Varela La Vision Del Color

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LA VISIÓN DEL COLOR Un caso de estudio acerca de las bases de la ciencia cognitiva Los colores, tan bellos y aparentes en el mundo, resultan estar preñados de una inseparable simbiosis entre mundo y organismo, que es precisamente lo que la visión enactiva del conocimiento proclama. No es sorpresa, pues, que la visión de los colores me haya ocupado como tema de investigación por muchos años, ya que resulta un ejemplo encarnado y concreto de lo que, de otra manera, puede aparecer un tanto abstracto y general. «[El color] es "el lugar donde nuestro cerebro y el universo se unen", dice [Cézanne]... No se trata entonces de colores "simulacro de los colores de la naturaleza", se trata de la dimensión de color, aquella que crea de si misma a si misma identidades, diferencias, una textura, una materialidad, un cualquier cosa»'. Esta afirmación evoca al color como una dimensión, un lugar que no existe con anterioridad a quienes se reúnen allí; se produce durante la reunión misma. Nuestro propósito en este escrito es abordar esta cuestión sobre la base de nuestro trabajo experimental comparativo acerca de la visión del color, esto es, el estudio de la visión del color en diversas especies animales. Nuestra intención no es proporcionar una visión científica actualizada de este campo, sino considerarlo como un caso de estudio que revela cuestiones fundamentales en la ciencia cognitiva. (Este texto ha sido condensado de un artículo que aparecerá en The Behavioral and Brain Sciences. Su contenido le debe mucho a un escrito de Evan Thompson, presentado al Departamento de Filosofía, Universidad de McGill, Canadá, en diciembre de 1988.) 1 M. Merleau-Ponty, L'Oeil et l'esfrit París, Gallimard, 1964, página 67. 167

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LA VISIÓN DEL COLORUn caso de estudio acerca de las bases de la ciencia cognitiva

Los colores, tan bellos y aparentes en el mundo, resultan estar preñados deuna inseparable simbiosis entre mundo y organismo, que es precisamentelo que la visión enactiva del conocimiento proclama. No es sorpresa, pues,que la visión de los colores me haya ocupado como tema de investigaciónpor muchos años, ya que resulta un ejemplo encarnado y concreto de loque, de otra manera, puede aparecer un tanto abstracto y general.

«[El color] es "el lugar donde nuestro cerebro y el universo se unen",dice [Cézanne]... No se trata entonces de colores "simulacro de loscolores de la naturaleza", se trata de la dimensión de color, aquellaque crea de si misma a si misma identidades, diferencias, unatextura, una materialidad, un cualquier cosa»'.

Esta afirmación evoca al color como una dimensión, un lugar queno existe con anterioridad a quienes se reúnen allí; se producedurante la reunión misma. Nuestro propósito en este escrito esabordar esta cuestión sobre la base de nuestro trabajo experimentalcomparativo acerca de la visión del color, esto es, el estudio de lavisión del color en diversas especies animales. Nuestra intenciónno es proporcionar una visión científica actualizada de este campo,sino considerarlo como un caso de estudio que revela cuestionesfundamentales en la ciencia cognitiva.

(Este texto ha sido condensado de un artículo que aparecerá en The Behavioral and BrainSciences. Su contenido le debe mucho a un escrito de Evan Thompson, presentado alDepartamento de Filosofía, Universidad de McGill, Canadá, en diciembre de 1988.)

1 M. Merleau-Ponty, L'Oeil et l'esfrit París, Gallimard, 1964, página 67.

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Este escrito se desarrolla en tres etapas. En la primera parte,revisamos brevemente algunos trabajos actuales sobre el estudio dela visión del color. Esta visión será luego llevada a un límite críticoen la segunda etapa, a través de lo que nos gusta denominar elargumento comparativo. Este pretende demostrar la modalidad enla cual la visión de color es una actividad inserta ecológicamente enlugar de una forma de procesamiento de información. Advertimosde inmediato al lector que no interpretamos esto de ninguna maneracomo una forma de punto de vista subjetivista en el sentido de queel color es un tipo de sensación, ni como una visión lockeana en elsentido de que el color es una forma de disposición secundaria. Elargumento comparativo, sostenemos, permite ir más allá de esasposturas clásicas. Esto se hace en la parte tercera y final, en la cualexponemos un punto de vista enactivo del color.

1. ONTOLOGI'A ACTUAL DEL COLOR

Tal como se le enseña a todo niño en edad escolar, la ciencia modernadel color debe su origen a Newton, quien afirmó que el color esuna sensación producida por las longitudes de onda que constituyenla luz2. Sin embargo, contrariamente a este punto de vista heredado,no existe una correspondencia uno a uno entre el color percibido deuna superficie y la composición espectral e intensidad de la luzreflejada desde dicha superficie. Esta independencia relativa del colorpercibido de la composición espectral ha sido extensamentedocumentada en personas en la actualidad.

Esta independencia se manifiesta de manera más clara endos fenómenos complementarios. En el primero, el color percibidopermanece relativamente estable a pesar de grandes cambios en lailuminación, fenómeno que se conoce como constancia del color.En el segundo fenómeno, la inducción del color, dos superficies quereflejan una luz de la misma composición espectral pueden percibirse

I. Newton, Optics, Nueva York, Dover, 1952 (basado en la edición de 1730), páginas124-125.

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como si tuvieran colores distintos dependiendo del entorno en elcual se los coloca3. Dados estos dos fenómenos decisivos (y unacantidad de evidencia concurrente), es simplemente fútil asimilar elcolor a la composición espectral. Tales intentos simplemente reflejaríanque uno no comprende el fenómeno en absoluto, ya que la cienciadel color actualmente se basa en la distinción misma entre color y elcontenido espectral de la luz4. De hecho, para poder establecer queun organismo tiene visión del color, uno prueba cuáles combinacionesde longitudes de onda gatillan la misma percepción del color.

¿Existe actualmente algún candidato para reemplazar a lalongitud de onda en aras de una reducción objetivista del color?Algunos han propuesto recientemente que el color debería iden-tificarse con la reflectancia espectral de la superficie5. La reflectanciase define como la proporción en cada longitud de onda entre elincidente y la luz reflejada. Por lo tanto, es una propiedadrelativamente estable, ligada a los objetos y puede especificarse sinuna referencia detallada a la microestructura de las superficies. Esto,a su vez, haría posible fenómenos tales como la constancia y lainducción. La postura neoobjetivista alega que el color es unapropiedad objetiva del mundo y que puede identificarse con lareflectancia. El color, como lo percibimos, por el contrario, seríaindeterminado con respecto al color objetivo ya que nuestrapercepción no especifica completamente las reflectancias de lassuperficies y solamente nos da "tipos de colores definidos

3 Para otros ejemplos de constancia en los humanos, ver Edwin Land, "The Retinex Theoryof Color Vision", Scientific American, t. 237, 1977, páginas 108-128 y en un contextocomparativo, D. Ingle, "The Goldfish as a Retinex Animal", Science, t. 225,1985, páginas651 a 653; V. Budnik, H. Maturana, F. Várela, "Chromatic Induction: A ComparativeStudy", 1990.

4 Para leer un excelente análisis filosófico de este tema, ver J. Westphal, Color: SamePhilosophical Problems from Wittgenstein, Oxford, Basil Blackwell, 1987, página 75.

5 Esto se explica con mayor claridad en R. Hilbert, Color and Color Perception: A Study inAnthropocentric Realism, Stanford, Center for the Study of Language and Information,1987. También en P. Churchland, "Reduction, Qualia and the Direct Inspection ofBrainstates", Journal of Philosophy, t 82, 1985, página 8-28; M. Matthen, "BiologicalFunctions and Perception Contení", ibid, t. 85, 1988, p 5-27.

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antropocéntricamente y no los colores mismos"6.

Esta última frase debe entenderse en el contexto de las actualesinvestigaciones acerca de la visión del color y—más precisamente—en el contexto de lo que se conoce como visión computacional delcolor, en la que el problema central es precisamente proponeralgoritmos explícitos y redes neurales que permitan a un dispositivobiológico o artificial determinar la reflectancia superficial con unconocimiento incompleto, esto es, solamente con el conocimientodel contenido espectral de la luz reflejada por las superficies, que estodo lo que la retina recibe7. No es necesario que entremos endetalles acerca de esta línea de trabajo. Baste decir que es un típicocaso de un problema inverso mal planteado. En esencia, estos sonlos tres elementos por considerar:

1) Baja Dimensionalidact Uno observa que las reflectancias puedendescribirse como yacientes dentro de un espacio de pocasdimensiones: solamente algunas funciones básicas son suficientespara abarcar el espacio apropiado. Asimismo, uno asume que existenmenos parámetros que describan la reflectancia que parámetrosque describan la clase de fotorreceptores que toman muestras decada punto en la imagen. Por lo tanto, la visión de colorcomputacional está restringida fundamentalmente por la bajadimensionalidad tanto de los tipos de estímulo como de receptores.Específicamente, los humanos tienen tres fotorreceptores, y lasreflectancias naturales necesitan de tres a seis funciones base8.

Computaciones Globales: La actividad local de un fotorre-ceptor en sí misma no es significativa. Lo que es relevante es

R. Hilbert, op. cit. sufra n.5, página 27.

Para una buena introducción técnica, ver L. Maloney, Computaiional Approaches to ColorConstancy, Applied Psychology Lab. Stanford University, Informe Técnico 1985-01, 1985y A. Hulbert, Color Computarían in the Visual System, A.I. Memorándum N° 814,Cambridge, MIT, 1984, y "Formal Connection berween Lightness Algorithms", Journalofthe Optical Society of America A, t. 3, 1987, páginas 1684-1693.

L. Maloney, op.cit.sufra n. 7, página 60.

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la interacción global en el largo alcance, que transforma laluminescencia en "luminosidad", un nivel de actividad máscercano a la reflectancia. Existen varios de estos "algoritmosde luminosidad" equivalentes9. Todos pueden entendersecomo una manifestación —en el sistema viviente— de lasinteracciones laterales y circuitos de reingreso que son típicostanto de la retina como del sistema visual, conducentes avalores especificados internamente en lugar de los valoressensoriales crudos.

3) Segmentación: Incluso bajo computaciones globales de bajadimensión y al nivel de las redes, las reflectancias son aúnindeterminadas. Un elemento clave que falta es la manera enque una escena se segmenta en los segmentos relevantes sobrelos cuales se realizará el cálculo de la reflectancia. Así, debenaplicarse algunas suposiciones adicionales acerca de lassuperficies (lo abrupto del cambio, distribución de valorespromedio, y así sucesivamente).

La unión de estos tres elementos permite regularizar elproblema mal planteado de recuperar la reflectancia con diversosgrados de éxito (o fracaso) y con diversos grados de verosimilitudbiológica. No pretendemos ocuparnos aquí de esos detalles.

¿Qué significa esto en términos de la actual ontología de loscolores? El objetivista diría que esta subdeterminación es preci-samente la base de sus puntos de vista, porque existen diferenciasen la reflectancia que no podemos detectar y, por lo tanto, solamentetenemos el punto de vista del ojo humano del color objetivo. Sinembargo, esto parece ignorar un punto importante que fuerarevelado por los resultados de la visión computacional del color, yque implican una circularidad intrínseca en el argumento. Paraconocer la reflectancia, debemos especificar la dimensionalidad(número de clases de receptores) y la segmentación superficial de laescena. Pero el objetivista asume que el color (reflectancia qua) esuna propiedad intrínseca que ayuda a explicar como el sistema

A. Hulbert, op. Cit. sufra, n. 7.

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visual efectivamente segmenta una escena, y por que la evoluciónprodujo un número dado de clases de receptores. En otras palabras,los tres elementos que están involucrados en el cálculo de lareflectancia son mutuamente inter-dependientes y no tienen unajerarquía de precedencia lógica.

Esto ya deja en aprietos a la ontología del color objetivista.Volveremos a esto en la última Sección. Mientras tanto, hay másy ahora me referiré a lo que llamo el argumento comparativo.

2. EL PUNTO DE VISTA COMPARATIVO

En lo que acabo de decir acerca de la visión computacional delcolor, es fácil perder de vista el fenómeno del color en un contextomás amplio. De hecho, existe una ciencia del color de más altonivel que comprende elementos de la química, física, fisiología,ecología, sicología e inteligencia artificial. Deberíamos recordarnosa nosotros mismos lo que el color es dentro de estos puntos devista de más alto nivel. La partícula existencial representa aquí loscomponentes necesarios de su fenomenología experiencia, a la cualdebemos dar precedencia.

La definición más común de color es la descripción tridi-mensional de tono, saturación y luminosidad, que, en conjunto,definen un espacio de color. Consideremos ahora al tono. Los tonospueden ser ya sea únicos o binarios. Un tono único es aquel que espuro, en el sentido de que no contiene otros componentes cro-máticos: azul, verde... Los tonos únicos pueden ser opuestos: azul yamarillo, verde y rojo. Un tono Binario, por contraste, es uno quesí contiene otros componentes cromáticos. Algunos tonos sonnecesariamente binarios, tales como el naranja, mezcla de rojo yamarillo. Los tonos binarios están siempre ubicados entre dos tintesúnicos en el espacio de color.

Esta estructura de tonos únicos/binarios es, en sí misma, unsíntoma de que algo falla en la visión objetivista del color, ya queno encontramos nada en la reflectancia que tenga esta estructura.La respuesta es obvia, es decir, que esta estructura única/binaria

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puede ser meramente una estructura de la experiencia del color,pero no del color objetivo. Pero esta respuesta coloca el peso de laprueba en el lado objetivista, ya que prima facie el color es tono,saturación y luminosidad como propiedades necesarias. Decir quese trata solamente de propiedades de la experiencia, equivale aafirmar que los colores son propiedades de los objetos, pero queel rojo, azul, amarillo o azul, no lo son. Tales problemas indicanque la reducción objetivista ha perdido de vista la dimensiónfenoménica.

Llevemos el argumento un paso más allá. Como mencionamosantes, la visión de color humana es tricromática, ya que puede serrepresentada en un espacio con tres variables independientes. Lasvariables más adecuadas son, contrariamente a lo que se cree común-mente, no las curvas de sensibilidad de los fotopigmentos de losconos retinianos, sino una combinación de ellos a los que se refierecomo canales oponentes cromáticos. Estos son bien conocidos paralos fisiólogos y los psico-físicos y, por lo general, son una lumi-nancia no-oponente (o canal acromático), un rojo menos verde (ocanal tritanóptico), y un amarillo menos azul (o canal deuteranóp-tico)10. Estos canales constituyen los ejes de lo que nos referiremoscomo un dominio cromático. Un dominio cromático debe distin-guirse de un espacio de color, ya que tiene, como sus dimensiones,el tono, la saturación y la luminosidad. Estas dimensiones especificanlo que el color es y por lo tanto, especifican los fenómenos del colora su propio nivel. Un dominio cromático, por otro lado, tienecomo sus dimensiones a los canales de color funcionalmente espe-cificados de un perceptor dado, los cuales especifican el color alnivel de su encarnación.

Podemos ahora formular claramente el argumento compa-rativo en pasos sucesivos como sigue:

10 Para una presentación del punto de vista clásico, ver L. Hurvich, Color Vision, Sunderland,Sinauer, 1981. Para una derivación teórica de los canales, ver G. Buschbaum, A. Gottschalk,"Trichromacy, Opponent Colours Coding and Optimum Information Transmission in theRetina", Proceedings ofthe Royal Society oflondon t. 220, 1983, p. 89-113.

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IT(a) Un dominio cromático determina un espacio de

color;

(b) Dado que los dominios cromáticos dicen relación con laencarnación en una clase de receptor dada, lo mismo sucede conel espacio de color.

(a) Ya resulta obvio el cómo pueden explicarse los tonos binariosy complementarios apelando a la tricromaticidad de nuestravisión de color. Podemos esperar algo similar para las otrasdimensiones del espacio del color. De hecho, la dimensión deluminosidad corresponde al eje del canal acromático, ladimensión de tono a la periferia máxima en el espacio abarcadopor los canales, y la saturación a los puntos dentro de loscontornos de los tonos. Esta correspondencia proporciona unpuente entre las propiedades fisiológicas de la visión del colory las características fenomenológicas del espacio del color. Porlo tanto, sugiere cómo nuestro dominio cromático determinael espacio del color.

(b) El estudio de la visión del color ha sido tradicionalmentemuy antropocentrista. Sin embargo, existe una crecienteconciencia en el sentido de que la visión del color esprevalente en la mayoría de los vertebrados y en muchossistemas invertebrados y que "la verdadera culminación dela evolución de la visión del color en los vertebrados

•»

probablemente se de en los animales diurnos altamenteevolucionados, los cuales posiblemente estén mejorrepresentados por aves diurnas y es dentro de estas especiesdonde deberíamos buscar una visión del color significati-vamente más compleja que la nuestra..."11 De hecho existefirme evidencia de que algunas aves diurnas, tales como lapaloma y el pato son al menos tetracromatos e incluso

" J. Bowmakerm "Color Vision and the Role of Oil Droplets", Trenas in Neuroscience, t. 3,1980, páginas 41-43.

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pentacromatos12 .También hay firme evidencia de la presenciade tetracromaticidad en peces (tales como el pez dorado y labreca japonesa)13. El sistema visual de aquellas especies diversasparece tener cuatro (quizás cinco) canales, en contraste contres en los seres humanos, lo cual conduce a dominios cro-máticos de cuatro o cinco dimensiones14.

Muchas personas, cuando escuchan esta evidencia, respondenpreguntando: "¿Bueno, dónde están los colores adicionales que untetracromato o pentacromato ve?" La pregunta es entendible peroingenua. Un tetracromato, por ejemplo, no puede ser imaginadocomo un ente que hace una distinción más fina entre, digamos, lostonos rojos y amarillos. Tal habilidad constituiría un incrementoen la resolución dentro de nuestro dominio cromático. El ser untetracromato significa que el espacio del color tiene una dimensiónenteramente nueva. ¿Que podría esto significar?

Un Gedankenexperiment posible sería imaginar qué pasacuando cambiamos tonos únicos a partir de, digamos, el colorrojo. En un sistema tricromático, dando un círculo de tonos (unadimensión menos que el espacio del color), un rojo puede sola-mente moverse hacia ser más amarillo o más violeta, a lo largo delos dos ejes de una línea. Pero en un sistema tetracromático, loslugares de los tonos se convierten en una superficie; desde un puntoidentificado con un tono puro, podemos movernos en infinitasdirecciones mientras seguimos permaneciendo dentro de lasuperficie de los tonos puros. Por ende, no hay manera de delinear

12 S. Jane, J. Bowmaker, "Tetrachromatic Color Vision in the Duck: Microspectrophotometryof Visual Pigments and Oil Droplets", Journal ofComparativePhysiologyA.T. 162, 1988,páginas 225-235; A. Palacios, S. Bloch, C. Martinoya, F. Várela, "Color Mixing ín thePigeon", Vision Research, t. 30, !990, P. 587-596.

13 F. Harosi, Y. Hasimoto, "Ultraviolet Visual Pigment in a Vertébrate: A TetrachromaticCone System in the Dace", Science, t. 222, 1983, p. 1021-1023; C. Neumeyer, DasFarbensehen des Goldfisches, Hab. Thesis, Universidad Mainz, 1986.

14 Para el caso de los peces dorados y la rortuga ver, F. Várela, A. Palacios, "Tetra-chromacy:An Analysis of Color Hyperspaces", Biological Cybernetics, presentado.

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nuestra experiencia cromática dentro de dicho dominio sin unremanente. Las diferencias entre las dimensiones cromáticas sonde la naturaleza de la inconmensurabilidad.

Ya he dicho que el espacio del color define lo que el color es.Entonces, la consecuencia de la línea comparativa de análisis esque, el color, como fenómeno, es inseparable de una variedad deencarnaciones. ¿Debemos entonces caer en una total relatividadacerca del color y tratarlo como una gw/¿zsubjetivista?15 Habiendoprocurado evitar hasta ahora el Sella del objetivismo, al parecercaemos en el Caribdis del subjetivismo. Para abordar este otroextremo debemos proceder a la segunda parte de nuestro argumentocomparativo, el cual puede expresarse de la siguiente manera:

(c) La estructura de un receptor de color dado implica ciertocamino evolutivo y nicho ecológico y es en referencia a ambosque se encarna el color.

(d) La posición subjetivista es una que se abstrae a sí misma delincrustamiento mutuo de los organismos y su entorno. Paracomprender plenamente al color, debemos comprender lasmuchas variaciones de los distintos tipos de dominios cro-máticos. Ilustremos este punto con dos ejemplos. El primero esla observación reciente de que entre los simios del nuevo mundotodos los machos son dicromatos y tres cuartos de las hembrasson tricromatos.16 Pueden invocarse varias hipótesis para explicareste polimorfismo: selección grupal (diversificación del énfasisperceptual), equilibrio ecológico (diversificación de las fuentesde alimentos). El segundo ejemplo es de la bien conocida visiónde color de las abejas, que evolucionó, respecto a la de loshumanos, una forma relativamente diferente detricromaticidad. En este caso, el dominio de color contienecanales oponentes que se extienden a la gama de los UV sin

15 Para obtener una argumentación reciente en este sentido, ver C. L. Hardin, Color forPhilosofhers, Cambridge, Hacket Publishing, 1988.

G. Jacobs, J. Neitz, M. Crognale, "Color visión Polymorphism and its Photopigment Basisin a Callitrichid Monkey", Vision Research, 127, 1987, page 2089-2100.

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sensibilidad en las longitudes de onda más largas, es decir, setrata de un dominio tricromático desplazado17.

El punto es que el subjetivismo no puede explicar estos tiposde fenómenos porque se centra en el sujeto perceptor individual, ypor ende ignora el nivel ecológico apropiado de la explicación. Losdos casos mencionados requieren que veamos al sustrato neuro-biológico y los canales de color relevantes en una especificaciónrecíproca de lo que cuenta como un nicho para el organismo, esnecesario retener que este argumento se aplica con igual fuerza a laposición de Locke, en el sentido de que el color es la reflectancia delos objetos, ya que se refiere al mundo desnudo de la física y no a ladistinción ecológicamente inserta, relevante que emerge en unahistoria evolutiva.

De este modo llegamos a la conclusión de nuestro argumentocomparativo: el color es siempre relativo a la estructura e historiade un receptor encarnado ecológicamente. Para explicar el color,debemos generalizar sobre la base de perceptores ecológicamenteinsertos. Ahora discutiremos en mayor detalle lo que queremosdecir con el término "ecológicamente inserto".

3. UNA VISIÓN ENACTIVA DEL COLOR

Resulta claro que lo que hemos llamado aquí el punto de vistaobjetivista del color calza bien con la sensibilidad del entendimientoy la percepción como una forma de procesamiento de la infor-mación: la luz golpeando la retina y dando lugar a señales que surgende un estado dado de las cosas en el mundo. Una debilidad de estaposición es que, aun si pone un gran énfasis en el procesamientointerno, el punto de referencia fundamental es un medio ambientedado. Esto descuida completamente la observación fundamentalde que el medio ambiente para un sistema viviente no es pre-dadosino especificado y formado junto con su historia evolutiva, La visión

R. Menzel, "Spectral Sensitivity and Color Vision in Invertebrates" en H. Autrum, ed.Handbook ofSensory Physiology, vol. Vil/63, Berlin, Springer, 1979.

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no es una recuperación de características dadas previamente, sinoel ordenamiento de un mundo posible. Un mundo visual no es niencontrado ni inventado, sino ordenado. Huelga decir que unaexplicación más acabada de este punto excede los límites de estetrabajo, pero me referiré a él en relación con el tema de la visióndel color18.

La tentación desde nuestra inercia de ver la percepción comola representación de un mundo pre-dado equivale a decir: "Quizásdeberíamos concluir, como ustedes argumentan, que el color nopuede ser identificado con la reflectancia de la superficie, pero lavisión del color es aún una forma más o menos perfeccionada derecuperar la reflectancia de la superficie". Existen varios problemascon este punto de vista. En primer lugar, como mencionamos antes,el color aparece en varios tipos de nichos. Los peces de aguas profundastienden a ser dicromatos, en tanto que aquellos que viven cerca de lasuperficie tienden a ser tricromatos y tetracromatos19. ¿Cuál es lanorma para juzgar aquí cuál es la reflectancia adecuada por recuperar?Uno podría decir nuevamente que esto sólo muestra que diferentesnichos representan a diferentes regularidades en el mundo externoque son optimizadas, como pensaba Marr20. La debilidad de estaposición (y es una gran debilidad) es que esa dependencia en losmodelos de optimicidad de la relación organismo-medio ambientenos conducen a la espesura de los debates acerca de la validez de laoptimicidad como un argumento evolucionista21.

Sin embargo, nos gustaría volver a un punto mencionado alfinal de la primera Sección. La reflectancia de la superficie no es

18 Para mayores detalles de esta argumentación, ver F. Várela, Connaítre: les sciences cognitives,Paiis, Seuil, 1988; H. Maturana, F. Várela, The Tree ofKnowledge, Boston, New ScienceLibrary, 1987.

19 E. Macnichol, The Ecology of Vision, Nueva York, Oxford University Press, 1982.

20 D. Marr, Vision, San Francisco, Freeman, 1982. Ver también P. Kitcher, "Marr'sComputational Theory of Vision", Philosophy of Science, T. 55, 1988, páginas 1-24.

21 Para mayor información a este respecto, verj. Dupré, ed. TheLateston theBest, Cambridge,M1T Press, 1987.

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algo que esté dado en la naturaleza. ¿Cómo ha de especificar unolo que es un borde, un límite y orientación, excepto en referenciaa algún sistema visual para el cual estas distinciones seanrelevantes? ¿Cuáles son las áreas y límites relevantes que separanel brillo del lustre? ¿Cuántos canales cromáticos se activarán paraespecificar un dominio cromático? Como lo indican las investi-gaciones recientes en A.I., estas son preguntas difíciles y espi-nudas. No hay solución, salvo a través de una. finalización relativaa un sistema de percepción estándar. Este observador estándar resultaclaro para el ingeniero A.I. pero no para el biólogo comparativista,para quien los alcances de la naturaleza son más amplios. El puntono es que las superficies/color/dimensiones sean subjetivas, sinoque los objetos/colores/bordes suponen simultáneamente laexistencia de un perceptor para quien algo cuenta como una solacosa, y estos vienen en distintas variedades.

Postulamos que en la historia, las redes entrelazadas de lasespecies han ido danzando en un juego evolutivo.Tal danza, en lacual la superficie y el color han desempeñado un papel central, haproducido, además, varias maneras de colorear y no resulta posibledefinir un estándar universal. Las maneras de colorear se definen así mismas como las parejas que bailan. De hecho, la historia naturalde esta estética con valor policentrista está aún por escribirse.

De este modo llegamos a la conclusión de este artículo, en elque hemos tratado de mostrar de que manera el color y su dimensióncomparativa en particular pueden verse como un caso de estudioen las bases de la ciencia cognitiva. Nuestra conclusión es queproporciona evidencia para lo que hemos llamado una visiónenactiva de la cognición que evita dos extremos:

- En primer lugar, el extremo de la cognición como referida a(representando) un mundo que es pre-dado, incluso considerandodicho procesamiento interno y estado incompleto.

- En segundo lugar, el extremo de la cognición entendida comouna variante del constructivismo que desconoce la incrustaciónecológica del organismo y sus coacciones.

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Nuestra posición es que la cognición es ennecian, un mutuopliegue/despliegue natural del organismo y el mundo revelado através de las regularidades que se dan a la luz, tal como el color. Lasdiversas maneras de colorear son un excelente ejemplo: nosotros,animales de esta tierra, vivimos en nuestros diversos espacios decolor y por ende nuestros cerebros y nuestros universos se en-cuentran. A Cézanne probablemente le hubiera encantado esto.

¿DE DÓNDE VIENE EL SIGNIFICADOPERCEPTUAL?

Cartografía de conceptos actuales

Este texto tiene el mérito de presentar mi visión enactiva del conocer demanera progresiva y cuasi-histórica a partir de los orígenes de las cienciascognitivas. La diferencia entre cognitivismo o el paradigma inicial,conexionismo como sucesor triunfante, y la extensión a la visión enactiva,es crucial para comprender los nudos filosóficos enjuego. Aunque escritohace ya diez años, nada de lo que ha pasado entretanto ha puesto encuestión lo que se esboza aquí y, lo que es más, el paradigma "encarnado "o enactivo no ha dejado de avanzar y conquistar mas adeptos.

1. INTRODUCCIÓN

Aclaraciones

Este ensayo fue escrito con el propósito de proporcionar una basemínima común de discusión. Necesariamente es un intentoambicioso de dar cuenta de manera concisa de las diversas ideasactualmente vigentes acerca del origen del significado en lossistemas vivos y artificiales, de modo que sea accesible a un públicointerdisciplinario, pero a la vez lo suficientemente sustantivo comopara generar un debate entre los especialistas. Desde ya presentomis disculpas a ambos grupos por pasajes que puedan parecerirritantemente simples o demasiado oscuros.

Asimismo, me he limitado a las habilidades cognitivas básicas o"de bajo nivel", esto es, a temas más cercanos a la percepción,

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(Varela.F. (1991), Whence the origin of percepción? A cartography of current ideas, in:E Várela and J.P.Dupuy (Eds.) Understanding Origin: Contemforary Ideas on the Origin ofLife, MindandSociety, Boston Studies Phil.Sci., Kluwer, Boston, pp.235-265).

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