Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

560

description

Literatura.

Transcript of Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Page 1: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 2: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 3: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 4: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

LUIS GARCÍA MONTERO

UNA FORMA DE

RESISTENCIA

(Razones para no tirar lascosas)

A Mauro,

que está aquí,

Page 5: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

aunque ahora se nos vade casa.

Índice

Resumen6

Page 6: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El aprecio de las cosas 7

La copa 9

Jersey 11

Butaca 13

Page 7: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Espejos 15

Bolígrafos 17

Gafas 19

Monedas 21

Page 8: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Ducha 23

Ropa 25

Sandalias 27

Relojes 29

Page 9: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Nevera 31

El disco 33

Goya 35

Cosas perdidas 37

Page 10: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El libro 39

Sillas 41

Brasero 43

El periódico 45

Page 11: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La torre 47

La cama 49

Cuadernos 51

La mesa 53

Page 12: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Despertador 55

El billete 57

La escoba 59

Chapuzas 61

Page 13: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Cajas vacías 63

La fotografía 65

Fray Leopoldo 67

Pensadores 69

Page 14: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La entrada 71

Billetes de aviones perdidos 73

La correspondencia 76

El recordatorio 78

Page 15: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Los carnés 80

Los libros de mis hijos 83

El televisor 86

Las cartas 88

Page 16: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La nieve 90

Las flores 92

La corbata de Alberti 94

La soledad 96

Page 17: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El vaso azul 98

Otras cosas que faltan 100

La postal 102

Memoria de madera 104

Page 18: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La rama 107

Los posavasos 109

El móvil 111

El estado de las cosas 113

Page 19: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Sobre el autor 116

Page 20: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Resumen

En un mundodominado por lomaterial pero enel que,paradójicamente,las cosas hanperdido su valor,Luis GarcíaMonteroemprende, conelegancia, ironíay gran

Page 21: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sensibilidad,este hermosoinventario.Repasa y revisaalgunas de suspertenencias,guiado por lanecesidad de«tocarlas una auna, como undeseo derebeldía, comouna forma deresistencia».

Page 22: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

«Losbanqueroscuentan susbeneficios, lospolíticos susvotos y lospoetas sus cosas.Cuentan yrecuentan lascosas en las quese quedóenredada suvida. En los díasde meditación y

Page 23: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

soledad, devagabundeodoméstico, tomoconciencia deque tengo la casallena de cosas.No se trataexactamente deque me importetirar cosas, sinode que tengoinclinación aconservar lascosas que son mi

Page 24: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

casa. Para noconfundir unafiesta con unacto de barbarie,conviene pensarlo que sedesecha cuandose tira la casapor la ventana.Las cosas concapacidad deconvertirse en unrecuerdosuponen el deseo

Page 25: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

personal deatender a lavida, de vivircon atención,con amor.»

Pequeñaspiezas sobreobjetos de usotan cotidiano quea menudo nospasaninadvertidos...Una copa, un

Page 26: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

reloj, unabutaca... enseresrutinarios yaparentementeanodinos, todosellos cobranvida y carácterpropio en estelibro.

Page 27: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 28: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El aprecio de las cosas

Los banqueros cuentan susbeneficios, los políticos sus votos ylos poetas sus cosas. Cuentan yrecuentan las cosas en las que sequedó enredada su vida. En los díasde meditación y soledad, devagabundeo doméstico, tomoconciencia de que tengo la casallena de cosas. No se trataexactamente de que me importe tirarcosas, sino de que tengo inclinacióna conservar las cosas que son mi

Page 29: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

casa. Para no confundir una fiestacon un acto de barbarie, convienepensar lo que se desecha cuando setira la casa por la ventana. Lascosas con capacidad de convertirseen un recuerdo suponen el deseopersonal de atender a la vida, devivir con atención, con amor. Pongotanta atención cuando te beso,escribió el poeta Ángel González.El amor tiene mala fama entre losinquisidores y los tribunalesliterarios, se le condena al calabozode la decencia, o al folletín y a la

Page 30: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cursilería, porque un enamorado,alguien con capacidad de miraratentamente al otro, es menos dócil,más peligroso que un conspiradorprofesional. Los enamorados ponenmucha atención cuando se besan, ylos que viven con mucha atención,con mucho amor por la vida, suelenllenar sus habitaciones de cosas.

Las cosas son vigilantes delrecuerdo. Limpiarle el polvo a lascosas, a las viejas cosas con vidanueva, implica una lealtad, una

Page 31: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

lucha contra lo perecedero, unaoposición sentimental a lascarencias del mundo. Las cosastienen un precio en los mostradoresde las grandes superficies. En loscajones o en las estanterías de lascasas, suponen un aprecio, un modode resistir ante la prisa del pasadoirremediable. Se paga por comprary tirar, sobre todo por tirar lascosas, un poder que nos convencede que el mundo está vacío, de queexistir es un ejercicio permanente einsaciable destinado a devorar el

Page 32: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

vacío. Por nuestros cubos de basurase van las botellas, las latas, loscartones, los plásticos, los restosdel banquete. Por esos mismoscubos de basura se van también losdías, los paisajes, las ciudades dela infancia, las playas, y losmiserables que llegan en patera anuestras costas, tragados por losgrandes contenedores de la historia.Son una cifra humana tan calculadacomo los beneficios del banquero.Al pasar la banca, me dijo elbanquero..., podría decir una nueva

Page 33: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

canción. El precio de las cosastiene que ver con el hambreinsaciable de un mundo vacío. Elaprecio de las cosas habla de unmundo lleno, con dolor y amorpropio, donde la vida cuenta, dondela vida cuenta con atención suscosas.

Las cosas son un relato, un cursoabreviado de filosofía, una formade cuidado. La vida se enreda en supaciencia para dejarse mirar, y lavoluntad de convivir provoca un

Page 34: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

conocimiento íntimo, una posesiónamorosa en la que uno acaba siendola cosa de sus cosas. Manías,ilusiones, antiguas debilidades,fechas y viajes, todo permanece enlas cosas, que dan testimonio yguardan memoria amarga o feliz denosotros. Las cosas son objetos conlos que convivimos, nos conocen ysirven para conocernos, forman uncurriculum íntimo, una versiónhumana de los antecedentespenales. Las penas y las dichas vanpor dentro de las cosas. Cuando se

Page 35: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

les cruzan los cables a losrecuerdos y quieren ponerle precioa la vida en venta, conviene tener laayuda de las cosas, su miradavigilante. Los años pasan factura,imponen un modo de entender eltiempo que conviene ajustar con laayuda del aprecio a las cosas, unaherencia que somos capaces dedejarnos a nosotros mismos.

El mercado fija, como el tiempo,el precio de las cosas. Nosotrosfundamos el aprecio de aquello

Page 36: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

junto a lo que vivimos y amamos.Tenemos los días contados y lascosas contadas. El banquero cuentasus beneficios y el político susvotos. En los sábados de reflexión,con esa capacidad de amor que sólotienen los solitarios, necesito contary recontar mis cosas. No pierdo eltiempo, me pierdo en el tiempo demis habitaciones. Me reconozco enlo que soy, sin someterme a losresultados inmediatos de mí mismo.Vagabundeo por la casa y miro lacarta infantil, el paquete de tabaco

Page 37: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de mi padre, el primer disco, lasfotografías de juventud, los carnés,la bufanda tricolor, la Torre Eiffelde mi primer viaje a París, lacorbata de Alberti, los librosdedicados, los cuadernos antiguos,las fotografías en las que me sientouna cosa más en los brazos delpasado, los dibujos infantiles demis hijos, mis pegatinas pacifistasdel año 86... ¿Se trata de un museo?No, se trata de un paisaje.

Page 38: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 39: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La copa

Al despertarse una mañana, trasun sueño intranquilo, Luis GarcíaMontero se encontró encima de lamesa del comedor convertido encopa de cristal. Cada uno espera yteme su metamorfosis. Comprobóuna vez más que en la prosa de lavida todas las comparaciones sonodiosas. Estaba rígido y húmedocomo un reloj pasado por agua,firme como un soldado sinvoluntad, como un vigilante sin ojos

Page 40: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que lo viera todo por la pura fuerzade la costumbre, como un cieloempañado de nubes y de rastros delabios, como un barco fantasma queha ido a encallar entre los platossucios, los ceniceros y lasservilletas. ¡Basta decomparaciones! La vida rima y lasconversaciones convierten laexistencia en un asunto redondo.¿Qué me sucede? Ya has vuelto abeber más de la cuenta, pensó, yquiso salir del sueño, romper elenvoltorio frío de la pesadilla.

Page 41: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Pero no estaba durmiendo. Erauna copa de cristal, muda,paralizada, inflexible, con lacondición impávida de los objetos.Todos los objetos están abrochadossobre sí mismos, tienen una camisade fuerza en su corazón. LuisGarcía Montero quiso moverse,alargar una pierna, desplazar unamano, respirar, encogerse dehombros, tumbarse, darse la vuelta,apoyarse sobre el costadoizquierdo, conseguir una señal devida, pellizcarse, gritar. Nada,

Page 42: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

estaba quieto sobre la mesa, era unasimple abstracción, unatransparencia inmóvil ydesorbitada. Sin ojos, lo veía todoa su alrededor; sin oídos, escuchabalos motores de la calle, la carga ydescarga del día, la respiración desu mujer al fondo de la casa igualque una lenta agitación en el sueño.La luz de la mañana rozaba sucuerpo cristalino, la confusatransparencia de su piel, pero sindejar una huella de calor sobre latemperatura innecesaria del vacío.

Page 43: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Con la sed de los que ya se lo hanbebido todo, con la saciedadinsatisfecha de los que participanen un festín interminable, con laagitación de la parálisis, estabaallí, hundido en la quietud de losobjetos, incapaz de desear, acosadopor las necesidades.

¿Qué copa soy?, se preguntó. Ah,soy la última copa, la única que mequeda de la cristalería de misabuelos. La traje de Granada. ¿Yqué hago así? Se esforzó por

Page 44: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

recordar los pasos de la nocheanterior, la espesura que lo dejó enel umbral de la metamorfosis. Aldespedir a sus invitados, buscó unlibro, se sentó en la butaca delsalón comedor y quiso relajarse,tomarse un whisky, leer un pocomientras llegaba el sueño. Lo habíaincomodado la conversación, elregreso a un pasado inútil.Necesitaba tranquilidad. Lospasados se pierden, pero no cuandocaen en el saco sin fondo deltiempo, sino cuando dejan de

Page 45: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

pertenecemos o dejamos depertenecerles. Eso pensó, y rechazócualquier sentimiento de culpa. Nopuede uno sentir culpa por losdelitos que no ha cometido. Claroque no. La única copa limpia era lade sus abuelos. Y nada más, ya está,a la mañana siguiente se habíadespertado como una copa entre lascopas sucias. Era redondo, frágil,hueco, y un aliento de alcohol inútilrodeaba la concienciaimperturbable de su desorientación.Los otros objetos lo miraban con la

Page 46: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cortesía distante que suelenprovocar los recién llegados alinterrumpir una conversación.

Las servilletas, los ceniceros, lassillas, el jersey del sofá, loscuadros, empezaron a hablar de otracosa, cambiando educadamente deasunto, para ocultar un secreto, susecreto, con la naturalidad de lasbuenas palabras volanderas. Lascosas no podían hablar delante deél, porque él era el tema deconversación. Un humano

Page 47: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

convertido en objeto, en copa.Debería ganarse su confianza.Necesitaba preguntar mucho. Elidioma de los objetos tiene unvocabulario de silencios, demiradas, de ausencias, decostumbres. Viven en la sintaxis deltiempo, en la gramática temblorosade las modas. La vida pasa a sulado como un arroyo, y a vecescaen en la corriente, flotan por unmomento y desaparecen. Otrasveces se quedan como una canciónen la memoria, como un estribillo

Page 48: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que vuelve a los labios el díamenos pensado.

Las cosas pueden querer a susdueños, o perderles el respeto,mantener con ellos unaconversación de borrachos. LuisGarcía Montero se esforzó encanturrear. Estaba a punto deentablar conversación con losobjetos, pero se callaron de repenteal oír los pasos de su mujer. Llegótorpe, dormida, incapaz dereconocerlo y con una bandeja en la

Page 49: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mano. Recogió los platos, losceniceros y las copas. Que no merompa, que no se rompa la copa demis abuelos, pensó mientrascaminaban hacia la cocina. Ellapuso el lavaplatos. En la cabeza deLuis daba vueltas la intuición de unvocabulario callado.

Page 50: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Jersey

Un jersey es un animal domésticoque veranea dentro de los armarios.Pero sus vacaciones están llenas deejercicios espirituales, porque losarmarios son una cueva familiar enla que se aprenden los secretos dela memoria, las manías y los viciosinconfesables. Junto a la ropa,aunque esté pensada para salir a lacalle, respiran mejor que en ningúnotro sitio los silencios quecomponen una intimidad para cada

Page 51: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

nombre.

Cuando el otoño firma loscontratos laborales del frío, eljersey sale del armario tejido poresas sombras volubles queconfundimos con nuestrosrecuerdos. Hay prendas quenecesitan una mancha grave, unacontecimiento amoroso o el finalde un día para separarse de suscuerpos. Dependen de un accidentedel destino, una inauguración o unaclausura. Asuntos importantes. Pero

Page 52: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

el jersey, desde que existen lascalefacciones, sabe que sólo cuentacon un alma de quita y pon. Uno sequita el jersey en medio de unaconversación, según aconsejen loshumildes cambios climáticos de unacafetería o de una casa. Como unanimal doméstico, con más espíritude perro que de gato, el jersey sedeja caer en el brazo de un sofá, enuna silla, en cualquier rincónmodesto de la vida cotidiana.

Aquello que mejor nos define a

Page 53: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

primera vista es lo que más cambia,lo que más se mueve. Lasdefiniciones son un pacto con larealidad, una manera de esconderlos intereses transitorios. Noshemos acostumbrado a vivir en unaética cotidianizada. La gente sequita y se pone un jersey con lamisma naturalidad con la que asumeu olvida una exigencia moral. Y asíse va viviendo, entre amores sinsorpresas, adornando el deseo desalvar un escollo, de hacer políticao carrera en la oficina. Los recursos

Page 54: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de la existencia, del derecho o delrevés, por la cara de la humildad ode la ambición, cosen los rotos conla aguja de la necesidad.

Entre los restos arqueológicos demi armario duerme un jersey delana gruesa. Domina los estratos enlos que mi infancia sacrificó su pazen nombre de la rebeldía juvenil.Cuando era niño, a mi madre, reinade las visitas familiares, le gustaballevar a sus seis hijos con el mismomodelo de jersey. Componíamos

Page 55: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

una tribu uniformada, una escaleratextil de edades y estaturasordenadas, que no recuerdo ahoracon la congoja de los rebaños, sinocon la melancolía del mundopanorámico y no matizado de losaños inocentes. Como soy el mayor,me tocó a mí aventurarme en loscolores tricotados de la diferencia.En medio de una fiesta colegial, alfinal del bachillerato, encendí uncigarro, me quité el jersey de losdomingos y me puse un himnolatinoamericano de lana gruesa, un

Page 56: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

compañero fiel para asistir a lasrepresentaciones del teatroindependiente o a los conciertos dela canción protesta. Me lo regalóuna novia. Pasé con ella tardes ynoches en pisos de estudiantes. Esaextraña conspiración que llamamosmemoria ha decidido que recuerdepoco las escenas en las que medesnudaba con mi viejo amor yvuelva con frecuencia a las horas enlas que el jersey permanecía en supuesto de trabajo, en el invierno dela discusión, alejado del reino de

Page 57: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

las calefacciones. Animaldoméstico, sí, pero en una casaprestada.

Luego dejé la naturalidad deltorpe aliño indumentario en buscade una incertidumbre cuidada, comoun ejercicio de conciencia, un modode dibujar las fronteras que separanla madurez y el conformismo, elprofesor sensato y el poeta rebelde.Y así voy haciendo punto en lanegociación electoral de laexistencia. Sólo debe regalarnos un

Page 58: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

jersey la persona que nos conoce deverdad, porque hay que serprudentes a la hora de inmiscuirseen el futuro de los demás. Aqueljersey era tan ancho, tan generoso,que todavía puedo jugar aponérmelo. El espejo, que es elúnico enemigo real de las chapuzasde una ética cotidianizada, murmuraque no me sienta mal.

Page 59: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Butaca

Se puede avanzar mucho sentadoen una butaca. No sólo se hacecamino al andar, porque hay otrasmaneras de seguir adelante. Lospartidarios de los hechos semuestran desconfiados de laspalabras, de las cavilaciones, delas revueltas del pensamiento, hastael punto de que a veces caminan atontas y a locas, dando vueltasalrededor del bosque. Pero actuarsin ton ni son no significa vivir sin

Page 60: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

trampa ni cartón, sino dejarsearrastrar por el viento, que es elnombre que los poetas le dan a lasmodas y a las opiniones creadaspor la publicidad.

La corriente es un golpe de vientoque cruza a deshora las casas y lasopiniones de una ciudadanía pocoinclinada a los matices de subutaca. Antes de ponerse a andar,conviene saber adonde queremos iry cuál es el mejor camino. Por eso,siempre que no se utilice como una

Page 61: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

justificación de la parálisis,sentarse en una butaca significa unmodo de avanzar a través de laspreguntas. Los signos deinterrogación son las butacas de lacaligrafía, unos toboganes capacesde otorgarles diversión y velocidada los cuerpos sentados. Hayrespuestas, sin embargo, que caensobre nosotros como un mal paso ynos lastiman el tobillo. Mi butacaestá repleta de huellas, aunqueconfieso que no se debe sólo alcamino que hago sentado en ella,

Page 62: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sino a las ocasiones en las queutilizo su vientre y sus brazos deescalera. Cuando necesito consultarun libro que duerme en las nubes dela estantería y no tengo una silla amano, muevo la butaca por lahabitación, avanzo y asciendogracias a su ayuda. Se trata de unaelevación espiritual que no mesepara los pies del suelo. Labutaca, geografía doméstica debuenas meriendas, copas nocturnasy otros asuntos que me callo, superapor experiencia los peligros de una

Page 63: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

excesiva divinidad.

No sé si se nota, pero sientomucho amor por mi butacabronceada, de piel marrón oscura.Le debo músicas, libros, ciudades,mares, conversaciones y silenciosque se llenan de palabras no dichas,de rencores salvados del patetismoy de injusticias no cometidas. Lasbutacas no aseguran el éxito, peroevitan algunas meteduras de pata ynos regalan el lado más productivode la soledad, que es también el

Page 64: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

más inofensivo. En vez de unapluma, un reloj o un teléfono móvil,a los hijos adolescentes deberíamosregalarles una butaca. Nada resultamás apropiado que una butaca parasalir a la calle. Los ciudadanos quecuentan con una butaca particular notienen por qué aferrarse a lossillones públicos, a costa deprotagonizar actos de humillacióndisciplinada o de rebeldías falsas yvanidosas. Los que se saben dueñosde su butaca suelen sentir horror alver a tanta gente hecha y derecha

Page 65: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que asume con disciplina lasbarbaridades ordenadas por un jefe.También sienten una pudorosaincomodidad ante los rebeldes quedisfrutan con las desgracias de susantiguos amigos y se alían con lapandilla contraria. Se mueven parano cambiar de sitio. Protestan,nadan a la otra orilla para seguirformando parte, con otro disfraz,del mismo espectáculo. Se quedanaferrados a un sillón público queacaban tapizando conmezquindades, más que con una

Page 66: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

saludable voluntad deindependencia.

Nunca he comprendido a losviajeros que salen por el mundo sindejar bien preparada su butaca. Escomo ir al médico sin cambiarse deropa interior. Y me parecen muypeligrosos los políticos y laspolíticas que se sientan en un sillónoficial sin dejar en su casa unabutaca a la que volver condignidad. Conviene prestarle unpoco de atención al lugar en el que

Page 67: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

uno se sienta a leer, esa fronteradoméstica que es más necesariapara la dignidad humana quecualquier frontera nacional. Quienno cuenta con un lugar propio esincapaz de emocionarse de formasincera al cantar en una plaza.

Page 68: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Espejos

Los espejos de mi casa no seponen de acuerdo cuando hablan demí. Yo me hago el dormido, quesiempre es mejor que hacerse eltonto, y escucho sus comentarios,sus afirmaciones, réplicas ycontrarréplicas, cargadas decrueldad o de comprensión según ellado del que procedan los disparos.Las opiniones de los espejos sonbengalas marinas, cruzan lospasillos y se hunden en el cristal

Page 69: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

líquido de su conversación. En díascomplejos, cuando salen a relucirmis señas de identidad másprofundas, el aire de la casa pareceun castillo de fuegos artificiales, unsonoro entresijo de relámpagos queestalla para aclarar mi condiciónpolítica, mi religión y los orígenesde mi armario.

El espejo del dormitorio tienebastante mala leche. No le gustonada, no soporta mis secretos, mismanías, mis olores, mi decrepitud

Page 70: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ojerosa, mi forma de vestirme paraandar por casa. Quizá me ve talcomo soy en mi existencia animal eincontrolada, llena de deseostraidores, deslealtades carnívoras,miedos herbívoros, dolenciasfísicas, ambiciones rencorosas yodios injustos. Un verdaderoespectáculo en zapatillas rotas, conun pantalón de pijama que me estácorto y una camiseta salida de lostenderetes de la prehistoria. Peroaunque el espejo del dormitorio mevea así, la verdad es que no soy así

Page 71: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

del todo, y sufro la mala concienciade mi desarreglo, y hago propósitode enmienda sobre mi ropa interiory mis pijamas, y me encuentro muyincómodo entre mis rencores y miscodicias. El color rojo de lasmejillas avergonzadas tambiénforma parte de mi ser. Da muchavergüenza hacerse el dormido en undormitorio.

El espejo del recibidor sostieneotras opiniones sobre mi carácter.Me ve salir a la calle algo más

Page 72: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

arreglado. Aunque no soy unprofesional de la elegancia, piensaque procuro vestirme para gustar,sin las debilidades del cincuentónque pretende mantener un airepatético de juventud y sin elenvejecimiento prematuro de laspersonas de orden, de mucho orden,que enfundan sus ideas en un trajeazul y unos mocasines. Además, elespejo del recibidor me ha vistosonreír, saludar a las visitas, ponerbuena cara a los idiotas, decirpalabras amables a los coñazos,

Page 73: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

elogiar libros malos, alabar labelleza de gente fea, domesticar misataques de cólera y prometer viajes,o reuniones, o favores de muchomérito. Como nunca llega aenterarse de mis incumplimientos,el espejo del recibidor afirma conbengalas azules que soydesinteresado, generoso, ecuánimey cordial. Yo se lo agradezco, perotambién me avergüenzo, y procuroque nunca vea el color rojo que seapodera de mi rostro, mi muchorostro, cuando la hipocresía deja

Page 74: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

paso a la soledad. Suelo correr albaño a lavarme la cara con aguafría.

El espejo del baño no es tan cruelcomo el de mi maldito dormitorio,ni tan partidario y optimista comosu colega del recibidor. Respeta losesfuerzos cuando me arreglo parasalir a la calle y adquiero unacompostura decente sin dejar de serel que soy. Sin hipocresía, porqueno es lógico entrar limpio en uncuarto de baño y salir sucio, el

Page 75: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

espejo me ayuda a retocarme. Másque la identidad que me separa delos otros, se preocupa de laidentidad retocada que me acerca alos demás. Y ésa es también unaforma posible de entender laverdad, donde no sólo cabe ladeclaración irremediable del yo soyel que soy, sino la voluntad humana,tan natural como el hambre o la sed,del yo soy el que pretendo ser, elque puedo llegar a ser.

Cada día estoy más convencido

Page 76: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de que el arte de vivir consiste enmantener una buena conversaciónante el espejo de un cuarto de baño.Siempre he envidiado a las mujeresque van juntas, sin levantarsospechas, al baño de un bar o deun restaurante.

Page 77: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Bolígrafos

Tienen alma de hormiga, porquesiempre desaparecen. Quizá losbolígrafos de mi casa se ponen enfila, recorren el pasillo y sesumergen en la oscuridad por algúnagujero secreto, una brechainsoportable en mi tranquilidadcotidiana. Yo los compro, losreparto, coloco algunos en la mesadel estudio, otros junto al teléfono,en la mesita de noche, en la cocina.Pero cuando quiero escribir una

Page 78: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

carta, o anotar un número, osubrayar un libro, o hacer la lista dela compra, pierdo media horabuscando un bolígrafo. Elencargado de la papelería delbarrio piensa que soy un maniático,un loco obsesionado por losbolígrafos. Me llevo bolsas,paquetes, cajas, con la regularidadsin calma de un grifo roto o de unacisterna con problemas de sueño.Cuando le pido folios, o sobres, oun cartucho de tinta para laimpresora, y me ve merodear por

Page 79: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

las dudas del pedido, comprende mitimidez, sonríe y pregunta: oye,Luis, ¿hoy no necesitas bolígrafos?Bueno, dame un paquete de esoscon el capuchón rojo. La estrategiade los colores suele resultar fallida.Azules, negros, rojos, verdes, sepierden igual, y además complicanlas cosas, porque la tinta no secorresponde con la situación, si esque alguno llega a salir delhormiguero. No es convenienteescribir cartas profesionales conletra roja, o poemas con palabras

Page 80: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

verdes. Neruda escribía siemprecon tinta verde y, como tenía muchapersonalidad, los versos escritos enverde suenan a Neruda. Tampocome da resultado la estrategia de losprecios. Por un momento pensé quelos bolígrafos caros iban a ser másobedientes que los baratos, y meregalé o pedí bolígrafos de regalopor mi cumpleaños. Pero, en elfondo, ricos y pobres tienen almade hormiga. Uno acaba sinbolígrafo, y con mala concienciapor el regalo perdido o el dinero

Page 81: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

derrochado.

Uso bolígrafos en vez de plumasporque da menos rabia perderlos.Los desencantos resultanimposibles cuando no nos dejamosencantar por nada. Pero en uno delos cajones del escritorio, guardouna pluma Montblanc VirginiaWolf, edición limitada, que meregaló Francisco Ayala. Nunca lahe utilizado, no me atrevo a sacarlade la caja, a separarla de sucertificado de autenticidad. Sé que

Page 82: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

en cuanto pretenda escribir con ellauna sola vez, desaparecerá comotodas las plumas, como todos losbolígrafos de mi casa. Sólo existenlos paraísos en los que uno nopuede vivir.

Esta mañana estuve a punto dejustificarme ante el amigo de lapapelería con una coartadahumanitaria. ¿Qué pasa?,pertenezco a una ONG que sededica a repartir bolígrafos por lasescuelas del mundo. Pero no me

Page 83: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

gusta jugar con las cosas de lasolidaridad, y tarde o temprano seacabaría enterando de la mentira ose dedicaría a difundir por el barrioel nombre de Don Bolígrafo SinFronteras. Sería un acierto, porqueuno debe ser el primer asunto de lapropia solidaridad, la que nosqueda más cerca, y a mí me hatocado la catástrofe de losbolígrafos. Aunque a veces se medespistan las gafas o me dan sustoslas llaves, los libros, la cartera y elmonedero, la verdad es que nunca

Page 84: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

se han convertido en un problemadoméstico, ni en una metáfora de mimala cabeza. Los bolígrafos sí, ypor eso estoy sospechando que susfugas no se deben sólo a midesorden, sino también a miingenuidad o a mi impertinencia.Tuve la intuición esta mañana,cuando quise escribir una carta alos Reyes Magos y descubrí que nohabía ni un solo bolígrafo en casa.Desde niño he creído que se puedenescribir cartas al futuro, incluso quese puede escribir el futuro con

Page 85: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

nuestras manos, y eso es unatemeridad. Quizás sea jugar con eldiablo, algo así como cargar condemasiada responsabilidad alnúmero de teléfono anotado en unperiódico, a la dirección escrita enuna servilleta, a los versosapuntados en un cuaderno, al papelde cartas bañado en el perfume y latinta del porvenir. La lista de losbuenos propósitos desemboca en unagujero negro. No sé, pero losbolígrafos de mi casa tienen almade hormiga.

Page 86: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 87: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Gafas

¿Dónde estarán las gafas? Cadavez que llaman a la puerta o suenael teléfono, las gafas aprovechan laocasión para perderse. Confiesoque con las gafas me pasa igual quecon los bolígrafos, que nuncaesperan en el lugar donde habíamosquedado. Estoy leyendo, el porteroautomático me interrumpe, abro lapuerta, recojo el sobre delmensajero, vuelvo a la butaca y...,ya se han ido las gafas. No están en

Page 88: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la mesa, ni en la balda de laestantería, ni en loscubrerradiadores del pasillo, ni enel mueble del recibidor. La vistacansada es cuestión de tiempo, perono sólo de los años que pasan yhumillan a nuestras pupilas, sino delas horas que uno tiene que dedicara la búsqueda de las gafas.

Las verdades del barquero, acierta edad, se vuelven borrosas sinos acercamos demasiado a ellas,pierden aristas, perfil, nitidez,

Page 89: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

osadía, y hace falta buscar concuidado una mirada recompuesta,unos cristales que nos permitanredondear las letras con nuestrosojos. Pero eso cuesta tiempo,porque las gafas se van, o loscristales se empañan, y hay que ir ala cocina en busca de unas gotas dedetergente, y el trayecto de regresoa la butaca es una expediciónpeligrosa en el que las gafasprisioneras encuentran milocasiones de fuga. Las gafas huyenigual que el dogma, la seguridad y

Page 90: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la prepotencia. Prefieren darletiempo al tiempo, nos obligan abuscar un punto de vista propio, quenunca llega a confundirse con lavisión deslumbrada de las verdadesabsolutas. Las gafas son para losojos que aprenden a tener pacienciacon la edad, no para las cegueras delos cascarrabias.

Los que se aferran a unas señasde identidad demasiado tajantesolvidan que el mundo está vivogracias a una permanente

Page 91: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

metamorfosis. Dentro de unacaracola está el mar, y los mares semueven con voluntad de nube, y elagua de las nubes sueña con sertierra, y la tierra procura elevarsepor los anillos de los árboles, y losárboles quieren ser viento y por esoextienden sus ramas, y las ramasprocuran volar como un pájarohasta la nube que va a devolverle elagua al mar y el mar a la caracola.

Sólo cuando empezamos a perderlas gafas nos atrevemos del todo a

Page 92: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mirar dentro de nosotros mismos,para ver la rebeldía que hayagazapada en el interior de lasrutinas, o el espíritu conservadorque se esconde en algunasdisidencias, o el niño que corre porlos pasillos de la madurez, o elpadre que uno lleva en los ojosaunque pretenda no parecerse ennada a su propio padre, o laslágrimas de mujer que fluyen bajoel racionalismo mentiroso de loshombres, o el frío que acecha detrásde algunos sentimientos. Las gafas

Page 93: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

animan los secretos de la casa,porque conocen los laberintos de lametamorfosis.

Hago examen de conciencia deltiempo perdido. Es un inventario demis pasos. Según intento aclarar,mis gafas se convirtieron estamañana en una taza de café, despuéspasaron a ser un cepillo de dientes,alcanzaron más tarde el alma de loscojines del sofá, se fueron comogaviotas de vacaciones a latranquilidad azul de las carpetas

Page 94: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

olvidadas en el despacho, sacaronlas uñas como un gato que quierejugar con la alfombra de labiblioteca y se transformarondespués en bolígrafo para recuperarfinalmente su condición de gafas.Debe resultar insoportable vivir lasveinticuatro horas del día sometidoa la misma condición, con la mismasotana o el mismo uniforme. Yo nopuedo escribir ni leer sin gafas, asíque he tenido que esperarlas yaguantar a que se cansaran de vagarpor los espíritus de la casa. Pero ya

Page 95: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

las he perdonado. Siempreaprovecha uno el tiempo parapensar las cosas, y, además, ellasme regalan un punto de vista propioa la hora de mirar la realidad.

Page 96: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Monedas

Mis preocupaciones tienen unadeuda histórica conmigo, llevanmuchos años sin dejarme en paz.Cuando empieza el año nuevo, todoel mundo desea que se cumplan sussueños. Yo me conformo con que seacaben mis pesadillas. Así que citoa mis preocupaciones y me pongo adiscutir con ellas, mientras paseonervioso por mi dormitorio, o pormi despacho, o por mi cuarto deestar, o por mi cocina, o por mi

Page 97: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

baño, o por el pasillo de mi casa, opor todo aquello que considero míocon ingenuidad.

Ahí están mis preocupaciones.Habitan el lugar que lleva minombre, la región por donde paseosin necesidad de moverme. Cargadode paciencia, les recito un millónde argumentos para que me dejentranquilo, pero ellas me devuelvencalderilla, y se ríen de mí con todala desfachatez del mundo. Sabenperder las formas mejor que nadie,

Page 98: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

y hablan mientras comen, y se metenel dedo en la nariz mientras hablan,y luego empiezo a oler mal y es queestán haciendo política en losarrabales de la casa. Huyo para noasistir a su competición de malasintenciones y malos vientos, perome persiguen con la misma furia deuna precampaña electoral en unatribu de caníbales o de chantajistas.

Mis preocupaciones han rotocualquier posible pacto con ladecencia, no conocen las reglas, ni

Page 99: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la vergüenza, sacan lo peor que hayen mí, me indignan y no me dejanpensar. Por eso suelo tomar lasdecisiones importantes, después dedarles muchas vueltas a losproblemas, lanzando una moneda alaire, una de esas monedas queaparecen en cualquier sitio, entrelos huecos del sofá, sobre lasestanterías, en el cajón delaparador, mezcladas en los papelesde mi mesa. Hoy he lanzado unamoneda checoslovaca para resolveruna duda sobre la financiación

Page 100: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

doméstica. Es una de esas monedasque se quedan con nosotros despuésde los viajes, para recordarnos quelas ilusiones son pura calderilla,restos de un país que ni siquieraexiste.

La moneda subió, giró en el airede mi cuarto de estar, dio vueltaspor mí, cayó de canto y se puso arodar por el suelo. Como es lógico,yo me puse a seguir a la monedaque se había puesto a rodar por elsuelo como un perrito pequinés.

Page 101: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Salió al pasillo, pasó por delantede la puerta del despacho, de lacocina, del dormitorio, y se metióen el baño. No llegó a darse contrael retrete, porque pasó justo por laderecha y fue a estrellarse en unlibro que me había dejado pordescuido en sus cercanías. Loslibros, como las preocupaciones,acompañan al ser humano encualquier situación, y los lectoresvamos dejando huellas y monedaspor todas partes. La moneda mecondujo hacia un libro de título

Page 102: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

exacto: Lista de precios. Sin dudaes un buen título para una biografíao un volumen de historia universal.Cualquier corazón es un ministro dehacienda, un juego de prometo,compro y vendo. La vida y lahistoria son así, una mercadería, unajedrez de intereses y necesidades.

Todos tenemos un precio delantede los ojos, ya sea a la hora depagar o de vender. Mispreocupaciones tienen un precioque yo no puedo pagar, y por eso

Page 103: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

siguen siendo mis preocupaciones,porque no puedo adaptar lospresupuestos generales de la vida ala bisutería que me ofrecen. En losnegocios son necesarias por lomenos dos manos, la del compradory la del vendedor. Ya sabemos quehay compradores con colmillos devampiro, pero no son más indignosque los vendedores que ofrecen elcuello para hacer negocio con supropia sangre.

Somos una lista de precios, una

Page 104: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

moneda al aire. Y no tenemosderecho a quejarnos del diablocuando se aprovecha de nuestrabajeza, de nuestra estupidez, denuestra indignidad. Lo que más measusta de los compradores es laconfianza que tienen en su ideainfalible de la realidad. Consideranque el mundo está habitado porseres dispuestos a venderse. Susrazones tendrán. Y suspreocupaciones.

Page 105: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 106: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Ducha

Ni fría, ni caliente, el agua cae ala temperatura justa, con ese azultemplado que ilumina las buenasmañanas de primavera. El agua cae,y abraza la piel, y la ampara, ymurmura algunas palabrastranquilizadoras en el oído, y pasasus manos de dedos finos por lacabeza, y enreda el pelo, y recorrela espalda con una caricia firme yminuciosa, y poco a poco imponeun ritmo de partitura lenta, de

Page 107: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

canción para bailar casi sinmoverse, atendiendo a la humedadde los labios, a la entrega de loshombros, a la controlada agitacióndel pecho, al temblor tímido quebaja por el vientre, las ingles y losmuslos.

El agua se lleva hacia el desagüeesa memoria sucia de todo lo queha sido hostilidad o va a serincertidumbre. Sabe limpiar de ungolpe la piel y la extensión delmundo, los rastros de la noche y las

Page 108: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

plazas veladas por lacontaminación. Hay que alabar alos cielos, porque no siempreresultan así las cosas. Hay mañanasen las que parece imposible ajustarla temperatura, los grifos seenvenenan, se complican en unadesorientación redonda, en uncírculo vicioso que gira de derechaa izquierda y va del frío hiriente ala sofocación agresiva de uninfierno doméstico. Y no es extrañoque en medio de las gotasindomables, que saltan sobre el

Page 109: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

corazón como una manada decaballos salvajes, surjan algunosaccidentes coyunturales. (Conozcola crueldad del bote de champú quese deja caer con una punteríamiserable en la uña del dedo gordode un pie o el patetismo delalbornoz que rompe por fin lapercha y agoniza empapado e inútilen el suelo. Por no hablar de losresbalones pantanosos...

Pero esta mañana no es así, y lasuerte corre como el agua a mi

Page 110: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

favor. La piel, el corazón, elalbornoz, las zapatillas, la cafeteray el cielo azul están en su sitio.Durante mucho tiempo los estadosde ánimo del poeta se enredaron enlos paisajes y los ciclos de laNaturaleza, que era sensible comouna adolescente a la intención delojo que la mira. Después de unacatástrofe amorosa, los árbolesdejaban llorar sus ramas sobre ladepresión de los campos y elganado pacía sin ganas la hierba dela tristeza. Hoy resulta más común

Page 111: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que los paisajes domésticos seadelanten y ordenen la rutina segúnlos misterios del alma. Elpanteísmo se ha privatizado paraadaptarse a las dimensiones de unacasa. La persiana, las ropas en elsuelo, la puerta del baño, el espejoy el agua de la ducha son asunto delalma.

Y la ducha de esta mañana caesobre el desnudo de la primerapersona del singular, sobre un yoque se hace vida por delante,

Page 112: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

esperanza y sosiego. Las cosasrespiran en su sitio, esconden unalma tranquila, y la primera personadel singular, bajo el abrigo líquidode la ducha, llega a unir su esenciay su existencia en una absolutacomplicidad con el ser. Soy el quesoy, y no necesito sentirme de otramanera, y no tengo más necesidadque el abandonarme a lassensaciones de la piel, y me bastacon dejar que el agua se lleve lasviejas crispaciones, la indignaciónrepentina, los complejos, los malos

Page 113: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ratos acumulados.

Dios es esta mañana la templanzahecha carne, mientras el champúmantiene el equilibrio, y elalbornoz permanece seco ydispuesto sobre la percha, y el aguame abraza y me disuelve como unterrón de azúcar en una taza de cafécaliente. La buena ducha es sólo eladelanto del buen desayuno, delbuen saludo del portero de casa, dela buena plaza, de la buena mañana,del buen azul de un cielo

Page 114: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

primaveral, del buen quiosco deprensa, de las buenas noticias...

Lástima que Dios no exista, y queno baste privatizar su plenitud conuna buena ducha. Los zapatos denuestra divinidad precaria tardanpoco en pasar por delante de unvertedero. Es el templo de las cosasrotas del mundo.

Page 115: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Ropa

Es bueno y justo que sea dueñade tu ropa quien es dueña de tudesnudo. Cuando salgo a la calle,me gusta pedirle a mi mujer queelija mi ropa. Así voy conjuntado,curioso, más o menos presentable,gracias a los cuidados ajenos, queson también los cuidados de lacomplicidad. La única máscaradesagradable es la que uno mismoelige, ese disfraz que no depende deun acto de amor, sino de miedo.

Page 116: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Es verdad que yo no sé vestirme,pero también me consta que la faltade sabiduría suele parecer unaañagaza de la comodidad. Por micasa corre el rumor de que nunca heaprendido a programar el vídeo o autilizar los milagros de la selvatecnológica para no molestarme enla gestión técnica de la vidacotidiana. Puede que tengan razónlas habladurías domésticas y que mifalta de entendimiento con laelectricidad se deba a la parte másprecavida de mi indolencia. Pero la

Page 117: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

renuncia a decidir sobre lasformalidades de mi ropa no es unsíntoma de mis galbanas, sino delpacto firmado entre el desaliñoabsoluto de mi juventud y lanecesidad de comportarme como unhombre maduro.

La madurez, como estadocompleto del carácter, nos definede la cabeza a los pies. Por eso lepido a mi mujer que elija misombrero o mi gorra, mi chaqueta omi jersey, mis pantalones de vestir

Page 118: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

o mis vaqueros, mis zapatos o misbotas. Acercarse al arte de vivir separece mucho a la formulación deun equilibrio flexible entre lasideas y la conducta, la casa y lacalle, el desnudo y la ropa.

Claro que mi mujer no me lopone fácil del todo. ¿Hoy de quéquieres ir, de poeta o decatedrático? Esa es su preguntapreferida cuando me ve salir de laducha camino del espejo y delarmario. Presupone la gente que los

Page 119: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

catedráticos son personasrespetables, con un nudo de corbatapor corazón y una cartera de piel enel cerebro. Los poetas, ya se sabe,son más bohemios, amigos de undesarreglo que limita al norte con laprovocación y al sur con lalimpieza. Pero vivir es conocer amuchos catedráticos locos de atar ya muchos poetas demasiadocalculadores, burócratas de lairresponsabilidad, que entran en susdisparates como un funcionariomunicipal entra en su oficina.

Page 120: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Lo que a mí me ocurre es que mepongo poético cuando me visten decatedrático, dispuesto a descubrirun verso en la parsimonia de unconserje, y me entran ataques derespeto cívico cuando salgo vestidode poeta. Los equilibrios de la vidamadura se consiguen también a lacontra, porque uno creceresolviendo contratiempos, y noresulta un logro pequeño asumir lasrarezas personales, gobernar lahechicería cotidiana como campode pruebas de la intimidad, vestirse

Page 121: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de catedrático para convocar a lainspiración, o de poeta para opinarsobre la enseñanza pública.

Después, como es lógico,conviene que las cosas vivan juntas,pero no revueltas y sin control.Inspirarse en el otro lado de laalmohada o en la otra cara de laluna no significa confundir lospuntos cardinales. Ni los versosdeben convertirse en un sermón decatedrático, ni las lecciones en undesahogo sentimental. Por

Page 122: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

extranjero que uno se sienta en supropio cuerpo, no es aconsejableponerse los calcetines en la cabezay los sombreros en los pies. No setrata de eso, sino de negociar lavida con una inquietud prudente.Creo que fue Juan Ramón Jiménezquien dijo que de las dos hermanas,la otra tiene siempre algo. Podemosreconocerlo y confesarlo sinnecesidad de romper con la nuestra.

Cuando vuelvo a casa y comienzoa desvestirme, aprendo mucho de

Page 123: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mí mismo, tanto como al ponerme laropa por la mañana. Según los días,el sombrero, la corbata, lachaqueta, los pantalones del traje ylos zapatos negros acaban siempreen la habitación más lírica,desperdigados y amables comounas horas de tranquilidad. En lahabitación de los manuales y lostratados filológicos descansan lagorra, el jersey, los vaqueros y lasbotas. El mundo es entretenidogracias a los funcionarios que nosenseñan a amar la poesía y a los

Page 124: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

poetas que nos convencen de lanecesidad de los funcionarios. Ygracias, sobre todo, a la dueñaverdadera de nuestro desnudo, quees la dueña de nuestra ropa, seacual sea la habitación en la que sequede.

Page 125: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Sandalias

Las saco de la maleta, entre laropa sucia, y todavía no sé por quése me ocurrió guardarlas. Insisto,mi familia no comprende que untipo tan derrochador como yo seresista tanto a tirar las cosas. Unassandalias rotas por culpa de unpisotón deben acabar en la basura,no merece la pena seguir viaje conellas, traerlas de vuelta a casa,como si fuesen un regalo. Acabaránen los sótanos del armario,

Page 126: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

escondidas entre las sombras y losobjetos inservibles, esperando unasiempre aplazada visita al zapatero.

Me gusta guardar las cosasusadas, siento que forman parte demí, que retienen mis pasos, misdudas, mis olores, mis prisas, milentitud, mis ciudades. El Cairo esuna ciudad muy usada, y se guarda así misma a costa de la desmesura yla vitalidad de sus habitantes, queson también sus usuarios. Allí nadietira nada, todo sirve, todo se utiliza

Page 127: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

y se reutiliza, hasta formar unaacumulación de coches viejos,calles con olor a peatonestemerarios y a gasolina, cafés consillas desencoladas, chaquetas conremiendos, comercios, billetesdesgastados, gritos, miradas,pisotones, y un río noble y ancianoque pasa por medio del estruendoigual que una procesión de sabios.Nada se detiene porque todo vienede lejos.

Caminar con una sandalia rota a

Page 128: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

través del zoco de El Cairo es unbuen modo de mezclarse con lavida, con esa vida que todo lo usa,para dejar sus marcas en el eskaydel coche, en las quemaduras de lascamisas, en las cicatrices de lamadera, en el sudor de la piel o enel tiempo sin diseñar ni estilizar desus escaparates. La ciudad seresiste a convertirse en unamercancía costumbrista, en laversión pintoresca del mundo queesperan encontrar los turistas. Ladistinción entre viajeros y turistas

Page 129: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

no es más que una cursilería si setrata de separar la aventuraindividual por tierras difíciles y lositinerarios programados en rebaño.Pero sí hay una distinción queafecta a la mirada. Los turistasmiran una abstracción, una viñeta,un resumen esquemático, unaversión establecida de la realidad.Los turistas miran la realidad parapisar un mapa. Los viajeros miranlos mapas para pisar la realidad.Sienten la huella, el olor agrio de lavida. Por eso no hace falta salir de

Page 130: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

casa para vivir como turistas ocomo viajeros.

Los turistas se asustan deltorbellino con olor a kebab. Seinquietan ante el bullicio dechilabas, mezquitas, oraciones yreclamos que forman en el aire elpregón de lo extraño. Yo meinquieto ante el orgullo con el quelas mujeres esgrimen la humillaciónde sus pañuelos, su renuncia y susseñas de identidad. Los turistas seesfuerzan por superar la presencia

Page 131: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

incómoda de la suciedad, el olor delas cosas usadas, el rastro quedejan las manos, las razas, lasreligiones y la pobreza. Hay huellasen los ojos, los manteles, la ropa,los utensilios y la respiración. Lapresencia real es una huella.

Conozco a muchos granadinosque miran con temor a la multitudárabe de la Calderería Vieja,aunque no dudan en sentirseorgullosos de la Alhambra, unrecinto que sienten como propio,

Page 132: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

una raíz de su personalidad. Hevisto a muchos turistas huir de lassandalias sucias en el zoco de ElCairo para abrir la boca conadmiración ante las sandalias deTutankamon. No se trata sólo de losmalos olores. Molestan también losdetalles de la experienciaparticular, de las historias en carney hueso. Tutankamon es el Hombre,la Humanidad, el lugar de todos, eltesoro que nos enorgullece. Perohay que borrar tantas cosas usadas,tantos olores, tantas marcas, tantos

Page 133: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

siglos, para llegar a la sandalias deTutankamon, que corremos elpeligro de quedarnos todos fuera delugar, o de vivir en nuestra casacomo turistas, sin entender lo quehay de nosotros en el vocabulariode las cosas.

Habrá que buscar un punto deacuerdo razonable entre la nada delos faraones y la carnalidadexcesiva de la represión. Yo me hetraído en las maletas mis sandaliasrotas. Por si acaso, por si un día me

Page 134: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cuentan algo de lo que hanaprendido en el zoco de El Cairo.

Page 135: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Relojes

El reloj de mi cocina estáretrasado ocho minutos, pero noengaña a nadie. El sabe que yo séque el tiempo fluye entre sus manoscon ocho minutos de retraso, asíque no hay mala intención en susindicaciones. Cuando veo que lasagujas marcan las ocho menos diezde la mañana, comprendo que hayque terminar el desayuno en dosminutos para salir a las ocho enpunto con la niña camino del

Page 136: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

colegio. La objetividad del tiempose llena de chapuzas privadas en lasmuñecas de los individuos y en lashabitaciones de las casas.

Sólo podemos sobrevivir concierta dignidad porque el tiempopúblico es un río colectivo en elque aprenden a flotar las chapuzasprivadas, los remiendos personales,igual que las maderas, los barcosde papel o las pelotas de plástico.Yo pongo sobre el agua de micocina un barco de papel cargado

Page 137: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

con ocho minutos de retraso, y asícumplo el horario previsto, y nollego tarde al colegio de la niña. Eneste caso no se trata de una argucia,sino de un pacto o un sobrentendidofamiliar. No me molesto en poner elreloj en hora porque sé que el relojno quiere engañarme con susretrasos.

Algunos amigos se relacionancon el tiempo por medio deinocentes trucos personales. Losmás tardones adelantan la hora con

Page 138: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

el deseo de combatir su tendencia ala impuntualidad y los másnerviosos se defienden de laprecipitación al retrasar los minutosy las citas en sus relojes de muñeca.Chapuzas, equilibrios, remiendospara que no se rompan las costurasdel tiempo o para que no se nosquede demasiado ancho. Pero elretraso de mi reloj de cocina no sedebe a un truco, sino al últimocambio de pilas. Me equivoqué alponer la hora, descubrí el barco depapel con la carga de los ocho

Page 139: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

minutos y me acostumbré a sunavegación sin peligro denaufragio.

Las trampas personales me lasreservo para el reloj despertador.Da gusto saber que está adelantado,oír las primeras noticias del día alas 7.15 de la mañana y recordarque son las 7. El futuro mideentonces un cuarto de hora, quinceminutos de duermevela, sábanas ypereza. Tampoco es que yo quieraengañar al reloj, porque yo sé que

Page 140: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

él sabe que son las 7 y que no voy alevantarme hasta las 7.15. Correrhacia el futuro no resulta demasiadograve si sólo se intenta aprovecharun poco mejor el presente, ajustarlas emociones con la realidad. Eneso consiste el trabajo de losescritores, que viajan hacia elpasado o hacia el futuro con eldeseo de encontrar un buenacomodo en el horario del presente.

Las elegías retrasan y los himnosadelantan, pero nadie engaña a

Page 141: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

nadie, porque la ficción respeta lasabiduría del presente. Ya sea porun cambio de pilas o por un trucopersonal, el tiempo movedizo de laficción no impide la convivencia.Uno sabe que son las doce de lanoche, aunque el reloj marque lassiete de la mañana. Incluso sepuede aprovechar la luz de unamanecer imaginado para iluminarlas oscuridades de la noche real. Lopeligroso es que adelanten o atrasenlos relojes convencidos de laexactitud de sus horas, las agujas

Page 142: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que prometen un tiempo perfecto.Más que en una ficción, el reloj seconvierte entonces en un simulacro,o en un rosario de supersticiones, yentonces llegamos a los sitioscuando todavía no se han abierto ocuando ya están cerrados. Eso mepasa a mí de vez en cuando con mireloj de pulsera, un regalo bueno yperfecto, tan seguro de sumaquinaria que es capaz deconvencerme de cualquier cosa. Sise equivoca, me equivoco con él.Por mucho que los poetas digamos

Page 143: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

lo contrario, el tiempo tropieza,claro que tropieza, y varias vecesen la misma alfombra o en elbordillo de la misma acera, sobretodo cuando se convierte en historiay rueda con el orgullo de lasmaquinarias perfectas. Miraentonces con ojos de sacerdote o deeconomista.

Page 144: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Nevera

La nevera de mi casa es unelectrodoméstico adolescente.Supongo que los electrodomésticos,igual que los perros o los desnudos,se parecen a sus dueños. Observarel carácter de un perro ayuda acomprender la atmósfera de unacasa, que puede estar acostumbradaa callar y morder, o a ladrar yatemorizarse, o a saltar y mover elrabo delante de las visitas.

Page 145: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Para muchos ciudadanos, unperro es el mejor amigo delhombre. En mi casa hay un gato quese llama Negrín, porque la vida mellevó desde joven por el camino delos tejados y la emancipación. Losperros sólo me han servido a lolargo de la vida para tomarconciencia de que en algunas casasiba a ser un invitado fugaz, un serlleno de precauciones y con ganasde irse. Pasa lo mismo cuando voya la playa y no consigodesprenderme del insoportable

Page 146: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

espíritu de observación que mealeja de un necesario instintoparticipativo. Pasear por una playasirve para conocer el estado delmundo a través de los cuerpos, lapequeña distancia que existe entrela felicidad y la tragedia, laelegancia y el horror, la pureza y lacontaminación. Las playas y losperros ayudan a conocer a susdueños, igual que loselectrodomésticos, acostumbrados apalpitar según el ánimo del dedoque aprieta el botón o de la mano

Page 147: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que abre la puerta.

Claro que un carácter es un hazde muchas espigas, y los dueñosdan para mucho según los maticesde la personalidad que vandesperdigando por la casa. Sintraicionar a la verdad, espejo vivodel alma de sus dueños, en unamisma casa puede haber lavadorasdébiles, hornos dogmáticos,lavavajillas chapuceros,exprimidores estrictos, aspiradorasmodestas, microondas cínicos y

Page 148: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

neveras adolescentes. La nevera demi casa es un electrodomésticoadolescente, porque se abandona alos excesos del alma, dividida entrelas abundancias del corazón y losabismos tristes de la melancolía.Sin el punto intermedio de laregularidad, pasa de la intuición dela nada a la plenitud de la fiesta, delos fervores del mundo al cielopálido, indefinido, como una pizzacongelada.

Las relaciones con la nevera

Page 149: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

establecen una línea sentimental detrabajo y un modo de entendersecon la vida cotidiana. Resultaadmirable la disciplina reguladorade los que no juegan con el vacío, ocon las fechas de caducidad, o conla falta de hielo a media noche, ocon las sobrecargas de optimismoque terminan en la basura. Una vidaordenada salva a las neveras de lasinsuficiencias inoportunas y de losdesperdicios. Mi nevera, que es elelectrodoméstico más adolescentede la casa, suele comportarse de

Page 150: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

una forma muy desequilibrada. Sussoledades y sus excesos tienen encomún un mismo sentimiento deculpa que, en vez de corregirse,acaba abandonándose a losvaivenes de la ley del péndulo. Dela soledad gatuna paso a la músicacompartida de la fiesta.

Ayer mi nevera padecía sólo unatristeza solitaria y saludable,apenas un yogur, una cerveza sinalcohol, una lata de foie-gras ymedia cubitera de hielo. Fue un

Page 151: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

espectáculo desolador, el espejo deun príncipe arruinado, y decidíorganizar una fiesta. La lista de lacompra es siempre la mejor vacuna,el modo más contundente dereaccionar. Ahora ya no cabe nada,me cuesta trabajo colocar el zumode naranja de Benjamín y María(últimamente les ha dado por tomarvodka con zumo de naranja). Haytónicas para los gin-tonics deAlmudena y Juan, coca-colas paralos cubalibres de Chus y MaríaJosé, y mucho hielo para los

Page 152: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

whiskies de Joaquín, Jimena,Regina, Miguel, Silvia, Felipe,Ángeles, Bienve, Javier, Rosana yRamón. Y vino y cervezas paratodos, y cervezas sin alcohol paraConchita y Celia, y carne para laparrilla, y helados de postre, yhasta leche desnatada paraMariano, que seguramente sequedará a dormir. Voy a llamarlospor teléfono. Esta nevera míaadolescente me lo ha aconsejado.

Page 153: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 154: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El disco

Así es, los recuerdos nos atan alfuturo, porque sólo la memoriatiene capacidad para hacersepresente y negociar con nuestroszapatos. Cuando vigilamos elpasado con un ojo, el otro no seduerme y mira hacia el porvenir.Todo regreso es una justificaciónde lo que está por delante, de lo quenos define y nos interroga desde eltiempo que aún no hemos vivido.Los fantasmas más peligrosos no

Page 155: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

habitan en el castillo del pasado,sino en la intemperie de un mañanasin ayer, de un futuro que secondena a vivir sin memoria.Recordar es como atarse loszapatos al inicio de un camino, ycualquier día, por viejo que sea, esun camino.

Los fetiches del recuerdo son laúnica compañía sólida cada vez quenos encontramos con las páginas enblanco de la mañana, con esevértigo que sienten los que

Page 156: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

amanecen, se levantan, se visten ynecesitan tener la vida por delante.Siempre he admirado a las personasque saben morirse de viejas, en sucama y con toda la vida por delante.El optimismo sólo puedemantenerse gracias a la lealtad quemerece el pasado. Los recuerdos deandar por casa nos permiten salir ala calle con cierta tranquilidad.

Conservo el primer disco quecompré, que es también la primeracosa mía que compré. Los

Page 157: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

caramelos y los juguetes pertenecenmás a nuestra infancia que anosotros mismos, son en realidad unpatrimonio de nuestros padres, unafelicidad heredada. No niego elvalor de la infancia, pero me pareceque sólo se puede medir cuandodesemboca en esa batalla dura quesomos nosotros. Empecé a ser yodentro de algunos libros y tambiéndentro de un mes de diciembre, unatarde en la que tuve la suerte de quemis abuelos apareciesen sin regaloen la fiesta de mi noveno

Page 158: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cumpleaños. Solucionaron elproblema con una alegría enmetálico, y yo me compré a lamañana siguiente un disco deSerrat. No fue un capricho de niñoraro. Es que mi madre era muypartidaria de Julio Iglesias y mipadre un decidido defensor deRaphael, y yo, obligado a escogerentre los dos, me encontré de prontocon la posibilidad de salircorriendo, gracias a un cantautorcatalán que había puesto música alos versos de un poeta sevillano. Lo

Page 159: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

había oído en la clase de literaturade un profesor que supocompensarme con aquel disco demuchas horas de frío y de lamonotonía de la lluvia en laventana. Nuestros destinosdependen con frecuencia de algunasdecisiones casuales que toman losdemás.

Conservo el disco, comoconservo la imagen del niño queoyó hablar en el colegio de AntonioMachado y quiso oír sus Cantares y

Page 160: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

su Saeta en la voz de Serrat. Lascosas sirven a veces paramaterializar aquello que no estáfuera, sino dentro de nosotros.Desde que oí aquel disco, fuihaciéndome como soy, con unafelicidad mía, con un dolor propio,con el patrimonio de missentimientos, como un golpe dedudas o de dados que no pretendeabolir ningún azar, pero intentasaltárselo para que todo terminebien y con las cifras adecuadas.Debajo de mis opiniones más

Page 161: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sensatas, se esconde el joven quesabe correr más que la policía yque aprendió a vivir al ritmo de unaguitarra y de unas cuantas palabrasverdaderas. No debemos perderlenunca el respeto al adolescente quefuimos, ni reírnos demasiado de suvoluntarismo utópico.

La lucidez no puede convertirseen una traición; es, si acaso, labúsqueda de un domicilio nuevopara nuestras pasiones, una casamás amueblada, con ascensor y

Page 162: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

calefacción, muchas comodidades yalgunos recuerdos elegidos. Estabayo un día escribiendo en mi casa,más atrapado que nunca en losafanes impuros de la existencia,cuando sonó el teléfono. Era JoanManuel Serrat, había musicado unpoema mío, quería que oyera lacanción y que le pusiese unestribillo. La ráfaga de vanidad,muy lógica en el poeta que escuchaunos versos suyos en la voz deSerrat, se disolvió en una emociónmás fuerte, en la imagen del niño

Page 163: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que se gastó su primer dinero en undisco, en el sentimiento vivo deladolescente que se unió a la vidagracias a unas cuantas cancionesverdaderas. Conviene que seamosleales con los recuerdos que nosatan al futuro. La memoria separece más a una partitura que a undesván.

Page 164: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Goya

Algunas cosas tienen unpegamento especial para que lavida se quede atrapada en ellas.Permanecen en silencio, discretasen el desorden de las estanterías.Están ahí desde hace años,acumuladas sin un motivo preciso,como si se hubieran dormido almargen de la corriente deapariciones y desapariciones quemarca el ritmo de la existencia.Guardan las huellas de los dedos

Page 165: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

del tiempo, huellas dactilares en elagua, y un día se ponen a hablar ennombre del pasado. Son portavocesde una época, de una forma devestir, de frecuentar determinadosrestaurantes, de trabajar, de citarsecon los amigos o de preparar losviajes.

Anoche me encontré, camufladoentre un diccionario de latín y unmanual de literatura, un paquete detabaco Goya. Mi padre fumabaGoya hace muchos años, cuando el

Page 166: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

aroma del tabaco no era laconsecuencia desagradable de unvicio, sino la atmósfera que solíaenvolver a las personas respetablesy a los niños que hacían sus deberesen la mesa del comedor. No tengoconciencia de haber queridoguardar ese paquete, no significó unhito, un fetiche, el emblema de unadecisión. Pero ahora sale del fondode la vida, rompe el silencio yhabla por los codos, por esos codosfotográficos y amarillos que tienenlas cosas al mezclarse con la

Page 167: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

memoria. El paquete de Goya hablade mi padre, de mis mandados enlos estancos de Granada, y luegotoma carrerilla y se lanza a exponeruna teoría sobre la sociedadespañola de mi adolescencia. A lagente le dio por recortar el retratoovalado del pintor para forrarbotellas y jarrones. Entonces seforraba la humildad de la vidacotidiana igual que se forran loslibros de los niños.

Los esmerados jarrones se

Page 168: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

adornaban con el rostro genial yrotundo de Goya, a mitad de caminoentre la españolada y una honestaprecariedad. La memoria losconfunde ahora con aquellos cochesvestidos de domingo gracias a loscojines de ganchillo y a unosperritos que meneaban jovialmentela cabeza. Las familias estrenabanzapatos en el Corpus, vestían ropasnuevas para ir a la consulta delmédico y guardaban la delicadezabarata de sus tazas de café en unosaparadores expuestos a los ojos de

Page 169: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

las visitas. Las tazas de café, lasporcelanas, los caprichos de cristal,eran el lujo de un país sin lujos, lacortesía de los pobres. También lostrabajos manuales, los hombresmanitas y las mujeres hacendosaspertenecían a una realidad quenecesitaba sacarse partido sinmuchas posibilidades de éxito.

Más que el valor económico,contaba el gesto de una vida pobre,pero decente, lavada y peinada,respetuosa al saludar, y con una

Page 170: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sonrisa en los labios al ceder elasiento en el autobús. Los jarronesgoyescos reflejaban algo más que elmalísimo gusto de los horteras.Facilitaban la unión momentánea dela filigrana y la laboriosidadfamiliar de unas gentes no invitadastodavía al consumo. Susaspiraciones de mejora socialabandonaron entonces el ámbitoprivado de las tazas de café ysalieron a la calle en forma deperritos y cojines. Faltaba pocopara que también salieran de las

Page 171: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

casas los miedos, las libertades sinira, las cartillas de ahorro, losolvidos.

Estábamos dispuestos a forrar lailusión de la democracia. Muchagente la colocó como un jarrón ocomo un aparador en medio de unaplaza. Aunque no creo que el malgusto fuese lo peor de laTransición.

Page 172: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 173: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Cosas perdidas

Las ciudades son una alegoría,igual que las casas y sus habitantes.La realidad tiene alma decoleccionista y va guardando elfantasma de los lugaresdesaparecidos, las cosas rotas y loscambios de piel. Cuando paseo porGranada, las ausencias me definende un modo inevitable. La ciudad esuna alegoría de sí misma, de supasado, de un tiempo aún vivo yduradero en el vértigo de la

Page 174: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

pérdida, porque nos hizo antes dedeshacerse. Paso por la esquina quehay enfrente de la casa de mispadres y huelo los aceites y elpetróleo de un taller de motos quecerró hace más de 30 años.Después abrieron una farmacia, yahora hay un bar y una cochera, y yopaso por delante de un bar dondeparpadea la cruz verde de unafarmacia sobre los oloresmanchados de un taller de motos.

La ciudad se abre y se cierra, se

Page 175: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

desgaja como una granada, perosigue enredándose en los olores, enlos paisajes, en las costumbres desus habitantes. Cruzo la calle Reyesa través de un paso de cebra y unsemáforo que ya no existe, pero quese pone en verde justo delante de lapastelería Bernina. Camino por lacalle Mariana Pineda bajo unaatmósfera de yodo, de desinfección,de aguja de practicante,acercándome a la casa de Socorroen la que sólo podría entrar el niñoq ue fui en 1965, con las rodillas

Page 176: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

minuciosamente cargadas dearañazos y travesuras. Y al llegar alCorral del Carbón me invade unasensación de domingo, abuelos,gambas y casera de cola, porque enel bar Jandilla se reunía la familiapara profetizar la suerte inmediatade una tarde de fútbol. Después demuchas especulaciones, ya estánconstruyendo sobre el viejo estadiode Los Cármenes, que es comoconstruir sobre un adolescentenervioso, una defensa legendaria yun gol en el último minuto.

Page 177: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Somos un palimpsesto, lluevesobre mojado y escribimos paramezclarnos con la tinta de unaescritura anterior. Las casasconservan una imprevisiblecolección de objetos perdidos y deutensilios rotos. Quiero colocarunas rosas, me dirijo al aparadordel cuarto de estar en busca deljarrón de Túnez y me pierdo en ladesorientación de mis pasos. Mecuesta recordar la tarde en la que secayó de mis manos, formando unadesbandada de cristales y tiempos

Page 178: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

amarillos. Voy a la biblioteca a porlibros que he prestado, y revuelvoel desorden para mezclar los títuloscon un desorden anterior, y casipuedo leerlos, aunque no losencuentro, sentado en la mecedoraque le dimos al trapero el inviernopasado.

La memoria pega las cosas rotaspara hacernos a nosotros, para quenos sintamos habitantes de unasciudades en las que se reúnen losdesaparecidos, y de unas casas que

Page 179: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

nos envuelven con el celofán de larealidad para que no nosdeshagamos. Somos una materiasólida que se fabrica con pérdidas,recuerdos y apariciones. Alguienque ya no es el que era busca unparaguas que perdió en una cita delaño pasado y sale a la calle paracaminar bajo una lluvia que caesobre árboles que no existen,adoquines diluidos, pasteleríascerradas, canciones muertas ycampos de remolachatransformados en plazas,

Page 180: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

restaurantes y tiendas de modajuvenil.

Al abrir un libro de García Lorcaque conservo desde miadolescencia, encuentro un billetede tranvía. Es un papel pequeño,delgado, lleno de letras y demañanas de domingo. Un tranvíapasa junto a los escaparates, contemblor eléctrico de maderas,campanas y caballeros mutilados.Detrás de ese billete hay un barrio,una estación, un río, unas alamedas

Page 181: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

y los arañazos del niño que jugabaa tirarse de un vagón en marcha.Las ciudades se esconden encualquier sitio. Aprenden a cambiarde domicilio con nosotros para nodesaparecer. El mundo esrespirable y permanece gracias a sufugacidad. Los dedos de laidentidad tienen restos depegamento Imedio.

Page 182: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El libro

¿Qué libro se llevaría usted a unaisla desierta? Suelen hacer estapregunta los que intentan definirnosa través de nuestras lecturas. Y seequivocan de pregunta, porque seríamucho más interesante conocer ellibro que nunca sacaríamos denuestra casa. Lo de la isla desiertapertenece a ese tipo deinterrogaciones que invitan a lamentira, porque quien la formulasólo se merece que intentemos

Page 183: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

quedar bien y digamos aquello quepretende oír.

Hay títulos suficientes paracontentar a los listos y a los tontos,a los buscadores de extrañezas y alos partidarios de la obviedad, alos que necesitan complicidades o alos que se divierten en las batallas.Luego, si las cosas van mejor,siempre hay ocasiones paraexplicarnos. A los lectores no nosgustan las islas desiertas, ni loslibros solitarios, sino nuestra casa,

Page 184: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la butaca de nuestra casa rodeadade libros y de tiempo, y el saberque mañana será otro día, y otrahistoria, y otra oportunidad paraleer en la cama. Desconfío de lagente que lee en el autobús o en elmetro tanto como de los visitantesque se presentan en casa sin avisary me sorprenden con un libro en lasmanos. Los libros no sirven paramatar el tiempo, sino pararevivirlo, para hacerlo nuestro,para invitar al tiempo a nuestracasa, y servirle una copa, y

Page 185: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

recordar desde allí que hay islasdesiertas o multitudes en NuevaYork. Del mismo modo que losburgueses decentes tenían lacostumbre de poner casa a susqueridas, el lector apasionado lepone casa al tiempo.

Por eso nos define mucho mejorel libro que nunca prestaríamos oque nunca sacaríamos de nuestracasa. Los amigos olvidadizos, losaviones, los trenes, las cafeterías,son un saco sin fondo en el que

Page 186: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

desaparecen los objetos perdidos.Y hay libros que uno no puedeperder, porque están en nuestra vidacomo una alianza en el dedo de unbuen marido, o como una foto deboda en el dormitorio de nuestrospadres.

Las cosas sirven para clavar eltiempo en un espacio particular, yel libro que nunca debe salir a lacalle permite que el lector dispongade una alternativa digna al ajuar dela novia, a las fotos de boda, a los

Page 187: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

muñecos de Primera Comunión y alos calendarios con paisaje. Ellibro que yo no dejo salir de micasa se titula Las mil mejorespoesías de la lengua castellana. Setrata de un ejemplar en tela roja,maltratado por los años y por el usofamiliar. Con la voz teatral que semerecen los grandes sentimientos ylas mañanas de domingo, a mipadre le gustaba leer en alto lasleyendas de Zorrilla, los romancesdel Duque de Rivas, las cancionesde Espronceda y los pequeños e

Page 188: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

interminables poemas deCampoamor.

Mi padre sabía crear efectos, seponía en mi lugar con su lentitud,sus pausas, sus matices dramáticosy sus encabalgamientos. Cuidaba demí como oyente, para que yo mepusiese en el lugar de un pirata, deun castellano leal o de unosenamorados perseguidos por ladistancia y la muerte. Así paseabade su mano por la rebeldía, lanostalgia y los sentimientos que

Page 189: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

saltaban de los autores a los versos,para rebotar en la voz de mi padre ycaer en mi propia vida. Aprendíade mí mismo al ponerme en el lugarde los otros. Eso es lo que hacemosal cuidarnos.

Contamos con toda la vida paraaprender muchas cosas. Pero haycosas que sólo se viven y seaprenden en la infancia. La emociónde las primeras ficciones, losdescubrimientos inocentes de larebeldía, de la libertad, de la

Page 190: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

compasión, del amor en forma delibro, sólo se viven de niño. No hayestación de metro capaz de llenar elhueco que deja un dormitorioinfantil o adolescente con la luzencendida. Las mil mejores poesíasde la lengua castellana cumplieronconmigo el papel que suelenrepresentar en otras infancias lasnovelas de aventuras. Cuando mefui de casa de mis padres, robé elejemplar. Era una forma de ponerlecasa a mi tiempo.

Page 191: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 192: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Sillas

Las sillas han estado locas estosdías de fiesta. Su ir y venir por lacasa responde a la necesidad debuscarnos un lugar en el mundo y alas dificultades de ánimo y deespacio que surgen cuandoqueremos acoplarnos todos. Pormucho que se molesten losanacoretas, vivimos casados con elmundo, con todo el mundo, en lavida y en la muerte, en lainteligencia y en la estupidez, y por

Page 193: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

eso las sillas van de un lado paraotro, de la cocina al salón, de losdormitorios a la mesa del comedor,de los restos nocturnos de champána los libros amontonados en la mesade trabajo.

Sillas por todas partes y de todacondición, que simbolizan la fiestay la comunidad cuando juntan susmodelos variopintos en torno a unacena, o que dejan memoria de lasoledad si aparecen en un rincónoscuro de la casa, un garaje o un

Page 194: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cuarto de baño. Lo bueno de lassillas es que se pueden mover. Allíacudió alguien para disfrutar de unrespiro en medio del tumulto, entreel feliz reencuentro y la felizdespedida. Aquí se reunieron lasconversaciones de una multituddoméstica.

Las sillas siempre están encamino detrás de un cenicero, unacopa o una guitarra. Son un atlas degeografía humana, de distintasalturas y colores, muy apretadas

Page 195: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

alrededor de una mesa, conjuntandola frialdad metálica de las cocinas,el aire desenfadado de losdormitorios infantiles, la maderaelegante de las bibliotecas y launiformidad rota del comedor, quese ve desbordada por la fiesta, porel bullicio de las reunionesfamiliares o de las noches de copascon los amigos. A mucha gente leparecen más respetables yespirituales las tristezas. Hay quiense muestra partidario de la culpa, eldolor, el recogimiento y la muerte.

Page 196: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Yo prefiero el castigo de unvillancico, incluso después dehaberlo soportado por décima vezen una comida de primos lejanos, aun tambor de Semana Santa. Mepaso la vida buscando sillas paralos demás, pero nunca le hedeseado una cruz a nadie.

La fiesta es tan inhumana como latragedia, pero menos injusta. Nisiquiera la felicidad confundida conel consumo, con la estupidezhedonista de la sociedad mercantil,

Page 197: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

me hace dudar de las ventajas de laalegría compartida y de los regaloscuidadosos. Ante la amenaza de unpenitente enamorado del dolor, mequedo con una señora dandocodazos en las rebajas o con unpariente subido de tono y empeñadoen brindar cada cinco minutos porlos ausentes. Entre todas lasavaricias, la del dolor sórdido yquerido es la que de verdad meparece una mentira. Más que elmodo de vida de los que seconsagran a la muerte, acaba

Page 198: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

resultando admirable la solidaridadante el dolor y la muerte de losenamorados de la vida. De ellos esel reino de las sillas que vienen ajuntarse, mezclando sus razasdiferentes, en torno a una botella dewhisky, una conversación y unascuantas canciones retorcidas hastala hora del gallo.

Siento debilidad por la silla delos abrigos. A debida distancia,guarda siempre un silenciooportuno, como de viejo farero que

Page 199: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

vive en soledad para hacer posibleque navegue la fiesta. Aparece lagente y se quita sus chaquetones,sus mantos, sus modos de combatirlos fríos de la calle. A lo largo dela noche, la silla de los abrigosocupa un lugar discreto. Vigila,escucha, pone música. Luego se vadespoblando para indicar el puntode las despedidas. Cobra entoncesel aire de las cajas vacías, de losjuguetes rotos, de los adornos deNavidad que vuelven a susarmarios, de las verbenas mojadas

Page 200: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

por la lluvia al final de los veranos.En la silla de los abrigos se sientanlos melancólicos justo antes decorrer en busca un merecidodescanso.

Page 201: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Brasero

Cuando la primavera se apoderade los jardines y las casas, elbrasero vive su otoño y adquiereuna tristeza de árbol esquelético.Está fuera de lugar, como unbañador en los cajones delinvierno. Observa la luz de la casacon la premura torpe de los queacaban de ser abandonados por unamor de toda la vida o con la prisainútil de los buenos oficinistas quehan alcanzado la jubilación. En sus

Page 202: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

fibras metálicas siguen latiendo elfuego y la docilidad, pero ya no hayuna ocupación concreta quejustifique sus hábitos, la rutina desus servicios, las razones de suvigilancia. La casa se ha olvidadode él, o se va olvidando poco apoco, mientras los armarioscambian el orden de la ropa, lasventanas ven pasar las últimassorpresas del mal tiempo y lossuelos reciben el primer saludo delos pies descalzos.

Page 203: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El brasero no protesta, es lainvención más estoica de laprudencia humana, porque estáacostumbrado a pasar del frío alcalor, o del calor al frío, y sededica con paciencia a una tarea enla que los finales y las despedidasson un preámbulo del retorno.Desconoce los celos del niñodestronado por un hermano menor,o la ira de los amantes posesivos, oel rencor del político que pierdeunas elecciones y decide romper labaraja de la realidad para que los

Page 204: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

días y los meses no aprendan avivir sin él.

Sólo importa de verdad aquelloque puede pasar sin nosotros unalarga temporada para acabarregresando a nosotros. El tiempo sediluye y la confianza nos dice que,aunque hayan pasado siglos, todoocurrió ayer. El brasero lo sabe, ytiene alma de anciano curtido porlas cosas decisivas, las cosas quese van y vuelven, como losinviernos, como el amor, como todo

Page 205: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

lo que es verdadero más allá de lasambiciones fugaces. Resultaprudente desconfiar de lo quenecesita estar pegado a nuestrostalones para pertenecemos. Volveráel invierno, como ha vuelto laprimavera, y será nuestro, yseremos de él. Basta con aguardarun año, o con doblar la esquina yencontrarnos por sorpresa con unsábado de lluvia en un portal deabril.

El brasero conoce como nadie

Page 206: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

los secretos de Granada. Aunquevive bajo la cálida mitología delSur, la ciudad padece inviernosduros. El frío no suele rendirse antelos decretos románticos. Unatradición de casas mal preparadaspara soportar las bajastemperaturas hizo del brasero unacompañía familiar y de Granada elreino de las mesas de camilla y delos deseos a media voz. Lasciudades que murmuran sus deseosa media voz tienden a gritar sussecretos y a tirarlos por la ventana.

Page 207: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

A través de las ventanas malcerradas van y vienen los fríos y lasnoticias, que cada vez se parecenmás a los ruidos de la calle. Un díamalo en abril, igual que una noticiamanchada con el café del rencor ola especulación, es un ruido, elescalofrío que deja el camión delinvierno al desaparecer por losnúmeros del almanaque. En un reinode camiones, noticias y ventanasachacosas, el brasero nunca suponeun recuerdo infantil, ni siquiera enla época de la calefacción. Es un

Page 208: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

objeto principal de la casa, elcorazón misericordioso de losmeses crueles.

Supe que me había emancipadode verdad cuando me vi en unatienda comprando mi primerbrasero granadino. Aquí lo tengo,ha venido conmigo de mudanza enmudanza, ha cambiado de edad, decostumbres, de ciudad. En Madridno me hace mucha falta, pero sé queyo le hago falta a él. Lo enciendosobre todo cuando la primavera

Page 209: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

muerde en las orillas del invierno.Quiero que sepa que no he olvidadosu compañía. Y observo la dignidadcon la que poco a poco se despidede sus servicios, de su prestigiofamiliar, de la oportunidad de sussermones, sin un reproche, sinlevantar la voz. Me gustan losbraseros cuando han perdido elgobierno debajo de las faldas y laspiernas. La dignidad no es cuestiónde principios, sino de finales.

Page 210: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 211: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El periódico

Mi casa ha estado durantemuchos años llena de periódicos.

El desorden doméstico, esarealidad que nos persigue a losdisciplinados súbditos del azar y laimprovisación, se alimentaba derevistas, libros, cartas sin abrir,papeles con números de teléfonos,ropa en las sillas, ordenadoresviejos, bolígrafos sin tinta, algunacaja de cartón, alguna botella vacía

Page 212: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

y muchos, muchos periódicos.Hablo en pasado, porque estetumulto de papel volanderopertenece a un tiempo ido en el quela libertad de prensa y la variedadde cabeceras representó elflorecimiento de la democracia enEspaña.

Era aleccionador conocerdistintas opiniones, respirar laflexible interpretación de loshechos, el juego de las perspectivasy los intereses. Ahora, sin embargo,

Page 213: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

resulta necesaria la prudencia, y noconviene que entren muchosperiódicos en la casa, porquecuesta cada día más trabajoconvivir con la mentira. Nadie esya tan inocente como para creer enla verdad objetiva. Todo el mundosabe o sospecha que informar esinterpretar de acuerdo con unosintereses. Pero una cosa esinterpretar y otra mentir, falsificar,calumniar, engañar a sabiendas..., yuna parte muy amplia de la prensaespañola se ha instalado en la

Page 214: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mentira. Parece que el fin justificalos medios (de comunicación).

Se trata de una gravísimadegradación de la realidaddemocrática española, que haceimposibles la convivencia públicay la tranquilidad doméstica. Hayemisoras de radio que sólo escuchocon mala suerte cuando entro en untaxi equivocado, del que procurobajarme lo antes posible. Hayperiódicos superiores a mis fuerzas,a los que sólo me atrevo a

Page 215: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

acercarme con el apoyo de la barrade un bar. El desorden de mi casaes cada vez menos bullicioso, másgobernable. Ya no vivo envuelto enpapel de periódico, y bien que leduele a mi alma de curiosoimpertinente.

La desaparición de la realidadbajo el velo de las bocas sucias ylos oídos sordos es uno de lospeligros más temibles de lainformación, dedicada a ocultar connoticias los sucesos y a generar en

Page 216: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

los cada vez más raros lectoreslibres, es decir, no informados, unangustioso sentimiento demelancolía democrática. Lainstitucionalización de la mentirasupone la apuesta por unassociedades invertebradas, en lasque los ciudadanos acabenacostumbrándose a separar susvidas de los debates públicos, o laexistencia real de las declaracionesoficiales. Se promueve así eldescrédito de la política y unapremeditada confusión que persigue

Page 217: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la pérdida generalizada deautoridad moral a la hora de opinaro de dar a conocer losacontecimientos. La conclusión esque todo el mundo miente, algo queinteresa mucho a los que necesitanesconder sus desmanes, porquepresentan al denunciador como unmentiroso del bando contrario.

Se cumple entonces la otraconsecuencia gravísima de ladegradación democrática: eldeterioro profesional. Los

Page 218: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ciudadanos no pueden cumplir sutrabajo con eficacia yresponsabilidad, a no ser que sutrabajo sea la delincuenciaorganizada. El profesor obligado aenseñar una historia falsificada o elmédico que no llega a aplicar susconocimientos a causa de unosprejuicios ideológicos recuerdan alperiodista que hunde su voz y susmanos en la perpetuación de lamentira. ¿Culpa del sistema?Aunque el sistema sea culpable, noacapara la culpa. La realidad nos

Page 219: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

obliga hasta cierto punto, y todossomos responsables de nuestrosactos. Los periodistas, además, sonresponsables de las noticias denuestros actos. La democracia exigeque los periodistas reivindiquen ladignidad de su trabajo. A losmuebles más pacientes de la casales va bien el desorden, el tumultode los periódicos... ¡Pero dentro deun orden!

Page 220: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 221: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La torre

España es diferente, afirmaba conorgullo la publicidad turística deManuel Fraga Iribarne. Ladiferencia resulta siempre un valormovedizo, que sirve para un roto,un descosido o un bordado demonja. No es lo mismo defender lalibertad individual que negarse apensar en las ilusiones colectivas.En nombre de la diferencia, Fragallenó la patria de tipismo, de malflamenco y de censores. Su

Page 222: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

aportación a la historia delfranquismo fue de signopublicitario, porque si el lemaEspaña es diferente supuso unaprobado alto, la ocurrencia dellamar a la censura Servicio deOrientación Bibliográfica merecióun sobresaliente en la calificaciónde las burocracias dictatoriales.

España era diferente, y losespañoles humillados y repletos decomplejos nos sentíamos diferentes,y nos vestíamos de toreros y de

Page 223: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

flamencos para recibir a losturistas. Como yo fui un niño en laEspaña de Fraga, recibí la lecciónturística de la diferencia. Peroconfieso que la entendí al revés.Detesto el folclorismo andaluz alservicio de los turistas y siempre hedeseado que España fuese muyparecida a Europa, a la viejaEuropa, a la geografía de lamadurez política y de losciudadanos sin complejos a la horade argumentar una opinión nodictada por los ministerios de

Page 224: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

información y turismo. Cuandocruzo la frontera, tampoco me gustasentirme turista, caigo en el ridículode aspirar al grado de viajeroromántico y me pierdo en soledadpor las ciudades. Nunca entro enlos comercios de baratijasnacionales que venden fetiches alcliente de los viajes organizados.

Los verdaderos recuerdos ni secompran ni se venden, nacenpegados a la piel de la experiencia.Aunque confieso una debilidad:

Page 225: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

compré, hace ya muchos años, unaTorre Eiffel en un tenderete queexponía su oferta melancólica juntoal Sena. Casi todos los niñosespañoles de cierta edad venimosde París, llegamos en el pico de unacigüeña con alas dignísimas yfatigadas por las ilusiones. En laestantería de los libros de consulta,delante del ordenador en el queescribo, tengo una Torre Eiffel queno sólo es recuerdo de mi primerviaje a París, sino testimonio de latradición cultural que yo buscaba al

Page 226: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

coger un tren infinito camino de losCampos Elíseos y de la Marsellesa.

Necesito seguir pensando que lacivilización es una vieja damadesolada, que conoce sus arrugas,pero no está dispuesta a perder ladignidad. Cuando las aguas andanrevueltas, en vez de lanzarme altorbellino de los propagandistas,prefiero el tiempo de lasmeditaciones. La educación civil delos franceses tenía poco que vercon los complejos propios de un

Page 227: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

país que fue gobernado por FragaIribarne. Ellos pertenecían a laEnciclopedia, a Diderot, a la fe enuna educación laica y republicana.Y cuando las sospechas deBaudelaire, o de Foucault o deAlthusser, ponían al descubierto lascontradicciones de la modernidad,no se provocaba una renuncia a lossueños, sino la búsqueda de nuevasformas de ver la realidad.

Por eso duelen tanto las noticiasmacabras que llegan de París, el

Page 228: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

populismo cultivado ahora por laderecha, los comportamientosracistas que brotan en la cuna de laigualdad. Europa fue invitación a lalibertad en la imagen caricaturescade los cuerpos flexibles y hermososde las suecas, cuando los españolespasaban el verano con un bañadorazul que era el pantalón de deporterecibido en el Servicio Militar.Europa organizaba el mundo ennombre de la razón cuando losespañoles recibíamos en la cabezaa destiempo el garrote de la fe

Page 229: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

revelada. Son recuerdosgeneracionales. Pero la historiaabre también otras posibilidades.Europa fue el ejército de los CienMil Hijos de San Luis, cuando laspotencias reaccionarias vinieron aimponer el absolutismo frente a lasCortes de Cádiz. La Europa de hoyempieza a convertirse en unatrampa de la que vuelven a salir losHijos de San Luis.

La lluvia de París cae en elcorazón de los que todavía

Page 230: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

pretenden soñar con la igualdad, lalibertad y la fraternidad. Es ciertoque necesitamos inventarnos lamitología de una nueva ciudad, unanueva geografía simbólica. Pero,mientras descubrimos otra lluvia,París debería seguir pareciéndose aParís. La pequeña Torre Eiffel demi despacho se levanta como unrecuerdo de la libertad que norenuncia a la convivencia, de lapolítica que no se deja sustituir porlos mercados.

Page 231: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

España no es diferente, pero tienemala suerte. Ha llegado a ser igualque Europa cuando Europa se estádesmantelando.

Page 232: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La cama

Para escribir sobre la camaconviene darse una ducha fría. Esmejor acercarse a los asuntosescabrosos con la temperaturadesapasionada del pensamientocalculador. Porque parece mentirala de vueltas que hemos dado en lacama a lo largo de la historia, sinpegar un ojo, sorprendidos una yotra vez por la tormenta de culpas,teorías, mandamientos,frustraciones, complejos, pecados,

Page 233: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

odios, envidias y pasmos que cabenentre dos sábanas, o entre dosmesas de noche, o entre un corazóny una cabeza.

Nuestra cama es ese lugarintranquilo al que casi nadie quiereacompañarnos con su cuerpo. Perocuando llegamos está siempreocupada por las almas de uncentenar de obispos, censores,puritanos, psicoanalistas,portavoces de lo políticamentecorrecto, sexólogos, intelectuales

Page 234: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

d e la estima personal yrecriminadores de la vidacotidiana. Qué ganas decomplicarnos la existencia con lashogueras del infierno o con losmanuales de la sexualidadentendida como ciencia exacta. Unohace lo que quiere, o lo que puede,y resulta muy incómodo queaparezca un obispo con su dedoadmonitorio cuando decidimosaventurarnos a lo que queremos, oel sexólogo con su libreta decalificaciones, cuando terminamos

Page 235: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de hacer lo que podemos.

Las cámaras de seguridad vigilanlas cuevas de nuestrasimaginaciones y nuestrasrealidades. Como ninguna plaza esmás pública que una intimidadperseguida, debajo de la almohadase esconden los catecismos delamor reaccionario, progresista,católico, laico, machista, feminista,español, europeo, para explicarnoslos efectos de nuestro imperativocorporal. El caso es hacer negocios

Page 236: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

con la culpa, que hoy parece unidade forma inevitable con el tanto porciento y el ahorro. Los excesos ylas deudas son extremos de unacontabilidad difícil.

Cansado de todos los profetas,aprecio cada día más los matices nosexuales de la cama. Me gusta irmea la cama para escuchar la radio yquedarme dormido, soñando conlos angelitos, en medio de unaproclama de la ConferenciaEpiscopal. Me gusta despertarme a

Page 237: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

lo largo de la noche, tantear a mialrededor, encontrar el libro,encender la luz y dejar que pase eltiempo en amistad con mis autorespreferidos. Me gusta levantarme,abrir las ventanas y hacer la cama.Una cama bien hecha, con lassábanas estiradas, limpias, y laalmohada mullida, simboliza todolo contrario que el desgobierno dela historia contemporánea, que esun lecho de basura. La cama queacaba de despertarse, ya remetidapor los pies y con el embozo alegre,

Page 238: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

supone el mejor manual deautoayuda para el ciudadanopecador, acostumbrado duranteaños a acostarse muy tarde, pisandola raya dudosa de los despertadoresy los horarios laborales.

No tengo voluntad de renunciar,sino de encajar las horas,empezando la noche un poco antes.Y no pretendo aceptar las ventajasdel voto de castidad, sinoconsolarme de la obsesión de losobispos y los ideólogos contra la

Page 239: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cama libre, buscando alternativassexuales en otros lugares de la casamenos vigilados, como la cocina, elcomedor, el cuarto de baño o elbalcón. Estoy de nuevo dispuesto ajugar al escondite. El arte deenvejecer consiste, o puedeconsistir, en hacerse más prudente ala hora de la bebida y en recuperarla impertinencia juvenil encuestiones de cama. Es decir, enconvertir la casa y la ciudad en unaextensa cama sin sábanas, con loscuerpos entregados al hermoso

Page 240: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

secreto de los descuidos y loslugares públicos. Cuando hemosutilizado bien el asiento de uncoche o la butaca del comedor, sepuede ir a la cama con la intenciónde escuchar la radio.

Quizá sólo se trate de que meestoy convirtiendo en un viejoverde. Como decía Bergamín, setarda toda una vida en conseguirlo.

Page 241: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 242: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Cuadernos

Un cuaderno en blanco no estávacío. Por eso es una invitación alfuturo. La escritura, como la ley, nosupone una decisión sobre la nada,sino la puesta en orden de larealidad a través del poder queconfieren las imaginaciones.Llamamos imaginación al ojo de lacerradura por el que nos vemos anosotros mismos. Así que lashistorias, los sueños, los deseos ylas experiencias caminan al lado de

Page 243: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

nuestra piel y nos obligan a viajar.Son tentaciones disfrazadas de guía.

El papel en blanco parece elmapa de una abstracción, pero estálleno de lo que somos, de lo querecordamos, de lo que hemoshecho, de lo que nos han hecho, delo que da vueltas en la cabeza ybusca el equipaje para salir denosotros en forma de palabra, quees el modo que tienen las ilusionesy los miedos de poner el pie en lacalle. Las ilusiones y los miedos

Page 244: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

son una respuesta a la inquietud quevive en un papel en blanco o en uncuaderno vacío. No me convencenlos innovadores que convierten laspalabras en una abstracciónracional, borrando la experienciahistórica que determina lasidentidades. Para darle sentido a laafirmación de que todos somosiguales ante la ley, hay que empezarpor entender que no somos igualesen la historia.

No me convencen tampoco los

Page 245: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

tradicionalistas que niegan lacapacidad de invención, la promesade futuro que ofrecen las páginas enblanco, creyendo sólo en larepetición perpetua de lo quesiempre se ha escrito de la mismamanera. Conviene elaborar conimaginación las identidades, parabuscarle un sentido a laconvivencia, que no debeconfundirse con una acumulacióntormentosa de astillas y fragmentos.El todo significa por fortuna algomás que la suma de las partes. El

Page 246: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

todo es un argumento, la historiaque se puede escribir en uncuaderno en blanco, un cuadernoque, sin embargo, no está vacío,porque en la limpieza está laborradura de una herencia que nosobserva.

Siento debilidad por loscuadernos. La casa se llena deviajes gracias a los cuadernos,porque navego con ellos, porque megusta comprarlos en ciudadeslejanas o porque las páginas en

Page 247: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

blanco son un itinerario, una sala deespera. Los cuadernos colocansobre la mesa unas velas de barcopara que el viento escriba sushistorias mientras el mar se abre yse cierra. Anoto en mi cuaderno ladirección de un ayuntamiento en elque dos amigos se van a casar y lahora de una mesa redonda sobre lasdesigualdades internacionales y elhambre en el mundo.

Vivimos épocas de navegaciones,de buenos vientos, de cuadernos

Page 248: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

por escribir. Se abren en Españajuzgados especiales contra laviolencia de género, al mismotiempo que se cierran prejuicios yel Congreso aprueba la ley de losmatrimonios homosexuales.Empezamos a saber que todossomos iguales ante la ley, perotambién comprendemos que nosomos iguales en la historia y queconviene discriminar. La sociedadespañola se está llenando decuadernos en blanco, deargumentos, de páginas por escribir

Page 249: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que no están vacías, de motivosrazonables para sentirse orgullososde esta tarea de redacción que es lavida. Pero la tinta negra mancha losdedos de un mundo que sigueacostumbrado a convivir con lamiseria. La economía se haconvertido en una religión quesantifica la avaricia de losespeculadores, el sufrimiento de lasvíctimas y la indiferenciageneralizada de unos ciudadanosque no sienten como propios losproblemas de los demás. Parece

Page 250: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

como si hubiésemos separadodefinitivamente los derechoscívicos personales y lasresponsabilidades colectivas. Secasan mis amigos Carlos yEduardo. Un niño muere de hambreen el mundo cada seis segundos.¿No es posible una individualidadlibre y vinculada con el mundo?¿No podemos llenar de sentidosocial la palabra respeto?

Cuando los piratas de la realidadnos abandonan en una isla conviene

Page 251: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

esconder en la chaqueta un lápiz ycuaderno en blanco. A vecesayudan más que un libro. Se trata demirar al horizonte y de escribir, a lasombra de una palmera, lo que senos ocurra, lo que vive connosotros, mirándonos por lacerradura de la imaginación.Escribir, por ejemplo, que el díaestá en calma, que el sol ilumina laespuma plateada de las olas y quesobre el azul del mar aparece lasilueta de un barco. Las velas y laspáginas vienen a rescatarnos. Las

Page 252: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

velas y las páginas de una nuevaredacción.

Page 253: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La mesa

El orden de mi mesa de trabajose parece hoy a los buenospropósitos para iniciar el año.Todo está en su sitio, las carpetashan vuelto a sus archivadores, loslibros ocupan de nuevo su lugar enlas estanterías, los papeles inútilesrecuperan una discreta confianza enel futuro gracias a la bolsa dereciclaje. Se nota que esta semanaha empezado el curso universitario.

Page 254: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Los profesores viven sus días deAño Nuevo con las primeras clases.Las verdaderas uvas del tiempo sonservidas en el plato de los horariosacadémicos, de las aulas, de lasfichas de los alumnos, de la mesade estudio que ha decididodesnudarse, ducharse, borrar losdesperdicios, dejar hueco para losmeses que quedan por delante.Resulta todo un espectáculoobservar la madera de la mesa,repeinada y cívica, dispuesta apactar una vez más con el porvenir,

Page 255: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

como si volviese a creer que lossueños son posibles, que lasilusiones se irán cumpliendo, quelos trabajos alcanzarán un buenfinal y las sorpresas enriquecerán larutina.

Por muchos años que se cumplan,el arte de vivir se parece siempre alintento de conservar debajo delcinismo al niño que ordena loslápices en su estuche y prepara lacartera para ir al colegio. La vidatodavía nos puede enseñar algo. Por

Page 256: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

eso la mesa venerable es paciente,exige orden de vez en cuando ydiscute con el revoltijo de cables,alargadores y enchufes que invadeel suelo de la habitación. Lalámpara, la radio, el ordenador, elequipo de música, el ADSL, elRDSI, llevan la selva a nuestrospies y a nuestras dudas, sobre todocuando hay que recargar la bateríadel móvil. Frente al torbellinotecnológico, el orden de la mesavuelve a apostar por las cosas desiempre, por el deseo de entrar en

Page 257: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

el calendario con buen pie, sintropezar con los cables. El orden esuna realidad abstracta en la queaprenden a vivir las promesas.

Durante unas semanas casillegamos a olvidarnos de quenuestras relaciones laborales con elfuturo dependen de un contratobasura. La precariedad irá poco apoco imponiéndose en las cartas sincontestar, en los bolígrafosdesaparecidos, en los trabajospendientes, eternamente pendientes,

Page 258: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que pesan como una cadenaperpetua, como un castigo visibleen las fotocopias, los libros y lasnotas que van amontonándosealrededor de nuestros ojos y nuestrasombra. Los proyectos incumplidosacaban pareciendo ilusiones enparo, inmigrantes sin una patria a laque volver, pero con muchospapeles. Sobran los papeles en lamala conciencia de una ilegalidadque convierte en basura el orden delos buenos principios.

Page 259: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Como una enredadera, losasuntos sin resolver acabarántrampeando en las tareas del día ycaerán mesa abajo hasta el suelo,para mezclarse con el revoltijo delos cables. Uno sabe que pasada lafrontera de noviembre, que separecerá mucho a una alambrada, elconfuso otoño descompondrá lamesa en un desorden gris, fatigado,frío como la lucidez y ladesesperanza. ¿Pero qué hacer? Elcinismo es todavía más peligrosoque la ingenuidad, porque implica

Page 260: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

una renuncia moral, un olvido de laresponsabilidad que palpita bajocada asunto pendiente, bajo cadapromesa incumplida. Habrá, por lomenos, que sentirse responsable deldesorden. Y para eso convieneempezar el curso con la voluntadoptimista de una mesa ordenada.Tal vez este año...

Page 261: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Despertador

La palabra amanecer es pocofiable. Si abrimos la puerta, salecorriendo y puede acabar encualquier himno. El sentidosimbólico del amanecer se ha hechodemasiado engreído, con esamezcla de solemnidad e hipocresíaque le lleva a sentirse como pez enel agua cuando entra en un salmo demaitines o en una canciónpatriótica. Cantados a coro, hayamaneceres que convierten las

Page 262: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

plazas en una taberna de borrachos.Son un reclamo para que empiece allover oscuridad.

Los partidarios del compromisocon la vida debemos buscarnos otrapalabra, un término que ponga lascosas en su sitio. Habitamos unmundo que sólo permite eloptimismo como actitud moral,como esfuerzo diario, sin ningúnatisbo de ingenuidad, celebración ofe dogmática. Hay que cuidarse delregodeo lírico del alba, de las

Page 263: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

exaltaciones políticas de la aurora,de las cursilerías envueltas enalbor, de la renuncia que loscínicos o los derrotistas asumen enla épica de la madrugada. Convieneun pacto con la vida que pase de laspalabras a los hechos, y quepermita seguir trabajando,incordiando, opinando en larealidad.

Soy cada vez más partidario de lapalabra despertador, que tiene pocoprestigio en el mundo azucarado de

Page 264: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

los himnos, pero que acompaña yvigila mis sueños con una voluntadpertinaz en el ajuste de los horarios.Ahí está, en la mesilla de noche,con el parpadeo discreto de susnúmeros rojos, que son tanto unafactura pendiente como un ideariomoral. Mi despertador no es unarosa, ni una paloma, ni un burroblando, casi de algodón, ni unabandera al viento, ni una sonrisacon dientes como perlas, sino unartificio. También los artificiospueden alcanzar un valor simbólico

Page 265: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

más allá de las identidades y de lanaturaleza santificada. Midespertador es una máquina negra,con su botón para la alarma, su dialpara la radio y su obligación dehacer compatibles los sueños con elhorario laboral.

El despertador tiene encerrada ensu despensa una muchedumbre deamaneceres, rayas de luz yhorizontes. Lo que ocurre es que nose deja engañar por las apariencias,y somete la claridad a la vida

Page 266: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cotidiana. El futuro no supone paraél una promesa bucólica, ni un lugarde perfección, sino la exigenciadiaria de buscar las horas y losminutos. En los amaneceres deldespertador no hay himnos, porquetodo el espacio está ocupado por lanecesidad resacosa o fatigada dedejar las sábanas y poner el pie enel suelo para seguir adelante. Másque a la ceguera del vencedor, losdespertadores nos acercan a losojos legañosos de lossupervivientes, a las decisiones

Page 267: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

íntimas de salir de la cama yconversar con el día, con lasnoticias del mundo, con los trabajosy las penas.

Aquellos que pueden olvidarsede la noche no necesitandespertador. Pero los buenospropósitos son frágiles como elparaíso, se llenan de aristas eimperfecciones, y hasta los quequeremos llegar pronto a la camaestamos condenados a laimpuntualidad. El despertador

Page 268: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

resulta una máquina imprescindiblepara los que deciden vivir en el díasin renunciar a la última copa, a lastinieblas de la existencia, a lospersonajes que brotan de laoscuridad como una confesión en lavoz de un amigo.

Tampoco está de más recordarque los despertadores contienendesde antiguo una dimensiónhumana muy utilizada por laliteratura en momentos de particularalegría. Despertador es el vigilante

Page 269: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que avisa de la llegada del alba, elpadre o el marido. Despertador esel labio que te devuelve a la vidaen medio de la noche para hacer elamor. Despertador es el maestroque te invita a abrir los ojos y adescubrir los pliegues de larealidad. Despertador es aquelloque alcanza nuestros sentimientos ydesata nuestros sentidos.

Page 270: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El billete

El tren de Granada a Madrid separece mucho a la fatalidad, es unareflexión metálica y gris sobre eldestino. Cuando sale, por ejemplo,a las 17.10 de la tarde, tieneprevista su llegada a las 23.16 de lanoche. No descansa en ningunaposada de Despeñaperros para quelos viajeros duerman y se laven, nihace alto en ningún cortijo paracambiar de caballos, pero sedetiene media hora en la estación

Page 271: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de Linares-Baeza en espera delTalgo procedente de Almería.

El tren de Granada vive en otrotiempo, pertenece a una época en laque los relojes no tenían tanta prisay los individuos no debíandescomponerse como muñecasrusas en horas, minutos, segundos yfracciones de segundo. Los paisajesno pasan como sombras de la nada,conservan un poco de tierra y casipueden tocarse con la mano.Aceptada la fatalidad, uno entra,

Page 272: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ocupa su asiento en el vagóndeshabitado y convierte lapaciencia en virtud, en ejercicioespiritual, en acto de concienciasobre la vida que llevamos. ¿Quéhago yo con mil asuntos sin calma,mil citas, tantas conversaciones amedias, tenemos que vernos, otrodía nos llamamos, y de aquí paraallá, como si hubiese queresolverlo todo bajo una disciplinatemporal infatigable?

El tiempo es a veces un túnel sin

Page 273: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

final, impide mirar por lasventanillas y nos va deshojando devida, de costumbres, del trato conla gente. Por eso el tren de Granadase convierte en una lección.Constituye un ámbito en el que unopuede quedar consigo mismo yacudir a la cita, sin haberse dejadola mitad del alma en otraocupación. No se puede lucharcontra los imposibles, así que esmejor adaptarse con buen genio auna idea menos moderna y cruel deltiempo. Basta con recordar el

Page 274: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

placer ocioso de disfrutar de unatarde entera y un buen pico de lanoche, casi a solas, a medias conlos recuerdos y con los libroselegidos.

Sucesivos gobiernos y sucesivasoposiciones llevan añosdiscutiendo sobre la arqueologíaferroviaria de Granada. Denuncias,descalificaciones, promesas,cambios, polvo, humo, nada. No esque todos sean iguales, eso no; esque todos tienen tanto que hacer que

Page 275: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

no les queda tiempo a ninguno parahacer nada. Yo escribo una vez másmis reflexiones de siempre, y salgoa la calle, y acudo a lasmanifestaciones, pero la verdad esque protesto por puro compromisocívico. Ya me he acostumbrado alos relojes prehistóricos de nuestrotren, y las autoridades me darán unmal rato muy íntimo cuando por fintraigan el AVE a la ciudad.

Disponiendo de tiempo,arreglando la agenda como para

Page 276: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

irse de crucero por elMediterráneo, pocas cosasproducen más placer que encerrarseen la lentitud del tren. Los paisajesy los libros consiguen por lasbuenas darnos esa lección que confrecuencia imponen las desgracias:nos hacen comprender las cosasimportantes de la vida, lo quemerece amor, la medida máslegítima del tiempo. Observo labruma del otoño tardío sobre loscampos, vivo la ilusión y la muerteen el argumento de un libro, y

Page 277: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

reconozco la lealtad decisiva de loque permanece, de lo que siempreestá ahí, bajo la prisa de lasagendas atormentadas y la espumarabiosa de los teléfonos móviles.

Aunque me emociona encontrarde pronto un billete de tranvía enalgún libro, la mayoría de las vecesme sirve de separador un billete detren. Los mejores libros de mi casasuelen tener la huella de la lentituden su pecho. Y es que las cosasnacen con un destino y acaban

Page 278: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

desempeñando otra laborcualquiera, igual que las personasque cambian de vocación y loabandonan todo por perseguir unsueño. Más que unir ciudadesdistantes, los billetes del tren deGranada sirven de separador,pertenecen a la filosofía del punto yaparte.

Page 279: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La escoba

Las droguerías son un conjunto debuenas intenciones. Tienen olor amañana optimista, a farmaciadoméstica, a turbación higiénica.Salgo de la tienda con mi lista de lacompra satisfecha, demasiadosatisfecha, con una escobaingobernable y cinco bolsas deplástico de esas que se clavan enlas manos. Debemos tener cuidadocon el peso que llevamos de lacalle a nuestra casa o de la casa a

Page 280: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la calle. No conviene pasarsenunca, ni en la hora de ceder a ladepresión de la suciedad, ni en eldeseo de acumular productos delimpieza. Resulta más prudentevivir los acontecimientos diarioscon humor, sin el dogma de lassoluciones definitivas, lostribunales de la Inquisición, laspurezas étnicas y las bolsas deplástico.

Un detergente es una necesidad,no un estilo de vida. Las suciedades

Page 281: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

pueden valorarse como inevitablesconsecuencias de la realidad, quetiene piel y acostumbra a sudar, yno como un testimonio delabandono. Quien no se manchanunca es tan peligroso como el quedecide convivir con la basura. Elhumor evita que nuestras ideas sepudran en las sacristías de laobsesión.

Gracias a un golpe de humor deJaime Gil de Biedma, aprendí atratar con respeto a las escobas,

Page 282: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

pero colocándolas en su sitio y a suhora. Siendo yo estudiante,apasionado de la literatura y de lapolítica, asistí en Granada a unrecital de poemas de Jaime. Era alfinal de los años setenta. Todavíarecuerdo la emoción con la que oíen su voz «Pandémica y Celeste»,un poema memorable, capaz decontagiar su verdad ética y estética,que me sigue poniendo la piel degallina después de haberlo leídomil veces y en mil situaciones. Paraabrir el coloquio, un oyente

Page 283: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

preocupado por el catecismodogmático le preguntó al poeta sumétodo para controlar el sentidoideológico de los versos. Jaimepasó en un segundo de la irritaciónal buen humor, y contestó que siademás de pensar en las palabras,en las imágenes, en la música, en eldesarrollo de la historia y en laestructura del poema, estabaobligado a controlar la correcciónideológica de lo que necesitabadecir, también podía meterse unaescoba en el culo para ir barriendo

Page 284: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

el suelo de la habitación mientrasescribía.

Aquella salida ingeniosa, con supizca de irritación y de ordinariez,me enseñó de golpe la distancia queel humor establece ante los dogmaspropios y ajenos, o entre unaopinión y un dogma. Es la únicaforma de que nuestros ojos no secierren por mandato de lasuperioridad, incapaces de ver losmatices del mundo. Hay demasiadagente que vive con una escoba en el

Page 285: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

culo, muy enderezada por elimpacto interior de su dogma, conlos hombros encogidos y los ojoscerrados. Viven al servicio de sucatecismo, de sus mandamientos,sectarios por obligación íntima desupervivencia, ya que necesitan huirde la debilidad de sus principios,que se diluyen en cuanto entran encontacto con la realidad. Da iguallo que vean y lo que oigan. Soncomo periodistas crispados que, envez de informar, cumplen órdenes yparticipan de la narración de una

Page 286: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

verdad inexistente, ese lugarfigurado en el que coinciden loscreyentes beatos y los cínicos.

Como cualquier mirada suponeuna visión del mundo, comorespiramos una manera de pensar yde sentir, se agradece siempre lanaturalidad, ese punto de verdadque permite mantener la luz privadaen los lugares públicos y el calorde las palabras escritas o dichas enla intemperie, por necesidadhumana, no por mandato divino.

Page 287: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Las escobas están bien en lasmanos, a la hora de barrer la casa,pero hay que olvidarse de ellascuando escribimos, leemos,discutimos de política, deidentidades nacionales, de credospatrióticos o religiosos. Me río demí mismo al verme en el espejo delascensor, cargado de productos delimpieza y con una escoba en lamano izquierda. Jaime vuela sobreel tiempo y la muerte en una escobade bruja, y se ríe conmigo.

Page 288: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 289: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Chapuzas

La vida es una negociaciónperpetua con las sorpresas de larealidad. El tiempo corre hacianosotros como una manada debúfalos, y aunque no venga enestampida hay que escurrir de vezen cuando el bulto, moverse de unlado a otro para evitar que algúnminuto nos atropelle. Llega elinvierno, llegan los gritos, losescándalos y las malas noticias quenos dejan fríos los pies. A las

Page 290: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

calles de la ciudad se les queda unacara amarillenta y ojerosa de gripe,una sensación de malestar que caepor los hombros de los asuntospúblicos. Parece buena soluciónrefugiarse en la casa para cuidar lafiebre. Cuando las arenas son tanmovedizas que cada día invita acambiar de opinión sobre unadisputa, un político o una estrategia,conviene sentarse junto a una mesade camilla, con un buen libro y unvaso de leche con una yema dehuevo y un chorreón de coñac.

Page 291: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Pero el tiempo corre también porlos domicilios privados. Quedarseen casa es asistir al espectáculo delas pequeñas chapuzas con las quehemos ido negociando losimprevistos de la vida cotidiana.Por ejemplo, no sé qué misteriotécnico hace que la radio de lacocina sólo se oiga bien si lacoloco de canto. Las noticias sellenan de interferencias cuando elaparato reposa con normalidadhorizontal, y debo colocarlo enposición vertical, buscando un

Page 292: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

extraño equilibrio sobre la rutinadel desayuno. Nunca me acuerdo enla calle de comprarme una radionueva, así que entro en contacto conel mundo de una forma rara, coninterferencias o con equilibrios queme conceden una sintonía decente.

El enchufe que está junto a lamesa de camilla tiembla como unamigo borracho. No está bienencajado en la pared, sus bromasson oscuras y pesadas, y no es raroque salten los plomos por su culpa.

Page 293: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La lámpara de lectura hay queenchufarla en la pared del fondo,por lo que un alargador antipáticoatraviesa el suelo de la habitación.Es un experto en provocartropezones. El cable se enroscacomo una serpiente en las patas delas sillas, en el revistero, en lamesa del teléfono, y en mis propiospies cada vez que me levanto parabuscar un libro o para visitar lacocina. La catástrofe pasea sigilosay en zapatillas por el salón de lacasa. Debería llamar a un

Page 294: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

electricista, pero los buenospropósitos incumplidos formantambién parte de la rutina, y se vanacumulando como la ropa sucia.

La lavadora de casa tiene lapuerta rota. Es una máquinamoderna, en buen estado, muycuriosa y cumplidora. Da gusto vergirar la ropa en su pupila espumosa.Un día de prisas tiré con demasiadafuerza, antes de que se relajara elmecanismo de seguridad, y mequedé con la palanca de la puerta

Page 295: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

en la mano. Necesité una laboriosaindagación con un destornilladorpara sacar la ropa limpia delvientre de la máquina herida. Ahorame he acostumbrado, y con muybuena maña abro y cierro lalavadora con la ayuda de undestornillador, que vive en laterraza de la cocina, en el cestillode las pinzas de tender.

La verdad es que en la casa tengouna buena colección de chapuzas yde negociaciones privadas con los

Page 296: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

objetos. Yo mismo soy una chapuzay una negociación, un asuntopendiente, con la voz ronca, lospies fríos y las zapatillas rotas. Micasa no sirve como refugio, es tanimprevisible como la realidadexterior. Por eso me resulta tandifícil desligarme de los asuntos dela calle.

Page 297: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Cajas vacías

Mi hija Elisa, que va para nueveaños, descubrió ayer que los ReyesMagos son los padres. Empezará avivir ahora un tiempo de segundasevidencias, tan frágiles como lasprimeras.

Las primeras evidencias tienenque ver con la credulidad infantil,el mundo de las leyendas y losmitos, la posibilidad milagrosa deque nazca un dios en un pesebre, y

Page 298: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de que tres reyes sean guiados haciaél por una estrella. Durante algunosaños, la infancia escribe cartas,pone agua en los balcones para loscamellos, deja los zapatos en unlugar privilegiado de la casa yespera nerviosa a que suspeticiones se cumplan. Casisiempre se cumplen sus peticiones,porque en el mundo de lacredulidad infantil resulta unaevidencia el poder mágico deMelchor, Gaspar y Baltasar, esostres señores que recorren todas las

Page 299: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ciudades al mismo tiempo envistosas cabalgatas, y luego soncapaces de encontrar en una nochetodos los domicilios y todos loszapatos.

La estrella que guió a los Reyeshasta el pesebre bien puede, ¿porqué no?, guiarlos hasta los zapatosde Elisa. Lo que ocurre es que Elisava para nueve años, y uncompañero del colegio le contóhace unas semanas que los Reyesson los padres, y ella no quiso

Page 300: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

creerlo, pero se quedó con la moscadetrás de la oreja, abrió los ojos,menudeó las preguntas y reforzó laguardia. Ayer por la mañana,después de abrir todas las cajas yde medio romper el primer juguete,descubrió unas bolsas de El CorteInglés en la basura, y llegó a laconclusión de que los Reyes son lospadres. No se lo ha tomado bien, noes fácil cumplir años. Pasó lamañana entre lágrimas, con latristeza íntima que provocan lasdesilusiones inevitables. Hay

Page 301: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

pérdidas que pueden ser aclaradascon una explicación, pero que noadmiten consuelo. Sufre al pensarque los Reyes son los padres.Dichosa ella.

Mi hija Elisa tardará todavíaunos años en descubrir que lospadres no son reyes. Descubrirátambién que el tiempo pasa del todoy para siempre, que los inviernosson crudos de verdad, taninhóspitos como una caja vacía. Lospadres envejecen, mueren, se llevan

Page 302: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

con ellos nuestros últimos juguetes,y sin embargo los Reyes siguenviniendo. Elisa no ha hecho elcálculo de que en realidad losReyes no pueden ser los padres,porque su madre tuvo regalos ayer,muchos regalos, aunque el pasadomes de julio muriese el abueloManolo.

Las imaginaciones infantiles sondesplazadas por unas verdades máso menos estables, y el hueco quedejan los milagros se llena con la

Page 303: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

confianza en unos padres capacesde decidir, dispuestos a organizar, allevarnos de la mano al colegio yenvolvernos la vida en papel deregalo. Se vive entonces unasegunda evidencia, una reinvenciónde la estabilidad y la confianza. Asíllegamos a crecer seguros denosotros mismos, nos consideramoscapaces de cumplir nuestrossueños, de contestar a las cartas quenosotros mismos echamos al buzón.Pero llega el día en el quedescubrimos también las

Page 304: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

debilidades de nuestros padres, queson el testimonio de nuestra propiadebilidad cuando nos miramos alespejo.

Mucha gente se detiene aquí,mientras se desploman sus segundasevidencias. Pero vivir merece lapena, y el verdadero regalo esaprender a compartir la fragilidadde la vida, cuidar a los otros, quelos otros nos cuiden. El amor a lavida es la tercera evidencia, elúnico refugio de la dignidad

Page 305: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

humana. Ayer busqué las palabraspara explicarle a Elisa por qué losReyes son los padres. Espero quemás adelante ella entienda que,aunque los padres se mueran, losReyes Magos pueden seguirviniendo cada año.

Page 306: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La fotografía

No sé exactamente el año de lafotografía, pero es menos antigua delo que parece. Me había dadoentonces por ponerme una viejagabardina de mi padre, así que lamemoria juega con los ojos y voycaminando por una calle a mitad delos años setenta bajo un aspectocasi de posguerra alegre. Más queun aire de juventud trasnochada,sale de la fotografía una emoción depasado rejuvenecido. Estamos

Page 307: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

hechos de tiempo, y las mentiras delrecuerdo dan de nosotros unadefinición en blanco y negro muchomás sincera que las certezasnaturalistas.

Estoy en medio de unamanifestación, rodeado de amigosque avanzan con paso firme hacia laesquina de la incertidumbre. Norecuerdo la ocasión con creta, perono es difícil situar la música de laépoca, el rumor de los aplausos, losgritos, los estribillos de la libertad

Page 308: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

y los comentarios de Mariano. Irhacia delante supone escoger unpasado, una tradición que se hace,como el camino, paso a paso. A lamitología de los antepasados sellega gracias al ejemplo de loshermanos mayores. En el airefotográfico de la manifestación, mijuventud busca el tiempo civil de laRepública, el nombre de losescritores y de los políticos quehabitaron las calles del primertercio del siglo xx. Pero esa historiame rodea vestida de hermano

Page 309: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mayor, con la chaqueta y la barbade Mariano Maresca, que marca elpaso, aunque nunca le ha gustadomucho andar. Va entre Juan Vicia yyo, seguramente comentando bajo elgriterío un poema de Cernuda, o unanovela de Marsé, o la película dePasolini que acaba de ver en Italia.

Mariano está siempre volviendode Italia, aunque en la maleta lleveun libro francés o una óperaalemana. Hay muchas maneras dellegar a una manifestación. Por

Page 310: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ejemplo, es posible queacudiéramos aquella tarde a la cita,saliendo a la hora prevista de casade Mariano, después de discutir deforma apasionada sobre músicas,películas y libros que enseñan adecir la verdad. Ser joven en losaños setenta era recoger la herenciade los que se empeñaban en decir laverdad en las calles, porque lahistoria no es como el tiempo, nosabe definirnos de verdad con lasmentiras del recuerdo.

Page 311: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Ser joven significaba militar enlas asignaturas pendientes deEspaña, admitir una sobrecarga demaestros derrotados y de hermanosmayores. Estudiar, beber, aplaudiren un teatro, hablar de amor, viajar,eran extensiones de la política. Lasencuestas dicen que los jóvenes dehoy desprecian a los políticos. Miasombro no llega del hombremaduro, sino del joven que caminaen manifestación dentro de unafotografía. El hombre maduro sabeque son otros los códigos, que la

Page 312: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

juventud española ya no soporta enlos hombros el peso de lasilusiones fracasadas, que la nuevasociedad facilita otras formas decompromiso, otros modos de subira una casa o de bajar a la calle. Esel joven de la fotografía de los añossetenta, envuelto en la gabardina desu padre, el que se sientesorprendido ante las sospechas queprovoca la política.

Por eso resulta conveniente undoble esfuerzo a la hora de

Page 313: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

envejecer sin locuras. Tanimportante es respetar los nuevoslugares, como mantenerse fiel a lasinceridad de las viejas fotografías.Yo sigo caminando, junto aMariano y a Juan, en esa fotografíaenmarcada, una fotografía dejóvenes que recorren el mundo en lapared del despacho de una personamayor.

Page 314: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Fray Leopoldo

Tengo un muñeco muy simpáticode Fray Leopoldo. Creo que es laúnica imagen religiosa que vigilami casa, y digo creo porque dondemenos se piensa salta la liebre. Mimadre, muy devota de Fray Martínde Porres, mantiene la costumbre deesconder una estampa del santoperuano en cualquier rincón de mibiografía, de mi abrigo y de micoche. Sin saberlo y sin voluntad defaltarle el respeto, he paseado a

Page 315: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Fray Escoba por los laberintoscarnales y espirituales del infierno.Seguro que en los escondrijos másinopinados de mi dormitorio o mibiblioteca, me vigila Fray Martíncon su sonrisa de santo humilde.

Fray Leopoldo lo hace a barbadescubierta, y con una complicidadmuy amable. No era santo de midevoción, porque en mi familia secontaba una historia siniestra.Paseaba mi abuela por las calles dela ciudad con una hija recién nacida

Page 316: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

en brazos, cuando se encontró conel fraile en cualquier esquina de susandanzas caritativas. Saludó a miabuela, miró a la niña y con voztriste se apiadó de ella, comentandoque Dios la iba a llamar muy prontoa su seno. A los pocos días huboque enterrar a la niña, así queresulta fácil entender el resquemorde mi infancia ante la barba blancay la figura venerable de esteemisario de Dios. Pero hace añosque aprendí a hablar con él sinmiedos. Todo empezó una noche de

Page 317: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

1988, cuando sonó el timbre de lacasa y mi hija Irene corrió por elpasillo para abrir la puerta. Vol viómuy nerviosa afirmando queacababa de llegar Fray Leopoldo.Era el poeta Ángel González, que,la verdad, se parecía bastante alfraile.

Creo que en las ideas sobre lasantidad de Irene pesa mucho laexperiencia de aquella noche en laque Fray Leopoldo fumó como uncarretero, bebió como un cosaco y

Page 318: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

recitó versos muy subidos de tonosacados de los viejos cancioneros.Ángel le regaló después a la niñauna figurita de Fray Leopoldo, quepasó a formar parte de la familia.Soy yo el que más hablo con él, ysuelo preguntarle si ha dejado defumar, o si quiere otro whisky, o sile apetece recitar la canción de lamonjita que con afán prolijo...

Ahora que se celebran loscincuenta años de su muerte y losritos de su beatificación, disfruto

Page 319: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

con él de la vida, porque hemosaprendido a reírnos juntos. Loschistes que le hago a FrayLeopoldo, a veces muycaricaturescos, son más respetuososcon la vida y la dignidad humanaque los trabajos de la ConferenciaEpiscopal española, otra vez a lacarga contra la interrupciónvoluntaria del embarazo, o que lasllamadas a la represión de algunosclérigos islamistas, empeñados ensituar a su profeta por encima de lahistoria, es decir, de la crítica y de

Page 320: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la risa.

No conozco una sola religión quepueda fundarse en la palabrarespeto. Dios no admitediscusiones. Conozco, eso sí,políticos respetuosos que procuranque Occidente no promuevagenocidios en el mundo árabe paraimponer su economía imperialistamás descarnada. Y tengo amigos enpaíses árabes que intentan conjugarlas palabras ilusión, progreso,laicismo y democracia. Ése es el

Page 321: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

respeto que a mí me interesa, ledigo a Fray Leopoldo. Él mecontesta que no sabe de lo que leestoy hablando, y me sugiere que leponga un whisky. Yo le pongo unwhisky doble, y me lo tomo a susalud, muy despacio, en homenaje aIrene, que ya está hecha una mujerlibre, y a mi libertad de expresión,más respetuosa que lassupersticiones de los que pretendenconfundir sus credos con la moralpública.

Page 322: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 323: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Pensadores

Colecciono pensadores. Uncampesino peruano me regaló enCuzco un pensador inca queacababa de desenterrar en suhuerto, y desde entonces compropensadores como recuerdo de misviajes. Los tengo colocados en micuarto de estar, encima de lacómoda y del mueble de latelevisión, todos juntos, pero cadauno a lo suyo. O eso creía yo.

Page 324: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Los pensadores deben sersolitarios. Con la cabeza apoyadaen la mano, con los ojosconcentrados en sus almas operdidos en la vaguedad delinfinito, con sus melancolíastaciturnas en espera de una idea ode la aparición de un amorpresentido, los pensadores quedanmuy bien al abandonarse a unapreocupación discreta y misteriosa,ataviados de jefes de tribu africana,o de chinos miniaturistas, o demarineros en día de lluvia, o de

Page 325: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

jóvenes románticos a la luz delcrepúsculo, o de hermososdesnudos bajo el peso abrumadorde los ideales y la sabiduría. Eldesnudo es un vestido muyconvincente para vivir en un museoo en una colección de pensadores.

Las posibilidades a la hora derepresentar el pensamiento sonincalculables, porque en elescaparate que menos se piensaaparece una calavera conveleidades intelectuales, o una rana

Page 326: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

meditabunda, o un líderrevolucionario en el momentosupremo de decidir sus órdenes, oun mono concienzudo, o un demoniorazonador, o un ángel aburrido quedeja pasar el tiempo de la eternidadcon una mano en la mejilla.

Tenía yo la impresión de quecada pensador, encerrado en eloficio de las cavilaciones,reflexionaba sobre su identidad.Cuando se me cayó al suelo elsabio griego, le pegué con mucho

Page 327: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cuidado la cabeza rota. No queríainterferir en su voluntad deencontrar algunas ideas universalescapaces de otorgarnos la perfecciónabstracta del mundo. La misión deun coleccionista no es hacer lacompetencia a ninguna de suspiezas, aunque a veces tenga latentación de robarles elprotagonismo. La cabeza rota delgriego fue una casualidad. Nohubiera sido legítimo hacerle lacompetencia al viajero romántico,concentrado ante los abismos de su

Page 328: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ruptura interior, trágicamentepensativo al descubrir que larealidad, hecha de astillas y defugacidades, no es abstracta, niperfecta, ni sagrada.

Suponía yo que el pensador incaperseguía ser incaico, y que lapensadora romana meditaba en lasraíces divinas del imperio, y que elpastor del Sahara profundizaba enlas dunas de su espíritu desértico, yque la joven estudiante hacíaequilibrios mentales entre los

Page 329: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

vértigos de la realidad moderna ylos instintos de permanencia. Perodesde hace unos días he empezadoa sospechar que piensan en mí, queme vigilan y se entretienen convaloraciones morales sobre micomportamiento, más preocupadospor mi forma de estar que por sumodo de ser.

Algunas evidencias claras mepermiten concluir que unaporcelana gallega no me quita elojo de encima cuando llego a casa,

Page 330: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

intentando comprobar si regresocansado del trabajo o más bientorpe por culpa del alcoholexcesivo. Una dama inglesa,escapada de cualquier palacio real,valora mis modales a la hora decomerme un bocadillo mientrasunos tertulianos discuten de políticaen el televisor. Tal vez sea culpamía por haberlos reunidos, porcolocarlos juntos en el cuarto deestar, por darles un orden y unsentido, sacándolos de sussoledades. El caso es que ahora

Page 331: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

parecen preocupados por miscostumbres, por cómo voy vestido ycómo me desnudo, por lo que mecallo y por el tono de lo que digo,por los libros que leo, por las vecesen las que me hago el tonto o ellisto, por mis conversacionestelefónicas, por el método que sigoal archivar mis facturas, misrecibos, mis poemas.

Una extraña pasión de urbanidadse ha extendido entre lospensadores de mi colección.

Page 332: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Llegados de los tiempos, los paísesy las culturas más distantes, poco apoco se han puesto de acuerdo paraobservarme. Ya digo, cada vez lesinteresa menos su modo de ser y sepreocupan más por mi forma deestar en la casa. Ellos son los queme critican cuando dejo las lucesencendidas, o cuando pongo lamúsica demasiado alta. Habrá quellegar a un pacto entre su ser y miestar o entre su estar y mi ser, unazona intermedia en la que sus viejosideales, tan apartados antes de la

Page 333: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

vida, tan devotos en otro tiempo delas entelequias y las abstracciones,no se conviertan ahora en un patiode vecinos. Por huir de las altaselucubraciones van a acabar en laprensa del corazón. Nunca se puedeestar tranquilo.

Page 334: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La entrada

No me atrevo a escribir que elfútbol entra en la alineación de lascosas importantes de la vida. Elamor, la muerte y la justicia formanuna delantera demasiado rotunda.Pero no me avergüenza confesarque el fútbol ha sido la cosasecundaria de la vida que mástiempo ha jugado en mis ilusiones yen mis tragedias. La realidad sueletener mal genio y, además, provocalesiones incurables. Por eso no

Page 335: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

carece de interés contar con unjuego que nos permite vivir lascosas decisivas en el campo de losasuntos secundarios. La muerte esllevadera, y se puede resucitar a lostres días, cuando la reducimos alpitido final de un árbitro. Uncampeonato robado su pone sinduda una canallada, una catástrofenuclear, un genocidio, pero lospueblos se recuperan sin que elnúmero de víctimas llegue aensuciar la conciencia de loslíderes democráticos de Occidente.

Page 336: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Y el gol más bello del mundo, aquelgol que marcó nuestra memoria,nunca nos traiciona, ni nos pide eldivorcio, ni se hunde en la rutina dela convivencia, ni se vende a losenemigos políticos, por mucho quelos años consigan oxidar la llave delos sueños.

Las retransmisiones deportivas yla incómoda personalidad dealgunos directivos nos ayudan acomprobar que el valor secundariodel fútbol soporta un crédito

Page 337: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

indefinido. En eso también separece a los retos transcendentes dela existencia. El nacimiento de unhijo, por ejemplo, hipoteca la vida,corta de raíz la libertad, obliga aestar pendiente de los horarios, delos teléfonos, de los miedos, y sinembargo uno lo perdona todo,porque nadie puede renunciar a supropia piel. El fútbol es de esaspasiones que hacen olvidar suspropios disparates, la simpatíaestúpida de los locutores modernos,los tontos a la moda, las pelucas

Page 338: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ridículas de unos aficionados queno saben acercarse con dignidad alamor o a la muerte, el impúdicocirco del dinero que todo loensucia, menos un pase de gol y unbuen remate en el último minuto.

Guardada entre las páginas de Laisla del tesoro, como uno de misrecuerdos sagrados, conservo laentrada de un partido que jugaronhace más de cuarenta años, en elviejo Estadio de los Cármenes, elGranada Club de Fútbol y el Real

Page 339: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Madrid. Yo era un niño pegado a supadre en una tarde de lluvia,luchando como un náufrago entregabardinas y paraguas para ver loque sucedía en el campo. Losbolsillos infantiles soninterminables y saben guardar detodo. En el bolsillo derecho de miabrigo llevaba, desde luego, elbocadillo que me había dado mimadre, y en el bolsillo izquierdo laalineación de mi equipo, la leyendade las viejas glorias, el cochedescapotable de un ídolo, la

Page 340: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

colección de cromos, los recreosdel colegio, las tardes de radio y lailusión de que por una vez el bandode los perdedores tuviese un buenresultado ante los fuertes.

Ya he dicho que sufrir derrotasen un campo de fútbol no escomparable a perder una guerra,pero la sensación de romper uncerco enemigo no debe ser muydiferente a la emoción infantil deganarle, en la Granada provincianade los años sesenta, al Real

Page 341: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Madrid, el otro equipo de mi vida.Recuerdo que nuestro delantero sequedó solo delante de la porteríadel Madrid, que todas lasgabardinas y los paraguas delmundo se pusieron de pie, que mipadre no tuvo tiempo de cogerme enbrazos, y que mi vida se parecemucho desde entonces a la voluntadde llegar hasta el final de lasjugadas, pero sintiéndome más biensolo entre la multitud, con los ojoscerrados, a la espera de enterarmepor el grito de los demás de si era

Page 342: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

gol o se trataba solamente de unaocasión perdida.

No tardaría mucho tiempo endescubrir que en aquel partidolluvioso entre el Granada y el RealMadrid, yo iba con la lluvia. Seríami destino. Por eso he bajado a uninfierno de primera con el GranadaClub de Fútbol, y he perseguidodurante siglos los resultados de laSegunda, la Segunda B y la TerceraDivisión. Por eso, algunosdomingos, busco mi entrada fetiche

Page 343: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

entre las páginas de La isla deltesoro, la guardo en mi carterajunto a dos entradas nuevas, y mevoy con mi hija al Estadio de losCármenes o al Santiago Bernabéu.Por unas horas nos jugamos una ligao un ascenso de categoría en elterreno secundario de la felicidad.Los hijos nos hipotecan la vida,pero a cambio suelen heredarnuestros fantasmas.

Page 344: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 345: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Billetes de avionesperdidos

El avión, un invento que naciócon la prisa de las moscas y con elorgullo veloz de la Modernidad, seha convertido en una disciplina depaciencia. Todo vértigo estácondenado a vivirse como unejercicio espiritual en cuantoponemos un pie en un aeropuerto.Los viajeros salen de los taxis conaire de eficacia o de aventura,mueven los equipajes con la alegría

Page 346: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de los negocios inmediatos o de lasgrandes distancias, pero en cuantose abren las puertas mecánicas yentran en el edificio del aeropuertosufren una repentina transformación.La flor de plástico que duerme enlas oficinas más tediosas seapodera de la mirada de losviajeros. El vuelva usted mañanade la vieja burocracia españolahace juegos acrobáticos sobre lascolas y las salas de espera.

La gravedad de la situación se

Page 347: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

nos revela cuando elegimos la peorcola en los mostradores deembarque. Uno hace sus cálculos,valora el número de viajeros y demaletas, los grupos, los posiblesinconvenientes, y escoge el caminomás rápido. Pero la rapidez separaliza, se detiene, y nos devuelveal ámbito espiritual de las preguntasíntimas. ¿Por qué siempre tiene quepasarme a mí? ¿Por qué soy yo elelegido de la mala suerte? Mientrasen las pantallas electrónicastiemblan los destinos y aletean las

Page 348: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ciudades, una viajera discute con laencargada del mostrador por unproblema de sobrepeso. Ladiscusión entra en un agujero negroy la cola se detiene. Tal vez seaconveniente cambiar de cola, elegira una azafata más eficiente, estaratentos a los nuevos mostradoresque se abren. Pero la experienciaenseña que por mucho quecambiemos de lugar nuncacambiaremos de condición y que lamala suerte de las esperas suelearrastrase de mostrador en

Page 349: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mostrador. Así que nos quedamosen nuestra cola, contentos de haberllegado por una vez con tiempo desobra al aeropuerto.

El tiempo es una materia flexible.Nos pasamos la vida esperando, yno porque seamos dueños denuestro tiempo, sino porquetenemos prisa, porque necesitamosllegar a donde no estamos,conseguir lo que no tenemos, viviren la imaginación de lo que nohemos vivido. Nuestra espera se

Page 350: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

parece a una negación del presente,ponemos los ojos en el futuro paradesposeernos de la realidad. Daigual estar consagrados a una utopíagrandilocuente, a una hipotecaquebradiza en el horizonte de losfinales de mes o a una cola deaeropuerto. El caso es sentirnoscondenados a la insatisfacción. Laprisa de la palabra cuándo impidecualquier relación serena con elpresente.

Uno puede entretenerse

Page 351: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

observando los matices del paisajehumano, la habitación de hotel quebrilla en la cara de las viajerassolitarias, el sermón del ejecutivoque da órdenes por teléfono, lamelancolía del niño dominicanoque aguarda vestido con unacamiseta de la selección españolade fútbol. Hay modos deentretenerse, pero la verdad es queel tiempo vuela, los relojes gritan yla situación apremia. La azafataminuciosa discute con los viajeros,con los billetes, con el ordenador, y

Page 352: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

abandona su silla para resolverproblemas en una oficina que seoculta al otro lado del pasillo.Cuando por fin nos toca a nosotros,casi nos desilusiona que todo salgabien, rápido, en apenas un minuto.

Pero lo peor de las utopías es quea veces se cumplen. Hay quedesnudarse demasiado para entraren el paraíso. La flor de plástico denuestra paciencia de viajeros sienteun escalofrío vegetal mientras nosquitamos el cinturón en el control

Page 353: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de la sala de embarque para que nosalten las alarmas. Nos queda elobstáculo final de recomponernos,recuperar el móvil, la cartera y lapalabra cuándo. Vamos a buscarnuestra puerta en la pantalla dondese barajan los destinos y seresuelven los eternos problemas deltiempo y del espacio. Y la puerta noestá asignada. Empieza ahora laverdadera dimensión trágica de lapaciencia, el avasallamiento de losretrasos, el desengaño y ladesorientación. Hemos conseguido

Page 354: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

llegar, pero no tenemos avióndesignado. La palabra cuándo sellena de grietas, como las utopíasque se cumplen y enseñan ladimensión de sus colmillos.

Los viajeros que han conseguidosu tarjeta de embarque, pero notienen puerta asignada, son unaversión humilde de los seresderrotados por sus propias utopías.Miran al futuro con ladesesperación del demócrataalemán que vio nacer la

Page 355: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

irracionalidad del nazismo en elequipaje de la razón liberal, o delcomunista que descubrió loscrímenes de la dictadura soviética,o del judío digno que contempla alEstado de Israel deslizarse por losinfiernos del genocidio, o delciudadano occidental que seavergüenza de que sus institucionesnegocien con la barbarie, la torturay la mentira. Resulta muy peligrosoque la palabra cuándo nos cierrelos ojos a la realidad de la palabraahora.

Page 356: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Claro que todo puede ir a peor.El deseo de volar supone a veces ladesgracia definitiva de saltar porlos aires, según confirman losatentados terroristas y las cajasnegras de los aviones. Convieneque la paciencia de los aeropuertosnos enseñe a vivir con los pies enla tierra, pero sin renunciar al viaje.En fin, estas cosas las piensa unocuando encuentra en casa, en laspáginas de un libro o entre papelesrevueltos, tarjetas de embarque oviejos billetes de aviones perdidos.

Page 357: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Entonces se siente que el futuro esya cosa del pasado, y se descubreel ayer escondido en la tristeza dela palabra cuándo.

Page 358: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La correspondencia

Los abismos existen también enlas distancias cortas. Muchosciudadanos, en vez de buscar losmares del sur o los paisajesexóticos de la lejanía, utilizan lasvacaciones para encontrarse a símismos. Resulta difícil saberquiénes somos, más difícil inclusoque imaginar el contenido de unasonrisa o de una de esas maletasque dan tumbos por los aeropuertosdel mundo.

Page 359: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Cuando llegamos a nuestrodomicilio y pulsamos el botón delportero automático, solemospresentarnos con una afirmaciónconsoladora: «Soy yo». Pero lascosas se complican si nos paramosa pensar en lo que hemos dicho, yabrimos la puerta, y entonces losobjetos de la casa empiezan amirarnos con el silencio arenoso delos desiertos o con la locuacidadinquietante de las selvas tropicales.Nos sentimos perdidos en nuestrapropia alcoba, desorientados en la

Page 360: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

rutina, fatigados de la cara que nosacompaña por los espejos y lasfotografías, y decidimos salir almundo en busca de los testimoniosque puedan devolvernos unolvidado sabor a nosotros mismos.

Hubo tiempos en los que la gente,sobrecargada de poder y vanidad,segura no sólo de sus certezas, sinoincluso del lugar que sus certezasocupaban en la plaza, respondía«usted no sabe con quién estáhablando» cada vez que un operario

Page 361: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

impertinente se atrevía a llevarle lacontraria. Pero en los años quecorren, las certezas se hanconvertido en preguntas, en viajespreparados como ejercicios deautoayuda, y uno se acerca a lasselvas, a los mares o a los desiertoscon una interrogación murmurada:«¿Usted, por casualidad, no sabráquién soy yo?».

Pretendemos reponernos de lafilosofía disolvente de nuestro sofácon la amabilidad de las grandes

Page 362: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

distancias, domesticadas por loslibros de aventuras y las agenciasde viajes. Pero las vacaciones, másque el acceso a los pliegues de laverdad individual, nos facilitan lacomprensión del género humano ensus actitudes contemporáneas. Loshábitos del turista sirven paradefinir las oportunidades que nosofrece la Historia una vez cumplidala muerte de Dios y consagrado elfinal de las utopías. Sin jefeconocido, sin tareas previstas, sinhorarios que cumplir ante las

Page 363: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

responsabilidades del orbe,liberado de los grandes designios yde los dogmas providenciales, alciudadano no le queda másprograma que la vida ociosa, esajubilación sentimental aconsejada,en paralelo, por la comodidad delpresente y por las manchas cruelesde las viejas banderas. ¿Qué puedehacer uno con ilusiones de doblefilo en medio de la tranquilidad deun balneario?

El sudor global de los turistas, el

Page 364: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

agobio del tráfico y de las salas deespera, las visitas masificadas a losviejos recintos de la soledad, loscodazos de la multitud, alimentanlas cursilerías de algunas almasCándidas que pretenden buscar laverdad con el antiguo espíritu delos viajeros románticos. Frente alturismo, el yo persigue sus huellasen el sueño de los grandes viajes.Pero en cuanto el intrépido viajeropone los pies en el agua, comprendeque los grandes viajes de ahorasólo se realizan en patera, con una

Page 365: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

tragedia apuntando a la nuca, y conmuchas posibilidades de que nosobreviva ninguno de los valerososnavegantes para contar la peripecia.Una cosa es que nos busquemos anosotros mismos, que preguntemosquiénes somos y adonde vamos, yotra cosa muy distinta que nosquedemos sin papeles, comonáufragos ilegales, amenazados porel verdadero vacío de la identidad.Conviene que el óxido que muerdeal yo en las sociedades delbienestar no ponga en duda los

Page 366: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sellos y las firmas de lospasaportes. Eso sí que es peligroso.

Mejor es atenerse a lavulgaridad, aceptar la condiciónturística de la vida contemporánea ydisfrutar del tiempo de ocio y de lasexcursiones veraniegas. Lavulgaridad no sería una malasolución para el mundo, siempreque estuviese mejor repartida.Dentro de las pretensiones humildesde los equipajes estivales, nosqueda el consuelo del regreso, el

Page 367: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

billete de vuelta, el sorprendentetesoro que nos espera dentro de lacasa que un día cerramos para salirde viaje. Porque entre las plantassecas, las huellas de los ladrones ylas averías de loselectrodomésticos, podemosencontrarnos de golpe y porrazocon nosotros mismos. Nuestro yo seesconde en el desorden de lacorrespondencia atrasada,camuflado entre la publicidad y lascartas profesionales. No me refieroa la insistencia con la que los

Page 368: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sobres repiten un nombre, unapellido y una dirección. Ese tipode seguridades pertenecen a unasabiduría de primeros términos,como la que divulgan los porterosautomáticos y los buzonestelefónicos. Aunque no parecendespreciables en los tiempos quecorren, a la larga no son suficientes.El verdadero yo nos aguarda en losrecibos del banco. Pero no en losgastos del viaje, sino en las cuotasregulares que se pagan cada mes yque esperan todas juntas,

Page 369: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

amontonadas sobre una mesa,después de las vacaciones.

La subjetividad es una deudaperpetua, un espacio que buscasentido en las facturas y lashipotecas, un lugar vacío conpretensiones de quedar cubierto. Yosoy yo y mis recibos de banco.Basta con abrir las cartas y ponerorden a la vuelta del viaje. ¿Sabenustedes con quién están hablando?Soy una hipoteca, la factura de unalibrería, un recibo de la luz, un

Page 370: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

recibo de teléfono, la cuota de unsindicato, de una organizaciónpolítica, de Amnistía Internacional,de tres niños apadrinados y de loscarnés de socio del Granada y delReal Madrid. En fin, soy unadivisión, o una reunión legal decausas perdidas.

Page 371: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El recordatorio

En el estante de los diccionarios,ese lugar en el que las palabrasaspiran a tener confianza en símismas, conservo enmarcado elrecordatorio de mi primeracomunión. Racimos de uvas,florecillas y cálices adornan enrojo, verde, negro y oro el listón dela memoria. Una Virgen María deternura limpia y cursilona, puroestilo Ferrándiz, certifica con sumaternal inocencia que el niño Luis

Page 372: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Manuel García Montero recibió suPrimera Comunión en el Colegio delos P.P. Escolapios, en Granada, el22 de mayo de 1966. No diré quefue también la última, pero tampocotardé mucho en sentir que el frío delas rodillas devotas empezaba asubirme por las piernas, el vientre yel pecho, hasta llegar a laconciencia, ese lugar en el que laspalabras se llenan de dudas ydescubren su deterioro, inevitablecomo un pecado original. Puroestilo perturbador el de la

Page 373: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

conciencia, como un recordatoriode Primera Comunión encargado aLuden Freud.

Los pacíficos campanarios de loscielos granadinos perdieron poco apoco su autoridad espiritual en elcorazón del niño que salía delcolegio y cruzaba los puentes delrío Genil camino de su casa,atravesando el arbolado enfermo delos Jardinillos y las farolas tímidasdel Paseo de la Bomba. Olvidé mitraje blanco de marinero mucho

Page 374: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

antes de abandonar para siemprelos confesionarios, aunque no porello renuncié a las inquietudes delamor al prójimo. Como lacostumbre es renunciar a lasinquietudes, ya sea manteniéndoseen las tribus de Dios, ya seaperteneciendo a los rebaños de lasociedad profana, no me importarecordar con voluntariosa nostalgialas ventajas inquietantes de lapiedad. No hace falta creer enningún dios absurdo para sentirpiedad, o para ponerse en el lugar

Page 375: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

del otro. En los tiempos quevivimos, la piedad, o mejor, lacompasión, debería llenar loshuecos que han dejado las certezasde las ideologías. Es el único modode volver a acercarse conprudencia a las ideologías, sintemor a que muerdan.

Además de fervor religioso,piedad significa en nuestra lenguacompasión, misericordia, losavatares del sufrimientocompartido. Muy a mano, casi

Page 376: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

quemándonos, nos queda elsufrimiento de la inmigración, unode los asuntos que protagonizanahora las inquietudes de lasociedad española, tal vez porquees el mejor modo de certificar quehemos dejado de ser un país deemigrantes. Más que ponernos en ellugar del otro, parece que estamosatrincherándonos en nuestro propiolugar. Somos una inercia depreocupaciones exageradas,informaciones manipuladoras yrealidades que se olvidan.

Page 377: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

No conviene negar de formademagógica los problemasfronterizos de la globalización, nicerrar los ojos ante lascontradicciones políticas y socialesque provoca el desembarco deinmigrantes en las costas andaluzasy canarias. El ruido de las puertasque se abren ha supuesto siempreuna interrogación. Pero lacompasión invita a ponerse en elescenario del otro, y desde allíresulta difícil desconocer elverdadero lugar del drama. La

Page 378: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

incomodidad de una sociedaddemocrática a la hora de atender lallegada de náufragos a sus costas nopuede compararse con la tragediade unos seres humanos condenadosa la miseria, que necesitanabandonar sus casas y aventurarse auna navegación temeraria en buscade una sociedad en la quesobrevivir. ¿Ha dado usted algunavez un paseo en barca durante susvacaciones de verano? ¿Puedecalcular cuánta agua cabe en unaola y en las distancias más cortas

Page 379: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

del mar? Pues imagínese usted enmedio del océano, sin seguridadninguna, sin condiciones,acompañado de otros miserables,arriesgándose a morir para vivir,sintiendo la soledad azul, y gris, ynegra del infinito, en la sucesiónamenazante y helada de susmañanas, sus mediodías, sus tardesy sus noches.

Quizá la compasión puedaayudarnos a comprender de quéestamos hablando al pedir medidas

Page 380: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

para solucionar el problema de lainmigración. Supongo que muchosinmigrantes llenarán las horas de latravesía con oraciones a ladivinidad. Supongo que muchosciudadanos católicos, alarmadospor la inmigración, rezarán antes dequedarse dormidos. Pero los que nocreen en dioses, tampoco puedendelegar la responsabilidad en unaltar. Miro a la Virgen de mirecordatorio, y no veo a la madrede un dios, sino a una mujer queacaba de tener un hijo en un

Page 381: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

pesebre, sin papeles, con todas laspuertas cerradas. Ésa es la historiaque merece recordarse.

Page 382: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Los carnés

El cielo de agosto, azul y biendoblado, se escondió por fin en loscajones de la ciudad. Septiembrecae poco a poco sobre las oficinas,las cafeterías con rumor de saludos,los preparativos escolares y losciudadanos con buenos propósitos,que guardan también en el bolsilloun estuche de lápices de colorespara dibujar sus deseos. El azul delcielo de septiembre es infantil.Parece que tiene toda la vida por

Page 383: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

delante.

Esta esperanza de aprovechar elnuevo curso para aprender idiomas,o dejar de fumar, o disciplinarse enel gimnasio, suele durar en elcorazón lo que tarda en llegar elmes de octubre. Pero no importa,las mentiras piadosas cumplen sutarea, cualquier excusa sirve, hayque automedicarse para comenzarde nuevo, soportar las primerasreuniones de trabajo y hacer frentea la ideología dogmática de las

Page 384: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

agendas. El bálsamo de las viejasaficiones presta también un servicioconsiderable. Las tardes de póquer,el comienzo de la Liga de fútbol, elcoleccionismo de locuras o lasenfermedades crónicas, ofrecen unacompañía leal en semanasmelancólicas. Confieso que el amora la política es lo que me alegra amí el mes de septiembre.

Nada puede animarme más que uncurso político bien cargado. Noexiste mejor tónico que un cóctel

Page 385: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

elaborado, por ejemplo, con unadiscusión sobre la identidad, unallamada de atención sobre la usurade los banqueros, una campañaelectoral en el horizonte, algunasmedidas para resolver el drama delos cayucos y los mares carnívoros,y las rabietas de una Iglesiadispuesta a mentir y a salir enmanifestación para proteger susinjustificables privilegiosdecimonónicos. No te metas enpolítica, me decía mi madre en losúltimos años de la dictadura

Page 386: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

franquista, pero no le hice caso, yaquí estoy, iniciando un septiembredemocrático más, dispuesto a leerlos periódicos, a oír los noticiarios,a opinar, a reírme, a criticar, aescribir, a discutir, sin que se hayacumplido ninguna de las catástrofesque vaticinaban los enemigos de lapolítica.

El orgullo democrático deberíaimplicar un coraje público, lavalentía de aprobar o derogar leyespara responder a las demandas de

Page 387: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

los ciudadanos. Por eso no debeconfundirse la calma con un tiempode ojos cerrados, en el que la vidaoficial se pudra y se aleje de larealidad. La normalidaddemocrática resulta inseparable dela agitación cívica, del deseo deasumir responsabilidades yconfrontar puntos de vista. Lacrispación no la provocan losdebates, sino los insultos y lascalumnias. Nos acostumbramos a lafuria, a opinar con miedo o deforma despectiva sobre los demás.

Page 388: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Pero también nos acostumbramos ala mansedumbre, porquedesplazamos hacia los demás laqueja que no sabemos plantearle alpoder. Quien de verdad decidenuestras carencias queda al margende nuestra rebeldía. Vivimos así enuna mansedumbre furiosa.

El descrédito de la políticarefleja el empobrecimiento de lasreglas públicas que deben controlarla avaricia de los especuladores yla mala opinión que algunos

Page 389: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ciudadanos tienen de sí mismos.Dicen que la política es corrupta,porque opinan que la condiciónhumana es corrupta. Dicen que lapolítica es mentirosa, porquesuponen que las verdades privadasdesembocan en una mentira pública.Pero si uno acude a los espejos delcuarto de baño con la ilusión anualde los buenos propósitos y quiereaprovechar el mes de septiembrepara mejorar y cambiar de vida, talvez descubra en sí mismo que hayuna posibilidad cívica al margen de

Page 390: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la corrupción y la mentira, y que lapolítica nació para aprovechar esaposibilidad, ordenando laconvivencia al margen de laspistolas y del terror.

No te metas en política,aconsejan con voz celestial los queconsideran que un ciudadanomancha con sus opiniones losespacios públicos. Es también elconsejo de los que tienen interés enque nada cambie, partidariossolapados de la ley selvática del

Page 391: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

más fuerte. El poder aprovecha losámbitos científicos y sentimentalesen los que está mal visto hablar depolítica, ya sea una cama dematrimonio o un paraíso fiscal.

Espero divertirme mucho esteaño. Ya no estamos en 1936. Losinsultos y las calumnias ya no sontan graves, y se pueden soportar deotra manera. Han pasado lostiempos del miedo militar, en losque algunas campañas contra lapolítica servían para conspirar a

Page 392: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

favor de los golpistas. El ataquellega ahora por otros frentes. Eldescrédito sólo provoca desinterés,el estribillo del todos son iguales,el abstencionismo, la precariedad ylos buenos resultados en los saldosinternacionales de las petroleras,una inercia sin duda molesta, peromucho más llevadera que unpelotón de fusilamiento. No se metausted en política, fue uno de losconsejos favoritos de Franco. Poreso hay que seguir dándole lasgracias a los que se metieron en

Page 393: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

política para imaginar una Españamás libre, hecha con palabras y conleyes. Uno de los licores que nodebe faltar en el cóctel político deeste año es el ejercicio de lamemoria histórica, el deseo dehonrar a los ciudadanos que secomprometieron en la defensa de laII República y en la lucha contra ladictadura.

Pero lo que más me divierte esrepetir, ante los catastrofistas y loscalumniadores, que nos ha ido

Page 394: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

bastante bien con la política, pese asus esfuerzos por desacreditarla.Vivimos mejor, somos más libres ytodo lo que conseguimos a través delos debates parlamentarios, por muycrispados que lleguen a ser, pasaenseguida al dominio común.Muchas de las concienciascompungidas que clamaron contralos efectos perniciosos de una leyde divorcio son ya clientes asiduosde los juzgados de familia. Así queme doy ánimo, y me preparo a vivircon orgullo y con coraje el curso

Page 395: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

político que se avecina. Sé que eldescrédito de la política pretendemarcar a fuego lento el declive dela comunidad.

Se lo repito a los carnés viejos ynuevos que guardo en el cajón demi escritorio. Con algunafrecuencia, en medio de lasdesilusiones, ellos me sugierencompungidos que no me meta enpolítica. Yo los calmo, les aseguroque no son culpables, que nunca mehan quitado ni una gota de

Page 396: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

independencia, que vincularse conlos demás no significa renunciar auno mismo, sino asumir que lahistoria es un perpetuo mes deseptiembre, un curso que comienza,una conversación que merece lapena mantener con los demás. Haceaños descubrí que para participaren proyectos colectivos convieneaprender a quedarse solo. No tengofe ciega en nada. Por eso mis carnésson más que nada una respuesta alsectarismo de los que no quierenvincularse y viven el dogma

Page 397: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

multitudinario de la renuncia, elcinismo o el desinterés. La políticaestá tan humillada que se olvida confrecuencia de todo lo que haconseguido.

Page 398: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Los libros de mis hijos

A veces es inevitable sentirse unimpostor. La capacidad deconvicción del egoísmo, que seenreda en la vida como un seductorbrillante y cínico, puede horadarlos principios más sólidos.Confieso que cada verano, hacia lamitad del mes de agosto, mientraslas horas pasan sin reticencias y loslibros leídos miran con una sonrisalimpia desde las estanterías, measalta un inevitable sentimiento de

Page 399: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

impostura.

Como cualquier profesor deLetras, como cualquier escritor,estoy acostumbrado a defender enpúblico la importancia de loslibros, las ventajas cívicas queencierra la costumbre de leer, losbeneficios sociales de la educación,el humanismo, las ficcionesliterarias y la disciplina silenciosade la meditación. Y de pronto, alleer, me veo atrapado en la arañadel vicio más particular, que tiñe de

Page 400: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

hipocresía las frasesbienintencionadas, las esperanzaspúblicas y las apuestas por elinterés común. La sensación delplacer privado acaba socavando lafuerza de la generosidad cívica. Noes que considere que lasinclinaciones individuales seanincompatibles con el amor alpróximo, y tampoco dudo delejercicio de la lectura como valorético, pero...

La verdad es que el tiempo

Page 401: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ocioso, sin ningunaresponsabilidad, me devuelve alsentimiento deslumbrado del lectorpuro. Porque, aunque siempre hepensado que es un poco ridícula lacondición de los escritores puros,estoy convencido de la existenciadigna de los lectores puros,aquellos que nunca acaban dealejarse del adolescente que fueron,del muchacho con los ojos limpiosy la luz encendida que aprendió laslecciones del amor, el odio, elmiedo, la rebeldía y la serenidad,

Page 402: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

en las horas de la siesta o de la altanoche, con un libro en las manos.La lectura se parece entonces alegoísmo, al placer privado, a lasensación de disponer paranosotros solos del tiempo y delmundo, de los océanos y de lasselvas, de los campos de batalla yde las alcobas.

Hay buena luz, las aspas delventilador giran como un caribedoméstico, por la ventana lleganalgunos gritos desde la piscina, más

Page 403: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

allá se extiende el verde saludablede los pinares, y todavía más alláse agita el mar azul como unoptimista imperturbable. Mi fe en lautilidad pública de la lectura sesiente enrojecer, naufraga en elegoísmo del lector que estaríadispuesto a vender su alma para quenadie lo moleste, para que nadiellame al timbre de la casa en lashoras siguientes. No se defiende lautilidad de los libros porgenerosidad social, sino pordevoción o dependencia privada.

Page 404: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Como uno siempre se llevatrabajo atrasado a las vacaciones,metí en mi maleta Por quién doblanlas campanas. Quería releerme lanovela de Hemingway, después deconocer un excelente ensayo deFrancisco Ayala en el queinterpreta la condición delargumento y denuncia elpintoresquismo, el torerismoespañolista con el que algunosescritores abordaron el drama denuestra Guerra Civil. Lainteligencia de Francisco Ayala

Page 405: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

localiza las situaciones irritantes deuna novela que, pese a sussimpatías republicanas, es injustacon el protagonismo de losmilitares españoles leales y con ladimensión más profunda de unconflicto que, como demostró laSegunda Guerra Mundial, teníapoco que ver con el erotismo de laviolencia taurina.

Pero el pulso narrativo deHemingway me alejó de missuspicacias y mis tareas de profesor

Page 406: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de literatura. Pese a lasprevenciones, volé el puente juntoal dinamitero Robert Jordan y loacompañé hasta el final, metido yomismo otra vez en la historia,apuntando al pecho del tenienteBerrendo, oficial de la caballeríaenemiga. El arte literario esprecisamente aquello que puedeconvertir en inolvidable un librolleno de estupideces, y hacerinaguantable una novela cargada debellas intenciones.

Page 407: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Cuando volvimos a casa, lavuelta veraniega al lector puro demi adolescencia me invitó aabandonar los libros de trabajo y ainfiltrarme en la biblioteca de mihija mayor. A mis hijos les regalolibros con la intención, tambiéninteresada, de que me comprendan,porque participar en la formaciónde su biblioteca es un acto desuplicante y solapada complicidad.Acabo de pedirle prestada Lamuerte en Venecia, y ya estoysometido al poder letal del arte, de

Page 408: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

los cuerpos y de los viejos valoresdel espíritu, siguiendo los pasos deGustav Aschenbach, o de GustavMahler, o de Thomas Mann.Mientras bajo a la playa privadadel Hotel de Baños para vigilar aTadzio, me saluda desde el cuartode mi hija Fortunata y Jacinta, yen la melancolía lenta de Veneciaestalla el Madrid ruidoso del sigloXIX, y los recuerdos apasionadosde un lector que volverá a desearcon todas sus fuerzas partirle lacara a Juanito Santa Cruz y

Page 409: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

acariciar la frente enferma de unamuchacha que quiso ser un ángel.Me consolarán los Veinte poemasde amor de Neruda.

Resulta difícil no sonrojarse aldefender la utilidad pública de lalectura, cuando se comprueba unavez más, gracias a la generosidadde las vacaciones, que el lectorverdadero daría lo que fuese por notener que salir de casa, que unoacaba trabajando, y haciendooposiciones, y convirtiéndose en

Page 410: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

profesor o en escritor, por culpa deldeseo egoísta de quedarse en lacama leyendo, amenazado por loscompromisos, los horarios y lostimbres. Habrá quien no sesorprenda de esta contradicción.Una parte sólida del pensamientocontemporáneo defiende que losvicios privados y el egoísmo son laraíz de la moral pública. No es ésami filosofía. Podría explicar micontradicción, pero no tengo tiempoaquí, porque quiero acabarme unavez más Fortunata.

Page 411: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 412: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El televisor

Necesito cambiar de televisor. Laverdad es que no lo utilizo mucho,pero me duele la tristeza casera deuna tecnología con aire de restoprehistórico. Recuerdo la autoridadviva del acontecimiento de latelevisión en mi infancia, cuando seencendió en la realidad cotidianaespañola para sacarnos a los niñosde los callejones del barrio y paradiscutirle al colegio su prestigio ala hora de contar historias.

Page 413: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Antes de la televisión, loscolegios no sólo eran los edificiosencargados de imponer obedienciay disciplina, sino también unoslugares donde contar historias.Incluso las historias oficiales dejanhuecos para el temblor de laincertidumbre y la aventura. Lasabiduría taimada del rey Salomónpodía invadir las imaginacionesliterarias de los escolares con sussentencias. Era una jugada maestradictaminar que se partiese el cuerpode un niño disputado por dos

Page 414: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

madres. La fragmentación ficticiano resolvía el problema, peroencauzaba la solución narrativa dela historia. Llegó de pronto latelevisión, y los colegios sequedaron sin el monopolio de lashistorias oficiales, como el barriose quedó sin el privilegio de lossucesos vividos.

La primera conmoción ante unapantalla de televisor me llegó enforma de flecha y de manzana. Unapelícula protagonizada por

Page 415: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Guillermo Tell disparó ante misojos un arrebatado sentimiento demiedo, indignación y rebeldía, quepasó justo por encima de mi cabeza,acariciándome el pelo mojado, lirauna tarde de lluvia en Granada.Llovió tanto que el río Genil sedesbordó y arrastró por la ciudaduna carga amenazante de ramas ytroncos de árboles que bajaban dela Sierra. El puente de Las Brujas,con los ojos cegados por la cólerasucia de la naturaleza, saltó por losaires, provocando un alarido de

Page 416: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

piedras, cables y chispazoseléctricos. Fue un espectáculo, perolos niños del barrio no estábamosallí, acabábamos de desertar,habíamos dejado las orillas delGenil para ver en mi casa lamanzana y la flecha de GuillermoTell. Aquel año tuvimos quecambiar de puente en nuestrascaminatas diarias al colegio.

La televisión metió en su casa alos niños. Por eso siento ahora unaextraña paradoja sentimental al

Page 417: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

darme cuenta de que sólo enciendocon disciplina el televisor cuandoestoy en una habitación de hotel. Noes el único cambio que el viento dela historia ha dejado sobre lasarenas de nuestra vida. Ahora nohay una sola flecha y una solamanzana en una historia única paratodos los ojos. El Guillermo Hotellque yo soy dispara como un arcosin puntería el mando a distanciacontra la oferta infinita de loscanales, las lenguas y las historiasdel mundo, una oferta situada sobre

Page 418: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la cabeza de la realidad.

Al sustituir la programaciónoficial de la dictadura por unvértigo de imágenes comercialesinfinitas, no estamos discutiendosobre libertad. Tampoco discutimossobre la educación libre cuandocambiamos las lecciones represivasde los antiguos colegios por unadescomposición de los deberes, lasresponsabilidades y los valorespúblicos.

La fragmentación de canales sólo

Page 419: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sirve para saciar nuestra propiafragmentación. Vuelvo a acordarmede la sentencia salomónica y de lassoluciones que se basan en cortar atrozos el cuerpo de los niños o losobjetos deseados. Nosotros noshacemos añicos, la vida sedesborda y mi televisor envejececon una prudencia digna del reySalomón.

Page 420: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Las cartas

Un niño escribe en Granada unacarta a su padre, que acaba de serdestinado a Madrid. Cada palabraparece una afirmación redonda yuna prueba de que todo va bien, deque estudia y respeta a losprofesores del colegio, de queordena su cuarto y no disloca a sushermanos por el camino de larebelión doméstica. El niño seesfuerza en escribir sin borrones,con letra clara y papel limpio.

Page 421: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Ninguna coartada es mejor que lacaligrafía pulcra para justificar losregalos que pide al padre, con untemblor de inocencia y un instintohumano muy certero en el modo deutilizar el chantaje de la distancia,las emociones de las fechasseñaladas.

Se está echando encima laNavidad, casi nieva en las palabrasde la carta, y en el equipaje delregreso paterno habrá sin duda unlugar holgado para los objetos que

Page 422: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

se enumeran con buen pulso, sintachaduras, casi envueltos ya —como si se tratase de un papel deregalo— por la aplicadadisposición de las letras. La cartallegará a su destino, y luego pasaránlentamente los días, el padreregresará a Granada, el niño irácreciendo, se hará un hombre, y suvida le conducirá a los hermosos,atareados y melancólicos inviernosde Madrid. En la vida del niñohecho hombre no hay casi nadadefinitivo, pero sí muchas cosas

Page 423: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que perduran. Las cosas son untiovivo, se esconden y vuelven a lasmanos como las Navidades a losalmanaques.

El hombre visita a sus padres enGranada, y encuentra, al revolverlos cajones familiares, la carta queescribió cuando era niño. No leimpresiona que su padre laconserve, ni le sorprende elcontenido, porque se trata de uncatálogo ingenuo de frases ypeticiones previsibles. Pero se

Page 424: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

conmueve al comprobar que en elsobre figura la misma calle, elmismo número, el mismo piso, lamisma dirección que él habita ahoraen Madrid. Esta historia podríapertenecer al argumento literario deuna narración. La vida no es tanperfecta, suele dejar alguna esquinarota. No coinciden, por ejemplo, elnúmero y el piso de la dirección.Pero sí coincide la calle, y nosatrapa el seguro azar de lasexistencias humanas y de susobjetos.

Page 425: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Somos siempre los destinatariosde los objetos conservados y de lascartas que escribimos conortografía infantil. La carta de unniño supone una cita con su propiofuturo. Conviene respetar ydefender los pliegues del pasadopara descubrir el sentido de lashuellas que dejan nuestros zapatoscuando caminan hacia delante.Todos los presentes ocultan unanegociación con el tiempo y con lavida en nuestro pasado. Losrecuerdos, las cosas que

Page 426: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

guardamos, son nudos de seguridaden la cuerda que sostiene nuestrahistoria, testimonios que nospermiten regresar a un tiempo queya no existe, porque el tiempo estáacostumbrado a cambiar dedomicilio y a desaparecer parasiempre, si no le arrebatamos algúnobjeto personal.

Conservo dos cartas escritas deniño. En una está escondida miciudad, Granada, que huye de losagobios de la construcción; y en la

Page 427: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

otra está encerrado el mar. Losregalos que le pedí a mi padre,cuando trabajaba en Madrid, mehablan de los árboles del Paseo delSalón, de los campos de deportesdel colegio y de los cines deldomingo por la tarde, cuando lacaballería se enfrentaba con elasalto de los indios. En la otra cartaviven los veranos de un niño en elPuerto de Motril, las siestasinterminables, los barcos pesquerosy los partidos de fútbol de uncampeonato mundial seguido por la

Page 428: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

radio. Las palabras tienen de prontola forma de un anzuelo, de una cañade pescar, de un atardecer en elporche y de un libro de aventuras.La vida se queda enredada en losobjetos y nos defiende de ladesaparición.

Mi mujer me ha visto entrar hoyen la casa con un palo de jockeysobre patines en la mano y con unabolsa en la que tarda poco endescubrir un pantalón de deporte,una colección de soldados de

Page 429: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

plomo y una novela de Enid Blyton.¿Pero esto qué es? Nada, he estadode compras para contestarme unacarta que me escribí hace muchotiempo. ¡Estás loco! Mi vida, estoyloco por ti.

Page 430: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La nieve

Los relojes de arena encierran altiempo fugitivo. Son prisiones decristal que mantienen detenido alperpetuo movimiento. Pasa la formalíquida de la arena por la cinturaestrecha igual que pasan las horas,los días, los meses y las estaciones.Pero todo se queda en el fondo delvaso, como una memoriaamontonada que se convertirá enfuturo cuando le demos la vuelta alcristal, y el tiempo caiga al revés, y

Page 431: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la prisa comience a pasar de nuevo,a pasar y a volver, condenando lamovilidad a la quietud y la quietudal movimiento.

A veces los relojes se nos caen alsuelo, y el cristal se rompe, y lashoras se extienden por lahabitación, y podemos incluso dejaruna huella de nuestros zapatossobre la arena del tiempo. Ocurrelo mismo con los años que pasan.Los años encierran al tiempofugitivo. Dentro del cristal de una

Page 432: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cifra, 2011 por ejemplo, permanecedetenido el perpetuo movimiento delos días, los meses y las estaciones.Pero llega diciembre con su navajamelancólica de frío, rompe lascosturas de los números y la vidacae de pronto a nuestros pies. Ahíestá, para que la pisemos y sigamosadelante, o para que la rocemos conla yema de los dedos, o para quedejemos las huellas de nuestrasmanos sobre la materia carnal ylíquida de las fechas, igual que lasestrellas de cine en los bulevares

Page 433: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de Hollywood.

Hay pocas noticias políticas en laarena que cae al suelo al romperseun año, porque la política necesitapor lo menos una década paratransformarse en vida y enrecuerdo. Dominan otro tipo deacontecimientos que tienen más quever con las cunas, las barras de losbares, las camas, las habitacionesde hotel, las mesas de losrestaurantes, los teléfonos, loshospitales y los cementerios. Somos

Page 434: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

tiempo, estamos hechos de tiempo,nuestro corazón forma parte de laarena que cae, y nos comemos doceveces nuestro corazón cada vez quesuenan las campanadas de fin deaño, mientras despedimos a lo quenunca se irá del todo y mientrassaludamos a lo recién llegado.

Las bolas de cristal con paisajesde nieve convierten al tiempo enmagia. Aunque también encierra alperpetuo movimiento, la nieveingrávida sucede con pies de

Page 435: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

plomo. Todo parece mucho máslento, más pensativo, porque no caelo mismo un segundo de reloj queun copo de nieve. Andamos por lanieve de la misma manera que porlas buenas exposiciones, a pasolento, con derecho al regreso, contemor a hacer ruido o a irnosdemasiado pronto, sin haber vistoalguna claridad decisiva. Resultamuy peligroso que se nos quedenlos pies fríos o se nos mojen loszapatos. El calor es un aliadoimprescindible de la nieve mágica,

Page 436: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

porque conviene poner distancias, ocristales, para convivir con la caídaminuciosa de cualquier tipo denieve.

La lentitud nevada es mágicagracias a que nos encierra ennosotros mismos, nos tranquiliza,nos ayuda a mirar al exterior desdenuestra propia casa. Me acostumbréde niño a ver Sierra Nevada desdelas ventanas de mi casa, como unalejanía que puede tocarse con lasyemas de los ojos, pero rodeado de

Page 437: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mi calor y de mis cosas. Asíobservo la nieve que cae ahora, yconmigo miran los relojes, lasfotografías, la pequeña Torre Eiffel,los cuadernos, los libros, las cartas,los espejos y los bolígrafossoñadores. Nunca he creído en losmilagros, pero me gusta creer en lanieve que puede convivir con laspalmeras, en el optimismo de losprimeros copos, en el blanco limpiode los montes, en la pacífica alegríade las vacas del inviernoobservadas al calor de una butaca.

Page 438: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Ya sabemos que al final todo sedeshace, todo se lo lleva el tiempo,todo se convierte en reloj de arena.Pero es hermoso darle la vuelta a labola de cristal, y que la nieveempiece a caer muy lentamente consu temblor mágico, y que al finalaparezca una casa, con el humopintado de la chimenea y lasventanas encendidas de amarillo.Puede pensarse que dentro de esacasa encantada se da valor altiempo, y a las cosas que guardanlas huellas de la vida, y a la

Page 439: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

amistad, y a la gente que queremos,y a todo lo que tiene importancia.La nieve reconoce esa verdadhumana de la leña que arde más alládel olvido y de las mentirasdogmáticas de la prisa. Convienemirar con atención la nieve, lascosas que se quedan con nosotros ylas cosas que pasan.

Page 440: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Las flores

Durante todo el año se dejantareas para el verano. Los equipajesson una mezcla de vida cotidiana yde buenos propósitos, de ropacorriente y de ilusiones que secuidan como los trajes de fiesta.Cuando la vida era más difícil enAndalucía, se mimaba con especialamor la ropa de los domingos.Había pantalones, zapatos ychaquetas de domingo. Como ahoralos agobios y los sueldos ya no son

Page 441: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

semanales, la ilusión juega endistancias más largas, y lasintenciones nobles se confían alverano.

En una bolsa de viaje están yaguardados los libros que durantelos lunes tristes se dejaron para elmes de julio o de agosto. Ensayos,novelas de muchas páginas, poemasque se quieren releer, han guardadosu sitio en la cola del buen tiempo,de los días de sol y de ocio, de lasmañanas sin urgencias. Junto a la

Page 442: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ropa interior, los bañadores y lascamisas, los buenos propósitosllenan las maletas de losveraneantes que se acercan a lasplayas del Sur. Con olor adentífrico, aparece la idea de lascaminatas por la playa. El médicoha insistido mucho en que no haymejor remedio para la hipertensiónque la costumbre de andar. Pero laciudad resulta hostil, contaminada ytriste. No dudamos en dejar elejercicio saludable al cuidado delverano. La comida con sal es

Page 443: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

peligrosa para el corazón, perohemos esperado a la sal del marpara tomarnos en serio la disciplinade la buena alimentación. Un cursopactado de cocina particular secuela entre las camisetas, que yasueñan con una piel bronceada yunos kilos de menos.

También están ahí los cuadernosde matemáticas de la niña. Tengouna conversación pendiente conElisa, que no acaba de entendersecon los números y se hunde todavía

Page 444: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

en la marea de las divisiones sinagarrarse a la tabla de multiplicar.Voy a hablar con ella en cuantolleguemos a Rota, para valorarentre los dos qué significan laspalabras suspenso, aprobado,fracaso, éxito y responsabilidad.Tengo cuestiones pendientes contodos los miembros de la familia,con la gente que más quiero, sobrelos asuntos que más me importan.Pero dejé las cosas para el mes dejulio, a la espera de que lasconversaciones tuviesen palabras

Page 445: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

azules y labios de arena.

Da miedo pensar que vivimosonce meses del año dejando lascosas importantes para el verano.Los días de trabajo se van por eltorbellino de las obligaciones, lasprisas, las mezquindades, lapuntualidad. Damos por supuestoque el tiempo no nos pertenece ynos quedamos sin una hora paramantener una conversación deamor, o de amistad. Los hijoscrecen, los sentimientos pasan, los

Page 446: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

problemas envejecen, losresultados son incorrectos, y todolo que consideramos importantequeda en espera, guardando la colade las ilusiones del verano. Perouna rebeldía íntima se niega arenunciar al mes de diciembre, o alas lluvias de febrero, o a las hojasamarillas de noviembre. Me gustatener flores en la casa, porque mecontagian la idea de que es oro azultodo lo que reluce y que cualquiermes del año puede vivirse con laintensidad del verano.

Page 447: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Cuido las azaleas bajo la ilusiónde quien piensa que las realidadestransitorias son la única apuesta denuestra vida a largo plazo.Tampoco resulta suficiente. Miro elequipaje del verano, y mientrascargo el coche siento la necesidadde buscar huecos en cualquierestación del año. Los sentimientos,las matemáticas de los hijos, laslecturas, los recuerdos familiares,las tardes de amor o de amistad, noson el adorno de nuestro ocio, sinola raíz más noble de la vida. No hay

Page 448: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

nada que dure, que sea eterno,sólido como un dogma. Los días sellevan el amor con el mismo vértigoque las reuniones de trabajo, loscompromisos o las noticias. Y nadanos hace más dignos que el amor,no sólo gracias al que sentimos porlos demás, sino al que los demássienten por nosotros.

Entre zapatos y libros, objetos deaseo y pantalones vaqueros, elpropósito veraniego más razonableque se infiltra en la maleta es el

Page 449: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

deseo de negociar con mi próximoinvierno. Hay que tomarse con másserenidad las aceras del otoño, losamaneceres fríos del trabajocotidiano.

Page 450: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La corbata de Alberti

Los armarios son los hoteles deltiempo. El falso aire familiar de losrelojes, con su disciplina rutinaria,pero llena de desobediencias, seconvierte en pura confesión deextrañeza cuando nos encontramosen el armario con el tiempo. Nosgusta pensar que los años ruedansobre un mundo quieto, y el mundono está quieto, aparece con una tallade más, con un botón descosido,con una primavera de menos.

Page 451: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Antes de que en las infanciasespañolas sobrase el dinero, losniños solían heredar la ropa. Yoheredaba la mía de un hermano demi madre. Los inviernos y losveranos se adaptaban a mi cuerpode un modo decente, apenas hacíafalta un zurcido, un dobladillo,meterle un poco a los bajos delpantalón. Estas cosas no pasan hoy,las infancias están sobradas inclusode infancia y podemos sentirnosniños una vez rebasadas lascosturas de la mayoría de edad. Las

Page 452: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mayorías son infantiles y compransu ropa con tarjeta de crédito enunos grandes almacenes.

De mayor, con motivo de santos ycumpleaños, me han regaladomucha ropa. Pero heredar, lo que sedice heredar, creo que sólo heheredado una corbata de RafaelAlberti. Los armarios dansorpresas, tal vez aparezca el díade mañana un abrigo de cualquierantepasado. Pero en este momentosólo me llevo a los ojos, igual que

Page 453: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

en todos los inicios de verano, lacorbata de Rafael. Suele pasar elaño escondida, se va por ahí,volando como un pájaro de perchaen percha, hasta encontrar un nidode penumbras. En el mes de junio,mientras busco las camisasaprovechables del último verano,aparece la corbata, con sus milcolores llamativos, suimpertinencia chillona, sumelancólica alegría de vivir. Elverano regresa al mundo como unexiliado a su tierra. La alegría es

Page 454: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mucha, pero las ausencias también.Los excesos de vitalidad delverano, con los termómetros al rojovivo, pretenden compensar todo loque se perdió, aquello a lo que nose pudo regresar. Hay una selva yun caribe en la corbata de Rafael,aquel exiliado que regresó aEspaña con chaquetas y cabellosestentóreos en 1977.

Mucha gente vive con la únicaintención de no equivocarse. Quizámueren sin equivocarse, pero no

Page 455: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

dejan ningún acierto. Losprofesores repiten que Alberti fueun poeta tumultuoso, irregular,excesivo... Pero tiene poemasfundamentales en la historia de laliteratura española. Una mala bodano desmiente la capacidad de amor,aunque la boda pese como unaestatua de bronce junto a la estaciónde trenes de El Puerto de SantaMaría. Rafael volaba, era unacorbata llena de pájaros, sedispersaba en los colores y en losabrazos, viajaba de hotel en hotel, o

Page 456: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de armario en armario, con unequipaje de desterrado, hecho conpérdidas y con pura vitalidad.Cuando las ausencias pesabandemasiado, más que ponerse unasoga al cuello, prefería una corbataen pleno oleaje.

A mí me regaló su corbata un díade agosto, después de una visita albarranco de Víznar. Era de sedaromana, pero sobre todo era ropausada por un ser querido, y sentíque la heredaba como los abrigos

Page 457: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sin botones de mi tío Quico. Rafaeldaba muchas cosas, gastabagenerosidad, hasta el punto debajarse de su pedestal glorioso dedesterrado para compartir amistadcon unos muchachos aprendices depoeta. Vestía con ropa de viejoimprudente en un país queempezaba a llenarse de jóvenescuerdos en exceso. Ya se cortaba elfuturo con la perfección de unachaqueta azul marino de ejecutivo.

Rafael admiraba el mundo y sus

Page 458: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

comidas, como admiraba a lasmujeres y a la poesía. No erasectario, leía de todo, recitaba unsoneto renacentista o un poema devanguardia, pasaba de JorgeManrique a los versos deBaudelaire, igual que pasaba de lasmultitudes a su piso solitario de lacalle Princesa, con camisas ycorbatas por todas las sillas de lacasa bohemia. Para sentarse habíaque apagar un fuego o cruzar unaselva. La corbata de Rafael separece mucho a un verano, y

Page 459: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

además no acabará en otoño. Vuelade percha en percha, desapareceantes de que llegue el frío y vuelvecada vez que el mundo se atreve aponerse en las manos del sol.

Page 460: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La soledad

Suele estar en la casa. Es unpersonaje extraño con el que sepuede hablar en confianza. Aparecey desaparece, se esconde entre lospliegues de la vida, y surge cuandomenos se piensa, con la naturalidadde las viejas amantes y de lasbuenas historias. Ya no haypasiones, ni intereses, ni juegos depoder o de celos, pero queda lacomplicidad que firman losdesnudos, la amistad limpia de los

Page 461: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

seres que conocen sus cicatrices ysaben que no necesitan engañarse.La soledad tiene sus costumbres,llega de la cocina con una copa,baja el volumen de la música y sesienta en la butaca de enfrente convoluntad de escuchar. Más que darconsejos, pronunciar sermones orepetir una declaración deprincipios, le gusta escuchar, asistiren silencio a las meditaciones delamigo.

Yo la conocí hace más de

Page 462: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cuarenta años, en los veranos delPuerto de Motril, durante la hora dela siesta. Los niños aprenden amirarse en los espejos durante lassiestas calurosas, cuando losmayores cierran las puertas de susalcobas y dejan el mundo abierto depar en par. Los niños se quedan asolas con los rincones de la casa,con las calles desiertas, los árbolesy los insectos, las grúas, el agua delmar que brilla como un espejo almezclarse con el aceite de losbarcos. La soledad vino un día

Page 463: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

caminando por la bocana delpuerto, se cruzó conmigo y mesaludó. Le noté en los ojos unafecto de persona conocida, tal vezde familiar lejano o de amiga demis padres y mis abuelos. Peroaños más tarde me asomé al balcónde casa, y la vi sentada en un bancodel Paseo de la Bomba, con su ropade otoño, y supe que no iba a llamaral timbre para saludar a mi madre.Estaba esperando a que yo saliesepara caminar junto a mí por lasorillas del río Genil, mientras la

Page 464: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

tarde del domingo se caía igual queuna hoja amarilla sobre el barro delos jardines. Los adolescentesatraviesan las tardes de domingocon la punta de sus paraguas.

Cuando alquilé mi primer piso,enseguida se las arregló parahacerse con una llave. Desdeentonces me ha acompañado devida en vida, de ciudad en ciudad,de casa en casa. No se me olvidahacer una llave para ella cada vezque cambio de domicilio. Respeta

Page 465: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

poco los horarios, nunca sé cuándoentra o cuándo sale, pero sueleaparecer en los momentos difíciles,mientras las sombras de la casa seoxidan y cortan como el filo de unanavaja, o los gritos de la multitudhuelen a lluvia triste de domingopor la tarde. Los gritos de lasmultitudes incomprensiblesmanchan los zapatos de barro,mojan los calcetines y dejan unescalofrío de desamparo en loshombros.

Page 466: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La soledad aparece entonces, meconduce a mi butaca, me pone unacopa y espera a que me desahogue,dude, discuta, a que hable y aprendacon ella lo que después voy adecirle a los demás. Pasan las horasy los hielos del whisky, laspenumbras de la casa mueven lasagujas del reloj y la soledad selimita a sonreír, mientras me voyhaciendo dueño de unas palabras ode una opinión, al margen de losgritos, de los rencores, de lasventoleras que mueven las hojas de

Page 467: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

los árboles y las multitudes de lascalles. La gente grita cuando notiene nada que decir, cuando nocuenta con una soledad propia quele enseñe a conversar y a no mentiren público. Por eso las soledadespropias son un bien público, unantídoto contra las soledades de lasplazas y las banderas, invadidaspor gentes que nada tienen quedecirse a ellas mismas en sus casasy que repiten las consignasaprendidas en los grandes karaokesde la mentira.

Page 468: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Luis Cernuda escribió la historiade un farero que vivía en la soledadde su torre, apartado de la ciudad,apenas una sombra en las ventanasiluminadas. Su soledad estabapendiente del mundo, trabajabapara evitar que los barcos seestrellasen contra los arrecifes. Ami soledad le gusta la poesía deLuis Cernuda, me lee sus versos,me los repite, crea una cálidatemperatura de orgullo y paciencia.Luego lleva las copas al fregadero,me ayuda a ponerme la gabardina y

Page 469: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sale conmigo a la calle. A ellatambién le gusta estar pendiente delmundo.

Page 470: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El vaso azul

Hay gustos para todo. Haydistancias para todo. Nos pasamosbuena parte de la vida alejándonosen los almanaques y en los mapasde las cosas que nos hacen pordentro. La lejanía es una de lasprincipales cuerdas que sostienennuestra manera de ser. La memoriase llena de ritos, detallesmagnificados, insistencias, porquenecesitamos alargar esa cuerda ysentirnos leales al viajero que dijo

Page 471: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

adiós en una habitación de hotel, ose tomó el último café con unamigo, o se despidió de una ciudada la orilla de un río, cuando lasúltimas palabras de la conversacióny las primeras ventanas delanochecer se reflejaban en lasaguas del tiempo.

Los años pasan, erosionan losmuros, se llevan cuerpos,monumentos pesados, agendascargadas de obligaciones,acontecimientos solemnes. Y,

Page 472: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mientras, quedan flotando algunosdetalles frágiles, como el vaso azulque me regaló mi amigo Rahim.Pero se va a romper en la maleta,le dije, procurando evitar sucompra. Qué iba a hacer yo con unacerámica vidriada, repleta deatauriques y filigranas de oro, muyal sur de mis gustos del sur. Perolas cosas y las personas llegan anosotros en las manos seguras de lacasualidad. No conviene serinflexibles, debemos dejar que lavida haga su propia colección,

Page 473: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

juntando las casualidades y nuestrosgustos.

Rahim fue el encargado deacompañarme durante la semanaque estuve en Bagdad y enBabilonia, a finales de los añosochenta, como invitado a un festivalde poesía. Bagdad y Babilonia erandos palabras legendarias,desbordadas por un presente sinmucha delicadeza. Menos antiguospalacios y mezquitas monumentales,había de todo en sus calles: un

Page 474: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

dictador muy fotografiado, muchowhisky en la cafetería del hotel y enlos restaurantes, mujeres que vivíancon libertad, hábitos occidentalesen las tiendas y un hormiguero degente que intentaba sobrevivir enmedio de los semáforos, lostenderetes, las chilabas y la políticainternacional. Todo parecía muysólido, y mi vaso azul iba aromperse en la maleta.

Se acabaron los ochenta, llegó1991 con sus inviernos, empezaron

Page 475: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

a caer las bombas sobre Bagdad. Lamuerte acumuló trabajo en losprimeros años del siglo XXI, y laciudad se convirtió en un paisajedesolado de humos, casas en ruina,escombros y cadáveres. Hadesaparecido todo, menos la genteque mata o que sufre, las aguas delrío Tigris, mucho más asustadas queantes, y el vaso azul de Rahim, quevigila con sus filigranas de orodesde una estantería de mi casa.Cuando estalló la primera Guerradel Golfo intenté informarme del

Page 476: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

destino de Rahim, pues noshabíamos hecho muy amigos en lascalles de Bagdad, y de la suerte deTeresa, con la que había paseadojunto a las orillas del río. Fueimposible encontrar sus rastroshumanos debajo de los humos, delas desolaciones polvorientas.

Como me gusta sostener la cuerdade la lejanía y procuro ser leal amis recuerdos, la memoria se mellena de ritos. Desde entonces,tengo la costumbre de cortar un

Page 477: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

pequeño pico de la página delperiódico donde leo noticias de labarbarie, y lo echo dentro del vasode Rahim. Empecé con losdesastres de Irak, pero luego ampliémi homenaje de papel a todos losrincones del mundo en los que laviolencia hace saltar por los aireslos paseos de la gente en las orillasde la vida. Se trata de unacursilería, ya lo sé. Pero lo cuentoporque me emociona la fragilidaddel vaso azul, humilde, feo,sentimental, dispuesto a sobrevivir

Page 478: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

en las tormentas del tiempo, igualque la dignidad humana sobreviveen medio de la barbarie. Lo cuentoporque ayer un pico colmó el vasoy decidí quemar el contenidoamargo de estos años de historiapara empezar de nuevo. Temblaronen el fuego nombres propios,ciudades, países, fronteras, camposde refugiados, aeropuertos,embajadas, domicilios particulares,ojos de niño, humillaciones demujer y muchas palabras escritaspara explicar que asesinamos

Page 479: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

porque somos asesinos y nosdolemos porque tenemossentimientos. Es una cursilería, yalo sé, pero esta mañana, después dela ceniza, he empezado de nuevo.

Page 480: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Otras cosas que faltan

Somos un conjunto de manías, deverdades transitorias y deudaspendientes. Procuramospresentarnos a los demás con lasonrisa de nuestras verdades, peronada nos define mejor que lasmanías y las deudas. Las maníasson cicatrices en el carácter,huellas del pasado que se escondenen los hábitos del presente y en laslocuras cotidianas. Los humildesciudadanos que no tenemos ninguna

Page 481: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

religión en la que fundar nuestrapersonalidad somos una colecciónde manías confesables oinconfesables. Nos definimos porlos horarios de nuestros humores,los platos preferidos, el amor o elmiedo a una especie animal, lagente que nos gusta o que nosamarga el día, las cosas que noshacen reír o llorar, las debilidadessexuales, las vanidades secretas,las canciones que nos sabemos y lascosas que se nos olvidan.

Page 482: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Otras cosas no se olvidan, y seconvierten en deudas si están lejosde nosotros. El azar no escaprichoso, va en la dirección quebusca, pero camina de formairregular, dejando a su paso unaestela de lagunas, cajas cerradas ylugares vacíos en el inventario denuestras pretensiones. Las deudasanidan por largo tiempo en laimaginación y nos definen tantocomo nuestras manías. En laintimidad del deseo somos el libroque no hemos leído, la ciudad que

Page 483: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

no hemos visto, el idioma que nohemos estudiado, el amoradolescente que no llegamos aconsumar. Las sólidaspersonalidades de cemento vivencomo si no tuvieran huecos,asfixiadas en su propia perfección.La gente con lagunas y rotos estámás aireada, el viento cruza porella, y la costumbre del viento esarrastrar de vez en cuando algunasorpresa.

Faltos de dioses y de

Page 484: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mandamientos, nos enganchamos ala vida gracias a nuestras deudas.Deudores de nosotros mismos, nonos perdonamos del todo paraseguir manteniendo una quebradizailusión de futuro. Los lectorescontamos con el campo infinito dela literatura para ofrecernossegundas oportunidades sindemasiados riesgos. A cierta edadresulta difícil estudiar idiomas.Tampoco es tarea sencillarecuperar amores perdidos sinprovocar un estrépito de cristales

Page 485: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

rotos. Hay ventanas sentimentalesque no soportan los balonazos dejuventud. Por eso las cuentaspendientes que mejor se cierrantienen que ver con los viajes y conla literatura.

Alguna vez aprovecharé elverano para viajar a Estambul. Suausencia vive en mi casa junto conlos recuerdos que me traje en lamaleta después de conocer, pasear,beberme y comerme algunas de misciudades preferidas. Un año tuve

Page 486: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

incluso un billete de avión, pero sequedó perdido en el baúl de losimprevistos familiares. Cuandopaso el dedo por los mapas y hagogirar la bola del mundo, soy elbuscador de libros en la calleFlorida de Buenos Aires, elcomprador de naranjas en elmercado de los viernes en Damascoo el literato nostálgico que recorreBerlín para dejar una bufanda y uncigarro encendido en la tumba deBertoldt Brecht. Pero también soyel viajero que un día irá a

Page 487: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Estambul.

Como son los escenariosimprescindibles de la vida, elmundo y la literatura no puedenestarse quietos, giran, giran, y nosofrecen ocasiones para cancelar lasdeudas. Los lectores de verdadsaben mucho de los libros que nohan leído, y no porque se empeñencomo los pedantes en hablar deaquello que desconocen, sinoporque viven en compañía de susafortunadas e insistentes lagunas.

Page 488: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Nos unen al futuro algunas tragediasclásicas, un drama de Shakespeare,una buena novela decimonónica, unpoeta ruso, algunos títulos cargadosde reconocimiento público ymelancolía personal. Le agradezco,por ejemplo, a Eduardo Mendicuttisu insistencia en aconsejar todoslos veranos la lectura de Mi familiay otros animales. El pasado mes dejulio tuve oportunidad de cancelaresa deuda conmigo mismo. GeraldDurrell ha poblado el patio de micasa de hermanos, madres,

Page 489: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

lagartijas, delfines y luciérnagas deCorfú. Ni las casas, ni lasidentidades, ni las estanterías, nilos vasos de vino, deben llenarsedel todo. Conviene dejar huecospara que pase el aire.

Page 490: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La postal

La ciudad está dormida con losojos abiertos en el siglo XIX. Lacámara ha dejado a sus espaldas latorre de la Iglesia de losEscolapios, el río Genil y laprimera parte de la Carrera, con laBasílica de la Virgen de lasAngustias en su costado izquierdo.Lo que no se ve está ahí, biencolocado en su lugar y en suausencia, dirigiendo como unguardia de tráfico los esfuerzos por

Page 491: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

orientarse del que observa.

Cuando se pasea por unafotografía antigua, la imaginacióndebe tantear con prudencia lospuntos cardinales. Una vezencontrada la perspectiva justa,también cobra sentido lo que lacámara tuvo delante. A la derecha,en lo alto, se ven las torres de laAlhambra. Allí está Puerta Real,parece una explanada sin asfalto, nifuente, ni aglomeraciones. Sóloalgunas farolas tímidas acompañan

Page 492: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

a las casas de la Acera del Casino.Las ventanas y las sombras de losárboles miran hacia un río que no seve en la fotografía, y que ahora yano existe, sumergido bajo losadoquines de la ciudad actual.Observo con atención esta imagende Granada, y luego sigo caminopor Reyes Católicos hasta una PlazaNueva que debe estar a mediohacer.

El fotógrafo Jean Laurent abrióestudio en Madrid a mediados del

Page 493: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

siglo XIX, y retrató las ciudadesespañolas para que los viajeroseuropeos conocieran los lugares alos que debían ir o para querecordasen las maravillas quehabían visitado. Granada, quejugaba entonces a ser el inicio deOriente, se apoderó del archivo deeste empresario de la fotografía.Duerme perfecta, impasible comoun cisne, bajo una luz de hielo,detenida por una realidad sinmiradas personales. Da gusto verlaasí, tan pacífica y respetable, en las

Page 494: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

fotografías de Laurent. Elnegociante sensible fundó una firmaindustrial de paisajes ypanorámicas. La memoria demuchos viajeros distribuyó por elmundo una colección de postalesque pretendían vivir al margen deltiempo. Una de esas postales haacabado en un estante de miescritorio.

Cuando la mirada personalcomete la impertinencia deinterrumpir la tranquilidad de las

Page 495: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

fotografías, la inquietud agrieta elhielo de la belleza. Uno nunca sabesi las imágenes antiguas capturanunas ciudades a medio hacerse o amedio deshacerse. La vida correhacia nosotros con sus nuevasplazas y sus edificios modernos, ysalta por encima de todo lo que estácondenado a desaparecer.Inventamos mecanismos exactospara medir el paso del tiemposegundo a segundo, pero a la veznos gusta paralizar la vida conaparatos cada día más precisos. La

Page 496: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mirada se queda en la frontera entreel pasado y el presente, comonosotros mismos, siempre a mediohacernos y a medio deshacernos.

La memoria del viajero recuerdapostales. Max Aub tenía razón, sólolos que han sido niños y hancursado el bachillerato en unaciudad pueden comprender sudesesperado diálogo con el tiempo,en nada parecido a la impasibilidadde un cisne. Las calles tardan pocosaños en adquirir una dimensión

Page 497: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

alegórica, porque lo desaparecidopermanece en la sombra de lo quese conserva o lo que nace. Losrecuerdos son como un ríoembovedado que fluye bajo los piesdel paseante. La gente que ya noexiste camina junto a nosotros, entraen los comercios reciéninaugurados, pregunta por lasdirecciones de las nuevas líneas deautobús y recorre, con cuidado parano caerse, las calles que están enobras. La gente que existe toma eltranvía, cruza por un semáforo

Page 498: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

desaparecido, busca los últimoséxitos de ventas en una libreríacerrada y compra el pan de hoy enuna tienda de ayer.

Yo, que existo y que no existo,me acerco a los escaparates de lapastelería de mi infancia, uno de loslugares donde he sido más inocente,feliz e irresponsable, y meencuentro con una ferretería queofrece martillos, piquetas ytaladradoras. El tiempo es así. Poreso duele tanto que Granada sea a

Page 499: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

veces más cruel que el tiempo. Separaliza más de lo que exige lamemoria y se destruye por encimade las demandas razonables delpresente y del porvenir.

Page 500: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Memoria de madera

Los cantantes Joaquín Sabina,Javier Krahe y Chicho SánchezFerlosio decidieron rendirse unatarde de invierno. Fue idea deChicho, o de las copas y el humordesanimado, a mitad de los añosochenta, mientras se discutía lapermanencia de España en laOTAN. Se trataba de ir a la puertade un cuartel y anunciarle al oficialde guardia que habían decididoentregarse, que sí, que se daban por

Page 501: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

vencidos.

Recuerdo la anécdota porquecada vez que vivo la tragicomediade unas elecciones, mientrascompruebo que se cumple la reglapartidista de las tres unidades(manipulación, egoísmo y miedo),siento también la tentación de tomarmi sobre de voto por correo yescribirle una carta al presidente/adel colegio electoral paraanunciarle mi rendición. No es queantes fuera un ingenuo y valorase el

Page 502: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

futuro con optimismo confiado.Después de luchar por la ilusióndemocrática, no sólo contra elfranquismo, sino también contra losdogmas del socialismo real y delestalinismo, tardé poco en aprenderque los enemigos de la libertad depensamiento trabajan dentro de lapropia libertad política y actúancon desmesura más allá de losviejos totalitarismos.

El referéndum sobre lapermanencia de España en la

Page 503: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

OTAN demostró que los podereseconómicos y mediáticos puedenhacer cambiar en un mes la opiniónde un país. Hice campaña contra laOTAN, y desde entonces tomé lacostumbre de coleccionar laschapitas que se venden en lasmanifestaciones y en los mítines.OTAN no, bases fuera y salga el solpor Antequera, no al cierre deAstilleros, no a la guerra, no alterrorismo, sí a los vascos, contrala siniestralidad laboral... Todo seha ido quedando en una caja pintada

Page 504: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de azul, que es como una balsa, unamemoria de madera que flota sobrelos días, las tormentas y losolvidos, y busca puerto en un rincónde la estantería de mi despacho. Lacaja de las chapitas guarda estratosgeológicos de una fraternidadcombativa.

La prepotencia calculada delbipartidismo interviene con unadureza extrema en las campañas. Elvoto útil convierte en inútil nuestravida y nuestro pensamiento. Desde

Page 505: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la elaboración de las encuestashasta esas peleas de gallos que sonlos debates electorales, todo estáprogramado para imponer unaopción encauzada entre dos únicospartidos. Intentan que no hayalugares propios entre la adaptacióno la marginación, entre la renunciao esa cosa tan antipática que sellama postura testimonial.Antipática, por lo menos, para losque deseamos intervenir. Laeconomía y las reglas de juegomediáticas se emplean a fondo para

Page 506: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

imponer un bipartidismo del quesólo pueden defenderse lasorganizaciones nacionalistas deCataluña y el País Vasco. Y puedendefenderse, además, gracias a unaley electoral perversa, que consagralas mayorías locales y laextirpación de cualquier alternativa,aunque sea apoyada por un millón ymedio de ciudadanos.

En estas condiciones, la verdades que entran ganas de rendirse. Nose puede argumentar, opinar,

Page 507: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

existir, en una democracia de reglasantidemocráticas y de resultados sinproporción, porque unos votosvalen siete veces más que otros.Cada cual vive sus propiasexperiencias y sus traumas. Mimelancolía política tiene poco quever con la caída del muro de Berlín.Era muy joven cuando viajé conRafael Alberti a algunos países delsocialismo real, y tardé poco encomprobar que aquel sistema no separecía en nada a la izquierda queel Partido Comunista de España

Page 508: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

había reunido bajo sus siglas paraluchar contra la dictadura deFranco. En un folleto explicativo dela República DemocráticaAlemana, se aclaraba que lospoetas socialistas debían cantar lasglorias colectivas del pueblo yolvidarse de tentaciones intimistaspequeño burguesas. Le comenté aRafael que como alguien hubieseleído un poema mío iba a dar conmis versos en la cárcel. La caídadel muro de Berlín pudo suponer elfinal del siglo xx, pero significó

Page 509: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

para mí mucho menos que elreferéndum sobre la OTAN.Descubrí con él la enfermedad delsiglo XXI: la imposibilidad de lapolítica y de la democracia. Por esomi melancolía es a veces optimista,porque no se relaciona con cosasque afectan al pasado, sino alfuturo.

Aconsejo que se rinda quienpueda, que se presente a las puertasde la abstención y se entregue.Otros se entregarán al radicalismo.

Page 510: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

A mí me pesa demasiado lamemoria de madera, floto casicontra mi voluntad y caigo en latentación de seguir discutiendo conla nada. Repito entre mis amigos,como un fantasma de otro tiempo,que hay que analizar el presente y laEuropa neoconservadora que se nosviene encima, que el voto útil nosirve para atacar a los obispos sinopara inutilizar a la izquierda, que lalógica del bipartidismo permite laalternancia, pero no lasalternativas, que es fundamental un

Page 511: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

grupo parlamentario de izquierdaspara canalizar la inquietud de losdebates sociales más serios, que nodebemos permitir que la xenofobiay la decepción se adueñen de losbarrios obreros, que no podemosacercarnos al centro, porqueentonces el centro se va a laderecha y la derecha a sus extremosmás peligrosos.

Ya sé que se trata de diálogoscon la nada, razones de un fantasma.Para tener la sensación de que

Page 512: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

existo, de que no soy puratransparencia, necesito abrir mimemoria de madera y colocarme enel pecho una de esas chapitas quedefienden con coraje la posibilidadde un país laico, socialista yrepublicano. Que me perdonen misamigos por ser un personaje de otrosiglo, un viejo melancólico.Bastante hago yo con noconvertirme en un viejocascarrabias.

Page 513: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 514: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

La rama

Desde los ventanales del hotelIntercontinental de Budapest seasiste al navegar del Danubio. Esun acontecimiento, un espectáculo,y sucede entre recuerdos, palaciosimperiales y edificios llenos deambición que poco a poco sefunden en una luz rojiza. El río dejasobre las cúpulas una carga dereflejos europeos y sospechasorientales. Hay barcos fijados almuelle y convertidos en

Page 515: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

restaurantes. Con la disciplina delocioso, me dedico a observar untronco arrastrado por la corriente.Lo veo acercarse, derivar hacia unbarco restaurante, besar su proa yresbalar hasta quedarse enredadoen la escalerilla por donde subiránlos turistas dentro de una hora paravivir la fotografía de una nocheinolvidable.

Juego a imaginarme laprocedencia de ese tronco que flotaa los pies del hotel. Quizá una

Page 516: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

tormenta en Alemania o en Austriahaya provocado la crecida que loarrancó de la orilla para traerlohasta Hungría. Quizá cuando loscamareros separen sus ramas de loscables de la escalera puedacontinuar camino, siga hasta Serbiay mantenga su rumbo paradesembocar, en brazos de Rumania,en el Mar Negro. Pero no ha hechoninguna tontería al detenerse enBudapest, la ciudad más hermosadel Danubio. Un paisaje orgulloso,de vocación imperial, colecciona

Page 517: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

fulgores pasados y los pega en elnervio de los países que buscan conbrío las nuevas formas de laeconomía. Hay, por supuesto,muchas sugerencias para lacuriosidad turística.

Visité un extraño lugar al que enla ciudad se llama el Parque de losHorrores. Allí han ido a parar lasantiguas estatuas del régimensoviético. Los líderes, los grandesnombres de la revolución quefueron alejados de sus plazas y su

Page 518: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

gloria, han acabado en este parque.Las botas de Stalin, último resto deuna figura solemne destruida poruna población que buscaba sulibertad, han llegado a convertirseen atracción turística. No es unaexperiencia única. En las tiendas desouvenirs que hay en la fortaleza,justo en el lugar desde donde mejorse ve el paso del Danubio por laciudad, venden condecoracionessoviéticas, cruces gamadas, cabezasde Lenin, estatuas de la Libertad,gorras militares y toda clase de

Page 519: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

símbolos uniformados. La historiadel siglo xx convertida en elcostumbrismo del siglo XXI, elpasado en forma de souvenir.

La sensación es inquietante, nosólo porque resulten macabrosalgunos emblemas de la crueldadtransformados en chucherías deturismo, sino porque contagian elconvencimiento de que la historiaeuropea, con sus ilusiones y suserrores, con sus conquistasemocionantes y sus fracasos

Page 520: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

ignominiosos, es ahora un souvenir.Si comparamos el ideal ilustradoque ennobleció la cultura occidentalcon el imperio actual de los bancosy las instituciones financieras, loscarnavales políticos, las leyes deextranjería, la disolución delEstado y de los espacios públicos,comprendemos que muchos denuestros valores son simplessouvenirs, palabras o ideasconvertidas en juguetes paracolocar encima de un aparador. Eldeterioro de las legislaciones sobre

Page 521: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

los menores de edad, donde elsueño pedagógico es sustituido porel castigo y la mano dura como víade futuro, me resulta doloroso deuna manera especial, porque lainfancia fue siempre para los poetasuna metáfora privilegiada delporvenir. Envenenar la metáfora delos menores supone acomodarnos aun futuro muy menor para todos.

Ya se sabe que el mercantilismoestaba escondido bajo las palabrasmás nobles de la modernidad. Pero

Page 522: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

esas palabras eran importantes, ysignificaron una oportunidad, yproduce ahora una melancolíafluvial que pierdan su mejor sentidobajo las formas más duras de laespeculación, como si Abelestuviese condenado siempre amorir en manos de Caín. ClaudioMagris, en El Danubio, recordóque la imagen del río sirvió a losenciclopedistas para encarnar elsignificado de un entusiasmollamado a desbordarse. Hoy en elDanubio flota un tronco, una madera

Page 523: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que se niega a naufragar. Por esobajo al muelle, me acerco al barcorestaurante y corto una rama parallevármela a mi casa. Me gustanmás los recuerdos que lossouvenirs. No son lo mismo, aunquela Real Academia disponga locontrario.

Page 524: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Los posavasos

El mundo se parece mucho a unsueño intranquilo. Por eso sentimoscon frecuencia una condena íntimaal vacío, al malestar, a la extrañeza,y por eso nos convertimos enocasiones en monstruos. Despuésde un sueño intranquilo, GregorioSamsa, el protagonista de laMetamorfosis de Kafka, amanecióconvertido en un insecto horrible.Yo me he convertido con frecuenciaen una copa de la noche anterior, un

Page 525: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

cristal sucio abandonado encima deuna mesa. Transformaciones de esetipo no suponen un afloramiento deinstintos y terrores profundos, sinouna consecuencia del vacío. Resultagrato engañarse con una esenciasubjetiva, aunque para defenderladebamos aceptar el infierno. Perola verdad es que no hay esenciasbuenas o malas, sino historia, elhacerse y el deshacerse de la nada.Sólo queda un sabor.

Es lo que descubrió Antoine de

Page 526: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Roquentin, protagonista de Lanáusea de Sartre, en la galería deretratos del Museo de Bouville.Grandes padres de la patria,forjadores de la ciudad y de lamoral, posaban ante la gloria consus gestos de severo orgullo.Palpitaba en sus ojos brillantes unanhelo de realidad en estado sólido.Pero se trataba de un ejercicio depura apariencia, de ambicióndesmentida por la historia. OlivierBlévigne, el diputado máscompacto, autor de El deber de

Page 527: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

castigar, había sido en realidad unpiojo, un don nadie que usabataloneras de caucho para ponerse ala altura de sus discursos.

La búsqueda de mundos sólidossuele condenarnos a la ajenidad.Sin embargo, me consta que hayraros momentos de plenitud,momentos de ser y de estar, que noshacen sentirnos parte de la realidad,fundidos en el ciclo de unaexistencia natural superior a nuestrodesamparo. A veces he tenido la

Page 528: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

fortuna de vivir también esosmomentos, y casi todos se los deboal mundo líquido de la luz y de losbares.

Granada y Madrid son ciudadesdefinidas por los cielos de otoño.Cuando la luz del atardecer sedestiñe en un violeta alto yprofundo, con tímidos restos declaridad dorada y con intuicionesnarrativas que mezclan el rojo y elnegro, las dos ciudades se justificana sí mismas. Cae una serena

Page 529: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

emoción, una tranquilidad lírica,sobre las colinas, los ríos, losedificios nobles y las plazas. Hastalos edificios feos de las callesmodernas apuran su oportunidad debelleza, y el paseante siente unaextraña atracción, se dejaconvencer por la realidad, formaparte del mundo. Camina como unser legitimado por la luz, unaverdad que ocupa su lugar.

Confieso que he sentido la mismasensación de vida en su sitio, de

Page 530: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

realidad bien colocada, en algunosbares. Se agradecen, por supuesto,los bares conocidos, esos bares desiempre, en los que las horas nosreconocen como si estuviésemos enun domicilio particular. La alegríadel alcohol y de los encuentros, delas rutinas elegidas y los rostroscómplices, es menos importante queuna difusa sensación depertenencia. La ciudad setransforma en una realidad propia.El vacío se aleja de nosotros y seva con las botellas y las copas.

Page 531: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Pero se agradecen mucho más lassorpresas de los bares en lasciudades extrañas, porque nos danamparo igual que la luz del otoño, yla sensación de pertenencia es másamplia, más generosa, hastaconvertir en intimidad el mundoextranjero. Descubrir un barsignifica querer volver, sentirseparte de una forma de vida,sumergirse en la íntima alegría delas repeticiones.

Conservo algunos posavasos de

Page 532: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

mis bares preferidos, y me gustaencontrármelos por la casa. Surgenentre los libros, en los rincones delas estanterías, como recuerdos deamparo y como una invitación parael regreso. Un bar puede ser unaciudad. En tardes de lluvia o defrío, en noches de calor y humedad,con el cansancio de los kilómetrosy las incertidumbres, con laimpaciencia de la piel libre o elpulso del corazón triste, los baresme han regalado a veces un lugardonde posarme, incluso un

Page 533: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sentimiento de pertenencia. Cuandobebo solo en casa, levanto la copapor todos los clientes de mis barespreferidos. Ellos me han ayudado acomprender el mundo.

Page 534: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El móvil

El teléfono se ha convertido en unaliado inevitable y constante paraacabar el año. Ahora representaalgo más que la emoción de unadistancia. Cuando la tecnología aúnera un animal pesado de baquelitaque no había roto del todo con elmundo artesanal, y necesitaba delas clavijas y las telefonistas, lafamilia se reunía junto a la pareddel pasillo para hablar con laabuela, la hermana o el hijo

Page 535: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

arrastrado por la vida a otra ciudad.Aquellos que no volvían a casa porNavidad necesitaban un teléfonopara estar cerca.

Sonaba el timbre, con esainquietud azul de telegramaacústico que cruzaba lashabitaciones hasta romper elensimismamiento de los muebles, yalguien corría al aparato paradescolgar y decir sí. El sítelefónico tiene su misterio, suespera y su demanda. No es un sí

Page 536: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

afirmativo, la sílaba del queconcede algo o impone una verdad.El sí telefónico sirve para recibir yaguardar respuesta. Es una preguntacon olor a espera. ¿Sí? Estoy aquí,alguien tiene que decirme algo,alguien necesita hablar, hablarconmigo, recibe mi sí, y quedo a laespera de su voz para contestar.

Hoy el teléfono móvil es unchristmas tecnológico, unafelicitación más inmediata que latarjeta con bellos paisajes nevados

Page 537: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

o escenas religiosas. El sonido queavisa y el mensaje de la pantalla,aunque estén en el bolsillo de lachaqueta y delante de los ojos, noindican cercanía. Para estar cercahace falta un poco de lentitud, un irdespacio la manera de lasconferencias de larga distancia y delos abrazos. La rapidez del móvilvive en un mundo distinto al sítelefónico, porque no abreconversaciones, ni tiene pausas, nile da protagonismo particular alotro. Es más bien la consecuencia

Page 538: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de una prisa por hacerse notar, y nosólo por falta de tiempo, sinoporque la prisa íntima tiene que vercon la existencia de un mundodesarraigado.

La debilitada experiencia denuestra identidad procura darnoticias, decirle a los demás queestá ahí, perdida entre la multitud,pero como un nudo activo, todavíasin desatar, en la red infinita por laque pasan el viento, la historia, lasciudades, los países, las

Page 539: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

especulaciones, los correoselectrónicos, los mensajes en elmóvil y los años con sus principiosy sus finales. Casi siempre con unmensaje en serie, sin destinatarioparticular, nuestro corazón intentadar señales de vida en una agendaque es una versión abreviada delmundo.

Representantes institucionales,políticos, compañeros de trabajo,amigos, familiares, númerosconocidos y desconocidos, se

Page 540: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

parecen mucho a nosotros, envíansus mensajes y hacen su inversiónen la compañía telefónica paradecir que están ahí, y no parapreguntar por los demás, sino parapoder definirse en un mundo dondenadie les pregunta. Cada mensaje esun fragmento, un gusto, una soledad.El Todo se forma con la llamaradaindividual, la felicitación escueta,la ocurrencia divertida, el chistepolítico, los buenos deseossentimentales o la declaraciónsocial. Conformamos con letras un

Page 541: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

espejo donde poder constatar quenuestro rostro existe. Somosnáufragos que hacen señales dehumo.

Y no está mal, el corazón vivedonde le dejan. Pero deberíamosvolver al sí telefónico, a una vozpropia y sólida capaz de esperar alotro. Los dogmas esconden elmiedo y la inseguridad, son unaurgencia de las ideas, una prisa queno sabe esperar los matices delotro. La voz en el teléfono es una

Page 542: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

invitación para hablar, el preludiode una cita. Tenemos que hablar,tenemos que quedar para hablar,tenemos que discutir sobre muchascosas.

Mi SMS de esta Nochevieja se hacompuesto con cuatro versos deMiguel Hernández: «A las aladasalmas de las rosas del almendro denata te requiero, que tenemos quehablar de muchas cosas, compañerodel alma, compañero».

Page 543: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 544: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

El estado de las cosas

Casa Olmos. Carnicería yUltramarinos. 1958. Es unalmanaque del año en el que nací,regalo de José Emilio Pacheco. Melevanto de la mesa en la queescribo y busco el 4 de diciembre.Jueves, día de Santa Bárbara. JoséEmilio dice que los escritoresnacidos en diciembre viven en lasolapa de los libros con un año demás a cuestas. Sí, nacer endiciembre suele provocar

Page 545: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

malentendidos. Miro la figurita deplástico del rey Melchor quedescansa ahora en una balda de laestantería del pasillo. En unafamilia con seis niños eraimprudente comprar figuras debarro. Crecí en una casa en la quetodo se rompía, y quizá por eso voyenvejeciendo con la costumbre deguardarlo todo. Este camello espatilargo, con ojos saltones y unajoroba poco equilibrada, pero elrey mantiene el cetro con majestady conserva bajo su manto

Page 546: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

descolorido el tesoro de un mundoestable y cerrado.

Mi padre escondía bajo sugabardina un serrucho cada vez queíbamos al monte a coger musgo ycortar un pino pequeño. Así eranentonces las cosas. Conservo elserrucho en mi caja deherramientas, aunque hayadesaparecido la costumbre de quenos tomemos la naturaleza pornuestra mano. Ha desaparecidotambién la perfección del mundo

Page 547: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que vigilaban los guardabosquesengañados por mi padre. Buenaparte de la culpa la tengo yo. Laperfección desaparece cuando unose empeña en preguntar. Las cosasestán en su sitio como las calles quevan a dar al colegio, El cielo es depapel azul, las estrellas de cartónrecortado, la harina y la nieve sonblancas sobre el musgo, y los reyescruzan un río de plata por un puentede corcho. Van despacio, camino delas primeras preguntas. ¿Es humanoo es Dios? ¿Quieres un cigarro?, me

Page 548: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

preguntaban los amigos del barrio,con un encendedor Zippo en lamano. Fascinaba ver cómo abrían lacapucha con un golpe de ida sobreel pantalón vaquero y cómodesataban la llama con el golpe devuelta. Tardé poco en fumar, tardépoco en comprarme el Zippo queahora conservo en uno de loscajones de mi mesa de trabajo. Consu llama quemé muchas mañanas deiglesia, himnos patrióticos,obediencias debidas y lospaquetitos de pasteles que las

Page 549: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

familias convencionales de miciudad solían llevar cuando iban devisita.

Otras cosas no las quemé. Tengoenmarcada una quiniela. Era lajornada del 28 de octubre de 1973,el día del debut de Cruyff, y elGranada Club de Fútbol visitaba elNou Camp. Mi equipo se presentósin pasteles y perdió cuatro a cero.Hasta las malas fechas seconvierten en melancolía cuandopasan los años. Por eso enmarqué

Page 550: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

la quiniela, para que no se perdieseella, aunque hubiera perdido elGranada. Después me enteré de queotras cosas más graves habíanocurrido ese mismo día. Unas horasantes del partido detuvieron a SoléBarbera, un histórico abogadocomunista. Menos mal que en lapared, junto a la quiniela, tengotambién enmarcado un telegrama deDámaso Alonso a Rafael Alberti.Está dirigido a la sede del PartidoComunista, calle Peligros, 8:«Bienvenido, telefonéame cuando

Page 551: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

tengas un hueco para que te vea.Telf. 2592337. Fuerte abrazo».Rafael acababa de regresar aEspaña después de un largo exilio.Terminaba la dictadura. Algunosamigos volvían a juntarse.

Guardo un mantel de papel con undibujo de Juan Vida. Es unacaricatura de Armando, el camarerodel restaurante San Remo.Comparto con él la custodia de mihígado. Guardo fotografías con misamigos, rodeados de nuestras viejas

Page 552: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

banderas y nuestras copas vacías.Guardo muchas horas de asombroen esa colección de saludos ydespedidas que es una biblioteca. Yguardo la factura del hotel dondepasé la primera noche con el amorde mi vida. Guardo también unafoto de mi hijo Mauro en la puertadel Zoológico. Guardo un foliodoblado en forma de tarjeta defelicitación. Mis hijas Irene y Elisapintan un corazón rojo para elmejor padre del mundo. Exageranporque se trata de una felicitación

Page 553: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

de cumpleaños. La mano de unaniña escribe con pulso aplicado lafecha de un 4 de diciembre.

He perdido las cartas de amorque mi madre escribió a mi padreen cuartillas azules y con una letrapreciosa de buen colegio demonjas. Esas cartas desaparecieronen algún cambio de domicilio, no sési por mi mala cabeza o porque melas tiró alguien con ganas dehacerme daño. Lo que hemosperdido, a veces está más presente

Page 554: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que lo conservado. Otras veces, no.

Amador, la película de FernandoLeón de Aranoa sobre lainmigración, me ha despertado eldeseo de releer Las uvas de la irade Steinbeck. Los dramas sociales ylas especulaciones se acabanconcretando en la angustia de unosseres humanos obligados asepararse de sus cosas paraconvivir con la hostilidad de unmundo extraño. Los granjeros deOklahoma, condenados por la

Page 555: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

sequía y por los bancos, emigrarona California. Tuvieron que escogercon cuidado las cosas que sellevaban con ellos y todo lo queperdían para siempre. En cadamirada, en cada silencio, hay unaextrañeza y una pérdida. Contra lallamada destrucción creativa delcapitalismo, las metáforas y lascosas intentan conservar unavoluntad humana de amor por lavida, un respeto por el pasado quesomos. Que la vida y la muertevengan con nosotros no significa

Page 556: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

que deban pasar por encima denosotros. Mirar al porvenir es dejara nuestros herederos un lugar, no undescampado.

La película de Fernando me hallevado a Las uvas de la ira, ySteinbeck a las cartas de mi madre.Su ausencia me ha hecho estamañana revisar una vez más algunasde mis cosas, tocarlas una a una,como un deseo de rebeldía, comouna forma de resistencia.

Page 557: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero
Page 558: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

Sobre el autor

Luis García Montero (Granada,1958) es uno de los poetas másdestacados del panorama literarioactual, con títulos entre los quedestacan Habitaciones separadas(Premio Loewe y Premio Nacionalde Literatura, 1994), La intimidadde la serpiente (2001, PremioNacional de la Crítica 2003) yVista cansada (2008). Comoensayista ha escrito varios libros yartículos sobre la poesía europea

Page 559: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

contemporánea, y la novelaMañana no será lo que Diosquiera (Alfaguara, 2009), Libro delAño según el Gremio de Librerosde Madrid.

Fin

Page 560: Una Forma de Resistencia - Luis Garcia Montero

© 2012, Luis García Montero

© De esta edición: 2012, SantillanaEdiciones Generales, S. L.

ISBN: 978-84-204-0036-5