Un juego como otro cualquiera

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UN JUEGO COMO OTRO CUALQUIERA Adrián Martínez Blanco 1ºF Lucas Souto Rendo 1ºB

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Historia sobre la seguridad en la red, a través del relato de un adolescente sobre su extraña experiencia con un juego informático.

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UN JUEGO COMO

OTRO CUALQUIERA

Adrián Martínez Blanco 1ºF

Lucas Souto Rendo 1ºB

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Un día como otro cualquiera, Jose se dirigía a casa a la hora de comer

después de un día corriente de clase. Su madre había preparado pollo con

patatas fritas, o al menos eso deducía él mientras subía las escaleras. Al abrir

la puerta, su deducción era correcta: el pollo estaba delicioso...

El hombre de las noticias hablaba de un peligroso virus informático que

estaba afectando a miles de ordenadores en todo el mundo, aunque ni su

madre ni él le dieron la más mínima importancia.

Ya en su cuarto, tras acabar los ejercicios de inglés, encendió su

ordenador, tal y como siempre hacía al finalizar los deberes. Se lo habían

regalado sus padres por su decimosexto cumpleaños. Un amigo de clase le

recomendó hace un par de días un juego online, así que entró a la página, se

puso sus auriculares nuevos, preparado para disfrutar de la experiencia, y

pulsó la tecla “enter”.

Abrió los ojos y vio algo que le resultaba familiar... Ante él se encontraba

un verde campo, con una ondulación casi perfecta. Un lugar idílico... O al

menos pensaba él. De repente vio una papelera en medio de la nada, un zorro

que le parecía conocido...

- ¡Un momento! ¡Pero si estoy en mi propio escritorio!

Efectivamente, Jose se encontraba en el escritorio de su ordenador.

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- ¡Jose, te dije que limpiases la cocina! ¿Dónde te has metido?

Su madre abrió la puerta de su cuarto y comprobó que no había nadie.

Continuó su búsqueda por el resto de habitaciones del hogar.

El piso no era muy grande, tan solo tenía tres habitaciones, una sala

acogedora y un cuarto de baño con el tamaño suficiente para ellos dos. Por lo

tanto, no le llevó mucho tiempo descubrir que su hijo no estaba en casa.

Se empezó a preocupar y decidió llamar a su amiga Patricia para ver si

estaba con su hijo. Pero la respuesta la desanimó, su hijo no estaba con ella.

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Empezó a caminar, vagabundeando por ese prado que se extendía de

horizonte a horizonte. Era de día y estaba solo, bajo un sol abrasador. No se

veía nube alguna. Alzando la vista, creyó distinguir una figura en la lejanía. Se

dirigió hacia a ella pero parecía no llegar nunca. Mientras caminaba intentaba

llegar a una conclusión lógica sobre lo que le estaba ocurriendo. No era

posible, tenía que ser un sueño. Se pellizcó la mano izquierda y para su

desgracia no era una ilusión. Era todo real. ¿Estaría formando parte de un

experimento? Se acordó de aquel documental de la 2 en el que unas personas

se sometían a un entorno virtual, pensando que era una experiencia real.

En cualquier caso, debía de tener mucho cuidado.

Tras varias horas de monotonía, por fin pudo ver con claridad la figura.

¡Resultó ser su propio cuarto!

- Sí, agente, como ya le he dicho, hace más de seis horas que desapareció.

- Lo lamento señora, no podemos hacer nada. Nuestro personal está

trabajando en un problema informático. Todos nuestros ordenadores están

infectados por un gusano. Tendrá que esperar unas horas hasta que se pueda

formalizar la denuncia.

- ¡Esto es increíble!.

- Lo comprendo señora, lo sentimos, pero de todas formas vuelva a casa por si

su hijo aparece.

- Quien sabe, quizás es solo un juego de niños- dijo la madre toda preocupada.

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Tras vagar decepcionada por las oscuras calles de la ciudad, llegó a casa.

A pesar de estar sumida en sus pensamientos, oyó un trueno.

- Parece que se avecina una tormenta. Tendré que desenchufar los aparatos

eléctricos.

Se dirigió desde el vestíbulo hacia la habitación de su hijo.

- Vaya, se ha dejado el ordenador encendido... Lo desconectaré igualmente.

La madre se fue a la sala, intentando buscar un poco de calma. Clavó su

mirada en la pantalla de su televisor. También lo desconectó. Estaba agotada y,

a pesar de que su hijo seguía perdido, no consiguió mantenerse despierta.

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Un fuerte ruido que provenía del otro extremo de la casa la sacó del

sueño. Instintivamente, se levantó y se dirigió hacia la habitación de su hijo.

Allí estaba él, sentado en su silla, como si nada hubiese pasado. Su

madre corrió a abrazarlo.

- ¡Me tenías muy preocupada! ¿Dónde te habías metido?

Jose nunca supo la respuesta a esta pregunta, pero desde ese día

aprendió a tener cuidado en la red, usando un antivirus y teniendo activado el

firewall. No se molestó en contarle la historia a nadie, ya que ni él mismo

estaba seguro de su existencia.

Adrián Martínez Blanco, 1ºF ; Lucas Souto Rendo, 1ºB

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