textos emigrantes
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CLUB DE LECTURA IES Zizur BHI. Noviembre 2012
“Emigrantes” Shaun Tan.
Con este libro comenzamos las reuniones en esta nueva andadura del club de lectura. El 6 de
Noviembre, pusimos palabras a algunas de las imágenes que tanto nos habían impactado en
un intento de compartir los sentimientos, ideas e impresiones que habíamos vivenciado en la
lectura.
Esperamos que las disfrutéis y que os ayuden a recordar los buenos momentos que surgieron
mientras las oíamos y tomábamos el té y café que preparó Puy Zunzarren y el “bizcocho
pringoso” de dátiles con el que nos obsequió Teresa Choperena.
Comenzaremos con la poesía de Rosalía
de Castro que seleccionó Ángel Huarte de
la obra “A orillas del Sar”.. y a
continuación la poesía de Puy Zunzarren
con la música de “Maitetxu mía”
Era la última noche,
la noche de las tristes despedidas
y apenas si una lágrima empañaba
sus serenas pupilas
Como el criado que deja
Al amo que le hostiga,
Arreglando su hatillo, murmuraba
Casi con la emoción de la alegría:
-¡llorar! ¿Por qué? Fortuna es que podamos
Abandonar nuestras humildes tierras
El duro pan que nos negó la patria
Por más que los extraños nos maltraten
No ha de faltarnos en la patria ajena.
Y los hijos contentos se sonríen,
Y la esposa, aunque triste, se consuela
Con la firme esperanza
De que el que parte ha de volver por ella
Pensar que han de partir, ése es el sueño
Que da fuerza en su angustia a los que
quedan
Cuánto en ti pueden padecer ¡oh patria!
¡si ya tus hijos sin dolor te dejan!
EMIGRANTES
Buscando hacer fortuna como emigrante me fui a otras tierras y entre las fotos una me llevé envuelta p’a no olvidar. -Mira si llevas todo, ¡tú debes aguantar! y dentro de unos años tú nos reencontrarás cuando trabajes, mandes dinero… ¡Sí que te entenderás!, aunque te cueste, aunque te duela, aquí ya no se puede estar. Subí al barco el primero, sufrí de hambre, frío y tinieblas. Bajé a tierra el primero y me pararon p’a cachear, (bajé a tierra el primero y no sabía dónde empezar). Me ayudaron, me espantaron, ¡mi amor!, me equivoqué: no entiendo nada, no como nada, no puedo ni dormir…
Al recibir tu carta como un ave volé con fuerza, el trabajo era duro pero, con suerte, hice amistad. Me confortaron, me animaron. ¡Dios, lo que compartí!. ¡Cuántas miserias! ¡Cuántas desgracias! La vida viene así.
¡Maitetxu mía, Anetxu mía!. ¡Ya estáis ahora aquí!, todo es distinto, todo es difícil es la hora de ayudar al que no sabe, al que no encuentra y se debe habituar. Solo con el cariño vas adelante en cualquier tierra. Sólo por un buen gesto dejas aparte tu gran dolor. Para el amor no hay lenguas, es lo que hay que aprender: a dar aliento, romper barreras. La vida es comprensión y SOLIDARIDAD.
Puy Zunzarren
Seguiremos con los textos que nos han enviado, Piluka Labayen, e Irati Goikoetxea.
“Bajó del barco que le había llevado a ese
nuevo mundo; el aire era húmedo y frío, se
le colaba a través del tejido gastado de su
traje. La maleta pesaba demasiado y la
cuerda que sujetaba la cerradura
estropeada empezaba a romperse.
Se le acercó un animal con una cabeza
desproporcionadamente grande, ojos
mínimos y una lengua afilada y puntiaguda
que surgía de una boca enorme. El cuerpo
demasiado pequeño, sin pelo, terminaba en
una cola vivaz y saltarina más propia de
una lagartija que de un perro.
Se le quedó mirando. Suplicante, como
queriendo hacerse su amigo…”
Piluka Labayen.
Sabía lo importante que era atar bien aquellos cordones. Dos nudos… pensó…dos nudos serán
suficientes. Sólo deseaba que el zapato no le quedara grande al pie. Dos nudos serán
suficientes, pensó de nuevo, dos nudos serán suficientes para que el futuro se ajuste a mi pie.
Quería dar pasos seguros. Sólo eso. Asegurarse un camino firme.
Irati Goikoetxea
Terminaremos con el texto de Teyo López y la carta que ha imaginado Estrella Robres
.
NOSTALGIA
Todo su mundo parecía recluido entre las cuatro paredes de su
habitación. La mesa escritorio con los libros dispuestos para el uso, la cesta
con las vituallas y la lámpara de gas que alumbraba tras el crepúsculo eran
meras presencias apenas dispensables. La ventana iluminaba el recinto con
esa luz lechosa propia de los días tristes. Incluso un pajarillo de enorme pico,
presto al trino sonoro, le era de escasa compañía y ningún consuelo.
El abigarramiento
del decorado de la ropa
tendida, de la
indumentaria colgando
del respaldo de la silla, de
las botas aún
desubicadas denotaba
una existencia
indiferente. Pero allí,
sentado a los pies de la
cama todavía por hacer,
de espaldas al mundo,
concentraba toda su atención en un soporte rectangular sujetado por
unas manos vigorosas con una determinación inusual. Los ojos repasaban
una y otra vez las efigies allí representadas. Eso era todo cuanto le
importaba: el tiempo detenido en el marco de tres vidas ausentes
capaces de llenar toda una existencia diferida.
Colgadas de la pared cual mariposas disecadas, adoptando diversas
formas, más rectangulares unas, descuidadas otras, algunas más breves
frente a las más amplias, expuestas a la lectura permanente se
encontraban las cartas desdobladas, retazos de su biografía emocional:
¡cuánta congoja y cuánta emoción contenida instaladas en las paredes de
su alma!
Teyo López Pinacho
Querida esposa, querida hija:
Parece que pasaron siglos desde que os dejé
atrás, ¡os echo tanto de menos! La decisión de
partir fue muy dura, pero os prometo que
pronto estaremos de nuevo juntos.
Los días pasan monótonos y grises, sólo se ve el mar hasta el horizonte, ese
mar que nos separa, profundo y oscuro. En el barco hay mucha gente,
rostros sombríos llenos de esperanza en su nuevo destino, como yo, pero me
siento muy sólo porque no estáis conmigo y ¡pienso tanto es vosotras!
Aún siento vuestro último abrazo y vuestras manos asiendo la mía. Mi
equipaje es muy ligero, pero vuestro amor ocupa toda mi mente, os llevo en
mi corazón.
Contemplo nuestra foto juntos y pienso en el día en que volvamos a
reunirnos. Mientras tanto mirad al cielo, de vez en cuando os llegará un
mensajero portador de noticias, que, como todos esos pájaros que vuelan
buscando su nuevo destino, ávidos de libertad, un día os traerá junto a mí.
Siempre vuestro,