VETERINARIA Pancreatitis en Perros y Gatos II
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PANCREATITIS EN PERROS Y GATOS: Parte IIPublicado el 9 septiembre, 2010 por M. Emparanza
Diagnóstico, tratamiento y pronóstico de pancreatitis en perros y
gatos.
DIAGNÓSTICO
Actualmente no existen test específicos para diagnosticar la
pancreatitis en perros y gatos. El diagnóstico se basa en los signos
clínicos, hallazgos clínicopatológicos y exámenes de imágenes. El
diagnóstico definitivo se obtiene a través de una biopsia de páncreas,
para distinguir así una inflamación de neoplasia.
Signos, historia clínica y examen físico:
Perros: la mayoría de los perros afectados son de edad mediana a
viejos (mayores de 5 años). Los animales con sobrepeso parecen
ser los de mayor riesgo. Los Schnauzer miniatura, Yorkshire, Silky
Terriers, Poodle miniatura y razas no deportivos podrían tener
mayor riesgo de presentar pancreatitis. Endocrinopatías como
hipotiroidismo, diabetes mellitus (DM) e hiperadrenocorticismo
son otro de los factores de riesgo. La historia puede indicar un
episodio de indiscreción alimentaria o administración de drogas.
Generalmente los perros con PA se presentan con signos clínicos
de depresión, anorexia y vómitos (con o sin sangre). También se
puede presentar diarrea con o sin sangre. Cuando el cuadro es
severo puede estar asociado a shock (taquicardia, aumento del
tiempo de llene capilar, membranas mucosas pálidas, hipotermia)
y colapso, mientras que en otros casos menos dramáticos los
signos pueden durar varias semanas. En la palpación abdominal
se percibe dolor abdominal y algunas veces se puede sentir una
masa abdominal craneal y ascitis moderada. La mayoría de los
pacientes se presentan con deshidratación y en estado febril leve
a moderado. Algunas complicaciones sistémicas de la pancreatitis
que pueden percibirse en un examen físico incluyen ictericia,
distres respiratorio, hemorragias y arritmias cardiacas. Al igual
que en humanos y en gatos, se han reportado signos neurológicos
como desorientación en casos severos (encefalopatía pancreática).
El diferencial más común de la PA generalmente está centrado en
las patologías que producen vómito y dolor abdominal. En el perro
que vomita lo primero es diferenciar si es autolimitante o no,
mediante los hallazgos físicos y la base de datos. Cuando el
vómito se asocia a una enfermedad sistémica o si es persistente,
se deben diferenciar causas metabólicas, polisistémicas,
infecciosas, toxicas y neurológicas de causas intraabdominales. Es
importante recordar que el dolor abdominal puede venir de
cualquier estructura intraabdominal, además, desordenes
musculo esqueléticos como discoespondilitis y prolapso de disco
pueden ser difícil de distinguir del dolor abdominal. La PA y sus
complicaciones (infecciones, seudoquistes o abscesos) también
deben ser considerados en el diagnóstico diferencial de ictericia y
fiebre.
Gatos: se ha visto que la PA afecta a gatos de 4 semanas a 18 años
de edad. El hallazgo clínico más común en los gatos es letargia,
anorexia y pérdida de peso, también deshidratación e hipotermia.
Vómito, diarrea, constipación, ictericia, ascitis, ataxia y disnea
pueden aparecer algunas veces. El vómito y el dolor abdominal no
son signos que se destaquen. La pancreatitis crónica moderada
puede ser subclínica o causar anorexia y pérdida de peso. Al igual
que en humanos y en perros, se han reportado signos
neurológicos como desorientación en casos de pancreatitis severa
(encefalopatía pancreática). A veces, en algunos gatos que
presentan tanto pancreatitis como DM podemos ver polidipsia y
poliuria. Cuando se presentan vómitos se deben descartar causas
infecciosas, parasitarias, metabólicas o intestinales. Si un gato se
presenta con ictericia, lo primero que hay que descartar son las
causas prehepáticas y luego las hepáticas o poshépaticas.
Hallazgos clínicopatológicos
Hematología
Perros: los hallazgos hematológicos son altamente variables, van
desde neutropenia moderada y aumentos leves del hematocrito a
una marcada leucocitosis con desviación a la izquierda,
trombocitopenia, anemia y leucopenia o desviación a la izquierda
degenerativa. Si se detecta trombocitopenia, se deben realizar
pruebas de coagulación para determinar si el paciente presenta
coagulación intravascular diseminada (CID). Si es posible se
puede medir la antitrombina III para el diagnostico temprano de
CID.
Gatos: los hallazgos más comunes en gatos son anemia moderada
no regenerativa y leucocitosis generalmente sin desviación a la
izquierda o leucopenia. La anemia generalmente se manifiesta
luego de resolver la deshidratación, antes puede verse
hemoconcentración.
Perfil bioquímico
Un perfil bioquímico de rutina puede revelar aumentos moderados
de las enzimas hepáticas. Las anormalidades electrolíticas
generalmente se ven en casos severos y son el resultado de la
deshidratación y el vómito profuso. Podemos encontrar también
azotemia como producto de la deshidratación o puede ser un
indicador de falla renal aguda secundaria. También puede estar
presente una hipoalbuminemia. En casos severos se puede ver
hipocalcemia como resultado de la hipoalbuminemia o causada por la
formación de sales de calcio y ácidos grasos en áreas de necrosis,
estos depósitos por lo general se ven en las necropsias en el área
peripancreática.
Urianálisis
El urianálisis generalmente revela una densidad aumentada debido a
la deshidratación. Sin embargo, en casos severos, cuando se llega a
una falla renal, la gravedad especifica de la orina puede bajar. El
urianálisis nos permite caracterizar la azotemia como renal o
prerenal. Algunos perros con PA pueden presentar proteinuria
transitoria, posiblemente como una consecuencia del daño
glomerular mediado por las enzimas pancreáticas. La ausencia de
cilindros leucocitarios o bacterias ayudan a descartar la pielonefritis
como causa del dolor abdominal. La presencia de glucosuria o
cetonuria puede apuntar a la presencia de DM.
Enzimas especificas de páncreas
Lipasa y amilasa: clásicamente, se ha utilizado la elevación de la
actividad sérica de la lipasa y amilasa como indicadores de
inflamación pancreática en perros, pero no son ni muy sensibles
ni especificas, ya que tanto la amilasa como la lipasa están
presentes en otros órganos y su actividad sérica puede verse
aumentada por desordenes no pancreáticos. La amilasa puede
verse aumentada en casos de falla renal. En el caso de la lipasa,
ésta puede verse aumentada por falla renal, glomeruloesclerosis o
glomerulonefritis; desordenes hepáticos como necrosis hepática,
degeneración de la grasa hepática, carcinoma hepatocelular,
carcinoma de los ductos biliares; linfosarcoma u otras
enfermedades como hemangiosarcoma de corazón,
adenocarcinoma de intestino delgado o amiloidosis. También la
administración de prednisona o dexametasona se ha asociado a
aumentos en la lipasa sérica, no así con la amilasa, la cual
disminuye luego del uso de estos glucocorticoides. Además,
perros con pancreatitis confirmada pueden tener una actividad de
amilasa y lipasa normal. Esto puede deberse al agotamiento de las
enzimas, trombosis de los vasos pancreáticos, presencia de
inhibidores, alteraciones en su actividad y quizás a un aumento
en su clearance. En gatos, se debe aclarar que la medición de la
actividad de la amilasa y lipasa no tienen utilidad en el
diagnóstico de pancreatitis. La lipasa en el perro es un marcador
de pancreatitis más confiable que la amilasa. La medición de estas
enzimas son ayudas diagnósticas sólo en perros y no brindan un
diagnóstico definitivo. Elevaciones sobre 3 a 4 veces el valor de
referencia de la lipasa y amilasa pueden considerarse sugerentes
de pancreatitis.
Test de tripsina inmunoreaciva (TLI): este ensayo mide la
cantidad de tripsinogeno y tripsina presente en el espacio
vascular. En animales con inflamación pancreática puede verse
aumentada la liberación de tripsinogeno al espacio vascular, así
como también la tripsina activada, donde se une a los inhibidores
proteasas plasmáticos. Aumentos significativos de TLI séricos
(mayor a 50 µg/l en perros y mayor a 100 µg/l en gato) son
altamente específicos de pancreatitis. La limitación de esta
prueba es su baja sensibilidad (30 a 60%) probablemente por la
corta vida media de las enzimas. Es importante agregar que aun
no se declara completamente la utilidad de la TLI en el
diagnóstico de la PA en perros. Esta prueba también se ha
desarrollado en gatos, gatos con Insuficiencia Pancreática
Exocrina (IPE) o pancreatitis tienen valores anormales de TLI.
Patologías no pancreáticas como renales y posiblemente
corticoides pueden aumentar la TLI circulante tanto en perros
como en gatos. Actualmente se dice que la prueba de TLI es útil
en la diferenciación de IPE de patologías de intestino delgado, no
así en la detección de pancreatitis. Esto no es sorprendente,
debido a que la pancreatitis es una enfermedad muy dinámica,
que puede influir en la síntesis, secreción, eliminación y actividad
de muchas enzimas marcadoras circulantes. La especificidad de
tejido del TLI la hace una alternativa más atractiva que el test de
amilasa y lipasa en perros, y sería el único útil en gatos.
Lipasa Pancreática Inmunoreactiva: este inmunoensayo,
recientemente desarrollado y validado, permite, a diferencia de
las otras mediciones de lipasa, medir la lipasa producida de forma
específica por el páncreas. Se ha visto que su sensibilidad y
especificidad es mayor al 80%. La PLI canina (cPLI) incluso sería
diagnóstica en perros con falla renal, ya que en estos casos
aumenta, pero fuera de los rangos diagnósticos de pancreatitis La
administración oral de corticoides tampoco altera su resultado. En
gatos también es una prueba más sensible y en un estudio se vio
que es diagnóstica por más tiempo que la TLI. Ésta, por lo tanto,
es la prueba más específica y sensible para diagnosticar
pancreatitis, lamentablemente no es de fácil acceso, ya que sólo
se realiza en un hospital veterinario en Texas.
Radiografía
Los signos radiográficos de pancreatitis aguda en perros y gatos
incluyen perdida del detalle seroso, aumento de la opacidad en el
cuadrante abdominal craneal derecho, desplazamiento del duodeno a
ventral y/o a la derecha, aumento del ángulo entre el antro pilórico y
duodeno proximal, ileo y dilatación duodenal y desplazamiento
caudal del intestino grueso. Ocasionalmente pueden identificarse
puntos de calcificación en perros con pancreatitis crónicas, esto
indica saponificación de la grasa mesentérica que rodea el páncreas.
Sin embargo, muchas veces estos signos están ausentes, además no
son específicos. Se pueden realizar radiografías torácicas para
detectar fluidos pleurales, edema o neumonía, las que pueden estar
asociadas con pancreatitis en gatos y perros. La radiografía no sirve
para descartar ni para diagnosticar una pancreatitis, si no que es de
utilidad como una ayuda diagnostica y para descartar otras
patologías como cuerpos extraños gastrointestinales u obstrucción
intestinal.
Ultrasonografía
El uso de la ecografía en la detección de lesiones pancreáticas es
quizás uno de los avances más significativos en el diagnostico de la
PA en perros y gatos. La sensibilidad de este método es de 68% en
perros. Los signos ecográficos pancreáticos incluyen
hipoecogenicidad, aumento de tamaño (mayor a 2 cm en un plano
longitudinal o transverso) y visualizaciones de masas pancreáticas.
Un aumento de tamaño del páncreas por sí solo no es suficiente para
realizar un diagnóstico de pancreatitis, ya que esto se ha observado
también en casos de edema pancreático. Otros signos ecográficos
son lesiones cavitarias (abscesos o seudoquistes pancreáticos),
hiperecogenicidad de la grasa peripancreática y del mesenterio,
dilatación del ducto pancreático, dilatación, hipomotilidad y
apariencia corrugada del duodeno, dilatación de la vesícula biliar y
fluido peritoneal o peripancreático. La hiperecogenicidad
peripancreática es el signo ecográfico más especifico en perros y
gatos. Hay que tener siempre en cuenta que una ecografía normal no
descarta la presencia de pancreatitis, sobre todo en gatos. También
hay que considerar los diagnósticos diferenciales como neoplasia
pancreática, edema pancreático (asociado con hipoproteinemia o
hipertensión portal) y aumento de estructuras peripancreáticas, que
pueden dar una apariencia ecográfica similar a la pancreatitis. La
aspiración con aguja fina de lesiones cavitarias puede ser de utilidad
para distinguir abscesos de seudoquistes. Un dato que puede ser de
importancia es la presencia de dolor localizado en el abdomen
craneal derecho durante el examen. En una pancreatitis crónica se
puede ver una disminución en el tamaño pancreático, ecogenicidad
mixta del parénquima pancreático, ecotextura nodular,
mineralización y un ensanchamiento irregular de los ductos
pancreáticos. La precisión de la ecografía en definir pancreatitis
crónica es desconocida.
Paracentesis abdominal
El examen del fluido peritoneal nos permite detectar causas de dolor
abdominal agudo como podría ser una pancreatitis, perforación
gastrointestinal o ruptura del ducto biliar. La acumulación del fluido
en el abdomen o en la cavidad pleural se ha visto varias veces en
gatos con pancreatitis aguda.
Biopsia pancreática
Tradicionalmente, la biopsia pancreática ha sido la herramienta
diagnostica definitiva para la pancreatitis. Las biopsias pueden
tomarse durante una exploración abdominal o laparoscopia. El
histopatológico de páncreas diferenciar una pancreatitis aguda no
supurativa de una crónica limfoplasmocitica, necrosis pancreática,
infecciones, seudoquistes, abscesos, neoplasias u pancreatitis
secundarias a otros procesos inflamatorios como enfermedad
inflamatoria intestinal u obstrucción del ducto biliar.
Luego de realizar el diagnóstico de pancreatitis hay que determinar
la severidad de la enfermedad para poder estimar un pronóstico y
definir la terapia a seguir.Estatificar la pancreatitis puede ser de
utilidad en la decisión de cuan agresivo debe ser el tratamiento y dar
un pronóstico a los propietario, para esto se pueden usar criterios
clínicos y clinicopatologicos. La presencia de shock o anormalidades
como oliguria, azotemia, ictericia, niveles altos de transaminasas,
hipocalcemia, hipoglucemia, hipoproteinemia, acidosis, leucocitosis,
anemia, trombocitopenia y CID deben ser considerados como
indicadores de pancreatitis severa en perros y gatos. La medición de
los mediadores de la inflamación como el FNT, la proteína C reactiva
y la IL6, pueden también brindar información de la severidad. Los
indicadores que pueden ser potencialmente útiles en el pronóstico de
la pancreatitis incluyen el test de péptido activador de tripsinogeno
(PAT), complejo inhibidor de tripsina y fosfolipasa A2. El PAT ha
demostrado ser preciso en la predicción de severidad de pancreatitis
en humanos. Este péptido se libera cuando el tripsinogeno es
convertido a su forma activa y se acumula en el plasma y orina de los
perros y gatos con PA experimental. La fosfolipasa A2 se eleva en
perros con pancreatitis severa, pero se necesita su validación para su
aplicación clínica.
TRATAMIENTO
El tratamiento médico está basado en mantener o restaurar la
adecuada perfusión tisular, limitar la traslocación bacteriana e
inhibir los mediadores de la inflamación y las enzimas pancreáticas.
El tratamiento quirúrgico consiste principalmente en restaurar el
flujo biliar, remover el tejido pancreático necrótico o reparar
secuelas como seudoquistes.
Manejo inicial
El manejo inicial de la PA se hace luego del diagnostico. Cuando se
tiene deshidratación e hipovolemia se debe instaurar fluidoterapia
endovenosa como Ringer Lactato o NaCl 0.9%. Si es necesario se
debe suplementar con glucosa y potasio. El tipo de fluidos a
administrar depende de la medición de electrolitos y pH, para así
restaurar los niveles de electrolitos y balance acido-base adecuados.
Perros que se presentan con historia de vómitos y deshidratación
moderada se les administra generalmente cristaloides como Ringer,
supliendo las pérdidas en 24 hrs. Perros con signos de shock,
requieren un soporte más agresivo. El déficit de volumen se puede
remplazar con cristaloides en una dosis inicial de 60 a 90 ml/kg/hrs,
luego se regula para mantener la perfusión tisular y la hidratación.
Siempre se debe ir evaluando si la velocidad de administración es la
adecuada. En el caso de hipoproteinemia o shock se puede indicar la
administración de plasma (20 ml/kg intravenoso) o coloides
(Hetastarch, 10 a20 ml/kg/día intravenosa). Coloides como Dextran
70 y Hetastarch pueden tener efectos antitrombóticos, los que
ayudarían a mantener la microcirculación. La administración de
heparina (70 a 140UI/kg tres veces al día) puede ser útil en la mejora
del CID, promoviendotambién la adecuada microcirculación del
páncreas. Una combinación de salino hipertónico y Dextran 70
muestra ser efectivo en la mantención de la función cardiaca sin una
administración masiva de fluidos, evitando así la hipertensión
pulmonar y edema que pueden surgir de una fluidoterapia con
Ringer Lactato solo. Se pueden realizar transfusiones con plasma o
sangre entera para reponer las α-macroglobulinas y la concentración
de albuminas plasmáticas en pacientes con enfermedad severa. La
albumina es probablemente benéfica en casos de pancreatitis debido
a sus propiedades oncoticas, que no solo ayudan a mantener el
volumen sanguíneo y prevenir la isquemia pancreática, sino que
también limita la formación de edema pancreático. Las
anormalidades en la coagulación se deben identificar y tratar con
vitamina K parenteral.
Se pueden administrar corticoides sólo en animales con shok
asociado a pancreatitis fulminante,estos deben ser administrados por
un corto periodo de tiempo y junto con fluidos. Periodos largos de
administración pueden perjudicar la remoción del complejo
proteasa/α-macroglobulina desde el plasma por el sistema
monocito/macrófago, teniendo efectos sistémicos.
En gatos se debe diferenciar la hiperglucemia por stress de la DM,
se debe administrar insulina en pacientes diabéticos.
Cuando el vómito es el problema, se debe restringir la ingesta oral y
dar antieméticos (metoclopramida o clorpromazina) y se debe
disminuir la acidez gástrica con antagonistas H2 (famotidina a 0.5
mg/kg intravenosa 2 veces al día). En pacientes con vómito
persistente existe un riesgo de presentar esofagitis, por lo tanto la
administración de antagonistas H2 es importante para el manejo
tanto de la erosión gástrica como esofageal. La clorpromazina es
una excelente droga antiemética que además provee sedación. El
Ondansetron es un potente antiemético que puede ser útil en el
control del vómito severo y frecuente en perros y gatos cuando se
considera que la clorpromazina o metoclopramida no son
suficientemente efectivas. La dosis del Ondansetron es de 0.1 mg/kg
endovenosos lento 2 a 3 veces al día. A diferencia de lo visto en
humanos, en perros y gatos con pancreatitis rara vez tienen
complicaciones infecciosas y la terapia con antibióticos parece tener
pocos beneficios. Sin embargo, para casos en que haya evidencia de
pancreatitis infecciosa se puede administrar sulfa más trimetropin y
enrofloxacino, ya que tienen buena penetración en el páncreas.
Dependiendo de la severidad en pacientes con shock, fiebre, DM o
con evidencia de ruptura de la barrera gastrointestinal, se puede
administrar de forma profiláctica antibióticos de amplio espectro
como amoxicilina con o sin enrofloxacino.
En los pacientes con pancreatitis es muy importante la analgesia,
incluso si el dolor no es evidente. La analgesia se puede proveer
administrando opiodes inyectables como buprenorfina (0.0046 a
0.009 mg/kg subcutáneo cada 6 a 12 horas), oximorfina (0.046 a 0.1
mg/kg en gatos, 0.1 a 0.2 mg/kg en perros intramuscular o
subcutánea cada 1 a 3 horas) o morfina (0.1 a 0.4 mg/kg en gatos
subcutáneo o intramuscular, 0.4 a 1 mg/kg en perros subcutáneo o
intramuscular cada 6 horas). Puede ser necesario administrar una
baja dosis de sedación con acepromazina (0.01 mg/kg intramuscular)
a pacientes con reacciones adversas a los opioides. Se debe tener
claro que la buprenorfina es un agonista parcial y puede antagonizar
la administración de muchos analgésicos potentes. Se puede utilizar
también parches de fentanilo para proveer analgesia de larga
duración en perros (2 a 14 kg, 25 μg/hr parche; 15-30 kg lb, 50 μg/hr
parche; 30 a 55 kg, 75 μg/hr; cada 72 horas) y gatos (25 μg/hr
parche cada 118 horas). El fentanilo se demora entre 6 a 48 hrs en
tener efecto, por lo tanto se debe aplicar otro analgésico en este
periodo (morfina y oximorfina). En gatos los niveles efectivos de
fentanilo se alcanzan entre 6 a 12 horas y en algunos individuos
entre 3 a 4 horas. Se debe monitorizar la evolución del dolor, hay
pacientes que requieren analgesia más agresiva que otros. Los
analgésicos no esteroidales no se usan en pacientes con PA, debido
a la posibilidad de ulceras GI, falla renal y potencial hepatotoxicidad.
Es necesario enfatizar que cada paciente debe ser tratado de forma
individual, ajustando los protocolos a sus necesidades. Es muy
importante realizar un cuidadoso monitoreo de signos de dolor en
estos pacientes, ya que algunos requieren analgesia más agresiva
que otros.
Manejo dietético
Es difícil hacer recomendaciones precisas de manejo dietético ya que
no existen estudios controlados sobre esto. En estudios recientes se
ha visto que los pacientes con pancreatitis toleran bien tanto la
nutrición enteral como la parenteral, también existe evidencia de
que la alimentación enteral es mejor que la parenteral. La ingesta
oral probablemente debería restringirse slóo en los pacientes que
presentan vomito que no cesa, y ésta restricción debe ser tan corta
como sea posible.
Perros: en perros con sospecha de PA se debe suspender la
ingesta oral por 48 horas y luego ir gradualmente reintroduciendo
según tolerancia. El motivo del ayuno, aun sin vomito, es el dar
descanso al páncreas disminuyendo su estimulación. Debido a que
las grasas y los aminoácidos son estimuladores potentes de la
secreción pancreática, se deben evitar dando una dieta alta en
carbohidratos y luego ir aumentando las grasas y las proteínas
durante la recuperación (la primera y segunda semana).
Continuar con la restricción de grasas usualmente se recomienda
para perros en los cuales (según su historia clínica) la pancreatitis
estuvo asociada a dietas altas en grasas, hiperlipidemia y
sobrenutrición. El contenido proteico de la dieta también es
importante debido a que una dieta suplementada con etionia y
deficiente en colina o una dieta con proteína restringida y alta en
grasa pueden desarrollar pancreatitis. Otra posibilidad de no
estimular el páncreas es administrar nutrición parenteral o vía
yeyunostomia, pero estas opciones por lo general se reservan a
perros con vómito persistente o pancreatitis severas. Recientes
estudios en humanos indican que la PA se exacerbaría con la
administración temparana de nutrición parenteral total (antes de
5 días) y la nutrición enteral administrada por un tubo
nasoyeyunal podría atenuar la respuesta inflamatoria sistémica y
posiblemente disminuir las complicaciones. La alimentación
yeyunal debe ser liquida y se pueden usar las dietas de fórmula
para trastornos gastrointestinales. Es importante no dar comida
de gato a los perros, ya que éstas presentan un mayor contenido
en grasa.
Gatos: en contraste con los perros, en los cuales predomina el
vómito y el dolor abdominal, la pancreatitis en los gatos, se asocia
mas a anorexia y pérdida de peso. El ayuno prolongado (más de
tres días) para evitar la estimulación pancreática puede solo
contribuir a la malnutrición. Los clínicos tienen el dilema de
proveer nutrición para revertir la malnutrición y la lipidosis
hepática o ayuno para no estimular el páncreas. La aplicación de
un tubo por gastrostomía o esofagostomia puede evitar la
anorexia cuando no hay vómito. Ahora se sugiere que debe darse
una dieta que limite la estimulación pancreática y provea los
nutrientes adecuados. Sin embargo, esto puede ser difícil de
lograr debido a que los gatos están adaptados fisiológicamente a
dietas con altos contenidos de grasa y proteína, y la mayoría de
los alimentos balanceados para gatos contienen entre 30% y 60%
de grasa en base energética. Simpson (2003) relata que ha tenido
éxito con dietas comerciales de mantención o intestinales
administradas por un tubo vía gastrostomía. Los gatos toleran
bien la alimentación nasogastrica, sin tanta exacerbación de los
signos clínicos. En lo posible se deben evitar las dietas de fórmula
para alteraciones renales por su alto contenido en grasas. En
individuos que no toleren la dieta nasogastrica se puede dar
parenteral o vía yeyunostomia.
Intervención quirúrgica
La cirugía se puede indicar para remover tejido desvitalizado en
pacientes con necrosis pancreática y para investigar y reparar una
obstrucción biliar persistente. Otra indicación es remover o drenar
abscesos. La resección y drenaje de seudoquistes no siempre es
necesaria, ya que estos pueden resolverse espontáneamente o con un
drenaje percutáneo. La pancreatitis que es recurrente o que no
responde al tratamiento puede requerir también cirugía para
confirmar un diagnostico y excluir cáncer pancreático. Muchas veces
es necesaria la cirugía para confirmar pancreatitis en gatos. La
mayor aplicación de la ecografía y la medición del TLI reducen la
dependencia de la cirugía en gatos, donde se puede apreciar
anormalidades en estos parámetros.
Monitoreo del paciente
El paciente con pancreatitis debe ser monitorizado cuidadosamente
para poder identificar de forma temprana shock u otra anormalidad
sistémica. El monitoreo mínimo para pacientes estables es
evaluación de los signos vitales y balance de fluidos y electrolitos. En
aquellos con anormalidades sistémicas, el monitoreo debe ser más
agresivo incluyendo signos vitales, peso, hematocrito, concentración
de proteína total, balance de fluidos, presión sanguínea (venosa
central y arterial), niveles electrolíticos y de glucosa, estatus acido-
base, plaquetas y estado de coagulación. También se debe
monitorear los niveles de urea y creatinina para evaluar un posible
compromiso renal. El monitoreo de amilasa, lipasa o TLI de forma
intermitente puede ayudar a ver la resolución o progresión de la
pancreatitis. Como monitoreo también es posible realizar ecografías
abdominales para poder detectar consecuencias de una PA como
abscesos, seudoquistes u obstrucciones biliares.
PRONOSTICO
La pancreatitis es impredecible y varía mucho en cuanto a su
severidad, por eso es muy difícil dar un pronóstico incluso cuando se
ha establecido un diagnostico definitivo. En perros el pronóstico de
la PA moderada es bueno. La pancreatitis severa o recurrente está
asociada a un pronóstico más reservado. En gato, el pronóstico de la
PA siempre es reservado. Cuando se presenta con lipidosis hepática
o hepatitis supurativa extensa el pronóstico es pobre.
BIBLIOGRAFÍA
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