William Hendriksen - Comentario Biblico Al Libro de Juan

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Transcript of William Hendriksen - Comentario Biblico Al Libro de Juan

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    [p iii]

    COMENTARIO AL NUEVO TESTAMENTO

    por WILLIAM HENDRIKSEN

    Exposicin del

    Evangelio Segn San Juan

    1981

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    [p v]

    CONTENIDO Introduccin

    Lista de abreviaturas

    Introduccin al Evangelio segn Juan

    Escritor, fecha, lugar

    Lectores y propsito

    Caractersticas

    Gramtica

    Tema y divisiones

    Comentario

    Bosquejo de los captulos 16

    Captulo 1

    Captulo 2

    Captulo 3

    Captulo 4

    Captulo 5

    Captulo 6

    Bosquejo de los captulos 710

    Captulo 7

    Captulo 8

    Captulo 9

    Captulo 10

    Bosquejo de los captulos 11, 12

    Captulo 11

    Captulo 12

    Bosquejo del captulo 13

    Captulo 13

    Bosquejo de los captulos 1417

    Captulo 14

    Captulo 15

    Captulo 16

    Captulo 17

    Bosquejo de los captulos 18, 19

    Captulo 18

    Captulo 19

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    Bosquejo de los captulos 20, 21

    Captulo 20

    Captulo 21

    Bibliografa

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    [p vii]

    INTRODUCCION Nuestro propsito al escribir este comentario ha sido alcanzar los siguientes objetivos:

    (1) Una cuidadosa traduccin del texto. Esta traduccin debe hacerse en el idioma contemporneo y debe ser fiel al original. No debe ser una simple parfrasis. Por el contrario, debe seguir muy de cerca al texto, haciendo resaltar, siempre que sea posible, los puntos que dicho texto enfatiza.

    (2) Una discusin ms completa de los problemas de introduccin que la que se halla en muchos comentarios, con un nfasis especial en los problemas de la paternidad literaria.

    (3) Un breve anlisis del texto, considerando sus conceptos y relaciones. Los pasajes centrales, tales como 3:16, se deben tratar ms ampliamente que otros.

    (4) Una sntesis al final de cada unidad de pensamiento, para hacer resaltar claramente las principales ideas de cada seccin. El anlisis siempre debe ir seguido de una sntesis. La exgesis incluye a ambos. De otro modo veramos los rboles pero no el bosque.

    (5) Una defensa de la posicin conservadora. Creemos que el Evangelio de Juan exige esto.

    (6) Una presentacin actualizada. En los ltimos aos se ha avanzado en muchos aspectos de la erudicin novotestamentaria. De vez en cuando han aparecido libros importantes que tratan algn aspecto de este tema; y tambin excelentes artculos en revistas religiosas que han arrojado nueva luz sobre algunas palabras y frases (p. ej., Juan 2:4; 4:9). Se han presentado tambin tesis doctorales que tratan conceptos que aparecen con frecuencia en el cuarto Evangelio. Tales materiales se han utilizado en esta obra. Hemos preparado una Bibliografa Selecta que aparece al fin del libro.

    (7) Un resumen completo de algunas construcciones gramaticales que se repiten con mucha frecuencia. A travs de todo el comentario se hace referencia a puntos importantes de gramtica y sintaxis, pero sin recargar el comentario con este material, de forma que el que no est familiarizado con el griego no pudiera usarlo. Hemos intentado respetar los valiosos elementos de la teora aramea, pero sin suponer un original arameo escrito.

    [p viii] Comprendemos perfectamente que estos objetivos no se han alcanzado completamente. No obstante, la amable acogida que se dispens a nuestras anteriores obras nos ha animado a hacer este esfuerzo. Que aquel Seor, cuyo amor se describe en este Evangelio, reciba la gloria.

    Guillermo Hendriksen

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    [p ix]

    LISTA DE ABREVIATURAS Las letras que se refieren a abreviaturas de libros van seguidas de puntos. Las que

    indican abreviaturas de revistas omiten los puntos. De esta forma se puede distinguir inmediatamente si la abreviatura se refiere a un libro o a una publicacin peridica.

    A. Abreviaturas de libros B.D.B. Brown-Driver-Briggs, Hebrew and English Lexicon to the Old Testament

    D.C.G. Hastings, Dictionary of Christ and the Gospels.

    Gram. N.T. A. T. Robertson, Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historial Research.

    H.B.A. Hurlbut, Bible Atlas (ltima edicin).

    I.S.B.E. International Standard Bible Encyclopedia.

    L.N.T. Thayers Greek-English Lexicon of the New Testament.

    N.N. Novum Testamentum Graece, editado por D. Eberhard Nestle y D. Erwin Nestle (ltima edicin).

    S.BK. Strack and Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und Midrasch.

    Th.W.N.T. Theologisches Wrtenbuch zum Neuen Testament (editada por G. Kitt).

    W.D.B. Westminster Dictionary of the Bible.

    W.H.A.B Westminster Historical Atlas of the Bible.

    B. Abreviaturas de revistas AJTh American Journal of Theology.

    ChrC Christian Century.

    ClW Classical Weekly.

    CQR Church Quarterly Review.

    CThM Concordia Theological Monthly.

    EQ Evangelical Quarterly.

    ExT Expository Times.

    GThT Gereformeerd Theologisch Tijdschrift.

    HJ Hibbert Journal.

    [p x] HThR Harvard Theological Review. JBL Journal of Biblical Literature.

    JThS Journal of Theological Studies.

    PThR Princeton Theological Review.

    RThPh Revue de Thologie et de Philosophie.

    ThG Theologie und Glaube.

    VD Verbum Domini.

    WE Watchman-Examiner.

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    ZNTW Zeitschrift fur die neutestamentl. Wissenschaft.

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    [p 1]

    INTRODUCCIN AL EVANGELIO SEGN JUAN [p 3] I. Escritor, fecha, lugar

    El Evangelio segn Juan es el libro ms extraordinario que jams se haya escrito. Quita tus zapatos de tus pies; porque el lugar donde ests es santo. Bien pudiera ser sta la actitud de cualquiera que pisa el umbral de estudio de este libro; porque si su testimonio es verdadero, entonces la fe en Jesucristo como el Hijo de Dios ha recibido una confirmacin gloriosa. Pronto se ver la razn de esta afirmacin.

    El libro nos dice que, evidentemente en los das del emperador Tiberio y del tetrarca Herodes Antipas, viva en Palestina un judo (4:19), llamado Jess, que afirmaba que era el dueo legtimo de todas las cosas, el Pan de Vida, el Agua Viva, el Buen Pastor que dara su vida por sus ovejas, aquel que resucitara a los muertos en el ltimo da, el Mesas mismo, el Camino a Dios, el objeto legtimo de la fe y la adoracin, una persona tan completamente divina en todos los sentidos, que poda decir: Yo y el Padre una cosa somos.

    Esto es, en verdad, asombroso. Pero ms maravilloso aun es esto: el escritor del libro acepta estas afirmaciones como verdaderas! Al Jess de la historia le atribuye los ttulos ms exaltados. Lo llama el Verbo (Logos) de Dios, y nos dice que este Verbo haba estado con Dios desde la eternidad, habitando en la presencia inmediata del Padre. Osadamente el escritor incluso le llama Dios, Y esto en el primer versculo! Para el escritor, Jess no es en nada menos de lo que dice ser. El Dios hecho carne (1:1, 14).

    Quin es este escritor que acepta tales afirmaciones y hace tan extraordinarias declaraciones? Es acaso un extranjero que vive en un pas alejado del escenario que describe, de forma que la distancia le ha dado cierto encanto a su relato? O tal vez escribe mucho tiempo despus de los sucesos, y por ello el hroe de la historia se ha transformado gradualmente en un obrador de milagros, y, luego, en rigurosa obediencia a las leyes de la leyenda y del folklore, ha llegado a la larga a ser un dios? Todo lo contrario! El escritor del cuarto Evangelio aparece como alguien que pertenece a la misma raza, tronco y familia que su hroe. Se presenta como contemporneo y testigo ocular (21:24; cf. 1 Jn. 1:14). No slo pertenece al amplio crculo de los seguidores del Maestro, sino que segn la tradicin es tambin uno de los doce, y dentro de ese grupo de doce es uno de los [p 4] tres (Mr. 5:37; 9:2; 14:33). Pero aun en el caso de que alguien pusiera reparos a estas citas de los Sinpticos y quisiera limitarse tan slo al cuarto Evangelio, tendra que admitir que en l se considera al escritor como uno de los dos primeros discpulos (1:35, 40). Esta es la conclusin lgica a que se llega, a menos que se adopte la improbable opinin de que el discpulo sin nombre en 21:24 es alguien distinto del discpulo annimo en 1:35, 40. Y, de estos dos, l es el que se describe a s mismo como el discpulo al cual Jess amaba (13:23).

    Nadie conoci a Jess mejor que l. Anduvo con l da tras da y, por tanto, tuvo sobradas oportunidades para observar las faltas de su carcter y los defectos de su personalidad, si los hubiera habido. En la noche ms sagrada de todas, la noche de la Cena, se reclin en su pecho. Permaneci junto a su cruz. Lleg, incluso, a entrar en el sepulcro (13:25; 19:26; 20:8). Y, con todo, es este mismo discpulo el que, como escritor del cuarto Evangelio, no se retrae de proclamar abiertamente a todos que este Jess de la historia a quien l conoci tan bien, es Dios mismo!

    Y no slo esto, sino que ya en el primer captulo nos presenta a otros testigos oculares. Nos dice que aquellos hombres quedaron tan profundamente impresionados en su primer encuentro con Jess que dieron expresin a sus pensamientos y emociones de la siguiente manera:

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    Andrs: Hemos hallado al Mesas.

    Felipe: Hemos hallado a aquel de quien escribieron tanto Moiss en la ley como tambin los profetas.

    Natanael: Rab, t eres el Hijo de Dios; t eres el Rey de Israel (1:41, 45, 49).

    A esto podemos aadir el testimonio de Juan el Bautista que tambin queda registrado en el primer captulo:

    No soy digno de desatar la correa de las sandalias. He aqu, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. He dado testimonio que ste es el Hijo de Dios (1:27, 29, 34).

    Los que se oponen al punto de vista tradicional no pueden permitir que este testimonio se mantenga inclume. Se dan perfecta cuenta de que si no lo desacreditan no han perdido no slo una batalla sino toda la guerra. Y bien, qu es lo que la Alta Crtica puede presentar para sacudir dicho testimonio? Cmo tratan los anticonservadores de probar que el cuarto Evangelio no fue escrito por un contemporneo y testigo ocular; y que no lo escribi el apstol Juan en Asia [p 5] Menor, como dice la tradicin? Sus argumentos se pueden resumir de la siguiente manera:1

    1 Cualquiera que lea los siguientes librosuna seleccin de entre centenares de obras escritas acerca de este temapodr ver tanto los argumentos de los crticos como las respuestas que han dado los que sostienen el punto de vista tradicional con respecto a la paternidad literaria del Cuarto Evangelio. Agradecemos a todos los siguientes:

    Albright, W. F., From the Stone Age to Christianity, Baltimore 1940, especialmente pp. 298300. Andrews, Mary E., The Authorship and Significance of the Gospel of John, JBL 64 (1945), 183192. Bacon, B. W., The Fourth Gospel in Research and Debate, Nueva York, 1910. Bernard, J. H., A Critical and Exegetical Commentary on the Gospel according to St. John, 2 tomos (en

    International Critical Commentary), Nueva York, 1929. Burney, C. F., The Aramaic Origin of the Fourth Gospel, Oxford, 1922, especialmente pp. 126152. Dods, M., The Gospel of St. John en The Expositors Greek Testament, reimpresin, Grand Rapids, Michigan,

    sin fecha, vol. I, especialmente pp. 655681. Gardner-Smith, Percival, St. John and the Synoptic Gospels, Cambridge, 1938. Godet, F., Commentary on the Gospel of John, 2 Tomos, Nueva York, 1886. Goguel, M., Le Quatrime Evangile, Pars, 1924. Goodenough, E. R., John a Primitive Gospel, JBL 64 (1945), 145182. Grosheide, F. W., Johannes (en Kommentaar op het Nieuwe Testament), 2 tomos, Amsterdam, 1950,

    especialmente vol. I, pp. 142. Hoskyns, E. C., The Fourth Gospel, 2 tomos, Londres, 1940. Howard, W. F., The Fourth Gospel in Recent Criticism and Interpretation, Londres, 1945. Howard, W. F., Christianity According to St. John, Filadelfia, 1946, especialmente pp. 1133; tambin su

    recensin de The Fourth Gospel, de Hoskyns, JThS 42 (1941), 7581. Luthardt, C. E., St. John the Author of the Fourth Gospel. Edimburgo, 1875. Menoud, P. H., Lvangile de Jean dapres les recherches recents, Neuchatel y Pars, 1943. Nunn, H. P. V., The Fourth Gospel, An Outline of the Problem and Evidence, Londres, 1946. Redlich, E. B., An Introduction to the Fourth Gospel, Londres, 1939. Roberts, C. H., An Unpublished Fragment of the Fourth Gospel, Manchester, 1935. Robertson, A. T., John, in Word Pictures, Nueva York y Londres, 1932, vol. V, especialmente pp. ixxxvii

    (Introduccin). Robinson, J. A., The Historical Character of St. Johns Gospel, Londres y Nueva York, 1908. Sanday, W., The Authorship and Historical Character of the Fourth Gospel, Londres, 1872. Sanday, W., The Criticism of the Fourth Gospel, Oxford, 1905. Scott, E. F., The Fourth Gospel, Its Purpose and Theology, Edimburgo, 1906. Strachan, R. H., The Fourth Evangelist, Dramatist or Historian?, Londres, 1925. Streeter, B. H., The Four Gospels, Nueva York, 1925. Taylor, Vincent, The Fourth Gospel and some Recent Criticism, en Contemporary Thinking About Jesus,

    editado por T. S. Kepler, Nueva York y Nashville, 1944, pp. 99106.

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    (1) Juan, el apstol, muri demasiado pronto para haber escrito un Evangelio en Efeso a fines del primer siglo de nuestra era. Evidencia: En el Codex Coislinianus, Pars 305, que es uno de los manuscritos de las crnicas de Georgius Hamartolus, monje del siglo noveno, se dice que, segn Papas, el apstol Juan y su hermano Santiago murieron como mrtires. Sabemos que Santiago muri, por orden de Herodes Agripa en el ao 44 o antes, y que Pedro le sobrevivi [p 6] (Hch. 12). Por lo tanto, si Juan tambin muri en tan temprana fecha, no pudo haber escrito el cuarto Evangelio. Prueba: el escritor de ese Evangelio sobrevivi incluso a Pedro (Jn. 21:1824). Esta es la esencia del primer argumento.

    Los pasajes importantes del cdice antes mencionado son los siguientes (ntense las palabras que hemos puesto en bastardilla):

    Despus de Domiciano, Nerva rein un ao. Fue l quien llam a Juan de la isla y le permiti que viviera en Efeso. En aquel tiempo l era el nico de los doce apstoles que quedaba con vida, y despus de componer el Evangelio que lleva su nombre fue juzgado digno de sufrir el martirio. (Papas, obispo de Heripolis, que lo conoca personalmente, dice en su segundo libro de los) Orculos del Seor que muri a manos de los judos. De esta forma, junto con su hermano, cumpli claramente la profeca de Cristo: del vaso que yo bebo, beberis; y del bautismo de que yo soy bautizado, seris bautizados. Y esto, naturalmente, tiene que ser as porque Dios no puede pronunciar ninguna cosa falsa. En su exgesis de Mateo, el doctsimo Orgenes tambin admite el martirio de Juan apoyndose en la informacin recibida al efecto de los sucesores de los apstoles. Adems, el gran historiador Eusebio dice en su Historia Eclesistica: Partia cay en suerte a Toms; Asia a Juan. All vivi, muriendo en Efeso .

    Fijmonos, en primer lugar, que aunque este manuscrito afirma que, segn Papas, Juan muri en manos de los judos, otros manuscritos de este autor dicen que descans en paz.

    En segundo lugar, este relato no dice siquiera que Juan y Santiago sufrieron el martirio al mismo tiempo.

    Y por ltimo, tambin segn este testimonio, el apstol Juan aparece viviendo en Efeso despus de su regreso de Patmos, y muriendo all despus de haber escrito el Evanglio que lleva su nombre.

    Por consiguiente, lo que hallamos es esto: que los crticos, en su intento de refutar la posicin segn la cual el apstol Juan escribi el cuarto Evangelio, recurren a un documento que afirma explcitamente que por lo menos este elemento del punto de vista tradicional es correcto!

    En relacin al martirio de Juan y Santiago existe otro manuscrito (Baroccianus 142), que fue publicado por C. De Boor (Texte un Untersuchungen vol. 2, p. 170) y que presenta un eptome de la obra de Philippus Sideto, historiador de la iglesia que se destac a principios del siglo quinto. En este manuscrito se dice lo siguiente:

    Papas, obispo de Hierpolis, discpulo de Juan el Telogo y compaero de Policarpo, escribi cinco libros de orculos del Seor En su segundo libro Papas dice que Juan el Telogo y su hermano [p 7] Santiago murieron en manos de los judos.

    Existen tambin antiguos calendarios de la iglesia en los que se conmemoran juntos el martirio de Juan y de Santiago.

    En cuanto a esto, sigue teniendo validez el minucioso argumento de J. A. Robinson, The Historical Character of St. Johns Gospel, Londres y Nueva York, 1908, pp. 6480. Su conclusin es sta:

    No hay suficiente evidencia para dudar seriamente de la tradicin universal de la iglesia, que sostiene que el apstol Juan muri en paz en Efeso a una edad muy avanzada. El

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    atribuir a Papas la afirmacin de que los judos mataron a Juan y a su hermano Santiago es algo que tiene un apoyo muy dbil. No se puede concebir que, si Papas realmente dijo esto, ni Ireneo, ni Eusebio, ni otros que haban ledo a Papas, lo mencionaran. Y por otro lado no es difcil explicar el que erroneamente se atribuyera a Papas tal afirmacin debido a una interpretacin poco cuidadosa. Tampoco se puede apoyar esa sola contradiccin de la tradicin general en el hecho de que en ocasiones se denomine mrtir al apstol, y de que aparezca como tal en los calendarios de la iglesia. La palabra mrtir es el vocablo normal griego para testigo, y al principio no se empleaba slo para los que sellaban su testimonio con su sangre.

    Tampoco debemos olvidar que en los escritos antiguos se confunde a veces a varias personas llamadas Juan. Y lo mismo se puede decir referente a Santiago. Si Papas dijo Juan y Santiago, pudo haberse referido a Juan el Bautista y/o a Santiago, el hijo de Zebedeo, o a Santiago, el hermano del Seor. Este ltimo, segn Josefo y Eusebio, ciertamente muri en manos de los judos. Sabemos, por lo menos, que Sideto no cit a Papas correctamente, puesto que el ttulo El Telogo no se le aplic al apstol Juan hasta mucho ms tarde. Por cierto que Papas no lo us. De ah que toda esa cita empiece a adquirir un matiz dudoso. Leera realmente Sideto a Papas, o fue Eusebio su fuente original, quien, no obstante, haba ledo mal? Desde luego que no se le puede otorgar el calificativo de erudita a una suposicin (referente al escritor del cuarto Evangelio) sacada de una cita corrompidasi se le puede llamar citade las palabras de un escritor (Papas, segn se cree) con reputacin de poco inteligente, cita que los crticos han hallado en un resumen tardo de la obra de un historiador algo chapucero.

    En cuanto a los calendarios de la iglesia, en un antiguo martirologio cartagins hallamos lo siguiente:

    Dec. 25 viii Kal. Jan. Domini nostri Jesu Christi, filii Dei.

    Dec. 27 vi Kal. Jan. sancti Johannis Baptistae, et Jacobi Apostoli, quem Herodes occidit.

    Tambin aqu Santiago y Juan se conmemoran juntos, pero el [p 8] Juan a quien se hace referencia es Juan el Bautista! En un antiguo martirologio siriaco Juan y Santiago los apstoles en Jerusaln aparecen unidos. En cuanto a esto somos de la misma opinin de W. M. Ramsay: El que Santiago y Juan, que no fueron sacrificados juntos, se conmemorasen juntos, constituye la prueba ms frgil que se puede concebir de que Juan muri tempranamente en Jerusaln. El hecho de que Santiago y Juan se conmemorasen juntos se puede deber a que se destacaban entre los Doce y eran hermanos y a una mala interpretacin de la profeca de Cristo en Mr. 10:39 con respecto a ellos.

    (2) Ya a principios del siglo cuarto se rechazaba la teora de que el apstol Juan hubiese escrito el cuarto Evangelio; a saber, por Eusebio quien cita una frase de Papas en la que este ltimo menciona a dos Juanes, el segundo de los cuales no era el apstol sino un anciano (presbtero). Eusebio deduce de esto que el anciano Juan fue el que escribi el Evangelio. Este es, esencialmente, el argumento de E. R. Goodenough, John a Primitive Gospel, JBL 64 (1945), p. 148.

    Pero lo que aqu se dice sobre Eusebio no es ni siquiera verdad,2 porque dicho historiador nunca dijo que el anciano Juan (a diferencia del apstol Juan) escribiera el Evangelio! Eusebio crea firmemente que el apstol Juan fue el evangelista. Debemos reconocer que es lamentable que Eusebio inventara un personaje de ficcin. Estamos de acuerdo con la opinin de T. Zahn: Sin entrar en largas discusiones se puede decir que el presbtero Juan es un producto de la debilidad crtica y exegtica de Eusebio (The New

    JBL Journal of Biblical Literature. 2 Cf. R. P. Casey, Prof. Goodenough and the Fourth Gospel, JBL 64 (1945), 535542.

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    Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge, art. John the Apostle). No hay indicios histricos que indiquen que este personaje existiera jams. Sin embargo, los crticos han escrito pgina tras pgina sobre esta nebulosidad; p. ej. B. H. Streeter, The Four Gospels, Nueva York, 1925, cap. 14.

    Las palabras de Papas que intrigaron a Eusebio son stas: Y no vacilar en aadir a las interpretaciones todo lo que he aprendido y recuerdo bien de los ancianos, pues confo en su veracidad. Porque, al contrario de muchos, yo no me gozo en los que hablan mucho, sino en los que ensean la verdad, ni en los que repiten los mandamientos de otros, sino en los que reiteran los que el Seor dio para la fe y que se derivan de la verdad misma. Pero si alguna vez vena alguien que hubiera seguido a los ancianos, yo investigaba las palabras de los ancianos, lo que haban dicho Andrs o Pedro o Felipe o Toms o Santiago o Juan o Mateo, o cualquier otro de los discpulos [p 9] del Seor, y lo que decan Aristin y el anciano Juan, los discpulos del Seor (Eusebio, Historia eclesistica, III, xxxix, 34).

    La interpretacin ms natural de estas palabras de Papas parecera ser la que reconociese en ambos casos al mismo Juan (que tambin se llama a s mismo el anciano en dos epstolas del Nuevo Testamento conocidas comnmente como 2a de Juan y 3a de Juan). Si tenemos en cuenta que, segn la tradicin, el apstol Juan vivi hasta una edad muy avanzada, sobreviviendo a todos los dems discpulos, no ser difcil de comprender por qu Papas, despus de haber incluido primero a Juan en el grupo de los discpulos, lo vuelve a mencionar: el que haba dicho ciertas cosas durante la vida de los otros discpulos, continuaba dicindolas despus de la muerte de ellos.

    Pero Eusebio era de la opinin que Papas se refera a dos Juanes, el primero de los cuales fue el apstol y escritor del cuarto Evangelio, en tanto que el segundo (el anciano) fue el escritor del libro de Apocalipsis. Eusebio estaba claramente influenciado por Dionisio (200265) en la cuestin del escritor de Apocalipsis, y los argumentos que este ltimo presenta con tanta fuerza contra el criterio tradicional merecen un cuidadoso estudio aunque uno no est de acuerdo con sus conclusiones. Y nosotros no lo estamos. Se deban, en parte, estas conclusiones a su aversin al milenialismo que siempre se amparaba en Apocalipsis 20? Sobre este particular consltese a N. B. Stonehouse, The Apocalypse in the Early Church, p. 151. Pero para el propsito que ahora nos ocupa, nuestra pregunta es sta: Segn Eusebio, quin escribi el cuarto Evangelio? La respuesta la da claramente su comentario sobre las palabras de Papas que acabamos de citar. Eusebio las interpreta de este modo (tnganse en cuenta las palabras que hemos puesto en bastardilla):

    Aqu hay que observar que menciona dos veces el nombre de Juan, y une al primer Juan con Pedro y Santiago y Mateo y los otros apstoles, dando claramente a entender que es el evangelista, pero al cambiar su asercin coloca al segundo con los que estn fuera del nmero de los apstoles, poniendo a Aristin antes que l y llamndolo con toda claridad anciano. Esto confirma la veracidad del relato de los que han dicho que en Asia haba dos personajes con el mismo nombre, y que hay dos tumbas en Efeso que an continan considerndose de Juan. Esto es importante: porque es probable que el segundo (a menos que alguien prefiera el primero) viera la Revelacin que existe con el nombre de el Apocalipsis de Juan (Eusebio, op. cit., III, xxxix, 56).

    As, pues, est claro que Eusebio considera que el segundo o anciano Juan fue el que probablemente escribi el libro de Apocalipsis. No obstante, es importante insistir en que l consideraba que [p 10] Juan el apstol era el evangelista, el escritor del cuarto Evangelio. Y vuelve a expresar esta misma conviccin el III, xxiv, 5.

    Por tanto, este recurso de los crticos de apelar a Papas fracasa al igual que los otros. La fuente de donde los crticos sacan su recurso confirma el criterio tradicional.

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    (3) Los alogoi, una secta hertica de alrededor del ao 170 d.C. atribuan el cuarto Evangelio y el Apocalipsis a Cerinto. Se ve de aqu que incluso en tan temprana fecha se dudaba de la paternidad juanina del Evangelio.3

    Tampoco este argumento es tan formidable como parece. Atribuir a Cerinto un Evangelio que proclama en voz alta la divinidad de Jess y la encarnacin del Verbo o Logos es un absurdo, porque stos eran precisamente los artculos de fe que este hereje negaba. Es como si le atribuysemos a un papa el Comentario de Lutero sobre Glatas! Los alogoi, como insinu Epifanio al darles este nombre, eran los ilgicos oponentes del Evangelio del Logos, y los rechazadores irracionales de la Razn personal y divina.

    La teora de esta secta, aunque absurda, contiene un elemento de valor: demuestra, al menos, que estos herejes reconocan la muy temprana fecha del origen del cuarto Evangelio, pues, segn la tradicin, Juan y Cerinto fueron contemporneos. Y si el cuarto Evangelio es tan antiguo, los crticos tienen que seguir enfrentndose con el insoluble enigma que se presenta en las primeras pginas de este comentario.

    (4) La cristologa de este Evangelio es demasiado avanzada como para haber sido escrita por un discpulo de la primera generacin.4

    Pero esto no es ni siquiera un argumento. Es una afirmacin gratuita hecha cuando falta toda prueba. Y adems, muy bien se podra preguntar: Acaso la cristologa de Pablo es inferior? Lase Col. 2:9 o Fil. 2:6, o aquel extraordinario pasaje de Ro. 9:5 el que, a pesar de sus esfuerzos, los crticos nunca han logrado eliminar como texto de prueba de la divinidad de Cristo. Y, por otra parte, es inferior la cristologa de los Sinpticos? Lase Mt. 11:2728.

    (5) No hay desarrollo o progreso en los sucesos tal como se relatan aqu. Jess es el Mesas, el Hijo de Dios, desde el principio. Su muerte se trama casi desde el principio. Es difcil creer que uno de los Doce escribiera de esta forma. Esto es, adems, lo opuesto de lo que se ve en los Sinpticos.

    Este argumento no hace justicia a los hechos.

    [p 11] a. No slo en el cuarto Evangelio sino tambin en los Sinpticos se reconoce a Jess como el Mesas desde el mismo principio. En estos ltimos es Juan el Bautista el primero en reconocerlo (Mr. 1:7, 8) y tambin los demonios (Mr. 1:24, 34; 3:11); y en el primero es Juan el Bautista, Andrs, Felipe y Natanael (captulo 1).

    b. El hecho de que el reconocimiento de Jess como Mesas e Hijo de Dios reciba ms nfasis en el cuarto Evangelio que en ningn otro sitio se debe al propsito que el escritor persegua, como dice en Jn. 20:30, 31: para que creis que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios. De una gran cantidad de hechos el escritor selecciona con cuidado todo lo que concuerda con el propsito que ha anunciado. Con frecuencia omite lo que los sinpticos ya han dicho. (Vase II de la Introduccin).

    c. Si Jess es realmente el Mesas, el Hijo de Dios, y si su aparicin ya desde el principio no poda dejar de causar asombro y espanto (cf. Mr. 1:27, 28), entonces no es difcil creer que uno de los Doce escribiera de esta forma.

    d. Hay, sin embargo, un progreso en el reconocimiento de Jess como Mesas e Hijo de Dios. Los discpulos ven ms de su gloria en 2:11 que en el captulo 1; y si no, para qu se mencionara esto en 2:11? No podemos tambin pensar que al principio su concepto del oficio mesinico era, hasta cierto punto, nacionalista y terrenal? Pero cuando, a causa del milagro de la multiplicacin de los panes y los peces, Jess derrumba las esperanzas de las multitudes mostrndoles claramente que l no era un Mesas a su gusto, de manera que 3 Vase, p. ej., M. Goguel, Le Quatrieme Evangile, Pars, 1923, pp. 161, 162. 4 Cf. E. F. Scott, The Literature of the New Testament, Nueva York, 1940, p. 242.

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    muchos ya no andaban con l (6:66), Simn Pedro, en respuesta a la pregunta del Maestro: Queris vosotros iros tambin? replica: Seor, a quin iremos? T tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos credo y sabemos que t eres el Santo de Dios (6:6769).

    Esta confesin, bajo tales circunstancias, se debe considerar como un paso hacia adelante. Muestra un progreso real, aunque esto no excluye los momentos posteriores de recada en la duda y la ignorancia. En 16:30 aparece otra confesin de los discpulos, aun ms significativa: Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte: en esto creemos que has salido de Dios. Aqu, por un momento, al menos, la brillante luz del da irrumpe por entre las nubes de la tristeza y la ignorancia. Los discpulos empiezan a reconocer a Jess como Hijo de Dios en el sentido entolgico.

    La gloriosa exclamacin de Toms: Seor mo, y Dios mo! (20:28), se debe examinar a la luz de todo el contexto precedente (20:2427), en el cual el Cristo resucitado revela su omnisciencia (cf. 16:30). Pero aun esta adoracin es imperfecta, segn lo demuestra claramente 20:29. El cuarto Evangelio manifiesta que ms adelante, [p 12] en y despus de Pentecosts, se dara un mayor conocimiento referente a la persona y obra de Cristo. Leemos:

    An tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podis sobrellevar. Pero cuando venga el Espritu de verdad, l os guiar a toda la verdad; porque no hablar por su propia cuenta, sino que hablar todo lo que oyere, y os har saber las cosas que habrn de venir (16:12, 13).

    A la luz de este pasaje podemos decir con razn que el Evangelio segn Juan es primordialmente un Evangelio de progreso y desarrollo.

    A la luz del mismo pasaje se ve claramente que la cspide en cuanto a la confesin de la divinidad de Cristo se alcanza en aquellas manifestacionesp. ej., el Prlogo, 1:118en las cuales el evangelista, con mirada retrospectiva desde la posicin ventajosa del perodo posterior a Pentecosts, expresa su propia creencia respecto al Logos. Es completamente cierto que no existe en el cuarto Evangelio una cristologa ms alta que la que se encuentra en 1:15, 14, 18. Pero estos pasajes estn fuera del relato como tal. No se pueden usar para probar la teora de que no hay progreso en la narracin.

    Existe, pues, un progreso en la narracin, como acabamos de demostrar. Sin embargo, se deben distinguir cuidadosamente cuatro cosas: a. la conciencia mesinica de Jess, b. su autorrevelacin, c. el reconocimiento y la confesin de los discpulos del oficio mesinico y la divinidad de Jess y d. la fe del escritor del libro.

    En cuanto a la primera, la conciencia mesinica, no se registra en el cuarto Evangelio ninguna clase de desarrollo. Debemos tener en cuenta que este Evangelio no describe la infancia de Jess. Pero si, segn los Sinpticos (Lucas 2:49), a la edad de doce aos Jess ya es consciente de que Dios es su Padre, no es de sorprender que en Juan se le presenta hablando y actuando con divina majestad desde el comienzo mismo.

    En relacin a la segunda, su autorrevelacinvase H. N. Ridderbos, Zelfopenbaring en Zelfverberging, Kampen, 1946, pp. 6669; y tambin G. Vos, The Self-disclosure of Jesus, Nueva York, 1926debemos admitir la dificultad del problema. Es evidente que mientras en los Sinpticos el nfasis recae en el ocultamiento de Cristo, en Juan, de acuerdo con el propsito de su Evangelio, se acenta la autorrevelacin. En el primer y segundo captulos (1:51; 2:19) no se puede considerar que esta autorrevelacin sea tan avanzada como en los captulos posteriores. Ms adelante Jess aparece con frecuencia en el acto de revelar su oficio mesinico y su divinidad. Pero el significado total de esta doctrina no puede descubrirse hasta que el Espritu Santo se ha derramado (16:12, 13). Lo mismo se puede

  • 16

    decir [p 13] con respecto a otras doctrinas que se refieren a la persona y la obra del Seor (13:7).

    En relacin a lo tercero, la confesin de los discpulos, ya se ha indicado el progreso que este Evangelio registra.

    Y en cuanto a lo cuarto, la posicin del propio escritor, como es natural permanece invariable en todo el libro.

    e. Tambin existe en el cuarto Evangelio un progreso y desarrollo en cuanto al plan para dar muerte a Jess. Una vez ms se debe tener en cuenta que el escritor disfruta de la gran ventaja de la perspectiva histrica. Al escribir muchos aos despus de los sucesos a los que est refiriendo, puede discernir la flor en el capullo, es decir, el fin desde el principio.

    De este modo Juan puede ver que el propsito de matar a Jess se estableci en las mentes y los corazones de los dirigentes judos inmediatamente despus de la supuesta violacin del da de reposo cuando san al hombre de Bethzatha y llam a Dios su Padre (5:18). En la fiesta de los Tabernculos estos dirigentes hicieron una intil tentativa de arrestar a Jess (7:32). Ms adelante los judos tomaron piedras para tirrselas (8:59). La reunin oficial del Sanedrn en la que se pide la inmediata ejecucin de Jess, viene un poco ms tarde a consecuencia de la resurreccin de Lzaro y de la gran fama que Jess adquiri por ella. Entonces un cuerpo oficial hace los planes en una reunin tambin oficial (11:4753; cf. 12:10, 11). Despus viene el proceso (captulo 18), y los judos entregan a Jess en manos de los gentiles. En todo esto el relato ofrece progreso y desarrollo.

    (6) Si los Sinpticos fueron escritos por (o se basan en los informes de) testigos oculares, entonces es imposible creer que el apstol Juan o cualquier otro testigo ocular escribiera el cuarto Evangelio, ya que las diferencias son demasiado grandes y numerosas.

    Nosotros respondemos:

    a. No hay contradicin en la doctrina.

    Nunca se ha podido demostrar que existan diferencias doctrinales entre los Sinpticos y Juan. El enfoque, como es natural, es diferente. Los Sinpticos sealan que este hombre llamado Jess, el profeta de Nazaret, es el Mesas, el Hijo de Dios. El cuarto Evangelio ensea que el Hijo de Dios se hizo carne. Ambas ideas se enlazan hermosamente.

    b. El esquema general de los acontecimientos es el mismo en ambos casos.

    Ambos presentan el ministerio de Juan el Bautista. Ambos muestran a Jess como aqul que predica a grandes multitudes y obra milagros.

    En ambos, Jess alimenta a cinco mil y anda sobre el agua. En ambos [p 14] se aparta de las multitudes, que lo han rechazado, y se dedica a ensear a sus discpulos.

    En ambos entra en Jerusaln triunfante y es ungido en Betania. En ambos aparece participando de una comida con sus discpulos, durante la cual indica que Judas es el traidor.

    En ambos exhorta a sus discpulos contra la desercin, y a continuacin entra en el huerto. Sigue, en ambos, el prendimiento y el proceso ante (Ans, en Juan, y luego) Caifs. Tambin se relata en ambos la negacin de Pedro y el proceso ante Pilato. Ambos narran que la cruz fue llevada por Jess, la crucifixin, la vigilia de las mujeres y la visita de ellas a la tumba de donde haba resucitado el Seor.

    Se ha intentado a veces reducir la semejanza entre Juan y los Sinpticos a dos grandes grupos de pensamiento: el material contenido en Juan 6, y la historia de la Semana Santa que empieza en el captulo 18. Pero esto no es justo. En primer lugar el parecido entre Juan 1:32, 33 y Marcos 1:10 es asombroso. Por otra parte, el ungimiento en Betania y la entrada

  • 17

    triunfal se relatan en Juan 12; y ambos acontecimientos aparecen en los Sinpticos (Mr. 14; Mt. 21; Mr. 11; Lc. 19). Hallamos el marco histrico de los sucesos relacionados con la Cena y con los discursos durante la Cena en los Sinpticos; cf. Mr. 14:1218. Por lo tanto, cualquiera que no haya cerrado la mente a la probabilidad de que los Sinpticos y Juan se refieren a la misma Cena, se dar cuenta de que el material que se halla en los captulos 1317 de este ltimo Evangelio encaja maravillosamente en la estructura de los otros. Ni siquiera hay conflicto entre el Primer Ministerio en Judea, Jn. 2:124:42, el Ultimo Ministerio en Judea, Jn. 7:110:42, y lo que se encuentra en los Sinpticos. Acaso no sugiere Mt. 23:3739 un extenso ministerio en Judea? No ensea Lc. 4:44, segn el texto de los mejores manuscritos, que Jess predicaba en las sinagogas de Judea? Vase tambin Lc. 5:17, que presupone que los fariseos y los doctores de la ley se haban enterado de la obra de Cristo en Judea. Y recprocamente, no se ve en Juan 2:12, 4:4354, y el captulo 6, que el cuarto Evangelio deja lugar para la actividad de Cristo en Galilea?

    c. Las palabras de Jess tal como estn registradas en los Sinpticos no son, en absoluto, incompatibles con las registradas en el cuarto Evangelio.

    Los Sinpticos difieren en muchos aspectos del cuarto Evangelio, como indicamos ms abajo. Esto se nota tambin en los dichos y discursos de Jess. Pero las diferencias no son fundamentales. El tono de las palabras y los discursos atribuidos a Jess en Juan, no es incompatible con el tono que se les da en los Sinpticos. Y para que el argumento de los crticos tenga valor se ha de probar que no slo [p 15] existen diferencias, sino tambin que hay incompatibilidad. Veamos lo que hallamos en la siguiente lista: (las citas son de la versin de 1960, Reina-Valera).

    JUAN: 3:3: Respondi Jess y le dijo: De cierto, de cierto te dijo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

    MATEO: 18:3: De cierto os digo, que si no os volvis y os hacis como nios, no entraris en el reino de los cielos.

    3:5: el que no naciere de agua y del Espritu, no puede entrar en el reino de Dios.

    MARCOS: 10:23: Cun difcilmente entrarn en el reino de Dios los que tienen riquezas!

    4:35: He aqu os digo: Alzad vuestros ojos, y mirad los campos, porque ya estn blancos para la siega.

    MATEO: 9:37, 38: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Seor de la mies que enve obreros a su mies.

    3:35; 10:15; 14:6: El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano el Padre me conoce y yo conozco al Padre Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por m.

    MATEO: 11:27, 28: Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre: y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar. Venid a m todos los que estis trabajados y cargados, que yo os har descansar.

    5:8: Levntate, toma tu lecho, y anda.

    MARCOS: 2:9: (en otra ocasin): Levntate, y toma tu lecho y anda.

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    5:35, 36: El (Juan el Bautista) era antorcha que arda y alumbraba. Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan.

    MATEO: 11:11: De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el ms pequeo en el reino de los cielos, mayor es que l.

    [p 16] 5:39: Escudriad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de m.

    LUCAS: 24:44, 45: era necesario que se cumpliesen todas las cosas que estn escritas de m en la ley de Moiss, y en los profetas, y en los salmos. Entonces les abri el entendimiento, para que entendiesen las Escrituras.

    6:20: Yo soy; no temis. MARCOS: 6:50: Tened nimo; yo soy, no temis.

    6:44, 46: Ninguno puede venir a m si el Padre que me envi no le trajere; y yo le resucitar en el da postrero No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, ste ha visto al Padre.

    MATEO: 11:27, 28, citado arriba.

    8:12; 12:36: Yo soy la luz del mundo Entre tanto que tenis la luz, creed en la luz, para que seis hijos de luz.

    MATEO: 5:1416: Vosotros sois la luz del mundo As alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que est en los cielos.

    12:25: El que ama su vida, la perder; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardar.

    LUCAS: 9:24: Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perder; y cualquiera que perdiere su vida por causa de m, ste la salvar.

    12:27: Ahora est turbada mi alma; y qu dir? Padre, slvame de esta hora? Mas para esto he llegado en esta hora.

    MATEO: 26:37, 38: comenz a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jess les dijo: Mi alma est muy triste hasta la muerte. Cf. tambin Lucas 12:50.

    [p 17] 13:16, 20: De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su seor, ni el enviado es mayor que el que le envi De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, a m recibe; y el que a m recibe, recibe al que me envi. Cf.

    MATEO: 10:24, 40: El discpulo no es ms que su maestro, ni el siervo ms que su seor El que a vosotros recibe, a m me recibe; y el que me recibe a m, recibe al que me envi.

  • 19

    tambin 15:20.

    13:38: De cierto, de cierto te digo: No cantar el gallo, sin que me hayas negado tres veces.

    MATEO: 26:34: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negars tres veces.

    Es cierto que en los Sinpticos Jess habla con frecuencia por medio de parbolas, mientras que en el cuarto Evangelio no es as. Pero es realmente extrao que el que pronunci aquellas palabras sobre el reino en Juan 3:35 propusiera las parbolas del reino? Y se debe considerar como imposible la figura del Buen Pastor de Juan 10 en boca del que dijo la parbola de la Oveja Perdida en Lucas 15?

    10:27, 28: Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen; y yo les doy vida eterna; y no perecern para siempre, ni nadie las arrebatar de mi mano.

    LUCAS: 15:36: Entonces l les refiri esta parbola, diciendo: Qu hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierda una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdi, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reune a sus amigos y vecinos, dicindoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se haba perdido.

    d. Tampoco en asuntos secundarios se ha podido demostrar que el cuarto Evangelio est en contradiccin con los Sinpticos.

    Basndose en Juan 13:1, 29 y 18:28 se ha dicho que el cuarto Evangelio contradice a los Sinpticos, los cuales ensean claramente que Jess comi la Pascua en la poca normal (Mr. 14:12; Lc. 22:7). Pero seria, ciertamente, muy raro que la Cena descrita en Juan 13, que se [p 18] distingue de una forma tan notable y en conexin con la cual ocurren tantos acontecimientos importantes, no fuera la cena normal de la Pascua que se coma el jueves por la noche del 14 de Nisn. En realidad la combinacin (versculo 1): Antes de la fiesta de la Pascuaseguida de (versculo 2): Y cuando cenaban, parece sealar que la cena aqu indicada es precisamente la cena de la Pascua. Cuando se argumenta que, segn Nm. 28:16, 17, esta cena de la Pascua va seguida de siete das de fiesta, y en especial de la jubilosa Fiesta de la Pascua (el Chagigah del 15 de Nisn), se da una solucin para explicar la ltima clusula de 18:28 que, sea cual fuere su valor, es por lo menos ms razonable que la teora que sostiene que el cuarto Evangelio dedica tanto espaciocinco captulos!y da tanta importancia a una cena que presumen se celebr precisamente la noche anterior a la gran cena de la Pascua.

    Segn Juan 19:14 era como la hora sexta cuando Pilato sac a Jess, y se sent en el tribunal en un lugar llamado Gabata. Segn Mr. 15:25 era la hora tercera cuando crucificaron a Jess. Tampoco en esto hay contradiccin. Una solucin lgica sera sta: Juan mide el tiempo segn el sistema romano, y al contar las horas empieza a medianoche y a medioda, tal como hacemos hoy nosotros (D.C.G., art. Hour). Por consiguiente, cuando dice como la hora sexta, significa un perodo entre las 6:00 y las 6:30 de la maana. El evangelista Marcos, por su parte, mide el tiempo con el sistema judo, y por lo tanto nos dice que Jess fue crucificado aproximadamente tres horas despus de la salida del sol. No slo D.C.G. Hastings, Dictionary of Christ and the Gospels.

  • 20

    no hay contradiccin, sino que al adoptarse esta solucin quedan aclarados otros pasajes del cuarto Evangelio. Vase la explicacin de 1:39; 4:6, 52, 53.

    (7) Veamos algunos argumentos secundarios que en general son de carcter subjetivo y por lo tanto no es necesario refutarlos minuciosamente:

    a. Un verdadero judo no poda haber escrito tan despectivamente acerca de los judos, presentndolos como los mismos enemigos de Dios, 5:18; 7:1; 9:22. Adems no hubiera empleado la tercera persona para referirse a ellos. Contestacin: Cuando Juan escribi este Evangelio, la nacin juda haba rechazado al Cristo. Adems, los primeros en leer este libro eran, en su mayora, cristianos gentiles. Es, pues, completamente natural que al escribir para ellos, el escritor usara la tercera persona al referirse a los judos.

    b. Un discpulo de Jess no hubiera atribuido a Jess el mismo estilo de expresin que l emplea. Contestacin: Aunque es difcil determinar, a veces, dnde exactamente acaba Jess y empieza Juan (p. ej., 3:1620; 12:4450), esto no debera sorprendernos. Debemos tener en cuenta que el escritor es el discpulo a quien Jess amaba. Estaba [p 19] tan compenetrado con Jess que empez a pensar como El, a hablar igual que su Maestro, y a escribir con el mismo estilo.

    c. Si el apstol Juan escribi el libro de Apocalipsis, no pudo, entonces, haber escrito el Evangelio ya que los dos difieren mucho no slo en los conceptos sino tambin en las caractersticas lingsticas.

    Para algunas sugerencias acerca de cmo resolver este problema que admitimos ser difcil, consltese nuestro libro Ms que vencedores, Grand Rapids, MI, reimpreso 1977, pp. 5ss. Todo lo que deseamos decir aqu sobre este asunto es que, cuando viva en Efeso y escribi el Evangelio, Juan pudo haber tenido algunos ayudantes que, bajo la direccin del Espritu Santo y sometidos a la aprobacin final del apstol quien asuma toda la responsabilidad, influyeron, hasta cierto punto, en el estilo y el vocabulario del libro. Cf. 21:24. La ausencia de estos ayudantes cuando escribi el Apocalipsis puede explicar en parte las diferencias lingsticas (cf. A. T. Robertson, Word Pictures in the New Testament, Nueva York y Londres, 1932, vol. V. p. xix). De todos modos, a menos que se conozcan perfectamente las circunstancias en que fueron escritos ambos libros, es muy arriesgado afirmar de forma tan categrica que quien escribi el Apocalipsis no pudo haber escrito el cuarto Evangelio.

    Bastante se ha dicho ya para indicar la inadecuacin de los argumentos de los crticos.

    Suponiendo que el Evangelio de San Juan fue el ltimo en escribirse y que su propsito es distinto del de los Sinpticos, hemos resuelto, al menos en gran parte, el problema principal.

    Segn la informacin que el mismo Evangelio proporciona, el escritor era:

    (1) Judo:

    a. Esto se desprende de su estilo. Vase IV de la Introduccin y nota 14.

    14 Ver W. F. Albright, Some Observations Favoring the Palestinian Origin of the Gospel of John, HThR, abril 1924; del mismo autor, From the Stone Age to Christianity, Baltimore 1940, pp. 299, 300. Habra que leer por lo menos: C. F. Burney, The Aramaic Origin of the Fourth Gospel, Oxford, 1922; O. T. Allis, The Alleged Aramaic Origin of the Gospels, PThP 26 (1928), 531572; E. C. Colwell, The Greek of the Fourth Gospel, Chicago, 1931; G. D. Dalman, Jesus-Jeshua, Studies in the Gospels, Nueva York, 1937, cap.VI; J. de Zwaan, John wrote Aramaic, JBL, 57 (1938), 155171; el debate Riddle-Torrey, CHrC, julio 18-octubre 31, 1934; F. W. Wilson, One Lord-One Faith, Filadelfia, 1943, pp. 3135; y las obras de C. C. Torrey, especialmente The Four Gospels, A New Translation, Nueva York y Londres, 1933; Our Translated Gospels, Nueva York y Londres, 1936; y Documents of the Primitive Church, Nueva York y Londres, 1941.

  • 21

    b. Tambin se deduce de su perfecto conocimiento del Antiguo Testamento, que puede citar tanto del hebreo como de la Septuaginta. Vanse los siguientes pasajes: 2:17; 10:34, 35; 12:40; 13:18; 17:12; 19:24, 28, 36, 37.

    c. Es corroborado por sus referencias a las creencias religiosas judas (y samaritanas), especialmente con respecto al Mesas: 1:41, 46, 49; 4:25; 6:15; 7:27, 42; 12:34.

    d. Lo manifiesta el hecho de que el escritor est al corriente de la situacin poltica y religiosa de Palestina: 4:9; 7:35; 11:49; 18:13, 28, 31, 39; y tambin de las fiestas judas y los ritos de la purificacin: la Pascua: 2:13, 23; 6:4; 13:1; 18:28; quiz tambin 5:1; la fiesta de los Tabernculos: 7:2, 37, 38; la fiesta de la Dedicacin: 10:22, 23. Vase tambin 3:25; 11:55; 12:12; 18:28, 39; 19:31.

    [p 20] e. Esto explica su forma fcil y natural de presentar las costumbres judas en las bodas y los entierros: 2:110; 11:38, 44; 19:40.

    (2) Judo de Palestina.

    Posee un conocimiento detallado de la topografa de Palestina: 1:28 cf. 11:1; 2:1, 12; 3:23; 4:11, 20; 11:54; 12:21; en particular de Jerusaln y sus alrededores: 5:2; 9:7; 11:18; 18:1; 19:17; y del Templo: 2:14, 20; 8:2, 20; 10:22, 23; 18:1, 20.

    (3) Testigo ocular.

    Como tal recuerda cundo sucedieron los acontecimientos a veces la hora exacta: 1:29, 35, 39; 2:1; 3:24; 4:6, 40, 52, 53; 6:22; 7:14; 11:6; 12:1; 13:1, 2; 19:14, 31; 20:1, 19, 26.

    Sabe que Jess se hallaba cansado cuando se sent cerca del pozo (4:6); recuerda las palabras que pronunciaron los vecinos de aquel nombre ciego de nacimiento (9:810); l mismo vio salir la sangre y el agua del costado herido de Jess (19:3335); sabe el nombre del criado del sumo sacerdote a quien Pedro le cort la oreja (18:10); es conocido del pontfice (18:15). Estos y muchos otros detalles demuestran claramente que el escritor fue un testigo ocular de los sucesos por l registrados.

    (4) Uno de los Doce.

    El hecho de que participa de la Cena con su Seor muestra que tiene que haber sido uno de los Doce (13:23). Su estrecha relacin con Pedro tambin parece probar esto (1:3542; 13:23, 24; 18:15, 16; 20:2; 21:2023). Su ntimo conocimiento de las acciones, palabras y sentimientos de los apstoles, demuestra que el escritor era, efectivamente, uno de ellos: 2:17, 22; 4:27; 6:19; 12:16; 13:22, 28; y 21:21. Y si alguien argumentase que no en todos estos casos se ve claramente que los discpulos cuyas reacciones se registran pertenecan al grupo ms allegado, y que, por lo tanto, la conclusin que hemos sacado no es muy persuasiva, entonces dirigimos la atencin a otros pasajes donde se hace referencia especfica a los Doce, (6:6671; 20:2429). El autor sabe exactamente lo que se ha dicho en ese reducido grupo! La conclusin inevitable es que el escritor pertenece al mismo.

    Obsrvese tambin que en 1:3551 se menciona al discpulo annimo en conexin con Andrs, Simn Pedro, Felipe, y Natanael, todos los cuales pertenecen a los Doce.

    (5) El apstol Juan.

    Es sta la inferencia ms natural que se saca de todos los datos presentados. Debe notarse que mientras el escritor menciona a los otros apstoles por sus nombres, nunca lo hace en forma tan especfica con Juan o su hermano Santiago. Este hecho es muy significativo y parece sealar el camino para descubrir la identidad del escritor.

    [p 21] Mediante un proceso de eliminacin no es muy difcil obtener una respuesta a la pregunta: Quin es el escritor?

  • 22

    Existe una vieja rima que hace fcil el recordar los nombres de los Doce (cf. Mt. 10:24; Mr. 3:1619; Lc. 6:1416; Hch. 1:13):

    Pedro, Andrs, Jacobo y Juan,

    Felipe y Bartolom,

    Mateo luego y Toms tambin,

    Jacobo el Menor y Judas el Mayor,

    Simn el Zelote y Judas el traidor.

    Puesto que el cuarto Evangelio tambin habla de los Doce (6:67, 70, 71; 20:24), se puede suponer que se refiere al mismo grupo de hombres. Cul de stos fue el escritor?

    Como es natural, eliminamos inmediatamente a Judas el traidor. Cuando el escritor se refiere a l, da su nombre (6:71; 12:4; 13:2, 26, 29; 18:2, 3, 5).

    Comparando 21:24 con el versculo 20 del mismo captulo nos damos cuenta de que el escritor es el discpulo que se reclin en el pecho de Jess durante la Cena. Desde luego que no es Pedro, puesto que se hace una distincin entre los dos. Por lo tanto an nos quedan diez de donde elegir.

    El nombre de Mateo tambin se puede eliminar por estar asociado a otro Evangelio. La pregunta que hemos de hacernos a continuacin es la siguiente: Es probable que el escritor del cuarto Evangelio, que es uno de los amigos ms ntimos de Jess (13:23), fuera uno de los discpulos ms o menos obscuros como Jacobo el Menor (el hijo de Alfeo) o Simn el Zelote? Por otra parte Judas (llamado el Mayor en la rima, pero Judas hermano de Santiago, Lebeo, Tadeo y Judas no el Iscariote en las referencias bblicas) y Toms (llamado Ddimo) aparecen mencionados por sus nombres en el cuarto Evangelio (14:5, 22), y esto los distingue claramente del escritor, cuyo nombre no se da.

    Quedan, pues, los nombres de Jacobo, Juan, Andrs, Felipe y Bartolom. Juan relata cmo Felipe condujo a Natanael a Jess, y en las listas de los Doce de los otros tres Evangelios Felipe y Bartolom siempre aparecen juntos. Juan nunca menciona a Bartolom; los Sinpticos nunca mencionan a Natanael. Es, por lo tanto, altamente probable que el Natanael de Juan sea el Bartolom de Mateo, Marcos y Lucas (Natanael sera su nombre propio y Bartolom indicara su relacin filial, significando hijo de Tolmai. (Cf. C. E. Macartney, Of Them He Chose Twelve, Filadelfia, 1927, pp. 63, 64). Si el discpulo annimo es la misma persona en todo el Evangelio, entonces lo encontramos tambin en 1:3551. Aqu aparece claramente diferenciado [p 22] de Andrs (v. 40), de Simn Pedro (vv. 41 y 42), cuyo nombre ya hemos eliminado debido a la informacin del captulo 21, de Felipe (vv. 43 y 44), y de Natanael (Bartolom, vv. 4551).

    Sustrayendo tambin los nombres de Andrs, Felipe y Bartolom, quedan nicamente Jacobo y Juan. Sin embargo, se desprende claramente de 21:1924 que el escritor del cuarto Evangelio an viva y daba testimonio cuando ste se public por primera vez (obsrvese el tiempo en presente del versculo 24) aunque Pedro ya haba ganado la corona de mrtir (v. 19). Y puesto que sabemos que Pedro sobrevivi a Jacobo (Hch. 12), queda bien claro que este ltimo no pudo haber escrito el cuarto Evangelio. Queda el apstol Juan.

    Obsrvese que en la argumentacin que hemos seguido, nuestras conclusiones se han basado totalmente en los datos suministrados por el mismo cuarto Evangelio. La comparacin con los Sinpticos confirma nuestra conclusin. En Juan 1:3540 descubrimos que el escritor del cuarto Evangelio fue uno de los primeros discpulos de Cristo, y los otros dos fueron Andrs y Simn Pedro. El Evangelio segn Marcos tambin contiene una lista de los primeros discpulos (1:1620, 29). En esa lista aparecen cuatro

  • 23

    nombres: Simn y Andrs, Jacobo y Juan. Comparando las dos listas se ve que el discpulo annimo del cuarto Evangelio es uno de los hijos de Zebedeo.

    Cualquier intento de evadir la fuerza de estos argumentos est destinada al fracaso. Con frecuencia dichos intentos se apoyan en el hecho de que en 21:2 se hace mencin de otros dos de sus discpulos (adems de Simn Pedro, Toms, Natanael, y los hijos de Zebedeo). Se alega que estos dos no puedan haber pertenecido a los Doce, y que uno de ellosquiz el Anciano Juan?pudo haber sido el escritor. Pero todo esto est completamente fuera de lugar, y no toma en cuenta toda la evidencia que acabamos de presentar.

    Por otra parte, tales argumentos no tienen ningn valor. Porque aun en el caso de que el escritor no fuera el apstol Juan sino algn obscuro discpulo citado en 21:2, sigue siendo verdad que se trataba de un testigo ocular que, segn el relato registrado en Juan 21, haba visto al Seor resucitado y ahora proclama a la iglesia de todas las edades que Jess es lo que dijo ser: Dios en el ms alto sentido de la palabra (1:118), y que los primeros seguidores de Jess lo reconocieron como el Mesas, el Hijo de Dios. Cmo puede ser posible esto? Cmo se puede explicar sicolgicamente? En ltima instancia, slo puede haber una solucin plenamente satisfactoria para este problema, y sta es la de que Jess es en realidad lo que dijo ser y lo que estos hombres proclamaron que era: el Mesas, el Hijo de Dios, el objeto de la adoracin. Si se aceptan ambos testimonios como verdaderos, los problemas empiezan a desaparecer.

    [p 23] El testimonio de la iglesia primitiva armoniza con la conclusin que se acaba de derivar del mismo cuarto Evangelio. Por ello Eusebio, despus de haber hecho una cuidadosa investigacin de la literatura a su disposicin, dice:

    Pero ahora indiquemos los indiscutibles escritos de este apstol. En primer lugar reconozcamos su Evangelio, pues se lee en todas las iglesias bajo los cielos As Juan, en el curso de su Evangelio, relata lo que Cristo hizo antes de que el Bautista fuera arrojado en la prisin, pero los otros tres evangelistas narran los sucesos despus del encarcelamiento del Bautista (Historia eclesistica III, xxiv, 113). El famoso historiador escribi estas palabras a principios del siglo cuarto.

    Antes que l, Orgenes (que floreci entre 210250) dijo que Juan, el discpulo amado, escribi el cuarto Evangelio y el Apocalipsis. Orgenes escribi un comentario sobre el primero en el que declara:

    Los Evangelios, pues, son cuatro, y yo opino que las primicias de los Evangelios es el que t (Ambrosio) me has encargado que investigue, segn mi capacidad, el Evangelio de Juan (Comentario sobre Juan 1:6). En el mismo prrafo indica que el escritor del cuarto Evangelio es aquel Juan que se reclin en el pecho de Jess.

    De Orgenes podemos retroceder ms aun, a su maestro, Clemente de Alejandra (que floreci entre 190200). Este conoce a un slo Juan: al apstol; y sin asomo de duda le atribuye el cuarto Evangelio diciendo:

    Juan, por ltimo, sabiendo que los hechos externos haban quedado claros en los Evangelios y siendo apremiado por sus amigos e inspirado por el Espritu, compuso un Evangelio espiritual (Eusebio, Historia eclesistica VI, xiv, 7). Clemente nos ha legado una hermosa historia acerca del anciano apstol Juan; vase II de la Introduccin. Por haber nacido a mediados del siglo segundo, Clemente se encontraba muy cerca de los sucesores de los apstoles. Era persona de extensa cultura y haba viajado mucho.

    Aproximadamente en la misma poca Tertuliano atribuye el cuarto Evangelio al apstol Juan (Contra Marcin IV, v).

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    Contemporneo de Clemente fue Ireneo. Fue un discpulo de Policarpo, el cual haba conocido al apstol Juan. En una carta a Florino, que tambin haba recibido las enseanzas de Policarpo, pero que se haba desviado de la verdad, Ireneo dice:

    Esas opiniones, oh Florino, hablando con precaucin, no pertenecen a la sana doctrina. Esas opiniones son incompatibles con la iglesia y conducen a aquellos que creen en ellas a la mayor maldad. Ni siquiera los herejes fuera de la iglesia se han atrevido a proclamar tales opiniones. Los que fueron presbteros antes que nosotros, los [p 24] que acompaaron a los apstoles, no te transmitieron tales ideas. Porque siendo yo an un muchacho, te conoc en el Asia Menor, en casa de Policarpo, cuando eras un hombre de categora en la real sala y te esforzabas en agradarle. Me acuerdo mejor de los acontecimientos de aquellos das que de los que han sucedido recientemente, porque lo que aprendemos de pequeos crece con el alma y queda unido a ella, de manera que podra incluso hablar del lugar en que se sent y disert el bendito Policarpo, de cmo entraba y sala, del carcter de su vida, del aspecto de su cuerpo, de los discursos que dio a la gente, de cmo contaba su amistad con Juan y con los otros que haban visto al Seor; de cmo recordaba sus palabras, y cules eran las cosas referentes al Seor que haba odo de ellos, y sobre sus milagros, y su enseanza; y de cmo Policarpo lo haba recibido todo de los testigos oculares del verbo de vida, y dio cuenta de todas las cosas conforme a las Escrituras (Eusebio, Historia eclesistica, V, xx, 47).

    Ahora bien, Ireneo, quien haba viajado de Asia Menor a Galia y tena contacto frecuentemente con la iglesia de Roma, no slo conoca el cuarto Evangelio sino que se lo atribua sin reservas al apstol Juan. No es posible debilitar el testimonio del que fuera un discpulo de un discpulo del apstol Juan. Adems, debido a sus muchos viajes e ntimo conocimiento de casi toda la iglesia en aquellos das, lo que Ireneo dice acerca de la paternidad literaria del cuarto Evangelio debe ser sumamente significativo. Su opinin sobre un asunto de tal importancia puede considerarse como la opinin de la iglesia. Sus palabras, tal como las relata Eusebio, son:

    Entonces Juan, el discpulo del Seor, quien se haba recostado sobre su pecho, l mismo tambin dio el Evangelio, mientras viva en la ciudad de Efeso en Asia (Historia eclesistica, V, viii, 4).

    Ireneo, incluso, discute que no pueden existir ni ms ni menos que cuatro Evangelios (Contra herejas III, xi, 8).

    El Fragmento Muratoriano, una lista incompleta de los libros del Nuevo Testamento, escrito en un latn pobre, que se puede situar en el perodo 180200, y que deriva su nombre del cardenal L. A. Muratori (16721750), quien lo descubri en la Biblioteca Ambrosiana de Miln, contiene lo siguiente:

    El cuarto libro del Evangelio es el de Juan, uno de los discpulos. En respuesta a la exhortacin de sus compaeros, discpulos y obispos, dijo: Ayunad conmigo tres das y luego contmonos lo que nos haya sido revelado a cada uno. Aquella misma noche le fue revelado a Andrs, que era uno de los apstoles, que tena que ser Juan el que en su propio nombre relata lo que todos juntos recordaban. Y as no hay discordancia para la fe de los creyentes, a pesar de que se han dado diferentes selecciones de los hechos en los distintos libros de los [p 25] Evangelios, porque en todos ellos, bajo la misma direccin del Espritu, se han declarado todas las cosas relativas a su nacimiento, pasin, resurreccin, conversacin con sus discpulos, y sus dos venidas, la primera en su humillacin debida al desprecio, que ya ha tenido lugar, y la segunda en la gloria de su poder real, que todava ha de ocurrir. Es de extraar, entonces, que Juan repite con tanta insistencia en sus epstolas todas estas cosas, diciendo personalmente: lo que hemos visto con nuestros ojos, y odo con nuestros odos, y nuestras manos han tocado, esas cosas hemos escrito? Pues as afirma

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    ser no slo un testigo ocular, sino tambin un oidor y narrador de todas las maravillosas cosas relativas al Seor, en su debido orden.

    Se cree que el fragmento es una traduccin del griego y que tuvo su origen en Roma o al menos en el rea de influencia romana. Para nuestro propsito lo que hay que tener en cuenta es que el discpulo Juan, que, como Andrs, es uno de los apstoles, aparece aqu como el escritor del cuarto Evangelio. La interesante historia que describe la manera exacta en que aquel Evangelio tuvo su origen se debe considerar como leyenda, ya que es altamente improbable y contrario a toda la tradicin que los otros discpulos vivieron hasta la poca en que se escribi este Evangelio. Por esa misma razn resultara muy precario sacar cualquier conclusin de ese cuento circunstancial. Esto se ha hecho a veces. En primer lugar las palabras que principian la clusula ut recognoscentibus cunctis Johannes suo nomine cunta describeret (que tena que ser Juan el que en su propio nombre relatara lo que todos juntos recordaran) las traducen por: todos ellos actuando como correctores. A continuacin sacan la conclusin de que, a causa de todos estos correctores, el apstol Juan tendra un papel muy secundario en la composicin del libro. Y, por ltimo, el totalmente ficticio anciano Juan surge otra vez como el verdadero escritor. Esto es sacar mucho de muy poco! La nica conclusin legtima que se puede sacar del Fragmento Muratoriano es que alrededor de los aos 180200 la Iglesia de Roma (o al menos alguna persona de importancia en el rea de influencia romana) atribua el cuarto Evangelio al apstol Juan.

    Polcrates, que era obispo de la iglesia en Efeso, escribi aproximadamente en la misma poca. Tanto el lugar como la fecha son significativos. En esa temprana fecha (aproximadamente 196) estaban frescas en Efeso las tradiciones referentes al apstol Juan, que haba vivido all. Polcrates dice: Siete de mis parientes fueron obispos y yo soy el octavo. A continuacin da sus consejos sobre la controversia pascual (es decir, acerca de si la Pascua de Resurreccin se deba celebrar el da catorce del mes lunar, sin consideracin del da, o siempre en domingo). En su carta no slo hace referencia a Juan 13:25 [p 26] (o por lo menos a lo que se afirma en ese pasaje) sino tambin a la residencia y muerte de Juan en Efeso:

    Adems, Juan que se reclin sobre el pecho del Seor y que lleg a ser sacerdote mitrado y testigo y maestro, descansa en Efeso (Carta a Vctor y a la iglesia en Roma sobre el da de observancia de la Pascua, preservada por Eusebio, Historia eclesistica V, xxiv).

    Unos pocos aos antes, probablemente, escribi Tefilo, el cual, segn Eusebio, fue el sexto obispo en Antioqua de Siria despus de los apstoles, cita expresamente a Juan como el escritor inspirado del cuarto Evangelio. He aqu su declaracin:

    Y de eso nos ensean los escritos sagrados, y todos los hombres inspirados, uno de los cuales, Juan, dice: En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios, mostrndonos que al principio Dios era solo, y el Verbo en El (A Autlico II, xxii).

    Con todo lo precedente se aclaran varios puntos:

    (1) Dentro de la iglesia ortodoxa existe una tradicin uniforme referente al escritor del cuarto Evangelio. Esta tradicin se remonta desde Eusebio, a principios del siglo cuarto, hasta Tefilo, que escribi alrededor de 170180.

    (2) Segn esta tradicin uniforme el cuarto Evangelio fue escrito por Juan. En general, incluso, se deja en claro que este Juan era el apstol, el discpulo amado que se reclin sobre el pecho de Jess. Los principales testigos son: Eusebio, Orgenes, Clemente de Alejandra, Tertuliano, Ireneo, el escritor del Canon Muratoriano y Tefilo.

    (3) Ireneo, uno de los testigos ms antiguos, fue discpulo de Policarpo, el cual, a su vez, haba sido discpulo del apstol Juan. Se puede concluir legtimamente que la tradicin con

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    respecto a la paternidad apostlica se puede as remontar hasta el discpulo a quien Jess amaba.

    (4) A causa de sus muchos viajes y su perfecto conocimiento de las convicciones de toda la iglesia, se puede considerar a Ireneo como un testigo representativo. Representa la fe de toda la comunidad cristiana. Tertuliano, Clemente de Alejandra, Ireneo y Tefilo nos muestran que en el ltimo cuarto del segundo siglo el cuarto Evangelio se conoca y lea por toda la cristiandad: Africa, Asia Menor, Italia, Galia y Siria, y se atribua a ese Juan, tan ampliamente conocido.

    (5) La evidencia externa que se deriva de esta uniforme y temprana tradicin, armoniza con la evidencia interna que el mismo cuarto Evangelio proporciona.

    (6) Las evidencias que hemos examinado prueban tres cosas importantes:

    [p 27] a. Que el cuarto Evangelio exista ya en una fecha muy temprana. Si hacia el ao 170 se denomina a este libro escrito sagrado compuesto por uno que fue inspirado por el Espritu Santo, y cuando este sagrado Evangelio se emplea para probar determinadas posiciones doctrinales que se consideran tan valiosas que los hombres estn dispuestos a morir en su defensa, se puede inferir con seguridad que su origen se remonta a una fecha anterior.

    b. Que se lo consideraba (por lo menos) de igual valor y autoridad a los otros Evangelios.

    c. Que se lo consideraba como escrito por el apstol Juan.

    Entre los hombres que podemos clasificar como herejes hallamos que Taciano (alrededor del ao 170), quien cay en la hereja despus de la muerte de su maestro Justino Mrtir, acepta el cuarto Evangelio y lo usa para componer su Armona (Diatsaron). Ms aun, el libro de Taciano empieza con los primeros cinco versculos del cuarto Evangelio.

    Heraclen, de la escuela de Valentino, que existi entre el 140 y el 180, lleg incluso a escribir un comentario del cuarto Evangelio. Tolomeo, tambin de esta escuela, lo atribua al apstol. Marcin, a mediados del siglo segundo, rechaz todos los Evangelios y prepar uno propio usando como fuente una versin mutilada de Lucas. Pero no se ha demostrado que negara que el apstol Juan fuese el escritor del cuarto Evangelio. Parece que l rechazaba este Evangelio porque consideraba a su escritor como judaizante. Esta conclusin la basaba en las palabras de Pablo en G. 2:9, 1113, que interpretaba completamente mal (cf. Tertuliano, Contra Marcin IV, iii).

    Lo que hemos de hacer resaltar ahora es que si estos herejes, que saban muy bien que sus enseanzas no concordaban con las del cuarto Evangelio, hubieran podido atribuir este Evangelio a un escritor no apostlico, lo hubieran hecho.

    Entre los escritores ortodoxos que se destacaron durante el perodo 100170 encontramos a Justino Mrtir, que cita Juan 3:35 (Apologa I, 61). Hace uso de muchas expresiones de este Evangelio. (Vase tambin su Dilogo con Trifo, cap. 105). Su doctrina del Logos, adems, es casi seguro que se deriva del cuarto Evangelio. Por otra parte, no se debe olvidar que Taciano, discpulo de Justino, lo incluy en su Armona.

    Ya hemos hablado acerca de Papas y Policarpo. Eusebio dice que Papas us citas de la Primera Epstola de Juan (Historia eclesistica III, xxxix, 17). Puede haber diferencia de opinin en cuanto a si se puede basar algn argumento en esta alusin a su conocimiento del cuarto Evangelio, que es muy parecido en estilo.

    El espritu del cuarto Evangelio aparece por todas partes en las [p 28] Epstolas de Ignacio (breve resea). Aunque no se ha podido probar con absoluta certeza que cuando fue conducido al martirio (alrededor del ao 110) ya haba visto y hecho alusin a este Evangelio, sta parece ser, no obstante, la conclusin ms natural. Las semejanzas son

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    tantas y tan asombrosas, que no pueden servir para apoyar ninguna inferencia opuesta. Desde luego, es cierto que estas alusiones no son citas exactas, mas quin esperara otra cosa de un prisionero que est en camino de ser martirizado en Roma? Las columnas paralelas suministran la evidencia:

    IGNACIO EL CUARTO EVANGELIO

    Porque si yo obtuve tal comunin, que no era humana sino espiritual, con vuestro obispo en tan poco tiempo, cunto ms os he de considerar benditos a vosotros que estis unidos a l como la iglesia a Jesucristo, y Jesucristo al Padre, para que todo armonice en unidad (A los efesios V, i).

    Yo en ellos, y t en m, para que sean perfectos en unidad (17:23).

    Como el Seor estaba entonces unido al Padre y no haca nada sin m, ni por s mismo ni por los angeles, as tambin vosotros no deberais hacer nada sin el obispo y los presbteros (A los Magnesios VII, 1).

    No puede el Hijo hacer nada por si mismo, sino lo que ve hacer el Padre (5:19).

    Deseo el pan de Dios que es la carne de Jesucristo y por bebida deseo su sangre que es amor incorruptible (A los romanos, VII, iii).

    El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitar en el da postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida (6:54, 55).

    Porque l (el Espritu) sabe de dnde viene y a dnde va (A los filadelfianos VII, 1).

    El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dnde viene, ni a dnde va: asi es todo aquel que es nacido del Espritu (3:8).

    [p 29] Si estas y otras expresiones que nos hace pensar en Juan indican que Ignacio conoca el cuarto Evangelio, su fecha de origen tendra que ser, entonces, trasladada a algn momento antes del 110. Esto casi servira para vindicar la creencia tradicional que afirma que se escribi no despus del ao 98 y no antes del 80.

    No obstante, la creencia tradicional sobre la fecha de origen del cuarto Evangelio ha recibido una fuerte confirmacin con el reciente descubrimiento de un fragmento muy antiguo de un cdice de papiro del Evangelio de Juan. Este, junto con otros papiros griegos, fue hallado en Egipto y adquirido por la Biblioteca John Rylands. Es el fragmento ms antiguo que se conoce de cualquier porcin del Nuevo Testamento. Probablemente tuvo su origen en la comunidad cristiana del Egipto Medio. Apoyndose en la evidencia paleogrfica, se ha determinado que este trozo de papiro perteneci a un cdice que circulaba por aquella regin en la primera mitad del siglo segundo. El fragmento contiene palabras del captulo 18 del Evangelio de Juan. En el anverso contiene parte de los versculos 3133, y en el reverso, parte de los versculos 3738.

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    Ahora bien, si este Evangelio ya estaba en circulacin en el Egipto Medio en la primera parte del siglo segundo, forzosamente tuvo que haber sido compuesto aun antes. De Efeso, donde segn la tradicin se escribi este Evangelio, a Egipto Medio, donde este cdice circulaba, hay una gran distancia. En consecuencia, algunas autoridades admiten un lapso de tiempo de unos treinta aos entre la fecha de composicin y la de circulacin en Egipto. La declaracin de W. F. Albright es significativa:

    Entre tanto, la sensacional publicacin de un fragmento del Evangelio de principios del siglo segundo, y la de un fragmento aproximadamente contemporneo de un evangelio apcrifo basado en Juan, ha dado el coup de grce a todas las fechas radicalmente tardas asignadas a Juan y ha demostrado que este Evangelio no puede ser posterior al primer siglo de nuestra era (From Stone Age to Christianity, p. 299; vase tambin C. H. Roberts, An Unpublished Fragment of the Fourth Gospel, Manchester, 1935).

    Esto, por lo tanto, significa que el punto de vista tradicional sobre la fecha de composicin del cuarto Evangelio ha quedado plenamente confirmado con irrefutable evidencia. Significa, tambin, que todos aquellos crticos negativos que durante tanto tiempo han sostenido que la posicin conservadora era totalmente errnea, han sufrido una derrota decisiva. Hoy ms que nunca podemos sumarnos a la exclamacin de Volkmar: Es muy cierto que ya todo ha terminado para la tesis critica sobre la composicin del cuarto Evangelio a [p 30] mediados del siglo segundo.5

    Por otra parte, ahora que tenemos esta evidencia externa, y que sabemos que el cuarto Evangelio circulaba en Asia Menor a principios del siglo segundo (y probablemente ya en el primero), empieza a parecer ms aceptable que Ignacio, que escribi sus epstolas desde Asia Menor, lo hubiera ledo.

    Es verdad, sin embargo, que ni Justino Mrtir ni Ignacio, ni ningn otro antes de mediados del siglo segundo, menciona al apstol Juan por nombre como escritor de este Evangelio. Pero esto no debe sorprendernos. Estos hombres vivieron tan prximos a la poca del discpulo amado que al citar o aludir a su Evangelio les era completamente innecesario mencionar su nombre. Adems, para Ignacio, los apstoles ocupaban un lugar de honor:

    Yo no os ordeno como lo hicieron Pedro y Pablo; ellos fueron apstoles, yo soy un convicto (A los romanos IV, iii).

    Se puede, por consiguiente, dar por sentado que al usar ciertas expresiones que hacen pensar en el cuarto Evangelio, Ignacio estaba consciente de que nadie sino un verdadero apstol podra ser el escritor de aquellas verdades que le eran tan queridas que deseaba grabarlas en los corazones de los dems.

    Otro factor que favorece una fecha temprana para el cuarto Evangelio es su fuerte sabor semtico. (Vase IV de la Introduccin).

    5 Fechas asignadas al cuarto Evangelio por diversos crticos: F. C. Baur: 160170; Volkmar: 155; Zeller y Scholten: 150; Hilgenfeld: 130140; Keim: 130; Schenkel: 115120; Reuss, Nicholas, Renn, Sabatier, Hase: 110125; E. F. Scott: 95115.

    P. H. Menoud, L Evangile de Jean dapres las recherches recentes, Neuchatel y Pars, 1943, concluye con estas notables palabras:

    Se puede decir, sin ir demasiado lejos, que los defensores de la autenticidad juanina ocupan hoy da posiciones ms favorables que, por ejemplo, al comienzo del siglo. Porque las investigaciones recientes tienden a superar los obstculos que la crtica ha puesto en el camino de la identificacin del Amado con el hijo de Zebedeo. Del mismo autor tambin, Le probleme johannique. RThPh 29(1941), 236256; 30(1942), 155ss; 31(1943), 80101.

    Y con todo, en 1972 Vincent Taylor hablaba acerca del colapso de la posicin tradicional () en The Fourth Gospel and some Recent Criticism HJ(1927), 725743.

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    El testimonio ms antiguo de su autoridad apostlica lo encontramos en el mismo Evangelio. Una vez que Juan, guiado divinamente, hubo escrito los primeros veinte captulos, terminando con la hermosa conclusin de 20:30, 31, y una vez que otro lder de Efeso, bajo la direccin del Espritu Santo con la total aprobacin de Juan, hubo aadido la hermosa historia que tantas veces haba escuchado de los [p 31] labios de su querido amigo y que terminaba con una clara referencia al discpulo a quien Jess amaba (21:2023), los presbteros de Efeso aadieron estas significativas palabras:

    Este es aquel discpulo que da testimonio de estas cosas, y escribi estas cosas: y sabemos que su testimonio es verdadero (21:24).

    Hemos visto que tanto las evidencias internas como las externas apoyan este testimonio.

    Tal como aparece en los Evangelios, Juan era hijo de Zebedeo y Salom (Mr. 1:19; 16:1, 2 cf., Mt. 27:56). Parece que Zebedeo era un pescador acomodado que tena siervos asalariados (Mr. 1:20). Se supone que Salom era hermana de la virgen Mara (Mt. 27:56, cf. Jn. 19:25). Si esto es correcto, entonces Jess y Juan eran primos. Jacobo, el hermano de Juan, normalmente es mencionado primero, y era seguramente el mayor de los dos.

    Antes de convertirse en seguidor de Jess, el apstol Juan fue discpulo de Juan el Bautista. El apstol recordaba, en el ocaso de su vida, el momento en que se encontr con Jess por primera vez y decidi seguirle: era como la hora dcima (1:39). A ese primer encuentro que tenemos registrado sigui, despus de un intervalo, la decisin de convertirse en discpulo permanente (Mr. 1:16ss; Lc. 5:10); y luego en apstol (Mt. 10:2), enviado y comisionado por Jess.

    Parece que Juan y Jacobo fueron hombres de emociones reprimidas que, en ocasiones, estallaban. Jess los denomin hijos del trueno (Mr. 3:17). Cuando Jess va camino a Jerusaln y los habitantes de cierta aldea samaritana rehusan darle albergue, la ardiente clera de los hijos de Zebedeo estalla en estas palabras: Seor, quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma? (Lc. 9:54). Desde luego, Juan era el discpulo del amor. Pero el amor y la clera relampagueante no se excluyen mutuamente. Lo que se manifest en esta desafortunada expresin era un amor genuino por Jess. Fue tambin el amor lo que impuls a Juan a atajar a aquel hombre que, aunque expulsaba demonios en nombre de Jess, no era uno de los discpulos regulares (Lc. 9:49, 50).

    Una de las seales de la genuina humildad de Juan es que nunca da el nombre de aquellos que pertenecen al crculo de sus familiares. Aunque l amaba intensamente a su Maestro, lo que en el Evangelio se hace resaltar no es su amor por Cristo sino el amor de ste por el apstol. Juan se define a s mismo como el discpulo al cual Jess amaba (13:23).

    No slo en los Evangelios, como ya hemos indicado, sino tambin en Hechos encontramos con frecuencia a Juan en compaa de Pedro (Hch. 3:1; 4:19; 8:14). Despus de la resurreccin se convierte en uno [p 32] de los pilares de la igiesia en Jerusaln (G. 2:9; Hch. 15:6). Probablemente parti de Jerusaln al comenzar la Guerra de los Judos. T. Zahn dice:

    Se puede, pues, decir que el apstol Juan, junto con otros discpulos de Cristo, lleg a Asia Menor procedente de Palestina. Si Policarpo, el da de su muerte (23 de febrero del ao 155), poda contemplar ochenta y seis aos de vida como cristiano, no como hombre, y fue as bautizado en el 69, y si su conversin (segn Ireneo, Contra herejas III, iii, 4) fue obra de un apstol, entonces aquella emigracin a Asia Menor debe haber ocurrido antes de esa fecha, posiblemente como consecuencia de la guerra de los Judos. De este modo, Juan, que quiz no tendra entonces ms de sesenta o sesenta y cinco aos, pudo dedicar unos treinta

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    aos a fomentar la vida cristiana en dicha provincia (Juan el Apstol, en The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge).

    Juan vivi en Efeso durante varios aos. Pero en algn momento del reinado de Domiciano, 8196, fue desterrado a la isla de Patmos. Con la accesin de Nerva se le permiti regresar a Efeso, donde muri al principio del reinado de Trajano, alrededor del ao 98.

    La tradicin es casi unnime en mantener que el apstol escribi su Evangelio en Efeso (Eusebio, Historia eclesistica III, xxiii, 1, 6; V, viii, 4; xxiv, 4; Clemente de Alejandra, Quin es el rico que se salvar? XLII, ii).6 Las repetidas tentativas que la literatura moderna ha hecho para desacreditar esta fuerte tradicin no han tenido xito.

    La pregunta, no obstante, es sta: Fue el cuarto Evangelio escrito antes o despus del destierro de Juan a Patmos? Se compuso antes o despus que el libro de Apocalipsis?

    Parece que la fecha ms temprana que se puede dar para su composicin sera alrededor del ao 80. Basamos esto en las siguientes consideraciones: Pedro ya haba recibido su herencia, como 21:19 parece sugerir; y Pablo su corona. Este ltimo no menciona en ningn lugar la obra del apstol Juan en Asia Menor. Se cree probable que los Sinpticos ya se haban escrito y que el escritor del cuarto Evangelio los haba ledo. Los judos haban llegado a ser enemigos declarados de la iglesia. No se menciona la cada de Jerusaln, seguramente por haber transcurrido ya varios aos desde su acaecimiento.

    Por otro lado, la fecha ms tarda para la composicin de este [p 33] Evangelio es el ao 98, si el testimonio de Ireneo y Jernimo es digno de confianza. El primero dice:

    Adems, la iglesia en Efeso, fundada por Pablo, y que tuvo permanentemente a Juan hasta los tiempos de Trajano, es un verdadero testigo de la tradicin de los apstoles (Contra herejas III, iii, 4).

    La fecha, por lo tanto, est entre el 80 y el 98. Se puede ser ms exacto y determinarla de una forma ms precisa? Segn Epifanio (siglo cuarto) Juan no escribi su Evangelio sino hasta despus de su regreso de Patmos, cuando tena ms de noventa aos. A pesar de esto, los primeros Padres no dicen nada semejante en sus escritos.

    Hay quienes prefieren una fecha mucho ms prxima al ao 80 dando como razn que el estilo del Evangelio es el de un escritor maduro pero no anciano. Puede haber algo de verdad en este criterio. Pero debemos ir con precaucin en este punto. Si el apstol lleg a Efeso hacia el ao 67 (aproximadamente la poca de la muerte de Pablo), y si entonces tena sesenta o sesenta y cinco aos (Zahn), entonces para el ao 80 tendra entre setenta y tres o setenta y ocho aos. As que de todas formas ya era un escritor anciano. Tambin podemos enfocar el problema de este modo: si Juan tena veinticinco aos cuando Jess muri (hacia el ao 30), entonces en el ao 80 tendra unos setenta y cinco.

    Sin embargo, pudo haberse mantenido joven y fuerte en sus facultades mentales y fsicas. Clemente de Alejandra nos dice que aun despus de su regreso de Patmos el apstol llevaba un ministerio muy activo como principal administrador de las iglesias situadas en el distrito de Efeso (Quin es el rico que se salvar? XLII). As, pues, deba haber tenido ms de noventa aos. Pero a quin se le ocurrira decir que el que a esta avanzada edad poda convertir al capitn de una banda de ladrones, segn la interesante historia que Clemente nos ha transmitido en la referencia que acabamos de dar, y el que iba de un lugar a otro ordenando obispos y poniendo en orden iglesias enteras, no poda haber escrito un Evangelio bajo la direccin del Espritu especialmente cuando ya haba tenido este propsito por largo tiempo? La historia de la iglesia provee varios ejemplos de hombres que

    6 Vase F. Godet, Commentaire sur lEvangile de Saint Jean, Pars, 1881, vol. I, pp. 354356.

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    continuaron en un ministerio activo con responsabilidades serias hasta despus de los noventa aos.

    Sin embargo, el punto de vista contrarioes decir, el que considera que Juan escribi primero el Evangelio, o sea, antes del destierro en Patmos, que luego siguieron las Epstolas; y que el Apocalipsis vino en ltimo lugarcontina ejerciendo su atraccin (cf. Lenski, Interpretation of St. Johns Gospel, p. 20), quiz porque ste parecera ser el orden natural y lgico. El problema no se puede resolver definitivamente en ningn sentido.

    [p 34] II. Lectores y propsito Qu propsito tena el escritor al componer este Evangelio? Algunos dicen: corregir los

    otros tres.7 Pero teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho, no se puede creer esto. No existen contradicciones reales entre los Sinpticos y el cuarto Evangelio.

    Era su propsito complementar a los Sinpticos? La declaracin de Clemente de Alejandra que hemos citado ms arriba parece sugerirlo: los Evangelios se haban escrito para tratar las cuestiones externas; ahora haba que mostrar el fondo espiritual. Eusebio tambin defiende este criterio, aunque en un sentido ligeramente distinto: Juan relata el Primer Ministerio en Judea, que los otros no describen.

    Esta teora presupone que el apstol haba ledo los Sinpticos, o que al menos estaba familiarizado con su contenido, lo cual es, probablemente, cierto. As se puede explicar por qu se omite aqu una parte tan grande del material que hallamos en los otros tres Evangelios. En l no encontramos la historia de la infancia de Jess, ni su genealoga, ni un informe extenso de la predicacin de Juan el Bautista, ni el relato de las tentaciones de Cristo en el desierto, ni el Sermn del Monte, ni la historia de la duda de Juan el Bautista, ni las parbolas, ni el discurso con la comisin a los doce o a los setenta, ni narraciones de expulsin de demonios o curacin de leprosos, ni el Ministerio de Retiro8 (abril-octubre del ao 29), que segn los Sinpticos inclua acontecimientos tales como la curacin de la hija de la mujer sirofenicia, la curacin del tartamudo sordo y del ciego que vea a los hombres andar como rboles, el milagro por el cual les dio de comer a cuatro mil, la confesin de Pedro, la transfiguracin, y la curacin del muchacho epilptico; adems, no tenemos aqu ni discurso escatolgico, ni sermn de recriminacin a los lderes religiosos, ni relato de la institucin de la Cena del Seor.

    Hay, tambin, algunos pasajes determinados del cuarto Evangelio que, segn muchos intrpretes, parecen indicar que Juan presupona que sus lectores haban ledo los Sinpticos. En este sentido son dignos de mencin los siguientes:

    3:24: Porque Juan no haba sido an encarcelado. El escritor no da la historia del encarcelamiento del Bautista, pero se la puede hallar en Marcos 6.

    11:2: Y Mara, cuyo hermano Lzaro estaba enfermo, fue la que ungi al Seor con perfume, y le enjug los pies con sus cabellos. [p 35] En el cuarto Evangelio esta historia del ungimiento se halla en el captulo siguiente. Escribe aqu (11:2) el evangelista dando por descontado que sus lectores ya han ledo el relato de Marcos 14:39?

    18:13: Y le llevaron primeramente a Ans. Aqu parece como si Juan hubiera querido decir: Naturalmente ya sabis que Jess fue juzgado ante Caifs, pues lo habis ledo en Mateo o Marcos, pero primero lo llevaron a Ans, cosa que los otros no han relatado.

    Estamos conscientes de que estos hechos no constituyen una demostracin definitiva de la teora que afirma que Juan haba ledo los Sinpticos y que presupona que sus lectores

    7 As, por ejemplo, F. Torm, ZNTW 30(1931) 130. 8 Excepcin: un versculo (7:1).

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    tambin los haban ledo, pero, considerndolo todo en conjunto, esto parece ser lo ms probable.9

    Sin embargo, en vista de la propia declaracin de Juan en cuanto al propsito de su Evangelio (20:30, 31), hemos de considerar que el complementar a los Sinpticos