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5/16/2018 El holocausto nazi y la proscripci n del m s minimo derecho - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/el-holocausto-nazi-y-la-proscripcion-del-mas-minimo-dere

l siglo XX es uno de los más trá-

gicos de la historia de la

humanidad, consecuencia de

la obra y del macabro ingenio

del hombre para diseñar instrumentos de

destrucción. Es difícil en esos cien años

encontrar un periodo de paz, incluso másallá de las dos terribles guerras que afec-

taron a todo el mundo. Sin embargo, es

fácil indagar y descubrir cómo la técnica y 

la máquina se pusieron al servicio de la des-

trucción de la humanidad. Ya desde 1914,

durante toda la I Guerra Mundial, así como

a partir del año 1940 y durante toda la II

Guerra Mundial, se diseñaron armas y 

mecanismos letales, nunca antes conoci-

dos, que asolaron y dejaron una estela de

millones de personas sin vida o con ésta

totalmente destrozada.Si brutal fue ese siglo, la expresión máxi-

ma de la aberración, sin precedentes en la

historia de la humanidad, se produce tras

el ascenso de Hitler al poder en el año 1933,

con el exterminio de las personas de reli-

gión judía, sencilla y únicamente, por ser

 judíos. ¿Cabe alguna reflexión o razón que

pueda justificar al hombre semejante abe-

rración? La más mínima razón no permite

ni siquiera el planteamiento de esta pre-

gunta, es más, repugnaría no sólo a la razón

 y al derecho, sino al más elemental senti-do común.

TRES FASES DE LA BARBARIEHechas estas reflexiones merece la pena

detenernos muy brevemente en exponer

que, durante tres fases medidas y organi-

zadas, la barbarie nazi que se instaló en

 Alemania llevó a efecto el exterminio de

los más mínimos derechos de los ciuda-

danos de religión judía, para concluir con

su exterminio. En una primera fase, desde

el año 1933 al año 1939, el nazismo legis-

ló anulando y violando los derechos inhe-

rentes a la condición humana y a la

dignidad de este colectivo de ciudadanos,

que desde siglos antes formaban parte de

la población de Europa.

 Así, los judíos alemanes, tras genera-

ciones en ese país, y en el que eran parte

integrante de todo el tejido social, econó-mico, profesional e intelectual del mismo,

se verán sometidos a leyes que les vedarán

los derechos que, sin embargo, sí serán reco-

nocidos para el resto de sus conciudadanos,

es decir, para aquellos de raza aria. Si Hitler

alcanza el poder el 30 de enero de 1933, ya

el 1 de abril se dictará una instrucción del

Partido Nacional Socialista dirigido “a todas

las oficinas y organizaciones del partido”,

 bajo el título “¡Una orden a todo el parti-

do!”, en la que en el punto primero se ordena

la constitución inmediata de los “Comitésde Acción encargados de la ejecución prác-

tica y sistemática del boicot de las tiendas

 judías, productos judíos, médicos judíos, y 

abogados judíos”. Inmediatamente des-

pués, el 11 de abril de 1933, se dictará la Ley 

para el restablecimiento del servicio civil

profesional, en cuyo artículo 3 se dirá que

“se jubilará a los funcionarios que no sean

de descendencia aria”, entre otras disposi-

ciones de contenido racista y antisemita,

hasta llegar a las Leyes de Nuremberg de

15 de septiembre de 1935, (“Ley sobre la

ciudadanía del Reich” y “Ley para la pro-

tección de la sangre alemana y el honor

alemán”) en las que perderán la condición

de ciudadanos que durante siglos ostenta-

ron. No lejos están los “Reglamentos para

la eliminación de los judíos de la vida eco-

nómica de Alemania” de 12 de noviembre

de 1938 o el “Reglamento sobre el pago porlos judíos súbditos alemanes de una multa

de expiación” de la misma fecha. Así trans-

curre esta primera fase de persecución racial

donde el protagonismo lo tendrá la per-

 versión del derecho al servicio del poder e

ideario nazi, creando un entramado legal

de contenido racial.

 Ya en la segunda fase, entre 1939 y 1941,

el derecho nazi agudiza más su perversión,

si cabe, y dispondrá la deportación y la con-

centración de las personas de religión judía

en guetos, a los que condenará a vivir eninfrahumanas condiciones de vida y sin

derecho a poder salir de los mismos. Si en

la primera fase, afrontaban los nazis una

solución de persecución a los aproxima-

damente quinientos mil judíos alemanes

privándoles de su nacionalidad, expulsán-

doles de la administración e impidiéndoles

desarrollar sus actividades profesionales,

en esta segunda se acentúa la persecución,

teniendo ya bajo su poder el territorio pola-

co, en cuyo país vivían tres millones y medio

de personas de religión judía. Se les impe-

E

54 Abogados / Diciembre 2007

EL HOLOCAUSTO NAZI y la proscripción del más mínimo derecho

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dirá el derecho a vivir en sus propios hoga-

res y les hacinarán en núcleos reducidos,

de los que no podrán salir, y en los que con-

 vivirán con el hambre, las enfermedades y 

la elevada mortalidad, consecuencia de las

penosas condiciones de vida. El derecho

nazi se elevará a otro repugnante grado dedesprecio a la dignidad de la persona, dic-

tando el “Reglamento para la identificación

de los judíos, hombres y mujeres, del

Gobierno General” de 23 de noviembre de

1939 por el que se les obliga a llevar en la

manga una banda con la estrella de David,

que los identifique como seres distintos,

sin derechos y despreciados.

La tercera y última fase, que comienza

en 1941 y concluye en 1945, determinará la

destrucción física y sistemática de niños,

niñas, hombres, mujeres, ancianos y ancia-nas, hasta un total de seis millones de seres

humanos por el hecho de ser de religión

 judía. En esta fase se produce la proscrip-

ción del más elemental derecho y el episodio

más repugnante que en la historia de la

humanidad se pueda vivir. El Estado, el

poder, el derecho y el hombre crearon una

maquinaria y una estructura perfecta para

la muerte de millones de seres humanos:

los campos de concentración y los campos

de exterminio, a donde desplazaban haci-

nados en vagones de trenes a hombres y 

mujeres de todas las edades, ancianos y ancianas, y niños y niñas, y previa selección

de los hombres jóvenes aptos para el tra-

 bajo, a todos los restantes los conducían a

las falsas salas de duchas y de desinfección,

que una vez en el interior y cerradas las

puertas cumplían su verdadera función, que

no era otra que las de cámaras de gas donde

todos ellos eran brutalmente asesinados.

LA “SOLUCIÓN FINAL”:EL EXTERMINIO DE LA VIDA

En lo que denominaron “solución final”,el derecho, en su más mínimo y elemen-

tal concepto, desapareció. La vida de

millones de personas fue exterminada tras

una persecución brutal y sistemática por

la mera condición de no pertenecer a la

raza aria según el derecho nazi. No sólo en

los campos de exterminio, más bien lla-

mados campos de la muerte, ejecutaron

su calculado plan; también lo hizo el ocu-

pante nazi en infinidad de ciudades

exterminando y ejecutando a toda la pobla-

ción de esta religión. Observar los datos y 

el testimonio gráfico de ejecuciones masi- vas de mujeres y ancianas en el invierno

de Lipeja, Letonia, en las que previamen-

te eran obligadas a desnudarse para así ser

fusiladas junto a los niños, nos conduce a

la proscripción absoluta no ya del más

mínimo derecho, sino a la ausencia total

del menor rasgo de humanidad, y nos hace

preguntarnos ¿hasta dónde es capaz de lle-

gar la aberración humana? Esas personas

de religión judía, esos niños, esas ancia-

nas eran personas, eran vidas, con todos

los derechos, incluido el de la dignidad.El holocausto nazi arrancó cruelmen-

te de sus hogares, de su vida y de sus

familias a millones de seres humanos en

la sistemática persecución racial, que pla-

nificó y organizó el régimen nazi para el

exterminio de todo un pueblo. Merece la

pena, finalizar efectuando una reflexión

moral o filosófica, y hacernos esta pregunta

cruel: ¿cómo es posible que el ser humano

sea capaz de diseñar y llevar a efecto seme-

 jante aberración? A partir de ahí podemos

pensar y hablar, y manifestar que la huma-nidad debe condenar semejante crimen,

que las generaciones presentes y futuras

deben conocer Auschwitz y de lo que fue

realmente capaz de hacer el hombre sin

conciencia, el poder sin principios y escrú-

pulos, y la ideología aberrante. Sólo con el

permanente recuerdo de lo que nunca debió

haber sido, pero que fatalmente fue, tras-

ladaremos nuestra solidaridad a aquellos

que vivieron y sufrieron el terror en sus

hogares y familias, y trabajaremos para que

nunca más ocurra.●

Diciembre 2007 / Abogados 55

OPINIÓN

BLAS JESÚS IMBRODA ORTIZDecano del ICA Melilla y Vicepresidentede la Comisión de Formación del CGAE

El museo del Holocausto de Jerusalén recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2007.

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