TESINA DE GRADO de Gasparutti, Luisina Nazarena. "La crítica política en la historieta...
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ABSTRACT
El humor gráfico es un género que ha sido históricamente permeable a la crítica
política, y ha tenido un lugar destacado como portador de opiniones sobre los
diferentes regímenes políticos y las autoridades estatales. Partiendo de este supuesto,
nos propusimos analizar la historieta Mafalda de Quino durante su publicación en el
diario El Mundo entre 1965 y 1967, tiempo histórico marcado por el pasaje de un
sistema semi-democrático, tal la caracterización de Cavarozzi (1987), a un régimen
burocrático-autoritario. En tal sentido, y dentro de los márgenes de este recorte
histórico, nos proponemos analizar los mensajes políticos reconocidos en la obra de
Quino y comparar las formas o modalidades discursivas de las que se vale la historieta
humorística para tematizar los aspectos políticos de cada coyuntura histórica.
Teniendo en cuenta que en la Argentina ese período histórico abarca un gobierno
democrático y uno autoritario, describimos los distintos modos de configuración de la
política en el discurso de dicha historieta, organizando el análisis en dos partes que
toman como punto de inflexión el golpe de Estado de 1966.
PALABRAS CLAVE
Historieta – política – humor – sociosemiótica – años sesenta – Illia – Onganía
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Agradecimientos
A Lautaro Cossia, por su lectura detallista, su dedicación y su tiempo.
A Roberto Retamoso, por su tan buena predisposición.
A Agostina, por ser más que mi hermana.
A mi familia, por (absolutamente) todo.
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ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN
1.1. Presentación
1.2. Planteamiento teórico-metodológico del problema de investigación
1.2.1. Estado del arte
1.2.2. Algunos conceptos básicos
1.2.3. Delimitación del corpus
1.2.4. La historieta, un producto del siglo XX
1.2.5. El autor
1.2.6. Breve reseña histórica de la Argentina de Mafalda
1.2.7. Mafalda y sus medios
1.3. Una tipología posible
2. PRESIDENCIA DE ILLIA. La crítica abierta
2.1. Caracterización negativa de los políticos
2.2. Caracterización negativa de los militares
2.3. Caracterización positiva de los políticos
3. PRESIDENCIA DE ONGANÍA. Mirando entre líneas
3.1. Caracterización negativa de los militares
3.2. Caracterización negativa de los políticos
4. A MODO DE CIERRE
5. BIBLIOGRAFÍA
6. ANEXO
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1.1. Presentación
El humor gráfico es un género que ha sido históricamente permeable a la crítica
política, y ha tenido un lugar destacado como portador de opiniones sobre los
diferentes regímenes políticos y las autoridades estatales. Partiendo de este supuesto
nos propusimos analizar la historieta Mafalda de Quino durante su publicación en el
diario El Mundo entre 1965 y 1967. Teniendo en cuenta que en la Argentina este
período histórico abarca un gobierno semi-democrático y uno autoritario, en el
presente trabajo se describen los distintos modos de configuración de la política en el
discurso de dicha historieta. Planteado este objetivo general, seleccionamos un corpus
de 36 tiras de acuerdo al reconocimiento político de los temas historietizados y las
dividimos teniendo en cuenta el momento histórico en que fueron publicadas: durante
el gobierno de Illia (entre el 15 de marzo de 1965 y el 28 de junio de 1966) o durante el
régimen de Onganía (entre el 29 de junio de 1966 y el 22 de diciembre de 1967, día en
que el periódico dejó de publicarse).
En las tiras de Mafalda, además de tomar en cuenta los mensajes icónico-textuales
que aparecen, intentamos comprender los mecanismos por los cuales el discurso
aparece bajo otras formas valiéndose del humor, los chistes y la comicidad. En función
de los objetivos comparativos fijados, llevaremos a cabo un análisis del discurso
historietístico. Este tipo de análisis “no es otra cosa que la descripción de las huellas de
las condiciones productivas en los discursos” (Verón, 1987: 127). Es decir, consiste en
comprender la producción del sentido a partir del análisis de ciertas huellas o marcas
que las condiciones de producción del texto dejan en él. El texto es comprendido como
«paquete textual» conformado por múltiples materias significantes, considerando así a
la historieta como un todo que incluye la palabra y la imagen.
El caso de Mafalda es un claro ejemplo de lo que Steimberg (2000) llama historieta
seria –un tipo particular que vio su oportunidad de protagonismo ante la decadencia
de las historietas de aventuras en los años sesenta. La historieta seria es la que integra
la ironía y el humor con la aventura y el horror, los saberes artísticos, ensayísticos y
políticos, y las críticas, opiniones y perspectivas en relación al contexto social, político y
económico en que se encuadra. Se trata de una nueva forma de narrar –ya que rompe
con las historietas cuya tematización se encontraba separada del contexto histórico y
político en el que se producía– que tiene como finalidad llamar a la reflexión de sus
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lectores, y es esto mismo lo que provoca Mafalda. A través de la técnica elegida,
buscamos detectar en el discurso de esta historieta las huellas que nos permitan
recrear determinados sentidos en relación al campo de la política.
La historieta es un género discursivo muy particular donde se combina la palabra
con el dibujo dentro de una serie de cuadritos contando una historia. Algunos autores
la clasificaron dentro de los géneros menores, clasificación dentro de la cual se hallan
también las series de acción, el afiche y las ilustraciones periodística y publicitaria.
A la hora de definir nuestro corpus seleccionamos aquellas tiras que hacen una
crítica a la política, la cual se define como la pretensión que tienen diversos grupos de
personas que forman parte del Estado de participar en él o de tener influencia en el
reparto del poder dentro del mismo. Como en el uso corriente del término, todo lo que
tenga carácter político tiene que ver con los intereses que circundan al poder y su
reparto, ya sea para otros fines o por el poder mismo. Partimos de este concepto para
organizar nuestro análisis en dos partes que toman como punto de inflexión el golpe
de Estado de 1966 que interrumpe el período democrático presidido por Illia. Tal
división se debe a que la Junta Militar que llevó adelante el régimen burocrático-
autoritario desde 1966 difiere significativamente de la fórmula que dirigía el sistema
semi-democrático (Cavarozzi, 1987) antes del golpe. Al ser grupos muy distintos los
que en estos gobiernos ejercieron la influencia sobre la dirección del Estado, cambió
de forma sustancial la situación política Argentina.
Para indicar la aparición de esta temática en las tiras de Mafalda utilizamos
conceptos que señalan la relación entre lo escrito y lo dibujado, como los de anclaje y
connotación (Barthes, 1974). La descripción de las tiras tendrá en cuenta la forma de
utilización de recursos gráficos y de entonación, palabras y expresiones, figuras
retóricas, globos de diálogo y la manera en que la historieta está organizada, entre
otras formas expresión. Finalmente, abordamos el contexto histórico –particularmente
hechos de la política nacional tratados por las tiras que conforman nuestro corpus-
como pieza fundamental para la reconstrucción del sentido del discurso analizado.
1.2. Planteamiento teórico-metodológico del problema de investigación
Enmarcado en la relación entre humor y política, en este trabajo se indaga la
configuración de la política en la historieta humorística desde una mirada
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sociosemiótica. A través del análisis de las historietas de Mafalda buscamos en las tiras
publicadas en El Mundo entre 1965 y 1967 los aspectos señalados sobre los políticos
argentinos que ejercían el poder sobre el Estado nacional.
La sociosemiótica o teoría de los discursos sociales busca dar cuenta de las
condiciones de producción y de reconocimiento de los discursos, y a tal fin su
estrategia es detectar las huellas o marcas aparecidas en el texto que evidencian
dichas condiciones para así poder comprender el sentido del discurso. Asimismo, esta
línea de estudio se interesa por los problemas que plantean las materias
translingüísticas: los factores paralingüísticos en el habla -acento, entonación, énfasis,
etc.- como también los fenómenos de la gestualidad. Al trabajar sobre la historieta,
que combina la palabra con la imagen, podemos encontrar estas huellas tanto a nivel
lingüístico como gráfico.
Dado que el objetivo del presente trabajo es describir los modos de configuración
de la política argentina en las historietas de Mafalda publicadas en el diario El Mundo,
la metodología seleccionada es de tipo cualitativa y el método utilizado es el análisis
del discurso. Las técnicas de análisis fueron seleccionadas para responder a los
distintos objetivos específicos.
Para el primero de ellos, que es caracterizar la situación política de la Argentina
durante la época de publicación de Mafalda en El Mundo, haremos una revisión
bibliográfica del contexto político de la época. Al tener un claro panorama de lo que
ocurría en el país entre 1965 y 1967 se podrá detectar la aparición de la temática en
las tiras analizadas. En segundo lugar, con el fin de establecer los modos en que
aparecen caracterizados los políticos del Estado nacional en Mafalda describiremos la
forma en que aparecen representados en las distintas tiras. Con las mismas se
conformará una tipología que organice dichas particularidades. La descripción de las
tiras tendrá en cuenta los recursos gráficos y de entonación, la forma en que están
organizadas, las palabras y expresiones utilizadas y las figuras retóricas, entre otras
formas de expresión. Por último, para establecer relaciones entre la situación política
de la Argentina durante la época de publicación de Mafalda en El Mundo y los modos
en que en ella aparecen caracterizados los políticos del Estado nacional realizaremos
una comparación entre la tipología lograda y las características contextuales
descriptas. Pretendemos un trabajo articulador de las particularidades de expresión
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que muestran las tiras a distintos niveles –lingüístico y gráfico- con el contexto al que
aluden y en relación al cual se expresan.
Nuestro análisis estará dividido en dos capítulos. Uno corresponde al período
previo al golpe de Estado de 1966, tiempo durante el cual Illia era presidente de la
Nación. En el otro se examinarán las tiras publicadas entre dicho golpe y el cierre del
diario El Mundo, cuando Onganía encabezaba el gobierno de facto. Dentro de cada
uno de estos capítulos, el desarrollo estará organizado según se refieran
negativamente a los políticos, negativamente a los militares o positivamente a los
políticos. Bajo cada una de estas tres categorías se conformarán series temáticas que
reúnen las tiras según las características que las mismas señalen sobre los políticos y
militares. La decisión de hacer una categoría específica para los militares se debe a que
las características otorgadas a los mismos se refieren a ellos de forma exclusiva y en su
calidad de militares-políticos y no de políticos específicamente.
Habiendo planteado nuestro problema, el marco teórico y metodológico de
abordaje y los objetivos de investigación, indagamos en el campo académico en busca
de trabajos que tomen el mismo objeto de estudio a fin de obtener un panorama de
los conocimientos existentes sobre nuestra área temática. Así, hallamos gran cantidad
de material acerca de distintos aspectos del género historietístico y de Mafalda en
particular.
1.2.1. Estado del arte
De entre los estudios ya realizados sobre la temática, se destacan los de Steimberg
(1977, 1998, 2000, 2001, 2003) sobre el género historieta y el humor gráfico en
general así como también sobre Mafalda específicamente. El autor tiene en cuenta
que la historieta se expresa en relación a la dimensión política e histórica de los
problemas analizados, trabajando desde una línea sociosemiótica. Asimismo, Oscar
Masotta (1982) realizó un gran aporte a los estudios sobre historietas desde lo
semiótico, interesándose por el signo y sus estructuras y la relación entre signo y
sujeto. Jorge Rivera (1989), por su parte, se refiere al tema de los géneros marginales,
dentro de los cuales aparece la historieta.
Tratándose del relato a cuadros nos resulta interesante resaltar los estudios de
Pierre Fresnault-Derruelle (1982) sobre la relación en este género entre la palabra y la
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imagen, así como también sobre la necesidad de distinguir los diferentes tipos de
globos de diálogo, ya que en sus formas podemos vislumbrar sentido.
Muchos autores, además de Steimberg, han analizado la historieta Mafalda en
particular. Entre ellos podemos destacar a Lucas Berone (2007), quien realizó un
análisis desde la semiótica rescatando el trabajo de Juan Sasturain. Berone (2009)
distingue las etapas del discurso sobre la historieta en la Argentina y además habla del
límite entre su función social o crítica y su función política o ideológica. Sasturain
(1995) se detiene a pensar en distintos aspectos de Mafalda, como ser las tapas de los
libritos, su grupo de amigos y el contexto de su publicación, entre otros. Martignone y
Prunes (2008) analizaron las tiras de los diarios desde Mafalda hasta la actualidad,
tomándola como punto de partida para así limitarse a las historietas relativamente
modernas, es decir, publicadas luego de las décadas de 1940 y 1950 –reconocidos
como los años dorados de la historieta argentina. Por su parte, Gociol y Rosemberg
(2003) aluden a ciertos aspectos de esta historieta poniéndola en relación con su
contexto, declaraciones de Quino y aportes de otros autores.
Nos resultó interesante encontrar trabajos que tengan como eje la cuestión del
espacio, como son los de Héctor Fernández L´Hoeste (2009) y Rosa Aboy (2010).
Fernández L´Hoeste escribió un capítulo muy original donde pone en relación a la
ciudad con el humor argentino, comparando la Buenos Aires de Mafalda con la Nueva
York de Boogie el aceitoso, de Fontanarrosa. Por otro lado, Aboy se refiere a la vida de
la clase media argentina en los departamentos.
Desde un punto de vista más relacionado a lo cultural aparecen los trabajos de
Laura Sández (2009) e Isabella Cosse (2010). Sández estudia a Mafalda desde la
perspectiva de las vanguardias estéticas y hace también análisis del discurso alrededor
de algunos conceptos como “extranjero” y “clases sociales” y Cosse, por su parte,
muestra algunas marcas en las cuales se puede notar que Quino saca a la luz las
contradicciones y ambigüedades de la clase media ante cuestiones políticas, sociales y
culturales.
Finalmente, esta historieta fue tema de otras tesinas de grado. Por ejemplo, la de
Bernardi y Macharelli (2008) gira en torno a la vinculación entre los temas tratados en
Mafalda y las noticias del diario El Mundo durante el período en que fue publicada en
ese medio, y la de Gamaleri y Martínez (2009) trata la construcción discursiva que de
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la sociedad argentina se hace desde la historieta Mafalda y qué efectos de sentido
permiten su vigencia en la actualidad.
A partir de estas lecturas rescatamos conceptos que sumamos a nuestra caja de
herramientas, con la cual realizaremos el análisis del discurso de Mafalda. De este
modo, resulta necesario aclarar a qué nos referimos con los términos utilizados a lo
largo del presente trabajo.
1.2.2. Algunos conceptos básicos
Partiendo del enfoque sociosemiótico, al hablar de discurso nos referimos a los
textos o «paquetes textuales», es decir, conjuntos conformados por múltiples materias
significantes (Verón, 1987) –como la palabra y la imagen, en el caso de nuestro objeto.
Los discursos se clasifican géneros discursivos, que son “tipos relativamente estables
de enunciados” que cada esfera de la actividad humana elabora según el uso que hace
de la lengua (Bajtin, 1982: 250). La historieta fue categorizada dentro de lo que
algunos autores llamaron géneros menores –definidos por Steimberg (2000) como
aquellos sectores marginados, que no se consideraban como espacios de
intelectualidad–, clasificación dentro de la cual se hallan también las series de acción,
el afiche y las ilustraciones periodística y publicitaria. Al trabajar con la historieta
estamos frente a un género de discurso muy particular, pues se combina la palabra con
el dibujo dentro de una serie de cuadritos consecutivos para contar una historia. La
historieta es un género a cuadros, una forma de relato, literatura o narrativa dibujada
(Sasturain, 2006). Podemos también reconocer que en este género aparecen dos
planos de discurso: uno corresponde al diálogo entre los personajes –o entre ellos y el
lector si lo interpelan directamente– y el otro se da entre el autor de la historieta y los
lectores mediante los personajes.
Mafalda se encuadra dentro de un tipo de historieta al que se denomina tira
cómica –comic strip en inglés–, que es “el origen de la historieta como medio, y
además es un género caracterizado por códigos formales y estéticos muy específicos”
aunque también limitados (Martignone y Prunes, 2008: 7). La tira cómica sería aquella
historieta compuesta por cuatro o cinco viñetas consecutivas con contenido
humorístico que cuentan un chiste y que son casi siempre autoconclusivas
(Martignone y Prunes, 2008). Sin embargo, Steimberg no ubica a Mafalda en el lado de
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las historietas sino entre éstas y los cartoons, que consisten en un único cuadro cuya
temática se basa “en los asuntos políticos y sociales de actualidad. El cartoon ironiza
casi siempre sobre el tema tratado, convirtiendo a sus personajes –cuando los tiene–
en meros vehículos de una proposición conceptual original acerca de la situación”
(Steimberg, 1977: 97). Si bien a lo largo de nuestro trabajo nos referimos a Mafalda
como historieta, aclaramos que la entendemos en el sentido que describe Steimberg:
una historieta que se vale de ciertas particularidades propias del cartoon.
El caso de Mafalda es un claro ejemplo de lo que Steimberg (2003) llama historieta
seria, diferente a la de aventuras. En la historieta seria se nota la aparición de nuevas
miradas, otros mecanismos constructivos, y hasta influencias de otras artes como el
cine, la literatura y los géneros televisivos. Este tipo, surgido en los sesenta, deja de
lado a las historietas de aventuras –que se orientan al mero entretenimiento–, ya que
tiene como finalidad llamar a la reflexión de sus lectores. Con este término Steimberg
identifica a Mafalda con las viejas historietas «infantiles», leídas por los chicos pero
sólo entendidas por algunos adultos informados. Sin embargo, el calificarla como
«seria» no nos impide identificarla como «de humor», ya que al mismo tiempo que
hace pensar, hace reír. Con esas características podríamos comparar la tira humorística
con cualquier espectáculo televisivo o teatral que provoque ambas cosas, pero aun así
hay algo distintivo.
El humor gráfico se diferencia de otros tipos de humor porque la imagen de su
autor aparece despersonalizada en varios sentidos: por su condición no presencial; por
la articulación del dibujo impreso con los otros textos de la publicación en la que
aparece –diario, revista, semanario–; por el efecto de enunciación institucional del
medio gráfico en que tiene lugar; y por su rol socialmente definido, limitado y
previsible como historietista (Steimberg, 2001). De hecho, Quino no aparece más que
a través de sus historietas; las tiras de Mafalda se relacionan con el resto del
contenido del medio en el que fue publicada; lo que ella expresaba en algún sentido
era lo que quería decir el diario o revista en el que aparecía; y hay una expectativa de
la sociedad en cuanto a que Quino sea un historietista que cause la risa y que sea un
crítico con audacia, inteligencia y hasta ternura.
De este modo, en Mafalda el discurso aparece bajo distintas formas valiéndose de
recursos del campo humorístico, como ser los chistes y la comicidad. Para distinguir
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estos conceptos decimos que en el humor hay un compromiso del propio locutor de la
humorada, el cual expresa un sufrimiento en lo que dice y el receptor del dicho
humorístico es involucrado en el efecto de placer, el cual resulta de la subordinación
de la ofensa para resaltar la “grandeza del yo”. Lo cómico pone en juego la mirada: no
se hace sino que se descubre en los movimientos, las formas, las acciones o los rasgos
de carácter de una persona, animal u objeto donde ocurre una convergencia de
sentidos discordantes que quiebran lo previsible. Por otro lado, en el chiste el
componente gracioso se deposita sobre un tercero con quien se comparte una
agresión común (Steimberg, 2001).
Dado el objetivo de este trabajo, nos es preciso aclarar que el término política
refiere a la acción de dirigir o influir sobre la dirección de un Estado, el cual se define
como “la comunidad humana que en el ámbito de determinado territorio […] requiere
exitosamente como propio el monopolio de la violencia física legítima” (Weber, 1984:
5). De este modo entendemos a la política como la pretensión que tienen diversos
grupos de personas que forman parte del Estado de participar en él o de tener
influencia en el reparto del poder dentro del mismo. Es a partir de esta noción que
nuestro análisis diferencia el gobierno democrático del dictatorial, ya que en cada uno
de ellos es distinto el grupo de personas que forman parte del Estado y se produce un
quiebre en la forma de reparto del poder.
Sentados los lineamientos que guiarán nuestra investigación y dada la gran
cantidad de tiras publicadas de la historieta Mafalda, procedemos a delimitar un
recorte de nuestro corpus, que será el material concreto sobre el cual trabajaremos.
1.2.3. Delimitación del corpus
El corpus de estudio está conformado por 36 tiras de Mafalda de las publicadas en
el diario El Mundo entre el 15 de marzo de 1965 y el 22 de diciembre de 1967. Las
mismas fueron seleccionadas por referirse directamente al gobierno de turno,
políticos, legisladores, militares y autoridades en general del Estado nacional.1
Para poder examinar las 36 tiras elegidas precisamos dar a conocer algunas
cuestiones relacionadas, por un lado, al género historietístico en sí y, por otro, a
Mafalda y su autor. Describiremos brevemente los personajes de la tira y también los
medios en que apareció y el contexto histórico en el que fue publicada la historieta de
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Quino en el diario El Mundo poniendo el acento en las cuestiones políticas, que son el
foco de interés para este trabajo.
1.2.4. La historieta, un producto del siglo XX
Para comprender el funcionamiento de este género tan particular consideramos
pertinente hacer una mirada histórica sobre la historieta, identificando los puntos más
importantes de su historia que fueron dándole forma y sentido hasta llegar a su
formato más actual. Revisando esta retrospección descubrimos que la tira de Quino
surge en un momento de crisis de la historieta de aventuras, abriéndose las puertas a
la llegada de un nuevo tipo de tira cómica de la cual Mafalda es representante.
Como explica Masotta (1982), el nacimiento de la historieta se suele reconocer
mayormente emparentado al desarrollo de los medios gráficos masivos y la innovación
en técnicas de impresión en Estados Unidos a fines del siglo XIX. Aunque la página de
humor ya tenía lugar en los diarios, la historieta humorística moderna nació de la
mano del dibujante Richard Outcault. En 1895 –el mismo año en que los hermanos
Lumière proyectan la primera película cinematográfica- publica en el New York World,
de Joseph Pulitzer, una ilustración titulada «At The Circus In Hogan’s Alley», a la cual le
seguirían una serie de dibujos del mismo tipo. Estas publicaciones mostraban escenas
de la perturbadora vida de un niño vestido de camisón amarillo y sus compañeros del
callejón que habitaba. Sobre la vestimenta del chico se leían frases inescrupulosas y
mal escritas desde el punto de vista gramatical. A finales del año siguiente Outcault
lleva sus personajes al periódico de William Hearst, el New York Journal. La serie no
tardó en cambiar su nombre a «The Yellow Kid» («El niño amarillo»), como ya lo
llamaba la gente por el color de su camisón. Este famoso personaje hizo que se
comenzara a denominar periodismo amarillo a la prensa sensacionalista de la cual el
periódico de Hearst formaba parte. Se considera que este trabajo de Outcault inauguró
la historieta moderna, ya que incorporó recursos muy utilizados en la posterioridad,
como ser los globos de diálogo, la continuidad de la historia y la permanencia de los
personajes (Masotta, 1982).
Durante las décadas de 1920 y 1930 el cómic norteamericano experimentó un
buen crecimiento y desarrollo en medio del auge de la fotografía, el cine y la
publicidad. A mediados de los años treinta aparece la historieta en un formato nuevo:
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el comic book, una revista dedicada a un único personaje –muchas veces un
superhéroe– cuyas aventuras se narran dentro de cada libro y puede continuar en
volúmenes siguientes. El book “constituye una verdadera revolución y una inversión
del orden de las prioridades” (Masotta, 1982: 79), principalmente porque cambió el
público y porque se creó un medio de comunicación independiente de las limitaciones
y exigencias de los periódicos. Además, en la historieta no depende todo del dibujo
sino que “es un «paquete» de mensajes donde las decisiones morales se hallan en la
base de su estructura” (Masotta, 1982: 68).
Desde 1946 los cómics de aventuras comenzaron a perder calidad y contenido de
humor. Sin embargo, comenzada la segunda mitad del siglo resurge la historieta
humorística con tiras como Peanuts, de Schulz –conocida en Argentina con el nombre
de su protagonista, Charlie Brown–, que atrajeron a un público más selecto. Esta
historia, que encierra exclusivamente a niños y al perro Snoopy, fue una de las fuentes
de inspiración para la famosa creación de Quino. Peanuts y Mafalda tienen en común
el tener personajes de niños que tratan problemáticas de adultos, característica que
los distingue de la mayoría de las tiras con chicos, las cuales suelen tener un público
infantil.
A diferencia de Estados Unidos y Europa, las tiras cómicas en nuestro país
aparecieron publicadas por primera vez en revistas y no en diarios (Martignone y
Prunes, 2008). Steimberg (1977) divide la historia de la historieta en Argentina en tres
etapas. La primera sería lo que el autor denomina «edad antigua», que incluye a los
precursores del género entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Las primeras
historietas se publicaron en revistas tales como El Mosquito, Don Quijote, PBT y Caras
y Caretas. En esta última se publicó Viruta y Chicharrón (1912), la primera historieta
nacional en utilizar los globos de diálogo. Los diarios que iniciaron la inclusión de la tira
cómica fueron Crítica, La Prensa y El Mundo (Masotta, 1982), en el que se publicaron
las tiras que conforman el corpus de este trabajo. Esto indica que en El Mundo, para
cuando Mafalda fue publicada, la historieta ya tenía su lugar ganado. La segunda
etapa, la «edad media», se desarrolló entre 1930 y mediados de la década de 1940.
Son ejemplos de este período historietas como El Tony (aparecida en 1928) y Pif-Paf,
así como también las revistas Patoruzito y Rico Tipo. Durante este tiempo se
consolidaron los géneros y el público de la historieta argentina. Si bien muchas
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publicaciones aún se acomodaban a los mandatos morales, políticos y educativos de la
época, empezaron a aparecer revistas nuevas que provocaron una ruptura con dichos
preceptos y reivindicaron a la historieta como género artístico. La última etapa
nombrada por Steimberg es la que comprende desde mediados de la década de 1940,
coincidiendo con la aparición de Juan Domingo Perón en la escena política nacional. Es
en esta época que la historieta logró transgredir sus propios límites al tornarse más
reflexiva de sí misma generando otra interacción con los lectores y ampliando sus
recursos.
Según Masotta, la historieta argentina tiene tres propiedades específicas: la
construcción de un estilo original en base al modelo de las producciones
estadounidenses; el éxito de la historieta folklórica; y un amplio desarrollo de la
historieta humorística con distintas ramificaciones –una de las cuales corresponde al
humor de Mafalda, “portadora de una ideología liberal y pacifista, explicitando
constantemente cuestiones referidas a la vida social, al status, a la política de las
naciones” (Masotta, 1982: 144).
En los sesenta sucedió la decadencia de los cómics de aventuras, los cuales fueron
superados por el cine y la televisión. Esta caída, lejos de ser el fin de la historieta –
como muchos llegaron a creer–, significó la oportunidad de protagonismo para la
historieta seria. Así fue que mientras las revistas de humor argentinas entraban en
decadencia –en gran parte por la preferencia de los diarios por las tiras extranjeras
(Martignone y Prunes, 2008)– nacía Mafalda. Ya en los setenta resurge la revista
humorística con los ejemplares de Hortensia y Humor Registrado, pero sobretodo en
esta época se consolida la tira cómica en los diarios, reforzándose en las décadas
sucesivas la idea de la contratapa del periódico como página de humor.
Como capítulo de esta historia aparece Quino, un dibujante mendocino que siendo
muy joven se trasladó a Buenos Aires para cumplir su sueño de ser dibujante de
historietas. En su larga carrera realizó una sola tira cómica diaria con continuidad y
permanencia de personajes, el resto de sus trabajos se trataron más bien de chistes de
página completa con poca recurrencia a las palabras y dibujos tan simples como
detallados en la línea. A fin de comprender una parte importante de las condiciones
de producción de Mafalda, como es la historia de quien la dio a luz, hacemos un breve
repaso de la biografía del autor.
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1.2.5. El autor
Hijo de inmigrantes andaluces, Joaquín Salvador Lavado nació en la ciudad de
Mendoza el 17 de julio de 1932. El apodo por el cual se lo conoce, Quino, lo lleva
desde chico. Su familia lo llamaba así para diferenciarlo de su tío Joaquín Tejón, un
dibujante publicitario gracias a quien descubrió su vocación a la edad de 3 años
(Quino.com.ar). En 1945, con sueños de infante, Quino terminó la primaria y decidió
ingresar a la Escuela de Bellas Artes. Su mayor anhelo era publicar en la revista Rico
Tipo, que había comenzado a editarse.
En la década de 1950 decidió aventurarse a cumplir su sueño: ser un dibujante de
historietas. Con ese firme objetivo viajó a Buenos Aires y empiezó a recorrer las
redacciones de los distintos medios gráficos de la ciudad. Sin embargo, en 1953 debió
abandonar momentáneamente su trabajo para cumplir con el servicio militar. Según
cuenta el autor de Mafalda, esa experiencia fue angustiante pero compartir su vida
con muchachos de diferentes sectores sociales “fue una ruptura muy grande”
(Quino.com.ar) a partir de la cual sus dibujos empezaron a mostrar algo diferente. Esto
resulta interesante al ver que en Mafalda el personaje de Felipe suele tener pesadillas
relacionadas con el servicio militar, su mayor temor.
De vuelta a la ciudad, Quino debió vivir en condiciones un tanto precarias en una
pensión. Aún así siguió recorriendo los medios en busca de un espacio hasta que llegó
“el momento más feliz” de su vida cuando se publicó su primera página de humor en el
semanario Esto es (Quino.com.ar). A partir de esta publicación en 1954 comenzó a
hacer tiras para distintos medios como Vea y Lea, Leoplán, Damas y Damitas, TV Guía,
Usted, Che, Panorama, Atlántida, Adán, y el diario Democracia, entre otros. En 1955
Quino logró publicar regularmente en Rico Tipo, Dr. Merengue y Tía Vicenta, trabajos a
los que se sumaron luego ilustraciones para campañas publicitarias, y en 1963 se editó
Mundo Quino, su primer libro.
Su inserción en el mundo laboral lo hizo conocer a varios dibujantes que se
convirtieron en influencias artísticas. Uno de ellos fue Lino Palacio y, según cuenta el
propio Quino en su página web oficial, lo que más influyó en él de este dibujante
“fueron sus historias sin texto y el manejo del tiempo entre un cuadro y otro, también
una temática más amplia y universal que el resto de los dibujantes argentinos”
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(Quino.com.ar). Otros artistas a quienes admiró fueron Oski, Luis Medrano y Divito –
conocido por sus Chicas y El otro yo y el Dr. Merengue.
Haciendo un recorrido de sus influencias artísticas podemos comprender mejor su
forma de expresarse a través de la historieta. Cuando Quino tenía 18 años conoció las
publicaciones de Bosc y Chaval en Paris Match y se dio cuenta de cuál era el tipo de
humor que le interesaba, “sintético, sin texto, directo, con una gran dosis de
surrealismo pero, sobre todo, completamente alejado del humor costumbrista”
(Quino.com.ar). El francés Chaval –Yvan Le Louarn– se destacó por tener una técnica
perfecta, de eficacia absoluta, donde no había un solo trazo de más; Jean-Maurice
Bosc resaltó por ser un crítico implacable del militarismo, la temática común en sus
chistes (Ciberniz.com). Esta concepción del humor gráfico lo marcó en toda su carrera,
aunque más aún en los trabajos que no tenían que ver con Mafalda, en los cuales se
valió más del dibujo que de la palabra. Para crear los fondos de los dibujos, Lavado se
basó en el trabajo del inglés Ronald Searle. Finalmente, a Sempré lo considera –junto
consigo mismo– uno de los últimos exponentes del humor humanista, “no
contaminado por la sátira política del momento” (Quino.com.ar). Quino admite que los
dibujos que contienen este tipo de humor no provocan la carcajada inmediata sino que
deben ser observados detenidamente y razonados.
Tras el golpe de 1976 Quino y su esposa decidieron trasladarse a Milán. Según él,
estando a la distancia su humor se hizo “menos vivaz pero tal vez algo más profundo”
(Quino.com.ar). De ahí en adelante hizo publicaciones con los personajes de Mafalda
para fines específicos como la campaña mundial de la Declaración de los Derechos del
Niño –a pedido de UNICEF– y la de odontólogos argentinos (LASAB) sobre higiene
bucal, entre otros. En 1984 firmó contrato con el Instituto Cubano de Arte e Industria
Cinematográficos (ICAIC) para la realización una serie de cortometrajes basados en sus
tiras de humor que se llamó Quinoscopios. Además, durante estos años se lo ha
condecorado en distintos países con numerosos premios y reconocimientos, se han
hecho homenajes a su carrera y muestras de sus dibujos.
En cuanto a su creación más famosa, la única tira cómica de su carrera, se puede
decir que tuvo una aparición casi accidental. Su personaje estrella había sido pensado
como actriz secundaria de una tira publicitaria que nunca se realizó, y terminó
teniendo historia propia. Antes de describir esta historieta y su paso por distintos
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medios, contamos a grandes rasgos qué ocurría en el país durante la publicación de
esta tira en El Mundo a fin de contextualizar las aventuras de Mafalda y sus amigos.
1.2.6. La Argentina de Mafalda. Breve reseña histórica
Cuando Mafalda comenzó a publicarse en el diario El Mundo el país tenía como
presidente a Arturo Humberto Illia. En cuanto a lo económico, el Estado hacía una
intervención importante gracias a lo cual se vivió una etapa de recuperación a nivel
industrial y de exportación. Además, se implementaron políticas con el objetivo de
restituir la situación previa al golpe de la Revolución Libertadora, pero esto no era
bienvenido entre los sectores liberales y progresistas (Romero, 2007).
Teniendo como contexto internacional a la Guerra Fría, la intervención
estadounidense en el conflicto de Vietnam y el de Santo Domingo, y el fin del período
Kennedy, en América Latina sucedió a partir de esta década una ola de golpes de
Estado en aquellos países donde se sentía la amenaza comunista. En el caso argentino,
la dictadura tuvo lugar debido en parte a que en la década del sesenta reinaba la idea
de que el país se conduciría siempre hacia el atraso económico y que para cambiar ese
destino había que romper con las formas democráticas que se venían implementando.
En este pensamiento tuvo mucha influencia la decepción general del gobierno de
Frondizi (De Riz, 2000).
La economía sufrió una transformación importante en esos años. El sector
industrial y el agrario resultaron beneficiados, formando parte de una etapa de
crecimiento comenzada con Illia y que continuaría hasta los años setenta sin que este
desarrollo lograra notarse mientras sucedía. La modernización trajo aparejada una ola
de éxodo rural a partir del cual se conformaron las villas de emergencia alrededor de
los principales focos urbanos. La educación se convirtió en la principal vía de ascenso
social y apareció entre las clases media y alta la novedosa figura del ejecutivo.
Los militares veían cada vez con mayor alarmismo al comunismo. En 1966 comenzó
una nueva etapa de la historia política nacional al ocurrir el golpe de Estado de la
Revolución Argentina, que destituyó a Illia de la presidencia, lugar que pasó a ocupar
Onganía. Tomamos como referencia este punto para hacer una división en nuestro
análisis, separando un período democrático de uno dictatorial.
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El nuevo gobierno impuso el Estatuto de la Revolución Argentina, prohibió la
actividad de los partidos políticos y hubo represión en universidades y ámbitos
culturales. A nivel económico las políticas brindaron cierto crecimiento pero con
limitaciones y beneficiando mayormente a los grandes empresarios. Las políticas
gubernamentales redujeron las medidas del Estado benefactor impulsado por Perón
pero no dejaban de ser políticas intervencionistas (Romero, 2007).
1.2.7. Mafalda y sus medios
Rodeada por este contexto durante su publicación en El Mundo, la historieta
Mafalda cuenta la vida cotidiana de una típica familia de clase media porteña de la
década de 1960. Las tiras narran las vicisitudes de una niña en su relación con su
familia y su pandilla de amigos del barrio San Telmo de Buenos Aires. Los personajes
que habitan los cuadritos son muy particulares y entre todos hacen reflexionar a los
lectores sobre cuestiones que preocupan al país y a la humanidad entera.
Gracias a la universalidad de los temas que trata, Mafalda ha recorrido el mundo.
Pasó de las páginas de los diarios a libros de historietas y fue traducida a alrededor de
12 idiomas (Gociol y Rosemberg, 2003). Aún hoy se la puede ver como motivo de
adorno en distintos objetos de consumo y hasta se escuchan frases como «es una
Susanita» para referirse a la mujer que sueña con casarse y tener hijos.
Mafalda constituye una obra central en el desarrollo de la narrativa dibujada
argentina y sus personajes han sido reconocidos como parte de un fenómeno que se
considera tradicional de la cultura popular nacional. Se puede encontrar su figura
sentada sobre un banco en una esquina de San Telmo, así como también su nombre en
una placa recordatoria en la puerta del edificio de Chile 371, lugar que ella –en la
ficción– y Quino –en la realidad– habitaron.
Todo comenzó cuando Miguel Brascó -un periodista, humorista y amigo de Quino-
lo contactó para que realizara una tira cómica a pedido de Agens Publicidad (Lavado,
1998). La idea era hacer un comercial encubierto insertando la tira en algún medio. La
agencia necesitaba promocionar una nueva línea de electrodomésticos de la compañía
Siam Di Tella llamada Mansfield, por lo cual los personajes de la historieta debían tener
nombres que comenzaran con la letra M. Es por esto que uno de ellos se llama
Mafalda, nombre que surgió de la película «Dar la cara»2, donde hay una beba que
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lleva ese nombre (Todohistorietas.com.ar). Sabiendo que Quino deseaba dibujar una
tira con niños, Brascó le recomendó que combine las historietas Peanuts y Blondie. El
resultado fue una familia de clase media compuesta por el padre, la madre y sus dos
hijos, siendo el niño el protagonista y su hermana Mafalda una nena malhumorada que
jugaba con su muñeca. La agencia arregla publicarla en Clarín pero al notar la
publicidad encubierta el medio rompe el acuerdo. La campaña queda trunca y también
la misma producción de los productos Mansfield.
A pesar de no haber cumplido su cometido original, las tiras dieron a Quino una
oportunidad para insertarse como historietista en el suplemento Gregorio de la revista
Leoplán, dirigida por el mismo Brascó. Allí se dan a conocer sólo tres de las tiras
pensadas para Mansfield. Luego se empieza a publicar la tira bajo el nombre de
Mafalda, como el personaje que la protagoniza. Durante los casi nueve años en que
apareció pasó por distintos medios gráficos.
El 29 de septiembre de 1964 se publica la primera tira de Mafalda en el semanario
Primera Plana. En este medio fueron publicadas en total de 48 tiras, dos por semana.
El jefe de redacción era Julián Delgado, gran amigo de Quino en esa época. La revista
se originó en 1962, promovida por grupos cercanos a la facción de «los azules» –sector
militar que pretendía la normalización institucional– para apoyar su postura (Romero,
2007). Con un formato copiado a las estadounidenses Time y Newsweek (De Riz, 2000)
y dirigida por Jacobo Timerman, esta revista dio nuevas características al periodismo
argentino al mismo tiempo que reflejó la compleja situación de la cultura nacional.
Tuvo un rol fundamental en la educación de las clases medias y altas de la época. Les
brindaba también lo que había que saber sobre la vida moderna, los últimos avances
científicos, la literatura latinoamericana –en pleno auge– y el consumo. Al tratarse de
un semanario sobre actualidad nacional e internacional, el autor de Mafalda reflejó en
la historieta las preocupaciones y temas de interés del momento (Vila y Barragán,
2006). Previo al golpe de 1966 Primera Plana formó parte de una intensa «campaña
antigubernamental» opositora al gobierno de Illia, al que condenaban de ineficiente
(De Riz, 2000).
El personaje Mafalda tiene seis años al principio de la tira y ocho al final. Sus
comentarios y preocupaciones desentonan con su edad pero reflejan las inquietudes
sociales de la época. Es una nena muy curiosa y reflexiva, por lo que vive haciendo
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preguntas que incomodan a sus padres (ClubCultura.com). Levanta la bandera de la
paz, la liberación de la mujer, la democracia y los derechos humanos a la vez que odia
la injusticia, la guerra, las armas nucleares, el racismo y el hambre. Mafalda considera
que a causa de todo esto el mundo está enfermo, por lo que se encarga de poner en
cama al globo terráqueo, controlarle la temperatura y cuidarlo con preocupación. En
una oportunidad llegó inclusive a sacarle las cremas de belleza a su madre para
ponérselas al globo. En un futuro a Mafalda le gustaría estudiar idiomas y trabajar
como intérprete para las Naciones Unidas con la idea de colaborar con la paz mundial.
En lo personal le gustan Los Beatles y detesta la sopa.
La madre de Mafalda, Raquel, dejó sus estudios en la juventud para casarse, formar
una familia y ser ama de casa. Su hija suele lanzarle indirectas acerca de la mediocridad
de la vida que lleva porque cree que fue un error el haber abandonado sus estudios
por la familia. El padre –cuyo nombre no se da a conocer– trabaja en una oficina de
seguros. Se lo suele ver leyendo el diario pero su mayor hobbie es cuidar sus plantas y
por lo tanto sus más grandes enemigas son las hormigas. Con un sueldo modesto,
tiene que arreglárselas para llegar a fin de mes, ahorrar para las vacaciones y pagar las
cuotas del auto –un Citroën 2CV. Se pone nervioso ante los planteos de Mafalda sobre
cosas de adultos, por lo que muchas veces tiene que medicarse con las píldoras
Nervocalm.
Más tarde Felipe se incorporó al «elenco». Con un año más que su amiga, este
vecinito del edificio podría considerarse su opuesto salvo en cuanto al gusto por Los
Beatles que comparten. Se trata de un niño soñador, indeciso, despistado, tímido y
perezoso. Felipe es un amante de las historietas de aventuras, especialmente de las de
El Llanero Solitario. Odia la escuela y todo lo relacionado con ella (ClubCultura.com).
También lo caracteriza el ser enamoradizo, pues vive sonrojándose cada vez que ve
pasar a la chica que le gusta. Para la creación de este personaje Quino se basó en Jorge
Timossi, un técnico químico que pasó de los laboratorios a las páginas de los diarios al
convertirse en periodista y fundador de la agencia Prensa Latina (Rodríguez, 1999).
El paso de Mafalda por Primera Plana llegó a su fin cuando en 1965 un diario del
interior decide comenzar a publicar la tira, pero intentar conseguir los originales el
autor descubre que la revista que la publicaba la consideraba de su propiedad. En
desacuerdo con esto, Quino se retira de Primera Plana y así se termina también su
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amistad con Julián Delgado. Una semana después, el 15 de marzo de 1965, Mafalda
comienza a aparecer en El Mundo gracias a la recomendación que hizo Brascó a Carlos
Infante, director de dicho medio.
El Mundo resaltaba por ser uno de los periódicos más populares e independientes
de Buenos Aires. Fue el primer tabloide de la ciudad y comenzó a ser publicado por la
editorial del inglés Alberto Haynes a principios de 1928. Era un matutino ilustrado que
llevaba bajo su nombre un dicho del filósofo Gracián: «Lo bueno, si breve, dos veces
bueno», lo cual se reflejaba en “su estilo de notas cortas, con títulos intencionados e
incisivos” (Bernardi y Macharelli, 2008: 30). Se presentaba como una alternativa
estilística a los diarios La Prensa, La Razón y La Nación, además de tener otro tamaño
de hoja y costar la mitad de precio. Entre sus muchos escritores y colaboradores
estuvieron Roberto Arlt, Landrú, Bernardo Neustadt y Jacobo Timerman. Aunque el
diario no mostraba una tendencia ideológica explícita, la editorial Haynes se volcó
hacia el peronismo en 1946. La mejor época de El Mundo a nivel periodístico fue la
década de 1960 pasando a ser uno de los preferidos de la clase media porteña.
Al pasar de un semanario a un diario, Quino comienza a publicar tiras mucho más
empapadas de los temas de actualidad. Así, los asuntos políticos y los temas de interés
general –como, por ejemplo, el daño que causaba la televisión– comenzaron a
aparecer en el desarrollo de las historias de Mafalda, razón por la cual nuestro corpus
está compuesto por tiras publicadas en este diario. A dos semanas de mudarse al
nuevo medio, Quino empieza a ampliar la galería de personajes dando cabida a tres
nuevos amiguitos del barrio.
Uno de estos niños es Manuel Goreiro, más conocido como Manolito, se inició en
la tira el 29 de marzo de 1965 y también fue inspirado por una persona real. El
verdadero se llamó Anastacio Delgado –padre del director de Primera Plana– y fue un
inmigrante español, dueño de la Panadería y Confitería Delgado ubicada en Defensa y
Cochabamba -barrio de San Telmo (Rodríguez, 1999). Con algunas diferencias que lo
distancian del real, Manolito es un niño bastante bruto, desprolijo, ambicioso y
materialista pero a la vez muy tierno. Su sueño es ser rico como Rockefeller y tener
una cadena de supermercados. A comparación de Mafalda, no le gustan Los Beatles ni
los hippies (ClubCultura.com) pero sí la sopa. Su personalidad es en parte producto del
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carácter de su padre, un inmigrante español obsesivo del trabajo y de aspecto similar a
su hijo.
Otra amiga nueva en la tira fue Susana Clotilde Chirusi, que se inició en la tira el 6
de junio del mismo año. A pesar de tener igual edad que Mafalda, sus intereses
diferencian en grande a las dos niñas. A Susanita le gusta jugar a la mamá y soñar con
su premeditado futuro: casarse con un hombre rico y buenmozo, ser ama de casa y
tener muchos hijitos. Se caracteriza por ser una nena chismosa, prejuiciosa, egoísta y
racista. Tiene rechazo a los pobres, no le interesa la realidad del mundo y se la pasa
despreciando a Manolito, a quien trata de «bestia». Susanita es también un calco de su
madre y aspira a ser como ella.
Sumándose a la banda, Miguelito se encuentra con Mafalda en la playa durante su
veraneo en 1966. Miguel Pitti es soñador e inocente y se cree el centro del mundo.
Vive reflexionando acerca de asuntos del sentido común y de cuestiones filosóficas de
la vida. Su familia consiste en un padre autoritario y una madre que sólo se interesa
por la limpieza de su casa, así como también un abuelo fanático de Mussolini
(ClubCultura.com).
En los diálogos con sus amigos Mafalda no hizo caso omiso a los acontecimientos
del momento, exponiendo su descontento en relación a los procesos
antidemocráticos. Sin embargo, esto no impidió que continúe siendo publicada e
inclusive sus tiras fueron compiladas y publicadas en libritos ese mismo año, teniendo
gran éxito de ventas. Los libros se editaron en varios países, pero en España –la
«segunda patria» del autor– la censura franquista hizo que los editores deban ponerle
en la tapa una franja con la leyenda «para adultos».
Finalmente, los problemas económicos que atravesaba El Mundo y que no le
permitían cumplir con el pago a sus trabajadores pusieron punto final al periódico el
22 de diciembre de 1967. Por seis meses la historieta no apareció en ningún medio
hasta que los responsables de redacción de Siete Días Ilustrados, donde Quino tenía
una página de humor, reemplazaron su sección con las tiras de Mafalda. Esta revista
había comenzado como un suplemento semanal del diario La Razón y al poco tiempo
la Editorial Abril comenzó a publicarla de forma independiente. Se caracterizó por
relatar historias impactantes, tener grandes fotografías y también por impulsar la
aparición de modelos en la tapa (ClubCultura.com).
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De esta forma Mafalda volvió a los medios gráficos pero esta vez multiplicada.
Desde el 2 de junio de 1968 la página de humor de Quino estuvo compuesta por cuatro
tiras de la historieta y un pequeño dibujo garabateado. Al tratarse nuevamente de un
semanario, las tiras debían ser entregadas con quince días de anticipación y esto no le
permitía al autor seguir la realidad del día a día, y por esta razón las publicaciones de
Mafalda en esta revista no fueron consideradas para nuestro corpus. Quino decidió
incluir en la página un dibujo tipo boceto, sin la prolijidad de la historieta, que trate
algún tema de actualidad y que pueda ser agregado a último momento antes de la
impresión.
Para introducirse en este nuevo medio «Mafalda» envía una carta al director de
Siete Días, la cual fue publicada antes de que empezaran a aparecer las tiras. Allí Quino
hace una presentación del personaje resumiendo su historia y contando que su
hermanito Guillermo ya había nacido. Guille aparece por primera vez el 2 de junio de
1968 y, como todo bebé, es inocente y está guiado por sus instintos. Le encanta mirar
fotos de Brigitte Bardot y dibujar en las paredes. Es el único personaje que va
creciendo con el correr de las tiras (ClubCultura.com). Para crear este niño Joaquín
Lavado se inspiró en su propio sobrino Guillermo, quien hoy en día es flautista de la
Orquesta Sinfónica de Chile y profesor universitario (Rodríguez, 1999).
No es casual que tras los episodios ocurridos en el país aparezca en Mafalda una
pequeña niña que representa a la izquierda y se declara socialista (ClubCultura.com).
Libertad fue el último personaje en darse a conocer, el 15 de febrero de 1970. Su
característica más llamativa es su pequeñez –es más bajita que Guille– pero detesta
que la gente haga comentarios al respecto. Le gusta la simpleza de la gente simple
pero a veces habla de forma complicada. Su madre es traductora de francés y viven en
un departamento muy pequeño. Por otra parte, ese mismo año la familia de Guille y
Mafalda adquiere una mascota: la tortuga Burocracia.
Con un adiós anunciado desde mayo a través de los dibujos bosquejados al
principio de la página, el 25 de junio los personajes de Mafalda se despidieron
definitivamente del público que los siguió durante casi nueve años. El propio Quino
justificó la retirada de la tira diciendo: “Cuando uno tapa el último cuadrito de una
historieta y ya sabe cuál va a ser el final es porque la cosa no va”
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(Todohistorietas.com.ar). Por respeto a los lectores, Joaquín Salvador Lavado decidió
dar fin a la historia Mafalda y continuar haciendo humor con otros personajes.
Explicitadas las cuestiones teóricas y metodológicas que seguirá esta tesina y
habiendo planteado un panorama básico del tema que nos interesa, pasamos a la
observación concreta del corpus elegido para vislumbrar en él la configuración que
esta historieta hace de la política argentina.
1.3. Una tipología posible
En los capítulos subsiguientes realizamos el análisis del corpus desde una
perspectiva sociosemiótica, según la cual podemos desentrañar el sentido de un
discurso indagando las condiciones en que se dio su proceso de producción, que se
comprende a partir de las marcas o huellas que aparecen en el discurso mismo. En
palabras de Verón:
“La posibilidad de todo análisis del sentido descansa sobre la hipótesis
según la cual el sistema productivo deja huellas en los productos y que el
primero puede ser (fragmentariamente) reconstruido a partir de una
manipulación de los segundos. Dicho de otro modo: analizando productos,
apuntamos a procesos” (Verón, 1987: 124).
De este modo, el siguiente desarrollo se basa en las huellas aparecidas en las tiras,
tanto a nivel gráfico como lingüístico y considerando las historietas como «paquetes
textuales» conformados conjuntamente por ambas sustancias expresivas.
El total del corpus fue organizado primero según el período presidencial en que
aparecieron en El Mundo. En segunda instancia, agrupamos por separado las tiras
referidas negativamente a los políticos, negativamente a los militares –con referencia
específica a este grupo– y positivamente a los políticos. Finalmente realizamos una
subdivisión según características específicas que en algunos casos aparecieron de
forma reiterada.
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2.
PRESIDENCIA DE ILLIA
La crítica abierta
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Illia había ganado la presidencia en 1963 con pocos votos y el partido al cual
representaba, la UCR del Pueblo, no contaba con la mayoría de las provincias ni de los
diputados. En comparación con el último gobierno de derecho, el de Illia dio un lugar
más importante al ejercicio democrático. El presidente se destacó por respetar las
normas, limitarse a los poderes atribuidos por la Constitución y buscar la conciliación.
A comparación de los mandatos anteriores, en el suyo no hubo estado de sitio ni
presos políticos y se brindaron las libertades indispensables en una administración que
tenía como ideal a Hipólito Yrigoyen (Portantiero, 1989). Sin embargo, esto no fue
suficiente, ya que los problemas de la Nación en el ámbito económico y social
precisaban de perspicacia, creatividad y soluciones rápidas que el gobierno de Illia no
parecía poder garantizar (Petrocelli, 2009).
De un conjunto de tiras aparecidas entre el 15 de marzo de 1965 –primera
publicación de Quino en El Mundo– y el 28 de junio de 1966 –último día de la
presidencia de Arturo Illia– fueron seleccionadas 26 tiras (N° 1 a 26). Entre ellas se
encontró una secuencia temática que abarca de las tiras N° 2 a 13 de nuestra
numeración y trata de Mafalda, Felipe y Manolito jugando al gobierno. En su conjunto,
estas tiras podrían considerarse una alegoría del gobierno real, es decir, “una
construcción de base metafórica que se extiende en el texto a lo largo de su totalidad
o de una sección amplia del mismo, estableciéndose un sentido directo, que es el que
aparece, y un sentido global figurado” (Albaladejo Mayordomo, 1989: 153). El resto de
las tiras no tiene una continuidad temática directa y extensa como la del juego de
gobierno sino que tratan temas más variados de la política y distanciados en el tiempo
de publicación. Algunas de las historietas forman parte de más de una clasificación.
2.1. Caracterización negativa de los políticos
Dentro de esta primera tipificación analizamos 18 tiras en que se otorgan
características negativas a los políticos. Teniendo en cuenta su alusión más directa los
clasificamos según se los identifique como: a) inútiles o innecesarios, b) ineficientes, c)
inestables, d) con mala imagen o reputación o e) inferiores.
a) En la categoría inútiles o innecesarios se incluyeron las tiras N° 1, 2 y 20.
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Tira N° 2
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
En la tira N° 2 se puede ver a Mafalda, Felipe y Manolito sentados alrededor de una
mesa y a Raquel interrogándolos sobre a qué están jugando. Ellos responden “al
gobierno” y a continuación la madre de Mafalda les advierte que no deben hacer lío. El
chiste es rematado por la contestación de los niños, quienes le aseguran: “Descuidá,
no vamos a hacer absolutamente nada”, mientras se muestran en posiciones de
dispersión. La caracterización se expresa de forma directa a nivel lingüístico con la
frase “no vamos a hacer absolutamente nada” y a nivel gráfico con las posturas
relajadas de los niños. El mensaje es resaltado con la tipografía en negrita y con un
cuadro que abarca mayor espacio que los precedentes. Los chicos se declaran
miembros del «gobierno» del cual se hace una metáfora a través del juego –la
metáfora es definida por Albaladejo Mayordomo (1989) como un tropo que consiste
en la transformación del significado de una vocablo mediante la sustitución de una
palabra por otra con la que tiene uno o varios rasgos semánticos en común.
Recursos gráficos similares son utilizados en las otras dos historietas que integran
esta categoría, en las que se dan los siguientes mensajes: «es una lástima que los
políticos no se vayan al extranjero» (tira N° 1) y «no tiene importancia lo que dicen»
(N° 20). En el primer caso se resalta la expresión “¡Qué lástima!” con una tipografía de
mayor cuerpo y la expresión triste del rostro de Mafalda. El tema de irse al extranjero
estaba en boga en el momento ya que muchos profesionales tomaron esa
determinación gracias a las oportunidades laborales que se les presentaba en otros
países. La referencia a los políticos está expresamente dicha en la voz de Felipe, a
diferencia de la tira N° 20 donde no se nombra a los políticos sino que Mafalda le
cuenta a su amigo su experiencia en el dentista, sobre lo que resuelve que “es uno de
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esos tantos lugares a los que la gente va, se sienta y abre la boca para no decir nada”.
Esto sucede en un contexto generalizado de poca consideración del trabajo de los
legisladores y políticos en general, a quienes se acusa de no hacer lo que dicen y
prometer un porvenir al que no parecen estar capacitados para hacer llegar a la
Nación. A estas críticas se les suman las relacionadas al segundo y tercer tipo de
nuestra tipología, como veremos a continuación.
b) El segundo tipo de caracterización se encuentra –al tratar de este gobierno–
muy emparentado al primero. Los políticos son definidos como ineficientes (N° 3, 5, 15
y 19).
Tira N° 19
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
Las características específicas que muestra Mafalda y que incluimos en esta serie
indican que el gobierno no se mueve ni tiene velocidad (tira N° 3), comete errores y
papelones (N° 15), y que el presidente “camina despacio”, es pachorriento como un
gusano (N° 19) y tiene estancados los proyectos de gobierno (N° 5).
A comparación del primer grupo de historietas que presentamos, en las tiras del
tipo ineficientes el sentido se produce sin utilizar recursos gráficos que lo resalten de
forma obvia. En la mayoría de ellas Quino incluye la metáfora, como cuando pone a la
Mafalda «presidente» junto a una cuna donde –según ella dice– “duermen todos los
proyectos de gobierno” (N° 5). También hace uso de este tropo al expresar que se
necesitaba un gobierno “wash and wear” (N° 15), haciendo referencia a la entonces
novedosa fibra sintética que no se arruga ni se plancha. «Sin planchas» es una
expresión del lunfardo que significa «sin desaciertos, errores, papelones o ridículo».
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Asimismo, la metáfora aparece en la comparación «evitada» –pero evidente al fin–
entre el presidente y un gusano (N° 19). En la tira N° 3 la indicación de lentitud del
gobierno se realiza mostrando a Mafalda hacer lo contrario a lo que se quiere expresar
–corriendo de un lado a otro– y así se da protagonismo a lo cómico, a la materia
gráfica por sobre la lingüística, siendo utilizada esta última más bien para rematar el
chiste y hacer anclaje –término definido por Barthes (1972) como una función del
mensaje lingüístico que ejerce un control sobre la interpretación del lector, guiándolo
entre los diferentes significados que pueda tener una imagen y haciéndolo elegir un
determinado nivel de percepción.
Tildar al gobierno de inútil, ineficiente y lento era una crítica generalizada, como lo
señala Mafalda al decir que iba a hacer una comparación –entre el gusano y el
presidente– pero que la misma “además de trillada es poco constructiva”. Se hallaba
instalado en el imaginario colectivo que el presidente Illia y el gobierno de turno era
pacifista al punto tal de llegar a un exceso de lentitud en las acciones de gobierno. Por
parte de los medios se acentuaba esta idea representando al presidente con una
tortuga. Por ejemplo, Primera Plana formó parte de una campaña antigubernamental
que ayudó al ascenso de Onganía. Parte de la misma fue la publicación –poco antes del
derrocamiento del gobierno– de una encuesta realizada entre un grupo de
profesionales que mostraba que el golpe “no horrorizaba tanto ni a tantos” (De Riz,
2000: 15), así como también fue nota de tapa una entrevista a la primera dama Silvia
Martorell, donde se la mostraba como una sencilla ama de casa (De Riz, 2000).
En nombre del orden, la modernización, la eficiencia y la grandeza se presentaba
una propuesta diferencial: el «cambio de estructuras». Mariano Grondona escribió en
Primera Plana que Onganía era la “última alternativa de orden y autoridad” (Romero,
2007: 168). Por su parte, Petrocelli describe al general como un hombre que era
conocido por su rectitud y austeridad, y que había organizado al ejército. “Argentina
reclamaba una mutación que la catapultara a la obtención de un destino de grandeza,
y Onganía pareció, en ese momento histórico, una figura clave para el logro de ese
objetivo” (Petrocelli, 2009: 173).
A conciencia del apoyo de los medios al derrocamiento del gobierno y
probablemente sintiéndose incluido entre quienes aportaron a su mala imagen, Quino
expresó: “Tanto por la ignorancia que teníamos acerca de las reglas del juego
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democrático como por la misma precariedad de estas democracias nos convertimos,
sin desearlo, en los mejores aliados del enemigo” (Lavado, 1998: 533). Por este motivo,
algunas de las tiras publicadas en El Mundo y tomadas para nuestro análisis no
aparecieron en los libritos que recopilaban esta historieta y recién se dieron a conocer
en Mafalda Inédita.
Por su parte, los políticos de la oposición tomaban estas características para
denigrar al oficialismo. Como ejemplo de esto, en marzo de 1965 el entonces diputado
nacional por el Partido Socialista Democrático, Américo Ghioldi, declaró –previo a las
elecciones parlamentarias de ese año– que el gobierno oscilaba “entre la
improvisación administrativa y la presión extracomicial, entre la demagogia y la
incompetencia, entre cuyos dientes se desgarran la democracia y la libertad”.3
c) El tercer tipo dentro de nuestra clasificación podría decirse que es resultado
directo de los dos anteriores y por lo tanto consideramos que se encuentran
articulados. Las historietas N° 6, 7, 17 y 27 conforman la serie inestables y reflejan
distintos aspectos de la inestabilidad. Una se refiere específicamente a la relación
entre el gobierno y los militares (N° 6). La N° 7 hace alusión directa al ministro de
relaciones exteriores y se lo caracteriza como vacilante y poco claro. Las tiras restantes
(N° 17 y 27) muestran la inestabilidad del gobierno en general y su futuro
desesperanzador. Se puede decir que esta calificación del mandato de Illia fue
sostenida durante su período presidencial, ya que entre estas dos historietas hay ocho
meses de distancia temporal.
Tira N° 27
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
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La metáfora vuelve a ser protagonista entre los recursos elegidos por Quino. En la
tira N° 27 se desarrolla la analogía dentro de globos con apéndice segmentado
(Fresnault-Deruelle, 1982), que se utilizan en la historieta para indicar el pensamiento
de los personajes o bien –como en este caso– un sueño. El gobierno es aquí
representado por el colectivo y por lo tanto se puede inferir que el conductor estaría
en lugar del presidente. Mafalda –en representación de los habitantes del país– se
sube al coche creyendo –como se lo indicó el chofer– que el mismo se dirigía hacia el
progreso y el bienestar. El conflicto aparece en el tercer cuadro cuando el coche
comienza a tambalear y Mafalda interroga al conductor, quien contesta de forma
vacilante. En la última viñeta las palabras de Mafalda hacen anclaje de la imagen. El 29
de mayo, dos días después de la publicación de esta viñeta, sucedieron dos hechos
particulares. Por un lado, el comandante el jefe del ejército, Pascual Pistarini, reprochó
al gobierno la debilidad e ineficiencia que tenía para enfrentar los problemas del país
(Petrocelli, 2009); y por otro, el Instituto Argentino de Opinión Pública designó a
Onganía como “el hombre del año” (Lavado, 1998: 563).
La tira N° 17 fue publicada en septiembre del mismo año y es similar a la 27, pero la
diferencia está en que la primera se centra en el mensaje lingüístico más que en el
gráfico. La metáfora se establece en este caso entre el gobierno y el estado del tiempo.
Mafalda enciende la radio y escucha que el locutor dice “inestable y empeorando
luego” –este mensaje aparece encerrado en globos con línea ondulada, indicando que
se trata de sonidos emitidos por la radio (Fresnault-Deruelle, 1982). Ella cree que el
mensaje se refería al gobierno, cuando en realidad había encendido el aparato en
medio del informativo del pronóstico meteorológico, produciéndose un
«malentendido» que es aclarado en los dos últimos cuadros.
La metáfora aparece también en la tira N° 6 donde los «militares» Felipe y
Manolito se presentan ante la «presidente» Mafalda con una olla y un colador de
cocina sobre la cabeza y una espada de juguete en la mano. El rechazo de la
«presidente» se muestra con una tipografía destacada en la palabra "¡Fuera!" escrita
en globo cero –texto no rodeado por línea alguna (Fresnault-Deruelle, 1982)–
abarcando todo el segundo cuadro. Esta actitud es enfatizada en el dibujo de los
«militares» que huyen corriendo de Mafalda, quien les arroja objetos para
ahuyentarlos. El chiste es rematado con una frase irónica de Felipe, quien le grita “¡Así
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nunca es la cosa!” y la palabra «nunca» aparece resaltada en negrita. Sin embargo,
Romero (2007) matiza el planteo de la historieta al decir que a pesar de que las
Fuerzas Armadas no estaban contentas con el nuevo gobierno, no ejercieron presión
contra él.
La inestabilidad del gobierno y su insistencia en que el camino que se estaba
siguiendo era el correcto suscitaba tantas críticas como su lentitud. Esta actitud
pacifista fue tildada por muchos como muestra de ineficiencia y lentitud generando
una “crisis de autoridad” (Portantiero, 1989: 316) que hacía inestable a su gobierno.
Los partidos políticos y la sociedad en general descreían de la democracia y para los
militares ella les obstruía el paso en su lucha contra el comunismo, al cual veían cada
vez con mayor alarmismo.
Asimismo, el tropo vuelve a hacerse presente en la tira N° 7 con el discurso
vacilante del «ministro de relaciones exteriores» Felipe, dentro del cual también se
hace uso de la aposiopesis –figura retórica que obliga al lector a completar la frase de
puntos suspensivos y comprender el sentido que se le quiere dar (Albaladejo
Mayordomo, 1989). El ministro al que se hace referencia fue foco de críticas por una
cuestión bien puntual. Quien ocupaba este cargo por ese entonces era Miguel Ángel
Zavala Ortíz, y en mayo de 1965 hubo disparidad entre él y el presidente Illia en cuanto
a la decisión argentina sobre la intervención de Santo Domingo. Zavala Ortíz quería
que se firme un acuerdo para que Argentina envíe tropas para apoyar a los Estados
Unidos en la intervención de la guerra civil que ocurría en la isla, junto con otros países
latinoamericanos. La intención del ministro era no permitir que la intervención sea
unilateral –de Estados Unidos solamente– pero Illia insistía en mantener la tradición
radical de no-intervencionismo. Por una parte, el comandante en jefe del ejército Juan
Carlos Onganía ejercía presión sobre el presidente para que acate la intervención, pero
por otro, se formó una movilización en contra de la decisión del ministro que reunía a
distintos grupos políticos –peronismo, desarrollismo, democracia cristiana, socialismo,
un gran sector del radicalismo, organizaciones estudiantiles y la CGT–, demorándose la
decisión del gobierno (Lavado, 1998). Finalmente, la Argentina no intervino en el
conflicto pero mientras duró la disputa entre el ministro y el primer mandatario la
posición del gobierno no era clara (Argentina-rree.com), dando una imagen de
indecisión.
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d) La cuarta serie que realizamos dentro de la categoría caracterización negativa de
los políticos es con mala imagen o reputación y está integrada por las historietas N° 10,
13, 14, 16, 21 y 25. En este tipo todas las tiras nombran al grupo al que critican, sin
dejar lugar a dudas sobre a quiénes se refieren.
Tira N° 25
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
Las formas de mostrar la mala imagen de la política, el gobierno, el presidente y el
Congreso son variadas. En la tira N° 25 se la define de forma expresa como mala
palabra y la idea aparece acentuada desde varios planos. En el segundo cuadro el
discurso del pensamiento de Mafalda abre la posibilidad de que Manolito diga
cualquier grosería comenzada con «p» al decir “esa mala palabra”. Además, la
probabilidad de que la palabra sea una grosería está dada por la calificación que hace
Mafalda de Manolito al decir “éste es capaz” y también porque dicho personaje tiene
características chabacanas. Al pronunciar «política» Manolito hace anclaje del
pronombre «esa» utilizado por Mafalda en el cuadro anterior.
La mala reputación de la política también es tema del chiste N° 21 en que Mafalda
señala una semillita con el meñique porque “¡el índice está tan usado en política!”. La
niña se refiere a que en los discursos políticos se señala con el dedo índice y este
ámbito tiene connotaciones negativas que se trasladan con la misma carga simbólica al
uso de dicho dedo para señalar en otras situaciones.
En cuanto a las tiras que se refieren directamente al gobierno, una expresa que la
primera acción de todo gobierno es pedir dinero o limosna (N° 13). Esta actividad no se
expresa en lo lingüístico, ya que en ningún momento se dice «dinero» ni «limosna»
sino que la idea está plasmada en el dibujo del último cuadro donde se puede ver a
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Mafalda, Manolito y Felipe –miembros del «gobierno» creado por los niños en su
juego- en la vía pública contra una pared sosteniendo un cacharro hacia los
transeúntes, al igual que lo hacen los indigentes. Está enfatizado a través de la voz de
Manolito, quien expresa que esta acción es “elemental”. Podríamos relacionar esta
acción del gobierno con la deuda externa y el poder que ejercían los organismos
internacionales acreedores del Estado, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional –a esto se refiere más específicamente la tira N° 4 de la clasificación e.
La otra tira que se refiere al gobierno también nombra al presidente. En la N° 10 se
da a entender que da miedo que siempre haya un presidente conduciendo el gobierno
en la democracia, puesto que ante la afirmación de Felipe de que “en la democracia
siempre hay un presidente que conduce el gobierno” Manolito reacciona preguntando
“¿siempre?” con expresión de miedo en el rostro. Esta tira se relaciona con la poca
consideración de la ciudadanía en cuanto a la democracia, ya que la misma no era
valorada al mostrar inestabilidad como resultado de su ejercicio. La mala reputación
del presidente en cuanto a su capacidad para llevar adelante un gobierno democrático
se muestra acentuada en el último cuadro resaltando la idea con recursos gráficos en
el dibujo y ampliando el cuerpo de la tipografía en la última pregunta de Manolito.
Asimismo, el presidente es criticado en la tira N° 14. En este caso la cuestión de la
imagen tiene más que ver con una acepción estética de la palabra. Tomando
nuevamente la comparación con la fibra sintética que no se arruga ni se plancha,
Quino se suma a otra tendencia de los medios que criticaban al presidente al bromear
con sus arrugas haciendo decir a Mafalda que “el país luciría mucho más presentable si
usara presidentes «wash and wear»”. De la mano con la imagen de «tortuga» que se le
asignaba a Illia, el tema de las arrugas viene a sumarse como motivo de burla hacia su
figura. Unos rescataban estas marcas cutáneas como síntoma venerable del paso del
tiempo y otros la veían como una característica que mostraba la calma y la bondad del
mandatario. Sin embargo, había quienes creían que esas arrugas mostraban el estilo
del gobierno a favor de la pacificación y la unidad sin poder resolver conflictos sociales
urgentes como el aumento de los precios o la baja del salario (Lavado, 1998).
Por otro lado, el Congreso es foco del chiste N° 16 en el cual se realiza una
metáfora entre el Congreso y el teatro infantil, expresando que ambos comparten
algunas características: “son todos buenos actores” y “el espectáculo es muy
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divertido”. Estas particularidades se evidencian como asumidas por la ciudadanía al
mostrar a Mafalda inferir con total naturalidad que la descripción de su padre se
refiere a los congresistas, mientras recorre el espacio con la misma velocidad
monótona e inalterable desde que entra al departamento. Finalmente el remate se
acompaña de una expresión triste en la cara de la niña, acentuando la negatividad
relacionada al Congreso.
Para la renovación de la Cámara de Diputados en marzo de 1965 el gobierno
levantó la proscripción al partido comunista y al peronista, consiguiendo éste más
cantidad de votos que el oficialismo. La Cámara quedó finalmente compuesta por
representantes de trece partidos y ninguno con la mayoría absoluta. Para comprender
esta situación es necesario considerar que el régimen electoral proporcional impuesto
por los militares a Guido –presidente de facto que precedió a Illia– dejó sin parlamento
al nuevo primer mandatario. Dicho régimen le impidió al poder ejecutivo conseguir la
mayoría de bancas en el Congreso, y por lo tanto obstruía también el ejercicio eficaz
del gobierno (Petrocelli, 2009).
e) La última clasificación dentro de esta primera categoría para las historietas
publicadas durante la presidencia de Illia contiene una sola tira (N° 4) y tiene que ver
con los políticos como inferiores. En este caso se trata de poner en relación a la política
argentina con el exterior, más específicamente con entidades internacionales: el Banco
Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Club de París.
Tira N° 4
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
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La referencia al presidente es expresa, como así también a las tres entidades
nombradas. Sin embargo, la relación de superioridad de dichos organismos y el deber
del presidente de acatar sus órdenes se muestra en forma de metáfora haciendo un
paralelo entre la relación Raquel / Mafalda (madre / hija) y BM-FMI-Club de París / Illia
(organismos internacionales / presidente nacional). Esta tira alude al contexto
económico del país, donde se estaban recibiendo representantes de dichas entidades,
quienes eran enviados para dar directrices sobre el accionar del gobierno en materia
económica.4
Más allá del uso recurrente de la metáfora, la mayoría de las críticas se muestran
abiertamente y sin rodeos, evidenciando que existía una amplísima libertad de
expresión y ningún miedo a recibir represalia por ello. La opinión expresada por esta
tira cómica sobre los políticos pareciera ser compartida por el común de la sociedad y
por muchos otros medios de comunicación que también tenían a los políticos del
gobierno de Illia como blanco de críticas y burlas señalando su incompetencia para
dirigir el Estado nacional. En todos los casos, la risa viene a reemplazar o a anteceder
una preocupación de los ciudadanos. Los puntos débiles de la política nacional –
inutilidad, ineficiencia, inestabilidad, mala imagen e inferioridad– son rescatados en
esta historieta para hacer chistes que además de provocar la risa permitan la reflexión
sobre hacia dónde se dirige el país y qué futuro podría conseguirse con aquel gobierno.
2.2. Caracterización negativa de los militares
La decisión de hacer un apartado exclusivo de la referencia a los militares tiene su
fundamento en que las críticas ejercidas contra este grupo son específicas de su
calidad castrense y no podrían ser aplicables a «los políticos» en general. Las fuerzas
armadas son un factor de poder, cumplen un rol como actor político y durante el
gobierno del presidente Illia aparecieron como una fuerza del Estado que puede
resultar amenazante y desestabilizadora de la democracia. En el período de Onganía,
por otra parte, este grupo pasa a ser la clase gobernante, adquiriendo un poder
político de otra índole: formalizados como gobierno nacional.
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Forman parte de esta selección las tiras N° 6, 8, 9, 18, 22, 23, 24 y 26, de las cuales
una integra también la categoría caracterización negativa de los políticos (N° 6).
Haremos una división entre: a) las tiras que hacen alusión a los militares de forma
exclusiva y b) las que tratan de los militares en relación a la figura presidencial.
a) En la primera serie de esta división, los militares de forma exclusiva, se dan los
siguientes sentidos: son una medida de presión y actúan dependiendo de cómo esté la
situación política (tira N° 18), han dado grandes sustos a la sociedad (N° 22), generan
terror, castigan y denigran (N° 23) y son unos estúpidos (N° 24).
Tira N° 18
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
En la tira N° 18 se utiliza la figura retórica paronomasia mediante la cual se
comparan dos significantes muy parecidos pero diferentes (Albaladejo Mayordomo,
1989): militares y milibares. La tira expresa que ambos tienen en común el ser una
medida de presión que depende de cómo esté la «atmósfera» –en el caso de los
militares, «atmósfera» hace referencia a la situación política. Esta característica se
otorga a los militares en general, incluyendo así una referencia al contexto
internacional también.
Según Petrocelli (2009) las fuerzas armadas veían necesaria la implementación de
una fuerte política de desarrollo económico para prevenir cualquier levantamiento
popular. Las presiones militares tuvieron que ver con cuestiones económicas pero
también políticas. En mayo de 1965 los mandos del ejército se habían disgustado con
el presidente por no haber accedido sus exigencias para enviar tropas a Santo
Domingo durante el conflicto civil.
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Otra de las historietas –en la que Felipe y Mafalda confunden al hermano de
Manolito, recién salido del servicio militar, con el niño– hace alusión a lo histórico al
decir “es uno de los sustos más grandes que nos han dado los militares” (N° 22)
indicando que ellos ya han asustado a la ciudadanía anteriormente. Hay que tener en
cuenta que la Argentina ya había pasado por más de un período de gobierno de facto
en que las Fuerzas Armadas tomaron el poder de la República. El último hasta ese
momento había sido el que derrocó al gobierno de Arturo Frondizi el 29 de marzo de
1962 y que estuvo presidido por José María Guido hasta el 12 de octubre del año
siguiente, cuando asumió Illia.
El miedo a los militares también es tema de la tira N° 23, en la cual se muestra una
escena de la imaginación de Felipe sobre el servicio militar donde un personaje con
vestimenta oficial –hacia quien después se dirigen como “sargento”– le dice a Felipe
“¡te mandaré al calabozo, por inútil!”. La escena es interrumpida por El Llanero
Solitario –un héroe de historietas leída por los niños de la época y del cual Felipe es
fanático–, quien acude para salvar al niño de ese castigo. Al introducir la figura de un
héroe popular que lo rescata del militar se abre un campo de sentidos que coloca al
mismo en un lugar de enemigo, aquel de quien hay que defenderse. Esta situación
puede ser vista también a través de la historia del autor, quien confesó que hacer el
servicio militar fue una experiencia muy angustiante que influyó en sus producciones.
Por último, el mensaje de la tira N° 24 es «los golpistas son todos unos estúpidos»,
lo cual se dice de forma directa. La motivación para esta tira fue el retiro de Onganía
de su cargo de comandante en jefe del ejército a fines de 1965, alegando que no se le
había consultado sobre el nombramiento del nuevo Secretario de Guerra (Lavado,
1998). Sin embargo, el contenido humorístico de la tira está centrado más bien en la
forma elegida para el discurso, pues el vocablo “¡estúpidos!” aparece escrito de
manera muy original y con un estilo relacionado al cine: el cinerama y el technicolor.
b) Las cuatro historietas de la serie que resta, los militares en relación a la figura
presidencial, contienen mensajes similares. La N° 6 –como ya se describió en el
capítulo 2.1.- hace referencia a los planteos de los militares al presidente. Las N° 8 y 9
señalan que los militares impiden llegar a la presidencia a quienes lo pretenden y la N°
26 concluye con ironía que ellos tienen más poder que los presidentes.
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La historieta N° 6 podría describirse en paralelo a la N° 18, ya que ambas se
refieren a ellos como un grupo de presión que puede desestabilizar la situación política
de un país. En este caso, Manolito y Felipe se presentan ante la «presidente» y
declaran: “Venimos a hacerte un planteo”.
En cuanto a las tiras N° 8 y 9 podría decirse que expresan una idea de fondo en
común, relacionada a impedir el ascenso de los presidentes o el ejercicio de los
gobiernos democráticos. En la N° 8 Manolito y Mafalda discuten porque ella quiere ser
presidente en el juego y Manolito se niega. En ambos personajes está la idea de que
sería innovador el hecho de que una mujer sea presidente, lo cual en palabras de
Manolito es “absurdo” y que “ni jugando a nadie que quiera innovar se lo deja ser
presidente”. No se nombra a los militares pero se comprende la referencia a ellos por
contexto y también en relación a la tira N° 9, la cual fue publicada al día siguiente.
Tira N° 9
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
En la N° 9 se hace un paralelo entre la situación de Mafalda en el juego y los
gobiernos reales, en que muchos que pretendían ser presidentes no pudieron serlo. Se
comienza con el uso de la ironía en el comentario de Mafalda en el primer cuadro. El
chiste está en el uso de la antanaclasis con la palabra “general”: en voz de Felipe como
sinónimo de «común» y en voz de Mafalda como referencia a los oficiales del Ejército.
Así, dan un doble sentido a ese vocablo indicando no sólo que son los militares quienes
dificultan el proceso democrático sino que esta situación la estaban viviendo muchos
gobiernos. Podemos ejemplificar con el gobierno de Goulart en Brasil, pero también
con las intervenciones de Estados Unidos en Vietnam y en Santo Domingo y con las
guerrillas que en muchos países latinoamericanos empezaban a tomar más
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consistencia después de la Revolución Cubana. El caso brasilero era de especial interés
para las Fuerzas Armadas argentinas, que observaban cómo en el país vecino un
gobierno militar que disolvió los partidos políticos encontraba éxito con la atracción de
capitales. Con Brasil en la mira, en el verano de 1966, unos meses más tarde de la
publicación de esta tira, se acrecentaron los rumores sobre un golpe militar en la
Argentina (Lavado, 1988).
Otra figura retórica aparece en la tira N° 26. En este caso el sentido se produce a
partir del paralelismo, repitiéndose la misma estructura sintáctica en los discursos de
los tres personajes que integran la historieta. En el globo de Susanita se expresa el
mensaje al que pretendía llegar el autor pero en forma de ironía: “Hay más militares
que presidentes y sin embargo mandan los presidentes”. Esta frase, emitida después
de las de Felipe y Mafalda, hace notar de inmediato su incoherencia con la realidad, ya
que las afirmaciones de estos dos personajes sí eran coherentes y reales.
De manera escrita o dibujada, la referencia a este grupo de poder es directa y
evidente. Los militares argentinos se ponen en paralelo a «los militares» en general,
sobre todo refiriéndose a la actuación de los mismos en otros países latinoamericanos
donde también la democracia se encontraba inestable. Podría decirse que la
caracterización negativa aparecida en las tiras tiene relación directa con la experiencia
del propio Quino en el servicio militar, que se puede ver volcada en la historia de
Felipe. Los temores que inspira el grupo a este personaje temeroso e inseguro se
manifiestan en las pesadillas que tiene, protagonizadas por generales que aparecen en
el papel de villanos en quienes se cristalizan el castigo, el maltrato, la denigración, el
encierro y la injusticia.
2.3. Caracterización positiva de los políticos
Las críticas negativas contra los dirigentes le ganan en número a las positivas, pero
aun así es posible rescatar en Mafalda tres ocasiones en que se resalta a la política en
un sentido positivo. En dos casos se trata más bien de la política como salvaguarda de
la democracia (tiras N° 10 y 11). Si bien esta forma de gobierno no tenía muy buena
reputación a mediados de los sesenta –como ya se explicó más arriba–, Quino la
rescató como valor en la historieta resaltando ciertos aspectos de ella.
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Una de estas tiras (N° 10) ya fue analizada en el capítulo 2.1. dentro de la serie d.
En esta parte del análisis resaltaremos otro campo de sentidos producidos en la misma
tira: “en la democracia todos debemos ser iguales” y que si no hay un presidente no
puede haber un gobierno democrático. Esta última idea entra en juego con lo
desarrollado en el punto 2.2. sobre los militares que impiden la asunción de los
presidentes y, en consecuencia, el ejercicio de la democracia.
Tira N° 11
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
La otra tira, publicada dos días después (N° 11), hace referencia a un tema de
actualidad muy candente: el comunismo. Este movimiento ponía en riesgo a la
democracia, y las políticas –no sólo de nuestro país– se abocaban a proteger a las
naciones de la temida «invasión comunista». Las ideas que se expresan en la tira con
relación a este tema son que hay temor del Estado frente a la amenaza de este
movimiento y que al haber un presidente se refuerza al gobierno democrático frente a
dicho peligro. Dentro del partido gobernante el tema de la infiltración comunista fue
polémico durante la invasión norteamericana a Santo Domingo, y algunos sectores
aprovecharon para culpar al radicalismo de debilidad frente a esta amenaza (Lavado,
1998).
En esta época Onganía iba adquiriendo cada vez mayor peso como militar, siendo
su prioridad el orden y la disciplina. El comandante se mostró adherente a la doctrina
de seguridad nacional según la cual las Fuerzas Armadas debían intervenir cuando los
valores de la Nación –que ellas decían representar– se vieran amenazados,
especialmente por el comunismo (Romero, 2007). Dicha doctrina, bajada de Estados
Unidos hacia América Latina, tenía como finalidad controlar y prevenir la posible
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invasión comunista a través del fortalecimiento de las fuerzas armadas
latinoamericanas y su ascenso al poder. Esto se dio en el contexto de la Guerra Fría
que enfrentaba al mundo occidental-capitalista, encabezado por los Estados Unidos,
con el oriental-comunista, centralizado en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS).
Por otra parte, hay una historieta (N° 12) que se publicó al día siguiente de la N° 11
y que se refiere específicamente a la situación de Perón como líder político desde el
exilio. Mafalda dice al respecto –pero sin nombrarlo– que “da mucho tono, formar un
gobierno en el exilio”. En las elecciones parlamentarias de 1965, el peronismo seguía
formalmente proscripto pero se puso en evidencia que Perón aún lideraba el escenario
electoral, siendo el sector sindical el fuerte de Augusto Vandor (Romero, 2007). Sin
embargo, la aparición de este tema es escasa, y al respecto Jorge Rivera dijo que en
Mafalda: “Se habla del fenómeno cubano pero no del peronismo. Es curioso” (Gociol y
Rosemberg, 2003: 176).
Lo curioso para nosotros es poder encontrar una caracterización de este tipo en la
creación de un dibujante que dice no tener un pensamiento político. En un reportaje
que le realizó Osvaldo Soriano para el diario La Opinión en 1972, Quino declaró: “Mi
drama es que yo no tengo ideas políticas. Me sentiría muy feliz de poder creer en algo.
Hay gente que dice que soy marxista, pero jamás leí a Marx, me da vergüenza decirlo
pero es así. Y no creo en nada”. Cuando el entrevistador le contesta que a pesar de eso
en sus trabajos se ve “una ferocidad tremenda contra determinadas formas políticas”
Quino responde que en realidad “la ferocidad está dirigida contra la condición
humana” (Gociol y Rosemberg, 2003: 176).
De ser así, se comprende que a pesar de tantas características negativas se pueda
rescatar un aspecto positivo de la política. Preservar la democracia implica resguardar
derechos humanos como los de libertad, justicia y diálogo, entre otros que las
dictaduras no permiten. Entonces, resaltar el papel innegable de la política en la
democracia tiene más que ver con recurrir a valores universales, algo por lo cual el
autor de Mafalda se caracteriza.
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3.
PRESIDENCIA DE ONGANÍA
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El gobierno de Illia fue depuesto por la Junta Militar el 29 de junio de 1966
quedando Onganía como presidente y en ese año terminó lo que varios autores
llamaron «el empate». Desde 1955 hasta 1966 existió una situación de equilibrio
político en el que se alternaron débiles gobiernos civiles y militares que representaban
posiciones opuestas pero que compartían como característica “el hecho de que su
perdurabilidad estuvo en jaque desde el momento mismo de su inauguración”
(Cavarozzi, 1987: 8-9). Durante ese período se intentaron establecer «semi-
democracias», lo cual llevó a que los procesos de transformación más importantes no
surgieran de las autoridades sino de las peleas entre ellas y distintos actores sociales.
La consecuencia fue la conformación de una estructura política en la que entraban en
juego dos bandos de poder: por un lado el Congreso y los partidos no-peronistas, y por
otro las negociaciones entre grupos de presión extra-partidarios. Desde 1966 en
adelante hubo distintos intentos fallidos de unificar el campo político que estaba
dividido, intentos que hicieron estragos a nivel de la organización e interacción de la
sociedad argentina (Cavarozzi, 1987).
Como mencionamos anteriormente, la particularidad de este período tiene que ver
con que el grupo al que se caracterizaba como «de presión» pasa a dirigir el gobierno
nacional. En este apartado se analizan nueve tiras de las publicadas entre el 29 de
junio de 1966 y el 22 de diciembre de 1967 (N° 28 a 36). A comparación de las
publicadas durante el período de Illia, no se encontraron chistes que hagan una crítica
positiva a la clase dirigente. Además, en este caso el orden en que presentamos las
caracterizaciones está invertido, primero desarrollamos la que se hace de los militares
y luego la de los políticos.
3.1. Caracterización negativa de los militares
Teniendo en cuenta que en este período son los militares quienes dirigen el
gobierno, no es casual que en este apartado haya menos tiras por analizar. Sólo tres
fueron seleccionadas aquí (N° 28, 34 y 35) y ninguna de ellas nombra al grupo criticado
sino que trata temas relacionados que sólo se comprenden por contexto.
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Tira N° 28
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
La tira N° 28 tuvo poco –o ningún– contenido humorístico. Mafalda aparece en
primer plano en una historieta con forma de cartoon. Con cara triste dice la frase
donde se vuelve a utilizar, aunque de forma más enfatizada, la figura aposiopesis:
“Entonces, eso que me enseñaron en la escuela……”. El peso está puesto en el
pronombre «eso», que aparece en mayor cuerpo y grosor que el resto del texto, y que
hace referencia directa al suceso del día: el golpe de estado de la Junta Militar. Así, el
pronombre estaría en reemplazo de los valores que se enseñan a los niños en las
escuelas, como la paz y la democracia.
El 29 de junio por la madrugada un grupo de oficiales del ejército exigieron a Illia la
renuncia a su cargo, a lo que él respondió: “Me quedo en el lugar donde la
Constitución y la ley me obligan a quedarme. Ustedes son insurrectos, yo cumplo con
mi deber” (Lavado, 1998: 563). Luego debió retirarse de la Casa de Gobierno.
La asunción de Onganía fue apoyada por varios sectores sociales que pretendían el
fin de la democracia «burguesa» (Romero, 2007). Entre quienes lo apoyaban estaban
las 62 Organizaciones y la CGT, la cual un año después retiro su respaldo al nuevo
gobierno (Lavado, 1998). Se creía que el nuevo gobierno reforzaría al Estado a través
de la autoridad y la reorganización apartando al liberalismo político y sentando las
bases para nuevas formas de representación. El objetivo principal de la Junta consistía
en modernizar el país impulsando un “modelo argentino” de crecimiento (Portantiero,
1989: 316). La Junta Militar disolvió al Congreso y confiscó a los partidos políticos,
concentrando el poder en manos del presidente. Reprimió al comunismo y a toda
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expresión de pensamiento crítico que disintiera con el gobierno de turno, poniendo a
las universidades en la mira del control anticomunista.
Las otras ideas que se expresan en relación a la política del momento son que los
“factores de poder” no permiten que la gente salga adelante y sea libre –lo que se
comprende también según el contexto internacional– (N° 34) y que se tortura para
hacer confesar (N° 35). En el chiste N° 34, Mafalda compara la situación de la
humanidad con la de una mosca que pretende atravesar el vidrio de una ventana pero
que se choca con él constantemente. Ella dice que lo que ambas tienen en común es la
dificultad para salir adelante y ser libres, pero la diferencia está en el obstáculo: para la
mosca es un vidrio y para la humanidad los factores de poder. Finalmente, el N° 35
utiliza el mensaje lingüístico como anclaje, dando así mayor espacio a un dibujo donde
se muestra a tres obreros trabajando en la calzada con distintas herramientas con las
que golpean la calle. Mafalda se detiene ante ellos y los interroga porque relaciona el
golpe de los obreros con las torturas.
En estas tres tiras se pone en juego la capacidad del autor para expresarse con una
serie de recursos que le permiten hablar también sin palabras. No por casualidad en
ellas el dibujo es protagonista y la palabra queda más bien relegada a una función de
anclaje, y que en ninguna se nombre al grupo al que se critica es sumamente
significativo. Seguramente expresarse abiertamente en contra de los militares
mientras ellos tenían el poder de ejercer la violencia a nombre del Estado no era una
opción para el autor.
3.2. Caracterización negativa de los políticos
En esta segunda caracterización fueron incluidas seis tiras, con las cuales se hizo
una subdivisión según se describa a los políticos como: a) inútiles o innecesarios, b)
inestables y c) con mala imagen o reputación.
a) En la serie inútiles o innecesarios se toma una única tira (N° 29).
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Tira N° 29
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
Con el pronombre demostrativo «eso» se da lugar a la imaginación de los lectores
para determinar el sentido. En el último cuadro se hace anclaje de la palabra “eso” a
“dirigentes políticos” y se entiende que en ellos pensó Mafalda al escuchar la radio.
Así, se adjudica a los dirigentes políticos aquello expresado por la radio en el primer
cuadro, por lo cual también se está diciendo que ellos no les sirven a los ciudadanos. La
idea de que no son necesarios se da desde lo lingüístico y en forma directa en el último
cuadro. La conclusión se expresa como pensamiento en globos en cadena y de borde
ondulado, acompañando la acción de Mafalda de alejamiento del teléfono.
b) Aparece, por otro lado, la característica de inestables en las tiras N° 30 y 36.
Tira N° 30
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
En la primera se hace una metáfora entre los gobiernos y los caramelos: ambos
duran poco tiempo. El punto de similitud –la duración– se dice en el tercer cuadro
como pregunta retórica. Argentina no era el único país donde los gobiernos eran
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inestables, sino que esta situación se daba en otros países, siendo el caso más cercano
Brasil, donde Goulart fue derrocado por un golpe militar. Por otra parte, en la tira N°
36 el recurso lingüístico en la última viñeta aparece haciendo anclaje de lo que se
mostraba en los dibujos de los cuadros. Vuelve a aparecer la metáfora, esta vez entre
los bolos de bowling tumbados y una crisis de gabinete.
c) La última serie incluida en esta categorización trata las tiras relacionadas a
políticos con mala imagen o reputación (N° 31, 32 y 33). En este caso volvemos a
encontrar una variedad de sentidos de lo que puede ser la imagen.
Tira N° 32
©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
En la tira N° 32 el chiste parte del concepto más llano de imagen, ya que se refiere
al reflejo de un objeto sobre una superficie. En este caso la superficie es una tetera, y
por la forma de la misma todo lo que se refleje sobre ella se verá deforme. Al pensar
“lo que debe ser la política reflejada en esta tetera”, Mafalda da a entender que la
imagen reflejada aumentaría la deformidad que la política ya tiene. Al mismo tiempo
hace anclaje de la imagen del tercer cuadro.
Las dos historietas restantes tienen que ver con la mala reputación de los
legisladores y autoridades en general. En la N° 31 se critica la ley de jubilación. En este
chiste vuelve a aparecer la figura antanaclasis, ya que se ponen en juego dos sentidos
diferentes del vocablo “ley”: en voz de Felipe se refiere a la autoridad de las normas,
elevándolas a su estatuto de superioridad sobre las acciones ciudadanas; en voz de los
ancianos se hace alusión a una ley específica, la de jubilaciones, y por lo tanto el
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sentido al que se refiere es “norma o regla establecida por la autoridad competente
para regular algo” (El Pequeño Larousse Ilustrado, 2008: 608-609).
A partir del golpe de 1966 regía el Estatuto de la Revolución Argentina, en el cual se
establecía que el presidente de la nación desempeñaría no sólo las funciones
ejecutivas sino también las legislativas –que le hubieran correspondido al Congreso,
que estaba disuelto para ese entonces. Los dictámenes que el presidente hiciera desde
su función legislativa tendrían jerarquía de leyes, y no de decretos-leyes (Petrocelli,
2009).
En la N° 33 la crítica se extiende a “las autoridades que permiten que nos roben”,
en la voz de Raquel. Este chiste fue publicado el 8 de julio de 1967, mismo día en que
el diario La Prensa publicó una noticia titulada «El costo de vida aumentó 29,8% en
doce meses». El periódico señala que según la Dirección Nacional de Estadísticas y
Censos “en el aumento de junio influyó principalmente el alza de los precios de las
verduras frescas, huevos y productos elaborados con harina de trigo”.5 Esta alza fue
consecuencia de la escasez de productos debido a las entonces recientes heladas
sufridas por los sembradíos.
La queja de la madre de Mafalda se dirige a un público que no sólo no la está
escuchando realmente –dentro del mundo posible de la historieta– sino que no la
considera. Se expresa que las autoridades no tienen en cuenta lo que piensan los
ciudadanos como Raquel, representante de la clase media urbana en la historieta. Esta
idea se da de forma literal en los últimos dos cuadros cuando ante la exclamación de la
madre “¡no estoy hablando sola, no señor!” Mafalda responde “¡Te parece, mamá, te
parece!”.
A comparación de las series que pudimos formar en el capítulo 2.1., aquí no
encontramos tiras que indiquen ineficiencia ni inferioridad. La caracterización de los
políticos ya no se dirige a una figura específica como el presidente –lo cual sí se hizo
presente durante el período de Illia–, sino que el blanco de críticas se torna más
general: los dirigentes políticos, los gobiernos, las autoridades, la política, un gabinete
y una ley. De este modo la crítica se hace más indirecta, exigiendo al lector estar
informado de los acontecimientos nacionales e internacionales de actualidad.
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4.
A MODO DE CIERRE
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Partiendo del supuesto de que en el humor gráfico podemos encontrar elementos
de crítica a regímenes y actores políticos, o la expresión de opiniones sobre
autoridades del Estado, en este trabajo describimos los distintos modos de
configuración de la política en el discurso de la historieta Mafalda, de Quino. Con este
objetivo, analizamos un corpus integrado por 36 historietas que fueron publicadas
entre los años 1965 y 1967 en el diario El Mundo. Desde una perspectiva
sociosemiótica y a través del análisis del discurso, pudimos dilucidar en estas tiras
distintas huellas que dan cuenta de las condiciones de producción de ese discurso. El
señalamiento de características de los políticos y militares que jugaban roles
protagónicos en la actualidad Argentina de esos años apareció tanto en forma de
dibujos como de palabras. Los atributos otorgados a dichos actores muchas veces se
pueden ver enfatizados a través de recursos gráficos –propios o no del género
historietístico– o expresados mediante figuras retóricas y tropos.
Se logró establecer una tipología a la cual designamos como «posible», ya que
consideramos que las clasificaciones propuestas en esta tesina no son las únicas
realizables. En todo caso, la que hemos presentado aquí se realizó en base a los
objetivos que guiaron la presente exploración y a las definiciones conceptuales
expuestas. De este modo, pudimos reconocer dos períodos históricos tomando como
punto de inflexión el golpe de Estado de 1966 que interrumpió un período
democrático, y en base a esto hicimos una primera clasificación: presidencia de Illia y
presidencia de Onganía.
En el capítulo sobre la presidencia de Arturo Illia el subtítulo «La crítica abierta»
hace referencia a que durante este período Mafalda se expresaba sin reservas en
contra de ciertas cuestiones políticas. Los políticos fueron el blanco de críticas y burlas
que señalaban su incompetencia para dirigir el Estado nacional, siendo sus «puntos
débiles» la inutilidad, ineficiencia, inestabilidad, mala imagen e inferioridad. Por otro
lado, los militares aparecen en el papel de villanos en quienes se cristalizan el castigo,
el maltrato, la denigración, el encierro y la injusticia. Asimismo, pudimos notar que se
señalaron características positivas de la política, ya que la misma permite preservar la
democracia y resguardar derechos humanos.
Para el desarrollo sobre la presidencia de Juan Carlos Onganía las tiras debieron
analizarse «mirando entre líneas» ya que, a comparación del capítulo anterior, las
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críticas aparecieron de forma más indirecta tanto a nivel lingüístico como en las
imágenes. De esta manera pudimos notar que el autor se valió de diferentes recursos
expresivos evitando las formas más explícitas, lo cual a su vez genera una mayor
exigencia al lector de estar informado sobre los acontecimientos de actualidad. Los
militares –en su calidad castrense– aparecen en este apartado como un grupo que
actúa en disonancia con los valores universales. A comparación de las críticas
realizadas durante el gobierno de Illia, aquí los políticos son criticados desde aspectos
más generales y no se les adjudican los rasgos de ineficiencia ni inferioridad.
En resumidas cuentas, estas fueron algunas de las dilucidaciones que se lograron
con la investigación realizada. Será la tarea de futuras investigaciones abordar aquellos
aspectos que han quedado fuera del presente trabajo o buscar respuesta a los
interrogantes que el mismo haya suscitado.
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Notas
1. No se tendrán en cuenta para nuestro análisis las tiras publicadas en Primera Plana y
Siete Días Ilustrados puesto que, a comparación de las que aparecieron en El Mundo,
no se hallaban en relación temporal tan cercana a los hechos de actualidad del
momento. Al tener una tirada semanal y ciertas restricciones en los tiempos de
entrega del trabajo, Quino no pudo seguir los temas políticos día a día en las tiras de
los semanarios.
2. Película argentina dirigida por José A. Martínez Suárez, estrenada en 1962.
3. Extracto de la nota “«Todo Pasa Como si el Gobierno Ocultara la Verdad», Dijo
Ghioldi”, publicada en el diario La Prensa del 12-03-1965 (año 96, 32.680, Buenos
Aires, p. 5).
4. Sobre este tema publicó el diario La Prensa en las notas “La Financiación Externa del
Programa Económico” del 04-04-1965 (año 96, 32.703, Buenos Aires, p. 1) y “Expúsose
al Presidente el Programa Financiero” del 05-04-1965 (año 96, 32.704, Buenos Aires,
pp. 1 y 3).
5. Extracto de la nota “El costo de vida aumentó 29,8% en doce meses”, publicada en el
diario La Prensa el 08-07-1967 (año 98, 33.504, Buenos Aires, pp. 1 y 6).
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BIBLIOGRAFÍA
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–––––––––––– (2001) Sobre algunos temas y problemas del análisis del humor gráfico en: Signo y Seña, N° 12, abril de 2001, consultado el 09-10-2010, disponible en: http://www.tebeosfera.com/1/Documento/Articulo/Academico/04/Steimberg.pdf.
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WEBER, M. (1984) La política como profesión en El político y el científico. Madrid: Alianza, consultado el 10-05-2012, disponible en: http://www.slideshare.net/tatyxxxx/ max-weber-politica-y-ciencia.
Páginas Web:
Ciberniz.com, de la Academia del Humor, Diccionario de Humoristas contemporáneos, consultado el 04-03-2011, disponible en: http://www.ciberniz.com/diccio.htm.
ClubCultura.com, iniciativa de Fnac España (Federación Nacional de Compras de Profesionales), Mafalda 40 años, El nacimiento de Mafalda, consultado el 04-03-2011, disponible en: http://www.clubcultura.com/clubhumor/mafalda/index/nacimiento .htm.
Todohistorietas.com.ar de GIUNTA, N., noviembre de 2000, consultado el 25-09-2010, disponible en: http://www.todohistorietas.com.ar/mafalda.htm.
Argentina-rree.com sobre Historia, Relaciones Internacionales y Estudios Judaicos, del Instituto Iberoamérica y el Mundo, Historia General de las Relaciones Exteriores de la República Argentina, consultado el 17-05-2012, disponible en: http://www.argentina-rree.com/13/13-040.htm.
Quino.com.ar, Sitio oficial de Quino, Biografía completa, 2010, consultado el 26-09-2010, disponible en: http://www.quino.com.ar/.
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6.
ANEXO
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Ma
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Corpus completo
Las tiras están organizadas cronológicamente en cuanto a su publicación en el diario El Mundo.
N° N° Tira Página en Toda Mafalda
Fecha de publicación en diario
Tomo original
1 5 49 Marzo 1965 * Mafalda
2 21 53 Abril 1965 * Mafalda
3 22 53 Abril 1965 * Mafalda
4 23 53 Abril 1965 * Mafalda
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5 24 53 Abril 1965 * Mafalda
6 26 55 Abril 1965 * Mafalda
7 1° 554 10/05/65 Mafalda Inédita
8 2° 554 11/05/65 Mafalda Inédita
9 3° 554 12/05/65 Mafalda Inédita
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La c
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figu
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la p
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eta
Ma
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10 4° 554 13/05/65 Mafalda Inédita
11 2° 555 15/05/65 Mafalda Inédita
12 3° 555 16/05/65 Mafalda Inédita
13 4° 555 17/05/65 Mafalda Inédita
14 1° 556 12/06/65 Mafalda Inédita
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La c
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ca p
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ica
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isto
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a. C
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Ma
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15 2° 556 13/06/65 Mafalda Inédita
16 103 73 19/07/65 * Mafalda
17 154 85 12/09/65 * Mafalda
18 155 85 13/09/65 * Mafalda
19 4° 556 08/10/65 Mafalda Inédita
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20 198 95 30/10/65 * Mafalda
21 223 101 24-28/11/65 * Mafalda
22 230 103 04/12/65 * Mafalda
23 234 104 08/12/65 * Mafalda
24 3° 557 12/12/65 Mafalda Inédita
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25 339 131 Marzo – Abril 1966 * Así es la cosa, Mafalda
26 4° 558 06/04/66 Mafalda Inédita
27 2° 559 27/05/66 Mafalda Inédita
28 1° 560 29/06/66 Mafalda Inédita
29 427 153 06/07/66 * Así es la cosa, Mafalda
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30 431 154 10/07/66 * Así es la cosa, Mafalda
31 518 177 05/10/66 * Mafalda 3
32 2° 241 02/07/67 Mafalda 4
33 3° 242 08/07/67 Mafalda 4
34 5° 243 15/07/67 Mafalda 4
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35 855 250 16/08/67 * Mafalda 4
36 955 274 29/11/67 * Mafalda 4
(*) Fecha más aproximada posible.
Imágenes de ©Joaquín Salvador Lavado (QUINO) Toda Mafalda – Ediciones de la Flor, 1993.
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