pens en
mis padres, en Ral, en las monjas iracundas, en mis compaeras
y hasta en Tammy.
Me entraron unas inmensas ganas de llorar y me puse a hablar
conmigo misma - Tammy, como quisiera que estuvieras aqu
conmigo justo ahora que me siento tan sola Recuerdas cundo
cantbamos "Un elefante se columpiaba"? - De repente comenc a
tener la sensacin de que mi cuerpo giraba como si estuviera
atrapada en medio de un remolino, senta mucho fro y me puse a
tararear mentalmente: "un elefante se columpiaba sobre la tela de una
araa, como vea que resista... resista, dos elefantes, un elefante, se
columpiaban, la tela de una araa..."
Empec a divagar en la letra de la cancin lo cual significaba que
por fin me estaba arrullando y comenc a soar cosas sin sentido.
Hubiera dormido como un beb de no ser porque de repente
escuch unos sollozos desgarradores. Abr los ojos para
cerciorarme de que aquello slo haba sido parte de mi sueo,
pero no, aquellos llantos se oan clarsimos. Se me puso la carne
de gallina y por mi mente comenzaron a formularse miles de
hiptesis - Pero quin llorar de esa manera? Acaso ser alguna
de las alumnas que estarn castigando? - me invadi un terrible
pnico al imaginarme lo peor.
Algo me deca que deba salir de mi habitacin para averiguar de
dnde provenan esos lamentos, pero decid no hacerlo por miedo
a que me fuera a sorprender alguna de las hermanas, ya haba
recibido bastantes reprimendas y lo menos que quera era
meterme en ms problemas. No me qued otra opcin que
echarme la almohada sobre la cabeza para no seguir escuchando
esos sonidos que me estaban helando la sangre, volv a canturrear
la cancin de los elefantes hasta que logr quedarme
profundamente dormida.
Captulo III
El sonido estrepitoso de la campana me hizo saber que ya era
hora de levantarse, pero la temperatura helada del amanecer
prcticamente me incitaba a permanecer debajo de las clidas
cobijas, tuve que dominar mi voluntad, armarme de valor para
poder salir de la cama y poner mis pies sobre el piso fro. Abr las
cortinas y escudri fugazmente el exterior, por el momento la
lluvia haba cesado a pesar de que el cielo an estaba tapizado de
nubes grises, una gruesa capa de niebla cubra todos los rboles y
solamente alcanzaba a sobresalir la punta de la misteriosa torre.
Por mi parte hubiera permanecido toda la maana engarrotada
frente a la ventana pero no poda darme el lujo de perder el
tiempo, deba dirigirme inmediatamente hacia el cuarto de bao
el cual se ubicaba justo delante de mi puerta. Al entrar me
encontr con Imelda, Malena y Estrella que tambin iban a darse
un bao, despus que nos dimos los buenos das nos metimos
inmediatamente a duchar ya que afuera haba otras compaeras
esperando turno y debamos ser consideradas.
Abr la llave del agua caliente y sta apenas se encontraba tibia lo
cual provoc que todos los dientes me castaetearan, mientras me
iba enjabonando todo el cuerpo pensaba en aquellos
espeluznantes llantos que no lograba expulsar de mi mente.
Imelda se lavaba en la regadera de al lado y como el muro
divisorio dejaba asomar nuestras cabezas me pregunt
preocupada - Te sucede algo? No tienes buen aspecto - Eh no, no
me pasa nada. Es slo que no pude dormir bien anoche - Ay
amiga! Pues si no ests acostumbrada a acostarte temprano en
este colegio vas a tener que hacerlo aunque no quieras porque con
la jornada habitual que tenemos despus del desayuno est para
enfermar a cualquiera. - S, creo que ser mejor que vaya
cambiando mis hbitos - no me pareci prudente platicarle ah de
la verdadera razn por la que me encontraba inquieta.
En ese instante entr la hermana Ramona ms furiosa que un toro
de lidia - Qu se piensan estar ah todo el da? Aprense!
Vstanse y bajen enseguida! - Ya vamos! - replic Imelda
tratando de no sonar agresiva y en cuanto la monja sali le avent
el jabn tras cerrar la puerta - Bruja del demonio! - Sguele Ime!
Que te dan a dar como mnimo veinte varazos y nada ms por
puro gusto - le advirti Malena que ya haba terminado de
asearse y se pona el uniforme a toda prisa - Mira nada ms
porque es el ltimo ao que estar en este colegio de mierda trato
de aguantarme, que si no ya le hubiera partido su ... - Ya,
contrlate! Inhala, exhala, cuenta hasta diez... - y luego se dirigi
a m - Olga, es en serio. Ten mucho cuidado de no hacer enfadar a
las viejas, sobre todo a la hermana Fidelina que ya la conocers
ahorita en la lectura de la Palabra; esa no es como la hermana
Ramona que nada ms ladra pero no muerde, ella s es de armas
tomar. -
La verdad es que en ese instante las religiosas eran las que menos
me importaban, lo que quera era hablar respecto al tenebroso
acontecimiento, alguna de las chicas tena que haberse dado
cuenta tambin. Mientras nos dirigamos por el pasillo les susurr
lo ms quedito que pude - Oigan, hay algo muy importante que
quiero platicarles - las tres se volvieron hacia m y me observaron
ansiosas y Malena slo me hizo una sea para que me callara -
Chst! tenemos prohibido murmurar en el corredor lo sabes
verdad? Despus de la comida tenemos nuestra hora libre y nos
podrs contar todo lo que quieras. -
Nos dimos prisa para poder llegar al comedor a tiempo a
desayunar. Al igual que el resto del internado este sitio tambin
era lgubre, el ambiente era ms glido que los dos polos
terrestres juntos y para variar en sus paredes tambin haba
pinturas perturbadoras, en una de ellas estaba representada con
pelos y seales la historia del profeta Eliseo y los nios devorados
por los osos, algo bastante vomitivo para un espacio dispuesto
para consumir alimentos, pero en fin, supongo que las hermanas
lo habrn decidido a propsito para que ninguna de las alumnas
se atreva a burlarse de ellas.
Como era de esperarse, las religiosas estaban sentadas en la mejor
mesa y mientras a ellas les servan caf caliente, pan recin
horneado con mantequilla, mermelada, huevos estrellados con
tocino y fruta; a nosotras las estudiantes tan slo nos dieron un
plato de cereal, una rebanada de pan tostado y un vaso pequeo
con jugo de naranja; lo cual me pareci de lo ms injusto ya que
con la colegiatura que estaban pagando nuestros padres era para
que mnimo recibiramos un desayuno igual de sustancioso.
La hermana Guillermina nos orden que nos pusiramos de pie
para bendecir los alimentos y todo el mundo guard silencio
absoluto mientras ella diriga la oracin. Cuando termin todas
nos dispusimos a comer, como la racin de cereal que me haban
proporcionado era tan raqutica me qued con hambre, me
hubiera gustado pedir que me sirvieran otra porcin pero no lo
hice por miedo a que me fueran a tratar como a Oliver Twist.
Al terminar de desayunar me dirig con el resto de las chicas a
nuestro respectivo saln de clases, las cuales debo decir que me
parecieron de lo ms tediosas y montonas, sobre todo por el
hecho de que no se nos permita hablar ni siquiera en voz baja. En
mi escuela anterior los profesores nos llamaban la atencin si
gritbamos o hacamos algo que realmente fuera digno de ser
sealado pero en este colegio prcticamente te reprendan hasta
por respirar.
Durante la clase de lgebra se me quebr la punta de mi lpiz y le
ped a una de mis compaeras de al lado que me prestara su
sacapuntas, cosa que hice prcticamente moviendo solamente los
labios procurando ser lo ms silenciosa posible y la hermana que
tena el odo de un tsico ni tarda ni perezosa volte a regaarme -
Seorita Delgadillo, guarde silencio! No hable mientras estoy
dando la clase! - yo trat de controlarla y hacerle ver que no era
para tanto - Slo quera que me prestara algo nada ms - haber
explicado eso no la calm en nada sino todo lo contrario - Tal vez
todava no lo comprenda por ser nueva, pero aqu est
absolutamente prohibido andar murmurando. -
Decid que lo mejor era no objetar nada aunque no por falta de
ganas, la verdad es que nunca en mi vida haba estado en una
escuela donde el silencio fuera una tremenda obsesin como lo
era all, tanto que me era imposible creer que tendramos un
tiempo disponible para poder hablar como me haba dicho
Malena, pero efectivamente as fue.
En cuanto terminamos la comida salimos las cuatro a caminar por
los jardines aprovechando que las aguas se haban tomado un
pequeo descanso, anduvimos hasta alejarnos bastante del
colegio, un poco ms y podramos adentrarnos en medio de la
espesa arboleda que se perciba desde mi ventana. - Bueno Olga,
te presentamos nuestro escondite secreto - me dijo Imelda
mientras me haca seas para que me acercara a un viejo pozo
que estaba cubierto con una enorme piedra.
- Aqu venimos cuando queremos apartarnos del resto; ahora s,
cuntanos lo que nos queras decir mientras estbamos en las
regaderas - me orden Imelda - Est bien - le contest hecha un
manojo de nervios - Oye, reljate! - me aconsej Malena - En
serio, aqu nadie nos escucha. - de todos modos ech un vistazo
por los alrededores para cerciorarme de que efectivamente no
hubiera moros en la costa - Es que... pero si alguna de las monjas
viene a buscarnos? -
Imelda me tom por los hombros y me sacudi con fuerza - Yo
te echo aguas si una de las brujas viene, pero ya suelta la sopa y
no nos tengas con ansias. Tom aire al igual que un nadador
antes de zambullirse en la piscina - Vern, anoche escuch algo
horrible - las tres se voltearon a ver entre ellas pasmadas, nadie
dijo nada hasta que Malena se atrevi a preguntar - Y qu fue
exactamente lo que oste? - A alguien que gema - A Imelda se le
ilumin el rostro y sonri de manera perniciosa - Tal vez era
alguna de las viejas que se masturbaba - dijo mientras ella y
Malena se echaban a rer y Estrella slo les lanz una mirada
reprobatoria.
Trat de mostrar la mayor seriedad posible para que ellas dejaran
de tomarlo a la ligera - Fuera de broma, ayer claramente escuch a
alguien que lloraba desconsoladamente Ninguna de ustedes
escuch nada? - por un momento se quedaron pensativas e
Imelda fue la primera en responder - La verdad es que yo tengo el
sueo pesado, una vez que me meto a acostar caigo rendida y no
me doy cuenta de nada hasta que la mugrosa campana me
despierta - Malena tambin me dio su versin - Yo igual, basta
con tumbarme sobre la cama y enseguida comienzo a roncar
como lirn. Por lo tanto no me percato de nada de lo que acontece
a mi alrededor. -
Me qued ah en silencio esperando a que Estrella dijera algo pero
por lo visto hacer que esa muchacha pronunciara palabra alguna
era prcticamente imposible, ella slo permaneci con la cabeza
gacha, me dio la impresin de que fue para evitar mirarme a los
ojos. Su actitud me pareca bastante sospechosa, tal vez ella saba
de lo que estaba hablando pero prefera no decir nada, trat de
ignorarla y me dirig hacia las otras - En serio, cranme. Aquello
que o no me deja de dar vueltas por la cabeza, era tan escabroso
que por un momento pens que no era algo de este mundo sino
de ultratumba. -
Imelda me observ con los ojos abiertos como platos y mene
negativamente la cabeza - Sabes? Creo que te tomaste muy en
serio lo que te dije ayer, eso de que aqu haba fantasmas. Slo era
una novatada, te lo dije nada ms para asustarte un poco. Nada
de lo que te platiqu es cierto, ni siquiera eso de que te latiguean y
obligan a comer tu vmito, todo fue un chiste para divertirnos un
poco. - Me di la vuelta para reflexionar, tal vez Imelda tena razn
y todo aquello haba sido tan slo un producto de mi mente
perturbada pero an as yo segua albergando mis dudas. - Tal
vez slo fue una pesadilla - coment Malena tratando de
minimizar el asunto. - S, tal vez... - repliqu solamente para
hacerles creer que eso ya no tena importancia - De todos modos
tena que hablarlo con ustedes, no hubiera podido guardarme
esto para m sola.-
- Es totalmente comprensible que te hayas asustado, de por s el
aspecto de este internado es bastante ttrico y adems ten en
cuenta que es una construccin de hace ms de tres siglos y en
lugares tan antiguos como este suele haber sonidos guardados de
hace varios aos y en el silencio de la noche pueden llegar a
percibirse, todos esos elementos deben de haber confundido a tu
subconsciente. - nicamente me limit a asentir con la cabeza y
resolv dejar todo aquello por la paz.
- Cllense que viene alguien! - nos advirti Estrella algo exaltada
mientras nosotras nos quedamos quietas y en silencio ya que
alcanzamos a percibir unos pasos apresurados que venan en
direccin a nosotras. Al principio pensamos que se trataba de
alguna de las hermanas y nos asustamos hasta que Malena nos
tranquiliz - Slo es Don Gilberto - y volvindose a m me explic
- Es el marido de Doa Antonia -se trataba nada ms y nada
menos que del anciano que haba aguardado en el portn a mi
llegada al colegio, ya sin el impermeable pude notar que a pesar
de ser un hombre de edad considerable an tena fuerzas para
realizar trabajos pesados, aunque al igual que en la mirada de su
esposa, se reflejaba todo el cansancio acumulado a lo largo de los
aos.
l se fue acercando lentamente y cuando estuvo a pocos pasos de
distancia nos pregunt bastante alterado - Jovencitas Qu andan
haciendo por aqu en lo apartado? - Nada, en especial - atin a
responder Imelda - Tan slo platicbamos - Pues ser mejor que
vuelvan si no quieren meterse en problemas, adems pronto se
desatar otro aguacero. - nos replic mientras sealaba el cielo
tormentoso - S, tiene toda la razn, ser mejor que nos vayamos -
contest Estrella al mismo tiempo que nos haca seas para que
caminramos y abandonramos ese sitio.
Comenzamos a andar de regreso a paso lento pues no tenamos
ninguna prisa ya que an no terminaba nuestro tiempo de
descanso cuando me volvi a invadir aquella sensacin atroz de
que alguien me observaba a mis espaldas, me detuve en seco y
volv mi cabeza por todos ngulos pero no pude ver a nadie a
parte de nosotras cuatro. El resto de las chicas se percat de que
algo no andaba bien conmigo pero prefer negarlo pues no quera
que me tomaran por una paranoica demente.
La lluvia se desat otra vez tal como el seor Gilberto lo haba
predicho. En cuanto terminaron las ltimas clases decid ir a la
biblioteca a buscar informacin que pudiera explicar de manera
lgica aquello que haba pasado. Decid empezar buscando
algunos libros para obtener un poco de informacin acerca de los
fenmenos acsticos pero encontr muy pocos; la mayora de los
libros que tenan all guardados eran referentes a temas religiosos.
En los pocos libros de fsica que pude hojear no haba nada que
me fuera de utilidad, solamente se hablaba vagamente sobre el
efecto Doppler, la absorcin, difraccin, radiacin y el eco. En ese
momento hubiera deseado tener mi laptop para hacer bsquedas
ms profundas en la web pero no me la traje porque de todos
modos la madre superiora me la hubiera confiscado.
Volv a poner los libros que haba tomado en su sitio y me dirig
hacia la hermana Genoveva - Disculpe hermana por casualidad
tienen alguna computadora con acceso a Internet aqu? - ella slo
me mir sorprendida - Computadoras aqu dices? Para nada! En
este colegio la tecnologa no es muy bien recibida como ya te
habrs dado cuenta - me respondi amablemente - S, es verdad -
Era algo urgente para una tarea? Si quieres puedo ayudarte a
buscar la informacin que necesitas - No se apure, era tan slo
una consulta sin importancia - decid que era mejor no platicar
con ella de eso y opt por retirarme porque de tanto tiempo que
estuve ah ocupada ya estaba apunto de oscurecer y deba volver
enseguida a mi dormitorio.
Apenas tuve tiempo de concluir con las tareas pendientes, en
cuanto puse mis cosas en orden inmediatamente apagu la luz
pues en tan slo cinco minutos daran las nueve y media y no
quera retrasarme. Todava no tena ganas de irme a acostar pero
deba hacerlo para acostumbrarme poco a poco a los horarios
inflexibles del colegio y el despertar dejara de ser una tortura.
Mientras me sacaba el uniforme y me pona la pijama me percat
nuevamente de aquellos horripilantes lamentos, slo que esta vez
el sonido era ms difuso como una especie de vaivn.
No poda creer que aquel episodio terrorfico se estuviera
repitiendo de nuevo como un deja v, sent un hormigueo por
todo el cuerpo y al intentar desplazarme sent como si estuviera
caminando sobre un montn de vidrios rotos, con esfuerzos
llegu a la cama y me sent en la orilla mientras me abrazaba para
desentumirme. Mi piel se eriz y comenc a tiritar por el fro que
senta, deshice la cama y acto seguido me sepult debajo las
mantas.
El llanto se hizo cada vez ms persistente pero lo que me
horroriz an ms fue que entre los sollozos pude percibir un
pavoroso y agudo grito que se difumin entre la oscuridad,
despus todo qued en un silencio total y no se escuch nada
aparte de mi respiracin agitada. Empec a hablar conmigo
misma en voz baja para tranquilizarme - Clmate Olga, no pasa
nada, no pasa nada, todo est en tu mente, todo est en tu mente,
no te asustes, no te asustes... - decid que lo mejor era acostarme
de una vez y hacer como si nada hubiera acontecido.
Habra pasado apenas una media hora de todo lo anteriormente
mencionado cuando logr entrar en estado de somnolencia y los
prpados se me cerraban de lo pesados que estaban y en ese
preciso instante repar en que haba una presencia espectral ah
en mi habitacin, aunque no pude verla percib que estaba justo
ah al lado de mi cama, quise gritar pero no pude hacerlo, estaba
completamente inmovilizada y entr en pnico.
Lo nico que logr hacer fue rogar para que lo que fuera que
estuviese ah acechndome no me hiciera dao alguno y se
largara de inmediato y al cabo de un minuto advert que por fin
se haba marchado, mi cuerpo haba recuperado la movilidad y
me tranquilic aunque me daba la impresin que el corazn me
iba a saltar del pecho de lo fuerte que lata.
Qu rayos era todo eso? Qu estaba ocurriendo? Acaso slo
estaba alucinando? Era parte de la realidad o solamente una
pesadilla de mal gusto? No quise alterarme ms de lo que ya
estaba y mejor opt por hacer otra vez lo nico que poda sosegar
temporalmente mis temores y angustias: dormir profundamente.
Captulo IV
Me encontraba caminando sin rumbo fijo por el patio del colegio
tratando de ubicar la procedencia de esa voz afligida que me
llamaba - Olga, Olga! - pero lo nico que atin fue caminar en
crculos mientras todo daba vueltas a mi alrededor, termin
cayendo al suelo por la desesperacin mientras esa misteriosa
joven continuaba gritndome en ese tono que se me haca
bastante conocido pero an as no lograba descifrar de quin se
trataba - Tammy? Eres t? - grit tan fuerte hasta que mi
garganta se lastim y la nica respuesta que obtuve fue una
orden - Levntate Olga, vamos levntate! - no fue sino hasta
escuchar un golpeteo persistente en la puerta que comprend que
slo haba estado soando y que siempre haba permanecido
dentro de mi recmara recostada sobre la cama.
Con la modorra que apenas se estaba esfumando logr consultar
la hora en mi reloj de pulsera - Maldicin! Son las 6:21! Cmo
pude quedarme dormida? - abr el armario para sacar mi
uniforme y una toalla para dirigirme inmediatamente a baar
mientras afuera seguan golpeando insistentemente a mi puerta -
Olga! Ya ests despierta? - S, ya voy! - Al abrir me encontr con
Imelda que an no se meta a la ducha - Por Dios, mujer! Hace
horas que estoy tocando para que te levantes Qu no oste la
campana? -
- La verdad no, estaba soando y no me di cuenta de nada, lo
siento mucho - Pues ser mejor que te apresures si no quieres que
la hermana Ramona te castigue - me dijo al mismo tiempo que me
jalaba para conducirme a las duchas porque an me hallaba
amodorrada y no poda caminar aprisa. Una vez que nos metimos
a las regaderas Imelda me observ detenidamente - Bueno qu
pasa contigo? - Conmigo? - S, a ti te pasa algo, se te nota en los
ojos, te ves muy agotada - Es que... te va a parecer una locura
pero, anoche lo volv a escuchar... -
Ella slo permaneci callada mientras me observaba fijamente -
Es en serio??
- S, slo que fue an ms espantoso que la otra noche, esta vez
pude escuchar sus gritos de dolor y...
- Todo eso que me cuentas me parece increble
- S, s que lo es, pero Te juro que es real!
- Y si es tan real como dices por qu nadie ms que t lo percibe?
- Qu quieres decir con eso?
- Que la verdad Olga, creo que todo eso es pura fantasa tuya.
- Imelda, creme que me gustara que as fuera, slo una fantasa,
una invencin ma, pero no lo es Te aseguro que no!
- Mira, si lo que quieres es una disculpa por aquella broma que te
jugamos te la doy de buena voluntad, pero por favor deja de
inventar historias quieres?
- No tienes que disculparte, yo no estoy molesta con ustedes, pero
por favor tienen que creerme. Aqu hay alguien que est
sufriendo y llora por las noches, lo he odo claramente.
Imelda cerr bruscamente las llaves, se sec su cara y su cabello y
me mir a los ojos - Dime Por qu ests aqu? - Por qu? - S, me
refiero a la razn por la que tus paps te sacaron de tu otra
escuela y te encerraron aqu, es porque te las truenas no? Por s
no lo sabes, las drogas afectan seriamente a las neuronas. - Slo
una vez fum marihuana No era drogadicta! -
Ella no me contest nada, se visti lo ms rpido que pudo y
abandon el cuarto de bao. A continuacin yo hice lo mismo y
baj al comedor apenas a tiempo para la oracin de gracias por la
comida, las hermanas slo se limitaron a lanzarme una mirada
para hacerme saber que mi accin les resultaba ms que
reprobable.
En cuanto todas acabaron con su desayuno nos dirigimos al saln
donde ya estaba esperando la hermana Fidelina para dar la
lectura diaria. Ayer habamos terminado con la primera a los
Corintios y hoy tenamos que continuar con la segunda epstola,
Malena empez a leer los primeros captulos y la monja le hizo
unas preguntas al respecto. Prcticamente no estaba prestando
atencin a lo que decan y la hermana se dio cuenta que no estaba
concentrada y me llam la atencin.
- Seorita Delgadillo, ya que ha estado muy atenta Sera tan
amable de proseguir con la lectura? - por un instante me qued
absorta pero para mi buena suerte Malena me seal
disimuladamente el captulo donde se haba quedado, as que
velozmente me levant con la Biblia en mano - Segunda epstola a
los Corintios, captulo 4 versculo 13, 14: Pero teniendo el mismo
espritu de fe, conforme a lo que est escrito: Cre, por lo cual habl,
nosotros tambin creemos, por lo cual tambin hablamos; sabiendo que el
que resucit al Seor Jess, a nosotros tambin nos resucitar con Jess,
y nos presentar juntamente con vosotros. -
La hermana me orden con la mano que me detuviera y me mir
ufanamente como para dejarme en claro que a ella nadie la poda
engaar - Bien, ahora Tendra la gentileza de explicar el contexto
de los pasajes que acaba de leer? - tragu en seco por los nervios y
disimuladamente di una repasada a los versculos - Pues bien...
Aqu se habla de resurreccin.
- Aj Y qu entiende usted por resurreccin?
- Pues segn la Biblia, es la creencia de que al final de los tiempos
nuestros cuerpos mortales resucitarn y entonces...
- Momento! - me interrumpi bastante indignada - Qu quiere
decir con eso de "segn la Biblia"? Acaso est poniendo en tela
de juicio lo que dice la Palabra del Seor? -
- Bueno, la verdad es que no estoy segura...
- De qu no est segura? -
- ...De que es lo que ocurre exactamente con nuestros espritus
despus que morimos, si vamos al cielo, al infierno o se quedan
aqu en la Tierra. -
Esa respuesta bast para que ella se pusiera an ms encolerizada
pero no haba hecho nada ms que decirle la verdad de lo que
pensaba al respecto, despus de las experiencias que haba tenido
all en el internado estaba casi convencida de que existan las
almas en pena. Todas se quedaron en silencio mientras vean
como la hermana Fidelina me tomaba del brazo y me arrastraba
furiosamente fuera del saln.
- Lo que acaba de decirme es realmente inconcebible en este
colegio! - vocifer mientras me conduca hacia el despacho de la
madre superiora - Pero qu hice?? - le reclam a pesar de que
estaba bastante atemorizada - Ya ver ahorita que la acuse con la
hermana Guillermina! - En cuanto llegamos a la oficina empuj
la puerta como un tornado ocasionando que la reverenda se
levantara speramente de su asiento - Pero qu significa esto!
Qu no sabe que se debe de llamar a la puerta antes de entrar? -
Dispense usted, hermana; no era mi intencin, todo fue por culpa
de esta alumna blasfema y descarada. Aqu se la traigo para que
la castigue. -
Dicho esto me empuj con violencia hacia el frente y de no ser
porque logr amortiguar el golpe con las manos me hubiera
lastimado con el filo del escritorio. La hermana Guillemina me
contempl con los ojos llenos de rabia - Qu es lo que haz
hecho? Habla! - el trueno de su voz me hizo estremecer y slo
consegu balbucear palabras sin orden ni sentido lo que provoc
que se irritara an ms - Haga el favor de explicrmelo usted! - le
orden a gritos a la hermana Fidelina.
- Esta jovencita os poner en entredicho la veracidad de la Biblia
en mi clase delante del resto de las estudiantes. - Al escuchar su
explicacin le brillaron los ojos de clera y se dirigi hacia m de
modo amenazante - Infringir el reglamento del colegio es malo,
pero dudar de las Sagradas Escrituras... Eso es una hereja! - grit
mientras le daba un manotazo al escritorio. - Ests castigada! Te
quedars encerrada en tu dormitorio el resto de la semana para
que medites todos aquellos malos pensamientos que cruzan por
tu cabeza y recapacites porque este castigo que acabo de
imponerte no es nada comparado con las eternas llamas del
infierno. -
Estaba tan llena de furia que dej mi nerviosismo a un lado,
apret los puos y alc la voz - No es justo! - las dos religiosas se
quedaron boquiabiertas - Qu has dicho?? - lo volv a repetir
por si en verdad no les haba quedado claro - No es justo que me
castiguen por tener dudas acerca de lo que diga la Biblia o
cualquier otro libro. La Iglesia nos dice que Dios nos dio libre
albedro para pensar y actuar por nuestra propia cuenta pero
cuando queremos hacer uso de esa libertad nos amenazan con el
fuego eterno. -
- Esta vez fuiste demasiado lejos! Ahora no slo te quedars
encerrada sino que el prximo domingo no podrs recibir la visita
de tus padres - Cmo? - Es ms, ahora mismo les voy a avisar
por telfono para que no pierdan su tiempo viajando hasta ac -
tom un viejo telfono de disco y comenz a marcar el nmero de
mi casa - Seor Delgadillo? Habla la madre superiora para
informarle que su hija ha cometido una falta muy grave y hemos
tenido que castigarla, por lo tanto usted y su esposa no podrn
venir a verla este fin de semana. -
Alcanc a escuchar a pap que le rogaba - En verdad, lamento que
mi hija les haya dado molestias; pero por favor podra
pasrmela? Me gustara decirle algo, ya que no podr hablar con
ella en persona - al or eso la reverenda hizo una mueca de
disgusto pero accedi - De acuerdo - y me avent de mala gana la
bocina del telfono, la tom y en cuanto escuch la voz de mi
pap me entraron unas horribles ganas de llorar - Hija eres t? -
S, aqu estoy - Realmente estoy decepcionado, nos hiciste una
promesa recuerdas? - Lo s, pero es que... - Olga, espero que esto
te sirva de leccin y trates de reflexionar sobre tu conducta. Ya
hablaremos mejor el mes que viene, hasta pronto. -
En cuanto pap colg la hermana Guillermina me arrebat el
telfono y le orden a la hermana Fidelina - Llvela a su
habitacin! - e ipsofactamente me sac de all y nos encaminamos
rumbo a los dormitorios. Antes de cerrar mi puerta me lanz un
rosario - Tendrs mucho tiempo de sobra para rezar - y con la
misma lo tir al suelo ya que no pensaba realizar plegarias vanas.
Cuando lleg la hora libre subi la hermana Genoveva a traerme
la comida y aprovech para realizarle un par de preguntas
- Antes de que se retire Podra hablar un momento conmigo?
- Por supuesto
- Usted cree en espritus?
Ella slo mene la cabeza al escuchar mi cuestin - Espritus
dices? Pues... claro; Dios, los ngeles, arcngeles, querubines y
serafines son seres espirituales.
- No, no es eso a lo que me refera sino ms bien a espritus de
personas que pudieran estar entre nosotros piensa que pueden
existir?
- Bueno, la Biblia en Eclesiasts captulo nueve versos 5 y 6 dice:
"Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada
saben, ni tienen ms paga; porque su memoria es puesta en olvido.
Tambin su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca ms
tendrn parte en todo lo que se hace debajo del sol.
- Por favor, no me interesa lo que dice la Biblia, me interesa saber
lo que piensa usted.
La hermana nicamente enmudeci y se march amable pero
cortante a la vez - Bien, tengo que volver a la biblioteca. Subir
despus a traerte la cena. -
En cuanto ella sali de mi habitacin me tir en la cama a analizar
detenidamente toda la situacin. No tena nada definido con
respecto a mis creencias de la vida despus de la muerte, nunca
estuve segura de que hubiera un cielo para las almas buenas y un
infierno para las malvadas. Me caba muy bien la posibilidad de
que hubiera espritus en la Tierra vagando entre nosotros y estaba
casi convencida de que en el colegio habitaba un fantasma.
Aunque por otro lado, si la Biblia estaba en lo correcto, entonces
los lamentos que escuchaba por las noches no podan
corresponder a un espectro sino a alguien de carne y hueso. Pero
Quien poda ser aquella persona que lloraba Acaso una interna,
una monja, la seora Antonia, el viento, la lluvia, un sonido
almacenado? Fuera quien fuere o fuera lo que fuese esperaba no
tener que volver a escucharlo.
Para ocupar mi mente en otras cosas decid sentarme en el
escritorio y hacer los deberes que me haban encargado hasta que
empez a oscurecer. Mir mi reloj y eran las 8:20, me asom por la
ventana, afuera comenzaba a relampaguear, seal de que se
avecinaba una fuerte tormenta elctrica. Inmediatamente cerr las
cortinas y corr a esconderme bajo las colchas de mi cama, pues
an no haba superado mi temor infantil a las tempestades. El
temporal arreci, los constantes rayos rasgaban la oscuridad de la
noche, el viento ruga y los potentes truenos hacan retumbar las
paredes y los cristales. Habra permanecido todo el tiempo ah en
mi refugio de no ser porque la fuerza del aire provoc que mi
ventana se abriera de par en par, tal era su furia que inclusive
consigui levantar el pesado cortinaje.
Todos los papeles que tena en mi escritorio comenzaron a
revolotear por todo el cuarto y el agua de la lluvia lo salpicaba
todo. No tuve otro remedio que dejar a un lado mis miedos y
levantarme a cerrar las ventanas, camin con cautela como un
felino que anda al acecho de una presa, puse ambas palmas de
mis manos en los cristales y los jal tratando de no volver la
mirada hacia el exterior para no presenciar aquellos imponentes
relmpagos aunque no pude evitarlo, pero lo que vi a
continuacin no se comparaba con el terror que me producan las
fuertes tormentas. Fij por un breve instante mi vista hacia la
cspide de la torre, ms eso bast para que aquella visin se me
quedara grabada para siempre en la memoria como la ms ntida
de las fotografas.
Un rayo seguido de un trueno ensordecedor ilumin por un
instante la pequea ventana de la torre y ah pude ver a una
mujer de aspecto fantasmal con las manos apoyadas en los
vidrios. En su cara demacrada haba una expresin de pnico que
nunca sabr describir con exactitud, su piel era totalmente plida
y sus ojos parecan estar completamente sumidos en sus cuencas
y su mirada Oh Dios! Nunca podr olvidarla porque nunca nada
en mi vida me haba ocasionado un horror semejante. Me qued
petrificada y lanc un alarido que debi de haberse escuchado
hasta el ms recndito recoveco del internado.
Mi puerta se abri de golpe y entr Estrella velozmente con una
veladora en la mano - Tranquila Olga! - me dijo al mismo tiempo
que posaba la vela en el escritorio - la tormenta hizo que se fuera
la luz en todo el colegio - ni siquiera me haba dado cuenta del
percance por el shock que acaba de pasar, el cual Estrella desde
luego not - Qu ocurre? Ests palidsima! - a pesar de mi
respiracin agitada le grit mientras la tomaba de los hombros -
Lo vi!! - ella slo me observ sorprendida y me cuestion con
miedo - Pero qu fue lo que viste?? - Al fantasma!! Las otras
noches tan slo lo haba escuchado, pero ahora lo vi y s que es
real Lo entiendes, verdad? Existe! El fantasma existe! -
Estrella me observada asustadsima con los ojos desorbitados
mientras meneaba la cabeza negativamente - Claro! T tambin
piensas que estoy loca, al igual que las otras, pero yo s que no es
as No es as! No soy ninguna loca! - Estrella se zaf de mis
manos y huy de mi dormitorio dejndome sola y aterrorizada.
Volv a esconderme bajo las sbanas dejando que mis lgrimas
fluyeran mientras me repeta a mi misma - Lo vi, es real, es un
fantasma, est en la torre, es real, es real... -
Al abrir los ojos me di cuenta que ya haba amanecido, me haba
dormido con el uniforme puesto y entonces consult la hora:
cuarto para las ocho. Como estaba castigada nadie haba venido a
despertarme, me levant para dirigirme al bao, el nico sitio a
donde tena permitido salir, y me encontr con una nota doblada
en el suelo que alguien debi de haber deslizado por mi puerta.
La tom, la desdobl preguntndome de quin sera y la le:
"Olga:
Hay algo sumamente importante que debo contarte, por favor, ven a mi
habitacin a las 10 de la noche, tiene que ser a esa hora exactamente. No
llames a la puerta, pues alguien podra escucharte, solamente abre y
entra, te estar esperando.
Estrella"
Captulo V
El recado de Estrella me haba dejado con una enorme intriga y
tendra que quedarme con ella hasta que llegara la hora acordada.
El tiempo de espera se me hizo eterno y para matarlo me puse a
llenar mis cuadernos de garabatos y escritos superfluos, as evit
caer en la desesperacin. Al dar las 9:30 apagu inmediatamente
las luces de mi cuarto, slo que esta vez en lugar de ponerme la
pijama e irme a acostar acomod las almohadas debajo de las
colchas de tal manera que si una de las religiosas entraba se ira
con la finta de que estaba ah dormida.
Escuch pisadas en el corredor que venan en direccin a mi
habitacin y rpidamente me ocult debajo de la cama mientras la
puerta se abra lentamente, era la hermana Ramona a quien
seguramente haba mandado la hermana Guillermina a
cerciorarse de que estuviera ya dormida, con la misma cerr la
puerta y escuch sus pasos alejarse poco a poco, suspir de alivio
al ver que mi treta haba dado resultado y me qued ah
esperando un poco ms pues todava faltaban varios minutos.
En cuanto mi reloj marc las diez me acerqu sigilosamente a la
puerta y gir lentamente el pomo, la empuj lo ms lento que
pude para que no emitiera chirrido alguno que pudiera
delatarme. Una vez fuera de mi habitacin volte hacia todas
direcciones para corroborar que no hubiera nadie. El cuarto de
Estrella estaba al lado del bao y slo tena que atravesar el
pasillo para llegar, con tres pasos largos y silenciosos logr llegar
a la puerta, gir la manigueta y entr sin tocar; tal como Estrella
me lo haba indicado.
El dormitorio estaba completamente a oscuras y opt por
permanecer quieta pues tema tropezar con algo y hacer
escndalo. Not una sombra se mova - Olga eres t? - susurr
Estrella tratando de localizarme entre la negrura - S, soy yo - en
cuanto me ubic me tom de la mano y me condujo al frente del
armario - pensaba que a lo mejor no vendras - le tu nota y me
qued muy intrigada Qu es eso tan importante que tienes que
decirme? - Shh, aqu las paredes tienen odos, ven - me dijo
bastante preocupada mientras abra las puertas del ropero
cautelosamente y me haca seas para que me metiera ah dentro.
Su armario era lo bastante espacioso como para que pudiramos
entrar las dos, aunque muy cmodas no estbamos
- Antes que nada quiero pedirte una disculpa...
- Pero por qu?
- Porque me port como una cobarde dejndote sola y asustada,
estuve mal, por favor perdname.
- Claro que te perdono, pero no era necesario que te disculparas,
creo que ms bien soy yo la que debe hacerlo por haberte gritado
ayer, pero es que de verdad estaba aterrada. No tienes idea de
cunto me ha afectado todo esto, nadie cree una palabra de lo que
digo y a veces siento que en verdad voy a enloquecer.
- De eso precisamente quera hablar contigo, no es justo que ests
sufriendo. Mira, lo que voy a platicarte es algo demasiado
personal, nunca antes se lo haba confiado a nadie porque es muy
difcil para m...
Estrella comenz a llorar y la rode con el brazo para
tranquilizarla
- Clmate, si no quieres hablar no es necesario que lo hagas,
comprendo perfectamente que...
- No, tengo que decrtelo aqu y ahora.
- Est bien, si insistes.
- Hace aproximadamente diez aos mi hermana Sandra estudiaba
en este colegio, en ese entonces yo tena cinco aos y me parta
mucho el corazn verla llorar y sufrir, as tal cual como t ahora.
- Oh no! Por qu?
- Ella odiaba este internado como no tienes idea, cada vez que
mis paps le hablaban por telfono y venan a visitarla les peda
llorando y suplicando de rodillas que la sacaran de aqu, gritaba
que este lugar era horrible y le asustaba.
- Y tus paps que hicieron?
- Nada, total y absolutamente nada. Ellos la regaaban y le decan
que no dijera estupideces, que deba de sentirse afortunada al
tener la oportunidad de estudiar en un colegio tan prestigioso y
Sandra les gritaba que todo eso le importaba una mierda, que no
quera seguir estudiando aqu, lo nico que deseaba era que la
cambiaran a otra escuela.
- Oh pobrecita! La comprendo Cunto debi haber sufrido!
- Si mis padres hubieran hecho un mnimo esfuerzo por
entenderla... - exclam volviendo a estallar en llanto - No habra
sucedido lo que sucedi...
Me qued pasmada al or a Estrella llorar otra vez y volv a
abrazarla.
- Aquello ocurri un da antes de que terminaran las vacaciones
de Navidad, obviamente Sandra haba venido para pasar las
fiestas con nosotros en la casa y volvi a rogar que no la enviaran
de vuelta, esta vez lo hizo con una desesperacin terrible, te
conmova el corazn verla as. Pero en cambio mi mam la
abofete y le grit que no se comportara como una nia malcriada
y que mejor fuera preparando su maleta porque al siguiente da
iba a regresar sin pero que valiera...
Hizo una pausa para secarse las lgrimas y poder proseguir su
relato
- Sandra subi las escaleras llorando y se encerr en el bao y
pas bastante tiempo, no recuerdo exactamente pero fueron
varias horas, y al ver que mi hermana no sala mi mam me
mand a que averiguara qu le pasaba. Entonces yo sub y al
acercarme a la puerta del bao la llam varias veces y no
respondi, luego mir hacia abajo y vi que escurra agua por
debajo de la rendija de la puerta. Gir la manigueta y entr, todo
el piso estaba completamente inundado y not que toda esa agua
provena de la baera, entonces descorr la cortina de plstico y
ah estaba... muerta!!!!!
Tuve que morderme la mano para evitar que se me escapara un
grito de espanto al escuchar semejante cosa
- Oh, por Dios, no! Qu terrible!
- Aquello fue lo ms espantoso que jams me ha sucedido en la
vida, haber visto a mi hermana inerte con la mirada vaca ah
dentro de la tina. Y en el espejo slo dej unas palabras de
despedida escritas con su lpiz labial: "Perdnenme por favor. Los
quiero mucho."
- No sabes cunto lo siento. Debi ser horrible para ti y tus paps.
- S, fue bastante duro. Todos sufrimos por su prdida y hasta la
fecha mi mam siempre se lamenta por no haber hecho algo por
ella, no deja de repetirse que fue culpa suya.-
Estaba tan acongojada por todo lo que acababa de escuchar que
no me atrev a preguntarle a qu vena el hecho de que me
estuviera contando la historia de la muerte de su hermana, pero
Estrella pareci leer mis pensamientos.
- Aunque era pequea, pude darme cuenta de que este colegio
tena mucho que ver en el suicidio de Sandra y pude confirmar
mis sospechas cuatro aos despus. Un da mis paps me haban
dejado sola en la casa y yo aprovech para entrar al cuarto de mi
hermana, el cual haba permanecido tal cual como ella lo haba
dejado antes de morir que daba la impresin de que iba a volver
en cualquier momento. Me dirig hacia su cmoda, abr el primer
cajn y ah entre su ropa estaba su diario, lo tom y me puse a
leerlo aunque debo confesar que me sent culpable por infringir
su intimidad...
- Te entiendo
- Bueno, el caso es que lo le y ah relataba todo el horror que le
causaba el internado, lo duras que eran las religiosas y lo mucho
que ansiaba largarse; pero en la ltima pgina escribi que era lo
que ms le horrorizaba del colegio realmente.
- No me digas qu..?
- S, es exactamente lo que supones; se trataba del fantasma que
viste en la torre. Sandra tambin saba de su existencia porque
una de sus compaeras le cont de una leyenda que haba estado
circulando por el colegio desde hacia ya varios aos, acerca de
una alumna llamada Tamara que fue castigada injustamente,
nunca se supieron los motivos exactos pero el caso es que las
hermanas la confinaron en la torre. No se sabe cunto tiempo
permaneci ah encerrada, pudieron ser varios das, incluso
meses. Y en una noche Tamara se olvid de apagar su vela antes
de acostarse y mientras dorma el fuego se sali de control
provocando un dantesco incendio en el que ella muri quemada.
En ese instante todas las piezas del rompecabezas empezaban a
encajar, pareca que ya estaba encontrando la salida de aquel
laberinto en que me encontraba atrapada.
- Ahora comprendo! - exclam extasiada - Esos lamentos, esos
gritos debieron de haber sido del instante en que mora
consumida por el fuego, ah encerrada sin poder escapar ni correr
por su vida... Oh Dios! Que forma ms horrenda de morir!
Pobre Tamara! Tamara Tamara...? Tammy??Tammy! S!
Tiene que ser ella! Tamara -Tammy La misma!
Estrella se asust al orme decir eso y me pregunt extraada
- Qu? De quin hablas?
- De Tammy! Ella fue una amiga que tuve cuando era pequea,
nadie ms la vea y poda hablar con ella ms que yo. Tammy era
un chica temerosa y huraa y les tena pavor a los adultos, deca
que eran malos y su ms grande miedo era que la castigaran.
- No entiendo Qu tiene que ver tu amiga Tammy con la Tamara
del colegio? No tiene sentido, bueno, no digo que lo del fantasma
tenga mucha coherencia pero...
- Ya s que parece una locura, pero ahora que lo pienso no lo es
del todo. Cuando crec me olvid de Tammy por muchos aos
pero luego mientras vena de camino al colegio so con ella. Tal
vez fue porque saba que vendra aqu y podra ayudarla.
- Hmm, puede ser, pero el caso es que t has sido la nica que has
odo y visto a Tamara, cosa que hasta ahora ninguna de las
compaeras ha podido...
- Y tu hermana... supongo que ella tambin No?
- La verdad es que nunca lo supe con exactitud. Cada vez que le
preguntaba por qu no quera estar en este colegio ella slo me
deca que era algo que no me poda explicar porque no quera que
me asustara.
- Cielos!
- Cuando crec y me trajeron a este internado llegu a
convencerme de que realmente Sandra estaba mal de la cabeza.
Nunca vi ningn fantasma ni escuch a ninguna de las
compaeras hablar de la leyenda de Tamara, hasta que t llegaste
e Imelda te quiso tomar el pelo para asustarte.
- Oh ya entiendo!
- S, por eso no me gustaba que ella hablara del fantasma tan a la
ligera cuando eso orill a mi hermana a quitarse la vida. Y luego
cuando t nos platicabas horrorizada de los lamentos que
escuchabas por las noches fue como un flashback. Mi hermana
tambin estaba alterada y nerviosa al igual que t, pero ayer
cuando entr a tu cuarto y me dijiste que habas visto al espectro
en la torre, eso fue demasiado para m y no pude ms. Tena que
contarte lo que saba por miedo a que terminaras como ella.
En ese momento me di cuenta que poda confiar en Estrella, y nos
abrazamos para as poder sosegarnos.
- Lo que me tiene intrigada es Por qu solo a m y a Sandra? Por
qu el espritu de Tamara no se manifiesta con nadie ms?
- Quiz es porque t y mi hermana tienen facultades psquicas.
- Si ese es el caso, entonces tengo que hacer algo al respecto.
- A qu te refieres?
- Si Tamara deja que la vea y escuche es porque quiere algo de m.
Su alma sigue penando por el colegio porque tiene una cuenta
pendiente que saldar, as no puede descansar en paz y me est
suplicando que le ayude.
- Es posible pero Cmo podramos saber qu es exactamente lo
que busca de ti?
- Hablando con ella
- Cmo??
- S, mediante una tabla ouija o algo as.
- Qu dices? Aqu no podrs conseguir nada de eso, las
hermanas te expulsaran por meter objetos diablicos a este lugar
tan sagrado para ellas.
Me qued pensativa un momento hasta que me acord de un
juego que algunas de mis compaeras solan jugar en mi escuela
anterior
- Se me acaba de ocurrir una idea! No estoy segura de que vaya a
dar resultado pero lo podemos intentar.
- Qu cosa?
- Una vez mis amigas me ensearon una forma de contactar
espritus y seres de otras dimensiones mediante una hoja de papel
y unas tijeras Tienes algunas que me puedas prestar?
- Seguro - respondi Estrella mientras sala del armario a buscar
en los cajones de su escritorio - Aqu hay una hoja en blanco y las
tijeras que uso en la clase de corte.
- Bien! Ah y tambin voy a necesitar un lapicero.
Cuando tuve todo el material en la mano trac una lnea en la
hoja para dividirla en dos partes iguales, del lado derecho escrib
con letras maysculas "S" y del lado izquierdo "NO" al mismo
tiempo que Estrella me observaba confundida.
- Qu ests haciendo?
- Ahora lo vers, pero para eso tenemos que ir al bao.
- Al bao?? Y si nos descubren?
- Es arriesgado, lo s; pero mis amigas decan que esta actividad
se tiene que llevar a cabo en un bao o de lo contrario no
funciona.
- Est bien, pero salgamos con cuidado. Yo voy primero.
Se dirigi a abrir la puerta lentamente asomando nicamente la
cabeza. Despus me envi seales para avisarme que la siguiera,
avanzamos a hurtadillas y en dos patadas estuvimos dentro del
bao.
Nos arrodillamos en el suelo mientras yo extenda la hoja en el
centro y me dispuse a explicarle a Estrella en qu consista lo que
iba a hacer.
- Mira - le dije al mismo tiempo que desataba el listn de mi
cuello y lo pasaba por ambos ojos de las tijeras y lo amarraba -
Voy a sostener las tijeras en el aire lo ms firme que pueda, debo
procurar que la punta quede justo en la lnea que divide la hoja.
- Aj y luego?
- Luego voy a llamar a Tamara y le voy a hacer algunas
preguntas, si su respuesta es afirmativa, las tijeras se moveran
apuntando al lado derecho donde dice "S" y si responde
negativamente se irn al lado izquierdo donde escrib la palabra
"NO" Entiendes?
- Por supuesto
- Bien - respond suspirando profundamente - Aqu vamos.
Levant firmemente el listn con las tijeras procurando no
moverlo ni siquiera un milmetro de la lnea y lo consegu a pesar
de que mi pulso siempre ha sido como el de una gelatina a medio
cuajar. Cuando estuve lista comenc a preguntar
- Tamara Ests ah? -
Las tijeras seguan ah estticas, Estrella y yo nos mirbamos la
una a la otra esperando alguna respuesta, pero no hubo nada.
- No se mueve
- Bien, intentar otra vez... Tamara Quieres hablar conmigo?
Obtuvimos los mismos resultados de la vez pasada, nada se
mova. Comenc a sudar fro por el miedo y los nervios que esa
situacin me estaba provocando.
- Creo que slo estamos perdiendo el tiempo - coment Estrella
decepcionada.
- Tienes razn, ser mejor que lo dejemos...
Me percat de que no estbamos solas ah en el bao y no termin
de articular lo que iba a decir y me invadi un pnico inmenso al
escuchar la voz de una mujer anciana detrs de nosotras - Qu
estn haciendo ustedes dos aqu?? -
Captulo VI
Estrella y yo voltebamos a vernos, las dos estbamos aterradas y
pens para mis adentros - Mierda! Nos ha descubierto una de las
monjas - Qu estn haciendo