Arturo Ambrogi
Arturo Ambrogi (San Salvador, El Salvador, 1874 - id. 1936)
fue un escritor y periodista salvadoreño, considerado uno de
los fundadores de la literatura salvadoreña, junto
con Francisco Gavidia yAlberto Masferrer y uno de los
representantes del costumbrismo en Centroamérica.
Era hijo de un General italiano. A los 16 años de edad,
conoció al poeta nicaragüense Rubén Darío. Trabajando
como periodista, viajó en su juventud por Europa, Suramérica y el Lejano Oriente;
en sus viajes por el Cono Sur conoció al escritor uruguayo José Ingenieros. Su
padre creó las condiciones económicas en el país para que él tuviera una
formación elitista y que adquiriera una gran cultura cosmopolita al punto que se
afirmaba de él que era el salvadoreño de su época más informado. No tuvo
descendencia porque nunca se casó, pero un hermano llamado Constantino
Ambrogi Acosta se radicó en Nicaragua donde procreó con Rosa Medal tres hijos:
Vicente Julián, Constantino y Cristina. Siendo los hijos de éstos los descendientes
más cercanos a este escritor. El padre de Arturo Ambrogi se llamó Constantino
Ambrogi Luissi y su madre era Lucrecia Acosta, tía carnal del también escritor
Vicente Acosta. El último en morir de sus sobrinos Vicente Julian Ambrogi Medal,
a la edad de noventa años en 1999, llevaba ese nombre en honor de Vicente
Acosta puesto por su padre a sugerencia del mismo Arturo Ambrogi. Sus restos
descansan junto a los de su padre en el cementerio de la ciudad de Jinotepe. Los
hijos de Vicente Julian Ambrogi Medal son Pedro Arturo, Vicente Constantino y
Giovanna todos ligados al derecho.
Ambrogi cultivó la narrativa costumbrista y fue influenciado por
el romanticismo español y el modernismo hispanoamericano. En sus cuentos y
crónicas quiso plasmar por escrito todos los aspectos tradicionales de la vida
campesina salvadoreña. Sus obras publicadas son: "Cuentos y Fantasías" (1895),
"Máscaras, Manchas y Sensaciones" (1901), "El Libro del Trópico" (1907),
"Sensaciones del Japón y de la China" (1915) y "El Jetón" (1936).
BRIOGRAFIA DE YOLANDA
C. MARTINEZ
La escritora salvadoreña Yolanda C. Martínez tendría
que ser un nombre fundamental en la literatura de su
país. Desde hace más de cuarenta años ha estado
escribiendo y publicando una narrativa altamente
trabajada, con una temática valiente, una temática
que atañe y se refiere a más del cincuenta por ciento
de la población salvadoreña, las mujeres. Pero el trabajo de Yolanda C. Martínez
ha sido silencioso, constante pero silencioso, y tal vez por eso todavía no se le ha
dado el reconocimiento que merece.
La figura de Yolanda C. Martínez no está exenta de misterio. No hay mucha crítica
en torno a su obra, de hecho es casi inexistente; en la Internet no hay nada que
nos ayude a su comprensión, y sus libros dan muy poca información biográfica o
crítica. Así que cuando tuve la oportunidad de contactarla, lo hice de inmediato.
Esto fue durante los primeros días de abril de 2007. Inicialmente la entrevista no
iba a tener lugar, no por falta de voluntad de parte de ella, sino por falta de tiempo
de su parte y de la mía. A mí me quedaban sólo cuatro días más en El Salvador y
después debía regresar a Canadá. Ella no estaba bien de salud y por eso estaba
muy ocupada. Finalmente accedió a darme la entrevista. Quedamos en que sería
en Santa Ana, en una hermosa casa de principios de siglo XX, el 11 de abril. Fue
una agradable conversación de casi dos horas en la que, con la compañía de
varias tazas de café y el ruido de buses y de gentes afuera, Yolanda C. Martínez
habló a profundidad sobre la génesis de sus novelas, sobre cómo su profesión de
trabajadora social le ha ayudado como investigación de campo para escribir sus
obras, sobre su relación con el resto de escritores salvadoreños, sobre las
dificultades que ha tenido que enfrentar como mujer escritora en un ambiente
dominado por hombres que privilegian ciertos temas y cierta manera de escribir,
sobre sus lecturas e influencias literarias y sobre su recepción por el resto de
mujeres que escriben en El Salvador.
David Escobar Galindo
David Escobar Galindo (4 de octubre de 1943) es un
poeta, novelista y jurista salvadoreño nacido en Santa
Ana, El Salvador. Es Doctor en Jurisprudencia y
Ciencias Sociales, graduado de la Universidad de El
Salvador, Rector de la Universidad "Dr. José Matías
Delgado", y columnista habitual del diario La Prensa
Gráfica. Entre 1990 y 1992 participó en la Comisión
gubernamental negociadora del proceso de paz que
puso fin a laGuerra Civil de El Salvador.
Es miembro de número de la Academia Salvadoreña
de la Lengua y Director de la misma desde el año 2006; ganador de los Juegos
Florales de Quetzaltenango, Guatemala, en la rama de poesía en 1980, 1981 y
1983, por lo que recibió el reconocimiento de Maestre del Gay Saber;1 y ha sido
nombrado Hijo Meritísimo de la Ciudad de Santa Ana. El año 2011 se hizo
acreedor del XXXI Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística.2
Es considerado uno de los autores más prolijos y reconocidos de la literatura
salvadoreña. Su obra publicada comprende los poemariosCornamusa (1975), El
Libro de Lilian (1976), Sonetos penitenciales (1980), Árbol sin
Tregua (1996), Oración en la Guerra (1989) El venado y el colibrí (1996) y la
novela Una Grieta en el Agua (1972). Además ha preparado varias antologías
poéticas como El Árbol de Todos, Lecturas Hispanoamericanas (1979) y Páginas
Patrióticas Salvadoreñas (1988).
Roque Dalton
(San Salvador, 1935 - cerca de Quezaltepeque, 1975) Poeta salvadoreño cuya
obra, de estilo coloquial y socialmente comprometida, fue partícipe de la
renovación de la lírica latinoamericana de la década de 1960. Nacido en la popular
barriada de San José de la capital salvadoreña, el joven Roque Dalton cursó sus
primeros estudios en los colegios religiosos Santa Teresita del Niño Jesús y
Bautista, para ingresar posteriormente en el Externado de San José, donde en
1953 obtuvo el graduado como bachiller.
Roque Dalton
Desde muy joven manifestó una acusada conciencia social que le llevó a militar en
los movimientos revolucionarios que luchaban por las mejoras sociales en
Centroamérica. En 1956, mientras estudiaba Leyes en la Universidad de El
Salvador, fue en uno de los miembros fundadores del Círculo Literario
Universitario, y en 1957 se desplazó hasta Moscú como delegado salvadoreño en
el Sexto Festival de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad.
Previamente había estado en Chile para cursar estudios superiores de
Jurisprudencia (1953), carrera que complementó en su país natal con la de
Ciencias Sociales (1954-1959), y en la Universidad de México con la de Etnología
(1961).
Por aquel entonces ya era Roque Dalton una de las voces jóvenes más
prometedoras de la poesía hispanoamericana contemporánea. Algunas de sus
primeras composiciones habían sido galardonadas en varias ediciones del Premio
Centroamericano de Poesía (1956, 1958 y 1959). En 1963, con la publicación de
uno de sus mejores poemarios, El turno del ofendido, se consolidó como el poeta
salvadoreño más relevante de su tiempo. La obra fue distinguida con una mención
honorífica en el certamen Casa de las Américas, certamen que siete años
después ganaría con el poemario Taberna y otros lugares (1969).
Su actividad política corría pareja a su dedicación a la creación literaria. Miembro
del Partido Comunista Salvadoreño desde 1958, Dalton ya había sido encarcelado
en varias ocasiones en su país natal cuando, en 1961, se vio abocado a tomar el
camino del exilio. Emprendió entonces un periplo que le llevó a residir y trabajar en
Guatemala, México, Checoslovaquia y Cuba, estancias en el extranjero que solía
interrumpir con esporádicas visitas a su país natal. Se ganaba la vida con los
ensayos y artículos que iba publicando, lo que le permitió viajar también, unas
veces por motivos periodísticos y otras por activismo político, a las Repúblicas de
Vietnam y Corea, y a numerosos países europeos y sudamericanos.
Por desavenencias con los dirigentes izquierdistas de su país, en 1967 abandonó
el Partido Comunista y se mantuvo al margen de su militancia política hasta que,
en 1973, regresó a El Salvador para alistarse en las filas del Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP), donde tomó el pseudónimo guerrillero de Julio
Delfos Marín. Tras colaborar activamente con esta organización clandestina
partidaria del enfrentamiento directo y la lucha armada, por oscuras razones que
nunca se han llegado a aclarar fue perseguido, juzgado y ejecutado por sus
propios compañeros de armas, que abandonaron su cuerpo en un paraje agreste
donde fue despedazado y devorado por las fieras. Esta ejecución desencadenó
airadas protestas en los círculos intelectuales, especialmente entre los escritores
hispanoamericanos, abanderados en su condena por el argentino Julio Cortázar.
La poesía de Roque Dalton, aunque de rasgos coloquiales, se sustentó en la
fuerza de las palabras y del ethos implicado en ellas, como en los siguientes
versos: "La vida paga sus cuentas con tu sangre / y tú sigues creyendo que eres
un ruiseñor. / Cógele el cuello de una vez, desnúdala, / túmbala y haz de ella tu
pelea de fuego, / rellénale la tripa majestuosa, préñala, / ponla a parir cien años
por el corazón. / Pero con lindo modo, hermano, / con un gesto propicio a la
melancolía". En sus versos subyace un espíritu rebelde que plantea temas de
fuerte contenido social, tratados de una manera a veces tierna y a veces irónica y
sarcástica, cuyo resultado es de un enorme lirismo.
Sus influencias fueron el surrealismo y las vanguardias europeas en general, la
poética conversacional latinoamericana (sobre todo voces como la del chileno
Nicanor Parra, que habían traído nuevos aires irónicos a la lírica del continente), la
poesía moderna de expresión inglesa, los clásicos en lengua española y algunos
poetas contemporáneos, como el guatemalteco Otto René Castillo, el cubano R.
Fernández Retamar, el nicaragüense Ernesto Cardenal o el argentino Juan
Gelman.
Una parte de su obra ahonda en las aproximaciones entre el relato breve y el
poema en prosa, tentativa en la que alcanzó buenos resultados. Un equilibrio entre
calidad del lenguaje, ingenio, intelecto, amor humanista y visión política confluyen
en sus mejores títulos, como en su célebre Taberna y otros lugares (1969),
merecedor del premio Casa de las Américas, tal vez su libro más importante.
Antes había publicado La ventana en el rostro (1961), El turno del ofendido (1963),
El Mar(1964) y Poemas (1968). Luego publicó los libros Las historias prohibidas
de pulgarcito (1975, poesía); yPobrecito poeta que era yo (1976, novela).
Póstumamente aparecieron algunos títulos inéditos y varias recopilaciones
antológicas de sus versos, comoPoemas clandestinos (1980), Un libro rojo para
Lenin(1986), Un libro levemente odioso (1988), En la humedad del secreto
(antología compilada por Rafael Lara Martínez, San Salvador, 1994) y Antología
mínima(a cargo de Luis Melgar Brizuela, San José de Costa Rica, 1998). En el
campo del ensayo, publicó una monografía titulada El Salvador (1963), un ensayo
sobre César Vallejo (1963) y un volumen de testimonios aparecido bajo el epígrafe
de Miguel Mármol (1972). Compuso además algunas piezas teatrales,
comoCaminando y cantando (publicada en 1976) y Los helicópteros (escrita en
colaboración con José Napoleón Rodríguez, e impresa en 1980).
Raúl Contreras
Raúl Contreras (Cojutepeque, 3 de
mayo de 1896 – Madrid, 2 de diciembre de 1973) fue
un poeta, dramaturgo y diplomático salvadoreño.
Desde la segunda década del siglo XX, obtuvo cargos
diplomáticos en los que fungió como enviado
extraordinario y ministro en Madrid y París. Debido a
la Segunda Guerra Mundial pasó a radicar con su
familia en el sur de Francia.
Entre 1947 y 1950 escribió bajo el seudónimo de Lydia
Nogales, y sus primeros poemas aparecieron en La
patria de las artes y Tribuna Libre enSan Salvador.
Junto a Alberto Guerra Trigueros y Ricardo Trigueros de León, fundó la Casa de
Cultura de San Salvador. Logró, además, el ingreso como miembro a la Academia
Salvadoreña de la Lengua. En los años 1950 fue presidente de la Junta Nacional
de Turismo, la cual tuvo significativos resultados al construir muchos turicentros y
parques populares que continúan funcionando en la actualidad, entre ellos
el Parque Balboa, Los Chorros, Apulo,Hotel de montaña en el Cerro Verde, etc.
Después de su muerte, sus restos reposan en el rincón de los poetas, en el
turicentro los Chorros. David Escobar Galindo describe a Contreras como:
Poeta de fibra romántica que deviene en post-modernista. Cultor excelente del
soneto, forma clásica en la que está vertida casi toda su producción poética.
Juan Guzmán Cruchaga, por su parte, expresa:
Gran Poeta, creador de creadores y fabuloso Mago de los jardines…
Obra
Armonías íntimas, poesía, San Salvador, 1919.
La Princesa Está Triste…, pieza teatral en verso, Madrid, 1925.
Poesías Escogidas, poesía, Madrid, 1926.
Presencia de Humo, poesía, San Salvador, 1959.
MAURA ECHEVERRÍA, poeta y educadora.
Maura Echeverría nació en Sensuntepeque un 03 de mayo de 1935. Su niñez se
desarrolló prácticamente en “La Loma”, del cantón San Matías, zona rural
perteneciente a la jurisdicción de Sensuntepeque. Su niñez fue sana, llena de
libertad, colores y olores, jugando a plenitud, comiendo frutas silvestres y
subiéndose a los árboles o aprendiendo a montar caballos. Una niñez que ella
recuerda con mucho cariño.
Sus padres fueron Miguel Ángel Echeverría Cuellar y Vitelia Gutiérrez de
Echeverría. Proviene de una familia muy numerosa ya que tuvo 9 hermanos, 4
mujeres (de las cuales sólo viven dos) y 5 hombres (de los cuales sólo uno está
vivo).
En 1941, al cumplir los 6 años de edad, Maura se trasladó a vivir a
Sensuntepeque, con su hermana mayor, ya que tenía que iniciar sus estudios
escolares. Su primaria la estudió en la escuela “Salvadora Hernández de Castro”,
hoy conocida como Centro Escolar “Fermín Velasco”.
Maura en 1954
Su padre fue una gran influencia para Maura-niña, por su ejemplo de amor a la
lectura.
Ya en su adolescencia sintió inclinación hacia la Docencia y el Derecho,
decidiéndose al fin por la primera al ganar una beca para estudiar en la Escuela
Normal de San Salvador.
En 1954 se graduó de la Escuela Normal de Maestras “España” como Profesora
de Educación Primaria y en 1955 trabajó como profesora de la Escuela “Fermín
Velasco” hasta el año de 1957.
Maura en 1959
En 1959 se graduó de la Escuela Normal Superior como Profesora de Educación
Media en la especialidad de Ciencias Sociales. Un año después empezó a trabajar
como catedrática en el Instituto Nacional de Sensuntepeque, hasta 1969.
Desde muy temprana edad Maura sintió la necesidad de escribir; pero lo hacía
casi como un pasatiempo. Con el pasar de los días escribía más y más. Sin
embargo el evento que hizo explotar en su cabeza y en su corazón, con luces de
colores e ideas, la necesidad de escribir, fue el nacimiento de su hija Eunice, en
1963. Fue entonces cuando empezó a escribir de una manera más seria y
disciplinada.
En 1969 fue a hacer un curso de televisión a Televisión Educativa, que para
entonces formaba parte del Ministerio de Educación. Habiendo aprobado el curso
se le propuso trabajar en televisión y ella aceptó. Entre 1969 y 1985 trabajó ahí
como especialista en estudios sociales, diseñadora de programas, guionista de
programas infantiles, juveniles y culturales, guionista de películas y como jefa de la
sección de programas culturales.
Trabajando en televisión tuvo la oportunidad de conocer en persona a uno de
nuestros más queridos y grandes escritores:Salarrué Platicó brevemente con él;
pero ese tiempo fue suficiente para que quedara en su memoria la imagen de un
hombre que se caracterizaba por ser pausado en su andar, parco al hablar y con
una aura de atracción irresistible; recuerda también que en los ojos de Salarrué
había mucha serenidad.
Un día, a principios de los años ´70, tuvo la oportunidad de que sus poemas los
leyera la poeta y ensayista Matilde Elena López, quien le dijo que su trabajo era
bueno pero que necesitaba pulirlo más. Matilde Elena fue muy amable con Maura
y le dio muchos consejos y la alentó a seguir escribiendo.
Después sus poemas fueron evaluados por otros grandes escritores: Salvador
Antonio Juárez, David Escobar Galindo, Ricardo Castrorrivas y Rafael
Mendoza; todos fueron de la opinión de que Maura iba por buen camino pero que
le faltaba estudiar y leer más. Todos también, al igual que Matilde Elena López, se
portaron muy bien con ella.
Entonces Maura se sintió muy motivada para leer más y seguir escribiendo. Y así
lo hizo. También se interesó en escribir sobre temas educativos.
Escribió entre 1971 y 1972 los libros de Estudios Sociales para cuarto, quinto y
sexto grados de Educación Básica. Y además fue coautora de los libros de
Estudios Sociales para séptimo, octavo y noveno grados de Educación Básica.
Uno de los más gratos recuerdos de Maura Echeverría es cuando visitó en 1973
a Claudia Lars en su domicilio, a fin de solicitar consejos y evaluación de sus
poemas; una de las cosas que más la impresionó fue ver la dulzura, la paciencia y
la gentileza de Claudia al revisar sus textos, muy a pesar de lo avanzada que
estaba su enfermedad mortal. Maura recuerda que Claudia le sugirió varias cosas
que la ayudaron con respecto a su poesía. Un año más tarde la más grande poeta
de El Salvador y de Latinoamérica moriría.
“Palabras sobre el fuego” y “Con el dedo en la llaga” fueron sus primeros dos
libros de poesía, con los cuales decidió participar en algunos concursos, ambos
inéditos y actualmente perdidos. Es conveniente mencionar que fue Rafael
Mendoza quien la invitó a recopilar sus poemas sueltos para presentarlos en el
Vigésimo Primer Torneo Cultural Centroamericano, realizado en 1974 e impulsado
por la Asociación de Estudiantes de Derecho (AED) de la Universidad de El
Salvador, en donde obtuvo mención honorífica en la rama de poesía.
En 1975 ganó el primer lugar en el Vigésimo Segundo Torneo Cultural de
Centroamérica y Panamá “Dr. Napoleón Rodríguez Ruíz”, siempre impulsado por
la AED. En esta ocasión el premio fue compartido con el poeta de Ilobasco, ya
fallecido, José María Cuellar. Una vergonzosa irregularidad tuvo lugar durante
este evento: a los dos ganadores la AED no les entregó el premio en efectivo que
merecidamente se habían ganado; y por si fuera poco los diplomas se los
otorgaron sin firmas. Sin embargo Maura se sentía muy feliz por su triunfo.
Ese mismo año participó en los Primeros Juegos Florales de Sensuntepeque y
ganó el primer lugar en la rama de poesía.
En 1976 ganó el primer lugar en la rama de cuento en el Certamen Magisterial de
Cuento del Ministerio de Educación.
Maura Echeverría trabajó y depuró mucho su poesía. Se mantuvo escribiendo sin
parar y recolectando lo mejor de su cosecha. Publicó casi todos los domingos en
la Prensa Gráfica, El Diario de Hoy y El Mundo entre los años ´70 y ´80.
Su primer libro de poesía lo publicó hasta 1980, “Voces bajo mi piel”, el cual fue
prologado por David Escobar Galindo. A partir de ahí ha publicado doce libros de
poesía hasta la fecha y hace poco acaba de publicar un nuevo libro, “Travesía”.
La riqueza de su inspiración es grande; mujer incansable. Incursionó brevemente
en la música, componiendo 6 canciones (letra y música), obteniendo con una de
ellas, la canción “Yo no me iré”, el tercer lugar en el Primer Festival “Canto a mi
tierra”, en 1981, organizado por el Instituto Salvadoreño de Turismo.
Ese mismo año fue bautizado con su nombre el campo deportivo de la Escuela
“Antonia Velasco” de Sensuntepeque.
Trabajó como miembro de la Comisión Redactora de la cartilla de alfabetización
PAS de 1984 a 1985.
En 1986 Maura se jubiló de Televisión Educativa, no así de su trabajo literario, que
ha sido constante y meditado.
En 1989 regresó a trabajar a Televisión Educativa teniendo bajo su cargo la
dirección de la misma, labor que culminó en 1991.
En 1989 Clásicos Roxsil publicó una colección de afiches sobre los escritores
salvadoreños y Maura fue incluida junto al renombrado poeta Raúl Contreras.
A lo largo de su vida se ha desenvuelto en diversos ámbitos, como por ejemplo, el
trabajo que desempeñó como colaboradora literaria en Radio “UPA” y Radio “El
Mundo”.
Ha dictado conferencias y recitales en numerosos lugares a través del territorio
nacional e internacional, tales como los teatros de San Salvador y Santa Ana,
Asociación Pro Arte, galerías de arte, casas de la cultura, Fundación “María
Escalón de Núñez”, Patronato Pro Patrimonio Cultural, Museo de Antropología y
de Historia Natural de El Salvador, Centro Cultural Salvadoreño, Universidad
Tecnológica, Universidad de El Salvador, Universidad Centroamericana “José
Simeón Cañas”, Universidad Evangélica de El Salvador, Universidad “Dr. Andrés
Bello”, Universidad de Costa Rica, Centro Cultural Guatemalteco, Teatro “Miguel
Ángel Asturias” de Guatemala, Centro Cultural Guatemalteco, Feria Internacional
del Libro en Jerusalén, Israel; etc.
Uno de los más gratificantes reconocimientos que un escritor puede tener es ser
publicado fuera de su fronteras patrias, tal es el caso de la inclusión de la poesía
de Maura Echeverría en las revistas de Israel y de España, así como también en
periódicos de Panamá, Nicaragua y Guatemala.
El primer encuentro de entrevistas se dio en la casa de San Salvador de Maura
Echeverría. Érika Valencia-Perdomo con la poeta.
En el nuevo siglo en que caminamos y con la sensación de que ella moriría muy
pronto, publicó un libro muy interesante dedicado a su hija, “Poemas para
Eunice”.
El pasado 18 de diciembre de 2010 se presentó en el RECITAL DE POESÍA Y
MÁS EN SENSUNTEPEQUE.
Maura Echeverría actualmente se encuentra con su fuerza laboral y creativa
intacta. Se ve fuerte y con brillo en sus ojos. Y estamos seguros que aún hay más
poemas por nacer de su radiante inspiración.
POESÍA y NARRATIVA
-Voces bajo mi piel, 1980.
-Sándalo, 1982.
-Ritual del silencio, 1984.
-Cundeamor, 1985.
-Con la vida a cuestas, 1989.
-Desde el amor, 1990.
-Distancias, 1993.
-Laura, 1997.
-Confidencias con mi nieta, 1997.
-Otoño en el corazón, 2001.
-Poemas para Eunice, 2006.
-Sol de cariño
(Antología de poesía salvadoreña para niñas y niños), 2007.
-Travesía, 2009.
José Roberto Cea
Nombre: José Roberto Cea. Nació en Izalco, 10 de abril de 1939.
Estudios (no concluidos): Periodismo y Letras en la Universidad de El Salvador
(UES).Algunos cargos desempeñados: director de la Editorial Universitaria de la
UES, director de la revista “La Universidad”, codirector de la revista “La Pájara
Pinta”, secretario de Relaciones Públicas y Promoción Universitaria de la UES,
miembro del Consejo Editorial del Consejo Superior Universitario (CSUCA) y jefe
de Relaciones Públicas de la UES.
Méritos y premios: Premio internacional de Poesía del Círculo de Poetas y
Escritores Iberoamericanos de Nueva York, 1965. Premio 15 de septiembre, del
Certamen Centroamericano Ciencias, Letras y Bellas Artes, 1965 y 1966. Premio
de poesía en el certamen latinoamericano Pablo Neruda, Perú, 1974. Premio
Internacional Rubén Darío, 1981. Primer premio en los juegos florales agostinos
de San Salvador, 1998.
Poesía: “Los días enemigos”, 1965; “Casi el encuentro”, 1965; “Códice de amor”,
1968, “Naúfrago genuino”, 1968; “Códice liberado”, 1969, “El potrero”, 1970;
“Antología general de la poesía en El Salvador”, 1971; “Lecturas italianas”, 1973;
“Pocas i buenas”, 1986; “Los herederos de farabundo”, 1981; “Corral no, coral de
los desplazados”, 1986; “La guerra nacional”, 1992; “Cantar de los cantares y otros
boleros”, 1993; “Misa mitin”, 1998; “Todo el códice”, 1998.
Novela y narraciones: “De perros y hombres”, 1968; “El solitario de la habitación
5 guión 2”; “De la guanaxia irredenta”, 1988; “Dime con quién andas y... ”, 1989;
“Ninel se fue a la guerra”, 1990; “En este paisito nos tocó y no me corro”, 1995.
Teatro: “Las escenas cumbres”, 1968. Ensayos y didácticos: “De hospitales y
dibujos”, 1974;“Letras”: libros de texto para 1°, 2° y 3° año de bachillerato; “De la
pintura en El Salvador”, 1986; “Teatro en una comarca centroamericana”, 1993.
Oswaldo Escobar Velado
(Santa Ana, 1919 - 1961) Poeta salvadoreño. La primera etapa de
su producción siguió los cauces del romanticismo, pero
posteriormente desarrolló una obra más realista, comprometida y
social.
En el campo de la política, formó parte del "grupo de los seis", que luchó contra el
dictador Maximiliano H. Martínez. Vivió desterrado en Guatemala entre 1944 y
1945, y más tarde en Costa Rica. Abogó por la unión de Centroamérica en una
sola entidad. En los últimos años de su vida, sufrió un cáncer en la lengua que le
obligó a trasladarse en varias ocasiones a Texas, donde las intervenciones
quirúrgicas no lograron sanarle.
Su poesía es un equilibrio de belleza lírica y compromiso con su tiempo histórico.
Debatiéndose siempre entre el posmodernismo vanguardista, el romanticismo y el
compromiso social y político, su lírica resulta difícil de ubicar. Entre sus libros
destacan Poemas con los ojos cerrados (1943), Diez sonetos para mil y más
obreros(1950), Volcán en el tiempo (1955), Árbol de lucha y
esperanza (1951), Cristoamérica (1958), Cubamérica(1960), Antología
Poética (1967) y Patria exacta y otros poemas (1978).
Alfredo Espino
(Edgardo Alfredo Espino Najarro; Ahuachapán, 1900 - San
Salvador, 1928) Poeta salvadoreño que a partir de la publicación
de su único libro, Jícaras Tristes, ha sido uno de los líricos más
leídos en su país y está considerado como uno de los autores
clásicos de la literatura centroamericana.
Nacido en el seno de una familia numerosa (segundo de ocho hermanos), era hijo
del también poeta Alfredo Espino, miembro de una destacada dinastía de
profesores, médicos y escritores. El joven Alfredo recibió una esmerada formación
académica que finalizó en 1927, cuando se doctoró en la Facultad de
Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador con una tesis
sobre Sociología estética.
A muy temprana edad comenzó a publicar colaboraciones literarias en las revistas
Lumen y Opinión estudiantil y en los periódicos La Prensa y Diario de El Salvador.
Llevó una vida bohemia y disipada que le condujo a caer en frecuentes crisis
alcohólicas, en una de las cuales se quitó la vida cuando contaba poco más de
veintiocho años de edad. Sus restos mortales, sepultados en primera instancia en
el Cementerio General de San Salvador, fueron después trasladados a la llamada
Cripta de los Poetas, en el camposanto de los Jardines del Recuerdo.
Sus composiciones, diseminadas en papeles sueltos y en distintas publicaciones,
fueron recopiladas por su padre con el fin de llevarlas a la imprenta. Una parte de
esta recopilación, prologada por un texto esclarecedor del poeta Alberto
Masferrer, fue publicada en 1932 en el diario Reforma social. A causa de su
repercusión, en 1936 vio la luz en forma de libro una compilación más completa y
representativa de su obra que se titulóJícaras tristes.
La poesía de Alfredo Espino es un equilibrio de romanticismo y expresión
mesurada, que canta al paisaje con imágenes de gran poder descriptivo y
plasticidad, siempre desde una percepción tierna de los seres y las cosas de su
tierra. Buena parte de su obra es un canto a la región de Cuzcatlán. Prefirió la
sencillez y la métrica tradicional para sus modestas pretensiones líricas y escribió
romances y sonetos, aunque no desechó el verso libre. Sus poemas evocan los
árboles, los frutos, el aroma de la noche, los colores, los niños y lo maternal.
Desde su publicación, sus poemas fueron acogidos y difundidos con entusiasmo
por los lectores salvadoreños, que enseguida se identificaron con su líricas
descripciones paisajísticas. Así, Jícaras tristes se convirtió en una de las lecturas
obligadas en los programas educativos salvadoreños, y desde instancias
gubernamentales se promovió su edición y difusión.
Miguel Ángel Espino
Miguel Ángel Espino fue un escritor, periodista y
abogado salvadoreño (Santa Ana 17 de
diciembre de 1902 - México, D. F., el 1 de
octubre de1967).
Familia
Nació en el seno de una familia de literatos, fue hermano
del joven poeta lírico Alfredo Espino, autor de la antología Jícaras Tristes y su
abuelo materno don Antonio Najarro (1850-1890), publicó la obra poética Ecos del
Alma. Se casó con doña María Luisa Nieto.
Trabajo literario
Durante los años 20, trabajó como periodista en los diarios de la época: Diario
Latino y La Prensa. Él ingresó a la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales
de la Universidad de El Salvadoren 1921; en 1927 viajó a México, para trabajar en
la Delegación Diplomática de su país, allí habría de culminar su doctorado en
Jurisprudencia en la Universidad Nacional Autónoma de MéxicoUNAM en 1928.
Se dedicó a la narrativa, desde su juventud. A los 17 años publicó Mitología de
Cuscatlán, recopilación de antiguas leyendas indígenas. Además publicó una
colección de cuentos titulada Como Cantan Allá (1926). Publicó también dos
novelas: Trenes(1940) y Hombres Contra la Muerte (1947), su obra más
reconocida, ambientada en Belice; ambas fueron traducidas al inglés y alfrancés.
El Gobierno de El Salvador le otorgó en 1948, un premio literario, por su obra
Hombres contra la Muerte.
La prosa de Espino ha sido descrita como "valiente y audaz" por atreverse a
romper mitos acerca del pasado indígena. En general, el objetivo primordial
siempre es dar a conocer a los salvadoreños la cultura de los antepasados y
demostrar que pueden retomarse costumbres y tradiciones. Expresó en varias
ocasiones que su mayor sueño fue el de educar a los indígenas que aun existían
para que se integrasen a la sociedad moderna, fomentando así sus aportes a la
cultura.2
No suelen hacerse comparaciones con su hermano por la profunda diferencia de
estilo entre ambos; sin embargo, existen ligeros puntos en común, por ejemplo la
forma detallada de describir cada elemento percibido por medio de metáforas y
símiles. A pesar de haber crecido juntos, Miguel era mucho más realista que
Alfredo, viendo el mundo (y describiéndolo a través de la literatura) de una forma
más real y palpable, como reflejo inequívoco del pasado.
Expresó reiteradamente su profunda admiración por Alberto Masferrer, al cual
calificaba de maestro, dándole el apelativo de "Apóstol de la armonía social en El
Salvador"
Sus últimos días
En 1951, debido al daño que le causó un derrame cerebral, tuvo que poner fin a su
carrera literaria, evitándole acabar su novela inspirada sobre
el caudillo centroaméricano Francisco Morazán. Su familia lo trasladó a México,
donde permaneció retirado los últimos años de su vida.
Homenajes
En su honor, la Universidad "Dr. José Matías Delgado" organiza anualmente una
semana de la lectura literaria con el nombre de Espino, enfatizando el valor de la
lectura para la educación, tal como en su momento lo habría fomentado el escritor.
Dicha celebración incluye presentación de nuevos textos, representaciones
teatrales, exposición de pinturas y diversos talleres para nuevos
escritores.5 Además, se organiza un congreso centroamericano de escritores.
Francisco Gavidia
(San Miguel, 1863 - San Salvador, 1955) Poeta salvadoreño que
comenzó su labor literaria dentro del romanticismo y fue luego
una de las figuras clave del modernismo hispanoamericano. Su
figura abrió una etapa para la literatura de El Salvador y de
América Latina en general, pues se le considera, junto al
nicaragüense Rubén Darío y al cubano José Martí, uno de los
iniciadores de la poesía modernista.
Los estudios clásicos, el periodismo y la política llenaron su vida. Se formó en su
país, pero viajó por Europa y América del Norte y del Sur. Se enamoró de los
parnasianos, tradujo a los románticos franceses (Víctor Hugo, Lamartine) y tuvo la
gloria de iniciar a Rubén Darío, según confesión del maestro de la poesía
moderna, en el conocimiento de los parnasianos y los simbolistas franceses y en
el manejo del alejandrino con amplia libertad en los cortes y en el ritmo, lo que
había de cuajar después en la revolución modernista, con todas sus
consecuencias y secuelas literarias. El punto de partida de estas innovaciones fue
la traducción que en 1884 hizo Gavidia de una composición de Víctor Hugo,
"Stella". También se le deben algunos ensayos de adaptación del hexámetro
clásico a nuestro idioma. Sin embargo, Francisco Gavidia fue todavía, y más que
nada, un romántico que enseñó a Rubén Darío a manejar el hexámetro griego y el
alejandrino francés en lengua castellana.
En esa adaptación al castellano, Víctor Hugo lo influyó con el espesor y poder de
su verso. La bella exactitud de los versos de Gavidia es un elemento constante:
"La curva de su casto pecho / Que alza su seno al respirar tranquila, / Como ola
mansa voluptuosa oscila / En el mar de blancura de su lecho." Por otro lado, su
poesía también describió o ayudó a imaginar la realidad de su país, con escenas
continentales. Indagó el pasado histórico prehispánico y colonial, pues conocía la
cultura tolteca, maya y nahoa, además del humanismo grecolatino y europeo,
factor que lo hizo practicar una poesía mesurada y poco artificiosa. Sus versos son
de gran musicalidad, innovando en los ritmos y la métrica. Algunos críticos sitúan
a Sóteer o La tierra de Preseas(editado completo en 1949) como su libro
fundamental, pero destacan, además, Versos (1884) y El libro de los
azahares (1913).
Gavidia también cultivó otros géneros como el teatro (buscando un lenguaje que lo
aproximara al público):Júpiter (1885), Ursino (1889), Conde de San Salvador o el
Dios de las cosas (1901), Lucía Lasso o Los piratas(1914), La torre de
marfil (1920) y el poema dramáticoLa princesa Catalá (1944) son algunas de sus
obras. A través de los periódicos de la época, por otra parte, realizó además una
labor crítica y publicó ensayos educativos. Su ensayística fue recogida
fundamentalmente en Discursos, estudios y conferencias, en 1941. Sus relatos,
para los que buscó inspiración en los tiempos precolombinos y coloniales y en
tradiciones foráneas, fueron reunidos en varios libros, entre ellos Cuentos y
narraciones (1931).
Destacada figura del parlamentarismo en su país, fundó periódicos en diversas
repúblicas centroamericanas y publicó La primera forma de gobierno en
Centroamérica; intentó la creación de un idioma universal; escribió obras sobre
música, historia y filosofía (como Estudio sobre la personalidad de Juan Montalvo
y Pensamientos); se le coronó como "meritísimo" en 1933 con gran solemnidad,
presidió la Academia Salvadoreña de la Lengua y logró estrenar con éxito algunos
de sus dramas.
José María Peralta Lagos
José María Peralta Lagos (Santa Tecla, El
Salvador, 25 de julio de 1873-Ciudad de
Guatemala, 22 de julio de 1944), general e
ingeniero, fue un escritor, militar,
y político salvadoreño; escribió bajo el seudónimo
de T.P. Mechín.
Realizó sus estudios en la Academia Militar de
Guadalajara, España. Encabezó los trabajos de
construcción del Teatro Nacional de San Salvador a
principios del siglo XX, junto con el ingeniero José
Emilio Alcaine. Fue representante diplomático de El
Salvador en España y Ministro de Guerra y Marina
en el gobierno del presidente Manuel Enrique
Araujo (1911-1913). Se desempeñó como Miembro de número de la Academia
Salvadoreña de la Lengua.
La prosa de Peralta Lagos es costumbrista y esta escrita en forma humorística y a
veces irónica.
Sus obras publicadas son:
Burla Burlando (Colección de artículos, 1923)
La Muerte de la Tórtola o Malandanzas de Un Corresponsal (novela, 1932)
Brochazos (cuentos, 1925)
Dr. Gonorreitigorrea (novela, 1926)
Candidato (comedia en tres actos, 1931)
Masferrer Humorista (ensayo, 1933)
Algunas Ideas Sobre la Futura Organización de la Enseñanza Superior de CA.
(ensayo, 1936).
Cristóbal Humberto Ibarra
Nació en Zacatecoluca el 9 de mayo de 1920 y murió en 1988. Fue poeta,
ensayista, cuentista y novelista. Ejerció el periodismo. Becario del gobierno
salvadoreño en Argentina y más adelante Agregado Cultural en la embajada de El
Salvador en aquel país.
Cursó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de La Plata. Ingresó a la
Sociedad Argentina de Escritores de Chile.
Claudia Lars
(Carmen Margarita Brannon Vega; Armenia, 1899 - San Salvador,
1974) Poetisa salvadoreña, una de las voces más sobresalientes
de la lírica centroamericana del siglo XX.
Hija de Peter Patrick Brannon, ingeniero norteamericano, y de la
salvadoreña Carmen Vega Zelayandía, estudió en el colegio La
Asunción de la ciudad de Santa Ana, donde la joven Claudia se decantó por los
estudios humanísticos. Religión y poesía se vincularon en su hogar para
acrecentar su sensibilidad natural. Desde muy pronto recibió la influencia de los
clásicos antiguos y españoles (Góngora, Quevedo, Fray Luis de León), así como
la de los románticos ingleses y de Rubén Darío. También coincidió con algunos de
sus contemporáneos, como el cuentista salvadoreño Salarrué.
Poetisa precoz, con diecisiete años publicó un breve poemario que pasó
inadvertido: Tristes mirajes, que vio la luz gracias al mecenazgo del general y
poeta Juan José Cañas, uno de sus primeros mentores. Por esa época Claudia
Lars mantenía relaciones sentimentales con el poeta Salomón de la Selva. Pero
en 1919, cuando habían ya formalizado su compromiso de matrimonio, el padre de
Claudia decidió romper el vínculo y enviar a su hija a los Estados Unidos, a casa
de unos familiares afincados en Pennsylvania. Allí conoció a Le Roy Beers, con
quien contrajo matrimonio tras un breve período de noviazgo.
Sin abandonar el país norteamericano, la poetisa se instaló en compañía de su
nuevo esposo en el barrio de Brooklyn de Nueva York, donde ejerció como
profesora de lengua castellana en la Escuela Berlitz. En 1927 tuvo ocasión de
regresar a su país junto con su cónyuge, que acababa de ser nombrado cónsul de
los Estados Unidos en El Salvador. Aposentados en la capital salvadoreña, a
finales de 1927 nació su primer hijo, Le Roy Beers Brannon, que sería el único
vástago de Claudia Lars.
Claudia Lars volvió a frecuentar los cenáculos literarios, en especial el congregado
alrededor del poeta Alberto Guerra Trigueros, compuesto por escritores
comoAlberto Masferrer, Salarrué y Serafín Quiteño. En ese nuevo ambiente la
poesía de Claudia Lars fluyó de nuevo con espontaneidad y soltura, lo que se
tradujo en 1934 en una nueva entrega lírica: Estrellas en el pozo, publicada en las
famosas Ediciones Convivio por voluntad expresa de su director, el intelectual
costarricense Joaquín García Monge.
Esta obra, bien recibida por críticos y lectores, allanó el camino del siguiente
poemario de Claudia Lars, Canción redonda (1936), al que siguió, tras un
paréntesis, La casa de vidrio (1942). En este fértil periodo publicó
también Romances de norte y sur (1946), Sonetos(1947) y Ciudad bajo mi voz,
libro premiado en el Certamen Conmemorativo del IV Centenario del Título de
Ciudad de San Salvador.
En 1948 se instaló en Guatemala para ejercer allí sus competencias como
agregada cultural de la Embajada de El Salvador, cargo con el que acababa de
honrarla el gobierno salvadoreño. En Guatemala conoció además a quien habría
de convertirse en su segundo esposo, Carlos Samayoa Chinchilla. A su regreso a
El Salvador, continuó desempeñando algunos cargos públicos en el departamento
editorial del Ministerio de Cultura, donde poco tiempo después asumiría la
dirección de la revista Cultura. Mostró una mayor madurez conceptual y expresiva
en el volumen Donde llegan los pasos (1953), al que siguió, dos años después,
Escuela de pájaros(1955), un texto con el que se acercaba a los lectores infantiles.
En 1959 publicó Fábula de una verdad y Tierra de infancia, obra que presentó
como sus memorias poéticas. En 1961 se imprimió una muestra antológica de sus
versos destinados a los niños (Girasol), que se complementó aquel mismo año
con una selección del resto de su producción lírica (Presencia en el tiempo). Al
año siguiente, su poemario Sobre el ángel y el hombre fue distinguido con el
segundo premio del Certamen Nacional de Cultura, y en 1965 fue galardonada
con el primer premio del certamen conmemorativo del cincuentenario de los
Juegos Florales de Quezaltenango (Guatemala), por su libro Del fino amanecer.
Su última obra, Nuestro pulsante mundo, se publicaría en 1969.
Desde su libro inicial, Estrellas en el pozo (1934), el ideal poético de Claudia Lars
quedó en evidencia: la transparencia, la sencillez y la ternura como revelación de
la belleza, a través de un notable conocimiento formal del verso. El paisaje y los
seres que lo habitaban, así como el tema familiar, la influyeron hondamente, como
reflejó en La cantora y su pueblo. Ella misma declaró: "Bajo los temores y las
supersticiones que con los años se irían desprendiendo de mi credulidad como
hojas sin savia, la abuela sembraba en mi mente ideas magníficas: la diferencia
que hay entre la cobardía y la acción heroica; entre la pureza del alma y los bajos
instintos corporales".
Álvaro Menen Desleal
Álvaro Menén des leal, conocido por Álvaro Menen
Desleal ( * Santa Ana; 13 de marzo de 1932 - San
Salvador; 6 de abril de 2000) fue un cuentista y
dramaturgo salvadoreño.
Su nombre correcto es Alvaro Menendez Leal.
Perteneció a la llamada Generación Comprometida junto
con Manlio Argueta, Italo López Vallecillos, Roque
Dalton y otros. Menendez Leal fue el creador de los
noticieros televisivos en El Salvador, con el mítico
programa Telediario salvadoreño. Su suerte cambiaba de
gobierno a gobierno; estuvo exiliado y fue también agregado cultural de El
Salvador en México y director del Teatro Nacional.
Álvaro Menéndez Leal nació en la ciudad de Santa Ana, el 13 de marzo de 1931.
Ingresó a la Escuela Militar “General Gerardo Barrios”, de la cual fue expulsado
cuando cursaba el tercer curso (1952), debido a un poema "subversivo" que
publicó en La Prensa Gráfica.
Ingresó a la redacción de El Diario de Hoy (enero de 1953), rotativo en el que
colaboraba desde 1950. En agosto de 1953, fue detenido y fichado en el cuartel
central de la Policía Nacional, acusado de conspirar contra el régimen del teniente
coronel Óscar Osorio.
Realizó una gira como boxeador peso mosca por las arenas de Guatemala y las
del México provincial, hasta que llegó a debutar en la Arena Metropolitana del
distrito federal. De su primera estancia en este país emanó un poemario
existencialista, titulado El extraño habitante (México, 3AM), iniciado en marzo de
ese mismo año y publicado en San Salvador, diez años después.
En agosto de 1955, reingresó a la redacción de El Diario de Hoy y dirigió, por corto
tiempo, las breves, críticas y humorísticas secciones Paso doble y Paso ganso, así
como las páginas de Filosofía, arte y letras creadas por el finísimo poeta Ricardo
Trigueros de León.
El 7 de septiembre de 1956 fundó Tele-Periódico, el primer noticiario televisivo de
El Salvador, transmitido al mediodía y en horario nocturno por YSEB canal 6.
Durante sus meses iniciales, bajo el patrocinio de la casa comercial Freund, este
espacio televisivo contó con un Suplemento cultural o sección dominical de
promoción para las artes y las letras, así como con un periódico anexo, impreso en
la ciudad de México mediante la técnica del rotograbado.
Después, Menéndez Leal creó Tele-Reloj, un espacio noticioso que fue transmitido
por YSEB canal 6 y YSDR canal 8, en sus horarios del mediodía mientras que
Teleperiódico ocupaba las transmisiones nocturnas. En mayo de 1957, retomó la
dirección de las páginas literarias dominicales de El Diario de Hoy. En 1961 se
inscribió como estudiante en la carrera de Sociología de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de El Salvador (UES).
Desde la Universidad de El Salvador, colaboró con la revista Vida universitaria y el
viernes 30 de junio de 1961 fue declarado ganador de varios premios en el
Certamen Cultural Universitario Centroamericano, patrocinado por la Asociación
de Estudiantes de Derecho (AED). Esos premios fueron el "Vicente Sáenz" por su
ensayo ¿Es lícito matar al tirano?, el "Juan Ramón Molina" por su poemario Duro
pan, el exilio y un galardón por su cuento La caída, revelador de su experiencia en
el desastre aéreo paraguayo
En octubre de 1961, obtuvo otros galardones en el primer Certamen Cultural
Universitario, promovido por la Asociación de Estudiantes de Humanidades de la
Universidad de El Salvador. En dichos eventos, obtuvo, compartidos, el primer
premio poético "Oswaldo Escobar Velado" por su trabajo Poesía para pintores
(haikús); la máxima presea de cuento "Arturo Ambrogi" por La espera y el segundo
galardón de ensayo, designado "Marcelino García Flamenco" por Testimonio
sobre Vallejo.
En febrero de 1962 fue nombrado catedrático de la Facultad de Economía de la
Universidad de El Salvador. Cinco meses más tarde, se hizo acreedor a dos
premios del XI Torneo Cultural de la Asociación de Estudiantes de Derecho (AED):
el Premio "Alberto Masferrer" de Ciencias Sociales -por su trabajo Barrio alto y
barrio bajo.
Entre su obra editada se encuentra, La llave (cuento, San Salvador, 1962);
Cuentos Breves y Maravillosos (cuento. Libro premiado con el Segundo Lugar en
el Certamen Nacional de Cultura, 1962); El Extraño Habitante (Poesía, San
Salvador, 1964); El Circo y otras Piezas Falsas (Teatro. Revista La Universidad,
San Salvador, 1966); Luz Negra (Teatro: Primer Premio compartido, Juegos
Florales Hispanoamericanos de Quezaltenango, Guatemala, 1965); Ciudad, Casa
de Todos (Ensayo: Segundo Premio Certamen Nacional de Cultura, San Salvador,
1966); Una cuerda de Nylon y Oro (Cuento: Primer Premio en el certamen
Nacional de Cultura, San Salvador, 1968); Revolución en el País que edificó un
Castillo de Hadas (Cuento: Primer Lugar en el Certamen Centroamericano Miguel
Ángel Asturias, del Consejo Superior Universitario Centroamericano, Coosta Rica,
1970); La Ilustre Familia Androide (Cuento, Argentina, 1972); Los Vicios de Papá
(Cuento, San Salvador, 1978); La bicicleta al pie de la muralla (Teatro, San
Salvador, 2000); Tres novelas cortas y poco ejemplares (San Salvador, 2007).
Ítalo López Vallecillos
Italo López Vallecillos (San Salvador, 15 de
noviembre de 1932 - México D.F., 9 de febrero de 1986)
fue un poeta, historiador, periodista y editor salvadoreño.
Fue el creador y guía de la mítica Generación
Comprometida de El Salvador, a la que también
pertenecieron Roque Dalton, Manlio Argueta y Álvaro
Menen Desleal. Fue editor del diario El independiente,
que durante dos décadas fue atacado por gobiernos
militares. A principios de los años sesenta creó la Editorial
Universitaria de El Salvador y la influyente revista La pájara pinta. A principio de
los años setenta fundó la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA), que
durante casi treinta años dio a conocer a los escritores más importantes de la
región.
Obras
Biografía de un hombre triste (poesía, Madrid, 1954),
Imágenes sobre el otoño (San Salvador, 1962),
El periodismo en El Salvador (ensayo histórico, San Salvador, 1964),
Gerardo Barrios y su tiempo (ensayo histórico, 1965),
Burudi Sur (teatro, San Salvador, 1965),
Puro asombro (poesía, San Salvador, 1970),
Inventario de soledad (poesía, San Salvador, 1977).
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