TUTORIALES RETICULAS
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© Editorial Gustavo Gili, SL, 2008 �
Antes de la invención del tipo móvil, a mediados del siglo XV, las retículas eran
estructuras muy simples basadas fundamentalmente en la proporción entre
el texto manuscrito y el tamaño del papel disponible. Sin embargo, los sistemas
reticulares existen desde la Edad Media. El arquitecto francés del siglo XIII Villard
de Honnecourt, cuyos dibujos refl ejaban la división proporcional de la superfi cie
de la página, ha dado nombre al “diagrama Villard”, que se utiliza para dividir la
página en porcentajes específi cos de su altura total.
Ideas básicas sobre la proporción
� Empieza con un tamaño de página de 152 ×
228 mm, cuya proporción es 2:3, y divídela usando
guías y reglas como se muestra en este diagrama;
así, obtendrás como resultado un diagrama Villard.
50 %
66,67 %
75 %
80 %
�
© Editorial Gustavo Gili, SL, 2008 �
A menudo, los primeros manuscritos presentaban márgenes exteriores más
anchos y un margen superior más pequeño que el inferior. El espacio que
rodeaba al texto se podía llenar con ilustraciones decorativas o con anotaciones
adicionales (glosas), las cuales creaban, a su vez, espacios más o menos
simétricos en los márgenes exteriores de la página. Los primeros tipógrafos
tendían a seguir estas proporciones simétricas, pero se dieron cuenta de que
el texto justifi cado resultante de la disposición del tipo móvil creaba unas
superfi cies más defi nidas. Como consecuencia, los márgenes y los espacios
que separaban los bloques de texto se hicieron visualmente más evidentes.
Para conseguir las proporciones armónicas de los manuscritos más antiguos,
era necesaria una vuelta a la asimetría.
� Con el mismo tamaño de página (152 × 228 mm),
crearemos un diagrama llamado “canon Van de
Graff ”. Es la reconstrucción de un método cuyo uso
se atribuye a los diseñadores de libros medievales
para producir páginas basadas en retículas
asimétricas pero armónicas visualmente. El tamaño
de la página no es un factor importante, ya que este
método da buenos resultados en toda proporción
de altura-anchura. Crea un documento de las
dimensiones dadas y divide el área de la página en
nueve partes tal y como se muestra en el diagrama.
Nótese que las proporciones de los márgenes son 2 (interior), 3 (superior),
4 (exterior) y 6 (inferior); además, cuando se utiliza una página con las
proporciones 2:3 de nuestro ejemplo, el área de texto resultante tiene una altura
igual al ancho de la página.
área de texto
1 2 3 4 5 6 7 8 9
8
7
6
5
4
3
2
1
3
6
4 2
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El famoso diseñador y tipógrafo Jan Tschichold era partidario de dicho método
de división de la página y lo popularizó en su obra De proporties van het boek.
Su preferencia por la proporción 2:3 se aleja levemente de la proporción clásica
de la sección aúrea, 21:34 (1:1,618), que se relaciona de modo más directo con
publicaciones pioneras como la Biblia de Gutenberg de 1455. Defendía el uso
de la ratio 2:3 con el sencillo argumento de que la proporción era más “clara,
intencionada y defi nida”. Esta postura tiene su lógica si se considera que los
diseñadores suelen estar a favor de la precisión y la simplicidad, aunque ello
no deba tomarse como una ley inmutable.
� Con un nuevo tamaño de página (152 × 246 mm),
cuya proporción es 21:34, produce un nuevo
diagrama mediante el método descrito en el
epígrafe 2 y compara las superfi cies de texto
resultantes para examinar cómo se ven afectadas
las proporciones relativas. En este caso, el área de
texto es 11 mm más profunda que el ancho de la
página y los márgenes ya no mantienen una ratio
de 2:3:4:6.
Las proporciones clásicas aquí comentadas sacrifi can gran cantidad de espacio
de texto, lo cual puede resultar poco práctico en muchos proyectos de diseño.
Además, el cumplimiento de estas reglas a rajatabla puede darnos medidas
irregulares en los márgenes difíciles de manejar. No obstante, estas reglas son
un punto de partida excelente a la hora de tomar decisiones con respecto a las
dimensiones de los márgenes.
área de texto
1 2 3 4 5 6 7 8 9
8
7
6
5
4
3
2
1
3,2
6,45
4 2
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Las retículas de línea base existen para facilitar la alineación horizontal del texto
a lo largo de las páginas. Las dimensiones de una retícula de este tipo vienen
dictadas por el tamaño del tipo escogido y el espacio entre las líneas de texto.
Cada diseñador tiene sus gustos en lo relativo a las divisiones de las retículas de
línea base, y el tipo de materiales que se estén empleando también infl uirá en las
decisiones del diseñador.
Cómo crear una retícula de línea base
� Para esta lección, empieza creando un archivo
en InDesign o en QuarkXPress, con una página
horizontal de dimensiones 228 × 257 mm. Asegúrate
de que has seleccionado Páginas enfrentadas,
y añade una segunda página para hacer una doble
página. En Preferencias > Unidades e incrementos
(InDesign) o Dimensiones (QuarkXPress), fi ja la
horizontal en milímetros y la vertical en puntos.
Ajusta el margen superior a 65 puntos, el interior
a 12,5 mm, el exterior a 23 mm y, por el momento,
deja el exterior a cero. Finalmente, fi ja el número
de columnas a 5, con un medianil de 3,75 mm.
Llegado este punto, probablemente te estarás preguntando por qué todavía no
hemos incluido un valor para el margen inferior; la razón es muy sencilla: el valor
de dicho margen no se podrá establecer hasta que se haya creado la retícula de
línea base.
Antes de dar el siguiente paso, habrá que elegir el tipo que se va a usar para el
texto principal.
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Tiene sentido construir la retícula de línea base a partir la fuente del texto
principal porque ésta es la que más se va a usar. Los títulos, subtítulos y pies de
foto se podrán alinear con el texto corrido una vez se haya construido la retícula
de línea base.
Es preferible establecer el valor de las mediciones verticales en puntos; dado que
todos los componentes de la maqueta deberán alinearse con el texto (y por tanto,
con la retícula de línea base) y el texto se mide tradicionalmente en puntos, no en
milímetros ni en pulgadas. No es imprescindible seguir este método al pie de la
letra, pero merece la pena que lo pruebes y veas si te resulta útil. Ya casi hemos
completado la construcción básica de la retícula, pero aún queda algo por hacer:
ahora tenemos que determinar el valor más adecuado para el margen inferior.
� En el tutorial vamos a trabajar con Palatino, pero
puedes usar otra tipografías si así lo prefi eres. Crea
un cuadro de texto en la parte superior del área de
texto de la página, e introduce un texto de prueba.
Establece el tamaño del tipo en 9 y el interlineado
en 13 puntos y después selecciona la tipografía que
hayas escogido. La captura de pantalla a la izquierda
muestra que si no se realizan ajustes específi cos,
es difícil que la línea de base de la primera línea de
texto se corresponda correctamente con el margen.
� Para fi jar la primera línea base de la retícula,
empieza por medir con la mayor precisión posible la
altura de mayúsculas del tipo que estás usando. Esto
se puede hacer dibujando en la pantalla un marco
que se corresponda con dicha altura, o también
puedes recurrir a la herramienta de medida más
indicada. Tu primera línea base tendrá ese mismo
valor, más el margen superior de 65 puntos (en el
ejemplo que nos ocupa).
Puede que tengas que jugar un poco con los valores
antes de conseguir una alineación exacta del margen
y el texto. Ésta es la retícula resultante.
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Para estar seguro de que la línea fi nal de la retícula se alinea exactamente con el
límite del margen inferior, habrá que calcular la distancia exacta entre dicha línea
y el borde de la página. Éste es el motivo por el que no se puede determinar el
valor antes de construir la retícula de línea base.
� Primero decide la altura que quieres que tenga
el margen inferior. Como nuestro margen superior
mide 65 puntos y como me gusta seguir la regla de
que el margen inferior sea mayor que el superior,
voy a añadirle a ese valor dos líneas base y empezar
con una altura de 91 puntos. Dibuja una caja con
una altura de 91 puntos y ubícala de modo que el
borde inferior llegue al borde del documento (a).
Como se puede apreciar en la captura de pantalla,
este valor no se alinea exactamente con ninguna de
las líneas de base, así que he optado por reducir un
poco la altura y hacer coincidir la parte superior de
la caja con la última línea base (b). Así, la altura
de la caja, extraída del Panel de control (InDesign)
o de la paleta Dimensiones (QuarkXPress), muestra
el valor exacto que se debe introducir en el margen
inferior.
(a) (b)
El resultado, un margen inferior de 85,004 puntos, parece un número bastante
incómodo de manejar. Sin embargo, una vez establecido este valor, no tendrás
que volver a utilizarlo, así que no importa que sea un poco rígido.
La retícula de línea base ya está formada y preparada para que la desarrolles
como quieras. Por ejemplo, prueba a dividir el valor de la línea base en
incrementos más pequeños, para así crear más adaptabilidad en la retícula.
Esta estrategia puede resultar útil para insertar pies de foto, por ejemplo, cuyo
interlineado tiene un valor menor que el del texto corrido. De todos modos,
ten cuidado de no complicar demasiado la retícula o se hará mucho más difícil
de utilizar.
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Para conseguir un resultado fi nal que sea armónico y agradable, es imprescindible
tener en cuenta no sólo las divisiones verticales de la página, sino también las
horizontales. Así, para establecer “puntos colgantes”, puntos situados en la
página, de arriba abajo, en los que insertar contenido, vamos a crear una retícula
modular sobre la retícula que hemos creado en la lección 2.
Idealmente, la división vertical resultante se ajustará perfectamente entre el
margen superior y una línea de la retícula de línea base, pero en nuestro ejemplo
no ha sido así exactamente. La explicación está en el hecho de que la primera
línea de la retícula de línea base siempre es más pequeña que el resto de las
divisiones, ya que se corresponde con la altura de las mayúsculas del texto, y no
con los 13 puntos de la retícula de línea base.
Arrastra la parte inferior de la caja hacia arriba, a través de dos líneas de la
retícula de línea base hasta que se ajuste a la guía de la retícula. Tomémoslo
como división vertical propuesta y comprobemos si se distribuye de modo
uniforme en el área de texto dada.
La retícula modular
� Como esta retícula tiene cinco columnas, es
aconsejable que las divisiones de la sección vertical
también sean cinco. Resultará una retícula modular
de 5 × 5, lo que otorga una gran fl exibilidad.
Dibuja una caja del mismo alto que el texto y
divídela entre cinco en el Panel de control o la
paleta Dimensiones. Si insertas una barra oblicua
inmediatamente después de la medida dada,
seguida del número entre el que quieres dividir
el valor, el software ajustará el tamaño de la caja
según se necesite.
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Una vez más, podemos emplear cajas dibujadas provisionalmente sobre de la
retícula para comprobar si esta división funciona o no. Si lo prefi eres, puedes
realizar este proceso calculando tú mismo los valores, o utilizando una aplicación
como Art Director’s Toolkit de Code Line Communications, pero es muy fácil
hacerlo simplemente con el archivo de la maqueta y unos cuantos clics del ratón.
Como se aprecia en la ilustración, no es posible obtener un número igual de
divisiones verticales con el número total de líneas presentes en nuestra retícula,
y nos queda una línea suelta en la parte inferior del área de texto. Tenemos dos
opciones: la primera es hacer que el modulo inferior tenga una línea más de
profundidad que los demás. La segunda consiste en aumentar el margen inferior
en una línea y así todos los módulos verticales quedan iguales. Para esta lección,
optaremos por el segundo procedimiento y aumentaremos el margen inferior en
13 puntos, que corresponden a una línea de la retícula de línea base.
� Duplica la caja y ubica la segunda caja bajo la
primera, de modo que esté correctamente alineada
con la línea base. Debido a la diferencia entre la
altura de las mayúsculas del texto y los 13 puntos
del interlineado, el espacio entre ambas cajas es
mayor que una sola línea de la retícula e igual a
la suma de los dos valores.
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� Abre el cuadro de diálogo Composición >
Márgenes y columnas, en InDesign, o Página > Guías
de maqueta, en QuarkXPress, y añade +13pt tras
el valor dado en el campo Inferior. Esto ajustará
automáticamente el margen inferior al nuevo valor
requerido de 98.000 puntos y la superfi cie
máxima de texto de la retícula se corresponderá
perfectamente con los cinco módulos verticales
que hemos creado.
� Para terminar la retícula, añade guías que
demarquen cada módulo vertical. Selecciona la caja
provisional que esté situada más arriba y coloca una
guía en el borde inferior. A continuación, selecciona
la segunda caja y sitúa una guía en el borde
superior. Una vez colocadas ambas guías, puedes
duplicar este paso para añadir los tres pares de
guías restantes.
Cuadro de diálogo de InDesign
Cuadro de diálogo de QuarkXPress
Trabajar con retículas modulares te permite designar y defi nir en cada página
áreas específi cas para funciones distintas, por ejemplo: titulares, cajas de
información, tablas, etc. Al igual que con la retícula de línea base, es mejor no
complicar la retícula modular, ya que el manejo demasiados módulos puede
provocar confusión y falta de funcionalidad.
Margins and Columns
Margins
Top:
Bottom: 4+13 pt
65 pt Inside:
Outside: 23 mm
12.5 mn
Columns
Number: 5 Gutter: 3.75 mn
OK
Cancel
Preview
Master Guides
Column Guides
Columns:
Gutter Width:
5
3.75 mm
Margin Guides
Top:
Bottom:
65 pt
85.004 pt +13
Inside: 12.5 mm
Outside: 23 mm
Cancel OK
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Aunque no hay que dar por hecho que vayas a producir tu trabajo digitalmente,
es muy probable que trabajes con aplicaciones de diseño como InDesign o
QuarkXPress. Para algunos proyectos, quizá podría utilizarse Illustrator o incluso
Photoshop, aunque para todo proyecto cuya extensión sea mayor que una
página, se obtendrán mejores resultados con una aplicación especifi ca para la
maquetación. Tanto InDesign como QuarkXPress usan páginas maestras para
crear documentos de varias páginas y, dentro de un mismo documento, cada
página maestra puede utilizar una retícula distinta. Cuando es necesario utilizar
más de una retícula, se tiende a crear una página maestra para cada caso, pero
hay que tener en cuenta las posibilidades de combinación para reducir el número
de páginas maestras con las que se trabaja.
Una vez que se han marcado las columnas, es posible modifi car el número de
columnas de cada retícula sin perder las cinco originales.
Cómo adaptar la retícula
� Abre el documento que contiene la retícula
creada en el tutorial 3 y mueve las cajas
provisionales que te queden de ese ejercicio a una
capa distinta que se pueda ocultar. Como ya has
colocado guías horizontales para marcar los
módulos verticales, las cajas resultan redundantes,
pero no las borres porque las utilizaremos luego.
Independientemente de la aplicación que estés
utilizando, abre la página maestra predefi nida para
el documento y arrastra las guías, de modo que se
ajusten a las guías de las columnas existentes, tal
y como se puede apreciar en el siguiente ejemplo.
�
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� Abre el cuadro de diálogo Composición >
Márgenes y columnas, en InDesign, o Página >
Guías de maqueta, en QuarkXPress, y cambia el
número de columnas de la retícula principal a cuatro,
con un medianil de 5,5 mm. Te dará como resultado
una columna de 44 mm.Cuadro de diálogo de InDesign
Cuadro de diálogo de QuarkXPress
El resultado de este ejercicio tan sencillo es una retícula que nos ofrece variantes
de cinco o cuatro columnas, o de dos columnas si utilizas dos de las cuatro
columnas como una sola medida. Si la usamos en distintas combinaciones,
la retícula aporta una gran fl exibilidad a la maquetación, y sería especialmente
útil en proyectos como un libro ilustrado, una revista o un folleto.
Una de las ventajas de aplicar una combinación de números pares e impares en
una misma retícula, es que permite utilizar tamaños distintos para distintos tipos
de texto. Así, la retícula de cinco columnas se podría dividir de modo que una
columna, quizá la más cercana al borde de la página, se utilizase para los pies
de foto. Las cuatro restantes se podrían dividir en dos columnas de texto iguales,
o subdividir más por medio de la inserción de guías adicionales.
Puedes realizar tantas divisiones en la retícula como desees, pero recuerda que
es aconsejable que evites complicarla demasiado. El ejemplo en el que hemos
estado trabajando podría dar cabida a más añadidos, pero si la retícula que
necesitas es más compleja que la de este ejemplo, existe la posibilidad de utilizar
más páginas maestras para no complicar demasiado el diseño.
Margins and Columns
Margins
Top:
Bottom: 98.004
65 pt Inside:
Outside: 23 mm
12.5 mn
Columns
Number: 4 Gutter: 5.5 mm
OK
Cancel
Preview
Master Guides
Column Guides
Columns:
Gutter Width:
4
5.5 mm
Margin Guides
Top:
Bottom:
65 pt
98.004 pt
Inside: 12.5 mm
Outside: 23 mm
Cancel OK
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Aquí te ofrecemos una serie de ejemplos que te darán ideas sobre cómo usar una
retícula como la de este tutorial. Las cajas en cian representan el texto y las
magenta representan las imágenes.
� En este ejemplo se utilizan
las cinco columnas de un modo
bastante sencillo: el texto
corrido se inserta en una medida
equivalente a dos columnas, y la
columna restante del exterior se
reserva para pies de foto, etc.
Las imágenes se pueden ajustar
a tantas columnas como se quiera,
pero deben caber en los módulos
verticales que se crearon en el
tutorial 3.
� Por medio de una adaptación
bastante simple del ejemplo
anterior, se han creado una serie
de espacios dinámicos entre
las columnas de texto corrido.
Si movemos los pies de foto a la
columna central de la retícula de
cinco columnas, se multiplicarán
las opciones de tamaño y posición
de imágenes.
� Aquí se han usado retículas
de cuatro y cinco columnas.
Para el texto corrido se usan
dos columnas de una retícula de
cuatro, pero los pies de foto y las
imágenes más pequeñas utilizan
una de cinco columnas. El truco es
mantener cierta similitud entre los
medianiles. El medianil de una
estructura de cinco columnas es
un poco más estrecho, y se usa
para las hileras de imágenes
pequeñas; el resto emplea el de
cuatro columnas para mantener
la constancia visual entre las
imágenes y el texto adyacente.
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Se dice que las normas están para romperlas. Lo mismo podría decirse de las
retículas, que, en sí mismas, representan el conjunto de reglas que sigue una
maqueta. El contenido de una página te indicará, normalmente, si debes ceñirte
o no a una retícula, o si es conveniente adaptarla para lograr el estilo más
adecuado para un proyecto.
Como es evidente, para poder librase de ella primero hay que empezar trabajando
con una retícula. Puede parecer más lógico prescindir de la retícula por completo,
pero sería un error, ya que hay elementos de la retícula original que siempre se
van a conservar. Por muy deconstruida que parezca una maqueta, siempre es
necesaria cierta estructura para que funcione correctamente.
Para empezar el proceso deconstructivo, usaremos una serie de módulos de la
retícula existente y alteraremos las relaciones entre ellos, asignándoles nuevas
posiciones y tamaños.
Cómo romper la retícula
� La deconstrucción signifi ca que estás
desmontando lo que ya está montado. Este ejercicio
muestra cómo se puede modifi car la retícula creada
en las lecciones anteriores para dar a la maqueta
una sensación más orgánica. Abre la última versión
de los archivos con la retícula de cuatro y cinco
columnas y desvela la capa que contiene las cajas
modulares que habías creado en el tutorial 3.
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Es esencial plantearse qué módulos se pueden ajustar, ya que el proceso de
deconstrucción debe seguir un cierto orden. Si estuviésemos desmontando un
edifi cio, no extraeríamos el primer ladrillo que nos apeteciese, ya que el edifi cio
podría desmoronársenos encima; este principio se aplica también a las retículas,
aunque de un modo visual, más que físico.
Si los módulos, con sus nuevos tamaños, estuviesen llenos de color, o se colocase
una imagen en esa posición, la relación visual con cualquier texto que se hubiese
ubicado correctamente en la retícula original sería muy distinta de la que
produciría una retícula sin ajustar. Los siguientes ejemplos ilustran cómo cambia
la dinámica visual.
� Empieza con los módulos de las esquinas de la
retícula: expándelos hacia afuera hasta que sangren
más allá del borde de la página. A continuación,
expande los módulos internos hacia el centro de
la página hasta que se encuentren en el medianil,
en el centro de la doble página. Al mismo tiempo,
aumenta la altura de cada módulo en cuatro líneas
(52 pt). Finalmente, arrastra los bordes internos
hacia el centro de la página hasta que coincidan con
los bordes de las dos columnas situadas en mitad
de la retícula de cuatro columnas. Aquí se puede
apreciar la retícula resultante, con las áreas que
se superponen marcadas en un tono más oscuro.
� Para producir tu propia versión, coge cualquier
imagen y texto y, usando nuestra retícula, prueba
diferentes combinaciones de imagen, color y texto.
Esta versión ilustra por qué es importante
plantearse qué elementos de la retícula se pueden
cambiar. Si la intensidad de la imagen de fondo no
se hubiera modifi cado, el texto resultaría ilegible.
De un modo o del otro, las decisiones que tomes
estarán dictadas por el contenido con el que estés
trabajando.
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Aquí hay algunos ejemplos más que muestran cómo se puede adaptar la retícula
con la que hemos trabajado para así crear distintas posibilidades de maquetación
manteniendo siempre la integridad estructural de la retícula original.
� En este ejemplo, cada módulo
exterior de la retícula se ha
extendido a 44 mm, que es la
medida de la retícula de cuatro
columnas. La anchura de cada
módulo de la siguiente columna se
ha incrementado a 44 mm y se ha
movido para alinearlo por la parte
superior con la retícula de cuatro
columnas. Ello crea una zona,
ligeramente descentrada respecto
del área de texto, en la cual se
pueden superponer texto e
imágenes (o zonas tonales).
� Prueba a combinar módulos
individuales, introduciéndolos en
grupos más grandes que designan
las zonas para imágenes o bloques
de texto. Al compensar los módulos
de mayor tamaño, conseguirás
una dinámica distinta a la de la
estructura básica de columnas. No
siempre es necesario superponer
materiales al romper la retícula;
las dimensiones del texto o el
tamaño de las imágenes se pueden
ajustar, pero conviene que intentes
mantener un espaciado constante
entre los distintos elementos, para
así garantizar la armonía visual.
� Además de los módulos que
caben en las líneas verticales y
horizontales, puedes crear formas
alternativas, como módulos que
se superponen a la retícula
original. Estas áreas se pueden
usar para ubicar imágenes que
interactúan de modo dinámico
con el texto. El tamaño y la
colocación afectarán a las medidas
del texto que discurra en torno a
estos módulos. Evita reducir las
medidas más allá de un mínimo
razonable de palabras por línea.
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En estas cinco lecciones hemos aprendido a crear retículas a partir de una
jerarquía estructurada de fi las, columnas y líneas de base. Es el planteamiento
más generalizado cuando se diseña una página de un libro, una revista o un
folleto, pero el sistema es distinto cuando se trata de diseñar objetos únicos,
como carteles o packaging.
Adoptar un enfoque estructurado puede tener su importancia cuando se trata
de proyectos de este tipo, aunque no se presente el problema de mantener la
constancia a lo largo de más de una página.
Retículas de estilo libre y composición diagonal
� Uno de los modos más sencillos de dividir
visualmente un área determinada consiste en dibujar
una serie de cajas en un tono ligeramente más
oscuro, para que así sea más fácil juzgar cómo se
van a asentar los diseños que desees incluir en las
proporciones del espacio que queda disponible.
Para este ejemplo, coge un cartel de
tamaño A2 ( 594 × 420 mm). El cartel
incluirá un título, una columna con una
lista a la izquierda, una caja con una serie
de detalles en la parte inferior, y una
retícula de imágenes a la derecha. Antes
de empezar con el estilo en detalle, crea
unas cajas para representar cada una de
dichas áreas; a continuación, deberás
ubicarlas y defi nir su tamaño para
alcanzar el equilibrio visual que te
parezca más adecuado.
�
© Editorial Gustavo Gili, SL, 2008 �
� Si deseas dividir alguna de estas áreas
en módulos de tamaño menor, deberás
utilizar alguna aplicación. Así, por ejemplo,
MakeGrid es una aplicación que se incluye
gratis en InDesign CS2, o como un
componente ya instalado de InDesign CS3.
Es muy útil para ahorrar tiempo, porque
permite descomponer un marco en
elementos modulares sin tener que hacer
operaciones matemáticas. No olvides
guardar el archivo antes de empezar a
aplicar las utilidades, ya que en este tipo
de aplicaciones la opción “deshacer” no
siempre está disponible.
En este ejemplo, con una sola acción,
el área de imágenes se ha dividido en
12 módulos. Aquí se puede apreciar el
cuadro de diálogo:
Ésta se estructura como las retículas tradicionales de páginas, pero no sigue la
regla del uso de medidas constantes para unas columnas que se reparten de
modo uniforme por la superfi cie de texto, ni tampoco se adhiere a rajatabla a un
sistema de divisiones modulares organizadas verticalmente. Se basa tan sólo en
observar la armonía visual entre las distintas áreas de texto o imágenes.
Make Grid
Rows:
Columns:
Row Gutter:
Column Gutter:
Frame Type: Graphic
6
2
42.5 pt
42.5 pt
OK
Cancel
Retain Formatting and Contents
Delete Original Object
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Es posible que el aspecto más interesante de las retículas de estilo libre sea
la posibilidad de seleccionar grupos de elementos modulares y rotarlos o
distorsionarlos para crear maquetas dotadas de dinamismo visual que adopten
una estructura diagonal. El famoso cartel de Hebert Bayer, diseñado en 1926 para
anunciar una exposición de Kandinsky en el sexagésimo cumpleaños del pintor,
es un ejemplo temprano de una calidad extraordinaria.
� Agrupa todos los módulos y gíralos
para producir una retícula de gran
dinamismo visual, como la usada para
el cartel de Bayer. Este ejemplo utiliza
un giro de 8º, lo cual parece adecuado
para los elementos de nuestra columna.
El ángulo que escojas dependerá de cómo
hayas decidido distribuir los materiales
de tu diseño, así que es aconsejable que
experimentes con distintos grados de
rotación. Además, podrías variar la
cantidad de rotación para cada módulo
y así crear dos o más retículas, pero
con cuidado de no estropear la claridad
visual del diseño. Al fi n y al cabo, claridad
y estructura son los rasgos que defi nen
a las retículas.