Trabajo de fin de grado. Desempleo juvenil: La historia interminable. 2014
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Transcript of Trabajo de fin de grado. Desempleo juvenil: La historia interminable. 2014
Escuela Universitaria de Trabajo Social
Santiago de Compostela
Trabajo de Fin de Grado
Autor: David Saavedra Pino
Año académico 2013 – 2014
Grado en Trabajo Social
Escuela Universitaria de Trabajo Social
Grado en Trabajo Social
EL DESEMPLEO JUVENIL: LA HISTORIA INTERMINABLE
Autor: David Saavedra Pino
Tutora: María Elena Puñal Romarís
Trabajo de Fin de Grado en Trabajo Social
Año académico: 2013 - 2014
ÍNDICE:
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………………………………………………. 5
I. ESTRATEGIA METODOLÓGICA…..……………………………………………………………………. 7
I.1. Objetivo general……………………………………………………………………………………………. 7
I.2. Objetivos específicos…………………………………………………………………………………….. 7
I.3. Método de localización y selección de material bibliográfico en las bases de
datos consultadas………………………………………………………………………………………………..
7
I.4. Palabras clave……………………………………………………………………………………………….. 8
II. MARCO CONCEPTUAL DEL DESEMPLEO JUVENIL……………………………………………. 9
II.1. Trabajo y empleo…………………………………………………………………………………………. 10
II.2. Juventud………………………………………………………………………………………………………. 11
II.3. Socialización laboral…………………………………………………………………………………….. 12
II.4. Desempleo…………………………………………………………………………………………………… 13
III. FACTORES CONDICIONANTES DEL DESEMPLEO JUVENIL………………………………… 15
III.1. El mercado de trabajo juvenil……………………………………………………………………… 17
III.2. La transición a la vida adulta……………………………………………………………………….. 17
III.3. La transición de la escuela al trabajo…………………………………………………………… 19
III.4. Los costes salariales……………………………………………………………………………………. 20
III.5. La flexibilidad laboral…………………………………………………………………………………… 21
III.6. La legislación laboral…………………………………………………………………………………… 21
III.7. El tiempo de trabajo……………………………………………………………………………………. 22
III.8. El sistema educativo……………………………………………………………………………………. 22
III.9. El nivel de estudios……………………………………………………………………………………… 23
III.10. Los planes de formación……………………………………………………………………………. 25
III.11. La economía sumergida…………………………………………………………………………….. 25
III.12. La búsqueda del primer trabajo………………………………………………………………… 25
III.13. La influencia del paro precoz en el empleo juvenil……………………………………. 26
III.14. La escasez de empleo……………………………………………………………………………….. 26
III.15. Insatisfacción con el empleo……………………………………………………………………… 27
III.16. Desempleo de larga duración……………………………………………………………………. 27
III.17. Excedente empresarial……………………………………………………………………………… 27
III.18. Factores económicos………………………………………………………………………………… 27
III.19. Tasas de rotación………………………………………………………………………………………. 28
III.20. Género……………………………………………………………………………………………………… 29
IV. CONSECUENCIAS DEL DESEMPLEO JUVENIL…………………………………………………… 31
IV.1. Socialización laboral……………………………………………………………………………………. 33
IV.2. Retraso de las prácticas de transición a la adultez………………………………………. 33
IV.3. Emancipación……………………………………………………………………………………………… 33
IV.4. El papel de la familia ante el reto del desempleo………………………………………… 34
IV.5. Desventajas y ventajas de estar en situación de desempleo……………………….. 34
IV.6. Actitudes hacia el mercado laboral…………………………………………………............. 35
IV.7. Precarización del trabajo…………………………………………………………………………….. 35
IV.8. Periodos prolongados de paro y de inactividad…………………………………………… 35
IV.9. Nueva pobreza……………………………………………………………………………………………. 36
IV.10. Sociedad dualizada……………………………………………………………………………………. 37
IV.11. Economía sumergida………………………………………………………………………………... 37
IV.12. Género……………………………………………………………………………………………………… 38
IV.13. Salud mental…………………………………………………………………………………………….. 38
IV.14. Salud…………………………………………………………………………………………………………. 40
IV.15. Aumento de la mortalidad………………………………………………………………………… 41
IV.16. Motivación para seguir estudiando…………………………………………………………… 41
IV.17. Gasto público……………………………………………………………………………………………. 41
IV.18. Contratación temporal……………………………………………………………………………... 42
IV.19. Consecuencias sociales…………………………………………………………………………….. 42
IV.20. Experiencias prolongadas en la situación de desempleo…………………………… 43
IV.21. Tiempo libre……………………………………………………………………………………………… 43
IV.22. Criminalidad……………………………………………………………………………………………… 43
V. EL PARO JUVENIL EN EL CONTEXTO DEL BIENESTAR SOCIAL DESDE LA
PERSPECTIVA DEL TRABAJO SOCIAL………………………………………………………………..
44
V.1. Visión crítica del Sistema de Bienestar Social……………………………………………….. 44
V.2. La imagen social de las personas jóvenes en desempleo……………………………… 45
V.3. El uso de los servicios de “asistencia social” y de orientación laboral…………… 45
VI. PROPUESTAS DE FUTURO................................................................................... 47
VI.1. Medidas económicas para la corrección del mercado laboral juvenil………….. 47
VI.2. Intervenciones individuales de carácter psicosocial……………………………………. 48
VI.3. Apoyos a la contratación de jóvenes…………………………………………………………… 49
VI.4. Sistema educativo y programas de fomento de empleo……………………………… 50
VI.5. Política laboral……………………………………………………………………………………………. 50
VI.6. Compromiso con el pleno empleo………………………………………………………………. 52
CONCLUSIONES………………………………………………………………………………………………………………….. 53
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS…………………………………………………………………………………………… 57
ANEXO……………………………………………………………………………………………………………………………….. 61
4
RESUMEN
Se enmarca el desempleo juvenil como la situación de ausencia de trabajo en la población
activa en edad laboral comprendida entre los 16 a 24 años.
A lo largo de la evolución de las sociedades modernas se producen fenómenos relacionados
con los diferentes ciclos económicos que afectan de diferente manera a la evolución de las
tasas de desempleo en los diferentes sectores de población y especial a la juventud.
Se analiza los diferentes factores que condicionan la existencia y el aumento de las tasas de
desempleo juvenil como pueden ser los factores demográficos, los mecanismos reguladores
del mercado de trabajo juvenil, los procesos de transición de la escuela al trabajo, la existencia
del paro masivo, los costes salariales de la contratación juvenil, la flexibilidad laboral, la
legislación laboral, el sistema educativo y el nivel de estudios de los jóvenes, la existencia de la
economía sumergida, los procesos de búsqueda del primer trabajo, la escasez de empleo y el
paro precoz, los factores económicos y la elevada tasa de rotación en los empleos de los
jóvenes, y tantos otros factores que van a condicionar este fenómeno social.
Es así mismo objeto de estudio aquellas consecuencias derivadas de la situación de desempleo
juvenil que afectan a nivel individual y social. Con especial atención a aquellas que tienen que
ver con la salud mental y psicológica de las personas.
Por último lugar, se analiza las diferentes aportaciones con respecto al contexto del bienestar
social desde la perspectiva del trabajo social que aparecen en la literatura seleccionada
además de analizar aquellas propuestas de futuro que los diferentes autores realizan desde
sus organizaciones para tratar de disminuir o solucionar la situación de desempleo juvenil.
5
INTRODUCCIÓN.
La cuestión del empleo juvenil es uno de los problemas más importantes que afronta la
sociedad española (Pérez Infante y Cachón Rodríguez, 1989). El desempleo juvenil es un
fenómeno que afecta en la actualidad a muchos jóvenes en España y en Galicia.
Así según los datos disponibles en la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven
2013/20161 “durante el tercer trimestre de 2012, España registró una tasa de desempleo del
54,1% para los jóvenes menores de 25 años, frente al 23% de la UE-27” (Ministerio de Empleo
y de la Seguridad Social, 2014). Por lo que se puede decir que la tasa de desempleo juvenil en
España dobla la media de los 27 estados miembros de la Unión Europea. Desde los años
ochenta se encuentra con que los jóvenes tienen una tasa de paro tres veces superior a la de
los adultos (García de Blas, 1988).
El desempleo es el gran problema de las sociedades desarrolladas (Salce, 1998). Debido a los
efectos de la crisis económica se ralentiza la incorporación al mercado de trabajo de los
jóvenes, en especial aquellos con titulaciones universitarias, a la vez que se entra en una etapa
de destrucción de empleo neto.
Uno de los aspectos que se analiza en el presente informe es la oferta y demanda de trabajo
en relación al aumento de las exigencias de formación por parte de las empresas, así como la
adecuación del sistema educativo para ajustarse al mercado laboral.
El desempleo juvenil se consolida como uno de los grandes lastres del crecimiento económico
de nuestro país, ya que entre sus consecuencias está la emigración de jóvenes muy
cualificados a otros países a la búsqueda de oportunidades laborales.
Los diferentes autores dentro de la literatura realizan una aproximación sobre los factores
desencadenantes y consecuencias que tiene el desempleo sobre los jóvenes. Se investigan y
analizan aquellas coincidencias que aparecen en las diferentes aportaciones de manera
recurrente acerca de este fenómeno.
El paro juvenil se convierte en un problema estructural que tiene graves consecuencias en las
generaciones actuales y futuras de los jóvenes. Como se observa en este informe las causas del
desempleo juvenil tienen factores que son recurrentes en las diferentes etapas del desarrollo
1 Esta Estrategia es el instrumento creado por el Gobierno con medidas para reducir el desempleo
juvenil.
6
económico. Por tanto, las mismas, no varían a lo largo del tiempo sustancialmente y se puede
pensar que son un fenómeno que poco se ven modificadas.
Tal y como observa García de Blas en 1988 (p. 101) “ningún sistema económico puede permitir
las pérdidas de productividad y de competitividad que puede representar el que aquellas
personas con mayor predisposición al cambio tecnológico permanezcan a las puertas de la
empresa”.
En esta revisión se describen los diferentes conceptos que sirven para interpretar y entender el
fenómeno del desempleo juvenil. Conceptos clave como son el de juventud, oferta y demanda
de trabajo, flexibilidad laboral, costes salariales, servicios de empleo, sistema educativo,…
7
I. ESTRATEGIA METODOLÓGICA.
I.1. Objetivo general.
Con la estrategia metodológica desarrollada para la elaboración de esta revisión bibliográfica,
tiene como objetivo general conocer las dimensiones del desempleo juvenil presentes en la
literatura de los fondos documentales de dos entidades relevantes para el trabajo social como
son la Escuela Universitaria de Trabajo Social de Santiago de Compostela en el ámbito
académico y el Colegio Oficial de Trabajo Social de Galicia en el ámbito profesional.
I.2. Objetivos específicos.
Como objetivos específicos:
- Descubrir y analizar las diferentes aportaciones que sobre el desempleo juvenil están
presentes en la literatura.
- Describir los diferentes conceptos sobre el desempleo juvenil y aquellos aspectos
relacionados.
- Analizar los factores estructurales y coyunturales que influyen en la evolución del
desempleo juvenil.
- Analizar las consecuencias que tiene las situaciones de desempleo a nivel individual y
social en los jóvenes.
- Identificar aquellos aspectos presentes en la literatura relacionados con el sistema del
bienestar social desde la perspectiva del trabajo social.
- Indagar en las aportaciones y posibles soluciones futuras para la solución de este
fenómeno.
I.3. Método de localización y selección del material bibliográfico en las bases de datos
consultadas.
La principal estratégica metodológica a la hora de seleccionar la bibliografía a revisar es la
presencia de publicaciones y documentos realizados sobre desempleo juvenil, empleo y
juventud por los diferentes autores y editados por entidades y organismos presentes en las
bibliotecas de la Escuela Universitaria de Trabajo Social de Santiago de Compostela, así como
en la biblioteca del Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de Galicia.
En las obras consultadas tienen cabida aquellas publicaciones científicas; libros y manuales
referentes al desempleo juvenil así como aquellos capítulos de libros y obras colectivas que
versen sobre el mismo. Tiene también especial cabida aquellas publicaciones periódicas
8
(revistas científicas) en especial las referidas al ámbito del trabajo social y ciencias del trabajo
que estén presentes en las bibliotecas anteriormente referidas.
De la tipología de los documentos analizados la mayoría han sido publicaciones no periódicas,
en particular, obras colaborativas presentes en estudios de organismos internacionales como
la OCDE.
Tras explorar los fondos documentales, tanto en versión analógica como digital de los mismos,
se procede a la lectura de los títulos de los artículos de las diferentes revistas y publicaciones
periódicas presentes en la biblioteca de la Escuela Universitaria de Trabajo Social y del Colexio
Oficial de Traballo Social de Galicia, seleccionándose dos: la Revista de Economía y Sociología
del Trabajo, números 1 y 2, ejemplar dedicado a los jóvenes y al empleo, y la Revista de
Acciones e Investigaciones Sociales, número 21. Esta última tiene acceso abierto al contenido
del mismo en versión on-line.
El periodo temporal de los recursos documentales se remonta a una publicación de la
Organización Internacional del Trabajo de 1966 referida a la juventud, aunque el inicio de la
selección de las referencias bibliográficas para la presente revisión data de 1984 hasta 2005.
En este trabajo se consultó fuentes sobre todo en idioma castellano de origen español y
traducciones de obras de origen europeo.
I.4. Palabras clave.
Las palabras clave para la selección de las referencias bibliográficas son: “desempleo juvenil”,
“empleo” y “juventud”.
9
II. MARCO CONCEPTUAL DEL DESEMPLEO JUVENIL.
En la bibliografía consultada al realizar este trabajo aparecen muchos términos dispares
referentes al desempleo juvenil que su conceptualización va a facilitar el entendimiento de
este fenómeno social.
Para entender el tema que se está a tratar hay que tener en cuenta la concepción social que a
lo largo de la historia se le da al trabajo. Así el trabajo es percibido en diversos contextos
sociales como castigo e incluso la adicción al trabajo (denominada workalcoholic) llega a ser
nociva para la salud y el propio bienestar psicológico (Peiró, 1989).
En algunas ocasiones las condiciones del empleo son tan deficientes que muchos autores
consideran que el desempleo, unido a una ayuda económica suficiente, es preferible a un
empleo de mala calidad.
El empleo forma parte central en el desarrollo del individuo y de la necesaria transición desde
la época de estudios al trabajo para garantizar una suficiencia económica que permita la
formación de un hogar independiente.
Las personas por lo general después del periodo de formación tanto obligatorio como
postobligatorio se incorporan al mercado de trabajo y desarrollan su actividad laboral a lo
largo de su vida hasta la edad de jubilación. Actualmente el concepto de trabajo para toda la
vida es algo que se tambalea debido a las irregularidades del mercado laboral y a la tardanza
en incorporarse al mismo de la población más joven. Así tanto el no acceso al mercado laboral
por motivos que posteriormente se expondrán a lo largo de los elementos comunes presentes
en la literatura científica consultada, como el retraso en el acceso al mismo hace que existan
distorsiones en la trayectoria normal y deseable de la vida de una persona desde su juventud a
su adultez.
Así, teniendo en consideración que lo “habitual” durante la vida activa de una persona es que
se encuentre ejerciendo la profesión u oficio para la que se ha formado, el desempleo
representa para el individuo un cambio en la estructura social a la que se ha habituado.
La inmensa mayoría de los desempleados buscan, se puede decir que ansiosamente, un puesto
de trabajo. Nadie muestra una actitud favorable al desempleo, aunque durante las revueltas
estudiantiles, un grupo se manifestó por el derecho al desempleo total.
La elevada tasa de desempleo en la sociedad puede tener claras repercusiones sobre los
procesos de socialización laboral de los jóvenes. En situaciones de escasez de empleo el
10
colectivo sobre los que el desempleo incide con mayor fuerza y frecuencia es precisamente el
de los jóvenes, especialmente el de aquellos que buscan su primer empleo (Peiró, Selva y Amo
citado en Peiró, 1989).
Se puede extrapolar la crisis del empleo a la crisis del sistema económico. Así a nivel general, la
crisis actual del capitalismo no es solo económica sino que además tiene una profunda raíz
“espiritual” (Juan Pablo II citado por Blanch 1989).
II.1. Trabajo y empleo.
Tal y como se comenta en las diferentes aportaciones teóricas sobre el mundo laboral, este
gira sobre un gran valor central: la idea del trabajo (Montoro, 1989). A lo largo del proceso de
modernización acontece una progresiva centralización del trabajo como categoría
antropológica fundamental (Blanch, 1989) en consecuencia la representación social del paro
está sobredimensionada por la del trabajo.
En la terminología a emplear muchas veces existe confusión acerca de las diferencias entre los
términos trabajo y empleo.
En este sentido Jahoda (1987, p. 26) se refiere a los términos empleo y puesto de trabajo como
el “trabajo realizado en condiciones contractuales por el que se recibe una remuneración
material”.
En cuanto al trabajo, Alfred Marshall en 1890 (citado por Jahoda, 1987, p. 26) lo define como
“un esfuerzo de la mente o el cuerpo, realizado parcial o totalmente con el propósito de
obtener algún beneficio diferente a la satisfacción que se deriva directamente del trabajo”.
También desde una perspectiva económica según Hawrylyshyn (citado en Jahoda, 1987, p. 26)
se puede considerar trabajo como “cualquier actividad cuya realización sea posible, en
principio, contratar a otra persona de una preparación semejante, sin que los resultados de
dicha actividad varíen”.
Así las diferentes formas de trabajo se pueden clasificar en tres grupos:
· La que está presente en la amplia definición de Marshall,
· El empleo regulado por acuerdos contractuales, y
· Otras actividades económicas no reguladas (la llamada economía sumergida).
Peiró (1989, p. 163) define el trabajo como:
11
Aquel conjunto de actividades humanas, retribuidas o no, de carácter
productivo y creativo que mediante el uso de técnicas, instrumentos, materias o
informaciones disponibles, permite obtener, producir o prestar ciertos bienes,
productos o servicios.
En dicha actividad la persona aporta energías, habilidades, conocimientos y otros diversos
recursos y obtiene algún tipo de compensación material, psicológica y/o social.
Para Salce (1998, p. 193) es preciso admitir que “el trabajo es toda actividad humana que tiene
utilidad social”.
Aunque trabajo y empleo coinciden, con frecuencia, en la práctica, sin embargo, conviene
diferenciarlos conceptualmente. Blanch (citado por Peiró, 1989) ha puesto de relieve que en
nuestra sociedad se utiliza una conceptualización del trabajo con un campo semántico
restrictivo que lo identifica básicamente con el concepto de empleo, por lo que el empleo sería
un trabajo remunerado. Por ello, las personas desempleadas se perciben o son percibidas por
otros, frecuentemente, como estigmatizadas, y como “parados” que no contribuyen con su
actividad productiva a la sociedad.
Es la búsqueda de empleo en la población a estudiar así como el deseo de la realización de un
trabajo productivo en sus diferentes formas con el análisis de los factores que impiden a la
población joven acceder a un trabajo remunerado y las consecuencias que se derivan de la no
consecución del mismo lo que va a centrar este informe.
Así la ausencia del empleo, a la que se denomina desempleo, va a revertir en unas
consecuencias tanto en el individuo como en la sociedad que se analizan en los siguientes
apartados.
II. 4. Juventud.
A la hora de realizar este trabajo se debe ser consciente que se analiza un fenómeno muy
específico como es el desempleo juvenil, por lo tanto la población a la que se refiere es la
comprendida desde los 16 a 24 años1.
1 Adoptamos la definición de juventud de las Naciones Unidas. Naciones Unidas. La UNESCO: trabajando
con y para los jóvenes. Recuperado de: http://www.unesco.org/new/es/popular-topics/youth/ el 29 de
junio de 2014.
12
En el Estado Español, el peso específico de la población juvenil sobre la población total y mayor
de 16 años es del 28,8% es decir de cada 100 españoles mayores de 16 años, casi 29 pueden
ser clasificados como jóvenes.
Esta situación demográfica, convierte al paro juvenil en el tipo de desempleo
cuantitativamente más importante (Ayerdi y Taberna, 1991).
Dentro de los jóvenes se hace una distinción entre aquellos que han perdido su puesto de
trabajo y los que nunca han ocupado uno, es decir, los jóvenes que han que han terminado sus
estudios universitarios (u otro tipo de formación) y no encuentran un empleo (Jahoda 1987).
Fernández Enguita en 1989 define la juventud como el periodo que media entre el pleno
desarrollo de las facultades y necesidades biológicas y la adquisición de los derechos y
responsabilidades sociales. Esto mismo se puede, obviamente, enlazar con la adquisición del
derecho al trabajo cuando los jóvenes cumplan la edad laboral y la adquisición de las
responsabilidades que se le suponen en la vida adulta: independencia económica y creación de
un hogar independiente, entre otras atribuciones.
También Jiménez de Parga (1988, p. 195) define la juventud desde el punto de vista de “el
proceso de transición de las personas desde la pubertad a la vida adulta”. Para esta autora se
da esa transición en condiciones normales cuando:
Se alcanza la autonomía en el modo de vida y en las relaciones familiares, la
independencia económica, la separación del hogar de origen y la creación de una
nueva unidad familiar, lograr un empleo es para la mayoría de los jóvenes y las jóvenes
condición inexcusable para hacerse adultos.
En las definiciones que sobre la juventud se han visto se observa por un lado que los diferentes
autores definen la juventud como un estado biológico evolutivo caracterizado por la edad de la
persona y, por otro lado, por la asunción de las responsabilidades inherentes a la creciente
edad como es el trabajo, la independencia económica y la formación de una familia. Así se ve
como la condición del empleo es algo indispensable para integrarse plenamente en la
sociedad.
II. 6. Socialización laboral.
Se entiende por socialización laboral aquellos “cambios cualitativos y cuantitativos que tienen
lugar en un individuo en y/o a causa de su situación laboral” (Peiró, 1989, p. 162).
13
La socialización laboral en concreto la socialización en el trabajo, va con frecuencia
acompañada de una socialización organizacional. La socialización organizacional se define
como “el proceso mediante el cual un miembro aprende el sistema de valores, las normas y las
pautas de conducta exigidas en la organización a la que pertenece” (Peiró, 1989, p. 165).
Los criterios que permiten determinar cuándo se ha producido la socialización laboral y/u
organizacional vienen determinados por aspectos como el grado de competencia en la
búsqueda de empleo, la permanencia en el puesto de trabajo una vez conseguido, el nivel de
rotación, absentismo, rendimiento, satisfacción laboral, implicación y compromiso en el
trabajo, desarrollo de la carrera y otras variables similares son considerados como resultantes
o productos de la socialización laboral y organizacional (Peiró, 1989).
Así tal como se veía en la anterior definición de juventud, la socialización laboral también
aporta una serie de valores personales y laborales a los jóvenes para el desarrollo de su futura
vida laboral. Siendo esta necesaria para para la correcta integración en el mercado de trabajo.
II. 7. Desempleo.
A la hora de enmarcar la definición de desempleo hay diversidad de aportaciones para
establecer un consenso acerca de este término.
Ya en 1987, Jahoda tiene en cuenta que a la hora de establecer la tasa oficial de desempleo
por parte de cualquier organismo oficial se encuentra una aproximación inexacta al número
real de personas que en una circunstancia de su vida se encuentra sin empleo pero con el
deseo y la capacidad de tenerlo.
Esta eterna polémica sobre los datos oficiales del paro hace que la cifra de desempleados esté
muy subestimada en los datos oficiales.
Uno de los factores que pueden explicar esta diferencia entre datos oficiales y los datos de las
encuestas es que probablemente en estos últimos datos se incluyen a personas que han
perdido la esperanza de encontrar trabajo y han dejado de estar inscritas en los registros
oficiales de las oficinas de empleo.
En relación con el concepto de desempleo aparecen varias subdefiniciones que resultan
interesantes analizar, y que según Jahoda (1987, p. 30) no deberían de formar parte de las
estadísticas de desempleo:
14
· El denominado desempleo “friccional” producido durante el período de tiempo entre
que un trabajador deja su trabajo anterior y encuentra el siguiente.
· El desempleo a corto plazo, y
· Los “imposibles de emplear”, aunque la autora en este caso no tiene claro la definición
exacta de este colectivo poblacional.
Así Jahoda (1987, p. 31) desde un punto de vista socio-psicológico define como desempleados
a “todos aquellos que no tienen un puesto de trabajo pero les gustaría tenerlo o a aquellos
que, cuando no tiene un puesto de trabajo, dependen de una ayuda económica, de la
procedencia que sea, para subsistir”. También en esta definición se incluye a “aquellos que tal
vez se hayan adaptado al desempleo, estén contentos a cargo de la asistencia social o de su
familia y ya no quieran o no esperen encontrar un puesto de trabajo”.
A lo largo de la obra de Jahoda (1987, p. 142) se utilizan los términos desempleo y
desempleado para referirse a la “situación en la que se carece de un trabajo regulado
contractualmente por el que se recibe una remuneración económica”.
El desempleo se define siempre a través de una negación: desempleado, sin trabajo, inactivo,
fuera del mercado laboral, sin empleo, parado, etc. De esta forma, se tiende a percibir a los
desempleados como personas carentes de una cualidad que es inherente a aquellos que
tienen un empleo.
En cuanto a los otros términos lingüísticos comúnmente utilizados en nuestro idioma para
referirse a los desempleados, tales como parado, desocupado, inactivo, etc. hay que destacar
que, en numerosas ocasiones, dificultan la realización de un análisis no ideológico de la
experiencia del desempleo.
Debido a esto Breakwell (citado en Jahoda, 1987, p. 144) “aunque no fuera posible cambiar los
niveles de desempleo, tal vez se consiguiera cambiar su representación social”. En nuestra
sociedad el tiempo de desempleo no es percibido generalmente como un tiempo de ocio
creativo y constructivo, sino como una situación de despojamiento o de carencia de una serie
de atributos y beneficios que, por lo general, están asociados con la actividad laboral: estatus,
recursos económicos, estructuración del tiempo, relaciones sociales, prestigio, etc.
Se observa a través de la definición del desempleo que existe gente que quiere trabajar pero
que por circunstancias del mercado laboral no pueden conseguir un empleo y aquellos a los
que se puede denominar “parados irreductibles” que pueden trabajar pero no quieren o pese
a sus esfuerzos no encuentran empleo y subsisten gracias a las ayudas sociales.
15
III. FACTORES CONDICIONANTES DEL DESEMPLEO JUVENIL.
Para entender el alcance que representa el fenómeno del desempleo juvenil en la sociedad
actual se debe analizar aquellos factores consultados en los diferentes trabajos que
condicionan la evolución del mismo, así en primer lugar se detendrá en las aportaciones
realizadas por los y las diferentes autores/as.
Si se tiene que hacer una clasificación de los trabajos e investigaciones realizadas en España
sobre la juventud actual, se encuentra con tres tipos fundamentales de estudios:
1. Aquellos que analizan la relación entre empleo y juventud (Montoro citado en Prieto,
1989).
2. Aquellos que estudian las pautas de comportamiento juvenil (Gil y Menéndez citados
en Prieto, 1989).
3. Aquellos que abordan directamente el fenómeno juvenil como proceso de transición a
la vida adulta (Zárraga citado en Prieto, 1989).
Esta clasificación resulta fundamental para entender y categorizar posteriormente las
diferentes conclusiones encontradas sobre los factores condicionantes del desempleo juvenil.
Prieto (1989) ha encontrado que son pocas o inexistentes las investigaciones que traten
expresamente de la relación entre la situación del mercado de trabajo juvenil y el
comportamiento y prácticas de los jóvenes.
El alcance del fenómeno del desempleo juvenil abarca muchos aspectos. Así para Montoro
(1989) son demasiados los asuntos sociales que hay que abordar para tan escaso arsenal de
investigadores. También hay que tener en cuenta, tal y como apunta Ayerdi y Taberna (1991)
que las causas que fomentan y generan el desempleo son diversas y complejas.
A nivel general, Salce (1998) considera el desempleo como el gran problema de las sociedades
desarrolladas, afectando en los países europeos tanto a las personas sin cualificación como a
las personas que poseen titulación universitaria.
Ni mucho menos el paro afecta por igual a todos los trabajadores. Las personas de 16 a 24
años padecen de forma desproporcionada la desaceleración de la actividad económica, y es
significativo que, dentro de sus filas, el paro sea dos o tres veces más elevado que entre los
adultos.
Para la OCDE (1984, p. 10 - 11) el origen del problema del paro juvenil se atribuye a:
16
a) La debilidad de las tasas de crecimiento económico. En los periodos de recesión lo
habitual es que el empleo juvenil disminuya en relación al empleo adulto.
b) Los factores demográficos han acentuado el problema del paro juvenil.
c) La importancia de los factores estructurales entre los que destaca la falta de
competitividad laboral de los jóvenes con respecto de otros grupos de edad.
Para Lorente (1988, p. 31) dos factores contribuyen a agravar la situación del mercado de
trabajo de la población juvenil:
· Los aspectos demográficos caracterizados por la evolución de la natalidad que
determina un crecimiento acelerado en los efectivos que se incorporan a la vida activa.
· Las instituciones laborales, en especial los mecanismos de ajuste de plantilla y
determinación de los abanicos salariales que dificultan la contratación de mano de
obra inexperta.
El factor demográfico aparece también reflejado en López Jiménez (1992) cuando habla de la
imposibilidad de la reducción del paro a los niveles deseados, porque la población que se
incorpora al mercado de trabajo supera el crecimiento del número de empleados existente.
Además otros factores que inciden en el paro juvenil son la disociación educación-empleo y la
falta de experiencia profesional.
En resumen los motivos de este gran número de desempleados jóvenes son de dos tipos:
a) Demográficos. Aumentando el grueso de la población activa.
b) Sociológicos y económicos. Entre los que destaca el aumento de la tasa de actividad
femenina.
Para Willians (1984, p. 27) las elevadas tasas de paro juvenil no son un fenómeno pasajero que
desaparecerá por sí solo como consecuencia de la evolución demográfica.
Lorente (1988) dictamina que la evolución del paro juvenil está determinada básicamente por
la evolución del empleo global, ya que las variaciones en el nivel de ocupación general inciden
particularmente en la población joven. Así a través del análisis de Hernando (1988) se puede
inferir que el paro en España se caracteriza por ser un paro juvenil, acusadamente femenino,
de larga duración, desigualmente distribuido en lo sectorial y con diferente incidencia según el
nivel cultural y de formación.
17
III.1. El mercado de trabajo juvenil.
Hay que tener en cuenta las siguientes características del mercado de trabajo juvenil que luego
ayudan a entender otros factores que influyen en el mismo (OCDE, 1984, p. 14 - 15):
a) Las profundas diferencias entre las tasas de paro según los distintos grupos de edad
dependen, en gran parte, de las elevadas tasas de rotación que se dan en los jóvenes.
Estos demuestran mucha mayor propensión que los adultos a abandonar la vida
activa.
b) La mayor parte de los jóvenes experimentan el paso de la escuela a la vida activa sin
excesivas dificultades ni para la sociedad ni para ellos mismos.
c) Una minoría de estos jóvenes experimentan dificultades en dicha transición. Tienen
una situación poco clara en el mercado del empleo y conocen largos periodos de paro,
interrumpidos de vez en cuando por breves periodos de trabajo poco satisfactorio. La
experiencia precoz del paro parece influir en que los interesados obtengan, en su vida
adulta, remuneraciones inferiores.
d) La inclusión de los jóvenes dentro de este grupo de parados irreductibles no es fruto
del azar. En realidad, los jóvenes que padecen múltiples desventajas socioeconómicas
– por ejemplo, bajo nivel de instrucción, minusvalías físicas o mentales –, las minorías
étnicas, las jóvenes que sufren embarazos precoces, etc., tienen grandes posibilidades
de constituir los principales elementos de este grupo vulnerable.
III.2. La transición a la vida adulta.
Uno de los elementos que aparecen en el análisis de los condicionantes para el desempleo
juvenil son los procesos de transición desde la juventud a la vida adulta.
En primer lugar, tal y como dice Enguita (1989) los jóvenes de clase media se pueden permitir
prolongar su periodo de vida juvenil ya que las presiones familiares son menores para dar el
paso a la vida adulta.
La hipótesis que formula Enguita (1989) sobre el espectacular aumento del paro juvenil en
relación a la transición de los jóvenes a la vida adulta es debido a que:
- El número de empleos es proporcionalmente menor en relación con los aspirantes.
- Cada vez hacen falta más títulos para obtener los mismos empleos.
Estos dos factores producen el aumento del tiempo que los jóvenes permanecen en el hogar
familiar de origen y, en general, la dependencia de los mismos de su familia.
18
Esta situación se da en un número mayor de licenciados y titulados universitarios que, antes de
trabajar a tiempo parcial o completo, se dedican a estar en casa de sus padres acumulando
títulos y certificados de asistencia de diferentes cursos (Enguita, 1989).
En este sentido de la transición a la vida adulta existen jóvenes “profesionales de la formación”
que van de curso en curso sin encontrar empleo siendo un triste paradigma de la transición
juvenil (a la vida adulta), mediatizada, además, por programas inadecuados según Fernández
Marugan (1988, p. 108).
El trabajo es el primer elemento para disponer de recursos económicos propios, que salvo
excepciones, solo se puede acceder a estos a través del mismo.
Otro elemento es la disposición de un espacio independiente (p.ej.: vivienda propia) ya que es
un momento clave en la transición hacia la autonomía de la adultez.
Para Prieto (1989, p. 233) la transición parece aún más válida si se tienen en cuenta las
siguientes constataciones:
1. El abandono de la residencia familiar de origen y el emparejamiento definitivo son dos
fenómenos profundamente ligados.
2. Ambas situaciones dependen de la autonomía económica de los jóvenes.
Para este autor el retraso en completarse el proceso de transición hace que debido a la crisis
económica unida a la crisis del empleo produzca un segundo efecto: el proceso transicional se
convierte en más complejo, ya no es repentino, como era tradicionalmente, sino que, cada vez
más, pasa por situaciones intermedias.
Según Fernández (1988, p.108) los programas de transición tienen en común una serie de
ideas-fuerza:
- El paro juvenil es un problema asociado con otros muchos.
- Por grave que sea, el paro juvenil es un problema coyuntural.
- Los centros educativos pueden y deben reconvertirse para jugar una función clave en
este proceso, pero no pueden tener el monopolio formativo de manera eficaz.
- Distintos centros, programas y servicios de un territorio deben confluir en la
elaboración y ejecución de programas integrados de socialización de los jóvenes:
educación, empleo, salud, ocio, vivienda, consumo…
- El territorio concreto donde vive cada joven es el escenario de los programas.
19
- La coordinación de las distintas instituciones debe plasmarse en programas y
mecanismos concretos.
- Los educadores son también educados en este proceso.
III.3. La transición de la escuela al trabajo.
La transición de la escuela al trabajo en una época de crisis económica y de escasez de empleo
no se produce sin dificultades y, con frecuencia se retrasan períodos de tiempo considerables
produciendo frustración y desencanto en un buen número de jóvenes.
Las cuestiones relevantes abordadas en los diferentes estudios sobre la transición de la escuela
al trabajo recogidos por Peiró (1989, p. 170 - 171) son las siguientes:
a) Los problemas de adecuación del curriculum escolar al cada vez más dinámico
mercado laboral y sus demandas de formación.
b) La época de la vida en que se produce la transición, con frecuencia esta se da durante
la adolescencia o la juventud.
c) Papel de los agentes de socialización laboral, la Administración o el propio sistema
escolar introduce servicios de orientación vocacional o servicios de empleo que
pretenden facilitar la inserción de los estudiantes que salen del sistema educativo en el
mundo laboral. Al mismo tiempo se promueven medidas de potenciación de empleo y
de subsidio al desempleo.
d) Los senderos de la transición que se caracterizan por la inestabilidad de los primeros
empleos, la alternancia de periodos de empleo con otros de desempleo, la existencia
de periodos de formación profesional tras el abandono o finalización de la formación
reglada como un medio de mejorar la formación adecuándola a las demandas de los
empleadores.
e) Conductas de búsqueda de empleo. En el proceso de incorporación al mercado laboral
de los adolescentes y jóvenes que salen del sistema educativo juegan un papel
importante las conductas de búsqueda de empleo.
f) Estudio de las características de los grupos con alto índice de riesgo, pueden aportar
luz al estudio del proceso de transición poniendo de relieve factores personales y
sociales que repercuten negativamente sobre el mismo.
Por lo tanto, se produce con frecuencia un alargamiento de la transición de la escuela al
trabajo. En situaciones de escasez de empleo, la falta de experiencia laboral contribuye a
aumentar las dificultades de encontrar un primer empleo a los jóvenes que salen de la escuela.
20
El paso de una situación a otra no se produce de manera inmediata y con frecuencia transcurre
un lapso de tiempo en el que los jóvenes no encuentran empleo a pesar de sus actividades de
búsqueda.
Así mismo, se produce una diversificación de los senderos en esa transición. Las vías por las
que los jóvenes y adolescentes pasan del mundo escolar al mundo del trabajo no solo se alarga
en el tiempo sino que se diversifican. Se van alternando periodos de desempleo, de formación
ocupacional, experiencias de trabajo temporales en el mercado negro o en puestos de trabajo
de cualificación nula, etc. (Banks y Ullah citados en Peiró, 1989).
III.4. Costes salariales.
Otro de los factores que se destaca como desencadenantes del desempleo juvenil, sería la
influencia de los costes salariales en el paro. Así Ayerdi y Taberna (1991) a través de las
referencias de otros autores consideran que el aumento e incluso el mantenimiento de los
costes salariales son causa directa del desempleo actual, aunque con matices, ya que en el
mercado internacional y nacional actual, la rentabilidad ya no depende, de manera tan
decisiva, de los costes salariales quedando bajo la influencia de oligopolios, políticas
proteccionistas, dumping y marketing publicitario entre otros factores.
Así estos autores explican que unos de los factores de producción es el coste salarial. Si el
coste salarial aumenta se produce un aumento del coste del producto.
Otros autores hacen referencia al alto coste de los salarios de los jóvenes, provocados por el
Salario Mínimo Interprofesional y el salario en los Convenios Colectivos son demasiado
elevados para la falta de experiencia y baja productividad de estos trabajadores.
Los aprendices son subsidiados por el Estado (reduciendo los niveles salariales de los jóvenes
frente a la población trabajadora) y los empresarios reciben además una suma adicional para
contribuir al coste de la formación, tanto en el puesto de trabajo como fuera de él. Esta
práctica es habitual en los puestos de trabajo subsidiados en los cuales se da una cantidad de
dinero al empleador para que contrate a colectivos específicos durante un periodo de tiempo.
Y de aquí se deriva las críticas de los sindicatos y de las organizaciones juveniles. Una de las
críticas que se realizan a la subvención de los contratos de aprendizaje para la formación de los
trabajadores jóvenes es que no permite obtener un estatus pleno de trabajador asalariado.
(López Jiménez, 1992).
21
Los elevados “salarios de entrada” y/o la equiparación de los salarios con los de las categorías
profesionales de trabajadores con experiencia, llevan a que en la práctica los empresarios no
coloquen a profesionales jóvenes sin experiencia y con una aportación de conocimientos muy
baja que no se corresponde con las retribuciones establecidas según García de Blas2 (1988, p.
103).
III.5. Flexibilidad laboral.
Otro de los factores que se propugna como causante del desempleo es la flexibilidad laboral.
El mayor o menos grado de rigidez o flexibilidad laboral es otro de los factores que se analizan
a la hora de buscar las causas del desempleo.
Así Ayerdi y Taberna (1991) afirman que una mayor rigidez laboral conducirá negativamente a
la creación de empleo, aunque también una flexibilización salvaje del empleo puede traer
consigo el despido libre.
Estos autores comentan que mantener el despido libre en tiempos de crisis de empleo, supone
la posibilidad de los trabajadores de quedar a merced de los empresarios que tienen donde
elegir.
Dentro de la flexibilidad laboral también se puede incluir el alto grado de rotación siendo esta
la forma habitual de contratación de los jóvenes. El grado de rotación (como se explicará más
adelante) se refiere a la alternancia de los periodos de empleo y desempleo. Ya que la forma
mayoritaria de contratación de los mismos es eventual, por lo cual se da una precarización de
su estabilidad en el trabajo. (Ayerdi y Taberna, 1991).
III.6. Legislación laboral.
Las diferentes innovaciones que se han venido produciendo en la legislación laboral como: la
contratación temporal, la contratación a tiempo parcial, incentivos a la contratación juvenil,
incentivos a los contratos en prácticas y para la formación, etc. es la consecuencia de la
evolución de la idea del puesto de trabajo fijo para toda la vida con escasa movilidad laboral
hacia la concepción más dinámica de la ocupación caracterizada por la necesidad de favorecer
la contratación laboral mediante la eliminación de las distintas barreras que condicionan de
forma negativa la creación de nuevos puestos de trabajo según Cullel i Nadal (1988, p. 214).
2 Antonio García de Blas fue Director General de Política Económica del Ministerio de Economía y
Hacienda entre 1985 y 1990 con el gobierno socialista. Se estima conveniente hacer esta aclaración por
tener esta aportación un perfil político.
22
III.7. Tiempo de trabajo.
Con el aumento de la utilización de las nuevas tecnologías en la sociedad industrializada se
prevé que disminuya el tiempo de trabajo debido al aumento de la productividad relacionada
con su uso. En cambio, según Salce (1998, p. 190) “este aumento de la productividad, al que
no es ajeno nuestro país, no se ha traducido, ni de lejos, en la reducción de la jornada laboral”.
La aparición y utilización de las nuevas tecnologías en el sector de la empresa (robótica,
informática, etc.) conlleva un incremento de la productividad en los procesos de fabricación y
servicios con el riesgo que puedan llegar a transformar el trabajo necesario, tal y como lo
tenemos entendido, en algo residual.
Siguiendo con esta premisa Salce (1998, p. 192) abre una nueva concepción del trabajo y del
tiempo dedicado a la actividad laboral. Esta autora plantea sobre el pleno empleo una
interesante reflexión:
El trabajo entendido de manera tradicional (fijo y de por vida en una empresa
a razón de ocho horas diarias) está dejando de ser el centro de la actividad humana.
Por lo tanto, el pleno empleo, visto también en términos tradicionales, tampoco va a
ser posible.
A este concepto del pleno empleo se volverá posteriormente cuando se hable de propuestas
de futuro ya que es un concepto al cual se tiende analizar en la literatura consultada como algo
deseable alcanzar.
III.8. Sistema educativo.
Se debe considerar al sistema educativo como el que proporciona la formación adecuada a las
demandas del mercado laboral y el nivel de estudios que la población juvenil necesita para su
inserción en el mismo. Uno de los factores que influye sobre las tasas de desempleo es la
adecuación del sistema educativo para adaptarse a las demandas del mercado laboral.
Para Ordovas (1988, p. 53) son muy diversos los tipos de déficits educativos que dificultan, o
impiden la idónea inserción de los jóvenes en los mercados de trabajo. Para este autor es
conveniente “diseñar y aplicar políticas educativas diferenciales para corregir situaciones
notoriamente distintas”.
Una de las medidas que ha acontecido es la prolongación del periodo de escolarización
obligatoria, la cual supone en términos positivos la oportunidad para aumentar conocimientos,
23
madurez y nivel de aspiraciones, aunque también es cierto que esta medida para muchos
jóvenes no ha supuesto beneficio alguno (Jahoda, 1987).
También “un sistema educativo flexible y muy pegado al mundo laboral puede permitir que no
se produzcan desfases entre una oferta de trabajo muy rígida y una demanda muy flexible”
(Ayerdi y Taberna, 1991, p. 23). Estos autores creen que “un sistema educativo altamente
cualificado creará empleo”.
Al contrario de las personas que tienen un alto nivel de cualificación y se adaptan fácilmente a
las demandas del mercado laboral, las de las personas demandantes de empleo no cualificadas
son los que, porcentualmente, se encuentran más en desempleo. (Ayerdi y Taberna, 1991).
Para Enguita (1989) las personas que a lo largo de su periodo formativo alcance niveles de
conocimiento mayores tenderán a solicitar empleos acordes a su nivel formativo.
Para Punset (1988, p. 224) el paro, y por supuesto el paro juvenil, encubre también los
gravísimos defectos de nuestra sociedad en los campos de la Formación Profesional,
educación,… así como los relativos a la política regional, transportes, fiscalidad y asimilación de
tecnologías.
III.9. Nivel de estudios.
Son los jóvenes sin estudios y analfabetos los que mayores tasas de desempleo dan. Este
hecho tiene una importancia social significativa ya que las clases sociales más bajas son las que
mayores tasas de desescolarización presentan.
A lo largo de la literatura se genera un debate sobre la tasa de empleabilidad de los
desempleados sin cualificación o formados y/o con estudios superiores.
Aunque los jóvenes con estudios medios y superiores, también tienen dificultades grandes
para insertarse laboralmente (Montoro citado por Ayerdi y Taberna, 1991, p. 55).
… tienen mayores dificultades para encontrar trabajo tanto los que carecen de
estudios como los que tienen el nivel más elevado. Estamos ante una gran
contradicción del sistema que parece rechazar tanto a los jóvenes menos cualificados
como a los más cualificados.
Uno de los motivos de esta contradicción parece deberse a que los jóvenes con titulación
superior prefieren rechazar trabajos y esperar a encontrar otros más acordes con sus estudios
(Informe FOESSA citado por Ayerdi y Taberna, 1991, p. 56).
24
Para Ordovas (1988, p. 54) “los titulados universitarios son el estrato de población menos
afectado cuantitativamente por el desempleo y cualitativamente el que lo sufre de modo más
benigno”. Esto significa que los titulados universitarios son parados que no han tenido ocasión
de trabajar con anterioridad teniendo dificultad en encontrar ese primer empleo, pero una vez
conseguido este alcanzan un mayor grado de seguridad en el mismo.
El aumento simultáneo del paro juvenil y la tasa de escolarización se traduce en un mayor nivel
cultural de la población desempleada (Lorente, 1988).
Este hecho es refrendado por Ordovas (1988) para el cual para la mayoría de los bachilleres
superiores tienen como única y principal expectativa cursar estudios universitarios.
Hay que tener en cuenta que según Lorente (1988, p. 34)
la tasa de paro del conjunto de la población con estudios superiores
terminados es claramente inferior a la tasa de paro media, lo cual evidencia que
cuando los titulados superiores consiguen un puesto de trabajo, su probabilidad de
volver a la situación de desempleo es muy inferior a la correspondiente a la población
con otro nivel de estudios terminados.
También Hernando (1988) coincide en que la estabilidad en el puesto de trabajo es mayor
cuanto mayor es el nivel de formación.
Para la OCDE (1984) los periodos de lento crecimiento (económico) pueden incitar a los
jóvenes a continuar sus estudios durante un periodo más largo o a retirarse de la población
activa, produciendo con ello un descenso de la tasa de actividad.
Así es necesario distinguir entre los adolescentes que son a la vez parados y no escolarizados y
aquellos que están registrados como parados pero que siguen estudiando en plan de
dedicación completa pues los problemas de estos dos grupos son muy diferentes. (OCDE,
1984). Los problemas de orden personal y social que plantea el paro son mucho más graves en
los adolescentes no escolarizados que en los que siguen sus estudios. Muchos adolescentes
escolarizados no tienen casi ningún interés por la actividad profesional.
Los muchachos y muchachas dotados de un nivel de instrucción más elevado tienen
posibilidades razonables de encontrar empleo (Willians, 1984).
25
Se puede extraer de los diferentes autores/as consultados que un mayor nivel de instrucción y
cualificación, sobre todo con estudios superiores permite un mejor pronóstico a la hora de
encontrar empleo y mantenerlo frente a una baja formación.
III.10. Planes de formación.
Una de las dificultades a la hora de contratar a profesionales cualificados es la falta de
adecuación de los planes de formación con los requerimientos de las empresas.
La deficiente calidad de la mano de obra juvenil disuade a los empresarios de contratarla.
(López Jiménez, 1992).
Se produce un efecto perverso de los planes de formación (de los jóvenes) dado que se
registra una inadecuación importante entre la cualificación recibida y las exigencias del
mercado laboral. Otro de los factores que influye en la falta de adecuación de la formación con
las necesidades de la empresa es que continúa la oferta de formación en sectores que no
generan trabajo posterior. (López Jiménez, 1992)
III.11. Economía sumergida.
Otro de los factores presentes en la literatura es la participación consentida o no en un sistema
de economía sumergida que se basa en la explotación y la dominación por parte del
empleador hacia los jóvenes. Para Ayerdi y Taberna (1991, p. 56) el que muchos jóvenes estén
trabajando en estas condiciones se debe a la “alta tasa de desempleo juvenil que posibilita que
se alcancen estas cotas de explotación y en muchos casos de autoexplotación”.
III.12. Búsqueda del primer trabajo.
La búsqueda del primer empleo es un momento muy importante para los jóvenes ya que con
ella y la consecución del primer trabajo entran dentro de la socialización laboral.
La búsqueda del primer empleo está caracterizada a través de la búsqueda de trabajo por
cuenta ajena y muy escasamente intentan encontrar empleo mediante el autoempleo. Unido a
esto, los empleos que se suelen encontrar por primera vez, suelen ser trabajos sin cualificación
(Ayerdi y Taberna, 1991).
El retraso en la obtención del primer empleo puede condicionar el proceso de socialización
laboral, ya que los jóvenes están preparados para incorporarse a su primer trabajo pero la
situación del mercado de trabajo hace imposible o retrasa esta experiencia. (Peiró, 1989).
26
Para Peiró (1989) las primeras experiencias laborales suelen producirse en trabajos “pobres”,
es decir, trabajos que requieren un ínfimo nivel de cualificación, monótonos, sin ningún tipo de
estímulo de superación y de reto para el joven, rutinarios y que no permiten el desarrollo
personal. Evidentemente, una primera experiencia con trabajos de estas características puede
condicionar las actitudes y conductas posteriores.
El paso a la vida activa desde la escuela podría difuminarse si los jóvenes buscasen un empleo
a tiempo parcial, sobre todo en el mercado secundario de trabajo, con el cual no tendrían que
renunciar a sus estudios. La combinación de estudios y trabajo según la OCDE (1984) facilitaría
considerablemente el paso a la vida activa.
III.13. La influencia del paro precoz en el empleo juvenil.
Uno de los “enemigos” del empleo juvenil es el paro precoz. Tiene como principal efecto
negativo la reducción de ingresos futuros. Los jóvenes que atraviesan largos periodos de paro
tienen una experiencia profesional más reducida que los que no han atravesado una situación
de paro. (OCDE, 1984, p. 79).
Hay que tener en cuenta al pequeño grupo de jóvenes que tropiezan con graves y continuas
dificultades en el mercado de trabajo (OCDE, 1984).
III.14. La escasez de empleo.
La crisis del empleo para Prieto (1989) está retrasando la incorporación de los jóvenes a un
trabajo continuado y este retraso está alargando el proceso de transición hacia la disposición
de recursos propios permanentes y la posesión de un espacio autónomo. También condiciona
el establecimiento de la vida en pareja.
Para este y otros autores, la crisis del empleo puede deberse a una escasez de empleo
coyuntural, que puede disminuir aproximándose a la situación de pleno empleo, e incluso
alcanzándola. Para otros, se trata de una escasez de empleo estructural que permanecerá de
manera estable incluso con tendencia a aumentar a lo largo del tiempo dada la automatización
de una buena parte del trabajo, el incremento de la productividad y el rendimiento, la
limitación de las materias primas y el crecimiento de la población que son aspectos que, junto
con otros pueden contribuir a ello.
27
III.15. Insatisfacción con el empleo.
Uno de los motivos del abandono del puesto de trabajo es la insatisfacción con el mismo, lo
cual se da con mayor frecuencia en los varones adolescentes que entre los jóvenes adultos
(Casson citado en Jahoda, 1987).
III.16. Desempleo de larga duración.
Se consideran desempleados de larga duración a aquellas personas que están inscritas como
demandantes de empleo, llevan doce meses ininterrumpidos buscando empleo y no han
trabajado en ese periodo (INE, 2013).
Según el informe de la OCDE (1984) el paro de larga duración afecta cada vez más a los jóvenes
de 20 a 24 años, más que a los adolescentes3.
Para Ayerdi y Taberna (1991) los jóvenes parados corren el riesgo de sufrir largos y frecuentes
periodos de desempleo, sobre todo aquellos que tengan escasa o nula formación o por
pertenecer a minorías étnicas.
Es significativo que para Lorente (1988, p. 34) “el aumento de la tasa de rotación del empleo
no se ha traducido en un descenso apreciable del desempleo juvenil de muy larga duración
contra el que probablemente sean ineficaces las políticas tradicionales de promoción del
empleo”.
Así esto significa que las medidas promoción de la flexibilidad laboral parecen ineficaces a la
hora de fomentar la creación de empleo y luchar contra el paro de larga duración.
III.17. Excedente empresarial.
También, otro de los factores de generación de situaciones de desempleo juvenil, se puede
considerar que es la falta de reinversión en los procesos productivos y por tanto en la creación
de empleo de los beneficios empresariales, debido a la no creación de nuevos puestos de
trabajo.
III.18. Factores económicos.
El problema social del desempleo se puede considerar que se remonta a mediados de los años
sesenta, agravado más adelante en los años setenta como consecuencia de la crisis petrolera y
3 Se entiende que por adolescentes se refiere a los jóvenes cuyas edades van comprendidas desde el
inicio de la edad laboral a los 16 años hasta los 19 años.
28
la inclusión de las nuevas tecnologías en los procesos productivos que hicieron que
aumentasen los despidos aumentando desde aquella el número de personas desempleadas.
El inicio de la crisis industrial y con ella la del empleo, tuvo una mayor virulencia en España que
en la Comunidad Europea, dado el peso que tenían las industrias de estructura productiva
débil y los sectores necesitados de reconversión industrial, aspecto que es recogido por López
Jiménez (1992).
Para Salce (1998, p. 186) una explicación para el aumento de los niveles de desempleo es que
“cada nuevo ciclo de expansión-crisis se salda con niveles mucho más elevados de
productividad y paro”.
También en la misma publicación de esta autora cuando se habla de crecimiento se suele
referir casi exclusivamente a indicadores económicos. En el Informe “España 1995” del CECS
(Fundación Encuentro) citado por Salce (1998, p. 187) incide en que “los economistas no
acostumbran a prestar mucha atención a las dimensiones sociales” pero en realidad “el
desempleo, la exclusión social y las prestaciones sociales condicionan esencialmente el
crecimiento”.
Uno de los aspectos condicionantes en la creación de empleo es la intervención de los
gobiernos en el estímulo de creación de empleo, así en Europa, los poderes públicos muestran
una mayor disposición a subvencionar la creación de empleos temporales o permanentes en el
sector privado que en Estados Unidos (Willians, 1984).
III.19. Tasas de rotación.
Se entiende por rotación laboral la cantidad de personas que ingresan y que se desvinculan de
la empresa. Tiene importancia en el estudio del desempleo juvenil porque este factor implica
la entrada y la salida de los jóvenes en el mercado laboral, ya que muchos empleos son
inestables y de duración determinada.
En cuanto a las causas y efectos de las elevadas tasas de rotación entre los jóvenes, hay
opiniones diversas. Hay que contar con que las tasas de rotación sean más elevadas entre los
recién llegados al mercado de trabajo debido a que éstos, al explorar el mercado reciben
informaciones útiles sobre las salidas existentes y futuras (OCDE, 1984). Esto lleva a considerar
que los jóvenes utilizan los primeros empleos para explorar el mercado laboral pendientes de
que surjan otros empleos acordes con sus capacidades y aspiraciones salariales.
29
La tasa de rotación influye de manera significativa en el alcance del paro juvenil. Así analizando
las investigaciones recogidas en el estudio de la OCDE (1984, p. 76) sobre la naturaleza y
consecuencias del paro juvenil se observan dos factores:
a) La importancia actual del paro juvenil se explica en gran parte por su elevada tasa de
rotación.
b) El paro juvenil afecta sobre todo a un pequeño grupo que se encuentra de forma
persistente graves dificultades en el mercado de trabajo.
Se encuentra nuevamente con dos factores que son a la vez causa y consecuencia del
desempleo juvenil y que aparecen de manera persistente como son: la tasa de rotación y la
existencia de población con graves dificultades de acceder y permanecer en el mercado de
trabajo (lo que se ha venido a denominar parados irreductibles).
La importancia que tiene la elevada tasa de rotación es la insistencia, no sólo en el paso del
empleo al paro, sino también el papel que desempeña el hecho de entrar en la población
activa y salir de ella.
La enorme frecuencia de los movimientos de los jóvenes entre las tres situaciones – empleo,
paro e inactividad – se traduce igualmente en la poca duración, por término medio, de los
periodos que pasan sin interrupción en alguna de ellas.
Las elevadas tasas de rotación dependen mucho de la medida en que se considere que estos
comportamientos de los adolescentes son voluntarios o involuntarios.
Uno de las causas por las que existe estas tasas de rotación es la falta de interés por el trabajo
en los primeros años de la vida laboral debido a que los adolescentes y jóvenes prefieren
“divertirse” antes que incorporarse a la vida laboral. Otros autores afirman, por el contrario,
que el elevado nivel de las tasas de rotación refleja esencialmente la falta de empleos. (OCDE,
1984).
También la rotación entre los trabajadores jóvenes puede ser estimulada por los empresarios
para evitar el tener que contraer toda una serie de obligaciones legales para con ellos
(Willians, 1984).
III.20. Género.
Uno de los factores que condiciona el desempleo juvenil en mujeres jóvenes, según Jimenez de
Parga (1988) de la Asociación de Mujeres Jóvenes es la mala orientación de la educación de las
30
mujeres jóvenes. Concentrándose en opciones que tienen pocas o nulas posibilidades en el
mercado laboral.
Así mismo, Jimenez de Parga habla de un “encasillamiento” claro con respecto a la selección
de estudios. Hay una clara sectorización de los mismos, las mujeres jóvenes se agrupan en las
facultades y escuelas universitarias de humanidades, magisterio y enfermería; y en los estudios
de formación profesional (actualmente ciclos formativos) de secretariado, auxiliar
administrativo, peluquería y estética,… en contraposición en donde menos están matriculadas
es en las carreras técnicas.
También para la autora existe un problema no resuelto con el problema de los embarazos no
deseados de adolescentes (sobre todo de 14 a 18 años) que influye en el desempleo juvenil.
El paro es un fenómeno fundamentalmente juvenil que se agrava en el caso de las mujeres
jóvenes. Así la OCDE (1984) corrobora que las mujeres suelen estar en desventaja en
comparación con los hombres.
31
IV. CONSECUENCIAS DEL DESEMPLEO JUVENIL.
El paro y el desempleo se ha instalado como el principal problema que tiene España en la
actualidad (Centro de Investigaciones Sociológicas, 2014). En un relativo corto espacio de
tiempo se ha pasado en las modernas sociedades industriales, de una situación de cuasi-pleno
empleo a una situación de desempleo masivo.
Muchos son los autores que describen las consecuencias que el desempleo juvenil tiene en el
individuo así como en la sociedad. La mayoría de los autores analizados exponen las
repercusiones que tiene una situación prolongada de desempleo sobre la salud de las personas
desempleadas.
Para Blanch (1989, p. 367) “la carencia de empleo es percibida como un grave problema por la
opinión pública y detectada como una circunstancia de riesgo de toda suerte de trastornos por
la epidemiología biopsicosocial”.
El estudio de los efectos psicológicos y sociales del desempleo juvenil recibe un fuerte impulso
en la investigación psicosocial durante las últimas décadas. Esta problemática ya recibió
atención en los años treinta con los estudios clásicos de Jahoda, Lazarsfeld y Zeisel citados en
Peiró (1989).
Una de las consecuencias referidas en los primeros momentos del desempleo es sentir la
privación económica de tal situación unida a la falta del “rol laboral”, aunque con el paso del
tiempo el sentimiento de privación económica se intensifica, las consecuencias psicológicas del
desempleo muestran una adaptación positiva a dicha situación. Hay que destacar en cambio
que para los trabajadores poco cualificados la pérdida de rol laboral no es realmente
significante.
Algunas veces quedarse en desempleo ofrece algunas ventajas como puede ser disponer de
una indemnización por despido y beneficiarse de las prestaciones económicas por desempleo
en contraposición a las condiciones penosas de un trabajo mal remunerado. Aunque parezcan
estas ventajas muy beneficiosas y muy tentadoras la mayoría de las personas en situación de
desempleo buscan un puesto de trabajo lo cual indica que existe un sentimiento intenso de
privación económica y psicológica por quedarse en esta situación (Jahoda, 1987).
La desesperación y el pesimismo inicial (tras acabar los estudios secundarios y no encontrar
empleo) se trasforma con el transcurso del tiempo en resignación y apatía (Stokes citado en
Jahoda, 1987). Las personas quieren y desean trabajar, necesitan de las categorías que les
32
proporciona el empleo, pero necesitan vivirlas en condiciones dignas que no menoscaben su
naturaleza humana. Así, según Montoro (1989) fracasar en el mercado de trabajo puede
suponer fracasar como persona.
El Parlamento Europeo (citado por Kieselbach, 1989, p. 523) señala con detalle los daños
psicológicos y físicos causados por el desempleo, con la siguiente alerta:
La Comunidad y sus estados miembros todavía no fuesen conscientes de las
dimensiones de las consecuencias psicológicas, patológicas y sociales de esta
alarmante situación que afecta no sólo a las personas desempleadas, sino también a
quienes dependen de ellas.
El desempleo es un acontecimiento de suma importancia, asociado a mucha problemática
diaria y que conduce a un deterioro importante de la salud física y psicológica de las personas,
así en 1986 la OMS (Kieselbach, 1989, p. 523) alertaba también sobre las dimensiones
epidemiológicas del desempleo:
El nivel actual de desempleo, así como el que se espera que exista en el futuro,
deben considerarse como la principal catástrofe epidemiológica para muchas
sociedades.
Para Gurney (citado por Kieselbach 1989, p. 532) en un estudio sobre los efectos del
desempleo en jóvenes que acaban de terminar sus estudios indica que “los jóvenes no
experimentan el desempleo como un trauma, sino como una moratoria psicosocial con la que
se enfrentan de forma constructiva”.
Ahondando en estos efectos “la falta de una experiencia laboral previa les hace percibir el
desempleo no como una pérdida, sino como una frustración de sus esperanzas y expectativas”.
Una aproximación, tal vez no exhaustiva pero bien aproximada sobre el perfil del desempleado
en España, es la realizada por Fernández Marugan (1988, p. 219) manifestando la posición del
PSOE en la mesa sobre empleo juvenil celebrada durante el transcurso de un curso de la UIMP:
- Un paro juvenil muy elevado.
- Un demandante de primer empleo.
- El joven y la joven parada lo está durante mucho tiempo, ambos son parados de
larga duración.
- Esto hace que estemos más ante un desocupado que ante un desempleado.
- Todos tienen estudios bajos.
33
Así para Fernández Marugan (1988) de la carencia de oportunidades de empleo, de la ausencia
de inserción laboral se deriva un cúmulo de problemas económicos, sociales y políticos de
nuestra sociedad.
El volumen de la desocupación juvenil es un problema cuantitativo, que por su propia
magnitud se ha transformado en un problema cualitativo.
A continuación se analizan estas consecuencias junto con otras también referidas en la
literatura seleccionada.
IV.1. Socialización laboral.
Como se ve lo largo de este informe el concepto de socialización laboral es algo que aparece
repetidamente y es importante para entender y contextualizar el fenómeno del desempleo
juvenil ya que sin esta, la socialización laboral, no se produce la necesaria transición de la vida
de estudiante a la vida adulta.
Una gran parte de los jóvenes desempleados no han recibido una socialización ocupacional y,
en consecuencia, no se establecen las mismas expectativas que en otros grupos de edad con
respecto al empleo.
IV.2. Retraso de las prácticas de transición a la adultez.
Se puede sostener que la crisis económica tiene sobre los jóvenes el efecto de retraso en las
prácticas de transición a la adultez y, por lo tanto, una prolongación de la juventud como tal.
La crisis, por tanto está teniendo unos efectos directos sobre la juventud.
La existencia de una adolescencia prolongada, hace que los jóvenes sean una forma de trabajo
perfectamente adecuada a las nuevas exigencias empresariales (Prieto, 1989)
IV.3. Emancipación.
El primer y más inmediato efecto del desempleo juvenil es la imposibilidad de facilitar al joven
una emancipación de carácter económico. Cuando esto no es posible la familia actúa como un
auténtico “colchón de la crisis” para salvar las situaciones derivadas por la falta de experiencias
laborales de los jóvenes, se fortalece el papel de la familia a la vez que se amoldan a esta
situación (Montoro, 1989).
34
IV.4. El papel de la familia ante el reto del desempleo.
La dimensión del desempleo juvenil en España es de tal magnitud que afecta tanto a la mitad
de jóvenes que a sus familias.
Ayerdi y Taberna (1991, p. 34) establecen tres tipos de familia según su relación entre familia-
desempleo e ingresos económicos:
- Familias sin problemas de empleo.
- Familias en las que el cabeza de familia trabaja y con problemas de empleo de sus
familiares.
- Familias en las que el cabeza de familia está en paro.
Hoy en día se puede añadir una cuarta categoría a esta clasificación, la de familias con todos
sus miembros en paro (El Mundo, 2014).
La familia se convierte en elemento clave como grupo sustentador y de pertenencia del
parado. Tal y como aservera Ayerdi y Taberna (1991) en el caso del paro juvenil, la
dependencia de la familia es significativa tanto cuantitativa y cualitativamente.
Para Lorente (1988) es la familia la institución social que garantiza a los jóvenes el poder
disponer de unos ingresos mínimos, retrasando la edad de salida del hogar paterno y
disminuyendo la tasa de natalidad.
IV.5. Desventajas y ventajas de estar en situación de desempleo.
Banks (1987) menciona que estar en situación de desempleo puede tener ciertas ventajas y
desventajas entre las cuales cabe señalar:
La desventaja más frecuentemente citada del desempleo es la falta de dinero, seguida del
cansancio y la falta de estructura en la vida diaria del desempleado.
De las ventajas citadas del desempleo, la más frecuente son: más tiempo para buscar trabajo,
no levantarse temprano y la comprensión empática que reciben de los demás.
La mitad de los desempleados manifiestan que les resulta fácil ocupar su tiempo. Una vida más
activa socialmente se asocia con una mejor salud mental.
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IV.6. Actitudes hacia el mercado laboral.
Las actitudes hacia el mercado laboral también modulan como se percibe la experiencia del
desempleo. Aquellos jóvenes que muestran un fuerte compromiso con el trabajo tienden a
sufrir daños psicológicos mayores como resultado de no tener trabajo.
Los jóvenes de 15 a 24 años tienen una tendencia mucho más fuerte que los trabajadores de
más edad a abandonar su empleo (OCDE, 1984).
IV.7. Precarización del trabajo.
La pérdida de condiciones laborales es una de las consecuencias del desempleo masivo,
pasando de situaciones de estabilidad laboral (trabajo durante toda la vida activa de la
persona) y un salario digno y suficiente a una inestabilidad salarial y laboral (aumento de la
temporalidad de los contratos de trabajo).
Ayerdi y Taberna (1991) mencionan la eventualidad laboral, así como, la economía sumergida
dentro de los procesos de precarización del trabajo. Sobre todo se da, esta última, en aquellos
servicios domésticos, de confección y servicios personales.
Este hecho es incluso consentido por el Estado, el cual lo utiliza para disminuir las cifras
oficiales de desempleo. La economía sumergida afecta de mayor manera a los jóvenes y
mujeres que se incorporan por primera vez al ámbito laboral.
Según Álvaro (1989) los bajos salarios a los que se ven sometidos los jóvenes les hace
renunciar, en ocasiones, voluntariamente a empleos de explotación.
Para Lorente (1988) la regulación de los salarios diferenciales en los convenios no ha prestado
atención, sin embargo, a la problemática del paro juvenil.
También se observa una rápida expansión del empleo a tiempo parcial entre los jóvenes
(OCDE, 1984) si bien esto en un principio no es malo de por sí ya que es una puerta de acceso
al mercado laboral y permite compaginar trabajo con tiempo de estudios impide tener unos
recursos económicos suficientes para poder independizarse.
IV.8. Periodos prolongados de paro y de inactividad.
Las teorías de segmentación del mercado de trabajo confirmarán la hipótesis del “efecto
traumatizante”. Los periodos prolongados de paro y de inactividad pueden tener
36
consecuencias negativas en los hábitos de trabajo y en la experiencia profesional y orientar al
individuo hacia el mercado de empleos secundarios e inestables.
Un largo periodo de paro ocurrido durante los primeros años de búsqueda de trabajo puede
aumentar los riesgos de volver a conocer nuevos periodos de paro (OCDE, 1984).
De igual manera el joven que, a lo largo de un año, ha permanecido mucho tiempo sin empleo,
tiene grandes posibilidades de sufrir un largo periodo de paro el año siguiente. (OCDE, 1984).
También existen las “personas que realizan cambios crónicos de empleo”, aquellos jóvenes
que, por término medio, cambian de empleo una vez cada seis meses.
La mayor parte de los que cambiaban frecuentemente de empleo lo hacen a un ritmo superior
a la media. Gran parte de estos cambios de empleo tienen como causa un despido, motivado
generalmente por razones de disciplina, como la incapacidad o la negativa de estos jóvenes a
adquirir el hábito de trabajo. Como los que cambian frecuentemente de empleo tienen, por lo
general, un nivel de instrucción y de capacitación más bien bajos, es muy probable que, en una
fase posterior de su existencia, constituyan una parte importante de los parados irreductibles.
(OCDE, 1984).
A los adolescentes no cualificados de grupos minoritarios les es casi imposible encontrar un
empleo satisfactorio, por lo que suelen vagar de un empleo ingrato o sin porvenir a otro, y casi
nunca están más de seis meses en el mismo empleo (Willians, 1984).
Algunos adolescentes no sufren demasiado con estos breves y repetidos períodos de
inactividad. Por el contrario, otros, como la minoría de jóvenes que sufren paro de larga
duración, pierden la confianza, acaban por dejarse llevar de la apatía y sólo subsisten mediante
pequeños empleos ocasionales, o gracias a las sumas que les pueden prestar sus familias y a
los esporádicos subsidios de paro y a las prestaciones de la ayuda social (Willians, 1984).
IV.9. Nueva pobreza.
Ayerdi y Taberna (1991, p. 30) afirman que “existe una estrecha relación entre el desempleo,
por una parte y la marginación y la pobreza, por otra”. Por lo tanto, existe la aparición de
“nuevos pobres” como consecuencia del paro masivo.
La pobreza se ceba sobre todo en aquel colectivo de parados de larga duración que no cobra
ningún tipo de subsidio. Tal y como afirma Laparra citado por Ayerdi y Taberna (1991, p. 31):
37
Si en este colectivo (parados de larga duración) se intensifican y se concentran
los problemas sociales no es exclusivamente por su propia situación individual o por
los procesos de selección de un mercado de trabajo muy competitivo, sino también
por ser el colectivo más desatendido por la Administración.
Los efectos del desempleo no afectan de la misma manera a la población en general. Siendo
los parados de larga duración uno de los colectivos más desfavorecidos, junto con las personas
con discapacidad, los poco cualificados, emigrantes y los recién llegados al mercado laboral
(jóvenes y mujeres).
Para Alcaide citado por Ayerdi y Taberna (1991, p. 32), la discriminación del paro sobre los
diferentes colectivos sociales, determina que:
El paro en España se configura, fundamentalmente, como un paro juvenil,
acusadamente femenino, de larga duración y desigualmente distribuido desde el punto
de vista sectorial y territorial; también con incidencia dispar en el nivel de cultura y
formación profesional.
IV.10. Sociedad dualizada.
La irrupción de los procesos tecnológicos en las empresas trae consigo dos mercados de
trabajo diferenciados. El mercado de trabajo primario está caracterizado por: salarios altos,
condiciones de trabajo óptimas, y por una gran estabilidad del empleo con garantías laborales,
de sindicación y de cualificación significativas, según el Colectivo IOE citado por Ayerdi y
Taberna (1991, p. 33). En el mercado de trabajo secundario o periférico el acceso será más fácil
y menos selectivo, en este encuentran acomodo los jóvenes, mujeres, discapacitados, parados
de edad avanzada y emigrantes. Se caracteriza por la rotación entre etapas de actividad y paro.
Para Salce (1998, p. 191) “la sociedad dual es aquella donde una mitad trabaja demasiado y la
otra está desocupada involuntariamente”.
IV.11. Economía sumergida.
La economía sumergida se muestra como una forma destructiva para la economía de satisfacer
las necesidades personales que antes estaban satisfechas gracias al empleo. La participación
en este tipo de economía es perjudicial, aunque no se sepa hasta qué punto constituye una
actividad complementaria para los que tienen un empleo o una alternativa para los que están
desempleados.
38
Aunque se reconoce que la economía sumergida tiene una ventaja y que permite una mayor
independencia y ejercer un mayor control sobre la situación de lo que podría permitir un
empleo legal, salvo que la economía sumergida esté organizada bajo un modelo de
explotación.
La economía sumergida se convierte en una opción de empleo para muchos jóvenes teniendo
cada vez mayor importancia e integrando esta como una estrategia de supervivencia al
representar para muchos jóvenes su primera forma de trabajo tal y como mencionan
Damstrup y Lemkov citados por Kieselbach (1989).
Para Lorente (1988) también crece la participación juvenil en el mercado de trabajo irregular.
IV.12. Género.
Jahoda (1987) demuestra que en numerosos estudios las mujeres asocian a los puestos de
trabajo, y en consecuencia al desempleo, un significado que va más allá de la mera obtención
de unos ingresos.
Existe una tendencia aún generalizada que está presente en la literatura consultada de
considerar que la mujer tiene una alternativa al empleo en el trabajo doméstico, eligiendo esta
opción cuando no encuentra trabajo.
Las mujeres que se encuentran en situación de desempleo de larga duración (Heinemann,
Röhrig y Stadie citados en Jahoda, 1987) se encuentran más aisladas en el sentido que tienen
menos amigos o conocidos, son más conformistas y, en cierto modo, menos estables
emocionalmente que las que ocupan un puesto de trabajo.
En cuanto a la diferencia salarial con respecto al género, Banks (1987) concluye que “las
mujeres están dispuestas a trabajar por salarios más bajos que los hombres”.
IV.13. Salud mental.
Las elevadas tasas de desempleo, en especial, las de desempleo juvenil y en general las
dificultades asociadas a estas hacen que exista un empeoramiento a nivel de la salud mental
de la población. Son diversos estudios consultados para la elaboración de este informe que
hacen mención a esta consecuencia en el desempleo de larga duración y en el desempleo
juvenil en particular.
Ayerdi y Taberna (1991) en su obra coincide que en situaciones de paro laboral están
presentes alteraciones mentales, así como trastornos psicosomáticos, cefaleas, alteraciones de
39
peso, palpitaciones, impotencia sexual; así como el aumento de las tasas de suicidio,
depresiones y toxicomanías, además de colesterol, afecciones cardiacas, neurosis y úlceras.
Para Finlay-Jones y Eckhardt citados por Kieselbach (1982, p. 534) “el desempleo juvenil está
asociado a una gran cantidad de trastornos psíquicos graves”.
Una de las áreas que se ven más afectadas como consecuencia de la situación de desempleo es
la referente a la salud mental del individuo, Jahoda (1987, p. 58) determina que “el desempleo
puede ser más difícil de sobrellevar psicológicamente si viene a frustrar grandes expectativas”.
Según Gurney citado por Jahoda (1987, p. 76) determina que “no encontrar un puesto de
trabajo cuando se sale del colegio puede retardar la evolución de los jóvenes, a pesar de que
avancen en edad cronológica”.
Así aquellas personas con más recursos personales y educativos parecen que sobrevienen
mejor esta situación tal y como refiere Jahoda (1987, p. 58):
Aquellos que gozan de un mejor nivel educativo pueden haber desarrollado
unos recursos propios y adquirido unos horizontes más amplios que les ayuden a
mitigar algunas de las consecuencias psicológicas del desempleo.
Ya en los años treinta se aislaron cinco aspectos de la experiencia de estar desempleado,
Jahoda (1987, p. 62):
· La experiencia del tiempo,
· La reducción de contactos sociales,
· La falta de participación en metas colectivas,
· El hecho de no tener un status aceptable y sus consecuencias para la identidad
personal, y
· La falta de una actividad regular.
Las personas en situación de desempleo experimentan una carencia a nivel psicológico en
todos estos aspectos. Con respecto a la experiencia del tiempo, los desempleados manifiestan
aburrimiento, es decir, la falta de una estructura de gestión del tiempo y de una actividad
regular.
Los resultados de la investigación presentada por Álvaro (1989) indican unas diferencias
significativas en salud mental entre jóvenes con empleo y jóvenes desempleados.
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En esta investigación está presente como la situación laboral familiar afecta a las estructuras
psicológicas, así los jóvenes cuyo padre se encuentra en una situación de desempleo muestra
un bienestar psicológico menor que aquellos jóvenes cuyo padre tiene trabajo.
Ocurre una situación similar en la interacción “estatus de empleo del joven” y la “situación
laboral del padre”. Aquellos jóvenes con empleo, cuyo padre está desempleado muestran un
mayor deterioro psicológico que el de aquellos jóvenes desempleados y cuyo padre se
encuentra también sin un puesto de trabajo.
Según este autor (Álvaro, 1989) no se producen cambios significativos en la salud mental como
consecuencia de la prolongación del tiempo de desempleo.
En el estudio de Blanch (1989) todo indica que el desempleo en las circunstancias de cambio
social, de crisis de mercado de trabajo tradicional y de remodelación del estado del bienestar
es un significativo factor de riesgo de depresión.
Para Banks (1987) se observa una mejoría clara en el bienestar como resultado directo de la
obtención de empleo. Así mismo, aquellos que sufren una situación de desempleo prolongado
(continuo o durante un largo periodo de tiempo) tampoco sufren grandes trastornos de
depresión o ansiedad.
Los jóvenes se adaptan rápidamente a las situaciones de empleo y desempleo y a sus efectos
sobre la salud mental debido a una combinación de factores entre los que destaca la
elasticidad (capacidad de adaptación) de los mismos y la ausencia de responsabilidades
familiares que supondría una carga extra durante el desempleo.
En cambio Tiggmann y Winefield citados por Kieselbach (1989) descubren que los jóvenes que
permanecen desempleados siete meses después de acabar el colegio se muestran más
deprimidos, son menos felices, se encuentran más solos y están menos satisfechos consigo
mismos.
A este respecto Kieselbach (1989, p. 532) comenta que “no es tanto el desempleo en sí mismo,
sino la negación de un puesto de trabajo, lo que tiene un efecto negativo sobre los jóvenes, al
negar la posibilidad de un desarrollo de la personalidad y de una formación de la identidad”.
IV.14. Salud.
Según Banks (1987) no existen diferencias significativas entre empleados y desempleados en la
evaluación de la salud actual.
41
Para evaluar los efectos sobre la salud que tiene el desempleo solo pueden ser percibidos con
posterioridad una vez que se ha conseguido un empleo.
IV.15. Aumento de la mortalidad.
Brenner citado en Jahoda, 1987) realiza una asociación estadística que revela que de
mantenerse un incremento en las tasas de desempleo, dicho incremento podría asociarse con
un incremento de la mortalidad. Aunque sería erróneo considerar al desempleo como la única
variable interviniente.
IV.16. Motivación para seguir estudiando.
El alargamiento de los estudios es una causa y efecto del paro masivo. Esto se debe a tres
motivos:
· Las políticas educacionales de los gobiernos que consideran que alargando la edad
escolar y formativa se retrasa la salida de los jóvenes al mundo laboral.
· A los niveles de bienestar social que permite a las familias pagar los estudios de los
hijos.
· A la voluntad de los jóvenes, que prefieren seguir estudiando, antes que estar parados
sin hacer nada.
IV.17. Gasto público.
Otro de los efectos del desempleo juvenil es el aumento del gasto público en fomento del
empleo y el aumento del gasto en la cobertura de desempleo.
El aumento del gasto en prestaciones por desempleo por encima de lo previsible puede tener
como consecuencia, como menciona Salce (1988, p. 204):
· Alimentar una importante porción del déficit público.
· Fomentar la cultura del subsidio y corroer la ética del trabajo.
Otro partida importante para el gasto público en todos los países es la destinada a los
programas de fomento de empleo es la destinada para atender el problema del paro juvenil
(García de Blas, 1988).
Este gasto público destinado al fomento de empleo en los jóvenes es criticado por la OCDE
(1984) ya que aún después de haber destinado estos fondos no se produce una neta mejoría
de la situación general de la demanda ni una debilitación de las presiones demográficas. La
42
cuestión está en saber si estos costes sociales y económicos a largo plazo del paro juvenil
justifican un aumento importante de los gastos públicos en favor de los jóvenes.
Aun así, se prevé que la inversión que representa las políticas a favor del empleo juvenil tenga
repercusiones sociales y económicas muy beneficiosas.
IV.18. Contratación temporal.
Según López Jiménez (1992) en una situación donde la oferta de mano de obra supera a la
demanda, la contratación temporal facilita la selección de los profesionales mejor preparados,
dándose incluso casos de sobrecualificaciones (contrataciones de personas con conocimientos
y titulaciones superiores a las tareas desempeñadas).
IV.19. Consecuencias sociales.
Son importantes los estudios que relacionan las tasas de desempleo con los indicadores de
patología social.
Según Jahoda (1987) la falta de motivación así como la sensación de la falta de oportunidades
después de los estudios hace que los contactos con el mundo del trabajo sean esporádicos por
lo que debido a esta situación muchos jóvenes permanecen ociosos dentro y fuera del colegio.
Siguiendo con esta autora, el aspecto social más peligroso de la recesión económica está
representado por la situación psicológica de los jóvenes de 16 a 18 o 19 años a los que se ha
privado de una forma normal de transición a la edad adulta. Una vez más aparece la idea de la
transición a la vida adulta como elemento central y normalizador de los individuos en la
sociedad.
Muchos de estos jóvenes aún no han perdido, por el momento, su deseo de trabajar, mientras
que otros muchos sí que lo han perdido.
Para Hernando (1988) aumentan los comportamientos sociales que tienen relación directa con
el paro como: las toxicomanías, la delincuencia, economía sumergida, frustración,
marginación, apatía, ampliación de la edad de estancia en el hogar paterno, tensiones
familiares,…
También en el informe de la OCDE (1984) se manifiesta, la opinión, expresada con frecuencia,
según el paro juvenil está acompañado de graves problemas sociales, como el aumento de las
tasas de delincuencia, la toxicomanía, etc… Es posible que estos problemas sociales estén
43
directamente asociados con el paro juvenil, pero todavía no se sabe exactamente cuáles son
las relaciones de causa a efecto que hay entre estos fenómenos.
IV.20. Experiencias prolongadas en la situación de desempleo.
Según Banks (1987) los jóvenes que experimentan largos periodos de desempleo continuo
después de dejar la escuela se muestran más descontentos y tienen unas actitudes cada vez
más negativas hacia la búsqueda de empleo. Aun así están todavía comprometidos a buscar un
empleo y muestran pocas señales de que aumente su agrado por estar en situación de
desempleo.
Los datos obtenidos sobre los “buscadores de empleo descorazonados” o los cambios
constatados en relación con los valores sobre el trabajo o la ética laboral en los jóvenes
(Torregrosa citado por Peiró, 1989), así como la aparición de subculturas del “no trabajo” son
algunos aspectos que hacen pensar que las experiencias prolongadas de desempleo en las
fases de incorporación de los jóvenes al mundo laboral pueden tener efectos más duraderos
que las meras experiencias negativas de carácter psicológico y social. Presumiblemente estas
experiencias afectarán al propio proceso de socialización laboral.
Según el informe de la OCDE (1984) debido a la falta de experiencia profesional en los jóvenes
de hoy, el mercado de trabajo de mañana será menos capaz de reaccionar con eficacia y
rapidez ante los cambios estructurales y corre el peligro de impedir un crecimiento no
inflacionista.
IV.21. Tiempo libre.
Según Binn y Mars (citados por Álvaro, 1989) en los jóvenes no se dan cambios drásticos en la
utilización del tiempo libre o una reducción de las relaciones sociales como consecuencia de la
prolongación del desempleo.
IV.22. Criminalidad.
La asociación de desempleo con actos delictivos o criminalidad es algo que existe desde hace
mucho tiempo, así autores como Jahoda (1987, p. 70) dictamina que este tipo de correlación
debe tomarse con cautela, puesto que también existe aumento de la criminalidad en periodos
de relativo pleno empleo.
No se puede decir que el desempleo sea la causa de la aparición de la criminalidad, aunque sí
puede ser la causa de su aumento.
44
V. EL PARO JUVENIL EN EL CONTEXTO DEL BIENESTAR SOCIAL DESDE LA PERSPECTIVA DEL
TRABAJO SOCIAL.
Hay que tener en consideración que la ausencia de prestaciones por desempleo para los
jóvenes en busca de su primer puesto de trabajo genera un agravio comparativo en contraste
con las prestaciones por desempleo recibidas por los trabajadores adultos, lo cual no deja de
tener importantes repercusiones sociales según Lorente (1988).
Así se hace hincapié sobre la desprotección que sufren los jóvenes por parte del sistema de
bienestar social ante el desempleo juvenil. Debido a que las acciones encaminadas a remover
aquellas situaciones de desempleo que se dan en determinados colectivos sociales como
pueden ser los jóvenes, mujeres y personas con discapacidad, son a través de subvenciones a
la contratación destinadas directamente a los empresarios/as.
V.1. Visión crítica del Sistema de bienestar.
La alternancia de periodos de empleo y desempleo algunas veces hace que existan personas
que buscan que se les haga un contrato laboral temporal para posteriormente puedan cobrar
la prestación por desempleo, esta situación recogida en la literatura consultada, lleva a una
crítica a la acción protectora del estado del Bienestar basándose en el argumento de que “la
gente no quiere trabajar porque el Estado de Bienestar les cuida demasiado bien” Jahoda
(1987, p. 59). Transmitiendo la idea de que un sistema de bienestar demasiado proteccionista
puede tener un efecto contraproducente a la hora de buscar trabajo.
La percepción social y representación del desempleo bajo la ideología de la “culpabilización de
la víctima” hace que la sociedad perciba de manera censurante a los desempleados como los
culpables por su falta de deseo de trabajar refiriéndose a ellos como “parásitos de la seguridad
social” o atribuyéndoles incluso déficits psicológicos o en su capacidad de trabajo siendo esto
una estrategia para separar a este grupo deslegitimizado de tal manera del resto de la
población dificultando que la población activa se identifique con ellos para conseguir un efecto
psicosociológico de hacer de dicho grupo (los desempleados) incapaz de ofrecer resistencia en
los conflictos sociales.
Aunque, tal y como se veía en el apartado referido a las consecuencias psicológicas, los
jóvenes desempleados son más proclives a participar en revueltas sociales como manera de
aliviar la tensión de encontrarse en situación de desempleo.
45
V.2. La imagen social de las personas jóvenes en desempleo.
La idea de que son las personas las responsables de su situación de desempleo en conceptos
relacionados con el desempleo de larga duración también aparecen en las teorías de la
“inhibición hacia el trabajo” (Tiffany y otros citados por Kieselbach 1989, p. 524) o la teoría de
la “dependencia crónica de la asistencia social” (Mclean citado por Kieselbach, 1989, p. 524).
Estas teorías hacen recaer en la persona la responsabilidad de legitimar su propia situación de
desempleo, siendo la propia persona la que tiene que explicar que no se le debe de
responsabilizar de estar desempleada.
Esto hace que la culpabilidad por la situación de desempleo recaiga sobre la persona y no
sobre el Estado eximiendo a este de toda culpabilidad por estas situaciones.
Una posición opuesta ante el aumento de las tasas de desempleo, es la de autores como Kelvin
(citado en Jahoda, 1987, p. 59), que considera que:
El estar desempleado se convertirá en algo “respetable”, el estigma que se
asocia a la ayuda pública por considerarla una forma de beneficiencia desaparecerá, y
que tendrán que desarrollarse o inventarse formas de ocupar el ocio que puedan
desempeñar el papel que hoy en día juega el empleo en la vida de las personas.
Así se producen dos visiones contrapuestas entre las posiciones que consideran a las personas
en situación de desempleo una especie de parásitos sociales que viven del sistema de
bienestar social y los que consideran el estatus de desempleado como algo que viene dado e
impuesto por las circunstancias socioeconómicas y que incluso esta situación se tiene que
aprovechar para reorganizar su tiempo de ocio al tener el desempleado más tiempo libre.
V.3. El uso de los servicios de “asistencia social” y de orientación laboral.
Hay que tener en cuenta que las personas que están familiarizadas con la experiencia del
desempleo de larga duración muestran grandes reticencias a utilizar los servicios de
asesoramiento personal (Kieselbach, 1989, p. 543), esto incluye a los servicios de orientación
laboral y de servicios sociales.
A nivel individual y/o familiar, algunas personas se adaptan a vivir con escasos recursos, no
siendo fácil para aquellos (hombres/o mujeres) que tienen hijos a su cargo, pero que no deja
de ser una posibilidad. Algunas de estas personas se llegan a mostrar satisfechas con un modo
de vida dependiente de los servicios sociales, y además de renunciar a un puesto de trabajo
han dejado de tener el deseo de incorporarse al mercado laboral.
46
Esta situación sucede en la población desempleada general y en la población joven que no
entra dentro del circuito de trabajo convencional sino que cada vez más buscan trabajos
alternativos fuera del sistema de protección social.
Parece claro que las primeras dificultades encontradas en el mercado de trabajo suelen minar
la confianza de los jóvenes, por eso las políticas orientadas a los jóvenes menos favorecidos
deben de devolverles la confianza, al mismo tiempo que les permiten una mayor capacitación
básica (OCDE, 1984).
47
VI. PROPUESTAS DE FUTURO.
Reducir el paro juvenil en los países europeos desarrollados es una ardua tarea, por ello los
diferentes autores analizados y las diferentes instituciones han propuesto una serie de
medidas encaminadas a reducir y paliar los efectos del desempleo juvenil, a través de
diferentes políticas y actuaciones sociales.
VI.1. Medidas económicas para la corrección del mercado laboral juvenil.
La política más eficaz para luchar contra el paro juvenil según la OCDE en 1984 es la regulación
de la creciente demanda de empleo, que se ha visto comprometida seriamente, en la mayor
parte de los países de la OCDE, por una tasa de inflación demasiado elevada para que la
actividad económica recupere su dinamismo y empiece a crear empleo. Por lo que, la lucha
contra el paro juvenil queda limitada a medidas selectivas que afectan al mercado de trabajo y
a las políticas educativas preventivas.
Así mismo, para esta organización, un objetivo más limitado consiste en compensar el
elemento estructural del paro juvenil actual y futuro8. Con este fin, las propuestas de la OCDE
van encaminadas a redoblar los esfuerzos para preparar a los jóvenes a la vida activa,
garantizar la continuidad de la enseñanza y crear directamente empleos en favor de aquellos
para quienes “el mercado funciona mal”.
Otra de las propuestas de esta organización es la de establecer un salario mínimo diferenciado,
cuando la relación entre salarios reduzca las posibilidades de empleo juvenil, y tratar de
eliminar los obstáculos de orden institucional y los prejuicios que, a nivel de empresa, impiden
la contratación de jóvenes.
Así también, limitar los negativos efectos de los periodos de paro precoz sobre el futuro, ya
que sin medidas que limitasen estos efectos implicarían el riesgo de pérdidas posteriores de
ingresos económicos y poder adquisitivo y, la probabilidad, de depender para siempre de una
ayuda social.
8 Existen varias clases de desempleo según las causas que lo provocan, es necesario aclarar las
diferencias de estas para entender posteriormente el tipo de soluciones planteadas al mismo. Con
desempleo coyuntural o cíclico se entiende por el que está afectado por las fases de expansión y
recesión de la economía; el desempleo estacional será aquel que varía según la demanda de mano de
obra en determinadas épocas del año; el desempleo estructural se explica por los desajustes entre la
oferta y la demanda de trabajo y, el desempleo friccional, son las personas que pudiendo estar
trabajando, desean tomarse un tiempo para descansar, estudiar o encontrar un puesto de trabajo
mejor.
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Por lo tanto, es necesario incrementar sensiblemente los recursos para combatir el desempleo
joven, previniendo todo nuevo deterioro del mercado de trabajo juvenil.
VI.2. Intervenciones individuales de carácter psicosocial.
Otras de las propuestas que los diferentes autores realizan es crear programas de preparación
sociopedagógica y psicológica destinados a lograr la estabilidad psicológica de los
desempleados, a pesar del peligro que tienen de reforzar percepciones individualistas sobre el
desempleo como “autoculpabilización por encontrarse en situación de desempleo”.
En los programas diseñados destinados a la juventud, es prioritario prestar gran atención a las
dificultades especiales del grupo de los denominados parados irreductibles. Por ello, las
recomendaciones van en la línea de localizar rápidamente los grupos potencialmente
vulnerables, emprender una acción educativa apropiada y ofrecer a los jóvenes una
preparación general a la vida profesional. Así, dentro de los programas destinados a las
categorías menos favorecidas se debe proponer como objetivo prioritario el fortalecer la
confianza en sí mismos.
Para Kieselbach (citado Kieselbach 1989) en las situaciones en las que el mercado de trabajo
provoque periodos de desempleo cada vez más largos, o niegue cualquier posibilidad de
empleo, debe darse relevancia a las intervenciones psicosociales con desempleados en forma
de asesoramiento, preparación o asistencia psicológica.
En cambio, para los jóvenes que se encuentran todavía escolarizados hay que poner los
medios para que comprendan mejor las exigencias del mundo del trabajo así como las
posibilidades que este les puede ofrecer.
Por tanto, en estas intervenciones se debe de aplicar el concepto psicológico de prevención
que se basa en la idea de que las intervenciones más positivas son aquellas en las que no hay
necesidad de esforzarse en curar o rehabilitar, pero que, sin embargo, impiden la aparición de
trastornos psicológicos y, tal como se comentaba anteriormente, fortalecer la confianza en sí
mismos. Se ven dos orientaciones totalmente distintas en cuanto si van destinadas a jóvenes
en situación de desempleo, se recomienda reforzar las intervenciones psicológicas para evitar
las autopercepciones negativas de estar en situación de desempleo y además de reforzar los
aspectos positivos. Y para los jóvenes escolarizados, comprender los mecanismos del mercado
laboral y sus potencialidades.
49
VI.3. Apoyos a la contratación de los jóvenes.
Otra de las propuestas hallada es el apoyo estatal al fomento de la contratación de la
población juvenil, aun así el fomentar el empleo de un determinado colectivo de jóvenes en
detrimento de otro por cuestiones de edad puede significar un agravio comparativo, a este
respecto existe una controversia entre las razones para subsidiar la contratación indefinida de
los jóvenes menores de 26 años y no subsidiar la de aquellos con edades comprendidas entre
los 26 y los 30 años. Esta ampliación permite abrir el rango de edad de los beneficiarios de las
ayudas y fomentar el empleo a jóvenes de mayor edad (Lorente, 1988).
Al fomentar la contratación de un determinado grupo de edad se corre el riesgo de generar un
un “efecto generación” (o también crear una “generación perdida”) en la problemática del
desempleo juvenil. Por lo que se obliga a replantear el tema de los grupos que deben ser los
principales destinatarios de los estímulos para fomentar el empleo de los jóvenes.
Por lo tanto, resulta aconsejable concentrar las bonificaciones salariales en la población joven
con más dificultades de inserción en el mundo laboral, como podrían ser los parados con edad
inferior a 30 años que llevasen más de 2 años en busca de un puesto de trabajo.
También se exige una reforma en profundidad del INEM (actualmente SEPE) que permita una
atención personalizada a los demandantes de empleo. Además de reducir el “efecto
sustitución”9 de las medidas de fomento del empleo juvenil y garantizar que la proliferación de
ayudas de fomento del empleo se concentren en aquellas personas que más las necesitan.
Según Ordovas (1988, p. 53):
Las políticas dirigidas a atenuar la incidencia del desempleo juvenil, o a mitigar
sus consecuencias, deberían ser distintas según el tipo de poblaciones a las que se
dirijan sin perjuicio, de que simultáneamente puedan aplicarse políticas
indiferenciadas de eficacia general.
Las medidas de fomento de empleo destinadas a jóvenes deben focalizarse en aquellos con
más dificultades de contratación, acceso al mercado de trabajo y que lleven más tiempo en
desempleo, aun así no se debe olvidar medidas de fomento del empleo de carácter general.
9 Con el término “efecto sustitución” se refiere a la práctica de despedir a quienes tengan derechos
consolidados para contratar a jóvenes en precario.
50
VI.4. Sistema educativo y programas de fomento del empleo.
A nivel del Sistema Educativo es deseable una adecuada reforma de la Educación Secundaria y
de la Formación Profesional.
Para García de Blas (1988, p. 103) en la mayoría de los países de la Comunidad Económica
Europea (CEE) las soluciones al problema del paro juvenil han sido de tres tipos: reforma del
sistema educativo, modificación del marco laboral, y establecimiento de programas específicos
de fomento del empleo.
Las políticas educativas, por lo tanto, juegan un papel fundamental en la atenuación del
desempleo juvenil y sus efectos (Ordovas, 1988). Hay que estudiar los déficits educativos de las
distintas poblaciones de jóvenes y reflexionar acerca de las políticas educativas idóneas en
cada caso, para aplicar políticas diferenciales.
Se establece cuatro tipos de programas de fomento de empleo para el colectivo de mujeres y
jóvenes: medidas de mejora de la cualificación profesional, ayudas a la integración de los
jóvenes en las empresas, programas de interés colectivo para la colocación de jóvenes en
corporaciones locales o entidades sin fines de lucro, y medidas para la creación de empresas
por los propios jóvenes.
Los programas de fomento de empleo tienen un elevado coste para todos los países,
dedicándose una atención presupuestaria relativamente importante dentro de los mismos
para atender el problema del paro juvenil.
El volumen de paro juvenil es tan elevado que es necesario establecer nuevas medidas que
correctamente diseñadas y con las garantías jurídicas necesarias que movilicen y formen a la
mayor proporción de jóvenes sin empleo.
VI.5. Política laboral.
Cullel i Nadal (1988, p. 216) habla de dos aspectos fundamentales que sintetizan las
modificaciones introducidas en la política laboral a finales de 1984 que incidieron en la
evolución posterior del empleo, y que siguen hasta nuestros días:
- La flexibilización de la contratación, básicamente mediante la regulación de la
contratación temporal y la contratación a tiempo parcial.
51
- El abaratamiento de los costes laborales de la contratación de jóvenes, mediante
rebajas en la Seguridad Social y subvenciones a determinados tipos de contratos (en
prácticas, para la formación,…).
Para este autor, respecto a los costes que conlleva el despido, deben reducirse a niveles
similares a los vigentes en otros países desarrollados, lo cual da una orientación liberal a las
políticas de empleo.
Aunque la reforma, obligatoriamente, debe ir acompañada de una mejora en los sistemas de
protección social de los desempleados, ya que no responden suficientemente a las exigencias
de un estado social de derecho.
Fernández Marugan (1988, p. 219) para atajar el desempleo juvenil se requieren soluciones
específicas y no solo soluciones genéricas, para este autor “el paro no es igual para todos y no
lo padecen por igual todos los grupos sociales”, hay colectivos en mayor riesgo de quedar
desocupados que la población adulta, entre ellos claro está los jóvenes.
Entre otros los objetivos que se deben de perseguir ante la problemática que afecta al parado
juvenil son: insertar laboralmente a los demandantes del primer empleo, rescatar la figura del
aprendiz, realizar un contrato retribuido con el Salario Mínimo Interprofesional (actual IPREM)
para realizar un proceso de laboralización, posibilitar que bloques de jóvenes españoles pasen
por experiencias de trabajo que eviten que un parado joven sea un parado adulto, que les
aporte curriculum y rompa el círculo vicioso de la falta de experiencia y les dote de
responsabilidad.
También incidir sobre la demanda de empleo a través de incentivar la creación de nuevas
empresas en áreas especialmente deprimidas o con problemas graves de desempleo y
creación de una infraestructura básica en estas regiones que permita el establecimiento de
industrias o servicios.
Para Olabarria (1988) es necesaria una reorientación de las políticas macro-económicas y
específicamente de las políticas formativas regladas y ocupacionales hacia una intensiva
reducción del desempleo y especialmente del desempleo juvenil a través de la promoción
pública de los contratos realizados a los jóvenes (sin debatir en el momento que realiza la
propuesta si la generalización de los contratos temporales precariza de forma insostenible el
trabajo de los jóvenes, puesto que por otra parte parece ser esta la única puerta de acceso a
un mercado de trabajo inaccesible, especialmente para los menores de 25 años).
52
VI.6. Compromiso por el pleno empleo.
Para finalizar las propuestas halladas hay que tener en cuenta el propósito que algunos
autores realizan de conseguir una sociedad con pleno empleo como un horizonte a alcanzar.
Este compromiso se encuentra recogido a nivel macrosocial y de políticas de empleo, en el
documento titulado “El Empleo en Europa, 1994” elaborado por la Dirección General de
Empleo y Asuntos Sociales de la Unión Europea, el cual propone algo que, en el momento de
elaborar dicho documento, es un elemento novedoso para Salce (1998), como es la novedad
de “un compromiso universal para lograr el pleno empleo”.
Dicho compromiso tiene sus limitaciones y así cabe cuestionarse, tal y como plantea Salce
(1998, p. 188) si “es posible el pleno empleo para todos y todas, sin exclusiones, con nuestro
presente modelo de desarrollo”.
Así, tal vez, para finalizar se debería de reflexionar acerca de lo que Willians (1984) menciona
en el informe presentado en la reunión de la OCDE sobre las políticas de empleo en favor de
los jóvenes en 1984: “El pleno empleo es quizá un objetivo imposible de alcanzar, pero
debemos reconocer que no hemos hecho mucho por intentarlo”.
53
VI. CONCLUSIONES.
El desempleo juvenil se considera como un fenómeno que se ha consolidado a través de las
diferentes etapas económicas de la sociedad moderna. Los diferentes organismos encargados
de su estudio han analizado las causas de este fenómeno para intentar atajarlo o minimizar los
efectos en la sociedad.
Así muchos de estos autores han llegado a conclusiones similares en cuanto al debate de los
factores que originan las situaciones de desempleo en los jóvenes. Hay que mencionar
también que aún es necesario profundizar en el estudio de las causas y de las consecuencias
del fenómeno del desempleo juvenil, aun así las publicaciones halladas han sido de gran
densidad de información, sobre todo en el campo de los efectos sobre la salud mental y
psicológica de las personas en desempleo.
Debido a la escasa literatura específica sobre el tema concreto (desempleo juvenil) a tratar
hizo que hubiera que recurrir a literatura genérica sobre el empleo y el mercado de trabajo,
aun así se encontraron algunas obras colaborativas elaboradas por organismos internacionales
que se considera enmarcan correctamente el tema a tratar, y dentro de estas se han
encontrado capítulos referidos al tema del desempleo juvenil.
Por tanto, en cuanto a la literatura analizada hay que tener en cuenta la nula o casi nula
existencia de obras desde la óptica del trabajo social dejando la elaboración del corpus teórico
a autores provenientes del ámbito de la psicología social (Jahoda, M.; Torregrosa, J.R.; Banks,
M.; Blanch Ribas, J.Mª.;…), del sindicalismo (Salce, M.), de la economía (Lorente, J.R.; Molina,
J.A.), de la sociología (Ordovas, R.; Ayerdi, P.Mª.), de la política (García de Blas, A.; Willians,
Shirley) y del derecho del trabajo (Rojo, E.).
Además en la secuencia cronológica de las publicaciones, se ha encontrado muchas
publicaciones de los años ochenta, alguna de los setenta, menos cantidad de los años noventa
y casi nulas de la primera década del siglo XXI. Lo cual quiere decir que hubo una seria
preocupación por el tema del desempleo juvenil después de la crisis de los años setenta como
así apuntan algunas de las obras consultadas y que en la actualidad la producción científica se
ha dispersado. Hay que considerar que gracias a las nuevas tecnologías actualmente la mayoría
de publicaciones, estudios e informes se encuentran en formato digital y solamente es posible
acceder a ellas a través de internet.
54
Al finalizar este informe se puede concluir que se han llegado a los siguientes puntos en común
en las diferentes aportaciones:
El trabajo se ha considerado desde siempre como un elemento socializador, que marca la
transición de la vida juvenil a la vida adulta. Tiene un valor intrínseco de rito de paso pero con
la dificultad del acceso al empleo un grupo cada vez más mayoritario de jóvenes le dan más
importancia a otros valores, como puede ser el tiempo de ocio, etc.
De cualquier manera, hacer una definición conceptual de los términos de empleo y desempleo
en la mayor parte de las ocasiones es una ardua tarea influenciada por las convicciones
personales que por los condicionantes sociales y psicológicos. Así es fácil caer en la etiqueta de
la persona desempleada como alguien que lo está por deseo propio.
El mercado de trabajo tal y como tradicionalmente se ha considerado como empleo para toda
la vida se ha ido transformando, así se puede observar que además de no poder garantizar una
estabilidad en el empleo, ya el mismo acceso al mercado laboral se ve dificultado por las
diferentes situaciones económicas, con lo cual a los jóvenes les resulta arduo difícil acceder a
su primer empleo.
El retraso en el acceso al primer empleo puede ocasionar que los jóvenes se conviertan en
parados de larga duración. Lo que hay que poner las medidas oportunas para evitar dicha
situación.
Se pueden clasificar los jóvenes desempleados en varias categorías entre las cuales podemos
destacar: los “no cualificados” y los “cualificados”. También hay que tener especial atención a
aquella población que se ha definido como los “imposibles de emplear” o los “parados
irreductibles” para focalizar más si cabe los esfuerzos en disminuir los efectos del desempleo
en esta población.
Las causas del desempleo pueden ser debidas a factores individuales (falta de formación, falta
de interés por el trabajo,…), a factores estructurales (desajustes entre la oferta y la demanda
de empleo) y factores coyunturales (fases de expansión y resección de la economía como del
empleo). También se ha visto que muchos autores atribuyen a factores demográficos hace que
cada vez exista más población en edad laboral que número de puestos de trabajo disponibles.
Otro de los factores preocupantes es la falta de adecuación del sistema educativo a las
necesidades reales de la empresa, la escasa flexibilidad y adaptación a un entorno laboral
cambiante.
55
Aun así, entre los jóvenes que poseen más altos niveles de formación se dan los menores
niveles de paro.
También las altas tasas de rotación, la continua incorporación al mercado laboral unida a la
salida del mismo, hace que los jóvenes accedan a empleos precarios y sin las suficientes y
necesarias garantías laborales para incorporarse al mercado de trabajo en condiciones
mínimamente dignas.
Dicho fenómeno hace que los jóvenes se vean obligados a permanecer más tiempo que el
deseable en el hogar familiar de origen y no poder alcanzar la emancipación económica y
familiar debido a los salarios bajos de los empleos precarios.
Uno de los peligros de esta situación es que los jóvenes empiecen su actividad laboral dentro
de la economía sumergida con el consiguiente daño que puede ocasionar tanto a la sociedad
por la falta de cotizaciones como al trabajador por carecer de los más elementales seguros
sociales y cotizaciones. Esta situación también es debida a una progresiva precarización del
mercado laboral que conlleva situaciones de pérdida del poder adquisitivo e incluso
situaciones de pobreza.
Se sigue buscando el primer empleo por cuenta ajena y difícilmente se empieza la carrera
laboral con el autoempleo. Así mismo, estos primeros empleos suelen ser trabajos sin
cualificación, mal remunerados y que no permiten el desarrollo personal, por lo que dichos
empleos pueden condicionar las actitudes y conductas posteriores hacia el mercado laboral.
Sigue habiendo una brecha de género entre las mujeres jóvenes desempleadas y los jóvenes
varones desempleados. Se sigue asistiendo a una sectorización de los empleos entre los que
son “tradicionalmente” femeninos y los masculinos, así como otros condicionantes de género
como puede ser el escaso apoyo a situaciones como el embarazo o la crianza de los hijos.
Así las situaciones de desempleo juvenil, sobre todo de desempleo prolongado, causan una
serie de consecuencias negativas a nivel social y personal que los autores han concretado en
las siguientes:
Aunque algunas veces las situaciones de desempleo paradójicamente pueden tener algunas
ventajas como puede ser el disponer de una indemnización por despido, aunque eso cada vez
es menos habitual, así como disponer de una prestación por desempleo en el caso de
percibirla en contraposición a un bajo salario y un trabajo no gratificante.
56
Existe una sensación de desesperación añadida después de un largo periodo de formación y de
no encontrar un puesto de trabajo adecuado a dicho nivel de formación. Lo que hace que con
el paso del tiempo se genere una serie de trastornos psicológicos en la persona que pueden
derivar en una grave patología. Aunque los jóvenes tienen una gran capacidad de adaptación a
las situaciones de empleo y desempleo.
La mejoría de las consecuencias a nivel psicológico y el aumento en los niveles de autoestima y
de la confianza en las personas desempleadas en gran parte es debida a la obtención de un
empleo.
Hay una tendencia a culpabilizar a las personas como “parásitos” del sistema por no querer o
no poder acceder a un puesto de trabajo. Por un lado, esta situación puede estar incluso
auspiciada por los poderes públicos para deslegitimizar a esta población por parte de la
población activa y conseguir así desactivar su resistencia en los conflictos sociales.
En general, el desempleo asesta a toda la población duros golpes, pero algunos jóvenes
reaccionan peor que otros. Aun así a la mayoría de los jóvenes la experiencia del desempleo
les resulta angustiosa.
Cuanto más tiempo pasan los jóvenes en situación de desempleo más aumenta el descontento
y el distanciamiento con las agencias oficiales de trabajo y de colocación, resultando a
consecuencia de esto la búsqueda de empleo más negativa.
Así, las soluciones propuestas para atajar o minimizar el problema del desempleo juvenil pasan
por una declaración de intenciones a nivel de compromiso político para alcanzar niveles de
pleno empleo.
Esta intención de alcanzar una sociedad con niveles de paro residual o técnico conlleva la
adopción de propuestas como la ampliación de las medidas de subsidio de la contratación de
parados jóvenes de más edad, así como el estímulo de las ayudas a la formación. Así como, a
nivel más general el estímulo del crecimiento y del empleo y, reducir la inflación.
Una reforma de los servicios públicos de empleo hacia una atención más personalizada que
permita adecuar este tipo de medidas a las características personales de cada desempleado,
así como la adecuación del sistema educativo a las necesidades reales de la demanda
empresarial son medidas a adoptar necesariamente.
También, garantizar un tiempo mínimo de experiencia laboral a los jóvenes garantizará que en
un futuro no pasen a formar parte de un grupo casi permanente de parados de larga duración.
57
VII. REFERENCIAS BIBLOGRÁFICAS.
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(Coord.). Jóvenes sin empleo. Tres Estrategias. (pp. 9 – 34). Madrid: Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social.
ANEXO
62
Anexo
Año Hallazgo
Problemas y consecuencias psicológicas
1987 Los problemas psicológicos que aparecen en situaciones de desempleo deben de ser objeto de atención por los poderes públicos.
1987 Las consecuencias psicológicas más frecuentemente descritas son: aburrimiento, inactividad y la falta de objetivos.
1987 El desempleo genera una sensación de falta de oportunidades vitales que genera dos tipos de comportamiento: rebelión contra la autoridad establecida y satisfacción inmediata de todos sus impulsos en su modo de vida (consumo de tóxicos, consumismo, etc.).
1987 Cambios en la personalidad (más maduro, independiente, responsable). Cambios
negativos duraderos (volverse más perezoso, abúlico y desinteresado), cambios
emocionales (infeliz, miserable, malhumorado) y cambios de actitudes (mayor deseo de tener éxito, planes para trabajar más duro).
1989 El desempleo tiene el efecto de inhibir el desarrollo de los jóvenes que acaban sus estudios.
1989 Los niveles de depresión de los desempleados son más altos cuanta más importancia se concede al trabajo y al empleo.
1989 La sociedad culpabiliza a las personas por su situación de desempleo, generando “culpabilización de la víctima”.
1989 Existe desmoralización con actitudes y comportamientos caracterizados por una escasa confianza en sí mismo, impotencia, falta de esperanzas, miedo indefinido al
futuro y sentimientos depresivos generalizados.
Influencia de la duración del desempleo
1987 Los desempleados con largos periodos de desempleo se muestran cada vez más pesimistas sobre sus oportunidades de encontrar un empleo y sobre la utilidad de la búsqueda continuada de un empleo.
1987 Una mayor duración del desempleo se relaciona con una menor sociabilidad y una menor orientación hacia el logro.
Influencia en la autoestima
1989 Existen diferencias significativas en autoestima negativa entre jóvenes empleados y jóvenes desempleados. Los jóvenes desempleados se valoran más negastivamente.
1989 No existe relación significativa entre tener o no un puesto de trabajo y autoestima.
1989 Las mujeres jóvenes muestran una autoestima menor que los hombres jóvenes.
1989 Para las mujeres jóvenes encontrar un puesto de trabajo incrementa los niveles de autoestima previamente observados.
1989 Los jóvenes desempleados tienen una autoestima más baja que los jóvenes.
1989 La diferencia en los niveles de autoestima es debido al incremento en la autoestima de los jóvenes que encuentran empleo.
Figura 1: Principales hallazgos respecto a las consecuencias psicológicas de la situación de
desempleo en los jóvenes.
Fuente:
Álvaro, J.L. (1989). Desempleo juvenil y salud mental. En Bergere, J.; Alvaro, L. y Torregrosa, J.R
(coord.). Juventud, trabajo y desempleo: un análisis psicosociológico. (pp. 305 – 320).
Madrid: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
63
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Juventud, trabajo y desempleo: un análisis psicosociológico. (pp. 521 – 556). Madrid:
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.