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“Con el sol llega un nuevo día, un nuevo comienzo… la esperanza de que hoy las cosas van a ir mejor que ayer… …¿pero para mí?… Esta es la historia de cómo todo cambio en un instante… lo que no sabíamos era que nuestro mundo estaba a punto de llegar a su fin, y en las paredes de nuestra caverna no había ninguna señal que nos preparara para eso…” Pero déjame que te cuente antes, quienes somos… ESTA ES UNA NUEVA AVENTURA, LA AVENTURA CAVERNICOLA… y aquí nos tienes somos una familia. ¡Sí!, lo oyes bien, somos una gran familia; nosotros vivimos las grandes aventuras en familia, porque te lo pasas mejor, porque son más divertidas, porque en esta aventura cada uno tiene algo que ofrecer a los demás, porque… SOMOS UNA GRAN FAMILIA… ¿Quieres venir?... ¡Vente!! Te invito a descubrir LA FAMILIA!!!!
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DÍA 1 “Somos una familia, descúbrela”
TEMA: ¿QUIÉN ERES TÚ? – SOMOS UNA GRAN FAMILIA Saca el cavernícola que llevas dentro… ¿Quién eres tú? El campamento es una oportunidad para descubrir quien eres realmente, y quién es esa familia que llamamos la Iglesia.
A. ¿QUÉN ERES TÚ?... - ¿Quién eres tú?, la gran familia de los Hijos de Dios - Somos seres creados - Llamados a la felicidad - Felicidad = santidad
¿Te atreves a sacar el cavernícola que llevas dentro?...
Como a la familia de “los Croods”, a nuestra familia, también se le ha destruido su caverna, de repente el mundo ha cambiado… vamos a descubrirlo. ¡¡Hola!!... Acabas de recibir la señal para salir de tu caverna, parece que llevabas allí una eternidad, parece que nunca ibas a salir de allí; pero ¡Sí!, has salido y aquí estás aquí; has venido hasta este campamento… hasta este nuevo mundo. ¿A qué estás dispuesto?... ¿Te vienes de caza?... seremos rápidos, seremos contundentes… seremos una familia… Así somos los cavernícolas: grandes, llenos de pelo, con dientes afilados…, quizás un poco feos, pero eso no importa. Lo que nos importa es vivir esta aventura en familia; ayudarnos unos a otros, sacar lo mejor de nosotros mismos, y ponerlo al servicio de los demás. Estoy seguro de que rápido lo aprenderás. TEXTO DEL EVANGELIO:
(Gn 1, 1-‐31) “A imagen de Dios lo creó” SANTO DEL DÍA: San Francisco Javier Francisco nació cerca de Pamplona (España) en el castillo de Javier, en el año 1506. Era de familia que había sido rica, pero que a causa de las guerras había venido a menos. Desde muy joven tenía grandes deseos de sobresalir y de triunfar en la vida. Pero también tenía un gran tesoro que su madre había puesto en su corazón: la fe en Dios, el amor a Jesús y a la Virgen María. Dios lo haría sobresalir pero en santidad. Cuando estudiaba en París, se unió a san Ignacio de Loyola quien, viendo sus grandes pretensiones le preguntaba una y otra vez: “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?” Fue ordenado sacerdote en Roma el año 1537. El año 1541 marchó al Oriente. Evangelizó incansablemente la India y el Japón durante diez años. Murió el año 1552 a las puertas de China. Es patrono de las Misiones. CUENTO: “Señales” Una vez, un hombre susurró: “Dios, dime algo”. Y un árbol cantó. Pero el hombre no escuchaba. Luego, el hombre habló más alto pidiendo: “¡Dios háblame!” Y el viento silbó a su alrededor. Pero el hombre no oía. El hombre, miró a su alrededor y gritó: “¡¡Dios, déjame que te vea!!”. Y una estrella se encendió con fuerza en el cielo. Pero el hombre no veía. Entonces, el hombre gritó: “¡Dios, muéstrame un milagro!” Y en ese momento un niño nació. Pero el hombre no lo supo.
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Luego el hombre, ya desesperado, pidió a voces: “¡Tócame Dios! ¡Hazme saber que estás aquí!”. Dicho esto, Dios bajo y le tocó. Pero el hombre, sin darse cuenta, espantó la mariposa que volaba a su alrededor y continuó caminando. EXPLICACIÓN:
-‐ ¿Quién eres tú?; La gran familia de los Hijos de Dios!!. Esta aventura es muy especial… si te introduces en ella, ya no podrás ser el mismo de antes. Te voy a pedir una cosa… ¡¡tienes que sacar el cavernícola que llevas dentro!!. Durante estos días formarás parte de esta aventura; en ella descubrirás rodeado de tantos niños y tantas niñas, que hay muchas personitas en el mundo… ¡claro, eso ya lo sabías!, ¿verdad?. Cada uno somos diferentes, pero a la vez hay cosas que nos hacen iguales. Y, ¿sabes lo más importante?, hay Alguien que nos hace más importantes aún. Pero vamos por partes. Estos días de campamento son únicos. Si te fijas alrededor, podrás ver algunos paisajes, muchos árboles, plantas... Estamos rodeados de naturaleza; incluso si afinas tu vista y tu oído, podrás ver y escuchar a multitud de animales. Ellos no son como tú, pero también viven… ¿te das cuenta?, ¡no estás sólo!, pero de entre todo lo que te rodea, tú eres especial. ¡Sí! Eres muy especial, ¿sabes por qué? Porque tú además de vivir, puedes jugar, puedes divertirte, puedes incluso llorar; puedes pensar y puedes sentir. -‐ Somos seres creados Esto es lo primero y más importante que debes aprender… TÚ, MI AMIGO CAVERNICOLA, ERES UN SER CREADO. ¿Qué, qué significa eso? Pues está muy claro, significa que Alguien, que te quiso, que te quiere y que siempre te querrá, un buen día pensó en ti, para que existieras, para que hoy estuvieras aquí y disfrutaras de todo lo que te rodea. Eres único, eres especial y nada ni nadie puede sustituirte; ni nada ni nadie puede pensar y sentir por ti. ¿Conoces a ese Alguien?, espero que sí; sino hoy te invito a que lo hagas. Él es la persona más importante de esta gran familia, la que hoy ha hecho posible que estemos todos juntos aquí; la que nos quiere tanto, tanto, tantísimo que siempre nos regala lo mejor. Creo que ya vas sabiendo de quien te hablo, ¿verdad?... Es Dios, nuestro Padre, nuestro Creador. Es la Cabeza de nuestra familia. Él, nuestro Padre, tú y yo, hermanos; ¡claro!, no hermanos “carnales”, pero si hermanos en el Espíritu. Fíjate, si te cuesta comprenderlo, tan sólo tendrás que aprender a vivir estos días para saber como es posible que seamos hermanos; pues durante estos días compartiremos juntos los juegos, las oraciones, las comidas, la piscina… hasta incluso dormiremos el uno muy cerca del otro. Compartiremos juntos grandes aventuras… aquellas que recordaras con cada uno de los que estamos aquí. Y es que las cosas bonitas se recuerdan cuando se viven junto con los hermanos. -‐ Llamados a la felicidad Y hablando de cosas bonitas… ¿quieres qué te cuente para qué estamos aquí?... Si ya lo sabes… pues estamos aquí para disfrutar y pasárnoslo bien. Porque Dios, cuando pensó en nosotros y nos creó… nos pensó haciendo siempre el bien, lo cual nos llena de alegría y felicidad. En la aventura de estos días, descubrirás también la felicidad.
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¿Crees que Dios nos podría querer tristes?... Entonces no nos querría de verdad. Si de veras Dios es bueno, tiene que querer para cada uno de nosotros lo mejor… y qué mejor qué ser felices. Pues vamos a vivir la aventura de la felicidad!!! Pero como antes hemos visto… esta aventura no la vamos a vivir solos… Ya verás como la felicidad la encontramos también en el otro, en nuestro amigo y hermano que esta con nosotros estos días. ¿Cómo?... pues muy sencillo: tendrás miles de ocasiones durante el día para encontrar esa felicidad en el otro. Por ejemplo cuando le ayudes por la mañana a despertarse y a buscar la ropa que ha perdido; o cuando juegues con ella porque está sola, también cuando le esperes en la comida porque come muy despacio… o cuando no te enfades con él porque lo ha hecho mal en un juego, también cuando estés en la piscina haciendo aguadillas, o cuando vayas de excursión… Y por supuesto, cuando aprendas a disfrutar de esta gran familia y de todo lo que Dios nos regala en este hermoso paisaje y con tanta gente buena. -‐ Felicidad = santidad Porque querido amigo, como te decía antes… Dios sólo quiere para nosotros lo bueno, que lo bueno… lo mejor de lo mejor. ¿Sabes? A esta familia nuestra que hoy conoces por primera vez, ya han pertenecido otros muchos que han aprendido el camino de la felicidad y que también lo han descubierto en los demás… A algunos de ellos, también los vamos a conocer durante estos días… son los que llamamos los santos. Amigos especiales de Dios, que han entendido que Dios siempre quería lo mejor para ellos, y entonces han decidido cada día, cumplir con su voluntad… pedirle cada día que los enseñara donde estaba el camino de la felicidad, para siempre perseguirla. PREGUNTAS:
¿Por qué has venido al Campamento? Reflexionar qué es lo que te ha traído aquí y para qué. ¿Qué esperas de estos días?
¿Qué es eso de la felicidad? ¿qué cosas me hacen felices y cuáles me impiden ser felices?
¿Te das cuenta que Jesús pasa a tu lado en cada instante y acontecimiento de tu vida diaria? ¿Cuáles son esos momentos y que me pide que haga Jesús?
¿Qué debería hacer para mejorar mi respuesta a la llamada de Jesús? Puedes hacer un listado de cosas a cambiar o cosas nuevas a hacer como propósito para seguir mejor a Jesús GESTO:
Haremos con cartulina un colgante de un hueso. El gesto es muy sencillo: por la cara de delante motivaremos a los niños para que escriban quienes y como son; y por la cara de detrás los propósitos para este campamento (motivados por los monitores).
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B. SOMOS UNA GRAN FAMILIA
-‐ La gran familia de la Iglesia -‐ Y esta gran familia, ¿para qué? TEXTO DEL EVANGELIO:
(Mt 16, 16-‐20) “Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Hch 2, 42-‐45) “Vivían todos unidos, y tenían todo en común” (1 Co 14, 12-‐31) “Procurad sobresalir para la edificación de la comunidad” CANCION:
Somos una familia (Migueli) http://www.youtube.com/watch?v=yO_uNgRry98 SANTO DEL DÍA: Sta. Catalina de Siena
http://www.youtube.com/watch?v=bj7AZukqLkI Con 6 años tuvo su primera llamada. Rezó desde niña incesantemente con deseo de entregarse a Dios en el servicio a los hermanos. Su oración y sus consejos ayudaron a que el Papa Gregorio XI pudiera volver Roma y fuera reconocido como el verdadero sucesor de Pedro. CUENTO: “Asamblea de la carpintería”
En un pequeño pueblo, existía una diminuta carpintería famosa por los muebles que allí se fabricaban. Cierto día las herramientas decidieron reunirse en asamblea para discutir sobre sus diferencias. Una vez estuvieron todas reunidas, el martillo, en su calidad de presidente tomó la palabra. -‐ Queridos compañeros, ya estamos constituidos en asamblea. ¿Cuál es el problema?. -‐Tienes que dimitir-‐ exclamaron muchas voces. -‐ ¿Cuál es la razón? – dijo el martillo. -‐ ¡Haces demasiado ruido!-‐ se oyó al fondo de la sala, al tiempo que las demás afirmaban con sus gestos. -‐Además -‐agregó otra herramienta-‐, te pasas el día golpeando todo. El martillo se sintió triste y frustrado. -‐ Está bien, me iré si eso es lo que queréis. ¿Quién se propone como presidente?. -‐ Yo, se autoproclamó el tornillo -‐ De eso nada -‐gritaron varias herramientas-‐. Sólo sirves si das muchas vueltas y eso nos retrasa todo. -‐ Seré yo -‐exclamó la lija-‐ -‐ ¡Jamás! -‐protesto la mayoría-‐. -‐ Eres muy áspera y siempre tienes fricciones con los demás. -‐ ¡Yo seré el próximo presidente! -‐anuncio el metro. -‐ De ninguna manera, te pasas el día midiendo a los demás como si tus medidas fueran las únicas válidas – dijo una pequeña herramienta. En esa discusión estaban enfrascados cuando entró el carpintero y se puso a trabajar. Utilizó todas y cada una de las herramientas en el momento oportuno. Después de unas horas de trabajo, los trozos de madera apilados en el suelo fueron convertidos en un precioso mueble listo para entregar al cliente. El carpintero se levantó, observó el mueble y sonrió al ver lo bien que había quedado. Se quitó el delantal de trabajo y salió de la carpintería. De inmediato la Asamblea volvió a reunirse y el alicate tomo la palabra: -‐ “Queridos compañeros, es evidente que todos tenemos defectos pero acabamos de ver que nuestras cualidades hacen posible que se puedan hacer muebles tan maravillosos como éste”. Las
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herramientas se miraron unas a otras sin decir nada y el alicate continuo: “son nuestras cualidades y no nuestros defectos las que nos hacen valiosas. El martillo es fuerte y eso nos hace unir muchas piezas. El tornillo también une y da fuerza allí donde no actúa el martillo. La lija lima aquello que es áspero y pule la superficie. El metro es preciso y exacto, nos permite no equivocar las medidas que nos han encargado. Y así podría continuar con cada una de vosotras. Después de aquellas palabras todas las herramientas se dieron cuenta que sólo el trabajo en equipo les hacía realmente útiles y que debían de fijarse en las virtudes de cada una para conseguir el éxito. EXPLICACIÓN:
-‐ La gran familia de la Iglesia Esa gran familia a la que todos pertenecemos, a la que han pertenecido muchos, es la IGLESIA, el grupo de todas las personas del mundo que están BAUTIZADAS y que CREEN en Cristo y en sus enseñanzas. El día de nuestro Bautismo, Dios nos invitó a pertenecer a esa familia que es la Iglesia. Por eso todos los bautizados pertenecemos a esa gran familia. ¡Ah, sí!, si tú estás bautizado y crees en Jesús y en todo lo que Él nos enseñó, entonces eres ¡PARTE DE LA IGLESIA!. La Iglesia está formada por personas casadas, solteras, niños, niñas, jóvenes, adultas, los sacerdotes y personas consagradas a Dios. -‐ Y esta gran familia, ¿para qué? Jesús fundó la Iglesia para salvarnos. Cristo, el hijo de Dios, fue quien empezó la Iglesia. Jesús nos dejó la Iglesia para que cuando Él ya no estuviera en el mundo, ella nos dijera qué es lo que debemos hacer para llegar al cielo. La Iglesia es quien nos muestra el camino a la salvación. En el tiempo en que Jesús estuvo enseñando, escogió a doce hombres para que le siguieran, aprendieran de Él y después fueran por todos lados a decirles a los demás hombres lo que Él les había enseñado. A éstos los llamo APÓSTOLES, que quiere decir “Enviados”. Ellos fueron los primeros que empezaron la IGLESIA. Cuando Jesús subió al cielo, los apóstoles se fueron a diferentes pueblos para enseñar a la gente el Evangelio, o sea, todo lo que Jesús les había dicho, y así cada vez más personas iban creyendo en Jesús. Así fue como empezó a haber cada vez más y más CATÓLICOS. En la Iglesia tenemos nuestros pastores. Cuando Jesús escogió a Pedro, éste se convirtió en el primer Papa. También hoy tenemos un Papa que es la cabeza de la Iglesia y que junto con los obispos y los sacerdotes lo ayudan a gobernar. Ellos nos ayudan a nosotros a ser santos y a estar cerca de Dios, por medio de los sacramentos y sus enseñanzas. La Iglesia Católica es también el Cuerpo Místico de Cristo, porque, como en un cuerpo humano, Cristo es la Cabeza, los bautizados somos los miembros de este cuerpo y el Espíritu Santo es el alma que nos une con su gracia y nos santifica. En la Iglesia, como en cualquier familia, todos somos muy importantes, pues todos somos hijos de Dios, todos somos hermanos. La Iglesia está formada por todos nosotros y cada quien tiene una función especial dentro de ella, la cual debemos de cumplir para que la Iglesia sea fuerte. Cada quién tiene que cumplir con la parte que le corresponde por amor a Dios. Nadie puede hacer nuestra función en la Iglesia. La misión de la Iglesia es la misma de nuestro Señor Jesucristo: llevar a cabo el plan de salvación de Dios sobre los hombres.
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Puesto que la fe no la recibimos en el supermercado, ni en el colegio, ni nos toca en la lotería sino que es en la Iglesia donde nace, crece y madura, tenemos que acudir a Ella como Madre, como Maestra. La fe solo podemos vivirla plenamente unidos al autor de la fe: Jesús. Y Este nos espera en “su Iglesia”. Como le dice a Pedro: “tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré MI IGLESIA”. Es muy importante que los católicos amemos a nuestra Iglesia. Todos tenemos que estar unidos y defender lo que creemos, ya que la IGLESIA ES NUESTRA FAMILIA. PREGUNTAS:
¿Quién forma parte de la Iglesia? ¿Me siento parte de la gran familia de la Iglesia? ¿En qué me puede ayudar la Iglesia? ¿En que puedo yo ayudar a la Iglesia? ¿Cuándo y cómo puedo yo defender a la Iglesia? GESTO: Construir entre todos un cuerpo humano con los distintos miembros unidos entre sí. (se colocarían las partes unidas con encuadernadores; se puede hacer en cartulina y colocar en una de las paredes)
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DÍA 2 “Sin luz todos tienen miedo” / “No me gusta la oscuridad”
TEMA: LOS VICIOS – EL PECADO Los vicios nos hacen vivir en el pecado, vivir sin luz, en la oscuridad. Dan tristeza y angustia a nuestro corazón
- Santidad = comunicación del amor de Dios - Pecado = rechazo del amor de Dios… el fruto, la tristeza - Cristo desde la Cruz, vence el pecado
“Todo comenzaba a cambiar en nuestro alrededor, pero no sabíamos bien, que teníamos que hacer”. ¿Te acuerdas de Epp? Esta cavernícola, se da cuenta especialmente de que algo distinto puede ocurrir en sus vidas, no sabe muy bien lo que es, pero en su interior siente un deseo muy grande de que las cosas sean diferentes, de que la vida cambie. La vida en la caverna es muy aburrida, y todo es oscuro… no siempre lo nuevo tiene porque ser malo Tanto ella como su familia, sólo conocían la oscuridad; su vida se guiaba por el miedo, reduciendo su mundo a las paredes de una caverna que no “tienen solución para nada”. Epp comienza a descubrir que fuera de la caverna “más allá” había algo mucho mejor, lejos de la oscuridad. En realidad todos ansiaban lo mismo, pero todos tenían miedo a lo desconocido. Pero algo inaudito va a ocurrir en nuestra historia… sin saber como ni porque, la caverna se destruyó; en un minuto lo que se tenía por más seguro desaparece. Es el momento para que toda la FAMILIA se vea obligada a salir de la seguridad de su caverna y comiencen a descubrir un mundo más allá, ¡Sí!, quizás un mundo hostil, pero también un mundo con muchas cosas bellas por descubrir… ¿te acuerdas?, ayer lo comenzamos a descubrir. La oscuridad comienza a quedar atrás, las reglas a seguir son diferentes… PODEMOS VIVIR DE OTRA MANERA… BIENVENIDO A ESTE NUEVO MUNDO… ¡NO TENGAS MIEDO! Siempre hay que atreverse a salir de la oscuridad, porque hemos sido creados para la luz. TEXTO DEL EVANGELIO:
(Rm 13, 8-‐14) “Dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz” SANTO DEL DÍA: Agustín de Hipona era un joven, nacido en Tagaste, África, que sentía en su interior el deseo sincero de la verdad absoluta y la buscaba por caminos equivocados, pero el Señor lo iba guiando con su luz y le sacó de la oscuridad en la que estaba envuelto. El texto que acabamos de oír, justamente es el que le dio la luz para reconocer que Jesús es la Verdad. Esta Luz, le dio fuerza para romper con el pecado que lo tenía atado, dándose por entero al servicio de Cristo. “Ahora sólo te amo a Ti, sólo te sigo a Ti, sólo te busco a Ti”. Es muy conocida una frase suya que habla del anhelo de todo ser humano: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón no descansa hasta que reposa en Ti”. CUENTO:
Una vez Jesús estaba con sus amigos y les contó un cuento sobre un padre y dos hijos. El
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menor de los dos quería irse de la casa y le pidió a su padre que le diera dinero y se fue muy muy lejos. Pero sucedió que se gastó todo lo que tenía, haciendo toda clase de trastadas y empezó a pasar hambre. Ni siquiera le dejaban comer la comida de los animales que cuidaba, entonces ahí, cuando ya no podía mas, cayó en la cuenta que cuando él vivía con su padre era más feliz y decidió regresar. Sólo pensaba qué le diría al padre porque pensaba que él estaría enfadado, pero sucedió que al ponerse en camino, su padre lo vio de lejos y, corriendo, fue a su encuentro y, lleno de alegría, lo llenaba de besos y regalos. Sólo pensaba qué le diría al padre porque pensaba que él estaría enfadado, pero sucedió que al ponerse en camino, su padre lo vio de lejos y, corriendo, fue a su encuentro y, lleno de alegría, lo llenaba de besos y regalos. Su padre ya no pensaba en nada más que la alegría que le daba tener otra vez a su hijo en la casa. Su hermano estaba un poco celoso, pero el padre lo convenció de que lo más hermoso es el amor. EXPLICACIÓN:
-‐ Santidad = comunicación del amor de Dios Como dijimos en el día de ayer, cuando comenzamos a descubrir este nuevo mundo, todo lo que nos rodea, nos damos cuenta de que Alguien nos lo ha regalado… Sí, sí, ese es Dios. ¿Pero sabes? No sólo nos ha regalado todo lo que vemos a nuestro alrededor, sino que el primer regalo que nos ha hecho, ha sido NUESTRA VIDA. Dios que es Amor, nos ha creado precisamente por ese Amor… desde toda la eternidad, quiso comunicar su amor, y en una “explosión” de amor, creó todas las cosas… pero entre todas ellas, creo a una muy especial … ESE ERES TÚ. Creado a su imagen y semejanza. Tan especial y tan perfecto, que nos hizo “santos”, llenos de felicidad, capaces de amar, de pensar, de hacer cosas buenas, de ser libres… Dios es tan bueno, que quiere que disfrutemos de lo mismo que Él tiene… Es como ese mejor amigo, que comparte lo mejor que tiene con sus amigos. Así es Dios, y así ha sido con cada uno de nosotros. Cada día nos hemos de dar cuenta de cómo Dios derrama su amor sobre nosotros, de cuánto nos quiere, y de todo lo que nos cuida. ¡Abre tus ojos y tus orejas!... y además de contemplar la creación, contempla también en tu interior, como Dios te ama. -‐ Pecado = rechazo del amor de Dios… el fruto, la tristeza ¿Recuerdas a Adán y Eva?, el primer hombre y la primera mujer, nuestros antecesores. Ellos, desconfiaron de ese Amor de Dios, se revelaron y le dieron la espalda. Eso es el pecado original y desde entonces, toda la humanidad lo hereda y nace con él. Dios ha puesto en nuestro interior una sabia ley que nos dice: tienes que hacer el bien y evitar el mal, es tu conciencia. Dios, además, nos da a conocer con claridad cual es su voluntad: si la cumplimos, seremos muy felices; si no hacemos caso, nuestra vida estará llena de mal y de tristeza, y perderemos la amistad con Dios que tanto nos ama. El pecado consiste en desobedecer lo que Dios nos manda. Desde que el pecado se introdujo en el mundo (pecado original) todos los seres humanos sufrimos cierta influencia del mal y nos inclinamos fácilmente al pecado. Tú sabes que muchas veces lo más fácil es no decir la verdad, no cumplir con los deberes, dejarnos llevar por la pereza… pero no siempre lo más fácil es lo mejor y la vida nos demuestra que sólo aquellos que luchan y se sacrifican llegan a triunfar verdaderamente.
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El pecado endurece nuestro corazón y nos deja en la oscuridad si permanecemos en él sin arrepentirnos, por eso Dios ha puesto en nuestro corazón una luz para distinguir lo que está bien y lo que está mal, lo que nos aparta de su voluntad. Nos creó por amor para ser felices y lejos de Él, nunca podremos serlo. -‐ Cristo desde la Cruz, vence el pecado Compadecido nuestro Padre Dios de la tristeza y oscuridad que veía en Adán y Eva, les prometió que vendría un Salvador para enseñar a toda la humanidad el camino del amor. Por eso mandó a su Hijo, Jesucristo, que vino a cumplir su voluntad y nos amó tanto que murió por nosotros. Con el Bautismo que Él nos trajo, se nos borra el pecado original, pero nos queda como una cicatriz, como una debilidad que muchas veces, nos hace otra vez volver a dar la espalda a este inmenso amor de Dios y caemos en el pecado. Debemos procurar estar siempre en amistad con Nuestro Señor Jesucristo, escuchando lo que nos dice y enseña a través de su palabra, para vivir y hacer lo que Él quiere, uniéndonos a Él a través del cumplimiento de los mandamientos y recibiendo los sacramentos, que son signos de su amor. Jesús, que nos conoce muy bien, instituyó un sacramento para que después del bautismo pudiésemos obtener el perdón de los pecados y recobrar la amistad con Dios y la alegría. Es el sacramento de la penitencia, de la confesión. Es el sacramento de la alegría porque no hay alegría más grande que recibir el amor y el perdón de Dios (tú sabes que cuando haces una cosa mal, por ejemplo desobedecer a tu madre, y le pides perdón, le das una gran alegría y tú también quedas muy contento). Acude al sacramento de la penitencia, confesándote con frecuencia y llegarás a ser mejor amigo de Jesús cada día, serás feliz y tratarás de hacer felices a los demás. Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo para salvarnos del mal, del pecado y de la muerte que es consecuencia del pecado. En la Iglesia de tu pueblo hay una gran cruz. Ve a verla un día tú solo. Mira a Jesús crucificado, clavado en la cruz, con una corona de espinas, con el cuerpo azotado… míralo bien y entenderás lo malo que es el pecado. Él murió por nuestros pecados, por los tuyos y por los míos y con su resurrección nos ha abierto el camino de la vida. PREGUNTAS:
¿Has pensado que tus trastadas te alejan de Jesús y de todas las personas? ¿Eres consciente del gran amor que Jesús te tiene y siempre te está esperando cuando te alejas? ¿Has sentido alguna vez la alegría de ser perdonado o de perdonar a alguien? ¿Cuánto hace que no te confiesas? GESTO:
Coloca en el centro una caja muy bien decorada que llame la atención de los niños, con cintas de colores, papel brillante, etc. Pregúntales si les llama la atención la caja, por qué es tan llamativa, qué se imaginan que hay dentro, si quieren conocer su contenido. Posteriormente pide a uno de los niños que meta la mano dentro de la caja (que está llena de carbón, barro o algo que manche la mano). Dile que saque la mano y la muestre a los demás (obviamente manchada o sucia). Aquí explicamos que de igual forma sucede con el pecado, es muy llamativo, adornado con muchas cosas pero dentro de él esconde algo que mancha el alma y opaca la relación con Dios, quitándole la luz.
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JUEGO: LA CADENA DE SALVACIÓN
Elije una persona para ser el virus del pecado que quiere infectar a tantas personas como sea posible. Selecciona otra persona que juegue como Jesús, el único refugio a salvo del “pecado”. Si el pecado te toca, te infectarás y debes cruzar los codos. Sin embargo, si corres hasta Jesús y cruzas los codos antes que el pecado te toque, estás a salvo. Siempre y cuando permanezcas vinculado a Jesús, el pecado no te puede infectar. Si te apartas de Jesús, eres vulnerable. Si estás infectado por el pecado, puedes exclamar: “Jesús, por favor, ayúdame”. Entonces Jesús puede venir a tocarte y liberarte. El objetivo es que todo el mundo se vincule en una gigantesca cadena de Jesús y deje al pecado sin víctimas para infectar.
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DÍA 3 “Tengo un sueño una razón, una misión” / “Hay que cambiar unas cosas” / “Se acabaron las cavernas”
TEMA: LAS VIRTUDES
La vida nueva es una vida en las virtudes. Es el camino para ser santos y el modo para alcanzarlo.
- Vida nueva = santidad = virtud - Virtud = facilidad para hacer bien las cosas - Felicidad = santidad -‐-‐-‐ vivir la virtud te hace ser feliz
HISTORIA DE LA TIGRESA
“Érase una vez una preciosa tigresa, vivía en una caverna con su familia, su padre y su madre le decían: puedes ir a donde quieras pero jamás te acerques al precipicio, podrías caerte y morir. Un día que nadie la miraba, ella se acercó al precipicio, cuanto más se acercaba al borde más cosas oía, más cosas veía, más cosas sentía. Al final se quedó sobre el mismo borde, vio una luz y se estiró para alcanzarla y voló… ¿a dónde se fue? Se fue al mañana, un lugar con más soles en el cielo de los que imaginas, un lugar diferente al hoy o al ayer, un lugar donde las cosas son mejores… el mañana. ¿El mañana no se ve?” Y se fue al mañana, un lugar diferente, donde las cosas son mejores… ¿quieres descubrir ese mañana? ¿quieres que te cuente?... Prepárate, porque esta si que es una SUPER AVENTURA, la gran aventura de la felicidad… porque, ¿y tú que quieres ser de mayor?.
TEXTO DEL EVANGELIO:
(Flp 4, 4-‐9) “Ponedlo por obra” SANTO DEL DÍA: San Juan Bosco Don Bosco, nació en 1815, en el Piamonte (Italia). De familia pobre, y aunque tenía que mendigar para reunir dinero, pudo ingresar en el seminario. En Turín fue donde hizo realidad su verdadera pasión, la educación de los jóvenes, los más pobres y abandonados. Reunía todos los domingos un grupito de jóvenes abandonados de la ciudad en una especie de escuela y lugar de recreo al que llamó “oratorio festivo”. Los chicos jugaban, rezaban y a menudo a comían con él. Tiempo después, construyó también una escuela nocturna. Por la misma época, empezó a dar alojamiento a los niños abandonados. Decidió construir sus propios talleres de aprendizaje. En diciembre de 1859, Don Bosco y sus 22 compañeros decidieron finalmente organizar la congregación, los Salesianos. El siguiente paso de Don Bosco fue la fundación de una congregación femenina, Hijas de Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos. Don Bosco murió el 31 de enero de 1888. Su canonización tuvo lugar en 1934. CUENTO: Cuentan que el primer árabe que cruzó el desierto se encontró junto a una cueva con un anciano de aspecto venerable que le preguntó: — Joven, ¿A dónde vas? — Quiero cruzar el desierto.
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El anciano quedó pensativo un momento y añadió. — Deseas algo difícil. Para cruzar el desierto te harán falta tres cosas. Toma estas piedras. Este topacio es la fe, amarillo como las arenas del desierto, esta esmeralda es la esperanza, verde como las hojas de las palmeras, y este rubí, es la caridad, rojo como el sol de poniente. Anda siempre hacia el sur y encontrarás el oasis de Náscara, donde vivirás feliz. Pero no pierdas ninguna de las piedras, si no, no llegarás a tu destino. El hombre se puso en camino y recorrió miles y miles de leguas a través de las dunas amarillentas sobre su camello. Un día le asaltó una duda: — ¿No me habrá engañado el anciano? ¿Y si no existiera el oasis que me prometió y el desierto no tuviera fin?. Ya iba a volverse cuando notó que algo se le había caído sobre la arena. Era el topacio. El joven se bajó para cogerlo y pensó: — No, no. Tengo que confiar en la promesa del anciano. Seguiré mi Camino. Pasaron muchos días. El sol, el viento, el frío de la noche le iban agotando. Sus fuerzas desfallecían y ni una palmera ni una fuente se veían por el horizonte sin fin. Ya iba a dejarse caer del camello para aguardar la muerte bajo su sombra, cuando notó que se la caía algo al suelo. Era la esmeralda. El joven se bajo a recogerla y se dijo: — Tengo que ser fuerte, tal vez, un poco más allá estará el oasis. Si no sigo, moriré sin remedio. Mientras tenga un soplo de vida seguiré. Continúo el joven el camino, cuando encontró un pequeño charco de agua junto a una palmera. Ya iba a lanzarse sobre el charco, cuando vio los ojos de su camello suplicantes y tiernos como los de un hombre pidiendo, el agua. Pensó entonces que debería tener piedad del animal desfallecido, pues él aún podía resistir, y dejó que bebiera aquellos pocos sorbos. Cuál no sería su asombro cuando el camello cayó muerto a sus pies. El agua estaba corrompida. En el suelo notó el joven que brillaba el rubí y lo recogió, dando gracias al cielo por haber recompensado su generosidad con el camello. Al alzar la vista, vio a lo lejos unas palmeras. Era el oasis de Náscara. Al llegar, encontró junto a una limpia fuente, al anciano de la cueva que le sonrió alegremente. — Has llegado a tu destino puesto que has conservado las tres piedras preciosas. La fe, la esperanza y la caridad. ¡Ay de ti si hubieras perdido alguna, hubieras perecido sin remedio! El anciano después de darle agua fresca y dátiles, se despidió del joven diciéndole: — Guarda siempre durante tu vida, junto a tu corazón, el topacio, la esmeralda y el rubí. Así llegarás hasta el paraíso. Nunca los pierdas. EXPLICACIÓN:
-‐ Vida nueva = santidad = virtud Ahora podemos mirar el mundo de una manera diferente, ¿no crees?... ya no estamos simplemente rodeados de árboles, de paisajes, de animales sin más… ya no vemos el sol como si nada, ni vivimos igual que antes. Hemos aprendido a ver las cosas con otros ojos… LOS OJOS DE DIOS… El mundo ya no es el de antes, es un MUNDO NUEVO, porque sabemos que es creación de Dios, no sólo creación, sino un regalo que nos da a cada uno de nosotros… ¡Pues vamos a disfrutarlo de verdad!. Dios ha creado el mundo, para que disfrutemos de él; para que cuidándolo disfrutemos, y por medio de él, el mundo, también conozcamos a Dios. Dios nos ofrece entonces un mundo nuevo, una manera nueva de vivir. Ya no queremos vivir encerrados en nuestra caverna, en la oscuridad, el miedo y el pecado; sino que queremos esa VIDA NUEVA, que Dios nos ofrece… LA VERDADERA FELICIDAD, LA SANTIDAD… ¿Pero dónde está la felicidad?
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Cuenta una historia que al crear al hombre y a la mujer Dios se reunió con sus arcángeles. Allí se decidió que el hombre y la mujer deberían ser creados a imagen y semejanza de Dios, pero no iguales. Fue entonces cuando Dios le dio al hombre y a la mujer el mejor regalo que tenía para ellos… LA FELICIDAD… Estuvo pensando mucho tiempo dónde colocarla para que el hombre y la mujer fueran capaces de encontrarla. Pensó colocarla en lo alto de una cima de una montaña – cómo son muy fuertes, rápido la encontrarán, se dijo-‐; -‐ o en el fondo del mar; para ir a buscarla seguro que construyen un artilugio magnífico-‐ o -‐ porque no en un planeta lejos de la tierra, así aprenderán a construir cohetes-‐. Le dio muchas vueltas, pero ninguna de las opciones le convencía. Entonces alguien le sugirió una idea: -‐Señor, porque no la colocas en el fondo de su corazón, así le resultará muy sencillo encontrarla, y nunca, nunca podrán perderla-‐. Dios se alegró mucho por la idea, porque por fin encontró el mejor lugar, donde encontrar y resguardar la felicidad… EL CORAZÓN DEL HOMBRE… Ya sabes dónde tienes que buscar… No hay que ir por ahí gritando, ¿dónde estás felicidad?, no hay que buscar en cosas externas a nosotros, la felicidad no está en los demás; sino que sencillamente tenemos que mirar en nuestro corazón… y allí en lo más profundo, dónde se puede cuidar bien, allí es donde está nuestra felicidad. El mayor regalo que Dios nos ha hecho a cada uno, así es como Él nos quiere. -‐ Virtud = facilidad para hacer bien las cosas Pero, ¿sabes?, tantas veces somos tan torpes, que buscamos la felicidad dónde no está. Creemos que teniendo la mejor videoconsola seremos felices, y cuando la tenemos descubrimos que no somos felices. Creemos que haciendo lo que nos da la gana, seremos los hombres más felices, pero cuando lo hacemos nos descubrimos tristes… Así nos pasa con muchas cosas, piénsalo. Quizás creas que con todo lo que tienes, con todo lo que haces eres feliz… y claro, seguro que todo eso te da mucha alegría; pero la felicidad es algo más. Es sonreír siempre a todos, es ser bueno y hacer el bien. Es ayudar a quien lo necesita, consolar a quien está triste. Es en definitiva, sacar lo mejor de nosotros mismos. Es vivir siempre contento y sonriente, aunque las cosas sean difíciles o vayan mal, porque Dios está con nosotros y nunca nos abandona, pues así nada tenemos que temer. Entonces, ¿cómo lo podemos hacer? Pues Dios ha puesto en nuestro interior la manera de hacerlo… ¿sabes cómo?... este es el camino de las virtudes. Para alcanzar la felicidad que está en nuestro corazón, tan sólo tenemos que caminar por el camino del BIEN, que lo aprendemos por medio de las virtudes. El camino del bien y del amor. Verás, una virtud es un “hábito operativo bueno”… es decir, ¿a qué te gusta siempre hacer el bien?, ¿a qué cuando haces el bien, es como si fueras diferente? Pues siempre que lo perseguimos, que lo conseguimos y que nos hemos acostumbrado a ello, se convierte en virtud. Una virtud no es hacer bien las cosas algunas veces, o las que me apetece, sino siempre porque estamos acostumbrados a ello. Es aquello que nos permite DAR LO MEJOR DE NOSOTROS MISMOS. Una virtud, es aquello que nos permite con facilidad hacer bien las cosas. Seguro que jugar no te resulta difícil. Pues nuestra gran aventura consiste en conseguir que hacer siempre el bien sea para nosotros algo muy fácil (que aprendamos a tratar a los demás con cariño, sin insultar a nadie, que nos sea fácil obedecer, hacer nuestros deberes…) -‐ Felicidad = santidad -‐-‐-‐ vivir la virtud te hace ser feliz ¿Crees que es difícil este camino? Yo creo que no, tan sólo hay que remangarse y ponerse a ello. ¿Sabes por que no es difícil? Pues es tan sencillo como que cuando uno aprende a hacer
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el bien, disfruta mucho con ello, y entonces se empieza a sentir de una manera totalmente diferente a la de antes. Y no sólo te sientes diferente, sino que además ERES diferente. Así nos quiere Dios. ¿Recuerdas en el Evangelio cómo Jesús ayudaba a la gente, cómo rezaba por ellos, cómo los curaba? Jesús disfrutaba mucho haciendo feliz a los demás, así era Él muy feliz. No te puedes conformar con menos, sino en vez un niño, serías una patata de niño, y seguro que así no quieres ser. Pues te propongo que durante estos días, en esta gran aventura, descubras cuales son las virtudes y como puedes vivirlas… recuerda es el camino de la felicidad, ese camino que muchos hombres y mujeres descubrieron y fueron capaces de vivir. Aprende a vivir con confianza, con esperanza, con amor; aprende a hacer siempre lo mejor, a no dejarte llevar por tus caprichos, a que dejarte engañar, a defender siempre la verdad… ¡Ánimo! PREGUNTAS: ¿En qué consiste para ti la felicidad? ¿Dónde la buscamos normalmente? ¿Qué nos ofrece Jesús para encontrar la felicidad? Entonces, ¿qué eso de una virtud? ¿Nos sentimos bien cuándo hacemos y practicamos el bien? ¿Cómo podemos poner en práctica las virtudes?, ¿dónde, con quién? GESTO: Construir una pulsera con tres cuentas de madera grandes (amarilla, verde y roja), que representan la alegría de la fe, la esperanza y la caridad, que siempre han de ir juntas. Para que llevando dicha pulsera durante todo el campamento nos acordemos siempre.
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DÍA 4 “Necesitamos su fuego, necesitamos proteger la luz”
TEMA: LA FE – LA EUCARISTÍA La luz es la Fe, y se protege en el fuego de la Eucaristía. Nuestra fe crece al calor de la Eucaristía, en la medida en que participamos de la Eucaristía, el Señor fortalece nuestra fe.
- La luz en el camino de la santidad, es la fe - ¿Qué es la fe? - Nuestra fe crece al calor de la Eucaristía
“Le asusta la oscuridad… a nosotros ¡también!” En este nuevo mundo, nuestra familia se encuentra con alguien muy particular… es Chico. Él camina hacia el mañana, el lugar donde todo es diferente. Pero para caminar por este camino, necesita del fuego. El fuego que le ilumina y le protege; que le salva de aquellos que quieren atacarle, que le guía en la oscuridad. La luz es pues imprescindible. En la oscuridad de la caverna, nuestra familia todo lo tenía controlado. No salían nunca de ella estaba oscuro, por miedo a no saber por donde caminar. No conocían aún la importancia de la luz. Sin embargo cuando se encuentran con Chico y les enseña el fuego…. Todo cambia: ¡¡Qué bien se ve con la luz!! Pues también nosotros tenemos que aprender de Chico a encender la luz, y a no dejar que nunca se apague, ¿quieres? TEXTO DEL EVANGELIO:
(Lc 17, 5-‐6) “Auméntanos la fe” SANTO DEL DÍA: Justo y Pastor
Justo y Pastor eran dos niños cristianos, que crecieron conociendo a Jesús, yendo a misa y jugando con los otros niños de las ciudades y pueblos que había a las orillas del río Henares alrededor del año 300. Aprendieron de sus padres que nuestra vida es de Dios y que solo en Él encontramos la felicidad. En ese momento de la historia en el que ellos vivían, ser cristiano estaba prohibido porque el emperador había ordenado destruir las Iglesias, que la gente fuera a misa, que se leyera la Biblia y a los que hacían esto se les mandaba a la cárcel, incluso a los curas… Las cárceles estaban tan llenas, que los romanos ofrecían la libertad a quienes dijeran que querían más a los dioses de los romanos o al César que a Jesús; y mataban a los que no quisieran hacerlo. Cuando llegó la orden del emperador a la ciudad donde vivían Justo y Pastor, toda su familia estaba muy asustada, porque ellos no querían renunciar a ser cristianos ni a decir que querían mucho a Dios. Justo y Pastor que eran unos chicos muy valientes, fueron a ver al jefe de los romanos en su ciudad y le dijeron que ellos no iban a renunciar a decir que querían mucho a Jesús y que creían en Dios. El jefe de los romanos se enfadó con ellos y les pidió que dejaran de decir eso o les castigaría. Como los niños seguían diciendo que para ellos Jesús era el mejor y Dios su Padre del Cielo; el jefe de los romanos, mandó que les azotaran para ver si dejaban de decir eso. Los niños fueron azotados pero… ¡No había manera de convencerles! Rezaron mucho a la Virgen para que les ayudara a llevar sus dolores, y al final el Jefe de los Romanos, muy enfadado por ver que seguían sin renunciar a Dios, mandó que les cortaran la cabeza en el bosque, y los niños murieron por defender a Jesús. Subieron rápidamente al Cielo
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y desde allí ayudaron a sus amigos y a su familia para que los romanos no les mataran y pudieran como ellos, defender su Amor a Dios. CUENTO: Alguien te mira
Érase una vez un hombre que decidió colarse en los campos de su vecino para robarle un poco de trigo. -‐ Si sólo cojo un poco de cada sembrado, nadie se dará cuenta –se dijo-‐. Pero, cuando reúna todas las espigas, tendré un hermoso montón de trigo para mí. Así que esperó a que llegara una noche muy oscura, en la que las nubes espesas tapaban la luna, y salió sigilosamente de su casa, llevándose a su pequeña hija con él. -‐ Hija –susurró-‐, vigila bien y hazme una señal si alguien se acerca. El hombre entró en el primer campo y empezó a cortar espigas, y al poco tiempo, su hija gritó: -‐ ¡Padre, alguien os vigila! El hombre miró a su alrededor, pero no vio a nadie. Así que juntó el trigo robado y se fue al otro campo. -‐ ¡Padre, alguien os vigila! –gritó otra vez la niña. El hombre se detuvo y miró en todas las direcciones, pero tampoco vio a nadie. Recogió su haz y se deslizó al último sembrado. -‐ ¡Padre, alguien os vigila! –advirtió la niña de nuevo. El hombre se detuvo a su alrededor y tampoco vio a nadie. -‐ ¿Se puede saber por qué no paras de decirme que alguien me vigila? –preguntó enfadado a su hija-‐. He mirado por todas partes y no he visto a nadie. -‐ Padre –murmuró la niña-‐. Alguien os vigila desde el cielo. La fe nos dice que ningún acto pasa desapercibido y eso debería ayudarnos a comportarnos mejor. EXPLICACIÓN: -‐ La luz en el camino de la santidad, es la fe ¿Te das cuenta?... la aventura que hemos comenzado no es en todo fácil, ni está libre de obstáculos; pero tenemos en nuestras manos un regalazo que Dios nos concede. ¡Sí!, es la luz… una luz muy especial, una luz que recibimos en nuestro interior el día de nuestro Bautismo (por cierto, ¿conoces el día de tu bautismo?), una luz capaz de iluminar nuestra oscuridad para que nunca perdamos el camino de la verdad. Todos sabemos que en nuestra vida tenemos cosas que nos impiden avanzar, cosas en las que estamos estancados, cosas en las que necesitamos cambiar. Estos días, son unos días muy importantes, para que viviendo en la tranquilidad de este lugar, contemplando las maravillas que nos ofrece el Señor, y queriendo avanzar por este camino que se nos ofrece, podamos caer en la cuenta de todo aquello que debemos mejorar y cambiar; que cosas están viejas en mi y debo actualizar, que cosas he descuidado y debo volver a cuidar. En el camino hacia nuestra felicidad, disponemos entonces, de una luz. Esa es la luz de la fe… es la guía con la cual caminaremos estos días. Luz que nos alumbrará por donde tenemos que caminar en nuestro día a día; luz que nos mostrará como debe ser nuestra vida; luz para buscar dentro de nosotros a Dios. -‐ ¿Qué es la fe? Seguir el camino de la fe, es escoger el camino de Dios, el camino de la confianza. Un camino en el que salimos de nuestro ritmo cotidiano de vida y entramos en lo que Dios nos tiene preparado. Necesitamos vivir en confianza, esa es la fe, la virtud por la cual creemos en Dios,
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en lo que Él es: amor infinito. Además de creer en Él, creemos en todo lo que nos ha revelado, nos abandonamos con confianza a sus proyectos y a su voluntad. Como decíamos la fe es un regalo de Dios, que recibimos el día que fuimos bautizados; regalo que tenemos que aprender a cuidar. Es como una semilla que se planta en tierra, y necesita ser regada para que crezca. ¿Y cómo la regamos?... pues ya hemos iniciado el camino, ¿recuerdas las virtudes?. Dios está de nuestro lado, siempre nos va a dar lo necesario para aumentar la fe, pero también nosotros tenemos que poner de nuestra parte. El camino de la fe, es el único camino fiable, que nos conducirá a la felicidad. Confiar en el Señor y en la Virgen, pues ellos siempre están con nosotros. Es un camino para dejar todo atrás todo lo oscuro, y caminar como hijos de la luz… ¿te animas? -‐ Nuestra fe crece al calor de la Eucaristía “Necesitamos su fuego, necesitamos proteger la luz”… Nuestra fe, crece al calor de la Eucaristía (un sol pequeñito), que no es más que al calor de Jesús, vivo y realmente presente en la Eucaristía. Para estar calientes, necesitamos una fuente de calor, para no estar a oscuras, necesitamos de la luz. Pues esto mismo ocurre con la fe; crece, se protege al calor de la Eucaristía. Jesús es nuestra fuente de calor, Jesús es nuestra luz. Para eso tenemos que aprender a conocerle, saber como Él se comportaba, como trataba con el Padre, como rezaba, como trataba a los demás… Para ello es tan sencillo como leer la Biblia, allí encontramos los hechos de Jesús. Jesús, se hizo hombre como nosotros, paso por la tierra haciendo el bien, murió por nosotros para darnos la luz de la Resurrección… y ahora una vez que ha subido al cielo, se ha querido quedar con nosotros a través de la Eucaristía. Precisamente sabemos que nos encontramos con Él en la Eucaristía por la fe; pues ya no estamos ante un cacho de pan, sino ante el mismo Jesús. ¿Has hablado alguna vez con Él en la Eucaristía? Al calor de la Eucaristía, tratamos de amistad con un buen Amigo, con el mejor de los amigos. A su calor, aprendemos a conocer que es lo mejor para cada uno de nosotros, en que consiste hacer el bien, como nuestra vida puede estar cada día más cerca del camino de la felicidad. Es al calor de la Eucaristía, donde podemos hablar cara a cara con Jesús, donde podemos y debemos pedirle mediante la oración. ¡Vamos al encuentro de Jesús! PREGUNTAS: Piensa en cosas que no ves y sin embargo sabes que existen: el viento, el ruido… ¿Entonces, podemos creer en Jesús aunque no le veamos? ¿Conoces a alguien que tenga mucha fe? Pero, ¿sabes que a Jesús le podemos ver y podemos hablar con Él en la Eucaristía? ¿Visitas a Jesús cada domingo en la Eucaristía, sabiendo que vas a ver a tu Gran Amigo? GESTO: Por último podéis componer por grupos o solos, una oración a la Virgen pidiéndole que te ayude a ver la llamada de Jesús, a seguirle en el día a día, a ir quitando de ti todo aquello que ves que te estorba para seguir a Jesús.
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DÍA 5 “Saber mirar a nuestro alrededor”
TEMA: LA PRUDENCIA La prudencia nos hace descubrir lo que las cosas son, es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlos.
- Todo hombre puede discernir lo que es bueno y malo - Jesús nos enseña el camino del bien - Dirigir nuestra vida al bien, es el camino de la santidad
¡¡Tenéis que ver esto, en serio!!... Cuando la cueva se destruye, un mundo nuevo comienza a descubrir la familia de los Croods. Algo totalmente diferente a lo de antes, a la caverna. Los ojos de nuestra familia empiezan a abrirse… lo nuevo no tiene porque ser malo siempre, aunque a veces nos cueste reconocer lo bueno de las cosas. Con Chico al lado, nuestra familia comenzará a descubrir como mirar a nuestro alrededor con verdad, disfrutando del regalo de la Creación. Nosotros también queremos mirar a nuestro alrededor bien… eso explicábamos el primer día… Queremos día a día disfrutar de la maravillas que Dios nos ha regalado. Queremos aprender a ver las cosas como ese regalo que Dios nos ha hecho. Chico, enseña a la familia a ver las cosas con otros ojos; a cuidar de ellas y saber utilizarlas bien. ¡¡Vamos a ello!! TEXTO DEL EVANGELIO:
(Mt 7, 24-‐27) “Edificó su casa sobre roca” SANTO DEL DÍA: Santo Domingo Sabio Niño
Domingo Sabio era un niño italiano que nació en San Giovanni di Riva (en Italia), en una familia pobre pero que quería mucho a Jesús y era muy feliz. Hizo con muchísima ilusión la Primera Comunión a los 7 años, y todo el mundo decía de él que era muy bueno y muy obediente, tanto en casa como el colegio, donde tenía muchos amigos que le querían mucho. A sus 12 años tuvo la suerte de conocer a San Juan Bosco, quien fue para Domingo como un padre y le ayudó a poder ir a la escuela. Al descubrir cada vez más lo maravillosa que era su amistad con Jesús y María se lanzó a la aventura de querer ser Santo. Quería entregarle su vida completamente a Dios y no casarse con una mujer, sino ser cura. Rezaba mucho, ponía mucho esfuerzo ser buen estudiante para alegrar a sus padres y a Dios. Siguiendo los pasos de San Juan Bosco, acabó sus estudios y se decidió a fundar la “Compañía de la Inmaculada”, de la que saldrán los mejores colaboradores del fundador de los Padres Salesianos (unos curas muy importantes hoy en día). A los 15 años, Domingo se puso muy enfermo y tuvo que volver a casa de sus padres donde murió con la alegría de ir al Cielo, porque había querido mucho a Dios y a su familia. El Papa Pío XII lo proclamó santo el 12 de junio de 1954.
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CUENTO: Los tres cerditos
En el corazón del bosque vivían tres cerditos que eran hermanos. El lobo siempre andaba persiguiéndoles para comérselos. Para escapar del lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa. El pequeño la hizo de paja, para acabar antes y poder irse a jugar. El mediano construyó una casita de madera. Al ver que su hermano pequeño había terminado ya, se dio prisa para irse a jugar con él. El mayor trabajaba en su casa de ladrillo. -‐ Ya veréis lo que hace el lobo con vuestras casas -‐riñó a sus hermanos mientras éstos se lo pasaban en grande. El lobo salió detrás del cerdito pequeño y él corrió hasta su casita de paja, pero el lobo sopló y sopló y la casita de paja derrumbó. El lobo persiguió también al cerdito por el bosque, que corrió a refugiarse en casa de su hermano mediano. Pero el lobo sopló y sopló y la casita de madera derribó. Los dos cerditos salieron pitando de allí. Casi sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron a la casa del hermano mayor. Los tres se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y ventanas. El lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algún sitio por el que entrar. Con una escalera larguísima trepó hasta el tejado, para colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una olla con agua. El lobo comilón descendió por el interior de la chimenea, pero cayó sobre el agua hirviendo y se escaldó. Escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que nunca jamás quiso comer cerdito. EXPLICACIÓN:
-‐ Todo hombre puede discernir lo que es bueno y malo Ya te habrás dado cuenta durante estos días que somos capaces de hacer cosas buenas y cosas malas. Dios nos ha regalado un mundo para disfrutar de él; y más importante aún, nos ha regalado el don de la fe, para encontrarnos con Él. Pero en esta aventura que estamos viviendo, también te habrás dado cuenta de que a veces nos quedamos sin luz, vivimos en la oscuridad y nos sentimos muy infelices. ¡Sí!, Jesús también nos regaló la libertad… este don es siempre para hacer el bien, pero en ocasiones nos equivocamos, y nos dejamos llevar por el egoísmo (nos portamos mal con los demás, nos volvemos egoístas y no queremos que nadie toque nuestras cosas; o despreciamos a los demás, porque no son como nosotros o no nos caen bien). Es importante, que cada uno de nosotros aprendamos a ver en que ocasiones hacemos el bien y en cuales el mal, y que también sepamos el porqué. ¿En qué consistirá la felicidad, en hacer el bien o en hacer el mal? Piénsalo un poco... piensa cuando estás más alegre, cuando te sientes mejor… piensa cuando te son más fáciles hacer las cosas… Piensa en definitiva que es lo que nos enseña Jesús en el Evangelio y ponte en camino. Si Jesús, es nuestro mejor Amigo, piensa que querrá Él de ti, el bien o el mal. -‐ Jesús nos enseña el camino del bien Jesús enseñó muchas cosas a sus discípulos… Él siempre quería enseñarles el camino del bien, pero sabía que en ocasiones la gente no escuchaba sus buenos consejos. Si recuerdas, para ilustrar esto, Jesús contó una historia, es la historia del hombre que edifica su casa sobre roca, ¿lo recuerdas?... El hombre que escucha mis palabras, se parece a un hombre que edificó su casa sobre roca; vinieron las tormentas y su casa no se cayó porque tenía un fuerte fundamento, una roca firme. Jesús habla de esas personas, como prudentes. Entonces, ¿qué significa ser prudente? Una persona prudente es aquella que sabe diferenciar entre lo que es bueno y lo que es malo, pero
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no sólo lo diferencia, sino que además sabe escoger lo bueno. Sin embargo el que no es prudente, sino insensato, no piensa en las tormentas (en cuando vendrán dificultades y no todo sea tan bonito), y al escoger lo malo edifica sobre arena, con lo cual su casa es derribada por el viento. Cuando escogemos el mal, nuestra vida se derrumba porque no hemos obedecido a Dios, que sólo quiere nuestro bien, nuestro corazón se entristece, porque por más que queramos no podemos hacer lo que nos da la gana por encima de los demás, y por encima de Dios. Jesús sabe bien que es lo mejor para nosotros, y cada día en cada momento nos lo ofrece. No basta con que escuchemos la Palabra de Jesús, sino que además tenemos que seguirla y obedecerla. Es la mejor decisión que podemos tomar… es el regalo que Dios nos hace a través de la PRUDENCIA, que no es más que saber discernir entre lo bueno y lo malo, y escoger lo bueno. ¿Cómo lo hacemos entonces? Pues de una manera muy sencilla, como decíamos antes, escuchando a Jesús… En muchas cosas, quizás no sabemos que tenemos que hacer, es entonces el momento para escuchar la voz de Dios, para pedirle que nos ilumine con su luz, y nos haga ver qué tenemos que hacer. Rezándole cada día, escuchando sus palabras en el Evangelio, obedeciendo a nuestros padres, escuchando también al sacerdote…, Él nos dará la prudencia necesaria para vivir cada día haciendo siempre el bien, ¡atrévete!. Tan sólo tenemos que invitar a Dios en nuestras vida, pedirle que esté con nosotros, que no deje nunca de ayudarnos… si le invitamos Él nos dará la fuerza… ÉL ESTARÁ SIEMPRE CON NOSOTROS. -‐ Dirigir nuestra vida al bien, es el camino de la santidad Y si Jesús está con nosotros, nada ni nadie estará contra nosotros. Si hemos aprendido que Jesús sólo quiere lo mejor para nosotros, entonces confiaremos y nos fiaremos de Él. Seguimos buscando el camino de nuestra felicidad, pues dirigir nuestra vida al bien es lo que nos conduce a esa felicidad. Cuando uno hace el bien, su corazón se ensancha, y se siente muy alegre… ¿no lo has experimentado nunca?... te invito a que lo hagas. Muchos antes que tú y que yo, han aprendido a hacer el bien, ellos son nuestros amigos los santos. Tantos hombres y mujeres que se han fiado de Jesús. Ahora te toca a ti, descubrir como puedes hacer el bien, que cosas te dice el Señor, para que en tu vida hagas siempre el bien. ¿Has probado a querer a todos y tratarles con cariño?, o ¿has probado a ser generoso, a dejar tus cosas a los demás, a ayudarles cuando están en dificultades, a sonreír a todos…?... Podemos hacer tantas pequeñas cosas y tan sencillas que tenemos que estar muy atentos para que nunca se nos escape lo bueno. ¡Abre los ojos y las orejas, y haz siempre lo mejor! PREGUNTAS: 1. ¿Qué significa ser prudente? (saber la diferencia entre lo bueno y lo malo y escoger hacer lo bueno) 2. ¿Sobre qué edificó su casa el hombre prudente? (La roca fuerte) 3. ¿Sobre qué edificó su casa el hombre insensato? (La arena) 4. ¿Qué le sucedió a cada casa cuando vinieron las tormentas? (La casa del hombre prudente se mantuvo firme. La casa del hombre insensato se cayó.) 5. ¿Cómo edificamos nuestras vidas sobre la Roca fuerte? (Confiar en Jesús y obedecerle)
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GESTO:
Los niños deben escribir “Jesús” en una roca y la tienen que llevar como recordatorio de que deben edificar sus vidas sobre la Roca, que es Jesús. Puede utilizarse fimo, ya que al hornearlo se queda duro como una roca.
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DÍA 6 “Te regalaré personas”
TEMA: LA TEMPLANZA Viviendo en amistad el camino a recorrer es más fácil. La virtud de la Templanza es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad.
- La amistad como un verdadero camino de santidad - Mi amigo, aquel que me ayuda a moderarme - La templanza camino hacia Dios
¿Recuerdas la cara de asombro de Epp, cuando se encontró con Chico? “¡¡Hablas!!.... Soy una persona como tú” Ella no había conocido a más personas que a las de su familia, y a las antiguas tribus que vivían a su alrededor. Y de repente aparece Chico en su vida. Una persona como ella, pero a la vez muy diferente, venida de un lugar diferente, y con el fuego, un sol diferente. En Chico todo es novedad… una novedad en la que descubrir que no todo lo nuevo es malo. La amistad que Chico ofrece a Epp, le abre nuevos caminos para descubrir el mundo de una manera diferente a como hasta entonces lo contemplaba. ¿Recuerdas la caracola que Chico regala a Epp?... la amistad es siempre así, te regala herramientas para ayudarte en cualquier circunstancia, para hacerte bien. Chico aparece en la vida de nuestra familia, para descubrirles un mundo diferente; pero sobre todo para ayudarles. El mundo está llegando a su fin, es necesario abandonar el mundo de antes y caminar hacia un nuevo mundo. Yo también quiero un amigo así, que me enseñe lo bueno, y que me enseñe a cuidar lo bueno, un amigo que me enseñe a vivir con alegría y aprovechando bien todo lo que me rodea. TEXTO DEL EVANGELIO:
(Jn 18, 1-‐20) “Yo soy” SANTO DEL DÍA: Santa María Goretti Santa María Goretti nació en 1890 en Italia. Su padre, campesino, enfermó de malaria y murió. Una tarde, María estaba sentada en lo alto de la escalera de la casa, remendando una camisa. Aunque aún no cumplía los doce años, era ya una mujercita. Alejandro, un joven de 18 años, subió las escaleras con intención de hacer daño a la niña. María opuso resistencia y trató de pedir auxilio; pero como Alejandro la tenía agarrada por el cuello, apenas pudo protestar y decir que prefería morir antes que ofender a Dios. Al oír esto, el joven desgarró el vestido de la muchacha y la apuñaló brutalmente. Ella cayó al suelo pidiendo ayuda y él huyó. María fue transportada a un hospital, en donde perdonó a su asesino de todo corazón, invocó a la Virgen y murió veinticuatro horas después. Alejandro fue condenado a 30 años de prisión. Por largo tiempo, fue obstinado en no arrepentirse de su pecado, hasta que una noche, tuvo un sueño en el que vio a la niña María, recogiendo flores en un prado y luego ella se acercaba a él y se las ofrecía. A partir de ese momento, cambió totalmente y se convirtió en un prisionero ejemplar. Se le dejó libre al
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cumplir 27 años de su condena. Al salir de la cárcel, una noche de Navidad, la de 1938, pidió perdón a la mamá de María, y aquella noche, en la misa de Gallo, comulgaron juntos. El caso de María Goretti se extendió por todo el mundo. En 1947, el Papa Pío XII la beatificó y en 1950 la canonizó. En la ceremonia estuvieron presentes su madre, de 82 años, dos hermanas y un hermano. Y, aunque parezca increíble, también asistió Alejandro, el arrepentido asesino de la santa. Santa María Goretti fue santa no por el hecho de tener una muerte injusta y violenta, sino porque murió por defender una virtud inculcada por la fe cristiana. A esta santa se la llama la “Mártir de la pureza”. Sus imágenes la representan como una campesina con un lirio en la mano, que es el símbolo de la virginidad, y con la corona del martirio. CUENTO: La templanza del samurái Cuentan que cerca de Tokio vivía un gran samurái ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, circulaba la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario. Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación. Solía esperar a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e impaciente guerrero se fue hasta donde estaba el viejo samurai para derrotarlo y así aumentar su fama. Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío. Juntos, todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzó a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus antepasados. Durante horas hizo todo por provocarle, sin embargo el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró. Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron: -‐“¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada, aun sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?”. El maestro les preguntó: “Si alguien llega hasta vosotros con un regalo y vosotros no lo aceptáis, ¿a quién pertenece el obsequio?”. -‐ “A quien intentó entregarlo”, respondió uno de los alumnos. -‐“Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos -‐dijo el maestro-‐. Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo”. EXPLICACIÓN:
-‐ La amistad como un verdadero camino de santidad Nuestra querida familia, los Croods, se encuentran en el preciso instante con un gran regalo. Cuando su mundo empieza a desmoronarse y tienen que emprender un nuevo camino para adaptarse y conocer este nuevo mundo, aparece en sus vidas un personaje, Chico. Él, es un ser humano como ellos, pero es diferente; conoce algo más sobre el cambio del mundo, ya ha comenzado a adaptarse. Chico, acude a la llamada de Epp, y aunque obligado al principio, luego se ofrece a ayudar a la familia mostrándoles una nueva forma de ver las cosas. Se han encontrado con un AMIGO… Así es Dios con nosotros, nos regala personas, nos regala amigos, para que aprendamos de ellos, lo bueno, para que sean una ayuda, y ¡¡claro!! Para que también nosotros les ayudemos. Aquellos que caminan con nosotros hacia la búsqueda del bien; aquellos que sacan de nosotros, lo mejor; aquellos que nos ayudan a evitar el mal.
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Porque nosotros solos no podemos saberlo todo, necesitamos la ayuda de otros que puedan ayudarnos a ver las cosas de un modo diferente. Un verdadero amigo, se convierte en aquel que camina con nosotros y sacando lo mejor de nosotros mismos nos muestra el camino de la felicidad. Dios nos regala personas para que unos a otros nos ayudemos. -‐ Mi amigo, aquel que me ayuda a moderarme Pues sí, Dios es tan bueno que para ser cada día mejores, pone en nuestro camino aquello que necesitamos… LOS AMIGOS. Chico se convierte en un AMIGO de la familia… un AMIGO de verdad. ¿Y cómo es un amigo de verdad? Si te das cuenta, Chico, siempre busca el bien de la familia; así es un amigo. Un amigo perdona cuando algunas veces se le trata mal (recuerda cuando al principio tienen a Chico metido en el tronco y como él aun a pesar de que no le tratan bien, luego se sigue ofreciendo a ayudarles), un amigo te ayuda a descubrir lo bueno de las cosas (Chico les habla del mañana), un amigo intenta procurar que no te hagas daño (así Chico les fabrica unos zapatos para que no se pinchen), un amigo en definitiva ofrece lo mejor de sí mismo para los demás… “Te regalaré personas”… así es Dios con nosotros, nos regala amigos para hacernos bien, y para descubrirnos el camino del bien. ¿Estás aprovechando estos días para compartir lo mejor de ti mismo con las personas que Dios te ha regalado? Seguro que si piensas en ti mismo, sabes que a veces te enfadas mucho, que a veces tienes mal carácter; que a veces eres egoísta y te dejas llevar por el mal… Ya lo vimos cuando hablamos del pecado, ¿verdad? A veces optamos por vivir en la oscuridad de nuestra caverna, y no nos aventuramos a descubrir el nuevo mundo que Dios nos ofrece. Pues, querido hermanito, un amigo… de esos que te regala Dios, es aquel que en muchas ocasiones nos ayuda a salir de nuestra oscuridad, y nos hace ver la luz. Hemos visto como Chico, hace el bien a toda la familia… así se convierte en un amigo de verdad. Un amigo, es aquel que me ayuda a moderarme; es decir aquel que buscando mi bien, me ayuda a no enfadarme, a perdonar, a moderar mi carácter… ¿no has descubierto amigos así durante estos días? -‐ La templanza camino hacia Dios Un amigo nos enseña a conocer y a vivir la virtud de la templanza… ¿y qué es esto?... Acuérdate del cuento del samurái. No es fácil mantener al actitud del samurái ante faltas de respeto o provocaciones. La templanza que exhibe el samurai de este cuento es fruto de años y años de no aceptar palabras hirientes. Es importante saber defendernos, expresarnos con respeto hacia el otro y hacia nosotros mismos. Sin embargo, también es importante no caer en las provocaciones de los demás. No se trata de permanecer callado ante un insulto o de “poner la otra mejilla”, sino de no permitir que esas palabras modifiquen nuestro estado de ánimo o la imagen que tenemos de nosotros. Quien utiliza el insulto, la provocación, se pone en evidencia y se desacredita a él mismo. El secreto está en aceptar sólo obsequios (palabras, gestos) desde el respeto y el amor. Y como en todo: practica y aplica. Templanza para los cristianos es la virtud moral que no deja que una persona sea manejada por la atracción que provocan los placeres del mundo y también de como se administran los bienes materiales. La templanza es la capacidad de una persona de mantenerse firme en la fe, a pesar de estar en la carne y poseer instintos que le llevan al pecado. Una persona que es dueña de sí, y que no se deja guiar por sus instintos, por si está alegre o por si está triste, por si este me cae mejor o me cae peor, esa persona está descubriendo cada
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día más, el camino de la felicidad; porque pase lo que pase, nada ni nadie podrán cambiarle las ganas de hacer siempre el bien, de estar siempre feliz y sonriente.
PREGUNTAS: ¿Quién es para nosotros un buen amigo? ¿A qué nos enseña un buen amigo? ¿Qué significa para nosotros vivir la templanza? ¿cómo podemos vivirla? ¿Por qué debemos fomentar la templanza cada uno de nosotros en nuestras vidas? ¿Qué facilidades en la convivencia nos da esa virtud? GESTO:
Apuntaremos en un post-‐it como podemos vivir esta virtud en tu nuestra vida, ( Esforzarse diariamente por ser mejor, No ceder ante los gustos, deseos o caprichos que pueden dañar mi amistad con Dios, Estar alegre al saber que puedo dominarme y ser mejor, Ser dueño de sí mismo, del propio actuar, Congruente con lo que pienso, digo y hago, No justificarse ni dar falsos pretextos, Conocer las propias debilidades y evitar caer en circunstancias que pongan en peligro mi voluntad, Es vencerse al deseo del placer y la comodidad por amor y con inteligencia, La persona moderada orienta y ordena hacia el bien sus apetitos sensibles, no se deja arrastrar por sus pasiones…). Con todos los post-‐it lograremos rellenar el dibujo de una cruz que nos recuerde la pasión que vivió Jesús, y en la cual demostró en cada momento esta virtud.
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DÍA 7 “¿Qué haría yo?” / “No me sacio”
TEMA: LA JUSTICIA La virtud de la justicia, es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido.
- Descubrir en los demás a Dios, para amarle - ¿Qué tengo que darle a Dios y a los demás? - La justicia, nos enseña a ser verdaderamente santos
En nuestra divertida familia cavernícola, los Croods, vemos como tienen una única norma: todo lo nuevo es malo. Por ello, a lo largo del día siempre tienen miedo, un miedo a lo desconocido, aunque eso pueda ser bueno. Todo esto cambia cuando aparece Chico, un joven que les va a cambiar la vida. Chico les ayudará a seguir con vida, a vivir una vida mejor compartiendo sus conocimientos con ellos. De esta forma, pasarán de ser dos especies humanas distintas (cavernícola y un hombre con inteligencia) a ser todos iguales y llegar a ser una familia unida. Una familia unida en la que cada uno es importante y tiene algo que aportar algo a los demás. Supongo que ya conoces a todos nuestros personajes: Grug, el padre trabajador más duro de la historia, el protector de la familia; Ugga, primera mami moderna, que ayuda y respeta al Grug, su marido, pero que también procura hacerle ver cuando se equivoca. Epp, la adolescente, que arrastra a la familia a un futuro diferente, al más allá. Tonk, el cabeza hueca, el niño de la familia, inocente y bonachón, el hijo obediente. Sandy, la bebé que no tiene miedo a nada ni nadie. Abu, la suegra, enérgica y siempre dispuesta a echar una mano. Chico y Cintu, los dos nuevos amigos, que hacen grandes descubrimiento a nuestra familia, sobre todo un mundo nuevo. TEXTO DEL EVANGELIO: (Hch 4, 32-‐37) “Un solo corazón, una sola alma” SANTO DEL DÍA: San Martín de Porres
Nace el 9 de diciembre de 1579 en Lima. Hijo de un padre español y una madre negra panameña. Su condición de mulato le colocó en una situación inferior en la estructura social de entonces. Martín, consciente de su discriminación social, entra como aprendiz en una farmacia y después pasa al negocio de barbero (que por aquel entonces era también cirujano, médico y farmacéutico) En 1584, ya respetado por su habilidad y bondad, se ofrece a los dominicos, donde es admitido en 1603. Gracias a su actividad, el convento se transforma en un nuevo hospital. Contrariamente a los ya existentes en Lima, en los que cada clase social tiene un espacio propio, el hospital de Martín acoge a todos sin distinción. En 1639, exhausto por la intensa actividad contrae el tifus. Muere el 3 de noviembre considerado como santo.
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CUENTO: El joven y la justicia
Erase una vez un pobre chico que trabajaba mucho y ganaba poco para poder vivir. ¡Cuánta hambre pasaba!. Muchas mañanas no tenía un pedazo de pan para desayunar, y muchas noches se iba a la cama sin cenar por no tener que comer. Su trabajo era ser repartidor de periódicos por las casas y comercios. Sufría mucho en invierno, en aquellas mañanas heladas o en días de nieve, en que las manos se le quedaban frías, amoratadas y pálidas. Y así todos los días. Entre sus clientes del periódico estaba el panadero del barrio. Todas las mañanas entraba en la panadería, daba los buenos días al panadero y le entregaba el periódico. ¡Qué bien se estaba en aquella panadería! El olor de pan era delicioso y el calorcito del establecimiento era estupendo. Pero cuando el panadero estaba en su trabajo, el chico cogía con disimulo un bollo de pan y se lo guardaba rápido en el bolsillo y salía rápido del establecimiento. Aquel bollo de pan era para matar el hambre. ¡Con qué gusto lo comía en la calle! Pasaron varios años y el muchacho encontró otro trabajo mejor. Con su paga podía desayunar, comer, cenar bien y no pasar frío ni hambre. El joven no olvidó los días de hambre en que cogía todos los días un bollo de pan sin permiso del panadero. Su conciencia le hablaba que, teniendo dinero, debía devolver lo que había cogido. Una mañana cogió un sobre y metió en él una cantidad de dinero, el importe de los bollos cogidos. Y se presentó en la panadería, y dirigiéndose al dueño le entregó el dinero, diciéndole que le devolvía el dinero que él le había prestado cuando era repartidor de periódicos. El panadero quedó sorprendido. No sabía que le hubiera prestado dinero. Era imposible. Pero el muchacho insistió tanto que el panadero lo cogió. El joven, al salir de la panadería, sentía un gozo extraordinario ante aquel acto de justicia que había realizado. EXPLICACIÓN: -‐ Descubrir a Dios en los demás Ya llevamos varios días fuera de nuestras familias, y estamos intentando descubrir cómo es la familia de los Hijos de Dios. Ahora Piensa en tu familia. En nuestra familia somos amados por nosotros mismos. Aunque a veces podamos pelearnos con nuestros hermanos y podemos pensar que no es así, lo cierto es que nuestros padres nos quieren muchísimo. Y nos quieren independientemente de sí somos chico o chica, el mayor, el pequeño o el del medio. Nos quieren incluso cuando no nos portamos del todo bien. Este amor de nuestros padres es total. Y nuestros padres no nos quieren por lo que tenemos, si no porque somos sus hijos. Este modo de amarnos es un reflejo de como nos ama Dios. Sí, una madre quiere con amor total, único e irrepetible a cada uno de sus hijos. Conocí a una madre que tenía 12 hijos, y se le murió una hija. Intentando consolarla alguien le dijo, bueno, te quedan otros 11 hijos. Pero ella dijo, aunque tenga 12 hijos, para mi, son 12 hijos "únicos". ¿Qué nos enseña esto? Qué Dios nos ama a cada uno de sus hijos con un amor infinito, único e irrepetible. Y por tanto si yo estoy experimentando lo que me quiere Jesús en mi Familia y en la gran familia de la Iglesia, ahora tenemos que pensar que Dios también ama así a todos los que nos rodean. Darme cuenta de esto en mi día a día es algo muuuuy importante, porque me ayuda a ver que en mi hermano, en mi amigo o en mi vecino está Dios. ¿Qué quiere decir que está Dios?, pues que Dios le ama con ese mismo amor con que me ama a mi. Y le da su amor único e irrepetible.
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Alguno podrá pensar, ¿y, a mi eso que más me da? Piensa de nuevo en tu familia. Cuando alguno de tus hermanos se pone enfermo, o lo pasa mal, tu madre sufre, como sí le pasase a ella misma. Porque os quiere tanto q sois como parte de ella, de su corazón. Pues a Dios le pasa igual, pero como su amor es mayor, es total a cada uno de sus hijos. Cualquier cosa que le sucede a uno de sus hijos, le afecta a Dios, sea algo bueno o malo. Si discutes con tu hermano, si le pegas, o no quieres compartir con él, le duele mucho a tu madre. Pero aún le duele a Dios más. Por eso tenemos que convencernos que todo lo que le hacemos a los que nos rodea le afecta a Dios. Cuando somos buenos con los demás, Dios se alegra mucho, pero cuando somos malos, a Dios le entristece mucho, y la causa de esa tristeza de Dios soy yo, que no le amo en mi hermano, en mi compañero. -‐ Que tengo yo que darle a Dios y a los demás Darnos cuenta de la relación que hay entre Dios y todas sus criaturas nos lleva a darnos cuenta que todos los que nos rodean están puestos por Dios para nuestro bien (te regalaré personas, AMIGOS, para que conozcas el bien), porque Dios quiere todo para nuestro bien y nuestra felicidad. Pero esto muchas veces se nos olvida. Miramos a los demás a veces como un obstáculo para mi felicidad. Cuantas veces pensamos que nuestro hermano me impide ver lo que yo quiero, o tener todas las cosas que queremos y en el momento preciso en que nos apetece. Pero esto realmente es un problema de visión. Es como sí llevásemos unas gafas de sol con los cristales al revés que sólo nos dejasen vernos a nosotros y nuestros intereses. Tenemos qué quitarnos esas gafas y darnos cuenta de que el camino para nuestra felicidad pasa también por la felicidad del que está a nuestro lado. Una familia no puede estar contenta sí uno de sus miembros está pasándolo mal. Sólo podremos encontrar el camino para ser buenos de verdad, para alcanzar la felicidad que Dios nos tiene prometida y preparada, si nos damos cuenta que tenemos que dar a Dios gracias por todo lo que nos da. Y como nos da todo lo que tenemos, la vida, la familia, el alimento es un regalo suyo, sólo podemos responderle dándole gracias y queriendo devolverle de lo que nos da. Imagina que Jesús nos ha dado su vida… nosotros no podemos hacer otra cosa que ofrecerle nuestros corazones y las cosas de nuestra vida (nuestro tiempo para estar con Él cada domingo en misa, para hablar con Él cuando rezamos, para hacer el bien a todos los que nos rodean…), y además darle muchas gracias cada día por tantas cosas como nos sigue dando. Pero también un modo de darle a Dios las gracias y cumplir su voluntad es, querer, cuidar, respetar a los demás, como un regalo que Él nos ha dado. -‐ La justicia, nos enseña a ser verdaderamente santos ¡Esto es la justicia!... es muy sencillo, consiste simplemente en “devolver” a Dios por todos los regalos que Él nos ha dado. Me explico. Todos queremos que respeten lo nuestro. Nos enfadamos cuando alguien no respeta nuestras cosas o nuestros derechos. ¡Los demás deben ser justos con nosotros! ¡Lo mío es mío! Ahora bien, demos la vuelta a la moneda: ¿Te has preguntado si tú justo eres con los demás? La justicia es la virtud moral que consiste en la firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido, lo que les pertenece.
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• A Dios: podemos pensar que Dios lo tiene todo y que no necesita nada. Pero, también ante Dios debemos dejar que reine la justicia y darle lo que es suyo, lo que le debemos como criaturas: nuestro amor y adoración. Esto se llama la virtud de la religión
• Al hermano: no sólo le tenemos que dar lo que propiamente le pertenece, sino que ante todo, debemos reconocer al otro como una persona. Como diría un dicho: no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Ser justo
Por tanto, se actúa justamente estando siempre pendiente de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. Así nos lo dice otro dicho: a cada uno lo suyo. Como veis, ambas cosas se deben dar juntas, el amor a Dios y al prójimo, pues el hombre no puede adorar a Dios y al mismo tiempo despreciar a su prójimo. Ambas cosas son incompatibles. Siendo justos con Dios y con los demás estamos cerca de cumplir el mandamiento principal: amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo (Mt 22, 37-‐40). Pero, si queremos cumplir este mandamiento principal, todavía nos falta una cosa, una cosa tan importante que sin ella la justicia no valdría para nada, sería insensible: la caridad ¡Ella es la base y el fin de la justicia! Podemos decir que La caridad:
• Va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo mío al otro • Nunca carece de justicia, la cual lleva a dar al otro lo que es suyo, pues no puedo dar
al otro de lo mío sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le corresponde. Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos.
La justicia por sí sola no basta. Es más, puede llegar a negarse si no se abre a la fuerza más profunda que es el amor. Además, si practicamos la justicia sin la caridad, a parte de que esta no servirá para nada, no podremos practicar uno de los actos más nobles de la justicia: Perdonar. Cuando alguien te ha hecho algo malo, puedes pensar: lo justo es que le desprecie. Pues NO.... solo piensa como te perdona Dios a ti ¿Qué merecerías por cuanto le has ofendido a lo largo de tu vida? Y Él, siempre te perdona porque te ama. Así pues, y como conclusión: la justicia es el primer camino de la caridad, pues practicando esta virtud daremos a cada uno lo suyo (tanto a Dios como a los demás) y, siendo justos, podremos amar a los demás. PREGUNTAS: ¿Qué es la justicia? ¿actúo con justicia? ¿Di a mis hermanos, a mi familia, a mis amigos... lo que le pertenece? ¿Busco la justicia, o busco sacar yo la mejor parte? ¿Puede la justicia actuar sin amor? ¿Creo en una justicia sin caridad? GESTO:
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DÍA 8 “Yo tengo fuerza y es lo que necesitas”
TEMA: LA FORTALEZA La fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien.
- ¡Qué difíciles son a veces las cosas! - En la dificultad, siempre buscar lo mejor, buscar el bien - Dios nos regala la fortaleza para no equivocarnos nunca
“Y se fue el mañana, a un lugar diferente”… ¿recuerdas?... Tras muchas aventuras y peripecias, un objetivo común mantiene unida a nuestra familia, “el mañana”. La oscuridad de la caverna quedó atrás; nuestra familia ya ha aprendido a disfrutar del nuevo mundo que le rodea. Y así, felices y seguros caminan hasta el mañana…. ¡¡¡LLÉVANOS HASTA EL MAÑANA!!! Le dice el padre a Chico. La familia permanece unida, se mantiene fuerte y camina con decisión hasta el mañana. Saben que pueden llegar, y no se detienen ante nada, aún a pesar de las dificultades. “¿Por qué estábamos luchando? Por seguir la luz” TEXTO DEL EVANGELIO:
(Mt 4, 1-‐11) “No tentarás al Señor, tu Dios” SANTO DEL DÍA: Madre Teresa de Calcuta La Madre Teresa de Calcuta fue una mujer que se hizo famosa en todo el mundo por dedicar su vida a ayudar a los más pobres. Nació en 1910 en Macedonia, en una familia católica. Desde muy niña sintió la necesidad de pertenecer a la Iglesia y a los 18 años se fue a Irlanda para recibir formación religiosa. Poco después decidió irse a la ciudad de Calcuta, en la India, y allí se hizo monja. Estuvo veinte años trabajando como maestra en un colegio para chicas, pero un día pensó que lo que realmente quería era ayudar a los más necesitados, así que lo dejó todo y fundó una congregación religiosa a la que llamó Misioneras de la Caridad. Se vistió con ropas blancas bordadas de azul, y a partir de entonces, se internó en los barrios más pobres de Calcuta para ayudar a los hambrientos, a los enfermos de lepra, a los niños abandonados, a los tuberculosos… Se mezclaba con todos ellos para proporcionarles ayuda y consuelo. Poco a poco se fueron uniendo más misioneras a su congregación para dedicar también su esfuerzo y su vida a luchar por la gente más abandonada de la sociedad. A partir de 1965, la Madre Teresa expandió su orden religiosa a muchos países, para que en otros lugares donde también existiera pobreza, se crearan centros como el de Calcuta. Los últimos años de su vida tuvo problemas de salud, y hasta el mismo Papa Juan Pablo II le rogó por su bien que dejara de trabajar. Pero la Madre Teresa siguió ayudando sin descanso a miles de personas que vivían en la miseria, hasta el final de sus días. Falleció en 1997 y el mundo entero lloró su muerte. En 2003 fue beatificada por el Papa. Hoy en día está considerada una de las personas más importantes del siglo XX. CUENTO: Pataleando
Una ranita salió con una amiga a recorrer la ciudad, aprovechando los charcos que dejara una gran lluvia. Su paseo las llevó más allá del límite de la ciudad. Al pasar frente a una charca de
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las afueras se encontraron con un gran edificio que tenía las puertas abiertas. Llenas de curiosidad se animaron mutuamente a entrar.
Era una quesería. En el centro de la gran sala había una enorme tina de leche. Un tablón permitió a ambas ranitas trepar hasta la gran olla, en su afán de ver cómo era la leche. Pero, calculando mal el último saltito, se fueron las dos de cabeza dentro de la tina. Lamentablemente pasó lo que suele pasar: caer fue cosa fácil; salir era el problema. Porque desde la superficie de la leche hasta el borde del recipiente había como dos cuartas de diferencia. Y aquí era imposible ponerse en vertical. El líquido no ofrecía apoyo ni para erguirse ni para saltar.
Comenzó el pataleo. Pero luego de un rato, la amiga se dio por vencida. Constató que todos sus esfuerzos eran inútiles y se tiró al fondo. Lo último que se le escuchó fue: "glu-‐glu-‐glu", que es lo que suelen decir los que se dan por vencidos.
Nuestra ranita en cambio no se rindió. Se dijo que mientras viviera seguiría pataleando. Y pataleó, pataleó y pataleó… Tanta energía y constancia puso en su esfuerzo que finalmente logró solidificar la nata que había en la leche y, parándose sobre el pan de manteca, hizo pie y saltó para afuera.
EXPLICACIÓN: -‐ ¡Qué difíciles son a veces las cosas! Toda aventura, implica ilusión, valor, alegría… pero también dificultad. Porque todos sabemos que difíciles son a veces las cosas. ¡Cuánto nos cuesta obedecer!, ¡cuánto nos cuesta hacer lo que tenemos que hacer: estudiar, levantarnos de la cama, prestar nuestras cosas, querer a los que no nos caen bien…! En nuestra vida tenemos que afrontar dificultades que tenemos que superar para la búsqueda del bien. Consecuencia del pecado es esa dificultad; porque cada uno de nosotros ha quedado herido y en ciertas ocasiones inclinado hacia el mal. Pero, no te preocupes, sabes bien que siempre tenemos a Alguien que nos da su ayuda, que quiere lo mejor de nosotros, y que nos inclina hacia el bien. Que las cosas sean difíciles, no quiere decir que sean imposibles… tenemos que ser INTRÉPIDOS, VALIENTES, confiando en Aquel que nos puede ayudar a vencer dichas dificultades. La gran aventura de nuestra felicidad, merece la pena ser vivida en medio de las dificultades… porque así tendrá para nosotros mucho valor. -‐ En la dificultad, siempre buscar lo mejor, buscar el bien Entonces, lo primero para vencer dichas dificultades, es confiar en Dios, en su Palabra, que nos muestra el camino de la verdad, el camino del bien. Con la ayuda de Dios, comenzaremos a superar estas dificultades y así nos acercaremos cada vez más al bien, y ganaremos cada vez más fuerza para seguir venciendo las dificultades que vendrán más adelante. La constancia en la búsqueda del bien, es lo que fortalece nuestra voluntad para continuar en una meta que nos hemos propuesto y nos ayuda a vencernos a nosotros mismos para no flaquear en lo cotidiano. La constancia está dirigida hacia un objetivo bueno, una meta o tarea a lograr. La constancia suprimirá el “me gustaría” o el “podría” por el “puedo y lo lograré” y su premio será constatar el premio, la satisfacción y el orgullo que brinda el deber cumplido, aún en las pequeñas cosas.
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Los vicios opuestos a la constancia son: la inconstancia (por defecto), debido a la pereza, a la ausencia de metas claras. El otro es la terquedad (por exceso) que se empeña en no ceder o cambiar la decisión. -‐ Dios nos regala la fortaleza para no equivocarnos nunca Por tanto, querido hermanito, Dios nos quiere hacer hoy otro regalo: la fortaleza. Ésta tiene dos actos: atacar y resistir. Como un soldado en el campo de batalla., unas veces hay que atacar para la defensa del bien, y otras hay que resistir con firmeza sus asaltos para no retroceder un paso en el camino emprendido. De estos dos actos, el principal y más difícil es resistir; porque es más penoso y heroico resistir a un enemigo, que atacar a un enemigo a quien consideramos más débil que nosotros.
La fortaleza se manifiesta principalmente en los casos repentinos. Es evidente que el que reacciona en el acto contra el mal, sin tener tiempo de pensarlo, muestra ser más fuerte que el que lo hace únicamente después de madura reflexión.
¿Sabes cuál es nuestra verdadera fortaleza? Sólo Dios. Él es quien nos hace fuertes, Él que está de nuestro lado, Él que da firmeza a nuestro corazón, para nunca dudar de lo que es bueno, y no dejar de perseguirlo.
Muchos son los ejemplos, de hermanos nuestros que durante muchos años, han dado testimonio de fortaleza. Algunos de ellos, han mostrado su fortaleza en el martirio; los que han sufrido voluntariamente la muerte en testimonio de la fe.
Por eso, YA NO TENEMOS QUE TENER MIEDO, si nos confiamos y nos fiamos de Dios… siempre encontraremos el camino del bien, y la fortaleza necesaria para no dejar de perseguirlo.
PREGUNTAS:
¿Cómo has herido a los demás porque no has sabido ser fuerte y dominarte a ti mismo? ¿Cómo podemos hacernos fuertes y constantes? ¿Por qué es importante volvernos fuertes? GESTO:
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DÍA 9 “Tenéis que ver esto”
TEMA: LA CARIDAD – LA VIRGEN MARÍA La Virgen María como ejemplo de que se pueden vivir las virtudes. La Caridad mueve todas las virtudes. La culminación de todas nuestras obras es el amor.
- El mejor ejemplo, la Virgen María - Ella nos enseña a AMAR a Dios con todo el corazón - Hemos sido hechos para AMAR, nuestra verdadera vida
¡¡Ahí está, el sol!!, ¡¡podemos llegar hasta el mañana!!... Es al final de nuestra aventura en la que encontramos un gesto muy bonito por parte de Grug. El padre de nuestra familia, está dispuesto a sacrificar su propia vida por salvar la vida de su familia, ¡Sí!, incluso la de Chico, al que poco tiempo antes había conocido. Así funciona el amor de verdad, hace el bien sin importar a quien sea. “Se acabó la oscuridad, nada de esconderse, basta de cavernas…” Grug pone a disposición de su familia lo mejor que tiene de sí mismo, su fuerza, tan sólo para salvarles, para conducirles hasta el mañana… ¡¡Esto es el Amor!!. Así es como demuestra a su familia, a todos los que tiene alrededor que le importan y mucho. Grug se ha dado cuenta de lo importante que ha sido dejar a un lado la oscuridad de la caverna y haber descubierto lo bueno del mundo y de su propia familia; como cada uno le ha enseñado a ser el padre que es… ¡LO HAS HECHO MUY BIEN! El amor nos vuelve intrépidos, el amor nos hace tener buenas ideas, el verdadero amor, nos hace pensar siempre en el bien que los demás necesitan… ¡!Tenéis que ver esto, en serio!¡ ¡TENEIS QUE VER ESTO! ¡ NO PODEIS SEGUIR VIVIENDO SIN CONOCER A LA VIRGEN MARÍA! ¡QUIEN LA CONOCE, CONOCE TODO! ¡ QUIEN LA AMA , VIVE DE VERDAD! ¡TENEIS QUE VERLA! TEXTO DEL EVANGELIO: (Jn 2, 1-‐10) “No tienen vino” SANTO DEL DÍA: Virgen María CUENTO: Trozos de corazón
Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poesía el corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud de congregó a su alrededor y todos lo admiraron al mismo tiempo que confirmaban que, efectivamente, su corazón era perfecto, pues no se observaba en él ni un solo rasguño. Todos coincidieron en que era el más hermoso corazón que jamás habían visto. Al observar esto, el joven se sintió más orgulloso aún y volvió a repetir con energía que poseía el corazón más hermoso de la región. Un anciano salió de entre la gente y dijo: “No mientas. Tu corazón no es tan hermoso como el mío”. Sorprendidos, tanto la multitud como el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, aunque latía con mucha fuerza, estaba cubierto de cicatrices, en algunos sitios había trozos irregulares que no correspondían y entre otros había incluso huecos sin rellenar donde faltaban pedazos profundos.
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Después de contemplar todo esto detenidamente, el joven se echó a reir y dijo: “Debes estar bromeando. Comparar tu corazón con el mío… no tiene ningún sentido. ¡El mío es perfecto! Y el tuyo horroroso”. “Es cierto –contestó el anciano-‐, el tuyo luce perfecto. Pero no lo es. Mira, cada cicatriz del mío es una persona a la cual entregué todo mi amor. A veces arranqué trozos para entregarlos y, muchos me regalaron un pedazo del suyo que coloqué como pude en el espacio que quedó vacío. De ahí su irregularidad. En ocasiones di trocitos de mi corazón y no me ofrecieron ninguno a cambio. Por eso, sus huecos”. El joven permaneció en silencio y, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, se arrancó un trozo de corazón y se lo entregó. El anciano lo colocó en su corazón como pudo. Después arrancó un trozo del suyo y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Se notaban los bordes. Su corazón ya no era perfecto, por era mucho más hermoso que antes. Duele, ¿verdad? Y tu corazón… ¿cómo es? EXPLICACIÓN:
-‐ El mejor ejemplo, la Virgen María Hemos conocido durante estos días muchos ejemplos de personas que nos han ido enseñando como confiar en Dios, como amarle, y como buscarle a Él para encontrar nuestra felicidad. Hemos aprendido también, como Dios nos ofrece un camino muy especial para ser cada día un poquito más sus amigos; como empezar a practicar tanto bien que Él pone en nuestras manos. Pero, ¿sabes?, hoy quiero que conozcas un regalo muy especial que Dios nos ha dado; alguien particular entre todos esos amigos especiales de Dios, una estrella que brilla más que los demás. Una estrella en el cielo, que quiere y nos cuida especialmente. Una guía en el camino que nos muestra dónde se encuentra nuestra felicidad… Una Madre, que nos quiere como una madre; que nos cuida con cariño, que nos lleva de la mano… ¡Claro!, es la Virgen María… aquella que dijo ¡Sí! Al Señor, y nos quiere enseñar a decir también nosotros sí cada día a la voluntad de Dios. ¿Recuerdas la historia de la Virgen?... pasó del susto de la anunciación, a la sorpresa y la alegría de recibir la llamada de Dios. Le dijo ¡Sí! al Señor con aquellas preciosas palabras: “He aquí está la esclava del Señor” -‐ Ella nos enseña a AMAR a Dios con todo el corazón Ella con sus sencillez, nos quiere enseñar a practicar de verdad todo lo que hemos aprendido, pues todo lo que la Virgen hizo en su vida, lleva el sello del Amor de Dios. Todo era razón y motivo para amar. Vivía de amor, era su respiración y su sentido. Sin el amor a Dios, a su hijo Jesús, y a san José, a todos sus hijos… su vida no era nada. Se consagró por entero al amor de Dios, en una vida muy hermosa y valiosa, muy rica y digna de imitar. Así nosotros tenemos que querer imitarla, ser sus imitadores. Diciéndo sí a la voluntad de Dios; ayudando a los demás en sus necesidades como cuando fue a ayudar a santa Isabel; o pidiendo vino al Señor, porque los novios se habían quedado sin vino… Ella nos enseña el amor verdadero, una nueva forma de vivir: no una vida de egoísmo, sino de generosidad y entrega. EL QUE NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR. Jesús murió en el lecho duro de la cruz. Pero cobijado por el amor y el abrazo heroico de María. No cabe duda que uno de los momentos en que Dios me ha amado más es cuando me dijo: Ahí tienes a tu madre. El corazón que amó a Dios me a mí como madre. -‐ Hemos sido hechos para AMAR, nuestra verdadera vida
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Si servir hace felices, María fue la mujer más feliz, porque fue la mejor servidora. El método ha funcionado siempre, igual que el del egoísmo jamás ha funcionado ni funcionará. El de servir al prójimo crea hombres y mujeres felices. Se sirve rezando por los infelices; se sirve sufriendo por los pecadores; se sirve dedicando tiempo, mi tiempo, al apostolado; se sirve dando algo mío, y se sirve, sobre todo, dándose a sí mismo con amor al prójimo. Cada día es una oportunidad para que nosotros también pronunciemos un fiat lleno de amor a Dios, en las pequeñas y grandes cosas. Siempre decirle que sí, siempre agradarle. El ejemplo de María nos ilumina y nos guía. Nos da la certeza de que aunque a veces sea difícil aceptar la voluntad de Dios, nos llena de felicidad y de paz. Cuando Dios nos pida algo, no pensemos si nos cuesta o no. Consideremos la dicha de que el Señor nos visita y nos habla. Recordemos que con esta sencilla palabra: fiat, sí, dicha con amor, Dios puede hacer maravillas a través de nosotros, como lo hizo en María.
PREGUNTAS:
¿Quién es la Virgen María para mí? ¿Cómo puedo conocerla cada día más? ¿Qué me enseña la Virgen? ¿Puedo aprender a amar como Ella ama? GESTO: JUEGO: Como introducción explicamos la aparición de la Virgen en Guadalupe, Méjico. A continuación separamos a los niños en dos equipos. Pruebas 1. Sopa de letras (con las palabras: rosas, monte, Guadalupe, México, tilma, Juan Diego, Verdadero Dios). El primer equipo que encuentra todas las palabras gana la prueba.
2. Frase sin letras – Ahorcado (hay que preparar el papel antes de empezar el juego. La frase es: Yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios por quien se vive). Los dos equipos van turnando para adivinar las letras. El primer equipo que adivine la frase gana la prueba.
3. Preguntas: pueden deliberar como equipo. El primer equipo que levanta la mano tiene la oportunidad de responder a la pregunta. Si se equivocan, el otro equipo puede responder. El equipo que responde a más preguntas gana la prueba. -‐ ¿Cómo se llama el indio que vio a la Virgen? -‐ ¿Qué le dijo la Virgen a Juan Diego? -‐ ¿Cómo se llama el lugar de las apariciones? -‐ ¿Dónde metió Juan Diego las rosas? -‐ ¿Qué pasó cuando estaba delante del obispo? -‐ ¿En qué país sucedió todo esto?
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4. La Virgen quiere que TODO EL MUNDO conozca a su Hijo, y para conseguir eso tenemos que rezar. Cada niño tiene que rezar el Ave María poniendo la “a”, en el sitio de cada vocal del Ave María. Luego lo mismo con la “o”, y una vez más quitando la “r”. Gana el equipo que mejor lo hace. 5. Escribir la frase de la Virgen a Juan Diego (adjunto 1)El primer equipo que termina gana la prueba. 6. Cada equipo tiene que encontrar 12 rosas que están escondidas previamente. 7. En 2 equipos, carrera de relevo transportando todas las rosas que han encontrado en la prueba anterior en unas tilmas hechas de tela, sin que se caiga ninguna. (2 equipos, 4 tilmas) Si cae una rosa, ese niño tiene que volver a empezar. 8. Juan Diego tiene que subir al monte Tepeyac. Carrera de sacos. 9. Previamente estaban preparados 9 globos inflados para cada equipo. Dentro de cada globo, está un papelito con una letra. Los 9 papelitos forman la palabra: GUADALUPE. Tienen que explotar todos los globos sentándose encima de ellos sin ayuda de las manos y componer la palabra. El primer equipo que termine gana. 10. Descifrar la frase: Yo soy la Madre del Verdadero Dios (antemano escribimos la frase en un papel grande de forma que da vueltas en un circulo, casi no pudiendo encontrar donde empieza la frase. Es bastante difícil) 11. Laberinto (adjunto 2). 12. Cada equipo tiene que fabricar su propio rosario con cuerda y nudos 13. Rezar un misterio del rosario todos juntos. A cada niño le toca un Ave María 14. Cantar una canción a la Virgen
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DÍA 10 “Viviremos fuera, donde podamos seguir la luz”
TEMA: LA ESPERANZA La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.
- ¡Ya sabemos cuál es nuestro camino! - Felicidad, para que dure siempre - El camino del niño, el caminito de la confianza
“Será nuestro hogar…Esta soy yo, me llamo Epp, y esta es mi familia; y como habréis intuido por el bronceado y las mascotas, ya no somos cavernícolas…El mundo continúa siendo duro y hostil, pero sabemos que podemos vivir en él, gracias a que hemos cambiado las reglas,. las que nos mantenían en la oscuridad. Y gracias a mi padre que nos enseño que todos podemos cambiar. A partir de ahora viviremos fuera, donde podamos seguir la luz” ¡Tengo un sueño, una misión, una razón para vivir! TEXTO DEL EVANGELIO: (Mt 5, 1 -‐ 12) “Vuestra recompensa, será grande en el cielo” (Lc 23, 39 -‐ 43) “Hoy estarás conmigo en el paraíso” CANCIONES:
“El cielo está en mi corazón” RE SOL LA RE OOOOOOOOH, EL CIELO ESTÁ EN MI CORAZÓN (BIS) Está aquí el Reino de Dios (…) Su Majestad presente está (…) En su Presencia gozo y paz (…) Su santidad es luz en mí (…) Por mí su vida entregó (…) Y vida eterna Él me dio (…) En Cristo mi confianza está (…) Es mi esperanza y mi verdad (…) RE LA LA RE GRANDE ES DIOS (¡ALELUYA!) GRANDE ES DIOS (¡ALELUYA!)
LA RE LA RE (SI7) GRANDE ES DIOS (¡ÉL ES EL SEÑOR!) BIS
MI LA SI7 MI OOOOOOOOH, EL CIELO ESTÁ EN MI CORAZÓN (BIS) Nos hizo templos para Él (…) Y Él mismo es la piedra angular (…) El volverá y nos llevará (…) Todo mi ser le grita “VEN” (…) Dulce canción que despertó (…) A una ruina como yo (…) Estaba ciego y puedo ver (…) Perdido y Él me encontró (…)
MI SI7 SI 7 MI GRANDE ES DIOS (¡ALELUYA!) GRANDE ES DIOS (¡ALELUYA!)
SI7 MI GRANDE ES DIOS (¡ÉL ES EL SEÑOR!) BIS
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“La Visitación” “Color Esperanza” SANTO DEL DÍA: Santa Mónica
Santa Mónica (331-‐387) fue la mamá de san Agustín, el famoso obispo de Hipona. Ella tuvo una vida muy dificil como esposa, mamá y nuera. Vivió en el norte de África. Su esposo no compartía su fe y tenía un carácter muy violento. Su suegra la maltrataba y su hijo Agustín era rebelde. Sin embargo, a través de su ejemplo, oraciones y ayunos, ¡todos llegaron a creer en Jesús! ¡Ella oró por san Agustín durante 17 años antes de que él se convirtiera!. Su fiesta se celebra el 27 de agosto. CUENTO: La balanza
Una mujer pobremente vestida, con un rostro que reflejaba tristeza, entró a una tienda, se acercó al dueño y de manera humilde preguntó si podía darle algunas cosas, que ella le pagaría cuando pudiese; con voz suave explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar, tenían siete niños y necesitaban comida. El dueño no aceptó y le solicitó que abandonara la tienda. Sabiendo la necesidad que estaba pasando su familia la mujer rogó: "Por favor señor, se lo pagaré tan pronto como pueda. El dueño le dijo que no podía darle crédito, ya que no tenía una cuenta de crédito en su tienda. De pie, cerca del mostrador, se encontraba un cliente que escuchaba la conversación entre el dueño de la tienda y la mujer. El cliente se acercó y le dijo al dueño de la tienda que él se haría cargo de lo que la mujer necesitara para su familia. Entonces el dueño, resentido, preguntó a la mujer: " ¿Tiene usted una lista de compras?". La mujer dijo: "Si señor". -‐“Esta bien”-‐ dijo el dueño. "Ponga su lista en la balanza de platos y lo que pese su lista le daré en alimentos". La mujer titubeó por un momento y cabizbaja buscó en su cartera un pedazo de papel, escribió algo en él y lo puso en uno de los platos de la balanza. Los ojos del dueño y del cliente se llenaron de asombro, cuando el plato de la balanza donde estaba el papel, se hundió hasta el fondo y se quedo así. El dueño, sin dejar de mirar la balanza dijo: -‐“No lo puedo creer...” El cliente sonrió y el dueño comenzó a poner alimentos en el otro plato de la balanza. La balanza no se movía, por lo que continuó poniendo más y más alimentos, hasta que se llenó. El dueño se quedó pasmado de asombro. Finalmente, tomó el pedazo de papel y lo miró todavía más asombrado.... ¡No era una lista de compra! Era una oración que decía: "QUERIDO SEÑOR, TÚ CONOCES MIS NECESIDADES Y YO VOY A DEJAR ESTO EN TUS MANOS". El dueño de la tienda le entregó los alimentos que había pesado y quedó allí en silencio. La mujer agradeció y abandonó la tienda. El cliente entregó un billete de cincuenta dólares al dueño y le dijo: "Valió cada céntimo de este billete; ahora sabemos cuánto pesa una oración". EXPLICACIÓN:
-‐ ¡Ya sabemos cuál es nuestro camino! Estos días se acaban, ya estamos finalizando este campamento. Tú te puedes preguntar ¿Qué es lo que verdaderamente he hecho en estos días? ¿Qué ha marcado la diferencia entre estos días y los demás días? Seguro que hay alguien que ha marcado la diferencia. Ese es Dios, que te ha acompañado y te ha mostrado un nuevo camino o tal vez un camino olvidado, que te invita a retomar. Estos días que han sido preparados para ti, Dios te ha marcado un camino nuevo, un modo nuevo de vivir. ¡Haz memoria! Has sido creado para ser feliz, y el que te quiere feliz te da también los medios para ser feliz de verdad: su perdón, su cuerpo, su Madre, su Iglesia, el camino de las virtudes.
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Dios en estos días te ha mostrado un camino real para tu vida, un camino que ha marcado la felicidad en estos días. Tu camino en estos días ha sido un camino marcado por la alegría que Dios ha dejado en cada momento, en cada actividad, en cada encuentro con tu amigo Jesús. Este camino que has descubierto se inicia saliendo de uno mismo, de “tu caverna”, de tantas cosas que creías que te hacían felices pero que realmente te hacía solo sobrevivir en tu vida, solo buscar sin encontrar, dirigirte sin llegar. Estos días has descubierto que tu vida no es una vida para no vivir en nosotros mismo, sino descubrir algo más que llena de verdad la vida: La Felicidad. Esta felicidad tiene un su momento mas importante cuando tu te has encontrado con Cristo en este campamento y con su amor, con sus planes para ti. -‐ Felicidad, para que dure siempre Esta felicidad que has gustado y experimentado en estos días en es un aperitivo, un anticipo. Dios nos quiere hacer felices, esa felicidad nos la quiere conceder para que nos dure toda la vida. Dios nos quiere tanto que su amor no es un amor solo para un ratito, por un tiempo, es un amor para siempre, un amor verdadero que no tiene tiempo. Es un amor eterno. Es el amor del cielo. Esa felicidad eterna es la felicidad del cielo. El cielo es felicidad autentica, porque ese presencia en amistad con Dios para siempre. Pero ¿Qué tengo que hacer? ¿Hasta que llegue el cielo todavía queda mucho? Tengo que vivir mi vida con mucha esperanza. Y te preguntarás: ¿Cómo se vive eso?¿En que consistes? ¿Qué hay que hacer? Yo te preguntaría ¿Qué es lo que has hecho estos días? ¿Has hecho algo especial? Solo has conocido un poquito este amor tan grande que Dios te tiene. Pero ese amor es más grande que lo que has vivido en estos días, por ello tienes que continuar en este camino y seguir sorprendiéndote cada día en lo que Dios te quiera decir y hacer en ti. La esperanza es poner tu corazón en Él, en su persona, en sus cosas. Dios pone un deseo fuerte en ti y quiere que respondas a ese deseo en cada momento que vivas: “Hacer las cosas poniendo tu corazón en Jesús”. Solo así serás feliz, solo así tu corazón vivirá con deseo de estar con Él. La virtud de la esperanza responde al anhelo de felicidad que Dios ha puesto en nuestro corazón. El mismo anhelo que Santa Mónica tenía por la conversión de su hijo Agustín. Mónica, mujer de profunda fe, con sus sacrificios y lágrimas consiguió el favor de Dios, y San Agustín se convirtió al cristianismo y se bautizó en la fiesta de la Pascua de Resurrección del año 387.
-‐ El camino del niño, el caminito de la confianza Estos días has recorrido un camino de encuentro con Jesús. Cuando uno conoce a una persona se inicia en el la experiencia de la confianza. En la medida en la que conocemos llegamos a amar más a quien conocemos. Cuando conocemos y amamos crece también la confianza. La confianza crece cuando existe amor y conocimiento en la persona. No existe una verdadera esperanza sino hay una autentica confianza. ¿Quién sabe esperar sin confiar? Un niño cuando se pierde en cualquier lugar solo sabe esperar a que su madre o su padre lo busque y lo encuentra. ¿Por qué espera a su madre? Porque existe una total confianza. ¿Cómo puedo hacer crecer la confianza en Jesús al que he conocido en estos días? La confianza crece cuando yo me acerco a Jesús, cuando paso tiempo con el (oración), cuando escucho su palabra (leer el evangelio), cuando lo llevo en el corazón y me alimento (lo recibo en mi alma en la Eucaristía), cuando hablo de el a los demás (hablo de Él y lo anuncio), cuando
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cuido de los demás (cuidar de los amigos) como Jesús cuida de mi, cuando me dejo cuidar de mi Madre (mi trato con la Virgen María). La confianza se concreta en nuestra vida, al igual que mi amistad con Dios. En eso actos verdaderos de amor yo puedo encontrarme con Él y por lo tanto crecer en esa confianza con Él. PREGUNTAS:
¿En qué pones la esperanza? ¿Para qué me sirve tener esperanza? ¿Contagio mi esperanza al prójimo? GESTO: Oración de la luz -‐ Oración inicial Señor Jesucristo, Luz del Mundo, concédenos el don de la esperanza para que busquemos constantemente la felicidad sin fin. Amén. -‐ Recitamos el Salmo 261, despacio y haciéndoles caer que con los salmos oraba Jesús El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca;
y así levantaré la cabeza sobre el enemigo que me cerca; en su tienda sacrificaré sacrificios de aclamación: cantaré y tocaré para el Señor.
-‐ Se les reparten velas pequeñas para que las enciendan en el cirio, que se situará en medio de ellos y se lee el siguiente pasaje: Mt 5, 13–16. “Vosotros sois la luz del mundo” -‐ Al tiempo que las van encendiendo, expresan en voz alta cuando han sido ellos luz en el mundo. -‐ Oración final Enciende Señor en nosotros la luz de la esperanza para que un día resucitados, participemos contigo en el gozo de tu Reino. Amén.
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TALLER:
Confeccionar una vela con cera. La depositaríamos en un vaso de cristal decorado y nos serviría para el rezar el Rosario; haciéndoles caer en la importancia que tuvo para la Virgen la esperanza, representada en la vela.
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“Será nuestro hogar…
Esta soy yo, me llamo Epp, y esta es mi familia; y como habréis intuido por el bronceado y las mascotas, ya no somos cavernícolas…El mundo continúa siendo duro y hostil, pero sabemos que podemos vivir en él, gracias a que hemos cambiado las reglas,. las que nos mantenían en la oscuridad. Y gracias a mi padre que nos enseño que todos podemos cambiar. A partir de ahora viviremos fuera, donde podamos seguir la luz”
¡Tengo un sueño, una misión, una razón para vivir!
Introduccion: Queridos jóvenes amigos:
Hay algo que deseo deciros con todo mi cariño. Espero que, entre quienes me escucháis hoy, esté alguno de los futuros santos del siglo XXI. Lo que Dios más desea de cada uno de vosotros es que seáis santos. Él os ama mucho más de lo que jamás podríais imaginar y quiere lo mejor para vosotros. Y, sin duda, lo mejor para vosotros es que crezcáis en santidad. Quizás alguno de vosotros nunca antes pensó esto. Quizás, alguno opina que la santidad no es para él. Dejad que me explique. Cuando somos jóvenes, solemos pensar en personas a las que respetamos, admiramos y como las que nos gustaría ser. Puede que sea alguien que encontramos en nuestra vida diaria y a quien tenemos una gran estima. O puede que sea alguien famoso. Os pregunto: ¿Cuáles son las cualidades que veis en otros y que más os gustarían para vosotros? ¿Qué tipo de persona os gustaría ser de verdad?
Cuando os invito a ser santos, os pido que no os conforméis con ser de segunda fila. Os pido que no persigáis una meta limitada y que ignoréis las demás. La felicidad es algo que todos quieren, pero una de las mayores tragedias de este mundo es que muchísima gente jamás la encuentra, porque la busca en los lugares equivocados. La clave para esto es muy sencilla: la verdadera felicidad se encuentra en Dios. Necesitamos tener el valor de poner nuestras esperanzas más profundas solamente en Dios. Sólo Él puede satisfacer las necesidades más profundas de nuestro corazón.
Dios no solamente nos ama con una profundidad e intensidad que difícilmente podremos llegar a comprender, sino que, además, nos invita a responder a su amor. Todos sabéis lo que sucede cuando encontráis a alguien interesante y atractivo, y queréis ser amigo suyo. Siempre esperáis resultar interesantes y atractivos, y que deseen ser vuestros amigos. Dios quiere vuestra amistad. Y cuando comenzáis a ser amigos de Dios, todo en la vida empieza a cambiar. A medida que lo vais conociendo mejor,
percibís el deseo de reflejar algo de su infinita bondad en vuestra propia vida. Os atrae la práctica de las virtudes. Empezáis a sentir compasión por la gente con dificultades y ansiáis hacer algo por ayudarles. Queréis prestar ayuda a los pobres y hambrientos, consolar a los tristes, deseáis ser amables y generosos. Cuando todo esto comience a sucederos, estáis en camino hacia la santidad.
Queridos amigos, os agradezco vuestra atención; os prometo que rezaré por vosotros, y os pido que recéis por mi. ¡Qué Dios os bendiga!
1. A LA CONQUISTA DE JAVIER Narrador: Nos encontramos en el año 1527 en la bulliciosa ciudad de París. Aquí se
dan cita los más ricos comerciantes proponiendo sus atrayentes mercancías a los viandantes, los constructores disputados por los burgueses de la ciudad para edificar sus suntuosos palacetes, los jóvenes alumnos que frecuentan, con más o menos dedicación, la Universidad y, ¿cómo no? los profesores que compiten entre sí para atraer a alumnos y poder llenar un poco sus arcas. Ciertamente París es un bullicio de gentes y de oficios. Entre los miles de alumnos de la universidad se encuentra el joven protagonista de nuestra historia: Francisco Javier, con sus 21 años recién cumplidos. Ha venido del Reino de Navarra con sueños de grandezas y de éxito. Es jovial, alegre en extremo, su compañía es solícita por todos en las fiestas, pues nadie canta y baila como él.
(Entran en escena Francisco Javier y un compañero de fiestas, Luis.)
Francisco Javier: ¡Nunca me había divertido tanto en una fiesta! Luis: No exageres, Javier. Francisco Javier: ¿Cómo? ¿No has visto cómo bailaba aquel mequetrefe de Pierre?
Más que bailar cabeceaba como un cordero recién despierto. Luis: Pero si esta borracho… Francisco Javier: Yo no lo emborraché. Él quiso retarme delante de las chicas a ver
quién bailaba mejor, y yo simplemente acepté el reto. ¡A mí nadie me gana bailando! Luis: Pero debes reconocer que no habéis estado los dos en igualdad de condiciones. Él
apenas podía mantenerse en pie. Francisco Javier: ¡Eso es asunto suyo! Ha sido el hazmerreír de todos. En cambio yo he
sido el rey de la noche. Pedro Fabro: (despertado por las voces de su compañero de cuarto). Pchssssiss. ¿Pero
qué horas son éstas de regresar a casa? ¡Silencio! Luis: Pedro tiene razón, es ya muy tarde. Me voy a mi cuarto a dormir. ¡Hasta mañana! Francisco Javier:¿Hasta mañana? Pero si aún queda mucha noche. ¡La noche es joven y
nosotros con ella! Pedro Fabro: (muestra su desaprobación con un movimiento de su cabeza) Luis: Yo no puedo más. Estoy que me caigo. Me voy (Sale de la escena). Francisco Javier: (mirándolo con desdén) ¡Aburrido! (dirigiéndose a Pedro Fabro)
Míralo, si parece un viejo de ochenta años. ¿Qué? ¿Vienes tú? Todavía hay luces y música en la calle Acosta.
Pedro Fabro: (se incorpora de la cama). ¡Javier! ¡Javier! ¿Cuándo sentarás un poco la cabeza?
Francisco Javier: ¿La cabeza? Pues va a ser que no. hay que aprovechar el momento. Además, tú ya me conoces, a mí me gusta vivir todo a tope: cuando hay que estudiar estudio como ninguno, y cuando hay que divertirse me divierto también como ninguno.
Pedro Fabro: (con ironía) Sí, pero ese “vivir todo a tope” te está costando un poco caro.
Francisco Javier (tocando su bolsillo y pensativo): Es cierto. Apenas me queda calderilla de la última remesa que me mandaron mis padres desde Javier… Aunque tengo a gente que me ayuda.
Pedro Fabro: ¿Te refieres a Ignacio de Loyola? Francisco Javier: Ese cojo… ¡siempre me está sermoneado! Pero lo bueno es que
después siempre me da algunas monedillas. Pedro Fabro: Hablando de dinero, estamos a final de curso y para el próximo debemos
pensar si nos quedamos en este colegio o no. nos han dicho que la pensión subirá para el nuevo curso.
Francisco Javier: ¡Será por colegios donde hospedarnos aquí en París! Fíjate sólo en este Barrio Latino hay 50 colegios donde elegir y además cada uno compitiendo por internos. Ya lo encontraremos.
(Se acuestan).
Narrador: Llegó el final de curso y pasó el verano. A primeros de septiembre Pedro Fabro y Javier decidieron mudarse al Colegio Mayor de Santa Bárbara: algo más barato de donde habían vivido antes y, según Javier, rodeado de buenos lugares de reunión y de fiesta. Quiso la Providencia que tuvieran que compartir la habitación con un tercero, conocido de ambos, Ignacio de Loyola, apreciado por Pedro Fabro y aceptado por Javier, aunque sólo fuera por la ayuda económica que le proporcionaba. Ignacio de Loyola no pierde ocasión de conquistar el corazón de Javier para Cristo, pero es una tarea difícil. Pasan los meses y finalmente Javier se gradúa en letras, se licencia en filosofía y se coloca finalmente como profesor en un colegio. La suerte comienza a sonreír a Javier: su carácter vivaz y su temple alegre grajean pronto fama entre los alumnos. Ignacio de Loyola no se cansa de hablar con él, aun a costa de muchos desprecios de parte suya. Ignacio le habla de conquistar las almas para Dios. Javier, en cambio, sólo habla de conquistar fama y dinero para sí. Hasta que un día…
Ignacio: Javier, tengo que hablar contigo de una vez por todas. Javier: ¿Qué quieres hoy? ¿Me has conseguido más alumnos para mis clases o…
(mirándolo con desconfianza) es otro de tus típicos sermones? Ignacio: Sólo busco tu bien y por ti el de mucha gente… Javier “¿de qué te sirve ganar
el mundo entero si pierdes tu alma?” ¿No vales tú más que toda la fama y el oro del mundo? Javier: Y, ¿por qué habré de perderme? Yo cumplo con mis obligaciones de cristiano:
aunque con sueño y un poco distraído voy a Misa cada Domingo, procuro cumplir los mandamientos de Dios, rezo las oraciones que me enseñó mi madre… Sólo que me gusta la alegría y la fiesta, me complace tener fama y éxito…
Ignacio: Javier, ¿recuerdas el Cristo que está en la capilla de tu castillo y del que, alguna ve, me has hablado?
Javier: Pues claro, delante de él he rezado muchas veces con mi madre. Ignacio: ¿Y nunca has pensado por qué Cristo está así, por qué se dejó crucificar? Javier: Hombre, yo he escuchado muchas veces el relato de su Pasión. Ignacio: ¿Y nunca te has parado a pensar que todo eso Cristo lo hizo por ti? Javier: (pensativo, como volando con la imaginación a otro lugar) La verdad es que
aquel Cristo siempre ha tenido para mí algo atrayente, enigmático: aquel cuerpo clavado, aquellas llagas abiertas, aquellas espinas… aquella sonrisa…
Ignacio: Cristo eligió ese camino por ti, por redimirte a ti y contigo a todos los hombres. No fue un camino de éxito y de triunfo humano y no será porque a él no se le ofreciera esa oportunidad.
Javier: La verdad es que, al mirarlo a Él y al mirar mi interior, siempre he quedado confuso, intranquilo…
Ignacio: Y, aquella sangre que Él derramó por ti, ¿va a quedar sin fruto? Aquello hizo Cristo por ti, y tú ¿Qué has hecho por Él? No te estoy hablando de cosas del pasado. Jesús vive hoy y su deseo es conquistar un corazón y pedirte que le ayudes a conquistar para Él los corazones de otras personas.
Javier: (titubeando) Comprendo lo que me dices, pero… tengo miedo. Ignacio: ¿Miedo? ¿Te da miedo Jesús? Javier: Tengo miedo de que me quite mi alegría. Miedo de que yo deje de ser yo. Ignacio: Javier, Cristo no te quita nada de lo que hace tu vida alegre y libre. Todo lo
contrario, quiere que toda tu alegría, tus energías, tu jovialidad las pongas a su servicio para una empresa grande.
Javier: ¿Una empresa grande? ¿Cómo de grande? Ignacio: La mayor de todas. Javier: No te andes con rodeos, dime cuál es. Ignacio: No se trata de buscar una fama que se pasa con el tiempo y los años… A ver,
¿cuántos amigos que decían que te admiraban te han fallado en la vida? Javier (pensativo): La verdad es que tengo varios… (furioso) ¡Bribones! Ignacio: Y, ¿cuántos alumnos que has tenido con el tiempo y el paso de otros
profesores se han ido olvidando de ti? Javier: También hay algunos. Ignacio: Además, ¿no eres tú más grande que el éxito y la gloria de los hombres? ¿No
está hecho tu corazón para cosas más grandes? Javier: Cosas grandes… ¿cómo cuáles? Ignacio: Como salvar con Cristo las almas de los hombres. Cosas grandes como liberar
a los hombres del peso de sus pecados. Cosas grandes como decir las palabras de Cristo y transformar el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre. Cosas grandes como enseñar a los hombres el camino del cielo.
Javier: el camino del cielo… la eternidad… ¡Y eso no pasa nunca! Ignacio: ¿Te imaginas cuántas personas serán felices para siempre gracias a que tú le
has entregado a Cristo? Javier: Realmente, esto sí que es grande.
Narrador: Y así fue como Javier fue conquistado por Cristo, gracias a la amistad y constancia de su amigo Ignacio de Loyola. Desde entonces, Javier con aquella jovialidad y alegría que le caracterizaba decía cada día a Cristo: “Aquí estoy, Señor, ¿qué debo hacer? Envíame a donde Tú quieras”. Fue ordenado sacerdote y muy pronto él mismo se ofreció para ir a misiones: viajó a la India, a las islas Molucas, al Japón e incluso hasta las puertas de China. Aprendía los idiomas de los pueblos adonde iba para poder predicarles el evangelio. Fue un incansable apóstol. Se contaban por miles los que creyeron en Cristo por su predicación y los que se bautizaron en aquellas tierras lejanas. Desde allí llegó a escribir: “Muchos cristianaos se dejan de hacer, es estas parees, por no haber personas que en tan santas cosas se ocupen.
¡Cuántas almas dejan de ir a la gloria y van al infierno por la negligencia de los que no escuchan la voz de Jesús que les llama!”.
Por eso, tú, que me escuchas, si sientes en tu interior una llamada a seguir a Jesús, como S. Francisco Javier, ¡no tengas miedo! ¡Escúchala! ¡Entrégate a Él! ¡Él te llama para cosas grandes! ¡El no quita nada, sino que te lo da todo!
2. JAVIER Y SU CRISTO: LA CONQUISTA DEL MUNDO
Guía: Pasen, señores, no se pierdan, este maravilloso castillo esconde rincones preciosos que podrían hacer que se pierdan del grupo. Turista 1: A mi este castillo me da mucho respeto. Turista 2: No digas eso, bobo, es un castillo precioso. Turista 3: No, si bonito si que es. Sobre todo las montañas que le rodean ¡¡Señor guía!! ¿Y cómo dice que se llamaba ese gran aventurero que vivió en él? Guía: Francisco, señor, Francisco. Y por ser este lugar conocido como Javier, él es FRANCISCO JAVIER. Mmmmm… como los toreros: Luis de Sevilla, Marianico de Granada, el Niño de Bargas… pues así: Francisco Javier. Turista 2: Entonces yo soy Rodolfo de Torrelodones. Guía: No me haga decir lo que es usted, señor, no salgamos a malas. Además, ya hemos llegado al lugar central del castillo: su capilla. Turista 2: ¿Podemos hacer fotos? Guía: Si sobre todo de ese Cristo precioso. Le llamamos, el Cristo de la Sonrisa. Parece que no tiene miedo a morir. Turista 1: ¿Y estaba aquí cuando vivía Javier en el castillo? Guía: Clarísimo, como que dos y dos son … (contando) cuatro. Sus padres pedían aquí por él cuando viajaba por todos esos mundos: Francia, Portugal, India, las Molucas, Japón, … y si no muere antes, llega a China. Cuentan que cuando Javier murió este Cristo lloró, y así todos se enteraron inmediatamente que el misionero ya estaba en el cielo, el lugar que se había merecido. Turista 3: ¿Nos puede contar más cosas de Francisco Javier? Guía: SAN Francisco Javier para nosotros, que es muy importante ese de ser santo. Claro que les cuento, y muchas cosas, pero síganme, y lo hago mientras visitamos el resto del castillo.
(en off) Guía: El 7 de abril de 1506 nacía Francisco en este castillo, en medio de estas montañas que tanto recordaría luego desde sus muchos viajes. Turista 1: En 1506… entonces ahora hace… Guía: … más de 500 años de su nacimiento. ¿Muy listos los señores, no? Sigamos, y no interrumpan. Su vida de niño aquí fue muy normal para ser el hijo de un caballero de aquella época., D. Juan de Jaso. Incluso sus hermanos salieron a combatir contra el ejército del emperador. Por cierto, en ese ejército luchaba alguien que sería luego su amigo, como os contaré si me dejáis hablar, Ignacio de Loyola. Con 19 años, triste por la decisión tomada, salió hacia Paris para estudiar en la Gran Universidad de la Sorbona, como los grandes hombres de ciencia. Turista 3: ¿Triste? ¿NO quería ir? ¿Pues qué se hubiera quedado, no?
Guía: Mmmm… a veces en la vida hay que tomar decisiones que nos cuestan, pero que son mejores para nosotros. París era lo que Francisco necesitaba para alcanzar lo que deseaba: ser un hombre de gloria, que triunfara ante los demás, y deben de saber que lo consiguió: jovial, un gran deportista y alegre como pocos. Todo el mundo quería que estuviese en sus fiestas, se lo pasaban de muerte con él. Turista 2: ¡¡Como yo!! Turista 1: Que vanidoso eres, Rodolfo. Guía: Escuchen, escuchen, que viene de una fiesta, psss.
(en sonido real) Javier: ¡Nunca me había divertido tanto en una fiesta! Pedro: No exageres, Javier. Javier: ¿Cómo? ¿No has visto cómo bailaba aquel mequetrefe de Pierre? Más que bailar parecía un cordero recién despierto. Pedro: Pero si estaba borracho… Javier: Yo no lo emborraché, fue él quien quiso presumir delante de las chicas y me retó a ver quién bebía más vino … ja, ja, ja. Sin duda he vuelto a ser el rey de la fiesta. Pedro: Javier, Javier, cuando sentarás un poco la cabeza… Javier: ¿Cómo tú, aburrido? Pareces un viejo de ochenta años. Sigamos la fiesta. Todavía hay luces en la calle. No, Pedro, hay que aprovechar el momento, a mí me gusta a vivir a tope. Pedro: Pero ese vivir a tope te está costando un poco caro…
(Voz en off) Guía: Javier escuchaba pensativo las palabras de su amigo Pedro Fabro… “un poco caro”. ¿Por qué lo dijo? ¿Por el dinero del vino y las fiestas? ¿No quería decirle algo más? Lo cierto es que como tenían poco dinero cambiaron de Colegio a otro más barato, y quiso Dios que coincidieran en la habitación con un conocido de los dos: Ignacio de Loyola. Turista 1: ¿El de la batalla de antes? Guía: El mismo. Turista 2: ¿Ese también es santo, no? Guía: Y de los grandes, como Francisco. Turista 3: Siga, siga, esto se pone interesante. Guía: Vale, vale: Ignacio tenía conversaciones muy interesantes con Francisco, aunque no siempre quería oírle, pero iba encontrando mucha alegría en lo que él le enseñaba. Escuchad, quizás vosotros también os guste oírle y os ayude como a Francisco.
(en real) Ignacio: Javier, quiero hablar contigo de una vez por todas. Javier: ¿Qué quieres hoy? ¿no será otro de tus sermones? Ignacio: Sólo busco tu bien, Javier, y pensando… Javier: … dime Ignacio: Javier ¿de qué te sirve ganar el mundo si pierdes tu alma? ¿No vales tú más que toda la fama y el oro del mundo? Javier: ¿Por qué me hablas así, Ignacio? ¿Por qué tendría que perderme? Yo voy a Misa, cumplo con mis obligaciones, de pequeño hasta fui monaguillo.
Ignacio: ¿Recuerdas el Cristo que está en tu capilla, en Javier, del que me has hablado? ¿Has pensado que Jesús hizo eso por ti? Recuerda su pasión y su amor, Francisco. Javier: La verdad es que aquel Cristo siempre ha tenido para mí algo atractivo: su cuerpo clavado, sus llagas, … y su sonrisa. Ignacio: ¿Y tú que has hecho por él? No te hablo de cosas del pasado, Javier, deja que él conquista tu corazón. Javier: Sé de qué me hablas, pero me de miedo, Ignacio. Ignacio: ¿Miedo? ¿De qué? A Cristo no hay que tenerle miedo, Él no te quita nada, te lo da todo, hace que tu vida sea más alegre, y quiere que todas tus energías las pongas al servicio de una empresa más grande. Tu corazón está hecho para obras inmensas. Javier: ¿Cosas grandes… cuales? Ignacio: ¿Cuáles? Ayudar a los hombres a conocer a Jesús ¿te imaginas cuántas personas serán felices para siempre gracias a que tú te has entregado al Señor? Javier: Es verdad, realmente eso sí que es grande. Lo más grande que puedo hacer.
(voz en off) Guía: Y así es como fue conquistado por Cristo, y Javier conquistó al mundo para Él. Con sus amigos Pedro e Ignacio comenzaron una obra inmensa, que aún hoy perdura en el tiempo, un ejército de hombres que trabajan incansablemente para hacer que todo el mundo conozca a Jesús.
(voz real) Turista 1: Señor guía ¿y todo lo aprendió Javier del Cristo del castillo? Guía: Sí, y de sus compañeros, que le enseñaron a mirar a Jesús con los mejores ojos, los de un buen amigo. Turista 3: ¿Podemos volver un momento a la capilla? Guía: Veo que a vosotros también os ha gustado su sonrisa… vamos.
3. LA POSADA DE ELÍAS Narrador: Hace muchos, muchísimos años y siglos también, en un aldea Palestina, un hombre llamado Elías tenía una posada para los caminantes y viajeros. Aquella helada noche de diciembre, Elías andaba ocupadísimo mientras su esposa Judit trabajaba en la cocina preparando la cena, ayudada por sus sirvientes. La pequeña Esther, su hija, era la encargada de abrir la puerta y recibir a los viajeros.
Posadero: ¡Vamos a trabajar! ¡Hay muchas cosas que hacer! Criado 1: Yo traeré leña Criado 2: Yo prepararé el fuego Criado 3: Yo pondré manteles Criado 4: Yo llenaré las jarras Criado 5: Yo barreré el suelo Posadera: ¡Alguien que me ayude en la cocina! Criado 6: Yo te ayudaré mi señora Esther: Yo calentaré el pan, mamá Posadero: ¡Eso, a trabajar todo el mundo! Narrador: Así estaban todos de afanados y trabajadores, cuando unos golpes sonaron en la puerta. Mercader: ¿Se puede entrar? Posadero: Adelante, adelante Narrador: Era un rico mercader que venía de la ciudad de vender sus preciosas telas y joyas. Elías le ayudó a descargar el resto de la mercancía y fue enseñando sus maravillosas telas traídas de Oriente. Después Elías mandó a sus criados que le sirvieran buen vino y suculenta cena. Lo que más le importaba era conseguir que gente rica e importante pasara y se alojara en su posada, pues así conseguiría buenos dinerillos. Como había entrado la noche, el mercader decidió retirarse a su habitación a descansar. Fue entonces cuando….
(Suenan golpes en la puerta) Rey Baltasar: ¡Abrid la puerta al rey Baltasar! Posadero: ¡Un rey en mi posada! Todos: ¡Un rey! Posadera: Abre la puerta Esther Narrador: Era el rey Baltasar que con sus pajes había llegado a la posada para pasar la noche. El rey se dirigió a ellos diciendo: Rey Baltasar: La paz sea con vosotros. Queremos habitación para descansar. Pajes: Y agua para los camellos. Narrador: El posadero les hizo pasar. Mandó a los criados que llevaran agua a los camellos y a los demás les mandó preparar todo para que el rey se sintiera cómodo y contento.
Elías estaba entusiasmado pues nunca había tenido en su posada alguien tan importante, ¡Seguro que le pagaría muy bien! Prepararon platos, jarras de vino y calentaron las mejores habitaciones de la posada para que el rey y su séquito estuvieran confortables. Estaban aún disfrutando de la suculenta cena, cuando de nuevo, fuertes golpes volvieron a sonar en la puerta. Rey Melchor: ¡Abrid la puerta al rey Melchor! Elías: ¡Otro rey! Todos: ¡Otro rey! Posadera: Corre Esther, abre la puerta. Narrador: Eran el rey Melchor que con sus pajes también habían decidido pasar la noche en la posada. Elías estaba atónito, vio como los dos reyes se saludaban amigablemente. Se acercó a ellos y les preguntó que porqué había tanto rey viajando esa noche. Melchor y Baltasar contaron que una estrella que habían descubierto en el cielo, les estaba guiando hasta donde nacería el rey del cielo y la tierra. Ellos la seguían para adorar a ese rey esperado. Todos dejaron de trabajar para escuchar embobados esas palabras. Entonces Elías, pensando que eso era puro cuento, mandó a todos que se pusieran de nuevo a trabajar. Elías: ¡Vamos a trabajar hay mucho que hacer! Narrador: Y era verdad, pues nunca había tenido tanto huésped en la posada. Todos se pusieron manos a la obra para que el rey Melchor y su séquito pudieran cenar y descansar. Elías se dirigió a su mujer y a su hija y les dijo: Elías: No abráis la puerta a nadie pues ya no tenemos habitación.
Narrador: Pero no había terminado de decir la frase, cuando por tercera vez, unos golpes sonaron tras la puerta. Rey Gaspar: ¡Abrid la puerta al rey Gaspar! Elías: ¡¡¡¡Otro rey!!!! Todos: ¡¡¡¡ Otro rey!!!! Narrador: No daban crédito a sus ojos cuando al abrir vieron aparecer a un tercer rey, llamado Gaspar, acompañado de su séquito. Rey Gaspar: Estamos cansados, queremos descansar. Pajes: Y agua para los camellos. Elías: Pasad, pasad. Narrador: Toda la posada se convirtió en una gran algarabía. Nadie paraba, todos trabajaban. Posadera: Haré más comida Criado 1: Traeré más leña Criado 2: Daré agua a los camellos Criado 3: Pondré más manteles Criado 4: Yo llenaré más jarras Esther: Traeré más pan Criado 5: Yo ayudaré a mi señora Criado 6: Yo también Elías: Yo me llenaré los bolsillos de mucho dinerito, ¡A trabajar!
Narrador: De pronto, Elías se dio cuenta de un gran problema; ¡No tenía habitación para el rey Gaspar! ¿Dónde dormirían? ¡Ah, ya está! Se acercó a su mujer y le dijo que el rey dormiría en su dormitorio, ella dormiría en la cocina y él se quedaría toda la noche en el salón para vigilar que nadie le robara. Se lo comunicó al rey que junto con los demás, charlaban alegremente de aquella estrella que les había llevado hasta allí de tan distinto lugar. Todos se saludaban y disfrutaban de tan agradable noche. Pero poco a poco, fue llegando el sueño y todos decidieron retirarse a descansar: el rey Baltasar, el rey Melchor, el rey Gaspar, los criados…. Sólo quedaba Esther terminando de limpiar algunas mesas y su padre no se cansaba de contar el dinero que le iban a pagar. Elías le dijo a su hija: Elías: Voy a ver como están los camellos. No dejes entrar a nadie. Narrador: Cuando se hubo marchado, unos suaves golpes sonaron en la puerta. Esther pensando que era algún sirviente de algún rey, abrió sin pensar en la advertencia de su padre. José: Soy José y ella es María, venimos cansados Esther: No hay habitación María: Hemos hecho un largo camino y voy a ser madre Esther: No hay habitación José: Por favor, no encontramos posada. Esther: No hay habitación. Narrador: Esther miró a la mujer que era joven y delicada como una flor. Eran pobres, pues llevaban ropas viejas y se les veía el rostro cansado. No se lo pensó más y les dejó pasar. En esto apareció Elías, vio que su hija había dejado pasar a unos forasteros y se enojó con ella. Le recordó que le había advertido que no dejara pasar a nadie pues no había más habitaciones. Después, mirando a los forasteros, les preguntó si tenían dinero. José y María negaron con la cabeza. Elías con tono severo les dijo: Elías: ¡¡¡¡Fuera!!!!! Narrador: Elías se marchó a la cocina. Esther estaba avergonzada por su padre, y antes de que José y María empezaran a retirarse, se acercó a ellos, les llamó y les dijo que podían dormir en el establo. Sería mejor que dormir a la intemperie. Era lo único que podía ofrecerles: María: Allí el niño estará bien José: Gracias. Narrador: Los esposos marcharon y Esther, muy triste por lo vivido, se retiró a la cocina para descansar junto a su madre. Elías volvió al salón, comprobó que ya no estaban los forasteros,. Se sentó en una mesa, y feliz, se fue quedando dormido. Pero…. Algo mágico empezó a suceder… (Aparece una fila de ángeles que rodean a Elías y se dirigen al establo) Ante tal sonido angelical y pensando que aún soñaba, Elías fue abriendo los ojos. No daba crédito a lo que veía ¿Qué estaba pasando? Siguió con la mirada como aquella fila de angelitos se dirigía a su cuadra ¿Por qué? Vio una gran estrella en el cielo ¿Por qué? Entonces recordó a aquellos viajeros y recordó lo que los Reyes habían dicho sobre la venida del Mesías.
¡Pero no podía ser! ¡En su establo! ¡Oh no, él los había arrojado a la calle! ¡Esos forasteros eran… ¡ ¡Oh no! Su esposa Judit y Esther también se habían despertado con tanto jaleo. Fueron a ver que pasaba y vieron al niño. Pero también vieron a Elías llorando amargamente su egoísmo. Intentaron consolarle, intentaron llevarle para que viera al niño. Pero Elías se sentía tan avergonzado que sólo quería esconderse en el último rincón de la posada. Fue entonces cuando pensó que lo mejor que podía hacer, para pedir perdón, era ofrecer a José y a María su preciada bolsa de dinero. Se lo entregaría todo y quizás así encontraría perdón a su culpa. ¡Pero él se quedaría sin nada! ¡No importa, así sea! Decidido a marcharse a la cuadra vio como dos ángeles se le acercaban y le decían: Ángel 1: Guarda tu dinero Ángel 2: El niño quiere tu perdón y un poquito de leche calentita. Narrador: Así lo hizo, cogió un cuenquito, de leche que calentó con sus propias manos y aderezó con algunas de sus lágrimas y se dirigió al portal donde todos le esperaban sabiendo que había recibido una maravillosa lección. Después fueron llegando todos los huéspedes de la posada. El mercader El rey Baltasar El rey Melchor El rey Gaspar Los criados Todos muy felices entregaron sus mejores presentes. Y tú, Elías de hoy, ¿No quieres hacerle algún regalo? ¡Así sea!
4. SANTA TERESITA PRIMER ACTO: ENCARGO MADRE SUPERIORA
Madre Superiora: Teresa, me gustaría que para el día de mi santo me entregaras un manuscrito en el que me relataras tu vida. Santa Teresita: ¡Pedro madre! Si mi vida no tiene mucho que contar. Madre Superiora: No es cierto. Escríbela con humildad y sencillez (se marcha) Santa Teresita: (De rodillas) María, Reina del Cielo, guía mi mano para que no escriba ni una sola línea que no sea de tu agrado.
SEGUNO ACTO: SANTA TERESITA ESCRIBE SU VIDA Santa Teresita: (Se sienta y según escribe va hablando). Con éstas líneas sólo pretendo una cosa: comenzar a cantar lo que un día repetiré por toda la eternidad: ¡Las misericordias del Señor! Nací en Alencón y fui la última de nueve hermanos, de los que sólo sobrevivimos cinco. Todos somos actualmente religiosas. De pequeña nos trasladamos a vivir a Lisieux donde murió mi madre. Todas las tardes mi iba a dar un paseíto con papá. Y una de esas tardes me enseñó la verja del coro de un convento.
(Aparecen una niña y su padre) Padre: Mira Teresita, detrás de esa verja sirven religiosas. Niña: ¿Y qué hacen, papá? Padre: Rezan por las necesidades del mundo, alaban a Dios, celebran la Eucaristía… Santa Teresita: (escribiendo) ¡Cómo iba yo a imaginarme que nueve años más tarde iba yo a encontrarme entre ellas! En mis años de estudio cogí una enfermedad muy grave que nunca había padecido ninguna niña tan joven como yo.
(Aparecen el padre, la niña (en la cama) y su hermana María) Padre: Toma María. Manda a París estas monedas de oro para encargar misas a la Virgen para que cure a nuestra Teresita (se sale el padre) Niña: (llorando) Mamá … mamá (María se arrodilla y las dos miran a la Virgen) María: Madrecita, por favor, ayúdala. Niña: ¡La Virgen me ha sonreído! María: Sí, estás curada ¡Ha sido un milagro de la Virgen! (Se abrazan y se van)
TERCER ACTO: VIDA EN EL CONVENTO Y ENTREGA DE SU VIDA Santa Teresita: Y mi vida siguió adelante. Una noche de Navidad comprendí que yo también quería entrar en el Carmelo y ser religiosa. Pero era muy joven y no me dejaban. En una peregrinación a Roma se lo pedí al Papa.
(Se ve el Papa, unos guardas suizos y una niña)
Niña: Padre Santísimo. Sólo tengo quince años, pero le pido que me conceda poder entrar en el Carmelo Papa León XIII: Bueno, hija mía. Haz lo que te digan tus superiores. Entrarás si Dios quiere. (Los guardias la quitan a la fuerza y el Papa la bendice) Santa Teresita: Entré en el Carmelo a los quince años y tres meses. Mi tarea ahora es dejar hacer a Dios y vivir la confianza y el abandono en sus manos. Ahora sólo tengo veinticuatro años y estoy enferma. Sé que pronto moriré, pero no tengo miedo; al contrario: quiero pasar el cielo haciendo el bien en la tierra. Y esta es mi oración: Qué Jesús me atraiga a su amor que sea Él quien viva y actúe en mí.
5. MADRE TERESA DE CALCUTA “Lo que hicisteis a uno de estos pequeños a mí me lo hicisteis. Eso dijo Jesús y esa ha sido la historia de mi vida”. Skopje Albania, 26 de Agosto de 1910, un día como este nació la madre Teresa de Calcuta.
(Aparecen padre y madre con Agnes, recién nacida) Padre: ¡Mírala, tiene tus ojos! Madre: Pero si no los ha abierto. Padre: ¿Cómo la llamaremos? Madre: Se llamara Agnes Boiasú
Voz madre Teresa: Siempre he dado gracias a Dios por haberme dado unos padres con un corazón muy grande.
(Aparece la familia: madre, padre, Agnes y el hermano) Agnes: Papá ¿Qué haces? Padre: Escribo al gobernador y le pido que nos ayude a construir un hospital para los pobres. Agnes: ¿Por eso trabajas tanto? Padre: Por un gran ideal vale la pena empeñar toda la vida. ¿No lo crees?
(Entra la madre con una anciana) Madre: ¡Venid ayudadme!, Agnes pon agua a calentar, Lázaro calienta un poco de leche. Padre: no sé si los niños deben ver esto. Madre: Las cosas se aprenden mejor con el ejemplo que con la palabra. Agnes: Mamá, ¿es de nuestra familia? Madre: Agnes, recuerda esto que voy a decirte: “Nunca te lleves a la boca un pedazo de pan si no estás dispuesta a compartirlo”. Anciana: ¡Tus ojos tienen una hermosa luz! Que la Virgen, te guíe siempre, pequeña.
NARRADOR: Desde niña me pasaba horas y horas leyendo las revistas que llegaban de las misiones. Agnes: Mira Aga, esta misionera es albanesa como nosotras. Aga: ¿Y qué? Agnes: Pues nada, que me parece increíble que una misionera esté en Sudáfrica a miles de kilómetros de aquí.
NARRADOR: Durante mi juventud, mi cariño hacia nuestra madre del cielo, era cada vez mayor. Todas las tardes acudía para pedirle lo mismo: Que me explicara que era lo que Dios quería de mí. Estaba hecha un lío.
(Agnes delante de una imagen de la Virgen) Sacerdote: Agnes, ¿qué haces? Agnes: Rezo padre. Sacerdote: ¿Vienes a rezar cuando no hay nadie?
Agnes: ¡Claro! La Virgen se siente más sola y seguro que me escucha sólo a mí. NARRADOR: Aquella tarde, por fin vi lo que Dios quería de mí. Sabía que lo que Dios me estaba pidiendo iba a ser muy dura para mi madre.
(Aparecen Agnes y su madre) Agnes: Mamá, Dios me llama a ser misionera ¿No te alegras verdad? Madre: ¿Lo has pensado bien? Agnes: La Virgen me lo ha dicho y cada vez lo veo con más claridad. Quiero dedicarme a servir a los más pobres. Él ha tomado la decisión. Madre: Bien, hija mía, pero no dejes nunca de pertenecer a Cristo. Agárrate fuertemente de su mano (Se dan un abrazo). Agnes: ¡Cómo me gustaría que papá estuviera aquí!
NARRADOR: Mi padre murió cuando yo era una niña. Mi madre montó un talles de costura y mi hermana y yo le ayudábamos en lo que podíamos.
(Estando en casa aparece el sacerdote) Sacerdote: ¡Carta de Irlanda! Agnes: ¿Qué dice, padre? Sacerdote: Tu solicitud ha sido aceptada. Entrarás de novicia en la congregación de Loreto. ¡Agnes!, serás misionera.
NARRADOR: No sabía decir si aquel día fue triste por la despedida o feliz por el camino que Dios me habría. Madre: ¡Padre! Sacerdote: Usted es una mujer de fe, Dios la ayudará. Madre: Se que nunca se pierde a una hija que se entrega a Dios, pero presiento que nunca más la volveré a ver.
NARRADOR: Irlanda, no podía ser más distinto de Albania. Lo que más me costaba era el inglés, se me antojaba un idioma difícil y desconocido.
(Llama a la puerta del convento y sale una hermana) Agnes: ¡Hola! Soy Agnes y vengo de Albania. Hermana: Hola Agnes, bienvenida a Loreto. Agnes: ¡Ah! Hablas mi idioma. Hermana: Me llamo Erika. ¿Sabes una cosa? Eres la primera novicia eslava. Te enseñaré tu habitación, luego saludarás a la madre superiora.
(Agnes aparece caminando por las calles de Calcuta) NARRADOR: La orden de Loreto tenía una casa en Calcuta y allí me destinaron. Tenía diecinueve años y comencé a descubrir hasta donde podía llegar la indigencia y la miseria del ser humano. Tuve que contener las lágrimas para no llorar en medio de tanto dolor.
(Aparecen pobres en el suelo y Agnes le da un trozo de pan a un niño). NARRADOR: Entonces empecé a recordar todo lo que había aprendido de pequeña.
(Le da unas sandalias a un pobre). NARRADOR: Durante mucho tiempo, creí conocer el camino que me esperaba hasta el fin de mis días, dando clases y enseñando a los niños de mi escuela. Y esa idea me gustaba.
(Aparece enseñando el catecismo a las niñas) Dora: Madre Teresa, soy Dora. Una señora dio ayer a luz en la barriada de Motijil, y está tan débil que si no hacemos algo, el pequeño morirá de hambre. Hna. Teresa: ¿En Motijil? Sara: Si, hermana, nos da miedo ir allí, por eso queremos que venga con nosotras. Yo puedo traer leche de mi casa. Bea: Y yo puedo llevar pan. Hna. Teresa: De acuerdo, iremos ahora mismo.
(Salen, llegan a Motijil) Hna. Teresa: No os soltéis de la mano, ya casi hemos llegado. Dora: Hermana, allí, bajo aquella piedra. Hna. Teresa: Venid, no tengáis miedo, necesito vuestra ayuda.
NARRADOR: Mi madre tenía razón, ¿cómo vamos a tener miedo si Dios está con nosotros?. Al ver aquella situación volvía a pensar nuevamente la cantidad de gente que necesitaba para comer, mientras a mí, en mi convento, no me faltaba de nada. Esa fue la primera vez que sentí que Dios me pedía algo más. Muchas veces, me asaltaba la duda: ¿Y si yo pudiese todavía hacer algo más? ¿Acaso Dios me estaba pidiendo otra cosa? Pero, ¿qué podía ser? Ya era misionera, ya estaba con los más pobres.
Entonces, aquel 10 de septiembre de 1946, mientras me encontraba a bordo del tren que me llevaba a Darjilin para hacer mis ejercicios espirituales, escuché con claridad una nueva llamada de Dios: Una llamada dentro de la llamada.
(Aparecen la hermana Teresa en la habitación de la madre superiora). Madre superiora: ¿Cómo van sus alumnas? Hna. Teresa: Bien, madre, son muy aplicadas. Pero, hay un asunto para el que necesito consejo. Madre superiora: la escucho.
NARRADOR: Le conté a la madre Gertru la revelación que tuve en el tren, intuía que Dios me estaba pidiendo que lo dejase todos, también la orden de Loreto y me dedicase en cuerpo y alma a los pobres más pobres. Hna. Teresa: … viviendo como ellos, sufriendo como ellos. Madre superiora: Si lo que me ha contado es obra de Dios, téngame al corriente… Rezaré por usted. Y sobre todo, hermana, no se lo cuente a nadie. Hna. Teresa: No se preocupe. Sólo lo saben mis confesores. Madre superiora: Rezaré especialmente por usted.
NARRADOR: Tras un año de intensa oración escuche con más fuerza que nunca las palabras de Jesús en el Evangelio.
(Aparece la hermana Teresa delante de un crucifijo). Hna. Teresa: “Lo que hicisteis al más pequeño de mis hermanos a mí me lo hicisteis”.
NARRADOR: El Papa autorizó mi exclaustración y en el verano de 1948 deje definitivamente el convento.
(Salen del convento y se despide de la Madre superiora) NARRADOR: Aquel día empecé a buscar un lugar donde atender a los pobres de los más pobres. Pero Dios, tenía otros planes para mí.
(Aparece sentada junto a los más pobres, se acerca a uno de ellos y le dice). Hna. Teresa: ¿Cómo se encuentra? Pobre: deme algo por caridad hermana, hace días que no como nada, mis hijos van a morir de hambre.
(La hermana Teresa le da unas monedas) Hna. Teresa: Tenga buen hombre me quedo con una para poder comer. Pobre: ¡Gracias hermana, gracias!
(Se acerca un sacerdote y dice) Sacerdote: ¿Puede dar un donativo para la prensa católica? Hna. Teresa: Lo siento, pero es la última moneda que me queda. Sacerdote: ¡Dios se lo pague hermana, pero no puedo aceptarlo! Hna. Teresa: Acéptela padre, estoy en manos de Dios. El cuidará de mí. Sacerdote: ¿A qué orden pertenece hermana? No reconozco su hábito. Hna. Teresa: Soy la hermana Teresa, misionera. Estoy buscando un lugar donde acoger a los enfermos más pobres de Motijil. Sacerdote: Le espera mucho trabajo, hermana. Rezaré por usted todos los días. Iré a visitarla, soy el padre Julián. (Se despiden). Hna. Teresa: Adiós padre. Ya no me queda nada.
NARRADOR: En aquel momento me invadió una gran paz. Veía las cosas de otra manera; ya no me ataba nada a este mundo. Y entonces, escuché de nuevo en mi interior aquellas palabras de mi madre cuando yo era pequeña: “Cuanto menos poseemos, más podemos poseer).
(Aparecen cuidando a los más pobres y se encuentra con el padre Julián). Sacerdote: Hermana, tenga (le da un sobre), me lo han dado para usted. Hna. Teresa: ¿Para mí? Sacerdote: Me lo ha dado alguien que ha oído hablar de sus proyectos con los más pobres.
NARRADOR: Entonces me di cuenta, era la primera muestra de que Dios bendecía mi trabajo, de que jamás me abandonaría.
NARRADOR: Por fin llegó el día en que conocí al papa Juan Pablo II. Una especial alegría me embargó, fue un encuentro muy esperado. Teníamos muchas cosas de que hablar y mucho trabajo por hacer.
(Sale un sacerdote que le indica donde está el Papa). Sacerdote 2: Acompáñeme Madre Teresa. (Se encuentra con el Papa, se saludan y se sientan). Papa: ¡Ahora es usted una figura importante!
Madre Teresa: El premio Nobel sólo significa que los hombres aprecian lo que hago, pero no lo hago por ellos, sino por Dios. Papa: Lo sé, siempre he seguido muy de cerca su labor. Ahora su figura crece. Madre Teresa: Santidad, mi figura no puede crecer más, no cabría en este hábito más pequeño, jejeje. Papa: ¡Ojala todos tuviéramos su fuerza y su sonrisa!
(Voz en off) Papa: “Sigue viva en mi memoria su diminuta figura, doblada por una existencia
transcurrida al servicio de los más pobres de los pobres, pero siempre cargada de una inagotable energía interior, la energía del amor de Cristo.
(Voz en off) Madre Teresa: Un día encontré a una mujer medio muerta en la calle, comida por las ratas. No la quisieron aceptar en el hospital, fue entonces cuando Dios me hizo ver la necesidad de construir la casa del corazón puro. Un lugar para que los enfermos terminales puedan recuperarse o morir dignamente. En otra ocasión recogí a un bebé de pocas semanas junto al cadáver leproso de su madre. Así nació el lugar de los niños abandonados.
NARRADOR: La Madre Teresa de Calcuta murió el 5 de septiembre de 1997. Para entonces, la Congregación de las Misioneras de la Caridad estaba extendida por los cinco continentes, y contaba con unas 3.000 monjas y 300 novicias dedicadas a la alimentación de los más pobres de entre los pobres. Voces de todo el mundo pidieron que se la declarase santa, por su evidente amor a Dios que le llevó a poner por obra aquellas palabras de Cristo: “Lo que hicisteis a uno de estos, mis pequeños hermanos, me lo hicisteis a mí”.
6. SAN AGUSTÍN PRIMER ACTO: LA FAMILIA DE AGUSTÍN
NARRADOR: Agustín nació en Tagaste, una ciudad del norte de África. Su padre, Patricio, no era cristiano, pero fue siempre bueno y cariñoso con él. su madre era una gran cristiana, se llamaba Mónica, y desde pequeño le enseño a rezar. Mónica: Mira hijo, cuando quieras hablar con Dios debes decirle: “Padre Nuestro que estás en el cielo…” Agustín: (De rodillas) “… santificado sea tu nombre…”
SEGUNDO ACTO: CUALIDADES Y PECADOS DE AGUSTÍN
NARRADOR: Agustín era un joven brillante en sus estudios. Soñaba con ser un buen profesor o un famoso abogado. Pero para eso necesitaba ir a Cartago, la capital y hacer allí estudios superiores. Agustín: Padre, madre, ya tengo dieciséis años y me gustaría ir a la capital a continuar mis estudios. Padres: Hijo, que más nos gustaría a nosotros, pero los gastos son demasiados y no tenemos suficiente dinero. NARRADOR: Sin nada que hacer y sin poder estudiar; quizás por eso cada días se portaba pero se inventaba cosas malas para impresionar a sus amigos
(En reunión, Agustín y amigos hablan y ríen) NARRADOR: Por fin un amigo de sus padres les prestó dinero para que pudiera ir a estudiar.
(Despidiéndose de sus padres) Madre: Hijo mío, ten cuidado, aprovecha tus estudios y no te olvides de rezar a Dios.
TERCER ACTO: VIDA DE PECADO Y COMIENZO DE SU CONVERSIÓN
(Agustín de borrachera y mujeres ríe con los amigos) NARRADOR: Lejos de su casa y de su familia empezó a ir por mal camino. No quería saber nada de la Iglesia, se emborrachaba, iba con malas mujeres y era tan egoísta que pensaba que podía hacer lo que le diera la gana. En esta época tuvo un hijo al que llamó Adeodato.
(Agustín leyendo) NARRADOR: Al cumplir los diecinueve años, Agustín leyó un libro que le hizo comprender la importancia de buscar la verdad. Agustín: Me he estado equivocando en estos años, hay cosas más importantes que pasarlo bien. NARRADOR: Pero en su afán por encontrar la verdad cayó en manos de una secta, los maniqueos, que hablaban mucho de la verdad pero no decían más que mentiras.
(Entran en escena un grupo de maniqueos con libros) Maniqueos: Vente con nosotros, te mostraremos que es la verdad. Ja, ja, ja.
CUARTO ACTO: TRANSFORMACIÓN DE SU CORAZÓN
NARRADOR: Años después, Agustín se dio cuenta de que la religión de los maniqueos era la verdadera y decidió separarse de ellos. Estaba confundido y desanimado y pensaba que nunca podría encontrar la Verdad. Marcha a Milán y allí lee la Biblia. Comienza a frecuentar la Iglesia y se hace amigo de un sacerdote con el que hablaba mucho y le orientaba con cariño. Así comenzó a acercarse otra vez a Jesucristo y a su Iglesia. Un día, estando en casa de su amigo Ponticiano, éste le contó: Ponticiano: Agustín he escuchado que en Egipto un hombre ha renunciado a todo: dinero, trabajo, familia, amigos,… para irse al desierto a orar y servir al Señor. Agustín: ¡Dios mío!, pero es eso posible. (Pausa) Amigo ¿te importa dejarme solo? Ponticiano: No, claro que no.
NARRADOR: En el huerto de la casa, Agustín se echó a llorar y rezaba a Dios. Agustín: ¿Por qué no seré yo también capaz de entregarte mi vida?
NARRADOR: Oyó, entonces, la voz de un niño que cantando le dijo. Voz: Toma y lee.
NARRADOR: Abrió la Biblia y leyó un consejo de san Pablo, que decía. Agustín: (Rom. 13, 13-‐14) Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo, y no deis pábulo a la carne siguiendo sus deseos.
NARRADOR: Agustín comprendió, entonces, que eso era lo que Dios le pedía. Comenzó a asistir a catequesis, rezaba, leía la Biblia y se preparaba para recibir el bautismo. El 25 de abril, con treinta y dos años fue bautizado. Se había encontrado con Jesucristo y en Él había descubierto su corazón misericordioso.
QUINTO ACTO: VIDA NUEVA, HOMBRE DE DIOS
NARRADOR: Agustín vuelve a Tagaste y allí se dedica al servicio de Dios. Vende todo lo que tiene y lo reparte entre los pobres. Funda, además, una pequeña comunidad, los agustinos, que viven como los primeros cristianos, compartiéndolo todo. Poco tiempo después se ordena sacerdote y cuatro años después es nombrado Obispo de Hipona. Durante treinta y cinco años anunció la Buena Nueva del Amor Misericordioso de Dios a los hombres. Agustín: Yo buscaba a Dios y Él me encontró a mí y cambió mi corazón…
NARRADOR: A los setenta y cinco años enferma gravemente y en la cama rezaba los salmos que mandó escribir en las pareces de su habitación. El 25 de agosto fallece, feliz de haber entregado su vida a Dios.
7. SAN JUAN BOSCO PRIMER ACTO
NARRADOR: Juan Bosco nación en Italia, en una familia humilde. Su padre murió siendo él muy pequeño y su madre, Margarita, se encargó de educar e inculcar a Juan y a sus hermanos su amor a Dios y a la Virgen. A los nueve años, Juan soñó con la Virgen, María Auxiliadora, y vio que ella le mostraba como una manda de animales feroces se convertían en corderos. Y María le dijo.
(Escenificación del sueño) María: Juan necesitó tu alegría y tu trabajo para salvar a tantos chicos, pobres delincuentes que pierden su vida.
NARRADOR: Después de pensar mucho lo que había visto en su sueño y rezar lo que la Virgen le había dicho, Juan dijo a su madre: Juan: Mamá, quiero ser sacerdote y dedicar mi vida a los niños, nunca me verán serio y siempre les tendré alegres. Margarita: ¡Qué alegría más grande Juan! ¡Un hijo sacerdote! Le pediré al Señor por ti todos los días de mi vida.
NARRADOR: Para pagarse las clases, Juan trabajó como carpintero, mecánico, zapatero,… También sirvió como mozo en cafés y granjas. Toda esta experiencia la utilizaría Juan más tarde para enseñar a sus muchachos.
SEGUNDO ACTO
NARRADOR: Juan fundó con sus amigos la “Sociedad de la Alegría”, que consistía en hacer el día más alegre al resto de los compañeros. El 6 de junio de 1841 es ordenado sacerdote y comienza a visitar cárceles y hospitales, transmitiendo a todos la alegría de ser amigos de Jesús y María. Juan: ¡Hola Pietro! ¡Cómo te prometí, aquí estoy de nuevo! Siempre que pueda vendrá a verte. Preso: ¡Cuánto te lo agradezco! Después de hablar como solía me encuentro mucho mejor. ¡Me transmites mucha alegría! Juan: ¿Cómo te encuentras? Te traigo a Jesús. Cuando lo recibas te sentirás más fuerte y feliz. Enfermo: ¡Gracias por traerme al Señor, Padre Juan! NARRADOR: Caminando de un lugar a otro, a Juan le llamó la atención el gran número de chichos que abandonados, o huérfanos, vagabundeaban por las calles y decidió hacer algo por ellos.
TERCER ACTO
NARRADOR: El 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada, un ladronzuelo llamado Bartolomé se coló en la capilla. El sacristán lo pilló, y le iba a dar una paliza, cuando…
Sacristán: (Cogiéndole de una oreja) ¡Ven aquí ladronzuelo! ¡Te vas a enterar de lo que es robar! Bartolomé: ¡Suéltame, por favor! ¡Sólo quería comida! ¡Tengo hambre! Juan: ¡Suéltale, no le pegues! (Dirigiéndose al muchacho). Ven conmigo, no tengas miedo, yo te ayudaré.
NARRADOR: Así Bartolomé se convirtió en el primero de sus muchachos, viviendo en la casa de jóvenes que Juan mandó construir para más de 300 jóvenes delincuentes recogidos de las calles de Turín. Don Bosco no se cansaba de repetir a sus muchachos. Juan: Estad siempre alegres. Mirad a vuestro alrededor y ver las cosas maravillosas que hay en el mundo. Niño: ¡Nunca nadie nos había querido tanto! ¡Gracias por acordarse y preocuparse de nosotros!
NARRADOR: Así, Juan formaba a sus muchachos y éstos encontraban trabajos o eran llamados a ser sacerdotes. (Cada joven desempeñaba un trabajo). Construyó una gran basílica dedicada a María Auxiliadora y fundó la Congregación Salesiana de chicos y chicas, que acogía a miles de jóvenes en todo el mundo. A lo largo de su vida, hizo muchos milagros, salvando a muchos jóvenes de una perdición segura. Juan siempre les decía Juan: “No he sido yo. María Auxiliadora te ha salvado. Dale gracias a Ella”.
8. SAN JUAN EVANGELISTA PRIMER ACTO: CONOCEN A JUAN BAUTISTA
(Juan sale al escenario) NARRADOR: Juan nació en un pequeño pueblo situado cerca del lago Tiberiades. Era hijo de Zebedeo y de Salomé. Tenía un hermano llamado Santiago. (Sale Santiago a escena) Santiago: ¡Hermano, las redes ya están preparadas! ¡Vamos a pescar! NARRADOR: Fueron pescadores como su padre.
(Salen a escena Juan el Bautista y las gentes) NARRADOR: Juan Bautista recorría las orillas del río Jordán, invitando a las gentes a arrepentirse de sus pecados. Juan Bautista: Yo soy Juan Bautista. El Hijo de Dios está cerca. ¡Arrepentíos!
SEGUNDO ACTO: CONOCEN A JESÚS
(Juan Bautista, Santiago y Juan salen a escena) NARRADOR: Juan y Santiago se hicieron discípulos de Juan Bautista, y gracias a él conocieron a Jesús. Juan Bautista: (Señalando a Jesús con el dedo). “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Jesús: ¡Seguidme!
TERCER ACTO: LOS MILAGROS
(Salen a escena Jesús, los dos hermanos, la ciega y el cojo) NARRADOR: Juan y Santiago acompañaron a Jesús siempre, y fueron testigos de los milagros que Jesús hizo. Ciega: (Jesús le toca los ojos) ¡Veo! ¡Veo! ¡Puedo ver! ¡Es un milagro! Cojo: (Jesús le toca la pierna) ¡Puedo andar! ¡Puedo andar!
CUARTO ACTO: LA ÚLTIMA CENA
NARRADOR: También Juan estuvo al lado de Jesús en la Última Cena. Jesús: (Tomando el pan) Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros. (Tomando el cáliz) Esta es mi sangre que será derramada por vosotros.
NARRADOR: Juan puso su cabeza sobre el costado de Jesús (Pausa). Ninguno como él nos enseña el gran amor que Dios nos tiene.
QUINTO ACTO: EN EL CALVARIO
(Jesús crucificado, y Juan acompañando a María)
NARRADOR: Cuanto la Virgen sale para ir con su hijo, ningún otro discípulo se atreve a acompañarla, solo aquel joven que no le importó el peligro. Juan siguió a Jesús al Calvario y allí permaneció junto a María. Jesús: ¡Mujer, ahí tienes a tu hijo! ¡Hijo, ahí tienes a tu Madre!
NARRADOR: Juan predicó toda su vida que “Dios es amor” y cuando era muy anciano y no podía dar discursos largos, se limitaba a decir: Juan: “Hijos míos, amaos unos a otros como Jesús hizo”.
9. TEATRO FÁTIMA PRIMERA ESCENA
NARRADOR: Lucía era la menor de cinco hermanos. Era pastora. Cada mañana, muy temprano sacaba las ovejas al campo para pastar. Llegada la noche, la familia se reunía en torno a la chimenea para cenar y dar gracias a Dios. Padre: Te damos gracias Señor por estos alimentos. Todos: Amén
NARRADOR: También estaban sus dos primos, Francisco, pequeño poeta y músico, y Jacinta, siempre imprevisible. Aquel día, estamos todavía en 1915, Francisco iba a mostrar un aspecto revelador de su carácter. Escuchó que un chaval del pueblo arrancaba sin piedad las alas de un pájaro. Francisco: ¡Dame el pájaro! Chico: No te lo daré. Francisco: Toma este trompo, y dame el pájaro. Chico: Tómalo. Francisco: ¡Ten cuidado! No te vuelvas a dejar coger.
NARRADOR: Pasaron los días y los meses. En muchos rincones del mundo había guerra, pero aquí los niños pensaban en otra cosa.
Jacinta: (Gritando) ¡Lucía, Francisco!, ¡Ave María, Santa María!
(Aparición del ángel) Ángel: No tengáis miedo, soy el Ángel de la paz. Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. Orad así, los corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas.
SEGUNDA ESCENA
NARRADOR: La última ocasión en la que se les apareció el Ángel, les mostró un cáliz sobre el que había una Sagrada Forma. Aquella vez, el Ángel les ofreció para que comulgasen el cuerpo y la sangre del Señor. Ángel: Tomad y bebed el cuerpo y la sangre de Jesucristo. Francisco: ¿Habéis visto la Hostia? ¿Habéis visto la Sangre? El Ángel nos ha dado la Santa Comunión. He sentido a Dios en mí.
TERCERA ESCENA
NARRADOR: Aquella mañana, os estamos hablando del 13 de mayo de 1917, mientras los pastores cuidaban del rebaño en el campo, sobre una pequeña encina se les apareció la Virgen. Virgen María: No tengáis miedo, no os pasara nada. Lucía: ¿De dónde viene usted, señora?
Virgen María: Yo soy del cielo y vengo a pediros que durante seis meses vengáis a rezar aquí. Lucía: ¿Iremos al cielo? Virgen María: Si, pero tenéis que sufrir mucho. La gracia de Dios será vuestro consuelo.
CUARTA ESCENA
NARRADOR: Jacinta, a pesar de la negativa de su prima Lucia, comentó todo lo sucedido en casa. La noticia empezó a extenderse rápidamente por todo el pueblo y todos los habitantes de la comarca pensaban que los niños estaban mintiendo. El 13 de junio, la Virgen volvía a aparecerse y muchos curiosos acudieron para ver lo que sucedía. Una señora del pueblo les explicaba a sus vecinas. Señora: ¡Primero apareció un relámpago y luego Lucia empezó a hablar con la Virgen!
(Los niños de rodillas delante de la Virgen) Lucia: Señora, llévenos al cielo. Virgen María: Francisco y Jacinta vendrán pronto, pero te quedarás un tiempo más aquí en la tierra. Lucia: ¡Me quedaré solita! Virgen María: No hija mía, yo nunca te abandonaré.
QUINTA ESCENA
NARRADOR: La madre de Lucia decidió llevar a su hija ante la presencia del sacerdote. Madre de Lucia: ¡Ale! Venga, vamos a casa del sacerdote y dile que todo es mentira.
NARRADOR: Lucía se lo contó todo al sacerdote, pero este no la creyó. Es más, le dijo que podía ser todo un engaño del demonio. Al mes siguiente, a pesar de las dificultades, los pastores acudieron de nuevo ante la presencia de la Virgen, ese día la Virgen les mostró el infierno. Virgen María: Tienen que rezar para alcanzar la paz y la devoción a mi Inmaculado Corazón.
SEXTA ESCENA
NARRADOR: La gente del pueblo hacía cada vez más ruido, y la noticia se extendió también fuera de Fátima. El señor administrador interrogó a los niños para tratar de descubrir que secreto les había dicho la Virgen María. Como no hablaban los metió en la cárcel. Administrador: ¡Estaréis ahí hasta que me contéis lo que habéis visto! Jacinta: Tengo miedo, quiero ver a mi mamá. Francisco: No tengas miedo, vamos a ofrecer este sacrificio a la Virgen.
NARRADOR: Como seguían sin decir nada, los condujeron hacia un castillo, y allí el administrador les amenazó con freírlos en aceite. Administrador: Jacinta, tú la primera.
Francisco: Si nos matan, iremos al cielo, la Virgen nos lo ha dicho. (Salen los tres y se abrazan).
SEPTIMA ESCENA
NARRADOR: El 13 de septiembre, llegó gente de todo Portugal para rezar a la Virgen. Ese día, la Virgen dijo a Lucía que siguiesen rezando el Rosario, hasta el fin de la guerra y que Dios estaba contento con los sacrificios que hacían. Pasado un mes, el 13 de octubre de 1917, acudieron más de 20.000 personas a Coba de Iria. Aquel día, la Virgen acudiría para realizar el milagro que había prometido. Aunque era un día nublado, dejó de llover y apareció un sol radiante. Lucía: ¿Qué quiere vuestra merced? Virgen María: Quiero que se haga aquí una capilla en mi honor.
NARRADOR: Lo prometido se cumplió y ante el asombro de todas esas personas, el sol comenzó a girar de una manera rápida. Francisco murió en 1919 y Jacinta en 1920. Lucia se quedó para dar fe de todo lo visto y oído. Con noventa y siete años de edad, subía al cielo tal y como se lo prometió la Virgen.