VETERINARIA Pancreatitis en Perros y Gatos II

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PANCREATITIS EN PERROS Y GATOS: Parte II Publicado el 9 septiembre, 2010 por M. Emparanza Diagnóstico, tratamiento y pronóstico de pancreatitis en perros y gatos. DIAGNÓSTICO Actualmente no existen test específicos para diagnosticar la pancreatitis en perros y gatos. El diagnóstico se basa en los signos clínicos, hallazgos clínicopatológicos y exámenes de imágenes. El diagnóstico definitivo se obtiene a través de una biopsia de páncreas, para distinguir así una inflamación de neoplasia. Signos, historia clínica y examen físico: Perros: la mayoría de los perros afectados son de edad mediana a viejos (mayores de 5 años). Los animales con sobrepeso parecen ser los de mayor riesgo. Los Schnauzer miniatura, Yorkshire, Silky Terriers, Poodle miniatura y razas no deportivos podrían tener mayor riesgo de presentar pancreatitis. Endocrinopatías como hipotiroidismo, diabetes mellitus (DM) e hiperadrenocorticismo son otro de los factores de riesgo. La historia puede indicar un episodio de indiscreción alimentaria o administración de drogas. Generalmente los perros con PA se presentan con signos clínicos de depresión, anorexia y vómitos (con o sin sangre). También se puede presentar diarrea con o sin sangre. Cuando el cuadro es severo puede estar asociado a shock (taquicardia, aumento del tiempo de llene capilar, membranas mucosas pálidas, hipotermia) y colapso, mientras que en otros casos menos dramáticos los signos pueden durar varias semanas. En la palpación abdominal se percibe dolor abdominal y algunas veces se puede sentir una masa abdominal craneal y ascitis moderada. La mayoría de los pacientes se presentan con deshidratación y en estado febril leve a moderado. Algunas complicaciones sistémicas de la pancreatitis que pueden percibirse en un examen físico incluyen ictericia, distres respiratorio, hemorragias y arritmias

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PANCREATITIS EN PERROS Y GATOS: Parte IIPublicado el 9 septiembre, 2010 por M. Emparanza

Diagnóstico, tratamiento y pronóstico de pancreatitis en perros y

gatos.

DIAGNÓSTICO

Actualmente no existen test específicos para diagnosticar la

pancreatitis en perros y gatos. El diagnóstico se basa en los signos

clínicos, hallazgos clínicopatológicos y exámenes de imágenes. El

diagnóstico definitivo se obtiene a través de una biopsia de páncreas,

para distinguir así una inflamación de neoplasia.

Signos, historia clínica y examen físico:

Perros: la mayoría de los perros afectados son de edad mediana a

viejos (mayores de 5 años). Los animales con sobrepeso parecen

ser los de mayor riesgo. Los Schnauzer miniatura, Yorkshire, Silky

Terriers, Poodle miniatura y razas no deportivos podrían tener

mayor riesgo de presentar pancreatitis. Endocrinopatías como

hipotiroidismo, diabetes mellitus (DM) e hiperadrenocorticismo

son otro de los factores de riesgo. La historia puede indicar un

episodio de indiscreción alimentaria o administración de drogas.

Generalmente los perros con PA se presentan con signos clínicos

de depresión, anorexia y vómitos (con o sin sangre). También se

puede presentar diarrea con o sin sangre. Cuando el cuadro es

severo puede estar asociado a shock (taquicardia, aumento del

tiempo de llene capilar, membranas mucosas pálidas,  hipotermia)

y colapso, mientras que en otros casos menos dramáticos los

signos pueden durar varias semanas. En la palpación abdominal

se percibe dolor abdominal y algunas veces se puede sentir una

masa abdominal craneal y ascitis moderada. La mayoría de los

pacientes se presentan con deshidratación y en estado febril  leve

a moderado. Algunas complicaciones sistémicas de la pancreatitis

que pueden percibirse en un examen físico incluyen ictericia,

distres respiratorio, hemorragias y arritmias cardiacas. Al igual

que en humanos y en gatos, se han reportado signos neurológicos

como desorientación en casos severos (encefalopatía pancreática).

El diferencial más común de la PA generalmente está centrado en

las patologías que producen vómito y dolor abdominal. En el perro

que vomita lo primero es diferenciar si es autolimitante o no,

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mediante los hallazgos físicos y la base de datos. Cuando el

vómito se asocia a una enfermedad sistémica o si es persistente,

se deben diferenciar causas metabólicas, polisistémicas,

infecciosas, toxicas y neurológicas de causas intraabdominales. Es

importante recordar que el dolor abdominal puede venir de

cualquier estructura intraabdominal, además, desordenes

musculo esqueléticos como discoespondilitis y prolapso de disco

pueden ser difícil de distinguir del dolor abdominal. La PA y sus

complicaciones (infecciones, seudoquistes o abscesos) también

deben ser considerados en el diagnóstico diferencial de ictericia y

fiebre.

Gatos: se ha visto que la PA afecta a gatos de 4 semanas a 18 años

de edad. El hallazgo clínico más común en los gatos es letargia,

anorexia y pérdida de peso, también deshidratación e hipotermia.

Vómito, diarrea, constipación, ictericia, ascitis, ataxia y disnea

pueden aparecer algunas veces. El vómito y el dolor abdominal no

son signos que se destaquen. La pancreatitis crónica moderada

puede ser subclínica o causar anorexia y pérdida de peso. Al igual

que en humanos y en perros, se han reportado signos

neurológicos como desorientación en casos de pancreatitis severa

(encefalopatía pancreática). A veces, en algunos gatos que

presentan tanto pancreatitis como DM podemos ver polidipsia y

poliuria. Cuando se presentan vómitos se deben descartar causas

infecciosas, parasitarias, metabólicas o intestinales. Si un gato se

presenta con ictericia, lo primero que hay que descartar son las

causas prehepáticas y luego las hepáticas o poshépaticas.

Hallazgos clínicopatológicos

Hematología

Perros: los hallazgos hematológicos son altamente variables, van

desde neutropenia moderada y aumentos leves del hematocrito a

una marcada leucocitosis con desviación a la izquierda,

trombocitopenia, anemia y leucopenia o desviación a la izquierda

degenerativa.  Si se detecta trombocitopenia, se deben realizar

pruebas de coagulación para determinar si el paciente presenta

coagulación intravascular diseminada (CID). Si es posible se

puede medir la antitrombina III para el diagnostico temprano de

CID.

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Gatos: los hallazgos más comunes en gatos son anemia moderada

no regenerativa y leucocitosis generalmente sin desviación a la

izquierda o leucopenia.  La anemia generalmente se manifiesta

luego de resolver la deshidratación, antes puede verse

hemoconcentración.

Perfil bioquímico

Un perfil bioquímico de rutina puede revelar aumentos moderados

de las enzimas hepáticas. Las anormalidades electrolíticas

generalmente se ven en casos severos y son el resultado de la

deshidratación y el vómito profuso. Podemos encontrar también

azotemia como producto de la deshidratación o puede ser un

indicador de falla renal aguda secundaria. También puede estar

presente una hipoalbuminemia. En casos severos se puede ver

hipocalcemia como resultado de la hipoalbuminemia o causada por la

formación de sales de calcio y ácidos grasos en áreas de necrosis,

estos depósitos por lo general se ven en las necropsias en el área

peripancreática.

Urianálisis

El urianálisis generalmente revela una densidad aumentada debido a

la deshidratación. Sin embargo, en casos severos, cuando se llega a

una falla renal, la gravedad especifica de la orina puede bajar. El

urianálisis nos permite caracterizar la azotemia como renal o

prerenal. Algunos perros con PA pueden presentar proteinuria

transitoria, posiblemente como una consecuencia del daño

glomerular mediado por las enzimas pancreáticas. La ausencia de

cilindros leucocitarios o bacterias ayudan a descartar la pielonefritis

como causa del dolor abdominal. La presencia de glucosuria o

cetonuria puede apuntar a la presencia de DM.

Enzimas especificas de páncreas

Lipasa y amilasa: clásicamente, se ha utilizado la elevación de la

actividad sérica de la lipasa y amilasa como indicadores de

inflamación pancreática en perros, pero no son ni muy sensibles

ni especificas, ya que tanto la amilasa como la lipasa están

presentes en otros órganos y su actividad sérica puede verse

aumentada por desordenes no pancreáticos. La amilasa puede

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verse aumentada en casos de falla renal. En el caso de la lipasa,

ésta puede verse aumentada por falla renal, glomeruloesclerosis o

glomerulonefritis; desordenes hepáticos como necrosis hepática,

degeneración de la grasa hepática, carcinoma hepatocelular,

carcinoma de los ductos biliares; linfosarcoma u otras

enfermedades como hemangiosarcoma de corazón,

adenocarcinoma de intestino delgado o amiloidosis. También la

administración de prednisona o dexametasona se ha asociado a

aumentos en la lipasa sérica, no así con la amilasa, la cual

disminuye luego del uso de estos glucocorticoides. Además,

perros con pancreatitis confirmada pueden tener una actividad de

amilasa y lipasa normal. Esto puede deberse al agotamiento de las

enzimas, trombosis de los vasos pancreáticos, presencia de

inhibidores, alteraciones en su  actividad y quizás a un aumento

en su clearance. En gatos, se debe aclarar que la medición de la

actividad de la amilasa y lipasa no tienen utilidad en el

diagnóstico de pancreatitis. La lipasa en el perro es un marcador

de pancreatitis más confiable que la amilasa. La medición de estas

enzimas son ayudas diagnósticas sólo en perros y  no brindan un

diagnóstico definitivo. Elevaciones sobre 3 a 4 veces el valor de

referencia de la lipasa y amilasa pueden considerarse sugerentes

de pancreatitis.

Test de tripsina inmunoreaciva (TLI): este ensayo mide la

cantidad de tripsinogeno y tripsina presente en el espacio

vascular. En animales con inflamación pancreática puede verse

aumentada la liberación de tripsinogeno al espacio vascular, así

como también la tripsina activada, donde se une a los inhibidores

proteasas plasmáticos. Aumentos significativos de TLI séricos

(mayor a 50 µg/l en perros y mayor a 100 µg/l en gato) son

altamente específicos de pancreatitis. La limitación de esta

prueba es su baja sensibilidad (30 a 60%) probablemente por la

corta vida media de las enzimas. Es importante agregar que aun

no se declara completamente la utilidad de la TLI en el

diagnóstico de la PA en perros. Esta prueba también se ha

desarrollado en gatos, gatos con Insuficiencia Pancreática

Exocrina (IPE) o pancreatitis tienen valores anormales de TLI.

Patologías no pancreáticas como renales y posiblemente

corticoides pueden aumentar la TLI circulante tanto en perros

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como en gatos. Actualmente se dice que la prueba de TLI es útil

en la diferenciación de IPE de patologías de intestino delgado, no

así en la detección de pancreatitis. Esto no es sorprendente,

debido a que la pancreatitis es una enfermedad muy dinámica,

que puede influir en la síntesis, secreción, eliminación y actividad

de muchas enzimas marcadoras circulantes. La especificidad de

tejido del TLI la hace una alternativa más atractiva que el test de

amilasa y lipasa en perros, y sería el único útil en gatos.

Lipasa Pancreática Inmunoreactiva: este inmunoensayo,

recientemente desarrollado y validado, permite, a diferencia de

las otras mediciones de lipasa, medir la lipasa producida de forma

específica por el páncreas. Se ha visto que su sensibilidad y

especificidad es mayor al 80%. La PLI canina (cPLI) incluso sería

diagnóstica en perros con falla renal, ya que en estos casos

aumenta, pero fuera de los rangos diagnósticos de pancreatitis La

administración oral de corticoides tampoco altera su resultado. En

gatos también es una prueba más sensible y en un estudio se vio

que es diagnóstica por más tiempo que la TLI. Ésta, por lo tanto,

es la prueba más específica y sensible para diagnosticar

pancreatitis, lamentablemente no es de fácil acceso, ya que sólo

se realiza en un hospital veterinario en Texas.

Radiografía

Los signos radiográficos de pancreatitis aguda en perros y gatos

incluyen perdida del detalle seroso, aumento de la opacidad en el

cuadrante abdominal craneal derecho, desplazamiento del duodeno a

ventral y/o a la derecha, aumento del ángulo entre el antro pilórico y

duodeno proximal, ileo y dilatación duodenal y desplazamiento

caudal del intestino grueso. Ocasionalmente pueden identificarse

puntos de calcificación en perros con pancreatitis crónicas, esto

indica saponificación de la grasa mesentérica que rodea el páncreas.

Sin embargo, muchas veces estos signos están ausentes, además no

son específicos. Se pueden realizar radiografías torácicas para

detectar fluidos pleurales, edema o neumonía, las que pueden estar

asociadas con pancreatitis en gatos y perros.  La radiografía no sirve

para descartar ni para diagnosticar una pancreatitis, si no que es de

utilidad como una ayuda diagnostica y para descartar otras

patologías como cuerpos extraños gastrointestinales u obstrucción

intestinal.

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Ultrasonografía

El uso de la ecografía en la detección de lesiones pancreáticas es

quizás uno de los avances más significativos en el diagnostico de la

PA en perros y gatos. La sensibilidad de este método es de 68% en

perros. Los signos ecográficos pancreáticos incluyen

hipoecogenicidad, aumento de tamaño (mayor a 2 cm en un plano

longitudinal o transverso) y visualizaciones de masas pancreáticas.

Un aumento de tamaño del páncreas por sí solo no es suficiente para

realizar un diagnóstico de pancreatitis, ya que esto se ha observado

también en casos de edema pancreático. Otros signos ecográficos

son lesiones cavitarias (abscesos o seudoquistes pancreáticos),

hiperecogenicidad de la grasa peripancreática y del mesenterio,

dilatación del ducto pancreático, dilatación, hipomotilidad y

apariencia corrugada del duodeno, dilatación de la vesícula biliar y

fluido peritoneal o peripancreático. La hiperecogenicidad

peripancreática es el signo ecográfico más especifico en perros y

gatos. Hay que tener siempre en cuenta que una ecografía normal no

descarta la presencia de pancreatitis, sobre todo en gatos. También

hay que considerar los diagnósticos diferenciales como neoplasia

pancreática, edema pancreático (asociado con hipoproteinemia o

hipertensión portal) y aumento de estructuras peripancreáticas, que

pueden dar una apariencia ecográfica similar a la pancreatitis. La

aspiración con aguja fina de lesiones cavitarias puede ser de utilidad

para distinguir abscesos de seudoquistes. Un dato que puede ser de

importancia es la presencia de dolor localizado en el abdomen

craneal derecho durante el examen. En una pancreatitis crónica se

puede ver una disminución en el tamaño pancreático, ecogenicidad

mixta del parénquima pancreático, ecotextura nodular,

mineralización y un ensanchamiento irregular de los ductos

pancreáticos. La precisión de la ecografía en definir pancreatitis

crónica es desconocida.

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Paracentesis abdominal

El examen del fluido peritoneal nos permite detectar causas de dolor

abdominal agudo como podría ser una pancreatitis, perforación

gastrointestinal o ruptura del ducto biliar. La acumulación del fluido

en el abdomen o en la cavidad pleural se ha visto varias veces en

gatos con pancreatitis aguda.

Biopsia pancreática

Tradicionalmente, la biopsia pancreática ha sido la herramienta

diagnostica definitiva para la pancreatitis. Las biopsias pueden

tomarse durante una exploración abdominal o laparoscopia. El

histopatológico de páncreas diferenciar una pancreatitis aguda no

supurativa de una crónica limfoplasmocitica, necrosis pancreática,

infecciones, seudoquistes, abscesos, neoplasias u pancreatitis

secundarias a otros procesos inflamatorios como enfermedad

inflamatoria intestinal u obstrucción del ducto biliar.

Luego de realizar el diagnóstico de pancreatitis hay que determinar

la severidad de la enfermedad para poder estimar un pronóstico y

definir la terapia a seguir.Estatificar la pancreatitis puede ser de

utilidad en la decisión de cuan agresivo debe ser el tratamiento y dar

un pronóstico a los propietario, para esto se pueden usar criterios

clínicos y clinicopatologicos. La presencia de shock o anormalidades

como oliguria, azotemia, ictericia, niveles altos de transaminasas,

hipocalcemia, hipoglucemia, hipoproteinemia, acidosis, leucocitosis,

anemia, trombocitopenia y CID deben ser considerados como

indicadores de pancreatitis severa en perros y gatos. La medición de

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los mediadores de la inflamación como el FNT, la proteína C reactiva

y la IL6, pueden también brindar información de la severidad. Los

indicadores que pueden ser potencialmente útiles en el pronóstico de

la pancreatitis incluyen el test de péptido activador de tripsinogeno

(PAT), complejo inhibidor de tripsina y fosfolipasa A2.  El PAT ha

demostrado ser preciso en la predicción de severidad de pancreatitis

en humanos. Este péptido se libera cuando el tripsinogeno es

convertido a su forma activa y se acumula en el plasma y orina de los

perros y gatos con PA experimental. La fosfolipasa A2 se eleva en

perros con pancreatitis severa, pero se necesita su validación para su

aplicación clínica.

TRATAMIENTO

El tratamiento médico está basado en mantener o restaurar la

adecuada perfusión tisular, limitar la traslocación bacteriana e

inhibir los mediadores de la inflamación y las enzimas pancreáticas.

El tratamiento quirúrgico consiste principalmente en restaurar el

flujo biliar, remover el tejido pancreático necrótico o reparar

secuelas como seudoquistes.

Manejo inicial

El manejo inicial de la PA se hace luego del diagnostico. Cuando se

tiene deshidratación e hipovolemia se debe instaurar fluidoterapia

endovenosa como Ringer Lactato o NaCl 0.9%. Si es necesario se

debe suplementar con glucosa y potasio. El tipo de fluidos a

administrar depende de la medición de electrolitos y pH, para así

restaurar los niveles de electrolitos y balance acido-base adecuados.

Perros que se presentan con historia de vómitos y deshidratación

moderada se les administra generalmente cristaloides como Ringer,

supliendo las pérdidas en 24 hrs. Perros con signos de shock,

requieren un soporte más agresivo. El déficit de volumen se puede

remplazar con cristaloides en una dosis inicial de 60 a 90 ml/kg/hrs,

luego se regula para mantener la perfusión tisular y la hidratación.

Siempre se debe ir evaluando si la velocidad de administración es la

adecuada. En el caso de hipoproteinemia o shock se puede indicar la

administración de plasma (20 ml/kg intravenoso) o coloides

(Hetastarch, 10 a20 ml/kg/día intravenosa). Coloides como Dextran

70 y Hetastarch pueden tener efectos antitrombóticos, los que

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ayudarían a mantener la microcirculación. La administración de

heparina (70 a 140UI/kg tres veces al día) puede ser útil en la mejora

del CID, promoviendotambién la adecuada microcirculación del

páncreas. Una combinación de salino hipertónico y Dextran 70

muestra ser efectivo en la mantención de la función cardiaca sin una

administración masiva de fluidos, evitando así la hipertensión

pulmonar y edema que pueden surgir de una fluidoterapia con

Ringer Lactato solo. Se pueden realizar transfusiones con plasma o

sangre entera para reponer las α-macroglobulinas y la concentración

de albuminas plasmáticas en pacientes con enfermedad severa. La

albumina es probablemente benéfica en casos de pancreatitis debido

a sus propiedades oncoticas, que no solo ayudan a mantener el

volumen sanguíneo y prevenir la isquemia pancreática, sino que

también limita la formación de edema pancreático. Las

anormalidades en la coagulación se deben identificar y tratar con

vitamina K parenteral.

Se pueden administrar corticoides sólo en animales con shok

asociado a pancreatitis fulminante,estos deben ser administrados por

un corto periodo de tiempo y junto con fluidos. Periodos largos de

administración pueden perjudicar la remoción del complejo

proteasa/α-macroglobulina desde el plasma por el sistema

monocito/macrófago, teniendo efectos sistémicos.

En gatos se debe diferenciar la hiperglucemia por stress de la DM,

se debe administrar insulina en pacientes diabéticos.

Cuando el vómito es el problema, se debe restringir la ingesta oral y

dar antieméticos  (metoclopramida o clorpromazina) y se debe

disminuir la acidez gástrica con antagonistas H2 (famotidina a 0.5

mg/kg intravenosa 2 veces al día). En pacientes con vómito

persistente existe un riesgo de presentar esofagitis, por lo tanto la

administración de antagonistas H2 es importante para el manejo

tanto de la erosión gástrica como esofageal.  La clorpromazina es

una excelente droga antiemética que además provee sedación. El

Ondansetron  es un potente antiemético que puede ser útil en el

control del vómito severo y frecuente en perros y gatos cuando se

considera que la clorpromazina o metoclopramida no son

suficientemente efectivas. La dosis del Ondansetron es de 0.1 mg/kg

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endovenosos lento 2 a 3 veces al día. A diferencia de lo visto en

humanos, en perros y gatos con pancreatitis rara vez tienen

complicaciones infecciosas y la terapia con antibióticos parece tener

pocos beneficios. Sin embargo, para casos en que haya evidencia de

pancreatitis infecciosa se puede administrar sulfa más trimetropin y

enrofloxacino, ya que tienen buena penetración en el páncreas.

Dependiendo de la severidad en pacientes con shock, fiebre, DM o

con evidencia de ruptura de la barrera gastrointestinal, se puede

administrar de forma profiláctica antibióticos de amplio espectro

como amoxicilina con o sin enrofloxacino.

En los pacientes con pancreatitis es muy importante la analgesia,

incluso si el dolor no es evidente. La analgesia se puede proveer

administrando opiodes inyectables como buprenorfina (0.0046 a

0.009 mg/kg subcutáneo cada 6 a 12 horas), oximorfina (0.046 a 0.1

mg/kg en gatos, 0.1 a 0.2 mg/kg en perros intramuscular o

subcutánea cada 1 a 3 horas) o morfina (0.1 a 0.4 mg/kg en gatos

subcutáneo o intramuscular, 0.4 a 1 mg/kg en perros subcutáneo o

intramuscular cada 6 horas). Puede ser necesario administrar una

baja dosis de sedación con acepromazina (0.01 mg/kg intramuscular)

a pacientes con reacciones adversas a los opioides. Se debe tener

claro que la buprenorfina es un agonista parcial y puede antagonizar

la administración de muchos analgésicos potentes. Se puede utilizar

también parches de fentanilo para proveer analgesia de larga

duración en perros (2 a 14 kg, 25 μg/hr parche; 15-30 kg lb, 50 μg/hr

parche; 30 a 55 kg, 75 μg/hr; cada 72 horas) y gatos (25 μg/hr

parche cada 118 horas). El fentanilo se demora entre 6 a 48 hrs en

tener efecto, por lo tanto se debe aplicar otro analgésico en este

periodo (morfina y oximorfina). En gatos los niveles efectivos de

fentanilo se alcanzan entre 6 a 12 horas y en algunos individuos

entre 3 a 4 horas. Se debe monitorizar la evolución del dolor, hay

pacientes que requieren analgesia más agresiva que otros. Los

analgésicos no esteroidales no se usan en pacientes con PA, debido 

a la posibilidad de ulceras GI, falla renal y potencial hepatotoxicidad.

Es necesario enfatizar que cada paciente debe ser tratado de forma

individual, ajustando los protocolos a sus necesidades. Es muy

importante realizar un cuidadoso monitoreo de signos de dolor en

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estos pacientes, ya que algunos requieren analgesia más agresiva

que otros.

Manejo dietético

Es difícil hacer recomendaciones precisas de manejo dietético ya que

no existen estudios controlados sobre esto. En estudios recientes se

ha visto que los pacientes con pancreatitis toleran bien tanto la

nutrición enteral como la parenteral, también existe evidencia de

que la alimentación enteral es mejor que la parenteral. La ingesta

oral probablemente debería restringirse slóo en los pacientes que

presentan vomito que no cesa, y ésta restricción debe ser tan corta

como sea posible.

Perros: en perros con sospecha de PA se debe suspender la

ingesta oral por 48 horas y luego ir gradualmente reintroduciendo

según tolerancia. El motivo del ayuno, aun sin vomito, es el dar

descanso al páncreas disminuyendo su estimulación. Debido a que

las grasas y los aminoácidos son estimuladores potentes de la

secreción pancreática, se deben evitar dando una dieta alta en

carbohidratos y luego ir aumentando las grasas y las proteínas

durante la recuperación (la primera y segunda semana).

Continuar con la restricción de grasas usualmente se recomienda

para perros en los cuales (según su historia clínica) la pancreatitis

estuvo asociada a dietas altas en grasas, hiperlipidemia y

sobrenutrición. El contenido proteico de la dieta también es

importante debido a que una dieta suplementada con etionia y

deficiente en colina o una dieta con proteína restringida y alta en

grasa pueden desarrollar pancreatitis. Otra posibilidad de no

estimular el páncreas es administrar nutrición parenteral o vía

yeyunostomia, pero estas opciones por lo general se reservan a

perros con vómito persistente o pancreatitis severas. Recientes

estudios en humanos indican que la PA se exacerbaría con la

administración temparana de nutrición parenteral total (antes de

5 días) y la nutrición enteral administrada por un tubo

nasoyeyunal podría atenuar la respuesta inflamatoria sistémica y

posiblemente disminuir las complicaciones. La alimentación

yeyunal debe ser liquida y se pueden usar las dietas de fórmula

para trastornos gastrointestinales. Es importante no dar comida

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de gato a los perros, ya que éstas presentan un mayor contenido

en grasa.

Gatos: en contraste con los perros, en los cuales predomina el

vómito y el dolor abdominal, la pancreatitis en los gatos, se asocia

mas a anorexia y pérdida de peso. El ayuno prolongado (más de

tres días) para evitar la estimulación pancreática puede solo

contribuir a la malnutrición. Los clínicos tienen el dilema de

proveer nutrición para revertir la malnutrición y la lipidosis

hepática o ayuno para no estimular el páncreas. La aplicación de

un tubo por gastrostomía o esofagostomia puede evitar la

anorexia cuando no hay vómito. Ahora se sugiere que debe darse

una dieta que limite la estimulación pancreática y provea los

nutrientes adecuados. Sin embargo, esto puede ser difícil de

lograr debido a que los gatos están adaptados fisiológicamente a

dietas con altos contenidos de grasa y proteína, y la mayoría de

los alimentos balanceados para gatos contienen entre 30% y 60%

de grasa en base energética. Simpson (2003) relata que ha tenido

éxito con dietas comerciales de mantención o intestinales

administradas por un tubo vía gastrostomía. Los gatos toleran

bien la alimentación nasogastrica, sin tanta exacerbación de los

signos clínicos. En lo posible se deben evitar las dietas de fórmula

para alteraciones renales por su alto contenido en  grasas. En

individuos que no toleren la dieta nasogastrica se puede dar

parenteral o vía yeyunostomia.

Intervención quirúrgica

La cirugía se puede indicar para remover tejido desvitalizado en

pacientes con necrosis pancreática y para investigar y reparar una

obstrucción biliar persistente. Otra indicación es remover o drenar

abscesos. La resección y drenaje de seudoquistes no siempre es

necesaria, ya que estos pueden resolverse espontáneamente o con un

drenaje percutáneo. La pancreatitis que es recurrente o que no

responde al tratamiento puede requerir también cirugía para

confirmar un diagnostico y excluir cáncer pancreático. Muchas veces

es necesaria la cirugía para confirmar pancreatitis en gatos. La

mayor aplicación de la ecografía y la medición del TLI reducen la

dependencia de la cirugía en gatos, donde se puede apreciar

anormalidades en estos parámetros.

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Monitoreo del paciente

El paciente con pancreatitis debe ser monitorizado cuidadosamente

para poder identificar de forma temprana shock u otra anormalidad

sistémica. El monitoreo mínimo para pacientes estables es

evaluación de los signos vitales y balance de fluidos y electrolitos. En

aquellos con anormalidades sistémicas, el monitoreo debe ser más

agresivo incluyendo signos vitales, peso, hematocrito, concentración

de proteína total, balance de fluidos, presión sanguínea (venosa

central y arterial), niveles electrolíticos y de glucosa, estatus acido-

base, plaquetas y estado de coagulación. También se debe

monitorear los niveles de urea y creatinina para evaluar un posible

compromiso renal. El monitoreo de amilasa, lipasa o TLI de forma

intermitente puede ayudar a ver la resolución o progresión de la

pancreatitis. Como monitoreo también es posible realizar ecografías

abdominales para poder detectar consecuencias de una PA como

abscesos, seudoquistes u obstrucciones biliares.

PRONOSTICO

La pancreatitis es impredecible y varía mucho en cuanto a su

severidad, por eso es muy difícil dar un pronóstico incluso cuando se

ha establecido un diagnostico definitivo. En perros el pronóstico de

la PA moderada es bueno. La pancreatitis severa o recurrente está

asociada a un pronóstico más reservado. En gato, el pronóstico de la

PA siempre es reservado. Cuando se presenta con lipidosis hepática

o hepatitis supurativa extensa el pronóstico es pobre.

BIBLIOGRAFÍA

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