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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
ESCUELA DE LABORATORIO CLÍNICO
PROYECTO DE BIOQUÍMICA CLÍNICA
TEMA:
PREMIO NOBEL DE MEDICINA AÑO 2009
INVESTIGACIÓN CELULAR “TELOMERASA” POR:
ELIZABETH H. BLACKBURN
CAROL W. GREIDER
JACK W. SZOSTAK
INTEGRANTES:
ROJAS MIELES MARIA JOSÉ
ROMERO ESPINALES GALO JAVIER
ROSADO CASTRO KATRINA
ROSALES PINTO AMBAR
NIVEL: III
MAYO 2017 - SEPTIEMBRE 2017
PORTOVIEJO, MANABÍ, ECUADOR
TEMA:
PREMIO NOBEL DE MEDICINA AÑO 2009
INVESTIGACIÓN CELULAR “TELOMERASA” POR:
ELIZABETH H. BLACKBURN
CAROL W. GREIDER
JACK W. SZOSTAK
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
• Detallar la evolución de la investigación sumergida en las enzimas
telomerasas por los científicos galardonados en el Premio Nobel de
Medicina 2009
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
• Determinar los antecedentes por la cual se enfocaron en ñ
investigación de la telomerasa los científicos del premio Nobel de
Medicina 2009.
• Conocer la importancia y la función que tiene la enzima telomerasa
descubierta por los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2009
• Establecer la relación que existe entre la enzima telomerasa con la
bioquímica
• Definir el avance que surge en la medicina por el descubrimiento de
la enzima telomerasa
DESARROLLO
PREMIO NOBEL
La Nobelförsamligen (la asamblea Nobel) del Karolinska Institutet de Estocolmo
concedió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2009 a los investigadores de Australia
y Estados Unidos Elizabeth Blackburn, Carol Greider y Jack Szostak por descubrir los
mecanismos de protección cromosómicos. Los galardonados científicos han resuelto un
problema importante de la Biología: cómo los cromosomas se pueden replicar de forma
completa durante las divisiones celulares y la forma en que están protegidos contra la
degradación. Los premios Nobel han demostrado que la solución se encuentra en los
extremos de los cromosomas -los telómeros- y en una enzima que se forma en ellos, la
telomerasa.
Las moléculas en forma de hilo ADN que portan nuestros genes son envueltas en
los cromosomas, siendo los telómeros los tapones en sus extremos. Cuando los telómeros
se acortan, las células envejecen. Por el contrario, si la actividad de la telomerasa es alta,
se mantiene la longitud de los telómeros y la senescencia celular se retrasa. Éste es el caso
de las células cancerosas. Ciertas enfermedades hereditarias, en cambio, se caracterizan
por la telomerasa defectuoso, apareciendo así en las células dañadas. La concesión del
Premio Nobel reconoce el descubrimiento de un mecanismo fundamental en la célula, un
descubrimiento que ha estimulado el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas.
Concretamente, Blackburn y Szostak descubrieron que existe una secuencia única de
ADN en los telómeros que protege a los cromosomas de la degradación. Greider y
Blackburn identificaron la telomerasa. Ambos descubrimientos explican cómo los
extremos de los cromosomas están protegidos por los telómeros y que son construidos
por la telomerasa.
Cómo evolucionó la investigación
En la fase inicial de su carrera de investigación, Blackburn realizó labores de
secuenciación del ADN. Al estudiar los cromosomas de Tetrahymena, un organismo
unicelular ciliado, identificó una secuencia de ADN que se repetía varias veces en los
extremos de los cromosomas. La función de esta secuencia, denominada CCCCAA, no
estaba clara. Al mismo tiempo, Szostak observó que una molécula de ADN lineal, un tipo
de minicromosoma, se degradan rápidamente cuando se introduce en las células de
levaduras.
Blackburn presentó sus resultados en una conferencia en 1980. Estos captaron el interés
de Szostak, y ambos decidieron realizar un experimento que cruzaban límites entre
especies muy diferentes. A partir del ADN de Tetrahymena, Blackburn aisló la secuencia
CCCCAA. Szostak juntó los minicromosomas y los repuso en células de levadura. Los
resultados, que fueron publicados en 1982, mostraban la secuencia de ADN de los
telómeros que protege a los minicromosomas de la degradación. Con el ADN de los
telómeros de un organismo, Tetrahymena, protegiendo los cromosomas en otro
completamente distinto, la levadura, los investigadores demostraron la existencia de un
mecanismo fundamental. Más tarde, hicieron evidente que esta secuencia característica
está presente en la mayoría de las plantas y los animales, desde la ameba al hombre.
Una enzima que genera los telómeros
Carol Greider, entonces un estudiante de posgrado que tenía como supervisora
a Blackburn, empezó a investigar si la formación del ADN de los telómeros podría ser
debido a una enzima desconocida. El día de Navidad de 1984, Greider descubrió signos
de la actividad enzimática en un extracto de la célula. Greider y Blackburn nombraron a
la enzima telomerasa y demostraron que está formado por ARN y proteínas. El
componente de ARN resultó contener la secuencia CCCCAA. Además, era necesario para
construir el telómero, mientras que el componente de proteína servía para esos trabajos
de construcción, es decir, para la actividad enzimática. La telomerasa proporciona
una plataforma que permite a las polimerasas copiar toda la longitud del cromosoma, sin
perder la parte final.
Con estos resultados, los científicos comenzaron a investigar qué papeles podrían
desempeñar los telómeros en la célula. El grupo de Szostak identificó células de levadura
con mutaciones que dieron lugar a una reducción gradual de los telómeros. Estas células
crecieron poco y finalmente dejaron de dividirse. Blackburn y sus colaboradores
realizaron mutaciones en el RNA de la telomerasa y observaron efectos similares
en Tetrahymena. En ambos casos, los resultados condujeron a un envejecimiento celular
prematuro. Más tarde, el grupo de Greider puso de manifiesto que la senescencia de las
células humanas también se retrasan por la telomerasa. La investigación en esta área ha
sido intensa y ahora se sabe que la secuencia de ADN en los telómeros atrae las proteínas
que forman una capa protectora alrededor de los extremos más frágiles de las hebras de
ADN.
Una piezas del rompecabezas
Estos descubrimientos han tenido un gran impacto en la comunidad científica. Muchos
científicos especularon que el acortamiento del telómero podría ser la razón para el
envejecimiento, no sólo en las células individuales, sino también en todo el individuo.
Sin embargo, el proceso de envejecimiento ha resultado ser máscomplejo, y ahora se cree
que depende de varios factores diferentes, siendo los telómeros uno de ellos. La
investigación en este ámbito sigue siendo intensa.
La mayoría de las células normales no se dividen con frecuencia, por lo tanto, sus
cromosomas no están en riesgo de acortar y que no requieren actividad de la telomerasa
alta. En contraste, las células de cáncer tienen la capacidad de dividirse infinitamente y al
mismo tiempo preservar sus telómeros. ¿Cómo escapar de la senescencia celular? Una
explicación apunta a que las células de cáncer suelen tener mayor actividad de la
telomerasa. Por lo tanto, se cree que el cáncer puede ser tratado por la erradicación de la
telomerasa. Varios estudios se están realizando en este ámbito, incluidos los ensayos
clínicos.
Algunas enfermedades hereditarias, por su parte, son causadas por defectos de la
telomerasa, incluidos ciertos tipos de anemia aplásica congénita, en la que las divisiones
celulares insuficientes en las células madre de la médula ósea conducen a la anemia grave.
Ciertas enfermedades hereditarias de la piel y los pulmones también son causados por
defectos de la telomerasa. La investigaciones de este grupo aportan nuevos enfoques para
su tratamiento. En conclusión, los descubrimientos de Blackburn, Greider y Szostak ha
añadido una nueva dimensión a nuestra comprensión de la célula, a la vez que arrojan luz
sobre los mecanismos de la enfermedad y estimulan el desarrollo de las nuevas terapias.
Por otra parte la telomerasa también está estrechamente relacionada con el cáncer. La
telomerasa es la razón de la inmortalidad de las células cancerígenas. En los cánceres la
regulación de la síntesis de la telomerása hace que esta se produzca en exceso y
favoreciendo así la expansión del cáncer. Se ha comprobado que un tratamiento con
telomerasa favorece la apariciones de cáncer lo que hace muy peligroso su uso. A pesar
de eso hay científicos que creen que el motivo de la aparición del cáncer tras el uso de la
telomerasa se debe a que los fallos en el ADN, que provocan que una célula se vuelva
cancerosa, ya estaban ahí. Esto significaría que si el tratamiento se diese antes de que el
ADN tuviese tiempo de degradarse no habría ningún peligro de cáncer y podríamos
alargar nuestras vidas.
Antecedentes
En los años setenta del siglo XX la investigación puntera en biología molecular estaba
centrada en la secuenciación de genes. Fred Sanger acabada de desarrollar métodos que
permitían leer el contenido de ADN de los genes, lo que ayudaba a desvelar su función.
Por sus trabajos en secuenciación, Sanger recibió su segundo Premio Nobel de Química
en 1980. Entre los cazadores de genes del laboratorio de Sanger en Cambridge (Reino
Unido) se encontraba Elizabeth (Liz) Blackburn, una joven australiana fascinada por la
investigación como modus vivendi (según sus propias palabras, en el mundo de la
investigación se sentía segura).
Tras finalizar su tesis doctoral y convertirse en una experta en la tecnología de la
secuenciación, Liz dio el paso, habitual en la carrera científica, de hacer una estancia
postdoctoral en Estados Unidos. Eligió el laboratorio de Joe Gall en la Universidad de
Yale, que estaba centrado en el estudio de los cromosomas.
Gall ya era famoso por aquel entonces por ser uno de los pocos científicos del momento
que se tomaban un interés especial en apoyar la carrera de las mujeres investigadoras. El
equipo investigador de Gall estaba formado por algunas de las mujeres que luego serían
los pilares fundacionales del campo de la investigación en los telómeros (Elizabeth
Blackburn, Ginger Zakian, Marie Lou Pardue) y también algunos hombres notables como
Tom Cech (destacado investigador en telómeros y telomerasa, Premio Nobel en 1989 por
el descubrimiento de las ribozimas).
El proyecto de Blackburn consistía en secuenciar los telómeros de un organismo
unicelular bastante exótico, llamado Tetrahymena, que tiene la particularidad, muy
ventajosa en este caso, de tener cientos de pequeños cromosomas. Los telómeros habían
sido descubiertos en los años cuarenta del siglo XX por los investigadores Hermann
Müller y Barbara McClintock, quienes estudiaban la estabilidad de los cromosomas de la
mosca del vinagre (Drosophila) y del maíz, respectivamente. Éstos observaron de manera
independiente que la parte del final de los cromosomas (telómero, del griego telos -parte-
y meros -final-, término acuñado por Müller) tenía una naturaleza especial que evitaba
que los cromosomas se fusionaran o degradaran.
Ambos investigadores recibieron el premio Nobel años después, aunque no por el
descubrimiento de los telómeros sino por sus trabajos sobre los efectos mutagénicos de
la radiación en el caso de Müller y por la descripción de los elementos genéticos móviles
en el caso de McClintock . Desde los años cuarenta hasta que Blackburn se dispuso a
secuenciar los telómeros transcurrieron más de 30 años, durante los cuales los telómeros
estuvieron en el olvido más absoluto.
En 1978, tanto Blackburn como Gall quedaron un tanto decepcionados al ver por primera
vez la secuencia de los telómeros de Tetrahymena. Se trataba de una secuencia repetida
(TTGGGG) y heterogénea en longitud, algo que ciertamente no daba muchas claves sobre
su funcionamiento. Además, no era lo que esperaban: por aquel entonces estaban de moda
unas estructuras del ADN en horquilla al final de los cromosomas lineales de algunos
virus, lo que les permitía resolver el problema de la replicación terminal. Este problema
es famoso en biología y lo identificó James Watson, el descubridor de la estructura del
ADN. Consiste en el hecho de que las enzimas que sintetizan el ADN son incapaces de
copiar los extremos lineales del ADN.
Al ser el único telómero secuenciado, y además tratarse de un organismo tan freaky (en
palabras de Blackburn), no estaban seguros de como de universal era su descubrimiento.
Así, la primera descripción de la naturaleza de los telómeros se publicó en una revista
modesta. Tras abandonar el laboratorio de Gall para establecer su propio grupo de
investigación, Blackburn decidió centrarse en el estudio de los telómeros. Evidencias de
varios grupos, incluidos los propios trabajos de Blackburn y su colaborador Jack Szostak,
sugerían que tenía que haber una actividad capaz de sintetizar telómeros de novo. En
1982, Blackburn y Szostak propusieron que tendría que tratarse de una transferasa
terminal, un enzima ya descrito por aquel entonces que era capaz de añadir secuencias a
los extremos de ADN de novo. Independientemente, los laboratorios de Blackburn y
Szostak se embarcaron en la búsqueda de la transferasa terminal de los telómeros.
En 1984, Liz consiguió convencer a una jovencísima Carol Greider de que realizara su
tesis doctoral en su laboratorio. Su proyecto consistiría en el descubrimiento del enzima
que alargaba los telómeros. Por lo arriesgado del proyecto, Liz había tenido dificultades
en conseguir la atención de los estudiantes predoctorales, pero Carol no lo dudó ni un
segundo. A los pocos meses, el 25 de diciembre de 1984, Carol obtuvo la primera
evidencia de que tal enzima existía. Por aquel entonces apenas tenía 23 años y había hecho
un descubrimiento trascendental que ahora se ha reconocido con el premio Nobel. Poco
después se dieron cuenta de que no se trataba de una transferasa terminal, sino de una
transcriptasa en reverso, que necesita de una molécula de ARN para su funcionamiento y
a la cual denominaron telomerasa. La telomerasa era, por tanto, el mecanismo de
mantenimiento de los extremos de los cromosomas eucarióticos. Ya fue sólo una cuestión
de tiempo demostrar su predicha importancia para el cáncer y el envejecimiento.
En 1990, Cal Harley, Bruce Futcher y Carol Greider demostraron por primera vez que los
telómeros se acortaban asociados al proceso de envejecimiento y propusieron la hipótesis
telomérica, según la cual las células normales tienen dormido (silenciado) el gen de la
telomerasa y, por tanto, sus telómeros se acortan progresivamente hasta que finalmente
determinan el final proliferativo de las células. En contraste, las células
cancerosas despiertan el gen de la telomerasa y gracias a ello pueden mantener sus
telómeros indefinidamente y así multiplicarse sin límite.
Una explosión de estudios por multitud de laboratorios verificó en pocos años que esta
hipótesis era correcta. Hoy en día la telomerasa tiene un interes biomédico doble. Por un
lado, se intenta eliminar de las células tumorales para así frenar el crecimiento del tumor
y, por otro lado, su reactivación se ve como una promesa para alargar la vida de las
células.
Tras los laureles del Nobel, todos los investigadores en este campo esperamos que algún
día la investigación en telomerasa sirva para hacer más efectivo el tratamiento de
enfermos de cáncer y de aquellos que sufren enfermedades asociadas al envejecimiento.
LA TELOMERASA Y SU RELACIÓN CON LA BIOQUÍMICA
Antes de todo hay que recordar el concepto básico de la bioquímica; la bioquímica es una
ciencia que estudia la química de la vida; es decir, pretende describir la estructura, la
organización y las funciones de la materia viva en términos moleculares. Esta ciencia es
una rama de la Química y de la Biología; a partir de esta definición veremos en el
siguiente párrafo cómo la bioquímica está involucrada en este descubrimiento y sobretodo
en la medicina, ya que en este descubrimiento que es la telomerasa encontraremos algunas
moléculas y proteínas como los ácidos nucleicos, enzimas que forman parte de su
estructura y función.
Por lo tanto, la telomerasa es una ribonucleoproteína cuya función es añadir de
novofragmentos de ADN con la secuencia repetitiva TTAGGG en los extremos de
los telómeros. A tal efecto, la telomerasa se compone de una estructura proteica que
presenta la actividad catalítica de polimerasa en reverso de ADN (el componente TERT,
del inglés Telomeric End Reverse Transcriptase). También posee un fragmento de ARN
de secuencia complementaria a las repeticiones teloméricas que se van a añadir, que la
telomerasa utiliza a modo de molde sobre el que copiar los fragmentos que añadirá a las
repeticiones preexistentes (el denominado componente Terc, del inglés Telomerase RNA
component). La telomerasa, por tanto, posee una estructura y función análogas a las
retrotranscriptasas virales. La actividad telomerasa constituye el principal mecanismo
regulador de la longitud telomérica, si bien existen unos mecanismos alternativos para el
alargamiento de la longitud telomérica que funcionan en ausencia de la telomerasa en
ciertos tipos de cáncer como el osteosarcoma o el glioma multiforme. Las modificaciones
epigenéticas en las regiones teloméricas y subteloméricas junto a la influencia de ARN
teloméricos no-codificantes también influyen de forma drástica en la longitud
telomérica y en su organización en dominios de cromatina, generando un nivel adicional
de control de la longitud y función teloméricas
La enzima telomerasa como ya he dicho alarga los telómeros por lo que retrasa el proceso
de envejecimiento. Esta enzima se produce de manera natural en nuestro organismo. El
problema es que su actividad es muy baja por lo que la cantidad segregada es insuficiente
para mantenernos jóvenes eternamente.
LA TELOMERASA IMPLICADA EN LA MEDICINA
La enzima telomerasa es la expectativa de la medicina del futuro por sus grandes
beneficios en enfermedades incurativas, como lo son el cáncer, enfermedades de herencia
y hasta los mismos virus malignos, de tal manera que la telomerasa podría llamarse como
enzima de la juventud o enzima del cáncer por su potencial del proceso celular que se
desarrolla, aunque sigue en estudios.
Tenemos la enfermedad más mortal y temida por los seres humanos que es el cáncer que
constituye una de las primeras causas de muerte en el mundo. Unos de los mayores
desafíos de la medicina moderna es encontrar un tratamiento efectivo para esta
enfermedad. Sin embargo el desconocimiento que ha existido acerca de su causa a nivel
molecular ha impedido el desarrollo de estrategias terapéuticas. En estos momentos se
vislumbran elementos esperanzadores debido a los avances obtenidos en la genética
molecular y en técnicas como el ADN recombinante. El descubrimiento de la enzima
telomerasa y su expresión diferencial en las células cancerosas la convierten en un blanco
extremadamente atractivo para el desarrollo de estrategias terapéuticas. Por la
importancia del tema y su actualidad a través de un trabajo bibliográfico referativo se
interpretan los hallazgos más recientes sobre los mecanismos moleculares de regulación
de la actividad de las telomerasas y su aplicación en el tratamiento del cáncer.
Estudios recientes sugieren que podríamos revertir el proceso de senescencia
incrementando de forma artificial la cantidad de telomerasa en nuestras células. Incluso
se podrían revertir algunas atrofias de nuestros tejidos debidas a la vejez, induciendo la
síntesis de telomerasa. Sin embargo hay que considerar una consecuencia indirecta de
alterar los genes de la inmortalidad celular: el cáncer, ya que las células cancerosas, a
diferencia de las células somáticas normales, no tienen senescencia tras un número
definido de divisiones.
Algunos estudios demuestran que cuando se estimula la actividad telomerasa y se inactiva
un gen supresor de tumores (el gen p16INK4a) se produce inmortalización celular, lo cual
constituye un importante paso hacia la formación de un tumor.
Muchas células cancerosas derivan de células somáticas, y se ha comprobado la presencia
de telomerasa en el 75-80% de las líneas tumorales. Esto no quiere decir que la telomerasa
induzca el cáncer. Es más, Kathleen Collins de la Universidad de Berkeley en California
encontró que enfermos con una enfermedad congénita muy poco frecuente, la
disqueratosis congénita, tenían niveles de telomerasa anormalmente bajos, muriendo no
obstante en muchos casos de cáncer gastrointestinal. A pesar de esta incongruencia, se
sabe que la agresividad de las células tumorales está relacionada con sus niveles de
telomerasa y que los niveles altos de esta enzima son indicativos de la malignidad del
tumor.
Recientemente la FDA ha autorizado dos estudios clínicos con telomerasa, uno de ellos
encaminado a obtener un mejor diagnóstico del cáncer cervical y el otro para evaluar un
fármaco contra la leucemia mieloide. En Japón se está utilizando en niños con
neuroblastoma 4S. Al parecer estos niños tienen un cáncer metastásico, pero los tumores
no tienen telomerasa y aproximadamente el 80% llegan a una remisión espontánea una
vez que el tumor se ha eliminado quirúrgicamente. El estudio identifica los que son
positivos para telomerasa, de manera que se los puedan tratar de una manera más agresiva,
de hecho, en la actualidad, una importante línea de investigación frente al cáncer se basa
en la telomerasa como diana frente al cáncer. Geron Corporation está desarrollando estos
medicamentos anti–telomerasa contra el cáncer, dando buenos resultados en células
cancerosas en cultivo. Las células tratadas reducen sus telómeros y mueren tras
aproximadamente 25 divisiones.
Las células tumorales inmortales pueden ser útiles para inmortalizar células somáticas
mediante hibridación celular somática. Esto se consigue mediante la fusión de los
citoplasmas de una célula tumoral y una célula somática en cultivo. Esta técnica se emplea
para diferentes fines como puede ser el determinar la ubicación cromosómica de un gen,
o para la obtención de algún producto específico como un anticuerpo frente a un
determinante antigénico.
Por ahora, los descubrimientos de los tres premiados no han saltado al campo de los
tratamientos, aunque ya hay varios productos que se están ensayando en humanos. Es el
caso del medicamento GRN163L desarrollado por la empresa Geron, que funciona
bloqueando el aumento de la actividad de la telomerasa en las células de un tumor. Otros
medicamentos experimentales funcionan como vacunas que tratan a la telomerasa de las
células enfermas como un patógeno.
La mayoría de tumores registra este crecimiento de la telomerasa, lo que la hace un
objetivo envidiable, explica López-Otín. 'Se trata de una diana terapéutica casi universal,
frente a otras que sólo se encuentran alteradas en una pequeña proporción de tumores',
detalla.
Los beneficios de los telómeros y la telomerasa también albergan importantes promesas
en el tratamiento de otras enfermedades asociadas al envejecimiento, destaca María
Blasco. 'A largo plazo habrá aplicaciones espectaculares para tratar la longevidad', señala.
CONCLUSIONES
Durante mucho tiempo se han buscado las causas y soluciones para el envejecimiento. Se
han hecho cremas y se han probado dietas para ralentizar el envejecimiento o al menos
dar una apariencia más joven. Muchas de estas “soluciones” son estafas y otras tienen
unos resultados muy limitados. Entre todas las investigaciones hay una que resulta
bastante prometedora que es la enzima telomerasa.
La telomerasa fue descubierta por Elizabeth Blackburn y Carol Greider en 1985 cuando
estudiaban el protozoo Tetrahymena. La telomerasa es una enzima que se encarga de
alargar los telómeros, éstos recientemente mecionados se encargan de proteger al ADN
contra la degradación. Si la longitud de los telómeros disminuye lo suficiente la célula
entra en apoptosis o muerte celular. Por tanto, un acortamiento de los telómeros conduce
a la muerte de nuestras células y al envejecimiento.
Por lo tanto, la enzima telomerasa como ya se ha dicho alarga los telómeros por lo que
retrasa el proceso de envejecimiento. Esta enzima se produce de manera natural en
nuestro organismo. El problema es que su actividad es muy baja por lo que la cantidad
segregada es insuficiente para mantenernos jóvenes eternamente.
Gracias esta investigación se han realizado experimentos con células y en los cuales se
ha llegado a la conclusión de que la telomerasa podría servir en un futuro para otorgar la
vida eterna.
Se cree que, con este avance, se podría conseguir que los niños recién nacidos pudieran
llegar a vivir más de cien años.
BIBLIOGRAFIA
Blasco, M., (14 de Octubre del 2009) El hallazgo de la telomerasa, una misión molecular. EL
PAÍS. Ed. Europa. Recuperado de:
https://elpais.com/diario/2009/10/14/futuro/1255471201_850215.html
Blasco, M., Donate, L., Foronda, M., (S/A) Importancia de los telómeros y la telomerasa en
cáncer, envejecimiento y medicina regenerativa. Centro Nacional de Investigaciones
Oncológicas. Madrid. Recuperado de:
http://www.aecientificos.es/empresas/aecientificos/documentos/revision_definitiva_telomeros_f
iguras.pdf
Domínguez, N., (5 de Octubre del 2009) Nobel a la enzima de la inmortalidad. Público.
Recuperado de: http://www.publico.es/actualidad/nobel-enzima-inmortalidad.html